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"ÑANDEROGA"
EL HOLOCAUSTO DE UN PUEBLO SOJUZGADO

Hernán Ardaya Paz


2ª Edición

ÍNDICE
Comentarios a la primera edición
Introducción
Dedicatoria
I PARTE – CREACIÓN DE LOS ORGANISMOS CÍVICOS
Fundación del Comité Pro-Santa Cruz
Reorganización de la entidad matriz
Más calumnias contra Santa Cruz
El pueblo cruceño destruye Control Político
Persistentes provocaciones del gobierno
Huelga de Hambre de Damas Cruceñas
Promulgación de la Ley interpretativa
Revolución falangista del 14 de mayo
Carnicería de Terebinto
Retorno de los prófugos y exiliados
Nueva destrucción de Control Político
Se reorganiza el Comando de Emergencia del MNR
Otros pretextos busca el oficialismo
II PARTE – SE CIERNE LA TORMENTA
Nuevas provocaciones del gobierno
Se desata la catástrofe
Fuga de Unionistas
Captura de la juventud cruceña
Unionistas acechados en Concepción
Instalación de "Ñanderoga"

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Después de las torturas, el proceso
La campiña cruceña también es sojuzgada
Agresión al Obispo de la Diócesis
Carta Pastoral del Obispo de Cochabamba
La Noche Trágica
Nuevo Estado de Sitio
Ultrajes a los Cadetes del Colegio Militar de Aviación
Servicio de espionaje de Rojas Pereyra
El presente griego
Elecciones en el Comando del MNR
Recrudecen las torturas en "Ñanderoga"
Sadismo de los verdugos
Caso Da Silva
Inexplicable silencio de la prensa
Asalto a la Administración Pública
Camiri también soporta un régimen policiaco
Preocupación del Episcopado Boliviano
Enviado Especial de "Presencia"
Da Silva responde al sanguinário Rojas
"La Verdad Sobre Santa Cruz"'
"Ahora me pregunto: ¿Hay libertad de Prensa?"
Simulación oficial
Temor a Represalias
Sigue la intranquilidad en la ciudad de Santa Cruz
Más atropellos
Otros pedidos
Con el representante de los periodistas
Nuevas denuncias
Revolución del 19 de marzo
Una declaración insólita
Nuevo pronunciamiento de la CUB
Voto resolutivo de la FUL
Carnaval cruceño
Campaña económica del MNR
Período pre-electoral
Asalto a la Secretaría Regional de FSB
Preocupación oficial ante la abstención falangista
Resultado del fraude electoral
El chacal dé "Ñanderoga" se despide
Los discípulos de Rojas reeditan las torturas

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Tercer período de gobierno movimientista
Los verdugos aprendieron bien su oficio
Nuevo Prefecto del Departamento
III PARTE – CONTROL POLÍTICO CAMBIA DE NOMBRE
Decreto Supremo de 8 de septiembre
Asalto a Benjamín Roda
Un crimen en la plaza "24 de Septiembre"
Aniversario cruceño
Fue agredido por los milicianos del comando del MNR de Santa Cruz
La Revolución Chuta
Cambio de Prefecto del Departamento
Otra página de sangre en "Ñanderoga"
Año del Cuarto Centenario de Santa Cruz
Caso Chávez Casanovas
Nueva redada en "Ñanderoga"
Comando del "Constellation"
IV PARTE – EL DESENLACE DEL DRAMA
Se eclipsa la estrella de Sandoval Morón
Cuarto Congreso Eucarístico Nacional
Manifestación moronista
Era de Paz
Los verdugos cosechan su obra
Elecciones de 1962
Nuevos crímenes de la cuadrilla moronista
Incautaciones de Control Político
Recrudecen las persecuciones políticas
Última víctima del moronismo
Manifestaciones estudiantiles
Revolución Restauradora
V PARTE – TELÓN DE FONDO
Los verdugos cambian de amo
Sandoval Morón incurrió en delito de bigamia
Frustrada victimación de Sandoval Morón
Funcionamiento de la Comisión Investigadora Nacional
Piadosa muerte de un verdugo
Los torturadores buscan refugio
Reflexiones finales

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COMENTARIOS A LA PRIMERA EDICIÓN
Por: Agustín Fernández Pommier

El nombre de una casona señorial de la calle Bolívar, en el centro mismo del complejo cardíaco
de la capital cruceña, sirve de título a un libro del periodista y escritor Hernán Ardaya Paz, que
viene a enriquecer la colección ya hoy voluminosa de obras que describen ese trágico capítulo que
soportó Santa Cruz durante el doble sexenio. "Ñanderoga", tal es la denominación del libro que
unida al epígrafe de "El holocausto de un pueblo sojuzgado", dan una idea de su contenido, hecho
de historia lo mismo que de acusación, de alegato y de crítica.
"Ñanderoga", ¿Qué indica este nombre de rara musicalidad? El propio autor señala que con esa
expresión, un grupo de distinguidas damas orientales bautizó al edificio a que hicimos referencia y
que en dulce lengua nativa significa "ésta es tu casa". Fue instalada allí un centro de reuniones
sociales y pronto se convirtió en último refugio de la sociedad cruceña, cuando el terror comenzaba
a sentar sus reales en la ciudad. Es en torno a este edificio, ocupado más tarde por fuerzas
represivas y convertido en las tristemente célebres dependencias de Control Político, que Ardaya
Paz ha rastreado y reconstruido la crónica de esos años de furia "revolucionaria". Acusador
implacable, el autor describe con dialéctica viril y aguerrida esa impresionante serie de ultrajes y
humillaciones de que fue víctima su pueblo. Relata crímenes y torturas; cita nombres, fechas,
lugares y declaraciones de testigos y víctimas sobre vivientes, en capítulos especialmente
consagrados a ellos y como tema cardinal del libro. Pero el tenor dominante del relato, no hace que
se prescinda del sentido crítico. Una crítica arrolladora atrae la atención del lector para mover su
adhesión o discrepancia. Una condenación rotunda a quienes fueron responsables de esos delitos
muchos de los cuales permanecen en elevadas funciones de gobierno constituyen el corolario.
Dijimos sin embargo que "Ñanderoga" es también un alegato; un alegato valiente de la
legitimidad de la causa que defendió Santa Cruz altivamente, como pudo hacerlo cualquier otro
departamento al que se hubiese pretendido desconocer sus derechos. A lo largo de varios
capítulos, Ardaya Paz establece la conexión de antecedentes y consecuentes que dieron lugar al
nacimiento del Comité Pro Santa Cruz y otras instituciones y sus afirmaciones no pueden tomarse
en cuenta como simplemente políticas o localistas. El prestigio y autoridad moral de que goza la
primera institución cívica cruceña, sus objetivos y su esencia misma, hacen de ella acaso un
instrumento único para la función de traducir aspiraciones, fomentar la paz, la democracia y la
vertebración económica y espiritual.
Por tanto no puede extrañar que el autor sostenga en sus palabras liminares que: "en la etapa
de superación de los pueblos, estos tienen que buscar las instituciones o caudillos que aglutinen en
todas sus aspiraciones, y que las conduzcan con mano firme hacia la meta de las grandes
realizaciones. El pueblo cruceño buscó afanosamente ese organismo y ese hombre que interprete
fielmente sus inquietudes y busque la solución efectiva de todas sus necesidades".
La concepción es no sólo –como puede verse– la de una voz aislada sino de raíces populares
que el autor interpreta. Es en resumen la posición actual del pueblo de Santa Cruz dentro del
concierto nacional; el nuevo espíritu que alienta al calor de su desarrollo vertiginoso del que ningún
futuro plan político o social podrá fácilmente prescindir.
"LOS TIEMPOS", Cochabamba, 23 de junio de 1968

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Obra de Hernán Ardaya circulará
Impresa en los Talleres Gráficos Bolivianos de La Paz, en próximos días aparecerá la obra
"Ñanderoga" del intelectual Hernán Ardaya Paz, la misma que trata sobre las horas negras que
vivió el pueblo cruceño, durante la existencia del tristemente célebre Control Político.
Hernán Ardaya, dedica su obra a la memoria de los mártires e inmolados por defender la causa
de la libertad y la justicia, a los inválidos y paralíticos, flagelados, torturados, a los perseguidos y
prófugos, a las madres, esposas y a todos aquellos que sufrieron los desmanes de un gobierno
tiránico.
A través de la obra, desfilan una serie de personajes, unos como víctimas de la fuerza bruta y
otros, como verdugos de los hijos de un pueblo. No dudamos que "Ñanderoga" por constituir un
verdadero documento de un período de nuestra historia, constituirá todo un éxito de librería.
"DIARIO DEL ORIENTE", Santa Cruz, 12 de marzo de 1968

Bibliografía: "Ñanderoga"
Se halla en circulación el libro sobre los pormenores de las represiones y torturas sufridas por
este pueblo en el local denominado "Ñanderoga". Con lujo de detalles y documentado sobre
hechos, autores y la era nefasta, su autor el escritor señor Hernán Ardaya Paz, nos relata
episodios realmente sombríos donde adquiere consistencia el martirologio de una generación que
fue torturada, apresada y humillada. En páginas vibrantes y llenas de colorido sombrío el libro
adquiere documental forma de relatos y episodios sangrientos y torturantes.
Las fuentes de información a las que se refiere el señor Ardaya Paz, no pueden ser rectificadas
ni menos tergiversadas, basándose en el más escrupuloso y cronológico sumario que adquiere los
tonos de un historial macabro. Desfilan por el libro hechos que la mayoría del pueblo desconoce en
absoluto y la cita de nombres que integran los mismos episodios son sobradamente conocidos.
Como documentos histórico y la elegancia del estilo preciso y contundente, acaso este libro sea
el más veraz de cuantos se han escrito hasta ahora sobre la época de terror y vandalismo vivido
por el pueblo de Santa Cruz. Ningún hecho relatado puede ser contradicho ni página alguna pueda
ser rectificada. El mérito reside en la valentía del autor que no omite detalles y los cita sin mayores
eufemismos.
"LA CRÓNICA", Santa Cruz, 17 de mayo de 1968.

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INTRODUCCIÓN

Ninguna historia más sui-géneris que la narrada en la presente obra, en sus anales fluye la
emoción de una íntima sustancia humana, porque ningún pueblo fue más ultrajado y
humillado por un gobierno central qué Santa Cruz. Jamás otro girón patrio fue tratado con
tanto odio y ferocidad por los representantes del gobierno nacional como lo fue el oriente
boliviano. Ni siquiera los pueblos conquistados y vencidos en la guerra fueron objeto de
tanta saña y tan refinado sadismo como Santa Cruz de la Sierra.
Los vándalos y los hunos que invadieron Europa en los siglos y VI de nuestra era, con su
tremenda ola de monstruosidades, no ultrajaron a sus víctimas con las mismas torturas
como lo hicieron con Santa Cruz los famélicos buitres que en una hora aciaga para la patria,
usurparon los poderes públicos para darse el hartazgo pantagruélico sobre los esqueléticos
despojos de la nacionalidad. El Atila boliviano quiso superar en métodos de barbarie a
aquel otro del Medioevo, para lo cual contó con la incondicional colaboración y servilismo
de tantos malos cruceños, indignos de llamarse hijos de esta tierra pródiga y generosa con
propios y extraños. A estos se sumaron oficiosamente muchos hermanos nuestros que en
este campanario recibieron cordial acogida, prestándose a coadyuvar en una campaña de
conquistas y avasallamiento sin precedentes.
Historia teñida de púrpura por las heridas sin restañar y escrita con lágrimas de madres,
esposas e hijos, es la que pasará a la posteridad como recuerdo indeleble de un gobierno
sediento de sangre cruceña. Los cuerpos lacerados y mutilados de los desventurados que
caían en las garras de los sicarios, constituirán siempre el testimonio más vivido y patético
de un pasado de vergüenza y de ignominia, convertido en epitafio del partido político que
con su sadismo y su crueldad, desgarró las carnes de sus propios hermanos, sólo por el
delito de no unirse al carro de devastación del nuevo Apocalipsis que con sus caballos
desbocados recorrió de uno a otro confín la campiña oriental.
En cada línea de este relato, se perfila un retazo de historia cruceña que refleja una lucha
sin tregua por el progreso urbano de la ciudad, por el imperio de las libertades ciudadanas y
el respeto a la dignidad del hombre como atributo inherente a su condición humana. La
ciudadanía cruceña, en sus batallas cívicas no escatimó ningún sacrificio por obtener que se
imponga una norma de convivencia civilizada sobre el predominio bestial de un odioso
sectarismo político.
El pueblo boliviano fue testigo de esas gloriosas jamonadas épicas que derramaron en
suelo cruceño una fecunda simiente de sangre. La ciudad grigotana añadió así una aureola
más a sus viejos blasones históricos.
Los calificativos de regionalismo, separatismo y anexionismo, resultaron los más
cómodos aunque desleales recursos, utilizados por la dictadura movimientista para acallar
todas las ansias de superación y progreso a que tiene completo derecho el departamento de
Santa Cruz por las incalculables riquezas de sus ubérrimas llanuras. Al amparo de esa
insidiosa campaña de calumnias y difamaciones que herían profundamente el sentido
bolivianista de los cruceños, furiosas hordas aleccionadas y alcoholizadas se abalanzaron
sobre el territorio oriental reclamando su parte en el sangriento festín que realizaba el
gobierno del MNR con las entrañas del pueblo cruceño. Verdugos amaestrados en la sede

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gubernamental dirigían la operación de sojuzgamiento para ahogar en la forma más cruenta
todas las aspiraciones de los descendientes de Ñuflo de Chávez.
El ex-Ministro de Gobierno del MNR, Walter Guevara Arce, maestro eximio de las
torturas e impenitente odiador de los cruceños, con todo el descarado cinismo que tipificó a
la tiranía movimientista, ha expresado que durante el tiempo que él ejerció dicha cartera, no
se cometió ningún atropello en la capital oriental. Los testimonios verídicos y escalofriantes
de los torturados y mutilados, como también las informaciones que nos han proporcionado
los mismos paniaguados enviados por él en forma ex-profesa a Santa Cruz, cuyo tenor el
lector encontrará en las páginas siguientes, constituyen el más rotundo mentís a tan falaces
como cobardes afirmaciones. Su actitud nos da la pauta para conocer la ínfima catadura
moral y los extremos de que son capaces los verdugos y mercenarios de la dictadura abatida
el 4 de Noviembre, carentes en absoluto de valor civil para asumir responsabilidades por
todas sus fechorías.
A la vera del camino largo y tortuoso recorrido por la población cruceña, se yergue hoy
una ciudad orgullosa de su pasado y de la bizarría de sus hijos, buscando el seguro
derrotero de su glorioso y portentoso destino. Merced al arrojo y decisión de la presente
generación, de entre las brumas del ayer se vislumbra una nueva era de progreso y
bienestar, cuyo paternalismo nadie personalmente puede atribuirse, porque corresponde al
heroísmo del pueblo mismo. Las generaciones del mañana sabrán recoger esa herencia de
abnegación, para hacerla repercutir en el sonoro eco de los siglos, correspondiéndoles
defender en la misma forma lo que con sangre se ha conquistado ahora.
Deploramos muy de veras que la extensión de estas páginas no nos haya permitido
registrar todos los innúmeros hechos monstruosos consumados durante el doble sexenio
movimientista; para efectuarlo, hubiéramos tenido que escribir muchos volúmenes. Por eso
nos hemos visto impelidos a omitir una cantidad ilimitada de personas que igualmente
fueron flageladas y vejadas en las mazmorras de "Ñanderoga", donde todos los genuinos
cruceños, a su turno, fueron a purgar en el potro del tormento, el amor a la libertad y al
terruño amado. Confiamos en la comprensión de nuestros lectores para que nos perdonen
todas las involuntarias omisiones. Muchas son las dificultades que hemos debido vencer
para conseguir la publicación de la presente obra, lista ya a recorrer todos los caminos de la
patria y del continente americano, llevando la verdad de acontecimientos históricos
incontrovertidos que se esfumaban en la nebulosa del pasado.
Santa Cruz, Enero - Diciembre de 1967
El Autor.

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DEDICATORIA
A la memoria de todos los mártires e inmolados por defender la «auta causa de la libertad y la
justicia;
A los inválidos y paralíticos por el resto de sus días, flagelados en los antros de torturas creados
por el odio movimientista;
A todos aquellos, que, cogidos dentro de las poderosas redes del espionaje de la tiranía,
sufrieron toda clase de vejámenes con valentía y dignidad;
A los perseguidos y prófugos que deambularon por tierras extrañas, como parias castigados por
el destino, sin poder retornar al seno de sus hogares, llevando en sus retinas la imagen de la
patria convertida en gigantesca ergástula;
A la memoria de las madres, esposas, hermanas e hijos, que en cada alborada lamentaron la
ausencia del ser querido y que con sus copiosas lágrimas regaron el camino de la redención;
A todos los hombres y mujeres de Santa Cruz, ancianos y adolescentes que con honor y bizarría
soportaron el oprobioso yugo de la dictadura, sin claudicar ante el látigo o la amenaza de los
verdugos;
A todos ellos va este sencillo homenaje, narrado con el recuerdo fresco de las torturas y la
prepotencia de los esbirros, con la esperanza de que NUNCA MAS EL SUELO CRUCEÑO
VUELVA A SER HOLLADO POR EL ODIO CAVERNÍCOLA DE LOS DEMENTES.
El Autor

ADVERTENCIA
Al iniciar la preparación del presente libro, adoptamos como norma inviolable de conducta, la de
no afirmar ni sostener ningún acontecimiento histórico o atentado a la dignidad humana que no se
halle debidamente comprobado con el correspondiente documento auténtico, o el testimonio
fidedigno, ya sea de las infortunadas víctimas o de los mismos protagonistas que ensombrecieron
la vida apacible del solar cruceño.
De esta manera, todas nuestras afirmaciones gozan del respectivo respaldo documental o
testimonial para hacerlo valer en su oportunidad y refrescarles la memoria a todos los delincuentes
por todas sus pasadas hazañas que ya no quieren recordarlas. Si en algunos casos no
mencionamos las fuentes de información, lo hemos hecho por razones obvias, pero sí lo haremos
cuando la ocasión lo exija.
No nos extrañaremos si los inculpados formularan públicos desmentidos; no nos extrañaremos
porque conocemos en demasía los desplantes y cobardía de los que ayer nomás hacían tanto
alarde de prepotencia y de sadismo con los desventurados prisioneros. Nos tienen sin cuidado las
actitudes que asuman los ex-torturadores que aún disfrutan del favor oficial. Nuestra verdad
contenida en esta obra, no admite sofisticaciones de quienes sólo buscan rehuir responsabilidades
ante el inexorable juicio de la Historia.
H.A.P.

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PRIMERA PARTE
CREACIÓN DE LOS ORGANISMOS CÍVICOS

FUNDACIÓN DEL COMITÉ PRO–SANTA CRUZ

En la etapa de superación de los pueblos, éstos tienen que buscar las instituciones o
caudillos que aglutinen todas sus aspiraciones y que los conduzcan con mano firme y
segura hacia la meta de las grandes realizaciones. El pueblo cruceño buscó afanosamente
ese organismo y ese hombre que interpreten fielmente sus inquietudes y busquen la
solución efectiva de todas sus necesidades.
Todos esos anhelos se cristalizaron la tarde del 30 de octubre de 1950, cuando se
fundaba el Comité Pro-Santa Cruz. El histórico acto se realizó en la Universidad "Gabriel
René Moreno". Fue allí, en el severo marco del recinto académico y bajo la sombra tutelar
del insigne autor de "Últimos Días Coloniales en el Alto Perú", donde nació la noble
institución que habría de gravitar tan hondamente en la vida civil de Santa Cruz y en la
conciencia de la República. El Comité Pro-Santa Cruz nunca desmentiría esos orígenes. La
cuna universitaria le inspiró normas de austeridad, disciplina y mesura, que siempre
mantuvieron vigencia a lo largo de una trayectoria de nueve años, grávida de significativos
aconteceres. Y del "Príncipe de las Letras Bolivianas" habría de heredar una aguda
percepción del devenir histórico y un espíritu de ardiente cruceñidad. Aquellos nueve años
vinieron a ser, en cierto modo, los "últimos días" del régimen de sistemática preterición y
olvido en que los poderes centrales sumieron al Oriente Boliviano desde la proclamación de
la República.
La ciudad de Santa Cruz de la Sierra estaba próxima a cumplir los cuatro siglos de
existencia. Don Ñuflo de Chávez, el audaz capitán de la leyenda y el romancero, la fundó
en 1561 junto a la serranía de Chiquitos. La reyecía de España contó así con una avanzada
católica en tierra de los gentiles, con un reducto de civilización hispano-cristiana en pleno
corazón de las Indias. La ciudad se trasladó dos veces y se ubicó al fin en las llanuras del
cacique Grigotá.
Allí hizo patria la descendencia de aquella brava estirpe de capitanes y conquistadores
peninsulares. Pero no fue una patria sedentaria sino una patria aventurera y trashumante,
una patria de jinetes y colonizadores, de pioneros y catequistas. La ciudad cabecera se
convirtió en el foco activo de una obra de conquista militar, colonización civil y conversión
religiosa que se irradió por los cuatro confines de la gigantesca porción de territorio
circundante. Fue una tarea eminentemente humana y que parece desmesurada para el
pequeño grupo original de pobladores cruceños que la inició. El aborigen le opuso sus
aguerridas huestes, la selva su maraña, los ríos sus barreras de aguas alborotadas, las fieras
su amenaza, los pantanos sus fiebres. Pero el hombre de Santa Cruz superó los obstáculos y
expandió su imperio por todo lo que ahora constituye el Oriente y el Noroeste de Bolivia.
Florecieron pueblos, se redujeron indios, se fundó la Iglesia y se habló en español. .

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Durante los largos siglos de la Colonia, Santa Cruz vivió de sus propios recursos,
.modesta y aislada. Cultivó la tierra y crió ganado. En los mercados de consumo de las
tierras altas, tuvieron amplia aceptación el café y el azúcar cruceños, arroz y cacao, cueros
y granos. En las Misiones Jesuíticas de Mojos y Chiquitos se tallaban maderas preciosas, se
levantaban variadas cosechas, se producía algodón y se fabricaban telas. Los neófitos
alzaron los bellos templos barrocos y desde las amplias naves hicieron oír sus armoniosos
coros entonando cantos gregorianos.
El 24 de Septiembre de 1810 el pueblo cruceño se alzó con el resto de los pueblos de
América en la batalla común de la independencia y peleó quince años hasta la fundación de
la República de Bolivia. Hecha la obra volvió a los pastizales y las sementeras, a sus tierras
de pan llevar, con la grata sensación del deber cumplido y confiado en el porvenir que le
deparaba el advenimiento de la nueva era republicana. No paró ahí sin embargó la empresa
colonizadora. El imperativo de "Poblar y desencantar la tierra", que le señalara don Ñuflo,
pervivía. El nombre de la ciudad grigotana prosiguió librando su batalla secular contra el
aborigen y ocupando progresivamente la tierra ganada a la barbarie. Sentó sus reales en el
Beni y en el Acre, pobló las tierras de Chiquitos y las llanuras del hostil chiriguano, se
adentró en las regiones del Ichilo y el Yapacaní.
Mas la esperanza de días mejores cifrada en la República continúa siendo nada más que
una esperanza. La mirada de los pueblos del occidente del país, como en épocas de la
Colonia, seguía sin apartarse de la riqueza minera, encandilada ante el brillo del metal. Los
ferrocarriles penetraron a las zonas del altiplano y los valles, dejando a Santa Cruz todavía
más sola y remota, porque el transporte barato desplazó su producción agropecuaria de sus
mercados tradicionales que empezaron a abastecerse con productos de ultramar. Santa Cruz
era una isla. Pero a veces llegaban noticias que la conmovían profundamente: los sucesos
del Litoral, el Acre, el Chaco. Santa Cruz volcaba entonces sus recursos y sus hombres en
defensa de la heredad nacional. No escatimaba esfuerzos materiales ni sacrificios de sangre
para conservar la integridad de la República. ¡Cómo no lo iba a hacer si ella había
contribuido tanto a fijar su territorio y a extender sus fronteras!
Pasadas las contiendas internacionales volvía Santa Cruz a su aislamiento ya su soledad.
En mil y una ocasiones reclamó de los poderes públicos la construcción de vías ferroviarias
o camineras que la vincularan con el resto del país, pero su voz clamaba en el desierto,
porque los pueblos de occidente no podían apartar la vista de sus minas. La mirada miope
de los gobernantes se detenía ante la opulencia transitoria de la plata y el estaño, y no se
conseguía divisar esa otra opulencia inexplotada de los campos ubérrimos que abarcaban
dos terceras partes del patrimonio nacional. Ante los angustiosos reclamos del oriente, los
políticos seguían respondiendo con ilusorias promesas y fáciles halagos. Pero Santa Cruz
ya iba alcanzando una sazonada plenitud y se ponía escéptica y descreída después de una
experiencia de secular abandono. Sobre la tersa superficie de la sosegada vida lugareña se
agitaban a veces ondas de impaciencia y rebeldía. Sus ansias de progreso y desarrollo no
podían verse satisfechas con escuchar elogios a la belleza de sus mujeres y oírse llamar "la
tierra del futuro".
La década 1940–1950 marcó una etapa de máxima trascendencia para el futuro de Santa
Cruz, dándose los primeros pasos conducentes a la diversificación de la economía del país
y la integración de sus diversas zonas mediante un programa de vinculación caminera. En
este período se procedió activamente a la ejecución de los tratados de vinculación

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ferroviaria suscritos con Argentina y Brasil. El tendido de rieles de los ferrocarriles
Corumbá-Santa Cruz y Yacuiba-Santa Cruz, fue seguido prontamente por la construcción
de la carretera, a Cochabamba, que venía a llenar una necesidad impostergable de
vertebración interna y a colmar un viejo anhelo cruceño. Por la primera vez, y gracias al
asesoramiento técnico y. a la ayuda crediticia de los Estados Unidos de América, se abría
para Santa Cruz una puerta efectiva de acceso hacia los mercados del interior.
En estas circunstancias se presentaba agudizado el viejo problema del atraso de Santa
Cruz. Siendo ya una región de perspectivas florecientes, con una industria petrolera en
marcha, una agricultura en creciente desarrollo y amplias posibilidades para el
establecimiento de nuevas empresas, la vieja ciudad de Ñuflo de Chávez, a un paso ya de
coronar los cuatro siglos de su existencia, ofrecía el penoso espectáculo de sus calles
arenosas y descuidadas, con un pésimo abastecimiento de aguas potables y malos servicios
de luz; carente, en fin, de las instalaciones y servicios públicos esenciales de limpieza,
pavimentación y alcantarillado qué fisonomizan a todo centro moderno. Con el propósito
inicial de corregir estas deficiencias y contribuir a la solución de los problemas económicos
y sociales inmediatos que confrontaba entonces la región del oriente, se fundó el comité
Pro-Santa Cruz. Con el transcurso del tiempo, sus objetivos se multiplicarían para dar paso
a nuevas aspiraciones y cargar con nuevas responsabilidades.
Desde su nacimiento, el Comité Pro-Santa Cruz tuvo un amplio respaldo popular y
reunió en su seno a las fuerzas vivas de la comunidad cruceña. Profesionales y obreros,
universitarios y agricultores, industriales y artesanos, unidos en patriótica hermandad, con
la intención de laborar en forma conjunta por el progreso urbano del terruño. El primer
Presidente del flamante organismo, fue el conocido industrial Ramón Darío Gutiérrez,
colaborado eficientemente por personalidades de sobresalientes condiciones intelectuales.
En los períodos subsiguientes pasaron por el mismo sitial otros personajes de relevantes
cualidades morales y culturales, como Percy Boland, h., Wálter Suárez Landívar y otros.
Empero, pronto tendría que entrar en receso tan flamante organismo que se formó
rodeado de las mejores perspectivas e interpretando las esperanzas y aspiraciones del
pueblo cruceño. El Movimiento Nacionalista Revolucionario encaramado en el poder
supremo de la nación mediante la traición del General Antonio Seleme, cercenó todas las
garantías más elementales, sabiendo que no gozaba del respaldo popular que necesitaba
para gobernar.
Una especie de catalepsia adormeció a la nueva institución cívica, agravada con la
sañuda persecución desatada contra todos los ciudadanos que no comulgaban con el
despotismo de Paz Estenssoro y sus corifeos. Muchos de ellos fueron a dar a los campos de
concentración, entre tos que se contaba el nombrado Dr. Suárez Landívar.
Todas las instituciones democráticas fueron silenciadas. Los medios de difusión y de
opinión avasallados y amarrados al carro del Apocalipsis de la tiranía imperante, ansiosa
por destruir todo lo que se oponía a la vesania movimientista. Una lóbrega noche de
pesadillas y de nostalgia envolvió a todo el pueblo boliviano. Nadie atinaba a comprender
la magnitud de tanto infortunio ni la fobia de todos los paniaguados de la dictadura,
empeñados cada uno en demostrar mayor sadismo y crueldad para escalar posiciones en la
estructura de los organismos de represión.

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Claudio San Román, el tránsfuga anónimo, con sus émulos Adhemar Menacho, Alberto
Bloomfield, Juan Pepla González, Jorge Orozco, René Gallardo y tantos otros, se
complacían con el dolor y el tormento que aplicaban a sus víctimas, mientras los hogares de
los infortunados, sufrían toda clase de privaciones, humillaciones y vigilancia de parte de
los esbirros del oficialismo. El propósito de éstos era obligar a que los ciudadanos
claudiquen en sus nobles ideales ya por las torturas materiales más inhumanas, por el
hambre o por las torturas morales que sólo ellos inventaron por primera vez en Bolivia. De
esta suerte, ni las criaturas más inocentes se salvaron de los métodos "modernos"
empleados por el MNR en función de gobierno para silenciar y aplastar a los defensores de
los derechos y las garantías democráticas consagrados por la Constitución Política del
Estado y demás leyes.
Muchos libros tendrían que escribirse y utilizar un nuevo vocabulario para relatar con
exactitud y precisión detalladas, la ola de vandalaje que desató el régimen de gobierno que
se instauró a espaldas de la nación, el 9 de abril de 1952.
A pesar de que son muchas las obras ya escritas sobre el caso particular, aún tendría que
escribirse mucho más para hacer conocer al mundo y a las generaciones del futuro, la
tragedia que vivió el pueblo boliviano en doce años de tiranía movimientista.
El objetivo del presente relato, abarca sólo una ínfima parte de esa angustiosa noche de
oprobio y de vergüenza que tuvimos que soportar todos los bolivianos, para saciar insanos
apetitos de mando y de latrocinio consumados por hijos bastardos de esta infortunada
patria.

REORGANIZACIÓN DE LA ENTIDAD MATRIZ

Terminado el primer período de tiranía que le correspondió liderizar a Paz Estenssoro, la


presión internacional hizo que el tirano tenga que convocar a elecciones generales para
renovar los poderes del Estado, aunque su maquinaria para burlar la voluntad popular ya
estaba montada de la manera más brutal. Muy a pesar suyo, el tirano tuvo que hacer cerrar
los campos de concentración que él mismo abriera por primera vez en Bolivia, para hacer
agonizar en ellos a todos sus enemigos políticos y personales. Los bolivianos todos,
creímos que ingresábamos a una etapa institucional, sin atinar a comprender que todo el
territorio patrio estaba convertido en una gran ergástula, donde la vida publica y privada se
hallaba estrictamente controlada por los organismos de represión. La verdad de esta
aseveración fue comprobada en la forma más patética por todos los bolivianos, cuando,
después del 4 de Noviembre de 1964, fue descubierto el sistema de control que ejercía la
tiranía movimientista para espiar las más íntimas actividades de la nación.
El pseudo-demócrata Siles Zuazo no pudo reabrir los campos de concentración porque
fue sorprendido en forma infraganti en tal delito, cuando 47 prisioneros que desde Santa
Cruz eran transportados por avión hasta La Paz, se amotinaron en pleno vuelo y tomando el
mando de la nave el piloto Saúl Pinto Landívar, fueron a aterrizar a suelo argentino, en
demanda de asilo político, frustrando de esta manera los diabólicos propósitos del nuevo
gobernante. Las centenas de presos que habían en la sede del gobierno y en otras ciudades
del interior, con los cuales se tenía asegurada la reapertura de esos campos de exterminio,

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tuvieron que ser deportados fuera del país, violando disposiciones terminantes contenidas
en nuestra Carta Magna que prohíben la proscripción por motivos políticos.
Pese a esas malas intenciones demostradas incontrastablemente por el presidente Siles,
los universitarios cruceños creyeron oportuno dar los primeros pasos para la reorganización
del Comité Pro-Santa Cruz, teniendo en cuenta que faltaban menos de cinco años para que
la ciudad grigotana cumpla sus 400 años de existencia, sin que se haya planeado por lo
menos la realización de sus más apremiantes obras urbanas, sistemáticamente postergadas
por gobiernos anteriores. En primer término, se eligió un Directorio Ad-Hoc presidido por
el Dr. Guillermo Weise, con la exclusiva finalidad de redactar los nuevos estatutos de la
entidad y convocar a elecciones para elegir al Directorio titular.
Efectuados los primeros pasos y previa convocatoria al efecto, el sábado 17 de agosto de
1957, en el Salón de Actos de la H. Alcaldía Municipal, se llevó a cabo el plebiscito,
resultando electas las siguientes personas: Presidente, Dr. Melchor Pinto Parada;
Vicepresidente, Samuel López Mendoza, que sensiblemente falleció muy poco tiempo
después; como Tesorero era elegido un hombre que, aunque no era cruceño, reunía
condiciones de probidad y honradez: era Dn. Jorge Urenda Trigo.
En la trilogía anterior, estaban reunidas la energía, la actividad y la honradez. Por eso
merecieron la confianza del pueblo cruceño y por eso fueron siempre respaldados en forma
unánime en todas sus demandas ante el Supremo Gobierno.
Todos ellos, de inmediato se abocaron a la ardua tarea de buscar soluciones positivas a
los múltiples problemas urbanísticos que requerían impostergable solución. Faltaban
entonces menos de cuatro años para que la capital del oriente boliviano cumpliera cuatro
siglos de existencia y ninguna obra de envergadura se había pensado construir para
entregarla en esa memorable fecha. El nuevo directorio de la primera institución cívica,
consciente de esas circunstancias y de la tremenda responsabilidad que había asumido,
inició sus actividades con el mejor entusiasmo, para lo cual instaló sus oficinas en la calle
Sucre, a media cuadra de la plaza principal, tomando como Secretario General al conocido
y prestigioso periodista Dn. Pablo Cardona.
Algunos meses atrás, la brigada parlamentaria cruceña, había hecho aprobar una ley
interpretativa del artículo 104 del Código del Petróleo, estableciendo que el once por ciento
de las regalías petroleras, debería destinarse exclusivamente para el departamento productor
de tales hidrocarburos. Dicha ley, sancionada por el Congreso Nacional, había pasado a
conocimiento del Presidente Siles para su promulgación, pero éste pese al tiempo
transcurrido, deliberadamente la retenía en su poder, sin promulgarla ni vetarla.
El nuevo directorio del Comité Pro-Santa Cruz, creyó de su deber, como paso previo para
gestionar la iniciación de las obras urbanas, solicitar al Presidente de la República la
promulgación de tan importante ley. Para ello, hizo llegar una invitación al Primer
Mandatario para que se hiciera presente en Santa Cruz, a objeto de presidir los festejos
cívicos del 24 de Septiembre, fecha ésta que se hallaba próxima, encareciéndole que como
homenaje al aniversario cruceño, el pueblo esperaba que promulgara la ansiada ley
interpretativa.
Siles Zuazo, no solamente rechazó tan gentil invitación, sino que también se negó
obstinadamente a promulgar la mencionada disposición legal. Posteriormente prefirió
llamar a La Paz a delegados del Comité para discutir con ellos, en mesa redonda, los
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alcances de esa ley. Muy poco fue lo que se obtuvo de ese cónclave, donde el mandatario
dictatorialmente quiso imponer su voluntad, poco favorable para los intereses cruceños. Fue
allí donde el presidente de los bolivianos demostró su antagonismo contra Santa Cruz,
vertiendo conceptos calumniosos e injuriosos contra la dignidad del pueblo cruceño,
conceptos éstos que fueron airadamente rechazados por los representantes cruceños, de
modo muy especial por el historiador ya desaparecido Dn. Humberto Vásquez Machicado,
con argumentos irrefutables.
De este modo, se abría un profundo abismo entre la entidad matriz de Santa Cruz y el
gobierno de Siles Zuazo, provocado precisamente por este mandatario irresponsable. Por su
parte, elementos cruceños que desempeñaban altas funciones gubernamentales, se
encargaban de atizar la hoguera, malquistando a los componentes del Comité con el
referido mandatario mediante intrigas interesadas que proporcionaban al gobierno cómodo
asidero para su campaña de difamación contra la capital del oriente, al mismo tiempo que
ellos ganaban nuevos galardones en la escala gubernamental, aunque para ello tengan que
desempeñar el execrable papel de los Judas modernos.
El periódico oficial "La Nación", bajo la dirección del cruceño Heberto Añez, desde la
sede del gobierno destilaba todo el veneno de que era capaz un elemento que ya
anteriormente había traicionado a su patria en la Guerra del Chaco, pasándose a
filas enemigas, circunstancia por la cual, estuvo a punto de ser fusilado por su delito de
traición. El propósito ahora de la prensa oficialista, era malquistar a los cruceños ante los
demás departamentos hermanos, para que cualquier invasión punitiva o acto de represalia
contra Santa Cruz, mereciera amplio respaldo de todo el país. Edil Sandóval Morón, otro
hijo espurio de este pueblo, desempeñaba las funciones de Ministro de Agricultura, aunque
su capacidad estaba muy por debajo de esa alta investidura y que de no haber sido su
servilismo político e incondicional, jamás hubiera podido llegar a esa alta situación. La
largueza del presidente Siles para designarlo en esa jugosa sinecura, tenía que ser
recompensada por él con sus bien aprendidas genuflexiones y prestándose a toda la maraña
de intrigas y calumnias contra su propio pueblo. Nada importaba para él desempeñar el
papel de Judas. Lo importante era servir al partido que con antelación los había educado en
la escuela de las delaciones, las intrigas, felonías, calumnias y traiciones, aunque fuera
contra su propia madre. Para los buenos movimientistas, primero estaba el interés partidista
y de camarilla, antes que la felicidad de la patria.

MÁS CALUMNIAS CONTRA SANTA CRUZ

En el mes de octubre del mismo año de 1957, el Dr. Carlos Valverde Barbery,
organizaba en la capital oriental la Unión Juvenil Cruceñista, compuesta por todos los
hombres y mujeres de cualquier condición social y edad, que se hallen dispuestos a luchar
por su pueblo. Esta agrupación sería la fuerza motriz del Comité Pro Santa Cruz. Ese
mismo mes, la Federación de Transportistas "16 de Noviembre", a través de sus dirigentes,
había solicitado que las maquinarias que poseía YPFB en la localidad de Cotoca,
permanezcan aún en esta ciudad, aunque fueran como alquiladas, para efectuar con ellas
algunos arreglos de nuestras calles que no parecían tales. Esta maquinaria consistía en
algunos tractores, motoniveladoras, etc.

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No obstante esta solicitud, las autoridades nacionales de la entidad del petróleo,
dispusieron que las mismas sean trasladadas subrepticiamente a la ciudad de La Paz.
Olvidaban esas autoridades que era de Santa Cruz de donde se extraían los hidrocarburos
que a ellas les proporcionaban cuantiosos emolumentos. Empero, anoticiados los dirigentes
de los transportistas, en colaboración con el mismo pueblo, se incautaron de dichas
maquinarias y las condujeron en ruidosa manifestación hasta la plaza "24 de Septiembre",
donde las convirtieron en tribunas populares para dirigirse al pueblo que en breves instantes
se había conglomerado en ese lugar público, haciendo entrega a las autoridades edilicias de
dichas maquinarias, para que con ellas inicien las obras de reparación de nuestras calles y
algunos caminos de acceso a la ciudad.
Las relaciones entre el gobierno de Siles Zuazo y el pueblo cruceño, representado por sus
instituciones cívicas, había llegado a un grado crítico. Mientras las exigencias acrecentaban
para la promulgación de la mentada ley interpretativa, el gobierno central más se
empecinaba en arreciar sus calumnias e intrigas contra Santa Cruz. Estas encontraron
suficiente pretexto en la incautación de maquinarias de Y.P.F.B., y sin detenerse ni un sólo
instante a meditar sobre las consecuencias, el Poder Ejecutivo en fecha 28 de octubre,
dictaba Estado de Sitio en todo el territorio nacional, argumentando para ello, de la manera
más irresponsable, que en la ciudad de Santa Cruz se había producido un movimiento
separatista.
El pueblo cruceño vibró de indignación ante tan criminal sindicación. Ningún otro
departamento de Bolivia había merecido tal calificativo cuando reclamó en justicia lo que
legalmente le correspondía. Sólo a Santa Cruz que lo había dado todo a la patria, se le
endilgaban los peores calificativos, por exigir la construcción de las obras de alcantarillado,
pavimentación, aguas potables y luz eléctrica, que todos los demás departamentos
hermanos del interior ya las tenían. Reunidos todos en la plaza principal en cabildo abierto
la noche del 31 de octubre, decretaron paro general de todas las actividades públicas y
particulares por el espacio de 48 horas, en protesta por tan censurable sindicación.
A la sazón, desempeñaba las funciones de Prefecto del Departamento el General de
Ejército Froilán Calleja Castro que fuera designado pocos días antes, en reemplazo del Dr.
Alcibiades Velarde Ortiz y que también formara parte de toda la maraña tejida por el
gobierno movimientista contra Santa Cruz. El Alcalde de la ciudad era el dirigente de
choferes Adán Weber Salvatierra.

EL PUEBLO CRUCEÑO DESTRUYE CONTROL POLÍTICO

El mismo día 31 de octubre llegaba a la capital oriental, el Ministro de Agricultura, Edil


Sandóval Morón, enviado especialmente por el Presidente Siles con instrucciones nada
halagadoras, según se pudo comprobar después.
Los oradores del Cabildo Abierto, haciéndose eco del clamor del pueblo cruceño,
insistentemente reclamaron la presencia del Prefecto del Departamento, pero éste,
obstinadamente se negó a obedecer el mandato de su propio pueblo.

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A la mañana siguiente, o sea el primero de Noviembre, la Unión Juvenil Cruceñista
destacó sendas comisiones con el propósito de hacer cumplir el paro decretado la noche
anterior. Teniéndose conocimiento de que en la Casa del Pueblo se trabajaba normalmente,
desohedeciendo lo determinado por el Cabildo Abierto como autoridad soberana, una de
esas comisiones se hizo presente ante el despacho del Alcalde, para solicitarle que disponga
el cierre de todas sus dependencias. La autoridad edilicia
accedió a lo solicitado, pero cuando se bajaban los miembros
de dicha comisión, en el primer piso fueron sorprendidos por
nutridas ráfagas de ametralladoras que les hacían los
milicianos y agentes del Control Político que tenía instaladas
sus oficinas al fondo del edificio comunal, en el segundo
piso. Uno de ellos, el joven Jorge Roca Pereyra, fue
alcanzado por un disparo de fusil en el pecho que lo dejó
tendido para siempre, al pie de la escalera de acceso al
despacho del Alcalde, a pocos metros de la puerta principal.
Sus acompañantes tuvieron que ganar pronto la calle para
salvar sus vidas ante el nutrido tiroteo que continuaba, en
cumplimiento de las instrucciones del malhadado Ministro de
Agricultura, quien había agregado lo siguiente: "A este
pueblo de tierra, hay que convertirlo en polvo".
Esa era la filosofía de todos los funcionarios venales que
incondicionalmente y sin medir los alcances de sus
servilismos, colaboraron con el gobierno del MNR, para
aplastar y humillar a Santa Cruz, postergando
indefinidamente la realización de sus más caros anhelos.
Indignado el pueblo cruceño por tan cobarde crimen, rodeó Jorge Roca Pereyra
el Ayuntamiento, evitando la fuga de todos los esbirros de Asesinado en Control Político el 1° de
noviembre de 1957 por milicianos que
Control Político que imediatamente fueron cayendo en manos cumplían órdenes de Edil Sandóval
de la población. Sensiblemente el jefe de ese oprobioso Morón, Ministro de Agricultura del
organismo, él conocido sayón Adhemar Menacho, logró gobierno de Hernán Siles Zuazo
salvarse milagrosamente por haberse quedado en su casa esa
mañana ante el temor de que se produzcan los hechos que después se desencadenaron. De
no haber ocurrido así, quizás allí hubieran terminado todas sus correrías, aunque también es
posible que la nobleza del pueblo le haya perdonado todas sus atrocidades. Al día siguiente
huía despavorido de Santa Cruz vestido de chola; sólo tuvo que ponerse la pollera, porque
el temperamento lo llevaba en la sangre y en sus instintos atávicos.
Enardecida la multitud que se encontraba colmando toda la plaza "24 de Septiembre", se
dirigió al edificio de la Prefectura del Departamento, exigiendo la presencia del General
Calleja, quien tuvo que salir a los balcones para tratar de calmar esos ánimos exasperados
por la sangre que se acababa de verter. En forma unánime fue sindicado de ser cómplice
directo y corresponsable de la vida que se había truncado, en su condición de primera
autoridad del departamento. Mediante reiteradas rechiflas se le habían rechazado todos los
argumentos que esgrimía para deslindar su responsabilidad y formando coro se le exigía
que renuncie en el acto. Exasperados los nervios del representante del Poder Ejecutivo,
frente a una multitud indignada, desenfundó su revólver e intentó llevárselo a la sien con

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propósitos suicidas, pero sus nervios lo traicionaron e hicieron que el arma se le cayera de
las manos y .fuera a dar precisamente a poder de esa muchedumbre que lo insultaba y lo
rechiflaba en forma por demás azarosa. Nunca más se tuvo noticias ni se supo quien fue el
afortunado con dicho revólver. Un amigo personal suyo, se encargó de tranquilizarlo e
introducirlo nuevamente en su despacho prefectural.
La Policía de Seguridad no se atrevió a intervenir ni en favor de los sabuesos, ya
prisioneros, ni tampoco para disolver a esa multitud que puso en tan duros aprietos a la
primera autoridad del departamento que creyó encontrar la solución en el suicidio. La
Unión Juvenil Cruceñista, convertida en organismo ejecutor del Comité Pro-Santa Cruz,
fue la que tomó a su cargo a los numerosos agentes de Control Político que fueron
capturados esa mañana, los mismos que se los presentó en público; frente a un Notario de
Fe Pública declararon que ellos habían recibido instrucciones de Edil Sandóval Morón para
ametrallar al pueblo, el mismo que se encontraba refugiado en el recinto policiario, desde
donde dirigía las operaciones de represión contra la población oriental.
Identificado el victimador de Jorge Roca y sindicado en esa forma por sus mismos
"compañeros", resultó ser el moronista Gregorio Pérez; el hermano de aquel se encargó de
vengar esa muerte, descargando los seis tiros de su revólver sobré el asesino. Después
desapareció sin conocerse su paradero.
¡Ejemplar actitud de verdadero hermano!

PERSISTENTES PROVOCACIONES DEL GOBIERNO

Pese a que el gobierno tenía pleno conocimiento de la forma cómo se produjeron los
hechos que hemos relatado, el diario oficialista "La Nación", con su director Añez, no
desperdició la oportunidad para endilgar a Santa Cruz todos los más bajos calificativos,
distorsionando maliciosamente la verdad de todo lo ocurrido.
El pueblo cruceño temió una invasión de mercenarios para consumar lo que había
amenazado Edil Sandóval Morón, en su calidad de representante del gobierno de Siles
Zuazo. Afortunadamente no se produjo por el momento.
El día 2 de Noviembre se hizo presente en la capital cruceña el propio Presidente de la
República, con el propósito de acallar el clamor popular en demanda de sus obras de
urbanización. Acompañado de todos sus lebreles y guardaespaldas como Rubén Julio,
Morales Guillén, Callejas y otros incondicionales del régimen, se presentó en los balcones
de la Prefectura del Dpto. para dirigirse a una multitud de más de 15.000 personas que se
hallaban conglomeradas en la histórica plaza "24 de Septiembre". El atrevido Mandatario
inició su discurso con términos impropios para su alta investidura, en la creencia de que se
hallaba en algún centro minero o núcleo rural de campesinos analfabetos, donde
acostumbraba tratar en la forma más despiadada a esa desventurada gente. Usando esta vez
de las mismas imposturas, apostrofó a los cruceños allí reunidos, sindicándoles de "mal
agradecidos, díscolos, simuladores y mixtificadores de la opinión mayoritaria do Santa
Cruz" que, según él, le era sumisa y obediente. El público allí reunido reaccionó de
inmediato e interrumpiendo su desbocada oratoria lo repudió con una ensordecedora e
intermitente rechifla que sólo pudo ser acallada por el Presidente del Comité Pro-Santa

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Cruz. Dr. Melchor Pinto Parada, que se hallaba igualmente en los balcones del edificio
prefectural, al lado del orador interrumpido. El nombrado patricio se encargó de refutar con
argumentos incontrovertibles, todas y cada una de las falsas aseveraciones del Presidente de
la República. Terminó su discurso con frases corteses pero severas para el prepotente
Mandatario boliviano. En esta oportunidad hizo alarde de una oratoria que realmente era
desconocida en él. El público lo premió con un estruendoso aplauso, mientras que para el
otro orador, sólo hubiera rechiflas y silbatinas que jamás había soportado el referido
gobernante. Para completar la humillación de Siles Zuazo, el dirigente cívico de los
cruceños, le pidió a todo el gentío allí congregado que por hidalguía brindara un aplauso al
Presidente de la República, pero la respuesta rotunda y categórica fue otra rechifla y nuevas
silbatinas tan humillantes como las anteriores. ¡Terrible bofetada para quienes abusan del
poder político y dura lección para todos los déspotas!
El Presidente de los bolivianos, conjuntamente con todos sus corifeos comprendieron que
se hallaban frente a una situación muy comprometida y que sus vidas corrían serio peligro.
Temblorosos de pánico ante esa multitud enardecida, se vieron precisados a solicitar
garantías al Presidente del Comité Pro-Santa Cruz en la seguridad de que sólo él podía
salvarlos de tan tremenda situación. El generoso dirigente cívico mandó colocar un camión
con su motor encendido en dirección del portón principal del recinto policiario, hacia donde
se encaminaron todos ellos por el interior del mismo edificio para subir presurosos a dicha
movilidad sin ser vistos por el público. El Dr. Pinto Parada se acomodó también en la
cabina del vehículo, al lado del tembloroso mandatario y velozmente partieron en dirección
de la casa del señor Mario Bonino, donde la comitiva oficial permaneció dos horas. Al
atardecer se dirigió al Ingenio Azucarero de Guabirá, donde permaneció 24 horas,
retornando finalmente a la ciudad de La Paz, no sin antes proferir toda clase de blasfemias
y amenazas contra Santa Cruz y las personas que encarnaban sus aspiraciones. Lo hizo en
la seguridad de que contaba con la incondicional colaboración de tantos malos cruceños,
como también con los dineros del erario nacional y la infortunada participación de las
Fuerzas Armadas de la Nación.
La campaña de difamación continuó por parte del oficialismo y esporádicas
provocaciones que efectuaban los esbirros movimientistas. ,
En ausencia de Luis Sandóval Morón que era el jefe del Comando Departamental del
MNR que, como premio a su ferociad e incondicionalidad, había sido enviado como
miembro de la representación de Bolivia ante las Naciones Unidas, había asumido
interinamente tales funciones el Dr. Pedro Ribera Méndez.
El más alto foro jurídico de todas las naciones era humillado con la presencia de un
personaje de tales antecedentes como Sandóval Morón.
Siles Zuazo creyó conveniente hacerlo traer con suma urgencia, por considerar que sería
el mejor instrumento para aplastar la rebeldía del pueblo cruceño, conocedor del servilismo
y el profundo odio que profesaba a su pueblo que le provenía de viejos ancestros, con todos
sus resentimientos sociales que lo tipificaban como al elemento ideal para desempeñar las
más innobles acciones.
En virtud a ese llamado, el 28 de Noviembre llegaba nuevamente a Santa Cruz Luis
Sandóval Morón, con ánimos predispuestos para desatar toda clase de violencias y
venganzas personales. Acudieron a recibirlo en el aeropuerto todos los áulicos de la tiranía,

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ansiosos de tener un jefe que capitanee todos sus desmanes y tropelías. Esa misma tarde el
"ilustre" recién llegado fue objeto de una recepción en la casaquinta del Dr. Pedro Ribera
Méndez, donde corrieron bebidas espirituosas en abundancia, se lanzaron amenazas de
grueso calibre contra los dirigentes del movimiento cívico cruceño y se caldearon los
ánimos para acciones de hecho que se producirían casi de inmediato.
Una vez que habían ingerido bastante alcohol y cuando ya era algo más de las once de la
noche, Sandóval Morón y su pandilla de forajidos embriagados, se lanzaron a la» calles en
busca de posibles víctimas para desahogar su fobia anticruceñista. Al no encontrar nadie
por las calles, se dirigieron directamente al local del Club Social "24 de Septiembre",
ubicado en la esquina sud-oeste de la plaza principal, a menos de veinte metros del recinto
policiario, donde en esos momentos se celebraba una de promoción de bachilleres del
Colegio Alemán de esta ciudad.
Entrando violentamente en el edificio los belicosos movimientistas, trataron de dispersar
a todos los presentes, agrediendo con golpes de puño « muchos de ellos, siii que
previamente hubiera existido antecedente alguno, pero no tuvieron en cuenta que todos
ellos reaccionarían con energía para castigar a los gratuitos provocadores que finalmente
tuvieron que emprender desordenada fuga.
Los guardianes del orden que se hallaban a pocos pasos, como ya dijimos, ninguna
actitud asumieron para evitar estas provocaciones. Ellos sólo eran espectadores y nada más.
El pueblo que estaba decidido a castigar a todos los Judas que por jugosos emolumentos
no vacilaban en oponerse a sus justas conquistas; relizaba manifestaciones públicas para
protestar por las actitudes provocativas y anticruceñistas de esos paniaguados. Estas
manifestaciones se hallaban acaudilladas por la Unión Juvenil Cruceñista que en esos
momentos encarnaba todas las aspiraciones de Santa Cruz y al mismo tiempo representaba
la fuerza viril qu exigía la cristalización de las demandas cruceñas. Se hallaba conducida
por el distinguido farmacéutico Carlos Valverde Barbery.
La mañana del 6 de diciembre, el pueblo fue sorprendido con la ingrata información de
que esa madrugada, fuerzas moronistas habían colocado una carga de dinamita en una
ventana exterior de la casa del Sr. Alfredo Pinto Landívar, sobrino del Presidente del
Comité Pro-Santa Cruz, situada en la calle Murillo.
Aunque la explosión no ocasionó ninguna desgracia personal, se pudo advertir
claramente cuáles eran las vandálicas intenciones de los sayones del gobierno que
capitaneaba Sandóval Morón, quienes de todas maneras buscaban un enfrentamiento
violento entre el pueblo cruceño y las fuerzas pretorianas de la dictadura imperante,
proporcionándole a ésta un pretexto para avasallar a Santa Cruz y aplastar indefinidamente
sus aspiraciones de progreso.
La ciudadanía toda se lanzó indignada a la plaza principal para protestar vehementemente
por este criminal e inaudito atentado y exigir de las autoridades el inmediato castigo para
sus autores.
Tres días antes, o sea el 4 de diciembre, había sido sustituido el General Calleja en la
Prefectura del Departamento, por otro militar más incondicional y dócil a los propósitos del
gobierno: era el General Luis Rodríguez Bidegaín. Como Jefe de Policía había sido

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posesionado el Mayor Wálter Bacarreza Flower, por influencias de Sandóval Morón. En
la Casa del Pueblo se encontraba el Sr. Celso Añez Gil.
Todo ese equipo de nuevas autoridades cruceñas, juntamente con el jefe del Comando del
MNR, formaban un todo armónico acorde con las pretensiones del Poder Ejecutivo.
La presencia de numeroso público en la plaza principal, incomodó a las autoridades y el
jefe de Policía dispuso que sean arrestados algunos miembros de la Unión Juvenil
Cruceñista, pero la inmediata reacción del resto de la población impidió que se consumara
un atentado más, cuando lo que correspondía a la institución policiaria era detener a los
autores de la explosión dinamitera de esa madrugada poniéndolos a disposición de la
justicia ordinaria. En vano el flamante Prefecto del Departamento prometió al pueblo
aglutinado en la plaza, dar con los autores y aplicarles las sanciones que establecen las
leyes.
Fue preciso que patrullas de la Unión Juvenil Cruceñista se movilicen para dar con el
paradero de la pandilla de foragidos, ya que la Policía se hallaba cruzada de manos.
En horas de la tarde se tuvo conocimiento fidedigno de que Sandóval Morón y su banda
de asaltantes, se hallaban atrincherados en el lado oeste de la ciudad. Ante la pasividad de
las fuerzas del orden, algunos miembros de las instituciones cívicas que disponían de sus
armas particulares, se movilizaron espontáneamente para atacar a la fiera en su propio
cubil.
Desde las últimas horas de la tarde se produjo una verdadera batalla campal entre la
juventud cruceña y las hordas gubernistas que dirigía Luis Sandóval Morón. Aunque éstas
disponían de un crecido arsenal para resistir a un ejército, aquella sólo contaba con el fervor
cívico y el valor temerario de todos sus componentes que con sus escasas armas
contestaban en forma intermitente. Durante toda la noche del 6 de diciembre se prolongó el
combate entre ambas fuerzas. La juventud cruceña hacía prodigios de valor permaneciendo
inmutable en sus posiciones sin retroceder ni una línea, pese a la intensa llovizna que cayó
en horas de la madrugada. La nota más simpática la constituyeron las damitas cruceñas que
desafiando el mortífero fuego de la pandilla moronista, llegaban hasta las mismas
posiciones de los combatientes cruceños, llevándoles municiones, refrescos, sandwiches, y
más que todo, sus palabras de aliento en tan cruciales momentos en que aquellos jugaban la
vida por defender a su pueblo. Esas damas cumplieron un brillante y abnegado papel en
esas circunstancias y desde estas páginas no podemos menos que rendir el homenaje de
gratitud y admiración a que se hicieron acreedoras por ese acto de valentía.
El intenso tiroteo entre ambos bandos se prolongó durante toda la mañana del día 7. El
Prefecto del Departamento había prometido contribuir con las tropas del ejército
acantonadas en el Ingenio Azucarero de Guabirá, para capturar a Sandóval Morón o
expulsarlo de sus posiciones. Empero, más o menos a las once de la mañana, se informó
que las tropas que habían venido de dicho ingenio se encontraban detrás de la línea de
combate, haciendo el ridículo papel de simples espectadoras. El pueblo que en esos
instantes se hallaba reunido en la plaza principal escuchó con indignación esa información
y desde ese momento se convenció una vez más que no podía confiar en otras fuerzas que
no sean las suyas propias. Como los miles de ciudadanos que allí se encontraban, carecían
de armas para ir a sumarse a los jóvenes que en esos momentos ponían el pecho al enemigo
del progreso cruceño, se abalanzaron contra el recinto policiario con manifiestas

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intenciones de asaltarlo para proveerse por lo menos de un fusil cada uno. Como esta
resolución irreflexiva constituía una actitud suicida, ya que las fuerzas que se llamaban del
orden para esto sí estaban preparadas, fue necesaria la enérgica intervención del Presidente
del Comité Pro-Santa Cruz, Dr. Melchor Pinto Parada, a fin de evitar mayor derramamiento
de sangre, si en el mismo momento se pudo evidenciar que en el patio de la institución
policiaria, frente al portón principal, se hallaba emplazada una ametralladora pesada para
barrer a todos los que traspusieran los umbrales de ese
recinto. Los ánimos se enardecían de momento a
momento y muchos jóvenes por su propia cuenta
tuvieron que munirse de sus respectivas armas para
sumarse al grupo de combatientes.
A las tres de la tarde, caía fulminado por un disparo
de fusil de las tropas moronistas el joven
Gumercindo Coronado Zambrana, al final de la
Avenida Landívar, a escasos metros de la Avenida de
Circunvalación externa donde posteriormente se
levantara un monumento a su memoria. Este hecho
colmó de excitación y de furia a toda la población
que, aunque desprovista de armas, se lanzó en forma
suicida contra las hordas que acaudillaba Sandóval
Morón. Tan extrema como temeraria determinación
hizo estremecer de terror a los mercenarios que de
inmediato se dieron a la fuga en la forma más
desordenada, dejando algunas de sus pertenencias,
armas y municiones. Muchos de ellos, al intentar
cruzar el río Piraí que se hallaba con mucho caudal,
fueron arrastrados por la corriente, sin que nunca más
se sepa de ellos; a Luis Sandóval tampoco le
importaba la suerte de sus seguidores. Otros fueron
aprehendidos por los grupos de persecución, los
mismos que en las últimas horas de la tarde, Gumercindo Coronado Zambrana
comenzaron a llegar fuertemente custodiados a la Asesinado en San Luis el 7 de diciembre de
plaza principal, donde el pueblo quiso desahogar con 1957 por las milicias de Luis Sandóval Morón,
ellos su encono por la muerte de Coronado Zambrana. Jefe del Comando Departamental del MNR

Nuevamente fue necesaria la intervención del Dr.


Pinto Parada para evitar que fueran linchados esos prisioneros.
Ante la gravedad de la situación por la que atravesaba el pueblo cruceño, el Presidente
del Comité Pro-Santa Cruz, Dr. Melchor Pinto Parada, dirigió un enérgico mensaje
radiográfico al Presidente de la República, Dr. Hernán Siles Züazo y al Ministro de
Gobierno, Dr. José Cuadros Quiroga, concebido en los siguientes términos:
"Comité Pro-Santa Cruz que auna todo pueblo cruceño, responsabiliza al actual gobierno
nacional por desgracias sufridas y las que vendrán, debido haber enviado Sandóval
Morón para masacrar, dinamitar y destruir Santa Cruz con armamento, munición y seis
millones que condujo en avión TAM (Transportes Aéreos Militares), el nuevo jefe
Policía Mayor Bacarreza Flower al servicio incondicional de Morón. Si gobierno desea

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destruir este pueblo noble, con delito genocidio, denunciaremos ante mundo entero la
repetición nueva Hungría en Sudamérica, desoyendo clamoroso pedido de un pueblo
indefenso. Atentamente, Dr. Pinto Parada, presidente Comité ProSanta Cruz". (El
Diario", 9–XII–57, pág. 5).

HUELGA DE HAMBRE DE DAMAS CRUCEÑAS

Mientras nuestros jóvenes, colaborados por la Federación de Ex-combatientes y |la


Federación de Transportistas "16 de Noviembre", hacían frente al enemigo con |sus escasas
armas en el extremo oeste de la ciudad conforme lo hemos referido, más de 100 damas
cruceñas voluntariamente decidieron ingresar en Huelga de hambre en el Salón de Actos de
la H. Alcaldía Municipal, con el propósito de exigir al Supremo Gobierno la concesión de
garantías y el retiro de Santa Cruz de Luis Sandoval Morón, para poder vivir en paz y
tranquilidad como pueblo civilizado. Esas damas, encabezadas por la Dra. Elffy Albrecht,
Presidenta de la Unión Cruceñista Femenina, eran las siguientes: Gisela Bruun, Alicia de
Cerruti, Yolanda de Landívar, Yula de Flores (hoy esposa del Dr. Mario Franco), Isabel de
Vaca Rivera, Carmen de Rivero, Ana de Tufiño, María Luisa de Durán, Marcela Amelunge
de Bruun, Martha Amelunge de Rojas, Mary de Méndez, Aída Urgel de Ribera, Estela
Vincenti de El-Hage, Pura Pedraza, Martha Cronenbold, Ernestina Justiniano, Aurora de
Egüez, Nestoria Castro, Elena de Boucher, Alcira Orellana, Nancy Roca, Lidia Ibáñez,
Doris Egüez, Lidia Hurtado de Torrico, Marlene Boucher, Carmen Schwann, Carmen
Pedraza, Yudy Schwann, Marcela Paz, Sonia Velasco, Teresa Paz, Nancy Tarabillo,
Adriana Candia, Mildred Coulthard, María Luisa Castro de Gutiérrez, Leticia V. de
Gutiérrez, Dolly Coulthard, Tota Serrate (hoy esposa del Ing. Hunter), Celia Vargas de
Vincenti, Shirley Coulthard, Miriam Vargas Gil, Silvia Vaca, Emelda Candia, Lila Gómez,
Margot Ortiz Mercado, Asunta Ulloa, Chinga Moreno, Marlene Vargas, Emma Ulloa,
Miriam Jordán, Nancy Velarde, Elena Salvatierra, Blanca Chávez, Gladys de Guzmán, Rita
de Díaz, Dora Salvatierra, Aura de Mercado, Rose Marie Anze, Esther Wichtendahl,
Virginia Pérez, Leida Suárez, Lucrecia Justiniano, Marina Pérez, Juana de Montero,
Roberta Ipamo, Elvira Roca, Datty Roca y muchas otras más.
Algo insólito en las cacareadas buenas intenciones de Siles Zuazo para solucionar el
difícil problema del pueblo cruceño fue que, cuando se produjeron los trágicos sucesos que
acabamos de relatar, en lugar de enviarse al Ministro de Gobierno para que investigue con
mayor autoridad todo lo ocurrido y sancionar a los verdaderos culpables, el Primer
Mandatario envió al Canciller Manuel Barrau Peláez para que observara lo ocurrido. Sólo
pudo ver el cadáver de Coronado Zambrana velándose en el Salón de Actos de la H.
Alcaldía Municipal, con Guardia de Honor que le hacían hombres de toda edad y condición
social. Un grupo de furiosas damas condujeron casi a la fuerza al nombrado dignatario de
Estado para que constate en la forma más patética la obra de su gobierno.
El periódico oficial "La Nación" y Radio Illimani, tergiversaban a su humor los
acontecimientos que hemos referido, preparando paulatinamente una invasión punitiva que
realizaría el gobierno para aplastar la rebeldía del pueblo cruceño y sus justas aspiraciones.

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PROMULGACIÓN DE LA LEY INTERPRETATIVA

Como consecuencia de la última comisión enviada a la ciudad de La Paz, llamada por el


Gobierno, integrada por el Dr. Humberto Vásquez Machicado, la Dra. Elffy Albrecht y
otros, el Primer Mandatario, al apoyo de las facultades extraordinarias que le había
concedido el Congreso Nacional, el día 13 de diciembre, pocos días después de los
sangrientos sucesos en que perdió la vida Gumercindo Coronado Zambrana, promulgaba la
ley interpretativa del art. 104 del código del Petróleo, aunque con algunas modificaciones
que cercenaban los ingresos de Santa Cruz por la explotación de sus hidrocarburos.
Corresponde aclarar que ya durante el gobierno del malogrado Presidente Busch, la H.
Convención Nacional había sancionando la ley de 15 de junio de 1938, promulgada por el
referido mandatario, mediante la cual se reconocía el 11 por ciento de la explotación
petrolera, en favor de los departamentos productores. Sin embargo, desde esa fecha el
organismo estatal del petróleo, vale decir Y.P.F.B., no había cancelado ni un sólo céntimo
por dicho concepto al Tesoro Departamental de Santa Cruz. .
En consecuencia, correspondía también ahora obtener que la indicada entidad estatal
cancele, o por lo menos reconozca, su deuda al erario departamental por el indicado
concepto. De lo contrario, constituiría una burla más para el pueblo oriental.
Con este motivo, el Comité Pro-Santa Cruz designó una comisión contable compuesta
por los contadores Aníbal Miserendino Céspedes y Sergio Moreno, encargada de efectuar
una liquidación de todo el monto adeudado por la entidad nombrada al Tesoro
Departamental de la capital cruceña, en su calidad de agente de retención de ese porcentaje
en favor de Santa Cruz.
Después de un arduo trabajo, los nombrados contadores emitieron su respectivo informe,
mediante el cual se establecía que por el concepto de regalía, Yacimientos Petrolíferos
Fiscales Bolivianos adeudaba a Santa Cruz la importante suma de 2.240.000.- dólares
americanos, equivalentes a algo más de veintiseis millones de pesos bolivianos. Puesta en
consideración de los personeros de dicha institución la anterior cantidad, éstos la aceptaron
sin mayores observaciones, aunque no hicieron ninguna oferta de pago. De todas maneras,
se había dado un paso positivo al conseguir que la institución estatal del petróleo,
reconozca su deuda en favor de este departamento. Corresponde aclarar que en este caso,
Y.P.F.B., que hacía sólo de agente de retención, de ningún modo pudo haber dispuesto ni
menos malversado los recursos provenientes de las regalías que por ley correspondían a los
departamentos productores de hidrocarburos.
No obstante haberse zanjado las circunstancias que dieron motivo a tan graves
divergencias y a que corriera sangre cruceña, vertida por el odio movimientista y el
ensañamiento del gobierno central, las relaciones entre la máxima entidad cívica de Santa
Cruz y el gobierno de Siles Zuazo, no eran cordiales, el abismo surgido entre el Comité
Pro-Santa Cruz y el partido oficial, se hacía cada vez más profundo. Los dirigentes y
militantes de ese partido político, eran vistos con desprecio por toda la población, por su
obstinada oposición a toda conquista en favor del pueblo cruceño.
Con ocasión de la visita que realizara a la capital oriental el Presidente argentino Pedro
Eugenio Aramburu, en la segunda quincena del mes de diciembre de ese mismo año para

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efectuar la inauguración del Ferrocarril Yacuiba-Santa Cruz, el Presidente Siles que vino
también a esta ciudad para el mismo acto y para entrevistarse con su colega argentino, fue
objeto de un nuevo desprecio por el pueblo cruceño que acudió a la llegada de ambos
mandatarios. Mientras el primero era objeto de toda
clase de aclamaciones y vítores que se lanzaban a su nombre, el gobernante boliviano era
victima de una nueva rechifla. Siles masculló sórdidamente esta otra afrenta y planeó
fríamente su cruel venganza.
Ante la despavorida fuga de Luis Sandóval Morón con toda su pandilla, otros
movimientistas camuflados muy hábilmente desplegaban intensa actividad, preparando
nuevas horas de angustia y de salvajismo en contra de su propio pueblo. Abusando en grado
sumo de la generosidad del pueblo cruceño, elevaban minuciosos informes ante el Poder
Ejecutivo de todas las determinaciones de la principal organización cívica, teniendo
especial cuidado en indicar nombres de quienes colaboraban con ella. Hombres y mujeres,
haciéndose pasar por fervientes unionistas o comiteístas, se habían incrustado en esas
instituciones para conocer sus actividades y denunciar sigilosamente a sus principales
dirigentes.
Frente a la imposibilidad de desarrollar sus actividades públicamente, por la aversión
popular que se habían ganado, los movimientistas que no habían huido, optaron por
organizar un Comando de Emergencia integrado por los siguientes: Omar Chávez Ortiz,
Carlos Correa Villarroel, Julio Nery Escalante, Julio Calvo Cronenbold, los hermanos Hugo
y Guillermo Menacho Carrillo y algunas otras mujeres más, de muy mala reputación moral
en la ciudad y que sólo ellas podían prestarse de Judas contra su propio pueblo.
El mencionado organismo funcionaba en la clandestinidad por los razones anteriormente
expuestas, tomando contacto con otros dirigentes movimientistas de Cochabamba y La Paz,
como también con autoridades gubernamentales. Luis Sandóval Morón había fijado su
residencia en la primera de las ciudades nombradas y, desde allí no cesaba en sus
maquinaciones, preparando una invasión punitiva contra Santa Cruz para echar al traste
todas sus legítimas aspiraciones de superación y progreso. Periódicamente hacia sus
avances hasta Comarapa, Mataral o Samaipata, «para reunirse con los integrantes del
llamado Comando de Emergencia que hemos citado, los mismos que desde esta ciudad
acudían allí para coordinar actividades e informar de sus labores quintacolumnistas dentro
de las organizaciones cívicas cruceñas.

REVOLUCIÓN FALANGISTA DEL 14 DE MAYO

El descontento nacional contra el régimen movimientista cada vez más creciente, era
capitalizado por Falange Socialista Boliviana que desde 1952 había sufrido las peores
persecuciones de la tiranía impuesta en Bolivia, constituyéndole en el abanderado de la
oposición boliviana contra el gobierno imperante.
La mayoría de los dirigentes falangistas que habían sido deportados al Paraguay y la
Argentina, después de los sangrientos sucesos del 22 de septiembre de 1956,
clandestinamante habían ingresado al país para tramar una revolución contra Siles Zuazo.
Únzaga de la Vega, el infatigable conspirador contra la dictadura del MNR, había

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conseguido también ingresar al territorio nacional por la frontera brasilera y luego
atravesando casi todo el departamento de Santa Cruz, llegó a La Paz. Desde su refugio,
primero en la capital oriental y luego en la sede del gobierno, dirigía con toda su
consagración que le era característica, el plan conspirativo que había trazado para devolver
al pueblo boliviano el pleno goce de sus derechos y libertades que le fueron conculcadas en
1952.
Después de muchas postergaciones, el golpe revolucionario debería estallar en forma
simultánea en todo el país, el día miércoles 14 de mayo de 1958. En la ciudad de Santa
Cruz, la revolución debería estar dirigida por el Secretario General de FSB, Dr. Mario R.
Gutiérrez, colaborado por todos los dirigentes regionales.
A la una de la tarde del indicado día, grupos armados de falangistas tomaron el recinto
policiario después de una muy breve escaramuza con los guardianes del orden. También se
apoderaron de la Prefectura del Departamento, de la Alcaldía Municipal y otras oficinas
públicas, sin que se haya derramado una sola gota de sangre. Empero, muy poco habría de
durar el sabor del triunfo, pues, ninguno de los departamentos del interior, había secundado
el movimiento revolucionario, menos en la sede del gobierno. Ante esta grave disyuntiva,
los dirigentes revolucionarios comprendieron que era preferible ahorrar todo sacrificio de
vidas bolivianas, haciendo abandono inmediato de la capital oriental al amanecer del día
siguiente 15 de mayo, buscando el camino de la proscripción. La mayoría de la juventud
falangista buscó refugio en los bosques aledaños sin cometer ninguna clase de desmanes.
Los que se sentían con mayor responsabilidad por ese infortunado golpe revolucionario,
prefirieron dirigirse aunque sea a pie hasta ganar la frontera brasilera, por la misma ruta que
Andrés Ibáñez lo había hecho en 1877. »
Siles Zuazo y el partido oficial, que habían estado esperando con ansiedad una
oportunidad de esta naturaleza para castigar duramente a Santa Cruz por haber exigido lo
que en justicia le correspondía, encontraron muy propicia la ocasión para cumplir sus
vesánicos propósitos. No obstante que los revolucionarios ya habían abandonado la plaza
de Santa Cruz, conforme lo tenemos manifestado, en menos de 48 horas el Presidente Siles,
por intermedio de su Ministro de Gobierno José Cuadros Quiroga, movilizó sobre la capital
oriental más de 10.000 indios de Ucureña al mando de José Rojas Guevara y su
lugarteniente Wálter Revuelta, al mismo tiempo que el ejército nacional enviaba a 3.000
soldados al mando de los coroneles Ronald Monje Roca, Pablo Acebey y otros, con una
celeridad que no la había demostrado ni en la contienda del sudeste. Ambas fuerzas
hicieron su ingreso a la ciudad grigotana en medio de un intenso tiroteo de armas
automáticas, como si se tratara de ocupar una ciudad conquistada y vencida. Seguramente
que esos militares no hicieron alarde de la misma valentía cuando se tuvo que defender la
heredad nacional en las cálidas arenas del Chaco y ahora querían ganar méritos para
merecer ascensos que entonces no los obtuvieron. Sólo les quedaba ahora inclinar sus
estrellas y charreteras ante el nepotismo de los sátrapas de turno. ¡Qué pundonorosos
militares! ¡Estos sí eran capaces de reconquistar nuestro puerto sobre el Pacífico!
Al mismo tiempo, lanzaban toda clase de insultos de los más gruesos calibres contra las
instituciones cruceñas, sus dirigentes y las damas cruceñas. El lenguaje era propio de la
mentalidad cavernaria de quienes los habían concebido. Como Delegado del Supremo
Gobierno y con poderes absolutos, llegó Rubén Julio Castro, ansioso de ganar méritos
para ocupar el Ministerio de Gobierno que le había sido prometido por Siles, a cambio de

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que aplaste con la más grande ferocidad la rebeldía del pueblo cruceño. El nombrado
enviado especial tendría entre sus inmediatos colaboradores a Jorge Antelo, que después de
la fuga de los revolucionarios, había ocupado la Prefectura del Departamento; a Alvaro
Pérez del Castillo, ex-Ministro de Estado en el primer gobierno de Paz Estenssoro; a Wálter
Pereyra Añez, Alcalde Municipal, que contribuyó con más de 30.000.- $b. del tesoro
comunal para el sostenimiento de las huestes mercenarias que "valientemente" se
aprestaban a aplastar un pueblo indefenso; finalmente, a todos los foragidos que
pertenecían al partido oficial, como dirigentes o milicianos, siempre dispuestos a lanzarse
sobre sus propios hermanos.
Las tropas "invasoras", después de humillar a toda la población cruceña, sometiéndola
por medio del terror, ocuparon por asalto la propiedad rústica denominada "Montenegrina",
situada sobre el kilómetro 11 de la carretera asfaltada a Cochabamba. Desde allí se
encargarían de amagar constantemente la capital oriental, mediante repetidas incursiones
diurnas y nocturnas. El señor Prefecto del Departamento tendría mucho cuidado en que no
les falte dinero, abundante comida y más que todo, mucho alcohol para mantenerles latente
el odio ancestral al pueblo oriental; en su camioneta blanca haría frecuentes viajes con ese
motivo.

CARNICERÍA DE TEREBINTO

Un grupo de revolucionarios había pasado por la localidad de Ayacucho (Porongo) día


15, o sea al día siguiente de los sucesos revolucionarios, cuando se dirigían en busca de
seguro refugio hacia el lado oeste, siendo observados por los movimientistas de la indicada
población. Al saber éstos que llegaron tropas irregulares de milicianos y del Ejército, con
propósitos de avasallar a la ciudad grigotana, se propusieron averiguar el refugio de los
prófugos que ellos habían visto pasar con rumbo oeste, para lo cual destacaron sendas
comisiones que con pretextos de comprar productos agrícolas, recorrieran toda la campiña
aledaña.
El día 18 por la mañana, recibieron informes de uno de los comisionados, en sentido de
que un grupo de falangistas se hallaban ocultos en el lugar denominado "Potrero del
Naranjal", situado a cinco kilómetros del pueblo de Terebinto, de propiedad del señor
Ángel Mercado Subirana, vecino acreditado de la región por su honesta consagración al
trabajo.
Esa misma mañana, un grupo de movimientistas encabezados por Aquino Vilches y
compuesto por David Morales, Jesús Carrillo, Udalrico Salvatierra y otros más, se
dirigieron muy presurosos hacia el lugar de Montenegrina, donde estaban acantonadas las
hordas de Ucureña y que se hallaba a menos de 10 kilómetros de distancia del pueblo de
Ayacucho. Allí preguntaron por los jefes de dichas fuerzas punitivas que se encontraban en
la ciudad, manifestando que tenían conocimiento del refugio de. un grupo de falangistas y
que necesitaban milicianos para su victimación. Resueltos a cumplir el objetivo que se
habían propuesto, se dirigieron de inmediato a la ciudad hasta dar con el paradero de las
autoridades y jefes de Ucureña.

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Hacia el anochecer, llegaron a Montenegrina el Enviado Especial del Gobierno, Rubén
Julio Castro, el Prefecto del Departamento, Jorge Antelo, loa Coroneles Monje Roca y
Acebey, Alvaro Pérez del Castillo, el dirigente máximo de Ucureña, José Rojas Guevara, su
lugarteniente Wálter Revuelta. De inmediato se produjo una reunión de emergencia para
resolver la suerte de los infortunados que creyeron haber hallado seguro refugio en la casa
de D. Ángel Mercado. Mientras algunos opinaban en sentido de que la captura de los
prófugos, debería confiarse a los milicianos de Ucureña, al mando de oficiales del Ejército,
éstos últimos se oponían a comandar fuerzas irregulares e indisciplinadas como lo eran las
indicadas milicias. Finalmente triunfó la determinación de enviar una fuerza de 150
milicianos, al mando del indio Jorge Solís, los mismos que deberían salir esa misma noche
en pos de los fugitivos que dormían plácidamente, sin adivinar el trágico fin que les
esperaba para dentro de muy pocas horas.
Con tal determinación se suspendió la sesión. A continuación, conferenciaron en forma
reservada Jorge Antelo y Pérez del Castillo, con el cacique de Ucureña, Rojas Guevara.
Terminada esta conversación reservada, el último de los nombrados se dirigió en quechua a
su subordinado Solís, indicándole la misión que se le había encomendado, con la
recomendación especial de no tomar ni un sólo prisionero, sino que debería victimar a
todos los fugitivos que encontrare.
A las nueve de la noche salió la expedición en procura de sus desgraciadas víctimas,
ocupando varios camiones que los condujeron sólo hasta la margen derecha del río Piray,
desde donde tuvieron que seguir a pie, primero hasta el pueblo de Ayacucho. Allí se
concentraron en el local del comando del MNR, donde consumieron ingentes cantidades de
alcohol para adquirir valentía y mucha sed de sangre cruceña.
En la madrugada prosiguieron viaje hacia la meta del objetivo, pero como tenían que
poner a prueba sus instintos innatos de salvajismo, optaron por saquear los domicilios de
todos los campesinos de la región, cometiendo toda clase de tropelías a que estaban
acostumbrados. Cualquiera que sea el domicilio que allanaban, lo hacían víctima del más
inaudito saqueo y lo que no podían llevarse consigo, lo destruían; ultrajaban de palabras y
de hecho a sus ocupantes, disparaban ráfagas de ametralladoras para aterrorizar a todo el
campesinado; mataban gallinas, rompían los huevos, destruían la producción agrícola que
cada uno tenía, mataban ganado porcino, ovino, etc., en fin, consumaban todos los
atropellos y vejámenes que sólo ellos eran capaces. Siles Zuazo no había estado equivocado
al enviarlos a Santa Cruz para humillarla y escarnecerla. Querían hacerse merecedores de la
confianza y la misión que se les había encomendado.
Desempeñaban el papel de cicerones todos los movimientistas de Ayacucho que ya
hemos citado, más los siguientes: Mariano Negrete, Rodolfo Coca, Juan Molina, Juan
Fernández y muchos otros que serían bien retribuidos por los poderes centrales. Pero, para
desgracia de éstos, no faltaron campesinos oriundos de la región que, desafiando todo
peligro, se propusieron averiguar el destino y el objetivo que cumplirían estas hordas tan
sedientes de sangre. Caminando por dentro del bosque y sin hacerse ver con nadie, un
grupo de dichos campesinos honrados y valientes, siguieron muy de cerca a los lebreles,
observando perfectamente todos sus movimientos, sin que éstos se dieran cuenta. Faltando
muy poca distancia para llegar al lugar donde pocos minutos después se desarrollarían los
más sangrientos acontecimientos, las hordas expedicionarias, aprovechando de un espacio
descubierto en la campiña, formaron militarmente, se impartieron las últimas instrucciones

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y luego siguieron adelante. Pero antes, los que muy comedidamente se habían ofrecido de
guías y de sabuesos, habían sido personalmente identificados por aquellos campesinos
residentes del lugar que los observaban desde el bosque y que por ser vecinos de la
localidad de Porongo (Ayacucho), conocían perfectamente a Vilches y su pandilla.
Tan pronto como las huestes mercenarias llegaron a la casa de Dn. Ángel Mercado, a las
7 de la mañana de aquel sombrío amanecer del 19 de mayo de 1958, rodearon todo el
inmueble, mientras que en forma simultánea disparaban sus armas automáticas. Reconocido
que fuera el dueño de casa por los cicerones, fue agredido con culatazos de fusil, en cuya
defensa acudió muy pronto su hijo Rómer, pero fue acribillado a balazos y dejado tendido
para siempre en el mismo patio del inmueble. Al propio tiempo, otro grupo de asaltantes,
victimaba con tiros de fusil y heridas de machete en todo el cuerpo a Felipe Castro Parada,
quedando también exánime en pocos instantes, a escasos metros del cadáver de Rómer
Mercado. De igual modo era atacado Miguel Callaú con disparos de fusil y heridas de
machete en una pierna, dejándolo muerto, José Cuéllar Achával, no obstante su condición
de cochabambino y de haberse dirigido en quechua a los atacantes, fue también acribillado
con ráfagas de ametralladoras y finalmente le abrieron todo el vientre con una gran herida
de machete, vaciándole completamente todos los intestinos.
Cumplida tan satánica misión, cuyos detalles podrían horrorizar de espanto a los mismos
caníbales, las huestes procedieron a saquear y destruir todo el inmueble, apoderándose de
gran cantidad de dinero en efectivo, joyas, plata blanca y alhajas que constituían el
resultado de más de 40 años de esforzado trabajo de la familia Mercado. Como muchas
otras cosas no podían llevarse consigo, como ser: arroz, azúcar, kerosene y otros artículos
alimenticios, optaron por mezclarlos todos con el indicado combustible a fin de que no
pueda servir para nadie. También se llevaron toda la ropa y vajilla de comedor, quemaron
las camas y todo lo que podía ser pasto de las llamas. No conformes con todo eso,
intentaron incendiar también la misma casa, pero fracasaron en su diabólico propósito,
pues, el kerosén no era lo suficientemente inflamable como para eso; pero ya habían
cumplido la obra más devastadora que jamás se había visto en suelo oriental. Atila y los
hunos hubieran quedado sorprendidos al contemplar el ensañamiento de estos aventajados
émulos suyos.
No todos los que allí se encontraban refugiados corrieron la misma suerte que Castro,
Mercado, Cuéllar y Callaú. Quedaban tres ciudadanos cuya suerte aún no se había decidido.
Eran los siguientes: Gabriel Candia, Alberto Mercado (también hijo del dueño de casa y
hermano de Rómer) y Justo Jiménez. Por dedicarse todos a saquear el inmueble después de
consumados los horrendos asesinatos que hemos relatado, sólo atinaron a tomar presos a los
últimos tres que hemos citado, amarrándolos con las manos atrás y llevándolos por delante
en calidad de prisioneros, cuya suerte sería decidida más adelante.
En efecto, cuando habían caminado de regreso algo más de unos cinco kilómetros,
resolvieron deshacerse de sus víctimas, cargando primero contra Gabriel Candia a quien,
después de mutilarlo en la forma más horrenda, lo dejaron tendido para siempre a orillas de
una pequeña laguna, conocida con el nombre de "Poza de las Liras". Los detalles de esta
horrorosa carnicería no son para ser descritos. Mientras tanto, los otros dos cautivos
lograron fugarse, aprovechando la confusión que se produjo entre los victimarios por el
reparto del botín obtenido, especialmente lo que concernía a joyas, la plata blanca y las

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libras esterlinas. Muchos días y noches tendrían que andar por el bosque los fugitivos hasta
poder llegar a alguna casa de confianza donde puedan estar seguros de no ser delatados.
Esa misma tarde –más o menos a la una– llegaba a Montenegrina la expedición punitiva.
Jorge Solís dio cuenta a José Rojas de haber cumplido estrictamente las instrucciones que
se le habían dado, pues no traían ni un sólo prisionero, porque todos habían sido pasados a
cuchillo y ultimados con metralla. Tan funesta noticia fue sin embargo muy halagadora y
de inmediato la hicieron conocer a las autoridades principales y pocas horas después se
hacían presente todas ellas, especialmente el Enviado especial, Rubén Julio Castro,
acompañado del Prefecto del Departamento, Jorge Antelo, Alvaro Pérez del Castillo y los
jefes militares que anteriormente ya los mencionamos.
El primero de los nombrados hizo formar militarmente a todas las huestes y luego, a
nombre del Supremo gobierno que representaba, los felicitó muy calurosamente por el éxito
con que habían cumplido la misión que se les encomendara. El resto de sus acompañantes
también los felicitaron con sus elocuentes discursos, elogiando la ferocidad canibalesca de
estas hordas mercenarias de que se valla el régimen imperante para aplastar las aspiraciones
de un pueblo tradicionalmente noble y hospitalario y extraordinariamente rico en recursos
naturales. Acto seguido, distribuyéndoles ingentes cantidades de alcohol, todos se
entregaron a una orgía sin límites, festejando tan vandálicos asesinatos.
Mientras tanto, en la casa de Dn. Ángel Mercado todo era luto, dolor y desolación. La
señora Dolores Ordóñez de Mercado, esposa de Dn. Ángel, nos dice lo siguiente: "Después
que se marcharon los asaltantes, con mi esposo y otras personas que buscamos, nos
entregamos a la dolorosa tarea de recoger los cadáveres de las víctimas. El cadáver de
Felipe Castro presentaba heridas en todo el cuerpo, ultrajes de toda índole; le habían
tumbado les dientes; el cuerpo, estaba completamente desfigurado. El único con vida era
Miguel Callaú, aunque muy grave, con heridas en la pierna y en el pie; todo era realmente
desastroso. En un carretón de nuestra propiedad, pusimos los tres cadáveres: de mi hijo
Rómer, de José Cuéllar y Felipe Castro, como también el cuerpo inerte, aunque vivo de
Miguel Callaú; con mi esposo y el resto de la familia, nos vinimos para esta ciudad (Santa
Cruz), a donde llegamos más o menos a las nueve de la noche".
Santa Cruz se vistió de luto por esta desgracia sin paralelo en nuestra historia. En silencio
lloró su dolor y maldijo a sus verdugos. Desapareció esa habitual alegría en los rostros
cruceños y en las noches, lóbregas y silentes, se escuchaba el clamor de las madres, esposas
e hijos, que se elevaba al Cielo como una plegaria, pidiendo el condigno castigo para los
autores intelectuales y materiales de tan execrables crímenes. Nunca un pueblo hermano
había sido tan salvajemente vejado y humillado por los poderes centrales.
Todas las garantías y libertades consagradas por nuestra Carta Magna fueron totalmente
suprimidas. Rubén Julio y Siles Zuazo fueron muy severos para vengarse de Santa Cruz,
por su rebeldía. El pueblo cruceño, estoicamente soportó toda clase de vejámenes sin
humillarse ante los déspotas y los verdugos. Estaba caído, pero no vencido.
Es de justicia hacer honor al entonces corresponsal de "El Diario" de La Paz, en esta
ciudad, Mayor de ejército (retirado) Alberto Lanza Quezada, que siempre supo ganarse el
afecto del pueblo cruceño, donde había obtenido muchas amistades por su jovialidad. Era
conocida su oposición al gobierno del MNR En la oportunidad de las masacres que
relatamos fue el primero en lanzar el clarinazo de alarma para que Bolivia y América

30
conozcan tan horrendos crímenes. En las columnas del Decano de la prensa nacional,
publicó un conceptuoso artículo intitulado "Santa Cruz llora su dolor y su tragedia" 27–V–
58, pág. 4), en el cual narra las horas sombrías que vivió Santa Cruz, con motivo de la
presencia de tan sanguinarias hordas enviadas por el gobierno de Siles Zuazo para aplastar,
vejar y humillar al pueblo cruceño. Después de relatar los sangrientos sucesos de Terebinto,
el referido artículo, en sus partes más salientes, expresa lo siguiente:
"Como corolario de todo esto, Santa Cruz vive actualmente una etapa difícil en su historia, donde rige una
situación policiaria tremenda y peligrosa. Las calles, a horas 9 de la noche se encuentran desoladas y
silenciosas. Su gente, con el rostro entristecido, llora en silencio su dolor y su tragedia. La impotencia de
sus habitantes ante la presencia de fuerzas que en lugar de servir como garantía, siembran el pánico y el
terror. Hombres, niños y mujeres de alto rango social o del pueblo se encuentran sumidos en una
desesperación que llega a lo imposible e increíble. Hay terror y odio, temor y ansiedad de paz y
tranquilidad. La vida se hace cada vez más imposible y el deseo de mucha gente, es emigrar y dejar su
patria donde no se vive con tranquilidad. Hay tristeza en todos y sólo confían ahora, que alguien diga la
verdad, que alguien haga conocer al pueblo boliviano la verdad de lo que ocurre en este pueblo digno de
mejor suerte. Que alguien grite y defienda a este pueblo calumniado, a sus hijos vilipendiados. Que se diga
que su hijo predilecto. Dr. Pinto, por su modo de actuar, de encarar las cosas en defensa de su pueblo y de
sus instituciones, se ha convertido en un verdadero símbolo para el pueblo cruceño, que al ser insultado en
la forma como se lo hace, se hiere al propio pueblo. Que alguien diga en Bolivia que Santa Cruz es tan
boliviano como cualquier otro pueblo de Bolivia".
El meritorio artículo que en parte hemos transcrito, cumplió la importante finalidad de
hacer conocer a todo el pueblo boliviano, la verdad de la hora trágica que vivía el pueblo
cruceño.
En conocimiento de tales hechos de barbarie, la Federación de Estudiantes de
Chuquisaca (FECH), determinó enviar una delegación a Santa Cruz, para que constate en
forma objetiva los crímenes denunciados. Fueron designados los universitarios Pablo
Rivero (cruceño), Luis Rivera Cortez y Félix Cerrudo, quienes en los primeros días del mes
de junio se hicieron presentes en la capital oriental, después de haber sufrido una detención
en la ciudad de Cochabamba.
Tan pronto como dicha comisión se hizo presente en Santa Cruz, pudo constatar del
modo más patético, la absoluta falta de garantías que imperaba en la capital oriental.
Visitaron a los familiares de las víctimas del 19 de mayo, recogiendo conmovedores
relatos. Se entrevistaron con autoridades políticas y parlamentarios, aunque todos eran
miembros del mismo régimen, como también con dirigentes de las instituciones cívicas y
finalmente con personas particulares. En el Paraninfo Universitario tuvieron una sesión
pública con representantes de todas las instituciones locales, donde todos fueron unánimes
en denunciar, el brutal sistema de represión organizado y dirigido por el gobierno central.
Dirigentes universitarios facilitaron a los visitantes los medios de información para que
cumplan su cometido en la forma más efectiva.
Después de tres días de estadía, los nombrados delegados, regresaron a la Capital de la
República, llevando un gran acopio de informaciones verídicas que sirvieron para que ellos
evacuaran un amplio y exhaustivo informe ante sus representados, respecto de la realidad
dolorosa que vivía el pueblo cruceño, el mismo que después de su aprobación, fue
publicado en policopiadora para su mejor difusión y conocimiento. El pueblo de Santa Cruz
tiene una deuda de gratitud con esos representantes y también con sus mandantes.

