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Contenido
Salud física 3
Solidaridad con los animales 18
Comer, comer, comer... 22
¿No tienen sentimientos los animales? 27
Los animales según Occidente 28
Animal o humano 35
Las plantas 41
Religión, espiritualidad y lo trascendental 47
El ayuno 52
Experiencia de vida 55
Bibliografía 59
Proverbio Dakota
1
Gracia del Creador, Dachizese, como era llamado por mis
ancestros tahamíes.
2
incluir también el hecho de que cada viernes hago ayuno, todo
ello en una estrecha relación.
Salud física
Anónimo.
3
cierto que un omnívoro puede mantener una buena salud hasta su
ancianidad. También es cierto que quien practica un deporte de
altos riesgos puede llegar a viejo y quien es aficionado al golf
puede morir de un ataque cardíaco en un campo tranquilo. Pero en
sentido estricto, quien practica un deporte de alto riesgo,
tiene muchas más probabilidades de morir en el acto de la
práctica de su deporte, que un golfista.
1. Previene el cáncer:
4
causa del consumo de alcohol (60 mil personas), contaminación
del aire (200 mil personas) y tabaco (1 millón de personas).
3. Previene la hipertensión:
4. Previene la diabetes:
6. Previene la osteoporosis:
6
“La comida vegetariana no tiene proteínas”: Se nos vende la
idea que sólo la carne animal tiene proteínas. Ciertamente la
carne animal es un cóctel excesivo de proteínas. La principal
prueba de que el cuerpo humano no requiere tantas proteínas es
la obesidad.
7
caminan poco, realizan actividades laborales que los mantienen
sentados por muchas horas y, en su tiempo libre, se sientan o se
acuestan para ver televisión o utilizar medios digitales por más
horas, mientras consumen alimentos sin tener hambre (meriendas,
dulces, grasas). Como alternativa, se crean los gimnasios o se
invita a este tipo de ser humano tan cómodo a realizar
actividades físicas que suplan esa carencia como caminar, correr
e incluir en sus dietas más fibras. Pero quienes realizan
actividades físicas para equilibrar el alto consumo de grasas
animales con una vida sedentaria, son en realidad muy pocos. Los
seres humanos de la modernidad parecen condenados a la obesidad
y a morir de enfermedades cardiacas, diabetes o cáncer.
8
estadounidense (según dicha encuesta), ya no consume las
llamadas carnes rojas y solo comen pollo y pescado.
● India, 38%.
● México, 19%.
● Israel, 13%.
● Taiwán, 12%.
● Italia, 10%.
● España, 9.9%.
● Austria, 9%.
● Alemania, 9%.
● Reino Unido, 9%.
● Brasil, 8%.
9
● Irlanda, 6%.
● Colombia, 6%.
● Chile, 6%.
● Australia, 5%.
● Argentina, 5%.
● Ovolactovegetarianos: Este término se utilizaba en la
década de 1970 para definir a los vegetarianos, es decir,
los que consumen vegetales, pero también productos de
origen animal como huevos y leche. Pero poco a poco se
presentó también una distinción entre ambos: quienes
10
consumían huevos, pero no leches, se les llamaba
ovovegetarianos y quienes consumían leche, pero no huevos,
se les llamaba lactovegetarianos. Para evitar tantas
especificaciones, llamaremos vegetarianos a quienes
consumen vegetales, pero también productos de origen animal
como huevos y leches. Después explicaré la razón por la
cual pienso que es lícito consumir huevos y leches, probado
que en dicho acto no exista un origen abusivo o destructivo
de los animales mismos. A esto lo llamaremos consumo
responsable.
● Crudiveganos: Estos son aquellos que prefieren consumir
alimentos crudos. Este estilo de consumo tiene buenas
razones naturales, aunque puede ser difícil de llevar y es
bastante estricto dentro de la dieta vegana.
● Veganos: Quienes consumen estrictamente productos vegetales
y nada que sea de origen animal, incluidos huevos y leches
y todos sus derivados. Ello también va más allá del consumo
de alimentos y se extiende a utilizar productos de origen
animal como cueros, productos fabricados de huesos animales
y otras partes, las cuales abundan en la oferta del consumo
diario en el mundo, muchas veces sin saberlo. Aunque quien
se hace vegetariano y vegano en solidaridad con los
animales, tarde que temprano deja de utilizar todo producto
animal que implique el sacrificio o la tortura de un
animal, así como el uso de animales en actividades que son
vistas como abusivas, esclavistas y para el entretenimiento
del homo sapiens.
● Pescatarianos: Este grupo, estrictamente, no tiene derecho
a reclamar el título de vegetariano de ningún modo. Por lo
general, quienes ven a los peces como seres sin sensaciones
y que no pueden sentir sufrimiento, desconocen la
naturaleza. Los peces son animales y, por lo tanto, no cala
el principio que no comes cerdos, reses y gallinas, pero sí
pescado. En la actualidad, la sobrepesca es uno de los
daños al medio ambiente más serios y parece que no importa
mucho a los países.
● Flexitarianos: Este grupo tampoco puede reclamar el título
de vegetariano, porque no lo son. Sin embargo, consumen
menos carne que el normal de la población. Se presentan
como vegetarianos, pero son flexibles a consumir carnes de
vez en cuando.
● Reducetarianos: Como su nombre lo indica, reducen el
consumo de carne en gran medida, para preferir comidas de
origen vegetal. Pero ello no los hace vegetarianos si, en
cualquier ocasión, comen carne animal.
11
● Practicantes de yoga solar: Esta es ya una dieta de
ángeles. El yoga solar, conocido en inglés como el
Sungazing (Mirar el Sol), propone que la luz de nuestro
Padre Sol puede proporcionarnos todo el alimento que el
cuerpo necesita. Esta que a simple vista parece una locura,
la han practicado algunos yoguis reconocidos como Hira
Ratan Manek, quien lleva más de veinte años sin consumir
alimentos, más que los baños de sol y líquidos.
● Practicantes de ayuno: La práctica del ayuno ha sido
retomada en muchas partes del mundo como un ejercicio que
no sólo trae beneficios positivos a la salud humana, sino
también una base del crecimiento espiritual, la meditación
y la unión con la naturaleza misma.
12
como frijoles, guisantes, lentejas y, prácticamente, existen
proteínas en todo lo que es comestible.
13
vives en un país en donde la luz solar es un lujo y solo la
tienes en algunos meses del año, entonces busca consumir
alimentos vegetales que la posean como los lácteos y huevos (si
no eres vegano), setas (hongos), aguacate, germen de trigo y
muchos otros.
14
ejercicios físicos que no necesariamente tienen que llevarte al
gimnasio, pero sí te invitan a disfrutar más del aire libre, el
campo, el caminar, el correr o nadar. De la misma manera, tienes
que regular cosas como el consumo de alcohol, nicotina, azúcares
y otros productos que en exceso pueden perjudicar el cuerpo
humano.
15
2. Los vegetarianos y veganos ven reducido el riesgo de
enfermedades cardiacas, diabetes, cáncer, cálculos y
problemas respiratorios. En contraste, los
consumidores de carne corren todos esos riesgos si no
logran balancear dicho consumo.
16
También incluyamos la procedencia de los mismos vegetales.
No creo que sea positivo que tengamos que comprar productos
vegetales allí en donde se aumentó la frontera de la agricultura
en detrimento de las selvas del mundo. Tenemos que regresar a
producir nuestros propios alimentos, en nuestras casas, incluso
apartamentos. Rompe el cemento de tu patio y conviértelo en un
jardín de hortalizas y flores. Creo que esta tendencia va en
crecimiento y eso es positivo. Como hacían todos nuestros
ancestros, comemos lo que nosotros mismos plantamos.
17
Solidaridad con los animales
Y os conoceréis.
No los conocerás
Y lo que no conoces
Te da miedo,
18
ciudades modernas del mundo aumente la sobre-población de
mascotas abandonas o rescatadas de amos inservibles o que las
utilizan como objeto de desahogo de sus enfermedades
psicosociales y sexuales. Cantidades incontables de perros,
gatos, pájaros enjaulados y mascotas exóticas que llenan
refugios que no dan abasto y que no encuentran otra solución que
la del diario sacrificio de tantos seres inocentes que fueron
traídos al mundo por una sociedad de consumo egoísta. Esto sin
contar centenares de animales salvajes, muchos de ellos en
peligro de extinción, que son robadas de su medio ambiente y
llevadas a manera de contrabando sólo por la vanidad de ricos
sin espíritu.
