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ORACIÓN CRISTIANA
ORAR EN
TIEMPO DE
PANDEMIA
Año 2020 4 295
En este fascículo han intervenido, además de los autores citados, el equipo de la revista dirigido por el P. Pedro Tomás Navajas, ocd. Dep.
Leg. BU-213-1983 ISSN: 1336–1441
Dirección Pedro
pascual nos re- corre por dentro. Cristo sigue vivo,
ofreciéndose para nosotros, intercediendo por
pedrotomas@montecarmelo.com nosotros, con- vocándonos a la vida y a renovar
todas las cosas. Él está en los que sufren y en los
Tomás Navajas Diseño Germán
que alientan, en los que mueren y en los que
estudio@germandelgado.es y lloran la perdida de los que aman; él está en los
que consuelan en el Espíritu.
composición Delgado Edita Tel. +34
Editorial 947 25 60 MONTE 61 · Fax. Llevamos una larga temporada abrumados con
da- tos, cifras, conjeturas, síntomas sobre el
CARMELO +34 947 25 60 62 coronavi- rus. Vivimos con la sensación de que no
CARMELO
hay otra cosa fuera del virus; hasta tal punto se ha
impuesto en nuestro pensamiento, en nuestros
diálogos. Ve- mos difícil hablar de otra cosa o
hablar del virus de otra manera distinta a como lo
hacen los medios de comunicación.
CRISTO ¡ALELUYA! En este número de la revista ORAR queremos
aportar nuestro granito de arena para visibilizar la
experiencia pascual. Sabemos, no hace falta más
CON ÉL. HA que abrir los ojos para verlo, que el Espíritu Santo
ha hecho y está haciendo maravillas; de muchas
fa- milias ha hecho iglesias domésticas y de
muchos co- razones espacios de oración interior y
¡ALELUYA! de alabanza. Precisamente cuando las iglesias
están cerradas en
RESUCITADO. muchos lugares y el culto se ha reducido a
catacum- bas, brota en esta primavera la oración
hecha en espíritu y en verdad.
PAPA FRANCISCO LA
página 2 DESPEDIDA DE LOS SERES
QUERIDOS
UN GRITO DE ALEGRÍA EN LA
LECTURA CREYENTE DE LA
PRUEBA TRIBULACIÓN
LECTURA CREYENTE DE LA
EL PRECIO DE LA PASCUA
TRIBULACIÓN
MI MUNDO ROTO LECTURA CREYENTE DE LA
TRIBULACIÓN
PERCEPCIÓN EXTRAÑA
AYER TE VI LLORAR...
¿DÓNDE ESTÁ DIOS?
AYER TE VI LLORAR...
SEÑOR EN
AYER TE VI LLORAR...
IGUAL SIEMPRE HAY POR
INTENTO DE DIÁLOGO CON EL
QUIÉN SUFRIR Y A QUIÉN AMAR
DICHOSO BICHITO VIVIR
EL SIGNO DEL APLAUSO
ESPERANZADAMENTE
INQUIETOS
pág. 36 LECTURA HUMANA Y SOLIDARIA EN TIEMPO
INTENTO DE DIÁLOGO CON EL
DE PANDEMIA GRACIAS,
DICHOSO BICHITO VIVIR MANUELA TODOS
ESPERANZADAMENTE
INQUIETOS CONFINADOS, PERO MÁS
DESIGUALES UNA NUEVA los más afec- tados por el coronavirus y los que
estáis más de cerca cuidando, curando,
MENTALIDAD YA NADA SERÁ
IGUAL SIEMPRE HAY POR acompañando, un abrazo entrañable, pascual.
ACUÉRDATE
DE
JESUCRISTO
LECTURA ORANTE EN TIEMPO DE PAND
PEDRO TOMÁS
NAVAJAS, OCD
impide moverte hacia Jesús y aprender de él
PANDEMIA qué es lo importante y qué es lo accesorio. Los
espacios reducidos, los tiempos largos, los llena
él de vida, de compasión y ternura, para que
aprendas a salir de este noche con más fuerza.
UN ALEGRÍA
LA PRUEBA
GRITO EN DE
SALMO 15
página 6
CIPE
Protégeme, Dios mío, que me refugio en
ti; yo digo al Señor: “Tú eres mi bien”. Los
dioses y señores de la tierra no me
satisfacen. Multiplican las estatuas de
dioses extraños; yo no derramaré sus
libaciones con mis manos, ni tomaré sus
nombres en mis labios. El Señor es el lote
de mi heredad y mi copa, mi suerte está
en tu mano: me ha tocado un lote
hermoso, me encanta mi heredad.
