Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
docente y
pensamiento
emocional
Educación
BIENESTAR DOCENTE
Y PENSAMIENTO EMOCIONAL
© Carlos Hué García
Los autores y editores no asumen responsabilidad alguna por los daños o perjuicios que pudieran sufrir
los usuarios derivados de su actuación o falta de actuación como consecuencia de cualquier informa-
ción contenida en esta publicación.
El objeto de esta publicación es proporcionar información al usuario, por tanto no existe obligación
por parte de la editorial de resolver consultas o de facilitar asesoramiento jurídico o profesional de
cualquier tipo relacionado con las informaciones en ella contenidas.
La editorial advierte al usuario que la información contenida en esta publicación puede estar elaborada
con base en criterios opinables, o bien elaborada a partir de datos suministrados por fuentes sobre las
que ésta no tiene control y cuya verificación no siempre es posible a pesar de que la editorial pone to-
dos los medios materiales, humanos y técnicos a su alcance para procurar una información exhaustiva,
completa, exacta y actualizada.
Todos los derechos reservados. A los efectos del art. 32 del Real Decreto Legislativo 1/1996, de 12 de
abril, por el que se aprueba la Ley de Propiedad Intelectual, Wolters Kluwer España, S.A., se opone
expresamente a cualquier utilización con fines comerciales del contenido de esta publicación sin su
expresa autorización, lo cual incluye especialmente cualquier reproducción, modificación, registro, co-
pia, distribución, comunicación, transmisión, envío, reutilización, publicación, tratamiento o cualquier
otra utilización total o parcial en cualquier modo, medio o formato de esta publicación.
ISBN: 978-84-7197-895-0
Depósito Legal: BI – 233 – 08
Printed in Spain
Impreso en España por: RGM
Padre Larramendi, 4
48012 Bilbao (Vizcaya)
Índice
Prólogo ............................................................................................................ 11
Introducción ................................................................................................... 15
Primera parte: La práctica de la profesión docente ................................... 19
I. El malestar docente.................................................................................. 23
1. Definición de burnout ........................................................................... 25
2. Malestar docente ................................................................................... 26
3. Formas de estudiar el burnout del profesorado .................................... 27
4. Causas del malestar docente ................................................................. 27
5. Autoconcepto del profesorado .............................................................. 28
6. El concepto de educación .................................................................... 29
7. Factores que inciden en el malestar docente......................................... 32
7.1. Los cambios sociales .................................................................. 32
7.2. Los cambios culturales: entre Europa y los mass media ............ 33
7.3. Los cambios educativos .............................................................. 34
8. Cambio continuo de las normativas en educación ................................ 36
9. Demandas sociales ................................................................................ 37
9.1. Hiperresponsabilización por parte de la sociedad ...................... 38
9.2. Modificación del apoyo del contexto social ............................... 38
9.3. Modificación de las condiciones docentes ................................. 38
Bienestar docente y pensamiento emocional
6 © WK Educación
Índice
1. Introspección.......................................................................................... 111
1.1. El silencio ................................................................................... 114
1.2. La soledad ................................................................................... 115
1.3. El espejo ..................................................................................... 116
1.4. El lenguaje interior ..................................................................... 117
2. Autoconocimiento aptitudinal .............................................................. 119
3. Autoconocimiento y profesión docente ................................................ 120
4. Autoconocimiento profesional .............................................................. 121
4.1. El diario del docente ................................................................. 125
5. Autoconcepto docente ........................................................................... 128
6. Las atribuciones. La atribución del éxito .............................................. 129
7. Estilos atribucionales ............................................................................ 131
8. Autocrítica.............................................................................................. 132
9. Los peligros de la introspección ........................................................... 147
VI. Autoestima ............................................................................................... 149
1. El malestar ............................................................................................ 152
2. La autocompasión ................................................................................. 152
3. Los enemigos de la felicidad ................................................................ 152
3.1. La culpa ...................................................................................... 153
3.2. El miedo...................................................................................... 154
4. El bienestar ........................................................................................... 156
4.1. La felicidad ................................................................................. 156
4.2. La felicidad de las pequeñas cosas ............................................. 158
4.3. La felicidad se encuentra en uno mismo .................................... 159
5. Autoestima ............................................................................................ 160
5.1. Cómo reforzar nuestra autoestima .............................................. 162
6. Los potenciadores de la autoestima ...................................................... 164
6.1. La alegría .................................................................................... 164
6.2. El optimismo .............................................................................. 167
6.3. La libertad ................................................................................... 169
7. Valoración positiva de nuestras cualidades ........................................... 170
8. Autoestima del profesorado .................................................................. 173
8.1. Alegría docente ........................................................................... 176
8.2. El compromiso con el trabajo y alegría docente ........................ 177
8.3. El orgullo de la profesión docente .............................................. 177
9. Autoestima del alumnado ..................................................................... 179
9.1. Autoestima y rendimiento académico ...................................... 180
VII. Control emocional ................................................................................. 181
1. Psicofisiología del control emocional ................................................... 183
2. Emociones y sentimientos negativos ................................................... 185
© WK Educación 7
Bienestar docente y pensamiento emocional
8 © WK Educación
Índice
© WK Educación 9
Bienestar docente y pensamiento emocional
10 © WK Educación
Prólogo
© WK Educación 11
Bienestar docente y pensamiento emocional
que propugnan esa importancia de las emociones positivas desde una situación difícil
que les ha tocado vivir. Carlos Hué es una de estas personas.
A Carlos Hué se le diagnosticó cáncer de colon en plena apoteosis de su vida
personal y profesional, alrededor de los cincuenta años. Imaginémonos lo que esto
supone y las repercusiones que tiene en la vida familiar, personal, profesional y social.
Es comprensible que una persona que pase por estos trances se sienta frustrada,
desanimada, triste y que incluso caiga en estados depresivos. Lejos de todo ello,
Carlos Hué afronta la situación con gran valentía, con optimismo, con entusiasmo y
sobre todo con un sentido del humor que te hace mondar de risa cuando te lo explica,
incluidos algunos detalles sutiles propios de la situación.
Las recientes aportaciones de la psiconeuroinmunología han puesto de relieve que
las emociones positivas contribuyen a fortalecer las defensas del sistema inmunitario.
Carlos Hué es una prueba patente de ello, que merecería ser estudiada en profundidad
por las relaciones entre emoción y salud. Además, él tiene la gracia de expresarlo
claramente: “si estoy superando el cáncer es gracias a las emociones positivas; es
gracias a la educación emocional”.
Muchas gracias, Carlos, por la lección de vida que nos estás dando. Esto te autoriza
para publicar este libro y muchos más, en los que des a conocer a las personas
interesadas la importancia de las emociones en nuestras vidas, en las relaciones
interpersonales, en la salud y en el bienestar.
El libro que nos ocupa lleva por título Bienestar docente y pensamiento emocional.
No es un título casual. El bienestar docente es algo primordial, no solamente entre
el profesorado, sino en la sociedad en general. Conviene insistir en algunos aspectos
que caracterizan al profesorado. Por una parte es una profesión de riesgo; así ha sido
señalado por la OMS (Organización Mundial de la Salud) y por la OIT (Organización
Internacional del Trabajo), junto con otras profesiones como las de bomberos, policías,
periodistas y reporteros de guerra, profesionales de la salud, etc. ¿Por qué el profesorado
está en situación de riesgo? Porque vive en permanente tensión. Y si alguien lo duda,
que vaya a un aula (sobre todo de los cursos superiores de Primaria y de Secundaria
Obligatoria) y pase un día en ella. Probablemente podrá experimentar emociones
fuertes de impotencia, frustración, ira, indignación, etc. Esto explica el elevado número
de profesores que están de baja por depresión o por el síndrome de burn out (estar
quemado por el trabajo). Esta situación reclama una atención de urgencia y Carlos
Hué, con su experiencia de más de quince años como profesor asociado de la Universidad
de Zaragoza, viene para abrirnos un camino a la esperanza y a un futuro prometedor:
la importancia del bienestar docente para una educación efectiva.
12 © WK Educación
Prólogo
La segunda parte del título pone en relación, en una misma expresión, el pensamiento
y la emoción, que tradicionalmente se han considerado rasgos antagónicos. Las
aportaciones en el marco de la inteligencia emocional han puesto de relieve cómo
inteligencia y emoción están tan interrelacionadas que se hace difícil separarlas. Pero
todavía nos hace falta reconocerlo y aprender a gestionarlo de forma efectiva. El libro
que el lector tiene en sus manos es un material útil y práctico en este sentido.
El libro trata del malestar docente y de la necesidad de transformarlo en bienestar;
aporta sugerencias, actividades y estrategias para esta conversión, en base a la educación
emocional. Principalmente el libro se centra en estas competencias emocionales:
autoconocimiento, autoestima, regulación emocional, automotivación, conocimiento
del otro, valoración de los demás y liderazgo docente. Todo esto se resume en mejora
personal y profesional.
La primera parte es un análisis del momento de cambio que estamos viviendo, con
especial referencia al malestar docente y al nuevo perfil del profesorado. La segunda
parte se centra en el método del pensamiento emocional, que tiene como propósito
el desarrollo de las competencias emocionales, y en concreto las citadas en el párrafo
anterior.
Se trata de un libro práctico, un ejercilibro, como lo denomina Carlos Hué. Más que
para ser leído, conviene practicar lo que se propone. La práctica, si es posible diaria,
es lo que puede favorecer un progresivo cambio de actitudes y un desarrollo de
competencias emocionales. Es un método para el desarrollo profesional del
profesorado.
© WK Educación 13
Introducción
© WK Educación 15
Bienestar docente y pensamiento emocional
16 © WK Educación
No podéis preparar a vuestros alumnos
para que construyan mañana el mundo de sus sueños,
si vosotros ya no creéis en esos sueños;
Los profesores nos sentimos acorralados porque los alumnos, los estudiantes
también se sienten acorralados. Me decía hace poco un profesor de un Instituto:
“Los alumnos se encuentran encerrados en un tonel de hormonas y no saben cómo
salir”. Reflexionemos sobre las condiciones en las que los adolescentes tienen que
aprender y comprenderemos con facilidad en qué condiciones tienen que llevar a
cabo su aprendizaje. Los alumnos, decíamos, se encuentran acorralados, por tanto,
© WK Educación 21
Bienestar docente y pensamiento emocional
entre sus hormonas, sus intereses, sus preocupaciones, por un lado, y el currículo,
es decir, esa cantidad para ellos ingente de conocimientos y materias que tienen que
dominar. Para esto será bueno que reflexionemos sobre los cambios sociales que se
han producido en los últimos veinticinco o treinta años y que afectan a todo el en-
torno de la escuela.
En relación con la angustia de los docentes, en un diario regional se publicaba una
encuesta sobre un estudio realizado por un sindicato que afirmaba que el 10% del
profesorado se siente acorralado. Acorralado, angustiado, deprimido y desmotivado.
Claro, ¿qué se puede hacer en estas circunstancias? La respuesta la podemos en-
contrar en la práctica de la inteligencia emocional y un ejemplo de ello es el Método
de Pensamiento Emocional cuya aplicación se describe en las páginas siguientes.
Decía el presidente de la CEAPA en un programa de debate en televisión acerca
de los problemas de convivencia en los centros escolares que la violencia se pro-
ducía a causa del currículo que se enseña en ellos. Los centros, los profesores, el
currículo, decía, van por un lado, y los alumnos, los padres también muchas veces,
van por otro. Este fenómeno ha sido denominado por Epp como violencia sistémica.
Violencia sistémica es la que ejerce una escuela intelectualista y uniformadora que
exige las mismas respuestas de los alumnos independientemente de su procedencia,
cultura y capacidad (Epp, 1999: 19).
22 © WK Educación
I. El malestar docente
La situación de la educación, como hemos visto, ha cambiado de forma radical
en nuestro país en los últimos veinticinco o treinta años hasta darse la circunstancia
de que hoy como nunca antes se habla de malestar docente. En la actualidad hay
muchos docentes, maestros, profesores de Instituto o de Universidad, con años de
experiencia, que casi no hablan más que de su jubilación, lo que es signo de que el
sistema educativo los ha defraudado, y cada día son más las bajas psiquiátricas entre
los docentes, como afirma Carlos López Cortiñas, de UGT:
Este contexto ha producido un aumento de las bajas médicas entre los profesio-
nales del sector por patologías de origen psicosocial; según un estudio realizado
por nuestro sindicato, un 23,4% de los docentes se encuentran de baja por enfer-
medades de tipo psiquiátrico (López Cortiñas, 2006: 23).
1. DEFINICIÓN DE BURNOUT
© WK Educación 25
Bienestar docente y pensamiento emocional
Los trabajadores con burnout se sienten quemados bien por un exceso o falta de
trabajo, por un exceso o falta de responsabilidad en su puesto, por falta de recompen-
sas, por dificultades en la relación con los compañeros, por sufrir un trato injusto, o
por falta de valoración social de su trabajo. Por cada uno de estos elementos o por
una combinación de ellos.
También indica Leiter que los trabajadores implicados en un proceso de burnout
suelen pasar por tres etapas: 1) agotamiento emocional, 2) cinismo y 3) desvincula-
ción. Podríamos preguntarnos si alguno de nosotros nos encontramos en alguna de
estas tres etapas.
2. MALESTAR DOCENTE
1. José Manuel Esteve, catedrático de la Universidad de Málaga, ha sido la persona que más ha
escrito sobre este asunto en nuestro país.
26 © WK Educación
El malestar docente
El último Estudio del Defensor del Pueblo de 2007 indica, con respecto a las
relaciones con el profesorado, que casi la mitad de los alumnos y alumnas admite
observar a veces que algunos alumnos se meten con el profesorado, mientras que un
18,1% dice observarlo en muchos casos. A su vez, un 43% responde haber visto a
veces en su centro que algún profesor se mete con un alumno, mientras que un 6,6%
lo ha visto en muchos casos. Estos resultados corroboran la existencia de este tipo
de conflictos, si bien no permiten hacer una comparación más precisa (Defensor del
Pueblo, 2007: 277).
Por otra parte, y dada su creciente incidencia en los países occidentales, el males-
tar docente se ha convertido en uno de los puntos destacados de la investigación edu-
cativa más reciente, en especial a través de la técnica del análisis de los relatos del
profesorado. Esta técnica ha sido desarrollada por Ivor Goodson (2004) y un ejemplo
de la misma lo podemos encontrar en su obra Historias de vida del profesorado, en
la que se acerca al pensamiento docente en relación con el burnout.
Las biografías de los docentes en formación están llenas de observaciones de
modelos educativos anteriores que afectan profundamente a su intervención en
el aula, y además dichos docentes tienen impresiones negativas y positivas e imá-
genes de profesores en los que no querrían convertirse (Goodson, 2004:155).
Ya Blase, en 1982, hablando del estrés de los profesores, distingue entre factores
de primer orden, que serían los que inciden directamente sobre la acción del profesor
de su clase, generando tensiones asociadas a sentimientos y emociones negativas, y
factores de segundo orden, que serían aquellos que tienen relación con las condicio-
nes ambientales, con el contexto en que se ejerce la docencia. Por sí solos, afirma
© WK Educación 27
Bienestar docente y pensamiento emocional
Blase, no tienen mayor influencia; pero si se unen, tienen una influencia decisiva
sobre el autoconcepto del docente y sobre la imagen que tiene de su trabajo profe-
sional. Todo ello, termina diciendo Blase2, plantea una crisis de identidad que puede
llegar, incluso, a la autodepreciación del yo.
En nuestro país, en el ámbito de los estudios sobre el malestar docente, son clási-
cos, como hemos dicho, los estudios de Esteve. Este autor, junto a dos colaborado-
res, propone que los elementos de cambio en el sistema escolar que influyen en el
malestar docente son doce3:
1. El aumento de las exigencias sobre el profesor.
2. La inhibición educativa de otros agentes de socialización.
3. El desarrollo de fuentes de información alternativas a la escuela.
4. La ruptura del consenso social sobre la educación.
5. El aumento de las contradicciones en el ejercicio de la docencia.
6. El cambio de expectativas respecto al sistema educativo.
28 © WK Educación
El malestar docente
6. EL CONCEPTO DE EDUCACIÓN
Antes de analizar las causas del malestar docente debiéramos considerar la concep-
ción que de la educación tenga el profesorado influido por la sociedad en cada mo-
mento histórico, ya que, sin duda, influirá en la definición profesional del docente.
En este sentido se recogen a continuación las teorías más radicales en el mundo
de la educación generadas en la segunda mitad del siglo XX. Son teorías radicales
desde el punto de vista de los adultos, pero a lo mejor más próximas a los intereses y
motivaciones de alumnos y estudiantes. Reflexionar sobre ellas puede ser un ejerci-
cio importante para ayudarnos a definir nuestro concepto de educación, ya que éste
condicionará sin duda nuestro quehacer profesional. Además, estas teorías pueden
tener hoy una gran virtualidad, ya que en la actualidad ha aparecido un movimiento
social, si bien minoritario, que pone en tela de juicio el trabajo de la institución es-
colar. Cada vez son más los padres y madres que proponen escolarizar ellos mismos
a sus hijos a través de plataformas educativas en internet y con programas dirigidos
por prestigiosos centros educativos y universidades de ámbito mundial.
Las teorías que a continuación se exponen no son actuales, pero los enfoques que
nos proponen sí que lo son. Precisamente es importante considerarlas y reflexionar
sobre sus propuestas, ya que la profesión docente nace, sin duda, del concepto que
sobre la educación tengan la sociedad, los políticos, las Administraciones, el profe-
sorado, los padres y madres y el alumnado.
a) La teoría naturalista de Rousseau es clásica en el mundo de la pedagogía. Rous-
seau señala que la mejor educación es aquella que tiene en cuenta la naturaleza
del alumno, que parte de sus necesidades e intereses, y que a través de activi-
dades próximas a su forma de ser lleva a conseguir unos objetivos cercanos a
lo que él pretende. Señala Rousseau que un alumno, un estudiante, tiene tres
tipos de maestros: la naturaleza, las cosas y los hombres.
Todo lo que no tenemos al nacer, y de cuya necesidad no podemos privarnos, se
nos ha dado por medio de la educación. La educación nos viene de la naturale-
za, de los hombres o de las cosas. El desarrollo interno de nuestras facultades
© WK Educación 29
Bienestar docente y pensamiento emocional
30 © WK Educación
El malestar docente
No creo que tengamos un solo niño que haya realizado estudios de enseñanza
media, sea cual fuere el significado de esta expresión. Pero todos se han desarro-
llado con la rapidez aconsejable, y todos están bien formados en muchos aspec-
tos útiles. Por la misma razón, no perdemos el tiempo en enseñar lo inenseñable.
La educación estática, representada por un diploma, es un ejemplo de notable
despilfarro que no tiene cabida en Walden Dos. No damos valor económico y ho-
norífico a la educación. No hay término medio: una educación tiene un valor por
sí misma, o no tiene ningún valor. Puesto que nuestros niños son felices y están
llenos de energía y curiosidad, no tenemos por qué enseñarles asignaturas. Sólo
les señalamos las técnicas de aprender y pensar (Skinner, 1974: 130).
d) Otra teoría afirma que la escuela ha muerto. Viene representada por Evertt Rei-
mer, quien señala que en el mundo son muchos los niños que van a la escuela
y muy pocos, sin embargo, los que aprenden. Que muchos de los que inician
sus estudios no los terminan. Que la escuela no tiene más allá que un papel de
guardería y que poco se puede aprender de ella:
Sin embargo, no existe ningún niño que no aprenda algo de la escuela. Los que
nunca pueden ingresar en ella, aprenden que las cosas buenas de la vida no les co-
rresponden. Los que la abandonan tempranamente aprenden que ellos no se mere-
cen esas cosas buenas. Los que desertan más tardíamente aprenden que el sistema
es vulnerable, aunque no sean ellos quienes puedan golpearlo. Todos aprenden
que la escuela es el camino que lleva a la salvación secular, y disponen que sus
hijos deberían subir más peldaños de los que ellos escalaron (Reimer, 1973: 17).
f) Finalmente, se recoge lo que al respecto decía el Libro del Cole, una publica-
ción que tuvo un gran impacto en la transición española, en los primeros ochen-
ta. Se afirmaba en dicha publicación que la escuela no hacía sino trasladar los
valores de la sociedad como la ley del más fuerte, la insolidaridad, la disciplina
del miedo y el aburrimiento; que la finalidad del sistema educativo no era otra
que preparar a los jóvenes para ser buenos obreros, técnicos o profesionales
© WK Educación 31
Bienestar docente y pensamiento emocional
Bazarra (2004) utiliza la palabra vértigo para referirse a los cambios que se han
producido en la sociedad y que han influido en la educación a lo largo del siglo XX;
y utiliza la palabra vértigo para señalar la tremenda velocidad con que se han produ-
cido con el consiguiente desajuste que ha producido en el profesorado. Este autor los
agrupa en cuatro bloques: a) los grandes movimientos migratorios, b) la incorpora-
ción de la mujer al mundo social, c) el desarrollo y generalización de los canales de
información: internet, móviles, televisión, y d) la convicción de que ver es conocer:
la imagen frente a la palabra.
Para acercarnos a la comprensión sistemática de estos cambios vamos a organi-
zarlos en tres categorías: 1) cambios sociales, 2) cambios culturales y 3) cambios
educativos.
Los cambios sociales que se han dado en los últimos cuarenta años en nuestro
país han sido tremendos. A comienzos de los años sesenta estábamos regidos por
32 © WK Educación
El malestar docente
una dictadura con un modelo social único desde el punto de vista político, religioso
o cultural. Si bien es verdad que fueron esos años cuando se iniciaron los primeros
intentos democráticos, sin embargo las relaciones sociales estaban coartadas y la
libertad y el derecho de opinión extraordinariamente limitados. Pero a partir de la
transición democrática se ha ido produciendo un cambio que nos ha transformado en
una verdadera sociedad democrática con plena libertad de expresión, manifestación
y reunión.
Por otra parte, hemos pasado de una unidad nacional identificada con el Estado
a un conjunto de nacionalidades y regiones con su autonomía. Por otra parte, se ha
desarrollado la economía pasando de una economía de subsistencia a una econo-
mía consumista con la influencia que esto tiene sobre los alumnos de los centros
educativos.
También han aparecido en los últimos años dos fenómenos decisivos que han
modificado la organización de todo el planeta: la globalización mundial y la inmi-
gración (Gimeno Sacristán, 2007). Habrá que estar muy atentos a este fenómeno, ya
que las consecuencias de este último están todavía por llegar, como se ha demostrado
por los incidentes ocurridos en países europeos con una gran tradición inmigratoria,
como Francia, Reino Unido y los Países Bajos.
Hay otros cambios sociales que afectan en un grado importante a la institución
escolar. Así, las nuevas familias. Frente a un tipo de familia rural y patriarcal con fre-
cuencia conviviendo tres y cuatro generaciones en un mismo y reducido domicilio,
se ha pasado a un sinnúmero de tipos familiares; 65 tipos se han llegado a describir
en un estudio de la Universidad de Deusto. En la actualidad son muchos los alumnos
y alumnas que son atendidos en casa por cuidadores o cuidadoras contratadas o por
familiares entre los que destacan ambos abuelos. Otro cambio es la influencia de la
publicidad y de las marcas sobre nuestros adolescentes, algo que apreciamos diaria-
mente, sobre todo en los institutos y en la universidad.
© WK Educación 33
Bienestar docente y pensamiento emocional
pensamiento de nuestro alumnado que antes no tenía. Pero sobre todo la generaliza-
ción de los aparatos electrónicos, televisión, vídeo, DVD, destacando, por encima de
todos, el móvil omnipresente en todas las aulas y el ordenador personal, en especial
con sus utilidades de chat.
A estos fenómenos tenemos que sumar el hecho de la aparición de las nuevas
tecnologías de la información y la comunicación, que ha hecho que la cultura ya no
se encuentre sólo en las universidades, en las bibliotecas y en los institutos, sino que
esté accesible a toda la población. En los años cincuenta y sesenta, la cultura, los
libros, la información eran privativos de unos pocos, mientras que hoy, sobre todo a
través de Internet, es accesible a prácticamente toda la población.
Entre los cambios educativos vamos a considerar dos aspectos esenciales: el con-
cepto de educación, es decir, el debate entre una educación formal frente a una edu-
cación no formal, y los cambios que han ocurrido en los últimos años en relación con
las políticas e infraestructuras educativas.
Estos cambios económicos, culturales y sociales han afectado claramente al sis-
tema educativo. Básicamente, podemos señalar que el principal fenómeno en estos
últimos treinta o cuarenta años ha sido la progresiva universalización de la educación
obligatoria. Este cambio comienza con el desarrollismo de los años sesenta con la
construcción de muchos nuevos colegios de EGB. Recordemos todos esos colegios
que son en muchos casos la base de la red de centros de Educación Primaria en todas
las comunidades autónomas, todos iguales, con dos módulos interconectados entre
sí, con un porche cubierto y con unas mínimas instalaciones deportivas al aire libre.
El segundo cambio se ha producido a partir de la implantación de la LOGSE, con la
construcción de los institutos de Educación Secundaria, que unifican los anteriores
centros de Bachillerato y Formación Profesional.
También, y a lo largo de los años que venimos señalando, se ha dado el fenómeno
de la extensión universitaria, tanto en el aumento del alumnado como en la amplia-
ción y la creación de nuevas universidades más próximas a las demandas sociales.
Por último, los cambios educativos están empezando a dejarse influir por los cam-
bios sociales, en concreto en la relación de la sociedad y los jóvenes. En los últimos
años se habla más de maltrato entre iguales, maltrato a docentes, etc. Para paliar
este déficit educativo las administraciones educativas han diseñado una nueva asig-
natura llamada Educación para la Ciudadanía.
34 © WK Educación
El malestar docente
Pellicer y Arrimadas señalan las tres preocupaciones que han llevado a los le-
gisladores a promover esta nueva asignatura y que constituye un diagnóstico de la
situación que se vive en los institutos y universidad:
Educativos
Sociales Culturales
Profesionales
Profesorado
© WK Educación 35
Bienestar docente y pensamiento emocional
Otra de las causas del malestar docente es la lentitud con la que las administracio-
nes públicas trasladan a las leyes y decretos los cambios sociales. Por esta razón, se
dice siempre que las administraciones van por detrás de los acontecimientos, que la
escuela va por detrás de la historia. En los últimos veinticinco años hemos asistido
a la publicación de cinco leyes orgánicas, algunas de ellas contrarias entre sí, que
suponen un cambio sustancial en el sistema educativo: LODE, LOGSE, LOPEG,
LOCE y LOE, además del cambio sustancial que ha supuesto el traspaso de la ges-
tión educativa a las comunidades autónomas.
Podría decirse que una gran parte de los docentes está cansada de reformas. Así,
la mayor parte del profesorado en todas las comunidades autónomas, con más años
y mayor capacidad de decisión en el sistema educativo español, fue actor, agente o
pasivo, de la reforma de la LOGSE de la que muchos todavía no se han repuesto.
De hecho, algunos no han aceptado todavía los principios de extensión universal
hasta los 16 años, y por ende, de los principios de comprensividad, de integración
de alumnos con necesidades educativas especiales (acnees), de promoción de curso,
etc. Otros muchos no aceptaron la reforma de la LOCE y otros más no aceptan la
reforma de la LOE. En definitiva, el profesorado esta cansado de sufrir reformas
educativas y esto incide en el malestar docente.
En este sentido, Gimeno Sacristán (1992) señala que existen dos tipos de reformas.
Las reformas externas, que son políticas y pretenden la transformación del sistema
educativo en relación con el exterior. Se orientan hacia la adecuación del sistema a
los cambios sociales, como puede ser la igualdad de oportunidades, la adecuación
al mundo productivo o la adaptación a las corrientes de pensamiento dominantes en
cada época. Éstas pretenden mejorar su eficacia. Por otro lado están las reformas in-
ternas, propias del sistema educativo y que pretenden mejorar la eficiencia y tienen
que ver con la cultura interna, es decir, la organización y dirección de los centros, las
relaciones internas entre el profesorado y de éste con el alumnado, etc.
Existen también otras reformas denominadas mixtas que pretenden mejorar tanto
la eficacia como la eficiencia del sistema educativo. Pero, nos dice Gimeno Sacristán
(1992):
Las transformaciones de sistema educativo no las realizan las reformas exter-
nas, ni las reformas internas, sino que son fruto del hacer cotidiano y de la inte-
rrelación que se da entre el propio sistema educativo y la sociedad.
Ese devenir diario, ese conjunto de hechos, costumbres y usos de hacer, es lo que
Gimeno Sacristán ha dado en llamar cultura sobre lo pedagógico; es, en definitiva, el
poso que el sistema educativo concreto en el espacio y el tiempo deja en una socie-
36 © WK Educación
El malestar docente
9. DEMANDAS SOCIALES
Estos cambios sociales, económicos y culturales han producido también una mo-
dificación en las demandas sociales sobre los docentes. Si hace cuatro décadas la
sociedad solicitaba a los docentes competencia para enseñar y disciplina, en la actua-
lidad las demandas más expresadas se centran en conseguir motivar a los alumnos y
conseguir que en las aulas exista un clima de convivencia suficiente.
Sin embargo, las exigencias que la sociedad realiza sobre la institución escolar son
múltiples y, a menudo, también, contradictorias. En ese sentido, Vaillant y Marcelo
recogen la opinión de Margraves4.
Denomino paradojas al hecho de que los padres demanden a las escuelas un tipo
de educación que ellos mismos no propician en sus hogares; que las empresas
demanden al sistema educativo habilidades y valores de trabajo en grupo, res-
ponsabilidad, iniciativa… que después no utilizan; que las escuelas sean cada vez
más diversas, de manera que los profesores deban reconocer y promover la exis-
tencia de distintos estilos de aprendizaje, la agrupación heterogénea de alumnos,
la integración de alumnos con necesidades educativas especiales en las clases
ordinarias, el desarrollo de destrezas curriculares transversales (como la resolu-
ción de problemas y el pensamiento crítico), así como la creación de relaciones
© WK Educación 37
Bienestar docente y pensamiento emocional
Además, existe el criterio muy extendido de que, en primer lugar, todos los errores
que provocan los ciudadanos se deben a su falta de educación. Y, en segundo lugar, de
que la educación, el sistema educativo, es responsabilidad exclusiva de los docentes.
Estas dos afirmaciones que se encuentran en el inconsciente colectivo de nuestra
sociedad son claramente falsas. Primero, los errores son debidos a la responsabili-
dad o irresponsabilidad de los propios ciudadanos que los cometen; y, segundo, los
docentes no somos más que los ejecutores de una política educativa, de un sistema
educativo que no elaboramos, ni diseñamos, ni planificamos.
Sin embargo, la sociedad en su conjunto acusa en muchos casos de los problemas
sociales a la ineficacia de la institución escolar y, por ello, a sus agentes más visibles:
los docentes (Esteve. 2007). En tal sentido, Esteve (1994: 19) señala que es injusto que
nuestra sociedad nos considere los únicos responsables de los fracasos de un sistema
escolar masificado.
38 © WK Educación
El malestar docente
En cambio, la realidad es que la mayor parte de los docentes sentimos que el tiempo
se nos escapa de las manos, ya que no llegamos al cúmulo de acciones y tareas que
debemos llevar a cabo; y lo peor es que muchas veces lo hacemos con un sentimiento
de culpa, a costa del tiempo que tendríamos que dedicar a nuestra familia, a nuestros
amigos e incluso a nosotros mismos.
De esta misma manera piensan Fueguel y Montoliu (2005: 15) cuando afirman
que la sensación generalizada de los docentes es de:
Exceso de trabajo en poco tiempo.
Insuficiente descanso.
Escasez de tiempo para dedicarlo a la familia y a las amistades.
Falta de disponibilidad de tiempo libre.
Brevedad de períodos vacacionales (estos períodos se utilizan muchas veces
para realizar trabajos atrasados o hacer cursos de perfeccionamiento).
Los cambios sociales, culturales y económicos y las exigencias actuales de la
sociedad sobre los docentes han hecho modificar sustancialmente, en consecuencia,
el concepto de educación, la definición profesional de la carrera docente, el rol de
profesores y maestros, y lógicamente, las competencias exigidas.
Esteve (1994: 80-81) analiza las consecuencias del malestar docente y establece
una gradación, en relación con el número de profesores afectados, de carácter decre-
ciente, esto es, las más frecuentes son las que aparecen en primer lugar en la relación
siguiente, siendo las últimas aquellas que tienen una menor incidencia.
1. Sentimientos de desconcierto e insatisfacción ante los problemas reales de la
práctica de la enseñanza, en abierta contradicción con la imagen ideal de la
misma que los profesores habrían de tener.
2. Peticiones de traslado como forma de huir de situaciones conflictivas.
3. Desarrollo de esquemas de inhibición como forma de cortar la implicación
personal en el trabajo que se realiza.
4. Deseo manifiesto de abandonar la docencia.
5. Absentismo laboral, como mecanismo para cortar la tensión acumulada.
6. Agotamiento como consecuencia de la tensión acumulada.
7. Estrés.
8. Ansiedad como rasgo.
9. Depreciación del yo.
10. Autoculpabilización ante la incapacidad para tener éxito en la enseñanza.
© WK Educación 39
Bienestar docente y pensamiento emocional
Sin duda, serán muchas las fuerzas restrictivas que, desde fuera o desde dentro,
vendrán a dificultar su puesta en marcha; pero ya ha quedado patente en nues-
tro comentario la abundancia de elementos que, desde la organización escolar,
contribuyen a facilitar la tarea de los equipos de profesores comprometidos en
la mejora de la acción educativa y en la adaptación constante de su sistema de
trabajo a las nuevas tendencias innovadoras (López Batalla y Hué, 1993: 59).
Las administraciones educativas, desde siempre, han ido detrás de los cambios
sociales y esto supone un desgaste de adaptación suplementario para el profesorado.
Es conocida esa anécdota que dice que si un ciudadano del siglo XVI que hubiera
estudiado en una universidad volviera a vivir en el siglo XXI se sorprendería de que
todo hubiera cambiado excepto la forma de enseñar. Si vamos a la antigua Universi-
dad de Salamanca y nos acercamos al aula en la que impartía docencia fray Luis de
León, comprobaremos que en poco o en nada se diferencia de muchas de las aulas de
nuestras universidades, e incluso de muchas de las clases de nuestros colegios o ins-
titutos. En este sentido, es común afirmar en círculos de profesorado que la sociedad
va por delante y la escuela detrás, como sí la máquina fuera intentando pillar a los
vagones, cuando tendría que ser al revés.
Sin embargo, los cambios sociales, la presión del contexto social, la falta de va-
loración suficiente por parte de la sociedad no afectan de igual manera a todos los
profesores. Entre ellos un numeroso grupo es capaz de romper ese malestar difuso,
40 © WK Educación
El malestar docente
proponiendo nuevas respuestas, creativas e integradas, para hacer frente a los nue-
vos problemas (Esteve, 1994: 60).
Por otra parte Esteve (1994: 110) opinaba que, como consecuencia del malestar
docente, se producía una degeneración de la eficacia docente por tres vías:
Sin embargo, indica Esteve que también existen docentes, que son la mayoría,
que ante los cambios sociales han sabido reaccionar adaptándose perfectamente a
las circunstancias y que se realizan llevando a cabo su trabajo en la enseñanza. Estos
docentes han sabido construir conductas adaptadas a las nuevas exigencias sociales.
© WK Educación 41
Bienestar docente y pensamiento emocional
Es evidente que los docentes lectores de este libro pertenecen a ese grupo mayo-
ritario que se ha adaptado a los cambios, pero que, aun estando motivados, desean
profundizar más en dichos cambios. La diferencia entre los docentes quemados y los
no quemados en igualdad de circunstancias educativas, claro está, se encuentra en
esa capacidad personal y profesional que desarrolla mecanismos que nos permiten
desarrollar una mayor autoestima y autocontrol, a la vez que gran capacidad de em-
patía y liderazgo.
42 © WK Educación
II. La profesión docente
Los cambios sociales, económicos y culturales afectan a la definición de la pro-
fesión docente, a aquel conjunto de capacidades y competencias que determinan los
puestos de trabajo de maestros y profesores de instituto y universidad.
© WK Educación 45
Bienestar docente y pensamiento emocional
Popkewitz (1990: 105) señala que profesión es un significante cuyo concepto so-
cialmente construido varía en el marco de sus relaciones con las condiciones socia-
les de su empleo.
Según entendamos en qué consiste la profesión docente va a afectarnos como do-
centes. El movimiento de entender la docencia como una profesión es relativamente
reciente en las ciencias de la educación, tanto que se limita al último tercio del siglo
XX. Y este movimiento surgió como afirmación frente a concepciones anteriores que
la entendían bien como una acción filantrópica o de ayuda caritativa, bien como un
arte, bien como una vocación, pero en ningún caso como una profesión como pudie-
ra ser la de médico, ingeniero, abogado, etc.
Característica fundamental de una profesión es su condición de competencia téc-
nica. Labarée (1999: 46) afirma que después de todo, si hay una característica
que un trabajo profesional busca vincular a sus miembros a ojos del público es la
competencia técnica. Esta competencia técnica supone la capacidad de ser ejercida
tras un proceso de formación específico al que no tiene acceso toda la población.
Ésta es una reclamación recurrente en la profesión docente, ya que muchas veces la
sociedad niega que para enseñar a unos niños o a unos jóvenes haga falta más que
un poco de sentido común.
No obstante, existe también un debate abierto en relación con la profesionaliza-
ción docente. La profesión de maestros y profesores, ¿se reduce al manejo de co-
nocimientos científicos y técnicas pedagógicas o tiene relación con la capacidad de
análisis y de ofertar soluciones políticas para el diseño de un cambio en el sistema
educativo? Sobre este tema, Labarée indica que:
Uno de los peligros potenciales de la profesionalización es la forma en que desplaza
las cuestiones técnicas hacia un primer plano y las cuestiones políticas a un segundo
plano, señalándolas como poco científicas y problemáticas (Labarée, 1999: 47).
Sin embargo, las acciones que los docentes llevamos a cabo en las aulas, aque-
llo que constituye la profesionalización, en lugar de basarse en el desarrollo de un
ejercicio profesional dependiente de la colegialidad profesional, están sujetas más
bien a las orientaciones políticas externas, a la aplicación de leyes y decretos que no
han sido elaborados por docentes. Es como si los protocolos de atención a los pa-
cientes que utilizan los médicos fueran determinados mediante Real Decreto por el
Gobierno, como ocurre con el currículo. Esta intromisión, tanto del Gobierno como
de los padres sobre la actividad de los docentes, repercute en su sentimiento de falta
de profesionalidad y, por ende, en el malestar como profesionales. Es lo que Smith
denomina cooptación:
46 © WK Educación
La profesión docente
Imbernon (1994: 22) opina que la profesión docente posee estas tres características:
1. Se trata de una actividad laboral permanente y que sirve como medio de vida;
por tanto, el profesor/a como profesional es sinónimo de profesor/a trabaja-
dor/a.
2. Se trata de una actividad pública que emite juicios y toma decisiones en cir-
cunstancias sociales, políticas y económicas determinadas, lo que significa
que está enmarcada en un contexto determinado que la condiciona, que, con-
siguientemente, requiere una formación específica en diversos conocimientos
y capacidades, y que, además, determina el ingreso en un grupo profesional
determinado.
3. Es una actividad compartida. La educación ya no es una tarea exclusiva de
los especialistas, sino que es un problema sociopolítico, en el cual intervienen
agentes, grupos y medios diversos.
© WK Educación 47
Bienestar docente y pensamiento emocional
No cabe duda de que el valor de las profesiones hoy se mide en el mercado de tra-
bajo. En este mercado se ofertan y se demandan perfiles profesionales y, fuera de los
puestos de trabajo en el sector público, en colegios o institutos, nos dicen Bazarra,
Casanova y García Ugarte (2004: 45-46), nos encontramos anuncios similares a los
siguientes. Cuando se demanda un profesional para la empresa se solicita:
Se busca
Persona con capacidad crítica
. Con capacidad para analizar procesos.
Con capacidad para dirigir y motivar equipos.
Con liderazgo y proyección profesional.
Con altas dotes de comunicación.
Con fluidez verbal.
Con dotes de mando y buen negociador.
Se busca
Profesor de Educación Infantil.
Se necesita licenciado.
Capaz de desempeñar “todas las posibilida-
des de las Páginas Amarillas”.
48 © WK Educación
La profesión docente
Pero por otro lado se ofrecen también cosas distintas. Para los profesionales de la
empresa:
Se ofrece
Desarrollo personal y profesional.
Planes de formación adaptados.
Salario competitivo.
Apoyo técnico permanente.
Posibilidades reales de promoción.
Formar parte de un proyecto innovador.
Continuos retos y estímulos laborales.
Se ofrece
Trabajar.
© WK Educación 49
Bienestar docente y pensamiento emocional
cobran las horas extras de trabajo. Muchos profesores dedican varias horas del
día para preparar sus clases. Otros no preparan nada.
50 © WK Educación
La profesión docente
© WK Educación 51
Bienestar docente y pensamiento emocional
52 © WK Educación
La profesión docente
4-6 Estabilización
31-40 Distanciamiento
“sereno”/“amargo”
Fig. II.1. Fases de la carrera docente (según Huberman, Thompson y Weiland, 2000:65).
Esta evolución puede ser adaptada a las circunstancias de los maestros, profesores
de Secundaria y de universidad en nuestro país. Sin embargo, cabría hacer algunas
matizaciones. En primer lugar en raras ocasiones se llega a la edad obligatoria de
jubilación, algunos profesores de universidad se jubilan a los 70 y ya son pocos los
maestros y profesores de Secundaria que lo hacen a los 65 años, con lo que la figura
anterior queda así modificada.
Pero lo más importante es modificar el contenido. La observación en nuestro país
nos lleva a afirmar que a partir de la fase de Estabilización se abrirían dos vías: la
© WK Educación 53
Bienestar docente y pensamiento emocional
de los docentes desencantados que podrían pasar por las fases de Evaluación, Con-
servadurismo y Distanciamiento, y la de aquellos otros, que son mayoría, como los
lectores de este libro, que pasan por las fases de Experimentación activa, Experimen-
tación serena y Madurez docente, que llegarían hasta la edad de jubilación.
54 © WK Educación
La profesión docente
© WK Educación 55
Bienestar docente y pensamiento emocional
Bentley (1998: 131-132) señala los diferentes roles que como docentes somos
requeridos a llevar a cabo:
Aprendiz. Capacidad de comprender en qué consisten la identificación de
objetivos y las necesidades de aprendizaje, conseguir los recursos adecuados
para alcanzarlos y evaluar el aprendizaje.
Trabajador. Capacidad de comprender cómo pueden emplearse la habilidad
y la energía en una actividad productiva.
Profesor. Capacidad de comunicar los conocimientos e ideas adecuadas, fa-
cilitar el desarrollo de una comprensión auténtica, motivar y estimular los
hábitos y disciplinas para el aprendizaje eficaz, y evaluar el progreso.
Ciudadano. Capacidad de comprender y desempeñar las responsabilidades
y oportunidades que lleva consigo la pertenencia a una comunidad cívica y
política.
Madre o padre. Capacidad de comprender y cumplir las obligaciones de la
maternidad o paternidad.
Experto. Capacidad de comprender y desarrollar los componentes clave de la
maestría en un determinado campo (de conocimientos).
Compañero. Capacidad de comprender y desempeñar el papel de mentor in-
cluyendo el establecimiento de la confianza y la confidencialidad.
Líder. Capacidad de reconocer y formular objetivos y retos, de motivar a las
personas, satisfacerlas de forma adecuada y recompensar y celebrar los lo-
gros, tanto individuales como colectivos.
Responsable de solucionar problemas. Capacidad de reconocer, encuadrar y
analizar problemas.
56 © WK Educación
La profesión docente
© WK Educación 57
Bienestar docente y pensamiento emocional
Por esto, porque la profesión docente está menos definida que otras profesiones,
porque cada día el maestro o el profesor tiene que adaptarse a los continuos cambios
de los estados de ánimo de los alumnos, de los padres, de sus compañeros (y también
a los continuos cambios en la normativa educativa) es por lo que podemos definir la
profesión docente como una profesión de riesgo.
Ahora bien, al igual que hemos considerado que las situaciones en las que la per-
sona tiene que tomar continuas nuevas decisiones son estresantes, también hemos
afirmado que son las que permiten una mayor satisfacción debido a la capacidad que
la función docente tiene, para nosotros, de permitir una mejor realización profesio-
nal, y también personal.
Un ejemplo claro de esa libertad, que como hemos señalado puede generar ansie-
dad o satisfacción, es que los docentes podemos elegir la metodología a aplicar en
nuestra aula. A diferencia también de otras profesiones, como la medicina o el arre-
glo de un coche en un taller, que tienen un protocolo definido, una metodología más
o menos cerrada, los maestros, los profesores, podemos elegir aquella metodología
que consideremos más adaptada para conseguir el aprendizaje de los alumnos. Esto,
claro está, nos permite una gran iniciativa, libertad, creatividad, innovación...
Por ello, los docentes necesitamos afrontar el malestar docente desde una redefini-
ción de nuestro propio rol como docentes. En tal sentido, Esteve dice: Tenemos que
redefinir junto a nuestra sociedad el papel que como docentes estamos representan-
do; o: Nuestra sociedad y nuestros profesores necesitan redefinir los valores en los
que creen, los objetivos por los que trabajan y el tipo de hombre que quieren formar
(Esteve, 1994: 18-21).
En esta redefinición de la profesión docente y de los roles que implica vamos a
utilizar, a lo largo de este libro, la inteligencia emocional para desarrollar las com-
petencias docentes.
58 © WK Educación
III. Competencias docentes
Hemos visto en los puntos anteriores cómo el cambio social había producido un
malestar en los docentes y este malestar nacía de las nuevas exigencias de la socie-
dad, de la nueva definición de su profesión y del puesto de trabajo y de los nuevos
roles que a los docentes se nos piden.
1. COMPETENCIAS
Echeverría (2002: 57), por su parte, diferencia dentro de este concepto de la com-
petencia de acción cuatro tipos de competencias:
© WK Educación 61
Bienestar docente y pensamiento emocional
SABER Y SABOR
PILARES COMPETENCIAS DE
PROFESIONAL
DE LA EDUCACIÓN ACCIÓN PROFESIONAL
(Echeverría, 2001, 2002,
(Delors, 1996) (Bunk, 1994)
2003; Martínez Clares, 2003)
APRENDER A SABER COMPETENCIAS
CONOCER Dominio integrado de conoci- TÉCNICAS
Combinar el conocimiento mientos teóricos y prácticos, in- Dominio experto de las tareas y con-
de la cultura general con la cluyendo el conjunto de saberes tenidos, así como los conocimientos y
posibilidad de profundizar específicos y la gestión de esos destrezas
en niveles más específicos conocimientos
62 © WK Educación
Competencias docentes
2. COMPETENCIAS GENÉRICAS
Competencias Competencias
específicas genéricas
Propias Comunes
de la titulación para todas las titulaciones
Se alcanzan a través de: Se alcanzan a través de:
Estudios académicos Educación personal
Práctica profesional Reflexión práctica
Formación continua Formación continua
Determinan la competencia: Determinan la competencia:
Científica Profesional
Didáctica Personal: motivación
6. En Hernández (2005:70).
© WK Educación 63
Bienestar docente y pensamiento emocional
7. www.area48.net/trein/index.html
64 © WK Educación
Competencias docentes
Bentley (1998: 159)9 cita un informe del US National Center for Clinical Infant
Programes donde se apunta que las siete cualidades más necesarias para tener éxito
en la escuela eran la confianza, la curiosidad, la intencionalidad, el autocontrol, la
facilidad de relación, la capacidad de comunicarse y el talante cooperativo.
Aymerich (2006: 102-106) las agrupa en tres apartados:
1. Saber:
o Bagaje cultural amplio.
o Actitud de curiosidad.
o Pensamiento crítico ante los fenómenos sociales y políticos.
o Conocimiento de las corrientes psicopedagógicas.
o Conocimiento de las experiencias y el pensamiento pedagógico que
inspiran la renovación pedagógica.
