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Caballero
La responsabilidad, y por consiguiente, culpabilidad del acusado, debe probarse en el juicio oral y
público. Esto no es una mera facultad del Estado, sino una obligación. Pues es el Estado quien
determinará si el acusado es culpable o no de los hechos imputados, pero antes tendrá que
desvirtuar de manera lícita y translúcida el estado de inocencia del justiciable.
En base a esto, coincidimos con el distinguido jurista Orlando Monagas Rodríguez, quien sostenía
que “El imputado ha de recibir un trato digno, respetuoso, propio de un orden justo dentro del
proceso penal, entendiendo que tal condición se habrá de sostener y conservar hasta tanto una
sentencia condenatoria firme, declare la culpabilidad”.
La presunción de inocencia no descansa ni depende del derecho a ser juzgado en libertad, sino que
su fundamento se ubica en el derecho a la defensa, así como tener un juicio previo con el firme y
exacto acatamiento de las ritualidades del debido proceso; es por ello que el estado jurídico y
procedente de inocencia deberá ser abatido, devastado, desechado, desvirtuado, mediante una
mínima actividad probatoria, en forma lícita, válida y por demás legal, en el desarrollo del debate
probatorio.
La presunción de inocencia no descansa ni depende del derecho a ser juzgado en libertad, sino que
su fundamento se ubica en el derecho a la defensa, así como tener un juicio previo con el firme y
exacto acatamiento de las ritualidades del debido proceso; es por ello que el estado jurídico y
procedente de inocencia deberá ser abatido, devastado, desechado, desvirtuado, mediante una
mínima actividad probatoria, en forma lícita, válida y por demás legal, en el desarrollo del debate
probatorio.