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A raíz del caso de la compañía brasileña, Fernando Carrillo revive esta discusión y
dice que con la legislación actual esa empresa no moriría jurídicamente.
Cada vez que se habla de fortalecer la lucha contra la corrupción, salta el debate
sobre la necesidad de aplicar penas a las empresas involucradas en sobornos.
Los expertos afirman que si no se sanciona también a las personas jurídicas
corruptas, se podría meter a la cárcel a sus directivos, pero estas seguirán
existiendo y causando millonarias defraudaciones al Estado y a los ciudadanos.
En Colombia eso no es posible en este momento, pues según el Código Penal las
penas sólo se pueden aplicar a las personas naturales. Sin embargo, la
criminalización de las empresas no es un invento descabellado. En Estados
Unidos y el Reino Unido se contempla desde la primera mitad del siglo XX y
muchos otros países que no la permitían la han venido incorporando en los últimos
años: Francia en 1994, Italia en el 2001 y España en el 2010.
Sin embargo, todas las iniciativas en este sentido terminan hundidas al tocar el
Congreso. De manera que hoy la máxima persecución recae sobre la
responsabilidad del representante legal, y deja viva su sociedad, su estructura y su
capital. Por esta vía las empresas corruptas pueden desde seguir funcionando con
un representante legal diferente hasta evadir las sanciones con la conformación de
nuevas empresas que no estén vetadas para contratar con el Estado.
Ante esta impotencia, el procurador general, Fernando Carrillo, puso otra vez el
tema en el centro de la agenda y pidió que el Congreso tramite un proyecto de ley
que abra la ruta para que se pueda perseguir penalmente a las empresas. El jefe
del Ministerio Público alerta por los efectos que esto tiene en el caso Odebrecht.
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En Colombia la discusión no es nueva, pues a finales de los 1990 la ley del seguro
ecológico permitía que se sancionara penalmente a las empresas. Sin embargo,
esta ley fue declarada inconstitucional en las sentencias C-320 de 1998 y C 843
de 1999. Lo interesante es que la Corte Constitucional no declaró inexequible esa
norma porque considerara que las personas jurídicas no pudieran tener
responsabilidad penal, sino porque en ese momento no existía un procedimiento
para que las empresas pudieran ejercer su derecho a la defensa. Por ello bastaría
elaborar una ley que regulara el proceso y estableciera la forma como una
persona jurídica ejerciera su derecho de defensa.
A pesar de los ajustes normativos que se vienen dando en Colombia, los entes de
control siguen alertando porque se quedan cortos en el momento de perseguir los
entramados financieros de los corruptos. La propuesta del procurador es muy
interesante, faltará ver si por fin esta idea tiene acogida en el Congreso.