© WK Educación 65
Bienestar docente y pensamiento emocional
2. Saber hacer:
o Trabajar en grupo.
o Actitud de participación colegiada en el centro.
o Capacidad de incidencia para preservar los valores básicos de convi-
vencia y participación democrática.
o Actitudes fundamentadas en una concepción democrática de la edu-
cación.
o Capacidad para proponer, organizar y adecuar situaciones de apren-
dizaje.
o Capacidad para gestionar la distribución del tiempo y de los espa-
cios.
o Conocimientos sobre dinámica de grupos.
o Saber gestionar los contenidos escolares.
o Capacidad para afrontar la resolución pacífica de los conflictos.
o Capacidad para ejercer la tutoría y orientación del alumnado.
o Capacidad para establecer una relación de colaboración con las fa-
milias.
o Actitud investigadora y capacidad de experimentar y compartir las ex-
periencias pedagógicas.
3. Saber ser:
o Coherencia personal.
o Capacidad para establecer unas relaciones positivas con los demás.
o Compromiso de ser un agente de mejora social.
o Capacidad de comunicación, saber escuchar, empatía.
o Asertividad.
o Capacidad de adaptación a contextos variables.
Imbernon aprecia la dificultad de definir las competencias docentes dado que exis-
te una sobreabundancia o una hiperresponsabilidad de funciones, produciéndose lo
que él llama una profesión a la expectativa, esto es, una profesión a la que cada vez
se le piden más y más competencias.
Este autor indica que el docente necesita un conocimiento pedagógico específico,
un comportamiento con un talante moral y ético, así como la competencia para poder
colaborar con otros agentes educativos de la sociedad. Señala, pues, que la profesión
docente se encuentra en un equilibrio entre estas tres competencias: a) la capacidad
pedagógica, b) la credibilidad moral y c) la participación social.
66 © WK Educación
Competencias docentes
Competencia
pedagógica
Competencia Competencia
ética y moral participativa
© WK Educación 67
Bienestar docente y pensamiento emocional
Dimensión
Personal Social
Tratamiento de
Comunicación
información
Información
Desarrollo Competencias
Gestión
personal relacionales
68 © WK Educación
Competencias docentes
© WK Educación 69
Bienestar docente y pensamiento emocional
Respetar a los alumnos como personas y como grupo que ocupa una posición
significativa en la institución de la escuela.
Ser justos con todos los alumnos, con independencia de su clase social, géne-
ro, carácter étnico o estatus académico.
Dar autonomía, no como un estado absoluto, sino como un derecho y una
responsabilidad, en relación con la madurez física y emocional.
Lanzar retos intelectuales que ayuden a los alumnos a experimentar el apren-
dizaje como una actividad dinámica, atractiva y potenciadora.
Prestar apoyo social en relación con los problemas académicos y emocionales.
Dar seguridad, tanto en relación con el medio físico de la escuela como en los
encuentros interpersonales, incluyendo la ansiedad con respecto a las amena-
zas a la autoestima de los alumnos.11
Por otra parte, las competencias a desarrollar van a depender del concepto de
educación que tengamos como docentes. En principio, podríamos señalar dos con-
cepciones diferentes, aunque no antagónicas. Aquellas que ponen su mayor énfasis
en la enseñanza, en la transmisión de conocimientos, y aquellas otras que se centran
más en la educación de los aspectos de la personalidad del alumnado. Las primeras
se fundamentan en el desarrollo de la inteligencia y las aptitudes racionales, mientras
que las segundas tienen que ver con nuevas orientaciones que han surgido en psico-
logía en los últimos años, como pueda ser el modelo de inteligencias múltiples.
En esta segunda línea se encontraría la aportación que realizn Félix López y otros,
cuando señalan:
70 © WK Educación
Competencias docentes
Por otro lado los Reales Decretos 1513/2006 y 1631/2006, por los que se esta-
blecen las enseñanzas mínimas de la Educación Primaria y Educación Secundaria
Obligatoria recogen en su Anexo I la adaptación de las ocho competencias básicas
previstas en la Recomendación del Parlamento Europeo y del Consejo sobre las
competencias clave para el aprendizaje permanente.
Así, como señala el Real Decreto en el comienzo del Anexo:
La incorporación de competencias básicas al currículo permite poner el acento
en aquellos aprendizajes que se consideran imprescindibles, desde un plantea-
miento integrador y orientado a la aplicación de los saberes adquiridos. De ahí
su carácter básico. Son aquellas competencias que debe haber desarrollado un
joven o una joven al finalizar la enseñanza obligatoria para poder lograr su
realización personal, ejercer la ciudadanía activa, incorporarse a la vida adulta
de manera satisfactoria y ser capaz de desarrollar un aprendizaje permanente a
lo largo de la vida.
© WK Educación 71
Bienestar docente y pensamiento emocional
72 © WK Educación
Competencias docentes
Aprender a aprender
Motivación Procedimiento
© WK Educación 73
Bienestar docente y pensamiento emocional
Participación social
y ciudadana
1. Autoestima
Autoconocimiento intelectual
Autoconocimiento emocional
Autocrítica
Conciencia personal
2. Control emocional
Inhibición
Relajación
Control del pensamiento
3. Desarrollo de proyectos
Habilidad de la persona para transformar las ideas en actos
Creatividad
Innovación
Asunción de riesgo
Planificar
Gestionar proyectos con el fin de alcanzar objetivos
Conciencia del contexto en el que desarrollar el trabajo
Aprovechar las oportunidades
74 © WK Educación
Competencias docentes
Autonomía
e iniciativa personal
Control Desarrollo
Autoestima
emocional proyectos
A. intelectual Inhibición H. ideas en actos
A. emocional Relajación Creatividad
Autocrítica Control del Innovación
Conciencia pensamiento Asunción riesgos
personal Planificación
Gestión proyectos
Conciencia contexto
Aprovechar
oportunidades
Estos autores nos ponen sobre la pista de qué tipo de competencias desarrollar, es
decir, aquellas que se refieren a la gestión de las emociones y sentimientos propios
y los de los otros.
En este punto hemos considerado qué son las competencias, y qué son las compe-
tencias genéricas. También hemos visto que entre las competencias genéricas encon-
tramos las competencias personales y sociales, y cómo ellas, son, en definitiva, com-
petencias emocionales. Por tanto, si hemos visto que existe un cambio profundo en
la profesión docente con una mayor presión social y falta de reconocimiento como
autoridad que comporta un aumento del malestar docente, podemos afirmar que los
docentes podremos superar ese malestar afianzando la competencia profesional tanto
en el desarrollo de competencias emocionales positivas en sí mismos, como en el
desarrollo de competencias emocionales en el alumnado.
© WK Educación 75
IV. Inteligencia racional y emocional
Hemos considerado en los puntos anteriores cómo los cambios económicos, so-
ciales y culturales habían provocado un profundo cambio de valores en relación con
la institución escolar, con una desvalorización generalizada de su aportación social.
Esto ha agudizado el malestar docente al sentir modificada su profesión, cambiados
sus roles, lo que conlleva un cambio también de sus competencias docentes.
También hemos señalado que las instituciones formativas de maestros, profesores
de Secundaria y profesorado de universidad no están dando suficiente importancia al
desarrollo de las competencias emocionales que, como hemos visto, son necesarias
para afrontar los nuevos retos docentes y evitar, de este modo, el burnout.
La forma de afrontar el malestar docente será a través del bienestar docente. La
psicología nos dice que la realidad no existe sino en la interpretación, en la valora-
ción que de ella hagamos.
Es cierto que las condiciones materiales (según la terminología de Maslow) han
mejorado en los últimos años; sin embargo, también es cierto, las condiciones secun-
darias (según esta misma terminología) no han ido a mejor. Es clásica, en psicología,
la jerarquización de la motivación humana realizada por Maslow. Este psicólogo
diferenciaba cinco grados de menor a mayor importancia en la motivación humana:
satisfacción de las necesidades fisiológicas, seguridad, necesidades sociales, reco-
nocimiento social y autorrealización. Los docentes en nuestro país, durante los años
de la democracia, hemos podido mejorar en relación con el salario, las condiciones
ambientales en los centros educativos, los horarios, los materiales, etc. condiciones
todas ellas de carácter material.
Sin embargo, no puede decirse lo mismo en relación con la naturaleza y conteni-
do del trabajo, las oportunidades de promoción y el reconocimiento social. Hemos
pasado, en muchas ocasiones, del respeto a la autoridad académica y personal del
© WK Educación 79
Bienestar docente y pensamiento emocional
1. INTELIGENCIA HUMANA
Todas las personas hablamos de inteligencia. Padres y madres afirman que sus
hijos son inteligentes, la sociedad habla de personas inteligentes, podemos incluso
ver anuncios que nos dicen que si compramos tal cosa demostraremos que no so-
mos tontos, los docentes hablamos muchas veces sobre la inteligencia de alumnos y
alumnas...
¿Pero qué es la inteligencia? ¿Los animales son inteligentes? La inteligencia hu-
mana es, podríamos decir, el resultado genético de la evolución de las especies, el
resultado de la filogenia. Todos los animales poseen algún tipo de inteligencia. Los
perros saben encontrar la droga en un pasaje, los caballos pueden volver desde muy
lejos a su establo, se dice, incluso, que los delfines pueden comunicarse entre ellos.
En cambio no poseen una inteligencia como la que posee el ser humano.
La inteligencia reside en el cerebro y el cerebro humano es más grande que el de
la mayor parte de las especies animales, excepto el elefante o la ballena, por ejemplo.
Podemos afirmar que la inteligencia es mayoritariamente proporcional al tamaño del
cerebro, sin embargo eso no es todo. La inteligencia humana es fundamentalmente
consecuencia de las circunvoluciones cerebrales, y, sobre todo, de las conexiones
que se establecen entre las células nerviosas del cerebro, que son las neuronas. Po-
dríamos afirmar, y hay muchos estudios científicos recientes que así lo prueban, que
la inteligencia no depende tanto del número de neuronas, ni de la capacidad de éstas
80 © WK Educación
Inteligencia racional y emocional
(evaluada por John von Newmann en 330 millones de gigas), sino en el número de
conexiones que se establezcan entre ellas, en su uso.
En un DVD producido hace ya años por la BBC se decía que la capacidad del
cerebro humano era la consecuencia de la unión de las neuronas; es como si todos
los habitantes de un millón de ciudades como Nueva York se diesen la mano. Y es
precisamente en ese darse la mano las células cerebrales donde reside el poder de la
inteligencia humana.
Ahora bien, esta comparación entre las neuronas y las personas que se dan la
mano es muy importante a la hora de considerar que el ser humano es más inteligen-
te cuanto mayor sea el número de uniones, de sinapsis; será tanto más inteligente
cuanto más activo se encuentre, y será tanto más activo cuanto más veces de la
mano a otras personas. Es decir, en definitiva la inteligencia humana no es más que
la capacidad individual de pensar engramada a lo largo de los siglos en el cerebro
gracias a su capacidad de relacionarse con otros seres humanos, y especialmente, a
través del lenguaje.
Qué casualidad que el lenguaje, que es fruto de la interacción social de las perso-
nas sea la cualidad más importante que nos diferencia de otros animales. Diríamos
que el ser humano es inteligente gracias a la comunicación dentro de la misma gene-
ración por medio de la palabra hablada, y entre generaciones, por medio de la pala-
bra escrita. En definitiva, la inteligencia humana es una cualidad fisiológica fruto de
la interrelación de las personas, especialmente, a través del lenguaje. La inteligencia
es palabra, la inteligencia es comunicación.
2. INTELIGENCIA RACIONAL
© WK Educación 81
Bienestar docente y pensamiento emocional
3. LAS EMOCIONES
82 © WK Educación
Inteligencia racional y emocional
© WK Educación 83
Bienestar docente y pensamiento emocional
Ahora bien, el hecho de que la memoria se relacione con las emociones tiene el
sentido biológico de saber reaccionar a tiempo en la huida o la lucha por parte de
los animales y de los seres humanos. Las cosas emocionalmente aprendidas duran,
mientras que aquellas cosas en las que las emociones no juegan papel alguno se pier-
den rápidamente en nuestro recuerdo. Precisamente, recordar viene de cor, la raíz
latina de corazón. Y en inglés se dice aprender by heart, y en francés, par coeur.
Nuestra vida, pues, está regida por las emociones, que son las que nos permiten re-
cordar los buenos y los malos momentos. Los buenos nos permiten vivir la vida con
ilusión, mientras que los malos nos atenazan y no nos dejan realizar con plenitud, en
nuestro caso, la profesión docente.
Corteza cerebral
Cerebro interno
84 © WK Educación
Inteligencia racional y emocional
los instintos y las emociones, ya que, como veremos, los sentimientos forman parte
del cochero, de la mente que los guía.
Para hablar de la sede fisiológica de las emociones podríamos referirnos a cuatro
aspectos que son descritos en el libro Pensamiento Emocional (Hué, 2007) y en los
que no vamos a ahondar en este momento: el cerebro interno, el hemisferio derecho,
el sistema hormonal y el sistema vegetativo autónomo.
a) En el cerebro interno que hemos señalado se encuentran los circuitos subcorti-
cales, como la amígdala, el septum y el hipocampo como centro fundamental
que regula nuestras emociones.
b) El hemisferio derecho, que es el responsable de la creatividad, de las aptitu-
des artísticas, de la capacidad divergente, de la competencia de adaptación al
cambio. Este hemisferio se diferencia del izquierdo, responsable de los apren-
dizajes académicos, de la palabra, de la lectura, escritura y cálculo, del orden,
de los procedimientos tan importantes en los aprendizajes académicos.
c) El sistema hormonal, que es el que permite poner en marcha el sistema de
alerta de la persona y que tiene su base en la relación íntima entre el cerebro
exterior, corteza cerebral, y el cerebro interior o circuitos subcorticales a tra-
vés de la epífisis y de la hipófisis.
d) El simpático y parasimpático, que forman el sistema vegetativo, como cerebro
autónomo regula las respuestas automáticas del organismo, como la apertura
de pupilas, midriasis, la sudoración, la tensión arterial, el ritmo cardíaco, y que
tanta importancia tiene en el estrés y la adaptación de la persona a los cambios
a su alrededor.
Ahora bien, las emociones, hemos dicho, son respuestas automáticas del ser hu-
mano a estímulos que le sobrecogen, positivos o negativos.
Una emoción, dice Susana Bloch, implica tres niveles: uno, el cambio fisiológico
del organismo (cambia la respiración, el pulso, hay lagrimeo...); dos, la expresión
de la emoción (se expresa a través del tono muscular, la postura corporal y la expre-
sión facial), y tres, el nivel de sensación personal (lo que siento íntimamente y que
puedo transmitir por el lenguaje). En la emoción cambia la postura, la respiración
y la expresión de la cara (ojos incluidos especialmente) (Bizkarra, 2005: 18).
Las emociones como respuestas automáticas no pueden ser controladas por no-
sotros. Muchas personas se preguntan “¿Cómo puedo controlar las emociones?”
La respuesta adecuada será: “¡De ninguna manera!” Las respuestas emocionales,
hemos visto, son reguladas por sistemas independientes del organismo, como el sis-
tema hormonal y el sistema autónomo, y por tanto, no cabe regulación alguna. Con
las emociones, positivas y negativas, tenemos que aprender a convivir y aprender a
regular, como trataremos a continuación, los sentimientos. Pero hay más. Las emo-
© WK Educación 85
Bienestar docente y pensamiento emocional
ciones positivas y negativas, los buenos y malos momentos muy fuertes de nuestra
vida, no se pueden olvidar. De hecho, los buenos y malos recuerdos, como si de un
reloj programado se tratara, afloran cada cierto tiempo en nuestro consciente para ser
revividos con alegría o con tristeza.
En un mundo en el que aparentemente predomina la razón, la emoción se encuen-
tra en el origen de muchas de nuestras enfermedades y de la gran mayoría de las
dificultades en la relación con los demás, el mundo y yo (Bizkarra, 2005: 13).
Las emociones son como los colores de la vida. Una vida no puede vivirse sin
emociones, pero sí podemos conocer personas que viven la vida con un nivel muy
bajo de emociones. Son las personas que Goleman (1997) denomina alextímicas.
Estas personas, para no correr el riesgo de vivir emociones negativas han negado
de raíz las emociones, han aprendido a cortarlas de tal manera que da la impresión
de que ni sienten, ni padecen. Podríamos pensar que estas personas viven la vida en
blanco y negro. Sin embargo, las personas emocionalmente conscientes, y los docen-
tes no podemos ser de otra manera, sufrimos y disfrutamos con las emociones que
irrumpen en nuestra vida haciendo que ésta unos días tenga el semblante gris, otros
días, negro, pero, seguro, la mayor parte de ellos, rojo, verde, azul o rosa.
Y, es que además, podemos afirmar, con Soler y Conalga, que en la vida todas
las emociones son importantes. Es como si viviéramos en el trópico en el que la
temperatura no cambia, es como si siempre fuera de día o siempre fuera de noche.
La alegría de vivir nace del cambio, de la tensión, de la crisis, del enfrentamiento de
contrarios, de la diversidad.
Todos los afectos tienen su razón de ser, hasta los negativos. ¿Qué pasaría si,
de repente, todas aquellas emociones que valoramos como negativas desapare-
cieran de nuestra vida? ¿Qué pasaría si el miedo, el enojo, la ira o la aversión
dejasen de informarnos? ¿Quién nos protegería de los peligros, de los abusos y
de los estímulos poco favorables? Es posible que nuestra existencia estuviese en
peligro (Soler y Conalga, 2004: 51).
Las emociones básicas son muy pocas. Paz Torrabadella (1998) señala que hay
cinco: dos positivas: la alegría y el cariño; y tres negativas: la ira, el miedo y la tris-
teza. Bizkarra indica que son cuatro las emociones básicas:
La vida del ser humano se mece a veces y otras se agita entre las cuatro emocio-
nes básicas, entre los cuatro puntos cardinales del mundo emocional: el miedo,
86 © WK Educación
Inteligencia racional y emocional
Suwen12 apunta que para la medicina china hay cinco órganos que controlan la
energía o chí y que tienen relación con las emociones: el corazón, que guarda rela-
ción con la alegría; el bazo, con la capacidad de meditación; los pulmones, que se
relacionan con la ansiedad; el hígado, con la ira; y los riñones, con el temor:
La ira eleva la energía (el chí), la alegría la suaviza, la tristeza hace desaparecer
el chí, el temor la extiende, el terror desordena el chí y la meditación contribuye
a la acumulación del chí.
4. LOS SENTIMIENTOS
© WK Educación 87
Bienestar docente y pensamiento emocional
Si hemos afirmado que las emociones eran los colores que dan luminosidad a la
vida, los sentimientos serían las tonalidades, los matices, los perfiles y claroscuros.
Los sentimientos son mezcla de emociones. Así, nos dice Torrabadella (1998): la
revancha es la suma de ira y alegría; la ternura lo es del afecto y la alegría; el odio,
de la ira y el miedo; el duelo, de la tristeza y el miedo.
No obstante, si tenemos problemas para definir las emociones de una manera ob-
jetiva, mucho más los vamos a tener para definir los sentimientos. Probablemente, el
lector no esté de acuerdo con alguna de las uniones antes expuestas y tenga su propia
constelación de emociones. Esto es así porque en lo que respecta a la inteligencia
racional las cosas están claras: dos y dos son siempre cuatro; en cambio en lo tocante
a la inteligencia emocional, veremos que cada persona tiene una aproximación dife-
rente a sus emociones, pero todavía más a sus sentimientos.
En este momento se solicita del lector que por un minuto se traslade a una playa
de arena blanca del Caribe bañada por las olas del océano y por el sol. Advertirá el
lector, seguro, a poca imaginación que desarrolle, cómo una fila de palmeras circun-
da la playa en la que imaginariamente se encuentra.
88 © WK Educación
Inteligencia racional y emocional
Información Información
adicional adicional
Fig. IV.2. Proceso de reequilibrio de la homeostasis.
© WK Educación 89
Bienestar docente y pensamiento emocional
sentimientos
emociones
instintos y motivaciones
comportamientos
de dolor y placer
respuestas inmunes
reflejos básicos
regulación metabólica
90 © WK Educación
Inteligencia racional y emocional
Emociones y sentimientos
Negativos Positivos
Envidia Compañerismo
Egoísmo Satisfacción
Individualismo Solidaridad
Traición Cariño
Impotencia Amistad
Insatisfacción Comunicación/Colaboración
Incomunicación Acogida
Pasividad Participación
Rechazo Simpatía
Acoso Alegría
Estrés Entusiasmo
Cansancio Diversión
Dejadez/Apatía Paciencia
Sorpresa
Ilusión
Responsabilidad
Agradecimiento
Tabla IV.1. Emociones y sentimientos más frecuentes.
Cada día son más las investigaciones que demuestran la relación entre las emo-
ciones y los sentimientos con la salud. La salud humana es el fruto de un estado de
homeostasis (de equilibrio) entre los diferentes sistemas y aparatos del ser humano.
La homeostasis es aquel estado que busca el organismo para poder hacer frente a las
situaciones externas con el mínimo costo de energía. Tradicionalmente se ha aplica-
do en biología, pero dado el hecho de que no sólo lo biológico es capaz de cumplir
con esta definición, otras ciencias como la psicología han adoptado también este
término.
© WK Educación 91
Bienestar docente y pensamiento emocional
Hipotálamo e Hipófisis Las contracciones cardíacas, asi como las alteraciones de los vasos
sanguíneos
Neurotransmisores, como la
Glándulas suprarrenales El cortisol adrenalina y la noradrenalina
92 © WK Educación
Inteligencia racional y emocional
Bizkarra (2005) propone que existen dos tipos de caracteres extremos para clasifi-
car a las personas en relación con las enfermedades psicosomáticas: las personas con
tendencia a sufrir un cáncer y las personas con tendencia al infarto o tipo A.
Las personas con tendencia a sufrir un cáncer, señala Bizkarra, son personas acos-
tumbradas a guardar la rabia, a meterla dentro para que no se pueda conocer. Son
personas con tendencia al pensamiento negativo, a la depresión. Este tipo de perso-
nas son consideradas buenas, parecen no tener maldad, ni intención de hacer mal a
nadie incluso a costa de la pérdida de sus derechos. Son personas que en ocasiones
se califican de tontos porque no se defienden. Se trata de aquellas personas con ten-
dencia a la sumisión, a la aceptación, e incluso a la resignación, que en los am-
bientes públicos mayoritariamente no han sacado su genio, quizá por respeto, quizá
por miedo. Bizkarra afirma también que parece existir una relación entre la falta de
manifestación de las emociones agresivas y el cáncer.
Por el contrario, las personas del tipo A con tendencia al infarto son muy com-
petitivas, ansiosas, estresadas, y demuestran una gran impaciencia y un alto grado
de ambición. Son irritables y manifiestan su enfado tanto en el ambiente privado
como en el público. En cambio, este tipo de personas pueden dar la apariencia de ser
© WK Educación 93
Bienestar docente y pensamiento emocional
tranquilas, con una baja tendencia al enfado, sociables y hasta cordiales. Suelen ser
personas agresivas que descargan su enfado con aquellas otras que tienen una baja
asertividad y, por tanto, no les hacen frente.
Muchos son los órganos y sistemas alterados por una inadecuada gestión de las
emociones. Estas alteraciones son estudiadas por la neurociencia. La neurociencia
nos permite explicar la relación de la salud y la inteligencia emocional. Como po-
demos observar, los trastornos somáticos relacionados con una inadecuada gestión
de las emociones afectan a una gran parte de aparatos y sistemas del cuerpo humano
como señala Goleman (1997: 260-271).
a) Aparato respiratorio
En una investigación británica sobre la gripe se descubrió que los voluntarios
que habían estado sometidos a algún tipo de presión social tenían también una
mayor vulnerabilidad ante la acción de los virus y enfermaban más.
Diversas investigaciones han puesto de manifiesto que los ataques de asma en
ciertas personas guardan relación con situaciones de tensión emocional.
También se advierte que algunos dolores en el pecho y dificultades en la respi-
ración tienen relación con problemas emocionales.
b) Aparato digestivo
Parece que el estrés tiene influencia en trastornos del tipo inflamación intestinal,
colitis ulcerosa e inflamación intestinal.
También puede contribuir a la ulceración del tracto gastrointestinal y a empeo-
rar los síntomas de la colitis ulcerosa y de la inflamación intestinal.
Del mismo modo, se advierte relación entre el estrés y la úlcera de estómago.
c) La piel
La tensión emocional se encuentra muchas veces en la causa de un buen número
de herpes y otros trastornos de la piel.
d) Sistema inmunológico
El sistema inmunológico es el encargado de mantener sano nuestro cuerpo y
para ello desarrolla un sistema de anticuerpos que, enviados por el torrente san-
guíneo, preservan nuestra salud. Sin embargo, nos dice Goleman, en ocasiones
y por influencia de trastornos emocionales se desajusta, provocando alergias o
el lupus.
Parece ser que Felten descubrió el punto de comunicación entre el sistema ner-
vioso y el sistema inmunológico, que es el determinante de las influencias posi-
tivas y negativas de las alteraciones emocionales sobre este sistema.
94 © WK Educación
Inteligencia racional y emocional
e) Sistema cardiovascular
g) Sistema hormonal
© WK Educación 95
Bienestar docente y pensamiento emocional
Se ha visto en el punto anterior que el malestar docente venía definido por unas
consecuencias negativas sobre el profesorado, que este malestar afectaba a la calidad
de vida y, especialmente, ayudaba al aumento de pequeños trastornos y enfermeda-
des que llevaban a maestros y profesores a solicitar bajas laborales.
También hemos considerado que la negativa vivencia de la presión social, tanto
del sistema educativo, de la sociedad, de la Administración, de los padres y madres,
del alumnado, e incluso de otros docentes, conlleva una disminución en la capacidad
de defensa del organismo del docente provocándose una depresión en su sistema
inmunológico que facilita la generación de trastornos y enfermedades.
Por ello, hoy más que nunca, se hace necesaria una apuesta por el bienestar docen-
te, por un desarrollo de las competencias emocionales del docente y del alumnado.
De esta manera, a través de la inteligencia emocional, a través del método de pensa-
miento emocional, vamos a conseguir rearmarnos con la fuerza de la autoestima, la
asertividad, la empatía y, por qué no, del liderazgo, sobre nosotros mismos y sobre
los que nos rodean.
9 LA INTELIGENCIA EMOCIONAL
96 © WK Educación
Inteligencia racional y emocional
Ambas definiciones y todas aquellas otras que podamos encontrar definen la inte-
ligencia emocional como las competencias para conocer, valorar y controlar nuestras
emociones y sentimientos, así como conocer, valorar y controlar las emociones y
sentimientos de los demás.
La inteligencia racional tiene su base en la corteza cerebral, mientras que la inte-
ligencia emocional tiene su base fisiológica en el cerebro interno, en las áreas sub-
corticales. Como señala Goleman (1997: 40), la amígdala y su interrelación con el
neocórtex constituyen el núcleo mismo de la inteligencia emocional.
José Antonio Marina hace una comparación de las dos inteligencias y propone
que existen dos formas de abordarla: la inteligencia estructural, que sería la medida a
través de las pruebas de inteligencia, y el uso de la inteligencia o lo que él llama inte-
ligencia en acción, que sería la conducta de las personas guiadas por su inteligencia.
A la primera la denomina inteligencia computacional y a la segunda la denomina
inteligencia ejecutiva (Fig. IV.5).
© WK Educación 97
Bienestar docente y pensamiento emocional
Inteligencia ejecutiva
Inteligencia computacional
Marina nos dirá que lo importante en esta vida no es tener una gran capacidad de
inteligencia computacional, o racional, sino que lo verdaderamente importante es el
uso de esa inteligencia para la adaptación de la persona al medio, en nuestro caso, el
uso que como docentes hagamos de nuestra inteligencia para adaptarnos al cambio
social, a las nuevas exigencias en la enseñanza, al nuevo escenario educativo.
La inteligencia emocional, al ser una cualidad compartida con los animales, ha
sido descuidada en el sistema educativo. Aprendizajes como la autoestima, el control
emocional, la automotivación, el aprendizaje autónomo, la empatía, la capacidad de
resolver conflictos o el liderazgo se han dejado en manos de la educación personal
que se adquiere en la familia y en la calle. La sociedad en general entiende que los
aprendizajes emocionales son competencia del mundo privado y personal, y que por
ello, no deben ser enseñados en las escuelas, colegios, institutos o universidades. Sin
embargo, las competencias genéricas emocionales son demandadas cada vez más en
el mundo laboral y social.
98 © WK Educación
Inteligencia racional y emocional
Varones Mujeres
Menor competencia emocional Mayor competencia emocional
Asunción de riesgos Empatía
Iniciativa Relaciones interpersonales
Planificación racional Planificación emocional
Distancia laboral Proximidad laboral
Liderazgo efectivo Liderazgo afectivo
Las diferencias que aquí se proponen no son sino un reflejo de los comporta-
mientos y actitudes más habituales actualmente entre varones y mujeres en este mo-
mento histórico en nuestro país. Sin embargo, esas diferencias podrían no existir y
son, seguro, consecuencia de unos modelos sociales que se plasman en la educación
personal recibida a través de la familia y los recreos en infantil y primaria, y de los
tiempos de ocio en secundaria y universidad, muy influidos en ambos casos por la
© WK Educación 99
Bienestar docente y pensamiento emocional
Esto, sin embargo, no contribuye en nada al bienestar docente. El hecho de que emo-
cionalmente se nos hayan hecho diferentes, más sensibles a unas, más racionales a otros,
puede y debe cambiarse y para ello se propone seguir las actividades propuestas por el
método de pensamiento emocional en las páginas siguientes. Los docentes varones ne-
cesitamos desarrollar las emociones y sentimientos culturalmente femeninos para ser
más varones; al igual que las docentes necesitan desarrollar más las competencias emo-
cionales culturalmente masculinas para ser más mujeres. Ambos, maestros y maestras;
profesores y profesoras, necesitamos desarrollar todas las emociones y sentimientos
positivos para ser más personas, para mejorar nuestro bienestar docente.
100 © WK Educación
Inteligencia racional y emocional
Por otro lado, Marchesi defiende la importancia cada día mayor de la educación
emocional en la formación del profesorado y en este sentido afirma:
El trabajo de la enseñanza está basado principalmente en las relaciones inter-
personales entre los alumnos y con otros compañeros, por lo que las experien-
cias emocionales son permanentes (Marchesi, 2007: 115).
© WK Educación 101
Bienestar docente y pensamiento emocional
102 © WK Educación
Inteligencia racional y emocional
Factores a promocionar
Fig. IV.6. Programa de desarrollo personal y social de Félix López y otros (2006: 56).
© WK Educación 103
Bienestar docente y pensamiento emocional
sobre ellos, veremos que son reales y útiles para el manejo de las situaciones de
los centros educativos.
El primer principio es el egoísmo social. El ser humano como ser vivo actúa,
trabaja y hace todo lo posible para conseguir alargar lo más posible su vida. Por
ello, el docente y el alumno deben mirar por sí mismos en primera instancia, deben
desarrollar su autoestima y asertividad, deben, en definitiva, sentirse bien consigo
mismos. Pero, y así se afirma en este modelo, la personalidad de uno no puede
desarrollarse en soledad, no puede desarrollarse alejado de la satisfacción de los
que lo rodean. Por esta razón, en este modelo se afirma que el docente o el alumno,
para ser feliz, debe buscar a los demás para su realización personal. Así, el egoísmo
social se encuentra a medio camino entre el egoísmo materialista del avaro aislado
y de la persona absolutamente solidaria encarnada en el filántropo. El dinero, el
amor, e incluso la salud en soledad absoluta no son nada.
El segundo principio es el control o manipulación realizadora. Esta palabra está
todavía peor considerada que la anterior. En cambio, todas las personas, todos los
docentes, intentamos convencer a los demás, a nuestros alumnos para que mo-
difiquen su conducta de acuerdo a los principios que poseemos. ¿Qué es si no la
enseñanza? La enseñanza es el proceso a través del cual pretendemos que nuestros
alumnos y estudiantes consigan unas determinadas competencias que sean propias
de ellos, pero que atiendan a los objetivos educativos que nosotros como docentes
hemos señalado. Pero también, en la vida privada todos y todas intentamos que
nuestra pareja, amigos y compañeros lleguen a realizar las cosas que nosotros
entendemos que son buenas para nosotros y también para ellos. Conseguir que
los demás se adapten a los valores que nosotros entendemos como adecuados es
condición humana. Este aspecto será desarrollado a través del liderazgo, no de un
liderazgo a costa de los demás, sino de un liderazgo que consiga en ellos su máxi-
ma realización personal.
El tercero de los principios es el ahorro de energía o trabajar lo menos posible.
Utilizo un término fuerte, denostado en nuestra sociedad y en nuestra escuela, pero
que no es más que la aplicación de la inteligencia a la adaptación al medio. Traba-
jar lo menos posible es lo que hacen las personas inteligentes. Ahora bien, trabajar
lo menos posible no significa no trabajar, sino hacerlo con planificación, con mé-
todo, con persistencia, con motivación consiguiendo los objetivos con el mínimo
esfuerzo. ¿Cuántos métodos de inglés, cuantos estudios no habremos comenzado y
no hemos terminado en nuestra vida? O, refiriéndonos a los alumnos y estudiantes,
¿cuántas veces no dan vueltas a un mismo tema de estudio, cuántas carreras no han
sido iniciadas sin alcanzar en ambos casos el éxito deseado? El trabajo, la transfor-
mación de la naturaleza en beneficio propio es natural del ser humano, pero tanto
la inactividad como el trabajo frenético y sin metas es de personas desajustadas.
104 © WK Educación
Inteligencia racional y emocional
Las ideas más importantes descritas en esta primera parte del libro se han plas-
mado en la Fig. IV.7. En ella apreciamos cómo el cambio educativo es conse-
cuencia de unos cambios en la sociedad y en el sistema educativo, como son los
cambios culturales, sociales y del propio sistema, por una parte; de los cambios
en las normativas de educación, por otra; y de las demandas sociales explicitadas
en una mayor hiperresponsabilidad, un menor apoyo social y un cambio en las
condiciones laborales de los docentes. Estos dos últimos grupos de factores vie-
nen influidos por el concepto de educación que tenga la sociedad que provoca el
cambio.
Frente al cambio caben dos tipos de respuestas: una inadaptada que provoca,
según Esteve, una serie de síntomas y que se traducen en un malestar docente; otra
adaptada, que es aquella que desarrolla las competencias emocionales propias y
del alumnado y que se traduce en el bienestar docente. Ahora bien, cabe, como se
aprecia en la Figura IV.7, un camino señalado con línea quebrada. El malestar do-
cente no es un estado final, sino que puede encontrar en el Método de pensamiento
emocional una vía para incorporarse al bienestar docente.
© WK Educación 105
Bienestar docente y pensamiento emocional
Concepto de educación
CAMBIO
EDUCATIVO
Desconcierto
Traslados
Inhibición
Desarrollo Desarrollo
Abandono
competencias competencias
Absentismo
emocionales emocionales
Agotamiento
personales personales
Estrés
Rasgos de ansiedad
Autodepreciación
Neurosis
Depresiones
Ansiedad permanente
BIENESTAR MALESTAR
DOCENTE DOCENTE
106 © WK Educación
SEGUNDA PARTE
COMPETENCIAS DOCENTES
Y PENSAMIENTO EMOCIONAL
V. Autoconocimiento
Anoche cuando dormía Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión! soñé ¡bendita ilusión!
que una fontana fluía que una colmena tenía
dentro de mi corazón. dentro de mi corazón;
Dí: ¿por qué acequia escondida, y las doradas abejas
agua, vienes hacia mí, iban fabricando en él
manantial de nueva vida con las amarguras viejas,
en donde nunca bebí? blanca cera y dulce miel.
1. INTROSPECCIÓN
© WK Educación 111
Bienestar docente y pensamiento emocional
Por otro lado, Lao Tsé afirmaba que la inteligencia consistía en el conocimiento
de los demás, mientras que la sabiduría consistía en el conocimiento de uno mismo;
y continuaba diciendo que el que conquista a los demás es poderoso; el que se con-
quista a sí mismo, fuerte.
Existe en la actualidad una marcada tendencia a identificarse con los signos del
zodíaco y conocer cuáles son las cosas que, astralmente, pueden pasarle a uno mis-
mo. La preocupación por el futuro denota con frecuencia una falta de conocimiento
de uno mismo y una falta de seguridad. Las cartas, los quiromantes, la buenaventura
con una ramita de romero, son otras tantas formas de buscar seguridad en el futu-
ro a través de la opinión de otros o simplemente del azar. Sin embargo, el futuro,
el presente, la vida, la felicidad radica en nosotros mismos y el autoconocimiento
constituye el primer paso de ese proceso. La autoconciencia es la primera de las
competencias emocionales y la base sobre la que vamos a construir las demás, nos
dirán Soler y Conalga (2004: 52).
Una leyenda hindú cuenta cómo Brahmá decidió quitar al hombre todos los pode-
res y esconderlos. Preguntó a sus asesores dónde podría esconderlos para que nunca
fueran encontrados, si en las montañas, en el fondo de los mares, en lo profundo de
las cavernas… Todos esos sitios, concluyeron, eran accesibles al ser humano. No
obstante, después de muchas cavilaciones encontraron la respuesta. En el fondo de
su propio ser, porque allí, decían, nunca los buscará.
No hay nada más hermoso que la luz del conocimiento (Fischer, 2003: 67).
112 © WK Educación
Autoconocimiento
Decía Juan José Millas13 que el hombre necesita ir de un lado a otro para tener la
sensación de que se recorre a sí mismo. Los seres humanos, los docentes, necesita-
mos recorrernos, es decir, volver a caminar nuestros pensamientos, ideas, intereses
y valores para sentirnos nosotros mismos.
Esconder la cabeza bajo el ala no sirve más que para ir a la quiebra. Hacer una
auditoría emocional supone trabajar el autoconocimiento para saber qué senti-
mos (Soler y Conalga, 2004: 51).
Hemos conocido en la primera parte del libro cómo hay algunos profesores que
sienten miedo. En ocasiones es un miedo concreto ante determinadas agresiones que
han sufrido ellos o sus compañeros. No obstante, en otras, puede ser un miedo incier-
to, más bien ansiedad frente a amenazas desconocidas o difícilmente definidas.
© WK Educación 113
Bienestar docente y pensamiento emocional
1.1. El silencio
114 © WK Educación
Autoconocimiento
1.2. La soledad
© WK Educación 115
Bienestar docente y pensamiento emocional
Sin embargo tenemos miedo, tenemos miedos. Miedo a la soledad, miedo a estar
solos, miedo a no saber qué hacer cuando estamos solos, miedo a perder nuestra
identidad si no nos encontramos rodeados, queridos, apoyados.
Las personas, los maestros, los profesores tenemos que profundizar en nuestra
capacidad para estar solos, y ello lo conseguiremos desde el autoconocimiento, des-
de la valoración (como veremos en el capítulo siguiente) de nosotros mismos como
seres diferentes, pero también como seres únicos.
1.3. El espejo
116 © WK Educación
Autoconocimiento
El lenguaje interior es como nuestro otro yo, como nuestro confidente. Todas las
personas a partir de la infancia, que es cuando se consigue interiorizar el lenguaje,
utilizamos éste como un medio de control de nuestra conducta. Algunas veces este
lenguaje se transforma en lenguaje exterior en forma de monólogos cuando camina-
mos por la calle o cuando nos encontramos a solas en nuestra casa. Esta actividad,
lejos de ser una acción desajustada, ayuda a las personas, nos ayuda a clarificar nues-
tros deseos, intenciones y pensamientos.
El lenguaje es un medio imprescindible para identificar y conocer nuestros senti-
mientos y los de los demás, así como para comprenderlos. El léxico sentimental
forma parte de los propios sentimientos (Soler y Conalga, 2004: 35).
El lenguaje interior aflora con mayor fuerza cuando estamos solos, cuando esta-
mos inactivos y cuando tenemos problemas. Quién no se ha dicho a sí mismo “Y,
ahora, ¿qué hago? ¡No sé qué hacer!” Si hiciéramos un análisis de las palabras y
frases que nos decimos a nosotros mismos conseguiríamos conocernos mucho me-
jor y clarificar muchas de las dudas que tenemos en ocasiones sobre qué es lo más
prudente hacer.
Marina (2004: 79) nos dice que la palabra sirve, sobre todo para vivir o, también,
que nuestra conciencia se teje de palabras. El pensamiento es vida, y el pensamiento
es palabra, y la primera función de la palabra, antes de ser comunicación hacia el
otro, es ayudarnos a estructurar nuestras ideas. Por esta razón, tenemos que aprender
a poner palabras a nuestros sentimientos y emociones, a nuestras ideas, a nuestros
intereses y valores.
© WK Educación 117
Bienestar docente y pensamiento emocional
Nos pasamos la vida hablando con los demás, pero también hablándonos. Nos
hacemos preguntas, nos recriminamos, nos contamos nuestra propia historia,
nos damos órdenes (Marina, 2004: 78).
En el ámbito escolar se ha comprobado una relación entre los alumnos con difi-
cultades en el lenguaje y en el control de su conducta. Marina nos dice que se ha
constatado una relación entre el fracaso en el habla interior de algunos alumnos y el
aumento de las conductas agresivas.
Lo que enferma al paciente es el silencio. El lenguaje es lo que permite el paso
de lo inconsciente a lo consciente (Marina, 2004: 78).
118 © WK Educación
Autoconocimiento
Date una vuelta. Se trata de dar una vuelta en silencio fuera de casa o de la
clase durante cinco minutos. Al volver, hay que escribir o explicar, según sea
el caso, qué es lo que nos hemos hablado. Se trata de conocer nuestro lenguaje
interno.
2. AUTOCONOCIMIENTO APTITUDINAL
Es muy importante que nos conozcamos, que conozcamos todas nuestras capaci-
dades, muchas de ellas desconocidas para nosotros. En el libro el Método de pen-
samiento emocional se proponía un ejercicio para analizar nuestras capacidades y
competencias en relación con aspectos físicos, aptitudes intelectuales, manipulati-
vas, artísticas o domésticas. Este ejercicio trata de analizarnos en todas las facetas de
nuestra vida y que sintamos que podemos desarrollarlas todas. Cuando este ejercicio
es propuesto a un grupo de docentes mujeres y varones, todos aprecian generalmen-
te un sesgo de género. Los varones dicen ser más hábiles en tareas de mecánica o
electricidad, por ejemplo, mientras que las mujeres se definen más hábiles en tareas
domésticas o artísticas. Los varones no suelen ser hábiles en el planchado, y las
mujeres no suelen serlo en electricidad y mecánica. Sin embargo, en ese libro decía-
mos, que las personas que deseen ser completas, y los docentes tenemos que aspirar
a serlo, deben cultivar tanto las habilidades intelectuales como las manipulativas,
las artísticas tanto como las económicas, y las técnicas tanto como las domésticas,
independientemente del sexo que tengamos.
Pero, ocurre también que en algún momento de nuestra vida hemos desarrollado
unas habilidades que en el momento actual no las dominamos por falta de ejercicio.
Una medida del método de pensamiento emocional es recuperar todas aquellas apti-
tudes o habilidades que hemos ejercido con anterioridad. Podríamos, en el ejercicio
siguiente propuesto en la Tabla V.1, analizar todas aquellas capacidades o cosas que
hicimos en algún momento, por ejemplo al inicio de nuestra vida docente, y que por
circunstancias hemos dejado de hacer.
© WK Educación 119
Bienestar docente y pensamiento emocional
Si no me conozco a mí mismo, nunca puedo saber quiénes son mis alumnos, los
veo a través de un cristal oscuro, en la sombra de mi vida no revisada; y, cuando
no puedo verlos con claridad, no puedo enseñarles bien (Palmer, 1998: 2).
120 © WK Educación
Autoconocimiento
4. AUTOCONOCIMIENTO PROFESIONAL
De todos es sabido que los docentes debemos conocernos bien, ya que la relación
de enseñanza-aprendizaje, lo diremos muchas veces, es una situación de comunica-
ción en la que cada uno se manifiesta como es y es importante conocer cómo nos
expresamos, pero también cómo somos.
¿Quién soy yo? Es una pregunta profunda. ¿No podría ocurrir que nosotros es-
tuviéramos en un mundo irreal rodeados de otras personas pagadas para que fueran
actores al estilo de la película El Show de Truman? Y si eso fuera así, ¿cambiaría en
algo nuestra vida?
Yo, ¿quién soy? A esta pregunta cualquier docente seguramente va a contestar:
¡Yo soy yo! ¿Qué otra cosa puedo ser? Sí, pero la pregunta queda sin responder. De
nuevo preguntado al profesor sobre quién es él, probablemente responderá: ¡Yo soy
Pedro Martínez! o ¡Yo soy María Giménez! Pero la pregunta continúa sin ser respon-
dida. Si continuamos haciendo más preguntas, seguro que, con no buen talante, nos
responderá: ¡Yo soy maestro! o ¡Yo soy profesora! Pero, si una vez más realizamos
la misma pregunta, lo más probable es que ya no sepa qué contestar y seguro que
no se encuentra de muy buen humor, y, además, la pregunta seguirá estando sin una
respuesta razonable.
En la sociedad occidental en la que nos movemos no nos gusta reflexionar sobre
los orígenes de nuestra personalidad, de nuestra forma de ser, de nuestra conducta.
A diferencia de las personas que pertenecen a sociedades orientales, nosotros no
hemos sido educados en la reflexión acerca de los condicionantes de nuestra forma
de actuar.
Si hiciéramos preguntas parecidas sobre nuestra voluntad, veríamos que se reproduce
el mismo esquema. Ante la pregunta a una profesora o a un maestro sobre por qué hacen
lo que hacen, seguramente obtendríamos la siguiente respuesta: ¡Porque me apetece!
¡Porque me gusta! ¡Porque quiero! Sí, pero si volviéramos a repetir la pregunta de por
© WK Educación 121
Bienestar docente y pensamiento emocional
qué desea lo que quiere esa persona, obtendríamos la respuesta: ¡Porque me parece que
es lo mejor! Y si volviéramos a preguntar de nuevo, nos diría que lo hace porque piensa
que es lo mejor para sí y para los que le rodean. Como podemos comprobar, al igual que
en la pregunta anterior, la cuestión fundamental queda sin responder.
Al hacernos preguntas sobre los temas transcendentes de nuestra personalidad o
nuestra conducta normalmente nos sentimos incómodos porque descubrimos que
nuestra identidad, el yo, o nuestra voluntad, lo que quiero, están fuertemente con-
dicionados por lo que nos rodea. En este punto queda reflejada con toda la fuerza la
afirmación que hacía Ortega y Gasset: ¡Yo soy yo y mis circunstancias!
Cuando se proponen este tipo de preguntas en cursos de formación de profeso-
rado siempre se obtienen las mismas respuestas de inseguridad, desconfianza, des-
concierto y malestar. No suelen ser preguntas que agraden y, sin embargo, si no las
hacemos, no podremos recorrer de forma adecuada el camino hacia el liderazgo en
la enseñanza, puesto que desconoceremos el punto de partida. En la mayor parte de
los casos se responde que son más las circunstancias que el yo las que determinan
nuestra personalidad y nuestra conducta. Y reconocer esto no es agradable, pero es
real y positivo para iniciar ese camino, ese método de pensamiento emocional que
nos lleve a la excelencia docente.
Podemos reducir a dos las orientaciones que los docentes poseemos en relación
con la enseñanza: la primera de ellas es la que podríamos denominar académica, que
se centra en los contenidos, en las asignaturas, en los aspectos que hemos relacio-
nado con la inteligencia racional. Los docentes centrados en esta orientación tienen
como objetivo fundamental centrarse en acabar el programa, en conseguir dar todos
los temas; curiosamente todavía se viene hablando de estas dos palabras, y lo central
es que el máximo de alumnos consigan manejar los conceptos fundamentales de la
asignatura, área o materia. La segunda, que podríamos denominar personalista, inci-
de más en los aspectos personales del alumnado, en la construcción de las competen-
cias emocionales, en el desarrollo de su capacidad para aprender, para relacionarse
o para llevar una vida autónoma en el sentido de las tres últimas competencias clave
que recogen los nuevos Reales Decretos de 200716 para el desarrollo curricular en
Primaria y Secundaria. Aunque esta misma clasificación nos sirve también para el
profesor universitario. De este modo, Juan Ignacio del Pozo (2006) recoge que los
estudios de Gow y Kember de 1993 encuentran estas dos mismas orientaciones en la
universidad: la orientación academicista y la orientación personalista.
16. Real Decreto 1513/2006, por el que se establecen las enseñanzas mínimas de la Educación
Primaria.
Real Decreto 1631/2006, por el que se establecen las enseñanzas mínimas correspondientes a la
Educación Secundaria Obligatoria.
