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CLARA CECILIA DUEÑAS QUEVEDO

Magistrada ponente

SL410-2020
Radicación n° 79228
Acta 4

Bogotá, D.C., cinco (5) de febrero de dos mil veinte


(2020).

Decide la Corte el recurso de casación que interpuso


CÉSAR TULIO BAHOS ROJAS contra la sentencia que la
Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Cali profirió el 20 de junio de 2017, en el proceso ordinario
que adelanta contra la EMPRESA DE BUSES BLANCO Y
NEGRO S.A.

I. ANTECEDENTES
Radicación n.° 79228

Con la demanda inicial, el actor solicitó que se declare


la existencia de un contrato de trabajo entre las partes
desde el 1.º de agosto de 2000 hasta el 21 de agosto de
2012, que terminó por causa imputable al empleador; que
se deje sin efecto el acta de conciliación que suscribieron
las partes, por desconocer la estabilidad laboral reforzada
que consagra el artículo 26 de la Ley 361 de 1997; que se
declare que la renuncia que presentó el demandante,
obedeció a causas imputables a la empleadora, así como su
ineficacia y que, en consecuencia, se ordene su reintegro al
mismo cargo que desempeñaba o a otro equivalente.

Adicionalmente, pretendió la condena al pago de todos


los emolumentos legales dejados de percibir desde la fecha
de su desvinculación junto con los respectivos aumentos,
los días de descanso no remunerados equivalente a 120
días por la suma de $2.266.800 y su incidencia en cada
una de las prestaciones laborales, el auxilio de transporte,
dotaciones, aportes al sistema de seguridad social integral y
parafiscales, las indemnizaciones contenidas en los
artículos 65 del Código Sustantivo de Trabajo y 99 de la Ley
50 de 1990, la sanción prevista en el artículo 26 de la Ley
361 de 1997, la indexación de las sumas adeudadas, lo que
resulte probado extra o ultra petita y las costas del proceso.
De manera subsidiaria, reclamó la indemnización por
despido injusto por valor de $3.980.465.

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Radicación n.° 79228

Narró que prestó servicios al accionado, en el cargo de


conductor de vehículo urbano, a través de múltiples
contratos de trabajo a término fijo, así:

Fecha de inicio Fecha de terminación


1.º de agosto de 2000 30 de julio de 2001
16 de agosto de 2001 15 de agosto de 2002
2 de septiembre de 2002 1.º de septiembre de 2003
16 de septiembre de 15 de septiembre de 2004
2003
19 de octubre de 2004 18 de octubre de 2005
1.º de noviembre de 2005 31 de octubre de 2006
16 de noviembre de 2006 15 de noviembre de 2007
3 de diciembre de 2007 2 de diciembre de 2008
16 de diciembre de 2008 15 de diciembre de 2009
16 de enero de 2010 15 de enero de 2011
16 de febrero de 2011 15 de febrero de 2012
1.º de marzo de 2012 21 de agosto de 2012

Afirmó que como asignación base devengó un salario


mínimo legal mensual vigente y que su remuneración era
variable dependiendo del número de días festivos y
dominicales laborados; que el 6 de octubre de 2004
presentó un fuerte dolor en la columna, y que la valoración
médica concluyó que padecía de un «lumbago mecánico
crónico» de origen común.

Sostuvo que dicha enfermedad se generó debido a que


desde el inicio de la relación laboral soportó extenuantes
jornadas de trabajo que excedían las 14 horas diarias, sin
que para ello existiera autorización del Ministerio de
Trabajo; que como consecuencia de tal patología y por
orden de la EPS SOS Comfandi, lo reubicaron en el cargo de
«inspector de vías» medio tiempo y como mensajero en horas
de la mañana; que mediante oficio SCA - 30475 de 30 de

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Radicación n.° 79228

noviembre de 2009 dicha EPS formuló recomendaciones,


por tal razón la accionada cambió su labor por la de
«chequeador supernumerario» y, posteriormente, como
«portero»; que por recomendación de la especialista de
medicina física y rehabilitación, el 17 de mayo de 2012
solicitó su ubicación en un sitio en el que pudiera cambiar
periódicamente de posición y, en consecuencia, mediante
memorando se le informó que su actividad habitual en la
portería se alternaría con la de «patios» en la que se
desplazaría de las «10:00 a.m. a 11:00 a.m. y de 4:00 p.m. a
4:30 p.m. a fin de realizar la supervisión de los vehículos
inactivos estacionados en el patio n.º 1».