Bendeciré al Señor que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor, con él a
mi derecha no vacilaré. Por eso se me
alegra el corazón, se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena: porque no
me entregarás a la muerte ni dejarás a tu
fiel conocer la corrupción. Me enseñarás
el sendero de la vida, me saciarás de
gozo en tu presencia, de alegría perpetua
a tu derecha.
página 7
Estamos en la lógica del amor, un amor entregado El salmista nos regala su luz. Sorprendentemente
que desarma a la muerte porque sus aguas no cae en la angustia ni en la depresión, pensando
torrenciales no pueden apagar el amor. En el que todo lo bueno se ha acabado y que Dios ha
horizonte de la resurrec- ción de Jesús adquiere el sido bo- rrado de la faz de la tierra. Por el
salmo todo su sentido. contrario, de sus la- bios brota uno de los más
bellos cantos de confianza y de paz que se han
cantado. No duda en reivindicar su derecho a la
ORAR EL SALMO CON JESÚS alegría.
Pero también este salmo lo pueden orar todos los ¿Nos atreveremos a decir con el salmista que nos
que, sacando fuerzas de flaqueza, arriesgan su ha tocado un lote hermoso y que nuestra suerte
vida para animar y acompañar a los que más está en su mano? ¿Podremos, en esta pandemia,
sufren las consecuencias del virus. cambiar la amar- gura en agradecimiento, el
lamento en alabanza? ¿Nos dejarán las cifras de
Lo podemos orar nosotros. Hagamos la prueba la crisis tratar con Dios, mirarle y dejarnos mirar
repi- tiendo muchas veces en medio de esta por él? La vida del salmista se fundamen- ta en
noche: “Tú eres mi bien, me encanta mi heredad; Dios, él es su heredad, su confianza más honda.
haznos encontrar la verdadera felicidad en ti,
enséñanos a descansar en tu amor”. La serena ¿Puede ser la opción de creer en Dios una fuente
alegría, reflejada en la vida de cada día con mil de dicha? Para el salmista sí lo es. Todo un
detalles de gratuidad, es el mejor testimo- nio del vocabulario de gozo aflora a sus labios: Dios es su
Dios con quien tratamos en la oración interior. consejero, su refugio, su bien, su heredad, su
presencia constante y protectora, su fiesta, su
vida, su camino, su felicidad eterna. Así lo cantaba
página 8
también san Agustín: “Todo lo que tú puedes
UN GRITO DE ALEGRÍA darme fuera de ti, carece de valor. Sé tú mismo mi
heredad. A ti es a quien amo”.
Nosotros, al igual que el salmista, vivimos en tierra
La intimidad con Dios vivida en todo momento,
extraña. El coronavirus, con su letal zarpazo, en
tam- bién en las horas tranquilas de la noche, es
un tiempo inimaginablemente corto, ha cambiado
fuente de alegría, descanso y serenidad en medio
el mundo. Una ola mortal recorre el planeta. Las
de la pande- mia; se hace presente en la
interioridad más honda y
EL LA PRECIO
PASCUA
DE Ha LUCÍA CARMEN DE LA TRINIDAD, CD
De pronto, todo ha cambiado. Primero, se me fue al cie- lo la hermana que ocupaba mucho de mi
tiempo y mis cuidados, de mis besos y mi cariño. Después, se cerró prácticamente el torno que
atiendo a diario. Y delante de mí, también como sorpresa y desafío a la vez, la dulce tarea de
confeccionar mascarillas para aquellos que ex- ponen su vida cada instante en hospitales cercanos.
Ahí paso toda mi jornada. Feliz. Entusiasmada. Arrimando, junto a todas mis hermanas de comunidad,
ese peque- ño grano de arena en estos tiempos recios que nos toca vivir. Y es esa mi oración.
Mientras fluyen de mis manos mascarillas que protegerán a otros hermanos del ata- que de un ser
invisible a nuestros ojos, mi corazón y mi mente velan junto a aquel que nos regala la vida nueva en
esta Pascua inolvidable.
Sigo el consejo de Teresa, mi santa madre, de imagi- nar un paso en la vida de Jesús, y hacerlo mío,
revi- virlo en mi propia carne. Buena pista para orar, que os ofrezco desde mi propia experiencia.
Hace pocos días, antes del confinamiento, por ra- zones del trabajo, me encontré ante una imagen de
Cristo que me conmovió las entrañas. Pocas veces había pensado en ello. Pero ahora no se me va ni
del corazón ni del canto... oro, alabo, doy gracias... por tanto amor y tanta misericordia, por tanto do-
lor y tantas ternuras. Descubrí a Jesús en el calabo- zo, aquella noche de su pasión. Y me quedé con
él. Así, sencillamente, me senté a su lado, sin palabras, sin más asombros que el palpitar de esas
cuatro pa- redes ajustando eternidades para que Dios esté un poco más a gusto en este mundo
nuestro.
Visualiza a Jesús. Está al límite de sus fuerzas en una noche que parecía no tener fin. Momentos
antes, cuando al cruzar el patio vio a Pedro sentado junto al fuego y aun danzando en el aire sus tres
“no co- nozco a ese hombre”, lo miró con cariño, que era lo que Pedro realmente necesitaba... Al llegar
al sitio, lo empujaron desde lo alto hacia un abismo oscuro y frío, un hueco infinito, porque infinito tiene
que ser el lugar que acoge a Dios. Y Jesús se sentó sobre el suelo de nuestras infidelidades, de
nuestros despre- cios, de nuestros sinsabores y olvidos. Quedó solo, dolorosamente solo en aquel
calabozo infinito.
