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3 I
COLEGIO DE
BACHILLERES

MATERIAL DE LECTURA
PROGRAMA DE ASIGNATURA

FILOSOFíA 111

ARGUMENTACiÓN FILOSÓFICA

BEUCHOT, Mauricio. "La teoría del lenguaje" y "La teoría de la argumentación" en Ensayos marginales sobre Arisfófeles,
México, UNAM, 1985, pp. 9-26 Y 27-37. Aborda la relación pensamiento, lenguaje y realidad. Bajo la óptica del estagirita
se presenta una distinción de otras teorías de reciente cuño con la cual se hacen patentes las diferencias con respecto a
la propuesta del filósofo griego, así como los límites de las teorías contemporáneas.
MAURICIO BEUCHOT

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sentar al hombre de hoy rasgos de un pensamiento que es
de todos los tiempos.
Estos trabajos reunidos aquí han aparecido en diversos lu-
gares. El ensayo I, acerca de la teoría del lenguaje, parcial-
mente en T'hesis (Universidad Nacional Autónoma de Mé-
xico) y parcialmente en Critica (Instituto de Investigaciones
Filosóficas, UNAM). El ensayo n, sobre la teoría de la argu- LA TEORíA DEL LENGUAJE
mentación, en Revista de Filosofía (Universidad Iberoameri-
cana, México) y en una antología sobre lógica compilada
por Carlos Pereda (Universidad Autónoma Metropolitana,
México). El ensayo III, relativo a la reería de la ciencia, en
Theoria (Universidad del País -Vaseo, España). El ensayo IV,
sobre la teoría del ser; en Libro; Anual: tiel ISEE (México).
El ensayo V, que versa sobre la' 'esencia y el" ser, en Nov(JJ
Tellus (Centro de Estudios Clásicos, UNAM). El ensayo VI,
dedicado al tema de las categorías, parcialmente en" Revista
Latinoamericana de Filosofía (Buenos Aires). El ensayo VII,
que estudia la teoría de las causas, en Logos (Universidad La
Salle, México). El ensayo VIII, referente al derecho natural
en la ética arístotélica, corresponde a una conferencia dic-
tada en 1974, y es el trabajo más antiguo. Todos aparecen
aquí con algunas modificaciones.
Por último -pero no lo menos importante-e, me complace
dejar constancia de mi agradecimiento y aprecio a las si-
guientes personas, de cuyas observaciones, consejos y aun
réplicas, me he beneficiado (y que dispongo en orden me-
ramente alfabético): Rafael Avalos, Conrado Eggers Lan, An-
tonio Gómez Robledo, Alejandro Herrera, José Lorite Mena,
Bernabé Navarro, Raúl Orayen, M. Dominique Philippe,
Eduardo Rabossi, José Antonio Robles yUte Schmidt Os-
manczik.

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Lenguaje y términos

Si se preguntara por una diferencia notoria que separe la


filosofía del lenguaje propuesta por Platón y la que propone
Aristóteles, tal vez habría que decir inmediatamente q~e se dis-
tinguen en la postura "naturalista" del primero y la decidida
proclividad del segundo hacia la tesis convencionalista. Cierta-
mente hay más cosas que los distinguen entre si, pero estas di-
ferencias ya en el origen y planteamiento son muy abultadas.
En efecto, para Platón, en el Cratilo, el lenguaje tiene un ori-
gen divino y, por lo mismo, las palabras son de suyo correspon-
dientes a las cosas que designan con una adecuación natural.
En cambio, para Arístóteles, en el Peri hermeneias, las pala-
bras son· impuestas a las cosas por la determinación y- i el
beneplático de los hombres en las comunidades hablantes. -r.a
finalidad del lenguaje es la comunicación, y su origen es 'la so-
ciedad humana. El carácter comunicativo del mismo hombre
se desprende de su naturaleza social, y ésta de su naturaleza
racional. Por medio del signo lingüístico los hombres se co-
munican lo que es agradable o desagradable, lo que es pro-
vechoso o nocivo, y, principalmente, lo ,qúe es justo o injusto."
Todo ello en el ámbito de la comunidadv sociédad o n:ÓAli;.
El lenguaje es interpretación o expresión comunicatíva del
pensamiento. Pero el lenguaje no es algo natural; lo que es
natural es la facultad de comunicar, de tener lenguaje; el y
lenguaje en sí mismo es artificial. Arístóteles 10 constata
en que, aun cuando el hombre tiene diversos sistemas natu-
rales: nervioso, digestivo, respiratorio, etc., sin embargo, no
tiene sistema lingüístico, ya que para efectuar el habla uti-
liza diversos órganos. que pertenecen a diversos sistemas: la

1 Cfr. Arist6teles, Polit., I, 1, 1253a7-18. 5egimos la edición de 1. Bek-


ker, revisada por O. Gigon, Berlin: Walter de Gruyter, 1961.

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Loca pertenece al digestivo, los pulmones al respiratorio, et- mentas. Los términos fundamentales son el "nombre y el
cétera.s verbo, elementos básicos del enunciado.
El lenguaje emplea sonidos o voces. Los sonidos pueden
ser articulados o inarticulados. Los sonidos inarticulados lle-
gan a significar algo, como el gemido y la risa, cosas en las Nombre y uerbo: sujetable y predicable
que participamos del mundo animal, y por ello tienen tales
signos cierta naturalidad. Pero sólo los sonidos articulados La postura artificialista o convencionalista de Aristóteles
son palabras (nombres, verbos, etc.), y tienen significado de se ve en las definiciones que ofrece de las panes de! dis-
manera artificial, por convención. curso. El nombre (OVO~l{l) es un sonido o voz significativa
La palabra, aunque su designatum final y principal son sólo por convención, que no consígnifica el tiempo, y ninguna
las cosas de la realidad, es primariamente signo de la afec- de cuyas partes significa por sí misma separada del todo.5
ción o contenido de la mente, ya que la realidad se da Hay nombres simples ("barco") y nombres compuestos ("bar-
mediatizada por el conocimiento y aun acompañada de ele- co pirata"). Las partes de los nombres simples no tienen
mentos 'volirivos o afectivos. Inclusive se pueden dar palabras significado (las sílabas). Pero las partes de los nombres corn-
que no signifiquen entes de la realidad, sino entes imagina. puestos'<tienen cierto significado, aunque no independiente-
rios, meramente pensados, o, en otros casos, solamente signí- mente del todo, Las palabras indefinidas, como "no-hom-
ficará estados de ánimo. En efecto, para Aristóteles, la pala. bre"; no son propiamente nombres, pues se podrían aphcar
bra hablada es signo de las afecciones del alma, y la palabra a toda clase de't6sás, tanto existentes como no existentes."
escrita es signo de Ía palabra hablada. Las palabras habladas Se acercan a la noción de "clase complementaria" usada en
y escritas son diferentes en los hombres, en las comunidades la actual teoría de conjuntos o lógica de clases, la cual in-
humanas, pues se originan por artificio, institución o ' con- dica todo lo que no es clase de la que es complemento, y
vención. Pero no así las palabras mentales o afecciones del esto es sumamente impreciso. Por ejemplo, no-hombre puede
alma, que son iguales en todos los hombres, por ser signos ser desde un caballo hasta un astro o una fórmula matemáti-
naturales." La relación del concepto a la cosa es natural.s
ea, sin que tengamos conocimiento positivo de lo que es.
pero la relación entre el signo lingüístico y la cosa es arti- Para Aristóteles, tampoco los casos de la declinación del
ficial o convencional, mediatizada por el concepto. En la
nombre son propiamente nombres, como "de Filón", que es
progresión aristotélica de signo-concepto-cosa, encontramos
el caso genitivo de la declinación correspondiente, y esto
cierto paralelismo con Saussure: significante-pensamiento-sig-
puede verse en que con ellos no se construyen enunciados
nificado, )'con Frege: signo-sentida-referencia.
verdaderos o falsos; por ejemplo, "de Filón corre" o "de
Aristóteles establece varias categorías sintácticas y establece
Filón no corre" no pueden ser verdaderos.o falsos como
su semántica. Las voces articuladas dan lugar a distintas cla-
ses de palabras, que son los términos y que, agrupados sígní- nunciados ("<PlMvo~ 'QEL" Y "<PLAóvo~ oux 'pst" de hecho se-
ficativamente, constituyen oraciones y enunciaciones. Los rían incorrectos gramaticalmente en griego).
términos pueden ser categoremáticos o sincategoremátícos, El verbo es también definiclopOl~ Arístóteles C011.10 algo

según tengan significación por sí mismos, como el nombre artificial: es la voz significativa por convención, que consíg-
)' el verbo, o por acompañar a éstos, como los restantes ele- nifica el tiempo; ninguna de sus partes tiene significado
tomada separadamente; y siempre es signo de que algo se
2 Cfr. Idem, De Anima, II, 2; De 'Partib. animalium, II, 16.
3 Cfr. Idem, Lib. de Interpretatione, 1, 16a6,S. s Cfr. Idem, Lib. de Inter-pret., 2, 16a19-2L
4 Cfr. Idem, De Anima, lII, 8, 431b24 ss.
G Cfr. Ibid., ID, 20a31-36.