19
pueril. Una mascota implica serias responsabilidades que no
puedes ignorar:
21
Uno de los problemas de la indiferencia del ser humano hacia
la Madre Naturaleza de donde procede, tiene que ver con algunas
religiones y la manera en la cual concibieron la creación del
antropoide humano. En el Génesis vemos este texto claramente:
Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que
está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da
semilla; os serán para comer. Y a toda bestia de la tierra, y a
todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la
tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y
fue así. (Génesis 1, 29-30)
Ese texto del Génesis fue además creado por pueblos del Medio
Oriente, más enseñados a la aridez de los desiertos con la
escasez que esta conlleva, que pueblos crecidos en bosques
tropicales. Los relatos de nuestros ancestros indígenas en las
Américas son diferentes a estos. En casi todos los relatos, si
bien el ser humano tiene un rol especial a causa de su capacidad
de raciocinio, se mantiene una hermandad con los animales y las
plantas que parece superar en ello a los relatos de las
religiones monoteístas, todas nacidas en los desiertos del Medio
Oriente.
Arapaho
22
plantas y animales como comida. Ninguna compasión divina para
con los demás seres de la Tierra. De ese hecho, se desarrolla un
corriente de civilizaciones que piensa que la Naturaleza es un
banquete, que el hombre es el administrador de la Tierra y que
Esa idea moldeó las culturas
puede hacer con ella lo que quiere.
europeas, las cuales son la base de la cultura occidental de
hoy. Esa idea no sólo llevó a cosificar a todos los animales y
las plantas como objetos de uso, sino también a los demás
pueblos de la Tierra que no fueran del grupo de los civilizados,
o del grupo de los que se sienten
o del grupo de los cristianos,
dueños de todo. Con esa conciencia, los europeos salieron
durante el siglo XV a conquistar el resto del mundo y no
pudieron ver en otros pueblos el rostro de Adán y Eva.
Esclavizaron a pueblos enteros, cuando no los exterminaron,
porque ni siquiera estaban seguros de que fueran humanos.
23
Los animales que comen carne ayudan a preservar el balance
en la naturaleza. Los grandes felinos, los lobos y todo
depredador, viven cerca de grandes grupos de herbívoros a los
cuales caza y los cuales, a su vez, tienen un gran índice de
reproducción. Este balance es vital para la naturaleza misma,
afecta de manera positiva la reproducción de las plantas, las
fuentes de agua y la subsistencia de animales más pequeños. Pero
el ser humano moderno está en abierta destrucción de dicho
balance y tal acto nos lleva poco a poco a la hecatombe.
24
Pocos saben cómo murieron todos esos animales y mucho menos
cómo vivieron. Poco a poco, cada que llega la Gran Conciencia al
corazón de muchos, podemos enterarnos de la grave realidad que
nos oculta toda esa publicidad mentirosa que enciende nuestro
apetito sin tener hambre, que nos ofrece proteínas que no
necesitamos, que esclaviza nuestra mente. Cuando el tedio de la
vida moderna comienza a crear depresión, soledad, falsedad,
entonces la comida es el refugio ideal. Comer, comer, comer,
ayuda a olvidar. Es el vicio especial, porque el animal humano
se excita completamente y olvida sus fatigas, su desesperación,
su tristeza, su falsedad. Pero detrás de esas presas de pollo
inmensas, esas hamburguesas con carne de res o de cerdo, esos
embutidos, salchichas, latas de atún... se esconde una realidad
brutal que no podemos ignorar.
25
Eso está muy lejos del acto vicioso y cruel del
hombre moderno que come carnes que no cazó y que mira a la Madre
Naturaleza como su esclava, que debe proveer lo que él quiera.
26
Millones de hectáreas de tierra en todo el planeta se han
destinado a la cría de estos animales para el solo consumo
humano. Ello implica inmensas áreas de tierra en donde antes
existían bosques tropicales húmedos como en la selva del
Amazonas, en selvas africanas, en Indonesia, Malasia, Australia
y en muchos otros lugares. Evidentemente ello implica el aumento
de gases que inciden en el calentamiento global, la destrucción
de ecosistemas, la deforestación desmedida y el desplazamiento
de muchas especies animales y vegetales, muchas de las cuales se
ponen al borde de la extinción. Millones de cabezas de ganado,
de pollos y cerdos que tienen además un inmenso consumo de agua.
27
natural, en la posibilidad de que tengan sentimientos o que
posiblemente tengan derechos y, como una cadena de ironías, los
consumidores ingenuos importan menos, como que el consumo de ese
tipo de carnes venidas del sufrimiento de los animales, produce
serias enfermedades en el corazón, la sangre, los riñones, el
hígado, el cerebro... cáncer, derrames cerebrales, diabetes,
Al
obesidad, colesterol dañino, acné y hasta disfunción eréctil.
final, presa y depredador terminan muertos, pero el negociante
macabro de este drama, termina con los bolsillos llenos.
Cheyenne
28
Para que un pueblo practicase la antropofagia y venciera el
instinto natural de proteger a los miembros de su propia
especie, se tenía que despojar a la víctima de su condición
humana misma. Se creaba la noción de enemigo o demonio. Un ser
humano que no tenía el derecho a presentarse como humano. Por
eso, podía matarse y consumirse. Los europeos mismos, que
describen en sus primeras crónicas con horror los sacrificios
humanos que hacían muchos de nuestros ancestros, los despojaron
de su condición humana para hacer exactamente lo mismo.
y nosotros la Biblia.
Jomo Kenyatta
29
el centro del mundo y llamaron a los no-griegos como bárbaros.
Pero, incluso, dentro de esos barbaros, hicieron distinciones:
pueblos como los egipcios y los del llamado Medio Oriente como
pero no tanto como, por
los persas, eran para ellos bárbaros,
ejemplo, las antiguas tribus germánicas de la Europa nórdica.
Los griegos se desarrollaron en antagonismo con los persas, los
cuales estaban al oriente. Son, entonces, los griegos los
primeros en llamarse así occidentales en el sentido de más
civilizados.
1
La Donatio Constantini se refiere a un acto en el cual el emperador Constantino Magno en el siglo IV, le habría
concedido poder político al papa de Roma sobre la parte occidental del Imperio Romano. En la actualidad esto se
considera una falsificación probablemente realizada en el siglo VIII, pero que se utilizó especialmente en el siglo
XIII para resaltar el poder terrenal del pontífice.
30
distinción del mundo en Occidente, Oriente, Medio Oriente,
Lejano Oriente, parte de esa perspectiva del mundo que se
origina más que todo en Europa. Poco a poco, con la
consolidación de dos Europas: la Europa Occidental, derivada del
mundo romano latino y la Europa Oriental, el otro pedazo (el
bizantino), se perpetua dicha división del mundo.
La era de las colonizaciones de la Europa Occidental
alrededor del mundo, será el primer catalizador mundial. El
nacimiento de la globalización n o nace a fines del siglo XX,
sino que tiene sus raíces hondas en la colonización europea en
otros continentes desde el siglo XV. Son los europeos
occidentales, no los orientales, los que lideran las gestas de
conquista de otros continentes y llevan consigo la imposición de
las banderas del concepto occidental. Por eso mismo, es posible
la cual es
utilizar el sinónimo como cultura europea occidental,
una serie de normas sociales, valores éticos, tradiciones,
costumbres, sistemas de creencias basados en el cristianismo,
sistemas políticos, instrumentos y tecnología. En sentido
estricto, los países contemporáneos de la Europa occidental son
los occidentales, pero ello también incluye a países ligados
directamente a Europa a causa de las colonias europeas en otros
continentes (específicamente las Américas y Australia) o a
culturas no-occidentales que han asumido plenamente los
arquetipos occidentales (países asiáticos que han tenido un gran
desarrollo tecnológico y han construido sus sociedades entorno a
valores occidentales como el Japón, Corea del Sur, Singapur y
otros).
El caso de Latinoamérica como parte del mundo occidental es
motivo de álgidos debates, los cuales no pretendo discutir en
este libro. Sólo diría por lo pronto que Latinoamérica es, en
conjunto, una parte de dicho mundo occidental, debido a que sus
estados se basan en principios políticos, religiosos y
culturales de la Europa occidental y, además, porque
Latinoamérica tiene un papel preponderante en el desarrollo del
mundo occidental contemporáneo, especialmente con el aporte que
hizo durante su tiempo colonial. Sin embargo, dentro del mundo
occidental, Latinoamérica conserva (y eso es muy positivo),
elementos originales de sus culturas ancestrales, las cuales
juegan un papel relevante en su identidad, elementos estos que
ni Europa ni América del Norte poseen. Esos elementos
31
ancestrales se encuentran actualmente en una lucha por
reivindicarse y eso conlleva procesos muy complejos y
conflictivos, pero también esperanzadores.
