Sei sulla pagina 1di 9

COMPOSITORES CLASICOS

EN EL CINE ESPAÑOL

JOSEP LLUÍS I FALCÓ


Universidad de Barcelona

Para iniciar esta ponencia, sabiendo muy bien qué terreno pisamos, debemos
partir de una premisa básica e irrefutable: que la música de cine no es un géne-
ro, ni un estilo... la música de cine es un uso, un hábito, una convención. En
consecuencia, la música cinematográfica ha utilizado ya desde la época muda o
todo tipo de música, perteneciente a cualquier género o estilo que le haya podi-
do ser de utilidad para su objetivo final: la comunicación audiovisual con el
espectador. El jazz, el country, el pop, el folk, y por supuesto el sinfonismo más
o menos académico, han visitado la pantalla en numerosas ocasiones y en casi
todas las latitudes.
España no ha quedado exenta de esta variedad musical y sus bandas sono-
ras han sido visitadas por compositores tan diversos como el rockero Carlos
Segarra1, líder del grupo de rockabilly Los Rebeldes; autores de revista y zarzuela
como Jacinto Guerrero 2 , compositores de vanguardia como Luis de Pablo (de
cuya filmografía hablaremos más adelante), figuras del teclmo como An Der
Beat3, o especialistas en canciones (y en lo que hoy se ha dado en llamar easy lís-
tenme), como Augusto Algueró. Entre autores de música incidental y de música
diegética, la nómina de compositores del cine español, entre 1930 y la actuali-
dad, supera con creces los tres mil individuos. Un número excesivo para tratar
ni siquiera de acercarnos a ellos en tan poco espacio.

' Compuso Las edades de Lulú (1990, Rigas Luna)


- Cfr. LLUÍS FALCÓ, Josep. «Jacinto Guerrero. Un compositor ante, de y para el cine», en
Jacinto Guerrero. De la zarzuela a la revista. Madrid: Fundación Inocencio y Jacinto
Gucrrero/SGAE, 1995, pp. 51-67.
:i
Nombre artístico del DJ David Nicolau (n. Palafrugell, Girona, 1973) que, de momento,
sólo ha compuesto la banda sonora de Lisístrata (2002, Francesc Bellmunt).

317

'Jv
KRACAUER, Siegfried. «8. La música», en Teoría del cine. Barcelona: Paidós, 1989.
LACK, Russell. La música en el cine. Madrid: Cátedra, 1999.
LONDON, Kurt. Film Music. New York: Arno Press & The New York Times, 1970.
MARTIN, Marcel. El lenguaje del cine. Barcelona: Gedisa, 1996.
METZ, Christian. Ensayos sobre la significación en el cine (1964-1968). Volumen 1. Barcelo-
na: Paidós Comunicación 134 Cine, 2002.
MITRY, Jean. Estética y psicología del cine, 2. Las formas. Madrid: Siglo xxi, 1978.
MORIN, Edgar. El cine o el hombre imaginario. Barcelona: Paidós, 2001.
ROMAGUERA; RAMIO; ALSINA (ed.). Textos y manifiestos del cine. Madrid: Cátedra, 1993.

PARTE TERCERA

COMPOSITORES DE MÚSICA
PARA CINE

314
la música de Sierra de Ronda (Florián Rey), aunque en su caso nos asalta una legí-
Si nos centramos sólo en los compositores conocidos como «clásicos», aque- tima duda: ¿hay que considerarle clásico?7.
llos cuya obra principal, la que les ha proporcionado una reputación y un pres-
La duda desaparece en el caso de Rodolfo Halffter, cuya relación con el cine
tigio, tiene como destino final su audición en la sala de concierto, o en el coliseo
se inició en territorio francés con La traviesa molinera (Le tricorne) (1934, Harry
operístico; esta reducción nos proporciona una cantidad más «manejable» (¡sólo
D'Abbadie D'Arrast). Gracias a un texto que el mismo compositor proporcionó
un centenar, poco más o menos!) Y eso excluyendo a propósito la inclusión de
obras preexistentes de estos compositores en películas en cuyo proceso de pro- a Antonio Iglesias, y que éste reproduce en la biografía del compositor8, sabe-
ducción no hayan intervenido, y centrándonos sólo en aquellas bandas sonoras mos que a Manuel de Falla se le pidió utilizar para esta película, la música de El
compuestas exprofeso. sombrero de tres picos, rehusando el maestro y proponiendo a Halffter para com-
Es obvio que el número sigue siendo poco operativo, a no ser para escribir poner la banda sonora. La crítica de la época se deshizo en elogios hacia el tra-
un libro entero sobre la relación que estos compositores tuvieron (y todavía tie- bajo del compositor9, que ya en territorio español compondría algunos cortos,
nen) con el cine. Por ese motivo, hemos optado por dar un somero repaso y tra- la banda sonora del largo La señorita de Trévelez (1936, Edgar Neville) y algún tra-
tar sólo algunos casos particulares, individuales o colectivos que permitan bajo cinematográfico más, que sin duda le sirvió como credencial para, ya en su
hacerse una idea aproximada de un panorama mucho más amplio del que aquí exilio mexicano, proseguir una prolífica carrera como compositor de cine hasta
podremos exponer. 1958, año en el que se encargó de la música de Nazarín, de Luis Buñuel.
Abren la nómina de compositores José Forns con la partitura para Una extra-
ña aventura de Luis Candelas (1926, José Buchs) y Enríe Morera (1865-1942)4, que
a caballo entre el cine mudo y el sonoro hizo una película de cada: si en 1929 L A G E N E R A C I Ó N DE LA REPÚBLICA 1 0
firmaba la partitura de acompañamiento para L'Auca del Senyor Esleve (Lucas Rodolfo Halffter fue uno de los compositores de esta Generación que com-
Argües), en 1930 se atrevía con la música y las canciones de una película, ya
puso para el cine; pero no fue el único. Conocidos también como Generación
sonora, de nuevo basada en una obra del polifacético Santiago Rusiñol, La ale-
gría que pasa (Sabino A. Micón). musical del 27, estaba formada por dos núcleos: el de Madrid con Ernesto y
En el panorama anterior a la Guerra Civil, e incluso durante la misma, no Rodolfo Halffter, Gustavo Pittaluga, Rosa García Ascot, Salvador Bacarisse,
encontramos grandes nombres de la música clásica española asociados al cine. Julián Bautista, Fernando Remacha y Juan José Mantecón; el de Barcelona, por
Citemos sólo que los inicios de una larga carrera como compositor de cine de Roberto Gerhard, Baltasar Samper, Manuel Blancafort, Ricard Lamote de Grig-
Joan Dotras Vila se ubican en este periodo, primero con su trabajo en el largo El non, Eduard Toldrá y Frederic Mompou. De todos ellos sólo Bacarisse, García
paraíso recobrado (Xavier Güell) y después en algunos cortometrajes5; citar tam- Ascot, Blancafort, Toldrá y Mompou no tuvieron nada que ver con la música de
bién que Jaume Pahissa compuso, muy a desgana, la banda sonora de Aurora de cine11.
esperanza (1937, Antonio Sau); mientras quejóse Forns, ahora ya instalado en el Sin embargo, y aunque les citemos ahora como un todo homogéneo, dicha
cine sonoro, hizo las de Prim (1930), Diez días millonada (1934), Madre Alegría homogeneidad desaparece cuando hacemos referencia a su música cinemato-
(1935) y El Niño de las monjas (1935), todas dirigidas por José Buchs. Pedro Braña gráfica. Como grupo, jamás (que tengamos constancia) tuvieron una predispo-
también aflora por primera vez en las pantalla en este periodo con Rosario la sición hacia la composición cinematográfica y sólo Remacha, Bautista,
Coritjera (1935, León Artola)6; y en 1933 inició su carrera Jesús García Leoz con