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predica de algo,? Es decir, el verbo es de suyo la parte parte predicable, a saber, que se convierte en prep.icado.ll.
predicable en el enunciado.tEl '~érbo expresa que un predi- Por 10 demás, se pueden trasponer el sujeto y el predicado
cado se atribuye a un sujeto significando el tiempo de su sin alterar el significado del enunciado; por ejemplo,. pode-
inherencia en él. Por ejemplo, en "Juan está sano", "está mos decir, indistintamente, "el hombre es blanco" o "blanco
sano" es propiamente un verbo, no un nombre, y significa es el hombre".12 Lo cual indica que siempre se conserva el
además la inherencia de la salud en Juan como en tiempo estatuto lógico de los sujetos y los predicados, dentro de los
presente. Los verbos pueden ser nombres tomados en sí mis- enunciados. (Esto se ve en la división que hace Aristóteles
mos, pero no dentro del enunciado.s Efectivamente, dentro de los enunciados, división que le será útil para estructurar
del enunciado todo el predicado llega a constituirse como si su lógica de la ínferenciaj.w
fuera de algún modo el verbo -del sujeto o nombre (de .El Estagirita procede con gran cuidado en su definición y
hecho, ". Ql1ll-a" no sólo significa "verbo", sino, más en gene- clasificación de los elementos lingüísticos y sus combinacio-
ral, "predicable"), Así, pues, sólo se consideran como nom- nes. Pero, sin duda¡ el problema principal que tiene que
bres fuera del enunciado,' en cuanto pueden tener un signi- afrontar -y en él es donde se puede encontrar su mayor
ficado completo y aquietar el ánimo del oyente. Pero sólo aportación a la filosofía del lenguaje de todos los tiempos-
forman propiamente enunciados cuando se les añade el es el problema de la relación que guardan el pensamiento
sujeto." y el lenguaje.
Igualmente, el Estagírita define la oración en sentido art i-
ficialista, como una locución o voz significativa por conven-
ción, cuyas partes significan separadamente como dicciones El problema de la "elación entre pensamiento y lenguaje
o términos. 10 El enunciado, que es una clase de oración,
esto es, una oración enunciativa, participa de esa misma En efecto, entre las múltiples tareas que se han asignado a
definición en la que entra el factor convencional, y sólo se la filosofía del lenguaje se encuentra la de precisar el lugar
que ocupa el pensamiento en el fenómeno Iíngüístico.w ¿Qué
añade que tiene la capacidad de' ser verdadera o falsa por
incluir afirmación o negación. Yes que no toda oración es relación guarda el pensamiento con el lenguaje, si es que tie-
enunciado, sino la que, además de tener significado, pueda ne alguna relación con él?
ser verdadera o falsa. Las otras oraciones, tales como la sú- Asumamos que sí hay relación entre el lenguaje y el pen-
plica, la orden, la pregunta, etc., tienen significado, pero samiento.· Entonces nuestro problema será esclarecer el tipo
no tienen valor de verdad. No son enunciados, y su estudio de relación que hemos vislumbrado entre ambos. Para algu-.
no pertenece a la lógica, sino a la retórica o a la poética. nos el lenguaje se conecta directamente con la realidad, el
Los enunciados consisten en la unién o desunión (i.e. afir- signo con el objeto, sin intermediarios. En esta postura no
mación o negación) de elementos (términos) y siempre lo hay lugar para el pensamiento en el fenómeno lingüístico.
hacen por una cópula, que es un verbo en algún tiempo.
El enunciado requiere por lo menos de un nombre '-y de un 11 Cfr. tu«, 10, 19b1O-12.

verbo. El nombre es, la parte sujetable, esto es, que se con-


12 Cfr. tu«,
10, 20bl·2.
13 Cfr. I. M. Bochenski, Lógica formal antigua, La Habana. scs. 1977,
vierte en sujeto, y el verbo -con 10 que le acompaña- es la ~Ma .
14 CfT. E. Rabossí, Teorías del significado y actos lingüísticos, Valen-
•. Cfr. lbid., 3, 16b6·7. cia (Venezuela): Universidad de Carabobo, 1979, p. 26. Véase mi reseña
8 Cfr. tus., 3, 16bI9-2I. de este libro en Crítica, vol. 13, n. 39 (1981),pp. 91c92. Rabossi y yo
9 Cfr. lbid., 3, 16b23-25.
hemos discutido amigablemente nuestras respectivas posturas y puntos
de vista sobre el problema.
10 Cfr. lbid., 4, 16b26.28.

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· Para otros el lenguaje se conecta con el pensamiento además Sin embargo, antes de discutir las respuestas al problema
de intentar conectarse con la realidad. Entre estos últimos, ,queh~m,os delimitado, quisiéramos excluir un equívoco. En-
algunos explican esa relación, .dicíendo que se da porque el "tre los q~ sostienen que el lenguaje existe gracias al pen-
lenguaje es el que funda o causa al pensamíento.w Otros samiento, algunos dicen que, por ser un producto suyo, no
explican esa relación diciendo que es el pensamiento el que hace falta estudiar al lenguaje para conocer el 'proceso del
causa al lenguaje. Tal es la postura de Arístóteles.w Aquí pensar. Es lo que Rabossi denomina la "respuesta tradicio-
sostendremos como tesis esta última postura (una caracteriza- ual",17 Sin embargo, de ninguna manera se puede decir que
ción más completa de la misma aparecerá en el siguiente Aristóteles incurra en este vicio. Aunque sostiene que el
inciso). Pues bien, Eduardo Rabossi, en un valioso trabajo, lenguaje existe gracias al pensamiento, no excluye que se
excelente por la erudición y la argumentación, ha planteado estudie el papel del lenguaje en el pensamiento para cono-
objeciones serias y muy atendibles a esta tesis de Aristóteles. cer la relación que éste guarda con la realidad; pero sobre
Examinaremos sus' argumentos y trataremos de responder todo insiste en que se estudie el papel del pensamiento con
a ellos. relación al acto lingüístico. El mismo Rabossi,' al rechazar
A fin de analizar ordenadamente el asunto, procederemos 10 que él Ilama "panlingüismo" (como el de Benjamín Lee
como sigue. Ya que hemos planteado el problema y la solu- Whorf, para el' que todo pueblo o cultura piensa como
ción que adoptamos, en adelante expondremos la tesis aris- habla y todo acto de' percepción es organizado por el len-
totélica y argumentaremos a favor de ella, respondiendo a guaje), acepta que es relevante estudiar el puestO del pensa-
las objeciones que Rabossí le enfrenta. Así, pues, (a) pre- miento en el fenómeno lingüístico (sin identificar el peno
sentaremos la tesis arístotélica, (b) presentaremos las obje- sarniento con el mismo fenómeno lingüístico, pues entonces
ciones que le dirige Rabossi, y (e) trataremos de responder no tendría sentido plantear siquiera el problema). Como él
a ellas. mismo dice, "la verdad está del lado de quienes se inclinan
a reconocer a los factores lingüísticos un papel protagónico,
15 Cfr. D. Davidson, "Thought and T'alk", en Idern, Ln q uiries into aunque no excluyente, en ciertos temas centrales de la filo-
T'ruth and Interpretation, Oxford: Clarendon Press, 1984, pp. 155-170. sofía" .18 Pasemos, pues, a presentar la tesis aristotélica.
Agradezco al Prof. Davídson la oportunidad de discutir con él este pro-
blema en el V Simposio Internacional de Filosofía (Jalapa, México,
1984). Mi crrtica a su teoría, así como su respuesta, pueden verse en las
Actas de dicho Simposio, editadas por el Instituto de Investigaciones La postu-ra aristotélica frente al problema
Fiílosóficas de la UNAM, México (en prensa).
16 Cfr. M, Beuchot. Elementos de semiótica, México: UNAM, 1979,
pp. 271 ss. Esta postura se da también en los filósofos modernos; véase,
En la filosofía aristotélica del lenguaje el pensamiento
por ejemplo, E, Rabossi, "Hobbes y la filosofía del lenguaje", en Ma- sirve de "puente" entre la realidad y el lenguaje. Un objeto
nuscrito, 4 (1980), p. 22. Es importante precisar un poco más la noción es pensado y después expresado en el lenguaje (aunque sea
de causa que empleamos, por ser una de las más capitales y jabonosas de
pensado de manera borrosa e inadecuada, de alguna manera
la filosofía. La entenderemos en el contexto de la teoría arístotélica,
y de modo especial, en el caso de la relación pensamiento-lenguaje, es pensado antes de ser expresado). Con el lenguaje, el ha-
como causa [ormal, de manera cercana a lo que se entiende como con- blante intenta referirse a la realidad, pero lo hace por el
dición de posibilidad o fundamento Iógico-rnetaflsico (Le. no como causa
eficiente). Al decir, pues, que "el lenguaje es causado por el pensamien- intermediario del pensamiento porque sólo después de haber
to", decimos que el lenguaje sólo es posible gracias afpensamíenro, que
éste es su condición ?e posibilidad y su fundamento lógico-metafísico, y 17 Cfr. E. Rabossi, "Pensamiento, realidad 'y lenguaje: la relevancia
no que le es antertor temporalmente (como tendría, que ser en "la filosófica de los factores lingiiísticos", en Análisis Filosófico, vol. 1, n. 2
causa eficiente). Sobre la noción aristotélica de 'cansa' 'véase el; capítulo (1981), p. 20.
correspondiente a ese tema en este volumen. ,' ' '.'18 Lbi d, pp. 25·26.