122 © WK Educación
Autoconocimiento
Niveles Valores
Perseverante, Cognición
valeroso, y emoción
persistente
Preocupación Identidad
Docente
apasionado
© WK Educación 123
Bienestar docente y pensamiento emocional
Este Círculo nos puede servir de ejercicio para analizar nuestras competencias
docentes en relación con la docencia apasionada. Para ello, podemos colocar un
número (del 0 al 10) que nos represente en cada una de las 16 casillas y colocar el
resultado final en el centro. Cuanto más alto sea el número, mayor será nuestra com-
petencia docente.
Para conseguirlo, Traveset i Vilaginés nos propone que ejercitemos cuatro clases
de mirada:
Para este fin se propone el ejercicio Cuatro clases de miradas de la Tabla V.2. En
él tendríamos que escribir aquellos aspectos en los que nos han influido cada una de
las instancias sugeridas.
124 © WK Educación
Autoconocimiento
Nuestro pueblo/ciudad.
a) Transgeneracional
Nuestros hijos.
b) Intergeneracional
Nuestros alumnos.
Hermanos y primos.
Pareja.
c) Intrageneracional
Otros docentes.
Mi vida anterior.
Mi vida en el presente.
d) Intrapsíquica
© WK Educación 125
Bienestar docente y pensamiento emocional
c) La competencia para escribir, para anotar, para describir, para relatar con pa-
labras escritas emociones, sentimientos, vivencias, intereses, frustraciones, alegrías,
con la dificultad que ello implica. Esta competencia de escribir, por ser tan importan-
te en el método de pensamiento emocional, se explica más adelante, en el capítulo
correspondiente a la motivación.
Los diarios son una de las técnicas más importantes de los movimientos pedagó-
gicos que se centran en la reflexión sobre la acción. Angulo, Barquín y Pérez Gómez
comentan en relación con los diarios de los profesores:
Los diarios son informes de la vida en el aula donde los profesores registran
observaciones, analizan sus experiencias y reflejan e interpretan sus prácticas
en el tiempo. Entremezclan la descripción, el registro de datos, el comentario y
el análisis. Se parecen, en ciertos aspectos, a las notas etnográficas, y captan lo
más inmediato de la enseñanza: los profesores describiendo lo que ocurre con
los alumnos en su aula y lo que esto significa para la continuidad de su práctica.
Asimismo, porque son un registro escrito de la práctica sirven para proporcio-
nar a los profesores un modo de revivir, analizar y evaluar sus experiencias en
el tiempo y en relación con otras estructuras de referencia más amplia (Angulo,
Barquin y Pérez Gómez, 1999: 324).
Otro punto de autoanálisis para los docentes es propuesto por López y otros en la
revista Cuadernos de Pedagogía. Estos autores indican la importancia de hacer una
reflexión en torno a nuestra forma de autorrealización y autodestrucción. Comentan
estos autores que las personas, y por ello los docentes, podemos encarar nuestra vida
desde la realización personal y social, pero también, desde la destrucción personal
y social. De este modo proponen lo que denominan El círculo de la vida que, como
vemos en la Fig. V.2, consiste en un círculo en cuya parte inferior se encuentra la
Autodestrucción, hallándose en la superior la Autorrealización. La autodestrucción
viene representada por tres sectores correspondientes a las personas que se destruyen
a sí mismas, las personas que destruyen a los demás y las personas que destruyen
ambas; la autorrealización se representa por otros tres sectores en los que se insertan
las personas que trabajan bien para sí mismas, bien para los demás, o aquellas que
lo hacen para ambas.
126 © WK Educación
Autoconocimiento
Autorrealización
Personas que
trabajan
para sí mismas
y para los demás
Personas Personas
que trabajan que trabajan
para sí mismas para los demás
Personas que se
destruyen a sí
y a los demás
Destructividad
© WK Educación 127
Bienestar docente y pensamiento emocional
5. AUTOCONCEPTO DOCENTE
Aunque existen muchos autores, como Violeta Cardenal (1999), que defienden
que no se puede hacer una distinción entre autoconcepto y autoestima, pensamos que
esta diferenciación debe existir, dado que el autoconcepto es un concepto diferente,
que se encuentra en la base de la autoestima; además, no podríamos hablar de autoes-
tima sin hablar de un autoconcepto subyacente. Esta distinción, siquiera intelectual,
nos va a servir para completar este primer elemento del método de pensamiento
emocional y nos va a ser útil para construir nuestra casa desde los cimientos, desde
el autoconocimiento.
El autoconcepto docente puede definirse como el resultado de la interacción entre
las experiencias personales docentes y el entorno social, cultural e institucional en el
que se desenvuelven a diario, según Sleegers y Kelchtermans17.
El autoconcepto es el resultado de las valoraciones y juicios de todas las per-
sonas que nos han influido en nuestra vida, de todas aquellas a las que les damos
o les hemos dado valor. Efectivamente, hay juicios de personas que por su lejanía
emocional o por la poca valoración que hacemos de ellas, prácticamente no nos in-
fluyen. En cambio, las opiniones, juicios, valoraciones de todas aquellas que tienen
un importante peso emocional para nosotros, van forjando desde la infancia nuestro
autoconcepto. Sin embargo, en relación con la autoestima, podríamos afirmar que el
autoconcepto es un proceso más analítico e intelectual, frente a la autoestima, que es
128 © WK Educación
Autoconocimiento
© WK Educación 129
Bienestar docente y pensamiento emocional
ATRIBUCIONES
Interiorista Exteriorista
7
Esfuerzo Destino
Incrementalista
4
AUTOTEORÍAS
Inteligencia 3
5 Los demás
Esencialista
130 © WK Educación
Autoconocimiento
7. ESTILOS ATRIBUCIONALES
1 3 5
Tipo de creencias
Creo en mis propias competencias cognitivas. I/D E
Tengo confianza en mis competencias sociales. I/D E
Manifiesto compromiso e implicación profesional. I/D E
Probablemente podría hacer más para mejorar la enseñanza. I E
A veces me faltan recursos para impartir mi asignatura. E D I
Los problemas de la enseñanza no son responsabilidad del profesor. E D/I
Práctica docente
Me siento motivado por la función docente. I/D E
Habitualmente consigo en clase un clima de disciplina adecuado. D I E
Utilizo una metodología constructivista. D I E
Para mí es objetivo importante el respeto a la persona del alumno. D I/E
Prefiero los planteamientos teóricos que los prácticos. E I/D
Adopto un modelo permisivo. D E I
Evito los castigos. D E I
Muchas veces siento que no me hago con la clase. E I D
© WK Educación 131
Bienestar docente y pensamiento emocional
1 3 5
Entiendo que la mejor manera de enseñar es el método tradicional. E/I D
Los aprendizajes reales son los centrados en la memoria. E/I D
Utilizo muy diversos medios didácticos materiales. E/I D
Percepción de los alumnos. Los alumnos perciben que
Centro mis objetivos en su desarrollo personal. D I E
Desarrollo un estilo docente motivador. D I E
Intento encontrar los aspectos prácticos en mi disciplina. D E/I
Tengo un bajo nivel de exigencia académica. D E I
Centro mis objetivos en su desarrollo personal. E/I
Soy un profesor centrado en la asignatura que imparto. I E D
Soy un profesor exigente pues el aprendizaje así lo pide. I E D
1. En desacuerdo; 3 indiferente; 5 De acuerdo
Efectivo
30
30 0
30
Idealista Defensivo
Fig. V.3. Estilo atribucional docente.
8. AUTOCRÍTICA
132 © WK Educación
Autoconocimiento
Para desarrollar ese nuestro yo se proponen doce ejercicios que sumar a los que
con anterioridad hemos propuesto.
1. Las invariantes pedagógicas
Celestin Freinet fue un maestro que perdió la voz por una lesión irreversible en sus
cuerdas vocales en la Primera Guerra Mundial, lo que provocó una total innovación
en sus métodos de enseñanza procurando para sus alumnos un método activo y par-
ticipativo. Este método recoge de una manera sintética las bases de una renovación
didáctica que facilita la adquisición de las competencias emocionales por parte del
alumnado y que fueron definidas por Freinet en sus invariantes pedagógicas. Las 30
invariantes pedagógicas de Freinet, reducidas en algo su redacción y modificadas al-
gunas palabras, se proponen como un ejercicio de reflexión y autoanálisis de nuestra
competencia docente en la Tabla V.7:
© WK Educación 133
Bienestar docente y pensamiento emocional
4 3 2 1
1. El niño es de la misma naturaleza que el adulto (ambos tienen el
mismo valor).
2. Ser mayor no significa forzosamente estar por encima de los de-
más.
3. El comportamiento escolar de un alumno depende de su estado fisio-
lógico, orgánico y constitucional.
4. A nadie le gusta que le manden autoritariamente; el niño, el joven, no
es distinto del adulto en eso.
5. A nadie le gusta alienarse, porque alienarse es obedecer positiva-
mente a un orden externo.
6. A nadie le gusta verse obligado a hacer determinado trabajo, incluso
en el caso de que este trabajo en sí no le desagrade particularmente.
Es la compulsión lo que paraliza.
7. A cada uno le gusta escoger su trabajo, aunque la selección no sea
la mejor.
8. A nadie le gusta trabajar sin objetivo, actuar como robot, es decir,
actuar, plegarse a los pensamientos inscritos en rutinas en las que
no participa.
9. Es preciso que motivemos el trabajo.
10. Todo individuo quiere salir airoso. El fracaso es inhibidor, destructor
del ánimo y del entusiasmo.
11. La vía normal de la adquisición no es de ningún modo la observa-
ción, la explicación y la demostración, proceso esencial en la escue-
la, sino el tanteo experimental, vía natural y universal.
12. La memoria, por la que se interesa tanto la escuela, no es valedera y
preciosa sino cuando está integrada en el tanteo experimental, que es
cuando está verdaderamente al servicio de la vida.
13. Las adquisiciones no se consiguen, como se cree, a veces, mediante
el estudio de reglas y de leyes, sino por la experiencia (...); es colocar
la carreta delante de los bueyes.
14. La inteligencia no es una facultad específica que funcione como un
circuito cerrado independientemente de los demás elementos vitales
del individuo.
15. La escuela no cultiva sino una forma abstracta de inteligencia, que
no actúa fuera de la realidad viva, mediante palabras e ideas fijadas
en la memoria.
16. Al alumno no le gusta recibir lecciones ex cátedra.
17. El alumno no se cansa haciendo un trabajo que esté dentro de la línea
de su vida, que es funcional para él, por decirlo así.
18. A nadie, sea niño o adulto, le gusta el control y la sanción, sobre todo
cuando se ejercen en público.
134 © WK Educación
Autoconocimiento
4 3 2 1
19. Las notas y las clasificaciones constituyen siempre un error.
20. Hablad lo menos posible.
21. Al alumno no le gusta el trabajo en rebaño. Le gusta el trabajo indi-
vidual o el trabajo de equipo en una comunidad cooperativa.
22. El orden y la disciplina son necesarios en clase.
23. Los castigos son siempre un error. Son humillantes para todos y ja-
más conducen a la finalidad buscada.
24. La vida nueva en la escuela supone la cooperación escolar, es decir,
la gestión, de la vida y del trabajo escolar, por los usuarios, inclu-
yendo el docente.
25. La sobrecarga de las clases es siempre un error pedagógico.
26. Los grandes conjuntos escolares conducen al anonimato de los maes-
tros y de los discípulos; por ello son una equivocación.
27. La democracia de mañana se prepara con la democracia en la es-
cuela.
28. Solamente puede educarse dentro de la dignidad. Respetar a los
alumnos, debiendo éstos respetar a sus maestros, es una de las pri-
meras condiciones de la renovación de la escuela.
29. Tendremos que contar siempre con la oposición de la reacción so-
cial y política, sin que esté en nosotros la posibilidad de evitarla o
modificarla.
30. Por fin una invariante que justifica todos nuestros tanteos y autentifi-
ca nuestra acción: es la esperanza optimista en la vida.
4. Muy de acuerdo; 3. De acuerdo; 2. En algo de acuerdo; 1. Poco de acuerdo
Tabla V.7. Autoanálisis en relación con las Invariantes Pedagógicas (Freinet, 1974).
© WK Educación 135
Bienestar docente y pensamiento emocional
Sociedad
Trabajo
Amigos
Escuela
Familia
Fig.
Fig.V.4.
17. Pirámide de nuestro yo.
Por otro lado, a la hora de hacer esta reflexión conviene no olvidar que tanto
la familia como la escuela y los amigos que más influencia pudieron ejercer
sobre nuestra forma de ser fueron y son influidos por la sociedad en la que se
desenvuelven y por ello se ha dibujado una línea de puntos que conecta todos
los elementos.
Para conocernos mejor podemos reflexionar sobre el conjunto de personas que
han influido en mi forma de ser, por una parte, y sobre mi competencia como docen-
te, por otra. Para
Para ello
ello se
se propone
propone en
en la
la Tabla
TablaV.8
14 calificar con un número del 0 al 10
en la fila superior para los aspectos personales, y en la fila inferior para los aspectos
profesionales.
Tabla
TablaV.8.
14. El cuadrado del yo personal y profesional docente.
136 © WK Educación
Autoconocimiento
escuela amigos
YO
familia
sociedad
vecinos
trabajo
Así, por ejemplo, una figura grande, muy estrecha y muy alargada, puede indicar
que los valores de ese grupo tienen un gran peso en nuestra personalidad, que lo han
hecho a lo largo de muchos años, pero que su influencia ha disminuido en los últimos
años. De esta manera, en el ejemplo de la Figura V.5 apreciamos una mayor influen-
cia de la familia y la sociedad, pequeña de la escuela y los amigos, y muy pequeña
de los vecinos y la escuela.
4. La palanca del tiempo
Este ejercicio señala una palanca sobre un plano, como se observa en la Fig. V.6.
Para realizarlo tendremos que dibujar una línea más o menos inclinada, hacia delante
o hacia atrás. Según nos situemos en relación con el tiempo pasado, el presente o el
futuro. Una palanca tirada hacia atrás indicará que tenemos la impresión de que esta-
mos comenzando nuestra carrera profesional; una palanca vertical nos indicará que
nos situamos a mitad de esta carrera; una palanca muy inclinada hacia delante seña-
lará que nos sentimos al final de la misma. Si bien la edad y los años transcurridos
en la carrera docente son importantes, nos podríamos situar con un ángulo inferior o
superior al que por edad y experiencia nos podría corresponder.
© WK Educación 137
Bienestar docente y pensamiento emocional
Pasado Futuro
Fig. V.6. ¿Dónde me sitúo?
138 © WK Educación
Autoconocimiento
© WK Educación 139
Bienestar docente y pensamiento emocional
También podemos analizar nuestra posición en relación con las etapas docentes,
como señalaban Huberman, Thompson y Weiland18. Para completar este ejercicio
basta con colocar un aspa (x) en la casilla que mejor se identifique con nuestra per-
cepción profesional.
Etapas Posición
Introducción en la carrera
Estabilización
Experimentación y diversificación
Nueva evaluación
Serenidad y distanciamiento
Conservadurismo y quejas
Distanciamiento
18. Huberman, M., Thompson, Ch. y Weiland, S: “Perspectivas de la carrera del profesor”. En
Biddle, B.J., Good, T.L. y Goodson, I.F. (2000): La enseñanza y los profesores. Vol I. Barcelona:
Paidós.
140 © WK Educación
Autoconocimiento
1 2 3
4 5 6
7 8 9
Fig. V.7. El juego de las identificaciones (imágenes).
© WK Educación 141
Bienestar docente y pensamiento emocional
7. Cartografía emocional
A finales de la Edad Media, los cartógrafos ponían en las esquinas de los mapas
que dibujaban un dragón para señalar que a partir de ahí se entraba en un territorio
desconocido. Tomando esta idea, Soler y Conalga (2004) proponen que para mejorar
el conocimiento de nosotros mismos podríamos dibujar nuestro propio mapa emo-
cional señalando los espacios conocidos y los desconocidos.
Espacios desconocidos
Espacios desconocidos
142 © WK Educación
Autoconocimiento
© WK Educación 143
Bienestar docente y pensamiento emocional
Puertas Pensamientos
El Portillo envidia
Puerta Quemada inactividad
Puerta Quebrada
Puerta Mayor ilusión
Puerta del Este
Puerta Fuerte
Puerta del Sol sociabilidad
Puerta de la Sierra
Portal del Mar
En este ejemplo se han cumplimentado sólo algunas para que sean sustituidas y
completadas todas las casillas.
9. La película de mi vida
El ejercicio propuesto en la Fig. V.10 sirve para hacer un recorrido por las escenas
que más han influido en nuestra profesión docente. En cada una de las escenas ten-
dríamos que recoger aquellos hechos positivos o negativos que hayan dado un giro
importante a nuestro quehacer como maestros o profesores.
1.ª Escena
2.ª Escena
3.ª Escena
144 © WK Educación
Autoconocimiento
Cámara
Fig. V.11. Las Pirámides de Gizá.
© WK Educación 145
Bienestar docente y pensamiento emocional
1. Autoimagen
• ¿Quién soy yo como docente?
• ¿Qué conexiones hay con quien soy yo como persona?
2. Autoestima
• ¿Hasta qué punto estoy haciendo bien mi trabajo?
• ¿Estoy satisfecho conmigo mismo como docente?
• ¿Cuáles son las fuentes de mi alegría y satisfacción?
• ¿Qué me hace dudar de mis cualidades personales y profesionales?
3. Motivación para el trabajo
• ¿Qué me motivó para hacerme docente?
• ¿Qué me motiva para seguir siéndolo?
• ¿Qué podría contribuir a aumentar (o mantener) mi motivación como docente?
• ¿Cómo me pueden ayudar otras personas?
146 © WK Educación
Autoconocimiento
4. Percepción de la tarea
• ¿Qué debo hacer para ser un buen docente? ¿Y cómo?
• ¿Siento que los problemas emocionales o relacionales de mis alumnos me preocu-
pan?, ¿hasta qué punto?
• ¿Es suficiente que todos mis alumnos consigan los objetivos mínimos para mis clases?
• ¿Cuál es mi programa de desarrollo profesional?
• De lo que hago habitualmente, ¿qué forma parte de mi trabajo como docente y qué no
forma parte?
• ¿Qué puedo hacer para mejorar mi situación?
5. Perspectivas futuras
• ¿Cuáles son mis expectativas para el futuro y qué siento con respecto a ellas?
• ¿Cómo preveo el resto de mis años de enseñanza? ¿Cómo puedo mejorar mi futuro?
Tabla V.13. Reflexión sobre los cinco componentes del yo docente (Day, 2006: 38).
Para terminar este capítulo se hace preciso recordar que la introspección es una
actividad a desarrollar, pero también a controlar. Las personas muy extrovertidas,
poco reflexivas, tendrían que potenciar el lenguaje interior, desarrollar los silencios,
profundizar en la introspección. Sin embargo, las personas que sean muy introverti-
das deberían controlar el propio pensamiento interior, pues la rumia puede llevarles
a desarrollar la obsesión.
En el Anexo 1 se añade, para su lectura y reflexión, un texto de Hernández (2005:
445-448) sobre las creencias, expectativas y atribuciones.
Sería oportuno darnos una puntuación en cada una de las tres dimensiones antes
citadas: pensamiento efectivo, pensamiento idealista autolimitativo y pensamiento
defensivo-restrictivo. Para ello podemos valernos de la Fig. V.13
© WK Educación 147
VI. Autoestima
Mon cor estima un arbre! Més vell que ¡Mi corazón desea un árbol! Más viejo
l’olivera, que el olivo,
més poderós que el roure, més verd que más poderoso que el roble, más verde
el taronger, que el naranjo,
conserva de ses fulles l’eterna Conserva de sus hojas la eterna
primavera, primavera
i lluita amb les tormentes que assalten y lucha con las tormentas que asaltan
la ribera la orilla
com un gegant guerrer. como un gigante guerrero.
No guaita per ses fulles la flor No vigila por sus hojas la flor
enamorada; enamorada;
no va la fontanella ses ombres a besar; no va la fuente sus sombras a besar,
mes Déu ungí d’aromes sa testa mas Dios ungió con aromas su cabeza
consagrada consagrada
i li donà per trone l’esquerma serralada, y le dio por trono la escarpada sierra
per font l’immensa mar. y por fuente el inmenso mar.
© WK Educación 151
Bienestar docente y pensamiento emocional
1. EL MALESTAR
2. LA AUTOCOMPASIÓN
152 © WK Educación
Autoestima
3.1. La culpa
El sentimiento de culpa es un sentimiento inducido por los demás pero que res-
ponde a la propia insatisfacción del ser humano por no poder conseguir la plenitud.
La culpa es una responsabilización personal sobre alguna acción que haya tenido
consecuencias negativas para uno mismo o para otros. Pero la culpa es algo más. La
culpa es un sentimiento recurrente, obsesivo, en ocasiones enfermizo, que nos pa-
raliza, como afirma Hernández (2002), y no nos deja seguir adelante con la energía
emocional positiva que sería necesaria.
Goleman (1997) y Simmons y Simmons (1998) nos dicen que la culpa es un sen-
timiento frecuente entre los pesimistas. La culpa, afirma Gaja Jaumandreu (2001),
es fruto de un pensamiento y por tanto podemos pensarnos culpables o no; podemos
pensarnos culpables o responsables; podemos pensarnos paralizados y tristes, o po-
demos pensarnos responsables, activos y buscadores de soluciones. Lo curioso es
que la culpa produce insatisfacción, pero también la insatisfacción produce senti-
mientos de culpa. De ahí se deduce que la acción positiva y con ánimo de restituir o
de reparar nos llevará a mejorar nuestros sentimientos de felicidad y a ignorar esos
sentimientos negativos de culpabilización. Por otra parte, no hay que olvidar que los
sentimientos de autoculpabilización pueden llevar a culpar a los demás y el hecho
de culpar a los demás tiene la consecuencia de aumentar el propio sentimiento de
culpa.
Decía Freud que el sentimiento de culpa es algo que no se puede evitar y que es
fruto de la existencia del superyó, de esa instancia que controla y juzga nuestras
acciones. No obstante, el superyó que debe existir no es una instancia acusadora,
sino una instancia referente de los derechos de la colectividad sobre el individuo, y
no debe servir para anular al individuo, sino para que éste, en su plenitud personal,
ayude a la colectividad de la que forma parte.
Steiner (2002: 209-210), por su parte, afirmaba que para poder asumir la res-
ponsabilidad por un error y disculparnos sinceramente, es necesario superar varios
obstáculos:
1. Admitir que hemos cometido un error ante nosotros mismos.
2. Admitir el error ante los demás.
3. Sentir y mostrar verdadero arrepentimiento.
4. Finalmente, admitir que hay que hacer enmiendas.
Sin embargo, en el marco del método de pensamiento emocional la culpa ha des-
aparecido y, por ello, afirmamos, nunca habría que pedir disculpas. Podemos em-
plear la frase ¡Disculpa! porque es social, porque indica un sentimiento de empatía
que demuestra disgusto por las consecuencias negativas de nuestra acción. Sin em-
© WK Educación 153
Bienestar docente y pensamiento emocional
bargo, el punto de vista del método de pensamiento emocional es muy diferente del
que habitualmente se da a esta frase. En nuestro caso decimos ¡Disculpa!, pero no
pedimos disculpas, no nos sentimos culpables, sino que en todo caso nos sentimos
responsables, personas activas en la reparación o resarcimiento del mal causado.
Mostramos empatía, pero a la par, acciones concretas que ayuden a mejorar las cosas
o condiciones que se han deteriorado. Y, como es lógico pensar, retomaremos nuestra
conducta para en próximas ocasiones no cometer el daño o el prejuicio que en este
caso, y sólo en este caso, hemos hecho. Y, decimos, en este caso, porque la respon-
sabilidad, a diferencia de la culpabilidad, es un sentimiento que lleva a la reparación
de cada hecho, y por tanto, no debe referirse a la acción de hechos pasados, ni a la
previsión de hechos futuros. Esta visión presentista de la responsablidad es un ele-
mento que ayuda a la construcción de la felicidad personal.
La culpa, el remordimiento, la inculpación y hasta la culpación a otros, son senti-
mientos que debieran desaparecer de nuestro escenario emocional. Si los alumnos y
alumnas no aprenden, si el sistema educativo no funciona, si existen enfrentamientos
ideológicos entre los profesores de un instituto, no es culpa de nadie, ya que la culpa
paraliza, mientras que la responsabilidad, moviliza.
Lo importante a considerar es la responsabilidad. La responsabilidad es un senti-
miento positivo, un sentimiento destinado a la acción, a la recuperación si es posible
del daño causado, o al menos, al resarcimiento, de alguna manera, de ese daño. Si
los alumnos y alumnas no aprenden tendremos que buscar alternativas más eficaces
para favorecer ese aprendizaje; si el sistema educativo nos parece que no funciona,
será preciso establecer responsabilidades y colaborar para su mejor funcionamiento;
si existe un enfrentamiento entre profesores en un instituto, será oportuno que lejos
de culpabilizarnos, lejos de culpabilizar a nadie, tomemos decisiones responsables
para intentar mejorar el clima de compañerismo.
La culpa, por tanto, es un sentimiento negativo que no obtiene ningún tipo de be-
neficio y que debiera ser eliminado de nuestro escenario emocional. Sentir culpa, no.
Culpar a alguien, no. Responsabilizarnos y pedir responsabilidades, sí. Tendríamos
que cambiar los sentimientos de culpa generales por conductas de responsabilidad
concretas.
3.2. El miedo
Fábula india: Un ratón angustiado por un gato quería ser gato. El mago lo
convirtió en gato. Cuando fue gato tenía miedo del perro. Cuando perro, de la
pantera, cuando pantera, del cazador... (Soler y Conalga, 2002: 119).
154 © WK Educación
Autoestima
Otro de los sentimientos que nos atenazan e impiden crecer nuestra felicidad es el
miedo. El miedo es un sentimiento de inseguridad personal que nos hace replegarnos
sobre nosotros mismos exponiendo la mínima parte de nosotros al contacto exterior
para evitar ser atacados. Pero el miedo, el temor, no existe en realidad. Como decía
Epícteto, el hombre no sufre por las cosas, sino por la idea que tiene de ellas. Luego,
en realidad, no existiría nada que pudiera darnos miedo si nosotros supiéramos con-
trolar nuestros pensamientos, nuestra mente.
Extremera y Fernández (2002: 57) señalan que el miedo es una reacción biológi-
ca innata y universal de defensa que surge ante un peligro de un daño físico o por
inseguridad psicológica frente a algo que se desconoce. Se manifiesta de forma fisio-
lógica mediante taquicardia, temblores, sudores, hormigueos, dificultad para tragar,
aumento del ritmo respiratorio y presión torácica, etc. Las reacciones conductuales
más frecuentes son la huida o evitación y la expresión gestual atemorizante.
Soler y Conalga (2002) refieren que los miedos tienen tres partes: una es fruto de
las experiencias negativas vividas en el pasado; otra proviene de los temores que,
influidos por las experiencias anteriores, tenemos de la situación presente; y otra es
de la proyección que hacemos sobre situaciones negativas que podamos experimen-
tar en el futuro. Además, el miedo no viene solo, sino acompañado de ansiedad, an-
gustia, vergüenza, culpa, envidia o celos. Podríamos analizar nuestros miedos como
docentes utilizando el ejercicio de la Tabla VI.1.
Cuando el miedo activa nuestro cerebro emocional, una parte de la ansiedad cen-
tra nuestra atención en la amenaza, obligando a la mente a buscar obsesivamente
una salida y a ignorar todo lo demás. La preocupación constituye, pues, en cierto
modo, una especie de ensayo en el que consideramos las distintas alternativas de
© WK Educación 155
Bienestar docente y pensamiento emocional
4. EL BIENESTAR
4.1. La felicidad
156 © WK Educación
Autoestima
La felicidad tiene que ver con un sentimiento de ajuste entre lo que deseamos y lo
que poseemos, mas cada persona deseamos tener o ser algo diferente. Para ello, se
propone en la Tabla VI.2 un ejercicio sobre las cosas que desearíamos ser o tener.
Desearía tener Dif. Desearía ser Dif.
© WK Educación 157
Bienestar docente y pensamiento emocional
Pero también la felicidad depende de las cosas que poseo y de las cualidades que
tengo. Para analizar estos aspectos se presenta el ejercicio de la Tabla VI.3.
– Sólo los niños saben lo que buscan –dijo el Principito–. Pierden tiempo por
una muñeca de trapo y la muñeca se transforma en algo muy importante, y si se
les quita la muñeca, lloran... (Saint-Exupéry, 1975:89).
158 © WK Educación
Autoestima
Soler y Conalga nos proponen un cuento que nos permite darnos cuenta de que la
felicidad no se encuentra en las cosas, sino en uno mismo.
Un rey tenía un criado muy servicial que siempre estaba contento a pesar de que
llevaba una vida miserable, cosa que no entendía el rey. Un consejero le dijo que
su criado era feliz porque no había entrado en el círculo del 99. Un día el rey le
dio al criado una bolsa con muchas monedas, con 99 exactamente. Al principio
estaba contento con tanto oro pero cuando comprobó que no llegaban a las 100
su carácter cambió y se tornó triste. Trabajó siempre con empeño para poder
conseguir la moneda número cien. En ese esfuerzo continuo fue infeliz. Al final,
el rey lo despidió. No soportaba tener un criado triste y malhumorado (Soler y
Conalga, 2002: 176-177).
Dicen que un viajero encontró a un pastor y le preguntó qué tiempo iba a hacer,
a lo que éste respondió que haría un día de los que a él le gustaban. ¿Por qué?,
pregunto el primero. “He aprendido a que me guste y estar agradecido por lo
que recibo” (Soler y Conalga, 2002: 225).
© WK Educación 159
Bienestar docente y pensamiento emocional
Que el dinero no da la felicidad es una frase que todos empleamos, pero que pocas
veces, parece, nos creemos, al menos si consideramos la fuerza que el dinero tiene en
nuestra sociedad occidental. Parece que midamos todo por el dinero. Es bien cierto
que nuestro salario de docentes es alto o bajo si lo comparamos con unos o con otros.
En unos momentos nos parece adecuado, pero en otros sentimos la incomprensión
social, decimos, porque no se nos retribuye de forma adecuada. No es que tengamos
que renunciar a mejoras salariales, pero sí que tendremos que ahondar, para ser más
felices, en el verdadero valor del dinero.
Bucay (2002) cuenta la anécdota de Diógenes y un caballero rico. Éste se acercó a
Diógenes y al verlo vivir en una situación miserable le ofreció una bolsa de monedas.
Sin embargo, Diógenes preguntó al caballero si él desearía tener más dinero del que
poseía, a lo que el caballero dijo que sí. Entonces, respondió Diógenes, ¡quédatelas
tú, que las necesitas más que yo!
El mismo sentido tiene la leyenda del rey Midas, que convertía en oro todo lo que
tocaba. Este rey, cuando consiguió el hechizo que le permitiría ser tremendamente
rico, pidió que fuera anulado, pues hasta lo que iba a comer se convertía en oro.
La felicidad, muchas veces, es una lucha por conseguir un estado en el que no
estamos y en el que pensamos que estaríamos mejor que en aquel en el que nos en-
contramos. Todos recordamos aquella asignatura de nuestros estudios de Secundaria
que era muy difícil y que decíamos: ¡El día que consiga aprobarla...! Lo mismo,
seguramente, nos pasó en la carrera y más tarde con las oposiciones o con las habili-
taciones. ¡Cuando yo sea funcionario...! O, en el caso de la privada: ¡El día que me
hagan fijo...! Nuestra vida es un continuo desear lo que no tenemos como si consi-
guiéndolo alcanzásemos la felicidad plena. El hecho es que cuando alcanzamos una
meta, ya deseamos la siguiente, y luego la que viene a continuación.
Ésta es una condición consustancial al ser humano y que además es bueno que sea
así. Lo que no es bueno es el hecho de que nos comporte un sentimiento negativo,
que no nos deje afrontar los retos de cada día con un nivel suficiente de bienestar.
5. AUTOESTIMA
160 © WK Educación
Autoestima
ción. Esas palabras calan en nuestro lenguaje interior construyendo frases del estilo
¡Pedro (es decir yo) es bueno!, ¡Marta es aplicada! Ese lenguaje interno provocado
por el lenguaje exterior es el que en el futuro determinará nuestros pensamientos de
valía personal.
La autoestima es un sentimiento que nace de dentro y que tiene que ver con nues-
tro concepto de bienestar y de felicidad. La autoestima es un sentimiento profundo
que hunde sus raíces en la infancia y que tiene relación con la percepción que ha-
cemos de la estima que los demás tienen de nosotros. Por tanto, la autoestima tiene
dos polos: la percepción personal y la estima de los demás. Es evidente que cuanto
mayor y de más calidad sea la estima de los demás, mayor podrá ser nuestra autoes-
tima. Pero también, cuanto más positiva sea nuestra percepción sobre las opiniones
de los demás o cuanto más independiente sea nuestro criterio de ellas, mayor será la
autoestima propia (Fig. VI.1).
Percepción propia
Estima de
sobre la estima de
los demás
los demás
© WK Educación 161
Bienestar docente y pensamiento emocional
Señala Voli (1997) que las personas con alta autoestima no tienen miedo a expre-
sar sus sentimientos y emociones, aceptan el reconocimiento de los demás, aceptan
los errores y las críticas como una oportunidad para mejorar, regulan sus energías
de forma adecuada a la intensidad de sus proyectos, han procesado, analizado e in-
tegrado de manera adecuada los complejos infantiles que pudieran haber tenido. Las
personas con una alta autoestima son optimistas, entusiastas, tolerantes, comprensi-
vas, sinceras, valientes, decididas, creativas, flexibles y son capaces de gozar de las
pequeñas cosas que presenta la vida.
Vitaminas emocionales
También están las conservas emocionales, que son sentimientos positivos que debe-
mos acumular cuando las cosas nos vayan bien, y guardarlas en nuestro interior para
162 © WK Educación
Autoestima
Nuestro valor
Partes del cuerpo Precio
Ojos €
Oído €
Manos €
Piernas €
Total…. €
El nicho psicoafectivo sería aquel espacio íntimo, determinado tanto por la pose-
sión en nuestra casa de lugares propios y protegidos para nosotros, como una habi-
tación, una estantería, un armario, un cajón con nuestras cosas, nuestros recuerdos,
aquellas cosas cargadas de afectividad, de buenos recuerdos, como esos pensamien-
tos que nos ayudan a sentirnos individuos, personas diferentes de los demás.
Se explica que el pez favorito de muchos coleccionistas es la carpa japonesa
porque adapta su tamaño al tamaño de la pecera, el estanque o el mar. Todos
necesitamos un espacio donde crecer y desarrollar nuestros potenciales. Todos
fijamos nuestros propios límites (Soler y Conalga, 2004: 44).
A estos elementos descritos por Soler y Conalga podríamos añadir algunos más.
Así, la diversidad afectiva sería esa actitud personal para disfrutar de todas las emo-
ciones y sentimientos, aun de aquellos que sean negativos. La risa, la sonrisa, la
alegría, el optimismo, la belleza, la ilusión, la pasión, el encuentro, la añoranza, el
respeto, la comunicación, la paz, la relajación, el orgullo, la prestancia, el bienestar,
que son emociones y sentimientos positivos. Pero también de la tristeza, la desgana,
el aburrimiento, el sentimiento de soledad, la marginación, la afrenta, la agresión,
que son emociones y sentimientos negativos, y que podemos utilizar como una opor-
tunidad para crecer, para ser más felices.
© WK Educación 163
Bienestar docente y pensamiento emocional
Las emociones y los sentimientos no pueden ser objeto de consumo como lo son las
cosas o los servicios. Las emociones y sentimientos están ahí para disfrutarlos, para
vivirlos, para sentirlos en soledad o en compañía, con ilusión o con cierta tristeza, a
lo largo de las horas, a lo largo de los días, a lo largo del tiempo. Son como una buena
comida, como una agradable copa de brandy tomada con los amigos. La felicidad se
encuentra en los procesos y no en los actos o en las cosas. La vida transcurre, pero el
problema puede ser que no nos demos cuenta. La conciencia de las emociones y senti-
mientos es un proceso emocional que debe ser vivido, macerado, madurado, sentido.
Del mismo modo tendremos que estar alerta a los engaños emocionales. Éstos serían
aquellas cosas, productos, servicios que se nos vende a través de la publicidad y llenos
de emoción o sentimiento. Si nos fijamos, últimamente para vender un coche, una co-
lonia, unas vacaciones, etc. se envuelven en emociones y sentimientos maravillosos. Es
como si comprando ese coche, esa colonia o yéndote de vacaciones resolvieras todos los
problemas de infelicidad que te acosan. Las emociones compradas no sirven, los senti-
mientos vendidos no son eficaces, ya que sólo la vivencia personal, como hemos dicho,
en soledad o en compañía, nos permitirán construir nuestra propia felicidad.
164 © WK Educación
Autoestima
Otro ejercicio muy adecuado es comenzar todos los días leyendo, contando, escu-
chando, escribiendo o viendo algún chiste. Y, por supuesto, todas las mañanas reírse
de uno mismo aunque sólo sea un minuto delante del espejo.
© WK Educación 165
Bienestar docente y pensamiento emocional
166 © WK Educación
Autoestima
6.2. El optimismo
Seligman20 define el optimismo en virtud del modo cómo las personas explican
los éxitos y fracasos. Los optimistas piensan que la causa de los fracasos se puede
cambiar mientras que los pesimistas opinan lo contrario.
© WK Educación 167
Bienestar docente y pensamiento emocional
168 © WK Educación
Autoestima
Este mismo autor recoge dos experimentos con efectos totalmente contrarios. A
un grupo de alemanes se les pidió que leyeran un texto con muchas letras “u”. Como
para leer esa letra hay que colocar los músculos en una forma parecida a la que se
utiliza en el enfado éstos afirmaron sentirse menos felices que aquellos que leyeron
un texto similar pero sin una alta presencia de la letra “u”. Una sensación contraria
se produjo en otro grupo al que se pidió que mantuvieran un bolígrafo en la boca.
Como en esta postura los músculos se colocan como si estuvieran sonriendo, los que
así lo hicieron se manifestaron más alegres que aquellos otros que no habían hecho
dicho ejercicio.
6.3. La libertad
© WK Educación 169
Bienestar docente y pensamiento emocional
Ideales
Condiciones Miedo a la
LIBERTAD
sociales libertad
170 © WK Educación
Autoestima
Uno de los ejercicios que mejor funcionan en los cursos de formación es precisa-
mente este del espejo. Se presenta un espejo de mano de forma cuadrada y, como si
fuera un marco de una foto, se pide a cada uno de los participantes que mire la foto
de la persona maravillosa cuya foto encontrará dentro del marco, y que describa
cualidades de ella. Al principio, todos se sienten sorprendidos pues esperan una foto
y no un espejo, pero poco a poco todos realizan el esfuerzo, primero de mirarse (a las
personas nos cuesta mirarnos al espejo cuando nos miran otras personas) y, después,
de encontrar cosas agradables, positivas de uno mismo ante los demás.
Otro de los ejercicios que se proponen en este tipo de talleres es lo que se deno-
mina Taller de chulería. Este ejercicio se hace con los participantes sentados en cír-
culo. Uno a uno se van levantando y dicen, mirando a los demás, primero su nombre
y luego una cualidad, competencia o habilidad. Esta tarea, fruto de una educación
que no ha incidido en la autoestima, sino en la vergüenza, cuesta mucho a todos los
participantes.
Finalmente, otro ejercicio consiste en que cada uno de los presentes diga, al me-
nos, una cualidad de su cara o de su expresión ante las imágenes propias tomadas
previamente por una cámara de vídeo.
Estos tres ejercicios pueden nos pueden dar pistas para realizarlos de forma indivi-
dual, aunque su virtualidad no sea tan importante por falta de la presión del grupo.
Este tipo de actividades tiene la finalidad de desmontar falsos pudores, esto es, la
tendencia social que nos marca que no está bien visto alabarse a uno mismo. No está
bien remarcar las cualidades personales en presencia de personas que no las poseen
y que, además, sufren por ello. Esto es lo que podríamos llamar chulería. Sin em-
bargo, siempre que respetemos a los demás, siempre que la ponderación de nuestras
cualidades y habilidades no moleste a otros, es bueno para el desarrollo de nuestra
autoestima, proclamar, afirmar, remarcar todas aquellas cualidades, habilidades o
competencias que tenemos. Y esta acción podemos hacerla de dos formas. Una, de
forma social, diciéndolo a los demás. Pero también existe otra, menos fácil de desa-
© WK Educación 171
Bienestar docente y pensamiento emocional
rrollar pero muy eficaz, que consiste en decírnoslo a nosotros mismos. Recordamos,
en este sentido, la importancia que, decíamos, tenía el lenguaje interior en el capítulo
anterior. En esta ocasión tenemos una magnífica oportunidad para trabajar frases
como: ¡Soy estupendo/a! ¡Me gusta como soy! ¡Qué bueno/a soy en esto! Podríamos
hacerlo con una grabadora de audio o de vídeo, y luego vernos y escucharnos con
gusto, con placer, con complacencia.
La construcción de la autoestima es un pensamiento resultado de la consideración
que tenemos de la apreciación que los demás hacen de nosotros, pero hay que recor-
dar que el primero de los demás, soy yo mismo. Así se comprueba en la Fig. VI.4. En
ella apreciamos cómo un sentimiento de autovaloración a través del lenguaje interior
se consolida como un pensamiento de autovaloración que va a provocar conductas
de autovaloración. Éstas las comprobaremos en la forma de hablar, de caminar, de
trabajar...
Lenguaje
interior de
autovaloración
Sentimiento de Pensamiento de
autovaloración autovaloración
Acción de
autovaloración
Jorge Bucay (2002) propone una narración en torno al valor de un anillo que
poseía una persona. Decía que el verdadero valor de un anillo sólo pueden darlo los
peritos joyeros y que, por tanto, no debemos afligirnos si las personas que nos rodean
no nos otorgan el valor que nosotros pensamos tener. Seguro que habrá un momento
en el que encontraremos con aquellas personas, peritos, que sepan apreciar nuestros
valores, siempre que nosotros estemos confiados en poseerlos. Ningún joyero paga-
ría un alto precio por un anillo que el propietario no lo considerase de gran valor.
172 © WK Educación
Autoestima
Este mismo autor propone otra narración bajo el nombre de El tesoro enterrado.
Cuenta cómo un pobre anciano que vivía en Cracovia soñó que si iba a Praga encon-
traría un tesoro debajo de un frondoso árbol junto a un puente. Decidió marchar allí,
y una vez que lo encontró, vio que aquel puente era custodiado por un soldado. Se lo
dijo, y éste se rió, porque él, a su vez, había soñado que lo encontraría en la cocina
de un pobre anciano en Cracovia. De esta manera, ambos se dieron cuenta de que el
verdadero tesoro se encuentra dentro de nosotros.
Esta actitud es básica a la hora de construir nuestra propia felicidad. Las personas
que piensan que su felicidad depende de las capacidades recibidas al nacer, de los
demás, de las circunstancias o de la suerte desarrollan sistemas atribucionales de
control externo a su conducta. Estas personas suelen decir que su infelicidad depen-
de de esos factores, y hasta que esos factores no cambien, no cambiará su vida. Este
estilo atribucional externo es el que en nuestra sociedad mueve el juego en todas sus
vertientes: lotería, primitiva, quinielas, bingos, casinos, juegos de azar en internet,
etc. Con frecuencia oímos en la calle o en un bar ¡A ver si esta semana me toca la
primitiva y me jubilo!
Sin embargo, la actitud que construye la felicidad es la contraria. Se trata de un
estilo atribucional de control interno y se manifiesta en el pensamiento de que el éxi-
to depende básicamente de nuestro esfuerzo personal y de nuestra planificación. Y
así lo podemos comprobar en nosotros mismos y en nuestros compañeros docentes.
Cuando decidimos afrontar los malos momentos con un aumento de trabajo y creati-
vidad, comprobamos con facilidad cómo las circunstancias cambian.
En este sentido es interesante la propuesta que hace Rovira Celma (2003) en su
libro La brújula interior. Este autor diferencia entre la suerte y la buena suerte e
indica que la suerte es algo que nos es dado, que ocurre sin que nosotros podamos
hacer nada, como la lotería o la herencia genética que tenemos. En cambio la buena
suerte es algo construido, es fruto de nuestro continuo trabajo, de nuestra determi-
nación, y todo ello nace en la autoestima, como sentimiento de poder y sentimiento
de aceptación; de poder, porque nadie comienza un proyecto si no piensa de algún
modo que puede concluirlo, y de aceptación, porque está preparado para afrontar las
adversidades de su proyecto y también para adaptarse a la circunstancia de que éste
no llegue a término. La suerte no se construye. La buena suerte sí.
© WK Educación 173
Bienestar docente y pensamiento emocional
Ahora bien, si queremos aumentar nuestra autoestima personal tendremos que tra-
bajar en estos tres factores. El centro, el alumnado y los compañeros. En relación con
el centro, implicándonos en sus órganos y en las actividades del centro. A pesar de
que no estemos de acuerdo con muchas de las orientaciones del equipo directivo o de
las asociaciones de madres y de padres, nuestra implicación nos deparará pequeños
éxitos que sumar a nuestra cuenta de autoestima. En relación con los compañeros de-
beríamos procurar integrarnos en los grupos y subgrupos que se forman en el centro,
y para ello en los últimos capítulos de este libro analizaremos algunas posibilidades.
Es cierto que nuestra implicación en el centro y nuestra integración con los compa-
ñeros no dependen de nosotros, y pudiera ser que algún docente se sienta sujeto de
una situación de mobbing en su centro, ya que el deseo de integración de uno no se
corresponde en su totalidad con la aceptación de los otros. Sin embargo, los docentes
podemos alimentar fácilmente nuestra autoestima en relación con nuestros alumnos.
Incluso el alumnado de Secundaria más difícil, veremos en los últimos capítulos,
responde con sentimientos de acogida y agradecimiento a un trabajo profesional y a
una actitud de apertura, confianza y apoyo.
Con frecuencia ocurre que los docentes no sabemos valorar de forma suficiente la
profesión que ejercemos. Muchas veces son los demás quienes lo hacen, por ejemplo
nuestros alumnos cuando nos encuentran por la calle al cabo de muchos años y nos
saludan; o los padres y madres de nuestro alumnado actual, o la propia sociedad a
través de sus encuestas. Pocos profesionales tienen la posibilidad de ser escucha-
dos, de ser modelo y referencia –positiva, indiferente, negativa– durante cinco días
a la semana, durante nueve meses al año –a veces incluso repetimos– por niños y
adolescentes que se están haciendo y formando (Bazarra, Casanova y García Ugarte,
2004: 76).
174 © WK Educación
Autoestima
© WK Educación 175
Bienestar docente y pensamiento emocional
176 © WK Educación
Autoestima
Por su parte, Mc Court hace hincapié en cómo la respuesta positiva de los estu-
diantes ante un trabajo profesional aumenta la energía positiva del docente:
Todo tiene su química. Hay clases que se disfrutan y se esperan con interés. Ellos
saben que los aprecias y a cambio te aprecian a ti. A veces te dicen que la lec-
ción ha estado muy bien, y tú te sientes el rey del mundo. Esas cosas, de alguna
manera, te dan energías y ganas de pasarte el camino de vuelta a casa cantando
(Mc Court, 2006:93).
Para los docentes es más fácil que para otras profesiones construir nuestra propia
autoestima profesional. La profesión docente es conocida por todas las personas,
dado que todas ellas tienen que pasar por la escolaridad obligatoria. La profesión
docente es valorada por la totalidad de los niños que la inician y por muchos, por
muchos más de los que pensamos, en los niveles de educación secundaria y univer-
22. Gutierrez, Macarena (2007): “Entrevista a Carmelo Vázquez: El optimismo tiene una malísima
prensa en el mundo intelectual y científico”. La Razón (versión digital).
© WK Educación 177
Bienestar docente y pensamiento emocional
1 2 3 4
1. Creo en mi capacidad y valía como docente.
2. Tengo confianza en mí mismo/a como persona.
3. Poseo conciencia clara de mis competencias.
4. Entiendo que existe una interdependencia de personas y cosas que
afecta a mi docencia.
5. Estimulo al alumnado con mi ejemplo para que encuentre sus propias
soluciones.
