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DEL LECTOR AL USUARIO

María Jesús Lamarca Lapuente. Hipertexto: El nuevo concepto de documento en la cultura de


la imagen.

En: http://www.hipertexto.info/documentos/lector.htm

"Pero cuando estaba leyendo sus ojos se deslizaban sobre las páginas
y su corazón buscaba el sentido, más su voz y su lengua estaban mudas.
Vinieron visitantes para observar este prodigio".

San Agustín viendo leer a San Ambrosio

"Nunca ninguna dictadura ha impedido ver,


y sin embargo todas han prohibido mirar".

Josep M. Català Domènech. "La rebelión de la mirada".

De la misma forma en que San Agustín quedó maravillado al ver a San Ambrosio leyendo en
voz baja mientras sus ojos "se deslizaban" sobre las páginas, hace apenas un lustro nadie
pensó que "deslizar" la vista sobre las pantallas se convirtiera en un acto tan natural y
cotidiano como ha llegado a ser hoy navegar por la información y por las páginas del
hipertexto. El soporte libro tenía asegurada su continuidad pues, como afirmaban mucho
teóricos y defensores de la letra impresa, el libro seguiría siendo el soporte primordial para la
lectura reflexiva y pausada, mientras que la lectura en pantalla sólo conducía a una lectura
fragmentaria, al salto de una porción de texto a otra sin un hilo discursivo coherente y sin una
continuidad lógica aparente. La lectura, emancipada de un autor que había sido hasta ahora el
verdadero motor, guía y conductor del texto, sumía ahora al lector en el desconcierto, la
pérdida de orientación, el desbordamiento cognitivo, etc.

