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EL DILEMA DE ROBINSON

Y LAS TRIBULACIONES DE LOS


HISTORIADORES SOCIALES*
JoséA. Piqueras

En honora EricHobsbawm, de nuevo.


A EnricSebastià(1930-2006),inmemoriam.

1. Turbulenciasenel taller del historiador

A la vueltade todaunaépoca,la Historia que habíapasadopormásinnovadora, específi-


camentela historia social,se nos ha hecho,en granmedida,historia cultural. La historia
de las sociedades, de las condiciones y las fuerzassociales,porla que se interesó el mar-
xismoen susdiferentes versiones, la historia"de la gentecomún"que hundesusraícesen
el sigloxix,la historia "desdeabajo",la historia de los gruposhumanosesencialmente
"causalista" auspiciadaporMarcBlochy algunode susdiscípulos directos, la perspectiva
socio-estructuraly sociopolítica,ambasorientadas a proporcionar basesconlas que objeti-
varel análisishistórico, las corrientes, en suma,que dominanla historiografía durante
unascuatrodécadasdel sigloxx,ha cedidosu lugara la historia el
singular: sujeto,el pe-
queñogrupo,la comunidad local.Del mismomodo,el análisisy la explicación de los fe-
nómenos estudiados sucumben al esfuerzo la
comprensivo,exploración de causas se incli-
na antela indagaciónen las motivaciones, los hechosy las accionesse supeditanal
discurso y el discurso,a menudo, al lenguajey,porqué no,al símbolo.El lenguaje,dirála
corrienteposmoderna, es a la postrela únicarealidadconstruida aprehensible mediante las
oportunas descodificaciones y,en consecuencia, la historia,cuandomás cercaestabade
seradmitida entrelas cienciassociales,acabaconvertida enunasuertede semiótica.
Conocimosantesotrasderivas, diversasobjeciones, sinirmáslejos,a unode los as-
pectosque desdesu irrupción en el cursode las revoluciones liberal-burguesas de la mano
de los propiosactores(del francés Joseph Barnaveal españolMartínez de la Rosa),acom-
pañóal programa de la historia socialdesdesu formulación inicial,algo que podríamos
expresar conla ecuaciónsiguiente: la sociedadestáconstituida porclasessocialesy estas
hacenpolítica.Comoes conocido,el marxismo hizode ello unode susprincipales argu-
mentos analíticosy teóricosauqueel propioMarxreconocería que la tesispertenecía a las
primeras generaciones de historiadores y escritoresliberales(Thierry, Mignet,Guizot)y
* Unaprimera versiónabreviada delpresentetextofuepresentada
en el Congresointernacional
entornoa
la figura
de EricHobsbawm y los 25 añosde Historia
enla ENAH,celebrado enel Instituto
Nacionalde Antro-
pologíae Historia(México),en octubre de 2005,y fuepublicadaen Gumersindo Veray otros(coords.),Los I
historiadores
y la historia
para el sigloxxi:Homenajea EricJ.Hobsbawm, ENAH,México,2007,pp.49-78. I
ProyectoHUM2006-0365 1/HIST.delMEC. I
Historia
Social,n.°60,2008,pp.59-89. I 59

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radicales(JohnWade).Desde luego,eramásque unatesisdesdelos tiemposdel cartismo
y desdeel momento enque llegóa condicionar las estrategias de lospartidos de baseelec-
toralen el sigloxixy buenapartedelxx,inclusoenunpaísconunsistemataninstitucio-
nalizadocomoGranBretaña.1 Justocuandose producela irrupción de las masasen la po-
lítica,hacia 1900,cuandoel sindicalismo estabaen alza,la vinculación entrela políticay
la noción"clasesocial"comenzóa recibir las primeras objecionesteóricasconlas tesisde
las élites(GaetanoMosca-1896- y Wilfredo Pareto-1902-),que conocerían unagrandi-
fusióna partir de la revolución rusay volverían a serrevitalizadas porciertoshistoriadores
paraexplicarla revolución francesa (DenisRichet),cuandoapenasse habíanapagadolos
rescoldosde mayodel 68. No obstante, la sociologíafuncionalista ya veníasosteniendo
desdelos años1950la improcedencia de combinar relaciones de raízeconómica conla es-
feradel gobierno y lo político(desdeArony Wright Mills,a Chalmers Johnson y Robert
Nisbert).2
Ahorala vieja asociaciónclase-política seríacuestionada en sus fundamentos desde
posicionesepistemológicas al considerarse que la clase es un enunciado antesque un as-
pectode la realidadsocial,y comotal,no sóloes producto del lenguajesinoque la identi-
dadcolectiva de suseventuales integrantes es fruto de unarelaciónque se basaensistemas
de diferencias (lo que podemosadmitir, conMarxy Bourdieu)perose concreta en la ad-
hesiónsubjetiva a unimaginario construido porel discurso y otrosaditamentos simbólicos
que, siendoesencialmente culturales, no dependen de constructos externos a los sujetos,
cualesquiera que sean estos del
y grado de incidencia quepudiéramos admitir de cadauno
de ellos.
Todadescripción, desdeel momento enque postulasu objetividad al privilegiarseso-
brecualquier otra,es espuria, sostieneKeithJenkins, pues olvida "que nada estádadoa la
mirada,sinoque 'su significado' es construido porella".Jenkins nosresumea la perfec-
ciónla idea-clave delpensamiento posmoderno: "Está claro el
que pasadono existe'histó-
ricamente' fuerade las apropiaciones textuales y constructivas de los historiadores [y]sólo
llegahastanosotros mediante dispositivos de ficción que lo dotan de una gama de lecturas
altamente selectivas yjerárquicas" al serviciosiempre, diceapoyándose enDerrida, de po-
derese intereses. La historia habríallegadoal finalde su empresaintelectual. Ese colapso
no se limitaría a las "metanarrativas", que asignansignificación objetivadentro de esque-
masde desarrollo a acontecimientos que serían contingentes, sino a lo que Jenkins llama
"historiaconminúscula", académicafrente a la anterior -inspirada la
por política-, fi-no
nalistay pretendidamente desideologizada, "verdadera" historia reivindicada porRichard
Evanso LawrenceStone,entreotros,quienesno habrían comprendido su
que trabajoestá
expuesto a las mismascríticas que habíanminadolos fundamentos del saberde la historia
conmayúscula.3
El "finalde la historia", resultaobvio,comprende el de todassusmodalidades, perola
traslación de susconclusiones a la historiasocialposeeefectossingulares desdeel momen-
1 EricJ. "La 'middleclass' inglesade 1780a 1920",en JosepMa Fraderay JesúsMillán
Hobsbawm,
(eds.),Las burguesías europeasdelsigloxix.Sociedadcivil,políticay cultura, Biblioteca
Nueva-Universitat
de
Valencia,Madrid- Valencia,2000,pp.231-257[originariamente en la compilación de JürgenKockay UteFre-
vert(eds.),Bürgertum im19Jahrhundert. Deutschland imeuropäischen Vergleich,Munich,1988,dondeen el
procesode "traducción" losverdaderos editoreshanquedadoconvertidos enunanotaal Diede la námna111
2 Aron,"Estructurasocialy estructurade élite"(1950),enEstudiossociológicos,
Raymond Espasa-Calpe,
Madrid,1989,pp. 141-184.C. Wright Mills,La élitedelpoder,Fondode CulturaEconómica, México,1957,
I p. 260. DenisRichety otros, Estudiossobrela Revolución Francesay elfinaldelAntiguo Régimen,Akal,Ma-
I drid,1980(enparticular, "Entornoa los orígenes ideológicos remotos de la revolución
francesa:
élitey despo-
I tismo", AnnalesESC, enero-febrero, 1969).Véasenuestro ensayo"¿Hubounarevolución burguesa?",enAula-
I historiasocial,6 (otoñode 2000),pp.75-87.
3 KeithJenkins,
60 | ¿Porqué la historia?,
Fondode Cultura Económica, México,2006,pp. 10-31.

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toenque la jornadadelhistoriador quedaorientada a desentrañar significados y motivacio-
nessingulares de los discursos contingentesconstruidos en el pasado.Los ensayosporex-
plicarla construcción esencialmente culturalde la clase social,ademásde ofrecernos una
variante asimismodiscursiva y no menoscontingente, enajenanlas accionescolectivas de
las condiciones materiales de producción y subsistencia y hastael presente se hanmostrado
incapacesde ofrecer unaexplicación razonabledel conflicto, que de manerainvariable se
reconduce a motivaciones exclusivamente políticasenla líneaapuntada másarriba.
Historia cultural y "girolingüístico" fiieron enorigendosopcionesmetodológicas per-
fectamente diferenciadas. Juntas o porseparadose handisputado en los últimos tiempos el
favorde los mediosacadémicosy de losjóvenesuniversitarios que iniciansusestudiosde
postgrado. La primera sensustricto predomina en las historiografías másinfluidas porla
tradición francesa de Annales(comenzando porGeorgesDubyy JacquesLe Goffo, en
otrosentido, RogerChartier, parallegara CarioGinzburg, PeterBurke,RobertDartony
NatalieZ. Davis,los dos últimosfuertemente atraídos la
por antropología).4 Perotambién
operaentreaquellashistoriografías dondeel marxismo se desarrolló de maneramás am-
plía o más tardía.Aquí,paramuchos,la historiacultural es a la historiasocial anterior
algoparecidoa lo que ha supuestoel nacionalismo respecto al comunismo soviéticodes-
puésde su hundimiento: unasuertede refugio identitario capaz de diluir y ocultar ideolo-
gías opuestas,viejas controversias, proyectos hegemónicos; posee la virtud, además,de
reducir el conflicto a términos inmateriales,excluyendo algunosde los aspectosmáscon-
trovertidos del análisishistórico, porejemplotodorastrode disputaoriginada en la desi-
gualdistribución de la propiedad y de la riqueza,o el diferente accesoal control delpoder
en función de la apropiación de recursos políticos,económicos y,porqué no,culturales.
La historia culturalofrece, porúltimo, dos consecuencias no necesariamente buscadaspor
quienes hacen de ella objeto de dedicación -al menosno siempre, porqueexcluirde forma
tajanteciertasmotivaciones iríacontrala libertad de elecciónde los historiadores tomados
comoagentesintelectuales-: en primer su
lugar, aparente asepsiaideológicay políticala
convierte en particularmente grataa las fundaciones y entidades privadaso semipúblicas
que ejercenel mecenazgosobrelas artes,las cienciasy las letras;en segundotérmino, si
la historia culturalpermite serabordadade manerasmuydistintas, incluidaslas específi-
camenteempíricas, admiteun tipode estudioque puedeprescindir del trabajolaborioso,
prolongado, paciente, de resultados a vecesmodestos, propiode la investigación en archi-
vosconfuentes primarias. Si bienpodemosencontrar historia cultural de unasofisticación
asombrosa, es muchomás comúnla producción estandarizada de factura prêtà porter,
planificada y ejecutadaenuntiemporécorda finde atender las urgencias de la carreracu-
rricular.
Da la impresión que el mercadoes demasiadoexigente e imponea la producción his-
tóricaunadisyuntiva: o es capazde ofrecer mercancías atractivas y,comola moda,renova-
da portemporadas paraque el negociose mueva,o esa producción histórica recibeel cali-
ficativo de "excesivamente académica",un estigmaterrible que la confinaa los circuitos
cada vez másmarginales de las edicionesuniversitarias, dondecon la excepciónde unos
pocos sellos,las novedadesson leídasy reseñadasporun cortonúmerode expertos que
confíansercorrespondidos porlectores, citasy reseñas.El mercadotienesus reglasy la
reciprocidad entreoferta y demandatienesusmediadores.5

I.
4 VéasePeter La revolución
Burke, francesa.La escuelade losAnnales,1929-1989,
historiográfica Gedi-
sa, Barcelona,1994,pp. 80 y ss.; las conversaciones
sostenidasporMaríaLúciaG. Pallares-Burke,La nueva
PUV-Universidad
historia, de Granada, Valencia,2005;y la brillante deliberadamente
síntesis, o
"imperialista"
de PeterBurke,¿Qué es la historia
captura-lo-todo, cultural?,Paidós,Barcelona,2005.
A proposito,véanselas reflexionesentresugerentes, a vecesbanales,de GuyThuillier
irónicas, y Jean
Tulard,Le marché de l'histoire,
PressesUniversitaires
de France,París,1994.

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Debemosreconocer que cada vez resultamásdifícilrealizaraportaciones que impli-
quenunaperspectiva metodológica original,al mododel surtido que durante años,perió-
dicamente, se prestabaa proveer la escuelade "Annales"antesde caeren la irrelevancia
auto-celebrada. Es verdad, comoha escritoFrankR. Ankersmith, que nuncase habíapro-
ducidotantoconocimiento histórico en tanpocos años ni tantosinvestigadores se han
ocupadodelpasadoen tantoslugaresal mismotiempo.Peroa diferencia de lo que pueda
sostener esteapóstoldel posmodernismo, resultadiscutible que la multiplicación de las
interpretacionesposiblesoriginadas porla sobreproducción de conocimientos estécreando
obstáculos insalvables al establecimiento de la verdad, en el supuesto de que ese sea el co-
metidodeldocumento; nidebemosconcluir necesariamente que esa sobreproducción pon-
ga en cuestión la capacidadde la fuente original de actuar"comoárbitro en el debatehis-
tórico",proporcionando la interpretación másexactasobreel pasado."Resumiendo -dirá
Ankersmith-, ya no tenemostextos,ni pasado,sinosólo interpretaciones de textos."La
proliferaciónhistoriográfica y la multiplicación de interpretaciones,concluye, vanponien-
do fina la posibilidadde verel pasado.6
El argumento citadoproduciría nostalgiaaplicadoa cualquierotracienciapor los
buenosviejostiempos que no volverán, de las universidades selectivasy minoritarias,bas-
tantehomogéneas porla extracción social(y étnica)de susestudiantes, universidades pul-
crasdondelos mandarines ejercíande oficiantes exclusivosdel sabery se transmitían las
cátedras comolos abadeslas mitras en la Edad Media.Apenaseso sucedióa la vueltade
la esquina.La sociedadde masastraeconsigouniversidades masificadas y producción
masificadade conocimiento porqueun incremento de profesores que las atiendanlleva
implícito mayor número de carreras académicasenmarchay en competencia. Si lo prime-
ro responde a un fenómeno de democratización de la educacióny de supresión de barre-
ras,lo segundovieneacompañado de unadiversidad de nivelesformativos en los que en
cada país,ademásde graduadosrutinarios y desmotivados, es posibleadvertir un estrato
superiormuchomásamplioy mejorformado que en tiempos ¿Porqué los nue-
pretéritos.
vosbuenoshistoriadores deberían estarpeorcapacitados que susmaestros paraabordarla
materia de estudioy discernir los objetivos y las fuentes de su especialidad?

