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Alejandro de hales

Sin embargo, hay todavía en ella muchos ecos del aristotelismo musulmán
y judaico, en especial de Ibn Gabirol. De éste, Alejandro acepta el principio
de la composicion hilemórfica universal. Todos 1os seres creados constan de
materia y forma, incluso los seres espirituales. El alma es la forma del
cuerpo; pero además de ser forma, es decir, actividad, es también pasividad o
capacidad de sufrir la acción de los demás entes, y esta pasividad, que
también es propia del alma separada del cuerpo, constituye su materia
(Sum., Il, q. 61, 1). Las cosas creadas están, por una parte, compuestas de
materia y forma y, por otra, de esencia y existencia (quo est y quod est);
esta última pertenece también a la forma como tal (Ibid., II, q. 20, 2).
Pero si las criaturas espirituales tienen materia, esa materia no es, como
quería Ibn Gabirol, igual que la de las cosas corpóreas. No hay una materia
común para ambas; ni siquiera hay una materia común para los cuerpos
celestes y los sublunares, aunque la materia de ambos pertenezca al mismo
género (Ibid., II, q. 44, 2).

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