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En: http://www.hipertexto.info/documentos/lector.htm
"Pero cuando estaba leyendo sus ojos se deslizaban sobre las páginas
y su corazón buscaba el sentido, más su voz y su lengua estaban mudas.
Vinieron visitantes para observar este prodigio".
De la misma forma en que San Agustín quedó maravillado al ver a San Ambrosio leyendo en
voz baja mientras sus ojos "se deslizaban" sobre las páginas, hace apenas un lustro nadie
pensó que "deslizar" la vista sobre las pantallas se convirtiera en un acto tan natural y
cotidiano como ha llegado a ser hoy navegar por la información y por las páginas del
hipertexto. El soporte libro tenía asegurada su continuidad pues, como afirmaban mucho
teóricos y defensores de la letra impresa, el libro seguiría siendo el soporte primordial para la
lectura reflexiva y pausada, mientras que la lectura en pantalla sólo conducía a una lectura
fragmentaria, al salto de una porción de texto a otra sin un hilo discursivo coherente y sin una
continuidad lógica aparente. La lectura, emancipada de un autor que había sido hasta ahora el
verdadero motor, guía y conductor del texto, sumía ahora al lector en el desconcierto, la
pérdida de orientación, el desbordamiento cognitivo, etc.
Nada más lejos de la realidad actual; si bien el libro sigue siendo el soporte por excelencia para
tratar cierto tipo de temas como las obras de ficción y novelas de entretenimiento, el
hipertexto se ha convertido en el soporte primordial no sólo de las llamadas obras-
herramienta (diccionarios, manuales técnicos, enciclopedias, etc.) sino también de las
monografías y artículos científicos, ensayos, etc. La causa de que el libro impreso siga siendo
el soporte primordial de novelas y demás obras de ficción y entretenimiento es, en primer
término, su portabilidad. Este tipo de lecturas se llevan a cabo en ambientes distendidos en los
que no se precisa mucha concentración y son el complemento ideal para leer repantigados en
nuestro sofá favorito, completar una jornada leyendo unas páginas antes de irse a la cama,
disfrutar con la lectura tumbados en la hierba o bajo una sombrilla en la playa, sentados en un
café o aprovechando el tiempo muerto que pasamos diariamente en los transportes públicos,
etc. Sin embargo, la lectura reflexiva requiere de un ambiente silencioso y adecuado para la
concentración, y suele hacerse en la sala de estudio donde la presencia de un ordenador se ha
convertido en una herramienta imprescindible tanto para el ocio, como para el trabajo.
Es más, si las bibliotecas eran los templos del saber pues en ellas se contenía toda la
información que precisábamos, ahora es la World Wide Web la depositaria de todo ese
conocimiento y desde nuestra propia sala de estudio, a través de la pantalla, podemos acceder
a toda la información que precisamos con un clic de ratón y sin intermediarios. El temido
síndrome de "perdidos en el ciberespacio" que utilizaban los primeros teóricos del hipertexto
ha sido solventado no sólo por el desarrollo de índices y directorios, motores de búsqueda y
otras herramientas de navegación, exploración y búsqueda que facilitan el acceso y la
recuperación de documentos en la red o por el desarrollo y la puesta en práctica de nuevos
lenguajes semánticos, la aplicación de técnicas de indización y clasificación, etc. para los
documentos de la Web; sino por un mayor conocimiento del medio por parte de autores,
lectores y usuarios.
El hipertexto se convierte, pues, en el lugar y el espacio idóneos no sólo para la obtención de
información, para el entretenimiento, la comunicación y el ocio, sino también para la lectura
reflexiva y para el aprendizaje. Y es el lector el que construye el texto a su medida conectando,
en el acto de lectura, todos los textos o fragmentos de texto que sean de su interés, sin que
tenga demasiada importancia quién es el verdadero autor de toda esa información disponible
al alcance de la mano y si dicha información, en origen, constituye o no un texto cerrado. La
lectura se convierte, pues, en un proceso proactivo, reflexivo y dinámico en el que el lector
actúa y toma decisiones por sí mismo. Esto es, el lector pasivo del texto impreso, se convierte a
la fuerza, en el hipertexto, en un lector activo obligado a tomar el control de "su lectura"
mediante la adopción de decisiones constantes. Y en un lector que "usa" cualquier información
accesible según sus necesidades e intereses. De ahí la conversión del lector en usuario.
