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Demandantes
V.
SENTENCIA
El presente caso tiene su génesis el pasado día 11 de marzo de 2020, con la presentación de la
V, R. 57 y 59, y los artículos 675–689 del Código de Enjuiciamiento Civil, 32 LPRA sec. 3521–3566. En
apretada síntesis, la Dra. Mónica G. Pagán Mutt, el Dr. Víctor R. Oppenheimer Soto y la Dra. María I.
Cueto Ruiz son doctores en medicina veterinaria debidamente licenciados para ejercer la profesión en
Puerto Rico, según lo certificó la Junta Examinadora de Médicos Veterinarios. Estos presentaron la
demanda en contra del Gobierno de Puerto Rico y reclaman que estos les han permitido a personas que
no están debidamente licenciados para practicar en Puerto Rico participar, mediante dispensas, de unos
eventos de esterilización masiva de animales llamados “spayathones”. Según los Demandantes, luego de
varias órdenes ejecutivas desde el 2017, la Gobernadora firmó la Orden Ejecutiva Núm. OE-2020-15, la
cual fue enmendada por la Orden Ejecutiva Núm. OE-2020-18, en la cual se hace referencia a las órdenes
anteriores y las vincula a los efectos del paso de los huracanes Irma y María, a los eventos sísmicos de
enero de 2020. Los Demandantes reclaman que el mecanismo de dispensa no está contemplado en la Ley
del Ejercicio de la Medicina Veterinaria en Puerto Rico, infra, y la Ley Habilitadora del Colegio de Médicos
Veterinarios de Puerto Rico, infra, por lo que la orden ejecutiva se debe declarar inválida.
El 12 de mayo de 2020, el Gobierno presentó una Moción de desestimación. Según estos, la demanda
deja de exponer una reclamación que justifique la concesión de un remedio, ya que el mecanismo del
tiene base en ley. Según el Gobierno, los Demandantes no han probado haber sufrido un daño irreparable.
Finalmente, el Gobierno entiende que esto de trata de una cuestión política, ya que el Tribunal estaría
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interviniendo en el poder de la Gobernadora de establecer la política pública del Estado mediante Órdenes
Ejecutivas. Finalmente, estos entienden que los Demandantes no han probado haber tenido un “peligro
El 12 de mayo de 2020, se celebró una vista mediante videoconferencia en la cual ambas partes
argumentaron sus respectivas posiciones. El Tribunal les concedió a las partes términos para presentar
El 15 de mayo de 2020, los Demandantes presentaron una Oposición a “Moción de desestimación”. Estos
arguyen que no procede la desestimación del caso por varias razones. En cuanto a la falta de daño
irreparable, estos entienden que el argumento presentado por el Gobierno no es correcto, ya que el daño
medicina veterinaria. En cuanto a la cuestión política, estos entienden que no aplica a la presente
controversia, porque se trata de una orden que es contraria a una ley. En cuanto a la sentencia declaratoria,
estos entienden que el “peligro potencial” es que debe gozar de legitimación activa y estos tienen
El 19 de mayo de 2020, el Gobierno presentó una Réplica a oposición a moción de desestimación presentada
por la parte demandante el 15 de mayo de 2020. En esta, el Gobierno reiteró sus argumentos anteriores.
Finalmente, los Demandantes presentaron una Dúplica a réplica presentada por la parte demandada a
nuestra oposición a su “Moción de desestimación” en la cual recalcaron sus argumentos anteriores sobre la no
Examinada las argumentaciones de las partes en los escritos radicados, así como los anejos
incluidos, y a la luz del derecho aplicable, estamos en posición de resolver, para lo cual formulamos las
siguientes:
1. El 2 de octubre de 2017, el entonces Gobernador, como parte de varias medidas, aprobó la Orden
Ejecutiva Núm. OE-2017-55, la cual indicaba que como consecuencia del huracán “el Gobierno
reconoce que puede existir una gran cantidad de perros, gatos, caballos y otros animales que
2. El gobierno determinó en dicha orden ejecutiva que atendería la situación mediante una
colaboración con dos entidades privadas, el Humane Society de los Estados Unidos y el Humane
Society Internacional, a los fines de que veterinarios de dichas entidades pudieran proveer servicios
a todos los animales en Puerto Rico. Se contemplaba, pues, que veterinarios del exterior brindaran
3. El 9 de febrero de 2018, el Gobernador emitió una nueva orden ejecutiva, Orden Ejecutiva Núm. OE-
2018-06, extendiendo la primera dispensa para ejercer sin licencia, por un término adicional de
4. El 14 de febrero de 2018, la Orden Ejecutiva Núm. OE-2018-06 fue dejada sin efecto mediante una
tercera orden, la Orden Ejecutiva OE-2018-07, que tuvo el efecto de limitar la extensión de la
5. Al mes siguiente, la colaboración del gobierno y la entidad Humane Society of the United States se
cual aparece registrado en la Oficina del Contralor como otorgado el 12 de marzo de 2018 e
identificado como el Contrato Núm. 2018-000125 de la Oficina del Gobernador. El documento está
firmado por representantes de las siguientes entidades: Humane Society of the United States, el
7. El 2 de octubre de 2018, el Gobernador volvió a invocar que existía una necesidad continua y
nuevamente extendió la vigencia de la dispensa para ejercer sin licencia de médico veterinario por
dispensa para ejercer sin licencia por cuarenta y cinco (45) días adicionales.
