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El cuarto propio conectado, una porosa frontera entre lo

público y lo privado.
Ponencia para el XXIV Congreso internacional de estudios de género.
Ciencia, tecnología y género.

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María Guadalupe Murillo Saucedo
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R. Berenice Díaz Pérez
Línea temática: Tecnologías emergentes e innovación: de la información

“La literatura está abierta a todos. No te permitiré, por más bedel


que seas, que me apartes de la hierba. Cierra con llave tus
bibliotecas, si quieres, pero no hay barrera, cerradura, ni cerrojo que
puedas imponer a la libertad de mi mente.” Una habitación propia,
Virginia Wolff.

I. Introducción

Hace poco menos de un siglo que Virginia Woolf escribió el ensayo Una habitación

propia, desde entonces muchas cosas han cambiado. La habitación por la que

Wolff pugnaba no es la misma, pero la autonomía que se busca sí. Un elemento

nuevo, que Wolff no había imaginado es el internet y la entrada de los

ordenadores o computadoras a las habitaciones y al ámbito doméstico. Siendo

algunas de las preocupaciones de Wolff las mismas que tenemos nosotras ahora,

parece importante repensar este espacio propuesto en 1929, de cara a la

emergente revolución tecnológica.

Elementos como el internet hacen que el espacio de la habitación propia se

transforme, de ser un lugar únicamente privado a proyectarse en un ámbito que la


                                                                                                                       
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Actualmente cursando el doctorado en filosofía por la Universidad de Guanajuato, en la línea de investigación ética y
filosofía política con temas de feminismo filosófico y ética del cuidado. Cursé la maestría, también en la Universidad de
Guanajuato con la tesis Bases filosóficas del ‘bienestar’ en Amartya Sen (2012-2014). La licenciatura en filosofía la realicé
en la Universidad autónoma de Zacatecas (2009), también tratando temas de bienestar, esta vez en los utilitaristas clásicos
y contemporáneos.
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Actualmente cursa el primer año del doctorado en filosofía en la Universidad de Guanajuato, en la línea de investigación
Racionalidad Contemporánea con los temas: producción/subversión de subjetividades, capitalismo cognitivo y capitalismo
afectivo. Egresada de la maestría en filosofía (2014-2016) UG con la tesis: Comunicación y Teoría crítica; aproximaciones
desde el concepto de industria cultural. Egresada de la licenciatura en ciencias y técnicas de la comunicación por la
Universidad Autónoma de Durango (2011).
tradición podría considerar como público. Esto genera una nueva articulación entre

lo público y lo privado, conformado una nueva esfera público-privada online. Así lo

refiere la ciber-feminista Remedios Zafra (2010) que habla del cuarto propio

conectado, un concepto inspirado en “Una habitación propia” de Virginia Woolf, y

que al igual que el texto de la escritora inglesa, busca orientarnos en la

construcción de un espacio propio de autonomía, que ha sido siempre uno de los

principales reclamos de las luchas feministas.

Para dar cuenta de las particularidades del tema de esta ponencia, se

abordarán los siguientes puntos: una caracterización de la historia de la dicotomía

público-privado desde una perspectiva feminista; un recuento de La habitación

propia como feminista ;una descripción general de lo que se puede entender como

cuarto propio conectado según Remedios Zafra; finalmente se exponen algunos

puntos de reflexión por los que podría considerarse como frontera porosa la

categoría público-privado online.

Sostendremos que la actualización de La habitación propia wolffiana, el

cuarto propio conectado, se configura como un espacio ambiguo, entre lo privado

y lo público, es decir una frontera porosa. Esta frontera no divide tajantemente,

como lo haría la tradición liberal (público-masculino, privado-femenino), sino que

comunica y abre posibilidades de acción pública.

1. Lo público y lo privado como categorías jerárquicas

El tema de lo público y lo privado ha sido discutido durante mucho tiempo por

distintas tradiciones de teoría política. El tema ha preocupado especialmente a las

investigaciones y movimientos feministas. Esfuerzos por clarificar estas esferas y


su interrelación han venido desde distintas disciplinas. Tan importante ha sido que

incluso Pateman la nombró como aquello de lo que trata el movimiento feminista.

