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UNIVERSIDAD A U T ~ N O M AMETROPOLITANA

UNIDAD IZTAPALAPA

División de Ciencias Sociales y Humanidades

Departamento de Filosofía

La cuestión histórica enLa feria, de Juan José Arreola

Tesis que presenta el alumno

Victor Manuel Ríos Salvador 96331918


Para la obtención del grado de

Licenciado en Letras Hispánicas ,~

Asesora: Dra. Luz Elena Zamudio


Lectores: Dra. Ana Rosa Regina Domenella Amadio
Dr. Brian Francis Connaughton Hanley

México, D. F . , Junio de 2001.


Agradecimientos:

A mis padres Rafaela Luis, los que me l e r o n vida y ejemplo.


Para ustedes porque si me hubiera faltado su apoyo. el camino en el que
ahora estoy habría sido mis largo y difícil. Para ustedes esta parte de mí.
insignificante en comparación con todo lo que me han otorgado. Y sobre
todo. paraustedesporque me siguentomandoencuenta a pesar del
tiempo en que he estado ausente.
A mis hermanos Bernardo?; Gabriel porsu eterno e incondicional
¿lpo>~O.
A Margarita Mejía porsu apoyo nioral y por el tiempo que d e l e ó
en la corrección de este testo.
Alafamilia Arreola, en especiala Librado y a Orsopor su
amabilidad y por la información queme proporcionaron.
A la doctora Luz
Elena
Zamudio. una
persona
siempre
preocupada porque salgan lo mejorposible los trabajos de sus alumnos. A
ella por no dejarme solo.
Al doctor Brian Connaugton porque sin su iniciativa no hubiera
recolectadomaterialdegranimportanciaparala realizaciónde este
trabajo.
A la doctora Ana Rosa Domenella. por sus valiosos comentarios
y correcciones.
A los profesores de la Academia de Lengua y Comunicación del
CECYT 1. por el apoyo y confianxa que me han dado durante el tiempo
que he estado con ellos.
íNDlCE
Introducción 5

0 1 Las ferias, historia, significado, funciones

k 1.1 El concepto de feria 10


i 1.2 La feria, festejo para transgredir eY orden social
o mantenerlo 16

0 2 Literatura e Historia, disciplinas que cuestionan el presente

> 2.1 El matrimonio de la Literatura y la Historia 22


i 2.2 Novela histórica 32
> 2.3 Cuáles son los hechos históricos 41
i 2.4 Los hechos históricos que se relatan enLa feria 45
i 2.5 Los habitantes de Zapotlán contra la Historia 53

0 3 Los tiempos en La feria

> 3.1 El tiempo, materia con la que trabajaLa feria 60


> 3.2 ¿Es lineal el tiempo deLa feria? 65

0 4 La feria, sus voces, sus Historias

> 4.1 La voz de los personajes 74


k 4.2 Oralidad (herramienta de la Historia),
frente a la escritura 82
> 4.3 Juan Tepano, representante de la
historia oraly la historia documental 89
> 4.4 Rasgos irónicos enLa feria 96

o Conclusiones 106

Bibliografía 112
Introducción
E s indudable que muchos lectores se acercan a una novela o cuento
principalmente para recrearse; para ver
el desarrollo de su trama, sus
conclusiones, y por qué no, también para sentirse parte de ella. Pero algo ocurre
cuando en el proceso de lectura se observa que algunos datos del texto ya son
conocidos. El que dichos datos estén presentes en uncontextodistinto es lo
sorprendente, y al mismo tiempo atractivo, como más adelante explicaremos. Los
datos a los que me refiero son, como lo indica el título de este trabajo, históricos.
Son trozosdel pasado colocados en unsitiomuy singular: una novela. En esta
última, la evangelización de los indígenas en México (específicamente Zapotlán el
Grande, Jalisco), la Revolución, el movimiento cristero, etc., surgen y se ocultan;
algunas veces se erigen por encima de las anécdotas del texto, y en otras, sucede
lo contrario.
Entre los motivos que me atrajeron a la obra de Arreola se encuentra una
aparente superficialidad, porque en una lectura, llamémosle recreativa, los datos a
los que sehahecho alusión en elpárrafoanterior daban la impresiónde ser
simples comparsas; daban la impresión de que su importancia se opacaba ante la
forma en que está escrita la novela (fragmentaria).
En lecturas posteriores y más detenidas, a la sorpresa se le anexaron
algunas dudas como éstas: ¿por qué estaban ahí esos datos?, ¿por qué de
alguna formale daban coherencia a la obra?, y, ¿por qué no existía una
confrontación entre los datos y la trama en general? Preguntas que surgieron al
notar que la Historia no era únicamente el “relleno”,sino que estaba legitimando y
dando verosimilitudaltexto. Todoeso fuelo que meinclinó a trabajar con la
novela La feria de Juan José Arreola, y a elaborar una hipótesis: el papel de la
Historia, que a primeravista parece mostrarsecomounconjunto de datos
desordenados, sugeridos -e incluso-, perdidos, tiene una funcióndistinta a la
ornamental.
Después, de ese primer acercamiento a la novela, la sensación de
extrañeza cambió por la de simpatía, por complicidad, porque en la investigación
noté que el tejido de anécdotas y datos históricos no estaban peleados, sino al

.
contrario, se necesitaban. Como ejemplo de ello es imprescindibleescribirlo
siguiente:
Durante los 288 fragmentos de la novelaobservéque muchos de los
personajesnoeran contemporáneos, quepertenecíanatiempos muy distintos
aunquehablaran desde un mismo espacio:Zapotlán.Desde ese momentome
pregunté cómo era posible que estos últimos convivieran y que “conversaran”.
Finalmente, logré percibir que lo que los vinculaba, a pesar de la diferencia de
tiempos, era una situación particular: todos los personajes que hablaban desde
otros tiempos en cierta forma aludían en sus pláticas al problema del reparto de
tierras en Zapotlán.
Otro aspecto que me atrajo fue que el autor consiguiera que los personajes
de tantas épocas, incluida la del presente de la novela, se hubieran “puesto de
acuerdo” para manifestarse en la organización de las fiestas patronales de ese
año en Zapotlán para hablar del problema del reparto
de tierras.
Todo lo anterior lo vi como una señal que indicaba que para las preguntas
¿por qué había esa pugna entre indígenas y terratenientes?, ¿por qué ese juego
con el tiempo?, ¿por qué se recreaban escenas que ya habían acaecido?, entre
otras, laHistoriapodríaydebería dar unrespuesta. Esta suposición se fue
reforzandocuandorealicé una investigaciónsobrealgunoshechoshistóricos
incluidos en la novela; en dicha investigación comprobé que la mayoría de esos
hechos, si no, todos, en realidad habían acaecido; es decir, que la novela no era
tan sólo ficción, sino que intercalaba en
sus páginas un pasado documentado.
Por otro lado, La feria me pareció importante no sólo por eso sino también
porque estaba tratando un tema social sin dejar a un lado el estilo característico
del autor: un estilo irónico. Arreola escribió La feria tomando en cuenta lo que
había en su realidad: ”Podría decirseque el conjunto de los mejores libros de esta
segunda mitad del siglo es como un inventario dela realidad latinoamericana, que
abarca
desde
los
conflictos
históricos y geopolíticos
hasta los procesos
sociológicos...”’; y pienso que para el autor, la creación de su novela no significó

1
Julio Cortázar, “Realidad y literatura en América Latina”, en 19h1.ucritica. Editor Sad
Sosnowski, Alfaguara, Madrid, España, 1994, pp. 229-230.
ceñirse a un problema local, y es queel arrebato de tierras a los naturales deuna
región no es, niha sido privativo de Zapotlán.
La primera parte del trabajo está dedicada
al significado de las ferias en
sus
aspectoseconómicoyreligioso; además, se da una visiónsintética de los
origenes de éstasy de lo que sucede cuando
se celebran. En ese apartado resulta
atractivoadelantar lo siguiente: la feriaque es descritaen la novelatiene la
mayoría de los rasgos que caracterizaban a estas festividades en sociedades
muy
antiguas:espíritureligioso,intercambiocomercial,divisióndeclases, excesos,
periodicidad, etc.
Las razonesporlascualesincluíenprimerlugarestecapítulo, es
primordialmente porque durante una feriase desarrollan los distintos sucesos que
ocurren también en la novela, y porque en el significado de aquélla reside una de
las causas por las que los problemasde los indígenas no llegan a feliz término.
El segundo capítulo se centra en los cotos de la Literatura y de la Historia.
Se hace un recuento histórico-valga la redundancia- del maridaje que ha existido
entre ambas disciplinas para defender la tesis que nos dice que los dos campos
pueden convivir y apoyarse mutuamente. En ese mismo capítulo se explican las
causas por las que se califica a La feria como una novela histórica.Más adelante,
se dedica una parte del capítulo para observar que a travésdelanovela se
denuncia un vicio del que muchos pueblos no están eximidos: el negar ciertas
partes de la Historia por considerar
que van en contra de determinados intereses.
En
el
tercer
capítulo
el
tiempo es el ob,jeto
de estudio;
consideré
imprescindible su análisis porque ¿no es verdad, y resulta obvio, que al hablar de
Historia necesariamentese debe hablar de tiempos?
El tiempo es tratado desde dos perspectivas: una linealo progresiva, y otra
circular (que apunta hacia un repetirse). En este capitulo se busca, sobre todo,
señalar el porqué ciertos habitantes (los miembros de la Comunidad indígena)
rigen su vida por el tiempo circular; para, de esta forma, dar una explicación a la
tenacidad con que pelean porsus tierras los indígenas.

7
En el último capítulo eché un vistazo a la función que tiene el habla en la
novela.Ahí pongo énfasis enseñalar que eltexto casiprescinde delnarrador
omnisciente dejando al lector la tarea de ayudar a los personajes a construirse y,
además, a construir una Historia de Zapotlán a partir de lo que estas voces
proponen.
Creí imperativodarun espacio a la oralidad y a la tradiciónoral porque
finalmente, a travésde ellas conocemos los hechos históricos que están enla
novela.
El último apartado de ese mismocapítulo lo dediqué a laironía,pues
observé que la novela no hace una crítica directa sobre la situación de las tierras
en Zapotlán. Mas bien, esa crítica permanece oculta, esperando que el lector la
saque a flote y la haga suyaa partir de la reflexión que reaiice sobre lo que el texto
le ofrece.
1. Las ferias, historia, significado, funciones

9
1.1 El concepto de feria

Una feria está constituida a primera vista, por todo Io que esté ligado a la
diversión: los juegos mecánicos, los juegos de azar, la música, la muchedumbre,
el exceso (en la comida, la bebida, el sexo, etc.), la ausencia de limitantes (aún el
tiempo enel que el hombre desarrolla sus actividades, el día, es alargado o
ignorado con tal de disfrutar la fiesta, “seguirla”); hay una carencia de normas o un
relajamiento de éstas.
El tiempo en el que transcurre la feria es un paréntesis en el que se rompe
lo que parece intocable en la vida diaria. Es un tiempo donde al parecer la licencia
es Io que rige a sus participantes.
Mas, para nuestra cultura, donde la religión cristiana tiene un papel
importante, una feria también está ligada a un motivo sacro: un santo o santos a
los que se les debe honrar en un día específico del año. Aunque en nuestra época
(fines del siglo xx y principios del XXI) muchas ferias han olvidado ese fondo
religioso, conservan aún dos elementos que los han acompañado desde su origen
en la Europa medieval: su carácter repetitivo, la mayoría de las veces se celebran
anualmente; y también un propósito comercial.
Lo que más sobresale de una feria es entonces: su fondo religioso ligado a
la repetición ysu perfil comercial, además de estar inmerso lo anterior en un
ambiente festivo. Así, podemos decir que una feria es un festejo celebrado en un
día específico del año donde los aspectos sacros y profanos se mezclan (el santo
al que está dedicada, y el comercio que surge gracias a ella). Cuando surgieron
las primeras ferias ya estaban presentes las características anotadas.2 Más
adelante explicaremos esto.
Para continuar debemos de antemano aceptar que al igual que los seres
vivos, los ritos (eso es una feria) y sus significados sufren constantemente un
proceso evolutivo al cual es imposible detener o sustraerse. Proceso que, bien
puede ser acelerado, o lento, ir en línea recta o bifurcarse.

* Es importante hablar de los orígenes de las ferias, porque la feria descrita en la novela de J.J.A. tiene una
estrecha relación con éstas, aunque hayan surgido hace tanto tiempo(los primeros siglos de nuestra era).

10
Para comprobar si realmente ha existido una variación en el significado de tal rito,
se debe comparar el pasado con el presente. Debemos acercarnos lo más posible
a las primeras ferias para, posteriormente, ver si tienen algún equivalente con la
feria que queremos analizar.
Las ferias tuvieron su origen en Europa. En El nacimiento de Europa,
existen datos que señalan que en el año 635 de nuestra era se funda la feria de
San Dionisio3en Francia.
Como vemos, estos aglomerados de gentes tienen bastantes años. Pero
uno se preguntará ¿qué es Io que se hacía en ellas y por qué surgen? Pues bien,
ellas surgen por una necesidad más bien económica que religiosa. Para entender
mejor esta respuesta, y no se piense que es tan simple, abundaré sobre los dos
aspectos en los siguientes párrafos.
Aunque la mayor parte de Europa durante la Edad Media se distinguió por
su reducido comercio, debidoa que la producción era principalmente para el
autoconsumo o mantenimiento de una región en general (por lo rudimentario en
los métodos y herramientas entre otros factores), no se puede negar que estuvo
presente; de ahí que cuando se dio el tránsito del Medioevo al Renacimiento, se
haya sentido la presencia de los comerciantes de maneramuy m a r ~ a d a . ~
En los sitios donde los comerciantes de esta época actuaban se necesitaba,
al igual que enla actualidad, de ciertas condiciones para desempeñar bien sus
actividades; pero por diversos factores, como las condiciones físicas de los
caminos (de terracería y de piedra principalmente), y la falta de seguridad en

Robert S. López, El nacimiento de Europa. Editorial Labor, Barcelona, 1965, p. 440.


Ruggiero Romano da cuenta de los comerciantes italianos que sobresalieron; también explica que en esa
época se perfilaron las características de los comerciantes modernos (por ello también fueron importante las
primeras ferias, porque en alguna medida impulsaron al comercio), señalando que sí hubo comercio en siglos
pasados, pero como casos aislados: “Que antes hubiera grandes hombres de negocios, no puede ponerse en
duda, pero es ahora cuando -probablemente como consecuencia de las dificultades, de las complicaciones,
de la debilitación de la vida comercial- empiezan a introducirse en la técnica de los negocios algunas ideas
normativas: sentido laico del tiempo, sentido de la precisión y de la previsión, sentido de la seguridad”.
Ruggiero Romano, Losfundamentos del mundo moderno. Siglo XXI, México, 1989 (Historia Universal Siglo
XXI, Vol. 12), p.33.
ellos,5 el comercio vio obstruido su desarrollo, por Io cual era indispensable hallar
un canal que garantizara, al menos, cierta seguridad.
Las ferias sonunode esos canales de garantía, yaque le daban al
comerciante seguridad de tránsito y de venta, y esto lo otorgaba el señor feudal o
gobernante del territorio donde tenía lugar la feria. El nacimientode Europa
también nos explica algo de esta cuestión:
... durante tiempos difíciles para el comercio y los comerciantes, el principal aliciente de la
feria consistía en la ‘paz de mercado’. A los que visitasen la feria les prometía el señor del
lugar protegerlos contra los pillajes y agresiones del exterior y también ahorrarles sus
propias ‘vejaciones’ habituales.6
Como señalamos más arriba, un elemento importante para la conformación
de las ferias era el económico, que bien podía estar en un pequeño mercadocomo
en una gran feria internacional como la de Champaña, en Francia:
...feria de saint-Denis, de Bergsop (...), de Colonia; mercado regionales organizados en
multitud de centros urbanos, reuniones anuales de vendedores ambulantes, peregrinos,
campesinos y simples mirones, efectuados en los millares de aldeas con ocasión de la
fiesta de un santo: he aquí todo un mundo de actividad desbordante (...) Su papel,
primordial por la falta de una ciudad mercantil propiamente dicha.’
Esta cita nos sugiere que, apesarde que las ferias hubieran sido
conformadas para la protección para los comerciantes, unodesus postulados
esenciales -y tácito- señalaba que debían celebrarse en fechas específicas; “con
ocasión de la fiesta de un santo”. Suponemos que el propósito en cierta medida
era sacralizar las reuniones comerciales, ya que como se recuerda, en esa época
la religión cristiana tenía un gran peso enla sociedad europea, y era imposible
sustraerse de ella, pues intervenía entodos, o casi todos los actos que se
realizaban.* Digamos entonces, que la celebración de las ferias en
días

Debida principalmente a la inestabilidad de los reinos, ya que constantemente éstos se hallaban en guerra y
los territorios mudaban fácilmente de dueño, haciendo casi imposible la existencia de un aparato que vigilara
e impusiera orden en los caminos.
Ibid.p. 327.
’Ibid. p. 326.
Ruggiero Romano nos dice respecto a la religión enel último periodo de la Edad Media, la Alta Edad
Media, comparando lasdiversasactividades quese realizabanypredominaban: “Laeconomía agrariay
comercial conviven sin comunicarse mucho, de igual modo que los nobles continúan viviendo en un mundo
distintodelde losburgueses y los campesinos. No existe unajusticia única queseaplique atodos los
miembros de un organismo político (. . .). No menos variadas son las libertades, es decir, los privilegios que

12
determinados se debía a un deseo de darles legitimidad; y qué mejor si lo estaba
por la Iglesia.
En su desarrollo, las ferias estuvieron muy cerca de de~aparecer.~
Pero a
pesar de ese peligro, sobrevivieron, y lo hicieron porque supieron adaptarse a las
nuevas circunstancias que se iban creando. Podemos decir queenel aspecto
comercial siguieron en la misma línea, y lo hicieron, repetimos, porque aceptaron
las modificaciones y obstáculos que les presentaba cada época. En lo religioso
ocurrió algo similar, pues aunque el cristianismo hubiera penetrado tan
férreamente en la vida de los hombres del Medioevo, muchos de ellos no
olvidaban las religiones antiguas, “paganas”. Así, en el siglo xv se observa que las
fechas o periodos del año en que se celebraban estas reuniones mercantiles,
estaban motivadas tanto por la religión cristiana como por las religiones antiguas,
las cuales tenían un nexo muy marcado con las estaciones del año, con la tierra y
la fertilidad. Es decir, eran religiones telúricas. Un sitio, la feria de invierno, era la
más importante y en otras la de primavera, verano u otoño”;’’ es evidente que sí
están presentes Esto nos hace pensar que en sus orígenes las ferias y las fechas
de su celebración tenían un nexo aún más fuerte con estas religiones, y que con el
paso del tiempo se fueron incorporando a la idiosincracia cristiana, se
sincretizaron. Dando como resultado que la celebración de las cuatro fiestas más
importantes en la Inglaterra deesa época (como indica Power), coincidieran
precisamente con cada una de las cuatro estaciones del año. El mismo autor
añade a esto: “Los nombres de la ferias simplemente aluden a las estaciones del
año en que había ferias en la mayoría de los centros más importantes, si bien no
cabe duda de que en los dioses antiguos, pero incorporados al cristianismo.ll

goza cada grupos social. Pero la religión (. . .) es una y común a todos los países de Occidente”. Ibid.. pp.73-
74.
“...grandes ferias parecen haber perdido su pujanza. Algunos hundimientos (entre ellos, el elocuentísimo de
las ferias deChampagne,quecomo centrocomercialempiezan su decadencia ya desde 1260,mientras
continúan con cierto esplendor como mercado financiero hasta 13 15-1320) son elocuente testimonio de ello
(. . .), diremos que también se manifiestan fenómenos compensadores: así, aunque las ferias de Champagne
decaen, las de Chálons-sur-Saóne se consolidan.”, Ibid. pp. 28-29.
l o Hielen Power, Gente de la Edad Media. Trad. Virginia Erhart, EUDEBA, Buenos Aires, 1966, p.265.
‘ I También Power nos explica más ampliamente por medio del siguiente ejemplo, cómo se habían fusionado

las religiones antiguas con la cristiana;haciéndonospensar quese les llamabaa estas ferias de manera
indistinta, ya sea “Mercado de Pascua” o de “Primavera”: “Aunque las ferias se instalaran en distintas épocas
y en diferentassitios,todos los añoshabíacuatrograndesferias ‘de temporada’ que correspondíana las

13
Siguiendo con el punto de las fechas en que eran celebradas las ferias,
diremos que muchas de ellas tenían una gran duración; de un mes algunas de
ellas, o más: “Del mismo modo que el mercado semanal era adecuado para gran
parte del comercio, la feria anual, a veces también de varias semanas de duración,
era el canal favorable para el comercio a distancias mayores’’12.Aquí puede tener
lugar la siguiente interrogante, ¿las ferias eran exclusivamente lugares de
intercambio comercial o se realizaba algo más? Ya que el tiempo de su
permanencia era tan largo, se puede llegar a pensar que no sólo era el aspecto
económico lo atractivo de este acontecimiento anual. Y era verdad, porque
representaba para el hombre común un rompimiento con las actividades
cotidianas, significaba diversión. Aunado a que en las ferias se veían y
escuchaban las cosas más insólitas, todo ello provocado por las tan distintas
personas que en ellas se reunían. Power describe a este intercambio de productos
comerciales, de ideas y costumbres, a través de un personaje imaginario llamado
Bodo:
Una vez por año Bodo disfrutaba de otro esparcimiento, pues regularmente el nueve de
octubre,cercadelas puertas de París, se inauguraba lagranferia desanDionisioque
duraba un mes integro (...)
Bodo solía escuchar cientos de lenguas y dialectos, pues en las callejuelas se codeaban
individuos procedentes de Sajonia y Frisia, de España y Provenza, de Ruán y Lombardía y
quizá también uno o dos de Inglater~a.’~

