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UNIVERSIDAD NORORIENTAL PRIVADA

“GRAN MARISCAL DE AYACUCHO”


FACULTAD DE DERECHO
ESCUELA DE DERECHO
NÚCLEO EL TIGRE

VALIDEZ DE LA DEMANDA DE DIVORCIO CON FUNDAMENTO EN LA


INCOMPATIBILIDAD DE CARACTERES O DESAFECTO
(Según Sentencia N° 1070 Dictada Con Carácter Vinculante Por La Sala Constitucional En Fecha 9 De Diciembre De 2016)

FACILITADORA: INTEGRANTES:
Abg. María Gabriela Prosdocimi Bayardo Karla C.I.:15.845.097
Carrillo R. Luis J. C.I.:30.049.725
Colmenares Mayboris C.I.:15.127.801
Khatib EA. Rhola C.I.:15.716.081
Perdomo Milagro C.I.:20.548.591

DICIEMBRE 2019
RÉSUMEN

A partir de esta investigación se pretende estudiar las causales legales que motivan
una demanda de divorcio y muy especialmente las causales sentimentales que hacen
imposible la vida en pareja, asimismo, el valor y basamento constitucional y legal de la
demanda de divorcio fundamentada en la incompatibilidad de caracteres o desafecto,
(recordando que ninguna de estas últimas cáusalas están prevista expresamente en el
Código Civil), además se someterá a consideración los beneficios que conllevan, para las
personas y la sociedad, la disolución del vinculo conyugal (cuando este se desenvuelve
dentro de una relación conflictiva).
Guillermo Cabanellas de Torres señala (en su libro Diccionario Jurídico Elemental,
año 1979) que el matrimonio “es la unión formada por dos personas de distinto sexo, a
fin de producir una comunidad perfecta de toda su vida moral, espiritual y física, y de
todas las relaciones que son su consecuencia”; por lo cual, se ha dicho en contra del
divorcio que el mismo atenta contra la estabilidad de las familias constituidas por el
matrimonio, y que el Estado debe estar interesado en evitar que el divorcio se produzca,
persuadiendo a los cónyuges del mantenimiento del vínculo conyugal, sin embargo la
presente investigación permite afirmar que cuando la vida matrimonial se desarrolla en
una situación conflictiva prolongada, cargada de insultos, de irrespeto, de intolerancia y
de humillaciones; el divorcio aparece como una solución jurídica válida para poner fin a
dicha situación dañina familiar que arremete contra los principios y valores
fundamentales de la familia como son, la solidaridad, el esfuerzo común y el respeto
recíproco entre sus integrantes, (tal como lo preceptúa el artículo 75 constitucional.). En
este orden de ideas, no es el divorcio el que atentan contra la familia, sino los hechos
anteriores que lo demandan.

1
ÍNDICE

RÉSUMEN………………………………………………………………………………01
INTRODUCCIÓN………………………………………………………………………03

CAPÍTULO I

Marco Teórico…………………………………………………………………………...06
Bases Teóricas…………………………………………………………………………...06
Antecedentes del Divorcio…………………………………………….………………...06
Noción General del Matrimonio………………………………………….……………...06
Noción General de la Familia……………………………………………………………07
Base Histórica del Divorcio…………………………………………………….…..........08
Retrospectiva Histórica del Divorcio en Venezuela……………………………....……..09
Distintas Corrientes del Divorcio………………………………………………………..11

CAPÍTULO II
Marco Legal……………………………………………………………………………..13
Fundamento Constitucional y Legal………………………………………………….....13
Causales de Divorcio previstas en el Código Civil Venezolano………………………..13
Consideraciones de la Sala Constitucional del “TSJ” para decretar
la Sentencia N° 1070 dictada en fecha 9 de diciembre de 2016……………………......14
Decisión de la Sala Constitucional del “TSJ” expuesta en la Sentencia N° 1070……....24

CAPÍTULO III
Aspectos Sociales…………………………………………………………………….…29
Causas Sociales del Divorcio……………………………………………………….…..29
Estadísticas del Divorcio anteriores a la Sentencia……………………………….….…30
Beneficio Social de la Sentencia…………………………………………………….….30
Controversia sobre el Divorcio………………………………………………………...31
El Divorcio y la Familia………………………………………………………….……..32

CONCLUSIÓN……………………………………………………………………..…...34

APÉNDICE……………………………………………………………………………...35
Figura Numero 1………………………………………………………………………....35

BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………………......36

2
INTRODUCCIÓN:

Desde que el ser humano empezó a organizarse en comunidades, en las distintas


civilizaciones, ha existido la figura del matrimonio, y con ella, la del divorcio, la cual de
acuerdo a las culturas de cada región, tenía mayor o menor limitaciones, pues en algunas
latitudes el divorcio era una disolución que atentaba contra el matrimonio, o bien era
concebido como el castigo adecuado para el cónyuge que no cumplía con sus deberes
maritales (normalmente se culpaba a la mujer); sin embargo como lo único permanente
en la sociedad es el cambio, con el paso del tiempo y la evolución de la especie humana,
el divorcio se ha convertido en una institución muy concreta y necesaria, cuando la vida
matrimonial de los cónyuges que decidieron formar una familia sustentada en el amor,
cariño y socorro mutuo, ha dejado de fundamentarse en tales criterios, y por el contrario,
dicha vida matrimonial se encuentra envuelta en circunstancias cargadas de insultos,
apatía, irrespeto, enojo y sobre todo desafecto; configurándose de esta manera el divorcio
como una solución a tal negativa situación. Este nuevo enfoque del divorcio se
desarrolló, no como un castigo, sino como un remedio; una solución al problema que
representa la subsistencia del matrimonio, cuando éste (de hecho) ha desembocado en
intolerancia, independientemente de que pueda atribuirse esta situación a uno de los
cónyuges, (de modo que no hay un culpable y un inocente). No obstante, cabe señalar que
el legislador venezolano al redactar los presupuestos legales acerca del divorcio, limita el
mismo a unas “únicas” causales que en su mayoría recopilan la visión del divorcio-
castigo; y es por ello que la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia en su
carácter de máximo y ultimo interprete de la constitución ( artículo 335 constitucional )
se dio la terea de revisar, analizar y modificar el carácter taxativo de las “causales únicas”
de divorcios por colisionar con garantías constitucionales (lo cual está previsto en el
artículo 334 eiusdem ), como son: el libre desenvolvimiento de la personalidad y el
derecho a una tutela judicial efectiva (artículos 20 y 26 de la constitución
respectivamente), sin duda ambos derechos eran vulnerados, debido a las restricciones
del divorcio establecidas en el Código Civil, ya que; por un lado, es imposible que una

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persona manifesté libremente su personalidad, si en un principio se encuentra en un
matrimonio con el cual ya no está de acuerdo, adicional a esto la carga de
acontecimientos conflictivos que afecta física y psicológicamente a ambos cónyuges; y

por el otro lado, el procedimiento que establece el Código Civil en el articulo 185-A, de
alguna manera niega la posibilidad de obtener justicia, a quien solicita la tutela judicial,
ya que el mismo, ordena que se declare terminado el procedimiento ( y se archive el
expediente ) por el solo hecho de que el otro cónyuge no compareciere personalmente o
si al comparecer negare el hecho, o si el Fiscal del Ministerio Público lo objetare; lo que
le da una ventaja al demandado sobre el solicitante para poner fin al proceso, lo cual
pone de manifiesto que el Estado no garantiza una justicia accesible, imparcial, idónea,
responsable, equitativa, más bien presenta formalismos o reposiciones inútiles, lo cual es
contrario al artículo 26 de la constitución.

