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Hacia una educación sexual que todavía es
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HACIA UNA EDUCACIÓN SEXUAL QUE TODAVÍA ES POSIBLE

posible
María Victoria Carrera Fernández, María Lameiras Fernández y
Yolanda Rodríguez Castro
Universidad de Vigo. Facultad de Ciencias de la Educación

resumen/abstract:
En este trabajo se exponen los principales obstáculos con los que en pleno siglo XXI sigue chocando la
Educación Sexual, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Para ello se describe brevemente el actual
modelo de educación sexual, constituido por la confluencia del modelo moral-conservador y el modelo de
riesgos o prevencionista. A continuación se proponen los retos hacia los que debe avanzar la educación
sexual en la actualidad: asumir una actitud de cultivo, abordar la sexualidad desde una perspectiva social
y fomentar la transformación de las actuales estructuras de poder-sumisión entre ambos sexos. A través
de ellos será posible asumir un modelo de educación sexual integral, democrático, tolerante y abierto que,
superando la urgencia de la prevención, parta de la aceptación y valoración de las diferentes biografías
sexuales, fomentando la riqueza de la dimensión sexual humana y favoreciendo la satisfacción y la calidad
de vida de las personas.

In this article we discuss the main obstacles to sex education, still present at the beginning of the 21st
century both in Spain and abroad. We briefly describe the current model of sex education, a combination
of the moral/conservative and the risk/preventionist models. Then we present some suggestions for the
direction sex education programmes should take in the future. The main challenges involve: encouraging an
attitude of growth, approaching sexuality from a social perspective, and fostering a shift in the current power
structure which exists between men and women. We propose that a holistic sex education programme be
designed and implemented, one which is more democratic, tolerant, and open-minded than most existing
programmes. In this way, we may overcome the urgency of prevention-based models, and rather begin by
accepting and valuing the different life stories lived by women and men. This will enrich human sexuality,
favour sexual satisfaction, and improve quality of life for those people receiving such an education

palabras clave/keywords:
Educación sexual, sexualidad, modelo moral, modelo prevencionista, modelo integrador, identidad.

Sex education, sexuality, moral-preventionist models, holistic model, identity.

Introducción mente de la escuela, como principal agente


La educación sexual es un derecho y un educativo formal; y de la familia, como pri-
deber en la sociedad del siglo XXI. Deber mer y más influyente agente de educación
de los diferentes agentes de socialización informal. Derecho de todas las personas
de promover la educación sexual, especial- a ser formadas en su dimensión sexuada,

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especialmente de los/as adolescentes y jó- nes o conservar lo heredado no es propia-