7
Si bien es cierto que Jesús García Leoz, como tantos otros, tiene entre su catálogo de obras
Pasaremos por alto la extensa nómina de zarzuelistas aunque, de hecho, debieran inaugu- piezas destinadas a la sala de concierto; y que su lenguaje es el sinfonismo, la orquesta... su
rar este artículo: Tomás Bretón hizo la partitura de acompañamiento de la versión muda de su popularidad, su prestigio e incluso podríamos decir que su paso a la posteridad se cimenta en
propia zarzuela La Verbena de la Paloma (1921, José Buchs) y en 1923 de La Dolores (Maximi- su obra cinematográfica (¡ingente!). Ahí queda la duda.
liano Thous), mientras que Amadeo Vives hizo lo propio con Doloretes (1923, José Buchs), y s
IGLESIAS, Antonio. Rodolfo Halffter (Tema, Nueve décadas y final) Madrid: Fundación Banco
Ruperto Chapí con El puñao de rosas (1923, Rafael Salvador), Curro Vargas (1923, José Buchs), Exterior, Memorias de la Música Española, 1992, pp. 426-427.
Rosario la Cortijera (1923, José Buchs), La bruja (1923, Maximiliano Thous), La Chávala (1924, " Cfr. ibidem, pp. 427-428.
Florián Rey), etc. 1,1
Véase LLUÍS FALCÓ, Josep. «Los compositores de la Generación de la República y su rela-
En 1936 se encargó de la adaptación y dirección musical de Aguiluchos de la FA1 por tiaras ción con el cine», en Campos Interdisciplinares de la Musicología [Actas del V Congreso de la
de Aragón (Estampas de la revolución antifascista) y Aguiluchos de la FAI por tierras de Aragón. Repor- Sociedad Española de Musicología]. Vol. 1. Madrid: SEdeM, 2002, pp. 771-784.
taje número 2, ambos de director desconocido, y producidor por el SUEP, la CNT, y el AIT. " De Mantecón sólo se ha localizado un corto pero es el autor de un interesante artículo:
6
Para Braña, véase ARGUELLES ÁLVAREZ, Basilio, «Música y cine. La aportación de Pedro «Música y cinematógrafo. Consideraciones previas acerca de los sonoro y lo visual», en Revis-
Braña Martínez», en Campos Interdisciplinares de la Musicología [Actas del V Congreso de la ta Internacional del Cine, n° 10, diciembre 1954.
Sociedad Española de Musicología]. Vol. I. Madrid: SedeM, 2002. pp. 761-770.