32
chivo expiatorio era un chivo que se despeñaba en un risco y que
llevaba en sí todos los pecados del pueblo ( Levítico 16). De
esta manera, los animales son presentados en los relatos
bíblicos como víctimas del sacrificio a Dios. Estos reemplazaron
los antiguos sacrificios humanos, que no eran exclusivos solo de
nuestros ancestros indo-americanos. Para los medioevales, este
hecho llegó a darle responsabilidad a los animales de sus actos
y se dieron los llamados juicios a animales ( Evans, Edward P.,
1906). En la actualidad no se hacen juicios a los mismos, pero
se tiene como norma que un animal puede ser ejecutado in facto
si mata, por ejemplo, a un ser humano. Esta sentencia inmediata
sólo puede leerse como continuidad con ese sentido medioeval de
de alguna forma, de sus actos.
los animales como responsables,
Esta manera de ver a los animales, influenciaría
poderosamente al europeo medioeval, el cual tiene a los animales
como productos de intercambio y riqueza, pero también de estatus
social y simbología. La abundancia de animales salvajes en
Europa como lobos, chacales, felinos, haría de la caza un acto
de defensa de las poblaciones, pero también lo convertiría en un
deporte de la clase alta, del señor feudal. La literatura
medioeval nos cuenta de hombres que luchan en contra de dragones
o poderosas bestias para rescatar a una princesa. Dicho acto,
tiene el sentido de poder social, sube al individuo a un
estatus. El héroe se casa con la princesa y llega a ser rey.
Este acto de cazar como una actividad realizada por la casta
superior de la sociedad, nos llega hasta nuestros días con los
macabros safaris en África en donde multimillonarios pagan
cuantiosas sumas para ir a disparar a leones, osos y elefantes,
que después exhiben con orgullo en sus redes sociales. Es el
mismo sentido del señor feudal que ponía la cabeza de la bestia
cazada en la sala de recibo de su castillo medioeval.
Los animales representaron también la presencia de Dios o
del diablo. Por ejemplo, los gatos, hoy tan queridos por las
sociedades occidentales, fueron tenidos como la encarnación de
la brujería y, de este modo, perseguidos casi hasta su
exterminio.
La manera en la cual las sociedades europeas medioevales
veían al animal tuvo su evolución. Desde una intención expresa
de dividir estrictamente el mundo animal del humano, leída esta
33
preocupación en la teología católica, la cual ponía al ser
humano como el ente superior de la creación, hasta una tendencia
que se presenta ya casi a fines del Medioevo con el rol de
varios santos católicos, los cuales se hacen benignos a los
animales salvajes. Casos como el de san Francisco de Asís, santa
Warburga, san Guinerfort y otros (Morales Muñiz María Dolores
Carmen, 1998, p. 326). Pero dicha benignidad de los santos hacia
los animales corresponde con este principio de los mismos como
representación de algo y, muy especialmente, del dominio en el
ser humano de su parte animal, es decir, de su parte más
inferior. La conversión del lobo por parte de san Francisco de
Asís, representa la predicación al señor feudal que explota y
aterroriza a los siervos (otra palabra del mundo animal para
designar al campesino casi esclavo de los feudales). Es probable
que dichos santos vieran a los animales con simpatía e incluso
compasión, pero en el fondo estos no representaban una
preocupación por los animales mismos, sino lo que ellos
representaban desde el mundo de lo humano – las pasiones
animales que no son otra cosa que el pecado mismo.
Para los medioevales, había una gran preocupación por
definir y separar lo humano de lo animal. Los animales, a pesar
de ser también creaturas de Dios, no tienen el mismo estatus del
ser humano, porque carecen de la razón. Por lo tanto, no pueden
decidir por ellos mismos y están condenados a ser esclavos para
siempre del humano, lo que incluye el ser su alimento. Es al ser
humano al cual Dios da en la Biblia el privilegio de la imago
Dei.
Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen,
conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar,
en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y
en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al
hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra
los creó (Génesis 1, 26-27).
La imago Dei corresponde además a la teoría geocéntrica que asumía
que la Tierra (plana por demás), estaba al centro del Universo y todos los
astros, incluido el Sol, giraban en torno a nuestro Planeta. Dicha teoría,
concebida por Claudio Ptolomeo en su obra Almagesto en el siglo II, estuvo
en vigor hasta el siglo XVI, cuando fue reemplazada por la teoría
heliocéntrica. De la misma manera en la que la Tierra, principal escenario
de la Creación en la cosmogonía de las religiones monoteístas, el ser
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humano es el centro de la naturaleza misma como creatura hecha a imagen y
semejanza de Dios.
35
En este capítulo quiero discutir la idea de si los animales
tienen o no conciencia. Por lo tanto, estos conceptos parecen
más apropiados para el capítulo sobre religión y animales. Pero
es ineludible la referencia, porque la manera en la cual los
occidentales contemporáneos ven aún a los animales, tiene que
ver con estas maneras de concebirlos ya desde antiguo y, muy
especialmente desde el medioevo.
La distinción entre el ser humano civilizado y divino en
oposición a lo salvaje y mundano, jugaría un papel vital en la
historia de la humanidad y en cómo los europeos occidentales
impusieron su visión del mundo en otros continentes. Es lógico
que, cuando los castellanos llegaron a las Américas, catalogaron
inmediatamente a nuestros ancestros indígenas como salvajes y
mundanos, casi o completamente
animales. Muchos pueblos
indo-americanos iban desnudos (como aún lo hacen muchas tribus
amazónicas nómadas), lo que debió causar un gran desprecio por
parte de los europeos, los cuales concebían el vestido como una
manera de diferenciar al ser humano del animal. Las iconografías
aztecas, maya, quechua, con la evidente presencia de figuras
zoomorfas, les valió un gran desprecio ante una iconografía
cristiana europea en donde Jesús, la Virgen María, los ángeles y
todo lo celestial, domina sobre la naturaleza de lo salvaje, con
un sentido estrictamente humano-divino. Los animales en la
iconografía cristiana tienen un entramado complejo de
significados que se debaten entre el bien y el mal. Hay animales
malos y animales buenos. Los animales de las Américas, sin
ninguna excepción y, especialmente aquellos animales
desconocidos en Europa, fueron tenidos como malos, demoniacos,
signos de las religiones paganas de nuestros ancestros. Los
europeos incluso traerían desde su continente a sus animales
domésticos, la mayoría de los cuales no eran conocidos en las
antiguas Américas, como el cerdo, la res, el caballo, el perro,
el gato, incluso las gallinas, palomas y muchas plantas de
cultivo que hoy pululan en nuestros pueblos, provienen de
Europa. A cambio, los animales domésticos de los pueblos
indígenas fueron marginados completamente, considerados
inferiores por la civilización conquistadora.
Esta dicotomía aún es expresada por la gente occidental de
hoy: las culebras, por ejemplo, causan un gran temor en el
hombre occidental, mientras que los corderos una gran ternura, a
36
pesar de que son objeto de sacrificio y consumo. Por lo mismo,
el jaguar, por ejemplo, uno de los animales tótem en numerosos
pueblos ancestrales de las Américas, debió ejercer una condena
inmediata por parte de los españoles y sus misioneros. El
jaguar, un animal sagrado para muchos de nuestros ancestros, no
tenía cabida en la cosmogonía cristiana más que como el diablo
(1 Pedro 5, 8-9) y, por ende, debía ser exterminado. Hoy por
hoy, el jaguar, también conocido como el tigre americano y el
cual es el tercer felino más grande de la Tierra después del
león y el tigre, se encuentra en vías de extinción. Ahora bien,
si la cosmogonía dominante asume de manera ciega que el jaguar
es un animal malo ¿cómo podrían los cazadores de hoy sentir
algún tipo de remordimiento al perseguirlo por su piel o al
destruir su medio ambiente?
Contrario a la cosmogonía cristiana de distinguir animales
buenos y animales malos, nuestros ancestros no hacían tal
separación. Los animales en sí eran parte activa de la Creación
misma y, como los humanos, podían asumir actos buenos o actos
malos. En el caso del jaguar, quizá uno de los más comunes a la
mayoría de los pueblos indoamericanos, de Suramérica a
Norteamérica, explica la antropóloga María del Carmen Valverde
Valdés sobre el jaguar:
Dentro de la visión general que los grupos mesoamericanos
tienen sobre la bipolaridad del cosmos, al jaguar le
corresponde originalmente, por sus hábitos, el mundo de abajo,
el femenino, el reino de la oscuridad y de la noche. Este
animal guarda un estrecho vínculo con las deidades asociadas al
inframundo y con las diversas puertas de entrada a este sector
del universo como podrían ser las cuevas, el interior de los
montes y; en ocasiones, la espesura de las selvas y los
bosques. Así, el felino ejerce su hegemonía tanto en la tierra
como debajo de ella, al igual que, durante la noche, en el
cielo. Por lo tanto, es un animal poderoso y peligroso y maneja
formas de conocimiento o saberes que corresponden a los poderes
subterráneos, donde radican fuerzas y espíritus que están fuera
del control de los humanos (Valverde Valdés, María del Carmen,
2005).