Nada más lejos de la realidad actual; si bien el libro sigue siendo el soporte por excelencia para
tratar cierto tipo de temas como las obras de ficción y novelas de entretenimiento, el
hipertexto se ha convertido en el soporte primordial no sólo de las llamadas obras-
herramienta (diccionarios, manuales técnicos, enciclopedias, etc.) sino también de las
monografías y artículos científicos, ensayos, etc. La causa de que el libro impreso siga siendo
el soporte primordial de novelas y demás obras de ficción y entretenimiento es, en primer
término, su portabilidad. Este tipo de lecturas se llevan a cabo en ambientes distendidos en los
que no se precisa mucha concentración y son el complemento ideal para leer repantigados en
nuestro sofá favorito, completar una jornada leyendo unas páginas antes de irse a la cama,
disfrutar con la lectura tumbados en la hierba o bajo una sombrilla en la playa, sentados en un
café o aprovechando el tiempo muerto que pasamos diariamente en los transportes públicos,
etc. Sin embargo, la lectura reflexiva requiere de un ambiente silencioso y adecuado para la
concentración, y suele hacerse en la sala de estudio donde la presencia de un ordenador se ha
convertido en una herramienta imprescindible tanto para el ocio, como para el trabajo.
Es más, si las bibliotecas eran los templos del saber pues en ellas se contenía toda la
información que precisábamos, ahora es la World Wide Web la depositaria de todo ese
conocimiento y desde nuestra propia sala de estudio, a través de la pantalla, podemos acceder
a toda la información que precisamos con un clic de ratón y sin intermediarios. El temido
síndrome de "perdidos en el ciberespacio" que utilizaban los primeros teóricos del hipertexto
ha sido solventado no sólo por el desarrollo de índices y directorios, motores de búsqueda y
otras herramientas de navegación, exploración y búsqueda que facilitan el acceso y la
recuperación de documentos en la red o por el desarrollo y la puesta en práctica de nuevos
lenguajes semánticos, la aplicación de técnicas de indización y clasificación, etc. para los
documentos de la Web; sino por un mayor conocimiento del medio por parte de autores,
lectores y usuarios.
El hipertexto se convierte, pues, en el lugar y el espacio idóneos no sólo para la obtención de
información, para el entretenimiento, la comunicación y el ocio, sino también para la lectura
reflexiva y para el aprendizaje. Y es el lector el que construye el texto a su medida conectando,
en el acto de lectura, todos los textos o fragmentos de texto que sean de su interés, sin que
tenga demasiada importancia quién es el verdadero autor de toda esa información disponible
al alcance de la mano y si dicha información, en origen, constituye o no un texto cerrado. La
lectura se convierte, pues, en un proceso proactivo, reflexivo y dinámico en el que el lector
actúa y toma decisiones por sí mismo. Esto es, el lector pasivo del texto impreso, se convierte a
la fuerza, en el hipertexto, en un lector activo obligado a tomar el control de "su lectura"
mediante la adopción de decisiones constantes. Y en un lector que "usa" cualquier información
accesible según sus necesidades e intereses. De ahí la conversión del lector en usuario.
El navegante, que tiene ante sí una multiplicidad de posibilidades de lectura distintas, tiene
que decidir por sí mismo qué camino tomar y puede elegir distintas vías de forma simultánea.
Aunque en el acto de lectura mismo se sigue una linealidad temporal, el hipertexto posee una
multisecuencialidad espacial, esto es, se pueden desplegar múltiples ventanas ante la vista
frente a los límites y linealidades espaciales y temporales que imponía el texto impreso.
En el hipertexto, el lector no alfabetizado en este nuevo contexto tecnológico puede
realmente ser ese huérfano perdido en el ciberespacio que preconizaban los primeros teóricos
del hipertexto, pero quien conoce el medio y toma las riendas de lectura eligiendo su propia
senda, no es en realidad un huérfano, sino que se convierte en una figura hasta ahora
inusitada: un lector independizado por completo del autor y un lector independizado del texto
cerrado. Cualquier acto de lectura se convierte, de esta forma, en un proceso individualizado y
leer un hipertexto por parte de uno u otro usuario constituye una forma única y diferenciada
de lectura. Y, al igual que en el mundo analógico depende de las habilidades del lector que la
lectura se convierta en un acto superfluo o en un acto reflexivo, la lectura hipertextual exige,
por principio, un lector más activo que no se deja guiar únicamente por lo que marca un autor
o por la disposición de un texto, sino que está obligado a tomar decisiones a cada instante.
El hipertexto convierte al lector en usuario pues es el lector quien usa el texto a su antojo
eligiendo qué leer, cómo ampliar la información, cómo desechar los fragmentos que no son de
su interés y cómo saltar de un fragmento de información a otro. Los enlaces son puentes de
lectura entre unos textos y otros, una información y otra, un recurso y otro diferente; un
documento, un autor y su referencia, etc. y así el usuario puede construir su propio texto,
saltándose los pasajes, ampliándolos con las referencias y asociaciones pertinentes,
recombinando textos, buscando otros contextos y apariciones, etc.
Toda lectura es un acto individual y también es un proceso que se lleva a cabo,
necesariamente, en el tiempo y en el espacio. Hasta ahora, la linealidad del texto venía
impuesta por los contornos de la página impresa, pero el espacio hipertextual permite romper
esos contornos. La lectura adquiere nuevas dimensiones pues se puede optar por un barrido
visual y una exploración superficial hasta centrar la atención en un punto concreto y
sumergirse en una lectura reflexiva y pausada. No es lo mismo el zapeado de páginas, la
lectura de titulares o la búsqueda directa, que la exploración detenida de un espacio
hipertextual. Depende de los deseos del lector detenerse en un punto concreto de la
información y sumergirse en una lectura más profunda o ampliar la información en otros
puntos externos de la red. Así pues, el hipertexto no conduce, necesariamente, a una lectura
superficial ya que el hipertexto posibilita varios modos de lectura, sino que es la intención del
lector la que conduce a un tipo u otro de lectura.
No es lo mismo ver que mirar y un lector consciente y reflexivo debe tomar el control sobre lo
que está viendo, esto es, debe mirar y construirse una mirada. Como afirma Josep M. Català
Domènech en La rebelión de la mirada: "Un animal podrá seguir con la mirada la trayectoria de
un elemento interesante, podrá incluso sortear con todo su cuerpo en movimiento un
obstáculo que se interpone entre él y el centro de interés, como puede ser por ejemplo otro
animal al que está persiguiendo, pero nunca lo hará sólo para seguir viendo. El movimiento
que un animal puede ejecutar con el cuerpo o parte del mismo para dejar un objeto fuera del
campo de su visión con el fin de seguir viendo aquello que atrae su interés no es una
verdadera mirada, sino la prolongación de un acto corporal en el mismo sentido: no es la vista
la que se emplea sobre el mundo, sino todo el animal con la vista, y otros sentidos, al frente. La
vista responde en este caso a necesidades del cuerpo globalmente considerado y por tanto
acepta los campos de visión tal como se presentan: son las características de los mismos los
que determinan el interés de la visión y no a la inversa, como sucede con la mirada humana.
De ahí que no pueda darse en los animales la dicotomía entre una visibilidad dada y una
visibilidad construida, como se da en el ser humano. Los obstáculos, en el animal, no lo son
nunca para la vista, sino para el cuerpo en su totalidad. De ahí la originalidad que supone un
gesto como el de colocar algo ante los ojos para exponerlo expresamente a la inspección de la
vista, un gesto que hace que ésta, de elemento de supervivencia pase a ser agente de
conocimiento. El gesto, adscrito a la mirada, de colocar un objeto ante los ojos debe anteceder
forzosamente, pues, al de la propia escritura, que así se muestra en parte subsidiaria del
mismo. Antes de que la mano procediera a inscribir un lenguaje visible sobre una superficie, es
decir, antes de que pasara a objetivar los procesos reflexivos, se produjo la conversión de la
vista en mirada, un proceso que suponía asimismo la delimitación de un campo visual
susceptible de ser inspeccionado visualmente y de constituirse, por lo tanto, en receptáculo de
los signos que expresan el pensamiento".