Precisamente esta teórica recupera la importancia de la dicotomía con miras al

contractualismo.

Con el inicio de la modernidad surgen las teorías contractualistas que dan

fundamento al Estado Moderno. El contrato es un convenio, entre hombres libres,

tiene trascendencia en asuntos públicos, que son los que ‘tienen una importancia

política’. Aquellas feministas que quisieron unirse a este pacto se dieron cuenta

que la esfera pública les es negada. Las ilustradas se enfrentan ante discursos

que las relegan a un ámbito privado. Es decir, discursos en los que no sólo no se

les incluye, más aún, en los que se instaura la desigualdad “natural”, como lo

defiende Rousseau, quien designa a las mujeres el papel de “ángeles del hogar” o

“madres republicanas”(Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los

hombres) (Rousseau Jean-Jacques, 1923).

Para defender el lugar en el que se puso a la mujer se apela únicamente a

una ‘ley divina o natural y a un antiguo derecho sacro’. Esto es algo que Carol

Pateman critica en su libro Contrato Sexual (Pateman Carole, 1995). Para la

autora un aspecto que los teóricos del contrato social silencian, dice, es el de que

los hombres tienen poder sobre las mujeres, esto es a lo que la Pateman llamará

‘contrato sexual’. Según Pateman, en dicho contrato sexual, la mujer queda

sometida al varón aceptando su sumisión y su muerte civil a cambio de

manutención y protección.

Aunque la autora del Contrato sexual (Pateman Carole, 1995) explica con

precisión el contenido conceptual de ambas esferas, para Pateman parece que


continúa habiendo ambigüedad al caracterizarlas. Benn y Gauss, quienes las

consideran centrales para el liberalismo hacen descripciones imprecisas de la

dicotomía liberal y son criticadas por las feministas (Stanley I. Benn, Gerald F.

Gaus 1983: 30). Para ellas esta dicotomía misma muestra el carácter ahistórico y

abstracto del liberalismo. Para Pateman, por ejemplo, la ambigüedad no es casual,

es más bien ideológica. La autora sostiene que dicha dicotomía ayuda a erigir una

realidad. Dice: “El término ideología resulta adecuado aquí porque la profunda

ambigüedad de la noción liberal de lo privado y lo público oculta y mistifica la

realidad social que ayuda a construir”(Pateman Carole, 1996: 3) . Descripciones

como la de Benn y Gauss, dice Pateman, no admiten que el liberalismo es

patriarcal y que la distinción entre esferas constituye una desigualdad entre

hombres y mujeres (Pateman Carole ,1996: 4) Bajo un orden supuestamente

universal, igualitario, individualista que sostiene el liberalismo, se oculta en esta

dicotomía la sujeción de la mujer al hombre.

Las feministas consideran que la vida doméstica es privada por definición y la

sociedad civil es pública. Sin embargo rechazan categóricamente que sea la

naturaleza lo que les diferencia, puesto que no es posible una correcta

comprensión de la vida social si no se acepta que ambas esferas están

inextricablemente relacionadas.

Con la deconstrucción de la dicotomía las feministas pretenden criticar una

teoría política que sostiene la separación de las esferas y que les asigna géneros

específicos y jerárquicos a cada una. Esto por ejemplo, lo podemos constatar por

las pocas escritoras de las que tenemos noción. Para Virginia Wolff, esto fue claro,
tanto, que se preguntó por las condiciones necesarias para que las mujeres fueran

escritoras, revelando de paso, las circunstancias que las oprimían.