El navegante, que tiene ante sí una multiplicidad de posibilidades de lectura distintas, tiene
que decidir por sí mismo qué camino tomar y puede elegir distintas vías de forma simultánea.
Aunque en el acto de lectura mismo se sigue una linealidad temporal, el hipertexto posee una
multisecuencialidad espacial, esto es, se pueden desplegar múltiples ventanas ante la vista
frente a los límites y linealidades espaciales y temporales que imponía el texto impreso.
En el hipertexto, el lector no alfabetizado en este nuevo contexto tecnológico puede
realmente ser ese huérfano perdido en el ciberespacio que preconizaban los primeros teóricos
del hipertexto, pero quien conoce el medio y toma las riendas de lectura eligiendo su propia
senda, no es en realidad un huérfano, sino que se convierte en una figura hasta ahora
inusitada: un lector independizado por completo del autor y un lector independizado del texto
cerrado. Cualquier acto de lectura se convierte, de esta forma, en un proceso individualizado y
leer un hipertexto por parte de uno u otro usuario constituye una forma única y diferenciada
de lectura. Y, al igual que en el mundo analógico depende de las habilidades del lector que la
lectura se convierta en un acto superfluo o en un acto reflexivo, la lectura hipertextual exige,
por principio, un lector más activo que no se deja guiar únicamente por lo que marca un autor
o por la disposición de un texto, sino que está obligado a tomar decisiones a cada instante.
El hipertexto convierte al lector en usuario pues es el lector quien usa el texto a su antojo
eligiendo qué leer, cómo ampliar la información, cómo desechar los fragmentos que no son de
su interés y cómo saltar de un fragmento de información a otro. Los enlaces son puentes de
lectura entre unos textos y otros, una información y otra, un recurso y otro diferente; un
documento, un autor y su referencia, etc. y así el usuario puede construir su propio texto,
saltándose los pasajes, ampliándolos con las referencias y asociaciones pertinentes,
recombinando textos, buscando otros contextos y apariciones, etc.
Toda lectura es un acto individual y también es un proceso que se lleva a cabo,
necesariamente, en el tiempo y en el espacio. Hasta ahora, la linealidad del texto venía
impuesta por los contornos de la página impresa, pero el espacio hipertextual permite romper
esos contornos. La lectura adquiere nuevas dimensiones pues se puede optar por un barrido
visual y una exploración superficial hasta centrar la atención en un punto concreto y
sumergirse en una lectura reflexiva y pausada. No es lo mismo el zapeado de páginas, la
lectura de titulares o la búsqueda directa, que la exploración detenida de un espacio
hipertextual. Depende de los deseos del lector detenerse en un punto concreto de la
información y sumergirse en una lectura más profunda o ampliar la información en otros
puntos externos de la red. Así pues, el hipertexto no conduce, necesariamente, a una lectura
superficial ya que el hipertexto posibilita varios modos de lectura, sino que es la intención del
lector la que conduce a un tipo u otro de lectura.
No es lo mismo ver que mirar y un lector consciente y reflexivo debe tomar el control sobre lo
que está viendo, esto es, debe mirar y construirse una mirada. Como afirma Josep M. Català
Domènech en La rebelión de la mirada: "Un animal podrá seguir con la mirada la trayectoria de
un elemento interesante, podrá incluso sortear con todo su cuerpo en movimiento un
obstáculo que se interpone entre él y el centro de interés, como puede ser por ejemplo otro
animal al que está persiguiendo, pero nunca lo hará sólo para seguir viendo. El movimiento
que un animal puede ejecutar con el cuerpo o parte del mismo para dejar un objeto fuera del
campo de su visión con el fin de seguir viendo aquello que atrae su interés no es una
verdadera mirada, sino la prolongación de un acto corporal en el mismo sentido: no es la vista
la que se emplea sobre el mundo, sino todo el animal con la vista, y otros sentidos, al frente. La
vista responde en este caso a necesidades del cuerpo globalmente considerado y por tanto
acepta los campos de visión tal como se presentan: son las características de los mismos los
que determinan el interés de la visión y no a la inversa, como sucede con la mirada humana.