Resaltó que si bien la convocada a juicio atendió


parcialmente las restricciones y recomendaciones médicas,
lo cierto es que sus condiciones económicas se
desmejoraron porque se afectó el salario promedio que
devengaba, aunado a que le asignaron funciones para las
que no estaba capacitado, situación que lo obligó a
renunciar el 21 de agosto de 2012, por causas imputables
al empleador, la cual fue aceptada en la misma data.

Adujo que el 29 del mismo mes y año, las partes


decidieron celebrar conciliación ante el Ministerio de
Trabajo respecto de las acreencias laborales adeudadas, sin
tener en cuenta su grave estado de salud, la estabilidad
reforzada que lo cobijaba y sin permiso de dicha cartera
ministerial.

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Radicación n.° 79228

Agregó que la accionada siempre desatendió sus


obligaciones, en tanto omitió entregarle desprendibles de
pago discriminados, y que pese a que existía un control de
turnos con hora de entrada y salida, dejó de pagarle las
horas extras de la jornada suplementaria, el descanso
obligatorio, el auxilio de transporte, dotaciones, aportes al
sistema de seguridad social integral y consignarle las
cesantías en un fondo (f.º 177 a 206).

Al dar respuesta a la demanda, la Empresa de Buses


Blanco y Negro S.A. se opuso a las pretensiones, en cuanto
a los hechos aceptó los relacionados con la suscripción de
varios contratos de trabajo a término fijo, la fecha de
finalización del vínculo laboral, el cargo que ejerció
inicialmente y que atendió las recomendaciones médicas de
la EPS a la que estaba afiliado el actor.

En su defensa, manifestó que los contratos de trabajo


concluyeron de acuerdo con la ley, por vencimiento del
término pactado, junto con el pago de todas las acreencias
laborales a que tenía derecho el accionante, que se
ejecutaron de forma autónoma e independiente con
interrupciones de un mes o más. Agregó que el trabajador
presentó renuncia al cargo en virtud de su inconformidad
con un diagnóstico de calificación y reubicación al puesto
de trabajo; resaltó que nunca se le notificó que el
demandante padeciera alguna enfermedad de tipo laboral
por parte de la EPS o la ARL a la que estaba afiliado.

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Radicación n.° 79228

Indicó que la jornada laboral que aquel desempeñó fue


de 8 horas diarias con sus respectivos descansos y pagos de
horas extras, y que el hecho de que el horario de prestación
de servicio urbano iniciara a las 5:00 a.m. y culminara a las
10:00 p.m. no significaba que los conductores laboraran
durante todo ese lapso, dado que existían turnos para, de
esa manera, no exceder la jornada máxima legal.

Acotó que las reubicaciones que efectuó, fueron


consecuencia de las manifestaciones realizadas por el
trabajador respecto del dolor en «miembros inferiores», razón
por la que le asignó una labor en la que pudiera alternar
posiciones conforme lo indicó la EPS.

Manifestó que siempre cumplió con las


recomendaciones y nunca desmejoró las condiciones
salariales del accionante, pues la asignación que devengó
como conductor ascendía a un salario mínimo legal. Adujo
igualmente, que siempre le brindó capacitación para cada
una de las actividades a desempeñar y aclaró que aunque el
actor presentó carta de renuncia y adujo causas imputables
al empleador, tal situación la desvirtuó con la comunicación
a través de la cual aceptó la dimisión, en la que explicó que
el trabajador jamás puso en su conocimiento inconformidad
alguna.

Propuso como excepción previa la de inepta demanda


por indebida acumulación de pretensiones, y de fondo las
que denominó inexistencia de la obligación, petición de lo

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Radicación n.° 79228

no debido, pago, prescripción, compensación, buena fe,


mala fe del actor, cosa juzgada por conciliación y la
«innominada» (f.° 225 a 252).

En audiencia pública especial celebrada el 13 de julio


de 2016, el Juzgado Octavo Laboral del Circuito de Cali
declaró probada la excepción previa que propuso la
convocada, y concedió 5 días a efectos de que Bahos Rojas
subsanara la deficiencia que verificó en tal oportunidad.