2. Una habitación propia como texto feminista

En 1928 Virginia Wolff escribe Una habitación propia, un ensayo que fue pensado

para hablar de la mujer y la novela. Muchas interpretaciones desde entonces han

surgido acerca de la metáfora de la habitación. Por ejemplo, para Sally

Alexander, el ensayo respondería al deseo de Wolff de tener un lugar propio

donde reflexionar y escribir, una especie de “utopía individual” para huir de las

relaciones sociales a las que estaban supeditadas las mujeres y así encontrar un

“territorio soñado para cada mujer”(Alexander, Sally 1998: 135). Este deseo

individual podría configurar una utopía feminista, válida para todas las mujeres,

pero sobre todo para cada una.

Otra interpretación, la ofrece Giulia Colaizzi (Colaizzi Giulia 1993: 111), que

considera la metáfora de Wolff como un reclamo del derecho de propiedad,

considerando la época en la que vivió la escritora inglesa que proclama la igualdad

de los ciudadanos ante la ley pero que la condiciona a la posesión de

propiedades. Finalmente Soledad Murillo (Murillo Soledad, 2006: 36) argumenta

que para Wolff las mujeres serían confinadas al aspecto doméstico, no ya a lo

privado, y con ello sufrirían una doble exclusión: de lo privado y de lo público. La

habitación propia sería un esfuerzo por recuperar para sí lo privado, el cultivo de sí

misma, que en esta lectura se configura como un mito.

Aunque pueda ser controversial si Virginia Wolff, escribía desde una

perspectiva puramente feminista o esta haya sido construida a posteriori (Fuster-


García Francisco, 2010: 212), es cierto que hay puntos de encuentro en las

interpretaciones de la escritora inglesa. Desde distintos lugares las lecturas antes

mencionadas confluyen en considerar a este ensayo wolffiano como una reclamo

de autonomía, de una habitación propia que permita a las mujeres construirse a sí

mismas y este se convierte en sí mismo en un argumento feminista.

3. El cuarto propio conectado la actualización de la habitación propia wolffiana

Una actualización de la habitación propia que Virginia Wolff demandaba como

requisito para la práctica intelectual y creativa de las mujeres es el cuarto propio

conectado de Remedios Zafra (2010). La propuesta de Woolf, ha sido objeto de

reivindicación feminista y símbolo de emancipación, Zafra nos recuerda la

necesidad de reapropiarnos y actualizar el sentido de esta habitación propia,

ahora que es ya una habitación irreversiblemente conectada. (Zafra, 2010:49)

La habitación propia wolffiana “[…] operaba como la concreción de un

espacio autónomo donde empezar a ‘ser’, mediante el pensamiento, la lectura, la

creatividad y la escritura […]” (Zafra, 2010: 50) en el que se reclamaba para las

mujeres un espacio y un tiempo para sí mismas (autónomo). Según Zafra, en

muchos casos estos espacios y tiempos eran o siguen siendo ajenos, en un lugar

que supuestamente que por ser privado era de la mujer, sin embargo con la

introducción de la internet en el hogar surgen nuevas posibilidades que permiten

entender y regular-gestionar los tiempos y los espacios.

Es importante para nuestro tema, tener en cuenta, que en esta

actualización, no se puede ofrecer una definición cerrada de lo que es el cuarto

propio conectado, ya que es una noción maleable que depende directamente del
uso que las mujeres decidan hacer de su tiempo y tránsito por internet. No

obstante, podemos distinguir algunas de sus características, potencialidades y

limitaciones; como puntos de reflexión que muestren la pertinencia de pensar este

espacio como asidero de una resignificación (en curso) de la postura que

considera lo privado como femenino y lo público como masculino.

