Una mañana de primavera el pequeño Rocco camina tranquilo por un
sendero del bosque. Mariposas coloridas revolotean las flores, y alegres pájaros trinan entre árboles. Una delicada cría de zorzal cayó sobre el camino. Rocco la levanta dulcemente con sus pequeñas manos. La observa. Está inconsciente. Es un regalo para la vista, con sus plumas grises y blancas que resaltan la pechera adornada de colores centellantes sumamente bellos. Su diminuto pico calla. Rocco la sostiene con ternura. Le da calor esperando una respuesta vital. El zorzal se despierta. Abre sus ojos y dedica una canción a su salvador. Comprobando que está vivo, Rocco, gnomo malvado, lo engulle en un instante.