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ANDREA Y CLAUDIA PAZ

Tres gatitos
constructores
Paso a paso leo.
Y cuando leo,
me recreo.
Paso y paso
cada hoja con
cariño, para
que este libro
pueda llegar
a manos
de muchos
niños.
TRES GATITOS CONSTRUCTORES
© 2014, Andrea Paz Medrano y Claudia Paz Medrano

© 2014, Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento / Asociación Internacional de Fomento,


o Banco Mundial
1818 H Street NW
Washington DC 20433
Teléfono: +1 202 473 1000
Página web: www.worldbank.org

Autoras: Andrea y Claudia Paz Medrano


Ilustraciones y diseño gráfico: Los Hermanos Paz S.A.C.
www.loshermanospaz.com

Derechos reservados
Este cuento fue elaborado por Andrea y Claudia Paz Medrano por encargo del Banco Mundial
como parte de la colección Paso a Paso, una iniciativa del Banco Mundial para el desarrollo de
habilidades socioemocionales en el marco de la cooperación con el Ministerio de Educación de Perú
para la producción de la Caja de Herramientas de Educación Socioemocional de Escuela Amiga.

COLECCIÓN PASO A PASO DEL BANCO MUNDIAL


Dirección General: Inés Kudó
Coordinación: Joan Hartley
Asistencia: Luciana Velarde

Para la edición en español


Banco Mundial, Oficina Lima, Perú
Av. Álvarez Calderón 185, piso 7, San Isidro - Lima 27 - Perú
Teléfono: +51 1 622 2300
Página web: www.bancomundial.org.pe
Primera edición: Julio de 2014
Tiraje: 1260 ejemplares

Impresión y encuadernación
Imprenta Lettera Gráfica S.A.C.
Calle Ricardo Angulo 859, Piso 3, San Isidro - Lima 27 - Perú

Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú No: 2014-11575


ISBN: 978-612-46748-4-6

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@BancoMundialLAC

Escríbenos a: pasoapaso@worldbank.org
ANDREA Y CLAUDIA PAZ

Tres gatitos
constructores
Eran tres gatitos constructores que ahorraban
día a día en su alcancía las monedas que ganaban
con su trabajo, pues querían comprarse una
carretilla.
Uno era grande, otro mediano y otro pequeño.
—¿Cuánto nos falta?— dijo el gatito pequeño
ansiosamente.
—¡Seguro falta mucho!— respondió el gatito
grande con voz de enfado.
El gatito mediano, que era el que llevaba las
cuentas, dijo con emoción:
—¡No nos falta nada!, ya tenemos el dinero
necesario para comprar nuestra carretilla—.
—¡Viva!— gritaron todos.
Muy contentos, los tres gatitos constructores
se fueron a la tienda.
—¿Cuál escogemos? ¿La verde, la amarilla o
la fucsia?— se preguntaban los gatitos al ver los
modelos para elegir.
Los tres gatitos hubieran preferido comprar la
fucsia, con luces y un timbre, pero era demasiado
costosa y no les alcanzaba el dinero, así que
tuvieron que comprar la amarilla.
Luego, con mucho entusiasmo, cargaron la
carretilla nueva en su camioneta y se fueron a su
casa.
Al día siguiente, llegó la hora de trabajar. Los
gatitos pusieron los ladrillos adentro de la carretilla
nueva para trasladarlos, cuando se dieron cuenta
de que la carretilla estaba fallada: los tornillos
estaban flojos y la llanta tenía un hueco. ¡Qué
desastre!, debido a esas fallas se iban a demorar
más en construir la casa de Doña Pata.
¡El gatito grande se llenó de cólera!
¡El gatito pequeño se puso a llorar!
Y el gatito mediano se quedó examinando
todas las fallas que tenía la carretilla.
—¡Algo tenemos que hacer! ¡Voy a ir a la
tienda a quejarme!— exclamó el gatito grande y
se fue furioso a la tienda.
Cuando llegó, le reclamó al vendedor con
muchos gritos e insultos.
¿Ustedes creen que consiguió algo?
Pues no. Lo único que consiguió el gatito
grande fue que lo pusieran de patitas en la calle,
pues el vendedor pensó que se trataba de un loco
porque reclamó con cólera y agresividad.
El gatito pequeño llegó a la tienda, pero cuando
vio al vendedor no se animó a reclamarle, pues
le daba miedo que lo echen de la tienda como al
gatito grande y en vez de hacer cualquier reclamo,
compró una llanta de repuesto.
El gatito pequeño no tuvo el coraje para
enfrentar el problema y además, gastó el poco
dinero que le quedaba en algo que no necesitaba.
El gatito mediano, con tranquilidad, pensó
que lo mejor sería apuntar las fallas de la carretilla.
Luego, buscó su comprobante de pago, subió la
carretilla a su camioneta y, con valor, se dirigió a
la tienda para reclamar.
Con firmeza y con mucho respeto, le explicó
al vendedor que habían comprado una carretilla
en su tienda y que les había tocado fallada. Y que
lo peor era que, por causa de esas fallas, se iban a
demorar más de lo debido en terminar la casa de
Doña Pata.
El vendedor se sintió bien por tratar con un
gatito tan gentil así que, con mucho gusto, se
dispuso a examinar la carretilla y se pudo dar
cuenta de que, efectivamente, estaba fallada.
Muy avergonzado, el vendedor le pidió
disculpas al gatito mediano por las molestias
ocasionadas y, para compensar las incomodidades
y el disgusto que les había causado, le cambió
la carretilla amarilla por la fucsia, con luces y
timbre, que tanto les había gustado. El vendedor
no quería perder a un cliente tan amable como el
gatito mediano.
El gatito mediano salió de la tienda muy
satisfecho, y sus hermanos, al ver el resultado, se
pusieron felices.
Tanto el gatito grande como el gatito pequeño
aprendieron mucho de su ejemplo. Nada se
conseguía con violencia ni con temor.
A partir de ese día todos aprendieron que para
reclamar lo justo, también es justo que los demás
sean tratados con respeto.
Los títulos de la colección

que forman parte de la Caja de Herramientas de Educación


Socioemocional de Escuela Amiga:

ISBN

CTO. TRES GATITOS


CONSTRUCTORES

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