Quiero estar aquí contigo, Jesús, acompañar tu soledad, sorprender tus lágrimas. No haré ruido,
porque tu mira- da baja me invita al silencio más profundo. Allá fuera sigue la vida, como si no pasara
nada. Hemos encerrado a Dios y continúa girando el universo. Proyectamos, calculamos, decidimos...
¿Y Dios? ¡Dios ya no nos hace falta! Todo va bien en las manos del hombre. Razonamos, usamos
nuestra inteligencia, nuestra libertad. Todo está sometido a nuestro dominio. Pero, ¿y Dios? ¡No, ya
Dios no tiene nada que hacer! ¿Y para qué rezar, si él ya no hace caso?
Jesús, ¿qué piensas en estos momentos? ¿Recuerdas el lago, las risas de Pedro caminando sobre el
agua, o ante la red repleta de peces, las veladas de Betania, los niños sobre tus rodillas, el pan
crecido entre tus manos bendi- cientes, las caricias de tu madre, el buen hacer de José?
Dijo el poeta de Fontiveros que “Fuera de Dios, todo es estrecho”. Sentada a tus pies, comprendo que
es así. La estrechez está ahí fuera, porque Dios está aquí encerrado. Jesús: luce el sol que nos
regalas, nos re- fresca tu lluvia bienhechora, cantan los pájaros y brillan los jazmines con sus primeras
flores... Pero qué estre- chura sin ti... El alma no encuentra la paz verdadera, la alegría auténtica está
lejos. El hombre siente una sed infinita que no puede saciar en ninguna fuente...
Permanezco aquí contigo. ¿Sientes consuelo al verme a tu lado? Nunca te había pensado aquí, y hoy
me ha sorprendido tu soledad. Pensativo, con el alma entre las manos y el sufrimiento rondando tus
mejillas.
Pronto te sacaremos de aquí: aún queda el Pretorio, el juicio, la cruz sobre los hombros, las caídas, el
fijar- te bien al madero para que no te puedas escapar... Y después, un lugar más lóbrego aún: el
sepulcro.
O quizá no pienses en nada... ¿Oras? ¿Hablas con nuestro Abba? Aquí te falta la brisa del monte al
amanecer cuando pasabas la noche orando a Dios. Y no puedes ver la luna, testigo de tus coloquios
con el Padre. Esa luna que crece y crece, que se lle- na por momentos porque se acerca la Pascua.
Sí, Je- sús, se acerca la Pascua, y este mundo roto y herido necesita un cordero. Pero tiene que ser
un cordero inmaculado, retoño de una hermosa cordera. Un corderillo blanco, manso y humilde de
corazón.
página 10
Estamos confinados, en nuestras casas. Un simple golpe de tos, unas décimas, una ligera
opresión en el pecho, y puede ser la muerte llamando a nuestra puerta. Muchos hermanos ya
la han sufrido, y no los hemos podido despedir.
No podemos reunirnos para cantar, para celebrar, para bendecir a Dios. Hoy se nos clava en el
alma aquella palabra tuya: “Cuanto tú vayas a orar, entra en tu aposento, y después de cerrar
la puerta, ora a tu Padre”. Hasta el aire nos duele al respirar. Añora- mos a nuestros seres más
amados, lejos, muy lejos, aunque vivan en nuestra misma calle. Jesús: el hom- bre, tan
poderoso, tan creído en que ya no te nece- sita, no ha podido detener este pequeño virus que
va abriéndose paso hasta el corazón del mundo. El hombre no puede contener el mar de
sufrimiento que anega a la humanidad.
¡Y los pobres! ¡Cómo me duelen los pobres, Jesús! Tantos niños en la pobreza más extrema,
¿cómo de- fenderán sus vidas en estos momentos?
¡Qué noche tan larga, Jesús! Ahora, más que nun- ca, comprendo que la mañana de Pascua
tuvo un precio. Un precio demasiado alto, que solamente tú pudiste pagar por nosotros al
Padre: Dios encerra- do, Dios al borde de las lágrimas. Dios añorando el azul de su lago bajo el
cielo.
De pronto, en medio del silencio, percibo allá arriba, sobre este techo de tierra, como el palpitar
de un corazón inclinado sobre el agujero de este calabo- zo infinito... ¿Quién ha podido pasar la
noche ahí, velando junto a nosotros? –Solo en este momen-
Quiero adorarte, bendecirte.
to Jesús levanta la mirada, y con la voz velada por la sangre y las certezas, musita para sus
adentros y Jesús,
mi Señor y mi amigo. Aunque sé que lo sabes
todo, hoy quiero decirte que
para los míos: “¡Madre!”. La espera, así, se llena de calor y de esperanza.