37
desarrollo sin igual en Europa, especialmente a partir del siglo
XV, lo que conduciría al Iluminismo, la Revolución Francesa, la
Revolución Industrial y otros eventos esenciales en la historia
de la humanidad. El mismo colonialismo ejerció un proceso de
globalización del conocimiento. Todo esto se dio,
paradójicamente, debido a una lucha del hombre europeo con la
concepción mítica del universo. Si bien la Edad Media significó
el triunfo del teocentrismo más fundamentalista en la historia
de Occidente, la salida de éste nos condujo a una revisión del
Universo por fuera de los hábitos de Dios. Tan sólo pudo
descubrir la electricidad, aquel que perdió miedo al rayo como
instrumento de Dios. Ahora tendríamos que resignificar el rayo,
por utilizar el mismo ejemplo. Aunque sabemos con certeza que el
rayo es una descarga eléctrica y no la furia de Dios, también
debemos saber que este hace parte de una armonía del Universo
que ha permitido, sino generado, la vida misma a través de
millones de milenios.
Animal o humano
Humano estúpido.
38
no tienen ninguna posibilidad de llegar físicamente a ellos, las
discusiones sobre las posibilidades de vida por fuera de la
Tierra nos llevan a una multitud de posibles escenarios. Uno de
estos es la idea que, posiblemente, el ser humano mismo proviene
de otro planeta. La teoría que la vida en la Tierra se originó
2
en el espacio es conocida como panspermia y , aunque no es
descabellada porque sabemos que muchos de los elementos de la
vida pudieron llegar a la Tierra desde asteroides como el agua,
los que proponen que los humanos vinieron de otro planeta o
fueron una creación de extraterrestres, ponen una vez más el
anhelo humano de no parecerse o tener nada que ver con los
animales.
Aunque los antiguos ya sospechaban que los seres humanos
tienen una relación cercana a los animales, el primer estudioso
moderno que le da una bofetada a los defensores de un ser humano
semidiós es Charles Darwin con su selección natural. La
propuesta que el ser humano no era nada más ni nada menos que un
miembro de la familia de los primates, causó una gran alarma en
la Europa del siglo XIX. Pero llegó Darwin y la sociedad
occidental siguió su curso como si nada.
En la actualidad hemos hecho descubrimientos que no sólo
confirman las investigaciones de Darwin, sino que van más allá.
Las asunciones en las cuales los animales carecen de
pensamiento, del uso de instrumentos para transformar su medio
ambiente y de sentimientos, se desmoronan día a día y arrinconan
el concepto de lo humano.
Hemos visto como muchas especies animales no sólo utilizan
instrumentos, sino también los fabrican, aunque sea de manera
rudimentaria. Antes pensábamos que sólo el ser humano fabricaba
y utilizaba herramientas, un elemento que nos definía
estrictamente como humanos. Pero eso ya no es tan preciso,
porque sabemos que muchos animales también lo hacen y con
propósitos similares a los del humano: encontrar agua,
alimentos, para mejorar su propia apariencia en el rito del
cortejo sexual, para defenderse, para recrearse, para la
construcción e, incluso, pueden ejercer actos de transmisión de
su conocimiento a otros o copiar de otros el resultado de
2
La Panspermia (griego: πᾶν (pan), 'todo', y σπέρμα (esperma), 'semilla') es la hipótesis que dice que la vida
en la Tierra es de origen extraterrestre.
39
experiencias medibles con los sentidos. Cada que estudiamos a
los animales, es como cuando estudiamos el Universo: nos damos
cuenta de lo poco que los conocemos y cuán ciegos hemos sido al
utilizarlos como un objeto para nuestro único beneficio.
Animales que incluso no tienen en sentido estricto un cerebro
como los moluscos, específicamente el pulpo, nos han demostrado
que tienen un gran nivel de inteligencia. Si la inteligencia es
aquel aspecto que nos diferencia de los animales ¿cómo podemos
entender entonces la inteligencia animal?
Nosotros mismos hemos creado un mundo que pone en
entredicho las ideas que teníamos como exclusividad de lo
A cada segundo, los sistemas
humano: la inteligencia artificial.
de información tecnológica adquieren mayor cantidad de datos y
van hacia un estado en el cual toman más decisiones de manera
autónoma. En la obra de Raymond Kurzweil, La singularidad está
cerca, este argumenta que ese ritmo de adquisición de
información por parte de sistemas inteligentes se da de manera
exponencial y no lineal. Llegará un momento de no retorno en el
cual los sistemas de la información copiarán todo el espectro
tecnológico y neurocientífico humano y es a este punto al cual
llama la singularidad tecnológica (Kurzweil, Ray, 2005). Una vez
alcancemos la singularidad tecnológica, las máquinas
inteligentes podrían tomar decisiones tan extremas como eliminar
al ser humano mismo, si consideran que es innecesario o que es
un peligro para su propia existencia. Películas como la Matrix,
Terminator y otras no parecen tan de ficción. Pero aparte de tal
preocupación contemporánea y la preocupación por que las
máquinas terminen dominando al Planeta entero, volvamos al
concepto de lo humano. Si las máquinas llegarán a un cierto
nivel de conciencia de sí mismas ¿serían humanas? ¿qué nos
separaría de ellas aparte de nuestra constitución biológica,
nuestra carne, nuestra parte, precisamente, animal?
Las máquinas inteligentes tendrían más razones para
establecer una diferencia real y medible con los animales – lo
que nos incluye, debido a que ellas carecen del componente
biológico. Sin embargo, es posible que ellas traten mejor a los
animales y a las plantas de lo que lo hacemos nosotros, si
descubren quién ha puesto al Planeta entero en peligro y quién
40
es más necesario para conservar el equilibrio natural, si es que
llegan a conclusiones de ese tipo.
Cómo es posible que sintamos tanta ansiedad por descubrir
vida en otros planetas y, especialmente, vida inteligente,
cuando parece que asumimos que nosotros, los humanos, somos los
únicos seres vivos inteligentes sobre la faz de la Tierra. Esta
gran ironía nos conduce a la destrucción de nuestro propio
entorno y a nuestra propia extinción. Ya que hemos tocado el
tema bíblico para buscar explicaciones sobre nuestra
indiferencia frente al mundo animal y vegetal, a los cuales
vemos como esclavos, instrumentos de uso y supeditado a nuestro
pie, tenemos que recordar también que en la misma Biblia
encontramos el relato del Diluvio Universal (Génesis 7 y 9).
Este relato ha demostrado ser, además, un elemento
auténticamente universal, porque aparece expresado en las
tradiciones creacionistas de muchos pueblos de la Tierra y de
lugares distantes en la geografía del mundo. De nuevo tocamos un
tema religioso que iría mejor en el capítulo siguiente, pero en
todo esto vemos como cada parte se entrelaza. Lo que es
necesario anotar aquí es que, en dicho evento, según la Biblia
judeo-cristiana, Dios ordena la extinción de los seres humanos
por su comportamiento inmoral (Génesis 6, 5-7), pero a la vez
tiene la voluntad de conservar las semillas de su Creación y
darle la oportunidad de hacer algo nuevo. Dios escoge no solo a
un grupo de humanos para salvarlos (Noé y su familia), sino
también a todos los animales (Génesis 7, 2-3), aquellos
considerados limpios y aquellos considerados impuros, según la
cosmogonía judía. Con el enorme aceleramiento de la extinción de
especies que vivimos en la actualidad, nos oponemos sin duda al
plan divino de la salvación según la cosmogonía judeo-cristiana.
Queremos salvarnos, pero solo a nosotros, los humanos, mientras
permitimos y causamos de manera consciente e inconsciente, que
centenares de especies animales y vegetales perezcan para
siempre, lo que marca nuestro propio fin.