Respecto a sus características, se puede decir que el cuarto propio

conectado es: una mezcla de la calidez del espacio íntimo y privado que

conectado a internet se deja hacer público, sin dejar de ser privado. El cuarto

propio se hace público cuando entra al ciberespacio, para aclarar esto recurrimos

al planteamiento de Joan Mayans (Mayans, 2008: 115) que en coincidencia con

los estudios etnográficos de Betty Martínez (Martínez, 2006:56) explican, que el

ciberespacio se fundamenta en dos características definitorias: su no materialidad

física y su condición de espacio practicado. A continuación explicamos estas dos

características desde el planteamiento de dichos autores: Respecto a la no

materialidad física, el ciberespacio es un tipo de espacialidad artefactual y relativa

pues está construida fuera- o más allá- del mundo puramente físico. El

ciberespacio es una dimensión híbrida donde lo físico, al compartir espacio con lo

no físico, se relativiza. Como espacio practicado quiere decir que la acción

humana en el ciberespacio no aparece en virtud de un espacio previo. Es la acción

humana la que constituye “ese espacio” gracias a la práctica social que se hace de

él, teniendo como resultado la creación continua de redefiniciones entre tecnología

y subjetividad hasta generar procesos sociales significativos. Por lo que según los

autores sería más adecuado hablar de cibersociedad.


En tanto cibersociedad, sus lógicas, prácticas, modos de gestión y

comunicación, están declarando un nuevo conjunto de principios y verdades, sin

embargo también es un espacio lleno de referencias para las historias de poder de

las relaciones humanas y de sus límites morales. No obstante, pese a sus

contradicciones esta nueva configuración de lo social tiene potencia para visibilizar

y quizá subvertir lo que ha sido enmudecido por su condición de privado.

Entonces, ¿cuáles son esas posibilidades del cuarto propio conectado?

Zafra (Zafra, 2010:31, 43, 51) apunta que el cuarto propio conectado hablaría de

posibilidades de acceso público, oportunidades de acción colectiva y social,

tránsito y exploración de espacios virtuales, de modo que el cuarto propio

conectado vincula el espacio privado de muchas y diferentes maneras con el

mundo exterior y la esfera pública, por ejemplo: a) expresar, visibilizar y acceder a

información que por tanto tiempo ha sido reprimido por el poder y sus formatos

castradores. El pensamiento puede ser ya comunicación, archivo y acción

produciendo nuestra voz pública en la cibersociedad; b) realizar actividad

remunerada sin exigencia y desplazamiento físico; c) tener múltiples plataformas y

formas de contacto para crear redes de apoyo; d) acceder a fuentes de

conocimiento inimaginable y autodidactismo digital; e) participar en colaboraciones

anónimas, donde queda de manifiesto el poder social del ciberespacio. Aceptando

también que dicho listado en reflexión podría no estar limitado a clásicas tareas de

trabajo y acción pública, sino promotora de otras por venir.

En conclusión el cuarto propio privado, entrando al ciberespacio se hace

público y participa de la cibersociedad. Ésta última es una manera de pensar

nuevas articulaciones de la esfera pública, dando paso a la categoría público


privado online. Como dice Zafra, (Zafra, 2010:51 )“[…] el cuarto propio conectado

permite intervenir y resignificar dicha categoría en esta confluencia.”

En torno a las limitaciones del cuarto propio conectado, hay que distinguir

en primer lugar las expectativas que tienden a exagerarse sobre la naturaleza

transformadora y distinta de los usos novedosos de la tecnología por ejemplo,

suponer que resolverá rápidamente problemas que responden a realidades

sociales complejas. En segundo lugar que, la socialización de internet ha

reconfigurado los espacios propios y las actividades que allí se desarrollan, de

manera que el cuarto propio no limita exclusivamente sus lecturas a la

emancipación y profesionalización de las mujeres creadoras. En tercer lugar, que

no todas las mujeres tienen un cuarto propio, ni un cuarto propio conectado, o no

al menos en el sentido que Zafra exalta siguiendo a Woolf, es decir, como un

espacio creativo y liberador.

Una vez aclarado esto y con vista a la resignificación potencial de las

esferas (público/privado) que la tradición considera como estáticas y ahora

entendemos como abiertas y maleables por la posibilidad de la socialidad online,

vale la pena pensar ¿cuál es la potencialidad de estos nuevos espacios? ¿Cuál es

la relación con el poder y más aún su posibilidad de transformación de la realidad?