Ahora bien, si el derecho venezolano se cimienta sobre el derecho romano (el cual
es considerado uno de los más amplios y desarrollados de la humanidad), entonces es
contraproducente que en Venezuela no se haya aceptado con mayor anterioridad el
divorcio como manifestación de voluntad de ambos o de uno de los cónyuges, si en Roma
ya se reconocía el “affectio maritalis”, que en termino generales ilustraba el matrimonio
como una libre manifestación común de ser marido y mujer por la existencia de afecto,
pero cuando el afecto dejaba de existir ya no había razón para que el matrimonio
subsistiera, aceptando de esta manera el divorcio como una manifestación libre de
voluntad (debido a la perdida de afecto).

A lo largo de la elaboración del presente, existieron algunos factores relevantes que


delimitaron la investigación, el principal de ellos fue la incompatibilidad de horarios y
obligaciones personales que dificultaron la redacción, pesquisa, indagación, exploración
y averiguación sobre el tema seleccionado; asimismo los problemas tanto en el servicio
eléctrico como en las señal de internet fueron factores que impidieron desenvolver
libremente el desarrollo del mismo.
4
Metodológicamente este trabajo está estructurado en tres (03) capítulos, que ofrecen
elementos empíricos del tema, preparado a través de una investigación en los textos
legales, jurisprudenciales y doctrinales, analizados en sentido crítico y temático, de tipo
monográfico y a nivel descriptivo y expositivo, de acuerdo a lo señalado en las “pautas
generales para la presentación de los trabajos de investigación jurídica (UGMA)”, con
apoyo fundamentalmente de fuentes bibliográficas, documentales, jurisprudenciales y
páginas web.

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CAPÍTULO I
MARCO TEÓRICO

Bases Teóricas

Antecedentes del Divorcio

El divorcio se define como la disolución del matrimonio, mientras que, en un sentido


amplio, se refiere al proceso que tiene como finalidad dar término a una unión conyugal.
Sin embargo para desarrollar con claridad la institución del divorcio es necesario no solo
conocer su historia sino también la institución que le antecede, que no es otra, que la
institución del matrimonio, (la cual está estrechamente vinculada a la familia).

Noción General del Matrimonio

El matrimonio es una institución social, que establece un vínculo conyugal entre


personas naturales, reconocido y consolidado por medio de prácticas comunitarias y
normas legales, consuetudinarias, religiosas o morales.

El matrimonio romano se basaba en una situación de hecho dada por la convivencia;


y en un vínculo afectivo, la “affectio maritalis”. Desaparecido alguno de estos elementos
no subsistía el matrimonio.

En la mayoría de las civilizaciones que regulaban la institución del matrimonio nunca


la consideraron indisoluble, y su ruptura generalmente era solicitada por los hombres.
Aunque en algunas de ellas, el nacimiento de un hijo le otorgaba al vínculo el carácter de
indisoluble.

El matrimonio, cuando se practicaba, obedecía a un objetivo puramente económico: la


transmisión del patrimonio a los descendientes directos en vez de otros miembros de la
familia o la sociedad y a una política de perpetuar la casta de los ciudadanos. Si se carecía
de patrimonio era innecesario casarse, y si se era esclavo, imposible (recién a partir del
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siglo III les estuvo permitido casarse a los esclavos). La inestabilidad de las parejas
parece haber sido muy frecuente y el número de divorcios muy alto.

Sin embargo en la actualidad la institución del matrimonio adquiere un valor


relacionado a la estabilidad social, porque se considera como el vínculo que da origen y
propugna la protección de la familia.

Noción General de la Familia

No hay consenso sobre una definición universal de la familia. Es un concepto


antropológico que puede relacionarse con otros conceptos, (como los de clan, tribu y
nación).

El Diccionario de la lengua española la define, entre otras cosas, “como un grupo de


personas emparentadas entre sí que viven juntas”, lo que lleva implícito los conceptos de
parentesco y convivencia, aunque existen otros modos, como la adopción. Según la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, “es el elemento natural, universal y
fundamental de la sociedad, tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado.”

La familia nuclear, fundada en la unión entre hombre y mujer, es el modelo principal


de familia como tal, y la estructura difundida mayormente en la actualidad.

Los lazos principales que definen una familia son de dos tipos: vínculos de afinidad
derivados del establecimiento de un vínculo reconocido socialmente, como el
matrimonio, y vínculos de consanguinidad, como la filiación entre padres e hijos o los
lazos que se establecen entre los hermanos que descienden de un mismo padre.

La familia supone por un lado una alianza (el matrimonio), y por el otro una filiación
(los hijos). Según expone “Claude Lévi-Strauss”, la familia tiene su origen en el
establecimiento de una alianza entre dos o más grupos de descendencia a través del
enlace matrimonial entre dos de sus miembros.
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Base Histórica del Divorcio

El divorcio, es la disolución legal o religiosa del matrimonio por acuerdo entre


ambas partes o por la violación de alguno de los derechos u obligaciones matrimoniales.

La institución del divorcio es casi tan antigua como la del matrimonio, si bien muchas
culturas no lo admitían por cuestiones religiosas, sociales o económicas.

En muchas sociedades antiguas también el divorcio era motivo de muerte, como en la


antigua Babilonia, donde el divorcio podía ser pedido por cualquiera de los cónyuges,
pero el adulterio de las mujeres era penado con la muerte.

En América, los hombres Aztecas solo podían tener una esposa y se la denominaba
Cihuatlantli, Áhuatlantli (significa mujer legítima), y aunque se aceptaba la poliginia,
solo la primera mujer tenía el carácter de esposa. En este contexto, el divorcio era
consentido, pudiendo ser solicitado tanto por el hombre como por la mujer.

Entre los hebreos, los varones podían repudiar a sus esposas sin necesidad de
argumentar la causa de tal actitud; bastaba con informar al Sanedrín. También existía el
divorcio por mutuo disenso, pero las razones de las mujeres eran sometidas a un análisis
más riguroso que las del hombre.

También en la antigua Grecia existía el divorcio por mutuo disenso, pero el hombre
debía restituir la dote a la familia de la mujer en caso de separación.

En el bajo Imperio romano el divorcio era algo poco común, hasta la época de los
emperadores, en donde se establece que los matrimonios deben ser libres, tanto el esposo
como la esposa podían renunciar a él si así lo querían.

Con la llegada del cristianismo, el divorcio se prohibió debido a la concepción del


matrimonio.

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En el año 1796, Francia incorporó la ruptura del vínculo matrimonial en la ley
promulgada el 20 de noviembre, que sirvió de antecedente a muchas de las legislaciones
vigentes. No obstante cabe señalar que en términos legales modernos, el divorcio fue
asentado por primera vez en el año 1804 en el Código Civil francés, siguiendo por cierto
aquellos postulados (provenientes del Derecho Romano) que veían al matrimonio como
una verdadera unión libre y al divorcio como una necesidad natural; en este sentido, el
divorcio moderno nace como una degeneración de un matrimonio vincular cristiano.

Retrospectiva Histórica del Divorcio en Venezuela

A finales del siglo XIX, en Venezuela se consideraba divorcio a la simple separación


de cuerpos, dicha separación, conforme a los códigos civiles de 1.862 y 1.867, se
tramitaba ante los tribunales eclesiásticos y de acuerdo con el procedimiento establecido
en el derecho canónico, y solo pasa a la competencia exclusiva de los tribunales civiles a
partir de la promulgación del Decreto Ley de Matrimonio Civil de 1.873. Luego, el
Código Civil de 1896 introduce la condenación a presidio como causal de separación de
cuerpos.

El divorcio de manera explícita aparece en Venezuela con el Código Civil de 1.904


(sancionado por Cipriano Castro), como origen de la norma en el Derecho Venezolano se
señala la legislación francesa de 1.804.

El Código Civil de 1904, al introducir el divorcio vincular, contemplaba cinco


causales de divorcio que implicaban violación grave a los deberes conyugales, (tales
como: el adulterio, el abandono voluntario, entre otros).

