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Cultura material

Asociado con elementos concretos de una sociedad es la cultura material o el patrimonio


cultural material. Estos elementos se han creado con el tiempo y, por lo tanto, representan
la historia de un pueblo en particular.
Varios edificios, objetos artísticos y cotidianos, forman parte de la cultura material, que se
clasifican de dos maneras:
 Bienes muebles: se pueden transportar y recoger las colecciones y colecciones.
 Bienes raíces: son estructuras fijas y representan los centros históricos, sitios
arqueológicos, etc.

Cultura intangible
Asociado con los hábitos, comportamientos y costumbres de un grupo social particular es lo
inmaterial o patrimonio cultural inmaterial.
Esto representa el elemento intangible de una cultura, Por lo tanto, está formado por
elementos abstractos que están estrechamente relacionados con las tradiciones, prácticas,
comportamientos, técnicas y creencias de un grupo social en particular. A diferencia del
patrimonio material, este tipo de cultura se transmite de generación en generación.
Vale la pena señalar que la cultura inmaterial cambia constantemente a medida que sus
elementos se recrean colectivamente. Esto hace que los activos intangibles sean muy
vulnerables.
Bailes

Música

Idioma
Fechas históricas
8 de septiembre de 1821

Independencia de Centroamérica
Se denomina Independencia de América Central a la conmemoración, por parte de los
actuales países de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica, de la firma
del Acta de Independencia de América Central el 15 de septiembre de 1821. Tal Capitanía
estaba conformada, en ese entonces, por las provincias
de Guatemala, Chiapas, Comayagua, San Salvador, Nicaragua y Costa Rica. La suscripción
del documento trajo como consecuencia la independencia del Gobierno Español.
A diferencia de los demás países americanos, exceptuando a Panamá, la Independencia de
Centroamérica fue un proceso relativamente pacífico. El movimiento independentista
centroamericano tomó como ejemplo la independencia de los Estados Unidos, y
la revolución francesa, que terminó con desigualdades y privilegios, y fue influenciado por
las ideas del reformismo ilustrado español y de la ilustración racionalista europea.
La independencia centroamericana tomó impulso después de la ocupación francesa de 1808
en España, que creó un caos político en la península ibérica que terminó con la formación
de diferentes grupos de resistencia popular mejor conocidas como Juntas. Estas crearon un
gobierno español clandestino y promulgaron la Constitución de 1812, que tuvo un efecto
directo en toda América. El primer movimiento independentista en Centroamérica se dio en
el 5 de noviembre de 1811, cuando una conspiración encabezada por los curas José Matias
Delgado y Nicolás Aguilar intentó apoderarse de unas armas que existían en la casamata de
San Salvador. A este movimiento le siguieron revueltas en Nicaragua, la conjuración de
Belén y otros movimientos de 1814 a 1821. Una reunión entre las mismas autoridades
coloniales y una junta de notables compuesta por líderes religiosos y criollos ilustrados,
terminó el 15 de septiembre de 1821 con el dominio español en la antigua capitanía general
de Guatemala, que comprendía el actual territorio del estado de Chiapas y las repúblicas
de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica.

5 de enero de 1822

Anexión de la Capitanía General de


Guatemala al Primer Imperio mexicano
La anexión de las Provincias de Centro América (antigua Capitanía General de
Guatemala) al Primer Imperio mexicano fue un proceso político que ocurrió, de forma
temporal, cuando varias provincias centroamericanas se unieron al Primer Imperio
mexicano de Agustín de Iturbide mediante una proclama de las elites criollas de la ciudad
de Guatemala1, que vinculaba a las Provincias Unidas de Centro América, el 5 de enero de
1822.2 La abdicación de Agustín I, el 19 de marzo de 1823, a causa de la difícil situación
interna de México, y las discordancias ideológicas entre algunos poblados de
Centroamérica provocaron que la duración de está fuera efímera. La disolución del imperio
y la independencia definitiva de las provincias centroamericanas tuvieron como
consecuencia el establecimiento de la República Federal de Centroamérica y la anexión
definitiva de Chiapas a México, en 1824.

