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FACILITADORA: INTEGRANTES:
Abg. María Gabriela Prosdocimi Bayardo Karla C.I.:15.845.097
Carrillo R. Luis J. C.I.:30.049.725
Colmenares Mayboris C.I.:15.127.801
Khatib EA. Rhola C.I.:15.716.081
Perdomo Milagro C.I.:20.548.591
DICIEMBRE 2019
RÉSUMEN
A partir de esta investigación se pretende estudiar las causales legales que motivan
una demanda de divorcio y muy especialmente las causales sentimentales que hacen
imposible la vida en pareja, asimismo, el valor y basamento constitucional y legal de la
demanda de divorcio fundamentada en la incompatibilidad de caracteres o desafecto,
(recordando que ninguna de estas últimas cáusalas están prevista expresamente en el
Código Civil), además se someterá a consideración los beneficios que conllevan, para las
personas y la sociedad, la disolución del vinculo conyugal (cuando este se desenvuelve
dentro de una relación conflictiva).
Guillermo Cabanellas de Torres señala (en su libro Diccionario Jurídico Elemental,
año 1979) que el matrimonio “es la unión formada por dos personas de distinto sexo, a
fin de producir una comunidad perfecta de toda su vida moral, espiritual y física, y de
todas las relaciones que son su consecuencia”; por lo cual, se ha dicho en contra del
divorcio que el mismo atenta contra la estabilidad de las familias constituidas por el
matrimonio, y que el Estado debe estar interesado en evitar que el divorcio se produzca,
persuadiendo a los cónyuges del mantenimiento del vínculo conyugal, sin embargo la
presente investigación permite afirmar que cuando la vida matrimonial se desarrolla en
una situación conflictiva prolongada, cargada de insultos, de irrespeto, de intolerancia y
de humillaciones; el divorcio aparece como una solución jurídica válida para poner fin a
dicha situación dañina familiar que arremete contra los principios y valores
fundamentales de la familia como son, la solidaridad, el esfuerzo común y el respeto
recíproco entre sus integrantes, (tal como lo preceptúa el artículo 75 constitucional.). En
este orden de ideas, no es el divorcio el que atentan contra la familia, sino los hechos
anteriores que lo demandan.
1
ÍNDICE
RÉSUMEN………………………………………………………………………………01
INTRODUCCIÓN………………………………………………………………………03
CAPÍTULO I
Marco Teórico…………………………………………………………………………...06
Bases Teóricas…………………………………………………………………………...06
Antecedentes del Divorcio…………………………………………….………………...06
Noción General del Matrimonio………………………………………….……………...06
Noción General de la Familia……………………………………………………………07
Base Histórica del Divorcio…………………………………………………….…..........08
Retrospectiva Histórica del Divorcio en Venezuela……………………………....……..09
Distintas Corrientes del Divorcio………………………………………………………..11
CAPÍTULO II
Marco Legal……………………………………………………………………………..13
Fundamento Constitucional y Legal………………………………………………….....13
Causales de Divorcio previstas en el Código Civil Venezolano………………………..13
Consideraciones de la Sala Constitucional del “TSJ” para decretar
la Sentencia N° 1070 dictada en fecha 9 de diciembre de 2016……………………......14
Decisión de la Sala Constitucional del “TSJ” expuesta en la Sentencia N° 1070……....24
CAPÍTULO III
Aspectos Sociales…………………………………………………………………….…29
Causas Sociales del Divorcio……………………………………………………….…..29
Estadísticas del Divorcio anteriores a la Sentencia……………………………….….…30
Beneficio Social de la Sentencia…………………………………………………….….30
Controversia sobre el Divorcio………………………………………………………...31
El Divorcio y la Familia………………………………………………………….……..32
CONCLUSIÓN……………………………………………………………………..…...34
APÉNDICE……………………………………………………………………………...35
Figura Numero 1………………………………………………………………………....35
BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………………......36
2
INTRODUCCIÓN:
3
persona manifesté libremente su personalidad, si en un principio se encuentra en un
matrimonio con el cual ya no está de acuerdo, adicional a esto la carga de
acontecimientos conflictivos que afecta física y psicológicamente a ambos cónyuges; y
por el otro lado, el procedimiento que establece el Código Civil en el articulo 185-A, de
alguna manera niega la posibilidad de obtener justicia, a quien solicita la tutela judicial,
ya que el mismo, ordena que se declare terminado el procedimiento ( y se archive el
expediente ) por el solo hecho de que el otro cónyuge no compareciere personalmente o
si al comparecer negare el hecho, o si el Fiscal del Ministerio Público lo objetare; lo que
le da una ventaja al demandado sobre el solicitante para poner fin al proceso, lo cual
pone de manifiesto que el Estado no garantiza una justicia accesible, imparcial, idónea,
responsable, equitativa, más bien presenta formalismos o reposiciones inútiles, lo cual es
contrario al artículo 26 de la constitución.