9. Cuando el término de la Orden Ejecutiva OE-2019-18 de 1 de abril de 2019 estaba por vencer, el 16
de mayo de 2019, el Gobierno emitió la Orden Ejecutiva OE-2019-25, la cual extendió la dispensa
10. Se generó un nuevo MOU, esta vez firmado por el Gobierno de Puerto Rico y la organización
Humane Society (el MOU de 2019). El documento, firmado por el gobierno el 17 de junio de 2019 y
por la entidad privada el 20 de mayo de 2019, tiene el número de contrato 2019-000170 y fue
registrado por la Oficina del Gobernador en la Oficina del Contralor de Puerto Rico.
11. El MOU de 2019 menciona un acuerdo previo y adicional con fecha de 12 de abril de 2019 y que
parecía destinado a amparar una Ronda 4 de spayathones a celebrarse entre abril y mayo de 2019.
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Este acuerdo adicional, al cual se hace referencia como el “Round 4 MOU”, no aparece registrado en
12. Por su parte, el MOU de 2019 tiene una vigencia entre noviembre de 2019 hasta noviembre de 2020
13. El 31 de enero de 2020, la Gobernadora firmó la Orden Ejecutiva Núm. OE-2020-15. Esta orden hace
referencia a las órdenes ejecutivas previas y las vincula a los efectos del paso de los huracanes Irma
y María. También indica que para promover la protección y bienestar de los animales el gobierno
había realizado una alianza con la entidad Humane Society en 20 de mayo de 2019, para “llevar a
14. La Orden Ejecutiva Núm. OE-2020-15 pasa entonces a hacer referencia a los eventos sísmicos de
enero de 2020 y la declaración de estado de emergencia que por motivo de ellos se generó mediante
15. La referida orden ejecutiva fue luego enmendada por la Orden Ejecutiva Núm. OE-2020-18, la cual
modificó la Sección 2da relativa a las dispensas y que ahora lee del siguiente modo:
A. Moción de desestimación
De entrada, es preciso señalar que la Regla 10.2 de Procedimiento Civil, 32 LPRA Ap. V, R. 10.2,
permite que un demandado en una demanda, reconvención, demanda contra coparte o demanda contra
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tercero, presente una moción de desestimación contra las alegaciones en su contra. La referida regla
prescribe:
El Tribunal Supremo de Puerto Rico ha expresado en diversas ocasiones que, ante una moción de
desestimación, las alegaciones hechas en la demanda hay que interpretarlas conjuntamente, liberalmente
y de la manera más favorable posible para la parte demandante. Rivera v. Jaume, 157 DPR 562, 584 (2002);
Montañez v. Hosp. Metropolitano, 157 DPR 96 (2002); Sánchez v. Autoridad de los Puertos, 153 DPR 559 (2001).
Por otra parte, es norma reiterada que “la demanda no deberá ser desestimada a menos que se
desprenda con toda certeza que el demandante no tiene derecho a remedio alguno bajo cualquier estado
de hechos que puedan ser probado en apoyo de su reclamación”. Pressure Vessels P.R. v. Empire Gas P.R., 137
DPR 497, 505 (1994). Debemos considerar “si a la luz de la situación más favorable al demandante, y
resolviendo toda duda a favor de este, la demanda es suficiente para constituir una reclamación válida”.
El Tribunal Supremo expresó que, para disponer de una moción de desestimación, el Tribunal está
obligado “a dar por ciertas y buenas todas las alegaciones fácticas de la demanda presentada”. Autoridad de
Tierras v. Moreno & Ruiz Dev. Corp., 174 DPR 409, 429 (2008). “[Esta] doctrina se aplica solamente a los
hechos bien alegados y expresados de manera clara y concluyente, que de su faz no den margen a dudas”.
First Federal Savings v. Asoc. de Condómines, 114 DPR 426, 431-432(1983). El tribunal dará por admitidos todos
los hechos propiamente alegados en la demanda, así como todas aquellas inferencias razonables que
surjan de los mismos. Montañez v. Hosp. Metropolitano, supra; Rivera v. Otero de Jové, 99 DPR 189, 195 (1970).