Navegar por la información es una dimensión nueva. El hipertexto permite tanto la tradicional
lectura secuencial, como la búsqueda directa mediante consultas. Entre estas dos opciones, la
navegación se presenta como un paso intermedio entre dos formas de lectura. Además, el
hipertexto constituye un formato abierto de acceso a la lectura, pues el lector puede elegir de
forma consciente o aleatoria comenzar por un punto cualquiera del texto y seguir diferentes
caminos o lecturas a través de la textura de la información y de acuerdo con sus intereses. Así
pues, desde el punto de vista del lector, el hipertexto no tiene un comienzo, un medio y un
final como sí poseía un libro en el cual el desarrollo de lectura venía claramente definido. En
esto se diferencia del texto impreso ya que en el hipertexto no es el autor quien controla el
texto, sino que es el lector quien toma las riendas.
Navegar y buscar información son dos actividades similares, sin embargo, mientras que
navegar es algo más aleatorio aunque se trata también de una actividad cognitiva, la búsqueda
suele obedecer a un plan o a objetivos concretos. E. Carmel y otros, en su artículo Browsing in
Hypertext:a cognitive study distinguen 3 categorías de navegación o lectura de hipertextos:

 Navegación de sondeo (scan browsing): el lector busca información interesante sin


ningún objetivo predeterminado.
 Navegación de revisión (review browsing): el lector busca información con objeto de
revisar e integrar un tema particular.
 Navegación de búsqueda (search-oriented browsing): el lector busca información
según un plan u objetivo para encontrar la información relevante a un tema en
particular.

En el mundo impreso ha habido pocas modificaciones en las tradicionales formas de lectura en