319
318
Pittaluga'% y los dos Halffter 13 iniciaron sus dispares trayectorias c o m o c o m p o - En c u a n t o a Rodolfo Halffter fue u n a personalidad importante dentro del
sitores de bandas sonoras en los a ñ o s treinta. La de Pittaluga podría haber sido cine mexicano, industria a la cual fue a parar también Baltasar Samper, a u n q u e
una prolífica carrera d e n t r o de nuestras fronteras; sin embargo el exilio t r u n c ó con peor fortuna, según se deduce n o sólo de su inferior trayectoria, sino tam-
sus planes: bién de sus cartas, expresando u n profundo malestar por tener que c o m p o n e r
«Decidí permanecer en Francia hasta la puesta en marcha de los Estudios Cine- para el cine: «Embrutit com estic, escrivint s u b - m u s i q u e t a per al cinema i fent
matográficos de Chamartín, de Madrid, de los que había sido designado director arreglos de les coses m e s idiotes q u e p u g u e u imaginar, e m sembla molt difícil
musical y que habían de comenzar su actividad en el verano de 1936. (...) en parte de fer res decent m e n t r e estigui respirant aquesta atmosfera. Sé molt bé que n o
mi compromiso con los Estudios Cinematográficos y en parte otros proyectos, me obli- es p o d e n servir dos senyors» 16 .
gan a volver a Madrid, donde llego en la primera decena de julio. Ocho días más Julián Bautista se exilió en Argentina, d o n d e ejerció la docencia y c o m p u s o
tarde, el 18, estalla la sublevación militar»".
para el cine, g a n a n d o incluso el premio a la mejor composición cinematográfi-
Todos los demás c o m p u s i e r o n para la pantalla con posterioridad a la Guerra ca otorgado por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argen-
Civil, o bien en territorio español o bien en el exilio. Ernesto Halffter se estrenó tina en dos ocasiones. Robert Gerhard n o visitó las pantallas hasta los años
con Bambú (1945, José Luis Sáenz de Heredia) y fue el autor de doce películas, cincuenta, y según parece lo hizo por cuestiones p u r a m e n t e de supervivencia,
entre largos y cortos. S u trayectoria en el cine n o podía ser m e n o s d e s p u é s de c o m o le ocurriera t a m b i é n a otro de los m i e m b r o s del g r u p o de Barcelona,
críticas tan elogiosas c o m o la siguiente, a su primer trabajo para la pantalla: Ricardo L a m o t e de Grignon.
«Halffter ha ofrecido a la Orquesta Nacional la mejor ocasión de lucirse en su
primera presentación en la pantalla. Ha compuesto un bello momento de concierto,
LA DÉCADA DE LOS CUARENTA
unos compases «que suenan» a maestro, tras de los cuales se adivina al músico que,
apañe de esa sabiduría vocacional que no se aprende, conoce, ama y domina su ofi-
D u r a n t e la posguerra, y c o n permiso de Juan Q u i n t e r o , M a n u e l Parada, Jesús
cio; gran maravilla en estos tiempos en que los «maestros» apenas saben otra cosa que
extraer beneficios de su escasa ciencia. García Leoz, M a n u e l López Quiroga, y José María Ruiz de Azagra 17 , asoman la
«La Orquesta Nacional suena perfectamente. Queremos decir con esto que, por cabeza al cine español algunos compositores de r e n o m b r e c o m o Emilio L e h m -
vez primera, la música interpretada en una película española nos suena a música, y berg, Juan Álvarez García, C o n r a d o del Campo, Joaquín Turina 1 8 y Jesús Guridi.
no a ruidos más o menos acordados. Esto quiere decir, sencillamente, que la culpa de La profesionalización de estos compositores en el terreno cinematográfico
que aquello ocurriera no puede achacarse a los ingenieros de sonido, sino a los que fue imposible y, de hecho, algunos ni siquiera lo pretendieron. Quienes con
interpretaban para la banda sonora, que eran pocos y mal conducidos»^. mayor ahinco se dedicaron a la composición de bandas sonoras fueron L e h m -
berg y Álvarez.
'- Pittaluga compuso hacia 1930 la banda sonora de Sentimental Dancing, de la cual no se han El primero, activo en el cine desde 1944 hasta el m o m e n t o de su muerte,
localizado los datos concretos (Cfr. PITTALUGA, Gustavo, «Música y cinema, según Gustavo acaecida súbitamente en 1959 19 , tiene en su catálogo dieciocho películas de lar-
Pittaluga», en Popular Film, 2 de julio de 1931, n° 255). gometraje, de las cuales quizás la más destacable sea El Lazarillo de Tormes (1959,
" Según parece, Ernesto Halffter, había trabajado con anterioridad en Francia componiendo
o arreglando música para cine mudo. Tal y como Él mismo declaró (BARREIRA, «Para Ernes- César Fernández Ardavín), y p u s o música a n u m e r o s o s cortos y, sin acreditar,
to Halffter la de Todo es posible en Granada es su mejor partitura para la pantalla», en Primer realizó fondos musicales para el N O - D O .
Plano, 11 de abril de 1954, n° 704): «tenía yo no más de diecisiete años cuando hice la parti-
tura para la Carmen de Jacques Feyder. En los estudios franceses he trabajado para bastantes
películas (...)». " Carta de Samper a Joan Maria Thomas, 30 de abril de 1948. Partituroteca de la Universi-
14
Carta al Señor Gilbeit Chase, Musical America, Steinway Building, 113 West 57th St. New
tat de les Ules Balears. Transcripción facilitada por Joan Molí Marqués: «Embrutecido como
York City, fechada en Washington D.C. el 19 de enero de 1938. Transcrita en La Música en la
Generación del 27. Homenaje a Lorca. 1915-1939. Madrid: Ministerio de Cultura. Instituto Nacio- estoy, escribiendo sub-musiquilla para el cine y haciendo arreglos de las cosas más idiotas que
nal de las Artes Escénicas y de la Música, 1986, p. 173. se puedan imaginar, me parece muy difícil hacer nada decente mientras esté respirando esta
15
GARCÍA NAREZO, Gabriel. «Compases de cine. Bambú.- Variaciones y fuga sobre temas atmósfera. Sé muy bien que no se puede servir a dos señores.»
17
eternos», en Música. Revista quincenal, n° 19,1 de noviembre de 1945. El autor exagera en cuan- Estos cinco compositores monopolizan de tal manera la producción cinematográfica
to a sus afirmaciones de ínfima calidad de ejecución musical en el cine español de la época: española que dejan poquísimo margen, durante más de una década, para la aparición de nue-
en otras ocasiones se había recurrido a la Orquesta Nacional y a otras formaciones y solistas vos compositores de bandas sonoras.
de cierto prestigio. No obstante, es interesante destacar que esta era una sección fija de críti- '* Véase COLÓN PERALES, Carlos. «Joaquín Turina», en AA. W . Música de cine. Encuentro Inter-
ca de banda sonora (de las pocas que había) en la España de posguerra, y que es una de las nacional. Sevilla: Fundación Luis Cernuda, 1986. Existe una obra anterior de Carlos Colón (La
escasísimas fuentes que nos permite comprobar cómo se valoraban trabajos como el de Halff- música cinematográfica de Joaquín Turina. Sevilla: Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel
ter para Bambú, sin que, por desgracia, podamos contrastar la opinión de Gabriel García Nare- de Hungría, 1984), que no ha podido ser consultada.
zo con otras. " Fue arrollado por un tren el 24 de agosto de 1959.