De igual manera, “[e]l tribunal debe conceder el beneficio de cuanta inferencia sea posible hacer de los
hechos bien alegados en la demanda”. Montañez v. Hosp. Metropolitano, supra. Sin embargo, dichas admisiones
perjuicio de cualquier controversia material que surja de la evidencia presentada en los procedimientos
Colón v. Lotería, 167 DPR 625, 649 (2006). “La desestimación procederá solo si es evidente de las alegaciones
de la demanda, que alguna de las defensas afirmativas prosperará”. Trans-Oceanic Life Ins. v. Oracle Corp., 184
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DPR 689, 701 (2012). Al evaluar la defensa de si la demanda deja de exponer una reclamación que justifique
establece una reclamación plausible que justifique que el demandante tiene derecho a un remedio, guiado
en su análisis por la experiencia y el sentido común”. Trinidad Hernández v. E.L.A., 188 DPR 828, 848 (2013).
Según la doctrina sentada por el Tribunal Supremo de los Estados Unidos en los casos Bell Atlantic
Corp. v. Twombly, 550 US 544 (2007) y Ashcroft v. Iqbal, 129 S.Ct 1937 (2009), el derecho del demandado a
recibir una notificación adecuada de las alegaciones en su contra está enraizado en el debido proceso de
ley, por lo que es necesario establecer el estándar a utilizar ante una moción de desestimación bajo la
defensa de que ésta ha dejado de exponer una reclamación que justifique la concesión de un remedio.
En Ashcroft v. Iqbal, supra, el Tribunal Supremo Federal aclaró que para determinar si las alegaciones
de una demanda son factibles y no meramente especulativas, los tribunales deben hacer un análisis
contextual de las mismas mediante un proceso de dos pasos. El primer paso comprende el aceptar como
ciertas las alegaciones fácticas de la demanda, excepto aquellas alegaciones concluyentes, conclusiones
de derecho y los hechos alegados de forma generalizada que reciten de forma trillada los elementos de la
causa de acción. El segundo paso comprende el determinar si, a base de las alegaciones bien formuladas
en la demanda, el demandante ha establecido que tiene una reclamación factible que amerite la concesión
de un remedio.
En esta segunda etapa del análisis, el tribunal debe tomar en cuenta el contexto específico de las
una reclamación válida, o si, por el contrario, la causa de acción debe ser desestimada. De determinarse
que no cumple con el estándar de factibilidad antes mencionado, el tribunal debe desestimar la demanda
y no permitir que una demanda insuficiente proceda bajo el pretexto de que con el descubrimiento de
De igual forma, un pleito podrá ser desestimado “únicamente cuando de los hechos alegados no
pueda concederse remedio alguno a favor del demandante”. Torres, Torres v. Torres et al., 179 DPR 481, 502
(2010), citando a R. Hernández Colón, Derecho Procesal Civil, 4ta ed., San Juan, Ed. LexisNexis, 2007, pág.
231. Así pues, conforme a las disposiciones de la Regla 10.2 de Procedimiento Civil, supra, y la
jurisprudencia desarrollada sobre la misma, es forzoso concluir que para que una parte demandada
prevalezca en su moción de desestimación, ésta tiene que demostrar que, aunque el tribunal favorezca
totalmente la reclamación del demandante, no puede concederse remedio alguno a favor del demandante.
Consejo de Titulares v. Gómez Estremera et al., 184 DPR 407, 423 (2012); Torres, Torres v. Torres et al., supra.
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El auto de injunction en Puerto Rico está regulado por la Regla 57 de las de Procedimiento Civil,
32 LPRA Ap V., R. 57, y los artículos 675 a 689 del Código de Enjuiciamiento Civil, 32 LPRA. secs. 3521 a
3566. Este recurso extraordinario va dirigido a prohibir u ordenar la ejecución de determinado acto con
el fin de evitar que se causen perjuicios inminentes o daños irreparables a una persona cuando no hay otro
remedio en ley. E.L.A. v . Asoc. de Auditores, 147 DPR 669, 679 (1999).
El interdicto preliminar es el que se emite en cualquier momento antes del juicio en su fondo,
después de haberse celebrado una vista en la cual las partes han presentado prueba en apoyo y en
oposición a tal solicitud. D. Rivé Rivera, Recursos Extraordinarios, 2da ed. rev., San Juan, Programa de
El propósito primordial de éste es mantener el status quo hasta que se celebre el juicio en sus
méritos, para que la conducta del demandado no produzca una situación que convierta en académica la
sentencia que finalmente se dicte o que se le ocasionen daños de consideración al demandante durante la
pendencia del litigio. Misión Ind. P.R. v. J.P. y A.A.A., 142 DPR 656, 683 (1997). Se trata de un remedio en
Para decidir si expide o no este recurso extraordinario provisional, el tribunal debe de ponderar
los siguientes criterios: (1) la naturaleza de los daños que puedan ocasionársele a las partes de concederse
probabilidad de que la parte promovente prevalezca eventualmente al resolverse el litigio en su fondo; (4)
la probabilidad de que la causa se torne académica de no concederse el interdicto; y (5) el posible impacto
sobre el interés público del remedio que se solicita. Municipio de Ponce v. Gobernador, 136 DPR 776, 784 (1994);
Puerto Rico Telephone Co. v. Tribunal Superior, 103 DPR 200, 202 (1973).