Pero los descubrimientos de Charles Darwin fueron tanto
solo la apertura a un proceso que hacía más difícil definir a lo
humano y nos acercaba a los animales. Esto tendría aún más
sentido con el advenimiento de la revolución genética. Pudimos
abrir nuestro ADN y ocurrieron dos cosas: la primera, pudimos
enlazar a toda la humanidad a un origen común que derribó
41
también los mitos racistas y los anhelos de exclusividad humana;
y, segundo, tuvimos que comparar nuestro ADN no sólo con el de
los animales, sino también con el de las plantas para descubrir
que, quiérase o no, todos ellos son nuestros primos lejanos o
cercanos, como quieras leerlo. Aquel axioma de todos estamos
conectados comenzó a tener un sentido científico.
La revolución genética nos permitió saber que todos los
humanos modernos son una sola especie, hijos de una sola madre y
que todos compartimos el 99.9 por ciento de información
genética, dejando tan solo un 0.01 por ciento que establece
diferencias de color de piel, cabello, ojos, estaturas y otros
rasgos puramente étnicos que no nos hacen más o menos humanos.
Sólo hay una especie humana. Pero incluso hemos descubierto que
las otras antiguas especies humanas extintas como el Neandertal
y el Homínido de Denísova, nos legaron su propio ADN (Green,
R.E. et al., 2010).
Pero si Darwin pudo sacar sus conclusiones a partir de sus
detalladas observaciones, las pruebas de ADN nos permitieron
comprobar que tenía mucha razón. Los seres humanos somos simios
(el planeta de los simios es real y es esta Tierra) y esta
afirmación debe chocar mucho al hombre contemporáneo occidental.
Debe ser una ofensa a esa idea del Imago Dei tan querida en el
Medio Evo, pero que logró escabullirse hasta nuestra sociedad de
consumo y tecnocracia moderna. Los humanos, el homo sapiens,
pertenece al grupo de los grandes simios, el cual incluye
también a los gorilas, orangutanes, chimpancés y bonobos. De
todo este grupo, los humanos están más cerca del chimpancé y de
los bonobos con los cuales comparte el ¡98,7 por ciento de su
secuencia genética! (Deziel, Chris, 2018). Según los
científicos, el ancestro común de humanos, chimpancés y bonobos
vivió hace 6 y 8 millones años. Hace 25 millones años, tenemos
el ancestro común entre simios y monos y, mucho más en el
pasado, cerca de la extinción de los dinosaurios que fue hace 65
millones de años atrás, el ancestro común de todos los
mamíferos. Según Deziel, los humanos comparten el 93 por ciento
de su secuencia genética con los monos y es este el mamífero más
cercano a los humanos que no sea el chimpancé. Pero la cercanía
con otros mamíferos que parecen más disímiles es aún más
impresionante: los gatos comparten el 90 por ciento de su ADN
con humanos y, más atrás, los ratones el 85 por ciento, razón
42
por la cual han sido tan importantes en las investigaciones
médicas. El 80 por ciento con las reses (las cuales son
consumidas en restaurantes de todo el mundo) y 61 por ciento con
los insectos que tanto te molestan.
Aún más allá, los humanos también tenemos una fuerte
relación con las plantas. El 50 por ciento de nuestro ADN es
compartido con el reino vegetal y este dato lo tendremos en
cuenta para nuestra referencia al mundo vegetal, la dieta y la
medicina.
Si el ser humano es un simio, un animal más, entonces
tenemos un conflicto profundo: ¿qué nos hace humanos? ¿qué
significa el Imago Dei? Personalmente creo que no hemos llegado
a una respuesta final y eso es muy positivo. Ciertamente el
cerebro humano tiene un nivel de evolución muy superior al de
todos los animales, incluso aquellos que demuestran una gran
inteligencia. Pero queda otro problema: la evolución. Si el
cerebro evolucionado del homo sapiens es lo que lo hace humano
y, si existe la evolución como un proceso en continuidad
exponencial ¿quiero ello decir que los animales podrían llegar a
ser humanos? Ese problema es más fascinante que la singularidad
tecnológica, porque si bien las máquinas podrían llegar a tener
conciencia de sí mismas, no tendrían el componente biológico,
mientras que los animales definitivamente lo tienen. Esa es una
pregunta abierta para la historia contemporánea.
El significado del Imago Dei se hace oscuro ante el
misterio de la vida en la Tierra. Lo entendemos como la
posibilidad de la razón y de la conciencia de sí mismos. Pero
hemos visto como muchos animales pueden realizar actos que en sí
y por muy primitivos que sean, son semillas de razón y de
conciencia de sí mismos. Muchos animales, por ejemplo, pueden
reconocer su propia imagen en un espejo y esto deja muchas
incógnitas. ¿Será posible que algún día los chimpancés lleguen
al conocimiento del bien y el mal y puedan tomar decisiones por
sí mismos, fundar culturas y crear civilizaciones? En tal
momento ¿serán humanos y, por ende, hijos predilectos de Dios?
Otro desafío para la sociedad occidental egocéntrica.
Muchos aspectos nos podrían definir como humanos. Entre
ellos, ciertamente, la gran evolución de nuestro cerebro, pero
también la inmensa capacidad de transformar el medio ambiente,
43
muchas veces para su propio detrimento. Pero aquello que nos
hace humanos tiene que tener un sentido más profundo, más
trascendental. Ello puede marcarse por el valor de la compasión
y la simpatía por otras especies. El valor de avanzar en nuestra
evolución hacia la salvación de toda forma de vida, como en el
arca de Noé, de animales puros e impuros o, para utilizar
términos más contemporáneos de la sociedad de consumo, animales
útiles y animales “inútiles”.
No está dicha la última palabra sobre lo que nos define
como humanos. Pero con nuestro nivel de razón y conciencia,
somos esa parte del Universo que puede pensarse a sí misma, o,
como dice el astrofísico estadounidense Neil de Grasse en la
serie Cosmos, nosotros los humanos somos el universo que se mira
a sí mismo. Somos posiblemente el Universo que se piensa y ello
nos hace seriamente responsables de velar por la protección de
la vida en nuestro Planeta y en todo planeta posible que la
albergue.
Las plantas
La planta que tienes en casa… ¿la has mirado detenidamente alguna vez?
¿Has permitido que ese ser familiar pero misterioso que llamamos
planta te enseñe sus secretos? ¿Te has dado cuenta de lo pacífica que
es, de que está rodeada de un campo de quietud? En el momento en que
te das cuenta de la quietud y de la paz que emana, esa planta se
convierte en tu maestra.
Eckhart Tolle
44
Si te haces vegetariano bajo la idea de solidarizarte con
los animales, tienes en la mente el compromiso de no causar
dolor y sufrimiento a creaturas que son inocentes en sí, que
tienen muy pocas formas de defenderse de la voracidad humana y
que además poseen un sistema nervioso muy parecido al nuestro,
especialmente aquellos animales que la sociedad de consumo pone
en el menú. Por lo tanto, quieres pensar que todo aquello que
consumes es correcto y que no causas ningún dolor. Por lo tanto,
asumir que las plantas no sienten es una especie de tabla de
salvación.
Resulta que no es una idea completa. Las plantas sí
sienten, sólo que de una forma muy distinta a la humana y al
animal. No podemos proyectar las formas tradicionales de
conocimiento frente a aquello que no conocemos. Nuestra
experiencia del mundo se registra a través de nuestro complejo
cerebro. Por lo tanto, asumimos de manera absoluta, que aquello
que no tiene un cerebro, es un objeto sin sentidos. Muchos
animales carecen de cerebro, al menos de la manera en la que
nuestra mente nos dice que es concretamente un cerebro. En su
lugar, tienen células especializadas, los ganglios, que les
permiten funciones básicas de supervivencia. Entre ellos están
las medusas, esponjas de mar, corales y muchos otros, la mayoría
marinos.
Muchas personas asumen, por esta razón, que creaturas
marinas como moluscos y peces, no sienten y eso les ayuda a
apaciguar su conciencia para poder comérselos e, incluso,
lanzarlos vivos a peroles con aceite hirviendo, come he visto en
balnearios turísticos. Cuando algunas personas saben que soy
vegetariano, me quieren ofrecer pescado y mariscos como una
alternativa. Pareciera que dichos animales marinos no entraran,
en su mente, dentro de la categoría de animales. Los llamados
pescatarianos, por ejemplo, deben construir una idea muy
similar. Esta idea, por supuesto, es la causa de la sobrepesca
masiva en todos los océanos del mundo y un negocio jugoso que
afecta millones de especies marinas, desde pequeños bancos de
peces, hasta la supervivencia de animales marinos mayores como
ballenas, delfines, tiburones y, obviamente, animales especiales
como los corales, los cuales son bien desconocidos para el
45
hombre de la sociedad de consumo que respira, pero no sabe de
dónde le llega el aire.
