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PROPIEDADES FÍSICAS DEL SUELO

PARTE 1

Las partículas sólidas del suelo se unen entre sí de diversas formas, generando
unidades de mayor tamaño llamadas agregados, unidades estructurales o peds. El
arreglo que se produce con estos sólidos se denomina estructura del suelo.

FLOCULACIÓN
Es el proceso mediante el cual se unen las partículas sólidas del suelo entre sí,
obedeciendo a diferentes mecanismos físico-químicos. Ésta es realizada,
generalmente, por fuerzas electrostáticas entre aquellas partículas y otros
elementos del suelo como el agua o los cationes; esta unión no es permanente en
el tiempo y puede desaparecer fácilmente, al cambiar las condiciones que la
producen. También se puede producir mecánicamente, mediante la acción de
raicillas de plantas o de hifas de hongos (Baver et al, 1973); este último tipo se ha
llamado, algunas veces, bioestructura.

En el suelo este fenómeno se presenta muy influenciado por la presencia de


cationes polivalentes (Ca2+, Al3+, etc.), los cuales actúan como puente entre las
partículas sólidas cargadas negativamente o entre moléculas de agua unidas a las
partículas. A igual concentración de iones, el de mayor carga domina el proceso y
su efecto es más rápido y produce flóculos más grandes, entre mayor sea la carga.
Un problema práctico inherente a la floculación es que puede alterar la
determinación de la textura del suelo al impedir que se mantenga la dispersión del
suelo durante todo el tiempo que dura el análisis, debido a que partículas de
determinados tamaños se unen entre sí, formando pseudo-agregados de tamaños
mayores que, obedeciendo a la ley de Stokes, sedimentan con una velocidad mayor
que aquella a la cual lo harían las partículas individuales.

ORIGEN E IMPORTANCIA DE LA ESTRUCTURA DEL SUELO


Para que se consolide una unidad estructural o ped, se requiere que haya
inicialmente floculación. Para que los flóculos se mantengan unidos y estables frente
a las condiciones adversas del medio, se requiere que las partículas que ya están
unidas sean cementadas entre sí. Esta acción la realizan los coloides del suelo
(arcillas, humus, óxidos de hierro y de aluminio); los mecanismos propuestos por
Emerson para explicar la agregación de las partículas del suelo los analiza Hillel
(1998) y con base en esta discusión se presenta la Figura 3.2.

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FIGURA 1.1. Mecanismos de unión entre partículas del suelo para formar
agregados estructurales. (Elaborada con base en discusión de Hillel, 1998). En el
esquema de la Figura 1.1, las partículas de arena y de limo, mediante la
acumulación de complejos húmicos entre las superficies de los granos, pueden
unirse entre sí (2) o entre ellas y conjuntos de láminas de arcilla, bien sea por sus
bordes (1) o por sus caras (3). A su vez, los conjuntos de láminas de arcilla pueden
unirse entre sí, ayudados por los complejos húmicos colocados entre las caras de
las láminas (4) o entre las caras de un conjunto y los bordes de otro (5). Finalmente,
las arcillas pueden unirse entre sí, sin intervención de los complejos húmicos,
obedeciendo a fuerzas de atracción electrostáticas entre los bordes positivos y las
caras negativas de los conjuntos de laminillas (6), mecanismo, este último,
determinante en la agregación de suelos ácidos, según Emerson y Dettman, citados
por Baver et al (1973).

En el desarrollo de la estructura del suelo intervienen varios agentes como:

I. Los macro y microorganismos, tanto animales como vegetales, los cuales


ejercen una agrupación de partículas mecánicamente por medio de sus hifas
o de las raicillas. Estos organismos, luego, ayudan a cementar las partículas
entre sí, con sus exudados o con los productos de su descomposición. Como
se ha mencionado anteriormente, ésta es la bioestructura y es frecuente en
los horizontes superficiales de suelos desarrollados bajo praderas de
gramíneas cuyas raíces ocupan densa y completamente esa porción del
suelo. También se consideran como bioestructura los pseudoagregados
formados por los excrementos de las lombrices; cabe destacar que estas
unidades son de corta duración pues su estabilidad es muy baja.
II. Los ciclos de humedecimiento y secamiento son indispensables para que se
produzca la deshidratación progresiva de los coloides y la cementación final
de los agregados.

