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Versión 2019-1

Semana 3: Jesús, el Hijo de Dios y el hijo de María.

"Mi espejo ha de ser María. Puesto que soy


su hija, debo parecerme a Ella y así me
pareceré a Jesús”.
Santa Teresa de Los Andes.

Objetivo de aprendizaje: Reconocer en Cristo, hijo de María, la salvación


definitiva que Dios ofrece al hombre para su verdadera felicidad.
Conceptos clave: Cristo, Hijo de Dios, encarnación, María, salvación.

La anunciación a María: Lc 1, 26-38

Y al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea
llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre que se llamaba José, de
los descendientes de David; y el nombre de la virgen era María. Y entrando el ángel,
le dijo: ¡Alégrate, llena de gracia! El Señor está contigo; bendita eres tú entre las
mujeres. Pero ella se turbó mucho por estas palabras, y se preguntaba qué clase de
saludo sería éste. Y el ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia
delante de Dios. Y he aquí, concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y le pondrás
por nombre Jesús. Éste será grande y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios
le dará el trono de su padre David; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y
su reino no tendrá fin. Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto, puesto que
soy virgen? Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el
poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso lo santo que nacerá será
llamado Hijo de Dios. Y he aquí, tu parienta Isabel en su vejez también ha concebido
un hijo; y éste es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril. Porque ninguna
cosa será imposible para Dios. Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor;
hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.

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1. Jesús es para los cristianos la promesa cumplida de Dios.

En la clase anterior pudimos aproximarnos al ser de Dios: Padre, Hijo y


Espíritu Santo. La creación de todas las cosas es como el fruto del amor de Dios.
Señalábamos también que el hombre es la creatura más amada de todo el
universo, en cuanto creado a imagen y semejanza de Dios. Esta clase
estudiaremos lo que constituye el centro de nuestra fe y, por qué no decirlo, el
centro de este curso: Jesucristo, Hijo de Dios, encarnado en María Virgen.

Dios había prometido que iba a salvar al hombre, y, por ello, envió profetas
que anunciaron la venida de Jesús. Sin embargo, algunos del pueblo de Israel
esperaban a un salvador político y social, es decir, una salvación meramente
exterior. Nunca se imaginaron que la salvación sería integral y en la “lógica” del
amor, puesto que Dios iba a encarnarse compartiendo nuestra naturaleza humana
¿cómo ocurrió el cumplimiento de esta promesa? ¿Cómo se manifestó? :

¿Qué es la anunciación? El Evangelio que inicia esta clase relata el


episodio donde el ángel Gabriel, enviado por Dios, anuncia a la Virgen María
que por obra del Espíritu Santo ella concebirá a Jesús, el Salvador que el
pueblo de Israel y todo el mundo -cada hombre- esperaba. Esto es lo que
conocemos como la Anunciación. Es así que María, la Madre de Dios, quedó
asombrada por la maravilla que se obraría en ella. Dios se fijó en una humilde
mujer, llena de su amor, es por eso que el ángel le dice: No temas, María,
porque has hallado gracia delante de Dios. Podríamos decir que la
anunciación no es solo para el pueblo de Israel o para María, sino para el
mundo entero y para cada hombre, de tal manera que pueda saciar en
respuesta a su anhelo de trascendencia y de esperanza, pues todos estamos
llamados a la salvación.

¿Qué es la encarnación? Es el hecho en que el Hijo de Dios se hizo hombre


para llevar a cabo nuestra la salvación. Si es el hombre el que debe ir a Dios,

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¿cómo sostener que ha sido Dios el que se haya acercado al hombre de ese
modo? ¿Por qué los cristianos afirman algo tan difícil de afirmar como
verdadero? Pues porque ¡ocurrió realmente en nuestra historia! Dios se ha
hecho hombre, ha entrado muy dentro del mundo para quedarse y
asumiendo lo que somos, es decir, nuestra humanidad. “Ha sido probado en
todo como nosotros, excepto en el pecado1”. Ha experimentado alegría al
asistir a las bodas de Caná con su madre y sus amigos, pero también tristeza
por la traición de los mismos, ha sufrido dolor, cansancio y sed en su camino
a la cruz, ha experimentado el enojo al ver que el templo se transformaba en
lugar de mercadeo y miedo por la muerte que se acercaba.