venes, por ser esta una etapa crucial del mente educación, aunque haya quien llame
desarrollo psicosexual. En esta línea, la así a este tipo de procesos (Monclús, 2005).
educación sexual de la que todos y todas Por otra parte, “la sexualidad”, y concre-
somos merecedores es aquella que parte de tamente la “educación sexual”, debe tras-
un concepto integrador de educación y de cender su carácter patológico y sanitariza-
sexualidad. do, restringido al estudio del coito y a las
La “educación” en su sentido integral, es un “averías” de su funcionamiento (Amezúa,
proceso humanizador, un proceso que tiene 2001), asumiendo que la sexualidad es ante
como fin último la mejora de los hombres todo una dimensión humana, un valor que
y de las mujeres como personas (Sarramo- necesita ser promocionado y cultivado en
na, 2000). Esta acepción de la educación la escuela, reinterpretado, ahora más que
como proceso humanizador y transforma- nunca, desde el marco de la identidad (La-
dor de la realidad implica perfeccionar y meiras y Carrera, 2009). En este sentido, la
optimizar lo que hay dentro de la persona, educación sexual debe adoptar una actitud
y facilitar una lectura crítica del mundo y de cultivo, asumiendo que la sexualidad es
la búsqueda del cambio, la superación y la un valor que debe ser promocionado, abor-
mejora como horizonte. Su fin último será, dando la sexualidad desde una perspectiva
en definitiva, formar sujetos críticos para la social y persiguiendo la transformación
transformación de las estructuras sociales de las actuales estructuras de poder-sumi-
y económicas de la realidad. Al ser conce- sión, potenciando la valoración positiva
bida así, como optimización y mejora, la de la diversidad sexual (Lameiras, Carre-
educación adquiere un carácter axiológico, ra y Rodríguez, 2008). Superando de este
no sólo irrenunciable, sino consustancial modo aquellas intervenciones contextuali-
a su propia naturaleza, por lo que siempre zadas en un modelo moral-conservador y
implicará una opción valorativa. En defi- de riesgos, caracterizado por la “sanitari-
nitiva, la educación como práctica para la zación” de la sexualidad, que es engullida
libertad supone, por tanto, la búsqueda de por la salud, y por su “instrumentalización”
la creatividad frente a los esquemas repe- como herramienta para la reproducción de
titivos (Freire, 1967), pues la creatividad las estructuras sociales de poder-sumisión
y la imaginación son consustanciales a la (Barragán, 2001; Carrera, Lameiras y Ro-
utopía, ya que la utopía implica soñar, te- dríguez, 2007; Lameiras y Carrera, 2009).
ner una imagen de algo y luchar, trabajan- En definitiva podríamos destacar como
do con una actitud activa, para alcanzarla. principales características definitorias de la
Así, si lo que se pretende es reproducir las educación sexual las siguientes (Lameiras y
estructuras sociales de poder-sumisión será Carrera, 2009): i) es un proceso lento y gra-
necesario crear individuos acríticos, suje- dual que empieza en la infancia y se pro-
tos pasivos, a través de una práctica que en longa durante toda la vida hasta la muerte.
ningún caso debemos confundir con la edu- Siempre se hace educación sexual, muchas
cación. De modo que una educación que veces de una forma implícita y sutil a tra-
sirva para reproducir esquemas o valores, vés de procesos inconscientes tanto para el
repetir contenidos, transmitir informacio- educador/a como para el educando/a, por lo

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que es importante explicitar estas cuestio- ce el ser sexuados/as y enseñando criterios


nes, positivizarlas y adecuarlas a la edad y de salud que deben orientar a las personas
características definitorias del grupo con- en la organización de su propia biografía
creto al que se dirige; ii.) debe adoptar una sexual. A continuación presentamos los
concepción integradora de la sexualidad, principales obstáculos que deben ser supe-
lo que permitirá múltiples perspectivas de rados por los profesionales de la educación
trabajo y análisis, reconociendo el carácter sexual y profundizamos en los principales
construido de la sexualidad, y dependien- retos que deben afrontar para avanzar hacia
te, por tanto, de cada cultura y sociedad un modelo integrador de educación sexual.
concreta; iii.) es susceptible de un fuerte
componente transformador de la sociedad Obstáculos del modelo actual de
y de las concepciones de la misma, al ana- educación sexual
lizar críticamente el concepto de sexuali- La coexistencia del modelo moral-conser-
dad interiorizado y proponer alternativas vador y de riesgos configura el marco ac-
más adecuadas a los nuevos modelos y tual en el que se desarrollan experiencias
más acordes con la felicidad y la calidad de educación sexual. Tres son las principa-
de vida de las personas; iv.) es un derecho les características de este modelo que debe
de los niños/as, adolescentes, jóvenes, y en ser superado: permisivo, sanitarizado y
general de todas las personas. Así mismo, orientado a la reproducción social.
es responsabilidad de diversos agentes edu-
cativos: escuela, familia y sociedad en ge-
neral; v.) está formada por un conjunto de Una actitud permisiva
aprendizajes que inciden tanto a nivel con- Tras varias décadas caracterizadas por nu-
ceptual, como actitudinal y comportamen- merosos cambios sociales (evolución de
tal; vi.) su objetivo principal será mejorar las costumbres, industrialización, incor-
la calidad de vida de las personas, ayudán- poración de las mujeres al mundo labo-
doles a encontrar su sitio en el mundo, a vi- ral, planificación familiar, o aparición de
venciarse y expresarse como personas con E.T.S. como el VIH/SIDA) se percibe un
una biografía sexual propia, favoreciendo cambio de actitud, pasando de la anterior
la configuración de esta biografía dentro actitud prohibitiva del modelo moral, a
de un marco ético de responsabilidad y de una más permisiva, a través del modelo de
respeto hacia la diversidad de biografías o riesgos; cambio que a primera vista puede
de sexualidades, en definitiva, su principal parecer radical, pero que si analizamos en
meta será educar para una vida feliz y sa- profundidad es una cuestión más bien de
tisfactoria; vii.) sus principales ejes con- forma que de fondo. Así, lo que antes no
ceptuales girarán en torno al conocimiento se quería abordar, lo tabú, es ya inevitable,
de uno mismo/a y a la riqueza de su propia y empieza a ser urgente, y como ya defen-
identidad; así como al conocimiento de los día Rosseau en el siglo XVIII la forma de
otros/as, y a las posibilidades que ofrecen abordarlo pasa por los criterios de hetero-
las relaciones afectivo-sexuales que se es- sexualidad y reproducción. Se pasa de una
tablecen a lo largo de la vida; y transmiti- actitud prohibitiva a una actitud permisi-
rá actitudes positivas hacia la sexualidad, va, igual de mala o desaconsejable que la
destacando las posibilidades que nos ofre- anterior. Se pasa de lo que Amezúa (1978)

