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Elementos que conforman nuestra Identidad Nacional dentro del contexto

del Mundo Globalizado

Identidad Nacional

Venezuela es una nación que tiene en su haber y en su evolución


muchos elementos que permiten que el país sea considerado multicultural y
multiétnico, ya que en la evolución de su historia las costumbres propias de la
zona en algunos sitios se han enriquecido y en otros se han distorsionado.
Desde mucho antes de la llegada de los españoles a América, y desde mucho
antes de llegar a Venezuela, la población que ya existía en los territorios, es
decir, la población aborigen, poseía una cultura propia, y los elementos
fundamentales como la lengua, religión, costumbres, se relacionaban entre sí
con las demás poblaciones de América Hispana. Esa serie de elementos
comunes de muchas poblaciones que sin conocerse practicaban es lo que
origina el término denominado Identidad.

La globalización se centraliza en el largo proceso multisecular de la


internacionalización, que tiene hondas raíces en la época denominada de
Renacimiento, esa fecunda etapa de la humanidad en que las artes, el
comercio, la música, la literatura y las ciencias florecen y con ellos pueblos y
ciudades hasta el surgimiento de la nación.

Que cambió el modo de vida, las personas dejaron de vivir en


comunidades, zonas o regiones relativamente aisladas e independientes para
formar parte de un conjunto mayor de límites geográficos precisos y de
identidad signada por sus símbolos, por su idiosincrasia, por su lengua común
y su psicología común que los hace iguales y diferentes a los demás.

La globalización surgió como un fantasma que no encuentra referente en


ninguno de los paradigmas de nuestro tiempo, cada quien la ha tomado y
adaptado a sus necesidades e intereses, en este sentido, es en el campo
económico donde más éxito ha obtenido porque ha dado cobertura para
implementar políticas y establecer modelos de desarrollo al servicio del mundo.

De esta manera, se convirtió en el vehículo ideal para imponer su


dominio en el Tercer Mundo. Bajo el pretexto de la objetividad del proceso, se
trata de crear en las masas un estado de abstinencia favorable para hacer
creer que la cultura y el bienestar vienen de afuera y contra eso no se debe
luchar.

Por fortuna esta postura está generando en el mundo, y particularmente


en América Latina, el efecto contrario. Los pueblos no han perdido las
esperanzas y desde sus raíces se enfrentan al mundo, no lo desdeñan, lo
asumen salvando su yo, contraponiendo su identidad y sus valores a los del
otro para enriquecer y enriquecerse, para formar la gran urdimbre de la cultura
universal.

La idea de lo nacional, en el contexto de la globalización, debe reformularse.

Un mundo en que el poder de las corporaciones transnacionales


trasciende las fronteras, y las relaciones que entre ellas se establecen
desdibujan los límites de la nación y se nos presenta único, bajo el patrocinio
del norte revuelto y brutal que nos desprecia, "más que unir lo que busca una
globalización enferma es unificar y lo que hoy es unificado a nivel mundial no
es una voluntad de libertad sino de dominio, no es el deseo de cooperación
sino de competición''.

En el desarrollo del mundo de hoy, en que la ruptura es necesaria, a la


globalización hay que extirparle el lado enfermo para lograr identificarnos a
nosotros mismos, asumir nuestra especificidad para avanzar en el
reconocimiento del otro.

Esto constituye el fundamento de la creación y el fortalecimiento de una


auténtica sociedad global en la que la repercusión de nuestra identidad y la
aceptación plena frente a otros, permitirá la convivencia, dándole razón de ser
al conocimiento de la historia particular de todas y cada una de las culturas
conformadoras del al conocimiento de la historia particular de todas y cada una
de las culturas conformadoras del mundo global del nuevo milenio; es
necesario estar abierto a todo, sin desdeñar ninguna forma por arcaica o
ultramoderna que nos parezca, la identificación, tanto de nosotros como de los
otros.

Nos ayudará buscar y reforzar nuestro propio lugar en este mundo que
cada vez se hace más pequeño. De manera que, en los tiempos que corren
solo nos queda un elemento en común: la cultura nacional y debemos
defenderla.

"La prosperidad del país: vendrá cuando los ciudadanos tengan el


derecho de gozar y disponer libremente de sus bienes, y del fruto de su talento,
industria y trabajo"

Simón Bolívar

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