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Es preciso recordar a nuestros lectores que, con motivo de la renovación parcial del
Poder Legislativo, el gobierno de Siles Zuazo, mediante Decreto Supremo de fecha 26 de
mayo, había convocado a elecciones en los distritos donde sus representantes habían sido
sorteados. No obstante que por tal motivo, el pueblo boliviano todo debería gozar de
amplias e irrestrictas garantías para expresar su voluntad en las urnas, Santa Cruz,
continuaba viviendo el régimen de terror que ligeramente hemos relatado. Aunque los
representantes cruceños no habían sido sorteados y por tal motivo no habrían elecciones en
nuestra capital, empero, tampoco podía permanecer ajena a ese clima pre-electoral.
La presencia del Presidente del Comité Pro-Santa Cruz, Dr. Melchor Pinto Parada,
constituía un serio escollo para el Enviado Especial del Gobierno. Por estas circunstancias,
en esos primeros días de junio, una mañana en que el indicado dirigente cívico se
encontraba en el Hospital "San Juan de Dios", cumpliendo su habitual tarea de atender a sus
numerosos enfermos, fue notificado con una orden de Rubén Julio, de que en el término
perentorio de dos horas debería viajar a la capital argentina, en calidad de desterrado
político, no obstante su ninguna participación en los acontecimientos revolucionarios del 14
de mayo, ni como persona, menos como Presidente de la máxima entidad cívica cruceña.
Sólo tuvo tiempo para preparar sus valijas en ese preciso instante y exactamente después
de dos horas, se encontraba embarcado en un avión que lo llevaría a la ciudad de Buenos
Aires por tiempo indefinido.

RETORNO DE LOS PRÓFUGOS Y EXILIADOS

Recién en fecha 23 de junio, el Poder Ejecutivo dictó amnistía general para todos los
presos, desterrados y perseguidos políticos, vale decir, menos de un mes antes de las
elecciones parciales que estaban señaladas para el 20 de julio.
Sólo después de esta fecha, podían regresar a sus hogares todos los ciudadanos de todas
las condiciones sociales y edades que se hallaban deambulando por los bosques del oriente,
cambiando constantemente de refugio por temor a ser delatados y por el temor de los
campesinos a correr la misma suerte que la familia de Dn. Ángel Mercado por haber
brindado refugio en su casa a los perseguidos. Sólo entonces los hogares cruceños pudieron
retornar a la normalidad, aunque las heridas causadas por la metralla y el insulto soez
estaban sin restañar. Un abismo sin fondo separaba al pueblo cruceño del gobierno central y
del partido oficial.
Todos los verdugos y paniaguados del régimen sabían que no les esperaban días de
bonanza al ver aparecer nuevamente a todos aquellos que desaparecieron en los bosques
orientales, pues comprendían que ya no podrían continuar cometiendo las mismas tropelías
que consumaron impunemente. Rubén Julio con todas las tropas de ocupación (Ejército y
milicias de Ucureña) habían retornado a sus lugares de procedencia. Quedaban en la
orfandad todos aquellos que en forma muy comedida se habían prestado, a cambio de
míseras monedas, a servir de cicerones y cómplices de todos los enemigos del pueblo
cruceño. Empero, sabían ellos de antemano que la generosidad de sus conterráneos les haría
perdonar y olvidar todas sus criminales fechorías, pero sí, ya no podrían reeditarlas, por lo
menos en un futuro inmediato.

32
Al amparo de la amnistía política decretada, correspondía regresar del exilio al Dr.
Melchor Pinto Parada. Su llegada había sido señalada para el 18 de julio. La Unión Juvenil
Cruceñista, en colaboración con todas las demás instituciones locales, prepararon una
grandiosa recepción, sujeta a programa especial.
Desde las primeras horas de la indicada fecha, gran cantidad de camiones, cedidos
voluntariamente por sus propietarios, comenzaron a llegar a la ciudad, procedentes de las
provincias próximas, repletos de personas de toda condición social, edad y de ambos sexos,
dirigiéndose presurosos hacia el aeropuerto. Del mismo modo, gran cantidad de público de
la capital se dirigía en una interminable caravana de movilidades con la misma dirección y
con el mismo propósito: esperar al Presidente del Comité Pro-Santa Cruz, Dr. Melchor
Pinto Parada. Hombres de toda condición y edad, perfectamente organizados, esperaron
durante largas horas en el aeropuerto.
Recién a horas 12:30, aterrizó la aeronave que conducía al personaje tan ansiosamente
esperado que llegaba en compañía de su esposa, la Sra. Leticia Peredo de Pinto. Miles de
pañuelos y sombreros se agitaron en el aire cuando el Presidente de la institución cívica se
hizo presente en la escalerilla del avión para iniciar su descenso. Por un momento quedó
extasiado e inmóvil, como si no diera crédito a lo que sus ojos contemplaban. Le parecía
increíble que ese pueblo tan sojuzgado y ultrajado pocos días atrás, hoy se pusiera
nuevamente de pie, como un solo hombre, para dar la bienvenida a quien representaba la
realización de sus más caras aspiraciones, mientras lanzaba un reto viril a sus verdugos. Su
mirada se nubló y un frío sudor corrió por sus mejillas; se sentía orgulloso de ser hijo de un
pueblo que no admitía la esclavitud sino como una desgracia pasajera y que sabía sacar
provecho de sus desventuras. Mudo de suprema emoción, inició el descenso lentamente,
para ser recibido por representantes de todas las instituciones con ramos de flores y cálidos
abrazos.
El ingreso a la ciudad constituyó una marcha realmente apoteósica. Columnas
interminables de vehículos y personas en correcta formación acompañaban el auto
descubierto en el cual avanzaban el recién llegado y su esposa.
Una vez en la plaza "24 de Septiembre", se formó la tribuna en los balcones de la H.
Alcaldía Municipal, desde donde hicieron uso de la palabra, saludando al Presidente del
Comité Pro-Santa Cruz, el Vice-Presidente de dicho organismo, Sr. Lorgio Serrate Ribera
que sustituyera al Sr. Samuel López Mendoza; del mismo modo lo hicieron todos los
personeros de todas las instituciones cívicas de Santa Cruz. Finalmente, con palabra
emocionada por tan inesperada recepción, se dirigió a su pueblo, |conglomerado en ese
momento histórico, el Dr. Melchor Pinto Parada, agradeciendo por tan cálido como
vibrante homenaje que comprometía su total consagración a la lucha por las conquistas
cruceñas.
Observadores imparciales calcularon que en ese momento se hallaban reunidas en la
plaza principal, alrededor de 25.000 personas.
La magnitud del acontecimiento hizo temblar a los esbirros del gobierno, pues,
comprendían que el pueblo cruceño nuevamente se hallaba unido y de pie en torno a la
persona del máximo exponente de sus más caras aspiraciones. Su indignación subió de
punto cuando recordaron que ellos jamás fueron objeto de una manifestación espontánea de
afecto de tales proporciones. Ni en los primeros tiempos del MNR, cuando aún existían

33
numerosos sectores de la población para quienes constituía una esperanza, pudieron
merecer una aglutinación de voluntades tan sólida y conjuncionada.
Sus temores no eran infundados. Pronto el pueblo encontraría la oportunidad para hacer
morder el polvo de la derrota a sus verdugos.

NUEVA DESTRUCCIÓN DE CONTROL POLÍTICO

Inmediatamente después de fracasado el movimiento revolucionario del 14 de mayo y


fugado los falangistas, el MNR, se incautó del edificio donde se reunieron los facciosos
para iniciar las acciones, ubicado en la calle "24 de Septiembre", a cuadra y media de la
plaza principal. Allí instalaron nuevamente el oprobioso organismo de Control Político que
a lo largo de más de doce años, constituyó la columna de sustentación de la dictadura
movimientista, por los métodos de torturas que utilizó para amordazar a la ciudadanía.
Allí, en ese nuevo local, se volvieron a reeditar los más refinados procedimientos de
barbarie contra todos los infortunados presos políticos que cayeron en manos de los sicarios
después de la fecha mencionada.
Por estas circunstancias y la nefasta aureola de que se hallaba rodeado ese organismo de
represión, el pueblo cruceño no veía con buenos ojos su reimplantación después de que
fuera abatido el 1° de noviembre del año anterior. Ahora que se hallaba nuevamente
aglutinado, esperaba la próxima oportunidad que se 1e presentaría para expulsar una vez
más a los esbirros que desde allí espiaban la vida pública y privada de toda la población.
Exactamente una semana después de la llegada del Dr. Pinto, o sea el viernes 25 de julio,
en horas de la tarde se tuvo conocimiento de la llegada por vía aérea del entonces Ministro
de Agricultura, Edil Sandóvál Morón, de triste recordación y muy repudiado por todo el
pueblo. Movilizadas en el acto las fuerzas de la Unión Juvenil Cruceñista, tocaron las
campanas a rebato, llamando a toda la población para expulsar a ese hijo ingrato, cuya
aversión a los intereses cruceños era sobradamente conocida. Con este motivo, gran
cantidad de gente se arremolinó en el aeropuerto del Trompillo, amenazando con castigar
ejemplarmente al Judas que venía para repetir sus conocidas hazañas. Fue necesaria la
presencia dei Presidente del Comité Pro-Santa Cruz para serenar los ánimos, ofreciendo
garantías a quien jamás las había concedido. Aterrorizado el esbirro movimientista por la
furia popular que había provocado su indeseable presencia, pidió perdón y prometió
enmendarse, actitud ésta muy practicada por todos los verdugos cuando les llega la hora de
rendir cuentas. Para tranquilizar a la ciudadanía, se le pidió en ese mismo instante haga
abandono de la ciudad, cosa que en efecto lo hizo, ante la imperiosa necesidad del
momento, pues su vida se hallaba en inminente peligro. Componentes de la Unión Juvenil
acompañaron por vía terrestre hasta determinada distancia al servil Ministro de Siles Zuazo
que tuvo que soportar toda clase de humillaciones para salvarse de mayores ultrajes.
Enardecidos los ánimos de esta manera, grupos organizados por cuenta propia de
personas provistas de armas particulares, se dirigieron al nuevo local de Control Político,
atacándolo por sorpresa y disparando todas sus armas, hicieron huir a todos sus ocupantes
por los tejados de las casas vecinas, dejando gran cantidad de documentación y armamentos
que fueron incautados por los atacantes.

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Inconformes los esbirros con la destrucción de tan oprobiosa oficina que constituía el
cimiento más poderoso de la dictadura movimientista, no se resignaban a vivir privados de
ese organismo de mordaza para sojuzgar al pueblo. Muchos intentos posteriores que
realizaron con el mismo propósito, resultaron igualmente infructuosos, ante la tenaz
resistencia del pueblo cruceño que quería vivir en paz y con garantías.

SE REORGANIZA EL COMANDO DE EMERGENCIA DEL MNR

La confabulación contra el pueblo cruceño para burlar sus justas peticiones continuaba en
todo su vigor, dirigida por el Gobierno de Hernán Siles Zuazo y ejecutada hábilmente por
todos los mercenarios y Judas de nuevo cuño que habían surgido al conjuro de las más
bajas pasiones que fueron engendradas y sustentadas durante los doce nefastos años de
gobierno movimientista. Los esbirros criollos, en satánica hermandad con los verdugos
profesionales amaestrados por San Román y Menacho, maniobraban en las tinieblas, muy
afanados por repetir otro Terebinto y reimplantar de nuevo el terrorífico Control Político.
Abusando de la generosidad todas sus felonías y traiciones, se entregaban muy confiados a
la innoble labor de reorganizar sus cuadros con el propósito de avasallar a la ciudad que les
brindó afecto y cordial hospitalidad.
Muy activamente organizaron un Comando de Emergencia que se encargaría de dirigir
todas las operaciones que ellos se proponían, consistentes en compenetrarse de todas las
actividades que desplegaban el Comité Pro-Santa Cruz y la Unión Juvenil Cruceñista. Ese
organismo lo componían los siguientes movimientistas: Omar Chávez Ortiz, Carlos Correa
Villarroel, Celso Añez Gil, Wálter Pereyra Añez, Julio Nery Escalante. Aurelio Saucedo
Jiménez, colaborados por grupos de serviles para quienes no contaba el amor al terruño.
Entre estos últimos ocupaban el primer plano los hermanos Hugo y Guillermo Mechacho
Carrillo, Néstor Gómez Zeballos, Carlos Füchtner Soria Galvarro, Ruperto Mendieta y
muchos otros más, algunos de los cuales se hallaban perfectamente mimetizados dentro de
los organismos cívicos, haciendo alarde de un ferviente cruceñismo. No faltaban damas que
también se prestaban a este servicio de espionaje en contra de su propio pueblo, algunas de
las cuales servían de correo para llevar informaciones a la sede del gobierno, tergiversando
a su gusto y conveniencia la realidad de lo que ocurría en la capital oriental. Luis Sandoyal
Morón y su hermano Edil que no podían pisar suelo cruceño por las razones que hemos
referido, eran los elementos de enlace entre el Poder Ejecutivo y los movimientistas que
bien camuflados actuaban en la ciudad cruceña, aprovechando de la generosidad de sus
habitantes que siempre perdonaron a sus verdugos.
Por su parte, la radioemisora del Estado y el periódico "La Nación", no cesaban un
instante en su campaña de difamación y de calumnias, señalando a todos los cruceños con
propósitos separatistas y malquistándolos con los demás pueblos de Bolivia, sindicándoles
de un censurable regionalismo. Unas veces se tildaba a los orientales de pretender
convertirse en una nueva nación independiente; otras, de que pretendía anexarse al Brasil;
otras, de que quería anexarse al Paraguay; finalmente, también se decía que todos los
organismos cívicos eran instrumentos de Falange Socialista Boliviana en su constante afán
conspirativo. Al mismo tiempo, hacían aparecer al Dr. Melchor Pinto Parada como
exponente del anexionismo; otras, se lo presentaba como codirigente de FSB, junto con

35
Mario R. Gutiérrez. En fin, la verdad es que todas las intrigas más viles acudieron a las
mentes de las plumas mercenarias del gobierno movimientista, incurriendo al mismo
tiempo en serias contradicciones como las que hemos mencionado.
El propósito del Presidente Siles, que constituía el cerebro gris de la campaña de
infamias, era predisponer a Santa Cruz contra los demás departamentos y justificar una
nueva invasión punitiva que sigilosamente venía preparando para abatir los últimos
vestigios de garantías existentes en el pueblo cruceño; pues había comprendido que la
invasión de mayo de 1958, con toda su secuela de crímenes y calamidades, no había sido
suficiente para aplastar la rebeldía de la capital oriental.
La Secretaría de Informaciones de la Presidencia de la República, a cargo del conocido
mercenario Eugenio Von Boek que gracias a sus campañas de intrigas contra Santa Cruz
había ganado méritos para ocupar ese alto cargo, mediante comunicado publicado en "El
Diario" de la ciudad de La Paz, de fecha 28 de mayo (pág. 7), lanzó improperios contra el
decano de la prensa nacional y especialmente contra el autor del artículo intitulado "Santa
Cruz llora su dolor y su tragedia" que parcialmente hemos transcrito, desmintiendo sin
ningún fundamento las aseveraciones contenidas en el merituado artículo. El mismo día 28
de mayo, el Ministro de Defensa se hizo presente en el Colegio Militar de Irpavi para
destituir de su cargo a un profesor por haber leído a los alumnos-cadetes, el mencionado
despacho del corresponsal en Santa Cruz, advirtiendo a estos últimos que cualquier actitud
similar podría terminar con su carrera militar ("Presencia", 29–V–58, pág. 1).
En el mismo rotativo de la misma fecha y página, se registra un articulo intitulado "Otra
vez Santa Cruz", el mismo que entre otras cosas decía lo siguiente:
"El Calvario –bien merece este nombre– que el pueblo cruceño viene sufriendo desde hace tiempo, no
ha concluido todavía. Pero los sucesivos hechos han concluido por crear un problema de gigantescas
proporciones, allí todo pudo quedar en muy poco, de haberse obrado con él necesario tino".
"Es inútil qué ahora la propaganda oficial acuse a la oposición de incitar al separatismo hablando de él.
No hace mucho que esa desgraciada palabra fue usada, como inicio de la actual situación, por el propio
gobierno, el que llegó a acusar inclusive de manejos en relación con países limítrofes. Alguien ha perdido
la memoria hasta llegar a confundir los hechos; pero no ha sucedido lo mismo con la opinión pública".
"Si venimos a lo de ayer, un elemental sentido de justicia tiene que llevar a las autoridades a la
conclusión de que las tristemente célebres designaciones de collas y orientales, los insultos más bajos al
pueblo cruceño tuvieron por lugar de origen a Radio Illimani, que ni siquiera es una repartición del partido
oficial sino del propio gobierno".
"Además es un hecho, narrado por numerosos testigos presenciales, que los cadáveres de las víctimas
fueron velados públicamente y era evidente que tenían huellas inequívocas de haber sido martirizados antes
y después de la muerte. No se supo de ningún miliciano que hubiera perecido en supuestos combates".
"Tal como van las cosas –continúa el mismo artículo– es imprescindible insistir en que se haga algo,
pero serio y sincero para superar esta situación. No se puede seguir así, sembrando odios y, naturalmente,
suscitándolos. El destino de Bolivia, entera, no puede estar subordinado a intereses pasajeros. Esta
exigencia no es sólo nuestra, sino de todo el pueblo".
La transcripción anterior desbarata cualquier interesado argumento que pretende
desconocer la insidiosa campaña de odios y de intrigas lanzada contra el pueblo cruceño,
precisamente desde los mismos órganos de difusión del Gobierno de Siles Zuazo.

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El 30 de mayo, se hace cargo del Ministerio de Gobierno el señor Marcial Tamayo
Ramos, en reemplazo del Sr. José Cuadros Quiroga, que formuló renuncia de tales
funciones.
La Unión Juvenil Cruceñista y el Comité Pro-Santa Cruz tenían perfecto conocimiento de
que el gobierno y los movimientistas alentaban una nueva invasión punitiva de milicias
mercenarias de Ucureña, para reeditar los atroces crímenes de Terebinto. Por estas
circunstancias, echó sobre sus hombros la gran responsabilidad de velar por la seguridad de
la población, prestándole las garantías necesarias y manteniendo a raya a los que intentaban
imponer la hegemonía de la dictadura movimientista. Noche a noche, patrullas unionistas,
organizadas por cuenta propia y con escasas armas de propiedad de cada uno, salían a
recorrer la ciudad en previsión de cualquier intento de perturbar la paz y la tranquilidad del
pueblo. En muchas oportunidades tuvieron que ser dispersadas reuniones secretas de los
adictos al gobierno, en su permanente afán de reimplantar un régimen de terror en la
ciudad, del cual lógicamente sacarían provechosas ventajas económicas.
Para cumplir esa tarea vigilante, cada voluntario tenía que adquirir su propia arma con
sus recursos también propios. Contrariamente a la creencia general, la Unión Juvenil
Cruceñista no poseía ningún arsenal de guerra, como aseguraban los esbirros; ni siquiera
disponía de los suficientes pertrechos para cumplir misiones delicadas. Sin embargo, el
pueblo durmió sus noches en la seguridad de que nada podría perturbarlo ni vulnerar la
defensa de las fuerzas unionistas.
En los últimos días del mes de septiembre, Siles Zuazo, con el deseo de contar con un
colaborador más eficiente en la campaña de avasallamiento que preparaba contra Santa
Cruz, designó como su Ministro de Gobierno a Wálter Guevara Arce. Horas muy sombrías
aguardan al pueblo cruceño.
El 31 de octubre, en recordación de la inmolación de la primera víctima de la tiranía,
Jorge Roca Pereyra, se procedió a la renovación del directorio de la Unión Juvenil
Cruceñista, habiendo triunfado la fórmula encabezada por el capitán de ejército (retirado)
José Gil Reyes. Este nuevo directorio tomó posesión de su cargo el 7 de diciembre, en
ocasión de recordarse la victimación de Gumercindo Coronado Zambrana. A estos mártires
se le colocaron sendas placas conmemorativas en el lugar donde cayeron fulminados por el
plomo fratricida. Desde entonces, la indicada entidad cívica se denominaría "Unión Juvenil
Cruceñista Roca–Coronado".
Sin mayores novedades terminó el año de 1958. El año de 1959, constituía nuevas
interrogantes. Luctuosos acontecimientos se proyectaban en el horizonte ineluctable de la
patria. Un cúmulo de ansiedades se desprendía de todos los corazones, como queriendo
implorar al destino por un mañana más digno y venturoso.
Con motivo de las fiestas de carnaval del nuevo año, las damas rotarias de Santa Cruz,
tomaron en alquiler de la señora Peregrina Ortiz de Wende, el antiguo y amplio local
ubicado a media cuadra de la plaza principal sobre la calle Bolívar, donde muchos años
atrás había estado instalado el Hotel "Continental" del Sr. Aurelio Monasterio y
posteriormente el Restaurant "Princesa" de Dn. Jorge Maltezos.
En él instalaron las indicadas damas un nuevo local de baile para recibir a la sociedad
cruceña, bautizándolo con el acogedor nombre de "Ñanderoga" que en lengua nativa
quiere decir "esta es tu casa".
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Nota: En Guaraní, nde roga = tu casa, ñande roga = nuestra casa
Todos los cruceños, hombres y mujeres de cualquier edad, se dieron cita en el cómodo
local, para rendir pleitesía al dios Momo las 11 noches de carnaval, conforme es costumbre
en Santa Cruz. Todos se divirtieron alegremente sin calumbrar ni siquiera remotamente que
muy poco tiempo después, ese mismo local se habría de convertir en un antro de torturas
para todos los hombres libres.
Mientras los cruceños bailaban muy alegremente, confiados en las medidas de seguridad
adoptadas por la Unión Juvenil Cruceñista, el gobierno de Siles Zuazo, colaborado por
todos sus lebreles y por muchos Judas de nuevo cuño, tramaba muy hábilmente la forma
para avasallar a la capital oriental. Le molestaba al seudo-gobernante la tradicional
jovialidad de los cruceños.
Parecía ocurrirle igual que al sapo con la luciérnaga. Para cumplir su inconfesable
propósito, contaba con la especialidad de sabuesos mercenarios bien remunerados, y, más
que todo, con la servil incondicionalidad de los movimientistas cruceños, especialmente los
del sector moronista, que nunca se habían detenido a meditar en las irreparables
consecuencias que podrían ocasionar a su propio pueblo por su complicidad con los eternos
enemigos del progreso cruceño.
Con el propósito de preparar una nueva expedición punitiva de las milicias de Ucureña y
de tropas del Ejército contra el pueblo de Santa Cruz, en el mes de abril era enviado a la
capital oriental, en calidad de jefe de Policía el conocido mercenario chileno y delincuente
internacional Luis Gayán Contador. El objetivo de tal determinación, era estudiar
minuciosamente todos lo preparativos de las entidades cívicas, informarse de las armas que
poseía, de sus medidas de precaución adoptadas para defenderse en caso necesario, del
número de efectivos de que disponía, etc. etc. Por eso junto con él, llegó también un selecto
grupo de buzos y espías, cuidadosamente preparados por los organismos de represión del
Gobierno. Estos últimos, con la eficiente colaboración de los Judas locales, se entregaron
de inmediato a la tarea de espiar a todos los cruceños, estudiar sus costumbres, todos los
caminos secundarios de acceso a la ciudad, los aprestos defensivos supuestamente
organizados por la Unión Juvenil, llegando a constatar que eran completamente vulnerables
por todos sus flancos.
Por su parte, Gayán, que desde un comienzo había sido fuertemente resistido por la
juventud cruceña que conocía todos sus antecedentes y los propósitos que lo traían, como
verdadero sabueso de escuela, haciendo caso omiso de las afrentas que a diario recibía, se
dedicó a trabar amistad con los principales dirigentes unionistas, logrando hacerlos admitir
que él también era un ferviente partidario de las aspiraciones cruceñas y que se hallaba
identificado con el pueblo de Santa Cruz. A tal extremo se dejaron sofisticar con tales
afirmaciones, que en muchas oportunidades, resultaron inútiles los informes que en forma
espontánea se les hacía conocer respecto del servicio de espionaje que cumplían los
hombres de Gayán. Siempre respondían que todos deberían tener plena confianza en las
medidas de seguridad que se habían adoptado para evitar un nuevo avasallamiento.
Sin embargo, el pueblo tenía sus justificados temores que el tiempo terminaría por darle
la razón.

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OTROS PRETEXTOS BUSCA EL OFICIALISMO
El domingo 19 de abril de aquel funesto año de 1959, estallaba en la ciudad de La Paz una
nueva revolución falangista con éxito muy pasajero. El epílogo de ese angustioso drama,
fue el cobarde asesinato del jefe falangista Dn. Oscar Únzaga de la Vega, infatigable
luchador contra la barbarie movimientista y gran apóstol de la liberación boliviana. Junto a
él, también era acribillado a balazos, su leal ayudante, el ex-cadete René Gallardo. En el
cuartel Sucre, eran fusilados con las manos en alto, por fuerzas del Ejército Nacional, toda
la plana mayor de Falange Socialista Boliviana, compuesta por más de 16 ciudadanos
honestos, altos exponentes de la intelectualidad boliviana que el MNR nunca pudo tenerlos
a su servicio y por eso optó por terminar con ellos. Las circunstancias dramáticas en que se
produjo ese ominoso genocidio, aún no han sido esclarecidos completamente, debido a que
muchos responsables del mismo aún ocupan altas funciones en las esferas gubernamentales.
En la ciudad de Santa Cruz no ocurrió nada en particular. Las autoridades locales no
fueron molestadas en manera alguna. Sin embargo, no faltaron las aves de rapiña que
ansiosamente esperaban cualquier oportunidad para lanzarse sobre el pueblo cruceño,
apoyados en el estado de sitio que inmediatamente dictó el gobierno con motivo de ese
conato revolucionario, pretendieron efectuar muchas detenciones de carácter político.
Empero, la Unión Juvenil Cruceñista oportunamente previno a las autoridades políticas que
no toleraría ninguna detención ni persecuciones políticas, pues, si bien en La Paz se habían
producido los acontecimientos que ligeramente hemos esbozado, empero en Santa Cruz
nada había ocurrido. El Prefecto del Departamento, Dr. Hugo Méndez Ibáñez, tuvo que
comprometerse con la mencionada entidad cívica, en sentido de no dar curso a ninguna
orden de apresamiento de carácter político.
Los esbirros bufaron de indignación por habérseles escapado de las manos la oportunidad
que se les presentaba para desatar una ola de terror y de venganzas contra el pueblo
cruceño. Las intrigas menudearon con mayor saña ante las autoridades gubernamentales.
Wálter Guevara Arce como Ministro de Gobierno, había asumido personalmente la misión
de preparar el avasallamiento del pueblo cruceño.
En la sede del Gobierno, después de los vandálicos crímenes que hemos referido, se
desató una sañuda persecución contra todos los militantes de Falange Socialista Boliviana,
fruto de la cual fueron apresadas gran cantidad de personas, incluyendo varias damas. El Sr.
Fausto Medrano Sandóval, oriundo de Santa Cruz y que a la sazón desempeñaba el cargo
de Secretario Ejecutivo de la Confederación Universitaria Boliviana (CUB) también fue
apresado.
Con este motivo, viajó a La Paz un delegación de universitarios cruceños, con el objeto
de solicitar del Supremo Gobierno la libertad del nombrado ciudadano. Fue Wálter Guevara
Arce quien, en su condición de Ministro de Gobierno, recibió a la mencionada delegación.
Luego de rechazar enfáticamente la solicitud planteada en favor de Medrano, hizo esta
grave advertencia: "Ya pronto sentaré la mano a los cruceños".
Su odio ancestral contra los orientales se había agudizado por no habérsele permitido que
su enfermizo rencor se saciara apresando a todos los ciudadanos cruceños que no
inclinaban la cerviz ante su soberbia. Él hubiera deseado superar la tragedia de Terebinto
para ganar mayores méritos dentro de la jerarquía de lombrosianos que en el MNR
encontraron feliz acomodo.

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SEGUNDA PARTE
SE CIERNE LA TORMENTA

NUEVAS PROVOCACIONES DEL GOBIERNO

Al promediar aquel funesto año de 1959, se divisaba más próxima la catástrofe que en
forma inminente se acercaba. Sombríos nubarrones cubrían "el cielo más puro de América".
Un ambiente de temor y de incertidumbre rezumaba por todas partes. La gente sensata de
Santa Cruz sospechaba con muchos fundamentos que los días de paz y tranquilidad se
reducían vertiginosamente, aunque existía la confianza equivocada de que la Unión Juvenil
había tomado todas las precauciones para evitar el temido avasallamiento. El Prefecto
Méndez Ibáñez se había comprometido con los personeros de las instituciones cívicas a
mantener la normalidad, siempre que fuera mantenido en su cargo por el Supremo
Gobierno.
Empero, pese a tales promesas y precauciones, la nombrada autoridad había sido
conminada por el Poder Ejecutivo a formular renuncia, como paso previo a la invasión que
el gobierno preparaba; en su reemplazo fue posesionado el señor Haroldo Zambrana
Franco, el día 25 de junio. Por su parte, el mercenario Gayán, cumplida fue su misión de
preparar desde dentro la invasión armada contra Santa Cruz, regresó a la sede del gobierno
y en su lugar era nombrado el Tcnl. de Policías Justo Burgos que poco tiempo después
moría trágicamente en la fracasada revolución del 19 de marzo de 1959. Junto con él había
llegado también un crecido grupo de oficiales de carabineros, aventajados discípulos de San
Román, todos ellos del interior del país, entre los que sobresalían el tristemente célebre
capitán Hugo Fuentes Zelada, que dos años después culminaba en Calamarca su carrera de
bandolero, para terminar sus días en una lóbrega celda del Panóptico Nacional, acribillado a
balazos por sus propios compinches.
Todos los preparativos estaban dados; las provocaciones eran continuas. El gobierno
quería encontrar un pretexto para dar la orden de avance a sus tropas que se hallaban en
estado de apronte.
El 24 de junio, miembros de la Unión Juvenil Cruceñista descubrieron a un sujeto de
apellido Aguilar, identificado por algunas de sus víctimas, como torturador de los campos
de concentración de Curahuara y Corocoro. Aprehendido el granuja y sometido a riguroso
interrogatorio, confesó haber sido enviado por Claudio San Román, por encargo de la
Presidencia de la República, con instrucciones de reorganizar en Santa Cruz la oprobiosa
oficina de Control Político. Sus méritos ya los había ganado en todos los antros de torturas.

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Los cruceños, siempre dominados por buenos sentimientos y caracterizados por su
incapacidad para cometer actos de barbarie y de crueldad, se conformaron con raparle el
cabello y obligarlo a que regrese a La Paz en el acto.
La Unión Juvenil, ante la proximidad del peligro creyó conveniente intensificar su
servicio de patrullaje, que desde algunos meses atrás lo había venido haciendo para
garantizar la tranquilidad de la ciudad. Este hecho no fue del agrado de las flamantes
autoridades políticas, quienes insistieron en considerarlo como acto de provocación. Pero
todo lo que ellos hacían no lo consideraban en idéntica forma.
Al mismo tiempo, jóvenes cruceños se treparon al campanario de la Catedral y tocaron
las campanas a rebato, llamando al pueblo para defenderse de los provocadores. Era el gran
momento histórico que las campanas se encargarían de hacerlo repercutir en el eco de los
siglos. Desde lo alto del campanario catedralicio, se anunciaba que en Santa Cruz se
iniciaba la era más tremenda y angustiosa de su Historia.
Pese a lo avanzado de la hora –algo más de las tres de la madrugada– gran cantidad de
público empezó a llegar a la plaza principal, en la seguridad de que había llegado el
momento más crítico, tan temido por todos los genuinos cruceños. Todos querían ocupar su
puesto del deber en la defensa de su pueblo.
Sensiblemente, los sayones, habrían de encontrar un pretexto más para llevar adelante lo
que tanto habían ansiado. Uno de los jóvenes unionistas, ya sea por impericia en el manejo
de su arma, por descuido o por cualquier otra circunstancia desgraciada, hirió mortalmente
a un carabinero que en ese momento se hallaba disparando su arma en la esquina de la
Catedral. Pocos momentos después se producía su muerte.

SE DESATA LA CATÁSTROFE

La noche del 25 de junio el jefe de Policía, buscando un pretexto para desencadenar la


catástrofe, notificó a los dirigentes de la Unión Juvenil, para que desde esa fecha queden
suspendidos los patrullajes a que hemos hecho referencia.
Este era el paso previo que el nuevo jefe debería cumplir para luego apoderarse de la
ciudad. Como tal imposición no fue aceptada y en las primeras horas de la madrugada del
memorable 26 de junio, se reunieran todas las patrullas unionistas y gran cantidad de
público en la esquina del Club Social "24 de Septiembre", el citado carabinero
insistentemente disponía que todos se retiren de allí. Como no se le obedeció, ordenó que
los carabineros que se hallaban a sus órdenes –todos también del interior– abrieron fuego
de ametralladoras, con el objeto de dispersar a los desobedientes. Estos, lejos de
amedrentarse, exigieron que terminen las provocaciones a fin de evitar mayores
consecuencias. Pero a Burgos no le interesaba ni la vida de sus subordinados ni la de los
ciudadanos cruceños.
Por su parte, el Presidente de la Unión Juvenil, capitán José Gil Reyes, ordenó que las
patrullas abrieran también fuego de fusilería, efectuando disparos al aire.
Corresponde destacar una vez más que las autoridades, para cumplir la innoble misión de
amordazar y sojuzgar a un pueblo digno de un mejor destino, habían tenido el cuidado de

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traer carabineros del interior (indios), inyectándoles previamente una fuerte dosis de odio
regionalista, convenciéndolos de que los cruceños eran enemigos irreconciliables.
Con la muerte del carabinero de referencia, estaba echada la suerte futura de Santa Cruz.
Todas las calumniosas sindicaciones habían llegado a su climax. Ahora sólo correspondía a
todos los cruceños, o abandonar precipitadamente el solar nativo, o hacer frente al
infortunio con altura de espíritu y esperanzas en el mañana.
Esa misma madrugada, el flamante Prefecto del Departamento y todas las autoridades
políticas locales se trasladaron al Colegio Militar de Aviación, para dirigir desde allá todas
las operaciones y mantener permanente contacto con el gobierno nacional.
En la ciudad de La Paz el Ministro de Gobierno Dr. Wálter Guevara Arce, lanzaba un
comunicado denunciando que en la ciudad de Santa Cruz se había producido un
movimiento separatista. Pero en forma paradógica. San Román y Menacho efectuaban una
redada de ciudadanos no adictos al gobierno. ¿Qué relación podrían tener éstos con un
movimiento de tal índole?
El argumento esgrimido por el gobierno era por demás inconsistente. Sólo quería
encontrar un pretexto para aplastar al pueblo cruceño.
Miles de personas, hombres y mujeres de toda condición social, se hicieron presentes en
la plaza principal al clamoroso toque de campanas para defender con sus vidas si era
preciso, el honor y la dignidad de su propio pueblo. Insistentemente solicitaban a los
dirigentes de la Unión Juvenil Cruceñista que se les proporcionen armas para rechazar a los
invasores. Pero la verdad dolorosa era que esa institución cívica no disponía del armamento
de que se creía disponer y que el pueblo pedía clamorosamente.
Durante todo aquel inolvidable 26 de junio, la muchedumbre concentrada en el principal
lugar de paseo, hizo escuchar su voz de protesta por los inconfesables propósitos del
gobierno movimientista de aplastar a Santa Cruz. El pueblo permaneció unido y de pie
durante todo ese angustioso día. Sensiblemente no disponía de armas para defenderse
contra la metralla de los esbirros.
Al atardecer, los dirigentes cívicos recibieron informaciones de que al día siguiente
vendría a Santa Cruz el Nuncio Apostólico, representante de Su Santidad, para intervenir
como mediador y solucionar pacíficamente el conflicto. Reunidos dichos dirigentes,
después de amplias deliberaciones, resolvieron que los pocos ciudadanos que disponían de
armas, deberían abandonar la ciudad esa misma noche, a fin de evitar mayores roces y
choques con las fuerzas del gobierno que ya se hallaban desplegadas y movilizadas.
Embarcados en varias movilidades, tomaron el camino hacia las provincias del Norte,
para luego dirigirse hacia el Ingenio azucarero "La Bélgica" y luego continuar con rumbo
noroeste.
Pero en lugar de que sea el Nuncio Apostólico el que tenga que llegar a Santa Cruz,
trayendo el olivo de la paz y la concordia, fueron fuerzas irregulares y tropas del ejército
que el gobierno dispuso que de inmediato marcharan nuevamente sobre la capital oriental,
para invadirla y amordazarla. Con premura vertiginosa, realmente sorprendente, marcharon
hacia el oriente boliviano, algo más de 11.000 milicianos de Ucureña y de los centros
mineros, a órdenes del coronel miliciano Eduardo Rivas Ugalde que también buscaba ganar
méritos para obtener su ascenso al grado de General de Brigada. Como su inmediato

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lugarteniente, venía el famoso cacique de Ucureña José Rojas Guevara. Al mismo tiempo,
llegaban también 7.000 soldados del ejército nacional, cuya exclusiva misión es defender la
integridad territorial y no avasallar a los pueblos hermanos. Si se hubiera tratado de
defender la soberanía nacional, no se lo hubiera hecho con la misma eficiencia. Militares
que no pudieron ganar estrellas en las cálidas arenas del sudeste, pretendían ahora cubrirse
de galardones luchando contra pueblos indefensos e hijos de la misma patria que los nutría
con su presupuesto.

FUGA DE UNIONISTAS

La juventud cruceña, conducida por los dirigentes de la Unión Juvenil Crucenista,


después de cruzar por las proximidades del Ingenio "La Bélgica", conforme ya lo hemos
manifestado, siguieron rumbo nor-oeste hasta llegar a la región del río "Surutú" en la zona
de Yapacaní. Sensiblemente, habían elegido el lugar más impropio para una fuga de tal
naturaleza, pues, aparte de carecer de los medios más indispensables de sustentación, se
encontraba paralelo a la carretera al norte, por tanto más accesible a la penetración de las
tropas invasoras. En dicha región no podían disponer de agua, de carne, por no ser zona
ganadera, ni siquiera de animales de caza para el sustento cotidiano. Esta desgracia
circunstancial, no prevista por los conductores de esa valiente juventud cruceña, habría de
tener desastrosas consecuencias para los días inmediatos, conforme así los narraremos en
los próximos capítulos.
El Presidente Siles, en colaboración con su Ministro de Gobierno, Wálter Guevara Arce,
el día 27 de junio llamaba a una conferencia de prensa a realizarse en el mismo Palacio
Quemado, donde éste último, haciendo alarde de prepotencia, cinismo descarado y marcado
odio regionalista al pueblo cruceño, se empeñó insistentemente en tergiversar
maliciosamente los acontecimientos producidos en la capital oriental, en su indisimulado
afán de humillar y ultrajar a un pueblo merecedor de suerte mejor. Era la culminación de la
campaña de odios y de infamias propalados por los esbirros movimientistas desde la
emisora del Estado y el periódico del partido oficial "La Nación", que dirigía el cruceño
Heberto Añez, declarado traidor a la patria en la Guerra del Chaco. Hernán Siles Zuazo era
el eje de esa campaña de calumnias, en su inconfesable propósito de descruceñificar Santa
Cruz.
En la mencionada conferencia, el lombrosiano Ministro de Gobierno, comenzó
informando que habían sido los miembros de la Unión Juvenil Cruceñista, quienes
asaltaron el recinto policiario. Sus expresiones están concebidas en los siguientes términos:
"el ataque ocurrió de la siguiente manera: grupos armados con piezas automáticas atacaron la jefatura de
Policía desde el Club Social y los corredores de la plaza "24 de Septiembre" y fue destruida la radio del
Estado que se utilizaba para comunicaciones entre Santa Cruz y La Paz. Difícilmente el jefe de Policía de
Santa Cruz, Tncl. Burgos, logró comunicar esos acontecimientos al Prefecto de Cochabamba, quien, a su
vez, los retransmitió a La Paz".
Al respecto nos corresponde formular una interrogante: Si las fuerzas de la Unión Juvenil
atacaron el recinto policiario, ¿por qué entonces no se apoderaron de esa Institución y de
todo su moderno arsenal enviado por el Gobierno? La falsedad salta a la vista.
El célebre Ministro de Gobierno, continúa informando:
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"Conocidos tales sucesos, acá se dispuso la adopción de las medidas necesarias para restablecer la
tranquilidad en la capital cruceña. En primer término se enviaron mensajes radiales para evitar que se
desencadenen nuevos hechos de violencia. Luego, ayer en horas de la mañana, viajaron cuatro aviones
llevando al Gral. Ramón Vargas Tapia, al Cnl. Javier Cerruto y al Tcnl. Hermógenes Ríos Ledezma
(¿cuatro aviones para conducir a cuatro personas?) El primero de los nombrados ha sido encargado del
mando único de todas las operaciones (así ganaban sus galardones los militares del MNR); posteriormente
se enviaron tropas regulares. Aquellos cuatro aviones retornaron a Cochabamba para continuar
transportando nuevas tropas. Además, durante varias horas sobrevoló la ciudad un avión Mustang de la
Fuerza Aérea".
A confesión de parte, relevo de prueba, dice un proverbio jurídico. Guevara Arce, con su
autoridad de Ministro de Gobierno, informa la celeridad con que actuó el Ejército, enviando
tropas armadas en menos de 24 horas, mientras la Fuerza Aérea atemorizaba a la población
cruceña. Esta celeridad no la hubiera realizado para defender nuestras fronteras. ¡Qué
heroísmo de los pretorianos movimientistas!
En otra parte de su información, Guevara Arce expresa:
"Además, marchan por tierra, lentamente, milicias campesinas y mineras que tienen instrucciones de no
ingresar a la ciudad (¡nada más falso!) sino de mantenerse en los alrededores a la espera de posibles
acontecimientos".
Si los roces habidos entre la Policía de Seguridad y la Unión Juvenil Cruceñista se
produjeron en horas de la madrugada al amanecer del día 26 de junio y el Ministro de
Gobierno llamaba a conferencia de prensa en el Palacio de Gobierno, ¿cómo es que pudo
realizarse tan aparatosa movilización de fuerzas en menos de 12 horas? Todo hace
presumir que los preparativos para dicha invasión a la capital cruceña, venían realizándose
desde mucho tiempo atrás. Lo confirma también aquella amenaza de Guevara a la
delegación de universitarios cruceños para solicitar la libertad de Fausto Medrano, cuando
les dijo: "Ya pronto les sentaré la mano a los cruceños".
Algo muy digno de mencionarse dentro de esta insidiosa campaña de odios y de
calumnias, dirigidas por Siles Zuazo y Guevara Arce, es el mensaje radial transmitido por
el presidente de la Juventud Progresista de Trinidad, Sr. Hans Dellien, el mismo que entre
otras cosas dice la siguiente:
"El pueblo beniano, hijo del pueblo cruceño, está angustiado por la grave amenaza que se cierne sobre
Santa Cruz. V.E. conoce perfectamente que los intereses, anhelos y altas virtudes patrióticas de Santa Cruz
y Beni, son comunes para con las aspiraciones de progreso de la República".
"A nombre de todo el pueblo beniano reunido en asamblea, pedimos a V.E. ordenar en su calidad de
primer ciudadano y capitán General del Ejército boliviano, el retorno de las tropas que marchan sobre
Santa Cruz"
Demás está decir que tan noble como patriótica intercesión del hermano pueblo beniano,
fue contestada con una bofetada por el oficial mayor de la Presidencia de la República, Sr.
Adalid Balderrama, quien, cumpliendo instrucciones del Primer Magistrado, lanzó otra
serie de denuestos contra el infortunado pueblo cruceño.
Ninguna otra voz se dejó escuchar en la hora trágica por la que atravesaba la capital
oriental. ¿Es que todos los demás pueblos hermanos de Bolivia, se solidarizaban con el plan
genocida trazado por el presidente Siles y su Ministro de Gobierno? ¿O es que estaban
sofisticadas con la campaña de calumnias propaladas por los órganos de difusión del
Gobierno?

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Un hecho censurable que llama realmente la atención, es la forma como la prensa nacional
sólo acataba las informaciones proporcionadas por el gobierno, lo que demuestra
claramente hasta dónde la prensa estuvo amordazada por los organismos oficiales, aunque
nunca lo dijo en otra oportunidad. Las informaciones registradas en "El Diario" de La Paz,
a las cuales nos hemos referido anteriormente, estaban encabezadas por estos titulares: "El
pueblo de Santa Cruz es víctima de una facción que lo explota y oprime"; "Estaba en
preparación un golpe subversivo de gran proyección con eje en Santa Cruz, dijo el Ministro
de Gobierno en conferencia de prensa".
Si los acontecimientos de Santa Cruz, tenían carácter subversivo ¿cómo es que en las
demás ciudades de Bolivia no fue secundado ese golpe revolucionario?
El gobierno sólo buscaba el pretexto para enviar, como lo hizo, nuevamente las milicias
de Ucureña para que reediten los sangrientos sucesos de Terebinto. Ahora –según el
gobierno– ya no se trataba de un movimiento separatista o anexionista como lo repetía en
otras oportunidades. En realidad, sólo buscaba un pretexto y ya lo había encontrado.
Para completar la obra de avasallamiento al pueblo cruceño, el día sábado 27 de junio,
llegaban por vía aérea a la capital oriental tres Ministros de Estado, uno de ellos cruceño y
dos de los otros departamentos. Eran los señores Jorge Antelo, Aníbal Aguilar y Guillermo
Bedregal. Del mismo modo, llegaba también el Ministro de Gobierno, para saciar su sed de
sangre cruceña. Este retornó después de dos días, pero dejó a sus colegas Antelo y Aguilar
para terminar con los últimos vestigios de libertad en Santa Cruz.
Entre las actividades cumplidas por el Ministro de Gobierno figuraba la posesión del
nuevo alcalde, Sr. Lorgio Ribera Chávez, quien, se ajustaba en forma precisa, por su
incondicionalidad con la dictadura movimientista y la ingratitud con su pueblo, con las
exigencias de los poderes centrales, para prestarse a los más viles objetivos.
Las fuerzas militares y de milicianos habían ocupado todas las dependencias oficiales y
edificios particulares, incluyendo los ingenios azucareros. Parte de estas mismas,
perseguían a los unionistas fugitivos en las proximidades del río Surutú.
Otro caso inexplicable dentro de esta trama criminal para humillar y ultrajar al pueblo
cruceño, lo constituye el hecho de que el envío radiotelegráfico del corresponsal de "El
Diario" en Santa Cruz, conteniendo la relación verídica de todo lo que realmente sucedió la
madrugada del 26 de junio, recién se publicó en la edición del día 2 de julio, pág 9, vale
decir, después de 6 días y cuando ya las fuerzas de ocupación habían consumado su
objetivo y el pueblo cruceño comenzaba a sentir el peso de la más vandálica represión.
¿Por qué él decano de la prensa nacional demoró tanto en registrar en sus páginas el
despacho de su corresponsal, mientras con asiduidad sorprendente transcribía todas las
informaciones proporcionadas por los organismos gubernamentales? ¿Sufrió interferencias
que nunca las denunció o fue simplemente un descuido censurable en su personal de
redacción? Sólo la historia podrá esclarecerlo y juzgarlo con la severidad que él caso
requiere.
El despacho de referencia, entre otras cosas decía lo siguiente:
"Tomó posesión ayer tarde (se refiere al día 25) del cargo de prefecto el Sr. Haroldo Zambrana. En su
discurso, lejos de ofrecer tranquilidad al pueblo, amenazó a instituciones cívicas, lo que ocasionó inquietud
en la población".

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"Por este motivo, la Unión Juvenil Cruceñista, por intermedio de su presidente, capitán José Gil Reyes, se
puso en contacto con el Jefe de Policía, ya que no había podido ser recibido por el nuevo Prefecto. En esta
conversación, el capitán Gil Reyes manifestó a la autoridad policial que las autoridades cívicas deseaban
colaborar y cooperar con las autoridades, tal como lo habían hecho con las anteriores, puesto que ese era y
había sido el propósito de ellas".
"El Jefe de Policía se puso seguidamente en contacto con el Ministerio de Gobierno, dando a conocerlos
los planteamientos de la Unión Juvenil. El Ministro preguntó cuáles eran esos puntos. En una nueva
conversación se le comunicó que eran: a) el nuevo Auto de Buen Gobierno dictado por el Jefe de Policía,
no debía ser estricto, ya que en Santa Cruz se gozaba de absoluta tranquilidad y no había motivo para
alterar esa situación, b) Que la Juventud Cruceñista tenía el firme propósito de colaborar con las
autoridades mediante los patrullajes nocturnos que dieron excelentes resultados. c) Que no se permita que
se vuelva a organizar Control Político, ya que antes sólo proporcionó a Santa Cruz días de duelo, de
desgracias y de tragedia".
"Eran las 3 y 15 de la madrugada –continúa el mismo despacho del corresponsal de "El Diario"– La Unión
Juvenil había terminado de exponer sus planteamientos, cuando la respuesta del Jefe de Policía, aunque
personalmente se mostraba de acuerdo, expresó que sentía mucho, pero que por órdenes terminantes del
Gobierno se rechazaban los anteriores puntos. Acto seguido, entregó copias de la conferencia y del
radiograma respectivo, en los que se decía que no se debía dar curso a aquellos planteamientos y que la
Policía debía reducirse a cumplir con su deber, procediendo al desalojo de la plaza de los grupos que se
habían hecho presentes a raíz de la situación. Al mismo tiempo, anunciaban que se estaban enviando
refuerzos".
Este último anuncia, revela los preparativos antelados que tenía el Ministerio de Gobierno.
"Ante la determinación oficial - agrega el merituado despacho - la muchedumbre empezó a lanzar gritos
y a hacer tocar campanas".
"A las 3:30 de la madrugada se escuchaban algunos disparos procedentes de la acera de la oficina de
Radio y Correo, situada frente a la Policía ocupada por carabineros. La Unión Juvenil que portaba algunas
armas, contestó el fuego. El tiroteo duró pocos minutos".
"La directiva de la Unión y otros elementos lograron que cesara el fuego y ante el llamado de las
campanas de todas las iglesias, comenzó a reunirse gente".
"A las 8 y 30 de la mañana el pueblo cruceño se encontraba en la Plaza "24 de Septiembre", portando la
enseña patria y entonando canciones cívicas. Las emisoras, en forma unánime y emotiva, dirigieron un
clamoroso llamado al Presidente de la República y a los pueblos hermanos de Bolivia, dándoles a conocer
la situación de gravedad que confrontaba el pueblo cruceño, en vista de que acababa de saberse que se
dispuso la movilización de tropas de Oruro y de otros centros del país".
"Cuando el reloj marcaba las 9 y 30 de la mañana –dice el despacho– la efervescencia fue creciendo. En
caso necesario, se proyecta declarar a Santa Cruz Ciudad Abierta, puesto que se halla indefensa. Al igual
que en los sucesos de mayo del pasado año, nuevamente hay angustia y desesperación".
"Lo que relato –añade el corresponsal– pueden atestiguar los cónsules, funcionarios americanos,
residentes del interior y extranjeros. Este, por otra parte, es un pálido reflejo de lo que sucede en estos
momentos en la plaza y calles de Santa Cruz. De todas las provincias y comarcas vecinas llega gentes del
pueblo. Se clama por justicia y nada más que justicia".
Las esperanzas del pueblo cruceño y de los dirigentes de las instituciones cívicas, en
sentido de que las autoridades del Supremo Gobierno impedirían que se cometan nuevos
crímenes y atropellos, pronto quedaron dramáticamente desvanecidas, pues, ya hemos visto
por las transcripciones anteriores, la premura con que actuó el Poder Ejecutivo y el Ejército,
premura que no la demostraron ni en la ocupación, ni con el asalto paraguayo a fortín
Vanguardia en el sudeste.

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Mientras este ocurría, Chile trabajaba febrilmente en la desviación de las aguas del río
Lauca, pero eso no le interesaba a Siles Zuazo. La soberanía nacional no contaba para él.
Primero estaban sus bajas pasiones.
Para saborear su victoria, Hernán Siles Zuazo resolvió viajar a la capital cruceña, para
entrar en ella en calidad de conquistador, desagraviándose por su propia cuenta, de las
rechiflas que sufriera el 2 de noviembre de 1957, cuando desde los balcones de la
Prefectura se dirigía a la población. El Jefe del Poder Ejecutivo viajaba a Santa Cruz para
convencerse que se había consumado una verdadera ocupación al estilo medioeval,
conforme a sus perentorias instrucciones que había impartido. Primero le correspondió a
Jorge Antelo, Aníbal Aguilar, Bedregal y Guevara Arce, pisotear los despojos de un pueblo
humillado y sojuzgado. Ahora le correspondía también al propio jefe de estado.
Antes de que lo hiciera, el centro oriental Moxos de residentes benianos, por intermedio
de su representante Jacobo Abularach, había solicitado al Primer Mandatario que incluya
entre su comitiva al Nuncio Apostólico de su Santidad, para que con su mediación se
ahorren nuevos días de luto y dolor al pueblo cruceño. Este pedido fue desoído por Siles
Zuazo, porque le entorpecería sus satánicos propósitos.

CAPTURA DE LA JUVENTUD CRUCEÑA

La facilidad que ofrecían los prófugos unionistas en su huida hacia el norte, donde
carecerían de los elementos más indispensables para la subsistencia y su proximidad a la
carretera a las provincias norteñas, para ser capturados por las fuerzas del gobierno, no
tardó mucho en proporcionar ingratas novedades.
Una información oficial registraba en la prensa nacional del día 7 de julio, da cuenta de
que el día anterior, en la desembocadura del río Huaytú sobre el Surutú, el grupo de
fugitivos que dirigía el Mayor de Ejército (retirado) Alberto Lanza Quezada, en número
total de 114, fue capturado por las fuerzas gubernistas, en circunstancias que los
mencionados carecían hasta del elemento líquido para subsistir. Este fue el primer grupo y
de mayor número en caer en poder de las fuerzas del oficialismo. Al mismo tiempo, otros
dos grupos en diferentes sectores de esa vasta región también caían en poder de las tropas
de ejército y de milicianos. La suerte de los restantes que aún deambulaban por los bosques
de esa misma comarca estaba prácticamente definida.
Según el parte oficial publicado en las columnas de la prensa, los capturados serían los
siguientes: Mayor Alberto Lanza Quezada, Alfredo Gutiérrez, Widen Razuk, Chicho Elío,
Germán Tardío, Dorian Bruun, Alberto Amelunge, Román Aguilera, Jorge Balcázar, David
Balcázar, Marcelo Flores, David Cortez, Mario Saucedo Ribera, Adolfo Saucedo, Mario
Saucedo, Kurt Boichar, Wálter Suárez, Herman Mercado, Ronald Araúz, Samuel González,
Francisco Carrillo, Leonor Antelo, Carlos Zambrana, Juan Flores, Adolfo Rojas, Herminio
Pedraza, Edgar Pedraza, Wilfredo Pedraza, Wálter González, Rosendo Justiniano, Gerardo
Villagómez, Adolfo Antelo, Ignacio Salazar, Alcides Méndez, Esteban Escurra, Osear
Castillo, Samuel Otero, Freddy Landívar, Emilio Hurtado, Mario Saucedo, Iván Olver,
Marcial Amelunge, Jorge Cochamanidis, Orlando Durán, Elviro Díaz, Mario Gutiérrez
Méndez, Mariano Araúz, Fabián Justiniano, José Añez, Juan Añez, Samuel Cuéllar, Mario

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Aguilera, Raúl Anze, Luis Velasco, Mario Mercado, Enrique Moreno, Mamerto Carrillo,
Ronald Paz, Hugo Velasco, Róger Sánchez, René Landívar, Edgar Landívar, Germán
Bravo, Luis Añez, Hugo Cronenbold, Lorgio Añez, Antonio Saucedo, Juan Medina,
Guillermo Banegas, Benjamín Añez, Oscar Paredes, René Vargas, Hernán Pareja, Róger
Bruno, Pedro Vargas, Hermes Barba, Paulino González, José Cartolano, Noe Cuéllar,
Abraham Assís, Salek Mustafá, Osvaldo Castro, Freddy Bustamante, Teodoro Callaú, Jorge
Canudas, Luis Moreno, Aurelio Ribera, Humberto Aguilar, Julio Abustinelli, Jorge Vargas,
Lorgio Fleig, Orlando Mercado, Arturo Suárez, Carlos Canelas, Alfredo Rosas, Edgar
Montero, Mario Durán, Mario Subirana, Sigfrido Chavarría, Rolando Vargas, Mario
Villarroel, Nataniel Pinto, Victoriano Guzmán, Roberto Zavala, Gerardo Suárez, Alberto
Rodas, Freddy Salas, Williams Paniagua, Isaías Bravo. Daniel Rivero, Perfecto Alberte,
Eduardo Higazy, Osear Estuhuns, Severo Azcona.

Nuevamente llama la atención los titulares con que el decano de la prensa nacional
registraba los comunicados oficiales dando cuenta de esas infortunadas capturas, aun
teniendo conocimiento de que los calificativos utilizados por los organismos oficiales no
eran más que el producto de una vil calumnia. Así por ejemplo: el comunicado aparecido en
la primera página de la edición de "El Diario" de fecha 7 de julio de 1959, dando cuenta de
la captura de la anterior nómina, lleva el siguiente titular: "Oficialmente se anunció que una
compañía de 114 sediciosos (?) fue capturada".
Otro comunicado aparecido en la pág. 7 de la misma fecha, expresa así: "Dos nuevos
grupos de sediciosos se entregaron ayer en Santa Cruz, dice un comunicado del Ministerio
de Gobierno".
La dirección del decano de la prensa nacional, daba más crédito a los informes
interesados y calumniosos del Ministerio de Gobierno, que al despacho de su corresponsal
que lo registró en sus columnas de fecha 2 y que en parte hemos transcrito.
¿Qué era lo que ocurría? ¿Existía censura de prensa que no fue oportunamente
denunciada? ¿O tenía el gobierno sus elementos incrustados dentro del personal de
redacción para que procedan de esta manera?
Siguiendo con el mencionado procedimiento, el mismo periódico, en su edición el día 9
de julio, pág. 6, registra otros dos comunicados oficiales, con los siguientes titulares: "Otros
treinta insurrectos (?) han sido capturados ayer"; "En Santa Cruz se entregaron diez nuevos
rebeldes".
Estaba claro que para la prensa sólo valía la palabra oficial. De ningún modo se interesó
por buscar las verdaderas fuentes de información o escuchar la palabra del otro bando.
Según esos comunicados, los infortunados prisioneros capturados, eran los siguientes:
Capitán de Ejército (retirado) Rubén Costas, Capitán de Ejército (retirado) Alfredo Pittari,
Capitán de Ejército (retirado) Ángel Ribera, teniente de Ejército (retirado) José Terrazas:
civiles: Aurelio Aguayo, Oscar Moreno, Berthy Antelo, Luis Leigue, Julio Cronenbold,
Miguel Gutiérrez, Hugo Soruco, Hermes Justiniano, Oscar García, Mariano Saucedo, Jorge
Landívar, José Egüez, Cándido Campos, Julio Vincenti, Jorge La Fuente Valdez, Juan
Costas, Roberto Paz, Róger Ortiz, Saúl Tufiño, Rolando Barrancos, Hernán Chávez,
Germán Callaú, Edgar Rivero, Jorge Velasco, Iván Salvatierra, Ignacio Castedo, Willy

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Bendeck, Wálter Verazaín, Fernando Bowles, Edilberto Jordán, Orlando Fernández,
Rolando Roca, Edwin Roca, Roger Barrancos, Gastón Berdeja, y Edgar Landívar.
Consideramos que en este caso, el deber de la prensa era informar la verdad de
acontecimientos y no sujetarse únicamente a los comunicados oficiales, pues, así como
daba cuenta de tales capturas, debió dar cuenta igualmente de que los mismos, a tiempo de
ser capturados eran brutalmente ultrajados y humillados en la forma más inhumana por los
milicianos mineros o campesinos. Esto ignoró el país durante mucho tiempo.
Con titulares más o menos iguales que los anteriores, en la edición del día 13 de julio,
pág. 5, se informaba de la captura de las siguientes personas: Coroneles de Ejército Ernesto
Wende e Ignacio Saucedo, Capitanes Hugo Quezada Peña y Augusto Serrate Paz, Tte.
Sherman Serrate Paz (todos ellos retirados), ex-cadete Lucio Paz Rivero; civiles: Klaus
Frerking, Hermán Montero, Enrique Balcázar, Mario Vargas y Hugo Pinto (hijo del
Presidente del Comité Pro-Santa Cruz).
Aparte de todos los nombrados en la misma ciudad cruceña, el día 27 de junio y los
siguientes se efectuó una gran redada de elementos no afectos al oficialismo, entre los que
podemos mencionar los siguientes: Manuel Jesús Limpias Hurtado, Alfonso O. Kreidler
Rivero, Germán Gabriel Arana, Bergman Rivero Villarroel, Hernán Limpias Saucedo.
Hernán Arteaga García y muchos otros más, sindicados de haber tomado parte en el asalto
al recinto policiario en la madrugada del 26 de junio, hecho éste que, como ya afirmamos,
nunca se produjo.
Del mismo modo, fueron capturados algo más de 40 menores de edad que fueron
trasladados a la ciudad de Cochabamba, en calidad de detenidos. Empero, el pueblo
cochabambino, pese a las tergiversaciones del oficialismo, tenía perfecto conocimiento de
la verdad de los hechos ocurridos en la capital cruceña; encabezado por los estudiantes del
Tunari, el día 9 de julio salió a las calles para exigir la inmediata libertad y devolución a sus
hogares de esos infortunados adolescentes que habían constituido las víctimas
propiciatorias de la fobia movimientista. Los mercenarios del gobierno tuvieron que
recurrir al uso de sus armas para dispersar esa multitudinaria manifestación que pretendía
asaltar el recinto policiario para poner en libertad a los detenidos. Sin embargo, las
autoridades del gobierno, tuvieron que acceder a lo exigido por los manifestantes.
¡Digna actitud de los descendientes de las heroínas de la Coronilla!
Según comunicado también oficial (nada se publicaba que no sea oficial), el Presidente
del Comité Pro-Santa Cruz, Dr. Melchor Pinto Parada, en fecha 9 de julio salió de Santa
Cruz y del país, con rumbo al ostracismo (Perú), en compañía de algunos miembros de su
familia, en un avión TAM, proporcionado por las Fuerzas Armadas.
El Dr. Pinto, después de los sucesos del 26 de junio y los siguientes, había permanecido
refugiado en un lugar seguro de la misma capital y las garantías para su salida del país, en
calidad de exiliado, habían sido obtenidas por organismos religiosos.
De esta suerte, el pueblo cruceño quedaba librado a su propio destino. Conculcadas todas
sus libertades, pisoteadas sus más prestigiosas instituciones, ultrajada la dignidad de sus
habitantes que de hoy en adelante, quedaban sometidos a la condición de parias dentro de
su propia patria.

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Un comunicado oficial, confesaba que las milicias mineras y campesinas habían hecho su
ingreso en la capital oriental, contradiciendo lo prometido por el Primer Mandatario, en
sentido de que esas fuerzas irregulares se mantendrían en las proximidades de Santa Cruz.
¡Cómo mentía el gobierno y sus organismos de información!
Otro comunicado de esos días, registrado también en "El Diario", pág. 6, expresaba que
la normalidad había vuelto a la ciudad de Santa Cruz.
Normalidad se llamaba al ritmo que se había impuesto de amordazar al pueblo boliviano
y someterlo al carro triunfal de su fechorías y terrorismo. Posteriormente, sería la misma
prensa quien se encargue de denunciar estos hechos increíbles que a diario se producían en
Santa Cruz.

UNIONISTAS ACECHADOS EN CONCEPCIÓN

Por mandato de la Constitución Política del Estado, el Estado de Sitio dictado por el
gobierno el 19 de abril de aquel año, con motivo del movimiento revolucionario falangista
de esa fecha, terminó ipso facto el día 18 de julio, vale decir, después de 90 días de
vigencia. Sin embargo, la capital cruceña, continuaba soportando los atropellos y la ola de
vandalaje impuesta por las hordas del oficialismo.
El piloto civil, Sr. Saúl Pinto Landívar, sobrino del Dr. Melchor Pinto Parada, que tenía
cuentas pendientes con el gobierno, por haber piloteado la nave que después de haber
desviado su ruta a La Paz, fue a aterrizar en Salta (Rep. Argentina), llevando 47 presos
políticos que desde Santa Cruz eran conducidos a La Paz, por orden del entonces Vice-
Presidente de la República, Ñuflo Chávez Ortiz, para reabrir con ellos los campos de
concentración que fueron la tónica del MNR en su primer período de gobierno, después de
fugar de Santa Cruz, con un grupo de cruceños, se dirigió hacia las provincias del oriente,
buscando refugio seguro en esas ubérrimas regiones. Entre otros, lo acompañaban las
siguientes personas: Laureano Antelo, Enrique Jiménez, Adhemar Ortiz Justiniano, Titín
Burton y un grupo de soldados de la Guarnición militar del Puerto Pailas que
voluntariamente se había plegado a él.
Las fuerzas militares muy sumisas a las arbitrariedades del oficialismo, siguieron muy
sigilosamente los pasos de los fugitivos, buscando la oportunidad más propicia para
tenderles una celada y victimarlos si era posible.
A horas una de la madrugada del día 21 de julio, dos días después de haber fenecido el
estado de sitio, Pinto y sus acompañantes, aprovechando de las sombras de la noche, hacían
su entrada secreta al pueblo de Concepción en las provincia Ñuflo de Chávez, con objeto de
buscar asilo en casa de algunas amistades, para recobrar las energías perdidas después de
deambular muchos días y noches por entre la maraña de la selva tropical. En circunstancias
que atravesaban transversalmente la plaza de la indicada población, fueron sorprendidos
por un intenso fuego de armas automáticas disparadas por soldados comandados por el Tte.
Siles. Los fugitivos sólo atinaron a refugiarse detrás de los pilares de los corredores,
mientras por su parte se defendían con las escasas armas de que disponían, pero en

50
inferioridad de condiciones, ya que no contaban con suficiente munición ni con las mismas
armas de alto valor combativo.
Después de un breve intercambio de disparos, Pinto cayó acribillado por una ráfaga de
ametralladora que le atravesó todo el abdomen, destrozándole las principales visceras. La
víctima, sin embargo, logró reponerse de la caída y así con sus heridas sangrantes recorrió
algo más de 50 metros, en busca de segura protección, a fin de no ser ultimado por sus
desconocidos atacantes.
El resto de sus acompañantes, sólo atinaron cada uno por su cuenta a buscar también su
propia seguridad personal, ante la inminencia de un genocidio de trágicas consecuencias.
Saúl Pinto, al día siguiente a medio día, era trasladado en un avión a esta ciudad, para
luego ser conducido hasta la sede del gobierno, con manifiesta intención de victimarlo o de
privarle de toda atención médica. Afortunadamente, anoticiados en forma oportuna sus
familiares de esta ciudad, entre ellos un médico de prestigio, acudieron al aeropuerto y allí
se valieron de todos los medios para que el herido sea internado en el Hospital "San Juan de
Dios" de Santa Cruz, en vista de la gravedad de sus heridas que no le permitirían un viaje
largo en avión. No es aventurado afirmar que esta feliz circunstancia salvó la vida de Pinto,
quién de inmediato tuvo que ser sometido a una intervención quirúrgica de urgencia.
Sin embargo de ser esta la verdad de lo ocurrido, ya que el autor de estas líneas ha
podido enterarse de la misma por diversos medios de información, el decano de la prensa
nacional, siempre haciéndose eco sólo de las informaciones oficiales, en la pág. 6 de la
edición del día 22 de julio, registró una información bajo el título: "Hubo un choque
armado en Concepción", en el cual, transcribía un parte radiográfico del jefe de Policía de
Santa Cruz, cuyo tenor literal era el siguiente: "Santa Cruz - 21 -jul. 59.- Presrepública.-
Mingobierno.-Dirgepol. La Paz.- Sec. Ayudantía.- N°. 383/59.- Parte recibido Comanzona
Concepción da cuenta horas una madrugada día hoy, Saúl Pinto, encabezando otros nueve
facciosos asaltaron fracción soldados Ejército guarnición aquella localidad tratando
desarmarlos produciéndose ambas partes disparos con armas de fuego resultando como
consecuencia herido Raúl Pinto mismo encuéntrase internado hospital esta ciudad siendo
sometido este momento operación quirúrgica por gravedad herida y haber sido aconsejado
por médicos, resultado haré conocer esa superioridad. Punto. Parte recibido informa que
acompañantes de Pinto lograron escapar menos uno que se encuentra detenido Concepción
a quien decomisaron una pistola ametralladora. Punto. Otra ametralladora calibre 45
portaba Saúl Pinto mismo encuéntrase fracción ejército a cargo teniente. N. Siles.
Atentamente Tcnl. Burgos Navia. Comambrigada".
La falsedad y la mentira hábilmente manejada por el movimientismo nuevamente se
ponía de manifiesto, cuyo eco recibía la prensa para desorientar a la opinión nacional y
tergiversar maliciosamente la realidad de los acontecimientos.
En el Hospital "San Juan de Dios", Pinto fue objeto de una estricta vigilancia de parte de
los organismos de represión. Cuando ingresaba en un período de recuperación, le llegó su
salvoconducto para que salga del país con destino a Buenos Aires, en calidad de exiliado,
hacia donde se dirigió por vía aérea en fecha 10 de agosto, fuertemente custodiado hasta el
aeropuerto por los esbirros del oficialismo.
Continuando su política de represiones, el Presidente Siles el día 22 de ese mismo mes de
julio, deportaba hacia el Perú a 26 ciudadanos que habían caído presos en la gran redada
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que hizo con todos los que intentaron defender su pueblo de la fobia movimientista, pese a
hallarse fenecido el estado de sitio, conforme ya lo hemos manifestado y pese a que el
destierro por motivos políticos se hallaba expresamente prohibido por la Constitución
Política del Estado. La nómina de exiliados era la siguiente: Marcelo Flores Saavedra, Juan
Antonio Elío Rivero, Edwin Roca Dávalos, Mario Orlando Saucedo, Hugo Cronenbold
Añez, Jorge Alfredo Velasco Quiroga, José Terrazas Velasco, Mario Saucedo Mercado,
Ángel Ribera Muñoz, Jorge Landívar Gil, Saúl Tufiño Quinteros, Hugo Ortega Oyola,
Mario Vargas Jordán, Jorge Moreno Soria, Perfecto Alberte Céspedes, José Gil Reyes,
Edmundo Gutiérrez Vaca Díez, Hugo Quezada Peña, Willy Bendeck Sikafi, José Egüez
Rivero, Julio Cronenbold Montero, Germán Tardío Sánchez Bustamante, Mario Bello
Marcó, Jorge Vargas Gil, Hugo Pinto Peredo, Ernesto Wende Camargo.
Al mismo tiempo, como queriendo demostrar que aún el Gobierno se inspiraba en
principios democráticos y cristianos, dispuso la libertad de 32 ciudadanos que habían sido
capturados en idénticas circunstancias que los anteriores, aunque esa libertad, no era más
que alargar la cadena que reataba a esas personas a las celdas de los organismos de
represión. La nómina de estos últimos era la siguiente: Jorge La Fuente Valdés, Edílberto
Jordán Estrada, Osear García Suárez, Lucio Paz Rivero, José Añez Bazán, Róger Ortiz
Rivero, Herman Mercado Chavarría, Nataniel Pinto Rosales, Carlos Canela Saldaña,
Ramiro Añez Campos, Alberto Amelunge Campos, Róger Bruno Garabito, Hernán
Montero Zankis, Rolando Roca Oyola, Marcial Amelunge Aponte, Alfredo Pittari Smith,
Enrique Cuéllar Limpias, Dorian Bruun Sciaroni, Percy Antelo Antelo, Samuel Otero
Gómez, Sherman Serrate Paz, Enrique Moreno Arteaga, Virgilio Serrate Aguilera, Juan
Añez Bazán, Rubén Costas Menacho, Carmelo Dagner Rivero Subirana, Isaías Bravo Vaca,
Adolfo Antelo Añez, Rómulo Saldaña Moreno, Edgar Rivero Ribera, Germán Callaú
Balcázar y Herminio Pedraza Rivero.
Como dijimos antes, no habría de transcurrir mucho tiempo, antes de que la mayoría de
estos mismos, nuevamente sean víctimas de nuevas represiones, más violentas que las
anteriores, conforme lo demostraremos en las páginas siguientes.
Pero las mazmorras del Panóptico Nacional y de Control Político aún continuaban
atestadas de presos cruceños, en mayor número que las dos nóminas anteriores. Estos
últimos serían puestos en libertad, a medida que vayan suscribiendo sendos compromisos
para no participar en ninguna actividad contraria al gobierno central.

INSTALACIÓN DE "ÑANDEROGA"

Mientras ocurrían todos los acontecimientos que hemos narrado en los capítulos
anteriores, el mismo día 27 de junio, agentes y milicianos bien amaestrados, enviados ex
profeso por el gobierno, se incautaban arbitrariamente del local de "Ñanderoga", donde
pocos meses atrás el pueblo cruceño había hecho derroche de entusiasmo y alegría en las
fiestas de carnaval. El derecho de propiedad había quedado abolido para todos los que no
comulgaban con el gobierno, desde que el MNR, en una hora aciaga para nuestra
desventurada patria, asumió el mando de la nación. Siles Zuazo era ahora el pontífice de la
simulación, el engaño, el crimen y el atropello. Ya lo había demostrado en más de una

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oportunidad y hoy sólo le correspondía ratificar con los hechos su forma de proceder en
función de gobierno.
El amplio local de "Ñanderoga", desde esa luctuosa fecha, pasaría a simbolizar |a tiranía
movimientista, constituyendo la página más negra y bochornosa que gobierno alguno
hubiera escrito en la Historia de Bolivia. Desde Francia hasta Rosas y Melgarejo, hubieran
quedado sorprendidos ante los vandálicos métodos de torturas inventados por los
"libertadores económicos" de la patria.
A la cabeza de todos los verdugos y rufianes adiestrados en toda clase de tormentos,
llegaba un sujeto desconocido hasta esos momentos, de dudosa reputación, llamado a jugar
papel preponderante en la vida de Santa Cruz, a partir de aquella fecha. Se llamaba Jorge
Rojas Pereyra, aunque más le gustaba hacerse llamar simplemente Tito seguramente por su
emulación con el dictador de Yugoslavia. Tenía 28 años de edad; pero su aspecto exterior
demostraba menor edad, con 1,60 metros de estatura, delgado; ojos pardos, pequeños y
oblicuos, tez aceitunada; natural de Aiquile (Departamento de Cochabamba). Constituía el
prototipo del cholo, con hondos resentimientos sociales, ansioso de tomarse el desquite de
quienes consideraba superiores a él en lo intelectual, social y cultural. Su apariencia era la
de un hombre inofensivo y pacífico, lleno de modales y atenciones fingidas. ¡Cómo se
engañaban quienes no lo conocían en su cubil! Es la doble personalidad de los verdugos
profesionales. San Román y Menacho habían tenido el cuidado de enviar a Santa Cruz, a
los esbirros más experimentados en los sistemas de torturas por ellos utilizados y que no
tenían ningún vínculo con el pueblo cruceño. Eran los elementos más inescrupulosos,
capaces de ejecutar los peores tormentos y las más grandes villanías.
Para ellos carecía de significado la palabra "moral".
Por eso, inmediatamente que desapareció lo que para ellos fue la sombra terrorífica de la
Unión Juvenil Cruceñista y se instauró un antro de torturas, con toda clase de garantías y
libertades sólo para ellos, es decir, garantías y libertades para cometer toda clase de
atentados en la forma más impune, se entregaron afanosamente a la labor de reorganizar sus
comandos y sentar también sus reales en la desventurada ciudad.
A la cabeza fue colocado un individuo incondicional, sin ninguna preparación intelectual,
sin escrúpulos de ninguna índole y sin principios morales: se llamaba Julio Calvo
Cronenbold; ansioso de ganar méritos que no los podía obtener por medios lícitos, estaba
dispuesto a cometer los más vandálicos atentados, aunque para ello tenga que hacer
derramar lágrimas a las esposas y madres de su propio pueblo.
Por su parte los movimientistas cruceños que constituían los elementos renegados de su
pueblo por su incapacidad social y cultural, no querían quedarse a la zaga de los anteriores.
Mucho tiempo el Comando Departamental del MNR había estado desorganizado o
funcionando clandestinamente. Durante todo ese lapso no habían podido cometer ningún
atropello, no habían asaltado a sus enemigos políticos o personales, que lo mismo era para
ellos, ni los habían despojado de sus pertenencias; ningún opositor al gobierno había sido
apresado ni apaleado. Pero ya había llegado la oportunidad que tanto anhelaban. Ahora
podían disponer de las vidas y haciendas de todos los adversarios del gobierno, que era la
mayoría de los cruceños.
Estas circunstancias hacían de él un elemento ideal para los propósitos del gobierno.

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Como colaboradores inmediatos, Calvo Cronenbold tendría a individuos de inferior
catadura moral que él todavía, como Pedro Ribera Méndez, Julio Nery Escalante, Aurelio
Saucedo Jiménez, Alfredo Ribera Pinto, Carlos Füchtner Soria Galvarro, Hugo y Guillermo
Menacho Carrillo, Gustavo Carrillo, Edmundo Franco, Lucio Recabado, Elmer Egüez (alias
Pitungo), Fabián Ardaya (alias Minina), Humberto Barbery (alias Peto) y muchos otros más
que oportunamente los iremos nombrando por sus "gloriosas" hazañas. Todos ellos
formaban parte de la pandilla de Luis Sandóval Morón, pero que momentáneamente ahora
prestaban sus servicios al flamante jefe del Comando Departamental del MNR, mientras
soplen nuevos vientos de fronda.
Por su parte, Rojas Pereyra contaría también con eficientes colaboradores, dignos émulos
de San Román y Menacho, como José Taboada Calvo, Rolando Hidalgo Moyano –que
asumió la subjefatura de ese organismo–, Jaime Zinagua, Rubén y Gastón Muñoz
Caballero, Paulino Blanco, Adolfo Monroy y toda una pléyade de verdugos, enviados ex-
profeso para tal efecto por los maestros de la tortura: Menacho y San Román.
Pronto, muy pronto, "Ñanderoga" comenzó a cosechar sus víctimas ante la mirada
complaciente del Prefecto Haroldo Zambrana Cronenbold, a quien nada le importaba ser
descendiente de una de las familias más antiguas y prestigiosas de Santa Cruz, e hijo de un
honesto y meritorio galeno, el Dr. Udalrico Zambrana Franco, descendiente a su vez del
que fuera cuatro veces Presidente de Bolivia, el General José Miguel de Velasco. Tampoco
importaba al flamante Prefecto que muchas de las infortunadas víctimas fueran familiares
suyos o amigos personales. Su incondicionalidad no le permitía efectuar reparos de ninguna
índole. Podía ser destituido de su elevado cargo y esta era la única oportunidad que tenía
para colmar sus anhelos de ser la primera autoridad del departamento.
Como la mayoría de los adictos de la Unión Juvenil Cruceñista había sido apresada por
los milicianos en la forma que lo tenemos expresado en páginas anteriores y conducida
hasta las mazmorras de Control Político o las celdas del Panóptico Nacional en la ciudad de
La Paz, los más se hallaban prófugos en los bosques o en playas extranjeras, era necesario
para los esbirros buscar otras víctimas para alimentar la hoguera del odio que encendiera el
gobierno y el partido oficial, aunque la culpabilidad de las mismas hubiera sido
insignificante. Era urgente demostrar al gobierno su servilismo incondicional para justificar
los jugosos sueldos que recibían para torturar y humillar a un pueblo que sólo quiso vivir en
paz y con libertad.
Control Político, además de disponer de los más eficientes paniaguados traídos ex-
profeso desde La Paz y con todos los adictos de Luis Sandóval Morón, muchos de los
cuales tenían cuentas pendientes con la justicia, habiendo sido sacados de la cárcel pública
de esta capital, contaba también con una extensa red de soplones y espías de ambos sexos,
que se encargaban de averiguar toda la vida pública y privada de los habitantes de Santa
Cruz. De esta manera, mientras estos últimos prestarían valiosos servicios en la captura de
todas las personas no gratas al gobierno, los primeros demostrarían sus refinados métodos
de torturas, haciendo muy eficaz la vandálica campaña de represión emprendida por Siles
Zuazo y Guevara Arce.
La mañana del 27 de junio, la Doctora Elffy Albrecht, Presidenta de la Unión Cruceñista
Femenina, ignorante de la fuga de los unionistas hacia la región del Surutú en las primeras
horas de la noche anterior, se dirigía de su domicilio hacia la plaza principal para

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interiorizarse de los últimos acontecimientos. Una cuadra antes, en circunstancias que se
encontraba con el universitario José Luis Castedo Mejía, fue apresada por fuerzas
policiarias conjuntamente con dicho estudiante que, al igual que ella, ignoraba de todo lo
acaecido la noche antes. Ambos fueron conducidos violentamente al recinto policiario, a
cuyo ingreso fueron ultrajados con puntapiés de los "valientes" carabineros, sin respetar la
condición femenina de la nombrada dirigente cívica; posteriormente fue también ultrajada
de palabra y de hecho por las tristemente famosas "barzolas", dirigidas por Esther Suárez y
Rosa Rivero, que oportunamente habían sido también organizadas en Santa Cruz, para
cumplir igualmente una parte en la terrorífica represión. Ningún detalle había sido
descuidado en el empeñoso afán de aplastar al pueblo cruceño por medio del terror.
La libertad de dicha letrada y educadora a la vez, gestionada por instituciones religiosas
sólo fue obtenida a cambio de que haga inmediato abandono del país, en calidad de
exiliada.
Tal era la represión movimientista contra el pueblo cruceño que ni siquiera las damas
podían permanecer en sus hogares. Todos los cruceños éramos presidiarios en nuestra
propia tierra.
La cosecha que luego comenzaría a efectuar Control Político, sería muy abundante, ya
sea entre todos aquellos que después de permanecer prófugos en las selvas del oriente
boliviano, regresaban a sus hogares en la esperanza de que con la expiración del estado de
sitio se podría respirar cierto clima de libertades y también impelidos por la necesidad de
dedicarse a sus actividades particulares para atender las necesidades de los suyos; también
correrían la misma suerte, todos aquellos que habiendo sido puestos en libertad en
Cochabamba o La Paz, regresaban a su pueblo, al lado de sus seres queridos, en la falsa
creencia también de que ya no serian más molestados ni perseguidos.
¡Qué equivocados se encontraban todos!
La sed de sangre y de venganza recién estaba comenzando a cobrar sus víctimas y
tardaría mucho en ser saciada por los vampiros encaramados sobre los magros despojos de
nuestra desventurada patria.

DESPUÉS DE LAS TORTURAS, EL PROCESO


Las autoridades departamentales, dóciles todas a los vesánicos designios del gobierno
central, querían secundar en toda su expresión la obra gubernista, pues no querían correr el
riesgo de perder sus cargos.
La autoridad que más se destacó en ese sentido, fue el Sr. Haroldo Zambrana
Cronenbold, Prefecto del Departamento, quien queriendo igualmente rivalizar en
servilismo, exigió que el Ministerio Público instaure proceso criminal contra todas las
personas que para él habían incurrido en el grave delito de defender su pueblo y que habían
sido capturadas en las circunstancias más adversas y algunas puestas luego en libertad
momentánea, para ser nuevamente objeto de sañuda persecución.
Mediante oficio de fecha 17 de julio, signado con el N°. 601/59, dirigido al entonces
Agente Fiscal, Dr. Luis Oyola Mojica, expresaba lo siguiente:

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"Por medio de la presente deseo dejar constancia de la profunda extrañeza de este despacho, al no tener
conocimiento, hasta el día de hoy, de las actuaciones que por ley, ha correspondido desenvolver al
Ministerio Público con relación a los actos subversivos del 26 de junio ppdo.
"El Ministerio Público, como bien es sabido, debe actuar de oficio en la comisión de todos los delitos que
alteran gravemente el orden legalmente constituido, en representación del Poder Ejecutivo. Al no hacerlo
así, querría decir que los fiscales de este distrito Judicial, aceptarían como no pasibles de ninguna sanción
los hechos sediciosos últimamente ocurridos o, lo que es más grave aún, denotarían complicidad con los
autores de la subversión al no tomar las medidas del caso para su enjuiciamiento criminal".
"A fin de aclarar, pues, la situación del Ministerio Público, se ha de servir absolver por escrito el siguiente
cuestionario".
"1.- Cuáles son los pasos que han dado y cuál es la situación del Ministerio Público respecto a la
subversión del 26 de junio último pasado".
"2.– Dónde se está tramitando el proceso para determinar la culpabilidad de los autores, cómplices o
encubridores de la sedición recientemente sofocada que, fuera del grave escándalo producido en la
sociedad, ha ocasionado el asesinato de un guardián del orden público, graves heridas de dos oficiales de
carabineros y una cuantiosa pérdida de bienes materiales, tanto públicos como particulares".
"A la espera de que este cuestionario sea satisfecho en el término de 24 horas a partir de esa fecha, saludo a
Ud. muy atte. Fdo. Haroldo Zambrana Cronenbold. Prefecto del Departamento".

Cabría preguntarle al señor Zambrana Cronenbold, a qué considera el "escándalo". Sí no


considera en la misma forma, los asaltos y atracos en plena vía pública a pacíficos
ciudadanos y las torturas infringidas en Control Político que él mismo pudo comprobar?
Tendríamos mucho que interrogar al señor Zambrana, pero preferimos que sea el mismo
lector, quien, por cuenta propia, forme sus conceptos.
Obedeciendo como autómata a la anterior intimidación y ante el temor de ser denunciado
ante el Poder Ejecutivo y perder su cargo, el Agente Fiscal de referencia, presuroso emitió
el correspondiente dictamen fiscal, mediante el cual, requería ante el Juez Instructor de
turno en lo Penal, Dr. Germán Paniagua Céspedes, por la sustanciación del respectivo juicio
criminal contra una extensa nómina de ciudadanos de ambos sexos, por considerar que los
delitos imaginarios del Sr. Zambrana, se hallaban considerados como sancionados con la
pena de muerte, (art. 479) y largas penas de prisión (arts. 522 y otros del C. Penal).
Impelido de esa manera, al nombrado juzgador no le quedó más que dictar el siguiente
auto-cabeza de proceso contra más de 200 ciudadanos, a quienes el gobierno y sus
secuaces, consideraban subvertores del orden público, conforme a las transcripciones
anteriores:
"VISTOS: los presentes obrados y estando los delitos denunciados por el Sr. Agente Fiscal, comprendidos
dentro de las penalidades de los arts. 175 y siguientes del Código Penal (no tomó en cuenta el art. 479 que
establece la pena de muerte), con, referencia, al 217, 223, 240, 279 y 522 del mismo cuerpo de leyes, para
el debido esclarecimiento de los hechos, Instruyase sumario criminal, contra los sindicados Melchor Pinto
Parada, José Gil Reyes, Lucio Paz, Chicho Balcázar, Hugo Ortega, Alberto Lanza Quezada, Román
Aguilera, Chicho Elío, David Balcázar, Alfredo Gutiérrez, Willy Bendeck, Germán Tardío, Dorian Bruun,
Alberto Amelunge, Marcelo Flores, David Cortez, Mario Saucedo, Adolfo Saucedo, Kurt Boischar, Wálter
Suárez, Hermán Mercado, Román Araúz, Samuel González, Francisco Carrillo, Leonor Antelo, Carlos
Zambrana (sobrino del Prefecto), Juan Flores, Adolfo Rojas, Herminio Pedraza, Edgar Pedraza, Wilfredo
Pedraza, Wálter González, Rosendo Justiniano, Gerardo Villagómez, Adolfo Antelo, Ignacio Salazar,
Alcides Méndez, Esteban Escurra, Oscar Castillo, Samuel Otero, Freddy Landa, Emilio Hurtado, Mario
Saucedo Rivera, Iván Oliver, Marcial Amelunge, Jorge Cochamanidis, Orlando Durán, Elviro Díaz, Mario

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Gutiérrez M., Mariano Araúz, Fabián Justiniano, José Añez, Juan Añez, Samuel Cuéllar, Mario Aguilera,
Raúl Anze, Luis Velasco, Mario Mercado, Enrique Moreno, Mamerto Carrillo, Ronald Paz, Hugo Velasco,
Róger Sánchez, René Landivar, Edgar Landivar, Germán Bravo, Luis Añez, Hugo Cronenbold, Lorgio
Añez, Oscar Paredes, René Vargas, Hernán Pareja, Róger Bruno, Pedro Vargas, Hermes Barba, Paulino
González, José Cartolano, Noé Cuéllar, Abraham Assís Saleck, Osvaldo Castro, Freddy Bustamante,
Teodoro Callaú, Jorge Canudas, Luis Moreno, Aurelio Ribera, Humberto Aguilar, Julio Agostinelli, Jorge
Vargas, Lorgio Fleig, Orlando Mercado, Arturo Suárez, Carlos Canelas, Alfredo Rosas, Edgar Montero,
Mario Durán, Mario Subirana, Sigfrido Chavarría, Rolando Vargas, Mario Villarroel, Nataniel Pinto,
Victoriano Guzmán, Roberto Zavala, Gerardo Suárez, Alberto Roda, Freddy Salas, William Paniagua,
Isaías Bravo, Daniel Rivero, Perfecto Alberte, Eduardo Higazy, Osear Esthunf, Severo Ascona, Raúl
Mercado, Arnoldo Amelunge, Eduardo Aguilera, Carlos Romano, Romualdo Saldaña, Jesús Salvatierra,
Alvaro Melgar, Luis Aguayo, Mario Bello, Jaime Roda, Benjamín Roda, Capitanes Rubén Costas, Alfredo
Pittari y Angel Ribera, José Terrazas, Aurelio Aguayo, Oscar Moreno, Betty Antelo, Luis Leigue, Julio
Cronenbold, Miguel Gutiérrez, Hugo Soruco, Hermes Justiniano, Oscar García, Mariano Saucedo M.,
Jorge Landívar, José Egüez, Julio Vincenti, Jorge La Fuente Valdez, Juan Costas, Roberto Paz, Róger
Ortiz, Saúl Tufiño, Rolando Barrancos, Hernán Chávez, Germán Callaú, Edgar Rivero, Jorge Velasco,
Ignacio Saucedo, Cap. Hugo Quezada, Iván Salvatierra, Cnl. Ernesto Wende, Ignacio Castedo, Cnl.
Ignacio Saucedo, Cap. Augusto Serrate, Tte. Sherman Serrate, Klaus Frerking, Hernán Montero, Enrique
Balcázar, Mario Vargas, Hugo Pinto Peredo, Mario Ichazo, Jorge Paniagua, Rubén Darío Rivero, Medardo
Solares, Jaime Solares, Edgar Urey, Osear Subirana, Osman Salvatierra, Alfredo Tonelli, Felipe Cadario,
Carlos Aponte, Elffy Albrecht, Alicia Ribera de Cerruti, Elena Salvatierra, Ramón D. Gutiérrez, Lorgio
Serrate R., Erwin Gasser y Lucas Saucedo S., debiendo girarse el respectivo mandamiento de aprehensión
para que presten sus declaraciones indagatorias; gírese cédula citatoria para los testigos que se ofrezcan.-
Regístrese.-(Fdo.) G. Paniagua.- Ante mí. Fdo. M. Cuéllar. Actuario".

En esta forma, alrededor de 200 personas, tendrían que comparecer ante los estrados
judiciales, a medida que vayan siendo puestas en libertad por los organismos de represión o
que comiencen a salir de sus refugios en los bosques aledaños. Todos se veían en la
imperiosa necesidad de asumir defensa judicial mediante abogado para no ir a parar a la
cárcel, como parte de la campaña de represión. Afortunadamente el nombrado juez,
sumariante no era un elemento incondicional del régimen imperante y consciente de que los
cargos lanzados por la primera autoridad del departamento no eran más que otro embuste
en la campaña de sojuzgamiento, concedió libertad provisional a todos aquellos sindicados
que la solicitaban.
El juicio a que hacemos referencia, quedó sin efecto y fue archivado sólo mediante auto
de fecha 1° de abril de 1960, ante la solicitud formulada por el Dr. Ciro Sánchez, como
abogado del Sr. Erwin Gasser, al apoyo de la amnistía política concedida en fecha 17 de
marzo de ese indicado año, en atención a la convocatoria a elecciones generales para
renovar los poderes del Estado.

LA CAMPIÑA CRUCEÑA TAMBIÉN ES SOJUZGADA


Para que el avasallamiento a Santa Cruz fuese completo y sus provincias más inmediatas
que siempre fueron solidarias con las aspiraciones de su capital, también soportaran el
aprobioso yugo del movimientismo, Siles Zuazo y Guevara Arce dispusieron que parte de
esas hordas punitivas se dirigieran hacia el norte, con el objeto de consumar allí toda clase
de atentados, haciendo sentir el peso de su odio vesánico a todos los honestos y abnegados
trabajadores del agro.