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denomina “educastración” a la “deseducas- de miedo, dolor, castigo, culpabilidad y pe-


tración”, es decir, de una actitud negativa, ligrosidad social. Así, bajo la “hegemonía
restrictiva y nefasta de la dimensión sexual de la salud” se ampara un modo particular
humana (prohibitiva), a una actitud menos de hacer educación sexual. Pero, ¿de qué
negativa, menos restrictiva y menos nefasta salud estamos hablando? Los organismos
(permisiva). Esta permisividad es la mane- internacionales consideran la salud como
ra más adecuada de afirmar la prohibición el pleno desarrollo personal y social y no
como telón de fondo, ya que cuando algo sólo como la ausencia de enfermedad, pero
se permite es indudablemente porque está conviene leer más allá de esta definición in-
prohibido. Así, los hijos/as de aquella ge- tegral que la mayoría de las veces es una
neración que intentó por todos los medios cuestión más bien de forma que de conte-
separar el sexo de la idea de prohibición nido. En este sentido tras esta concepción
son los que lo utilizan como principal amplia de salud, cuando profundizamos en
adjetivo en un gran número de miserias los objetivos y actividades propuestos por
(Amezúa, 1999a; De la Cruz, 2003; Malón, estos organismos, comprobamos que es-
2003, 2004). Ésta es la actitud en la que se tas palabras se convierten en pura retórica
enmarca la sexualidad y la educación se- que bajo otra apariencia continúa situada
xual: una actitud permisiva que continúa en aquella definición inicial de salud (“Sa-
desgajando la dimensión sexual humana de lud como ausencia de enfermedad”). Para
su complejidad y riqueza, que la restringe a Amezúa (1999b) la Organización Mundial
la reproducción, la genitalidad y la higiene. de la Salud confunde la educación con la
práctica asistencial, sobre todo en lo que a
Una educación sexual sanitarizada educación sexual se refiere.
Esta actitud permisiva, menos mala que la Esta obsesión por la salud, y más concre-
anterior o si se quiere menos buena de lo tamente por la salud sexual, ha sido poten-
que en un primer análisis puede parecer, se ciada en nuestros días por la aparición de la
articula de acuerdo a unas normas: “Podéis infección V.I.H./SIDA, que ha contribuido,
gozar del placer mientras lo hagáis de for- sin duda ninguna, a esta medicalización de
ma higiénica, sin riesgos y con seguridad”. lo sexual, convirtiéndose en un arma arro-
De esta forma la educación sexual ha sido jadiza de todos aquellos grupos conserva-
absorbida por la educación para la salud, dores para señalar a otros grupos minori-
por la prevención y la asistencia (Amezúa, tarios y hacerlos responsables de su propia
2001). Destaca un modelo de educación “desgracia”, de su castigo por transgredir
sanitarizado, centrado en la prevención las normas convencionales. Se ha aludi-
de riesgos, que promociona un modelo de do así, y se sigue aludiendo, a los factores
sexualidad reduccionista, y como tal coital individuales como los únicos importantes
y genitalizada (Oliveira, 1998). en el control de la enfermedad, olvidando
Este modelo médico prevencionista y asis- otros tanto o más importantes como son los
tencial adquiere también tintes moralistas sociales, los culturales o económicos y des-
típicos del modelo moral o represivo, y cargando toda responsabilidad, y de paso
de una forma no tan diferente a los siglos sea dicho, toda culpa en las personas con-
pasados convierte la sexualidad en fuente tagiadas (Vance, 1991). Frente a esta situa-