2. Modosde conocimiento
yformasde explicación

Sucedeque simultáneamente a lo anterior,la profesión


de historiadorha cambiadode
forma notable.A la fasede institucionalización académicadel sigloxix siguióotrade pre-
tendidainstitucionalización científica,fundamental a la horade establecer de qué lado
caeríala disciplina:
las cienciassocialeso las humanidades. En la eradel cientificismo
la
elecciónrevestíasu importancia perola mismanociónde "ciencia"tomadaporlos histo-
riadoresposeíasentidos distintos
y a menudoopuestos.El relatoes suficientemente cono-
cidoporlos lectores de historiografía
peroa los efectosde nuestra argumentación creemos
oportuno volversobreél en los términos que siguen.

6 F.R.
Ankersmith,"Historiografíay postmodernismo" [originalen Historyand Theory, vol. 28, n° 2
(Mayo1989)].Aunquela desintegración de la claseen el lenguajey la reducción de la identidad de clasea fac-
toresestrictamente
culturales
forman partedelcuerpoconceptual delpostmodernismo y seríadifícilatribuirle
la
paternidada un autorconcreto,sigola explicación que ofrecePatrick Joyce, "¿El finalde la historiasocial?" I
enSocialHistory,
[original vol.20,n° 1 (Enero1995)].Ambosartículos hansidotraducidos al españolenHis-
toriaSocial,num.50 (2004),pp. 7-23y 25-45.Unarespuesta a esteúltimoen GeoffEleyy KeithNield,"Vol-
vera empezar:el presente,
lo postmoderno y el momento de la historiasocial"[originalenSocialHistory, vol.20,
n°3 (Octubre1995)],enla mismarevista y número, pp.47-58. || 63

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2.1. La disputa
de loshistoricismos.
O cómopuederevivirse
unapolémicacienañosdespués

La másextendida de las modalidades de institucionalizacióncientífica, mejoraceptada


y en consecuencia másasentada, tantoque -con permisode Jenkins y Ankersmith- sigue
gozandohoyde buenasalud,sosteníala sujeciónde la historia a uncuidadoprotocolo de
acopio,crítica y verificación de los datospositivos, porlo común,a partir de fiientesescri-
tas,segúnhabíaenseñadola escuelahistórica alemana,denominada "historicista" confor-
mea unsentido de la nociónlimitado a ciertasconvenciones en el tratamiento delmaterial
histórico. Esa "cienciahistórica" era,másbien,una técnicade trabajoy enseñanzay se
circunscribía al estudiode los acontecimientos públicos,dondese establecieran los hechos
y,en su caso, una relacióndirectade causalidad, peromantenía una patenteaversióna
cualquier teorización y a la interpretación en sentidoamplio,ambasrechazadas al serteni-
das porelucubraciones incontrastables y ajenasa la verdadque se pretendía dilucidar.El
primer historicismo germánico se cimienta sobreel métodoheurístico, erudito, fundado
porRanke,de la indagación, la referencia y la escrituraque evitadesentrañar leyeso cau-
sas generales se
y guíapor una pretensión de objetividad (el mostrar las cosas"comoocu-
rrieron,en realidad"-wiees eigentlich gewesenist-).La "escuelametódica" francesa fijó
a partirde 1876el canonde lo que se conoceporhistoria positivista queenpalabrasde Ga-
brielMonod,el autorde losprincipios deLa RevueHistorique, propugna unprocedimiento
de investigación e interpretación que aproxime "a la verdadmásperfecta posible".1 No ha
faltado,sinembargo, quienconsidere el métodopositivo francés unadegradación delsiste-
marankeano, impregnado éstede unidealismo extraviado
espiritualista enel camino.8
Paraun lectormedianamente informado seráinnecesario aclararque el positivismo
histórico coincidecon la acepciónfilosófica y sociológicacompteana (el positivismo) en
que ambos reclamaban una cienciabasadaen experiencias, en "hechospositivos", com-
probables, o comoescribiónuestro asombroso Roque Barcia,"en nocionesa posteriori,
comotérmino contrario a las cienciasque se fundan en las nocionesa priori" 9y de ese
mododabanlugara cienciasdeductivas, en lugarde instalarse entrelas cienciasdeducti-
vas.9Perosonnumerosas las diferencias que separanambospositivismos, porejemploen
algo tan fundamental como que la escuela históricasostienela singularidad de los hechos
y expulsatodageneralización, puesla historia seríacienciade lo únicoe irrepetible en la
mejortradición rankeana, mientras el positivismo filosóficocomportaba una concepción
de la sociedady unateoríadel conocimiento que incluíala posibilidad de descubrir leyes
sociales.10

7 Charles-Olivier La historiografía,
Fondode Cultura
Carbonell, Económica, México,1986,pp. 113-125.
CharlesLangloisy CharlesSeignobos, Introducción
a los estudioshistóricos (1898),traducida porDomingo
Vaca,DanielJorro Editor,Madrid,1913.GabrielMonod,"La Historia", enLavissey otros, La enseñanza de la
historia,
Espasa-Calpe, Madrid,1934(3aed.),p. 8. GuyBourdéy HervéMartin, Las escuelashistóricas, Akal,
Madrid,1992,pp. 127-148.
8 J.J.Carreras
Ares,"El historicismo alemán",en SantiagoCastilloy otros(coords.),EstudiossobreHis-
toriade España (Homenajea Tuñónde Lara), Ministerio de Universidades e Investigación, Madrid,1981,II
pp.627-641.
9
RoqueBarcia,Diccionariogeneraletimológico de la LenguaEspañola,Seix Editor,Barcelona1902
vol.IV,p. 362.
El desconocimiento de estasanalogíassemánticasy diferencias llevóa afirmar a Santos

.1
conceptuales
Julia,"La historia
socialy la historiografía Ayer,10 (1993),p. 42, que enEspaña"inclusolos histo-
española",
riadorespreocupados porcuestiones teóricasincurren
enerrores de bultoque indican, sobretodo,los límites de
susconocimientos encamposajenosa su especialidad". Poreso consideraba undespropósito que se opusierala
perspectiva delhistoriador
guiadoporunateoríade las sociedadesy el comúnpositivismo, "comosi el positi-
vismonofueraunateoríay [. . .] paramayorinconsecuencia, [. . .] la teoríaque convierte a la sociedadenobjeto
de unacienciaquepretende establecerleyesuniversales".

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El campode controversia de la "cienciahistórica" positivista/metódica (o histoire
historisant,comola denomina HenriBerrenreferencia a que su objetode estudio-sinen-
trarenel método-erala historia políticay episódica)seríala historia romántica, noprofe-
sional,la historia filosófica y,sobretodo,el idealismoneokantiano auspiciadoporDroy-
seny Rickert, denominado asimismo historicismo, que negabaa la historia la capacidadde
conocery explicar, tareasespecíficas del métodofilosófico y científico; estenuevohisto-
ricismo, heredero del individualismo y el métodode Ranke-cuyoobjetivismo, sinembar-
go,rechazaba-, reservaba a la historia el objetivode "comprender investigando". Wilhelm
Diltheydaráun formidable impulsoal relativismo del conocimiento histórico al sostener
que el pasadosólopodíaseraccesibledesdela subjetividad del historiador, pornecesidad
teñidade ideologíay de la visiónde su tiempo;el historiador seleccionarasgosdistintos y
singulares respecto a los que se tienenporcomunesa todaslas épocas,que no dejande ser
contenidos parcialesde la vidareal.Los nexosde interacción de los que sonportadores los
individuos -representantes de contenidos parcialesy simultáneos de la realidad-se imbri-
can e interfieren en la medidaque cada individuo encierra variaspersonas,diráDilthey
parareferirse a las dimensiones diferentes de unapersonalidad, que encuentran unidady
continuidad mediante la autorreflexión, sinque la concienciade conexiónrecíproca de los
individuos interfiera la configuración de la vidasocial.La realidadde ese todosocial,sin
embargo, sólo existíasindeformación en el mundodel espíritu humano.Las cienciasdel
espíritu,en consecuencia, se ocupande todoaquelloen que el espíritu se ha objetivado (el
lenguaje,la economía, el Estado,las leyes,etc.)y complementan de formaautónoma a la
historiauniversal mediante la comprensión y la interpretación.11 Resultapatente que mien-
traspredomina el idealismosubjetivo diltheyliano podríafructificar el ensayocultural, la
biografía y la historia psicológica, y eramásdifícilque prosperara la historia socialy eco-
nómica.
La rivalidad entre positivismo y relativismo de comienzos delsigloxx ha sidoestable-
cidaen los siguientes términos: "Enteoría,la mayoría de los historiadores aceptaron la po-
siciónidealistacon su claradistinción entrehistoria y cienciay con el acentoque ponían
en la intuición (Erlebnis)*comolos principales mediosde los que disponíala historia
para dominar el pasado;peroen la práctica, su metodología se basabaen el presupuesto
positivistade que los dosprincipales objetosde la investigación histórica sonel descubri-
mientode 'hechosnuevos'y la eliminación del errorpormediodel ejerciciode la crítica
histórica'". La síntesis se habríaproducido, de algúnmodo,dividiendo el trabajohistórico
en unafasede recolección de material segúnlos presupuestos positivistas y en otrade in-
terpretación y presentación de resultados, guiadaporla intuición y la personalidad del au-
tor,lo que la acercabaa una actividadartística o estrictamente cultural.12En realidad,si
nos detenemos a pensarlo, principios distintos y opuestosen fasessucesivasde la activi-
daddelhistoriador no constituye una
precisamente síntesis sinola pruebade que la contra-
dicciónera conciliable:las historiografías el
ganadaspor historicismo alemán,comola
norteamericana, la centroeuropea, la holandesa, la italianay la española,y la latinoameri-
canaa travésde la influencia de la primera y de la tareadivulgadora de Ortegay Gasset,
practicaron el métodohistoricista-positivista a la vez que adoptaban la orientación episte-

11Wilhelm Críticade la razónhistórica,


Dilthey, Barcelona,1986.Véansepp.60 y 78-88para
Península,
lo citadoy pp.221y ss.parasumetodología.
* Erlebnisdebieratraducirse "vivencia" conmásexactitud en el contexto
del métodode Dilthey, I
por o,
por"experiencia". I
12 en MauriceFreedman, J.De Laety Geoffrey
Geoffrey "Historia",
Barraclough, Sigfried Barraclough,
Corrientes de la investigación
enlas cienciassociales.2,Antropología.
Arqueología.Historia,
Tecnos-Unesco,
Madrid,1981,pp.299-300. .

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mológicaidealista-historicista,dominantes del panoramade la primera mitaddel siglo.
Hastaque la segundaguerramundial y la posguerra borraron el escepticismo gnoseológi-
co.13El idealismorelativista quedóarrinconado porel neorracionalismo, las explicaciones
causales,la construcción de modelos,la vigenciade los análisisteóricos, la convicción
en
la posibilidadde estableceruncuadrode los principales problemas delpasadoenperspec-
tivacomparada, lo que únicamente podíaefectuarse buscandolas regularidades negadas
por el historicismoidealistaconlos restantes postulados de raigambre científica.
Desdefi-
nalesde los añosveintey los añostreinta, la corrienteimpulsada porMarcBloch,entre
otros, propugnóla inmersión de la historiaen las cienciassociales.14

2.3. El materialismo
histórico
y la nuevahistoria
En la historia intelectual del sigloxx,el marxismo ha supuesto unode los ejespolíti-
cos, ideológicosy culturales más extensos y prolíficos.Tanto,que otraspropuestas han
sidoconstruidas comosu alternativa. Entre1847y 1867-nos recuerda Vilar-Marxy En-
gelsrecuperan algunasde las preocupaciones del sigloxvmy proponen "unateoríagene-
ralde las sociedadesen movimiento, cuyaoriginalidad consisteen aunar,mediante la ob-
servacióny el razonamiento, 1) el análisiseconómico, 2) el análisissociológico,3) el
análisis[...] de las formasideológicas".En ese cuadroinicial,el análisisde las condi-
cioneseconómicas debíaproporcionar un conocimiento objetivo, estoes, ajenoa la con-
cienciade los hombres que viven las experiencias aunque sus versiones nosayudena com-
prender las consecuencias de las realidades materiales.15Partiendo de las contribuciones
teóricasy conceptuales de la economíaclásicaa la economíapolítica,que entonces com-
prendetambién el embrión de lo que serála historia social,Marxavanzaunpaso decisivo
en la pretensión de constituir la Historiaen cienciacuandoproponeobjetivar lo subjetivo,
estoes,precisar la determinación de unanecesidadglobala partir de la libertad individual
de elección(cuyalimitación en la prácticaobligaa indagaren los factores que intervie-
nen),de lo cualse podíanobtener regularidades económicas y, en un procesomáscomple-
jo, descubrir unacorrelación entremodificaciones operadas en las estructuras y los acon-
tecimientos políticos.16 En ese sentido, el marxismo contextualiza la economía política,
hastaentoncesdominadaporcategorías intemporales; hace más: aceptade la economía
clásicaque la sociedadse organizade acuerdoconlas condiciones materiales de los hom-
brespara establecer, a continuación, que lo fundamental de esas condiciones no es el
"modode subsistencia" comoel mododeproducción, y que éstese a
configurapartir de
las relaciones sociales,"necesarias e independientes de su voluntad", que los sereshuma-

13Todavíaen 1940,José
Ortegay Gasset,en las conferenciasque impartióen BuenosAiresmientras Eu-
ropase hallabaen llamas,y que reuniría en Sobrela razónhistórica, Revistade Occidente-Alianza Editorial,
Madrid,1983(3aed.),sostenía unavisióndiltheyliana que hubieraentusiasmado a la historia
culturalmediosi-
glo después:"si las creenciassonparanosotros la realidadmisma-puescreerde verdadunacosa y sernosese
algorealidad,sonunamismacosa- quieredecirseque el planode nuestra vidaenque las creencias funcionan
y
que a ellasobedece,es el planorealmente seriode nuestra vida;en comparación conel cual,todoslos demás
sonsólovidaimaginaria, portantono seria"(p. 24).
14Véase
FrançoisDosse,La historia en migajas,EdicionsAlfonsel Magnànim, Valencia,1988,pp. 57-
97. Hartmut Atsmay AndréBurguière (eds.),MarcBlochaujourd'hui. Histoirecomparée etSciencessociales,
I EHESC, Paris,1990;y CaroleFink,MarcBloch.Unavidapara la historia, Publicacions de la Universität
de
I Valencia-Universidad de Granada,Valencia,2004.
I 15PierreVilar,Iniciaciónal vocabulario delanálisishistórico,
Crítica,
Barcelona, 1980,p. 40.
16PierreVilar,"Historia socialy «filosofía
de la historia»"
(1964),pp. 141-160de Economía,Derecho,
66 I Historia.Conceptos p. 145.
y realidades,