Vemos entonces, que Io importante y esencial de las ferias era el ser un


punto donde confluyeran tanto personas como productos para su intercambio por
la seguridad que de ellas emanaba, a esa finalidad se le unía el aspecto lúdico
para los habitantes de la región donde se ubicara la feria. Y la masa, la gran
cantidad de distintas personas que se conjuntaba en ellas, representó para sus
primeros años, una pérdida de identidad; porque eso -según Moscovici- es Io que
finalmente significa una multitud:

~~~ ~

cuatro estaciones. En invierno había un ‘Mercado frío’ (...) En primavera había un ‘Mercado de Pascua’( ...)
En verano, en la época que se celebraba la festividad de San Juanel Bautista, se instalaba el ‘Mercado de San
Juan”’, Eileen Power, Op. cit., pp. 200-201.
’’Historia de las civilizaciones 6 , La baja Edad Media, Dirigida por Joan Evans. Alianza Editorial, España,
1989, p. 376.
” Eileen Power, 0p.Cit. pp. 37-38.

14
Las multitudes tienen como característica principal la fusión de los individuos en un
espíritu y sentimiento comunes, que esfuman las diferencias de personalidad y disminuye
las facultades intelectuales. Cada cual se esfuerza en seguir a los semejantes con los que
se codea, el conglomerado, por su masa, los arrastra en su dire~ción.‘~
Por lo tanto, una feria denota: ver la vida diaria como algo distinto por un
determinado lapso de tiempo; reunirse e intercambiar experiencias y productos
con personas ajenas; divertirse, ser “otro” distinto al que cotidianamente se es;
mezclarse y perderse entre la gente, ser un fragmento de ella; y, finalmente entre
todo este repertorio de características se tiene,la justificación divina (pretexto):
unaferia es celebrada endeterminada fecha porquese está recordando a un
santo, a una autoridad religiosa, o a un acontecimiento importante para la religión
(regularmente la cristiana).
De tal modo que La feria, seguramente va a tener una relación directa con
ese mostrar una cara distinta, con esa justificación divina, con ese intercambio de
experiencias, y conesa licencia. Por lo cual hay que prepararse para leer con
detenimiento lo que la novela ofrece, y no tomar como literal todo lo que ella diga.

l4 Serge Moscovici, L a era de las multitudes.FCE, México, 1993, p. 102.

15
1.2 La feria, festejo para transgredir el orden social o mantenerlo

De acuerdo con Gil Calvo, una fiesta es un rito que ensu superficie
pareciera no tener utilidad. Aduce que las funciones de las fiestas, sus objetivos
principales, se pueden inferir gracias a la observación de lo que ocurre en el grupo
social donde tal rito, o ritos se realizan:
...que la fiesta deba necesariamente carecer de funciones (el subrayado es mío)
manifiestas y explícitas no impide que además pueda poseer algunas funciones tácitas
latentes, necesariamente ignoradas o desconocidas (...), tales funciones, invisibles
subterráneas o clandestinas pueden deducirse de las consecuencias que objetivamente
ejerzan sobre los sujetos afectados por ella^...'^
Y estas consecuencias las clasifica en dos principales: la primera encierra
unrompimiento o reestructuración del orden social; la segunda, apunta a la
continuidad o reproducción del mismo orden.I6
Las ferias soneventos realizados endeterminadas épocas del año, cuya
finalidad estriba esencialmente en lo económico y en lo religioso, y es que en los
sitios donde tienen lugar estas celebraciones se reúnendiversos comerciantes
para ofrecer gran cantidad de productos. Estos festejos buscan en primera
agradar o congraciarse con la divinidad a la que se está celebrando, mas también,
si se analiza detenidamente se apreciará que hay algo más, pues como entran en
la clasificación de ritos festivos, hallamosque tienen propósitos extras sólo
identificables al término de tales eventos. Cuando se está realizando el ritoes

Enrique Gil Calvo, Estado defiesta. Espasa-Calpe, Madrid, Esparia, 1991, p. 83.
l6 “Las fiestas son un paréntesis en la vida cotidiana y son propicias para que el hombre manifieste aquello
que no hace en su vida diaria, son indicativas de cambio, ya sea real o figurado; en capítulos posteriores
profundizaremos en esta cuestión del paréntesis, en éste sólo queremos indicar lo que las fiestas provocan en
las sociedades en general: una ruptura social o un puente más con el orden social: en el primer caso “Las
fiestas (...) sobretodovinculan,relacionan,encauzan,canalizan,construyen,creanyrecrean, al actuar
terapéuticamente sobre las disfuncionalidades del tejido social; induciendo, liberando y movilizando todas
sus ingentescapacidadespotencialesdeautorregeneraciónespontánea. Y éstaes lamejorvirtualidad
potencial de las fiestas: la de superar la resistencia al cambio y provocar la progresiva reestructuración del
orden social.”. Enrique Gil Calvo, Op.Cit., p. 89.
En lo referente a la continuidad del orden establecido, el tiempo influye en él. El que un fiesta se celebre en
un día específico del año significa orden, y por l o mismo, conformidad con ese orden: “En efecto, la mayor
parte de las fiestassoncíclicas,esdecir,periódicamenterepetitivas. Y, en la medidaquelosean,están
ejerciendo eficazmente su función reproductora del orden. (...) reequilibrando los desequilibrios que hayan
podido producir las desestabilizadoras perturbaciones y, en definitiva, manteniendo constantes, dentro de sus
estrechos límites de fluctuación posible,las variables esenciales del sistema. Ibid.,p. 90.

16
difícil prever la función que tiene, sin embargo, cuando éste termina es cuando se
manifiesta su razón de ser; desde ese instante es posible determinar el por qué
del ritual: si se quería el rompimiento del orden social, o al contrario, su
continuidad.
Lo que se acaba de indicar no es difícil de entender si nos encontráramos
frente a una comuni’dad que apuntara a uno u otro de esos extremos, mas ¿qué
sucede con aquellos festejos donde la continuidad del orden social es buscada por
una parte de la comlunidad, y la ruptura, por otra? ¿Cómo clasificar a este tipo de
situaciones? Es imperativo indicar que en La feria, tiene lugar un rito de este tipo,
un rito que busca no un objetivo común sino dos diferentes: trocar/seguir; y tiene
lugar tal disyuntiva en el rito porque participa todo el poblado en dicha acción;
porque en esos momentos una parte -el grupo indígena- aprovecha ese tiempo
singular para intentar un cambio; y también porque simultáneamente a lo ya
enumerado, los caciques y terratenientes se oponen a ello, apostando por
continuar e inmovilizar tal situación.
Los indígenas son orillados a actuar de tal forma en el tiempo que duran los
festejos porque, corno Io explican los hechos históricos insertos en la novela, no
han conseguido ninguna respuesta a sus demandas por el camino legal a lo largo
de varios siglos. Su última oportunidad es intentarlo por el camino simbólico.
Pensaron que proba,blementepor ahí comenzaría a cambiar su suerte.
Después de tantos siglos sin respuesta, los indígenas continúan con su
solicitud de justicia, piden ser reconocidos como iguales, y, por un hecho
providencial -la muerte del Licenciado (el personaje que ese año iba a ser el
mayordomo de las festividades de Zapotlán)-, parece que el grupo indígena al fin
lo ha conseguido y Io manifiestan con entusiasmo: “¿Quién no ha querido alguna
vez ser mayordomo? Como ninguno de nosotros tiene dinero para hacer la
Función, vamos a hacerla entre todos (...) Nos estábamos quejando porque no
había mayordomo, y ya ven ustedes, ahora tenemos treinta mil. Así es nuestro
Patrono ...I’ (f.96)I7 Parece que se ha logrado un trastocamiento del orden social

” Juan José Arreola, L a b r i a , SEPiJoaquín Mortiz, México, 1989.(Lecturas Mexicanas, 86), p.62. Tomando
en cuenta que hay diversas ediciones deLaferia, y para facilitar su búsqueda, cuando cite algún fragmento de
la novela, únicamente anotaré el número de fragmento alfinal de cada cita.

17
que desde hace siglos predominaba en Zapotlán. Pero es un triunfo a medias
porque no alcanzan el reconocimiento que esperaban. Y , tal como dice Sancho
Panza en uno de sus relatos; cuando aun labrador invitado porun hidalgo a
comer le pidieron sentarse en la cabecera de la mesa, primeramente se negó a
hacerlo aduciendo que ocuparía un lugar que no le correspondía. Mas, finalmente
se le sentó ahí por la fuerza. En esos instantes el hidalgo dijo: “Sentaos,
majagranzas que donde yo me siente será vuestra cabecera”. Es evidente que en
La feria ocurre Io mismo: no importando quién se haya hecho cargo de los gastos
y de la organización de las festividades, el sitio en la escala social no es posible
alterarlo, ni siquiera de manera figurada.
Cuando llega el día de la Función,18se patentiza la medianía del éxito
indígena porque incluso en esas fechas éstos no dejan de ser los de “abajo”, y así
lo dice una voz que, con ironía, señala dónde están: “Ahora asómese para abajo.
¿Qué es Io que ve? Sí, son ellos, los miembros de la Comunidad Indígena (...).
Son cien o doscientos aplastados bajo el peso de tantas galas, cien o doscientos
agachados que pujan por debajo...” (f.280).
En un inicio se indicó que en las festividades en honor a Señor San José se
mezclan las dos finalidades a las que aspiran los festejos en general: la
continuidad o el trastocamiento; los indígenas apuntan hacia la transgresión del
orden social, y los terratenientes por mantenerlo. Mora Varcarcel aduce que
existen dos ejes principales en el texto: el problema de la tierra y la devoción a
San Josélg; enel mismo artículo presenta un cuadro sinóptico donde anota
diversas etapas temporales: pasado remoto, pasado cercano y, pasado inmediato;
de ellos nos dice: “estos antecedentes históricos fundamentan la actuación de los
dos grandes antagonistas del relato: opresores vs oprimidos (...), una gran masa
de desposeídos frente a una minoría que dirige y controla sus vidas”.*’
Comprobamos que se extiende la lucha histórica a todos los ámbitos de la vida del

Se denomina día de la “Función” al veintitrés de octubre de cada año en Zapotlán el Grande, en tal fecha se
realizan los festejosmayoresenhonordeSeñorSan José. Aunquedíasanteriorestambién los hay, su
importancia es menor, actúan como festejos preparatorioso de apertura para el día de la “Función”.
19
CarmendeMoraVarcarcel,“JuanJoséArreola: La feria o unApocalipsisdebolsillo”,en Revista
Iberoamericana. 150, Enero-Marzo, 1990, p. 102.
*O Carmen de Mora Varcarcel,Op Cit., p.104.
pueblo; no hay una reconciliación ni siquiera en ese paréntesis (el festejo religioso)
que se hace a la cotidianidad cada año. Hasta se puede asegurar que la pugna se
exacerba. Emile Durkheim aduce que en los ritos, la comunidad comparte un
mismo sentimiento; éste mismo crea una red que cohesiona a los participantes del
rito: “lo esencial es que los individuos estén reunidos, que se perciba la existencia
de sentimientos comunes y que éstos se expresen en actos comunes...”.*’ Lo que
hemos explicado anteriormente respecto a la pugna entre los dos bandos y a su
continuidad en todos los terrenos, es indicativo de que la tesis sustentada por
Durkheim no es aplicable a todos los ritos,22porque en este caso, el rito es el que
acentúa las diferencias, no las disminuye, ni impone una tregua durante el tiempo
que duran los festejos.
Continuando con el papel de la comunidad en lo referente a la celebración
de un rito, señala Cazeneuve que es obligatoria la participación de la primera: un
rito necesita realizarse dentro de una comunidad, esta la legitima; a pesar de la
existencia de ritos individuales, la naturaleza de éstos es esencialmente comunal;
la sociedad o grupo social que los realizan les dan consistencia, de lo contrario
pierden significado. Su justificación esla masa, sin ella no habría celebración.
Pasa lo mismo que con las deidades (en nuestro caso sería San José):
...se forman en la vida en grupo y tal vida es esencialmente intermitente (...) si los
pensamos con menos intensidad, acaban por contar menos con nosotros, y nosotros a
contar menos con ellos ...
La única manera de rejuvenecer las representaciones colectivas que se refieren a los
seres sagrados es fortalecerlos en la fuente misma de la vida religiosa, es decir, en los
grupos reunidos.23
Por todo lo anterior, encontramos que las tesis expuestas por Gil Calvo son
aplicables a La feria. Cuando terminan los festejos en Zapotlán, no se observa una
perturbación del orden social; no existió incluso en el tiempo que duró el rito. Fue
una ilusión el cambio de papeles.

” Emile,Durkheim, Las formas elementales de la vida religiosa. Trad.RamónRamos,AKALEditor,


Madrid, España, 1982, p. 360.
22
Aunque sabemos que éI hablaba de los ritos celebrados en sociedades reales, no en sociedades de papel
como las de esta novela. En capítulosposteriores mostraré que la sociedad descrita por la novela, esel reflejo
de la sociedad “real” que inspiró al autor. Por lo anterior nos atrevimos a aplicar la tesis de Durkheim en la
novela.

19
Ahora, podemos decir que el camino que escogió el grupo indígena para
conseguir igualarse a los otros, por lo menos en un plano simbólico, no fue el
adecuado. A pesar de que pusieron sus esperanzas en San José, como lo dice
una voz anónima, para resolver sus problemas:
- Yo propongo que si Señor San José es de veras el patrón de Zapotlán que nos lo
demuestre y nos de aentender de una vez si está con los pobres o con los ricos.
- ¿Y cómo lo vamos a saber?
- Pues si está con nosotros que se arregle lo de las tierras. Y si no, nosotros para qué
nos metimos ya en lo de la Función...(F.209)
Y, reiteramos, el camino no fue el adecuado porque ponen sus esperanzas
de cambio en un rito que en esencia significa estatización: un rito religioso. Y es
que la religión (la vía que toman los indígenas para resolver sus conflictos): “tiene
(...) una inclinación conservadora. En cuanto medio de garantizar el orden humano
a través del arquetipo divino, tiende por naturaleza a instituir un orden inmutable
en su propio Sí, sin saberlo, el grupo indígena apoyó el mantenimiento de
su situación. Mas ¿quién les iba a decir a los indígenas que una feria es un
momento de ilusión donde suceden cosas que en la cotidianidad son imposibles
de realizar?, y ¿quién les iba a decir que cuando termina una feria todo debe
volver a su sitio, ya que por ser un rito religioso, la ferias no son adecuadas para
intentar un cambio?

23 J. Cazeneuve, Sociologiu del rito. Amorrortu Editores, Argentina, 197 1, pp. 320-32 l .
24
J Cazeneuve, Op.Cit., p.237.

20
2 Literatura e Historia, disciplinas que cuestionan el presente

21
2.1 El matrimonio de la Literatura y la Historiaz5

Hablar sobre las dos disciplinas (Literatura e Historia) implica, entre otros
puntos, poner atención en el material que cada una de ellas trabaja, en el modo en
que la trabajan, y, también, en el objetivo que persiguen al laborar con dicha
materia prima. A la literatura se le conoce como una actividad o disciplina en
donde se manifiestan principalmente los sentimientos e ideas del autor; ésta sería
la piedra en bruto que el autor debe pulir y moldear; la decisión que éI tome
respecto a la forma que finalmente tendrá su diamante, estará vinculada con los
recursos estilísticos y retóricos que incluyan en su obra. Todo lo anterior
redundará finalmente en el objetivo al que todo texto literario apunta: llamar la
atención del lector, involucrarlo en Io que dice el texto, hacer que el lector haga
suyo el (los) sentimiento (S) o idea (S) que respira (n) en el texto. Para ello es
imperativo introducir al lector en un proceso de identificación; se debe convencer
al receptor para que recree en su mente los hechos creados por el autor (hechos
que, por así decirlo, son parte de un pasado, porque surgieron en un pasado en la
mente del autor).
Con respecto a la Historia, la documentada (y la oral), ocurre algo similar al
proceso seguido por el literato: existe un tratamiento de los hechos llamados
históricos -hechos que de una u otra forma son el resultado del conjunto de ideas
y conceptos que el historiador se ha formado a lo largo de su vida; es decir, la
selección de estos o aquellos hechos, viene siendo el reflejo de las ideas del
autor. El modo de tratar estos hechos dependerá del tipo de investigación que esté
llevando a cabo el historiador, porque así como el tema de la soledad no se
experimenta de la misma forma al leerlo en una novela que en un poema, así, un
estudio histórico que hable sobre determinada revolución armada, no tendrá el
mismo impacto si el levantamiento es mencionado en una crónica, o si es narrado
por un participante del conflicto. El objetivo hacia el que apunta la Historia no es
convencer al lector de que sucedió un hecho en el pasado, sino más bien,
mostrarle cómo sucedió; es decir, explicarle. Aquí el lector no debe pasar primero

25 Para distinguir el concepto historia, de una historia o relato, se escribirá con mayúscula a l a primera.

22
por el proceso de identificación (éste no existe) -aunque sí por el de recreación-,
porque de antemano presupone que ocurrieron ciertos hechos en el pasado.
Como se observa hasta el momento, parece que sí tienen similitudes
ambas disciplinas, en lo Único que difieren es en el proceso de convencimiento.
Esto nos da la idea de que la Historia y la Literatura tienen (tuvieron) una relación
muy estrecha. Por lo tanto, el que existan y hayan existido novelas históricas, fue
el resultado irremediable de una asociación feliz entre dos áreas de rasgos
similares.
Es muy prometedor el panorama, pero ¿este romance siempre se ha
mantenido?, es decir, ¿no
ha habido rupturas entre ambas disciplinas,
consiguiendo que cada una de ellas haya sido vista como polos opuestos?;
lamentablemente, parece que así ocurre.
Aristóteles nos había dicho que el poeta muestra los hechos tal como
debieron haber sucedido, el historiador como sucedieron. Elprimero lo hace
empujado por un anhelo estético (principalmente), manipula lo que sucede en su
texto con libertad casi ilimitada; el otro no dirige los hechos, porque éstos ya no
pueden modificarse, tan sólo selecciona cuáles son factibles de pertenecer a la
Historia y cuáles no. Los dos hacen un discurso, pero el tratamiento de éste es
distinto para cada uno de ellos; por Io tanto apreciamos que desde la antigüedad
se inició la ruptura, y las distinciones.
Mas no hay que ser tan pesimistas, porque no se debe olvidar que antes del
mismo Aristóteles tuvo lugar la convivencia entre la Historia y la Literatura (poesía
en ese entonces); e inclusive se auxiliaba una de otra. El llamado padre dela
historia, Heródoto, en sus Nueve libros de la historia es el mejor ejemplo para
demostrar esto.
Este historiador se vio obligado a recoger testimonios orales ya anotar
aquello de lo que era testigo (fundamentalmente porque el papel todavía no hacia
su aparición, y menos aún la imprenta). Construyó una historia de acontecimientos
inmediatos donde éI era una de las fuentes por haber testificado los hechos. Su
otra fuente era secundaria, menos confiable (si se observa desde el punto de vista
de los que le atribuyen el adjetivo de “verdadero” a todo lo que está inscrito en

23
documentos) porque lo había oído, es decir, Heródoto, no lo había constatado;
Lozano, citando a Hartog, nos dice respecto a esta cuestión:
. . . el saber histórico se funda en la autopsia (de opsis, vista) (...)
... -el historiador narra sucesos que éI mismo ha visto- o se ocupa de un pasado
cercanísimo. La fiabilidad o credibilidad de sus relatos estarán garantizados, puesto que
quien lo narra lo ha visto. (...) El yo he visto se sitúa entonces como garante de verdad...26
Y por el lado de la información oral:
Se puede suponer que este segundo tipo de relato sería menos creíble al poseer menos
fuerza el sujeto de la enunciación que transmite algo que éI directamente no percibió y ha
de basarse en una falible a inventiva memoria.( ...)
Heródoto privilegia la observación directa. Mas acepta en su caso, a diferencia de
Tucidides la información oral, sujeta a duda cuando no a descualificación(sic) (...)
Heródoto reserva, en todo caso, un lugar importante para lo que ha oído.( ...)
Y es que Heródoto, como todo viajero, está decididamente comprometido entre lo oral y lo
escrito.*'
Los dos discursos que se incluyen en los Libros de Heródoto tienen una
particularidad: la ficción -nototal- estaba presente en ellos. ÉSta se mostraba
plenamente en los relatos míticos que le proporcionaban aquellos que también le
daban información histórica. El porqué señalamos que un mito no es pura ficción
obedece a que:
En las versiones del mito se introducen notas del contexto social y en ese sentido (...) las
versiones del mito guardan los trazos, la impronta de un momento determinado de la
historia.28
El mito guarda dentro de sí un núcleo de verdad, pero por las
modificaciones de las que es objeto en cada enunciación, paulatinamente ese
núcleo va incorporándose y hundiéndose entre Io que cada reproductor oral le
añade. Finalmente el bastión de verdad se esconde a la vista, dejándose ver
únicamente lo que al paso del tiempo le han agregado sus enunciantes. Se
deforma la verdad:
El relato mítico, entonces, puede caracterizarse como aquel en el que la verdad de los
hechos está alterada, que puede ser mera leyenda. (. . .)

26 Jorge Lozano, El discurso histórico. Alianza Universidad. Madrid, 1994, p. 19.


2' Jorge Lozano, Op.cit., pp. 19, 2 1.
28 Ibid.,p.122.

24
Podemos entonces pensar como Pouillon que un mito lo es para el que Io denuncia, no
para el que lo a n ~ n c i a . ' ~
De esta forma observamos que la alianza entre la literatura y la Historia es
antiquísima.
Si pensamos que el mito fue, por así decirlo, una de las primeras
manifestaciones literarias de la humanidad donde la realidad concreta latía, ¿no es
aceptable pensar que el origen de ambas disciplinas puede incluso hasta
confundirse, si pensamos que también la Historia trabaja y trabajó conesa
realidad?; o, yendo más allá: ¿no sería adecuado señalar, por todo lo hasta ahora
dicho, que en el pasado la Literatura y la Historia eran una misma?
La asociación de las dos disciplinas se ha observado a lo largo dela
historia. Así, aunque en la Edad Media las crónicas eran los documentos
históricos que predominaban, para el siglo XVI los relatos históricos van ganando
terreno. La causa de esto fue la ínínfeligíbilidad de los datos que aquellas
presentaban. Aunado a que eran, por así decirlo, textos inconclusos:
La crónica en el sentido estricto comienza en el momento en que el cronista toma su
pluma y se para cuando la deja para, eventualmente, ser continuada por otro; por tanto no
describe sino un segmento de tiempo cuyos puntos de partida y llegada son (...) arbitrarios
de cara a los acontecimiento^.^^
El relato histórico se enfocó a una situación en especial, dio conclusiones
sobre ésta y, sobre todo le dio sentido. En este momento la Literatura muestra
nuevamente su parentesco con la Historia, porque Io que hizo distinto a los relatos
históricos de las crónicas fue la figura del narrador; sí, una figura similar a las que
constantemente se observan en las novelas y en los cuentos. El trabajo que hizo
el narrador fue el de hacer inteligibles los datos que se anotaban en las crónicas y
otros documentos.
Hallamos así que la Historia se apoyó, y aún lo hace,en algo que la
Literatura usa constantemente para poder transmitir lo que quiere decir: la
inteligibilidad; ésta es un rasgo proveniente de esa figura casi privativa de [a

29 Ibid., pp. 122, 125


30 Ibid.,p.46.

25
literatura, el narrador. Lo singular de todo esto es que lo que ahora distingue a la
Historia es la misma inteligibilidad:
Lo real ya no tiene el privilegio de ser el afloramiento de los hechos, de permitir que emerja
a través de ellos una realidad profunda,ni de ser por eso mismo auroleada con el poder de
“expresar” a la vez la “cosa misma” y el sentido que tendría en ella.
Desde ese punto de vista, podemos decir que en lo sucesivo el signo de la Historia es no
tanto lo real sino lo inteligible.31
Tanto la crónica -llamémosle el texto histórico más
cercano
a la
objetividad3’- como otros documentos donde se hace referencia a algún hecho o
hechos históricos, si están dispersos crean el efecto de lagunas históricas. La
mano del narrador es la que rellena esos intersticios; coloca el faltante -no de
forma arbitraria. Guiándose con el material que tiene a la mano hace coherente el
conjunto de documentos y datos que son ajenos unos de otros.
Si los documentos no están estructurados, son entonces sólo un conjunto
de papeles sueltos que no explican nada; dicho en otras palabras:
Aun cuando el historiador pudiera remontar la corriente hasta las fuentes más primitivas,
escrutando sin cesar en los sistemas histórico y lingüisticos hasta encontrar la experiencia
que ocultan al desarrollarse, nunca capta el origen sino solamente los estadios sucesivos
de su pérdida.33

Es decir, si imaginamos que existieran documentos para cada instante del


pasado, el historiador no tendría nada que hacer, pero como no es así, éste último
debe “crear” esos documentos “perdidos” , a partir de los pocos que “quedan” para
entender cómo era el pasado; debe remontarse en el tiempo y pensar cómofueron
esos momentos, esosestadios que no están plasmados en documentos.
Hasta ahora hemos visto que en épocas pasadas la Historia y la Literatura
han convivido, la duda que queremos despejar no tiene que ver únicamente con
esos tiempos, sino más bien con la actualidad. Por lo tanto, es imprescindible

3‘ Michel de Certeau, La escritura de La historia. Trad. Jorge López Moctezuma, 2” ed., UIA, México, 1993.,
p. 58, (El subrayado es mío).
32
Es la más cercana, porque únicamente se anotan los hechos, sin dar alguna explicación del porqué surgen,
ni opinión alguna sobre ellos por parte del que los escribe: tan sólo son escritos. Pero no es completa tal
subjetividad porque, finalmente, en su selección obedecen a un interés especial por parte del escritor; ya sea
la alabanza a un poder establecido, o su crítica. También son escritos bajo la influencia del estado anímico del
escritor, es decir, está influenciado tanto por el exterior como por su subjetividad. Es sólo un intento de
objetividad.
33 Michel de Certeau, Op. Cit., p. 36.

26
anotar que se ha olvidado, o se quiere ignorar la simbiosis que existió entre la
Literatura y la Historia. De la primera se señala que pertenece al reino dela
subjetividad, donde lo que predomina son los sentimientos del autor, por ello esta
disciplina no puede relacionarse con la Historia, porque esta última busca en
esencia, según Huizinga, alcanzar la objetividad -rasgo distintivo de las ciencia:
Lo Único que convierte a un libro en Historia es la necesidad absolutamente honrada de
llegar a comprender el pasado lo mejor posible sin que se mezcle en ello el propio espíritu
(...). Tan pronto como alguien viste esta convicción (de que
las cosas tuvieron
necesariamente que ser así) con el ropaje de la novela, con la forma de exposición propia
de la literatura, profana lo que hay de sagrado en la Historia, por muy convencido que esté
de que escribe una obra
A pesar de esto, creemos que sí pueden reunirse la Historia y la Literatura,
sin que se profane a la primera. Por ello mismo quizá Pons nos dice que la novela
histórica es: “...una manera particular de incorporar la Historia en la
Cuando se señaló en lo primeros dos párrafos que la Historia y la Literatura
tenían cada una un objetivo, se dijo que la Literatura apuntaba por mostrar los
sentimientos e ideas del autor y que la Historia buscaba sobre todo mostrar una
parte del pasado. En la novela histórica se cumplen los dos objetivos, porque al
mismo tiempo que se da cuenta de la subjetividad del autor, en el texto reposan
hechos pasados, hechos extraídos de documentos históricos (cartas, diarios,
cédulas, etc.) ylo relatos de la tradición oral. Lo singular es su fusión.
Los autores no modifican los hechos; tampoco cejan en su necesidad de
mostrar lo que piensan. Pons, refiriéndose a las novelas históricas de las últimas
décadas del siglo xx, indica que ellas buscan, sobre todo, desmitificar el pasado,
no verlo con ojos idólatras: ‘I.. .algunas de estas novelas hacen reflexionar sobre la
posibilidad de conocer y reconstruir el pasado histórico; otras recuperan los
silencios o el lado oculto de la Historia, mientras que otras presentan el pasado
histórico documentado y conocido desde una perspectiva diferente,
de~familiarizadora.”~~

34 Johan Huizinga, El concepto de la historia. Trad. Wenceslao Roces, FCE, México, 1994, p. 49.
35 María Cristina Pons, Memorias del olvido. Del Paso, Garcia Márquez, Saer y la novela histórica de fines
del siglo XX. Siglo XXI, México, 1996, p. 35.
36
María Cristina Pons, Op.Cit., p.16.

27
La cuestión es que en la novela histórica los hechos históricos que ya
pasaron por una primera selección -hecha por el historiador- son objeto deun
nuevo filtrado, pero ahora por parte del poeta. ÉI debe revisar, clasificar y
organizar qué hechos históricos (y ficticios) integrarán su obra, para de esta
manera cumplir sus expectativas. Ya que de eso dependerá que el lector logre
aprehender el mensaje o idea que yace en el texto.
Leer un texto de ficción es diferente a leer un texto histórico, eso no puede
dudarse, pero por la organización del discurso y los recursos de los que echa
mano el historiador un texto histórico puede dar la sensación de ser uno de ficción,
y viceversa porque:“ ...somos lectores de historia tanto como de novela(sic). Toda
grafía, incluida la historiografía, depende de un teoría ampliada de la lectura. De
ello resulta que la operación de implicación mutua antes mencionada, tiene su
asiento en la lectura...”37
Sabemos que al momento de tomar un texto de ficción de antemano se
acepta que el contenido de dicho texto no es parte de la realidad concreta, aquella
en la que vivimos los lectores; es producto dela imaginación del autor, parece
real, pero no Io es. Es una realidad para los personajes que actúan y habitan en
dicho texto; ellos sufren, experimentan, soportan, lo que el escritor pensó deberían
sufrir, experimentar, soportar. Pero, repetimos, si el autor consigue que los
lectores nos compenetremos en la lectura de su obra y venza nuestra reticencia
con la que iniciamos la lectura del texto, comprobamos que hemos eliminado las
distancias que habíamos impuesto entre la “realidad” del texto y nuestra realidad.
De la misma forma, si un historiador consigue introducirnos en el discurso que ha
producido sobre el pasado, en su historia, digamos que ha actuado cual si fuera
un buen narrador de ficciones. “Se puede leer un libro de historia como una novela
-dice el mismo Ricoeur. De este modo se entra en el pacto de lectura que instituye
la relación de complicidad entre la voz narrativa y el lector implicado. En virtud de
este pacto, el lector baja la Sin embargo, en lo concerniente a las
novelas históricas, el autor no espera tan sólo que haya una identificación,

” Paul Ricoeur, Tiempo y narración ZZZ, el tiempo narrado. Siglo XXI, México, 1996, p. 902.
38 Paul Ricoeur, Op. Cit,. p. 914.

28
también espera que el lector de antemano o en el proceso de lectura, perciba que
está frente a hechos que ocurrieron en el pasado, hechos que en su momento
fueron concretos. Y esto se logrará si el receptor tiene un conocimiento histórico
mínimo -en la mayoría de los casos. De esta manera, “Este contrato de lectura
genera en el lector una determinada predisposición frente al texto y provee las
pautas, o instrucciones que han de regular el proceso de lectura en la producción
de ent ti do.^'
Otro punto enel que también coinciden la Literatura y la Historia es el
relacionado con la realidad. Párrafos atrás mencionamos que para el discurso
histórico esta cuestión quedaba subordinada a la inteligibilidad; pero también se
debe admitir que si los sucesos de los que habla la Historia no hubieran ocurrido
en ella -en la realidad-, el historiador no tendría material al cual darle sentido. No
se puede hacer inteligible a la nada.
Puede lograrse el efecto de realidad en el lector, eso ya se mencionó, pero
lo que se describe o relata en cualquiera de los dos textos --los literarios y los
históricos- no es la realidaden sí, se habla de ella, mas no se trabaja con ella. La
diferencia que podemos hallar entre ambos tipos de discurso en Io referente a este
punto, es que los históricos nos hablan de sucesos que en verdad ocurrieron, que
sí acaecieron en una fecha específica, con documentos o monumentos que
puedan c o m p r ~ b a r l o ;mientras
~~ que los de ficción hablan de hechos que
sucedieron en la mentedel artista.
Pero incluso con la diferencia que acabamos de anotar, ninguno de los dos
discursos trabaja con la realidad concreta; como lo menciona Barthes:
...en la historia “objetiva”, la “realidad” no es otra cosa que un significado informulado,
protegido tras la omnipotencia del referente. Esta situación define lo que podría llamarse el
“efecto de realidad” (...) es la propia realidad trasformada en significado vergonzante: el

39
María Cristina Pons, Op.Cit., p.29
40 Jorge Lozano llama “marcas de historicidad” a las herramientas que usa el historiador para comprobar lo
que dice: “ya hemos referido -dice Lozano- (...) las del tipo ‘yo he visto’ o ‘yo he oído de una persona
creíble que ha visto l o que yo refiero’ (...) El otro tipo resumido en la fórmula ‘he constatado estudiado en las
fuentes (...) (es el que) se impone comoel Único modelo que tiene validez universal.”, Jorge Lozano,Op.Cit.,
p. 128.

29
discurso histórico no concuerda con la realidad, lo Único que hace es significarla (el
subrayado es mío)...4’
Si la historia nos habla de un pasado, puede entonces hacer en su discurso
que una batalla ocurrida hace varios siglos tenga lugar nuevamente. También
puede conseguir que alguien, muerto hace mucho, “viva” otra vez; camine por los
mismos sitios que caminó cuando vivía: “Porque hablar de los muertos es negar la
muerte (...). por eso se dice que la historia ‘resucita’. Literalmente esta palabra es
un engaño, pues la historia no resucita a nadie...”42Sí “viven” los muertos gracias
a la historia, pero no es la vida de nosotros los que nos consideramos vivos, los
que leemos y “presenciamos” las acciones de los otra vez vivos. Por lo tanto, no
es la realidad.
En cuanto a la ficción, ella también puede hacer vivir a hombres, y a épocas
pasadas. Entre sus páginas también se puede librar una batalla e incluir
personajes históricos como protagonistas. En fin, puede hacer que “hombres” que
nunca existieron, “tomen vida”, sean parte de una realidad, la realidad que vive en
la literatura; realidad también ajena a nuestra realidad, la de los lectores. Pues
como señala Lozano: “...historia y novela, no hacen revivir. Lo vivido tal como sale
de las manos del historiador, no es Io que han vivido los actores”.43Todo el pasado
se puede recrear, pero únicamente en el discurso. La vida infundida a los muertos
es vida perteneciente sólo a las palabras, jamás vida literal.
Como conclusión, se puede añadir que un texto de historia puede ser
también un texto literario por la manera en que se nos presenten los hechos por
parte del autor.
Si en un pasado, como se vio con Heródoto, era opcional mezclar las dos
disciplinas, ya que podia darse el caso deser rechazado tal texto por incluir
“mentiras”, ahora es imperativo hacerlo porque: “Por una parte -el historiador- es
un narrador de hechos pasados (...), un narrador de historias, y quien no sabe
contar es un mal historiador, pero al mismo tiempo es un Entonces,

41
RolandBarthes,“Eldiscursohistórico”,en El susurro del lenguaje. 2”. ed.,PaidosComunicación,
Barcelona,1994, p. 171.
42
Michel de Certeau, Op.Cit., p. 63.
43 Jorge Lozano, Op.cit., p. 130.
44 Ibid.,p. 194.

30
las dos disciplinas conviven, se entrecruzan y se confunden; orilladas en muchos
casos de manerainvoluntaria.
Pensamos que lo hasta ahora dicho autoriza a los literatos a incluir hechos
históricos en sus textos -con ciertos límites-, a hablar de la Historia porque de
alguna forma darán unaversión del pasado.

31
2.2 Novela histórica

Entre las primeras interrogantes que surgen después de leer el título de la


investigación tenemos: ¿por qué La feria es una novela histórica?, ¿y en qué se
sustenta tal afirmación?
El porqué o las causas que creemos justifican dicho señalamiento
subyacen, en primera por lo que ya se ha tratado en “Literatura e Historia”. En ese
apartado se habló en general de la relación histórica entre ambas disciplinas; pero
también es imperativo ser más específicos. Así, como segunda justificación para
señalar que La feria es una novela histórica tenemos al aparato referencia1 de la
novela, que aunque en cantidad es mínimo, no por ello es irrelevante.
Si arbitrariamente dividimos la novela en tres partes, se aprecia que en los
primeros fragmentos o introducción se expone el problema que ha envuelto a
Zapotlán por tantos años, el problema de la tierra; en la segunda parte tiene lugar
el temblor, la confesión general y la organización de las fiestas religiosas de
octubre; en la última parte o conclusión observamos que lamentablemente el
problema territorial no se ha resuelto y que los festejos patronales han sido un
fracaso.
Las referencias históricas dela novela están distribuidas principalmente
entre la primera y última parte, pero ¿qué tiene que ver el que existan referencias
a determinados hechos históricos con el carácter de novela histórica; acaso no
existen novelas que tienen también entre sus páginas algunos pasajes, fechas,
personajes históricos, etc., y no son catalogadas como novelas de este tipo?, en
efecto, muchas novelas hacen eso, lo que se trata de explicar es que uno de los
requisitos -si nos guiamos por lo que señala el estudio de María Cristina Pons-
que debe llenar una novela para ser denominada histórica es su fundamento en la
de ahí la obligatoriedad de las referencias: “Un rasgo fundamental de la
novela histórica es que trabajan, ya sea en una relación de fidelidad o de

45
No vaya apensarse que la constitución de unanovelahistórica se basa tan sólo en el llenadode
determinados y rígidos requisitos, tal como si fuera una ecuación matemática; pues si así fuera ya estaríamos
plagados de relatos históricos. Un relato se erige como histórico porque cubre esos requisitos pero también,
por cierto toque “mágico” del autor, que al fin de cuentas es lo que organiza todo el material que conformará

32
infidelidad sobre un pasado histórico documentado (discursivizado en los textos
producidos por los historiadores, en los documentos mismos y en versiones orales
de testigos o participantes) e inscrito en la memoria colectiva”.46Creemos que La
feria es novela histórica porque se ajusta a los parámetros enunciados por Pons.
También creemos que cuando J.J.A. reunió cierta documentación conel fin de
sustentar su novela y darle un fondo de “verdad”, involuntariamente actuó como
historiador, porque al hacer un nuevo discurso con tales datos, al hacerlos
inteligibles, de alguna manera dio pie para pensar que el futuro de la Comunidad
Indígena de Zapotlán no sería muy promisorio, y mucho menos lo sería el
cumplimiento de sus exigencias; predijo un destino negativo para los indígenas, no
los de la ficción creada por éI mismo, sino los de la realidad concreta, esto Io pude
constatar personalmente:
AI entrevistar a algunas personas que estaban presenciando las peregrinaciones del
Santuario a la Catedral, ninguna de ellas (la mayoría de los entrevistados, si no todos,
rondaban los cincuenta años) supo decirme nada de los tlayacanques. Incluso alguno de
ellos me preguntó “¿Quiénes eran?”
De los entrevistados, un bolero que conoció a Juan José Arreola, me dijo que tenía
bastantes años dando grasa. Pensé que si tenía mucho tiempo trabajado en la plaza
habría, al menos, escuchado algo sobre los tlayacanques, mas no era así. “Fue en 1957
cuando llegué aquí”, me dijo. Han pasado casi cincuenta años, mas no ha oído
nombrarlos. AI parecer los tlayacanques no figuran en la sociedad de Zapotlán desde hace
mucho tiempo. 47

En este caso, J.J.A. se remitió al pasado para hallar una respuesta a su


presente, e implícitamente visualizar, a partir de lo analizado, el futuro; es decir, en
cierta forma hizo lo que realizan los historiadores: pensar en lo que vendrá a partir
de lo que ya fue y lo que está sucediendo.
Volviendo a lo indicado por Pons, repetimos, ella señala que una novela es
histórica por las referencias -valgala redundancia- históricas en las que se
apoya. Y ¿cuáles son esas referencias en La feria? Las referencias se enfocan o
tienen una relación con la disputa territorial entre indígenas y latifundistas, y nos

ese relato. El toque “mágico” del autor se estructura, entre otros elementos con su estilo, su creatividad, su
ingenio.
46
María Cristina Pons, OpCit,. p. 65.

33
las proporcionan los personajes y los documentos históricos insertos en la novela.
Las referencias no son creadas por el autor, son ajenas a éI -algunas provienen
de documentos históricos-, pero por ciertas técnicas, consiguen convivir con el
producto de la imaginación de este último.
Es importante señalar que la figura del narrador omnisciente ha
desaparecido casi por completo en esta novela, de ahí que el trabajo para el lector
se intensifique, ahora a éI le corresponde reflexionar sobre Io que esté ocurriendo
en la trama (este es uno de los rasgos de la Nueva Novela Histórica -según
Pons-, pero es interesante apuntar que J.J.A. no escribe La feria en la década de
los setentas, sino a principios de los a partir casi exclusivamente de Io
que los personajes mencionen.
El primer personaje que toma la palabra es Juan te pan^.^' ÉI enumera, sin
especificar fechas ciertas etapas de la historia de México. Si uno como lector tiene
un conocimiento mínimo de la historia de este país apreciará que Juan nos habla
de la época de la Conquista, de la Colonia y, de la fundación de Zapotlán (esta
referencia es local, por lo tanto es conocida por un reducido número de lectores):
Somos más o menos treinta mil. Unos dicen que más, otros que menos. Somos treinta mil
desde siempre. Desde que Fray Juan de Padilla vino a enseñarnos el catecismo, cuando
don Alonso de Ávalos dejó temblando estas tierras (...). Pero le fue mal y dizque lo
matamos (...)
Antes la tierra era de nosotros los naturales (...). Desde que los de la Santa Inquisición se
‘llevaronde aquí a don Francisco de Sayavedra, porque puso su iglesia aparte en la
Cofradía del Rosario y dijo que no les quitaran la tierra a los tlayacanques. (...). Lo cierto es
que la tierra ya no es de nosotros y allá cada y cuando nos acordamos. Sacamos los
papeles antiguos y seguimos dale y dale.

47 Victor Ríos, Reporte de la estancia de Zupotlún (19-2 1 de octubre del 2000), p. 6.


48
... esta nueva forma emergente de novela histórica no cristalizará,
LL
ni se definirá como tendencia dominante
del género (...) sino hacia la década de los años setenta y ochenta con la proliferación de las novelas históricas
contemporáneas. (...), si hablamos de “nueva” novela histórica, es decir, si percibimos una novedad en estas
novelas históricas de fines del siglo XX, es porque nuestro conjunto de expectativas o nuestro ‘pre-concepto’
del género se basan en la noción que se tiene de la novela histórica tradicional.”, María Cristina Pons, Op.
Cit., pp. 104-105; porciertospuntosquemásadelante se indicarán,aunquePonsnotomaencuenta ni
menciona al autor de La feria, se apreciará que esta novela tiene muchos rasgos que son distintivos de la
N.N.H.
49
En el apartado que se dedica a este personaje se explicará el carácter ambiguo de lo que enuncia, pues éI -
Juan Tepano- sustenta lo que dice tanto en documentos históricos comoen tradición oral.

34
“Señor Oidor, Señor Gobernador del Estado, Señor Obispo, Señor Capitán General, Señor
Virrey de la Nueva España, Señor Presidente de la República ... Soy Juan Tepano, el más

viejo de los tlayacanques f. 1)


...’I(

Una segunda referencia se haceen el fragmento 31, ahí el personaje-


enunciador (ya no es Juan Tepano) nos habla de dos hechos que tuvieron un
objetivo similar: reducir o intentar reducir el poder de la Iglesia: el movimiento
cristero -que sucedió entre años 26 y 29 del siglo xx-, y las Leyes de Reforma
(impuestas durante los gobiernos liberales del siglo XIX),
- La estatua de don Benito Juárez le da la espalda a la Parroquia desde el parque. Mírela
usted. Cuando los cristeros estuvieron a punto de entrar a Zapotlán, alguien dijo que la
iban a tumbar. Pero no se les hizo. Los beatos odian a don Benito porque les quitó las
propiedades a la Iglesia, pero se les olvida que ellos se aprovecharon de la situación,
comprando barato lo que llamaban bienes de manos muertas.
Sin duda, los dos ejemplos anotados nos hablan de la Historia, y no son
referencias que están desconectadas de la trama de la novela, sino que ocurre Io
contrario, gracias a estas referencias el texto adquiere consistencia, y pasa de ser
un sitio donde únicamente está presente lo literario a un texto donde la literatura y
la Historia conviven. Donde la ficción y la realidad interactúan.
Noé Jitrik indica que otro rasgo constitutivo de las novelas históricas es la
verdad, la verdad que emana de la Historia.50Aunque es imposible constatar
directamente si lo indicado por los documentos históricos ocurrió realmente -que
es verdad-, es lo Único que tenemos a la mano para comprobar que en realidad
tuvo lugar un o unos acontecimientos, de ahí que necesariamente debemos
confiar en ellos, a menos de que se tengan o encuentren otros medios que refuten
lo dicho en los primeros. Sería entonces confiar en algo relativo, mas, ¿no es lo
que siempre ocurre con todas las ciencias: tomar ciertas leyes como válidas hasta
que llega una nueva a destronarlas con postulados y teorías más adecuadas al
objeto de estudio?
~ ~~~

50 ‘c.
de qué verdad setrata para la novela histórica? Pues de l a que la historia, como disciplina quetiende a
L...
reconstruir los hechos, ofrece para respaldar la novela (...). Esto significa que se considera que la historia es
una reunión orgánica del pasado y se le atribuye, en este marco, determinada racionalidad (...), y, a su vez, la
racionalidad histórica va a entrar a la novela como su fundamento mismo (...); en otras palabras, la verdad
histórica constituye la razón de la novela histórica que, en consecuencia, no se limitará a mostrar sino que

35
De este modo se observa que las referencias históricas son parte esencial
de las novelas históricas porque a partir de su inclusión en éstas el lector percibe
la verdad, una verdad relativa, porque la novela al darle movilidad a los hechos
que ocurrieron en un pasado no hace que sucedan de nuevo, y menos que tengan
lugar en el mismo contexto. La novela les “da vida” en un espacio distinto, quizá
no los modifica, pero ya no son los mismos. Es tan sólo una ilusión decir que
ocurren nuevamente, no lo hacen, porque todo a su alrededor ha cambiado, y no
ocurren de nuevo porque son dos cosas distintas las acciones que las referencias
a ellas, el símbolo al objeto en sí. No es lo mismo un dato que es parte de una
crónica (un documento que se sabe netamente histórico), que este mismo dato en
un cuento, una novela o incluso un poema.
¿Cuál sería la razón por la que Arreola compuso La feria; no se habían
creado ya otras novelas que hablaran sobre el pasado, sobre la Revolución
mexicana, el problema de las tierras o la Iglesia? ¿Era necesario abundar en ese
tema?
Pons explica claramente la razón de ser de las N.H.: los autores escriben
este tipo de novelas por un motivo político, no es por moda, tiene que ver también
la cuestión ideológica, con el contexto desde donde se escribe: “...la escritura de
novelas históricas no es una actividad puramente literaria y mucho menos
inocente como tampoco es inocente la escritura de la Hi~toria.”~’
¿Eso quiere decir que Arreola recopiló, organizó, construyó una trama y le
otorgó vida a distintos personajes para manifestar su posición respecto a un tema
que lo atraía, no únicamente por una cuestión artística? En pocas palabras eso fue
lo que ocurrió. Aunque el presente estudio no quiere bucear en el mar de motivos
que pudohaber empujado a J.J.A. a escribir La feria, se considera necesario
señalar que de una u otra forma, como señala nuevamente Pons, la crisis del
mundo, de la cotidianidad, permeó en los autores de la N.N.H. y esto fue uno de
los motivos que orilló a los autores a volver la vista a la Historia, a cuestionarla y a
jugar con ella:
~~~~ ~