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ción debemos recordar que la sexualidad restringiendo las aportaciones de la Psi-


no es una enfermedad, sino una dimensión cología, la Pedagogía, la Antropología, la
de la persona que necesita ser educada, cul- Sociología o la Historia. Al intentar expli-
tivada en toda su complejidad y magnitud. car la dimensión sexual humana solamente
Por otra parte, estudiar la educación sexual desde una disciplina se produce una “co-
dentro del marco más amplio de la edu- lonización” más vinculada a la ideología
cación para la salud conlleva una serie de de la represión que a la ciencia (Barragán,
riesgos que evidencian que este modelo 1997, p.52).
no es el más adecuado. Algunos destaca- Otros riesgos derivados de este falso natu-
bles son la biologización de la sexualidad, ralismo son los de equiparar la sexualidad
que supone equiparar sexualidad con coito, humana con otras funciones biológicas
reducirla a los órganos genitales y sobredi- humanas, hábitos o conductas mecánicas
mensionar su función reproductora frente o repetitivas, tales como hacer la digestión
a otras como el placer o la identidad. Fru- o menstruar, lavarse los dientes o incluso
to de lo anterior se defiende y se presenta mantener una higiene sexual adecuada;
como único modelo válido una sexualidad pues, mientras no existe ninguna regula-
heterosexual y genitalista, legitimando un ción social que nos impida desayunar o
solo tipo de sexo: el de la pareja hetero- nutrirnos, sí que existe un fuerte control
sexual, monógama y legitimada; y se niega social de nuestra sexualidad, que tiene un
o se silencia la sexualidad femenina, pues carácter convencional y arbitrario (Barra-
al ser la reproducción la función más valo- gán, 1995b). La sexualidad e incluso la
rada, el clítoris, principal órgano del placer problemática del SIDA no deben ser tra-
femenino, no forma parte de los contenidos tados como el tabaquismo, el colesterol, la
prioritarios. No se estudia la dimensión vida sedentaria, el alcoholismo, o la obe-
sexual humana, sino el coito y las averías sidad, ya que tienen un fuerte componente
en su funcionamiento, el “locus genitalis” relacional del que estas otras cuestiones ca-
eclipsa la complejidad de la dimensión se- recen. En definitiva, el currículum se con-
xual humana, y la sexualidad se convierte vierte en el espacio idóneo en el que incluir
en sexo que se hace, en una necesidad que programas de educación sexual que inclu-
se satisface de un modo concreto. En este yen estos elementos con un fuerte carácter
sentido una de las prácticas más extendidas fundamentalista (Barragán, 1997).
en educación sexual es la de recomendar el En este sentido, la educación sexual dentro
preservativo, publicitarlo o adiestrar en su del marco más amplio de la educación para
manejo, lo que no hace más que potenciar la salud que hoy se practica, utiliza el mie-
un gran empobrecimiento del hecho sexual do como principal recurso para el apren-
en sí mismo, del “ars amandis” y un for- dizaje. Un miedo que lleva al desencuentro
talecimiento de la genitalización (Amezúa, y la desconfianza de todo lo que viene del
2001). otro; un miedo, en definitiva, que es más el
Este biologicismo se evidencia en España miedo adulto que el de jóvenes y adoles-
por la inclusión de la mayor parte de los centes. Miedo adulto no sólo a la proble-
contenidos de educación sexual en las áreas mática derivada de la relación sexual, sino
de Biología y Ciencias de la Naturaleza, a la sexualidad adolescente en sí misma.