320 321
El compositor canario Juan Álvarez García, firmó algunos largos (diez entre Nieves C o n d e , q u e dejan entrever algunas de las características del sistema de
1939 y 1954); pero sobretodo u n b u e n n ú m e r o de cortometrajes para la e m p r e - producción, y de la relación compositor-director en el cine español de la época:
sa Hermic (entre ellos toda la serie de documentales de La Guinea y M a r r u e -
cos). «En Angustia intenté experimentar con algo que el cine español ha descuidado,
la música. Yo conocía a Jesús Guridi, que hizo la música de Tierra sedienta23. Guri-
C o n r a d o del C a m p o sólo músico dos cortos y u n largo: Madrid, Castillo famo-
di ya había hecho cine en Barcelona, con las películas producidas por Ulargui. Era
so (1941), Jardines de Madrid: el Buen Retiro (1942) y La nao Capitana (1947).
un músico excelente, aunque él mismo reconocía que no se sentía a gusto en el cine y
E n c u a n t o a Joaquín Turina, dedicó a la pantalla los últimos años de su vida, la ayudaba García Leoz en la orquestación. Para Senda ignorada, Coya Films me
n o sin fatiga: las páginas de su diario están plagadas de referencias al d u r o tra- impuso a Guridi y yo no pude oponerme; al contrario, me parecía estupendo dispo-
bajo y las largas j o r n a d a s que suponía la sincronización de una banda sonora, ner de uno de los mejores músicos del país. Gracias a él pudo rodar esa escena en la
agravado por el peso de su enfermedad 2 0 ; sin embargo también proporciona que todos van al concieno, menos el protagonista, que se dirige como un poseso a casa
datos objetivos y m u y interesantes sobre la r e m u n e r a c i ó n percibida por estas de la tía, mientras en la banda sonora sigue sonando la música. Le pedí a Guridi una
composiciones, que nos indican q u e c o m p o n e r para el cine era u n a ocupación música de tipo expresionista que resaltara la angustia del personaje. La música habi-
bien pagada en esta década'- 1 . C o n t r a r i a m e n t e a lo q u e sucedía con las partitu- tual de Guridi no tenía nada que ver con ese estilo, era un músico más clásico. Le pedí
ras cinematográficas de otros compositores, q u e eran sistemáticamente obviadas que fuera a ver una película excelente, «Concierto macabro», cuyo tipo de música era
de las revistas especializadas de música de la época, u n fragmento de la de El el que me interesaba. Guridi me obedeció; me dijo que, aunque Ésa no era su línea,
abanderado (para piano) fue publicado en la revista Música1'1, claro indicativo de estaba dispuesto a seguir mis indicaciones y escribió un concierto en el estilo del pri-
que la obra de Turina para el cine se consideraba «algo distinto». mer Schoenberg, un tipo de música que me interesaba mucho»'14.
Jesús Guridi c o m p u s o trece bandas sonoras entre 1939 (Los hijos de la noche /
Ifigli delta notte, de Benito Perojo) y 1958 {Viva lo imposible!, de Rafael Gil). Sobre EL ALUD DE LOS CLÁSICOS
él recogemos unas interesantes declaraciones del director de cine José A n t o n i o
Entre principios de los cincuenta y mediados de los sesenta se observa u n
considerable a u m e n t o de compositores que proceden del m u n d o clásico (aun-
que n o siempre, c o m o veremos, el tipo de música que cultivan lo sea en abso-
20
luto) 25 . Repasemos de manera cronológica su iniciación en el cine, y las
En concreto, el 29 de septiembre de 1941, y refiriéndose a la banda sonora de dos corto- circunstancia peculiares de alguno de ellos:
metrajes (Campamentos), dice: «Termino la primera película con gran cansancio»; y añade el 15
de octubre: «Toda la mañana en los estudios cinematográficos. Último día de trabajo, termi- Ya h a b í a m o s citado el caso de Ricard Lamote de Grignon que, en parte por ,
nando la película a las nueve de la noche»; para proseguir al día siguiente: «Madrugón. Sin- motivos de supervivencia 26 , se inicia en el cine en 1951 dirigiendo la banda
cronización de la primera película en los estudios = espectáculo divertidísimo = magnífica
orquesta. Regreso a las diez de la noche». Especialmente patéticas resultan las observaciones -'•' O la memoria traiciona a Nieves Conde, o Guridi intervino de alguna manera en la composición de la
que realizó en los primeros días de septiembre de 1943, ya enfermo, en relación con la banda banda sonora de Tierra sedienta (1945, Rafael Gil) que viene firmada por Juan Quintero Muñoz.
sonora de El abanderado: «8 de septiembre: Ataque a las cinco de la madrugada. A pesar de ello, 24
LUNAS, Francisco. José Antonio Nieves Conde. El oficio de cineasta. Valladolid: 40 Semana Inter-
me levanto y trabajo en la película», «9 de septiembre: Se termina al fin la película», «10 de nacional de Cine, 1995. p. 63.
septiembre: Todo el día sincronizando la película en Chamartín. Gran paliza», «11 de sep- 5
- De hecho, la década de los cincuenta presenta una irrupción de nuevos compositores en
tiembre: Segundo día de sincronización». En septiembre de 1944, la banda sonora de Euge-
el cine español. No podemos descartar como una de las causas, la repentina muerte el 23 de
nia de Montijo supuso otro martirio («10 de septiembre: Dia muy penoso de trabajo», «11 de
febrero de 1953 de Jesús García Leoz, que ostentaba un cierto monopolio en la composición
septiembre: Sincronización mañanera y trabajo intensísimo hasta la madrugada, terminando
de bandas sonoras.
la película a las dos y media»). A pesar de ello, Turina prosiguió en el cine hasta el verano de
-'' La composición cinematográfica fue una salida económica para más de un compositor, y
1948, meses antes de su muerte: «12 de julio de 1948: Comienza uno de los ataques más lar-
ayudó a Lamote de Grignon durante una etapa en la cual, por motivos que aquí no cabe rela-
gos y agudos de mi enfermedad. Tras una semana horrible se presenta una complicación... Son
tar, estuvo condenado al ostracismo. No obstante, de unas declaraciones suyas se desprende
días amargos... La película Una noche en blanco, suspendida violentamente, se la lleva Leoz y la
que no se dedicaba al cine a disgusto, sino todo lo contrario: «—¿Le gusta a usted trabajar para
termina». Los fragmentos del diario de Turina relativos a su actividad cinematográfica, se
el cine? /—Mucho. Fué tal vez la única cosa por la que en mi vida he realizado gestiones. Pero
encuentran transcritos en COLÓN op. cit. pp. 19-22.
no logré mi propósito. Cuando menos lo esperaba, ahora, mis deseos se han cumplido espon-
-' Sirva como ejemplo que los dos documentales para la Sección Femenina, fueron retribui- táneamente./—¿Cómo ve la labor del músico en el cine? /—Es una de las actividades más
dos con 6.000 pesetas, que en 1941 era una cantidad más que respetable; y que el otro dato meritorias y provechosas a las que puede dedicarse un compositor. /—¿Y personalmente? /
económico que tenemos es un «anticipo» de 3.000 pesetas recibido el 5 de mayo de 1943 por —Personalmente el cine me entusiasma. Le diré incluso en el más absoluto de los secretos
la banda sonora de El abanderado. que, como todo el mundo, tengo también escrito «mi» guión.» (PICAS, Jaime. «Magia musical
-- Música. Revista quincenal, n° 13, 15 de junio de 1945. bajo el calor», en Fotogramas, n° 195. 15 de agosto de 1952).