Así paso mis momentos, momentos orantes, mien- tras confecciono estas benditas mascarillas.
No ol- estamos sufriendo. En cada esquina del mundo, bajo
videmos que ORAR es estar con Jesús. Tratar con él como con un amigo. Y, sobre todo, no
olvidemos que si hoy vivimos la alegría de la Pascua, esa alegría cada estrella, hay
alguien
tuvo un precio. que ya tan solo puede llorar.
Jesús: Te bendigo y te adoro eternamente.
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página 12
MI
MUNDO
TRINIDAD, OCD
PERCEPCI
ÓN
EXTRAÑA
ÁNGEL MORENO DE
BUENAFUENTE
¿Qué me pasa, que no sé decir? ¿Habré Y escucho en mi interior la voz que me
perdido la percepción de la realidad? responde: Espera, sé valiente, que volverán
los peregrinos.
¡Todo sigue igual, y todo es
diferente! No hay nadie en la calle, Y pruebo a recordar los nombres del
todo es vacío. terreno: requejo, marojo, aligustre, jazmín,
enebro...
El campo reverdece, se abotona el nogal. La
flor del almendro y del cerezo cuajan en fruto. Y me doy cuenta de estar acompañado,
sin que haga ruido, por el Señor en el
Las fuentes se acrecientan, el bosque se paseo.
espesa, el sendero se alfombra, el prado
florece.
TESTIMONIO
¿DÓNDE
ESTÁ
DIOS?
JOSÉ CARLOS BERMEJO, DIRECTOR DEL CENTRO DE
HUMANIzACIóN DE LA SALUD SAN CAMILO
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EL PASO DEL
SEÑOR EN ESTA
HORA
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ÁNGEL MORENO DE
BUENAFUENTE
EL SEÑOR ORA
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ORACIÓN LA EL
CORAZÓN
PANDEMIA
MIGUEL
MÁRqUEz, OCD
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LA PALABRA
QUE DA
VIDA
JUAN JOSÉ
HERRERO, OCD
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Llegamos en la lectura de hoy al final del discurso vino todo e
“tipo” de la Iglesia naciente, puesto en boca de Pe- esos dos á
dro, cabeza visible, que recoge la puesta en dentro): ¿P
marcha del "kerigma". La Iglesia, con la fuerza del quién busc
Espíritu, tiene el valor de anunciar al pueblo judío sión” y una
que al final de la historia de la salvación, de sus
sueños y es- peranzas, Dios ha colocado al María Magdalena busca a Jesús en la tumba para
“crucificado”. Aquel que ha escandalizado a unos, llorar su desgracia, para recoger los restos de la
que ha sido conside- rado loco por otros, ha sido razón de su vida. Ella desea honrar a quien le
constituido “Señor” y “Mesías” por Dios. De nuevo, cambió y llenó la existencia, necesita escuchar su
los planes del Señor no se ajustan a nuestros nombre, cambiar “su mirar” en un “contemplar” y
planes, a nuestros deseos, a nuestros intereses y descubrir a Jesús “que vive”, que ha puesto “su”
por eso, Pedro, pide la conver- sión, el cambio de final a la historia, que no es la tumba. María
mentalidad, la apertura a Dios, a su acción Magdalena comprende que es algo nuevo, que no
desconcertante. El apóstol nos invita a dejar podemos verlo con los ojos de antes, ni buscar los
nuestros proyectos, nuestros finales de histo- ria y restos de nuestros “días de gloria”, que nadie nos
abrir las puertas para que sea Dios quien los ha robado a Jesús, ni nos lo ha guardado. No, el
escriba. Pero, eso sí, al final estará “el Señor vive cerca: basta con que afinemos el oído
crucificado”, aquel a quien rechazamos, de quien y le demos espacio para que pronuncie nuestro
nos reímos, a quien juzgamos y a quien nombre. La conversión que nos sigue pidiendo
condenamos. Pedro es esa apertura a la novedad, a lo distinto, a
Dios.
EL PAPA
ALIENTO
FRANCISCO
DEL PAPA FRANCISCO
página 24
“¡Tened fe! En medio del llanto seguid teniendo fe, aunque la muerte
parezca haber vencido. ¡Quitad la piedra de vuestro corazón! Que la
Palabra de Dios devuelva la vida allí donde hay muerte”. Ángelus, 29 de marzo
de 2020
LA
DESPEDIDA
DE LOS
SERES
QUERIDOS
Cementerio de Burgos. Cada día unos cuantos fallecidos,
muchos a consecuencia del coronavirus. Diego, junto a
otros sacerdotes, acompaña a las familias, reducidas en
cuanto a número, ora, sufre, crece en su sacerdocio. Nos
deja algunos de sus sentimientos.
