Sei sulla pagina 1di 1

14 DIDÁCTICA DE LA MÚSICA

jerarquizar y priorizar los distintos componentes de la programación sin perder de vista, no obstante, que
no debe alejarse de unos mínimos esenciales, ya que el currículo es un encargo de la sociedad que debe
garantizar la igualdad de oportunidades, el derecho a la educación y la educación universal.

La Música puede enseñarse de muchas formas, pero no con todas se aprende por igual. La enseñanza de la
Música desde la perspectiva de «enseñar música musicalmente» (Swanwick, 1999) difiere de otras
perspectivas de enseñanza. Enseñar Música musicalmente consiste esencialmente en fomentar el
aprendizaje musical desde la práctica musical y la vivencia musical plena, no desde su teoría o aproximación
teórica.

Cuando Small (1995) introduce el concepto de musiking (que traduce como «musicar»), se refiere
justamente a algo que las personas realizan en colaboración, donde no existe una diferencia esencial entre
las distintas funciones y desempeños del acto musical (composición, ejecución, audición, etc.), sino que
todas ellas se complementan. Su postura es crítica cuando afirma que el alumnado necesita disponer de
oportunidades para producir música: el profesorado de Música debe preocuparse por generar este tipo de
contexto social que favorezca la interacción musical formal e informal y que lleve al desarrollo real y a la
musicalización del conjunto de la sociedad (Small, 2003).

Para Hargreaves y otros (2005), existen tres grandes retos para la educación musical del siglo xxi:
• El currículo.
• Las finalidades de la educación musical.
• La aproximación a los distintos contextos de aprendizaje.

Respecto al primero, apuntan la necesidad de distinguir entre educación musical general y educación musical
especializada, las cuales, demasiado opuestas al pop y a las tradiciones musicales locales, se enmarcan en la
música clásica de tradición occidental.

Respecto al segundo reto, cabe cuestionarse para qué sirve la educación musical y si la finalidad de la
música debería ser promover habilidades musicales o perseguir fines personales y culturales más amplios. La
educación musical debe encontrar su lugar en la educación para dejar de ser una «asignatura pendiente»:
aquello que por tradición ha consistido en una mera transmisión del lenguaje y de las técnicas quizá debe
explorar caminos ya iniciados y apuntar a su uso como medio de desarrollo personal, emocional, afectivo,
equilibrado y satisfactorio, vinculando creatividad con alfabetización artística y alfabetización emocional
(Coll, 2007, pp. 135-141).

El tercer reto consiste en la consideración de que además del entorno escolar y del entorno del hogar
existen contextos sociales de aprendizaje musical autónomo (al que llaman tercer en

Potrebbero piacerti anche