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III. La compresión, los iones, las sales y los coloides ejercen efectos mecánicos
y químicos sobre las partículas del suelo, uniéndolas y cementándolas.
IV. El manejo del suelo. Es un factor de especial importancia, sobre todo en lo
relacionado con la conservación de la estructura del suelo; sus efectos se
tratarán más ampliamente en apartes posteriores.

La estructura del suelo es una de sus principales propiedades, ya que el arreglo que
presente la fase sólida está determinando el espacio que queda disponible para las
otras dos fases de éste: la líquida y la gaseosa; puede decirse que esta propiedad
es la que controla las interrelaciones entre las diferentes fases físicas del suelo y la
dinámica de líquidos y gases en él, ya que tiene una influencia directa en
propiedades como porosidad, densidad aparente, régimen hídrico, régimen térmico,
permeabilidad, aireación, distribución de la materia orgánica, entre otras; por lo
anterior, no es casual que se estime la degradación de un suelo de acuerdo con el
grado de deterioro de su estructura.

La estructura puede mitigar los efectos nocivos que puede tener la textura en el
medio físico del suelo; así, por ejemplo, un suelo bien estructurado puede reducir, y
hasta eliminar, los problemas de mal drenaje, baja permeabilidad y poca aireación
inducidos por el empaquetamiento fuertemente ajustado de los separados que se
presenta en un suelo de textura fina.

Otro aspecto que hace importante esta propiedad es la estrecha relación que hay
entre su desarrollo y la génesis del suelo, como se puede ver en la Figura 3.3; la
presencia de estructura en el suelo y su grado de desarrollo son evidencia de su
evolución. Éste es un aspecto que no puede olvidarse, cuando se va a someter un
suelo a prácticas intensivas de manejo, pues la destrucción o deterioro grave de ella
es relativamente fácil de ocasionar, pero su recuperación es mucho más difícil y
lenta.

TIPO (Forma y disposición de los agregados)


Prismas
Orientación alrededor de un eje Poliedros Esferoides
vertical y caras verticales bien Orientación alrededor de un Orientación alrededor de
definidas punto un punto

CLASE Laminiforme Sin Con


(Tamaño de Orientación redondeamiento redondeamie
los agregados) en un plano en partes nto en partes Vértices Vértices Muy poco
(mm) horizontal superiores superiores angulosos redondeados porosos Porosos

BLOQUES BLOQUES
LAMINAR PRISMÁTICA COLUMNAR ANGULARES SUBANGULARES GRANULAR MIGAJOSA
MUY FINA <1 <10 <10 <5 <5 <1 <1
FINA 1A2 10 A 20 10 A 20 5 A 10 5 A 10 1A2 1A2
MEDIA 2A5 20 A 50 20 A 50 10 A 20 10 A 20 2A5 2A5
GRUESA 5 A 10 50 A 100 50 A 100 20 A 50 20 A 50 5 A 10
MUY GRUESA > 10 >100 >100 50 50 > 10

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1. INTERPRETACIÓN
La estructura del suelo, en lo relacionado con el tipo y la clase, tiene un gran valor
en los aspectos genéticos del suelo; es así como se observan los siguientes
patrones estructurales, con cierta frecuencia, en relación con algunos grupos de
suelos:

i. Las estructuras esferoidales (migajosa y granular) se encuentran asociadas


a horizontes con alto contenido de materia orgánica (horizontes A mólicos,
úmbricos y melánicos, principalmente) y/o desarrollados bajo cobertura de
gramíneas.
ii. Las estructuras en bloques se presentan en horizontes con altos contenidos
de arcilla (argílicos en Alfisoles) y/o altos contenidos de óxidos de hierro y
aluminio (kándicos y/o argílicos en Ultisoles, así como horizontes óxicos).
iii. Las estructuras prismáticas se asocian a horizontes o suelos poco
evolucionados (horizontes B de Inceptisoles, normalmente cámbicos).
iv. Las estructuras columnares están asociadas a horizontes con altos
contenidos de sodio intercambiable (nátricos).
v. La estructura laminar también implica poca evolución pedogenética y se
asocia normalmente con horizontes C de suelos desarrollados a partir de
sedimentos, rocas sedimentarias y algunas rocas metamórficas.
vi. La estructura cuneiforme se relaciona con la presencia de altas cantidades
de arcillas expansivas, sobre todo cuando las cuñas presentan estrías, lo
cual está relacionado con procesos alternos de expansión y contracción
debidos a cambios de humedad en el medio; como se mencionó antes, esta
estructura es característica de los Vertisoles y de los intergrados vérticos.
vii. La falta de estructura puede estar relacionada con un bajo grado de evolución
del suelo, con la presencia de materiales parentales muy recientes y/o muy
pobres en minerales meteorizables o en coloides (arenas cuarcíticas) o con
materiales ubicados bajo unas condiciones ambientales desfavorables, como
inundaciones prolongadas, por ejemplo.
viii. Los peds grandes implican menor grado de evolución, en las estructuras
poliédricas, o mayor contenido de cementantes orgánicos, en las
esferoidales.
viiii. La presencia de horizontes con estructura masiva puede estar determinada
por prácticas inadecuadas de manejo; en este sentido es bueno recalcar que
uno de los síntomas más claros de deterioro en los suelos es la ausencia o
degradación de su estructura. Estos criterios están ampliamente
demostrados en trabajos de física de suelos, como los publicados por Simon
- Sylvestre (l978), Boels (1982), Boekel (1982), entre otros.

En lo relacionado con la definición de la estructura en el laboratorio, un aspecto


importante a observar es el tamaño de agregados que se presenta como
predominante en el suelo; los tamaños muy pequeños, posiblemente, no proveen

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un espacio de macroporos lo suficientemente grande como para asegurar un buen
drenaje y una adecuada aireación en el suelo; este tipo de agregados también
puede estar mostrando un deterioro estructural en el suelo; una dominancia de
tamaños grandes puede estar reflejando un poco desarrollo estructural del suelo y
por tanto una susceptibilidad relativamente alta a la erosión.

También se debe evaluar la homogeneidad o heterogeneidad con que se presentan


los diferentes grupos de tamaños de agregados; es deseable que un alto porcentaje
de ellos corresponda a un rango de tamaños relativamente grandes, de modo que
se tenga un espacio macroporoso adecuado en el suelo.

2. EL COLOR DE SUELO

El color es una de las características morfológicas más notorias del suelo. Guarda
una estrecha relación con sus principales componentes sólidos.

2.1. IMPORTANCIA
Como se ha mencionado anteriormente, el color del suelo se relaciona fuertemente
con los componentes sólidos del mismo. Entre las principales relaciones que se han
encontrado entre el color y sus componentes, pueden destacarse las siguientes:

i. Schulze et al (1993) obtuvieron una relación estrecha e inversa entre el value


del color y el contenido de materia orgánica de los horizontes superiores de
suelos ubicados en el mismo paisaje y sin contrastes texturales muy amplios;
también encontraron que la fracción orgánica que más influye sobre el color
oscuro del suelo es la de los ácidos húmicos. Cuando extrajeron estos ácidos
el suelo presentó un mayor cambio en el value, que cuando extrajeron los
ácidos fúlvicos.
ii. Schwertmann (1993) encontró varias relaciones entre el contenido de óxidos
de hierro en el suelo y su color. Asoció estas relaciones a varios ambientes
de evolución de esos suelos.
iii. Schwertmann (1993) advierte que, de todas formas, los colores mencionados
pueden ser alterados debido al contenido de cada óxido que se presente en
el suelo, al tamaño de los cristales, al grado de cristalinidad que ellos
presenten, al grado de cementación y a posibles sustituciones isomórficas
que se presenten en ellos. La pobre cristalinidad, la baja cantidad, el tamaño
pequeño de los cristales y la cementación hacen los colores más claros que
las condiciones contrarias.
iv. Los colores oscuros, en suelos con bajo contenido de materia orgánica,
pueden indicar la presencia de complejos de materia orgánica con óxidos de
hierro, de carbón, de óxidos de manganeso y/o de magnetita.

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v. Los colores rojos indican buen drenaje y buena aireación, así como intensas
meteorización y evolución, la mayoría de las veces (ver numeral 5 del
Capítulo 1).
vi. Los colores grises a blancos pueden mostrar contenidos importantes de
cuarzo, caolinita u otras arcillas silicatadas, carbonatos de Ca y/o Mg, yeso,
sales y/o óxido ferroso y pueden indicar condiciones de mal drenaje; también
pueden indicar muy bajos contenidos de coloides en el suelo (materia
orgánica, arcillas y/o sesquióxidos de Fe y Al), característicos de horizontes
sometidos a procesos intensos de eluviación.
vii. Los moteos, generalmente, se presentan en suelos con problemas de mal
drenaje.