En virtud de lo anterior, el demandante desistió de la


pretensión relativa a la indemnización moratoria del
artículo 65 del Código Sustantivo de Trabajo y, en su lugar,
solicitó tenerla como aspiración subsidiaria, razón por la
que el a quo tuvo por subsanado el escrito inicial (f.º 529 a
531).

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

A través de sentencia de 9 de septiembre de 2016, el


juez de conocimiento declaró probada la excepción de cosa
juzgada que formuló la demandada. En consecuencia, la
absolvió de todas las pretensiones incoadas por el actor, a
quien le impuso costas (f.º 544 y 545 cd. n.º 2 del cuaderno
n.º 2).

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

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Radicación n.° 79228

Al resolver el recurso de apelación que interpuso el


demandante, la Sala Laboral del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Cali confirmó la del a quo, y gravó con
costas al promotor del litigio (f.° 7 a 10 del C. del Tribunal).

Para esta decisión y en lo que al recurso


extraordinario interesa, señaló que le correspondía resolver
si el acta de conciliación suscrita por las partes el 29 de
agosto de 2012, carece de validez y, en consecuencia, si
procede «acceder a la pretensión de reintegro por estabilidad
laboral reforzada».

En esa dirección, advirtió que César Tulio Bahos


Rojas suscribió los siguientes contratos de trabajo a
término fijo:

Fecha de inicio Fecha de terminación


16 de agosto de 2001 15 de agosto de 2002
2 de septiembre de 2002 1.º de septiembre de 2003
16 de septiembre de 15 de septiembre de 2004
2003
19 de octubre de 2004 18 de octubre de 2005
1.º de noviembre de 2005 31 de octubre de 2006
16 de noviembre de 2006 15 de noviembre de 2007
3 de diciembre de 2007 2 de junio de 2008
16 de diciembre de 2008 15 de junio de 2009
16 de enero de 2010 15 de julio de 2010
16 de febrero de 2011 15 de agosto de 2011
1.º de marzo de 2012 21 de agosto de 2012

Resaltó que los contratos suscritos por las partes


entre el 16 de agosto de 2001 y el 15 de agosto de 2011,

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Radicación n.° 79228

terminaron conforme lo dispone el artículo 46 del Código


Sustantivo de Trabajo, tal como se acredita con los
preavisos entregados en su debida oportunidad, y respecto
de los cuales se efectuó la correspondiente liquidación final
de acreencias laborales.

Agregó que la controversia se centró en el último


convenio laboral que culminó el 21 de agosto de 2012 por
renuncia que presentó el actor y que aceptó la accionada
en la misma calenda, cuya liquidación –aseguró- obraba en
el expediente dentro del acta de conciliación que celebraron
las partes el 29 del mismo mes y año, ante el Ministerio de
Trabajo y en la que dejaron constancia expresa de la
terminación del vínculo laboral por mutuo acuerdo.

A continuación, se refirió al artículo 26 de la Ley 361


de 1997, fundamento jurídico de la pretensión de reintegro,
y adujo que el derecho a la estabilidad laboral reforzada se
pregona de los trabajadores en condición de discapacidad
que hayan sido despedidos por el empleador en razón a su
limitación, situación que –afirmó- no se configuró en el sub
judice, pues de acuerdo con las manifestaciones efectuadas
por las partes en la referida conciliación, el vínculo feneció
por mutuo acuerdo.

Sostuvo que aunque el accionante pretendió que en


sede judicial se deje sin efecto dicho acuerdo conciliatorio
porque en su concepto recayó sobre derechos ciertos e

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Radicación n.° 79228

indiscutibles, ello resultaba improcedente por las


siguientes razones:

- El demandante recibió y aceptó a entera


satisfacción la suma de $607.838 por concepto de
liquidación final de acreencias laborales, por el
último contrato de trabajo celebrado desde el 1.º de
marzo de 2012 hasta el 21 de agosto de 2012, que
terminó «por mutuo acuerdo».

- Con el fin de conciliar toda clase de diferencia por


cualquier tipo de acreencia laboral que pudiera
derivar de la relación laboral, la empresa le otorgó
al actor la suma de $7.000.000, y quedó constancia
expresa de estar a paz y salvo por todo concepto o
reconocimiento y una «eventual acción de reintegro
de cualquier naturaleza o clase», indemnización de
cualquier índole y, en general, toda clase de
derecho laboral, legal y extra legal.