322
323
sonora de Parsifal (Daniel M a n g r a n é , Carlos Serrano de Osma) para la cual c o m - Berlanga confesaba en u n artículo su aversión por la música, y la inevitable obli-
p o n e además algún tema n u e v o al estilo de Wagner. a partir de aquí y durante gación (porque para él lo era) de incluirla en sus películas 31 ; sin embargo, salva-
o c h o años c o m p o n e la música de veintiún largometrajes y, c o m o declaraba su ba a Miguel Asins Arbó del cual dijo «Recuerdo con especial cariño a Asins
viuda: «aquesta feina ens va permetre anar passant u n s q u a n t s anys» 27 . Arbó, u n o de los pocos músicos que, j u n t o con N i ñ o Rota, han conseguido
El también catalán Rafael Ferrer c o m p o n e su primera b a n d a sonora para un emocionarme, que creó c o n u n a sencillez genial los temas para Plácido y El ver-
largometraje de animación titulado Érase una vez... (1950, Alexandre Cirici, José dugo»2,2.
Escobar), a u n q u e hacía ya algún tiempo q u e trabajaba p o n i e n d o música a los También de 1953 es la primera incursión en el cine español del compositor
cortos de D o n Cleque, y Civilón en los estudios de animación Chamartín. Al argentino Isidro B. Maiztegui, a u n q u e su trayectoria cinematográfica en su país
a ñ o siguiente c o m p o n e Rostro al mar (Carlos Serrano de Osma) y prosigue hasta de origen era ya la de t o d o u n veterano: aquí se estrenó con Cómicos (Juan A n t o -
1970, c o n u n total de cinco partituras cinematográficas para largometraje. nio Bardem), c u a n d o en Argentina había realizado ya cerca de setenta películas
D e 1952 data el inicio de la carrera cinematográfica de Regino Sáinz de la desde los primeros tiempos del cine sonoro. Maiztegui estuvo residiendo en
Maza, con la banda sonora de El andén (Eduardo Manzanos), y cinco largome- Madrid desde 1952 hasta 1969, y c o m p u s o en España unas treinta bandas s o n o -
trajes más hasta 1966. También Joaquín Rodrigo interviene por primera vez en ras, entre las cuales se e n c u e n t r a n algunas de las películas más importantes de
el cine en 1952, cofirmando la banda s o n o r a de Sor Intrépida (Rafael Gil) con Bardem, c o m o Muerte de un ciclista (1955), o Calle Mayor (1956). Precisamente
J u a n Q u i n t e r o ; pero será a partir de la m u e r t e de Jesús García Leoz (y en este esta última película sufrió u n a manipulación en su banda sonora original, q u e
caso con una relación directa causa-efecto) 28 , q u e Rodrigo, a pesar de su invi- afecta a la obra de Maiztegui: planteada c o m o una coproducción con Francia, la
dencia, pondrá música a las imágenes de La guerra de Dios (1953, Rafael Gil)29. p r o d u c t o r a gala, tras visionar el resultado con la música de Maiztegui, decidió
M á s prolífico, a la par q u e más profesionalizado en el medio, es el caso de cambiar la música casi en su totalidad, encargando una nueva partitura a Joseph
Miguel Asins Arbó: desde 1953, a ñ o en q u e c o m p u s o Rebeldía (José A n t o n i o Kosma, y m a n t e n i e n d o sólo algunos bloques del argentino.
Nieves Conde) hasta 1987 (Biba la banda, de Ricardo López Ñ u ñ o ) , cuarenta y M á s q u e singulares y curiosos resultan los inicios c o m o compositor de cine
dos bandas sonoras j a l o n a n su trayectoria. Imposible n o citar las bandas s o n o - de O d ó n Alonso, q u e firmó las partituras de dos westerns hispanos, basados en
ras q u e c o m p u s o para Los chicos (1959) y El cochecito (1960), ambas para M a r c o los populares relatos de José Mallorquí: El Coyote (1954) y La justicia del Coyote
Ferreri, y la última con u n tema muy «rotiano», i m p r e g n a d o del m i s m o sarcas- (1955), a m b o s dirigidos por Joaquín Luis R o m e r o Marchent. C o m o en m u c h o s
m o del film. Pero Miguel Asins Arbó pasará a la historia del cine español c o m o de los casos citados, estas películas n o se h a n podido visionar 13 y se ignora el tipo
el músico de Luis García Berlanga, a u n q u e sólo c o m p u s o para este director cua-
tro bandas sonoras: Plácido (1961), el sketch español de Las cuatro verdades (1963) 30 , " Empezaba el artículo con un muy sucinto y personal repaso a la historia de la música en
El verdugo (1963) y tras varios años de paréntesis, La vaquilla (1985). El m i s m o el cine, para proseguir diciendo «Después de este preludio, he de confesar mi realidad perso-
nal: odio la música. Por una malformación somática, o por herencia familiar (a pesar de' que
un hijo mió me ha salido músico de talento), carezco absolutamente de oído para las melodí-
27
COLL, Montserrat. Lamote de Grignon. Barcelona: Nou Art Thor, 1989. p. 45: «este trabajo as, mi melomanía se reduce a niveles de bajo cero y añoro de forma desesperada el silencio
nos permitió ir pasando unos cuantos años». cuando en mi proximidad alguien tiene una radio o un tocadiscos encendidos. El cine mudo
-* La Guerra de Dios era un encargo que debía llevar a cabo Jesús García Leoz y que Rodrigo de Buster Keaton o Harold Lloyd siempre me ha gustado más completamente afónico, sin
tuvo que musicar ante la súbita muerte de aquel, y en un muy corto plazo de tiempo como El acompañamiento de piano.» {Cineinfonne, n° 102, marzo de 1983, reproduciendo el original de
mismo manifestaba: «...mi espaldarazo como músico cinematográfico viene ahora, con esta la Hoja del lunes de Madrid, sin fechar).
32
película, para la cual he compuesto más de treinta números. Esta cantidad representa una hora íbidem.
33
de música. Y la he compuesto en poquísimo tiempo, pues era urgente tenerla terminada» y su Este es uno de los grandes retos a la hora de hacer la historia de la música cinematográfi-
esposa refrendaba tal afirmación añadiendo «ha tenido que trabajar muy intensamente, apre- ca española. Las ediciones discográficas son mínimas (y reducidas a canciones) cuando se trata
miado por el plazo en que había de dar cima a esta partitura. Ha trabajado día y noche, con del periodo comprendido entre 1930 y 1980. A partir de esta década empieza a editarse algún
verdadero afán y sin apenas descanso.» (CASTÁN PALOMAR., F. «Deducciones que hace el maes- banda sonora, hasta que llegamos a la situación actual, en la que se han editado más discos de
tro Rodrigo cuando ha terminado la partitura para La guerra de Dios», en Primer Plano, n° 652, cine español en el año 2001 que en toda la década de los ochenta. En consecuencia, un acer-
12 de abril de 1953.) camiento (aunque sea sólo auditivo) a esta música es imposible y sólo queda el recurso de
•" La filmografía completa de Joaquín Rodrigo puede consultarse en su espacio de la Web de visionar la película (de hecho, la solución óptima, ya que soy de la opinión de que la música
Compositores Cinematográficos en el Estado Español (http://www.compositores-cinespan- de cine debe analizarse en su conjunción con las imágenes). Pero esa es la segunda parte del
ya.net/jrodrigo01.html). reto: las películas de los años treinta, cuarenta y cincuenta son las menos programadas por las
M
Las cuatro verdades / Les quatre vérités / La quattro verits fue una coproducción dirigida, ade- cadenas de televisión; las copias se encuentran en algunas filmotecas, y deben ser visionadas
más de por Berlanga, por Rene Clair, Hervé Broberger, y Alessandro Blassetti. Asins compuso en moviólas; a pesar de algunas colecciones de video con películas españolas antiguas, muchas
la música del sketch español; los otros fueron compuestos por Charles Aznavour y Georges siguen sin editarse (y pensar en adquirirlas todas es económicamente impensable), etc., etc. Sin
Garvarentz. mencionar la escasez de documentación escrita sobre el tema en épocas pretéritas.