Ahora bien, si el derecho venezolano se cimienta sobre el derecho romano (el cual
es considerado uno de los más amplios y desarrollados de la humanidad), entonces es
contraproducente que en Venezuela no se haya aceptado con mayor anterioridad el
divorcio como manifestación de voluntad de ambos o de uno de los cónyuges, si en Roma
ya se reconocía el “affectio maritalis”, que en termino generales ilustraba el matrimonio
como una libre manifestación común de ser marido y mujer por la existencia de afecto,
pero cuando el afecto dejaba de existir ya no había razón para que el matrimonio
subsistiera, aceptando de esta manera el divorcio como una manifestación libre de
voluntad (debido a la perdida de afecto).
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CAPÍTULO I
MARCO TEÓRICO
Bases Teóricas
Los lazos principales que definen una familia son de dos tipos: vínculos de afinidad
derivados del establecimiento de un vínculo reconocido socialmente, como el
matrimonio, y vínculos de consanguinidad, como la filiación entre padres e hijos o los
lazos que se establecen entre los hermanos que descienden de un mismo padre.
La familia supone por un lado una alianza (el matrimonio), y por el otro una filiación
(los hijos). Según expone “Claude Lévi-Strauss”, la familia tiene su origen en el
establecimiento de una alianza entre dos o más grupos de descendencia a través del
enlace matrimonial entre dos de sus miembros.
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Base Histórica del Divorcio
La institución del divorcio es casi tan antigua como la del matrimonio, si bien muchas
culturas no lo admitían por cuestiones religiosas, sociales o económicas.
En América, los hombres Aztecas solo podían tener una esposa y se la denominaba
Cihuatlantli, Áhuatlantli (significa mujer legítima), y aunque se aceptaba la poliginia,
solo la primera mujer tenía el carácter de esposa. En este contexto, el divorcio era
consentido, pudiendo ser solicitado tanto por el hombre como por la mujer.
Entre los hebreos, los varones podían repudiar a sus esposas sin necesidad de
argumentar la causa de tal actitud; bastaba con informar al Sanedrín. También existía el
divorcio por mutuo disenso, pero las razones de las mujeres eran sometidas a un análisis
más riguroso que las del hombre.
También en la antigua Grecia existía el divorcio por mutuo disenso, pero el hombre
debía restituir la dote a la familia de la mujer en caso de separación.
En el bajo Imperio romano el divorcio era algo poco común, hasta la época de los
emperadores, en donde se establece que los matrimonios deben ser libres, tanto el esposo
como la esposa podían renunciar a él si así lo querían.
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En el año 1796, Francia incorporó la ruptura del vínculo matrimonial en la ley
promulgada el 20 de noviembre, que sirvió de antecedente a muchas de las legislaciones
vigentes. No obstante cabe señalar que en términos legales modernos, el divorcio fue
asentado por primera vez en el año 1804 en el Código Civil francés, siguiendo por cierto
aquellos postulados (provenientes del Derecho Romano) que veían al matrimonio como
una verdadera unión libre y al divorcio como una necesidad natural; en este sentido, el
divorcio moderno nace como una degeneración de un matrimonio vincular cristiano.
Las cinco (5) primeras causales de divorcio previstas en el artículo 185 del Código
Civil, se fundaron en la idea del divorcio como sanción. Mientras que las causales
establecidas en los ordinales 6º y 7º, y lo previsto en la última aparte del mismo artículo
se fundamentan en la consideración del divorcio como un remedio, como una solución.
También en el código de 1.982, se introduce el artículo 185-A del Código Civil, que
prevé como causal de divorcio la separación de hecho por más de cinco años, conocida
también como “separación de hecho prolongada”.
Hasta entonces las únicas formas de divorciarse estaban previstas en los artículos 185
y 185-A del mencionado Código Civil, pero la Sala Constitucional del Tribunal Supremo
de Justicia, mediante sentencia N° 446 del 15 de mayo de 2014, interpretó el artículo
185-A del Código Civil modificando el procedimiento de divorcio previsto en él, y
estableciendo un nuevo criterio (con carácter vinculante).