6. Fomento el aprendizaje compresivo de mis alumnos/as.
7. Consigo atención de mis alumnos/as y conecto con sus intereses.
8. Doy confianza a mis alumnos/as como personas que son.
9. Creo que suscito respeto y cariño entre mis alumnos/as.
10. Acepto a mis alumnos/as tal y como son.
11. Ayudo a que mis alumnos/as saquen lo mejor de ellos.
12. Me siento cómodo/a en mis relaciones con los alumnos/as.
13. Procuro fijar con los alumnos/as las normas de clase.
14. Me muestro comprensivo/a y flexible con la conducta de mis alum-
nos/as.
15. Suelo tomar en consideración las emociones de mi alumnado.
16. Tengo una buena relación con mis compañeros.
178 © WK Educación
Autoestima
1 2 3 4
17. Pido el acuerdo de padres y madres de los alumnos/as.
18. Disfruto de lo que hago y de sus resultados aunque a veces no consiga
lo que quiero.
19. Me parece que la educación es un aprendizaje a lo largo de toda la
vida.
20. Intento con mis compañeros llevar a cabo una enseñanza multidisci-
plinaria.
21. Favorezco el trabajo en equipo entre el alumnado y entre los mismos
profesores.
22. Soy consciente de la importancia de los paradigmas educativos que
promueven aprender a pensar.
23. Fomento el uso entre mis alumnos/as de las técnicas de estudio.
24. Llevo a cabo proyectos de investigación-acción.
25. Creo tener capacidad suficiente para generar un clima de disciplina en
clase.
26. Fomento la creatividad de los alumnos.
27. Participo en programas de formación permanente.
28. Soy optimista sobre las capacidades de mis alumnos/as.
29. Reconozco que mis alumnos/as tienen diferentes estilos de aprendizaje.
30. Conozco bien la psicología infantil y/o juvenil
1. Poco; 2: Algo; 3. Bastante; 4. Mucho.
Para terminar este capítulo nos vamos a referir brevemente a la autoestima del
alumnado dado que el mayor nivel de autoestima de los alumnos repercute de for-
ma favorable en el clima de clase, en la comunicación con profesores y maestros y,
por ello, en la autoestima del docente. La autoestima de los alumnos y alumnas se
construye en la infancia, en la familia, pero se desarrolla y se consolida a lo largo de
su estancia en los centros educativos, especialmente en la pubertad y adolescencia
durante su educación secundaria.
El método de pensamiento emocional que venimos analizando puede ayudar, tam-
bién, a desarrollar los sentimientos positivos de los alumnos y alumnas para que
© WK Educación 179
Bienestar docente y pensamiento emocional
Pero hay más. Como indica Hernández (2006), cada vez son más las investigacio-
nes que señalan una relación entre el bienestar subjetivo y el rendimiento académico
del alumnado. En esta línea Hernández señala que:
180 © WK Educación
VII. Control emocional
Dios Santo premita Dios santo permita
que aquestes cantares que estos cantares
de alivio vos sirvan de alivio os sirvan
nos vosos pesares; a vuestros pesares;
El control emocional guarda relación con el balance que las personas establecen sobre
el sistema autónomo, sobre el simpático y el parasimpático. El sistema nervioso autóno-
© WK Educación 183
Bienestar docente y pensamiento emocional
mo esta diseñado para conseguir una rápida respuesta del organismo en situaciones de
riesgo. Es autónomo, es decir, no depende en gran parte de la capacidad de razonamien-
to del individuo y, por ello, parece que se rige según su criterio. Está compuesto por el
sistema simpático y el parasimpático. El simpático controla el ritmo cardíaco y aumenta
las pulsaciones consiguiendo una mayor irrigación de los músculos preparándolos para
la lucha o para la huida. El parasimpático, por su parte, libera un neurotransmisor que
facilita la relajación muscular evitando un gasto innecesario al organismo.
Las personas tendríamos que saber controlar el uso de estos dos sistemas, el sim-
pático y el parasimpático, cosa que hacemos de modo diferente. Un ejercicio que
puede darnos idea de si somos más o menos relajados o más o menos acelerados,
consiste en tomar en la mano un cronómetro o un reloj que cuente los segundos, y
contar mentalmente sesenta segundos sin mirarlo. En el momento en el que conside-
remos que han trascurrido esos sesenta segundos habría que dar la vuelta al reloj. Si
acertamos mostraremos un tempo equilibrado. Si damos la vuelta antes de tiempo,
mostraremos falta de control, impulsividad. Pero si damos la vuelta, una vez trascu-
rridos los sesenta segundos, mostraremos un exceso de pasividad.
El sistema nervioso autónomo regula los ritmos fisiológicos como la tensión ar-
terial, la frecuencia cardíaca y la respiración. Servan Schieber define coherencia
cardíaca (Fig. VII.1) cuando existe armonía entre estos tres parámetros. Esta armo-
nía beneficia al sistema inmunológico del organismo a través de la producción de
inmunoglobulinas A (IgA).
Tálamo
Sincronización
de la actividad cortical
Amígdala
Tronco cerebral Control
Tensión arterial y regulación de las emociones
del sistema nervioso autónomo
184 © WK Educación
Control emocional
Soler y Conalga nos proponen reflexionar sobre una serie de términos que, proce-
dentes de la ecología, aplican al control emocional.
Desierto. El desierto se refiere a aquellas situaciones de crisis que no sabemos
superar; aquellas ocasiones en las que como consecuencia de un proceso de deserti-
zación emocional, esto es, un proceso progresivo de pensamientos negativos, hemos
llegado a una situación en la que no existe ningún tipo de vida emocional positiva.
No existiría vegetación en forma de afectos personales o interpersonales, carecería-
mos del agua de la alegría, y sólo nos quedaría una arena fina formada por pequeños
y constantes pensamientos negativos que lo llenan todo, como la arena del desierto
que se cuela por todas partes.
Efecto invernadero y lluvia ácida. La lluvia ácida emocional se produciría por
una precipitación de pequeñas partículas que se han condensado en nuestro ambien-
te. Estas partículas negativas estarían formadas por sentimientos y pensamientos
negativos de falta de valor, de falta de ganas de vivir, de luchar, de enfrentamientos
con personas cercanas, a base de envidia, de rencor, de ira, o de falta de motivación.
Todas estas partículas negativas formarían una capa que impediría entrar los rayos
del sol de la verdad, de la opinión de los otros, de la aceptación de la realidad tal cual
es, del esfuerzo para cambiar y mejorar las cosas.
José Antonio Marina habla de inteligencia fracasada cuando la inteligencia de la
persona fracasa en su adaptación al medio en el que tiene que desarrollarse.
La inteligencia fracasa cuando es incapaz de ajustarse a la realidad, de com-
prender lo que pasa o lo que nos pasa, de solucionar los problemas afectivos
o sociales o políticos; cuando se equivoca sistemáticamente, emprende metas
disparatadas, o se empeña en usar medios ineficaces; cuando desaprovecha las
ocasiones; cuando decide amargarse la vida; cuando se despeña por la crueldad
o la violencia (Marina, 2004:11).
© WK Educación 185
Bienestar docente y pensamiento emocional
en su término. La inteligencia fracasa por tres causas, nos dirá Marina: por el uso
de esquemas mentales inadecuados, por la ineficacia del control de la inteligencia
racional sobre los impulsos y por una inadecuada jerarquización de los valores.
Marina (2004) nos propone reflexionar sobre tres aspectos de nuestra motivación
relacionados con el autocontrol: los impulsos, los sentimientos y los apegos, que
nosotros podríamos reconocer en nosotros mismos a través del ejercicio propuesto
en la Tabla VII.1.
186 © WK Educación
Control emocional
Grado de control
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Impulsos
+ Comida.
+ Bebida.
+ Sexo.
+ Inactividad.
+ Otros.
Sentimientos negativos
+ Miedo.
+ Ansiedad.
+ Angustia.
+ Estrés.
+ Ira.
+ Otros.
Apegos y dependencias
+ Moda.
+ Consumo.
+ Barbitúricos.
+ Drogas.
+ Costumbre.
+ Personas que nos dañan.
+ Otros
Este ejercicio debería completarse teniendo en cuenta que una puntuación 10 in-
dica alto control, es decir, a mayor dominio de impulsos, sentimientos negativos
y apegos y dependencias, mayor puntuación. Por otra parte, conviene entender la
moda, el consumo o la costumbre como dependencias, pero también apego por algu-
na persona que nos haga daño, que no nos deje crecer, que no nos permita realizarnos
de un modo individual.
Abundando en esta misma idea Marina presenta una tipología de los fracasos de
la voluntad como expresión de falta de autocontrol.
Las deficiencias del deseo. Son las faltas de ganas de h acer nada, la inactivi-
dad, la falta de ilusión que Marina sitúa entre la normalidad y la enfermedad.
© WK Educación 187
Bienestar docente y pensamiento emocional
La Organización Mundial de la Salud define que se entiende por salud aquel esta-
do completo de bienestar físico, mental y social y no sólo la ausencia de afecciones
o enfermedades (OMS. Documentos básicos, 44ªed. 2003:1). Sin embargo, en los
países occidentales las enfermedades causadas por las consecuencias de la conducta
humana, por vez primera, superan a las enfermedades producidas por causa natural,
como las infecciones. El estudio de la OMS señala que son doce las conductas que
causan la mayor parte de las enfermedades en los países occidentales. Estas doce
causas ordenadas de mayor a menor son las siguientes: consumo de drogas toleradas
como el alcohol y el tabaco; el consumo de drogas no permitidas, como el canna-
bis, éxtasis, cocaína, heroína, etc.; la falta de suficiente ejercicio físico; el estrés; el
consumo excesivo de grasas de origen animal; el consumo excesivo de hidratos de
carbono; la promiscuidad sexual sin protección; conductas de riesgo; la práctica de
una conducción inapropiada de vehículos a motor; la reproducción inadecuada (se
refiere a la falta de seguimiento de la pautas médicas durante los períodos de gesta-
ción); el mal uso de los servicios sanitarios (entre ellos el más significativo es el de
la hipermedicación); y finalmente, el no cumplimiento de los tratamientos prescritos
por los servicios de salud.
188 © WK Educación
Control emocional
2.1. La envidia
La envidia parte de una cualidad positiva que tenemos los seres humanos, que
es el deseo de mejorar nuestras condiciones de vida. La envidia denota, en primer
lugar, conocimiento de que existen cosas o situaciones que nos permitirían mejorar;
el deseo de poseer esas cosas o vivir esas situaciones, en segundo lugar; y quizá,
en tercer lugar, el deseo también, como hemos dicho, de que esas personas pierdan
su situación beneficiosa. Sin embargo, convendría hacer determinadas precisiones.
Por una parte, no conocemos si para nosotros sería satisfactoria la posesión de esos
bienes, porque puede ser que sean beneficiosos para otros, pero no para nosotros. Por
otra, la envidia paraliza nuestras ganas de luchar por conseguir esas cosas o bienes.
La envidia es un sentimiento perjudicial por tres motivos: 1) porque nos fijamos en
la posición de los demás en lugar de disfrutar de la nuestra; 2) porque muchas veces
luchamos más por conseguir que la otra persona pierda su posición que por mejorar
la nuestra; y 3) porque nos priva de tiempo y ganas para encarar nuestras propias
acciones o nos lleva a pensar que la suerte será la que mejore nuestra posición, en
lugar de nuestro propio esfuerzo personal.
2.2. El miedo
Veíamos en el capítulo anterior cómo el miedo es una emoción básica de los ani-
males que les sirve para prevenir el peligro, y que, por tanto, también es una emoción
del ser humano. Pero el miedo, además de ser una emoción es también un sentimien-
to. Es un sentimiento paralizante que nace de pensar que no vamos a poder cumplir
con nuestras expectativas. El miedo es también una forma de percibir la realidad, una
atribución del pensamiento.
El miedo es una emoción primitiva y que responde con respuestas dirigidas desde
centros fisiológicos muy determinados. Dicen los japoneses que el miedo se siente
en la tripa, en el Hara, que es el centro energético del cuerpo situado por debajo del
© WK Educación 189
Bienestar docente y pensamiento emocional
ombligo. El Hara para los japoneses sería como el centro geográfico del cuerpo y
aquel que coordina el equilibrio de lo personal. Señalan que cuando sentimos un
ataque del exterior se nos produce un vacío en esa zona de nuestro cuerpo.
Lo que sí está claro es que las respuestas derivadas del miedo están controla-
das por el sistema simpático y producen alteraciones especialmente en el centro del
cuerpo, como dicen los japoneses, en el estómago y el vientre, por lo que la reacción
normal es tener un nudo en el estómago o cagarnos de miedo.
El miedo, por otra parte, provoca una pérdida de capacidad perceptiva. Es como
si nuestros sentidos se embotaran.
Tres serían, según Bizkarra (2005), las respuestas básicas ante el miedo extremo
cuando apreciamos que nos acecha un peligro o pensamos sufrir una agresión: a)
luchar o atacar, b) huir, c) quedarse paralizado.
Jorge Bucay, por su parte, nos habla de tres grandes miedos del ser humano: el
miedo a la soledad, a no valerse por sí mismo (a la inutilidad) y a la pérdida del con-
trol o descontrol (a perder la cabeza). En cualquier caso, el miedo es una forma de
falta de control emocional.
2.3. La ansiedad
Dicen Soler y Conalga (2004) que normalmente el 40% de las cosas por las que
nos preocupamos nunca suceden; el 30% de nuestras preocupaciones se refiere a
decisiones anteriores que ya no pueden ser cambiadas; el 12% guarda relación con
críticas que hacen personas que piensan que son inferiores y, además, casi siempre
son falsas; el 10% restante tiene relación con la salud y consigue empeorar nuestra
situación. Solo el 8%, dicen estos autores, es legítimo.
Ponemos barreras para protegernos de quienes creemos que somos. Luego un día
quedamos atrapados tras las barreras y ya no podemos salir (Fischer, 2003: 47).
190 © WK Educación
Control emocional
Cuando hay cierta posibilidad de que algo ocurra, pero imagino que esa posibi-
lidad existe y además es cada vez más probable que ocurra, y eso me atemoriza,
entonces hablamos de ansiedad (Bizkarra, 2005:45).
© WK Educación 191
Bienestar docente y pensamiento emocional
192 © WK Educación
Control emocional
2.4. La angustia
© WK Educación 193
Bienestar docente y pensamiento emocional
2.5. El estrés
Los estudios clínicos sugieren que entre el 50 y el 75% de todas las visitas al
médico están motivadas sobre todo por el estrés, y que, en términos de mortali-
dad, el estrés es un factor de riesgo más grave que el tabaco (Servan Scheiber,
2004: 16).
194 © WK Educación
Control emocional
Percepción
del cambio
Acciones para
restablecer el Agotamiento
equilibrio
Consigue No consigue
el equilibrio el equilibrio
Acepta No acepta
el cambio el cambio
Adaptación
personal
© WK Educación 195
Bienestar docente y pensamiento emocional
2.6. La tristeza
Otra de las emociones básicas del ser humano es la tristeza. La tristeza, a dife-
rencia del miedo, no se produce como consecuencia de ningún peligro posible, sino
como respuesta a una pérdida real de una cosa o situación con un gran valor para
la persona. El miedo siempre hace referencia a algo posible mientras que la tristeza
siempre se refiere a algo real. Las cosas, los hechos, los acontecimientos que nos
causan miedo aún no han pasado, aunque su ocurrencia sea inminente, mientras que
las cosas, hechos o acontecimientos que nos provocan tristeza son reales y han ocu-
rrido.
Real TRISTEZA
196 © WK Educación
Control emocional
aquellas cosas que nos pesan al día de hoy, aquellas cosas que nos agotan, que nos
hacen perder el equilibrio.
Nuestros pesares
Pesares
La tristeza, nos dirá Bizkarra (2005: 73), se caracteriza por una sensación de do-
lor interno, de pena, de necesidad de llorar, con un aumento de la sensibilidad y de
la capacidad de emocionarse precisamente por la percepción de la pérdida.
2.7. La depresión
La depresión cursa con una limitación muy importante de las funciones vitales.
La falta de actividad afecta a la columna, al ritmo de respiración, al tono vital, en
definitiva a la energía vital. La razón de todo ello se encuentra en que al no haber
© WK Educación 197
Bienestar docente y pensamiento emocional
2.8. La ira
198 © WK Educación
Control emocional
Existe al respecto un cuento que circula por internet que explica como a un niño
que estaba siempre malhumorado su padre le dijo que clavara un clavo cada vez que
se enfadaba. Cuando consiguió dominar su malgenio, su padre le dijo que cada día
que no se enojase desclavara un clavo. Cuando hubo terminado su padre le dijo: ¡lo
has hecho muy bien pero mira cuantos agujeros has dejado! Este ejemplo nos indica
cómo la ira deja siempre señales que nada puede borrar. Ni siquiera el tiempo.
© WK Educación 199
Bienestar docente y pensamiento emocional
Hemos analizado los aspectos más importantes del descontrol emocional, las
emociones y sentimientos negativos. En la introducción analizábamos las caracterís-
ticas del malestar docente, por ello, en este momento, sólo vamos a hacer pequeñas
consideraciones al respecto.
El descontrol se manifiesta en esos momentos en que los que los docentes sen-
timos ganas de tirar la toalla, de abandonar la profesión cuando los alumnos, los
padres, la Administración desbordan nuestra capacidad de control. En tal sentido,
escribía Mc Court en su libro El profesor:
Hay días que me encantaría largarme de aquí, dar un portazo al salir, decir al
director que se meta el trabajo donde le quepa, tirar cuesta abajo hacia el trans-
bordador... (Court, 2006: 92).
Ahora bien, si las personas en general somos reacios a los cambios, los docen-
tes somos todavía más remisos, según nos indica Contreras Domingo (1985)24,
porque:
200 © WK Educación
Control emocional
Angulo, Barquin y Pérez Gómez, por su parte, señalan que los docentes tenemos
dificultad para enfrentarnos a los problemas prácticos que no tienen soluciones o sus
soluciones no son claras. Los docentes, indican dichos autores, tenemos que apren-
der a convivir con los problemas, con los dilemas, aceptar que no existe una solución
concreta para ellos y que en muchos casos no existe solución.
Gran parte de los conflictos y las circunstancias que sitúan al docente en una
posición en la que tendría que tomar una decisión, implican una convivencia
con el problema, no una solución del mismo; convivencia que supone no sólo
su aplazamiento, sino diferir su tratamiento orientando la práctica hacia otros
objetivos docentes (Angulo, Barquin y Pérez Gómez, 1999: 278).
Franco Voli (1997) señala en este sentido, que los sentimientos negativos más
frecuentes entre los docentes son: victimismo, vergüenza, culpa, falta de control,
dependencia y resentimiento.
Asimismo, estos autores señalan cuatro actitudes de los profesores ante el cambio
social:
Los profesores que aceptan el cambio en el sistema de enseñanza como una
realidad social.
Los docentes que generan ansiedad ante los cambios, lo desconocido.
Aquellos que generan sentimientos contradictorios. Por un lado, aceptan el
cambio como necesario y conveniente, pero por otro, lo advierten como ame-
nazador.
Los profesores que tienen verdadero miedo al cambio y por ello están dispues-
tos a trabajar y luchar para evitar que llegue a efecto.
Este mismo autor hace una propuesta sobre las consecuencias negativas que más
se advierten entre los docentes. En la Tabla VII.3 se presenta un ejercicio para ana-
lizar nuestra valoración en relación con la frecuencia que estos trastornos se dan en
nuestro alrededor.
© WK Educación 201
Bienestar docente y pensamiento emocional
202 © WK Educación
Control emocional
crear hábitos que nos demuestren nuestra valía e importancia, evitar frustraciones,
declarar los aspectos positivos de nuestra personalidad, aceptar cumplidos, detener
los pensamientos negativos, evitar generalizaciones, reconocer los prejuicios que
utilizamos, ser conscientes de nuestro lenguaje no verbal, llevar un diario de emo-
ciones, desarrollar las técnicas de visualización e imaginación, desarrollar nuestro
pensamiento creativo, aprender a formular preguntas, hallar facetas positivas de los
errores, cultivar la autoestima de los otros, evitar las críticas a los demás, no pre-
ocuparse por la opinión de los demás, aprender técnicas de relajación y meditación,
desarrollar nuestra aceptación personal, aprender a pensar en positivo, disfrutar es-
tando solos, aprender a organizar bien el tiempo, aprender a conectar frases afirma-
tivas y de refuerzo con situaciones rutinarias y no dejar acciones pendientes para el
día siguiente.
Por otro lado, este autor presenta un mapa mental para desarrollar la capacidad de
autocontrol de los docentes que se recoge en la Fig. VII.5.
José María Esteve (1994) recoge en su libro El malestar docente otras tantas for-
mas para conseguir el control emocional, como la relajación muscular, la relajación
progresiva, aprender a respirar, educar la voz, desarrollar la capacidad de concen-
© WK Educación 203
Bienestar docente y pensamiento emocional
Es importante respetar las condiciones de nuestro cuerpo y tomar todas las me-
didas para que nos vuelva a ir bien (esto incluye pedir ayuda). Un profesor al
que no le van bien las cosas acaba saliendo perjudicado en clase (Traveset i
Vilaginés, 2006: 85).
Hemos repetido hasta la saciedad que el ser humano antes que racional es animal
y responde, especialmente en el caso de las emociones, a la forma de reaccionar más
primitiva con todo su cuerpo. Luego si es el cuerpo de la persona, del docente, el
lugar en el que se forjan las emociones positivas y negativas que a lo largo de su his-
toria personal modula su personalidad, es lógico pensar que será el cuerpo el primer
lugar de nuestra atención.
En este sentido, Servan-Schieber, en su libro Curación emocional, propone varias
técnicas para la mejora del control de las emociones a través de lo que denomina
sistemas de curación emocional:
1. Coherencia psicofisiológica.
2. Movimientos oculares EMDR.
3. La energía de la luz: imitar el amanecer con un aparato que va iluminando la
habitación desde tres cuartos de hora antes de levantarse.
4. Acupuntura.
5. El uso de los Omega-3: caballa, sardina, anchoa, aceites (líquidos) y no grasas
animales.
6. El ejercicio físico: bicicleta estática ante una película de televisión.
7. El cariño entre personas y también con animales de compañía.
8. La comunicación emocional. El Love-Lab de Sattle.
9. El plano de seis puntos: OLACEE.
10. Escuchar con el corazón: las cuestiones ELAE.
204 © WK Educación
Control emocional
11. La relación con los demás: con los próximos y el compromiso con la comuni-
dad (Servan-Scheiber, 200425).
Además de todas ellas, existen un sinnúmero de técnicas que podemos utilizar todos
los días y que nos pueden ayudar a desarrollar nuestra capacidad de control físico.
El ejercicio físico
Hemos señalado que las emociones se producen en la zona más antigua del ce-
rebro que está directamente relacionada con los centros rectores de la vida: respi-
ración, frecuencia cardiaca, inervación muscular, etc.; por ello, será el cuerpo el
primer elemento a movilizar para conseguir un adecuado control físico. Las ten-
siones producidas por la falta de regulación emocional, lo que Marina denominaba
inteligencia fracasada, se recogen en los músculos en forma de hiperexcitación y
tensión inadecuada. De esta manera, el ejercicio físico será adecuado para recuperar
la homeostasis, el equilibrio perdido.
Una pequeña tabla de gimnasia de cinco minutos cada mañana o la práctica se-
manal, al menos dos veces, de algún deporte adecuado a la edad y preparación, nos
permitirá a los docentes afrontar las dificultades del aula con un cuerpo equilibrado.
El ejercicio, además, permite liberar pensamientos no convenientes, ya que nos ayu-
da a focalizar en la práctica física nuestra atención, liberando, de este modo, la zona
responsable de los pensamientos.
La postura
El ejercicio físico debe comenzar con la postura que adoptamos en las dife-
rentes acciones que desarrollamos a lo largo del día. La postura, ya lo decíamos
en el capítulo anterior, tiene relación con la autoestima, con el estado de ánimo
con el que nos presentamos ante la vida y ante los demás. En este sentido, es
recomendable aprender a estirarnos en la cama antes de levantarnos y hacerlo
varias veces a lo largo del día, lógicamente en sitios y momentos en los que ese
estirarse no moleste a los demás. La espalda debe estar adecuadamente erguida y
flexionada a la vez a lo largo del día. Cuando estemos de pie en clase de una forma
moderadamente erguida, cuando estemos sentados mucho tiempo, por ejemplo, si
ocupamos algún cargo directivo, deberíamos reconocer nuestra espalda no como
el lugar de nuestros pesares, sino como el apoyo de nuestras iniciativas. Podemos
observar dos tipos de postura diferentes: la del depresivo y la de una persona
asertiva, con alta autoestima. En el primer caso, la espalda, con seguridad, se
encontrará encorvada, fuertemente flexionada, mientras que en el segundo, vere-
25. Se recomienda al lector consultar esta obra si desea profundizar en el manejo de estas técnicas.
© WK Educación 205
Bienestar docente y pensamiento emocional
mos la espalda recta como una vela, que dice la sabiduría popular. Hoy existen
un buen número de centros de tratamiento de la espalda que pueden ayudarnos a
conseguir mejores hábitos que permitan disminuir tensiones relativas a nuestro
quehacer docente.
Como ejercicio podemos, cuando leamos esta página, colocar la columna verte-
bral en su posición fisiológica más adecuada, esto es, con la parte de los glúteos al
fondo de la silla o sillón, y la espalda ligeramente encorvada hacia detrás elevando
los hombros.
Caminar
Un ejercicio físico que podemos hacer todas las personas que tenemos la suerte
de poder hacerlo, es caminar. La marcha, ya lo decíamos, es indicativa de nuestro
estado de ánimo. Por esta razón, tenemos que recuperar la marcha, tenemos que
recuperar el ir caminando a trabajar, y si está muy lejos, tomemos el metro, o el
autobús, y bajémonos alguna parada antes para poder caminar antes de llegar al
centro. Pero caminar es todo un arte. Caminar no significa ir deprisa a los sitios, sino
apreciar el movimiento de nuestro cuerpo. Podemos acompasar nuestra respiración y
nuestra marcha inspirando a la hora de levantar el pie, y, espirando cuando lo lleve-
mos al suelo. Tampoco debemos dejarnos llevar por el ritmo frenético de los demás.
Es importante salir de casa con los cinco minutos del placer; este tiempo sería la
diferencia entre ir deprisa o caminar disfrutando a nuestro centro educativo. Si nos
dejamos llevar de la prisa de los demás, si no llegamos con paso sosegado al centro,
llegaremos seguro con tensiones, nervios o una ansiedad que hará que comencemos
mal nuestra jornada. Por el contrario, si perdemos¸ es decir, ganamos esos cinco
minutos, comprobaremos rápidamente una sensación de sosiego que nos facilitará
nuestra tarea profesional.
Pero también tenemos otros ejercicios a lo largo del día que nos van a permitir
mejorar nuestro control físico. Subir y bajar escaleras es una actividad que también
podemos recuperar. Del mismo modo que con los medios de trasporte, podemos uti-
lizar la escalera en nuestro beneficio. Si vivimos en un tercero o cuarto piso, subien-
do y bajando siempre a través de la escalera. Si vivimos en un piso más alto, bajando
dos o tres pisos antes, y utilizando también la escalera.
Como ejercicio podemos intentar salir cinco minutos antes de casa para poder ir
caminando a nuestro centro educativo, bien realizando todo el camino andando o
bajándonos en alguna parada antes.
Contacto con la Naturaleza
Otra actividad que nos va a ayudar a mejorar nuestro control físico es aprender
del uso que los animales hacen de la naturaleza. Si tenemos un perro en casa o co-
206 © WK Educación
Control emocional
nocemos de otras personas que tienen, sabremos que estos animales están deseando
que se los saque a la naturaleza. Hagamos como ellos. Busquemos parques, veredas,
bosquecillos, jardines por los que pasear tranquilamente al menos dos veces en se-
mana. Allí, apreciaremos el cambio de los árboles a lo largo de las estaciones del
año, con sus pequeñas hojas en primavera, sus hojas grandes y verdes en verano, las
hojas amarillas y ocres en otoño, y las hojas en el suelo y las yemas en las ramas del
invierno. Caminar por veredas llenas de tierra o piedras, caminar por la arena de la
playa, y lo mejor, caminar por el monte bajo o por la alta montaña, nos ayudará a
controlar nuestros movimientos, prevendrá pequeñas lesiones, como las lesiones de
rodilla o tobillo, y además incrementará nuestra conciencia corporal.
También debemos aprovechar en la naturaleza los cambios de temperatura. Ca-
minar sobre la nieve, o con frío, o con viento, en invierno. Caminar sobre un terreno
caliente y seco en verano. Apreciar, de igual modo, la luz del sol, la tenue luz entre
la niebla o la lluvia, y la luz de la luna o las estrellas por la noche, es otra posibilidad
para mejorar nuestro control físico.
Y otra idea en relación con la naturaleza es el cuidado de plantas y animales y el
ejercicio que eso supone. Lo ideal sería tener un terreno pequeño donde cultivar, o un
pequeño jardín, o simplemente algunas plantas en macetas a las que atender a lo largo
de todo el año. Del mismo modo, es muy adecuado cuidar animales, si puede ser en un
pequeño corral o granja, o animales de compañía, como caballos, perros o gatos. Su
cuidado conlleva un conjunto de acciones físicas que permitirán diversos movimien-
tos de nuestros músculos que nos permitirán relajar las tensiones acumuladas.
Aromaterapia
En relación con la utilización de los elementos que ofrece la naturaleza y que fa-
cilitan el control físico se encuentra, también, la aromaterapia. Esta disciplina utiliza
los aromas para la mejora del bienestar de las personas y es tan antigua como lo es
la humanidad, aunque puede considerarse al químico francés Rene M. Gottefosse el
padre de la aromaterapia a partir del uso de los aceites esenciales extraídos de las
plantas (Fisbein, 2007). La aromaterapia se basa en la estimulación de la parte nás
antigua del cerebro, el rinencéfalo, para desarrollar el bienestar y utiliza la sensibili-
dad de la piel a través de masajes que se dan utilizando los aceites esenciales.
Ejercicios aeróbicos, yoga, tai-chi y pilates
El ejercicio físico, hemos visto, es una posibilidad importante que tenemos los
docentes para la mejora de nuestro control físico. Sin embargo, hay que entender
que todo ejercicio supone un consumo de energía y un rendimiento en forma de
movimiento. Cuando se da un balance entre energía consumida y eficiencia en el
rendimiento físico, se habla de ejercicio aeróbico. Esto ocurre cuando se consigue
© WK Educación 207
Bienestar docente y pensamiento emocional
elevar nuestro ritmo cardíaco hasta un nivel de esfuerzo sin alcanzar en ningún mo-
mento una taquicardia inadecuada para nuestra edad, peso y preparación física. En
la Tabla VII.4 se expresa la zona de esfuerzo aeróbico en función de la edad que se
ha señalado marcada con pequeños corazones. En ésta el esfuerzo aeróbico de una
persona de 40 años vendría representada por la zona comprendida entre las 110 y 150
pulsaciones. Todo lo que excede de la franja media señalada supone riesgo cardio-
vascular, siendo la zona inferior de simple ejercicio.
200
180
160
140
120
100
80
20 25 30 35 40 45 50 55 60
Cox y Heames (2000) proponen que hagamos en clase, e incluso en alguna confe-
rencia, este tipo de ejercicios. Con música de fondo, consiste en levantar, por ejem-
plo, las piernas del suelo alternativamente, y mantenerlas unos cinco centímetros
sobre él. También se pueden elevar conjunta o alternativamente los brazos y dejarlos
caer suavemente hacia delante.
Dentro de las actividades físicas que van a ayudar a nuestro control físico se en-
cuentran técnicas hoy muy en boga, como el yoga o el tai-chi. Estas técnicas se
basan en un fuerte control mental de los movimientos de nuestro cuerpo y en un
conocimiento exhaustivo de los músculos que los movilizan. Las técnicas del yoga,
afirma Roberto Calle, previenen el desorden psicosomático y regulan y armonizan
los principios vitales (aire, temperatura y linfa) en el cuerpo, en tanto que poseen
condiciones para la contención del pensamiento alborotado y para el sosiego de la
mente (Calle, 2007: 34).
Por otra parte, el método Pilates fue creado por Joseph Pilates en 1880 y consiste
en un método de gimnasia que abarca tanto las disciplinas de Occidente como las de
Oriente, así como las bases del yoga. Éste tiene como finalidad el fortalecimiento del
cuerpo y la liberación de la mente (Winsor y Laska, 2007).
208 © WK Educación
Control emocional
Relajación
La relajación es uno de los mejores antídotos contra el estrés. Para los estu-
diantes que tengan dificultades de concentración durante el día o problemas
para dormir por la noche, será de gran ayuda aprender técnicas de relajación.
Aquellos que padezcan ataques de pánico u otras formas de ansiedad pueden
aprender a dominarse mediante la relajación y el control de la respiración (Cox
y Heames, 2000: 55).
© WK Educación 209
Bienestar docente y pensamiento emocional
210 © WK Educación
Control emocional
este modo, si deseamos alcanzar un estado de bienestar, será bueno que mejoremos
nuestra forma de respirar.
Los neumólogos indican que los pulmones se pueden dividir en tres partes: la parte
inferior, la parte media y la parte superior. Pues bien, cuando estamos intranquilos, an-
siosos, enfadados, sólo utilizamos el ápice superior de los pulmones, no renovando el
aire en las dos terceras partes de ellos. Por este motivo, el aire contenido en esos dos ter-
cios paulatinamente se va viciando por falta de renovación, llegando al cerebro una me-
nor carga de oxígeno para desarrollar sus procesos. El problema reside en que cuando el
cerebro necesitaría mayor aporte de oxígeno para resolver adecuadamente un problema
personal o interpersonal, recibe, por el contrario, una menor cantidad de oxígeno, por lo
que los pensamientos elaborados en este momento suelen ser inadecuados.
Para ello, para mejorar nuestra capacidad de respiración, se recomienda llevar
cabo ejercicios de respiración total, esto es, aprender a respirar con todos los pul-
mones, con sus tres partes , especialmente, con la parte inferior o abdominal. Se pro-
pone, por tanto, primero expulsar todo, todo, todo el aire contenido en los pulmones
hasta que nos duela, hasta que nos sintamos exhaustos, y más tarde, ir incorporando
aire nuevo en la parte inferior, hinchando el vientre, en la parte media, hinchando el
pecho, y en la parte superior, echando la cabeza hacia atrás. De este modo, después
de unas cuantas espiraciones e inspiraciones completas notaremos una mejoría en
nuestro estado de ánimo y en nuestra capacidad para resolver los problemas a los
que nos podamos enfrentar.
Masajes y baños
Los masajes y baños se han convertido en nuestra sociedad en la actualidad en
un referente de posición social y de aumento del poder adquisitivo. Por todas partes
proliferan hoteles con SPA, se han vuelto a poner de moda los balnearios y por do-
quier encontramos anuncios de casas de masajes o gimnasios que incorporan sauna,
jacuzzi y masajes.
Efectivamente, estas técnicas, como todas las anteriores, ayudan a la mejora del
control físico, siempre, claro está, que se acompañen de una mejora en el control
mental. Podríamos gastarnos todo el dinero del mundo en recibir estos tratamientos,
pero si no desarrollamos el control interior, con un esfuerzo personal, difícilmente
alcanzaremos un adecuado control emocional.
Es recomendable, por tanto, comenzar el día con una ducha fría o caliente que
recupere el tono muscular que el descanso nocturno haya disminuido. Y también será
recomendable recibir masajes de personas especialistas en ello y en lugares adecua-
dos. Pero también podemos hacer y que nos hagan estos masajes en casao, por qué
no, en nuestro propio centro entre compañeros. Pienso que sería muy conveniente
© WK Educación 211
Bienestar docente y pensamiento emocional
212 © WK Educación
Control emocional
© WK Educación 213
Bienestar docente y pensamiento emocional
5.2. La actividad
Esta frase se ha destacado en la página de este libro porque pudiera ser la solución
momentánea a muchos de los problemas que los docentes encontramos en nuestra
tarea profesional. Cuando nos sintamos deprimidos, acosados, ninguneados, mar-
ginados, atacados, no respetados... la mejor salida es la reconstrucción de nuestra
propia autoestima a través de llevar a cabo actividades interesantes, que provoquen
en nuestro cerebro la producción de una mayor cantidad de endorfinas. Ni el remor-
214 © WK Educación
Control emocional
© WK Educación 215
Bienestar docente y pensamiento emocional
Actividades pasivas
Nuestras actividades
Actividades activas
Profesionales.
Intelectuales.
Deportivas.
Artísticas.
Bricolaje.
Domésticas.
Empresariales.
Participativas.
Otras....
Actividades pasivas
TV y radio.
Deportes.
Cine, teatro.
Conciertos.
Otras....
216 © WK Educación
Control emocional
Más bien consiste en disminuir el exceso de los deseos sobre las facultades, y
poner en perfecta igualdad el poder y la voluntad (Rousseau, 1973: 124).
© WK Educación 217
Bienestar docente y pensamiento emocional
IRRACIONAL RACIONAL
Aparición de un problema
Emoción negativa
CONDUCTA
218 © WK Educación
Control emocional
Permiso de
Vivir.
Ser.
Lograr.
Saber.
Acercarme.
Pertenecer.
Crecer.
Ser niño.
Hacer.
Importar.
Valer.
Pensar.
Sentir.
Superarme.
Disfrutar.
© WK Educación 219
Bienestar docente y pensamiento emocional
Soler y Conalga (2004) nos proponen otras ideas para mejorar el autocontrol ex-
traídas de lo que denominan ecología emocional:
220 © WK Educación
Control emocional
Resiliencia
Para el desarrollo de la capacidad de adaptación a través del control mental, en la
actualidad se viene utilizando el término resiliencia. Este término ha sido incorpora-
do a la psicología desde la física, ya que en esta disciplina indica la capacidad que
tienen los materiales sujetos a una presión determinada de volver a su forma anterior.
En psicología sería la capacidad que tienen las personas de adaptarse a las nuevas
circunstancias tras una fase de presión emocional muy fuerte, como puede ser un des-
pido, la muerte de un ser querido o un grave accidente. Este término fue introducido
por el psiquiatra infantil Michael Rutter en los primeros años 70. Las fases en las que
suele desarrollarse han sido las siguientes: protección y defensa del yo, equilibrio para
afrontar la tensión, desafío y compromiso, superación, valoración e incorporación al
sistema de valores, visión positiva de uno mismo, responsabilización y creatividad.
Se han dado muchas definiciones de este término, pero todas ellas coinciden en
la existencia de dos dimensiones: la capacidad de las personas para hacer frente a
la situación traumática, y la capacidad para establecer nuevas pautas de conducta
positivas que permitan desarrollar un proyecto nuevo adaptado.
Proactividad
Otra forma de abordar el control mental puede hacerse desde la proactividad. La
proactividad consiste en la capacidad de anticiparnos a las situaciones negativas pre-
parándonos para que, si llegaran a darse, estemos suficientemente dispuestos para
afrontarlas. En esta forma de ver las cosas hay personas que se preocupan de los
problemas, y otras que se ocupan de ellos. En referencia a la proactividad, Stephen
Corvey (1997) nos dice que entre las preocupaciones que tenemos existen cosas so-
bre las que no tenemos ningún control real; son el círculo de preocupación. Existen
también otras sobre las que sí tenemos control, llamadas círculo de influencia. La
persona proactiva centra la actividad sobre su círculo de influencia, con lo cual éste
se amplía de forma gradual. La persona reactiva, al contrario, centra sus esfuerzos en
el círculo de preocupación, donde nada se puede hacer.
En la Fig. VII.7, el círculo exterior es el círculo de preocupación, mientras que
el círculo interior es el círculo de influencia. Tendremos mayor control cuanto más
agrandemos el círculo de influencia o disminuyamos el círculo de preocupación.
© WK Educación 221
Bienestar docente y pensamiento emocional
222 © WK Educación
Control emocional
© WK Educación 223
Bienestar docente y pensamiento emocional
Knight, en este sentido, nos indica que la forma mejor para llevar adelante nuestras
dificultades es la relación con los demás.
224 © WK Educación
VIII. Motivación docente
Veles e vents han mos desigs complir, Velas y vientos cumplan mi deseo:
ffahent camins duptosos per la mar. harán caminos por la mar dudosos,
Mestre y ponent contra d’ells veig armar; contra el maestre y el poniente veo
xaloch, levant los deuen subvenir levante y el jaloque muy furiosos,
ab lurs amichs lo grech e lo migjorn, con griego y tramontana, que bien creo
ffent humils prechs al vent tremuntanal le ayudarán con ruegos amorosos;
qu.en son bufar los sia parcial porque estos cinco soplen de manera
e que tots cinch complesquen mon retorn que vuelva yo donde siempre quisiera
Ausías March
Veles e vents han mos desigs cumplir (traducción de Jorge Montemayor, 1560)
© WK Educación 227
Bienestar docente y pensamiento emocional
Dormir
228 © WK Educación
Motivación docente
1.2. La voluntad
Triunfar sobre la naturaleza y sobre uno mismo, sí; sobre otras personas, nunca
(Skinner, 1974: 123).
No hay que perder de vista a la hora de practicarlos la vieja distinción del pen-
samiento medieval entre desear y querer: 1. Desear se mueve en el plano de lo
sentimental, prospera en el terreno emocional. Uno puede desear esto o aquello,
pero sin más. 2. Querer es un acto de voluntad, traduce un empeño, un tesón, una
lucha constante por el objetivo (Rojas, 2002: 136).
Diríamos que no es lo mismo desear dejar de fumar, que querer dejar de fumar.
O no es igual desear aprender inglés, que querer aprender definitivamente inglés.
Desear, por tanto, no es suficiente. Además, habrá que ser capaz de tener determina-
ción y la determinación surge, como veremos, de la autoestima, la creatividad y el
optimismo. Habrá que querer.
© WK Educación 229
Bienestar docente y pensamiento emocional
1.3. La motivación
En este sentido los profesores que consiguen mantener la ilusión y el valor hacia
su trabajo, pese a las circunstancias en las que lo desarrollan, lo deben a su
propio deseo de motivarse, de cuidarse, a su profesionalidad, pese a las condi-
ciones exteriores (ya sean sociales, de aula, o de organización educativa en los
centros). Su capacidad de análisis o/y de escucha hacia ellos mismos y hacia sus
alumnos consigue aulas en las que motivación y diálogo, alegría y afecto, son
dos rasgos naturales que hacen posible su proyecto educativo (Bazarra, Casano-
va y García Ugarte, 2004: 28).
230 © WK Educación
Motivación docente
© WK Educación 231
Bienestar docente y pensamiento emocional
232 © WK Educación
Motivación docente
Pero de dónde vamos a sacar la fuerza suficiente para no dejarnos encantar por
las Sirenas que se presenten en nuestro camino. Ésa es la gran pregunta en relación
con la automotivación. Cómo conseguir no desfallecer en un proyecto de innova-
ción educativa, por ejemplo, cuando los compañeros no nos apoyan, los alumnos se
encuentran desmotivados y los padres no lo consideran importante. Lógicamente, la
fuerza, la gasolina, el impulso sólo puede venir de nosotros mismos. Y vendrá segu-
ro si hemos determinado un proyecto importante, viable, adaptado a las necesidades
del centro, y para el que hemos contado con los medios suficientes. Evidentemente,
si estas condiciones no se dieran no habría determinación suficiente para llevarlo a
cabo.
Hay que combatir dos peligros: 1. La dispersión, es decir, la falta de profundidad
en los asuntos debido a los deseos excesivos de querer llevar todo a cabo y sen-
tirnos, en consecuencia, desbordados. 2. El compromiso constante con las cosas
que nos rodean o las personas; para ello deberemos aprender a hacer uso de la
negativa y comprometernos con aquello de lo que estamos seguros poder llevar
adelante (Rojas, 2002: 137).
Las personas, los docentes con mayor determinación son aquellos que tienen un
proyecto vital muy claro, que han elaborado pequeños proyectos que tienden a la
consecución de ese proyecto vital pero que tienen sentido en sí mismos, que parten
de un alto conocimiento personal y de las circunstancias que rodean a cada uno de
los pequeños proyectos, consecuencia de una alta autoestima, que cuentan con un
nivel suficiente de control, de autocontrol ante la frustración, y, que, si es posible,
cuentan con el apoyo de un pequeño grupo de personas, dentro o fuera del centro
educativo. La motivación, la determinación, la perseverancia, como hemos visto a lo
largo de este capítulo, no es una pastilla que se compra en las farmacias, sino que es
fruto de una construcción cognitiva, de un pensamiento emocional positivo, creativo
y transformador.
Éstas serán, por tanto, las tres condiciones necesarias para alcanzar la determi-
nación personal en nuestros proyectos: un optimismo nacido de una alta autoestima
construida con el apoyo de al menos un grupo humano que nos respalde; la creativi-
dad como esencia de la actividad humana que no se cierra en lo ya establecido, sino
que busca en nuevos métodos su realización personal; y la trascendencia social de
nuestro proyecto personal en la convicción de que los proyectos personales, autistas,
esto es, centrados en el sólo provecho personal, duran mientras las dificultades no
son demasiado grandes, mientras el canto de las Sirenas no es demasiado fuerte o
dura poco tiempo. Por tanto, autoestima, creatividad y transformación social son los
elementos que hacen durar los grandes proyectos humanos, y los no pequeños pro-
yectos docentes (Fig.VIII.1).
© WK Educación 233
Bienestar docente y pensamiento emocional
Transformación
Creatividad
social
Proyecto
vital
Autoestima
Valores personales
1.º
2.º
3.º
4.º
5.º
6.º
7.º
8.º
9.º
10.º
234 © WK Educación
Motivación docente
En este sentido, existen una serie de principios muy antiguos que tienen que ver
con la perseverancia en el desarrollo de una actividad:
Inicia la actividad con entusiasmo, pero sin precipitación. Es importante
desarrollar un control emocional para controlar el exceso de motivación que
se da ante una nueva tarea.
Desarrolla la actividad a pesar de que el entusiasmo se debilite. Nos indica
este principio que cuando las tareas de un proyecto se realizan se vuelven cada
vez más monótonas y, por ello, desaparece el entusiasmo de su inicio.
Realiza la actividad a pesar de las dificultades. Toda actividad se inicia con
mucho entusiasmo, e incluso este entusiasmo según el nivel de motivación
puede ser continuado. Sin embargo, cuando surgen las dificultades debemos
mantener el nivel de actividad con el que habíamos comenzado.
Interrumpe la actividad siempre que sea necesario. Por otra parte, ocurre
que cuando nos encontramos muy motivados en medio de una actividad, se
nos reclama para hacer otras cosas. En este momento hemos de tener la ca-
pacidad suficiente para interrumpir la actividad y reanudarla al término de la
interrupción con el mismo nivel de motivación con que la dejamos.
Concluye la actividad con parsimonia. Cuando nos encontramos en la úl-
tima fase de una actividad es tal el deseo de terminarla que precipitamos las
acciones últimas, lo que nos lleva, en ocasiones, a cometer errores.
© WK Educación 235
Bienestar docente y pensamiento emocional
fuera de la conciencia que caracteriza al ser humano. Así ocurre con la respiración y
la deglución, que no son aprendidos, al principio; y el control de esfínteres, el ritmo
de vigilia o la marcha, que ya son aprendidos en un segundo estadio. El aprendizaje
de las personas lo podríamos reducir a la tarea de engramar en circuitos subcorticales
hábitos adquiridos de forma consciente y con esfuerzo. Pensemos cómo aprendimos
a andar, pero pensemos también cómo aprendimos a montar en bicicleta o a conducir
un coche. Primero hacemos conscientes unos movimientos, y tras un largo ejercicio,
se convierten en inconscientes. Por ejemplo, el proceso inconsciente de la marcha o
del habla cuesta mucho hacerlo consciente y reaprenderlo a aquellas personas que
por una lesión cerebral han olvidado cómo caminar o cómo hablar. Otro ejemplo es
el aprendizaje de idiomas. Consiste en que tras un esfuerzo consciente, lleguemos a
dominar una lengua extranjera de forma inconsciente, como lo hacen los nativos de
ese país.
