Buscar en un material lo voluble es buscar lo mutable, y observar lo
mutable es una manera de contar tiempo, de experimentar el tiempo
en los materiales como quien se conciencia del tiempo viendo a su hij@ crecer y cómo la norma es lo inconstante. Las geometrías que dibujan su contorno son curvas y maleadas, haciéndonos consciente de dónde estamos con respecto a ella y proporcionándonos así una medida del espacio. Además, la velocidad a la que se desarrollen esas mutaciones condicionarán tanto la percepción como el significado del objeto. Velocidad, espacio y tiempo como parámetros que van a determinar nuestra percepción de lo que vemos y oímos.
El interlocutor en este diálogo de materiales será de naturaleza
constante, de arquitecturas rígidas y sólidas donde el tiempo no erosiona su forma de manera determinante, solo codifica su aparición, y el espacio que ocupa se mantiene impertérrito a pesar de los embates de su voluble compañero. Movimientos artísticos como Bauhaus o nuestro admirado Manrique plantearon esta relación, donde una materia cambiante necesitaba convivir con arquitecturas sólidas que ofreciesen un vínculo duradero y simbiótico, pero no siempre es así y fruto de esta reflexión aparece “…..”
En “…” lo visual y lo audible proponen, dentro de un entorno digital ,
una exposición sin juicio, una invitación a la especulación sobre lo cambiante y lo constante, sobre la realidad y la apariencia y su posible convivencia o coexistencia.
Estéticamente las piezas audiovisuales se colocan en una abstracción
geométrica que entronca más con una afectividad “beuysiana” que con una geometría “mondriana”.