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LOS 5 PASOS PARA VENCER LA

DEPENDENCIA EMOCIONAL
1o RECONOCER EL PROBLEMA
2o HACER DE LA RECUPERACION LA PRIORIDAD No 1
3o ROMPER LA RELACION TÓ XICA
4o APRENDER A ESTAR BIEN SOLO
5o APRENDER A ELEGIR

INTRODUCCION
Tienes en tus manos lo que pretendo que sea una guía
concisa y clara un pequeño manual de autoayuda para
definir los pasos fundamentales que todo dependiente
emocional puede y debe seguir si de verdad quiere
superar este problema.
Quiero dejar claro, sin embargo, que sólo son eso: pasos.
Cada uno de ellos conlleva un trabajo intenso que no es
ni fácil, ni rápido.
No hay curas milagrosas para la dependencia emocional.
El camino para superarla es largo y lleno de obstáculos,
pero te aseguro que el destino vale la pena.
Es el camino a la independencia.Y como todos los
caminos, empieza dando el primer paso.
- ¿POR QUÉ ESTA GUÍA?
La mayoría sufren serios problemas emocionales,
producto de unas relaciones desequilibradas e insanas
que se dan principalmente en el ámbito de la pareja,
pero tienen su origen en otras relaciones igualmente
desequilibradas e insanas que se remontan a la infancia,
y que tienen su origen en el entorno familiar.
El principal de estos problemas emocionales es la
dependencia.
Y el problema no está tanto en la otra persona, en la
pareja, en si sufre o no un trastorno mental, o es víctima
de una adicción, o tiene un tipo de personalidad
narcisista, que puede ser, y es en muchas ocasiones, sino
en el mismo dependiente, en sus conflictos emocionales
no resueltos, en sus carencias afectivas y en su bajísima
autoestima.

El propio dependiente “busca” a este tipo de personas.


El porqué de esta guía: ayudar a las personas que no
consiguen tener relaciones sanas a entender las razones
de sus repetitivos fracasos, y a aceptar que sufren un
auténtico trastorno, aunque no esté catalogado como tal.
- ¿A QUIEN VA DIRIGIDO?
Principalmente a mujeres, pues la evidencia es clara: la
inmensa mayoría de las personas que sufren dependencia
emocional lo son.
También se da en hombres, aunque en un porcentaje
mucho mas reducido.
Y, por supuesto, indistintamente de la orientación sexual.
Va dirigido a todo aquel que sufre por amor,
simplemente, a todo aquel para quien la pareja es, con
diferencia, la prioridad no 1, por delante de familia,
amigos, trabajo, aficiones, e incluso hijos.
Va dirigido a todo aquel cuyo estado de ánimo depende
de si tiene una relación o no y de cómo funcione ésta.
El dependiente emocional vive exclusivamente por y para
su pareja.
Es consciente de que la relación no es equilibrada, de que
no va bien, de que da muchísimo más de lo que recibe,
pero cuanto peor va, más y más se esfuerza para que
funcione, y cuando inevitablemente se rompe, sufre
todos los síntomas de un auténtico síndrome de
abstinencia.
Para el dependiente emocional, la relación es pura
adicción: necesita sus dosis periódicas de refuerzo por
parte de su proveedor, la pareja, y cualquier indicio de
que esa dosis le puede ser escatimada, le provoca una
ansiedad insoportable.
Si la relación se rompe, inmediatamente se implica en
otra, aunque no signifique gran cosa, sólo para llenar el
vacío.

Igual que en cualquier adicción, el síndrome de


abstinencia desaparece en el acto en cuanto el
dependiente recibe otra dosis, bien sea de su proveedor
habitual, o de otro nuevo.
Puede parecer que la comparación entre una adicción
convencional a una sustancia (drogas, alcohol...) o a una
persona concreta es exagerada o poco acertada, pero no
es así: los efectos destructivos pueden llegar a ser los
mismos. No hay más que ver los numerosos ejemplos
que la literatura, el cine, el teatro o la música nos
regalan desde antiguo en forma de trágicas historias de
amor.
Pero la dependencia emocional puede superarse, y a
continuación te explicaré cómo:

LOS PASOS
El dependiente emocional no cree tener ninguno, de
problema. A menudo cree que es su pareja quien
necesita ayuda, y asume frecuentemente el papel de
salvador, de ayudador, incluso sin que nadie se lo haya
pedido.
Muchas mujeres sobre todo, asumen rápidamente el rol
de madres, amigas del alma, o terapeutas de sus parejas
problemáticas.
Estas personas experimentan una necesidad afectiva que
va mas allá de lo racional, y, al mismo tiempo, un terrible
miedo a estar solas, a que nadie que las quiera ni las
necesite.
Su validación depende del exterior, de lo que valen para
otros.
Su autoconcepto es tan pobre que no creen valer lo
suficiente por sí mismas, por lo que son como seres
humanos, como para que nadie las pueda querer
simplemente por ello. Y como no se quieren a sí mismas,
necesitan que las quieran desde fuera. Si no es así, no
valen nada.
Por ello buscan desesperadamente tener siempre a
alguien en su vida, y tienen especial predilección por
parejas “difíciles”, distantes, egoístas, arrogantes y
narcisistas, personas a quienes ven de un modo especial,
idealizado, como nadie más las ve.
Es frecuente que, a pesar de la evidente desafección, de
la indiferencia, los desaires, e incluso el maltrato
psicológico, hablen de sus parejas en términos
compasivos, justificándolas :“tú no le conoces como yo”,
“tú no sabes cómo es en realidad”, “en el fondo me
necesita”.
Son incapaces de ver que esa supuesta realidad que ven
en el otro, ese “fondo” que no ve nadie más, no existe:
es únicamente producto de sus deseos, es lo que
querrían que fuera, pero que no es, ni será nunca,
porque no hay más que lo que se ve.
Reconocer estos patrones es fundamental.
Si uno no es consciente de que está enfermo, no hará
nada por sanar, no?
A menudo la concienciación viene cuando el dolor ya es
insoportable, cuando los fracasos amorosos reiterados
han terminado de minar la autoestima, cuando se ha
llegado al punto de perder hasta la dignidad yendo detrás
del objeto de esa pasión enfermiza, cuando se ha perdido
el control de la propia vida...
Viene cuando se toca fondo. Como dijo alguien:

“Dicen que no se cambia de la noche a la


mañana, pero no es cierto. Puedes despertarte
un día y decir YA NO MÁS”
2o LA RECUPERACION ES LA PRIMERA PRIORIDAD
Sin excusas.
Sin excepciones.
La prioridad principal es recuperar el control sobre la
propia vida, y ahora no lo tienes.
El control sobre tu vida lo tiene tu pareja: piensas y
actúas para agradarle, para que esté a tu lado, para que
te demuestre su amor.
Continuamente, obsesivamente, escaneas su
comportamiento en busca de cualquier indicio de peligro.
Del mismo modo, con la misma intensidad, exiges
muestras de reforzamiento, “para estar tranquila”.
Has hecho de él una especie de dios, y de ti la suma
sacerdotisa, cuyo único objetivo en la vida es adorarle y
cubrir todas sus necesidades. Pero ni es ningún dios, ni
es un bebé que necesita que nadie cuide de él. Lo puede
hacer perfectamente solo, y, de hecho, lo hace. Entra y
sale cuando le da la gana, va con quien quiere, y
mantiene intactas sus parcelas privadas, sus aficiones,
sus amigos y sus costumbres.
La única que renuncia a todo eres tú, la que se adapta a
él eres tú y eso es lo primero que hay que cambiar.
Para superar la dependencia, tienes que empezar a mirar
hacia dentro de ti misma, y descubrir cuales son tus
necesidades, qué es lo que quieres, y por qué lo quieres.
Nunca podrás tener una relación sana, si no empiezas
por sanarte a ti misma.
Por tanto, recuerda: prioridad no 1, tu recuperación
emocional. 3o ROMPER LA RELACION TÓXICA
Como he dicho antes, los dependientes emocionales
suelen escoger con el mejor de los criterios a un
determinado tipo de pareja: aquella que puede hacerles
mas daño.
Puede ser que en determinados momentos tengan
relaciones “normales”, con personas “normales”, pero
suelen ser relaciones de transición, para llenar el vacío
hasta que aparece otro candidato más idóneo.
Estas relaciones de transición pueden durar incluso años.
Pero de repente aparece “ÉL” y todo salta por los aires:
pareja estable, vida familiar, hijos. Todo.
Puede ser un antiguo novio, o alguien a quien se acaba
de conocer, da igual, pero el perfil suele ser similar: un
dios al que adorar, o un bebé adulto al que cuidar.