- Dicho acuerdo lo ratificó el inspector de trabajo tras


evidenciar que no vulneraba «derechos ciertos e
indiscutibles al extrabajador» y, por ello, dicho
funcionario advirtió que «hace tránsito a cosa
juzgada y presta merito ejecutivo».

- El promotor del proceso ni siquiera alegó vicios del


consentimiento, toda vez que se limitó a señalar
que la conciliación versó sobre derechos ciertos e
indiscutibles, cuando lo que su lectura revela es

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Radicación n.° 79228

que sus garantías mínimas no fueron objeto de


acuerdo, en tanto lo que se pactó fue el recibo de
unas sumas de dinero como saldo de su liquidación
final. Por el contrario, lo que sí fue materia de
conciliación, fueron los derechos inciertos y
discutibles que se pudieran derivar del contrato de
trabajo, incluida la «indemnización por retiro,
eventual acción de reintegro de cualquier naturaleza
o clase», que resulta ser la pretensión de esta litis.

Apoyó su postura en la sentencia CSJ SL 43609, 6


sep. 2011, que determinó que para que un acuerdo sea
válido y, por tanto, haga tránsito a cosa juzgada, se
requiere que: (i) no se hubiere celebrado bajo
circunstancias que den lugar a vicios del consentimiento,
(ii) el acta sea aprobada por el funcionario competente
como garantía de no vulneración de derechos ciertos e
indiscutibles, y (iii) el acuerdo se realice en forma específica
y expresa sobre los factores allí incluidos y, en forma
genérica, respecto de cualquier otro derecho, aspectos que,
evidenció, se cumplen en el sub lite, conforme lo expuso en
precedencia.

Aclaró que no podía entenderse -como lo pretendía el


recurrente- que el acuerdo conciliatorio es inválido porque
el trabajador desconocía las garantías que podían asistirle
en virtud de la estabilidad laboral reforzada que pregona,
porque: (i) consta en la correspondiente acta de
conciliación, que el contrato de trabajo terminó por mutuo

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acuerdo; (ii) en la misiva de terminación del vínculo laboral


que el trabajador le entregó a su empleador, hizo referencia
expresa al artículo 26 de la Ley 361 de 1997, y (iii) los
efectos derivados de tal normativa, concretamente, el
eventual reintegro, también fueron materia de conciliación.

Recalcó que, en este asunto, el reintegro es un


concepto laboral susceptible de conciliación, en razón a
que no constituye un derecho cierto e indiscutible, pues tal
calidad la tienen solo aquellas acreencias laborales cuya
causación no admite discusión, en la medida que son parte
de las prerrogativas que el legislador calificó como
mínimas.

Explicó que por el contrario, son conciliables los


derechos inciertos y discutibles, cuya consolidación no
resulta ser certera y por ello admiten cierto grado de
debate, al punto que se someten a un litigio judicial con el
fin de declarar su existencia y la calidad de beneficiario de
quien los persigue. En otras palabras, «se trata de pagos
y/o acreencias que no hacen parte de las garantías mínimas
consagradas legalmente en favor del trabajador».

Agregó que la pretensión aquí deprecada, es de este


último talante, en tanto deben demostrarse presupuestos
de orden fáctico, que determinen con certeza que el
trabajador es objeto de estabilidad laboral reforzada y que
el contrato terminó por una causa imputable al empleador.

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Radicación n.° 79228

Así, concluyó que no erró el juez a quo al declarar


probada la excepción de cosa juzgada.

IV. RECURSO DE CASACIÓN

El recurso extraordinario de casación lo interpuso el


demandante, lo concedió el Tribunal y lo admitió la Corte
Suprema de Justicia.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Pretende el accionante que esta Sala case totalmente


la sentencia recurrida para que, en sede de instancia,
«modifique o reforme» la del a quo y, en su reemplazo, acceda
a las pretensiones incoadas en el escrito inicial.

Con tal propósito, por la causal primera de casación,


formula un cargo que no fue objeto de réplica.

VI. CARGO ÚNICO

Acusa la sentencia impugnada de violar por la vía


indirecta, en la modalidad de aplicación indebida «los
artículos 26 de la Ley 361 de 1997 (…) Articulo (sic) 14 del
Código Sustantivo del Trabajo (…), Articulo (sic) 28 de la Ley
640 de 2001 (…), Articulo 15 del Código Sustantivo del
Trabajo (…), Artículo 53 de la Constitución Nacional y
Articulo (sic) 303 del Código General del Proceso (…)».

