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Recurso 1
La Madre Caridad, fue una excelente pedagoga que con amor y entrega cumplió su misión de ser maestra y compartió con sus
hijas la experiencia de una verdadera formación humana y cristiana.
En su legado pedagógico se recogen las enseñanzas que día a día transmitió para que la educación fuese ofrecida con
calidad y compromiso desde el quehacer del maestro.
Amar a la niñez pero con predilección a la más desheredada, proteger a la juventud, pero con especialidad a aquella que no
espera nada del mundo.
Cambió el adagio imperante de “La letra con sangre entra y la labor con dolor” en “La letra con placer entra y la labor con
amor.”
Lo que se deposita con el alma se graba con tu memoria.
“El único verdadero empeño que debe tener una maestra religiosa es el de grabar la imagen de Dios en el alma de sus
estudiantes. Somos ante todo profesoras del amor Divino.”
Virtuosos por la caridad más que sabios por curiosidad.
“Educar con amor y respeto; llamar la atención, enseñar, exhortar, pero con perseverancia insistir en la virtud. También con
cordialidad y amor, no con frío orgullo, eso no lo soporta nadie”.
Traten bien a las niñas y condúzcanlas a Dios. No vayan a pegar a ninguna de ellas, generalmente se gana más con una
buena palabra o con una amonestación oportuna que con demasiado rigor”.
“Les deseo que se conserven sanas y tengan mucha paciencia con las niñas”.
"Toda educación debe hacer sentir a las niñas su dignidad humana, estar impregnada de Dios y tener como centro la
Eucaristía".
Cumplir la labor educativa con base en el Evangelio y fidelidad a las orientaciones de la Iglesia.
Dado que toda enseñanza entra a través de los sentidos, y los sentidos han de ser desarrollados a través de todas las áreas
hay que educar y evangelizar, formar un todo inseparable, pues la sabiduría del Creador, está presente en todos los
descubrimientos, grandes y pequeños.
Profundizar en el conocimiento de los valores evangélicos, de tal manera, que un proceso de reflexión lleve a los educandos
a su vivencia.
“Inculcar en los estudiantes, desde que pisan nuestros umbrales: el concepto cristiano de la vida; la necesidad de la gracia; el
horror al pecado, el principio vital de conservar la amistad divina, a costa de todo sacrificio, y una devoción filial a María
Santísima”.
“Las niñas deben darse cuenta de que las religiosas viven para lo eterno, y están llenas de amor a Dios. Al enseñar las
ciencias profanas hay que abrir una ventana de orientación hacia el lado moral o religioso de las cosas”.
“La recompensa de una buena acción está en haberla hecho; no busquemos pues, alabanzas humanas, sino la aprobación de
nuestra conciencia y el aplauso de Dios”.
La maestra no puede confiar solo en sí misma, debe ser una persona de oración que se encuentra con la sabiduría eterna.
Mientras más intensa y visible es la actividad de un maestro o maestra, más profunda y fervorosa debe ser su vida interior.
Mientras más intensa y visible es la actividad de un maestro o maestra, más profunda y fervorosa debe ser su vida interior.
“NO HABREMOS LOGRADO NADA EN LA EDUCACIÓN MIENTRAS NO HAGAMOS SENTIR LA DIGNIDAD HUMANA Y LA
GRANDEZA CRISTIANA.”
Realicen trabajos en función de una adecuada concepción ecológica, con criterio ambiental, y crear conciencia de
conservación y protección de la naturaleza.
Ofrezcan a los niños solo aquello que tiene valor para el corazón y la mente a lo largo de toda su educación.
La Madre Caridad apreciaba en sumo grado, los valores estéticos y promovía a fuerza de sacrificios, el estudio del arte. La
música, la pintura, el canto, la poesía …. Eran presentadas por ella, como escalas para llegar a Dios; como medios de
perfección, como incentivos de adelanto y selección en la sociedad, y como poderosos medios de paz y unión hogareñas.
También auspiciaba la educación integral, con la gimnasia y el trabajo que realza los músculos ennoblece el espíritu y cualifica
la vida.
La maestra que no practica lo que enseña, destruye con su ejemplo lo que edificó con sus buenas palabras. El ejemplo es el
mejor de los educadores.
“El recuerdo de una maestra buena, el testimonio de santidad o de virtud recibido, puede sostener a una joven en la hora de la
tentación”.
PEDAGOGIA ACTIVA
La maestra como guía, orientadora y asesora, debe hablar poco para que las alumnas piensen. Nunca proceder como
llenando una caja vacía.
Dar la mayor educación y la instrucción más sólida según la época y el país en que se vive.
“Los estudiantes se guían más por lo que hacemos que por lo que decimos, de aquí viene la necesidad del constante buen
ejemplo.”
Para dar una clase, hay que llevar siempre como garantía de triunfo: el auxilio divino; la idea precisa de lo que se va a
enseñar, la voluntad firme de enseñarlo y el método adecuado para enseñarlo”.
La responsabilidad de la maestra, se traduce en la preparación de sus clases, utilizando siempre material para lograr el interés
de las alumnas, asegurar el éxito de la enseñanza, prevenir faltas y castigos y alcanzar disciplina espontánea. Una buena
maestra nunca improvisa.
El educador debe ser consciente de que Dios ha puesto en sus manos la naturaleza de la persona y ellos son solo guías para
hacer brotar lo que ya en el niño existe en potencia.
Las preguntas bien dirigidas constituyen un medio para formar gente pensante.
PEDAGOGIA DE LA ALEGRIA
Enseñar con entusiasmo y sencillez, para que las alumnas aprendan con alegría. Ser siempre alegres. No es conveniente que
aparezcan ante sus hermanos agrios y acongojados.
Con sus métodos siempre constructivos probó que lo hecho con optimismo y buen humor, tiene una semilla segura de éxito, y
todo lo que siembra derrotismo es anticristiano.
El mejor campo de trabajo del niño es el juego. Toda actividad escolar debe estar enmarcada en la alegría y en la creatividad
a fin de motivar el aprendizaje. La tendencia al aprendizaje ya está presente en el niño desde la más temprana infancia a
través del juego.
“Que las verdades no se queden estacionadas en la inteligencia de los estudiantes sino que las acepten en sus corazones y
en lo futuro les sirvan de regla de vida, y de brújula en los peligros”.
Asumir una pedagogía del ser que parta de la realidad del ambiente, social, familiar y personal del educando y lo lleve a dar
respuesta cristiana a las múltiples situaciones de la vida.
Capacitar a los alumnos, mediante la calidad académica y la formación práctica, para que adquieran las aptitudes necesarias
para asegurarles el trabajo que les garantice subsistencia.
No está en los muchos conocimientos sino en la preparación para los deberes de la vida, el éxito de la educación.
PEDAGOGIA PREVENTIVA
Evitar castigos aflictivos, como golpes o maltrato, pues ellos desdicen de la dignidad de un educador.
El método preventivo ganaba terreno con ventaja al represivo, pero las sanciones no podían faltar. Consideraba los castigos
como recursos pedagógicos para reintegrar el equilibrio moral alterado por una falta o para recobrar la normalidad escolar
perturbada por la indisciplina. Si no lograban estas finalidades, los tenía por penas inútiles, dignas de ser desterradas. Hoy, lo
mismo que ayer y que mañana, tiene que existir una adecuada sanción, si se quieren formar verdaderos caracteres. Las
reprensiones deben producir reacciones razonables, constructivas y leales para ser eficaces.
El trabajo bien programado es en su pedagogía el mejor preventivo de faltas y castigos y el factor primordial de disciplina
espontánea. Recurso 1