Lo ideal sería huir de relaciones de este tipo, pero si el


mal ya está hecho, lo mejor que se puede hacer es
romper.
Este tipo de relaciones son adictivas y terminan
destruyendo al que las sufre.
He escuchado infinidad de relatos de mujeres que han
arruinado sus vidas por historias de amor abocadas al
fracaso desde el primer momento.
Y como cualquier adicción, la única manera de tratarlas
es cortarlas de raíz.
La desintoxicación empieza con el “contacto 0”. No hay
otra vía. Igual que un alcohólico no puede ir dejando la
bebida poco a poco, una relación tóxica no puede dejarse
paulatinamente.
La ruptura comportará sin duda un enorme dolor, un
síndrome de abstinencia en toda regla, pero hay que
pasarlo para poder superarlo. Cada nuevo contacto, por
insignificante que parezca, supondrá una vuelta atrás, un
“volver a empezar desde cero”.
No vale el “podemos ser amigos”: de pareja se pasa a
ex-pareja, no a amigos.
Con el tiempo, tras haber superado totalmente el
síndrome de abstinencia, y haber pasado página, quizás,
y sólo quizás, pueda llegar algo parecido a la amistad.
Pero igual que para el ex-alcohólico puede ser nefasto
tomar una sola copa “sólo por una vez”, para el ex-
dependiente puede ser fatal volver a tener contacto con
aquella persona a la que fué adicta.
A veces el contacto 0 es muy difícil, sobre todo cuando
hay hijos de por medio, o se trabaja en el mismo lugar,
pero no es imposible. Siempre se puede encontrar una
alternativa. Generalmente un “no puedo” esconde en el
fondo un “no quiero”.
La dependencia emocional es un peligroso dragón con
dos cabezas:
–  La necesidad afectiva
–  El miedo a estar solo

Este dragón fue criado desde pequeñito en la infancia del

dependiente, y creció sano y fuerte, alimentado a base


de neurosis, rigidez, desamor y exigencias inapropiadas
para un niño.
Es mucho el daño emocional que puede hacerse a una
criatura, y ese daño lo pagará de mayor, en sus
relaciones con los demás.
Para entender la abrumadora necesidad afectiva de un
dependiente emocional, imagina que éste es un náufrago
en medio del inmenso océano: para no ahogarse, se
aferrará a lo primero que encuentre flotando en el mar.
Lo ideal sería que desde un puerto seguro pudiera
escoger la nave más adecuada para realizar la travesía
de la vida, pero resulta que el dependiente nunca tuvo un
puerto seguro del que partir, ni tuvo oportunidad de
escoger la nave (tampoco nadie le enseñó a hacerlo).
Partió con lo primero que encontró, y se hundió.
Así, el dependiente se encuentra solo, ahogándose en su
necesidad afectiva tan inmensa como el océano, y para
sobrevivir necesita aferrarse a cualquier cosa que lo
pueda mantener a flote, pero todo lo que encuentra,
termina también por hundirse.
El problema es que el dependiente necesita cubrir esa
necesidad afectiva desde fuera.
Para él, estar solo significa que no es suficientemente
bueno para que nadie le quiera, y como él es el primero
que no se quiere ni se valora, si no encuentra quien llene
esa carencia está absolutamente perdido.
Para él, la soledad es un castigo, no una opción.
Mientras no aprenda a cubrir esa necesidad desde
dentro, dándose afecto a sí mismo, queriéndose y
valorándose, mientras necesite esa validación de otros,
les estará otorgando el control total sobre su vida.

“La mejor manera de ser feliz con alguien, es


aprender a ser feliz solo. Así la compañía es una
cuestión de elección, y no de necesidad.”
Mario Benedetti

5o APRENDE A ELEGIR
Llegamos al último y definitivo paso.
Pero antes, recapitulemos:
–  Has reconocido tu problema de dependencia
emocional.
–  Haspuesto todos los medios para resolverlo,
porque has hecho de tu recuperación tu prioridad nº
1.
–  Has roto la relación tóxica que te estaba
destruyendo, y has conseguido superar el síndrome
de abstinencia.
–  Has aprendido a estar bien, tranquila y feliz sin
necesidad de tener a nadie a tu lado. Ahora estás en
disposición de elegir si quieres estar con alguien, y
con quien quieres estar. Pero el enorme esfuerzo que
has hecho no habrá servido para nada, si vuelves a
elegir mal. Ahora sabes qué quieres, qué esperas de
una relación, pues ahora entiendes que tú también
tienes derecho a poner tus condiciones y tus límites.
No eres únicamente un instrumento que el otro
puede tocar a su antojo. No eres la suma sacerdotisa
de ningún dios.No eres su madre.No eres su
terapeuta.No eres plastilina a la que puede dar
forma cómo y cuando se le antoje. Y,
evidentemente, la persona a la que quieres como
pareja tampoco lo es, por lo que tú, por tu parte,
también has aprendido:
–  A respetar al otro, su manera de ser, de
pensar, sus espacios, y su vida en general.
–  Aaceptarle como en realidad es, y a no tratar
de cambiarle para convertirle en el que tú querrías
que fuera.
–  A confiar.
–  A compartir. Porque se trata de compartir y
enriquecer la propia vida, con la del otro, no de
fusionarlas.

Dos árboles que crecen demasiado juntos terminan por


matarse uno al otro, compitiendo por los nutrientes y la
luz del sol. Necesitan su espacio para poder crecer y
desarrollarse en todo su esplendor.
Elige qué clase de persona quieres a tu lado, y no te
conformes con menos. Confía en esa vocecilla que todos
tenemos dentro y que nos avisa de los peligros. Siempre
estuvo ahí, pero nunca la escuchaste.
Empieza a hacerlo ahora.

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