La institución del divorcio, permaneció sin cambio alguno, en el posterior Código


Civil de 1.916, sin embargo el código siguiente publicado en 1.942 incluyó la
embriaguez consuetudinaria como causal para pedir la conversión de separación de
cuerpos en divorcio a los dos años, luego en el Código Civil sucesivo publicado en 1.982
(y actualmente vigente) se produce una nueva reforma en esta materia y se establece que
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el divorcio puede ser declarado al cabo de un (1) año de haberse declarado la separación
judicial de cuerpos, sin que durante dicho término se haya producido la reconciliación de
los cónyuges. Igualmente se le agregaron al artículo 185 del referido texto legal, las
causales 6 y 7, que estipulan como causales de divorcio la adicción alcohólica u otras
formas graves de fármaco-dependencia que hagan imposible la vida en común, y la
interdicción por causa de perturbación, psíquica grave, no pudiendo el Juez decretar en
este último caso, el divorcio, sin antes procurar la manutención y el tratamiento médico
del enfermo.

Las cinco (5) primeras causales de divorcio previstas en el artículo 185 del Código
Civil, se fundaron en la idea del divorcio como sanción. Mientras que las causales
establecidas en los ordinales 6º y 7º, y lo previsto en la última aparte del mismo artículo
se fundamentan en la consideración del divorcio como un remedio, como una solución.

También en el código de 1.982, se introduce el artículo 185-A del Código Civil, que
prevé como causal de divorcio la separación de hecho por más de cinco años, conocida
también como “separación de hecho prolongada”.

Hasta entonces las únicas formas de divorciarse estaban previstas en los artículos 185
y 185-A del mencionado Código Civil, pero la Sala Constitucional del Tribunal Supremo
de Justicia, mediante sentencia N° 446 del 15 de mayo de 2014, interpretó el artículo
185-A del Código Civil modificando el procedimiento de divorcio previsto en él, y
estableciendo un nuevo criterio (con carácter vinculante).

Dicha Sala Constitucional analizó el contenido del artículo 185-A, indicando que “La
norma en cuestión regula lo referido a la figura del divorcio, bajo el especial supuesto
según el cual, producto de la ruptura de la vida en común se genera la separación de
hecho alegada por alguno de los cónyuges por más de (5) años, procediendo la
declaratoria del mismo, siempre y cuando el otro cónyuge convenga en ello y no exista
negativa del mismo u objeción por parte del Ministerio Público”.

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Finalmente, la Sala Constitucional ordenó la publicación íntegra del fallo en la Gaceta
Judicial y la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela, en cuyo sumario
se indico lo siguiente:“Si el otro cónyuge no compareciere o si al comparecer negare el
hecho, o si el Fiscal del Ministerio Público lo objetare, el juez abrirá una articulación
probatoria, de conformidad con lo establecido en el artículo 607 del Código de
Procedimiento Civil, y si de la misma no resultare negado el hecho de la separación se
decretará el divorcio; en caso contrario, se declarará terminado el procedimiento y se
ordenará el archivo del expediente”. De esta manera se reformó el Código Civil y se
flexibilizó el divorcio.

Posteriormente la Sala Constitucional del Tribunal Supremo De Justicia, mediante


sentencia N° 1070 dictada con carácter vinculante en fecha 9 de diciembre de 2016,
vuelve a modificar las disposiciones del Código Civil en materia de divorcio.

En esta oportunidad, la Sala Constitucional decidió ampliar las causales que pueden
motivar una demanda de divorcio, y en consecuencia declaro que: “las causales de
divorcio contenidas en el artículo 185 del Código Civil no son taxativas, por lo cual
cualquiera de los cónyuges podrá demandar el divorcio por las causales previstas en
dicho artículo o por cualquier otra situación que estime impida la continuación de la
vida en común,….incluyéndose el mutuo consentimiento”.

Distintas Corrientes del Divorcio

Exciten dos corrientes doctrinales acerca del divorcio que lo conciben de diferentes
maneras: el divorcio sanción o castigo y el divorcio solución o remedio:

Por divorcio sanción se entiende la sanción o castigo al cónyuge que incurrió en una
falta que constituye una violación grave de los deberes que le impone el matrimonio, o de
los deberes y obligaciones para con los hijos, que torne intolerable la vida en común.

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El divorcio solución o remedio, exige en principio, la prueba de quiebra irreparable de
la unión aunque habitualmente rige en las legislaciones contemporáneas una suerte de
presunción legal de la ruptura irremediable del matrimonio cuando la solicitud de
divorcio es formulada por ambos cónyuges, o si, peticionado por uno de ellos, es
aceptado por el otro, aunque no se requiera la prueba de fracaso conyugal, su alegación
por ambos esposos en conjunto carece de presunción alguna y la crisis matrimonial queda
entonces sujeta a la valoración jurisdiccional.

El divorcio remedio, constituye la nueva y más avanzada modalidad, en virtud de la


cual se pretende dar remedio a aquellas situaciones de deterioro objetivo de la
convivencia entre los esposos, sin que sea necesario demostrar la falta o actuación
culpable de ninguno de ellos.

La Doctrina ha venido señalando al divorcio remedio, como "una solución al


problema que representa la subsistencia del matrimonio cuando el vínculo se ha hecho
intolerable, cuando ya estaba roto, aunque subsistía, independientemente de que esa
situación pueda imputársele a alguno de los cónyuges.".

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CAPÍTULO II
MARCO LEGAL

Fundamento Constitucional y Legal

Causales de Divorcio previstas en el Código Civil Venezolano

El código Civil venezolano prevé en sus artículos 185 y 185-A cuáles son las causales
que pueden dar origen a la ruptura del vínculo matrimonial.

El artículo 185 del Código Civil señala:

Son causales únicas de divorcio:


1º El adulterio.
2º El abandono voluntario.
3º Los excesos, sevicia e injurias graves que hagan imposible la vida en común.
4º El conato de uno de los cónyuges para corromper o prostituir al otro cónyuge, o a sus
hijos, así como la connivencia en su corrupción o prostitución.
5º La condenación a presidio.
6º La adición alcohólica u otras formas graves de fármaco-dependencia que hagan
imposible la vida en común,
7º La interdicción por causa de perturbaciones psiquiátricas graves que imposibiliten la
vida en común. En este caso el Juez no decretará el divorcio sin antes procurar la
manutención y el tratamiento médico del enfermo.

También se podrá declarar el divorcio por el transcurso de más de un año, después


de declarada la separación de cuerpos, sin haber ocurrido en dicho lapso la
reconciliación de los cónyuges. En este caso el Tribunal, procediendo sumariamente y a
petición de cualquiera de ellos, declarará la conversión de separación de cuerpos en
divorcio, previa notificación del otro cónyuge y con vista del procedimiento anterior.

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El artículo 185-A del Código Civil establece:

Cuando los cónyuges han permanecido separados de hecho por más de cinco (5)
años, cualquiera de ellos podrá solicitar el divorcio, alegando ruptura prolongada de la
vida en común.

Con la solicitud deberá acompañar copia certificada de la partida de matrimonio.


En caso de que la solicitud sea presentada por un extranjero que hubiere contraído
matrimonio en el exterior, deberá acreditar constancia de residencia de diez (10) años
en el país.
Admitida la solicitud, el Juez librará sendas boletas de citación al otro cónyuge y al
Fiscal del Ministerio Público, enviándoles además, copia de la solicitud.
El otro cónyuge deberá comparecer personalmente ante el Juez en la tercera
audiencia después de citado. Si reconociere el hecho y si el Fiscal del Ministerio Público
no hiciere oposición dentro de las diez audiencias siguientes, el Juez declarará el
divorcio en la duodécima audiencia siguiente a la comparecencia de los interesados.
Si el otro cónyuge no compareciere personalmente o si al comparecer negare el
hecho, o si el Fiscal del Ministerio Público lo objetare, se declarará terminado el
procedimiento y se ordenará el archivo del expediente.