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Manifiesta el censor que el Tribunal incurrió en los


siguientes yerros de orden fáctico:

1. No dar por demostrado, estándolo, que el Trabajador se


encontraba en estado de debilidad manifiesta producto de la
enfermedad que lo venía aquejando desde el 4 de octubre de 2004
"LUMBAGO MECÁNICO CRÓNICO", y que de las consecuencias de esta
enfermedad se desato (sic) evaluación médica del trabajo por parte de
Medicina del Trabajo de la EPS S.O.S, quien a partir del 30 de
noviembre de 2009 y con el fin de proteger la salud e integridad física
del Trabajador se hicieron recomendaciones de forma indefinidas

2. No dar por demostrado, estándolo, que el trabajador mediante


misiva del 21 de agosto de 2012, "renuncia provocada", alerto (sic) a su
empleador de su grave y delicada situación de salud, de las
desmejoras en su situación económica, de que se le asignaron labores
en las cuales no estaba capacitado ni en condiciones de
desempeñarlas como vigilante o portero reubicado y que como
consecuencia se están violando sus derechos relativos a su salud e
integridad física.

3. No dar por demostrado, estándolo, que el acta de


conciliación del día 29 de agosto de 2012, esta (sic) revestida de
vicios en el consentimiento por error por cuanto el trabajador al
suscribir el acta de conciliación no podía renunciar a derechos
concretos, claros e indiscutibles como lo son el derecho
constitucional y fundamental de la estabilidad laboral reforzada
por salud en condiciones de debilidad manifiesta, que el
Inspector de Trabajo antes de aprobar el acta de conciliación
estaba con la obligación de garantizar la no violación de sus
derechos y las de precaver y advertir la renuncia equivocada a
derechos consignados en su favor como lo era la protección
especial en atención a sus limitaciones por padecer un lumbago
mecánico crónico de origen común.

4. Dar por demostrado, sin estarlo que la terminación del


contrato fue por mutuo acuerdo, dejando sin validez la carta de
renuncia presentada el 21 de agosto de 2012 en la que el
trabajador provoca con justa causa la terminación de su contrato
haciendo la advertencia de que su estado de salud estaba en
riesgo, "renuncia provocada o despido indirecto".

5. En dar por demostrado, sin estarlo que en el acta de


conciliación del 29 de agosto de 2012 se concilio (sic) la
estabilidad laboral reforzada, por cuanto no se asoma en la
misma tal aseveración, por el contrario se conciliaron derechos
de manera genérica.

6. Dar por demostrado sin estarlo que al conciliar eventual

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acción de reintegro de cualquier naturaleza o clase, se estaba


refiriendo al reintegro por estabilidad laboral reforzada
colocándolo en el plano de un derecho incierto y discutible
susceptible de ser conciliado con efectos de cosa juzgada,
vulnerando de esta forma un derecho humano irrenunciable y
por consiguiente no conciliable.

7. No dar por demostrado, estándolo, que ante el despido indirecto


de que fue objeto el demandante "renuncia provocada", era procedente
garantizarle su derecho a la estabilidad laboral reforzada por salud
mediante la orden de reintegro.

8. No dar por demostrado estándolo, que la demandada EMPRESA


DE BUSES BLANCO Y NEGRO, no solicito (sic) permiso ante la
autoridad laboral competente, para materializar la terminación del
contrato de trabajo del Señor Bahos Rojas quien se encontraba en
estado de debilidad manifiesta por padecer un Lumbago Mecánico
Crónico desde el año 2.004.

Aduce el recurrente que los errores de hecho


obedecieron a la indebida apreciación de:

1.- La carta de terminación del contrato de fecha 21 de agosto de


2012 “renuncia provocada”.

2.- El acta de conciliación firmada el 29 de agosto de 2012.

3.- Las recomendaciones impartidas por medicina laboral de


fecha 30 de noviembre de 2009 por parte de la EPS S.O.S.

4.- La integralidad de la historia clínica en la que se confirma que


el trabajador tenía diagnosticado un lumbago mecánico crónico
de origen común desde el mes de octubre de 2004.

5.- La no existencia de permiso de autoridad competente para


proceder con la terminación del contrato del trabajador que se
encontraba en estado de debilidad manifiesta.

6.- Las declaraciones del jefe de recursos humanos.

