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FICHAS COAUTORIA

(Nota: Las fichas de la Parte I están organizadas de la más reciente a la más


antigua y los datos identificadores se encuentran al inicio. Las contenidas en
la Parte II, están organizadas de la más antigua a la más reciente y los datos
identificadores de las providencias se encuentran al final)

PARTE I

Sala de Casación Penal


M. PONENTE : LUIS GUILLERMO SALAZAR OTERO
NÚMERO DE PROCESO : 55356
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP4337-2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Ibagué
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 02/10/2019
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Extorsión
ACTA n.º : 254
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 180, 181 Y 184

TEMA: FALSO JUICIO DE IDENTIDAD - Diferente al falso


raciocinio / FALSO JUICIO DE IDENTIDAD - Por adición: no se
configura / COAUTORÍA IMPROPIA - Se configura / DEMANDA DE
CASACIÓN - Inadmisión por indebida sustentación

Tesis:
«Tampoco el reparo por error de hecho derivado de un falso juicio de identidad
se sujeta a las condiciones de técnica que lo hagan admisible pues, además de
que se evidencia confuso cuando se mezclan argumentos propios del falso
raciocinio al sostener que se incurrió en él por no observarse las reglas de
experiencia y de la sana crítica, desconoce el verdadero contenido del
testimonio rendido por la ofendida, toda vez que ésta aseguró que tras recibir
la llamada telefónica amenazante se dirigió a su casa, allí en la sala estaban el
acusado y JEV, éste le hizo nuevamente la exigencia del dinero a cambio de

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no retener a su hijo, mientras que AF reforzaba la acción induciéndola a esa
entrega más aun cuando se trataba de su pariente, de modo que una vez
obtenido parte del efectivo solicitado y un computador, el acusado salió en
posesión de éste para introducirlo en el vehículo usado por VM.

Luego, lo que hizo el sentenciador fue inferir, con apoyo en la coautoría


impropia, que el acusado, en división de trabajo, concurrió a la ejecución del
delito y sus circunstancias, de modo que en esas condiciones mal podría
afirmarse que medió una irregular adición del contenido objetivo declarado
por OLL, máxime que ésta sí precisó la intervención del procesado en esos
hechos, señalando no sólo su presencia en el lugar, sino la persuasión verbal
de que entregara el dinero puesto que se trataba de su hijo, nada de lo cual se
desvirtúa por que no haya tenido conocimiento de la forma en que AF arribó a
su residencia, ni de aquella en que se ingresó la moto que, supuestamente
hurtada, justificaría la retención de su descendiente».

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


M. PONENTE : JOSÉ FRANCISCO ACUÑA VIZCAYA
NÚMERO DE PROCESO : 48887
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP4423-2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 02/10/2019
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Acceso carnal violento
ACTA n.º : 254
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 30, 181, 184 y 361

TEMA: DICTAMEN PERICIAL - Informe técnico médico legal sexológico:


apreciación / ACCESO CARNAL VIOLENTO - Coautoría / DICTAMEN
PERICIAL - Informe técnico médico legal sexológico: concordancia con otras
pruebas / DEMANDA DE CASACIÓN - Principio de trascendencia / IN
DUBIO PRO REO - Técnica en casación: el recurrente debe considerar todos
los elementos y datos de la inferencia / ACCESO CARNAL VIOLENTO - Se
configura / DEMANDA DE CASACIÓN - Inadmisión por indebida
sustentación

Tesis:
«Se itera que las instancias en sus consideraciones, no se basaron únicamente
en las pruebas aludidas para establecer la coautoría de JR y JR del acceso
carnal violento como lo propuso el censor, ya que mediante la prueba pericial

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sexológica de la víctima, se logró determinar la existencia de lesiones
corporales en las que se apreció la concordancia de las mismas, con las
versiones de los testigos.

[...]

De manera que, es desacertada la aserción del recurrente sobre la inexistencia


de la valoración de otras pruebas que condujeran a establecer la
configuración del hecho punible por parte de los procesados.

7. En relación con la inconsistencia planteada por el casacionista entre el


diagnóstico de la Clínica de Occidente y Medicina Legal, se advierte que según
lo aseverado por la perito FCNG “ellos no valoraron la región genital, es más
yo creo que no valoraron casi nada porque no describen todas la lesiones que
ella tenía, aunque la paciente en el mismo examen, ella dijo que no había
permitido que la examinaran en el hospital, ella no permitió que se le valorara
la región genital, básicamente creo que se limitaron a tomarle las muestras y
a remitirla a medicina legal” . (Negrillas no originales).

Por ende, el diagnóstico plasmado como normal rendido por el hospital, no


contravía el análisis realizado por Medicina Legal, en el que se hizo un estudio
más detallado de las lesiones sufridas en la humanidad de la víctima, al punto
que al negarse la perjudicada al análisis vaginal por parte de la Clínica de
Occidente, le era imposible para aquella determinar la existencia de lesiones
en la región vaginal y ello lo ratificó medicina legal en el análisis sexológico
rendido por la especialista.

[...]

En consideración con la trascendencia del error planteado por el censor en el


cargo, se itera que no posee fundamento alguno más que la afectación de los
intereses de sus representados, por lo tanto, no es idóneo a fin de demostrar
la capacidad del error para modificar el sentido de la decisión del Tribunal
Superior de Bogotá.

Finalmente, es de precisar que el análisis probatorio por parte de la judicatura


se ha de practicar en conjunto, a efectos de determinar la responsabilidad
penal de los procesados, aspecto que fue satisfecho por las instancias al
confrontar el relato de la víctima, la captura en flagrancia con las
declaraciones de los uniformados, la prueba pericial sexológica y de genética
forense sobre la víctima, los cuales conllevaron a determinar la coautoría de
los procesados del acceso carnal violento agravado.

En concordancia con lo anterior, de ésa misma manera la censura que


pretenda la existencia de una duda razonable, ha de considerar todos los
elementos, datos de la inferencia como bien lo ha referido esta Corporación.

[...]

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En suma, al confrontar los fundamentos de la demanda de casación, el
libelista se limitó exclusivamente a enunciar inconsistencias de manera
aislada en los fundamentos de la demanda, e incluso en algunas
oportunidades no manifestó en qué consistían tales, efectuó afirmaciones en
contra de la verdad procesal y puso de presente circunstancias que no fueron
demostradas en juicio, las cuales tenía la carga de probar para corroborar su
hipótesis. En consecuencia, los argumentos esgrimidos por el recurrente, son
insuficientes e inadecuados para admitir el libelo, al incumplir con los
principios de corrección material, claridad y trascendencia, que rigen para el
recurso extraordinario de casación».

Sala de Casación Penal


M. PONENTE : EYDER PATIÑO CABRERA
NÚMERO DE PROCESO : 54902
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP4174-2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Buga
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 25/09/2019
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Contrato sin cumplimiento de requisitos
legales / Peculado por apropiación
ACTA n.º : 246
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 180, 181, 184 y 351

TEMA: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Principio de congruencia: no se


vulnera / PECULADO POR APROPIACIÓN - Coautoría / CONTRATO SIN
CUMPLIMIENTO DE REQUISITOS LEGALES - Se configura

Tesis:

«[...], es evidente que el censor vulnera los postulados de razón suficiente y


claridad al aseverar que se violó el principio de congruencia sin ofrecer razón
diversa a que su prohijada fue condenada incumpliendo un presunto pacto
con la Fiscalía, siendo que dicho axioma se predica de la coherencia fáctica y
jurídica entre la acusación y la sentencia. Lo propio cabe sostener frente a la
prédica del demandante según la cual los juzgadores estaban obligados a
variar la calificación jurídica, cuando, se recaba, se trata de un proceso que
terminó de manera anticipada por voluntad de la indiciada.

Ahora, de cara al tercer cargo, como quiera que el demandante carece de


interés para controvertir en esta sede aspectos relacionados con el injusto y
su responsabilidad, es manifiesto que la Sala está impedida para examinar de
fondo las críticas enderezadas a obtener el reconocimiento de la calidad de

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cómplice para su procurada, como consecuencia de supuestos errores en la
valoración probatoria.

No obstante, está bien señalar que dicho título de imputación en los delitos de
contrato sin cumplimiento de requisitos legales y peculado por apropiación le
fue atribuido a YMAQ porque se comprobó, con los elementos materiales
probatorios acopiados en la actuación, su participación directa, en tanto
secretaria de educación distrital, en las fases precontractual y contractual
atinentes al contrato de suministro -que realmente era de compraventa- Nº
15BB1100 del 24 de junio de 2015, respecto de 30000 textos escolares que
estaban desactualizados, exhibían situaciones de plagio y no cumplían con el
certificado de registro de obras literarias inéditas del Ministerio de Educación
Nacional, lo que generó un detrimento patrimonial en las arcas del Estado».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 24026 | Fecha: 20/10/2005 |


Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Aceptación o allanamiento a cargos:
principio de no retractación Rad: 39025 | Fecha: 15/05/2013 | Tema:
SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Aceptación o allanamiento a cargos:
principio de no retractación, salvo vicios del consentimiento / SISTEMA
PENAL ACUSATORIO - Aceptación o allanamiento a cargos: concepto Rad:
39025 | Fecha: 15/05/2013 | Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO -
Aceptación o allanamiento a cargos: control por el juez de conocimiento, no es
necesario llevarlo a cabo si éste ya se ejerció por el juez de control de
garantías

Sala de Casación Penal


M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 53288
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP4125-2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 25/09/2019
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Homicidio
ACTA n.º : 246
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 56 y 57 / Ley 906 de
2004 art. 184

TEMA: COAUTORÍA - Requisitos: objetivo, codominio funcional del hecho

Tesis:

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«Sólo pretenden deducir conclusiones ajenas a los fallos y anhelan la
modificación fáctica al resaltar que cada conducta es independiente y aislada,
desconociendo que en la coautoría funcional el acuerdo del plan criminal y la
decisión conjunta de su realización no es necesario que los participantes
realicen íntegramente el tipo penal, ya que cada uno de ellos hace su aporte,
sólo que el delito se les imputa de manera integral.

Así, pasan por alto el análisis del Tribunal en relación con las acciones
desplegadas por los enjuiciados demostrativas del previo acuerdo de
voluntades para cometer el delito, porque una vez que MR manifestó su deseo
de acabar con la vida de B se encontró con CM “miembro de su gallada” y una
mujer llamada Y les suministró las armas blancas saliendo ambos en busca
de quien había ofendido al menor.

A su turno, el juez colegiado estableció el actuar mancomunado de los


enjuiciados, ya que no fue una simple coincidencia que localizaran a B y lo
hirieran gravemente, por eso concluyó que cada uno asumió un rol, pues
mientras M lo interceptó e intimidó con el machete amenazándolo de muerte,
CM le propinó por la espalda dos heridas letales».

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 46382
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP3956-2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 23/09/2019
DECISIÓN : NO CASA
DELITOS : Desaparición forzada
ACTA n.º : 244
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de 1991
art. 12, 15, 221 y 235 / Ley 589 de 2000
art. 1 / Ley 599 de 2000 art. 165 / Decreto
Ley 100 de 1980 art. 268A / Convención
Americana sobre Derechos Humanos. /
Protocolo Adicional de los Convenios de
Ginebra del 12 de agosto de 1949 relativo a
la Protección De Las Víctimas de los
Conflictos Armados sin Carácter
Internacional (Protocolo II). / Convención
Interamericana sobre Desaparición Forzada

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de Personas.

TEMA: CONOCIMIENTO PARA CONDENAR - Requisitos: convencimiento


más allá de toda duda / DESAPARICIÓN FORZADA - Responsabilidad: del
líder de la operación militar / DESAPARICIÓN FORZADA - Se configura:
evento que se sustrajo a los retenidos de su presentación a las autoridades
civiles para ser entregados al contingente militar / DESAPARICIÓN
FORZADA - Coautoría impropia: del militar que ostentaba el mando y control
total de la operación

Tesis:

«El general JAAC, más allá de toda duda, fue el líder de la operación militar.
Ordenó el ingreso de vehículos militares al Palacio, como él mismo lo aceptó -y
lo confirmó el Comandante de la Escuela de Caballería, coronel APV—, la
ubicación de las tropas y asignó funciones a los distintos miembros de la
Brigada XIII; dispuso que las personas que salieran del Palacio de Justicia
debían ser conducidas a la Casa del Florero, no para auxiliarlas, como él y el
coronel SR lo afirmaron, sino para identificarlas, interrogarlas y establecer a
los posibles integrantes del grupo enemigo.

Sus órdenes realizaban a la perfección la directriz del general SM:

“el individuo capturado dentro del mismo campo de combate debería ser
interrogado rápidamente y evacuado a los organismos superiores.”

No a la justicia, sino a los organismos superiores, que es distinto. Una clara


manifestación de que los retenidos se sustraían a las autoridades civiles para
ser entregados al contingente militar, un elemento sustancial del delito de
desaparición forzada.

Se insiste: el general JAAC dirigió el operativo de principio a fin y fue el


responsable directo del mando, durante la acción militar y las fases
posteriores de consolidación del operativo. A nadie se le ocurriría pensar, en
ese entramado de hechos y pruebas, que el general que dirigió el
desproporcionado operativo de la retoma del Palacio de Justicia con el fin de
enfrentar la criminal toma del mismo, una vez culminada la acción militar y
contrario a lo que acordaron los mandos, se hubiera desentendido de los
prisioneros y olvidado de los agresores, pues como lo reafirmó el general RS, el
mando conjunto sobre todas las tropas se le entregó al general acusado.

La reflexión indiciaria, en fin, que parte de hechos probados y no de


suposiciones, permite afirmar que el general JAAC tuvo el control total sobre
las tropas y fue por tanto el artífice principal de las conductas ocurridas con
ocasión de la “solución final” que se dio a los sucesos subsiguientes a la
consolidación de ese operativo injustificable, no por omisión, como se verá,
sino por su aporte a la comisión de la conducta y por el control absoluto de la
operación que los mandos le confiaron.

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Está probado, entonces, el mando y control del general acusado en todos los
actos de la operación militar, sobre todos y cada uno de los contingentes y
hombres que intervinieron en la misma».

GRABACIONES MAGNETOFÓNICAS - Apreciación


probatoria / DESAPARICIÓN FORZADA - Responsabilidad: del líder de la
operación militar / PRUEBA PERICIAL - Finalidad: Brindar al Juez
conocimientos científicos o técnicos, necesarios para resolver el
juicio / PRUEBA PERICIAL - Finalidad: no incluye la de brindar
conocimientos jurídicos / DESAPARICIÓN FORZADA - Coautoría impropia:
del militar que ostentaba el mando y control total de la
operación / DESAPARICIÓN FORZADA - Se configura: evento que se sustrajo
los retenidos de su presentación a las autoridades civiles para ser entregados
al contingente militar / FALSO JUICIO DE IDENTIDAD - Técnica en
casación: se debe comparar lo que la prueba dice y lo que el fallador consignó
y comprendió de ella / FALSO JUICIO DE IDENTIDAD - No se configura

Tesis:
«En esta trama de órdenes y diálogos, en los cuales se destaca la constante
preocupación del mando militar por evitar la evasión de los asaltantes del
Palacio y la urgencia de establecer un control que se sustenta en la sospecha
como método de acción sobre posibles blancos, la frase que se mencionará
deja al descubierto el propósito delirante de realizar el máximo control sobre
todas las personas que salieron del Palacio, durante y al finalizar el operativo,
y la puesta en escena de acciones en las cuales el “enemigo” se sustrae al
poder civil y a su protección, para caer en el vasto margen de maniobra de un
estamento meramente castrense.

Esa serie de acciones en las que se dispuso a ciencia y paciencia de los que
salieron vivos, de los heridos y de los ilesos, de los civiles y asaltantes,
retenidos y sospechosos, como lo demuestra el contenido de las
comunicaciones y declaraciones que se han indicado, llega a un nivel de
inflexión e irracionalidad en el momento en que, conforme a como se había
actuado frente a indiciados de ser miembros de la guerrilla, y ante la
aprehensión de una de ellas, se ordena que “si aparece la manga no aparezca
el chaleco.”

Esta expresión, que la defensa censura bajo la idea de que al apreciarla se


incurrió en un error de hecho por falso juicio de identidad, cierra el círculo de
acontecimientos en los cuales el procesado y general JAAC emerge como uno
de los líderes de una operación que antes que defender el Estado de derecho
-entendido en el mejor sentido de la palabra, como expresión de principios
que cohesionan al conjunto de la Nación alrededor de valores democráticos—,
lo hicieron en nombre del orden y del honor militar, de la razón de Estado.

Con el fin de mostrar que el Tribunal incurrió en un falso juicio de identidad


al apreciar esta frase, la defensa la desgaja del conjunto -aun cuando eso es lo
que reprocha al Tribunal—, con lo cual disimula que dichas comunicaciones
conforman una unidad y no son simples segmentos que al separarlos pierden

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su importancia. De modo que solo a partir de ese inaceptable fraccionamiento
sería posible atribuirle un sentido distinto al que esa frase emblemática
expresa, o incluso menospreciar su contenido bajo el pretexto de presentarla
como una metáfora sin mayor relevancia en la aproximación a la verdad. Es
en este sentido que la defensa considera que dichas expresiones vistas desde
su individualidad -desde luego algo inadmisible—, impiden afirmar que el
general se concertó para desaparecer personas.

La Corte ha mostrado el liderazgo del general JAAC en todo el curso del


operativo. Ha indicado también, con la evidencia legalmente disponible, que
estuvo al tanto de todos los pormenores de la acción militar. Así mismo ha
demostrado que las comunicaciones se realizaban entre los mandos militares
y que el hecho de que en varias intervinieran solo algunos de ellos, no
significa que los demás, con capacidad de acción y decisión, como el general
acusado, no conocieran o estuvieran al margen de los pormenores de las
mismas.

Desde este punto de vista es evidente que el general JAAC no fue, no pudo, no
podía ser ajeno a la aprehensión y posterior desaparecimiento de la guerrillera
IFP. Claro, porque es cuando se produce su retención, que se imparte la
simbólica orden a la manera de un mandato inaceptable:

[...]

La Corte considera igualmente que no era necesario recurrir a expertos para


captar el cabal sentido de la expresiva orden.

Los peritos, técnicos o expertos, le brindan al juez conocimientos científicos o


técnicos -no jurídicos—, necesarios para resolver el juicio; los demás medios
de prueba le sirven al juez para conocer qué hechos ocurrieron en el pasado.
Bajo esta idea, basta incorporar esa orden en el entramado de
comunicaciones entre los mandos militares y llevarla al conjunto de la
prueba, para saber que ese mandato correspondía a una directriz que estaba
cifrada desde el principio como objetivo en el Plan “Tricolor 83”, guía de la
acción militar, y que como se ha indicado, no era, por el poder de
coordinación que tenía el general AC sobre sus subordinados, un tema menor
del cual no estuviera enterado.

Por lo tanto, en ese entramado de comunicaciones, dicha orden se refiere sin


ninguna duda a la detención de la persona, a lo que seguía, como se ha
demostrado, su interrogatorio e identificación en la Casa del Florero con el fin
de verificar sus vínculos con la organización guerrillera, como sucedió con
otras personas “rescatadas”, con M, con S; la sustracción a la autoridad civil
era el siguiente paso.

En la demanda sin embargo se acude a suposiciones, como la de que el


Coronel LCS solía recurrir a gracejos, y que seguramente al referirse a la
manga lo hizo para representar a LO, de quien se decía que pudo escapar, y
que al mencionar el chaleco quizá se refería al M19 como un todo. O tal vez

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-dice— a la preocupación por necesidad de agilizar el combate y cumplir con
la misión ordenada desde la Presidencia, “toda vez que era conocida la
posición presidencial de no negociar ni dialogar con los perpetradores de la
toma violenta”

Si el falso juicio de identidad, como lo concibe la teoría del recurso


extraordinario de casación, surge cuando al aprehender materialmente la
prueba el juzgador desfigura su literalidad al falsear el contenido objetivo para
atribuirle uno distinto, el error denunciado por la defensora del general es
inaceptable. En efecto, la defensa no congloba la expresión que en su criterio
fue mal interpretada con el conjunto de la prueba, y con el crucial momento
en que se produce, con lo cual atenta precisamente contra el deber de ser fiel
al contenido objetivo de la prueba y de apreciarla en conjunto, una de las
máximas de la sana crítica que tanto se censura, para en su lugar entrar en el
campo de la especulación.

Otras veces sugiere que esa expresión es una simple “metáfora,” conclusión
que puede aceptarse a condición de que se entienda su significado como
figura retórica en el que se traslada el significado de un concepto a otro,
estableciendo una relación de semejanza o analogía entre ambos términos. En
ese entendido, la metáfora “si aparece la manga que no aparezca el chaleco”,
apreciada en el marco del concreto momento en que se informa de la
aprehensión de una abogada guerrillera, es obvio que asimila manga y chaleco
con captura y ocultamiento, dado que la orden tiene como destinatario al
mismo sujeto: la mujer “apresada.”

Aclarado ese punto, se debe agregar que esa misma frase la empleó la defensa
para demandar un segundo falso juicio de identidad. La relación temática
entre los cargos, por lo tanto, es indiscutible. Claro que en este caso no
discute las inferencias que surgen de su contenido, sino que censura el error
del Tribunal al suponer que las expresiones utilizadas en el diálogo entre los
coroneles LCS y ES las escuchó el general acusado. Concluye, entonces, que
si el General SM fue beneficiado con la preclusión de la investigación a pesar
de que participó de dicha conversación, el general que no lo hizo, no podía ser
acusado.

Como consecuencia de esa indebida apreciación de la prueba, concluye, el


general AC no podía ser condenado como coautor mediato por omisión en
aparatos organizados de poder.

La Sala ya expresó al analizar la primera variante del error de hecho por falso
juicio de identidad propuesto por la defensa, que en la comunicación en la
que se imparte la orden cifrada, pero absolutamente comprensible dado el
entorno y circunstancias en que se manifiesta, ciertamente no interviene el
general JAAC. Sin embargo, bajo la consideración de que el operativo de
“retoma” del Palacio de Justicia no fue una acción compartimentada, sino un
conjunto de acciones con unidad de mando en la persona del general
acusado, concluyó que éste sabía y estaba enterado del procedimiento a
seguir con los retenidos catalogados de ser sospechosos o miembros de la

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agrupación guerrillera. Por eso, y porque como se indicó párrafos atrás, el que
solo intervengan dos oficiales con capacidad de mando, no significa que los
demás, y en particular el general JAAC, no estuviera al tanto de esas
directrices.