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En la actualidad este paternalismo asisten- sobrecarga de aspectos a tratar; los cuales


cialista, esta insistencia en la protección a no dejan de ser falsos, pues las teorías so-
ultranza de la salud, revela más lo que ob- bre la reproducción y las de la orientación
sesiona a los mayores, que lo que de hecho sexual surgen en la misma época histórica
interesa a los/as adolescentes. El resultado y las primeras se incluyen, mientras que
no es ayudar a los/as jóvenes y adolescen- las segundas no; en cuanto a la sobrecarga
tes a afrontar su sexualidad con realismo y se incluyen temas de educación vial, edu-
calma, sino todo lo contrario: Crear jóvenes cación ambiental, educación para la salud
acríticos e irreflexivos, sumisos e impresio- o educación para el consumo, pero no se
nables, que no son más que meros recepto- incluye de la misma forma la educación
res del miedo y las inquietudes adultas. sexual. Además contenidos de sexualidad
excluidos del currículum tales como la ho-
Una educación sexual para la mosexualidad se ajustan a los intereses de
reproducción social los alumnos/as, a la adecuación a sus nece-
La tercera premisa que caracteriza a la edu- sidades y desarrollo cognitivo y a la conve-
cación sexual es su instrumentalización niencia de su tratamiento o necesidad de su
como herramienta para la reproducción conocimiento. Sin embargo no se ajusta al
social, como mecanismo de poder. En esta criterio de convencionalidad y consenso, lo
línea son muchos los autores que denun- que demuestra que esta selección de conte-
cian que los criterios de selección de con- nidos no es todo lo objetiva que nos quie-
tenidos en el currículum no son ni mucho ren hacer ver. Los procesos “tecnológicos”
menos asépticos (Torres, 2006), sobre todo de selección de contenidos disfrazan a los
cuando se refieren a la sexualidad humana. “ideológicos” (Barrragán, 1990, p.103), la
Así, no existen grandes problemas en esta- selección de contenidos no se hace al mar-
blecer el currículum de matemáticas o de gen de los valores sociales y culturales; el
lengua, pero no ocurre lo mismo cuando objetivismo y cientificismo en la selección
se hace el de sexualidad humana. De esta de contenidos constituye un instrumento,
forma la administración educativa, los/as una falacia del capitalismo para reproducir
educadores/as, los padres/madres no ponen una concepción conservadora, moralista y
reparo cuando se educa a sus hijos/as en sexista de las relaciones sexuales.
matemáticas o en lectoescritura, más bien Se produce así el fenómeno de reproduc-
al contrario, pero sí lo hacen cuando lo que ción cultural, donde los recursos didácticos
se pretende es educar su dimensión sexual. son un filtro de selección de aquellos cono-
Por ello, cuando esto se hace se atiende a cimientos y verdades que coinciden con los
un modelo silenciador que reproduce de- intereses de las clases y grupos sociales do-
terminados aspectos, y silencia o condena minantes (Torres, 2006). Los que interesan
otros. se promocionan, los que no se silencian. El
Las autoridades educativas utilizan justifi- discurso del poder se pone al servicio de
caciones absurdas para no incluir algunos este instrumento de dominación, amparado
aspectos importantes de la dimensión se- en aspectos antes señalados tales como la
xual en el currículum, basadas en lo recien- excesiva preocupación por la promoción de
te de los descubrimientos sexuales o en la la salud, la estrecha asociación entre sexua-

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lidad y enfermedad, y el enfoque preven- de la diversidad, adquiriendo la dimensión


