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“Las características diferenciadoras de la FPI y la educación superior en

Colombia”.

Por: Ermit A. Sandoval Guevara


04 de Marzo de 2020

En el presente ensayo, iniciaremos con un abordaje con el concepto de


educación, formación profesional integral y educación superior, luego entraremos a
establecer las características diferenciadoras entre la formación profesional integral
y la educación superior en Colombia, finalmente realizaremos las conclusiones de
las diferencias encontradas.

“La finalidad de la educación es, sacar al niño de su ignorancia y de su incapacidad


para afrontar los retos de la vida, para así poderlo llevar al nivel intelectual, moral y
profesional, que le permita llevar una vida normal, útil a la sociedad y así mismo.”
(Dalbard; course de Morale, pag 167).

Partiendo de lo que nos afirma Dalbart, la finalidad de la educación es el


desarrollo del individuo, que pertenece a una sociedad, y que debe definir
autónomamente su destino, que le permita poder insertarse en el mundo laboral y
poder satisfacer a plenitud, cada una de las necesidades básica de los individuos,
través del trabajo.

La ley 115 de 1.994, ley general de la educación en Colombia, nos dice que
la Educación es un proceso de formación permanente, personal, cultural y social,
con una visión antropológica, donde sin duda alguna, como valor principal está la
dignidad, sus valores y derechos.

Para el caso de la Formación Profesional Integral, la ley 119 de 1994, nos


dice que que es deber del estado invertir en el desarrollo social y técnico de los
trabajadores colombianos, ejecutando la formación profesional integral, para la
incorporación

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Teniendo en cuenta, que en temas de legislación todos los colombianos
tenemos asegurado nuestra educación y formación profesional amparadas por las
dos leyes mencionadas en el párrafo anterior, es correcto mencionar que la ciencia,
la tecnología y la innovación son hoy en día, los grandes desafíos que tienen los
países en vías de desarrollo, desafíos en aspectos económicos, sociales, políticos
y culturales, con la finalidad de obtener mejores niveles de desarrollo y calidad de
vida.

Partiendo de lo anterior, entraremos en la necesidad de trasferir el


conocimiento a todos los miembros de la sociedad para así, tener una sociedad
mejor informada, capacitada, que les permita tomar sus propias decisiones y les
permita construir su propio desarrollo, basándose en el contexto que les rodea.

Cada sociedad tiene sus propios avances, es decir sus conocimientos,


tecnologías e innovaciones, según las formas en que realiza sus dinámicas
productivas u organizacionales, donde el ideal es la conexión con las nuevas
formas de desarrollo, adquisición y difusión de conocimiento, el cual deberá
repercutir en un modelo económico basado en el conocimiento, donde se
validan sus diferentes formar de acción y los efectos que puedan ocasionar en
temas como el crecimiento económico, igualdad social y decisiones
políticas.(Ferry,1997)

Teniendo claro que el conocimiento, la investigación y la innovación


hacen parte del desarrollo de los países, es interesante conocer como los
centros de formación en los distintos niveles básica, media, superior e
instituciones para el trabajo, enfocan sus procesos de aprendizaje, en que parte
dentro del proceso se hace una conexión entre enseñanza y formación.

En todo proceso educativo/formativo, se presenta la necesidad de


responder mínimamente a las siguientes preguntas:

- ¿Para qué enseñar/formar?

- ¿Qué enseñar/formar?

- ¿Cómo enseñar/formar?
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- ¿Cuándo enseñar/formar?

Evidentemente, podríamos ampliar dichas preguntas con otros aspectos


complementarios de los anteriores (dónde, con qué…). Así mismo, preguntas
semejantes nos pueden servir para orientar también las propuestas en el ámbito de la
Evaluación (¿para qué evaluar?, ¿qué evaluar?, ¿cómo evaluar?, ¿cuándo evaluar?).