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pensado la cosa (así sea mínimamente y aun no reflexivamen-
te) puede hablar de ella. En ese sentido se dice 'que hablamos r~Ct:ó entidad~s real~s. En otras palabr~: el lenguaje,signi-
de las cosas según las pensamos. De acuerdo con ello tam- f~ca a' la re~l1dad uia .el pensamiento. Clertatnente elsigni-
bién se d.ice que el pensamiento representa al objeto y que Iicado terminal y decisiuo es lo real, pero la expresiÓn lo
el lenguaje representa al pensamiento, uno es signo o efecto alcanza mediante 10 mental.
de.l otro. Y es en ese sentido que decimos que el pensa- Dado que el sentido de una expresión es un concepto, una
miento causa al lenguaje, ya que éste es su signo o su efecto. entidad mental (en la terminología de P. T. Geach), se
En esto se centra la teoría del significado en la fiiosofía evita el inconveniente fregeano de admitir corno significados
aristotél ica.íe entidades platónicas. Y también se evita el inconveniente de
Si entende~os por "signi~icado" la díada propuesta por la teoría' de Bradley y McTaggart-'-a ~quienes combatieron
Freg,e de. sentl~o y referencia, podemos decir que, para la Moore y Russell- de tener que admitir entidades "subsisten-
teon a ar istotél ica del significado, los sentidos son entidades tes" pero no existentes. Se evita, en suma, la dificultad de
mentales (imágenes, conceptos, juicios, y hasta sentimientos, tener que admitir como significados no sólo entidades pla-
ciertamente, p~ivados en la mente de la persona, pero que tónicas, sino además, según la crítica de Russell y Quine, lo
se ~acen públicos en la comunicación) y las referencias son que se podría llamar "entidades negativas", "entidades con-
cnt,ldad:s real.es -cuando hay referencia-o Así, para la filo- tradictorias", "entidades imposibles" o "entidades inexisten-
sofía aristotélica, una expresión tiene una primera relación tes". Pues -a diferencia de Frege y de Cliurch- no hace
con el pensamiento a través de su sentido (y hasta en al- falta asignarIes como significado la clase nula tomada como
gunos casos se puede decir que la referencia es algo mental, entidad, y que sería la misma para clases muy distintas de
como cuando se habla de entidades ficticias o de quimeras). supuestas entidades no existentes denotadas por expresiones
En consecuencia, asumiendo para una expresión los dos muy distintas. En ese caso el único significado que tienen
a~pectos fregeanos del signo (sentido y referencia), y supo- tales expresiones será una entidad mental, a saber, algo sola-
niendo el caso normal para dicha expresión, si la expresión ment<: concebido (y aun fingido) por la mente, sin ninguna
es un término, puede tener sentido aisladamente o fuera correspondencia con cosas o estados de cosas reales, por ejem-
del enunciado, aunque siempre en relación y en orden al plo, en el caso de expresiones tales como "sirena", "quime-
e~1Un.ciado; y sólo puede tener referencia, además de signi- ra", "la, montaña de oro", "el círculo cuadrado", "el actual
ficación, cuando está en el seno de un enunciado. El término rey de Francia es calvo", "César no mató a Sócrates", etc. No
tiene como sentido un concepto, y como referencia un ob- hace falta postular objetos negativos ni hechos negativos
j:~o.EI enunci.ado tiene como sentido un juicio (en la acep- -cosa que hizo Russell, pero cuyas graves consecuencias se
Clan de coriterrido mental, lo que en la literatura anglosajona encargó Chisholm de manifestar-; cuando se significan cosas
se denomina "proposition'ry y como referencia un estado de o estados de cosas inexistentes, sean posibles o imposibles, los
cosas, de acuerdo con el cual puede ser verdadero o falso, significados serán entidades mentales (imágenes, conceptos,
según que ese juicio corresponda o no a la realidad. (Se ve proposiciones), pero no entidades reales (una cosa o un esta-
en esto, claramente, la no coincidencia de Aristóteles ' con do de cosas reales). Por otra parte, en un orden distinto de
~I:ege ~n varios aspectos que son importantes). Así, la expre- cosas, con la introducción de las entidades mentales como
sron tiene como significado directo una entidad mental o significados directos, se podrá muy bien hablar de la signifi-
pensamiento, y a través de ella tiene como significado, indi- cación no sólo en expresiones que denotan cosas no existen-
tes, sino también en el hecho de que muchas expresiones
.i.9 Cfr. R. H. Robins, A Short History 01 Linguistics, London: Long- -por ejemplo poéticas- tengan como significado emociones,
mans, 1974, cap. 2.
voliciones u otros actos propios de la voluntad, no del inte-
18
19
·lecto (aunque no ahondaremos en este aspecto V:blitivo, es significa mediatamente a la cosa real. "La prueba de esto
importante señalarlo). ' , .' -dice Bernard Lonergan- es muy simple. Discurrimos sobre
Tenemos, pues, que para el aristotelismo el Signo lingüís- el 'hombre' y el 'triángulo'. ¿De qué hablamos? Es evidente
tico significa de modo directo e inmediato la entidad men- que no inmediatamente de cosas reales, pues seríamos plató-
tal, que es un signo mental, y significa la cosa a través de nicos. Inmediatamente hablamos de objetos de pensamiento,
este signo mental. Pues, en verdad, nuestras expresiones Iin- de palabras interiores, y no es sino mediatamente, en la
güísticas representan en primera instancia a las cosas tal medida en que nuestras palabras interiores se refieren a los
corno las conocemos o concebimos, y, en segunda instancia, objetos, que hablamos de cosas reales. La demostración se
representan a las cosas tal como son, ya que el concepto puede efectuar de, otra manera. N o importa 10 que digan los
que de ellas tenemos las representa como son en sí -y, dado posítivistas lógicos, los enunciados falsos no están desprovis-
que el signo lingüístico es un producto humano, primero tos de significación: significan alguna cosa, lo que significan
representa a las cosas según las conoce el hombre y mediante es una palabra interior, y es solamente porque la palabra
ese conocimiento realista 'las representa además como son interior es falsa por lo que el enunciado falso no se refiere
en SÍ-o Dicho de otra manera, el signo representa directa- a objetos't.w
mente a las cosas en cuanto pensadas y, mediata e indirec- De esta manera se evitan los inconvenientes de la teoría
ramente, a las cosas en cuanto reales. Porque las cosas sólo del sentido como entidad abstracta (Frege-Church) y los in-
se dan al hombre de modo directo en el pensamiento y, convenientes de la teoría del sentido coom entidad física (po-
por la mediación de éste, en el lenguaje. ' sit ivismo lógico) que muchos han señalado. La función del
De acuerdo con ello se puede hablar' de do~ tipos' "de lenguaje es representar las cosas, pero tal como las contene-
signo lingüístico, uno propia y otro impropiamente tal. 'El mos en la mente; por eso Aristóteles dice que la función del
prim.ero es extrínseco y físico (voces, escritura) y. el segundo lenguaje es expresar las afecciones del alma. Las afecciones
-el lm.p~·opio- es intrínseco y mental (imágenes, conceptos, del alma son la misma' captación de las cosas, en doble as-
prop~slclOnes). Es decir, hay dos tipos de palabras: palabra pecto, intelectivo' y afectivo, por eso las afecciones del alma
exterior y palabra interior, palabra oral o escrita y palabra pueden resumírse =para simplificar- como concepto y afecto
mental. Cier,tamente la palabra exterior es la que propia- (en relación con el uerburn mentis y el oerbuni cordis que
mente cuenta' como signo' lingüístico, pero está apoyada en después dirá San Agustín: palabra de l'a mente y palabra
la palabra mental o interior. del corazón). Las cosas y estados de cosas afectan a la mente,
La relación entre palabra interior y palabra exterior es la son captados por ella, las cosas se nos clan como cosas cono-
siguiente: la palabra interior es la causa y fundamento de cidas, los conceptos son reproducciones de las cosas. Aunque
1~ palabra exterior.w o, de otra manera, la palabra inte- de manera no tan propia, podemos decir qué los conceptos
1'101' es ~o que l~ace sígnificativa a la palabra exterior, puesto son los primeros signos de las cosas. Después, los concep~
que es mmediatamente significada y hecha pública por ella, tos son representados por las voces, y las voces por la escri-
y la cosa real es significada por ella de manera mediata tura. Tal es la doctrina del Estagir.ita.s?
-mediatizada por la palabra interior, según la captación que
t~e la cosa hace-o En suma, la palabra interior es significa- 21B. Lonergan, Ve1'bul1l, Notre Dame: Urriversity Press, 1967, p. 2.
22 Aquí no puede hablarse. del psicologísmo aquel contra el que se
uva en cuanto representa a la cosa directamente, y la pala- debatieron (además de Husserl) Frege, Moore y Russel1; cfr. E. Rabossi,
bra exterior es significativa por virtud de la palabra interior, A nál isis filosófico, lógica :v metajlsica, Caracas: Monte Avila Editores,
a la que significa inmediatamente y, sólo a través de ella, 1975, p. 68. En la perspectiva ar ístotélíca se evita el psicologismo por·
que la lógica se ocupa de esquemas formales, no de contenidos concep-
zo Cfr. lbide m, tuales, pues se opera una abstracción sobre estos últimos.

20
Por eso Aristóteles llamó a la palabra oral y escrita sim- cuanto nos hacen plantearnos el problema de la comprensión
plemente ."signo". mientras que a los conceptos, a pesar de del texto aristotélico y nos mueven a enjuiciar la doctrina
ser también a su manera signos. los 119-mópropiamente "se- del Estagirita para empeñarnos en defenderla. Hemos visto,
mejanzas". Podemos explicar la. causa de esto. Las cosas son en conclusión y suma. que, de acuerdo a este modelo de
conocidas por la mente mediante cierta semejanza de. éstas Aristóteles, tenemos entre
.. el lenguaje y la realidad la me-
/

que se da en el sentido o en el intelecto; en cambio, los diación del pensamiento.


conceptos son significados por las voces y las voces por las le-
tras sin tomar en cuenta ninguna semejanza (entendida aquí
la semejanza en sentido aristotélico de representación con- Algunas de las dificultades con, que se enfrenta el modelo
ceptual de la cosa. no en el sentido empirista de "idea ante-rior
debilitada"). Ya que los conceptos representan a las cosas
por una capacidad que les viene de la naturaleza, basados Pasemos a las objeciones que plantea Rabossi a la teoría
en la semejanza, en tanto que las voces y las letras repre- aristotélica. La cuestión fundamental -de la que surgirán
sentan a las cosas y a los conceptos sin basarse en ninguna todas las demás objeciones- es la de si el modelo aristotélico
semejanza, sino basándose en el arbitrio y la convención. del lenguaje es compatible con el paradigmático realismo del
proceden de la imposición o de la institución. Así, el con- Estagirita; pues la objeción principal surge si la eventual
cepto es. signo natural y formal; la palabra, en cambio, es -pues no fue acabada= filosofía del lenguaje de Aristóteles
signo artificial e instrumental, y, por lo mismo. convencio- no es realista (en el sentido gnoseológico o de la teoría del
nal y arbítrar io.w conocimiento, como opuesta a "idealista"). Rabossi establece
Pero la correspondencia entre la palabra interior y la pa- que no es "realista" la filosofía del lenguaje de Aristóteles,
labra exterior no es de término a término. La razón de esto lo cual constituye la objeción de fondo, porque una filoso-
es que la palabra interior corresponde a las cosas, a los fía no realista del lenguaje iría en contra de la misma
estados de cosas, y los representa de manera natural, aunque esencia de la filosofía aristotélica, que es realista por anto-
no de modo material, sino formal (pero esto no quiere nomasia.
decir que las palabras interiores reproduzcan a las cosas sólo '..La razón de esta objeción fundamental la encontramos en
en su individualidad, pueden hacerla en universal), lo cual las siguientes palabras de Rabossi: "El modelo resulta ser
se manifiesta en que las entidades mentales son iguales poco compatible con ciertas exigencias teóricas del realismo.
paTa todos; en todos los pueblos y en todos los hombres son La principal razón es ésta: si nos atenemos literalmente a 10
iguales los conceptos -de otra manera no habría objetividad que el modelo propone, no existe la posibilidad de que se
:::1 el conocimiento-; en cambio, las palabras exteriores son establezcan nexos. directos entre el plano lingüístico y la rea-
meramente convencionales, lo cual se manifiesta en que hay lidad ex.tramental, y esto equivale a cancelar uno de los pre-
diversos modos de expresión, diversos lenguajes orales y es- supuestos básicos de una filosofía realista del lenguaje. De
critos,!H acuerdo al modelo aristotélico el discurso simboliza el pensa-
Después de esta exposición un tanto detallada del modelo miento, pero no simboliza (ni tiene ninguna relación direc-
aristotélico, ya podemos entender mejor las cosas para aten- ta con) la realidad extramental que el pensamiento semeja
der a las objeciones de Rabossi, que son muy saludables, en o representa. De ello se sigue que nuestras aseveraciones es-
tán relacionadas con 'tramos' de nuestro pensamiento, pero
21) Cfr. M. Leroy, Las gra7ldes cO!Tienles de la lingiltstica, - México:
FCE, 1976 (2a. ed.), p. 20.
que no lo están, en cambio, con los 'tramos' de la realidad
24 Cfr. B. Lonergan, 01). cit., pp. 3-4. extra mental para los que esas aseveraciones poseen relevan-