23 de julio de 1823

Provincia de San Salvador


San Salvador fue una provincia de la Monarquía Española, erigida en 1821 en el territorio
de la Intendencia de San Salvador, que hasta ese momento era parte de la provincia de
Guatemala. En ese mismo año declaró su independencia de España junto con todas las
provincias centroamericanas para luego defender su territorio ante la anexión de
Centroamérica al Primer Imperio Mexicano y posteriormente declarar la independencia
absoluta centroamericano el 23 de julio de 1823, consiguientemente entre los años de 1823
y 1824 absorbió a la Alcaldía Mayor de Sonsonate, reuniendo a representantes de ambas en
una asamblea constituyente que decretó la unión de las dos entidades en el Estado del
Salvador dentro de la República Federal de Centroamérica.

Guerra del Fútbol


La guerra de las Cien Horas —conocida en El Salvador como guerra de Legítima Defensa,
y en ocasiones denominada en otros países como guerra del Fútbol—[cita  requerida] fue
un conflicto armado ocurrido entre el 14 y el 18 de julio de 1969 entre las repúblicas de El
Salvador y Honduras, donde la primera ganó militarmente.

Su nombre se tomó de la historiografía anglosajona (en inglés: Football War o Soccer War),


debido a la coincidencia con un partido de fútbol que el 26 de junio de 1969 enfrentó a las
selecciones nacionales de El Salvador y Honduras con motivo de la clasificación para la Copa
Mundial de Fútbol de 1970. Acuñaron dicho nombre el reportero polaco Ryszard Kapuściński y
el reportero jamaicano Bob Dickens,3 quienes no dieron cuenta de las causas reales que
provocaron tal conflicto en Centroamérica dentro de estas causas reales se encuentra que en
El Salvador como en Honduras una pequeña élite terrateniente y un gran número de
agricultores desposeídos, se disputaban las tierras de cultivo , con el agravante de la densidad
de población de El Salvador que provocó a la postre una guerra civil en este país.
Durante esta guerra se evidenciaron las tensiones políticas que llevaron al conflicto armado.
Fue una guerra breve —los combates duraron cuatro días— y ambos bandos utilizaron
aviones de combate obsoletos para la época. Fue la última ocasión en la que participaron en
acciones bélicas los aparatos estadounidenses Douglas C-47 Skytrain, Cavalier P-51D
Mustang, T-28A Trojan, F4U-1 Corsair (como bombardero improvisado por ambos bandos)
y AT-6C Texan, todos veteranos de la Segunda Guerra Mundial.
Medio siglo atrás, la tensión migratoria detonó una guerra entre Honduras y El Salvador.
Un atípico conflicto se encendió entre tropas y grupos contrarios como una hoguera en
terreno seco. Aquel episodio de dolor y muerte marcó la historia de ambas naciones
centroamericanas. Acabó con la vida de más de 5.000 personas en solo 100 horas. Dividió a
dos pueblos hermanos. Bañó de sangre las fronteras del 14 al 18 del fatídico julio de 1969.
Muchos lo anticipaban. Pero, finalmente, ninguno lo esperaba. Luego de que miles de
salvadoreños se asentaran en tierras hondureñas tras dejar el país durante el gobierno del
entonces presidente Fidel Sánchez Hernández, a consecuencia de la sobrepoblación y la
concentración de la tierra en mano de unos pocos, los roces entre las administraciones
convirtieron a los migrantes en blanco de persecuciones.
El impulso de una serie de medidas agrarias por parte del poder salvadoreño era cada vez
más rechazado por los hondureños que, según investigadores como Emerson Hernández,
autor del libro ‘Guerra Honduras – Salvador’, se hastiaron de ver cómo sus vecinos
encontraban en esa nación una especie de “válvula de escape” para apartarse de la crisis de
tierras.
Una historia de fútbol, política, tierras y muerte
Pero, aunque esta resistencia al refugio de al menos 300.000 migrantes en Honduras, que
cuenta con una dimensión territorial cinco veces mayor que la de El Salvador, empezó a
hacerse visible en las calles con actos violentos aislados, el desarrollo de un encuentro
futbolístico entre los equipos de los dos países se convirtió en el ícono de las diferencias.
Ante el marcador en el que la selección salvadoreña se impuso 3-0 sobre los hondureños en
el partido clasificatorio a la Copa Mundial, periodistas como el polaco Ryszard
Kapuściński asociaron la batalla en las canchas a este caso, bautizándolo como ‘La Guerra
del Fútbol’, término que se popularizó como título del conflicto que aún despierta lamentos
entre las familias de las víctimas.
Más allá de las balas y las lágrimas, el enfrentamiento frenó, para entonces, el
funcionamiento del Mercado Común Centroamericano (Mercomún), agudizó la pobreza y
aumentó la creación de fosas comunes en las que fueron dejados los cadáveres en ciudades
como Ocotepeque.
Para analistas como el hondureño Manuel Torres, se trató de una guerra absurda con un
precio social muy alto en medio de perspectivas económicas en las que las élites solo
buscaban salvaguardan sus intereses a toda costa.
Como conocedor del conflicto que afectó a ambos sectores empresariales, Torres insiste en
que la guerra no se produjo por el fútbol, alega que el citado partido fue apenas un
“elemento catalizador” que trascendió a los grandes medios de comunicación
internacionales como una comparación más atractiva que histórica.
A los ojos de Torres, cuya madre es hondureña y cuyo padre es salvadoreño, esta guerra no
fue más que una conspiración entre ambas bandas estimulada por una ola de patriotismo a
través de las banderas de los equipos, pero con un trasfondo netamente político y agrario
que solo se vio reflejado en el uso de las armas tres semanas después.
El fin de la puja territorial
Y es que en la puja por el poder territorial y por el alcance de políticas que favorecieran a
un frente más que a otro, el entonces mandatario de Nicaragua, Anastasio Somoza, se alzó
como una ficha clave al no apostar por evitar el enfrentamiento debido a su presunto interés
en las discrepancias salvadoreñas y hondureñas.
Incluso Estados Unidos tomó partido para aquella época abasteciendo a los salvadoreños
con sus armas, pese a que, en principio, desconocía las tensiones que derivaron en el fallo
de la Corte Internacional de Justicia que el 11 de septiembre de 1992 concluyó la disputa
limítrofe debido a la falta de acuerdo entre los gobiernos.
Dicho fallo le confirmó a los hondureños la potestad sobre las dos terceras partes de unos
400 kilómetros cuadrados que durante años levantaron resquemores mutuos. Cerradas las
heridas, el pasado violento se ciñe sobre estas naciones haciendo del nacionalismo la carta
más poderosa de los gobernantes tras un medio siglo de balas con miras a toda una vida en
paz.