Dicha Sala Constitucional analizó el contenido del artículo 185-A, indicando que “La
norma en cuestión regula lo referido a la figura del divorcio, bajo el especial supuesto
según el cual, producto de la ruptura de la vida en común se genera la separación de
hecho alegada por alguno de los cónyuges por más de (5) años, procediendo la
declaratoria del mismo, siempre y cuando el otro cónyuge convenga en ello y no exista
negativa del mismo u objeción por parte del Ministerio Público”.
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Finalmente, la Sala Constitucional ordenó la publicación íntegra del fallo en la Gaceta
Judicial y la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela, en cuyo sumario
se indico lo siguiente:“Si el otro cónyuge no compareciere o si al comparecer negare el
hecho, o si el Fiscal del Ministerio Público lo objetare, el juez abrirá una articulación
probatoria, de conformidad con lo establecido en el artículo 607 del Código de
Procedimiento Civil, y si de la misma no resultare negado el hecho de la separación se
decretará el divorcio; en caso contrario, se declarará terminado el procedimiento y se
ordenará el archivo del expediente”. De esta manera se reformó el Código Civil y se
flexibilizó el divorcio.
En esta oportunidad, la Sala Constitucional decidió ampliar las causales que pueden
motivar una demanda de divorcio, y en consecuencia declaro que: “las causales de
divorcio contenidas en el artículo 185 del Código Civil no son taxativas, por lo cual
cualquiera de los cónyuges podrá demandar el divorcio por las causales previstas en
dicho artículo o por cualquier otra situación que estime impida la continuación de la
vida en común,….incluyéndose el mutuo consentimiento”.
Exciten dos corrientes doctrinales acerca del divorcio que lo conciben de diferentes
maneras: el divorcio sanción o castigo y el divorcio solución o remedio:
Por divorcio sanción se entiende la sanción o castigo al cónyuge que incurrió en una
falta que constituye una violación grave de los deberes que le impone el matrimonio, o de
los deberes y obligaciones para con los hijos, que torne intolerable la vida en común.
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El divorcio solución o remedio, exige en principio, la prueba de quiebra irreparable de
la unión aunque habitualmente rige en las legislaciones contemporáneas una suerte de
presunción legal de la ruptura irremediable del matrimonio cuando la solicitud de
divorcio es formulada por ambos cónyuges, o si, peticionado por uno de ellos, es
aceptado por el otro, aunque no se requiera la prueba de fracaso conyugal, su alegación
por ambos esposos en conjunto carece de presunción alguna y la crisis matrimonial queda
entonces sujeta a la valoración jurisdiccional.
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CAPÍTULO II
MARCO LEGAL
El código Civil venezolano prevé en sus artículos 185 y 185-A cuáles son las causales
que pueden dar origen a la ruptura del vínculo matrimonial.
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El artículo 185-A del Código Civil establece:
Cuando los cónyuges han permanecido separados de hecho por más de cinco (5)
años, cualquiera de ellos podrá solicitar el divorcio, alegando ruptura prolongada de la
vida en común.
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constitucional, según el cual el matrimonio se fundamenta en el libre
consentimiento. Adicionalmente, la Ley Aprobatoria del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos (artículo 23-3), como la Ley Aprobatoria de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos (artículo 17-3), establecen que el matrimonio no puede
celebrarse sin el libre y pleno consentimiento de los contrayentes; derecho que también
está contemplado en el artículo 16-2 de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos. Estos derechos, conforme al artículo 19 y 23 (respectivamente) de la
Constitución vigente, son de goce y ejercicio irrenunciables, indivisibles e
interdependientes y regidos por el principio de progresividad y sin discriminación alguna,
y tienen jerarquía constitucional por lo cual prevalecen en el orden interno.
El Código Civil venezolano establece en sus artículos 185 y 185-A las causales de
divorcio; la legislación exige, para que sea legítima y legal la ruptura del vínculo
matrimonial, una sentencia emanada de un tribunal competente para dictarla, basada en
alguno de los artículos nombrados anteriormente.