intentaráexplicar.” Noé Jitrik,Historiaeimaginaciónliteraria, Las posibilidades de un género. Editorial


Biblos, Buenos Aires, 1995, p. 12.
5 ’ Ponds, María Cristina, Op.Cit., p. 19.

36
La novela histórica de fines del siglo xx se incuba al calor de la desazón de la gesta
libertadora de los años cincuenta y sesenta (...)
Si el decenio de1970 es para América Latina la década de la crisis política, el decenio de
1980 es el de la crisis económica (...), este periodo se va a caracterizar, en el mundo (...)
proceso
por
un de homogeneización o des-diferenciación por la creciente
transnacionalización de la economía, la política, la cultura por
y un proceso de
heterogeneización de las resistencias de los movimiento sociales ...” 52
En el caso de Arreola, fue una crisis local. Como lo ha señalado muchas
veces, Zapotlán, el lugar donde nació, siempre ha sido importante para éI, por lo
cual debíahacer algo para que le fueran devueltas las tierrasa sus legítimos
dueños. Lo que hizo fue denunciar tales injusticias a través de su novela, para ello
tuvo quehacer la “microhistoria” de Zapotlán, historia que de algunamanera
estuviera inscrita en la Historia de México, quizá con la idea de que la palabra
escrita tiene un gran poder; esto lo constatamoscon palabras del hermano del
autor, el maestro LibradoArreola:
Cuando los problemas sobre el reparto de tierras en Zapotlán se agudizaron, los indígenas
y sus líderes acudieron a Juan José. Sabían que era una persona integra, por eso le
mostraron los documentos que avalaban la posesión de los terrenos que en ese entonces
les estaban arrebatando varias personas ricas del pueblo. También sabían que éI podía
ayudarlos. Y así los hizo.
Varios de ellos fueron a la ciudad de México, y con Juan José como su representante
pidieron una cita con el presidente, que en ese entonces era López Mateos. ÉI los recibió.
Juan José le explicó la causa de su visita; le dijo que representaba a los indígenas de
Zapotlán; también le explicó que la razón del conflicto la tenían éstos porque prácticamente
habían sido robados. AI final López Mateos les respondió que no podia ayudarlos, ya que
si lo hacían en Zapotlán, en muchos lugares de México tendrían que hacer lo mismo, no
sólo en Jalisco; y eso era imposible. Había muchos intereses de por medio y no se podían
tocar.
En verdad quería ayudar Juan José a los tlayacanques, y la manera como lo hizo fue con
la escritura, con la denuncia de esos hechos en La feria. Se auxilió de los documentos que
les había expedido Porfirio Díaz a éstos ... 53

Por lo anterior “escarbó” el problema hasta sus orígenes, más allá incluso
de la Historia documentada, hizo una labor de detective, como éI mismo señala:

37
Llegue a hablar con diversas personas, importantes o pintorescas, y reproduje sus
palabras (...); también me serví de trozos de cartas y de párrafos del periódico local.(...)
Aquí mismo conviene aclarar que también me serví de documentos antiguos, de pasajes
bíblicos y de los evangelios apócrifos. El propósito de estas inclusiones es el de dar un
trasfondo histórico a los hechos y las palabras
Regresando a los rasgos en los que se apoya la idea de que La feria es una
novela histórica, tenemos ahora la actitud del receptor. El lector juega un papel
importante porque a partir de éI, de su posición frente al texto, la novela puede ser
tomada notan sólo como un conjunto de sucesos ficticios, sino como una
estructura donde conviven sucesos ficticios (nunca sucedidos en la realidad
concreta) con sucesos pertenecientes al mundo de la realidad concreta (aquellos
que sí ocurrieron, que no son producto de la mente de algún poeta); como un
espacio donde se reviven hechos ya acaecidos, donde se recree algo del pasado
no
y se entreguen un listado de fechas, una y es que debe pensarse
que la mayoría de los lectores toman una novela no pensando si el texto es
histórico o si leva a enseñar algo útil para su vida, recurre a las novelas
principalmente para recrearse.
Para seguir explicando esto debemos tomar en cuenta lo que se indicó en
“Literatura e Historia”: es muy importante la manera en que el autor estructure su
texto y los recursos que utilice, porque a partir de eso se alcanzará una
identificación entre el lector y Io que se señale en la obra, sea un estudio histórico
o una narración de hechos ficticios. Además, si no existiera un emisor que supiera
formular y estructurar con precisión los hechos de un determinado texto, no
existiría ninguna identificación entre el lector y la obra. Dicho en otras palabras, es
importante la presencia de los dos involucrados en el circuito de la comunicación:
el emisor (autor) y el receptor( lector).
Pero lo arriba anotado no es simultáneo, primero debe estar bien escrito un
texto, para que después venga la identificación, por ello mismo indica Pons que

54 Emmanuel Carballo, Protagonistas de la literatura mexicana. Ediciones del ErmitafioiSEP, México, 1986,
PP. 485-486.
SS6‘
...el lector, ante una novela histórica, espera convencionalmente una cierta fidelidad delas fuentes porque
estas novelas son ciertamente históricas. Pero, por otro lado, el lector también espera un cierto grado de
invención en tanto que toda novela histórica es novela.”, María Cristina Pons, Op.Cit., p. 68.

38
del lector no depende el que un texto sea o no histórico. Depende principalmente
de la forma de escribir:
...la novela histórica no sólo es manera de leer(sic) sino también una manera de escribir; la
novela histórica trabaja con un pasado documentado e inscrito en la memoria colectiva.
Una de las características de la novela histórica es justamente que cuenta con un mínimo
de conocimientos histórico del lector. Si el lector no reconoce como histórico un evento que
se incorpora en la ficción (...) eso no significa queel acontecer histórico que es
ficcionalizado no esté presente en el mundo ficticio del
Una Última característica que considero importante de La feria es el uso de
documentos. Juan José Arreola se basó, como lo señala la cita No. 54, en
documentos que le proporcionaron los tlayacanques donde demostraban que eran
los dueños de las tierras por las que peleaban; también seapoyó en cartas
antiguas, documentos referentes al movimiento cristero, testimonios orales sobre
la Revolución, en los Juramentos que se conservan en la Catedral de Zapotlán,
etc.
Creemos, por Io ya señalado, que La feria es una novela histórica. Incluso
pensamos que por labor desempeñada por J.J.A. -al momento de reunir el
material que constituyó su novela-, que puede ser tomado como un historiador,
específicamente microhistoriador, como yase dijo, porque se inclinó por un
problema local y aislado: por los problemas cotidianos de un población de
provincia; por una disputa de tierras entre indígenas y burgueses, en apariencia
sólo relevante para los mismos participantes. Se observó, y ahora se observa de
manera más acentuada (principios del siglo XXI) gracias a los movimientos
indígenas en casi todo México (por las exigencias de justicia por parte de &tos de
que sean reconocidos sus derechos), que el autor de La feria buscó sacar a la luz
-de la misma forma en que lo hizo Walter Scott-, la “esencia de toda una época”:
“...la esencia de la época misma sólo puede hacerse patente si se plasma la vida
diaria del pueblo, si se da forma a las penas y alegrías, a las crisis y confusiones
del hombre medio.”57

56 Ibid.,p. 70.
57
George Luckács, La novela histórica. Biblioteca Era, México, 1977, p. 40.

39
Hasta este momentovimos de maneramuy escuetael papel de los
documentos y referencias históricas, pero más adelante abundaremos en ello,
debido a que son un eje importante en el cual apoyaremos nuestra investigación.
Porahora debemos pensar que el lector, comoya se dijo, esun elemento
esencial, pues de éI
dependerá
que se concluya la identificación arriba
mencionada, y también de éI dependerá que la Historia que reside en la novela
tome forma.

40
2.3 Cuáles son los hechos históricos

Lo que el hombre va acumulando en su mente a lo largo de su vida es un


conjunto de situaciones, de imágenes, de frases, de palabras, etc., que han sido
relevantes para la conformación de su personalidad, a pesar de que muchas de
esas situaciones no hayan sido agradables.
De los cientos o miles de situaciones vividas, sólo una porción de ellas ha
sido archivada en el cerebro; esta porción se conserva porqueha tenido un
significado. Dicho trabajo mental es realizado casi siempre de forma inconsciente;
y esto ocurre porque no podemos llevar un registro y un control que nos indique
qué es susceptible de recordar y qué no lo es.
Quizá lo mencionado anteriormente seamuy obvio, peroes importante
indicarlo para acercarnos al terreno de los historiadores. Es relevante para
comprender la manera en que seleccionan su material.
Los historiadores actúan, al momentode escoger los hechos quecreen
adecuados,de la mismamaneraque cualquier hombre con respecto a sus
recuerdos, sólo queen este caso es imperativo hacer tal selección de manera
sistemática.
Ahora bien, pasemos al material con el que trabaja el historiador. ¿Qué es
lo que reúnen Io historiadores?¿Lo hacen de manera idéntica a la de cualquier
hombre en lo concerniente a sus recuerdos? ¿Seleccionan Io relevante para ellos
como individuos sin tomar en cuenta otros factores?
El material con el que se enfrentan los historiadores debe ser importante no
únicamente para un individuo, debe serlo para todo un grupo social. De ocurrir lo
contrario, la materia primacon la que estuviera trabajando este sujeto, sería un
conjunto depurasy simples anécdotas, relevantes sólo para el involucrado en
ellas. Y este actuar, sería contrario a la opinión de Carr, quien aduceque los
ingredientes con los que trabaja el historiador se distinguen por su carácter social,
es decir, son conocidos por diversos sujetos: “existen hechos básicos que son los

41
mismos para todos los historiadores y constituyen, por así decirlo, la espina dorsal
de la historia.”58
Son los hechos históricos los ladrillos que escogen los historiadores para
trabajar. Una de sus características es entonces, que deban en cierta medida
haber alcanzado el consenso de otros historiadores (que no sean conocidos por
un solo sujeto; es decir, un ser aislado)
Certeau nos dice que la época contemporánea tiene una gran ventaja al
compararla con las épocas pasadas en lo concerniente a la historiografía, porque
los historiadores trabajan con más libertad en la recolección de sus datos: “Ya no
es posible concebir la escritura de la historia hecha para agradar al príncipe pues
ahora la escritura y el mismo interés público salvaguardan la intromisión de esta
i n f l ~ e n c i a ”estamos
;~~ ante una historiografía creada a partir de las exigencias de
la época, y del mismo historiador, porque antes de ser historiador es humano, su
subjetividad también interviene en la recolección y selección de los hechos, es
decir, selecciona aquello que cree relevante, y por lo tanto, elimina el modelo ideal
de historiador que propone Huizinga, porque en todo lo que el hombre hace, va
incluido algo de su espíritu.
Es verdad que a la Historia se le considera como una ciencia; y también es
cierto que una característica de toda disciplina científica es la búsqueda, por todos
los medios, de la objetividad, pero, jacaso los científicos -de cualquier ciencia- al
momento de entrar en un laboratorio, una biblioteca o algún otro sitio donde
trabajen, logran desprenderse o mantener congeladas sus ideas, creencias,
convicciones, etc., para después -de terminada su labor- “ponérselas”
nuevamente?
Los hechos históricos liberados dela opresión del poder, como dijimos
párrafos atrás, tienen algo del sujeto que los selecciona (a pesar de las ideas
ortodoxas de HuizingaG0)porque:
Laaccióndel sujeto sobreel conocimiento es inevitable (...), sibienla tendencia a la
objetividad del conocimiento no puede consistir en la eliminación del factor subjetivo, debe

’’ Edward Hallet Carr,


¿Qui es la historia? Trad. Joaquín Romero Maura, Planeta Mexicana, México, 1993,
p. 14.
Michel de Certeau,Op.Cit., p. 24.

42
ser realizada por y en la superación del factor subjetivo, de sus manifestaciones concretas
y de las deformaciones que produce ...”
Pero aunque alabemos la época en que nos encontramos en cuanto a la
recolección de los hechos históricos, seguimos padeciendo lo mismo que
padecieron los antiguos historiadores: la sombra del sistema de valores vigente.
¿Porqué se señala que es un padecimiento, acaso es un error el tener
valores?: no, no debe tomarse tal aseveración de esa forma pues los valores son
necesarios; el problema es el cambio de valores, pues al hacerse el tránsito de
épocas, las opiniones que en tal pasado eran correctas, al ser analizadas desde
un nuevo sistema de valores secomprueba que no lo erantanto. Y lo mismo
ocurre con los hechos históricos. Elproblemaque se desprende del cambiode
valores es el siguiente: al analizar determinados hechos pasados los analizamos
según nuestra visión de épocaI6*no “nos ponemos en sus zapatos”, nuestra óptica
es la predominante. Con seguridad, gracias a eso se han perdido a lo largo de los
siglos miles de datospor ”no ser importantes” y sí “descartables”. Carr opina sobre
esto que:
Cuando tratamos de conocer los hechos, las preguntas que planteamos, y por lo mismo las
respuestas que obtenemos, vienen inspiradas por nuestro sistema de valores. Nuestra
idea de los hechos de nuestro mundo ambiental está moldeada por nuestros valores (...); y
esta imagen que nos hacemos es uno de los hechos importantes que debemos tomar en
cuenta. Los valores penetran en los hechos y son parte esencial de ellos. Nuestros valores
son parte esencial de los instrumentos de que vamos provistos como seres humanos.‘j3
Entonces las alabanzas o críticas a la época en que vivimos probablemente
en un futuro se truequen en burlas, en admiración, en asombro, etc.
Vemos que los hechos históricos necesariamente deben ser aceptados por
más de un historiador para ser elevados a la categoría de hecho, de lo contrario
sería más bien una anécdota. Los hechos históricos, aún tomando en cuenta lo
anterior, también son seleccionados por el historiador de manera subjetiva por la

‘O Supra., p. 20.
6’ Adam Shaff, Historia y verdad. Trad. Ignasi Vida1 Sanfeliu, Grijalbo, México, 1974, p. 344.
h2Edward Hellet Carr nos da un ejemplo acerca del cambio de perspectivas por los valores predominantes y
dice: “Tómese (...) en consideración los hechos históricos que han hecho que se considerasen generalmente
inmorales en el último siglo y medio la esclavitud, la desigualdad racial o la explotación del trabajo infantil,
que fueron todas en algún tiempoalgo moralmente neutro o respetable.” Edward Hallet Carr, Op.Cit., p. 176.
Ibid., p.177.

43
imposibilidad de escindir objetividad de subjetividad. Tampoco se debe olvidar que
los que ahora son hechos históricos, en otro tiempo no lo serán.
El problema que debemos resolver en los siguientes capítulos, reside en la
incorporación de los hechos históricos que hay en La feria. Y es que, como se
sabe, un producto literario -un poema, un cuento, una novela- es por
antonomasia, una manifestación de los sentirnientos e ideas del autor, desu
espíritu, de ahí que los hechos históricos que habitan en la novela hayan pasado
por un doble proceso de subjetividad: el primero, hecho por el Arreola historiador
(más adelante se explicará por qué) que sustenta el aparato histórico de sus texto
con documentos que se refieren a un momento específico del pasado; el otro
proceso, es el realizado porel Arreola artista, que estructuró esos hechos
buscando no apagar lo artístico de su texto.

44
2.4 Los hechos históricos que se relatan en La feria

Roland Barthes explica que el discurso histórico tiene una particularidad: no


habla de lo no sucedido, es asertivo. El historiador enuncia en sus textos aquello
que ocurrió: “El estatuto de un proceso puede ser asertivo, negativo,
interrogativo.(...), el estatuto del discurso histórico es asertivo, constativo, de una
manera uniforme; el hecho histórico está lingüísticamente ligado a un privilegio del
ser: se cuenta lo que ha sido, no lo que no ha sido o lo que ha sido dudoso. En
resumen, el discurso histórico no conoce la negación.”64¿Pero, nose había
explicado anteriormente (en el apartado ‘‘¿Qué son los hechos históricos?”) que al
escoger los hechos históricos el historiador decidía cuáles eran factibles de
pertenecer a su corpus y cuáles no?, en efecto, el investigador tiene una libertad
(relativa) en la selección, pero eso no significa que le esté permitido introducir
hechos falsos, no acaecidos; digamos que por ética no debe colocar aquello que
no haya sucedido, que no se sustente en documentos, monumentos, indicios, etc.,
que comprueben su legitimidad.65
La feria es en sí un texto literario, ficticio, mas, también tiene entre sus
páginas referencias a ciertos hechos históricos. Es precisamente esta
característica la que nos orilla a pensar en el estatuto de novela histórica de esta
novela, pues, como ya se señaló en otro subcapítulo, las novelas históricas lo son
por el hecho de referir hechos extraídos de un registro del pasado -hechos
históricos; fragmentos que son en sí la materia con que está construida la Historia.
¿Mas, cómo comprobar la veracidad de los hechos que refiere La feria? En
algunos casos, el lector dueño de un conocimiento histórico mínimo, inferirá que el
texto le habla sobre ciertas épocas importantes para México como lo son la
Colonia, la implantación de las Leyes de Reforma durante el siglo XIX, la
Revolución, yel movimiento cristero; pero en otros, será necesario buscar

64
Roland Barthes, Op. Cit., p. 17 l .
65 “Lahistoriografiaintenta,apartir de estos restosfragmentarios,reconstruir la relaciónde los aconte-
cimientos. Pero en tanto que las referencias a las fuentes son verificables, la combinación e interpretación de
los fragmentos queda en gran medida al arbitrio del investigador”, Jorge Lozano, Op.Cit., p. 62.