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Entre esas poblaciones provinciales, las que más sintieron el rigor de la invasión de
milicianos de Ucureña al departamento de Santa Cruz, fueron las localidades de Buena
Vista y San Carlos, capitales de la primera y segunda sección municipal respectivamente de
la provincia Ichilo. De los 11.000 campesinos movilízaos con este propósito, 3.000 pasaron
a dicha provincia.
El ingreso que hicieron a Buena Vista, fue en medio de intenso tiroteo de sus armas
automáticas, con el deliberado propósito de aterrorizar a sus modestos pobladores. Acto
seguido ocuparon la plaza y se posesionaron de las cuatro bocacalles para controlar el
ingreso y salida de dicho lugar. Luego, tomaron contacto con el Sub-prefecto de la
provincia, Sr. Hormando Giles, el alcalde, jefe de Policía, dirigentes y militantes del MNR,
quienes en este caso, cumplirían importante papel de informantes, pues de lo contrario los
extraños visitantes no podrían conocer a quienes no inclinaban la cerviz ante la soberbia de
la dictadura.
Informados los milicianos por los movimientistas de la localidad, dieron comienzo de
inmediato a su tarea de devastación, dirigiéndose en primer término al domicilio del Sr.
Celso Sandóval, ubicado en el extremo nor-oeste de la referida plaza.
Dicho señor, era considerado como un de los vecinos más connotados de la localidad,
habiéndose ganado el respeto y la confianza de todos por su don de gente. A la sazón,
desempeñaba las funciones de Notario Público de esa población. Armados fuertemente los
indios con ametralladoras, fusiles, machetes, etc. en número de 300, ingresaron
violentamente en dicho domicilio, encañonando al indicado dueño de casa con sus armas
automáticas y amenazando también con sus machetes, obligándolo a permanecer inmóvil,
mientras ellos, procedían a saquear el inmueble, llevándose todo lo que encontraban. Al
mismo tiempo, lo intimaban a que les indique dónde se hallaban sus hijos y las armas que
poseían –según ellos–. Como producto de ese saqueo se llevaron más de 6.800.- $b. en
dinero efectivo, ropa de toda la familia, vajilla de comedor, dos revólveres, y todo cuanto
les pudo ser útil. Consumado el jugoso saqueo, condujeron al dueño de casa en calidad de
preso a una de las oficinas públicas donde ellos habían sentado sus reales.
Allí, haciéndole víctima de toda clase de amenazas y de groseros insultos, querían
obligarlo, para justificar el saqueo, a que indique el paradero de supuestas armas que sólo
en la mente de ellos existían. Después de más de dos horas de riguroso interrogatorio y ante
la oportuna intervención de un militar, fue puesto en libertad, pero al salir, los antropófagos
milicianos, amenazaron a dicho señor con estas terroríficas palabras: "te vamos a beber la
sangre". Era tanto el odio de que venían saturados y tanta la sed de sangre cruceña que les
habían inculcado los hombres del gobierno.
Posteriormente, el mismo anciano, fue nuevamente objeto de un nuevo asalto, esta vez en
una pequeña propiedad rústica próxima a Buena Vista, de donde le sustrajeron Varias
cabezas de ganado vacuno y muchos otros productos agrícolas, cuyo valor sobrepasaba los
6.000 $b.
Mientras se producía este saqueo, otro crecido grupo de asaltantes se apoderaba por la
fuerza de la casa de la señora Leonor Medrano, mientras que otros efectuaban otro saqueo
esta vez en la casa del Sr. Jesús Alvarez Egüez, ex-combatiente de la Guerra del Chaco,
llevándose igualmente todo lo que pudieron encontrar y finalmente conduciendo en calidad
de preso al propio dueño de casa. Igual suerte corrieron los domicilios de los señores Juan

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Moreno y Fernando Chávez Delgadillo, dirigente cívico en aquella provioncia. Como éste
último se encontraba ausente y su esposa que era profesora se hallaba pasando clases, sin
respetar su condición de mujer, fue conducida fuertemente escoltada con arma en mano,
con el pretexto de que entregue toda la documentación de su marido. Pocos fueron los
domicilios que se salvaron de correr la misma suerte que los anteriores.
La otra infortunada población de San Carlos no tuvo mejor suerte. Gran parte de las
milicias mercenarias enviadas por Siles y Guevara, se acantonaron en la misma población y
el resto en las proximidades del río Yapacaní, cerca también de San Carlos.
Allí, los saqueos fueron tan vandálicos como los que más. Los pocos vecinos que no
huyeron, sufrieron el rigor del encarcelamiento y los peores vejámenes. Todos los
pobladores, especialmente los que no eran del MNR que formaban gran mayoría, fueron
obligados a contribuir con víveres y alimentación para el sostenimiento de sus mismos
verdugos. ¡Qué ironía del destino!
El señor Eliseo Araúz, es un conocido vecino de aquella localidad que con su tesonero y
honrado trabajo, en muchos años, logró levantar una propiedad rústica agrícola-ganadera,
ubicada a 8 kilómetros de San Carlos, hacia el oeste, denominada "El Ingenio", dotada de
algunas maquinarias e implementos de labranza. Los indios, aleccionados por los
movimientistas de la región, se abalanzaron sobre ella, como los buitres sobre los despojos
de una carroña para descuartizarla por todos sus costados, y robaron gran cantidad de
productos agrícolas, todos los aperos de labranza, dinero en efectivo, ropa, víveres,
herramientas, etc. etc. Como si esto fuera poco, un tractor que se utilizaba en las
actividades agrícolas, también fue destrozado completamente, como también una camioneta
marca Studebaker. Del mismo modo, se apoderaron de varias cabezas de ganado vacuno y
de otras tantas yuntas de bueyes utilizados en las tareas del campo. Este saqueo arrojó un
botín aproximado a los 300 millones de bolivianos.
La propiedad del Sr. Nicasio Uslar, también en las proximidades de San Carlos, fue
igualmente objeto de otro saqueo, aunque en algo menor que la anterior. Sus hijos menores
–una niña entre ellos– fueron arrestados y ultrajados por los foragidos milicianos que no se
detenían ante nada.
Demasiado largo sería enumerar todos los desmanes cometidos por los nombrados
campesinos, de triste recordación en Santa Cruz y las provincias del norte, donde asolaron
peor que los soldados de Atila. Para mejor información del amigo lector, transcribimos a
continuación lo que expresa el ciudadano Alejandro Chávez, que entonces era Corregidor
de San Carlos, quien dice lo siguiente:
"En esa época (año 1959) yo era Corregidor de San Carlos. Los que llegaron con milicianos hasta esa
localidad fueron los siguientes: Coronel Eduardo Rivas Ugalde, José Rojas Guevara, Mayor de Policía
Demetrio Osinaga y un tal López, dirigente de Punata (se trata de Gregorio López, hoy diputado
barrientista). Últimamente llegó Wálter Revuelta, también como dirigente de esas milicias".
''Tuve conocimiento -dice el Corregidor- de que asaltaron la propiedad del señor Eliseo Araúz, denominada
"El Ingenio", la misma que la saquearon, habiéndose robado una camioneta de dicho señor, la que nosotros
posteriormente la rescatamos, que ya estaba deshecha, porque había sido ametrallada por los mismos
indios. No supe quién dirigía ese asalto a esa propiedad rústica. Después de eso, cometieron muchos otros
atropellos, arrestando a gente completamente inocente, ultrajando a algunos de ellos y obligándolos a
declarar todo de que sabían".

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'Los jefes de esas tropas -continúa Chávez- daban órdenes para que las personas más o menos pudientes
contribuyeran para el sostenimiento de las mismas. Esa gente contribuía más que todo por temor a
cualquier represalia".
Otro dirigente movimientista, Raquel Chávez Egüez que en 1959 era jefe del comando
provincial del MNR de San Carlos y hoy pertenece al nuevo partido oficial (M.P.C.),
expresa lo siguiente:
"En el mes de julio de 1959 fueron enviadas milicias ucureñas a esa localidad en número de diez mil,
teniendo en cuenta que San Carlos sólo tiene una población de 1200 habitantes. Esas tropas fueron al
mando del Coronel Eduardo Rivas Ugalde. Yo no supe quién daría orden para que esas milicias se dirijan
hasta San Carlos; supongo que sería del Ministerio de Gobierno a cargo del Dr. Wálter Guevara Arce. Las
milicias acantonaron una parte a orillas del río Yapacaní y otra parte ocuparon violentamente una tejería
próxima a San Carlos de propiedad del señor Favio López, aprovechando que estaba desocupada".
"Esa propiedad –dice Ragüel Chávez, refiriéndose a la del Señor Eliseo Araúz– que se encuentra a siete
kilómetros de San Carlos, de propiedad del señor Eliseo Áraúz, fue asaltada por un grupo de milicianos de
Ucureña, dirigidos por campesinos del lugar, entre los que creo que estuvo Feliciano Araúz; este asalto se
hizo seguramente por lo que no era del MNR el dueño de esa propiedad. En ese asalto tomaron una
camioneta del señor Araúz y un dirigente campesino de Cochabamba, de apellido López, la hizo
ametrallar, dejándola completamente inutilizada".
Esos testimonios de Alejandro y Ragüel Chávez no pueden ser más elocuentes. El último
de los nombrados, pese a su condición de jefe del MNR en San Carlos, trata de negar toda
participación en esos hechos vandálicos que él describe ligeramente.
Por su parte, otro dirigente movimientista y que ejerció muchos cargos públicos en esa
localidad de San Carlos, durante el régimen depuesto el 4 de noviembre, expresa no haber
tenido conocimiento del saqueo efectuado en la propiedad antes mencionada, pese a haber
sido de conocimiento público. Sin embargo, en sus palabras hay algo que llama realmente
la atención y que consideramos transcribirlas. Dice así:
"Todos los contrarios enemigos del MNR, ya sean falangistas, pursistas, etc., especialmente todos los
patrones, tuvieron que huir de San Carlos, ya que era un odio contra el blanco el que demostraban los
milicianos. Las personas que no pudieron huir, tenían la obligación de presentarse todos los días ante las
autoridades".
¿Quién inculcó ese "odio contra el blanco" en los milicianos de Ucureña?
¿Fue Siles Zuazo desde la primera magistratura de la nación, en un intento criminal para
dividir a la nacionalidad, o fue su Ministro de Gobierno, Guevara Arce, con el mismo
propósito?
Estos son interrogantes que deben investigarse y sancionarse con la máxima energía por
los vastos alcances que implicaba esta insidiosa campaña gubernamental.

AGRESIÓN AL OBISPO DE LA DIÓCESIS


En conocimiento el obispado de que las poblaciones de San Carlos y Buena Vista eran
víctimas del odio despiadado de las milicias de Ucureña, el señor Obispo en persona, Mons.
Luis Rodríguez Pardo, en compañía del Prebendado Carlos Géricke Suárez, resolvieron
constituirse en el lugar para interceder por los infortunados vecinos del lugar y los
miembros de la Unión Juvenil Cruceñista que fueron capturados la región del Surutú.

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Los furiosos milicianos, sin tomar en cuenta la condición de ese prelado, la aprendieron
también contra él, con golpes de culatas de fusil y golpes de puño y puntapies.
Producto de esta agresión fue la pérdida de varias piezas dentales del nombrado prelado.
Esta agresión fue efectuada en presencia del Coronel Rivas Ugalde y del senador Rolando
Ayala Requena, sin que ninguno de los dos u otros jefes militares que también estuvieron
presentes, hubieran adoptado las medidas necesarias para sancionar a los forajidos
milicianos.
Los artífices de la mentira, la simulación y el engaño, con el refinado cinismo de que
siempre hicieron gala y llevaron a su grado máximo, lanzaron un comunicado oficial
publicado en "El Diario" de fecha 26 de julio, pág. 6, en el cual, tratando de justificar el
repudiable como cobarde atentado que nos ocupa, expresaba lo siguiente:
"1°.– Cuando se presentaron los primeros grupos de sediciosos en la región de Buena Vista, en el
departamento de Santa Cruz, a pedido de los milicianos (?) el Comando militar invitó a las autoridades
eclesiásticas, políticas y militares, así como a los profesionales médicos y periodistas de la ciudad de Santa
Cruz, a constituirse en la región antes mencionada para observar personalmente el trato que daban los
milicianos a los prisioneros".
"2°.- El Obispo de Santa Cruz, Monseñor Rodríguez que fue invitado a integrar esa comisión,
infortunadamente no pudo llegar con los otros miembros, entre ellos el Canciller de la Curia, Monseñor
Carlos Géricke, por haber sufrido desperfectos el carro en que viajaba y tomando otra movilidad; sin el
suficiente combustible".
"3°.- Dos horas después que la comisión llegó a Buena Vista, Monseñor Rodríguez se hizo presente
acompañado de varios jefes del ejército, llegando deplorablemente en momentos en que los sediciosos con
absoluto olvido de la situación estaban promoviendo actos de provocación".
"4°.- Esa circunstancia y el hecho de que se tenía conocimiento de que algunos de los sediciosos se
encontraba disfrazado de sacerdote dio lugar a que un exaltado miliciano, en la oscuridad y mientras los
jefes militares estaban conversando con los campesinos del retén, agrediera a Monseñor Rodríguez con
culatazos. Inmediatamente después intervinieron los comandantes de milicias, coronel Rivas y el senador
Ayala Requena, quienes protegieron, garantizaron y acompañaron hasta la ciudad de Santa Cruz a
Monseñor Rodríguez, el que a su vez les expresó su profunda gratitud".
"5°.– El Comando de las Fuerzas Armadas en Santa Cruz, ha recibido instrucciones para levantar el
sumario informativo sobre este lamentable incidente, por el cual el gobierno ha expresado a Monseñor
Rodríguez su más profundo sentimiento. En breve se espera identificar al protagonista de este lamentable
hecho".
Las falsedades contenidas en el comunicado transcrito, revela a qué grado llegó el
cinismo de los gobernantes movimientistas. En primer término es falso que los mismos
milicianos hubieran pedido la presencia de una comisión integrada por autoridades
religiosas, políticas, militares y también por periodistas, pues tenemos informaciones de los
vecinos de esa aterrorizada región, de la forma cómo los milicianos atormentaban a sus
infortunados presos; además, ¿de qué sirve que se hagan presentes las autoridades políticas
o militares, si todas ellas no eran más que una parte de esa monstruosa maquinaria montada
por el MNR? Los pocos periodistas que entonces gozaban de ciertas libertades, eran sólo
aquellos que también hacían coro a los invasores.
Uno de nuestros informantes, entre otras cosas nos dice: "Estos indios, durante el tiempo
que permanecieron en Buena Vista, sembraron el terror por su ferocidad, pues
continuamente efectuaban ráfagas de ametralladoras y toda la noche patrullaban y rondaban
la ciudad, sin que nadie pueda salir de su domicilio sin correr grave riesgo".

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En consecuencia, es falso también que los prisioneros que se hallaban pávidos de terror,
hubiesen tratado de efectuar ni siquiera la más ligera provocación, conociendo la calidad de
sus cancerberos. Además, el hecho de que los milicianos hayan instalado un puesto de
retén, conforme lo afirma el mismo comunicado, demuestra la culpabilidad del gobierno
por haberles permitido tal extremo, pues, de esta manera, la vida de todos los habitantes de
esa región, quedaba a merced de los sanguinarios milicianos, siempre sedientos de sangre
cruceña.
En otra parte del comunicado que hemos transcrito, se expresa que se levantará un
sumario informativo para identificar y sancionar a los culpables ¡Otra falsedad más!
El gobierno no tenia necesidad de recurrir a un sumario informativo. Le bastaba con
solicitarle información al Coronel Rivas Ugalde, refinado odiador de Santa Cruz, y el
senador Ayala Requena, que estuvieron presentes en el momento del atentado y era fácil
para ellos identificar a los autores. Del mismo modo, el hecho de que ambos miembros del
gobierno hayan tenido que acompañar hasta Santa Cruz al nombrado prelado, protegiendo y
garantizando su persona, demuestra a qué grado se habían eliminado las garantías en el
departamento de Santa Cruz. Si un prelado tan conocido, para viajar dentro de su misma
Diócesis tenía que hallarse acompañado por los jefes de las hordas invasoras, ¿qué les
esperaba a quienes no tenían tales investiduras y no podían viajar con esas mismas
compañías?
Por lo demás, el gobierno tampoco sancionó jamás ni dio a conocer nunca los nombres
de los autores de tan vandálico atentado en un pueblo considerado como civilizado. De esa
manera el gobierno de Siles Zuazo protegía a los criminales.

CARTA PASTORAL DEL OBISPO DE COCHABAMBA

En las primeras páginas de esta obra, hemos hecho hincapié en las circunstancias de que
todas nuestras afirmaciones se hallan debidamente respaldadas por informaciones
fidedignas o por documentos legales. A continuación reproducimos en su integridad la
Carta pastoral lanzada por el Obispo de Cochabamba, Monseñor Tarcisio Senner, en la
cual, denuncia la infiltración comunista en el país a través del gobierno movimientista y los
hechos consumados por los agentes de los organismos de represión.
Por tales denuncias, llegamos a la convicción de que la agresión a Monseñor Rodríguez
no era más que una parte de esa campaña sistemática contra la Iglesia Católica a través de
sus prelados y representantes. El tenor de esa meritoria Carta Pastoral, es el siguiente:
"Muy amados en el Señor":
"Los acontecimientos lamentables que últimamente han sacudido al país (se refiere a la invasión de
Santa Cruz), han dado oportunidad de comprobar que el proceso de transformación de las estructuras
sociales, políticas y económicas desde 1952, se están realizando en Bolivia, se hallan cada vez en más
grave riesgo de desviarse de las auténticas y legítimas exigencias del Bien Común, debido a la acción de
elementos comunistas infiltrados hábilmente en la dirección y las bases de quienes realizan aquel proceso
de cambios sustanciales, que en principio y normalmente conducidos, nadie puede negar, era urgente e
indispensable y estaban llamados a promover el progreso efectivo de la República y a mejorar las
condiciones humanas y de convivencia".

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Infiltración comunista
"Lejos de conducir a estos objetivos, la infiltración comunista trata de provocar en el país un permanente
estado de inquietud, acentuando la división entre los bolivianos. Provoca la tensión y la lucha de clases, de
razas y por último de regiones, haciendo de la fuerza, de la violencia y de las acciones de hecho, el medio
de solucionar cualquier divergencia y de reprimir toda expresión opuesta a sus puntos de vista, en los
planos social, económico y político. Tiende a anular las libertades democráticas y de sujetar al pueblo a
una dictadura de las masas".
"Hallando en la Iglesia, una defensora irreductible de la libertad y dignidad de la persona humana y de la
auténtica social, ha abierto desde algún tiempo sus fuegos, más disimulada que francamente, contra ella,
buscando primero separar a los trabajadores de la Iglesia de Cristo, imputándole el falso cargo de que el
catolicismo es opuesto a la mejora de sus condiciones sociales y económicas y es aliado incondicional de la
reacción interesada en mantener la condición proletaria".
Ataques a la Iglesia
"Habiendo logrado inculcar en muchos mineros, obreros y campesinos este engaño, se comenzó a atacar
a la Iglesia más francamente eligiendo a Obispos y sacrdo-tes como blanco de sus violencias".
"No otra cosa significó el asalto al Obispado de Cochabamba el 9 de noviembre de 1953, allanando dos
veces el indicado día las habitaciones del Prelado y disparando cuatro tiros dentro del Obispado. No otra
cosa significó el violento discurso de un Secretario de Estado (se refiere a Juan Lechín Oquendo cuando
era Ministro de Minas y petróleos), atacando duramente al Excelentísimo señor Arzobispo de La Paz,
Monseñor Abel I. Antezana sindicándolo de "conspirador". No otra cosa significa el ataque injusto dirigido
últimamente contra el Excelentísimo señor Obispo de Santa Cruz, Monseñor Luis Rodríguez, quien,
cuando realizaba una misión de pacificación y caridad, ha sido atacado de hecho, golpeado a culatazos por
un miliciano campesino en la zona de Buena Vista, provocándole contusiones y la pérdida de un diente (el
comunicado oficial que transcribimos anteriormente no hacia referencia a este extremo).
"Y no otra cosa significa el intento de apresar a un sacerdote de nuestra Diócesis, ocurrido el miércoles
pasado 15 de este mes, por agentes de Control Político, sin mediar causa ni orden superior, según
declaración reitrerada de las autoridades locales".
Tentativa de apresamiento al Padre Sagredo
"Este último hecho se lo quiere presentar como si un sólo empleado o agente de Control Político hubiera
cometido un exceso de autoridad –¿qué ley les concedía autoridad a estos sayones?– procediendo sin
alguna instrucción para detener al P. Luis Sagredo. Pero queremos dejar constancia que han. sido varios
agentes según pueden atestiguar las numerosas personas que han presenciado el triste incidente y que
ocurrió en la siguiente forma: "El 15 de julio de 1959, alrededor de las 9 de la mañana, en momentos en
que el Padre Luis Sagredo, secretario de Caritas, se retiraba del Templo de Santa Teresa, concluidos los
oficios religiosos de la Novena de la Virgen del Carmen, fue agredido por seis agentes de Control Político
que trataron de apresarlo.
"El Padre Sagredo logró burlar el intento de los agentes con el auxilio espontáneo de los numerosos
fieles que todavía se hallaban en el sagrado recinto y en la plaza Obispo del Granado. Hubo una pequeña
batalla campal. Uno de los agentes, ya dentro de la iglesia y cerca de la puerta, echó en tierra al sacerdote,
produciéndole luxaciones en la rodilla derecha y rasguños en el brazo. El público visiblemente exaltado,
entre gritos y lloros, repelió a los agresores. Minutos después el Sr. Joaquín Le-moine fue a ver al padre
Sagredo, cuando éste se encontraba en la sacristía del templo para ofrecerle garantías (como se demuestra
que ni los sacerdotes gozaban de garantías). El Sr. Obispo de la diócesis, Monseñor Tarcisio Senner,
anoticiado del lamentable suceso, acompañado de varios sacerdotes se trasladó a Santa Teresa retornando
casi enseguida a su Palacio con más el Padre Sagredo. Un público bastante numerosos siguió al Prelado
dando muestras de dolor".
"Este es el relato verídico de lo ocurrido delante del templo de Santa Teresa. Debemos añadir que el día
anterior al suceso que nos ocupa, una persona estrechamente relacionada con el MNR dio aviso que se
quería apresar al P. Sagredo, por lo cual, éste debía cuidarse".

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Acto seguido, el Obispado de la Diócesis de Cochabamba, como un acto de desagravio al
Obispo de Santa Cruz y al R.P. Luis Sagredo y por ende a la Iglesia Católica, dispuso que
el dia domingo 11 de julio se realice una misa vespertina en la Iglesia Catedral de esa
ciudad para demandar perdón de Dios para los desviados "Y pedir libre a Bolivia del
peligro comunista que impera en nuestra patria".
Por nuestra parte, debemos agregar que no era la primera vez que el Padre Sagredo era
víctima de tales atropellos. Ya en 1953, fue igualmente objeto de otro atropello de parte del
capitán de Policías Juan Pepla González, cuando éste se hallaba como jefe de Policías en
esa ciudad, razón por la cual fue excomulgado por la Iglesia Católica. Por la falta de
garantías, dicho sacerdote tuvo que salir exiliado a la Argentina por mucho tiempo.
El importante documento que acabamos de transcribir nos libera de todo comentario por
sus argumentos irrebatibles y las denuncias concretas que contiene.
Todo lo anteriormente expuesto no puede ser más revelador del estado de barbarie que el
Presidente Siles Zuazo y su Ministro de Gobierno, Wálter Guevara Arce, lograron imponer
en el departamento de Santa Cruz, valiéndose para ello, de milicias irresponsables,
aleccionadas en la escuela del odio que alentaban los Pontífices de la calumnia y la mentira.
Los vecinos de la Provincia Ichilo sindican como autores intelectuales y materiales de
esa ola de vandalismo, a las siguientes personas: Hernán Siles Zuazo, Wálter Guevara Arce,
Wálter Revuelta, Coronel Eduardo Rivas Ugalde, el Mayor de carabineros Demetrio
Osinaga Montaño (posteriormente ascendido a Coronel, por sus "méritos"), al dirigente
campesino de Punata Gregorio López, (hoy diputado barrientista), a José Rojas Guevara,
jefe de las milicias de Ucureña y a la sazón Ministro de Asuntos Campesinos, al Prefecto
del Departamento, Haroldo Zambrana Cronenbold, todos ellos colaborados por dirigentes
movimientistas de la misma provincia, como ser: Hormando Giles, como Sub-prefecto,
Oscar Salvatierra Mercado, Alfredo Vaca, Jerónimo Nogales, como dirigentes del MNR en
la capital ichileña; luego sindican a Ragüel Chávez, Miguel Chávez, Alejandro Chávez,
Feliciano Araúz y Rosendo Hurtado, como cicerones y azuzadores de las hordas de
Ucureña, señalándoles los domicilios y propiedades que deberían asaltar y saquear.
La promesa de investigar y sancionar a los culpables de la agresión al Monseñor
Rodríguez, formulada por el gobierno a través del Ministerio de Relaciones Exteriores y
Culto, como también, el pedido hecho por el Monseñor Armando Gutiérrez Granier, en
representación del Comité Episcopal, quedaron en el vacío.
De la misma manera, quedaron también en el vacío, las promesas efectuadas por el
Prefecto del Departamento, Sr. Haroldo Zambrana Cronenbold, en ocasión de su visita a las
regiones que sufrieron el rigor de la invasión de milicianos, en sentido de indemnizar a
todos los pobladores que fueron víctimas de robos y saqueos de parte de esas hordas
mercenarias. Esta promesa fue vertida ante el clamoroso pedido de los damnificados del
Ichilo. Un manto de olvido cubrió pronto a esa promesa oficial.
Sobre todos los nombrados anteriormente, recae la tremenda responsabilidad por todos
los atropellos, saqueos y amordazamiento que efectuaron esas milicias irregulares, en los 21
días que permanecieron en la provincia Ichilo.
Conviene recordar que en esa misma oportunidad, también se hizo presente en esa
desventurada región, un escuadrón de cadetes de la Escuela de Armas de Cochabamba.

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Jefes militares trataron de justificar esa presencia, expresando que habían venido para
contener los excesos de los campesinos, pero en la práctica, conforme lo hemos
demostrado, se concretaron a espectar impasibles tales desmanes que se sucedieron sin que
nadie los pueda contener. Además, resulta paradójico que el mismo gobierno que destacó
esa expedición punitiva, hubiera enviado al propio tiempo fuerzas para que los contengan,
cuando lo más aconsejable en ese caso, hubiera sido no enviar esas milicias, conociendo sus
funestos antecedentes. Si era en verdad que se quería sofocar un movimiento subversivo,
tenía para ello fuerzas regulares y disciplinadas de policías y del Ejército Nacional.
Un vecino de esa desventurada provincia, nos decía:
Tengo conocimiento de que cada miliciano ganaba 20.-- $b. diarios, razón por la cual,
hacían derroche de dinero en forma indisimulada. Ellos contaban con la ayuda oficial y la
impunidad para todos los delitos que cometían.
¿De dónde salían esos dineros para pagar a 11.000 milicianos a razón de 20.--$b. diarios,
durante más de 20 días?
Juzgue el lector por su propia cuenta el caudal de recursos invertidos para costear una
invasión de tal magnitud, sólo para aplastar a un departamento hermano y desahogar el odio
incubado en el pecho de los malos gobernantes. El dinero, indefectiblemente tenía que salir
del erario nacional, vale decir del pueblo boliviano, mientras miles de niños perecían de
inanición o no podían ingresar a las escuelas.
Según datos obtenidos en fuentes fidedignas, se tiene conocimiento de que esa invasión
fratricida contra Santa Cruz, costó al Tesoro Nacional, la fantástica suma de seis mil
millones de bolivianos, o sean quinientos mil dólares.
¡Así derrochaban los recursos públicos los gobernantes movimientistas, con tal de
mantenerse en el poder y desahogar el odio negro que les roía las entrañas contra un pueblo
que sólo quería vivir libre de verdugos y de temores!
La Confederación de Universitarios de Bolivia (C.U.B.) que había desatado una comisión
a la ciudad de Santa Cruz, para interiorizarse de la realidad de los acontecimientos
ocurridos en la capital oriental, en atención a las conclusiones evacuadas por esa comisión,
la entidad máxima del universitariado boliviano, emitió un pronunciamiento contenido en
cinco puntos, en los cuales censura con la mayor energía, la invasión punitiva perpetrada
por el gobierno contra Santa Cruz. El texto de ese pronunciamiento es el siguiente:
"1°.– Protestar enérgicamente, por la torpe acción del Gobierno, que no pudiendo satisfacer las necesidades
de un pueblo, ha recurrido a silenciar las voces de reivindicación por la vía de la fuerza".
"2°.– Expresar una vez más su solidaridad con el pueblo cruceño en la conquista de mejores condiciones de
vida".
"3°.– Exigir al Gobierno, el establecimiento de un real clima de garantías para normalizar la vida en
general del pueblo cruceño, el retorno de los ciudadanos de esa localidad injustamente radicados en esta
ciudad, y el ingreso al país de los universitarios cruceños que se encuentran en el exilio".
"4°.– Recomendar a los universitarios cruceños la continuación de su lucha junto a las organizaciones
cívicas, conduciéndolas siempre por el camino de la democracia y la seria interpretación de las necesidades
nacionales y locales, junto a planteamientos que exijan del Gobierno respuestas encuadradas a las normas
de respeto y consideración a las justas aspiraciones de un pueblo, consultando el interés nacional".

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"5°.– Realizar el día 14 de agosto mitin público a cargo de las Federaciones Universitarias Locales, para
impugnar los desgraciados sucesos de Santa Cruz. Dichas concentraciones universitarias se llevarán a cabo
encuadrándose a las disposiciones que en su oportunidad hará conocer el Comité Ejecutivo".
El pronunciamiento está suscrito por los dirigentes José Luis Baptista (que reemplazó a
Fausto Medrano que se hallaba preso en el Panóptico Nacional), Marcos Domic, Eduardo
Ibáñez, Edwin Tapia, Néstor Sainz, Arturo Arias, Mario Gutiérrez A. y Antonio Miranda.
Por el tenor de ese importante pronunciamiento imparcial, se evidencia que lo ocurrido
en Santa Cruz, no fue un movimiento subversivo, sino un movimiento cívico de un pueblo
que luchaba por "mejores condiciones de vida".
Correspondió, en consecuencia, nuevamente a la clase estudiosa del país, hacer justicia a
un pueblo que había sido la víctima más propiciatoria de la dictadura movi-comunista que
sojuzgaba al país.
La voz más viril que se alzó en esos angustiosos momentos para el pueblo cruceño que era
víctima de la más ignominiosa calumnia por los enemigos de su progreso. El único rayo de
luz en esa luctuosa noche de infamias y falsedades en que la nacionalidad recibía una
puñalada artera de la más negra traición.
Todo estaba preparado para hacer gemir en el potro del tormento a todos los desafectados
al régimen.
La primera gran redada de personas no adictas al MNR, se cumplió en la forma más
drástica y sanguinaria la noche del 27 de julio, con el deliberado propósito de aterrorizar a
toda la ciudadanía, para lo cual coordinaron labores entre el comando movimíentista
jefaturizado por Julio Calvo Cronenbold y Control Político, dirigido por Rojas Pereyra.
Ambos querían averiguar si existía alguna organización clandestina de resistencia contra el
gobierno, ya sea de parte del Comité Pro-Santa Cruz, o de la Unión Juvenil Cruceñista.
Para cumplir ese propósito, optaron por el procedimiento más deseable para ellos,
disponiendo el apresamiento de personas que ellos consideraban allegadas a esas
instituciones cívicas.
Una de las primeras víctimas fue Raúl Vaca Pereyra.

LA NOCHE TRÁGICA
Ya dijimos antes que el estado de sitio dictado el 19 de abril, había concluido ipso-facto
el 18 de julio del mismo año al cumplirse los 90 días de su vigencia, conforme a lo
terminantemente dispuesto por nuesta Carta Magna. En consecuencia, automáticamente han
debido concluir también todas las persecuciones y la ciudadanía toda, debió haber vuelto a
gozar de todas las garantías constitucionales. Lamentablemente no ocurrió así. Para Santa
Cruz habíabn desaparecido las más elementales garantías ciudadanas; sus hijos eran
simples ilotas dentro de la nueva plutocracia gobernante.
Para Rojas Pereyra y los dueños de la situación en la capital oriental, era de vital
importancia demostrar hasta dónde eran capaces de someter a la más vil abyección a todos
los cruceños. Además, tenían necesidad de ganarse la confianza de las autoridades
gubernamentales para conservar sus jugosos cargos. De tal suerte, ansiosos estaban de
encontrar esa oportunidad que pronto llegaría.

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Más o menos a horas 21,30, salía de una función de tanda en el Cine Teatro Palace; un
agente de Policía se le acercó, expresándole que en la Comisaria de turno lo necesitaban
para una información. Vaca Pereyra no tuvo ningún inconveniente en acceder
voluntariamente a lo ordenado, pero tan pronto como llegó al lugar indicado, fue rodeado
por un grupo de milicianos moronistas, conduciéndolo en calidad de detenido hasta el local
del terrorífico "Ñanderoga". Entre esos milicianos se hallaban Elmer Egüez (alias Pitungo),
Nicolás Vaca y otros más, encabezados por el conocido verdugo José Taboada.
Sin darle ninguna explicación sobre los motivos de su detención, ni tomarle información
alguna, lo introdujeron violentamente al interior del local y tan pronto como estuvo dentro,
un grupo de agentes y milicianos que surgieron de entre las sombras de la noche, lo
emprendieron a golpes de puño y puntapiés, sin que el agredido pueda siquiera reconocer o
identificar a sus gratuitos agresores, pues aparte de no haberle dado tiempo para ello, todos
eran del interior del país (collas). Después de estos ultrajes que por el momento no duraron
mucho, el flamente detenido fue encerrado en un retrete que despedía los olores más
insoportables; el piso era de cemento y tenía buena cantidad de orines. Por esta razón, tenía
que permanecer siempre de pie durante toda la noche.
Sólo a las nueve de la mañana del día 28 de julio fue sacado de allí y encerrado en la
cocina, después de doce horas de plantón obligado.
Pero Vaca Pereyra no era el único infortunado, sino solamente uno de los primeros. A la
misma hora que él ingresaba en la mansión del terror, poco después bautizado con el
fatídico nombre de "Castillo de Drácula", ingresaba en la misma forma el señor Pedro
Bleyer, de nacionalidad yugoslava, campeón nacional de esgrima y conocido comerciante
de Santa Cruz, radicado desde muchos años.
En la mañana del día 28 de julio, fueron trasladados desde la vecina localidad de
Ayacucho (antes Porongo), varios vecinos agricultores, entre los que podemos mencionar a
los siguientes: Octavio Saavedra Bravo, de 60 años de edad y ex-combatiente de la Guerra
del Chaco, juntamente con sus hijos Octavio y Roberto, como también su yerno Carlos
Holtzer y otros campesinos más. Los conducían dirigentes movimientistas de la indicada
localidad, dirigidos por Aquino Vilches y Pablo Lobo, que el año anterior habían cumplido
destacada participación en los descuartizamientos de Terebinto. Duránte todo el tiempo en
que imperó el terror moronista en la capital cruceña, ambos elementos, especialmente el
primero, habían constituido el azote de ese pueblo laborioso.
Del mismo modo, la noche del 27 de julio el domicilio de Osvaldo Monasterio Añez fue
allanado por milicianos del MNR, entre los que el detenido pudo reconocer a los siguientes:
Gustavo Carrillo, Hugo Menacho Carrillo, Federico Schwenke y muchos otros más, todos
los cuales se hallaban dirigidos nada menos que por el "meritorio" jefe del comando
movimientista, Julio Calvo Cronenbold. Después de obligarlo a subir a un jeep fue
conducido al mismo local, donde, sin darle tampoco ninguna explicación ni tomarle
información, lo encerraron en otro de los retretes.
Monasterio fue puesto en libertad la mañana del día 28, pero antes, José Taboada lo
había conminado a que indique quienes integraban el organismo secreto del Comité Pro-
Santa Cruz y dónde era el lugar de su funcionamiento, cosa que realmente nunca existió.

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La situación se agravaba de momento a momento para toda la ciudadanía cruceña. Nadie
podía considerarse exento de la fobia movimientista, a menos que se cuente entre los
mismos esbirros.
Una nueva redada y con verdadera saña, se inició la misma noche del día 28 de julio,
aprovechando que el intenso frío ocasionado por un fuerte surazo con llovizna, muy típico
en Santa Cruz, se presentaba propicio para causar los mayores sufrimientos y torturas a las
insospechadas víctimas.
A la una de la madrugada ya del día miércoles 29 de julio, el domicilio de Osvaldo
Monasterio fue nuevamente allanado con la mayor violencia posible y capturado
nuevamente el indicado ciudadano. Nuevamente éste pudo reconocer entre sus captores, a
Hugo y Guillermo Menacho Carrillo, Federico Schwenke y otros, dirigidos personalmente
por Julio Calvo Cronenbold. Violentamente fue obligado a subir a la movilidad, en cuya
circunstancia se le aplicó el primer puntapié, diríamos como anticipo o advertencia de lo
que vendría después. Velozmente fue conducido a Ñanderoga.
Acto seguido, todos los anteriormente nombrados, agregándose Carlos Füchtner,
Severiano Julio Castro, Julio Nery Escalante y muchos otros, se dirigieron muy presurosos
al domicilio de uno de los principales socios del Ingenio Azucarero "La Bélgica", el señor
Erwin Gasser Bowles, domiciliado en la calle Sucre. El nombrado, al oír fuertes golpes en
su puerta de calle, producidos por culatazos de fusil, se levantó muy preocupado vistiendo
pijamas y calzando pantuflas, con una camisa sport. No bien abrió la puerta, fue
encañonado por varios milicianos con ametralladoras que, con la cara cubierta con
pañuelos, lo obligaron a subir a una de las cuatro movilidades que allí se encontraban, pese
a lo cual, Gasser pudo reconocer a sus captores, es decir a los demás no los pudo
identificar, no solamente porque tenían la cara cubierta, sino porque eran del interior del
país, traídos ex profeso para este oficio. Los captores no permitieron que la esposa de
Gasser que había salido tras de él, le alcanzase un saco de cuero para que se protegiera
contra el fuerte surazo de esa tormentosa noche invernal.
Al llegar a Ñanderoga algunos instantes después, fue recibido personalmente por Rojas
Pereyra, exclamando muy jubiloso:
–¿Ha caído el pez gordo?
Con esta expresión, seguramente se refería al potencial económico de su prisionero, del
cual podría obtener jugosas recompensas por su libertad, según esa fue la costumbre que se
adoptó.
En el interior del tenebroso local,, es decir en el patio, ya se encontraban plantoneados en
plena lluvia las siguientes personas: Armando Saavedra Suárez, Alfredo Montero, el
profesor jubilado y Director de la Revista "Cultura", Wenceslado Montero Jiménez, el
mismo que lanzaba fuertes gritos de protesta por su injusta detención; también se hallaban
el matarife Antonio Pinto, el señor Benjamín Roda Daza, propietario del cine "Palace
Theatre", el chófer de plaza Eduardo Chávez y todos los aprehendidos la noche anterior que
ya hemos nombrado. Chávez fue aprehendido en su domicilio, previamente allanado por el
grupo que dirigía Hugo Menacho.
A todos los infortunados prisioneros, después de despojarlos de sus prendas personales,
como ser: reloj, anillo, dinero,plumafuentes, etc. etc., fueron obligados a despojarse de toda

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su vestimenta, debiendo quedar solo en calzoncillos y descalzos. Con excepción de Roda,
Montero Jiménez y Alfredo Montero, todos fueron obligados a correr alrededor del patio a
toda velocidad, mientras numerosos agentes y milicianos, colocados con pañuelos en la
cara a intervalos regulares de cuatro o cinco metros, los ultrabajan con el más refinado
sadismo cuando las víctimas pasaban cerca de ellos; los ultrajes consistían en golpes de
puño, puntapiés, culatazos de fusil y otros objetos contundentes especialmente en el
estómago, cuidando sólo de no ultrajar en la cara a los desventurados presos. Estos ultrajes
los dirigía el mismo Rojas Pereyra, en colaboración con aquel agente Aguilar que antes del
26 de junio fuera descubierto en Santa Cruz tratando de organizar Control Político.
Rojas Pereyra, haciendo alarde de un sadismo atávico, producto seguramente de añejos
resentimientos sociales, sin cubrirse la cara pañuelo, se hallaba sentado en una hamaca en el
corredor interior del edificio, mientras muy satisfecho por lo que estaba ocurriendo,
pulseaba muy feliz las cuerdas de una guitarra, gozando con el dolor de sus víctimas. Tenía
mucho cuidado en observar que todos sus lebreles castiguen con odio y ferocidad a los
infortunados. ¡ Ay de aquel que no demuestre sadismo en la ejecución de su cometido!
El "chocolate" duró media hora, dejando a todos lo presos completamente extenuados y
jadeantes de cansancio al grado máximo.
Empero, sin permitirles ni el más leve respiro o descanso, se los obligó a colocarse de
cuchillas y con los brazos extendidos hacia adelante. Los que perdían el equilibrio, caían o
se apoyaban en las manos, eran fuertemente castigados con violentos puntapiés, culatazos
de fusil, etc., y obligados a colocarse nuevamente en la misma posición. Mientras esto
ocurría, una fuerte llovizna con viento gélido de sur quería entumecer a las víctimas. A su
turno fueron todos los que recibían estos golpes, pues, ninguno podría mantenerse en esa
posición ni siquiera por un minuto. Estos inhumanos castigos estaban acompañados de los
insultos más soeces, propios de gente de esa calaña y se prolongaron hasta las seis y media
de la mañana. A esa hora, recién se permitió a los reclusos, acostarse en plena lluvia en un
sólo colchón para ocho detenidos. Los demás sólo pudieron sentarse en el corredor para
tomar un breve descanso. Recién a esta hora, Gasser recibió un abrigo de Benjamín Roda
para que se proteja del frío.
Los detenidos Vaca Pereyra y Pinto presentaban múltiples heridas en la cara y el cuerpo,
como producto de los crueles ultrajes. Sin embargo fue Gasser el que se llevó la peor parte
en los ultrajes y en el chocolate.
Después de una hora de relativo reposo, todos los presos, sin considerar su delicado
estado de salud, fueron obligados a barrer el patio y les retretes.
Cumplidas estas domésticas tareas, nuevamente fueron plantoneados en el patio, aunque
ya la llovizna había disminuido y los ultrajes también cesaron, pero continuaron los insultos
soeces y la guerra de nervios.
En momentos que se prodigaban los más inhumanos ultrajes a los detenidos junto con los
insultos soeces, se los instaba a que declaren quienes eran los integrantes del supuesto
organismo de emergencia del Comité Pro-Santa Cruz y dónde funcionaba. Como no existia
tal cosa, los prisisoneos nada podían declarar y por tanto los ultrajes continuaban.

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Fueron muy pocos los desayunos que Rojas permitió que ingresaran esa mañana, traídos
por los familiares de las víctimas. Gasser no pudo recibir el suyo, cama ni ropa de lana para
protegerse del intenso frío.
A las 10 de la mañana, los presos en su mayoría fueron encerrados en una celda que
deliberadamente tenía una cantidad de cal en el centro, la misma que despedía un fuerte
olor cuando era pisada por alguno de ellos. Sólo se les permitía salir para cumplir sus
necesidades fisiológicas.
Corresponde aclarar que en esa oportunidad el señor Gasser desempeñaba las funciones
de Cónsul de la República Federal de Alemania.
Quizás fue esa circunstancia que determinó para que a la noche siguiente, o sea el jueves
30 de julio, a horas 23:30 fuera puesto en libertad, cuando se hizo presente en ese local, el
Prefecto del Departamento quien pudo comprobar personalmente los ultrajes de que habían
sido víctima todos los prisioneros, pero no demostró interés por saber en qué circunstancia
ni quienes fueron los autores, lo que quiere decir que él estaba de acuerdo con esos
procedimientos vandálicos.
Como el estado de Gasser era lastimoso y no podía tenerse en pie, fue conducido en una
movilidad de Control Político hasta su domicilio, escoltado por uno de los sayones del
demoniaco local.
En el mismo instante de llegar a su casa, Gasser fue conducido por su esposa al Hospital
General, donde en primer término fue atendido por el médico de turno Dr. Federico Fleig
Arias. Este facultativo oportunamente elevó su correspondiente informe, cuyas partes
salientes contiene lo siguiente:
"La noche del jueves 30 de julio de 1959, a horas 23:45, el Sr. Erwin Gasser, acompañado de su señora
esposa, solicita cama para ser internado en el Pensiondo del Hospital "San Juan de Dios". Indica el Sr.
Gasser haber recibido golpes de puño por todo el cuerpo, a excepción de la cara".
"Al examen médico pudo constatar lo siguiente: el abdomen se encuentra globuloso, tenso, con múltiples
manchas equimóticas que cubren el epigastrio. El abdomen es doloroso espontáneamente y la palpación
que es difícil realizar, debido a la hiperestesia que presenta. Se aprecia y manifiesta contractura, lo cual
sugiere un abdomen agudo".
"En el tórax se observa un mancha equimótica a nivel de la tetilla izquierda y otra en la región
subclavicular del mismo lado".
"En el dorso de ambas manos hay edema y manchas equimóticas. En el pie derecho se observan manchas
equimóticas que cubren totalmente el dorso de dicho pie. En la pierna derecha se observa otra mancha
equimótica que cubre el tercio superior y cara anterior de dicha pierna".
"En la región glútea y tercio superior del muslo derecho se observan intensas manchas equimóticas".
"El enfermo siente fuertes dolores en todo el cuerpo que le dificultan realizar todo movimiento".
Al día siguiente se hacía cargo de la atención de dicho paciente el médico de la familia
Gasser, Dr. Gilberto Parada, quien, encontró también los mismos síntomas y en términos
generales, coincidía perfectamente con el Boletín médico evacuado por el anterior
facultativo.
El día 31 de julio, a pedido expreso del paciente, fue examinado por los médicos Dres.
Roque Aguilera y Rodolfo Weise Vélez, quienes, del mismo modo, evacuaron un informe
contenido en los siguientes términos:

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"Examinado el señor Erwin Gasser Bowles, el día 31 de julio de 1959, se lo encuentra en posición decúbito
dorsal. Al examen físico se encuentran múltiples equimosis y además localizadas en: cara anterior del
tórax, región epigástrica; región glútea, muslo y pantorrilla derecha; región perineal, en ambas manos y pie
derecho. Además algunas erosiones dérmicas localizadas en pie derecho. En la región escrotal se aprecia
un hidrocele derecho".
Los anteriores informes médicos que hemos transcrito para mejor información del amigo
lector y para fundamentar nuestras aseveraciones, no pueden ser más elocuentes y ellos
demuestran el grado de sadismo de los torturadores. Al mismo tiempo nos relevan de
mayores comentarios.
Gasser permaneció hospitalizado por espacio de una semana, aunque su tratamiento duró
mayor tiempo, como también su impedimento físico. Posteriormente veremos cómo Gasser
fue obligado en repetidas oportunidades a contribuir con ingentes cantidades de alcohol
para el MNR, mientras era objeto de nuevas detenciones, unas veces por orden del mismo
Rojas, y otras de Sandóval Morón. Se había convertido en la gallina de los huevos de oro.
Según informe suscrito por el teniente de carabineros Luis Alvarez Cuéllar de fecha 13
de mayo de 1961, en su condición de jefe de la Sección Segunda (Control Político), el
delito cometido por Gasser era el de haber contribuido con una movilidad para la recepción
qur en fecha 18 de julio de 1958 el pueblo cruceño le tributó al Dr. Melchor Pinto Parada,
cuando regresaba de su exilio en Buenos Aires.
Vaca Pereyra no fue más afortunado que Gasser. Después de salir de "Ñanderoga",
también tuvo que someterse a un serio tratamiento médico de parte del Dr. Ovidio
Santistevan, quien, sobre el particular, nos manifiesta lo siguiente:
"Más o menos en el mes de agosto de 1959, atendí con mis servicios profesionales al señor Raúl Vaca
Pereyra, quien me manifestó que le habían propinado una feroz paliza en el célebre "Ñanderoga",
jefaturizado por Jorge Rojas Pereyra. El señor Vaca Pereyra presentaba muchas contusiones, sucfusiones y
hematomas, tanto en el tronco como en las piernas, las mismas que presentaban un estado grave,
motivando tmi atención profesional durante un mes. Como consecuencia de estos ultrajes de que había sido
objeto, el señor Vaca Pereyra fue víctima de una ictericia, tifléndosele todo el cuerpo de amarillo,
originando otro tratamiento médico de dos meses".
Octavio Saavedra Bravo (vecino de Ayacucho) también tuvo que someterse a otro
tratamiento médico en forma clandestina, pues, había sido ultrajado y torturado en
presencia de sus dos hijos y su yerno Holtzewr, sin tomar en cuenta su avanzada edad y su
condición de defensor de la soberanía nacional como ex-combatiente de la Guerra del
Chaco.
Todas estas primeras víctimas, no obstante su estado de salud, tuvieron que buscar
refugio seguro para evitar nuevas detenciones con los consabidos ultrajes y torturas ya
conocidos.
Consideramos importante hacer conocer que el representante del Ministerio Público, el
agente fiscal Dr. Luis Oyola Mojica al tener conocimiento de los ultrajes y torturas de que
había sido objeto Gasser y sus compañeros de infortunio de la "Noche Trágica", se hizo
presente en el Pensionado del Hospital San Juan de Dios, acompañado del sub-jefe de
Policía, del Jefe de Investigaciones y de un escribano, para recibir la información del
paciente, como si hubiera la intención por lo menos de sancionar a los culpables de esas
torturas mediante el rigor de la ley. Pero todo no era más que una burda comedia, porque el

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nombrado represéntate del Poder Ejecutivo, nada hizo porque se instaure el juicio criminal
respectivo conforme así era su deber, de acuerdo a nuestras leyes procedimentales.
Desde ese primer momento, "Ñanderoga" llegó a convertirse en el terror de todos los
cruceños.
Una de las víctimas de "La Noche Trágica" que hemos citado, refiere lo siguiente:
"A horas 15,30 (del día 29 de julio) vimos introducir al patio de Control Político un grupo de unos quince
jóvenes estudiantes, de 12 a 16 años aproximadamente, a quienes les quitaron los sacos y los zapatos, para
luego hacerlos correr por el patio bajo la lluvia fría, repitiéndose lo que se había hecho conmigo (se refiere
al chocolate de esa madrugada), con la diferencia de que a ellos se les pegaba con pedazos de manguera y
palos de leña. Así fueron torturados hasta horas 19 (durante tres horas y media). No pudimos reconocer a
los muchachos porque estábamos con la celda cerrada y nuestra observación se hizo a través del ojo de la
cerradura".
El caso relatado es uno de tantos que a diario se repetían en el antro de torturas de
"Ñanderoga" y los jóvenes estudiantes que sufrieron tales torturas, forman parte de los
miles de víctimas anónimas con que a diario se alimentaba la hoguera del más negro odio
regionalista inculcado por el régimen movimiéntista. De no haber sido así, ¿por qué tenían
que traerse verdugos del interior especialmente amaestrados para flagelar y torturar sólo a
los cruceños?
Esta interrogante tiene una sola respuesta que es la siguiente: A Siles Zuazo y a Guevara
Arce, máximos exponentes del sadismo movimientista, les interesaba más aplastar las
aspiraciones cruceñas que el propio interés y la unidad de la patria. Y sus organismos de
represión en esta oportunidad, están abocados a humillar al pueblo cruceño. Esa es la única
y amarga realidad.

NUEVO ESTADO DE SITIO

Siles Zuazo estaba plenamente convencido de que no podría gobernar sin estado de sitio
por la orfandad popular de que era víctima. Ya lo había demostrado en su primer año de
gobierno –1956-1957– al dictar cuatro estados de sitio en forma consecutiva, para poder
reprimir la ola de descontentos que se levantaba por los cuatro puntos cardinales del país.
Ahora, nuevamente le correspondía repetir su misma actitud. Sabía que era muy peligroso,
para la estabilidad de su gobierno, aflojar las tenazas con que tenía sujetado al pueblo
boliviano.
El pretexto era ahora la huelga nacional del magisterio que por demanda de mejores
condiciones de vida y aumento de haberes, habían declarado los dirigentes del docentado
que percibían como sueldo, la irrisoria suma de 151.000 Bs. cantidad ésta que los obligaba
a vivir en completa indigencia, sin el decoro que corresponde a un educador. La huelga
docente había sido declarada con carácter general, inmediatamente después del aniversario
patrio –6 de Agosto– Desde un comienzo, el gobierno había demostrado su absoluta falta
de voluntad para solucionar ese problema económico de uno de los sectores más
importantes del país. Esa falta de voluntad de parte del MNR, radicaba en el hecho de que
estaba convencido que todos los sectores estudiosos de Bolivia –maestros, estudiantes,
universitarios, profesionales, intelectuales, etc.– por su misma condición de gente idónea y

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capacitada, no hacían coro a todos los desmanes, atropellos y desaciertos que a diario se
perpetraban a espalda del pueblo boliviano. Además, tenía mucho interés en hallar un
nuevo pretexto para dictar otro estado de sitio que le permita continuar pisoteando la
dignidad nacional.

Wálter Guevara Arce había tenido la habilidad de adoptar todas las precauciones
necesarias y adelantarse a los sucesos preparando el ambiente a través de la conferencia de
prensa del día 31 de julio, en la cual trató por todos los medios de Jvertir la realización de
manifestaciones docentes y estudiantiles asignándoles a ambos móviles políticos, como si
las necesidades del estómago fueran de tal naturaleza, el comunicado de la Confederación
Universitaria Boliviana que anteriormente hemos transcrito, se hallaba enterado de la
realización de sendas manifestaciones del sector estudiantil, en todas las Universidades del
país, en apoyo y desagravio del pueblo cruceño que era víctima de una ignominiosa
humillación. Temeroso de la manifestación, consideró conveniente a sus intereses
adelantarse a ella, dictando las medidas que eviten su realización, cuyos resultados podrían
tener graves consecuencias para el gobierno.
En ocasión que el magisterio nacional, después de los feriados cívicos, reanudaba huelga
con carácter general, el día 12 de agosto el Presidente Siles dictaba un nuevo estado de sitio
para continuar amordazando a toda la ciudadanía y de un modo particular al pueblo
cruceño, donde no habían alcanzado los efectos de la caducidad del estado de sitio anterior,
coniforme ya lo hemos demostrado.
Casi en el mismo instante recrudecieron las persecuciones y detenciones en la capital
cruceña, utilizando para ello los pretextos más baladíes y en muchos casos ni siquiera
tenían el más pueril justificativo. Tal el caso del señor José Cuéllar, de más de años de
edad, viejo agricultor de las provincias del norte, donde poseía un acreditado
establecimiento agrícola. Las celdas de "Ñanderoga" acortaron su existencia, aunque nunca
se le había conocido actividades políticas de ninguna índole, pero era cruceño y eso
bastaba.
El Rector de la Universidad "Gabriel René Moreno", Dr. Wálter Suárez Landívar, también
fue detenido el mismo día que se reanudó el estado de sitio, aunque su detención fue breve,
seguramente por temor a las repercusiones que pudo haber tenido. Gran cantidad de
estudiantes y jóvenes corrieron la misma suerte, siendo igualmente torturados y flagelados
en la mansión del terror.
Otro caso especial que merece párrafo aparte, fue la detención del señor Miguel
Gutiérrez, hijo del conocido ganadero don Jesús Gutiérrez, propietario del establecimiento
denominado "Itaguasurenda", ubicado en las proximidades de Charagua, en la provincia
Cordillera, pariente cercano de la esposa de Víctor Paz Estenssoro. Después de haber sido
puesto en libertad en la ciudad de La Paz, previa suscripción de garantías, adonde fue
llevado como prisionero juntamente con los demás unionistas, fue aprehendido nuevamente
en Santa Cruz y conducido al célebre "Ñanderoga" donde fue ultrajado y flagelado en la
forma más inhumana hasta dejarle toda la piel completamente desollada.
Uno de los inmediatos colaboradores de Luis Sandóval Morón y también de Rojas
Pereyra en el nombrado antro de torturas, expresa lo siguiente:

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"Después de los anteriormente nombrados (se refiere a Arturo Nurnberg y Marcelo Ribera Candia),
recuerdo que también cayó preso un joven de apellido Gutiérrez, hijo del que fue don Jesús Gutiérrez; a
este joven, el mismo Sandóval Morón lo ultrajó con sus propios puños y puntapiés...".
Se afirma que Dn. Jesús Gutiérrez al ver las huellas de los ultrajes en el cuerpo
completamente lacerado de su infortunado hijo, sufrió un síncope cardíaco, muriendo pocos
instantes después.
También corrió la misma suerte el corredor automovilístico Willy Bendek, el mismo que
fue detenido por Hugo y Guillermo Menacho Carrillo que dirigían un grupo de foragidos,
después de allanar el domicilio del padre de aquel, Sr. Elías Bendek. Las torturas y ultrajes
que le prodigaron con la más grande ferocidad, lo obligaron a guardar reposo por mucho
tiempo.
Las detenciones y torturas se repitieron casi en forma intermitente durante todo ese mes
de agosto y el siguiente, pródigos en atropellos de toda índole. El pueblo cruceño vivía
pávido de terror, soportando el yugo más aprobioso de su Historia; con sus hijos
encarcelados, torturados, prófugos o exiliados, deambulando por playas extrañas, porque no
les estaba permitido vivir en su propio pueblo.

ULTRAJES A LOS CADETES DEL COLEGIO MILITAR DE AVIACIÓN

Capítulo especial hemos querido dedicar a los inefables tormentos aplicados al ex-cadete
del Colegio Militar, Jorge Balcázar Castro (Chicho) y los cadetes del Colegio Militar de
Aviación "Tcnl. Germán Busch" de esta ciudad, Arturo Monasterio y Wálter Justiniano
Koeller.
Más o menos a las 9:30 de la noche del día 20 de septiembre, el primero de los
nombrados, en circunstancias que salía de una función de Tanda, en la esquina formada por
las calles Sucre y René Moreno, (esquina sud-este de la plaza principal), fue detenido por
un grupo de milicianos que dirigía el movimientista Juan Guaristi y conducido de
inmediato al tenebroso "Ñanderoga". No bien hubo llegado allá e introducido en él, después
de despojarlo de todas sus prendas personales conforme era costumbre, comenzaron los
ultrajes, con golpes de puño, puntapiés, laques, azotes con alambre en todo el cuerpo, hasta
dejarlo completamente desollado. Los ultrajes continuaron durante toda la noche hasta la
mañana siguiente que fue puesto en libertad.
Al respecto, uno de los agentes que entonces prestaba servicios en "Ñanderoga" Jaime
Ziñagua Cusicanqui, que hoy es agente del D.I.C., dice lo siguiente:
"Sin conocer tampoco los motivos de esa detención, tuve conocimiento de ello, por haberlo visto dentro,
como también los tenientes de referencia. Pude ver que los tres ellos habían sido ultrajados con
flagelamiento..."
La noche de esos flagelamientos, por pocos días había ingresado como jefe de Control
Político, por ausencia breve de Rojas, el teniente de Ejército Javier Carrasco (alias
"Mono"), quien algún tiempo después fuera victimado en El Prado de la ciudad de La Paz,
por otro compañero movimientista.

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Ese mismo día se había producido un accidente de aviación, en el cual había perdido la
vida el piloto Adolfo Ballivián.
En consecuencia, todo el personal del Colegio Militar de Aviación, incluyendo cadetes y
oficiales, se había hecho presente en el velatorio para efectuar la Guardia de Honor ante el
cadáver del difunto. Más o menos a la media noche, se retiraban los brigadieres Arturo
Monasterio y Wálter Justiniano Koeller, en la movilidad particular del primero de los
nombrados. Al llegar a la esquina formada por las calles "24 de Septiembre" y "Bolívar",
fueron interceptados por un grupo de agentes de Control Político, quienes notificaron al
dueño de la movilidad para que los acompañe a "Ñanderoga"; su amigo y condiscípulo se
ofreció para acompañarlo, en la seguridad de que nada les ocurriría.
Tan pronto como llegaron a ese local e ingresaron a él, fueron asaltados a golpes de puño
y puntapiés, por numerosos milicianos que surgieron de entre la oscuridad del interior del
local, al mismo tiempo que los introducían a las celdas.
El Sr. Eduardo Higazy que casualmente se encontraba allí, por haber sido notificado por
el Mono Carrasco "para prestar una información", pudo oir la orden terminantemente que
diera éste para esos ultrajes y los que después ocurrieron.
Una vez en el interior los infortunados cadetes corrieron la misma suerte qué Balcázar,
siendo también azotados con alambre en todo el cuerpo y con culatazos de fusil. Para
cumplir esta tarea, previamente los habían desnudado. La madre del cadete Justinaino nos
dice lo siguiente:
"... Los ultrajes continuaron hasta dejarlos completamente exánimes y tendidos en el suelo; no solamnte
consistían en azotes con alambre, sino también en golpes con armas contundentes, como ser: patadas,
culatazos de fusil, golpes de puño; las manos las tenía borrosamente deformadas por las pisadas que les
hacían en ellas al ponérselas de modo ex-profeso en el suelo...".
De no haber sido la oportuna y enérgica intervención de todos los cadetes del Colegio
Militar de Aviación, quienes al tener conocimiento de que sus camarades de armas y
condiscípulos eran objeto de tales ultrajes, penetraron violentamente en Control Político,
poniendo en inmediata libertad a los infortunados cadetes; pero eso ocurrió recién al
amanecer, o sea después que habían sido objeto de los ultrajes referidos por más de cuatro
horas. Mientras ellos eran libertados en la forma que lo tenemos relatado, Balcázar
continuaba soportando los mismo tormentos, pues nadie intercedía en su favor.
Este último tuvo que ser hospitalizado el mismo momento que fue puesto en libertad,
vale decir la mañana del día 21 de septiembre. ¡Qué hermoso día de la primavera!
En el Hospital "San Juan de Dios" fue sometido a un serio tratamiento médico por el Dr.
Enrique Quintela Vaca Díez, por espacio de varios días. En su informe médico evacuado
después de algún tiempo, dice lo siguiente:
"El paciente prestaba las siguientes lesiones: sucfusiones, escoriaciones, contusiones y heridas,
especialmente en el torso, cintura y miembros superiores, espaldas, glúteos y algo en los muslos. Por el
tipo de esas heridas, se puede suponer que ellas fueron producidas por armas que al mismo tiempo eran
contundentes, punzantes y cortantes, que bien pudo haber sido alambre de púa. En las partes laterales del
tórax, los mismos tipos de lesiones anteriormente mencionados, como también en el pecho..."
"Por los ultrajes que pude constatar –continúa el mismo informe en el señor Balcázar– su estado era
realmente lastimoso, pues, se podía evidenciar que sus atacantes lo habían hecho con saña y con la

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intención, no de victimarlo, pero sí de hacerle el mayor daño posible, no solamente material, sino también
moral".
Por su parte, los cadetes que fueron por casualidad compañeros de infortunio de
Balcázar, guardaron reposo en sus respectivos domicilios, siendo atendidos por el médico
de la Base Aérea, Dr. José Gutiérrez, quien en su informe expresa lo siguiente:
"Encontré a ambos pacientes que habían sido objeto de flagelaciones con alambre en todo el cuerpo, los
mismos que le habían provocado erosiones largas rodeadas de hematomas... Recuerdo que me dijeron que
esos ultrajes les habían inferido en el local de Control Político que funcionaba en "Ñanderoga". El
tratamiento médico de ambos debió durar aproximadamente quince o veinte días, pues a ambos se los
llevaron a La Paz, para seguir con el tratamiento. Cuando yo los atendí, cada uno estaba en su domicilio
particular. También presentaban equimosis, producto de golpes contundentes como también contusiones de
tipo variado en todo el cuerpo. Las características de los dos pacientes eran completamente iguales...
Considero que estos ultrajes en las personas que los sufrieron en esa época, tuvieron que causar una natural
depresión moral de carácter temporal... En mi condición de hombre civilizado consideré que esos ultrajes
constituyeron una afrenta a la humanidad, por el sadismo extremado con que fueron inferidos".
La noche del día 21, o sea el mismo día que fueron rescatados dichos cadetes de Control
Político por sus condiscípulos, ambos fueron visitados en sus respectivos domicilios por las
siguientes autoridades: El Prefecto del Departamento, Sr. Haroldo Zambrana Cronenbold,
el jefe del Comando Departamental del MNR, Sr. Julio Calvo Cronenbold, el Comandante
del Colegio Multar de Aviación, Coronel Medardo Chávez y el piloto militar N. Chávez.
Todos ellos constataron el estado lastimoso en que habían quedado los agredidos, como
también las heridas producidas por los ultrajes y que ninguno de ellos podía siquiera
moverse en el lecho, teniendo que permanecer siempre en posición decúbito dorsal.
Cuando los familiares de las víctimas esperaban que tales autoridades inicien por lo
menos un sumario informativo para establecer el grado de responsabilidad de los culpables
y la sanción más drástica contra los mismos, las mencionadas autoridades se concretaron a
expresar condolencia por el hecho, sin manifestar deseo alguno de castigar tales desmanes.
Creemos nosotros que en su fuero íntimo, todas ellas estuvieron de acuerdo con los ultrajes
y que sus visitas obedecían al hecho más bien de aplaudir a los autores de los mismos. Es
censurable que ni siquiera el Comandante del Colegio Militar de Aviación que hemos
nombrado, se hubiera manifestado más interesado por exigir que los esbirros que
consumaron tan sádicos flagelamientos, sean ejemplarmente castigados. Con ese cómplice
proceder, lo único que se hizo fue tender un velo de impunidad a tan criminales atentados,
avalando a sus ejecutores para posteriores reediciones de los mismos hechos.
En vista de esta orfandad en que se encontraban las Fuerzas Aéreas de Bolivia, por la
complicidad de sus jefes con los verdugos, ambos cadetes optaron por retirarse de la
Institución, en protesta por la falta de sanción para los sicarios. De este modo, ^Control
Político había cubierto de impune ignominia las alas bolivianas que se sintieron impotentes
para defenderse.
Los familiares de dichos infortunados cadetes, sindicaron como autores materiales e
intelectuales de tales ultrajes, a las autoridades anteriormente nombradas, como también a
los hermanos Hugo y Guillermo Menacho Carrillo "y toda esa gente que militaba en el
MNR y seguidores de Julio Calvo" (sic).
Cuando el juicio de la Historia tenga que condenar a los autores de toda esa ola de terror
y vandalismo sin paralelo que asoló a Santa Cruz en la peor época de su existencia, tendrán
que ocupar el banquillo del acusado todas aquellas autoridades que hemos citado, como,
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también todos los militantes del MNR, porque la mayoría de ellos, con su silencio cómplice
o con su participación activa de una manera o de otra, fueron partícipes directos de ese
régimen policiaco instaurado por la tiranía movimientista. Entre ellos, aparte de los ya
mencionados, podemos citar en primer término a los siguientes: Aurelio Saucedo Jiménez,
Luis Sandóval Morón, Guillermo Ariñez Velasco, Adán Weber Salvatierra, Edil Sandóval
Morón, Alcides Sandóval Morón, Julio Nery Escalante, Oscar Barbery Justiniano, Jorge
Flores Arias, Jorge Antelo, Severiano Julio Castro, Alfredo Ibáñez Franco, Alcibiades
Velarde Ortiz, Ernesto Ferrante Callaú, Pedro Ribera Méndez, Oscar Chávez Paz, Carlos
Correa Villarroel, Rodolfo Ibáñez Justiniano, Antonio Rodríguez Ferrufino, Santiago
Paniagua, Lorgio Ribera Chávez, Wálter Pereyra Añez, Carmelo Padilla Artega, Gustavo
Carrillo, Humberto Barbery (alias Peto), Arnoldo Justiniano Arias (alias Rescoldo), Fabián
Ardaya (alias Minina), Carlos Füchtner Soria Galvarro, Néstor Gómez Zeballos, Alfredo
Ribera Pinto, Wálter Lazo Loayza, Jaime Ziñagua Cusicanqui, Edmundo Franco, (Jonjo)
Mario Teodosio Rojas, Ruperto Mendieta Palomino, Juan Peredo Chávez, Juan Chahín
Justiniano, Enrique Morales, Lionel Antelo, Napoleón Urquidi, Rodolfo Coca, Rodolfo
Quiroga, Ángel Caballero, Róger Gutiérrez Vaca Díez, Alejandro Burgos, Gregorio
Hurtado; Guillermo Mendoza, José V. Méndez, Ciro Salvatierra Mercado, Rubén Muñoz
Caballero, Armando Lara, Roberto Paniagua Fuentes, Oscar Pérez Franco, Lucio
Rocabado, Alberto Fajalde, Federico Schwenke Pinto, Felipe Cossío Suárez, Jorge Ramírez
Vilar, Osvaldo Estremadoiro, Hugo Sánchez Villarroel, Luis Alvarez Cuéllar, Roberto Arce
Anaya, Rolando Hidalgo Moyano, Esteban Meroe Menacho, José Taboada Calvo, Oscar
Román Prado, Tomás Antonio Jiménez Callaú, Alfredo Cassis Bonatti, Adolfo Bonadona,
Carlos Rodríguez Justiniano y muchos otros aún de cuya participación no tenemos las
suficientes pruebas como para sindicarlos como cómplices también de esa ola de vandalaje
y catalogados como enemigos y verdugos de su propio pueblo que siempre les brindó
cordial acogida.

SERVICIO DE ESPIONAJE DE ROJAS PEREYRA

Rojas Pereyra y Sandóval Morón de ninguna manera hubieran podido desarrollar esa
labor de avasallamiento, si no contaban con un excelente servicio de espionaje que les
permitía cumplir su laboriosa tarea de la más sanguinaria represión.
Por eso hemos querido dedicar un capítulo especial para analizar ese importante aspecto
que cumplió un descollante papel en servicio de los verdugos y todos los enemigos del
pueblo cruceño.
Rojas Pereyra se jactaba constantemente, manifestando que eran los propios cruceños
quienes le proporcionaban importantes informes para cumplir su diabólico
propósito, espiando la vida pública y privada de toda la ciudadanía para conocer todos sus
sentimientos y su modo de pensar y juzgar las cosas que inexplicablemente estaban
ocurriendo; se cuidaba sin embargo de mencionar por sus nombres a esos Judas de nuevo
cuño. Se tienen suficientes referencias, por los allegados a ese lombrosiano jefe de
represión, de que entre las personas que le servían de informantes figuraban muchas damas
cruceñas, auque todavía no hemos podido conocer los nombes de esas desnaturalizadas
mujeres que a cambio de algunas monedas, no vacilaban en colaborar con quienes

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humillaban y amordazaban a su propio pueblo. Tenemos evidencia de que diariamente, a
determinada hora, asistían al local de Ñanderoga, para rendir minucioso informe del
servicio de espionaje que cumplían. Para Rojas, era costumbre encerrarse en sus oficinas
por las noches y organizar con sus damiselas escandolosas orgías, mientras en el interior o
en las celdas de torturas, gemían los desventurados que caían en la manos del verdugo.
Numerosos agentes y milicianos que prestaron sus servicios en esta tenebrosa mansión
del terror, nos han manifestado que veían constantemente a Róger Aponte Bowles visitar a
Rojas con mucha intimidad, encerrándose en las oficinas de éste para conversar
reservadamente y salir juntos en muchas ocasiones en el automóvil del primero de los
nombrados. La estrecha amistad entre ambos llegaba al extremo de que Rojas utilizaba el
automóvil de Aponte como si fuera suyo.
Para reforzar nuestras aseveraciones, vamos a transcribir lo que nos dice el ex–agente de
Control Político, Zacarías Ayala, en los siguientes términos:
"Veía frecuentemente entrevistarse y salir juntos a Róger Aponte Bowles con Jorge Rojas, pero yo no
podía escuchar sus conversaciones, porque cuando llegaba al "Ñanderoga", se encerraban en una
habitación con Rojas en forma reservada; yo veía que tenían mucha confianza y amistad".
Otro ex-agente del mismo tenebroso local, Adolfo Monroy Cárdenas, que hoy trabaja
como agente en el D.I.C., también nos dice lo siguiente:
"Tuve oportunidad de conocer al señor Róger Aponte Bowles cuando frecuentaba mucho el local de
Control Político, por ser amigo muy íntimo con el Teniente Jorge Rojas Pereyra. En esa época, a ambos los
veía siempre juntos en la movilidad de Control Político y algunas veces el señor Aponte le prestaba a Rojas
su automóvil. Es posible que dicho señor haya sido uno de los informantes de que disponía Rojas".
Para abundar en mayores pruebas, queremos también transcribir en forma textual lo que nos
dice Rubén Muñoz Caballero, otro conocido ex-agente de "Ñanderoga" y hoy también
funcionario del D.I.C., en los siguientes términos:
"Recuerdo que el señor Róger Aponte Bcwles, era una de las personas más íntimas de Jorge Rojas, pues
andaban mucho en la movilidad de éste último. También recuerdo que frecuentaba ese local, el señor Jaime
Fuss (israelita), pero parece que este señor era un informante reservado".
Del mismo modo, los mismos agentes y milicianos de "Ñanderoga" vieron en repetidas
oportunidades ingresar reservadamente a la oficina de Rojas, al subdito brasilero Manuel
Correira do Reis. El ex-miliciano de ese organismo de represión, Zacarías Ayala, nos dice
de él lo siguiente:
"Cuando llegaba dicho señor al local de "Ñanderoga", se encerraba en una habitación con el teniente Jorge
Rojas Pereyra. Yo no sabía su nombre; solamente sabía que era cuñado del señor Marcelo Ribera Candia
(marido de la hermana de éste) y que también era brasilero; además, me consta que vivía en la misma casa
de dicho señor Ribera y el mismo brasilero me informó que entre ambos eran cuñados. En algunas
conversaciones que sosteníamos en esa época, me comunicó que él pertenecía al servicio de inteligencia,
por cuyos servicios Rojas le pagaba".
Refiriéndose a una de esas capturas de que fue víctima Ribera Candía, el mismo ex-
miliciano, nos dice:
"Precisamente, fue en una oportunidad en que el mencionado brasilero estuvo en "Ñanderoga" y después
de hablar con el teniente Rojas y denunciar al señor Marcelo Ribera Candía, aquel dispuso que se
constituyera una comisión en casa de este último para tomarlo preso y conducirlo a ese organismo de
represión. En dicha comisión, fui yo formando parte, juntamente con otros dos agentes más, habiendo
ingresado a ese domicilio y arrestado al señor Marcelo Ribera Candía... Me consta que fue el brasilero que

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he mencionado, quien denunció que el nombrado Ribera Candia se encontraba en ese momento en su
domicilio".
La falta de escrúpulos de este mercenario, llegó a este extremo de hacer apresar a su propio
cuñado ya nombrado, a quien mantuvo a salto de mata durante mucho tiempo, como
resultado de sus informaciones e intrigas.
– Tengo necesidad de vivir –decía el súbdito brasilero, tratando de justificar su proceder–
No me voy a morir de hambre –agregaba– Si otro gobierno que venga me paga bien por
mis servicios, también trabajaré para él. Hay que saber vivir.
Qué moderna filosofía la de estos tránsfugas sin más moral que sus ambiciones.
Rojas y sus inmediatos colaboradores del comando del MNR tenían el cuidado de
rodearse de gente de esa misma catadura moral y sin ninguna clase de escrúpulos, capaces
de denunciar a sus propios padres a cambio de jugosas recompensas pecuaniarias. La
Historia sabrá juzgarlos con la máxima severidad, fulminándolos con látigos de fuego; las
generaciones futuras los condenarán enérgicamente de acuerdo a sus grados de
culpabilidad. Y sobre sus descendientes caerá la vindicta pública en forma inexorable.

EL PRESENTE GRIEGO

Los pueblos, aunque indefensos, también saben castigar a los nuevos Judas. No con el
látigo infamante que bien se lo merecían, ni con la bala homicida, pero sí con su repudio y
su desprecio, si es que no encuentra otros métodos que sin ser violentos, saben herir de
muerte a los que se hacen acreedores a esos castigos.
Ya anteriormente, al iniciar la relación de la ola de terror que sacudió al pueblo cruceño
por mucho tiempo, nos hemos referido a la personalidad del señor Haroldo Zambrana
Cronenbold y a las circunstancias en que asumió las funciones de Prefecto del
Departamento; también hemos visto la participación que le correspondió en la más
inhumana ola de represión política jamás emprendida contra pueblo alguno, consumada
contra Santa Cruz.
La opinión pública cruceña, indignada, sindicaba a la primera autoridad política del
departamento, sino de autor, por lo menos de cómplice y encubridor de todos los
apresamientos y torturas que resumidamente ya hemos relacionado, de los cuales el señor
Zambrana tenía perfecto conocimiento, conforme así hemos podido comprobarlo a través
de estas páginas. Toda la ciudadanía que conocía el prestigio y la acendrada honradez de su
padre, el ilustre galeno Dr. Udalrico Zambrana Franco, se preguntaba atónita, cómo era
posible que un hijo suyo venga a enlodar y cubrir de ignominia un apellido tradicional en
Santa Cruz.
Zambrana Cronenbold sabía que su pueblo se hallaba sojuzgado y humillado, con sus
dirigentes presos o en el ostracismo, con su juventud amordazada, flagelada, o vagando por
los bosques orientales o las ciudades del interior del país; por tanto, creyó imposible
cualquier acto de represalia que pudiera tomarse contra él. Pero, –como dijimos antes–
olvidó que no solamente con armas y con violencia se castiga a los Judas.

79
Una mañana del mes de septiembre de aquel funesto año de 1959, en ocasión del
cumpleaños de una hija del señor Prefecto, una fámula se hizo presente en la puerta de calle
del domicilio de la primera autoridad del departamento e hizo entrega a la servidumbre, de
una hermosa torta de cumpleaños espléndidamente decorada estimulando el apetito del más
refinado paladar. A nadie le interesó en ese momento quién era esa persona tan generosa
con ese gentil obsequio.
En horas de la tarde, asistían en calidad de invitados a la casa de la primera autoridad,
varios familiares de éste, amistades íntimas y principales colaboradores del anfitrión, como
también el Cónsul de la República Argentina, señor Sánchez, junto con su señora esposa,
para servirse el té de cumpleaños.
Todos quisieron hacer honor a aquella hermosa torta enviada por mano desconocida. A
nadie se le ocurrió lo que realmente podía constituir.
Correspondió a la esposa del representante consular, el honor de partir la torta para
distribuirla entre todos los asistentes a la larga y suntuosa mesa. No bien lo hizo la señora
de Sánchez, un pestilente olor insoportable se difundió por toda la estancia, obligando a
todos los presentes a llevarse el pañuelo a la nariz.
Averiguando el origen de tan desagradable olor que en principio desconcertó a todos, se
estableció que la decorada torta, contenía materias fecales en su interior.
Inútiles resultaron todas las investigaciones ordenadas por la primera autoridad para dar con
el autor o autores de tan sui-géneris represalia. Nunca apareció por ninguna parte la
sirvienta portadora de ese "maravilloso" presente griego.
Y eso no fue todo. Algunas noches después, en circunstancias que la primera autoridad
del departamento se recogía a su domicilio, al introducir la llave en la cerradura de su
puerta de calle, evidenció que toda la indicada puerta se hallaba completamente
embadurnada con la misma materia que contenía la famosa torta.
Así el pueblo castigaba ejemplarmente a uno de sus hijos que se convirtió en su propio
verdugo. Tremenda bofetada sólo reservada para quienes desconocen y abjuran de su suelo
materno, que el eco de los siglos recojan las drásticas enseñanazas de este ejemplar castigo
para que nunca vuelvan a nacer cardos en esta tierra generosa y pródiga en bondades.
Desde entonces, y por todo el tiempo que continuó como primera autoridad, o sea hasta
el 27 de noviembre, el señor Zambrana tenía que mantener en forma permanente, dos
centinelas uniformados en su puerta de calle, con instrucciones precisas de impedir el
ingreso de toda persona que pretenda ingresar a ese domicilio, sin ser previamente
identificada. También tenían instrucciones de arrebatar todo paquete o envoltorio que
portaran las personas que desearan ingresar a la casa, debiendo informarse de su contenido.
¡Era tanta la susceptibilidad del señor Zambrana, propia de todos los tiranos y verdugos!
Dura lección para quienes olvidan que primero se deben a su pueblo antes que a
mezquinos intereses. Todas las futuras precauciones nada valían, cuando ya la ciudadanía
se había desagraviado con ese castigo sui-géneris.
Su hija que cursaba estudios en el Colegio Santa Ana, también fue objeto de constantes
reproches y burlas de todo calibre por parte de sus condiscípulas. El padre quiso hacer,

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valer su condición de primera autoridad para sancionar ese hecho, pero nada consiguió.
Tuvo que retirarla de ese plantel.
Algún tiempo después ingresó una noche al Club Social "24 de Septiembre" para departir
con algunos de sus amigos. Inmediatamente todos los socios allí presentes comenzaron a
abandonar el local hasta quedar él solo.
Pese a lo ingrato del caso, hemos querido mencionarlo para lección de las generaciones
del mañana.
En el mes de octubre correspondía elegir por votación a los miembros del Comando
Departamental del MNR, pues Julio Calvo, ejercía el cargo de jefe de dicho organismo,
designado por el Comité Político Nacional de ese partido y no por elecciones, conforme lo
establecían los estatutos del oficialismo.

ELECCIONES EN EL COMANDO DEL MNR

Se presentaron tres candidaturas para dicho organismo partidario, o sean las encabezadas
por los movimientistas Oscar Barbery Justiniano, Severiano Julio Castro y Luis Sandóval
Morón. El último de los nombrados era el más favorecido por las circunstancias, tanto por
su reconocido odio a Santa Cruz, como también por el apoyo oficial de que gozaba. Nada
más propicio para el gobierno de Siles Zuazo, que disponer de un instrumento tan eficaz y
valioso para completar su obra de amordazamiento del pueblo cruceño.
Todos esos candidatos desplegaron intensa campaña pre-electoral en los cuadros del
oficialismo, rivalizando en prédica demagógica y haciendo alarde de una fementida
orientación revolucionaria que cada uno entendía a su manera y conveniencia. Todos
presumían de fervientes defensores del gobierno central y opuestos a las aspiraciones
cruceñas.
El día de la elección, Luis Sandóval Morón, que había montado una monstruosa
maquinaria electoral para burlar la voluntad de sus mismos "compañeros", hizo ver todo de
lo que era capaz, no solamente contra los adversarios del régimen, sino también contra sus
propios conmilitones que se oponían a sus aspiraciones.
Esa maquinaria bien montada, con todos los recursos materiales y con toda la
complicidad de los dirigentes movimientistas y autoridades gubernamentales tenía que
rendir los más óptimos resultados. Sandóval Morón y sus secuaces eran prácticos en
ejercitar violencias de toda índole y en hacer aparecer ánforas llenas de sufragios sin que
los electores hayan emitido su voto.
El día de los comicios, las calles de Santa Cruz se convirtieron en un verdadero campo de
Marte. El uso de laques, garrotes y piedras fue la característica que predominó durante el
curso de esa burda consulta popular. Cada militante moronista podía sufragar en cinco o
seis mesas receptoras y podía impedir que lo hagan quienes no pertenecían a ese sector.
En tales circunstancias, el triunfo abrumador de esa candidatura no podía ser una
sorpresa para nadie. De 12.500 votos que aparecieron en las ánforas, 8.500 favorecían a
Sandóval Morón y el resto se dividían entre los otros dos candidatos perdidosos.

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Los vencidos ya tenían su suerte sellada. ¡Vae Victis!
Santa Cruz no podía esperar mejores días de aquel que con la mayor ignominia fue
expulsado el 7 de diciembre de 1957, luego de derrotarlo en la zona de Palermo, donde el
sátrapa se había atrincherado con toda su pandilla, como una fiera acorralada en su cubil.
Los días que se avecinaban sólo presagiaban más lágrimas y dolor para el pueblo cruceño.
El horizonte estaba teñido de púrpura encendido, anunciando horas de luto y de tragedia en
esa larga noche sin alborada que vivía la sufrida capital de los llanos.
Sandóval Morón no podía quedarse a la zaga en la consumación de atropellos y torturas
consumados por Rojas Pereyra y Calvo Cronenbold. Él, que había sido el primero en
oponerse al Comité Pro-Santa Cruz y a la realización de las obras urbanas, tenía que tomar
la iniciativa en cualquier medida de represión contra todos los que no estuvieran de acuerdo
con la política de avasallamiento emprendida por el oficialismo. Aquellos que por lo menos
moralmente hubiesen prestado su apoyo a las instituciones cívicas en sus demandas de
mejores condiciones de vida para la capital oriental, podían ya ponerse a buen recaudo, si
es que no lo hiciera antes, o de lo contrario, purgar muy cara su osadía en las celdas de
"Ñanderoga", como ya lo habían hecho Gasser, Monasterio, Balcázar, Justiniano y tantos
otros que tuvieron la desventura de caer en manos de los enemigos del pueblo cruceño. Los
hechos posteriores se encargarían de confirmar esos justificados temores.

RECRUDECEN LAS TORTURAS EN "ÑANDEROGA"

En la ola de terrorismo desatada contra Santa Cruz, nadie –conforme ya lo dijimos antes–
podía sentirse seguro de no ser víctima de las torturas organizadas por Rojas Pereyra y
Sandóval Morón, a menos que forme parte de la banda de asaltantes que asolaba a la
ciudad oriental. Las damas también corrieron la misma suerte que la juventud cruceña.
Junto a ella, soportó el oprobioso yugo de la barbarie, con estoicismo y resignación.
La señora Bella Ortiz de Durán, por su condición de falangista, fue víctima de un
constante asedio por parte de su vecino y enemigo político Guillermo Menacho Carrillo,
cuya actuación al servicio de Rojas Pereyra y Sandóval Morón ya es conocida por su
participación en numerosos atracos y allanamientos de domicilio, conforme ya lo hemos
observado en páginas anteriores.
En connivencia con el sub-jefe de Policía, mayor Ernesto Rico Pereyra, consiguió hacerla
detener en el recinto policiario en repetidas oportunidades. Del mismo modo, siempre
prevalido de su condición de militante del MNR y paniaguado de los organismos de
represión, consiguió también que sea detenida y puesta incomunicada en las oscuras celdas
de "Ñanderoga", aunque sólo por espacio de dos horas, pues Rojas Pereyra, queriendo
simular un temperamento comprensivo y justiciero ordenó su libertad. Esto ocurría el 19 de
agosto de aquel mismo año.
En una oportunidad fue necesaria la intervención oportuna de algunas damas cruceñas
encabezadas por la señora Anita Suárez de Leigue y Blanca Suárez, para obtener que se
brinde un mejor trato en el recinto policiario a la víctima de esas persecuciones.

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Pero el 13 de septiembre llegó a su clímax esa ola de atropellos contra la señora Bella
Ortiz de Durán. En la indicada fecha, a horas tres de la tarde fue sacada de su domicilio por
un agente de Control Político, dejando a su familia chica completamente abandonada y
luego conducida a la Policía de Seguridad. Allí, sin explicarle los motivos ni escuchar sus
razones, el nombrado sub-jefe de Policía ordenó su detención en las celdas policiarias.
Como ella se resistiera en legítima defensa, por considerar que era un abuso de autoridad y
un atropello incalificable, varios carabineros se abalanzaron sobre ella y después de
ultrajarla en la forma más cobarde, la introdujeron violentamente al segundo patio del
recinto policiario, sin respetar su condición femenina ni su estado de gravidez, mientras que
proliferaban contra ella los insultos más soeces e inmorales que dañaban su dignidad de
mujer. Una vez dentro, fue encerrada en una celda lóbrega e inmunda, junto a todos los
detenidos comunes del sexo masculino, generalmente de malos antecedentes. Su esposo, el
señor Enrique Durán que quiso intervenir en su favor, también fue agredido por carabineros
y agentes civiles y encerrado en otra celda. En ese instante, según versión de un testigo
presencial, un capitán de policías de apellido Salinas, se acercó a la puerta de la
mencionada celda, dirigiéndose a los demás presos varones y comunes que habían allí, les
dijo: "Ahí tienen una mujer para que se diviertan con ella".
Afortunadamente no ocurrió lo que había recomendado el indigno guardián del orden
público.
El entonces médico forense Dr. Luciano Gutiérrez Ábrego, sobre el mismo caso, nos
manifiesta lo siguiente:
"Tuve conocimiento de que dicha señora estuvo arrestada en la Policía de esta ciudad. Sin poder precisar la
fecha, recuerdo que en mi calidad de Médico Forense fui llamado a la Policía, adonde llegué más o menos
a horas siete u ocho de la noche. En el segundo patio de dicho recinto policiario, en una celda sucia y
oscura, sin ninguna clase de luz, maloliente, donde se encontraban todos los detenidos comunes, maleantes
en su mayoría, se encontraba dicha señora en calidad de arrestada, entre medio de unos siete individuos
más por lo menos, todos ellos varones. Al contemplar este ultraje que se había cometido con una mujer,
reaccioné violentamente, indicando que debería tenérsela por lo menos en una habitación más limpia y no
en la forma como se la tenía, pese a existir habitaciones que reunían condiciones de aseo y mayor
comodidad como para mantener detenida a una mujer. De inmediato y ante mi enérgica protesta, se la
trasladó a una habitación del primer patio, donde funcionaba una de las oficinas. Esta solicitud mía fue
atendida en atención a mi condición de Médico Forense".
Refiriéndose a los ultrajes inferidos a la nombrada señora, el mismo Médico Forense, nos
dice lo siguiente:
"En esa oportunidad yo evacué el respectivo informe, pero no recuerdo qué destino se le dio, ya que en esa
época no se podía intentar ninguna acción penal. Recuerdo actualmente que esa señora tenía algunas
lesiones como consecuencia de algunos ultrajes que le habían inferido en la misma Policía. Yo aconsejé su
inmediata hospitalización en atención a su estado delicado, por considerar también que de ninguna manera
podía continuar allí. Tengo la impresión de que creo se encontraba en estado de gravidez, pero no recuerdo
exactamente. No pude saber qué médico la atendió en el Hospital ni tampoco supe las consecuencias de los
ultrajes de que fue víctima. Puedo opinar que esta señora debió haber sido ultrajada con golpes de puño y
seguramente también puntapiés. El hecho que tengo relatado debió ocurrir más o menos el año 1959. No
recuerdo quiénes eran las autoridades de esa época".
Un funcionario de policía, cuyo nombre nos guardamos en reserva a fin de evitarle
represalias, nos dice lo siguiente:
"Más o menos a fines del año 1959, en mi calidad de antiguo funcionario de policía, me encontraba en la
sección menores de esa Institución. En esas circunstancias vi que a la señora Bella Ortiz de Durán la

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llevaban varios carabineros del primero al segundo patio de la Policía, en forma violenta, mejor dicho, a
empellones, razón por la cual esa señora se les resistía, profiriendo fuertes gritos; finalmente se les cayó en
el suelo; ante esta situación, los mismos carabineros optaron por alzarla tomándola por las axilas, pero así
ella ofrecía resistencia, terminaron por alzarla de las piernas, teniendo que levantarle el vestido y todas las
ropas interiores, llegando a tener que manosearle las piernas. Los carabineros que hacían esto, eran más o
menos unos cuatro. Pude deducir de que quien había dado esta orden, debió haber sido el entonces
Segundo Comandante de Brigada, mayor Ernesto Rico Pereyra, desde cuya puerta yo vi que la llevaron a
esa señora, razón por la cual supongo que fue quién impartió tal orden".
Otro testigo presencial de esos hechos tan censurables, consumados nada menos que en el
recinto llamado a prestar garantías a las personas, el teniente de carabineros Guillermo
Montaño Valdez, quien, entre otras cosas se manifiesta así:
"Cuando estuve como oficial de planta tuve oportunidad de conocer a esa señora, en circunstancias en que
yo me encontraba como capitán de servicio, ocasión en que ella se encontraba arrestada en la Policía. La
autoridad que dio la orden de detención fue el Mayor Ernesto Rico Pereyra, Segundo Comandante de la
Brigada de esta ciudad. En consecuencia no he sido yo quién dio esa orden. Posteriormente tuve
conocimiento por la misma señora de que había sido ultrajada, pero yo no supe quiénes fueron. Estos
ultrajes se produjeron en la segunda vez que fue detenida. Según tuve conocimiento, parece que todo
provino de unos inconvenientes que había tenido con su vecino un señor Guillermo Menacho".
Las informaciones prestadas por los testigos presenciales que hemos mencionado, son
irrefutables y no dejan duda alguna sobre los ultrajes de que fue víctima la señora Bella
Ortiz de Durán. Lo informado por el Dr. Luciano Gutiérrez que entonces desempeñaba el
cargo de Médico Forense de este distrito, es contundente por todos sus detalles.
Sin embargo, otros funcionarios policiales, testigos o actores de esos vergonzosos
episodios, con el más descarado cinismo manifiestan ignorar todo lo acontecido. Así
tenemos al carabinero Juan Ribera Justiniano, quien, entre otras cosas se expresa de esta
manera:
"Es falso que dicha señora hubiera sido ultrajada en la Policía".

¿Y los ultrajes que observó y constató el Médico Forense, como también otras personas,
cuyas informaciones nos reservamos?
¿Sería que se golpeó ella misma?
Otro carabinero, también sindicado de esos ultrajes, dice lo siguiente:
"Nosotros no la hemos ultrajado. Tampoco he tenido conocimiento de que hubiera sido ultrajada".
Otros funcionarios policiales ignoraron completamente el hecho, como si en esa
oportunidad hubieran estado en otro planeta. Es que los verdugos y delincuentes siempre
son solidarios en todas sus fechorías. Esto sólo nos demuestra hasta qué grado sorprendente
llevaron el cinismo y la cobardía los militantes del MNR, negando categóricamente lo que
con tanta prepotencia habían consumado cuando tuvieron en sus manos el poder político y
podían usar de la violencia extremada en forma impune.
Posteriormente tendremos que volver a ocuparnos del mismo caso, cuando tengamos que
referirnos a las publicaciones registradas sobre el mismo atentado criminoso por el
periódico "Presencia" de la ciudad de La Paz.

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SADISMO DE LOS VERDUGOS

Volviendo a las represiones de "Ñanderoga", es preciso que también mencionemos, por


lo menos, los ultrajes inferidos a otros ciudadanos, que nunca habían tenido ninguna
participación política, como el señor Pastor Ribera que después de guardar rigurosa
incomunicación durante varios días, sin que se le haga llegar cama ni comida, fue obligado
a cancelar fuertes sumas de dinero a cambio de su libertad, sistema éste que se convirtió en
ley durante toda la ola de terrorismo implantada en Santa Cruz por Rojas Pereyra y
Sandóval Morón, según podremos volverlo a demostrar en capítulos posteriores.
Uno de los más eficientes colaboradores de ese oprobioso organismo, el agente Rubén
Muñoz Caballero que hoy se halla al servicio del D.I.C., en mérito a sus antecedentes, entre
otras cosas nos dice lo siguiente:
"Tuve conocimiento de todos los apresamientos que se efectuaban en ese local; fueron muchas las
personas que estuvieron presas allí por motivos políticos; los que daban las órdenes de arresto eran primero
José Taboada y luego Jorge Rojas Pereyra. Este último tenía personas que le informaban de algunos
trajines políticos, pero nosotros los agentes no conocíamos a esas personas".
"Tenía conocimiento de que todas esas personas eran ultrajadas en "Ñanderoga", por orden de Jorge Rojas.
Como nosotros los agentes sólo cumplíamos órdenes superiores, en muchas oportunidades fui yo enviado a
efectuar algunas detenciones de carácter político, entre los cuales es posible que también lo hubiera
detenido al señor Aníbal Miserendino".
Lo afirmado en el último renglón por Muñoz Caballero nos da la pauta de que realmente fueron
innumerables las personas arrestadas y encerradas en "Ñanderoga", cuando da a entender no recordarse de
haber detenido a Miserendino".

El mismo esbirro, expresa algo que anteriormente hemos afirmado respecto a la estrecha
colaboración de los milicianos y dirigentes movimientistas con los jefes y agentes de
"Ñanderoga", especialmente en la captura de personas desafectadas al régimen. Sus
afirmaciones están contenidas en las siguientes frases textuales:
"La gente de Sandóval Morón: Hugo y Guillermo Menacho Carrillo, Alfredo Ribera Pinto, Humberto
Barbery (peto), Arnoldo Justiniano y todos los guardatespaldas de dicho dirigente político, frecuentaban
mucho el "Ñanderoga", charlando amigablemente con el jefe de ese organismo".
La pandilla de forajidos que dirigían Rojas Pereyra y Sandóval Morón no solamente
controlaban la vida de la capital oriental. Todas las poblaciones circunvecinas como
Warnes, Montero, Portachuelo, Buena Vista, General Saavedra, Mineros, San Carlos, "La
Esperanza", "La Bélgica", Puerto Pailas, La Guardia, Ayacucho, etc. etc. se hallaban a
merced de esa banda de asaltantes. Con las movilidades oficiales de que disponían a su
arbitrio y los recursos públicos utilizados festinatoriamente, podían fácilmente movilizarse
en cualquier dirección el momento menos pensado para aterrorizar y saquear esos pueblos
indefensos. Ningún poblador de esas ubérrimas tierras podía dedicarse tranquilamente a sus
labores agrícolas o ganaderas para proporcionar sustento al resto de los habitantes, sin el
temor de ser asaltado o apaleado sin el menor escrúpulo el instante que menos se lo
imaginaba.