Justamente, entre las causales de divorcio hay dos que se fundan en la modificación
del libre consentimiento de uno de los cónyuges de mantener la vida en común, las cuales
son: el abandono voluntario (ordinal 2° del artículo 185 del Código Civil) y la separación
de hecho por más de cinco años (artículo 185-A del Código Civil), la cual al igual que la
separación de cuerpos decretada judicialmente, bien como resultado de un proceso a ese
fin o bien por mutuo consentimiento, requiere de una declaración judicial que la
reconozca como requisito previo al divorcio. Luego, para el derecho venezolano, el cese
de la vida en común por voluntad de ambos o de uno de los cónyuges es una causal de
divorcio. De igual forma desde el punto de vista del Derecho Comparado y en
consonancia con el derecho venezolano el Código Civil Alemán vigente en su artículo
1566, manifiesta y califica como el fracaso del matrimonio, cuando los cónyuges
establecen residencias separadas de hecho, lo que representa uno de los indicadores del
cese de la vida en común, que puede conducir al divorcio. De lo señalado anteriormente
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se puede deducir que: “la suspensión de la vida en común significa que el
consentimiento para mantener el vínculo ha terminado”.
Sobre este particular, la Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de Justicia, en
sentencia n.° 192 del 26 de julio de 2001 declaró que “el antiguo divorcio-sanción, que
tiene sus orígenes en el Código Napoleón ha dado paso en la interpretación, a la
concepción del divorcio como solución, que no necesariamente es el resultado de la
culpa del cónyuge demandado, sino que constituye un remedio que da el Estado a una
situación que de mantenerse, resulta perjudicial para los cónyuges, los hijos y la
sociedad en general”. Esto se evidencia de la inclusión, como causal de divorcio, de la
interdicción por causa de perturbaciones psiquiátricas graves que imposibiliten la vida en
común, pues en tal situación no puede pensarse en culpa, sino en una aflicción que
necesita ser resuelta; e igualmente incide en la interpretación de las otras causas de
divorcio establecidas por la ley.
Ahora bien, en el sentido que luego de manifestada formalmente ante los tribunales
una solicitud de demanda de divorcio en base a hechos que constituyen una reiterada y
seria manifestación en el tiempo de disolver la unión matrimonial, como es la separación
de hecho, contemplada como causal de divorcio en el artículo 185-A del Código Civil,
ante los hechos alegados, el juez que conoce de la solicitud conforme a la jurisprudencia
debe otorgar oportunidad para probarlos; ya que un cambio del consentimiento para que
se mantenga el matrimonio, expresado libremente mediante hechos, debe tener como
efecto la disolución del vínculo, si éste se pide mediante un procedimiento de divorcio.
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Puesto que resulta contrario al libre desenvolvimiento de la personalidad individual
(artículo 20 constitucional), así como para el desarrollo integral de las personas (artículo
75 de la constitución), mantener un matrimonio desavenido, con las secuelas que ello
deja tanto a los cónyuges como a las familias, lo que es contrario a la protección de la
familia que debe el Estado (artículo 75 ibidem). Por otra parte, el artículo 137 del Código
Civil, que refiere la obligación de los cónyuges de cohabitar, establece: “Del matrimonio
deriva la obligación de los cónyuges de vivir juntos, guardarse fidelidad y socorrerse
mutuamente”, lo cual resulta improbable si los cónyuges viven en residencias separadas,
conforme a la situación planteada.
Planteada así la situación, no hay razón alguna para sostener el matrimonio, salvo una
estrictamente formal que exige la sentencia de un juez, para lograr obtener dicha
sentencia es necesario: que se invoque el abandono voluntario para solicitar el divorcio
(artículo 185.2 del Código Civil) o que se pida la conversión en divorcio de la separación
de cuerpos por mutuo consentimiento decretada judicialmente (artículo 185 del Código
Civil), se pruebe en el procedimiento de divorcio que el abandono existió, o que no hubo
reconciliación (artículos 759 y 765 del Código de Procedimiento Civil), mientras que en
el caso previsto en el articulo 185-A del Código Civil, es necesario en primer lugar; la
existencia de una separación de hecho permanente por más de cinco años, y en segundo;
que tal afirmación se ventile judicialmente como existente, caso contrario no será
procedente por el solo hecho de que uno de los cónyuges (el citado) no concurriere a la
citación, o no reconociere el hecho, o el Ministerio Público simplemente se opusiere.