45
documentos donde se citen tales hechoscomo serían los que hablan sobrela
historia de Zapotlán.
Es muy probable que por el nuevo contexto donde reposan estos hechos -
la novela-, el lector dude acerca de la veracidad de estos, y más aún porque casi
siempre se ha considerado el término novela como sinónimo de ficción. Mas, al
remitirnos a algunosdocumentosdescubrimos que, por muy cuestionables que
parezcan, los hechos en realidad sucedieron, y provienen tanto de documentos
históricos, como de la tradición oral.
Ahora, ¿cómo discernir entre los hechos históricos y los que no lo son, si
casi todos están enunciadosen presente, dando pie para creer que todos los
personajes que noshablansoncontemporáneos, generando así una dificultad
para identificar cuáles hechos son históricos y cuáles ficticios? AI no distinguirse
en la novela, con marcas tipográficas o de cualquier otra indole, los hechos
históricos de los otros acontecimientos novelados -los ficticios-, se les dauna
misma jerarquía, además de que nos hablan desde un mismo tiempo, el presente;
Poot Herrera dice acerca de esto:
El pasado histórico simula un presente, y el presente actual asume su propia temporalidad.
Sin embargo, este juego de presentes en la historia y en la escritura pone en su lugar cada
uno de los acontecimientos y, de este modo, logra vislumbrarse una sucesión detrás de la
simultaneidad que muestra causas y efectos, coincidencias y contrastes, y, más que nada,
una visión que descubre y sabe diferenciar Io inamovible y lo cambiante para ponerlos a
funcionar en un juego dinámico de temporalidades.66

Como ejemplode ello veamosunhecho-que fueextraído del primer


Juramento que se le hizo a San José en el año 17496.7:
Y o , Don Joseph Rea y Monreal, Alcalde Mayor por su Majestad de esta Provincia (...),
certifico y doy fe en cuanto puedo, debo y el derecho me permite, que el tenor del escrito y
escritura de Jura de Patrón de este pueblo contra los terremotos (...) : en el Pueblo de
Zapotlán, en catorce días del mes de Diciembre de mil setecientos cuarenta y nueve
años ... (f.22)

66
SaraPoot Herrera, Un giro en espiral. El proyecto literario deJuan José Arreola. Universidad de
Guadalajara, Jalisco, México, 1992, pp. 178-179.
67 Este fragmento es parte del primer Juramento que se hizo en Zapotlán al elevar a San José como protector
delpueblocontralostemblores;fuereproducido en Juan S. Vizcaíno, La feria de Zapotlán,Archivo
Histórico Municipal de Zapotlán el Grande, Jalisco, 2000, p. 7.

46
Se aprecia que la flexión verbal se realiza en presente, y aunque especifica
desde
qué
año está hablando, de alguna
manera parece que es un
contemporáneo del resto de personajes de la novela.
Laidentificación de casi todos los hechos históricos de La feria, estará
determinada por la relación que tengan con el problema de la repartición de tierras
entre los indígenas de Zapotlán y los terratenientes del mismo.
Como ejemplo de estoubiquémonos en el terreno religioso.
La causa por la que comenzamos con este tipo de hechos, se debe sobre
todo a que la feria -una manifestación religiosa- es el contexto en el que germina
todo el conflicto territorial. Sepodrá aducir que si el conflicto nace desdela
Colonia, por qué se señala que el festejo a San José lo acoge si tales festejos son
posteriores por lo menos dos siglos. No nos referimos a ese aspecto. Decimos que
el festejo anual acoge este problema pero nos estamos refiriendo al festejo que se
realiza en el tiempo donde tiene lugar el temblor (f.129) que obliga al pueblo en
general a arremolinarse en la iglesia para confesarse (f.135); y es que desde este
año donde Juan Tepano, Odilón, doña María la Matraca, don salva, don Fidencio,
la poetisa Alejandrina, don Abigail, etc., nos hablan. Y también es este año donde
se concentran las peticiones de Justicia por parte de los indígenas; los anónimos
que se mandan ciertos terratenientes para infundir miedo; las amonestaciones del
rey para algunos personajes que no especifica(285). E igualmente en este año las
ansias de los indígenas se ven frustradas. Es por así decirlo, un año donde lo que
sucedió en el pasado “vive de nuevo”, pero enmarcado en la organización de la
feria anual a San José; esta última es el contexto por donde caminan casi todos
los personajes. Por lo cual creemos imperativo tomar los hechos históricos que
hablan sobre ella, hechos que señalan el porqué se instituyó:
Señor San José llegó a Zapotlán de un modo muy humilde y muy misterioso. Acompañado
por la virgen y a lomo de mula.
Un arriero pidió posada en la Cofradía del Rosario el año de Gracia de 1745. No se supo
de dónde venía ni para dónde iba. Descargó dos bultos largos y estrechos como ataúdes.
Se acostó para descansar y no se levantó (...)
Pocos meses después, los frailes decidieron abrir los bultos. Aparecieron las benditas
imágenes y fueron llevadas en triunfo a la Parroquia... (f.21)

47
Los documentos históricos especifican bien a qué clase de relato pertenece
esta cita: a la tradición
Por la tradición se sabe que por el camino real de Colima llegó a la antes estancia de
Zapotlán, la Cofradía del Rosario(...) un desconocido caminante, arriando una mula con
dos cajones, pidió hospedaje en la posada, descargó al cuadrúpedo y se dio al descanso.
El ignoto viajero tal vez cogió en el camino alguna enfermedad de cuidado que lo obligó a
dejar encargados los cajones para ir a buscar alivio a algún pueblo cercano. (...) la
misteriosa carga y la mula quedaron abandonadas en la Cofradía, porque éI jamás
volvió...69
Lo que sigue de la narración es similar a la que está en la n ~ v e l a ~ ~ (eso
por
mismo no se anotó).
Un hecho se clasifica como histórico si importa a una comunidad y si es
relevante para ésta: “...Cualquier hechopuede ser ascendido a la categoría de
Lo sucedido
hecho histórico después de comprobar su relevancia e imp~rtancia.”~’
con Señor San José en sus inicios fue importante desde la óptica espiritual, quizá
por ello pudiera pensarse que no tiene influencia en otros ámbitos de la vida de un
pueblo, pero si se piensa que el aspecto religioso es y ha sido un eslabón en el
desarrollo de un gran número de grupos sociales nos parece necesario tomarlo en
cuenta; y creemos que es imprescindible porque con el paso de los años se reveló
como un aspecto importante no sólo en Io subjetivo, sino también en lo
En este momento es importante recordar lo indicado en “El concepto de feria”; ahí
seseñaló que entre las características principales deuna feria sobre salían su
carácter religioso y económico;en este caso comprobamos que la novela se
ajusta muy bien a esas características. En ese capítulo se remarcó la importancia

6x L a definición de tradición oral se da en“La oralidad”


Esteban Cibrián Guzmán, Origen de la Feria de Zapotlan el Grande. Impreso en Talleres Linotipográficos,
Guadalajara, Jalisco, 1973, p. 27.
7 0 L a versión que maneja Juan S. Vizcaíno, el cronista actual del poblado, es la misma que l a de la novela de
Arreola. Juan S. Vizcaíno, Op.Cit., pp.18-19.
7’ Edward Hallet Carr, Op.Cit., p. 138.
’*En sus primeros años, la organización de los festejos no teníacontemplado el despilfarroeincluso lo
condenaban. El “Testimoniode la Ratificación del (primer)Juramento” en 1806, nos dice respecto a los
gastos excesivos: “Que ninguno de los Mayordomos electos por Sorteo (...) se pueda exceder en el gasto de l a
función, en más de treinta y sinco pesos (sic), que se han regulado para ella, destinados al ímico y Santo fin
del culto divino, sin que seconsientanotrassuperfluidades,comocombites,banquetes,corridas de
Toros, etc: que tal vez ocasiona muchos pecados ...” Esteban Cibrián Guzmán, Op. Cit., p. 42.

48
del aspecto religioso en una feria, porque esto justificaba el exceso y ciertos
privilegios en dichas celebraciones; tal como lo dice alegremente un personaje :
Y nosotros salimos ganando porque la feria de Zapotlán se hizo famosa por todo este
rumbo. Como que no hay otra igual (...). Llegan de todas partes (...). En todas las casas
hay parientes de visita y duermen de tres a cuatro en cada pieza. Los corrales se vacían
de gallinas y guajolotes. Y no hay puerco gordo, ni chivo ni borrego que llegue vivo al día
de la Función ...” (f.26)
Otro hechos de gran relevancia y que deben observarse con detenimiento
tiene que ver con el papel de los tlayacanques. En la novela se nos dice que ellos
han sido desde hace mucho tiempo los representantes de la Comunidad indígena;
también se explica de maner muy escueta lo que cada uno de ellos hacía:
- Desde que yo tengo uso de razón, siempre hemos sido cinco los tlayacanques y cinco
los tequilastros, que son nuestros segundos. Tal vez por eso eran cinco, y siguen siendo
cinco, las cofradías antiguas (...).Cada tlayacanque tenía que ver desde el principio por
una cosa distinta, y se ocupaba de iglesia, de autoridad civil, de comercio, de tránsito y de
obras para el beneficio común. (f. 42)
La presencia de tales personalidades también entra en la clasificación de
hechos históricos, ¿pero por qué, si ellos no son acontecimientos?, es cierto, sin
embargo su participación fue importante para el desarrollo o la concreción de
ciertos hechos, de ahí que creamos indispensable observarlos. También
pensamos que se les debe dedicar un espacio porque a partir de su actuación
frente a los indígenas y los españoles se puede comprender más claramente la
conformación de las sociedades que en la actualidad viven en esa región de
Jalisco.
Una duda que puede surgir respecto a estos personajes tiene que ver con
el autor: ¿este último no habrá modificado, e incluso invertido, las
responsabilidades de los tlayacanques, atribuyéndoles otras nuevas?, la repuesta
es negativa, y la confirmamos con lo que dice Lemeiras Olvera:
Derivado formalmente de un cargo prehispánico, el de flayacanqui fue adoptado por los
organizadores de la colonización e instituido en Tuxpan y otras poblaciones del sur de
Jalisco para encabezar los barrios indígenas (. . .)
Como cabeza de barrio, en el caso de Tuxpan y Zapotlán, y probablemente en el de otras
poblaciones de la región, el cargo suponía el ocuparse, como primer responsable, de los
asuntos religiosos y civiles de la vida comunal: del ceremonial y del ritual de las fiestas

49
anuales (.. .); de la organización del trabajo y de las obras para beneficio común y,
probablemente, de la distribución de algunos productos (...)
Originados enlas elites de los caciques prehispánicos o llevados al frente de las
parcialidades (. . .), este tipo de autoridades más la de los alcaldes y los viejos o
Tehuehueye, realizaron pronto el papel de intermediarios entre sus subordinados y la
sociedad externa, la no indígena.73
Pensamos que la razón por la que el autor coloca o resucita ciertos
acontecimientos es para legitimar la lucha indígena; y es que si vemos con
detenimiento las referencias, citas y sugerencias de determinados hechos
históricos, notaremos que están orientados a apoyar a los naturales de Zapotlán.
Además resulta imperativo no ignorar los lugares estratégicos donde éstos son
colocados.
En las primeras páginas de La feria está el mayor número de hechos
históricos; Juan Tepano hace un recorrido sintético a través de la historia desde el
origen de Zapotlán hasta las primeras décadas del siglo xx, siempre hablando de
la pugna territorial; la porción de una carta explica algo de estos hechos injustos
en el fragmento 34; en el número 37 apreciamos algo referente a la lucha de los
indígenas por la devolución de sus tierras y su relación con el movimiento cristero:
”...nos dieron la razón, pero no la tierra (. . .). El pleito se paró en 1909 porque vino
la revuelta y luego los cristeros y otros tantos trastornos.. .”. Este movimiento
armado propugnaba, a rasgos generales, por no tomar en cuenta ciertos artículos
de la Constitución. Como vemos en este caso, los hechos referidos en La feria nos
hablan simultáneamente de la historia local (la microhistoria de Zapotlán) como de
la historia más amplia;74más adelante se habla nuevamente, aunque sólo sea de
forma sugerida, de ese movimiento:” ...fue un año de mucha seca. Desesperados
ya de que no lloviera, sacamos al Santo Patrón sin permiso de las autoridades. Ya
saben, nosotros siempre hemos sido muy creyentes ...Un Coronel que era Jefe de
Plaza nos llamó la atención porque estaba prohibido sacar al Santo.” (f.45).

73 José Lemeiras Olvera, “De poseedores de tierras a promotores de santos, La cambiante sociedad indígena
deTuxpan, Jalisco”,en ler.Encuentrode investigación jalisciense economía y sociedad, Guadalajara,
Jalisco, 1981, pp. 2-3.
74 <<
...p uede decirse que La feria es la microhistoria de Zapotlán que muestra hacia el exterior la vida de un
pueblo, incluso en sus minúsculos acontecimientos de cada día (...). Por otro lado, se mira cómo influyen los
momentos históricos nacionales en el pequeño espacio pueblerino.” Sara Poot Herrera, Op.Cit., p.173.

50
Zapotlán se vio afectado en gran medida por esas luchas religiosas; y Io podemos
comprobar a través de lo que señala un acta del Archivo Municipal. En ella se
hace patente elfervor de los pobladores de Zapotlán hacia la religión cristiana. Por
Io cual, es evidente que en realidad el movimiento cristero creó un paréntesis en la
vida del pueblo, incluyendo sus problemas de tierras.75
Y en las últimas páginas, casi en el momento en que el último castillo iba a
ser quemado, se levanta molesta la voz del rey:
Quiero que me deis satisfacción a mí y al mundo del modo de tratar estos mis vasallos ... Y
tengo de mandaros hacer gran cargo de las más leves omisiones en esto, por ser contra
Dios y contra mí, y en total ruina y destrucción destos(sic) reinos, a cuyos naturales estimo
y quiero que sean tratados como lo merecen vasallos que tanto sirven a la monarquía y la
han engrandecido y lustrado. Yo el Rey. (f.285)
Sara Poot nos indica algo respecto a esta cita:
Todos estos documentos del siglo XVI que aparecen en La feria: denuncias, actas,
lamentaciones, quejas y reproches, convergen en uno último, del siglo XVII, que es el que
más fielmente se reproduce en la novela (...). Se trata de un escrito que el rey de España
escribe en 1632 acerca de la situación de los indios.. .76
Como ella menciona,nose modifica en absoluto eltexto, Io quenos
interesa resaltar de esto, es que es en sí una muestra de que La feria sí se apoya
en documentos históricos, y por lo tanto, en hechos que ocurrieron en un pasado
de la realidad concreta
Los hechos históricos o referencias históricas enmarcan el desarrollo de la
nuevadecepción de los indígenas. Yahemosseñalado que son pocas las
referencias, pero no por ello son descartables.
Como se vio en los ejemplos, la novela acoge varios acontecimientos
sucedidos enal pasado.Aquísemencionan sólo algunos: la llegada de las
imágenes religiosas a Zapotlánsobre las que se fundan las festividades de
octubre; el movimiento cristero y su repercusión en la vida de Zapotlán; la figura
de los tlayacanques; la posición del Rey (el de España durante algún periodo de la
Colonia). Pero también tienen cabida en La feria: la evangelización de Zapotlán; la
batalla de la Cuesta de Zayula (ocurrida en el marco de la Revolución); los

Se incluye una copiade esta acta en el anexo.


l6 Ibid.,p. 203.
terremotos de 1747, de 1806 (y de manera sugerida, el de 1941); las
consecuencias que trajeron la instauración de ciertas leyes de Reforma, entre
otros.
No son abundantes los ejemplos, pero consideramos que esos bastan para:
primeramente, subrayar la presencia de la Historia en la novela; para demostrar
que La feria puede ser llamada novela histórica -según lo expuesto por Pons en
“Novela histórica”-; y, para sustentar la legitimidad de la lucha que llevaron a cabo
los indígenas.

52
2.5 Los habitantes de Zapotlán contra la Historia

Cada país, pueblo e individuo tuvo y ha tenido necesariamente un pasado.


La teoría de la generación espontánea fue desechada porque señalaba que
ciertos organismos podían surgir dela nada (como los gusanos de la carne en
descomposición) sin haber seguido primero un proceso evolutivo; en el campo de
lo social podríamos decir que las sociedades comparten esa cualidad: ellas son el
resultado de un proceso, se tengan o no documentos que lo avalen.
Edgar Snow, un periodista norteamericano que vivió unos años de la
primera mitad del siglo xx en Asia, reconoció que las dificultades y pugnas
manifestadas por los pueblos tenían que ver no sólo con cuestiones e intereses
contemporáneos, el pasado también intervenía y no sólo de forma simbólica:
Las naciones no pueden escapar a su historia (...) así como los individuos no pueden
deshacerse de sus cromosomas y genes. Las naciones, en general, tienden a asirse de
sus hábitos tradicionales de pensamiento y de sus métodos políticos, sin tomar en cuenta
partidos en el poder u objetivos discrepantes. Aun en los periodos revolucionarios, cuando
ocurren cambios provisionales (...), el cambio mismo es identificado por impulsos e
inhibiciones provenientes de expresiones a n t e r i o r e ~ . ~ ~
De este modo es imperativo aceptar que el pasado pervive en el presente,
aunque el hombre no sea consciente de esto.
En este capítulo observaremos que ciertos personajes de la novela, de
alguna manera quieren cerrar los ojos ante un pasado que se cierne sobre ellos,
que los toca a cada momento, e incluso “convive” con ellos (cuando voces
pretéritas “repiten” lo que hicieron en otra época).
Guiándonos por lo que dice Snow, La feria da cuenta de un problema añejo,
(la disputa por las tierras) que en las primeras páginas parece que está olvidado
pues sólo se refieren a éI voces pretéritas, pero gracias a que el momento es
adecuado -tiene lugar la feria anual- para resucitar la pugna, los indígenas
levantan de nuevo su voz para exigir justicia.
En el poblado conviven tres clase sociales: la burguesía terrateniente; la
clase media que abarca comerciantes, cereros, panaderos, el presidente

’’ Edgar Snow, Alborada de la revolución en Asia. Trad. Felipe Pardiñas, FCE, México, 1978, p. 403.

53
municipal, etc.; y los indígenas. Los dos primeros grupos han decidido -como si
tuvieran un acuerdo tácito- pasar por alto esa parte del pasado, negar-10.~~
Otros
hechos corrieron la misma suerte. Y esto ocurre porque ellos son parte el grupo en
el poder; pues como afirma Certeau:
La dedicación, más o menos discreta (...) confiere al discurso una condición de deuda con
respecto al poder, que ayer era el del príncipe, y hoy, por delegación, el de un institución
científica del Estado, o de su epónimo: el patrón. Esta “referencia a otra cosa” nos indica el
lugar que autoriza, el detector de una fuerza organizada, en cuyo interior y en función de la
cual se realiza el análisis.79
Es decir, el quehacer histórico se realiza siguiendo lo dictado por el poder
vigente, éI lo sanciona, y, por lo tanto, éI decide qué es susceptible de ser
olvidado, y que no.
Enla novela el problema en cuestión se origina desde la Colonia; a la
sombra de la Corona muchas personas se aprovecharon de la situación. Desde
esos años los indígenas dejaron de ser parte del gobierno, se convirtieron en los
gobernados:
...Tengo gran lástima de ver que su Majestad y los del Consejo y los frailes se han juntado
a destruir a estos pobres indios y gasten tanto tiempo y tanta tinta y papel en hacer y
deshacer y dar provisiones unas en contra de otras, y mudar cada día la orden del
gobierno ...(f.34)
Por Io tanto, difícilmente se reconoció el problema; y por esta misma causa
era impensable que los indígenas tuviesen la razón, porque para los que hacían la
historia, la oficial, resultaba molesto e incluso perjudicial aceptar esa realidad.
Cuando se formularon las Leyes de Reforma en el siglo XIX, entre sus
principales objetivos figuraba el de reducir el poder eclesiástico en el terreno
político y en el económico.
De alguna forma sí se cumplieron los deseos de los liberales, pues se
mermó en algunos aspectos el poder dela Iglesia; pero entre los efectos
secundarios que significó el aplicar tales leyes, también resultaron afectado los

’’Es interesante mencionar que en el Zapotlán real, no el de la novela, ocurre un paralelismo con esas lagunas
históricas presentes en la novela. La gente mayor no sabe quiénes fueron los tlayacanques y, enconsecuencia,
las pugnas territoriales que tuvieron lugar en el pasado cercano también son ignoradas.
Michel de Certeau, Op.Cit., p. 24.

54
ejidos de algunos grupos indigenasls0 aunque en la novela los ejidos tomen la
forma de comunidades yl finalmente se conviertan en cofradías”:
Pues precisamente por creyentes se quedaron sin tierras. El rey de España mandó dividir
todo esto en cinco comunidades indígenas, cada una con su tlayacanque, y los frailes las
convirtieron en Cofradías, cada una con su santo y su capillita. Y a la hora que se vino la
Reforma, en vez de que las capillas fueran de las tierras, resultó que las tierras eran de la
capillas, y por lo tanto, del clero. Fueron puestas en venta, y ya sabe usted quiénes las
compraron (...). Desde entonces data el verdadero pleito. Y como los indios tenían
después de todo razón, al estar dale y dale, se ordenó el famoso reparto de 1902, que fue
el fraude más grande y vergonzoso que registra la historia de este pueblo.(f.50)
Consideramos necesario completar Io que dice este fragmento con Io
siguiente, pues guarda una relación directa.
En 1825 se promulgó un decreto en donde se le otorgaban títulos de
propiedad a los indígenas para poder vender o enajenar el terreno que habitaban:
1.- A los antes llamados indios se declaran propietarios de las tierras, casas y solares que
poseen actualmente en particular sin contradicción en los fundos legales de los pueblos ó
fuera de ellos.
2.- Pueden en consecuencia disponer como dueños de sus terrenos, casas, y solares ...
Dicho de otra forma, se les abrían las puertas a los indígenas para poder
vender libremente sus tierras, mas finalmente no redundó en su beneficio, sino en
el de otros.

‘O El ejido, “...es a la vez un triunfo de los indígenas, que logran ser reconocidos por la Corona española y
obtienen de ello sus títulos originales y un instrumento de dominación sobre ellos, porque el mismo ejido
queda supeditado a las instituciones colonizadoras.
A lo largo de la Colonia y durante los primerosaños de vidaindependiente,el ejido constituye la clave
orgánica de la lucha que mantiene en constante tensión a las comunidades y a las haciendas. Con las leyes
liberales de la República Restaurada, la desamortización de los bienes eclesiásticos abarca también la de los
pueblos.Anteeste brusco despojo,lascomunidadesseesfuerzan en la reconquista desus propiedades
comunales a lo largo de la dictadura porfirista ...”, Gustavo Esteva, La batalla en el México rural, Siglo XXI,
México, 1981, p. 15 l. Es importante añadir que el ejido -aunque la cita anterior indique que sus orígenes son
coloniales- es adoptado a partir de la Revolución mexicana; el ejido fue uno de los triunfos de ésta.
’’ Creemos imperartivoobservar que inconscientemente los grupos indígenas,através de la confianza
depositada en la Iglesia, no sólo le entregaron a ésta los bienes espirituales, sino también los materiales; las
cofradías fueron uno de los medios por los cuales se logró la apropiación de los bienes de algunos grupos
indígenas: “Una cofradía era una asociación,generalmente de legos,establecida en unaparroquiacon el
propósito de honrar a un santo o celebrar actividades piadosas, como el organizar las fiestas en honor de un
santo o mantener una iglesia en buen estado. Estas corporaciones relacionadas con la Iglesia a menudo habían
obtenido considerables propiedadesespecialmente de los pueblos.”, Robert J. Knowlton, Los bienes del clero
y la Reforma mexicana, 1856-1910. FCE, Mexico, 1985, p. 25.
’’ Colección de los decretos, Circulares y Órdenes de los poderes Legislativo y Ejecutivo del Estado de
Jalisco. Tomo I. Congreso del Estado XLIX Legislatura de Jalisco 1981, p. 460.

55
En Zapotlán se hizo lo señalado en el decreto citado; como ejemplo de ello
tenemos un título de propiedad expedido a pocos años de promulgada dicha
ordenanza. Dice en los últimos párrafos:
...estendemos el presente título de propiedad para que pueda poserlo, sin contradicción
alguna y enajenarlo á quien quisiere (...) y mandamos se tome la correspondiente razón en
el Libro del Ayuntamiento y se autorize el testimonio por quienes corresponda con arreglo
á los artículos 7 y 8.. Zapotlán el grande Octubre siete de mil ochocientos treinta y
La clase burguesa y la clase media, se inclinan por desterrar de su memoria
la pugna que se ha librado durante tanto tiempo por las tierras, porque saben que
si en realidad tuviera lugar un juicio justo para tal disputa, ellos terminarían
perdiendo las tierras, por lo cual es necesario olvidar, olvidar aquello que les
afecte, pasar por alto Io que se ha inscrito en la historia; de ahí que nieguen a esta
última, o se asombren por lo que les revelan los historiadores:
- ¿Cómo que todo?
- Sí todo. Todo el valle de Zapotlán es de ellos (los indígenas), según les están metiendo
en la cabeza los historiadores y tinterillos que los azuzan contra nosotros. (f.207).
En el fragmento 174 se ejemplifica este afán por ignorar ciertos hechos
históricos. Los miembros del Ateneo de Zapotlán han invitado a un historiador para
que les hable acerca del pasado del pueblo; probablemente pensaban pasar un
buen rato escuchando las alabanzas a los hechos heroicos de sus antiguos
pobladores, sin embargo no ocurrió así, pues desde que dijo: “‘La traición y los
traidores en Zapotlán el Grande, durante las Guerras de Conquista, de
Independencia, y de Reforma ...I”, el concepto sobre un pasado ejemplar de
Zapotlán se disuelve. El personaje principal de esta historia nos dice:
Yo tuve un estremecimiento y cerré los ojos, pidiéndole a Dios que aquello no fuera cierto;
yo había oído mal, sin duda alguna (...). Aquel hombre apacible y documentado se dedicó
a insultarnos concienzudamente toda la noche: desde Minatlacoya, nuestro último rey, que
capituló para convertirse en aliado de Alonso de Ávalos, hasta nosotros mismos, Zapotlán
no había sido en toda su historia un semillero de cobardes y de traidores. Ni siquiera en la
guerra de Independencia tuvimos la menor oportunidad de mostrarnos heroicos o patriotas:

Libro en que se asientan las refrendas y títulos de los indígenas de esta Ciudad conforme al Decreto No.2
del Honorable Congreso del Estado expedido en 12 de febrero de 1825. (Título No. 1, pp. 1 y 2). (Se copió
tal y como está en el texto.)