¿Para qué se encarnó el Hijo de Dios? a) Para reconciliarnos con Dios y


restituir la relación que habíamos perdido a causa del pecado; b) para que
nosotros conociésemos así el amor de Dios; c) para que sea nuestro
modelo a seguir; d) para hacernos partícipes de la naturaleza y vida divina.

¿De qué nos vino a salvar Jesús? del pecado, del demonio que atenta
contra nuestra felicidad y nos aleja de Dios. Todos nosotros
experimentamos a diario las consecuencias del pecado cometido por Adán
y Eva: “El hombre tentado por el diablo, dejó morir en su corazón la
confianza hacia su creador y, abusando de su libertad, desobedeció al
mandamiento de Dios. En esto consistió el primer pecado del hombre. En
adelante, todo pecado será una desobediencia a Dios y una falta de
confianza en su bondad2”. Jesús, por tanto, nos restituye todo lo que se
había perdido y nos abre nuevamente las puertas del paraíso. “Sin la
realidad del pecado no podemos entender la importancia de Jesús, y sin
Jesús no podemos superar el pecado: El pecado está presente en la historia
del hombre: sería vano intentar de ignorarlo o dar a esta oscura realidad
otros nombres3”. Este tema es importante, pues nuestra fe radica

1 Hb 4,15
2 Catecismo de la Iglesia Católica n.397.
3 Catecismo de la Iglesia Católica n.386.

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precisamente en que Cristo nos ha salvado del pecado y sus


consecuencias. Los cristianos estamos convencidos que la salvación viene
por el único Salvador: Jesucristo, el Hijo de Dios.

Dios Todopoderoso podría haber enviado a su Hijo de muchas maneras


¡qué duda cabe! Dios quiso revelarse por completo en una Persona concreta y
real: Jesucristo, el Hijo y la Palabra de Dios, la segunda Persona de la Santísima
Trinidad.
En la anunciación nos queda claro que la promesa de Dios se cumple no
en una idea, sino en Alguien concreto y real: una Persona, el Hijo de Dios, que
nació tal como nosotros; y de naturaleza divina, pues es Dios.

2. La pasión, muerte y resurrección de Jesús.

Todavía nos queda por conocer la otra parte de la historia: la pasión, muerte
y resurrección de Jesús. Tal como lo dice la escritura y así lo cree la Iglesia, Jesús
es condenado a morir en la cruz, una muerte cruel y sumamente dolorosa. Sin
embargo, al tercer día resucita de entre los muertos, tal como lo había anunciado
muchas veces durante su vida pública.

¿A qué se le denomina misterio pascual? Al sufrimiento de Jesús, su


muerte y resurrección, se le denomina el misterio pascual de Cristo. Esto es
parte de la vida de Jesús, que por supuesto no se puede omitir.

¿Cuál es la causa y las consecuencias de que Jesús se entregara a la


muerte?” En primer lugar, lo hizo para liberarnos del pecado y de la
muerte, que es su consecuencia última. Si bien es cierto la vida humana
tiene límites como el dolor, la muerte, etc. Jesús nos prometió que
resucitaremos al final de los tiempos. Por medio de ese sufrimiento que
padeció Jesús, el ser humano, más aún el creyente está invitado a la
redención, por eso para los cristianos el sufrimiento y el dolor, siguiendo las

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Sagradas Escrituras, tiene algunos efectos positivos en su alma, aunque en


sí mismo nunca sea recibido con agrado ni se busque ni se desee el dolor:
refina la fe (IPe 1,5-7), contribuye a la madurez (Sant 1,2-4), permite
exponer las obras de Dios (Jn 9,1-3), conforma al hombre a la imagen de
Cristo (Rom 8,28-29), produce verdadero /carácter (Rom 5,3-5)
¿Cuáles son los frutos de la muerte de Jesús? El fruto de la muerte de
Jesús es la vida eterna, en la que todos estamos llamados a participar en
esta tierra y en la vida del Cielo.
¿Qué sentido tiene la resurrección de Jesús? Jesús ha vuelto a la vida
por su resurrección para vencer totalmente a la muerte y abrirnos así las
puertas a la vida Divina y a la Vida Eterna: “Si no resucitó Cristo, vacía es
nuestra predicación, vacía también nuestra fe4”. Cabe aclarar que la Vida
Eterna no comienza con la muerte de la persona sino en el sacramento del
Bautismo, pues ahí se ha recibido la vida divina que está llamada a su
plenitud en el cielo5.