El principio medular que rige la concesión de este remedio extraordinario es la existencia de una
amenaza real de sufrir algún daño para el cual no se tiene un remedio adecuado en ley. En otras palabras,
el daño irreparable debe ser uno tal que provoque el que no exista otro remedio en ley. Wright and Miller,
Federal Practice and Procedures: Civil, sec. 2942, vol. 11, pág. 368. La determinación de la irreparabilidad del
daño se ha de evaluar a la luz de los hechos y circunstancias de cada caso en particular. Véase, A.P.P.R. v.
Tribunal Superior, 103 DPR 903 (1975). Véase, además, D. Rivé Rivera, op. cit., pág. 21 y ss. En el caso Misión
Industrial de P.R. Inc. v. Junta de Planificación de P.R., 142 DPR 656 (1997), el Honorable Tribunal Supremo de
Puerto Rico sostuvo que el daño irreparable requerido para mover la discreción del foro judicial hacia la
expedición de un remedio de naturaleza interdictal debe ser aquel que no pueda ser adecuadamente
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satisfecho mediante la utilización de los remedios legales disponibles y el que no puede ser apreciado con
El recurso puede expedirse ante circunstancias especiales, incluyendo cuando el peticionario haya
sufrido o esté en riesgo de sufrir daños irreparables. Sólo procede el injunction cuando el remedio
ordinario de ley no protege adecuadamente los derechos sustantivos del promovente rápida y
eficazmente. Para que se dicte el interdicto debe de existir un agravio de patente intensidad al derecho
del que solicite urgente reparación. No puede haber indefinición o falta de concreción en el derecho
reclamado. Com. Pro Perm. Bda. Morales v. Alcalde, 158 DPR 195, 204 (2002). Se ha aclarado que “cuando existe
adecuacidad de ese recurso de vía orinaria, no debe acudirse al entredicho provisional.” A.P.P.R. v. Tribunal,
que se ejercerá ponderando las necesidades y los intereses de las partes involucradas en la controversia.
Misión Ind. P.R. v. J.P. y A.A.A., supra, pág. 680. Toda vez que éste es un remedio que en el procedimiento
ordinario no se obtiene hasta que vence en el juicio plenario, debe expedirse con sobriedad y sólo ante una
demostración de clara e intensa violación de un derecho. A.P.P.R. v. Tribunal, supra, pág. 906.
Por otro lado, el interdicto permanente es el remedio extraordinario atendido por el tribunal
siguiendo los trámites de un juicio ordinario o en sus méritos. Mun. de Loíza v. Sucns. Súarez et al, 154 DPR
333, 367-368 (2001). “Al determinar si procede otorgar un interdicto permanente el tribunal debe
considerar los siguientes criterios: (1) si el demandante ha prevalecido en un juicio en sus méritos; (2) si
el demandante posee algún remedio adecuado en ley; (3) el interés público involucrado; y (4) el balance
de equidades”. Plaza las Américas v. N.H., 166 DPR 631, 729 (2005). La jurisprudencia es clara a los fines de
que la existencia de un remedio en daños excluye la procedencia de un injunciton pendente lite. A.P.R.R. v.
las defensas clásicas como lo son actos propios, conciencia impura y la de la existencia de transacción
mediante un contrato válido. Systema de P.R., Inc. v. Interface Int’L, 123 DPR 379 (1989); Villa Caparra, Inc. v.
Iglesia Católica Apostólica y Romana de Puerto Rico, 117 DPR 346 (1986). Por lo tanto, antes de expedir un
ausencia de algún otro remedio adecuado en ley que evite la expedición del injunction. Pérez Vda. De Muñíz
El Tribunal Supremo de Puerto Rico ha sido enfático al requerir primordialmente que antes de
expedir el “injunction”, ya sea preliminar o permanente, los tribunales consideren la existencia de algún
otro remedio eficaz, completo y adecuado en ley. De existir, entonces no se considerará el daño como
irreparable. Pérez Vda. Muñíz v Criado, 151 DPR 355 (2000) citando a A.P.P.R. v Tribunal Superior, 103 DPR 903
(1975), Franco v Oppenheimer, 40 DPR 153 (1929); Martínez v. P.R. Ry. Light & Power Co., 18 DPR 725 (1912).