tivo y del miedo como forma principal de identitaria de la sexualidad un papel prota-
persuasión (Barragán, 1995a). gonista.
Foucault (1978, p.48-49) incidió en la rele-
Una actitud de cultivo
vancia y naturaleza de este discurso del po-
der y señaló: “¿Acaso la puesta en discurso El primer paso para una verdadera trans-
del sexo no está dirigida a la tarea de expul- formación del modelo de educación sexual
sar de la realidad las formas de sexualidad que existe actualmente pasa por evolucio-
no sometidas a la economía estricta de la nar de la actitud de la prohibición/permi-
reproducción: Decir no a las actividades sividad a la actitud de cultivo adoptada
infecundas, proscribir los placeres vecinos, por el modelo integrador. No se trata de
reducir o excluir las prácticas que no tienen poner de relieve que ya se puede hablar de
la generación como fin? (...)Toda esa aten- sexualidad y hacerlo de una forma anecdó-
ción charlatana con la que hacemos ruido tica y descontextualizada, atendiendo a lo
en torno de la sexualidad desde hace dos o urgente y restringiendo la sexualidad a la
tres siglos, ¿no está dirigida a una preocu- prevención de enfermedades y de peligros
pación elemental: Asegurar la población, (Amezúa, 2001); sino de abordar la sexua-
reproducir la fuerza de trabajo, mantener la lidad como una dimensión de la persona
forma de las relaciones sociales, en sínte- que merece la pena promocionar y cultivar.
sis: montar una sexualidad económicamen- Esta actitud de cultivo implica asumir tres
te útil y políticamente conservadora?”. premisas básicas: i) que toda persona hu-
mana es sexuada, es decir que la sexuali-
¿Hacia dónde dirigirnos? De los dad no es un añadido a la persona, sino una
obstáculos a los retos dimensión categorial de la misma; ii) que
Frente a este modo de desarrollar expe- éste hecho es un “filón” que merece la pena
riencias de educación sexual, basado en la promocionar y potenciar; iii) y que este fi-
combinación de de un modelo moral-con- lón consiste básicamente en “vivenciarse”
servador y de riesgos o preventivo, debe como sexuado y “expresarse” como sexua-
evolucionarse hacia un modelo integrador do (Amezúa, 1978). Sólo comprendiendo
y democrático, también conocido como la dimensión sexual será posible el cultivo
modelo biográfico y profesional o mode- de la sexualidad y un “ars amandi” más
lo sociopsicobiológico. Este modelo sur- razonable, basado en el equilibrio entre la
ge como la alternativa más plausible y de igualdad y la identidad sexual diferenciada,
mayor apoyo científico. Parte de la premisa única e intransferible (Amezúa, 2001).
de que la educación sexual no sólo es un Desde la actitud del cultivo la sexualidad
derecho de niños/as y jóvenes sino que es se convierte en un valor a trabajar y en
un hecho incuestionable (Amezúa, 1999a). una potencialidad que todas las personas
Asume una actitud de cultivo, aborda la tenemos y que es necesario promocionar.
sexualidad desde una perspectiva social y Se trata por tanto de pasar de la condena,
persigue la transformación de las actuales moralización, patologización y de la venta
estructuras de poder-sumisión entre ambos como bien consumible de la sexualidad, a
sexos, potenciando la valoración positiva su estudio y comprensión.

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Un conocimiento social de la independientemente de si se aborda desde


sexualidad la educación para la salud o para la vida,
Si el objetivo principal de la educación se- el conocimiento sexual debe presentarse
xual es el de crear un modelo de sexualidad como conocimiento social y no biológico
liberador, crítico y emancipador cuya últi- (Barragán, 1995b).
ma finalidad sea la felicidad de las personas, Al medicalizar y “biologizar” el conoci-
entonces no puede ser abordada desde una miento sexual, la educación sexual se con-
única disciplina o marco teórico (Barragán, vierte en mero adiestramiento genital y
1997). Debe ser abordada desde una óptica trasmisión de información anticonceptiva.
interdisciplinar para permitir abarcar toda Frente al carácter biologicista o si se quiere
la complejidad de la dimensión sexual hu- anatomo-fisiólogico de la sexualidad, te-
mana, sin sobredimensionar determinados ñido de falso naturalismo, son muchos los
aspectos (fundamentalmente biologicistas) autores que se han encargado de incidir en
y restringir otros (sociales, antropológicos, su parte más socialmente construida, entre
psicológicos o pedagógicos). Por interdis- ellos destaca Barragán (1995a) que ha de-
ciplinaridad debe entenderse una voluntad fendido la necesidad de abordar la sexua-
y compromiso de elaborar un marco más lidad principalmente desde las Ciencias
general en el que cada una de las discipli- Sociales o Tiefer en su sugerente libro “El
nas en contacto son a la vez modificadas y sexo no es un acto natural y otros ensayos”
pasan a hacerse interdependientes, dando (1996), en el que destaca que la sexualidad
lugar al diálogo y al enriquecimiento re- al igual que la “gelatina” no tiene más for-
cíproco, y consecuentemente a las trasfor- ma que la de su recipiente, un receptáculo
mación de sus metodologías y a una nueva socio-histórico conformado por significa-
reformulación de los conceptos, que se or- ciones y normas. La educación sexual bien
ganizan en torno a unidades más amplias. entendida configura un marco teórico, or-
Si la sexualidad humana se aborda dentro ganizado y sistemático y no una amalgama
de la educación para la salud, y más concre- de anécdotas y detalles ocasionales de uti-
tamente de la promoción de la salud, como lidad inmediata; fomenta las capacidades,
defiende López (2005), entonces deberá la riqueza de la dimensión sexual humana,
permitir explorar todas nuestras posibilida- su cultivo, su construcción y deconstruc-
des y potencialidades como seres sexuados ción cuando es necesaria, y no el consu-
en vez de restringirlas. Deberá dejarse bien mo de sexo de forma acrítica e irreflexiva
claro el carácter diferencial de la dimensión (Amezúa, 1978). En esta línea Amezúa
sexual humana, y en consecuencia partir (1999) propone pasar de la tesis reproducti-
de un concepto integral de salud, entendi- va y hedónica a la tesis de la sexuación, es
da ésta como calidad de vida y capacidad decir, abordar la función de identidad o si
de cambio y transformación en busca de la se quiere de dimensión sexuada de forma
felicidad humana. No obstante hay otras amplia, incluyendo en ella las funciones de
alternativas que incluyen la educación se- reproducción y placer, y no al revés.
xual dentro de propuestas más amplias de En definitiva, la sexualidad sólo puede ser
“educación personal y social”, tal y como comprendida y cultivada desde una pers-
ocurre en Canadá. De cualquier manera, pectiva interdisciplinar, integrando no sólo