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El tantas veces citado ex-agente de "Ñanderoga", Jaime Ziñagua Cusicanqui, corroborando
lo afirmado por sus otros compañeros de "labores", respecto de los numerosos
apresamientos y ultrajes de ciudadanos, nos dice lo siguiente:
"Me correspondió efectuar varias detenciones de personas no adictas al régimen del MNR, siempre por
orden verbal de dicho teniente Rojas, entre los que recuerdo al señor Arnoldo Aguilera, a quien fuimos a
traerlo de su propiedad, Chichín Banegas y varios otros que no recuerdo. Todos ellos eran encerrados en el
mencionado local de "Ñanderoga".
"La propiedad del señor Arnoldo Aguilera fue allanada por el grupo de agentes entre los que me
encontraba yo, comandado por José Taboada; a Chichín Banegas lo tomé preso de la calle; el único
allanamiento en el que participé fue el que tengo relatado, que fue en horas de la madrugada".
El mismo individuo continúa diciéndonos lo siguiente:
"Entre los que estuvieron presos en ese local recuerdo a los siguientes: Widen Razuk, Róger Cronenbold,
Erwin Gasser, hijo, Pastor Ribera, Adhemar Oliveira, William Bendek, Chichín Banegas, Carlos de
Rosmini; algunas otras personas que no recuerdo".
Muchas habrían de ser esas personas, para que no recuerde el famoso torturador de
presos políticos que ahora ya no tiene la misma valentía para responsabilizarse por sus
oprobiosos delitos, en la misma forma como antes se cebaba con sus indefensas víctimas.
Hemos querido dedicar un acápite especial a la detención y torturas de que fue objeto el
comerciante Aurelio Aguayo, quien no obstante de haber sido ya conducido preso hasta el
Panóptico Nacional desde la región del Surutú y puesto en libertad luego de más de un mes
de reclusión y de obligatoria radicatoria en la ciudad de La Paz, fue nuevamente apresado
en esta capital y sometido a los más brutales vejámenes en el siniestro "Ñanderoga" y
obligado posteriormente a abandonar la ciudad, dejando a su numerosa familia en la más
completa indigencia y orfandad.
Para mejor ilustración del amigo lector, nos permitimos transcribir a continuación, parte
de lo que al respecto nos dice el nombrado Aguayo:
"Con motivo de los acontecimientos cívicos del 26 de junio de 1959, en los que como cruceño me
correspondió actuar, fui apresado en el Surutú por milicias campesinas de Ucureña, encabezadas por el
dirigente campesino José Rojas Guevara y Wálter Revuelta, respectivamente. Al tiempo de apresarnos,
fuimos víctimas de los más brutales ultrajes por parte de dichos milicianos y la tentativa de linchamiento,
cortándosenos la piel del cuello en evidente intento de asesinato. Luego nos concentraron en la localidad de
San Carlos de la provincia Ichilo y finalmente en Buena Vista de la misma provincia, hasta reunir una
cantidad suficiente para trasladarnos a otro lugar. No se nos proporcionó ninguna clase de alimentos, ni
tampoco cama o ropa, pese al intenso frío. En la localidad de Buena Vista, seguramente por instrucciones
de sus jefes, los campesinos, valiéndose de machetes rompieron las puertas donde nos encontrábamos
encerrados, con el manifiesto propósito de victimarnos".
Circunstancias imprevistas impidieron que se consumaran tan salvajes intenciones de las
milicias enviadas por Siles y Guevara.
Nuestro informante de referencia, relatándonos la odisea que soportaron todos los
infortunados que fueron capturados en la región del Surutú, nos indica que desde allí fueron
trasladados primero a Cochabamba y luego a La Paz.
"Allí fuimos directamente encerrados en el Panóptico Nacional a puntapiés y latigazos –continúa su relato–
. Previos los interrogatorios que se efectuaban en avanzadas horas de la noche, fueron poniendo en libertad
por grupos a todos los detenidos, habiéndome correspondido salir en el tercer grupo, después de 22 días de
detención en ese penal. La acusación que pesaba contra mí era únicamente la de ser falangista".

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Qué grave delito era para los sirvientes de la tiranía movimientista no pensar en la misma
manera que ellos, ni inclinar la cerviz ante los déspotas del Palacio Quemado. Ese fue el
régimen que sojuzgó al país durante más de 12 vergonzosos años. Nadie podía disentir de
los métodos de barbarie que utilizaban los verdugos, sin correr el riesgo de ser sometidos a
toda clase de vejámenes, conforme lo expresa nuestro informante.
"Para salir –continúa Aguayo– teníamos que buscar una persona que nos garantice y se nos dio por prisión
la ciudad de La Paz, de donde no podíamos salir por espacio de 30 días, tiempo en el cual teníamos la
obligación de asistir diariamente a las oficinas de Control Político".
Reintegrado este comerciante a su hogar, después de permanecer oculto por algún tiempo
más por la falta de garantías, tuvo sin embargo que correr el riesgo de ser vejado como
todos los demás y salir a cumplir sus habituales actividades comerciales, en atención a las
graves penurias económicas por las que atravesaba su numerosa familia, compuesta de 11
hijos de distintas edades. .
Empero, una tarde en que ni siquiera sospechaba que la mano del verdugo se abalanzaba
sobre él, encontrándose en la esquina de la plaza, extremo nor-oeste, fue aprehendido por el
miliciano movimientista Orlando Suárez Sánchez que cumplía órdenes del conocido rufián
Hugo Menacho Carrillo, quien, incomodado con la presencia de Aguayo en una esquina de
la plaza principal (nadie que no sea movimientista podía transitar libremente sin ganarse el
odio de los esbirros), le dijo a aquel lo siguiente:
– Si sos emenerrista de verdad, lo vas a llevar a "Ñanderoga".
Muy obsecuente el miliciano y queriendo demostrar que realmente él era un auténtico
movimientista, capaz de cometer todos los atropellos que se le ordenaran, en colaboración
con otro miliciano de su misma pandilla, capturó al referido comerciante y lo condujo hasta
ese terrorífico antro de torturas, aún sabiendo que todas las personas que eran llevadas allí,
tenían que soportar una verdadera vía crucis, en manos de los desalmados sayones del
MNR
No bien hubo llegado allá, después de despojarlo de todas sus prendas personales
conforme ya era costumbre y reglamento, fue introducido y encerrado en una oscura celda,
sin permitir que sus familiares le hagan llegar cama o alimentación.
Como si todo eso fuera muy poco, después de tres días otra vez fue sacado de su celda
por orden del lombrosiano Rojas para que en el patio efectúe flexiones y fuertes ejercicios
físicos, teniendo en cuenta el estado lastimoso en que se encontraba como consecuencia de
los vejámenes y flagelos a que ya anteriormente había sido sometido.
El propósito del sádico era destruirlo completamente no sólo en lo físico, sino también en
lo moral.
En esos mismos días se encontraba en el mismo local, el Dr. Lucas Saucedo Sevilla,
director y propietario del periódico cruceño "El Deber" que había prestado su apoyo a los
intereses de Santa Cruz. Después de varios días de incomunicación, fue puesto en libertad,
a condición de que abandone el país inmediatamente.
Con el deliberado propósito y la complicidad de una agencia de radios y artefactos
eléctricos de esta ciudad, esa misma noche, después de las 0 horas, fue colocado un
altoparlante a todo volumen. Al mismo tiempo, dos agentes sacaron a Aguayo de su celda,
conduciéndolo al patio, donde Rojas, ayudado por Jaime Ziñagua y otros esbirros más,

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comenzó a ultrajar salvajemente al infortunado detenido, primero con golpes de puño y
puntapiés y finalmente con alambre de púa, hasta dejarlo completamente exánime y con
todo el cuerpo prácticamente desollado y ensangrentado. Como lo dijimos antes, uno de los
principales colaboradores de Rojas en estos vandálicos ultrajes, era el torturador Ziñagua,
de conocida actuación en esta clase de vejámenes. Sin embargo, cuando lo interrogamos
sobre el particular, cobarde y cínico como todo verdugo movimientista, manifestó lo
siguiente:
"Al verlo personalmente en este momento al señor Aurelio Aguayo, puedo afirmar que realmente estuvo
presente y detenido en ese local, habiendo sido ultrajado por los agentes de ese local, por orden expresa de
Jorge Rojas, ya que todos los apresamientos y torturas se practicaban únicamente por orden de ese
individuo. El señor Aguayo fue brutalmente flagelado por dichos agentes" (no se cuenta él entre esos).
Los ultrajes se prolongaron hasta que la víctima quedó completamente desmayada y
siempre por orden de Rojas fue trasladada al segundo patio, siendo arrojado al servicio
higiénico, encima de una gran cantidad de orines que nunca faltaban allí. Sólo a las seis de
la mañana Aguayo volvió nuevamente en sí y al tratar de incorporarse, un agente lo
condujo de nuevo a su celda, donde permaneció incomunicado por espacio de tres días
tendido en el suelo, sin cama ni alimentación, con sus heridas sangrantes y el cuerpo todo
lacerado por el látigo de los verdugos.
Mientras se aplicaban estos nuevos castigos por demás inhumanos, Rojas les decía a sus
lebreles:
–A estos yescas hay que darles harto; a los que tienen plata, hay que sacarles dinero y patearlos
encima.
Esta consigna se cumplía estrictamente por todos los agentes y milicianos de "Ñanderoga",
como también por todos los militantes movimientistas que se hallaban al servicio del
Comando Departamental. Así lo hemos visto con todos aquellos que podían disponer de
ciertos recursos económicos, quienes eran obligados a cancelar fuertes sumas de dinero a
cambio de la libertad.
Después de mantenerlo incomunicado por una semana más en las oscuras celdas de tan
tenebroso local, el lombrosiano Rojas, en los términos más soeces propios de su oficio de
sayón y de verdugo a sueldo, le manifestó que quedaba en libertad para salir de ese antro
del tormento, a cambio de que abandone de inmediato la ciudad, notificándolo de que no
respondía por su vida si no lo hacía así. Acompañando el hecho a las palabras ordenó que
un esbirro acompañe a la víctima hasta su casa para que en el mismo acto, éste salga de la
ciudad.
Y esa era la triste realidad para quienes no comulgaban con la tiranía del MNR: eran
verdaderos parias en su propia tierra.
Ultrajado y herido, desprovisto de recursos económicos, con la moral destrozada,
dejando a su mujer y a sus once hijos completamente desamparados y privados de los más
elementales recursos de subsistencia, esa víctima propiciatoria tuvo que abandonar su hogar
y salir con destino desconocido, para buscar refugio fuera de la ciudad. Desde allí, tuvo
necesidad de los servicios de un facultativo que cure sus heridas y su cuerpo lacerado, pero
sólo pudo acudir el Dr. Alfredo Leigue Suárez, quien, al respecto nos dice lo siguiente:
"En cuanto se refiere al señor Aurelio Aguayo, a pedido de la señora de éste fui á su casa donde pude ver
que tenia algunos ultrajes, pero no lo atendí profesionalmente. Sin embargo, pude constatar que su cuerpo

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presentaba múltiples equimosis en la región pectoral, abdominal, dorso-lumbar y ambos muslos, producto
de arma contundente. El nombrado paciente me manifestó que esos ultrajes habían sido inferidos por
elementos de Control Político. Yo aconsejé al paciente que guardara reposo y que busque un médico de
adultos. Recuerdo también que no podía moverse de su cama".
Corroborando la anterior información, tenemos las expresiones de la conocida y
caritativa dama, la señora Anita Suárez de Leigue, la misma que sobre el particular, nos
manifiesta lo siguiente:
"Me correspondió también atender y socorrer al señor Aurelio Aguayo, quien había sido igualmente
ultrajado en el local de "Ñanderoga". Este señor había sido ultrajado con golpes de puños y puntapiés en
todo el cuerpo, hasta el extremo de que se encontraba postrado en cama, sin poder moverse. Su estado de
salud, en la forma como lo tengo indicado, duró por mucho tiempo, después del cual, tampoco podía
desarrollar ninguna clase de actividad, ya que no le estaba permitido salir de su domicilio. Este señor era el
más pobre de todos los ultrajados de esa terrible época y por eso, juntamente con otras damas, tuvimos que
buscarle algunos recursos para el sustento de su numerosa familia".
Todo lo anteriormente relacionado, no es más que un pálido reflejo de toda la verdadera
tragedia que durante más de dos años azotó en forma inclemente al sojuzgado pueblo
cruceño.
En reemplazo de Haroldo Zambrana Cronenbold, se había hecho cargo de la Prefectura
del Departamento el señor Alcibiades Velarde Ortiz, a quién se sindicaba de haber tenido
mucho que ver en el apresamiento y torturas de Aguayo. Desde el 28 de noviembre, Santa
Cruz tenía una nueva autoridad, pero eso no quería decir que la situación mejoraría, pues,
éste rivalizaría en servilismo y ferocidad con su antecesor para hacerse merecedor de la
confianza del Poder Ejecutivo.

CASO DA SILVA

Jorge Da Silva Ruiz, conocido falangista y ex-cadete del Colegio Militar de Irpavi, dado
de baja el año 1952, había permanecido durante mucho tiempo incomunicado en la Sección
Mujeres del Panóptico Nacional y en el Campo de Concentración de Curahuara de
Carangas ("antesala del infierno" como lo calificó la prensa brasilera), como también en
Control Político de La Paz. Había tenido destacada participación en los golpes
revolucionarios del 14 de mayo de 1958 en Santa Cruz y el 19 de abril de 1959 en la ciudad
del Illimani; de esta última, milagrosamente había logrado salir con vida después del
asesinato del jefe falangista, asilándose en la Embajada Argentina, hacia cuyo país tuvo que
emigrar como exiliado.
En diciembre de aquel año, había logrado ingresar clandestinamente al país, con el deseo
de pasar Navidad y Año Nuevo al lado de los suyos, y también con la esperanza de que el
gobierno de Siles Zuazo decretaría amnistía con motivo de las pascuas navideñas. Aún no
había admitido tanta ferocidad en el primer mandatario y sus turiferarios contra el pueblo
oriental.
Comprendiendo equivocadamente que ya debería amainar la tormenta que se cernía
sobre la desventurada ciudad de los llanos, optó por refugiarse en una casaquinta próxima a
la ciudad, de propiedad del señor Santiago Paz, en espera de los acontecimientos, sin atinar

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a entender que la sed de sangre cruceña aún no había sido saciada por los enemigos de
Santa Cruz.
El servicio de espías y soplones que Rojas había organizado, pronto se informó de la
presencia de Da Silva; la mañana del 30 de diciembre, en circunstancias que el pueblo
cruceño se aprestaba a festejar la llegada de un nuevo año, su refugio fue rodeado y luego
allanado por un crecido grupo de milicianos fuertemente pertrechados, con armas
automáticas, dirigidos por Gustavo Carrillo, conocido sayón al servicio de Luis Sandóval
Morón. Éstos de inmediato lo condujeron preso a "Ñanderoga", que para entonces ya había
adquirido el famoso sobrenombre de "Castillo de Drácula".
Los ultrajes más inhumanos se prodigaron de inmediato, dirigidos personalmente por el
sádico Rojas, ayudado eficazmente por su jefe de milicias Jaime Padilla, natural del valle
cochabambino, y con la incondicional colaboración de todos los milicianos del Comando
del MNR que jefaturizaba el jefe del comando movimientista. Al mismo tiempo, los
insultos de todo calibre brotaban con facilidad de los labios de los esbirros, propios de su
pobre catadura moral. Las amenazas de que los ultrajes continuarían con mayor sadismo
todavía y con nuevos métodos inventados por esos sayones, menudeaban de parte del
mismo Rojas, interesado en conocer supuestos trajines subversivos de la oposición. Incapaz
Da Silva de cometer una delación, aún en el supuesto caso de existir una subversión, o
delatar el lugar de refugio de otros camaradas de infortunio, resistió con valentía esos
ultrajes.
Al día siguiente, durante toda la mañana volvieron a prodigarse los mismos ultrajes con
todas sus agravantes y esta vez las amenazas fueron peores todavía. Rojas le anunció qué
durante la noche se practicarían con él actos reñidos con la moral.
Pero Da Silva estaba resuelto a quitarles a sus verdugos el placer de torturarlo con
procedimientos más refinados y denigrantes, adoptando una determinación radical y
decisiva. Mediante procedimientos increíbles había conseguido burlar a la requisa de sus
verdugos, para conservar una hoja guillete de afeitar y con ella se practicó una herida en las
venas del brazo izquierdo, de la cual brotó de inmediato un reguero de sangre que alarmó a
los mismos verdugos. Esto ocurría más o menos a las cuatro de la tarde del día 31 de
diciembre de 1959.
Los esbirros que minutos antes ultrajaban a su víctima en la forma más despiadada y
como sólo ellos podían hacerlo, con insultos y amenazas de hacerlo con mayor sadismo
todavía, ante la gravedad del caso se hallaron desconcertados y dirigiéndose a su víctima,
esta vez le decían:
–Pero Da Silvita ¿por qué te has cortado las venas? Si ya te íbamos a largar. ¡No debiste
hacer eso!
Nadie más práctico que ellos para cambiar de tono y de actitud en tan poco tiempo.
Numerosas personas que a esa hora pasaban por la esquina próxima a "Ñanderoga"
(nadie podía pasar por sus aceras), vieron sacar del terrorífico local el cuerpo inerte de un
hombre envuelto en frazadas ensangrentadas, embarcándolo con rapidez en un vehículo que
raudamente desapareció con rumbo desconocido. Todos pensaron que se trataba de un
cadáver de las innumerables víctimas que allí iban a purgar su delito de ser cruceños.

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Cuando esta nueva víctima fue trasladada al pensionado del Hospital "San Juan de Dios"
para recibir atención médica, los verdugos mantuvieron en torno a él, estricta vigilancia
para evitar que personas particulares se acerquen a él para constatar las huellas de los
ultrajes que había soportado.
El ex-miliciano ya tantas veces citado, Zacarías Ayala, al respecto nos dice lo siguiente:
"Entre las personas que recuerdo, que fueron ultrajadas en ese local, está el señor Jorge Da Silva; este señor
fue ultrajado salvajemente, tanto con puños, puntapiés, látigo, etc., hasta el extremo de que se vio obligado
a cortarse las venas, en vista de que el propio Rojas lo sentenció a ultrajarlo más todavía".
Aún cuando Da Silva se hallaba postrado en su lecho del Hospital, el lombrosiano Rojas
lo visitó para amenazarlo de conducirlo en avión a la ciudad de La Paz y desde la altura de
3.000 mts. largarlo a tierra para que se destrozara.
En páginas siguientes transcribiremos las publicaciones registradas en las columnas del
prestigioso periódico paceño "Presencia", cuyo director, teniendo conocimiento de que en
los organismos represivos de la capital oriental se consumaban los ultrajes más inhumanos
y reñidos con la moral, destacó a uno de sus cronistas para que recoja informaciones de
buenas fuentes sobre los casos denunciados, entre los que figuran las torturas al ex-cadete
Da Silva.
Rojas y Sandóval Morón no quisieron perderse el placer que Da Silva les había negado
de festejar la llegada de un nuevo año sobre la sangre de sus víctimas, deleitándose con sus
lamentos desesperados y sus ayes quejumbrosos y lastimeros que a cualquier otro buen
cristiano y bien nacido, hacían enternecer de dolor al sólo oírlos.
Esa misma noche, un grupo de jóvenes cruceños que realizaban estudios universitarios en
el exterior y que habían llegado para pasar las fiestas de fin de año al lado de sus seres
queridos, aprovechando de sus vacaciones, fueron apresados por los milicianos de Sandóval
Morón y después de flagelarlos y torturarlos en la forma más salvaje, haciéndolos trotar
alrededor del patio a punta de culatazos de fusil, puñetes, puntapiés, etc., hasta dejarlos
completamente exánimes, fueron obligados a cometer recíprocamente los actos más
deshonestos, con el deliberado propósito de aplastar la moral y todo principio de decencia
en esos jóvenes que se preparaban para ser ciudadanos útiles del mañana.
Al mismo tiempo, Sandóval Morón notificó a toda la militancia movimientista para que a
partir de las ocho de la noche, se concentren en la plaza principal con sus respectivas armas,
como si se tratara de marchar a defender las fronteras de la patria.
Las milicias, a las órdenes de Julio Nery, Gustavo Carrillo y Alfredo Ribera, con un
nutrido tiroteo de armas automáticas ocuparon todo el centro de la capital, obligando a toda
la ciudadanía a ponerse a buen recaudo, cancelando todo acto social programado para
celebrar tan importante acontecimiento de fin de año.
Así llegó la alborada de un nuevo año, saturado de múltiples interrogantes respecto del
inmediato futuro. Un sol enrojecido se levantó del horizonte, como presagiando nuevos días
de sangre, de lágrimas y de luto para el estoico pueblo oriental. Seis meses de torturas
inenarrables habían hecho de Santa Cruz una ciudad sojuzgada y humillada, con todos sus
habitantes pávidos de terror y presas de la más grande zozobra. Un nuevo año de angustias
y de dolor se iniciaba para Santa Cruz. Una nueva vía crucis en su larga y cruenta lucha por
obtener mejores condiciones de vida de acuerdo a su inefable potencial económico.

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INEXPLICABLE SILENCIO DE LA PRENSA
Tan pronto como se hubo implantado un régimen de terror en Santa Cruz, tanto de parte
de Rojas Pereyra en el célebre "Ñanderoga", como también por el Comando departamental
del MNR, dirigido primero por Julio Calvo Cronembold y luego por Luis Sandóval Morón,
desapareció por completo todo vestigio de libertad de prensa. El periódico independiente
"El Deber", de propiedad del Dr. Lucas Saucedo Sevilla, fue clausurado y en la misma
imprenta comenzó a editarse el periódico movimientista "Oriente", dirigido por Oscar
Barbery Justiniano, dirigente del partido oficial, aunque enemigo personal de Luis
Sandóval Morón. Al mismo tiempo, también se publicaba en la capital cruceña, él
periódico "Adelante", dirigido por otro movimientista Severiano Julio Castro, que, al igual
que Barbery, era enemigo personal del jefe del partido oficial en Santa Cruz.
El otro periódico que a la sazón se publicaba en la capital oriental, "Crónica", con tinte de
independiente, no se animaba a publicar ninguna de las cosas que sucedían en "Ñanderoga".
Para ese rotativo y los anteriormente mencionados, nada anormal ocurría en esta tierra de
Dios. Los asaltos en vía pública a ciudadanos indefensos, los allanamientos de domicilios,
las torturas que a diario se ejercitaban en el peor antro de torturas que ha podido existir en
Bolivia, eran completamente ignorados por las columnas de la prensa cruceña. ¿Lo hacía
por temor o complicidad con los verdugos?
Nosotros realmente no lo sabemos y no atinamos a comprender tanto silencio del
periodismo, llamado a orientar, informar y defender los intereses de un pueblo que lo
sustenta.
En capítulo posterior, conforme lo anunciamos en páginas anteriores, transcribiremos loa
reportajes del periodista de "Presencia" que visitó Santa Cruz en los últimos días del mes de
enero de 1960.
Por su parte, las radio-emisoras cruceñas –"Grigotá", "Amboró", "Presidente Busch" y
"Santa Cruz"– no efectuaban ninguna labor informativa en cuanto al cotidiano vivir del
pueblo crucefio, y cuando lo hacían, se concretaban a leer las noticias publicadas en la
prensa controlada por el gobierno. Radio "Santa Cruz", después de los sucesos del 26 de
junio, fue incautada por las autoridades cruceñas y las milicias de Ucureña y destruidas
gran parte de sus instalaciones, especialmente su equipo de onda corta; su propietario, el
señor Emiliano Peña, después de algunos meses de vida clandestina, juntamente con su
esposa tuvo que salir exiliado a la República Argentina. Había cometido el delito, muy
grave para el MNR, de ponerse al servicio de las aspiraciones de Santa Cruz.
Así las cosas, el pueblo cruceño se hallaba librado a su propia suerte. Los corresponsales
de la prensa nacional, también se encontraban bajo el control y la censura del oficialismo.

ASALTO A LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA


Luis Sandóval Morón quería tener el control absoluto de la capital oriental, para
convertirla en algo parecido a su fundo propio, donde él quede convertido en un tiranuelo o
sátrapa de nuevo cuño. Con este motivo ordenó a su adláter, el Alcalde Lorgio Ribera
Chávez, la destitución de más de 50 empleados de la comuna, para colocar en lugar de ellos
a todos sus incondicionales y milicianos, adueñándose del tesoro público como se adueñaba
de los bienes de los particulares.

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Como el Sindicato de los empleados municipales decretara huelga general en apoyo y
defensa de sus afiliados, los dirigentes del mismo, señores Víctor Manuel Párraga y Sabino
Andia, fueron aprehendidos por los matones de Sandóval Morón y ultrajados en la forma
que sólo ellos sabían hacerlo con quienes se oponían a sus trágicas determinaciones. Fruto
de esos ultrajes fue el prolongado reposo que tuvieron que guardar las víctimas mientras se
curaban de sus heridas.
El resultado final fue que el moronismo, con todas sus secuelas, se apoderó de los cargos
de la H. Alcaldía, para manejar a su arbitrio los dineros del pueblo.
"El Diario" de la ciudad de La Paz, en su edición del día 27 de diciembre de 1959, pág. 6,
registra el siguiente artículo intitulado "Renunciará el Ministro de Hacienda por el desorden
que existe en Santa Cruz", cuyo texto es el que sigue:
"El problema de "desorden administrativo" que desde hace días viene confrontándose en Santa Cruz, a raíz
de la destitución violenta de empleados de la Renta Nacional y de la Municipalidad cruceña, practicada por
el Comando del Movimiento Nacionalista Revolucionario jefaturizado por el señor Luis Sandóval Morón,
se ha agudizado ayer, cuando los funcionarios rentistas del Ministerio respectivo acordaron "ir a la huelga
indefectiblemente, como acto de solidaridad con sus compañeros de Santa Cruz", declaró un funcionario
del ramo".
En otro acápite del artículo que transcribimos, se lee lo siguiente:
"Aún no ha sido solucionado el conflicto de los trabajadores municipales que en número de cincuenta
fueron destituidos de sus cargos también por el Comando del MNR, del departamento de Santa Cruz".
El lector se preguntará: ¿Qué facultades tenía el señor Sandóval Morón y su comando
departamental, para destituir funcionarios públicos?
La respuesta es muy sencilla.
El se creyó dueño de la vidas y haciendas en la capital cruceña conforme ya lo dijimos y
lo demostramos en páginas anteriores. Además, para llevar adelante y completar su política
de avasallamiento, era preciso para él barrer con todo vestigio que se oponga a sus
ambiciones personales, teniendo en cuenta que todos los funcionarios públicos, llámese
municipales, departamentales o nacionales, pertenecían indefectiblemente al partido oficial.
El caudillo de suburbio quería tener en sus manos el control absoluto de toda la vida
cruceña, especialmente de aquellos organismos que como la H. Comuna, la Renta, la
Aduana, etc. representaban fuente segura de ingresos económicos que era lo que a él más le
interesaba, de modo especial la última de las nombradas para sus operaciones futuras,
conforme así tendremos oportunidad de evidenciarlo en capítulos posteriores.
Ya en días anteriores, el dirigente movimientista Oscar Barbery Justiniano, de conocida
posición contraria a Sandóval Morón, dirigió un cablegrama múltiple a la Presidencia de la
República, Ministerio de Gobierno y a los representantes nacionales Jorge Flores Arias y
Rubén Julio Castro, en los siguientes términos:
"Adelántoles comando departamental MNR se apresta asaltar Caja Nacional Seguridad Social como hiciera
con Renta, Contraloría, Correo y jefatura departamental Tránsito. Stop Asimismo hagóles conocer
destitución en masa empleados Alcaldía sin que sea posible hacer llegar denuncias pertinentes Supremo
Gobierno por control absoluto comunicaciones. Stop Pido tomar medidas subsanen abusos cometidos así
como precautelen asalto proyectado Caja Seguridad Social y destitución en masa compañeros trabajadores.
Atte. (Fdo.) Oscar Barbery Justiniano".

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Empero, como el tiranuelo cruceño tenía a su favor el más decidido apoyo oficial para
todas sus fechorías, de nada valían las reclamaciones de los mismos miembros del partido
oficial. Juzgue el lector la situación en que se encontraban quienes ni siquiera militaban en
el tolderío gubernista.
Siles premiaba de esta manera a todos sus incondicionales servidores en innoble tarea de
acallar una ciudad que en forma altiva y sin genuflexiones exigió lo que por ley le
correspondía para vivir mejor. Todo podía permitir a sus lebreles a cambio de que secunden
en forma ideal sus vandálicos planes de conquista y sometimiento.
A qué extremos llegaría el desorden administrativo provocado por Sandóval Morón, que
los mismos hombres de gobierno, como el Ministro de Hacienda, amenazó renunciar a su
alto cargo si no se enmendaban esos desórdenes que al final recibieron un velo de
impunidad y más bien un visto bueno para esos atentados.
Como las anormalidades anotadas primordialmente por el Ministro de Hacienda, señor
Hugo Moreno Córdova, no fueron corregidas, dicho dignatario de Estado se vio en la
ineludible obligación de formular renuncia de su alto cargo en fecha 17 de diciembre de
1959, aunque posteriormente la renuncia fue rechazada y todo quedó en la misma forma
que antes.

CAMIRI TAMBIÉN SOPORTA UN RÉGIMEN POLICIACO

Mientras la ciudad ñufleña soportaba este avasallamiento sin paralelo en la Historia de


América, Camiri, el importante centro petrolero del sudeste, también era víctima de otro
tiranuelo prepotente y ambicioso, de la misma escuela de Sandóval Morón.
Alfredo Ibáñez Franco, valiéndose de su carnet de militante movimientista, había
conseguido en primer término apoderarse de la jefatura de Educación Fundamental de la
provincia de Cordillera, donde usufructuaba de más de 40 ítems fantasmas de ese
presupuesto. Su nepotismo lo llevó a convertir y manejar esa dependencia como si se
tratara de un feudo suyo; disponía los traslados de maestros rurales de la manera más
caprichosa; en la misma forma procedía para los nombramientos de nuevos profesores del
agro.
Merced a su servilismo en favor del gobierno del MNR, mediante las elecciones
fraudulentas del 17 de junio de 1956, consiguió llegar al Parlamento como diputado por el
departamento de Santa Cruz. En tal condición, se constituyó en el arbitro absoluto de la
vida pública y privada de la capital petrolera.
Cuando Santa Cruz inició sus demandas ante los poderes públicos para que se le
reconozcan sus legítimos derechos y se le cancelen las regalías que Y.P.F.B. le adeudaba
desde muchos años atrás, Ibáñez Franco pasó a formar parte de la camarilla movimientista
opuesta a las aspiraciones cruceñas. Constantemente abandonaba sus labores parlamentarias
donde no se le conoció ningún proyecto ni gestión importante en favor de su distrito, para
dirigirse a Camiri, donde se erguía como el déspota perdonavidas de un pueblo indefenso.
Mediante sus recorridos nocturnos a la cabeza de su cuadrilla de soplones y maleantes,

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aterrorizaba a toda la población, ya sea con disparos y ráfagas de armas automáticas, o
asaltando a toda persona que tenía la desgracia de cruzarse en su camino.
Sus ambiciones políticas lo colocaron en oposición a Sandóval Morón y queriendo
aparecer esta vez como el defensor de las garantías ciudadanas abatidas en Santa Cruz,
comenzó a efectuar algunas denuncias desde el parlamento boliviano, aunque sin resultado
alguno, conforme lo observaremos posteriormente a través de estas mismas páginas.
Fueron sus propios hermanos Lorgio y Julio Ibáñez, quienes se encargaron después de
descubrir los escandalosos negociados y numerosos desfalcos, como también los asaltos a
la hacienda pública, efectuados por este desconocido personaje.

PREOCUPACIÓN DEL EPISCOPADO BOLIVIANO

Desde que se inició la invasión punitiva de milicianos y tropas irregulares contra Santa
Cruz, con el propósito de sojuzgarla y humillarla, conforme a disposiciones del gobierno de
Siles Zuazo y sus inmediatos colaboradores, la Iglesia Católica, a través de sus Prelados,
había venido observando con mucha inquietud, los múltiples atentados a la dignidad y a los
derechos inalienables del hombre, consumados precisamente por quienes recibían
consignas del Poder Ejecutivo para humillar al pueblo cruceño.
Este cúmulo de delincuencias y atropellos contra el honor de las personas, llevó al
Episcopado Boliviano, reunido en la ciudad de La Paz, en el mes de noviembre de aquel
año, bajo la presidencia del Arzobispado de dicha capital, Monseñor Abel I. Antezana, a
analizar exhaustivamente todos los hechos delictuosos producidos en la capital oriental y
que llevaban el visto bueno del oficialismo, razón por la cual, ellos consideraron de su
deber hacer escuchar su voz en tan cruciales circunstancias, solicitando al mismo tiempo,
una amplia amnistía política para todos los bolivianos, a fin de que el país pueda encauzar
sus normales actividades por los senderos de la vida institucional, dentro de un clima de paz
y garantías para todos los hogares. Al mismo tiempo, hacía recuerdo al Gobierno, respecto
de su formal e incumplida promesa de investigar y sancionar el atentado perpetrado en la
persona del señor Obispo de la Diócesis de Santa Cruz, Monseñor Luis Rodríguez Pardo.
Preocupaba igualmente al Episcopado Boliviano, la proximidad de las elecciones
generales señaladas para 1960, con el propósito de renovar los poderes públicos, sin que
exista un clima de paz que garantice el libre ejercicio del derecho ciudadano.
El Presidente Siles, por intermedio de su Ministro de RR.EE., Wálter Guevara Arce,
autor intelectual y material de la invasión punitiva contra Santa Cruz, mediante oficio de
fecha 14 de diciembre, con el típico cinismo que siempre caracterizó a todos los
movimientistas, especialmente a los que se hallaban en función de gobierno, para
tergiversar la realidad incontrovertible de los hechos consumados, respondió a todos los
puntos planteados.
Con respecto al acto electoral que se aproximaba, decía así:
"En representación del Gobierno, puedo ofrecer al Episcopado boliviano, por instrucción expresa del señor
Presidente de la República, la seguridad de que las próximas elecciones, serán, en cuanto concierne al
gobierno, conducidas con rectitud y honestidad".

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Pocos meses tendrían que transcurrir para que nuevamente se convenza el pueblo
boliviano, hasta dónde era capaz de faltar a la verdad, con increíble cinismo, el gobierno del
MNR.
Refiriéndose a la necesidad planteada por el episcopado, en sentido de dictar amplia
amnistía política para devolver al pueblo boliviano el pleno goce de sus garantías y
Ibertades, conculcadas constantemente por los organismos de represión y milicias
mercenarias del gobierno movimientista, el genocida del 19 de abril, con el exagerado
cinismo que siempre fue su norma de conducta, expresa que "el Poder Ejecutivo está
considerando la posibilidad de conceder una amplia amnistía a los exiliados políticos, con
motivo de la próxima Navidad".
Sin embargo, es preciso recordar que la gran fiesta de la Cristiandad de dichos años, se
vio empañada por la falta de una amnistía que permita a todos los bolivianos reintegrarse a
sus hogares.
Como el Episcopado en su meritoria nota se refiriera a la infiltración roja en el campo, al
amparo de los organismos oficiales, el sanguinario Ministro de Culto, expresa lo siguiente:
"Desde luego, es evidente que pequeños grupos de extremistas, producto de la "confusión ideológica",
característica de los pueblos de bajo nivel cultural de América, han logrado crear focos de agitación y
esparcir el desorden y la violencia hasta llegar a producir hechos fatales conocidos por todos".
¿Por qué, si el gobierno tenía conocimiento de los hechos de violencia promovidos por
esos grupos extremistas, carecía de la suficiente determinación para sancionarlos con todo
el rigor de la ley?
Esta confesión despeja toda duda respecto de la orientación comunista que inspiraba los
principales actos de gobierno durante la tiranía del MNR
Por su parte, la Confederación Nacional de Profesionales que dirigían los doctores René
Flores Rodríguez y Manuel Morales Dávila, dirigieron una enérgica nota al Presidente de la
República, reclamando por numerosos atentados consumados por los organismos de
represión especialmente en Santa Cruz. En uno de sus acápites, refiriéndose a la falta de
garantías para el afiliado de esa agrupación profesional, Dr. Lucas Saucedo Sevilla, los
personeros de esa entidad matriz, expresan entre cosas lo siguiente:
"En julio del presenta año, el Dr. Saucedo Sevilla fue expatriado después de
acontecimientos políticos (?) que se desarrollaron en Santa Cruz. La Confederación
Nacional de Profesionales y la Federación Boliviana de Abogados, a denuncia del Colegio
de Abogados de Santa Cruz, hicieron gestiones para que se permitiera su reingreso al país.
El Dr. Wálter Guevara Arce, entonces Ministro de Gobierno, en nota oficial de respuesta a
la Federación Boliviana de Abogados, afirmó lo siguiente:
"Sobre el particular me cumple informarles que el Dr. Saucedo Sevilla viajó fuera del país por su propia
voluntad y en consecuencia puede retornar el momento que así lo estime conveniente".

ENVIADO ESPECIAL DE "PRESENCIA"


Los diarios de la ciudad de La Paz, tenían muchas referencias de los numerosos atentados
a la dignidad humana que se perpetraban impunemente en la capital oriental, pero carecían
de mayores informaciones y de casos concretos sobre el particular, ya que los

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corresponsales en Santa Cruz no podían transmitir las noticias de tal índole que a diario
ocurrían en la vida del pueblo cruceño. En este sentido, el periódico católico "Presencia",
de propiedad del Episcopado boliviano, deseando informar al país de lo que realmente
ocurría en el oriente, destacó a la ciudad de Santa Cruz, al periodista Raúl M. Ortiz
Goering, quien, inmediatamente de su regreso a la sede del gobierno, publicó una serie de
artículos con su firma, bajo el título: "La Verdad Sobre Santa Cruz", en los cuales ponía al
desnudo toda la amarga realidad desde que se reimplantó Control Político en el local de
"Ñanderoga", había venido ocurriendo, con caracteres de verdadera barbarie, sin que el
resto del país conozca estos hechos vergonzosos.
De no haber sido su condición de redactor de un periódico católico, creemos nosotros
que el señor Ortiz Goering no hubiera podido cumplir su importante cometido, sin que su
vida y su integridad física corran grave riesgo.
El primero de esa serie de reveladores artículos, comienza así:
"La Verdad Sobre Santa Cruz – N. de R. – El autor de la presente nota, Redactor de "Presencia" y Jefe
de Informaciones de Radio "Fides", fue enviado a la ciudad de Santa Cruz para captar, sobre el terreno, una
impresión veraz e imparcial de la situación que actualmente impera en la capital oriental".
"Numerosas denuncias sobre abusos y atentados contra los habitantes de Santa Cruz, por una parte, y
desmentidos que las autoridades cruceñas hacían de tales hechos, por otra, motivaron el envío del Redactor
para verificar en el marco de la labor periodística las contradictorias versiones".
"Cinco días de permanencia en Santa Cruz, dieron a nuestro enviado la oportunidad de alternar con
personas que habían sido víctimas de atropellos, familiares de los mismos y ciudadanos en general".
"Fruto de tales entrevistas es el artículo, cuya primera parte publicamos hoy, omitiendo en algunos casos,
nombres de personas que ante el temor de represalias, pidieron, encarecidamente, no se consignara su
identidad".
La primera parte de esa meritoria serie de artículos periodísticos, aparecido en la edición de
"Presencia" del día 31 de enero de 1960, lleva el siguiente sub-titulo:
"Primeras Impresiones – Por vía terrestre llegué a la capital cruceña el sábado 23 a horas 21:30.
Recorriendo la ciudad pude observar que en dos locales públicos, "La Tropicana" y "Trieste", un buen
número de personas se divertían sanamente. Aproximadamente a horas 24, cuando finalizaban los bailes,
todos los asistentes a esos clubes se retiraron a sus hogares, en grupos o por parejas. Cerca a la plaza, un
individuo, a quien no fue posible identificar, disparó cuatro tiros de revólver mientras con sonora voz
gritaba ¡Viva el Movimiento Nacionalista Revolucionario! La policía, tranquila, nada hizo por detenerlo".
"Relatos increíbles – Al día siguiente, domingo 24, traté de entablar conversación con algunos vecinos;
éstos, al conocer mi calidad de periodista, con ciertas reservas, primero, y luego con mayor confianza,
comenzaron a relatar una serie de hechos que por sus características me parecieron inverosímiles.
Posteriormente, con horror, y, por qué no decirlo, con asco, pude convencerme de la absoluta veracidad de
esos relatos".
"Los denunciantes, en algunos casos, expresaron sin temor que se publicaran sus nombres; en otros –
alegando el temor a represalias y violencias– pidieron que no se hiciera conocer su identidad. Por la
seriedad que caracteriza a nuestras informaciones, tuve especial cuidado en confirmar los hechos
denunciados, a través de personas imparciales, que merecen entera fe".
"Año Nuevo tipo Lejano Oeste – Una de las primeras preguntas que formulé, se relacionaba con la
falta de garantías para realizar reuniones y fiestas, ya que personalmente había podido comprobar que la
gente se divertía en locales públicos sin ser molestados".
"Los informantes aclararon la duda, expresando que eso ocurría sólo los sábados y que eran muy pocos los
ciudadanos que se animaban a divertirse. Relataron lo ocurrido en Año Nuevo, cuando la población

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cruceña, con su habitual entusiasmo, se disponía a realizar las fiestas tradicionales en lugares públicos y
casos particulares".
"El 31 de diciembre, durante todo el día, el Comando Departamental del MNR, dio a conocer un alarmante
comunicado, suscrito por el señor Luis Sandóval Morón, que decía: "Ante el peligro de concentración de
gente adicta al Comité Pro-Santa Cruz y a la Unión Juvenil Cruceñista, con propósitos de crear problemas
a autoridades legalmente constituidas, se convoca a la militancia de todos los comandos zonales a
concentrarse en la Plaza "24 de Septiembre", con sus respectivas armas, asistir a la verbena popular con
objeto de esperar el Año Nuevo".
"La población atemorizada, suspendió sus festejos. Militantes de los comandos se concentraron en la plaza,
portando armas de todo calibre y abundante cantidad de alcohol. Otro informante añadió que esa noche un
individuo en estado etílico y a caballo recorrió las calles de la ciudad disparando sus armas, dando vivas al
movimiento y mueras al comiteísmo. Así llegó el Nuevo Año".
"Caso Da Silva – Jorge Da Silva, de 26 años de edad, buscó asilo en el extranjero después del
movimiento subversivo del 19 de abril del pasado año; transcurrido cierto tiempo retornó a su ciudad natal,
Santa Cruz, alojándose en casa de uno de sus parientes".
"Agentes del Departamento de Informaciones y Seguridad del Estado, percatados del retorno de Da Silva y
del lugar en que se encontraba, lograron capturarlo y aducirlo al local que ocupa dicha repartición".
"Castigo inhumano – Una vez reducido a prisión –según informaciones fidedignas– Da Silva fue
sometido a inhumano castigo; cinco agentes se turnaban para golpearlo con breves interrupciones para
descansar. Los golpes se prolongaron por dos horas y media, al cabo de los cuales Da Silva fue sumergido
en un noque de agua. Cuando reaccionó, la víctima trató de suicidarse cortándose las venas para evitar fatal
desenlace; sus guardianes lo trasladaron al hospital, donde, luego de su curación, antuvo una charla con el
Obispo Auxiliar Monseñor Brown. Posteriormente, sin esperar una orden de alta del médico, fue
intempestivamente traslado a la ciudad de La Paz".
"El Teniente Rojas – Con respecto al caso Da Silva y gracias a la gentileza del Dr. Luis Sandóval
Morón que me acompañó junto con el sacerdote Cordimariano. Padre Pedro, logré entrevistar al Teniente
Tito Rojas Pereyra, egresado de la Academia de Policías".
La "gentileza" de Luis Sandóval Morón a que hace referencia el cronista de "Presencia",
obedece a que el muy hipócrita, quería aparentar como un personaje dotado de múltiples
cualidades sociales y humanitarias, con el propósito de desvirtuar las malas informaciones
que de él se tenían. Era la doble personalidad de todos verdugos y sayones al servicio de la
dictadura movimientista.
El relato del periodista paceño, con respecto al caso Da Silva continúa así:
"Tito Rojas, que aparenta unos 28 años de edad, es moreno y de mirada penetrante que infunde cierto
temor. Nos recibió en su despacho de "ÑANDEROGA".
"Ñanderoga o el Castillo de Drácula – ¿Qué es "Ñanderoga"? Hace cierto tiempo, a media cuadra de
la plaza principal, una dama cruceña estableció una especie de "quinta" donde la gente iba a servirse algún
refresco; el local fue designado con el nombre de "Ñanderoga", palabra guaraní que en nuestro idioma
quiere decir "esta es tu casa".
"Posteriormente, el Departamento de Seguridad e Informaciones del Estado (Control Político) se hizo
cargo de dicho inmueble (ya hemos visto en qué forma) que, según declaran personas que allí estuvieron
detenidas, se convirtió en "El Castillo de Drácula" o "Residencia del Tercer Sádico de Bolivia (después de
San Román y Menacho que ocupaban los "honrosos" primeros puestos)".
"Desmentiré Inmediatamente – El Teniente Rojas, ante nuestro requerimiento, manifestó que como
funcionario dependiente del Ministerio de Gobierno no podía formular ninguna declaración (¿que podía
decir ante la realidad?). Continuó diciendo que todo lo que llegara a publicarse de esa entrevista lo
desmentiría inmediatamente y que era mejor que no publicara nada (¡que amenaza más elocuente!). Esta
frase la repitió numerosas veces durante la conversación".

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"Procedimientos Humanitarios – Interrogado sobre las torturas inflingidas a Da Silva expresó que era
falso y que nada se le había hecho (¿las huellas de los ultrajes que constataron muchas personas y que sus
mismos inmediatos colaboradores han informado en páginas anteriores serían imaginarias?); añadió: "los
métodos que se emplean para persuadir a los detenidos son humanitarios y, por que no decirlo, cristianos".
"Falangista que trató de imitar a su jefe – Continuó expresando que a Da Silva no se le tocó en
ningún momento y que como buen falangista trató de hacer teatro como su JEFE, quitándose la vida
mediante un corte de gillette. Añadió que Da Silva luego de atentar contra sí mismo, se revolcaba por el
suelo y se golpeaba contra la pared (¡qué cinismo de los esbrirros!) lo que originó varias hematomas que
posteriormente exhibía en su cuerpo. "Posteriormente -dijo- lo hice conducir al hospital, donde permití que
sus familiares vayan a visitarlo". Hizo especial hincapié en que si se diera a publicidad lo declarado por Da
Silva, éste tendría que abochornarse, lo mismo que otros detenidos que, en tal caso, tendrán que abandonar
Santa Cruz, por vergüenza".
"Tercer Sádico – Interrogado sobre lo que pensaba del mote que le habían puesto como "Tercer Sádico
de Bolivia", dijo que era un milagro que la gente no afirmara que era el primero o el segundo (segurmente
su deseo era escalar esos dos peldaños más); agregó que se ponía a disposición de psiquiatras o
psicoanalistas".
"Más casos de torturas – Entre los casos de torturas notables por sus características, son conocidos los
de Erwin Gasser, ex-Cónsul Alemán; de los oficiales de Aviación Monasterio y Justiniano y de los señores
Bruno y Balcázar. De este último insertamos una fotografía que ilustra esta nota; en el grabado pueden
apreciarse claramente las señales y cicatrices originadas por el flagelamiento inflingido con alambre de
púa".
La edición del día 1° de febrero del mismo periódico paceño, en una de sus partes expresa
lo siguiente:
"Ñanderoga por dentro – A Ñanderoga, que así se llama el inmueble ocupado por las dependencias
de Seguridad e Informaciones del Estado, son conducidos todos los elementos que tienen la mala fortuna
de ser considerados "opositores", comiteístas, o "reaccionarios", y aún simples movimientistas en
desgracia".
"Los casos que a continuación se relatan darán al lector una idea aproximada de lo que es Ñanderoga por
dentro. En sus umbrales terminan la dignidad y los derechos humanos elementales. Haber estado preso en
Ñanderoga equivale a decir que se ha sufrido torturas y humillaciones inconcebibles en una comunidad
civilizada".
"Caso Gasser – Erwin Gasser hijo llegó a Santa Crtuz, procedente de los Estados Unidos, donde cursaba
estudios; el objeto de su retorno era pasar una temporada de reposo en vista de su salud delicada".
"Asistía a una fiesta en casa de la señorita Teresa Elsner, cuando, a cierta hora, agentes de Control Político
lo detuvieron. Gasser opuso resistencia e incluso llegó a golpear a uno de sus captores. Finalmente fue
reducido y lo condujeron a Ñanderoga donde le propinaron una terrible paliza".
"En conocimiento del hecho, su familia logró obtener la libertad de Erwin, condicionada a que se recluya
en una de las propiedades de su padre y bajo terminante prohibición de ingresar a la ciudad".
Esta es una prueba más del estado a que llegó Santa Cruz durante el estado de barbarie que
logró imponer Rojas Pereyra con la eficiente colaboración de Sandóval Morón y sus
sicarios.
Con respecto a lo que concierne a la detención de Erwin Gasser hijo, nos hallamos en
posesión de pruebas irrefutables que demuestran de un modo incontrovertible, el sadismo
con que fue tratado el citado joven. Se trata de una información proporcionada por uno de
los inmediatos colaboradores del chacal de "Ñanderoga", quien entre otras cosas nos dice lo
siguiente: "... en una oportunidad fue apresado el joven Erwin Gasser, hijo, juntamente con
otro jovencito, cuyo nombre no conozco. A ambos, Rojas, los hizo desnudar en el patio en

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pleno día y les exigía a que cometan actos deshonestos entre ellos; como esto no lo
consiguió, los obligó a que mutuamente se laman los órganos genitales y el ano".
Consideramos que nadie podrá poner en tela de duda la anterior afirmación que, como ya
dijimos, proviene de uno de los inmediatos colaboradores del vampiro Rojas. Asimismo,
todos podrán apreciar de una manera imparcial, la calidad de colaboradores y sabuesos que
buscaban Siles y Guevara, en su inocultable afán de humillar al pueblo oriental.
"Caso Flores – El arquitecto Ángel Flores Aguilera y un colega suyo, mientras asistían a una fiesta,
fueron capturados y conducidos al hipódromo. Allí, después de desnudarlos completamente, los obligaban
a correr en la pista, perseguidos a garrote. Agentes de Control Político cronometraban esa carrera y
castigaban a los dos profesionales si no cumplían un tiempo determinado".
"Nuevo método de torturas – El viernes 22 de enero fueron detenidos y conducidos a Ñanderoga los
siguientes jóvenes que cursan estudios en el extranjero y se encontraban de vacaciones: David Cronenbold
Montero, Arnoldo Mercado Bowles, Curt Woitschach, Róger Ortiz y Mario Amorím (este último de
nacionalidad brasilera)".
"Una vez en Ñanderoga, los obligaron a comer restos de alimentos que se encontraban en fermentación.
Posteriormente tuvieron que pintarse los rostros con el hollín de las ollas y finalmente les encasquetaron las
mismas en las cabezas, obligándoles a correr bajo pena de castigo si chocaban con una pared o columna.
Como corolario de todas estas humillaciones, y esta es una denuncia que merece severa investigación, los
jóvenes fueron obligados a besarse entre sí y a chuparse la nariz. Tuvieron que realizar también actos tan
infames y vergonzosos que resulta moralmente imposible detallarlos. Al ser puestos en libertad, se les
concedió plazo de 10 horas para abandonar la ciudad. El estudiante brasileño había sido liberado con
anterioridad a esos hechos".
"Según los informantes, dirigió los castigos el teniente Rojas y los muchachos obtuvieron su libertad por
intervención del Prefecto del Departamento".
"El teniente Rojas negó que se hubiesen practicado esos castigos".
Ya hemos visto el cinismo de estos sanguinarios verdugos, que los llevaba a negar hasta los
hechos más incontrovertibles. Esa era y sigue siendo la táctica de los movimientistas.
"Ofensa a la juventud – Entrevistadas algunas damas cruceñas, manifestaron que se ha herido la
dignidad de la juventud y que ellas como madres tratan en lo posible de consolar a sus hijos, pero llegará el
momento en que no podrán retenerlos y graves serán las consecuencias".
Refiriéndose a los ultrajes de que fuera víctima la señora Bella Ortiz de Durán, de los
mismos que ya nos hemos ocupado en páginas anteriores, el Enviado Especial de
"Presencia" expresa
"Uno de los casos que me causó mayor impresión, fue el que me relató la propia víctima. Se trata del caso
de la señora Bella Ortiz de Durán".
"El día miércoles 27 por la mañana se hizo presente en la pieza que ocupaba en el Hotel Viena –donde me
hospedaba– la señora Bella Ortiz de Durán, en compañía de su esposo Enrique Durán y de su hija de corta
edad. La mencionada señora relató lo que le había ocurrido el día 11 de septiembre del pasado año, más o
menos en las siguientes palabras: "Me encontraba en mi casa en compañía de mis cuatro hijos, cuando al
promediar la tarde fui detenida por agentes de la policía, los mismos que me condujeron a la brigada ante el
asombro e impotencia de los vecinos, en compañía de mis hijos".
"Allí se me ordenó pasar al calabozo sin darme explicaciones".
"En un principio me negué, alegando que esperaría la llegada de mi esposo. Fue entonces y en el preciso
instante que él llegaba, cuando entre varios gendarmes, me pegaron, causándome varias heridas en el
cuerpo y en las piernas. En determinado momento me desnudaron hasta la cintura, haciéndome víctima de
manoseos indignos y degradantes. Entre mis verdugos puedo señalar a los sargentos Juan Ribera y otro que
apellida Ríos. También me pegaron rodillazos en el estómago, sin considerar que me encontraba en estado

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de gravidez". Por su parte, el señor Durán, esposo de la víctima, expresó lo siguiente: "Cuando tuve
conocimiento de la detención de mi señora, me dirigí a la Policía, pidiendo al Mayor Rico que la pusiera en
libertad y que si querían que me detengan a mí. Nada pude obtener. Vi cómo ultrajaron a mi esposa y
cuando quise defenderla me pegaron. Lloré de impotencia. No puedo concebir a que extremos hemos
llegado en los cuales no se respeta a una mujer".
El redactor de "Presencia", al parecer, no tuvo conocimiento de que la nombrada víctima
fue encerrada en una celda común, al lado de más de siete delincuentes comunes, todos
varones, a cuya reja se acercó el Mayor Salinas, para decirles a éstos que "ahí tienen una
mujer para divertirse con ella".
Esta referencia la hemos obtenido de un testigo presencial, cuyo nombre nos guardamos
en reserva para evitarle represalias, pues, conforme veremos más adelante, los que
cometieron toda clase de atropellos contra los derechos humanos y la dignidad de las
personas, aún gozan de muchas preeminencias.
Además, los verdugos en todas partes encuentran encubridores y cómplices.
Consideramos innecesario transcribir la parte de la denuncia de la víctima, donde sindica
a Guillermo Menacho Carrillo como a instigador de esos incalificables atropellos, prevalido
de su condición de miembro del Comando Departamental del MNR, que a la sazón
jefaturizaba el jefe innato de todos los verdugos y delincuentes, Luis Sandóval Morón.
Entre uno de los numerosos casos que relata el Enviado Especial de "Presencia", señor
Ortiz Goering, se encuentra también aquel que detalla las circunstancias en que fueron
igualmente asaltados y ultrajados gravemente, los señores Rodolfo El-Hage y Rosendo
Justiniano, por agentes de Control Político, después de retirarse aquellos de una fiesta de
despedida de solterío del último de los nombrados. ¡Que ingrato recuerdo de tan
significativo acto!

DA SILVA RESPONDE AL SANGUINARIO ROJAS

El ex-cadete Da Silva, con la valentía propia de sus años juveniles retemplada en


Curahuara de Carangas, desde el Panóptico Nacional donde se hallaba recluido después de
ser flagelado y torturado, y no obstante encontrarse aún a merced de sus verdugos, dirigió
una carta a la dirección de "Presencia", en la cual refutaba las falaces declaraciones del
sádico Rojas respecto de su persona, desafiándole a que él publique las supuestas
declaraciones a que aludía el mercenario. La carta, por ser de importancia para el lector,
estaba concebida en los siguientes términos.
"En la edición de hoy del periódico que Ud. dirije, bajo el título de "La Verdad Sobre Santa Cruz", he leído
un importante artículo que describe, como ningún otro, la amarga realidad existente en esa ciudad".
"Bien dice el autor del referido artículo que ha comprobado los bestiales atropellos cometidos en esa
capital y, por eso mismo, quizás resulte innecesario desmentir las afirmaciones del jefe de Control Político,
Tito Rojas, quien, personalmente, con su encargado de personal, N. Padilla (se refiere a Jaime Padilla),
dirigían las torturas contra mi persona".
"Empero, el indicado torturador, de acuerdo a las normas que sobre el particular tiene establecidas el
organismo de represión llamado Control Político, se ha atrevido a manifestar que yo debiera avergonzarme
de la actitud que asumí frente al látigo y los laques de mis verdugos. Como esa expresión de Rojas sólo
puede herirme en el supuesto caso de que hubiera vendido a mis camaradas, como era su deseo, desafío y

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conmino a ese individuo a que haga públicas mis declaraciones, de las cuales sólo puede desprenderse un
hecho: que los falangistas sabemos soportar como hombres los vejámenes de la tiranía".
"De esa manera, la opinión pública ratificará, una vez más, su certeza de que los hombres de FSB no
hacemos teatro en ningún instante de nuestra vida. Así lo demostró nuestro venerado jefe Dn. Oscar
Unzaga de la Vega y así estamos dispuestos a demostrarlo todos los que seguiremos su ejemplo
inmaculado. La historia y nuestro pueblo han formado ya un justo criterio sobre el gran patriota y apóstol y
no será un "verdugo" quien pueda mancillar lo que se ha escrito con sangre, honradez y gloria".
Desde la cárcel, saludo a Ud. atte. (Fdo.) Jorge Da Silva Ruiz".
Continuando con nuestras transcripciones de la serie de artículos registrados en el
periódico paceño "Presencia", bajo la responsabilidad del periodista Raúl M. Ortiz Georing,
damos paso al que corresponde a la edición del día 2 de febrero de 1960, en la página 5,
bajo los siguientes títulos:

"LA VERDAD SOBRE SANTA CRUZ"


"MÁS ATROPELLOS Y RESTRICCIÓN A LA PRENSA"

"La gente joven de Santa Cruz, al igual que en toda la república y en todas partes del mundo, se reúne con
objeto de pasar momentos divertidos en fiestas que se llevan a cabo en casas particulares o en lugares
públicos como la TROPICANA y TRIESTE".
"En dichas reuniones el único delito es divertirse sin permiso de las autoridades del Departamento de
Seguridad e Informaciones del Estado".
"Citaré el caso de una persona que para efectuar una reunión social tuvo que llamar como "invitados de
honor" a agentes de dicha repartición. Cuando no se cumplen con esas formalidades, agentes, las más de
las veces en estado inconveniente, se presentaban en la reunión. Luego de detener a algunos jóvenes,
obligan al resto a abandonar la casa o el local. ¿Por qué se los detiene? ¿Tal vez por falangistas,
comiteístas, descontentos o tal vez por movimientistas? NO. Se los detiene porque sencillamente les vino
en gana".
"Caso Canido – En una fiesta que se llevaba a cabo en una casa X, se encontraba bailando el señor
Marcelo Canido. En determinado momento, varios agentes de Control Político irrumpieron en la casa y
trataron de detener a varios jóvenes, ordenando a las muchachas que se retiren a sus casas. El señor Canido
se resistió ante tres agentes, luego de lo cual se dio a la fuga".
"Los agentes se dirigieron a la casa del mencionado señor y arrestaron a su hermano Julio, ex-oficial de
Ejército. Otro de los hermanos, Ivo, logró obtener su libertad. Si a este último no lo arrestaron es porque se
encuentra afiliado al Sindicato de Choferes. Vale decir que Julio salió totalmente ensangrentado".
"La madre de los muchachos, señora Porfiria Vericochea de Canido, me relató la forma en que los agentes
ingresaron a su domicilio y quisieron obligarla a que entregue a su hijo, dándole un plazo. Varias vecinas
se introdujeron a su casa con objeto de protegerla y fueron testigos de todo. Ahora Marcelo y Julio están
prófugos. Tuve oportunidad de encontrarme con Julio en Cochabamba, y si al principio no le creía, pues
me hizo el relato cuando yo estaba de ida a Santa Cruz, tuve que convencerme al escuchar a su madre, una
señora entrada en años y digna de respeto".
"Caso Ribera – Luis Ribera, 19 años, ex-mensajero de la Alcaldía Municipal y cuyo nombre figura en la
lista de trabajadores exonerados
"Este joven se hizo presente en mi hotel en compañía de varios dirigentes municipales y me informó haber
sido víctima de agentes del Comando Departamental. Relató que en la madrugada del 1° de enero, se
recogía a su domicilio, fue detenido por siete agentes y conducido a la plaza principal, donde el Oficial
Mayor de la Alcaldía, Lucio Rocabado Ureña, ordenó que se le pegue una azotaina por espacio de veinte
minutos. Cuando pudo escapar, seguramente porque sus verdugos se cansaron, se refugió en la casa del

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doctor Alfredo Jordán, ex-oficial mayor de la comuna cruceña. Allí, la suegra del citado doctor, señora
Lindaura Justiniano, le curó las numerosas heridas".
"Personalmente me dirigí donde la mencionada señora, la misma que ratificó lo declarado por Ribera, si
bien agregó que el mismo se encontraba en estado de ebriedad".
"Caso Egüez – Lorenzo Egüez, ex-trabajador municipal, ex-combatiente de la Guerra del Chaco.
Personalmente este señor (al cual busqué en su domicilio), me informó que mientras dormía la siesta en la
tarde del 21 de diciembre del pasado año, fue despertado por cuatro agentes que de inmediato lo detuvieron
y le pegaron, llegándole a romper la nariz y a causarle numerosas heridas en diferentes partes del cuerpo.
Todo en plena vía pública, ante la indiferencia de las autoridades de Tránsito, que ocupan una casa vecina
y ante la impotencia de los vecinos que por temor a represalias, no intervinieron para defenderlo. El señor
Egüez logró reconocer entre sus verdugos a Gustavo Carrillo, de quien dijo que era guardaespaldas del
doctor Luis Sandóval Morón, jefe del Comando Departamental del MNR en Santa Cruz".
Por nuestra parte, debemos agregar que el señor Lorenzo Egüez es nada menos que el padre
de aquél conocido verdugo y matón a sueldo, Elmer Egüez Vargas, cuyas fechorías son tan
numerosas que no podríamos relatarlas detalladamente. No hemos podido establecer si tuvo
algo que ver en los ultrajes propinados a su padre. Aún en el caso que no hubiera tenido,
creemos nosotros que le cabe mucha responsabilidad, aunque fuera por el sólo hecho de
pertenecer a esa jauría de famélicos lebreles que formaban parte del "selecto séquito" de
Luis Sandóval Morón.
"Caso Arenales – El señor Rómulo Arenales Justiniano, me relató la forma en que el señor Ciro
Salvatierra, jefe zonal de Palermo, lo abusó a él y a su madre. Expresó que el mencionado jefe zonal
falsificó un testamento por el cual aparecía como único heredero del padre del señor Arenales, siendo tan
sólo sobrino. Más adelante, manifestó que él mismo en compañía de varios agentes, unos 20, allanaron su
domicilio agrediéndolo, pisoteando a su madre, sin respetar su estado semi-paralítico .
Por nuestra parte debemos agregar que, habiéndonos también interesado por el caso
anterior, nos preocupamos por buscar las auténticas fuentes de información, entrevistando a
los vecinos del denunciante, entre los cuales conversamos con la señora Bella Ortiz de
Durán, el señor Eulalio Moreno, su mujer, su hermana Lidia Moreno y otras personas más,
quienes nos manifestaron enfáticamente la veracidad de todos los hechos denunciados, con
la gravedad de que la señora madre del denunciante, fue sacada alzada de la casa que
ocupaba, mientras los demás asaltantes dirigidos por Ciro Salvatierra, ultrajaban
salvajemente a Rómulo Arenales, inclusive cuando éste, huyendo de sus agresores, se
refugió en la casa de Eulalio Moreno, cuya mujer también fue ultrajada por los forajidos,
entre los cuales también pudieron reconocer a Juan Justiniano.
"Restricción de libertad de Prensa – La comisión municipal que llegó a esta ciudad, luego de viajar
a Santa Cruz en compañía del señor Jorge Ríos Gamarra, Alcalde Municipal de La Paz, denunció la
censura de prensa".
"Como periodista, traté de obtener mayores detalles en lo que corresponde a este asunto, tan denigrante
para un pueblo y para un país. Para el efecto, entrevisté a varios periodistas de la localidad, los mismos que
manifestaron que en cierta oportunidad el teniente Tito Rojas Pereyra, jefe del Control Político, los había
convocado a una reunión en el transcurso de la cual, luego de algunas consideraciones y declaraciones, les
pidió que lo cooperen. Posteriormente a dicha reunión, dicho personero citó a los administradores de
periódicos y radios, indicándoles que antes de pasar los originales de las crónicas al taller para su
publicación, debían presentárselos para su respectiva censura".
"Periodistas ultrajados – Respecto a los periodistas, dos casos me fueron relatados. Uno del señor
Jorge Araúz Ortiz, administrador-gerente de "Crónica", quien en dos oportunidades fue ultrajado y
agredido por elementos que dijeron ser de Control Político. Autoridades de esa repartición negaron el
hecho, habiendo aconsejado al señor Araúz que debería haber pedido a sus agresores credenciales de

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agentes de Control. A mi parecer, difícilmente se podría pedir credenciales a elementos que antes de
preguntar nada, golpean".
"El otro caso es el del profesor Wenceslao Montero Jiménez, Director de "Cultura". Este señor fue
amenazado al igual que aquellas personas que se encargaron de la circulación. La revista contenía
interesantes detalles sobre la actividad del Departamento de Seguridad e Informaciones del Estado, donde
estuvo detenido el citado profesor".
"Algo más sobre libertad de prensa. Con relación al caso de la señora Bella Ortiz de Durán, en todos los
periódicos se negaron a publicar una carta abierta de la señora, la misma que cursa en mi poder".

"AHORA ME PREGUNTO: ¿HAY LIBERTAD DE PRENSA?"

"Movimientistas detenidos".- "Muchos militantes del Movimiento Nacionalista Revolucionario son


detenidos y ultrajados en el Control Político o por agentes de dicha repartición, en la calle. Cuando ocurre
esto último, Control Político niega toda injerencia y llega a publicar comunicados como el del 6 de enero
en los que han sido detenidos los autores. Nadie se atreve a replicar, pues se expone a la represalia. Parte
de esos casos son denunciados por los órganos de prensa "Oriente" y "Adelante", que si bien son de
declarada filiación movimientista, son también contrarios al Control Político y al Comando Departamental
presidido por Luis Sandóval Morón".
Como bien dice el articulista, solamente "parte de esos casos son denunciados por los
órganos de prensa "Oriente" y "Adelante", pues, sólo lo hacían cuando ya los organismos
de represión –Control Político y los matones del Comando del MNR a órdenes de Sandóval
Morón– incursionaban en las propias filas del partido oficial, éstos habían de interesarse
por sus parciales, pero esto era muy relativo. Lo confirma el hecho de que ninguno de ellos
denunció los atropellos y ultrajes a los cadetes Monasterios y Justiniano, como también a
los ex-cadetes Balcázar y Da Silva y muchos otros más a los cuales nos hemos referido en
páginas anteriores.
"Censura de Correspondencia".- "Mientras aguardaba en el aeropuerto de Santa Cruz para retornar a esta
ciudad, tuve oportunidad de comprobar cuan cierta era la denuncia de que se censuraba la correspondencia
mediante agentes destacados en dicho aeropuerto. En efecto, una señora que viajaba al extranjero, una vez
que los agentes de aduana le revisaron su valija, tuvo que abrir su cartera y entregar una carta que llevaba,
la misma que fue abierta y leída. Posteriormente se la devolvieron".
"En otros casos y de acuerdo a declaraciones, los pasajeros que llegan de la Argentina son celosamente
registrados en el aeropuerto y a veces hasta desnudados en una pequeña pieza. Se decomisan cartas y
algunas veces documentos que deben ser reclamados en las oficinas de Control Político. Es interesante el
recorte de prensa que transcribo a continuación y que publicó "La Prensa" de Buenos Aires en fecha 31
de diciembre del pasado año. Dice así:
"Una denuncia oficial". "Que Bolivia figura entre los países americanos donde la libertad de prensa
sufre los efectos restrictivos de un régimen político poco dispuesto a tolerar la critica y admitir la
publicación de noticias sobre hechos cuyo conocimiento puede perturbar sus planes, no constituye
novedad para nadie. Tampoco se ignoran las reclamaciones formuladas por algunos periódicos y por
periodistas, que constantemente se ven amenazados o soportan en forma directa medidas arbitrarias de
las autoridades gubernativas".
"Pero la última denuncia, dirigida como otras anteriores a la Sociedad Interamericana de Prensa, asume
carácter poco común: es de fuente oficial. Está firmada por el Presidente del Senado –vicepresidente de la
república– y hace saber que el organismo denominado "Control Político" dependiente del Ministerio de
Gobierno, ha amenazado al director y redactores del diario "Adelante" y anunciado además, que serán
destruidos los talleres en que el mismo se imprime si "Adelante" insiste en sus ataques contra el director
de "La Nación" que es vocero oficial".

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"Esta vez será difícil discutir el fundamento de la afirmación. Y aunque la nueva prueba no resultara
indispensable para demostrar la falta de libertad de prensa que define a la situación boliviana, vale la pena
destacarla porque está abonada por la investidura de quien la ofrece y su personal conocimiento de los
recursos dictatoriales puestos en juego".
Conviene recordar al amigo lector que quien era entonces Presidente del Senado, era nada
menos que el responsable de los crímenes de Terebinto, Rubén Julio Castro, el mismo
que, por haber renunciado el Vice-Presidente Ñuflo de Chávez Ortiz, se consideraba a sí
mismo como el segundo mandatario del país, aunque su investidura no estaba encuadrada a
la Constitución Política del Estado.
Además, conviene recordar que, solamente un año atrás, cuando Rubén Julio vino a
Santa Cruz, con poderes dictatoriales, en representación personal del Presidente Siles como
su Enviado Especial, abatió todo pequeño rastro de libertad individual o de prensa,
impidiendo que se publicaran los horrorosos detalles de las masacres que por orden suya
consumaron las milicias mercenarias de Ucureña, en los ubérrimos vergeles del oriente
boliviano. Debernos recordar a nuestros lectores que fue "El Diario" de La Paz, en su
edición del 27 de mayo, el que publicó el articulo intitulado "Santa Cruz llora su dolor y su
tragedia" del periodista Alberto Lanza Quezada, el mismo que tuvo la virtud de hacer
conocer a Bolivia y América la consumación de los hechos de barbarie en las campiñas de
Terebinto.

SIMULACIÓN OFICIAL
La hipocresía y simulación del gobierno de Siles, se pone de manifiesto una vez más, con
la supuesta preocupación que dice haber causado en las esferas oficiales la publicación de
la serie de artículos del periodista Ortiz Goering, como si el gobierno ignorara la
consumación de los ultrajes más salvajes contra la personalidad humana. La falsedad de
esta afirmación la demostraremos en páginas posteriores. Mientras tanto, nos vemos
precisados a transcribir dos artículos registrados en el periódico "Presencia" en su edición
de fecha 2 de febrero, pág. 5, uno de los cuales, intitulado "Min. Gobierno interesado en
aclarar denuncias de Santa Cruz" publica un oficio dirigido al Prefecto de la capital
cruceña, en los siguientes términos:
"Señor Prefecto: El matutino "Presencia" de esta ciudad, en sus ediciones del 31 de enero y del día de hoy,
publica una crónica con el título de "La Verdad sobre Santa Cruz", suscrita por su redactor Raúl M. Ortiz
Goering, que contiene graves acusaciones sobre la conducta observada por funcionarios de la Dirección de
Informaciones y Seguridad del Estado de esa capital, con detenidos políticos y elementos opuestos al actual
régimen".
"El despacho a mi cargo tiene especial interés en llegar al total esclarecimiento de los hechos denunciados
para tomar las medidas más aconsejables que sean de rigor".
"A tal fin le adjunto los recortes de dicha crónica, debiendo su autoridad proceder a levantar un proceso
informativo sobre los hechos que se denuncia y luego remitirlo al Ministerio a mi cargo para los fines
legales consiguientes".
"Con este motivo, saludo a Ud. atte. (Fdo.) Carlos Morales Guillén. Ministro de Gobierno, Justicia e
Inmigración".
Nada más hipócrita ni simulador que afirmar no tener conocimiento ni haber autorizado o
instruido la consumación de los actos de barbarie que desde que se instaló "Ñanderoga" y

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se reorganizó el Comando Departanmental del MNR, se vinieron cometiendo con la más
increíble ferocidad al amparo del favor oficial que buía con creces tan bárbaros atentados.
Las declaraciones de personas que colaboraron íntimamente con Rojas Pereyra que
oportunamente hemos transcrito, nos dan la pauta de la forma en que se cometían tales
ultrajes a la dignidad humana.
El oficio anteriormente transcrito, no hace más que confirmar nuestras reiteradas
afirmaciones de que el gobierno de Siles era un cínico simulador, como también lo fueron
todos los vándalos que formaron filas en el Movimiento Nacionalista Revolucionario, pues
con el mayor cinismo negaban, y niegan todavía, los hechos más vergonzantes que
cometieron a la sombra de la impunidad. Nunca tuvieron la suficiente valentía ni valor
civil, para sostener con hombría, lo que realizaban con tanta ferocidad.
A continuación, transcribimos otro artículo registrado en el mismo periódico paceño,
referente al mismo caso, el cual se intitula "Preocupan al Gobierno denuncias de atropellos
cometidos en Santa Cruz" cuyo tenor literal es como sigue:
"En círculos estrechamente vinculados con el palacio de gobierno, se nos ha informado que han causado
honda preocupación las noticias que "Presencia" viene publicando acerca de atropellos y torturas
cometidos en Santa Cruz contra toda clase de personas".
"En vista de los datos que proporcionamos y de la gravedad de los mismos, el propio señor Presidente de la
República ha iniciado una investigación preliminar, consultando a personas que últimamente ocuparon
cargos en la ciudad oriental".
"Sin embargo, a fin de demostrar que estos atropellos no corresponden en modo alguno a las ideas y
sentimientos del gobierno, éste se hallaría en la actualidad organizando una comisión investigadora que ha
de trasladarse a la capital oriental a fin de establecer sobre el terreno la verdad de las denuncias y las
consiguientes responsabilidades. La comisión estará presidida por el señor Ministro de Gobierno o un alto
representante del mismo y será acompañada de periodistas que podrán informar amplia y libremente".
"El gobierno –se nos dijo– está dispuesto a cortar todos los abusos y a sancionar a quienes se probare que
son autores de los mismos".
Nada más falso ni más hipócrita que lo aseverado por las fuentes allegadas al Primer
Mandatario.
¿Cree el lector que el Presidente Siles ignoraba la comisión de tan incalificables
atropellos consumados por sus mercenarios, a quienes había otorgado carta blanca para que
practiquen en Santa Cruz la más variada gama de vandálicos delitos?
Por cierto que no. Es necesario pecar de muy cretino para sostener con la mayor
desfachatez lo afirmado anteriormente, cuando dice que "el gobierno está dispuesto a cortar
todos los abusos" y que los mismos "no corresponden en modo alguno a las ideas y
sentimientos del gobierno".
Muy poco le faltó al simulador Siles y sus compinches, sostener que eran ellos las
víctimas propiciatorias de los ultrajes denunciados. Tanto descaro y cinismo, sólo en ellos
podría encontrarse.
Cuando nos corresponda referirnos a los resultados de tan grotesca comisión,
demostraremos la falsedad de tales aseveraciones y la falta de buenos propósitos en las altas
esferas gubernamentales, incluyendo el Palacio Quemado, para corregir los horrendos
procedimientos utilizados para amordazar al pueblo boliviano, especialmente a Santa Cruz.

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Continuando con la serie de artículos intitulados "La Verdad Sobre Santa Cruz",
aparecidos en el matutino paceño "Presencia", vamos a referirnos y transcribir a
continuación, el correspondiente a la edición del día 3 de febrero, el mismo que lleva por
título: "El Problema Municipal" y que dice así:
"Durante mi permanencia en la ciudad de Santa Cruz, pude obtener detalles acerca de la iniciación y
desarrollo del conflicto municipal que, como se sabe, surgió a raíz de la destitución de varios funcionarios
que prestaban servicios en esa repartición comunal".
"En esta oportunidad daré a conocer dos informaciones: una proporcionada por dirigentes de base y
trabajadores municipales; otra expresada por el Alcalde señor Franz Roca".
"Antecedentes – Entre los dirigentes y elementos municipales de base con quienes tuve la oportunidad
de alternar, el señor Víctor Manuel Párraga, luego de conocer una nómina de los funcionarios destituidos
que suman 51, puso en mi conocimiento los siguientes detalles":
"Cuando el señor Lorgio Ribera Chávez ejercía las funciones de Alcalde en Santa Cruz, recibió del Dr.
Luis Sandóval Morón, varios despachos en los que se le pedía dar de baja a varios trabajadores
municipales; el señor Ribera no aceptó tales sugerencias por no existir cargos contra los subalternos y
porque no estaba de acuerdo con esa clase de medidas".
"En vista de esa actitud del Alcalde –continuó Párraga– el Dr. Morón optó por insertar denuncias que
fueron firmadas por elementos "moronistas". Ante esas denuncias, la autoridad comunal ordenó la
instauración de procesos previa notificación de los denunciantes –quienes, siempre al decir del señor
Párraga habrían declarado que firmaban a instancias de Sandóval Morón y un tal Mendieta (se refiere a
Ruperto Mendieta)– añadiendo que no tenían queja de la conducta de los denunciados y, más aun, que no
conocían el tenor de la denuncia".
"Nuevas autoridades – El alcalde Lorgio Ribera ratificó a los empleados sometidos a proceso y luego
presentó renuncia de su cargo, alegando que su "autoridad era interferida por el jefe del comando".
Gestiones de Sandóval Morón en La Paz, culminaron con la posesión de los señores Franz Roca y
Alcibiades Velarde, como alcalde y prefecto de Santa Cruz, respectivamente. Dichas autoridades fueron
posesionadas el día treinta de noviembre; tres días después –pese a las declaraciones del jefe del comando
asegurando que los municipales continuarían en sus cargos– 21 funcionarios de la comuna recibieron
memorándums de exoneración".
"Posteriormente se refirió el señor Párraga a los trámites realizados por los municipales para lograr justicia
en el caso de los trabajadores destituidos. Pese a los contactos con la Confederación Nacional del ramo y la
intervención del Ministerio de Trabajo, que culminó con una resolución dictada por el titular de dicha
cartera, a la fecha el problema sigue sin solución".
''Un desmentido – Es totalmente falso que nuestros compañeros aún continúen percibiendo haberes y si
algunos volvieron al trabajo es que fueron comprados por los moronistas con los dineros que en justicia
nos corresponden, dijo el señor Párraga., Anadió que los actuales dirigentes de la COD son individuos
comprados por el jefe del Comando y por el Alcalde; citó los casos de Lucio Recabado U. y otros
dirigentes de la Central Obrera, y al mismo tiempo, altos funcionarios de la Comuna".
"Objeto de las destituciones – Párraga, finalmente, manifestó que el objeto evidente de las
destituciones era perjudicar a las familias de quienes no están de acuerdo con los abusos del comando del
MNR. "Vivimos como esclavos", dijo "y se nos oprime impidiéndosenos trabajar. Queremos trabajar y
vivir libres".
"Al concluir, ratificó que muchos trabajadores municipales fueron víctimas de atropellos".
Ya en páginas anteriores nos referimos a los ultrajes que sufrieron los dirigentes del
sindicato de empleados municipales, Párraga y Andia, por defender a sus afiliados en la
forma como lo relatan las publicaciones de prensa que tenemos transcritas.
Otro capítulo de esa importante serie de artículos intitulados "La Verdad sobre Santa
Cruz" que consideramos oportuno transcribir para poner de manifiesto una vez más, el

107
increíble grado de cinismo y cobardía del mercenario Rojas que, luego de cometer con la
mayor sangre fría los ultrajes más inhumanos que ligeramente hemos detallado, niega la
comisión de tales atentados con la más tremenda desfachatez. Esto nos hace pensar que
nunca supieron sostener como hombres lo que habían realizado como bestias. Ese capítulo
es el siguiente:
"El Tte. Rojas trata de justificar su conducta".
"En el informativo del Ministerio de Gobierno, se incluye la siguiente noticia":
"En el Ministerio de Gobierno, Justicia e Inmigración se ha recibido un telegrama enviado por el teniente
Rojas, Director Departamental de Informaciones y Seguridad del Estado en Santa Cruz, acerca de las
acusaciones y denuncias que vienen apareciendo en el diario "Presencia", en forma de una serie de
artículos que llevan el título de "La Verdad sobre Santa Cruz".
"El telegrama del teniente Rojas dice lo siguiente:
"Casos de torturas denunciadas en periódico "Presencia", como cometidos por esta oficina hacen ver
claramente el ferviente deseo de la oposición para "desacreditar autoridades" (?) y el afán del
periodista firmante por conseguir sensacionalismo. Todos esos casos correspondientes a mi
administración, nunca ocurrieron conforme se menciona. Autor de reportaje a quien me negué de hacer
declaraciones, es simplemente portavoz de corresponsal de "Presencia" en ésta Marcelo Terceros
Bánzer, que es miembro del consejo consultivo de FSB".
"Entretanto, conforme a las instrucciones impartidas por el señor Ministro de Gobierno, Justicia e
Inmigración, Dr. Carlos Morales Guillén, continúan llevándose a cabo las investigaciones encaminadas a
lograr el tal esclarecimiento de las denuncias de referencia. Como se ve, ante las concretas y numerosas
denuncias que un articulista nuestro diera a conocer en nuestro diario, el jefe de Control Político de Santa
Cruz, trata de negar lo que todo el pueblo sabe que ha sucedido. De cualquier modo, sería necesario que se
haga una aclaración punto por punto y no que se recurra a subterfugios. Los abusos y atropellos siguen
siendo tales, aunque el teniente Rojas tuviera razón en su peregrina justificación sobre las relaciones
personales entre el Dr. Terceros Bánzer y el señor Ortiz, los cuales, además no tienen nada que ver en
aquellos atentados".
Bien dice el redactor de "Presencia". Mientras el sádico Rojas se esforzaba en vano por
desmentir los ultrajes más inhumanos que había cometido con tanta saña, ahí estaban las
víctimas, hablando con el lenguaje elocuente de sus indelebles cicatrices.
Ahí estaban los prófugos que no podían llegar al solar nativo ni reintegrarse a sus
hogares, deambulando por playas extranjeras como parias impenitentes que no alcanzaban a
medir la inmensidad de su infortunio dentro de una patria que ellos heredaron libre.
Muy interesado el gobierno simulador de Siles Zuazo, en desmentir las monstruosas
denuncias que pesaban contra sus organismos de represión, quiso levantar todos esos
cargos, pero a su manera, ya que sabía que esas sindicaciones eran evidentes.
Pero con el procedimiento que adoptó, lo único que hizo fue ratificar la comisión de los
mismos, en su desesperado afán por desvirtuarlos.
Veamos lo que al respecto nos dice el mismo matutino paceño "Presencia" en su edición
del día 22 de marzo de 1960, bajo el título siguiente:
"Autoridades cruceñas en una reunión unilateral desmintieron denuncias"
"Esta es la tercera crónica relacionada con la visita a Santa Cruz de la comisión oficial y de periodistas,
efectuada la semana pasada, con objeto de investigar sobre el terreno, los atropellos cometidos en esa
ciudad y que fueron publicados en "Presencia".
"Conferencia de prensa"

108
"La comitiva oficial presidida por el Ministro de Gobierno, Dr. Carlos Morales Guillén, inició y dio por
concluida, la investigación en una conferencia de prensa que duró tres horas; se prescindió de la
concurrencia de las personas vejadas y de representantes de instituciones que bien podían esclarecer los
hechos denunciados. Tampoco asistió la prensa cruceña (¿qué prensa existía entonces?) a excepción del
director del diario "Aurora", calificado como órgano oficial".
"Las autoridades de esa ciudad, como son el prefecto del Departamento, Sr. Alcibiades Velarde; el Alcalde
Municipal, señor Franz Roca; el jefe del comando departamental, señor Luis Sandóval Morón y el jefe del
Control Político, teniente José Rojas (quiso decir Jorge), sincronizaron sus exposiciones esforzándose en
tratar de desmentir las denuncias publicadas en este matutino, sobre los atropellos cometidos contra la
dignidad de numerosas personas por elementos gubernamentales".
Las anteriores afirmaciones de uno de los periodistas presentes en esa simulada
conferencia de prensa que sólo perseguía el objetivo de encubrir esos incalificables
atentados, tratando de tapar los resquicios por donde se filtraron las informaciones que
dieron lugar a las publicaciones que efectuó "Presencia", constituido en esos momentos en
el paladín de las libertades cruceñas, confirman todas las denuncias.
Además, lo expuesto líneas arriba por el redactor de ese matutino, deja ver en qué forma
todas las autoridades ya nombradas se aprendieron tan bien la lección que les enseñó el
Ministro de Gobierno, para que todas actúen como movidas por el mismo titiretero, que en
este caso resultaba ser el nombrado Secretario de Estado.
Uno de los subtítulos expresa lo siguiente: "Exageraciones"
"A continuación, los actores ingresaron a considerar uno de los problemas que motivó el viaje del Ministro
de Gobierno a Santa Cruz: el relativo a las denuncias sobre ultrajes y atropellos producidos en esta ciudad".
"Como ya adelantamos sobre el resultado de esta reunión, el teniente Rojas, que tiene a su cargo el control
político –uno de los principales acusados por cometer arbitrariedades– expresó su saludo a los periodistas
paceños, para luego manifestar que las publicaciones de "Presencia" contenían una serie de acusaciones y
que las autoridades estaban dispuestas a desmentirlas una por una".
"El jefe del comando departamental del MNR Luis Sandóval Morón, calificó de "Exageraciones" las
crónicas publicadas, que si bien los hechos denunciados son verídicos en algunos casos, estos habían sido
deformados con el propósito de desprestigiar a las autoriedades (¿de qué prestigio habla este vampiro?).
Agregó: "Que se nos sancione a nosotros si hemos cometido esos abusos" (¡qué desvergüenza del
hipócrita!).
"Tranquilidad"
"El Ministro Morales señaló que tenía conocimiento de que en Santa Cruz no existía ese ambiente de terror
como manifiesta la prensa de La Paz y que la tranquilidad que existe es empañada por rumores vedados".
¿Y los flagelados, torturados y apaleados que se revolcaban en sus lechos de dolor, no eran
productos de un ambiente de terror? Los únicos que entonces gozaban de tranquilidad en
Santa Cruz, eran los verdugos. De esa tranquilidad es de la que seguramente habla el émulo
de Siles y Guevara Arce.
"Las autoridades cruceñas, usando una serie de calificativos contra "Presencia" y diciendo que sus actos
como funcionarios están encuadrados a la legalidad, trataron de desmentir las acusaciones; afirmaron ser
falsas, sin dar mayor explicación; en otros, que eran simples incidentes callejeros y los castigos inferidos a
los damnificados no tenían mayor significación".
"En síntesis, las autoridades dieron la impresión de que los hechos denunciados eran simples "casos que
ocurren en cualquier parte del mundo".
"Expresaron que en Santa Cruz no se ha ultrajado a ninguna persona. (En que quedamos entonces? por una
parte se dice que "en Santa Cruz no se ha ultrajado a ninguna persona" y acto seguido se repite que son

109
"casos que ocurren en cualquier parte del mundo"). Las denuncias publicadas, según ellos, son productos
de riñas callejeras, o actos de borrachera, dando a entender que las personas que caen en manos de los
agentes del Control Político son tratados con suma delicadeza (¡qué cinismo extraordinario!).
Desconocieron, totalmente, calificando de ser falsos los castigos, atropellos y abusos que se cometieron en
esa ciudad contra los ciudadanos que tuvieron la desgracia de caer al Control Político (en algunos casos
publicamos inclusive, las fotografías del estado en que quedaron los damnificados).
"Atribuyeron a fines políticos contrarios al MNR las publicaciones de "Presencia". Las crónicas sobre
Santa Cruz no tenían otro propósito de hacer conocer a la opinión pública la falta de garantías y el ultraje a
la dignidad humana y a las libertades".
De acuerdo al pensamiento de los esbirros del movimientismo, las infortunadas victimas,
después de ser torturadas en la forma más monstruosa y salvaje, deberían guardar silencio,
si es posible agradecer por esos atentados, pero de ninguna manera denunciarlos, porque
corrían el riesgo de ser considerados enemigos del oficialismo, delito capital en tiempos de
la tiranía.
"Reunión Unilateral".
"En esta circunstancia, el Enviado de "Presencia" preguntó al Ministro por qué no se hallaban presentes en
la reunión los representantes de la prensa cruceña, las personas vejadas que podían certificar los abusos de
que fueron objeto y asimismo, miembros de instituciones representativas de Santa Cruz que en número de
24 pidieron al Presidente de la República se concedan garantías a los pobladores cruceños, frente a la serie
de atropellos que se cometen. Además que dicha reunión resultaba ser unilateral puesto que para el
esclarecimiento de las denuncias publicadas, debían estar, no solamente las autoridades que resultaban
parte interesada en la investigación, sino también las personas que señalamos".
"Este criterio fue apoyado por el enviado de "El Diario", señor Wálter Zapata".
"Dar fe a lo que dice la autoridad"
"El señor Ministro, en respuesta, manifestó que la prensa daba crédito a toda información que calificó de
ambigua y abstracta. Agregó que por sentido común debía darse los nombres de las personas que hicieron
denuncias; nadie ha preguntado, estamos en las mismas ¿por qué no dan los nombres? añadió".
¿El señor Ministro de Gobierno no había leído los nombres y las fotografías de las víctimas,
con más las frescas huellas de los ultrajes, publicadas en las columnas de "Presencia", cuya
serie hemos transcrito casi en su totalidad? Además, ¿para qué precisaban nuevamente los
nombres de sus víctimas? ?Para cobrarles represalias por haber denunciado los ultrajes de
que fueron objeto?
Nada más absurda e interesada la respuesta del representante del Poder Ejecutivo. Ya
dijimos anteriormente que su visita a la capital cruceña, no obedecía a la intención del
gobierno de esclarecer y sancionar tan execrables crímenes, sino más bien a la firme
determinación del oficialismo, de encubrir esa ola de vandalaje desatada contra Santa Cruz
desde las altas esferas del gobierno central. Las palabras tan llenas de lirismo, quedan en el
vacío y sólo hacían confirmar la simulación y el cinismo de que siempre hicieron gala en
grado sumo los miembros del MNR, especialmente cuando se hallaban en función de
gobierno. Parece que todos se formaron en la misma escuela: la del pillaje y el cinismo.
El artículo de referencia continúa transcribiendo textualmente lo manifestado por dicho
Secretario de Estado, en los siguientes términos:
A continuación, señaló que la palabra de la autoridad en todas partes del mundo era oficial, mientras no se
pruebe lo contrario y que los periodistas, como recogen informaciones de personas que cultivan la
incredulidad, dijo: "están obligados a escuchar y dar fe de lo que dice la autoridad, y mientras no se pruebe
lo contrario, eso debe darse por cierto y veraz".

110
¿No se había probado lo contrario de lo que sostenían las autoridades, empeñadas en negar
los ultrajes inferidos a sus numerosas víctimas? ¿No eran suficientes pruebas las fotografías
y el cuerpo lacerado de los infortunados que cayeron al terrorífico local de "Ñanderoga"?.
Es evidente que en "todas partes del mundo la palabra de la autoridad es oficial"; pero es
donde las autoridades no son tan cínicas y simuladoras.
"Afirmó en forma categórica: "no vamos a hacer llamar a esas personas", refiriéndose a las que fueron
ultrajadas y que éstas, si están en condiciones (seguramente quiso decir si las llagas de sus heridas les
permiten caminar), deben presentarse para concretar sus denuncias ante su autoridad. De otro lado, indicó
que los periodistas estamos en libertad y con plenas garantías para investigar por nuestra cuenta los
problemas de la ciudadanía cruceña".
El Ministro de Gobierno había venido con tantos bombos y platillos para investigar las
denuncias que contenían las publicaciones del matutino "Presencia". Resulta curioso ahora,
expresarles a los periodistas que ellos podían investigar "los problemas de la ciudadanía
cruceña". Esto último era igual que manifestar que el Poder Ejecutivo no tenía ningún
interés por efectuar esas investigaciones para las cuales dijo haber venido.
"Al respecto, habló Luis Sandóval Morón, señalando que las informaciones de "Presencia" resultaban
también unilaterales y que ellos no podían hablar con los que denunciaron (vale decir con sus víctimas),
dijo, "como si fuera de potencia a potencia".
"El Ministro indicó que los periodistas de La Paz podían investigar con plena libertad el problema que los
llevó a Santa Cruz. Además, debía efectuarse otra reunión con las autoridades, pero fue cancelada sin
conocerse los motivos".
La situación se había tornado muy embarazosa para el Ministro de Gobierno y ante la
evidencia de los hechos consumados, optó por una retirada oportuna, antes que se puedan
aportar mayores pruebas.