Entrar en el mundo de las plantas es fascinante. Igual que
con los animales, sabemos muy poco de ellas. Pero es seguro que
sabemos más de los animales, porque estos se mueven y participan
de alguna manera activa dentro de la sociedad humana, aunque sea
como mascotas, como esclavos o como comida. Pero las plantas nos
parecen inmóviles y, sin embargo, no lo están.
Tenemos el siguiente dilema: si las plantas sienten ¿les
causamos dolor al comerlas?
Antes de adentrarnos en el complejo mundo de cómo sienten
las plantas, miremos este punto de las plantas como comida.
Definitivamente el ser humano no las utiliza solo para comida.
También tienen que ver con la medicina y como productos
madereros. Como objeto de consumo, causaron una de las grandes
revoluciones en la historia humana: el nacimiento de la
agricultura. Como medicina, ellas están a la base de los avances
en el terreno de la salud. Y como productos madereros, les
debemos muchas cosas.
Nuevamente todo tiene que ver con el balance de las cosas.
Los humanos tienden a tomar cosas del medio ambiente sin sentir
la responsabilidad de devolver en contraposición con los ritmos
de la naturaleza, que son un sistema universal de intercambio,
lo que garantiza incluso nuestra supervivencia. Por siglos, la
madera ha sido un producto de fabricación de innumerables
objetos de uso cotidiano. Ello incluye a culturas naturales y a
sociedades sofisticadas como la occidental. Pero nunca como
antes habíamos visto el peligro de una deforestación masiva en
todo el Planeta. Las culturas naturales hacen uso de la madera
de manera diaria, pero tienen un aprecio ejemplar hacia los
árboles. Las sociedades de consumo, en cambio, todo lo reducen a
precios en el mercado. Como dice León Tolstoi, hay quien cruza
el bosque y sólo ve leña para el fuego.
La observación de los ritmos de la naturaleza nos permite
ver que las plantas tienen más influencia en el Planeta del que
queremos ver o reconocer. Para comenzar con la alimentación,
todas las especies animales, lo que nos incluye, dependen del
reino vegetal. Todos los insectos, reptiles y mamíferos dependen
46
de la energía que producen las plantas, sin dejar de lado a los
animales carnívoros, los cuales se alimentan de animales
herbívoros.
Que las plantas estén a la base de la cadena alimenticia no
las destruye para nada. Parece que, al contrario, es eso lo que
ellas quieren. Estos seres tan especiales pueden procesar la
energía solar y el humus de la Tierra y crear una gran energía
que después comparten de manera abundante con los animales. A su
vez, los animales ayudan a distribuir las plantas por todo el
planeta. Las semillas creadas dentro de frutos y flores y
consumidas por animales, sobreviven dentro del proceso digestivo
de simios, pájaros, insectos, los cuales las esparcen en los
bosques y en otras regiones del mundo. Los grandes sembradores
de la Tierra no son los humanos, sino los pájaros y los monos,
por decir tan solo dos especies que viven entrelazadas con los
bosques. Las plantas crean los frutos para el paladar de los
animales. Ellos están hechos para ser comidos y, de esta manera,
garantizar su propia generación.
Es por ello que un bosque no es solo la reunión de árboles
y plantas en un lugar determinado. La presencia de animales de
toda especie es vital para la salud y el crecimiento de dicho
bosque. En las ciudades occidentales modernas es posible ver la
presencia de innumerables jardines e incluso árboles inmensos,
lo que es en sí algo muy positivo. Sin embargo, también se ve la
inversión en pesticidas que ponen en riesgo la fauna que puede
buscar refugio en dichos bosques urbanos.
Así como vemos a los insectos como alimañas a las cuales
hay que matar, extinguir, hacer desaparecer de la faz de la
Tierra, mientras ignoramos su importancia para el balance del
ecosistema, también clasificamos a muchas plantas como maleza
con la misma idea: su destrucción. En mi caso, he quitado esas
dos palabras de mi vocabulario. Todos los animales y plantas
existen por alguna razón, sea que estemos o no de acuerdo con
ello, nosotros no somos la medida de la Creación o del Cosmos.
No hay alimañas ni malezas, existen animales de toda especie y
plantas, muchas de ellas medicinales que deberían ser llamadas,
más bien, buenezas.
Esto nos lleva a la idea de que las plantas pueden ser
comidas, utilizadas en la salud del ser humano e incluso para la
47
construcción de cosas útiles a nuestras culturas, pero dentro de
un cuidado por el balance de la Madre Naturaleza.
Ello no significa que las plantas no sientan. Por el
contrario, es importante que descubramos la manera en que lo
hacen, diferente de las sensaciones animales, pero no por ello
inferiores. Por el contrario, al saber que el reino animal
depende del reino vegetal, tenemos que acercarnos a ellas con un
gran respeto y aprecio.
Por lo tanto, no podemos ser vegetarianos solo por
solidaridad con los animales. También por un gran respeto y
admiración por las plantas, las mismas que garantizan nuestra
supervivencia y nos proveen de la energía necesaria para
construir nuestro propio cuerpo físico, mental y espiritual.
Todo vegetariano y vegano debe obligarse a ser un experto en las
plantas, lo que le garantizará, además, una buena salud, porque
sabrá muy bien qué debe comer y qué le proporciona la energía
conveniente para su salud. Pero también, un vegetariano o un
vegano, al sentirse amigo o hermano de los animales, también lo
debe ser de las plantas. Cincuenta por ciento uno y cincuenta
por ciento otro.
Desde las plantas microscópicas y unicelulares como las
bacterias, que no vemos pero que están prácticamente en todas
partes y nos ayudan a desarrollar ciertos metabolismos como la
digestión, hasta las plantas marinas y las de las selvas que
generan grandes cantidades de oxígeno para respirar.
Hoy sabemos que las plantas tienen sus procesos de
comunicación y de relación con su propio entorno. La ecologista
forestal Suzanne Simard ha demostrado que organismos vivos del
suelo como ciertos hongos, ayudan a los árboles a crecer y a
desarrollarse. Muchos de esos hongos viven dentro de las raíces
de los árboles y les ayudan a adquirir nutrientes y agua del
suelo a cambio de carbono. En 1997 descubrió con otros miembros
de su equipo que los árboles estaban conectados, unos a otros, a
través de una red creada por los hongos de micorriza - la
simbiosis entre un hongo (mycos) y las raíces (rhizos) de una
planta -. Dicha comunicación consiste en el intercambio de
carbono, nutrientes, agua y otros elementos necesarios. Por
ejemplo, descubrieron que, dentro de un bosque, cuando un árbol
estaba enfermo, los otros árboles le proporcionaban a través de
48
sus raíces, los elementos necesarios para su mejoría. Así mismo,
Simard descubrió que, en todo bosque, existe lo que ella llama
el árbol madre, un árbol del cual proceden muchas de las
especies presentes en dicho lugar. “Los grandes árboles estaban
subsidiando a los jóvenes a través de las redes de hongos. Sin
esta mano amiga, la mayoría de las plántulas no lo lograrían"
(Simard, Suzanne, 2016).
Simard llamó a este sistema de cooperación que sucede por
debajo de la tierra de un bosque como “red micorriza” y definió
el “árbol madre”, aquel árbol inmenso, viejo, que se eleva por
encima del follaje de los demás árboles, casi como el que
Este “árbol madre” está conectado a
describe la película Avatar.
todos los demás árboles del bosque a través de la red micorriza
y maneja los recursos de la comunidad arbórea. Si el árbol madre
es talado, la sobrevivencia de los demás se ve disminuida.
Si a través de la ciencia hemos podido encontrar hechos tan
fascinantes como la comunicación vegetal y muchas otras cosas,
las culturas naturales nos enseñan aún más sobre la relación
posible entre humanos y bosques. En sentido estricto, cuando nos
referimos a la definición de “pueblo indígena”, no lo hacemos
sólo de aquellos que constituyen una cultura nativa con sus
costumbres y lengua particular. Un elemento vital en la
definición del indígena es su relación estrecha con el
territorio que habita y dicho territorio es, en la mayoría de
casos, un territorio natural (selvas, desiertos, islas, ríos).
Por ello, la pérdida de un territorio para una comunidad
indígena es un drama terrible que la gente que vive en ciudades
occidentales no imagina, además porque no les importa. No sólo
el territorio ancestral y natural es la casa de la comunidad
indígena, sino que la comunidad indígena es la auténtica guardia
del territorio natural.
