Sei sulla pagina 1di 5

ADORACIÓN A JESÚS SACRAMENTADO EN LA SOLEMNIDAD DE LA ASCENSIÓN

«Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios»
(Marco 16, 19).
1. Estación
Canto de adoración al Smo. Sacramento: Mi pensamiento eres Tú…
Mi pensamiento eres Tú, Señor, (4 v) Mi alegría…
/porque tú me has dado la vida, Mi fortaleza…
porque tú me has dado el existir, Mi esperanza…
porque tú me has dado cariño, …me has dado amor.
V: En los cielos y en la tierra, sea para siempre alabado.
R: El corazón amoroso de Jesús sacramentado.
V/R:
 Creemos en ti, Señor Jesús, tenemos puesta nuestra confianza en ti, creemos que Tú
eres nuestro Señor y Salvador, que lo has dado todo, incluso tu misma vida, para
recatar la nuestra.
 Esperamos en ti Señor Jesús, tú eres nuestra esperanza, fortalécenos Señor para nunca
desesperar, sino que, por nuestra fe, siempre podamos esperar en ti y que sea esta
esperanza la que nos impulse en nuestra vida.
 Te amamos Señor Jesús, pero inflama tú nuestro amor, ayúdanos y enséñanos a amarte
a ti y a nuestros hermanos como tú nos amas, sabemos que no podemos amarte a ti si
despreciamos a nuestros hermanos, danos tú el amor que necesitamos para amarlos,
para servirlos, para perdonarlos.
V/R: Padre nuestro… Ave María… Gloria al Padre…
2. Ofrecimiento
Señor Jesucristo, nos ponemos de rodillas ante ti en este momento que nos concedes gozar de
tu presencia, venimos ante ti porque sabemos que nos amas, porque sabemos que nos
consideras amigos y hermanos y queremos corresponder a tu amor. Nosotros creemos en ti y
sabemos que, así como te encuentras en el cielo después de tu gloriosa ascensión, lo mismo
podemos gozar de tu presencia en la humildad de la hostia consagrada y queremos
acompañarte, venimos a ti que todo lo santificas por medio de tu Espíritu porque tenemos
hambre de ser santos. Sabemos Jesús que nos has llamado a colaborar contigo, nosotros
hemos sentido tu llamada y aquí estamos. Nuestro corazón está dispuesto para adorarte, más
si nos hiciera falta fe, si acaso flaqueara nuestro amor, infunde tu Espíritu en nosotros Señor y
concédenos que creyendo te amemos y amándote te adoremos.