56
fuimos, según éI, realistas empedernido^'^ (...). Más que ofendidos nos sentíamos
abrumados (...). Yo había tomado la resolución de suspender la sesión de historia a como
diera lugar ...(f.174)
A lo largodela novela el autor fue elaborando un juego: permitió a los
lectores ver únicamente pequeños destellos de la disputa territorial; nunca le
entrega las causas de manera directa, y ni qué decir de las consecuencias. Obliga
al lector a llenar los blancos. Así, cuando en algún fragmento se habla acerca de
la disputa y da la sensación de que al siguiente fragmento se profundizará, el autor
actúa contrariamente a esta suposición y coloca un fragmento con una temática
ajena a la pugna.
Es un juegode sugerencias, que finalmente busca que el lector se involucre
con la novela y la trama que se está tratando.
En el último fragmento donde se patentiza la aversión de ciertos personajes
a la historia y por consiguiente a un pasado de despojos y anexiones territoriales
injustas, se hacen presentes todas las partes del conflicto: los tlayacanques, los
terratenientes, la Iglesia y la clase media:
- Lástima que no pueda yo acordarme. Subió al púlpito un Monseñor muy viejito, que
dijo ... ora verán, a ver si puedo acordarme: “Oh Zapotlán, Zapotlán el Grande deja que yo
corra el velo de tu historia ...” Algo así por el estilo. Ojalá y alguien pudiera acordarse de
todo lo que dijo, porque conoce la historia desde que vinieron los españoles. Nunca he
oído un sermón tan bonito. Hasta mentó a los tlayacanques y dijo algo acerca de la tierra.
Todos nos quedamos con la boca abierta,y a Juan Tepano le brillaron los ojos. Pero luego
Monseñor como que se dio cuenta y se echó para atrás, y después de una pausa siguió
hablando de la tierra, “pero de la tierra bendita de Zapotlán, que los misioneros sembraron
con la palabra de Dios, y que en estedía de laCoronaciónha dado una cosecha de
catolicismoferviente”. Juan Tepano inclinó la cabeza yadon Abigail, que estaba muy

84
Hay que poner atención en lo que dice el actual cronista de Zapotliin en La feria de Zapotlún: “Si damos
unamiradaasuhistoriapasada -la de Zapotlán-, nosdaremoscuentade que fuimosacusadosde
reaccionarios de consewadores; pero, existíamos y cooperúbamos pura los gastos de erario jalisciense (el
subrayadoesmío). Yo mepregunto:¿Quéacasolosconservadores y reaccionarios,nopagan sus
compromisos fiscales? ¿No nacieron dentro del territorio patrio? ¿Están fuera constitucionalmente?”, Juan S.
Vizcaíno, Op.Cit.,p.17. Parece ser la justificación del personaje principal del fragmento que estamos citando,
pero no es así, pertenece a un habitante del Zapotlán real; y que, por la investigación hecha por Fernando
Castolo acerca de las familias sobre las que ha caído la responsabilidad de la mayordomía de las fiestas
josefinas, demuestra que Vizcaíno es miembro de una familia dela clase media de este poblado. FernandoC.
Castolo, Los cacicazgos en las muyordomius de las jiestus josejinas de Zapotlán el Grande. p. 4. (Este
trabajo -proporcionado generosamente por el autor- es el original de un artículo que apareció en El diario de
Zapotlún, mas no especificóel año ni el número. Véase copia enel anexo)

57
cerca de éI, se le quitó un peso de encima. Alzó los ojos como dándole gracias a Dios y a
María Santísima de que a Monseñor no se le hubieran ido los bueyes ...(el subrayado es
mío)(f.273)
Aquí también observamos la parte Iúdica, pero en este caso abarca no sólo
a los lectores, también los personajesesperaban que se hablara más sobre el
tema de las tierras. En este fragmento se nota una oposición contra la memoria,
contra una parte de la historia que, deuna u otra forma le daría la razón a los
indígenas para así ganar el pleito.
La verdad que encierra la historia fluye por Zapotlán, y los esfuerzos por
negar algunos hechos son infructuosos, son infructuosos porque -como se verá
en “Dos tiemposen La feria’’-, la feria y el problema delas tierras, de alguna
manera adquieren características rituales.
3 Los tiempos en La feria

59
3.1 El tiempo, materia con la que trabaja La feria

Una cuestión muy importante de La feriaes el tiempo. En una primera


lectura, parece que en este aspecto la novela no quiere provocar dificultades al
lector, y por lo tanto, se le ofrece la historia utilizando un tiempo lineal. La flexión
verbal que todos los personajes manejan -el presente-, cristaliza la idea de que
sólo existe el tiempo progresivo. Mas la estructura fragmentaria del relato, de
alguna manera hace dudar al lector sobre la validez de un tiempo Único, ya que al
mantener estas historias (288 fragmentos) cierta independencia con respecto a las
demás ¿no nos dicen también que el tiempo que cada una maneja es enteramente
distinto al de las otras historias?; o mejor aún: ¿al revelarse cada fragmento como
una totalidad, no nos está indicando implicitamente que en cada uno de ellos se
está manejando un tiempo p a r t i ~ u l a r ? ~ ~
Aunque no haremos un análisis para cada uno de los fragmentos, después
de observar con detenimiento la novela, se halló que predominan dos tiempos en
ella: el primero (un tiempo lineal), se manifiesta sin velo alguno desde el inicio de
La feria, y da pie para que el lector piense que existe sólo un tiempo; éste inicia en
abril de 1941 y termina en octubre del mismo año.
El otro tiempo se deja ver al momento en que el lector reconoce que algunas
voces de la novela están desfasadas de su época. Cuando se percibe la presencia
de voces no contemporáneas a don Abigail, al zapatero-agricultor o a Don Salva,
se entiende que está ocurriendo algo singular porque ¿cómo se explica uno la
presencia de un rey en Jalisco mediados del siglo xx? ¿O, se puede decir que hay
un tiempo progresivo cuando se intercalan las voces de un habitante de Zapotlán
del siglo XX, con uno del siglo pasado, pero sin llevar un orden cronológico?
En efecto, la linealidad es transgredida porque incluso el tiempo llega a
zigzaguear; el pasado se codea con el presente y viceversa. Personajes anónimos
de siglos pasados continúan la plática que un personaje del “tiempo principal”.

x5
Si se hiciera un análisis de cada fragmento en lo concerniente al tiempo, necesariamente se tendría que
analizar de forma individual a cada personaje, y, tomando en cuenta clue a cada uno de éstos le corresponde
untiempo,terminaríamosanalizandocientosdetiempos.Seríauntrabajoimposiblederealizarpor los
recursos y plazos disponibles. Por lo tanto, solamente se toman en cuenta dos líneas temporales, a las que de

60
Gracias a esto se apreciará que la linealidad es tan sólo un débil marco de
progresión que guarda dentro de sí otro tiempo, un tiempo cíclico. Es una
superposición de líneas temporales que se entrecruzan y a veces se suceden.
Cual si fuera una obra de teatro, donde los personajes necesariamente
deben hablar en presente para indicar así que todas las acciones que representan
apuntan hacia un futuro y denotan, por lo tanto, progresión; en La feria aunque no
existe un narrador que pudiera llevarnos de la mano y explicarnos que el tiempo
va avanzando, los personajes, tan solo por expresarse en presente histórico en
todos los fragmentos, llenan esa falta y nos dicen que se dirigen hacia el futuro. A
pesar de Io anterior, existen varias disyuntivas que van a impedir que el tiempo
lineal se erija como el Único.
De los diversos fragmentos que conviven en La feria, extraemos dos
ejemplos para demostrar que en realidad no existen un solo tiempo; y además,
para demostrar que no todas las historias se sujetan a éste.
Después de la confesión colectiva, (f.135) don /Isaías,86un personaje que en
su habla cotidiana mezcla algunos pasajes bíblicos, nos dice: ““Hombres
malhechores, mentirosos, adúlteros, rebeldes, impíos (...). ¡De cuántas cosas se
arrepentirán el Día del Juicio los que obran tales maldades!” (f.147); en verdad
estaba muy molesto, y pareciera que éI intercedió para que la Función del 23 de
octubre resultara un fracaso, porque en realidad ese día fue para Zapotlán el “Día
del Juicio”, como si don Isaias hubiera tenido el don de visualizar al futuro.
Finalmente, lo que hizo fue predisponer a los lectores sobre un posible desenlace
de la novela. Desenlace que se cumple. Pero, aunque no fue el “Día del Juicio”
para toda la humanidad, sí lo fue para aquellos contra los que había dirigido sus
insultos: los habitantes de Zapotlán:
Todo el pueblo estaba reunido en la plaza, rodeando el inmenso castillo pirotécnico, orgullo
de todos nosotros y símbolo de la fiesta (...). Justamente en el momento en que iba a darse
la orden de que fuera encendido irrumpió una pequeña banda de desalmados. (...),

una u otra forma se inscriben todos los fragmentos de la novela, y que, además, son las que importan a los
propósitos de esta investigación.
x6 Una particularidad de este personaje, dicePoot Herrera, es que cita casi sin modificar determinados pasajes
bíblicos: “Los cambios que se le hacen sin mínimos (...)

61
bañaron de petróleo la base de las cuatro torres que sostenían la plataforma desde donde
se alzaba al castillo principal y les prendieron fuego.
La gente cercana huyó despavorida porque el combustible se derramó por el empedrado.
La llamarada pronto se levantó al cielo (...)
El estallido fue general y completo, como el de un polvorín (...), y sobre la multitud cayó
una verdadera lluvia de fuego, por fortuna artificial.(f.288).
De alguna forma se rompió la linealidad temporal, aunque sólo haya sido en
el plano del discurso no en el de las acciones.
Se explicó que la flexión verbal en presente da la sensación en el lector de
que todos los fragmentos están ajustados a un tiempo principal -el tiempo lineal-,
en realidad así ocurre: al hablar todos en presente de alguna manera se colocan
en un mismo plano temporal. Pero hay un punto en especial que impide que esto
se concrete: la época referida por cada uno de los fragmentos no es el mismo para
todos: unos aluden al tiempo de la Colonia, otros al de la Revolución, incluso
algunos se refieren a la segunda mitad del siglo XIX. Si tomamos en cuenta que el
tiempo “presente” dela novela alude a sólo seis meses de la década de los
cuarenta del siglo xx, se concluye que las tres épocas citadas, por dar un ejemplo,
no siguen un orden, ni seda un acomodo de épocas de manera ascendente o
descendente. Su aparición obedece más bien a los temas de los que estén
hablando los personajes del tiempo “principal”, o lineal. De esta forma, vemos a un
personaje anónimo del tiempo principal, hablando acerca de lo sucedido después
del terremoto (f.127) y de lo que se está realizando para conseguir fondos para
realizar la Función; entre estas medidas: “Se han estado publicando también el
texto de los juramentos que nuestros antepasados hicieron en 1747 y en 1806, así
como la carta del Padre Núñez, que es la descripción más impresionante del gran
terremoto ...”(f.145); en fragmentos posteriores apreciamos que el tiempo que al
parecer predomina, se relaja y le da un espacio al Padre Núñez, para que desde
1806 exprese lo que sucedió el día del temblor: “El dia 25 de éste, hallándome en
el púlpito de esta Parroquia a las cuatro tres cuartos de la tarde, se experimentó
un temblor tan furioso que puso todo el auditorio en movimiento:”(f.148); aquí se

En La feria, este fragmento es asumido por don Isaias, el mismo que pronuncia pasajes bíblicos”, Sara Poot
Herrera, Op.Cit., p. 200.

62
observa que este fragmento tiene lafunción de demostrar que lo señalado en el
anterior está sustentado con hechos ocurridos realmente.
Lo curioso d e todo es que los fragmentos pertenecientes al pasado, son extraídos
involuntariamente por los personajes de este tiempo lineal: los invocan sin darse
cuenta.
Sin duda el tiempo en la novela avanza y retrocede como u n péndulo, como
unamáquinaprogramadaparainstalarseen u n tiempo específico; digamosque
cada fragmento del pasado viene siendo el efecto de un fragmento del presente.
Dependiendo d e lo que se enuncia en un determinado fragmento -no en todos los
fragmentos ocurre esta situación- del tiempo principal, surgirá u n fragmento del
pasado que refuerce, legitime o niegue lo que se señala en el primero. A lo
anterior, se debe añadir que los fragmentos que son sustraídos del pasado
involuntariamente, tienen siempre una relación con el problema por la posesión de
las tierras entre el grupo indígena y los terratenientes.
Ubicándonosno sólo en el aspecto temporal,sinotambiénen el de las
acciones para así determinar si en realidad existe u n tiempoprincipal netamente
progresivo o al contrario, un no tiempo en la novela o acronía, se debe tomar en
cuenta la relevancia que tiene para este estudio lo que los habitantes de Zapotlán
realizan y han realizado en todos esos años aludidos en la novela.
Deuna u otra forma en el Zapotlán de la novela, no ha habido modificación
alguna de un aspecto que, aunque lo ignoren o no le den la importancia debida
muchos d e sus habitantes, tiene y ha tenido gran relevancia para la vida de todo el
pueblo: la pugna territorial entre el grupo indígena y los terratenientes, burgueses,
hacendados, clero, etc., porquefinalmente,comosociedadtradicionalrural que
tiene un nexodirectocon la tierra, lo que ocurra en ella, afecta directamente a
todos sus pobladores.
La religión y sus ritos,como los festejos anuales en honor a Señor San
José; las exigencias d e los indígenas también anuales, que nunca se cumplen; y,
la vida del común d e los habitantes d e Zapotlán, entre otros factores, coadyuvarán
a que eltiempo en algunos aspectos se estatice, porque este pueblono se ha
sustraído por completo d e la historia. Digamos entonces, que en La feria conviven

63
dos tiempos: uno que apuesta por paralizarse, por tender hacia la eternidad; y otro
que avanza de manera lógica, es decir, un tiempo progresivo e histórico.

64
3.2 ¿Es lineal el tiempo de La feria?

Para la mayoría de la gente el tiempo es una entidad invisible e inmaterial


que de alguna forma se hace sentir; esto ocurre al parecer gracias a los cambios
que se observan en todos los seres y objetos; es decir, a partir del contraste
anteddespués, el hombre toma en cuenta que existe “algo” que avanza y que
afecta a todo, este “algo” es el tiempo. Para el común dela gente el tiempo
significa cambio, sea positivo o no, lento o rápido; y todo esto va a depender de lo
que cada individuo haga en el lapso temporal que le ha tocada vivir; en efecto, es
relativa la velocidad con la que avanza el tiempo. Sin embargo, no existe tan sólo
esa perspectiva; para otros hombres el tiempo no denota cambio ni instantes
irrecuperables, más bien significa un proceso que tiende de alguna manera a
volver a un instante determinado; esta concepción del tiempo es distintiva de las
culturas arcaicas, sin embargo, algunas sociedades, como se observará en los
párrafos siguientes, aún rigen su vida por este modo temporal.
Es importante anotar que a Zapotlán lo consideraremos como una sociedad
con rasgos arcaicos porque dirige suvida por los dictados del tiempo circular,
aunque una parte de los zapotlences parece no hacerlo; elporqué ocurre esto
será explicado más adelante, lo que ahora nos interesa es manifestar que una
parte de los zapotlences al no tomar en cuenta la historia “real y concreta” expresa
de manera velada su negativa al tiempo progresivo y manifiesta su preferencia por
un tiempo circular: el tiempo de las sociedades arcaicas: “Al estudiar esas
sociedades tradicionales (arcaicas), un rasgo nos ha llamado principalmente la
atención: su rebelión contra el tiempo concreto, histórico, su nostalgia deun
retorno periódico al tiempo mítico de los orígenes, al Tiempo Magno.”87
Gracias a la información que cada fragmento de la novela le proporciona al
lector, se aprecia que en Zapotlán se hacen presentes las dos formas citadas de
percibir el tiempo: la clase media y la clase alta ven que éste avanza en línea
recta, en un plano donde existe un antes y un después. La otra clase social,
representada por el grupo indígena rige su vida por un tiempo circular. E

87 Mircea Eliade, El mito del eterno retorno, Alianza Editorial. Barcelona, España, 1992, p. 9

65
igualmente, por esa información se percibe la disputa entre los indígenas y los
terratenientes.
De la misma forma en que Io hacen los hombres “reales”, los latifundistas o
burgueses y los clasemedieros de Zapotlán, piensan y actúan en función de un
futuro principalmente inmediato; tienen esperanza de lo que les traerá este tiempo
en potencia, como las jóvenes a lasque ha engañado Odilón:
- ¿Y que tal si se casa con ella?
- Qué casarse ni que ojo de hacha. ÉI tiene una novia formal en Guadalajara, y aquí y en
otros pueblos nomás anda buscando muchachas que le hagan el aíjale (...). A todas les
dice que va a casarse con ellas. ¿Y pasa usted a creer que todas estas ignorantes se
tragan el paquete? Y allí se quedan, como burras enquelitadas, esperando que vayan a
pedirlas ...(f.170)
En este modo temporal es imposible volver al punto de partida, o, dicho de
otra manera, todo lo sucedido es irrepetible.
Algunos personajes inscritos en esta primera concepción del tiempo son el
Licenciado, DoñaMaría la Matraca y sus “abejitas”, Don Salva, don Fidencio el
cerero, elconfesor, etc. Personajesque a pesarde su abierta negación contra
algunos hechos y épocas muy específicas del pasado,” no niegan el transcurrir
del tiempo;89por eso mismo, desde el fragmento 114 hasta el 125 se habla de una
“zona de tolerancia”; se dice que Zapotlán está cambiando; las mujeres que antes
ejercían la prostitución en distintos sitios del pueblo ahora lo hacen en una zona
exclusiva para ello, e incluso son revisadas por un médico. “Antes Zapotlán era
como una cara con espinillas. Sí, señores, la prostitución esel cáncerdela
sociedad, y nuestro pueblo se siente ahora muy contento con su gangrena, porque
ya sabe dónde la tiene (el subrayado es mío)”(f.122). Existe una conciencia del
movimientodel tiempo, de un antes, deun ahora, e,implícitamente, de un
después; este último tiempo, como ya se mencionó, late en el interior de los otros
dos.

En el subcapítulo “Los habitantes deZapotlán contra la historia”, se explica cuáles son estos hechos.
89 Entonces,eltiempo al queestáninscritosestospersonajes sepuedeentendercomouna entidad que
proyecta al hombre y asu entorno hacia el futuro, conla condición de que exista una conciencia del pasado y
del presente. Esto, finalmente, los obliga a tener en cuenta que es imposible detenerse enun estadio temporal,
y menos aún, dar marcha atrás en el tiempo.

66
Los personajes citados nunca manifiestan verbalmente la presencia de este
tercer tiempo porque saben o presienten que llegará; saben que hay un devenir, y
que Zapotlán es parte de él. Es decir, como indica Elliacura, para estos personajes
hay un después:
Hombres sin futuro, pueblos sin futuro, no son hombres ni pueblos a los cuales no espere
ningún después; son hombres y pueblos incapaces para futurizar, incapaces para romper
elritmode lasucesión, de laedad(entendida a éstatan sólo comouna señalización
biológica [...I) y de la duración pararecomponerlamarchamisma del tiempo, para dar
tiempo al tiempo.g0
Digamos por el momento, que la parte de la sociedad que estos personajes
representan actúa de la misma manera que una sociedad “real”: va evolucionando
ydesarrollándose, reacomodándose e incorporando lo que
cada
época
va
produciendo. Aceptanquees imposible detenerseen una etapa o estadio
históricos, y que también es imposible volver a una situación, época o momento ya
acaecidos.
Como si no fueran parte de la provincia sino deuna ciudad, muchos
miembros de estas dosprimeras clases sociales ven con indiferencia lo que ocurre
en el campo y lo relacionado con éI: las buenas o malas cosechas, los despojos
de tierras, las amenazas a través de anónimos, los encarcelamientos, etc. Dan la
espalda a lo anterior a pesar de que la tierra y lo que ésta produce sean parte
esencial de Z a p ~ t l á n , ~ya’ seaen el terreno económico, en el político, o en el
cultural. Por eso mismo para ellos no tiene valor la maneraen que la tierra
determina el tiempo; pues a fin decuentas su vida está regida por un tiempo
progresivo, no circular como el que ella ofrece.
La otra mitad de los zapotlences, los indígenas, al contrario de Io hecho por
los otros zapotlences, sí se inscriben aunque no lo expresen abiertamente, en el

’O Ignacio Elliacura, Filosojia de la realidad histórica. Editorial TROTTA,Madrid, España, 1991, p. 345.
’’Una de las principales actividades de Zapotlán es la agricultura; y, si se piensa que el municipio es el más
importante del sur de Jalisco, es de suponer que sus tierras sean muy valiosas, incluso en el terreno político.
Patricia Safa nos dice al respecto: “Su importancia -del municipio de Ciudad Guzmán- deriva del papel que
juega como centro comercial, político y de servicios de la zona. Estas funciones ya se desarrollaban durante
el siglo XIX (...)
La general dedicación de los habitantes de Zapotlán y su distrito es a la agricultura, comercio y engorda de
cerdos...”, Patricia Safa, Empresarios agrícola-ganaderos de Zapotlán el Grande. UAM Iztapalapa, México
1988, p. 17.

67
modo temporal circular. Lo hacen motivados por ciertas causas que tiene que ver
con sus raíces, con su pasado. Tiene que ver más con un aspecto cultural, de
identidad antes que con cualquier otra causa. Para entender la forma en que se da
la relación naturaledtierra es imperativo remitirnos a los orígenes de Zapotlán,
porque desde ese instante -según la novela- la vida de los indígenas fue y ha
sido organizada siguiendo un modo temporal circular.
El pueblo que sirve de modelo para La feria, el que está en el sur de Jalisco
-al igual que el de esta última- adquiere el nombre de “Zapotlán” por una
característica particular: en dicho sitio germinaban y se desarrollaban muy bien el
maíz, el zapote y la calabaza:
Aquí se da mejor (el maíz, nos dice la novela) que en todas partes y por eso nuestra tierra
se llamaba Tlayolan, que quiere decir que el maíz nos da vida. Pero los vecinos (...), se
llevaron las mazorcas, todas (...). Y entonces Tlayolan se llamó Tzapotlan (sic), porque ya
no comíamos maíz, sino zapotes y chirimoyas, calabazas y mezquites. (f.107)
Respecto al Zapotlán de Jalisco, donde nació el autor, las Crónicasde
Zapotlán señalan:
El nombre primitivo de Zapotlán (Ciudad Guzmán, Jal.) dice Fr. Antonio Tello y algunos
cronistas de Michoacán, que era ‘Tzapotlán-Tlayolán’, que se desenvuelve
etimológicamente: ‘tierra cobre abundante de Zapotes, calabazas y maíz’, de ZAPOTL,
zapote, y LAN, abundancia (...). En la relación de Jerónimo Flores, dice lo contrario que
Ruvalcaba, que el primitivo nombre debió ser ‘TLAYOLA’ o sea TLAYOLAN, que significa
‘en donde abunda el maíz’.g2
Como se aprecia, fueron ciertas propiedades de la tierra las que se tomaron
en cuenta para distinguir al pueblo. La importancia de la tierra ya figuraba desde
SU fundación, mas esto no quedó únicamente ahí pues, como se verá más
adelante, aún en el siglo xx que recrea la novela, la tierra mantiene cierta
influencia sobre el grupo indígena, e indirectamente sobre los otros habitantes del
pueblo, los pertenecientes a las clases media y alta. Y tal influencia toma la forma
de Tzaputlatena, la diosa del maíz, y, por Io tanto, de la vidag3.

92
Enrique Orozco Contreras, y J. Jesús Figueroa Torres, Cvónicus de Zupotlún, Cartilla Histórica Para uso
Escolar. Archivo Municipal, Jalisco, México, 1998, p. 83.
93 En un principio, la representación de esta(s) deidad(es) con seguridad no era bien definida, mas con el paso
del tiempo, al observar que la mujer tenía grandes similitudes con la tierra en lo concerniente al proceso de
reproducción, como el “dar frutos” después de un determinado número de meses a partir de “la siembra” o

68
La importancia de esta diosa, según la novela, no es exclusiva del pasado
prehispánico, porque, aunque sea recordada de manera despectiva por el Cura de
Zapotlán (f.14), se percibe en el fondo de sus palabras, que ella continúa teniendo
influencia sobre los habitantes del pueblo:
Juan de Padilla te prometió, Señor, las almas de sus moradores. Venía con el hábito raído
y con las sandalias deshechas, y bendijo desde aquí la tierra virgen, antes de sembrarla
con Tu palabra. Y o soy ahora el aparcero, y mira Señor lo que te entrego. Cada año un
montón de almas podridas (...) Juan de Padilla junt6 las manos aquí,y bajó al valle
corriendo, feliz, hacia la tierra maldita bajo el patrocinio del Diablo, la yacua férfil y enorme
dondeTzapultlatenafornicaba con el Diosdel Maiz, bajoelcieloconfuso de los
Tlaloquesi”(sic) (el subrayado es
Por lo tanto, es evidente el valor que tiene para los indígenas esta diosa; un
valor que está por encima de los dioses y santos impuestos por los europeosg5.Y
también se evidencia que de algún modo el grupo indígena aún organiza su vida
en funciónde la tierra e implícitamente del modo temporalde ésta; por esto
mismo, ¿no se puede pensar que la pugna con los latifundistas la están realizando
dentro de un marco temporal circular? La repuesta es afirmativa porque para ellos
la tierra no
denota tan sólo posesión material, reiteramos, denota
también
identidad; la tierra esun complementode su existencia. La pregunta queaquí
surge es ¿al ser parte de la disputa por las tierras los latifundistas se “contaminan”
con el modo temporal de los indígenas?, indirectamente sí Io hacen, pero no es
tan sólo por esa cuestión, también tiene que ver el festejo al patrono deZapotlán.
Es verdad, en apariencia las dos cuestiones citadas no tienen relación
alguna, pero sí la hay; existe un rasgo que los vincula: los dos son ritos.

fertilización. Por lo anterior,tuvoobligatoriamentequeadquirir en muchasculturasformafemenina. En


nuestro caso la representación cristalizó en Tzapultlatena.
94
Hay que resaltar que este fragmento es una mezcla de relatos míticos con hechos históricos, porque, en
efecto, Juan de Padilla, fue uno de los primeros predicadores de Zapotlán. En lo referente a que esta diosa
hubiera fornicado con el dios del Maíz pensamos que es tan sólo la muestra de un relato mítico. Es decir,
observamos que convivencia que llevó a cabo Heródoto en sus narraciones según Lozano, Supra., pp.18-19.
vuelve a ocurrir aquí. comprobado en este ejemplo, De Zapultlatena se abundará en citas posteriores.
95 Digo esto porque si en realidad ya no tuviera importancia esta diosa, los reproches del Cura ni siquiera la
mencionarían. En realidad fue importante porque en el Archivo Municipal de Zapotlán existe una estatua,
que, según los encargados del Archivo, representa a Tzapultlatenala diosa del maíz.
Por ello pensamos que en Zapotlán hubo, antes de la Colonia, un culto a la tierra como dadora de vida, y que
con el paso del tiempo, repetimos, cristalizóen Tzapultlatena, una divinidad con rasgos femeninos.

69
Probablemente parezca que las fiestas en honor a San José son las únicas
que pueden catalogarse como ritos, pero, ¿la pugna también Io es?, sí, sí lo es, y
se eleva a esta categoría por lo que han realizado a Io largo de varios siglos los
indígenas: pedir justicia repetidamente sin habet- alcanzado nada; en eso
consisten los ritos: en acciones que se suceden una y otra vez cada determinado
tiempo y que en apariencia no llevan a nada: “Un rito exhibe el aspecto de una
acción que se repite de acuerdo con reglas invariables y cuya ejecución no se
advierte que produzca efectos ti le^..."^'
El que sean ritos tanto los festejos patronales como las exigencias de
justicia por parte de los indígenas, no nos dice nada sobre el modo temporal
circular. Lo que sucede en este caso es que diversos ritos tienen por objeto volver
a un “tiempo singular”, primigenio; porque ese tiempo es el Para los
indígenas retornar a ese primer tiempo implica tener nuevamente sus tierras y
pensar en Zapotlán, como el sitio donde el maíz “se daba mejor que en otras
partes”: “Ustedes ya no se acuerdan, pero los cuervos trajeron el maíz otra vez a
Zapotlán, cuando nos Io quitaron las gentes de Sayula, de Autlán de Amula, y de
Tamazula. Todos vinieron y nos quitaron el maíz. De pura envidia de que aquí se
daba mejor que allá. Aquí se da mejor que en todas partes...” (f.107); digamos que
a partir de ese regreso anual a los primeros tiempos la comunidad indígena
renueva sus esperanzas. Lamentablemente han sido esperanzas jamás
cumplidas:
Ningún suceso histórico de los siglos posteriores es tratado con amplitud, tan sólo se
menciona de pasada y se muestra cómo no cambia, en Io absoluto, la situación que desde
el siglo XVI prevalece en este pueblo agrícola (...), los hechos históricos van y vienen, y el
texto muestra cómo Zapotlán hace su propia historia, sin que ningún movimiento nacional
haya traspasado la situación en beneficio de los naturales del lugar.98

96
Jean Cazzeneuve, Op.Cit., p. 19.
97
...un objeto o un acto no es real más que en la medida en que imita o repite un arquetipo. Así la realidad

se adquiere exclusivamente por repetición o participación; todo lo que no tiene un modelo ejemplar está
‘desprovisto de sentido’, es decir, carece de realidad.
Los hombrestendríanpues, la tendencia a hacersearquetípicos y paradigmáticos.Estatendenciapuede
parecer paradójica, en el sentido de que el hombre de las culturas arcaicas no se reconoce comoreal sino en la
medida en que deja de seré1 mismo (para un observador moderno)y se contenta conimitar y repetir los actos
de otro.” Mircea Eliade, Op.Cit., p. 9.
9x Sara Poot Herrera, Op. Cit., pp. 176- 177.

70
Desde el momento enquetodos los habitantes deZapotlán, muy a su
manera,
cooperan para la realización de las fiestas patronales, aceptan
implícitamente la importancia del tiempo circular porque no participan en ella
movidos exclusivamente por el afán de divertirse, muy en el fondo lo hacen por
agradar al santo al que están dedicadas esas festividades, San José. Logrando
así, dejar a un lado el tiempo lineal, y vivir, finalmente, inscritos en el otro tiempo,
el circular, tiempo que remite a todo Zapotlán a un pasado sacro.
Devuelve al pueblo en general a un momento del pasado; los zapotlences
vuelven a vivir los distintos Juramentosg9de 1749 y1806; ¿por qué ocurre todo
esto?, porque el rito consiste en eso: en transportar a esa primer época y a ese
lugar mítico a los participantes del rito; éstos dejan de ser lo que cotidianamente
son y se convierten en los primeros sujetos que realizaron el rito; no es tan sólo un
nueva versión: “...por la paradoja del rito, el tiempo profano y la duración quedan
suspendidos y lo mismo ocurre con todas las repeticiones, es decir, con todas las
repeticiones de los arquetipos; por esa imitación el hombre es proyectado la época
mítica en que los arquetipos fueron creados por primera
¿En verdad los miembrosde las clases burguesa yde la clase media
participan en ese tiempo circular?, sí lo hacen, incluso algunos que se mostraron
renuentes mucho tiempo, como el presidente municipal:
...al más empedernido de todos, don Faustino, el presidente municipal, a la hora de la hora
se le doblaron las corvas y se fue de bruces al suelo: “iQué se abra la tierra y que me
trague! iyo cargo con todas las culpas de este pueblo de rajones!”
La tierra no se lo tragó, y esa noche, las gentes de Zapotlán, las buenas y las malas,
durmieron con la conciencia tranquila. (f.136)
Como seobservó nohayuna sola línea temporal; parece que el tiempo
progresivo es el Único, mas por lo que realiza la mayoría de los zapotlences se
observa que no es así: existe un segundo tiempo -el circular-. Éste no compite

“...en 1747, estando agobiados los habitantes por una racha de temblores que se prolongó no menos de diez
años, juraron hacer dicha Festividad. El juramento se hizo en Instrumento público, previa ratificación el 29 de
diciembre de 1749, con motivo de un fuerte temblor que hubo el 22 de octubre. Pasó el tiempo, y el 28 de
marzo de 1806, se repitió el juramento...”, Enrique Orozco Contreras, y J. Jesús Figueroa Torres, Op.Cit., p.
109.
‘Oo Mircea Eliade, Op. Cit., p. 4 l .

