El autor describe su esquema de comunicación como el conjunto de seis
factores que constituyen todo hecho discursivo, cualquier acto de comunicación verbal. Estos componentes son el destinador, destinatario, mensaje, contexto, contacto, código. Dichos componentes son indisolubles y actúan de la siguiente manera:
DESTINADOR: Emisor del mensaje
DESTINATARIO: Receptor del mensaje MENSAJE CONTEXTO: Es una referencia, un entorno al cual se dirige el mensaje. Cuando hablamos de referencia, pensamos en cosas, ámbitos susceptibles de ser verbalizados, que nos sirven de guía para orientar al destinatario a captar el contenido del mensaje. Por ejemplo: actualmente, si tenemos en cuenta una plataforma para enviar correos electrónicos, en la estructura de dichos correos nuestro contexto de referencia lo determinamos en el apartado de ASUNTO, donde introducimos al destinatario al contenido de nuestro mensaje. CÓDIGO: Es el lenguaje que tienen en común el destinador y destinatario, con el cual se establece una comunicación. El ejemplo más concreto sería un idioma. CONTACTO: Canal físico y psicológico que establece la circulación y conexión en toda comunicación entre destinador y destinatario. Ejemplos: charlas, seminarios, recitales, entre otros.
Ahora, establecidos los componentes del acto de comunicación, podemos
establecer las relaciones de los mismos con las funciones del lenguaje (que también son seis), y podemos emparejar, designar una función para cada componente:
Para el Destinador, podemos establecer la relación con la función
EMOTIVA. Esto es, porque el destinador del mensaje debe establece una relación psicológica-afectiva con el destinatario. Debe poder generar impresiones, emociones en el destinatario. Esta función se efectúa mediante interjecciones, que son las manifestaciones y expresiones del emisor. Un ejemplo sería el que aparece en el texto, el “Psé” de McGinty, personaje de una obra de Conan Doyle, cuya interjección consiste en sonido africado y otro vocálico. Para el Destinatario, podemos generar el vínculo con la función CONATIVA. En esta relación, lo que sucede es que el mensaje contiene una exclamación, un imperativo incuestionable que va dirigido al receptor y que el mismo debe “acatar” esa “orden”. Por dar un ejemplo, podemos pensar en las publicidades de ventas de “Sprayette”, en donde al ofrecerse cierto producto, se puede escuchar (y observar) en un determinado momento el “¡llame ya!”. Para el Mensaje, tenemos la función POÉTICA. ¿Por qué esta función? Cuando el destinador transmite un mensaje, no hay solamente un conjunto de frases ordenadas de manera coherente, sino que cada frase o palabra, o cierto grupo de palabras, contienen una cierta carga emocional, con la cual el destinatario se interesa y compenetra con el contenido del mensaje. No podemos hablar de una función meramente referencial, porque si bien es importante el qué se transmite, más importante es el cómo se trasmite. Por ejemplo, si pensamos en un evento musical, en la interpretación de una canción con música y letra, es bastante claro que lo que importa no es la letra en sí, sino las expresiones del o la cantante y músicos/as, la manera de ejecutar la canción en su totalidad y en cada una de sus partes. Para el Contexto, pensé en la función REFERENCIAL. Esta relación es, principalmente, porque la función del contexto que ya había explicitado anteriormente, se corresponde con la referencia, con el ubicar al destinatario en un entorno entendible. Ejemplo: los títulos de los capítulos de un libro Para el Código, la función METALINGÜÍSTICA. El código funciona como un medio de comunicación común entre destinador y destinatario, y en ese medio vehicula información en las que si bien no tenemos total conciencia, operan aunque sea insconscientemente desde la etapa más temprana de nuestra vida. Por ejemplo, tenemos el uso de sinónimos y antónimos, el uso de comillas que a veces utilizamos para referimos a algo que no nos llega a convencer del todo (este “doctor”, en donde las comillas funcionan como un “aparentemente” o “una especie de”). Para el Contacto, finalmente, haremos la relación con la función FÁTICA. La función fática tiene como objeto iniciar, prolongar, interrumpir o finalizar una conversación o bien sencillamente comprobar si existe algún tipo de contacto. Es, simplemente, facilitar la comunicación entre el destinador y destinatario. Ejemplos para esta relación pueden ser un saludo, el uso de palabras “claro”, “entiendo”, “por supuesto”. Críticas del esquema de Jakobson, por parte de Orecchioni
1) Con total seguridad, hablar no es solamente intercambiar informaciones
de manera armoniosa, que fluyen naturalmente. Hay que tener en cuenta las diferencias de nivel intelectual, los dialectos, sociolectos e idiolectos. Al generar un discurso, habrán limitaciones de producción y configuración de esa información que se quiera transmitir. Algunas limitaciones serían la cantidad, edad, nacionalidad, comportamiento de los oyentes. Y la organización material, político y social del espacio en donde se producirá ese discurso de carácter didáctico.
2) Hablar es hacer: como anteriormente se explicita que dar un discurso
no es solamente enunciar informaciones quasi aleatorias, hay que dar por sentado que lo que se dice debe estar ligado a una práctica, una producción, un trabajo. Esto quiere decir que en la transmisión de la información , además de aplicarse las restricciones (configurar de manera coherente y organizada lo que se va a decir), debe tener como fin no solamente ser un discurso para ser interpretado, sino también un conjunto de mensajes que luego de ser interpretados, serán re- producidos y puestos en práctica por los destinatarios.
Idiolecto: un idiolecto de una persona es la particular manera de hablar de
una persona, es la suma de sus conocimientos de distintos ámbitos, sus ideas, sus interpretaciones de las informaciones que recibe, su forma de pensar en general, y su forma de actuar en consecuencia de lo que recibe mediante los sentidos que posea (pensando en que dicha persona puede no tener los cinco sentidos que conocemos).