“Descanse en paz. Amén”. Estas son las últimas muy concreta: dos o tres familiares que se acer-
palabras con las que encomendamos a Dios a can para despedir a su ser querido. Es un momen-
nuestros seres queridos. Palabras que indican una to de mucha intensidad; se abren las puertas del
confianza en Dios que da el descanso y la paz que cementerio, se recibe el cadáver y se cierran las
necesita el corazón del hombre. Ojalá nosotros puertas. Es el primer momento que tienen para
tuviésemos muchas ocasiones en la vida para hacerse a la idea de la muerte y también el último.
des- cansar en la paz que Dios regala. Muchas impresiones y emociones juntas. Solo una
palabra: el silencio. En ese momento me pongo a
Durante estos días han sido también las palabras rezar y les acompaño hasta la tumba. Después del
que han pronunciado mis labios, una y otra vez, enterramiento, cuando ellos deciden terminar, les
acompañando a los familiares en el último adiós a acompaño hacia la puerta y acojo con cercanía los
su ser querido en el cementerio de Burgos. Para sentimientos del corazón que surgen: dolor,
mí han sido momentos de mucha intensidad, en impotencia y mucha soledad.
los que he intentado mostrar el rostro siempre vivo
del Señor resucitado. No es fácil, pero he Como sacerdote descubro tres aspectos de mi
descubierto cómo Dios ayuda en la necesidad. vida ministerial:
DEJAR QUE PASE EL TIEMPO: es una ac-
Mi experiencia en el cementerio de Burgos ha sido titud de Jesús resucitado ante los discípulos de
Emaús: no tener prisa. En un mundo lleno de es- ofrenda y la oferta de la propia vida es algo que
trés es necesario perder el tiempo para ganarlo. no se olvida nunca. Hasta el punto de que hay
Aprendes mucho de esas familias humildes a las familiares que quieren fotografiarse contigo,
que no conoces de nada, pero que para ellos como si fueras un famoso o un héroe... Y es que
has sido parte fundamental en el duelo. en cierto modo, lo somos. Allí donde todos
cierran, la Iglesia abre; ¿dónde están los pode-
ACOMPAÑAMIENTO: acompañar es algo rosos y los famosos de la tierra? El sacerdote
esencial. A veces pensamos que las masas nos está donde se le necesita e incluso donde su
evangelizan, pero es el tú a tú, persona a per- presencia es fundamental aunque no se le llame.
sona, quien lo hace. El contacto, el mirar a los
ojos es especial. Jesús miró a Tomás incrédulo
Este tiempo de pandemia es un tiempo para
con mucha misericordia, sin echarle en cara su
sentir- nos Iglesia de Jesús Resucitado. Para mí
falta de fe. Simplemente acompaña su situación
está siendo un tiempo único para redescubrir mi
personal. vocación sa- cerdotal, que nace del costado de
Cristo muerto en la cruz y levantado para siempre
ACOGIDA: es lo que puedes brindar a to- dos. en la resurrección.
“Mi casa es la vuestra”, aquí me tenéis. La
DIEGO MINGO,
SACERDOTE
página 27
LECTURA
CREYENTE
TRIBULACIÓN
DE LA
LOS CARMELITAS DESCALzOS
SAVERIO CANNISTRà, SUPERIOR GENERAL DE
página 28
AYER TE
VI
LLORAR...
FRAY EMMANUEL
MARÍA, OCD
BICHIT
O DE CON
DICHOSO
DIÁLOGO EL
FRAY PALABRA, OCD
página 32
Ay, bichito, la que has liao... A base de agua y le- Y entre la muerte en soledad y la vida encerrada,
jía y de lavarse las manos continuamente, que no ¿qué hacer? ¿qué decir? ¿qué orar? Sin
hay otra cosa en el día que se repita tanto. Y to- entender...
dos confinados o encerrados o sin poder salir de
casa; que para muchos eso es lo peor. Resulta que te has colado en nuestro mundo, en
nuestras vidas, en nuestras muertes, en todo...
Pero, claro, hay cosas mucho peores, como ser
'positivo' o ingresar en una UCI o no salir de ella..., Ya no hay famosos, ya no hay deportistas endio-
bueno, salir sí, pero ya no volver a ningún otro sitio sados, todos igual de humanos e igual de débiles.
más, nunca...
Solo quedas tú dando la murga a todo el mundo,
movilizando ejércitos, sanitarios, voluntarios... - la espiritualidad: practicar la fe en espíritu, sin
ac- tos externos-públicos; experiencia de
Solo tú, que andas de acá para allá, en las encuentro.
mucosas, en los contactos, en el aire, en las
gotitas... En realidad, bichito, puedes servir (de lo poco que
puedes servir, vaya) para purificar nuestra fe.
Y seguimos restregando fuerte las manos con ja-
bón, alcohol, desinfectante, con... ¿Con qué más? Si nuestra fe se quedó anclada en el pasado, la
azu- zas para que se ponga rápidamente al
Te has colado de manera insidiosa, sin permiso, presente.
sin previo aviso, sin autorización...