Los indígenas, como humanos que son, también transforman el
medio ambiente y hacen uso de los recursos naturales, entre
ellos la madera, así como los minerales que se encuentren en su
territorio e, incluso, la caza y la pesca. Pero son las
comunidades indígenas las únicas que saben mantener un balance
entre la acción humana y la naturaleza. Por esto, en la actual
crisis ambiental global, las comunidades indígenas están en el
ojo del huracán: por una parte, se ven arrinconadas por la
49
avaricia, la codicia y la voracidad de la sociedad de consumo
que requiere el acaparamiento de todos los recursos naturales de
la Tierra para mantener su creciente consumo sin control y, por
otra parte, el reconocimiento paulatino que la misma ciencia les
confiere como el verdadero modelo de conservación del Planeta.
Es importante mencionar que algunos movimientos ecologistas
contemporáneos que luchan por la defensa del medio ambiente
global, no tienen en cuenta a los pueblos indígenas y los
quieren separar de sus territorios, con lo cual hacen más mal
que bien.
Los pueblos indígenas no ven a los bosques como madera,
como los ven los hombres de la sociedad de consumo. Quien ve un
bosque como madera, es un constructor de desiertos. Los
indígenas ven a los árboles como sus hermanos, como sus
ancestros, como sus ángeles guardianes. Antes de talar un árbol,
realizan ritos que, aparte de su significado religioso, conectan
a la gente con el sentido pleno de la naturaleza.
El bosque no solo les provee de alimento y madera para sus
construcciones sencillas. También es la farmacia y, en ello,
conservan conocimientos ancestrales que hoy la ciencia comienza
a valorar. La misma medicina moderna u occidental, proviene de
las selvas. Muchas drogas que se venden en los mercados de la
sociedad de consumo, son la síntesis de plantas naturales que
botanistas estudiaron por años de la mano de las mismas
comunidades indígenas. Estos casos pueden comprobarse en toda la
historia de la humanidad. Cada vez se aprecian más áreas como la
medicina china, la cual se basa en medicina natural. Pero el
advenimiento de los europeos a las Américas fue vital para el
desarrollo de la medicina moderna, como lo atestigua la obra del
fraile español Bernardino de Sahagún y su Historia general de
las cosas de Nueva España publicado en 1793 y en donde narra
cómo vivían los aztecas antes de la llegada de los españoles,
con una extensa parte dedicada a las plantas medicinales.
Por donde busquemos, sólo podemos comprender que todo en la
Tierra depende esencialmente del reino vegetal y, sin embargo,
parece el que menos llama la atención. La extinción de una
especie de planta es tan desastrosa como una especie animal,
pero todos se centran más en los animales. Ningún elemento de la
Madre Natura debe ser ignorado o no valorado apropiadamente.
50
Vemos la mano de las plantas en todos los aspectos del Planeta,
pero también en nuestra vida cotidiana. Incluso las religiones
en sus ritos utilizan las plantas. Cuando los sacerdotes
católicos celebran la Eucaristía, utilizan el resultado de dos
planticas para el sacrificio sagrado: una viña y una espiga. Es
decir, la esencia de lo Sagrado se manifiesta al mundo terrenal
en dos plantas.
51
De acuerdo a las leyes de Manu, es imposible participar de
ningún modo en el sacrificio de animales para comida y venir
con las manos limpias.
52
ejemplo, la Asociación Vegetariana Cristiana promueve el
vegetarianismo desde una perspectiva bíblica y la
responsabilidad por la Creación a través de una dieta que ponga
en evidencia el ministerio de Cristo en amor, compasión y
misericordia. Dicha asociación busca la reducción de productos
de origen animal:
Estamos dedicados a un estilo de vida libre de crueldad a
través de una vida vegana de acuerdo a la ética
judeo-cristiana. Amor y compasión incondicional es la fundación
de nuestros medios pacíficos para lograr este propósito para
todas las creaturas de Dios, sea éste humano u otro
(All-Creatures.org, 2019).
53
entendemos al ser humano como integrante activo y pasivo de la
Naturaleza o de la Creación, todo acto de compasión hacia dicho
ser humano debe incluir necesariamente a los animales, plantas e
incluso a los elementos que constituyen la vida misma (tierra,
agua, fuego y aire). Quienes temen abandonar la adoración de un
para arrodillarse ante las creaturas,
principio absoluto, Dios,
tiene que meditar en este don divino de la compasión. La
compasión en sí es primacía de Dios mismo. Es Dios quien nos
crea y preserva por compasión. Por lo tanto, en el momento en el
cual un ser humano siente y ejercita la compasión hacia los
otros, participa de una característica esencialmente divina
(Lucas 10:25-37).
La segunda razón es el anhelo de purificación humana. En
muchos sistemas religiosos ello tiene muchos nombres y
conceptos: desde la purificación del alma hasta el alcance del
nirvana. Una meditación insistente en ello nos hace sentir que
necesitamos purificar todas nuestras intenciones humanas y
vencer la tentación, la cual va de la mano de las pasiones,
vicios y engaños. De la misma manera que con la compasión, esta
tiene muchas formas de ser llamada en todas las religiones.
Vencer al diablo (Juan 14:12), es también vencer a mará, la
ilusión, la tentación, lo que es también el ego. Especialmente
en esta época en la cual el consumo de carne se convirtió en un
negocio de proporciones millonarias que enriquece día a día a
grandes multinaciones y que ha creado un sistema de tortura y
cosificación de seres inocentes como son los animales, no
podemos pensar, sino que los consumos de esas carnes
sacrificadas sólo pueden traer un gran dolor, un karma o un
pecado, como queramos llamarlo. Lejanos estaría del corazón de
Dios la complacencia en semejante realidad tan escabrosa. Sólo
quien es capaz de poner a los animales y a las plantas por fuera
del objeto del amor de Dios, podría pensar que a Dios no le
importa el sufrimiento de los animales, la destrucción de los
bosques y de la Creación entera (2 Pedro 3:13).
La compasión y el anhelo de purificación son
correspondientes. Son un ying y yang. Sólo quien siente
compasión, puede alcanzar a la purificación, la cual es la
destrucción del ego, y quien destruye el ego, sólo puede sentir
compasión.
54
El ayuno
Marcos 1, 12-13
55
espiritualidad), el ayuno tiene tres razones: salud física,
política y espiritualidad.
Ayunar es abstenerse de consumir alimentos o reducir el
consumo de los mismos por un periodo de tiempo. El ayuno
parcial, por ejemplo, dice que una persona no consume grasas o
líquidos o regula de manera estricta el consumo de alimentos o
substancias de manera intermitente, es decir, consume ciertos
productos sólo cada cierto tiempo.
En realidad, incluso aquellas personas que no practican el
ayuno de manera sistemática, sí lo hacen de manera cotidiana. En
idioma castellano tenemos una indicación directa a ello cuando
llamamos a la primera comida del día como desayuno, es decir,
terminar el ayuno, el cual es la abstinencia de comidas durante
la noche, cuando dormimos. Ese momento es, fisiológicamente, un
ayuno. Ese momento de ayuno permite que nuestro sistema
digestivo termine bien su proceso metabólico de absorción de los
alimentos.
Otro ejemplo de ayuno por fuera de motivaciones
espirituales es cuando tenemos que hacer un examen de
laboratorio de sangre u otros fluidos físicos y nos piden ayunar
por entre 8 y 72 horas, lo que permite que se puedan detectar
mejor la constitución química de dichos fluidos. De la misma
manera, personas que van a ser sometidas a operaciones
quirúrgicas, se les pide ayunar para prevenir complicaciones con
la anestesia general, por ejemplo, para evitar que el cuerpo
rechace la anestesia mediante el vómito, lo cual puede incurrir
en problemas respiratorios.
Según investigaciones neuropsicológicas, el ayuno mejora la
atención, el estado anímico y los sentimientos subjetivos de
bienestar, lo que puede ayudar a prevenir o mejorar problemas
como la depresión (Fond G., 2018). Al mismo tiempo, personas que
practican el ayuno de manera regular o intermitente, pueden
combatir de manera efectiva problemas como la obesidad (Whitney,
Eleanor Noss, 2012).
El ayuno también ha sido utilizado como un instrumento
político o de presión social. Cuando alguien quiere ejercer una
presión contra un sistema político o social, se declara en ayuno
indefinido hasta que logre el objeto que quiera. Un caso célebre
56
de ayuno como forma de presión social lo realizó el líder
político y religioso de India, Mohandas K. Gandhi, el cual
realizó varios ayunos como una forma de protesta social y
no-violenta en contra de la colonización británica en su país.