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nos establecen en el procesode producción de bienesmateriales, estoúltimoconforme a
las relaciones de propiedad y a las consecuencias que de ellasse derivan.17
Comosabemos, hastala décadade 1930el marxismo ejercióunareducidísima influen-
cia en la historiografía internacional. Proscrito porla cienciaacadémica,confinado al te-
rrenode la teoríay la praxispolítica,apenasconsiguiófranquear el campode la historia.
Esta situación comenzóa variardespuésde la publicación en 1932de La ideologíaale-
mana,y en 1939-41de los Grundrisse, obrasque permanecían inéditasy que,juntoa
determinados capítulosde El capital,Las luchasde clasesenFranciay El dieciochobru-
máriode LuisBonaparte, resultan fundamentales en la concepción delmaterialismo histó-
rico.No fuesinembargo la difusión de unoslibroslo que llamóla atenciónsobreun de-
terminado pensamiento, sino una coyuntura históricaconcreta:la crisissocial de los
treinta, el desarrollo de la historia económicay el compromiso políticofamiliarizaron a
unospocosjóvenesacadémicosde distintos paísesconel marxismo, porlo comúnal mar-
gende la evoluciónque comenzabaa adoptaren la UniónSoviética,dondea pesarde la
rigidezdoctrinal se desarrollaría conlos añosunafructífera escuelamedievalista y moder-
nista.La magnitud de la catástrofe de la guerra, la derrota del fascismo y la posguerra die-
roncartade naturaleza a la cultura marxista en Occidente.18 Todaunasuertede preguntas
y estudioscomenzaron a encadenarse: los debatessobreEl Capitalrelacionados conel na-
cimiento del capitalismo y los problemas del desarrollo industrial,la naturaleza de clase
de las revoluciones nacional-liberales, la formación de la burguesía y de la claseobrera, el
papelpolíticode las clasespopulares, los nivelesde vidade los trabajadores, las raícesde
la accióncolectivade los asalariados, los problemas de la explotación agrariaen la trans-
formación de las comunidades ruralesen unidadeseconómicascampesinas o empresaria-
les,la caracterización de las relaciones feudo-señoriales en Europay Japóny el análisisde
su correspondiente en la Américacolonizada,la relaciónentrecapitalismo y esclavitud o
entrerégimen colonialy subdesarrollo, etc.etc.A diferencia de lo que afirmaría Louis
Althusser, el marxismo no dabalugara unaciencia,el materialismo histórico, que de ma-
neracontradictoria concibeesencialmente teórica,y a una filosofía, el materialismo dia-
léctico,que enunciala cientificidad del anterior; antesbien,siguiendo a Vilaren su con-
troversia conaquél,el marxismo contribuía a constituir unacienciahistórica -siempreen
construcción- en la que es posibleestablecer rupturas y continuidades conunadisciplina
anterior y vigente.19
El marxismo gozó en el terreno historiográfico de ascendiente máso menosdesigual
entrelos años cuarenta y ochenta, paradeclinara partirde entoncesy experimentar un
profundo retroceso despuésdelhundimiento del comunismo y el finalde la confrontación
este-oeste, que de paso se llevópordelanteel movimiento sur/tercermundista. Sindudase
ha exagerado el predominio marxista, sobretodoentérminos de poderen el medioacadé-
mico,del mismomodoque tienerazónGeorgesDubycuandose sorprende de la propen-
sióna infravalorar su importancia en la llamada'escuelafrancesa', comosi se hubieratra-
tadode unapresencia episódicay accidental.20 Es ciertoque el marxismo logróposiciones
de prestigio -nuncaa salvodel fuegode fusilería de susadversarios- y durante untiempo

17KarlMarx,
"Prólogo"de la Contribución a la críticade la economía
política,en Obrasescogidas,Fun-
damentos, Madrid,1975,1,p. 373.
18Hemosdedicadountextoa tradición
tiempohistórico
historiográfíca, y compromisoprofesional y polí-
ticoen "EricHobsbawm y la edadde orode la historia
social",en Gumersindo Veray otros(coords.),Los his-
toriadoresy la historia
para el sigloxxi,pp.49-78. I
19PierreVilar,Historia historiaen construcción.
marxista, Ensayode diálogoconAlthusser,Anagrama I
Barcelona,1975(2aed.). I
GeorgesDuby,Dialogossobrela Historia.Conversaciones conGuyLardreau,Alianza,Madrid1988
p. 102. I 67

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influyó enla agendade la historia socialhastael puntode fijarunaseriede temasqueme-
recenampliaconsideración aundesdela discrepancia en la interpretación. Su terminología
impregnó, además,el lenguajede la historia másasépticay neopositivista, así comoparce-
las dellenguajeeconómico, delpolíticoy deladministrativo. No conocemos, sinembargo,
focosduraderos o irreductibles de irradiación marxista -historiográfica, se entiende- en
las universidades occidentales, conservadas a buenrecaudoporlas escuelastradicionales;
los historiadores marxistas casi nuncadejaronde serunaactivay en ocasionesinfluyente
minoría, por más que contribuyeran a renovar de maneraprofunda las preocupaciones cen-
tralesdel quehacerhistoriográfico. Su poderacadémicoen Francia,a pesarde Georges
Lefebvre, AlbertSoboul,PierreVilar,JeanBouviero GuyBois,quedaa añosluz del de-
tentado porla braudeliana escuelade Annalesy de susepígonosde la nouvellehistoire, al-
gunos de los cuales-Le Goff,Duby-nuncaocultaron su influencia (másperceptible en la
obrainicialdel segundoque en el trabajodelprimero), mientras unamayoría la repudiaba
en su obramayor, en ocasionesdespuésde haberlarecibido(Furet,Richet,Le RoyLadu-
rie).21En Inglaterra, la historiografía del sigloxx no se entendería sin MauriceDobb,
Christopher Hill,RodneyHilton, E.P. Thompson, RaymondWilliams,Eric Hobsbawm,
ese agregadoque es GeorgeRudey otrosmenosrenombrados autoresde valiosascontri-
buciones,tambiénde la siguienteo siguientes generaciones. Variosde ellos ocuparon
puestossignificativos en la universidad mientras otrosmantuvieron unaposiciónmarginal
en la misma.22 ¿Alguienen su sanojuicio podríasostener que ejercieron un control que
asegurara su reproducción y el ejerciciode unahegemonía intelectual en el medio?Italia,
¿fueunaexcepción? El gruponucleadoentornode StudiStorici, en el que destacanRosa-
rioVillari,EmilioSereniy GiulianoProcacci,noparecemuchomásamplioque el de Past
andPresenty resultómenosinfluyente a pesarde la hegemonía cultural ejercidadurante
décadasporla izquierdamarxista en ese país.Si observamos el panorama académicoger-
manooccidental o el norteamericano de los añoscincuenta a setenta tendremos dificultad
paraencontrar historiadoresmarxistas de prestigio ennúmero apreciable y,todavíamásdi-
fícil,hallarlosen universidades y cátedrasimportantes. El cuadro,tanincompleto, sería
ademásintolerablemente parcial si no mencionáramos, porejemplo,a EricWilliamsy a
ManuelMorenoFraginals, porcitardosclásicoscaribeños.
En Españaapenasirrumpió el marxismo en la historiografía a finalesde los sesenta,
confundida la opciónmetodológica conel compromiso político contra la dictadura y con
la reaccióncontraunauniversidad bastante anquilosada. Después de la transición a la de-
mocraciay el afianzamiento de un sistemade partidos parecido al de la Europaatlántica,
conunaizquierdasocialdemócrata bastante moderada, se desinfló el boomde la historio-
grafíamarxista, que en los años setentaprodujera ciertonúmerode investigaciones. Mi
experiencia de estudianteuniversitario entre1973y 1978,enunauniversidad cuya sección
de Historia pasabaporavanzada,mepermite afirmar que de los másde veinteprofesores
que escuchéen el aula,únicamente dospodíanserconsiderados marxistas, y concederé un
tercero si incluyoa un althusseriano (al poco,chaianovista) que cambiaba de perspectiva
segúnel últimolibroleído.Bienes verdadque muchosprofesores progresistas utilizaban
unlenguajemarxistizado, perounvocabulario no comporta en sí mismounivocidad y co-
21El esfuerzode HervéCouteau-Begarie, Le phénomène "Nouvelle Histoire".Stratégie et idéologiedes
nouveaux historiens,
Economica, Paris,1983,pp.225-243,porresponder a la pregunta
de si la nouvelle histoire
era "Unehistoiremarxiste?", se saldacon el reconocimientode la influenciasuperficialdel marxismo sobre
I Annales,la reducciónefectivaa ungrupo,en su mayoría dejóvenes,e inclusode la supeditación de la ideolo-
I giàa unaestrategiade poder.
EricJ.Hobsbawm, "El grupode historiadores del PartidoComunista", HistoriaSocial,25 (1996),pp.
61-80[originalenRebelsand TheirCauses,1978].HarveyJ.Kaye,Los historiadores marxistas británicos. Un
68 I análisisintroductorio,
PrensasUniversitarias
de Zaragoza,Zaragoza,1989.

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herencia conceptual, ni tampocosuponeel métodoanalíticoen el que ha sidoconcebido
paraoperar. En las universidades españolasse denomina hoy'fuerzadocente'a la capaci-
dadreglamentada de dedicaciónlectivade unprofesor, lo que reflejaconunapequeñava-
riantela fuerzade trabajodisponible porpartede los gestores administrativos paraplanifi-
car la docencia;sólo alguienmuyenajenadode la realidadse atrevería a calificarde
marxista nuestro sistemaeducativo.
Unacosaes que enlos sesentay hastamediadosde los setenta parecieraque la historia
quedabaganadaporel marxismo a tenorde las publicaciones que aparecían, de los temas
en los que se iniciaban losjóvenesinvestigadores y del sellocientificistaque parecíaotor-
gara los estudios, y otraes que esa corriente llegaraa institucionalizarse. Y esa observa-
ciónmepareceque es válidaen Parísy en Barcelona,en México,São Paulo,Turin, Bue-
nos Airesu otrasciudades."Todoshemossidomarxistas algunavez",hemosescuchado
en ocasiones,comosi hablarde capitalismo y revolución burguesa, escribirsobreel movi-
mientoobreroy las luchascampesinas, citara los teóricosclásicosy despuésdel 68 a los
modernos de París,comoAlthusser (artíficede un sistemateoricista y antihistórico), en
fin,emplearundeterminado lenguajeo recurrir a citasde citas,apelaral gestoy a la vo-
luntadhicieran de undiletante unhistoriador, o de ésteunmarxista.
El augedel marxismo vinoa coincidir grossomodocon el de la historia social.En
buenamedidala historiasocial se nutrióde una seriede ingredientes en proporción y
combinación variable,desdela ortodoxia marxista-leninista más estricta,a un marxismo
manifiestamente vulgar, y sobretodode unmarxismo que se reclamabacreativo, imposi-
ble de reducir al británico, comocon frecuencia se hace;dondela escuelade Annalesde
segundageneración disputabala primacía, a menudocon preocupaciones similares a las
del grupobritánico, comoHobsbawmnos ha recordado,23 y con respuestas manifiesta-
mentediferentes; conunestructuralismo enpugnaporordenar yjerarquizar las instancias
socialesa la vez que sosteníala autonomía relativa de la ideologíay tendíapuenteshacia
unestudiode las mentalidades librede determinaciones materiales; conunaaproximación
a la antropología estructural y cultural,mal digeridas al principio y que tanprolíficas se
mostrarían después,en especialla última;inclusoconunaperspectiva políticade lo social,
o viceversa, en el caso alemán,algomástardío, delgrupode Bielefeld;conla tradición de
historia populardelradicalismo norteamericano que tienesusantecedentes en algunosau-
toresde la NewHistory, en fin,conunainmersión en la sociologíahastaencontrarnos en
su extremo conla denominada sociologíahistórica.24
El resultado es que denominamos historiasociala cosasy tendencias disparesen las
que en su época dorada es posible establecer algunasmatrices comunes:en cuantoa sus
preocupaciones, la historia socialse interesaba porexplicarla sociedaddelpasadoen mo-
vimiento; comprende la sociedad comounatotalidad interrelacionada -bienque estefue
unode los primeros consensosen resquebrajarse-; concedeun lugarpreferente a los co-
lectivos humanos y a las fuerzassociales,dedicando unaatención destacadaa las clases;y
entiende la existencia de una realidadmaterialinseparable (subyacente, determinante o
coadyuvante) de la acción social.La historiasocialse interesaba porcuestiones relaciona-
das conlas estructuras y los cambios,conla demografía en su sentidomásamplio-pobla-
ción,familia, migraciones-, conel dominioy la explotación, el control socialy la resisten-
cia a cadaunode esosaspectos.En su vertiente marxista, es además una historia políticao

23 Eric
Hobsbawm,Años interesantes.Una vida en el sielo ax Crítica,Barcelona.2003. dd. 262ss. I
24
Véanse, entreotros,JuliánCasanova, La historiasocial y los historiadores,Crítica,Barcelona, 1991.
Georg G. Iggers,La ciencia históricaen el siglo xx. Las tendenciasactuales, Labor, Barcelona, 1995. Jürgen
Kocka, Historiasocial y concienciahistórica,MarcialPons,Madrid,2002. Theda Skocpol,"Temas emergentes y
recurrentes
estrategias en sociologíahistórica",HistoriaSocial, 10 (1991), pp. 101-104(y esquemasde la p. 66). .

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que contempla la política,puesconforme a estametodología las cuestiones del poderre-
sultaninseparables de las socialesy las accionesexteriorizan las contradicciones, las lu-
chasy los anheloscolectivos.
En cuantoal método, eraunahistoria analíticaantesque descriptiva (sinentrar en su
mayor o menor narrativismo, que es una cuestióndiferente); erauna historia hipotético-
deductiva; erauna historia teórica,explícitaen mayoro menormedida,en el sentidode
inscribirel métodoanalíticodelque se sirveenunconocimiento generalteóricode las so-
ciedades,o porquecreeposibleconstruir modelosde explicación sobrelas sociedadeshis-
tóricas.La historia socialera,porúltimo, unahistoria de corteempírico. En opiniónde sus
detractores resultaba
teoricistas, demasiadoempírica en el caso de la escuelamarxista bri-
tánica,hastael puntode atribuirle unasuertede neopositivismo.
En cuantoa las técnicas, la historia
socialse servíade la interdisciplinariedad, muchas
veceshastala completa promiscuidad. Actuabaasí másporpragmatismo a la horade re-
solverproblemas o de abrirperspectivas, que buscandoreintegrar la unidadperdidade la
cienciasocial.Se entregó durante unaetapaa la cuantificación serial,económicao social,
paraabandonar másadelanteese terreno. La ruptura del dúo que formaba con la historia
económica no supusoel abandonoinmediato de la economíaen las explicaciones sociales
perocadavez,entrelos másjóvenes,hubomenosautoresdispuestos a integrarla.
Habloen pasadode las características de la historia socialporqueen el cursode las
dosúltimas décadasmuchosde esos supuestos hansidomodificados o abandonados. ¿Po-
demosconsiderar, entones, que la historiasocialha concluidosu agenda?