Consideraciones de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia para


decretar la Sentencia N° 1070 dictada en fecha 9 de diciembre de 2016.

En septiembre de 2016, la Sala Constitucional designo como ponente al Magistrado


Juan José Mendoza Jover, quien, con tal carácter, suscribió el fallo de la sentencia
N° 1070. En la nombrada sentencia se tomaron las siguientes consideraciones:

El vínculo matrimonial presenta una característica indispensable para mantenerlo, y no


es otra, que dicho matrimonio este “fundado en el libre consentimiento y en la igualdad
absoluta de los derechos y deberes de los cónyuges”, así lo señala artículo 77

14
constitucional, según el cual el matrimonio se fundamenta en el libre
consentimiento. Adicionalmente, la Ley Aprobatoria del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos (artículo 23-3), como la Ley Aprobatoria de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos (artículo 17-3), establecen que el matrimonio no puede
celebrarse sin el libre y pleno consentimiento de los contrayentes; derecho que también
está contemplado en el artículo 16-2 de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos. Estos derechos, conforme al artículo 19 y 23 (respectivamente) de la
Constitución vigente, son de goce y ejercicio irrenunciables, indivisibles e
interdependientes y regidos por el principio de progresividad y sin discriminación alguna,
y tienen jerarquía constitucional por lo cual prevalecen en el orden interno.

El Código Civil venezolano establece en sus artículos 185 y 185-A las causales de
divorcio; la legislación exige, para que sea legítima y legal la ruptura del vínculo
matrimonial, una sentencia emanada de un tribunal competente para dictarla, basada en
alguno de los artículos nombrados anteriormente.

Justamente, entre las causales de divorcio hay dos que se fundan en la modificación
del libre consentimiento de uno de los cónyuges de mantener la vida en común, las cuales
son: el abandono voluntario (ordinal 2° del artículo 185 del Código Civil) y la separación
de hecho por más de cinco años (artículo 185-A del Código Civil), la cual al igual que la
separación de cuerpos decretada judicialmente, bien como resultado de un proceso a ese
fin o bien por mutuo consentimiento, requiere de una declaración judicial que la
reconozca como requisito previo al divorcio. Luego, para el derecho venezolano, el cese
de la vida en común por voluntad de ambos o de uno de los cónyuges es una causal de
divorcio. De igual forma desde el punto de vista del Derecho Comparado y en
consonancia con el derecho venezolano el Código Civil Alemán vigente en su artículo
1566, manifiesta y califica como el fracaso del matrimonio, cuando los cónyuges
establecen residencias separadas de hecho, lo que representa uno de los indicadores del
cese de la vida en común, que puede conducir al divorcio. De lo señalado anteriormente
15
se puede deducir que: “la suspensión de la vida en común significa que el
consentimiento para mantener el vínculo ha terminado”.

Sobre este particular, la Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de Justicia, en
sentencia n.° 192 del 26 de julio de 2001 declaró que “el antiguo divorcio-sanción, que
tiene sus orígenes en el Código Napoleón ha dado paso en la interpretación, a la
concepción del divorcio como solución, que no necesariamente es el resultado de la
culpa del cónyuge demandado, sino que constituye un remedio que da el Estado a una
situación que de mantenerse, resulta perjudicial para los cónyuges, los hijos y la
sociedad en general”. Esto se evidencia de la inclusión, como causal de divorcio, de la
interdicción por causa de perturbaciones psiquiátricas graves que imposibiliten la vida en
común, pues en tal situación no puede pensarse en culpa, sino en una aflicción que
necesita ser resuelta; e igualmente incide en la interpretación de las otras causas de
divorcio establecidas por la ley.

Por tanto, a juicio de la Sala Constitucional, si el libre consentimiento de los


contrayentes es necesario para celebrar el matrimonio, es este consentimiento el que priva
durante su existencia y, por tanto, su expresión destinada a la ruptura del vínculo
matrimonial, conduce al divorcio.

Ahora bien, en el sentido que luego de manifestada formalmente ante los tribunales
una solicitud de demanda de divorcio en base a hechos que constituyen una reiterada y
seria manifestación en el tiempo de disolver la unión matrimonial, como es la separación
de hecho, contemplada como causal de divorcio en el artículo 185-A del Código Civil,
ante los hechos alegados, el juez que conoce de la solicitud conforme a la jurisprudencia
debe otorgar oportunidad para probarlos; ya que un cambio del consentimiento para que
se mantenga el matrimonio, expresado libremente mediante hechos, debe tener como
efecto la disolución del vínculo, si éste se pide mediante un procedimiento de divorcio.

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Puesto que resulta contrario al libre desenvolvimiento de la personalidad individual
(artículo 20 constitucional), así como para el desarrollo integral de las personas (artículo
75 de la constitución), mantener un matrimonio desavenido, con las secuelas que ello
deja tanto a los cónyuges como a las familias, lo que es contrario a la protección de la
familia que debe el Estado (artículo 75 ibidem). Por otra parte, el artículo 137 del Código
Civil, que refiere la obligación de los cónyuges de cohabitar, establece: “Del matrimonio
deriva la obligación de los cónyuges de vivir juntos, guardarse fidelidad y socorrerse
mutuamente”, lo cual resulta improbable si los cónyuges viven en residencias separadas,
conforme a la situación planteada.

Planteada así la situación, no hay razón alguna para sostener el matrimonio, salvo una
estrictamente formal que exige la sentencia de un juez, para lograr obtener dicha
sentencia es necesario: que se invoque el abandono voluntario para solicitar el divorcio
(artículo 185.2 del Código Civil) o que se pida la conversión en divorcio de la separación
de cuerpos por mutuo consentimiento decretada judicialmente (artículo 185 del Código
Civil), se pruebe en el procedimiento de divorcio que el abandono existió, o que no hubo
reconciliación (artículos 759 y 765 del Código de Procedimiento Civil), mientras que en
el caso previsto en el articulo 185-A del Código Civil, es necesario en primer lugar; la
existencia de una separación de hecho permanente por más de cinco años, y en segundo;
que tal afirmación se ventile judicialmente como existente, caso contrario no será
procedente por el solo hecho de que uno de los cónyuges (el citado) no concurriere a la
citación, o no reconociere el hecho, o el Ministerio Público simplemente se opusiere.

Sostener esta última solución, a juicio de la Sala Constitucional crea una


discriminación ante una situación de naturaleza idéntica en los mencionados casos de
suspensión de la vida en común, suspensión que denota que un presupuesto
constitucional del matrimonio: el libre consentimiento para mantenerlo de al menos uno
de los esposos, ha dejado de existir.

17
Luego se presenta que, ante la negativa del hecho de la separación por parte del
cónyuge demandado prevista en el artículo 185-A del Código Civil y de conformidad
con la Sentencia N° 446 del 15 de mayo de 2014, dictada con carácter vinculante por la
Sala Constitucional del tribunal supremos de Justicia, el juez que conoce la pretensión
debe abrir una articulación probatoria para constatar si es cierto lo que señala el
solicitante, la cual será la del artículo 607 del Código de Procedimiento Civil, ya que ante
un caso de igual naturaleza: la petición de conversión de la separación de cuerpos por
mutuo consentimiento en divorcio, el Código de Procedimiento Civil en su artículo 765
prevé que si citado el cónyuge que no solicitó la conversión, éste alegare reconciliación,
se abrirá la articulación probatoria del artículo 607 del Código de Procedimiento Civil
para que se pruebe la reconciliación, habiendo quedado ya probada la suspensión de la
vida en común con el decreto judicial que autoriza la separación de cuerpos.