324 325
de música que Odón Alonso compuso para las mismas, aunque queda constan- Según Marco, esta Generación englobaría a los miembros del grupo Nueva
cia documental de que para la segunda compuso también unas canciones que, Música (creado en 1958 por Ramón Barce, Cristóbal Halffter, Antón García
poco podremos equivocarnos, debían ir en la línea de las baladas que en la época Abril, Luis de Pablo, Manuel Moreno Buendía, Alberto Blancafort, Manuel
imperaban en cualquier western, fruto de la influencia americana de películas Carra, Fernando Ember y Luis Campodónico), amén de los compositores Car-
c o m o Sólo ante el peligro ojohnny Guita?: melo Bernaola, Josep María Mestres Quadreny, Antón Larrauri, Ángel Arteaga,
El folclorista Jesús Romo también empezó en 1954, (Cancha vasca, de Áselo Román Alís, Jordi Cervelló, Salvador Pueyo, José Buenagu y algunos más que
Plaza y Alfredo Hurtado), e hizo nueve películas más en una década, hasta que obviaremos por no hacer farragosa esta enumeración y porque, además, no
en 1964 colaboró con José Sola en la confección de la banda sonora de Janeiro compusieron para el cine.
(Juli Coll), en la cual se encargó de los temas asturianos. Cristóbal Halffter hizo su primera música cinematográfica en 1950. Se trata-
Mucho menos anecdótica fue la vinculación de Xavier Montsalvatge al cine. ba de El capitán veneno (Luis Marquina) y no fue en absoluto un caso aislado
Empezó en 1955 con Nunca es demasiado tarde, dirigida por Juli Coll, y como él dentro de su temprana producción musical: dieciséis películas integran su fil-
mismo manifestaba, lo hizo por amistad con el director. A partir de esta vendrí- mografía hasta 1967, año en el cual abandonó el cine (al cual sólo volvería espo-
an otras muchas. De su primera etapa podemos destacar Distrito quinto (1957, rádicamente en dos ocasiones) en pro de sus otras actividades. Halffter compuso
Juli Coll) con una sorprendente banda sonora que incluye el jazz (recordemos la música de películas tan emblemáticas de la Época como Una muchachita de
que este estilo no es precisamente el habitual de Montsalvatge). Más de quince Valladolid (1958, Luis César Amadori), A las cinco de la tarde (1960, Juan Antonio
películas hasta 1988: un buen número, si tenemos en cuenta que, al correr del Bardem) o El extraño viaje (1964, Fernando Fernán Gómez). Según Emilio Casa-
tiempo, y a partir sobretodo de la década de los setenta, la producción cinema- res3'': «La música de cine significaba para el compositor español en aquel
tográfica española disminuiría, y que durante la década de los sesenta el mono-
momento, una posibilidad de experimentación con el lenguaje musical y una
polio que antes ejercieran Parada, Leoz, Quintero, etc. estaría ahora encarnado
ayuda económica importante, habida cuenta de que con la propia creación, más
por tres compositores de distinto talante como fueron Augusto Algueró, Gre-
gorio García Segura y Antón García Abril34. estrictamente académica, era difícil subsistir».
De Ramón Barce sólo tenemos constancia de la composición de la banda
sonora de un cortometraje experimental dirigido por Javier Aguirre, titulado
LA GENERACIÓN DEL 51 Espectro Siete (1969); pero en una serie de artículos escritos para la revista Ritmo,
bajo el título genérico de «Función social de la música», dedicó el quinto de la
Antón García Abril es, sin duda alguna, el compositor más conocido de la
serie a «La música en el cine» defendiendo no sólo ésta, si no el sonido en gene-
Generación del 51 junto a Carmelo Bernaola y Luis de Pablo. Se da la circuns-
ral (su valor informativo y, en ocasiones, expresivo), tanto en el cine como en la
tancia de que los tres compusieron música cinematográfica y de ellos hablare-
vida cotidiana. Así de contudente fue Barce en aquel artículo: «... si la .banda
mos más adelante. De hecho, son muchos los compositores adscritos en mayor
sonora enmudece unos instantes, todas las imágenes quedan reducidas a su
o menor medida a esta Generación que brindaron parte de su talento a la pan-
inexpresiva materialidad, inerte o caricaturesca. Ese mundo de silencio se hace
talla. Pero antes de hablar de ellos, fijemos los límites de dicha generación, que
insoportable (...) La materia aparece entonces inanimada, y produce angustia.
tomaremos prestados de Tomás Marco:
Porque lo sonoro es fluido, comunicativo, unitivo, psíquico en alto grado. Como
«El nombre de Generación del 51, que uso desde hace tiempo para designar a este en la realidad circundante, el sonido en el cine (fundamentalmente la música)
grupo y que creo se acepta generalizadamente, fue acuñado por uno de sus miembros, representa la vivificación de la materia, la dinamización de lo inerte»37.
Cristóbal Halffter, señalando el hecho, por lo demás anecdótico, de ser 1951 el año
También breves fueron las intervenciones en la industria cinematográfica de
en que algunos de sus miembros acaban los estudios de conservatorio e midan su
carrera. Pero el título es lo de menos, y, al tratarse de una generación tan histórica-
Román Alís, aunque no correspondan cronológicamente a la etapa germinal de
mente delimitada por una situación anómala, es muy claro de quién designa. Se le da la Generación, ya que él se encontraba por entonces en Sevilla. Llegó a Madrid
así al grupo de compositores renovadores que, nacidos en tomo a 1930, realizan el en 1968 y entró en contacto, primero, con TVE para la cual hizo sintonías, care-
cambio de la música española en el final de los años cincuenta y principio de los tas, etc. Allí conoció a Josefina Molina que le encargó la banda sonora de su pelí-
sesenta»3i.

M
Hay que añadir además que, en la década de los sesenta, existe una auténtica invasión de "' CASARES, Emilio. Cristóbal Halffter. Oviedo: Departamento de Arte-Musicología. Publica-
compositores italianos impuestos la mayoría de las veces en las coproducciones con aquel país. ciones de la Universidad de Oviedo, 1980. Ethos-Música, 3, p. 74.
17
15
MARCO, Tomás. Historia de la Música Española, 6. Siglo xx. Madrid: Alianza Editorial, 1983. BARCE, Ramón. «Función social de la música. La música en el cine», en Ritmo, n° 295, junio
Alianza Música, 6, p. 209. 1958, pp. 6-7.