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Luego se presenta que, ante la negativa del hecho de la separación por parte del
cónyuge demandado prevista en el artículo 185-A del Código Civil y de conformidad
con la Sentencia N° 446 del 15 de mayo de 2014, dictada con carácter vinculante por la
Sala Constitucional del tribunal supremos de Justicia, el juez que conoce la pretensión
debe abrir una articulación probatoria para constatar si es cierto lo que señala el
solicitante, la cual será la del artículo 607 del Código de Procedimiento Civil, ya que ante
un caso de igual naturaleza: la petición de conversión de la separación de cuerpos por
mutuo consentimiento en divorcio, el Código de Procedimiento Civil en su artículo 765
prevé que si citado el cónyuge que no solicitó la conversión, éste alegare reconciliación,
se abrirá la articulación probatoria del artículo 607 del Código de Procedimiento Civil
para que se pruebe la reconciliación, habiendo quedado ya probada la suspensión de la
vida en común con el decreto judicial que autoriza la separación de cuerpos.
Por ello, no encuentra la Sala Constitucional ninguna razón para que una
articulación probatoria similar no sea ordenada, para probar la separación de hecho, si al
aplicarse el artículo 185-A del Código Civil, el cónyuge demandado (quien no solicitó el
divorcio) no compareciere, o se limite a negar los hechos, o el Ministerio Público objete
la solicitud.
La sala Constitucional, señala que el artículo 185-A del Código Civil, se erige sobre
la base según la cual, cada parte tiene la carga de probar sus respectivas afirmaciones
de hecho, razón por la cual, adquieren importancia las manifestaciones del derecho
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constitucional a la prueba que informa a todo proceso judicial, cuyos alcances ha tenido
oportunidad de ser desarrollados por la Sala Constitucional, a través de varias
jurisprudencia.
Es por ello que el proceso de divorcio contemplado en el artículo 185-A del Código
Civil, es un proceso judicial que lógicamente admite la posibilidad de que el solicitante
tenga derecho a comprobar a través de cualquier mecanismo y/o medio de prueba, los
hechos, alegaciones y oposiciones que se presenten a través del mismo. Admitir lo
contrario, no solamente implicaría dejar en poder de una de las partes la posibilidad de
poner fin a un proceso por su simple voluntad en perjuicio del peticionante de tutela
judicial (artículo 26 constitucional) , sino además implica ceder ante el anacronismo de
una norma anterior a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, texto
supremo que propugna la progresividad de los derechos constitucionales, más aún
respecto de aquellos vinculados con aspectos sociales, la institución de la familia, el
Estado y capacidad de las personas, así como el debido proceso y la tutela judicial
efectiva.
Ahora bien, la Sala Constitucional en su sentencia n.° 175 del 8 de marzo de 2005,
caso “Banco Industrial de Venezuela”, se pronunció acerca del contenido y alcance de la
norma regulatoria de la articulación probatoria, expresando que todo tipo de pruebas
resultan admisibles para la comprobación de hechos y solución de incidencias que
surjan en el marco de los procesos judiciales. En consecuencia, testigos, experticias,
inspecciones judiciales, documentos y otros medios no prohibidos expresa o tácitamente
para las incidencias, pueden proponerse en estas articulaciones.
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Las razones anteriores generan certeza y convicción en la Sala Constitución para
exponer que una interpretación del artículo 185-A del Código Civil conforme con la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, debe ser aquella que admita la
apertura de una articulación probatoria para el supuesto que cualquiera de los cónyuges
cuestione la verificación de la ruptura de la vida en común por un tiempo superior a cinco
(5) años.
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del Código de Procedimiento Civil), con lo cual el ciudadano puede acceder a los órganos
de administración de justicia para obtener una sentencia que satisfaga su pretensión.
Siendo el caso, que de las normas citadas respecto del divorcio, se desprende que se
desconoce un derecho humano, se desconoce el interés y se vulnera el derecho de acceso
a la jurisdicción, como expresiones del derecho a la tutela judicial efectiva, cuando la
acción para demandar la resolución del vínculo matrimonial está limitada y puede incluso
resultar denegada en derecho. Ciertamente, cuando se determinan previamente y se
encasillan como causales “únicas” para demandar el divorcio, aquellas previamente
descritas por el Legislador, y se niega al cónyuge exponer y sostener ante los órganos
jurisdiccionales un motivo distinto a los enumerados por la ley para disolver el vínculo
conyugal que voluntariamente creó se desconoce el derecho a obtener una tutela judicial
efectiva.