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el conocimiento biológico, sino teniendo un modelo integral de comportamiento


en cuenta las aportaciones de la psicología, que proporcione el desarrollo integral de la
la pedagogía, la antropología, la sociología personalidad y que trasforme las actuales
o la historia (Font, 1995). Así, se ha demos- relaciones de poder. Para ello, puesto que
trado que los programas de educación se- ningún modelo es aséptico y objetivo, pues
xual que mejor funcionan son los que van detrás de él subyace una ideología determi-
más allá de una ideología prevencionista, nada, es necesario cada vez que se educa en
reduccionista y anatómica, claramente ge- sexualidad presentar varias alternativas po-
nitalizada y que pone de relieve los peli- sibles y legítimas, y que el alumnado tenga
gros y las miserias de lo sexual (violencia la libertad de elegir para sí mismo la que
sexual, abuso sexual, disfunción sexual, considere más oportuna.
enfermedad de trasmisión sexual, disfun- Asimismo el educador/a sexual debe de ex-
ción sexual, y un largo etcétera de las más plicitar los silencios, el currículum oculto,
variadas desgracias) (Kirby, 1997; Malón, debe hacer que éste hable, que se muestre,
2003). Esto supone una serie de implica- facilitando así a sus alumnos/as una forma-
ciones para la práctica, en este sentido los ción rigurosa y fiel a la realidad (Torres,
programas de prevención de E.N.D., I.T.S., 1991). Pero para realizar adecuadamente
V.I.H./SIDA, así como de prevención de esta tarea se hace necesario que los profe-
abusos o agresiones sexuales, deben ser sionales de la educación sexual clarifiquen
abordados desde programas de educación previamente sus propias actitudes, siste-
sexual globales que permitan un conoci- ma de valores y propias concepciones de
miento más profundo de la sexualidad hu- sexualidad, tomando conciencia del mo-
mana (Lameiras, 2000; 2002) delo que están trasmitiendo a sus alumnos/
as; y que el propio alumnado junto con el
Un carácter crítico y transformador profesorado y los profesionales dedicados
a la educación sexual participe activamente
El carácter crítico y transformador del en el modelo de representación de la rea-
modelo integrador debe entenderse como lidad y de la sexualidad, manifestando sus
una necesaria actitud crítica hacia los mo- deseos, intereses, necesidades e inquietu-
delos de conocimiento sexual dominan- des, y llegando a un consenso entre todos
tes, presentando alternativas que permitan los agentes implicados.
un nuevo modelo de representación de la
sexualidad. De esta forma, los criterios En esta línea entre los objetivos de la edu-
de selección de contenidos en materia de cación sexual no se puede obviar la pers-
sexualidad tienen que favorecer la forma- pectiva de género, que debe ser consustan-
ción de ciudadanos/as críticos y reflexi- cial y trabajada de forma conjunta con la
vos, capaces de explicar y transformar la dimensión sexual humana, pues en ella se
realidad, por lo que no deben restringirse inscribe; así la primera no debe eclipsar a la
los contenidos sino permitir incorporar el segunda y viceversa, ya que para la elabora-
conocimiento elaborado por la humanidad ción de una biografía sexual rica y positiva
en todos los campos científicos (Barragán, que conlleve la felicidad y satisfacción per-
1995a). Deben permitir transformar las sonal, es necesario analizar en profundidad
estructuras sociales, culturales y econó- las relaciones entre ambos conceptos. De
micas que impiden la felicidad y el pleno esta forma, la única posibilidad de enrique-
desarrollo de las personas, favoreciendo cer la dimensión sexual humana pasa por la

