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En la segunda mitad del siglo XIX, y tras siglos de aislamiento del mundo, se
comenzó la occidentalización de Japón. La nación tomó parte en la II Guerra Mundial
del lado del Eje, junto a Alemania e Italia. Tras los ataques nucleares a Hiroshima y
Nagasaki y una dolorosa rendición, Japón fue ocupado por los aliados. El país se fue
modernizando y recuperando en la posguerra y despegó hasta convertirse en una de
las economías más desarrolladas del mundo.
Sociedad
En la sociedad nipona las relaciones interpersonales son verticales y están
guiadas por los ideales de honor y deber. Los habitantes profesan un gran
culto a las formas (respeto, consideración, espiritualidad, decoro, etc.). Para
los japoneses la empresa donde trabajan es como su casa y la figura del jefe
es respetada de forma notable. En el pasado las mujeres eran sumisas y a lo
largo de los siglos han profesado un gran complejo de inferioridad respecto a
los varones. Hasta hace poco tiempo era difícil ver a una mujer viviendo sola y
soltera, y las niñas eran educadas para servir a los esposos, padres o
hermanos, anulando por completo su independencia personal. En la actualidad
la mujer ha encontrado su posición y ha ganado incluso más fuerza que el
hombre en la sociedad, especialmente en el organigrama de las familias,
donde las mujeres toman todas las decisiones incluso sin tener que consultar
a sus esposos, que dedican su tiempo al trabajo.
Religión
El sintoísmo (religión politeísta basada en la tradición familiar, veneración de
los espíritus de la naturaleza, purificación y celebración de festividades), junto
con el budismo, son las religiones más practicadas en la cultura japonesa.
Pero la mayoría no profesan una fe en particular, sino que reúnen los rasgos
de varias creencias en su vida cotidiana (sincretismo).
Economía
La economía nipona es una de las mayores del mundo y el fenómeno
económico de la segunda mitad del siglo XX. Los productos manufacturados y
la tecnología (artículos electrónicos, automoción, e industria del acero) son
sectores estratégicos. Este éxito, logrado tras la II Guerra Mundial, es el
resultado del control minucioso de las importaciones, una inversión elevada en
el interior y una política de exportación agresiva. Además, la filosofía del
trabajo duro, el dominio de las ciencias aplicadas, y la cooperación entre
gobierno e industrias también son claves para entender el milagro económico
japonés.