3. Lectura de la Palabra de Dios

1
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea y subieron al monte en el que Jesús los había
citado. Al ver a Jesús, se postraron, aunque algunos titubeaban. Entonces, Jesús se acercó a ellos y les
dijo: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones,
bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándolas a cumplir todo
cuanto yo les he mandado; y sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.»
4. Reflexión
Estamos ya en el séptimo domingo de Pascua y celebramos hoy la Ascensión de Nuestro
Señor Jesucristo a los cielos. Ya en los evangelios precedentes podemos observar cómo Jesús
resucitado se aparece a sus discípulos para confirmarlos en la fe y en la esperanza, para
fortalecer su caridad, para invitarlos a que no pierdan la paz, a que crean en él, para darles las
últimas instrucciones de cómo han de continuar el anuncio del Reino, de cómo han de
continuar la obra de la evangelización.
El Evangelio nos dice que «Volviendo a Galilea», todo comenzó en Galilea (Mt 4,12). Fue
allí donde los discípulos oyeron la primera llamada (Mt 4,15) y allí Jesús prometió reunirlos
de nuevo, después de la resurrección (Mt 26,31). Antes de ascender a los cielos Jesús reúne a
sus discípulos y les da una última instrucción: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la
tierra», es decir, el Padre lo ha puesto todo en sus manos, él es, como ya lo había dicho el
Camino, la Verdad y la Vida, el es el Principio y el Fin, de ahora en adelante quien desee la vida
deberá desearlo a él, quien quiera conocer la verdad, deberá buscarlo a él, quien quiera
caminar hacia la salvación deberá seguirlo a él y caminar unido a él.
«Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones», Ser discípulo no significa lo mismo que ser
alumno. Un discípulo se relaciona con un maestro. Un alumno se relaciona con un profesor.
El discípulo vive junto al maestro 24 horas al día; el alumno recibe lecciones del profesor
durante algunas horas, y vuelve a su casa. El discipulado supone comunidad. Ser alumno
supone solamente estar en un aula para las clases. En aquel tiempo, el discipulado se solía
expresar con la frase Seguir al maestro. En la Regla del Carmelo se dice: Vivir en obsequio de
Jesucristo. Para los primeros cristianos, Seguir a Jesús significaba tres cosas relacionadas entre
sí:
 Imitar el ejemplo del Maestro: Jesús era el modelo que se debía imitar y recrear en la
vida del discípulo y de la discípula (Jn 13,13-15). La convivencia diaria permitía una
continua revisión. En esta Escuela de Jesús se enseñaba solo una materia: ¡el Reino! Y
este Reino se reconocía en la vida y en la práctica de Jesús.
 Participar en el destino del Maestro: El que quería seguir a Jesús, debía comprometerse
con Él: "estar con Él en las tentaciones" (Lc 22,28), e incluso en la persecución (Jn 15,20;
Mt 10,24-25). Debía estar por tanto dispuesto a cargar con la cruz y a morir con Él (Mc
8,34-35; Jn 11,16).
 Poseer en sí mismo la vida de Jesús: Después de la Pascua, se añade una tercera
dimensión: "Vivo, pero no soy yo quien vivo, sino Cristo que vive en mí" (Gal 2,20).

2
Los primeros cristianos intentaron identificarse profundamente con Jesús. Se trata de
la dimensión mística del seguimiento de Jesús, fruto de la acción del Espíritu.
La ascensión del Señor nos llena de esperanza, Jesús es el primer resucitado que ha
subido al cielo en cuerpo y alma y ha subido a prepararnos un lugar, para que donde él está,
estemos también nosotros, la ascensión nos indica que el sufrimiento y la misma muerte no
tienen la última palabra, nos enseña que la vida triunfa sobre la muerte, que el amor es más
fuerte que el egoísmo, nos indica que vivir según el Reino, no solo es posible, sino que es la
manera de vivir cristianamente. Pus la esperanza cristiana en la resurrección no es pasiva, no
se trata de esperar con los brazos cruzados a que Jesús se manifieste, sino que se trata de
trabajar esforzadamente hasta que ese día glorioso llegue.
«…sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo», no es correcto
hablar de la segunda venida de Jesús, en realidad él nunca nos ha dejado solos, nos acompaña
cada día en los Sacramentos, en su Palabra, en cada persona, en cada acontecimiento, él se
hace presente en nuestra propia vida, desde que descendió del cielo ha ascendido también al
cielo que hay en nuestro interior.
Momento de oración personal
Canto de adoración al Smo. Sacramento: Amarte solo a ti, Señor…
Amarte sólo a ti Señor, amarte sólo a ti Señor,
amarte sólo a ti Señor y no mirar atrás.
Seguir tu caminar Señor, seguir sin desmayar Señor,
postrado ante tu altar Señor, y no mirar atrás
Seguirte solo a ti Señor…
5. Oración grupal
T: Señor Jesús, hecho Hombre como nosotros,
Ahora elevas nuestra naturaleza al Cielo
Para hacernos participes de tu divinidad.
Nos inclinamos ante ti, y te proclamamos:
¡Cristo Jesús, Tú eres el Señor!
Los coros del Cielo y los coros de la Tierra
Entonamos todos jubilosos a una voz:
“Al Cordero que está en el trono,
Alabanza, honor y gloria,
Y el imperio por los siglos de los siglos”.
Contemplación afectiva. R: Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Señor, vencedor con el triunfo más noble.
Señor, que te subes gloriosamente al Cielo.
Señor que te llevas contigo a todos los justos.
Señor que te sientas a la derecha del Padre.