De allí que, el matrimonio solo puede ser entendido como institución que existe por el
libre consentimiento de los cónyuges, como una expresión de su libre voluntad y, en
consecuencia, nadie puede ser obligado a contraerlo, pero igualmente , nadie puede estar
obligado a permanecer casado, (derecho que tienen por igual ambos cónyuges). Este
derecho surge cuando cesa por parte de ambos cónyuges o al menos de uno de ellos
(como consecuencia de su libre consentimiento) la vida en común, entendida ésta como la
obligación de los cónyuges de vivir juntos, guardarse fidelidad y socorrerse mutuamente
(artículo 137 del Código Civil) y, de mutuo acuerdo, tomar las decisiones relativas a la
vida familiar y la fijación del domicilio conyugal (artículo 140 eiusdem). En efecto, esta
última norma del mencionado Código prevé que el domicilio conyugal “será el lugar
donde el marido y la mujer tengan establecido, de mutuo acuerdo, su residencia”.
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Para la Sala Constitucional fue oportuno observar, cómo el Derecho Comparado ha
venido actuando a través de la jurisprudencia y la legislación de cada país para abandonar
los sistemas de divorcio con causales, donde se definen éstas “como conductas
antijurídicas que atentan contra la paz conyugal, la causal es todo acto u omisión doloso o
culposo imputable al cónyuge que daña la confianza y respeto conyugal”, para honrar los
requerimientos de la sociedad y en obsequio al reconocimiento de los derechos
constitucionales de los ciudadanos, simplificando los procedimientos de divorcio,
haciendo cada vez más accesible y menos compleja la disolución del matrimonio.
La Sala Constitucional logro finalmente deducir que, para cumplir con el deber de
hacer justicia efectiva, el Estado debe disolver el vínculo conyugal cuando demostrada la
existencia de una causal de divorcio, se haga evidente la ruptura del lazo matrimonial.
No debe ser el matrimonio un vínculo que ate a los ciudadanos en represalia por su
conducta, sino por el común afecto; por tanto, las razones que haya podido tener un
cónyuge para proferir injurias contra el otro, sólo demuestran lo hondo de la ruptura y la
imposibilidad de una futura vida común. En estas circunstancias, en protección de los
hijos y de ambos cónyuges, la única solución posible es el divorcio.
De modo pues que los ciudadanos deben gozar de derechos y garantías que hagan
valer su independencia en el desarrollo de la personalidad y libertad, por ello la Sala
Constitucional como garante de la coexistencia de los principios y valores
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constitucionales, con el fin garantizar una tutela judicial efectiva, en aras de desarrollar
una mayor plenitud en el goce de la vida y para consagrar el cometido de unidad e
integración en el Estado Social de Derecho y Justicia, no puede avalar el encasillamiento
de la causales para la solicitud del divorcio establecido en el artículo 185 del Código
Civil, por cuanto éstas cercenan derechos fundamentales que influyen en el devenir de la
vida en familia y comunidad de las personas, por ello ya no resulta necesario encontrarse
inmerso en alguna de las situaciones previstas en el artículo 185 eiusdem para iniciar el
procedimiento de divorcio.
En consecuencia, toda persona que demande el divorcio para con su cónyuge tiene el
derecho de constituir una nueva familia.
En este sentido, el jurista italiano Roberto de Ruggiero, sostiene (en Instituciones del
Derecho Civil ), que el matrimonio “es una sociedad conyugal, unión no sólo de cuerpos
sino de almas, que tiene carácter de permanencia y de perpetuidad, que se origina en el
amor y se consolida en el afecto sereno que excluye la pasión desordenada y la mera
atracción sexual, que tiene como fin no sólo la protección de los hijos y la perpetuación
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de la especie, sino también la asistencia recíproca y la prosperidad económica; que crea
una comunidad de vida indisoluble que engendra deberes recíprocos entre los esposos y
de los esposos con la prole”.
Dicha unión marital debe tener un consentimiento, el cual es la base nuclear de todo
vínculo jurídico, la expresión de voluntad del individuo es una manifestación del libre
desarrollo de la personalidad; así lo estableció la Sala Constitucional, en la reciente
sentencia n°446 del 15 de mayo de 2014.
Por lo tanto, el matrimonio se erige sobre la voluntad de las partes, nacida del afecto,
para lograr los fines de la vida en pareja y durante su lapso de vida constituir el pilar
fundamental de la sociedad organizada: la familia.
Dentro de este orden de ideas, la institución romana del affectio maritalis trataba
acerca de la voluntad de ser cónyuges, viniendo a ser el sustento fundamental del
matrimonio, por lo que ha de ser continua y su ruptura desembocaba en el divorcio.
Es de agregar, tal y como en la institución del affectio maritalis, dicho afecto que
origina la unión de una pareja en matrimonio debe ser permanente, por cuanto éste es la
fuente directa de la creación del contrato matrimonial y la existencia, de hecho, el vínculo
marital depende de tal afecto.