Pues bien, la conducta se basa en aprender de forma consciente una serie de hábi-
tos que vamos haciendo inconscientes poco a poco. Así, nuestra forma de caminar,
de hablar, de dormir, de comer, de relacionarnos, de amar, de leer, de aprender, y
hasta de pensar. El ser humano tiene la grandeza de que en toda edad puede cambiar
los hábitos que tenía, puede aprender cosas nuevas, y puede adquirir nuevos hábitos
para hacer todas las actividades señaladas antes. Pero este aprendizaje de hábitos
de conducta, hemos dicho, sólo se puede hacer mediante un esfuerzo consciente,
mediante la práctica.
Un hábito, nos dirá Covey (1997), es el resultado de la conjunción de tres ele-
mentos: conocimiento, capacidad y deseo. Por tanto, para cambiar nuestra forma de
ser, para ser más efectivos, más proactivos, más eficaces, tendremos que saber cómo
hacerlo, tendremos que tener la capacidad física o mental suficiente, y, desde luego,
tendremos que contar con la determinación necesaria.
Para hacer ese cambio las personas contamos con muchas capacidades, compe-
tencias y posibilidades que podríamos reducir a tres: factores físicos (edad, salud,
fuerza, etc.), psicológicos (personalidad, carácter…) y sociales (económicos, cul-
turales…). A todos ellos sería oportuno añadir el tiempo. Estos cuatro elementos
tendrán que ser analizados por nosotros antes de intentar cualquier cambio de nuestra
conducta o cualquier proyecto. Pero también, conociendo cuáles son nuestras posibi-
lidades, analizándolas una y otra vez, valorándolas en su justa medida, nos veremos
con fuerzas para emprender cambios importantes en nuestra forma de ser y proyectos
de vida que permitan nuestra realización personal. El ejercicio de la Tabla VIII.3
nos sirve para analizar los factores que pueden incidir en la realización de algún
proyecto que deseemos llevar a cabo.
236 © WK Educación
Motivación docente
Proyecto: ……..........………………………………….
Físicos.
Edad.
Salud.
Fuerza.
Otros.
Psicológicos.
Capacidades.
Personalidad.
Intereses.
Motivación.
Otros.
Sociales.
Económicos.
Culturales.
Otros.
Tiempo.
1.6. La proactividad
Ante la vida podemos adoptar dos actitudes fundamentales: una pasiva y otra
activa. La actitud pasiva nace del determinismo. El determinismo es una actitud y, a
su vez, una corriente filosófica que indica que las cosas ocurren siguiendo unas leyes
universales que las condicionan y que desconocemos. Frente a esta actitud existe
otra que es la que se basa en la proactividad. La proactividad nace de una fuerza
interior, de una denominada libertad interior que es un término acuñado por Víctor
Frankl en los campos de concentración construidos por los nazis. La libertad interior
sería aquel elemento que más nos diferencia de los animales, pues supone la capa-
cidad de pensar de forma autónoma, libre, frente a cualquier tipo de circunstancia.
La libertad interior sería la fuerza que permite al preso sentirse libre. Preso en sus
© WK Educación 237
Bienestar docente y pensamiento emocional
Alex Rovira y Fernando Trías de Bes (2004) nos indican diez reglas para con-
seguir la buena suerte. Como decía Ortega y Gasset, no son las circunstancias sino
nosotros quienes decidimos en cada dilema que se nos presenta en la vida, y para
conseguir tener la suficiente fuerza para llevar a cabo nuestros proyectos podemos
aplicar cada una de ellas.
238 © WK Educación
Motivación docente
La décima y última regla afirma que crear la buena suerte es preparar las cir-
cunstancias a la oportunidad.
Para conocer cuál es el grado de aplicación de estas reglas en nuestra vida ordi-
naria se propone hacer una reflexión y valorar cada una de las frases contenidas en
la Tabla VIII.4.
D BD A MA
La buena suerte la creamos nosotros.
Estoy decidido a luchar por la buena suerte.
Habitualmente modifico las circunstancias para alcanzar la buena
suerte.
Creo que la buena suerte no es individual y, por ello, lucho para que
llegue a otros.
No me gusta dejar para después las cosas importantes que tengo
que hacer.
Me gusta hacer las cosas bien hasta en sus detalles más pequeños.
No me gusta el azar y casi nunca participo en sorteos o loterías.
Nunca me he fiado de aquellas personas que te proponen ganar sin
esfuerzo.
Pienso que soy una persona paciente y sigo trabajando mientras
llega la suerte.
Soy de las personas que saben preparar las cosas en espera de que
salgan bien.
D: desacuerdo; BD: bastante desacuerdo; A: de acuerdo; MA: muy de acuerdo
2. METAS Y PLANIFICACIÓN
© WK Educación 239
Bienestar docente y pensamiento emocional
Para conocer la importancia del hecho de tener metas en la vida, Alex Rovira
(2003) nos relata dos investigaciones muy ilustrativas. La primera de ellas refiere
un estudio realizado en 1953. En la Universidad de Harvard se hizo una entrevista
240 © WK Educación
Motivación docente
a todos los estudiantes planteándoles, entre otras preguntas, una referida a qué es lo
que deseaban conseguir en su vida. A esta pregunta sólo respondió el 3% de los es-
tudiantes, curiosamente los mismos que veinte años después habían obtenido mayor
éxito medido en términos económicos. Además, se comprobó que tenían una salud
más fuerte y se sentían más alegres y satisfechos que el resto de los ex alumnos ana-
lizados. En la segunda, cuenta que se hizo un seguimiento de la carrera profesional
de 1.500 personas a lo largo de los veinte años comprendidos entre 1960 y 1980
distribuyendo a estas personas en dos grupos: el A, el 83%, comprendía a aquellos
que afirmaron que era mejor ganar dinero primero, y luego hacer lo que les gustaba;
el grupo B, el 17%, incluía a aquellos que primero deseaban cumplir sus intereses y
que el dinero, afirmaban, llegaría más o menos tarde. Al término del período analiza-
do se encontraron 101 millonarios que pertenecían en su totalidad al segundo grupo,
excepto uno sólo que pertenecía al primero.
Por otra parte Erick Fromm nos dice que debemos lograr un nuevo tipo de liber-
tad, capaz de permitirnos la realización plena de nuestro propio yo individual, de
tener fe en él y en la vida (Fromm, 1971)
© WK Educación 241
Bienestar docente y pensamiento emocional
Las metas son objetivos de un nivel inferior que el proyecto vital. Las metas ló-
gicamente se tendrían que derivar de ese proyecto importante en nuestra vida y se
referirían, en el caso de los docentes, a las actividades que venimos desarrollando
en nuestra tarea de enseñanza. Para mejorar nuestra eficacia podríamos reflexionar
en este punto sobre las metas que hemos planteado en los últimos años. Para ello,
podemos utilizar la Tabla VIII.6.
242 © WK Educación
Motivación docente
Mis proyectos
Sé que hacer Proyectos acabados en los cinco últimos años.
Meta o Proyecto
Estrategia o
Dificultades
superación
© WK Educación 243
Bienestar docente y pensamiento emocional
En este sentido, Covey (1997) afirmaba que habría que poner primero, lo primero.
La planificación es uno de los elementos más decisivos en el éxito de la automotiva-
ción. Una adecuada planificación de nuestra conducta, una adecuada planificación de
las acciones que tenemos que realizar para conseguir un fin determinado, puede ayu-
darnos a ahorrar energía y ser eficaces. Es importante que a la hora de planificar nues-
tras acciones sepamos diferenciar lo importante de aquello que es urgente. Así, hay
muchas cosas que son urgentes pero que no son importantes. Covey nos incita a que
aprendamos a huir de aquello que nos presiona para elegir aquello que realmente tiene
sentido. Según la distinción entre urgente e importante podemos clasificar las activida-
des en cuatro cuadrantes. A tal fin, se propone completar el ejercicio que se presenta en
la Tabla VIII.7 con las cosas importantes/urgentes que tenemos que hacer.
244 © WK Educación
Motivación docente
Nos indica Covey que debemos centrarnos en aquellas cosas que hayamos colo-
cado en el cuadrante de las cosas importantes pero no urgentes. Para ello, debemos
aprender a planificar mejor para que no nos presionen la prisa, los plazos y la gente.
El tiempo deberemos obtenerlo de las cosas que son urgentes pero no importantes,
cuadrante 3, y de aquellas que ni son urgentes, ni tampoco, importantes, cuadrante 4.
Es necesario que aprendamos a decir NO.
El uso del diario puede ser un buen comienzo para abordar esta situación. Nos
ayudará a identificar las tareas y los plazos con los que trabajamos. Una estra-
tegia más eficaz consiste en desarrollar la habilidad de organizar el tiempo y
prevenir la saturación (Cox y Heames, 2000: 58).
© WK Educación 245
Bienestar docente y pensamiento emocional
El tiempo es nuestro y nadie nos lo puede quitar. Nadie nos puede robar lo que
es nuestro: el tiempo. La vida no es nuestra porque nunca sabemos cuándo vamos a
morir. En cambio, el tiempo, es de nuestra entera propiedad. Lo que ocurre es que te-
nemos que aprender a usarlo mejor en nuestro beneficio y en beneficio de los demás.
Hay, no obstante, muchos ladrones del tiempo, que podríamos clasificar en tres gru-
pos: el primero corresponde al tiempo necesario personal y familiar. Nosotros sen-
timos como un ladrón de nuestro tiempo aquel que tenemos que dedicar a las tareas
que nos permiten vivir; el tiempo dedicado al aseo personal, la compra, preparar la
alimentación, el lavado de la ropa, la plancha; el tiempo dedicado a nuestra familia,
especialmente a nuestros hijos. Nuestra familia, padres e hijos, especialmente, nos
demandan una gran cantidad de tiempo. Sin embargo, Rovira (2003) nos dirá que
muchas veces los hijos son utilizados como una excusa ideal para frenar o retrasar
un cambio de vida. Algunos de nosotros, puede ser, nos escudamos en que tengo que
dedicar mucho tiempo a la familia y no llevamos a cabo aquellas actividades que
serían necesarias para dar un nuevo giro a nuestra vida. Todos estos ladrones no son
tales, ya que son consustanciales a la vida de las personas y todos, todas, tendríamos
que contar con ellos en nuestra planificación.
El segundo se refiere a los ladrones del tiempo profesional: los desplazamientos
todos los días al centro educativo, la preparación de las clases, la preparación de
materiales, el tiempo para conseguir el orden necesario para impartir la materia,
los nuevos cambios, las nuevas metodologías, y... las reuniones, las interminables
reuniones. Tampoco todos estos ladrones son tales porque son inherentes a la tarea
profesional y debiéramos tenerlos ya previstos en nuestra planificación.
Por último, están los ladrones que nos buscamos. Son nuestras aficiones, la tele-
visión, el gimnasio, el tiempo con nuestros amigos, etc. Aunque parezca paradójico,
también a éstos los consideramos ladrones de nuestro tiempo.
Como indicábamos en el capítulo anterior, las personas estamos hechas para tener
todo el tiempo ocupado, y cuando no lo tenemos, nos aburrimos, y buscamos nuevas
actividades para complicarnos la vida. El problema reside en que las actividades no
duran siempre el mismo tiempo y que, además, hay muchas actividades que, aunque
pensamos que se pueden dar, pocas veces contamos con ellas. Éstos son los impre-
vistos.
De cara a hacer una planificación de nuevas actividades, lo primero que tendría-
mos que hacer es decidir si tenemos suficiente tiempo. En tal sentido se presenta en
la Tabla VIII.8 un ejercicio de análisis del tiempo disponible para una nueva activi-
dad que deseemos hacer, como por ejemplo ir al gimnasio o aprender inglés.
246 © WK Educación
Motivación docente
© WK Educación 247
Bienestar docente y pensamiento emocional
necesario saber con qué contamos y también qué es lo que demanda la sociedad. En
tal sentido, se propone que analicemos primero cuáles son nuestras fortalezas (F) y
nuestras debilidades (D); y más tarde considerar cuáles son las oportunidades (O)
que se nos ofrecen, al igual que las amenazas (A) que vayan en contra de nuestro
proyecto. Todo ello se escribe en la Tabla VIII.9.
Proyecto de un docente
Fortalezas Debilidades
Oportunidades Amenazas
El método de pensamiento emocional pretende, entre otros fines, conseguir que no-
sotros desarrollemos una conducta más eficaz y más eficiente. Para esto, es importante,
como hemos señalado, tener un fin vital, unos objetivos, una motivación y una plani-
ficación adecuada, pero también necesitamos incrementar nuestras propias competen-
cias, aunque bien es verdad que como docentes las tenemos ya muy desarrolladas.
Pero para ser eficaces en la consecución de nuestras metas, para llegar a completar
nuestros proyectos, hacen falta determinadas competencias. Muchas de estas se han
248 © WK Educación
Motivación docente
Shavelson y Stern (1981) afirman que la enseñanza es un proceso por el que los
profesores formulan juicios y adoptan decisiones razonables con la intención de op-
timizar los resultados de los estudiantes. Clark y Yinger (1979), por su parte, indican
que la toma de decisiones interactiva hace referencia a las decisiones que los docentes
realizan durante la enseñanza. Se entiende que el docente evalúa constantemente la si-
tuación, procesa información sobre la misma, toma decisiones sobre lo que tiene que
hacer luego, guía su acción en razón de estas decisiones básicas y observa los efectos
de la acción en los estudiantes (Angulo, Barquin y Pérez Gómez, 1999: 277).
La profesión docente genera estrés precisamente porque se encuentra sometida a
una constante toma de decisiones en las que el docente debe adoptar papeles con-
tradictorios. Por una parte, debe mostrarse con autoridad para conseguir el esfuerzo
de los alumnos y estudiantes en el aprendizaje; por otra, debe mostrarse tolerante,
próximo, cercano a alumnos y alumnas para conseguir implicarlos en su tarea. En
la tarea docente, al menos cuando estamos frente a un grupo de alumnos, no hay
descanso. El cerebro debe funcionar sin parar tomando en cada momento la decisión
más oportuna que integre estos dos roles tan contradictorios.
Hay que tener presente todo lo que hasta el momento hemos considerado a lo lar-
go de las páginas de este libro. La decisión es un acto racional que determina la parte
correspondiente al cerebro externo, el córtex, pero que es influida de forma decisiva
por la parte correspondiente al cerebro interno, el cerebro emocional. Y, además, las
decisiones de un docente deben tomarse en décimas de segundo y deben evitar a toda
costa cualquier tipo de exceso verbal, de acción, e incluso de actitud física, por las
consecuencias negativas que podría acarrear.
Cuando está en su puesto el yo ejecutivo registra conscientemente las ocurren-
cias del yo computacional y las evalúa para ver si puede dejarlas pasar (...).
Ante estas ocurrencias, que aparecen a miles, el yo ejecutivo adopta una rutina
muy elemental. Las compara con su tabla de evaluación y, en consecuencia, las
bloquea o les permite seguir adelante. Es lo que llamamos decisión (Marina,
2004: 99 y 101).
Ahora bien, hay que entender que las decisiones, como toda conducta humana,
son fruto de los hábitos que hayamos forjado. La comparación a la que en el texto
© WK Educación 249
Bienestar docente y pensamiento emocional
anterior se refiere Marina, se realiza en relación con los valores, los pensamientos,
los sentimientos que tengamos, por una parte, y con los recursos, los patrones de
conducta que hayamos adquirido a través de los hábitos, por otra. Hay que entender
que, en el terreno de la decisión, tan importantes como las propias decisiones son
las acciones de rechazo, de inhibición de conductas que no sean adecuadas para la
situación que estamos manejando.
A la hora de realizar ejercicios sobre toma de decisiones se recomiendan cualquie-
ra de aquellos que vienen reflejados en libros correspondientes a través de los deno-
minados árboles de decisión. Pero es importante que reflexionemos sobre la forma
en la que solemos tomar nuestras decisiones. Para ello, se presenta el ejercicio de la
Tabla VIII.10 en el que sería oportuno anotar algunas decisiones oportunas y otras
que no lo fueron, una vez que ha transcurrido algún tiempo.
250 © WK Educación
Motivación docente
Knight analiza las actitudes del profesorado ante el cambio y propone un conjunto de
variables y su interacción en un cuadro que, como Tabla VIII.11, se reproduce a conti-
nuación. Knight nos presenta cuatro pensamientos y dos actitudes. Los cuatro tipos de
pensamientos son: la falta de confianza en las propias capacidades y recursos; la creen-
cia en la existencia de recursos, pero no de capacidades; la creencia en la existencia de
capacidades, pero no de recursos; y la creencia en la posesión de capacidades y recursos
suficientes. Las actitudes, por su parte, son dos: entender la innovación como positiva o
no. En función de los cruces de estos pensamientos y actitudes Knight determina dife-
rentes conductas: inercia, resistencia, aceptación o adopción del cambio.
© WK Educación 251
Bienestar docente y pensamiento emocional
Sería adecuada una reflexión sobre este cuadro e intentar situarnos en uno de los
cuatro cuadros que se encuentran en la tabla anterior y determinar cuál es nuestra
conducta en relación con los cambios.
3.4. La curiosidad
Esta facultad es desarrollada desde los primeros momentos de la vida del niño y se
acrecienta en especial a lo largo de los primeros años. Sin embargo, la socialización,
primero, y la escuela, después, llegan a domesticarla e incluso a aniquilarla privando
a la persona de su facultad más humana, más racional, más inteligente. Todos re-
cordaremos las machaconas preguntas de los niños pequeños, de sus porqués insis-
tentes e impertinentes. Y todos nos habremos dado cuenta de cómo, cuando somos
mayores, está mal visto preguntar continuamente el porqué de las cosas y cómo los
alumnos dejan de preguntar en clase a partir de los primeros cursos de educación
secundaria.
252 © WK Educación
Motivación docente
© WK Educación 253
Bienestar docente y pensamiento emocional
La curiosidad
Indagar cómo funcionan los electrodomésticos.
Buscar en el diccionario o en internet las respuestas a preguntas
En la vida privada que nos surjan.
Hacernos preguntas cuando vamos por la calle.
Hacernos preguntas cuando vamos de viaje.
Indagar las razones sociales de las leyes educativas.
En la vida profesional Preguntarnos qué es lo que van a hacer nuestros alumnos el fin
de semana.
3.5. La imaginación
¡Qué planeta raro! –pensó entonces. Es seco, puntiagudo y salado. Y los hom-
bres no tienen imaginación. Repiten lo que se les dice... En mi casa tenía una
flor: era siempre la primera en hablar... (Saint-Exupery, 1975: 76).
254 © WK Educación
Motivación docente
La luna tiene dos caras, y cuando no somos capaces de ver la cara oculta, debemos
ser capaces de imaginarla. Las personas dotadas con un alto grado de imaginación y
que no están fuera del mundo, claro, son más felices y obtienen mejores resultados
que aquellos que están faltos de ella.
3.6. La creatividad
© WK Educación 255
Bienestar docente y pensamiento emocional
256 © WK Educación
Motivación docente
© WK Educación 257
Bienestar docente y pensamiento emocional
Fase de realización
Autocontrol
Focalización de la atención
Estrategias
Auto-instrucciones
Imágenes mentales
Auto-observación
Auto-registros
Auto-experimentación
3.8. La intuición
258 © WK Educación
Motivación docente
entienden o no; no hay término medio, como cuando tenemos un problema de mate-
máticas en un examen y pasados diez minutos sin entender nada, en un instante nos
damos cuenta de la solución. Es el ¡eureka! de Arquímedes.
La intuición es algo parecido. Es un pensamiento global, un pensamiento resumen,
un pensamiento construido de muchos otros pensamientos menores extraídos de la
experiencia o el estudio. Y la intuición es el culmen de la profesionalidad, y por ello,
de la profesionalidad docente. La profesionalidad es fruto de un trabajo profesional
continuado. El denominado ojo clínico de un médico es consecuencia de ver y tratar
muchos pacientes, pero sobre todo, de reflexionar sobre la práctica, sobre qué hice
bien y qué hice no tan bien. La intuición, diríamos, es fruto de la metacognición.
Reflexionar sobre lo que uno es y desarrollar la metacognición que conlleva es
un paso necesario pero no suficiente para ser diferente, sea como persona, como
universitario o como profesor. Esto implica compromiso, persistencia, ayuda y,
en muchos casos también, algún cambio en el lugar de trabajo (Knight, 2005:
88-89).
© WK Educación 259
Bienestar docente y pensamiento emocional
260 © WK Educación
Motivación docente
Estos tres procesos componen el pensamiento práctico del profesional que se en-
frenta a las situaciones divergentes de la práctica, en nuestro caso del profesor/
a. Ninguno de estos procesos por separado puede considerarse independiente ni,
por supuesto, suficiente para explicar una intervención eficaz. Por el contrario,
se exigen y complementan entre sí para garantizar una intervención práctica
racional (Pérez Gómez, 1992: 420).
La metacognición
Conocimiento en la acción.
Técnicas pedagógicas usadas en el
aula.
Reflexión en la acción.
Modificaciones sobre la planifica-
ción de aula.
Reflexión sobre la acción.
Actividades de evaluación de la ac-
tividad docente.
En este ejercicio se nos pide que describamos, primero, las técnicas pedagógicas
que con mayor frecuencia utilizamos en el aula; en segundo lugar, las modificaciones
que hacemos sobre la planificación previamente efectuada; y, por último, las activi-
dades de evaluación (reflexión) que hacemos para mejorar las técnicas pedagógicas
en futuras ocasiones.
© WK Educación 261
IX. Conocimiento del otro
(Negu) (Invierno)
Ikus bezat, Yauna, bein ta berriro, Haz que vea, Señor, hoy y mañana,
otalore exiñegona... la temblorosa flor de árgoma...
(Udaberri) (Primavera)
Bekusat sagasti gazte elurgiro, Que vea los copos del joven manzanal
udalên sortoge dana. cuna de la primavera.
Ikus bitzat arako ilusta sallak Que vea aquellas parcelas de trébol
eskuan ditutela ardo txanbillak. ofreciendo jarras de vino.
Entzun bezat iñoizko olerkaria, Que oiga al olvidado poeta
zelaiean baitzun lur-yauregia... en su palacio de tierra en medio del prado.
.
Xabier Lizardi (Urte-giroak ene begian. Paisaje de las estaciones, 1030)
1. INTELIGENCIA SOCIAL
Existen pruebas crecientes de que los sentimientos, junto con los apetitos y las
emociones que con más frecuencia los causan, desempeñan un papel decisivo en
el comportamiento social. En varios estudios publicados a lo largo de las dos últi-
mas décadas, nuestro grupo de investigación y otros han demostrado que cuando
los individuos previamente normales sufren lesiones en regiones cerebrales nece-
sarias para el despliegue de determinadas clases de emociones y sentimientos, su
© WK Educación 265
Bienestar docente y pensamiento emocional
266 © WK Educación
Conocimiento del otro
Goleman, asimismo, señala que existen dos circuitos o vías que son responsables
de la conducta interpersonal:
a) La vía inferior, que guarda relación con los aspectos inconscientes y, por ello,
mucho más rápidos de las relaciones interpersonales y que tienen su sede en
las llamadas neuronas espejo. Tiene que ver con la intuición, con las primeras
impresiones sobre los demás, con esa evaluación rápida que todos hacemos
cuando entramos en contacto con otras personas, conocidas o desconocidas.
Es la responsable de la primera empatía, de esa especie de corriente polarizada
que nos atrae o que nos aleja de los demás sin saber por qué.
b) La vía superior, que tiene relación con los aspectos conscientes de las relacio-
nes interpersonales y que se rige especialmente por la corteza orbitofrontal.
Tiene que ver con el conocimiento, con el sentimiento racionalizado, con la
objetividad, con las segundas impresiones. Es la responsable de la empatía
racional, de esa sintonía que se produce con otras personas fruto del esfuerzo
en el conocimiento y valoración de ellas (Fig. IX.1).
© WK Educación 267
Bienestar docente y pensamiento emocional
El ser humando, nacido para vivir con los hombres, debe conocerlos, decía
Rousseau (1973: 231). El ser humano, afirmaba Platón, es un animal político, Ζοων
πολιτικον. Por ello, el conocimiento de los demás es la puerta para la convivencia.
También los profesores aprenden. Después de pasar años en el aula, después de
encontrarse cara a cara con miles de adolescentes, tienen un sexto sentido res-
pecto a todos los que entran en el aula. Ven las miradas de reojo. Les basta con
olisquear el aire de una clase nueva para saber si es un grupo inaguantable o no
o si es un grupo con el que podrá trabajar. Ven a los chicos reservados a los que
hay que animar a intervenir y a los bocazas a los que hay que hacer callar. Por
la manera de estar sentado un chico, saben si éste va a colaborar o si va a ser
inaguantable. Cuando el alumno se sienta erguido, con las manos juntas ante sí
sobre el pupitre, mira al profesor y sonríe, es buena señal. Si está repantingado,
si saca las piernas al pasillo entre los pupitres, si mira por la ventana, al techo
o por encima de la cabeza del profesor, es mala señal. Prepárate a tener proble-
mas con él (Mc. Court, 2006: 173).
268 © WK Educación
Conocimiento del otro
© WK Educación 269
Bienestar docente y pensamiento emocional
Concepto Valoración
Aptitudes físicas 0-1-2-3-4-5-6-7-8-9-10
Fuerza ++++++++++
Rapidez +++
Resistencia a la fatiga +++++++++++++
Habilidad manipulativa +++++
Precisión (habilidad oculomanual) +++++++++++++++
Apariencia externa
Altura
Peso
Belleza
Estilo de vestir
Coordinación postural
Aptitudes intelectuales
Razonamiento abstracto +++++++++++
Facilidad para el cálculo aritmético +++++++++++++
Aptitud espacial +++++
Fluidez verbal ++++++++
Memoria +++++++++++
Aptitudes académicas
Matemáticas
Lenguaje
Historia y Geografía
Ciencias
Aptitudes artísticas
Música
Dibujo/pintura
Teatro/mimo
Literatura: prosa, poesía
Habilidades teconológicas
Mecánica
Electricidad
Bricolaje
Economía
Habilidades domésticas
Cocina
Plancha
Limpieza
Orden
Compra
Tabla IX.1. Valoración de las capacidades de los demás (Hué, 2007, adaptación).
270 © WK Educación
Conocimiento del otro
Yo no veo la clase como una unidad que está sentada y escuchándome. Hay ca-
ras que muestran diversos grados de interés o indiferencia. Lo que me plantea
un desafío es la indiferencia. ¿Por qué estará ese pequeño desgraciado hablan-
do con ésa cuando podría estar escuchándome a mí? (Mc Court, 2006: 172).
Por otro lado, tenemos que conocer los rasgos de personalidad de nuestros alum-
nos y alumnas. Si la relación con ellos es pequeña como es el caso de los alumnos de
estudios superiores y cursos superiores de secundaria bastará con tener una foto fija.
En cambio, si la relación es mayor, especialmente en educación infantil y primaria,
se propone hacer una evaluación a lo largo del curso en cada uno de los trimestres.
Para ello, podemos utilizar la Tabla IX.2 referida a la evaluación de los rasgos de
personalidad que se contemplan en este método.
En la Tabla IX.2 podemos anotar, bien la puntuación puntual que nosotros es-
timemos en relación con nuestros estudiantes, columna T, bien la evolución que
podamos advertir a lo largo de tres trimestres en nuestros alumnos, columnas 1º, 2º
y 3º. La puntuación iría de 1 a 10 y evaluaría de forma subjetiva el mayor o menor
dominio en la competencia.
© WK Educación 271
Bienestar docente y pensamiento emocional
Ahora bien, si importante es conocer las aptitudes y los rasgos de personalidad de nues-
tro alumnado, más lo es, a la hora de promover la motivación, conocer sus intereses.
Cualquiera que se haya relacionado con niños y sobre todo con adolescentes
sabe que están más interesados en sí mismos, en sus amigos y amigas y en sus
cosas, que en lo que sucede en la escuela (…). Cuando se admite que estos
sentimientos ocupan un lugar en las aulas de modo constructivo se establece un
puente entre el desarrollo personal y el aprendizaje escolar (Cook, 2003: 36).
Los docentes sabemos cumplidamente que hay que tener presente en todo mo-
mento la afirmación de Cook cuando dice que el mayor interés de los alumnos son
ellos mismos. Y esto pasa en todas las edades. En educación infantil, son las nece-
sidades de atención y afecto por parte de los adultos; en educación primaria, es la
posibilidad, el tiempo, el espacio y la compañía adecuada para los juegos; en edu-
cación secundaria, será la necesidad de ser aceptado por parte de sus compañeros y
la posibilidad de iniciar una relación de pareja; y entre los universitarios, además de
los anteriores, será el respeto, el reconocimiento y la posibilidad de emprender un
proyecto profesional de éxito.
272 © WK Educación
Conocimiento del otro
Intereses de …………………….
Plano Deseo Nota
Conocer
Personal Conocer las nuevas aplicaciones de la play-station.
Académico Saber algo más de Napoleón.
Hacer
Personal Manejar la nueva play-station.
Académico Manejar el Word.
Convivir
Personal Quedar con su novio/a.
Académico Relacionarse con sus amigos de clase.
Vivir
Personal Ser libre de sus padres.
Académico Que le dejen hacer lo que quiere en clase
Day (2006), en relación con los intereses de los estudiantes universitarios, señala
que tenemos que ser conscientes de que, en clase, pretenden tener algún tipo de estí-
mulo, es decir, no aburrirse; aprender cosas que sean relevantes para su vida personal
o profesional; que se cumplan las expectativas que presentan al comienzo de sus es-
tudios y que se entienda su dificultad para la transición a la edad adulta, entre otros.
Alonso Tapia (2001: 79-111), por su parte, señala que los alumnos buscan sobre
todo obtener calificaciones positivas; preservar su autoestima e incrementarla si es
posible (muchos alumnos no preguntan para evitar el ridículo); comprender y expe-
rimentar que su competencia aumenta; adquirir conocimientos y competencias rele-
vantes y útiles; conseguir metas externas al propio aprendizaje: títulos, dinero; sentir
que estudian porque lo escogen ellos, no porque se les obliga. Los alumnos, en todo
caso, precisan y buscan la aceptación, atención y ayuda del profesor.
© WK Educación 273
Bienestar docente y pensamiento emocional
Para finalizar este punto se recoge a continuación una apreciación que se nos hacía
a los docentes en el Libro Rojo del Cole de 1984. Sería oportuno hacer una reflexión
y contestar si en general las afirmaciones en él recogidas tienen virtualidad en el
momento presente.
274 © WK Educación
Conocimiento del otro
Podría tener interés que respondiéramos sobre cuántos de estos aspectos de nues-
tro alumnado tenemos conocimiento. Bien es verdad que no se puede comparar un
alumno de infantil con otro universitario, pero en todos los casos es conveniente,
si queremos que éstos incrementen su capacidad de aprendizaje, tener un conoci-
miento de las circunstancias personales del mayor número posible de alumnos.
Como se aprecia en este gráfico, un poco más de la mitad de los docentes encues-
tados considera que los alumnos se esfuerzan poco (57%); una cuarta parte piensa
también que son poco responsables (27%). Sin embargo, muy pocos consideran que
son violentos (9%), poco solidarios (5,3%) y poco sociables (1,1%).
© WK Educación 275
Bienestar docente y pensamiento emocional
3. LA EMPATÍA
Nos dice Damasio (2005) que las investigaciones más recientes en Neurofisiolo-
gía nos indican que esa comunicación íntima entre dos personas, ese reconocimiento
a pesar de los muchos años de separación, como decía Penélope, esos códigos pro-
pios de dos personas, tienen su base en zonas concretas de nuestro cerebro. Parece
ser que cuando una persona que tiene cierto grado de empatía con otra, observa a esta
última sufrir un daño sobre una mano o un brazo, en la primera se activan los mismos
centros nerviosos, por simpatía, que en la segunda.
276 © WK Educación
Conocimiento del otro
La empatía, nos dicen López y otros (2006: 73), es la capacidad de darse cuenta
de lo que las otras personas están sintiendo y compartir estos sentimientos en algún
grado. La empatía desempeña un papel decisivo en las relaciones interpersonales,
profesionales y sociales.
Podemos diferenciar dos tipos de empatía:
a) Empatía cognitiva: es la capacidad para comprender las emociones y senti-
mientos de los demás.
b) Empatía emocional: es la capacidad de vibrar con las emociones de la otra per-
sona. En este caso, estaríamos hablando de un tipo de empatía regido por las
neuronas espejo. Como señalaba Morgado (2007: 150), la empatía no es del
todo completa hasta que el otro siente que tú también sientes lo que él mismo
siente.
López y otros (2006) indicaban que la empatía tiene muchas ventajas para uno
mismo y para el resto de las personas.
Facilita las relaciones laborales y sociales.
Consigue más y mejores amigos.
Ayuda a los demás con mayor eficacia.
Permite pedir y conseguir la ayuda a los demás.
Evita problemas y conflictos.
Ayuda a la gestión de los conflictos.
La empatía, al igual que su carencia, se contagian. Si nosotros, a lo largo del
curso, nos esforzamos en conseguir entender, comprender y atender las emociones
y sentimientos de nuestro alumnado, comprobaremos cómo a lo largo del curso los
propios chicos y chicas incrementarán su capacidad de empatía. Por el contrario, si
nos mostramos distantes, lejanos, cerrados a las emociones y sentimientos ajenos,
veremos cómo nuestro grupo de alumnos incrementa, a lo largo del curso, su incapa-
cidad para la comunicación.
Las personas mayores, al igual que los niños, imitamos las emociones de los que
nos acompañan. El investigador Ulf Dimberg descubrió que, cuando vemos una
cara sonriente o enojada, la musculatura de nuestros rostros tiende a experi-
mentar cambios sutiles en el mismo sentido. La transformación, si bien puede no
resultar evidente, se puede hacer manifiesta mediante el uso de sensores electró-
nicos especiales (Bizkarra, 2005: 25).
En relación con la empatía, Bucay (2002) nos presenta dos cuentos muy aleccio-
nadores. El primero lo titula La esposa sorda. Es una narración que nos recuerda lo
importante que es escuchar. Cuenta que un señor pensó en llevar a su mujer al médi-
co creyendo que estaba sorda. La llamaba repetidas veces y decía que no la oía; sin
© WK Educación 277
Bienestar docente y pensamiento emocional
embargo, lo que ocurría es que ella contestaba, pero él, empecinado en su palabra,
no escuchaba la respuesta de su esposa. El segundo lo titula La tienda de la verdad,
y es una reflexión acerca de que la verdad completa no existe. Cuenta en él que un
hombre, después de mucho buscar, se sorprendió de que realmente existiera la tienda
de la verdad. Una vez en ella y preguntado sobré que tipo de verdad quería comprar,
respondió que quería adquirir la verdad completa. Entonces el dependiente le dijo
que el precio a pagar era que nunca más volvería a estar en paz. En ese momento,
desistió de comprarla.
Albrecht (2007) indica, por su parte, que la empatía se compone de tres elemen-
tos: 1) Atención o reconocimiento de que la otra persona es única; 2) Apreciación,
que es la capacidad de aceptar al otro tal cual es; 3) Afirmación o respeto por su
personalidad aunque no se acepten sus ideas.
4. LA COMUNICACIÓN
Un maestro preguntó: ¿De qué color son las manzanas? La mayoría de los niños
respondió: rojas; algunos dijeron: verdes. Sólo un niño levantó la mano con otra
respuesta: blancas. El maestro explicó pacientemente que las manzanas eran ro-
jas o verdes, y, a veces, amarillas, pero nunca blancas. Sin embargo, el pequeño
insistía. Por fin, dijo: mire en el interior (Bennett-Goleman, 2001: 43).
278 © WK Educación
Conocimiento del otro
© WK Educación 279
Bienestar docente y pensamiento emocional
Modificación de:
– Mensaje Feedback
– Actividades continuo
– Programación
280 © WK Educación
Conocimiento del otro
anterior. Pero en aquellas ocasiones en las que no se den disfunciones graves, debe-
mos reconocer que la responsabilidad de que el mensaje docente llegue al alumnado
reside en nuestra competencia comunicativa, y para conseguirlo la modificación
será el elemento fundamental.
Para conocer nuestro estilo docente en relación con el elemento de la modificación
se presenta el ejercicio recogido en la Tabla IX.6. Este ejercicio sirve para que tome-
mos conciencia de la importancia relativa que tienen para nosotros los elementos de
la comunicación docente. Para ello, debemos valorar con una nota del 1 al 10 cada
uno de los ítems presentados.
Importancia de Nota
Mensaje: estructurar bien el mensaje didáctico.
Ruido: evitar que existan distorsiones en clase.
Código: conseguir utilizar un código comprensible por los alumnos.
Adaptar nuestro mensaje a los conocimientos previos del alumnado.
Adaptar nuestro mensaje a los intereses de nuestros alumnos y alumnas.
Modificar nuestro mensaje en función de la situación real de aula.
Modificar las actividades de enseñanza-aprendizaje en virtud de los intereses del
alumnado.
Modificar la programación de acuerdo a los intereses y conocimientos de los
alumnos.
Para darnos cuenta de la parte de nuestro mensaje que llega a nuestros alumnos y
alumnas, se expresan en la Figura IX.4 los porcentajes que podrían representar cada
una de las fases de la comunicación didáctica.
Lo que quiero decir 100%
Lo que creo que he expresado 90%
Lo que expreso 80%
Lo que oye el otro 70%
Lo que escucha el otro 60%
Lo que interpreta el otro 40%
Lo que creo que ha interpretado el otro 90%
Fig. IX.4. Fases de la comunicación didáctica.
© WK Educación 281
Bienestar docente y pensamiento emocional
a) La comunicación no verbal
La comunicación humana puede ser considerada desde dos puntos de vista: la
comunicación verbal y la comunicación no verbal. Se ha demostrado que esta última
supone dos terceras partes de la comunicación interpersonal. Esto implica que cuan-
do un docente imparte conocimientos en una clase, los mensajes emitidos a través
de su cuerpo son más importantes que el conjunto de las palabras que pronuncia. Por
esta razón, los docentes debemos incidir en gran manera sobre nuestra comunicación
no verbal, porque, además, su evaluación es difícilmente conocida por nosotros. Bás-
tenos recordar que muchas veces no nos reconocemos en fotos que nos han sacado,
en vídeos en los que aparecemos, o como nos cuesta identificar nuestro timbre de voz
en grabaciones que oímos en un magnetófono o en el móvil. En muchas ocasiones
nos cuesta creer que esa imagen o esa voz nos corresponden.
Por otro lado, tampoco conocemos de forma suficiente cuáles son los pequeños
movimientos de nuestra cara que conforman nuestra expresión, o cuáles son los mo-
vimientos de cabeza, brazos, manos, tronco o extremidades inferiores cuando da-
mos las clases. Sin embargo, nuestros alumnos y alumnas pueden hacer de nosotros
una descripción fidedigna de todos ellos, ya que son muchas las horas que pasamos
delante de ellos, veinticinco, treinta, o más de cien alumnos, en el caso de la uni-
versidad. Ellos, nuestros alumnos son capaces de hacer de nosotros una caricatura,
bien dibujada, sobre las expresiones que ponemos en clase, o bien de nuestros mo-
vimientos, a través de imitaciones que nosotros podemos descubrir algunas veces en
los pasillos o en el recreo.
Para mejorar nuestra comunicación no verbal se sugiere que hagamos ejercicios
en privado, o en grupos de dos o más personas, si es posible, ayudándonos de ins-
trumentos electrónicos como las grabadoras de voz o las cámaras de vídeo. Tenemos
que aprender a identificar nuestras muletillas, aquellas palabras, pero sobre todo,
aquellos gestos de los que nos valemos para apoyar nuestras ideas, nuestras palabras,
nuestras afirmaciones. En la Tabla IX.7 se presenta un ejercicio para que analicemos
solos o en grupo cuáles son las actitudes físicas que utilizamos con más frecuencia.
La frecuencia la podríamos valorar con un número entre el 1 y el 10. Se han dejado
algunas líneas en blanco porque esta tabla, a pesar de ser extensa, no representa la
cantidad de matices de expresión y movimiento que nuestros alumnos conocen de
nosotros.
282 © WK Educación
Conocimiento del otro
Expresiones Frec.
Expresiones de la cara
- Subir las cejas.
- Parpadear frecuentemente.
- Sonreír.
- Clavar la mirada.
- Bajar la mirada.
Expresiones de la cabeza
- Echar la cabeza hacia detrás.
- Balancear nuestra cabeza de un lado a otro.
- Balancear nuestra cabeza de delante atrás.
- Inclinar la cabeza hacia un lado.
© WK Educación 283
Bienestar docente y pensamiento emocional
En este sentido, cuentan Soler y Conalga (2004) que Bergman, Ullman y Woody
Allen quedaron a comer. Estuvieron tres horas sin hablarse. Luego se llamaron co-
mentando lo agradable de la comida, de estar juntos, y de la gran comunicación que
hubo. La comunicación, claro, no necesita palabras.
%
Postura abierta
Manos abiertas, palmas hacia arriba.
Apertura media de los brazos.
Sinceridad
Mirar a los ojos, mantener la mirada.
Mostrar las palmas de las manos.
Postura cerrada
Brazos cruzados sobre el pecho.
Hablar detrás de la mesa del profesor.
Seguridad, confianza
Mirada fijamente suave en los ojos.
Manos en las caderas y codos hacia atrás.
284 © WK Educación
Conocimiento del otro
Inseguridad
Taparnos la boca con la mano.
Manos cruzadas detrás de la espalda.
Puños cerrados.
Nerviosismo
Hablar muy deprisa.
Moverse mucho sentado o de pie.
Rascarse la nariz.
Carraspear.
Necesitar de un lápiz u algo en las manos.
Acogida, invitación
Estando las manos medio cerradas, abrirlas suave-
mente en dirección al alumno.
Mirarlo con suavidad y con asentimiento de cabeza.
Iniciar una suave sonrisa.
Aburrimiento y cansancio
Bostezo.
Mirada perdida.
Falta de tono en la voz.
Mirar repetidamente el reloj.
Autoritarismo
Indicar moviendo el dedo índice.
Mirada fija, mantenida y persistente.
Desacuerdo o rechazo
Abrir las palmas de la mano hacia abajo.
Negar con movimientos de cabeza.
Alejarse de los alumnos.
Alegría
Sonrisa abierta.
Risas y movimientos de cabeza.
Apertura de las manos con las palmas hacia arriba se-
parándolas del cuerpo.
© WK Educación 285
Bienestar docente y pensamiento emocional
vés de las palabras mayoritariamente, pero nosotros, que en eso no somos menos
listos que nuestros alumnos, descubrimos, a través de la comunicación no verbal,
una gran cantidad de datos que sus palabras no nos transmiten. Por este motivo, será
bueno que acrecentemos nuestra capacidad para descubrir los mensajes que conti-
nuamente nos envían a través de sus expresiones y movimientos.
En tal sentido vamos a hacer un ejercicio parecido al anterior pero, en este caso,
referido a las expresiones y movimientos de nuestros estudiantes y alumnos. Está
claro que no podemos hacer una ficha de cada uno de los alumnos, pero sí que
podemos hacerla sobre la frecuencia con que ellos lo hacen de forma mayoritaria.
No obstante, no estaría mal que algún día recogiéramos los datos de algunos de los
alumnos más significativos, como pueda ser el caso del líder o del grupo de amigos
y amigas de éste/a. La técnica de este ejercicio será como en el caso precedente al
anterior, valorar con una nota de 0 a 10 la mayor frecuencia de este tipo de expresio-
nes o movimientos.
Expresiones Frec.
Expresiones de la cara:
- Subir las cejas.
- Parpadear frecuentemente.
- Sonreír.
- Clavar la mirada.
- Bajar la mirada.
Expresiones de la cabeza:
- Echar la cabeza hacia detrás.
- Balancear nuestra cabeza de un lado a otro.
- Balancear nuestra cabeza de delante atrás.
- Inclinar la cabeza hacia un lado.
286 © WK Educación
Conocimiento del otro
Por otro lado, sería conveniente que incrementásemos la capacidad que tenemos
para comunicarnos sólo con la mirada, sólo con la expresión de nuestra cara, sólo
con la posición de nuestros brazos, sólo con la expresión de nuestras manos, o sólo
con nuestra postura en clase. Al mismo tiempo, sería oportuno que incrementásemos
la capacidad que tenemos para apreciar los mensajes que los alumnos nos transmiten
sólo con su mirada, sólo con su cara, sólo con sus brazos, sólo con sus manos o con
su postura.
b) La comunicación verbal
Las técnicas de comunicación verbal están más extendidas y, por ello, no vamos
a insistir de forma importante en este punto. Molinar y Velázquez (2004: 82) nos
señalan algunos puntos para mejorar la comunicación verbal en el aula.
Aprender a escuchar.
Dar valor a nuestras palabras.
© WK Educación 287
Bienestar docente y pensamiento emocional
Por otra parte, existe una técnica muy útil para ser utilizada en clase, especial-
mente cuando los alumnos no quieren participar, que es la técnica del alarga-
miento del discurso y que se presenta en la Tabla IX.10. Esta técnica se usa para
conseguir que los alumnos que hacen una leve intervención en clase aumenten su
participación. Para conseguir que un alumno que no habla en clase aprenda a ha-
cerlo tenemos que motivar y fomentar su autoestima, su asertividad y desarrollar
sus habilidades sociales, además de conseguir motivarlo por medio de las activi-
dades que se realizan en el aula. Para ello, tenemos que estar muy atentos a sus
intereses, a sus relaciones, a sus inquietudes, y debemos huir de acciones como di-
rigirnos a él haciéndole preguntas, recriminándole su actitud pasiva o animándolo
a que participe. Cuando una persona se cierra, sólo podemos esperar a que por ella
misma se abra. Ahora bien, en el momento en que ese alumno, aunque sea de una
forma muy limitada, ha hablado, preguntado o participado de una forma positiva,
claro está, en ese momento, una vez que lo hemos reforzado con nuestra acogida,
buenas palabras y actitud positiva, podemos utilizar la técnica de alargamiento del
discurso.
288 © WK Educación
Conocimiento del otro
Preguntas de apertura:
Preguntas centrales:
- ¿Cómo resolverías...?
- ¿En qué parte del tema fundamentas esa opinión?
- ¿Con qué otros contenidos relacionarías este concepto, teoría, perspectiva...?
- Si tuvieras que explicar este contenido a un compañero, ¿qué elementos destacarías?
- ¿Qué vas a hacer adicional, diferente, de lo que estás haciendo hasta ahora en la asigna-
tura?
Preguntas de cierre:
Tabla IX.11. Preguntas para favorecer el diálogo (extraídas de Benito y Cruz, 2005: 81-82).
© WK Educación 289
Bienestar docente y pensamiento emocional
bueno que se ayude de esquemas, gráficos y dibujos, lo mejor realizados que puedan
hacerse. Y, sobre todo, no debe hablarse mientras escribimos en ella, pues damos la
espalda a los alumnos. La pizarra, así utilizada, será siempre ese instrumento cálido,
cercano, que facilita el uso de la palabra y que, además, puede ser utilizada por el
docente y el alumno.
El retroproyector
Este instrumento, innovador en los años 80, está cayendo en desuso hoy por la
influencia del ordenador. Sin embargo, a pesar de ser hoy el instrumento con menor
proyección didáctica, es un elemento más para hacer amena la clase. Además, hoy,
las transparencias pueden ser imprimidas a través del ordenador y en color. No olvi-
demos que la flexibilidad de alterar el orden de las transparencias es total, por encima
del uso que podamos hacer del powerpoint. Respecto a su uso, podemos hacer las
mismas recomendaciones que sobre el uso de la pizarra: claridad, orden, amenidad.
El cañón-proyector
En los últimos años no existe conferencia, charla o muchas de nuestras clases en
las que no se utilice el cañón-retroproyector unido al ordenador portátil, en la con-
fianza de que el uso de esta tecnología es suficiente para conseguir la motivación y
la atención del alumnado. Lejos de esa creencia, podemos decir que el uso exclusivo
o repetitivo del powerpoint no obtiene más motivación que el uso de una monótona
palabra. El powerpoint es un instrumento, pero sólo eso. La comunicación es reali-
zada por el orador, el ponente, el docente, el profesor, la persona. Las diapositivas
que se utilicen deben ser pocas, claras, esto es, con poca información, ayudadas de
ejemplos, fotografías, vídeos, sonido, internet, siempre sin sobrecargar; sobre todo,
el docente no puede limitarse a leer lo que está escrito en cada una de ellas.