Aparte de lo anterior, algunas veces el suelo presenta el color del material parental,
es decir, presenta colores litocrómicos. Este fenómeno puede estar relacionado con
un bajo grado de alteración del material original del suelo o con la presencia de
materiales parentales muy oscuros, como en el caso de lutitas negras, que le
trasmiten al suelo este color o con una baja
incorporación de materia orgánica. Los climas secos favorecen la expresión de
colores litocrómicos en el suelo.

El color del suelo, tradicionalmente, se ha utilizado como criterio de clasificación y


el sistema taxonómico americano (Soil Survey Staff, SSS, 1999, 1998) no ha sido
la excepción. En la taxonomía se usa el color para definir algunas características
diagnósticas, así como algunos taxa:
i. Los epipedones como mólico, úmbrico, antrópico, melánico y ócrico deben
cumplir requisitos de color en su definición y diferenciación.
ii. Algunos endopedones (ágrico) o los materiales que los caracterizan
(materiales espódicos, álbicos, etcétera) están definidos por color.
iii. El régimen ácuico y las condiciones de reducción imprimen al suelo
características particulares de color: colores grises y/o moteos.

En la nomenclatura de la clasificación taxonómica de los suelos (SSS, 1999, 1998),


hay bastantes partículas en los nombres que se definen, entre otras características,
con base en el color; por ejemplo:

i Al nivel de suborden: Alb, Aqu.


ii Al nivel de gran grupo, en algunos órdenes, se presentan: Alb, Fulv, Fulvi,
Rhod, Umbr.
iii En los subgrupos se han establecido: Aeric, Albaquic, Aquandic, Aqueptic,
Aquertic, Aquic, Aquollic, Aquultic, Chromic, Fluvaquentic, Humaqueptic,
Mollic, Rhodic, Spodic, Umbreptic, Umbric, Xanthic.
iv La familia Ferrihúmica de los Histosoles se define, entre otras propiedades,
por el color.

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2.2. DETERMINACIÓN
El color del suelo puede caracterizarse en forma precisa mediante el uso de los
espectrofotómetros. Estos equipos registran la cantidad de luz que refleja el suelo
en todas las
longitudes de onda del espectro visible (entre 400 y 700 nm), produciendo unas
curvas de pendiente positiva llamadas curvas de reflectancia espectral. La
transformación de los valores de reflectancia del suelo a color se puede hacer
mediante procesos matemáticos y/o computacionales (Torrent y Barrón, 1993).

Para fines prácticos, el color del suelo se determina por comparación del color del
suelo (un fragmento de éste) con un catálogo de colores ordenados en unas
secuencias específicas, contenidas en una libreta conocida comúnmente como “La
tabla de colores Munsell” (Munsell Color, 1990) de amplio uso a escala mundial y
de fácil manejo en el campo.

2.2.1. DISEÑO DE LA TABLA DE COLORES MUNSELL


Como ya se mencionó, la tabla Munsell es un catálogo que agrupa una serie de
colores que sirven para calificar el color del suelo. En este sistema de evaluación
del color, este atributo se
caracteriza mediante tres parámetros: Matiz (Hue), Claridad o brillo (Value) y Pureza
(Chroma).

2.2.1.1. EL MATIZ (HUE)


El matiz o hue es, según Soil Survey Division Staff (SSDS, 1993), una medida de la
composición cromática de la luz que llega al ojo, es decir, establece el color
dominante del suelo. El sistema Munsell se basa en 5 matices básicos: rojo (R),
amarillo (Y), verde (G), azul (B) y púrpura (P), así como en 5 matices combinados
de los anteriores: Amarillo – rojo (YR), verde – amarillo (GY), azul – verde (BG),
púrpura – azul (PB) y rojo – púrpura (RP) (Munsell Color, 1990).

