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El legislador criminal

En una colectividad, el crimen es la expresión de censurar cierto tipo de acciones que se


consideran reprochables. No existe una sociedad que lo desconozca, pero lo que varía es lo que se
considera criminal. En Nicaragua es considerado un acto delictivo cometer adulterio (C. Penal
nicaragüense, art. 211); mientras que en la legislación colombiana esto no está regularizado. En una
colectividad, el crimen es la expresión de censurar cierto tipo de acciones que se consideran
reprochables. No existe una sociedad que lo desconozca, pero lo que varía es lo que se considera
criminal. El encargado de regular la conducta humana es el derecho penal, su control es reactivo pues
no busca prevenir conductas sino generar una respuesta a estas. Por lo que el surgimiento de
comportamientos humanos tipificados posteriormente como crímenes produce una evolución en el
derecho penal eliminando vacíos normativos preexistentes.

En los países con mayor tasa de criminalidad es necesario un aumento de las normas que
controlen los actos señalados como perjudiciales para la comunidad. Colombia tiene una tasa
excepcionalmente alta. En 2018 se registraron 12.458 homicidios, un incremento del 3,25 por ciento
respecto al 2017 (El Tiempo, 2019). El crecimiento de estas cifras implica el desarrollo de un discurso
sobre la sociedad de riesgo de parte del Estado que justifica la intensificación legislativa de conductas
punibles. Es claro que por parte de la población surge la necesidad de que el Estado criminalice las
conductas que consideran vituperables. Estas ideas convergen en la nueva producción legislativa que le
dan paso a un crecimiento exponencial en el derecho penal. Este crecimiento tendría como objetivo
reducir las tasas de criminalidad en el país.

Sin embargo, existe un trasfondo político en el marco de producción de este tipo de leyes,
que legitiman la intervención del Estado en el ámbito privado de la población. Respecto a esto surge
una problemática frente elaboración de normas inútiles que ninguna productividad le genera a la
sociedad (J. Sotomayor y F. Tamayo, 2004). Estas leyes que no toman en cuenta el contexto social de
la comunidad generan más problemáticas a la hora de solución de conflictos en las relaciones
horizontales (relaciones entre ciudadanos). En Colombia, cada vez van en aumento las leyes populistas
que realmente no tienen utilidad para el desarrollo social (Ámbito jurídico Legis, 2019). Se desdibujan
ciertas líneas entre lo que debe ser considerado criminal y el uso del populismo por parte de los
partidos políticos para manejar la producción legislativa. Este tipo de situación puede llegar a tener un
desenlace fatal, en el que las leyes creadas ocasionen más problemas de los que se figura deben
resolver.

Las sociedades se presentan en la historia como “resultados” jurídico -políticos. A medida


que se transforma la sociedad se modifican las leyes y sanciones presentes en la época, y de acuerdo a
estos cambios se manifiesta una evolución exponencial en el derecho penal. Los castigos,
concomitantes de las leyes penales, aumentan su intensidad en la medida que la sociedad donde se
presentan es de un tipo menos desarrollado y el grado en el que poder central es más absoluto
(Durkheim, 1899). Esto quiere decir que los castigos condicionados por el derecho penal tienen una
característica cuantitativa y están ligados al poder político de la sociedad que se presenten. “El castigo
que implica la privación de la libertad y solamente de eso por periodos de tiempo que varían con la
gravedad del crimen, tiende crecientemente a volverse el tipo normal de sanción” (Durkheim, 1899).
Con esto nos referimos a medida que este factor cualitativo se ha ido incrementando en el derecho
penal, se ha vuelto común la utilización de la cárcel como medio idóneo para castigar al delincuente.
Estos dos factores convergen en la transformación del derecho penal, sin embargo debemos agregar
otro factor reciente que interviene frecuentemente en este ámbito, los derechos humanos, pues no se
pueden violar a razón de efectivizar un castigo. Un presunto ladrón, todavía sin que se demuestre su
culpabilidad, tiene unos derechos inviolables otorgados por la Constitución y el derecho internacional,
tales como el debido proceso, la dignidad humana, entre otros. Estos elementos caracterizan a cada
tipo de sociedad y el derecho penal que en ella se da.
De todo lo anterior podemos concluir que a medida que va transformándose la sociedad y
con ella lo que es considerado criminal, se condiciona las leyes proferidas por el derecho penal. Estas
leyes son diseñadas según la necesidad de cada sociedad, y si esta presenta mayor tasa de criminalidad
debe existir mayor producción legislativa en este ámbito. Aunque hay veces que esta necesidad se ve
empañada por intereses políticos particulares que problematizan las situaciones sociales, es por eso que
una ley penal debe tener un control riguroso para evitar la sobre-congestión del sistema penal.

Bibliografía:
Méndez, A. (2019). Tras 5 años a la baja, homicidios subieron en el 2018. El tiempo.

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