La pizarra digital
La pizarra digital es una pantalla sobre la que se proyecta el PC del profesor. Tiene
la misma utilidad que la técnica del cañón-proyector con la versatilidad que le da un
ordenador conectado a la red de internet. Sin embargo, su uso se asocia a los Tablet
PC, pequeños ordenadores personales que tienen todos o casi todos los alumnos y
que tienen la virtualidad de que su pantalla puede girarse de forma que el ordenador
queda cerrado con la pantalla a la vista. Sobre ella los alumnos pueden realizar sus
trabajos, bien en el modo de teclado virtual que aparece en la pantalla, bien en el
modo lápiz, que consiste en un instrumento parecido a un lápiz que sirve de puntero
para escribir, como si de un bolígrafo se tratase, sobre la pantalla. La ventaja de esta
tecnología es que el profesor o el maestro puede dar entrada a cada alumno sobre la
pantalla general. No obstante, las técnicas de comunicación escrita guardan las mis-
mas reglas que las tecnologías anteriores, esto es, claridad, brevedad y motivación.
290 © WK Educación
Conocimiento del otro
En resumen, podríamos decir que el mejor de los instrumentos que tiene el docen-
te a su servicio es él mismo, su palabra, su actitud. Los docentes podemos ayudarnos
de instrumentos que utilicen la palabra escrita, como la pizarra, el retroproyector o
el powerpoint, o la pizarra digital, pero usándolos poco, utilizando varios de ellos
alternativamente, encendiendo y apagando las luces pocas veces, y sobre todo, con
confianza en nosotros mismos, y con dominio profesional de la comunicación en
el aula. En ningún caso estos instrumentos son una sustitución del docente, sino un
apoyo, una mejora, en su expresión escrita.
Los modos de comunicación guardan relación con las actitudes con las que nos
comunicamos. Tienen que ver con las formas de poder desde las que establezcamos
la relación con los alumnos. El poder es una forma de relación que se manifiesta no
sólo desde una posición derivada de un estatus otorgado, como pueda ser la autori-
dad del profesor, sino con la forma de pensar la relación entre las personas. El poder
puede, de este modo, ser atribuido tanto al que comunica, el docente, como al que
recibe el mensaje, el alumno, o bien puede ser compartido. Y, además, para ello no
es necesario que existan tarimas, ni distancias, ni vestimentas diferentes, sino una
forma de pensar al otro.
López, Carpintero, Campo, Soriano y Lázaro (2006: 78) afirman que los seres
humanos nos podemos comunicar de muchas maneras. Una de ellas es el estilo aser-
tivo: es un modo adecuado de comunicarnos y defender nuestros derechos. Pero tam-
bién hay modos inadecuados de comunicarnos con los demás: el estilo manipulador:
las personas con un estilo de comunicación agresivo. O el estilo tímido.
© WK Educación 291
Bienestar docente y pensamiento emocional
Si unimos esta clasificación con la teoría del poder que hemos indicado con ante-
rioridad tendremos tres grupos:
a) Tímidos. Son aquellas personas que en la comunicación entienden que el po-
der se encuentra en los otros. Sería la situación de aquellos docentes que ini-
cian su andadura y, también, por qué no, de muchos de nosotros, docentes con
mucha experiencia, pero en situaciones en las que no contamos con toda la
seguridad necesaria para enfrentarnos a un público desconocido; por ejemplo,
en una conferencia ante muchas personas, un debate público, o ante los me-
dios de comunicación. La efectividad de la comunicación en este caso es muy
baja, dado que la mayor parte de la energía se dedica a acciones de defensa, a
mirar o evitar mirar a aquellas personas que no piensan como nosotros, a re-
estructurar el discurso porque pensamos que no nos están entendiendo, u otras
acciones que nos desgastan inútilmente.
b) Agresivos y manipuladores. Son dos formas de abordar el poder en la co-
municación desde el pensamiento de que nosotros tenemos el poder y que
debemos, por ello, imponerlo a los demás. En este caso existen dos formas
de utilizarlo: una es la agresión sobre el otro; ésta se produce cuando adop-
tamos en clase actitudes autoritarias, cuando no permitimos que los alumnos
expresen sus opiniones o intereses, cuando impedimos su participación en
el desarrollo de la clase, etc. La otra es la manipulación. Esta actitud se basa
también en la concepción de que nosotros tenemos el poder y que debemos
conservarlo e incrementarlo a partir del asentimiento, de la voluntad y de la
acción de los demás. Se da esta actitud cuando queremos imponer nuestras
opiniones e intereses con los alumnos valiéndonos de sus intereses y valores.
Cuando hacemos valer la autoridad del profesor para conseguir su aquiescen-
cia, cuando utilizamos ejemplos próximos a sus intereses con el fin de que
acepten nuestras ideas u opiniones y siempre en nuestro solo provecho. Estos
dos modos de comunicación también son poco eficaces, pues aunque en un
primer momento parece que hemos llegado a convencerlos, e incluso hemos
logrado que coloquen nuestra opinión en los exámenes, a poco que indague-
mos nos daremos cuenta de que lejos de conseguir un cambio cognitivo en la
línea que nosotros deseábamos, hemos logrado por el contrario una oposición
intelectual y, muchas veces, el odio por la asignatura.
c) Asertivos. El conocimiento y la valoración de los demás no están reñidos con
la valoración personal y con un estilo asertivo en la comunicación
Para ser eficaces socialmente debemos propiciar un modo asertivo de defender
los propios intereses, formulados de una manera directa, honesta y con autocon-
trol emocional y evitar que los demás se sientan molestos (López, Carpintero,
Campo, Soriano y Lázaro, 2006: 78).
292 © WK Educación
Conocimiento del otro
29. Porrit L. (2000: 68): Interaction Strategies Londres: Churchil Livingstone. Citado en Cox,
Stephen y Heames, Ruth.
© WK Educación 293
Bienestar docente y pensamiento emocional
5. ANÁLISIS SOCIAL
294 © WK Educación
Conocimiento del otro
cio del petróleo y de las materias primas serán sin duda decisivos en el acontecer
del siglo XXI y pueden condicionar los presupuestos que los Estados dediquen a
la educación.
La inmigración es otro de los fenómenos de este siglo XXI en nuestro país y que,
de forma particular, está incidiendo sobre la enseñanza. Más en el sur que en el norte,
más en el este que en el oeste, pero poco a poco, curso a curso, en todas las zonas de
nuestra geografía advertimos un crecimiento muy importante de alumnado que pro-
cede de otros países, culturas y religiones. Los acontecimientos de hace unos pocos
años en la periferia de París son una muestra de las tensiones sociales que la segunda
generación puede provocar, si no se dan las condiciones adecuadas de integración
social, y en esto, la institución escolar, tiene mucho que decir.
Y, finalmente, están las tendencias sociales que tienen que ver con la educación en
nuestro país. Tendencias sobre la selección, formación y reciclaje del profesorado; la
mayor o menor relevancia de unos niveles u otros, como pueda ser la formación pro-
fesional y la universidad; la extensión o acortamiento de la enseñanza obligatoria;
la apertura de nuevos centros educativos; la mayor o menor similitud en las condi-
ciones de trabajo en la enseñanza pública y privada; la mayor o menor participación
de las familias; las enseñazas bilingües o trilingües; la aplicación de las tecnologías
de la información y la comunicación; la relación e implicación del mundo laboral,
© WK Educación 295
Bienestar docente y pensamiento emocional
etc. son otras tantas líneas de modificación sustanciales para el quehacer diario de
los docentes.
Pero, si importante para nosotros son las tendencias profesionales, no lo son me-
nos las tendencias que nos afectan en lo personal. El tener una información precisa
y anticipada puede ayudarnos en la compra de una primera o una segunda vivienda;
en la decisión de una jubilación anticipada; en la oportunidad de llevar a cabo activi-
dades económicas, profesionales, académicas, culturales, sociales o recreativas con
una mayor satisfacción personal.
En definitiva, para los docentes con un alto nivel de competencia emocional, la
visión profesional y personal no puede quedar reducida al aula, al departamento, al
centro, sino que debe extenderse tanto como sea posible ayudándonos a conocer las
mejores oportunidades para obtener éxito en lo personal, profesional o social. Así,
para desarrollar esa capacidad se propone el ejercicio recogido en la Tabla IX.12 en
el que deben analizarse las tendencias en los próximos cinco o diez años.
Tendencias sociales
Tendencias sociales
Tendencias económicas
Tendencias en la educación
296 © WK Educación
Conocimiento del otro
alumnos que hacerlo en pequeños grupos de dos o de tres. Ahora bien, la homogenei-
dad no alcanza a todos, y esto lo estamos comprobando en nuestra escuela de hoy, a
la que llegan muchos inmigrantes desconocedores de la lengua castellana, catalana,
vasca o gallega; en los alumnos que no tienen los conocimientos mínimos para seguir
la enseñanza de nuestra área o asignatura; en el alumnado con necesidades educati-
vas especiales, o entre los alumnos desmotivados denominados objetores escolares.
En todos estos casos, no sirve el igual para todos. Pero, además, la homogeneidad,
la igualdad, no permite la creatividad, el progreso. La ciencia, la técnica, la cultura,
la tecnología han nacido precisamente de la heterogeneidad. Los pueblos, especial-
mente aquellos que se encuentran a la orilla del mar o en los cruces de caminos, se
han desarrollado más y mejor gracias a las opiniones diferentes, e incluso contrarias,
de otras personas llegadas de otras culturas y religiones. Imaginemos un alfabeto
con solo tres letras: la A; la P; y la R. Veremos el reducido número de palabras que
podemos construir sólo con estas tres letras. La consecuencia es clara: no tendríamos
la capacidad de comunicación que poseemos. O imaginemos una escala musical con
tres notas, o una paleta de pintor con tres colores; seguro que no tendríamos las obras
que disfrutamos de Beethoven, ni las pinturas de Velázquez.
Desde esta perspectiva, un docente con un alto grado de desarrollo del pensamien-
to emocional será capaz de aunar homogeneidad y heterogeneidad. En una escuela
tan multicultural como la nuestra, los docentes deberíamos aproximarnos a las dife-
rentes culturas de nuestros alumnos para entenderlos, para integrarlos. Sería opor-
tuno pasar de una escuela multicultural a una escuela intercultural, de una escuela
en la que se encuentren juntos alumnos de diversas culturas, religiones y etnias, a
una escuela en la que consigamos interacciones de valor entre ellas. Y decimos de
valor, ya que en el encuentro de personas de diferentes formas de pensar podemos
encontrar varias situaciones.
Gimeno Sacristán30, que es una de la personas que más han estudiado el tema de
la igualdad y diversidad en las aulas, proponía con un dibujo las diferentes actitudes
con que la institución escolar, colegios, institutos y universidad, debe afrontar el
hecho diferencial (Fig. IX.5).
© WK Educación 297
Bienestar docente y pensamiento emocional
Diversidad
y desigualdades fácticas
Decía Gimeno Sacristán que podemos encontrar tres tipos diferentes de diversi-
dad. En primer lugar, la diversidad que él denomina desigualdad fáctica, que agrupa,
a su vez, dos tipos de diversidades: una diversidad a suprimir, que es aquella que
nace de la desigualdad de oportunidades por razones físicas o medioambientales; y
otra diversidad a respetar, que es aquella que el alumno trae a la institución escolar,
como la raza, la religión o la cultura, que debe ser respetada, integrada y valorada.
Pero nos indica que existe también una diversidad a generar y que consiste en conse-
guir que cada uno de nuestros alumnos, de nuestros estudiantes sea único, diferente,
diverso.
Es bien cierto que atender a la diversidad de los alumnos es una tarea muy com-
plicada y que requiere un gran esfuerzo, por lo menos al principio. Y decimos
por lo menos al principio, porque se ha comprobado que la atención a la diver-
sidad, una mayor atención a las necesidades emocionales de los alumnos, hace
más fáciles a la larga las tareas de enseñanza del profesorado y de aprendizaje
de los alumnos (Hué, 2004: 170).
Por otro lado, tenemos que recordar que no toda diversidad es adecuada. Existen
costumbres en determinadas culturas que no se ajustan a la declaración de los dere-
chos del ser humano y que la institución escolar no debe ni puede permitir. Tal es el
caso de la ablación del clítoris o las acciones violentas llevadas a cabo por bandas
298 © WK Educación
Conocimiento del otro
como los skinheads. Los docentes ante estos casos no podemos ni debemos perma-
necer al margen y debemos intervenir.
Dado que la verdadera aceptación de la diversidad del otro sólo se realiza cuando
somos capaces de encontrar beneficios en ideas o acciones en su pensamiento o ac-
tividades, para desarrollar esta actitud de apertura ante otras culturas se presenta un
ejercicio en el que se nos pide encontrar beneficios que se deriven para nosotros de
la convivencia con personas de otros grupos culturales (Tabla IX.13).
Grupos Beneficios
Iberoamericanos
Este de Europa
Musulmanes
Asiáticos
© WK Educación 299
X. Valoración de los demás
Dóna’m la mà que anirem per la riba Dame la mano que iremos por la orilla
ben a la vora del mar junto a la orilla del mar
bategant, palpitante,
tindrem la mida de totes les coses tendremos la medida de todas las cosas
només en dir-nos que ens seguim amant. solamente diciéndonos que nos seguimos amando.
Les barques lluny i les de la sorra Las barcas a lo lejos y las de la arena
prendran un aire fidel i discret, adoptarán un aire fiel y discreto,
no ens miraran; no nos miraran;
miraran noves rutes mirarán nuevas rutas
amb l’esguardad lent del copsador discret. con la mirada lenta del buscador distraído.
ens portaran la salabror que amara, nos traerán la sal que empapa
a l’amor, tota cosa proa del mar: al amor, todo proa del mar:
i jo, aleshores, besaré ta galta; y yo, entonces, besaré tu mejilla;
i la besada ens durà el joc d’amar. y el beso nos traerá el juego de amar.
Dóna’m la mà que anirem per la riba Dame la mano que iremos por la orilla
ben a la vora del mar junto a la orilla del mar
bategant, palpitante,
tindrem la mida de totes les coses tendremos la medida de todas las cosas
només en dir-nos que ens seguim amant. solamente diciéndonos que nos seguimos amando.
Dóna’m la mà
Joan Salvat Papasseït
© WK Educación 303
Bienestar docente y pensamiento emocional
La base de la valoración del otro se encuentra en las neuronas espejo, como veía-
mos en el capítulo anterior. Estas neuronas nos permiten comunicarnos íntimamen-
te con nuestros alumnos; íntimamente significa comunicarnos desde la valoración,
desde la consideración de nuestros alumnos y alumnas como personas que poseen
capacidades importantes para ellos y también para nosotros.
Las emociones y los sentimientos se contagian. Por eso nuestra estabilidad emo-
cional depende en buena parte de las relaciones que establezcamos con los de-
más. Podríamos deducir que en función de cómo escojamos nuestras relaciones
tendremos más posibilidades de contagiarnos en un sentido o en otro (Soler y
Conalga, 2004: 61).
304 © WK Educación
Valoración de los demás
Sí, aprovecharnos. Porque nadie que no otorga provecho a una relación tiene en
cuenta tal relación. Cuando decimos aprovecharnos de nuestros alumnos significa
que en la relación con ellos nosotros encontramos algún beneficio para nosotros, no
un beneficio material, pero sí un beneficio psicológico. Su aceptación, su valoración,
su comprensión, e incluso su cariño, serán un gran beneficio para nuestra autoestima
profesional y personal. Sin embargo, si establecemos con nuestros alumnos relacio-
nes forzadas, relaciones que no nos agradan porque pensamos que ellos nunca nos
podrán dar nada a cambio, comprobaremos con facilidad cómo dichas relaciones
se vuelven tensas, alejadas y, en ocasiones, agresivas. Las personas reaccionamos
según lo que se nos otorga: si se nos entrega desconfianza, actuaremos con descon-
fianza, mientras que si se nos da confianza, respeto, valor, responderemos con estas
mismas actitudes.
– Adiós – dijo el zorro. He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con
el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos (Saint-Exupéry, 1975: 87).
Soler y Conalga (2004) nos recomiendan utilizar las siete leyes de la gestión eco-
lógica de las relaciones, un conjunto de estrategias ecológicas para alcanzar el éxito.
Estas leyes son: 1) la ley de la autonomía, que señala que si nos ayudamos a nosotros
mismos, comprobaremos cómo los demás nos ayudan; 2) la ley de la prevención de
dependencias, que indica que no debemos hacer por los demás aquello que ellos son
capaces de hacer por sí mismos. Esto mismo también nos lo decía María Montessori
cuando señalaba que toda ayuda de más dada a un niño, lejos de ser un apoyo, se
convertía en un retroceso para su desarrollo y maduración; 3) la ley del boombe-
rang o de la correspondencia, que muestra que las acciones realizadas a los demás,
adecuadas o inadecuadas, agradables o desagradables, vuelven al cabo del tiempo a
nosotros mismos; 4) la ley del reconocimiento de la individualidad y la dependencia,
que marca que los demás son personas diferentes de nosotros y por ello tienen gustos
y valores diferentes de los nuestros. En tal sentido, debemos huir siempre de hacer
a los demás aquello que nos gustaría que nos hicieran a nosotros mismos. Los otros,
los alumnos, nuestros compañeros, amigos, pareja, tienen sus gustos personales, sus
© WK Educación 305
Bienestar docente y pensamiento emocional
ideas propias, sus propios intereses. Muchas veces nos empeñamos en que reciban
con gusto las palabras, las opiniones, los consejos, los regalos que nos gustaría reci-
bir. Sin embargo, una vez más, la realidad se impone y lo que para nosotros está lleno
de valor, para los que nos rodean puede ser que no represente lo más mínimo en su
vida; 5) la ley de la moralidad natural, que viene a decir lo contrario. No debemos
hacer a los otros aquellos que no nos gustaría que nos hicieran a nosotros. Lógica-
mente, se refiere a actuaciones negativas que nos molestan y que debemos evitar
realizar con los demás; 6) la ley de la aplicación previa, que supone que deberíamos
aplicarnos a nosotros la opinión, la acción, la actividad que queremos aplicar a los
demás. Si así lo hiciéramos, con toda probabilidad eliminaríamos muchas actuacio-
nes que perjudican a quienes nos rodean; pero Soler y Conalga nos recomiendan
también que apliquemos 7) la ley de la limpieza de relaciones. Esta ley determina
que al igual que hacemos en casa, en el centro, en nuestro despacho, tendríamos
que eliminar todas aquellas cosas y relaciones que no son eficaces, bien porque no
hacemos uso de ellas, bien porque son insanas para nosotros. La ecología emocio-
nal, basada en la inteligencia emocional, no supone aceptar todo tipo de relación, ni
mantener indefinidamente aquellas relaciones que no nos son útiles a partir de algún
momento determinado. Estas leyes las iremos desmenuzando a continuación en los
diferentes apartados de este capítulo.
1. LA AFABILIDAD
Conté a mis clases que estaba tan inseguro acerca de ejercer la enseñanza, que
había pensado en pasarme sencillamente el resto de mi vida en los almacenes
portuarios, sería el pez grande de un estanque pequeño (Mc Court, 2006: 73).
306 © WK Educación
Valoración de los demás
1.1. El enfado
Dicen que cuando se sentía ofendido, su opción de réplica era escribir una carta
mordaz. Pero Twain guardaba esta carta en el bolsillo de su abrigo durante tres
días. Si pasados estos tres días aún seguía enojado, la echaba al correo (Soler
y Conalga, 2004: 79).
Enfadarse con otras personas es una acción que realizamos todos con frecuencia,
seamos o no docentes. El enfado es algo inherente al ser humano como reacción
al hecho de advertir que los demás no están de acuerdo con nuestras opiniones,
que tienen valores diferentes, o que actúan de un modo que no nos agrada. El en-
fado personal, veíamos en el capítulo correspondiente al control emocional, puede
controlarse, podemos llegar a dominarlo, al menos, en algún grado. Pero, ¿qué es
el enfado?, ¿por qué se da?, ¿debemos controlarlo?, y si debemos hacerlo, ¿cómo
podemos controlarlo?
Entre otras cosas, nunca castigamos. Nunca reñimos a nadie con la esperanza
de reprimir o eliminar un comportamiento indeseable (Skinner, 1974: 123).
Cuenta Mc Court (2006) cómo en su primer día de clase, durante una discusión
entre varios de sus alumnos, le llegó junto a sus pies, lanzado, un bocadillo. Y señala
que ante este hecho, para el que no había sido preparado en sus estudios superiores
en la Universidad de New York, decidió quitarle el envoltorio y comérselo. Con esta
acción descolocó a unos alumnos acostumbrados a un esquema autoritario y formal
de disciplina y pudo establecer una relación menos formal con ellos, consiguiendo,
de este modo, una mejor aceptación por parte de ellos.
© WK Educación 307
Bienestar docente y pensamiento emocional
Con el alumnado
Con compañeros
Con la Administración
Conocer las causas de nuestro enfado puede favorecer nuestra disposición a con-
trolarlo. Pero la tercera pregunta era: ¿debemos controlar nuestros enfados? La res-
puesta es evidente: sí.
Sí, y no porque esté bien visto, porque es una norma social: no. Sí por favore-
cernos a nosotros mismos. Ya decíamos en el capítulo correspondiente al control
emocional que el descontrol supone un consumo de energía que debe restarse de otro
tipo de actividades. Si nos enfadamos, si perdemos los nervios, si permitimos que el
cortisol aumente su presencia en nuestro torrente sanguíneo, estaremos consumiendo
una energía que podríamos dedicar a cómo resolver el problema que se nos acaba
de presentar. Así, por ejemplo, puedo contar una anécdota ocurrida hace bien poco
tiempo. Era el mes de junio y en clase hacía calor, por lo que la ventana más próxi-
ma a mi posición como profesor se encontraba abierta. Me encontraba explicando
un tema en la pizarra cuando advertí que cuatro o cinco chicos se asomaron por la
ventana intentando interrumpir la clase. Está claro que me enfadé. Y está claro que se
dio un aumento de cortisol en mi sangre y en la de todos mis alumnos. Sin embargo,
en lugar de reprenderlos o contestarles, supe controlar la situación y continué dando
la explicación sobre la pizarra, al principio de espaldas a la ventana, y luego como
mirándolos, pero sin hacerles caso. Evidentemente, la explicación no fue tan acerta-
da como en otros momentos, sin embargo, pasados tres o cuatro minutos, aquellos
chicos se dieron cuenta de que no podían interrumpir la clase y se marcharon. ¿Qué
hubiera ocurrido de haberles hecho caso? Con toda probabilidad nos hubiéramos
enfrentando, nos hubiéramos acalorado; ellos habrían conseguido su objetivo, inte-
rrumpir la clase; y nosotros habríamos tenido que suspenderla. Por este motivo, ante
la pregunta ¿es adecuado controlar nuestro enfado como docentes?, la respuesta es sí,
y en todo momento. Con el control conseguido en la anécdota anterior se consiguie-
ron tres objetivos: que la clase continuara, con beneficio para los alumnos; que ellos
308 © WK Educación
Valoración de los demás
se dieran cuenta de que no molesta el que quiere, sino el que puede; y para mí mismo
hubo también un gran beneficio: reduje los niveles desagradables de cortisol y pude
continuar con la clase que estaba dando, aumentando, también, la autoestima.
La última de las preguntas que nos estábamos haciendo ya ha sido contestada tam-
bién. Ante una situación estresante por parte de otras personas, alumnado, compañe-
ros, familias, debemos mantener la calma, desarrollando el control físico, y después,
cambiar nuestros pensamientos negativos por otros positivos a través del control
mental, según señalábamos en el capítulo correspondiente. Frente al pensamiento
negativo: ¡Estos desgraciados van a impedir que siga con la clase!, se estableció un
pensamiento positivo: ¡A pesar del esfuerzo suplementario que me está costando,
voy a continuar con la explicación y conseguiré que dejen de molestar! Efectiva-
mente, así es como ocurrió.
En el desarrollo de la competencia emocional afabilidad existen también aspec-
tos, como el uso de los piropos, la sonrisa o las caricias, que nos ayudarán en su
desarrollo.
1.2. La sonrisa
© WK Educación 309
Bienestar docente y pensamiento emocional
nuestro cuerpo es continuamente evaluada por aquellos que son los destinatarios de
nuestro servicio. Pero hay que añadir un elemento más, y es que, a diferencia de otras
profesiones, nosotros somos evaluados por los mismos destinatarios a lo largo de
nueve meses de curso por lo menos. Esto hace que la expresión, lo veíamos cuando
hablábamos de la comunicación, es esencial para nuestra aceptación por parte de los
demás, y una herramienta decisiva en la valoración que hagamos de los alumnos.
Una sonrisa falsa, la que uno pone por razones de orden social, sólo moviliza
los músculos cigomáticos del rostro, los que al hacer retroceder los labios, des-
cubren los dientes. Por el contrario, una sonrisa verdadera moviliza además los
músculos que rodean los ojos. Pues éstos no pueden contraerse voluntariamente,
es decir, mediante el cerebro cognitivo (Servan-Scheiber, David, 2004: 43).
La sonrisa abre todas las puertas. Todos nosotros podríamos hacer una clasifica-
ción de nuestros profesores en dos categorías: los alegres y los tristes. Alegres o tris-
tes según se manifestaban en clase con una sonrisa o faltos de ella. Probablemente,
esa misma clasificación nos servirá para agrupar a los buenos y los malos profesores
que nosotros tuvimos cuando éramos estudiantes. Hagámoslo en la Tabla X.2.
310 © WK Educación
Valoración de los demás
Sabía que si hubiera intentado hablar con cualquiera de los dos, habría estado torpe
y balbuciente. Lo mejor era no hacer nada, que, en todo caso, era lo único que me
sentía capaz de hacer. Algún día yo también consolaría a alguien en el pasillo con el
brazo fuerte sobre el hombro, la palabra suave, el abrazo (Court, Mc., 2006: 113).
Uno de los conceptos importantes que elaboró Eric Berne es la caricia (stroke).
La caricia es, según Berne, la unidad básica de reconocimiento de la otra persona.
Las caricias es una técnica que se utiliza en el Análisis Transaccional y consiste en
conseguir una situación, primero de respeto, después de confianza, luego de compli-
cidad, para finalmente poder llegar a dirigirse caricias unos a otros. El trabajo del
coordinador del grupo, en un ejercicio de Análisis Transaccional, consiste en asegu-
rar que se entreguen caricias positivas y no caricias críticas. Las caricias pueden ser
verbales y físicas. Las caricias verbales consisten en decirse unos a otros palabras y
frases agradables; éstas, aunque son menos comprometidas, tampoco nos han sido
enseñadas en nuestra educación básica. Las caricias físicas consisten en acciones
de acariciar a la otra persona en partes del cuerpo que no impliquen una relación de
intimidad, como pueda ser brazos, manos, espalda, etc.
Pero, ¿cuáles son las caricias que podemos hacer a nuestros alumnos? En cursos
sobre el método de pensamiento emocional impartidos a profesores se trabaja sobre
las caricias que puede utilizar el profesor en el aula como las recogidas en la Tabla
X.3. Sería oportuno completarla.
© WK Educación 311
Bienestar docente y pensamiento emocional
Fuera de clase
→ Mostrar interés por un problema familiar.
1.4. El piropo
Decía cosas positivas de todos mis alumnos. Eran atentos, puntuales, conside-
rados, tenían ganas de aprender, todos tenían un gran futuro por delante y sus
padres debían sentirse orgullosos de ellos (Court Mc., 2006: 73).
Una de las formas de dar caricias en el ámbito académico es utilizar la técnica del
piropo. Está técnica, ampliamente utilizada en el método de pensamiento emocional,
tiene una virtualidad inesperada. A todas las personas, a todas, nos agrada que nos di-
gan cosas agradables; del mismo modo, a todas las personas, a todas, nos desagrada
que nos digan cosas desagradables. La realidad es que desde pequeños hemos sido
educados en una situación muchas veces hipócrita. Se nos ha recomendado no hacer
caso de los halagos, no buscar las palabras lisonjeras; sin embargo, todos reacciona-
mos cuando, sobre todo en público, se reconoce alguna de nuestras cualidades.
Molinar y Velásquez (2004) señalan que los alumnos, además de estar en un am-
biente de igualdad y justicia, de tener elementos para enfrentarse a los problemas
académicos y sacar buenas notas, desean ser halagados.
El piropo, veremos, es eficaz siempre que cumpla determinadas condiciones. El
piropo debe ser siempre verdad. No conseguiremos nada de un alumno si le decimos
palabras amables simplemente para cautivarlo en clase, si las cosas que le decimos
no se corresponden con la realidad. Tarde o temprano se dará cuenta y el efecto
será contrario a nuestros intereses. El piropo debe ser graduado. A cada acción, a
cada circunstancia corresponde un grado de piropo. Un reconocimiento del esfuerzo
pequeño para un alumno no debe ser grande. El piropo debe ser individualizado.
No es lo mismo un esfuerzo de un alumno con necesidades educativas especiales,
312 © WK Educación
Valoración de los demás
que el realizado por un chico que cuenta con capacidad y ayudas por encima de lo
normal. El piropo debe ser universal. Todos los alumnos deberían tener algún tipo
de reconocimiento. Todos tienen competencias, capacidades, habilidades, o realizan
actividades dignas de ser elogiadas. El que un chico marginal de 3.º de ESO atienda
un solo minuto en clase es un hecho a reconocer con un piropo por parte del profesor.
El piropo no debe ser constante. Los halagos repetidos cansan. El piropo debe ser
diverso. Del mismo modo, los halagos iguales aburren.
2. CONFIANZA
2.1. El engaño
Para conseguir que los demás hagan aquello que nosotros deseamos podemos
tener la tentación de utilizar el engaño. El engaño es aquella acción por la que con-
seguimos que los otros piensen que vamos a hacer una cosa, cuando en realidad
pensamos hacer otra. El engaño es un acto que va en contra de la confianza, pero que,
si no es descubierto, es una forma rápida y poco costosa de conseguir la voluntad de
los demás. En ocasiones los docentes podemos sentimos empujados hacia el engaño.
Puede ser para conseguir que estudien más, o bien para obtener una mayor autoridad
en el aula. Sin embargo, difícilmente el engaño tiene las consecuencias que nosotros
esperamos, y por ello debemos evitarlo. Pero no debemos evitarlo porque sea un acto
antisocial, ni mucho menos, como se nos decía cuando éramos pequeños, un pecado.
El engaño no es oportuno, simplemente, por sus consecuencias.
Jorge Bucay (2002) nos refiere un cuento en relación con el engaño. Así, el rey
de Uvilandia, un día, suprimió los impuestos a los 15.000 habitantes de su reino. En
su lugar, el día de la cosecha tendrían que llevar una jara de vino a un inmenso tonel
© WK Educación 313
Bienestar docente y pensamiento emocional
314 © WK Educación
Valoración de los demás
Los mejores profesores establecían estándares altos y mostraban una gran con-
fianza en la capacidad de sus estudiantes para alcanzarlos. Debido a que estos
profesores entendían que el miedo y la ansiedad pueden reducir la capacidad de
razonar, promovían el estímulo intelectual y la curiosidad en lugar de la preocupa-
ción y la duda relacionadas con la obtención de una buena nota (Bain, 2006: 87).
Ken Bain llevó a cabo una investigación durante quince años para conocer el per-
fil de los mejores profesores universitarios en los EE.UU. La conclusión principal
se recoge en el texto anterior. Esta conclusión, sin embargo, es universal para todos
los niveles académicos desde la educación infantil, pasando por la primaria, hasta la
educación secundaria y el bachillerato. Todas las personas necesitamos sentir que se
confía en nosotros para poder desarrollar todo nuestro potencial.
Este autor advierte cómo los buenos docentes son capaces de apreciar el valor in-
dividual de cada uno de sus estudiantes, cómo no los separan en dos grupos, buenos
y malos, sino que hace tantos grupos como alumnos tienen, es decir, consideran a
cada uno en relación consigo mismo. Cada estudiante es único y proporciona con-
tribuciones que nadie más puede aportar, señala Bain (2006: 86).
Estos hallazgos pueden ayudarnos a entender cómo la confianza es el sentimiento
supremo que rige las relaciones en el aula. Aunque no nos sea fácil debemos encontrar
valores positivos en todos nuestros alumnos y alumnas. En Pedro, ese chico de 15 años
con un nivel de conocimientos de segundo de primaria y que se dedica al trapicheo los
fines de semana, podremos advertir su cordialidad y su aptitud manipulativa. En Marta,
esa chica de 11 años que apenas sabe leer y que es hiperactiva y agresiva, podremos
descubrir su ternura y su facilidad para levantar el ánimo a los compañeros cuando se
© WK Educación 315
Bienestar docente y pensamiento emocional
encuentran deprimidos. Todos y todas. Todas y todos nuestros alumnos tienen grandes
capacidades y rasgos positivos, y es bueno que se los reconozcamos en privado y en
público. Establecer expectativas altas para cada uno de nuestros alumnos es el método
más eficaz para su motivación y para su integración. Para desarrollar más en nosotros
esa capacidad se propone el ejercicio recogido en la Tabla X.5.
Etiquetación Desmotivación
Descualificación Infravaloración
Los alumnos que han tenido malas experiencias anteriores siempre esperan en-
contrar un docente que les anime, que los ayude a salir de ese círculo vicioso de la
figura anterior que tanto le perjudica. A pesar de presentar una actitud desafiante,
altiva, no colaboradora, sobrada, e incluso agresiva, esos estudiantes desean, en el
316 © WK Educación
Valoración de los demás
fondo, saber cómo cambiar para adaptarse a lo que socialmente es más adecuado. El
problema es que no saben cómo hacerlo, y además han comprobado cómo muchas
veces no han sido entendidos o comprendidos. Por ello, en el método de pensamiento
emocional se propone invertir el bucle y establecer una actitud escudriñante, una
búsqueda de alguna cualidad, aunque sea muy pequeña, y una valoración positiva
de alguna de sus cualidades, lo que supondrá por nuestra parte una apreciación de su
persona. La consecuencia en él será una mayor valoración personal y un incremento
de la motivación por el aprendizaje, con el consiguiente aumento en su rendimiento
académico. Todos, absolutamente todos los alumnos y alumnas, tienen aspectos po-
sitivos que nosotros podremos encontrar, destacar y valorar.
Los docentes que valoran a sus alumnos los invitan a buscar objetivos ambiciosos,
aunque partan de unos niveles de competencia muy bajos, les prometen ayuda para
conseguirlos y les dan libertad y responsabilidad para llevarlos a cabo por sí mismos,
aun a sabiendas de que se pueden equivocar. Los buenos educadores nunca hablan
de forma negativa, ni con desprecio de sus alumnos y demuestran una confianza
enorme en sus posibilidades, en su cambio de actitud, de ser ésta negativa, en que al
final serán capaces de conseguirlo. Pero esta confianza no es ciega, sino inteligente
y responsable. Los buenos docentes ayudan a los alumnos a que se marquen metas
realistas en función de su punto de partida y, cuando existe algún tipo de fracaso en
ellos, analizan todos los factores que intervienen en el aprendizaje para modificarlos,
incluida su metodología docente.
Estas características del buen docente son expresadas por Benito y Cruz (2005:
75) en la Tabla X.6.
I II III
Establecimiento Desarrollo: Valoración del
y comunicación identificar logros trabajo realizado
de objetivos y evidenciar y del alcance
de aprendizaje áreas de mejora de los objetivos
© WK Educación 317
Bienestar docente y pensamiento emocional
En esta tabla Benito y Cruz nos presentan tres fases: en la primera se establecen
y comunican los objetivos de aprendizaje. Para ello, lo primero es conectar con el
alumno, es decir, ponerse en el mismo plano en el que se encuentra, tanto en relación
con los conocimientos previos que tiene, como en el plano de sus motivaciones. Una
vez efectuado esto, habrá que establecer los objetivos de mutuo acuerdo ajustando
las expectativas, estableciendo relaciones, proponiendo unos límites temporales y
obteniendo del alumno un contrato de autorresponsabilidad. En la segunda fase, el
desarrollo, la atención del profesor se centrará en identificar los logros anteriores con-
seguidos por el alumno, se identifican las áreas de mejora, se establecen estrategias
y se aporta un importante feedback. En la tercera, se valoran los avances realizados
reforzando los logros, por pequeños y desesperantes que sean para el docente. Se de-
mandan nuevas conductas y cambios, se sugieren alternativas y se establecen nuevos
compromisos con planes de acción, calendarios de cumplimiento y la evaluación.
Esta valoración individual no debe hacernos caer en el desarrollo del protago-
nismo. Todos los alumnos quieren ser protagonistas, y con nuestro afecto debemos
conseguirlo. No obstante, ese protagonismo debe ser individual y nunca a costa de
la merma del protagonismo debido a los demás miembros del grupo. No debiéramos
permitir que ningún alumno sobresalga respecto de los demás. Todos ellos deben
tener su protagonismo en el grupo por ellos mismos, por sus cualidades y aptitudes,
pero nunca por tener cualidades o aptitudes superiores a los demás. No cabe duda
de que uno de los principios metodológicos más importantes de la pedagogía es la
individualización y la consideración del valor de cada uno, pero tan importante como
ese valor es el valor del grupo. Esa disyuntiva entre el reconocimiento individual y
grupal viene definido por Skinner en los textos siguientes.
En Walden no hay razón para sentir que uno sea más necesario que cualquier
otro. Todos somos necesarios en la misma medida, es decir, muy poco. Cada uno
es necesario como persona en la medida en la que cada uno es querido como
persona (…). Nos oponemos a la competición personal. Por ejemplo, no fomen-
tamos los juegos competitivos, con excepción del tenis y ajedrez, en los cuales
el ejercicio de la habilidad es tan importante como el resultado mismo de juego
(…). La decisión de eliminar el culto a la personalidad surgió espontáneamente
de nuestro criterio de pensar en el grupo como un todo. Pero destacar a uno
sería descuidar los demás (Skinner, 1974: 162, 186 y 187).
318 © WK Educación
Valoración de los demás
ra ser repartido a partes iguales entre todos nuestros alumnos y alumnas, entre todos
nuestros estudiantes en la misma proporción, aunque no de la misma manera. Esto, lo
reconocemos, es difícil, pero es la base de la esencia de la creación del clima de clase.
Todos valen, todos valen lo mismo, aunque no todos demuestran lo mismo.
Todas estas acciones suponen la valoración real de los alumnos, ya que implican
el reconocimiento positivo de su punto de partida aunque sea realmente bajo. Pen-
semos en un alumno de tercero de la ESO con un nivel curricular en matemáticas
equivalente a segundo ciclo de primaria. Tendríamos que establecer un programa
realista ajustado a su capacidad; un reconocimiento continuado de los pequeñísimos
avances que se produzcan; una exigencia hacia el alumno, aunque sea en esos peque-
ños avances, y una evaluación final establecida por ambos.
Covey (1997) nos habla de lo que denomina la cuenta bancaria emocional. Esta
cuenta es una metáfora sobre la confianza y determina que las personas constituimos
un fondo de reserva emocional con ingresos basados en la bondad, la honestidad, el
compromiso y la cortesía que hará crecer la confianza en nosotros mismos. Señala
Covey que existen seis tipos de depósitos: la atención a los detalles de los demás, el
mantenimiento de los compromisos contraídos, aclarar las expectativas en nuestras
relaciones, la veracidad, la disculpa y la comprensión de los demás. El manejo de esa
cuenta bancaria emocional será una de las claves del éxito docente.
Para reflexionar sobre esta competencia podríamos utilizar el ejercicio que se re-
coge con el título de La pirámide de la valoración en la Figura X.2.
© WK Educación 319
Bienestar docente y pensamiento emocional
En este ejercicio debemos colocar los nombres de los ocho alumnos a quienes más
valor reconozcamos. La pirámide truncada está invertida porque nos es más fácil
encontrar más cualidades en aquellos alumnos o alumnas que más valoramos que en
el resto del alumnado. Lo ideal sería que llegásemos a recoger en nuestra pirámide
truncada a todos nuestros alumnos y alumnas en una figura cada vez más ancha,
lo que significaría una valoración cada vez mayor. Escribir, lo hemos afirmado, es
la gran herramienta para desarrollar nuestro pensamiento emocional, y aunque al
principio tengamos algún pudor, con el ejercicio veremos cómo va desapareciendo,
vamos aumentando el conocimiento de nuestros alumnos, y sobre todo, va creciendo
nuestra consideración por todos y cada uno de ellos.
Otro ejercicio para desarrollar la valoración de nuestros alumnos es La grana-
da. Este ejercicio nos ayuda a considerar a los alumnos como si de granos de una
granada se tratase. En este fruto todos los granos son diferentes, sin embargo todos
ocupan un espacio en el interior de ella y no podría entenderse la fruta completa,
si faltase alguno de ellos. Para llevar a cabo este ejercicio, podemos pensar en una
actividad no académica en la que se encontrasen todos nuestros alumnos y alumnas,
por ejemplo, solos en medio de la selva. El trabajo consiste en imaginar un cometido
diferente para cada uno de ellos. Con toda probabilidad, al tratarse de una actividad
no académica, este ejercicio nos ayudará a descubrir cómo incluso a aquellos que
peor van en clase los podemos imaginar como miembros indispensables, por sus
capacidades, en la supervivencia del grupo. En la Tabla X.7 habría que colocar los
nombres de algunos de nuestros alumnos. Lo mejor sería que la tabla tuviera tantas
casillas y cometidos como alumnos.
Solos en la selva
Defiende Líder Almacena
320 © WK Educación
Valoración de los demás
temas de estudio de las asignaturas; que les dejen expresar sus dudas y que el docente
les responda de forma respetuosa; desean comprobar cómo van avanzando en sus
conocimientos y que este avance sea reconocido por el profesor; y, piden también,
apreciar que lo que estudian tiene un virtualidad práctica para ellos.
2.3. Complicidad
© WK Educación 321
Bienestar docente y pensamiento emocional
3. TOLERANCIA
3.1. El prejuicio
El prejuicio, como la palabra indica, es un juicio previo o un juicio con pocos ele-
mentos para realizarlo. La comunicación humana no podría darse sin la existencia de
los prejuicios; incluso podemos afirmar que todos los juicios son prejuicios, ya que
nunca, en ningún momento, tenemos todos los elementos suficientes para hacer una
afirmación. ¡Lo he visto con mis propios ojos!, decimos, como si con la vista tuvié-
ramos asegurada la verdad. Precisamente, los ilusionistas se valen de la incapacidad
humana para percibir todos los detalles, para hacernos creer que una persona puede
ser cortada en dos trozos y, más tarde, vuelta a unir.
Los prejuicios se establecen por un simple principio de economía de esfuerzo y de
energía. No podemos, no podríamos conocer todo de nuestros alumnos, al igual que
ellos no pueden ni podrían conocer todo sobre nosotros. Sin embargo, una cosa es
que no podamos tener toda la información sobre las cosas, las personas o los acon-
tecimientos, y otra muy distinta es que no hagamos un esfuerzo por comprobar la
veracidad de las cosas y, sobre todo, la veracidad sobre las personas. Por ejemplo, si
hiciéramos un ejercicio como el siguiente: Se hace salir a un compañero de clase y se
dice al resto que se fijen, cuando entre, cómo cojea muy muy poquito de una pierna,
pero que no se lo digan. Al término de la clase se pregunta a todos los alumnos sobre
qué pierna cojeaba el alumno que había salido y entrado en la clase y se comprobará
cómo unos dirán que sobre la derecha y otros sobre la izquierda, pero pocos afirma-
rán que no le han visto cojear de ninguna de ellas.
Los prejuicios son juicios previos que hacemos de otras personas. Los prejuicios
son enemigos de la valoración de los demás, pero son consustanciales al conoci-
miento de las personas. Un pre-juicio es un juicio previo, es un juicio emitido aun
cuando no tengamos suficientes elementos para juzgar, decimos. Sin embargo, todos
los juicios que emitimos las personas son pre-juicios, como hemos analizado. El ser
humano, cuando conoce por primera vez a otra persona, emite un juicio identificando
a aquélla con las personas previamente conocidas que tenían similares característi-
cas, o en virtud de los juicios y valores que personas cercanas le hayan comunicado.
Así, existen dos tipos de prejuicios: los prejuicios por experiencia, y los prejuicios
por información.
322 © WK Educación
Valoración de los demás
PREJUICIO JUICIO
© WK Educación 323
Bienestar docente y pensamiento emocional
Ortega dice en el texto anterior que las ideas se tienen, las creencias se son. Esto
implica que los docentes podemos mejorar nuestra valoración de los demás y nuestra
relación con ellos cuando transformamos las creencias en ideas, es decir, cuando
aquellas creencias que son emocionales y poco objetivas se transforman a través de
la objetividad en ideas contrastadas.
A este respecto Soler y Conalga (2004) narran la anécdota de una señora que
viendo que su tren se retrasaba, se compró un paquete de galletas y una revista. Sin
darse cuenta, introdujo las galletas en el bolso y se puso a leer la revista. Se sentó a
su lado un joven de color que también se puso a leer y empezó a comer galletas del
paquete. Una, otra, otra, acción que era imitada por la mujer que se mostraba enojada
de que aquel joven comiera de su paquete de galletas. Cuando no quedaba más que la
última, el joven la partió, la compartió y se marchó diciendo adiós, a lo que la mujer
respondió malhumorada, enfadada, también diciendo adiós. Cuando se había ido,
comprobó que su paquete estaba en su bolso y que, sin querer, había comido la mitad
de las galletas que pertenecían al joven.
324 © WK Educación
Valoración de los demás
El prejuicio es una falta de respeto al otro, y es también una muestra de nuestra in-
seguridad cuando lo utilizamos con mucha frecuencia. Prejuicios son las primeras im-
presiones que nos formamos de nuestros alumnos el primer día; prejuicio es atender a
las opiniones de otros maestros o profesores que nos han informado sobre su conducta
el curso anterior; prejuicio es dar crédito a lo que de una persona insistentemente dicen
los demás; prejuicio es pensar que los alumnos son de una manera determinada porque
pertenecen a una etnia, cultura o religión determinada. En todos estos casos probable-
mente estemos considerando nada más que una parte de la verdad. Por ello, la forma
de salir de un prejuicio es el conocimiento, la comprobación. Si hemos comprobado
que determinado alumno que el curso pasado estudiaba muy poco este curso sigue con
la misma actitud, lo que en un principio era un prejuicio pasa a ser un juicio. Otra cosa
es que no debamos intentar ayudarle a que cambie su actitud y que, un día, podamos
establecer sobre él otro nuevo juicio. Precisamente la actitud positiva, el pensamiento
de que las demás personas, alumnos, compañeros docentes, familias, pueden cambiar,
será la verdadera actitud inteligente promovida por el método de pensamiento emocio-
nal que nos permitirá acrecentar nuestra tolerancia sobre los demás.
Pero, igual que hay sentimientos como el prejuicio que juegan en contra de la tole-
rancia, existen también otros sentimientos como el respeto que la incrementan.
3.2. Respeto
Lo cierto es que, a veces, damos por supuesto que sabemos con qué equipaje via-
ja el otro. Nos inmiscuimos en su vida e incluso insistimos en decirle lo que lleva
consigo, lo que no lleva y qué debe hacer con su equipaje. Es esencial tener claro
que la no interferencia en la vida de los demás es uno de los puntos esenciales de
la psicoafectividad (Soler y Conalga, 2004: 31).
© WK Educación 325
Bienestar docente y pensamiento emocional
326 © WK Educación
Valoración de los demás
4. COMPRENSIÓN
© WK Educación 327
Bienestar docente y pensamiento emocional
5. SOCIABILIDAD
328 © WK Educación
Valoración de los demás
Padre Padre
Adulto Adulto
Niño Niño
© WK Educación 329
Bienestar docente y pensamiento emocional
Tipos de relaciones
Relaciones de igualdad
P-P
A-A
N-N Padre PN+PA+PP
Total……
Relaciones desiguales Adulto AP+AN+AA
P-A
P-N
A-P Niño NP+NA+NN
A-N
N-A
N-P
Total……
Hay que entender que, como en el resto de los cuestionarios que se presentan en
este libro, el objetivo no es tener un conocimiento científico de cómo somos, sino
que nos lleve a una reflexión que nos ayude a mejorar como personas y como do-
centes.