326 327
cula de licenciatura de la E.O.C. (Escuela Oficial de Cine) y de su largometraje
ba Pedro Lazaga con su equipo filmando la citada película: «fue un amigo
Vera, un cuento cruel (1972). Después sólo vendrían dos largos más: La espuela común, el entonces juez de Teruel y posteriormente Gobernador Civil de Bar-
(1976, Roberto Fandiño) y La petición (Pilar Miró, 1976). El catalán Salvador celona José María Belloch, a la sazón guionista de la película, el que habló a
Pueyo.sólo trabajo en uno de los primeros trabajos de Gonzalo Suárez, El extra- Lazaga de un joven turolense que estudiaba composición en Madrid y que pro-
ño caso del Dr. Fausto (1969); mientras que Manuel Moreno Buendía compuso la metía mucho. Y parece que lo que inicialmente fue un desenfrenado intento del
banda sonora de cinco largometrajes entre 1957 y 1969. Manuel Carra sólo director por evitar al joven novato, culminó en una colaboración que llevó a
tiene en su filmografía una coproducción italiana, Agente Sigma 3, misión Gold- nuestro compositor a componer la música de todas sus películas posteriores...»
water (1967, Albert L. Whiteman, pseudónimo de Giampaolo Callegari), claro A partir de aquí, la carrera de Antón García Abril en el medio sería una de las
sucedáneo de las películas de la serie Bond y similares. El vasco Antón Larrau- más prolíficas de la historia del cine español: más de ciento sesenta largometra-
ri tardaría todavía más años que Alís en aparecer en los créditos de una pelícu- jes entre 1955 y 1990, una marca que sólo supera Gregorio García Segura. Se
la: tres fueron sus largos ya en la década de los ochenta, todos dirigidos por da el caso curioso de que García Abril participó, como alumno, en un Curso de
Javier Aguirre; y Jordi Cervelló realizó la, por el momento, única intervención composición ciematográfica impartido en 1955 por Rafael Martínez Torres en el
como compositor cinematográfico ya en plena madurez creativa, firmando la Conservatorio de Madrid... ¡suspendiendo el curso!39. Los habituales límites de
partitura de Laura (1987, Gonzalo Herralde). Singular fue la aportación de Josep espacio, y la «abundante» bibliografía que sobre la música de cine de García
Maria Mestres Quadreny, ya que su introducción en el séptimo arte fue de la Abril existe40, nos parece motivo suficiente para relegarle a un segundo plano en
mano del artista catalán Joan Brossa, guionista de los dos proyectos de Pere Por- estas líneas, en favor de otro compositor cuya trayectoria cinematográfica está
tabella a los que Mestres puso música: el cortometraje No compteu amb els dits, y menos estudiada aunque, en algunos casos, no es menos conocida. Sin preten-
el largo Nocturno 29 (1968). El valenciano José Buenagu fue a parar al cine por der caer en pecado mortal, dejaremos también a un lado a Carmelo Alonso Ber-
una desgraciada circunstancia: recién diplomado en dirección de orquesta en naola, que compuso su primera banda sonora en 1965, y cuya trayectoria
Roma y París tuvo un accidente de automóvil que le dejó inmovilizado durante cinematográfica ha sido ya abordada en otro trabajo, amén de en algunas entre-
casi dos años. Sus padres eran amigos del director de cine Manuel Mur Oti, vistas en revistas especializadas41. Sobre la figura de Bernaola, que compuso más
quien le ofreció componer la banda sonora de Milagro a tos cobardes (1961), tarea de cien bandas sonoras entre cortos y largos, sólo añadir a aquellos trabajos que
que sí podía acometer en su estado. Buenagu aceptó y por aquella banda sono- poco antes de su muerte la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográfi-
ra le fue otorgado el Premio del Sindicato Nacional del Espectáculo, siendo el cas de España decidió otorgarle la Medalla de Oro, que ya no pudo recibir per-
inicio de una breve carrera en el medio cinematográfico con diez largometrajes sonalmente.
en su filmografía, hasta 1964.
Como se puede comprobar, quien más quien menos, muchos de los compo-
sitores de la Generación del 51 hicieron sus «pinitos» en el cine, sin que ningu-
no de los anteriores consiguiera afianzarse en la industria del celuloide. Fueron 3V
MARTÍNEZ TORRES, Rafael. «Memoria del curso de composición de música cinematográfi-
otros compositores de la misma Generación quienes llegaron a un grado de pro- ca en el Real Conservatorio de Música de Madrid. Año 1955», en Música. Revista Trimestral de
fesionalización innegable, pasando a formar parte, con letras mayúsculas, de la los Conservatorios españoles, n° 14, 1956, pp. 116-118.
40
historia de la música cinematográfica en España. Antón García Abril es, junto a Turina, el compositor español con mayor número de biblio-
grafía sobre su relación con el cine, lo cual tampoco es decir mucho ya que se trata sólo de
tres obras. Por orden cronológico: de ROTELLAR, Manuel y ALFARO, Emilio. 3aMuestra Cinema-
GARCÍA ABRIL, BERNAOLA, D E PABLO Y ARTEAGA: tográfica de Zaragoza. Muestra de cine especializado. Homenaje a Antón García Abril. Zaragoza: Dele-
LOS CUATRO «PROFESIONALES» gación de Cultura Popular y Festejos, Excmo. Ayuntamiento de Zaragoza, 1983; de PADROL,
Joan. «Antón García Abril», en AA.W. Música de cine. Encuentro Internacional. Sevilla: Fundación
Luis Cernuda, 1986 (este último es un libro que, con otros tres, iba presentado en una única
Antón García Abril apareció por primera vez acreditado en la pantalla con la caja que ostentaba el título genérico de la publicación); y por último, de HERNÁNDEZ RUIZ,
banda sonora de Torrepartida (1956, Pedro Lazaga). Como explica Fernando Javier y PÉREZ RUBIO Pablo. La música en la imagen. Antón García Abril, el cine y la televisión. Zara-
J. Cabanas Alamán38, fue la casualidad la que llevó a García Abril al cine pues se goza: Semana del Cine y la Imagen de Fuentes de Ebro, Diputación Provincial de Zaragoza,
hallaba pasando unas vacaciones en Teruel mientras que en dicha ciudad esta- 2002.
41
Para conocer con más detalle la trayectoria de Bernaola en el cine, véase AA.W Evolución
de la banda sonora en España: Carmelo Bernaola. Alcalá de Henares: Festival de Cine de Alcalá de
:is Henares, 1986. Este trabajo reproduce además sendas entrevistas realizadas a Bernaola, sobre
CABANAS ALAMÁN, Fernando J. Antón García Abril. Sonidos en libertad. Madrid: ICCMU,
su música de cine, en las revistas Cinestudio (n° 67, marzo 1968), Dirigido por... (n° 60, diciem-
Música Hispana. Textos / Serie Temática. Biografías, 1, 1993 p. 122.
bre 1978) y Contracampo (n° 8, enero 1980).