23
. cia. Y esto, insisto, supone eliminar una de las premisas que, por virtud de la abstracción a partir de lo sensible, se
características de un enfoque realista del lenguaje." 25 Esta es obtiene el concepto que es la misma cosa real dándose ahora
la principal objeción. Veremos otras dos objeciones menores, de modo intencional (como lo dirán, recuperando una idea
más de pasada, al dar respuesta a la que hemos transcrito. aristotélica, Brentano y Husserl) en la mente. Por eso, cuan-
do el lenguaje se relaciona con el pensamiento, éste lo hace
relacionarse con la realidad. En efecto, es de la naturaleza
Intento de solución del signo remitir a lo q1,lesignifica: y el concpeto o elpensa-
miento es el signo (natural y formal) de la cosa real; por
.Pero, a lo anteriormente anotado, podemos responder con lo tanto, el pensamiento remite a la realidad; por ello, cuan-
algunas distinciones. do el lenguaje se relaciona con el pensamiento, éste no deja
(i) El realismo no tiene por qué consistir en la relación que ahí termine la línea relacional, sino que le hace seguir
directa entre signo lingüístico y objeto real. Se puede seguir -por su carácter de signo- hasta lo que significa, que es
siendo realista y considerar que el signo lingüístico se rela- la realidad.
ciona can la cosa real a través del concepto. En efecto, el (iv).X no hay que entender la transitividad de esta 'relu-
concepto es el mismo objeto real en cuanto pensado o en ci6~ corno basada en la mera semejanza. En efecto, Rabossi
cuanto está en la mente -pues es la representación que dice que puede argüirse que, al postularse entre el plano
lo copia intelectualmente sin distorsionarlo-; y, ya que en mental y el plano extramental una relación de semejanza
una gnoseología realista el concepto refleja adecuadamente al (entendiendo la representación como una semejanza muy
objeto real (como se supone en la gnoseología aristotélica), lejana o desvaída), por la que de hecho nuestro discurso se
en consecuencia, cuando refleja el signo lingüístico al con- "conecta" con el plano real a través de su relación con el
cepto, está en definitiva reflejando al objeto real. plano mental; lo cual -responde Rabossi a la posible defen-
(ii) Es falso el cargo que Rabossi hace al modelo aristoté .. sa, y esto constituye la segunda objeción- no bastaría, ya
lico de que el discurso lingüístico simboliza al pensamiento que' de derecho seguiría el modelo' involucrando matices
nero no simboliza la realidad extramental. Precisamente el
, antirrealistas, Pero hay que decir que esto no es así, ya que
pensamiento es ya el primer paso en la simbolización de la larelación entre el,OQjeto y el concepto no es exactamente
realidad extramental por medio del lenguaje. Además, como de mera y simple semejanza, sino de, reproduccion intelectiva
el lenguaje es convencional, mientras que el concepto es (no física): como ya se dijo, el concepto es, en la doctrina
signo natural, la simbolización que de la realidad hace el aristotélica, la presencia intencional del objeto, i.e. una pre-
pensamiento es más natural, adecuada y anterior que la lin- sencia psíquica intramental de lo mismo que extrarnental-
güística. Más aún, el lenguaje encuentra su camino signifi- mente se presenta de modo físico.
cante hacia la realidad a través del concepto. Por la sencilla (v) Por otra parte, tampoco vale la otra defensa hipoté-
razón de que si no pensamos (aun sea vagamente) una cosa tica que se elabora para tratar de explicar el "antirrealismo"
no podemos expresada. aristotélico, aludiendo a que es lo más realista que puede
(iii) Según el contenido de esta objeción, no parece que ser en vista de que los items lingüísticos son finitos en nú-
se está interpretando corectamente la formación del concepto mero mientras que las cosas son infinitas en número, es decir,
COJÚO palabra interior y a partir de él la expresión lingüís-
no vale invocar para esto el pasaje del De Sophisticis Elen-
tica como palabra exterior. El realismo aristotélico reside en chis, 165a6-12, ya que ahí se habla de otra cosa. En efecto,
25 E. Rabossi, "Lenguaje, pensamiento y realidad. Peri Hermeneias aun cuando el número de cosas sea infinito y el de los
16a", en Revista Latinoamericana de Filosofía, 8 (1982), p. 176. vocablos finito, gracias a los conceptos, los vocablos pueden

25
designar a las cosas en universal, que es el .modo como en el
plano cognóscitivo 16 finito contiene a lo infinito, (De ma-
nera análoga a las palabras, los conceptos son finitos y las
cosas infinitas, pero aquéllos contienen a éstas de manera
universal, virtual y significativa mediante sus respectivos con-
ceptos universales. be otro modo sólo habría conocimiento LA TEORíA DE LA ARGUMENTACIÓN
de 10 singular y se haría imposible la ciencia.)
Por todo lo anterior, creo que no se puede llegar tan pre-
cipitadamente a la consecuencia que extrae Rabossi: "Sea
como fuere, ]0 cierto es que el modelo arístotélico tiene con-
secuencias antirrealistas. Y esto es un gravísimo defecto. Una
filosofía realista' tiene que fundarse en una gnoseología rea-
lista y, además, en una semántica realista. Ambas teorías
marchan juntas. Lo que el modelo no permite es concebir,
siquiera, una semántica de estas características." 26 Sobre
tOGO,nos parece que sigue faltando una adecuada caracteri-
zación o definición de lo que es el realismo -y, dentro de él,
interpretar correctamente el sentido del realismo aristotélico-
para poder decidir, con ese criterio, si se es realista o no.
Pero Rabossi nos deja una enseñanza inapreciable. Nos
hace percatarnos de que urge clarificar lo que sea el realismo
semántico. Lo vemos en que siguen acumulándose las polémi-
cas exegéticas sobre si filósofos del lenguaje como Davidson
son realistas o no; además, comienzan a surgir varios tipos
de realismo. Por ejemplo, Hilary Putnam denomina "realis-
mo interno" al suyo y "realismo metafísico" al de los demás.
Todo ello indica el sesgo que deben tomar las ulteriores in-
vestigaciones.

¡ .

!.lG i bid., p. 179.

26
Planteamiento del problema

La argumentación -entendida en sentido amplio, como la


producción de premisas que prueban o infieren una conclu-
sión o tesis, que se considera el punto a defender-e" era una
parte muy importante de la vida cultural ateniense en tiem-
pos de Aristóteles, Por ello su Iílosoffa está tan relacionada
con la argumentación. Aunque parezca un truismo, la arg'u-
mentación es la actividad en la que se produce una secuencia
de argumentos. Y el argumento (que podía ser designado
por la palabra Aóyo¡;, pero también, y quizá más propiamente,
por la palabra (JUfJ.OyWf.lÓ¡;) estaba formado por ciertas propo-
siciones que constituían las prernisas o el antecedente, y que
'se daban como apoyo, fundamento o prueba de otra propo-
.sición que constituía la conclusión o el consecuente. Pues
bien, la argumentación era elmodo o instrumento de desarro-
llar la actividad filosófica en la escuela arístotélica, ya como
influjo de lo que se hada en la escuela platóníca, ya como
actitud propia y distintiva de los que se ajustaban a la disci-
plina o método del auténtico iniciador de la' lógica que fue
Al,istóteles.~· Trataremos de seguir su teor'ía de la argumen-
, ración;

Búsqueda de la definición del argumento

El argumento es una razón o ),óyo;, en cuanto la razón o


el razonamiento se distingue. de la intelección o intuición in-
telectual, ya que la intelección es inmediata y el racío-

1 Cfr. J. M. Le' Blond, Logique' et methode chez Aristote, París: Vrin,


1939, t. 1, pp_ 42 SS.; \V. A. De Pater, Les' topiques d'Aristote et la día-
lecti que platonicienne, Fríbourg (Suiza): Editions de I'Un iversité, 19G5.
pp, 91 ss.

29
Planteamiento del problema

La argumentación -entendida en sentido amplio, como la


producción de premisas que prueban o infieren una conclu-
sión o tesis, que se considera el punto a defender->' era una
parte muy importante de la vida cultural ateniense en tiem-
pos de Aristóteles, Por ello su Iilosoffa está tan relacíoriada
con la argumentación. Aunque parezca un truismo, la argu-
mentaciónes la actividad en la que se produce una secuencia
de argumentos. Y el argumento (que podía ser designado
por la palabra Aóyo~, pero también, y quizá más propiamente,
por la palabra (J1JMOyt<1f.lÓ~) estaba formado por ciertas propo-
siciones que constituían las premisas o el antecedente, y que
'se daban como apoyo, fundamento o prueba de otra propo-
.sícíón que constituía la conclusión o el consecuente. Pues
bien, la argumentación era el modo o instrumento de desarro-
L.
llar la actividad filosófica en la escuela aristotélica, ya como
influjo de lo que se hada en la escuela platóníca, ya como
actitud propia y distintiva de los que se ajustaban a la disci-
plina o método del auténtico iniciador de la' lógica que fue
Al,istóteles_1,Trataremos de seguir su teoría de la argumen-
ración. i •

Búsqueda de la definición del argumento

El argumento es una razón o Aóyo¡;, en cuanto la razón o


el razonamiento se distingue de la intelección o intuición in-
telectual, ya que la intelección es inmediata y el racio-

1 Cfr. J. M. Le- Blond, Logique:et methode chez Aristote, París: Vrín,


1939, t. 1, pp. 42 SS.; VV. A. De Pater, Les topi ques d'Aristote et la dia-
lecti que platonicienne, Fríbourg (Suiza): Editions de I'Un iversité, 19G5,
pp. 91 ss.