"TEMOR A REPRESALIAS"
"De lo anterior se deduce que esta reunión fue unilateral, donde solamente concurrieron las autoridades
para hacer conocer sus puntos de vista. Sin embargo, hay que hacer notar que existe temor a futuras
represalias, de parte de las personas que acusaron una serie de atropellos, debido a la falta de garantías.
Una prueba de ello es lo ocurrido a las pocas horas que el Ministro de Gobierno abandonó Santa Cruz,
habiéndose producido nuevos atropellos como en el caso del director del periódico "Oriente" que denunció
haber sido ultrajado el viernes pasado".
Juzgue el lector, cuál sería la situación para las personas que no pertenecían a ninguno de
los sectores, del oficialismo. El director del periódico "Oriente" –Oscar Barbery Justiniano–
no obstante su condición de movimientísta, fue agredido. ¿Qué podían esperar quienes no
formaban parte de la pandilla de asaltantes?
La edición de "Presencia" correspondiente al día 23 de marzo, en su página 4, registra las
nuevas declaraciones del señor Víctor Manuel Párraga, el mismo que ratifica todas las
denuncias que aparecieron en dicho matutino en la serie de artículos intitulados "La Verdad
Sobre Santa Cruz", al mismo tiempo que se adelanta a prevenir hechos de violencia que se
producirían contra su persona, extremo éste que, como ya lo expresamos, se cumplió muy
poco tiempo después, en represalias por sus denuncias y declaraciones a la prensa.
Del mismo modo, aparecen las declaraciones de Oscar Barbery Justiniano, de quien
manifestáramos oportunamente respecto de su enemistad personal con el jefe del comando

111
movimientísta, quien entre otras cosas, refiriéndose a las publicaciones y denuncias
registradas en el periódico católico de referencia, expresa textualmente lo siguiente:
"Todo lo que ustedes han consignado en sus páginas es la verdad. Son simples hechos –dice– de una
consecuencia fundamental: la desorientada dirección del comando que dirige Luis Sandóval Morón y la
absoluta dependencia de él, de las autoridades locales, como son el Prefecto, el Alcalde, el jefe de Control
Político, etc.".
Extemporáneas las observaciones formuladas por el señor Barbery. Fue necesario que él
resultara una de las numerosas víctimas del terror moronista para reconocer que en Santa
Cruz imperaba un régimen policíaco sin precedentes, habían pasado ya mucho más de seis
meses desde los monstruosos atentados de "La Noche Trágica" y los salvajes ultrajes a dos
cadetes del Colegio Militar de Aviación, sin que ningún miembro del partido oficial, con
mayores facilidades y garantías que el resto de la población, haga oír su voz de
condenación en tan cruciales como angustiosos momentos.
Ninguno de ellos –los movimientistas– alcanzaron su voz de protesta cuando las hordas de
Ucureña asolaban el vergel cruceño y pisoteaban el honor de las madres y mujeres
cruceñas.
En la misma edición del periódico paceño. Pag. 5, encontramos otro artículo relativo al
caso de Santa Cruz, intitulado:

SIGUE LA INTRANQUILIDAD EN LA CIUDAD DE SANTA CRUZ


"Arribó a esta ciudad una delegación del Bloque de Unidad del MNR, de Santa Cruz, presidida por el señor Celso
Añez e integrada por los señores Orestes Harnés Ardaya, Aurelio Saucedo y Saúl Medrano".
"La misión de esta comitiva –según declaró uno de sus integrantes– es la de pedir a las autoridades del gobierno el
restablecimiento de garantías en la ciudad de Santa Cruz. Expresó que persiste el clima de intranquilidad y zozobra en
toda la ciudadanía, encontrándose a merced de una serie de actos arbitrarios que son cometidos por elementos adictos
al comando departamental del MNR que dirige Luis Sandóval Morón".

MÁS ATROPELLOS
"En días pasados, han vuelto a producirse hechos de violencia en la capital oriental. La presencia del
Ministro de Gobierno en Santa Cruz la semana pasada, ha resultado estéril, una vez que los atropellos
continúan".
Esta última aseveración se refiere seguramente a los nuevos atentados perpetrados contra la
dignidad y la integridad física de las personas con motivo del cuartelazo producido en La
Paz –y no en Santa Cruz– el día 19 de marzo, cuando se rebeló el Regimiento de
Carabineros "Aliaga" de la sede del gobierno.
En un capítulo posterior nos referiremos de un modo especial a las numerosas
detenciones que se produjeron nuevamente en "Ñanderoga" con ocasión de ese nuevo
levantamiento armado contra la tiranía movimientista.
"Presencia" continúa informando sobre la situación caótica que impera en la capital
cruceña, en su empeñoso afán de descubrir ante Bolivia y América, el clima de violencias y
de terror desatado por los mercenarios de Siles Zuazo y eternos enemigos del progreso
cruceño. En su última crónica relativa a la segunda visita de periodistas de ese órgano de
difusión a la capital cruceña, bajo el título "La prensa en Santa Cruz" "PERSISTE LA

112
INTRANQUILIDAD Y LA VIOLENCIA" y bajo el subtítulo "No hay garantías",
transcribe las importantes declaraciones del Rector de la Universidad "Gabriel René
Moreno", Dr. Walter Suárez Landívar, de conocida trayectoria por su insobornable defensa
de los intereses de Santa Cruz, quien se expresa de la siguiente manera:
"El Dr. Suárez Landívar, en abierta contradicción a las expresiones de las autoridades cruceñas, afirmó
enfáticamente que en Santa Cruz no hay garantías e impera un clima de violencia. «Hemos atravesado y
continuamos pasando momentos difíciles», agregó".
"Refirió que en agosto del pasado año fue allanado su domicilio por elementos del Control Político, sin
justificación alguna, siendo detenido y conducido a una de esas dependencias de represión".
"Más adelante indicó que con motivo de un complot subversivo denunciado por el Ministro de Gobierno en
una conferencia de prensa, fueron arrestados los catedráticos doctores Marcelo Terceros Bánzer, Abrahan
Telchi y Humberto Velarde, y añadió que otro catedrático, el Dr. Sixto Montero Hoyos, exiliado
juntamente con Melchor Pinto Parada (también catedrático) desde un año, no se les permite el ingreso al
país, pese a las garantías otorgadas por el gobierno".
"El Dr. Suárez Landivar señaló que continuamente universitarios cruceños son detenidos por grupos
irresponsables del partido de gobierno. Ahora estos elementos de represión –dijo– han cambiado de táctica
en sus atropellos; los detenidos ya no son conducidos al Control Político, sino son trasladados a las afueras
de Santa Cruz, más propiamente a la avenida de circunvalación, donde son ultrajados en forma inhumana".
"Es tanto la falta de garantías –dice– que Santa Cruz tradicionalmente alegre, no ha celebrado este año el
carnaval como en otras épocas. Ni cuando la guerra del Chaco dejó de festejarse el carnaval. Este año la
gente tuvo que emigrar al campo".

OTROS PEDIDOS
"Pese a que las autoridades de esa ciudad insistieron en el hecho de que no se cometen
arbitrariedades, el señor Obispo, la Asociación de Damas Católicas y otras entidades y
personajes políticos del propio partido oficial, visitaron en su alojamiento al ministro
Morales Guillén para pedirle por su intermedio al gobierno, que de una vez por todas, sea
desterrado el odio y la violencia de quienes tienen bajo su control la ciudad de Santa Cruz".
No obstante el clamoroso pedido de todas esas personas, incluyendo las denuncias del
señor Rector de la Universidad, cuya autoridad moral e intelectual se hallaba muy por
encima de los rufianes que hacían de autoridades en Santa Cruz, Siles Zuazo y todos sus
testaferros pusieron oídos sordos al clamor de todo un pueblo que sólo quería vivir en paz.
Para ellos, más bien era un placer constatar que to dos sus esbirros cumplían estrictamente
todas las instrucciones impartidas desde las esferas oficiales para amordazar al pueblo
cruceño.
Otro subtítulo de esa última crónica, expresa así:

CON EL REPRESENTANTE DE LOS PERIODISTAS


"El enviado de "Presencia" entrevistó, aunque brevemente, al presidente de la Asociación de Periodistas
de Santa Cruz, Dr. Orestes Harnés Ardaya, para conocer su criterio sobre la situación por la que está
atravesando la capital oriental y en torno a las denuncias publicadas en este matutino".
"El abogado Harnés Ardaya, que también es Vice-Presidente del Colegio de Abogados de esa ciudad,
empezó manifestando que consideraba muy beneficiosa la visita de la prensa paceña, para evidenciar –
dijo– y hacer conocer a la opinión pública del país, los atropellos y abusos que a diario se cometen y
"demuestran a las claras la catadura moral y el ningún respeto que existe a la personalidad humana".

113
En otro acápite de esas declaraciones, el entrevistado Dr. Harnés Ardaya, expresa lo siguiente:
"Finalmente, nuestro entrevistado expresó que las publicaciones de "Presencia" en torno al problema de
Santa Cruz eran verídicas y no existían exageraciones, una vez que se insertaron, inclusive, fotografías que
dicen muy claro de la situación imperante en esa ciudad".

NUEVAS DENUNCIAS

"Muchas personas de diferente condición social, anotíciadas de la visita de periodistas de La Paz,


espontáneamente se presentaron para denunciar los abusos de que eran víctimas por parte de elementos del
Control Político que actúan en común con miembros del comando del MNR. que dirige Luis Sandóval
Morón.
"Larga sería la lista de estos elementos que no encuentran justicia para, poder trabajar con libertad en sus
actividades. Citaremos algunos casos de campesinos que constantemente son víctimas de atropellos en sus
propias chacras o lugares de cultivo, todo por no estar de acuerdo con las directivas que son impartidas por
Sandóval Morón. Atemorizados por perder sus vidas, se encuentran en la misma ciudad, descuidando sus
faenas agrícolas".
"El comerciante Jenaro Mercado Arancibia, denunció haber sufrido largas horas de martirio en las
dependencias de Control Político".
"Cuando el Ministro de Gobierno se encontraba en Santa Cruz, el industrial Antonio Franco Parada fue
víctima de un atentado contra su vida por parte de Gustavo Carrillo, quien sin justificación alguna trató de
victimarlo con un revólver. Este hecho fue especiado por varias personas y ocurrió a plena luz del día en la
calle "24 de Septiembre".
"Por la serie de entrevistas logradas y las informaciones recogidas durante la visita a Santa Cruz, puede
afirmarse que en dicha ciudad continúa un clima de violencia y terror".

Indudablemente que, pese al fementido afán del gobierno y de las autoridades cruceñas
de desmentir y restar importancia a la ola de terror desencadenada en la capital oriental, la
prensa había llegado a constatar la veracidad de todas las denuncias que ya se habían hecho
públicas y que en verdad, no eran más que un pálido reflejo de lo que ocurría en una
desventurada ciudad de Bolivia. Por más que los responsables se hayan esmerado con
insultos y fútiles argumentos en desvirtuar lo que todo el mundo conocía, los hechos
estaban ahí, aunque mudos pero tangibles, y las víctimas de un odio inclemente y
despiadado, gimiendo en su lecho de dolor, como la prueba más vivida de un régimen de
barbarie y de oprobio.
Los organismos estudiantiles del país, como permanentes vigilantes de la soberanía y las
garantías ciudadanas, informados por las columnas de la prensa de la tremenda y dolorosa
realidad que soportaba Santa Cruz, quisieron presentar batalla en todos sus reductos a los
sicarios de la tiranía movimientista. La Conferencia Universitaria Boliviana, faccionó un
plan de lucha con este fin, concebido en los siguientes puntos:
1.– Cada Federación Universitaria tiene el deber de pronunciarse en contra de los atropellos que se
cometen a diario en Santa cruz de la Sierra y que constituyen una violación a los fundamentales Derechos
Humanos.
2.– Copias de estos pronunciamientos deberán ser enviados a la prensa nacional e internacional a fin de dar
cumplimiento a la Resolución del Comité Ejecutivo de la CUB de fecha 9 del presente (marzo), relativo a
la situación en Santa Cruz.

114
3.«– La actividad que cada FUL desenvuelva, se hará conocer por intermedio de este Comité Ejecutivo a la
UIE (Unión Internacional de Estudiantes), COSEC (Secretaría Coordinadora) y OREI (Organización
Regional Interamericana de Estudiantes), pidiendo su apoyo en favor de esta campaña.
4.– Si estas vías no producen efectos favorables, las distintas federaciones, organizarán manifestaciones
pacificas portando carteles de protesta por los atropellos que se cometen en Santa Cruz y a la indiferencia
del Gobierno.
5.– Simultáneamente, las Fules, Federaciones de Estudiantes de Secundaria y otras organizaciones,
enviarán, en la medida de sus posibilidades, delegados a Santa Cruz, para que sin sectarismos políticos
observen y denuncien la angustiosa situación del hermano departamento.
6.– Los informes de estas comisiones, se harán conocer a los universitarios en asambleas generales, sin
perjuicio de enviar copias a la CUB para su publicación, correspondiente conocimiento y consiguiente
solidaridad de las organizaciones internacionales que se indican en el punto 3.
7.– Se deja a la iniciativa de cada Federación, el modo de procurar pronunciamientos enérgicos de las
organizaciones que se mencionan en el encabezamiento.
8.– Estas instrucciones no significan que el Comité Ejecutivo de la CUB pueda tomar otras medidas que la
tremenda situación del pueblo cruceño aconseja.
9.– Si a criterio de los dirigentes universitarios es necesaria una campaña más decidida en defensa de los
Derechos Humanos y las Libertades Constitucionales, este plan puede ser modificado en su orden y
efectuar los aditamentos convenientes.
Nota.– El presente Plan, ha sido elaborado teniendo en cuenta la Declaración de Principios, Estatutos y
Resoluciones de los Congresos y Consejos Nacionales y Universitarios que disponen la lucha intransigente
de los universitarios por el respeto a las libertades y derechos ciudadanos.
La Paz, marzo de 1960.– El Comité Ejecutivo de la CUB

Es necesario tener presente que quien se hallaba entonces a la cabeza de la


Confederación Universitaria Boliviana, como Secretario Ejecutivo, era el universitario
cruceño Fausto Medrano Sandóval, que recién el 20 de marzo de dicho año de 1960 fuera
puesto en libertad, después de más de 11 meses de cautiverio en el Panóptico Nacional,
como consecuencia de los sucesos del 19 de abril del año anterior, donde fue victimado
cobardemente el jefe falangista Oscar Únzaga de la Vega y fusilados en la misma forma
más de una decena de altos dirigentes de FSB
En cumplimiento de la merituada disposición del organismo matriz del universitariado
boliviano, todas las federaciones universitarias se pronunciaron, después de constatar la
veracidad de las denuncias sobre ultrajes en la capital oriental, denunciando y censurando el
terrorismo impuesto por el oficialismo en el departamento de Santa Cruz. En las ciudades
de Tarija y Cochabamba se llevaron a efecto sendas manifestaciones de estudiantes,
protestando contra el régimen tiránico del MNR. Sólo a la Federación Universitaria de
Santa Cruz le estaba impedido coercitivamente efectuar manifestaciones de ninguna índole,
debido a la situación especial por la que atravesaba.
Consideramos conveniente puntualizar el deplorable y censurable silencio adoptado por
el decano de la prensa nacional, "El Diario", cuyo representante –el señor Wálter Zapata–
no obstante haber venido a Santa Cruz conjuntamente con el redactor de "Presencia",
integrando la comitiva que presidía el Ministro de Gobierno, en la forma que ya lo hemos
referido, nada dijo en las columnas de ese importante y prestigioso matutino, causando el
justificado asombro del pueblo cruceño. En su breve permanencia en la capital cruceña, se

115
convenció de la evidencia de las denuncias registradas en "Presencia", como también de la
irregular conferencia de prensa realizada en la prefectura del departamento, sin la
concurrencia de los denunciantes y de los genuinos representantes de la prensa cruceña.
Asimismo, del clamoroso pedido de instituciones de Santa Cruz, formuladas al Ministro de
Gobierno, para que termine la ola de terrorismo que el régimen movimientista había
impuesto en Santa Cruz.
Tenemos a la mano una colección de "El Diario", correspondiente a la terrible época que
nos ocupa, sin que en sus páginas podamos encontrar alguna crónica o información con
respecto al momento crucial que vivía la capital oriental. Ninguna razón encontramos para
justificar ese silencio cómplice. Además, comprendemos que en esas dramáticas horas que
soportaba un pueblo hermano de Bolivia, era deber de la prensa hacer oír su voz de
enérgica condenación contra los métodos de barbarie utilizados por el poder político
imperante. Si hubo censura de prensa, también era su obligación denunciarla ante la
conciencia de Bolivia, para conocimiento de todo nuestro continente.
Ojalá que aún después de transcurridos los años, puedan explicarse los justificativos que
determinaron ese condenable e inexplicable silencio. El pueblo cruceño tiene derecho a
ello, porque es parte de la nacionalidad, de la cual, la prensa es su fiel expresión.

REVOLUCIÓN DEL 19 DE MARZO

Al día siguiente de dictada la amnistía general, o sea el 19 de marzo, se producía en la


ciudad de La Paz el levantamiento de un regimiento de carabineros –el "Aliaga"–
encabezado por el Tcnl. Justo Burgoa Navia, de conocida actuación en los acontecimientos
cívicos del 26 de junio en Santa Cruz. Aunque el movimiento subversivo no tuvo ninguna
repercusión en otros distritos del país, fue pretexto suficiente para que el rufián Rojas y su
eficiente colaborador Sandóval Morón, desataran una nueva y sañuda persecución contra el
desventurado pueblo cruceño. Todas las celdas de "Ñanderoga" quedaron atestadas de
detenidos que ni siquiera conocían los motivos de su cautiverio, menos tener conocimiento
o relación alguna con la subversión que fue aplastada en forma inmisericorde. Los esbirros
estaban convencidos de ello, pero sólo necesitaban un pretexto para dar rienda suelta a su
fobia persecutoria.
Ni siquiera las damas se salvaron de esta indiscriminada redada, razón por la cual, los
organismos religiosos y otras instituciones tuvieron que interceder a fin de evitar que con
ellas se consuman los actos más inhumanos y deshonestos a que eran sometidas todas las
personas –hombres y mujeres– que caían a ese local, conforme así ya lo hemos demostrado
con palabras textuales de las víctimas y de los inmediatos colaboradores del chacal Rojas.
Entre las personas que podemos mencionar como detenidos e incomunicados en esa
oportunidad, tenemos a los siguientes: Arnoldo Aguilera, Carmelo Urgel, Ángel Castro
Parada, Dr. Humberto Velarde y muchos otros, cuyos nombres no hemos podido establecer.
Al mismo tiempo que "Ñanderoga" con sus paniguados amaestrados en el muy bien
aprendido oficio de capturar a las personas desafectas al gobierno, las milicias de Sandóval
Morón, con Gustavo Carrillo y Julio Nery Escalante a la cabeza, cumplían otro papel de
asaltar a las personas en vía pública, conducirlas a las afueras de la ciudad, masacrarlas en

116
la forma más salvaje y despojarlas de todas sus prendas personales; las dejaban
abandonadas, algunas veces semidesnudas; otras veces allanaban domicilios y se
entregaban al lucrativo oficio de ellos de saquearlos completamente. En esa forma ocurrió
el allanamiento y saqueó del domicilio del Agente Consular de Italia en esta ciudad, Sr.
Mario Bonino, ubicado en la calle Warnes, sin que los asaltantes hubieran esgrimido ni el
más fútil argumento.
Este hecho incalificable en un país civilizado, dio lugar a una formal reclamación de
parte de la Embajada de Italia en La Paz. Como era costumbre, con el cinismo que era
peculiar en el gobierno movimientista, la Cancillería respondió prometiendo efectuar una
rigurosa investigación de ese criminal atentado, sancionando a los autores. No es de
extrañarse que ni lo uno ni lo otro se hizo, pues, el Poder Ejecutivo sabía que los asaltantes
habían actuado en cumplimiento de consignas superiores y de ninguna manera por cuenta
propia. Además, el Primer Mandatario no podía privarse de estos elementos, dispuestos a
consumar los peores atentados contra la dignidad de las personas.
Casi al mismo tiempo, milicianos del comando moronista detuvieron en las proximidades
de la ciudad, al ex-cadete del Colegio Militar de Ejército Adhemar de Oliveira Arias,
ultrajándolo en forma completamente salvaje, con propósitos de linchamiento. Fue
conducido a "Ñanderoga", donde después de varias horas de encierro y gracias a la
intervención del sub-jefe de ese organismo de represión, Rolando Hidalgo Moyano, con
quien lo ligaban vínculos familiares, fue puesto en libertad.
La amnistía general dictada con motivo de garantizar la pureza del sufragio electoral, no
resultaba más que un simple enunciado teórico. Ese mismo mes, en circunstancias que el
ex-cadete Jorge Da Silva era puesto en libertad en el Panóptico Nacional, por disposición
de la justicia ordinaria, al salir de allí, era aprehendido por un grupo de agentes de Control
Político que lo condujeron a ese antro de torturas en la ciudad de La Paz y a los pocos días
salía al exilio nuevamente, esta vez con rumbo al Brasil, en compañía de los siguientes
dirigentes políticos: Antonio Anze Jiménez, Hugo Roberts, Wálter Vásquez Michel,
Eduardo Parra Ugarte y muchos otros más.
Y Santa Cruz continuaba llevándose la peor parte en la sanguinaria ola de represiones.
Los allanamientos de domicilios se practicaban con las mismas agravantes que antes, como
si el país no se hallara dentro de un período pre-electoral.
En la ciudad de La Paz, la radioemisora "Agustín Aspiazu" era asaltada y destruida por
milicias mercenarias al servicio del gobierno, sin que los reclamos pertinentes ni las
promesas acostumbradas, produzcan algún resultado satisfactorio.
En la edición del matutino católico "Presencia" de la ciudad de La Paz, correspendiente
al día 20 de abril de 1960, encontramos un artículo muy importante bajo el 1 epígrafe
"Veladas amenazas contra periodistas de "Presencia", cuyo tenor literal lo transcribimos
para mejor respaldo de nuestras aseveraciones. Dice asi:
"Con una táctica que, por lo repetida, es conocida de todos y que se ha aplicado para preparar atentados
contra personas y contra departamentos, los órganos de publicidad oficiales han comenzado una campaña
contra integrantes de la redacción de "Presencia".
"El que esa campaña está destinada a amedrentar y justificar de antemano cualquier atropello, para
atribuirlo a "indignación" (sic), "euforia revolucionaria" (sic) o lo que fuera, demostrado queda el hecho de

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que no se ha trepidado en recurrir a la mentira, atribuyendo a dichos redactores actos que no han
realizado".
"Otro síntoma: Anteanoche, cuando otro de nuestros reporteros se hallaba en un restaurant, varias personas
que se presentaron como agentes de Control Político, pero que no se identificaron como tales, pretendieron
llevarlo detenido, sin dar razón alguna para ello. Sólo la intervención de un periodista extranjero a quien
constan estos hechos, impidió que el atropello se consumara. Posteriormente, aquellos agentes reales o
supuestos, desaparecieron".
"Claros antecedentes que, junto con otros, muestran que se están preparando, como decíamos, los atentados
consabidos de los cuales serán culpables tanto las autoridades, si no lo previenen, como los instigadores
intelectuales y todos los que sólo por medios a que están acostumbrados quieren lograr que se acalle toda
discrepancia".
"La opinión pública a la que nos dirigimos sabrá quienes son los responsables ante cualquier emergencia".
"Nosotros, por nuestra parte, seguiremos por nuestro camino de siempre, sin dejarnos intimidar por nadie;
así hemos obrado en el pasado y así lo haremos en el futuro."
Ése era el estado de intimidación, amenazas y terrorismo que vivía el país a menos de 90
días de la realización de los comicios generales de dicho año. Ni qué decir de Santa Cruz,
donde ni por asomo habían llegado los efectos de la amnistía general. Todos los hogares
cruceños continuaban lamentando la ausencia de sus seres más queridos. Los que
deambulaban por tierras extranjeras seguían soportando los rigores del ostracismo y los que
se hallaban en ciudades del interior del país o en los bosques aledaños, tampoco podían
regresar al solar nativo.
El día 11 de abril en horas de la madrugada, el domicilio del que esto escribe, fue
allanado por agentes de Control Político sin ningún justificativo o razón motivada.
Afortunadamente el autor de estas líneas tuvo tiempo de ganar los patios vecinos para
ponerse a salvo. Entre los asaltantes fue identificado Jaime Ziñagua, ya conocido por sus
anteriores fechorías.

UNA DECLARACIÓN INSÓLITA

Ya hemos visto en páginas anteriores en qué forma el entonces Ministro de Gobierno,


Wálter Guevara Arce, preparó y consumó con el mayor sadismo la segunda invasión de
milicias mercenarias y tropas regulares del ejército al departamento de Santa Cruz, donde
las primeras, ante el silencio y la complicidad de las segundas, consumaron los más
bárbaros atentados a la dignidad de las personas y sus intereses, sin miramientos de ninguna
índole. Las secuelas de esa oprobiosa invasión, el pueblo cruceño las soportaría por mucho
tiempo, sindicando como uno de los principales autores al nombrado dignatario de Estado.
Empero al finalizar el año 1959 Guevara Arce, en su desmedido afán por llegar a la
Primera Magistratura de la Nación, para hacer de esta patria algo más de lo que hizo con
Santa Cruz, fundó un nuevo partido, desmembrado del Movimiento Nacionalista
Revolucionario, el mismo que en un primer momento ae denominó Movimiento
Nacionalista Revolucionario Auténtico (MNRA) ya que no era más que un desgaje del
oficialismo. Poco después formulaba renuncia del gabinete, donde a la sazón desempeñaba
la cartera de Ministro de Relaciones Exteriores y Culto, después de haber ocupado la de
Gobierno.

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Al ser proclamado candidato a la presidencia de la República para las elecciones
convocadas para el 22 de mayo y que finalmente se efectuaron el 5 de junio, inició su
campaña pre-electoral, en uso de la cual visitó la ciudad de Santa Cruz, en la seguridad de
que los lebreles que adiestró le brindarían sumisa pleitesía como a verdadero maestro y
forjador; pudo comprobar qué equivocado estaba el empedernido odiador de Santa Cruz.
Sus esbirros ya tenían nuevos amos a quienes besar la mano y obedecer obsecuentemente y
él mismo tendría que confrontar los resultados de su nefasta obra. En declaraciones
formuladas al periódico "Presencia" de fecha 20 de abril y bajo el título "EN SANTA
CRUZ REINA PESADO AMBIENTE DE INTIMIDACIÓN, dice Wálter Guevara", se lee
lo siguiente:
"El Dr. Wálter Guevara Arce, jefe del MNR Auténtico, retornó ayer después de haber realizado una visita
de carácter político a los distritos de Cochabamba y Santa Cruz en oportunidad de la festividad de Semana
Santa. Por las breves declaraciones formuladas a "Presencia", el ex-Cancüler de la República dejó traslucir
que nuevamente han sido objeto de interferencias él y los integrantes de su comitiva por parte de elementos
adictos al sector pazestenssorista".
"El líder del MNRA viajó acompañado de Raúl Murillo Aliaga, Osvaldo Antelo y de su ayudante personal
Wálter Robles".
"El Dr. Guevara, que suspendió su anunciada conferencia de prensa anoche por tener que asistir a una
recepción en la Embajada de Venezuela, al ser inquirido telefónicamente empezó expresando que cuando
uno de sus adictos, Ezequiel Illanes, se encontraba en Montero, fue detenido por orden de Pacífico Bonilla,
inspector campesino, habiendo sido conducido a la Intendencia de Policía donde el encargado de esta
dependencia capitán de carabineros Napoleón Franco, manifestó que no toleraría la presencia en Montero
de ningún elemento que no esté identificado con el sector pazestenssorista. Agregó que cuando Ezequiel
Illanes fue puesto en libertad, el capitán Franco lo entregó a una turba aleccionada con el propósito de
lincharlo. Sin embargo, continuó diciendo, un grupo de mujeres, evitó este hecho de violencia".
"En Santa Cruz reina un pesado ambiente de intimidación", puntualizó nuestro entrevistado para revelar
luego que su guardaespaldas Robles cuando retornaba de Vallegrande a Santa Cruz, fue apresado por
milicianos que se encuentran bajo las órdenes de Luis Sandóval Morón. Le robaron su dinero y su revólver
"característica de lo que ocurre en Santa Cruz".
Nosotros por nuestra parte agregaríamos: característica del sistema de oprobio y de terror
que él mismo implantó en la capital oriental. Lo único que ahora le correspondía cosechar
los óptimos frutos de su copiosa obra. Ideal hubiera sido que él personalmente haya tenido
que soportar todas las torturas inventadas por su cachorro, el vampiro de "Ñanderoga".
Entonces habría podido medir la inmensidad de su maldad y de todo el daño que causó a
Santa Cruz. Pero la justicia llega, aunque tarde, pero con mayor fuerza. Dios le ha de
conceder vida todavía para que pueda experimentar en carne propia, junto a su amo Siles
Zuazo, los rigores de un terrorismo que engendraron con tanta saña y con tanto odio hacia
el pueblo cruceño.

NUEVO PRONUNCIAMIENTO DE LA CUB

La Confederación Universitaria Boliviana, que había demostrado mucha preocupación


por el estado de barbarie que imperaba en la capital cruceña, en los últimos días del mes de
abril destacó una comisión integrada por los universitarios José Luis Baptista y Juan José
Loria, para que se informen sobre el terreno de las graves denuncias sobre hechos
monstruosos que constantemente se cometían. Luego del retorno de dicha comisión y de

119
haber informado de la veracidad de las mismas la Confederación Universitaria Boliviana
mediante comunicado de 10 de mayo expresa lo siguiente:
"El Comité Ejecutivo de la Confederación Universitaria Boliviana, comunica a la opinión pública en
general y al universitariado en particular, lo siguiente":
"Que previo al informe presentado por nuestra comisión observadora destacada a la ciudad de Santa Cruz
y, no obstante nuestras reiteradas solicitudes al Supremo Gobierno para que se solucione el problema del
hermano Departamento, se ha establecido que allí impera un clima de terror con falta absoluta de garantías
constitucionales, que repercuten con mayor intensidad en las actividades universitarias causando un grave
perjuicio a la juventud estudiosa; el Comité Ejecutivo de la C.U.B., en cumplimiento a resoluciones
anteriores, decreta un paro de 48 horas en el cumplimiento a resoluciones anteriores, decreta un paro de 48
horas en todas sus filiales durante los días 16 y martes 17 del presente, en protesta por la situación
imperante en Santa Cruz y en solidaridad con la Universidad "Gabriel René Moreno". (Fdo.) Fausto
Medrano Sandóval, Secretario Ejecutivo.– (Fdo.) Marcos Domic, Strio. Relaciones.– (Fdo.) José Luis
Baptista Morales, Strio. de Cultura.– (Fdo.) Hugo Oliva Starcich, Strio. Organización.– Juan José Loria,
Strio. Prensa y Prop.– (Fdo.) Néstor Sainz Ossio, Strio. de Hacienda.– (Fdo.) Mario Gutiérrez Ardaya,
Strio. Vinculación.– (Fdo.) Hugo Uzeda González, Strio. de Actas".
En el tantas veces citado periódico paceño "Presencia" de fecha 13 de mayo de 1960,
bajo el epígrafe "Universitarios denunciaron continuación de atropellos en la ciudad de
Santa Cruz", registran las informaciones proporcionadas por los universitarios José Luis
Baptista y Juan José Loria, que en representación del organismo matriz del universitariado
boliviano, se hicieron presentes en la capital oriental, para informarse de la situación
política imperante. El texto de dicha publicación es el siguiente:
"Los universitarios Juan José Loria y José Luis Baptista, comisionados a la ciudad de Santa Cruz,
retornaron a La Paz en días pasados; a su llegada, ofrecieron un informe circunstanciado de sus
apreciaciones realizadas sobre el mismo terreno de los hechos, ya conocidos por la opinión pública, el
mismo que motivó la declaratoria de una huelga por parte de la organización matriz de los universitarios y
que se desarrollará el lunes y martes de la próxima semana".
"En visita efectuada a nuestra redacción, los dirigentes universitarios enfocaron la situación imperante en la
Universidad cruceña de la cual dijeron, "atraviesa momentos difíciles". Explicaron que, cuando llegaron al
aeropuerto de Santa Cruz y a pesar de que de su viaje se había informado al Ministerio de Gobierno, fueron
sorprendidos con una orden de arresto emanada de la jefatura de Control Político de allí, a cargo del Tte.
Jorge Rojas; durante su detención, que duró por espacio de una hora, se les sustrajeron documentos
personales, en la creencia de que portaban armas para atentar contra la seguridad del Estado".
"Señalaron que la amnistía decretada para los elementos políticos, no alcanzó para los catedráticos Lucas
Saucedo Sevilla, Melchor Pinto Parada y Sixto Montero Hoyos, quienes aún se encuentran en el exilio".
"Denunciadas como fueron las reiteradas detenciones del sub-decano de la Facultad de Derecho, Dr.
Marcelo Terceros Bánzer, pudimos comprobar la veracidad de este extremo y esto por las palabras del
mismo jefe de Control Político, quien manifestó que el Dr. Terceros se lo conducía al recinto dependiente
del Ministerio de Gobierno, con cierta frecuencia, pero, "no en calidad de detenido", sino simplemente para
sostener "conversaciones" (?).
"Día antes de nuestra llegada, se habla perpetrado un alentado contra la persona humana y contra el respeto
que se debe a la Universidad "Gabriel René Moreno": el estudiante José Luis Balcázar, fue agredido en el
interior de la casa superior de estudios por Arnoldo Justiniano, que armado de un revólver al cinto –
característico en su persona en sus recorridos por la ciudad– y al grito de "al unionista", agredió en forma
violenta al estudiante causándole la fractura de varios huesos y una serie de contusiones".
"Los dirigentes de la C.U.B., terminaron manifestando que en el curso de los próximos días, elevarán tanto
a conocimiento de universitarios como de la opinión pública en general, un informe suscinto sobre la
situación general de la que atraviesa la capital cruceña".

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VOTO RESOLUTIVO DE LA FUL
"Hasta la fecha, una de las organizaciones afiliadas a la Confederación Universitaria Boliviana, la
Federación Universitaria Local, se ha pronunciado sobre el informe presentado por los dirigentes Loria y
Baptista y ha resuelto suspender labores durante los días lunes y martes, en señal de protesta por los
sucesos que tiene por teatro la ciudad cruceña y en solidaridad con la Universidad "Gabriel René Moreno".

CARNAVAL CRUCEÑO
Es tradicionalmente conocido el febril entusiasmo que siempre caracterizó al carnaval
cruceño, donde todos, hombres y mujeres de todas las edades y de cualquier condición
social o económica, vibran de alegría en esa oportunidad, haciendo derrroche de energías
como sólo los cruceños saben hacerlo. Es la fiesta típica de Santa Cruz que se festeja con la
más grande celebridad y donde todos ponen su parte, con recursos económicos que de
cualquier manera deben obtenerse.
Así se celebró el carnaval del año 1959, en uno de cuyos locales –"Ñanderoga"– se bailó
durante once noches, haciendo gala de entusiasmo. Nadie pudo vaticinar que pocos meses
más tarde, en ese mismo edificio, se instalarían las más monstruosas cámaras de torturas
para la mayoría por lo menos de los que allí se divirtieron con tanta alegría.
Sin embargo, el carnaval de 1960 se caracterizó por sus sombrías proyecciones y por el
mutismo de todo ese sufrido pueblo que prefirió ahogar su entusiasmo antes que exponerse
a crueles vejámenes. Todos los que cada año acostumbraban festejar al dios Momo con
gran alegría, optaron por salirse de la ciudad, ya que a nadie que no sea del Comando del
MNR o de Control Político, le estaba permitido divertirse en forma libre como se hacía
antes. Sólo los sayones organizaron sus comparsas y salieron a ostentar su impunidad y su
prepotencia por las calles silentes de Santa Cruz, cuyos habitantes, pávidos de terror, habían
salido a la campiña en vista de la absoluta falta de garantías inclusive para divertirse en
carnaval.
Los más empedernidos carnavaleros que creyeron que podrían salir alguna noche por lo
menos para divertirse, eran conminados a abandonar el local donde se hallaban, unas veces
por los milicianos de Control Político y otras por los de Sandóval Morón. Si no ocurría
esto, los mercenarios tomaban las copas que contenían la bebida que se estaban sirviendo
las personas y luego de beber una parte de su contenido, arrojaban el resto al rostro de los
parroquianos, en inaudita provocación. Pobre de aquel que respondiera a tal actitud; no
solamente que de inmediato era asaltado a golpes de puño, puntapiés y culatazos de fusil,
sino que acto seguido era conducido al reinado del terror, donde recibía la más
inmisericorde paliza, hasta dejarlo completamente exánime. Era puesto en libertad después
de los consabidos insultos soeces y amenazas de toda índole.

CAMPAÑA ECONÓMICA DEL MNR


El plebiscito electoral señalado para el 5 de junio se aproximaba. El jefe del MNR –
Víctor Paz Estenssoro– se había hecho proclamar candidato a la Presidencia de la
República para un tercer período de gobierno, acompañado de Juan Lechín Oquendo,
Secretario Ejecutivo de la Central Obrera Boliviana (COB).

121
Conocedoras todas las autoridades del repudio general que existía contra el oficialismo,
se esforzaron por controlar todos los sectores de opinión, sin escatimar ningún método
represivo por execrable que fuera.
Pero el MNR no solamente se conformaba con el control que mantenía para evitar el
libre ejercicio de las ideas y las opiniones, quería también controlar y dominar en el aspecto
económico, para lo cual había adoptado esta vez un nuevo procedimiento, a fin de
esquilmar a todas las personas que no comulgaban con la tiranía imperante.
Si antes se asaltaron y saquearon domicilios para llevarse todo lo que más les interesaba,
los movimientistas en esta oportunidad no solamente recurrirían al robo y al chantaje que
ya lo habían perfeccionado, sino que obligarían para que todos aquellos que podían
disponer de algunos pocos recursos económicos, "contribuyan voluntariamente" al partido
de gobierno, valiéndose de esos métodos "persuasivos" que siempre utilizaron en
"Ñanderoga" y en otros antros de tortura. Los movimientistas Aurelio Saucedo Jiménez,
Juan Peredo Chávez, colaborados por Saúl Medrano y Julio Limpias, crearon la cuenta
corriente bancaria denominada "Sapere" en el Banco Agrícola de Bolivia, Agencia Santa
Cruz. Organismos especiales que funcionaban dependientes del comando movimientista
que jefaturizaba tan "hábilmente" Luis Sandóval Morón, faccionaron una larga lista de
todos los comerciantes e industriales de Santa Cruz, como también de todas aquellas
personas que si bien no eran opositoras al oficialismo, tampoco apoyaban esa política de
terror y de violencias.
A cada uno de ellos, de acuerdo a su posición económica, les asignaron sendas cantidades
con las cuales deberían aportar a la campaña pre-electoral del MNR, "en forma voluntaria",
tan "voluntaria" que los encargados de solicitarlas, eran todos los esbirros de Control
Político y del comando movimientista, vale decir, todos aquellos conocidos como
torturadores y asaltantes en vía pública.
A propósito, veamos lo que nos dice el ex-empleado del Banco Central, señor Julio Limpias
Vargas, miembro de la nombrada comisión económica:
"En el período pre-electoral de 1960, se organizó una comisión económica presidida por el
señor Aurelio Saucedo Jiménez, el señor Saúl Medrano como tesorero y Juan Peredo
Chávez como Vice-Presidente. Sin tomarme ningún consentimiento, se obtuvo que la
Presidencia del Banco Central de La Paz envíe una orden a la agencia de esta ciudad,
declarándoseme en comisión para que integrara la citada comisión económica del MNR
Seguidamente fui llamado a la Prefectura del Departamento donde el señor Prefecto de
entonces, cuyo nombre no recuerdo (se trataba del Tcnl. de Policías Quintín Cabrera, según
nuestras averiguaciones), me ordenó que por interés del partido –MNR– debería integrar la
citada comisión. Antes de aceptar, yo expuse como condición previa de que todas las
contribuciones deberían ser completamente voluntarias y que todas las erogaciones
deberían hacerse mediante cheque. Este extremo fue aceptado y sólo así integré esa
comisión".
Refiriéndose a los depósitos que los mismos contribuyentes "voluntarios" del MNR
deberían efectuar en la cuenta corriente abierta para tal fin, el señor Limpias nos dice lo
siguiente:

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"Estos depósitos se efectuaban en el Banco Agrícola de esta ciudad y a nombre de una sigla llamada
"Sapere y Cía", que estaba formada por las primeras sílabas de los señores Saucedo y Peredo, o sea los que
crearon esa cuenta corriente".
"Recuerdo –dice el señor Limpias– que entre los que ofrecieron sus contribuciones sin que se les solicite,
fueron todos los subditos israelitas, quienes, sin que se los llame, ofrecieron contribuciones".
Consideramos que aquí hay una contradicción en las afirmaciones del señor Limpias. Por
una parte sostiene que él expuso "como condición previa de que todas las contribuciones
deberían ser completamente voluntarias", para luego manifestar que los israelitas, "sin que
se les solicite" y "sin que se los llame, ofrecieron contribuciones", lo que da a antender que
los demás contribuyentes eran previamente llamados a la oficina de dicha comisión
económica y allí les solicitaban esa contribución; desde luego, eso no era tan voluntario.
Cuando le interrogamos si tenía conocimiento de las fuertes contribuciones que el señor
Erwin Gasser era obligado a efectuar por parte de Luis Sandóval Morón, Limpias nos
respondió lo siguiente:
"Ha sido corriente que la firma Gasser haya contribuido siempre a todos los partidos políticos que se
hallaban en el poder. En cuanto a las contribuciones de que se me pregunta, eso no ha sido de
conocimiento público, ya que Sandóval Morón adoptó como norma política los métodos más execrables
para desarrollar su política".
"Mucho después de lo que tengo relatado, Sandóval Morón me hizo patear en plena plaza pública, con
todos sus milicianos que no los pude identificar".
Cuando se le interrogó al señor Aurelio Saucedo Jiménez, Presidente de la comisión
económica del MNR, respecto de las fuertes contribuciones que era obligado a efectuar el
señor Erwin Gasser, nos respondió:
"No he tenido ningún conocimiento de esas contribuciones".
El cinismo que una vez más ponen de manifiesto los ex-jerarcas del MNR, queda
nuevamente demostrado con la rotunda negativa del señor Saucedo, quien, de este modo,
hace honor a esa escuela donde fueron forjados todos los que durante más 12 años
manejaron con tanto despilfarro los destinos del país.
Luego, continuando con su admirable descaro, el señor Aurelio Saucedo Jiménez, con
respecto a las mismas contribuciones, expresa:
"... Sólo con anterioridad al 9 de abril de 1952, me tocó obtener del señor Erwin Gasser la cantidad de diez
latas de alcohol, contribución que la hizo en su condición de miembro del MNR".
Lo que ocurrió después no recuerda en modo alguno el señor Saucedo, lo que comprueba
por estos términos que también son suyos:
"Con posterioridad a esa fecha, es posible que en alguna oportunidad le haya solicitado yo, ya sea fiado o
prestado (sin devolución) alguna cantidad de alcohol, para las asambleas del partido, pero de ninguna
manera como contribución al MNR".
Cuando se le preguntó si tuvo conocimiento y qué participación le correspondió en la
detención y torturas de que fue objeto el señor Gasser, Saucedo respondió, con el mismo
descaro que caracteriza a todos sus "compañeros":
"No recuerdo que dicho señor haya estado detenido, ni tuve conocimiento de ello, ni siquiera por
referencias".

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Hojeando las páginas del Libro Mayor del Banco Agrícola de esta ciudad, en la parte
correspondiente a los depósitos que se efectuaron a nombre de la cuenta corriente
denominada "Sapere", encontramos al señor Saúl Medrano como iniciador de la misma,
con la suma de $b. 1.500.- en fecha 21 de abril de 1960. El mismo Medrano, en repetidas
oportunidades, aparece haciendo otros depósitos. Esa fecha indicada, efectuó otro depósito
de $b. 500.–; luego el 25 del mismo mes, deposita $b. 1.000.-; el 3 de mayo, la cantidad de
$b. 651.-; y el 13 de mayo, $b. 700.-; El señor Julio Limpias, efectuó un depósito el 13 de
mayo, por la suma de $b. 3.000.-; el 16 del mismo mes, $b. 300.- y el 24, $b. 500.-.
Cabe preguntar ahora, ¿de dónde obtenían estas "contribuciones voluntarias" los señores
Medrano y Limpias? Descartamos toda posibilidad de que hayan sido ellos esos
contribuyentes tan generosos.
El señor Aurelio Saucedo tampoco se quedó atrás de los anteriores: el 26 de abril
depositó la cantidad de $b. 3.000.- ¿De dónde y cómo los obtuvo? Eso solamente él lo
sabe… Desde luego no fue de sus propios peculios.
Entre los demás "contribuyentes voluntarios", podemos citar los siguientes: Almacén "El
Sol" (M. Zarzar), $b. 500.-; Beatriz de Spitz, $b. 500.- Esteban Santiestevan, el 29 de abril
depositó $b. 500.-; Hans Hiller, el mismo día $b. 700.-; Julián Schwann, el 4 de mayo, $b.
1.000; Ramón Darío Gutiérrez, el 16 de mayo, $b. 4.000; Zeller de Mozer, el 17 de mayo
$b. 4.000.-; Ricardo Bowles, el 29 de mayo, depositó $b. 1.000.-; Moreno Hermanos, el 27
de mayo, $b. 1.000.-; Pablo Fernández, el mismo día, $b. 2.000.-; Domingo Banegas, el 30
de mayo, depositó $b. 1.400.-; Farmacia "Santa María", el 30 de mayo, $b. 500.-; Ferrero y
Bertero, el 31 de mayo, $b. 1.000.-; Juan A. Costas, el 1° de junio, $b. 500.-; nuevamente
Ferrero y Bertero, el 2 de junio volvieron a depositar $b. 1.000.-; Lino Banegas, el 2 de
junio, $b. 1.000.-; , Juventud Paniagua, el 3 de junio, $b. 200.-; Fernando Spitz, (aparte de
su mujer Beatriz de Spitz), $b. 500.-; Alejandro Paniagua, el 3 de junio, $b. 500.-; Casa
Susy, el mismo día, $b. 1.000.-
Como verá el lector, en menos de dos meses, se recaudaron en esta forma, algo más de
sesenta millones de bolivianos. La mayoría de los contribuyentes que hemos nombrado,
jamás mencionaron siquiera, ni antes ni después de la caída del MNR, la exacción de que
fueron objeto. Seguramente porque algunos, especialmente los israelitas a que ha hecho
referencia el señor Julio Limpias, lo hicieron con la intención de obtener otras ventajas en
sus actividades comerciales o industriales. Entre las personas que también fueron víctimas
de exacción, está la señora Nazarena v. de Higazzi, madre del señor Eduardo Higazy, la
misma que, según manifiesta este último, fue chantajeada en varias oportunidades por
Oscar Pérez Franco.
Entre los que más se beneficiaron con esos recursos, podemos mencionar en primer
término a Luis Sandóval Morón, quien, en fecha 25 de abril,, a los pocos días de abierta la
cuenta, mediante cheque número 405, retiró la suma de $b. 1.000.-; el mismo individuo, en
fecha 19 de mayo, mediante cheque número 651, retiró $b. 1.000.-; en fecha 30 de mayo,
siempre él mismo mediante cheque número 558684, retiró $b. 5.000.-; y en fecha 3 de
junio, mediante cheque número 695, sacó $b. 5.000.- Entre los demás beneficiados con
estos recursos, citaremos también a Carlos Füchtner Soria Galvarro, Alcibiades Velarde
Cronenbold, al Cnl. Carlos Zambrano, que el 3 de mayo de 1960, o sea un día antes de su
posesión como Prefecto del Departamento, retiró la suma de $b. 250.- mediante cheque N°.

124
408. También podemos citar a Gustavo Carrillo, Ciro Nery, Arnoldo Saucedo, José Araujo,
Virgilio Vega, Juan Peredo Chávez, Celso Añez Gil, Alberto Ribera Tapia, Oscar Pérez,
Carmelo Padilla, Aquino Ibáñez Soruco, y muchos otros más que sería demasiado largo
enumerarlos por lo menos.
Pero el procedimiento que hemos detallado, no era el único que el comando
movimientista y Control Político empleaban para exaccionar al comercio, la industria y
personas particulares, muchas de las cuales, con excepción de la Casa Zeller y el señor
Eduardo Higazy, en representación de su señora madre, prefirieron guardar discreto
silencio en la oportunidad que correspondía sean denunciados esos delitos. Conforme
dijimos antes, algunos habían sacado ventajas en sus actividades particulares.
Sandóval Morón y Rojas Pereyra tenían por costumbre enviar a sus mercenarios o
determinadas casas comerciales para solicitar buenas cantidades de mercaderías,
especialmente ropa costurada, expresándoles que sus facturas las envíen a "Ñanderoga" o al
comando departamental del MNR, para su cancelación respectiva. Todos los comerciantes
e industriales a quienes se formulaban esos pedidos, se abstenían muy prudentemente de
enviar sus facturas, pues, sabían de antemano el grave riesgo que corrían. Casos de esta
índole, podrían contarse por millares, Basta citar el caso de la señora Angela v. de Razuk,
madre de Widen Razuk, quien hasta el año 1959 era poseedora de una tienda de
mercaderías y en la forma como hemos detallado, Rojas y Sandóval Morón, se encargaron
de hacerla desaparecer como por encanto. El pueblo que conoció a esta señora, es fiel
testigo de esta aseveración.
La misma comisión anteriormente mencionada o sea la que presidía el señor Aurelio
Saucedo Jiménez, con la sola diferencia de que se hallaba incluido el conocido sayón Julio
Nery Escalante, estaba encargada de visitar a los gerentes, propietarios o representantes de
ingenios azucareros y destilerías de alcohol, para pedirles contribuciones en dicha bebida.
Demás está detallar el éxito que obtuvieron en esta campaña, pues, ninguno de los
productores se negaba a proporcionar la cantidad que se les pedía, aunque fuera muy lesiva
a sus intereses, sabiendo que detrás de la solicitud se perfilaba una amenaza con todas sus
siniestras consecuencias. La firma que en este sentido resultó más esquilmada, fue la
Compañía Industrial Azucarera "La Bélgica S.A.", de propiedad de los Hermanos Gasser.
Para respaldar mejor nuestras afirmaciones, transcribimos a continuación lo que nos dice al
respecto, el señor Erwin Gasser, gerente de dicha firma industrial:
"En muchas oportunidades fui notificado por el Comando del MNR jefaturizado por Luis Sandóval Morón,
para que contribuya con buenas cantidades de alcohol, las que oscilaban entre cinco y doscientas cajas.
Algunas veces estos pedidos venían de Control Político; jamás me pidieron contribuciones en dinero
efectivo, pero tuve conocimiento algunas veces que el alcohol que yo daba, era vendido por ellos. Estos
pedidos eran continuos, especialmente en la época de elecciones del Comando del MNR, o elecciones
generales. Entre las personas que me hacían este pedido recuerdo a Julio Limpias, Aurelio Saucedo, Julio
Nery y otros más. Julio Limpias era el único que lo hacía en una forma más suave y de ninguna manera en
forma impositiva, obedeciendo solamente órdenes del jefe de su partido, demostrando que esta misión que
cumplía no era de su agrado. Hago constar que también Severiano y Rubén Julio me exigían
contribuciones obligadas".
"Haciendo un cálculo aproximado de las exacciones de que he sido objeto, considero que llega a un
mínimo de tres mil cajas de alcohol, de la cual la mayor cantidad ha sido para Sandóval Morón".
Juzgue el lector por su propia cuenta y con criterio independiente la magnitud de todas
estas exacciones, teniendo en consideración que, como la firma Gasser, otros industriales

125
también sufrían la misma arremetida inclemente de la pandilla de asaltantes que dirigía los
destinos del país y de un modo muy especial los de Santa Cruz.
También consideremos oportuno mencionar el procedimiento algo similar que se utilizó
contra la conocida casa comercial Zeller de Mozer y Cía., y que, hasta hacen muy poco
años, destilaba el mejor alcohol de Bolivia, con prestigio en todo el ámbito nacional.
Vamos a comenzar por transcribir en parte lo que nos dice un autorizado personero de esa
casa comercial, quien, entre otras cosas, expresa:
"Efectivamente la firma Zeller de Mozer y Cía.,ha sufrido una serie de atropellos y abusos durante el
último gobierno del MNR...".
Creemos conveniente en primer término, transcribir el oficio N°. 12/60 de fecha 16 de
mayo de 1960, dirigido por el jefe de la Comisión de Asuntos Económicos del Comando
Dptal. del MNR, señor Julio Limpias Vargas, quien anteriormente expresó que todas las
contribuciones económicas para el oficialismo, fueron completamente voluntarias. Del
tenor del oficio que transcribimos, verá el lector que tal cosa no ocurrió, a lo mismo que
podemos agregar las palabras del personero autorizado de la firma Zeller de Mozer y Cía.
El oficio de referencia dice así:
"Santa Cruz, 16 de mayo de 1960. –A los señores– Zeller de Mozer y Cía. –Presente.– Señores:– Tengo el
agrado de dirigirme a Uds., para manifestarles que la Comisión de Asuntos Económicos del MNR, que
represento, ha recibido la suma de Cuatro millones de bolivianos 00/100 ($b. 4.000.000.-) y 10 Cajas de
alcohol potable de 16 litros, como aporte voluntario de esa firma para la candidatura del c. Jefe Dr. Víctor
Paz Estenssoro".
"Con la mencionada contribución, quedan Uds. exentos de realizar cualquier otra, ya sea en sus oficinas de
esta ciudad o de las Barreras, para la presente campaña electoral".
"Al agradecer por tan gentil colaboración, me es grato saludarlos muy atentamente. (Fdo.) Julio Limpias
Vargas, Jefe Comisión. A. Económicos MNR,".
No obstante el tenor del oficio, donde dice "quedan Uds., exentos de realizar cualquier
otra...", tres días después, o sea el 19 de mayo, Saúl Medrano recogía de "Las Barreras"
otro "aporte voluntario" de la misma casa firmando el recibo que a continuación
transcribimos:
"Yo, Saúl Medrano, en representación del señor Julio Limpias, he recibido veinte latas de alcohol de 16
litros cada una, sin etiquetas, y conforme a la autorización de la Administración Departamental de la Renta
de Santa Cruz de esta misma fecha, dejada en la oficina central de la casa Zeller de Mozer y Cía.".
"Las Barreras", 19 de mayo de 1960.– (Fdo.) Saúl Medrano".
Mediante autorización de la misma fecha, la Administración Departamental de la Renta
había enviado a la referida firma, una nota en los siguientes términos:
"A los señores Zeller de Mozer y Cía.".
"Autorizo a Uds., para proporcionar diez cajas de alcohol potable (10), sin etiquetas, a la Comisión de
Hacienda del MNR, que preside el c. Julio Limpias, y con destino a la campaña pre-electoral".
Santa Cruz, 19 de mayo de 1960.– (Fdo.) Ciro Ledezma G., Administrador de la Renta".
¡Cómo se defraudaban los ingresos al erario nacional, teniendo en cuenta que lo que hemos
transcrito, fue sólo una pequeñísima parte de esos gigantescos desfalcos!

126
En fecha 5 de diciembre de 1962, cuando el Comando Departamental se hallaba bajo la
intervención del señor José Manuel Pando, dirigió un Memorándum a la misma firma
comercial, en los siguientes términos:
"sírvase entregar al portador del presente memorándum 20 (veinte) cajones de alcohol en el día, debiéndose
enviar las facturas en triplicado a esta intervención para su respectiva cancelación".
"Agradeciendo su atención, saludo a Ud. atentamente". "Por la Revolución Nacional".
"Movimiento Nacionalista Revolucionario. Comando Departamental. Santa Cruz-Bolivia.– (Fdo.) José
Manuel Pando Pérez. Interventor".
El anterior memorándum fue respondido de inmediato con una nota en la cual se expresaba
que en esa firma "no se vende alcohol al crédito, razón por la cual sentimos no poder
acceder a su solicitud".
Acto seguido, el entonces Prefecto del Departamento, Cnl. Max Rodríguez Alcázar,
conminó a la citada firma a entregar esa cantidad de alcohol sin pago alguno.
Del mismo modo, en meses anteriores, en fecha 25 de mayo de ese mismo año, exigieron
y obtuvieron la entrega de ocho cajas (16 latas) de alcohol, sin etiquetas.
El referido personero de esa firma comercial, nos dice:
"Fuera de estos tres casos concretos, tuvimos que entregar en un sinnúmero de oportunidades alcohol y
efectivo, sin comprobante alguno, a peliculares, para asambleas, fiestas y demostraciones".
Dejamos para un capítulo posterior, la ocupación arbitraria que efectuó Control Político
de un departamento del edificio de la casa Zeller, en el mes de enero de 1964, pues, nos
hallamos debidamente documentados sobre el particular.

PERIODO PRE–ELECTORAL

La convención Nacional de Falange Socialista Boliviana, realizada en la ciudad de La


Paz en el mes de abril de 1960, había determinado intervenir en las elecciones generales,
con sus candidatos propios, aún sabiendo que el oficialismo, conocedor de su orfandad
popular, emplearía a fondo todos sus conocidos métodos represivos para no dejarse
arrebatar el triunfe electoral. Haciendo caso omiso de las cacareadas garantías que el
Gobierno de Siles decía haber otorgado al pueblo boliviano, se allanaban domicilios
particulares, no solamente con fines de represión, sino también para saquear cuanto
encontraban; también asaltaban a los ciudadanos en vía pública y en plena luz del día; no se
permitía ninguna propaganda que no sea del oficialismo y en la mayoría de los casos, los
esbirros y lebreles del gobierno, aparecían como denunciantes y víctimas de la oposición.
Las columnas de la prensa de esa luctuosa época, están saturadas de denuncias sobre
atropellos, crímenes, torturas, inscripciones fraudulentas en registros cívicos, asalto y
destrozo de fórmulas y propaganda opositora.
¡Ay! de aquellas personas que hubieran sido sorprendidas colocando o difundiendo
propaganda contraria al gobierno. Conducidas por milicianos de Luis Sandóval Morón o de
Rojas Pereyra, ya sea al Comando del MNR o a "Ñanderoga", eran salvajemente ultrajadas.

127
Para lo sicarios del movimiento no existía delito más grave que ponerse al frente del
oficialismo. Ellos concebían la libertad únicamente en beneficio propio.
Ningún periódico ni radio local se atrevía a difundir propaganda falangista, ni siquiera
los comunicados con firma responsable. Anteriormente, el señor Aristóteles Martínez,
locutor de Radio "Amboró", que leyó un comunicado firmado por el Ayudante Regional de
la Célula falangista de Santa Cruz, Sr. Guillermo Bánzer, fue apresado y ultrajado por
milicianos del comando movimientista.
Todas las fórmulas de sufragio de FSB, eran interceptadas y cortada toda propaganda por
cualquier medio que fuera.
El señor Guido Gutiérrez Vaca Díez, más conocido por "Momoy", candidato falangista
para diputado por Santa Cruz, fue apresado en una esquina de la plaza principal en los
últimos días del mes de mayo, por milicianos moronistas que esta vez cumplían órdenes del
candidato a senador del MNR Julio Calvo Cronenbold, conduciéndolo a los extramuros de
la Ciudad, donde lo ultrajaron salvajemente, con látigo, puntapiés y culatazos, hasta dejarlo
completamente inerme e inconsciente, con el cuerpo saturado de llagas horripilantes. Allí
fue abandonado para que se dirigiera a su domicilio por su propia cuenta.
Día y noche, movilidades de Control Político y del Comando del MNR atestadas de
amaestrados lebreles, armados de ametralladoras, laques de goma y otras armas
contundentes, recorrían la ciudad y los barrios populares, amedrentando a la población,
mediante aisladas ráfagas de armas automáticas y vivas al oficialismo, como también
mueras a la oposición. Pobre de aquel individuo que se cruzara en el camino de estos
desalmados. En el acto era obligado a subir a las movilidades y conducido a la avenida de
circunvalación, donde era cruelmente flagelado en forma inhumana y luego abandonado a
su suerte. Casos como estos podemos contar muchísimos.
Para el MNR no existía límites en sus atropellos. Los dirigentes movimientistas no
querían correr ningún riesgo ni deseaban tener ingratas sorpresas en los resultados
electorales. Por eso no escatimaban ninguna medida represiva. Nada importaba la censura
ni el repudio general que se ganaban. Lo importante para ellos era mantenerse en el poder a
cualquier precio.
El día 18 de mayo, no obstante las advertencias oportunas, la comitiva falangista que
encabezaban los candidatos presidenciales Doctores Mario R. Gutiérrez y Antonio Anze
Jiménez, llegó a la capital oriental en gira electoral, acompañada por el Héroe del Chaco,
General Bernardino Bilbao Rioja y altos dirigentes nacionales de Falange Socialista
Boliviana.
Desde el amanecer y faltando varias horas para el arribo de esa comitiva, los organismos
de seguridad, efectuaron un amplio despliegue de fuerzas tanto del comando movimientista,
como de Control Político. Rojas Pereyra, Sandóval Morón y Rolando Hidalgo Moyano se
mostraron muy activos y prolijos, adoptando todos los métodos más intimidatorios para
conseguir que nadie se haga presente en el aeropuerto del Trompillo para recibir a los
candidatos de la oposición. Aún así, anoticiados muchos militantes y simpatizantes de ese
partido, desafiando las amenazas y las miradas torvas de los esbirros que se esmeraron por
controlar muy de cerca hasta los más leves movimientos de los recién llegados, se hicieron
presentes para brindar una cálida recepción a los representantes de la oposición.

128
Durante todo el resto del mismo día y el siguiente, el domicilio donde se hospedaron esos
personajes, fue constantemente asediado por agentes y milicianos de Control Político y del
comando movimientista, atemorizando con su sola presencia a quienes pretendían ingresar
al edificio para saludar a los candidatos y tomando nota para futuras represalias de quienes
se atrevían a hacerlo.
Este ambiente de terror, impidió que el nombrado partido opositor pudiera efectuar una
pública proclamación de sus candidatos, conforme a las garantías pre-electorales que otorga
nuestra Carta Magna.
A su retorno de los candidatos falangistas a la ciudad de La Paz, se denunció ese "clima
de intimidación" que imperaba en la capital oriental, pese al período pre-electoral.
Como una muestra de este régimen policíaco que impusieron Siles Zuazo y Guevara
Arce con la eficaz e incondicional colaboración de los lebreles Rojas Pereyra y Sandóval
Morón, vamos a relatar a grandes rasgos el atentado de que fue objeto el transportista
Osvaldo Durán Pérez, más conocido por "Choco" Durán, la noche del 23 de mayo de ese
mismo año, vale decir muy pocos días antes del plebiscito electoral. La noche antes, un
grupo de milicianos moronistas, dirigidos por el forajido Gustavo Carrillo, ingresaron
violentamente a la casa de dicho transportista, en circunstancias que se celebraba el
matrimonio de una hija de éste, con el propósito de capturar a un grupo de jóvenes que
asistía a ese importante acontecimiento. El señor Durán, en uso legítimo de sus derechos
como dueño de casa, impidió semejante atropello, pero a la noche siguiente, más o menos a
horas 22:30, cuando se encontraba en la Estación del Ferrocarril Corumbá –Santa Cruz, fue
detenido por el mismo grupo de milicianos moronistas, siempre dirigidos por Gustavo
Carrillo, el mismo que de inmediato ordenó que sea conducido al comando de milicias, que
a la vez era la cárcel particular de Luis Sandóval Morón. Al llegar allí, fue agredido entre
varios individuos desconocidos con golpes de puño y puntapiés, hasta dejarlo exánime,
tendido ahí mismo, a orillas de la avenida de circunvalación. Sólo después de mucho rato
pudo reaccionar y levantarse para dirigirse a su domicilio, ayudado por la oportuna
aparición de un amigo que disponía de su camioneta.
Como consecuencia de estos ultrajes, sufrió pérdida de toda la dentadura, una herida
grande en el labio superior derecho, fracturas de costillas y múltiples hematomas en todo el
cuerpo, especialmente en la región dorso lumbar. Fue necesario que un médico lo sometiera
a un tratamiento especial para restablecerlo completamente después de muchos días de
guardar cama y reposo absoluto.

ASALTO A LA SECRETARIA REGIONAL DE FSB

El día 2 de de junio, o sea 3 días antes del plebiscito electoral señalado para el día 5 del
mismo mes y año, varios militantes falangistas se hallaban reunidos en el domicilio del que
esto escribe, que a la sazón desempeñaba las funciones de Secretario Regional de FSB en la
capital cruceña. El propósito era el de distribuir alguna propaganda electoral y fórmulas de
sufragio, al apoyo de las garantías que habían sido concedidas por el Prefecto del
Departamento, Cnl. Juan Morales Tórrez.

129
A horas siete de la noche, en forma sorpresiva, se hicieron presentes en dicho domicilio
particular, más de 50 agentes y milicianos de Control Político y del comando moronista,
fuertemente armados de ametralladoras, revólveres, látigos, laques, etc., los mismos que
ingresando violentamente al local, procedieron de inmediato a golpear con puños,
puntapiés, y laques a todos los que allí se encontraban que no pasaban de 15, al mismo
tiempo que disparaban sus revólveres a baja altura, con el manifiesto propósito de victimar
a los circunstantes, incluyendo la esposa e hijos menores del autor de estas líneas. Mientras
que unos consumaban estos ultrajes a todos los militantes falangistas que no portaban
ninguna clase de armas, otros se entregaban a la muy fructífera labor de saquear el
domicilio, llevándose consigo propaganda política, fórmulas de sufragio, como también
bienes propios del Secretario Regional, como ser: dinero en efectivo, máquinas de escribir,
maletas con ropa usada, ropa de cama, libros, una plancha eléctrica y todo cuanto
encontraron y pudo serles útil. Lo que no podían llevarse como las mesas y las sillas, las
destrozaron, golpeándolas contra el piso. El saqueo fue completo. Los Hunos y los
Vándalos hubieron quedado asombrados de estos aventajados descendientes suyos.
Finalmente, arremetiendo a golpes de puño contra el candidato a diputado Guido
Gutiérrez Vaca Díez que recién se curaba de sus anteriores heridas y contra los militantes
Jorge Castedo, Freddy Justiniano y Erwin Roca, los embarcaron en varias movilidades que
para el efecto habían traído, conduciéndolos con rumbo desconocido.
El que escribe pudo salvarse milagrosamente de caer en las garras de esas aves de rapiña,
merced a que los primeros que ingresaron en el inmueble, por ser del interior del país, no
conocían personalmente al Secretario Regional de FSB, mientras que éste ganaba los patios
vecinos para luego buscar refugio en casa de un amigo.
Los infortunados presos, fueron conducidos primero al comando de milicias,
posteriormente al río Piraí y cerca de la medianoche, fueron llevados al terrorífico local de
"Ñanderoga". En todos ellos fueron brutalmente flagelados en la forma más salvaje, hasta
dejarles el cuerpo completamente cubierto de sangrantes llagas y los huesos prácticamente
fracturados. En el último de los nombrados locales, los ultrajes los dirigía personalmente el
"famoso" mercenario Rojas Pereyra, quien se interesaba en que sus víctimas se declaren
culpables de un atentado terrorista contra el gobierno y de estar preparando un golpe
subversivo. Cuando ya eran algo más de las cero horas, las infortunadas víctimas fueron
conducidas ante la oficina del cancerbero jefe de la nombrada repartición represiva.
Irguiéndose el sátrapa, cual un perdonavidas, los increpó con aspereza y prepotencia:
–Ustedes estaban conspirando contra el gobierno de la revolución nacional y tenían un plan
terrorista para asesinar a todas las autoridades y dirigentes del partido.
–Es falso, teniente Rojas – le respondió el candidato Gutiérrez Vaca Díez, por ser el de
mayor jerarquía entre los presos– Nosotros sólo nos hallábamos reunidos con fines
electorales, al amparo de las garantías que ha otorgado el gobierno.
–Las garantías sólo son para los compañeros del partido y no para los enemigos de la
revolución –volvió a gruñir el verdugo–. Pero quiero ser clemente con ustedes. Les voy a
conceder 15 minutos de plazo para que refresquen la memoria y mediten sobre lo que les va
a ocurrir si se empeñan en no declarar la verdad.
Acto seguido, sin esperar respuesta de sus víctimas, cuyas razones temía, dirigiéndose a
los milicianos que se hallaban presentes, les ordenó:
130
–Lleven a sus celdas a estos desgraciados, para que piensen lo suficiente. Si no se resuelven
a soltar la lengua, no les voy a dejar ni el apellido.
Mientras tanto, informado el ex-cadete Adhemar de Oliveira, también candidato a
diputado por FSB, del asalto perpetrado por milicianos y agentes de Control Político al
domicilio del Secretario Regional de su partido, se dio modos para buscar ese momento al
Prefecto del Departamento, Coronel Juan Morales Tórrez y al Comandante de la Octava
División de Ejército, Coronel de Estado Mayor Wálter García Agreda, para informarles de
todo lo ocurrido y exigirles que cumplan su promesa de otorgar garantías electorales.
Aunque ellos ya tenían conocimiento de los sucesos, se empeñaron sin embargo en
justificar el atentado, ateniéndose al supuesto plan terrorista inventado por Rojas Pereyra y
Sandóval Morón, muy feraces en ese género de invenciones.
Oliveira se encargó de destruir con sólidos argumentos las falsas informaciones que el
nombrado jefe de Control Político les hizo conocer a su modo y sabor. El nombrado ex-
cadete logró convencer a dichas autoridades para que en ese mismo instante se constituyan
en el antro de torturas del MNR, para ordenar la libertad de las víctimas, librándolas de las
siniestras amenazas de Rojas Pereyra. Empero, las nombradas autoridades insistieron en
que previamente debería buscarse al jefe del comando del MNR, ya que por hallarse
subordinados a él, nada podían hacer sin su conocimiento. Afortunadamente no fue difícil
encontrarlo cuando se hallaba en compañía del médico Pedro Maillard.
Todos juntos, incluyendo al ex cadete Oliveira, se dirigieron al tenebroso "Ñanderoga".
Al llegar allí, a insistencia siempre de este último candidato, se ordenó en primer término,
la presencia de los prisioneros, pudiendo constatar a simple vista, las frescas huellas de los
inhumanos ultrajes que habían sufrido y seguían sufriendo. Sin respetar el lastimoso estado
en que se encontraban y la presencia de las autoridades políticas y militares del
departamento, Sandóval Morón endilgó a las víctimas una serie de groseros insultos y
amenazas en su típico lenguaje de los bajos fondos. Al mismo tiempo, dispuesta como
había sido la libertad de los presos, Rojas quiso previamente obtener de los mismos algunas
falsas pruebas que en cierto modo justifiquen el criminal atentado que había consumado.
Hizo traer a su oficina varias ametralladoras livianas, fusiles y municiones que tenía en su
depósito; luego ordenó que todos los detenidos se coloquen detrás de ese armamento en fila
de uno; en el acto, un fotógrafo que simultáneamente había sido llamado, hizo funcionar su
máquina.
Posteriormente aparecía una fotografía en la cual figuraban los muchachos presos, detrás
de todo un arsenal. Con eso, Rojas podría decir que esas armas fueron incautadas a los
supuestos terroristas.
Sólo después de esto, los presos pudieron trasponer los umbrales del antro del terror, para
dirigirse a sus hogares en busca de reposo y curación, pues, todos ellos necesitaban
atención médica. Guido Gutiérrez, a quien para nada le había valido su condición de
candidato a diputado, tenía todo el dorso y ambos glúteos prácticamente desollados y
apenas podía tenerse en pie. Sus compañeros de infortunio se hallaban en mejores
condiciones.
Veamos lo que expresa uno de los que esa noche tuvieron la .mala suerte de caer en las
manos de los verdugos. Se trata del señor Jorge Castedo, quien, entre otras cosas nos dice:

131
"En la fecha de referencia (se refiere al 2 de junio de 1960), aproximadamente a las 19:30 y en
circunstancias en que me encontraba en el domicilio del Sr. Ardaya, éste fue asaltado y allanado por
elementos del MNR, entre los que pude identificar a Julio Nery, Arnoldo Justiniano, Peto Barbery, Hugo
Menacho Carrillo y otros que no recuerdo, aproximadamente en un número de veinte a veinticinco
personas".
"Los individuos de referencia, habiendo ingresado al domicilio con disparos de armas, procedieron a la
captura del suscrito y de Guido Gutiérrez Vaca Díez, Erwin Roca y Freddy Justiniano. El señor Ardaya Paz
y otros milagrosamente pudieron escapar saltando una barda del inmueble".
"Los asaltantes una vez dentro de la casa del señor Ardaya, aprovechando la requisa que hicieron de ella,
prácticamente la saquearon, pues se llevaron consigo un dinero del señor Ardaya, máquinas de escribir, de
coser y otros muchos objetos de valor".
"Una vez saqueada la casa del señor Ardaya Paz, se nos condujo inmovilizados hasta la Villa San Luis o
reducto de Luis Sandóval Morón. Allí, con nervios de toro y alambre trenzado se procedió a nuestro
flagelamiento so pretexto de obtener datos de carácter político que dice ocultábamos. Después de
someternos a este castigo, se nos curó rápidamente de las heridas que habíamos sufrido y se nos llevó a las
proximidades del río Piraí, sector de "La Madre", donde nuevamente fuimos flagelados con alambre
trenzado y nervios de toro".
"Aproximadamente a las doce de la noche y después de haber sido sometidos a los dos flagelamientos que
tengo relatados, se nos llevó a Control Político en el local de "Ñanderoga", donde quedamos presos.
Inmediatamente de nuestra llegada se hizo presente el Teniente Jorge Rojas Pereyra, jefe de Control
Político, quien habiéndome hecho comparecer a su despacho me quiso obligar a firmar un documento en el
que reconocía la existencia de un complot subversivo, ofreciéndome en cambio la suma de cuatro millones
de bolivianos y salvoconducto para salir al exterior. Ante mi negativa, ya que no sabía absolutamente nada,
igual que el señor Guido Gutiérrez Vaca Díez y los otros detenidos, fui nuevamente flagelado esta vez por
agentes de Control Político. Después de ello, gravemente herido, nos encerraron en una pequeña celda de
cal, donde permanecimos hasta la madrugada, en que nos puso en libertad, habiendo el suscrito tenido que
ser internado en el Hospital San Juan de Dios, donde fui atendido por el Dr. Roque Aguilera".
"Quiero destacar la intervención –continúa Castedo– que tuvo en estos delitos, Luis Sandóval Morón, ya
que fuimos detenidos por su orden y milicianos de su comando, habiendo estado presente en el Control
Político, cuando fuimos conducidos a él. Fue precisamente Luis Sandóval Morón, quien ordenó, haciendo
una verdadera farsa, se nos saque fotografías con armas que pertenecían a Control Político y que se quería
hacer aparecer como si hubiesen sido encontrados en la casa del señor Hernán Ardaya Paz. También estuvo
presente en Control Político el señor Julio Calvo Cronembold, el Coronel Wálter García Agreda y otras
personas".
"A los diez días de haber estado internado en el Hospital, Hugo Menacho Carrillo y otros agentes de
Control Político se constituyeron en dicha casa de salud y por orden de Luis Sandóval Morón me
condujeron hasta la frontera con la República del Brasil".
Demasiado largo sería si tuviéramos que transcribir todas las informaciones de los que
resultaron víctimas de esa noche de terror desatada por el moronismo. Sin embargo,
consideramos de suma importancia lo expresado por el señor Gutiérrez Vaca Díez
(Momoy) que resultó una de las peores víctimas de esa ola de barbarie. Entre otras cosas, él
nos dice:
"La noche del 2 de junio y con motivo de las elecciones presidenciales del año 1960, siendo ya candidato
de FSB a diputado por Santa Cruz, me encontraba en la casa del señor Hernán Ardaya Paz, confines
electorales, cuando más o menos a eso de las siete de la noche, fuimos sorprendidos por un grupo de
milicianos de "Ñanderoga" y del Comando del MNR, que entonces jefaturizaba Luis Sandóval Morón, los
mismos que ingresaron violentamente en dicho domicilio, fuertemente armados, efectuando disparos a muy
poca altura. En ese momento habían muchas personas que nos encontrábamos en dicha casa para efectuar
propaganda pre-electoral. En tal sentido, los disparos que efectuaban los asaltantes eran muy peligrosos y
han podido victimar o herir a algunas de las personas que allí nos encontrábamos, inclusive la esposa y
niños del dueño de casa, señor Ardaya. Los asaltantes, después de realizar una completa requisa de toda la

132
casa, tomaron presos a los siguientes: Freddy Justiniano, Jorge Castedo, Erwin Roca y el suscrito; muchos
de los allí presentes, tuvieron oportunidad de escapar, entre ellos el propio señor Ardaya Paz. Nuestros
asaltantea que eran en número aproximado de cincuenta, entre milicianos moronistas y agentes de
"Ñanderoga", jefaturizado por Jorge Rojas Pereyra, entre los que puedo recordar a los siguientes:
Humberto Barbery (alias Peto), Arnoldo Justiniano (alias Rescoldo), Fabián Ardaya, Elmer Egüez,
Edmundo Franco, Julio Nery, Jaime Ziñagua, Alfredo Ribera Pinto".
El resto de la odisea de estos infortunados presos ya la conocemos por las palabras del
señor Jorge Castedo. Sin embargo, queremos transcribir sólo una pequeña parte más de lo
que nos dice el señor Gutiérrez Vaca Díez, por considerarla muy importante y haber sido
omitida por el anterior informante. Entre otras cosas iguales que Castedo, Gutiérrez
expresa:
"Cuando llegamos a Ñanderoga", nos introdujeron a punta de culatazos, al patio de dicho
local y allí nos ultrajaron y torturaron en la forma más inhumana; los torturadores eran
elementos del interior; éstos nos obligaban a subir a unos pilares de galería y cuando nos
caíamos –cosa muy frecuente– nos ultrajaban en la forma más brutal, pese a encontrarnos
ya muy ultrajados".
Otro de los que esa noche fueron inmisericordemente flagelados, el señor Erwin Roca
Dávalos, confirma en todas sus partes lo aseverado por los dos anteriores y si no
transcribimos su información, lo hacemos por no abusar de la benevolencia del amigo
lector. Solamente queremos transcribir una pequeña parte de lo que dice el nombrado Roca,
en los siguientes términos:
"Consumado el ataque a que me he referido, el dueño de la casa señor Hernán Ardaya Paz, escalando
muros logró escapar, pero su inmueble fue saqueado por los asaltantes que se llevaron consigo máquinas
de escribir, dinero en efectivo y otros muchos muebles de valor".
Siempre a requerimiento del nombrado Oliveira, al día siguiente de los hechos ocurridos,
se hicieron presentes en el domicilio asaltado, tanto el Prefecto del Departamento, Cnl.
Morales Tórrez, como el Comandante de la Octava División de Ejército, Cnl. Wálter García
Agreda, con el objeto de constatar de visu los destrozos y efectos causados por los
asaltantes. Ambas autoridades observaron minuciosamente el inmueble, contando los
impactos de armas de fuego en las paredes a alturas que oscilaban entre uno y dos metros,
es decir, lo suficiente para hacer blanco en cualquiera de las muchas personas que allí se
encontraban el momento del asalto. Fueron dichos militares los que expresaron que esos
impactos alcanzaba a la cantidad de 22. Del mismo modo, constataron el cuadro dantesco,
indescriptible, dejado como saldo trágico de una represión política y de un odio cavernario
del MNR, hacia quienes discrepaban de sus ideas y censuraban sus latrocinios y
vandalajes".
No obstante que la primera autoridad política del departamento constató personalmente
los ultrajes inhumanos a los cuatro falangistas que tuvieron la desgracia de caer en manos
de los verdugos más despiadados que jamás se haya visto, como también de los destrozos
ocasionados en el domicilio allanado y saqueado, sólo se concretó a lamentar lo ocurrido,
tendiendo más bien un velo de impunidad para los delincuentes. De acuerdo a ley, su
obligación era disponer la inmediata detención de los autores de tan incalificables atentados
contra la dignidad humana, instruyendo al Ministerio Público para que de oficio requiera el
enjuiciamiento criminal de todos los culpables, sean ellos materiales o intelectuales. El
Ministerio Público de Santa Cruz se hallaba entonces integrado de la siguiente manera:
Fiscal del Distrito, Dr. Alberto Loayza Castillo; Fiscal de Partido, Dr. Clodomiro Lara y
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Agente fiscal, Dr. Luis Oyola Mojica. Sobre el primero y el último de los nombrados,
recaía la responsabilidad de disponer el enjuiciamiento respectivo, ya que la denuncia por
tan execrable atropello fue registrada en las columnas del rotativo "Presencia" de la ciudad
de La Paz, de fecha 4 de junio, vale decir, dos días después de los hecho relatados. Todos
ellos rehuyeron el cumplimiento del deber que la ley les señala solidarizándose de este
modo, voluntaria o involuntariamente, con tales actos criminosos.
Cuando posteriormente se le inquirió al Dr. Luis Oyola Mojica por la actitud que él
asumió toda vez que se cometían los crímenes que someramente venimos refiriendo,
manifestó que él requirió el enjuiciamiento en todos los casos delictivos que llegaron a su
conocimiento. Sin embargo, no existe en los estrados judiciales ningún proceso iniciado por
él de oficio; tampoco ninguno de los delincuentes fue encerrado entre rejas por orden suya,
no obstante que muchos de los delitos que entonces a diario se cometían, fueron
denunciados por la prensa nacional, conforme hemos visto por las transcripciones,
especialmente del matutino "Presencia" que hemos efectuado en páginas anteriores.
Además, por las palabras del señor Erwin Gasser, que a continuación transcribimos,
estamos informados de que el referido agente fiscal, se hizo presente en el lecho de dicho
industrial para recibirle información de los ultrajes de que fue víctima. El señor Gasser se
expresa así:
"El mismo día (2 de agosto de 1950), a horas 18, llegó a mi pieza del hospital el sub-jefe de Policía, cuyo
nombre ignoro, el Agente Fiscal, Dr. Luis Oyola, el jefe de Investigaciones, cuyo nombre también ignoro,
acompañado de un escribano, para que yo relate lo cocurrido conmigo en las oficinas de Control Político".
¿Qué nos puede decir al respecto el Dr. Oyola? ¿Inició la correspondiente acción penal
conforme se lo ordenaban los artículos 1°, 17 y siguientes del Procedimiento Criminal?
¿Ignora el contenido del Art. 184, inciso 1° de la Ley de Organización Judicial?
De ninguna manera que no. Por algo es abogado.
¿Y qué nos puede decir de las denuncias horrorosas registradas en el matutino paceño
"Presencia"?
En el mismo sentido, podemos refutarle al Dr. Alberto Loayza, a la sazón el Jefe del
Ministerio Público en Santa Cruz. Cuando alguien le inquirió sobre la actitud que asumió
con respecto a todos esos delitos que se registraron durante la era del terror, respondió lo
siguiente:
"En esta clase de atropellos o comisión de delitos, es el agente fiscal el encargado de la organización de los
sumarios".
Pero olvida que en su calidad de jefe del Ministerio Público en el departamento,
obligación era supervigilar y exigir que su subalterno dé estricto cumplimiento a i leyes
existentes. Más adelante se contradice cuando expresó:
"En el ejercicio de mi cargo, siempre he condenado toda clase de atropellos y cuando era posible y tenía
conocimiento, instruía a mis inferiores la organización del correspondiente sumario".
¿Quiere decir entonces el Dr. Loayza que no tuvo conocimiento de ninguno de los
atropellos que en forma cotidiana se consumaron de la manera más impune en la capital
cruceña? ¿No leyó las publicaciones de "Presencia" donde se registraban espeluznantes
denuncias?

134
Mejor dejemos que sea el lector el que juzgue la actitud de los señores representantes del
Ministerio Público.
Al mismo tiempo, mientras ocurrían los dramáticos sucesos que tuvieron por escenario el
comando de milicias, las riberas del río Piraí y finalmente las mazmorras 'Ñanderoga",
emisarios reservados de la dirección departamental del falangismo, burlando la vigilancia
que se ejercía en todos los medios de transporte, se dirigían a la del gobierno, para
denunciar ante la dirección nacional de FSB, los atentados ya hemos relatado, pidiendo al
mismo tiempo se decrete abstención electoral de parte de dicho partido opositor, por la falta
absoluta de garantías para desarrollar toda labor de propaganda electoral y la incautación de
fórmulas de sufragio. El día 3 de junio, antes de transcurridas las 24 horas de los sucesos de
referencia, se denunciaba en la ciudad de La Paz, la comisión de los hechos atentatorios a la
dignidad humana, máxime si nos hallábamos en pleno período pre-electoral.
"Presencia", identificado plenamente con la defensa insobornable de los derechos
ciudadanos, recogió y publicó la denuncia que los altos dirigentes de FSB, formularon ese
mismo día de conocidos los hechos de la noche anterior, aunque desconociendo
importantes detalles que se desarrollaron en el interior del tenebroso "Ñanderoga".
En la página 4 del citado matutino de fecha 4 de junio de 1960 encontramos un artículo
intitulado: "FSB decretó abstención electoral en el departamento de Santa
Cruz", cuyo tenor literal es el siguiente:
"Altos dirigentes de FSB denunciaron el asalto de su Secretaría Regional en la ciudad de Santa Cruz y los
17 heridos que quedaron como saldo del "bárbaro ataque". A raíz de estos hechos, el jefe y candidato a la
presidencia de FSB, Mario Gutiérrez, ha decretado la abstención de su partido en las elecciones de mañana
en el Departamento de Santa Cruz. En la mañana de hoy presentarán un memorial a la Corte Nacional
Electoral y al Ministerio de Gobierno, solicitando la realización de nuevas elecciones en ese Departamento,
ya que las del domingo no las reconocen".
"Asalto y 17 heridos".– 'El secretario general de FSB, Gonzalo Romero, informó a "Presencia" que
anteanoche fue atacada la secretaría regional de su partido en la ciudad de Santa Cruz. El ataque –dice el
dirigente falangista– estuvo comandado por Luis Sandóval Morón, acompañado por "cuarenta bandidos"; a
horas 19 del jueves, éstos llegaron en movilidades oficiales frente a la casa del secretario regional de FSB,
Hernán Ardaya Paz, atacando inmediatamente su domicilio con armas automáticas, añade el Dr. Romero,
se llevaron fórmulas de voto, manifiestos, propaganda electoral y máquinas de escribir. A raíz del ataque,
varios falangistas tuvieron que huir refugiándose en le Hospital, de donde fueron sacados a la fuerza y
trasladados a las afueras de la ciudad; allí recibieron el flagelamiento de los moronistas".
"Uno de los heridos es el candidato falangista a la diputación Guido Gutiérrez. El secretario regional de ese
partido se encuentra oculto por falta de garantías".
"Abstención".– El señor Mario Gutiérrez Gutiérrez ha dirigido el siguiente mensaje a la nación:
"Venciendo la repugnancia cívica que nos produce estas elecciones espúreas, destinadas a imponer al país
una candidatura oficial repudiada por el pueblo, pero animados del patriótico afán de contribuir a la
pacificación de los espíritus, resolvimos el día de ayer la concurrencia de FSB a los comicios del domingo
venidero".
"Cuánto hubiésemos querido que las relativas garantías prometidas por el gobierno se hicieran igualmente
efectivas en todos los distritos de la República. Más no es así. El Departamento de Santa Cruz se halla
sometido a un salvajismo que no reconoce tasa ni medida. Ametrallamientos, atropellos y flagelaciones
infringidas a diario a la juventud incluso a nuestros propios candidatos, han culminado con el asalto de la
secretaría regional de Santa Cruz, perpetrado anoche, con el robo consiguiente de todo el material electoral,
habiendo sido heridos a bala varios falangistas".

135
"Es de dominio público además, que el pueblo cruceño viene sufriendo toda suerte de injurias y vejámenes
desde que los señores Siles Zuazo y Guevara Arce lo sometieron mediante una expedición punitiva el 26
de junio del año 1959. Ahora es el señor Paz Estenssoro quien dirige esta política de violencias y
atropellos. Mala suerte la de esta patria que ve así debilitarse su espíritu de unidad nacional. El odio
movimientista está cayendo como una maldición sobre Bolivia".
"Uno se pregunta ¿qué es lo que se persigue con castigar tan bárbaramente a un pueblo hermano? Ni la
presencia de un militar en la Prefectura, alcanza a contener el desborde vesánico. Cómo se olvida que la
Nación es "un plebiscito cotidiano". Bolivia sobre todo, necesita amasar su nacionalidad con medidas que
dignifiquen a sus pueblos y fortalezcan su confianza en un porvenir común".
"En esta emergencia, ante el crimen originado por los que tienen en sus manos el poder de la Nación, ante
la impasibilidad material de participar en el terreno electoral y como protesta por las heridas que tan hondo
se infieren al corazón cruceño, I declaramos la abstención electoral de Falange Socialista Boliviana en el
departamento de Santa Cruz".
Dios se apiade de Bolivia" – La Paz 3 de junio de 1960".
Mario R. Gutiérrez Gutiérrez, Jefe de Falange Socialista Boliviana".
Antes de conocida la determinación de la jefatura de FSB en sentido de abstenerse en
todo el departamento de Santa Cruz, durante los comicios electorales del 5 de junio, la
secretaría regional de dicho partido, por intermedio del ex-cadete Oliveira, reclamó ante el
Cnl. Wálter García Agreda, la devolución de todos los objetos sustraídos del domicilio del
autor de estas líneas la noche del asalto que nos ocupa.
Lo único que se consiguió fue la devolución de una pequeña parte de fórmulas de
sufragio, quedando como botín del asalto todo el resto de los objetos robados que ya los
hemos detallado. De nada valieron las recomendaciones del citado Comandante de Octava
División de Ejército ante el omnímodo Rojas Pereyra que recibía con desprecio y
prepotencia esas órdenes. Es preciso tener en cuenta que con motivo del período pre-
electoral, para guardar las apariencias, el gobierno había organizado un Comando
Unificado presidido por dicho jefe militar, encargado de velar por la corrección de los
comicios. De esta suerte, el Cnl. García Agreda vino a convertirse en la primera autoridad
política del departamento por esos pocos días. Sin embargo, autoridad no era tomada en
cuenta por el chacal de "Ñanderoga".

PREOCUPACIÓN OFICIAL ANTE LA ABSTENCIÓN FALANGISTA

Difundida igualmente por los órganos de difusión de La Paz la abstención que había
decretado FSB para todo el departamento de Santa Cruz, manifestaron su inquietud,
especialmente el Prefecto del Departamento y el jefe del comando movimientista. Con este
fin, citaron al despacho prefectural al que esto escribe juntamente con su ayudande el ex-
cadete Oliveira, para buscar la manera de que Falange intervenga en el plebiscito electoral
en el departamento de Santa Cruz.
Informados allí oficialmente de la abstención electoral decretada por la jefatura de FSB,
comprendieron que se hallaban ante un problema de grandes proporciones y que ellos
deberían agotar todos los medios por hacer que la oposición intervenga en los comicios.
Ante las reiteradas denuncias respecto a la supresión de las más elementales garantías pre-
electorales, el jefe movimientista, colaborado por todos sus seguidores, incluyendo el

136
mismo Prefecto, respondió con nuevas amenazas y descaradas calumnias que en ellos no
era de extrañarse.
No obstante de que era un asunto netamente político, en el que sólo deberían participar
las partes en disputa, Sandóval Morón, temeroso de verse acorralado por los argumentos de
la oposición, se hizo presente acompañado de todo su séquito de asesores, como el desviado
mental Franz Orlando Roca, que a la sazón desempeñaba –para escarnio de Santa Cruz–
nada menos que las funciones de Alcalde Municipal, el médico Pedro Maillard el
Presidente y Strio. de la Corte Electoral, Dres., Alejandro Casal Ribera y Oscar Callaú,
respectivamente, el rufián Rojas Pereyra y otras personas más que es difícil recordar.
Finalmente, como sus argumentos no podían ser rebatidos, Sandóval Morón, hablando
como perdonavidas y dueño de la situación, argumentó que si Falange persistía en su
abstención, desde ese momento quedaban suspendidas todas las garantías para los
dirigentes y militancia falangista, como si la Constitución y otras leyes secundarias le
hubieran otorgado facultades para suspender esas garantías.
Ante la concreta amenaza de tomar represalias no solamente contra los dirigentes
regionales de FSB, sino contra toda la militancia y de un modo general, contra el mismo
pueblo las autoridades falangistas allí presentes, después de una conferencia radial con el
Dr. Mario Gutiérrez Gutiérrez, echaron sobre sus propios hombros, la gran responsabilidad
de autorizar la concurrencia de FSB, en los comicios del día siguiente, por habérselos
dejado en libertad para proceder en la forma que más convenía. Esta decisión fue
comunicada al pueblo esa misma noche por Radio Grigotá, en cadena con radio "Santa
Cruz", previa autorización de los organismos de seguridad y de la Prefectura del
Departamento.

RESULTADO DEL FRAUDE ELECTORAL

Con todos estos antecedentes y con ese terror desencadenado, se realizaron las elecciones
del 5 de junio de 1960. Ningún delegado de la oposición pudo hacerse presente en las
mesas receptoras para controlar la pureza del sufragio, por absoluta falta de garantías:
ninguna fórmula de sufragio que no fuera la rosada, podía ser distribuida. Grupos de
milicianos fuertemente armados, en movilidades del Estado, pese a la prohibición para
transitar vehículos, recorrían la población intimidando a la ciudadanía. Antes que exponerse
a sufrir un atentado, la mayoría del electorado optó por encerrarse en sus domicilios o
salirse a la campiña. El domicilio del Secretario Regional de FSB, fue constantemente
asediado durante todo el día. Milicianos en completo estado de ebriedad pasaban
frecuentemente profiriendo toda clase de insultos en el lenguaje grosero que les había
enseñado su jefe.
En estas circunstancias no podía dudarse del triunfo abrumador de la fórmula oficialista
que encabezaban Paz Estenssoro y Lechín Oquendo. No obstante todas las extremadas
medidas de precaución y de represión para evitar ingratas sorpresas, Falange Socialista
Boliviana, en forma sorprendente logró obtener alrededor de 4.000 votos, de todas aquellas
personas que desafiando el terror movimientista y dándose modos para conseguir fórmulas
celestes de sufragio, expresaron su repudio al MNR, en la única forma que podían hacerlo,

137
teniendo en cuenta que los resultados de todas las mesas receptoras, fueron
escandalosamente adulteradas para burlar la voluntad ciudadana, vale decir, que los 4.000
votos, fueron los que ya no pudieron descontar ni cambiar el resultado de los escrutinios.
Conocedor Sandóval Morón de esta orfandad popular del partido de gobierno,
comprendió una vez más que ni aún después del plebiscito del 5 de junio podía aflojarse la
tenaza que asfixiaba al pueblo cruceño que no se había resignado a admitir ese vergonzoso
sojuzgamiento, sino que lo había recibido y tolerado al máximo, sólo como un accidente
pasajero. Dirigentes falangistas que habían acaudillado la oposición en la campaña
electoral, eran víctimas de la más sañuda persecución por haber cometido el "delito" de
señalar con el dedo acusador, algunos de los atropellos cometidos por el oficialismo, a
través de todas sus dependencias, llámense Control Político, Comando del MNR, Policía de
Seguridad (¿?), comando de milicias u otros organismos de represión.
Es de lamentar que el entonces Prefecto del Departamento, Cnl. Juan Morales Tórrez, no
fue ajeno a esta campaña intimatoria y de persecución. Valiéndose de hábiles artimañas que
no hacen honor a un militar, quiso obtener de la esposa del autor de estas líneas, el ignorado
refugio de su cónyuge, cosa que afortunadamente no lo consiguió. Con todos estos ilícitos
procedimientos y genuflexiones humillantes, ganó méritos suficientes para ser ascendido
posteriormente al grado de general de brigada, galardones éstos que no los pudo obtener en
las trincheras del sudeste frente al enemigo.