Para entender el valor del nosotros Soler y Conalga (2004) nos narran cómo un día
Juan se encontró a su amiga Carmen en un bar. Carmen le ofreció un billete de cien
euros y le dijo: “¡Son cien euros! ¿Los quieres?” Él dijo que sí, pero antes los arrugó
en forma de una bolita. Carmen le volvió a preguntar “¿Los quieres?” Y él dijo de
nuevo que sí. Luego puso el billete sobre el suelo y le hizo la misma pregunta. Y él
respondió que sí quería ese billete. Juan, en ese momento, le dijo a Carmen que el
billete arrugado, roto y sucio seguía valiendo cien euros. Cuando un ser humano tie-
ne junto a él un compañero, lo importante es la persona; no importa que sea joven o
vieja, sana o enferma, rica o pobre. En el compañerismo, en la amistad y en el amor,
lo que vale no son tanto las características de las personas, sino personas en sí y la
relación que existe entre ellas.
Señalábamos, al comienzo de este capítulo, que la competencia de la valoración
de los otros en el método de pensamiento emocional presentaba diez capacidades
330 © WK Educación
Valoración de los demás
6.1. Compañerismo
© WK Educación 331
Bienestar docente y pensamiento emocional
332 © WK Educación
Valoración de los demás
debemos cambiar la actitud y el semblante serio por una mirada cordial, por una in-
vitación a la participación, a la colaboración, a la crítica responsable, y, por qué no, a
la broma, al juego afectivo, al encuentro interpersonal. Es decir, debemos introducir
la auctoritas.
En definitiva, el compañerismo de los docentes debe pasar por unas fases a lo lar-
go de una actividad, de una unidad, de un trimestre o de un curso escolar (Fig. X.6).
Al inicio debemos plantear una mayor distancia; inmediatamente después, cercanía
para conseguir enganchar a los alumnos; en su desarrollo mantendremos también la
cercanía; pero en la evaluación, de nuevo, debe aparecer la distancia para determinar
nuestra equidad; y, finalmente, como despedida, debemos desarrollar la cercanía, la
afabilidad.
En relación con el compañerismo, los docentes debemos mostrarnos bifrontes,
esto es, lejanos, tensando la situación al comienzo y al final de las actividades; y cer-
canos, esto es, relajando, distendiendo, soltando a lo largo de las actividades docen-
tes (Fig X.7). Y esto sirve tanto para la educación infantil, como para la universidad.
Si bien en la educación infantil la afabilidad, la proximidad será mayor, no deben
faltar en la universidad. Y viceversa. Si bien el distanciamiento no debe faltar en la
universidad, no hay razón para que los maestros y maestras de educación infantil
deban asumir papeles de padre y de madre que no les corresponden.
© WK Educación 333
Bienestar docente y pensamiento emocional
Distancia Cercanía
Compañerismo Autoridad
Poder docente
Exigencia Afabilidad
Potestas Auctoritas
Estas dos caras, lejos de ser una falta de honradez y de respeto al alumnado, son
una muestra de nuestra profesionalidad y un aspecto básico si deseamos mantener
un adecuado clima de aula.
b) Compañerismo profesional alumno-alumno
La educación en la convivencia debe ser objetivo fundamental del proceso edu-
cativo. Aprender a respetar, a tener actitudes positivas, a creer en el consenso
tendría que ser una prioridad para toda la comunidad escolar. Educar la convi-
vencia facilita las tareas de aprender y enseñar, y sobre todo permite preparar a
los alumnos para llevar una vida social adulta satisfactoria y autónoma (Grasa,
Hué, Lafuente, López y Royo, 2006: 15).
Pero, por otro lado, los docentes, dentro de nuestro quehacer profesional, debemos
promover el compañerismo entre los alumnos.
No cabe duda de que la principal motivación de los alumnos y alumnas para asistir
a los centros educativos en todas las edades es el encuentro con otras personas de su
edad. Precisamente el desarrollo de la educación pública a partir de las ideas ilustra-
das de la Revolución francesa se produce por su diferencia con la instrucción indi-
vidualista que recibían los príncipes y nobles en sus casas o palacios. El encuentro
con los demás, la socialización, es, en realidad, la verdadera esencia de la institución
escolar actual.
Por este motivo, los docentes debemos estimar el desarrollo del compañerismo
como uno de los ejes centrales de nuestra actuación profesional y, para ello, tendre-
mos que proponer actividades que ayuden a los niños, chicos, adolescentes y jóvenes
a aprender a hacer amigos. La propuesta ideal del método de pensamiento emocio-
nal es que en los centros educativos existiera una asignatura con este nombre. Una
asignatura supondría unos objetivos, unos contenidos, unas actividades de enseñan-
334 © WK Educación
Valoración de los demás
za-aprendizaje, unos materiales y unas actividades de evaluación. Sin duda, esta pro-
puesta suena fuera de lugar e imposible de llevar a cabo en las circunstancias actuales.
Sin embargo, la plenitud personal de nuestros alumnos se consigue solo cuando son
capaces de relacionarse de modo adecuado con chicos y chicas de su edad. Quizá no
debamos instituir una nueva asignatura, pero sí que es cierto que el sistema educativo
debiera de prestar más atención al aprendizaje de las habilidades sociales por parte del
alumnado. Quizá la nueva asignatura de Educación para la ciudadanía y los derechos
humanos, quizá las nuevas competencias básicas entre las que se encuentra la Com-
petencia social y ciudadana, puedan ayudar en este sentido, pero, en cualquier caso,
la promoción por nuestra parte del compañerismo entre el alumnado deberá ser una
constante en nuestras aulas. Y esto por tres razones: una, porque es la necesidad más
importante de nuestros alumnos y alumnas en todas las edades; dos, porque es una de
las mejores metodologías para que obtengan altos beneficios en su aprendizaje; y tres,
porque nos va a permitir disolver nuestra tensión y nuestra responsabilidad en un gru-
po humano que nos ayudará a sentirnos más profesionales y con un mayor bienestar.
Para desarrollar el compañerismo entre el alumnado existen infinidad de técnicas
que podemos utilizar, la mayor parte de las cuales se enmarcan bajo la denominación
de dinámica de grupos. No obstante, señalamos a continuación dos de ellas: el uso
didáctico de la técnica de grupos y el aprendizaje cooperativo.
- Uso didáctico de la técnica de grupos
La psicología cognitiva subraya la función que realiza la interacción social en el
desarrollo cognitivo. Bruning y otros (2002) nos dicen que la investigación reciente
ha demostrado que las actividades sociocognitivas como el aprendizaje cooperativo
bien controlado y las discusiones en el aula ayudan a los alumnos a aclarar, elaborar,
reorganizar y reconceptualizar la información. A través de la imitación, la instrucción
y la colaboración con los demás, los alumnos aprenden modos de expresión y re-
flexión que internalizan y que conducen a niveles superiores de actividad cognitiva.
El aprendizaje es un acto individual, pero su construcción es social, como afirma-
ba Vigotski. Todos hemos comprobado, y los profesores todavía más, que cuando
explicamos algo que hemos aprendido superficialmente, reflexionamos mejor sobre
ello, buscamos argumentos para explicarlo y, como consecuencia de todo ello, lo
reaprendemos con más fuerza. Esto mismo ocurre a los alumnos y por eso tenemos
que utilizar la técnica de los grupos. Puede ser el grupo de dos, para que consideren
algo en pareja; el grupo de tres, que supone que siempre haya una opinión diferente
que pueda dirimir empates; el grupo de cuatro, en donde se desarrolla la capacidad
de llegar a acuerdos, dado que pueden empatarse dos opiniones; o el grupo de cinco,
cuyo número determina la posibilidad de trabajar ya con diversas opiniones y evita
los empates. A partir de este número, los grupos suelen perder su efectividad en el
aula y sólo deben utilizarse con alumnos mayores en trabajos tipo seminario.
© WK Educación 335
Bienestar docente y pensamiento emocional
- El aprendizaje cooperativo
El aprendizaje cooperativo es un término genérico que se refiere a una forma de
trabajar en grupos mixtos y heterogéneos en la que los alumnos aprenden a trabajar
en colaboración. La verdadera forma del aprendizaje cooperativo supone que los
objetivos individuales de cada uno de los miembros del grupo sólo se consideran
alcanzados si son alcanzados también por el resto de sus compañeros.
El aprendizaje cooperativo se fundamenta en dos principios importantes de la psi-
cología del aprendizaje: la zona de desarrollo próximo (Vigotsky) y el conflicto so-
ciocognitivo, el hecho de que el aprendizaje es un acto social: interaprendizaje e intra-
aprendizaje; aprendizaje en relación, primero; aprendizaje personal, después. Así, el
aprendizaje cooperativo en equipos heterogéneos puede proporcionar una excelente
oportunidad para activar la zona de construcción del conocimiento. A partir de la psi-
cología de la actividad se propone una estrategia basada en la realización compartida,
entre expertos y novatos, de tareas completas. Díaz-Aguado nos presenta en la Tabla
X.10 un modelo de aprendizaje cooperativo para la educación secundaria.
336 © WK Educación
Valoración de los demás
6.2. Amistad
Es interesante releer este largo párrafo del libro El principito. Constituye toda una
declaración de cómo debemos establecer las relaciones de amistad. La amistad signi-
fica, según nos dice Saint-Exupéry, domesticar, y domesticar implica crear lazos.
La amistad es otro de los elementos de la competencia emocional que hemos
denominado valoración del otro. La amistad es un elemento desarrollado en el méto-
do de pensamiento emocional que persigue que incrementemos nuestra satisfacción
personal a través de una forma de relación afectiva, permanente, pero no vinculante
desde el punto de vista familiar.
En el método de pensamiento emocional se describe la amistad como el elemento
esencial de la satisfacción de la persona en relación a otro, y el elemento más impor-
tante en la construcción de la autoestima y la felicidad personal. Por ello, porque el
ser humano se realiza en relación con otras personas, porque la construcción del yo
requiere del nosotros, porque no hay felicidad humana que no sea compartida, por
todo esto, los docentes debemos incrementar nuestro sentido de la amistad.
El bienestar docente guarda relación directa con el número de amigos y amigas
que tenemos. No es que los amigos nos ayuden a dar la clase, nos faciliten un mejor
clima laboral, aunque también, sino que nosotros, como personas, nos sentiremos
más a gusto si nos sentimos unidos afectivamente a otras personas, si sabemos que
© WK Educación 337
Bienestar docente y pensamiento emocional
338 © WK Educación
Valoración de los demás
Coincidencia
Política
Ideas Social
Económica
Valores
Intereses
Estilo de vida
Amigo/a
Amigo/a
En este ejercicio se pide que anotemos los contactos que hemos tenido con
nuestros amigos en los últimos tres meses, por ejemplo. Pueda ser que con algunos
de ellos nos veamos cada semana. No tendríamos que apuntar estos encuentros,
sino aquellos otros con amigos de los que la distancia y el tiempo comienzan a
separarnos.
© WK Educación 339
Bienestar docente y pensamiento emocional
Pero además existe una tercera idea que es básica a la hora de mantener la amis-
tad, que es la correspondencia. Correspondencia en las ideas, opiniones y valores;
correspondencia en los intereses; correspondencia en las acciones; correspondencia
en la confianza y los secretos.
La amistad, al igual que hemos dicho del compañerismo y del amor es un dar y
recibir. Nadie tiene un amigo si de esa relación no saca ningún beneficio; y nadie
tiene un amigo si el amigo no saca de esa relación algún beneficio. Esa corres-
pondencia que es importante en el compañerismo, aun lo es más en la amistad.
Correspondencia de ideas, ya que esperas de tu amigo que te dé la razón, que no
coincida contigo en todo, pero que apoye tus ideas, valores y opiniones, especial-
mente cuando están enfrentadas a otros. Correspondencia en los intereses, dado que
esperas de tu amigo/a atienda a tus propuestas a la hora, por ejemplo, de la forma en
la que utilizar el tiempo libre. Correspondencia en las acciones, puesto que esperas
de tu amigo/a que responda a los favores que tú le has dado, si bien no enseguida,
sí al cabo de más o menos tiempo. Correspondencia, sobre todo, en la confianza y
en los secretos. En la amistad se pasa por todo, por la discrepancia en las opiniones,
por no coincidencia en los intereses, por la falta de correspondencia en los favores,
pero lo que no se puede pasar en la amistad es la falta de confianza, en el acto de
desvelar secretos.
Intereses
Acciones
Secretos
340 © WK Educación
Valoración de los demás
Por otro lado, los docentes, como ejemplo de un alto nivel de valoración de nues-
tros alumnos, debemos fomentar entre ellos la amistad. Nosotros somos responsables
de crear este medio adecuado en el que sea posible plantar las semillas de estas es-
pecies emocionales en peligro de extinción, nos dirán Soler y Conalga (2004: 221).
Ya hemos considerado en el punto anterior cómo desarrollar el compañerismo a
través de la técnica de los grupos y del aprendizaje cooperativo. Para desarrollar la
amistad, paso siguiente en esta escala de relación, podemos utilizar las tres tablas
anteriores y proponer a nuestro alumnado que incida en la coincidencia en ideas e
intereses, en la coincidencia en el tiempo y en la correspondencia mutua. Sin duda,
si conseguimos que nuestros alumnos tengan muchos amigos y si esos amigos y
amigas están en nuestra clase, habremos mejorado el clima de aula e incrementado
nuestro bienestar docente.
6.3. El amor
El punto máximo de la valoración del otro, nos dice Fromm, es el amor. El punto
máximo de realización del docente será el amor al alumno no como una entrega en-
fermiza, como cuando dedicamos todo nuestro tiempo, toda nuestra vida, a nuestra
clase, a nuestra asignatura, a nuestra docencia; tampoco como posesión desperso-
nalizadora de nuestros alumnos cosificándolos, como decía Freire, usándolos para
nuestra sola realización personal por encima de sus conocimientos, intereses o per-
sonalidad, sino como afirmación de la personalidad única de cada uno de nuestros
alumnos y alumnas desde el respeto de su individualidad personal aun cuando no nos
guste, no la entendamos, o no la compartamos.
Hemos considerado hasta aquí, dentro de la competencia de valoración del otro, la
importancia del compañerismo y de la amistad. Así, podría pensarse que ya no tiene
cabida, en un libro destinado a los docentes, hablar del amor. Pues bien, el amor es el
sentimiento que da un sentido profundo a nuestras vidas y, por este motivo, no puede
eludirse en un libro que hable del bienestar docente. Se podrá decir que el amor es
© WK Educación 341
Bienestar docente y pensamiento emocional
algo muy personal, que el amor es algo que surge en la vida o no, que es una cuestión
que no guarda relación con la función profesional de los docentes. Nada más lejos
de todo esto. El amor es el componente más importante en la vida de las personas y
de ello debemos ser conscientes los docentes, ya que el enamoramiento es uno de los
elementos básicos de la satisfacción de todas las personas y, también, de los maestros
y profesores.
Entonces, ¿el estar enamorado guarda relación con el bienestar docente? Abso-
lutamente sí. No obstante, conviene explicar qué es el amor y qué significa estar
enamorado. El amor, se nos ha dicho muchas veces, es una entrega a otra persona.
Esto es verdad sólo en parte. El amor, se dice también, es una entrega mutua de dos
personas. Esto ya es más verdad. Pero el amor es un compromiso, un pacto, una
reciprocidad. En el amor, como veíamos en el compañerismo y en la amistad, nadie
da nada por nada. Uno se entrega siempre esperando una correspondencia por parte
del otro. Bien es verdad,que en el amor la esperanza de recibir algo a cambio no es
inmediata, ni, en la mayor parte de los casos, material. El amor se caracteriza por
una entrega mutua no inmediata ni material. Una mirada, una caricia, un sentirnos
juntos, puede ser la respuesta de la otra persona. Pero lo que está claro es que sin co-
rrespondencia, sin ningún tipo de correspondencia, no puede haber amor. Diríamos
que hasta en el amor platónico, el hecho de esperar, simplemente esperar, es ya una
recompensa para quien ama de esa manera.
Pues bien, definido el amor como correspondencia mutua debemos asumir que en
el amor existen al menos dos fases definidas. La primera corresponde al enamora-
miento, y, más que un sentimiento, es un cúmulo de emociones. Ésta es la razón por
la que el enamoramiento, definido como aquella emoción que perturba la capacidad
perceptiva sobre la totalidad de la personalidad del otro, no dura más allá de un
tiempo que podríamos cifrar en los tres meses; en unos casos más, en otros casos
menos, claro. El enamoramiento, por otra parte, no es una emoción juvenil, ya que
todos podemos comprobar que esa emoción se da en todas las fases de la vida. La
segunda corresponde al amor consolidado. Una vez que ha terminado la fase de ena-
moramiento, las dos personas son capaces de mirarse con objetividad y de plantear
un proyecto de vida en común. Ahora bien, si hemos señalado que el enamoramiento
es una fase breve, podemos afirmar que el amor es un sentimiento de larga duración,
y desde esta perspectiva lo vamos a considerar como elemento fundamental en la
satisfacción de las personas y de nosotros, los docentes.
El amor es, hemos dicho, un sentimiento, y todo sentimiento tiene dos partes:
una de emoción y otra de pensamiento. Todas las personas, si queremos mantener
o alcanzar el bienestar, tenemos que rehacer nuestro amor todos los días. Si no lo
tenemos, podemos aprender a encontrarlo. Muchas veces lo tenemos ahí y no sa-
bemos descubrirlo, porque pensamos que el amor tiene que, como se dice, colmar
342 © WK Educación
Valoración de los demás
todas nuestras aspiraciones. Pues no. El amor, la relación amorosa entre dos perso-
nas difícilmente colma todas las aspiraciones, pero seguramente colma muchas de
ellas. Las personas, los seres humanos estamos creados para una vida de relación
estrecha y eso nos lo puede dar la pareja. Sin embargo, en la pareja se juntan dos
individualidades y, así, la pareja nunca puede llegar a colmar todas las aspiraciones
personales. Lo importante para conseguir nuestro bienestar es: primero, considerar
que la persona sólo se realiza de forma individual, según veíamos en los capítulos
correspondientes a las emociones y sentimientos respecto de uno mismo; segundo,
apreciar que para que se dé esa realización personal la forma más eficiente es el
encuentro permanente con otra persona; tercero, entender que ese encuentro puede
darnos grandes satisfacciones individuales; cuarto, darnos cuenta de que el amor así
descrito es una entrega mutua; y, por último, que esa relación, individual y social,
de entrega mutua tiene un plazo de caducidad y, por eso, es preciso reconsiderar el
contrato suscrito continuamente.
Quizá nos sorprendan todas las afirmaciones hechas con anterioridad, pero vamos
a explicarlas poco a poco. En la Figura X.8 vemos cómo el proceso comienza con
la realización individual, sigue con la realización en pareja y vuelve a desarrollar la
realización individual. Todo ello a través de la entrega mutua, el intercambio, tenien-
do como referente la fecha de caducidad.
Fecha de caducidad
© WK Educación 343
Bienestar docente y pensamiento emocional
344 © WK Educación
Valoración de los demás
Mi entrega Su entrega
Conversación
Regalos
Detalles
Tareas domésticas
Hijos y padres
© WK Educación 345
Bienestar docente y pensamiento emocional
Acciones
Por otra parte, como profesores, como docentes, especialmente en educación se-
cundaria y universidad, tendremos que valorar las relaciones de amor de nuestros
alumnos. Tenemos que ser conscientes de que el hecho más importante para nuestros
alumnos y alumnas es estar enamorado y que, cuando esta circunstancia se da, son
incapaces de seguir el curso normal de nuestra clase. Por tanto, a la hora de mejorar
nuestra capacidad de valoración de nuestros alumnos tendremos que estar abiertos a
las fases de su enamoramiento y, por otro lado, sería oportuno trasladarles de alguna
manera los principios que sobre el amor de pareja hemos considerado con anteriori-
dad. Nuestro interés, nuestro respeto, incluso nuestra complicidad en relación con el
amor en pareja de nuestro alumnado aumentará su autoestima y su implicación en el
proceso de aprendizaje.
7. RESPONSABILIDAD
346 © WK Educación
Valoración de los demás
© WK Educación 347
Bienestar docente y pensamiento emocional
348 © WK Educación
XI. Liderazgo docente
Nunca perseguí la gloria
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles
ingrávidos y gentiles
como pompas de jabón.
Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse.
Antonio Machado
© WK Educación 351
Bienestar docente y pensamiento emocional
actos, dicho de otro modo, para ayudarle a ser capaz de decidir o elegir y poner
en práctica su decisión. Esta aspiración del profesor no es alcanzable sin contar
con la libertad del alumno (Espot, 2006: 178).
Una de las quejas más frecuentes entre los docentes en la actualidad es la pér-
dida de autoridad, la pérdida de control sobre el aula, sobre los alumnos, sobre los
padres y madres, en definitiva, sobre el sistema educativo. Debemos, decíamos en
el capítulo anterior, diferenciar con claridad entre autoridad y poder. La autoridad,
auctoritas, supone capacidad de liderazgo, como veremos más tarde, capacidad para
implicar, convencer. Por otro lado, el poder, potestas, procede del nombramiento
como maestro o profesor, de la capacidad para imponer una disciplina en el aula,
de la capacidad para evaluar. La finalidad de todo docente no es otra que controlar
la conducta académica y relacional de los alumnos en el centro educativo desde la
auctoritas, desde el convencimiento, y no desde la potestas, desde el mando que le
otorga la institución educativa.
En el método de pensamiento emocional esta auctoritas se consigue a partir de un
conjunto de competencias como la capacidad para mantener relaciones, para organi-
zar grupos, para resolver conflictos, como manifestación del liderazgo y, finalmente,
la integridad como rasgo definitorio del mismo.
El clima laboral es una de las condiciones más importantes que son señaladas
en todos los manuales relativos a la productividad de los centros de trabajo y a la
satisfacción personal de los trabajadores. Son muchos los días en los que los do-
centes estamos juntos en un centro educativo, muchas las reuniones conjuntas a las
que debemos asistir: comisión de coordinación pedagógica, claustro, departamento
o ciclo, y mucha la necesidad de colaborar en proyectos para llevar a cabo la función
docente.
La capacidad para mantener relaciones es la primera de esas competencias emo-
cionales en relación con las habilidades sociales. A todas las personas nos cuesta
mayor o menor esfuerzo establecer relaciones con otras personas, pero si es difícil su
establecimiento, más difícil es su mantenimiento. Esto lo vemos fácilmente cuando
llegamos nuevos a cualquier centro educativo desde infantil a la universidad. Al
principio llegamos con cierto temor sobre si seremos o no aceptados por el resto de
los compañeros, y por ello, al principio, generamos cierta ansiedad. Pero es difícil
que pasados los tres primeros meses no hayamos establecido alguna relación más
o menos permanente con algún otro profesor o profesora. Bien es verdad que no
352 © WK Educación
Liderazgo docente
© WK Educación 353
Bienestar docente y pensamiento emocional
354 © WK Educación
Liderazgo docente
En tercer lugar, la relación entre dos personas no puede ni debe ser exclusiva; por
ello, el hecho de tener relación con una persona en un plano no implica tener una
relación total en todos los planos con dicha persona. La consecuencia es que debe-
mos profundizar en intentar coincidir en valores, opiniones, ideas, pensamientos y
acciones con unos y con otros para ampliar cada uno de nuestros círculos de relación.
Además, debemos profundizar en la idea de que las relaciones establecidas en cada
uno de estos planos no son exclusivas, aunque pensemos lo contrario; por esta razón,
muchas veces no nos agrada el hecho de que personas que nosotros entendemos
próximas establezcan relación con otras que no nos agradan o que incluso conside-
remos enemigas.
Por otra parte, sería conveniente que pensáramos qué acciones, actividades, acti-
tudes u opiniones dificultan el mantenimiento de relaciones en los centros educati-
vos. De este modo, estaremos prevenidos sobre ellas y podremos realizar, si nos pa-
rece adecuado, acciones de prevención para que no aparezcan. También será bueno
© WK Educación 355
Bienestar docente y pensamiento emocional
pensar en aquellas que benefician las relaciones entre los docentes. En esa línea se
presenta el ejercicio de la Tabla XI.2.
356 © WK Educación
Liderazgo docente
Este ejercicio sirve para analizar nuestra situación en relación con los grupos, la
cohesión del grupo en virtud de que cumpla o no los aspectos antes considerados y
también para mejorar la funcionalidad de los grupos y, por este motivo, su perdura-
bilidad. Debemos profundizar cada día más en la formación de los grupos a través
del desarrollo y consenso respecto de objetivos, intereses, necesidades satisfechas,
normas y estructura.
Todo grupo tiene una estructura y una dinámica propia. La estructura del grupo
implica a los miembros que lo componen, pero, sobre todo, a los tipos de lazos
que los unen, e indica, de esta forma, si es un grupo cohesivo, desintegrado,
conflictivo o apático. Las influencias individuales en el grupo son más notables
en la medida en que los grupos sean más reducidos, de tal manera que en un
grupo pequeño se aprecia el papel del líder o la influencia de dos o tres alumnos
(Hernández, 2005: 455).
Esta misma fórmula podemos utilizarla para ayudar a nuestros alumnos a que
analicen los grupos en los que piensan que participan. Conviene recordar que, si a
la institución escolar se le privase del incentivo de relación con otros compañeros
y compañeras, muy pocos alumnos se acercarían a los centros educativos. La nece-
sidad de socialización es mucho más fuerte que la necesidad de aprender los conte-
nidos que en los centros se imparten. Además, esta necesidad es natural en infantil,
importante en primaria, decisivamente importante en secundaria y también impor-
tante en la universidad. La necesidad, sobre todo en el caso de los adolescentes, de
sentirse acogidos en un grupo, hace que chicos y chicas muy estudiosos en primaria
se vuelvan poco trabajadores en secundaria, o que un chico o chica con falta de há-
bitos de estudio, si encuentra un grupo de compañeros trabajadores que le agraden,
aprenderá con mucha mayor facilidad en la universidad.
Un grupo, en sí mismo, tiene leyes de funcionamiento diferentes a las indivi-
duales. Por ejemplo, Shérif y Asch han demostrado cómo los individuos tienden
a abdicar de su propio juicio y a depender de los demás, sobre todo cuando
se encuentran en situaciones ambiguas. Es la presión social, pero también hay
© WK Educación 357
Bienestar docente y pensamiento emocional
Hernández Guanir (2005) nos propone algunas ideas para conseguir que el grupo-
clase sea eficiente:
a) Que el grupo tenga una identidad propia que haga que todos los alumnos como
miembros se sientan orgullosos de pertenecer a él.
b) Que el grupo tenga claros sus objetivos y que todos sus miembros los hagan
suyos.
c) Que los alumnos puedan modificar los objetivos y diseñar estrategias persona-
les para modificarlos.
d) Que cada uno de los alumnos y alumnas se sienta valorado y respetado, sepa
cuál es su papel en el grupo y sea valorado por su contribución al mismo.
358 © WK Educación
Liderazgo docente
Para llevar a cabo este análisis, en la Tabla XI.5 se nos pide que analicemos los
roles que con mayor frecuencia desempeñan nuestros alumnos y alumnas, tanto en
el aspecto académico como en el aspecto afectivo.
© WK Educación 359
Bienestar docente y pensamiento emocional
Este tipo de técnicas nos puede permitir conocer la estructura interna de nuestro
grupo-clase y conocer, como señalábamos previamente, la calidad de las interaccio-
nes, y sobre todo, los puntos de poder y de control de la misma. La situación ideal,
según presenta el método de pensamiento emocional, es que cada uno de los alumnos
360 © WK Educación
Liderazgo docente
© WK Educación 361
Bienestar docente y pensamiento emocional
El manejo de los conflictos tiene relación con temas destacados como la auto-
ridad, el clima de clase, la disciplina, la convivencia, temas que vamos a tratar a
continuación.
3.2. La disciplina
Muchas veces se identifica autoridad del profesor con su capacidad para esta-
blecer la disciplina en el aula, incluso algunos indican que con su capacidad para
imponer la disciplina. La disciplina se consigue con la implicación de los alumnos
en un proyecto común de clase en el que todos tengan su puesto y su posibilidad de
acción. En el momento en que uno solo de los alumnos carece del espacio suficiente
para desarrollar su personalidad a través del aprendizaje y de la interrelación, en ese
momento se ha perdido la disciplina en el grupo-clase.
362 © WK Educación
Liderazgo docente
Esta afirmación puede parecer demasiado drástica, sin embargo es real. Cuando
en un grupo una persona no se siente identificada con sus objetivos y tiene unos in-
tereses diferentes actúa de manera independiente y, con toda probabilidad, en contra
de las actividades que el grupo desarrolla. Además, intentará por todos los medios
ir ganando uno a uno a otros miembros de la clase llegando a conseguir su descom-
posición.
Hemos repetido que el factor de más amplia influencia en el escenario escolar es
el pensamiento o teoría del profesor. Éste va a determinar, en gran medida, cómo
será el clima escolar y la propia disciplina de clase (Hernández, 2005: 483).
3.3. La convivencia
© WK Educación 363
Bienestar docente y pensamiento emocional
364 © WK Educación
Liderazgo docente
Para conseguir unas relaciones positivas entre chicos y chicas tenemos que tra-
bajar desde los centros educativos el desarrollo de estas competencias funda-
mentales. Van a ayudarles a comprender las emociones y sentimientos propios
y ajenos y, por medio de estas competencias, ponerse en el lugar de los demás,
reconocer y aceptar sus diferencias y mejorar sus relaciones (Giner, Grasa, Hué,
López y Royo, 2007: 75).
Cox y Heames (2000:26) nos dicen que es importante que esas normas funda-
mentales se saquen a la luz, se discutan y se adopten por consenso. Lo lógico es
plantear estos conceptos al comienzo del curso, aunque será necesario volver sobre
ellos periódicamente. En particular si las cosas no marchan bien en una clase, una
de las primeras medidas a tomar debería ser traer nuevamente a colación el tema de
las normas básicas.
© WK Educación 365
Bienestar docente y pensamiento emocional
Conflictos Normas
Los alumnos, reunidos por grupos determinados por el profesor (de forma que sean lo
más heterogéneos posible respecto a la conducta en clase, esto es, que en todos haya un
alumno que incumple sistemáticamente las normas y otro que sí las cumple) debaten
sobre las aportaciones individuales:
366 © WK Educación
Liderazgo docente
Las aportaciones de todos los secretarios de los grupos se trasladan a la pizarra inten-
tando agrupar los conflictos en dos o tres grupos, con el objeto de poder abordarlos de
forma sucesiva y no todos a la vez.
El clima de clase es una expresión que indica que fruto de las relaciones interper-
sonales que en ella se dan se crea una atmósfera que actúa como lo hace el clima,
como un sistema. Es decir, que si se provoca una pequeña tormenta en una parte del
aula repercute indudablemente en el resto de los integrantes de la misma, como se
habla del efecto mariposa. El aula es una unidad, el aula es un sistema y crear un
ambiente positivo en ella provoca la relajación y la satisfacción de los alumnos, lo
que aumenta su aprendizaje y la autoestima del profesorado.
Cox y Heames nos proponen mejorar el clima de clase mediante la utilización de
la metodología por proyectos, ya que favorece la implicación directa y relacional
de todos sus miembros. En la Tabla XI.7 se presenta el contrato tipo que permite
desarrollar esta técnica.
© WK Educación 367
Bienestar docente y pensamiento emocional
Fecha:
Tabla XI.7. Muestra de pacto de aprendizaje en grupo (Cox y Heames, 2000: 46).
La experiencia actual nos señala que bastantes docentes, sobre todo profesores y
profesoras de educación secundaria se sienten acorralados por la indisciplina de los
alumnos. Cada día son más frecuentes las noticias de agresiones de forma verbal o
física que se producen por parte de algunos alumnos sobre ellos y ellas, y son consti-
tutivos en gran medida de lo que hemos denominado el malestar docente.
Mc Court, en su magnífico libro El profesor, nos hace una descripción de los senti-
mientos y emociones que se producen en un profesor de secundaria y de universidad.
Señala este autor que en las facultades no se nos enseña cómo controlar la conducta
de los alumnos en clase, ni a controlar nuestras propias emociones. Los alumnos,
dice Mc Court además, saben cuándo te tienen asustado. Tienen instinto para detec-
tar tus desilusiones (Mc Court, 2006: 93).
No era la primera vez que Mickey falsificaba una nota, pero no le dije nada,
porque la mayoría de las notas paternas de disculpa que guardaba en el cajón de
mi mesa estaban escritas por los chicos y chicas del instituto de formación profe-
368 © WK Educación
Liderazgo docente
Pero, ¿qué podemos hacer frente a las faltas de disciplina de nuestros alumnos?
Mc Court nos indica que debemos provocar y evocar. Provocar es hacer continua-
mente preguntas cercanas a sus intereses y relacionadas con la materia a enseñar
durante los cincuenta minutos de clase. Enseñar es llevar a clase noticias, nos dice.
Tenemos que ser capaces de mantener su atención a través de preguntas transcenden-
tes, de preguntas que ahonden en sus miedos, en sus dificultades, y que, a través de la
fuerza del grupo y con nuestro apoyo disminuyan el espacio que en sus mentes ocupa
el miedo a lo desconocido, a crecer, a saber qué tienen que ser en la vida:
-¿Qué es la educación, en todo caso? ¿Qué estamos haciendo en este instituto?
Vosotros podéis decir que queréis graduaros para ir a la universidad y prepa-
raros para una carrera profesional. Pero, compañeros estudiantes, es algo más
que eso. Yo he tenido que preguntarme a mí mismo qué demonios estoy haciendo
en el aula. He llegado a expresarlo con una ecuación. Escribo a un lado de
la pizarra una M mayúscula, a la derecha L mayúscula, y trazó una flecha de
izquierda a derecha, que va del miedo a la libertad. No creo que nadie alcance
libertad completa, pero lo que intento hacer con vosotros es conseguir que el
miedo se refugie en un rincón (Mc Court, 2006: 286).
Nosotros podríamos hacer este ejercicio (Tabla XI.8), primero sobre nuestra mesa
de trabajo, nosotros o nosotras a solas, y luego llevarlo al aula, al aula de secundaria
y de universidad especialmente. Tendríamos que colocar a la izquierda nuestros pro-
pios miedos y a la derecha aquellas cosas o situaciones que representan para nosotros
la libertad. Y luego, en un segundo ejercicio, escribir los miedos que sienten nuestros
alumnos y las situaciones en el aula que les dan libertad.
Miedos Libertad
© WK Educación 369
Bienestar docente y pensamiento emocional
Sería bueno que nosotros escribiéramos sobre los miedos que detectamos en nues-
tros alumnos en clase: miedo a no saber qué serán mañana, miedo al embarazo, mie-
do a que un chico o una chica no te haga caso, miedo a los exámenes. Pero también,
en qué cifran ellos la libertad: en que nadie les mande, en tener un cuarto para ellos
o ellas, en poder comprar lo que quieran, en poder estudiar tranquilos, en poder salir
con quien ellos o ellas quieran. Todos conceptos determinan el clima de aula, están
en la base de los conflictos, de la indisciplina.
Este proyecto consta de tres pasos: en primer lugar, es necesario crear la empatía
suficiente, ya que sin ésta el proyecto no tiene sentido. En segundo lugar, hay que
intentar disminuir las conductas disruptivas; para ello se trabaja la autoestima, la
autocomprensión y la eficacia personal en el alumnado. Y, por último, el tercero
consiste en que los alumnos desarrollen hábitos de estudio y trabajo encontrando sa-
tisfacción en las tareas escolares. En este proyecto el profesorado reconoce que tiene
que cambiar su forma de percibir al alumno (....) y el centro tiene que flexibilizar
su organización y estructura, para facilitar espacios de escucha activa (Cabrera y
otros, 2006: 37).
Este proyecto se centra sobre la figura del tutor afectivo que es un maestro o maes-
tra que acompaña el desarrollo del alumno, de la alumna.
370 © WK Educación
Liderazgo docente
Este método elaborado por Hellinger se basa en la teoría de que en las familias
puede darse el caso de que uno de sus miembros se sienta aislado, excluido de la
corriente de afectos mayoritaria y a lo largo de su vida establezca pautas de compor-
tamiento buscando identificar esos afectos de los que se muestra carente en alguna o
algunas personas de las que se muestra dependiente.
© WK Educación 371
Bienestar docente y pensamiento emocional
372 © WK Educación
Liderazgo docente
4 3 2 1
Las conductas disruptivas disminuyen en aquellos centros en los
D=
que se educa en la tolerancia y la colaboración.
La educación obligatoria tiene la función de seleccionar a los mejores. I=
El fomento de la participación del alumnado no tiene por qué be-
I=
neficiar el clima de convivencia.
El currículo debe adaptarse al alumno y no al revés. D=
Es fácil que aparezca un mayor número de conductas disruptivas
D=
en centros poco participativos.
Son los alumnos y no el profesor quienes tienen que hacer el es-
I=
fuerzo de adaptarse al currículo.
La educación obligatoria debe conseguir que nadie quede excluido. D=
La educación en la ciudadanía y en la participación no disminuye
I=
las conductas disruptivas.
1. Muy de acuerdo; 2. De acuerdo; 3. En desacuerdo; 4. Muy en desacuerdo
© WK Educación 373
Bienestar docente y pensamiento emocional
Para hacer este ejercicio hay que colocar un aspa en la casilla correspondiente
según estemos de acuerdo o no con la afirmación que en cada ítem se presenta. Des-
pués se buscan las frases que tienen en su parte derecha una D (directas) y se colocan
los números de la parte superior a los que corresponda el aspa a la derecha de los
signos (=). Más tarde se buscan las frases que tienen a su derecha una I (indirectas)
y se colocan los números de la parte superior a los que corresponda el aspa a la de-
recha de los signos (=) teniendo en cuenta que hay que invertir el valor. Así cuando
encontremos un 4, lo tendremos que sustituir por el 1; el 3, por un 2; el 2, por el 3;
y el 1, por el 4. Finalmente, se suman todas las puntuaciones. Una puntuación total
que supere los 15 puntos indica que nuestra actitud es favorable al fomento de un
adecuado clima de convivencia en las aulas.
Todas las aportaciones recogidas en la bibliografía más actualizada señalan que
son tres los elementos que determinan en los docentes las actitudes favorables hacia
la convivencia:
a) Entender la educación obligatoria como un derecho de todos alumnos (visión
inclusiva), más que como un proceso de clasificación de los mejores (visión
exclusiva).
b) Propiciar todas aquellas actitudes que fomentan una educación para la ciuda-
danía, como son la tolerancia y la colaboración.
c) Considerar que las normas pueden y deben construirse entre alumnos y profe-
sores, ya que en este proceso se da una mayor implicación de los alumnos en
la construcción del clima de aula.
Me atrevo a afirmar que hay una relación inversamente proporcional entre cen-
tro participativo y problemas de disrupción: a mayor participación de los alum-
nos, de los padres y madres, menor número de conductas disruptivas y viceversa
(Uruñuela, 2007: 107).
3.8. Mediación
Existen muchas técnicas para intervenir en los conflictos, y muchos libros que los
describen, por lo que en este apartado vamos a considerar nada más que el aspecto
relativo a la mediación. La mediación es una técnica para la resolución de conflictos
que se ha demostrado eficaz en los centros educativos.
Los docentes, en primer lugar, para favorecer la mediación entre nuestros alumnos y
alumnas tendríamos que ser personas que transmitamos consenso, tranquilidad, sereni-
dad en las relaciones interpersonales. Por este motivo, será oportuno desarrollar nuestra
capacidad para la objetividad y la ecuanimidad. Pero, además, deberemos ser técnicos
374 © WK Educación
Liderazgo docente
Tabla XI.10. Acta para el análisis de los conflictos (Hué, 2007. Proyecto TREIN).
En todo conflicto existen una descripción y unas causas que son entendidos de
forma diferente por los contendientes. Pero también es oportuno analizar qué otras
personas están implicadas y sobre todo las consecuencias del mismo. En un segundo
momento, es oportuno considerar algunas alternativas propuestas por uno u otro, o
por ambos contendientes. Como tercer paso habrá que conseguir un compromiso
de acción de cada participante. A continuación, habrá que establecer los criterios de
evaluación para cada una de las fases de la estrategia elegida. Finalmente, el conflic-
to, con la ayuda del mediador, tendrá que ser dado por finalizado por los contendien-
tes, no sin antes establecer medidas de prevención para que no vuelva a aparecer.
4. LIDERAZGO
El liderazgo, como la educación, no se limita a propósitos intelectuales. Tiene
lugar cuando la gente realiza tareas conjuntamente, en especial cuando las co-
sas se ponen difíciles. Es entonces cuando sobresale el verdadero liderazgo, que
© WK Educación 375
Bienestar docente y pensamiento emocional
depende más del pertinente aprendizaje previo que de las cualidades tan caras
al mundo de la ficción (Reimer, 1973: 134).
Si tuviéramos que reducir todas las competencias emocionales que debemos desa-
rrollar los profesores para conseguir ese denominado bienestar docente a una sola, ésta
sería la capacidad de liderazgo. En el método de pensamiento emocional el liderazgo
como competencia ostenta el máximo nivel. Pero la capacidad de liderazgo sobre los
demás, sobre nuestros alumnos, sobre nuestros compañeros profesores, incluso sobre
nuestra familia, amigos y sociedad que nos rodea, es el resultado de un liderazgo per-
sonal y de un liderazgo social. Nadie que no se sienta líder de sí mismo, nadie que no
haya sido capaz de desarrollar su autonocimiento, autoestima, control emocional y mo-
tivación personal puede llegar a ser líder de los demás. Del mismo modo, todo líder ne-
cesita conocer y valorar a los otros para poder ejercer ese puesto de supremacía en los
grupos humanos en los que se inserta. En síntesis, se podría definir el liderazgo como
la función de dinamización de un grupo o de una organización para generar su propio
crecimiento en función de una misión o proyecto compartido (Pareja, 2005: 6).
Los maestros y maestras, los profesores y profesoras, los docentes, en suma, so-
mos y tenemos que ser, que mostrarnos líderes al estilo que nos decía Ortega y Gas-
set. La sociedad nos ha elegido a través de oposiciones y concursos, en la enseñanza
pública y en la enseñanza privada, para liderar el cambio de las nuevas generaciones,
para educar a los ciudadanos del mañana, y por este motivo, nosotros, nosotras, te-
nemos que sentir esa responsabilidad, debemos ejercerla con entusiasmo y debemos
considerarnos como tales: líderes.
En el mundo empresarial el término líder hace tiempo que está admitido y no se
selecciona a ninguna persona que tenga que dirigir un grupo humano que no tenga
competencias de liderazgo. Del mismo modo, si queremos que el sistema educativo
sea el motor de cambio de la sociedad tendremos que incluir en nuestros centros
educativos el término liderazgo.
Ahora bien el líder nace como veíamos de la auctoritas, es decir, del convenci-
miento, y no de la potestas, de nuestra capacidad de sancionar o evaluar.
Para reflexionar sobre esta competencia podemos hacer un primer ejercicio utili-
zando la Tabla XI.11.
376 © WK Educación
Liderazgo docente
El liderazgo en los centros escolares es, hoy día, uno de los indicadores más im-
portantes a tener en cuenta si hablamos de calidad educativa (Pareja, 2005: 9).
El gestor El líder
Se fija más en el proceso de toma de decisio- No se limita a reaccionar.
nes que en el hecho final. Es más proactivo que reactivo.
Tiene clara su misión y el convencimiento
firme de llevarla a cabo.
Procura limitar opciones. Tiene un compromiso personal con los ob-
jetivos.
Evita soluciones que puedan ser conflictivas. Desarrolla nuevos enfoques ante los proble-
mas.
Es un hábil controlador administrativo y fi- No suele ser hábil (ni le gusta) en administrar
nanciero. y gestionar.
Quita importancia a las situaciones arries- Suscita reacciones fuertes en los demás.
gadas, sobre todo de ganancia o pérdida to- No pasa desapercibido ni resulta neutro afec-
tales. tivamente.
Desea ser miembro de un grupo y tener pape- Tiende a sentirse algo por encima del contex-
les bien definidos en la organización. to y de las personas que le rodean.
Tabla XI.12. Diferencias entre el docente gestor y líder (según Delgado, 2005: 6).
Por otra parte, el liderazgo no es una competencia unívoca que se ejerce del mis-
mo modo ni siempre, ni con todos los grupos de igual forma. Ni tampoco todos las
© WK Educación 377
Bienestar docente y pensamiento emocional
formas de ejercer el liderazgo son iguales, ni siquiera podríamos decir que hay unas
formas mejores que otras de ejercer el liderazgo. El liderazgo es la competencia para
motivar, dirigir y organizar los grupos. Esto es lo importante. La forma en que se
ejerza, no importa. Por este motivo, es conveniente que los docentes analicemos cuál
es nuestro estilo de liderazgo y trabajemos en completar nuestra forma de liderar con
otras características propias de estilos diferentes del nuestro. A tal fin, se presenta
en la Tabla XI.13 un cuestionario sobre cinco estilos tradicionales de liderazgo. El
ejercicio consiste en responder a las preguntas y luego colocar y sumar los puntos
correspondientes en la Tabla XI.14.
378 © WK Educación
Liderazgo docente
Ahora bien, el liderazgo en los centros educativos es cada vez menos una actividad
individual para pasar a ser una cuestión colectiva. El liderazgo docente no se centra
en el yo, sino que se organiza en torno al nosotros. Y esto que es obvio para tareas de
© WK Educación 379
Bienestar docente y pensamiento emocional
Hernández (2005) nos señala que existen seis estilos de liderazgo derivados de la
inteligencia emocional. Cada estilo, nos dice Hernández, tiene una virtualidad dife-
rente y por este motivo no podemos decir que uno sea mejor que los demás, sino que
deberemos utilizar un estilo u otro en función de las circunstancias.
a) Estilo coercitivo. Se trata de un estilo que demanda adaptación inmediata a
las normas establecidas por el líder. Es un estilo que se centra en la tarea, en
el logro, en el control sobre el grupo. Es eficaz en situaciones de crisis en las
que se requiere una sola autoridad que tome decisiones rápidas. Podría ser
utilizado, por ejemplo, en el caso de un incendio en el instituto, momento en
el que hay que organizar rápidamente las acciones tanto individuales como
colectivas para conseguir disminuir las consecuencias negativas.
b) Estilo propagador. Es el estilo que utilizan los líderes que tienen un proyec-
to que fácilmente consigue la aquiescencia y la implicación del resto de los
participantes. Requiere grandes dosis de autoconfianza y de empatía y está
indicado en situaciones de cambio. Puede utilizarse en momentos en los que
se tiene que dar una adaptación de la organización del centro educativo a una
nueva normativa, o a un nuevo currículo, por ejemplo.
c) Estilo afiliativo. Es aquel que tiene un mayor calado emocional ya que per-
sigue el desarrollo de todos y cada uno de los miembros de la comunidad
escolar, no desde presupuestos previamente determinados, sino desde el desa-
rrollo de la personalidad de cada uno: alumnado, profesorado, familias… Es
muy útil en momentos en los que el sentimiento general se ha vuelto negativo
y se requiere movilizar los aspectos positivos, las emociones y sentimientos
proactivos de la comunidad educativa.
d) Estilo participativo. Sería el estilo de liderazgo más adecuado a la situación
de aula. El líder participativo propone, suscita, presenta teniendo en cuenta las
necesidades individuales y grupales de los alumnos y alumnas. De este modo,
380 © WK Educación
Liderazgo docente
Exposición
de la materia ___ %
© WK Educación 381
Bienestar docente y pensamiento emocional
El liderazgo personal o afectivo es una clase de liderazgo común para otras profe-
siones o puestos de trabajo. Consiste fundamentalmente en centrarse en la gestión de
las emociones y sentimientos propios y de los demás, y en su interrelación. Este tipo
de liderazgo pertenece a las competencias profesionales genéricas, y se diferencia
del liderazgo efectivo porque no precisa de ninguna técnica profesional específica.
Por esta razón, la formación en un liderazgo afectivo no se tiene especialmente en
cuenta en los planes de estudio de los maestros o licenciados que van a impartir
docencia, entendiéndose que este tipo de competencias emocionales genéricas co-
rresponde al ámbito privado y personal. El modelo de pensamiento emocional nos
indica, al respecto, que los planes de estudio, los postgrados que en el futuro se dise-
ñen para la capacitación de los docentes de educación infantil, primaria, secundaria y
universidad debieran contar con módulos específicos de formación en competencias
emocionales y, especialmente, respecto del liderazgo afectivo.
El liderazgo personal o afectivo es una competencia que requiere de un conjunto
determinado de capacidades o habilidades emocionales que se expresan seguida-
mente.
a) Entusiasmo
Según este grupo, la motivación de los alumnos se suscita en la motivación o
entusiasmo que el profesor les trasmite o, en palabras de algunos de ellos, les
“contagia” al enseñar (De la Cruz y otros, 2006: 366).