En efecto, en la comunicación sostenida entre el general JAAC (Arcano 6), y el


general RSM (Paladín 6), al referirse al control que se debía ejercer sobre RR,
se reitera, éste deja entrever que las órdenes que se impartían por ese medio
eran conocidas por todos los mandos de la operación. Así. Paladín 6 (SM) le
dice a Arcano 6 (AC):

-Paladín 6. R. Allá Arcano 5 trate de ver a qué centro sería y lograr


identificarlo. Arcano 5 debe estar escuchándome. Siga

En tal sentido, entonces, es difícil aceptar que otros diálogos del mismo tipo,
entre los principales artífices de la llamada retoma del Palacio, correspondan
a un nivel de reserva tal que solo quienes participaban expresamente en los
mismos conocían de su contenido, y no el conjunto de mandos de la jerarquía
militar, cuando todo demuestra que la interconexión era indispensable por
razón precisamente de la complejidad de la acción militar que se llevaba a
cabo, y más aún cuando la persona capturada no era cualquiera, sino una
mujer que había sido distinguida e identificada por los organismos estatales
sujetos a las directrices del General AC como comandante de la operación, y
aun por los particulares, como parte del grupo insurgente.

De manera que elaborar una conclusión a partir de segmentos de


conversaciones o de fragmentos de acciones, sin mirar el todo, y sin destacar,
como se ha hecho, el papel central del general JAAC, puede conducir a pensar
equivocadamente que las órdenes que se impartieron en relación con los
capturados solo les son imputables a unos y no a otros, bajo la errada
concepción de que el operativo fue fragmentado y con una cierta e inexplicable
dosis de autonomía en relación con decisiones que no surgen en el momento,
sino desde el inicio mismo del operativo militar.

Así, la unidad de mando no fue producto del momento. El general RSM, el 22


de abril de 1992, mediante declaración por certificación jurada, a la cual ya se
hizo alusión, aseguró que entre las estrategias del “Plan Tricolor” se preveía la
unificación operacional del mando de las Fuerzas Militares, la Policía Nacional
y el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), en el comandante de la
jurisdicción afectada, el general JAAC, comandante de la Brigada XII.

Pensar, entonces, que el general acusado no supo, o no fue enterado, o estuvo


al margen de las órdenes y de la ejecución de las mismas en relación con los
“detenidos” o con los “rescatados” en la operación, sería tanto como quitarle el
mérito que para él se reclama, de ser el principal artífice y mando supremo del
ejercicio marcial de recuperación del orden y la democracia, como acordaron
sus superiores».

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APARATO ORGANIZADO DE PODER - Autoría mediata:
concepto / APARATO ORGANIZADO DE PODER - Autoría mediata:
elementos / DESAPARICIÓN FORZADA - En el marco del conflicto armado
interno / APARATO ORGANIZADO DE PODER - Autoría mediata: elementos,
requiere de una estructura criminal organizada con vocación de
permanencia / APARATO ORGANIZADO DE PODER - Autoría mediata: su
fundamento consiste en que el sujeto activo no realiza un acto de ejecución
del tipo penal, sino que otro lo hace a su nombre / APARATO ORGANIZADO
DE PODER - Autoría mediata: por omisión, no se configura / DESAPARICIÓN
FORZADA - Se configura: evento en que correspondió a un plan militar
estratégicamente diseñado y analizado como unidad / DESAPARICIÓN
FORZADA - Se configura: evento en que se obró con desatención del principio
de distinción establecido en los protocolos adicionales a los convenios de
Ginebra / COAUTORÍA - Requisitos: subjetivo, decisión de realizar
conjuntamente la conducta punible / COAUTORÍA - Requisitos: objetivo,
codominio funcional del hecho / COAUTORÍA IMPROPIA -
Concepto / COAUTORÍA IMPROPIA - Se configura / DESAPARICIÓN
FORZADA - Coautoría impropia: del militar que ostentaba el mando y control
total de la operación

Tesis:
«Para la Agencia Especial del Ministerio Público -contrario a la opinión de la
Procuradora que concurrió al trámite casacional—, el Tribunal desconoció el
principio de congruencia.

Adujo que la Fiscalía acusó al general JAAC como “coautor impropio” del
delito de desaparición forzada, y el Tribunal lo condenó como “autor mediato
por omisión en aparatos organizados de poder.” Al hacerlo, considera que el
Tribunal varió el supuesto fáctico y vulneró el derecho de defensa del general,
al impedirle controvertir probatoriamente la acusación de último momento
como “autor mediato por omisión en aparatos organizados de poder”,
novedosa imputación del juzgador de segunda instancia que además
contradice la dogmática de ese modelo, que no prevé la autoría mediata
omisiva en aparatos organizados de poder.

[...]

La necesidad de sancionar a quienes no ejecutan materialmente la conducta,


pero la ordenan, tratándose en especial de crímenes cometidos por grupos al
margen de la ley o por miembros del Estado que actúan como un aparato
organizado e ilegal de poder -“máquinas en las cuales las órdenes se
disgregan, todo el trabajo se compartimenta, se fragmenta e involucra a
decenas y centenares de personas”, como dice Aponte— llevó a idear, con el
fin de evitar altos costos de impunidad, la autoría mediata como forma de
atribución de resultados: un vínculo entre quien imparte la orden y domina el
aparato organizado criminal con poder de mando, y un autor fungible que
ejecuta el comportamiento responsablemente.

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La Sala no hará un extenso análisis de la evolución de dicha figura.
Simplemente mencionará, según el diseño de la jurisprudencia sobre el tema
y la reflexión anterior, que la autoría mediata en aparatos organizados de
poder supone, entre otros: (i) una estructura criminal organizada con vocación
de permanencia, (ii) el vínculo con poder de mando del autor mediato sobre la
organización (el dominio de la voluntad), y la (iii) actuación responsable del
ejecutor fungible o intercambiable.

El Tribunal consideró que no se demostró que el general JAAC hubiera


actuado al mando de un aparato de poder organizado al interior del Estado y
tampoco que ese colectivo lo hubiera hecho con vocación de permanencia.
Igualmente que la dogmática de la autoría mediata en aparatos organizados
de poder fue configurada para la sanción de acciones positivas y no para
omisiones. Aun así, concluyó lo siguiente:

“En nuestro caso concreto, en el delito de desaparición forzada de personas


que usualmente se imputa por comisión activa hemos identificado la autoría
del obligado por omisión de la acción esperada, lo que a su vez es una
infracción al deber de protección impuesto al autor por la Constitución
Política. Ya sea porque el caso no es frecuente, o porque la doctrina no se
había enfrentado a un caso teórico de esa naturaleza, la declaración
jurisdiccional puede parecer académicamente novedosa, pero es la que la
realidad impone.

… En fin, el ejercicio de su autoridad le imponía al general acusado el deber


de garantía de proteger los derechos de los civiles rescatados y subversivos
capturados, de donde se deriva su responsabilidad por la intervención de
quienes realizaron la instrucción de desaparecimiento de sospechosos y de la
combatiente vencida, cuando debía evitar que esa instrucción se reiterara y,
en todo caso, que se cumpliera.”

Como se ha indicado, el general JAAC fue el conductor del operativo militar de


principio a fin. Así también se definió fácticamente en la sentencia de primera
instancia, que es compatible con la acusación y con la reconstrucción
detallada que ha realizado la Sala del operativo, desde sus inicios, hasta la
culminación con la liberación de personas, pero también con la retención de
“sospechosos” y miembros vinculados con el grupo armado ilegal, M 19.

Sobre este último momento es demoledora la comunicación a la que se refirió


la juez de primera instancia en la que Arcano 5, LCS ordena:

“Arcano 5: Eh, recomendación especial mantener eh los no heridos y los que


aún no se han podido identificar plenamente eh aislados, aislados, eh, la
Dinte lo va a apoyar para su clasificación, cambio.”

De allí, esto concluyó el Tribunal:

“… está probado que como superior en la cúspide de la Brigada militar que


reiteró y ejecutó el Plan de acción, no contrarrestó o impidió la ejecución de

13
esas instrucciones ilegales -pudiendo hacerlo—, por lo que se le imputa el
resultado, a título e coautor mediato en relación con los otros coautores
intermedios y ejecutores finales que reiteraron, transmitieron y cumplieron las
órdenes terminantes de desapariciones forzadas.”

El discurso elaborado por el Tribunal para imputarle al general acusado la


desaparición de personas a título de “autor mediato por omisión en aparatos
organizados de poder”, deduciéndola de la infracción de un deber a su
posición de garante -elemento que no es un supuesto autónomo de autoría —,
por haber omitido como jefe de un aparato organizado de poder “ad hoc”, los
deberes inherentes a su función frente a la decisión de sus subalternos de
ocultar a los sospechosos y retenidos, es equivocada y contraria a la
evidencia.

La Sala no desconoce los esfuerzos dogmáticos por copar vacíos con el fin de
evitar costosas lagunas de impunidad y sabe de los esfuerzos de todo orden
-de la doctrina y de tribunales especiales internacionales, desde Nuremberg
hasta Ruanda y Yugoeslavia en Europa, y de Argentina y Perú en Suramérica
al juzgar crímenes de magnitudes incomprensibles— para evitar la impunidad
en eventos en donde la imputación del resultado se complica en casos en
donde el autor detrás del autor se esconde en complejas estructuras
criminales.

Como se indicó al iniciar esta decisión, la Corte considera que la conducta


atribuida al general JAAC es una manifestación del conflicto armado. Eso, sin
embargo, no significa que la única manera de atribuirle el resultado al autor
sea recurriendo a la figura de la autoría mediata en aparatos organizados de
poder por razón de esa situación. Primero, porque tanto la autoría mediata en
aparatos organizados de poder, como la autoría mediata que podría
denominarse “convencional,” se sustentan en la idea de que el autor detrás
del autor no realiza un acto de ejecución del tipo penal, sino que lo hace otro
a nombre de él, sea que actúe como instrumento en el primer caso, o como
sujeto fungible y responsable en el otro.

Segundo, porque la autoría mediata que aquí se trata, requiere de una


estructura criminal organizada y con vocación de permanencia, aspecto que el
Tribunal consideró en la decisión que no se había probado, por lo cual
recurrió a la consideración que se trataba de una estructura de poder “ad
hoc.”

No se desconoce que las tesis acerca de la manera como imputar al hombre de


atrás son seductoras y que hacen parte de un derecho penal que amplía los
términos de imputación de la conducta al autor con el fin de evitar que la
rigidez de los textos legales deje a salvo a los principales artífices, a quienes
dominan la voluntad en el aparato criminal.

Pero si algo se debe destacar es que, sea que se trate de un asunto de autoría
mediata o de autoría mediata en aparatos organizados de poder, esas
elaboraciones parten de un supuesto fundamental: que la dificultad de

14
imputar el resultado recae en el hecho de que el autor mediato no ejecuta el
comportamiento, no se implica con el momento ejecutivo del comportamiento,
o según algunos, “no interviene en la causalidad natural”, aunque al controlar
el aparato y la voluntad domine el hecho, lo que hace que fracasen los
arquetipos de la determinación.

Por lo que se ha expuesto, tal como se encuentra dicho en las instancias, al


general JAAC se le entregó el mando de la operación militar de retoma del
Palacio de Justicia; que se le haya entregado el mando significa, en este caso,
que tuvo el control de todo el operativo y de las unidades que lo ejecutaron, de
la Brigada XIII, del B2, de la Policía, de la inteligencia.

Asimismo, está suficientemente probado que el general JAAC, Arcano 6, no


solo impartió ordenes, sino que participó directamente en el operativo, manejó
situaciones puntuales con las personas capturadas y dispuso de ellos como
consideró que la situación lo ameritaba.

El operativo debe analizarse como unidad; no es correcto fraccionar sus


momentos para buscar una tipicidad a cada segmento. Desde este punto de
vista se debe observar que la retención de los “sospechosos” y la aprehensión
de los guerrilleros, no es una acción o idea de último momento, o la
manifestación coyuntural de una idea que al final se le ocurrió a alguien. No.
Las órdenes del general AC, que la Sala ha indicado, demuestran que él,
conductor del operativo y dominador de la acción, dispuso y ordenó la
retención y custodia de los retenidos, de aquellos que salieron vivos del
Palacio, en medio de una acción que él personalmente dirigió conforme al
diseño del “Plan Tricolor” y al convenio con sus superiores.

El posterior desaparecimiento no puede desvincularse de esta compleja acción


ni fraccionarse para encontrar la ilicitud en el acto final y no en el conjunto
del comportamiento, pues como se ha indicado, la desaparición de los
“capturados” corresponde a un plan estratégicamente diseñado desde cuando
se inició la operación conforme a las líneas del “Plan Tricolor”, y que culmina
precisamente con la captura y clasificación de los sospechosos y con su
posterior ocultamiento al poder civil, desde ese momento y hasta ahora.

Actuaron, entonces, además, a pesar de que lo sabían -como lo reconoció el


general SM—, ante una situación singular relacionada con el conflicto
armado, por fuera del deber ético que imponen los protocolos II y II
adicionales a los convenios de Ginebra, lo que explica que no distinguieran
entre combatientes y no combatientes, entre ciudadanos y sospechosos,
asumiendo decisiones de facto ante una situación que ha debido manejarse
bajo las reglas del derecho.

Todo ello explica que el general JAAC, al participar de toda esa compleja
operación militar ejecutada por él y por sus subalternos, no omitió su deber,
sino que actuó como coautor, pues concurren en su caso dos elementos
esenciales de este tipo de imputación: un elemento objetivo expresado en el
aporte a la comisión de la conducta con dominio funcional del hecho en la

15
fase ejecutiva y subjetiva que se refleja en la exteriorización de la voluntad con
base en el acuerdo o en la decisión común, como se probó (artículos 23 del
Decreto 100 de 1980 y 29 de la Ley 599 de 2000).

Según los artículos 268 A y 268 B, incorporados por el artículo 1 de la Ley


589 de 2000 al decreto 100 de 1980, el delito de desaparición forzada consiste
en:

“Artículo 268 A. Desaparición forzada. El particular que perteneciendo a un


grupo armado al margen de la ley someta a otra persona a privación de su
libertad cualquiera que sea la forma, seguida de su ocultamiento y de la
negativa a reconocer dicha privación o de dar información sobre su paradero,
sustrayéndola del amparo de la ley, incurrirá en prisión de veinticinco (25) a
cuarenta (40) años, multa de quinientos (500) a dos mil (2.000) salarios
mínimos legales vigentes y en interdicción de derechos y funciones públicas
de cinco (5) a diez (10) años.

A la misma pena quedará sometido, el servidor público, o el particular que


actúe bajo la determinación o la aquiescencia de aquel, y realice la conducta
descrita en el inciso anterior.

Artículo 268B. Circunstancias de agravación punitiva. La pena prevista en el


artículo anterior será de cuarenta (40) a sesenta (60) años en los siguientes
casos:

1.- Cuando la conducta se cometa por quien ejerza autoridad o jurisdicción…”

Por supuesto que, según la definición anterior, en estricto sentido y conforme


al mero sentido ontológico de la ley, el general JAAC no ejecutó el verbo rector
del tipo en sentido material. Pero según se ha expuesto, su aporte fue esencial
y definitivo a la ejecución del comportamiento, que es precisamente en lo que
consiste la coautoría impropia -noción en la cual no todos los autores realizan
actos ejecutivos ni consumativos—, pero en la que, el aporte del coautor es
esencial; la ponderación del aporte del general, es pues, un tema que no está
en duda».

PRINCIPIO DE CONGRUENCIA - Concepto: constituye un acto


condición / PRINCIPIO DE CONGRUENCIA - Acusación y sentencia: la
armonía del supuesto fáctico es sustancial / PRINCIPIO DE
CONGRUENCIA - Debido proceso: incorpora la lealtad como elemento de
configuración de un juicio justo / INCONGRUENCIA - Fallo de reemplazo en
casación / PRINCIPIO DE CONGRUENCIA - Acusación y sentencia: coautor y
autor mediato / PRINCIPIO DE CONGRUENCIA - Congruencia personal,
fáctica y jurídica: la congruencia fáctica y personal es absoluta / PRINCIPIO
DE CONGRUENCIA - Congruencia personal, fáctica y jurídica: la congruencia
jurídica es relativa / VARIACIÓN DE LA CALIFICACIÓN JURÍDICA -
Procedencia: es una opción que se admite desde el inicio del juicio, de acuerdo
a la Ley 600 de 2000 / VARIACIÓN DE LA CALIFICACIÓN JURÍDICA -
Modalidades: por error en la denominación jurídica de la

16
conducta / VARIACIÓN DE LA CALIFICACIÓN JURÍDICA - Modalidades:
originada en prueba sobreviniente / PRINCIPIO DE CONGRUENCIA - No se
vulnera / APARATO ORGANIZADO DE PODER - Autoría mediata: por
omisión, no se configura / COAUTORÍA IMPROPIA - Se
configura / DESAPARICIÓN FORZADA - Coautoría impropia: del militar que
ostentaba el mando y control total de la operación

Sala de Casación Penal


M. PONENTE : PATRICIA SALAZAR CUELLAR
NÚMERO DE PROCESO : 52590
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP3684-2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 27/08/2019
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Hurto / Homicidio
ACTA n.º : 217
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 29 / Ley 906 de 2004
art. 180 y 184

TEMA: VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL - Técnica en


casación: el demandante debe aceptar los hechos declarados en la sentencia y
la valoración de la prueba realizada por el juzgador / VIOLACIÓN DIRECTA
DE LA LEY SUSTANCIAL - Modalidades / HURTO CALIFICADO - Con
violencia sobre las personas o las cosas: demostración / COAUTORÍA -
Demostración / COAUTORÍA - Evento en que los sujetos llevaban armas
cortopunzantes para hurtar a la gente y una de ellas comete tentativa de
homicidio contra una de sus víctimas / COAUTORÍA - Dominio del
hecho / COAUTORÍA - Requisitos: objetivo, codominio funcional del
hecho / COAUTORÍA - Requisitos: subjetivo, decisión de realizar
conjuntamente la conducta punible / TENTATIVA DE HOMICIDIO - Se
configura / TENTATIVA DE HOMICIDIO - Coautoría

Tesis:
«El recurrente plantea la presencia de una violación directa de la ley por
interpretación errónea del artículo 29 de la Ley 599 de 2000.

Tratándose de la violación directa de la ley sustancial, la labor de


demostración del vicio debe centrarse en la acreditación de un yerro de juicio
respecto del precepto que se ocupa de regular el supuesto fáctico,
evidenciando que, demostrada una situación concreta a la que corresponde
una específica institución normativa, el juzgador seleccionó una norma que no

17
era la llamada a gobernar el asunto (aplicación indebida), omitió otra que sí
resolvía los extremos de la relación jurídico procesal (falta de aplicación o
exclusión evidente) o, habiéndola seleccionado correctamente, al aplicarla al
caso le atribuyó un sentido jurídico que no tiene o le extendió consecuencias
contrarias a su naturaleza jurídica (interpretación errónea)

Sin embargo, en la censura objeto de análisis no se desarrolló un


cuestionamiento acorde a ese error con vocación de derruir el fallo
impugnado.

El recurrente sostiene que el Tribunal no consideró la teoría del dominio del


hecho, con la cual se acreditaría que ninguna intervención tuvo el acusado en
la tentativa de homicidio perpetrada en contra de ESBL, pues no tenía la
posibilidad de dominar los acontecimientos cuando uno de los jóvenes que lo
acompañaba en la empresa de hurtar los bienes de sus víctimas decidió, motu
proprio, apuñalar a una de ellas, sin que para ello AG hubiese prestado su
concurso y tampoco su consentimiento.

Desconoce en ese planteamiento el demandante que al valorar los hechos con


base en la prueba practicada, el juzgador llegó a la conclusión de que cuando
las tres personas que ejecutaron los hechos, conforme a los planes que se
habían trazados y al común acuerdo de voluntades, emplearon armas
cortopunzantes, cada uno de ellos, en contra de sus víctimas, con el decidido
propósito de atacarlas cuando fuera necesario, lo que en efecto aconteció en el
momento en que una de ellas ofreció resistencia a sus injustas pretensiones

[…]

Así, la consecuencia sobre la manera en que se desarrollaron los hechos no


pudo ser otra para el ad quem que considerar a todos los intervinientes como
coautores tanto del hurto calificado como de la tentativa de homicidio, pues
en ese sentido, razonó, frente a las dos conductas hubo una decisión
conjunta, un co-dominio del hecho y una aportación en la fase ejecutiva de
cada uno de ellos, toda vez que resultaba claramente previsible y asumido
como una posibilidad concreta desde el momento de la planeación de los
acontecimientos que para su ejecución se habría de emplear una violencia
cristalizada en el uso de las armas, dirigido a sojuzgar la voluntad de las
víctimas, dentro de lo cual la agresión física hacía parte del plan marcado
entre ellos.

En ese sentido, cuando en su demanda el recurrente argumenta que el


procesado no podía tener ningún control sobre la actuación de los otros dos
partícipes habida cuenta de las circunstancias presentadas tales como el
lugar donde ocurrieron los hechos, la rapidez con que sucedieron los mismos,
la falta de luminosidad del lugar, así como el no ponerse de acuerdo con las
demás personas intervinientes sobre ese episodio en concreto, está
desconociendo el mismo supuesto fáctico que fue asumido como demostrado
por el fallador en la sentencia, lo cual desdice del reproche que formula por
violación directa en su variable de interpretación errónea.

18
En realidad, el Tribunal realizó el proceso de adecuación típica partiendo del
hecho de que los tres intervinientes ejecutaron un plan previamente ideado de
común acuerdo y que participaron de los sucesos por su propia voluntad,
asumiendo de manera conjunta las consecuencias de su proceder, sin que en
esos propósitos se surtiera modificación alguna en el plano de la
responsabilidad individual por las circunstancias presentadas relacionadas
con la oscuridad del lugar o la fugacidad de la acción, pues precisamente
fueron estas condiciones las tenidas en cuenta para el logro del cometido
común y, en todo caso, el apuñalamiento de una de las víctima no fue fruto de
una decisión individual, por propia iniciativa, de alguno de los ejecutores sino
que se trató de un asunto previsible y asumido por cada uno de ellos en su
decisión conjunta, puesto que el uso de las armas implicó, de suyo, una clara
decisión para agredir a las víctimas en el evento de que se resistieran al
injusto accionar de sus victimarios.