3
Señor, a quien se someten todos los Ángeles.
Señor, centro del Universo y Rey de los siglos.
Señor, que reinas ya para no morir jamás.
Señor que vives intercediendo por nosotros.
Señor, que arrastras contigo nuestros corazones.
Señor, que repartes a manos llenas tus dones.
Señor, que subes para enviarnos tu Espíritu Santo.
Señor, que te has ido para prepararnos una morada.
Todos: Señor Jesús, al considerar tu gloriosa Ascensión, sólo sé recordarte que te fuiste al Cielo a
preparar un lugar para mí. Espero que un día me lleves a tu Gloria. Y haz que tenga firme mi
corazón allí donde están los gozos verdaderos. Madre María, que te llenaste de gozo inmenso al
ver a tu Jesús ascender triunfante a la Gloria. Haz que yo viva ya en la Tierra aquellas realidades
celestiales, como Tú, Madre, que tuviste fijo el Corazón allí donde estaba Jesús, centro único de tu
amor.
6. Preces
Aclamamos alegres a Jesucristo, que se sentó a la derecha del Padre. R: Tú eres el Rey de la
gloria, Cristo Jesús.
 Señor Jesucristo, que con tu ascensión has glorificado la pequeñez de nuestra carne
elevándola hasta las alturas del cielo, purifícanos de toda mancha y devuélvenos nuestra
antigua dignidad.
 Tú Señor Jesús, que por el camino del amor descendiste hasta nosotros, haz que nosotros,
por el mismo camino del amor, ascendamos hasta ti.
 Señor nuestro Jesucristo, que con nuestro corazón y nuestro deseo vivamos ya en el cielo,
donde nos esperas para glorificarnos con la misma gloria tuya, después de haber
trabajado por ti, en la dilatación del Reino y haciendo el bien a los hermanos.
 Sabemos que un día volverás triunfador para juzgar al mundo, haz que podamos
contemplar misericordioso en tu majestad, junto con nuestros hermanos difuntos, para los
que te pedimos el descanso eterno.
Canto de adoración al Smo. Sacramento: Vive Jesús el Señor…
Vive Jesús el Señor /4 Él vive /3
Él vive /3 Vive, vive Jesús el Señor.
Vive, vive Jesús el Señor.

Todos: Instrumento de paz y de justicia,


Señor, tú me llamaste pregonero de todas tus palabras,
para ser instrumento de tu gracia, agua para calmar la sed hiriente,
para anunciar la buena nueva, mano que bendice y que ama.
para sanar las almas. Señor, tú me llamaste

4
para curar los corazones heridos, para salvar al mundo ya cansado,
para gritar, en medio de las plazas, para amar a los hombres
que el Amor está vivo, que tú, Padre, me diste como hermanos.
para sacar del sueño a los que duermen Señor, me quieres para abolir las guerras,
y liberar al cautivo. y aliviar la miseria y el pecado;
Soy cera blanda entre tus dedos, hacer temblar las piedras
haz lo que quieras conmigo. y ahuyentar a los lobos del rebaño. Amén.
Señor, tú me llamaste
7. Reserva:
V: Bendito y alabado sea en cada instante y momento.
R: El santísimo y divinísimo sacramento.
T: Alma de Cristo, santifícame…
T: Dulce Madre, no te alejes…
Canto final de adoración al Smo. Sacramento:
Cerca de ti señor, yo quiero estar, Mas sólo tu Señor, la paz me quieres dar,
tu grande eterno amor, quiero gozar. Cerca de ti Señor, yo quiero estar.
Llena mi pobre ser, limpia mi corazón, Pasos inciertos doy, el sol se va,
Hazme tu rostro ver en la aflicción. Mas si contigo estoy, no temo ya.
Mi pobre corazón inquieto está, Himnos de gratitud alegre cantaré,
Por esta vida voy, buscando la paz. Y fiel a ti Señor, siempre seré

Potrebbero piacerti anche