71
con el otro, pues vimos que finalmente se subordina al primero. Sí, presenciamos
que aún en el terreno temporal los indígenas llevan “las de perder”.

72
4 La feria, sus voces, sus Historias

73
4.1 La voz de los personajes

Son diversos los críticos que señalan que La feria es una novela donde el
estilo directo juega un papel preponderante;”’ gracias a ello, al estilo directo, Io
que realizan o dicen los personajesadquieremayor verosimilitud, como señala
Sara Poot; “Los personajes dueños de estas voces aparecen una o varias veces
en el texto, producen el efecto de una gran cantidad de narradores (...). El acudir a
un primera voz en la narración los coloca muy próximamente a su historia y a lo
que dicen o cuentan.”lo2El narrador omnisciente tiene sólo un papel simbólico, se
pierde porque los personajes ya no son descritos por éI, ahora ellos son los que se
describen.
Ortiz Monasterio dice que el uso de la voz o estilo directo alude al drama, al
teatro, porque ahí la voz es indispensable “La presencia oral de la conciencia en el
coloquio puro es a todas luces manifestación de la forma dramática”. No abunda
en ese punto, pero considero que es indispensable revisarlo ya que por medio de
éI se comprenderá más ampliamente el mensajeque anida en el texto (del
mensaje hablaré posteriormente con más detenimiento).
Aunque no se requiere ni es adecuado mezclar aspectos de la vida de un
autor cuando se analiza una de sus obras, pues se pueden formular
interpretaciones erróneas o disparatadas; considero que en este caso
es
pertinente tomar en cuenta la formación teatral del a ~ t o r , ’ ’porque
~ gracias a esto,
apreciamos que éI dejó -al omitir al narrador casi totalmente- la tarea de mostrar
cada acción, cada carácter y cada descripción en las manos de los mismos
personajes, cual si fueran personajes teatrales.

101
Como ejemplo de ello Carmen de Mora nos dice: La originalidad de La feria -que no la novedad- radica
en la técnica narrativa: estructurada mediante un contrapunto de voces apenasdeja un mínimo espacio para el
narrador. Son los personajes los que hablan. (...)
Lo importante de La feria-ya lo dijimos al principio- es la ósmosis entre el lenguaje coloquial dela gente de
Zapotlán. (...) , y el texto literario.” Carmen de Mora Varcarcel, Op.cit., pp. 100 y 112.
‘O2 Sara Poot Herrera,Op. Cit., p. 15 l .
‘O3 Véanse los primeros capítulos del libro Memoria y olvido, Vida de Juan José Arreola (1 920- 1947) contada
a Fernando del Paso. (CONACULTA, 1994) Ahí observamos la pasi6n e interés de Juan José Arreola por el
arte dramático, pasión que finalmentelo lleva a estudiar teatro en la Ciudad de México; también graciasa ella
consigue una beca para estudiar en Europa. La formación teatral que tuvo lo impelió a incursionar en la
dramaturgia con dos obras La hora de todos, y i Tercera, tercera llamada, o empezamos sin usted!

74
Luigi Pirandello explica los motivos del porquéen el teatro la voz de los
personajes adquiere una gran importancia, y dice:
Puestoque sielautor ha creado verdaderamente caracteres, si ha puesto sobre el
escenario hombres y no maniquíes, cada uno tendrá un modo particular de expresarse, por
lo cual, al leerla, una obra dramática debería resultar como escrita por muchos y no por un
solo autor, comocompuesta por los personajes en el juego de la acción, y no por su

Cuando leemos La feria apreciamos que cada uno de los personajes tiene
un modo particular de “expresarse”, ninguno se parece a otro; se consiguió crear
los “hombres”de los que habla Pirandello, pues todos ellos tienen cualidades
distintas, observables a través de Io que dicen; los caracteres no se repiten. Son
hombres singulares, de Zapotlán, como señala Arreola:
Quisehacer unaespeciede corte en la conciencia del pueblo,unaespeciede corte
anatómico en el que apareciera la realidad caprichosamente fragmentada. Lo que más me
importaba era el lenguaje (...)
- E n lo que se refiereal lenguaje, mi tareafuela de recordar, recordar simple e
intensamente los giros lingüísticos de la gente de Zapotlán.“’

Es imperativo indicar que la constitución de los personajes logra ser


verosímil porque copia casi perfectamente el habla popular de
ese los
refranes, los dichos, los modismos, etc.; consiguiendoque la totalidad de los
personajes, en el aspecto del habla, sean vistos como iguale^;'^' esto se consigue
gracias a que no existe una voz, repetimos, -el narrador omnisciente-que
“presente” a los personajes en cada ocasión que toman la palabra. El estilo directo

‘O4 Luigi Pirandello, Ensayos. Trad. por José Miguel Velloso, Ediciones Guadarrama, Madrid, España, 1968,
p. 259
‘O5 Emmanuel Carballo, Protagonistas de la literatura mexicana. Ediciones del ErmitañoiSEP, México, 1986,

p. 485.
I O h Si aparece un narradoren Laferia, lo hace casi simbólicamente,lográndose así la verosimilitud,
característica muy extraña en otra novela donde el habla popular tenía cabida, pero de una forma fingida y
forzada, y que buscaban entre otras causas: “ganarse, por un lado, a la clase mayoritaria( ...) y, por otro lado,
mantener a distancia a esa misma clase (...) : la voz popular será mostrada y, a l mismo tiempo amordazada”
Javier Garcia Méndez, “Por una escucha Bajtiniana de la novela latinoamericana”, en Casa de las Américas.
27.160 (1987), p.18.
I07
La feria no distingue los discursos de sus personajes, e implícitamente las de sus lectores, con marcas
tipográficas como lo hizo, por ejemplo, José Eustasio Rivera en La Vorúgine, como señala Garcia Méndez:
“La operación (de separar el habla culta del autor, del habla popular), que consiste en flanquear de comillas
unos tres centenares del palabras, reunidas por otra parte en el inevitable glosario, es la materialización de la
antigua ley de hierro que autoriza a mostrar y a maniatar la expresión popular, y de la recíproca negativa

75
logra esa verosimilitud. Ya no está presente la voz del tirano que realiza un corte
invisible -con sus opiniones, comentarios, explicaciones- entre los personajes, y
directa o indirectamente empuja al lector a identificarse con unos, y a rechazar a
los otros. Más bien son los mismos personajes, con lo que hacen y dicen, los que
orientan al lector a tomar una posición respecto a ellos.
Entre los personajes de la novela que tienen más de una intervención, y de
los que obtenemos una idea completa, tenemos, entre otros, al zapatero
convertido en agricultor y al organizador de las tertulias. Gracias al cuaderno de
notas del primero -pensado principalmente para apuntar el desarrollo desus
cosechas-conseguimosformarnos un buen perfil de éI: de lo que hace; de los
pasos que se llevan para trabajar un terreno agrícola; de los roces que tiene con
otro zapatero (f.111); de su ingenio de zapatero (f.63); de su respeto para con las
costumbres de los otros (f.151); de su miedo hacia los problemas legales (f.257),
etc.
Otropersonajedel que fue posible aprehendersus caracteres,es del
organizador de las veladas literarias; la información que se obtuvo de éI procede
de las conversacionesquemantienecon alguien, no se específica quién, esun
simple receptor. Es posible observar aun hombre-con seguridad de la clase
media-, aburrido de su cotidianidad, que busca un medio por el cual escapar de
ésta, un medio que sea más o menos aceptado por la sociedad y lo que encuentra
son las tertulias; gracias a ellas consigue momentáneamente fugarse de su vida
diaria, e incluso tener un romance platónico (f.194).
La información obtenida sobre los dos personajes nos habló tanto de sus
caracteres como de su entorno social, desuscostumbres, y de la maneraque
ellos viven.lo8Pensamos que la función de la voz, del habla, tiene una función más
amplia de la que Ortiz Monasterio menciona, según éI:
...la palabra no cumple una función utilitaria (en La feria) sino recreativa, no mueve los
motores de los acontecimientos: en esto se distingue del género dramático. En éI son

categórica que esa expresión opone a las tentativas de integración que se niegan a reconocer su libertad de
palabra.” Javier Garcia Méndez, Op.Cit., p. 20.
‘O8 Aunque no se pretende tratar l a novela desde un aspecto sociológico, la voz de los personajes proporciona

no sólo información relativa a ellos, también a su entorno, de ahí que en ciertos casos se tomará en cuenta tal
información.

76
comunes los mensajes que repercuten (...). En la novela de Arreola en cambio, son
extraños; hacen referencia a los sucesos pasados y probables, no los provocan.1o9
Estoy de acuerdo que porla manera en que hablan los personajes, la
palabra tiene un fin recreativo; y que por esto mismo los personajes ignoran o
tratan de ignorar los problemas que los aquejan. Sin embargo, la voz tiene un
papel más amplio en los acontecimientos. Como ejemplo de esto, tenemos al
confesor y al aprendiz de impresor. Si el último no tuviera la cualidad de componer
relatos y versos, probablemente su amigo jamás hubiera sido expulsado del
colegio, ni el confesor lo escuchara con tanta atención. Quizá su destino hubiera
sido otro:
- Me acuso Padre de que corrieron a Luis Gómez de la escuela, nomás que se me olvida
cuándo me confieso.
- ¿Tú tuviste la culpa?
- Bueno, no toda.
- ¿Por qué lo expulsaron?
- Hizo un ejercicio de palabras de dos sílabas.
- ¿Cómo era?
- Decía... No puedo. Ya no me acuerdo. Eran de dos sílabas, pero juntas una tras otra, se
hacían malas palabras y el profesor se dio cuenta.
- ¿Ya no vas a la escuela?
- NO. (f. 112)

En el fragmento 213 se alude a anónimos que están circulando por el


poblado: “Un espíritu chocarrero seha erigido en juez de vidas privadas y se
divierte achacando a faltas supuestas o reales las calamidades que cada quien
padece”; este tipo de escritos se ajusta a la opinión de Ortiz Monasterio respecto a
la búsqueda de diversión, pero en los fragmentos siguientes aparecen otros
anónimos que en realidad tiene una función útil y no sólo la de divertir; son
mensajes enviados por los caciques y terratenientes para intimidar a los que
quieren justicia en el reparto de las tierras:
Como esto de los anónimos está de moda, a mí se me ocurrió que los principales dueños
de las tierras, que somos los más perjudicados, nos mandáramos unas cartas muy mal
hechas en que se nos pidiera dinero con amenaza de muerte, para achacárselas a 10s

‘Oy Ortiz Monasterio, Op.Cit., p. 50.

77
tlayacanques. Así podremos meter en la cárcel a dos o tres indios de los más
encalabrinados, para que todos se pongan en paz. (f. 214)
Ortiz Monasterio menciona que la palabra -en este caso la palabra escrita-
no provoca nada en un futuro, no interfiere en nada con éI, pero es evidente que
sucede lo contrario. En otro fragmentoencontramos a uno de los terratenientes
negándose a participar más en la lucha contra de los indígenas, y esto se generó
por los anónimos, una manifestación de la palabra:
- ioigame, óigame, qué se me hace que usted ya se nos está volteando! A ver qué me
dice a la hora que le quiten sus tierras ...
- Pues que se haga la voluntad de Dios( ...)
Si se hace justicia que se haga sola.
- Mañana mismo quiero que usted repita en la junta esto que me acaba de decir.
-Yo ya no voy a ninguna junta, después de lo de los anónimos, (f. 219)
Hastaeste momentohemosapreciado cómo la palabra informa a los
personajes, también hemos visto su importancia en las acciones; lo que nos falta
señalar es que por medio de la voz, a partir de lo que determinados personajes
dicen, nosotros los lectores conocemos el núcleo de la novela:el problema
territorial entre indígenas y terratenientes, y lo observamos desde una serie de
perspectivas que abarcan diversas personas y tiempos.
Señalamos en un apartado que los hechos históricos se caracterizan entre
I otras cosas porque importan a un determinado grupo social, también porque ellos
son en cierta forma los causantes de algún aspecto del presente. Los historiadores
los recogen y organizan a partir de las consecuencias: del presente. Es un trabajo
con el tiempo y Io que ha sucedido en éI: se observan las consecuencias (vistas
en el presente) y se hacen inferencias acercade las causas (pertenecientes al
pasado). Lo quesucedeen la novela tiene una relación muycercanacon esta
actividad, pero con variantes singulares; en el presente de La feria observamos un
conflicto entre indígenas y burgueses por la posesión dealgunas tierras, y las
causas --los hechos históricos- sonexpuestas ante nuestros ojos no comoun
elemento perteneciente al pasado, sino al presente, al momento enqueson
producidos. ¿Por qué ocurre esa situación?, porque su enunciación se da en esa
flexión verbal. Son voces pertenecientes a la Colonia, al siglo XIX, a los primeros
años del siglo xx, todas ellas en presente:

78
Muchas veces estas historias, narradas desde un presente de la escritura o derivadas de
un diálogo, no suceden necesariamente en el presente de la historia, sino que son
imágenes por las que, a manera de una cámara móvil fotográfica, traspasa el texto
recogiéndolas o mostrándolas justamente en el momento que ocurre, pero que pueden
ocupar uno u otro espacio textual (...). En este sentido, el presente de la narración, remite
a varios presentes de las acciones.”o
Son pasados bajo la imagen de un presente, y toman esa figura porque
todos o la mayoría de los fragmentos que componen la novela tienen ese formato,
y es que el estilo directo del que ya hablamos goza de esa distinción: de estar
realizándose. De esta manera, un fragmento reza:
Y o , Don Joseph Rea y Monreal, Alcalde Mayor por su Majestad de esta Provincia(...),
certifico y doy (el subrayado es mío) fe en cuanto puedo(...), que el tenor del escrito y
escritura de Jura de Patrón de este pueblo contra los terremotos (...), es del tenor
siguiente: En el Pueblo de Zapotlán, en catorce días del mes de Diciembre de mil
setecientos cuarenta y nueva años ... (f.22)
Hicimos alusión en párrafos anteriores sobre la individualidad y unicidad de
los personajes, sin embargo, no son seres aislados, y no lo son porque “viven” en
un lugar común: Zapotlán. Por ello, cuando se observa la novela como un
macrofragmento donde el personaje que en éI habla es Zapotlán, ya no es
pertinente hablar del poblado simplemente como el lugar donde transcurren las
acciones -como ya se mencionó-, se ha elevado a la categoría de personaje. Los
personajes más recurrentes, como el niño aprendiz de impresor, don Salva, el
joven enamorado del diario, Juan Tepano, entre otros pierden, relevancial’l y se la
otorgan al poblado: “...en ella (La feria) todos los personajes, identificados o no, se
integran a la población, la originan y se disuelven al fin en ella (...) la totalidad
definitiva prevalece porque no hay lugar para protagonismos”.’12 Y es que no
importando que haya una división clara de clases -indígenas, clase media,
terratenientes y caciques- y aún de individuos, finalmente van a ser un fragmento
de Zapotlán, se pierden en él. Para ejemplificar lo anterior observamos que
~~ ~ __

“O Sara Poot Herrera, Op.Cit., p.174.


Ill
En “La feria: México sagrado y profano” se hizo una división de las microhistorias que componen l a
novela: “...de las 289 unidadesquelacomponenúnicamente29deellasquedanaisladasde las demás,
mismas que se van uniendo una a otra, hasta constituirse en 18 pequeñas historias ...” “La Feria: México
sagradoyprofano”, (sin autor) en Texto Crítico. 11. 5 (Septiembre-Diciembre, 1976), p. 28.
‘ I 2 Ignacio Ortiz Monasterio, Op.Cit., p. 41.

79
después deltemblor muchas personas fueron a confesarse y, “Como ya los
sacerdotes llevaban veinticuatro horas sentados en el confesionario y el río daba
vueltas y vueltas y los pecados eran siempre los mismos (el subrayado es mío), el
señor cura decidió pronunciar un solo €go te absolvo y conceder la absolución
para todos los vecinos ...(f.136)”. El terremoto nos mostró no a determinados
protagonistas, sino a muchoscooperando para formar uno: Zapotlán, el pueblo
que se eleva a la categoría de personaje, y Io hace porque actúa; se manifiesta a
través de la voz anónima de algunos personajes que se refieren al “nosotros”, no a
la primera persona del singular: “Y nosotros salimos ganando porque la feria de
Zapotlán se hizo famosa por todo este rumbo. Nadie se arrepiente cuando viene a
pasar esosdías con nosotros.”(f.26); “Ahorasomosuna ciudad civilizada: ya
tenemos zona de tolerancia.”(f.114); ”Todo el año parecemos coheteros, nomás
pensando en la feria, llenándonos de pólvora la cabeza, para que a la hora de la
hora, todas las ilusiones se nos beban...”(f.242).
Gracias al temblor no únicamente se vio a un personaje colectivo formado
de átomos. De igual forma observamos qué importancia guarda la polifonía en el
texto, porque debido a ella es posible conocer desde distintos ángulos al poblado,
y los problemas que viven en él.113
Cual si fueran un río, las voces de los personajes se mezclan, tropiezan -
no importando la clase social a la que pertenecen-, y dan un panorama general de
lo que es el lado escondido de Zapotlán. El cura que realiza la confesión se refiere
a ellos, los dueños de las voces, -e implícitamente de Zapotlán- de esta forma:
“Perjuran mienten, matan, roban, adulteran, oprimen y las sangres les suceden a
las sangres (f.135), como si fuera una remembranza de las maldiciones lanzadas
a Tzapultlatena en el fragmento 14.
Hasta este momento hemosapreciadocómo la palabra informa a los
personajes, también hemos visto su importancia en las acciones; lo que nos falta
señalar es que por medio de la voz, a partir de lo que determinados personajes

113 <b
La polifonía y elfragmento (...) seconcentranfundamentalmenteendosmomentos. El primero
corresponde a la manifestación colectiva que deriva del temblor (f.129)(...)
El otro fragmento que reúne la diversidad de voces y conciencias fragmentadas es el relativo a la confesión
Op.Cit., pp. 162-163.
general (f. 135) (originada de igual forma por el temblor).” Sara Poot Herrera,

80
dicen, nosotros los lectores conocemos el núcleo dela novela: el problema
territorial entre indígenas y terratenientes a través del tiempo, y quien nos Io hace
saber es principalmente Juan Tepano.’I4 El se convierte en historiador oral; nos
habla del origen mítico de Zapotlán, de las costumbres, de las pugnas, de la
desilusión de los indígenas. Todo ello lo dice, como señalaba la cita de Ortiz
Monasterio, de manera alegre, al igual que la mayoría de los personajes que
pueblan la novela.

I I4
En el subcapítulo dedicado aéI se explicará más detalladamente cómo participaen la novela.

81
4.2 La oralidad (herramientade la Historia) frente ala escritura.

La tradición oral y la oralidad son aspectos fundamentales para el análisis


de La feria porque toda, o casi toda abunda
en ejemplosde estas dos
modalidades de discurso. Se debe distinguir entre oralidad y tradición oral, de Io
contrario, seguramente se caería en el error manifestado por Jorge Arturo Ojeda.
ÉI dice, apoyándose en un artículo de Julio Ortega: “JulioOrtega hahecho
hincapié en la calidad de literatura oral que tiene La feria, pero hay que añadir que
carece de relación con la exactitud antropológica que ofrece la cinta
magnetofónica. Es oral porque todo lo habla el pueblo, pero en rango artístico...”.
A la oralidad le otorga las características de los dos términos. ÉI opina que la
oralidad es una narración detallada que no excluye interrupciones, silencios,
digresiones, etc.,de la plática del o de los interlocutores, a la manera de “las
cintas magnetofónicas” (esta empresa es del todo imposible, yaque la cinta
recoge estornudos, carraspeos, mala respiración de los hablantes, ruidos
externos, etc.). Sin embargo la oralidad tiene una acepción muy distinta a la de la
tradición oral.
Todo mensaje articulado y transmitido por la boca es oral, asíhaya sido
emitido en un pasado o un presente, por un individuo o una colectividad. Así, en la
novela hallamos que la confesión grupa1 (f.135); las disputas entre terratenientes
(f.51); los testimonios sobrenaturales deun personaje anónimo (f.227)’ son
ejemplosde “literatura oral”. SaraPootdacuenta de la oralidad diciendo: “La
oralidad del texto consiste fundamentalmenteenesasconversacionesquese
desarrollan y dan lugar a una gran plática que refleja el decir del p ~ e b l o ” . ’ ’ ~
La tradición oral se refiere, en su acepción más simple, a “los testimonios
del pasado que se han ido transmitiendo de boca en boca”. No toda referencia
sobre el pasado entra dentro de la tradición:
Sólo las fuentes narradas, es decir, las que son transmitidas de boca en boca por medio
del lenguaje. Los testimoniosoculares, aunque sean depositados oralmente, no sondel
dominio de la tradición, por larazón de que no son narrados. Latradición oral sólo

115
Sara Poot Herrera, Op.Cit., p. 153.

82
comprende testimonios auriculares; es decir, testimonios que comunican un hecho que no
ha sido verificado ni registrado por el mismo testigo, pero que ha sido aprendido de oídas.
Se desprende igualmente de esta definición que los rumores no pertenecen a las
tradiciones orales. En efecto, aunque estas fuentes son orales y transmitidas de boca en
boca, no conciernen sin embargo al pasado.”‘
Vemos en la novela pláticas concernientes al presente que se están
desarrollando; es decir, ni siquiera narran algo ya acaecido:
- Estamos (el subrayado mío) operando con pérdida.
- ¿De veras, don Salva?
- Sí, pero más vale operar con pérdida que dejar de operar ...(f.149)
En este ejemplo, el verboen presente demuestra que los personajes se
refieren a un tiempo que está formándose, no es parte del pasado, y el tema del
cual hablan no se los transmitió un tercero. Por lo tanto, a lo que se está refiriendo
Ortiz Monasterio de manera recurrente en su trabajo es a la oralidad:
Los pobladores de Zapotlán acostumbran acudir a la palabra por el gusto y contento que
causa en ellos el hecho mismo de expresarse, por el agrado que presenta tener que ver en
la vida del lenguaje (...), pese a la trascendencia o la levedad del asunto animado por la
palabra, se percibe en los habitantes de L a feria una franca dicha que festeja el don de la
lengua y se goza en éI al comentar el punto, al conversar, relatar, citar y anotar...’”
La novela es un conjunto de testimonios con distintas presentaciones; todos
ellos dan referencia a algún instante de la vida de determinado personaje, de un
tercero, o del pasado de Zapotlán; estos testimonios, como ya se dijo en el
apartado anterior, por la falta de un narrador, tienen la facultad de construir a los
personajes. Entre estos testimonios hay algunos que son tradición oral, y Io son
porque se ajustan a las características expuestas por Vansina, entre las que se
halla el que el nuevo trasmisor de la tradición halla aprehendido cierta información
del pasado por determinadosmedios. Pero veamosalgunos ejemplos de estos
testimonios para, a partir de ellos, distinguir cuál es en realidad tradición oral, y
cuál únicamente oralidad.
En un fragmento, donde le preguntan a determinado personaje acerca de la
forma en que murió el Licenciado, éste les responde:

I16
Jan Vansina, La tradición oral. Trad. Miguel María Llongueras, Editorial Labor, Barcelona, 1966, pp. 33-
34.
I17
Ignacio Ortiz Monasterio Quintana, Op.Cit., p. 43.

83
- Lo vi como que se fue de boca, como que le dieron un empujón (...)
-Y éI qué te dijo.
- Nada. Nomás movió los labios como que iba a rezar (el subrayado es mío). (f.88)
En este caso la información que se le da al lector y al interlocutor de la
novela es de primera mano.
Enotro fragmentose refieren a una noticia, más específicamenteaun
rumor; es información cuyoorigen se desconoce :
- Dicen que a la gente se le ha pasado la mano en las denuncias y no contentas con
señalar a las que de veras le hacen al áijale, algunas viejas quedadas se aprovecharon
para echar de cabeza a más de una muchacha decente, diciendo que la habían visto
entrar y salir de tal o cual casa colorada (el subrayado es mío).(f.l17)
Se debe resaltar una característica de la información manejada en este
fragmento: es generadaenunpasadocercano e importa más pocos individuos
que a una comunidad o grupo social.
Un último ejemplo nos habla sobre ciertos hechos sucedidos en un pasado,
hechos que en cierta medida son importantes para Zapotlán:
- La Cuesta de Sayula es un lugar funesto. Zapotlán y Sayula no se llevan muy bien,
desde que tuvieron un pleito en 1542 (...). En la cuesta han ocurrido muchas muertes y
desastres, sobre todo dos: el descarrilamiento y la batalla de 1915. La batalla la ganó
Francisco Villa en persona, y a los que lo felicitaban les contestaba: ‘Otra victoria como
esta y se nos acaba la División del Norte.’”’ (f.28)
Los dos primeros ejemplos no son tradición oral, el primero no lo es porque
la información que nos proporciona es contemporánea, además deque esta
información no ha sido trasmitida “de boca en boca”; en el siguiente fragmento, a
pesar de que si han sido varios los que han enunciado el mensaje o información,
tampoco puede ser tradición porque también es contemporánea. Si es parte del
pasado, pero
del pasado inmediato. Entonces se puede afirmar que sólo

I18
Se escogió este fragmento como parte dela tradición oral porque es muy conocida esta anécdota entre los
pobladores del Zapotlán. En, González Ochoa, Héctor, Recuerdos de Zapotlán, cuarta parte. (Guadalajara,
Jal., Méx.) (sin y siv), 2000, se cita de igual forma dicha batalla, aunque con un cambio en la fecha: “Ya por
1916 en la cuesta de Sayulael ejército del General Francisco Villa, vence al General Manuel M. Diéguez (...),
Villa entra a nuestra ciudad al frente de 35000 hombres (considero que huboun error de imprenta porque más
adelante se explica que la muerte de mil hombres fue una gran pérdida. El número que creo correcto es de
3500 hombres.), que dividió en brigadas (...) en la hacienda de San Nicolás se hace una pira de soldados
muertos y se les prende fuego para incinerarlos ya que según el reporte murieron alrededor de mil soldados
villistas en combate, tanto que fue la célebre exclamación de Villa que dijo ‘otro triunfo como este y se acaba
la División del Norte”’ (pp.5-6. El subrayado es mío)

84
determinados testimonios de la novela pertenecen a la tradición oral, lo demás es
parte de la oralidad.
Es importante mencionar que el ambiente social donde se produce la
tradición es uno de los factores que la van conformando, aunado a los intereses
particulares del emisor: los dos factores citados, entre otros, perfilan cada tradición
así como su función. En otras palabras, la tradición tiene una función o funciones
implícitas, ora para la sociedad donde se produce, ora para el emisor de ésta.
Para la primera: “...pueden resumirse en dos principales: la adaptación de esta
sociedad a su medio ambiente y el mantenimiento de la estructura social a través
del t i e m p ~ . ” , ”y~por el lado de las funciones y objetivos buscados por el testigo (el
emisor), entre otros se encuentran “los jurídicos, económicos, políticos, didácticos
y estéticos”. Aplicado a La feria, el objetivo buscado Juan Tepano, el personaje-
testigo donde se puede apreciar más claramente los rasgos de tradición oral, es
esencialmente jurídico y económico, porque a través de Io que enuncia, éI legitima
y da validez a la lucha que desde hace varios siglos han emprendido los indígenas
para que les sean restituidas ciertas tierras.
Entre las funciones y objetivos que la sociedad incorpora en la tradición oral
está la historia, porque muchas veces, y casi es una ley, el que las sociedades
busquen darle consistencia a su realidad presente a través del pasado. Con el
paso del tiempo las acciones -sean heroicas o deleznables- de los líderes o
personas singulares -héroes, villanos-, de una u otra forma se convierten en
pilares de la sociedad en cuestión. Para ser más específicos, del poder vigente. Si
esta sociedad tiene memoria, ya sea oral o escrita, este poder se justifica. Así, la
tradición oral legitima al poder, porque en ella va incrustada la Historia. En La feria
es algo complejo encontrar dónde está la tradición oral, porque como se mencionó
en el apartado anterior, todos los personajes, sean del siglo xx, o de cualquier
otro, dan la sensación de tener una misma jerarquía, y por lo tanto, la misma
facultad para hablar acerca del pasado; es decir, no se sabe, por su misma
igualdad, quién nos habla con tradición oral y quién no.

‘I9 Jan Vansina, Op.Cit., p. 95.