Así las cosas, la demanda no podrá ser admitida».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 27537 | Fecha: 13/06/2007 |


Tema: DEMANDA DE CASACIÓN - Admisión: reglas mínimas Rad: 27810 |
Fecha: 25/07/2007 | Tema: DEMANDA DE CASACIÓN - Admisión: reglas
mínimas

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 53770
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP3361-2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Villavicencio
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 21/08/2019
DECISIÓN : NO CASA
DELITOS : Falsedad en documento privado / Fraude
procesal
ACTA n.º : 213
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 453

TEMA: FALSO RACIOCINIO - Técnica en casación: el recurrente debe


evidenciar el desconocimiento de principios de la lógica, reglas de la
experiencia o leyes de la ciencia / SENTENCIA - Condenatoria: principio de
doble conformidad, análisis del caso por la Corte / CONOCIMIENTO PARA

19
CONDENAR - Requisitos: convencimiento más allá de toda duda / FRAUDE
PROCESAL - Coautoría / FRAUDE PROCESAL - Se configura: cuando se
utilizan medio fraudulentos para inducir en error al servidor público que
selecciona al contratista / FRAUDE PROCESAL - Se configura: evento en que
se aportó una certificación falsa para inducir en error al servidor público

Tesis:

«El falso raciocinio atribuido por el censor a la sentencia se configura cuando,


al valorar la prueba, el fallador quebranta la sana crítica integrada por las
reglas de la experiencia, los principios de la lógica y las leyes de la ciencia.

Pues bien, en este caso el censor no demostró la configuración del vicio


aducido en la medida que no señaló el postulado de la sana crítica vulnerado
ni evidenció equívoco alguno en los razonamientos incluidos en la sentencia
de condena porque dirigió su esfuerzo argumentativo a censurar la valoración
conjunta de la prueba y la decisión del Tribunal, como si se tratara de un
alegato de instancia.

Al margen de lo anterior, la revisión detallada de la prueba recaudada en el


debate púbico, que la Corte realiza para satisfacer la garantía de doble
conformidad, permite concluir que el Tribunal valoró en debida forma, bajo los
principios de la sana crítica, las pruebas acopiadas en el proceso, por manera
que la condena proferida contra R y MESO se produjo porque se demostró
más allá de toda duda que incurrieron en el delito de fraude procesal.

[…]

[…] la Sala encuentra acertada la decisión del Tribunal Superior de


Villavicencio de condenar a R y MESO como coautores del delito de fraude
procesal porque se probó, más allá de toda duda, que la certificación del
contrato de prestación de servicios 001 de 2007, aportada ante la
Administración Judicial para acreditar el factor experiencia, configuró un
medio engañoso idóneo para llevar a error al funcionario que adjudicó el
contrato a la empresa […], toda vez que el convenio no tuvo existencia real.

[…]

La coautoría del fraude procesal por parte de los hermanos SO quedó


demostrada puesto que cada uno realizó una acción de innegable
trascendencia para lograr el fin común propuesto, a saber, obtener la
adjudicación del contrato -art. 29 C.P.-. Así, MESO presentó a la entidad
estatal el documento que certificaba la experiencia mínima exigida en el pliego
definitivo, sabiendo la mendacidad del hecho certificado.

Por su parte, RSO hizo constar un hecho ficticio con pleno conocimiento de
que sería aducido ante una entidad pública, pues en el documento de su
autoría se indica que se trataba de una “Certificación de experiencia” expedida
“con destino a la Dirección Seccional de Administración Judicial

20
Villavicencio”. Sabía el procesado, entonces, que ese documento sería
presentado ante la citada dependencia administrativa, esto es, que sería
usado para inducirla en error, dada la falsedad de la información que
contenía.

Siendo ello así, su accionar no se limitó al delito contra la fe pública sino que
también materializó el fraude procesal en la medida que conscientemente
certificó un hecho falso destinado a ser aducido ante la Administración
Judicial para obtener la adjudicación del contrato en favor de la empresa […]
de la que había sido gerente, según certificado de Cámara de Comercio en el
que se indica que fue nombrado en tal cargo el 16 de diciembre de 2008.

En suma, la prueba acopiada en el proceso demostró que RSO suscribió una


certificación que contenía una información contraria a la verdad, que sabía
estaba destinada a ser usada en un proceso contractual, y MESO la presentó
ante la Administración Judicial para acreditar la experiencia exigida en el
pliego de condiciones, proceder que materializa el delito de fraude procesal por
el despliegue de medios fraudulentos idóneos para inducir en error al servidor
público encargado de seleccionar al contratista.

No hay lugar, entonces, a casar la sentencia dado que el Tribunal no incurrió


en el error atribuido en la demanda y la Corte verificó, además, que la
decisión se ajusta probatoriamente a lo demostrado en el juicio y no vulnera el
debido proceso de las partes e intervinientes. En consecuencia, en atención a
la garantía de doble conformidad, la Sala considera ajustada a derecho la
sentencia condenatoria proferida por el Tribunal Superior de Villavicencio el 9
de julio de 2018».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 30184 | Fecha: 07/04/2010 |


Tema: FRAUDE PROCESAL - Se estructura: ocurre dentro de una actuación
judicial o administrativa Rad: 43716 | Fecha: 19/10/2014 | Tema: FRAUDE
PROCESAL - Se estructura: ocurre dentro de una actuación judicial o
administrativa Rad: 48589 | Fecha: 25/04/2018 | Publicado en: FRAUDE
PROCESAL - Se estructura: ocurre dentro de una actuación judicial o
administrativa Rad: 2346 | Fecha: 15/08/2017 | Tema: ACTO
ADMINISTRATIVO - Lo constituye la acción de adjudicar un contrato estatal

Sala de Casación Penal


M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 54961
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP2669-2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 03/07/2019
DECISIÓN : INADMITE

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ACTA n.º : 160
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 181

TEMA: FALSO JUICIO DE EXISTENCIA - Por suposición: no se


configura / ABUSO DE CONFIANZA - Coautoría / DEMANDA DE
CASACIÓN - Inadmisión

Tesis:
«En el segundo cargo se plantea la configuración de un error de hecho por
falso juicio de existencia por suposición, al apreciar el pagaré P78727516 del
11 de septiembre de 2012, que no suscribió ILRV. Según el censor, como ella
no firmó el documento, no le son aplicables las consecuencias que surgen de
ese título para establecer la fecha de caducidad de la querella.

El casacionista analiza el tema fuera de contexto, es decir, no como una


conducta en la que convergen dos personas con ánimo de obtener provecho
aprovechando la confianza en el nivel de coautoría, y concluye que la
suscripción del pagaré por uno de los acusados es inoponible al otro. Es decir,
considera que la conducta de cada uno de los partícipes tiene una autonomía
inadmisible, siendo que el Tribunal analizó la conducta en una unidad, de
manera que por esa razón el enunciado es totalmente alejado del tratamiento
que se le dio en la sentencia.

Por lo tanto, esas deficiencias conceptuales llevan a que la demanda se deba


inadmitir».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 37465 | Fecha: 11/09/2013 |


Tema: ABUSO DE CONFIANZA - Consumación

Sala de Casación Penal


M. PONENTE : PATRICIA SALAZAR CUELLAR
NÚMERO DE PROCESO : 54975
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP2075-2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Cali
CLASE DE ACTUACIÓN : REVISIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 29/05/2019
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Homicidio
ACTA n.º : 131
FUENTE FORMAL : Ley 600 art. 75 núm. 3, 76, 220 núm. 1,
221 y 222

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TEMA: ACCIÓN DE REVISIÓN - Condena contra dos o más personas por
delito que no pudo cometer sino una o un número menor de las
sentenciadas / COAUTORÍA IMPROPIA - Diferencia con la coautoría
propia / ACCIÓN DE REVISIÓN - Condena contra dos o más personas por
delito que no pudo cometer sino una o un número menor de las sentenciadas:
no se configura

Tesis: 

«El numeral 1° del artículo 220 de la Ley 600 de 2000 prevé que la acción de
revisión procede “Cuando se haya condenado o impuesto medida de seguridad
a dos o más personas por una misma conducta punible que no hubiera
podido ser cometida sino por una o por un número menor de las
sentenciadas”.

Sobre esta causal, la Sala, en providencia CSJ AP, 19 ag. 1997, rad. 13237,
precisó lo siguiente:

Fijando el contenido de esta causal la jurisprudencia de esta Sala ha


precisado que las dos hipótesis a que ella se refiere, esto es, que el delito no
podía cometerse sino por una sola persona, o que la infracción sólo podía
realizarse por un número menor al de las personas condenadas, dice en
relación a aquéllos casos en que no obstante ser indiscutible en razón a la
naturaleza y características de la delincuencia objeto de juzgamiento y los
hechos que probatoriamente se hayan acreditado en la sentencia, el fallador
condena a varias personas cuando la conducta imputada sólo podía ser obra
de una de ellas o ser cometida por un número inferior de las que fueron
sentenciadas.

De ahí que al precisar su concreto alcance haya señalado la Corte que ‘esta
causal no se refiere a los eventos en que por interpretación de las normas o de
los hechos, el recurrente considera, disintiendo del razonamiento del Juez que
profirió la sentencia, que en una determinada conducta no se puede predicar
la coautoría, pues este debate se tiene que dar en las distintas etapas del
proceso, o en la Corte, pero sólo en sede de casación, y como violación directa
o indirecta de la ley sustancial, según el caso’ (Auto de febrero 8 de 1990. Dr.
Jaime Giraldo Ángel), es decir, que dicha causal no posibilita -como ninguna
lo hace-, discrepar total o parcialmente con la valoración probatoria de la
sentencia, pues de lo que en realidad se trata es de demostrar que a través de
los hechos probados surge de manera objetivamente indiscutible, que frente al
caso concreto el delito tuvo que ser cometido por una sola persona o por un
número inferior a las condenadas. (Destaca la Sala).

Bajo esta orientación jurisprudencial, resulta claro que la causal de revisión


analizada únicamente es procedente en aquellos casos en los cuales la
naturaleza del delito objeto de juzgamiento y los hechos declarados probados,
solamente admiten su ejecución por una persona o por un número inferior de
quienes fueron materia de condena.

23
Precisado lo anterior, en el asunto bajo examen resulta incuestionable que los
argumentos en los cuales se fundamentó la demanda de revisión no
corresponden a la hipótesis de la causal invocada pues, la libelista no dedicó
línea alguna en su escrito a demostrar, tanto fáctica como jurídicamente, que
los punibles por los cuales fue condenado su defendido no admiten su
realización por el número de personas que soportan la sentencia.

Es que, la actora se limitó a manifestar que los testigos divagaron respecto a


la cantidad de personas que cometieron el punible, ya que “sostuvieron
múltiples hipótesis, por ejemplo, i) que eran 4 los sujetos que subieron, ii)
luego que eran tres iii) que fue un amplio grupo de más de seis (sic)”.

Así mismo que, era evidente “la ausencia del condenado en el hecho
investigado”, por cuanto “se encontraba el día de los acontecimientos
atendiendo su negocio de juego de sapo” y que “el verdadero autor del
homicidio y conato fue JC” debido a que los declarantes en juicio lo
identificaron como la persona que disparó el arma de fuego. Inclusive,
pretende que por medio de esta acción se degrade el grado de participación
por el cual fue condenado su prohijado, en tanto “debería habérsele imputado
“complicidad” y no coautoría”.

Afirmaciones con las cuales no hace otra cosa que contradecir su


planteamiento pues, reconoce tácitamente, que su defendido sí participo en
los hechos objeto de condena y, además, que la conducta delictiva sí pudo
haber sido cometida por un número plural de personas, incluso superior de
las que fueron condenadas. Sumado a esto, no aporta ningún elemento de
juicio orientado a acreditar que los delitos por los cuales se profirió sentencia
sólo pudieron ser cometidos por JFC, de manera que, tal aserción tampoco
logra aminorar la justeza que revisten los fallos de instancia.

[…]

[…] el juez de primera instancia abordó el problema jurídico relativo a


establecer si de las conductas perpetradas por los prenombrados enjuiciados
era dable pregonar su grado de participación como coautores de los injustos
que les fueron endilgados por la fiscalía, asunto que fue resuelto en sentido
positivo.

El sentenciador precisó que aquellos eran coautores impropios, comoquiera


que se verificaban los presupuestos para ello: i) acuerdo común, ii) dominio
funcional del hecho, e iii) importancia del aporte para la ejecución de los
punibles. Expresamente, señaló:

“[…] la intervención plural de los agentes, disparando, armando balacera para


con esa actitud ahuyentar las personas y actuar con el fin predeterminado, no
implica que todos hubiesen tenido que disparar sobre el obitado y el
sobreviviente, porque ya lo advertíamos renglones atrás que solo quedaron
registrados dos impactos, uno para cada uno de los agredidos, empecé todos
los declarantes hablan de una gran balacera”.

24
De ahí que, aunque la coautoría propia exige, en efecto, que el verbo rector de
la conducta típica sea realizado por cada uno de los sujetos a quienes se les
atribuye tal calidad, no sucede lo mismo con la coautoría impropia, según la
cual, en virtud del principio de imputación recíproca todos los coautores
responden penalmente por las acciones de los demás, incluyendo aquellas que
no realizaron materialmente, como en el caso, disparar el arma homicida y
agresora, ya que actúan conjuntamente con conocimiento y voluntad para
lograr el resultado delictivo.

En consecuencia, se aprecia que el único objetivo de la demandante es


controvertir la coautoría atribuida por los falladores y sobre la cual declararon
responsable al hoy condenado ÁRC. Es decir, lo que en realidad se pretende
es continuar la discusión probatoria y censurar la apreciación que los jueces
tuvieron sobre los elementos de juicio allegados al proceso, desconociendo
abiertamente el carácter extraordinario de la acción de revisión, de manera
que el cargo formulado no prosperará».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 40103 | Fecha: 28/11/2012 |


Tema: ACCIÓN DE REVISIÓN - Demanda: requisitos, constancia de ejecutoria
Rad: 13237 | Fecha: 19/08/1997 | Tema: ACCIÓN DE REVISIÓN - Condena
contra dos o más personas por delito que no pudo cometer sino una o un
número menor de las sentenciadas / COAUTORÍA - Elementos Rad: 34646 |
Fecha: 25/04/2012 | Tema: ACCIÓN DE REVISIÓN - Hecho y prueba nuevos:
concepto Rad: 45973 | Fecha: 18/05/2016 | Tema: ACCIÓN DE REVISIÓN -
Hecho y prueba nuevos: no es una nueva valoración de las pruebas

Sala de Casación Penal


M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 54543
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP1547-2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Cali
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 30/04/2019
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Extorsión / Concierto para delinquir
ACTA n.º : 101
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 183, 184

TEMA: DEMANDA DE CASACIÓN - Técnica / CASACIÓN - Principio de


autonomía de las causales / VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY

25
SUSTANCIAL - Modalidades: técnica en casación / VIOLACIÓN INDIRECTA
DE LA LEY SUSTANCIAL - Modalidades: técnica en casación / FALSO
JUICIO DE EXISTENCIA - Por omisión: técnica en casación / FALSO
RACIOCINIO - Técnica en casación: el recurrente debe evidenciar el
desconocimiento de principios de la lógica, reglas de la experiencia o leyes de
la ciencia / COAUTORÍA IMPROPIA - Diferente a la participación como
determinador / CASACIÓN - Principio de transcendencia / DEMANDA DE
CASACIÓN - Inadmisión

Tesis: 

«Para comenzar se observa que de manera impropia el impugnante denunció


en forma sincrónica la violación directa de la ley (causal primera) y la
ocurrencia de errores de hecho derivados de falsos juicios de existencia por
omisión y falso raciocinio, que corresponden a la violación indirecta (causal
tercera).

Con tal proceder, olvidó que la postulación de la causal señala al actor el


sendero por el cual debe transitar en orden a formular el cargo y emprender la
consecuente acreditación, como que no se aviene con la seriedad de este
recurso extraordinario formular simultáneamente dos causales, sin precisar
sus alcances y tanto menos sin desarrollar los dos reproches conforme a tal
postulación, en manifiesto quebranto del principio de autonomía de las
causales, según el cual, a cada una de ellas corresponde un ámbito de
protección y un discurso que le es propio, sin que puedan ser mezclados.

En forma sintética puede manifestarse que en sede casacional le correspondía


al Fiscal postular la violación directa de la ley, su vulneración indirecta, o el
quebranto de derechos y garantías.

La violación directa de la ley sustancial tiene lugar cuando a partir de la


apreciación de los hechos legal y oportunamente acreditados dentro del
expediente, los sentenciadores omiten aplicar la disposición que se ocupa del
asunto en concreto, en cuanto yerran acerca de su existencia (falta de
aplicación o exclusión evidente), realizan una errada adecuación de los hechos
probados a los supuestos que contempla la norma (aplicación indebida), o le
atribuyen al precepto un sentido que no tiene o le asignan efectos diversos o
contrarios a su contenido (interpretación errónea). Se trata de un error de los
juzgadores sobre la normatividad, que ubica el debate en un escenario
estrictamente jurídico, todo lo cual exige del censor la aceptación de la
realidad fáctica declarada en las instancias.

No se trata de un escenario informal para abrir cualquier debate orientado a


que el actor se oponga, sin más, a los fundamentos jurídicos de las decisiones
de instancia, sino de una oportunidad para denunciar y demostrar falencias
sobre la exclusión evidente, la aplicación indebida o la interpretación errónea
de la ley sustancial.

26
La violación indirecta corresponde a una indebida apreciación de las pruebas
por parte de los funcionarios, que ocurre por errores de hecho, cuando pese a
obrar en el proceso el medio probatorio no fue valorado (falso juicio de
existencia por omisión); ya porque sin figurar en la actuación se supuso su
presencia allí y fue ponderado en la decisión (falso juicio de existencia por
suposición); bien porque al considerarlo distorsionaron su contenido
cercenándolo, adicionándolo o tergiversándolo (falso juicio de identidad);
también, cuando sin incurrir en alguno de los yerros referidos derivaron del
medio probatorio deducciones contrarias a los principios de la sana crítica,
esto es, los postulados de la lógica, las leyes de la ciencia o las reglas de la
experiencia (falso raciocinio).

Igualmente tiene lugar por errores de derecho, cuando se negó a determinado


medio probatorio el valor conferido por la ley o le fue otorgado un mérito
diverso al atribuido legalmente (falso juicio de convicción), o bien, porque los
funcionarios al apreciarlo lo asumieron erradamente como legal aunque no
satisfacía las exigencias señaladas por el legislador para tener tal condición, o
lo descartaron aduciendo de manera equivocada su ilegalidad, pese a que se
cumplieron cabalmente los requisitos dispuestos en la ley para su práctica o
aducción (falso juicio de legalidad).

La acreditación de cada uno de tales errores va aparejada de la demostración


de su trascendencia en el marco del conjunto de pruebas obrante en la
actuación, con suficiente entidad para señalar que el yerro en la apreciación
del medio probatorio condujo a los falladores a la falta de aplicación o
aplicación indebida de la ley sustancial.

Cuando la finalidad es denunciar la violación de derechos o garantías,


corresponde al censor señalar claramente la especie de incorrección
sustantiva determinante de la invalidación, los fundamentos fácticos y las
normas conculcadas, con la indicación de los motivos de su quebranto.
También es de su resorte especificar el límite de la actuación a partir del cual
se produjo el vicio, así como la cobertura de la nulidad, demostrar que
procesalmente no existe manera diversa de restaurar el derecho afectado y, lo
más importante, acreditar que la anomalía denunciada tuvo incidencia
perjudicial y decisiva en la declaración de justicia contenida en el fallo
impugnado (principio de trascendencia), pues este recurso extraordinario no
puede sustentarse en especulaciones, conjeturas, afirmaciones carentes de
demostración o en situaciones ausentes de quebranto.

Ninguno de los procederes mencionados fue emprendido por la Fiscalía, pues


se limitó a señalar, sin demostración alguna, que el Tribunal erró al apreciar a
las pruebas, pero no se detuvo a precisar de qué manera se produjo tal yerro,
sobre cuál prueba recayó, qué trascendencia tuvo en la decisión absolutoria
finalmente adoptada, o de qué manera otros medios de convicción le dan
pábulo, entre otras posibilidades.

Además, pese a que aludió a unos falsos juicios de existencia por omisión, no
identificó las pruebas válidamente obrantes en la actuación que fueron

27
pretermitidas y tanto menos indicó su aporte demostrativo sobre la
responsabilidad penal de RA.

Como también expresó que el Tribunal incurrió en falsos raciocinios, no atinó


a precisar respecto de cuáles pruebas recayeron los yerros y tampoco
estableció los principios lógicos, las leyes científicas o las máximas de la
experiencia desatendidas, es decir, no procuró la demostración del reproche.

De otra parte, el casacionista manifestó que el acusado debe responder con


base en la “coautoría material impropia en estructura organizada de poder”,
expresión que no corresponde a las elaboraciones dogmáticas sobre el
concurso de personas en el delito.

En efecto, si a lo largo de la actuación y en el juicio refirió que AC era


cabecilla de Los Rolos y en tal condición orquestó el atentado a FEGT, es claro
que aludió a la figura del determinador , dado que en la coautoría material
impropia hay división de trabajo en la realización de un comportamiento
acordado respecto del cual todos quieren su comisión, figura sustancialmente
diferente de la autoría mediata en aparatos organizados de poder,
caracterizada por las cadenas de mando, la conformación de una estructura y
la fungibilidad del ejecutor consciente, máxime si no adujo por qué la banda
de Los Rolos corresponde a una estructura organizada de poder .

Como viene de verse, tal confusión conceptual contribuye a advertir que el


cargo carece del señalamiento preciso y conciso de la causal invocada y de sus
fundamentos, según lo exige el legislador en el artículo 183 de la Ley 906 de
2004.

[…]

Las señaladas falencias de la demanda imponen a la Sala su inadmisión de


acuerdo con lo dispuesto en el artículo 184 de la Ley 906 de 2004.

Finalmente, no se observa con ocasión de la sentencia impugnada o dentro


del curso de la actuación procesal, violación de derechos o garantías, como
para adoptar la decisión de superar los defectos de la demanda y decidir de
fondo, según lo dispone el inciso 3º de la norma citada».