el transcurso de estos últimos siglos, a pesar de que a lo largo de la historia siempre ha habido
intentos de romper la linealidad del texto y numerosos autores han tratado de ofrecer nuevas
experiencias visuales para el lector y nuevas posibilidades de presentación y lectura más allá
de las limitaciones que imponía la página impresa. La aparición del hipertexto ha supuesto la
culminación de todos estos intentos de trascender el soporte papel y la secuencialidad que
éste imponía para ofrecer nuevas dimensiones. De esta forma, la supremacía del libro
entendido como mejor soporte para fijar la información ha sido puesta en cuestión por la
concreción material del hipertexto a través de la digitalidad y la informática y, sobre todo, a
través a través de la conectividad que proporcionan los enlaces y el acceso inmediato por
medio de la red.
La lectura digital tiene uno de sus mayores inconvenientes en la portabilidad, pues se precisan
algunos instrumentos electrónicos mediadores para la lectura (ordenador, pantalla y/u otro
tipo de dispositivo electrónico).
A veces se pretende llegar a situaciones intermedias y la lectura digital persigue semejarse a la
lectura analógica combinando las experiencias de lectura que proporcionan ambas
tecnologías. Por ejemplo, la British Library cuenta con un sistema llamado Turning the pages
(volver las páginas), mediante el cual el puntero del ratón se transforma en el dedo del usuario
y hay que arrastrar el ratón de un lado a otro tanto para abrir las tapas como para pasar las
páginas del libro. De esta forma, se simula que se "hojea" un libro y, verdaderamente, se tiene
dicha sensación. Constituye una verdadera delicia pasar las páginas de, por ejemplo el "original
manuscrito" de Alicia en el país de las maravillas o el mismísimo Cuaderno de notas de
Leonardo Da Vinci. También se puede "ojear" el libro más antiguo del mundo, el Diamond
Sutra, impreso en China en 868, y que consta de 7 paneles de papel enrollado sobre dos palos
de madera. Los libros se acompañan de una explicación didáctica en texto y/o audio.
La lectura hipertextual exige nuevas habilidades, competencias y conocimientos por parte del
lector/usuario. Navegar por la información requiere conocer ciertos signos propios de la nueva
escritura hipertextual (iconos, cambios del cursor, mecanismos de vuelta atrás, estilos
tipográficos, significado de las barras de herramientas, etc.) y conocer el manejo de ciertos
dispositivos como el ratón, las barras de desplazamiento en pantalla, etc; así como conocer
qué herramientas se deben utilizar para buscar, cómo, cuándo y dónde acceder a un buscador,
por qué tipo de buscador optar o cómo realizar las consultas. Los sistemas de navegación han
ido poco a poco estandarizando sus herramientas de navegación, exploración y búsqueda, y el
diseño de un hipertexto bien construido no confunde, sino que ayuda al lector a moverse por
la red hipertextual. En unos pocos años, los lectores han aprendido a moverse por las
procelosas aguas de la red. Pero sin duda, además de habilidades técnicas, la lectura
hipertextual exige un cambio de mentalidad, una actitud atenta y comprehensiva para
organizar y reorganizar constantemente un mapa mental del (hiper)texto que se va
construyendo en la lectura, pues es el lector el que se va construyendo el discurso a su
medida.
La lectura de un hipertexto es una lectura extensiva, más superficial y horizontal que la lectura
de un libro impreso, mientras que la lectura de este último es más pausada, inmersiva,
intensiva, en profundidad, vertical de abajo arriba y prolongada en el tiempo. Lo que conduce
a este modo de lectura es no sólo la disposición de la pantalla, sino también la abundancia de
información, pero una vez que se ha hecho un barrido visual y explorado el espacio de
información, la lectura del hipertexto requiere mayor atención -e intención- por parte del
lector que la lectura de un texto impreso.
La estabilidad del libro impreso entendido como objeto físico permanente y no dependiente
del tiempo pasa a convertirse, en el hipertexto, en un espacio virtual que se hace presente
temporalmente. El texto del hipertexto es dinámico, en constante inestabilidad y
transformación y su lectura se convierte en un proceso temporal que requiere otros
parámetros de acercamiento, atención y comprehensión por parte del lector. En esto, el
hipertexto se asemeja más a la cultura oral que a la cultura impresa pues es el lector/oyente
quien da significado el texto en el proceso de unir las distintas secuencias -y las intenciones y
objetivos- de su lectura. Por medio del hipertexto recuperamos, pues, ciertas características de
la cultura oral sin renunciar a la cultura impresa.
El discurso secuencial ha pasado a ser multisecuencial, y el conocimiento se construye no paso
a paso como en la cultura impresa, sino como un haz o una totalidad de significaciones. La
hipermedia introduce, además, elementos ajenos a la cultural textual y texto, imagen y sonido
se funden y confunden en el nuevo hipertexto. En este sentido, el hipertexto se aleja de la