De la antes citada jurisprudencia se desprende que los Tribunales han sido categóricos en
establecer que el recurso de “injunction”, por su naturaleza de recurso extraordinario, se expide con
carácter discrecional, y mientras exista algún remedio eficaz, completo y adecuado en ley, no se considera
En Misión Ind. P.R. v. J.P. y A.A.A., 142 DPR 656, 683 (1997), el Tribunal Supremo de Puerto Rico
expresó que constituye un daño irreparable aquel que no puede ser adecuadamente satisfecho mediante
la utilización de los remedios legales disponibles. Expresó, además, que el principio de equidad que
gobierna la concesión o denegación del “injunction” exige que la parte promovente demuestre la ausencia
de un remedio adecuado en ley. Al aplicar el criterio de la irreparabilidad de los daños, se ha reitarado que
la “concesión o denegación [de un “injuction”] exige que la parte promovente demuestre la ausencia de un
remedio adecuado en ley”. Asoc. Vec. v Caparra v. Asoc. Fom. Educ., 173 DPR 304, 319 (2008), citando a Misión
la existencia de un daño irreparable “que no puede ser adecuadamente satisfecho mediante la utilización
de los remedios legales disponibles”. Asoc. Vec. v Caparra v. Asoc. Fom. Educ., supra, pág. 319 citando a Misión
Ind. P.R. v. J.P. y A.A.A., supra, pág. 681; Com. Pro. Perm. Bda. Morales v Alcalde, 158 DPR 195,205 (2002).
En Pedraza Rivera v. Collazo Collazo, 108 DPR 272 (1979) el Tribunal Supremo de Puerto Rico resolvió
que procede desestimar una demanda de injunction cuando lo alegado como base para la acción es un
hecho escueto que no delata un agravio de patente intensidad al derecho del individuo, que reclame
urgente reparación.
Es axioma básico de nuestro ordenamiento jurídico que, para poder vindicarse válidamente una
controversia ante el foro judicial, es necesario que la misma cumpla con los requisitos mínimos de
justiciabilidad, según establecidos en nuestro derecho constitucional. Ante la ausencia de tales requisitos,
un reclamante se ve impedido de solicitar el auxilio de los tribunales, pues su reclamo carece de los méritos
exigidos. Los tribunales de justicia requieren la existencia de un caso o controversia real para el ejercicio
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valido de su poder judicial. Esta limitación al Poder Judicial se da dentro del contexto de nuestro sistema
adversativo de derecho, el cual establece que los tribunales sólo pueden decidir cuestiones presentadas
en un contexto de naturaleza adversativa y de que la Rama Judicial no debe intervenir en áreas sometidas
al criterio de otras Ramas de Gobierno. Así, ha sido firmemente establecido en nuestro ordenamiento
jurídico que un asunto no es justiciable cuando: (1) se trata de resolver una cuestión política; (2) una de
las partes no tiene capacidad jurídica para promover un pleito (legitimación activa o standing); (3) un
pleito ya comenzado se torna académico; (4) las partes desean obtener una opinión consultiva; y (5) se
promueve un pleito que no está maduro. Noriega v. Hernández, 135 DPR 406 (1994).
Es doctrina reiterada de nuestro estado de Derecho que, “los tribunales existen únicamente para
resolver controversias genuinas surgidas entre partes opuestas que tienen interés real en obtener un
remedio que haya de afectar sus relaciones jurídicas”. E.L.A. v. Aguayo, 80 DPR 552, 558 (1958).
Específicamente, la controversia debe ser: (1) definida y concreta que afecte las relaciones jurídicas entre
las partes que tienen un interés jurídico antagónico; (2) real y substancial que permita un remedio
específico mediante una sentencia de carácter concluyente; y (3) propia para una determinación judicial
A la luz de lo anterior, como asunto primordial un tribunal debe cuestionarse si el caso plantea
una controversia justiciable. El propósito de esta limitación judicial es salvaguardar la función de la Rama
Judicial, evitando convertirla en un mero ente que emita determinaciones que a todas luces carecerían de
mérito alguno. A su vez, esta doctrina pretende la protección de nuestro sistema constitucional.
cada rama de gobierno, el Tribunal Supremo de Puerto Rico ha desarrollado una doctrina de
autolimitación judicial conforme la cual se dispone que la Rama Judicial no intervendrá en determinada
controversia cuando se trata de resolver una cuestión política; cuando una de las partes no tiene capacidad
jurídica para promover un pleito;; cuando después de comenzado un pleito, hechos posteriores lo
convierten en académico;; cuando las partes buscan obtener una “opinión consultiva”, o cuando se
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promueve un pleito que no está maduro. Noriega v. Hernández Colón, supra. Ha sostenido nuestro más alto
foro judicial que la doctrina de cuestión política impide la revisión judicial de asuntos que fueron
delegados a las otras ramas políticas del gobierno o, en última instancia, al electorado. P.P.D. v. Rosselló
González, 136 DPR 916 (1994). Específicamente, en Noriega v. Hernández Colón, supra, nuestro Tribunal
Supremo estableció que un asunto no es justiciable, o susceptible de adjudicación judicial, por plantear
una cuestión política cuando: (1) éste ha sido asignado textualmente por la Constitución a otra rama del
Gobierno; (2) no existan criterios de decisión susceptibles de descubrirse y administrarse por los
tribunales, o bien por la presencia de otros factores análogos, y (3) existen consideraciones derivadas de
la prudencia.