EL CHACAL DE "ÑANDEROGA" SE PIERDE

El reinado de Rojas Pereyra llegaba a su fin y correspondía al pueblo cruceño cambiar de


verdugo. E1 Presidente Siles y el desalmado San Román pensaban que ya aquel había
cumplido su papel de amordazar y humillar a Santa Cruz y que sus servicios ya no eran
muy imprescindibles en la capital oriental; además, éste había tenido aventajados discípulos
que muy bien podían reemplazarlo.
En su lugar fue designado Rodolfo Arce Anaya, elemento formado especialmente para
cumplir tan satánicas funciones, ahíto de odios personales y resentimientos sociales;
anteriormente había obtenido cordial acogida del pueblo cruceño después de la guerra civil
de 1949. De joroba pronunciada, andar pausado, bruscos modales y hablar meloso, tenía la
ventaja de conocer a toda la ciudadanía cruceña y ahora se le presentaba la oportunidad de
hacer gemir en el potro del tormento a todos aquellos que le tendieron la mano en sus horas
aciagas. Se consideraba sin compromisos personales con nadie; para nadie guardaba
gratitud.
¿Gratitud?
En la jerga movi-comunista del régimen movimientista no podía tener expresión ni
significado este vocablo, porque perjudicaba los intereses del partido; además, ellos
siempre lo consideran un prejuicio burgués y un resabio de la oligarquía. Por otro lado,
Arce tenía la obligación de hacer honor a su antecesor, colocándose a su mismo nivel y si
era posible superándolo en sus procedimientos de torturas; también tenia necesidad de
ganar méritos dentro de la jerarquía partidaria y gubernamental; si así no lo hacía, se le
desvanecía su única oportunidad de escalar posiciones y ganar mucho dinero; también

138
podía caer en desgracia que sería lo peor para él, si llegaban a calificarlo como "traidor",
"saboteador" y "enemigo de la revolución nacional".
Antes de hacer entrega de tan tenebroso local, Rojas quería hacerse la despedida para
dejar frescos recuerdos en la ciudadanía oriental. Con este motivo, una noche de fines de
mes de julio –no hemos podido precisar la fecha– ordenó que el capitán de Policías Saúl
Becerra, juntamente con el sabueso José Taboada Calvo, acompañados de una veintena de
milicianos y carabineros fuertemente armados, allanaron el domicilio del súbdito peruano
José Gustavo Vargas Nogales, Gerente de Radio Serval, ubicado en la acera norte de la
calle Arenales, entre las calles Beni y 24 de Septiembre, a quien deberían aprehender ese
mismo instante. Es de advertir que Becerra en esa oportunidad era Sub-jefe de Policía de
Santa Cruz.
Los nombrados comisionados para cumplir este nuevo asalto, se constituyeron de
inmediato en el domicilio del nombrado, al promediar la medianoche, cuya puerta de calle
golpearon fuertemente. Pero la futura víctima, en la creencia de que se trataba de algún
imprudente que quería molestarlo en esas avanzadas horas, no se tomó la molestia de abrir.
El se consideraba libre de toda persecución política por su condición de extranjero y de no
haberse inmiscuido jamás en actividades políticas de ninguna índole.
Empero, los asaltantes no estaban dispuestos a verse frustrados en sus satánicos
propósitos. Muñidos de grandes escaleras lograron trepar al balcón del segundo piso que da
hacia la nombrada calle Arenales derribando prácticamente la puerta. Grande fue la
sorpresa de dicho extranjero al ver su domicilio intempestivamente invadido por tantos
maleantes que ingresaron en la forma más amenazadora, procediendo de inmediato a
registrar todo el inmueble, guardándose algunos documentos que les interesaban, no para
probar la participación de la víctima en actos comprometedores, sino para perjudicarlo en
sus actividades. José Taboada ordenó a Vargas Nogales que debería acompañarlos ese
mismo instante, extremo éste que también causó mucha extrañeza a este último, aunque sin
preocuparse mayormente, por su misma condición anteriormente especificada.
Cuando llegó a "Ñanderoga", lo esperaba personalmente el principal chacal de antro de
torturas, Jorge Rojas Pereyra, quien le endilgo la acusación de haber transmitido por radio,
un mensaje en inglés, idioma que Vargas no habla ni entiende, mientras que Taboada se
entregaba a su fructífera labor de quitarle algunas prendas que llevaba la víctima, que no
eran muchas por lo avanzado de la hora y haberlo sacado de su lecho de reposo.
Como Vargas negara terminantemente la acusación del verdugo Rojas, éste ordenó su
incomunicación inmediata.
–En ese momento –nos dice Vargas Nogales– me introdujeron al interior del local y en una parte bien
oscura, varios individuos, entre agentes y milicianos, me asaltaron a puñetes y puntapiés por un tiempo que
no recuerdo; estos golpes eran sólo en el cuerpo, pues tenían mucho cuidado en no dejar huellas en la cara,
yo no pude reconocer a ninguno, tanto por la oscuridad, como por lo sorpresivo del ataque. Después de
estos ultrajes me introdujeron en una celda que tenía una cantidad de cal. Esa noche no había ninguna otra
persona más y me parece que conmigo Rojas quiso hacerse la despedida, porque pocos días después se fue
a La Paz.
"Al día siguiente de los ultrajes – continúa Vargas su relato – a que he hecho referencia, más o menos a eso
de las diez de la noche, llegaron a "Ñanderoga", todas las autoridades de Santa Cruz, entre los que reconocí
al Prefecto, Cnl. Juan Morales Tórrez, al jefe de la Octava División, Cnl. Wálter García Agreda, Luis
Sandóval Morón, Jefe del MNR, el Alcalde Municipal, Franz Orlando Roca, Julio Calvo Cronembold y
otras personas que yo no conocía, todos en compañía de Jorge Rojas. Allí, éste último me dijo que debería

139
declarar todo lo que yo sabía y acto seguido Julio Calvo, con un látigo comenzó a flagelarme en presencia
de todas las demás autoridades ya nombradas. Finalmente, yo les dije que podía firmar cualquier cosa, pero
que yo no sabía nada; las nombradas autoridades contemplaron impasibles estos nuevos ultrajes a que fui
sometido, para lo cual fui despojado de todas mis prendas de vestir, hasta dejarme sólo los calzoncillos.
Después de esto, me devolvieron mi ropa y me introdujeron nuevamente en la misma celda. Ese mismo día
por la mañana, me vio con todos los ultrajes de la primera noche, el señor Rolando Hidalgo Moyano,
Subjefe de ese organismo, quien intercedió en mi favor, pero nada pudo hacer ante la insistencia de Jorge
Rojas, con quien tuvo un fuerte cruce de palabras y en protesta por los ultrajes de que yo había sido objeto,
renunció a su cargo que tenía allí"
"Al día siguiente de lo relatado últimamente, o sea después de los ultrajes de Julio Calvo, Rojas ordenó
a sus milicianos que me den bien de comer, porque en la noche nuevamente me someterían a otros
castigos, para hacerme hablar. En efecto, en la noche otra vez me llamó Rojas a su oficina para indicarme
que debería hablar todo lo que sabía a lo que yo contesté que podría firmales cualquier cosa, pero que nada
podía hablar, porque no sabía nada. Ante esto ordenó a sus milicianos que me lleven adentro, donde había
un cordel colgado y de él me amarraron de la manos atrás, quedando yo colgado. No supe que tiempo
estuve en esta posición, mientras los agentes me insultaban y me conminaban a que hable de una vez.
Cuando al fin me soltaron de esa posición, estaba muy grave, pues aún conservo en las muñecas las huellas
del cordel que me amarraron para colgarme".
"Al cabo de ocho días de apresamiento, me pusieron en libertad, después de ordenarme que no debería
hacer ver con nadie menos con un médico, de los ultrajes que tenía en el cuerpo. El que me dio esta orden
fue José Taboada. Desde mi casa hice llamar al sanitario Francisco Salazar, quien, en el mismo
"Ñanderoga", había sido llamado para que me coloque algunas inyecciones, pero esta vez se negó. Después
me hice examinar con el Dr. Pedro Maillard, quien también me había visto en el "Ñanderoga", con los
ultrajes que he mencionado. El me hizo sacar una radiografía de las muñecas, constatando que tenía una
fractura. Como consecuencia de estos ultrajes, guardé cama en mi domicilio por espacio de unos diez días
más o menos, donde fui atendido por el nombrado Dr. Maillard, el mismo que me aconsejó que yo debería
reclamar ante las autoridades superiores respecto de estos ultrajes. Yo comprendí que nada obtendría con
un reclamo.
"Después de algunos meses de lo anterior –continúa Vargas Nogales– fui amenazado por Alfredo Ribera
Pinto, íntimo colaborador de Sandóval Morón, por no haber habido espacio para una conferencia que él
solicitó. Me tomaron presó en horas de la mañana y me introdujeron en el mismo "Ñanderoga", donde ya
no era Control Político, sino solamente la jefatura del Comando del MNR. Me encerraron en un servicio
higiénico, pero pocas horas después, por orden del Prefecto del Departamento y ante mi condición de
extranjero, me pusieron en libertad, después de que Sandóval Morón que se encontraba en ese momento en
el bufete del Dr. Oscar Gómez, me hizo comparecer ante él para decirme que me había hecho apresar
porque consideraba que yo lo estaba saboteando, después de lo cual me dijo que quedaba en libertad".
Para corroborar mejor los espeluznantes tormentos a que fue sometido el súbdito peruano
ya nombrado, vamos a transcribir también en su parte más principal, lo que nos dice el Dr.
Hugo García Agreda, quien entre otras cosas nos dice lo siguiente:
"Hacen varios años atrás, en circunstancias que yo era médico domiciliario de la Caja Nacional de
Seguridad Social en esta ciudad, fui requerido por la Colonia de Residentes peruanos y el Obispado, para
que en mi calidad de tal, asistiese al local de "Ñanderoga", donde entonces funcionaba Control Político,
jefaturizado por el teniente Rojas. Cuando llegué allí, atendiendo ese llamado, me atendió el propio Rojas,
manifestándome que yo debería disculpar por algunos ultrajes que yo encontrase en la persona del señor
Gustavo Vargas asegurado de la Caja, pues, él me dijo que aún se utilizaban métodos antiguos para obtener
informaciones de detenidos, diciéndome que no debería extrañarme que encuentre a dicho señor Vargas en
el castigo del "Potro". Acto seguido, el mismo Rojas me acompañó hasta el interior de dicho local, donde
evidencié que el señor José Gustavo Vargas se encontraba colgado de las manos, habiendo conseguido yo
que lo suelten en ese momento para examinarlo mejor.
En el examen que practiqué de dicho paciente constaté que el señor Vargas presentaba contusiones en todo
el cuerpo, productos seguramente de látigos y golpes de puño. La cara también la tenía completamente
hinchada y cubierta de hematomas, en una forma completamente inconocible. Pero lo peor, era que se

140
encontraba psicológicamente destruido, convertido en un verdadero ente, sin conciencia de su propia
persona. Yo le coloqué al paciente de referencia algunas inyecciones para evitar que se infecten sus heridas
y aconsejé su internación inmediata en alguna clínica o sanatorio de esta ciudad, cosa que realmente me
parece que así se hizo".
"Al haber dado la orden de hospitalización del señor Vargas, yo me desligué completamente de su atención
médica. Cuando lo vi en el "Ñanderoga", tenía en las muñecas las señales visibles de sus ligaduras y al
mismo tiempo tenía las manos completamente hinchadas, como si estuviera con guantes de boxeo".
Por su parte, el sanitario Francisco Salazar, más conocido en la capital cruceña
"Panchito", sobre el mismo particular nos dice lo siguiente:
"Por orden de Jorge Rojas, a la sazón jefe de "Ñanderoga", asistí a ese local, para colocar una inyección al
señor Gustavo Vargas recetada por el Dr. Pedro Maillard; esta inyección era de carácter anti-inflamatorio.
Encontré a dicho paciente en un cuarto y allí, en el brazo donde le coloqué la inyección, pude ver algunos
ultrajes, posiblemente productos de golpes de puño; no vi el resto del cuerpo".
Las anteriores aseveraciones por provenir de dos personas absolutamente imparciales y
testigos oculares de los bestiales ultrajes a que fue sometido un ciudadano avecindado en
Santa Cruz, no dejan lugar a la menor duda respecto de la veracidad de los mismos. Sin
embargo, para respaldar mejor aún todo lo anteriormente relatado, conforme a la norma que
nos hemos trazado en la presente obra, vamos a transcribir en parte, lo que nos dice el señor
Rolando Hidalgo Moyano, sub-jefe a la sazón de Control Político y cuya información por
este motivo, es de vital importancia y dejar traslucir con mayor claridad los vejámenes y
torturas a que eran sometidos quienes no comulgaban con la tiranía imperante. Hidalgo
Moyano nos dice lo siguiente:
"Dejé esa situación voluntariamente –refiriéndose al cargo de sub-jefe de "Ñanderoga"– por haber sido
informado de que hubieran ultrajado a un colega mío, el señor Gustavo Vargas, actual Gerente de la
empresa "Serval". Inmediatamente de que fui informado de que dicho señor fue ultrajado en ese local, yo
hice dejación de ese cargo, en señal de censurar a ese procedimiento, porque consideré injusto, ya que
conocía personalmente, por muchos años, al señor Gustavo Vargas, quien no tenía ninguna participación
política".
Así cerraba con broche de oro su presencia en Santa Cruz, el lombrosiano Rojas, después
de haber hecho gemir en el potro del tormento a todos aquellos que no gozaban del afecto y
simpatía de los verdugos y paniaguados al servicio del gobierno de Siles Zuazo.
Las reclamaciones diplomáticas que efectuó la Embajada del Perú ante el gobierno de
Bolivia, no tuvieron ningún resultado. Tampoco la víctima planteó ninguna denuncia por
considerar que lo único que obtendría sería provocar mayor furia en sus verdugos y futuras
represalias tan crueles como las torturas que ya había tenido que soportar en la forma más
injusta e inocente, conforme lo reconoce Hidalgo Moyano. Además, es preciso recordar a
nuestros lectores, la directa participación en los hechos criminosos que nos ocupa, de las
principales autoridades cruceñas, tal como ya lo manifestara el mismo damnificado. Si esa
era la clase de autoridades que teníamos en Santa Cruz, ¿qué garantías podía esperar toda la
ciudadanía? ¿Qué justicia podían demandar las víctimas, si los llamados a administrarla,
eran precisamente los que desempeñaban el denigrante papel de verdugos?
Muy poco honroso para las estrellas de dos coroneles del ejército boliviano el hallarse
inmiscuidos voluntariamente en esta clase de vejámenes, como testigos, cómplices y
directos responsables de tan bárbaros atentados. ¿No hubiera sido más decoroso para ellos y
para la institución que representaban, ganar sus grados y sus laureles con mayor hidalguía y
decencia?

141
LOS DISCÍPULOS DE ROJAS REEDITAN LAS TORTURAS

Fue en estos últimos días del mes de julio de 1960, que le correspondió al mercenario
Rojas Pereyra abandonar la capital oriental, después de haber desatado las más vandálicas
represiones que ligeramente hemos referido, humillando y denigrando a hombres y mujeres
del solar cruceño. En su lugar quedaba otro rufián de iguales o peores antecedentes,
dispuesto a continuar la misma ola de represión que iniciara aquel, en contubernio con Luis
Sandóval Morón y otros resentidos sociales.
El jefe del oficialismo en Santa Cruz no estaba dispuesto de ninguna manera a permitir
que la ciudadanía pudiera tener un momento de respiro dentro del régimen de barbarie que
él había desencadenado; comprendía que eso podría dar lugar a peligrosos brotes de
rebeldía contra esa política de terror. El hecho de ausentarse el maestro de las torturas, no
constituía, según Sandóval Morón, un obstáculo para continuar esa ola de avasallamiento.
Para eso habían sobresalientes discípulos de Rojas que se hallaban al servicio incondicional
del jefe político cruceño. Ahí estaban los hermanos Menacho Carrillo, que en ninguna
escuela habrían sobresalido tanto como en la del crimen y el cobarde matonaje; ahí estaban
también los Julio Nery, los Peto Barbery, Boy García, Alfredo Ribera Pinto, Elmer Egiiez
(Pitungo), Arnoldo Justiniano (Rescoldo), Fabián Ardaya (Minina), Armando Lara, Mario
Teodosio Rojas, Edmundo Franco, Gustavo Carrillo, Oscar Pérez Franco y muchos otros
profesionales en el matonaje que podrían ejercitar los mismos procedimientos que el
verdugo Rojas les enseñara y que ellos aprendieran fácilmente, en la misma forma como un
bebé aprende a llevarse el pan a la boca. Serían éstos los que conjuntamente con Arce
Anaya se encargaran de mantener en constante zozobra al pueblo cruceño, a cambio de
pingues ganancias y el libre derecho de asaltar en vía pública para despojar de sus prendas
personales y dinero a los ciudadanos.
Cuán equivocadas estuvieron aquellas personas que creyeron que una era de paz y
tranquilidad retornaría a todos los hogares cruceños al ausentarse el principal verdugo y
encarnizado enemigo gratuito de Santa Cruz. Los hechos inmediatos se encargarían de
demostrar lo contrario.
Inmediatamente continuarían los apresamientos y ultrajes en el ya célebre "Ñanderoga".
Una de esas primeras víctimas fue el súbdito italiano Carlos de Rosmini, quien fue
apresado y torturado por Edmundo Franco, en colaboración con todos sus compinches ya
conocidos. Fruto de esos ultrajes fue su largo reposo y curación en el Hospital General, en
manos del médico Ángel Foianini.
A horas 20:30 del día 29 de julio, el autor de estas líneas, corrió la misma suerte que
todas las victimas anteriores. El taxi en que retornaba a su hogar después de asistir adonde
un sanitario en la calle Colón, fue interceptado por un grupo de milicianos que obligaron al
conductor a cambiar de rumbo para que se dirija hacia la avenida de Circunvalación, donde
lo ultrajaron en forma salvaje y cobarde, dejándolo completamente exánime.
Por sus propios medios pudo regresar a su hogar y de allí en el mismo instante al
Hospital General, donde fue atendido en primer término por el médico de turno Dr. Mario
Franco Franco y al día siguiente por los Dres. Ángel Foianini y Jorge Garret,
respectivamente.

142
El informe radiológico arrojó el siguiente resultado:
"Tórax: Fractura de las costillas 7 y 8 del lado derecho en la región marginal y fractura de la 8 del lado
izquierdo también en la zona marginal. Cúpulas diafragmáticas elevadas. Seno costo-frénico derecho
velado".
Bajo el epígrafe "Sufrió agresión el Secretario Regional de FSB en Santa Cruz"
el "Diario" de la ciudad de La Paz, en su edición del día 4 de agosto, pág. 4, dice lo
siguiente:
"Se emitió ayer el siguiente comunicado"
"El Departamento Nacional de Prensa y Propaganda de Falange Socialista Boliviana denuncia que agentes
del siniestro Control Político de la ciudad de Santa Cruz agredieron brutalmente al Secretario Regional del
Partido en dicha ciudad, señor Hernán Ardaya Paz. Los forajidos del oficialismo detuvieron al dirigente
falangista en momentos en que, a horas 20 del día sábado se disponía a tomar un taxi, trasladándolo luego a
la zona de "El Trompillo", donde lo ultrajaron en forma violenta hasta dejarlo exánime, con costillas
quebradas y graves heridas en la cabeza, lo cual motivó su hospitalización".
"Constituye este hecho de vandalismo político un eslabón más de la cadena sangrienta con que el
Presidente Siles Zuazo cierra su período de gobierno, en cuyo ejercicio y en ocasión solemne prometió
"pegarse un tiro en la cabeza" si corría sangre fraterna, promesa que en vez de cumplirla la ha transformado
más bien en una hipócrita política de fomento del crimen y la barbarie, que han provocado más luto y dolor
para el pueblo boliviano que en cualquier otra época".
"En esta ocasión, Falange Socialista Boliviana hace saber que realizará una investigación circunstanciada
de todos los crímenes que se han cometido durante la gestión del Dr. Siles Zuazo, para ejecutar el
juzgamiento de sus autores intelectuales y materiales y elevar la correspondiente denuncia ante la
Comisión de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas a fin de testimoniar para la Historia de uno de
los gobiernos más vergonzosos que haya tenido Bolivia".
Por carecer de mayor información, el anterior comunicado no denunció igualmente el
despojo sistemático de todas sus prendas personales que sufrió el que esto escribe.
La prensa cruceña nada dijo de este hecho de salvajismo. Deplorable su silencio en horas
tan angustiosas que vivía el pueblo cruceño y más deplorable todavía si ese silencio tuvo un
precio. Dejamos al criterio del lector su juzgamiento.
El Dr. Alberto Loayza, que en capítulos anteriores expresó que él siempre procedió de
oficio en toda denuncia que llegó a su conocimiento, en este caso, tampoco adoptó ninguna
actitud. No admitimos que la publicación registrada en "El Diario" y que hemos transcrito,
no hubiera llegado a su conocimiento.

TERCER PERÍODO DE GOBIERNO MOVIMIENTISTA


Con todos estos antecedentes, llegó el aniversario patrio del 6 de agosto, fecha en la cual
Paz Estenssoro tomaba nuevamente el poder, para iniciar el tercer período de gobierno del
MNR. El flamante mandatario podía estar seguro de que el pueblo seguiría amordazado y
oprimido, sin ninguna posibilidad de rebelión. Sobre los escuálidos hombros de los
despojos de la patria, se iniciaba un nuevo período de gobierno movimientista.
El pueblo, mudo y absorto, no alcanzaba a medir la profundidad de su infortunio.
Tampoco podía comprender la magnitud del odio que germinaba en las filas del oficialismo
de un modo especial contra Santa Cruz. Nadie podía comprender tanto ensañamiento contra

143
el pueblo cruceño, sólo por haber exigido lo que en justicia le correspondía para mejorar
sus condiciones de vida.
Para asegurarse el continuísimo de esa ola de terror, Paz Estenssoro había designado
como su Ministro de Gobierno a uno de los más recalcitrantes odiadores de la ciudad
oriental, el Cnl. Eduardo Rivas Ugalde que el año anterior viniera a la cabeza de las hordas
de Ucureña para humillar y vejar al pueblo cruceño. Ese era el premio que hoy obtenía por
los laureles conquistados luchando "valientemente" contra un pueblo hermano, desarmado
y perseguido. Y como si toda esa recompensa fuera poco, acto seguido era ascendido al alto
grado de general del Ejército boliviano, haciendo escarnio y burla de las carreras de todos
aquellos militares que obtuvieron sus grados defendiendo la integridad territorial, frente al
enemigo internacional. Desde entonces sería muy fácil llegar a ese alto grado a todos
aquellos que después de ingresar al Colegio Militar de Irpavi, para servir y defender a la
patria, desviaron su carrera para convertirse en hábiles hampones, doblando la rodilla muy
obsecuentemente e inclinando sus plateadas estrellas ante la prepotencia de los amos de
turno.
El 26 de febrero de 1961, muy próximo ya, la capital oriental debería celebrar los cuatro
siglos de su fundación; era lógico que para entonces se inicien por lo menos los trabajos de
alcantarillado, aguas potables, alumbrado eléctrico y otras imprescindibles obras urbanas de
que siempre había carecido el pueblo cruceño. No obstante ser el departamento que
mayores riquezas encerraba en sus entrañas y mayores aportes efectuaba al erario nacional,
no disponía sin embargo de lo más indispensable para vivir como pueblo civilizado y digno
de un mejor destino. Las ingentes riquezas que atesoraba en su seno, le asignaban el
derecho para reclamar un pequeño porcentaje por lo menos en los beneficios que
generosamente entregaba a la patria. Todos sus demás hermanos de allende la montaña, ya
hacía mucho tiempo que habían alcanzado la cristalización de sus más caros anhelos. ¿Y
por qué Santa Cruz no podía hacer lo mismo? ¿No tenía los mismos derechos que los
demás pueblos de Bolivia? ¿No había peleado 15 años al lado de todos ellos por conquistar
la libertad? ¿Acaso la sangre cruceña no se derramó a raudales por obtener una patria libre?
Todas estas interrogantes se formulaban todos los cruceños, sin que nadie pueda
responder.
El gobierno del MNR se había valido de una serie de calumnias y artificios para
postergar indefinidamente la solución de los problemas cruceños. No había trepidado en
descender al insulto soez, a la ponzoñosa diatriba y la irresponsable sindicación. Nada le
importaba el tremendo daño que hacía a la patria, al predisponer a un departamento contra
sus demás hermanos. Para asestar esa puñalada artera sobre las espaldas de la nacionalidad,
había preferido servirse de todos aquellos malos cruceños, con hondos resentimientos
sociales y que nunca habían podido descollar honestamente en ningún género de
actividades; para ellos, esta era la única oportunidad para cobrar viejas represalias y figurar
en primera plana en la vida del pueblo cruceño, aunque para eso tengan que traicionar a sus
padres, hermanos o amigos y ganarse el odio de todo un pueblo. Siles Zuazo había sabido
encontrar a todos los serviles más incondicionales, dispuestos a cometer las peores
abyecciones y los más inicuos atropellos contra sus coterráneos. De este modo, fueron
muchos los Judas de nuevo cuño que rivalizaron entre sí para adular al sátrapa del momento
y ganar posiciones dentro del gobierno con pingues utilidades económicas. Así surgieron

144
los famosos "nuevos ricos" y las fabulosas fortunas como por arte de magia. Fueron
muchos los émulos de Rojas y de Sandóval Morón en su papel de verdugos y soplones.
Paz Estenssoro, nuevamente con las riendas del poder absoluto en sus manos, sería el
ideal continuador de la obra de avasallamiento y humillaciones que habían iniciado Siles
Zuazo y Guevara Arce contra el pueblo cruceño. Estaba bien montada toda esa monstruosa
maquinaria represiva que sólo la diabólica mentalidad movimientista pudo haber
concebido, en su desmedido afán por mantenerse en el poder a cualquier precio, conocedor
como era de su orfandad popular. Paz Estenssoro era un calculador, prototipo del marxista
doctrinario, desprovisto de todo sentimiento, a quien no le gustaba correr ninguna clase de
riesgos. Por estas circunstancias, no estaba en condiciones de permitir ciertas libertades al
pueblo oriental que en su caso podría aprovecharlas para sacudir sus pesadas y oprobiosas
cadenas.

LOS VERDUGOS APRENDIERON BIEN SU OFICIO

El panorama nacional se perfilaba cada vez más negro y borrascoso. Ningún de luz se
columbraba en el horizonte ineluctable de la patria boliviana. La ciudadanía toda saboreaba
en silencio la copa de cicuta de su amargo destino sin que un rayo de esperanza pudiera
mitigar su dolorosa tragedia. La ciudad de Santa Cruz no era más que una gran ergástula
donde desempeñaban el triste papel de cancerberos todos los jerarcas y paniaguados del
régimen imperante, jefaturizados por Luis Sandóval Morón como amo absoluto. Todos los
cruceños, hombres y mujeres de cualquier edad y condición social que no militen en las
filas del MNR, estaban sujetos a todos los caprichos y desmanes de los mercenarios del
gobierno.
Como Prefecto del Departamento había sido designado el médico Pedro Maillard,
oriundo de Santa Cruz, amigo personal y político de Paz Estenssoro, como también de
Sandóval Morón. La población cruceña tuvo suficientes motivos para ver con sombrías
predicciones esta designación en la persona de un seguidor del sátrapa de turno.
Pero pocos días antes de que la nueva autoridad política del departamento, tomara
posesión de esas altas funciones, se repitió uno de los tantos episodios que habían tipificado
el reinado de terror de Luis Sandóval Morón.
El 10 de agosto, después de más de un año de ausencia, llegó a Santa Cruz el joven José
Santángelo Pinto, sobrino del Dr. Melchor Pinto Parada, que había fijado su residencia
obligada en la capital del Tunari.
Tan pronto como se anoticiaron de dicha llegada los lebreles del oficialismo y en
circunstancias que él cruzaba por la plaza principal, más o menos a las ocho de la noche,
fue asaltado por un grupo de milicianos que dirigía Julio Nery Escalante, integrado por los
ya famosos esbirros y torturadores Arnaldo Justiniano, Elmer Egüez, Armando Lara,
Fabián Ardaya y otros de la misma calaña, con manifiestas intenciones de ultrajarlo. El
asaltado, en forma desesperada y creyendo estar seguro en el Club Social "24 de
Septiembre", ingresó precipitadamente al segundo piso del nombrado local, expresando al
administrador, cajero y otras personas que necesitaba refugio para protegerse de sus
perseguidores. Empero, tan pronto como el señor Jorge Aramayo que allí se encontraba, le

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indicó el lugar seguro para tal fin, ingresaron violentamente en el edificio los perseguidores
de aquel, tomándolo preso en el acto y sacándolo por la fuerza del local.
Ese mismo instante fue conducido por sus captores a las proximidades del río Piraí, en el
lugar llamado "La Madre", detrás del cuartel de milicias del comando movimientista. Allí
fue bárbaramente ultrajado con nervio de toro, laques, golpes de puños, puntapiés,
culatazos, etc. Mediante un golpe con arma contundente le luxaron la mandíbula, quedando
defectuosa en forma definitiva. Los ultrajes duraron algo más de dos horas, quedando el
cuerpo del infortunado joven, completamente cubierto de llagas y hematomas.
Esa misma noche, después de ultrajarlo en forma como lo tenemos relatado, Julio Nery lo
entregó preso a la Policía de Seguridad, atribuyéndose una autoridad que ninguna ley le
había conferido, con la orden expresa de que no se lo ponga en libertad mientras no cancele
la cantidad de dos millones de bolivianos, argumentando para ello que Santángelo en el
mes de enero de 1958 le había destrozado un ropero en su domicilio. La víctima alega que
en esa oportunidad él se hallaba prestando su servicio militar fuera de Santa Cruz.
Fue preciso que interviniera el señor Armando Pinto Rueda, tío de Santángelo, quien
obtuvo que Nery rebajara sus pretensiones a la suma de seiscientos mil bolivianos. En fecha
15 de agosto, según documentos que tenemos a la mano, el nombrado tío del detenido,
suscribió en la Policía de Seguridad, un acta de garantía para cancelar la suma convenida de
600.000 Bs., después de lo cual, recién pudo salir en libertad el referido Santángelo.
El mismo día que salió libre, un miliciano moronista notificó a la nombrada víctima para
que en el término de 24 horas abandone la ciudad de Santa Cruz, so pena de ser linchado si
no obedecía.
En consecuencia, Santángelo tuvo que trasladarse nuevamente a Cochabamba para no
volver durante todo el tiempo que imperó esa increíble ola de terrorismo.

NUEVO PREFECTO DEL DEPARTAMENTO


El 19 de agosto tomaba posesión de la Prefectura del Departamento el Dr. Pedro
Maillard, en reemplazo del Cnl. Juan Morales Tórrez, conocido por su servilismo a Rojas
Pereyra y Sandóval Morón.
El nuevo Prefecto, defraudando al tiranuelo cruceño, buscó por todos los medios a su
alcance la forma de reconciliarse con su pueblo, devolviéndole por lo menos algunas de las
garantías que hubieran sido usurpadas, sin atinar a comprender que tendría que chocar
contra esa férrea camarilla que dirigía y controlaba la vida pública y privada del pueblo
cruceño.
El día 6 de septiembre, la flamante autoridad hizo citar a su despacho al autor de estas
líneas, en su condición de Secretario Regional de FSB, para otorgarle garantías y buscar
puntos de acercamiento entre gobierno y oposición, tratando de laborar juntos el porvenir
del terruño, dentro de un clima de absoluta comprensión.
Considerando que estos buenos propósitos serían desvirtuados por los dirigentes del
partido oficial, el que esto escribe se abstuvo de concurrir a la indicada cita. Los hechos
inmediatamente posteriores se encargarían de justificar esos fundados temores.

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Los desmanes que se reeditaban con la mayor crudeza, no solamente iban ya dirigidos
contra los desafectos al gobierno, sino también contra todos los que no gozaban de las
simpatías de Sandóval Morón, convertido en arbitro absoluto de la capital oriental. Muchos
de sus colaboradores del año anterior, caídos ya en desgracia, eran igualmente víctimas de
la represión con la cual ellos se habían solidarizado un año antes como Hugo Menacho,
Carmelo Padilla, Virgilio Vega y muchos otros ex-compinches del soberbio tiranuelo
cruceño. Ya hemos visto los atentados en los cuales estuvo seriamente comprometido el
rufián Menacho.
"El Diario" de La Paz, en su edición del día 25 de agosto, registraba las primeras
denuncias contra el jefe del comando departamental del MNR en Santa Cruz por parte de
quienes llegaron a ocupar situaciones expectables con el respaldo de dicho jefe político,
como el caso del diputado Padilla, el mismo que de no haber sido moronista incondicional
jamás hubiera llegado a ocupar un curul en el Parlamento Boliviano.

TERCERA PARTE
CONTROL POLÍTICO CAMBIA DE NOMBRE

DECRETO SUPREMO DE 8 DE SEPTIEMBRE

La efervescencia popular contra el oprobioso organismo que durante más de ocho años
había significado la más angustiosa pesadilla de todos los bolivianos, iba agigantándose
cada vez más. Los estudiantes y universitarios habían formulado insistentes reclamos ante
el Poder Ejecutivo para que sea suprimida esa tenebrosa oficina. Muchos otros sectores de
opinión como los profesionales y magisterio, se habían pronunciado con idéntico motivo.
En toda la opinión pública, la repugnancia contra ese organismo se hacía cada vez mayor,
con perspectivas insospechables.
No era de extrañarse en esas condiciones que un día cualquiera, ante un atropello más del
Control Político, rebalse la paciencia del pueblo y se abalance sobre él en forma
incontenible, tal como sucedió en Santa Cruz el 1° de Noviembre de 1957 y posteriormente
en Tarija.
Paz Estenssoro, astuto y bribón como era, quería evitar a todo trance ese extremo. Pero al
mismo tiempo, quería jugarle una nueva pasada al pueblo boliviano.
Observó que las dos palabras "Control Político" eran las que más repudio causaban en la
ciudadanía; entonces creyó conveniente que con cambiar de nombre y apariencias a este
organismo, podría encontrarse la solución a este problema. Desde el momento de su
creación, había merecido varios nombres: Departamento de Coordinación, Control Político,
Departamento de Informaciones y Seguridad del Estado, etc. Sustituirle su nombre
verdadero de Control Político, por otro más aceptable, sería el nuevo fraude a consumarse.
147
Desde el mes de agosto de dicho año, la prensa nacional vino anunciando insistentemente
la supresión de Control Político, aunque el decreto respectivo tardaba en aprobarse. Parece
que fue objeto de mucho estudio.
Recién el 8 de septiembre fue dictada esa disposición que en un pirncipio representó un
alivio para el sufrido pueblo boliviano, aunque importantes sectores de la población
boliviana acogieron con marcado escepticismo la nueva jugada que hacía Paz Estenssoro a
la nación; personas sensatas consideraban imposible que el MNR, se expusiera tan
fácilmente a continuar en el poder sin esa poderosa columna de sustentación que impedía el
libre ejercicio de las garantías democráticas y la expresión de todos los descontentos y
contrarios a la política movimientista. Tampoco faltaron gentes ingenuas que recibieron los
actos del gobierno como inspirados en el interés colectivo de la patria y el deseo de
encauzar la vida ciudadana por los senderos de las garantías constitucionales, a fin de que
todos los bolivianos, sin distingos políticos ni sociales, se consagren a forjar la grandeza del
país mediante el trabajo honrado y fecundo, sin odios ni pasiones políticas.
El Decreto Supremo, aprobado por Víctor Paz Estenssoro, publicado en la prensa paceña
decía textualmente así:
"Víctor Paz Estenssoro, Presidente Constitucional de la República.
"CONSIDERANDO:
Que han sido superadas las circunstancias a que obedeció la creación en 4 de enero de 1954 del
Departamento de Control y Seguridad Pública. Que por Decreto Supremo de 24 de febrero de 1959, se
denominó Dirección General de Informaciones y Seguridad del Estado, dependiente del Ministerio de
Gobierno.
"Que de conformidad al artículo 1° de la Ley Orgánica de Policías de fecha 14 de Noviembre de 1950, es
misión específica del Cuerpo Nacional de Policías y Carabineros, la defensa del orden público, la
Constitución y las leyes del país". (El MNR, recién había descubierto esa ley).
"En Consejo de Ministros.
"DECRETA:
"Artículo único.- Suprímese la Dirección General de Informaciones y Seguridad del Estado, debiendo
pasar tanto las oficinas como su personal a depender de la Sección Segunda de la Dirección General de
Policías en lo nacional, y de las jefaturas de Policía en lo departamental".
El señor Ministro de Estado en el Despacho de Gobierno, Justicia e Inmigración, queda encargado de la
ejecución y cumplimiento del presente Decreto.
Es dado en el Palacio de Gobierno de la ciudad de La Paz, a los ocho días del mes de septiembre de 1960
años".
Muy pocos días habrían de transcurrir para que el pueblo boliviano constate una nueva
frustración en sus caros anhelos de vivir en paz y tranquilidad.
Empero, como ya lo advertimos, la medida gubernamental no significaba más que un nuevo
fraude, pues la Sección Segunda, que así se llamó lo que fue Control Político y que para la
mayoría seguía con el mismo nombre, desarrollaba sus actividades en idéntica forma como
lo había hecho aquel oprobioso organismo. El señor Carlos Rodríguez Justiniano, actual
miembro prominente del M.P.C., que en dos oportunidades, durante los años 1963 y 1964,
desempeñó las funciones de Jefe de la Sección Segunda de la Policía de esta ciudad, al
respecto nos dice lo siguiente:

148
"La Sección Segunda tenía las mismas atribuciones de Control Político y solamente se había operado un
cambio de nombre. Por no estar conforme con la actitud de tomar presos, cuantas veces se me nombró en
situaciones de Control Político, yo presenté renuncias de los mismos, precisamente por mi disconformidad
con esos extremos represivos".
De todo lo anteriormente aseverado que merece fe por provenir de un personaje que
desempeñó importantes funciones dentro del engranaje de los organismos represivos, como
acaba de manifestarse evidencia de una manera incontrovertible, e1 hecho es que Control
Político, al convertirse en Sección Segunda de conformidad al Decreto Supremo que hemos
transcrito, sólo cambió de nombre y no de personal ni de procedimientos para controlar la
vida de todo el pueblo boliviano y asegurar la permanencia del MNR en el poder.
Como si toda esta gran burla, fuera muy poco todavía para hacer escarnio de los anhelos
del pueblo boliviano, mientras Control Político cambiaba de nombre y se trasladaba con
toda su documentación y sus verdugos profesionales al edificio de la Policía de Seguridad,
el Comando Departamental del MNR, con sus milicianos amaestrados en todos los sistemas
de torturas y atropellos, se trasladaba a ocupar el tétrico "Ñanderoga", a fin de no conceder
ni siquiera un respiro de alivio a los cruceños y no aflojar ni por un momento la mordaza
que aprisionaba al pueblo cruceño, mediante los paniaguados bien remunerados.
De esta suerte, el régimen de terror que el gobierno movimientista había instaurado en
Santa Cruz, con la incondicional colaboración de los más abyectos secuaces que militaban
en el partido oficial, muchos de los cuales tenían en su haber una brillante foja de servicios
por muchos crímenes que ya habían cometido, méritos éstos que los colocaban en
condiciones de prestar inmejorables labores a la causa de la revolución nacional, tan tenida
ya a menos, continuaría con todo su furor. Muchos de ellos habían sido sustraídos de la
cárcel pública por Luis Sandóval Morón, donde cumplían condena judicial o aguardaban el
fallo de la justicia por diversos delitos cometidos, desde asesinatos hasta atracos, robos y
abigeatos. Entre esos podemos mencionar a Humberto Barbery (Peto), Boy García,
(asesinado posteriormente en delito infraganti de abigeato), Alfredo Vargas, y tantos otros
más que se nos escapan de la memoria. Con tales antecedentes, los colaboradores del jefe
departamental del MNR, estaban en condiciones de ejecutar toda labor que se les
encomiende: allanamientos y saqueos de domicilios particulares a cambio de un buen botín,
asaltos y atracos en vía pública, asesinatos, flagelamientos y agresiones en toda forma, sin
importarles la condición, edad o sexo de la persona agredida. En resumen, nada los detenía
a estos hombres sin Dios ni ley, forjados en la escuela de la más refinada delincuencia que
habían establecido Sandóval Morón con Rojas Pereyra; en esa forma tenían que expresar
gratitud a quien les consiguió la libertad y que al mismo tiempo los mantenía bajo la
amenaza de encerrarlos nuevamente entre rejas si perdían su confianza y caían en
desgracia.

ASALTO A BENJAMÍN RODA

Continuando con ésa interminable cadena de atentados contra la dignidad humana, la


plaza principal "24 de Septiembre" fue escenario de los más inauditos atropellos contra
varias personas.

149
El jefe del comando movimientista, cobarde como siempre, que hábilmente había
preparado todos los siniestros acontecimientos y luego viajó a La Paz, dejando en su lugar y
con las instrucciones pertinentes a su jefe de Estado mayor de todos los comandos zonales,
Alfredo Ribera Pinto, elemento ambicioso de figuración y resentido social, de escasos
conocimientos intelectuales, rudo y atrevido en sus maneras como todo buen
movimientista, era el hombre que en forma ideal se adecuaba a los diabólicos planes de
Luis Sandóval Morón.
El ciudadano Antonio Franco Parada, más conocido por "Pollo", ex miembro de la Unión
Juvenil Cruceñista, la mañana del 7 de septiembre conducía su camioneta en forma
tranquila por la calle "España", cuando de improviso fue abordado por un crecido grupo de
milicianos fuertemente armados, dirigidos por el nombrado Ribera Pinto, los mismos que,
arrebatándole el volante de la movilidad y aprisionándolo tenazmente entre todos ellos, lo
condujeron al comando de las milicias armadas de Sandóval Morón, convertida en cárcel
particular de ese rufián, sin leyes y sin Dios, que disponía de la vida y sus intereses de todos
los cruceños del modo más absoluto y caprichoso. Una vez allí, Franco fue sometido a los
más brutales ultrajes durante todo el día, de cuyo resultado sufrió una tremenda herida en el
labio inferior, aparte de múltiples lesiones y hematomas en todo el cuerpo, que hicieron
necesaria la intervención del médico Dr. Eduardo Tardío. Sólo al finalizar el día, fue
devuelto a su hogar por los mismos verdugos, como si todo lo que con él hicieron, hubiera
sido de lo más lícito.
Al mismo tiempo y siempre en horas de la mañana del indicado día, otro grupo de
milicianos, compuesto por lo más selecto del moronismo, igualmente cumpliendo órdenes
del mismo Ribera Pinto, allanaron violentamente el local del Club Social "24 de
Septiembre", donde golpearon en la forma que sólo ellos sabían hacerlo al señor Augusto
Suárez (alias "Rascabuchi"), aunque éste se defendió heroicamente, pero muy poco pudo
hacer ante la superioridad numérica de sus agresores y las armas contundentes que portaban
los mismos. Entre los agresores se pudo identificar a los siguientes: Arnoldo Justiniano,
Elmer Egüez, Mario Teodosio Rojas, Edmundo Franco, N. Raldes y otros más.
La Policía de Seguridad, a escasos pasos del sitio de ese atentado, nada hizo por
reprimirlos y sancionar a esos bandoleros.
Envalentonados por todos estos éxitos y ante la complicidad manifiesta de las
autoridades políticas y policiarias, los esbirros se dirigieron en ese mismo instante al
edificio contiguo del Cine Teatro Palace, de propiedad del señor Benjamín Roda, en cuya
parte posterior se hallaba instalada una heladería, atendida en esa oportunidad por el señor
Amadeo Tarradelles. Entrando violentamente en el referido local, se dirigieron
directamente a la mesa donde se hallaba el nombrado Roda en compañía de su amigo el
señor Gustavo Urioste, sirviéndose sendas tacitas de café; Justiniano y Franco que iban
adelante, llevaban sus respectivos revólveres tomados por la cacha, en actitud de disparar
en cualquier instante, como que vociferaban advirtiendo "al primero que se mueva lo
mato". Sin ningún antecedente y después de insultarlo en forma grosera, Justiniano le
propinó un golpe con el caño del revólver en la ceja derecha, tumbándole los lentes e
hiriéndolo gravemente; al mismo tiempo, Franco le propinaba varios golpes de puño en la
cara y cabeza; mientras el agredido sólo atinaba a cubrirse con las manos. Los demás
efectuaron algunos disparos para amedrentar a los concurrentes y evitar algunas reacciones.

150
Luego desaparecieron en forma también violenta, embarcándose en el mismo auto negro en
que llegaron.
El señor Amadeo Tarradelles, que como dijimos antes, era el Administrador de la
heladería del Cine Teatro Palace y que en el momento de la agresión se hallaba presente,
nos dice lo siguiente:
"En forma sorpresiva se hicieron presentes en dicho local un grupo de individuos que pertenecían al
comando del MNR, a cuya cabeza venía el individuo que responde al nombre de Arnoldo Justiniano (alias
"Rescoldo"), el mismo que se encontraba con la camisa ensangrentada, pues, momentos antes, este mismo
grupo había agredido a un señor Antonio Franco, apodado ("Pollo Franco") como también al diputado
Carlos Correa".
"Al ver la forma agresiva en que se encontraba el nombrado Justiniano, traté yo de apaciguarlo,
interceptándole el paso, pero me apartó utilizando su revólver que llevaba en la mano. Acto seguido, se
dirigió hasta el fondo de la heladería y de allí regresó directamente a la mesa donde se encontraba el señor
Benjamín Roda y sin ningún antecedente le dio un golpe en la ceja derecha con el caño del revólver que
portaba, dejándolo agachado".
"Otro individuo del mismo grupo llamado Edmundo Franco, que había entrado detrás del anterior agresor,
se dirigió también al señor Roda y le propinó dos golpes de puño en las manos que en ese momento le
cubrían la cara, tal como dije antes. En la puerta se encontraban otros individuos también del mismo grupo,
custodiando la entrada con revólver en mano, entre los que pude identificar a un individuo apellidado
Raldes, acompañado de otros sujetos desconocidos".
"Ante este cobarde atentado que me indignó, yo salí apresuradamente de la indicada heladería y me dirigí a
la Policía de Seguridad que quedaba a pocos pasos en la esperanza de que esta institución podría reprimir
esta ola de barbarie. Lamentablemente, el comisario de turno me respondió que no tenían ellos ninguna
clase de instrucciones para intervenir en esos actos delictivos".
"Como consecuencia de esta agresión, el señor Benjamín Roda tuvo que viajar a Barcelona (España) donde
fue atendido por el Dr. Barraquer, oculista de fama mundial. No obstante haber permanecido uno o dos
meses, el señor Roda perdió la visión del ojo derecho, como consecuencia de esta agresión".
La complicidad de la institución policiaria en estos atentados es por demás manifiesta
cuando el comisario de turno, expresa que no tenía instrucciones para proteger a las
personas contra los malhechores que entonces gozaban de mayores garantías, cuál era
entonces la misión de esa institución: ¿Proteger a los delincuentes?.
Por los hechos, se puede juzgar que realmente así era. La policía de Seguridad se había
convertido en apéndice del partido oficial y reducto de todos los maleantes.
Gustavo Urioste, por hallarse en compañía de Roda, también fue objeto de agresión con
golpe de puños por parte de Arnoldo Justiniano, circunstancia que lo obligó a salir
precipitadamente de allí y embarcarse en su movilidad, pero antes de ello, fue alcanzado
por Justiniano y Franco que lo desmayaron con un golpe que le dieron con el caño del
revólver; después de reaccionar, pudo huir en su camioneta.
El señor Urioste, después de expresarse en idénticos términos que lo hiciera el señor
Amadeo Tarradelles, razón por la cual no transcribimos sus palabras, nos dice entre otras
cosas, lo siguiente:
"Seguidamente, todos nuestros ocasionales agresores se embarcaron en un auto y se marcharon. Yo regresé
a la heladería para auxiliar a mi amigo Benjamín Roda, a quien con ayuda de Alfonso Tarradelles que
apareció en ese momento y la señora de Amadeo Tarradelles, lo condujimos hasta mi camioneta, en la cual
lo llevamos a la Clínica del Dr. Orias, para su atención médica. Yo también fui atendido por un médico de
esa Clínica".

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"El señor Benjamín Roda fue internado en la Clínica con motivo de sus heridas que le produjo esta
agresión. Y, después de mi curación, me dirigí a la Policía para sentar denuncia por esta agresión.
Funcionarios de la Policía se dirigieron posteriormente a la Clínica para recibir la información del señor
Roda. No obstante la gravedad de los hechos denunciados, la Policía, no tomó ninguna medida contra los
agresores, por sentirse aquella impotente" (¿?).
Los señores Javier Sauto y Orlando Araúz se hallaban en una mesa contigua y por tanto
vieron y presenciaron las agresiones que hemos referido, como también identificaron a los
asaltantes que hemos nombrado, aunque salieron precipitadamente de la heladería tan
pronto como ingresaron éstos. Sin embargo, Araúz, por el temor que aún les tiene a esos
malhechores manifiesta que sólo los vio ingresar, pero que no reconoció a ninguno ni vio
las agresiones que hemos relatado. Cuando todos los habitantes conocen a esos foragidos,
él manifiesta que nunca se interesó por conocer ni averiguar sus nombres, aunque siempre
los vio en actitudes similares.
El médico oculista, Dr. Elvio Foianini Bánzer, que atendió al principal agredido, en su
informe expresa lo siguiente:
"Sin poder precisar la fecha, pero hacen más o menos cinco años, que me correspondió atender al señor
Benjamín Roda Daza, por haber sido llamado de la Clínica "Pasteur", a eso de las cuatro de la tarde. El
estado que presentaba dicho señor era grave, es decir, por una lesión que había sufrido en el ojo derecho el
mismo que se encontraba muy hinchado, con los párpados edematosos".
"Al proceder a abrir los párpados pude constatar que dentro del ojo se había producido una hemorragia
intraocular, circunstancia que disminuyó la visión a solamente una percepción luminosa. Esta lesión se
supone que debió haber sido ocasionada por un grave traumatismo, pero no puede determinar con qué clase
de arma fue producida".
"Yo atendí al señor Roda, más o menos unos cuatro o cinco días y ante la gravedad del caso, aconsejé salir
al exterior para someterse a un serio tratamiento médico. Cuando regresó de España el señor Roda, que fue
donde viajó a su curación, lo atendí nuevamente con una sola visita a pedido de él para una especie de
consulta o chequeo, y allí tuve la impresión de que su visión era un poco más de una percepción luminosa".
La prensa local y nacional nada dijeron sobre estos hechos execrables, no obstante
haberse producido en la forma más pública. "El Diario" de La Paz, en su edición del 9 de
septiembre, sólo registró la agresión de que fuera objeto el señor Carlos Correa Villarroel,
otro ex-compinche de la misma pandilla de Sandóval Morón, caído ahora en desgracia y
que también fuera víctima de algunos atentados el mismo momento que sufrían esas
agresiones los señores Franco y Roda. La publicación de referencia, está concebida en los
siguientes términos:
"Desde Guabirá, el diputado cruceño Carlos Correa Villarroel, ha denunciado telegráficamente a ambas
cámaras legislativas que ha sido víctima de un atentado a mano armada en la plaza principal de Santa Cruz,
por parte de Arnoldo Justiniano y N. Ribera (se refiere a Alfredo Ribera que ya hemos citado), quienes
trataron de victimarlo con arma de fuego".
"Al denunciar este hecho, pide el diputado Correa la intervención del Congreso para castigar este hecho
atentatorio contra la inmunidad parlamentaria, principio consagrado por la Constitución Política del
Estado".
Los demás atentados consumados esa misma mañana, no se hallaban consagrados por
Nuestra Carta Magna; por eso nadie dijo nada. Ninguna de los corresponsales de la prensa
nacional, denunciaron ni informaron respecto de esos hechos vergonzosos.
Por las circunstancias como se consumaron los atentados que nos ocupan y el
consiguiente escándalo público, la Policía de Seguridad se vio precisada a remitir todos los

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obrados pertinentes a conocimiento del señor Agente Fiscal Dr. Luis Oyola Mojica, aunque
sin completar las investigaciones, como era su obligación. Correspondió entonces al
Ministerio Público, representado por el nombrado letrado, requerir ante el Juez Instructor
en lo Penal, por la sustanciación del juicio criminal respectivo contra los autores materiales,
aunque sin que aparezcan los instigadores y autores intelectuales, con mayor culpabilidad
todavía que los ejecutores. Veamos a continuación lo que al respecto nos dice el Dr. Oyola
Mojica:
"Cuando desempeñaba las funciones de Agente Fiscal de este Distrito Judicial, me correspondió abrir la
causa criminal de oficio por la agresión al señor Roda, requiriendo ante el Juez primero en lo Penal, para
que dicte auto inicial de sumario contra Arnoldo Justiniano y otros, cuyos nombres no recuerdo. Dicho juez
dictó su auto respectivo en forma legal, pero no recuerdo en qué sentido lo dictó; tampoco recuerdo si los
sindicados estuvieron presos por este motivo".
"Me correspondió emitir un requerimiento haciendo presente que la Policía no había hecho efectivo el
mandamiento de aprehensión contra los sindicados y que existiendo una situación de hecho, que se dé paso
a la solicitud de libertad provisional que solicitaban los encausados".
Vale decir que, por un lado, se libraba mandamiento de aprehensión contra los autores de
estos hechos vandálicos y por otro, antes de que sean aprehendidos y rindan su declaración
indagatoria, se les concedía libertad provisional, con la cual, el mandamiento de
aprehensión y el auto cabeza de proceso venían a quedar en nada, cubriéndose con un velo
de impunidad a los implicados.
El señor Benjamín Roda manifiesta que él inició el correspondiente juicio criminal por este
atentado y que probó su demanda. Ya hemos visto lo que dice el representante del
Ministerio Público, en sentido de haber procedido "de oficio" para abrir la causa criminal.
Por nuestra parte, hemos revisado el expediente relativo a este caso y no hemos encontrado
la querella respectiva; el único memorial suscrito por el damnificado, sólo contiene una
solicitud de testimonio de algunas piezas del referido proceso.
Al mismo tiempo, veamos también lo que sobre el mismo caso, nos dice el Dr. Germán
Paniagua Céspedes, a quien en su condición de Juez Instructor en lo Penal de esta ciudad le
correspondió dictar el auto cabeza de proceso. Entre otras cosas nos dice lo siguiente:
"Más o menos a las 11:45 de ese mismo día (7 de septiembre), encontrándome en la esquina del correo, en
compañía de Daniel Menacho, vimos por las ventanas del Club Social "24 de Septiembre" que a dicho
local entraron las siguientes personas: Arnoldo Justiniano, Edmundo Franco, Pitungo Egüez, Mario
Teodosio Rojas y otros más, con el propósito de sacar de allí al señor Augusto Suárez, alias "Rascabuchi".
Como éste se resistió, le brincaron a golpes de puño, hasta que lo dominaron y a patadas lo subieron a una
camioneta, en la cual se lo llevaron, seguramente al comando de milicias del MNR".
"He desempeñado –continúa el Dr. Paniagua– las funciones de Juez Instructor primero en lo penal de esta
ciudad, desde el 2 de enero de 1953 hasta el 3 de mayo de 1962, en que fui promovido a Juez de Partido
segundo en lo Civil. En tal función me correspondió conocer el juicio seguido de oficio por el Ministerio
Público contra Arnoldo Justiniano, Edmundo Franco y Mario Teodosio Rojas, por agresión a Benjamín
Roda. Los obrados fueron elevados por la Policía y el Agente Fiscal, el Dr. Luis Oyola, requirió el
enjuiciamiento de los denunciados ya nombrados. Me correspondió entonces dictar el auto inicial de
sumario, calificando el delito como tentativa de asesinato y heridas graves. Al mismo tiempo, libré
mandamiento de aprehensión contra los sindicados, el mismo que fue entregado personalmente al jefe de
Policía capitán Saúl Becerra. Lamentablemente no fue ejecutado ese mandamiento por la influencia
política de que gozaban y el apoyo decidido que les prestaba el jefe del Comando del MNR Luis Sandóval
Morón, con cuyo respaldo cometían toda clase de atropellos. Alguna vez que lo encontré al señor Roda, le
pedí que se apersonara al juzgado para que ratifique la denuncia que había sentado en la Policía por la

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agresión de que fue objeto. Sin embargo no lo hizo, ni se constituyó en parte civil, seguramente por temor a
represalias".
"En vista de que el mismo interesado abandonó el juicio o no se hizo presente en él, a requerimiento del
Agente Fiscal Luis Oyola, concedí libertad provisional a los sindicados, luego de que Arnoldo Justiniano
estuvo encarcelado más de un mes por dicho motivo. El apresamiento de este sindicado sólo fue posible
después de mucho tiempo de consumado el delito".
En efecto, sólo cuando Luis Sandóval Morón perdió su poderío político, como
consecuencia de la posterior captura del avión "Constellation", del que nos ocuparemos
extensamente más adelante, pudo ser aprehendido dicho sindicado y encarcelado; pero por
falta de parte civil legalmente constituida, tuvo que concedérsele libertad provisional,
conforme sostiene el Dr. Paniagua.
En atención al delicado estado a que quedó reducido el señor Benjamín Roda, pocos días
después de la agresión que sufriera, tuvo que salir del país con destino a España, donde
requirió los servicios de uno de los famosos oculistas del mundo actual, el Dr. Barraquer.
Aún así, los daños que sufriera fueron tan considerables que persistieron por mucho tiempo,
sin que su restablecimiento hubiera sido completo. Según informaciones que poseemos, los
gastos que demandó dicha curación, sobrepasó los 45.000.000.- de Bs.
No obstante que los nombrados sindicados transitaban libremente por todos los lugares
públicos y continuaban con sus fechorías, ninguno de ellos fue aprehendido y entregado a
la justicia, en cumplimiento del mandamiento librado contra ellos. La Institución policiaria,
llamada por ley a resguardar el orden, proteger a las personas y hacer cumplir los mandatos
judiciales, era en esa oportunidad el reducto de todos los delincuentes y forajidos. Eran
tiempos en que más garantías tenían los elementos del hampa que los ciudadanos honrados.

UN CRIMEN EN LA PLAZA 24 DE SEPTIEMBRE

Aunque Luis Sandóval Morón, en sus elecciones prefabrícadas, había resultado electo
senador por el departamento que más humilló y en uso de esa fraudulenta representación
cruceña, el asiento de sus funciones se hallaba en la ciudad de La Paz, donde se encuentra
el Poder Legislativo, sin embargo, como muy poco tenía que legislar, era corriente verlo en
Santa Cruz, durante el mayor tiempo que duraba la legislatura de cada año. Y en los cortos
lapsos que tenía que trasladarse al asiento de sus funciones, quedaba en su reemplazo el
nombrado Alfredo Ribera Pinto, que reunía las condiciones requeridas para cometer los
atentados y crímenes que hemos narrado.
La ciudadanía cruceña, aterrorizada ante la consumación de semejantes atropellos y
torturas que jamás se habían cometido anteriormente, no atinaba a manifestar su protesta
por las constantes y reiteradas violaciones de sus garantías constitucionales, temerosa de las
más sádicas represalias de parte de esa jauría de famélicos lebreles, a quienes ningún
escrúpulo los detenía y que por añadidura contaban con el decidido apoyo de las
autoridades locales y nacionales, y lo que es peor todavía, cumplían consignas de los
dirigentes del partido de gobierno.
Detenciones arbitrarias, asaltos a domicilios, atracos en vía pública, tortoras y exacciones
económicas y otros métodos inventados por el MNR, continuaban con toda su furia como

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en los mismos tiempos de Rojas Pereyra. "Ñanderoga" seguía cumpliendo su papel de antro
de torturas para amordazar al pueblo cruceño y anular todo vestigio de rebeldía en nuestra
juventud. Gran cantidad de personas, sólo por no inclinar la cerviz ante el sátrapa –Luis
Sandóval Morón– aunque no pertenezcan a ningún partido político, eran conducidos á ese
tenebroso local y sometidos a los mismos vejámenes y torturas que había practicado y
enseñado Rojas.
Al mismo tiempo, los milicianos del comando departamental del MNR, unas veces
dirigidas por Julio Nery Escalante y otras por Gustavo Carrillo, atacaban a las personas en
la vía pública, ya sea de día o de noche, que para ellos era igual, y luego de ultrajarlos en la
forma más salvaje, las despojaban de todas las prendas más importantes que llevaban
encima, como ser: reloj, dinero, anillos, lapiceros, etc. En otras oportunidades, asaltaban
casas comerciales, obligando a sus propietarios o encargados a hacerles entrega de dinero
en efectivo o mercaderías que luego las vendían a buen precio.
La tarde del día 20 de septiembre de ese año, la plaza "24 de Septiembre" fue escenario
de otro episodio sangriento, como producto de esa época terrible que vivía Santa Cruz.
Hugo Menacho Carrillo, caído en desgracia dentro de las filas del moronismo, victimó con
arma de fuego a otro compañero suyo, antiguo compinche y que ahora, por rivalidades de
tipo económico, se habían convertido en enemigos capitales. La víctima respondía al
nombre de Luis Guzmán Córdova, funcionario de aduana en cuyo reemplazo debería
ingresar Menacho.
Guzmán se había resistido terminantemente a hacer entrega del cargo a Menacho,
apoyado por el jefe del comando del MNR, y la única solución que Menacho pudo
encontrar, fue acribillado a tiros, aunque fuera en plena plaza pública. Educado como había
sido en la escuela del crimen que instituyeron Rojas Pereyra y Sandóval Morón, para
ejercitar el más grande desprecio por la vida de las personas, nada significaba para él,
eliminar un hombre.

ANIVERSARIO CRUCEÑO

La efemérides departamental de dicho año, o sea el 24 de Septiembre, transcurrió como


cualquier otro día ordinario, con pocas variaciones, consistentes en los acostumbrados
desfiles escolares y los discursos elocuentes pero vacíos. La prensa nacional muy poco dijo
de ese aniversario departamental.
"E1 Diario" de la ciudad de La Paz, se concretó a registrar en sus páginas, un pequeño
artículo en que se refería a los aniversarios de Santa Cruz y Pando mientras que 10 días
antes, con ocasión del aniversario cochabambino, el 14 de septiembre, se editó una edición
de gala, con abundancia de gráficos y gran cantidad de artículos literarios e históricos de los
hombres más prominentes de ese hermano departamento. ¿Por que no se brindó el mismo
trato igualitario a los hermanos orientales? ¿Por qué la prensa paceña secundaba la obra de
relegamiento que el gobierno del MNR, efectuaba con Santa Cruz? ¿No creyeron que con
ese censurable procedimiento se hería el sentimiento bolivianista del pueblo?

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Cualesquiera que hubieran sido los argumentos que prevalecieron para actuar de esa
manera, no justifica de ninguna manera ese premeditado olvido. Ojalá que nunca vuelva a
ocurrir lo mismo.
En los últimos días de septiembre, viajó a la capital oriental el conocido odiador de Santa
Cruz, Eduardo Rivas Ugalde, en su calidad de Ministro de Gobierno, para configurar la
farsa de una presunta investigación oficial. Cuando regresó, después de algunos días,
manifestó en conferencia de prensa, que en Santa Cruz, existía completa tranquilidad y que
todos los incidentes ocurridos, eran simples riñas callejeras de tipo personal y no político.
Pero esta vez el decano de la prensa nacional, no se dejó convencer con los informes
oficiales y demostrando interés por lo que realmente ocurría en la ciudad grigotana,
despachó un enviado especial, para que investigue por cuenta propia todas las denuncias
que llegaban a la sede del gobierno. Producto de ese viaje, fue una serie de artículos que
desde el día 2 de octubre, "El Diario", comenzó a registrar en sus páginas. Comenzaremos
por transcribir parte del primero, cuyo título es el siguiente:
"PERSISTE EL TEMOR EN SANTA CRUZ ANTE LA RATIFICACIÓN DEL JEFE DEL MNR".- "N.
de R. - En días pasados "EL DIARIO" envió a Santa Cruz a uno de sus redactores para que informe sobre
lo que está aconteciendo en ese distrito, convulsionado en los últimos años por una serie de hechos
políticos. La información recogida por nuestro enviado será publicada en varias crónicas, una de las cuales
es la que sigue:
"Enorme desasosiego ha causado en Santa Cruz la ratificación de que fue objeto recientemente el señor
Luis Sandóval Morón, para seguir ejerciendo las funciones de jefe del comando departamental del MNR
en ese distrito".
A Sandóval Morón se le atribuye ser el autor del estado de intranquilidad –muchos califican de terror– en
que transcurre la vida cruceña. Y la verdad es que cualquier persona que visite en estos días la capital
oriental, advertirá que allí ha estado prevaleciendo la fuerza sobre la ley y que las autoridades carecían del
poder suficiente para lograr que Santa Cruz vuelva a la normalidad".
"Tal estado de cosas era del dominio de las autoridades superiores del gobierno y del partido oficial, pero
al parecer prefieren mantener la supremacía arbitraria de una persona sobre el derecho que tiene un pueblo
a vivir en paz y sin temor".
"Personas respetables con las que conversó este enviado especial dijeron al respecto: "sus matones –los de
Sandóval Morón– no dejarán vivir en paz a este pueblo que desea trabajar libremente", "mientras Sandóval
Morón esté en el comando del MNR de Santa Cruz, en esta tierra no habrá paz", "el gobierno se equivocó
al ratificarlo".
Nosotros diremos que no se equivocó, sino que obedecía estrictamente a los propósitos
del oficialismo de mantener aherrojado al pueblo cruceño; y el mejor y más servil
instrumento para ello era Luis Sandóval Morón, por reunir las condiciones que se requería
para constituirse en verdugo de un pueblo que lo acogió en su seno y en sus aulas de
instrucción.
'Es evidente –continúa la misma crónica– que en los últimos días han cesado los hechos de violencia que a
menudo se venían produciendo, pero con la ratificación del jefe del comando del MNR no se duda de que
pronto recrudecerán esos episodios. Entretanto, la otrora expansiva vida de los cruceños se ha tornado en
monástica. En las noches nadie quiere caminar; los lugares de diversión se ven ausentes de clientela y en
cada casa el temor de un incidente o atropello es casi normal".
'El ataque que sufrió la Policía por un grupo del comando del MNR en medio de insultos contra las
autoridades locales. En realidad, éste fue el motivo que determinó el último viaje del ministro de Gobierno
y del secretario ejecutivo del MNR, quienes han sido informados ampliamente del desarrollo de esta
acción. Pero al parecer el hecho no los impresionó y lo dejaron para sus "recuerdos".

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'El aspecto económico es determinante en esta sórdida lucha desatada por el cuando del MNR Para
mantener a más de 140 milicianos se ha recurrido al fácil expediente de extorsionar al comercio y a la
industria. Quien no cumpla con la obligación económica que se le ha fijado, es merecedor de amenazas y
muchas veces de lesiones de hecho".
'Las denuncias formuladas contra el comando del MNR, también sostienen que bajo su protección se
efectuaron contrabandos de consideración, sin que las autoridades aduaneras adoptaran las medidas
represivas de ley. Este aspecto lo abordaremos con mayor detenimiento en próxima crónica".
El mismo matutino paceño, en su edición del día lunes 3 de octubre, continúa registrando
las crónicas que contenían las informaciones recogidas por su enviado especial a la capital
oriental. En una parte de esta segunda crónica, contiene las declaraciones del Dr. Wálter
Suárez Landívar, Rector de la Universidad "Gabriel René Moreno", caracterizado por su
permanente defensa de Santa Cruz, concebidas en los siguientes términos:
"Con motivo del último hecho criminoso cometido a las 18 horas del día, en la plaza
principal y a dos pasos de la Policía, el Ejército se ha hecho cargo de la vigilancia de la
ciudad para asegurar el orden público. Desde entonces vemos patrullas nocturnas. Hay
cierta tranquilidad últimamente".
"Refiriéndose a otro aspecto: 'Soy también presidente del Club Social "24 de Septiembre" y a raíz del
asalto de que fui víctima, nos dirigimos al Presidente de la República y al ministro de Gobierno para
denunciar este nuevo atropello y pedir garantías. Hasta la fecha no hemos recibido respuesta alguna, razón
por la que el Club no pudo realizar el gran baile de gala que todos los años se ofrecía la noche del 23 de
septiembre. Tampoco hemos sabido que los asaltantes al Club hayan sido sancionados en forma alguna.
Hemos especificado nombres y apellidos, incluso los de las personas que observaron este atropello".
Este hecho demuestra que todos los atentados y crímenes que en forma cotidiana se
consumaban en la capital oriental, eran del completo agrado de Paz Estenssoro y toda su
camarilla gobernante. Era un sueño ilusorio pensar que el Primer Mandatario o algún otro
organismo pudiera poner fin a la ola de violencias que venía caracterizando la vida en la
capital cruceña. Todos los intentos que se hacían en ese sentido, no eran más que para
guardar las apariencias y hacer consentir a los ilusos. La presencia del Ejército en las calles
de Santa Cruz, no era más que parte de esa burda comedia que con tanta destreza
representaban los organismos del Gobierno. Ya hemos visto que el Comandante de la
Octava División, Cnl. Walter Garcia Agreda, fue copartícipe y encubridor de los desmanes
de Rojas Pereira y ahora lo era también de Sandóval Morón. Desde mucho tiempo atrás,
tuvo conocimiento en forma personal de los vandálicos ultrajes y torturas que se cometían
en "Ñanderoga" y nunca hizo nada ni por evitarlos, menos por sancionarlos. Hemos visto la
información de Gustavo Vargas, quien expresa que Julio Calvo en presencia del citado jefe
militar y el entonces Prefecto del Departamental, Cnl. Juan Morales Tórrez, lo flageló en
forma inmisericorde.
¿Qué esperanzas podía constituir para el pueblo cruceño, la presencia de este jefe militar
que siempre inclinó sus estrellas y dobló la cerviz ante los amos del momento?.
El tiempo nos daría la razón. No tendríamos que esperar mucho para constatar una vez
más que Santa Cruz nuevamente se veía burlada en sus más caras aspiraciones de vivir en
paz y tranquilidad.
Sandóval Morón, en alarde del cinismo y descaro que siempre caracterizó a todos los
esbirros del oficialismo, expresó en esa oportunidad que por todos los medios a su alcance,
reprimiría los hechos de violencia denunciados y las exacciones que sus lebreles

157
consumaban diariamente, pretendiendo hacer consentir que éstos actuaban por cuenta
propia y no por instrucciones y órdenes suyas. Los cruceños sabían que así era y por eso
jamás dieron crédito a sus hipócritas declaraciones de prensa.
El día 6 de octubre, el Ministro de Gobierno, Rivas Ugalde, se hizo presente en la
Cámara de Diputados, para prestar un informe oral respecto de las reiteradas denuncias
sobre hechos delictivos cometidos en la capital oriental, solicitado por algunos diputados
contrarios al sátrapa oriental. "El Diario", en su edición del día 7, entre otras cosas dice lo
siguiente:
"El Cnl. Eduardo Rivas Ugalde, hizo una exposición dando lectura a varios documentos que dan fe de las
gestiones que realizó ante las autoridades judiciales a fin de que se adopten las medidas tendentes a
imponer el orden y la ley en Santa Cruz y para la sanción de los culpables de estos atentados entre los que
se encuentran los señores (?) Arnoldo Justiniano, Edmundo Franco y Mario Rojas, que culminó con la
dictación del auto inicial del proceso y el mandamiento de aprehensión respectivo".
Refutamos al ministro de referencias en sentido de que no podía haber orden ni imperio
de la ley, mientras Luis Sandóval Morón continúe como jefe del comando movimientista,
que era el jefe de todos los asaltantes.
Por otra parte, hemos transcrito informaciones del Juez Instructor que dictó auto inicial
del sumario y libró mandamiento contra los delincuentes nombrados en último término, sin
que los sindicados hayan sido aprehendidos por las autoridades, no obstante que el
mandamiento fue entregado personalmente al Jefe de Policía y que los nombrados
maleantes continuaban en Santa Cruz, sin que nadie los moleste en modo alguno.
Otro diputado cruceño, moronista en desgracia, Jorge Flores Arias, respondiendo a lo
informado por el Ministro de Gobierno, expresó entre otras cosas lo que sigue:
'Las normas legales vienen siendo violentadas en Santa Cruz (¿no lo eran cuando él todavía era moronista
y estuvo dirigiendo las detenciones del día 23 de septiembre de 1956 en la plaza principal?), donde prima
actualmente el terror y la violencia, como prueban los atentados al diputado Correa y el ataque a una usina
eléctrica. El Fiscal doctor Loayza ha actuado en forma negligente mostrando una conducta sospechosa. Los
delincuentes se campean impunemente por las calles y plazas; y uno de ellos es empleado público".
Llama la atención que Jorge Flores Arias nada diga de los demás atentados y crímenes
que a diario se cometían. ¿Qué dijeron de los ultrajes a "Pollo" Franco, a Augusto Suárez,
Roda y muchísimos otros más? Para los corifeos del movimientismo, sólo tenían derecho a
gozar de garantías, los militantes del partido oficial.
En otra parte de la crónica que transcribimos, refiriéndose a lo expresado por el Ministro
de Gobierno, dice así:
"Agregó que era evidente que en Santa Cruz ocurrían cosas que no ocurren en los demás departamentos y
que incluso los archivos oficiales carecen de la seguridad necesaria y que por lo tanto no se puede guardar
reserva de ellos".
¿No estaba en las manos del ministro de Gobierno, evitar que ocurran esas cosas que no
ocurrían en los demás departamentos, vale decir, que imperaba un reinado de terror sin que
nadie quiera enmendarlo?.
Sus palabras textuales, significan una confesión de parte que releva de toda prueba y
hacen innecesarias mayores probanzas.
Tanto en la Cámara de Diputados, en la referida petición de informe, como en sendas
conferencias de prensa, el Ministro de Gobierno, el jefe del comando movimientista en
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Santa Cruz, como el jefe de Policía y el Prefecto del Departamento, expresaron
enfáticamente que en adelante no se volverían a repetir los atropellos y atentados que se
denunciaron; Sandóval Morón, en alarde de cinismo, expresó que su comando, a través de
sus forajidos milicianos, colaboraría con las autoridades en la conservación del orden
público y el respeto a la ley. Empero, mientras esto decía a la prensa, a sus lebreles impartía
instrucciones para reeditar con mayor destreza todas sus "valientes" hazañas. El día 21 de
septiembre, en horas de la noche, la propiedad del súbdito alemán Walter Freerking,
ubicada a dos kilómetros de la capital cruceña, fue asaltada por milicianos moronistas,
fuertemente armados, los mismos que después de golpearlo, no obstante su avanzada edad,
procedieron a desvalijar el inmueble, llevándose todo lo que mejor les pareció, conforme ya
era costumbre de ellos.
"El Diario", en su edición del día 9 de octubre, registra la siguiente información, bajo el
título "brutal atraco en su finca sufrió Walter Freerking G.", cuyo tenor literal es el
siguiente:
"La noche del 21 de septiembre último, el señor Walter Frerking, ciudadano alemán radicado en Bolivia
hace cincuenta años y padre del Rector titular de la Universidad de Sucre, sufrió un brutal atraco en su
propiedad denominada "Polanco", situada a dos kilómetros de Santa Cruz".
"Refirió a "El Diario" que alrededor de las 20 horas de ese día, cuando se hallaba ya acostado, irrumpieron
en su habitación tres individuos enmascarados, quienes lo golpearon brutalmente y se hicieron entregar Bs.
800.000.- aparte de apoderarse de un rifle automático, un receptor de radio y otros objetos".
"Indicó que huyeron precipitadamente al escuchar que se aproximaban algunas personas a la Casa de
hacienda, siendo ellos un vaquero y el capataz de la misma. Ambos encontraron al señor Frerking
ensangrentado en la terraza de la casa, donde había sido sacado por los delincuentes. Poco después se hizo
presente una comisión policial para tomar conocimiento de lo ocurrido, y posteriormente conducir al señor
Freerking a Santa Cruz para recibir atención médica".
"El damnificado del atraco reiteró a "El Diario" lo que había declarado a la Policía, en sentido de que no le
cabe duda de que los asaltantes eran los mismos que en julio de 1959 requisaron "Polanco" por orden del
Control Político en busca de armas (léase en busca de qué robar)".
En esa forma las autoridades velaban por la preservación del orden y el imperio de la ley.
Esa era la colaboración que el comando del MNR, prestaba al pueblo cruceño. La clase de
atentados de que fue víctima el señor Frerking, era el típico asalto que caracterizó el terror
moronista, ensayado en primer término por el chacal de "Ñanderoga".
El mismo matutino paceño, en su edición correspondiente al día 24 de octubre,
encontramos otra información, bajo el siguiente epígrafe:

"FUE AGREDIDO POR LOS MILICIANOS DEL COMANDO DEL MNR DE


SANTA CRUZ"

"Visitó ayer nuestra redacción el señor Julio Landívar Gil, para sentar denuncia por un atentado de que fue
objeto el viernes de la semana pasada, por parte de milicianos del comando del MNR, de dicha ciudad".
"Explicó el señor Landívar que, después de una ausencia de 18 meses retornó el día mencionado a Santa
Cruz, insistentemente llamado por sus familiares para concurrir a una celebración íntima".
"A poco de su llegada, alrededor de las 15 horas, irrumpieron violentamente en su domicilio quince
hombres armados".

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"El señor Landívar, actuando rápidamente, logró escapar de la casa y llegar a la calle por otra casa, luego
de saltar algunas paredes".
"Afirmó que el propósito de los asaltantes fue victimarlo, pues los milicianos que ingresaron a la casa
estaban armados, igual que otros –aproximadamente cuarenta– que rodearon todo el manzano".
"Bajo amenazas de muerte por parte del jefe del comando y aprovechando la protección que le brindó el
jefe de Policía, el señor Landívar pudo salir de la ciudad ese mismo día, al caer la tarde, en un avión de
propiedad particular".
"El señor Landívar dijo que en aquel asalto fueron golpeados sus familiares y acusó de su comisión a Luis
Sandóval Morón y Julio Nery.
La anterior denuncia no solamente involucra a los nombrados en último término, sino
también a las autoridades políticas y de un modo expreso al Jefe de Policía, pues,
conocedor como era del atentado de que fue objeto el señor Landívar, se concretó a
facilitarle la salida de Santa Cruz, reconociendo con esa actitud, que en la capital oriental
no existían garantías para quienes no comulgaban con el matonaje organizado por Sandóval
Morón. El deber de esas autoridades, inmediantamente de informados del asalto que sufrió
el domicilio del señor Julio Landívar, era aprehender a los autores y entregarlos a la justicia
ordinaria.
Extraño procedimiento el de las autoridades cruceñas en ese negro período de la vida de
Santa Cruz. La Historia las juzgará con la máxima energía.
Las denuncias que enviaba el diputado Carmelo Padilla a la sede del gobierno y
registradas en la prensa paceña, eran constantes, denunciando atentados contra choferes y
dirigentes sindicales que no eran adictos a Sandóval Morón. La Federación de
Transportistas "16 de Noviembre", fue asaltada por milicianos moronistas, después de la
derrota que sufriera la fórmula encabezada por Adán Weber Salvatierra, apoyada por el
comando del MNR
Inútil fue el envío de 200 carabineros más para reforzar la Policía y el cambio del Mayor
Arturo Fortún por el Capitán Heberto Lema, si el principal culpable y autor de todos los
atentados, merecía todo el apoyo incondicional de Paz Estenssoro y Rivas Ugalde, para que
continúe aherrojando al pueblo cruceño.
Transportistas y dirigentes sindicales que no compartían con el cacique de turno de
"Ñanderoga", tuvieron que abandonar la capital oriental, en vista de la absoluta falta de
garantías y el imperio del terror reinante.
Como corolario de los atentados y persecuciones de que eran objeto Carmelo Padilla y
sus adherentes del gremio de choferes, culminó en los últimos días del mes de noviembre,
cuando un grupo de milicianos moronistas, en horas de la noche, asaltaron el domicilio de
dicho diputado, ubicado en el lugar denominado "Santa Rita", sobre la carretera asfaltada a
Cochabamba, a 40 kilómetros de distancia, aprovechando que el dueño de casa se
encontraba ausente en La Paz. La esposa de éste que se resistió a los asaltantes, fue
golpeada con puños y puntapiés, después de lo cual, saquearon completamente el inmueble,
destruyendo lo que no podían robar.
Vanos fueron los reclamos efectuados por Padilla ante el Poder Ejecutivo. Una pequeña
subvención económica terminó con sus denuncias. Como esposo y marido no supo salir por
los fueros de su dignidad, aplicando por su cuenta el correctivo que se merecían los
cobardes asaltantes, ya que de la justicia y de los poderes públicos nada podía esperarse.

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Mientras tanto, también continuaban los asaltos al comercio y a la industria. Como pese a
la censura impuesta a la prensa, esos desmanes se hicieron públicos, Sandóval Morón,
nuevamente haciendo alarde de impostura y de cinismo, manifestó que él renunciaría si sus
forajidos continuaban con esos mismos procedimientos. Actitud teatral muy digna de un
cacique de esa catadura moral. Era necesario ser muy ingenuo para caer en la trampa de esa
vulgar comedia que quería desempeñar.

LA REVOLUCIÓN CHUTA

Para nadie es desconocida la permanente escisión que sufrió el MNR, como


consecuencia de la falta de una línea bien definida. Así, mientras unos eran de tendencia
izquierdista, como Juan Lechín y sus seguidores, había otros que se inclinaban por una
línea de tipo socialista moderado.
Estas escisiones que se produjeron en escala nacional inmediatamente después del 9 de
abril de 1952, tuvieron su repercusión en todas las capitales de departamento, inclusive en
los comandos especiales de las provincias. Sin embargo, no siempre estas escisiones eran
de orden ideológico; las continuas riñas y peleas internas en el entonces partido oficial,
tenían como origen la distribución de los cargos públicos y la dirección del MNR, para de
allí controlar todas las instituciones, especialmente aquellas que representaban jugosos
ingresos económicos. Lo más curioso de estas escisiones es que eran siempre dirigidas y
fomentadas desde las altas esferas gubernamentales. Una de las mayores satisfacciones de
Paz Estenssoro, era la de hacer pelear a los militantes de su partido, como a simple lebreles
por una mísera presa que despectivamente les arrojaba. Nada le importaba que por ello
tenga que correr sangre en forma profusa, precisamente dentro de sus mismas filas. Era el
Nerón boliviano que se deleitaba con el dolor de sus propios secuaces.
El MNR, en Santa Cruz también se dividió tan pronto llegó al poder. El caudillo que
dirigió una de esas facciones fue Luis Sandóval Morón, quien mereció todo el favor oficial,
toda vez que no lo detenía ningún escrúpulo ni principio moral; podía asesinar a sangre fría
como el caso de Jaime Barros, apresar, torturar y flagelar a sus más allegados cuando se le
ponían al frente o desobedecían sus ordenes; también podía calumniar y denigrar a sus
enemigos, como también negar después con el más descarado cinismo todo lo que hacía.
Era el maestro de la simulación y la comedia, que en forma ideal reunía todos los atributos
para convertirse en el verdugo del pueblo cruceño, cuyas aspiraciones de superación y
progreso habían encontrado en él un fuerte muro de contención.
En las elecciones para la jefatura del Comando Departamental del MNR, realizada en
octubre de 1959, uno de los más peligrosos contendores de Luis Sandóval Morón había
sido Oscar Barbery Justiniano, que dirigía otro sector del oficialismo. Producido el triunfo
del primero de los nombrados, en la forma que lo tenemos relatado en el capítulo
respectivo, Barbery quedó en situación desventajosa con toda la militancia que lo seguía,
pasible de sufrir las mismas persecuciones que soportaban quienes no comulgaban con el
partido oficial. Oponerse a la política de saqueos y de violencias de Luis Sandóval Morón,
era un delito de lesa humanidad que debería ser sancionada con el más duro y denigrante
castigo.

161
Después de algún tiempo, Oscar Barbery todavía conservaba a su lado algunos militantes
que formaban filas en su sector y que en un acto de lealtad se habían negado
obstinadamente a pasarse al tolderío dominante de Sandóval Morón que con mano
generosa distribuía los cargos públicos y otras prebendas a todos sus obsecuentes.
La noche del día 10 de diciembre, Barbery había logrado reunir un buen grupo de todos sus
seguidores en un local de la plaza "Blacut" (hoy denominada "Héroes del Chaco"), situada
en el extremo sud de la ciudad, donde permanecieron toda la noche hasta la mañana
siguiente. Infelizmente no hemos podido establecer con precisión cual era el objetivo de
esta concentración de movimientistas del sector de Barbery. Una de las víctimas de los
atropellos que sobrevinieron a esta reunión y que en forma involuntaria se vio envuelta en
la misma, nos dice lo siguiente:
"Más o menos a las ocho de la mañana del indicado día, nos avanzó la gente de Luis Sandóval Morón,
encabezados por Julio Nery Escalante, Rodolfo Ibáñez, Alfredo Ribera Pinto y otros más, los mismos que
sorpresivamente nos asaltaron, armados de revólveres, pistolas, ametralladoras, etc.".
"Los dirigentes arriba nombrados ordenaron de inmediato a todos los milicianos que les acompañaban,
también armados de ametralladoras y machetes que nos ultrajen a su modo".
"En el acto, ingresaron todos los milicianos de Sandóval Morón que eran numerosos y nos emprendieron a
golpes de puño, patadas, culatazos, machetazos, etc., in tentado incluso meternos los machetes al
estomago, En ese momento se hizo presente el jefe de Policía de esta ciudad, Mayor Lema Aráoz con el
pretexto, de evitar atropellos, pero en su presencia se consumaban los más brutales ultrajes, sin que él diga
nada".
"A continuación, a Oscar Barbery, Desiderio Méndez, Golo Bravo, Rafael Uribe y a mí, nos embarcaron en
un jeep y nos trajeron al "Ñanderoga", o sea al Comando Departamental del MNR Al ingresar a ese local,
nos recibieron los milicianos de dicho comando, los mismos que desde la entrada, nos metieron a patadas y
puñetes, hasta la enfermería, donde estuvimos sólo un momento".
"Después de unos breves instantes, Luis Sandóval Morón ordenó que Barbery y Bravo sean llevados al
cuartel de Villa San Luis. El único que se quedó en la enfermería fue Desiderio Méndez, que ya tenía las
costillas fracturadas como consecuencia de los anteriores ultrajes. A Búster Banegas, Uribe y a mí, nos
llevaron a un cuarto sucio, donde nos encerraron".
"A la una de la mañana, entró personalmente Luis Sandóval Morón con una linterna al cuarto donde
estábamos. Al reconocerme, me sacó a puntapiés, expresando que a mí a quien buscaba. Me llevó al patio,
donde me hizo desnudar con los milicianos y también me hizo atirantar en el suelo, mediante los mismos
que me agarraban de pies y manos. A continuación y siempre por orden de Sandóval Morón, el patio
quedó a media luz y acto seguido comenzaron a flagelarme, tendiéndome de bruces, al mismo tiempo que
el propio Sandóval Morón me exigía que declare donde estaban las armas. Como yo nada sabía, siguieron
los ultrajes. En un momento dado, el mismo Morón me tomó la cabeza con ambas manos y me propinó un
puntapié en la que me tumbó cuatro dientes postizos. Posteriormente yo me desmayé y no supe más.
"A un metro o dos de donde yo estaba atirantado en el suelo, se encontraba una fila de sillones en forma de
media luna, en los cuales se hallaban sentados, presenciando los ultrajes, las siguientes personas: Ernesto
Ferrante, Adán Weber, Lucio Rocabado, Napoleón Urquidi y otros más que sólo conozco de vista. De pie y
paseándose por el patio se hallaban Alfredo Ribera Pinto, Julio Nery y otros más que no recuerdo".
"Cuando volví en sí, después de mi desmayo, me llevaron alzado más adentro, donde me pusieron al
chanchito, o sea de plantón con los pies en la pared y las manos abajo. Allí, dos milicianos me ultrajaban
con puntapiés en la caja torácica, resultado de lo cual aún tengo algunos dolores como especie de tumor.
Este castigo duró más o menos una media hora. Después de esto me llevaron a mi celda".
"Al día siguiente más o menos a las siete de la mañana, nos sacaron al patio a Oscar Barbery que lo habían
traído de Villa San Luis, Golo Bravo y a mí, donde Sandóval Morón dijo que nos haría fusilar, para lo cual
emplazó al frente dos ametralladoras con dos milicianos".

162
"Oscar Barbery, cuando regresó de Villa San Luis, presentaba varias heridas en la cabeza y la cara,
productos de los golpes que le habían dado allá".
Cuando Sandóval Morón intentó fusilarnos, Barbery le dijo: "Pero Lucho, cómo vas a hacer eso, si somos
compañeros", a lo que el otro le respondió con una burla".
La transcripción literal de una de las víctimas de esos ultrajes que se consumaban aún
con los mismos movimientistas de otro sector, nos deja ver claramente el temperamento
sanguinario y despiadado con que procedía Sandóval Morón con quienes no inclinaban la
cerviz ante su soberbia.
Sin embargo, lo extraño en Oscar Barbery radica en que pronto olvidó esos ultrajes y
humillaciones de que fue objeto de su tradicional rival, Sandóval Morón. Después de la
revolución del 4 de Noviembre de 1964, ambos enemigos irreconciliables de ayer, se
unieron como jefe y subjefe del MNR, en Santa Cruz. Alguien, muy extrañado por esta
unión y por esta falta de escrúpulos y de sentimientos, preguntó a Barbery, cómo los
consideraba estos ultrajes y el simulacro de fusilamiento, el interrogado contestó restante
importancia a esas violencias y que eran el producto de las luchas internas en el MNR.
Pero Sandóval Morón, no se conformó con los brutales ultrajes que en forma personal
propinó a sus víctimas y al mismo Barbery, conforme lo hemos visto, sino que dispuso que
todos los seguidores de éste, sean despojados de todos los lotes que les hubiesen sido
entregados en la repartija de propiedades urbanas que fueron asaltadas y luego distribuidas.
A Luis Sandóval Morón nada le importaba que los hijos y esposas de sus víctimas queden
abandonados, sin techo ni abrigo. Eran tanta su fobia y tan crueles sus procedimientos que
ningún sentimentalismo lo detenía. A este acontecimiento lo bautizó con el nombre de
Revolución Chuta, porque él consideraba que Barbery pretendía derrocarlo de la jefatura
del Comando movimientista.

CAMBIO DE PREFECTO DEL DEPARTAMENTO

Ya dijimos anteriormente que al ser designado Pedro Maillard como Prefecto del
Departamento de Santa Cruz, intentó devolver al pueblo cruceño, por lo menos algunas
libertades que le habían sido conculcadas por Rojas y Sandóval Morón. Ya hemos visto
también que esa actitud no fue del agrado del jefe del comando del MNR, quien veía en ello
un serio peligro para su estabilidad. Por estas circunstancias, las anteriores relaciones
cordiales entre Sandóval Morón y Maillard, se fueron deteriorando hasta llegar a hacerse
tirantes. La presencia de Maillard en la Prefectura del Departamento, constituía en cierto
modo un obstáculo para la ola de terrorismo y vandalaje que imperaba en la capital cruceña
y para los satánicos propósitos del jefe político oriental. Es cierto que desde la asunción al
poder del MNR en 1952, las Prefecturas –especialmente la de Santa Cruz– quedaron
reducidas a simples comisarías políticas, subordinadas en todo sentido a los caprichos y
arbitrios del jefe del comando movimientista. Sin embargo, en el caso de Maillard, éste, con
sólo dejar de colaborar ni apoyar con obsecuencia y servilismo los actos de barbarie
perpetrados por el oficialismo, representaba un estorbo en esas tenebrosas circunstancias.
Sandóval Morón, sediento siempre de mando, se había acostumbrado a que todas las
autoridades, servilmente obedezcan y secunden su política de violencias y de atracos. Todas

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–según él– tenían que lanzarle loas, echarle incienso y hacerle genuflexiones. Aunque los
atropellos de todo género no habían disminuido en lo más mínimo, empero, la primera
autoridad departamental, por lo menos no apoyaba esos desmanes, aunque no estaba en sus
manos el reprimirlos y por esa razón no era la autoridad ideal que él necesitaba. Pero tenía
en sus manos todos los recursos para obtener su destitución, aunque mediante la calumnia y
la difamación que fueron siempre sus armas favoritas que las manejó con extraordinaria
destreza y habilidad. El primer paso sería hacerle insostenible la situación en esas
funciones, responsabilizándolo de todo lo que ocurriera. El resto sería muy fácil.
Desde el mes de noviembre comenzaron las manifestaciones públicas de todos los
adherentes de Sandóval Morón, hábilmente manejados por éste, las mismas que recorriendo
las principales arterias de la ciudad y concentrándose en la plaza principal, lanzando
insultos y dicterios de todo calibre contra la primera autoridad, exigían su renuncia. Estas
manifestaciones estaban compuestas por hombres y mujeres de condición humilde,
procedentes de alrededores de la ciudad y otros lugares más alejados, en su mayoría
analfabetos, traídos mañosamente por orden del jefe movimientista con razones y pretextos
que ellos no entendían. Después de hacerlos embriagar con ingentes cantidades de alcohol
obtenidas violentamente de los ingenios azucareros y destilerías de alcohol, los lanzaban a
la calle para que protesten por cosas que ellos no conocían.
Estas manifestaciones "voluntarias", como las llamó Sandóval Morón aún sabiendo que
no eran así, se sucedieron durante un período de más de quince días, con algunos
intervalos; algunas de ellas estuvieron matizados por juegos pirotécnicos, quemando un
muñeco que los manifestantes llevaban consigo y que representaba a la primera autoridad
del departamento.
Por su parte, el periódico oficial "Aurora", adicto a Luis Sandóval Morón, desató una
tremenda campaña de desprestigio y de infamias contra Maillard, insistiendo en su
inmediata destitución. El Consejo Político del Comando Departamental, dócilmente
manejado por el jefe de ese organismo partidario, elevó al Ministerio de Gobierno, una
exigencia para el cambio de la nombrada autoridad; al mismo tiempo, proponía una terna
para la designación de nuevo Prefecto, encabezada por el abogado Oscar Gómez, el único
catedrático de la Universidad "Gabriel René Moreno" adicto a la línea de Sandóval Morón.
El entonces Ministro de Gobierno, Eduardo Rivas Ugalde, de conocida fama por sus
expediciones punitivas y su odio refinado contra el pueblo cruceño, si bien no accedió a
designar Prefecto de Santa Cruz en la persona del abogado que encabezaba dicha terna, en
cambio designó a un militar tan dócil y obsecuente a los mandatos del jefe político oriental
que su presencia no era más que una simple figura decorativa. Las doradas charreteras del
General René González Torrez se inclinarían muy reverentes ante la omnipotencia del
cacique cruceño. Este militar ya anteriormente había participado de las invasiones armadas
que se abalanzaron sobre Santa Cruz. El 14 de diciembre tomaba posesión la nueva
autoridad departamental.
De esta manera, la suerte de la capital oriental se hallaba sellada nuevamente. Todo
vestigio de esperanza quedaba virtualmeate anulado. Los atentados terroristas no sufrirían
interrupciones ni interferencias. Por el contrarío, en el nuevo Prefecto, los bandoleros de
Luis Sandóval Morón encontrarían al entusiasta animador e incondicional encubridor de
todas las fechorías.