linealidad y articulación del pensamiento racional propio de la imprenta y de su segmentación
de la realidad para acercarse a la totalización de las imágenes, a la unidad entre contenidos y
formas. El hipertexto establece una estrecha relación con los códices medievales por su
logografía y caligrafía iluminadas, su iconografía constante, el uso de miniaturas, etc. y
también una fuerte relación con los rollos de papiro anteriores a la invención del codex
romano en donde las páginas no van cosidas unas a otras, sino que se despliegan.
Los inicios de la escritura pasaron por una fase iconográfica y hoy, con el hipertexto, la
escritura y la lectura culminan en otra fase iconográfica. Ver es el sentido humano por
excelencia, más que oler o tocar como los animales. La visión y el pensamiento se
retroalimentan, la escritura se convierte en un acto racional en donde el símbolo se convierte
en signo, pero en la lectura y escritura hipertextuales, el signo vuelve a ser símbolo.
El hipertexto ha cambiado, pues, las formas de escritura y de lectura. Siempre que surge una
nueva tecnología se analizan sus implicaciones desde distintas perspectivas: económicas,
sociales, culturales, etc. De esta forma, se ha visto al hipertexto como un enemigo del libro
impreso y se ha hablado del cambio de racionalidad que supone el paso de una cultura libraria
a una cultura digital soportada en las pantallas como si esta última fuera a derribar toda la
cultura lograda sobre los cimientos de la imprenta. Lo cierto es que la cultura del hipertexto no
viene a sustituir a la cultura del texto, esto es, a la cultura de la imprenta, sino que añade a
ésta algunas dimensiones nuevas.
Desde la experiencia del lector, la información ha dejado de ser una cosa física y se ha
convertido en una realidad mental, en una espacio nuevo que hay que aprender a construir,
explorar, usar y comprender. La sintaxis de esa nueva dimensión es el hipertexto y aprender a
leer y escribir mediante enlaces es una nueva forma de alfabetización enmarcada dentro de
una cultura más amplia que es la alfabetización digital.
El control que hasta ahora tenía el autor sobre el conocimiento y su distribución a través del
libro impreso, se diluyen en la maraña de la red y con ellos se esfuma el prestigio y el
reconocimiento social que lleva aparejados la "autorictas". En el campo científico esta ruptura
ha sido menos desgarradora pues los autores suelen publicar en colaboración y utilizan, en
mayor medida que el libro impreso, otro tipo de medios como son las revistas científicas que
se han trasladado a la red de forma rápida y nada traumática, aunque su acceso libre también
ofrezca reticencias por parte de los editores, pero esta vez por causas crematísticas.
Un libro se puede leer o no leer, pero en un texto abierto a la red, el lector no sólo puede
escapar del texto haciendo uso de un enlace externo, sino que también puede relacionarlo con
otros textos y contextos escapando al control fijado por el autor. En el hipertexto el lector se
independiza del autor, le desobedece, niega su autoridad y busca otros caminos y sentidos no
previstos ni fijados por el autor en el texto. Es el lector quien toma el poder. Y este poder se
acrecienta y llega a límites insospechados cuando el lector puede usar el texto a su antojo:
copiarlo, reutilizarlo, modificarlo, transformarlo, difundirlo, etc.
Si los defensores de la libre expresión en Internet reivindicaban una información sin
propietarios bajo el lema "la información quiere ser libre" personalizando el texto con el fin de
independizarlo de un autor, no existe proceso comunicativo sin lector. La comunicación no es
un proceso mecánico, sino que precisa de un referente humano que sea consciente de lo que
significa el mensaje. El mensaje que en el medio impreso era algo totalmente acabado y
cerrado y que poseía permanencia y estabilidad, en la red se ha vuelto inestable, cambiante y
dinámico. Y la relación inmutable entre emisor-mensaje-lector que se establecía siempre en la
misma dirección inequívoca, se ha convertido en un proceso multidireccional donde el flujo de
la información fluye en todas direcciones de forma simultánea.
En 1969 Barthes anuncia ya la muerte del autor y el nacimiento del lector. Sin embargo, el
hipertexto no conlleva la desaparición del autor ni la destrucción del texto sino que provoca
cambios profundos en la concepción de ambos. Un hipertexto es siempre creado por un autor
(o varios), pero es el lector el que elige qué enlaces y qué ruta de lectura seguir y quien, por
tanto, reconstruye el texto a su medida enlazando textos y fragmentos de texto y conectando
autores diversos. Lo que conlleva el hipertexto es la apertura a múltiples lecturas y a dotar de
cierta autonomía al lector. Un texto fue escrito en un contexto concreto, pero ahora es el
lector el que elige su propio contexto de lectura.
Así pues, todo texto requiere de un lector y un contexto. Daniel Chandler en Text and the
construction of meaning, resume en estos 3 tipos de posiciones extremas las teorías que se
refieren a la relación entre lectores y textos:

 Objetivistas: el significado se encuentra en el texto (el conocimiento se transmite)


 Constructivistas: el significado surge de la interacción en el texto y el lector (el
conocimiento se negocia),
 Subjetivistas: el significado depende de la interpretación del lector (el conocimiento es
re-creado)

Por su parte, José Luis Gómez-Martínez en su excelente artículo Hacia un nuevo paradigma: El
hipertexto como faceta sociocultural de la tecnología afirma: "En la modernidad se privilegió al
autor, la posmodernidad privilegia al texto, en el discurso antrópico se privilegia al lector".
Para este autor, el discurso antrópico es el discurso propio del hipertexto en el cual el
referente es el ser humano y el proceso de comunicación es multidireccional: autor ↔ texto
↔ lector. Gómez Martínez habla de un cambio de paradigma en el que el significado reside
en el lector y en la apropiación que éste haga del texto. No se trata de un texto con múltiples
significados, sino de un lector (o múltiples lectores) que se apropian del texto desde múltiples
contextos. Si el discurso moderno privilegiaba al autor y el posmoderno ponía énfasis en el
mensaje, el discurso antrópico regresa al referente humano. Este cambio de paradigma
supone una transformación tan notable como la que supuso el libro impreso: "El cambio es
mucho más profundo. Nos trasladamos de concebir el mundo como realidad estática, a
entenderlo como transformación. La lectura, por tanto, ya no trata de encontrar el significado
del autor en el texto (aunque no anula esa posibilidad). La lectura ahora es un proceso íntimo
en el cual el texto se contextualiza en el devenir del lector. Parafraseando a Antonio Machado
diríamos que no hay texto, que el lector hace el texto al leer".

Pero el hipertexto no sólo exige un cambio de mentalidad para pasar del papel a la pantalla y
adaptarse a las interfaces gráficas, sin duda, el lector de hipertextos debe poseer, además,
ciertos conocimientos tecnológicos complejos y una serie de habilidades que tienen que ver
con el campo de la información y la documentación. Navegar por la Web es similar a recorrer
una gran obra de referencia, una enciclopedia universal de textos completos y, en un mar de
información, el usuario debe saber no sólo buscar la información, sino también recuperarla y
gestionarla para poder hacer una lectura o un uso más pausado y reflexivo en el momento que
crea adecuado. Christine A. Barry en su artículo Las habilidades de información en un mundo
electrónico, afirma que las habilidades de información se pueden descomponer en las
siguientes fases secuenciales:

 formular y analizar necesidades;


 identificar y valorar posibles fuentes;
 localizar recursos audiovisuales;
 examinar, seleccionar y rechazar fuentes;
 interrogar a las fuentes;
 procesar y almacenar la información;
 interpretar, analizar, sintetizar, y evaluar la información recogida;
 presentar y comunicar el trabajo resultante;
 evaluar los logros conseguidos.

Para esta autora, es la relación entre el crecimiento de la información y el aumento de


tecnología compleja para manejarla, lo que produce este cambio en las habilidades de
información. De esta relación emergen 3 grandes categorías de habilidades de información
necesarias.

Primero, el aumento de la localización, alcance y volumen de información lleva a una


creciente necesidad de valorar esa información. Esto incluye la evaluación de la calidad, el
filtrado y eliminación de información excesiva, y la mayor concreción hacia necesidades
específicas.

En segundo lugar, existe la necesidad de adquirir conocimiento de las diversas fuentes y


habilidades para manejar la compleja tecnología dentro de la cual se encuentra inmersa la
información. (Ésta en particular es resultado de las limitaciones de las interfaces existentes.
Una vez que las interfaces amigables para sistemas múltiples sean realidad, y los programas de
búsqueda se aproximen más al lenguaje natural, la complejidad se reducirá)
En tercer lugar, están las habilidades lógicas y lingüísticas necesarias para formular
necesidades de información y hacerlas explícitas de una forma comprensible por los sistemas
TI, y también para leer, descodificar, e interpretar la información electrónicamente obtenida.
Como resultado, las habilidades de información necesarias para navegar con éxito por el
mundo electrónico y recuperar la información óptima han cambiado tanto de forma cualitativa
como cuantitativa.

Sin duda, las virtudes del medio hipertextual sobre el medio impreso se deben,
fundamentalmente a cuatro aspectos diferenciados: la rapidez en el acceso a la información,
la disponibilidad de una enorme biblioteca universal de acceso libre, la posibilidad de buscar
de forma directa la información que se precisa y , en último término y no menos importante, el
hecho de que la Web no sólo es un espacio de información, sino también un lugar para la
interacción.