Si hemos seguido los pasos de este método de pensamiento emocional nos será
muy fácil mantener el entusiasmo y transmitirlo a los alumnos. El entusiasmo surge
de un proceso de autoconocimiento y autoestima elevadas, junto a un proyecto per-
sonal docente que nos haga entrar ilusionados al aula. Esto no quiere decir, según
veíamos, que no existan problemas en nuestro sistema educativo, que pueden llegar
a aumentar, en ocasiones, el malestar docente. Sin embargo, los docentes emocional-
382 © WK Educación
Liderazgo docente
mente inteligentes, si deseamos ser líderes, será preciso que sepamos transmitir sólo
sensaciones positivas a unos alumnos que, per se, no son responsables de la situación
educativa. Además, lo que más agradecen los alumnos en clase es nuestra ilusión por
vivir, por enseñar, por relacionarnos y por ayudarlos a que saquen de sí las mejores
cualidades. Si tuviéramos que reducir toda la educación a una palabra sería, sin duda,
entusiasmo. Como afirma Day (2006: 57): Se entusiasman con lo que enseñan y con
cómo lo están enseñando.
b) Creatividad
Todo liderazgo debe ser creativo. De lo contrario cualquier institución caería
continuamente en la repetición y la rutina (Gervilla, 2005: 11).
Los docentes, para desarrollarnos como personas, como profesionales y para lle-
var a cabo nuestra competencia de enseñanza, tendremos que desarrollar también
nuestra creatividad. Tenemos una profesión en la que la adaptación última es de
nuestra entera responsabilidad. Disfrutamos de la denominada libertad de cátedra
aun dentro de un currículo encorsetado y de unas normas muy directivas. Ahí están
los proyectos de innovación educativa, los proyectos de investigación en las aulas, la
creación de nuevos materiales, la elaboración de nuevas metodologías, la redacción
de cuadernillos, cuadernos y libros. Pero la creatividad no debe quedar en nosotros.
Un líder transmite creatividad a sus alumnos implicándolos en procedimientos cada
día diferentes, fomentando en ellos sus capacidades, haciéndolos inventores, investi-
gadores, innovadores, creativos, emprendedores, artistas, etc. Un docente llega a ser
más líder cuando consigue que sus alumnos sean cada vez más creativos.
c) Capacidad para el cambio
El docente, los docentes debemos también estar abiertos al cambio, a la inno-
vación, según veíamos en el capítulo correspondiente a la motivación personal.
Ahora bien, un docente innovador debe transmitir seguridad a sus alumnos en los
momentos de cambio de metodología, de currículo, de sistemas de evaluación o de
aprendizaje. Es necesario conseguir que nuestros alumnos se sientan cómodos en
situaciones desestructuradas en las que no sepan muy bien lo que hay que hacer. Un
ejemplo de las técnicas que podemos utilizar en el aula, en todos los niveles, es que
ellos reconozcan cuál el es rol que corresponde al profesor y cuál corresponde a los
alumnos. Para ello, un día determinado, cuando estemos en clase, en lugar de tomar
una actitud activa y directiva de la actividad docente, podemos quedamos sentados
como si fuéramos uno de ellos. Pasado un corto tiempo alguno de ellos dirá que qué
hacemos, a lo que responderemos con la misma pregunta. El ejercicio consiste en
que ellos sean los que determinen el objetivo y las actividades a desarrollar en la
clase de ese día. Claro es que el nivel de intervención será mayor con alumnos de
educación infantil que con aquellos que cursan sus estudios en la universidad; pero,
© WK Educación 383
Bienestar docente y pensamiento emocional
d) Proactividad
La capacidad de ser proactivo. La capacidad de crear el futuro. La capacidad
de motivar a los demás. La capacidad de desarrollar las relaciones humanas
(Molinar y Velázquez, 2004: 20).
384 © WK Educación
Liderazgo docente
Docentes reactivos
Docentes proactivos
En la Tabla XI.18 se nos pregunta por los problemas que se han dado últimamente
en nuestro centro educativo, sobre qué pueden hacer otros, como pueda ser el equipo
directivo, las familias o la Administración educativa, pero sobre todo qué podemos
hacer nosotros.
Los docentes líderes son aquellos que se anticipan a la aparición de los conflictos
y problemas, y son también aquellos que toman partido, llevan a cabo acciones,
implican a otros en la toma de decisiones respecto a las acciones que hay que llevar
a cabo.
© WK Educación 385
Bienestar docente y pensamiento emocional
Lección Explicación
Los líderes no esperan. Los profesores toman la iniciativa para hacer que las co-
sas sucedan.
El carácter sí cuenta. Los valores de la persona forman la base para realizar
acciones proactivas en la docencia.
Los líderes tienen la cabeza en Los profesores imaginan los cambios que pueden ayudar
las nubes y los pies en la tierra. a mejorar algún área dentro de la escuela o en su labor
docente, tomando en cuenta la realidad.
El líder no lo puede hacer todo Los valores de los profesores constituyen sus necesida-
solo. des e intereses, creencias y motivaciones. Los valores
promueven en el profesor una conducta congruente con
lo que piensa, dice y hace.
El legado que uno deja es la Para emprender acciones proactivas, los profesores to-
vida que vivió. man en cuenta otros talentos y recursos. Necesitan de los
alumnos, de los colegas y de la institución. Convencer-
los y trasmitirles su sueño es el reto.
El liderazgo es tarea de todos. Al final de la tarea docente, las acciones proactivas mar-
carán en gran medida el destino de los alumnos; con su
ejemplo, los profesores inspiran a otros a actuar y hacer-
se cargo del rumbo de su vida.
Todos los profesores son líderes en el aula, de ahí la res-
ponsabilidad de actuar con proactividad.
Molinar y Velázquez nos presentan en la Tabla XI.20 un gráfico que puede ser-
vir para que reflexionemos sobre nuestro grado de liderazgo personal, afectivo. En
él podemos apreciar, en la parte izquierda, correspondiente al uso de la autoridad
docente, las acciones de decir y convencer, mientras que, en la parte derecha, co-
rrespondiente al fomento de la libertad del grupo, las acciones de dejar participar
y delegar. La acción de consultar quedaría a medio camino entre el docente que
habitualmente usa la autoridad y aquel que desarrolla su actividad centrado en las
necesidades y características de su grupo de alumnos.
386 © WK Educación
Liderazgo docente
Tabla XI.20. El uso de la autoridad vs. la libertad del grupo (Molinar y Velásquez, 2004: 39).
Líder es aquella persona que conduce a otros hacia unos objetivos marcados pero
que respeta sus necesidades e intereses. Si hemos señalado que entre los alumnos de
todas las edades, pero especialmente entre los adolescentes, el deseo de ser acepta-
do por los demás es la necesidad más importante, nos será fácil comprender que la
capacidad que tengamos para fomentar el encuentro entre ellos será una habilidad
reconocida y valorada por el alumnado. Los docentes líderes facilitan la comunica-
ción entre los alumnos y facilitan también, como dice Freire, la comunicación con
la ciencia, con el objeto de sus estudios. En este sentido, es importante el desarrollo
entre el alumnado de técnicas de comunicación, colaboración y cooperación a través
del trabajo en grupo.
f) Fomento de la capacidad para trabajar en equipo
El docente ha de desarrollar en el grupo-clase, la empatía y la cohesión grupal.
Potenciar en el alumnado una actitud de respeto y comprensión hacia el otro,
a la vez que estimular mecanismos de identificación con los compañeros, y así
comprender lo que les está sucediendo, no es una labor fácil de enseñar (Fuéguel
y Montoliu, 2005: 56).
© WK Educación 387
Bienestar docente y pensamiento emocional
Las clases de los docentes líderes se conocen por tener la puerta abierta, por ser
capaces de hacer la clase fuera del aula, por desarrollar una tarea durante cincuenta
minutos sin necesidad de que el maestro o profesor se encuentre en ella. La autorre-
gulación en grupo es uno de los objetivos fundamentales de la educación y una de
las características distintivas del liderazgo docente.
g) Fomento de la capacidad crítica
Necesita una educación para la decisión, para la responsabilidad social y polí-
tica (Freire, 1973: 83).
Tener inteligencia emocional es también eso, saber cómo ayudar a los demás a
controlar sus emociones y superar sus crisis sentimentales, afrontar de manera
realista y flexible las situaciones inmediatas y solucionar problemas de natura-
leza personal e interpersonal (Morgado, 2007: 151).
388 © WK Educación
Liderazgo docente
Muchas veces los docentes, influidos por una educación recibida basada en la
desconfianza y el temor, hemos podido desarrollar una educación falta de confianza.
Es muy difícil para nosotros, en ocasiones, dejar que sean los alumnos los que se
evalúen, que sean ellos quienes propongan las actividades de clase, que sean ellos
quienes se marquen un programa individualizado con sus fases de cumplimiento.
Preferimos ser nosotros quienes marquen los objetivos, las actividades de enseñanza,
los criterios de evaluación y el programa individualizado de progreso de nuestros
estudiantes. Pues bien, un docente líder confía en sus alumnos y, tras convenir con
ellos un contrato de aprendizaje, les otorga libertad y responsabilidad, o como diría
Bain (2006:89): “Doy a mis estudiantes control sobre sus propias vidas” nos dijo
una persona.
j) Expectativas sobre los alumnos
Rosenthal y Jacobson (1968) publicaron un conocido trabajo que ha servido de
catalizador para muchas otras investigaciones. Demuestran los efectos que las
expectativas del profesor pueden tener en la inteligencia, rendimiento y otros
aspectos de la conducta de los estudiantes. En este primer estudio, Rosenthal
y su colaboradora, Leonor Jacobson, proporcionaron información trucada a
los profesores, haciéndoles creer que un 20% de los alumnos, tomados al azar,
eran superdotados y que observarían en ellos una mejora significativa durante
el próximo semestre. Estos alumnos escogidos al azar lograron obtener mejor
puntuación en rendimiento, a través de pruebas objetivas, que otros grupos. In-
cluso llegaron a incrementar su cociente intelectual, debido a las expectativas
de los profesores. Curiosamente, otros alumnos que también habían mejorado
las pruebas, pero que previamente no habían sido ensalzados, no eran bien va-
lorados por sus profesores, considerándolos menos motivados, cariñosos y ajus-
tados (Hernández, 2005: 458).
© WK Educación 389
Bienestar docente y pensamiento emocional
Aquella frase tan conocida de ¡Niña, tú vales mucho! debería estar siempre en
nuestro pensamiento y en nuestra boca. Todas, todos nuestros alumnos y alumnas
tienen algún recorrido en el que tener éxito. La tarea del docente líder es ayudarles
a descubrirlo, darles la confianza y el apoyo suficiente, y también, la exigencia razo-
nable para que lo alcancen.
El éxito alimenta al éxito. Como los métodos funcionan ayudando a los estudian-
tes a conseguir sus metas, los estudiantes aumentan su fe en sus instructores,
y esa confianza se convierte en sus mismas fuerzas. Al final, ninguno de estos
factores está solo. Todos se alimentan unos a otros (Bain, 2006: 99).
Muchas veces los docentes tenemos que recordar que la perfección no existe, y
que si existiera, no sería buena. Por la perfección, a lo largo de la historia, se ha ma-
tado, robado, destruido y marginado. Pueblos creídos en posesión de la perfección
han dominado a otros. Personas atrincheradas en la perfección no han sabido aceptar
los pequeños logros, las pequeñas metas, las pequeñas aportaciones de personas que
no han tenido o no han podido tener grandes logros. Y esta actitud puede estar muy
390 © WK Educación
Liderazgo docente
próxima a personas que nos hemos esforzado mucho, que hemos trabajado hasta la
extenuación y que, a lo mejor, no entendemos que otras personas no participen de
nuestros mismos objetivos. Como nos dice Bain. dando confianza a nuestros alum-
nos conseguirán sus primeros éxitos de una larga carrera.
© WK Educación 391
Bienestar docente y pensamiento emocional
ta personal ni social. Cuando nosotros nos encontremos en un caso como este, nos
dice el método de pensamiento emocional, tendremos que asegurarnos de una manera
muy decidida de si las personas que optamos al bien en litigio estamos en las mismas
condiciones de derecho o necesidad. Si consideramos que existe otra u otras personas
con más derechos o con una mayor necesidad, lógicamente deberemos ceder nuestro
derecho sobre el bien en cuestión. Sin embargo, una vez apreciada una situación de
igualdad, y siempre que el bien no pueda dividirse, las personas con asertividad deci-
den optar por la cosa u oportunidad ofrecida, sin echar la vista atrás, ni a los demás.
Esto es, si la decisión no es injusta y todos tenemos los mismos derechos, tendremos
que adelantarnos a los otros en la adquisición de ese bien solicitado por varios.
Se nos podrá decir que eso no es justo; que al no tener más derecho que los otros
no podemos apropiarnos de ese bien. La respuesta es clara y la hemos comentado mil
veces en tertulias de café: ¿La quieres tomar tú? Sí, ¡pues yo tengo el mismo derecho
y, por ello, la tomo yo! En el hecho de sentarse en la única silla vacía de una sala de
conferencias, en la ocupación de la única mesa vacía en la terraza de un bar, en la liza
por una plaza de ascenso en el trabajo entre compañeros con los mismos méritos, o
simplemente, en la toma de la última aceituna de un plato en un vermouth, son otras
tantas ocasiones en las que nadie decide, pero que siempre se critica a quien lo hace.
Por esta razón, las personas con alto pensamiento emocional debemos estar atentas a
las oportunidades y aprovecharnos de ellas por delante de otras personas, claro está,
siempre que todos tengamos los mismos derechos y necesidades. Y, lo más impor-
tante, sin remordimientos ni pensamientos de autoinculpación o temor. La decisión
interpersonal es una cualidad de las personas con alta inteligencia emocional y no lo
son ni la autoinculpación ni el temor a las críticas de los demás.
Esta teoría es perfectamente aplicable a los docentes. Muchas veces no optamos
a una licencia por estudios, a un proyecto de innovación, a algún tipo de ayuda que
otorgue la Administración porque tenemos estos cuatro pensamientos:
a) Que hay otras personas que lo merecen más; si es cierto, que lo decidan las
respectivas comisiones.
b) Qué dirán si lo pido yo; ¡Si hablan, que hablen!, entre tanto nosotros nos be-
neficiamos de lo que nos corresponda.
c) Miedo a las consecuencias; en ese caso deberemos conocer qué consecuencias
puedan derivarse de la decisión, y si éstas son menores que el beneficio que vamos a
recibir, hagámoslo.
d) Pero, en ningún caso, optemos por la cuarta alternativa: dejar a otros el dere-
cho y luego criticarlos. Si hemos renunciado a nuestro derecho, hagámoslo de forma
consciente y con todas sus consecuencias. La crítica, la envidia, la descalificación,
lejos de ser un beneficio para nosotros, no hacen sino perjudicar a nuestro estado de
ánimo y a nuestra capacidad de acción.
392 © WK Educación
Liderazgo docente
© WK Educación 393
Bienestar docente y pensamiento emocional
Para ser líder en un colegio, instituto o universidad los docentes no podemos ser
solamente buenos compañeros; debemos ser, sobre todo, profesionales de la ense-
ñanza. Por tanto, tendremos que manejar con destreza los principios y las técnicas
más contrastadas entre las ciencias de la educación.
394 © WK Educación
Liderazgo docente
a) No exigir la verdad
Por tanto, resulta claro que la mentira de hecho no es natural a los niños, pero
es la ley de la obediencia la que produce la necesidad de mentir (…). Por eso, no
exigimos de ellos la verdad, por temor a que la falseen, ni les hacemos prometer
nada que puedan sentir la tentación de incumplir (…). Y si deja de cumplir sus
palabras, ya me procuraré yo de que el incumplimiento le ocasione molestias
(Rousseau, 1973: 136-138).
Una de las situaciones que más molestan y desmotivan a los alumnos es tener
que mentir. Rousseau decía que los adultos obligamos a mentir a los niños y jóvenes
cuando les exigimos algo para lo que no están motivados o preparados y, además,
nosotros lo sabemos. Muchas veces los docentes sabemos que los alumnos no han
estudiado lo suficiente y que, por ello, no saben lo que les vamos a preguntar en
clase o un examen, y les hacemos pasar por el mal trago de reconocer que no saben
aquello que se les pregunta. Por esta razón, nos dice Rousseau, los alumnos se ven
obligados a mentir, a copiar, a chivar, a ocultar, a justificar faltas en clase, a dar
definiciones o responder preguntas que ellos mismos saben que desconocen, y se
tienen que atrever a dar una respuesta o escribir una contestación a una pregunta en
un examen escrito.
Los líderes docentes no hacen esto. No obligan a los alumnos a tener fracasos,
sino que consiguen de ellos que tengan solo los éxitos que les correspondan. Para
ello utilizan metodologías activas en las que se evalúan las competencias más que
los conocimientos, metodologías en equipo, y una evaluación formativa y muy fre-
cuente.
b) No pedir cosas de memoria
Emilio nunca aprenderá nada de memoria (…). Al suprimir de este modo todos
los deberes de los niños, les quito los instrumentos que les torturan, que son los
libros (Rousseau, 1973: 143).
© WK Educación 395
Bienestar docente y pensamiento emocional
Por esta razón, aquellos profesores y maestros que saben motivar el aprendizaje de
competencias y conocimientos desde la práctica, desde el análisis de los problemas
de la vida diaria, desde la construcción o creación de prototipos, poesías, modelos in-
formáticos, o cualquier otra adaptada a su edad, obtienen de sus alumnos el liderazgo
docente, que no es otro que la capacidad de liderar su proceso de aprendizaje.
Centrar el aprendizaje en la memoria supone que los alumnos no recuerden más
allá del 20% de lo que el profesor explica en clase. Si trasladáramos a una gráfica
esta afirmación veríamos el proceso. Una cosa es lo que el profesor explica, otra
diferente lo que el alumno atiende, otra lo que comprende, otra lo que recoge, otra lo
que estudia, y otra totalmente diferente lo que es capaz de recordar (Fig. XI.4).
Estudia No recupera
Recupera
396 © WK Educación
Liderazgo docente
© WK Educación 397
Bienestar docente y pensamiento emocional
Necesidades de autorrealización
Necesidades de autoestima
Necesidades de relación
Necesidad de seguridad
Necesidades básicas
398 © WK Educación
Liderazgo docente
Una de las acciones que nuestros alumnos más agradecen de sus profesores es
saber a qué atenerse. Es difícil para nosotros dar explicaciones, instrucciones, nor-
mas, consignas que sean entendidas del mismo modo por alumnos con niveles de
conocimiento, de motivación y de intereses muy diferentes. Normalmente, nuestro
trabajo docente se dirige a la mayoría de nuestros alumnos y, en ocasiones, puede ser
que no comprobemos de forma suficiente cómo son entendidos nuestros mensajes
© WK Educación 399
Bienestar docente y pensamiento emocional
por parte de todos y cada uno de nuestros alumnos. Bien es verdad que no podemos
dar veinticinco o treinta clases particulares en una misma aula, pero un docente líder
es sensible a la forma en que los alumnos entienden las consignas sobre lo que de-
ben hacer en cada momento en ella. En ocasiones, nuestros alumnos pueden recibir
o, simplemente, entender mensajes diferentes y contradictorios con nuestra propia
expresión.
f) Método socrático
Este procedimiento socrático estaba en el repertorio del gran maestro Sócra-
tes, que utilizaba didácticamente la ironía y la mayéutica. Mediante la ironía
desarrollaba contradicciones y disonancias en los interlocutores, propiciando
la respuesta adecuada. La mayéutica, en cambio, es un procedimiento de ayu-
da progresiva para que el interlocutor logre “dar a luz”. En realidad, la pala-
bra significa, en griego, “experto en partos”. Es el símil que utilizaba Sócrates,
puesto que era hijo de una partera. Se trata de un procedimiento que se relacio-
na con el método de descubrimiento guiado (Hernández, 2005: 311).
Una forma de atender a todos y a cada uno a la vez es adoptar como método la ma-
yéutica de Sócrates. Si dirigimos nuestra actividad docente en el aula de este modo,
intentando que los alumnos descubran por sí mismos las bases del conocimiento que
nosotros les proponemos, conseguiremos su atención y su implicación.
Evidentemente, este método supone también que vayamos implicando sucesiva-
mente a través de preguntas o propuesta de actividades a todos los alumnos que
forman parte de nuestra aula. No quiere esto decir que lo hagamos por orden de lista,
pero sí significa que no nos tenemos que olvidar de ninguno de ellos.
g) Individualización de la enseñanza
Por último, la confianza funcionaba porque era realista. Nos encontramos con
profesores que se tomaban muchas molestias para explorar el aprendizaje de
sus estudiantes, para analizar cuidadosamente su trabajo, para reflexionar en
profundidad sobre qué y cómo pueden aprender personas distintas, e incluso
para diseñar tareas individuales ajustadas a las necesidades, los intereses y las
capacidades reales presentes en cada estudiante (Bain, 2006: 89).
400 © WK Educación
Liderazgo docente
Muchas veces los docentes nos planteamos que los alumnos no nos siguen. Está
comprobado cómo los docentes que emplean metodologías activas, próximas a los
intereses de sus alumnos, consiguen el liderazgo con facilidad. Los alumnos pueden
utilizar en sus aprendizajes, en todos los niveles educativos, un aprendizaje super-
ficial o un aprendizaje profundo. El aprendizaje superficial se aprecia cuando los
alumnos, a las preguntas que se les formulan, contestan con respuestas poco convin-
© WK Educación 401
Bienestar docente y pensamiento emocional
402 © WK Educación
Liderazgo docente
i) La evaluación
El liderazgo docente guarda una gran relación con la evaluación. Las calificacio-
nes, las notas son la cara del sistema educativo en relación con los alumnos, con los
padres, con los compañeros y con la sociedad en general. Pensemos en la influencia
del Informe PISA. Un maestro, un profesor que consiga establecer una relación im-
pecable con alumnos y padres, puede perder toda su capacidad de liderazgo si existe
una diferencia importante en la apreciación que unos y otro hacen de la evaluación
que él realiza. La evaluación se convierte, así, en el punto más sensible de toda la
acción docente.
La evaluación sumativa, de alto riesgo, tiene un alcance limitado porque las ca-
lificaciones no pueden vincularse de manera fiable y asequible a muchos resul-
tados de aprendizaje. Se ha demostrado que la buena práctica de la evaluación
formativa puede conducir a unos progresos en el aprendizaje mayores que casi
cualquier otra innovación educativa (Knight, 2005: 179).
© WK Educación 403
Bienestar docente y pensamiento emocional
Existe una diferencia muy importante entre evaluar sobre conocimientos y com-
petencias. Los conocimientos se fundamentan en la mayoría de las ocasiones sobre
la memoria, y, como hemos visto, ésta tiene muy poca eficiencia, ya que al menos,
un 80% de lo aprendido se olvida con facilidad. En cambio, una enseñanza centrada
404 © WK Educación
Liderazgo docente
© WK Educación 405
Bienestar docente y pensamiento emocional
406 © WK Educación
Liderazgo docente
El segundo punto del liderazgo organizativo será la implicación. A los docentes que
sienten el centro como algo suyo, que entienden el proyecto educativo como un ele-
mento decisivo en su quehacer profesional, les es más fácil liderar las propuestas, los
cambios, las novedades a introducir. La implicación supone estar cerca o en el equipo
© WK Educación 407
Bienestar docente y pensamiento emocional
408 © WK Educación
Liderazgo docente
intangible que existe en todos los centros educativos que constituye la suma de fuerzas
positivas y negativas que hacen que la comunidad escolar se desplace en un sentido
u otro. Es innegable que en los centros educativos existen unos intereses colectivos y
formales definidos en los documentos del centro, pero también existen otros intereses
individuales que pueden o no coincidir con los expresados públicamente. También hay
que considerar que cada uno de los docentes tiene sus propios intereses personales y
que éstos unas veces se expresan, pero otras quedan ocultos. Se podría afirmar, nos
dice Bernal Agudo (2004: 11), que este modo de entender la realidad organizativa es
un sentimiento, es una vivencia que se debe sentir y que representa un modo de acer-
carnos a la comprensión de todo lo que sucede en un centro educativo.
Este mismo autor señala que en los centros educativos, además de la organiza-
ción jerárquica, que estaría representada por los cargos directivos, existe otro tipo de
organización controlada por los miembros, en este caso y mayoritariamente por los
maestros y profesores, y una organización profesional, que se referiría a la influen-
cia que tienen los distintos departamentos didácticos. Lo curioso es que en algunas
ocasiones se llega a un pacto tácito y perverso de “no control”, que interesa en esos
momentos, refugiándose los profesores en el aula y evitando los cargos directivos
cualquier tipo de control (Bernal Agudo, 2004: 14). Aun en casos como éste, sigue
existiendo un poder tácito, unas corrientes de opinión y unas estrategias que determi-
nan el devenir del centro y que inciden sobre el bienestar docente. En la Tabla XI.22
se presenta un ejercicio para conocer cuáles son las personas más influyentes en
nuestro centro educativo. Se han redactado un conjunto de tipos de influencia pero
sería bueno adaptar la tabla a nuestro propio centro educativo. Hay que recordar que
en esta misma tabla se pueden recoger también los diversos grupos de presión que
existen en una Facultad o Escuela y que muestran su poder en la elección de cargos
o en la consecución de proyectos de investigación.
© WK Educación 409
Bienestar docente y pensamiento emocional
Para actuar desde las corrientes internas, Bacharack y Mundell (1993)38 proponen
tres tipos de estrategias: la coalición, la negociación y el enfrentamiento público o
encubierto. De este último, del enfrentamiento, podemos decir que aunque se puede
obtener beneficios a corto plazo, en el medio y largo plazo suele tener consecuencias
negativas tanto para los docentes, como para el centro. Las dos primeras estrategias son
la negociación y la coalición, siendo esta última la que mejores resultados consigue.
410 © WK Educación
Liderazgo docente
Las personas que son capaces de formar coaliciones son aquellas que entienden
las relaciones humanas desde una perspectiva de ganar-ganar, construyendo siner-
gias, como nos indica Covey (1997). Desde esta perspectiva los docentes seremos
capaces de ayudar a los demás, alumnos, compañeros, familias, personal no docente,
a que saquen réditos de la relación que mantengan con nosotros mismos, ya que, a
través de las competencias emocionales desarrolladas a lo largo de estos capítulos,
habremos adquirido la habilidad suficiente para estimular, a través de nuestra rela-
ción, las mejores capacidades de cuantos nos rodean. De esta manera conseguiremos
ese liderazgo personal, didáctico y organizativo, y afianzaremos cada vez más nues-
tro bienestar docente.
Ahora bien, y esto ha de quedar muy claro en la lectura de este libro, cuando ha-
blamos de liderazgo personal, profesional o docente, nos estamos refiriendo a una
condición personal de hacernos atractivos a los demás, influyentes en su conducta
según el grado que cada uno desee. No consiste en que todos seamos directores o
directoras del centro, ni que lideremos asociaciones, organizaciones o partidos polí-
ticos. Nos estamos refiriendo en todo caso a ese liderazgo doméstico, a esa capacidad
de influencia sobre las personas que tenemos más cerca; en el terreno profesional
sobre nuestros alumnos y compañeros; en el terreno personal sobre nuestra pareja,
hijos o padres y amigos. El límite de nuestro liderazgo, que abarque más o menos,
será decisión nuestra. En cualquier caso, las personas que desarrollan el método de
pensamiento emocional acaban siendo líderes de sí mismos y líderes de los demás
en la medida que lo desean.
7. INTEGRIDAD
© WK Educación 411
Bienestar docente y pensamiento emocional
100
80
60
40 36,9 36,8
20
11,2
7,1 7,9
0
Afecto de los Reconocimiento de Reconocimiento de ser Reconocimiento de ser Apoyo en los
compañeros ser un buen profesor una persona íntegra un buen compañero momentos difíciles
Fig. XI.6. Valores apreciados por los alumnos (Marchesi y Díaz, 2007: 67).
Por ejemplo, será difícilmente entendido por nuestro alumnado que aconsejemos
el uso del transporte público y vengamos al centro en coche, nosotros solos, o que
traslademos a los estudiantes la idea de que hay que trabajar en equipo y nosotros no
sepamos hacerlo juntos.
412 © WK Educación
Liderazgo docente
© WK Educación 413
Bienestar docente y pensamiento emocional
cia, con la democracia, con la integración, con la defensa del medio ambiente, con
el pacifismo, con la ayuda a países en vías de desarrollo, y que se concreta, especial-
mente, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. A esta declaración se
puede acceder a través de la web: http://www.un.org/spanish/aboutun/hrights.htm
Para reflexionar sobre esta Declaración se propone el ejercicio de la Tabla XI.25.
En ella tendríamos que escribir el mayor número de derechos que se recuerden. De-
beríamos hacer este ejercicio en privado, primero, y más tarde proponerlo a nuestros
alumnos.
Derechos de la persona
414 © WK Educación
Conclusión
Analizábamos en la primera parte de este libro la situación del denominado males-
tar docente que no es tan grande como nos trasladan los medios de comunicación, ni
tan profundo como se dice, sobre todo, en algunos centros de educación secundaria,
públicos y privados. El estudio que presentaban Marchesi y Díaz (2007) indicaba
que el profesorado, en general, se siente satisfecho con su profesión y su persona, un
77,3% (Fig. 1.).
100
80 77,3
60
40
20 13,5
7,9
0,8 0,5
0
Positivo Negativo Cansado Desesperanzado Pasota
Sin embargo, el profesorado actual en nuestro país siente que ha perdido respecto
a cómo ejercían su profesión años atrás. Así, el referido estudio de Marchesi y Díaz
(2007) indicaba que alrededor del 75%, un 74,5%, sienten que la educación ha em-
peorado en los últimos años (Fig. 2.).
© WK Educación 417
Bienestar docente y pensamiento emocional
Gráfico 53: “¿Considera que la educación ha mejorado o ha empeorado en los últimos años?
(% total)
100
80 74,5
60
40
21,1
20
4,5
0
Han empeorado algo o mucho No han cambiado Han mejorado algo o mucho
Fig. 2. Consideración de las condiciones de los docentes (Marchesi y Díaz, 2007: 63).
418 © WK Educación
Conclusión
© WK Educación 419
Anexos
ANEXO I
Capítulo V
¿Cómo influyen las creencias, expectativas y atribuciones del profesor en su prác-
tica docente?
A través de una correlación de un conjunto de factores con otro conjunto de fac-
tores (coronación canónica), se encuentran estos resultados:
1. Pensamiento efectivo
Pertenece a los profesores que creen en sus propias competencias cognitivas, en
sus competencias sociales (ponerse en el lugar del otro y resolver los conflictos), en
su compromiso e implicación profesional, en no responsabilizar a los compañeros de
los males de la educación, al tiempo que atribuyen el fracaso de los alumnos a ellos
mismos, sin desarrollar conductas defensivas. Todo ello es prueba de un predominio
de los moldes mentales de autoeficacia y de atribuciones internalistas.
1.1. Práctica docente
Tales creencias y valoraciones correlacionan:
En primer lugar, con estar motivado y centrarse en los procedimientos institu-
cionales.
En segundo lugar, con tener éxito en la conducción del grupo clase (disciplina).
En tercer lugar, con resaltar objetivos intelectivos de tipo productivo, propios
de una enseñanza constructivista, y objetivos socioafectivos, destacando el res-
peto y el sentido de persona del alumno.
© WK Educación 423
Bienestar docente y pensamiento emocional
424 © WK Educación
Anexos
En segundo lugar, con la falta de éxito en la conducción del grupo clase (dis-
ciplina).
En tercer lugar, con el empleo de distintos medios y recursos didácticos mate-
riales.
3.2. Percepción de los alumnos
De los tres factores que se infieren de la perfección que los alumnos tienen de los
profesores, coincide con:
Enseñanza restrictiva y fines educativos reproductivos o formales. La enseñan-
za no está centrada ni en la persona, ni en los objetivos productivos, sino lo
formal de la tarea y en objetivos reproductivos.
Este enfoque de la enseñanza, a los ojos de los alumnos, correlaciona positiva-
mente con profesores que no realzan la dimensión personal y, sobre todo, tienden a
la restricción, al formalismo y a la exigencia de un aprendizaje reproductivo.
De todo esto se concluye que, cuando en el pensamiento del profesor predominan
los moldes de autoconfianza en sus competencias cognitivas y sociales, derivando en
un molde mental de autoeficacia para enseñar y conducir el grupo, coincide con una
práctica docente efectiva. Esta se caracteriza por el uso de estrategias instruccionales
y habilidades interpersonales resaltando el sentido de persona del alumno y posibili-
tando su éxito, cuestión corroborada con la percepción de los alumnos. Sin embargo,
cuando el pensamiento educativo del profesor es ideal, pero carece de implicación y
autoeficacia, el resultado es una enseñanza, según los alumnos, permisiva y de baja
exigencia. Asimismo, cuando el pensamiento del profesor carece de autoeficacia y
defiende planteamientos restrictivos y reproductivos, los alumnos también la perci-
ben como restrictiva y formalista, siendo, por otra parte, ineficaz con la disciplina.
Extraído de Pedro Hernández (2005): Educación del Pensamiento y las Emo-
ciones. La Laguna: Tafor-Narcea.
© WK Educación 425
Bienestar docente y pensamiento emocional
ANEXO II
Capítulo VI.
Defender la alegría
Mario Benedetti40
426 © WK Educación
Anexos
ANEXO III
Capítulo VII.
Técnicas de relajación, meditación y ejercicios de visualización para disminuir la
ansiedad (Bizkarra, 2005:62:70).
Túmbate en el suelo, contrae a voluntad los músculos de una zona del cuerpo
hasta el límite de tu aguante, mantén esa tensión hasta que no puedas más y
luego suelta de golpe la zona mientras expulsas lentamente el aire dejando salir
un sonido por la boca que te ayude a distenderte. Puedes dejar salir un sonido
como ¡Ah, Ah...! Elige diferentes zonas y las vas relajando. Para terminar con-
trae todo el cuerpo y cuando no puedas más respira dejando salir un sonido que
te ayude a relajar las zonas tensas.
Tumbado en el suelo visualiza que desde la zona alta de tu cabeza algo o alguien
está dejando caer un bálsamo cálido y relajante, un óleo perfumado sobre tu
cabeza. Poco a poco ese bálsamo relajante se va derramando sobre tu cabeza, tu
frente, la cara... y los músculos y la piel en contacto con ese bálsamo relajante
poco a poco se van relajando. Lentamente desciende hacia el cuello, los hom-
bros, los brazos... y luego la zona alta de la espalda y el pecho, recorriendo todo
el cuerpo hasta llegar lentamente hacia los pies. Siente cómo los músculos y la
piel se relajan en contacto con ese aceite suave y curativo. Deja que la suave co-
rriente del óleo te ayude a relajar el cuerpo. Al relajar el cuerpo, la mente se va
aquietando. Una música suave te puede ayudar a relajar más profundamente.
Echado en el suelo coloca las palmas de las manos sobre el abdomen. Siente
el espacio que se encuentra bajo tus manos y llena ese espacio con el calor y
la energía de tus manos. Observa cómo al inspirar el abdomen se expande y se
infla como un globo. Al expulsar el aire el abdomen se repliega como un globo
que se desinfla. Siente cómo tus manos se dejan mover cuando respiras profun-
damente en el vientre. Observa el ir y venir de la respiración y del movimiento
de las manos que se dejan mecer. Haz lo mismo colocando las manos en el
pecho.
Relaja el cuerpo y visualiza que tu cabeza se vuelve poco a poco transparente,
va desapareciendo y se disuelve y diluye en el aire, y que tu cuerpo comienza en
los hombros. Visualiza que la zona de tu cabeza se expande y se llena de luz.
Tumbado en el suelo intenta relajar las zonas más tensas de tu cuerpo. Visualiza
mientras haces respiraciones profundas que estás arrojando piedras a un lago
de aguas cristalinas y ves cómo forman ondas al caer la piedra. Visualiza cómo
las ondas se van poco a poco haciendo más lentas y se van alejando en la super-
© WK Educación 427
Bienestar docente y pensamiento emocional
ficie del lago, lentamente hasta desaparecer. Esta práctica te ayudará mucho a
sentirte más tranquilo.
Relaja el cuerpo y poco a poco visualiza que en un cuenco de madera sobre la
superficie de un río colocas todas aquellas cosas que te preocupan y no te dejan
relajar. Deja que se alejen arrastradas por la corriente del río. Al finalizar podrás
sentirte más ligero y con una mayor sensación de capacidad para afrontar la
vida.
Tendido en el suelo, pon una música relajante y visualiza algún lugar especial-
mente agradable para ti. Visualiza que te encuentras en ese lugar disfrutando
del entorno. Déjate impregnar por esa sensación. Elige algún lugar que te trae
bonitos recuerdos y vive esa situación transportándote a ese momento y a ese
lugar.
Visualiza que tu cuerpo está rodeado de un halo de color y que recoges y te im-
pregnas de ese color. Los colores más relajantes son los tonos azules y verdes.
Puedes visualizar también que las células de tu cuerpo se van “encendiendo”
con la luz dorada del sol como pequeñas velas que se encienden una tras otra.
Poco a poco tu cuerpo se llena de luz. Visualiza que tu cuerpo está rodeado de
la energía dorada del sol y eso te ayuda a estar más sereno.
Visualiza que delante de ti hay una estatua cubierta por una tela. La estatua es
una representación tuya. Poco a poco, lentamente, aparta el lienzo visualizán-
dote tal como te gustaría verte en el futuro.
Visualiza una imagen positiva de ti mismo tras una relajación profunda, en la
que te veas tranquilo y relajado frente a situaciones que antes te generaban an-
siedad. La visualización de escenas agradables en estados de ansiedad ayuda a
recuperar poco a poco la calma.
Visualiza que cada vez que tienes un pensamiento en la mente lo pones en una
burbuja y la observas, ves cómo esa burbuja flota hasta la superficie de un lago
y desaparece. Entonces vuelves a poner la mente en blanco. Si te llega otro pen-
samiento, lo vuelves a meter en otra burbuja, dejando que flote y desaparezca.
Y así sucesivamente, repitiendo una y otra vez el proceso.
428 © WK Educación
Anexos
ANEXO IV
Capítulo VIII.
Si piensas que estás vencido, ya lo estás.
Si piensas que no te atreves, no lo harás.
Si piensas que te gustaría ganar
pero que no puedes, no lo conseguirás.
Porque en el mundo encontrarás que el éxito
empieza con la voluntad del hombre.
Todo se halla en el estado mental.
Porque muchas carreras se han perdido
antes de haberse corrido,
y muchos cobardes han fracasado
antes de haber iniciado su trabajo.
Piensa en grande y tus hechos crecerán.
Piensa en pequeño y quedarás atrás.
Piensa que puedes y podrás.
Todo se halla en el estado mental.
Si piensas que tienes ventaja, ya la tienes.
Has de pensar bien para levantarte.
Has de estar seguro de ti mismo
antes de intentar ganar un premio.
La batalla de la vida no siempre la gana
la persona más fuerte o ligera
porque, tarde o temprano, la persona que gana
es aquella que cree que puede hacerlo.
Rudyard Kipling41
© WK Educación 429
Bienestar docente y pensamiento emocional
ANEXO V
Capítulo IX.
Los cuentos de Jorge Bucay (2002)
Como ejemplo de las personas inmotivadas propone el cuento del El elefante en-
cadenado. Señala cómo las personas inmotivadas actúan igual que aquellos elefantes
de circo que, aunque tienen una gran fuerza, los han acostumbrado a no moverse
apenas sujetos con una cuerda atada a una pequeña estaca. O aquel otro de El hombre
que se creía muerto. En este caso este tipo de personas actúan como aquel hombre
que porque sintió sus miembros fríos, helados por una tormenta de nieve, como si
estuviera muerto, pensó que realmente lo estaba. Así, no hizo nada porque un lobo
se comiera sus ovejas, su burro, sus gallinas e incluso a él mismo. Y decía ¡Ah, si yo
estuviera vivo haría…!
Sin embargo, como ejemplo de las personas motivadas propone otros diferentes.
En este caso el de Las ranitas en la nata ,que cuenta cómo dos ranas cayeron en un
balde de leche. Una de ellas, desesperada, dejó de luchar. La otra, batió con tanta
fuerza sus patas que convirtió la leche en nata, primero, y luego en manteca. Así
pudo salir del balde. Otro es el cuento de El portero del prostíbulo. Esta narración
obtenida del Talmud nos habla de un portero de un prostíbulo heredado de padres a
hijos que perdió su empleo por no saber leer y escribir. Como no sabía más que arre-
glar cosas con herramientas, las compró en el pueblo de al lado a dos días de camino,
pero antes de usarlas se las fueron comprando los vecinos hasta que finalmente puso
primero una tienda, luego un almacén y por último se hizo con una gran empresa.
Rico, construyó una escuela para el pueblo y cuando le pidieron que firmara dijo
que no sabía. Entonces le preguntaron que si había hecho tanto dinero sin saber, qué
habría hecho sabiendo, a lo que contestó: sería portero de prostíbulo.
Otro más es el titulado Las alas son para volar. Se cuenta que había una vez un
padre y un hijo que tenían alas con las que poder volar. El hijo no las había usado
nunca y cuando se hizo mayor le preguntó a su padre si podría volar, a lo que éste le
contestó que sí. Sin embargo, el hijo se enfadó con su padre porque no podía volar
desde una altura muy pequeña. El padre le respondió que para volar hay que asumir
riesgos y tirarse desde una gran altura. Finalmente, recogemos otro denominado Ve-
cinos, en el que se cuenta que había dos agricultores que eran vecinos. Uno muy rico
y otro pobre. El primero no hacía más que humillar al segundo. El segundo un día
le dijo que le bastaba creer que Dios le daría 100 monedas, de lo que el primero se
rió. Para reírse de él le hizo caer por la chimenea 99 monedas. Cuando el rico pasó
a casa del pobre a comprobar que Dios no le había mandado las 100 monedas, éste
le respondió que ya lo haría. El rico entonces le dijo que todo era mentira, que había
430 © WK Educación
Anexos
sido él y no Dios y que se las devolviera. Sin embargo el pobre seguía afirmando que
había sido Dios. Por ello, lo llevó ante un juez y como no podía ir y era invierno le
dejó un coche de caballos y un abrigo. El pobre hizo creer al juez que todo era una
mentira inventada por el rico, al igual que la propiedad del abrigo y el carruaje. Le
dijo que el rico le quería robar porque él era pobre. Conmovido, el juez ordenó pagar
1.000 monedas al pobre a lo que éste respondió que bastaba con una moneda. De este
modo demostró que Dios le había dado 100 monedas, ni más ni menos.
© WK Educación 431
Bienestar docente y pensamiento emocional
ANEXO VI
ACTIVO
20
10
PRAGMÁTICO REFLEXIVO
20 10 10 20
10
20
TEÓRICO
432 © WK Educación
Anexos
○ Arriesgarse.
○ Sentirse ante un reto con recursos inadecuados y situaciones adversas.
○ Realizar ejercicios actuales.
○ Resolver problemas como parte de un equipo.
○ Aprender algo nuevo, algo que no sabía o no podía hacer antes.
○ Encontrar problemas y dificultades exigentes.
○ Intentar algo diferente, dejarse ir.
○ Encontrar personas de mentalidad semejante con las que pueda dialogar.
○ No tener que escuchar sentado una hora seguida.
○ Poder realizar variedad de actividades diversas.
b) Estilo REFLEXIVO:
○ Observar.
○ Reflexionar sobre actividades.
○ Intercambiar opiniones con otras personas con previo acuerdo.
○ Llegar a las decisiones a su propio ritmo.
○ Trabajar sin presiones ni plazos establecidos.
○ Revisar lo aprendido, lo sucedido.
○ Investigar detenidamente.
○ Reunir información.
○ Sondear para llegar al fondo de la cuestión.
○ Pensar antes de actuar.
○ Asimilar antes que comentar.
○ Escuchar.
○ Distanciarse de los acontecimientos y observar.
○ Hacer análisis detallados.
○ Realizar informes cuidadosamente ponderados.
○ Trabajar concienzudamente.
○ Pensar sobre actividades.
○ Ver con atención una película o vídeo sobre un tema.
○ Observar a un grupo mientras trabaja.
○ Tener posibilidades de leer o prepararse de antemano algo que le propor-
cione datos.
○ Tener tiempo suficiente para preparar, asimilar, considerar.
○ Tener posibilidades de oír los puntos de vista de otras personas, o aún
mejor, variedad de personas con diversidad de opiniones.
c) Estilo TEÓRICO:
○ Sentirse en situaciones estructuradas que tengan una finalidad clara.
○ Inscribir todos los datos en un sistema, modelo, concepto o teoría.
© WK Educación 433
Bienestar docente y pensamiento emocional
434 © WK Educación
Bibliografía
Albrecht, K. (2007): Inteligencia social. La nueva ciencia del éxito. Barcelo-
na: B.S.A..
Alonso Tapia, J. (2001): Motivación y estrategias de aprendizaje: Principios
para su mejora en alumnos universitarios. En García-Valcárcel Muñoz-Repi-
so, A. (Coord.): Didáctica universitaria. Madrid: La Muralla.
Alonso, Catalina M. y otros (1994): Los estilos de aprendizaje. Procedimien-
tos de diagnóstico y mejora. Bilbao: Mensajero.
Aymerich, R. (2006): “Otra formación para unas nuevas competencias”. Cua-
dernos de Pedagogía, n.º 357, pp. 102-106.
Bain, K. (2006): Lo que hacen los mejores profesores universitarios. Valencia:
PUV.
Bardisa Ruíz, T. (2007): “¿Qué formación, para qué dirección?” Organización
y Gestión Educativa, 3.
Bazarra, L., Casanova, O. y García Ugarte, J. (2004): Ser profesor y dirigir
profesores en tiempos de cambio. Madrid: Narcea.
Benito, Á. y Cruz, A. (2005): Nuevas claves para la docencia universitaria.
Madrid: Narcea.
Bennett-Goleman, T. (2001): Emotional Alchemy: how the mind can heal the
hearth. Londres: Harmmony Books.
Bentley T. (1998): Learning beyond the classroom: education for a changing
world. Londres: Routledge.
© WK Educación 437
Bienestar docente y pensamiento emocional
438 © WK Educación
Bibliografía
© WK Educación 439
Bienestar docente y pensamiento emocional
440 © WK Educación
Bibliografía
© WK Educación 441
Bienestar docente y pensamiento emocional
442 © WK Educación
Bibliografía
© WK Educación 443
El bienestar docente es algo primordial. Y la
situación en la que actualmente vive una buena
parte de los docentes reclama una atención de
Bienestar urgencia, para la que Carlos Hué viene a abrir
un camino a la esperanza y a un futuro prome-
tedor: la importancia del bienestar docente
docente y para una educación efectiva.
Las aportaciones en el marco de la inteligencia
pensamiento emocional han puesto de relieve cómo inteli-
gencia y emoción están tan interrelacionadas
que se hace difícil separarlas. Pero todavía nos
emocional hace falta reconocerlo y aprender a gestionarlo
de forma efectiva. Este libro es un material útil
y práctico en este sentido. Trata del malestar
docente y de la necesidad de transformarlo en
bienestar. Aporta sugerencias, actividades y
estrategias para esta conversión, en base a la
educación emocional. Se centra principalmente
en estas competencias emocionales: autoco-
Carlos Hué nocimiento, autoestima, regulación emocio-
nal, automotivación, conocimiento del otro,
valoración de los demás y liderazgo docente.
Todo esto se resume en mejora personal y
Carlos Hué es Psicólogo, Doctor en Ciencias
profesional.
de la Educación, Asesor Técnico del Departa-
mento de Educación del Gobierno de Aragón Se trata de un libro práctico, un ejercilibro,
y Profesor Asociado de Psicología en el ICE de como lo denomina su autor. Conviene practicar
lo que propone. La práctica es lo que puede
la Universidad de Zaragoza. Ha impartido nu- favorecer un progresivo cambio de actitudes
merosos cursos sobre inteligencia emocional y un desarrollo de competencias emocionales.
a profesorado universitario y no universitario Es apropiado para maestros, profesorado, for-
en diversas comunidades autónomas del país. madores, docentes, educadores, familias y
personas interesadas en la educación emocio-
nal. La puesta en práctica de lo que se propone
en esta obra puede contribuir a la mejora de
la educación y al bienestar del profesorado y
de la sociedad en general.
Educación