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 40098
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP1039-2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Antioquia
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN

28
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 27/03/2019
DECISIÓN : CASA PARCIALMENTE / REVOCA
DELITOS : Homicidio en persona protegida / Concierto
para delinquir
ACTA n.º : 75

TEMA: CASACIÓN - Principio de inescindibilidad: sentencias de primera y


segunda instancia; unidad jurídica / APARATO ORGANIZADO DE PODER -
Autoría mediata: concepto / APARATO ORGANIZADO DE PODER - Autoría
mediata: elementos / APARATO ORGANIZADO DE PODER - Coautoría: por
cadena de mando / PRINCIPIO DE CONGRUENCIA - Equivalencia personal,
fáctica y jurídica: su propósito es asegurar al procesado que no recibirá fallo
adverso por aspectos ajenos a los cargos formulados / PRINCIPIO DE
CONGRUENCIA - Acusación y sentencia: alcance

Tesis:
«Las críticas formuladas al fallo de segunda instancia en las demandas de las
que se ocupa ahora la Sala, pretenden derruir la unidad jurídica inescindible
conformada por las sentencias de primero y segundo grado, en cuanto ambas
sedes coincidieron en absolver a OEB, JFCL, HACO, RBC, ÁPP y SCR frente a
los cargos por homicidio en persona protegida, cometido en concurso
homogéneo, y concierto para delinquir agravado -así como del delito de actos
de barbarie, absolución esta última frente a la cual los impugnantes no
expresaron reparo-.

[…]

[…] las premisas fácticas sobre las cuales la Sala debe resolver la pretensión
de los demandantes se sintetizan de la siguiente manera:

(i) Un grupo de soldados adscritos al Batallón de Infantería Nº 47 Francisco de


Paula Vélez, fue enviado a partir del 16 de febrero de 2005 a participar en un
operativo militar legítimo, orientado a perseguir a grupos armados ilegales
[subversivos y autodefensas] que hacían presencia en la región montañosa del
Urabá, los cuales con su actuar implicaban una amenaza constante a los
derechos fundamentales de campesinos, pueblos indígenas y la Comunidad
de Paz de San José de Apartado, entre otros, residentes en ese territorio.

(ii) La respectiva tropa, a la que pertenecían COBC, PP y CR, en desarrollo de


esa misión oficial hicieron parte de quienes se aliaron con una facción de las
AUC [frente[…[ ], con la finalidad de atacar campamentos de la guerrilla y de
adjudicarse como propios los resultados de una tal incursión [muerte de
guerrilleros, incautación de material subversivo, etc.], y con tal propósito
consintieron y en efecto patrullaron [por varios días] la zona asignada para el
operativo, en compañía de integrantes de ese grupo al margen de la ley.

29
(iii) En desarrollo de esa ilegal convención, el 21 de febrero de 2005, los
miembros del frente “[…]” de las AUC dieron muerte a ocho civiles [entre ellos,
dos infantes y dos menores de dieciocho años] habitantes de la región, so
pretexto de que se trataba de guerrilleros, y en fosas comunes enterraron los
cuerpos de unas de las víctimas, mientras que los de otras los dejaron ocultos
entre la vegetación.

(iv) Los militares que aceptaron patrullar la región simultáneamente con los
integrantes de las AUC, estuvieron cerca de los sitios donde ocurrieron las
muertes cometidas por éstos, y aun cuando se enteraron de ese accionar de
los ilegales no reportaron la ocurrencia de los respectivos decesos.

(v) Según la acusación, desde un principio el TC. OEB y el MY. JFCL, mandos
inmediatamente superiores de los militares enviados a cumplir la misión, les
impartieron a éstos órdenes verbales para llevarla a cabo con intervención de
los miembros de las AUC, y además le aportaron a la tropa dos guías
pertenecientes a ese grupo armado ilegal para que la asistieran en los
desplazamientos.

Confrontados los fundamentos de la absolución emitida en primera y segunda


instancia a favor de los acusados EBCL, CO, BCPP y CR, con el epílogo fáctico
atrás precisado, acerca del cual, valga aclarar, sólo hay controversia en
cuanto al último punto, la Sala advierte que los reproches expuestos en las
censuras formuladas por el apoderado de la Parte Civil están llamados a
prosperar, pues, como más delante se verá, los yerros de valoración
probatoria ciertamente ocurrieron y fueron determinantes de una equivocada
declaración de justicia.

Ahora bien, la Corte asumirá conjuntamente el estudio de la única queja que


en igual sentido presentó el Fiscal Seccional Delegado, habida cuenta de que
sus fundamentos, en esencia, coinciden con los del aludido demandante, y al
salir airosa la pretensión de éste también se satisface la de aquél.

No obstante, en relación con los argumentos de la Parte Civil es necesario


aclarar que frente a los procesados atrás mencionados el estudio de la
atribución de responsabilidad por los delitos en cuestión, no es posible
hacerlo con remisión a la llamada teoría de la “autoría mediata en aparatos
organizados de poder por dominio de la voluntad del ejecutor material” para
declarar que los citados actuaron dentro de un tal contexto -como es la
pretensión de ese demandante-, porque ello exigiría o implicaría discurrir
sobre aspectos fácticos no investigados o no explicitados en el pliego de
cargos, tal y como quedó evidenciado en los fundamentos de esa pieza
procesal atrás reseñados (supra 13.1.).

En efecto, acerca de tal construcción dogmática esta Sala, en los


pronunciamientos en los que se ha referido a ella, dejó claro que la misma
“tiene aplicación a los casos en que las conductas punibles objeto de reproche
son cometidas por miembros de una estructura organizada, pero se busca
atribuir responsabilidad por las mismas no sólo a aquéllos -los autores

30
materiales-, sino también a quienes ejercen control sobre la jerarquía
organizacional, así no hayan tenido “injerencia directa sobre aquellos que
materializan o ejecutan las acciones ilícitas en el grupo”, en cuanto hayan
contribuido sustancialmente a la perpetración de los ilícitos”.

Y acerca de sus elementos constitutivos, los cuales deben estar acreditados y


expresamente atribuidos al procesado en el acto que hace las veces de
acusación, ha señalado que son: (i) la existencia de una organización
jerarquizada orientada a la comisión de conductas al margen de la ley; (ii) la
posición de mando o jerarquía que ostenta al interior de aquélla el agente a
quien se le hace el juicio de atribuibilidad; (iii) la comisión de un hecho
punible perpetrado materialmente por uno o varios integrantes de la
organización, cuya ejecución es ordenada desde la comandancia, y desciende
a través de la cadena de mando, o hace parte del ideario o finalidad delictiva
de la estructura; y (iv) que el agente conozca la orden impartida, o el ideario o
derrotero criminal de la organización en cuyo marco se produce el delito, y
quiera su realización.

Demostrados esos requisitos, ha puntualizado la Corte, “la imputación a los


líderes de la organización criminal, según lo ha entendido la Sala, se hace en
condición de autores mediatos, pues “toda la cadena actúa con verdadero
conocimiento y dominio del hecho”, aunque también ha admitido la atribución
de delitos cometidos por subordinados a los líderes de organizaciones
estructuradas a título de coautores materiales impropios” (negrillas ajenas al
texto).

Confrontados los presupuestos fácticos que habilitan recurrir a la


construcción conceptual en referencia, con los hechos declarados en la
acusación -e incluso en los fallos- (supra 13.2 y 13.3) es evidente que un
pronunciamiento en esta sede alejado de aquéllos derroteros terminaría por
vulnerar la garantía de congruencia.

A este respecto no sobra recordar que la acusación o pliego de cargos


constituye un acto sustancial en el que se definen los contornos fáctico,
jurídico y personal de la pretensión punitiva del Estado respecto del sujeto
pasivo de la acción penal, y con base en ésta es carga del aparato judicial, en
la fase de juicio, quebrar la presunción constitucional de inocencia que
ampara a todo ciudadano. Una vez en firme los cargos endilgados en la
acusación, el procesado obtiene la certeza de que no recibirá un fallo adverso
por aspectos no previstos expresamente en esa resolución.

Desde esa perspectiva, la acusación constituye una barrera que le impide al


juez agravar la situación del acusado para sustentar su responsabilidad en
hechos o circunstancias no discutidos ni deducidos de manera clara y precisa
en ese acto estructural del proceso y, por contera, no puede modificar el
núcleo fáctico de los cargos, ni suprimir circunstancias atenuantes
reconocidas acerca de los mismos o incluir agravantes no contempladas para
estos, so pena de infringir el denominado principio de congruencia, que no es
más que la estricta correspondencia entre la acusación y la sentencia.

31
En la acusación que gobierna este asunto, con base en los hechos
decantados, no se hizo alusión alguna a que los aquí procesados como
“eslabones articulados” o “anillos de una misma cadena” conformaran,
pertenecieran o hicieran parte de una organización jerarquizada al margen de
la ley en la que en el marco de su ideario criminal aquéllos hubiesen tomado
parte o contribuido, de alguna manera, en la materialización de las conductas
punibles aquí tratadas.

Por el contrario, en esa pieza procesal, la cual si bien es cierto no es un


paradigma de argumentación, desde el punto de vista fáctico se planteó que
los respectivos delitos ocurrieron en desarrollo de un operativo militar
legítimo, en el cual el obrar de los procesados consistió en “aceptar”,
“consentir” y “tolerar” el llevar acabo esa misión “conjuntamente” con los
integrantes del bloque “[…]” de las AUC para atacar a las FARC-EP, lo cual se
tradujo o implicó que los aquí encausados se “adhirieron” y “apoyaron” la
causa o empresa ilícita de ese grupo armado ilegal, y que al “cohonestar” con
la misma entraran a “formar parte” de esta, motivo por el que en la parte
resolutiva se les atribuyó la condición de “COAUTORES” frente a todas las
conductas punibles.

No desconoce la Corte que el ente acusador incurrió en imprecisiones


conceptuales al aducir en algunos apartados que los acusados faltaron a los
deberes inherentes a su posición de garantes derivada de sus funciones como
miembros de la Fuerza Pública, empero, tal aserción es evidente que fue
hecha en el pliego de cargos como argumento accesorio para poner énfasis en
el carácter manifiestamente contrario a derecho del comportamiento
observado por los investigados, sin que la afirmación en comento se erija o
comporte algún yerro anfibológico que pueda afectar la validez del acto, pues,
como se indicó, desde el punto de vista fáctico en ese acto procesal el obrar de
los acusados se delineó o inscribió en la concepción dogmática de la
coparticipación, luego es desde esa arista o con base en esa imputación que la
Sala está obligada a hacer el estudio del caso». 

CONCIERTO PARA DELINQUIR - Concepto / CONCIERTO PARA


DELINQUIR - Se configura: elemento "acuerdo" / CONCIERTO PARA
DELINQUIR - Agravado: para promover un grupo armado al margen de la
ley / CONCIERTO PARA DELINQUIR - Delito de mera
conducta / CONCIERTO PARA DELINQUIR - No se puede confundir con la
coautoría / CONCIERTO PARA DELINQUIR - Alianza entre la Fuerza Pública
y los paramilitares / CONCIERTO PARA DELINQUIR - Agravado: se configura
/ HOMICIDIO EN PERSONA PROTEGIDA - Se configura / PRUEBA -
Apreciación probatoria: las pruebas deben ser apreciadas en
conjunto / RESPONSABILIDAD PENAL - Se configura / COAUTORÍA - Se
configura

Tesis:
«Como se puntualizó párrafos atrás, dado que la atribución de los cargos en la
acusación se sustenta en la coautoría, la Sala considera oportuno, acerca del

32
delito de concierto para delinquir, rememorar las siguientes precisiones que
sobre el mismo hizo en reciente oportunidad:

[…]

Siguiendo los derroteros fijados en la citada decisión, en el presente evento es


indiscutible que en la época de los hechos se hallaban constituidos y
operaban en distintas partes del territorio nacional colectivos de personas que
se denominaron Autodefensas Unidas de Colombia, de quienes era predicable
o atribuible el delito de concierto para delinquir, en la modalidad de organizar
o promover “grupos armados al margen de la ley” (C.P. art. 340, inc. 2º, mod.
Ley 733 de 2002, art. 8), asociaciones con vocación de permanencia que,
como lo precisan la acusación y el fallo censurado, además del objetivo
específico de combatir la presencia y accionar de grupos insurgentes, también
cometían delitos indeterminados en tiempo, modo y espacio.

Ahora bien, igualmente es claro que la adhesión, aunque transitoria,


expresada y materializada (en los términos de la acusación) por los militares
aquí procesados respecto de esa organización delictiva, o de una facción
perteneciente a la misma como aquí ocurrió ([…]), los hace incursos en la
correspondiente conducta típica.

Vale la pena precisar aquí que al ser el delito de concierto para delinquir de
mera conducta por cuanto para su cristalización no exige un determinado
resultado, esa adhesión consciente y voluntaria a la empresa ilícita ya
establecida o constituida, esto es, al grupo armado ilegal, implica que los
nuevos integrantes de la agremiación son coautores propios, igual que ya lo
eran sus predecesores, porque unos y otros realizaron o recorrieron de
manera íntegra la correspondiente hipótesis típica (concertarse).

Despejada y acreditada como se ha expuesto la responsabilidad de los


procesados en el delito de concierto para delinquir con la finalidad de
conformar grupos armados ilegales, deviene también clara la atribución para
todos ellos del delito de homicidio en persona protegida, cometido en concurso
material homogéneo, aspecto objetivo acerca del cual ningún cuestionamiento
fue formulado.

A este respecto la Corte debe precisar que a los procesados les es imputable
en las mismas condiciones de coautoría el delito de homicidio en persona
protegida, en concurso homogéneo, porque el objetivo de la ilegal conjunción
era el de obtener para los aludidos miembros del Ejército Nacional como obra
propia los resultados del patrullaje ilegal, tales como decomiso de caletas, de
armas de la subversión, o incluso la muerte de guerrilleros, producidos o
concretados con la incursión armada de los integrantes de las AUC,
auspiciada y apoyada por aquéllos.[…]

[…]

33
[…] la Sala precisa que no resiste la menor discusión el afirmar que las
muertes de integrantes de grupos subversivos provocadas o causadas por el
obrar ilegal de miembros de las AUC -o viceversa-, así ocurran en un contexto
de enfrentamiento armado entre esas dos facciones, siempre serán y deben
ser considerados como homicidios, y si el hecho se materializa con
intervención de integrantes las Fuerzas Armadas -o de Policía- en
circunstancias como las aquí establecidas, los resultados obtenidos en
desarrollo del respectivo acuerdo les serán atribuible a estos últimos.

Y por la misma razón, si en desarrollo de un convenio ilícito como el que es


objeto de estudio, los miembros del grupo armado ilegal al atacar
campamentos subversivos, arremeten contra personas extrañas a la
organización antagonista, esto es, ajenas al conflicto armado, y les causan la
muerte, ese resultado también les es atribuible a las Fuerzas Armadas o de
Policía que de alguna forma hayan intervenido en el respectivo curso causal.

Es importante precisar aquí que de acuerdo con la acusación y los hechos que
se aceptaron probados en las sentencias de primera y segunda instancia, así
como los que en esta sede se decantaron en relación con los procesados
absueltos para revocar tal determinación, todos ellos de manera consciente y
voluntaria, resolvieron adherirse a los fines de la organización ilícita en
comento, esto es, las AUC con el fin de atacar a las FARC-EP, luego los
resultados delictivos inherentes a la ejecución de ese acuerdo ilegal los hace
incursos en las conductas punibles materializadas, pues el obrar de cada uno
fue sustancial frente a las mismas.

En conclusión, a los acusados CL,EB,CO, BC, PP y CR, les es atribuible el


delito de concierto para delinquir agravado, materializado por el hecho de que
se aliaron con los miembros del grupo armado ilegal para desarrollar y dirigir
el operativo militar en contra de integrantes de las FARC-EP que hacían
presencia en el territorio respectivo, así como el de homicidio en persona
protegida consumado o desencadenado como fruto del obrar delictivo,
debidamente acordado y desarrollado con el aporte que se atribuye a cada
uno de los acusados.

La prueba en la que se sustenta la decisión de condena es directa e indiciaria,


estimada en su conjunto, con la credibilidad que merecen y se les otorga en
esta decisión, la conclusión no puede ser otra que la declaratoria de
responsabilidad penal por los delitos de concierto para delinquir agravado y
homicidio en persona protegida en concurso homogéneo, en contra de quienes
fueron absueltos por esos delitos.
Se suma a lo ya dicho al resolver los cargos de la demanda de casación, que
del grupo de procesados absueltos, PP,CR, AC y BC, participaron en el
desarrollo de los actos cumplidos en los lugares por donde se desarrolló el
recorrido de miembros del ejército regular colombiano e integrantes de la
AUC; aquéllos conocieron y consintieron ser parte de ese patrullaje con un
grupo numeroso de personas al margen de la ley, los que entre su logística
portaban armas idóneas para el combate, el enfrentamiento y el ataque.

34
Ellos, y los demás que estuvieron en el terreno, como GS, cumplieron las
instrucciones y desarrollaron las operaciones siguiendo órdenes impartidas
por los mandos militares a cargo, esto es, OEB y JFCL, Comandante y Jefe de
Operaciones del Batallón Militar, respectivamente. Esa conducta, en ejercicio
de la función militar, los llevó a unirse con un grupo ilegal, permitiendo con
ese proceder la intervención de los paramilitares en la ejecución de los actos
delictivos que realizaron, así facilitaron los resultados delictivos en ese
tránsito por una zona en la que se utilizó el armamento bélico portado como
efectivamente ocurrió respecto de los homicidios, delitos que tienen relación
directa y que se derivan de la finalidad y la acción ejecutada con base en la
alianza para el patrullaje, ese actuar de los militares regulares se convirtió en
un apoyo y una ayuda ilegal, eficaz y sustancial en el plan y la distribución de
tareas asumidas entre ellos. Con esta conducta, dejaron de ser autoridades
legales instituidas para proteger la vida de los colombianos y se convirtieron
en un medio sustancial y coautores no solo para fomentar los fines de los
paramilitares, sino también para asumir como suyos los reatos contra la vida
consumados efectivamente en varias personas.

Es un hecho objetivo cierto, consentido y conocido por todos los procesados,


la unión de voluntades, propósitos y fuerzas de aquéllos con el grupo al
margen de la ley, pero también lo es que el patrullaje se hizo a sabiendas del
porte para su uso de armamento por parte de los integrantes de las AUC; las
Fuerzas Militares regulares de Colombia no se opusieron ni condicionaron el
patrullaje a que no se usaran las armas ni se dispara a las personas, es
revelador de que esta posibilidad delictiva se asumió con el hecho de no
haberse reportado a la autoridad competente la comisión de los homicidios,
amén que el lenguaje cifrado en las conversaciones radiales y los contenidos
permiten inferir e involucrar a los que fueron absueltos y estuvieron en el
territorio de los hechos como coautores responsables de los delitos contra la
vida de personas protegidas por el Derecho Internacional Humanitario, así
como del lesivo de la Seguridad Pública.

Los que no estuvieron en el patrullaje, estos es, OEB y JFCL, no son


declarados responsables penalmente por su investidura militar y el ejercicio
de esta función para el momento de los hechos, los supuestos que apoyan la
inferencia para la condena y su compromiso penal se deriva porque
cumplieron una tarea y una labor importante, trascendente en relación con
los resultados punibles por los que se les condena como coautores, a ellos les
correspondió instruir, formular planes para el desarrollo del operativo, apoyar
facilitando unos guías para que orientaran a los integrantes de las Fuerzas
Militares y obtener el encuentro con los miembros de la AUC para realizar el
patrullaje, eligiendo como tal a personas vinculadas con las AUC, de esa
manera se cumplió la infiltración en la zona, bajo la modalidad de obrar como
un solo eje de marcha incorporándolos como unidad a los integrantes del
grupo ilegal y a la autoridad militar. A estas situaciones debe adicionarse la
aquiescencia de EB y CL para que se realizara un recorrido conjunto de tropas
bajo su cargo y responsabilidad, respecto de las cuales, conforme al
testimonio de GS, quienes se comunicaron con éste radialmente para
confirmar directrices relacionadas con el operativo.

35
JURISPRUDENCIA RELACIONADA: 39611 de 21/10/2013, 35113 de
05/06/2014: PRESCRIPCIÓN - Servidor público 39611 de 21/09/2013,
35113 de 05/06/2014: PRESCRIPCIÓN - Término a tener en cuenta a partir
de la ejecutoria de la resolución acusatoria 33663 de 03/08/2016: APARATO
ORGANIZADO DE PODER - Autoría mediata: elementos 25974 de
08/08/2007, 40214 de 12/02/2014, 50236 de 05/12/2018: APARATO
ORGANIZADO DE PODER - Autoría / APARATO ORGANIZADO DE PODER -
Coautoría: por cadena de mando 29221 de 02/09/2009: APARATO
ORGANIZADO DE PODER - Coautoría: por cadena de mando 17089 de
23/09/2003, 27852 de 22/07/2009, 51773 de 11/07/2018: CONCIERTO
PARA DELINQUIR - Concepto C-241 de 20/05/1997, 17089 de 25/06/2002,
19712 de 23/09/2003, 28362 de 15/07/2008, 40545 de 25/09/2013:
CONCIERTO PARA DELINQUIR - Se configura: elemento "acuerdo" 48820 de
14/11/2018: DOBLE CONFORMIDAD - Impugnación especial: procede
cuando la primera condena se emite en casación 

Sala de Casación Penal


M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 54633
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP694-2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 27/02/2019
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Homicidio
ACTA n.º : 52
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004

TEMA: VIOLACION DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL - Parte de la


aceptación plena de los hechos / VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY
SUSTANCIAL - Implica un juicio en derecho / VIOLACIÓN DIRECTA DE LA
LEY SUSTANCIAL - Técnica en casación / COAUTORÍA IMPROPIA - Se
configura

Tesis:
«[…] el impugnante, dentro de esa gama descontextualizada de argumentos
que nutren el cargo, de manera adjetiva buscó controvertir la justeza de los
argumentos planteados por el Tribunal para despejar coautoría en el actuar
de su representado judicial.

36
Ello daría lugar a pensar que la crítica se inscribe en el ámbito de la violación
directa de la ley, que reclama de una discusión eminentemente dogmática en
torno de la coautoría impropia y su aplicación en el caso concreto.

Sucede, sin embargo, que si la causal escogida es esta, no es posible


controvertir los hechos, ni la valoración probatoria contenidas en la sentencia,
en el entendido, precisamente, que lo buscado es determinar que la norma
escogida, o la interpretación realizada por el Tribunal, no se aviene con esos
hechos.

Vale decir, para que consulte mínimos de lógica argumental, en este caso el
demandante que eligió la senda de la violación directa, debe aceptar que quien
ejecutó materialmente el homicidio fue el compañero del acusado, solo que
ello no puede transmitirse a este.