29
el siguiente comentario de Kapp: "El objeto de la lógica de verse tal carácter-o Es decir, encontramos la misma funciona-
Aristóteles es el O'UUoyl~Ea()aL [el argumentar], y su noción Iízación o polarización hacia la argumentación . (y hacia la
fundamental es el aU~oYLo-lúí;; el término (JtJJJ..Oyl(J~lÓ~es difí- argumentación dialógica) en toda la lógica aristotélica-. ,
cilmente traducible, pero es conveniente usar la expresión Efectivamente, el silogismo dialéctico (tópico) y el crentr-
familiar 'Infrencia'v't-? No debe extrañarnos esto, en efecto; fico (analítico) no difieren en ~uanto silogis~os ~tienen. h
pues, si suponemos que la argumentación es la expresión misma fuerza ínfcrencial o el mismo poder silogístico->, SU'l·1
lingüística de la inferencia, podemos sostener que el crulloytcr· en los diferentes requerimientos que se dan para las premí-
~lÓ~ tiene a la argumentación como uno de sus sentidos. sas. y se ve otra unificación: tal parece que el silogismo está
Claro está que el silogismo estructurado y muy formal de pensado para presuponer a los interlo~u,t~res, y esa. ~dea rige
los Analiticos Priores fue el que quedó como paradigma toda la lógica aristotélica: "Los Anállticos Posteriores c~-
del procedimiento silogístico. Pero también fue una elabo- mienzan con las palabras: 'Toda enseñanza y todo aprendí-
ración sobre el silogismo (más amplio) de los Tópicos. El zaje intelectuales provienen de un conocimiento pr.e-existe~-
silogismo tópico es más primerizo y entronca en la tradición te'. 'EnseñanZa y aprendizaje' describe el área de VIda hacia
dialéctica de la escuela platónica. En cambio, se ve que el el cual está volcada la teoría del conocimiento de Aristóteles,
silogismo analítico fue un. descubrimiento propiamente aris- en la medida' en que está basada en la silogística; la inves-
totélico, En efecto, por lo que hemos. conservado de los filó- tigación y el descuhrimiento individuales son ignora~os. Si
sofos y matemáticos anteriores a Ari~tóteles, no parece que el silogismo de Ar istóteles es un princi~io. de avance intelec-
haya tomado el modelo silogístico de ninguno de esos pensa- tualentonces sólo concierne al conOCImIento del alumno,
dores; así, su origen o descubrimiento no se muestra como adCq~liri4s>,f~rmalmiÍ1t~por' instrucción deductiva; pues siem-
tomado de lo que estaba dado, de la experiencia fáctíca his-
~I pr~ se' P,l:~~uponeél conocimiento que tiene el, I~aestro, E~.ta
tórica, de 10 hecho por otros, sino que es una construcción peculiar unilateraJídad que muestran los An,alztlc_os ~oste11O-
teórica ideal del mismo Aristóteles, como señala fehaciente-
mente Kapp.t- El mismo Kapp, hablando de l~ estructura
I res, en la medida en que están basados en el Silogismo, se
explica plenaniehte por el hecho de que los i~t~r~ses de la
general del silogismo, _nos dice que no es sólo un procedií- silogística de Aristóteles estaban i_nicial~ente ~lngI~os no ","
miento de obtener conclusionés a-
partir .de _premísas: 'muy la actividad científica en. el sentido mas estricto, S1110 mas
bien puede' conocerse de antemano ia conclusión y buscarse bien a los ejercicios dialécticos y a la erística, y. que esos inte-
las premisas que la apoyan. Por ello cobra sentido la expre- reses dirigieron el curso de todo su pensanllento sobre el
~~ 1 ~ .'
sión "petición de principio", o "pedir lo que estaba en el silogismo,"l3 _
principio", porque muchas veces lo que se daba al principio Es muy de atender este relieve que pone Kapp en el ca-
era una tesis que venia a ser la conclusión, y se quería poner rácter dialógico de la lógica de Aristóteles. En otra parte
en las premisas algo equivalente a ella, "pídiéndola" así a i~~i~te en este orig(!n dialógico de toda la lógica aristotélica
ella misma.ts (y no sólo la dialéctica): 'O ••• al iniciarse la investigación sis-
Kapp recalca el carácter dialágico (dialéctico o dialogal) temática de la lógica, no se buscaba ni se encontraba un
que impregna la lógica aristotélica, n<? sólo en los Tópicos, silogismo en el 'pensamiento de un pensador solitario, o
sino también en los Analíticos -en estos últimos no solfa el que se desarrolla en la conversación, era, en su origen, la
materia de la lógica".14 Esta dinamización dialógica de la ar-
10 E. Kapp, "Syllogístic", p. 37.
u Idem, La 16gica en la Grecia antigua, Puebla (México): Ed. Caji-
ea, 1945, pp. 135-136. 13Idem, "Syllogistic". p. 42.
12 Ibid., pp. 36 Y 141. u Idem, La lógica en 111 Grecia antigua, pp. 42-43.

32 33
g~mentaCión era el objeto de la lógica. De ella surgen las ,dejando lugar para la otra especie de la argumentación que;'
dlf~rentes clases' de argumentación como proyecciones o adap- no es demostrativa sino probable o plausible, a saber, la
raciones. tópica. Trataremos en el siguiente capítulo de la argumen-
tación demostrativa o cíenrífica.iIa de los Analíticos, sobre
todo la de los AnaluicosPosterioresiaue contienen la teor ía
LO" división o clasificación de los argumentos de la ciencia de Ar istóteles.!" 'por ello preferimos ahora dar
algunas características de la arguméntación probable o dia-
. ~e . una. manera muy general, la argumentación se puede léctica, la de los Tópicos."
dividir pnmeramente en inductiva y deductiva. La induc .. El libro de los tópicos dialécticos tiene su su origen en las
ción. a la que Aristóteles llamaerrayroyf¡, es el proceso infe- "recetas" o procedimientos de discusión que se daban en la
rencia! de lo' me nos urnversa . 1 a 1o más universal' mientras Academia platónica. De hecho, Aristóteles fue, junto con.
q'..:~ la d;clucción, a la que Aristóteles llama pr~piamente Espeusipo y Jenócrates, de los que desarrollaron esa técnica
(T\.1AAo"(lO'¡.to;, es el paso de lo más universal a lo menos uni- de la discusión. Y parece ser que en Aristóteles encontraron
wT~al.. En la Ética, el Estagirita dice que todo conocimiento sistematización esas recetas o lugares comunes (-tÓJtOL):
es d:nvado poi' inducción o por silogismo; por tanto, puede La argumentación dialéctica' o tópica tiene para Aristóteles
considerarsecomo la división fontal o fundamental de la ar- el sentido de argumentación probable o plausible, adiferen-
gumcntacíon.rs cia de la argumentación analítica, que es considerada por é!
. Cen.~ra~o· prioritari.amente.en la deducción, como el esque- como apodíctica o Científica. Mas no se crea que la argumen-
ma pl incipal de la inferencia, Arístóteles pasa a dividir la ración tópica era tenida por el Estagirita como una parte se-
argumentación, atendiendo al carácter de las premisas, el? cundaria-de su lógica. Justamente era la clave y la vértebra-
;':·.~U1~ent~~ión tó~iG:, argumentación sofística y argumenta" ción de su aparato lógico. Esto se da con cierta semejanza
CIOn anal ítica. Relacionadas con la tópica se encuentran la respecto de la 'relación que guarda la lógica de proposiciones
argu~nentación retóric:a y también la poética, dado que se con la lógica de predicados en la actualidad, pues se consi-
co~1s1deraba en el LIceo que la poesía brindaba conocí- dera a la. primera como más básica y fundamental que la
miento (en cierta forma aledaña a la historia). Y, puesto segunda.ss Así, la argumentación tópica puede verse como
que la argumentación sofística llegaba a fusionarse con la el esquema general del' silogismo, y el silogismo de los A nali-
argumentación tópica +solamente conservando la conciencia tices vendría a ser una' de sus formas.
de que no se trataba de premisas opinables, s'ino inopina- Y, en verdad, ya que la dialéctica versa sobre lo probable,
bles-,quedaban como partes principales de la argumenta- los tópicos son reglas de inferencia que se apoyan en opinio-
nes admitidas (Ev~osa); por ejemplo, el paso inferencial de
ción la tópica y la analítica, i.e. la argumentación silogística
probable y la argumentación demostrativa. En efecto, el mis- 17 Cfr. J. Owens, "The Aristotelían Conception of the Sciences", en
mo Aristótel:: señala que "el silogismo es más general que J. R. Catan (ed.), Aristotle. TheCollccted Pape,'S 01 Iosept: Ouiens,
I~ del110S~l'aClOlllque no es otra cosa que una especie del silo- Albany, N.Y.: State University of Ncw York Press, 1981, pp. 23-34;
O. N. Ouariglia, "Paideia y dialéctica en la ética de Aristóteles", en
gmll<?,. mientras que 110 todo silogismo es una demostración" 10
. .. , . Didnoia, 28 (1982), pp. 23·49.' ,
18 De hecho, los Tópicos dieron origen a las consequentiae de los es"
, 15' Aristóteles, Ethiea Nicomachea 1 4 1095a30 32 . 1 colásticos medievales, las cuales eran consideradas como una lógica de
\'1 3 ~. " " - y espeCIa mente
, ',1l39b20·26, cfr. además Analyt. Pr., II 23 68b13' A lvti proposiciones que sustentaba a una lógica de términos, a saber, la silo-
Posteriora 1. 18 81 40' 1 ..'" na, tea gistica, Cfr. E. Stump, "Topies: their Development and Absorption into
_ ' .. ' a, . M. Bochensk], Lágica formal antigua La
habana: Ediciones de Ciencias Sociales 1977 62.63 ' Consequences", en N. Kretzmann, A. Kenny y J. Pinborg (eds.), Later
16 Aritstóteles, Analyt, Pr., 1, 4. ' , pp. . Medieval Philosophy , Cambridge: University Press,1982, .pp. 273·299.