Las letras resaltadas en el párrafo anterior corresponden a la primera letra del color
que las precede, en inglés, por ejemplo, Y de Yellow (amarillo). Cada uno de los
matices tiene diferentes tonalidades que se especifican mediante números entre
cero (0) y diez (10) colocados antes de la letra correspondiente. Así, un suelo rojo
puede tener diferentes cantidades de rojo: 2.5R, 5R, 7.5R o 10R, por ejemplo; de 0
a 10 aumenta la intensidad del color respectivo, es decir, 7.5R es “más rojo” que
2.5R.

En la escala de matices, el color correspondiente a cero, es equivalente al 10 del


matiz que está a continuación de él; tomando el ordenamiento de algunos matices:
Rojo (R), rojo amarillento (YR) y amarillo (Y), se tiene entonces que el matiz 0Y es
equivalente al matiz 10YR; por esta razón, el color con matiz de cero no se considera
al momento de hacer la descripción del mismo.

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2.2.1.2. LA CLARIDAD (VALUE)
La claridad define el grado de oscuridad del color, en términos de la cantidad de
blanco o de negro que él tenga; es una medida de la cantidad de luz que llega al
ojo, bajo condiciones estándar de iluminación. La cantidad de negro o de blanco se
especifica mediante una escala que va de cero (0) a diez (10), en la cual el cero
corresponde al negro puro y el 10 al blanco puro; los colores oscuros tienen value
entre 0 y 5 y los claros entre 5 y 10 (SSDS, 1993).

2.2.1.3. LA PUREZA (CHROMA)


La pureza indica la magnitud de la dilución que tiene el color, debida a la presencia
de colores grises; los valores que puede tomar este atributo van, según Munsell
Color (1990), desde cero (0) para el gris neutro, hasta 20 para aquella situación de
ausencia de gris. Sin embargo, para los suelos, este rango se restringe a valores
comprendidos entre 0 y 8 (SSDS, 1993). Este parámetro está directamente
relacionado con la cantidad de materia orgánica acumulada en el suelo.

2.2.1.4. LA TABLA DE COLORES


Con la combinación de los componentes mencionados, anteriormente, se diseñaron
las diferentes cartas de color Munsell. En ellas cada página corresponde a un Hue
(matiz) específico que aparece en la parte superior derecha de dicha página. En
cada una de las páginas están las divisiones correspondientes al Value (claridad) y
al Chroma (pureza). Las divisiones del value se presentan en la vertical de la hoja,
incrementando su valor, es decir, tornando más claro el color, en la dirección de
abajo hacia arriba. Las variaciones que presenta el color en chroma se encuentran
señaladas en la parte inferior de la hoja y los valores que toma se incrementan
desde el extremo izquierdo hacia el derecho.

En cada carta de hue, en la intersección de los values con los chromas, se encuentra
una plaquita rectangular de papel, con el color correspondiente a cada combinación
value – chroma del hue correspondiente; entre cada dos placas consecutivas,
verticalmente, se encuentra una perforación circular que funciona, a manera de
ventana, para asomar por ella la muestra del suelo al cual se le quiere determinar
el color. En la Figura 4.1 se presenta la distribución de los colores correspondientes
al matiz 10R, tal como aparece en la tabla Munsell de color (Munsell Color, 1990).

2.2.2. DETERMINACIÓN Y DESCRIPCIÓN DEL COLOR DEL SUELO


La determinación del color de un suelo se lleva a cabo mediante la comparación de
una muestra del mismo con las plaquitas de colores que componen cada una de las
cartas de hue disponibles en la tabla; esta comparación se hace colocando la
muestra en la ventana que se encuentra entre las placas coloreadas, estudiando
varias alternativas, hasta que se encuentre la plaquita que coincida, lo más cerca
posible, con el color que tiene el suelo.

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En la descripción del color del suelo se utilizan dos parámetros: La notación Munsell
y el color Munsell. La notación define los valores para los parámetros hue, value y
chroma del color del suelo. El color Munsell asigna un nombre de color a una
determinada notación, con el fin de uniformizar la nomenclatura que se dé a los
colores y ellos se encuentran en la página opuesta a la página donde se presentan
las plaquitas de color correspondientes a cada hue.