85
Señalar que la tradición oral es una herramienta de la Historia, implica
reconocer al primer testigo de la cadenade testigos. ÉI vio un fragmentodela
realidad -el material que con el transcurso del tiempo irá transformándose en algo
distinto a la forma primordial-, pero, afectado por un sistema de valores vigente
además desus principios e intereses, su testimonio no será una trascripción
exacta, más bienuna adaptación a susnecesidades inmediatas: “...el primer
testigo deforma la realidad voluntaria o involuntariamente, ya que no recibe más
que una parte de ella y atribuye un significado a lo que aprecia. Su testimonio lleva
Con los siguientes testigos de la cadena ocurrirá
la huella de su personalidad...’’.120
algo similar, tenderán a incorporar “algo”, a adaptarla tradición; por lo tanto es
imperativo que el historiador, si intenta valerse de ella (la tradición oral), sepa
extraer ese núcleo de realidad que recogió el primer testigo, analizando también
los objetivos de tal tradición, pues por su misma naturaleza, ésta enmuypoco
tiemposedeforma. Por lo que hasta ahora hemos dicho, se aprecia quehay
similitudes con los cuentos populares, quese originan por acontecimientos
pertenecientes a un sitio específico, y que, al ir avanzando el tiempo, e ir también
vulgarizándose, aquéllos, seguramente van modificando los acontecimientos que
dieron origen al relato, ese núcleo de realidad del que ya se habló renglones atrás.
Las tradiciones orales de una colectividad buscan ante todo, que la
trasmisión por el testigo o testigos se realice con cuidado “...precisamente a causa
de su importancia funcional, mientras que las segundas (las privadas) son muy a
menudo transmitidas por azar, sin ningún control yabiertasa la fantasía
individual.”,’*’ para lo cual se busca o exige en determinadas culturas un testigo-
emisor. La presencia deeste personaje garantizará una reproducción fiel de la
tradición en cada enunciación; en cambio, si se permitiera a cualquier miembro de
la colectividad trasmitir la tradición, ésta se modificaría enormemente. Ahora,
suponiendoquecreyéramosen Io dicho por Ortiz Monasterio respecto a quela
Oralidad y la Tradición oral son una misma, eso nos obligaría a pensar que todos
los personajes están condicionados para hablarnosacerca de la Historia, pero,

120 Ibid.,p. 93.


‘’I Ibid.,p.101.

86
con Io queahorahemos visto, se demostró que no, que sólo determinadas
personas pueden hacerlo. Por eso precisamente en algunos pueblos “que poseen
una organización central se halla a menudo un funcionario encargado de recitar la
historia en ocasiónde manifestaciones públicas.” Este tipo de personas tiene
conocimientos “esotéricos”, entendiendo a éstos como un conjunto de
conocimientos propios de un grupo de la sociedad, y por lo tanto, vedados para el
resto; entre sus miembros únicamente está permitida su transmisión. Y es que, por
la clase a la que pertenecen estarán obligados a mantener tal tradición. Nosotros
creemos que Juan Tepano tiene este tipo de conocimientos en La feria ya que es
una persona con un cargo Único de entre el grupo al que representa: es el Primera
Vara.122 (De esto
hablaremos más adelante)
A veces los transmisores-testigos se auxilian de elementos mnemotécnicos
con el propósito de recordar con exactitud las tradiciones: pueden ser objetos,
cantos, “ritmos de tambor”, “el paisaje, con sus particularidades, sea o no formado
por el hombre”, etc. Pero también pueden ser frases o fórmulas didácticas, como
señala Vansina en unejemploque da:“‘¿Cuáles son las azadas que Wootha
forjado’, piden los bushoong.La respuesta es: ‘Los pies de los hombres’. La
adivinanza resulta incomprensible si no se sabe el mito según el cual Woot forjó
los pies de los hombre^."'^^ En este caso la frase o fórmula, es la pregunta, a partir
de ella sereconstruye el mito. La fórmula escomo unbotón que pone en
movimiento un mecanismo de determinados recuerdos en la mente del transmisor-
testigo (o transmisores, en este caso). En La feria, el recurso mnemotécnico que
Juan Tepano usa para dar una trasmisión correcta es la repeticiónde algunas
palabras; a partir de ellas se va estructurando la historia de los orígenes míticos de
’ ~107).
Z a p ~ t l á n(f. ~
Hemos visto que la tradición oral es importante para un pueblo o localidad,
pero también lo puede ser para el Estado o Nación que acoja en su seno a tal
comunidad, porque así es posible conocerno sólo rasgos generales sobre la
conformación del conjunto de localidades, el Estado, sino también detalles -

122 De esto hablaremos en el siguiente apartado.


123 Ibid.,p. 158.
I24
En el siguiente subcapítulo abundaré sobre el uso de las fórmulas en los discursos de tradición oral.

87
otorgados por la localidad- que parecen irrelevantes, pero que finalmente
contribuyen a su constitución. Sin embargo, se debe recordar que tales tradiciones
orales están abocadas en esencia al poblado, no buscan justificar un Estado o dar
cuenta de éI; se refieren tan sólo a la localidad en que fueron originadas, son
microhistorias: “como fuentes, estos relatos son a veces engañosos, porque los
datos que suministran son a veces tan locales y limitados que no se les llega a
enlazar con una historia general. Por otra parte, son generalmente más precisos y
más coherentes que los datos suministrados por la historia Con La
feria podemos conocer no sólo la historia de Zapotlán, también gracias a ella
podemos conocer incluso la región donde está enclavado el poblado y los
problemas que tienen y han tenido situación de los naturales de esos sitios.
Entonces, las narraciones que suministra la tradición oral son también
fuente de información histórica, no sólo para individuos, también Io son para una
localidad, e incluso para un Estado. Aplicada a la novela, la tradición perfila el lado
no dicho por la historia documentada (aunque se enlaza con ésta); es una de las
voces que construyen a Zapotlán y que tienen más peso. Obedecen a motivos
particulares, a un sistema de valores vigente, a intereses epocales. Pueden ser
transmitidas por una persona específica o por cualquiera; y haber sido originadas
por un hecho verdadero, pero por las distintas personas que lo han enunciado -
por sus particulares interpretaciones- diferirán en gran medida la Mima y la primer
versión; acentuándose dicha distinción si el lapso entre la primera y la última
enunciación es muy grande.

‘25 /bid., p. 166.


4.3 Juan Tepano, representante de la historia oral y la historia
documental

La importancia de los personajes


que
pueblan unrelato va a estar
determinada por el peso que tengan en el desarrollo de las acciones. Gracias a
esto podemos identificarlos como principales, secundarios o incidentales. La
cuestión que debemos resolver en este caso gira en torno a Io que en apartados
anteriores se señaló: la clasificación de los personajes de La feria resulta
compleja, porque dentro de la porción de texto que le tocóa cadauna de las
distintas historias hay varios personajes principales; peropertenecena distintas
historias las que muchas veces no tienen nexos muy estrechos entre ellas.
Si tomamos en
cuenta
que esas historias guardan
cierto grado de
independencia con respecto a las otras. No por ello debe pensarse que se pueden
eliminar sin modificar el texto profundamente,pues si estuvieran ausentes,
muchas delasacciones del texto no se hubieran desarrollado. Por ejemplo, si
doña María la Matraca estuviera ausente, con seguridad no hubiera prostíbulos en
Zapotlán, y por lo tanto, la llamada zona de tolerancia -de la que se habla en un
buen número de fragmentos- no hubiera sido creada. En un segundo ejemplo, de
haber faltadoel Licenciado, hubiera cambiadoen gran medida el desarrollo de
muchas acciones: quizá la Funciónla hubiera organizado otra gente rica del
pueblo, negando con ello la participación de los indígenas y de otros personajes
en su organización; y además, de no haber muerto el Licenciado justo en ese año,
probablemente los indígenas no habrían tenido la oportunidad de levantar su voz
para exigir justicia. En suma, de haber tenido lugar la omisión de determinados
personajes, la novela habría cambiado totalmente.
Mas, ¿por qué darle un apartado a Juan Tepano, si es tan sólo el personaje
principal de una de las historias?
La respuesta es que en éI se concentran los problemasde las otras
historias, o al menos, lo que éI plantea yhace, tiene una relación con lo que
sucedeen las otras historias. Es un eslabónfundamental en la novela. ¿Pero
cómo ocurre eso?

89
Seha dicho en otros capítulos que la Historia esunaespecie demarco
donde se enclava La feria. Ella es la estructura que cohesiona al texto porque se
remite a cuestiones que importan al pobladoen general: la tierra, entendidano
únicamentecomo el espaciodondese vive, sino también al espacioqueda
identidad, y vida.
Si Juan Tepano es el que menciona en el primer fragmento lo que sucede y
ha sucedido en Zapotlán a lo largo de los siglos en lo concerniente a la pugna por
las tierras, ¿no se debepensarque tiene un papel clave en la novela?La
respuesta no las da éI mismo a través de lo que señala y realiza. Lo singular de éI
es que nos habla de un pasado que sí está documentado y de otro que carece de
este sustento gráfico. Llevándolo finalmente a convertirse enun personaje
colectivo. Personaje queno sólo es el representante legalde la Comunidad
Indígena en el año que se celebra y organiza la feria, es también el representante
de ésta a través de la Historia, de ahí su singularidad e importancia.
El fragmento que inicia la novela expone de manera comprimida la pugna
territorial entre burgueses e indígenas a través de la historia y también relata que
desde la llegada de los españoles, los pobladores de Zapotlán han mantenido una
relación muy estrecha con la religión cristiana:
Somos más o menos treinta mil. Unos dicen que más, otros que menos. Desde que Fray
Juan de Padilla vino a enseñarnos el catecismo, cuando Don Alonso de Ávalos dejó
temblando estas tierras.
(.-I
Antes la tierra era de nosotros los naturales. Ahora es de las gentes de razón. La cosa
viene de lejos. Desde que los de la Santa Inquisición se llevaron de aquí a don Francisco
de Sayavedra, porque puso su iglesia a parte en la cofradía del Rosario y dijo que no les
quitaran la tierra a los tlayacanques( ...), Lo cierto es que la tierra ya no es de nosotros y
allá cada y cuando nos acordamos. Sacamos los papeles antiguos y seguimos dale y dale.
“Señor Oidor, Señor Gobernador del Estado, Señor Obispo, Señor Capitán General, Señor
Virrey de la Nueva España, Señor Presidente de la República ... Soy Juan Tepano, el más
viejo de los tlayacanques, para servir a usted: nos lo quitaron todo ...
En esta porción del texto apreciamos que desde hace varios siglos a los
indígenas los ha perturbado la disputa por la tierra. También se observa el tipo de
autoridad civil al que han elevadosusdemandas los indígenas. Juandaun

90
vistazo, sintetizado al máximo,a la historia de México desde la llegada de los
españoles hasta las primeras décadas del siglo xx.
Probablemente haya un asentimiento con lo que Juan Tepano dice y está
respaldado por documentos históricos, pero también, con seguridad surja una
duda con respecto a Io que menciona sobre el pasado precolombino de su pueblo.
Mas creemos que debe uno bajar la guardia ante la historia oral, porque de una u
otra forma, la historia comenzó siendo así: transmitida de boca en boca:
En las sociedades sin escritura (yen los antecedentes ágrafos de nuestra sociedad) la
historia era una tradición oral, conservada sólo enla memoria viva y transmitida de
generación en generación por medio de narraciones populares, baladas y versos épicos.
(. . .)
Sin embargo, en lo tiempos modernos los historiadores han preferido, con mucho, crear
sus historias a partir de la evidencia documental exclusivamente y han tendido a descuidar
la evidencia contenida en los artefactos o en la historia viva de la tradición
No es que Juan Tepano en realidad nos esté hablando; no, no nos habla, y
eso esto no se puede negar porque éI es un ser de papel; si acaso son las grafías
ordenadasen palabras y despuésen frases y enunciados, las quenosdan a
entender que Juan habla. Pero defendemos nuestra opinión de que Juan sí utiliza
la tradición oral por el usode ciertos recursos como el de las repetición. En el
siguiente ejemplo lo veremos con claridad.
En el fragmento 107 Juan Tepano quiere persuadir a Layo de que no les
apunte a los cuervos que se paran en la milpa porque en un tiempo muy lejano
fueron humanos:
- A los cuervos no les tires, Layo. Nomás espántalos (I). Son cristianos como nosotros y
no les hacen daño a las milpas. Nomás nadan buscando y buscando entre los surcos (. . .)
- Nomás espántalos, pero no les tires(7). Los cuervos son como tú y yo (...). Pobres, no
tienen la culpa de haber caído en la tentación(2). Ustedes ya no se acuerdan, pero los
cuervostrajeron otra vez el maíz a Zapotlán(3), cuando nos lo quitaron las gentes de
Sayula (...), nuestra tierra se llamaba Tlayolan, que quiere decir que el maíz nos da vida.
Pero los vecinos nos hicieron guerra entre todos. Nos quitaron primero la sal y luego se
llevaron las mazorcas, todas, sin dejarnos ni un grano para la siembra. Y nos cercaron el
llano, guardando todos los puertos par que nadie pudiera pasar. Y entonces Tlayolan se
llamó Tzapotlán, porque ya no comíamos maíz, sino zapotes,chirimoyas,calabazas y

91
mezquites(4). (. ..) Pero tuvimos un rey y su nahual era cuervo ( . . . ) . Y con los poderes
antiguos de Topiltzin y Ometecutli, nos enseñó a todos para que nos volviéramos cuervos
(...) muchos de nosotros no se aguantaron las ganas y se tragaron el grano en vez de
sembrarlo en nuestra tierra. Y ya no volvieron a ser hombres como nosotros.. .
- No les tires a los cuervos, Layo(l), con tu escopeta. Ellos trajeron otra vez el maíz a
Zapotlán(3). Y los que cayeron en la tentación(2), no tienen la culpa. Querían comer otra
cosa, y ya estaban hartos de zapotes, de chirimoyas, calabazas y mezquites(4). Por eso
andan volando todavía por los campos. (el subrayado y la numeración son míos, f.107)
Las partes en cursiva y numeradas coinciden casi perfectamente, creemos
que eso hace que Juan recuerde con mayor facilidad el contenido de su narración.
Estas repeticiones son instrumentos mnemotécnicos que agilizan la reconstrucción
de los relatos que se hacen en la tradición oral:
Con el objeto de retener bien las tradiciones, se usan a menudo ciertos objetos materiales
(...). Ciertos recuerdos que facilitan la memoria de una tradición están a adheridos a ellos.
(...I
Entre los medios mnemotécnicos que no hacen uso de objetos materiales deben ser
señalados los cantos y los ritmos de tambor (...). Es más fácil retener estos ritmos que dan
la melodía tonal que las propias frases.’*’
Aunque en el texto de Vansina no nos habla acerca del valor mnemotécnico
de ciertas palabras o frases que se repiten, consideramos que tienen la misma
función del tambor o las canciones: le dan ritmo al relato, logrando así, que éste
fluya fácilmente de la mente del enunciador, que en este caso sería Juan Tepano;
consiguiéndose con ello una mínima deformación de los datos.’28
El tiempo también juega un papel importante en la tradición oral. ÉSta se
distingue por su indeterminación. No hay fechas exactas. El porqué de esto tiene
que ver con los oyentes.
El narrador, por lo regular, presupone que los oyentes pertenecen a su
mismo grupo social, y por lo tanto, tienen un conocimiento mínimo o vago de Io
que dice, haciendo innecesaria la especificación de ciertos datos. Así que, corno

Thad Sitton, Historia oral. FCE, México, 1989, pp. 12-13


12’Jan Vansina, Op. Cit., pp. 49-5 1.
No podemos asegurar que lo narrado por Juan Tepano en este fragmento sea parte o no de las historia oral
de Zapotlán, pero de lo que sí estamos seguros, es que en lo concerniente a las raíces etimológicas que se
señalan en el mismo apartado son las que se mencionan en documentos históricos. Por lo cual creemos que
dentro de la tradición oral, inventada o rescatada por Arreola hay un núcleo de verdad, verdad histórica. (en
la cita número 6 de “Dos tiempo en Laferia”, observamos esto)

92
vemos enel ejemplo, Juan no nosda una fecha para ubicar la época en que
sucedió tal problema, sino otros hechostrascendentes para el poblado: nos
quitaron primero la sal y luego se llevaron las mazorcas (...), y nos cercaron los
llanos, guardandotodos los puertos para que nadie pudiera pasar.”. Todo Io
anterior ocurre porque Juan no está hablando con extraños sino con uno de su
comunidad. Nosotros los lectores somos los que con indiscreción observamos y
“escuchamos” Io quesucedecon estos personajes, de ahí que no sedé más
información
sobre
datos como estos. Pero
también, por ser distintas las
sociedades, la concepción del tiempo tiende a no coir~cidir.’~~
Para analizar a Juan Tepano no sólo por el lado de historiador oral, sino
también por el lado de historiador documental, se debe tomar en cuenta el papel
que juega en la comunidad indígena.
Juan Tepano es Primera Vara, la máxima autoridad que se puede tener en
ese grupo social.13oGracias al cargo que detenta, además de los propósitos por

‘ 2 9 “Uno de los cuentos de fantasmas de Edith Warton empieza más o menos así: ‘El otoño después de que

tuvefiebre tifoidea.. .’. No sedaningunaotrafecha: la narradora debehabersentidoque estoera


suficientemente preciso y que su auditoria implícito, sus ‘lectores modelo’ no necesitaban más.
(. . .) . . .(la historia) puede haber ocurrido en cualquier momento.
Quedamos excluidos del sentido del tiempo de la narradora y, por lo tanto, del sentido de la realidad que
comparte con su círculo (. ..)
Esta es una experiencia común para los historiadores orales.”, Alessandro Portelli, “‘El tiempo de mi vida’,
las funciones del tiempo en la historia oral”, en Aceves Lozano, Jorge, Historia oral, Instituto Mora/UAM,
México, 1997, p. 205. Aunque, en el fragmento que estamos analizando sí tiene un valor el tiempo, por la
lejanía Juan Tepano decide no tocarlo, logrando con ello que se justifique el que los hombres hayan podido
cambiar de forma. Es decir, los remitió a un tiempo mítico donde era posible realizar muchas cosas, incluso
las que parecen imposibles. Y habló sin especificar tiempos “sabiendo de antemano” que se estaba dirigiendo
a una persona que tenía un conocimiento anterior: Layo.
I30
El fragmento 35 lo describe algo de su vestimenta, su vara de mando, “...hecha de madera incorruptible,
con casquillo y contera de plata. Cerca del puño, a la vara le colgaba un listoncito tricolor...”.
Debido a l a carencia dedocumentosque describan la estructurasocial de los indígenas de Zapotlán,
explicaremos qué función tenían los tlayacanques en baseainformaciónreferentea Tuxpan, un poblado
vecino de Zapotlán, porque guardan costumbres y tradiciones similares. De los tlayacanques nos dice José
Lemeiras Olvera: “Derivado de un cargo prehispánico, el de Tlayacanqui fue adoptado por los organizadores
de la colonización e instituido en Tuxpan y otras poblaciones del sur de Jalisco para encabezar lo barrios
indígenas. En su sentido náhuatl, el término indica aquel que es hecho (o llega hacerse) ‘nariz, guía, delantero
de la gente’,y Tlayacanque es su plural.”,JoséLemeirasOlvera, Op.Cit., p. 2. (En La feria, cuandose
refieren a los líderes indígenas de manera individual, se usa el término tluyacanque y no tlayacanqui).
En lo concerniente al nombramiento de Primera Vara, este cargo, al igual que el resto de los tlayacanques, fue
originado, ... en las elites de los caciques prehispánicos o llevados al frente de las parcialidades por ser

favorables al mundo de los dominadores españoles..”, Ibid., p. 3. Según Ferrnando Castolo (encargado del
Archivo Municipal de Zapotlán) el cargo de los líderes Tlayacanques se heredaba.