No obstante, ya señalado el punto la demanda busca soportarlo en que no se


demostró cómo ocurrieron los hechos, o mejor, que ningún testigo relata
haber visto cuando el otro asaltante atacó con arma de fuego a la víctima,
circunstancia puntual que, cabe resaltar, se opone sustancialmente a los
hechos estimados probados por el Tribunal, desnaturalizando por completo la
esencia de la causal.

Cierto, sí, que en un acápite el impugnante parece indicar que el procesado no


tenía dominio del hecho, supuestamente porque cuando el homicidio se
perpetraba, estaba él sometido por los transeúntes.

Poco añade, sin embargo, para entender que se trata de una crítica seria y
razonada a la figura de la coautoría impropia, cuando, en contrario, los
falladores advirtieron, con citas jurisprudenciales pertinentes, que en este
caso se trata de que ambos asaltantes aceptaron, al llevar armas de fuego,
usar estas para someter a la víctima u obtener impunidad,
independientemente de que en el momento preciso debieran manifestar
expresa anuencia para el efecto.

[…]

Por manera que, lo adecuado no es controvertir si la Fiscalía pudo o no


obtener más y mejores medios de prueba, sino demostrar que los allegados no
son suficientes para soportar la condena».

Sala de Casación Penal


M. PONENTE : PATRICIA SALAZAR CUELLAR
NÚMERO DE PROCESO : 49877
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP763-2019

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PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Buga
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 27/02/2019
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Trafico, fabricación, o porte de
estupefacientes
ACTA n.º : 52
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia art. 13 /
Ley 906 de 2004 art. 180, 181, 182, 184 /
Ley 600 de 2000 art. 310 / Ley 599 de 2000
art. 12, 25, 29-2, 376

TEMA: DEMANDA DE CASACIÓN - Principio de corrección material:


obligación de que corresponda a la realidad procesal / SISTEMA PENAL
ACUSATORIO - Formulación de la imputación: requisitos, relación clara y
sucinta de los hechos jurídicamente relevantes / TRÁFICO, FABRICACIÓN O
PORTE DE ESTUPEFACIENTES - Agravado: se configura / COAUTORÍA
IMPROPIA - División del trabajo / DEFENSA TÉCNICA - No se
vulnera / NULIDAD - Debido proceso: no se configura

Tesis:

«En el segundo cargo, se alega la violación al debido proceso por la


indeterminación de los hechos que fueron imputados, tanto en la audiencia de
formulación inicial como en la posterior acusación, a JCRM, pues sólo se
indicó que él y los demás procesados cometieron el delito «por acción o por
omisión». Además, cuestiona que en la sentencia, se condenó a aquél por una
«conducta omisiva sin mencionar los elementos propios de la omisión
impropia…».

Esta censura desconoce, absolutamente, el principio de corrección material


porque, tanto en los actos procesales de imputación como en la sentencia, los
hechos jurídicamente relevantes atribuidos al acusado demandante fueron
precisos y específicos, nunca genéricos ni abstractos; además, nunca
consistieron en una conducta omisiva impropia. Obsérvese:

a) La imputación fáctica en la acusación, coherente con la realizada en la


audiencia inicial de formulación, incluyó una parte referida a todos los
coautores y otra en la que se individualizó la participación de cada uno de
ellos.

[…]

[…] el defensor edifica un ataque a la validez de los actos de imputación


mediante el cercenamiento de sus contenidos, por lo que el mismo es
abiertamente infundado.

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b) Así mismo, falta a la verdad procesal cuando afirma que la sentencia
condenó a su representado por una omisión impropia para, enseguida,
cuestionar que no se tuvieron en cuenta los requisitos previstos en el artículo
25 del Código Penal. En efecto, basta leer algunos párrafos de aquella decisión
para advertir que JCRM fue condenado no por un delito de omisión impropia
sino por uno de acción realizado en coautoría y, por tanto, con distribución de
tareas. 

En ese orden, se le atribuyó haber aprovechado su cargo de supervisor para


ejecutar las funciones que, por acuerdo previo con otros operarios del Puerto
de Buenaventura y con el propósito de transportar, almacenar y sacar del país
325 kilogramos de cocaína, le correspondieron, entre ellas las de permitir la
introducción de la droga al contenedor, omitir reportar las anomalías que
presentaba el palo de café del lote […] y certificar que la carga que se trasladó
hasta aquél coincidía con la almacenada en la bodega […].

[…]

En síntesis, el recurrente pretende acreditar la irregularidad de un acto


procesal a partir de información que no coincide con la realidad procesal.
Siendo así, por carencia de objeto, la petición de nulidad no podía, como en
efecto no lo fue, ser sustentada desde los demás principios que orientan su
declaratoria; por lo que, la alusión a la violación a la defensa técnica por
indeterminación de los hechos imputados, en aras de justificar la
trascendencia del vicio, carece de cualquier supuesto de hecho». 

DEMANDA DE CASACIÓN - Principio de corrección material: obligación de


que corresponda a la realidad procesal / COAUTORÍA IMPROPIA - División
del trabajo / COAUTORÍA IMPROPIA- No se puede confundir con la
imputación por un delito de omisión impropia / VIOLACIÓN DIRECTA DE LA
LEY SUSTANCIAL - No se configura / TRÁFICO FABRICACIÓN O PORTE
DE ESTUPEFACIENTES - Agravado: se configura

Tesis: 

«En el tercer cargo, se denuncia la aplicación indebida del artículo 376 del
C.P., porque este define conductas activas, de las cuales la acusación
seleccionó las de almacenar y transportar para sacar del país, y JCRM fue
condenado por una omisiva consistente en no «dar aviso de la contaminación
de la carga de café a pesar de que era su obligación al ostentar el cargo de
supervisor»-. Además, como argumento consecuencial, vuelve a pregonar la
falta de aplicación del artículo 25 ibídem, en la parte que regula los requisitos
de los delitos de comisión por omisión.

Por la misma razón que la anterior, esta censura desconoce la realidad


procesal y, con ello, el principio de corrección material; pues, se insiste, el
referido acusado fue condenado por participar, previo acuerdo, en la ejecución
de un plan mancomunado cuyo objeto fue transportar y almacenar sustancia
estupefaciente con el propósito de sacarla del país con destino a Bélgica, para

39
el cual los coautores se dividieron tareas de acuerdo al rol que cada una de
aquéllas tenía en la operación de embalaje del contenedor […] (supervisores,
auxiliares de tarja, conductores de montacargas, basculistas, entre otros), en
el que se introduciría, clandestinamente, la cocaína, como efectivamente se
hizo.

En esa empresa criminal, RM, aprovechando la calidad de supervisor de la


operadora naviera «[…]», permitió que, junto con la carga de café, al
contenedor se ingresara el clorhidrato de cocaína y que para, tal efecto, se
utilizara un montacargas distinto al que había sido asignado; además, hizo
constar que el producto cargado coincidía, en cantidad y calidad, con el lícito
almacenado en la bodega No 3 del puerto. Obviamente, también se le endilgó
el haber callado las varias anomalías que presentaba el lote […]. 

Entonces, el reclamo del defensor parte de su propia confusión porque la


decisión de condena de su representado se fundó en la comisión de la
conducta punible de tráfico, fabricación o porte de estupefacientes (art. 376
C.P.) en coautoría -impropia- (art. 29, inc. 2, ibídem), mientras que aquél cree
que lo fue por un delito de omisión impropia, conforme a los parámetros
regulados en el artículo 25 sustantivo, cuando, evidentemente, ello no fue así.
En consecuencia, resultan impertinentes los argumentos tendientes a
demostrar que el procesado no ostentaba posición de garante frente al bien
jurídico de la salud pública». 

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 27022 | Fecha: 09/05/2007 |


Tema: NULIDAD - Técnica en casación Rad: 30300 | Fecha: 29/10/2010 |
Tema: NULIDAD - Técnica en casación Rad: 43158 | Fecha: 12/03/2014 |
Tema: NULIDAD - Técnica en casación Rad: 38512 | Fecha: 12/12/2012 |
Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Principio de inmediación: cambio de
juez, eventos en que no se desconoce el principio Rad: 24322 | Fecha:
12/12/2005 | Tema: VIOLACIÓN INDIRECTA DE LAY SUSTANCIAL -
Modalidades: técnica en casación / FALSO RACIOCINIO - Técnica en
casación: el recurrente debe evidenciar la forma y el elemento de la sana
crítica desconocidos por el juzgador / FALSO RACIOCINIO - No se configura
por desacuerdo en la valoración probatoria / SANA CRÍTICA - Técnica en
casación / REGLAS DE LA LÓGICA - Técnica en casación / REGLAS DE LA
EXPERIENCIA - Proposición: deben referirse a fenómenos de observación
cotidiana / FALSO JUICIO DE IDENTIDAD - Por adición: no se configura /
DEMANDA DE CASACIÓN - Principio de corrección material: obligación de
que corresponda a la realidad procesal Rad: 25891 | Fecha: 07/09/2006 |
Tema: VIOLACIÓN INDIRECTA DE LAY SUSTANCIAL - Modalidades: técnica
en casación / FALSO RACIOCINIO - Técnica en casación: el recurrente debe
evidenciar la forma y el elemento de la sana crítica desconocidos por el
juzgador / FALSO RACIOCINIO - No se configura por desacuerdo en la
valoración probatoria / SANA CRÍTICA - Técnica en casación / REGLAS DE
LA LÓGICA - Técnica en casación / REGLAS DE LA EXPERIENCIA -
Proposición: deben referirse a fenómenos de observación cotidiana / FALSO

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JUICIO DE IDENTIDAD - Por adición: no se configura / DEMANDA DE
CASACIÓN - Principio de corrección material: obligación de que corresponda a
la realidad procesal Rad: 25790 | Fecha: 13/09/2007 | Tema: VIOLACIÓN
INDIRECTA DE LAY SUSTANCIAL - Modalidades: técnica en casación /
FALSO RACIOCINIO - Técnica en casación: el recurrente debe evidenciar la
forma y el elemento de la sana crítica desconocidos por el juzgador / FALSO
RACIOCINIO - No se configura por desacuerdo en la valoración probatoria /
SANA CRÍTICA - Técnica en casación / REGLAS DE LA LÓGICA - Técnica en
casación / REGLAS DE LA EXPERIENCIA - Proposición: deben referirse a
fenómenos de observación cotidiana / FALSO JUICIO DE IDENTIDAD - Por
adición: no se configura / DEMANDA DE CASACIÓN - Principio de corrección
material: obligación de que corresponda a la realidad procesal Rad: 29251 |
Fecha: 15/05/2008 | Tema: VIOLACIÓN INDIRECTA DE LAY SUSTANCIAL -
Modalidades: técnica en casación / FALSO RACIOCINIO - Técnica en
casación: el recurrente debe evidenciar la forma y el elemento de la sana
crítica desconocidos por el juzgador / FALSO RACIOCINIO - No se configura
por desacuerdo en la valoración probatoria / SANA CRÍTICA - Técnica en
casación / REGLAS DE LA LÓGICA - Técnica en casación / REGLAS DE LA
EXPERIENCIA - Proposición: deben referirse a fenómenos de observación
cotidiana / FALSO JUICIO DE IDENTIDAD - Por adición: no se configura /
DEMANDA DE CASACIÓN - Principio de corrección material: obligación de
que corresponda a la realidad procesal Rad: 29529 | Fecha: 09/06/2008 |
Tema: VIOLACIÓN INDIRECTA DE LAY SUSTANCIAL - Modalidades: técnica
en casación / FALSO RACIOCINIO - Técnica en casación: el recurrente debe
evidenciar la forma y el elemento de la sana crítica desconocidos por el
juzgador / FALSO RACIOCINIO - No se configura por desacuerdo en la
valoración probatoria / SANA CRÍTICA - Técnica en casación / REGLAS DE
LA LÓGICA - Técnica en casación / REGLAS DE LA EXPERIENCIA -
Proposición: deben referirse a fenómenos de observación cotidiana / FALSO
JUICIO DE IDENTIDAD - Por adición: no se configura / DEMANDA DE
CASACIÓN - Principio de corrección material: obligación de que corresponda a
la realidad procesal Rad: 31109 | Fecha: 04/03/2009 | Tema: VIOLACIÓN
INDIRECTA DE LAY SUSTANCIAL - Modalidades: técnica en casación /
FALSO RACIOCINIO - Técnica en casación: el recurrente debe evidenciar la
forma y el elemento de la sana crítica d

Sala de Casación Penal


M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 54450
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP255-2019
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 30/01/2019
DECISIÓN : INADMITE

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DELITOS : Lesiones personales
ACTA n.º : 22
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 32 inc. 6 / Ley 906 de
2004 art. 180 y 183

TEMA: CASACIÓN - Principio de coherencia / CASACIÓN - Principio de no


contradicción: no es posible atacar en un mismo cargo por violación directa y
por violación indirecta / DEMANDA DE CASACIÓN - Es antitécnica cuando
se reduce a un alegato de instancia / LEGÍTIMA DEFENSA - No se
configura / COAUTORÍA IMPROPIA - Principio de imputación recíproca6
DEMANDA DE CASACIÓN - Inadmisión por técnica

Tesis:
«En este caso, los cargos presentados por el recurrente no podrán ser
atendidos (y, por consiguiente, su demanda tampoco será admitida), toda vez
que carecen de coherencia jurídica, así como de fundamentos.

Por un lado, el defensor propuso cinco (5) reproches de violación directa de la


ley sustancial. Pero, en cuatro (4) de ellos, invocó como preceptos dejados de
aplicar unas normas de derecho procesal, lo que contradice el sentido de la
causal primera. Y, en el único cargo que citó normas de derecho sustancial,
dijo en el planteamiento que la norma vulnerada era el artículo 9 del Código
Penal, pero en el desarrollo del mismo tan solo se refirió al desconocimiento
del artículo 32 numeral 6 de la Ley 599 de 2000.

Igualmente, en el último cargo, que propuso al amparo de la causal tercera,


no de la primera, sostuvo erradamente que el yerro consistía en una violación
directa, cuando se sabe que dicha causal solo sirve para plantear violaciones
indirectas. Los equívocos conceptuales del demandante son, entonces,
evidentes.

Por otro lado, desde un punto de vista material, ningún problema de fondo
presentó el recurrente susceptible de ser abordado en sede de casación. Todo
aquello que definió como “violaciones directas de normas de procedimiento
penal [sic]” nunca tuvo desarrollos en concreto. Se quedó en aserciones
genéricas, como decir que no se obtuvo el conocimiento más allá de toda duda
razonable, o no se entrevistaron a todos los potenciales testigos, o los jueces le
otorgaron credibilidad al testigo de cargo pero no a los de la defensa, etc. No
precisó cada tema ni se refirió a la relevancia que tendrían los vicios ante la
decisión adoptada. La argumentación es insuficiente.

Como si lo anterior fuese poco, se advierte que varios de los alegatos ni


siquiera soportan una confrontación con los presupuestos de hecho y de
derecho que dejó consignados el Tribunal en el fallo recurrido. Así, por
ejemplo, reclamó el censor porque no se le reconoció a JFCM la causal de
ausencia de responsabilidad relativa a la legítima defensa. Pero, de la simple
lectura de la sentencia de segunda instancia, queda en claro que lo que se
declaró como demostrado fue la existencia de una riña entre Ramiro Bonilla

42
Melo y los ocupantes de la moto, situación que impide la aplicación del
numeral 6 del artículo 32 del Código Penal. 

Y, dicho sea de paso, el que el acompañante del acusado haya podido ser el
causante de la fractura del brazo tampoco los exonera ni da pie a la duda
razonable, puesto que ambos obraron en coautoría, aspecto que implica la
aplicación del principio de imputación recíproca, según el cual lo que haga
cada uno de los coautores es extensible a todos los demás, sin perjuicio de
que las contribuciones individuales sean o no constitutivas de delito.

En este orden de ideas, el discurso del censor no es suficiente para


controvertir la sentencia impugnada ni para demostrar un error de trámite o
uno de juicio. De ahí que su demanda no será admitida».

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


M. PONENTE : PATRICIA SALAZAR CUELLAR
NÚMERO DE PROCESO : 52311
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP5660-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Medellín
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 11/12/2018
DECISIÓN : CASA PARCIALMENTE / ABSUELVE
DELITOS : Fabricación, tráfico, porte o tenencia de
armas de fuego, accesorios, partes o
municiones / Trafico, fabricación, o porte de
estupefacientes / Extorsión / Homicidio /
Desplazamiento forzado
ACTA n.º : 405
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de 1991
art. 29 / Ley 599 de 2000 art. 180, 188D Y
376 / Ley 906 de 2004 art. 287, 288, 327,
336, 337, 339, 350 Y 376

TEMA: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Hechos jurídicamente relevantes:


delimitación ante pluralidad de sujetos activos / SISTEMA PENAL
ACUSATORIO - Hechos jurídicamente relevantes: parámetros para
determinarlos en el delito de concierto para delinquir / JURISPRUDENCIA -
Precedente: ratificación de línea jurisprudencial / CONCIERTO PARA
DELINQUIR - Concepto / CONCIERTO PARA DELINQUIR - Delito
permanente / COAUTORÍA - Diferencia con el concierto para
delinquir / CONCIERTO PARA DELINQUIR - Puede ser para cualquier clase
de delito / CONCIERTO PARA DELINQUIR - Delito de mera

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conducta / CONCIERTO PARA DELINQUIR - Elementos / PRINCIPIO DE
LEGALIDAD - Alcances

Tesis: 

«La delimitación de los hechos jurídicamente relevantes ante la pluralidad de


sujetos activos.

Este es, sin duda, uno de los ámbitos donde se presentan mayores
imprecisiones en la delimitación de los hechos jurídicamente relevantes. Por
su utilidad para resolver el caso objeto de análisis y en aras de consolidar el
desarrollo jurisprudencial sobre esta materia, la Sala abordará algunos
aspectos de la estructuración de los hechos jurídicamente relevantes frente al
delito de concierto para delinquir (es de su esencia la participación de varias
personas) y en los casos de coautoría (ídem).

En primer término, es necesario precisar las diferencias que, en abstracto,


pueden predicarse de estas dos figuras, a partir de su reglamentación legal. Al
efecto, recientemente (CSJSP,. 11 Jul. 2018, Rad. 51773) esta Corporación
reiteró lo siguiente:

“El delito de concierto para delinquir tiene lugar cuando varias personas se
asocian con el propósito de cometer delitos indeterminados, ya sean
homogéneos, como cuando se planea la comisión de una misma especie de
punibles, o bien heterogéneos, caso en el cual se concierta la realización de
ilícitos que lesionan diversos bienes jurídicos; desde luego, su finalidad
trasciende el simple acuerdo para la comisión de uno o varios delitos
específicos y determinados, en cuanto se trata de la organización de dichas
personas en una sociedad con vocación de permanencia en el tiempo.

En efecto, la indeterminación en los delitos objeto del concierto para delinquir


apunta a ir más allá de la comisión de punibles específicos en un espacio y
tiempo determinados, pues en este caso se estaría en presencia de la figura de
la coautoría, en cuanto es preciso para configurar aquel delito el carácter
permanente de la empresa organizada, generalmente especializada en
determinadas conductas predeterminables, pero no específicas en tiempo,
lugar, sujetos pasivos, etc., es decir, “sin llegar a la precisión total de cada
acción individual en tiempo y lugar” , de modo que cualquier procedimiento
ilegal en procura de la consecución del fin es admisible y los comportamientos
pueden realizarse cuantas veces y en todas aquellas circunstancias en que
sean necesarios .

En cuanto a la comisión del referido comportamiento es suficiente acreditar


que la persona pertenece o formó parte de la empresa criminal, sin importar si
su incorporación se produjo al ser creada la organización o simplemente
adhirió a sus propósitos con posterioridad, y tampoco interesan las labores
que adelantó para cumplir los cometidos delictivos acordados.

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Contrario a lo expuesto por algún sector de la doctrina patria, tal como se
advierte sin dificultad en el desarrollo legislativo del concierto para delinquir,
no se encuentra circunscrito al acuerdo de voluntades sobre la comisión de
delitos contra el bien jurídico de la seguridad pública, pues por voluntad del
legislador que no distinguió, el pacto puede recaer sobre una amplia gama de
delincuencias lesivas de ese u otros bienes jurídicos, e inclusive respecto de
punibles de la misma especie .

Es un delito de mera conducta, pues no precisa de un resultado; se entiende


que el peligro para la seguridad pública tiene lugar desde el mismo momento
en que los asociados fraguan la lesión de bienes jurídicos. 

No necesariamente el simple y llano concurso de personas en la comisión de


uno o varios delitos, o el concurso material de dos o más punibles estructuran
un concierto para delinquir, pues tales circunstancias pueden ser también
predicables del instituto de la coautoría, motivo por el cual se impone precisar
el ámbito de ambas figuras a fin de evitar que se viole el principio non bis in
ídem al asumir indebidamente a los coautores de cualquier delito como
sujetos activos del concierto para delinquir, temática central de la demanda
de casación promovida por la defensa en este asunto.

En efecto, tanto en la coautoría material como en el concierto para delinquir


media un acuerdo de voluntades entre varias personas, pero mientras la
primera se circunscribe a la comisión de uno o varios delitos determinados
(Coautoría propia: Todos realizan íntegramente las exigencias del tipo. O
Coautoría impropia: Hay división de trabajo entre quienes intervienen, con un
control compartido o condominio de las acciones), en el segundo se orienta a
la realización de punibles indeterminados, aunque puedan ser determinables.

A diferencia del instituto de la coautoría material, en el que la intervención


plural de individuos es ocasional y se circunscribe a acordar la comisión de
delitos determinados y específicos, en el concierto para delinquir, a pesar de
también requerirse de varias personas, es necesario que la organización tenga
vocación de permanencia en el objetivo de cometer delitos indeterminados,
aunque se conozca su especie. V.g. homicidios, exportación de
estupefacientes, etc.

No es necesaria la materialización de los delitos indeterminados acordados


para que autónomamente se entienda cometido el punible de concierto para
delinquir, mientras que en la coautoría material no basta que medie dicho
acuerdo, pues si el mismo no se concreta, por lo menos, a través del comienzo
de los actos ejecutivos de la conducta acordada (tentativa), o bien, en la
realización de actos preparatorios de aquellos que por sí mismos comportan la
comisión de delitos (como ocurre por ejemplo con el porte ilegal de armas), la
conducta delictiva acordada no se entiende cometida (principio de
materialidad y proscripción del derecho penal de intención), es decir, el
concierto para delinquir subsiste con independencia de que los delitos
convenidos se cometan o no, mientras que la coautoría material depende de
por lo menos el comienzo de ejecución de uno de los punibles convenidos.