3. El dilemade Robinson

En lugarde entregarnos a la melancolía y atrincherarnos en unaactitud defensiva,les


propongo compartir una reflexiónsobrecuestiones metodológicas conlas que tropezamos
los historiadoresen nuestro trabajohabitual, al seleccionar la información, ordenarla e in-
terrogarla,al situarlaen un contexto determinado y deducir, en definitiva,unainterpreta-
ciónsobrelos hechosque vamosestableciendo. En el contexto de la reflexiónmásamplia
sobrela obrade EricHobsbawm y las perspectivas de la historiasocial, donde se inscribe
micontribución, mipropuesta optaporla líneaque se impusoPastandPresental darsea
conoceral público,en 1952,enel sentido de ocuparsede las cuestiones teóricas
y metodo-
lógicasmediante el estudiode casosy la investigación, en lugarde entregarse a áridosar-
tículosconceptuales.25
En la presenteocasión,parafacilitar lo que deseoexponer, renunciaré a presentaruna
investigación originalsobrealgunode los camposa los quemededicoy basarémianálisis
enunainformación suficientemente conocidaporlos aficionados a la lectura.Retorciendo
untantola cuestión, propongo utilizarcomo histórica una narración literariabastantepor-
menorizada. Nada objetarála corriente metodológica que sostienela ausenciade diferen-
cias sustantivas entrela historiay la ficción, puessegúnpregonaesa escuelaninguna de
ellaspuedereclamar parasí unaproximidad mayor conla verdad, conel conocimiento ob-
jetivo,dadoque ambasdescansanen proyectos y discursos narrativos. No es sinembargo
esteel motivoque mellevaa seleccionar el caso,comodecía,sinola ampliafamiliaridad
conla obrade casi todoslos públicosy la situación que recrea,convertida en arquetípica.
Me refiero al libroViday aventuras de RobinsonCrusoe,de DanielDefoe,publicadopor
vezprimera en 1719.26
I
,i
25"Introduction",
PastandPresent,1 (1952),pp.I-IV.Véasetambién Hill,R.H.Hiltony EJ.
Christopher
Hobsbawm, andearlyyears",
"Origins PastandPresent, 100(1983),pp.3-14.
Me basoenla ediciónRobinson
Crusoe,traducción de MarthaEguía,Altaya, 1993.
Barcelona,

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Desdesu aparicióna comienzos del sigloxviiila obraha gozadode granpopularidad
en especialentreel públicojoven,y ha sidodestacadacomoportadora de valoresrelacio-
nadosconla formación del caráctery la importancia de la educación.Rousseaucontribu-
yóa su enorme difusiónal incluirla
entrelas lecturas recomendadas en suEmile.Tampoco
ha faltadoquienpondere el compendio de conocimientos utilitarios
que despliegael prota-
gonistaparasobrevivir en una isla que durante muchaspáginasse mantiene desierta,
y
másadelantese convierte en destinode viajerosrituales,amotinados, a colonos
aspirantes
y todasuertede visitantes.

3.1. ¿ Unasociedadde unindividuo


solo?

Puestoen la tesitura de seguirel caminotrazadoporsu progenitor en el senode una


familiade comerciantes prósperos, de clasemedia,o navegar y descubrir porsí mismoel
mundo, el jovenRobinson decideundía abandonar el hogarpaterno en su Inglaterra natal
y embarcahaciael golfode Guineacon sueñosy unacortapacotillaconla que negociar.
El segundoviaje seríamenosafortunado: un abordajecorsariofrente a las costasmarro-
quíesharádel inglésun esclavoen manosmusulmanas, en Salé,la moderna Rabat,hasta
que su afánde libertad le impulsea huira los dos añosde cautiverio. La fortuna dejarásu
rescateen manosde unprobocapitánportugués en viajehaciaBrasil.En las inmediacio-
nesde San Salvador, nuestro hombre descubrirá la capacidadde iniciativa y la superiori-
dadque debeesperarse de uneuropeofrente a la indolencia de los habitantes delcontinen-
te americano, de modoque de inmediato se convierte en propietario de unafazenda.Si
durante unparde añosdedicala tierraa cultivosde subsistencia, la feracidad del suelole
permite dedicarel tercero a la siembrade tabacoy a prepararlo paraplantar cañade azú-
car.Mas esa actividad desborda concrecessu disposición al trabajoy decideservirse de la
costumbre delpaís,el empleode sirvientes y de esclavos.Y así se le iránlos días,los me-
ses,los años,prosperando en la plantación a la vez que en su interior crecíala zozobrapor
haberseconvertido, enotropaís,a la vidaque contodacomodidad se le ofrecíaen su casa.
Así que cuandounosvecinosse dirigieron a él sabiéndolofamiliarizado conla costaafri-
cana,no dudóunmomento en aceptarlo que le proponían: tomaría bajo su mandounna-
vio que sus sociosse comprometían a armara su costa,seguiríala derrota del estey co-
merciaría en Áfricacon la cargade bagatelas,vidriosy cuchillería a cambiode negros,
rompiendo de estemodoel asientooficial.
El espíritu de aventura pareceguiaral protagonista porencimadelafánde lucrode sus
socios,propiode la colonizaciónamericana. La verdadera aventura, como sabemos,le
aguardabaa los pocosdías de iniciarsela travesía, cuandounatormenta arrastra la nave
haciael norteparaestrellarla enunapequeñaisla,frente a las bocasdelOrinoco, enlas in-
mediaciones delmíticomarCaribe.El destinoy la Providencia que movióla manode Da-
nielDefoehicieron de Robinsonel únicosuperviviente delnaufragio y de su historia, una
referencia insoslayable de la cultura occidental.
Pertrechado de buenasdosisde lógicadeductiva y de intuición,a nuestro personaje se
le ofrecela alternativa de viviren soledado dejarsemorir. Con resolución de momento
ciega,se dedicaa ponera salvoarmasy barriles de pólvora,ropasyjergones, herramien-
tasde carpintero (que tantoidentificaron a Rousseauconla novelaen supropuesta de edu-
práctica), provisiones en abundancia e inclusodinero, que de repente habíaperdido
todovalory que sinembargo guardóguiadoporuninstinto atávico,sobreel que volvere-
mosmásadelante.
En la isladesierta observa, dispone,construye. Allílevantasu chozay la protege con
una
Icaciónempalizada.Se guarnece y creadepósitosen los que preservar susbienes,a la postre

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notanescasosparaunhombre solo.Paulatinamente va adentrándose en el territorio,acon-
dicionaun refugioen rocay disponede un segundocampamento, amaestraanimalesy
hacede la duraexistencia unpasarcasi confortable: despuésde todo,piensatrassuperar
una fasemelancólica, ha conseguido sobrevivir al naufragio y ha logradoel dominiodel
medio,la adaptación de la naturaleza y hastaunaserenidad interior desconocida en su an-
terior e inquietavida.Después,fabricacasi cuantonecesitay de manerafortuita siembra
granoy cosechacebaday arroz,enunredescubrimiento de la agricultura. La experimenta-
cióny la observación sonsusmétodos;la filosofía nacionalde su país en sustiemposya
se denomina empirismo.
Robinson, antesunhombre escéptico enmateria religiosa, y hastaacomodaticio, como
lo pruebaque abrazarael catolicismo cuandolo exigiónaturalizarse enBrasil,se reconfor-
ta en la lectura de la Bibliaprotestante. Sinembargo, alguiende quienno conocemosami-
gosniamoresen su existencia anterior,pareceecharen faltaciertavidasocial.Exploraen
su interior y da cuentade los progresos que su voluntad realizallevandoundiariomientras
disponede papely tinta;exorcizade estemodosuspensamientos comoharíacualquieres-
critor,variante de unacomunicación sindestinatario. Perotambién ejercitaunaapariencia
de hablaadiestrando loros,a los que enseñaa saludarleporsu nombre, mientras lamenta
que no le respondael fielperrode compañíaque tambiénsalvade ese bazary arcade
Noé que habíasidoel naviosiniestrado. He aquí,vienea decirnosel autor,una muestra
evidente de la superioridad de la cultura:en condiciones totalmente adversas,unhombre
civilizado,reconfortado con la religión, eracapaz de sortearcon éxitolos mayores retos
reproduciendo consentidocomúny utilitario los valoresde los que eraportador, e incluso
haciendode él unhombre mejor.He aquítambién la creaciónde ununiverso vicariode in-
teracción social,el simulacro de hablacon seresdesprovistos del donde la comunicación
humana.
Al dilemade unaexistencia tanconfortable comoprevisible y de la incertidumbre de
la aventura, le sucedeinesperadamente el dilemade la prosperidad en la sociedadcolonial
y de nuevasexperiencias que comportan el riesgono esperadode una existencia aislada,
fuerade todasociedad,comofinalmente sucede.Accedemosasí a una situación insólita:
el individuo solo antela naturaleza, desprovisto de cualquiercooperación, de la amistady
delconflicto, de las relaciones entrehumanos de fuerzay de poder.Sinexplotadores niex-
plotados.La historia de Robinsona partir del naufragio habíaprescindido de la sociedad.
La partecentral del libro,aquellaque se ocupade la historia del náufrago solitario, e in-
clusolos episodiosque siguenhastael rescatedel protagonista, podríahacerlas delicias
de algunosenfoques y de subespecialidades recientes de esa disciplina que todavíallama-
mosHistoria. El minimalismo deldrama,desdeluego,se prestaa la microhistoria: aquíno
se danestructuras sobredeterminantes, nadaque distraiga la atencióndel aspectocentral,
sinobásicamente experiencia vividay bastante local.He aquíunacondición humanafuera
de la colectividad, comose ufanaenproclamar el protagonista al finalde la primera parte.
Poseíacuantonecesitaba, vivíacómodamente, reconocea los cincoaños de aislamiento,
habíaaprendido a prescindir de lo superfluo y podíaconsiderarse un serfeliz.Robinson
proclama entonces: "mi vida era mejorque la vida social,puestoque cuandomelamenta-
ba de la faltade conversación mepreguntaba si no erapreferible conversar conmispensa-
mientos y [...] con el mismo Dios, a través de mis plegarias, que disfrutar de la sociedad
humana".
¿Es de aplicación, en el presente supuesto, el principio de que el contexto intencional
en que es formulado un enunciado es unrequisito previo de la verdad de este enunciado, I
comoreclamaAnkersmith enel textoantescitado? I
Estaera,en verdad, unasituación excepcional, la historia de unhombre solo,ajenoa I
la sociedady excluidode sus determinaciones. ¿Qué puedeserobjetode estudio,en tal I 73

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caso,que guarderelaciónconla historia socialclásica?Al parecer, en el mejorde los ca-
sos los elementos disponibles dejanel caminoexpedito a la autoproclamada 'nuevahisto-
riasocial'y llevade ventajaunaperspectiva de historia cultural.Pensemos enello.
Porejemplo,el historiador aficionado a la lectura de losAnnalesde comienzos de los
noventa se hubiera preguntado porla esenciadelactode leery escribir, nexoentreel saber
formalizado de la épocaenel mundoque Robinson habíadejadoatrás-"Mi padre[. . .] me
habíaasegurado unainstrucción esmerada[. . .] y medestinaba a las leyes"-y unarealidad
que solo podíaserdominadaoponiendoconocimientos útiles.En la cultura posterior ha
quedadola cuestión de qué librollevarconsigoa unaisla desierta. En realidad, Crusoeno
presenta las cosas de ese modo.Ademásde la Biblia,el náufrago consiguesalvarotras
obras.Citaunacolecciónde devocionarios papistasy,dice,muchosotrosvolúmenes cu-
yostítulosomite.Eratemprano paraque incluyera algúnmanualde bricolaje, así que po-
demosdeducirque eranobrasliterarias y quizá de pensamiento. ¡Ah,la biblioteca oculta
del solitarioRobinson!Al final,no ereslo que comessinolo que lees.Peroes obvioque
el sentido utilitarioque despliegaparasaliradelantenopodíadárselosólola educaciónre-
cibidaen el ambiente familiar y en la escuelarural-que tampocoestabaal alcancede
rudo de la
cualquier campesino campiñainglesa-sinoalgoo muchodebíaa la experiencia
de su cautiverio, dondetrabajóparasu dueño,y de la haciendabrasileña que habíapuesto
en pie,ademásdel ingenionatodel que parecedotado.Peroestoúltimoes historia social
"clásica",que se nosha introducido de contrabando cuandomenoslo esperábamos.
Si la lecturaocupaun lugarimpreciso en la vidadel náufrago, másallá del contacto
con la Biblia,convertida en consueloy maestra, el joven superviviente precisaescribir
paraordenar suspensamientos. Conservamos el diariodel primer año,bastante descripti-
vo. El actode escribir debieraproporcionarnos su estructura psicológica, la estructura del
pensamiento, hubieradichoFoucault,ese filósofoy psicoanalista de la culturametidoa
historiador, quetantasbarreras rompió; peroel autorqueporunmomento simulaque cede
la palabraa la voz interior delprotagonista frente a los hechosque acontecen, mantiene la
primera personaa lo largode la mayor partedellibro,así queporlo conocido, pocopode-
mosdeducir. ¿Y qué podemosinferir de lo que ignoramos, de lo que ocultay sinembargo
noshubiera dadola diferencia del caso respecto a otrassituaciones, comohubierainquiri-
do GeorgesDuby?El principio indiciario entraen acción.¿Y si los diariosperdidosde
Robinson Crusoefueran diferentes de la versióndelnarrador, que a su vez se haceeco del
relatoquepresumiblemente haceaquélde regreso a casa?Pudieron existir otrasversiones,
no sabemossi apócrifas o ciertas,o apócrifa talvez sea la que ha quedado,convertida por
acciónde la supervivencia en canónica.Hemosaprendido a desconfiar de las fuentes y de
las versiones, recordémoslo. ¿Y si contáramos con testimonios oralescomplementarios?
Al menosen dos ocasionesel náufrago relatasus vivencias:a su compañero Viernes,en
cuantoésteha aprendido los rudimentos del inglés,y al capitánque arribamástarde.La
urgencia narrativa de Robinson porrelatar su historia noparecellevadaporla finalidad de
perpetuar la memoria sinoque se ofrececomonecesidadde proclamar unaodiseapersonal
queprecisaserhechapúblicaparaque se comprenda su periplo.En verdadparecefrágil el
conocimiento sobreel pasadodesconocido. O quizá las preguntas que se han formulado,
que acabamosde entrelazar, no seandeltodopertinentes, exceptoparacuestionar las limi-
tacionesde nuestro conocimiento y las oportunidades que despierta, en modoalgunopara
negarsu posibilidad. Tal vez debamosreformular nuestras hipótesis porquela diferencia
entrela especulación y éstaresideen que la hipótesis en historia es unaposibilidad de va-
lorinstrumental construida a partir de indiciosperotambién de conocimientos parciales,
que adquierevalorprecisamente en el cuadrode unateoría,siquieraprovisional, de las so-
ciedadesestudiadas o enlas que operanlos sujetosque sonmateria de nuestro análisis.
La subjetividad delindividuo estáservidaenla partecentral de su historia. Cuandose

