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Cantú Prieto Alejandro 2°B

Taller de lectura y redacción Evidencia 2 Bloque 1

El origen del español

No cabe duda que, durante la vasta historia de la humanidad, han existido


distintos medios de transmitir mensajes, ya sea mediantes solo sonidos
codificados, señas, y el habla. Nuestra preciada lengua española tiene un origen
más extenso de lo que se cree, pues es una de las lenguas más complejas
hermosas.
Con tantas variantes, es imposible que todo haya surgido de un solo lugar, puede
que su origen más vasto de lo imaginable. A continuación se presentará una breve
historia de la bella lengua

El origen del idioma español se puede rastrear en la familia de las lenguas


indoeuropeas. Alrededor de 2000 años antes del nacimiento de Cristo, los
celtibéricos hablaban un idioma celta antiguo.
Los habitantes de esta región, un área a la que luego los intelectuales se referirían
como “Hispania”, comenzaron a aprender latín de los romanos. La combinación
del idioma celta y el latín evolucionó en lo que muchos denominan “latín vulgar”. El
latín vulgar era una forma del latín adaptada que usaba frases y palabras
diferentes del latín tradicional.
Tras la caída del Imperio romano en el siglo V, la influencia del latín culto en la
gente común fue disminuyendo paulatinamente. El latín hablado de entonces fue
el fermento de las variedades romances hispánicas, origen de la lengua española.
En el siglo VIII, la invasión musulmana de la península ibérica hace que se formen
dos zonas bien diferenciadas. En al-Ándalus, se hablaban los dialectos romances
englobados con el término mozárabe, además de las lenguas de la minoría
invasora (árabe y bereber). Mientras, en la zona en que se forman los reinos
cristianos desde pocos años después del inicio de la dominación musulmana,
continúa una evolución divergente, en la que surgen varias modalidades
romances: la catalana, la navarro-aragonesa, la castellana, la astur-leonesa y la
gallego-portuguesa.
A partir de finales del siglo XI es cuando comienza un proceso de asimilación o
nivelación lingüística, principalmente, entre los dialectos románicos centrales de la
península ibérica: astur-leonés, castellano y navarro-aragonés, pero también del
resto. Este proceso es el que dará como resultado la formación de una lengua
común española, el español. Cada vez son más los filólogos que defienden esta
teoría (Ridruejo, Penny, Tuten, Fernández-Ordóñez). También se ha resaltado el
peso del mozárabe de Toledo, ciudad en la que el castellano escrito comenzó su
estandarización. Sin embargo, otros filólogos siguen defendiendo los postulados
pidalianos del predominio del dialecto castellano en la formación del español y su
expansión por un proceso de castellanización por el resto de territorios
peninsulares.
Cuando los visigodos tomaron el poder sobre la región llamada Hispania, el latín
siguió siendo el idioma predominante y oficial de la región. Esto continuó hasta
que los moros, un grupo hablante de árabe, conquistaron la región. El árabe se
convirtió en la lengua predominante, excepto por ciertas regiones dominadas por
los cristianos. En esas áreas, el latín vulgar seguía siendo el idioma oficial. A
medida que los grupos cristianos comenzaron a recuperar la España mora, el latín
vulgar volvió a ser la lengua predominante en todas las regiones.

El origen del español en México.

En México las grandes líneas de evolución de la lengua española desde sus


orígenes hasta el comienzo de la emancipación de 1810 pueden dividirse en tres
grandes etapas: la inicial o externa, la de internalización y la de expansión. Éstas,
sin ser divisiones categóricas, se correlacionan con hechos culturales significativos
que no sólo influyeron en el uso y la difusión de las lenguas de México, sino en la
creación de una nueva identidad nacional que afloraría con la independencia,
durante el siglo XIX.

Desde el primer siglo de dominio español, y a partir de que el dialecto se convirtió


en la lengua de uso en las colonias, se empezaron a formar varias modalidades
lingüísticas: una de ellas ha sido, desde entonces, la más plural, conservadora
ante los vulgarismos y neologismos, pero a la vez la más innovadora ante los
cambios de prestigio. Se trata del habla del altiplano mexicano, hoy la modalidad
del español que tiene mayor número de hablantes.

La etapa inicial corresponde a los primeros momentos de la colonización y del


contacto de españoles e indígenas. Cabe ubicarla simbólicamente entre 1519, año
en que Hernán Cortés y sus huestes arribaron a la Nueva España, y 1552, un año
antes de que se inaugurara la universidad de México.
Tras la experiencia inicial en las islas del Caribe, los conquistadores y primeros
pobladores se encontraron en un mundo nuevo y complejo cuyas realidades
tuvieron que entender y explicar por medio de su lengua. En efecto, en Tierra
Firme se continuó el proceso de «indianización» iniciado en las islas. Éste
consistió en la adaptación cultural y lingüística por parte de los españoles al medio
americano, a «Las Indias», la cual es paralela a la «hispanización» o adopción de
elementos lingüísticos y culturales europeos por parte de los indígenas
americanos, particularmente los nahuas en el caso de México. Durante este
período inicial se incorporaron los primeros préstamos de las lenguas amerindias
al español para aludir a las realidades del mundo indígena. Son conocidos los
vocablos ají, cacique y canoa de las lenguas antillanas, que documenta Cristóbal
Colón y las voces cacao, tamal y tomate del náhuatl que aparecen en Hernán
Cortés y en otras fuentes novohispanas.
La segunda etapa o período de internalización cabe iniciarla simbólicamente con
la fundación de la Real y Pontificia Universidad de México en 1553 y terminarla en
1769, un año antes de las medidas absolutistas de castellanización tomadas por
Carlos III. La fundación de la Universidad de México, que tuvo los mismos
privilegios y franquicias que la Universidad de Salamanca, confirma la aceptación
institucional, lingüística y cultural de los novohispanos como entidad étnica en
ambos lados del Atlántico. Al igual que en el Colegio de Tlatelolco, la lengua de
instrucción de la universidad fue el latín.

