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Para este momento vamos a hablar de la familia como núcleo esencial de toda
sociedad humana, y de entrada se hace necesario hacer una abstracción a la
concepción teórico religiosa de familia integrada por padre madre e hijos. La familia
tiene un concepto socio jurídico mucho mayor y para eso traemos lo que
jurídicamente dice esta sentencia de la Corte Constitucional
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M. P. MENDOZA MARTELO. Expedientes acumulados D-8367 y D-8376. 26 de julio de 2011.
ARTICULO 2º. La familia se constituye por vínculos naturales o jurídicos, por la
decisión libre de un hombre y una mujer de contraer matrimonio o por la voluntad
responsable de conformarla.
Para los efectos de la presente Ley, integran la familia:
a) Los cónyuges o compañeros permanentes;
b) El padre y la madre de familia, aunque no convivan en un mismo hogar;
c) Los ascendientes o descendientes de los anteriores y los hijos adoptivos
d) Todas las demás personas que de manera permanente se hallaren
integrados a la unidad doméstica.
LEY 1361 DE 2009. Por la cual se crea la Ley de Protección integral de la Familia
ARTICULO 2º. DEFINICIONES. Para los efectos de esta ley, se entenderá por:
Familia: Es el núcleo fundamental de la sociedad. Se constituye por vínculos
naturales o jurídicos, por la decisión libre de un hombre y una mujer de contraer
matrimonio o por la voluntad responsable de conformarla.
2. DEMANDA
2.1 La demanda del ciudadano Carlos Andrés Echeverry Restrepo se dirige en contra
de las expresiones “un hombre y una mujer” y “de procrear”, contenidas en el
artículo 113 del Código Civil, por considerarlas contrarias al preámbulo y a los
artículos 1, 2, 4, 12, 13, 16, 42, 43 y 93 de la Constitución.
3. CONSIDERACIONES Y ARGUMENTOS
La sentencia (de 199 páginas más dos salvamentos de voto y tres aclaraciones de
voto para un total de 299 hojas)
Así las cosas, conviene ahora aludir a la protección que a las personas homosexuales
se les ha brindado en la jurisprudencia de la Corte, con el objetivo de establecer cuál
ha sido su desarrollo, qué efectos ha proyectado ese desenvolvimiento y si, en
materia de derecho de familia, la evolución ha tenido consecuencias distintas de las
acabadas de reseñar.
Para eso la Corte conceptúa sobre la persona homosexual, las parejas homosexuales
y finalmente la situación de la familia a partir de la pareja homosexual.
En primer lugar, se nota que la protección a las parejas del mismo sexo
principalmente se brinda a partir de beneficios específicos previamente reconocidos
en la ley a las parejas heterosexuales vinculadas en razón de la denominada unión
marital de hecho y que esta tendencia general se mantiene cuando los titulares
originales del beneficio o prestación son los cónyuges, pues inicialmente se extiende
el ámbito de los favorecidos para incluir a la pareja que conforma la unión de hecho
y, sobre esa base, se produce una extensión posterior que cobija a las parejas
homosexuales, por hallarse en situación que la Corte juzga asimilable.
Repárese en que la extensión del régimen patrimonial entre compañeros
permanentes a las parejas integradas por personas del mismo sexo justamente está
precedida del establecimiento de ese régimen legal a favor de los convivientes en
unión marital de hecho, cuyo propósito inicial fue procurar la protección de la mujer
y de la familia, para que las medidas protectoras no quedaran limitadas a los unidos
mediante el vínculo matrimonial y comprendieran también a la unión marital de
hecho.
En segundo término, la Corte advierte que la protección a las parejas compuestas
por personas homosexuales tiene en las providencias reseñadas un evidente y
predominante contenido patrimonial que ya se percibe en la Sentencia C-075 de
2007, en la cual la Corporación consignó que estas parejas “plantean, en el ámbito
patrimonial, requerimientos de protección en buena medida asimilables a aquellos
que se predican de la pareja heterosexual”
Similar contenido patrimonial se advierte en lo atinente a la porción conyugal o a la
pensión de sobrevivientes.
Podemos acotar que la Corte establece una diferencia entre PARERA y FAMILIA.
Dice la Corte: vano resulta entonces buscar una definición explícita e indubitable de
la relación entre la pareja homosexual y la familia, distinta de la que comporta el
reconocimiento de la familia heterosexual y monogámica como única expresión de
la institución familiar, pues el lugar y la oportunidad apropiados para desarrollar la
cuestión estaba constituido, precisamente, por las sentencias en las cuales se
abordó el déficit de protección al que, en variados aspectos, están sometidas las
parejas del mismo sexo.
La relación entre la pareja homosexual y el concepto de familia
El aspecto inicial del análisis propuesto radica en que subsiste la consideración de la
familia heterosexual y monogámica como única modalidad pasible de protección
constitucional y en que así lo han puesto de presente los demandantes, quienes
llaman la atención acerca de la existencia de otros tipos de familia que han sido
objeto de protección y, en concordancia con este planteamiento, estiman que las
parejas integradas por personas del mismo sexo también deben ser consideradas
como familia, dada su actual exclusión de ese concepto.