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proclamaque las cosasimportan segúnsucedena personasconcretas, conforme las perci-
benéstas,y segúnel cursode susexistencias las confirman o modifican, se
¿qué nosestá
diciendo?¿Es Viernesun hombre sinhistoria en la medidaen que su vidaanterior al en-
cuentroconRobinsonha carecidodel significado que descubre a su lado? Eric Wolf,con
susaciertosy suserrores, ilustróconprofusión no
que haypueblos sin historiay que nin-
gunacomunidad estálo bastante aisladacomoparanoparticipar de conexiones externas.
En la segundapartede la novelala tramase enriquece connuevospersonajes, y si en
términos literarios y psicológicos pierdeintensidad, no deja de tenerinterés la recreación
del ordensocial.Debierontranscurrir dieciochoañosparaque nuestro habilidosoperono
muyperspicazamigodescubriera que su isla no le pertenecía en exclusiva.La partemás
occidental era utilizadaporindígenasde tierrafirmecuyascanoasllevabanprisioneros
destinados a sersacrificados, mutilados y devorados. Ese trágicodescubrimiento mantuvo
a Robinsonabatidoy apartadoen sus dominiosnadamenosque durante dos años.Había
desarrollado una grancapacidadparasobreponerse a la adversidad, peroal parecermuy
poca paraadmitir la contrariedad de unmundoque no eracomoestabadispuesto a acep-
tar.Ignorosi estacuestión deberíaocuparunpuestomásdestacadoen la reflexión "histo-
ricista"que propongo, de la lecturadel clásicoa los ojos de la historia socialy cultural.
Echamosde menosla descripción densaque desdela antropología cultural nos reclama
Clifford Geertz.Es unmomento quizácrucialenel reencuentro conla humanidad.
Admitida la ideade la existencia del otro,materializado en unadversario potencial y
temible, se dispusoa aprovechar la situación cuandoandabayaporel vigésimoquintoaño
del naufragio: si conseguíacapturar algunossalvajesy someterlos a esclavitud, pensó,los
pondríaa trabajar en su liberación. En estose apropióde uno."Le hicesaberque su nom-
breseríaViernes", confiesaRobinson, atribuyéndose la potestad de darnombre a las cosas
y lograrque el denominado acatesu designio.He aquíunarelaciónde poderen su sentido
genuino:capacidadde mandoy de hacerseobedecer. En el ritualde iniciación social,Ro-
binsonañade:"le enseñéa deciramo,y le hicesaberque ése seríaminombre".
"TellamaréViernes", pudohaberdichoRobinson, imperativo, haciendovalersu auto-
ridad,enprimera y últimainstancia respaldada porsu armade fuego.Perocuandoañadió
algoasí como"Llámameamo",Robinsonimponíaunarelación jerárquica, estavez en el
terreno de las relaciones sociales:implicabaservidumbre, sometimiento; es más,encerra-
ba también, porqué no,la obligación de trabajary obedecer. Viernesentraen la categoría
de siervo,figuraindefinida entrecriadoy esclavo,o ambascosas. O esclavoen la isla y
criadocuandovuelvanundía a Europa.
El nuevoordensocialse parecedemasiado al viejoordensocial,el inglésde su moce-
dady el colonialde sujuventud. La apropiación del sueloy de las personas revelaconme-
ridianaclaridadla esenciadel colonialismo del que estáimbuidonuestro personaje, y la
utilidadde los prejuiciosracialesparajustificar la desigualdad, el dominioy la explota-
ciónde sussemejantes.
Tenemos unatisbode relaciones sociales.En realidad, la historia delnáufrago solitario
enunaisladesierta, la historiade la existencia enuna"nosociedad",encierra unafalsedad
monumental. No sóloporquela supervivencia delprotagonista estáasegurada porla supe-
rioridadque le confieren los instrumentos que salva del navio, armas con las que defen-
dersey proporcionarse caza,utensilios, herramientas, semillas,etc.; Robinson lleva consi-
go una culturay un conjunto de habilidades creadaso propiciadas por una existencia en
sociedad,tantoen un país avanzadoen el terreno de la cienciay la técnicacomode una
próspera tierra colonialconquistada parasu explotación económica. Y esa particular "cui- I
tura",de la que es fielexponente, es también unaespecificidad de determinadas categorías I
socialesde su país de origen,en dondea una concretaestructura de clasescorrespondeI
unaformación igualmente jerarquizada. | 75

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Al dejarRobinson de serel únicoserhumanoenla isla,renuncia a hacerde su hallaz-
un
go igualy optapordisponer de uninferior. Despuésde todo,él es unsercivilizadoy el
otroeraunsalvajeque debecivilizarse, comenzando pordesprenderse de esa feacostum-
breque consisteen ingerir a los enemigos. La educaciónde Viernesno se limitará a la re-
presióndelimpulsoa la antropofagia, sinla cualeraimposible la convivencia y la civiliza-
ción,que hubieraseñaladola escuelapsicoanalítica; comprenderá también unaprendizaje
de la religión y la moral.Obviamente en el relatohayunadespersonalización de la propie-
dad sobreotroserhumano, muyal uso de las prósperas sociedadesesclavistas. Robinson,
que habíasidocautivoen Marruecos, se habíahechoacompañar a la fuerzaen su fugade
unjovenmorisco, finalmente cedidoal marinoque les rescata.En aquellaocasiónhubode
venceralgunaprevención, pueshabíaprometido la libertad a su compañero; todose re-
suelvecuandoel nuevopropietario se compromete a dejaral muchacho libreal cabo de
diezañossi ésteabrazabael cristianismo. Paracompletar el cuadrode la dialécticacivili-
zatoria,Defoehaceque el chicoexpresesu conformidad conuntratoque le anunciauna
vidamejordespuésde satisfacer untributo de expiación. De otraparte,la conformidad de
los dominados a lo largode la narración evitaal autorcapítulos incómodos sobreresisten-
cias,negociaciones y luchas,que hubieran desafiadola armoníadelrelatoy del ordende-
sigualque se justificapororigen, procedencia y hastagénero, peroque a diferencia de la
sociedadfeudal-estamental, posibilita mediante la educación-integradora en sociedad-la
adquisición de la libertad personal entérminos jurídicosmáso menosigualitarios.
un
Llegado momento, esa sociedad de dosse duplicaconla llegadacasisimultánea del
padrede Viernesy de unnáufrago español.Conunaislapordominioy tressúbditos, Ro-
binsonexperimenta el vértigodel poder.Se siente,dice,"señorabsolutoy legislador".
Más tardeotrosmarinos le reconocen porgobernador. Mas legislar, legislapoco: la única
medidaque decretase refierea la libertad de conciencia, ya que cada unoprofesauna
creenciay los avatares personales del autorle hanenseñadoque la tolerancia en materia
religiosa es una necesidad en comunidades diferenciadas. La antítesis la representaba la
colonización española,cuyascrueldades, dice,eranconocidasentodaAmérica, siendote-
rriblessustribunales de Inquisición. Más adelante, al finaldelperiplo,cuandodecidare-
gresarde visitaa la isla,muchodespuésde haberquedadoa salvodel confinamiento, se
limitará a escucharlas desdichasde los colonosque habíadejadoy a repartir la isla entre
ellos,dejandoclaroque él quedabacomopropietario de su totalidad, detentando unasuer-
tede dominioeminente similara la delrealengohispano.También les enviaría desdeBra-
silmujeres paraque las tuvieran de criadaso de esposas,comodecidieran, a finde perpe-
tuarla colonia,reconociendo a los demásunasnecesidadesde las que él parecíaestar
exento.La mujernosapareceen la narración siempre, y muypocasveces,comounsujeto
pasivoa disposición de otros.
Porfin,a los veintiocho añosde haberpisadolas playasde su isla,Robinsonpodrá
regresar a Lisboay Londres.Si el últimoepisodiovividoenel Caribe,conla llegadade un
barcoamotinado le devuelveunapequeñaparcelade sociedaden conflicto, el retorno a la
civilización le descubre que la Sociedad,conmayúsculas, tandespreciada por él cuando se
hizoa su situación, habíaseguidodesarrollándose. Graciasa ello y a la probidadde sus
sociosy administradores, que durante cuarenta añoshabíangestionado sus intereses con
unarectitud másinverosímil que las periciasconocidasporel protagonista en su isla de-
sierta,Robinsoneraunhombre inmensamente rico.La plantación colonialhabíacrecido,
en sustierras brasileñas se habíaconstruido uningenioazucarero y durante décadasse ha-
bíancomprado numerosos esclavosque las trabajaran. Nada se dicede las condiciones del
tráfico de sereshumanos ni del discurrir de los cautivosen los camposo en los barraco-
nes.Las referencias a la esclavitud en la narración sueleniracompañadas de algunaconsi-
deración temporal sobre esa situación, comosi el destinohabitualde los cautivosfuerala

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libertaddespuésde un aprendizaje laboraly piadoso.Comparar la antropofagia ritualde
los bárbaros nativosconla antropofagia económicade los serescivilizadostodavíahoyse
consideraría unaexageración de malgusto.
Las rentasde la plantaciónerancuantiosas, muysuperiores a las que podíaproporcio-
narleunapropiedad agrariaen Inglaterra,apuntaDefoe,que algunaexperiencia tuvoen
negociosy dispusode ampliainformación sobresu época,comoacreditan sus empresas
periodísticas.La historia
económica y socialelaboradaen el sigloxx ha documentado am-
pliamente estosextremos. Robinsonse hallaentonces anteunnuevodilema:debeescoger
entreestablecerse en Brasily disfrutar de sus propiedades o instalarse en su patrianatal.
La primera opción,razonableen unhombre emprendedor, ofrecía el inconveniente de re-
tornara la religiónpapista,cuandopiensaque la católicaromanano erala mejorreligión
"parabienmorir". Finalmente,Robinsondecidevenderla plantación y quedarseen Ingla-
terra,dondecontraematrimonio, tienehijosy enviuda,confirmación de la misoginia que
planeasobreel personajea lo largode la obray condición para recobrar la libertadde mo-
vimientos que le conduciráa nuevasaventuras.27

3.2. La reconstrucción
delordensocial

La sociedadde la que Robinson habíaaprendido a prescindir,


o se habíareconstruido
entérminos microen su isla,seguíaestandoallí,habíaevolucionado, los individuos conti-
nuabanagrupados en categorías sociales,la economíay el comercio habíanalcanzadoma-
yoresvuelos.El dinero,que en su isla habíacarecidode significado, continuaba siendo
reyy señorde las transacciones y de las grandesy pequeñasesperanzas. Puestoque las
mercancías en una economíasocialadquierenun valorde cambioy éstese presenta en
formade precio,la monedamaterializa el valorde cambiode la mercancía en el mercado,
comunicaa las mercancías dichacualidady posibilitasu circulación, segúnseñalóMarx
en el capítulocuartode El Capital El atesoramiento de dineroporRobinsonal comienzo
de su naufragio no habíasidounaacciónirracional: los usossocialesen los
sencillamente,
que habíadesenvuelto su existencia hastaentoncesle habíanmostrado la centralidaddel
mercado, de los intercambios y de las medidascon las que se pretendía objetivar el valor
de los bienes.Robinsonabandonaba unaeconomíasocialal ingresar en unaeconomíana-
turalenla que,dadosu aislamiento, los bienescarecíande valorde cambioy se reducían a
su valorde uso.En consecuencia, atesorar dinerocarecíade sentido,exceptocomoinercia
de los hábitosaprendidos y en la perspectiva esperanzada de unrescateque lo devolviera a
la civilización, estoes, a la sociedad,europeao americana, que seguíaevolucionando más
allá de la líneadelhorizonte dondesoloparecíahabermar.
La obrano lo menciona, perolo sabemos:en Inglaterra habíacesadola república que
al
dejara partir y habían retornado los Estuardo, conbastante menospoder,y a éstoshabía

27Las referencias aludidasen esteapartadoproceden de RogerChartier, El mundocomo


metodológicas
representación.Estudiossobrehistoria Gedisa,Barcelona,1992;y R. Chartier
cultural, y D. Roche,"El libro.
Un cambiode perspectiva", en JacquesLe Goffy PierreNora(dirs.),Hacerla historia, Laia,Barcelona,1980,
III, pp. 119-140[lecturay lector].MichelFoucault,La arqueologíadelsaber,SigloXXI,México,1970{pas-
sim:reglasdiscursivas y afirmacionesde verdad;pp.322-323:episteme y estructurade pensamiento]y Las pa-

I.
labrasy las cosas,SigloXXI,México,1968,pp. 102-115 [el poderde nombrar y la representación
de la pala-
bra].GeorgesDuby,Diálogossobrela Historia, pp.44-62[inferir
de lo ocultoen las fuentes].
CarioGinzburg,
"Indicios.Raícesde un paradigma indiciado",id.,Mitos,emblemas, indicios.Morfología e historia,
Gedisa,
Barcelona, 1989,pp. 138-175.EricR. Wolf,Europay la gentesinhistoria, Fondode Cultura Económica, Mé-
xico,1987.Clifford Geertz, La interpretación
de las culturas,
Gedisa,Barcelona, 2005(13areimpr.), pp. 19-40
[elmétodode la descripción densaenetnografía].