De ahí que no pueda darse en los animales la dicotomía entre una visibilidad dada y una
visibilidad construida, como se da en el ser humano. Los obstáculos, en el animal, no lo son
nunca para la vista, sino para el cuerpo en su totalidad. De ahí la originalidad que supone un
gesto como el de colocar algo ante los ojos para exponerlo expresamente a la inspección de la
vista, un gesto que hace que ésta, de elemento de supervivencia pase a ser agente de
conocimiento. El gesto, adscrito a la mirada, de colocar un objeto ante los ojos debe anteceder
forzosamente, pues, al de la propia escritura, que así se muestra en parte subsidiaria del
mismo. Antes de que la mano procediera a inscribir un lenguaje visible sobre una superficie, es
decir, antes de que pasara a objetivar los procesos reflexivos, se produjo la conversión de la
vista en mirada, un proceso que suponía asimismo la delimitación de un campo visual
susceptible de ser inspeccionado visualmente y de constituirse, por lo tanto, en receptáculo de
los signos que expresan el pensamiento".
Navegar por la información es una dimensión nueva. El hipertexto permite tanto la tradicional
lectura secuencial, como la búsqueda directa mediante consultas. Entre estas dos opciones, la
navegación se presenta como un paso intermedio entre dos formas de lectura. Además, el
hipertexto constituye un formato abierto de acceso a la lectura, pues el lector puede elegir de
forma consciente o aleatoria comenzar por un punto cualquiera del texto y seguir diferentes
caminos o lecturas a través de la textura de la información y de acuerdo con sus intereses. Así
pues, desde el punto de vista del lector, el hipertexto no tiene un comienzo, un medio y un
final como sí poseía un libro en el cual el desarrollo de lectura venía claramente definido. En
esto se diferencia del texto impreso ya que en el hipertexto no es el autor quien controla el
texto, sino que es el lector quien toma las riendas.
Navegar y buscar información son dos actividades similares, sin embargo, mientras que
navegar es algo más aleatorio aunque se trata también de una actividad cognitiva, la búsqueda
suele obedecer a un plan o a objetivos concretos. E. Carmel y otros, en su artículo Browsing in
Hypertext:a cognitive study distinguen 3 categorías de navegación o lectura de hipertextos:
Por su parte, José Luis Gómez-Martínez en su excelente artículo Hacia un nuevo paradigma: El
hipertexto como faceta sociocultural de la tecnología afirma: "En la modernidad se privilegió al
autor, la posmodernidad privilegia al texto, en el discurso antrópico se privilegia al lector".
Para este autor, el discurso antrópico es el discurso propio del hipertexto en el cual el
referente es el ser humano y el proceso de comunicación es multidireccional: autor ↔ texto
↔ lector. Gómez Martínez habla de un cambio de paradigma en el que el significado reside
en el lector y en la apropiación que éste haga del texto. No se trata de un texto con múltiples
significados, sino de un lector (o múltiples lectores) que se apropian del texto desde múltiples
contextos. Si el discurso moderno privilegiaba al autor y el posmoderno ponía énfasis en el
mensaje, el discurso antrópico regresa al referente humano. Este cambio de paradigma
supone una transformación tan notable como la que supuso el libro impreso: "El cambio es
mucho más profundo. Nos trasladamos de concebir el mundo como realidad estática, a
entenderlo como transformación. La lectura, por tanto, ya no trata de encontrar el significado
del autor en el texto (aunque no anula esa posibilidad). La lectura ahora es un proceso íntimo
en el cual el texto se contextualiza en el devenir del lector. Parafraseando a Antonio Machado
diríamos que no hay texto, que el lector hace el texto al leer".