35
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Htópic~ ,~~ , ~~~:-; ';;> , ¿~~.efl~kí~és
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en.: s~n'tidOestricto".20 "Todo , ",~'):';
mentes. El tópico es una ~~g~~ll~í;Wh!, Pu'~1 basada el1,r~.¡, indica que la <dinámica Iégíca ariitot~i.caavala esta conclu~, < •

glas' de ínferencia (y nft;:~1f~Ar~Íl:l~r,Y,r.egla, e mo será la. sión de Eríc ''\T~]! ,tEn el.'fo.p90~.los ,T'ópi os constínryen la
lógica analítica ódemosttáti,,~ritM;1E".,~.";: . vertebraci6n. ,.ije~,úcturá del ~OQYavov.'
Los Topicos tienen como' fin-alidild : (arser por antonorna-
ía la lOgkadia!6gica aristot~1ica. Y?':~r~ét'la lógica ínven-
~;~::~,~,ivaC),~~l de CUbrimi;llto'.,q~e·:c.o~#V!éf##;ltaa la .•~1lal(t-ica,
i>.~~·;",<rue,,~s)alógica d~rno5tr~dv1\,J),'- jl'í~H~éª!Dria .. Así" pu~sj,' nO. ~,
~j':¿$;;'~:l".:u1i'#1ta,.de una' t~rlÍlcienfffian'.y' Oh'~ nQ científica de la
" ¡i\;t~t)~!~;á~t.n,sino'dedo!' t:e~tt1¿a~.igualmente científicas"
¡
~~}i.J~~illtp~r51)i'l.c~~nda
(Analü.i a),~ orrapara la discusión, fuera 1
~~t~~l~!~~t;'j~~:f.~!~r!,~~:.~6
('I'~p,i(::y_. ,El"mismo Aristótel s e 'talJlece
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!inf:¡:t~l!-:~l :(:0rn~tJd()de, los T ÓP1C()~: "Encont r ar un método por
0~:~~~~~1;9;:_~~1 .cU,al.,Rodamos argu~e~tal' (crui.MyL~EO'Oat) sobre I
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':;',:~~"f~tOf1ii'~C:'elts~',li:.iógiéa'diaí6gicá ,biell'regi~entadn está decía-
~:g!,;':'~40:: e~l':_~~"'~j~,:Jtár '~ontl'a(:le.drno~';;:yá"que la princ.ipal fun-
~'~',:~:,~,g~ncJ~] oponente por relación alproponente en una di pura
':':'<"~sll~~~rló a la contradicción' oha<erJe, ver que ha incurrido
, en 'ella: y el ser. la lógica ínventlva va expresado por el buscar
argumentos "sobre cualquier problema propuesto".
En efecto, la Tópica es dialóg ica porque regirnenra Ia
disputa dialéctica, dado que la dialéctica es de suyo díscu-
síc n. Pero, además, la Tópicaontiene el método de inven-
ción que la Analítica requiere, porque tiene le)' "lugares"
pata ncontrar los términos y las premísas COl] los cuales corrs-
truír el silogismo. En deñnírivarvlos TóPicos 110 constituyen,
corno se ha pretendido a menudo, una forma 'primitiva' o
, ' "Inferior" de la lógica de Aristóteles: al contrario, proporcío-
" ,nan tanto el punto de partida de
todo el pensamiento análí-
~-tko: ccnio-eí punto final en el cual debe' parar+ese pensa.
'mi" nto si ha de tener fruto. Sin los tópicos no hay materia
para que el silogismo trabaje. Vistos de esta manera, los Tó-
picos son fílosófícamente anteriores a los Analtücos, y sin

ru ATjStÓI,clt~,¡> Tol'lca, I, 6, J 02b35.


~o F.. w-n, "The Place of 1.ügic in Arístouc's Thought". p, 9:!.
36
37
3• I
COLEGIO DE
BACHILLERES

MATERIAL DE LECTURA
PROGRAMA DE ASIGNATURA

FILOSOFíA 111

ARGUMENTACiÓN FILOSÓFICA

PLANTIN, C., La argumentación. Barcelona, Ariel, 2008. En el capítulo 4, titulado "El diálogo y el monólogo
argumentativos", encontramos diferentes definiciones de argumentar y argumentación, así como de los elementos y
actores en un discurso argumentativo. De ahí su utilidad para abordar el último contenido del Núcleo temático 1.

PLANTIN, C., La argumentación. Barcelona, Ariel, 2008. Los cuatro primeros capítulos, así como los capítulos 8, 11 Y 12
son básicos para el primer Núcleo temático, ya que ofrecen información específica acerca de la argumentación, tanto en
su relación con la ciencia como con la retórica.

PLANTN, C., "Ley de lo verdadero: argumentaciones y paralogismos" en La argumentación. Barcelona, Ariel, 2008, es de
interés para tratar el primer contenido del Bloque 111, ya que sitúa nociones de argumentación en relación a las de
demostración y paralogismos, además de presentar la definición de silogismo, paralogismo y sofisma. Asimismo son de
interés para este Bloque los últimos cuatro capítulos, puesto que en ellos el autor analiza críticamente sofismas
recurrentes en interacciones argumentativas.
.La
,/

argumentaclOll

Ariel
Diseño cubierta: Vicente Morales

Título original:
L' argumentation

Traducción de
AMPARO TUSÓN VALLS

l." edición: mayo 1998 CAPíTULO 1


:l." edición: enero 2002
2" reirnpresión: septiembre de 2008
LO QUE LA ARGUMENTACIÓN
(0 1996: Éditions du Seuil DEBE A LOS SOFISTAS
Derechos exclusivos de edición en español
reservados para lodo el mundo
y propiedad de la traducción: A) Los relatos fundacionales
(0 1998 Y 2008: Editorial Ariel, S. A.
Avda. Diagonal 662-664 - 08034 Barcelona a) LA CATÁSTROFE ORlGINAL

I.SBN 978-84-344-2819-5
Todas las ciencias humanas tienen sus rnftos fun-
Depósito legal: B. 36.515 - 2008 dacionaJes. Los de la argumentación están sin duda
entre los más antiguos, ya que se remontan a) siglo V
impreso en España por a. C. Se cuenta que en esa época Sicilia estaba gober-
130011.Print Digital
nada por dos tiranos, que habían expropiado las tie-
Botánica, 176-178
089ü 1 L'Hospitalet rras para distribuidas a sus soldados. Cuando en el
año 467 a. C. una insurrección derrocó la tiranía, los
Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita propietarios expoliados reclamaron sus tierras y se
de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas
produjeron como consecuencia infinidad de procesos.
en las leyes, la reproducción retal o parcial de esta obra
En estas circunstancias fue cuando Córax y Tisias
por cualquier medio o procedimiento, comprendidos
la reprograf'ia y el rratamienro informático. habrían compuesto el primer «método razonado»
y In distribución de ejemplares dé ella mediante alquiler para hablar ante un tribunal o, en otros términos, el
o préstamo públicos. primer tratado de argumentación.
Esta historia merecería ser verdad, especialmente
porque da a la argumentación un origen curiosamente
paralelo al de la geometría. En. efecto, Herodoto (si-
glo V a. C.) atribuye la invención de esa ciencia a los
egipcios quienes, cada año, debían reparar los daños
provocados por las crecidas del Nilo. En resumen, en
los dos casos se trataría de un problema de límites

s
6/
difurninados, en este caso por el río y en aquél, por el debe pagar por la enseñanza recibida. En ambos
tirano. ¿Cómo restablecer los límites de las propieda- casos, Tisias debe pagar. Los amantes del cine notarán
des? Para las catástrofes naturales, una respuesta que esta vez los estudios de la argumentación compar-
geolDétrica; para las catástrofes culturales,' una res- ten con el cine esta variante de la escena primitiva de
puesta a través de la arguntentación. :r:sta.opo.sición El regador regado.
ha conservado algo de ejemplar en la distr'ibución de La anécdota tiene que leerse en diferentes niveles.
las tareas que establece. Nos podemos quedar con la broma de mal gusto,
como los jueces que, ante esta aporta (dilema indiso-
luble), persiguieron a los litigantes a bastonazos. Pero
b) QUIEN PIERDE GANA podemos ver también cómo funciona una de las ope-
raciones principales de la argumentación: el hecho de
Otros problemas, que no han cesado de alimentar que mediante un dfscurso se pueda dar la 'Vuelta a
la reflexión sobre la argumentación, son asimismo otro discurso; todo aquello que está hecho mediante
presentes desde sus orígenes. Algunos relatos presen- palabras puede deshacerse mediante palabras. Pon-
tan a Tisias como discípulo de Córax. Córax habría dremos de relieve, sobre todo, la contradicción que
aceptado enseñar sus técnicas a Tisias y que le pagara nace de las obligaciones resultantes del convenio pri-
en función de los resultados que obtuviera su discípu- vado y de aquellas relacionadas con una decisión de
lo -lo que prueba, por otra parte, una clara confianza justicia. Una de las tareas permanentes de la argumen-
en la eficacia de esas técnicas-: Si Tisías gana su pri- tación es la de tratar de aclarar las situaciones a las
merproceso, entonces paga a su maestro; si lo pierde, que se aplican sistemas de normas heterogéneos.
no le paga.
¿Qué hace Tisias, una vez terminados sus estu-
dios? Entabla un proceso contra su maestro, en el que B) Las ar-gtrmerrtacfortes «fuera de la norma»
manf:iene no deberle nada. Efectivame~te, o bi~n Ti-
sias .gana este su primer proceso, o bien lo pierde. Generalmente, se suele relacionar con Aristóteles
Primera hipótesis, lo gana; según el veredicto de los (384-322 a. C.), padre de todas las cosas, los inicios de
jueces, no debe nada a su maestro. Segunda hipótesis, la reflexión sobre la argumentación. Sería una lásti-
lo pierde; según el convenio privado establecido con ma que esto fuera así en detrimento de los sofistas.
su maestro, no le debe nada. En ambos casos, Tisias Los sofistas (siglo v y principio del rv a. C.) eran
no debe nada a Córax. auténticos sabios que sometieron a una critica parti-
¿Qué responde Córax? Construye su contra-discur- cularmente corrosiva las concepciones éticas y socia-
so volviendo a tom~r palabra por palabra el esquema les que prevalecían en su época. Su obra se ha podido
de la argurnentacióri de Tisias, pero dándole la vuel-
comparar a la de los filósofos del Siglo de las Luces.
ta. Así pues, primera hipótesis, Tisias gana el proceso; La mala reputación que ha permanecido asociada a
según el convenio pHvado, Tisias debe pagar. Segunda su nombre se debe por completo a las deformaciones
hipótesis, Tisias pierde el proceso; según la ley, Tisias que las criticas de Platón (427-347 a. C.) impuso
6
7 •..
'(