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Pocos días antes, la propiedad sud-urbana del señor Pablo Seng Koetzel, súbdito alemán
avecindado en Bolivia por más de 50 años, denominada "Villa Victoria" había sido asaltada
y destruida por las hordas moronistas encabezadas por José Victoriano Méndez. De nada
valieron los reclamos ante el Supremo Gobierno ni el hecho de tener su documentación en
orden y haber sido declarada inafectable la propiedad de referencia. Ante los caprichos y la
omnipotencia del sátrapa, nada valían las leyes.

OTRA PÁGINA DE SANGRE EN "ÑANDEROGA"

Los ex-cadetes del Colegio Militar de Irpavi, dados de baja de esa Institución por la
valiente defensa que efectuaron de la Junta Militar de Gobierno que presidía el General
Hugo Ballivián, en los acontecimientos revolucionarios del 9 de abril de 1952, habían sido
sañudamente perseguidos durante el régimen movimientista, a excepción de aquellos pocos
que se inscribieron al MNR.
Uno de ellos fue el ex-cadete Hernán Pareja Egüez, quien, al igual que todos los cruceños
bien nacidos, se había identificado en forma efectiva con las aspiraciones de su pueblo,
habiendo tenido que sufrir las consecuencias del avasallamiento a Santa Cruz, andando
prófugo durante muchos meses por algunas provincias orientales del departamento.
En el mes de diciembre de 1960, en la creencia equivocada de que se respetarían las
garantías ciudadanas y que las bajas pasiones políticas de los hombres del gobierno,
cederían ante la imperiosa necesidad de imponer un clima de paz y de progreso en todo el
ámbito nacional, regresó a su ciudad natal, con el deseo de pasar una feliz Nochebuena al
lado de los suyos.
Un domingo que se encontraba departiendo con sus amigos en la boîte "La Pascana" fue
apresado por un grupo de milicianos del comando departamental del MNR encabezados por
Rodolfo Ibáñez Justiniano y Julio Nery Escalante, los mismos que en ese instante lo
condujeron al mirífico "Ñanderoga", donde fue ultrajado de inmediato con culatazos de
fusil, golpes de puño, puntapiés, latigazos, etc., hasta dejarlo completamente
ensangrentado.
Pero esto fue sólo el comienzo. Cuando los verdugos observaron después de un momento
que la víctima trataba de reanimarse, nuevamente lo arrastraron hasta el patio, donde los
mismos individuos que lo capturaron, incluyendo esta vez a Edmundo Franco (alias Jonjo),
después de desnudarlo completamente y maniatarlo, procedieron a flagelarlo salvajemente
con alambre de púa, hasta dejarle el cuerpo saturado de llagas que causaban verdadero
espanto.
Este inhumano castigo, inspirado y ordenado por la mentalidad troglodita de Luis
Sandóval Morón, era espectado con satisfacción por los jerarcas del oficialismo, entre los
que la víctima reconoció a Alfredo Ribera Pinto, lugarteniente de aquel.
Después de algunos días de rigurosa incomunicación, Pareja fue arrojado al corredor
exterior del tenebroso local, para que se dirigiera a su domicilio si es que su estado se lo
permitía. Fue necesario que pasara por allí un amigo suyo en su movilidad para que lo
recogiera, pues el damnificado aún no podía caminar ni siquiera detenerse en pie. En su

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casa tuvo que someterse a un largo tratamiento médico. Durante varios días permaneció
postrado en cama en una sola posición, porque sus sangrantes heridas no le permitían
moverse.
Como si eso fuera poco todavía, Pareja tuvo que salir de la ciudad, después de su
curación, para deambular por las provincias aledañas, pues su vida corría peligró en la
capital cruceña.
Por esos mismos días, también fueron aprehendidos los jóvenes Guillermo Bánzer Ojopi
y Alfredo Suárez Montero. El primero de ellos, fue aprendido en la misma plaza "24 de
Septiembre" y conducido al terrorífico "Ñanderoga", donde fue ultrajado con golpes de
puño, puntapiés, latigazos, culatazos de fusil etc., hasta hacerlo desmayar, ocasionándole la
caída de toda la dentadura. Dirigía estos ultrajes el ya conocido verdugo Rubén Muñoz
Caballero que últimamente culminara su carrera criminosa, asesinando a un ciudadano
indefenso en la localidad de Comarapa, donde desempeñaba nada menos que las funciones
de jefe del Departamento de Investigación Criminal (D.I.C.), acompañado y protegido por
lo movimientistas que aún se hallan en función de gobierno.
Después de esto, al igual que todas las víctimas de aquella terrible época, en ocasiones
posteriores nuevamente fue objeto de otras detenciones, pues quienes eran marcados por los
verdugos que dirigía Luis Sandóval Morón o Rojas Pereyra, tenían que abandonar la
ciudad, so pena de caer otra vez en las garras de los lebreles.
Suárez Montero también fue apresado por los mismos milicianos que dirigía Julio Nery
Escalante, cuando se divertía en la boîte "La Tropicana", siendo igualmente conducido a
"Ñanderoga", pese a que la víctima se defendió heroicamente contra la numerosa jauría que
finalmente lo dominó mediante culatazos y puntapiés. A la noche siguiente de su
apresamiento, fue sacado de su celda hasta el patio, donde lo asaltaron más de 20
milicianos, todos del interior, ultrajándolo con golpes de puño, latigazos, puntapiés,
culatazos de fusil, etc., hasta hacerlo desmayar. Despertó en su celda, sólo después de
varias horas.
El delito que estos jóvenes habían cometido, al igual que el de todas la víctimas de esta
noche tormentosa sin parangón, no era otro que el de haberse identificado plenamente con
todas las aspiraciones de su pueblo. Con el martirologio de ellos, se cerraba un año más de
oprobio, de crímenes y de latrocinios sin precedentes, presagiando nuevas horas de luto y
de tragedia en el año que se avecinaba.

AÑO DEL CUARTO CENTENARIO DE SANTA CRUZ


El año de 1961 se presentaba bajo estas sombrías proyecciones. Era un nuevo año más,
cubierto de negros crespones que ahogaban en las gargantas todo grito de entusiasmo y
alegría por tan significativo acontecimiento y que en otras ocasiones hacía desbordarse de
júbilo al pueblo cruceño, tan famoso y tradicional en sus expresiones de esta índole. Era
otro año más que trocaba en amargura y desengaño, las rosadas esperanzas que en similares
oportunidades abrigaban los corazones al iniciar un nuevo año en la rueca de la existencia.
Los tiernos capullos de la ilusión se marchitaban antes de abrirse. La alborada de un
ansiado día de paz y bienestar, se cubría de oscuros nubarrones y en los esperanzados
rostros y la sonrisa se convertía en muda tristeza por las negras horas que se anunciaban.

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La ironía del destino había querido que precisamente este año de 1961 que llegaba en
esta forma, sea el año en que Santa Cruz debería cumplir los cuatro siglos de su fundación.
No ocurriría como con otras ciudades bolivianas que habían celebrado igual
acontecimiento, como Sucre, Potosí y La Paz, donde, con muchos años de anticipación, se
habían creado los respectivos Comités Pro-Cuarto Centenario mediante leyes especiales y
se los había dotado de recursos propios, con la creación de impuestos, para que cada uno,
en forma independiente, haya iniciado importantes obras urbanas con su propio
presupuesto. Nadie olvidará los grandes preparativos de que estuvo rodeado el IV
Centenario de la Fundación de La Paz, ni las espléndidas celebraciones del 20 de octubre de
1948. En esa oportunidad se editó una importante monografía de dicho departamento.
¿Santa Cruz no tendría derecho a hacer lo mismo?
Cuando las autoridades y organismos representativos cruceños, solicitaron al Supremo
Gobierno de la Nación, la dictación del respectivo decreto creando el Comité Pro-Cuarto
Centenario de la fundación de Santa Cruz, se pusieron oídos sordos. Por el contrario, se
lanzaron toda clase de denuestos contra los cruceños.
Muy a regañadientes y en forma por demás tardía e incompleta, se dictó la disposición
que creaba dicho organismo, es decir recién en 1959. Decimos incompleta porque al
establecer las instituciones que deberían integrar el Comité Pro-Cuarto Centenario de la
Fundación de Santa Cruz de la Sierra, no se tomó en cuenta a organizaciones que deberían
jugar papel descollante, como la Sociedad de Estudios Históricos y Geográficos que
aglutina en su seno a todos los intelectuales cruceños. En ese importante cenáculo se habían
elaborado dos interesantes programas de realizaciones; el uno era originario del prestigioso
historiador Hernando Sanabria Fernández y el otro del muy ilustre vate oriental Dn. Raúl
Otero Reiche. También se incurrió –deliberadamente– en la omisión de no crear los
impuestos respectivos con los cuales el flamante Comité debería sostenerse en forma
independiente y planificar la construcción de las principales obras urbanas, en este caso, el
alcantarillado, luz eléctrica, aguas potables y asfaltado, como también la publicación de una
monografía completa de todo el departamento de Santa Cruz.
En esta forma, el Comité Por-Cuarto Centenario estaba llamado a convertirse en un
organismo más de tipo burocrático, sin ninguna acción efectiva, subordinado a las dádivas
de los poderes centrales.
Recién en el mes de abril de 1959, logró instalar una pequeña oficina en una reducida
habitación facilitada gratuitamente por el Club Social "24 de Septiembre". El Presidente
nato era el entonces Prefecto del Departamento, Dr. Hugo Méndez Ibáñez.
¿Qué podía entonces esperarse de un organismo autónomo sin los suficientes recursos
económicos propios?
¡Nada! ¡Absolutamente nada!.
Y ese era el propósito de Siles Zuazo y del partido de gobierno, incluyendo los militantes
y dirigentes cruceños. La primera parte de la burla que nos estaba jugando el primer
mandatario, ya se estaba cumpliendo. Lo demás, se cumpliría muy pronto.
En efecto, tan pronto como se consumó la invasión a Santa Cruz por las hordas de
Ucureña, el 27 de junio de 1959, lo primero que hicieron los movimientistas, con la
aquiescencia del cruceño Haroldo Zambrana, fue clausurar el modesto local donde el

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Comité Pro-Cuarto Centenario se había instalado provisionalmente, llegando incluso a
retirar el tablero respectivo. El nuevo Prefecto que virtualmente debería asumir la
presidencia de ese organismo, implícitamente dio por terminadas las funciones de esa
flamante institución.
Desde entonces ninguna autoridad, ni política ni administrativa volvió a pensar en la
proximidad de nuestro Cuarto Centenario. Así transcurrió hasta que llegó el 26 de febrero
de 1961, sin que se haya adoptado ninguna medida tendiente a magnificar ese importante
acontecimiento.
Esta memorable fecha traía a la memoria nada menos que la fundación de Santa Cruz de
la Sierra, por el bravo capitán extremeño Dn. Ñuflo de Chávez, en las faldas de las
serranías de Chiquitos, a orillas del arroyo del Sutós.
Desde entonces, muy largo resultó el camino recorrido para llegar a esta grave
encrucijada de su cuatricentenaria existencia, sin los más elementales recursos para
sobrevivir como ciudad de gente civilizada. Cuatro siglos no habían sido suficientes para
lograr las conquistas más indispensables. A través de cuatro centurias de cotidiano luchar,
había contribuido con todo el esfuerzo y la inteligencia de sus hijos más preclaros, con la
riqueza de sus intérminas praderas y de sus bosques milenarios, con la sangre ebúrnea de
sus entrañas. Lo había dado todo en aras de la grandeza nacional y nunca había pedido
nada. Y cuando lo hizo, se le respondió con la infamia y la calumnia vil; con el látigo y la
mordaza del verdugo para acallar todo pedido de justicia y de progreso.
Por eso, al cumplir los 400 años de vida, se encontraba sin aguas potables, sin luz ni
alcantarillado, ni asfaltado; en suma, sin ninguno de los recursos de vida de toda ciudad
civilizada. Sin embargo, de Santa Cruz salían para los cuatro puntos cardinales de Bolivia,
los convoyes de camiones transportando azúcar de primera clase, café de la mejor calidad,
suela, maderas de las más finas, alcohol, frutas y toda clase de artículos de primera
necesidad para todo el país, sin recibir nada por tanta bonanza. Sus calles se encontraban en
peores condiciones que cualquier camino de herradura. Sandóval Morón les había dicho a
sus adictos analfabetos que el asfalto era "sólo para que transiten los automóviles de los
rosqueros" y que la gente del pueblo no lo necesitaba.
Algunos días antes, para justificar un fuerte desembolso del erario departamental, se
había encomendado a la Corporación Boliviana de Fomento para que asfaltara –sin el
previo alcantarillado– las 8 manzanas adyacentes a la plaza principal. Empero, este
remedio, en principio resultó mucho más grave que la enfermedad, pues, era una verdadera
levadura negra que hacía meterse hasta los tobillos a todas las personas que por sus
necesidades se veían obligadas a cruzar estas calles "asfaltadas". Ante la protesta general,
Luis Sandóval Morón quiso aparecer como el divino redentor y rector de la vida ciudadana,
haciendo apresar a los "ingenieros" que efectuaron tal trabajo, aunque pronto los hizo poner
en libertad, pues a él sólo le interesaba lavarse las manos ante el pueblo y tratar de ganarse
el afecto que nunca lo mereció.
Inmediatamente, tuvo que efectuarse un mejor asfalto, con una nueva erogación para el
Tesoro departamental, aunque la duración de este último también fue efímera,
especialmente cuando algunos años después tuvo que darse comienzo al trabajo de
alcantarillado. Estos experimentos, costaron al pueblo cruceño, la suma de 400.000.- Bs.

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De tal suerte, contrariamente a los festejos que se habían programado en otras ciudades
con motivos similares, en Santa Cruz se redujeron a un acto académico preparado por la
Universidad "Gabriel René Moreno", una recepción en el Ayuntamiento a Paz Estenssoro,
que para eso sí se había acordado de Santa Cruz, es decir, ara que le rindan honores y sus
corifeos le hagan genuflexiones; finalmente la coronación de la Reina del Cuarto
Centenario.
Cuando se esperaba que para esa oportunidad se entreguen o se de comienzo por lo
menos a las obras urbanas, ni siquiera se habló de ese palpitante problema como si no lo
sintiéramos en cada instante. Todos los proyectos del efímero Comité Procuarto Centenario
y de la Sociedad de Estudios Históricos y Geográficos, fueron a dar al canasto, quedando
sólo para el recuerdo. La importante obra monográfica ya concluida del escritor cruceño
Dn. Daniel Pérez Velasco, no pudo ver la luz pública, por falta de recursos económicos,
pues, nadie, ni en Santa Cruz ni en La Paz, quisieron financiar su aparición. El peregrinaje
del autor, desde el Palacio Quemado hasta algunos ministerios, sólo mereció las consabidas
promesas palaciegas sin ningún contenido positivo. A los organismos oficiales y a los
consorcios comerciales o industriales, poco les interesaba la aparición de tan importante
obra literaria.
Durante el resto del año, se celebraron en Santa Cruz varios cónclaves nacionales como
ser: la VIII Convención Nacional de Contadores, el VI Congreso Nacional de Médicos, el
Primer Seminario Veterinario Nacional, etc.
La presencia del primer mandatario, en nada realzó el acontecimiento. El pueblo, mudo y
absorto contemplaba en silencio toda la tragicomedia urdida por los mismos artífices del
avasallamiento a Santa Cruz. Sólo los turiferarios del régimen corrieron muy presurosos a
inclinar la cerviz y hacer genuflexiones ante la omnipotencia del déspota que acudía a
celebrar el festín sobre los magros despojos de un pueblo rebelde y ansioso de superación y
progreso.
Esa es la deuda que el pueblo cruceño tiene con el MNR: haber sido humillado y
ultrajado en grado sumo, pisoteado el honor de sus damas y postergadas indefinidamente la
construcción de sus principales obras urbanas. Fue el MNR, el culpable para que en la
celebración del Cuarto Centenario de su fundación, no se hayan iniciado por lo menos esas
obras. Y fueron Siles Zuazo con Guevara Arce, Sandóval Morón y todos los seguidores de
éste, los ideales exponentes de esa política de interferencias y de sometimiento que
efectuaron con Santa Cruz.
Recién el 30 de agosto de dicho año, se suscribió con la Compañía Constructora
"Bartos", el contrato para la construcción del alcantarillado, aguas potables y desagües
pluviales de la ciudad grigotana, sin hablar nada todavía de asfaltado.
La prensa nacional que suele ser muy expresiva cuando se trata de aniversarios y
acontecimientos de tal naturaleza esta vez sólo se concretó a comentar la situación de la
capital cruceña en sus respectivos editoriales. Así por ejemplo/el matutino católico
"Presencia" en su edición del 26 de febrero, en su editorial correspondiente, entre otras
cosas, expresaba lo siguiente:
"......Sin embargo, este aniversario que señala la incorporación de aquellas tierras a la cultura occidental, no
ha de ser celebrada con sinceras manifestaciones de alegría; lo que allí sucede todos los días es una
negación de lo que Santa Cruz ha querido siempre ser".

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Por su parte, "El Diario", en su editorial de la misma fecha, en uno de sus párrafos decía
así:
"La ciudad de Santa Cruz, de un tiempo a esta parte, se ha convertido en un centro desde el cual se irradian
noticias que no son precisamente favorables para los propósitos de la nación toda: la absoluta pacificación.
Las múltiples denuncias registradas por la prensa dejan ver claramente que allí existe un otro estado, al
servicio de grupos o personas que han olvidado toda norma de convivencia pacífica y que al parecer están
alentados por intereses subalternos".
Así transcurrió la fecha en que se recordaba la homérica jornada cumplida por el bravo
capitán extremeño que partiendo desde Asunción a la cabeza de su numerosa expedición,
navegando por aguas del río Paraguay, llegara hasta el lugar de los Jarayes, de donde se
internara a la tierra de los indios Chiquitos y posteriormente fundada allí, la ciudad que
habría de constituir el nudo de unión entre esas dos corrientes colonizadoras que llegaron al
Alto Perú en el siglo XVI la de Charcas y la del Plata. Así se hería el sentimiento
bolivianista del pueblo cruceño.

CASO CHÁVEZ CASANOVAS

Sandóval Morón, el inveterado torturador, no podía olvidar su cavernaria costumbre


proclive a la violencia que parecía venirle de viejos atavismos, productos de hondos
sentimientos sociales que persistentemente le martillaban la intimidad de su ser, siempre
inclinada a la morbosidad y para ello tenía que buscar a sus víctimas, valiéndose en muchos
casos de los más fútiles pretextos. Había nacido predestinado para cumplir el triste papel de
torturar y amordazar al pueblo que le dio profesión para defender el imperio de la ley y del
derecho, pero careciendo de las condiciones psíquicas que se requieren para ser un hombre
de bien, optó por obedecer el llamado ancestral que bullía en la sangre de sus venas. Al
mismo tiempo, convencido estaba que el pueblo cruceño se rebelaría y le daría el castigo
que merecía, tan pronto como él aflojase la tenaza con que sujetaba a sus víctimas.
En el mes de febrero de ese mismo año, llegaba a Santa Cruz el militante movimientista
Huáscar Chávez Casanovas, quien venía para desempeñar determinadas funciones
aduaneras. Natural del Beni, el aludido había desempeñado funciones policiarias en la
ciudad de Trinidad.
La presencia de Chávez Casanovas en Santa Cruz susceptibilizó en grado sumo a Luis
Sandóval Morón, por considerarlo adicto a Rubén Julio, su enemigo personal, aunque
correligionario político; pensó que era enviado por éste para controlar y fiscalizar sus actos
y arbitrariedades. El cacique oriental creyó que cualquiera de los tantos desmanes que a
diario cometía, sería transmitida por Chávez a Julio y éste a la prensa nacional. Y él no
estaba dispuesto a tolerar interferencias u observaciones en su política de violencias y de
exacciones económicas y por eso resolvió actuar de inmediato, sabiendo que contaba con el
servilismo incondicional de todas las autoridades cruceñas. Ordenó que sus milicianos
secuestraran a Chávez y lo condujeran a las celdas de su cárcel particular, instalada en su
comando de milicias donde fue sometido de inmediato a las más inhumanas torturas y a
intensos interrogatorios, para obtener que Chávez confiese haber venido a Santa Cruz por
orden de Rubén Julio, con instrucciones de asesinar a Sandóval Morón. Pero dejemos que
sea la misma víctima quien nos relate la odisea que vivió durante varios días en Santa Cruz.

170
Su denuncia remitida al entonces senador Rubén Julio Castro, entre otras cosas dice lo que
sigue:
"Cuando arribé a la capital cruceña desde Puerto Suárez y de paso a Trinidad, fui presa de un engaño por
parte de Luis Sandóval Morón, quien me invitó a conocer su cuartel de milicianos donde efectuaría una
presentación de fuerzas y de armas importadas del Brasil al senador Julio Calvo. Según expresiones de
Morón, este cuartel es prohijado del Presidente de la República y del Secretario Ejecutivo del CPN y del
MNR. Al llegar allí, y en un giro de conducta atribuible únicamente a una actitud inconsciente propia del
efecto de los narcóticos, Sandóval Morón procedió a golpearme con toda la saña de un energúmeno. La
soldadesca de milicianos ostentando armas cortas y largas, reía y aullaba como perros, dando al momento
un espectáculo indigno de gente civilizada. Golpes con elementos contundentes, recibí largo rato hasta
perder el sentido. Cuando recuperé el conocimiento, estaba Morón frente a mí con su revólver en la mano,
ebrio como de costumbre e idiotizado por el permanente uso de drogas heroicas".
"Sólo el respeto que me merece la opinión pública, no me ha permitido declarar a la prensa las atrocidades
de orden inmoral que he presenciado".
"Una mañana fui llevado al patio del cuartel totalmente desnudo entre las ruidosas carcajadas de los
milicianos que hacían bromas de grueso calibre, donde varios de ellos también estaban desnudos y hacían
francas sugerencias asquerosas, allí fui brutalmente amarrado y con golpe de laques de goma comenzaron a
querer arrancarme declaraciones que sólo provenían de la imaginación morbosa de Sandóval Morón".
"Usted debe estar enterado por la prensa de La Paz, H. señor Senador Julio, que esas declaraciones que me
hicieron firmar sin leer, no son más que el fruto de las torturas corporales con permanentes amenazas de
muerte en manos de una mafia desenfrenada dirigida por un enfermo mental como Sandóval Morón, quien
permanentemente decía tener orden del Presidente de la República y del Ministro de Gobierno para
fusilarme. Mis heridas que aún no han cicatrizado, y que son pruebas palpables de todas las torturas,
también han sido enseñadas a la prensa en esta ciudad. A pesar de todo esto, durante once días me mantuve
firme velando por la verdad y por la integridad moral que sólo podemos sostener los hombres bien nacidos,
sin embargo, en estado de inconciencia producida por las mismas torturas lograron hacerme firmar
declaraciones entre las que supe que estaba el infundio de que Ud. me había dado cincuenta millones para
victimar al mil veces repulsivo Luis Sandóval Morón".
"No quiero dejar de hacerle conocer señor Senador, el caso de que el señor René González Tórrez,
actualmente General de Ejército, ascendido por el MNR y que ocupa el cargo de Prefecto de Santa Cruz,
estaba informado minuto a minuto de las torturas que yo sufría junto con otros militantes del MNR y
dirigentes sidicales que también eran víctimas de esta ola de salvajismo. El General González T., cuyo
grado y rango lo obligaban a gobernarse con la ley, procedía con espíritu netamente subalterno, soslayando
con su típico cretinismo la responsabilidad de los hechos. Creo que poco favor se le hace a la revolución
nacional, fomentando esta clase de autoridades que sin pensar en una vejez honrosa, sólo pasan a la historia
como simples cancerberos en una montonera en la que más sobresalían los asesinos. González Torrez,
obedeciendo ciegamente órdenes de Morón, no sólo me condujo preso a su regimiento militar,
incomunicado, sino que en la madrugada de un día de la semana pasada, luciendo un brillante uniforme
prusiano con sus laureles de oro de General, me "acarreó" en persona al aeropuerto con órdenes
terminantes de "no hablar mal de don Lucho".
Debemos aclarar que, pese a que la prensa cruceña se informó de estos brutales ultrajes,
el corresponsal de "El Diario" o "Presencia" de La Paz, no trasmitieron ninguna
información a la sede del gobierno.
El Poder Ejecutivo ante esta monstruosa denuncia, respondió que se iniciaría un proceso
contra el Prefecto de Santa Cruz, para establecer su grado de responsabilidad en esos
hechos delictuosos. Pero todo eso no pasó de la simple información, porque jamás se
efectuaron esas investigaciones anunciadas.
"En sus declaraciones a los periodistas el ministro Ugalde se mostró sumamente parco y cauteloso. Tanto
así que nada dijo en cuanto a lo que tiene en mente el gobierno con referencia a los refugiados cruceños
que se han organizado en un comité de esta ciudad".

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Pero no solamente era el comando del MNR que a través de sus forajidos milicianos
atracaba a las personas y a sus intereses, aún en vía pública, frente al silencio cómplice de
las autoridades llamadas a velar por la seguridad de la población.
La oficina de Control Político, que al haberse trasladado al edificio de la institución
policiaria, había adoptado el nombre de Sección Segunda, siguió actuando en la misma
forma que antes, pues, conforme hemos visto por declaraciones de quienes ataron sus
servicios en ese organismo, en sentido de que sólo se operó un cambio s nombre y no en
sus procedimientos. El oficial de carabineros Luis Alvarez Cuéllar era ahora el émulo de
Rojas Pereyra, ansioso de escalar posiciones en la jerarquía novimientista y acumular
fortuna de la noche a la mañana.
Entre las víctimas de este nuevo mercenario, podemos mencionar a Jorge Durán Padilla,
José Flores Viscarra, Adhemar de Oliveira y muchos otros más, quienes fueron
salvajemente flagelados, especialmente en el dorso y ambos glúteos, dejándoles el cuerpo
completamente cubierto de llagas y heridas.
Sin embargo, el muy cínico como todos los movimientistas, expresó posteriormente no
conocer siquiera a sus víctimas y que nunca había desempeñado las funciones de Jefe de
Control Político, siendo así que poseemos informaciones de sus inmediatos colaboradores
en ese sentido, como Jaime Ziñagua, Roberto Paniagua, Adolfo Monroy y muchos otros
más. En su descaro llegó a afirmar que no sabía cual fue la oficina que arbitrariamente se
instaló en los altos de la Casa Zeller el año 1964. ¡Sólo los movimientistas fueron tan
cínicos!
No obstante que el autor de estas líneas se hallaba ausente de Santa Cruz por la absoluta
falta de garantías, su domicilio era constantemente asediado y allanado so pretexto de
buscar armas, tanto por los milicianos de Sandóval Morón, como por los esbirros que
dirigía Luis Alvarez.
Merece también especial mención el arresto de que fue objeto, en ese mismo tiempo, el
Rector de la Universidad "Gabriel René Moreno", Dr. Wálter Suárez Landívar, quien ya
anteriormente había sido constantemente acosado y hasta apresado por las milicias
moronistas, por su irreductible oposición al régimen de barbarie que imperaba en la capital
cruceña. Esta vez su apresamiento obedeció al hecho de obligarlo a que declare vacaciones
en la Casa Superior de Estudios, a fin de hacer fracasar una huelga declarada por los
universitarios de Santa Cruz, en contra de todos esos atropellos.

NUEVA REDADA EN "ÑANDEROGA"


El 12 de abril, nuevamente se efectuaba otra gran redada de ciudadanos no afectados al
terrorismo imperante. Sin ningún pretexto o justificativo, los milicianos del comando
movimientista, dirigidos por ese otro monstruo del mal, el tristemente célebre Julio Nery
Escalante, procedieron a allanar los domicilios de quienes no comulgaban con esos
execrables atropellos. Fruto de todos esos allanimientos y saqueos da domicilios, fueron
apresadas las siguientes personas: El farmacéutico Dr. Humberto Velarde, Alfonso
Kreidler, Humberto Soruco, Juan Rivero Lazcano, Carlos Durán Padilla, Hugo Vaca Díez
Montero y muchos otros más, todos los cuales fueron conducidos violentamente al
tenebroso "Ñanderoga", donde a su turno habrían de ser objeto de las conocidas torturas en

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sus diversas formas de aplicación por los mejores ejecutores contratados por el drácula
cruceño.
Para mejor ilustración de nuestros lectores, transcribimos a continuación breves párrafos
de lo que nos dicen algunas de esas infortunadas víctimas, con sus relatos espeluznantes
que hacen estremecer de espanto a quien los lee por primera vez.
"El 12 de abril de 1961, a las ocho de la noche, gente aleccionada y adicta a Luis Sandóval Morón, en dos
movilidades llegaron frente a mi casa y allanaron mi domicilio, llevándome preso al comando del MNR,
que funcionaba en "Ñanderoga", convertido en cárcel particular de ese sujeto. Cuando fui introducido en
una celda oscura, me encontré con el Sr. Germán Coimbra Sanz y Hugo Vaca Díez Montero; luego
llegaron más presos, hasta alcanzar el número de 26, entre los que puedo recordar al señor Humberto
Soruco, Carlos Durán Padilla, el Dr. Juan Rivero Lazcano, Aníbal Miserendino y muchos otros. El día 15
en la noche fueron puestos en libertad la mayoría de los detenidos quedando solamente Juan Rivero
Lazcano, Carlos Durán y el suscrito. Esa noche me sacaron de plantón para que presenciase el despiadado
flagelo a Carlos Durán, habiendo podido contar yo 96 azotes que le dieron en el cuerpo completamente
desnudo, pues inclusive le sacaron los zapatos y los calcetines. En seguida le tocó el turno al Dr. Rivero
Lazcano, a quien lo colocaron de plantón, pegándole tanto en las manos que quedó con las uñas colgando.
Igualmente me tocó presenciar los ultrajes que le inflingieron a un hermano de Pico Bello".
Otro de los desdichados presos de esos angustiosos días, cuyo nombre guardamos en
reserva por pedido expreso de él, nos dice lo siguiente:
"En el mes de abril de 1961, más o menos a las diez de la noche, encontrándome en compañía de mi
hermano y otras personas que no recuerdo, se hizo presente Julio Nery Escalante, jefe de las milicias del
MNR y lugarteniente de Luis Sandóval Morón, acompañado de un grupo de milicianos del interior a
quienes no conocía. Dicho individuo me ordenó subir a la movilidad en que se encontraba, indicándome
que su jefe –Sandóval Morón– deseaba hablar conmigo sólo por un momento. Directamente fui conducido
al local de "Ñanderoga", prisión particular de dicho jefe político. Una vez en ese edificio, el mismo Nery
que antes era mi amigo, ordenó que me pasen adentro. En una mesa que había allí instalada, me sacaron el
anillo de oro, gafas "Rayban", el cinturón, un poco de dinero que llevaba en los bolsillos, después de lo
cual, a punta de patadas me introdujeron al segundo patio de dicho local. Allí, quisieron obligarme a
cometer actos deshonestos, a lo que yo me resistí terminantemente, brincándome a puñetes entre varios
milicianos que yo tampoco conocía. Desde estos ultrajes me estaban poniendo al "chanchito", en cuya
circunstancia entró corriendo otro miliciano, diciendo que no me toquen; yo creí que por lo menos por ese
momento me había salvado. Pero seguidamente me hicieron desnudar por completo y entre cuatro
milicianos me atirantaron de cada una de las respectivas extremidades, obligándome a mantenerme en
posición de bruces. Inmediatamente empezaron a flagelarme en forma inmisericorde, utilizando látigos
(cola de peji), en una cantidad que no puedo precisar. El ultraje era en toda la espalda, nalgas y piernas.
"Cuando terminó este brutal ultraje, me baldearon con agua fría, después de lo cual me llevaron a la
enfermería que había ahí mismo, donde un individuo también desconocido, me hizo unas curaciones leves
para las heridas que me habían provocado con estos ultrajes. Después de eso me encerraron en una celda,
donde encontré también detenidos a los siguientes: Alfonso Kreidler, Juan Rivero Lazcano, Dorian Bruun
y Polo Bello. Rivero tenía las manos vendadas como producto de otros ultrajes. Polo Bello tenía los pies
hinchados también por el mismo objeto. A éste y a Dorian Bruun los pusieron en libertad esa misma
noche".
"Más o menos a la media noche, llegó Julio Nery, creo que en estado de ebriedad, junto con Alcides Antelo
y Juan Chahín, gritando: ¿Dónde están mis presos? A Rivero y a mí nos sacaron en ese momento de
nuestra celda y nos obligaron a correr a todo lo que podíamos dar alrededor del patio, infligiéndonos
tremendos ultrajes para obligarnos a seguir corriendo, con chicotes que utilizaban los milicianos. Estos
ultrajes eran presenciados por los tres individuos que ingresaron en ese momento, quienes gozaban con
nuestro martirio. Cuando nos caíamos, nos obligaban a levantarnos a punta de azotes".

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Otra de las infortunadas víctimas de esa misma redada, nos dice lo que sigue:
"Más o menos el 11 o 12 de abril de 1961, mi domicilio fue allanado a horas dos de la tarde, por un grupo
de milicianos dirigidos por Rodolfo Ibáñez Justiniano, los mismos que me tomaron preso en forma
violenta, a lo cual yo no opuse resistencia, por considerarla inútil. Mis captores me embarcaron en un jeep
y me condujeron directamente al local de "Ñanderoga", comando departamental del MNR y jefaturizado
por Luis Sandóval Morón. Al llegar a dicho local, fui conducido a una celda, sin tomarme niguna
información ni explicarme los motivos de tal extremo, manifestándome solamente que era "orden del jefe",
pero sin nombrar a nadie. Al ingresar a la celda, ya encontré muchas personas que también se encontraban
presas, entre las que recuerdo a las siguientes: Alfonso Kreidler, Aníbal Miserendino, Hugo Vaca Díez,
Humberto Soruco, Silvio Santos Franco y muchas otras que ya no recuerdo. Duránte tres días no
permitieron que mis familiares me lleven comida o ropa de dormir, tiempo en el cual, estuve sin comer,
haciéndome barrer todos los servicios higiénicos. Al segundo día de mi arresto por la noche, me sacaron al
patio, donde fui torturado por unos 8 milicianos, quienes recibieron orden del propio Sandóval Morón que
yo la escuché, en sentido de que me masacren; todos los milicianos eran desconocidos para mí. Del local
de "Ñanderoga" fuimos conducidos a Villa San Luis, por un grupo de milicianos que dirigía Rodolfo
Justiniano. Más o menos después de 3 días fuimos traídos a "Ñanderoga", donde fue puesto en libertad
Alfonso Kreidler. Recién esa noche nos dejaron pasar las cenas que nos enviaban de nuestras casas y nos
dijeron los milicianos que podíamos comer tranquilos, porque ya nos iban a poner en libertad. Pero un
momento después, los milicianos nos preguntaron si ya habíamos terminado de cenar y ante nuestra
respuesta afirmativa, nos hicieron salir al patio, obligándonos a correr en cuclillas. El que dirigía esta
acción era Julio Nery y quien nos azotaba para que corramos era un súbdito chileno".
Sin embargo de la probada participación de Rodolfo Ibáñez en la conducción de los
presos al cuartel de milicias, cuando le preguntamos al respecto, con el descarado cinismo y
cobardía que caracteriza a los movimientistas, nos contestó lo siguiente:
"En esa oportunidad y por tratarse de un amigo como es el señor Alfonso Kreidler, yo me ofrecí para
acompañarlos cuando dicho señor era conducido al comando zonal de Villa San Luis, a fin de evitar que se
cometan atropellos con su persona, pero yo no fui el encargado de su conducción. Anteriormente yo tenía
conocimiento de que algunos milicianos, especialmente del interior, cometían algunos abusos con los
presos políticos. Hizo la casualidad que yo llegaba al comando del MNR en circunstancias que dicho señor
Kreidler era sacado de ese local para ser conducido a Villa San Luis y observando que los milicianos iban
armados, yo me ofrecí para acompañarlos, a fin de evitar atropellos de parte de los mismos".
Juzgue el lector por su propia cuenta la falta de civismo y de valentía de los esbirros del
movimientismo, que negaban con tanto cinismo lo que consumaron con increíble furia y
sadismo. Del mismo modo, negaron también Alcides Antelo y Juan Chahín haber
presenciado los ultrajes que han relatado dos víctimas de los mismos, no obstante las
pruebas que poseemos sobre el particular.
Si tuviéramos que atenernos solamente a lo que expresan los que fueron los principales
verdugos de esa época de barbarie, tendríamos que admitir que en esta ciudad no ocurrió
nada malo; que no hubo las torturas más inauditas en "Ñanderoga", en el cuartel de milicias
y en la misma institución policiaria. Pero, para desvergüenza de sus autores, ahí están las
numerosas pruebas; ahí están los mutilados y los torturados, hablando con sus relatos
conmovedores; ahí están los mismos militantes del partido oficial de entonces, denunciando
los desmanes de los que muchos de ellos también fueron víctimas.
Pocos días antes de lo relatado en líneas anteriores, el recientemente designado
Secretario de FSB en Santa Cruz, señor Arturo Nurnberg, había sido apresado cuando
llegaba a su domicilio y ultrajado con golpes de puño y puntapiés, conducido un jeep al ya
conocido "Ñanderoga". Sólo pudo salir en libertad, a condición de que abandone la capital
oriental en el término perentorio de 24 horas.

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CONTRABANDO DEL "CONSTELLATION"
En capítulos anteriores, habíamos prometido dedicar uno especial para analizar y
comentar todos los trajines de Luis Sandóval Morón en el terreno del contrabando, pues su
permanente afán para amordazar al pueblo cruceño, no solamente era para mantener su
hegemonía política y convertirse en el tiranuelo del campanario que lo había cobijado con
afecto, abriéndole las puertas de su prestigiosa Universidad para que se convierta en un
hombre de bien y no en un bandolero como desgraciadamente resultó. Hemos visto que no
solamente hacía torturar a la ciudadanía, sino que también exaccionaba en la forma más
vergonzosa al comercio, a la incipiente industria y a todo el que podía sustraerle unos
centavos, aunque ellos hubieran sido el único sustento de una familia. Su intención era
rendir a todo el pueblo no solamente con el látigo y la deshonra, sino también por el
hambre. El cacique cruceño era un hábil émulo de su jefe Paz Estenssoro.
Uno de los motivos para que no admita ninguna voz de disconformidad con su política,
ni aún dentro del propio partido oficial, era para que nadie pudiera descubrir sus más
escandalosos negociados.
Tan pronto como él se sintió dueño absoluto de todo el departamento de Santa Cruz,
después de anular hasta a sus propios "compañeros", obedeciendo a sus innatos impulsos,
púsose de acuerdo con inescrupulosos comerciantes para importar cuantiosas mercaderías
de lujo, al margen de las obligaciones impositivas. El, que controlaba todo: Policía,
Aduana, Alcaldía, Administración de la Renta, Prefectura del Departamento, Contraloría,
etc., etc., ¿quién podría descubrirlo y denunciarlo? Además, tenía todo el apoyo
incondicional de las altas esferas gubernamentales que de esa manera retribuían a este
desconocido engendro, el haber avasallado y humillado al pueblo cruceño.
Hemos visto la declaración del señor Julio Limpias Vargas cuando sostiene que al abrirse
la famosa cuenta bancaria denominada "Sapere", los primeros en apresurarse para efectuar
sus aportes y contribuciones para la campaña del MNR, fueron los comerciantes semitas.
¿Lo harían con el calculado propósito de obtener después algunas "facilidades" de sus
actividades comerciales, especialmente las de importación de mercaderías de lujo?
Los acontecimientos que se habrían de precipitar muy pronto, se encargarían de
responder a estas sugestivas interrogantes.
Valiéndose de algunas personas de aeronavegación que hacían servicio en todo el país,
en conexión con el exterior, comenzó por importar mercadería suntuosa, primero desde el
puerto chileno de Arica, utilizando las aeronaves de Aerovías "Cóndor". La prensa nacional
denunció insistentemente los numerosos contrabandos que casi en forma cotidiana se
descubrían en el país, sin que entonces se llegue a descubrir que el autor de los mismos era
nada menos que el jefe del comando del MNR de Santa Cruz.
Como el "negocio" le resultó muy jugoso y muy fácil, resolvió extender su radio de
acción hasta Buenos Aires, de donde también importaba gran cantidad de mercadería
suntuosa, utilizando los vuelos del avión de pasajeros de "Aerolíneas Argentinas",
especialmente cuando dichos aviones no venían con todo el pasaje completo.
En ese caso, en lugar de personas, llegaban grandes fardos de mercaderías. Y como las
"utilidades" eran cada vez mayores, fueron despertando más su ambición de enriquecerse
de la manera más fácil y veloz. El caudillo de aldea que siempre se la había dado de muy

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revolucionario, haciendo germinar el odio más indigno en el pecho del proletariado que
inconscientemente le escuchaba, contra todo aquel que era poseedor por lo menos de una
pequeña parcela de terreno; olvidando hoy su prédica demagógica de ayer, quería
convertirse en uno de esos "burgueses" contra quienes había azuzado a sus seguidores.
¡Cómo el dinero hace cambiar de ideas a los hombres ambiciosos y espurios!
Así comenzó el famoso caso del mal llamado avión "pirata" Constellation y cuyo
descubrimiento habría de tener hondas repercusiones para sus responsables.
Decimos que esta nave fue mal llamada "avión pirata" porque sus vuelos no los efectuaba
–conforme en un comienzo se sostuvo– sin permiso ni consentimiento de las autoridades
respectivas; pues no solamente que dicha autorización existía, sino que, se llegó al caso de
restringirle el cupo de gasolina de aviación al Lloyd Aéreo Boliviano, para dársela al
Constellation. Como consecuencia inmediata, esa empresa nacional de aeronavegación tuvo
que reducir sus vuelos, con graves perjuicios, especialmente para los pueblos del oriente.
Empero, siguiendo la norma que nos hemos trazado en la presente obra, en sentido de no
afirmar ni sostener nada, sin respaldarlas con documentos e informaciones de testigos
presenciales o actores de los hechos relatados, a continuación vamos a transcribir las
aseveraciones de personas íntimamente ligadas a este ruidoso caso.
En primer término, un conductor de transporte urbano, nos dice lo siguiente, en forma
textual:
"Como chofer que siempre he sido de transporte urbano, me correspondió transportar en varias
oportunidades los fardos cerrados de mercaderías que llegaban para la nombrada casa "Cury", por
intermedio de aviones expresos de Aerovías Cóndor, en vuelos directos que efectuaban desde el puerto
chileno de Arica. Esta mercadería iba directamente con carácter previo a casa de Julio Nery, lugarteniente
de Luis Sandóval Morón, quien tenía su domicilio en el barrio de El Pari. Cuando éste recibía la
correspondiente coima por el "trabajo" que había realizado de hacer llegar esta mercadería sin que pase por
la aduana, recién era recogida por sus propietarios. La mercadería era descargada del avión por milicianos
moronistas dirigidos por Julio Nery, quienes custodiaban la aeronave para impedir que la aduana efectúe su
correspondiente revisión.
"Recuerdo que en una de esas oportunidades, dos oficiales aduaneros que habían presenciado el embarque
al camión de mercadería de esa procedencia, se subieron a la cabina y me ordenaron dirigirme a la aduana.
A medio camino aparecieron los Toyotas llenos de milicianos, y todos ellos obligaron a los dos oficiales a
salir de la cabina y a subir más bien a los "Toyotas", obligándome a dirigirme a la Villa San Luis, donde
fue descargada la mercadería por los nombrados milicianos, en presencia de los indicados funcionarios
aduaneros, que eran en realidad dos capitanes de policía, o sean los capitanes Marcó y Zurita. En otra
oportunidad, el Administrador de la Aduana, Coronel Galvarro (de ejército) y el "Vista" apellidado
Vásquez (alias "vaqueta") también presenciaron estos desembarques de mercaderías, pero nada pudieron
hacer en atención a las amenazas de los milicianos moronistas, que inclusive llegaron a ultrajar al último de
los nombrados."
"Las operaciones que tengo relatadas se efectuaban más o menos entre los meses de mayo, junio y julio de
1961. Calculando que el avión de "Aerovías Cóndor" efectuó unos tres viajes desde Arica, trayendo su
carga completa de 2.800 kilos, en forma expresa".
Interrogado sobre si conoció los vuelos que efectuaba el avión "Constellation", el mismo
transportista, nos respondió en los siguientes términos:
"Por mi misma condición de chofer de transporte urbano, me correspondió conocer los vuelos que
efectuaba ese avión, pero nunca vi descargar ninguna mercadería del mismo. Solamente aterrizaba para
abastecerse de combustibles, para luego pasar hacia la Argentina, donde aterrizaba en unos campos
desiertos, según así me informaron. Sus viajes los efectuaba una vez por semana en esa oportunidad y

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siempre que llegaba, los milicianos moronistas lo rodeaban de inmediato para impedir que ninguna persona
se acerque a él, menos la aduana. Recuerdo también que en dos ocasiones que debería aterrizar en la
Argentina, tuvo que regresarse, porque ya las autoridades argentinas lo esperaban. Por esta razón, nunca
pude saber qué carga traía, aunque se suponía que era armamento para Sandóval Morón. Generalmente ese
avión pernoctaba en esta capital antes de dirigirse a la Argentina. Tampoco pude saber de dónde venía,
pero era del norte, pasando siempre hacia la Argentina".
"En mi misma condición de chofer de transporte urbano, me correspondió recoger también mercadería en
fardos cerrados que traía también el avión de "Aerolíneas Argentinas", más o menos dos veces por mes,
durante un año aproximadamente. Algunas veces ese avión venía con carga completa para la indicada casa
"Cury", pero generalmente venía con pasajeros y también venían unos ocho o diez fardos de mercadería.
Debo aclarar que en ninguna de estas oportunidades, ya sea cuando venía la mercadería por avión "El
Cóndor", o por "Aerolíneas Argentinas", jamás venía consignada a los verdaderos propietarios que eran los
dueños de la nombrada casa comercial, sino a nombre de alguna persona extraña y una de esas veces vino
inclusive dirigida a nombre de Humberto Barbery (alias "Peto"). Yo me enteraba que era de esa casa
comercial, porque posteriormente esa mercadería iba a dar a dicha casa, después de pasar por la casa de
Julio Nery."
"Debo aclarar«que los viajes que hicieron tanto los aviones del "Cóndor", como "Aerolíneas Argentinas",
fueron numerosos, y siempre dicha carga iba previamente a casa de Julio Nery, de donde recién la Casa
"Cury" podía recogerla, previo pago de la respectiva coima. Además, todos los.milicianos de entonces,
tomaban parte de la descargada de los aviones que traían esas mercaderías".
Un ex funcionario de aduana de esa misma época que conoció ampliamente los vuelos
que efectuaban tanto Aerovías "Cóndor", como "Aerolíneas Argentinas" y el
"Constellation", refiriéndose al proceso que se organizó a rafz de la captura del último de
los nombrados, nos dice lo siguiente:
"Este proceso se organizó cuando fue tomado dicho avión por fuerzas militares, en el cual se descubrió un
contrabando de mercadería, en el que me correspondió actuar, o sea en la sustanciación del proceso. Yo no
constaté ni vi la mercadería, pero en el acta que se levantó para constatar, figuraban medias nylon,
cigarrillos americanos y no recuerdo qué otros artículos más.
"Me correspondió conocer los vuelos que efectuaba "Aerolíneas Argentinas". En cuanto al "Constellation",
yo trabajaba en la aduana de esta ciudad; el administrador era el Coronel Manual Soria Galvarro. En
aquella época hicimos cuanto pudimos para tratar de comprobar a qué se dedicaba y con qué motivos eran
los vuelos de dicho avión, cosa que nos resultó imposible, debido a la presión y matonaje ejercitado por los
milicianos del comando del MNR, comandados por Julio Nery Escalante. Terminamos nuestra
investigación, cuando el primero de mayo de 1961, vino el Ministro de Hacienda Sr. Augusto Cuadros
Sánchez, en circunstancias que el avión "Constellation" se encontraba en el aeropuerto del Trompillo y el
Administrador de Aduana, Cnl. Soria Galvarro le expuso al Ministro la forma como aterrizaba y que a la
aduana no se le permitía interiorizarse de la carga que traía. Sé por dicho coronel que el Ministro de
Hacienda le contestó que esas cosas las arreglaría él. Por otra parte, el citado administrador de aduana,
ordenó a la policía aduanera que detuvieran este avión y que pasen un parte escrito, a la que los guardas
contestaron que ellos no podían cumplir esta orden, jorque si bien ellos eran empleados de aduana, pero
obedecían órdenes directas del comando del MNR".
"En cuanto se refiere a los otros aviones, o sea "Aerolíneas Argentinas", eso lo he visto y me consta; en
varias oportunidades vi aterrizar el avión y encostar el camión de un transportista, (el que nos proporcionó
la primera información) a la puerta del avión, para trasladar directamente la carga del avión al camión de
dicho conductor. La Aduana, la empresa portadora, o sea el Lloyd Aéreo Boliviano, no pasaba los
manifiestos de carga, ni las guías, no obstante ser su obligación".
Cuando le interrogarnos si en su condición de funcionario de Aduana intentó alguna vez
apoderarse de esos contrabandos, el mismo informante nos responde de esta forma:
"Al Administrador de Aduana, Cnl. Soria Galvarro, lo encontré en una oportunidad al llegar al aeropuerto
frente al avión que descargaba mercadería, manifestándome que él, vivo o muerto, llevaría el camión a la
Aduana, con la correspondiente mercadería. A esto me hizo llamar Julio Nery con uno de sus milicianos y

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en una forma imponente me dijo: "Dígale a ese paco que se salga de ahí, porque sino lo llevaremos a
nuestro cuartel y no le dejamos costillas sanas". Yo traté de evitar este conflicto y el coronel me contestó
insistiendo de que él llevaría la mercadería a la Aduana. Un rato después me volvieron a insistir en sentido
de que se retire el coronel de ese lugar. Al ver yo la situación tan difícil, le sugerí a dicho coronel de que él
instruya a la policía aduanera, por ser esa su misión de que conduzca el camión con la mercadería a la
Aduana, habiendo accedido a mi solicitud, impartió las instrucciones aconsejadas por mí. Los guardas
subieron al camión y a la media hora más o menos regresaron hechos los asustados y cansados, informando
que los habían atemorizado, pero estos mismos eran los elementos que cumplían órdenes del comando del
MNR. De entre ellos recuerdo a N. Melgar y Dalio Suárez".
"En aquella época él comandante de la policía aduanera era el capitán Gustavo Rojas y el encargado de
aeropuerto era un teniente Veizaga, ambos oficiales de policía. Haciendo memoria, puedo afirmar que
quienes detenían los documentos o manifiestos de carga de los indicados aviones, era el agente del Lloyd
de ese entonces, señor Carlos Lemoine, y un señor Rojas. Lemoine era amigo de Julio Nery".
Interesados en conocer el desfalco al Estado que se había producido con estos numerosos
contrabandos, interrogamos en ese sentido al ex funcionario de aduana de referencia, para
que nos informe si tuvo conocimiento al respecto y él nos responde de la siguiente manera:
"En el proceso que ordenó la Dirección General de Aduanas al Administrador de Aduana de esta ciudad,
señor Jorge Capriles, adjuntas vinieron de La Paz, la cantidad de noventa y un guías, a distintos nombres;
se efectuó la liquidación, habiéndome tocado a mí, hacer al aforo de las mismas, arrojando un valor de más
o menos cinco millones de bolivianos, como defraudados al fisco. Este proceso fue remitido a La Paz.
Después llegó a conocimiento de las cámaras legislativas".
Corroborando la anterior información que no puede ser más elocuente, tenemos también
la información del señor Bismarck Torrico Bustamante, Jefe del Aeropuerto del Trompillo,
en su calidad de funcionario del Lloyd Aéreo Boliviano. Refiriéndose .a los vuelos
efectuados por el avión "Constellation", nos respondió lo siguiente:
"Me correspondió constatar cuatro vuelos que efectuó dicha aeronave. No puedo precisar por ahora la
fecha en que lo hizo. Estos datos constan en los informes elevados a la ciudad de La Paz. Además, los
vuelos que efectuaba ese avión, estaban perfectamente en regla, o sea que nosotros previamente recibíamos
autorización de la Dirección General de Aeronáutica Civil por intermedio del jefe regional en esta ciudad,
señor Luis Velasco. Por otro lado, sus vuelos consistían solamente en escala técnica, o sea para abastecerse
de combustible. En esa época, Y.P.F.B. tenía restringido al Lloyd el aprovisionamiento de gasolina de
aviación, sin embargo, para los vuelos de ese avión, llegaba orden directamente de Y.P.F.B., de La Paz,
para que se le provea determinada cantidad de combustible a dicha aeronave, con evidente perjuicio para
las operaciones del L.A.B. Ese avión entregaba al Lloyd sus manifiestos de carga, consistentes en
cigarrillos americanos, productos nylon y televisores. Estos manifiestos fueron todos remitidos a la ciudad
de La Paz, cuando vinieron del Ministerio de Hacienda algunas comisiones para investigar el mismo caso,
cuando ya dicho avión fue tomado por la aviación militar de Bolivia".
Cuando le interrogamos al señor Torrico si la carga que traía el avión "Constellation" era
descargada en Santa Cruz, nos respondió de la siguiente manera:
"Nosotros no podíamos saber el contenido de la pregunta, en primer término, porque eso corresponde a la
Policía Aduanera, a la Aduana y a la Policía de Inmigración; finalmente, porque las milicias del oficialismo
de ese tiempo no permitían que uno pudiera por lo menos acercarse, especialmente hacia los aviones
internacionales. Al respecto, debo aclarar también que en Bolivia no están permitidos los vuelos nocturnos,
sin embargo ese avión llegaba generalmente por las noches. Todo el personal del aeropuerto, comenzando
por el suscrito, era conminado por Julio Nery Escalante para prestar todas las facilidades a su aterrizaje;
naturalmente que el Lloyd cobraba sus respectivos derechos de aeropuerto y cuando éstos se producían en
forma nocturna, el pago era doble. Justamente con el Agente del Lloyd de entonces, señor Carlos Lemoine,
viajamos a la ciudad de Cochabamba, para denunciar ante la Gerencia del LAB la forma irregular cómo
operaba esa aeronave. Allí nos indicaron que deberíamos seguir prestando todas las facilidades para esos
vuelos, que posteriormente se vería la forma de solucionar eso. Recuerdo que en una oportunidad, el propio
ministro de Hacienda pudo ver personalmente la presencia en el aeropuerto de esta ciudad, del avión

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"Constellation"; era Ministro de Hacienda de entonces, el señor Augusto Cuadros Sánchez, pero él nada
hizo por remediar tales irregularidades, no obstante habérselo hecho notar".
Al preguntarle al mismo informante si tenía conocimiento de que si los manifiestos de
carga que traía ese avión, llegaban o no a conocimiento de la Aduana, el aludido nos
respondió de la siguiente manera:
"Habiendo personal permanente acreditado en el aeropuerto por parte de la Aduana o de la policía
aduanera, no era necesario que en forma expresa se ponga en conocimiento los manifiestos de carga de
dicho avión. Además, es obligatorio que el Lloyd pase el parte respectivo de los manifiestos de carga,
cuando la misma llega mediante la jurisdicción del LAB. Puedo asegurar que estos manifiestos no llegaban
a conocimiento de la Aduana, por la forma irregular en que se operaban estos vuelos y la presión de
milicianos que entonces existía".
Por nuestra parte, nos corresponde hacer notar que, si bien en un principio el señor
Torrico expresa que esos vuelos se efectuaban en forma legal y luego afirma reiteradamente
que sus operaciones las efectuaba en forma irregular, se refiere a que dicho avión efectuaba
sus aterrizajes con autorización legal y conocimiento de todas las autoridades respectivas,
incluyendo al Ministro de Hacienda, señor Cuadros Sánchez, aunque el resto de sus
operaciones las realizaba arbitrariamente, conforme venimos demostrándolo en forma
incontrovertible, con pruebas fidedignas.
Refiriéndose a los vuelos internacionales de "Aerolíneas Argentinas" el mismo señor
Torrico, agrega lo siguiente:
"El avión de Aerolíneas Argentinas que efectuaba sus vuelos internacionales conforme a itinerario, también
traía carga procedente de Buenos Aires. A la Aduana tampoco le estaba permitido revisar esa carga ni
menos traerla previamente a sus oficinas para su revisión previa. Los manifiestos de la carga que traía
dicho avión eran puestos en conocimiento de la Aduana, aparte de que constantemente venían del
Ministerio de Hacienda auditores, para revisar esas operaciones. La carga era descargada directamente del
avión al camión que llevaba Julio Nery con anticipación. En cuanto respecta a los vuelos que efectuaba
Aerovías Cóndor, no puedo asegurar ni informar qué carga traía, por cuanto que sus aterrizajes los
efectuaba en aeropuerto propio y aparte que tenía".
Del mismo modo, corroborando en gran manera, todo lo afirmado por los anteriores
testigos presenciales, tenemos la información del Mayor de Policías Gustavo Rojas Retor,
quien, en la nefasta época que nos ocupa, desempeñaba las funciones de Jefe de la Policía
Aduanera en esta capital; refiriéndose al caso presente, nos informa de la siguiente manera:
"Yo tenía la misión de controlar todo lo que se refería al comercio terrestre. En ese entonces había un jefe
de aeropuerto que era el Teniente Veizaga y él tenía la misión exclusiva de vigilar estos vuelos
internacionales. Cuando murió un piloto en la captura de ese avión, ya yo no estaba, por haber sido
cambiado de destino a San Ignacio de Velasco. Sobre el particular, la persona más llamada a informar con
detalles respecto a estos vuelos, es el Coronel Manuel Soria Galvarro, quien, conjuntamente con su Vista
de Aduanas, y él como Administrador, se hallaban permanentemente en el aeropuerto y, según tengo
conocimiento, fue atropellado y amenazado por Julio Nery, quien a la sazón realizaba algunas operaciones
económicas con las casas comerciales de esta ciudad, para custodiar las mercaderías que llegaban ya sea
por intermedio de "Aerolíneas" o del "Constellation".
"Dadas las circunstancias tan adversas en que los funcionarios aduaneros o policiarios, debido a la fuerte
presión política, no podíamos cumplir fielmente nuestras obligaciones. Existía un famoso grupo llamado
"D'Artagnanes", compuesto por todos los matones de Sandóval Morón, quienes se encargaban de amenazar
a todos los funcionarios que querían cumplir su deber. Por otro lado, en una oportunidad, vino a esta
ciudad el Coronel Rivas Ugalde, Ministro de Gobierno y él presenció la bajada de once bultos de
mercaderías del avión de Aerolíneas Argentinas, que fueron constatados por él personalmente, quien
ordenó al coronel Soria Galvarro que conduzca esa mercadería a la Aduana. Dicho coronel, en
cumplimiento de esa orden, se |subió al camión que conducía esa mercadería, ordenando dirigirse a la

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Aduana. A mcdio camino –según me informaron después– lo alcanzaron las movilidades de Julio Nery,
obligando al camión a dirigirse al cuartel de milicias, donde desapareció la |mercadería. No obstante esto,
el Ministerio de Gobierno no tomó las medidas del caso, pese a tener amplio conocimiento de ello. Lo más
raro del caso, después giraron Nota de Cargo contra el nombrado Coronel Galvarro, por supuesto
contrabando de mercadería".
"Con anterioridad al teniente Veizaga desempeñó el cargo de jefe de aeropuerto capitán Serafín Balcázar, o
sea que cuando yo llegué a esta ciudad, destinado a la Aduana, lo encontré a ese oficial desempeñando ese
cargo. En una oportunidad en que llegaba uno de esos contrabandos, se produjo una movilización de tropas
de policías y por su parte, Luis Sandóval Morón, por intermedio de Julio Nery que se metía en todo,
movilizó a sus milicianos. Hubo un despliegue de fuerzas en el aeropuerto, pero para evitar un
derramamiento de sangre tuvimos que abandonar el aeropuerto, En otra oportunidad en que también
llegaba otro contrabando, por Aerolíneas Argentinas, dicho capitán fue llamado con carácter urgente por
Sandóval Morón y allí le manifestó que no entorpezca la llegada de dicha carga que pertenecía al comando
del MNR; Balcázar le contestó que él no hacía más que cumplir con su deber, velando por la economía del
Estado, produciéndose luego un violento cambio de palabras entre ambos; finalmente, Sandóval contestó
con estas palabras que las recuerdo: "Paz Estenssoro manda en La Paz y yo mando en Santa
Cruz. Ud. queda destituido porque depende de mí".
"Acto seguido, en presencia de gran cantidad de gente, le brincó a golpes de puño y patadas, ayudado por
varios de sus hermanos, ultrajándolo gravemente. El capitán Balcázar elevó su informe correspondiente
que a conocimiento del propio Paz Estenssoro, pero en respuesta fue destituido del cargo. Ésas eran las
circunstancias en que los funcionarios teníamos que desarrollar nuestras labores especificas".
Sobre este mismo caso, tenemos otras importantes informaciones, como la del Dr.
Balbino Susano Banegas y del señor Luis Velasco Franco, éste último como jefe regional
de Aeronáutica Civil y Comercial en la capital oriental, pero preferimos omitirlas por no
cansar a nuestros lectores y por considerar que ya hemos probado todo.
El descubrimiento y desenlace de este vergonzoso drama, se produjo merced a que estos
contrabandos adquirieron ribetes de verdadero escándalo internacional y la Fuerza Aérea de
Bolivia, no quiso tolerar por mayor tiempo este impune negociado.

CUARTA PARTE
EL DESENLACE DEL DRAMA

SE ECLIPSA LA ESTRELLA DE SANDÓVAL MORÓN


El viernes 28 de julio en horas de la tarde, se producía el atraco de Calamarca. 24 horas
después nuevamente aterrizaba en el aeropuerto del Trompillo el famoso "Constellation" y
como en todas las oportunidades, los milicianos moronistas jefaturizados por Julio Nery
Escalante, rodearon la aeronave impidiendo que nadie pudiera acercarse a ella, menos
requisarla. Al día siguiente domingo, a horas siete de la mañana y siempre bajo la misma
protección, de nuevo alzaba vuelo para dirigirse hacia el sur, pero esta vez, también, lo
hacían dos aviones "Mustang" de la aviación militar boliviana comandados por el capitán
Alberto Peredo Céspedes y el Teniente Alfredo Ameller, los mismos que a poca distancia
interceptaron a la aeronave contrabandista, ordenándole dirigirse a Cochabamba, para
burlar la vigilancia de los milicianos y evitar roces con ellos. Sensiblemente, cuando esto

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ocurría, el "Constellation" efectuó un viraje cerrado, chocando violentamente con el caza
que piloteaba el capitán Peredo, el mismo que se precipitó a tierra, causando la muerte de
su piloto.
El Comandante del gigantesco avión, desobedeciendo las órdenes militares que se le
habían impartido, aterrizó nuevamente en Santa Cruz donde esta vez fue rodeado por las
fuerzas militares que capturaron a los cinco tripulantes que, conjuntamente con la aeronave,
fueron entregados al Comandante de la Fuerza Aérea de Bolivia General René Barrientos
Ortuño, siendo aquellos remitidos a la ciudad de La Paz.
Este luctuoso acontecimiento marcó el punto cronológico de partida para el fin de los
vuelos del "Constellation" y también de las actividades delictivas y el poderío omnímodo
de Luis Sandóval Morón.
Tres días después, o sea el 2 de agosto a horas catorce, tropas militares, compuestas por
los Regimientos "Manchego" y "Braun", hacían su ingreso a paso marcial a la capital
oriental, al mando del Comandante de la VIII División acantonada en Santa Cruz, Coronel
Aniceto Ríos, encabezados por una banda de música y al pasar frente al histórico y nefasto
local de "Ñanderoga" sorpresivamente se desplegaron en forma de abanico y apuntando con
sus armas automáticas penetraron violentamente en ese antro del terror, tomando
prisioneros a los 87 milicianos que allí se encontraban, los mismos que, debido a lo
sorpresivo del ataque, no atinaron a ofrecer ninguna resistencia que por otra parte hubiera
sido inútil. Del mismo modo, fue capturado el Cuartel de Milicia que Sandóval Morón
mantenía en el lugar denominado "San Luis".
Según "El Diario" de La Paz, en su edición correspondiente al 14 de agosto de ese año,
en la página 5, el contrabando efectuado por el "Constellation", en todos sus vuelos, habría
ocasionado una defraudación al Estado de 19.500.000 dólares, de acuerdo a los cálculos
efectuados por las autoridades aduaneras, ya que los artículos que importaba, eran siempre
suntuosos.
Sin embargo, el tiempo se encargó de proteger con un velo de impunidad todas estas
actividades delictivas y nadie se preocupó porque se restituya al Erario Nacional dicha
suma defraudada. Tampoco se lo hizo después de la Revolución del 4 de Noviembre de
1964, por las fuertes vinculaciones de los hombres que en esa oportunidad tomaron las
riendas del gobierno, con los traficantes del régimen movimientista.
Al mismo tiempo que las tropas militares tomaban posesión y ocupaban los edificios de
"Ñanderoga" y el cuartel de milicias moronistas, también se incautaban de todo el
armamento que allí se encontraba, quedando abatido de esta manera, el gran bastión de la
ignominia que lograron instaurar en la capital cruceña, Siles Zuazo con Paz Estenssoro y
Guevara Arce, por intermedio de sus dóciles y eficaces instrumentos con que contaban en
Santa Cruz, como Sandóval Morón, Rojas Pereyra, Ribera Chávez y todos los Judas de
nuevo cuño. Es preciso recordar que fue este último quien, a cambio de ser designado
Alcalde de la ciudad sojuzgada, se encargó de conminar en forma perentoria a los
propietarios del local de "Ñanderoga" para que sea entregado a las fuerzas de represión que
él representaba.
Julio Nery, como todos los verdugos, siempre cobardes, había tenido tiempo de escapar,
no sin antes llevarse todo el dinero destinado para el pago de 500 milicianos que se
hallaban al servicio del moronismo, para aterrorizar al pueblo cruceño. El principal
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verdugo, Luis Sandóval Morón, se hallaba en la ciudad de La Paz, ejerciendo ante el
Senado Nacional su falsa representación por el Departamento de Santa Cruz, cuya voluntad
ciudadana había sido cínicamente conculcada. Sin embargo de sus inmunidades
parlamentarias, fue notificado por el gobierno de Paz Estenssoro en sentido de que por
ningún motivo debía abandonar la ciudad del Choqueyapu, vale decir, que existía orden de
arraigo contra él.
El General René Barrientos Ortuño, Comandante de la Fuerza Aérea de Bolivia, fue el
comisionado por el Poder Ejecutivo para adoptar las medidas que en párrafos anteriores
hemos referido. Todos los milicianos apresados fueron posteriormente remitidos a la ciudad
de La Paz, mientras los directos responsables se hallaban fuera de peligro. Pocos días
después, todos quedaban en completa libertad.
Sin embargo, allí concluía para el pueblo cruceño, una era de vergüenza y de ignominia,
calificada como la peor época de la historia cruceña. Luis Sandóval Morón perdía todo el
poderío y omnipotencia que había ganado en Santa Cruz, merced al terrorismo sin límites
que logró imponer con los recursos públicos y privados y la criminal complicidad de los
movimientistas de Santa Cruz. Su arraigo en la sede del gobierno había de ser por varios
meses.
Mientras tanto, todos aquellos lebreles que por orden suya habían cometido los más
oprobiosos atropellos a la dignidad humana y a sus intereses, tuvieron que desaparecer del
escenario de sus falaces fechorías, toda vez que había caído de su pedestal el ídolo de barro
que ellos adoraron y cuyos dictados cumplían al pie de la letra, sin escrúpulos de ninguna
clase y que eran retribuidos con creces. Muchos de ellos no pudieron reprimir las lágrimas
que corrieron incontenibles por sus mejillas, porque sabían que en adelante tendrían que
trabajar honradamente para ganarse el sustento cotidiano y esa costumbre ya la habían
perdido, especialmente en los últimos tiempos. El único trabajo que ellos ejecutaban y a la
perfección, era el que les mandaba hacer el sátrapa ahora ausente: allanamientos y saqueos
de domicilios, asaltos a los ciudadanos en la vía pública, despojándolos de todo su dinero y
prendas personales, ultrajes y torturas de toda índole a todos los que tenían la desventura de
caer en "Ñanderoga" o al comando de milicias, atracos a las casas comerciales y a la
industria; en fin, esa gama de delitos que en todo su articulado condena nuestra legislación
penal, y que en su integridad fueron cometidos por los chacales que adiestraron a la
perfección Luis Sandóval Morón y Rojas Pereyra.
Recién entonces el pueblo cruceño pudo gozar de ciertas libertades que durante mucho
tiempo habían sido pisoteadas. Sólo de entonces en adelante podían salir tranquilamente
todas las personas, sin temor a ser asaltadas y ultrajadas en vía pública. Después de más de
dos años de torturas morales y materiales indescriptibles, al fin se esfumaba ese sueño de
pesadilla que habían constituido Sandóval Morón y Rojas Pereyra a la cabeza de su jauría
de famélicos lobos, sin Dios ni ley, para quienes no existía más justicia que la del garrote y
del Colt 44. Santa Cruz al fin dormía en paz sus noches estivales, sin temor a las miríficas
visitas nocturnas de la pandilla moronista. Las horas de angustia y de permanente zozobra
quedaban atrás, como un tétrico recuerdo del pasado. Nuevamente la proverbial alegría del
pueblo cruceño se pondría de relieve en todas sus manifestaciones. Ese silencio que vivió la
capital oriental por más de dos años, quedaba roto súbitamente con la precipitada fuga de
todos los sicarios, ante el temor muy justificado de que el pueblo pudiera hacerse justicia
por sus propias manos.

182
La alegría desbordó los corazones de todos los cruceños que, juntando las manos,
elevaron al Cielo sus preces de gratitud al Supremo Creador por haberles escuchado sus
plegarias y apiadándose de su amargo calvario. En todos los hogares se vivieron momentos
de verdadero júbilo; aquellos que lamentaban la ausencia de un ser querido vibraron de
emoción, porque ello les anunciaba el pronto retorno al seno del hogar de quien se
encontraba obligadamente ausente.
Desde esa fecha, la capital oriental quedaría bajo la jurisdicción del Ejército, por haber
sido declarado el departamento de Santa Cruz como zona militar, mediante decreto
Supremo de fecha 2 de agosto de aquel año.

CUARTO CONGRESO EUCARÍSTICO NACIONAL

El Episcopado Boliviano había señalado a la ciudad de Santa Cruz para celebrar en ella
el Cuarto Congreso Eucarístico Nacional, tanto para adherirse de esa manera a los festejos
de su Cuarto Centenario que ese año de 1961 había recordado la capital oriental, como
también para orar por la paz y la tranquilidad del pueblo cruceño, tan flagelado por la
adversidad en los últimos tiempos.
La fecha señalada para la realización de ese magno acontecimiento religioso, había sido
del 9 al 13 de agosto. En los preparativos, los organizadores no descuidaron los detalles
más importantes. Sólo faltaba un ineludible requisito: las garantías y libertades públicas que
habían sido conculcadas por el MNR y que eran imprescindibles para todos los religiosos
que desde los cuatro puntos cardinales de Bolivia y allende las fronteras deberían dirigirse a
la ciudad de Ñuflo de Chávez, para rendir culto a la Hostia consagrada. Desde algún tiempo
atrás, se venía insistiendo en la necesidad de devolver al pueblo cruceño el pleno goce de
sus libertades, como factor indispensable para el éxito del acontecimiento religioso que se
avecinaba, sin lo cual todos los esfuerzos resultarían inútiles, pues todos los peregrinos que
vinieran a realzar las ceremonias, necesitaban hallarse libres de temores y amenazas. Del
mismo modo, todos los cruceños que se encontraban huyendo de la fobia moronista y que
por lo menos para esa ocasión deberían regresar a sus hogares, necesitaban también que el
fantasma del terror haya desaparecido por siempre. Sólo en una clima de libertades, podría
haber paz en todos los corazones para recibir al Divino Redentor.
Preocupado el autor de estas líneas por esta grave circunstancia, encontrándose
transitoriamente en la capital beniana por no poder permanecer en la ciudad de Santa Cruz,
dirigió una carta abierta al Director de la flamante radioemisora beniana "Ibare", en fecha
18 de julio, concebida en los siguientes términos:
Señor Director:
"Toda la prensa nacional ha venido dando amplia publicidad al próximo Congreso Eucarístico Nacional a
realizarse el mes de agosto venidero en la ciudad de Santa Cruz, con motivo de adherirse a los festejos del
IV Centenario de la fundación de dicha ciudad oriental".
"Muy encomiable por cierto el realce que se pretende dar a dicho acontecimiento religioso y más
encomiable todavía si de esta manera se desea unir a todos los bolivianos de los distintos credos políticos
bajo el signo único de la Cruz, desterrando así para siempre todos los odios que nos han llevado a una
lucha fratricida de funestas consecuencias para el porvenir de la Patria, cuyos sagrados destinos han sido
constantemente pospuestos por los intereses de camarilla".

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"Empero la Jerarquía Eclesiástica Boliviana y el Comité Organizador del IV Congreso Eucarístico
Nacional, al adoptar todas las medidas tendientes a obtener el éxito de sus nobles propósitos han
descuidado uno de los principales factores que han de contribuir en forma decisiva a alcanzar las
finalidades perseguidas. Toda la nación se halla debidamente enterada que la ciudad de Santa Cruz, desde
hacen dos años atrás, se halla sojuzgada por un régimen de torturas y de terror que han paralizado de
espanto a la opinión sensata de Bolivia. El Supremo Gobierno se ha empeñado en mantener a un tiranuelo
que ha convertido a dicha ciudad como su propio feudo, donde sólo rige la ley del garrote y la voluntad
omnímoda de un caudillo sin más norte que sus bastardas ambiciones y sin más respaldo que las bayonetas
de sus paniaguados.
"Son innúmeros e incalificables los actos de vandalismo cometidos por el nuevo Atila de este siglo de las
luces y la democracia, desquiciando así a todos los hogares cruceños que a diario lloran la ausencia de un
ser querido. Consta a la opinión nacional que miles de cruceños deambulan por todas las ciudades de la
Patria y por muchas del exterior, porque no pueden llegar al seno de sus hogares.
"Ahora con tales antecedentes, yo pregunto a la Jerarquía Eclesiástica de Bolivia, y al Comité Organizador
de dicho evento religioso: ¿Puede obtener buenos regulados un Congreso Eucarístico Nacional a realizarse
en una ciudad donde no existe el correspondiente clima de tranquilidad y a la cual no les está permitido
llegar a todos i hijos y a todos los hombres que no inclinan la cerviz ante la soberbia del sátrapa
imperante".
"Estoy seguro que todos los hombres de conciencias sanas responderán en forma negativa a la anterior
interrogante".
"Corresponde entonces a los organizadores del IV Congreso Eucarístico Nacional, gestionar y obtener del
Supremo Gobierno las garantías más absolutas que reconoce la Constitución Política del Estado, tanto para
el citado pueblo oriental, como también para todos los peregrinos que deseen llegar hasta el Campo
Eucarístico sin temor a ningún verdugo. Si esto no se hace oportunamente querría decir que el IV Congreso
Eucarístico Nacional no podrá coronar sus nobles aspiraciones, porque ante el Altar de la Sagrada Hostia
sólo podrán llegar los verdugos del tirano con sus respectivas ametralladoras al hombro y con sus
conciencias vestidas de negros crespones por los múltiples crímenes cometidos. Atte. (Fdo.) Hernán
Ardaya Paz".
La anterior misiva fue reiteradamente leída a través de los micrófonos de la referida
radioemisora, por su director, el señor Mario Ichazo Aguilera.
Pero las preocupaciones del que esto escribe no terminaron allí. Mediante carta se dirigió
también a los periódicos paceños "Presencia" y "Libertad" con el mismo motivo; empero,
sólo el segundo de los voceros nombrados registró en sus páginas la comunicación que
dirigiéramos. Ignoramos los motivos por los cuales "Presencia" se excusó de hacerlo.
No podríamos afirmar qué circunstancias determinaron para que oportunamente se
produzca el feliz desenlace del avión "Constellation", aunque con el sacrificio una vida, que
significó el fin de una era de ignominia y que al mismo tiempo abre puertas del pueblo
cruceño para recibir a todos los hermanos bolivianos y viajeros de países vecinos que en
devoto peregrinaje llegarían a la ciudad de los llanos orientales, como también para que
muchos cruceños que saboreaban el pan ácimo del ostracismo, pudieran retornar al lado de
los suyos.
Lamentablemente no está dentro de los alcances de esta obra, relatar la magnitud de ese
importante evento religioso que sirvió para reavivar la fe religiosa y el culto católico, como
también para que la capital oriental pudiera retomar el camino de su vida institucional como
ciudad civilizada, libre de temores del látigo del verdugo y del potro del tormento.

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MANIFESTACIÓN MORONISTA

Ya dijimos anteriormente que el Poder Ejecutivo Nacional, determinó el arraigo de Luis


Sandóval Morón en la ciudad de La Paz, con la prohibición expresa de viajar a Santa Cruz.
Mientras tanto, sus incondicionales seguidores se sintieron huérfanos de todo apoyo para
seguir cometiendo las mismas fechorías e incómodos con la presencia de algunas personas
que antes estuvieron mordiendo el polvo del destierro y que para ellos significaba un serio
peligro. A Santa Cruz, por hallarse bajo la jurisdicción militar, fue enviado el General de
aviación Edmundo Vaca Medrano, como Jefe de la Zona Militar e Interventor del Comando
Departamental del MNR, constituyendo de este modo la autoridad máxima en todo el
departamento. Desde un primer instante se mostró enemigo del cacique oriental y poco
dispuesto a tolerar la ola vandalaje por él desatada y la interferencia a su autoridad.
Hemos visto que anteriormente, todos los Prefectos y jefes de Policías, como también
todas las autoridades cruceñas, sean ellas edilicias, judiciales, administrativas, etc., no
fueron más que vulgares fichas de ajedrez en el tablero político que manejaba
despóticamente el jefe del comando del MNR. Ahora se había dado vuelta la medalla. Se
terminaban las preeminencias y sinecuras para los corifeos de Sandóval Morón y eso ellos
no podían admitirlo estoicamente. ¡Tanto se habían acostumbrado al pillaje y a la
delincuencia! Era muy difícil ahora acostumbrarse al trabajo honrado y esforzado que
tampoco producía pingües utilidades. Los "Rescoldo", los "Peto" Barbery, los "Minina", los
"Pitungo", etc., no podrían ya asaltar a las casas comerciales y a los ciudadanos, para
solucionar en un instante todas sus necesidades económicas.
Dirigentes de segunda y tercera categoría que resultaban los más afectados con el nuevo
estado de cosas, prepararon una manifestación para la tarde del sábado 19 de agosto, con el
propósito de protestar airadamente por el arraigo de que era objeto el resentido caudillo de
todos los maleantes. El jefe de la zona militar había notificado a los agitadores que no
permitiría manifestaciones de ninguna índole, por hallarse la capital cruceña bajo la
jurisdicción militar y que en su caso, los manifestantes serían violentamente reprimidos.
Pero los promotores y organizadores de la manifestación, hicieron caso omiso de la
advertencia, en la seguridad de que su condición de moronistas seguía prestándoles toda
clase de impunidad para sus andanzas ¡Cuan equivocados se hallaban esta vez!
A partir de las quince horas, paulatinamente fueron llegando a la Plaza "Monseñor
Daniel Rivero", donde se encuentra el monumento al Cristo Redentor que fuera levantado
recientemente con motivo del Congreso Eucarístico, toda la militancia movimientista
perteneciente al sector del jefe del comando del MNR, por haberse señalado ese sitio como
lugar de concentración, desde donde avanzarían por la misma arteria en dirección sud hasta
llegar a la plaza principal. Al mismo tiempo, tropas militares fueron desplazándose y
tomando posiciones en lugares estratégicos, instalando inclusive nidos de ametralladoras en
los tejados de la Iglesia Catedral y de otros edificios públicos y particulares, dispuestas a
vomitar fuego en cualquier instante.
Poco después de las 17 horas y cuando ya los manifestantes concentrados alcanzaban a
varias centenas, los organizadores dispusieron la marcha hacia el lugar del objetivo, o sea la
plaza principal, munidos de sus respectivos cartelones, en los que exigían el retorno del
caudillo arraigado en La Paz. Las mujeres marcharían a la cabeza para evitar una violenta
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represión, pues ellos consideraban que yendo aquellas adelante, nadie osaría arremeter
contra toda la manifestación. ¡Qué equivocados también se hallaban!.
¿Acaso ellos respetaban a las damas y permitieron que persona alguna pudiera manifestar
su descontento contra el régimen de oprobio que impusieron?
El avance fue pacífico hasta la esquina formada por las calles Buenos Aires y 24 de
Septiembre, o sea dos cuadras antes del objetivo indicado. Allí recibieron la primera ráfaga
de ametralladoras que si bien no causó ninguna baja, produjo desconcierto y temor entre los
manifestantes, determinando que muchos se dispersaran. Trabajo les costó a los dirigentes
recuperar nuevamente a esa muchedumbre que los acompañaba, asegurándoles que los
disparos serían solamente al aire y que de ninguna manera había peligro para nadie.
Después de varias intentonas y otros tantos esos ante las nutridas ráfagas de ametralladoras,
los manifestantes, ya muy reducidos a consecuencia de las numerosas deserciones, lograron
ingresar a la plaza "24 de Septiembre". Una vez reunidos allí, los nidos de ametralladoras
nuevamente comenzaron a tartamudear su mensaje de muerte, haciendo estragos entre las
filas de los audaces adeptos de Sandóval Morón. Pronto Átropos empezó a cobrar su trofeo
entre las víctimas más propiciatorias y la confusión entre los que huían se hacía
indescriptible. La plaza 24 de Septiembre, en un instante quedó convertida en un verdadero
campo de Marte, donde la pálida realizaba su fructífera cosecha. Los que no pudieron huir,
sólo atinaron a tenderse en el suelo boca abajo y otros a colocarse detrás de las gruesas
columnas de algunos edificios. Muchos pudieron ingresar en el templo catedralicio para
protegerse, pero los proyectiles lograron alcanzar a algunos de ellos antes de que lleguen a
su refugio. El pánico que había cundido entre los manifestantes era inefable y nuestro
principal centro de recreo presentaba un verdadero cuadro dantesco, salpicado de sangre
anónima, como una penitencia de inmolación por toda la orgía de terror que realizaron
durante más de dos años sobre las escuálidas espaldas del pueblo cruceño. La
desobediencia a las serias advertencias oportunas que se les hizo, iba a costar muy caro a
muchos individuos. Muy elevado precio iban a pagar por dejarse engañar con algunos
vulgares demagogos que se habían valido de muchas estratagemas para sacar esta gente,
cuyo mayor delito era ser ingenua y dejarse sorprender en su buena fe.
El saldo trágico de esta descabellada aventura, fue de 7 muertos y numerosos heridos,
Némesis de dos años de oprobio y de terror. Humildes hogares quedaron abandonados y
desamparados, purgando delitos que otros habían cometido, mientras el principal culpable
gozaba de inmunidades parlamentarias en la sede gubernamental.
Los que pudieron refugiarse en la Catedral, tuvieron que esperar largas horas para poder
retornar a sus domicilios sin correr nuevos peligros.

ERA DE PAZ

El General Vaca Medrano instaló sus oficinas en el mismo local de "Ñanderoga" que
desde 1959 había sido incautado a su propietaria la señora Peregrina Ortiz de Wende,
escogiendo a sus colaboradores precisamente entre los movimientistas que no habían
colaborado con Luis Sandóval Morón, aunque algunos tuvieron la "habilidad" habitual de
abandonarlo oportunamente para pasare al sector del nuevo jefe político, como los

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hermanos Menacho Carrillo y otros más. Todos los leales al caudillo arraigado en La Paz,
eran los parias ocasionales que no tenían acceso al local de su comando departamental,
prefiriendo transitar a hurtadillas por los suburbios de la ciudad, con precauciones de no ser
vistos por sus enemigos y víctimas de ayer. Los que ejercían funciones públicas tuvieron
que mimetizarse sigilosamente para no perder sus cargos. El Alcalde Ernesto Ferrante
Callaú había tenido el buen olfato de romper lanzas oportunamente con el caudillo ahora en
desgracia y por tanto tenía asegurada su permanencia en el Ayuntamiento.
Como Prefecto del Departamento fue designado el señor Aquino Ibáñez Soruco, aunque
subordinado al jefe de la zona militar, en reemplazo del General René González Tórrez que
se había caracterizado por su incondicional servilismo al jefe del comando del MNR
La caída de su pedestal del ídolo de barro y lodo, dio lugar a que surjan nuevos caudillos
de pacotilla, de igual o inferior catadura moral que el anterior.
Carmelo Padilla Arteaga, hombre de pocos conocimientos, de poca sal en la mollera,
chofer de profesión y ex-militante del sector adicto a Sandóval Morón, de cuyos favores
obtuvo la gracia, inesperada para él, de ser diputado por Santa Cruz, es decir de los
diputados ignaros que fueron la vergüenza del parlamento boliviano, de la noche a la
mañana, el "honorable" Padilla se convirtió también en líder de un pequeño sector de
descontentos con Sandóval Morón. Él se daba modos para adquirir poses de gran señor y
creerse a sí mismo un todopoderoso, aunque para la gente sensata que contemplaba con
sarcasmo esta petulancia, no era más que un hazmerreir del momento. Así y todo, tenía sus
seguidores, aunque sólo fuera por algún interés.
Por otro lado, Severiano Julio, hermano de Rubén, cuya enemistad con Sandóval Morón
era bastante profunda, también se convirtió en otro líder, arrastrando consigo otro pequeño
sector de movimientistas. Con ayuda de su nombrado hermano, especialmente en recursos
económicos, pudo mantener leales a la gente que lo seguía.
Sin embargo, ambos caudillos se protegían bajo la sombra protectora del jefe de la zona
militar, quien, a su vez, contaba con otro sector de simpatizantes y adherentes.
Esporádicamente se producían choques entre los pocos esbirros de Sandóval Morón que
se animaban a mostrarse a cualquiera de los sectores que hemos mencionado. Generalmente
eran los moronistas quienes se llevaban la peor parte, aunque sin ninguna baja, pues ya no
tenían el respaldo ni la impunidad que les concedía en forma irrestricta sus jefe ahora
ausente. La situación para ellos era bastante grave, si tenemos en cuenta la vida que
llevaron anteriormente en que el honor y los bienes de tojos los habitantes de la capital
cruceña estuvieron a sus plantas.
En honor a la verdad, Santa Cruz vivió un corto lapso de paz y tranquilidad, durante el
breve periodo de permanencia del General Edmundo Vaca Medrano, quien, por esas
circunstancias, se ganó la simpatía y gratitud de todos los cruceños.
Terminó el año 1961 sin mayores novedades. Los atracos en vía pública, detenciones
arbitrarias y flagelamientos ordenados por Luis Sandóval Morón y ejecutados por Julio
Nery y toda su pandilla de forajidos, habían terminado. Los hogares cruceños no vivían ya
bajo la permanente amenaza de sufrir un allanamiento o la detención de alguno de sus
miembros.

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El carnaval de 1962 fue un acontecimiento de gran significación. Después mucho tiempo
volvía a relucir esa alegría innata que siempre fue característica y tradicional en el pueblo
cruceño. Parecía que todos quisieran tomarse el desquite por todo el tiempo de desventura
que se había vivido. Desde el año 1959, no se había festejado el carnaval con ese
entusiasmo desbordante que siempre fue proverbial en Santa Cruz. Una prueba de ello es
que se registraron cerca de 90 comparsas que con sus típicos y floridos atuendos desfilaron
la tarde del corso. Es que durante los años de terror, sólo estaba permitido celebrar el
carnaval a los esbirros del caudillo. Cualquier otro que se aventuraba a salir en una
comparsa a divertirse por las noches en un local de baile, corría el riesgo de que le muelan
los huesos en "Ñanderoga". Para ventura de los cruceños, esos años de pesadilla, quedaban
ya perdidos entre las brumas del ayer, sin que nadie pueda revivirlos.

LOS VERDUGOS COSECHAN SU OBRA


Después de muchos meses de andar a salto de mata, todos los milicianos y matones a
sueldo de Sandóval Morón, cuidándose de no hacerse ver con sus víctimas que ahora sí
podían transitar libremente por calles y plazas de nuestra ciudad, la mañana del domingo 25
de marzo, en la creencia de que todos habían olvidado sus fechorías, se hicieron presentes
en la parte central de la plaza 24 de septiembre, como desafío a los que antaño habían
torturado.
No tuvieron en cuenta ni admitieron que realmente los papeles se habían cambiado
radicalmente. Pocos instantes bastaron para que se reunieran algunos jóvenes, ex-miembros
de la Unión Juvenil Cruceñista, como Widen Razuk, Da Silva y otros más, y en forma
sorpresiva los atacaron violentamente con toda su furia que tenían fermentada por los
ultrajes que habían recibido en la época del terror. Los atacados, esta vez no atinaron ni
siquiera a defenderse, haciendo alarde de esa cobardía típica de todos los verdugos y
matones. Arnoldo Justiniano (Rescoldo) sólo atinó a dirigirse al recinto policiario, en la
seguridad de que para ello sí constituía un seguro refugio, sañudamente perseguido por
Razuk que no obstante la velocidad con que huía el verdugo de ayer, consiguió aplicarle
varios puntapiés en los glúteos y la espalda. Por su parte, Da Silva eligió como su víctima a
Gustavo Carrillo, vale decir, aquel que el 30 de diciembre lo capturó y lo condujo a
"Ñanderoga". Derribado por los golpes de su furioso enemigo, Carrillo tampoco ofreció
ninguna resistencia concentrándose a protegerse de los rudos golpes que le aplicaba quien
en otra oportunidad había caído en sus garras; en el suelo, recibió fuertes tacazos y
puntapiés en la boca, derribándole toda la dentadura y destruyéndole completamente las
encías. Como resultado, tuvo que permanecer más de un mes sin poder masticar, tomando
solamente alimentos líquidos. Era el precio que pagaba por su pasada condición de verdugo
incondicional.
Dos días después Rojas Pereyra, que de regreso de Puerto Suárez se encontraba
transitoriamente en Santa Cruz, en circunstancias que caminaba por una calle céntrica
compañía de dos dirigentes nacionales del oficialismo, fue también asaltado a golpes de
puño y puntapiés por los anteriormente nombrados y dos amigos más, los mismos que lo
derribaron al suelo y allí lo golpearon en la misma forma, aunque no como él solía hacerlo
en "Ñanderoga". Sus instintos cristianos hicieron que no ultimen a su ex-verdugo, como

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realmente se lo hubiera merecido. Sin embargo, constituyó una advertencia de lo que
posteriormente le ocurría.

ELECCIONES DE 1962

La nueva Constitución Política del Estado que en 1961 hizo aprobar Víctor Paz
Estenssoro con el Congreso títere de dicho año, donde no estuvo presente ningún
parlamentario de la oposición, asignaba la cantidad de 3 senadores por cada departamento,
en contraposición a los dos que anteriormente eran designados (no elegidos) acuerdo a esa
otra disposición fraudulenta del Estatuto Electoral. En consecuencia deberían realizarse los
comicios respectivos en todos los departamentos para "elegir" (¿?) al senador que faltaba.
Algunos sectores de opinión en Santa Cruz propiciaron el nombre del General Edmundo
Vaca Medrano, como candidato oficial para senador por el departamento. Empero dicho
militar, aunque movimientista, no contaba con el apoyo del sector de Luis Sandóval Morón.
El Comité Político Nacional del MNR, consideró inconveniente dicha candidatura y
propició el nombre de otro militar, o sea el Coronel Guillermo Añez, cuya obsecuencia al
ex-jefe del comando del MNR, de Santa Cruz era muy conocida. Sandóval Morón
acondicionó el apoyo de sus esbirros a esa candidatura, a que se le permita el retorno a la
capital cruceña, condición que fue aceptada por el Poder Ejecutivo.
Después de más de 9 meses de ausencia en la ciudad de La Paz, recién el 8 de mayo de
1962, ingresó nuevamente a la capital cruceña el principal verdugo del pueblo cruceño,
rodeado de todas las precauciones para asegurar su integridad física, pues, como todo
verdugo, es cobarde y temía represalias de sus numerosas víctimas. Todos los sicarios y
esbirros que durante mucho tiempo habían añorado los días de jolgorio que vivieron a su
lado acudieron muy presurosos a recibirlo, en la seguridad de que, con su retorno, volverían
también los tiempos que tanto añoraban. Afortunadamente no fue así.
Por su parte la prensa, que él había sostenido y que siempre le fue muy dócil y cómplice
en toda su carrera criminosa, registró a grandes titulares y en primera página el retorno del
cacique pandillero.
Severiano Julio que, como ya dijimos antes, contaba con el respaldo económico de su
hermano Rubén, el magnate de la castaña y la siringa, se encargó esta vez de mantener a
raya a Sandóval Morón y sus esbirros.
Las elecciones parciales para senador se efectuaron el 3 de junio. El fraude nuevamente
se consumó con la complicidad de la Corte Departamental Electoral, conforme se había
efectuado durante todas las farsas electorales que dirigió el MNR Los resultados fueron
escandalosamente abultados, hasta el extremo que la localidad de Montero arrojó mayor
cantidad de votos que la misma capital del departamento. La democracia del cero se ponía
nuevamente en evidencia, a tal grado que en las provincias y poblaciones rurales ni siquiera
aparecieron los votos de los delegados de la candidatura opositora representada por la
fórmula que encabezaba el Dr. Mario Franco Franco, de FSB. Nuevamente aparecieron los
asientos electorales fantasmas que proporcionaron grandes cantidades de sufragios al
candidato oficial. Todos recordarán todavía aquel escandaloso caso de "La Estrella", con
más de 4.000 votos para el oficialismo y cero para la oposición, cuya posición geográfica

189
no pudieron establecer ni siquiera los mismos autores de ese gran embuste, porque no fue
más que un asiento ganadero que había desaparecido más de 30 años atrás y que ni los
mismos vecinos del lugar podían determinar cuál fue su ubicación precisa, porque una riada
del Piray había barrido con sus últimos vestigios.
De esta manera, el triunfo de Añez no podía constituir una sorpresa para nadie. Todos los
organismos electorales y el maestro de todos los fraudes, Luis Sandóval Morón, se
coaligaron para violentar una vez más la voluntad ciudadana.