9. - Desprendibles de pago en los que consta que el trabajador se


encontraba en rehabilitación y además reubicado en el cargo de
portero.

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Radicación n.° 79228

Como sustento, refiere que el Tribunal desconoció y


dejó sin efecto la carta motivada de fecha 21 de agosto de
2012
-«renuncia provocada»- en la que el actor manifestó las
razones por las cuales dio por finalizado el contrato de
trabajo, relativas a que al reubicarlo como portero, sin
entrenamiento alguno y sin que el empleador atendiera las
restricciones y recomendaciones de medicina laboral
impartidas por la EPS, significaba un riesgo y afectación a
su salud, circunstancia bajo la cual cobra relevancia el
reintegro por estabilidad laboral reforzada.

Manifiesta que el ad quem señaló que no estaba


incapacitado y no había sido calificado con pérdida de
capacidad laboral alguna, sino que solamente existía una
recomendación médica de noviembre de 2009, y el contrato
de trabajo culminó en agosto de 2012; al respecto, sostiene
que tal recomendación era de carácter indefinido y que la
demandada «no se allanó a cumplir[a] estrictamente y de
forma integral».

Asevera que el juzgador atacado se rebeló al no


atender la protección de la cual era beneficiario el
demandante, dado que la carta de terminación evidencia
que el vínculo no feneció de mutuo acuerdo y que lo que se
consignó en el acta de conciliación no está acorde con la
realidad fáctica.

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Radicación n.° 79228

Advierte que el ad quem supuso que se acordaron


todos los derechos ciertos, inciertos, discutibles e
indiscutibles, y que en el concepto de «reintegro» estaba
incluida la estabilidad reforzada, conclusión de la que –
afirma- emana un vicio del consentimiento por error, en
tanto el hecho dañoso se dio cuando el inspector de trabajo
no le explicó las consecuencias, garantías y prerrogativas de
tal garantía fundamental e irrenunciable.

Resalta que el hecho de que el acta esté aprobada y


firmada por la autoridad correspondiente, no garantiza por
sí solo la no vulneración de esas prerrogativas, pues,
además, se requiere que en tal acto queden consignadas
específicamente las condiciones de terminación del vínculo
y los factores a conciliar, es decir, se debe precisar que
contaba con fuero de estabilidad reforzada por salud, y
advertir las consecuencias de no tramitar el permiso ante el
Ministerio de Trabajo.

Señala que lo anterior, es suficiente para inferir que el


referido acuerdo está permeado por irregularidades e
ilegalidades que transgreden las disposiciones enlistadas en
la proposición jurídica y, en consecuencia, no puede
predicarse la existencia de cosa juzgada, pues aquel versó
sobre derechos irrenunciables.

Asegura que el juez de segundo de grado confundió el


derecho a la estabilidad laboral reforzada con la eventual
acción de reintegro de cualquier naturaleza o clase, en tanto

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Radicación n.° 79228

el primero es un «derecho humano irrenunciable sujeto a


especial protección constitucional no susceptible de conciliar
ni transar», mientras que el segundo es una consecuencia
del anterior y, por tanto, no puede ser objeto de acuerdo,
toda vez que si la naturaleza o clase de fuero es sindical, de
maternidad, o como en el caso, de salud, queda inmerso en
las prerrogativas de derechos y garantías mínimas en favor
del trabajador.

Asevera que aunque el juez de segundo grado adujo


que el demandante no estaba incapacitado, ni fue calificado
con pérdida de capacidad laboral alguna, debió considerar
que el fuero de estabilidad laboral reforzada también cubre
a personas que se encuentran en estado de debilidad
manifiesta, por cuanto «se extiende también a aquellos
respecto de los cuales este (sic) probado que su situación de
salud les impide o dificulta sustancialmente el desempeño de
sus labores en las condiciones regulares, sin necesidad de
que exista una calificación previa que acredite su condición
de discapacitados o de invalidez».

Señala que de conformidad con lo expuesto por la


Corte Constitucional en sentencias T-614 de 2011 y T-198
de 2006, el fuero de salud también se predica frente a
personas que padezcan un impedimento o dificultad
sustancial para el desempeño de sus labores en condiciones
regulares. Interpretación que, afirma, emerge de la
aplicación directa de los artículos 13, 48 y 53 de la
Constitución Política y el artículo 1.º de la Ley 361 de 1997.