IIJ
sobre su pensamiento y sobre su práctica. Todo acer- vemos. mejor funciona. La virtud de Ia paradoja con-
camiento a la argumentación común debe tener en siste en hacer evidente la autonomía. chocante para el
cuenta las aportaciones de la sofística. Señalemos «sentido común», de los funcionamientos lingüísticos
algunos aspectos decisivos. en relación con la realidad:

Ese perro es tuyo, es tu perro.


a) LA «ANTIFONtA» Ese perro tiene cachorros, es padre.
Es padre y es tuyo, luego es tu padre.
Se debe a los sofistas la práctica si temática de con-
traponer los discursos, algo que podemos denominar Paralogismo, sofisma, nueva argumentación gra-
la antifonía. Todo argumento puede volverse del re- ciosa, que no se torna en serio, y que. además, no pre-
·vés. y a todo discurso le responde un contra-discurso tende serlo, pero que desconcierta al locutor con «sen-
producido desde otro punto de vista y proyectando tido común». ¿Cómo es posible que una conclusión
una realidad diferente. Se ha producido un accidente absurda pueda derivarse de dos pr-emfsas (proposicio-
en el gimnasio: nes que sirven de base a una argumentación) clara-
mente verdaderas? I

Pregunta: -¿Quién es responsable? La paradoja despierta el pensamiento. Ese tipo de


Punto de vista 1: -El responsable es quien ha lan- interrogación está en el origen de las reflexiones
zado la jabalina. de Aristóteles sobre las condiciones de validez del silo-
Pu nt o de vista 2: -No, el responsable es la víctima. gismo. El lógico dirá que nos encontramos ante una
que no ha respetado las consignas de seguridad del
argumentación no válida. ante un paralogismo debi-
dueño del gimnasio.
do a las imperfecciones del lenguaje, y que es necesa-
rio distinguir entre las relaciones que nacen de una
La palabra pasa de nuevo a la Parte 1, que debe
relación entre dos individuos (ser padre) de las propie-
refutar el punto de vista 2 y confirmar la acusación;
dades inherentes a un individuo (ser perro).
después pasa a la Parte 2. para una refutación de esa
refutación y una confirmación del punto de vista 2. Y
así hasta tener más información; procedimiento éste
que corresponde a una definición bastante buena de e) Lo PROBABLE

una justicia democrática.


Los sofistas propusieron la noción de probable:
dado que pone en cuestión asuntos humanos. lo pro-
b) LA PARADOJA bable tiene que ver con las costumbres de una comu-
nidad. Esta noción permite extraer estereotipos, pero
Para el sentido común el lenguaje es «transparen- también tipos, marca la emergencia de una retlexión
te». Es un cristal que no tiene otra estructura que la de científica profana sobre el comportamiento de los
las realidades que lo atraviesan. Cuanto menos lo hombres en la sociedad.

8
como locutor (véase capítulo 4, e, d). Después de Pla-
Sin embargo, los cálculos que tienen en cuenta a la
tón, el aristotelismo se construirá como una crítica de
vez lo probable humano y el conocimiento que deI ello
, ,
la lengua natural, critica que debe permitir estable-
se puede tener conducen a paradojas de un riuevo
cer verdades científicas que se sustraigan a los equívo-
género, evidentemente señaladas por los softstas:
cos de los sofistas (véase capítulo 5).
l. Probablemente ha sido el fuerte el que ha ata-
cado al débil (probablididad de primer nivel). I
2. Pero como el débil sabe, en virtud de 1, que las
sospechas recaerán sobre el fuerte (que deberá soportar
la carga de la prueba, véase capítulo 13, C), entonces:
3. Es el débil el que ha atacado al fuerte (probabi-
lidad de segundo nivel).

y así sucesivamente,por supuesto, ya que ahora es


probable que sea el fuerte el que haya atacado al débil,
por una probabilidad de tercer nivel.

d) LA DlALÉcnCA

La interacción argumentativa tal como la llevaban


a cabo los sofistas iera una institución dialéctica. La
palabra «dialéctica» tiene múltiples sentidos. Se aplica
aquí. y en los estudios de la argumentación en general,
a Jlna forma de diálogo razonado, conducido según
un~s reglas precisas. Un proponente se enfrenta a un
op-nnerrte ante un público cuyas reacciones arbitran
el ;debate;. preguntas y respuestas se suceden en un
orden estncto. '
Entre los sofistas históricos la interacción lin-
güJIlSticase presenta como la realidad última en la que
se desarrollan las ,relaciones sociales. Desde el punto
de Vi.stade los platónicos, el pecado mortal de esa inte-
raCCIÓn reside en ho consistir en una búsqueda de la
verdad, sino en una justa verbal en la que al final uno
de los participantes
, •
resulta refutado, entendiendo este
I

término sin que importe sus finalidades o su cualidad


10 11
CAPíTULO 2

LOS ESTUDIOS
DE LA ARGUMENTACIÓN

El estudio de la argumentación puede relacionarse


con la retórica o con la ciencia (§ A). Después del
Renacimiento, la retórica ya no ha estado sistemática-
mente basada sobre la argumentación. Los lazos entre
argumentación y ciencia aristotélica se transformaron
profundamente con la aparición de las ciencias expe-
rimentales, más o menos durante la misma época,
cuando la lógica del «sentido común» perdió todo
contacto con la lógica «a secas» al convertirse esta
última en una disciplina matemática formal, al final
del siglo XIX. La argumentación tal vez ganó una espe-
cie de autonomía, manifiesta en los estudios contem-
poráneos, de la que proponemos un cuadro en el § B.

A) Entre ciencia y retórica

a) LA ARGUMENTACIÓN EN LA RETÓRlCA

Tradicionalmente se considera la teoria de la ar-


gumentación como la parte fundamental del siste-
ma retórico. Después de la Retórica de Aristóteles; la
Rethorica ad Herenniurn (siglo I a. C.) presenta una
notable exposición de ese sistema, del que encontra-

13
mos actualmente una reseña en Élemertts de rhetorique palabras y con frases. Se proporciona musculatura
classique, de M. Patillon (Nathan. 1989). Sobre esta lingüística al esqueleto argumentativo.
cuestión deben distinguirse dos puntos de vista. - Las dos últimas etapas son las de la «rrrerraor-l-
• El análisis del proceso arguntentativo enume- zación» del discurso. necesaria puesto que tiene que
ra las diferentes etapas que conducen al producto aca- transrrritirse ante un público, en el transcurso del últi-
bado, el discurso argumentado. Tomamos aquí dis- mo y decisivo momento retórico, el de la «acción». En
curso en el sentido tradicional del término: un conjun- la memorización y la acción, el trabajo del orador se
to de actos de habla planificados. terminados, que se asemeja al del actor ..
dirigen a un público en el seno de un marco institucio-
nal concreto. La retórica antigua distingue el discurso • El análisis del producto se interesa por la
de la deliberación política (género «deliberativo»), el estructura del discurso tal como ha sido ofrecido al
discurso del tribunal (género «judicial») y el discurso público. Por ejemplo. el discurso judicial empieza sin
de la alabanza y de la reprobación (elogio y censura, sorpresa por la introducción «(exordio»). continúa
género «epideíctico o epidíctico»). . con la narración de los hechos. siempre realizada
El cristianismo añadirá especialmente el discurso desde el punto de vista de una de las partes en Iit igéo.
de la exhortación religiosa; la Alta Edad Media, el La narración construye los hechos sobre los que se
género epistolar; la época contemporánea, la publici- desarrollará la arguJDentación. que se completa con
dad y la infonnación mediática. Del mismo modo la refutación de las posiciones adversas. El discurso
permitirá la evolución del discurso de la decisión polí- se termina con una conclusión «(peroración») que
tica hacia el de la propaganda ideológica. recapitula los puntos esenciales. Señalemos que .no
La retórica antigua distingue cinco etapas en la existe oposición entre narración y argumentación. ya
producción de un discurso argumentado: que están coorientadas hacia una misma conclusión,
en la que se afirma la posición del narrador-argumen-
- La etapa argurnentativa ("invención»): a tra- tador.
vés del pensamiento se buscan argumentos pertinen-
tes para el examen de una causa. Los manuales de
retórica antigua proponen técnicas que permiten en- b) LA ARGUMENTACIÓN CIENTIFICA
contrar «<inventar») tales argumentos.
- La etapa textual «<disposición»): los argumen- La teoría antigua de la argumentación no es única-
tos que se han encontrado se ordenan. Por ejemplo. se mente retórica. Es importante observar que desde los
empezará por un argumento más bien débil. reservan- orígenes se desarrolló una visión de la argumentación
do para el final del discurso el «argumento contun- científica dentro del marco de una lógica. Aristóteles
dente», capaz de conseguir la decisión de la parte de la proporcionó las primeras formuJaciones en ese senti-
11
audiencia que más duda. do en los Tópicos y. más tarde, en los Analíticos. donde
- La etapa lingüística (velocución»). en la que la se expone la teoría del silogismo científico (véase capí-
al'gumentación que se ha pensado torna forma con tulo 5).
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15 \!
\,
CAPíTULO 2

LOS ESTUDIOS
DE LA ARGUMENTACIÓN

El estudio de la argumentación puede relacionarse


con la retórica o con la ciencia (§ A). Después del
Renacimiento, la retórica ya no ha estado sistemática-
mente basada sobre la argumentación. Los lazos entre
argumentación y ciencia aristotélica se transformal'on
profundamente con la aparición de las ciencias expe-
rimentales, más o menos durante la misma época,
cuando la lógica del «sentido común» perdió todo
contacto con la lógica «a secas» al convertirse esta
última en una disciplina matemática formal, al final
del siglo XIX. La argumentación tal vez ganó una espe-
cie de autonomía, manifiesta en los estudios contem-
poráneos, de la que proponemos un cuadro en el § B.

