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El terremoto principal fue posterior a una larga serie de terremotos previos, que comenzaron con un
temblor de 9,1 MW el día 9 de marzo de 2011, creó olas de maremoto de hasta 40,5 metros y
seguido de otros tres el mismo día de la catástrofe que excedieron los 6 de magnitud. Un minuto
antes del terremoto principal, el Sistema de Alerta de Terremotos, conectado a cerca de
1000 sismógrafos en Japón, envió una serie de avisos a los diferentes medios de comunicación
japoneses alertando del peligro inminente. Se cree que gracias a estas alertas se pudieron salvar una
gran cantidad de personas.
Damnificados
Memorias y plegarias sobre las ruinas en Natori, en ellas se lee "Rezo por que tu alma descanse en
paz".
La Agencia de Policía Nacional japonesa confirmó 15 893 muertes, 2556 personas desaparecidas y
6152 heridos a lo largo de 18 prefecturas de Japón
El análisis de los 13 135 cuerpos recuperados para el 11 de abril de 2011, reveló que el 92.5 % de
los fallecidos murieron ahogados. Las víctimas mayores de 60 años fueron las más afectadas.
Save the Children informó que alrededor de 100 000 niños fueron desarraigados de sus casas, y
muchos fueron separados de sus familias porque el terremoto ocurrió en horario escolar. 236 niños
quedaron huérfanos por el desastre. El terremoto y tsunami mató 378 estudiantes primarios y
secundarios, y dejó otros 158 desaparecidos. Una escuela primaria en Ishinomaki, prefectura de
Miyagi, la primaria de Okawa, perdió 74 de 108 estudiantes y 10 de 13 maestros y empleados.
Daños y efectos en Japón
La empresa Tokyo Electric Power evalúa liberar parte de este vapor para reducir la presión en el
reactor, este vapor puede contener material radiactivo. Los niveles de radiación en el cuarto de
control de la planta se han informado de ser 1000 veces por encima de los niveles normales, y en la
puerta de la planta se encontraron niveles 8 veces superiores a los normales existiendo la posibilidad
de una fusión del núcleo. Esto implicaría que el núcleo, que contiene material radiactivo, se derrita
a grandes temperaturas (1000 Celsius), corriendo el riesgo de que la protección se destruya
produciendo un escape radiactivo.
En la tarde del día 12 (11h UTC) se produjo una explosión en la central que derribó parte del
edificio, y el radio de prevención se aumentó a 20 km, después de la explosión las autoridades
confirman que los niveles de radiación han disminuido. Las autoridades avisaron de una posible
segunda explosión e informaron que estaban investigando la fusión no controlada en el interior de
dos reactores.
Posteriormente las autoridades dan una categoría de 4 en una escala de 7 en la Escala Internacional
de Accidentes Nucleares evacuando a más de 45 000 personas y comenzando a distribuir yodo,
elemento eficaz en contra el cáncer de tiroides derivado de la peligrosa Radiación nuclear. Se ha
calificado este incidente como el más grave desde el accidente de Chernóbil. El lunes 11 de abril, el
gobierno japonés elevó el nivel INES de 5 a 7, el mismo que tuvo el accidente de Chernóbil, y el
más alto que existe.
El día 13 de marzo la central nuclear de Tōkai, situada en la prefectura de Ibaraki, tuvo un incidente
debido al terremoto y uno de sus dos sistemas de refrigeración dejó de funcionar con normalidad.
La operadora de la planta, Japan Atomic Power, indicó que este segundo sistema sería suficiente
para mantener la central sin problemas.
Enseñanzas
Debido al supuesto básico de que las centrales nucleares de Japón eran seguras, las organizaciones y
su personal tendían a no poner en duda el nivel de seguridad, lo que creó una situación en la que no
se introducían mejoras de la seguridad con la debida prontitud.
Sobre la base de las enseñanzas extraídas del accidente, las Partes Contratantes en la Convención
sobre Seguridad Nuclear aprobaron la Declaración de Viena sobre la Seguridad Nuclear. Dicha
declaración contiene principios para prevenir los accidentes con consecuencias radiológicas y
mitigar tales consecuencias, en caso de que se produzcan, tras haber informado sobre la aplicación
de mejoras de la seguridad que incluyen 6 ejes principales:
2. revaluación de los peligros naturales externos en cada emplazamiento y de los sucesos que
pueden afectar a varias unidades;
Concretamente, en la evaluación de los peligros naturales se deben tener en cuenta las posibilidades
de que estos ocurran de forma combinada, ya sea simultanea o secuencialmente, y sus efectos
combinados en varias de las unidades de una central nuclear.