Como ya dijimos al tratar la interactividad como característica del hipertexto, la interacción se


puede entender en dos sentidos diferenciados: por un lado, como sinónimo de participación
en relaciones comunicativas establecidas entre las personas, donde es corriente utilizar la voz
interactuar en lugar de conversar, dialogar, colaborar, votar, etc. Y por otro, como la relación
que se establece entre los seres humanos y las máquinas, esto es, el método por el cual un
usuario se comunica con el ordenador a través de la interfaz gráfica del hipertexto.

En este segundo sentido, a menudo se confunde la interactividad con conectividad. Navegar


por un hipertexto, seleccionar un enlace y hacer clic con el ratón no es propiamente
interactividad, aunque navegar ya implique un grado de interactividad mayor que una lectura
secuencial en los soportes tradicionales como son el papel o la película y las posibilidades de
navegar por una biblioteca completa como es la Web supone aumentar las posibilidades de
lectura hasta un grado antes inimaginado.

Sin embargo, dentro de un hiperdocumento, las posibilidades de navegación vienen


determinadas por el diseño que el autor del hipertexto haya previamente fijado y el usuario
puede elegir únicamente entre las opciones que se le presenten. La elección de poder moverse
y saltar de un lado a otro del hipertexto, supone un grado muy bajo de interactividad.

El hipertexto no es una mera forma de creación de documentos y de presentación y


navegación por la información, es una estructura mucho más compleja que se sustenta sobre
elementos de muy distinto signo y que deben conformar un todo integrado que tenga en
cuenta la estructura interna de la información, su estructura externa, la estructura inmediata
de presentación de la información, el contexto físico y psicológico y las posibles necesidades
del usuario, etc. Por tanto, el diseño navegacional juega un papel fundamental ya que la
organización del espacio de navegación ayuda al usuario a recorrer la información o a ir
directamente a la información que requiera.

La interfaz es todo aquello con lo que interactuamos para lograr efectuar alguna acción en un
sistema y es, por tanto, la interfaz de usuario, la que permite que el usuario se comunique y
dialogue con el hipertexto. Se trata pues, de una especie de cuadro de mandos para que el
lector tome el control. Al diseñar la interfaz de un hipertexto hay que tener en cuenta tanto el
tipo y características de los posibles usuarios, las facilidad de aprendizaje y uso, su
accesibilidad, etc. y muchas otras tareas que tiene que ver con lo que se ha venido en
denominar usabilidad.

El término control es una de las claves para definir la interactividad, más allá de la simple
navegación se trata de que el usuario tenga verdadero control sobre determinadas acciones.
Un hipertexto bien diseñado permitirá una mayor interactividad para que el usuario no sólo se
mueva por el hipertexto, navegue por la información y explore distintas rutas, sino que le
ofrezca la posibilidad de visualizar información multimedia en el momento que desee, hacer
búsquedas directas, encontrar información relacionada y recuperar la información atendiendo
al establecimiento de filtros y adaptaciones personalizadas que el propio usuario pueda
establecer, etc. Todas estas cualidades son las que conducen a que el lector de un hipertexto
pase a denominarse, con toda propiedad, usuario. Vemos que el hipertexto entendido como
una nueva tecnología, ofrece muchas más funcionalidades y posibilidades de interacción que
las tecnologías simplemente digitales, y aun mucho mayores que cualquier tecnología
analógica.

A la conectividad del texto se une la conectividad de los sujetos que intervienen en la


comunicación. En este sentido, la Web no es sólo un espacio de información, sino también un
espacio de interacción entendida como comunicación entre seres humanos. La Web se ha
convertido en un ágora electrónica, una plaza pública y un territorio virtual donde se
desarrollan miles de conversaciones en distintos medios: foros, chats, intercambio de correos,
cruce de mensajes, etc. y con distintos actores. Esta comunicación puede ser bidireccional uno
a uno (emisor ↔ receptor) o multidireccional (emisores ↔ receptores) y puede ser
instantánea al desarrollarse en línea o dilatada en el tiempo (como en el caso de las listas de
distribución a través del correo electrónico). Esta posibilidad que brinda la red ha hado origen
a nuevas formas de autoría colaborativa y a que en la red, las audiencias de los medios ya no
sean tan pasivas como en el medio impreso. El lector o los lectores no sólo pueden establecer
contacto con los autores y conversar con ellos a través del correo electrónico, sino que pueden
hacer sus comentarios en la red.