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sucedidounpríncipe de la Casa de Orange.La unidadconEscociaeraunhecho,o faltaba
muypocoparaque lo fuera, mediando en ello la laborsecretade DanielDefoe,libelista y
escritormuyconocidoen el país.AunqueRobinsonhubieraaprendido a ignorar la exis-
tenciade la complejasociedaden su conjunto y le resultara inimaginable concebirla como
untodoextrañado en su peripecia, la vidahabíacontinuado. En esa existencia sociala pe-
queñaescalahabíaindividuos comoél, su criadocaribeño, la viudade uncapitánmercan-
te,sussobrinos, su nuevafamilia, desdeluego.Habíatambién otrasrealidades -sociedada
granescala-de las que fueconsciente: redesestablecidas sobrevínculosimpersonales en
la medidaen que no dependían de la voluntad individual ni del conocimiento mutuo, sino
delrango,de la posiciónque se ocupabaenla vidaeconómica y social.
Al retornar a Inglaterra, Robinson,desdela individualidad sometidaa aislamiento
durante másde tresdécadas,pudomuybienrecordar la conversación que habíasostenido
consu padrepoco antesde abandonar el hogarfamiliar. Su progenitor, incrédulo, hubiera
sacudidola cabezasi alguienle hubieradichoque la sensaciónde pertenencia a undeter-
minado"rango"o situaciónsocial era creacióndel lenguajeo de una proyección ideal
compartida, de un "imaginario". Su experiencia era la de un inmigrante alemánde Bre-
men,casadoy establecido comocomerciante en Hull,primero, y en York,después,que
habíaescaladociertaprosperidad material. El padrele habíainstruido en que la condición
intermedia erael mejorestadodelmundo,el másadecuadoa la felicidad humanapuesno
estabasometido a las privaciones y penuriaspropiasdel trabajador manualni al lujo,la
ambición y la envidiaque corrían a la partealtade la humanidad. El elogiodelrangome-
dioy la combinación de consideraciones materiales yjuiciosmoralesal calificar las diver-
sas situaciones socialeses muypropiode quien,comoDefoe,poseíaun origenhumilde
que le llevóal seminario presbiteriano de StokeNewington, del que salióparadedicarse a
los negociosy contraer unmatrimonio de provecho. El ascensosocialque experimentó fue
posibleengranmedidagraciasa los cambiosoriginados porla revolución inglesa,aquella
que Christopher Hill calificabade revolución burguesa. La vida intermedia ofrecíatoda
suertede virtudes y placeres, muylejos-decía-de "la obligación de venderse comoescla-
vosparaobtener su pancotidiano y del agobiode inciertas circunstancias" específicas de
los trabajos "manuales o mentales".
La "obligación de venderse comoesclavosparaobtener su pancotidiano", ejerciendo
trabajosmanuales, sinasegurarse siquiera con ello una existencia librede incertidumbres,
aparececomounamaldición en la recomendación delpadre.La esclavitud comometáfora
o comparación del trabajoasalariadoestuvomuydifundida en la sociedadinglesade los
siglosxviiy xviii,dondela tratade africanos y su empleoen las plantaciones americanas
y delCaribeestabaplenamente asumida.Peroporpocoque se pensaraenel asunto, no de-
jaba de reconocerse que la suertedelesclavoerala últimade la escalasocialy de la condi-
ciónhumana.Sólo los argumentistas sobrela licitudde la mismadistinguían unpeldaño
inferior: el de la barbarie de la existencia salvaje, asimilada a la vida animal,quejustifica-
ba el sometimiento de esos seres.La expresión "venderse comoesclavos"haceunuso re-
flexivo delverboque implicalibertad o ciertalibertad del individuo que se poneen venta,
ampliao relativa en razónde las alternativas que se le ofrezcan parasubsistir, que vende
temporalmente su trabajoa cambiode dineroparaatendersus necesidadescotidianas, o
parasermásprecisos, comolo hubierasidoMarx,quevendesu fuerzade trabajo, su capa-
cidadde producir, porunsalariodeducidode la gananciaque obtieneel empleador. Parael
padrede Robinsonno existedudarespectoa las escasasalternativas al trabajomanualo
intelectual cuandono se disponíade patrimonio o mediosde producción y cambio:al tra-
en
bajador, la Inglaterra de la época,le quedabaúnicamente "la obligación de venderse".
De algunamanera, de todoeso supotambién DanielDefoe,entregado a la intrigaya
las campañasde prensamásvariadasparaganarseel panunavez quebrósu negocio,opo-

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niéndosea los toriesperoa sueldode éstosa partir de unmomento, cuandose hubocansa-
do de pasarpenalidadessinmás amparoni protección que la de su público,con el que
mantenía ocasionalesdiscrepancias. De las penalidades deltrabajomanualsupoRobinson
en su isla cuandolas circunstancias le obligaron a conformarse conunaeconomíanatural
cuyosfrutos pronto hizocrecerporencimade susnecesidades, muestra de la inteligencia
aplicadaa la producción. PeroRobinsontrabajaparasí mismo,primero en su hacienda
brasileña y despuésen la isla.Eraunadiferencia esencialque le librade la maldición del
asalariado:noprecisavenderse, es dueñode susdecisiones, de su tiempoy de su esfuerzo,
idealcompartido porel productor independiente y porel "rangomedio",la clasemediaa
la que aludeel padre-la máspróspera y menosoprimida, "la clase medianay másmez-
quina",en opiniónde Cromwell-, la incipienteburguesía, ya no tanincipiente en la Ingla-
terraposrevolucionaria de la Restauración y la Revolución Gloriosa,que unavez dueñade
los maresy consu acumulación originaria de capitalcasiconsumada se disponea empren-
derla revolución industrial. Y en el contexto de las relacionessocialesque se derivan de
los futuros acontecimientos económicos y sociales,el idealde untrabajoindependiente se-
ríacompartido porlos artesanos y los asalariadosque habíancaídoen la "esclavitud" de
las campiñas, y cuyoconceptode la "emancipación", cuandose defina,consistirá en libe-
rarsede las obligaciones antesaludidasy accedera la condiciónde productor indepen-
diente.
En otroparajede la historia, al poco de arribar Robinsona San Salvadorde Bahía,
menciona su hospedajeen casa de ungentilhombre que poseíauningenioazucarero, clara
distinción que no debepasardesapercibida. Los señoresde ingeniobrasileños, fabricantes
de dulce,pormorde las relacionesseñorialesimperantes en la metrópoli reproducían el
ordenjerárquico de Antiguo Régimenque en Inglaterra habíasidosuprimido y seríaresti-
tuidosólosimbólicamente. Allídescubre "cómovivíanlos propietarios de las plantaciones
y cómose enriquecían con tantaceleridad". La categoría "propietarios de plantación" se
añadeal universo socialque casi inadvertidamente va enunciando la noveladel hombre
aisladoenunaínsula.Esa formade viday las riquezasque eraposibleacumular confaci-
lidadalientan en el joveninglésla resolución de formar partede ese escogidogrupo:"re-
solvíque también yo me convertiría en hacendado", afirma.Ambicióny seguridad no le
faltaban. Perodesearuna condiciónsocialo imaginarse integrándola, no bastaba.Robin-
sonconocíalos pasosque debíadar:conel dinerodel que disponíadespuésde haberven-
didola chalupaconla que habíahuidoy las pielesde los animalescapturados en la costa
africana mientras esperabaserrescatado poralgúnbarco,adquiriótodala tierra virgenque
pudo,patrimonio acrecentado despuésconla inversión del dineroque habíadejadoen In-
glaterra trassu primera expedición al golfode Guinea,que se hizoenviaren formade ma-
nufacturas, muy valiosas y "codiciadas en el país",pues,recordémoslo, el pactomercantil
metrópoli-colonia impedía su libre importación. El aspirante a hacendadodisponede me-
diosde producción. Es unbuencomienzo.Muyprontodescubrió que con su solo trabajo
nuncapasaríade disponer de unapequeñaexplotación agraria dedicada a la subsistencia,
completada quizá con de
algo tabaco, como reconoce: "estaba acercándome a aquelrango
intermedio, o gradomásaltodelestrato inferior".Los ingresos adicionalesdelcargamento
de manufacturas le permitieron comprar susprimeros esclavos.Con la prosperidad, el te-
rrateniente comenzóa disponer de tiempoy frecuentaba el conocimiento y la amistad de
otroshacendados, que lo consideraban unigual,y de los comerciantes de la ciudad.Al pa-
recer,Robinsonya pertenecía a la clase de hacendados, y mientras contabasus experien-
ciasenÁfricay lo fácilque allíresultaba adquirir oroenpolvo,colmillosde elefante e in- I
numerables esclavosnegros,"que tantorequeríaBrasil",advirtió que sus compañeros de I
tertuliaprestaban especialatencióna cuantose refería al tráficode africanos, pues el ne- I
groeraun factorproductivo indispensable en las plantaciones y era excesivamente caro | 79

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I

debidoal sistemade asientos, unode los monopolios del AntiguoRégimen.Un analista


marxista ortodoxo y atentohubierailustrado el caso con una citabastanteoportuna: el
asientoeraun ejemplode cómolas relaciones de producción su
y expresión jurídica-la
el régimen de comercio- frenaban el desarrollo de las fuerzas productivas, en
propiedad,
estecaso la adquisición de la manode obra"que tantorequería Brasil", o sus plantadores,
paraser precisos.28
Porlo que llevamos visto,Robinson contrae unasrelaciones de producción determina-
dasporla propiedad la utilización
de la tierra, de mano de obra esclava, manejodelcré-
el
ditoy el provecho del comercio. Se integra en un colectivo reducido de sujetosconcarac-
terísticassimilares, que comparten una forma de vida y unos intereses comunes, todavía
limitados al terreno económico, peroapunta a la formación de una clase social. Aquí ad-
vertimos un"gradode clase", como proponía Hobsbawm, conforme al incipiente de
nivel
relación y de conciencia en formación.
RobinsonCrusoeno existióni fueron realessusaventuras. Al menosno tuvola exis-
tenciafuera de la ficción que concedemos, porejemplo, a Daniel Defoe.Si no somosca-
pacesde discernir la diferenciaquizá debiéramos dedicarnos a otra profesión. Sin embar-
libroal hemos atención contiene un entramado social específico de una
go el que prestado
históricarealmente existente.En el relato hay salvajes americanos, africanos servi-
época
cialesy unaausenciacasi absolutade bribones ingleseso portugueses, que si incurrenen


28Recordemos algoque haceunasdécadashubieraresultadosuperfluoespecificar:corfuerzasproducti-
vas entiende Marxlos sereshumanos en el procesode trabajo(fuerzade trabajo),los recursos
que intervienen
sometidos paraquetengalugarésta{mediosdeproducción)
o necesarios
a transformación y la técnicaque faci-
80 I litala productividad
(instrumentosdeproducción).

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rebeliónacabansiendoreintegrados con benevolencia: es la visiónsubjetivade Crusoe/
Defoe.A la vez,haymenciones en la obraa regímenes económicos diferenciados:el mer-
cantileuropeo, el colonialbrasileño, el naturalde la isladesierta, el primitivo se
que atisba
entrelos indioscaribes.Nos remite a clasessocialese intereses de clase,si somoscapaces
de advertirlo,desprendiéndonos de prejuiciosy exageraciones. El autor,extremadamente
receptivo,nosdesgranasituaciones extrañas sobreunabase verosímil que nosinforma de
condiciones verificables. Así, era perfectamente factibleencontrar en un barconegrero
una caja completade herramientas, pues las precisabacualquierlaborde mantenimiento
en altamarperotambién la exigíael acondicionamiento de la cargaenÁfricadespuésque
fueraadquirida.Las referencias históricas verosímiles y verificables no acabanaquí. La
feracidad del suelodel noroeste brasileñoapenasservíasinmanode obraque la hiciera
productiva.Los comerciantes inglesescomenzaban a inundar los mercados americanosde
sus manufacturas con un provechoextraordinario. El trabajoasalariadoera de todosel
peoren la Inglaterra que veníadestruyendo el ordenagrariotradicional, y amenazabala
cohesiónde la comunidad campesina, empujando al excedente de poblacióna las ciuda-
des,a la marina y a la manufactura.29

3.3. Relaciónsocial condición


social,acciónsocial

La tradiciónde estudiosmarxistas tendióa establecerunarelacióndirectaentrecon-


dicionesmaterialesde existencia y clase social,descuidando la atenciónhaciaintereses,
modode viday cultura, o limitando la observación al primero de estosfactores.30 En la
tradiciónde estudiosweberianos la atenciónse centraba en la cultura y los hábitossocia-
les,y en menormedidaen los intereses, perounosy otroselementos se escindende las
condiciones materiales
de existencia, de las relacionesde producción, paraincidiren los
mecanismos no económicos de la dominación (autoridad,status), caso de llegara recono-
cerseestaúltima.TalcottParsonsescribióenEl sistemasocial,en 1951,las siguientes pa-
labras:"un sistemasocialconsiste(...) en una pluralidadde actoresindividuales que in-
teractúanentresí en una situaciónque tiene,al menos,un aspectofísicoo de medio
ambiente, actoresmotivados poruna tendencia a 'obtenerun óptimode gratificación' y

29Las alusionesde este de KarlMarx,El Capital,SigloXXI,Madrid,1978(2a ed.), 1,


apartado proceden
pp. 179-214.De la ampliaobrade Christopher Hillsobreel sigloxvn,remitimos a De la Reforma a la Revolu-
ciónindustrial, 1530,1780,Ariel,Barcelona,1980,en particular a las pp. 256-271,sobrecomerciomarítimo
que se abreconunacitade Defoe.La obrapreparada
británico, porGeoffEleyy WilliamHunt(eds.),Reviving
theEnglishRevolution. Reflections andElaborations on theWorkofChristopher Hill,Verso,Londres,1988,
glosa,revisay discutesuspropuestas; en relacióna las contribuciones de Hillsobrela cultura delxvii,Margot
Heinemann, "HowtheWordsGoton tothePage:Christopher HillandSeventeenth-Century Literary Studies",
pp.73-97,asociala aparición de unanovelarealista mundana, de la que Defoeseríasu exponente, conel senti-
do de control de la vidaque poseela clasemediavictoriosa despuésde la Revolución (p. 81). La menciónde
EricJ.Hobsbawm, en "De la historiasociala la historiade la sociedad",HistoriaSocial,10 (1991),p. 19 [ori-
ginalenDaedalus,100(1971)]. Sobreel autor,véaseJohnRichetti, TheLifeofDanielDefoe.A CriticalBio-
graphy,Blackwell, Londres, 2005.La "maldición" deltrabajoasalariadoen la etapainmediata posterior,enE.P.
Thompson, La formación históricade la claseobrerainglesa.Inglaterra, 1780-1832, Laia,Barcelona,1977,II,
pp. 9-73;y del mismoautor,Costumbres en común,Crítica, Barcelona,1995,pp. 29-115("Patricios y plebe-
yos")parael mundode losplebeyos, precisamente a partir
de algunasconsideraciones descritasporDefoe.

I.
De eso hacealgúntiempo, antesde los estudios de influencia gramsciana, entreotros,de GeorgeRudeo
de Raymond Williams, fallecidos,
respectivamente, en 1993y 1988.Véansedelprimero sustextossobrecons-
trucciónde la ideologíaenRevuelta populary concienciade clase,Crítica, Barcelona,1981,y El rostrode la
multitud.
Ideologíayprotesta popular,Bibliotecade HistoriaSocial,Valencia,2000.De Williams, Marxismo y
literatura,
Península, Barcelona,1980y Palabrasclave.Unvocabulario de la culturay la sociedad,NuevaVi-
sión,BuenosAires,2000.