3. María, Madre de Dios.

El pasaje que abre esta clase es el momento en el que se le anuncia a la


Virgen María que será la madre de Jesús. María, a quien el ángel saluda como
llena de gracia, fue elegida y preparada para la misión única de ser la madre de
Jesús. Cristo, el Hijo de Dios, es verdadero hombre porque es verdadero Hijo de
María6.
¿Por qué María es madre verdadera de Dios? Porque es madre de
la segunda Persona de la Santísima Trinidad: Jesucristo.

4 1 Pe 2, 24
5 Este sacramento se estudiará en la segunda unidad.
6 Llamada en los Evangelios "la Madre de Jesús"(Jn 2, 1; 19, 25; cf. Mt 13, 55, etc.), María es aclamada

bajo el impulso del Espíritu como "la madre de mi Señor" desde antes de nacimiento de su hijo (cf Lc 1,
43). En efecto, aquél que ella concibió como hombre, por obra del Espíritu Santo, y que se ha hecho
verdaderamente su Hijo según la carne, no es otro que el Hijo eterno del Padre, la segunda persona de
la Santísima Trinidad. La Iglesia confiesa que María es verdaderamente Madre de Dios [Theotokos] (cf.
Concilio de Éfeso). Catecismo de la Iglesia Católica, n. 495.

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¿Por qué se señala que María es virgen? En primer lugar, porque


Jesús fue concebido por obra del Espíritu Santo, es decir, sin la
participación de un varón. Además, de manera milagrosa, María pudo
ser madre sin dejar de ser virgen y siguió siendo virgen para siempre a
pesar de su verdadera maternidad. En efecto y en razón de su misión
especial, María fue preparada extraordinariamente, recibiendo de Dios
una santidad única. Por ello, María fue preservada de todo pecado
desde el mismo momento de su concepción7.

¿Qué función cumple María en el presente? Desde el cielo, María


auxilia a los cristianos, intercediendo por ellos ante Jesús. A estas
alturas, debe ser fácil comprender por qué la Iglesia Católica profesa
un amor tan grande a la Virgen María, expresado especialmente a
través de devociones tradicionales y populares como la Virgen del
Carmen, la Inmaculada Concepción, la virgen de Tránsito, la fiesta de
la Tirana, etc.

¿Amar a María significa restar amor a Jesús? En absoluto. Amar a


María es reconocer que ella es lo que es gracias a Jesús y que, en
virtud de ese vínculo único con su Hijo, podemos venerarla, es decir,
alabarla. Esto, en ningún caso, significa adorarla. La grandeza y
belleza de María es equivalente a alabar la grandeza de Dios, tal como
alabar la belleza de una obra de arte implica elogiar a quien es su
autor.
¿Por qué es importante comprender la misión y la persona de
Maria? Pues sería imposible comprender la Persona de Jesús si no
logramos comprender la magnífica y sorprendente participación de
María en el plan de Dios. Si Dios se ha hecho hombre, es gracias a
que María ha sido verdaderamente Madre del Redentor. ¿Cómo poder
comprender que Dios se haya hecho hombre sin la participación de

7 Esta fiesta se celebra cada 8 de diciembre y se le denominada la Inmaculada Concepción.

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María? Sería imposible. María es para la vida cristiana el modelo de


cómo ser discípulo, pues encarna una serie de virtudes: humildad,
obediencia, fortaleza, paciencia, sabiduría, etc.

Intentemos de resumir lo visto en esta clase. La identidad de los cristianos


implica creer en un Dios que ha salido al encuentro del hombre de muchas
maneras, sin embargo, creemos que lo ha hecho de la manera más perfecta
enviando a su único Hijo en la Persona de Jesús. Creemos en un Dios que asumió
nuestra naturaleza humana y engendrado virginalmente en María. Creemos que
Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre. Jesús, fue acusado de hacerse
igual a Dios, pocos le creyeron en su tiempo, fue sentenciado a morir en la cruz,
pero, tal como Él lo había anunciado, resucitó al tercer día, venciendo así las
ataduras del pecado a la que estábamos esclavizados. Dios hecho hombre,
muerto y resucitado, es el centro de nuestra fe; en Él creemos que radica la
verdadera felicidad.

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