Hace alusión a diversas clases de familia distintas de la heterosexual y monogámica
y como resultado de ese análisis procede destacar la situación paradójica que se
presenta cuando el alcance de un texto, como el contenido en el primer inciso del
artículo 42 superior, se fija con base en una interpretación literal y la materia
regulada es esencialmente variable, propensa a ser influida por circunstancias
sociales cambiantes que se traducen en la rápida evolución de las percepciones,
cuya incidencia se proyecta no solo en los grandes movimientos de las concepciones
colectivas, sino también en la vida cotidiana de personas concretas. La doctrina ha
puesto de relieve que “la idea de la heterogeneidad de los modelos familiares
permite pasar de una percepción estática a una percepción dinámica y longitudinal
de la familia, donde el individuo, a lo largo de su vida, puede integrar distintas
configuraciones con funcionamientos propios.
Ejemplo: una mujer casada con hijos que se divorcia experimenta el modelo de
familia nuclear intacta; luego, cuando se produce la ruptura, forma un hogar
monoparental; más tarde, puede constituir un nuevo núcleo familiar (familia
ensamblada) y, al fallecer el cónyuge o compañero, de nuevo transitar por la
monoparentalidad originada en la viudez”, lo que se ha denominado “cadena
compleja de transiciones familiares”. El “carácter maleable de la familia” se
corresponde con un Estado multicultural y pluriétnico que justifica el derecho de las
personas a establecer una familia “de acuerdo a sus propias opciones de vida,
siempre y cuando respeten los derechos fundamentales”, pues, en razón de la
variedad, “la familia puede tomar diversas formas según los grupos culturalmente
diferenciados”, por lo que “no es constitucionalmente admisible el reproche y
mucho menos el rechazo de las opciones que libremente configuren las personas
para establecer una familia”.
Cita al Tribunal Europeo de Derechos Humanos que, conforme pone de manifiesto la
doctrina, “ha utilizado un criterio material y no formal de familia” que extiende los
cometidos protectores “a cualquier relación en la que, de hecho, se generen lazos
de mutua dependencia equivalentes a los familiares”, para definir como tal “la que
existe entre los padres y los hijos menores, sea cual sea la relación jurídica entre los
padres, e incluso para ampliar el concepto de vida familiar a otras relaciones
cercanas, por ejemplo entre hermanos, abuelos y nietos e incluso tío y sobrino”
Así pues, los efectos jurídicos propios de la familia se generan cuando entre los
miembros de la pareja del mismo sexo se percibe el compromiso de forjar una
auténtica comunidad de vida basada en el afecto y que, por ejemplo, comporte el
propósito de mantener la convivencia mutua, de proporcionarse acompañamiento y
ayuda recíprocos o de asumir en común las responsabilidades que atañen a la pareja
y a su entorno compartido.
Pero, además de la convivencia solidaria, la comunidad de intereses o de fines es
rasgo definidor de la familia homosexual que, por lo mismo, entraña una unión
singular, en cuanto se limita a dos personas y es incompatible con otras relaciones
simultáneas de pareja, a más de lo cual la permanencia de la unión con estas
características ha de traducirse en su notoriedad y publicidad, si bien se debe
admitir que en el caso de las personas homosexuales los prejuicios sociales llevan a
que este requisito esté sujeto a una consolidación progresiva que, en forma
paulatina, desvirtúe la clandestinidad impuesta por el prejuicio y aun por la falta de
reconocimiento jurídico.
Síntesis en relación con la constitución de la familia por parejas del mismo sexo:
- La unión marital de hecho con que cuentan las parejas del mismo sexo es
alternativa disponible pero insuficiente cuando se trata de la constitución de la
familia conformada por la pareja homosexual, porque su previsión como único
mecanismo para dar lugar a esa clase de familia implica un déficit de protección que
ha sido puesto de manifiesto por los actores, con argumentos que la Corte
comparte, y también por el desconocimiento del derecho al libre desarrollo de la
personalidad y, por ende, de la autonomía y la autodeterminación personal. En
efecto, las parejas heterosexuales que deseen conformar una familia tienen a su
alcance dos maneras de lograrlo, a saber: el matrimonio y la unión marital de hecho,
- mientras que, si se insiste en que la unión de hecho es la única alternativa para los
homosexuales, las parejas del mismo sexo solo contarían con esa opción, luego el
ejercicio de su autonomía y autodeterminación personal les estaría notoriamente
vedado
- Quiere decir lo anterior que para lograr que el derecho al libre desarrollo de la
personalidad les sea respetado a los homosexuales y que en el ámbito de las
regulaciones sobre la familia se supere el déficit de protección al que están
sometidos, hace falta en el ordenamiento una institución contractual, distinta de la
unión de hecho, que les permitiera optar entre una constitución de su familia con un
grado mayor de formalización y de consecuente protección y la posibilidad de
constituirla como una unión de hecho que ya les está reconocida.
la Corte estima factible predicar que LAS PAREJAS HOMOSEXUALES TAMBIÉN
TIENEN DERECHO A DECIDIR SI CONSTITUYEN LA FAMILIA DE ACUERDO CON UN
RÉGIMEN QUE LES OFREZCA MAYOR PROTECCIÓN QUE LA QUE PUDIERA
BRINDARLES UNA UNIÓN DE HECHO -a la que pueden acogerse si así les place-, ya
que a la luz de lo que viene exigido constitucionalmente, procede establecer una
institución contractual como forma de dar origen a la familia homosexual de un
modo distinto a la unión de hecho y a fin de garantizar el derecho al libre desarrollo
de la personalidad, así como de superar el déficit de protección padecido por los
homosexuales.