Cuando se ha encontrado el color del suelo en la tabla, se procede a establecer su


notación Munsell; en la parte superior derecha de la hoja respectiva se busca el hue
correspondiente; en la margen izquierda se encuentran los numeradores de una
fracción que corresponden al value; se toma el value que identificó el color del suelo
y se coloca a continuación del hue; luego, en la parte inferior de la hoja se
encuentran los chromas, en forma de denominadores de fracciones; se toma el que
corresponde al color de la muestra y se coloca como denominador de la fracción
que se inició con el value, completando así la notación del color buscado. En la
página opuesta a la de las notaciones de los colores se ubica la notación que resultó
elegida y se toma el nombre del color Munsell que le corresponde, queda
identificado así el color del suelo.

FIGURA 4.1. Colores de la tabla correspondientes al matiz 10R (Adaptada de


Munsell Color, 1990).

La descripción del color del suelo está compuesta, entonces, de una notación de la
forma hue value/chroma, seguida de un nombre; por ejemplo, si el suelo presentó
un hue 10R (ver Figura 4.1), el value fue de 3 y el chroma de 2, la notación Munsell

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de su color es: 10R3/2; el nombre Munsell de esta notación es rojo oscuro; la
descripción completa y correcta de este color, según el SSDS (1993) es: 10R3/2
(rojo oscuro).

Hay suelos que no presentan valor de pureza, es decir, el chroma en la tabla


corresponde a cero (0). En estos casos los colores corresponden al negro puro, al
blanco puro o al gris puro, por lo que se consideran acromáticos. Cuando se da esta
situación, el suelo tampoco tiene matiz y éste es reemplazado por la letra N (de
Neutro). El color del suelo en este caso, se describe con dicha letra, seguida por el
valor de la claridad del color, quedando una fracción sin denominador; por ejemplo,
en la tabla de colores se encuentra, en el matiz 2.5YR, una columna de colores con
chroma de cero y con values entre 2.5 y 6. El color más oscuro de esta columna se
identifica con la notación y el color N2.5/ (negro).

Debe tenerse en cuenta que las escalas utilizadas para cuantificar los parámetros
del color en la tabla Munsell, admiten divisiones con decimales. Lo anterior quiere
decir que, aunque en la tabla no se encuentre especificada la claridad
correspondiente a 3.5, ella existe y es posible encontrar un suelo que se ubique, en
la tabla, exactamente en un color cuyo value sea intermedio entre 3 y 4, teniendo
que definirlo como 3.5; igual puede ocurrir para el matiz y para la pureza (Munsell
Color, 1990).

2.3. FACTORES QUE INFLUYEN EN LA DETERMINACIÓN DEL COLOR


El color que es percibido por el ojo es la cantidad de energía de una longitud de
onda definida que llega a él. Ésta ha sido reflejada por el objeto que se está
observando, después de que él ha absorbido parte del total de la energía que le
llegó.

Aparte de aquellos factores físicos relacionados con la luz y el color, la


determinación del color en el suelo se ve afectada por varios factores, como:

i Cantidad y tipo de luz que cae sobre la muestra, ya que de ella depende la
que se va a reflejar hacia el ojo; el color determinado en campo abierto con
luz natural es diferente al que se obtiene bajo la luz de una lámpara
fluorescente.
ii La superficie del suelo que se mira: superficies muy rugosas dispersan
ampliamente la luz que reflejan, reduciendo la cantidad de ella que llega al
ojo; este efecto es más intenso en la medida en que el ángulo de incidencia
de la luz sea más agudo.
iii La humedad de la muestra: a mayor contenido de humedad en la muestra,
más oscuro se torna el color.

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Las consideraciones anteriores han llevado a recomendar que el color del suelo se
debe tomar en condiciones de luz natural directa sobre la muestra y en estado
húmedo; cuando se toma el color en muestras secas, se debe hacer constar esta
situación en la descripción del mismo.

3. COMPOSICIÓN VOLUMÉTRICA DEL SUELO


Físicamente, el suelo es un medio poroso compuesto por tres fases: sólida, líquida
y gaseosa. La proporción idealizada en que deben estar las tres fases del suelo,
para ofrecer un medio adecuado al crecimiento de las plantas, se esquematiza en
la Figura 6.1.

FIGURA 5.1. Composición física ideal del suelo.

En la conceptualización clásica de la edafología se cuantifica la relación presentada


en la Figura 5.1. Se asigna a la fase sólida un valor de 50% del volumen del suelo,
repartido en 45% de componente mineral y 5% de componente orgánico; el volumen
restante se reparte en cantidades iguales entre las fases líquida y gaseosa.