Si nuestra fe se quedó en solo actos, sin experien-
En el siglo de la globalización sin fronteras, has cia de encuentro, nos quitas los actos: fe desnuda.
crea- do más fronteras, más temor entre unos y
otros. Si nuestra fe se ablandó en su experiencia, se en-
moheció, descubres el moho y el polvo
Desde ya los españoles ya no podremos viajar a acumulado.
150 países del mundo. O sea, más encerramiento.
Si nuestra fe se tambalea ante lo inexplicable, nos
Y todo esto ¿de qué va?, ¿tiene algún sentido?, redescubres el valor del milagro (¡descreídos!).
¿tie- ne sentido que tenga algún sentido? O
sinsentido. Y a los que nos sobra la palabra, nos la quitas,
nos enmudeces (¡no hay derecho!)... Para
Creo que nos has puesto delante de nuestras recordarnos que hay una sola Palabra y habló en
narices (sin permiso, sin autorización, y eso mo- eterno silencio y en silencio ha de ser oída...
lesta) el sentido de las cosas esenciales, que son
pocas y muchas veces las olvidamos por ser tan Mucho ruido teníamos. Tú nos has dejado en
esenciales: silen- cio. Tanto silencio agobia. Aunque sirva para
los geodestas, científicos y los que miden la tierra,
- la soledad: nacemos, vivimos y morimos solos el planeta, porque ahora apenas hay vibraciones
(¿quién nos llama a la vida, quién a la muerte?) en todo el planeta, y sus medidas resultan mucho
- el cuidado: cuidarse uno, cuidar de otros, cuidar más exactas ahora más que nunca...
el planeta (¿quién nos dio la tierra?)
Tampoco hemos contaminado durante estos me-
- la creatividad: que, en los peores momentos, se ses. Ruido es polución. Silencio es sanidad, salud.
llama 'resiliencia' (sobreponerse a la fatalidad)
No sabemos qué hacer con tanto silencio. Fe
- el encuentro: crear ámbitos de encuentro los que silen- ciosa. Oración silenciosa. Sentido de la vida.
viven juntos (no es lo mismo juntos que unidos)
Queríamos seguir como siempre, cada uno en lo
- la aceptación: aceptarse (y quererse) uno suyo, pero te colaste, bichito, y la que has liao...
mismo,
para así poder aceptar (y querer) a los otros...
VIVIR
ZADAMENTE
INQUIETOS
ESPERAN-
STJ
TERESA GIL,
ralización total de la agenda, aparecía ante mí un Pero como tantas otras veces, una descubre que
tiem- po y un espacio no previsto que tenía que la cabeza va por un lado y a un ritmo al que no
aprovechar. Y que pudiera aprovechar a otros. siempre se ajusta el corazón, el espíritu. Y yo diría
que tampoco el cuerpo. El miedo decide aparecer, compartir por ex- periencia es que ciertamente a
irrumpir de una forma desconocida, un miedo mí me ha pasado esto. Y me propongo, al
radical, a la muerte. ¡Me puede pasar a mí! Y de compartirlo, poder reconocer algu- nos
repente, todas esas certezas, palabras, claves o aprendizajes que me va dejando este tiempo.
interpretaciones que quieres ofrecer a otros, a ti no
te serenan. Sí, las acoges, las quieres escuchar
dentro y dejas que aparezcan y te acompañen EL MIEDO SE HACE
silenciosamen- te, sin el brillo o la emoción de
otras ocasiones. Pero abriéndote a la confianza. COMPAÑERO DE CAMINO
Como deseo, como prome- sa. Ese es el único
modo de orar posible. Ahí, llega la palabra de
Teresa, contundente: Desde el principio tuve cierta ansiedad, no tanto
por la enfermedad en sí o por la nueva situación,
sino porque la ‘cabeza’ me decía que esta era una
página 34 situación inédita, importante, seria, experiencia
Porque sí, para mí siempre es un “refugio de que merecía de toda mi atención para poder
sentido” la palabra de Teresa. Lo que puedo ofrecer una palabra de sentido, de inspiración, de
consuelo... Sentía que, junto a la pa-
Al hacer memoria de este tiempo para recoger el eco que va
dejando en mí, aquello que voy sintiendo como inspiración, como
esperanza o como luz en medio de esta “noche”, me doy cuenta
de que, sin proponérmelo, puedo identificar distintos tiempos o
fases que han venido a su vez acompañadas por una palabra de
Teresa de Jesús.
Y finalmente empiezan a aparecer los primeros Y así es como el miedo abrió el camino de la
bal- buceos. “Si me amas, ¿por qué no te dueles humil- dad, el “sabor a tierra” que pide una oración
de mí?” (CC 64, nov-dic 1576), resuena como un que nos despierte la confianza. El silencio abrió el
eco que me invita a abrir la mirada y el corazón, espa- cio de la propia casa en la que empieza a
acogiendo la certeza de que nada escapa de la predomi- nar el “sonido de la vida nueva” que pide
mirada de Dios ni queda ajeno a él. Empiezan a una ora- ción que nos despierte el oído. Y
llegar nuevas pala- bras, ahora ya a través de finalmente, brota esa inquietud sabrosa que nos
conversaciones “de carne y hueso”, en las que la abre a la esperanza y al compromiso, que pide
una oración de disponibili- dad, servicio y entrega.