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Adicionalmente, en tanto la coautoría no precisa que el acuerdo tenga
vocación de permanencia en el tiempo, pues una vez cometida la conducta o
conductas acordadas culmina la cohesión entre los coautores, sin perjuicio de
que acuerden la comisión de otra delincuencia, caso en el cual hay una nueva
coautoría, en el concierto para delinquir la durabilidad de los efectos del
designio delictivo común y del propósito contrario a derecho, se erige en
elemento ontológico dentro de su configuración, al punto que no basta con el
simple acuerdo de voluntades, sino que es imprescindible su persistencia y
continuidad.

En la coautoría material el acuerdo debe ser previo o concomitante con la


realización del delito, pero nunca puede ser posterior. En el concierto para
delinquir el acuerdo o adhesión a la empresa criminal puede ser previo a la
realización de los delitos convenidos, concomitante o incluso posterior a la
comisión de algunos de ellos; en este último caso, desde luego, sólo se
responderá por el concierto en cuanto vocación de permanencia en el
propósito futuro de cometer otros punibles, sin que haya lugar a concurso
material con las conductas realizadas en el pasado.

Por antonomasia el concierto para delinquir es ejemplo de delito de carácter


permanente, pues comienza desde que se consolida el acuerdo de voluntades
para cometer delitos indeterminados y se prolonga en el tiempo hasta cuando
cesa tal propósito ilegal.

A diferencia del anterior, por regla general la coautoría material al ser de


índole dependiente de la realización del delito pactado, comienza y se agota
con la comisión de dicho punible.

En suma, el delito de concierto para delinquir requiere: Primero: Un acuerdo


de voluntades entre varias personas; segundo: Una organización que tenga
como propósito la comisión de delitos indeterminados, aunque pueden ser
determinables en su especie; tercero: La vocación de permanencia y
durabilidad de la empresa acordada; y cuarto: Que la expectativa de
realización de las actividades propuestas permita suponer fundadamente que
se pone en peligro la seguridad pública.”

Bajo el entendido de que el principio de legalidad tiene su principal escenario


de concreción en la determinación de los hechos en cada caso en particular,
resulta imperioso que al estructurar las premisas fácticas de la acusación y la
sentencia el fiscal y el juez, respectivamente, constaten que cada uno de los
elementos estructurales del delito (previstos en abstracto) encuentran
desarrollo en los hechos objeto de decisión judicial.

Así, por ejemplo, una hipótesis de hechos jurídicamente relevantes por el


delito de concierto para delinquir debe dar cuenta, entre otras cosas, de que
cada imputado, acusado o condenado: (i) participó del acuerdo orientado a
generar una empresa criminal, “con vocación de permanencia y durabilidad”,
dispuesta para cometer cierto tipo de delitos; (ii) se trata de delitos

46
indeterminados, así sean determinables -homicidios, hurtos-, lo que se
contrapone a los acuerdos esporádicos para cometer un delito en particular
-el homicidio de X, el hurto en la residencia de Y, etcétera-; (iii) el rol de cada
imputado, acusado o condenado en la organización -promotor, director,
cabecilla, lo que implica suministrar la mayor información posible acerca de la
estructura criminal; (iv) la mayor concreción posible sobre el tiempo de
existencia de la organización, así como de su área de influencia.

Siendo claro que este delito se consuma independientemente de la


materialización de las actividades ilícitas para las que fue creada la
organización, cuando lo acordado se concreta en la realización de delitos en
particular debe tenerse en cuenta que: (i) constituyen delitos autónomos; (ii) si
la Fiscalía planea incluirlos en la imputación y la acusación, debe estructurar
una hipótesis de hechos jurídicamente relevantes que incluya todos los
elementos estructurales previstos en la respectiva norma penal; (iii) ya no se
trata de delitos indeterminados, sino de conductas realizadas bajo puntuales
circunstancias de tiempo, modo y lugar; y (iv) todo bajo el entendido de que en
las imputaciones y acusaciones por concursos de conductas punibles debe
especificarse el referente fáctico de cada delito, sin perjuicio de las estrategias
orientadas a presentar los cargos de la manera más clara, lógica y
simplificada, como lo dispone el ordenamiento jurídico. 

De otro lado, cuando en los cargos se plantea que el imputado o acusado


actuó a título de coautor (de uno o varios delitos en particular), la Fiscalía
debe precisar: (i) cuál fue el delito o delitos cometidos, con especificación de
las circunstancias de tiempo, modo y lugar; (ii) la participación de cada
imputado o acusado en el acuerdo orientado a realizar esos punibles; (iii) la
forma cómo fueron divididas las funciones; (iv) la conducta realizada por cada
persona en particular; (iv) la trascendencia del aporte realizado por cada
imputado o acusado, lo que, más que enunciados genéricos, implica
establecer la incidencia concreta de ese aporte en la materialización del delito;
etcétera. Solo de esta manera se puede desarrollar, en cada caso en
particular, lo dispuesto por el legislador en materia de concierto para
delinquir, coautoría, complicidad, entre otras expresiones relevantes del
principio de legalidad».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: C-181 DE 2016 | Tema: PRINCIPIO


DE LEGALIDAD - Tipicidad Rad: C-827 DE 2011 | Tema: PRINCIPIO DE
TIPICIDAD - Elementos Rad: C-343 DE 2006 | Tema: PRINCIPIO DE
TIPICIDAD - Elementos Rad: 45899 | Fecha: 23/11/2017 | Tema: SISTEMA
PENAL ACUSATORIO - Estándar de conocimiento: para la procedencia de la
imputación y la acusación Rad: 44599 | Fecha: 08/03/2017 | Tema:
SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Formulación de la imputación: requisitos,
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de la relevancia jurídica Rad: 51773 | Fecha: 11/07/2018 | Tema:
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47
| Tema: CONCIERTO PARA DELINQUIR - Concepto Rad: 17089 | Fecha:
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cualquier clase de delito Rad: 40545 | Fecha: 25/09/2013 | Tema:
CONCIERTO PARA DELINQUIR - Puede ser para cualquier clase de delito Rad:
45594 | Fecha: 05/10/2016 | Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO -
Acusación: el juez no puede hacer control material, salvo violación flagrante a
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Juez Rad: 44866 | Fecha: 16/04/2015 | Tema: SISTEMA PENAL
ACUSATORIO - Formulación de la acusación: funciones del juez, velar por la
claridad de los cargos elevados Rad: 44950 | Fecha: 25/01/2017 | Tema:
DEFENSA TÉCNICA - Nuevo apoderado no puede argumentar la violación de
este derecho por disparidad de criterios con el anterior apoderado Rad: 44950
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corrección material: obligación de que corresponda a la realidad procesal Rad:
44950 | Fecha: 25/01/2017 | Tema: DEFENSA TÉCNICA - No se vulnera

Sala de Casación Penal


M. PONENTE : JOSÉ FRANCISCO ACUÑA VIZCAYA
NÚMERO DE PROCESO : 47120
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP16258-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Manizales
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 11/12/2018
DECISIÓN : NO CASA / CASA PARCIALMENTE Y DE
OFICIO
DELITOS : Homicidio
ACTA n.º : 405
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de 1991
art. 29 / Ley 600 de 2000 art. 237 Y 276 /
Ley 906 de 2004 art. 314 / Ley 599 de 2000
art. 29, 103 Y 104-7

TEMA: CASACIÓN OFICIOSA - Procedencia / CASACIÓN OFICIOSA -


Intervención de los acusados en la conducta punible / COAUTORIA -
Diferente a la complicidad / CASACIÓN OFICIOSA - Complicidad:
dosificación punitiva / COAUTORÍA - Concepto / COAUTORÍA - Elementos

Tesis: 

«[…] el planteamiento de la recurrente conduce a examinar de oficio la


categoría dentro de la cual se enmarca la intervención de los acusados LE, a
saber: en la figura de la coautoría como lo declaró el Tribunal, o de la

48
complicidad en consideración a la labor desarrollada y al momento en que la
ejercieron.

La jurisprudencia de la Corte tiene definido que la coautoría se predica


cuando plurales personas son gregarias por voluntad propia de la misma
causa al margen de la ley, comparten conscientemente los fines ilícitos
propuestos y están de acuerdo con los medios delictivos para lograrlos, de
modo que cooperan poniendo todo de su parte para alcanzar esos cometidos,
realizando cada uno las tareas que le corresponden, coordinadas por quienes
desempeñan a su vez el rol de liderazgo. Quienes así actúan, coparticipan
criminalmente en calidad de coautores, aunque no todos concurran por sí
mismos a la realización material de los delitos específicos. Son coautores,
porque de todos ellos puede predicarse que dominan el hecho colectivo y
gobiernan su propia voluntad, en la medida justa del trabajo que les
correspondiere efectuar, siguiendo la división del trabajo planificada de
antemano o acordada desde la ideación criminal (CSJ SP, 7 Mar. 2007, Rad.
23825; SP, 1 Jul. 2015, Rad. 4229).

Y, cómplice, “es la persona que contribuye a la realización de la conducta


antijurídica o presta una ayuda posterior, por concierto previo o concomitante
a la misma, lo que permite colegir que ese partícipe accesorio no realiza la
conducta típica, sólo contribuye de manera más o menos eficaz, sin tener
dominio en la producción del hecho. Por eso, como no realiza el verbo rector,
su conducta no puede ser la causa del resultado antijurídico sino una
condición del mismo”. (Cfr. CSJ AP891-2014, Rad. 42428; SP 15 Mar 2017
Rad. 48544).

Por supuesto que la labor de búsqueda de los ejecutores materiales, antecedió


al perfeccionamiento del punible, y dado que no se acreditó en el trámite que
los acusados LE contribuyeron con tareas adicionales de las cuales predicar
que compartían el fin ilícito y dominaban su ejecución, o que materialmente
intervinieron en su desarrollo, la condición que les asiste es la de cómplices,
como en últimas lo revelan las motivaciones del fallo recurrido que en este
punto constantemente los señala como partícipes, en la concreta actividad de
conseguir los sicarios para darle muerte al periodista.

Surge, de ese modo, que el Tribunal le asignó al hecho declarado en la


sentencia una consecuencia diversa a la que correspondía, pues
enmarcándose la actuación de los acusados LE a una contribución importante
que dio inicio a lo que sería la ejecución del homicidio, ilícito que tampoco
ejecutaron materialmente, debe ser condenados en su condición de cómplices,
no de coautores como en forma errada lo sentenció el Tribunal.

En orden a corregir el error del sentenciador de segundo grado, dado que los
extremos punitivos del homicidio agravado en la legislación vigente al
momento de los hechos, oscilaban entre 300 y 480 meses de prisión, y que la
sanción para el cómplice se disminuye de una sexta parte a la mitad, debe
establecerse, en armonía con el artículo 60-5 del Código Penal, entre 150 y
400 meses, y como el ad quem trazó el ámbito de movilidad dentro de los

49
cuartos medios (212,5 a 337,5); se tomará como base de la pena el mínimo de
ese segmento y se aumentará, en la proporción considerada por el juzgador en
segunda instancia. Así las cosas, la pena definitiva que deben cumplir Fabio y
JHLE será de 213,5 meses de prisión, esto es, 17 años, 9 meses y 15 días,
lapso al que también se reduce la pena accesoria de inhabilitación para el
ejercicio de derechos y funciones públicas».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 42441 | Fecha: 30/11/2016 |


Tema: TESTIGO DE OÍDAS - Valoración probatoria / TESTIGO DE OÍDAS -
Presupuestos a aplicar en la apreciación de este medio de persuasión Rad:
40702 | Fecha: 24/07/2013 | Tema: TESTIGO DE OÍDAS - Valoración
probatoria / TESTIGO DE OÍDAS - Presupuestos a aplicar en la apreciación
de este medio de persuasión Rad: 23825 | Fecha: 07/03/2007 | Tema:
COAUTORÍA - Concepto / COAUTORÍA - Elementos Rad: 42458 | Fecha:
16/10/2013 | Tema: COAUTORIA - Diferente a la complicidad Rad: 45544 |
Fecha: 15/03/2017 | Tema: COAUTORIA - Diferente a la complicidad

Sala de Casación Penal


M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 54152
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP5184-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Ibagué
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 05/12/2018
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Homicidio
ACTA n.º : 400
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 7 y 180

TEMA: VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL - Implica un juicio


en derecho / VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL - Parte de la
aceptación plena de los hechos / DEMANDA DE CASACIÓN - Principio de
corrección material: obligación de que corresponda a la realidad
procesal / INTERPRETACIÓN ERRÓNEA DE LA LEY - No se
configura / COAUTORÍA - Elementos / VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY
SUSTANCIAL - Diferente a la violación indirecta de la ley
sustancial / DEMANDA DE CASACIÓN - Es antitécnica cuando se reduce a
un alegato de instancia

Tesis: 

50
«Si se acude a la vía directa de violación de la ley sustancial, el demandante
debe conocer que su controversia se ofrece necesariamente dogmática, de cara
a lo que determinada norma consagra y su aplicación en el caso concreto.

Desde luego, ello implica un ejercicio decantado de hermenéutica que permita


verificar cómo el contenido de la norma o normas que disciplinan el tema
sustancial, se refleja en los hechos específicos que gobiernan el proceso.

Pero, además, en consonancia con lo anterior, la causal de casación elegida en


el primer cargo reclama del impugnante aceptar los hechos estimados ciertos
por el Tribunal, al igual que la correspondiente valoración probatoria que
condujo a ello.

Esto, por cuanto, debe resaltarse, precisamente lo discutido atañe a la


manera en que las normas se aplican a dichos hechos, que sirven de
necesario soporte a la discusión.

Y, por último, del demandante se exige, cual sucede con todas las causales,
absoluta corrección material en sus afirmaciones, de manera tal que lo
sostenido en el cargo de verdad se corresponda con lo que contienen las
decisiones o lo efectivamente tratado en las correspondientes audiencias.

Ninguna de esas tres exigencias fue cumplida por el aquí recurrente, pues,
para comenzar con el primer tópico, en lugar de efectuar un análisis
conceptual del fenómeno de coautoría que quiere introducir como ajeno al
caso concreto, con el indispensable estudio de la norma que lo contiene y sus
derivaciones jurisprudenciales o doctrinarias, apenas expone, como especie de
criterio de autoridad, su particular visión de lo que el instituto comporta, sin
efectuar algún tipo de examen específico que permita verificar cuál es el
adecuado sentido que dicho precepto entrega al mismo o por qué la
interpretación del Tribunal se estima equivocada.

Y si bien, adujo que la coautoría reclama de acuerdo criminal, actuación


mancomunada y dominio del hecho, nunca precisó si efectivamente el Ad
quem los desconoció o interpretó de manera inadecuada.

Y no lo hizo, precisa la Corte para descender al segundo de los yerros


argumentativos en que incurrió el demandante, porque en lugar de cumplir
con el presupuesto básico de limitar la discusión al plano estrictamente
jurídico o dogmático, el impugnante soportó su tesis en aspectos
eminentemente fácticos o probatorios, a partir de controvertir la concreta
participación que en lo ocurrido tuvo su representado judicial.

[…]

Es evidente, así, que la discusión no está planteada en términos de la causal


aducida, violación directa de la ley sustancial, porque la crítica no hace
relación a que el Tribunal dejase de aplicar, aplicara indebidamente o
interpretase mal el contenido de una norma, sino que se busca controvertir la

51
existencia o no de los elementos fácticos que configuran la coautoría
despejada en disfavor de los condenados.

Ello implica, cabe destacar, que el debate se desplace necesariamente de la


sede dogmática hacia los errores de hecho o de derecho en la asunción de
validez de las prueba, su examen objetivo o la valoración de las mismas,
tópicos, todos, que remiten al escenario de los errores de derecho -falso juicio
de legalidad y falso juicio de convicción- o de hecho -falso juicio de existencia,
falso juicio de identidad o falso raciocinio-, ninguno de los cuales fue
abordado, así fuese de manera somera, por el casacionista, con lo cual el
cargo no solo queda huérfano de sustento, sino que se erige en típico alegato
de instancia ajeno a esta sede de impugnación.

Finalmente, se aprecia ostensible la vulneración del principio de corrección


material en la propuesta casacional del recurrente, pues, asume como propias
del fallo afirmaciones que este jamás contiene, en todo ajenas al soporte
fáctico y probatorio del mismo.

En este sentido, dice el demandante en el numeral tres del primer cargo, que
“En la sentencia condenatoria de segunda instancia se consigna
expresamente que fue el joven YN conocido con el alias de “[…] el que le asestó
varias puñaladas al hoy occiso WSG, como se consignó en los folios 27 y 28 de
dicha providencia, señalándose, a su vez, que si bien el acusado CDMB (“[…]”)
también hirió al hoy occiso en una de sus piernas, esta herida no le causó la
muerte…”.

Nada más alejado de la realidad. La sola lectura del fallo de segundo grado
permite advertir que, por el contrario, allí expresamente se advirtió que el
crimen, en lo que toca con la directa autoría material, debe atribuirse
exclusivamente, ni siquiera por vía de la autoría impropia, que fue la
endilgada a los otros dos acusados, a CDMB, pues, a través de testimonios de
quienes presenciaron lo ocurrido, puede detallarse que fue él quien propinó
con un puñal la herida letal en el pecho de la víctima.

[…]

De ninguna manera, entonces, es posible atender a los hechos que estima


probados el demandante en aras de adelantar una artificiosa crítica del
fenómeno de coautoría -cuando más aplicable a los otros dos acusados, pero
nunca a su representado judicial, en cuanto, cabe destacar de nuevo, fue
considerado autor material directo del crimen-, razón suficiente para
inadmitir el primer cargo, introducido como principal en la demanda». 

Bastante socorrido ha sido el tópico del in dubio pro reo en casación, pues, de
manera equivocada se viene entendiendo que es este el mejor camino para
soslayar la justeza argumental que reclaman las causales y así entronizar
veladamente la particular visión que el afectado con la decisión tiene de las
pruebas recogidas en juicio.

52
Tesis: 

« En otras palabras, bajo el amparo del principio en cuestión se busca hacer


valer el alegato de instancia propio de los recursos ordinarios de impugnación.

Es necesario recordar al aquí demandante, dado que incurre en la práctica


reseñada, que el beneficio de la duda puede alegarse por la vía directa de
violación de la ley sustancial, o por la indirecta de los errores de hecho o de
derecho. 

Si se trata de acudir a la causal primera, al recurrente le cabe demostrar que


el juzgador desconoció la norma, a pesar de reconocer la inexistencia de
prueba suficiente para condenar.

Vale decir, la violación surge de la falta de aplicación de la norma -artículo 7°


de la Ley 906 de 2004- una vez el fallador, en la valoración probatoria,
reconoce la existencia de duda.

Para su demostración, huelga anotar, basta con transcribir los apartados en


los cuales el fallo reconoce no poseer plena prueba del delito y consecuente
responsabilidad penal del acusado en el mismo; para confrontar ello con la
parte resolutiva de la sentencia, en la cual se condena al procesado.

Si no se trata de este aspecto el controvertido, esto es, si efectivamente el


Tribunal asumió existir plena prueba de responsabilidad, lo que corresponde
es demostrar por vía indirecta la vulneración del postulado in dubio pro reo,
esto es, verificar que luego de materializado un error de este tenor, ya el plexo
probatorio no asoma suficiente para determinar probado, más allá de toda
duda, que la conducta punible sí se presentó y debe atribuirse al acusado.

Lo que debe exponer el demandante, entonces, es la naturaleza del vicio, error


de hecho o de derecho, que permite, eliminado el mismo y en la nueva
evaluación general, introducir la duda.

En lugar de ello, el impugnante destina el cargo a entronizar su particular


verificación de credibilidad de lo narrado por los testigos presentados al juicio,
para así, como se aprecia obvio, dudar de lo que narran los declarantes de
cargo, quienes observaron al acusado CDMB, asestando la puñalada mortal a
la víctima; y, en contrario, el censor entrega plena veracidad a lo expresado
por los testigos de descargos, en cuanto, señalan la intervención del apodado
[…] en la arremetida mortal.

Ya se anotó, al examinar el cargo principal, que el Tribunal adelantó una


sólida y completa labor de verificación testifical para explicar por qué era
creíble el primer grupo de testigos -los de cargos-, y no el segundo, sin que el
recurrente acierte a justificar así fuese de manera somera cuál es el yerro en
que pudo incurrir el Ad quem en esa actividad.

[…]

53
Como el casacionista no solo se equivoca al exponer la causal propuesta, sino
que omite demostrar la existencia de algún tipo de vicio valorativo en el
examen probatorio adelantado por el Tribunal, se alza necesario inadmitir el
segundo cargo, planteado como subsidiario».

Sala de Casación Penal


M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 53505
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP5243-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Bucaramanga
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 05/12/2018
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Trafico, fabricación, o porte de
estupefacientes
ACTA n.º : 400
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004

TEMA: VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL - Parte de la


aceptación plena de los hechos / VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY
SUSTANCIAL - Implica un juicio en derecho / COAUTORÍA - División del
trabajo / COAUTORÍA - Demostración

Tesis: 

«El libelista incurre en desaciertos al denunciar la aplicación indebida del


artículo 29 inciso segundo de la Ley 599 de 2000 y la falta de aplicación de los
artículos 9, 12 de mismo ordenamiento sustantivo, porque alejado del debate
en puro derecho para demostrar el error de selección normativa al supuesto
de hecho declarado por el Tribunal como probado, propugna por la
modificación fáctica al asegurar que no medió entre los sujetos acuerdo
común o división del trabajo y que el solo hecho de haber transportado a MFL
a casa de alias […], no es un aporte esencial a la conducta delictiva.

Con tal postura, además de deducir conclusiones ajenas a los fallos, pasa por
alto que tras el análisis probatorio el Tribunal determinó que RD hacía parte
de la organización delictiva desempeñando una actividad principal en el
transporte de los expendedores, actividad propia de la coautoría funcional
deducida de los actos desencadenantes de los hechos que demostraban la
decisión conjunta de su realización.

54
Desdeña el censor que bajo la coautoría funcional, en ese designio común
ninguno de los participantes realiza íntegramente el tipo penal, ya que cada
uno de ellos hace su aporte, sólo que el delito se les imputa de manera
integral. Lo decisivo es tener un dominio funcional del hecho, pues cada
sujeto domina el acontecer total en cooperación con los demás, no tiene en sí
mismo un dominio parcial, ni tampoco el dominio global, sino que éste se
predica de todos, por ello se determinó en el fallo que el plan común consistía
en traficar estupefacientes con claras funciones asignadas a los otros
integrantes como la de empacar, transportar y vender, correspondiendo al
procesado la de movilizar a los encargados de ponerla en el comercio. 