26
En este sentido, al momento en el cual perece el afecto y cariño ocurre el nacimiento
del desafecto, el cual es definido por la Real Academia Española como la falta de estima
por algo o alguien a quien se muestra desvío o indiferencia.
Dicho desafecto consiste en la pérdida gradual del apego sentimental, una disminución
del interés por el otro, que conlleva a una sensación creciente de apatía, indiferencia y de
alejamiento emocional, lo que con el tiempo lleva a que los sentimientos positivos que
existían hacia el o la cónyuge cambien a sentimientos negativos o neutrales.
A este respecto tenemos pues que al momento en el cual perece el afecto la relación
matrimonial pasa a ser apática con un alejamiento sentimental que causa infelicidad entre
los cónyuges, por ende, al existir una falta de afecto, entendida como desafecto, será muy
difícil, prácticamente imposible, que los cónyuges cumplan con sus deberes maritales.
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De modo pues que tales situaciones no se pueden encasillar a las causales previstas en
el artículo 185 del Código Civil, tal y como se estableció en la sentencia n°
693/2015, ya que al ser sentimientos intrínsecos de alguno de los cónyuges, estos pueden
nacer o perecer de forma inesperada sin que exista un motivo específico.
Por lo tanto y en razón de encontrarse, de hecho, roto tal vínculo que originó el
contrato de matrimonio, este no debe de seguir surtiendo efectos en el mundo jurídico,
motivo por el cual no se puede someter a un procedimiento controversial al cónyuge que
alegue o haga evidenciar el desafecto o la incompatibilidad de caracteres en su demanda
de divorcio, la Sala Constitucional estando en franca sintonía con el respeto a los
derechos constitucionales relativos a la libertad y el libre desenvolvimiento de la
personalidad, desarrollados en la sentencia 693/2015, estableció la posibilidad de que la
ruptura jurídica del vínculo matrimonial se pueda generar por causas no previstas en la
legislación patria, es decir, que el desafecto y la incompatibilidad de caracteres, creadores
de disfunciones en el matrimonio y la familia, siendo esta la base fundamental para el
desarrollo de la sociedad, pueden ser alegados con el fin de obtener una sentencia que
disuelva el vínculo jurídico que une a los cónyuges, para así lograr el desenvolvimiento
efectivo de los principios, valores y derechos constitucionales que rigen la materia, así
como la protección familiar y de los hijos (si es el caso) habidos durante esa unión
matrimonial en la cual se produjo el desafecto o la incompatibilidad señalada.
Por ello, a los fines de la protección familiar debe entenderse el divorcio como una
solución al conflicto marital surgido entre los cónyuges, con el propósito de aligerar la
carga emocional de la familia.
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CAPÍTULO III
ASPECTOS SOCIALES
Diversas investigaciones se han abocado a tratar de determinar cuáles podrían ser las
variables que presentan un mayor riesgo de divorcio, aunque no necesariamente se puede
presumir que son aquellas las causales directas de este. Entre estos factores, se pueden
mencionar: matrimonios a corta edad, pobreza, desempleo, bajo nivel educacional,
convivencia con otra (o la misma) pareja antes del matrimonio, tener un hijo o hija antes
del matrimonio ya sea propio (de ambos) o de alguno de los contrayentes, diferencias
raciales, tener un historial de otros matrimonios anteriores, divorcio en la familia de
origen, entre otros.
Causas bastante más raras, pero a veces no menos frecuentes, son el ronquido
insoportable de uno de los cónyuges, falta de higiene personal, adicciones a distracciones,
política, deportes o hobbies.
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Estadísticas del Divorcio Anteriores a la Sentencia
Para el año 1.999, la cantidad de divorcio fue de veinte mil quinientos cuarenta y
cuatro (20.544) , posteriormente la cantidad de divorcios para el año 2.002, paso a ser
dieciséis mil seiscientos veintisiete (16.627) lo que significa que decayó
considerablemente (un -19,06% aproximadamente), sin embargo en la siguiente década el
divorcio empezó a incrementar exponencialmente con un aumento progresivo en
promedio de 8,49% de divorcios por año (es decir 1.412 divorcios más por cada año),
específicamente para el año 2005, la cifra se situaba en veintiún mil cuatrocientos
cincuenta y uno (21.451) divorcios, seguidamente para el año 2.008, la cantidad se
agrando hasta llegar a veintinueve mil cuarenta y cuatro (29.044), ulteriormente en el año
2.012, la cifra aumento nuevamente hasta llegar a treinta mil seiscientos cincuenta
(30.650) divorcios; (observar el apéndice para apreciar el grafico que expone la cantidad
de divorcio, pagina 35).