Pero el hipertexto no sólo exige un cambio de mentalidad para pasar del papel a la pantalla y
adaptarse a las interfaces gráficas, sin duda, el lector de hipertextos debe poseer, además,
ciertos conocimientos tecnológicos complejos y una serie de habilidades que tienen que ver
con el campo de la información y la documentación. Navegar por la Web es similar a recorrer
una gran obra de referencia, una enciclopedia universal de textos completos y, en un mar de
información, el usuario debe saber no sólo buscar la información, sino también recuperarla y
gestionarla para poder hacer una lectura o un uso más pausado y reflexivo en el momento que
crea adecuado. Christine A. Barry en su artículo Las habilidades de información en un mundo
electrónico, afirma que las habilidades de información se pueden descomponer en las
siguientes fases secuenciales:
Sin duda, las virtudes del medio hipertextual sobre el medio impreso se deben,
fundamentalmente a cuatro aspectos diferenciados: la rapidez en el acceso a la información,
la disponibilidad de una enorme biblioteca universal de acceso libre, la posibilidad de buscar
de forma directa la información que se precisa y , en último término y no menos importante, el
hecho de que la Web no sólo es un espacio de información, sino también un lugar para la
interacción.
La interfaz es todo aquello con lo que interactuamos para lograr efectuar alguna acción en un
sistema y es, por tanto, la interfaz de usuario, la que permite que el usuario se comunique y
dialogue con el hipertexto. Se trata pues, de una especie de cuadro de mandos para que el
lector tome el control. Al diseñar la interfaz de un hipertexto hay que tener en cuenta tanto el
tipo y características de los posibles usuarios, las facilidad de aprendizaje y uso, su
accesibilidad, etc. y muchas otras tareas que tiene que ver con lo que se ha venido en
denominar usabilidad.
El término control es una de las claves para definir la interactividad, más allá de la simple
navegación se trata de que el usuario tenga verdadero control sobre determinadas acciones.
Un hipertexto bien diseñado permitirá una mayor interactividad para que el usuario no sólo se
mueva por el hipertexto, navegue por la información y explore distintas rutas, sino que le
ofrezca la posibilidad de visualizar información multimedia en el momento que desee, hacer
búsquedas directas, encontrar información relacionada y recuperar la información atendiendo
al establecimiento de filtros y adaptaciones personalizadas que el propio usuario pueda
establecer, etc. Todas estas cualidades son las que conducen a que el lector de un hipertexto
pase a denominarse, con toda propiedad, usuario. Vemos que el hipertexto entendido como
una nueva tecnología, ofrece muchas más funcionalidades y posibilidades de interacción que
las tecnologías simplemente digitales, y aun mucho mayores que cualquier tecnología
analógica.
El hipertexto adquiere así una dimensión social nueva y no sólo permite la creación y
mantenimiento de comunidades y redes sociales de todo tipo en línea, sino que está dando
forma nueva a viejos medios de expresión como la prensa. Los blogs, que nacieron como un
medio de expresión y edición personal y que dieron un aire nuevo a las noticias, permiten
ahora los comentarios en línea por parte de los lectores y se crea así una nueva forma de
periodismo abierto y participativo en donde los lectores se involucran en el proceso
informativo haciendo comentarios y anotaciones. Muchos sitios web tanto de personas o
empresas como de medios de comunicación, permiten al lector iniciar un debate o participar
en una discusión en línea, añadir contenidos y enlaces mientras se lee, etc.
Desde los inicios del hipertexto a través de los sistemas de gestión independientes era
corriente la autoría múltiple y muchos sistemas permitían las anotaciones y comentarios
críticos de los lectores. Muchos de estas herramientas se emplearon en el ámbito educativo
para establecer un contacto más estrecho entre profesores y alumnos y para que los lectores
pudieran establecer un contacto directo con el texto ya que podían "manipularlo"
estableciendo relaciones, añadiendo comentarios críticos, etc. La Web, con su acceso universal
en línea potencia esta tendencia y ofrece nuevas posibilidades permitiendo que los contenidos
dinámicos sean creados y distribuido "en vivo" a través de Internet.
interfaz de Bloglines
Bibliografía:
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NUNBERG, Geoffrey (comp.). El futuro del libro ¿Esto matará eso? Barcelona, Paidós, 1998.
RODRÍGUEZ DE LAS HERAS, Antonio. Navegar por la información. Madrid, Fundesco, 1991.
TOMÀS I PUIG, Carles. Del hipertexto al hipermedia. Una aproximación al desarrollo de las
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VANDENDORPE, Christian. Del papiro al hipertexto: Ensayos sobre las mutaciones del texto y
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