NUEVOS CRÍMENES DE LA CUADRILLA MORONISTA

Los choques esporádicos entre moronistas y julistas se producían de tarde en tarde a


modo de entretenido deporte. Y de vez en cuanto, alguna víctima propiciatoria purgaba con
su vida la bastarda ambición de los caudillos del momento.
El pueblo cruceño se acostumbró de tal modo a estos choques callejeros en que
menudeaban las ráfagas de ametralladoras y disparos de armas cortas, que siempre tenían
que andar tomando todas las precauciones, pues en más de una ocasión, personas ajenas a
ambos sectores y que transitaban tranquilamente por la vía pública, fueron alcanzados por
los proyectiles de estos irresponsables combatientes, para quienes nada valía la seguridad
de la población.
El 28 de octubre de 1962, el ex-cadete del Colegio Militar, David Cortez Suárez, era
victimado cobardemente por el militante moronista José Victoriano Méndez, conocido ya
por sus múltiples fechorías. Inexplicablemente la justicia ordinaria concedió libertad
provisional al reo y el expediente relativo duerme el sueño de los justos en los archivos
judiciales.
El Comité Político Nacional del MNR convocó a elecciones para elegir al jefe el
Comando Departamental del oficialismo, otorgando toda clase de facilidades al gran
verdugo de Santa Cruz. Para nadie resultó entonces una novedad que Sandóval Morón
nuevamente ganara en dichos comicios mañosamente preparados para hacer sufragar a sus
parciales hasta diez veces cada uno, burlando de esta manera la voluntad de los mismos
militantes movimientistas. Sin embargo, esta vez ya no podría consumar todos los
horrendos crímenes que en su anterior periodo había mandado cometer con sus furiosos
chacales. Tampoco podría disponer de los ingresos fiscales de la manera más caprichosa
como lo había hecho antes.
Empero, como el instinto cavernario de hacer correr sangre fraterna bullía en las venas de
Sandóval Morón y sus allegados, como herencia genética o una maldición que pesaba sobre
su clan, el 11 de julio de 1963 nuevamente la pasión política cobró otra víctima. En plena
vía pública, frente á la Federación de Transportistas "16 de Noviembre", a las 11 de la
mañana, era asesinado con varios disparos de revólver, el militante julista (partidario de
Severiano Julio), Jorge Otero Arrien, precisamente por el hermano de aquel, Alcides
Sandóval Morón, colaborado por todos los lebreles de ese sector político. Los tribunales de
justicia, siempre complacientes con los criminales, concedió igualmente libertad
provisional al autor principal y sus cómplices, como si el ser movimientista otorgara sello
de impunidad para todos los delitos.

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En esta tormentosa época, no era extraño que en la misma plaza 24 de Septiembre ya
pocos pasos del recinto policiario se agarren a tiros los esbirros de ambos sectores, aunque
no se hagan blanco, pero lo suficiente para aterrorizar a los pacíficos transeúntes, no
obstante que no tenían nada que ver con las luchas internas del partido oficial que, de este
modo, mostraba tanto desdén por la vida y seguridad de todos los cruceños.

INCAUTACIONES DE CONTROL POLÍTICO

Control Político, después que "Ñanderoga" fue ocupado por el Comando departamental
del MNR, funcionaba en una oficina reducida de la Policía de Seguridad, donde
naturalmente todas sus actividades eran observadas por todas las personas particulares que
por distintos motivos acudían al recinto policiario. Este hecho no era del agrado de los
sabuesos de ese organismo de represión, acostumbrado» a realizar sus "labores" a la sombra
de lo desconocido.
En consecuencia, resolvieron tomar un local particular para instalar sus cámaras de
torturas. No importaba que para ello tengan que recurrir a los procedimientos más vedados.
Siempre lo habían hecho así.
Valiéndose de su poderío político y utilizando los dóciles servicios del Comisario de
Vivienda, Sr. Jorge Portales, obtuvieron que este funcionario dirigiera un Memorándum a
los propietarios de la Casa Zeller de Mozer y Cía., para que por las buenas o por las malas,
entregara dos habitaciones del edificio de dicha firma comercial, ubicado en la esquina nor-
este de la plaza principal.
Para mejor ilustración de nuestros lectores, transcribimos a continuación el oficio de
fecha 11 de enero de 1964, dirigido por el nombrado Comisario de Vivienda a la indicada
firma, concebido en los siguientes términos:
"Habiéndose constatado que Ud. posee un departamento desocupado en la planta alta del edificio de sus
firma, ubicado en la esquina nor-este de la plaza principal de esta ciudad, en cumplimiento del art. 11 de la
ley de inquilinato de 19 de enero de 1960, que textualmente dice: "Ningún propietario dejará de alquilar
sus habitaciones y departamentos desocupados", y que se encuentra en vigencia, se servirá Ud. alquilar el
departamento de referencia al Sr. portador del presente (Fdo.) Comisario de Vivienda". El sello respectivo.

Corresponde aclarar que la disposición citada, se refiere a las habitaciones que son de
alquiler. La casa Zeller de Mozer nunca había alquilado ninguna de sus habitaciones del
segundo piso que no eran para esa finalidad, sino solamente para vivienda y para sus
propias oficinas. Además, las dos habitaciones a que alude el Memorándum que hemos
transcrito, habían sido recientemente desocupadas.
Muy incómoda se sintió la referida casa comercial con esta clase de gratuitos inquilinos.
Insistentemente reclamó ante el Ministerio de Gobierno y el propio Paz Estenssoro y ante
San Román, sin ningún resultado. La Embajada alemana también realizó los mismos
reclamos, obteniendo sólo promesas del Poder Ejecutivo.
Haciendo alarde del cinismo de que hicieron escuela los movimientistas, San Román
contesta en los siguientes términos ante los reclamos formulados por dicha casa comercial:

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Palacio, hs. 15 -21-1-64.– Zeller Mozer y Cía. Santa Cruz.– Stría Gral. 62/64.– A su radiogramo dirigido
Presrepública, Mingobierno y Embajada alemana, me permito rectificarle que en ningún momento fueron
despojadas las habitaciones que tiene en su casa comercial en la plaza 24 de Septiembre esa ciudad. Ante
necesidad imperiosa de instalar oficinas Seguridad del Estado y sujetándose a normas legales que rigen en
el país, con intervención Oficina Vivienda de la Alcaldía Municipal, infórmanme que fueron ocupadas con
carácter alquiler, contrato que convendría lo haga Vd., fijando el canon correspondiente, Gobierno jamás
comete atentados ni viola derechos constitucionales que seguramente mal asesorados manifiestan Uds.
Atte. General San Román".
El tenor del radiograma transcrito in-extenso, deja perplejo a quienes conocían múltiples
y vandálicos atropellos que a diario y en todo el vasto territorio nacional, cometía el MNR
en función de gobierno, reflejando de un modo incontrastable el alto grado de cinismo que
caracterizó a los hombres que condujeron los sagrados destinos de la Patria en las más
nefasta época de nuestra historia.
Valga la oportunidad para mencionar que la misma casa Zeller de Mozer y Cia, ya
anteriormente había sido objeto de exacciones de carácter económico, por parte del
comando Departamental del MNR, según lo evidencia la documentación que hemos
transcrito, respecto a las exacciones efectuadas por aquella famosa Comisión Económica
que dirigía Julio Limpias con Aurelio Saucedo, Juan Peredo Chávez, Saúl Medrano y otros.

RECRUDECEN LAS PERSECUCIONES POLÍTICAS

Posesionados allí, en el edificio de la Casa Zeller frente a la plaza principal, los sabuesos
y soplones del régimen movimientista espiaban la vida de todos los habitantes de Santa
Cruz. A la cabeza de todos ellos, dirigiendo el espionaje con toda su maestría aprendida de
Menacho y San Román, se hallaban los verdugos profesionales: José Taboada Calvo,
Esteban Meroe Menacho, Oscar Román Prado, Luis Alvarez Cuéllar, Jaime Ziñagua,
Carlos Rodríguez Justiniano y otros, colaborados por otros verdugos no menos sádicos que
los anteriores, como Gastón y Rubén Muñoz Caballero, Roberto Paniagua Fuentes, Paulino
Blanco, Adolfo Monroy, Armando Lara, Alfredo Cassís y muchos otros.
La anterior afirmación se halla respaldada por la copiosa documentación que poseemos
sobre el particular, la misma que no la transcribimos por no cansar a nuestros amados
lectores.
En esta situación se presentaron los comicios generales para renovar los poderes
ejecutivo y legislativo por el período 1964-1968. Víctor Paz Estenssoro, violentando lo
dispuesto por la Carta Magna que él mismo mandó aprobar con su parlamento títere, se
hacía proclamar para un segundo período presidencial. Tan jugoso era el uso y abuso del
poder, que no quería soltar las riendas del gobierno.
Por otra parte, el MNR confrontaba el serio problema de su atomización inminente, que
sólo el jefe omnipotente podía aunar por lo menos momentáneamente esas corrientes
políticas dispares que pugnaban dentro del corrupto partido oficial, producto de su
hibridismo político y de su desorientación doctrinaria.
La inconstitucionalidad de la candidatura movimientista encabezada por el binomio Paz-
Barrientos y la gran maquinaria montada para reprimir a la oposición y consumar un nuevo
fraude a través de todos los serviles organismos electorales, hizo que toda la oposición
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encabezada por FSB resolviera abstenerse en dichos comicios electorales y lanzara más
bien a una abierta conspiración para derrocar la dictadura pazentenssorista. La dirección
nacional de dicho partido, lanzó una proclama al pueblo para sumarse a las filas que se
alistaban para la lucha desigual contra las fuerzas de la tiranía, representadas por los
milicianos y organismos de represión del oficialismo.
En cumplimiento de esta disposición, pronto estallaron guerrillas en la región del Alto
Paraguá de la provincia Velasco. El gobierno de Paz Estenssoro se empeñó en restarles
importancia, negándose obstinadamente a reconocerlas como tal, pues en el terreno
internacional era muy perjudicial para su prestigio y estabilidad política la presencia de
guerrilleros en territorio nacional.
Esta situación obligó al MNR a cometer una serie de errores y a desatar una nueva
persecución contra todos sus desafectos.
Esta situación obligó al MNR a cometer una serie de errores y a desatar una nueva
persecución contra todos sus desafectos.
El 28 de julio, en las primeras horas de la noche, se efectuaba una primera gran redada,
especialmente de militantes falangistas, entre los que figuraban los siguientes: Capitán de
ejército (retirado) Hugo Quezada Peña, señores Roberto Ortiz Saucedo, Marcelo Flores
Saavedra, Roberto Vercellessi, Róger Cronenbold Montero, Hugo Salomón y otros más,
incluyendo también a las señoritas Gisela Bruun, Luisa Bravo y Yolanda Alpire que
igualmente fueron arrestadas y mantenidas incomunicadas; después de allanar sus
respectivos domicilios, fueron tratadas con suma brutalidad, especialmente de parte del
capitán Osvaldo Estremadoiro, conocido por su filiación moronista.
Al día siguiente también era arrestado cuando se encontraba pasando clases en el Colegio
Nacional "Cástulo Chávez", el dirigente estudiantil Teodoro Callaú.
Más o menos a las diez y treinta de la mañana de ese infausto día 29 de julio, algunos
oficiales de policía se encargaron de predisponer y levantar a todo la tropa de carabineros
contra todos los detenidos. Los azuzadores ingresaron violentamente en la celda donde se
encontraban los ocasionales prisioneros y a golpes de puño y puntapiés los hicieron salir el
segundo patio del recinto policiario, donde los esperaban más de 150 carabineros, armados
de laques, piedras y ladrillos, emprendiendo contra los indefensos detenidos, hasta dejarlos
completamente exánimes. Sólo después que se había cometido este monstruoso atentado,
nada menos que en el recinto donde deberla otorgarse garantías a todas las personas, se hizo
presente el jefe de Policía, Mayor Eulogio Márquez, para aparecer como apaciguador.
El lamentable estado en que quedaron los infortunados presos, determinó que tenga que
ingresar el médico Dr. Eduardo Tardío, para efectuar las curaciones de urgencia.
Como este hecho tan vergonzoso para la institución "del orden" (¿?), fue observado por
numerosas personas desde los balances de la Corte Superior del Distrito, desde donde
lanzaron insultos y denuestos contra esos "valientes defensores del orden" que tan fielmente
cumplían su misión de "garantizar" la seguridad de las personas, fue de inmediato conocido
por toda la opinión pública levantando una ola de indignación entre toda la ciudadanía y
una fuerte censura de la prensa no comprometida con el oficialismo. Esta censura iba
dirigida especialmente contra las autoridades policiarias, por no haber rodeado de todas las
garantías a los detenidos políticos. Sólo posteriormente se adoptaron algunas precauciones,

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trasladando a los detenidos políticos a los cuarteles de la Octava División de Ejército para
sustraerlos de nuevos desmanes de parte de "los agentes del orden".
Al nombrado jefe de policía le correspondía levantar un sumario informativo para
esclarecer los hechos y sancionar ejemplarmente este vandálico atropello y devolver al
pueblo la confianza que perdía en la institución llamada a prestar garantías a la ciudadanía.
No lo hizo, porque ya de antemano sabía quiénes fueron los culpables y porque éstos
actuaron con su previo consentimiento. No otra cosa significa el hecho de que momentos
antes de esta vergonzosa masacre, se hizo desalojar del recinto policiario a todas las
personas particulares que con diferentes motivos se encontraban allí.
Algunos días después llegaba a la capital cruceña con poderes extraordinarios el famoso
sádico Adhemar Menacho, acompañado del cuñado de Paz Estenssoro, Berty Leonard
Velasco. Reeditando sus acostumbradas hazañas, el primero de los nombrados de inmediato
dispuso una gran redada de personas no afectas al régimen movimientista, la misma que
comenzó a hacerse efectiva el domingo 2 de agosto, por intermedio del conocido sabueso,
el oficial de carabineros Luis Alvarez Cuéllar, cuya actuación en este género de actividades
delictuosas es ya muy conocida, tanto por su complicidad en el crimen de Jaime Barros,
como también por el flagelamiento de otros ciudadanos enemigos de la dictadura
movimientista. Como colaboradores tenía a otros sabuesos no menos rabiosos que él, como
Roberto Paniagua, Armando Lara, Jaime Ziñagua, Rubén Muñoz Caballero y otros lebreles
de la misma pandilla.
Muy fructífera resultó, para los nombrados mercenarios, la tarde de ese indicado
domingo en el apresamiento de adversarios de la tiranía. En primer término apresaron al
director de Radio "Centenario", Mario Ichazo Aguilera, en circunstancias que se aprestaba
para ingresar a la función de matinée del Cine Teatro "Santa Cruz"; acto seguido, se
dirigieron en busca del autor de estas líneas cuyo domicilio fue allanado, ingresando
violentamente los nombrados esbirros y apresando al que esto escribe. Al llegar al local
carcelario, ambos fueron encerrados en una habitación oscura, sin comunicarles el motivo
del tal extremo, mientras ellos continuaban en su cacería humana. Pocos momentos
después, retornaban con nuevas víctimas, esta vez los hermanos Adalberto y Marcelo
Terceros Bánzer; Carlos, el hermano de éstos, no corrió la misma suerte por hallarse
ausente. En las horas siguientes fueron llegando más detenidos, entre los que podemos
mencionar a Lorgio Hurtado Paz, Rubén Rivero, Julio Chávez y otros más. Adrián del
Moral había sido apresado ya el día anterior.
Esa misma noche, más o menos a horas 21, ante insistentes reclamos de parte del
Obispado de la Diócesis, el Dr. Marcelo Terceros Bánzer fue puesto en libertad, no así su
hermano Adalberto.
A todos los anteriormente mencionados y que en cuestión de muy pocas horas fueron
encerrados e incomunicados en una de las oficinas del recinto policiario, no se les permitió
por la noche que sus familiares hiciesen llegar ropa de cama o alimentación. Algunas
viandas que recibieron los carabineros de la Guardia, fueron devoradas por estos
"ejemplares agentes del orden" que prestaban tantas "garantías" a la población.
Más o menos a las 4:30 de la mañana del día siguiente, todos los prisioneros fueron
notificados por un oficial de policía, de que dentro de 20 minutos serían trasladados a La
Paz. Cuando alguno de los infortunados solicitó a dicho oficial que comunicara por teléfono

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a sus familiares para que se les hicieran llegar dinero, ropa, cama etc., el aludido respondió
que eso se haría sólo cuando ellos se hallen ya en viaje. Esto dio a entender a todos que el
propósito de los cancerberos era hacer sufrir a sus inocentes víctimas todo el invierno crudo
de la ciudad de La Paz.
Por no estar dentro de los alcances de esta obra, nos vemos privados de relatar la amarga
odisea que sobrellevaron los 19 presos políticos que a las 6 de la mañana, en un avión DC-6
del Lloyd Aéreo Boliviano, tomado ex-profeso, fueron conducidos a la sede del gobierno,
desprovistos de cama, dinero, ropa de lana, etc. Muchos hogares quedaron abandonados,
pero el llanto de las esposas, de madres y de tiernas criaturas, nada importaba a los
desalmados verdugos de la tiranía movimientista.
Como si esta gran redada de ciudadanos que no tenían otro delito que el de no militar en
el partido de gobierno fuera poco, algún tiempo después se desataba una nueva
persecución. La sed de sangre inocente era insaciable para los lombrosianos que se hallaban
en función de gobierno. El día 16 de septiembre, era arrestado el señor Alfonso Kreidler,
previo allanamiento y saqueo de su domicilio, para luego trasladarlo igualmente a las
tenebrosas celdas del Control Político de la sede del gobierno. El domingo 20 de
septiembre también era allanado y saqueado el domicilio del abogado Efraín Urey Villagra,
capturando en forma violenta a dicho letrado, sin reparar en su delicado estado de salud.
Consumaban este nuevo atentado los esbirros Armando Lara, Roberto Paniagua Fuentes y
otros, dirigidos con maestría por Oscar Román Prado. El mismo día eran detenidos los
señores Aníbal Miserendino, Fausto Medrano Sandóval, Javier Fernández, Adhemar de
Oliveira, Pablo Castro Parada, Moisés Tórrez Rojas y muchos otros. Desde Roboré fue
traído preso el señor Mario Antelo Ibáñez, siendo encerrado en las oficinas que el Control
Político tenía en el edificio de la Casa Zeller; durante toda la noche fue masacrado por el
mercenario Esteban Meroe Menacho; al día siguiente, igual que los demás, era trasladado a
la sede del gobierno.
Casi todos los anteriormente nombrados permanecieron incomunicados en las mazmorras
de Control Político en la ciudad de La Paz hasta el 4 de Noviembre, soportando los
inhumanos castigos y crueles torturas de los discípulos de San Román y Menacho. Al
producirse la Revolución libertadora corrieron aún el grave riesgo de ser masacrados
cobardemente por los verdugos movimientistas, mediante nutridas ráfagas que les
dispararon a sus celdas, en los supremos instantes en que ya el pueblo se abalanzaba
furiosamente hacia el último reducto de la ignominia, donde había muerto la libertad para el
pueblo boliviano.

ÚLTIMA VICTIMA DEL MORONISMO

Sandóval Morón no permitía que ninguno de sus esbirros o seguidores discrepara con sus
atrabiliarios procedimientos por execrables que fueran. Todos deberían obedecer
ciegamente sus órdenes y caprichos sin interesarles los motivos. Samuel Otero Gómez, por
razones desconocidas e inexplicables se había incorporado en las postrimerías del régimen
movimientista, al grupo de secuaces que le guardaban las espaldas, pues, cobarde como
todo matón, el sátrapa oriental temía hasta de su propia sombra. Esa es la característica de
todos los verdugos.
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Otero Gómez, descendiente de una familia noble de Santa Cruz y con buenos
sentimientos que palpitaban en su pecho, desde hacía algún tiempo había venido
censurando acremente algunos de los muchos actos delictuosos e incorrectos que cometía
su eventual jefe. Y sus observaciones las hacía con la valentía propia de su estirpe y de sus
años juveniles, situación ésta que lo llevó a convertirse en la oveja negra dentro de ese
redil. Sus relaciones con el jefe de la banda de maleantes se tornaban cada vez más tirantes.
Valiente y decidido como era, Otero estaba resuelto a poner las cosas en su lugar y a
enfrentarse si era posible con el propio Sandóval Morón.
Con este propósito, el día 15 de septiembre, más o menos a horas 13, se dirigió al local
del Comando del MNR, para dilucidar diferencias con el jefe de ese organismo. Pero
Sandóval Morón, como todo verdugo, no estaba dispuesto a correr riesgos de ninguna clase,
porque podría perder la vida como un vulgar cachorro; ni siquiera permitía que ninguno de
sus subordinados se enfrentara con él. Fácilmente y con la sangre fría que en él era peculiar,
con la que siempre consumó todas sus atrocidades, preparó la celada para castigar la
rebeldía de uno de sus guardaespaldas.
Cuando Otero Gómez inquirió por su jefe, los milicianos de servicio que custodiaban la
puerta de ingreso a "Ñanderoga", le respondieron que recién llegaría a las tres de la tarde y
que debería regresar a dicha hora.
Resuelto como estaba a zanjar diferencias, regresó a la hora indicada y no bien hubo
puesto el primer pie en el umbral del corredor exterior del edificio, cuando de dentro del
mismo, fue alcanzado por una ráfaga de ametralladora que lo tendió exánime en la acera de
la calle, con varios impactos que le causaron la muerte instantánea. Los encargados de
cumplir esta trágica misión, habían sido los milicianos Mamerto Ayala y Enrique
Quinteros, los mismos que para guardar las apariencias, fueron entregados a la Policía de
Seguridad, aunque después los hicieron fugar de la Cárcel Pública.
Sandóval Morón, lavándose las manos como siempre, dijo no haber tenido conocimiento
ni participación en el doloroso desenlace de su disputa con uno de sus subordinados. Como
justificativo para este alevoso crimen, se dijo que Otero se había presentado en la puerta de
"Ñanderoga" en completo estado de ebriedad, armado de pistola ametralladora y que
cuando quiso hacer uso de la misma contra los victimadores que le habían cerrado el
ingreso al edificio por su estado etílico, éstos, en defensa propia dispararon sus armas
contra Otero.
Empero, el informe médico forense evidenció que en el organismo del occiso no había ni
una sola gota de alcohol. Hemos conversado detenidamente con el Dr. Luciano Gutiérrez,
quien, a la sazón desempeñaba la forensía de este distrito judicial, confirmándonos lo
anteriormente aseverado. También hemos recogido informaciones fidedignas en sentido de
que Otero no llevaba armas el día de su victimación. Además, en su caso, las habría
utilizado contra Sandóval Morón y no contra los cancerberos.
Esta fue la última víctima que bañó con su sangre el corredor exterior del tenebroso
"Ñanderoga", cuyo recuerdo permanecerá incólume por mucho tiempo en la memoria del
pueblo cruceño, como el símbolo del oprobio y la ignominia movimientista. La juventud de
este girón patrio tendrá en ese antro de torturas, al monumento recordatorio de su
martirologio por defender la libertad y más que todo, por desear mejores días para su
querido campanario.

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MANIFESTACIONES ESTUDIANTILES
La juventud estudiosa de Bolivia había lanzado su reto vigoroso al déspota encaramado
en el Palacio Quemado, que en su desesperación había barrido con todo vestigio de
garantías ciudadanas, imponiendo inclusive una severa censura de prensa a todos los
voceros de opinión, pretendiendo de este modo ahogar en las gargantas todo grito o brote
de rebeldía.
En defensa de esas libertades arteramente conculcadas, estudiantes de todas las edades y de
los cuatro puntos cardinales se lanzaban casi a diario a las calles, en gallarda protesta por
sus derechos constitucionales abatidos, oponiendo sus pechos descubiertos y palpitantes de
patriotismo al látigo y la metralla de los paniaguados del gobierno movimientista. La lucha
era harto desigual por cierto, pero los estudiantes tenían la convicción plena de que
peleaban por una causa noble y justa, cual era la defensa de la libertad y de las garantías
constitucionales. Tenían la certeza de que su sacrificio no sería inútil y que al final el
triunfo seria de ellos.
La juventud cruceña también quiso sumar su contribución de sangre a sus hermanos del
interior que en forma cotidiana y esforzada libraban cruentas batallas contra los rufianes del
oficialismo.
En los últimos días de octubre, estas manifestaciones estudiantiles, organizadas por la
FUL y la FES, fueron adquiriendo mayor trascendencia, por la forma tenaz y valiente en
que luchaban los muchachos contra los carabineros, agentes del Control Político y
milicianos del MNR, armados todos ellos de pistolas ametralladoras, revólveres, pistolas
lanza-gases, laques y otras armas contundentes, contra las hondas con bolas de cristal hábil
y valientemente manejadas por los bizarros estudiantes que en algunos momentos pusieron
en polvorosa a los sabuesos de la tiranía.
El día 28 de octubre, bien temprano salió a las calles una de esas poderosas y populosas
manifestaciones, compuesta en gran número de estudiantes del ciclo medio en especial.
Muchos de ellos –los que pudieron comprarse con sus propios recursos– iban munidos de
sus respectivas hondas y bolas de cristal o de barro, pues, sabían que los lebreles del
gobierno intentarían dispersarlos mediante gases lacrimógenos u otros procedimientos
violentos que siempre utilizó el MNR.
La Policía de Seguridad, cuyo jefe era el Tcnl. de carabineros Sergio Vedia, había
desplegado todos sus efectivos civiles y uniformados, munidos todos de las armas que
hemos mencionado, para que en labor conjunta con los esbirros de Control Político y los
milicianos movimientistas, ya sean que pertenezcan al Comando Departamental que dirigía
Luis Sandóval Morón o al sector que jefaturizaba Severiano Julio, desbaraten de cualquier
manera toda arremetida de los bravos estudiantes.
El primer choque violento entre ambas fuerzas dispares se produjo cuando los estudiantes
trataron de ingresar a la plaza principal por la calle Libertad. A la arremetida de los
carabineros con sus pistolas lanza-gases para dispersar a los muchachos, éstos respondieron
con sus hondas, haciendo blanco en el rostro, la cabeza o el cuerpo de los defensores de la
tiranía. En un momento dado, la superioridad numérica y de pertrechos de estos últimos,
obligó a replegarse a los estudiantes, pero inmediatamente volvían a la carga con renovados
bríos. Instantes después se generalizaba esta singular lucha a las dos primeras cuadras de la
calle Junín y la primera de la calle Libertad.
197
En todos esos sectores la lucha era tenaz. Cuándo los adolescentes retrocedían era para
reagruparse y arremeter nuevamente. Hubo varios casos en que los muchachos, mediante
sus bolas de barro o de cristal, lograron romper las máscaras anti-gases de los policías, en
cuyo caso, éstos tenían que abandonar el escenario de los acontecimientos.
Corresponde aclarar que, como ese día soplaba viento de norte y los estudiantes habían
optado por intentar su ingreso a la plaza principal por ese lado, en la mayoría de los casos,
los gases se volcaban, empujados por el viento, contra quienes los lanzaban, llegando a
penetrar al mismo recinto policiario, poniendo en grave situación a quienes allí se
encontraban.
El Sub-oficial de Policías Hugo Sánchez Villarroel, por haberse granjeado la antipatía de
los estudiantes por su incondicional defensa que hacía del régimen imperante, era el blanco
más preferido de aquellos que buscaban desquitarse de viejos agravios. Más o menos a
horas 10 a.m. lo ubicaron en la esquina formada por las calles Florida y Libertad, donde
dirigía un grupo represivo. En cuanto lo identificó uno de los estudiantes, dirigió su hábil
puntería al rostro del nombrado suboficial, mientras otro manifestante simultáneamente
dirigía su honda a los pies del policía. La furia con que fueron disparados ambos
proyectiles, consiguió producir un fuerte impacto en la mejilla y en el tobillo del apetecido
rufián, ocasionándole sendas heridas en ambas regiones mencionadas. Por el fuerte dolor
que le produjeron estos impactos, Sánchez creyó que hubieran sido disparos de arma de
fuego; inmediatamente se hizo acompañar con 2 carabineros hasta el recinto policiario.
Según informaciones fidedignas que poseemos, su ingreso lo hizo entre fuertes alaridos y
gritos de dolor que produjo mucha alarma entre el personal que allí se encontraba. De
inmediato tuvo que ser trasladado a la Clínica "Pasteur".
El personal de carabineros y agentes civiles que permanecían en el local policiario
pasaban por una situación realmente desesperada, pues, los gases lacrimógenos que
lanzaban sus mismos "compañeros" contra los estudiantes, debido al fuerte viento norte, se
volcaba contra el edificio ya mencionado, produciendo verdadero desconcierto y confusión
entre los allí presentes que tenían que recurrir a toda clase de antídotos para combatir los
efectos de esos gases. Tampoco se hallaban en mejor situación los que libraban lucha
callejera con los estudiantes, que en forma denodada mantenían a raya a las fuerzas de
represión, pese a su inferioridad numérica y la tremenda desventaja de sus pertrechos.
Como un recurso desesperado ante el irresistible empuje de los bravos estudiantes, que
después de cada repliegue contraatacaban con renovados bríos, algunos oficiales
carabineros optaron por hacer uso de sus armas de fuego. Uno de ellos que se encontraba en
la calle Libertad, eligió a su víctima, derribando al estudiante Ramón Frías, de 15 años de
edad, de humilde condición económica, el mismo que cayó fulminado por el impacto que le
había alcanzado en el ojo derecho. Su muerte fue instantánea. Inmediatamente los demás
estudiantes levantaron el cuerpo inerte de su condiscípulo; con su sangre aún tibia
escribieron en la pared el nombre del caído, agregando esta pequeña leyenda "Muerto por
defender la libertad".
Levantado el cadáver de Frías, los manifestantes se dirigieron por la calle Florida con
dirección este, para continuar luego por la calle 24 de Septiembre con dirección a la
Catedral Metropolitana, donde pensaban depositar dicho cadáver. Las fuerzas de represión,
temerosas de que este alevoso crimen pudiera provocar la furia popular, resolvieron

198
arrebatar el cadáver a los manifestantes. El jefe de Policía ordenó que grupos armados de
agentes civiles y carabineros asaltaran a los estudiantes en el atrio de la Catedral y que
haciendo uso de sus armas, quitaran el referido cadáver que posteriormente fue conducido
al recinto policiario, y arrojado sin consideración a un pasillo interior.
Según informaciones que poseemos, los oficiales de carabineros que más se distinguieron
en esta represión estudiantil, fueron los siguientes: Sub-oficial Hugo Sánchez Villarroel,
Teniente Efraín Imana y muchos otros; también fue visto en esta misma labor el Tcnl. José
Parada, oriundo de Santa Cruz; los universitarios y estudiantes también sindicaron al
Teniente Luis Alvarez Cuéllar, conocido por sus antecedentes criminosos, como también a
los capitanes Emilio y Francisco Valencia. Entre los agentes civiles se destacaron los
siguientes: Rubén Muñoz Caballero que en la esquina formada por las calles Junín y
España fue visto armado de revólver y pistola lanza-gases, dirigiendo las labores de
represión en ese sector; también se destacaron Paulino Blanco, Adolfo Monroy, Wálter
Lazo, Gastón Muñoz Caballero, Armando Lara y todos los amaestrados lebreles de Control
Político, aventajados discípulos de Rojas Pereyra y Sandóval Morón.
Naturalmente que la mayor responsabilidad del hecho criminoso relatado, recae sobre la
primeras autoridades políticas de Santa Cruz, vale decir, el Prefecto del Departamento,
General de Ejército Hugo Zarate Quintanilla, el Jefe de Policía Cnl. Sergio Vedia, el jefe
del Comando Departamental del MNR, Luis Sandóval Morón, los jefes de Control Político
Oscar Román Prado, Esteban Meroe Menacho y José Taboada Calvo. Al jefe de Policía, de
un modo especial le correspondía, de acuerdo a ley, ordenar se levanten las informaciones
correspondientes y remitirlas a conocimiento del Ministerio Público. Al mismo tiempo
debió haber ordenado la organización de un sumario informativo interno para salvaguardar
el prestigio de la institución llamada a sí misma "del orden". Nada de todo esto se hizo y
con la negligencia de esas malas autoridades, se hicieron pasibles de sanción por
complicidad, si es que no fueron autores intelectuales. Al Ministerio Público, al tener
conocimiento de ese hecho delictivo por las publicaciones de prensa y las acusaciones que
lanzaron las organizaciones estudiantiles, le correspondía igualmente iniciar la acción penal
respectiva. Al no hacerlo, incurrió también en complicidad.
Sólo a las 10 de la noche, o sea casi después de 12 horas de consumado el ominoso
crimen, el cadáver del infortunado estudiante Frías fue entregado a sus familiares para que
éstos le dieran cristiana sepultura. El médico forense no fue notificado oportunamente para
que practicara la correspondiente autopsia de ley.
En el colmo del cinismo de los homicidas, la Policía de Seguridad lanzó un comunicado
sindicando a los mismos estudiantes de ser los autores de la muerte de su condiscípulo
Frías. La opinión pública conoce a qué grado llegó la descarada desvergüenza de los
movimientistas.
Cuando interrogamos a los capitanes Valencia respecto de su participación en la
represión de esa manifestación y consiguiente victimación del estudiante Frías, nos
respondieron que ellos no habían salido del recinto policiario el día de esos sucesos y que
tampoco poseían ninguna clase de armas.
Mientras en el atrio catedralicio se producía el secuestro del cadáver de Frías, numerosos
estudiantes y universitarios se vieron precisados a refugiarse en el edificio de la
Universidad "Gabriel René Moreno", toda vez que las fuerzas combinadas de represión

199
optaron por hacer uso de sus armas automáticas, de cuyo resultado ya se había producido
una víctima.
En el magno recinto universitario, la situación de los refugiados era bastante álgida, pues,
los atacantes los tenían completamente asediados, mediante disparos de armas de fuego que
terminaron por destrozar todos los vidrios de todos los ventanales, y las bombas
lacrimógenas prácticamente habían gasificado todo el edificio. La situación era
insoportable.
Fue necesaria la intervención de dos valientes sacerdotes de la Catedral Metropolitana,
los Padres Luis Rojas y Francisco Álvarez, los mismos que desafiando el intenso fuego de
las fuerzas represivas, pudieron llegar hasta el Aula Magna para convencerse de la
verdadera situación de los sitiados. Inmediatamente intercedieron ante el Prefecto del
Departamento, a fin de que otorgue plenas garantías a los refugiados para que puedan
recogerse a sus domicilios.
Este fue el dramático desenlace de una página cruenta de nuestra historia, escrita por el
MNR con la sangre inocente de un humilde estudiante y sobre las espaldas del pueblo
boliviano, que luchaba sólo por el anhelo de vivir en paz y recobrar sus libertades
conculcadas.

REVOLUCIÓN RESTAURADORA
La efervescencia popular y el descontento general contra el régimen de Paz Estenssoro
habían llegado a su clímax. Los pronunciamientos y manifestaciones estudiantiles que en
forma sincronizada se produjeron en muchas ciudades de Bolivia, tuvieron la virtud de
levantar al pueblo y obligar finalmente a que intervenga el Ejército Nacional. El gobierno
movimientista, en su desesperación por continuar en el poder, había llegado a cometer los
peores excesos que provocaron la furia popular.
El 4 de Noviembre, el oprobioso régimen del MNR se desplomaba estrepitosamente
después de más de 12 años de tiranía. Los esfuerzos que en última instancia hicieron San
Román, Menacho, Humboldt, Fellman Velarde y todos los áulicos, resultaron estériles ante
la voluntad omnímoda del pueblo boliviano de sacudir sus pesadas cadenas. Había sonado
la campana de la Historia y un nuevo día amanecía para la patria. En el horizonte de Bolivia
se dibujaron encendidos arreboles que presagiaban horas de ventura para la colectividad.
Paz Estenssoro con su familia y todos sus corifeos huyeron a la capital peruana, protegidos
por el General Alfredo Ovando Candia que los escoltó hasta el Alto de La Paz, donde
tomaron la aeronave que los condujo al ostracismo. Los demás colaboradores de la
dictadura, cobardes como todos los verdugos, llenaron las legaciones diplomáticas
acreditadas en la sede del gobierno.
Se llamó "Restauradora" a la revolución que derrocó a Paz Estenssoro ya su camarilla,
porque debería cumplir la noble tarea de restaurar las garantías y libertades conculcadas por
el régimen más tiránico y vergonzoso que ha tenido Bolivia. Una Junta Militar de
Gobierno, encabezada por el General René Barrientos Ortuño, tomó las riendas del
gobierno, echando sobre sus hombros la tremenda responsabilidad de devolver al pueblo
boliviano el pleno goce de sus derechos ciudadanos.

200
QUINTA PARTE
TELÓN DE FONDO

LOS VERDUGOS CAMBIAN DE AMO

En la capital oriental, Sandóval Morón, como el prototipo del traficante en política, había
tenido el tino de cambiar de careta, apareciendo ahora como un decidido "barrientista", con
el objeto de que no investiguen y sancionen sus crímenes y latrocinios. Era curioso ver en
manifestación de júbilo por la caída del "Libertador Económico", a los mismos rufianes y
sicarios que por defender la dictadura movimientista, habían cometido los más execrables
atentados a la dignidad humana y la integridad física de las personas.
Para completar su servilismo al nuevo gobierno militar que presidía Barrientos Ortuño,
Sandóval Morón viajó inmediatamente a La Paz, a fin de ofrecer sus "valiosos" servicios al
mismo personaje que tres años atrás lo había echado de todos sus reductos en la capital
cruceña. El diario paceño "Tribuna Universitaria", que se editó después del 4 de Noviembre
bajo la dirección de los universitarios, en su edición del 10 de ese mismo mes y año,
comentó la presencia del primer verdugo cruceño en la sede del gobierno, bajo la crónica
intitulada: "Un verdugo pasea su impunidad". El mencionado periódico universitario
censuraba acremente al gobierno militar, por permitir que un individuo de tan mostruosos
antecedentes estuviera aún ostentando su impunidad por las principales ciudades de
Bolivia.
Si bien el Presidente de la Junta Militar de Gobierno no le concedió prebendas ni
sinecuras, ni le devolvió las prerrogativas que tuvo en Santa Cruz hasta el 2 de agosto de
1961, seguramente por no enajenarse las simpatías del pueblo cruceño, en cambio, le otorgó
plenas garantías e impunidad para todos sus delitos, a fin de que pudiera transitar
libremente por las calles y avenidas de la capital oriental, conservando también en sus
respectivos puestos de la administración pública, a todos los seguidores del tiranuelo
cruceño. Lo más curioso aún es que Sandóval Morón continuó por algún tiempo más
todavía, manteniendo su antro de torturas o cárcel particular en el célebre "Ñanderoga",
como si en Bolivia no hubiera sonado la hora de la libertad y la justicia con la Revolución
"Restauradora", destinada a eliminar todo vestigio de nepotismo y opresión.
Fue necesario que el Cnl. Ernesto Wende, como esposo de la propietaria del inmueble,
señora Peregrina Ortiz de Wende, haciendo valer su condición militar, después de
insistentes reclamaciones obtuviera que el Ministerio de Gobierno ordenara la
desocupación de ese edificio y su entrega a sus legítimos propietarios. Esto se produjo
después de mes y medio del 4 de Noviembre.
Al abandonar ese local que infortunadamente se hizo célebre por las torturas que allí se
infligían a todos los ciudadanos que no comulgaban con el latrocinio y el vandalismo en
función de gobierno, se cerraba definitivamente una página de ignominia y de terror en el
201
historial del pueblo cruceño. Ese antro de torturas, donde la juventud de Santa Cruz pagó
muy caro su amor a la libertad y su anhelo de progreso y bienestar, se clausuraba de una
vez por todas. La pesadilla que durante tanto tiempo turbó el sueño de paz de los cruceños,
se esfumaba ya entre las brumas del pretérito, como un hecho que sólo pertenecía al
pasado.
Pero los sayones y pistoleros de Sandóval Morón, al abandonar con mucha pena ese
local, lo hacían dejando tras de sí una crecida deuda por concepto de alumbrado eléctrico y
consumo de agua, deuda ésta que alcanzaba a la suma de nueve millones de bolivianos ($b.
9.000.-), suma que correspondía ahora cancelar a la propietaria del inmueble, pues, tanto
Servicios Eléctricos como el Comité de Obras Públicas del Departamento que administraba
el servicio de agua, se abstuvieron de efectuar dicha cobranza a Control Político y al
Comando Departamental del MNR, prefiriendo hacerlo recién ahora, sabiendo que desde el
27 de junio de 1958, ese inmueble fue ocupado arbitrariamente por los organizadores de
represión del MNR.
Si bien de esta manera, se terminaba el régimen del terror, en cambio el pueblo cruceño
no podrá jamás olvidar que entre las paredes de ese vetusto edificio, existió la cámara de
torturas más horripilantes qué jamás se haya conocido antes. Su presencia simbolizará el
martirologio de todo un pueblo por conseguir progreso y bienestar. La palabra "Ñanderoga"
resumirá en sí todos los vejámenes que allí se cometieron y el temperamento lombrosiano
de los rufianes que ejecutaban tan monstruosos crímenes. Toda persona que haya padecido
tales tormentos o los haya visto bien de cerca, no podrá dejar de horrorizarse cuando le
corresponda pasar por esa calle de tan tristes recuerdos.
El pueblo de Santa Cruz depositó toda su confianza en el nuevo gobierno surgido el 4 de
Noviembre, en la certeza de que sabría colocar en el banquillo del acusado a todos aquellos
que pisotearon la dignidad del pueblo cruceño, haciendo escarnio de todas las libertades.
Era lo más correcto que en esa forma se haga justicia a un jirón de la patria que realmente
la merecía, a fin de evitar represalias de consecuencias imprevisibles.
Los hechos inmediatos nos demostrarían cuan equivocados estaban todos. La Policía de
Seguridad se hallaba ahita de todos los que cometieron los más denigrantes vejámenes en
las mazmorras de "Ñanderoga". En las oficinas públicas continuaban muy impávidos en sus
mismos puestos, usufructuando de jugosas sinecuras, todos aquellos que tenían deudas
pendientes con la sociedad y con la justicia. Como haciendo escarnio de las esperanzas de
todo un pueblo que había cifrado sus mejores anhelos en el nuevo estado de cosas para que
se le haga nada más que justicia, uno de los más connotados torturadores de "Ñanderoga" y
caracterizado como el peor sayón de Sandóval Morón, Peto Barbery, era designado por la
Junta Militar Alcalde de la localidad de Warnes, como si de esta manera se pretendiera más
bien premiar su carrera delictuosa. ¿Es que la Junta Militar pretendía constituirse en un
régimen de continuidad del MNR, para proteger la retirada o encubrir todos los delitos
consumados en la forma más escandalosa por dicho partido en función de gobierno?
En los primeros días del mes de diciembre, el ex-cadete del Colegio Militar, Jorge Da
Silva, cuyos tormentos en "Ñanderoga" ya han sido relatados, presentó denuncia ante el
Fiscal de Distrito en lo Penal de la ciudad de La Paz, Dr. Manuel Morales Dávila, contra el
ex-jefe de Control Político de Santa Cruz, teniente Jorge Rojas Pereyra, por torturas y
vejámenes cometidos en su persona, delitos estos específicamente sancionados por nuestro

202
Código Penal. El referido fiscal, decidido a sancionar con todo el rigor de la ley esos
monstruosos ultrajes y en la falsa creencia de que ese era el propósito del nuevo gobierno,
ordenó que el denunciado sea trasladado de inmediato desde Cochabamba, donde
desempeñaba un alto cargo en la institución policiaria, hasta la ciudad de La Paz.
Pero ni el fiscal Morales Dávila, ni el denunciante Da Silva, tuvieron en cuenta que el
verdugo sindicado ya había dejado de ser movimientista, para pasar a pertenecer al nuevo
partido político formado desde el Palacio Quemado para apoyar incondicionalmente al
General Barrientos en sus pretensiones presidenciales. Tampoco tuvieron en cuenta que el
sindicado era coterráneo del Presidente de la Junta Militar y que eso era suficiente. De tal
suerte que no solamente fue desautorizado por la Presidencia de la República el traslado
ordenado por el Fiscal de La Paz, sino también el juzgamiento a que iba a dar lugar la
denuncia de Da Silva, conforme a nuestras leyes penales. Con su ingreso al flamante
partido oficial, el torturador de "Ñanderoga" y mancillador de la dignidad del pueblo
cruceño, había adquirido un poderoso velo de impunidad. Igual cosa ocurría con todas las
denuncias que registraba la prensa local contra el ex-jefe del Comando del MNR, en la
capital oriental.

SANDÓVAL MORÓN INCURRIÓ EN DELITO DE BIGAMIA

Como si todo lo anteriormente denunciado fuera poco, se descubrió que Sandóval


Morón, abusando de su poderío político, había cometido también el delito de bigamia, al
contraer nuevas nupcias con la señorita Rosario Banegas Pérez, sin divorciarse de su esposa
Blanca Landívar Foianini, con quien contrajera matrimonio en la ciudad de Sucre el 27 de
diciembre de 1952. Para consumar este nuevo delito, tuvo que valerse de toda la influencia
política y de la incondicionalidad de un Oficial de Registro Civil. Ante la denuncia concreta
que formulara un periódico cruceño, la Prefectura del Departamento, por el escándalo
público que esto produjo, tuvo algún interés por investigar este hecho, para lo cual, pidió el
correspondiente informe al Agente de Conexión del Registro Civil, señor Hermán Montero
Zankis.
Después de efectuar la correspondiente investigación, al referido funcionario elevó un
informe, en cuyas partes más importantes dice así:
"Aclarado mi primer informe sobre el caso del juicio de divorcio absoluto que sigue Rosario Banegas Pérez
a Luis Sandóval Morón, tengo a bien presentar el informe siguiente:
1°.- En el requerimiento del señor Fiscal de Partido, Dr. José Ortiz Bello, se pidió de que por intermedio de
su despacho, se me ordenara que previa revisión del Libro y legajos que le corresponden, no apareció
irregularidad alguna, circunstancia por la cual evacué un informe negativo.-
2°. El día domingo 10 de los corrientes, a solicitud de la señora Olga Pérez Franco me presenté en su
domicilio y fue recién allí que se me mostró una Libreta de Familia y un certificado de matrimonio civil,
ambos firmados por el encargado de Oficialía, según manifestación de la señora Rosario Banegas Pérez.-
3°.- El día lunes 11 de los corrientes a horas 10 a.m me hice presente junto con el señor Agente Fiscal en la
Oficialía del Registro Civil N° 691, a objeto de hacer una revisión prolija y ver si existía alguna
irregularidad.-
4°.-Revisados los Libros, se encontró de que en el correspondiente al año 1962, existían algunas
alteraciones tanto en la tapa, como en los folios y números de partidas, borradas visibles y una hoja

203
arrancada, apareciendo finalmente escrito con letra visible en el índice el nombre de Luis Sandóval Morón;
esto hago constar como en directa responsabilidad de la persona encargada de la Oficialía N° 691, quien
debe evacuar un informe a requerimiento de la justicia ordinaria, por considerar de que mi competencia no
alcanza a levantar un sumario informativo, atribución que es netamente del señor Agente Fiscal.- (Fdo.)
Hermán Montero Zankis. Agente de Conexión del Registro Civil".-
El documento que hemos transcrito y otros que poseemos, evidencian de un modo
irrebatible, el delito de bigamia cometido por el otrora "todopoderoso" Luis Sandóval
Morón, con la complicidad del Oficial del Registro Civil, José Arteaga Molina.
El libro de matrimonios correspondientes al año 1962 fue entregado a la extinguida
Comisión Investigadora Departamental de esta ciudad, donde fácilmente pudo comprobarse
las irregularidades anotadas en el informe del señor Montero Zankis. Sin embargo, cuando
dicho libro fue requerido por el Juez Instructor 2° en lo Penal, Dr. Héctor Sandóval Parada,
que conocía de dicha causa, fue devuelto al nombrado Montero en fecha 5 de octubre de
1966, sin que empero haya sido presentado ante el tribunal que lo había requerido,
ignorándose su actual paradero.
En fecha 2 de diciembre del mismo año –1966– el ya prestigioso y probo magistrado Dr.
Héctor Sandóval Parada, en base a las pruebas existentes contra Sandóval Morón y su
cómplice el Oficial del Registro Civil, José Arteaga, dictó Auto de Culpa contra ambos,
librando al mismo tiempo contra ellos, los respectivos mandamientos de prisión para que
pasen a la Cárcel Pública. El proceso relativo pasa al Juzgado de Partido 1°. en lo Penal a
cargo entonces del Dr. Juan Subirana, para la estación plenaria de la causa, en fecha 21 de
abril de 1967, sin que nadie hasta la fecha se haya interesado por hacer efectivo dichos
mandamientos y abrir los debates correspondientes.
Todos los delitos que denunciaba la prensa no adicta al MNR, por horrendos y execrables
que hubieran sido, quedaban siempre en la impunidad, dando lugar a que sean los propios
damnificados, los que tengan que hacerse justicia por su propia cuenta.
Grupos armados de milicianos moronistas, encabezados por aquella élite de conocidos
elementos del hampa, como Gustavo Carrillo, Peto Barbery, Arnoldo Justiniano, Elmer
Egüez, F. Ardaya, Lionel Antelo y otros, salían a recorrer la ciudad, atemorizando a toda la
población, como en los peores tiempos del terror moronista. En algunas oportunidades se
sentaron las denuncias respectivas ante las oficinas del DIC por los atentados que cometían,
pero esa flamante institución, en la cual habían hallado piadoso y cómodo refugio todos los
sicarios de "Ñanderoga", nada hizo por aprehender y sancionar a esos maleantes, conforme
era su deber, en previsión de nuevos hechos de violencias o de represalias. Los organismos
de seguridad, con esta actitud de complicidad, dejaban el camino expedito para esto último.
El pueblo cruceño no estaba dispuesto a tolerar una nueva ola de terror y salvajismo que
hubiera podido desencadenar Sandóval Morón. Mucha sangre y muchas lágrimas había
costado a todos los hogares la imposición de un antro de torturas y de una ola de vandalaje
sin precedentes en nuestra Historia.

204
FRUSTRADA VICTIMACIÓN DE SANDÓVAL MORÓN

Las personas damnificadas por el terrorismo de Rojas y Sandóval Morón, habían


comprendido que sólo quedaba el camino de la represalia, toda vez que las vías legales
estaban cerradas y los organismos llamados a garantizar la vida de la ciudadanía,
continuaban en manos de los mismos lebreles que atormentaron a Santa Cruz en las celdas
de "Ñanderoga". En consecuencia, sólo quedaba para ellos asumir defensa personal,
castigando por cuenta propia todo acto de provocación.
La noche del 15 de marzo de 1965 Sandóval Morón transitaba en un jeep por las calles
de la ciudad, bien acompañado por sus secuaces que portaban sendas armas. Más o menos a
las ocho y media fue alcanzado en el barrio "Los Pozos" por otra movilidad que de ipso
facto le interceptó el paso, disparándole luego nutridas ráfagas de ametralladoras que
hirieron mortalmente a dos de sus guardaespaldas y al él lo hirieron en uno de los glúteos,
aunque no con la misma gravedad. Los atacados sólo atinaron a huir en forma desesperada,
pues esta era la única vez que el "omnipotente" caudillo se veía agredido de esta manera
que ponía en serio peligro su oprobiosa existencia. Es obvio que por la hora en que se
produjo el ataque, hayan podido identificar a sus agresores en la oscuridad de la noche. A
esto hay que agregar que previamente fueron encandilados por las potentes luces de la
movilidad de los atacantes.
Los dos heridos mortales murieron pocas horas después, mientras el principal verdugo no
se animó siquiera a recurrir al hospital en demanda de atención sanitaria, por temor de ser
ultimado por cualquiera de sus numerosas víctimas y enemigos. Prefirió refugiarse en su
domicilio y que un médico de su mayor confianza le curara su herida. Pero pocos días
después su hospitalización se hizo imprescindible para completar la curación. Temeroso
siempre de que pudiera ser asaltado en el momento del traslado, hizo llamar a todos sus
hombres más íntimos para que lo acompañen en la travesía que prefirió efectuarla a las 4 de
la madrugada, a fin de sentirse más seguro. Tan pronto como se sintió mejorado en el
Hospital "San Juan de Dios", después de unos pocos días de atención médica, se fue a La
Paz, para hallarse a buen recaudo sólo allí. Desde entonces no ha vuelto a pisar suelo
cruceño y cuando lo haga será en forma clandestina, o de lo contrario, para pagar con su
vida, todas sus diabólicas fechorías. ¡Qué valientes son estos verdugos cuando les toca
rendir cuentas!
Antes de ausentarse definitivamente, desde su refugio, sindicó como autores de ese
atentado a las siguientes personas: Widen Razuk, Raúl Vaca Pereyra, Mario Bello Marcó
(Pico) y otros; seguramente él sabía que con esas personas tenía muchas deudas que saldar.
Instaurado el juicio correspondiente, nada pudo comprobar ante los estrados judiciales, no
obstante el esmero que entonces sí pusieron las autoridades cruceñas para dar con los
atacantes de la indicada noche. De haber sido los anteriormente nombrados, los autores de
ese acto de estricta justicia, se habrían ganado la gratitud del pueblo cruceño, porque desde
que Sandóval Morón se trasladó a la ciudad del Illimani para nunca regresar, Santa Cruz ha
vivido un clima de paz y tranquilidad, libre de temor y de zozobra.

205
FUNCIONAMIENTO DE LA COMISIÓN INVESTIGADORA NACIONAL

El General René Barrientos Ortuño, queriendo hacer consentir al pueblo boliviano que el
4 de Noviembre de 1964 se había producido una verdadera Revolución "Restauradora",
mediante Decreto Supremo de fecha 17 de Noviembre, dispuso la creación de la Comisión
Investigadora Nacional, con la finalidad de investigar y sancionar todos los delitos
cometidos por el régimen movimientista, ya sea que afecte a la economía del Estado o de
los particulares, como también, aquellos que hayan atentado contra la dignidad de las
personas. La Presidencia de dicha Comisión en escala nacional, fue confiada al Cnl.
Humberto Costas, con el encargo de elevar ante la Junta Militar, los respectivos informes
de todos los casos que investigara, para que de allí sean remitidos al Ministerio Público,
para su juzgamiento respectivo.
El mencionado organismo inició sus actividades bajo los mejores auspicios, escogiendo a
todos los hombres que por su probidad y eficiencia constituyan una garantía para las
delicadas labores a emprenderse.
Después de los primeros meses de intensas actividades, comenzaron a evacuarse sendos
informes, entre los que se encontraban los referentes a los desfalcos de la Comibol, el
contrato Markus, Chacur, Arpis, Affaire de las Libras Esterlinas del Banco Central de
Bolivia, atentados a la dignidad de las personas en Control Político y en los Campos de
Concentración que instauró el MNR en Curahuara de Carangas, Catavi, Uncía, Corocoro,
etc. Previo conocimiento de la Junta Militar de Gobierno, todos pasaron al Ministerio
Público, conforme a disposiciones legales.
Algunos meses más tarde, se crearon filiales de dicha Comisión en las ciudades de
Cochabamba, Oruro y Santa Cruz, aunque era de esperar que las mismas se crearan en
todas las capitales del departamento y al mismo tiempo que se instauró la matriz de esa
institución.
Las autoridades políticas de Santa Cruz, por todos los medios trataron de sabotear las
actividades del nuevo organismo, ante el temor de resultar cómplices o responsables por
muchos delitos cometidos durante el régimen movimientista. No obstante la disposición
contenida en el Decreto Supremo que creaba dicha Comisión, en sentido de que todas las
autoridades de cualquier índole que fueran, deberían prestar amplia y decidida
colaboración, éstas, por el contrario, pusieron toda clase de obstáculos, a fin de entrabar la
acción fiscalizadora de la flamante institución.
Sin embargo, la Comisión Investigadora instalada en la capital oriental, pese a las
deficiencias anotadas, inició sus delicadas labores, investigando todos los desfalcos,
malversaciones y asaltos consumados a las arcas públicas y privadas, como también todos
aquellos numerosos delitos contra el honor y la dignidad de las personas.
Muchas fueron las personas que, confiando en la eficacia de ese organismo y en la
seguridad de que todos los delitos denunciados llegarían a castigarse ejemplarmente,
acudieron a formular sus denuncias ante la nombrada Comisión. Al mismo tiempo, fueron
también muchas las personas que voluntariamente se excusaron de hacerlo, tanto por
desconfiar de la eficacia de dicha institución como también por temor de que los
denunciados pudieran tomar drásticas represalias contra sus víctimas, ya que aún

206
ostentaban su impunidad, transitando muy orondos por calles y plazas de la ciudad y
muchos de ellos ocupaban funciones de importancia en el Departamento de Investigación
Criminal y otros puestos claves de la Administración Pública. Fue necesario que la
Comisión Investigadora haga notificar por escrito a todos los conocidos damnificados para
que acudan a formular sus denuncias, sobre cuya base iniciaría las correspondientes
investigaciones.
Correspondió al Departamento de Derechos Humanos conocer todas las denuncias por
atentados contra la dignidad y la integridad física de las personas, consumados por Rojas
Pereyra y Sandóval Morón, con la eficaz colaboración de sus amaestrados sabuesos. De ese
modo, pudieron conocerse todos los vejámenes y torturas que se cometieron en
"Ñanderoga" y que tenemos relatados en el capítulo respectivo de la presente obra.
También se conocieron los nombres de todas las personas y autoridades que tomaron parte
en la masacre de Terebinto. La denuncia que al respecto y en fecha 3 de febrero de 1965
habían formulado los familiares de esas víctimas, ante el señor Agente Fiscal y que se
publicara por la prensa local, no había merecido el curso legal, ya que ni siquiera se había
dictado el correspondiente auto cabeza de procese, menos haberse dispuesto la captura de
todos los implicados que aún gozaban de todas las preeminencias que les otorgó el gobierno
del MNR
Cúpole entonces al autor de estas líneas la misión de llevar adelante, con severa
imparcialidad, la investigación de tan monstruosos delitos que no habían merecido la
sanción de la justicia. Acumulados todos los antecedentes, conforme a procedimientos que
le habían sido señalados, remitiéronse a la Comisión Investigadora Nacional con asiento en
la ciudad de La Paz, acompañados del informe respectivo, para que luego sea puesto a
conocimiento de la Junta Militar de Gobierno, la misma que a su vez debería ponerlo a
disposición del Ministerio Público para el juzgamiento de ley. Empero, por razones que
sobradamente conoce la opinión pública, dicho informe con todos los antecedentes y
obrados acumulados, no mereció el curso legal respectivo.
Ante esta emergencia, la Comisión Investigadora de Santa Cruz, por la urgente necesidad
que existía de que se sancionen tan monstruosos crímenes, haciendo uso de las copias del
informe y de las pruebas recibidas, cumpliendo instrucciones superiores, optó por remitir
dichas copias ante el Fiscal de Distrito, Dr. Róger Justiniano, señalándole un plazo
perentorio para que emita su requerimiento de acuerdo a nuestros preceptos legales. Sólo en
esta forma pudieron llegar tales obrados ante los estrados judiciales y correspondió al probo
magistrado Dr. Héctor Sandóval Parada, dictar el correspondiente auto de cabeza de
proceso y posteriormente Auto de Culpa de acuerdo a normas procedimentales en materia
penal, librando al mismo tiempo mandamiento de prisión contra todos los encausados. Una
copia de dicho mandamiento fue remitida a Cochabamba para la captura de Jorge Solís,
como principal acusado y ejecutor de esa cacería humana. Empero, el granuja también
había cambiado de careta, convirtiéndose hoy en ferviente "barrientista", con lo cual
obtenía un manto de olvido e impunidad para sus atroces crímenes, por cuya circunstancia
ninguna autoridad quiso hacer efectivo ese mandamiento judicial. Posteriormente fue
dictado el famoso decreto que amnistiaba esos monstruosos delitos. Como si esto fuera
poco, el Presidente Barrientos lo premiaba por su servilismo e incondicionalidad,
llevándolo hasta el Parlamento en calidad de Senador por Cochabamba, mancillando el
honor de ese hermano departamento. Los venales jueces que se complicaron con las oscuras

207
maquinaciones, también fueron premiados. Para ellos nada valía el honor cruceño que fue
pisoteado por esos "valientes invasores".
Al mismo tiempo, la Comisión Departamental de Santa Cruz remitió también ante la
Comisión Investigadora Nacional muchos otros informes y procesos, referentes a los
atentados contra la dignidad de las personas, entre los que se encontraban los perpetrados
en las personas de los señores Erwin Gasser, Raúl Vaca Pereyra, Benjamín Roda, Osvaldo
Monasterio Añez y muchos otros más. Con excepción de Vaca Pereyra, los anteriormente
nombrados tuvieron que ser notificados con comparendo –algunos bajo conminatoria– para
que acudan a formular sus denuncias respectivas. Aunque ninguno de estos procesos fueron
remitidos a la justicia ordinaria por no haberlo dispuesto así la Junta Militar de Gobierno,
sirvieron por lo menos para conocer a los autores y cómplices de los atentados cometidos y
el referente al perpetrado en la persona de Roda, sirvió para que éste continuara su acción
penal y haga encarcelar a quienes lo agredieron en el local de la Confitería del Teatro
Palace el 7 de septiembre de 1960.
Por su parte, el Departamento Económico de la referida Comisión en Santa Cruz, efectuó
también importantes investigaciones para establecer los daños económicos hechos al Estado
como también a los intereses de particulares. Así se llegó a establecer los desfalcos
consumados a la Administración Distrital de la Renta, durante la gestión del señor Carlos
Füchtner Soria Galvarro, favorito y seguidor en un tiempo de Luis Sandóval Morón, gracias
a quien pudo llegar a ocupar tan delicadas funciones. En el reducido lapso de tres meses,
consumó un desfalco de quinientos mil pesos bolivianos, dineros éstos que en su
generalidad iban a incrementar los recursos del Comando del MNR, para cancelar sueldos a
todos los milicianos y esbirros mercenarios que en forma cotidiana sembraban el pánico y
el terror en suelo cruceño. Del mismo modo, se constató, mediante documentos fidedignos,
que la Comuna cruceña, en las gestiones de los Alcaldes Lorgio Ribera Chávez, Ernesto
Ferrante Callaú, Lucio Rocabado (interino), Horacio Ugarteche, Juan Chahín Justiniano y
Guillermo Bulacia Saleck, contribuyó con ingentes sumas de dinero para ese organismo
partidario. En primer término cabe detallar que todos, o casi todos, los milicianos
moronistas, percibían sueldos como supernumerarios de la Casa del Pueblo, donde sólo
concurrían para firmar planillas y recibir sus emolumentos; éstos, en un tiempo llegaron a
sumar hasta doscientos. Por otra parte, los "libertadores económicos", inventaron otras
formas muy hábiles para esquilmar la hacienda pública. Así tenemos las famosas "recetas
médicas" para curar a los compañeros del partido oficial. Con el pretexto de prestar ayudas
a gente menesterosa para su tratamiento médico, diariamente se aprobaban planillas para
pagar dichas "recetas", sin que siquiera existan los enfermos fantasmas.
Del mismo modo, se giraban cheques para cancelar ataúdes, también de los
"compañeros" que morían a diario, sin que los cadáveres aparezcan por ninguna parte.
Aparte de esto, según documentos que encontró dicha Comisión, la H. Comuna Cruceña,
contribuía con la suma de $b. 400.- diarios para el mismo organismo partidario, suma ésta
que era entregada al jefe de milicianos Rubén Cárdenas, hombre de confianza del jefe del
Comando movimientista.
En respaldo de nuestras anteriores afirmaciones, nos permitimos transcribir algunos de
los numerosos documentos que demuestran de un modo incontrastable la forma festinatoria
y atrabiliaria como se manejaban los recursos pertenecientes al pueblo cruceño, en serio
desmedro de su economía y de tantas obras urbanas de impostergable solución.

208
Uno de ellos dice así:
"á 11 de abril de 1964.-
"Para efectuar los gastos de atención a la militancia del partido durante la concentración con motivo de
S.E. el Presidente Constitucional de la República. Dr. Víctor Paz Estenssoro y su Ilustre Comitiva a nuestra
ciudad el día lunes 13 del presente mes, se dispone la erogación de la suma de DIEZ MIL PESOS
BOLIVIANOS ($b. 10.000.-), imputable al ítem Extraordinario del Presupuesto Municipal vigente,
debiendo girarse el cheque a la orden del señor Oscar Pérez Franco, miembro del Comando Departamental
del MNR".
"Pásese copia de la presente Resolución a la Contraloría Departamental y a la Dirección del Tesoro
Municipal".
(Fdo.) Cnl. DEM. A. Ugarteche Alcalde Municipal".
Por otra parte, nos corresponde agregar, que el beneficiado Oscar Pérez Franco, era uno de
los hombres de confianza del jefe movimientista y muy conocido por todo el pueblo, por
sus múltiples fechorías.
Otra Resolución municipal de la misma fecha, dice así:
"Como una contribución de esta H, Alcaldía Municipal para sufragar gastos de movilización de la
militancia del Partido para los efectos de la recepción al c. Dr. Víctor Paz Estenssoro, Presidente
Constitucional de la República y Jefe Nacional del Movimiento Nacionalista Revolucionario, se dispone el
egreso de la suma de DIECIOCHO MIL PESOS BOLIVIANOS ($. 18.000.-), imputables al ítem
Extraordinario e Imprevistos del presupuesto de la presente gestión. Esta suma se distribuirá en la siguiente
forma: Para Carlos Fuchner, Maximiliano Garrido y Alfredo Ribera P., por el sector Paz-Estenssoristas, del
Norte, y Movimiento de Unidad y Trabajo, respectivamente de a $b. 5.000.- y para Ernesto Ferrante C., por
la Célula Oriental "Paz - Barrientos" la suma de $b. 3.000.- Los cheque deben girarse individualmente".
"Regístrese y pásese copia de la presente Resolución a la Contraloría Departamental y al Tesoro
Municipal".
(Fdo.) Cnl. DEM. Horacio A. Ugarteche. Alcalde Municipal".
Otro documento dice así:
"Berty Urgel., nuestra entrega al H. Diputado Nacional del rubro, en calidad de préstamo con cargo de
reembolso, se dispone el presente egreso de acuerdo con Resolución Municipal de 23 de marzo de 1962,-
Bs.-l.500.000.- Son: UN MILLÓN QUINIENTOS MIL BOLIVIANOS".
(Fdo.) B. Urgel Diputado Nacional.- (Fdo.) Ernesto Ferrante G. Alcalde Municipal".
Según documentos que igualmente tenemos en nuestro poder, se evidencia que la Comuna
Cruceña, en fecha 22 de Noviembre de 1963, mediante la minuta respectiva, se adquirió del
señor Ovidio Barbery Ibáñez, la cantidad de cuatro hectáreas de terreno en la zona sud-
oeste de la ciudad, bajo el pretexto de construir allí el barrio municipal, vale decir,
viviendas para los funcionarios municipales. La venta la efectuaba el señor Barbery en la
suma de cuarenta mil pesos bolivianos, de los cuales recibió en el mismo acto la cantidad
de 20.000.- $b. Sin embargo, ni se efectuó la protocolización de la minuta, ni tampoco la
Comuna tomó posesión de la referida parcela de terreno. Esto último se evidencia con el
siguiente documento, cuyo tenor literal es el siguiente:
"El suscrito de la Sección Bienes y Raíces de la H. Alcaldía Municipal: CERTIFICA:
Previa revisión de documentos pertinentes a Bienes Raíces Municipales, no aparece ningún documento que
se refiera a la propiedad vendida por el Sr. Ovidio Barbery Ibáñez a la Alcaldía Municipal, con destino a la
construcción de vivienda para empleados municipales sindicalizados".
(My. Jub. Luis Mendoza Rodríguez. Jefe de la Sección Bienes y Raíces".

209
Tenemos otros documentos que igualmente corroboran nuestras aseveraciones, pero
resultan ya innecesarios. Además vamos a transcribir también uno de los muchos
documentos que evidencian el desembolso de dinero municipal, mediante el rubro de los
famosos ataúdes que tanto dinero costaron al erario comunal. Un Memorándum de fecha 8
de mayo de 1964, dirigido por el Alcalde Chahín a la Empresa Funeraria "Señor de Malta",
dice lo siguiente:
"Agradeceré a Ud. proporcionar un ataúd para niño del señor Miguel Roca Nogales –portador del presente–
debiendo pasar su factura en triple ejemplar a este despacho para su pago". Saludo a Ud. Atte.".
(Fdo.) Juan Chahín Justiniano. Alcalde Municipal".
Otro Memorándum dirigido por el mismo Alcalde y a la misma Empresa Funeraria, del día
anterior, expresa literalmente lo siguientes:
"Agradeceré a Ud. facilitar un ataúd para niño del señor Gilberto Encinas –portador del presente
Memorándum– debiendo pasar su factura en triple ejemplar para su pago". Saludo a Ud. atentamente.
(Fdo.) Juan Chahín Justiniano. Alcalde Municipal".
Documentos como los anteriores realmente son numerosos y nos dejan sorprendidos
cuando observamos que casi a diario morían militantes movimientistas que necesitaban un
ataúd para su sepelio
Del mismo modo son demasiado numerosos los recibos que Rubén Cárdenas firmaba
diariamente por la suma de $b. 400.- que recibía del Tesoro Municipal para el Comando del
MNR Uno de ellos dice así:
"He recibido del señor Germán del Rivero, la suma de CUATROCIENTOS PESOS BOLIVIANOS.
Santa Cruz, junio 7 de 1964. (Fdo.) Rubén Cárdenas".
Es de advertir que Germán del Rivero entregaba dichas sumas en su condición de Director
del Tesoro Municipal.
Un documento más curioso que los anteriores, dirigido por Rubén Cárdenas al nombrado
del Rivero, expresa textualmente lo siguiente:
"Santa Cruz, 4 de junio de 1964. – Al compañero Germán del Rivero – Presente.
"c. el portador del presente, está recomendado para recoger el diario para el Comando Departamental, es
que en estos momentos el Dr. Luis Sandóval Morón se encuentra sin dinero y me ha comunicado de que
Ud. haga el servicio de mandar, para distribuir a los cuarteles, porque hasta hoy se encuentran sin tomar
desayuno".
Atte. ( Fdo. Rubén Cárdenas. Jefe de Seguridad )
Hemos querido conservar la mala redacción y pésima ortografía del documento original
para no alterar ninguno de sus términos.
De esta manera, el lector podrá deducir las escandalosos desfalcos y asaltos a la hacienda
publica y privada que consumaron quienes manejaron al país por más de dos lustros,
dejando su economía y sus instituciones completamente destruidas moral y materialmente.
Otro documento importante dice lo siguiente:
"He recibido del señor Germán del Rivero la suma de 2.000.- $b. para hacer entrega de los mismos al Dr.
Luis Sandóval M.". Santa Cruz, octubre 13 de 1964". (Fdo.) Oscar Arteaga".

210
Sería demasiado largo, transcribir o enumerar los numerosos documentos que de un modo
irrefutable, demuestran objetivamente el verdadero atraco que consumaron a espaldas de la
miseria del pueblo.
Sin embargo, todos estos actos delictivos, por execrables que resultaren, merecieron el
más ignominioso velo de impunidad con que el gobierno del General René Barrientos
Ortuño, premió ese vandalaje movimientista, al no dar curso a todos los numerosos
informes de dicha Comisión, donde se demostraba la culpabilidad de todos y cada uno de
los que manejaron fondos públicos y tuvieron la oportunidad de asaltar las arcas públicas y
particulares, con singular maestría.
Con todos estos recursos obtenidos en la forma más escandalosa, los militantes del MNR
muy pronto comenzaron a acumular fabulosas fortunas. De la noche a la mañana y como
por arte de magia, empezaron a organizarse nuevas firmas comerciales, adquirieron bienes
muebles e inmuebles. Según datos fidedignos obtenidos en la Oficina de Derechos Reales,
en los últimos tiempos se efectuaron las siguientes transferencias:
El 20 de julio de 1962, Lorgio Ribera Chávez vendió a Teresa Cortez de Paz Estenssoro, un lote de terreno
ubicado en la esquina formada por las calles "Angostura" y "Avenida de las Américas".
El 11 de mayo de 1954, Rubén Julio Castro compro de Demetrio Soruco una casa y fundo sita en la
esquina formada por las calles "Velasco" y "Mercado".
El 3 de mayo del mismo año, Guillermo Ariñez Velasco compró de León Borda González un lote de
terreno ubicado en la calle "La Paz".
El 23 de Noviembre de 1953, Jorge Antelo compró de Carmelo Balcázar una parcela de 15 hectáreas en el
lugar denominado "Tierras Nuevas".
En fecha 15 de marzo de 1955, Luis Gayán Contador, en ocasión que desempeñaba las funciones de Jefe
de Policía d« Santa Cruz, en pocos días juntó el suficiente dinero para adquirir de Rogelio Banegas, un lote
de terreno situado en el extremo nor-este de esta ciudad.
Adhemar Menacho Loayza, el famoso torturador de Control Político, aventajado discípulo de Claudio San
Román, en fecha 3 de abril de 1961, compró de Ignacio Taborga, una casa ubicada en la calle "Charcas".
En fecha 6 de enero de 1954, Ornar Chávez Ortiz y Hugo Méndez Ibáñez compraron del Dr. Ángel Ríos,
dos lotes de terrenos sitos en el cuartel sud-este de Santa Cruz.
El 11 de marzo del mismo año, el mismo Méndez Ibáñez adquirió de los esposos Ribera-Cerruti, una casa
situada en la esquina formada por las calles "Warnes" y "La Paz", donde posteriormente se levantó un
hermoso edificio llamado comúnmente "la casa del pueblo", por considerársela construida con dineros del
pueblo.
Mediante escritura de fecha 8 de abril de 1953, Ornar Chávez Ortiz compró de Parmenia Castedo v. de
Flores, dos lotes de terreno sitos en los extremos sud-este y sud-oeste de Santa Cruz.
El 22 de enero del año siguiente, el mismo Chávez compró de la misma persona otros dos lotes de terreno
ubicados en el Tambo Flores.
El 13 de junio de 1958, Gualberto Saravia (ex-Prefecto de Santa Cruz), vendió a Julián Guzmán Gamboa,
una casa-quinta ubicada sobre el camino asfaltado a Montero.
En fecha 24 de Noviembre de 1959, Alfredo Ribera Pinto, compró un lote de terreno sito al extremo norte
de la ciudad, de los esposos Terceros-Suárez y Bánzer-Peredo.
El 11 de abril de 1960, el teniente de carabineros Luis Alvarez Cuéllar que desempeñaba las funciones de
jefe dé Control Político en Santa Cruz, adquirió de Inganasia de Macdonald, un lote de terreno en la zona
nor-este de la ciudad, donde inmediatamente mandó construir una amplia casa de vivienda y de renta.

211
El 11 de enero de 1955, Ñuflo Chávez Ortiz adquirió de Eliseo Limpias, una propiedad rústica con una
extensión de 200 hectáreas.
Al día siguiente el mismo Chávez compró de Roberto Paz Parada otra propiedad rústica con otras 200
hectáreas de extensión.
El 27 de julio de 1956 y siendo ya Vice-presidente electo de la República, se hizo adjudicar con la Alcaldía
de Portachuelo, una parcela en terrenos municipales con más de cien hectáreas de extensión.
El 10 de septiembre de 1955, siempre el mismo Chávez compró de Pedro Mercado Chávez, una propiedad
sub-urbana en las proximidades de Portachuelo.

Demasiado larga sería la nómina de todas las adquisiciones que todos los nombrados y
otros movimientistas más, obtuvieron durante el régimen anterior, de propiedades muebles
e inmuebles, en la ciudad y el departamento de Santa Cruz conforme a documentos
auténticos que poseemos.
Todas estas propiedades, que por haber sido adquiridas con dineros obtenidos en forma
ilícita y que pertenecen al erario nacional o comunal, debieron haber sido confiscadas y
rematadas en públicas subastas, pero el Presidente Barrientos los premió a todos con la
impunidad, sentando de esta manera un funesto precedente para el futuro.

PIADOSA MUERTE DE UN VERDUGO

Ya lo dijimos antes, que inmediatamente después del 4 de Noviembre Jorge Rojas


Pereyra, buscando impunidad para sus innumerables delitos consumados contra la dignidad
de las personas y sus intereses, se inscribió en el partido político que el General Barrientos
fundara para que lo apuntalara en el poder, aún recibiendo en sus filas a los más avezados
delincuentes y verdugos paniaguados del gobierno movimientista, que tenían muchas
cuentas con la sociedad y la justicia. Con sus "méritos" anteriores ganados en "Ñanderoga",
Rojas había logrado su ascenso al grado de capitán de la Policía Boliviana y al mismo
tiempo había sido enviado a la localidad de Aiquile, capital de la Provincia Campero del
departamento de Cochabamba, como Jefe de Policía de la indicada localidad, y a su vez
jefe provincial del flamante partido del General Barrientos, de cuya confianza gozaba
ampliamente.
Con el acto de represalias ejercido con Luis Sandóval Morón la noche del 15 de marzo de
1965, todos comprendieron que ese era el camino a seguir y que la junta militar había
dejado expedita esa vía para que las personas cobraran por su cuenta viejos e inolvidables
agravios, antes que llevar ante los estrados de la justicia a todos los autores materiales e
intelectuales de los más oprobiosos crímenes y atropellos que se cometió con el pueblo
cruceño.
No obstante las múltiples denuncias de hechos comprobados que por diferentes
conductos se hacían llegar ante el Supremo Gobierno, contra Jorge Rojas Pereyra y sus
inmediatos colaboradores, por los ultrajes más horripilantes cometidos contra la dignidad
de hombres y mujeres de Santa Cruz, todas esas denuncias tenían un mismo destino final: el
canasto.

212
Sorpresivamente el 9 de Noviembre, el pueblo boliviano y muy especialmente Santa
Cruz, fue sacudido con la noticia escueta y fría de que el capitán de la Guardia de
Seguridad Pública (¿?) Jorge Rojas Pereyra, había sido acribillado á balazos en una calle de
la indicada localidad de Aiquile.
Posteriores informaciones que llegaron por distintos medios, hicieron saber que ese
acontecimiento se habría producido de la siguiente manera: Más o menos a las ocho de la
noche del día indicado, un carabinero, subalterno de Rojas, había ido hasta su domicilio de
éste, para comunicarle que lo llamaban para una conferencia telegráfica. Cuando el aludido
verdugo, muy confiado en la impunidad que le otorgaba su nueva condición, se dirigía solo
y a pie con dirección a la oficina de Telégrafos, a una cuadra de su casa y al doblar una
esquina, se encontró sorpresivamente con una movilidad que lo encandiló con sus luces,
mientras del techo de la misma vomitaban fuego simultaneo: varias ametralladoras. Como
era de esperar, Rojas Pereyra cayó fulminado por más de 40 impactos que hicieron blanco
en él, destrozándole prácticamente todo el organismo. Ni siquiera tuvo tiempo de conocer a
sus victimarios. La muerte tronchó su diabólica existencia, como para hacerle comprender
su pequeñez ante la magnitud de lo infinito y de lo eterno. Sus ojos que ya nada veían, se
quedaron abiertos y endurecidos ante la sorpresa de la guadaña que cortó el hilo de su
accidentada vida. En sus labios inexpresivos no se dibujó ninguna mueca, ningún gesto
postrero ante la muerte inexorable que venía a liberarlo de otras represalias de distinta
índole.
Los victimarios de inmediato emprendieron veloz fuga en la misma movilidad con
dirección a la carretera Cochabamba-Santa Cruz, pero tuvieron que sufrir una feroz
persecución de parte de los indios y campesinos de la región, quienes, al igual que el ya
difunto verdugo, habían dejado su antigua militancia movimientista, para "pasarse" al
nuevo partido oficial que en esa provincia jefaturizaba el mismo Rojas. Sin embargo, nunca
pudieron ser alcanzados, menos identificados los perseguidos. Los organismos oficiales
sindicaron a Widen Razuk, Antonio Franco y otros, como autores de ese acto de represalia
a que había dado lugar la impunidad con que protegió a los sicarios y mercenarios del
MNR, el gobierno de la Junta Militar. Los nombrados habían sido de las más damnificadas
víctimas del sádico desaparecido que con su vida pagaba sus más inauditas fechorías que
consumó en Santa Cruz. ¡Patético ejemplo para todos los verdugos!
De haber sido Razuk y Franco los autores de este acto de estricta justicia, se habrían
ganado el afecto y la gratitud del pueblo cruceño, pues en adelante, todos los verdugos en
potencia, tendrían en cuenta que Santa Cruz tenía hijos que sabían vengar las ofensas
cuando nadie las castigaba.
Durante su permanencia en la capital cruceña, el Drácula de "Ñanderoga", para
completar su humillación a los cruceños, se había casado nada menos que con una hija del
pueblo que tenía sojuzgado. No había faltado una mujer que dejando de lado las
humillaciones y vejámenes que sufrían sus hermanos, había entregado su amor
precisamente a uno de los más sañudos verdugos de la capital cruceña. Esa mujer que ahora
quedaba en la viudez con la terrible ignominia de haber sido esposa de un facineroso de tal
catadura, sindicó también al señor Erwin Gasser –aparte de los nombrados anteriormente–
como autor intelectual de la muerte de su marido, pero sin tener las pruebas suficientes. En
respuesta, Gasser inició juicio criminal por calumnias e injurias y libelo infamatorio contra
la nombrada viuda. La misma acción penal inició Razuk. El Juez que conoció la causa dictó

213
auto cabeza de proceso contra la nombrada mujer, librándole al mismo tiempo
mandamiento de comparendo para que preste su declaración indagatoria.
De la ciudad de La Paz, el entonces Ministro de Gobierno, Coronel Oscar Quiroga Terán,
envió sendos radiogramas a la Prefectura y al Departamento de Investigación Criminal de
Santa Cruz, para que procedan de inmediato a la captura de Franco y de Razuk, si era
necesario con allanamiento del domicilio de los nombrados. Aunque esto se cumplió
estrictamente por los mismos cómplices de Rojas, los sindicados no pudieron ser habidos
en ninguna forma. El Prefecto del Departamento, Cnl. Félix Moreno Ortiz, representó ante
las autoridades superiores, certificando que los mencionados cruceños no habían salido de
Santa Cruz y que mal podían haber sido los autores de ese justiciero acto de represalia. Con
esto se dio por concluida toda pesquisa y persecución contra los supuestos autores de esa
muerte.
El pueblo cruceño en todas sus capas sociales, que por su condición cristiana jamás había
sentido satisfacción por desenlaces de esa naturaleza, esta vez sin embargo no pudo ocultar
su alegría por ese acto de estricta justicia y al mismo tiempo elevó sus preces al Cielo para
que la suerte acompañe a quienes habían cumplido tan delicada como audaz misión. Como
expresión de este júbilo, todas las paredes de Santa Cruz aparecieron pintadas con estas
leyendas: "El verdugo Rojas pagó sus crímenes", "Rojas ha muerto. ¡Viva Santa Cruz!",
"Igual que Rojas caerán todos los verdugos".

LOS TORTURADORES BUSCAN REFUGIO

Algunas de las anteriores leyendas aún se conservan en nuestras paredes, como una
permanente advertencia a los torturadores de "Ñanderoga", muchos de los cuales todavía
deambulan, muy impávidos e impunes, por nuestras plazas y calles, en la seguridad de que
continúan gozando del amparo y protección de las autoridades. Y lo más raro y censurable
es que –como lo tenemos dicho– todos o casi todos los torturadores amaestrados por Rojas,
hasta el momento de escribir estas líneas, continuaban refugiados en el Dpto. de
Investigación Criminal (DIC), constituyendo su presencia una permanente amenaza para la
tranquilidad de la población, pues algunos de ellos ya han reeditado sus hazañas desde esa
nueva institución que debería constituir una prenda de garantías para todos los estantes y
habitantes de Santa Cruz. Entre esos podemos mencionar a Jaime Ziñagua, lugarteniente de
Rojas y conocido torturador, Rubén y Gastón Muñoz Caballero, el primero de los cuales ya
demostró sus "habilidades" flagelando estudiantes en el propio recinto policiario y
posteriormente en las localidades de Concepción y Comarapa, según denunció la prensa
oportunamente; Adolfo Monroy, también sicario de "Ñanderoga", Wálter Lazo, de la
misma trayectoria, y muchos otros más que resultaría largo enumerarlos.
En la H. Alcaldía Municipal continúa casi todo el personal que colocó Luis Sandóvál
Morón y lo mismo ocurre en todas las demás dependencias oficiales, como las Oficinas de
Tránsito, Aduana, Administración de la Renta, etc. En general, todavía subsiste toda la
maquinaria que montó el prófugo jefe del Comando del MNR. Sólo se ha destruido a
Control Político y a las milicias armadas de dicho partido. El resto de la militancia se halla
agazapada en todas las reparticiones públicas; afiliados eventualmente al nuevo partido de

214
gobierno, en espera del retorno de su jefe, confiados en que la pandilla de malhechores
derrocada el 4 de Noviembre retomará el poder a corto plazo.
Corresponde mencionar que cuando fue designado como jeíe del DIC el capitán Rogelio
Banegas, procedió a efectuar una depuración en esa institución retirando a todos los
maleantes prontuariados, entre ellos a Rubén Muñoz, precisamente por sus malos
antecedentes. Empero, este rufián se fue a La Paz y allí presentó sus quejas ante las
autoridades nacionales, aduciendo que en Santa Cruz se gestaba un movimiento
separatista y que había sido exonerado solamente por ser colla. La eterna calumnia
de todos los enemigos de Santa Cruz, que pagan de esta manera la cordial acogida que
siempre recibieron en la capital oriental.
Como la intriga y la calumnia tienen mayor fuerza, el referido verdugo fue restituido
nuevamente al DIC, para escarnio del orden y la tranquilidad del pueblo cruceño.
Al mismo tiempo, en la ex-Policía Boliviana, hoy Guardia Nacional de Seguridad
Pública, continúan impávidos los oficiales de carabineros que tienen muchas cuentas
pendientes con la justicia, como Osvaldo Estremadoiro, conocido moronista y uno de los
responsables de la masacre consumada en el propio recinto policiario el 29 de julio de
1964; Luis Alvarez Cuéllar, ex-jefe de Control Político y un refinado torturador de presos
políticos, cómplice y colaborador de Luis Sándóval Morón en el asesinato de Jaime Barros,
pues la noche del 13 de marzo de 1954, cuando aún era cadete, estuvo de Comandante de la
Guardia en la Policía de Santa Cruz, según documentos auténticos que poseemos;
juntamente con el otro cadete Adalberto Antonie, coadyuvaron en ese monstruoso crimen;
también fue autor y responsable de muchos apresamientos de carácter político, conforme ya
lo demostramos anteriormente. Todos los oficiales de carabineros que el día 28 de octubre
de 1964 gasificaron el magno recinto universitario donde algunos de ellos cursaban
estudios, continúan en la Guardia Nacional. Del mismo modo, se halla ascendido al Grado
de Mayor, Ricardo Terrazas Rivera, quien, siendo todavía teniente y al servicio de régimen
movimientista, juntamente con Luis Oliva, Carranza y otros, saquearon, incendiaron y
desvalijaron las propiedades ganaderas del señor Roque Gabriel Cury, ubicadas en la
provincia Iténez del Departamento del Beni, vendiendo y derribando todo el cuantioso
ganado vacuno que tenían dichas propiedades; al mismo tiempo, cometieron los más
atroces e inhumanos atropellos contra la esposa, hijas y personal del nombrado subdito
árabe, conforme así lo podemos comprobar por una abundante y copiosa documentación
que conservamos en nuestro poder.
Elmer Egüez, hasta fines de Noviembre de 1966 en que fue aprehendido con mandamiento
judicial por el atentado a Benjamín Roda, ganaba sueldo de la Base Aérea Militar. Es de
advertir que dicho mandamiento judicial estuvo en la Policía y en el DIC por mucho
tiempo, sin que nadie quiera hacerlo efectivo, no obstante que el sindicado se paseaba por
las principales arterias y plazas de nuestra ciudad, seguro de la impunidad que le habrían
prometido las nuevas autoridades. Felizmente, la justicia ordinaria no estaba comprometida
en esa actitud.

215
REFLEXIONES FINALES
Esta actitud del gobierno del General Barrientos, nos obliga a formularnos varias preguntas.
¿Será que todos esos conocidos delincuentes, pese a sus numerosos crímenes y fechorías, se
han "pasado" también al nuevo partido oficial fundado por el Primer Mandatario?
¿Es que no puede el Presidente de la República rodearse de gente honrada que haga honor a
sus gobiernos y constituya prenda de garantías para la ciudadanía?
¿No cree el General Barrientos que al encubrir y proteger a todos los que consumaron los
más atroces crímenes que tiñeron de rojo los hermosos vergeles del Oriente Boliviano,
pisoteando y ultrajando el honor y la dignidad de todos los cruceños, se está ofendiendo y
agraviando a Santa Cruz que sólo clama justicia para todos los verdugos?
Todas las circunstancias que anteriormente hemos relatado, hacen afirmar ante la opinión
nacional que la revolución del 4 de Noviembre que se llamó "Restauradora" ha sido
traicionada y distorsionada. La victoria de esa gloriosa fecha, no sólo pertenece al ejército
nacional y al General Barrientos, sino también a la juventud estudiosa y al pueblo mismo
que sin más armas que su coraje, salió a las calles, oponiendo sus pechos desnudos a la
metralla de los paniaguados.
Sin embargo, hay quienes todavía confían en que el gobierno del Presidente Barrientos
pueda revisar su actitud y aplicar la ley con su rigor a quienes ofendieron el sentimiento
bolivianista de los cruceños, obedeciendo consignas emanadas desde las esferas
gubernamentales de los eternos enemigos de Santa Cruz, aunque todo lo que hasta aquí ha
demostrado es precisamente lo contrario. Nunca el odio contra el pueblo oriental había
llegado a los extremos inconcebibles a que lo llevó el MNR, cuando estuvo en función de
gobierno. Paz Estenssoro, Siles Zuazo y Guevara Arce pasarán a la Historia como los
artífices de esa campaña de terror y de intimación dirigida contra el pueblo de Ñuflo de
Chávez, para aplastar sus aspiraciones de superación y progreso.
El día que impere la justicia en el solar cruceño, brillará nuevamente en el cielo de la
Patria el sol de la paz y la libertad y una nueva confianza en los eternos valores del espíritu
renacerá en todos los corazones bolivianos. Entonces se tendrá la certeza de que en esta
tierra de presente y de futuro, jamás volverán a nacer espinosos cardos que detengan la
marcha hacia el progreso. Sólo cuando haya triunfado el bien sobre el mal y todos los
malhechores reciban su condigno castigo, sólo entonces se podrá forjar la felicidad de
Bolivia. Cuando haya triunfado la verdad y la virtud sobre la intriga, el latrocinio y todas
las pasiones bastardas, sólo entonces podremos mirar el porvenir con entera satisfacción y
seguros de que nuestra nacionalidad encontrará el camino de su portentosa grandeza.
Cuando los dignatarios de Estado, despojándose de todo interés personalista, enseñen con
su ejemplo normas de moral, de honradez y rectitud, trabajando codo a codo, sin poses
demagógicas, con todos los ciudadanos en igualdad de condiciones por conquistar el
progreso para este país, heredero de tantas tradiciones, desventuras y claudicaciones;
cuando haya sinceridad en los corazones y los bolivianos nos despojemos de todo egoísmo
suicida e intereses subalternos, entonces brillará en el horizonte nacional, la aurora de un
nuevo día de dicha y prosperidad que tanta falta hace a la nación.
***

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Esta modesta obra no tiene otro propósito que el de buscar un clima de paz y de progreso,
sancionando con todo el rigor de la ley a los que atentan y atentaron contra la dignidad de
las personas y asaltaron las arcas públicas y privadas para enriquecerse de la noche a la
mañana. Así se habrá evitado un revanchismo de consecuencias imprevisibles: se evitará
también que subsista ese funesto precedente de que el que está en función de gobierno,
pueda saquear impunemente el tesoro fiscal y atentar contra la integridad física de los
pacíficos ciudadanos que no hacen coro a sus desmanes.
Mientras los pistoleros y maleantes que bajo la tutela de Luis Sandóval Morón y Rojas
Pereyra consumaron los más espeluznantes atentados, continúan deambulando
impávidamente por nuestras principales calles y otros refugiados en las oficinas públicas,
haciendo germinar en el pecho de los torturados deseos de represalias contra sus verdugos;
mientras de la noche a la mañana se levanten fabulosas fortunas a costa del pauperismo y el
hambre de la familia boliviana, sin que merezcan las más drásticas sanciones de los poderes
públicos, no habrá paz ni progreso en Bolivia. Lo que es más execrable todavía, muchas de
esas fortunas se amasaron al precio de la complicidad con los torturadores que rasgaban la
piel de nuestra juventud en las mazmorras de "Ñanderoga" o en el cuartel de milicias del
MNR
Mientras unos agonizaban bajo el potro del tormento que instauraron Rojas Pereyra y
Sandóval Morón, por orden de Siles y Guevara Arce, otros amasaban fortunas como precio
de su silencio. Mientras para unos no había paz ni sosiego, ni pan para sus hijos que
languidecían inocentemente, otros también cruceños, –¡malos cruceños!– gozaban de todas
las sinecuras y privilegios que los verdugos otorgaban a sus cómplices y corifeos. Mientras
para unos les estaba prohibido transitar libremente por las calles de un pueblo que luchó
más de 15 años por obtener la libertad, derramando su sangre generosa en los vergeles del
Pari, Santa Bárbara, Florida, etc., otros, - los inescrupulosos y serviles– ostentaban
impunemente su claudicación, haciéndose eco de los justificativos que encontraban los que
permanentemente ultrajaban y denigraban al pueblo cruceño.
Mientras no se aplique el castigo ejemplar a todos esos verdugos y sus cómplices, sólo
habrá odio y deseos de venganza en todos aquellos que por no claudicar ni traicionar a sus
hermanos de sangre, prefirieron enfrentar a los furiosos lebreles de "Ñanderoga" y del
cuartel de milicias, con la frente altiva y la moral levantada, vislumbrando en sus pupilas
soñadoras, el sol de un mañana venturoso para el amado campanario, sin inclinar la cerviz
ni hacer vergonzosas genuflexiones ante los déspotas de turno que esgrimían el látigo como
única ley.
Esta obra tiene también el noble objetivo de rendir su modesto homenaje de admiración a
todos los genuinos cruceños, hombres y mujeres, que tuvieron la valentía de lanzar su
vigoroso y firme desafío a la jauría de famélicos cachorros, organizados y dirigidos por los
gobernantes derrocados el 4 de Noviembre, soportando con singular estoicismo toda esa ola
de terror sin precedentes en la Historia de nuestro continente.
Al mismo tiempo, constituye una drástica censura para todos aquellos que con su silencio
o complicidad hicieron posible esa campaña de odio, de vandalaje y latrocinio,
sistemáticamente dirigida contra Santa Cruz desde las altas esferas gubernamentales.
FIN
SANTA CRUZ, JUNIO DE 1981

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