MANUELA
FAMILIA, AMIGOS Y
COMPAñEROS DE MANUELA
página 36
EN LIDARIA
TIEMPO DE PANDEMIA “Que la vida te dé
todo lo que mereces, que no te falte ilusión y nos la contagies”. JULIO E
INÉS
“Manuela, te has entregado en tu trabajo dando el mil por cien, hasta
el punto de contagiarte. Esta situación te acerca a lo que están
viviendo las personas a las que has cuidado. Ánimo y mucha fuerza”.
TERE Y FAMILIA
“Manuela: ¡Aúpa! No podemos estar a tu lado, pero te sentimos
cerca. ¡Qué bien si hubiéramos podido sobrellevar el virus en tu lugar
para que tus manos aliviaran el dolor de tus enfermos del hospital! Te
sentimos cerca y nos hace bien saber que tu trabajo ha servido para
el bien de tus compañeros y pacientes”. JOSÉ ÁNGEL
“Lo mejor para combatir el virus: Alcachofas, puerros, espárragos del
Soto. ¡Ánimo!” TOÑO Y NURI
“¡Ánimo Manuela! Toda situación, por difícil que sea, tiene un sentido.
¡Unidos venceremos al virus! Un abrazo”.
M. CARMEN
“Te admiramos y queremos, estamos contigo!”
IGNACIO
“Gracias, Manuela. Tu entrega nos permite seguir soñando con un
mundo más solidario. Un aplauso de cariño y de orgullo para ti y para
tantos que, como tú, están arriesgando la vida por curar a los
enfermos”.
PEDRO
“En tu corazón esta Kato, tu niño de Uganda, en tu corazón tu profesión;
en mi corazón el orgullo de ver lo capaz que eres".
TOÑI
“Paz y Amor. ¡Ánimo, Manuela!”
MARIA Y PEDRÍN continúa en pág. siguiente...
página 37
"Lo fácil es aplaudir cada tarde hermana”. ALBA Y ANA
desde el balcón; lo esencial es
“Te quiero mucho, tieta.
saber que tu aporte llega desde
Muchas gracias por cuidar a
el corazón..., y eso mola
todos los enfermos del
mucho". PEPE
mundo!!!” LAIA
“María Manuela. ¡Y tú, que te lo
“Me acuerdo mucho de ti. Estoy
querías perder...! Valiente,
pendiente de ti a todas horas.
decidida, cariñosa y más que te
Le pido al Santo Cristo que te
podría decir. GRACIAS”. FELI, JOSE
Y PABLO cuide”. TU ABUELA FELISA
"En momentos así es cuando nos
“Gracias, tieta, por curar a los
damos cuenta de quiénes son los
enfermos, gracias por todo lo que
verdaderos héroes, aunque ellos
haces para ganar al coronavirus.
siempre han estado ahí. Los que
Eres la mejor enfermera del
arriesgan sus propias vidas para
mundo!!! Tengo muchas ganas de
cuidar a otros sin pedir nada a
verte y jugar contigo. Te quiero
cambio son quienes realmente
mucho”. SERGI
marcan la diferencia. Ojalá sean
“Aunque al principio me escuchados y valorados en el
sorprendió tu vocación de futuro”. NUIMI
enfermera, has demostrado que
“¡Mucho ánimo, Manuela!
es lo tuyo!!! Vales más de lo que
Eres mucho más fuerte que
piensas y puedes con esto y con
el virus. Estamos contigo.
cualquier reto que se te ponga por
¡Todo irá bien! GUILLERMO Y MARÍA
delante. Te fuiste a Uganda a
“Cuando eres una enfermera
sabes que cada día cambiarás
una vida o una vida cambiará la
tuya”. PURA Y JAVIER
Detalle de una pintura del artista francés Gustave Doré. S. XIX página 39
Todos confinados, pero más
desiguales. No. El confinamiento no
es igual para todos y el Covid-19
sabe también, sabe de clases y
fronteras.
TODOS
CONFINADOS,
PERO MÁS
DESIGUALES
MAR
GALCERAN
UNA NUEVA
MENTALIDAD
página 40
NUEVA
MENTALIDA
D Ya
nada
será
igual página 41
PABLO VIELBA
POR QUIÉN
SUFRIR Y A
QUIÉN AMAR
JAVIER FUENTE
MARTÍNEz, OCD
PONER LOS OJOS EN LOS MÁS Buenos samaritanos son los que hoy se juegan la
vida: médicos, enfermeros, sanitarios, fuerzas de
seguridad, transportistas, cajeras... los santos de
DÉBILES Esta actitud nos libera de nuestro la puerta de al lado.