Causas de la guerra civil en El Salvador


Entre los factores determinantes que llevaron al estallido social conocido como Guerra
Civil en El Salvador, tenemos los siguientes:
 La administración del poder por parte de los militares, periodo que inició a manos de
Maximiliano Martínez Hernández.
 Las desigualdades sociales que desembocaron en pobreza.
 La tenencia de la tierra en un grupo minoritario.
 Gobiernos dirigidos por los terratenientes, siendo uno de ellos el de Rafael Zaldivar,
quien eliminó la propiedad comunal.
 Las constantes luchas políticas entre Conservadores y Liberales.
 Control marcado a través de la represión a la oposición durante los gobiernos de José
María Lemus y Oscar Osorio.
 Múltiples asesinatos en el levantamiento campesino de 1932.
 Represión de las manifestaciones populares.
 La Matanza de las Gradas de Catedral llevada a cabo el 8 de mayo de 1979.
 La muerte de monseñor Oscar Arnulfo Romero el 24 de marzo de 1980.
 Creación de Grupos paramilitares por parte del gobierno, mejor conocidos
como escuadrones de la muerte.
 La masacre de El Mozote en el año 1981.
 La Masacre del Sumpul el 13 de mayo de 1980.
 La muerte de Feliciano Ama, líder de la insurrección campesina.
 El asesinato del padre Rutilio Grande el 12 de marzo de 1977.

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