Ahora bien, en Silva v. Hernández Agosto, 118 DPR 045 (1986), el Tribunal Supremo de Puerto
Rico dejó claramente establecido que es a la Rama Judicial a quien le corresponde determinar si las otras
ramas del gobierno observaron las limitaciones constitucionales y si los actos de una de éstas exceden sus
poderes delegados. Ello significa que los tribunales pueden precisar las funciones correspondientes a las
distintas ramas de gobierno, y determinar si las mismas se llevan a cabo dentro marco constitucional y
legal.
D. Órdenes ejecutivas
la Rama Ejecutiva sin limitación de ninguna clase. Para que la expresión “sin limitaciones de ninguna
clase” tenga verdadero contenido se requiere, como mínimo, que el Gobernador tenga la autoridad legal
para impartir instrucciones u órdenes de carácter obligatorio a los funcionarios de la Rama Ejecutiva que
nombra para que tomen las medidas que a su juicio adelanten la política pública del gobierno. Santana v.
Calderón, 165 DPR 28 (2005). Claro está, la acción que el Gobernador puede exigir a un funcionario debe
estar enmarcada dentro de las funciones discrecionales de éste. Santana v. Calderón, supra.
constitucionales del Gobernador, entre los cuales se encuentra la obligación de cumplir y hacer cumplir
las leyes. La esencia de dicho concepto no es la mera interpretación e implantación del mandato
legislativo, sino es determinar quién ejerce la última autoridad sobre los oficiales que implementan la ley.
Id.
Una orden ejecutiva es un mandato del Gobernador dirigido a la Rama Ejecutiva que adopta en
virtud de los poderes que le confiere la Constitución o la ley. Encuentra apoyo legal en la facultad general
constitucional y estatutaria del Primer Ejecutivo de cumplir y hacer cumplir las leyes, vigilar la conducta
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oficial de todos los funcionarios de la Rama Ejecutiva y de cuidar que cumplan con las obligaciones de sus
cargos. Guzmán Vargas v. Calderón, 164 DPR 220 (2005). Aun con lo anterior, “el poder del Gobernador para
emitir órdenes ejecutivas no puede ejercerse de forma contraria o tener un efecto adverso a lo dispuesto
por ley”. Hernández, Romero v. Pol. de P.R., 177 DPR 121, 138 (2009).
Generalmente, las órdenes ejecutivas se emiten para interpretar, implementar o poner en vigor
administrativamente las disposiciones de una ley en particular. Op. Sec. Just. Núm. 85-10, 29 de marzo de
1985. Una orden ejecutiva que prescribe las reglas necesarias para llevar a efecto lo dispuesto en una ley,
de conformidad con la autoridad que se le delega al Primer Ejecutivo por la Legislatura, tiene el mismo
efecto que si dichas reglas estuvieran incorporadas en la propia ley. Op. Sec. Just. Núm. 1985-5, 8 de enero
Seguridad Pública de Puerto Rico, según enmendada, Ley Núm. 20-2017, 25 LPRA sec. 3501 et seq., en
específico, su Artículo 6.10. El citado artículo 6.10, 25 LPRA sec. 3650, expresa lo siguiente:
Asamblea Legislativa aprobó la Ley del Ejercicio de la Medicina Veterinaria de Puerto Rico, Ley Núm. 194
del 4 de agosto de 1979, según enmendada, 20 LPRA sec. 2951. En este estatuto, la Asamblea Legislativa
estableció que, en Puerto Rico “[s]ólo podrán ejercer la medicina veterinaria en Puerto Rico los médicos-
veterinarios debidamente licenciados por la Junta o el tenedor de una licencia provisional vigente
expedida por la Junta según prescribe” la ley. 20 LPRA sec. 2954. En ese mismo artículo, la Asamblea
En cuanto a las licencias provisionales, el Artículo 12 de la ley, 20 LPRA sec. 2961, establece los
(a) La Junta podrá expedir una licencia provisional para ejercer la medicina
veterinaria en Puerto Rico a un aspirante que llene todos los requisitos
estipulados en este capítulo y que esté pendiente de tomar los exámenes de
reválida.
(b) A cualquier persona que posea una licencia de tecnólogo o técnico
veterinario de algún estado de los Estados Unidos cuyos organismos
examinadores exijan el grado de educación profesional igual o superior al
de Puerto Rico que pague los derechos correspondientes, muestre evidencia
oficial de su licencia, y cumpla con los demás requisitos establecidos por la
Subjunta se le concederá una licencia provisional.
(c) Dicha licencia provisional podrá concederse para el ejercicio privado o
para trabajar con el Gobierno de Puerto Rico siempre que el aspirante actúe
bajo la supervisión directa de un médico-veterinario licenciado, designado
para ese propósito en la solicitud de licencia provisional. La Junta o
Subjunta establecerá por reglamento lo relacionado a la concesión de
licencias provisionales.
(d) Todas las licencias provisionales expirarán al notificarse los resultados
de los exámenes de reválida que se efectúen en fecha posterior a la de
expedición de tales licencias provisionales. Disponiéndose, que para el
candidato que apruebe sus exámenes de reválida, dicha licencia provisional
continuará válida hasta serle sustituida por una licencia permanente.