Permite que los hogares que vienen arrastrando malas relaciones familiares llenas de
circunstancias conflictiva de parejas (lo suficientemente graves, constantes, intolerables e
insoportables por los reiterados insultos, incomprensiones, irrespeto, y además
desafecto) logren desembocar en una solución pacifica canalizada por el Estado a través
de los órganos que imparten la justica, permitiendo poner fin a tal situación y además
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reintegrando a la sociedad a estos individuos que al verse envueltos en la circunstancia
anterior no lograban alcanzar con plenitud el total y libre desenvolvimiento de su
personalidad ya que se encontraban cohibidos por su pareja e incluso en algunos casos
envueltos una etapa incipiente de depresión u estrés. Con la sentencia, se logro llegar a
una solución al conflicto de pareja que permitiera obtener el divorcio de una manera más
rápida y eficiente que la establecida anteriormente, basada no solo en el divorcio como
castigo sino como una solución, atendiendo verdaderamente al principio fundamental que
si bien da origen al matrimonio también debe dar origen al divorcio, y no es otro ese
principio que el “libre consentimiento de las parejas”.
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Por otro lado, otros autores afirman que el proceso de divorcio impacta en el
bienestar de los niños y niñas, pudiéndose asociar a algunos problemas que estos
externalizan, tales como comportamientos agresivos o tendencia a quebrar reglas,
mientras que a nivel interno, con problemas de ansiedad y depresión. En particular,
autores católicos y sociólogos conservadores cuestionan mucho las consecuencias del
mismo y relacionan el divorcio con la delincuencia juvenil.
El Divorcio y la Familia
Slater y Haber hicieron una investigación en 1984 que mostró un mayor índice de
ansiedad y baja autoestima en niños pertenecientes a familias unidas con alto índice de
conflictividad matrimonial, que en niños pertenecientes a familias divorciadas con bajo
nivel de conflictividad entre los progenitores.
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pequeña y se basaban más en el nivel de conflictividad de la pareja parental que en el
hecho de haberse divorciado o no.
Con lo anterior expuesto se deduce que el divorcio está causado por varios problemas
desde hace tiempo, provocando así la separación de los padres y el malestar de los hijos,
sin embargo es más dañino para los integrantes de las familias y en especial para los
niños continuar con una relación en la cual impera las peleas y las discusiones, siendo
insensato no recurrir a un divorcio.
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CONCLUSIÓN
La sentencia N° 1070 sobre el divorcio dictada con carácter vinculante por la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justica (T.S.J) en fecha 9 de diciembre del año
2016, logro un cambio significativo en nuestra legislación, y dio paso a una nueva
concepción en ésta materia, aceptando que el divorcio ya no es un castigo obligatorio
(para las personas que incurren en una causal que origina la ruptura del mismo), sino una
solución necesaria (para las personas que ya no tiene una causa o motivo para mantener
la unión conyugal). A nuestro criterio, al analizar cada uno de los puntos de nuestra
investigación, podemos afirmar que el matrimonio solo es posible con el consentimiento
del los contrayentes, y es ese mismo consentimiento necesario para que persista el
matrimonio, de lo contrario surge el divorcio, el cual hemos observado que no es un
factor desestabilizante para la sociedad, más bien es una institución que libera a los
cónyuges de conflictos que perjudican física y psicológicamente, tanto a ellos, como a
todos los miembros que conforman su familia, permitiendo que cada persona (al
separarse), individualmente se reincorporen en la sociedad, consiguiendo exteriorizar su
verdadera personalidad (su verdadero yo) que antes no lo hacían por estar cohibidos por
su consorte, mejorando su rendimiento laboral al separarse y superar el divorcio (segundo
proceso más estresante que puede vivir durante la edad adulta). Adicionalmente se logra
con esta sentencia que la voluntad verdadera de los principios constitucionales sea
tangible para los ciudadanos.
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APÉNDICE
La siguiente tabla denota la cantidad de divorcios desde el año 1.999 hasta el año
2.012:
Figura N: 1
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BIBLIOGRAFÍA
Página Web Oficial del “TSJ”. (2016) Sentencia N° 1070 Dictada Con Carácter
Vinculante Por La Sala Constitucional.
Consultado en: http://www.tsj.gob.ve/decisiones#
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