“egocentrismo”
Su actitud motiva la nuestra. Ellos, desde el anoni-
Quizá nosotros estamos bien, pero no todos lo mato, nos hacen mirar la realidad con otros ojos y
están. Y si no todos están bien, yo tampoco estoy aportar lo poquito que podamos.
bien, no puedo estar bien. Si alguien sufre, yo tam-
bién sufro. “Nadie puede ser feliz a solas”, decía Quizá tengamos que quejarnos menos y agrade-
Raoul Follereau, el apóstol de los leprosos. cer más. Quizás tengamos que cambiar la mirada,
pararnos, compartir el “aceite y el vino” que cu-
Débiles son los que han sufrido ya alguna muerte ran, y mirar a los otros, ahora y siempre, con ojos
en su familia y no han podido ni siquiera de samaritano.
acompañar. Son los que más sufren estos
momentos.
Y débiles son aquellos a los que todo esto les trae PERMANECER, COMO MARÍA, AL
un sufrimiento añadido, no solo de la posible en-
fermedad sino del futuro incierto. El que no sabe si PIE DE LA CRUZ, EN ORACIÓN Actuar
va a tener o no tener trabajo, si le van a llamar o como María fortalece nuestra espera
no, si su negocio va a seguir o no, si va a poder
Cuando sentimos que no podemos “hacer nada”
siempre nos queda un arma secreta y poderosa: la anterior, nos pida hoy confianza y espera, como
oración. Una oración, a ejemplo de María en la un día se lo pidió a su madre.
cruz. No dice nada, pero permanece al lado.
Mirando y sufriendo. Y sobre todo esperando. Al final nos queda la confianza en Jesús
Porque María nos marca el camino de la resucitado y en su promesa, tantas veces repetida:
esperanza, que pasa por el dolor hasta llegar la “ESTOY CON VOSOTROS”.
resurrección.
EL
APLAUS
O SIGNO
DEL MACU HERNÁNDEz
página 44
Cada día hemos venido escuchando cifras, y entre dos aplaudimos. Cada uno regala lo que tiene.
las cifras se colaban nombres propios, y para mu- Todos queremos regalar algo, contribuir a salir
chos las propias décimas de fiebre y malestar que adelante. Para muchos nuestra contribución es
se habían filtrado en casa. Como una pesadilla, o ese aplauso sin remilgos, hasta que nos duelen
un sueño del que no conseguimos despertar... las manos, cada tarde.
Y en medio de todo esto, como la esperanza, esa Es un grito para decir GRACIAS, GRACIAS, GRA-
llamita pequeñita, surge EL APLAUSO. Cada día a CIAS a todos esos que nos estáis cuidando, que
las 8. Al principio, de noche. Ahora ya de día, con os jugáis la salud y la de los vuestros por servir a
las preciosas luces del atardecer. Parece una la comunidad, a esta sociedad nuestra. El aplauso
parábola de lo que está ocurriendo: viene la luz. nos agita las manos y el corazón. Estas últimas
Las noches oscuras ya dejan pasar cierta luz. tardes acompañan el aplauso las sirenas de la
Cada vez se dis- tinguen mejor las caras. Las policía y las ambulancias que, a esta hora, en
luces de la esperanza se celebran cada tarde con estos días que la presión ha bajado, se unen con
los aplausos. Aplausos de todas las edades. sus cantos desafi-
nados a nuestros aplausos y las músicas del
Una hora antes, un vecino, unos pisos más abajo, Resisti- ré, del Color Esperanza, y alguna
sale al balcón con su violín. Es la primera cita. To- espontánea más. Es una pequeña verbena sin
orden ni concierto, pero todo corazón. bus- co a ella... Rezo por ella, y pienso en ella con
cariño sin saber siquiera su nombre.
Por unos minutos, ya no estoy en mi
confinamiento. Salgo y, entre aplausos, me entero Los aplausos nos hacen niños, niños que
de que el her- mano de Felipe, mi vecino de necesitan de los otros niños. Ya todos nos
balcón del edificio de al lado, que he conocido en sabemos peque- ños. Se nos despierta el amar
los aplausos, ya está mejor. Sigue en la UCI pero como los niños. Con una alegría sencilla, que
ya le han despertado... La sonrisa de Felipe y Dori celebra los momentos pe- queños con un corazón
deja atrás la angustia de tantos días de UCI. Y agradecido, vulnerable, por sentirse cuidado y
saludo a Ángel y Bienve, dos ancianos valientes y querido.
animosos que salen a aplaudir cada tarde,
celebrando que estamos todos bien un día más. Un gesto pequeño, cargado de tanto. Un gesto
Hay una anciana, parece que vive sola. Sale cada que pasará a la historia de los días en que el
tarde, fiel a la cita, al balcón de enfrente, pero no hombre se hizo pequeño para hacerse grande.
consigo hacerle llegar mi saludo... Quizás no me
ve, o no se da cuenta de que es para ella, que la
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