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valoración de la diversidad y la eliminación felicidad. Para ello habrá que adoptar un


de las relaciones de poder-sumisión entre modelo que se revele a la obediencia y a
los géneros. En este sentido la perspectiva la sumisión, y que fomente la crítica y la
de género debe ir más allá de la clásica pre- reflexión que propiciará el cambio. Un
misa de igualdad entre hombres y mujeres, modelo que favorezca la adaptación posi-
avanzando hacia un cuestionamiento críti- tiva de la propia identidad sexual, libre de
co de la rigidez del modelo social hetero- elementos discriminatorios de género, y
sexista dos sexos-dos géneros y una orien- la optimización de las relaciones interper-
tación heterosexual, objetivo que debe ser sonales, fomentando la tolerancia e inci-
consustancial a cualquier experiencia de diendo en la ética social como medio para
educación sexual. Ello supondrá eviden- evitar riesgos y relaciones de dominación–
ciar el carácter construido e interesado, y sumisión. Por tanto se hace necesaria una
por tanto no natural o esencialista, no solo “deseducación sexual”, un nuevo modelo
del género (femenino o masculino), como alternativo a los anteriores que sea garantía
bien denunció el movimiento feminista de
de una trasformación social y que suponga
los sesenta (Beauvoir, 1987), sino también
una reorganización más justa y positiva de
del sexo, concretamente del carácter dico-
las estructuras sociales; y no un precursor
tómico del sexo (hombre/mujer) como bien
ejemplifica la figura del intersexual (Faus- e instrumento al servicio de los valores so-
to-Sterling, 1993, 2006) y de la orientación ciales imperantes.
sexual (heterosexual), como más reciente-
mente, desde la década de los 90, ha venido
Conclusiones
denunciando la corriente deconstructivista Es necesario y urgente humanizar el conoci-
feminista y en particular la Teoría Queer miento sexual, lo que pasa por educar en la
(Butler, 1990, 1993). Igual ocurre con el sexualidad atendiendo a toda la complejidad
carácter rígido y estable de la identidad se- de la dimensión sexual humana, a su com-
xual, que nos obliga a encasillarnos de una prensión y a su cultivo desde un punto de
vez y para “siempre” en una de dos catego- vista crítico y creativo. Esto implica ofrecer
rías excluyentes que la cultura naturaliza y claves explicativas, que estimulen el pen-
preconiza (Vendrell, 2003, 2005). samiento creando inquietudes para poder
De este modo, la única posibilidad de en- comprender la propia experiencia dentro de
riquecer la dimensión sexual humana pasa un marco organizado de conocimientos. Por
por la eliminación de las relaciones de tanto, es necesario pasar de esta educación
poder-sumisión entre las diferentes identi- sexual “engullida” por la salud y que pro-
dades sexuales “legitimadas” de hombre/ mueve una pedagogía del desencuentro, de
mujer y la legítima incorporación de la di- la desconfianza y del miedo, reproduciendo
versidad, en función de la que se cuestiona el modelo dos sexos/dos géneros/hetero-
como único factible el modelo dos sexos/ sexualidad y, en definitiva, las estructuras
dos géneros/heterosexual, en aras de pro- sociales de poder-sumisión, a un modelo de
mover una realidad más justa e igualitaria educación sexual más liberador que promo-
para todas las personas.
cione el conocimiento y la valoración de la
En definitiva, la educación sexual debe riqueza de la diversidad sexual, que permita,
convertirse en un instrumento de trans- en definitiva, nuevas claves para compren-
formación social y de consecución de la der la identidad humana.

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dossier HACIA UNA EDUCACIÓN SEXUAL QUE TODAVÍA ES POSIBLE

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