A) Entre ciencia y retórica

a) LA ARGUMENTACIÓN EN LA RETÓRlCA

Tradicionalmente se considera la teoria de la ar-


gumentación como la parte fundamental del siste-
ma retórico. Después de la Retórica de Aristóteles, la
Rethorica ad Herenniurn (siglo 1 a. C.) presenta una
notable exposición de ese sistema, del que encontra-

13
La argumentación en una lengua natural maneja a) Los REFUNDADORES
DELOSAÑos CINCUENTA
conjuntamente la lógica y la retórica. Las teortas mo-
dernas de la argumentación se esfuerzan por articular En Alemania, la obra de E. R. Curtius, Literatura
esas dos formas de argumentación sin por ello redu- europea y Edad Media latina (1948) volvió a impulsar
cidas. la investigación sobre uno de los conceptos funda-
mentales de la argumentación, el de lugar común (o
topos, palabra griega que significa «Iugar»), tanto en
B) Los estudios contemporáneos: la literatura como enlas ciencias sociales.
de 1945 hasta nuestros días • El final de los años cincuenta marca una época
crucial para los estudios de argumentación. En el mis-
Veinticinco siglos más tarde, ¿dónde estamos? No mo año, 1958, aparecen en efecto el Tratado de la ar-
es posible reconstruir aquí la historia de la argurnen- gumentación. La nueva retórica, de C. Perelman y
tación retórica y científica; por otra parte, tampoco es L. Olbrechts- Tyteca, y The uses of argurneru , de S. E.
seguro que una aproximación histórica sea la que nos Toulrnin (véase capítulo 4, B). Estas dos últimas
proporcione la mejor introducción a los trabajos con- obras, provenientes de horizontes diversos y escritas
temporáneos. en estilos totalmente diferentes, coinciden en una re-
Los estudios y las teorías de la argumentación ofre- ferencia común a la práctica jurídica. Buscan dentro
cen un panorama contrastado. Antes de presentar algu- del pensamiento argumentativo un medio para crear
nos hitos importantes de esos estudios es necesario una racionalidad específica, práctica para los asuntos
señalar que su diversidad puede hacer difícil esta apro- humanos.
ximación y llevamos a replegamos hacia posiciones Es conveniente añadir a esas obras un libro de con-
consagradas. En ese caso, el estudio de la argumenta- cepción muy diferente, pero, de hecho, perfectamente
ción se concibe como la presentación de los grandes complementario, que apareció un año más tarde, en
autores, por ejemplo Perelman en el ámbito francófo- 1960: Manual de retórica literaria, de H. Lausberg. Este
no. Esta tendencia es aún más penosa si tenemos en manual se presenta como Una verdadera enciclopedia
cuenta que las diferentes «escuelas» tienden actualmen- sistemática de la retórica antigua y clásica.
e Llegados a este punto, es necesario advertir
te a internacionalizarse. La existencia de una Sociedad
internacional para el estudio de la argumentación, o de la sobre un riesgo de confusión. En los años setenta se
revista Argumentation, fundada en 1987, se puede COn- desarrolló, bajo el nombre de «retórica general», una
siderar como algo representativo de un nuevo diálogo. retórica ... restringida, que excluye la argumentación
Tomaremos en consideración los estudios de la y se sitúa en la línea de una retórica de la. elocución.
argumentación desde el final de la segunda guerra Ha renovado el estudio de las figuras de estilo, inte-
mundial. La crisis del discurso político con la apari- grándolo en las problemáticas Iingüísticas modernas
ción de los regímenes totalitarios y las formas moder- (Grupo 11, Retórica general, 1970).
nas de propaganda tiene, desde luego, mucho que ver • En Francia, los años sesenta y setenta Iuerori.
con su renovación. sin duda, poco favorables para el estudio de la argrr-

17
mentación. Se le opusieron críticas que recusaban las suceptibles de un estudio formal. Esta obra está en el
nociones de «autor» y de «intencionalidad». Se veía origen del renacimiento del análisis critico de las
en las prácticas argumentativas una tentativa ilusoria argumentaciones, especialmente en los trabajos de
del sujeto' por convertirse en dueño de su discurso. J. Woods y D. Walton, y, en general, de las corrientes
Se oponía a la argumentación los determinísmos "in- de estudios que se declaran partidarios de la «lógica
conscientes», socioeconómicos o psicoanalíticos, que formal».
condicionan la palabra en profundidad. Por otra par- • J. A. Blair y R. H. Johnson (1989) han recogido
te, las visiones de la época privilegiaban las formas en Informal Logic un conjunto de textos que, a través
de las "luchas radicales», completamente opuestas al de la idea-eslogan de lógica no fonnal, marcan una
programa de negociación y de mediación social con- ruptura con una concepción del análisis argurnentati-
ducidas de forma racional que acompañan a menudo vo exclusivamente adosado a la lógica elemental.
a los estudios de argumentación. Estas investigaciones se pueden leer especialmente en
Sin duda ello explica que Perelman encontrara pri- la revista canadiense Informal Logic .
mero su público en el seno de medios que se interesan • En los países anglófonos, particularmente en
por el discurso jurídico, donde la argumentación en Estados Unidos, esos años representan un «giro argu-
lengua natural es una preocupación constante, así mentativo» en los departamentos de ciencias del dis-
como en Estados Unidos, en los departamentos de curso y en ciertos departamentos de filosofía, en los
ciencias del discurso (Speech Departrnents ), donde el que la reflexión crítica sobre las argumentaciones en
contacto con la retórica nunca se había perdido. lengua natural vienen a completar una enseñanza has-
ta entoncd preocupada principalmente por la lógica
matemáticJ elemental. Esta evolución se acompaña de
b) Los AÑos SETENTA: CRÍTICA DE LOS PARALOGISMOS una multiplicación de las obras teóricas y prácticas, en
y LÓGICA NO FORMAL lengua inglesa, consagradas a la argumentación.

• Con la obra esencial de C. L. Hamblin (1970),


Fallacies, se inicia una nueva época. Se trata He una e) TENDENCIAS RECIENTES: LAS PRAGMÁTICAS
obra de referencia obligada tanto para los hist~)Jiado- DE LA ARGUMENTACIÓN
res de la disciplina como para los filósofos y los lin-
güistas. En ella, Hamblin presenta la primera ¡istoria Mientras la lingüística estudia el sistema de la len-
sistemática y crítica de la noción de argumente falaz, gua, la pragmática es una disciplina que estudia el uso
desde Aristóteles hasta sus desarrollos recientes. Pro- de los enunciados, teniendo en cuenta su contexto.
pone claramente volver a plantear el estudid de la Constituye un ámbito de estudio vasto, que encontra-
. I
argumentación como un estudio dialéctico I (véase mas con toda su diversidad en su aplicación a la argu-
capítulo 1, B), que tenga como objeto los diálogos con- mentación.
ducidos de acuerdo a un sistema de reglas preestable- Los estudios de argumentación explotan de mane-
cidas, explícitas. respetadas por los participantes y ra particular la teoría de los actos de habla de Austin

18
(1962). Cómo hacer cosas con las palabras. y en espe- concepcion original de la argumentación. La noción
cial en la versión de J. R. Searle (1969) Aclos de habla. misma de argumentación se redefinió a partir del
Esta investigación generalmente se relaciona con la campo de la lingüística "de la lengua». especialmente
teoría de la conversación propuesta por H. P. Grice a partir de una obra de J. C. Anscornbre y 00 Ducrot
(1975) Lógica y conversación. Estos nuevos enfoques (1983) con un título programático: La argumentación '
han hecho posible el estudio de argumentaciones con- en la lengua. Esta investigación ocupa un lugar- aparte
sideradas «cotidianas» o «comunes», que se producen en el ámbito de los estudios de argumentación (véase
fuera del marco institucional. Ello ha permitido medir capítulo 12).
el alcance de las evoluciones que han experimentado
los «grandes géneros» retóricos y superar esta noción •• Pragrnática sociológica y filosofía
de género para ir hacia el estudio del debate argumen- de la "acción comunicariva»
tado en general, sea o no polémico.
Hay cinco direcciones de investigación relaciona- La obra del filósofo J. Habermas (1981) Teorla de
das con la pragmática. la acción comunicativo ha influido considerablemente
en la investigación en argumentación. en el sentido de
• La «pragrnarlia léct ica» una ética de la argumentación.

La corriente pragmadialéctica estudia la argumen- • "Lógica pragmática»


tación como un tipo de diálogos fuertemente sujetos a
normas. Propone un sistema de reglas explícitas para Las preocupaciones pragmáticas no son extrañas a
el debate argumentativo racional (F. H. Van Eemeren las investigaciones de los lógicos de la argumentación
y R. Grootendorts, 1992, Argumentation, cornrnunica- que tratan de construir lógicas naturales y que encuen-
tion ami Fallacies ). tran una prolongación en la investigación en ciencias
cognitivas (C. Vignaux, 1988, Le discours, acteur du
lO Argumentación y análisis de la conversación monde; J.-B. Grize, 1990, Logique el langage; y la
escuela de Neufchátel, con D. Miéville y M.-J. BOl-el).
Los progresos del análisis de las interacciones ver-
bales han permitido. asimismo. el análisis lingüístico
preciso de la argumentación en la conversación (en
francés. J. Moeschler, 1985. Argurnentatiori el conver-
sation; escuela de Ginebra. en torno a E. Roulet).

• Pragmática lingüística «integrada» en la lengua

Con raíces que se remontan a la mitad de los años


setenta. en los ochenta se desarrolló en Francia una

20 21
CAPíTULO 3

LENGUAJE Y METALENGUAJE
DE LA ARGUMENTACIÓN

El lenguaje ordinario tiene algo digno de señalarse


y que consiste en que habla de todos los objetos y en
particular de sí mismo: autoriza el paso a un nivel
«metalingüístico». Permite, de ese modo, argumentar
y hablar de la argumentación.
Se habla de la argumentación en la lengua ordina-
ria cuando nos esforzamos en reflexionar sobre esa
práctica lingüística (§ A). A partir de esos discursos
espontáneos se deducen algunos caminos en los que
se construyen metalenguajes teóricos y teorías de la
argumentación (§ B).

A) Argumentación: el peso en la palabra

a) LA RELACIÓN ARGUMENTATTVA

• Considérese una serie


de dos enunciados, un
discurso, (El, E2). Intuitivamente,
diríamos que
tiene algo que ver con la argumentación o incluso
que se trata de una argumentación, si podemos
parafrasear ese di scurso con uno de los enunciados
siguientes: l'

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