(e) Este privilegio no se extenderá a aspirante alguno que haya reprobado
su examen de reválida en Puerto Rico.
(f) Una licencia provisional podrá ser revocada por la respectiva Junta o
Subjunta por justa causa, luego de la celebración de una vista pública.
En este caso, tenemos que analizar la procedencia de una moción de desestimación presentada por
el Gobierno en el cual se arguyó que el tribunal se encuentra sin jurisdicción para resolver la presente
demanda de injunction debido a que se trata de una cuestión política. La demanda presentada pretende que
el tribunal interfiera con la política pública que el Estado ha establecido mediante varias Órdenes
Ejecutivas en las cuales se les ha concedido a profesionales veterinarios una dispensa para practicar la
lo anterior, el Gobierno entiende que los demandantes no han probado un daño irreparable, ya que la
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Orden Ejecutiva no les afecta el derecho a los veterinarios licenciados para la práctica en Puerto Rico de
llevar a cabo su práctica privada. Finalmente, estos entienden que la Orden Ejecutiva emitida por la
Gobernadora procede según lo establecido por el Art. 6.10 de la Ley del Departamento de Seguridad
Pública, supra. En cuanto a la Sentencia Declaratoria, el Gobierno entiende que no procede, ya que no
Por su parte, los Demandantes entienden que la Orden Ejecutiva que establece una dispensa para
que personas trabajen como veterinarios en estos llamados “spayathones” es contraria a las leyes que
regulan la profesión de la medicina veterinaria. No se trata de cuestionar, por la vía judicial, la política
pública del Estado en cuanto a la emergencia que se causa por los animales sin esterilizar, sino que la
dispensa es contraria a la ley. Por lo tanto, estos entienden que no se trata de una cuestión política. En
cuanto al daño irreparable, los Demandantes citan el caso de Col. Ópticos de P.R. v. Vani Visual Center, 124 DPR
559 (1989), para argumentar que el daño surge cuando una persona que no está licenciada opera como si
Demandantes entienden que ese término explica que, ya que para solicitar una sentencia declaratoria no
hace falta que el daño haya ocurrido, el demandante tiene que probar de que exista el peligro potencial de
Debemos mencionar que, ante una moción de desestimación, las alegaciones hechas en la demanda
hay que interpretarlas conjuntamente, liberalmente y de la manera más favorable posible para la parte
demandante. Por lo cual, para efectos de la resolución del caso, tomaremos como ciertos los hechos bien
alegados en la demanda.
En primer lugar, nos parece importante que, antes de entrar a los méritos del caso, analicemos la
controversia jurisdiccional sobre la cuestión política. Como hemos explicado, la doctrina de cuestión
política impide la revisión judicial de asuntos que fueron delegados a las otras ramas políticas del gobierno
o, en última instancia, al electorado. Por lo tanto, se han establecido 3 momentos en los cuales los
Tribunales deben abstenerse de resolver una controversia, por entenderse de que se trata de una cuestión
política: (1) éste ha sido asignado textualmente por la Constitución a otra rama del Gobierno; (2) no
existan criterios de decisión susceptibles de descubrirse y administrarse por los tribunales, o bien por la
En cuanto al presente caso, no nos encontramos ante una cuestión política. De un análisis de las
alegaciones de la demanda y de las argumentaciones de los demandantes, podemos colegir que estos están
cuestionando la legalidad de las Órdenes Ejecutivas Núm. OE-2020-15 y Núm. OE-2020-18, no porque no
SENTENCIA SJ2020CV02316 16
están de acuerdo con la política pública del Estado, sino porque entienden que la dispensa que se creó
mediante estas órdenes es contraria a la ley. Como es harto conocido, son los Tribunales a quienes la
Constitución le delegó la labor de evaluar que las leyes y las actuaciones gubernamentales estén de
acuerdo con la ley y la Constitución. Debemos recordar que, aunque la Gobernadora tiene la capacidad,
bajo sus poderes delegados por la Constitución, de emitir Órdenes Ejecutivas para poder implantar su
política pública, estas órdenes no pueden ser contrarias a derecho, pues se estaría violentando la
declarar un estado de emergencia en cuanto a los animales sin esterilizar. El entrar a tal análisis sería
Como segundo argumento, el Gobierno entiende que no se ha demostrado que existe un daño
irreparable que han sufrido los Demandantes. Según el Gobierno, los Demandantes pueden llevar a cabo
su práctica sin ninguna traba. Por su parte, los Demandantes entienden que, al Estado establecer una
dispensa para que personas que no tienen la licencia para practicar la medicina veterinaria, se les está
menoscabando el valor de las licencias que estos profesionales de la medicina veterinaria han adquirido
mediante en cumplimiento con ciertos requisitos que estableció la Asamblea Legislativa en la Ley del
Ejercicio de la Medicina Veterinaria de Puerto Rico. Este estatuto establece quienes son las únicas
personas que pueden practicar legalmente la medicina veterinaria y las excepciones. 20 LPRA sec. 2954.