En este contexto, la Formación Basada en Competencias, nos da


principalmente respuestas a las dos primeras preguntas (¿para qué enseñar?, y en
relación con ella ¿qué enseñar?). Por tanto, la Formación Basada en Competencias,
nos pone el referente de la formación, es decir, nos ayuda a identificar con claridad
cuál es el sentido y finalidad de los procesos formativos que implementamos en la
institución. Además, a partir del conocimiento técnico que implica o conlleva cada
Competencia, se nos sitúa también en la línea de qué es lo que hay que enseñar (los
contenidos, que deberán ser, además, pertinentes y actualizados). (Bozhovich, 1981)

Por otra parte, desde la perspectiva de la Formación Profesional Integral,


deberemos complementar los aspectos técnicos y metodológicos de las Competencias
a desarrollar, con Competencias de carácter más transversal (Trabajo en Equipo,
Planificación y Organización…), que posibiliten dicha integralidad. (Barbier, 1993)

Por su parte, la Formación por Proyectos, es una estrategia de carácter


metodológico; apunta, por tanto, a dar respuesta, principalmente, a la pregunta ¿cómo
enseñar/formar? Es decir, la Formación por Proyectos, nos ofrece pautas para definir
la dinámica y los roles del Instructor y del Aprendiz en el proceso de desarrollo de las
Competencias Técnicas y Transversales anteriormente identificadas y delimitadas.

Así pues, la Formación Basada en Competencias y la Formación por Proyectos,


son, en general, complementarias. La primera nos señala las finalidades de la
formación, la segunda, nos indica formas de actuación (entre otras posibles) para que
los Aprendices lleguen a alcanzar dichas finalidades.(Barbier,1993)

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La educación superior es aquella que contempla la última fase del
proceso de aprendizaje académico es decir, aquella que viene luego de la etapa
secundaria. Es impartida en las universidades, institutos superiores o academia
de formación técnica. La enseñanza que ofrece la educación superior es a nivel
profesional.

En este nivel de educación la formación es de carácter académico, donde


el proceso de enseñanza se realiza de manera magistral predominando el
análisis de contenidos, con escasa relación con los contextos sociales y
productivos, dejando como resultado un ciudadano lleno de teorías con una
extensa brecha entre lo aprendido en sus cinco años de estudio y la dinámica
del sector productivo que exige unas habilidades y destrezas demandadas por
las empresas del país.

Las cifras indican que la relación de profesionales frente a la del total de


técnicos y tecnólogos es inversa con respecto a lo que ocurre en países
desarrollados: seis técnicos por cada profesional. En Colombia hay seis
profesionales por cada técnico o tecnólogo. “Las economías ya no pueden
absorber más universitarios porque las necesidades han evolucionado y las
exigencias son otras.

Un estudio realizado en 2016 por la plataforma internacional WISE,


aseguró que las universidades a nivel mundial no capacitan de forma pertinente
a los alumnos para enfrentarse a las exigencias del mercado laboral. Sin
embargo, el 57% de los encuestados también indicó que alentaría a un joven a
matricularse en una institución universitaria aunque eso significase renunciar a
un trabajo. Pero, la investigación no habla en ningún caso sobre los técnicos. El
mejor indicador de la corresponsabilidad entre un sistema educativo y formativo
acorde con los requerimientos de desarrollo económico y social de cualquier
sociedad son las cifras de ocupación. (Semana, 2014)

Para terminar y concluyendo con mi aporte en este ensayo, me permito


concluir que en un mundo globalizado, el sistema educativo y formativo debe
contribuir a estimular y a desarrollar capacidades, habilidades y destrezas

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dinámicas en sus estudiantes, con el objetivo de que puedan desenvolverse en
ambientes laborales cada vez más cambiantes.

BIBLIOGRAFIA

Barbier, Jean-Marie. (1993). La evaluación de los procesos de formación. Barcelona,


España: Paidós.

Bozhovich, Lidia. (1981). La personalidad y su formación en la edad infantil. Cuba:


Ed. Científico Técnica.

Ferry, Gilles. (1997). El trayecto de la formación. México, DF: Paidós.

Ley 115 de 1.994, Ley general de la educación en Colombia.

Ley 119 de 1994, Ley de restructuración del Servicio Nacional de Aprendizaje.

Revista Semana: Temas de Educación Superior, 2.016

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