[…]

Como se concluye que la demanda no será admitida […]».

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 50236
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP5333-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Medellín
CLASE DE ACTUACIÓN : SEGUNDA INSTANCIA
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 05/12/2018
DECISIÓN : REVOCA
DELITOS : Concierto para delinquir
ACTA n.º : 400
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de 1991
art. 13, 93 / Ley 975 de 2005 art. 5A, 20,
26-1, 37-3 / Ley 1592 de 2012 art. 2, 3, 4,
16A, 27 / Ley 1564 de 2012 art. 54 / Ley
906 de 2004 art. 32-3 / Ley 599 de 2000
art. 2, 13, 25, 29, 30, 31, 61, 138 / Ley 782
de 2002 / Ley 742 de 2002 / Ley 84 de
1873 art. 306 / Ley 1448 de 2011 art. 3-2 /
Decreto 3011 de 2013 art. 16, 17 / Decreto
1069 de 2015 art. 2.2.5.1.2.2.4 / Estatuto
de Roma art. 8 Y 28A / Protocolo Adicional
de los Convenios de Ginebra del 12 de
agosto de 1949 relativo a la Protección de
las Víctimas de los Conflictos Armados
Internacionales (Protocolo I). art. 1.1 / Regla
153 del Derecho Internacional Humanitario
Consuetudinario

55
ASUNTO: 
La sustentación de los recursos de apelación interpuestos por los apoderados
de las víctimas y el delegado de la Fiscalía General de la Nación, giran
alrededor de 3 ejes temáticos: (i) caracterización de los patrones de macro
criminalidad, (ii) violencia basada en género y (iii) el daño a la víctima y
resarcimiento del perjuicio

TEMA: AUTOR - Concepto / AUTOR MEDIATO - Concepto / COAUTORÍA -


Concepto

Tesis: 

«Sobre las formas de responsabilidad criminal por hechos ejecutados por un


tercero que no opera como instrumento.

En principio, el autor del delito, de acuerdo con el artículo 29 de la Ley 599 de


2000, es quien personalmente o a través de un instrumento - es decir, un
sujeto que obra bajo coacción o sin conocimiento -, realiza íntegramente la
conducta punible, esto es, quien ejecuta el verbo rector o el comportamiento
penado. 

Estas hipótesis configuran la autoría inmediata o mediata, según el caso, o la


coautoría, esto último, cuando el dominio del ilícito está repartido en una
cantidad plural de personas que, en razón de un acuerdo previo, contribuyen
sustancialmente a la ejecución del comportamiento penado. 

Sin perjuicio de lo anterior, en el desarrollo de la ciencia jurídico penal se han


identificado situaciones en las que un sujeto no ejecuta el delito parcialmente
o en su integridad, ni personalmente ni por intermedio de un instrumento, a
pesar de lo cual la Ley, por razones de política criminal, lo equipara al autor y
le imparte idéntico tratamiento punitivo».

APARATO ORGANIZADO DE PODER - Autoría mediata:


concepto / APARATO ORGANIZADO DE PODER - Autoría mediata:
demostración / APARATO ORGANIZADO DE PODER - Organización
criminal: título de participación, línea jurisprudencial / APARATO
ORGANIZADO DE PODER - Coautoría: por cadena de mando / COAUTORÍA
IMPROPIA - Configuración / APARATO ORGANIZADO DE PODER - Autoría
mediata por dominio de la voluntad / APARATO ORGANIZADO DE PODER -
Autoría mediata por dominio de la voluntad: es diferente a aquélla por
coacción o instrumento / APARATO ORGANIZADO DE PODER - Autoría
mediata por dominio de la voluntad: elementos

Tesis: 

«Autoría mediata en aparatos organizados de poder por dominio de la


voluntad.
56
La Sala, para atribuir la autoría de uno o más delitos a personas distintas de
quienes los ejecutan materialmente, ha desarrollado y aplicado la tesis de la
responsabilidad por cadena de mando - a la que en adelante, y para evitar
confusiones, se denominará autoría mediata en aparatos organizados de
poder por dominio de la voluntad - derivada de los planteamientos que en la
doctrina penal alemana y, específicamente, en la obra de Claus Roxin, se han
consolidado. 

Tal construcción conceptual tiene aplicación a los casos en que las conductas
punibles objeto de reproche son cometidas por miembros de una estructura
organizada, pero se busca atribuir responsabilidad por las mismas no sólo a
aquéllos - los autores materiales -, sino también a quienes ejercen control
sobre la jerarquía organizacional, así no hayan tenido “injerencia directa sobre
aquellos que materializan o ejecutan las acciones ilícitas en el grupo”, en
cuanto hayan contribuido sustancialmente a la perpetración de los ilícitos:

[…]

Así pues, el desarrollo conceptual al que se hace referencia está orientado a


lograr la atribuibilidad de resultados antijurídicos a quienes ostentan una
posición de mando dentro de una organización jerárquica respecto de hechos
cometidos por sus subordinados, cuando quiera que aquéllos materializan un
mandato delictivo transferido a lo largo del escalafón de la estructura hasta
sus ejecutores materiales. 

En esas condiciones, “dada la ausencia de contacto físico, verbal y de


conocimiento entre el primer cabo ordenador y el último que consuma la
conducta punible, sucede que el mandato o propósito se traslada de manera
secuencial y descendente a través de otros dependientes. Estos como
eslabones articulados conocen de manera inmediata a la persona antecedente
de quien escucharon la orden y de forma subsiguiente a quien se la trasmiten.
Todos se convierten en anillos de una cadena en condiciones de plural
coautoría”. 

Así, se hace posible “predicar responsabilidad tanto de quien ha ejecutado el


hecho personalmente, como de quien no lo ha hecho pero se encuentra
vinculado al mismo en virtud de su pertenencia, con cierto poder de mando, al
aparato organizado de poder”. La imputación a los líderes de la organización
criminal, según lo ha entendido la Sala, se hace en condición de autores
mediatos, pues “toda la cadena actúa con verdadero conocimiento y dominio
del hecho”, aunque también ha admitido la atribución de delitos cometidos
por subordinados a los líderes de organizaciones estructuradas a título de
coautores materiales impropios.

Esta forma de participación criminal se diferencia de la autoría mediata por


coacción o instrumento porque, en este caso, el perpetrador material del delito
no es un objeto, entendido como una persona que obra bajo coacción
insuperable o que no comprende su comportamiento, sino que se trata, por el

57
contrario, de un individuo que actúa libre e inteligentemente, de modo que
también él incurre en responsabilidad penal como autor material del ilícito. 

Ahora bien, la imputación de uno o más delitos a los líderes de la estructura


organizada requiere que aquéllos hayan tomado parte o contribuido, de
alguna manera, a su realización, por lo cual sólo resulta viable cuando los
superiores i) han dado la orden, explícita o implícita, de que se realicen las
conductas punibles, la cual es comunicada descendientemente desde las
esferas de control de la organización hasta quienes la ejecutan materialmente,
o ii) los delitos se enmarcan dentro del ideario de la organización o en su plan
criminal. 

En esa lógica, no son atribuibles a los superiores aquellos delitos que, no


obstante haber sido cometidos por miembros de la organización delictiva, no
fueron ordenados por ellos y se apartan del modo operativo de la misma, su
ideario o plan de acción, pues de lo contrario, terminaría por sancionárseles
sin que hubiesen realizado un aporte a tales conductas ilícitas.

De acuerdo con lo expuesto, son elementos constitutivos de esta forma de


participación:

i) La existencia de una organización jerarquizada. 

ii) La posición de mando o jerarquía que ostenta el agente al interior de


aquélla. 

iii) La comisión de un delito perpetrado materialmente por integrantes de la


misma, cuya ejecución es ordenada desde la comandancia y desciende a
través de la cadena de mando, o hace parte del ideario delictivo de la
estructura. 

iv) Que el agente conozca la orden impartida o la política criminal en cuyo


marco se produce el delito, y quiera su realización.

Nótese que en este escenario, aunque el individuo tampoco obra como autor,
se le equipara jurídicamente a éste y se le responsabiliza como si lo fuera».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: T-010 DE 2015 | Tema: LEY DE


JUSTICIA Y PAZ - Principio de enfoque diferencial: concepto Rad: T-025 DE
2004 | Tema: DERECHOS DE LA MUJER - Perspectiva de género: protección
especial Rad: 49680 | Fecha: 25/04/2018 | Tema: POSICIÓN DE GARANTE -
Concepto Rad: 34628 | Fecha: 15/09/2010 | Tema: POSICIÓN DE GARANTE
- Circunstancias en que se puede constituir / POSICIÓN DE GARANTE -
Competencia derivada: de organización, de institución o injerencia /
POSICIÓN DE GARANTE - Circunstancias constitutivas de posiciones de
garantía / POSICIÓN DE GARANTE - Sujeto garante: presupuestos para su
responsabilidad penal Rad: 46604 | Fecha: 12/10/2016 | Tema: POSICIÓN

58
DE GARANTE - Circunstancias en que se puede constituir / POSICIÓN DE
GARANTE - Competencia derivada: de organización, de institución o injerencia
/ POSICIÓN DE GARANTE - Circunstancias constitutivas de posiciones de
garantía / POSICIÓN DE GARANTE - Sujeto garante: presupuestos para su
responsabilidad penal Rad: 33663 | Fecha: 03/08/2016 | Tema: APARATO
ORGANIZADO DE PODER - Autoría mediata: concepto / APARATO
ORGANIZADO DE PODER - Autoría mediata: demostración Rad: 33848 |
Fecha: 08/06/2016 | Tema: APARATO ORGANIZADO DE PODER - Autoría
mediata: concepto / APARATO ORGANIZADO DE PODER - Autoría mediata:
demostración Rad: 29221 | Fecha: 02/09/2009 | Tema: APARATO
ORGANIZADO DE PODER - Organización criminal: título de participación,
línea jurisprudencial Rad: 40214 | Fecha: 12/02/2014 | Tema: APARATO
ORGANIZADO DE PODER - Coautoría: por cadena de mando Rad: C-991 DE
2000 | Tema: RESPONSABILIDAD DEL SUPERIOR POR OMISIÓN -
Aplicación en el ordenamiento jurídico Rad: C-225 DE 1995 | Tema:
DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO CONSUETUDINARIO - Aplicación
Rad: C-291 DE 2007 | Tema: DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO
CONSUETUDINARIO - Aplicación Rad: C-674 DE 2017 | Tema: DERECHO
INTERNACIONAL HUMANITARIO CONSUETUDINARIO - Aplicación Rad:
37048 | Fecha: 06/12/2012 | Tema: LEY DE JUSTICIA Y PAZ - Prescripción:
inoperancia del término prescriptivo Rad: 46061 | Fecha: 04/05/2016 |
Tema: LEY DE JUSTICIA Y PAZ - Víctimas: representación / LEY DE
JUSTICIA Y PAZ - Víctimas: menor de edad, representación por quien ejerce
su cuidado Rad: 46672 | Fecha: 10/12/2015 | Tema: LEY DE JUSTICIA Y
PAZ - Reparación integral: incidente de reparación, trámite, reconocimiento de
víctimas, oportunidad Rad: 46084 | Fecha: 07/10/2015 | Tema: LEY DE
JUSTICIA Y PAZ - Reparación integral: incidente de reparación, trámite,
reconocimiento de víctimas, oportunidad Rad: 34547 | Fecha: 24/04/2011 |
Tema: LEY DE JUSTICIA Y PAZ - Reparación integral: incidente de reparación,
aspectos probatorios, juramento estimatorio Rad: 47616 | Fecha:
16/11/2016 | Tema: LEY DE JUSTICIA Y PAZ - Reparación integral:
incidente de reparación, aspectos probatorios, juramento estimatorio Rad:
51390 | Fecha: 23/05/2018 | Tema: LEY DE JUSTICIA Y PAZ - Reparación
integral: incidente de reparación, aspectos probatorios, juramento estimatorio
Rad: 38222 | Fecha: 14/09/2011 | Tema: INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS
- Daño a la salud: concepto / INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS - Daño a la
salud: evolución jurisprudencial / INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS - Daño
a la vida de relación: debe abordarse como daño a la salud / INDEMNIZACIÓN
DE PERJUICIOS - Daño a la salud: su demostración constituye una carga
atribuible a quien Rad: 19031 | Fecha: 14/09/2011 | Tema:
INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS - Daño a la salud: concepto /
INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS - Daño a la salud: evolución
jurisprudencial / INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS - Daño a la vida de
relación: debe abordarse como daño a la salud / INDEMNIZACIÓN DE
PERJUICIOS - Daño a la salud: su demostración constituye una carga
atribuible a quien Rad: 25000 | Fecha: 28/08/2014 | Tema:
INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS - Daño a la salud: concepto /
INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS - Daño a la salud: evolución

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jurisprudencial / INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS - Daño a la vida de
relación: debe abordarse como daño a la salu

Sala de Casación Penal


M. PONENTE : EYDER PATIÑO CABRERA
NÚMERO DE PROCESO : 53611
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP5260-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Popayán
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 05/12/2018
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Homicidio
ACTA n.º : 400
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 180, 181 y 184

TEMA: DEMANDA DE CASACIÓN - Principio de autonomía / DEMANDA DE


CASACIÓN - Principio de no contradicción / DICTAMEN PERICIAL -
Apreciación probatoria / FALSO JUICIO DE LEGALIDAD - Técnica en
casación / COAUTORÍA - Técnica en casación / COAUTORÍA - Diferencia
con el concierto para delinquir

Tesis: 

«[…] en afrenta contra el principio de autonomía que obliga a que las censuras
se postulen de manera separada, el libelista asegura además que se vulneró el
principio de contradicción “en el manejo y desarrollo de la prueba”, lo que
indicaría una irregularidad en el proceso de formación de las pruebas, que
debiera haber sido atacada por la senda del error de derecho por falso juicio
de legalidad. No obstante, al tiempo asegura que dicho postulado -de
contradicción se vulneró porque se incurrió en “error grave en la conjugación,
apreciación y determinación de la prueba que a la postre sirvió de base y
fundamento para condenar a nuestros defendidos”, lo que sugiere defectos a
la hora de sopesar los medios de convicción, y contraviene el principio lógico
de no contradicción.

De otro lado, de manera deficiente, el impugnante sostiene que no se


encuentran satisfechos los elementos que configuran la coautoría, en tanto
grado de participación, particularmente, el acuerdo común anterior y la
división de trabajo. 

Sin embargo, tal premisa deja al margen los razonamientos de los falladores, a
partir de los cuales aparece probado que, el convenio criminal fue
concomitante a los hechos y que cada uno de los miembros del grupo

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atacante cumplió un rol determinante y esencial en el cometido de arrebatarle
la vida al inculpado, el cual finalmente no se cumplió por la intervención de la
ciudadanía y la oportuna atención médica.

[…]

Del mismo modo, es patente la confusión dogmática del libelista pues en el


propósito de demostrar que la coautoría pregonada por la Fiscalía y admitida
por los falladores no se encuentra probada, acude a señalar que no se
acreditó que sus clientes incursionaran en un concierto para delinquir,
comportamiento éste que corresponde a una conducta punible autónoma y
completamente diversa de la coautoría propia o impropia, pasible de ser
ejecutada respecto de cualquier delito, en tanto se trata de un grado de
participación en la comisión de un injusto.

Así también, aunque el defensor pretende descalificar la consideración de la


judicatura en el sentido que fueron varias las patadas y pedradas recibidas
por el ofendido y para el efecto señala que el dictamen de Medicina Legal sólo
da cuenta de una sola pedrada y varias patadas, desatiende que dicha
conclusión judicial es producto de la valoración conjunta del acervo
probatorio, ejercicio deductivo en el que los juzgadores se valieron del
principio de libertad probatoria y examinaron las experticias médico legales
como los testimonios de quienes percibieron de manera directa los hechos,
encontrando que fueron múltiples y variados los impactos que recibió la
víctima -con puños, patadas, arma cortopunzante y pedradas-.

Ahora, si bien el jurista dice haberse apoyado en la lógica a efecto de


fundamentar el reproche, no lo hizo y más bien resulta palmaria la ausencia
absoluta de idoneidad de la censura, motivo suficiente para inadmitirla».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 24322 | Fecha: 12/12/2005 |


Tema: FALSO JUICIO DE IDENTIDAD - Por cercenamiento: técnica en
casación / NULIDAD - Técnica en casación

Sala de Casación Penal


M. PONENTE : EYDER PATIÑO CABRERA
NÚMERO DE PROCESO : 50819
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP5263-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Buga
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 05/12/2018
DECISIÓN : INADMITE

61
DELITOS : Trafico, fabricación, o porte de
estupefacientes
ACTA n.º : 400
FUENTE FORMAL : Ley 522 de 1999 art. 442 / Ley 599 de 2000
art. 29, 32 y 376 / Ley 906 de 2004 art. 7 y
184

TEMA: VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL - Parte de la


aceptación plena de los hechos / INTERPRETACIÓN ERRÓNEA - Técnica en
casación / COAUTORÍA - Elementos / PRINCIPIO DE LEGALIDAD - No se
vulnera / TRÁFICO, FABRICACIÓN O PORTE DE ESTUPEFACIENTES -
Elementos: verbos rectores, transportar / VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY
SUSTANCIAL - No se configura

Tesis: 

«En el segundo cargo, el defensor persiste en las mismas falencias, porque al


acusar la violación directa, por interpretación errónea del artículo 376 del
Código Penal, desatiende la carga de admitir la forma como fueron declarados
los hechos y valoradas las pruebas y se margina de la realidad procesal.

Es cierto que el concepto de interpretación errónea, supone que el juzgador


selecciona el precepto que efectivamente regula el caso, pero le otorga unos
alcances que no corresponden a su sentido jurídico. Sin embargo, la
demostración del dislate debe partir, no del contenido de los medios de
demostración, como erradamente lo entiende, sino de la verdad probatoria
declarada por el sentenciador, la que no puede ser fraccionada para soportar
el dislate pues, de ser así, la censura resulta inane.

Así ocurre en este caso, porque cuando el demandante aduce que el


comportamiento de su asistido, consistente en la revisión externa del equipaje
de mano que llevaba consigo el pasajero TM, no se subsume en la descripción
de la conducta, concretamente en la acción de transportar la sustancia
alucinógena, se margina de enfrentar todas la circunstancias que rodearon el
acontecimiento delictivo y que condujeron a atribuirle responsabilidad penal,
a título de coautor, porque, tal como lo expuso el Ad quem, su “intervención
fue permitir el paso del señor HTM, conociendo que su equipaje de mano
transportaba sustancia estupefaciente que sería llevada a Madrid España” 

Si la coautoría implica la realización del injusto por varias personas, con


división de tareas, previa celebración de un acuerdo común y lo que cada una
haga se le atribuye a las demás por virtud del principio de imputación
recíproca, resulta un desatino predicar que, en este caso, los sentenciadores
atentaron contra el principio de legalidad, al enrostrar al uniformado una
conducta que el legislador no ha concebido y que, de contera, la acción de
inspeccionar deviene atípica.

62
De manera que, si en la ejecución del injusto de tráfico de estupefacientes, en
la modalidad de transportar, cada sujeto hace su aporte, no es lógico exigir,
como lo hace el letrado, que “el agente a través de cualquier medio desplace o
lleve las sustancias alucinógenas de un lugar a otro”, porque, como de tiempo
atrás lo tiene dicho la Corte, para la atribución de responsabilidad, no resulta
indispensable que cada interviniente lleve a cabo o ejecute la totalidad del
supuesto fáctico contenido en el tipo.

[…]

El demandante también le atribuye al Ad quem el yerro de interpretación


errónea, porque no se puede entender que los sujetos “que intervienen en la
revisión del equipaje de forma casual y no perciban su contenido” ameritan
una sanción penal.

Tal reclamo, es el fruto de la interpretación descontextualizada de la sentencia


de segunda instancia, porque esa afirmación hace parte de la valoración
probatoria, […]

[…]

[…] no es posible interpretar, como lo hace el actor, que se debe sancionar


penalmente a quien revise un equipaje de forma casual y no perciba su
contenido, pues claramente está haciendo referencia a que, en este caso
concreto, el policial a cargo de la inspección del equipaje no detectó el
alucinógeno, pese a que era fácil percibir su contenido dadas las
características de la maleta.

De la estructura argumentativa de la sentencia de segunda instancia,


tampoco deriva que se está equiparando la modalidad de transportar, al hecho
de que el agente permita el paso, se trata nuevamente de una interpretación
acomodada del censor, quien se margina en todo momento de la realidad
procesal, en especial, de la ejecución mancomunada del ilícito y del aporte por
el cual se elevó en su contra reproche penal, para imponer su propia visión,
sin poner al descubierto la ocurrencia del yerro judicial, que apenas dejó
enunciado.

La propuesta del libelista, lejos está de estructurar un reparo casacional,


menos aún, por violación directa de la ley sustancial, pues ya se ha visto que
en todo momento cuestiona el análisis del componente demostrativo de
responsabilidad penal de su asistido».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 18103 | Fecha: 02/03/2005 |


Tema: FALSO JUICIO DE LEGALIDAD - Técnica en casación: principio de
trascendencia Rad: 31085 | Fecha: 08/07/2009 | Tema: FALSO JUICIO DE
LEGALIDAD - Técnica en casación: principio de trascendencia Rad: 31646 |

63
Fecha: 19/09/2014 | Tema: FALSO JUICIO DE LEGALIDAD - Técnica en
casación: principio de trascendencia

Sala de Casación Penal


M. PONENTE : EYDER PATIÑO CABRERA
NÚMERO DE PROCESO : 53476
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP4901-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Buga
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 14/11/2018
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Fabricación, tráfico, porte o tenencia de
armas de fuego, accesorios, partes o
municiones / Fabricación, tráfico y porte de
armas y municiones de uso restringido, de
uso privativo de las Fuerzas Armadas o
explosivos. / Lesiones personales
ACTA n.º : 382
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 180, 181, 184, 184
inc. 2 y 184 inc. 3

TEMA: VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL - Técnica en


casación / AUTORÍA MEDIATA - Modalidades / DEMANDA DE CASACIÓN -
Principio de no contradicción / COAUTORÍA IMPROPIA - Elementos

Tesis: 

«De otra parte, el censor juzga equivocado que el Tribunal abordara el tema de
la autoría mediata para visibilizar el error del a quo al condenar al acusado
por los homicidios agravados, por cuanto, afirma el libelista, el juez de
primera instancia solo habría apelado a la figura de la coautoría impropia.

