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b. El compromiso y la idoneidad con que afrontan y desarrollan sus actividades con
los alumnos en el marco del proyecto educativo que se intenta realizar.
c) La capacidad para formular con claridad los propósitos institucionales acordes
con el proyecto educativo en vigor y generar la metodología que les garantice razonables
niveles de concreción.
f. La existencia de mecanismos que compensan los efectos negativos que suelen
producir en los alumnos el cambio de personal o las inasistencias de sus miembros.
h. El detentar una modalidad de organización del trabajo del personal docente y no
docente que facilita, dentro de los lapsos legalmente establecidos, la cobertura de
variedad de tareas relacionadas con el propósito de la institución.
k. La capacidad para mantener con las instancias intermedias y superiores del
sistema educativo una fluida comunicación y exactitud y rapidez en las tramitaciones de
práctica.
Los Docentes deben contar en cada centro educativo con facilidades para constituir equipos
de interaprendizaje que les permitan compartir sus experiencias, estrategias, opciones,
logros y dificultades con sus colegas, cooperando mutuamente al éxito del proceso
formativo de los alumnos. Estos equipos pueden conformarse también alrededor
de proyectos de investigación, innovación y/o de formación, capacitación, evaluación y
sistematización de su propia práctica pedagógica, dentro de su centro educativo o en red
con otros centros educativos.
La constitución de estos equipos debe ser alentada por el Director, otorgándoseles
facilidades para su funcionamiento, racionalizando tiempos y horarios para evitar
sobrecargas innecesarias y facilitar la ejecución de acuerdos y tareas comunes.
Asimismo, muchos autores son los que han trabajado la definición de Innovaciones
Educativas, entre los cuales está Jaume Carbonell (Cañal de León, 2002: 11-12), quien
entiende la innovación educativa como un "conjunto de ideas, procesos y estrategias, más o
menos sistematizados, mediante las cuales se trata de introducir y provocar cambios en las
prácticas educativas vigentes. La innovación no es una actividad puntual sino un proceso,
un largo viaje o trayecto que se detiene a contemplar la vida en las aulas, la organización de
los centros, la dinámica de la comunidad educativa y la cultura profesional del profesorado.
Su propósito es alterar la realidad vigente, modificando concepciones y actitudes, alterando
métodos e intervenciones y mejorando o transformando, según los casos, los procesos de
enseñanza y aprendizaje. La innovación, por tanto, va asociada al cambio y tiene un
componente –explícito u oculto- ideológico, cognitivo, ético y afectivo. Porque la
innovación apela a la subjetividad del sujeto y al desarrollo de su individualidad, así como a
las relaciones teoría-práctica inherentes al acto educativo."
De igual forma se puede citar a Francisco Imbernón (1996: 64) quien afirma que "la
innovación educativa es la actitud y el proceso de indagación de nuevas ideas, propuestas y
aportaciones, efectuadas de manera colectiva, para la solución de situaciones problemáticas
de la práctica, lo que comportará un cambio en los contextos y en la práctica institucional
de la educación".
Por otro lado, Juan Escudero (PASCUAL, 1988: 86) afirma que "Innovación educativa
significa una batalla a la realidad tal cual es, a lo mecánico, rutinario y usual, a la fuerza de
los hechos y al peso de la inercia. Supone, pues, una apuesta por lo colectivamente
construido como deseable, por la imaginación creadora, por la transformación de lo
existente. Reclama, en suma, la apertura de una rendija utópica en el seno de un sistema
que, como el educativo, disfruta de un exceso de tradición, perpetuación y conservación del
pasado. (...) innovación equivale, ha de equivaler, a un determinado clima en todo el
sistema educativo que, desde la Administración a los profesores y alumnos, propicie la
disposición a indagar, descubrir, reflexionar, criticar... cambiar."