93
los cuales habla de determinados hechos históricos y m í t i c o ~ , podemos
’~~ estar
seguros de que la información que nos proporcione no habrá sufrido muchas
m o d i f i c a ~ i o n e s , modificaciones
~~~ a las que se exponen siempre los textos
pertenecientes a la tradición oral. Esta información la traduzco como tradición oral
(aunque provengan de un personaje ficticio, un ser de papel), ya que cumple con
las características que propone V a n ~ i n aEntonces,
.~~~ la tradición no habrá sufrido
cambios porque importa a un grupo social, no a un individuo únicamente: “Puede
decirse como regla general que, cuanto más ligada está una tradición a un interés
y cuanto más publico es este interés y funcionamiento importante, el control de su
recitación será más minucioso y la tradición estará preservada a lo sumo de
pérdidas de memoria”.134
En lo relativo a la historia documental, en el primer fragmento se tomó en
cuenta a diversos hechos trascendentes para la historia de México, y para la
microhistoria de Zapotlán; el problema que se vislumbra, como se mencionó en
“Los habitantes de Zapotlán contra la historia”, es que la historia local tiende a ser
negada, muy a pesar de los documentos o relatos que la respalden; de esta forma,
en el fragmento 274 (ya citado en ese subcapítulo) apreciamos que faltó muy poco
para que lo enunciado por Juan Tepano en sus distintas intervenciones tuviera el
respaldo de una autoridad no-indígena (cuando el párroco que estaba diciendo el
sermón decidió, después de lo que vio, no hablar acerca de los primeros años de
Zapotlán). Entonces, si pensamos que la historia documentada despierta una
mayor confianza que la historia oral, también debemos pensar que depende del
enunciador, y el cargo que detenta, el que la historia oral tenga credibilidad o no.

131
Me refiero a míticos, por el hecho de queintervienen fuerzas sobrenaturales, mágicas, para la comprensión
delmundo,que en el casode Zapotlánseríaexplicarqueregresó el maízalpobladograciasa la
transformación de humanos en animales.
13* Una comunidad se conforma gracias a que se comparten ciertos intereses, y uno de ellos, quizá el más
importante, es el del lugar en que se habita. Ahora, tomando en cuenta que lo señalado por Juan Tepano gira
sobre la cuestión de la tierra,debemosesperarqueesterelatoseamodificado muy poco o nada, ya que
importa no sólo a é1, sino a todo su grupo social. El suyo es un testimonio colectivo: “...cuando se trata de un
testimoniocolectivo,aquél -eltestigo- eludiráciertostemasy nomencionarámásque los quepueden
comportar la adhesión de todos los participantes.”. A través de la documentación que tiene Juan Tepano, se
comprueba la legitimidad de sus afirmaciones, y por lo tanto, se eliminan las discrepancias que pudieran
surgir entre los miembros de su grupo.
‘ 3 3 Véase el punto anterior de este trabajo, donde se habla de las características de la tradición oral y de la
oralidad.

94
Por Io tanto, podemos añadir que el uso de los dos tipos de historias, la
documental y la oral, se incluyen para empujar al lector a discernir entre la
“verdad” de la historia documentada, y la verdad de la historia oral que niegan los
que idolatran la historia documentada. Y por ello mismo valorar que Juan Tepano
no únicamente es el representante de La Comunidad Indígena ante los gobiernos
civiles, sino el que mediante la enunciación de fragmentos trascendentes dela
Historia tanto local como general, conecta a las otras historias. Es un personaje
imprescindible para la novela, pues, finalmente, todas ellas, de una u otra forma,
tienen una relación con la tierra.’35

134 Jan Vansina, Op.Cit., p. 54.


135 La relación ya se explicó en “Dos tiempo en La feria”

95
4.3 Rasgos irónicos en La feria

Ortiz Monasterio señala en repetidas ocasiones que la voz de los


personajes -en importancia- queda muy por encima de los problemas a los que
se refieren la novela, como son las infidelidades, los engaños, la disputa por las
tierras, etc. Para este mismo crítico el modo en que se expresan los personajes es
lo principal de La feria, quedando en segundo plano el tema, es decir, aquello de
Io que se habla tanto en los fragmentos, en su modalidad
de unidades
individuales, como en los fragmentos reunidos y constituyentes de unade las
diferentes historias que componen la n0ve1a.I~~
Todos los fragmentos, nos dice el autor citado, en cualquiera de las dos
formas ya dichas, están marcados por el fracaso y por la falta de un final; es decir,
que pareciera que faltó trabajar tales unidades, y o que fue voluntad
del autor el dejar abiertos esos finales. Para Ortiz Monasterio el tono alegre de las
voces a lo largo de la novela es lo esencial de ésta; la palabra como el esqueleto
que sostiene al texto, de ahí la ausencia de un final para cada fragmento; y no es
necesario, porque lo principal es el aspecto lúdico de la palabra, junto a su tarea
de cohesionar los fragmentos: “Los temasmencionados parecen inconclusos
porque carecen de la suficiente consistencia que los levantaría como tales, de la
integridad que les permitiría sobrevivir a la corriente de la palabra...”138El juego
con el habla se manifiesta en las conversaciones triviales, las anotaciones, los
diarios, las cartas, las confesiones (colectivas e individuales), los versos, etc. ¿Y
por qué Iúdico?, porquesegún el mismo crítico, cuando son expuestossus
problemas en cada enunciación, los personajes no lo hacen con el propósito de
que sean resueltos; lo hacen buscando de qué hablar. Porque los personajes, no

13‘ Algunos indican que son 18 historias (“Laferia: México sagrado y profano”, Texto Crítico 11. 5 . Sep-Dic.,
1976, p.28), sin embargo pueden variar dependiendo del juicio de cada lector.
13’ “El planode los sucesosqueselevantacon la expresiónde las subjetividadesestámarcado por la
convergencia simultánea de distintas historias (...). Dicho conjunto de hechos (...) no se integra en un relato
unitario, en unahistoriatotal. (...) los acontecimientosaparecencomoconcurrenciadeperspectivas
recortadas que nunca se enlazan definitivamente para completarun mundo acabado (...), no existe en La feria
el sentido unitario, el carúcterresolutivo que vienede la incorporación de las acciones en un corriente
definida que los vuelva elementos orgúnicos (el subrayado es mío).( ...) Son cuadros animados (...), completos
ya o completándose fracturadamente en algún otro lado. IgnacioOrtiz Monasterio, Op. Cit.,p. 58.
Ibid., p. 77.

96
importando la situación en que se hallen, buscanrecrearse.Poreso mismo la
solemnidad está excluida del discurso de cada uno de los fragmentos:
...como en la oralidad y en laescritura, los fragmentos recorridos por la forma literaria
celebran sobre todo elcontento que hay en la expresión. Sucede así porque su discurso es
antesquecualquiermensaje o contenido,lafelicidad dereunirseconla palabra,de
recrearse con ella, de suscitarla, de darle realidad. En la novela de Arreola (...) la forma
literaria es una manifestación límite, plena, de la alegríaque tantas veces entrañan los
actos de lenguaje... 1 3 ’
En realidad es importante la voz y el modo en el que hablan los personajes,
mas, pensar que ese ejercicio con el lenguaje sea lo principal de La feria, minimiza
el valor deotros aspectos; y, nos llevaría a una interpretación incompleta, o
superficial; por otro lado, es innegable que el tono alegre de las voces se vuelve
una constante de la que pocos fragmentos se libran, pero, precisamente por eso,
por su reiteración, pensamos que existe algo más que sólo el deleite con y por el
lenguaje, consideramosqueel autor mezcló, incorporó ehizo invisibles otros
significados muy distintos a los expuestos de forma literal, por ello, consideramos
que estamos ante la ironía. Pero aquí surgenalgunas disyuntivas quedeben
reflexionarse: ¿para qué ocultar el verdadero sentido de un mensaje -crítica,
alabanza, burla, etc.- en palabras y frases que no son el realidad aquello que se
quiere decir? ¿No es más adecuado hablar literalmente? La respuesta a la primera
cuestión nos la da Kerbrat-Orecchioni; ella dice: “...el tropo (la ironía) permitiría en
ciertos casos (...) hacer fracasar ciertas censuras morales o políticas y ‘hacer
pasar’ verdades propiamente indecibles: existen en efecto cosas que no se dicen
Por los ejemplos que más adelante veremos, y por el
-al menos dire~tamente”.’~~
tratamiento de algunos temas como el problema de tierras, apreciamos que en la
sí, eran tema tabú -y
novela no era posible hablar de ellos de forma dire~ta;’~’

Ibid., p. 48.
I4O Catherine Kerbrat-Orecchioni, “La ironía como tropo”, en De la ironia a lo grotesco (en algunos textos
literarios hispanoamericanos). UAM Iztapalapa, México, 1992, p.2 19.
141
Cuando se editó La feria, la reacción de ciertos pobladores de Zapotlán no fue precisamente de júbilo,
repercutiendo negativamente en la familia Arreola: ...a Juan José le afectó mucho más que a nosotros sus

hermanos.Recuerdoqueunode los caciquesquesevieronreflejados en la novelarecolectótodos los


ejemplares que pudo de ésta, y los quemó en el atrio de la catedral. Por haber escrito la novela Juan José no
fue bien visto por muchos tiempo. Después de que fue editada la novela (1963); varios años no pudo vivir
aquí. Tan solo nos visitaba.” Victor Ríos, Reporte de la estancia en Zapotlán (1 9-21 de octubre del 2000), p.
6.

97
quizá aún lo son-,deahí que haya sido imperativo decirlos irónicamente. Sin
embargo, Arreola no escribió la novela de tal o cual manera orillado tan sólo por la
tácita prohibición, fue por otro motivo como éI mismo dice: ”En un principio (a
través de La feria) tenía el propósito de rendir un homenaje a mi pueblo, al que
amo tanto, pero a la hora de escribir volvió a triunfar en mí no sé por qué artes, el
espíritu irónico y sarcástico que ya se había adueñado de casi todas las páginas
de C~nfabulario.”’~~
Entonces la ironía en La feria, significó hablar sobre algo
prohibido sin ir en detrimento del lado artístico.
Hutcheon indica que la ironía: “En el plano semántico (el que más nos
interesa) (...), se define como la señal de diferencia de significado, a saber, como
antífrasis. Como tal se realiza de forma paradójica, por una superposición
estructural de textos semánticos (lo que se dice/ lo que se quiere que se entienda).
Hay, pues, un significante y dos significad~s.”’~~
Apoyándonos en esta definición,
pensamos que se acentúa la idea de que la ironía tiene cabida en La feria, porque
opinamos que debajo de ese juego reiterado con el lenguaje del que habla Ortiz
Monasterio, subyace otro u otros significados.
Un texto puede ser catalogado como irónico -según Hutcheon-
dependiendo de la actitud del lector: si quiere verlo como tal en el texto habrá
ironía; de lo contrario estará ausente. La competencia del lector tiene cabida en el
reconocimiento de un texto como irónico, porque si el primero no tiene
determinados conocimientos que el autor presupone en sus lectores la ironía se
perderá: “Sí,por el contrario, la ironía (la parodia, o la sátira) escapa al lector, éste
leerá el texto simplemente como lee cualquier otro. Neutraliza el ethos pragmático
desechando el código que da nacimiento al fenómeno irónico (paródico, satírico)
mismo.”144Digamos, en este caso, que las pistas que el autor proporciona para
reconocer la ironía no cumplirán su cometido a menos que el lector descubra la
superposición de discursos.

14* Emmanuel Carballo, Op.Cit., p. 486.


143 Linda Hutcheon, “Ironía, sátira, parodia. Una aproximación pragmática a la ironía.”, en De la ironia a lo
grotesco (en algunos textos literarios hispanoamericanos). UAM Iztapalapa, México, 1992, p. 179.
‘44 Linda Hutcheon, Op. Cit., p. 186.

98
Ahora,veamos lo que nos ofrece Arreola. En La feria exhibe ante los
lectores una amalgamade situaciones queson comunes en muchos sitios de
México: el robo disfrazado como préstamos (simbolizado por el Licenciado) (f.76,
77,82); la manipulación del término decencia ’ (f.1, 14,1 15, 117-126); la
transgresión de códigos éticos (f.29); y, la inversión de funciones de ciertas
autoridades (f.56, 62, 84, 92, 105, 112). Las situaciones enumeradas tienen algo
de singular: los personajes a través desus diálogos intentan mostrar una
determinada imagen de respetabilidad, mas, al hurgar en el fondo, hallamos otro
significado. En lo relacionado a los casos arriba expuestos, los personajes y el
narrador quieren mostrar que Zapotlán es ajeno a aquéllos, sin embargo, al final
no lo consiguen porque el lector observa que late undiscurso simultáneo y
contrario al literal que es enunciado por los personajes en la novela. Este segundo
discurso se origina no tanto por deducciones exageradas o descabelladas sino por
otras causas,por ejemplo, por lo que dicen varios personajessobreun mismo
asunto; es decir, al existir varias visiones sobre un mismo tema será más difícil
generar opiniones erróneas sobre éste, o sobre lo que quiso decir el autor. De
igual forma, el discurso alterno surge cuando se aprecia que lo que hacen algunos
personajes o se supone deberían hacer, en nada concuerda con sus acciones.
La novela desde el mismo título nos sugiere que Io que ella exhibe no es
exactamente Io que está en el fondo y esto se origina al pensar en lo que denota
una feria (como ya dijimos en los primeros apartados): cambio de personalidad -
temporal-, ruptura de rutinas, juego, mascaradas, antifaces. Enel procesode
lectura comprobamos que el título concuerda con el contenido: lo enunciado viene
siendo unantifaz que oculta un rostro distinto al lacrimoso,alegre, molesto,
melancólico, etc., que está respirando en el texto.
El Licenciado, unpersonajede gran importancia para el desarrollo de la
novela, se constituye a partir de los recuerdos de otros personajes, uno de ellos
dice -cuando el Licenciado va rumbo al panteón: “se va a ir al infierno” por los
préstamos y letras de cambio que hacía;
- ¿Al infierno? -dice otro- Yo creo que cuando mucho el Licenciado va a irse al
Purgatorio. Ya ve usted las exequias que le hicieron, y dicen que le van a decir las misas
gregorianas (. . .)

99
- Pues que se quede un rato esperándolas, porque cuestan caras y a su hermano se le
va a hacer tarde en mandárselas decir.”(f.76)
Un tercer personaje fragmentos adelante aduce:
- Pobre Licenciado, al fin de cuentas era hombre como todos nosotros. Pero les tuvo
mucho amor a los centavos. Tanto que ni siquiera se casó (...) Ganaba con los días del
calendario, cada fecha tenía su vencimiento y los réditos se le venían encima aunque éI no
quisiera. No era muy usurero, pero dicen que a veces prestaba al por mayor.. .”(f.87).
Las dos posiciones critican tanto la práctica del prestamista como a la
religión católica.
En el segundo fragmento se indica, con humor, que del Licenciado no
dependían los préstamos, como si ya estuviera determinado que tuviera que ganar
dinero a costillas de los otros, es decir, se minimiza la culpa del Licenciado,
tratando de indicar que fue casi un castigo el haber vivido de esa manera, pero al
indicarlo en un tono de humor negro, lo que se da a entender es lo contrario: de éI
sí dependía todo,145no se le debe atribuir a la suerte o aotro ente el que el
Licenciado haya vivido a expensas de otros, pues al leer otros fragmentos se
comprueba la usura y el amor por el dinero que manifiesta el personaje (f. 73,77).
Por el lado de la religión católica, el texto (f.76) eleva la voz para decir que
el “reino de los cielos” está en venta, y los pecados son perdonados dependiendo
el capital con que se cuente. Por supuesto que no se indica esto del modo tan
explícito en que lo hacemos nosotros, pero el lector debe dilucidar esa idea a partir
de los lugares que le están reservando los personajes al Licenciado, dependiendo
el dinero que se asigne a sus misas.
El fragmento 77 también sobre la muerte del Licenciado, nos dice algo
acerca de la relación que hay entre el dinero, la Iglesia católica y la paz espiritual:
...déjeme ver, ahora que me acuerdo, creo que la última vez que vino no le pude dar
completo su cambio (. . .)
- Pues cuídese de que un día de éstos no se le vaya a aparecer para cobrárselos. (. . .)
- No. Ahora a la noche que vaya al Rosario voy a echárselos de limosna a las Ánimas del
Purgatorio, no sea el diablo y venga a gatas ...(f.77)

‘45 Es importante recordar que lo hecho por Arreola con este personaje se ajusta muy bien a la función
pragmática de la ironía: “(ésta) consiste en un señalamiento evaluativo, casi siempre peyorativo. La burla
irónica se presenta generalmente bajo la forma de expresiones elogiosas que implican, al contrario, un juicio

1O0
Es así un discurso que toca no tan sólo al Licenciado como una persona
con una actividad no muy honrada, sino también indirectamente nos hablan de lo
que se hace para apaciguar a los espíritus, y quedar bien con la religión: dar
limosnas. Así,la ironía no sólo se dirige a cuestionar a un personaje, o a uno de
los pecados capitales: el Licenciado es el pretexto para indicar que una de las
prácticas del pueblo es la compra de indulgencias a una institución que en teoría
no debería hacerlo, por lo tanto, los blancos del discurso irónico son múltiples en
estos fragmentos.
En La feria también tiene lugar la sátira pero ligada a la ironía, porque
mientras el discurso quiere darnos a entender un mensaje, debajo de éI subyace
otro; y la finalidad de esto es corregir un vicio o transgresión
En el fragmento donde muere Paulina, una “mujer de la vida alegre”, se
explica la costumbre que se sigue antes de enterrarla: “- Cada vez que muere
una mujer de la vida alegre, sucede algo muy bonito y triste. Una o dos de sus
compañeras, o la dueña de la casa en que pecaba, sale a pedir el vestido de una
muchacha honrada par enterrarla con la ropa limpia.” (f.236). Para esa sociedad (y
muchas, según se entiende con Io que le sucedió a Chayo, la hija de don Fidencio
el cerero, que se entregó a Odilón y quedó embarazada creyendo en la promesa
de matrimonio), la decencia en una mujer significa permanecer virgen hasta que
se casa. El narrador omnisciente nos dice en la misma cita:
Ahora que Paulina se envenenó, doña Maria la Matraca fue a conseguir el vestido. Tenía
todas las casas del pueblo a su disposición (el subrayado es rnio), pero se le ocurrió ir a la
casa de don Fidencio (...), para pedir un traje de Chayo, ella sabría por qué.
Salió a recibirla la mamá y le dijo que con mucho gusto, Pero volvió con las manos vacías
(-)
Doña María se despidió sin más, pensando que Chayo tenía razón: su vestido ya no servía
para enterrar a una güila.(f.236)

negativo. En el plano semántico, una forma laudatoria manifiesta sirve para disimular una censura burlona,
una reprobación latente.” Zbid., p. 177.
‘46 “Lasátira es la forma literaria que tiene comofinalidadcorregir,ridiculizándolos,algunosviciose
ineptitudesdelcomportamientohumano.Lasineptitudesa las quedeestemodose apuntanestán
generalmente consideradas como extratextuales en el sentido en que son, casi siempre, morales o sociales y
no literarias.” Ibid., p. 178.

101
En esa sociedad con normas tan rígidas, una mujer que ya no es virgen es
una mujer que ha perdido todo; y en su caída necesariamente se lleva a su familia,
es por lo tanto, una familia manchada, impura.
Páginas atrás, un personaje femenino, del que no se sabe su nombre
(presumiblemente es la misma doña María la Matraca), critica la relación de Chayo
y Odilón; ¿por qué?, porque la primera, al igual que Chayo, se entregó a otro
hombre, sin casamiento previo:
- (...) Chayo es muy guapa, de buen semblante y muy acuerpadita, nadie lo niega, pero
yo también fui guapa ¿y de qué me sirvió? Traje de Cabeza a don Abigail, allá cuando
éramos jóvenes. Pero a la hora de la hora, me dijo que antes de casarnos le diera una
prueba de amor, en un día de campo.
- ¿Y tú se la diste?
- ¿Pues qué no estás viendo en lo que vine a parar? Mi vida estuvo como el tamal de tía
Cleta, que se acabó a probadas ... (f.155)
Entonces, si ya ocurrió la misma situación en el pasado con otras Chayos y
otros Odilones; si no hay en todas las casas de Zapotlán mujeres “decentes” a
quienes pedir un vestido para amortajar a las muertas, ¿no es evidente que la
sátira irónica está dirigida principalmente contra la “decencia” que ellos manejan,
que más bien viene siendo una falacia, un parapeto tras el que escudan una
reputación en la que ellos mismos no creen?
El efecto que produce en el lector se refuerza cuando al final de una
discusión acerca de las “mujeres de la vida alegre”, un hombre señala ‘I- Miren,
ya estuvo de plática. Mejor vámonos de una vez, todos en bola, a las colmenas de
doña María la Matraca. ¡Ella es la reina y yo el zángano padre!” (f.125); es muy
corta su intervención, pero al indicar “mejor vámonos”, el lector puede interpretarlo
como un llamado dirigido únicamente para el grupo que está discutiendo -esté
sería el significado de lasuperficie-, pero si observamos desde otro ángulo,
apreciaremos un segundo discurso: el personaje se está dirigiendo a todo el
pueblo, e incluso a los mismos lectores, como si señalara que a pesar de la
perorata que surja para defender o enaltecer la decencia, en ese sitio se halla
ausente y lo mejor es aceptarlo, divirtiéndose. En Zapotlán, según nos dice el

102
texto, hiperbolizando, la decencia es una imagen, imagen privativa de las niñas
como la que es exhibida por un raro personaje:
¡Niña desvergonzada, aprende a andar bien vestida! Mira cómo van las niñas decentes!
Y les pone una criaturita que trae de la mano, como de ocho años, muy pálida, con trenzas
largas (...). Se trata de un viudo extravagante que detiene atodas las chiquillas que
encuentra para hablarles del infierno, del pudor y de la desvergüenza. (f.125)
Se aprecia un doble mensaje: el primero raya sobre lo literal, donde la
decencia es considerada como uno de los valores directores de la vida del pueblo.
El otro mensaje -lo no dicho-, no es muy difícil de encontrar, mas tampoco se
pregona a gritos en la calle; es visible en la privacía. Nosotros los lectores -
testigos indiscretos de las pláticas-, conocemos y comprendemos que ese
mensaje público de decencia es un gigantesco cascarón sostenido por el pueblo, y
carcomido por éI mismo.
Otro caso donde la sátira incursiona en la novela se observa con el
personaje del médico, el cual, movido por el lucro, realiza un inventario de las
posesiones de sus pacientes en cada visita que les hace y deja a un lado la salud
de ellos:
- Por acá está el enfermo, doctor.
- Déjame primero ver tu corral. Ya me han dicho que lo tienes muy bonito, con tantos
animales y matas...
(...I
- De esta rosa de Alejandría me tienes que dar un codito a ver si prende.(. . .)
- Con mucho gusto doctor. Le di tres veces sus gotas a Sebastián y no se durmió.. .
(...)
- No le hagas tanto caso a Sebastián, que se está chiqueando como todos los enfermos.
Desde que Io sacamos del hospital, su herida está cicatrizando que da gusto mirarla ...
Así es siempre este doctor. Le gusta hacer un inventario lo más completo posible de los
bienes terrenales de sus clientes, para formarse una idea clara de las condiciones y de la
duración del tratamiento, sin cometer injusticias. Porque ... según el sapo es
la
pedrada ...( f.29)
El doctor ve por su salud, no por la de los que se supone debería ver: sus
pacientes. Lo satírico irónico surge al momento en que el otro personaje del
mismo fragmento habla sobre éI: “Le gusta hacer un inventario lo más completo
posible de los bienes terrenales de sus clientes, para formarse una idea clara de

103
lascondicionesyde la duración del tratamiento, sin cometer injusticias”. AI
momento de exaltar su honradez (“sin cometer injusticias”), la cuestiona, porque
es arbitrario el cobro; así, nosda a entenderque si un tratamiento debiera ser
corto, su duración será proporcional no al número de dolencias sino de
pertenencias. La ironía se halla en los elogios, que más bien vienen siendo críticas
burlonas contra la ética profesional y humanística que, se supone, debieran tener
los médicos. De igual forma, en las últimas líneas de este mismo fragmento
observamos el uso deun refrán; sabiduría popular que al pertenecer a este
contexto resulta irónica e incluso humorística.
Como último ejemplo
nos
encontramos
con un cura que en varias
ocasiones confiesa aun niño aprendiz deimpresor. La función del confesor,
idealmente, es tan sólo la de oír a los feligreses, no la de incitarlos a que “pequen”,
pero con este cura sucede esta paradoja. En las diversas ocasiones que acude el
niño ante el cura, yasea por morbo, o por ingenuidad, este último le pide una
explicación completa de la forma en que cometió los “pecados“; en cierta forma, el
niño, al recrear los “pecados”, también los festeja. El cura no sólo se convierte en
la autoridad religiosa que sanciona, también, implícitamente, en el amigo intimo al
que se le puede contar todo, y, en el que -repetimos- da alientos para “pecar” de
nuevo; por eso mismo el niño acude una y otra vez ante éI para recibir castigos,
para compartir sus andanzas, y por qué no, compartir también los objetos que
incitaron al “pecado”; espor eso mismo un voyeurista verbal:
- Me acuso Padre de que leí dos libros.
- ¿Cuáles?
- Uno que se llama “Conocimientos útiles para la vida privada” y otroque se llama
“Historia de la pro~titución”.’~~
Tiene dibujos.
- ¿Quién te los prestó?
- No. Me los hallé en el (sic) troje de mi casa. Están en un solo libro pero son dos, con
pasta colorada (...)
Ah ... Tráemelos mañana mismo a la sacristía. Vas a rezar cinco rosarios de penitencia.
(...)(f.93)
Es principalmente una sátira irónica dirigida contra la moralidad, porque el
confesor, no palia las transgresiones, sino las genera, aunque en el discurso que

104
se plantea en el texto -el literal-, se señala que el niño no debe caer nuevamente
enpecado. Lo que resulta de este ejemplo es una crítica hacia un ministro
religioso, un personaje tipo, el cura del pueblo; quien para dar rienda a sus deseos
se apoya enun infante que a pesardesusaudaces travesuras,aún no tiene
completa conciencia de su hacer. La ironía también radica en ver al cura no sólo
como la autoridad espiritual, sino tambiéncomo un niño-adulto, porqueque a
pesar de su aparente edad no le ha tocado desarrollar y experimentar lo mismo
que la mayoría de los hombre: el aspecto sensual y erótico. Y es que su misma
envestidura ha coartado ese aspecto de su ser; para satisfacer esa necesidad sin
ser cuestionado lo hace a través de un tercero, el niño confesor. Es entonces una
revisión de la figura intachable del cura, que al mismo tiempo que censura, goza.
Hemos visto que La feria, es una novela donde los personajes se regocijan
hablandopor distintos medios como las cartas, las confesiones, o los diálogos
cotidianos, entre otros; pero también hemos apreciado que la alegría del lenguaje
no tiene una función ornamental, va mucho más allá, quiere cambiar un tanto los
vicios practicados por sus habitantes e implícitamente los de sus lectores.
Resumiendo, la ironía y ciertos rasgos de ella en la novela, apuntan por
incitar la reflexión del lector, de mover a éste la crítica y al cuestionamiento al
mismo tiempo que se regocija con ella.

147
De estos libros no se tiene referencia alguna; son ejemplos, por así decirlo, de intertextualidad.

105
Conclusiones

Consideramos que a lo largo de este trabajo de alguna manera se demostró


quelafuncióndelaHistoria en La feria estribaenalgo más que otorgar
verosimilitud al texto, porque de haber sido así, el motivo de tal inserción hubiera
resultadoinútil, ya que muchos fragmentos dellibro que no tienenreferencias
históricas,peropor la manera en que estánescritosresultanverosímiles,por
ejemplo el siguiente:
El mayordomo es generalmenteel más apto para tirar la primeraraya,quese hace
paralela a unlienzo, de alambre o de piedra. Eso facilita su rectitud. Una vez que la raya ha
sido aprobada por la cuadrilla si es que ha quedado perfecta, mide el mayordomo tres
varas con el otate y clava un palo con un paliacate en la punta par que le sirva de blanco.
(f.44)
Como se ve, este fragmento es en sí una descripción verosímil de cómo
siembran en Zapotlán, y para apreciarlo no
se necesita de datos históricos.
Por ello mismo y por lo ya revisado en la investigación, creemos que la tentativa
de análisis -pues eso es siempre un análisis literario: sólo un acercamiento al
texto- demostró que existe un vínculomuy estrecho entre la Literatura y la Historia
en La feria; yaún más: que la Historiasirve como elementoestructural,
imprescindible para quela trama se desenvuelva y concluya.
En el capítulo dedicado a las ferias, apartede las características generales
señaladas
en éI (rompimiento con lo cotidiano,
espíritu
religioso,
espíritu
comercial, etc.), apreciamos que era importante hablar sobre el carácter cíclico
de tales festividades no de manera superficial, porque de alguna manera de eso
se quejaban algunos personajesde la novela.Pues esperaban que se rompiera un
ciclo que iba a la par con el de las ferias: el de las injusticias en contra de los
primeros dueños de algunas tierras en Zapotlán.
Es verdad que los pobladores durante las fiestas olvidan un poco su realidad, pero
también es verdadqueeso sólo significaun descanso; esdecir, se separan
momentáneamente de la realidad, mas no significa que sus problemas acaben. El
que ese año, durante la celebración dedicada a Señor San José salgan a la luz
muchos de los problemas que han sucedido en el pasado, no implicaque vayan a
resolverse,sinoquedealguna forma se ha materializadoel deseo de los
pobladores afectados por el reparto de tierras. Hay un punto que se les olvida a
éstos: al querer salir de tal ciclo, implícitamente aceptandejar una parte de su ser:
su espíritu religioso. Es decir, si rompen el ciclo de problemas rompen con su
religión, porque la religión se constituye con ritos, con actos que se repiten una y
otra vez.
En el segundocapítulo se muestraque la LiteraturaylaHistoriahan
convivido por mucho tiempo, e incluso que ha sido reprobada esa unión. Las dos
disciplinas se han auxiliado mutuamente; en un principio estuvieron tan ligadas
que se confundían. Las novelas históricas como La feria son un ejemplo actual de
esa fusión. El porqué dijimosce que esta novela es histórica, no es únicamente
porque nos hable de hechos sucedidos en el pasado, sino porque se apoya en
documentos históricos como diarios, cartas, notas, juramentos, etc., es decir, La
feria refiere hechos que están su
a vez referidos en documentos. Son hechos de la
realidadconcreta -hechos históricos-queconvivencon la realidaddeltexto,
realidad creada por elautor de la novela.
Algo singular y paradójico de la novela es que muchos de los personajes
buscan por todos los medios ignorar y acallar la Historia, ¿por quésucede esto?,
porque sise supiera o difundiera una parte de lo que ocurrió en el pasado en
Zapotlán, el presente cambiaría radicalmente,comenzando por lo relacionado con
el reparto de tierras. Los personajes logran silenciar ese pasado que late y abre
la
boca muchas veces en el texto, pero los lectores percibimos y nos damos cuenta
que la Historia grita una y otra vez; observamos que los pobladores esconden su
historia tras una máscara,como si ella también participara de la feria anual. Aquí
apreciarnos que de alguna manera el autor quisoverbalizarunapráctica muy
común entre varios pueblos: esconder en parte o en su totalidad el pasado, para
así no afectar algunos intereses.
En lo concerniente al tercer capítulo hallamos que la organización temporal
de la novela nos muestra dos puntos importantes: 1) la vida de los personajes se
rige de lamisma forma que la vida de los hombres de carne y hueso: avanza hacia
elfuturo; 2) aunquepaseel tiempo, los problemaspermanecen, como si se
heredaran los errores que se cometieron hace mucho tiempo.
Laconstrucciónabasede fragmentos enunciadosenpresentedala
impresión de que diversos tiempos conviven en la novela; es decir, de que nunca
y lo que se relata está ocurriendo en un “ahora”.
se hace referencia al pasado todo
Lo que nos muestran esos tiempos son, esencialmente, ciertos antecedentes de
los problemas que se aluden con frecuencia en el tiempo principal -aquel en el
que se desarrollan los preparativos para la fiesta. Dicho de otra forma, el autor
otorgalasherramientasa los lectorespara que le den seguimientoalos
problemas que plantea el texto, incluso de siglos atrás; los remonta al origen del
asunto para que saquen conclusiones, para que reflexionen respecto a la manera
en que terminará todo.
Apreciamos dos tiempos en ¡a novela, uno circular y otro lineal, este último
se manifiestaapartir de los documentos, hechosyreferenciashistóricas. Son
marcas que quedan para confirmar el avance del tiempo, para demostrar que hay
un antes, un ahora y después, pero, como ya dijimos párrafos atrás, en la novela
la Historia -como muestra del tiempo pasado-es negada reiteradamente, dejando
así lasensación en ellectorde que todo Zapotlán rige su vida poreltiempo
circular, de que nunca será posible ir hacia el futuro.
La novelapropone romper ese cicloeterno,peroparahacerloesnecesario
remontarse al pasado, volver apresenciar los erroresparayanocometerlos;
tambiénpararomperelciclo es necesarioaceptar que en verdadocurrieron
algunossucesos, es necesarioaceptarquehay una memoria colectiva sea
gloriosa o negra.
También anotamos en los capítulos precedentes que la Historiaes parte de
ser asida sin el habla de los personajes
la novela, pero aquélla no hubiera podido
pues casi toda la novelaestá escrita en estilo directo; es decir, la participación del
narrador omnisciente es mínima, de ahí que el material con el que principalmente
se trabajó fue con los diálogos de los personajes. Hay que resaltar que la Historia
nos fue proporcionada de una manera peculiar: a través de cartas, confesiones
diálogos, dichos, anotaciones, etc.,todos ellos aderezados con un tono alegre.De
haberfaltado esta característicadelhabla de los personajes, la información

1 /\o
histórica en la novela hubiera sido sentida como un conjunto de datos estáticos y
carentes de interés.
Vimos que al existir una relación directaentre el conjuntode hechos,
situaciones, fechas, épocas, etc., con la pugna porla posesión detierrasentre
indígenas y terratenientes, el lado social del autor, que había sido negado por los
críticos, surge y permanece sin desvanecer o reducir su lado artístico, dice
Arreola: “La feria fuemuy bien recibida portodos aquellos que me juzgaban
incapaz de escribir sobre temas del México indígena y sobre los problemas de la
tenencia, y la propiedad de las tierras indígenas y de nuestro país.”148
Entonces,pensamos que lo histórico de La feria, es unelementomuy
importante y no gratuito, su función consistió en involucrar y llevarallector a
través del mar de fragmentos, hacia los problemas que padecieron y aún padecen
los indígenas sobrevivientes en Zapotlán.’4eVimos que la novela deambula entre
loliterario y lo histórico, se logróla doble persuasión de la que habla Jorge
Lozano: “...ambos textos,
el
literario y el histórico, recurren, mediante sus
estrategias discursivas a la persuasión ora para sorprender ora para explicar. 1 5 0 ., 11

es decir, vimos que La feria no sólo es un texto que ha alcanzado ¡a verosimilitud,


sino también la veracidad; de pensarse lo contrario, cómo explicar que La feria sea
citada en algunas investigaciones históricas.’51
Finalmente, creemos haber explicado que lo históricoincorporado en la
novela tiene dos funciones: una de ellas, crear una base muy firme desde donde el

I 18
Orso Arreola. El &irw?.juglar. Diana. México. 1998. p. 357
I 49
Aunque en muchas regiones delpaís ya no existen indigenas cienpor ciento puros. sino sólo mestizos. en
este sitio aún los hay “La sociedad de Zapotllin aparece al visitante casual con10 típicamente mestiza. sin
vestigios en la vida cotidiana de posibles relaciones interétnicas: pero en realidad la dtstincihn verbal entre
indios 4; gente de rztjn tiende a aparecer inopinadamente: por ejemplo. ciertos apellidos. cierto nlnlbos de la
ciudad y ciertos oficios tradicionales (alfarería y artesanía de tule y junco) se asocian con “los indios”; de la
misma manera. en los pleitos por tierras algunos de los demandantes defienden sus derechos en términos de
su identidad indígena. Más notable es la aparición en las fiestas religiosas de la ciudad, que se celebran en
espacios públicos y atraen concurrencias multitu&narias. de grupos ceremoniales que por sus atuendos y
conductas se definen como ind~os.”, Guillermo de la Peña. “Rituales étnicos y metáforas de clase: la fiesta de
S an José en ZapotlBn el Grande”. en Estudios Jdisciences (5). agosto de 1991. U de G, INAH. (Jalisco).
p. 13.
1 su
Jorge Lorano, E/discurso histcirico. .Niama Editorial. Madrid, España. 1987, p. 183
’” Véase Guillermo de l a Peña. “Rituales Ctnicos y metáforas de clase: la fiesta de San José en Zapotlán el
Grande”. en EkturJios Jdisciences (5). agosto de 1991. U de GANAH. (Jalisco). y José Lemeiras Olvera, “De
poseedores de tierras a promotores de santos. La cambiante sociedad indigena de Tuspan. Jalisco“. en ler
Encuentro de Investigacicin JaliscieizceEconomin .v Sociedad. Guadalajara, Jalisco. 198 I .
lector debe apoyarse para mirar su realidad; porque al mostrarle la novela que el
presente de un poblado es necesariamente el producto de los hechos pasados,
simultáneamente le sugiereque lo que suceda con éI y el contexto donde esté, es
también el producto de unaseriedeacontecimientos, documentados o no. Es
decir, que su presente el es el resultado
de su pasado.
Los lectores deben construir %u historia” de Zapotlán con las remesas de
datos históricos que les da la novela; ellos deben participar para que tengaforma
eltexto; es decir,deben ser lectoresactivosycríticos,porquepueden seguir
varios caminos las historias que construyan; por ejemplo, quizá la historia que
algunos creen le dé la razón a los terratenientes, otros quizá le den la razón a los
indígenas.
Con seguridad, la mayoría se inclinaráporlaúltimaopción,porquede
alguna manera La feria demuestra que a lo largo de los años, a los indígenas les
ha tocado la peor parte de muchos terrenos,incluyendo el de lasfiestas
patronales, como en el siguiente ejemplo se observa:
Ahora asómense para abajo. ¿Qué es Io que ven? Sí, son ellos, los miembros de la
Comunidad Indígena que han alcanzado el honor de cargar con el santo y con su gloria.
Soncien o doscientosaplastadosbajoel pesode tantasgalas,cien o doscientos
agachados que pujan por debajo,”(f.280)
Paraellohancontribuido desde losterratenientes,pasando por las
autoridades -sean civiles o religiosas, sean de años recientes o muy lejanos-,
hasta los habitantes que prefieren no intervenir.
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