Por ello, no encuentra la Sala Constitucional ninguna razón para que una
articulación probatoria similar no sea ordenada, para probar la separación de hecho, si al
aplicarse el artículo 185-A del Código Civil, el cónyuge demandado (quien no solicitó el
divorcio) no compareciere, o se limite a negar los hechos, o el Ministerio Público objete
la solicitud.

La diferencia es que en el caso de la conversión de la separación de cuerpos en


divorcio, la carga de la prueba de la reconciliación la tiene quien la invocó, y en el caso
del mencionado artículo 185-A, la carga de la prueba de la separación de hecho
prolongada la tiene quien solicita el divorcio.

La sala Constitucional, señala que el artículo 185-A del Código Civil, se erige sobre
la base según la cual, cada parte tiene la carga de probar sus respectivas afirmaciones
de hecho, razón por la cual, adquieren importancia las manifestaciones del derecho

18
constitucional a la prueba que informa a todo proceso judicial, cuyos alcances ha tenido
oportunidad de ser desarrollados por la Sala Constitucional, a través de varias
jurisprudencia.

En ese sentido, destaca entre muchas, la decisión de la Sala Constitucional del 1° de


agosto de 2005, recaída en el caso: Vicente Emilio Hernández, en la cual la Sala
Constitucional asentó que: “el derecho a la prueba’ es un derecho fundamental que
emana del Derecho a la tutela judicial efectiva”.

Es por ello que el proceso de divorcio contemplado en el artículo 185-A del Código
Civil, es un proceso judicial que lógicamente admite la posibilidad de que el solicitante
tenga derecho a comprobar a través de cualquier mecanismo y/o medio de prueba, los
hechos, alegaciones y oposiciones que se presenten a través del mismo. Admitir lo
contrario, no solamente implicaría dejar en poder de una de las partes la posibilidad de
poner fin a un proceso por su simple voluntad en perjuicio del peticionante de tutela
judicial (artículo 26 constitucional) , sino además implica ceder ante el anacronismo de
una norma anterior a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, texto
supremo que propugna la progresividad de los derechos constitucionales, más aún
respecto de aquellos vinculados con aspectos sociales, la institución de la familia, el
Estado y capacidad de las personas, así como el debido proceso y la tutela judicial
efectiva.

Ahora bien, la Sala Constitucional en su sentencia n.° 175 del 8 de marzo de 2005,
caso “Banco Industrial de Venezuela”, se pronunció acerca del contenido y alcance de la
norma regulatoria de la articulación probatoria, expresando que todo tipo de pruebas
resultan admisibles para la comprobación de hechos y solución de incidencias que
surjan en el marco de los procesos judiciales. En consecuencia, testigos, experticias,
inspecciones judiciales, documentos y otros medios no prohibidos expresa o tácitamente
para las incidencias, pueden proponerse en estas articulaciones.

19
Las razones anteriores generan certeza y convicción en la Sala Constitución para
exponer que una interpretación del artículo 185-A del Código Civil conforme con la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, debe ser aquella que admita la
apertura de una articulación probatoria para el supuesto que cualquiera de los cónyuges
cuestione la verificación de la ruptura de la vida en común por un tiempo superior a cinco
(5) años.

Asimismo la Sala Constitucional a través del análisis de diversas sentencias concluye


en que el cónyuge citado en el proceso de divorcio que niegue el hecho principal objeto
del proceso (es decir, negó la ruptura fáctica del deber de vida en común de los cónyuges,
por un lapso mayor a cinco años), debe de igual forma probar sus alegaciones, pues no
escapan igualmente de la necesaria actividad probatoria, puesto que la sola circunstancia
de ser un hecho negativo, no dispensa de su prueba a quien lo alega; en otras palabras, al
encontrarnos en presencia de alegaciones negativas definidas, su prueba es perfectamente
factible.

En cuanto a la tutela judicial efectiva, la Constitución de la República Bolivariana de


Venezuela dispone en el artículo 26: “Toda persona tiene derecho de acceso a los
órganos de administración de justicia para hacer valer sus derechos e intereses, incluso
los colectivos o difusos, a la tutela efectiva de los mismos y a obtener con prontitud la
decisión correspondiente”.

De donde de forma concatenada se sigue que negar la posibilidad a un individuo de


acudir a los órganos jurisdiccionales para encontrar solución a un conflicto parece
confiscar al Derecho su función de ordenador de la conducta humana y un medio de
resolución de conflictos.

De tal modo que el ordenamiento jurídico confiere al titular de un derecho subjetivo la


posibilidad de defenderlo, en tanto y en cuanto posea un interés en hacerlo (artículo 16

20
del Código de Procedimiento Civil), con lo cual el ciudadano puede acceder a los órganos
de administración de justicia para obtener una sentencia que satisfaga su pretensión.

Siendo el caso, que de las normas citadas respecto del divorcio, se desprende que se
desconoce un derecho humano, se desconoce el interés y se vulnera el derecho de acceso
a la jurisdicción, como expresiones del derecho a la tutela judicial efectiva, cuando la
acción para demandar la resolución del vínculo matrimonial está limitada y puede incluso
resultar denegada en derecho. Ciertamente, cuando se determinan previamente y se
encasillan como causales “únicas” para demandar el divorcio, aquellas  previamente
descritas por el Legislador, y se niega al cónyuge exponer y sostener ante los órganos
jurisdiccionales un motivo distinto a los enumerados por la ley para disolver el vínculo
conyugal que voluntariamente creó se desconoce el derecho a obtener una tutela judicial
efectiva.

Asimismo, en esta materia, la Sala Constitucional ha sostenido que: “El derecho a la


tutela judicial efectiva, de amplísimo contenido, comprende el derecho a ser oído por los
órganos de administración de justicia establecidos por el Estado, es decir, no sólo el
derecho de acceso sino también el derecho a que, cumplidos los requisitos establecidos
en las leyes adjetivas, los órganos judiciales conozcan el fondo de las pretensiones de los
particulares y,  mediante una decisión dictada en derecho, determinen el contenido y la
extensión del derecho deducido, de allí que la vigente Constitución señale que no se
sacrificará la justicia por la omisión de formalidades no esenciales y que el proceso
constituye un instrumento fundamental para la realización de la justicia (artículo 257).
En un Estado social de derecho y de justicia (artículo 2 de la vigente Constitución),
donde se garantiza una justicia expedita, sin dilaciones indebidas y sin formalismos o
reposiciones inútiles (artículo 26 eiusdem), la interpretación de las instituciones
procesales debe ser amplia, tratando que si bien el proceso sea una garantía para que
las partes puedan ejercer su derecho de defensa, no por ello se convierta en una traba
que impida lograr las garantías que el artículo 26 constitucional instaura.
21
La conjugación de artículos como el 2, 26 ò 257 de la Constitución de 1999, obliga al
juez a interpretar las instituciones procesales al servicio de un proceso cuya meta es la
resolución del conflicto de fondo, de manera imparcial, idónea, transparente,
independiente, expedita y sin formalismos o reposiciones inútiles.

Por otra parte, la Sala Constitucional hace referencia al derechos fundamental


recogido en el artículo 20 de la constitución y expresa que dicho derecho consiste no solo
en el reconocimiento por parte del Estado de la dignidad del ser humano, sino
especialmente persigue el respeto de la autonomía de la personalidad; de su
individualidad; de la potestad de cada individuo de la especie humana de decidir en
libertad y conforme a sus propias creencias, gustos y valores, garantizando así su
autodeterminación frente al Estado mismo y frente a otros individuos, con la única
limitación que es el respeto a las demás personas, y el orden público y social.

En consecuencia, los derechos al libre tránsito (dentro del territorio nacional) y al


libre desarrollo de la personalidad, definen un espacio de autonomía individual, de
inmunidad, frente al poder estatal, cuya interdicción sólo procede bajo causas específicas,
pues decidir qué hacer y por añadidura a dónde ir son la manifestación más clara del
rasgo ontológico del ser humano.