El hipertexto adquiere así una dimensión social nueva y no sólo permite la creación y
mantenimiento de comunidades y redes sociales de todo tipo en línea, sino que está dando
forma nueva a viejos medios de expresión como la prensa. Los blogs, que nacieron como un
medio de expresión y edición personal y que dieron un aire nuevo a las noticias, permiten
ahora los comentarios en línea por parte de los lectores y se crea así una nueva forma de
periodismo abierto y participativo en donde los lectores se involucran en el proceso
informativo haciendo comentarios y anotaciones. Muchos sitios web tanto de personas o
empresas como de medios de comunicación, permiten al lector iniciar un debate o participar
en una discusión en línea, añadir contenidos y enlaces mientras se lee, etc.

El periodismo participativo es un fenómeno nuevo que se produce de la base hacia arriba y es


el resultado de muchas conversaciones simultáneas y distribuidas a lo largo de la Web. Los
lectores pasan a ocupar un papel activo en el proceso de suministrar información.

Noticias de arriba hacia abajo vs. abajo hacia arriba

Fuente: Shayne Bowman y Chris Willis. Nosotros, el medio.


http://www.hypergene.net/wemedia/images/uploads/compare_esp.gif
Y en la red no sólo se desarrollan nuevas formas de periodismo participativo a través de los
blogs o el establecimiento de foros y debates en los medios tradicionales trasladados a la red,
también se crean comunidades en línea agrupadas tras los más diversos intereses y surgen
proyectos conjuntos de colaboración a través del desarrollo de nuevas herramientas y
tecnologías como los wikis que permiten agrupar una red social de autores y lectores para
crear proyectos colaborativos en línea tales como enciclopedias, diccionarios, repositorios de
documentos de acceso libre, etc. La llamada Web 2.0 crece exponencialmente y los sitios más
visitados y usados en la red son los que permiten la colaboración de los lectores/usuarios tales
como Bloglines o Tecnhorati para guardar y compartir blogs, Flick para compartir fotos,
del.icio.us para guardar y compartir favoritos o YouTube para almacenar y compartir vídeos,
etc. Además, estos servicios colaborativos cuentan con otras herramientas que han permitido
el paso de la clasificación personal al etiquetado social por medio de etiquetas o tags creadas
en colaboración y que han desarrollado una nueva forma de indización de documentos
llamada folksonomías.

En la red ya no se habla de publicar, sino de participar y una nueva generación de documentos


web nace con la intención de convertirse en documentos dinámicos permitiendo al lector
participar haciendo comentarios y anotaciones, iniciar una discusión, añadir contenidos o
agregar enlaces de sus favoritos mientras lee, etc.

Desde los inicios del hipertexto a través de los sistemas de gestión independientes era
corriente la autoría múltiple y muchos sistemas permitían las anotaciones y comentarios
críticos de los lectores. Muchos de estas herramientas se emplearon en el ámbito educativo
para establecer un contacto más estrecho entre profesores y alumnos y para que los lectores
pudieran establecer un contacto directo con el texto ya que podían "manipularlo"
estableciendo relaciones, añadiendo comentarios críticos, etc. La Web, con su acceso universal
en línea potencia esta tendencia y ofrece nuevas posibilidades permitiendo que los contenidos
dinámicos sean creados y distribuido "en vivo" a través de Internet.

interfaz de un sistema de hipertexto autonomo

Interfaz de un sistema de gestión de hipertextos independiente

interfaz de Bloglines

Interfaz de Bloglines, un servicio en línea para buscar, crear, compartir y suscribirse


a canales de noticias, blogs y otros contenidos de la red: http://www.bloglines.com

El marco de la pintura se ha convertido hoy en un monitor de ordenador, una pantalla que


separa el mundo de su representación y/o abstracción. Sin embargo, tras la pantalla también
se crea un mundo nuevo real y virtual de informaciones y relaciones humanas que puede ser
desplegado a través de las múltiples ventanas del hipertexto .

Bibliografía:

BARRY, Christine A. “Las habilidades de información en un mundo electrónico. La formación


investigadora de los estudiantes de doctorado”. Traducido por Piedad Fernández Toledo.
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