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Radicación n.° 79228

En ese sentido, concluye que el empleador conoció su


estado de debilidad manifiesta, pues así lo demuestra la
reubicación de la que fue objeto, argumento que se torna
suficiente a fin de endilgarle responsabilidad por no
solicitar el respectivo permiso ante el Ministerio de Trabajo
y, en consecuencia, la conciliación es «ineficaz y nula».

VII. CONSIDERACIONES

El cargo incurre en imprecisiones técnicas y


argumentativas, en tanto hace una mixtura entre la vía
directa y la indirecta, al valerse de elementos de orden
fáctico y argumentos jurídicos con los cuales pretende
demostrar los errores de hecho que endilga al Tribunal.

En efecto, el recurrente, a partir de sus propios


discernimientos jurídicos, alude al concepto de estabilidad
laboral reforzada que consagra el artículo 26 de la Ley 361
de 1997; al carácter cierto e indiscutible, que en su criterio,
consagra tal prerrogativa; al deber del inspector del trabajo
de informar al trabajador en la diligencia de conciliación,
los efectos jurídicos de dichas instituciones jurídicas que,
en su entender, son indispensables para su validez; así
como a las diferencias entre la estabilidad laboral y el
reintegro. En tal sentido, dada la senda de ataque elegida,
la Corte se abstendrá de resolver de fondo dichas materias
en cuanto debieron plantearse por separado y a través de la
vía adecuada.

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Radicación n.° 79228

Ahora, al ignorar las alegaciones jurídicas atrás


identificadas, le corresponde a la Corte dilucidar, si el
acuerdo conciliatorio suscrito entre las partes en litigio es
nulo y, por tanto, no produce el efecto de cosa juzgada.
Previo el análisis fáctico que corresponde, precisa
recordar que la conciliación como mecanismo alternativo de
solución de conflictos, tal y como lo ha dicho la
jurisprudencia de esta Corte se asemeja a una sentencia
judicial con efectos de cosa juzgada y, por tanto, en
principio, es inmutable, siempre y cuando sea aprobada por
autoridad competente, su objeto y causa sean lícitos, no se
desconozcan derechos mínimos, ciertos e indiscutibles del
trabajador y, en general, no produzca lesión a la
Constitución Política y a ley. En caso contrario, el juez
estará en la obligación de restarle efecto.

Esos requisitos que la jurisprudencia ha señalado


como presupuestos de validez de la conciliación, fue los
que precisamente analizó y halló probados el Tribunal al
referir que la correspondiente acta se suscribió ante
autoridad competente, en ella consta que el contrato de
trabajo culminó por mutuo acuerdo entre las partes, versó
sobre derechos inciertos y discutibles incluida la
«indemnización por retiro, eventual acción de reintegro de
cualquier naturaleza o clase»; que su contenido revela que
las garantías mínimas del trabajador no fueron objeto de
acuerdo, y que el accionante «ni siquiera aleg[ó] en la
demanda que el acuerdo conciliatorio se hubiere celebrado

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Radicación n.° 79228

bajo circunstancias que dieran lugar a vicios del


consentimiento», pues se limitó a señalar que la misma
versó sobre derechos ciertos e indiscutibles del trabajador.

Dichas reflexiones las comparte esta Sala de la Corte,


pues al revisar el acta de conciliación se verifican, sin error,
una a una, las inferencias que se plasmaron en la
sentencia cuestionada.

Ahora, el recurrente aduce que la estabilidad laboral


reforzada, prevista en el artículo 26 de la Ley 361 de 1997
que ampara al demandante por razón de la enfermedad que
padece, es un derecho cierto e indiscutible y, por tanto,
irreconciliable; sin embargo, como antes se dijo, tal
alegación ha debido dirigirse por la vía directa en cuanto el
análisis de dicha hipótesis implica un juicio jurídico ajeno
a la senda de ataque elegida.

Aunado se tiene que esa prerrogativa se pregona


respecto de los trabajadores en condición de discapacidad
que hayan sido despedidos por el empleador en razón a su
limitación, situación fáctica que no se configuró en el sub
judice en tanto el contrato de trabajo culminó por mutuo
acuerdo entre las partes, conforme se plasmó en el acta de
conciliación, de modo que quien dejó sin valor y efecto la
carta de renuncia motivada, fue el mismo demandante al
suscribir que el vínculo laboral feneció por razón diferente
al despido indirecto.