En este orden de ideas, la autorización judicial para separarse temporalmente de la


residencia común, al limitar de forma directa qué hacer y a dónde dirigirse no puede
depender de la valoración subjetiva que haga el Juez de la entidad de las razones del o la
solicitante, ni tampoco estar condicionada a la prueba de la entidad de esas razones. De
hecho, la procedencia de la autorización no tiene por qué estar vinculada a condiciones ni
a hechos comprobables; por el contrario, debe depender de la libre manifestación de
voluntad del cónyuge de separarse temporalmente de la residencia común, pues así es
más acorde con las exigencias que el orden constitucional le impone a los derechos de
libre desarrollo de la personalidad y al libre tránsito, los cuales, vale destacar, no quedan
limitados por la existencia del matrimonio.
22
En cuanto al consentimiento (base nuclear de todo vínculo jurídico), la expresión de
voluntad del individuo es una manifestación del libre desarrollo de la personalidad; así lo
estableció la Sala Constitucional, en la reciente sentencia Núm. 446/2014, la cual señala
que:

“…el artículo 75 de la Constitución de 1999 considera a la familia una asociación


natural de la sociedad; pero así ella sea natural, toda asociación corresponde a una
voluntad y a un consentimiento en formar la familia. Igualmente, considera que la
familia (asociación fundamental) es el espacio para el desarrollo integral de la persona,
lo que presupone como parte de ese desarrollo integral la preparación para que las
personas ejerzan el derecho al libre desenvolvimiento de su personalidad, sin más
limitaciones que las que derivan del derecho de los demás y del orden público y social.
Por su parte, el artículo 77 eiusdem establece la protección al matrimonio, entre un
hombre y una mujer fundada en el libre consentimiento y en la igualdad absoluta de los
derechos y deberes de los cónyuges, lo que se concatena con los lineamientos del
referido artículo 75”.

De allí que, el matrimonio solo puede ser entendido como institución que existe por el
libre consentimiento de los cónyuges, como una expresión de su libre voluntad y, en
consecuencia, nadie puede ser obligado a contraerlo, pero igualmente , nadie puede estar
obligado a permanecer casado, (derecho que tienen por igual ambos cónyuges). Este
derecho surge cuando cesa por parte de ambos cónyuges o al menos de uno de ellos
(como consecuencia de su libre consentimiento) la vida en común, entendida ésta como la
obligación de los cónyuges de vivir juntos, guardarse fidelidad y socorrerse mutuamente
(artículo 137 del Código Civil) y, de mutuo acuerdo, tomar las decisiones relativas a la
vida familiar y la fijación del domicilio conyugal (artículo 140 eiusdem). En efecto, esta
última norma del mencionado Código prevé que el domicilio conyugal “será el lugar
donde el marido y la mujer tengan establecido, de mutuo acuerdo, su residencia”.
23
Para la Sala Constitucional fue oportuno observar, cómo el Derecho Comparado ha
venido actuando a través de la jurisprudencia y la legislación de cada país para abandonar
los sistemas de divorcio con causales, donde se definen éstas  “como conductas
antijurídicas que atentan contra la paz conyugal, la causal es todo acto u omisión doloso o
culposo imputable al cónyuge que daña la confianza y respeto conyugal”, para honrar los
requerimientos de la sociedad y en obsequio al reconocimiento de los derechos
constitucionales de los ciudadanos, simplificando los  procedimientos de divorcio,
haciendo cada vez más accesible y menos compleja la disolución del matrimonio.

La Sala Constitucional logro finalmente deducir que, para cumplir con el deber de
hacer justicia efectiva, el Estado debe disolver el vínculo conyugal cuando demostrada la
existencia de una causal de divorcio, se haga evidente la ruptura del lazo matrimonial.

No debe ser el matrimonio un vínculo que ate a los ciudadanos en represalia por su
conducta, sino por el común afecto; por tanto, las razones que haya podido tener un
cónyuge para proferir injurias contra el otro, sólo demuestran lo hondo de la ruptura y la
imposibilidad de una futura vida común. En estas circunstancias, en protección de los
hijos y de ambos cónyuges, la única solución posible es el divorcio.

Decisión de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia expuesta en la


Sentencia N° 1070

La Sala Constitucional atendiendo a las consideraciones anteriormente citadas,


concluye en que la demanda de divorcio involucra principalmente derechos relativos a la
libertad, al libre desenvolvimiento de la personalidad y a la familia como pilar
fundamental de la sociedad y desarrollo integral de la persona.

De modo pues que los ciudadanos deben gozar de derechos y garantías que hagan
valer su independencia en el desarrollo de la personalidad y libertad, por ello la Sala
Constitucional como garante de la coexistencia de los principios y valores
24
constitucionales, con el fin garantizar una tutela judicial efectiva, en aras de desarrollar
una mayor plenitud en el goce de la vida y para consagrar el cometido de unidad e
integración en el Estado Social de Derecho y Justicia, no puede avalar el encasillamiento
de la causales para la solicitud del divorcio establecido en el artículo 185 del Código
Civil, por cuanto éstas cercenan derechos fundamentales que influyen en el devenir de la
vida en familia y comunidad de las personas, por ello ya no resulta necesario encontrarse
inmerso en alguna de las situaciones previstas en el artículo 185 eiusdem para iniciar el
procedimiento de divorcio.

Asimismo, quedó asentado en dicha sentencia que se “reconoce el matrimonio como


un contrato civil solemne por el que los cónyuges manifiestan libremente su voluntad de
fundar una familia en plena igualdad jurídica, y que implica una comunidad de vida y de
bienes con recíprocos deberes y derechos entre cónyuges”. Sin embargo, no toda familia
nace de una unión matrimonial, ya que ésta debe ser entendida como una “asociación
natural de la sociedad y como el espacio fundamental para el desarrollo integral de las
personas. Las relaciones familiares se basan en la igualdad de los derechos y deberes, la
solidaridad, el esfuerzo común, la comprensión mutua y el respeto recíproco entre sus
integrantes.”

En consecuencia, toda persona que demande el divorcio para con su cónyuge tiene el
derecho de constituir una nueva familia.

Quedando establecido lo anterior, la Sala Constitucional hace referencia a la


institución del matrimonio.

En este sentido, el jurista italiano Roberto de Ruggiero, sostiene (en Instituciones del
Derecho Civil ), que el matrimonio “es una sociedad conyugal, unión no sólo de cuerpos
sino de almas, que tiene carácter de permanencia y de perpetuidad, que se origina en el
amor y se consolida en el afecto sereno que excluye la pasión desordenada y la mera
atracción sexual, que tiene como fin no sólo la protección de los hijos y la perpetuación

25
de la especie, sino también la asistencia recíproca y la prosperidad económica; que crea
una comunidad de vida indisoluble que engendra deberes recíprocos entre los esposos y
de los esposos con la prole”.

Dicha unión marital debe tener un consentimiento, el cual es la base nuclear de todo
vínculo jurídico, la expresión de voluntad del individuo es una manifestación del libre
desarrollo de la personalidad; así lo estableció la Sala Constitucional, en la reciente
sentencia n°446 del 15 de mayo de 2014.

Por lo tanto, el matrimonio se erige sobre la voluntad de las partes, nacida del afecto,
para lograr los fines de la vida en pareja y durante su lapso de vida constituir el pilar
fundamental de la sociedad organizada: la familia.

Así pues, en nuestra sociedad el contrato de matrimonio nace a través de un vínculo


afectivo de libre consentimiento preexistente entre dos personas de distinto sexo,
mediante el cual se genera una serie de derechos y deberes con el fin de realizar una vida
en comunidad.