También se establece una licencia provisional que se puede solicitar, si se cumple con otros requisitos. 20
LPRA sec. 2961. En este caso, los Demandantes son médicos veterinarios debidamente licenciados quienes
están alegando que sufren un daño irreparable si existen personas practicando la profesión sin estar
debidamente licenciados. El daño irreparable no es uno puramente económico, sino que se desvalúa la
licencia que estos adquieren y la cual estos dependen para poder practicar su profesión. El Tribunal
Supremo, en casos como el citado Col. Ópticos de P.R. v. Vani Visual Center, supra, hace este análisis y le permite
Ahora bien, analizados los argumentos jurisdiccionales sobre cuestión política y la falta de daño
irreparable, pasamos a discutir el caso en sus méritos. La Ley del Ejercicio de la Medicina Veterinaria de
Puerto Rico establece quienes son las personas que pueden llevar a cabo la práctica de la medicina
veterinaria en Puerto Rico. Según lo estableció la Asamblea Legislativa, solo las personas que están
Gobernadora, al emitir las Ordenes Ejecutivas Núm. OE-2020-15 y Núm. OE-2020-18, estableció una
dispensa a personas que estén licenciadas en otras jurisdicciones para practicar la medicina veterinaria
La dispensa que se estableció en las órdenes ejecutivas es contraria a lo establecido en la Ley del
Ejercicio de la Medicina Veterinaria de Puerto Rico. La Asamblea Legislativa fue clara al disponer que
“[s]ólo podrán ejercer la medicina veterinaria en Puerto Rico los médicos-veterinarios debidamente
licenciados por la Junta o el tenedor de una licencia provisional vigente expedida por la Junta según
prescribe [la ley]”. (Énfasis nuestro). El establecer una dispensa que le permite a personas que no están
debidamente licenciadas o que no tengan una licencia provisional vigente, es contrario a la ley. Luego de
analizar las excepciones que la Asamblea Legislativa establece en la ley, no vemos como alguna de estas le
Es nuestro menester recordar que “el poder del Gobernador para emitir órdenes ejecutivas no
puede ejercerse de forma contraria o tener un efecto adverso a lo dispuesto por ley”. (Énfasis nuestro).
Hernández, Romero v. Pol. de P.R., 177 DPR 121, 138 (2009). Esto debido a que la mera naturaleza de las órdenes
disposiciones de una ley particular. O sea, las órdenes ejecutivas, aunque le confieren un poder amplio en
materia administrativa al Primer Ejecutivo, no le permiten enmendar una ley vigente, ya que esto es
El Gobierno arguyó que las órdenes ejecutivas en controversia se emitieron basados en lo que
establece la Ley del Departamento de Seguridad Pública de Puerto Rico, la cual establece que la
Gobernadora puede decretar mediante proclama un estado de emergencia y podrá tomar las medidas
necesarias para lidiar con la emergencia. De una lectura de los poderes que le confiere la citada ley a la
Gobernadora, se puede colegir que, aunque esta tiene un poder amplio para dictar, enmendar o revocar
que no procede, ya que hemos resuelto que existe un daño irreparable basado en la devaluación de la
Por todo lo anterior, declaramos que la creación de una dispensa para que médicos veterinarios
practiquen la medicina veterinaria durante los “spayathones”, sin estar debidamente licenciados o con
una licencia provisional, es contrario a la Ley del Ejercicio de la Medicina Veterinaria de Puerto Rico.
2“(b) Podrá dictar, enmendar y revocar aquellos reglamentos y emitir, enmendar y rescindir aquellas órdenes que estime convenientes para
regir durante el estado de emergencia o desastre. Los reglamentos dictados u órdenes emitidas durante un estado de emergencia o desastre
tendrán fuerza de ley mientras dure dicho estado de emergencia o desastre.
(c) Podrá darle vigencia a aquellos reglamentos, órdenes, planes o medidas estatales para situaciones de emergencia o desastre o variar los
mismos a su juicio”. 25 LPRA sec. 3650.
SENTENCIA SJ2020CV02316 18
V. Sentencia
presentada por el Gobierno. Además, se declara Ha Lugar la Demanda presentada por la Dra. Mónica
G. Pagán Mutt, el Dr. Víctor R. Oppenheimer Soto y la Dra. María I. Cueto Ruiz.
A tenor con lo anterior, se declaran nulas e inválidas las Ordenes Ejecutivas Núm. OE-2020-15 y
Núm. OE-2020-18, en cuanto a la concesión de dispensas a médicos veterinarios sin licencia en Puerto
Rico, por no cumplir con los requisitos establecidos en la Ley del Ejercicio de la Medicina Veterinaria de
Puerto Rico.
REGÍSTRESE Y NOTIFÍQUESE