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De otra parte, el censor también discute la validez de


la conciliación, al referir que estuvo viciada «por error» en la
medida que el inspector del trabajo no dejó constancia
expresa de las condiciones de terminación del vínculo y los
factores a conciliar, esto es, no precisó las garantías de
contar con fuero de estabilidad reforzada por salud y omitió
advertir las consecuencias de no tramitar el permiso para
despedir ante el Ministerio de Trabajo.

Dicho argumento -deberes del inspector del trabajo en


la diligencia de conciliación- implica un juicio jurídico que
no es de recibo en la vía indirecta que orienta la acusación,
en cuanto el recurso extraordinario de casación además de
reunir los requisitos formales para su formulación, exige un
planteamiento lógico y coherente con la vía de ataque
seleccionada.

No obstante lo anterior, no sobra reiterar que el juez


de alzada advirtió, de una parte, que no hubo despido sino
terminación del contrato por mutuo acuerdo y, de otra, que
el accionante no desconocía las garantías que
eventualmente podrían asistirle, en caso de haber sido
despedido y ser sujeto de especial protección.

Lo primero, porque como quedó visto, en el acta de


conciliación las partes dejaron suscrita la modalidad de
terminación del contrato de trabajo por mutuo acuerdo; y lo
segundo, porque en la misiva que el demandante la dirigió
a su empleadora y que obra a folios 18 a 19, él mismo
expuso que se encontraba en «estado de indefensión o

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debilidad manifiesta por razones de salud», dada la dolencia


que padecía en la columna vertebral, circunstancia que
aseveró «violan notoriamente las disposiciones consagradas
en la ley (sic) 361 de 1997 que trata sobre la protección para
las personas limitadas».
En esas condiciones, para esta Sala las conclusiones
del juez ad quem no configuran ningún error de hecho
manifiesto; por el contrario, las estima acertadas en cuanto
una posible omisión del inspector del trabajo en el sentido
que refiere la censura, no configuraría vicio del
consentimiento «por error», dado que el contrato de trabajo
feneció en forma distinta al despido que no exige la
autorización del Ministerio del Trabajo, y en cuanto el
demandante conocía con suficiencia las prerrogativas de
dicha disposición y las efectos de su inaplicación.

A igual conclusión arriba la Corte frente a la acusación


según la cual el Tribunal confunde la estabilidad laboral
reforzada con la acción de reintegro de cualquier naturaleza
o clase, pues aun cuando se encamina por la vía fáctica, su
enunciado invita a la Corte a realizar un análisis diferencial
de dichos conceptos, que solo puede abordarse desde el
punto de vista jurídico.

Sin embargo, bien vale destacar que en la sentencia


fustigada se afirma que el reintegro «es un concepto laboral
susceptible de conciliación», en la medida que su
consolidación no resulta certera y, por ello, admite cierto
grado de debate, al punto que se somete a un litigio judicial
con el fin de declarar su existencia; dicha reflexión a juicio

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Radicación n.° 79228

de esta Sala no es errada frente al supuesto fáctico que el


Tribunal estableció en torno a la modalidad de terminación
del contrato de trabajo –mutuo acuerdo- distinta al despido,
única circunstancia que a la luz del artículo 361 de 1997,
eventualmente, admitiría la hipótesis del reintegro.
En conclusión, la conciliación que se cuestiona es
plenamente válida y surte efectos de cosa juzgada, porque
se adelantó ante autoridad competente, no se demostró
afectación de la voluntad por error, fuerza o dolo ni
trasgresión de los derechos mínimos, ciertos e indiscutibles
del demandante; por tanto, el Tribunal no incurrió en
ninguno de los desaciertos que se le endilgan.

El cargo no prospera.

Sin costas, porque no hubo réplica.

VIII. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando Justicia
en nombre de la República y por autoridad de la Ley, NO
CASA la sentencia que el 20 de junio de 2017 profirió la
Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Cali, en el proceso ordinario que CÉSAR TULIO BAHOS
ROJAS adelanta contra la EMPRESA DE BUSES BLANCO
Y NEGRO S.A.

Sin costas.

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Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el


expediente al Tribunal de origen.

FERNANDO CASTILLO CADENA


Presidente de la Sala

GERARDO BOTERO ZULUAGA

CLARA CECILIA DUEÑAS QUEVEDO

JORGE LUIS QUIROZ ALEMÁN

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