También es célebre el caso de Bobby Sands en Irlanda del Norte,
el cual protagonizó la huelga de ayuno de 1981 para exigir
mejoras en el sistema penitenciario de ese país. Sands murió
después de 66 días de ayuno, pero su funeral fue atendido por
100 mil personas, lo que causó una auténtica revisión de las
peticiones, especialmente después de la muerte de otros
prisioneros que también estaban en ayuno.
Por último, el ayuno es prescrito por casi todas las
religiones del mundo. En el caso de las religiones mayoritarias
y dominantes, los líderes fundadores tienen una relación
estrecha con el ayuno. Sabemos que Siddhartha Gautama realizó
varios ayunos notables antes de alcanzar la Iluminación y
convertirse en el Buda. De estas experiencias, logró definir el
o Noble
llamado Camino Medio (en sánscrito madhyamā-pratipad)
Camino Óctuple (āryāsṭāṅga mārga), en el cual se describe el
camino de la moderación entre los extremos de la sensualidad
indulgente y la mortificación:
Monjes, estos dos extremos no deben ser practicados por
alguien que ha salido de la vida doméstica. Existe una adicción
a la indulgencia de los placeres sensoriales, que es baja,
tosca, como la gente común, indigna e inútil; y existe una
adicción a la auto mortificación, que es dolorosa, indigna y no
rentable.
Jesucristo
Por su parte, antes de iniciar su vida pública,
realiza un ayuno notable en el cual vence al diablo (Mateo 4,
1-11):
57
Jesús fue conducido del Espíritu de Dios al desierto, para que
fuese tentado allí por el diablo. Y después de haber ayunado
cuarenta días con cuarenta noches, tuvo hambre (Mateo 4, 1).
58
tienen los mismos privilegios de comprar comidas a bajos precios
todo el tiempo, en mercados y supermercados. Los que no tienen
la nevera llena con mil cosas que nos gustan o que la sociedad
de consumo nos presentó como la delicia.
Al acoger en mi vida el estilo vegetariano, el ayuno me
llegó como una inspiración y creo que ha sido un complemento
excelente. Practico el ayuno por 24 horas entre el jueves en la
noche y el viernes por la tarde. Al inicio de cada ayuno
determino un propósito. ¿Por qué o por quién realizo ese ayuno?
Creo que el propósito es vital. No sólo tiene que ser un
beneficio para mi cuerpo físico, sino también que tiene que
estar conectado con la oración y la meditación.
59
Experiencia de vida
60
Ese primer contexto se complementó poderosamente con mi
participación en el movimiento juvenil más grande del mundo: el
escultismo de Baden Powell. Los mejores momentos de mi
adolescencia los viví en campamentos scouts en los bosques
andinos de mi tierra antioqueña. No se trataba solamente de
admirar la belleza de nuestra Madre Naturaleza, sino y como
enseña Baden Powell en sus textos para muchachos, de saber
convivir con ella.
Confieso que el encuentro con la naturaleza es esencial a
un encuentro con lo trascendental. Yo he vivido ese encuentro,
primero de una manera posiblemente intuitiva, pero sin mayores
compromisos, luego y en los últimos años de una forma más
iluminada.
Al dar el paso al vegetarianismo, me hice la promesa de que
no haría de ello nunca un dogma y que no discriminaría a nadie
por no ser vegetariano. Ante todo, aquellos que consumen carne
no tienen en sí una culpa personal en ello. Son milenios en los
que el ser humano ha sido un depredador carnívoro y,
posiblemente, ello nos ha salvado la vida como una manera de
adaptarnos a medios ambientes hostiles. Lo vemos hoy por hoy en
pueblos naturales, los cuales, inmersos en comunión con la
naturaleza que habitan, son cazadores, como lo fueron mi padre y
mi abuelo en las maniguas de Amalfi. El punto que necesitamos
resaltar es que, incluso en esos tiempos de dependencia humana
del consumo de carne – ese tiempo de pueblos naturales – nunca
se puso en peligro de extinción a todas las especies animales
como hoy. Eso sólo puede significar que se ha roto un balance
entre el ser humano y la naturaleza.
Si he de hacer un llamado a todos mis hermanos humanos en
algún sentido, no sería propiamente a ser vegetarianos – una
condición ideal, la cual cada vez reúne a más personas en todos
los países -, pero sí a ser consumidores responsables en donde
quiera que te encuentres. Ser un consumidor responsable es una
actitud más accesible para una sociedad en general. Si consumes
carne, tendrías que preguntarte ciertamente qué te comes de
manera certera. Una ley de los cazadores naturales es comer la
carne que cazan. Hoy en día vemos como la cacería que presenta
la sociedad de consumo, es un lujo macabro realizado por elites
egoístas que se pagan safaris en África para dispararle a
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grandes animales salvajes puestos en situación indefensa y
tomarse fotos para sus redes sociales. Esos no son, ciertamente,
cazadores nobles según el espíritu humano más ancestral, sino
monstros que matan por matar y ponen en peligro aún más a
nuestro planeta y su medio ambiente. Si vives inmerso en una
sociedad occidental moderna, posiblemente no podrás ir a cazar
para tu propio consumo. Por lo tanto, tendrás que ir siempre a
los supermercados en donde compras con facilidad cualquier
producto que tu apetito te señale.
Un consumidor responsable, entonces, no sería ese que coge
del mercado lo primero que ve, sin importarle la procedencia.
Tendrías que comenzar a cuestionarte las cosas. No todo lo que
ves es real. No todo lo que dice la publicidad de la sociedad de
consumo es palabra sagrada. Te engañan y lo hacen de manera
simple, con todo un sistema de manipulación masivo en donde los
medios de comunicación electrónicos se han convertido en el
principal instrumento. Esa carne que pones en la nevera de tu
apartamento ¿de dónde viene? Esos animales que consumes ¿cómo
vivieron?
En muchas ciudades modernas occidentales, los niños comen
carne de animales que ni siquiera conocen directamente. Y no me
refiero a animales exóticos, sino a los que se convirtieron en
el principal producto de consumo moderno: gallinas, reses y
peces.
Poco a poco vemos una gran evolución de las llamadas
granjas orgánicas y familias enteras que convierten sus jardines
en generadoras de alimentos sin utilizar pesticidas. Poco a poco
vemos como muchos grupos occidentales han comenzado a buscar los
conocimientos ancestrales para aplicarlos en el contexto del
lugar en donde viven. Esa es ya una gran esperanza. Cuando me
refiero al consumidor responsable, es a ese al cual me refiero.
Todo comienza por el preguntarse qué comemos, de dónde viene
esto que comemos, qué tipo de daño causo al medio ambiente, cómo
sas preguntas hacen en sí
es mi relación con el medio ambiente. E
ya una gran diferencia.
Al mismo tiempo que me hago responsable del cuidado que le
debo a la naturaleza, también me hago responsable de mi propia
salud. Esta sociedad de consumo no tiene interés en que vivamos
una vida sana y evitemos enfermedades. Por un lado, vende una
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imagen de una eterna juventud, por otro lado, nos conduce a una
vejez enferma y débil, con enfermedades modernas que nos
destruyen, mientras que caemos en la otra trampa que es la de la
llamada medicina moderna que no es otra cosa que un negocio
jugoso para las multinacionales. Estas multinacionales combaten
a muerte la medicina tradicional, los tratamientos con plantas,
para vendernos drogas que destruyen nuestro cerebro y nos hacen
dependientes de sustancias químicas que no curan, sino que crean
dependientes/clientes de ellos mismos.
Es de todo eso de lo que tenemos que liberarnos. Tenemos
que desconectarnos de la Matrix y comenzar a vivir una vida de
libertad y de encuentro con todas las potencialidades humanas en
relación con la Creación y con Dios, cualquiera que sea la idea
que de Él tengamos.
En este año de vegetarianismo, he podido ver cómo mi opción
causa en inquietudes en muchas personas. He podido comprobar
como el consumo de carne es un elemento básico de esta sociedad
de consumo actual y cómo nos volvemos dependientes del estímulo
de los sentidos. Para muchos abandonar el consumo de carne de
manera absoluto o parcial, es algo imposible de hacerse. Si una
persona se siente dependiente de ello, podemos entender que
dicha persona está bajo el control absoluto de la sociedad de
consumo contemporánea y que obrará siempre bajo los parámetros
que otros les impongan. ¿Cómo poder encontrar a Dios cuando
vivimos bajos los efectos de una dependencia?
Veo entonces el vegetarianismo como una manera de liberar
más mi ser y encontrar al Trascendente. No es este el único
camino, ciertamente, pero es poder caminar ligero de equipaje
hacia el encuentro con quien puede iluminar nuestro cuerpo,
mente y alma.
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Bibliografía
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