Cabe iniciar simbólicamente esta etapa en 1770, año en que Carlos III, influido por
el arzobispo Antonio Lorenzana, promulgó, junto con otras medidas absolutistas,
edictos a favor de una política de imposición del castellano en detrimento de las
lenguas indígenas. No obstante que su finalidad era centralizar el poder y evitar
abusos a los indígenas, el efecto de estas medidas y otras similares tomadas a lo
largo del tiempo circunscribieron el empleo de las lenguas indígenas a su uso
exclusivo entre los distintos grupos étnicos aborígenes más alejados de las
ciudades. Los cambios propuestos por el rey tardaron en adoptarse porque hubo
resistencia. Pero las reales cédulas reflejaban un cambio de actitud importante
que se ligaba con la situación política del mundo en esa época. Las ideas de la
ilustración, la independencia de Estados Unidos (1775-1783), la revolución
francesa (1789-1799) y la presencia de Napoleón en España (1808) motivaron que
México y otros territorios americanos se declararan libres de la soberanía política
de España. Los primeros levantamientos comenzaron en 1810, pero la
independencia se consumó en 1821 terminando la rivalidad entre los criollos
americanos y los peninsulares. Los cambios poblacionales derivados de las
sublevaciones y el mestizaje ocasionaron la expansión del español, más que la
escuela. Por ello, el bilingüismo entre el español y las lenguas indígenas, sobre
todo con el náhuatl, que había sido lengua general antes y después de la llegada
de los españoles, desapareció paulatinamente. Pero la cultura derivada de la
fusión de costumbres indígenas y españolas se mantuvo presente con predominio
de unas u otras en los diferentes estratos y regiones de la sociedad mexicana
desde la colonia hasta nuestros días. Las lenguas indígenas dejaron sus huellas a
modo de residuo en algunos préstamos léxicos en la antigua koiné, que a fines del
siglo XVIII se había convertido en el español mexicano y ya comenzaba a
diferenciarse en las distintas regiones. Para el siglo XIX, por ejemplo, el Periquillo
Sarniento, primera obra nacional, escrita en 1816 por José Joaquín Fernández de
Lizardi, refleja el español mexicano popular de la ciudad de México, derivado de la
antigua koiné.

El origen del español en América Latina

Se trata de la denominación global y un tanto arbitraria que se da a las


expresiones idiomáticas y autóctonas y al vocabulario específico del idioma
español en América Latina.
De los más de 400 millones de personas que hablan español (o castellano) como
lengua materna, más de 300 están en Latinoamérica.
Cuando Cristóbal Colón llegó a América en 1492, el español ya se había
consolidado lingüística y políticamente en la Península: tenía una extensa tradición
literaria, se había publicado ya la primera gramática del español y era la lengua de
la administración y el comercio en todo el territorio, tanto castellano como
aragonés.
Este español que los colonizadores llevan a América es ya una lengua definida
aunque, naturalmente tiene muchas realizaciones regionales (andaluza, castellana
septentrional, castellana central, vasca, etc.). No obstante, la lengua que atraviesa
el océano tiene un carácter uniforme.
Hay numerosas particularidades y giros idiomáticos idiomáticos dentro del español
o castellano.
Algunos de los aspectos que afectan al español son: el uso incorrecto que hacen
los medios de comunicación, la influencia del inglés y, quizás el más importante,
los vacíos existentes en el vocabulario técnico.
Sin embargo, es en el vocabulario técnico donde más claramente puede
encontrarse una diferencia entre el español de la península ibérica, también
llamado español de Castilla, y el español latinoamericano.
En el español latinoamericano son relativamente más frecuentes los préstamos
directos del inglés, sin traducirlos ni adaptar la grafía a las normas castizas.
El ejemplo más notorio es la utilización de la palabra email o e-mail en
Latinoamérica en lugar de la traducción más literal: correo electrónico, que se usa
en España. Las diferencias se hacen manifiestas sobre todo en los términos
técnicos o de adopción reciente. En Latinoamérica se habla de la computadora
mientras que en España del ordenador, y cualquiera de las dos palabras suena
extranjera en la región opuesta a su uso.
http://www.spanish-translator-services.com/espanol/articulos/espanol-
latinoamericano.htm

https://traduccion.trustedtranslations.com/espanol/historia/latino-america.asp

https://traduccion.trustedtranslations.com/espanol/historia/espana.asp

http://congresosdelalengua.es/valparaiso/ponencias/america_lengua_espanola/par
odi_claudia.htm

https://www.excelsior.com.mx/opinion/maria-del-pilar-montes-de-oca-sicilia/sobre-
el-espanol-de-mexico/1296609

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