Dentro de este orden de ideas, la institución romana del affectio maritalis trataba
acerca de la voluntad de ser cónyuges, viniendo a ser el sustento fundamental del
matrimonio, por lo que ha de ser continua y su ruptura desembocaba en el divorcio.

De esta manera, el afecto, proveniente del latín affectus, refiere a un sentimiento, el


cual es el resultado de las emociones, hacia a alguien o algo, especialmente de amor o
cariño, por lo que podemos concluir que el afecto o cariño es la principal fuente del
matrimonio y de su permanencia.

Es de agregar, tal y como en la institución del affectio maritalis, dicho afecto que
origina la unión de una pareja en matrimonio debe ser permanente, por cuanto éste es la
fuente directa de la creación del contrato matrimonial y la existencia, de hecho, el vínculo
marital depende de tal afecto.
26
En este sentido, al momento en el cual perece el afecto y cariño ocurre el nacimiento
del desafecto, el cual es definido por la Real Academia Española como la falta de estima
por algo o alguien a quien se muestra desvío o indiferencia.

Dicho desafecto consiste en la pérdida gradual del apego sentimental, una disminución
del interés por el otro, que conlleva a una sensación creciente de apatía, indiferencia y de
alejamiento emocional, lo que con el tiempo lleva a que los sentimientos positivos que
existían hacia el o la cónyuge cambien a sentimientos negativos o neutrales.

En este orden de ideas, resulta conveniente citar la Sentencia de la Audiencia


Provincial de Zamora, (Reino de España, del 27 de Marzo de 2003), lo siguiente: “se ha
venido desarrollando doctrinalmente la (teoría) del divorcio separación remedio, con
fundamento en la teoría del desafecto y del principio que no pueden imponerse
convivencia no deseadas, por ello, aún cuando uno de los cónyuges se oponga a la
separación, los Tribunales la vienen sancionando bajo el manto de la reciprocidad en
los deberes de convivencia, fidelidad, ayuda y cariño mutuo, entendiendo que si por
parte de uno ha desaparecido, es imposible que el otro los cumpla porque el matrimonio
es cosa de dos, la perdida de la felicidad conyugal de cualquiera de ellos convierte al
matrimonio en un infierno”.

A este respecto tenemos pues que al momento en el cual perece el afecto la relación
matrimonial pasa a ser apática con un alejamiento sentimental que causa infelicidad entre
los cónyuges, por ende, al existir una falta de afecto, entendida como desafecto, será muy
difícil, prácticamente imposible, que los cónyuges cumplan con sus deberes maritales.

De la misma forma, durante la unión matrimonial puede surgir la incompatibilidad de


caracteres entre los cónyuges, la cual consiste en una intolerancia de alguno de los
cónyuges para con su pareja, siendo exteriorizada en diversas formas lo que genera una
permanente aversión que hace imposible la vida en común.

27
De modo pues que tales situaciones no se pueden encasillar a las causales previstas en
el artículo 185 del Código Civil, tal y como se estableció en la sentencia n°
693/2015, ya que al ser sentimientos intrínsecos de alguno de los cónyuges, estos pueden
nacer o perecer de forma inesperada sin que exista un motivo específico.

Es evidente entonces, que cuando aparece el fenómeno del desafecto o la


incompatibilidad entre los cónyuges, resulta fracturado y acabado, de hecho, el vinculo
matrimonial, por cuanto ya no existe el sentimiento afectuoso que originó dicha unión,
más sin embargo, esto no implica que, desde el punto de vista jurídico se haya roto la
unión matrimonial.

Por lo tanto y en razón de encontrarse, de hecho, roto tal vínculo que originó el
contrato de matrimonio, este no debe de seguir surtiendo efectos en el mundo jurídico,
motivo por el cual no se puede someter a un procedimiento controversial al cónyuge que
alegue o haga evidenciar el desafecto o la incompatibilidad de caracteres en su demanda
de divorcio, la Sala Constitucional estando en franca sintonía con el respeto a los
derechos constitucionales relativos a la libertad y el libre desenvolvimiento de la
personalidad, desarrollados en la sentencia 693/2015, estableció la posibilidad de que la
ruptura jurídica del vínculo matrimonial se pueda generar por causas no previstas en la
legislación patria, es decir, que el desafecto y la incompatibilidad de caracteres, creadores
de disfunciones en el matrimonio y la familia, siendo esta la base fundamental para el
desarrollo de la sociedad, pueden ser alegados con el fin de obtener una sentencia que
disuelva el vínculo jurídico que une a los cónyuges, para así lograr el desenvolvimiento
efectivo de los principios, valores y derechos constitucionales que rigen la materia, así
como la protección familiar y de los hijos (si es el caso) habidos durante esa unión
matrimonial en la cual se produjo el desafecto o la incompatibilidad señalada.

Por ello, a los fines de la protección familiar debe entenderse el divorcio como una
solución al conflicto marital surgido entre los cónyuges, con el propósito de aligerar la
carga emocional de la familia.
28
CAPÍTULO III
ASPECTOS SOCIALES

Causas Sociales del Divorcio

Diversas investigaciones se han abocado a tratar de determinar cuáles podrían ser las
variables que presentan un mayor riesgo de divorcio, aunque no necesariamente se puede
presumir que son aquellas las causales directas de este. Entre estos factores, se pueden
mencionar: matrimonios a corta edad, pobreza, desempleo, bajo nivel educacional,
convivencia con otra (o la misma) pareja antes del matrimonio, tener un hijo o hija antes
del matrimonio ya sea propio (de ambos) o de alguno de los contrayentes, diferencias
raciales, tener un historial de otros matrimonios anteriores, divorcio en la familia de
origen, entre otros.

Otras investigaciones indican que una de las potenciales causas en el incremento de


las tasas de divorcio ha sido el cambio de roles dentro del matrimonio, principalmente
asociado a la incursión de las mujeres en el mercado laboral gracias a crecientes
oportunidades en educación y empleo en conjunto con políticas más activas de inclusión,
indicándose que en muchos casos, la relación entre un mayor número de horas dedicadas
al trabajo y la probabilidad de divorcio es más fuerte en aquellas familias de ingresos
medios y en las que el marido desaprueba el trabajo de la esposa, o bien, en las que el
marido trabaja menos horas que la esposa haciendo que la interacción de pareja
disminuya, especialmente en el caso de los primeros años del matrimonio.

Causas bastante más raras, pero a veces no menos frecuentes, son el ronquido
insoportable de uno de los cónyuges, falta de higiene personal, adicciones a distracciones,
política, deportes o hobbies.

29
Estadísticas del Divorcio Anteriores a la Sentencia

Para el año 1.999, la cantidad de divorcio fue de veinte mil quinientos cuarenta y
cuatro (20.544) , posteriormente la cantidad de divorcios para el año 2.002, paso a ser
dieciséis mil seiscientos veintisiete (16.627) lo que significa que decayó
considerablemente (un -19,06% aproximadamente), sin embargo en la siguiente década el
divorcio empezó a incrementar exponencialmente con un aumento progresivo en
promedio de 8,49% de divorcios por año (es decir 1.412 divorcios más por cada año),
específicamente para el año 2005, la cifra se situaba en veintiún mil cuatrocientos
cincuenta y uno (21.451) divorcios, seguidamente para el año 2.008, la cantidad se
agrando hasta llegar a veintinueve mil cuarenta y cuatro (29.044), ulteriormente en el año
2.012, la cifra aumento nuevamente hasta llegar a treinta mil seiscientos cincuenta
(30.650) divorcios; (observar el apéndice para apreciar el grafico que expone la cantidad
de divorcio, pagina 35).