Como respuesta provisional a la primera pregunta, se puede decir que las

aperturas que nos muestra la categoría público-privado online, más que

soluciones, se perfilan como un territorio de construcción y creación de

alternativas, pues no olvidamos que hay asignaciones desiguales, formas de

poder y condicionamiento colectivo, derivadas de un sistema capitalista que opera

no sólo sobre la estructura económica y la organización política de la sociedad,


sino además, específicamente, sobre el modo de pensar, sobre el modo de

conocer y sobre las orientaciones éticas.

Respecto a la pregunta por la relación con el poder y la potencia para que

desde el cuarto propio conectado se pueda incidir en la transformación de la

realidad, se debe tener presente una observación crítica tanto de sus

potencialidades como de sus lastres y obstáculos, para a partir de ahí, comenzar a

pensar en las condiciones de posibilidad para una reestructuración simbólica y

concreta, individual y colectiva, situación que, tal como lo apunta Zafra (Zafra,

2010:31): “[…] apuntaría a nuevas exigencias de imaginación política, pero

también económica[…]exigencias que a priori advertimos como oportunidades

para una apropiación colectiva y debate social, de manera que nos permitan idear

nuevas economías y políticas sociales más igualitarias y potencialmente

revolucionarias.”

Superar las condiciones políticas y económicas que operan actualmente, no

es cosa fácil, sin embargo encontramos que las tecnologías de la comunicación e

información pueden servir como instrumentos potencialmente re configuradores de

las dinámicas sociales que mantienen roles jerárquicos y desiguales. Pues desde

la apertura público-privado online, se vislumbran dinámicas como la acción

colectiva y colaboración horizontal, las cuales, rompen con las determinaciones

precedentes.

La tarea de pensar e imaginar nuevas articulaciones políticas y económicas

que nos presenta la re significación de lo público-privado online, también requiere

de una práctica concreta, la cual pudiera consistir en tener la voluntad de usar el

nuevo espacio público-privado online como apertura práctica para seguir


desmantelando diversas estructuras de poder y desde luego explorar in situ las

posibilidades de autonomía para las mujeres desde un espacio propio conectado.

4. El cuarto propio conectado una porosa frontera entre lo público y lo privado

El cuarto propio conectado es un ejemplo que nos permite mostrar como una

frontera que pareciera tan infranqueable resulta que tiene orificios que a primera

vista parecen invisibles, pero que en realidad comunican ambos lados de la

frontera y con ello flexibilizan dicha construcción rígida. De este modo lo que

tradicionalmente se ha entendido como público y privado tienen vasos

comunicantes que provocan fracturas y fisuras a la dicotomía.

Antes de la introducción del internet, el cuarto propio se consideraba un

espacio privado; sin embargo, ahora, desde el cuarto propio conectado se puede

acceder y participar a la esfera pública-online. Algo que se tenía reservado

exclusivamente a lo que acontecía fuera del hogar. Las fronteras, entonces, se

vuelven borrosas.

El cuarto propio conectado responde a una lógica borrosa que supera el

pensamiento dicotómico, según Rodríguez de las Heras (Rodríguez, 2011:16): “La

emergente revolución tecnológica ha puesto en crisis de cuatro oposiciones que

hasta ahora ordenaban nuestra manera de entender el mundo: natural frente a

artificial, real frente a virtual, grande frente a pequeño y cerrado frente a abierto.”

Es en este tipo de lógica, se sitúa la problemática definición de lo público/privado

online del cuarto propio conectado.


Bibliografía:

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años 20”. Arenal. Revista de Historia de las mujeres 1 (5): 131–50.

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Promociones y publicaciones universitarias.

Fuster-García Francisco. 2010. “Feminismo y teoría política en Virginia Wolff: l

ectura de una habitación propia desde el pensamiento de la diferencia

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https://elestadomental.com/tenemos-que-hablar

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Stanley I. Benn, Gerald F. Gaus. 1983. Public and Privade in social life. New York.

Zafra Remedios. 2010. Un cuarto propio conectado: (ciber) espacio y (auto)

gestión del yo. Madrid: Fórcola.

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