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cuyasrelaciones con sus situaciones -incluyendo a los demásactores-estánmediadasy
definidas por un sistema de símbolosculturalmente estructurados y compartidos".31 En su
modelode sociologíaestructural-funcionalista, Parsonsse pronunciaba porun antideter-
minismo de la accióndel individuo, tomadosiempre de maneraaislada;sosteníaademás
que los sistemas socialessoncomprendidos porsuspropiedades de integrar valorescomu-
nes,indistintamente de la amplitud del tamañodel colectivoestudiado, se tratede dos in-
dividuoso de unanación.32
La síntesisque Parsonssellaentreideasprocedentes de las cienciasde la conducta,
teoríasde la economíaclásicay pensamiento weberiano ha ejercidounaconsiderable in-
fluencia en la historiografía del últimoterciodel sigloxx, y ello a pesarde que descansa
en categorías no históricas. Muchosde los historiadores que utilizannocionesweberianas
ignoran que,apenas esbozadas por Max Weber, proceden de su intensareelaboración por
Parsons.Conforme al principio delindividualismo metodológico, la nociónde actorsocial
sustituye a la de clase:las propiedades de los sistemas de acción-habíaescritoen La es-
tructura de la acciónsocial (1937)- se infieren mediante la generalización de las propie-
dadesde los "actosunidad"aislados-puesParsonslos considera atomizados-, enunejer-
cicio intelectual que recuerda la condición pluridimensional del individuo concebidopor
Diltheyy los nexosde interacción que definenlas múltiples modalidades de integración
del sujeto,segúnmanifieste unau otrapropiedad del carácter.En segundolugar,se intro-
ducela siguiente secuencialógica:un "acto"implicalógicamente un agente,un "actor";
delmismomodo,todoactopordefinición debetener"unfin"y se iniciaen unasituación
sobrela que parcialmente el actortienecontrol y enparteno la tiene.33 La acciónsocialo
-másadelante, para otros-34 la accióncolectiva, nocionesque reemplazan las de moviliza-
cióny lucha,las relaciones que definen al grupoo la clase,asimiladasa sistemas de códi-
gos compartidos, dotadosde significación y organizados mediante la cultura,porcitardos
"innovaciones", puedenserinstrumentos operativos en el planoabstracto y suponenuna
variante terminológica suficientemente extendida como pararechazarlas. Esas expresiones
introducen connotaciones lo bastante pertinentes en ocasionescomoparasertenidasen
consideración, peroen la prácticadel análisisconcreto no resuelven ninguno de los pro-
blemasque se pretende atajarsi sontomadascomoalternativas a las nocionesteóricaslla-
madasa sustituir. La afirmación sobreel móvilindividual, guiadoporla "optimization de
la gratificación", en la participación en una determinada accióncolectivaresultavaga,e
indemostrable en el mejorde los casos,en el peor,es histórica y sociológicamente falsa,
con sus agregaciones y desagregaciones a la carta,que llevadasa sus últimasconsecuen-
cias no permitiría distinguir unaclase socialde unasociedadesotérica o unclubdejuga-
doresde bridge.Al final,con el pretexto de una sociedadinaprehensible, buscamosen
cada individuo las clavesde la relaciónsocial,del sistemaque lo relacionacon el exte-
rior:cada individuo se nos ofrececomoun compendio, en definitiva, de la estructura so-
cial en la que se inscribe, lo que resulta uncontrasentido, puesse esperadelindividuo que
desentrañe un haz de interacciones que pordefinición implicaa un númerode ellostan
ampliocomocomplejalleguea seresa estructura.
Sinduda,los patrones ideológicosde relacióndesempeñan unpapelimportante en la
tramasocial,perocuestaverreducidala historiaa la tareade desentrañar significados
ocultosen estructuras que en últimainstancia organizala cultura, sea en la versiónde la

31Talcott El sistemasocial Revistade Occidente,


Parsons, Madrid,1966,dd.82-91.
I 32Nicole Las teoríasfuncionalistasde las clasessociales.Sociologíae ideologíabur-
Laurin-Frenette,
I guesa,SigloXXI,Madrid,1989 (3aed.),pp. 118-162.
■ TalcottParsons,
La estructurade la acciónsocial,Guadarrama, Madrid,1968,pp.82-91.
34Neil J.
Smelser,Teoríadel comportamiento colectivo,Fondode CulturaEconómica,México,1989
82 I de 1963].
[ediciónoriginal

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sociología,sea en la máspróximade la antropología de Clifford Geertz,a quiendebemos
ideasmuysugerentes juntoa planteamientos derivados de las teoríasde Parsons,de quien
fuealumnoy a cuyoDepartamento de RelacionesSocialesen la Universidad de Harvard
perteneció en los añoscincuenta, cuandola unidadestabadirigida por el célebresociólo-
go.35ComoindicabaPeterBurkeenuninteresante libro,el seculardesencuentro entrehis-
toriay teoríasocialha conducidoa ignorar el aprovechamiento recíproco que podíades-
prenderse de un encuentro entreambas,perotambiénha llevadoa los historiadores a
prestar atención a modelosy conceptos cuandola cienciaque veníaempleándolos los so-
metíaa crítica y comenzabaa desprenderse de ellos.36
El análisisde clasesefectuado porEdwardP.Thompson pretendíasaliral pasodeleco-
nomicismo mediante dospropuestas: de unaparterecuperaba la cultura de clasecomoele-
mentoesencialde la propiaclase;de otra,comprendía en la noción"cultura" la experien-
cia social -de maneradestacada,la luchade clases- como factordeterminante en la
formación de unaclase social:"las clasessurgenporquelos hombres y las mujeres, bajo
determinadas relaciones de producción, identifican sus intereses antagónicos y son lleva-
dos a luchar, a pensary a valoraren términos clasistas:de modoque el procesode forma-
ciónde claseconsisteen unhacersea sí mismo,si bienbajo condiciones que vienen'da-
das'".37Identificarse y actuar"bajo determinadas relacionesde producción" implicala
existencia de unaacciónpotenciala partir de ciertasrelacionesdeproducción contraídas
previamente al procesode reconocimiento de unosintereses que nacende las condiciones
creadaspordichasrelaciones y que el autorprecisacomoantagónicas. La consideración
de la experiencia socialdentro de la "culturade clase"y las premisas indicadasporel au-
torobligana revisarla imputación de "culturalista",tanfrecuente haciaThompson, en la
medidaen que la experiencia remite -no sóloperotambién- a condiciones materiales ya
relaciones de producción.
Es posibleque Thompson se mostrara sensiblea algunasobjeciones weberianas, como
también tuvopresente -aunqueno suelaseñalarse, ni tampocoél aludieraa ello- el texto
de La ideologíaalemanaen el que Marxafirma:"Los diferentes individuos sólo forman
unaclase en cuantose venobligadosa sostener una luchacomúncontraotraclase,pues
porlo demásellosmismosse enfrentan unosa otros,hostilmente, en el planode la compe-
tencia".38 GöranTherborn nos recordóque el concepto"relaciones de producción" es el
másimportante del materialismo histórico y fueacuñadoporMarx-a diferencia del con-
cepto"fuerzas productivas"- parasubrayar que los fenómenos económicos "designan rela-
cionessocialesentrehombres".39 En contrade lo que en ocasionesse afirma, y propalóel
marxismo vulgary el estructuralista, no existeenMarxundeterminismo económicosi por
elloentendemos unarelacióncausalinvariable, directay exclusiva.Sobrela formación de
la clase,nocióncentral en su sistemade análisisy pensamiento, afirma:"En la medidaen
que millonesde familiasvivenbajo condiciones económicasde existencia que las distin-
guenporsu modode vivir, por sus interesesy porsu cultura de otrasclasesy las oponena
éstasde unmodohostil,aquéllasforman unaclase".40 Estoes, las condiciones materiales
de existencia estarían en la base de la clasey propician unmodode vida,unosintereses y

35SilviaM. Hirsch PabloG. "De Bali al posmodernismo:unaentrevista


y Wright, conCliffordGeertz",
Alteridades,5 (1993),UAM-Iztapalapa, México,pp. 119-126,dondeGeertz,sinembargo, se distancia
de Par-
sons.
36PeterBurke, Historia
y teoríasocial,Instituto
Mora,México,1997,p. 32.
37E.P. Miseriade la teoría,Crítica,
Thompson, Barcelona,1981,p. 167. I
38K. Marx F. La ideologíaalemana,PueblosUnidos/Grijalbo,
y Engels, 1974(5aed.),pp.60-61.
Barcelona, I
uoraninerporn, ciencia,clasey sociedad,òobrelajormacionde la sociologíay delmaterialismohis- 1
tórico,SigloXXI,Madrid,1980,pp.365y ss. I
40KarlMarx,El dieciochobrumário de LuisBonaparte, Madrid,1985,pp.349-350.
Espasa-Calpe, I 83

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una culturaque vienena estarconformes con aquellascondiciones materiales; son estas
condiciones materiales de existencia y las distinciones consiguientes en el modode vida,
interesesy mentalidad -todoello interrelacionado- lo que otorgaidentidad interna y ca-
rácterdiferencial a la claseal oponerla a otrasclases.
Marxsiguesu exposiciónconun caso bastante diáfano,que permite introducir otro
factorde determinación e identificación social:"Porcuantoexisteentrelos campesinos
parcelarios una articulación puramente local y la identidad de sus intereses no engendra
entreellosningunacomunidad, ningunauniónnacionaly ningunaorganización política,
no forman unaclase".El interés de clase-que no excluyela rivalidad de "intereses" entre
los individuos que la integran- proporciona la base de la oposicióny la lucha.Conjunta-
mente conunmodode viviry unaculturaseríalo que aunaa unaclase,puesparaMarxes
inconcebible hablarde clasecuandose encuentra aislada,sinrelaciónconotrasy ajenaal
conflicto que se derivade esa relación.Del mismomodo,el interés de clase vienedado
porla interdependencia de los sujetosque intervienen en el procesode producción y cam-
bio,consecuencia de la divisiónsocialdel trabajo.La inexistencia de esa interdependen-
cia, supuestaen el campesinoparcelario, que es un productor de mercancías autosufi-
ciente,hace que aunquelleguea compartir una situaciónsocial no consigadefinir un
interés de clase,a pesarde que entérminos económicos y sociológicoslo sea,y en conse-
cuencia,actúede manerasubalterna respecto a otrasclasesen cuestiones culturales y polí-
ticas.
CuandoThompson expusosus primeras ideas,segúnpodemoscontrastar en ambos
escritos,no añadía nada nuevo a Marxen cuantoa la relevancia de la cultura sinoen cues-
tiónde énfasis;la discrepancia se producíaal considerar Thompson que sinconciencia ni
acciónconforme a dichaconciencia no podíahablarsede clase socialy que,porlo tanto,
era inadecuadohablarde clase (en sí) a partir de las relacionesobjetivasde producción.
ParaThompson clase y concienciade clase no sonentidades separadaso consecutivas y,
dadoque la clase es devenir, tampocopuedededucirse de un corteestáticoni comofun-
ciónde unmodode producción: "las formaciones de clasey la conciencia de clase [...] se
desarrollan en unprocesoabiertode relaciones -de luchaconotrasclases-a lo largodel
tiempo", y en consecuencia, "la clase no precedea la luchade clasessinoque surgede
ella",41lo que porotrapartele reconcilia conel fragmento delDieciochobrumário al que
hemosaludido.Unalectura atentade la historia socialde los años 1970-1990nosdemues-
traque buenapartede los historiadores que se servíanen susestudiosde la nociónde cla-
se, fueraparareferirse a la burguesía o a la clase obrera, inclusoaquellaque de modori-
tualcitabaa Thompson en susprefacios, estabamuylejosde asumiresosplanteamientos,
tantolos del historiador socialingléscomolos del teóricoalemándel sigloxix,y porel
contrario se servíanen sus investigaciones y comparaciones de estructuras cosificadasy
codificadas.
Unahistoria socialde la sociedady de las fuerzas sociales,también delpoderpolítico,
que aspirea explicarel pasadoy el cambiohistórico tienemuydifícilprescindir de estas
preocupaciones. En historia, los temas,los métodos y los objetivos no sonviejoso nuevos,
sinorelevantes o irrelevantes, útileso banales.Todosestosdebatesy otrosmuchosque no
merecela penamencionar, hacetiempoque sucedieron. Fue antesde que los historiadores
debatiéramos de semiótica y hermenéutica, y sucumbiéramos a las reflexiones de unaplé-
yadede filósofos y teóricosde la historia (KeithJenkins, AlunMunslow, FrankAnker-
smith), teólogosespecialistas en misticismo (Michelde Certeau)o expertos en literatura
I comparada (HaydenWhite),todosellos excelentes, es muyprobable, en sus respectivos

84 | 41 E.P.
Thompson,Miseria de la teoría,p. 167.

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campos,peroconun conocimiento del trabajodel historiador
socialbastante
inexacto.El
lectorfamiliarizado
con las Vidasimaginarias de MarcelSchwobo con la obrade Jorge
LuisBorges,ya sabíadeljuegode espejosque aquellosnosproponen.

4. UNA AGENDA POR DELANTE

Se hanofrecido distintas explicaciones a la crisisde la historia socialclásica.Unas


insisten en la coincidencia conla quiebrade las principales perspectivas teórico-metodoló-
gicasque la animaban, otrasmencionan su excesivoeclecticismo, hayquienseñalala frag-
mentación casi ilimitada de su materia de estudiohastael puntode hacerincomprensible
la interrelación y la sociedad.42
Ciertamente, la historia socialdel trabajo,paramuchosla modalidadclásica de his-
toriasocialal estarreferida al grupomás numeroso de las sociedadescontemporáneas,
conoce en los países industriales avanzadosel síndromede la desorientación ante la
recomposición delmundolaboral,la pérdidade definición de la clasetrabajadora y el ago-
tamiento de la perspectiva que de unau otraformacreíaencontrarse anteunaclasepoten-
cialmente transformadora del capitalismo y de la sociedadque le es inherente. Sinembar-
go,las perspectivas de estudioque ha abiertoel presente posibilitan comprender mejorque
hacetreso cuatrodécadas,cuandoviviósu edadde oro,los procesosde formación de la
economíacapitalista y su incidencia en la estructura socialinterna e internacional, pues
disponede unobservatorio excepcional siempre y cuandoadopteunmétodocomparativo
doble:pasadoy presente (y viceversa)y transnacional (experiencias similaresy experien-
cias disímiles);e intensifique másque nuncael diálogoy los préstamos con las ciencias
sociales.
La incorporación indiscriminada de estudiossobrela vidacotidiana, dondese confun-
día la relevancia otorgada a la experiencia conla celebración de la trivialidado conel feti-
chismodel coleccionista de antigüedades, contribuyó a devaluarla en los mismoscírculos
que animaron estaderiva.La revalorización de la esferade la cultura comosistemaprima-
riode relaciónhumanae histórica, el
y reconocimiento de su capacidadde crearrealidad
socialha conducido a repensar el conjunto de interacciones hastaunabsurdoque se com-
padece mal con la realidad material y el contexto de las relaciones sociales.La últimaan-
danadacontrala historia socialllegócomoreaccióna la supuestaesencialización de cate-
goríastalescomosociedad,socialo clase.
Perola crisisde la aspiración a la verdadobjetivasobreel pasado,pretendida materia
de la cienciahistórica, es en últimainstancia una nuevareedición de la críticaidealista-
historicista a la historia tradicional ampliadaahoraa la historia
positivista, socialempírica.
Sinembargo, la historia social,específicamente la historia socialorientada porel marxis-
mo en tantométodoanalíticoo teoríasocial,no se proponíaatraparla verdadobjetiva,
sinoaccedera una explicaciónde la realidadhistórica, perfectamente reconocible, me-
dianteel métodode las aproximaciones sucesivasa esa realidadpuestoque la materia his-
tóricaresultaría en otrocaso inaccesible por extensa y compleja, en modo alguno debido a
problemas cognitivos.
En miactividad diariaprocuro no escindirme enalguienquevivela vidaen sociedada
tiempoparcialy ejercede historiador socialel restodeltiempo.Supongoque a muchosles

42En dos momentos de los añosnoventahiceun seguimiento de tendencias,


publicadascomo"El abuso
delmétodo, unasaltoa la teoría", en S. Castillo(coord.),Situación
yperspectivas de la historiasocialenEspa-
ña, SigloXXI, Madrid,1991,pp. 87-110;e "Historiasocialy comprensión histórica de las sociedades",en
C. Barros(ed.),La Historiaa Debate,II, HaD, Santiagode Compostela, 2000,1,pp. 121-128. .