Para tener una adecuada fertilidad física en el suelo, no sólo se requiere estar cerca
de la composición ideal mencionada, sino que, además, los diferentes componentes
deben estar distribuidos equilibradamente en el espacio; de acuerdo con esta
observación, el medio físico del suelo puede idealizarse como se muestra en la
Figura 6.2.

La situación que se presenta en la Figura 6.2 pierde su carácter de “ideal”, para


convertirse en una necesidad, cuando se quiere utilizar el suelo como un recurso de
producción agropecuaria, ya que este no debe permanecer ni inundado (salvo casos
muy especiales), ni totalmente seco; lo anterior implica que debe haber un rango de
situaciones en las cuales se dé una relación entre fases que proporcione un medio
físicamente adecuado para suplir las necesidades de la planta.

Dicha situación de relativo equilibrio puede presentarla el suelo en condiciones


naturales o puede crearse artificialmente; en el primer caso, la evolución del suelo
lo lleva a esa condición cuasi-estable; en el segundo, el hombre puede
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acondicionarlo a sus necesidades, mediante el laboreo; en cualesquiera de los
casos, el comportamiento físico edáfico obedecerá a la presencia de ciertas
propiedades físicas y a la interacción entre ellas, como se muestra
esquemáticamente en la Figura 6.3; se observa en esta representación que hay dos
propiedades que prácticamente controlan la dinámica física del suelo que son la
textura y la estructura, ambas dependientes de la fase sólida.

En los capítulos siguientes se hará una breve descripción de casi todas las
propiedades físicas del suelo representadas en la Figura 6.3. Se trata de abarcar en

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ella la definición, los métodos estandarizados para evaluarla y algunas
interpretaciones útiles para su manejo.

4. RELACIONES BÁSICAS
Si se separan las diferentes fases del suelo, entre ellas se pueden establecer
algunas relaciones básicas, tanto gravimétricas como volumétricas, las cuales se
convierten en la manera más sencilla y común de establecer los valores de algunas
propiedades físicas del mismo; para entender dichas relaciones, se recurre al apoyo
de la Figura 6.4.

En la Figura 6.4, las magnitudes peso de sólidos, peso del agua y peso del aire, se
representan con los símbolos Ps, Pw y Pa, respectivamente. Las magnitudes
volumen de sólidos, volumen de agua y volumen de aire, tienen los símbolos Vs,
Vw y Va, respectivamente.

El volumen total del suelo (Vt), es la suma de Vs + Vw + Va; a su vez, Vw + Va


constituyen el volumen del espacio poroso total del suelo (Vp). Para cálculos
prácticos, el valor de Pa es despreciable. Con las magnitudes mencionadas se
pueden establecer las siguientes relaciones:

 La densidad de la fase sólida (densidad real) del suelo se define como:

 La densidad del suelo teniendo en cuenta su organización (Densidad


aparente), será:

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 El espacio poroso del suelo (porosidad), en volumen, es:

 El contenido de humedad del suelo, en términos porcentuales de peso de


agua: gravimétrico, se calcula como:

 El contenido de humedad del suelo, en términos porcentuales de volumen de


agua: volumétrico, es:

 Los contenidos de humedad gravimétrico y volumétrico se pueden relacionar


mediante la expresión:

 El grado de saturación con agua que presenta el suelo se evalúa con la


relación:

AUTOEVALUACIÓN
1. ¿Cuáles son las fases del suelo?
2. ¿Cuáles son las proporciones ideales en que deben estar las fases del suelo?
3. ¿El hombre puede modificar la relación en que se encuentren las fases del suelo?
¿Cómo?
4. Enumerar 4 propiedades del suelo que sean controladas por la textura y por la
estructura del mismo.
5. ¿Qué se entiende por determinación gravimétrica? ¿Y volumétrica?

EVALUACIÓN
1. Una muestra de 1 ft3 de suelo presentó la siguiente composición gravimétrica:

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 Material mineral: 70 lb
 Material orgánico: 5 lb
 Agua: 13 lb
 Aire: 10 g
Representar gráficamente la anterior composición en forma volumétrica y
compararla con la de un suelo ideal. (R: Minerales: 42.43%, Materia Orgánica:
5.86%, Agua: 20.88%, Aire: 30.83%).
2. Calcular la saturación con agua que presenta el suelo del punto anterior (R:
40.86%).

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