Antes de la Sentencia N° 1070 de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de


Justicia dictada en diciembre de 2016 (que en términos generales facilita el
procedimiento para lograr el divorcio), ya las estadísticas del divorcio se encontraban en
crecimiento por lo que la sentencia no es la que fomenta el divorcio, más bien las
estadísticas demuestras que la población, al ya no estar conforme con su relación, decide
divorciarse, y la sentencia solo hace más sencillo el procedimiento, transformando el
divorcio en una solución necesaria.

Beneficio Social de la Sentencia

Permite que los hogares que vienen arrastrando malas relaciones familiares llenas de
circunstancias conflictiva de parejas (lo suficientemente graves, constantes, intolerables e
insoportables por los reiterados insultos, incomprensiones, irrespeto, y además
desafecto) logren desembocar en una solución pacifica canalizada por el Estado a través
de los órganos que imparten la justica, permitiendo poner fin a tal situación y además
30
reintegrando a la sociedad a estos individuos que al verse envueltos en la circunstancia
anterior no lograban alcanzar con plenitud el total y libre desenvolvimiento de su
personalidad ya que se encontraban cohibidos por su pareja e incluso en algunos casos
envueltos una etapa incipiente de depresión u estrés. Con la sentencia, se logro llegar a
una solución al conflicto de pareja que permitiera obtener el divorcio de una manera más
rápida y eficiente que la establecida anteriormente, basada no solo en el divorcio como
castigo sino como una solución, atendiendo verdaderamente al principio fundamental que
si bien da origen al matrimonio también debe dar origen al divorcio, y no es otro ese
principio que el “libre consentimiento de las parejas”.

Controversia sobre el Divorcio

Algunas personas consideran que el divorcio es un factor de desestabilización social,


ya que disuelve el matrimonio, lo que dispersa y separa a las familias.

Al ser el matrimonio la base principal y más perfecta de la familia y ésta, a su vez,


el fundamento de la sociedad. El Estado no debería aceptar la facilitación de la ruptura
del vínculo conyugal, más bien, debería ser el Estado el garante de un matrimonio
duradero. El Estado tiene como tarea proteger la sociedad y, en consecuencia, la familia
y el matrimonio. El divorcio es causa de disolución del matrimonio y, por ello, afecta a la
estabilidad de la familia.

Algunos autores, ( tomando como elemento de análisis al adulto divorciado que es


padre y miembro de la familia), indican que el divorcio es el gran responsable de las
profundas alteraciones que sufre el sistema familiar post divorcio, obligando a sus
subsistemas a reorganizarse estructuralmente; en efecto, para el caso de los hijos, por
ejemplo, se señala que la capacidad que estos tienen respecto a su funcionamiento
adaptativo dependen no solo de las características del sistema familiar existente durante
el matrimonio, sino que también de las relaciones “co-parentales” que se dan después de
finalizado el proceso de divorcio.

31
Por otro lado, otros autores afirman que el proceso de divorcio impacta en el
bienestar de los niños y niñas, pudiéndose asociar a algunos problemas que estos
externalizan, tales como comportamientos agresivos o tendencia a quebrar reglas,
mientras que a nivel interno, con problemas de ansiedad y depresión. En particular,
autores católicos y sociólogos conservadores cuestionan mucho las consecuencias del
mismo y relacionan el divorcio con la delincuencia juvenil.

El Divorcio y la Familia

El divorcio no es el problema, ni el causante de la ruptura de la familia, sino el


resultado de un conjunto de inconvenientes, desavenencias y problemáticas vividas en el
contexto del matrimonio que puede radicar con uno u ambos cónyuges, catalogándose
por un sinnúmero de investigadores como el segundo proceso más estresante durante la
edad adulta, inmediatamente después de la muerte de uno de los cónyuges. Por lo cual
una relación conflictiva familiar entre las parejas es totalmente dañina no solo para los
cónyuges sino también para sus hijos.

Algunos estudios e investigaciones consideran que lo que impacta en los hijos es el


conflicto parental y no el divorcio.

Slater y Haber hicieron una investigación en 1984 que mostró un mayor índice de
ansiedad y baja autoestima en niños pertenecientes a familias unidas con alto índice de
conflictividad matrimonial, que en niños pertenecientes a familias divorciadas con bajo
nivel de conflictividad entre los progenitores.

Investigadores como MacLouglin y Whitfield (1984) encontraron que la separación de


los padres, en parejas conflictivas, puede ser una liberación y alivio para los hijos y que
en esos casos el divorcio trae consigo una oportunidad de crecimiento y mayor autonomía
no solo para los hijos sino también para los padres. Amato y Keith (1991) demostraron
que las diferencias entre niños de parejas divorciadas y no divorciadas era relativamente

32
pequeña y se basaban más en el nivel de conflictividad de la pareja parental que en el
hecho de haberse divorciado o no.

Con lo anterior expuesto se deduce que el divorcio está causado por varios problemas
desde hace tiempo, provocando así la separación de los padres y el malestar de los hijos,
sin embargo es más dañino para los integrantes de las familias y en especial para los
niños continuar con una relación en la cual impera las peleas y las discusiones, siendo
insensato no recurrir a un divorcio.

33
CONCLUSIÓN

La sentencia N° 1070 sobre el divorcio dictada con carácter vinculante por la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justica (T.S.J) en fecha 9 de diciembre del año
2016, logro un cambio significativo en nuestra legislación, y dio paso a una nueva
concepción en ésta materia, aceptando que el divorcio ya no es un castigo obligatorio
(para las personas que incurren en una causal que origina la ruptura del mismo), sino una
solución necesaria (para las personas que ya no tiene una causa o motivo para mantener
la unión conyugal). A nuestro criterio, al analizar cada uno de los puntos de nuestra
investigación, podemos afirmar que el matrimonio solo es posible con el consentimiento
del los contrayentes, y es ese mismo consentimiento necesario para que persista el
matrimonio, de lo contrario surge el divorcio, el cual hemos observado que no es un
factor desestabilizante para la sociedad, más bien es una institución que libera a los
cónyuges de conflictos que perjudican física y psicológicamente, tanto a ellos, como a
todos los miembros que conforman su familia, permitiendo que cada persona (al
separarse), individualmente se reincorporen en la sociedad, consiguiendo exteriorizar su
verdadera personalidad (su verdadero yo) que antes no lo hacían por estar cohibidos por
su consorte, mejorando su rendimiento laboral al separarse y superar el divorcio (segundo
proceso más estresante que puede vivir durante la edad adulta). Adicionalmente se logra
con esta sentencia que la voluntad verdadera de los principios constitucionales sea
tangible para los ciudadanos.

34
APÉNDICE

La siguiente tabla denota la cantidad de divorcios desde el año 1.999 hasta el año
2.012:

Años: 1999 2002 2005 2008 2012

Figura N: 1

35
BIBLIOGRAFÍA

Cabanellas, G. (1979) Diccionario Jurídico Elemental. Buenos Aires, Argentina.


Editorial Heliasta S.R.L.

Gil, B. (2013) Derecho Venezolano: Régimen jurídico de la pensión compensatoria


en razón de separación o divorcio. Enciclopedia virtual “Eumed”.
Consultado en: http://www.eumed.net/tesis-doctorales/2016/bgmr/venezuela.htm

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La Familia. En Wikipedia. Recuperado el 21 de Octubre del 2019 en: https://es.


wikipedia.org/wiki/Familia

Entorno Educativo Lazos Venezolanos (2012). Estadística de cantidad de divorcios


en Venezuela desde 1999 hasta el 2012.
Consultado en: https://sites.google.com/a/correo.unimet.edu.ve/lazos-venezolanos/matri
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el-2012

Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. (1999) Gaceta Oficial de la


República Bolivariana de Venezuela.

Página Web Oficial del “TSJ”. (2016) Sentencia N° 1070 Dictada Con Carácter
Vinculante Por La Sala Constitucional.
Consultado en: http://www.tsj.gob.ve/decisiones#

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