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ocurriráalgo parecido:somos el mismoquien cada mañanao al anochecerrecibeinforma-
ción de los mediosescritosy audiovisualesy quienprocuraabordarun conocimiento del pa-
sado con la finalidadde comprenderlo y explicarlo.Muchas de las categoríasoperativasque
académicosrespetablese influyentes de la disciplinaa la que nos dedicamosconsideranob-
soletaspara analizarla sociedad del pasado y discutenla mismanociónde 'sociedad', nos
son devueltasa diarioen un mundoque nos nutrede acontecimientos y situacionesextrema-
damentericasy complejasque se refierena genteconcreta.Desde el observatorio europeo
escuchamos,por ejemplo,el problemade la deslocalizaciónindustrialcomo consecuencia
de la globalización,que no es algo distintode la internacionalización propiadel capitalismo,
elevadaa otrapotencia,y comprendemos las consecuencias:el surgimiento o incremento de
una clase trabajadoraen países subdesarrollados o atrasados,o con bajo nivelde vida y po-
cas oportunidades laborales,como sucedetambiénen los países del esteeuropeo;y a la vez
el incremento del desempleoen el país dondela industria se deslocaliza,o lo que es más co-
mún,la desestructuración de la clase trabajadoraindustrial, que pierdela continuidaden el
empleo,se ve obligadaa aceptarcontratos de una temporalidad menguante, dejande serem-
pleados de la empresadondelaborany lo son de una empresade serviciosque subcontrata
el trabajoy el empleo,pierdenla nociónde derechosadquiridos(vacacionespagadas,pluses
de antigüedadsustituidos en su caso porlos de productividad, etc.).Alguiendeberíaexplicar
a los historiadores culturalistasque sigue existiendouna economía,realidadmaterialy no
sólo material,concedamosa WilliamH. Sewell,y que esa condiciónsocial resultainfluyen-
te en el modo de very valorarlas cosas, y que esa experienciasocial contribuye a definir
comportamientos colectivose individuales.Es muyposible que el campesinoeuropeo,un
privilegiadorespectoa cualquieragricultordel mundocon excepcióndel norteamericano,
hayaperdidohace tiempola nociónde formar un gruposocial específico,la clase que algu-
na vez pudo habersido. Pero si los agricultores representaban en tornoal 4% de la pobla-
ción activade la UniónEuropeaantesde su recienteampliaciónhasta27 países, las autori-
dades dedicaron en 2004 el 47% del presupuestocomunitarioa subvencionarsus
producciones, unos 45.000 millonesde euros(por encimade 56.000 millonesde dólaresal
cambio de entonces),en términosaproximadosel equivalenteese año al PIB de Perúy un
poco menosdel sumadoporGuatemala,Honduras,El Salvador,Nicaraguay Costa Rica. En
conjunto,los países de la OCDE -el club de las nacionesmás industrializadas- dedicaron
279.000 millonesde dólaresa subsidiosagrícolas,lo que representaba el 30% de los ingre-
sos de los agricultores.La UniónEuropeaconsiderabaque en otrocaso la diferencia de ren-
ta haríadesapareceren poco tiempoeste sectorsocial y ello contribuiría a despoblarregio-
nes enterasde la mayoríade nuestrospaíses. Nos abstendremos de calificaren términosde
equidado moralidadestehecho,que es denunciadopor las organizacionesque reclamanun
"comerciojusto" y por países productores de bienesagrícolasde Áfricay AméricaLatina.
Nos limitamosa exponerunos hechos. Pero de estos se derivaque alguna relacióndebe
existirentretrabajo,ingresosregulares,habitat,modo de vida, territorio, modo de pensar,
entreactividadlaboral,mercadoy mentalidad, porno hablarde la orientación política.
En su isla desierta,Robinsonsólo alcanza ciertaserenidaddespués de haberresuelto
sus necesidadesde subsistenciay protección.Su modo de pensarcomienzaa adecuarsea
partirde ese momentoa las condicionesque le ha correspondidovivir.Con anterioridad,
en su ingenioazucarerode Brasil,comienzaa frecuentar las relacionescon otrospropieta-
riosy a compartir el modo de vida y las ideas de éstos,cuandoha empleadoel númerosu-
ficientede siervoscomo para disponerde hacienday puede prescindirde su trabajodirec-
factoresidentificativos de una condiciónsocial, o de una posición social y hasta del
habituso conjuntode disposicionessociales, en la categorizaciónde Bourdieu.43

86 I 43 Pierre
Bourdieu,La distinción,Taurus,Madrid,1998, Segundaparte,pp. 97 y ss.

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En una épocacomola actual,que ha proclamado la transversalidad socialgraciasa
unadisolución de los perfiles de claseen la sociedadllamadapost-industrial, es corriente
escucharen Europa,porejemplo,que los congresos socialistasse gananporla izquierda,
conconcesiones políticasa las demandas de susbasestradicionales formadas porasalaria-
dos,mientras que las eleccionesse ganany gobiernan con las clasesmedias.En las elec-
cionespresidenciales norteamericanas, los candidatos demócratas cortejansiemprea los
sindicatos y a los trabajadores industriales, unode los pilaresbásicosdel partidoy votos
decisivosen los estadosdel nortey el estedelpaís.¿Claseseconómicas, clasessocialeso
unimaginario colectivoautoidentificativo? ¿Quiénpodríaafirmar que el capitalismo es la
representación que noshacemosde él? La desigualdad y la pobreza,¿sonfruto de accio-
nespersonales o productos de estructuras? ¿Porqué negamosa la realidadmaterial su re-
levanciaen los comportamientos delpasado,y nuestro país amanececada día informando
del cierrede la bolsa en Tokioy se despidecon el cierrede las cotizaciones en Nueva
York,mientras el mercadode las expectativas bursátiles oscilaconforme a previsiones de
producción y la evoluciónde la demanda, de la publicación de los resultados empresaria-
les y de los informes sobredesempleoo la decisiónde la ReservaFederalsobreel tipode
interés.
Pormásque nos empeñemos en descubrir subjetividad en la construcción de la per-
cepciónsocial,estemundonos devuelvesituaciones tangibles y acumulatalvolumende
información que si alguiendudadeltrabajoque aguardaal historiador delmañana,el que
se ocuparáde nuestraépoca,es porquelos dioses,paraperderlo, le hanconfundido sus
sentidos.
La pérdidade certidumbres en la sociedadconduceinvariablemente a la pérdidade
certidumbres en la disciplina que se ocupade estudiar las sociedadesdelpasado.Ha suce-
didoantes.O, másbien,deberíamos preguntarnos si no ha dejadode sucederperiódica-
mente.A finalesdel sigloxix,LordActonya se refería a la crisisde la formade hacer
historia,y conel pretexto de integrar nuevosaspectosemprendió la redacción de unagran
historiageneralque eratambién un esfuerzo porconservar la visióntradicional y sellarla
al menosporuntiempo:"Nuestro esquema-escribeen 1896sobreel propósito de la His-
toriaModernade Cambridge- requiere que nadapuedarevelar el país,la religióno el par-
tidoal que pertenecen los escritores. Estoes esencialno solamente porquela imparciali-
dad es la característica de la historia legítima, sinoporqueel trabajose llevaa cabo por
hombres que actúan juntos con el único objetivode aumentar el conocimiento preciso.La
de
presentación opiniones personales llevará a tal confusión que desaparecerá todala uni-
daddiseñadaparael trabajo".44 Igualsucedióen 1945:Hobsbawm nosha recordado la ba-
tallaque se libraba"entrela historia la
vieja y nueva", entonces y todavía,entrela que
consideraba que "la historia es la políticadel pasado"y la que aspirabaa analizarlas es-
tructuras y los cambios de las sociedades.45 Despuésdel68 el relevoen la dirección deAn-
nalesdiopasoa unaampliaofensiva porpresentar unanouvellehistoire frentea la queter-
minabade envejecer, la del maestro Braudel.46 Volvíaa hablarsede crisisen el textoque
Barraclough redactóparala UNESCO en 1978,cuandoadvertía el progreso realizadoen
el mediosigloanterior y sinembargo destacabaque el rasgodominante erael conservadu-
rismo,la inclinación de la inmensa mayoría de los historiadores a servirse de temasy téc-
nicastradicionales que hanprobadosu eficacia,a lo sumorecurriendo a una"suaverevi-

44Josef L. Altholz,
"LordActonandthePlanoftheCambridge ModernHistory",TheHistorical Journal' I
vol.39,n°3 (1996),pp.723-736. I
^ uricHobsbawm, Anosinteresantes,
p. 264. ■
46FrançoisDosse,La historiaen
migajas,pp. 175-187.JacquesLe Goffy PierreNora(dirs.),Hacer la
historia. I 87

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sión".47 En 1990NatalieZemonDavishablabacomosi talcosa de "viejay nuevahistoria
social",signode uncambiode sensibilidad.48 El pasadose noshaceviejoantesde haberlo
conocido.La nuevaha incorporado, es verdad,unimportante aspectoignorado porla ante-
rior,la cuestión delgénero, perola miradaque reclamaen el centrode la historia quizáse
debíamenosa unareacciónde la historiografía que a la valoración distinta la
que mujerha
merecido a partirde los añossesentaen la sociedady en las cienciasque se ocupande es-
tudiarsustendencias.
La sacudidaposmoderna ha consumido debatesy congresos, y ha proclamado -una
vez más- el finalde la pretensión científica de la historia,reducidaa unaramadel saber
erudito, unadisciplina culturalde calidadestética.La fusiónentrela naturaleza de la his-
toria-conocimiento y la naturaleza del conocimiento de la historiaparece cerrar el círculo.
Sin embargo, podemosrepetir con un autortanligadoa la nuevahistoria cultural como
CarioGinzburg lo que afirmaba en 1991al referirse a "la exageradafortuna que ha alcan-
zado a ambosladosdel Atlántico, en Franciay en los EstadosUnidos,el término 'repre-
sentación'. El uso que delmismose hace-añadía-acabacreando[...] alrededor delhisto-
riadorun muroinfranqueable. La fuente histórica tiendea serexaminada exclusivamente
entantoque fuente en sí misma(segúnel modoen que ha sidoconstruida), y no de aque-
llo de lo que habla.[...] se analizanlas fuentes en
(escritas, imágenes, etc.)en tantoque
testimonios de 'representaciones' sociales:peroal mismotiempose rechaza,comouna
imperdonable ingenuidad positivista, la posibilidadde analizarlas relacionesexistentes
entreestostestimonios y la realidad porellosdesignadao representada". La incognoscibi-
lidadde la realidadacaba siendo,segúnGinzburg, unaformade "escepticismo perezosa-
menteradical"que es contradictoria desdeel puntode vistalógicopues"la elecciónfun-
damentaldel escépticono es sometidaa la dudametódicaque declaraprofesar".49 La
cognoscibilidad o incognoscibilidad de la realidaderaantes,enlos tiempos de la escolásti-
ca, materiade la metafísica. Hace doscientos añosla razón-cualquieraque hayasidoel
uso que despuésse dieraa esa cualidad-expulsóesas elucubraciones de las inquietudes
intelectuales de unmundoque buscabaexplicaciones firmes, lógicasy verificables sobre
la naturaleza, los sereshumanos y la sociedad.
La actividaddel historiador, en suma,ha quedadoconvertida en un problema. Por
idéntica razóny pormotivos particulares,el futuro de la historia sociales puestoen entre-
dicho.Los agoreros se encaraman a las modernas cátedras y las usancomosi fueran púlpi-
tos,con sus admoniciones, su verborrea susexcomuniones.
críptica, La verdadhistórica es
inaccesible, nosdicenconsiderándose portadores de certezasepistemológicas. A pesarde
ello,las aulassiguenacogiendoestudiantes de historia, y siguenhaciéndose tesisnuevase
investigaciones que se reclaman'sociales'y partende la premisade que el estudiode la
sociedad,en el pasadoo en el presente, corresponde a las cienciasde la sociedad,entrelas
que ocupaunlugarde privilegio la máscomplejade todas,la historia.
No creoque existaunretointelectual másapasionante que comprender y explicarla
sociedady su evolución, tantomayor cuantosusúltimas consecuencias alcanzana los pro-
blemasde nuestros días.Poreso tengoel convencimiento de la próspera vidaque le restaa
la historia social,obligadaa hacersemásprecisa,mástécnica,máscomparativa, másuni-
versal,mejorrelatada, a untiempoteóricay necesariamente empírica; y comootroshisto-
riadores, mantengo la confianza en los resultados que mesigueofreciendo unuso racional

I 47
GeoffreyBarraclough,
48NatalieZemon
"Historia",p. 558.
I Davis,"Las formas de la historia
social",HistoriaSocial 100991). dd. 177-182.
49Cario El juez y el historiador.
Acotacionesal margendel caso Sofri,Anaya& MarioMuch-
Ginzburg,
88 I nik,Madrid,1993,pp.22-23.

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delmétodode análisisque en definitiva es inseparablede la largay accidentada construc-
ciónde la cienciahistóricaa lo largodel sigloxx,unmétodoque está,asimismo, asociado
a la formalizaciónde la historiasocialen su acepciónmásambiciosade historia de la so-
ciedady en su perspectiva segmentada de estudiode las fuerzas, condicionese interaccio-
nes sociales.Siganotrossu rutaperono repitan con la ReinaRoja de Aliciaa travésdel
espejo eso de qué pretendemos cuandohablamosde transitar por nuestrocamino,por
aquellode que todoslos caminosdelconocimiento históricoles pertenecen.
Y si llegarael
día en que la historiavolvieraa sercrónicay narración amena,puro arteliterariosobre
existenciasprobableso una extensión de las dudas las
y respuestas el
que origina subcons-
cientedel serhumano, surgirá otracienciasocialsobreel pasadoporquesu agendaapenas
si ha comenzado a desarrollarse y cadadía se enriquececonnuevaspreguntas.

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