328
329
repente le dije: «Pero esto ¿qué es?». Y me contestó: «Un efecto». Recuerdo que Elias
Ángel Arteaga ha sido siempre el injusto olvidado: cincuenta y cinco bandas estaba presente y me dijo: «Por favor, yo hablo con él porque tú eres muy bruto»*~\
sonoras de largometraje, más la impresionante cifra de trescientos cuarenta y
cuatro cortometrajes (la inmensa mayoría para el director César Fernández Gutiérrez Aragón se negó a poner aquella música, que a él le horrorizó, en
Ardavín), todo ello compuesto entre 1964 y 1984. De Arteaga, del que nunca se Habla mudita, así que se buscó una solución de emergencia que consistió en uti-
habla más de lo imprescindible, son las comedias intrascendentes ¡Se armó el lizar «La trucha» de Schubcrt. No ocurrió lo mismo, por ejemplo, con Ricardo
belén! (1969) y Don erre que erre (1970), ambas dirigidas por José Luis Sáenz de Franco, para el cual Luis de Pablo compuso la banda sonora de Pascual Duarte,
Heredia, o una buena cantidad de películas de terror hispano dirigidas y/o pro- un ejemplo de concisión y austeridad (la que la película pedía). Como el mismo
tagonizadas por Paul Naschy, nuestro particular licántropo, como La marca del compositor escribió: «Mi primera idea al ver Pascual Duarte fue que la imagen no
hombre lobo (1968, Enrique L. Eguiluz), La furia del hombre lobo (1971, José María necesitaba música». Pero Franco y Querejeta, a la sazón productor de la pelícu-
Zabalza) o La bestia y la espada mágica (1983, Jacinto Molina), por citar sólo algu- la, opinaron que si bien no debía componerse tina música cinematográfica con-
nos ejemplos. Dicho de otro modo, su reconocimiento (como ocurre muy a vencional, si debía haber música. De Pablo lo solucionó con una música
menudo en la composición para el cine) ha sido directamente proporcional al «consistente en secuencias muy características, repetidas durante un tiempo
reconocimiento de las películas que músico, la mayoría de consumo popular indefinido y de libre disposición por parte del director, intercambiables, de dura-
inmediato y sin pretensiones artísticas de ningún tipo. ción indeterminada y de sentido relativamente parecido (...) escribí la música
Muy distinto ha sido el caso de Luis de Pablo, siempre considerado como para una guitarra y un conjunto de percusiones (marimbas, percusión de piel,
uno de los tres compositores importantes del cine de los años sesenta, junto a reclamos de pájaros, etc.)»4'1. De Pablo, y no sólo él, logró que un publicó mayo-
García Abril y Bernaola; aunque todavía está por llegar una monografía sobre ritario aceptase la música contemporánea en el cinc, quizás por audición
sus bandas sonoras42. En el cine desde 1961 {El hombre del Expreso de Oriente, inconsciente. Como dijo una vez Ernest Lluch, gran melómano y admirador de
Francisco de Borja Moro) hizo treinta y cinco largos y más de veinte cortos. De la obra «depabliana»: «estaríamos escuchando música contemporánea en el cine
Pablo tuvo la fortuna de trabajar en algunos de los títulos más importantes de sin los prejuicios de cuando se hace «en seco» y nos entusiasma»45, y el propio
la filmografía de Carlos Saura como La caza (1965), Peppermint frappé (1967), El Luis de Pablo confirmaba que «el cine, y este es un detalle muy poco conocido,
jardín de las delicias (1970), Ana y los lobos (1973); y también para títulos emble- es el primer medio que en España ha dado posibilidad al compositor para hacer
máticos (en algún caso históricos) de directores de primera fila como Antxon música electroacústica y concreta»46. De Pablo acabó dejando el cine: «La músi-
Eceiza, Víctor Erice (imposible no citar El espíritu de la colmena, 1973), Gonzalo ca para mí es lo más importante que existe. Es a lo que estoy dedicando mi vida.
Suárez, o Ricardo Franco. En muchos casos, el lenguaje musical de Luis de Y naturalmente yo no puedo subordinarlo a nadie. (...) Yo hago la música que
Pablo para el cine no se ha diferenciado en demasía de su lenguaje compositivo quiero, y eso no se puede hacer en el cine»47.
fuera del celuloide, provocándole algún que otro problema de incomprensión
como el que relataba Manuel Gutiérrez Aragón en relación con su película
Habla mudita: U N ÚLTIMO VISTAZO AL TINTERO Y ALGUNA CONCLUSIÓN PRECIPITADA

«...hay un exceso de música y no estoy de acuerdo con ella. Después de termi- El espacio no da para más, y en ese tintero que siempre nos queda a los his-
narla, Elias Querejeta me llevó a ver a Luis de Pablo, que era el que siempre ponía toriadores en la mesa, ese en el que hurgamos una y otra vez y en el cual siem-
música a sus películas. Y Luis de Pablo me dijo: «Vente por el laboratorio». Fui por pre queda algo de tinta con la que escribir más y más... en ese tintero se nos
el laboratorio que era un sitio con cuatro latas y dos enchufes, hablamos de la pelí- quedan muchos nombres de compositores considerados clásicos que han com-
cula y le dije que quería una música irónica, que fíese casi una especie de respuesta
a la película. Ale dijo que lo había entendido y al cabo de unos días volví al labora-
torio a oir qué música había hecho. Y nada menos había cogido un fragmento de Ber- 4:1
TORRES, Augusto M. Conversaciones con Manuel Gutiérrez Aragón. Madrid: Fundamentos /
lioz a toda orquesta con un fondo donde sonaba continuamente un «tac, tac, tac, tac», Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, 1985 (2a edición ampliada, 1992), p. 117.
44
como si fuesen unos nudillos dando sobre una puet-ta. Y pensé: «Se le ha roto el apa- DE PABLO, Luis, «Acerca de la música de Pascual Duarte», en MARTÍNEZ LÁZARO, Emilio;
rato. Es una grabación defectuosa»; pao veía que Luis de Pablo no decía nada. Y de QUEREJETA, Elias y FRANCO, Ricardo. Pascual Duarte. Guión del film. Madrid: Elias Querejeta Edi-
ciones, 1976. pp. 109-110.
45
LLUCH, Ernest. «Mochilas arrastradas», en La Vanguardia, 27 de abril de 2000, p. 27.
42 •"• Entrevista a realizada por el autor a Luis de Pablo, 2 de noviembre de 1992. De Pablo se
A pesar de la importancia de Luis de Pablo sólo nos consta un artículo propio sobre su refería a unos cortos realizados por Quique Torán a los que él puso música.
música de cine: LLUÍS FALCÓ, Josep. «Luis de Pablo», en Música de Cine, n° 3, enero-marzo 4
" Ibidem.
1992, pp. 40-41.

330
331

Potrebbero piacerti anche