No obstante, por un lado, la crítica enderezada a reprobar una “errónea


interpretación de la ley”, como consecuencia de “aplicar en este caso el aporte
del profesor CLAUS ROXIN, en torno al tema de la autoría mediata, cuando es
claro que el AQUO, fundament[ó] la responsabilidad penal del procesado en el
fenómeno jurídico de la coautoría impropia”, ha debido elevarse por la senda
de la causal primera.

Y por otro, la lectura del fallo del a quo permite advertir que ninguna razón le
asiste al recurrente, pues, en efecto, el juzgador unipersonal sí apeló a aquella
categoría -autoría mediata- al señalar que el concepto de coautoría se
extendía a los dirigentes del grupo delincuencial, considerando su orden

64
jerárquico o línea de mando, aunque no fueran ejecutores directos del
accionar criminal, luego, no devenía del todo exótico que el ad quem resaltara
la confusión dogmática de su inferior y que infiriera que no se acreditó que i)
el acusado hiciera parte de la referida línea de mando, ii) impartiera
instrucciones para la comisión de los homicidios y extorsiones o iii) tuviera la
capacidad de oponerse a las decisiones del cabecilla de la banda -alias “[…]”-.

Finalmente, resulta lesivo del principio de no contradicción que se afirme en el


libelo que el ad quem “desconoció o mal interpretó el alcance del artículo 29,
inciso segundo (2º) del Código Penal” acerca de la coautoría impropia, así
como la jurisprudencia de la Corte sobre el particular, toda vez que tal
postulación inadvierte que argüir la falta de aplicación de dicha norma
excluye la posibilidad de alguna hermenéutica equivocada y viceversa.

En todo caso, está bien resaltar que, el Tribunal sí examinó los presupuestos
que delimitan la coautoría impropia de cara al caso concreto, encontrando que
no se estaban satisfechos porque no se probó el acuerdo común, la división de
tareas y el aporte esencial que el procesado habría prestado en la comisión de
los homicidios.

Lo infundado de la demanda determina, por lo tanto, su inadmisión, en los


términos del canon 184, inciso segundo, de la Ley 906 de 2004».

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 49884
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP4904-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Medellín
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 14/11/2018
DECISIÓN : NO CASA
DELITOS : Homicidio en persona protegida
ACTA n.º : 382
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de 1991
art. 31 Y 116 / Ley 600 de 2000 art. 77-
1B / Ley 906 de 2004 / Ley 599 de 2000
art. 19, 29-2, 135 / Acto Legislativo 003 de
2002 art. 1

TEMA: COAUTORÍA IMPROPIA - Diferencia con la coautoría


propia / COAUTORÍA - Concepto / COAUTORÍA IMPROPIA - Principio de

65
imputación recíproca / COAUTORÍA - Acuerdo puede ser antecedente o
concomitante al comportamiento / COAUTORÍA - Acuerdo puede ser expreso
o tácito

Tesis: 

«[…] se procede a abordar la figura de la coautoría, respecto de la cual la


defensa ha sentado su inconformidad.

Acerca del concurso de personas en la comisión delictiva se ha precisado que


existen diferencias entre la coautoría material propia y la impropia. La
primera ocurre cuando varios sujetos, acordados de manera previa o
concomitante, realizan el verbo rector definido por el legislador, mientras que
la segunda, la impropia, llamada coautoría funcional, precisa también de
dicho acuerdo, pero hay división del trabajo, identidad en el delito que será
cometido y sujeción al plan establecido, modalidad prevista en el artículo 29-2
del Código Penal, al disponer que son coautores quienes, “mediando un
acuerdo común, actúan con división del trabajo criminal atendiendo la
importancia del aporte”; se puede deducir, ha dicho la Sala , de los hechos
demostrativos de la decisión conjunta de realizar el delito.

Ha indicado la Corte que la figura de la coautoría comporta el desarrollo de un


plan definido para la consecución de un fin propuesto, en el cual cada
persona involucrada desempeña una tarea específica, de modo que responden
como coautores por el designio común y los efectos colaterales que de él se
desprendan, así su conducta individual no resulte objetivamente subsumida
en el respectivo tipo penal, pues todos actúan con conocimiento y voluntad
para la producción de un resultado.

También se ha puntualizado que en dicha modalidad de intervención criminal


rige el principio de imputación recíproca, según el cual, cuando existe una
resolución común al hecho, lo que haga cada uno de los coautores se extiende
a todos los demás conforme al plan acordado, sin perjuicio de que las otras
contribuciones individualmente consideradas sean o no por sí solas
constitutivas de delito.

Si bien el acuerdo previo o concomitante que se precisa para configurar la


coautoría material impropia puede acontecer en el marco de una reunión, la
suscripción de un documento, una decantada preparación ponderada del
delito, también puede ocurrir de manera intempestiva, sin una formalidad
especial, pues basta por ejemplo, un gesto, un ademán, una mirada, un
asentimiento, en suma, la expresión clara en la coincidencia de voluntades
orientada a la realización de un mismo objetivo delictivo, lo cual debe ser
apreciado en cada caso concreto al constatar la forma en que se desarrollaron
los hechos en sus momentos antecedentes, concomitantes y posteriores.

No en vano el acuerdo puede ser expreso, como cuando cada uno de los
coautores hace explícita su voluntad, por antonomasia propia del pacto previo
y la preparación ponderada del atentado al bien jurídico, pero también puede

66
ser tácito, como ocurre en el caso de un grupo de asaltantes entre los cuales
algunos llevan armas letales cuyo porte es consentido por los otros, todos en
procura de sacar avante la lesión al patrimonio económico».

COAUTORÍA IMPROPIA - Se configura / CONOCIMIENTO PARA


CONDENAR - Requisitos: convencimiento más allá de toda duda / DERECHO
INTERNACIONAL HUMANITARIO - Principio de distinción / CONFLICTO
ARMADO - Responsabilidad de las partes en conflicto: adoptar las medidas
posibles para asegurar la protección de las civiles afectados / COAUTORÍA
IMPROPIA - Principio de imputación recíproca / COAUTORÍA - Acuerdo
puede ser antecedente o concomitante al comportamiento / CASO FALSO
POSITIVO - Tipificación: homicidio en persona protegida / HOMICIDIO EN
PERSONA PROTEGIDA - Se configura: evento en que se modificó la escena
para acreditar un falso combate

Tesis: 

«Una vez efectuadas las anteriores precisiones, advierte la Corte que el


Teniente CARR sí actuó en calidad de coautor material impropio del homicidio
del agricultor PFC, por las siguientes razones:

Se probó con suficiencia, más allá de toda duda, que la víctima no tenía en su
poder un fusil como para haber disparado contra la patrulla comandada por
el mencionado Teniente, proyectiles calibre 5.56 como los que fueron hallados
en un bolso que se dijo le pertenecía, similares a los utilizados por los
militares que le causaron la muerte.

Con la declaración de los campesinos agricultores WADLO, JA, NV, MR, EP


(compañera permanente), NC y JM, se acreditó que PF era un indígena Zenú,
oriundo de Córdoba, que había llegado a la región desde pequeño donde se
había dedicado a la agricultura, cultivaba aguacate, ñame, plátano y maíz,
trabajaba por jornal, era esposo y padre de 2 hijos, jugaba futbol y era
apreciado por la comunidad, sin que hubiese sido visto departiendo con
guerrilleros.

Se demostró que las manchas de sangre halladas en la silla artesanal adosada


al burro corresponden a PF (uniprocedencia de ADN), con lo cual se prueba
que iba montado sobre el semoviente cuando fue atacado.

Según el acta de levantamiento del cadáver, al momento de su muerte PF


vestía camisa azul, jean del mismo color y botas plásticas, que los procesados
describieron como ropa “vieja y “raída”, es decir, no portaba uniforme similar
o igual al camuflado de las fuerzas armadas, que conforme a las reglas de la
experiencia visten los guerrilleros y que en el Boletín diario de información
007 S2BACIM1-2007 se dijo tenían los “30 sujetos de la cuadrilla 35 de las
Farc” vistos el domingo 4 de febrero de 2007 en el Cerro Mancomojón del
Corregimiento de Tierra Grata.

67
Se demostró con el informe de laboratorio de balística forense que la víctima
recibió de frente los impactos de arma de fuego cuando iba sentado sobre el
jumento -que también murió como consecuencia del ataque—,
estableciéndose además que los disparos únicamente se produjeron en
dirección al occiso y que en sentido contrario, es decir, hacia el lugar en el
cual se encontraba la patrulla no se accionó arma alguna.

[…]

Está acreditado que el agricultor PF era una persona protegida por el DIH , en
cuanto no intervino en contienda armada alguna, en aplicación del principio
de distinción (norma imperativa de derecho internacional o ius cogens), que
esencialmente se orienta a “la protección de la población civil y de objetos
civiles, y establece la distinción entre combatientes y no combatientes; los
Estados nunca pueden hacer a los civiles objeto de ataques, y en
consecuencia nunca pueden utilizar armas que sean incapaces de diferenciar
entre objetivos civiles y militares” , en el entendido de que el propósito central
del DIH no es conceder o reconocer derechos a los contendientes en el
conflicto, sino proteger a la población civil que se encuentra en medio del
mismo.

De acuerdo con el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, “las partes


en los conflictos armados tienen la responsabilidad primordial de adoptar
todas las medidas posibles para asegurar la protección de los civiles
afectados” y se concreta en las siguientes reglas: (i) Prohibición de dirigir
ataques contra la población civil, (ii) Prohibición de desarrollar acciones
orientadas a aterrorizar a la población civil, (iii) Diferenciación entre bienes
civiles y objetivos militares, (iv) Prohibición de ataques sin distinción y de
armas con efectos indiscriminados, (v) Prohibición de atacar condiciones
básicas de supervivencia de la población civil, y (vi) Prohibición de atacar
personas puestas fuera de combate.

En todo caso, debe señalarse que en virtud del principio de imputación


recíproca, como ya se precisó, todos los coautores responden en virtud del
acuerdo común y los efectos derivados de él, así su conducta individual no
sea recogida objetivamente como delictiva, en cuanto proceden con
conocimiento y voluntad para la producción del resultado.

[…]

Si de las pruebas recaudadas se demuestra que los miembros de la patrulla,


así como el Teniente CAR, no pudieron incurrir en forma sincrónica en el
error de creer que eran objeto de un ataque armado por parte de guerrilleros,
se impone concluir que medió entre ellos un acuerdo concomitante con la
acción de disparar contra el inerme agricultor PMF montado en un burro,
pues huelga señalar que acreditados los hechos, no se advierte un proceder
individual de cada uno que finalmente se conjugó en el homicidio investigado.

68
En efecto, si como lo relató el Teniente R, disparó hacia el aire, pero arrojó
tres granadas, en tanto los otros accionaron sus fusiles contra el objetivo, se
reitera, un humilde campesino desarmado y montado sobre un burro, que en
un camino real -no una zona selvática o boscosa— era imposible confundirlo
con una célula guerrillera que les disparaba, necesariamente debió mediar un
acuerdo en proceder de tal manera, lo cual viene a ser confirmado con la
conducta ulterior de modificar la escena de los hechos, colocar al occiso un
bolso con proyectiles 5.56 similares a los utilizados en el ataque del que fue
víctima, además de reportarlo como subversivo dado de baja en combate.

La modificación de la escena en procura de acreditar un supuesto combate en


el cual resultó muerto PF, viene a confirmar la coautoría del Teniente R en el
homicidio, pues no se aviene con alguna regla de la experiencia que un
superior de manera tan decidida y sin más interés que el de proteger a sus
subordinados de las consecuencias de un error, consienta la modificación del
sitio de los hechos, reporte radialmente un hecho no ocurrido y más aún, con
posterioridad, dentro de la investigación, contra toda evidencia, sostenga
tozudamente que el occiso agricultor era un miliciano, fallecido en el fragor de
un combate protagonizado por 3 o 4 guerrilleros que les dispararon y
motivaron la reacción de él y su patrulla.

[…]

En efecto, es claro que todo el montaje de la escena, el reporte por radio, las
intervenciones de CAR dentro del proceso, permite advertir que estaba
fabricando su propia exculpación y con ello, la de sus subordinados
involucrados, todo lo cual denota que si se presentó ese acuerdo coetáneo con
la acción de disparar contra el inerme campesino.

Además, se tiene que muy conveniente resultaba que el Teniente R disparara


hacia el aire en el momento en que los miembros de la patrulla a su cargo
accionaban fusiles Galil y ametralladora M-60 contra PF, pues el ruido
derivado de las percusiones creaba el desconcierto necesario para hacer creer
a los moradores de la zona que se había producido un combate -en tal
sentido, NRM declaró que se produjo una “balacera” y JR, uno de los
procesados, señaló que la confrontación duró de 10 a 15 minutos— y no,
como en efecto ocurrió, el homicidio de quien luego fue reportado falsamente
como guerrillero o miliciano dado de baja al atacar con arma de fuego a la
patrulla.

Demostrada la coautoría del Teniente CAR, el cargo no está llamado a


prosperar». 

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 38685 | Fecha: 19/08/2015 |


Tema: JUEZ PENAL DEL CIRCUITO - No existe diferencia sustancial con el
Juez Especializado / DEBIDO PROCESO - Juez natural Rad: 23871 | Fecha:
10/08/2005 | Tema: JUEZ PENAL DEL CIRCUITO - No existe diferencia

69
sustancial con el Juez Especializado Rad: 44414 | Fecha: 24/09/2014 |
Tema: JUEZ PENAL DEL CIRCUITO - No existe diferencia sustancial con el
Juez Especializado Rad: 38725 | Fecha: 22/01/2014 | Tema: COAUTORÍA -
Concepto Rad: 19697 | Fecha: 27/05/2004 | Tema: COAUTORÍA - Concepto
Rad: 12384 | Fecha: 30/05/2002 | Tema: COAUTORÍA - Concepto Rad:
50394 | Fecha: 25/07/2018 | Tema: CAUTORÍA IMPROPIA - Diferencia con
la coautoría propia / COAUTORÍA - Concepto Rad: 19697 | Fecha:
27/05/2004 | Tema: CAUTORÍA IMPROPIA - Diferencia con la coautoría
propia / COAUTORÍA - Concepto Rad: 12384 | Fecha: 30/05/2002 | Tema:
CAUTORÍA IMPROPIA - Diferencia con la coautoría propia / COAUTORÍA -
Concepto Rad: 23438 | Fecha: 02/07/2008 | Tema: COAUTORÍA IMPROPIA -
Principio de imputación recíproca Rad: 48431 | Fecha: 09/08/2017 | Tema:
DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO - Principio de distinción Rad:
46263 | Fecha: 09/05/2018 | Tema: DOLO EVENTUAL - No se configura /
DOLO DIRECTO - Se configura / DOLO EVENTUAL - Frente a la culpa con
representación / PRINCIPIO DE CONGRUENCIA - No se vulnera: cuando no
se varia el núcleo factico de la imputación / PRINCIPIO DE NON
REFORMATIO IN PEJUS - No se vulnera Rad: 51038 | Fecha: 28/02/2018 |
Tema: DOLO EVENTUAL - No se configura / DOLO DIRECTO - Se configura /
DOLO EVENTUAL - Frente a la culpa con representación / PRINCIPIO DE
CONGRUENCIA - No se vulnera: cuando no se varia el núcleo factico de la
imputación / PRINCIPIO DE NON REFORMATIO IN PEJUS - No se vulnera

Sala de Casación Penal


M. PONENTE : EYDER PATIÑO CABRERA
NÚMERO DE PROCESO : 48855
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP3745-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Valledupar
CLASE DE ACTUACIÓN : SEGUNDA INSTANCIA
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 05/09/2018
DECISIÓN : CONFIRMA SENTENCIA CONDENATORIA
DELITOS : Concusión
ACTA n.º : 304
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 32 núm. 3

TEMA: INDICIO - Apreciación probatoria / COAUTORÍA - División del trabajo


/ COAUTORÍA - Demostración / CONOCIMIENTO PARA CONDENAR -
Requisitos: convencimiento más allá de toda duda / PRUEBA - Apreciación
probatoria

Tesis:

70
«Resaltó el recurrente que la primera instancia no demostró que lo expresado
por el procesado en su interrogatorio fuera falso, incoherente y contradictorio.

Sobre este punto, advierte la Corte que las aseveraciones de EGa fueron
infirmadas por la prueba de cargo. El acusado en el juicio sostuvo que no
escuchó, ni tuvo conocimiento de la conversación entre AFBG y el abogado
RFPC, en la cual el primero le demandó al segundo “cuatro paquetes”, para
“ayudarle” con la revocatoria de la medida de aseguramiento.

[…]

Esta declaración contradice abiertamente la del implicado con la que pretende


mostrarse completamente ajeno a la petición efectuada por el Secretario del
Centro de Servicios, pero, lo cierto es que ese hecho tuvo lugar en la oficina
del juez, estando solo tres personas, puesto que AFBG condujo al abogado PC
al Despacho de EG y, a puerta cerrada, le preguntó cuánto había “para la
vuelta” y el dialogo surtido entre apoderado y empleado judicial fue
presenciado en forma silenciosa por el Juez, situación que jamás pudiera
haberse dado, de no ser porque los dos servidores públicos se habían puesto
previamente de acuerdo para realizar esta acción delictiva. El suceso, tal como
fue relatado por el letrado, no solo desvirtúa la postura defensiva del acusado,
sino que, además, demuestra la coautoría en la realización de la conducta
punible, pues mientras el Secretario ofreció la ayuda que cuantificó en “cuatro
paquetes”, el Juez se interesó por revisar los elementos de prueba con que
contaba el abogado a fin de preparar la decisión. Ello permite colegir la
división de trabajo y el aseguramiento del resultado prometido, con lo cual se
intentó persuadir a la víctima. 

La declaración rendida por el abogado RFPC es, sin duda alguna, la prueba
que compromete seriamente la responsabilidad del implicado, puesto que es
detallado, circunstanciado, imparcial, desinteresado y a pesar del tiempo
transcurrido desde el suceso hasta el juicio oral, dio cuenta de la forma en
que se desarrolló la reunión, cómo se le ofreció ayuda y, además, describió
con precisión la participación del Juez EG, tal como se plasmó en la
transcripción traída a esta sentencia. 

Pero, ese testimonio no está solitario, además se cuenta con la declaración de


DEMH, quien informó que sí hubo una reunión en la oficina del Juez EG en la
que estuvieron presentes, además de ese funcionario, el Secretario y el
apoderado solicitante de la revocatoria de la medida de aseguramiento. Y, si
bien es cierto, no fue testigo presencial de la petición efectuada por AFBG ni
de lo expresado por el Juez frente a los elementos de prueba, su exposición
contribuye a hacer más creíble la de RFPC.

En consecuencia, no le asiste razón al defensor cuando cuestionó la


estructuración del indicio analizado, puesto que, sin dubitación alguna, las
manifestaciones del implicado fueron desvirtuadas, no sólo con el testimonio
analizado en precedencia, sino que otros medios de prueba que contribuyen a
configurar el conocimiento más allá de toda duda, necesario para condenar. 

71
[…]

El defensor alegó que la primera instancia fundó ese indicio a partir de la


reunión ocurrida en el despacho del Juez EG con el Secretario ABG y el
abogado PC, el día en que ocurrieron los hechos y, de la facultad que tenía
como Coordinador del Centro de Servicios del Sistema Acusatorio para asumir
el conocimiento de solicitudes de usuarios, lo que se demostró a través del
testimonio del investigador JCU.

Reclamó el apelante que el fallador, a través de este indicio, consideró


demostrada la existencia de un acuerdo previo, con división de trabajo, el cual
no se encuentra justificado, pues la reunión fue provocada exclusivamente
por el Secretario BG, quien condujo al abogado a la oficina del Juez. 

En relación con este particular, al analizar el material probatorio practicado


en el juicio oral se encuentra que ambos aspectos fueron debidamente
acreditados y que la afirmación del recurrente no encuentra respaldo en las
pruebas legal y oportunamente aducidas a la actuación, no pasando de ser
más que una subjetiva interpretación de lo ocurrido el día de los hechos. 

La reunión en la que participaron el acusado, el Secretario del Centro de


Servicios y PC, quedó demostrada como se apreció en precedencia, pues de su
existencia dio cuenta, incluso, el propio acusado en su declaración en la
audiencia. 

[…]

[…] la Corte encuentra que no le asiste razón al recurrente cuando plantea


que no existió acuerdo previo entre el Secretario y el Juez EG ya que se probó
que BG condujo al abogado al despacho del Juez EG, quien tenía la facultad
como Coordinador del Centro de Servicios del Sistema Acusatorio para asumir
el conocimiento de solicitudes de usuarios, prerrogativa que no ostentaba
ningún otro funcionario de esa dependencia judicial. 

Así las cosas, se impone confirmar el fallo objeto de impugnación, pues


encuentra la Sala que la apreciación probatoria realizada por el a quo
corresponde a la valoración, que, con sana crítica, ameritan las pruebas de
cargo aportadas, mismas que no fueron desvirtuadas por las practicadas en
virtud de la solicitud defensiva».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 19149 | Fecha: 03/12/2003 |


Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Versiones rendidas antes del juicio:
como prueba de referencia, requisitos / SISTEMA PENAL ACUSATORIO -
Versiones rendidas antes del juicio: como prueba de referencia, derecho de
confrontación / DERECHO A LA NO AUTOINCRIMINACIÓN - Alcance /
SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Pruebas: admisibilidad Rad: 31338 | Fecha:
22/07/2009 | Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Versiones rendidas

72
antes del juicio: como prueba de referencia, requisitos / SISTEMA PENAL
ACUSATORIO - Versiones rendidas antes del juicio: como prueba de
referencia, derecho de confrontación / DERECHO A LA NO
AUTOINCRIMINACIÓN - Alcance / SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Pruebas:
admisibilidad Rad: 33837 | Fecha: 18/03/2015 | Tema: SISTEMA PENAL
ACUSATORIO - Versiones rendidas antes del juicio: como prueba de
referencia, requisitos / SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Versiones rendidas
antes del juicio: como prueba de referencia, derecho de confrontación /
DERECHO A LA NO AUTOINCRIMINACIÓN - Alcance / SISTEMA PENAL
ACUSATORIO - Pruebas: admisibilidad Rad: 48131 | Fecha: 25/01/2017 |
Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Versiones rendidas antes del juicio:
como prueba de referencia, requisitos / SISTEMA PENAL ACUSATORIO -
Versiones rendidas antes del juicio: como prueba de referencia, derecho de
confrontación / DERECHO A LA NO AUTOINCRIMINACIÓN - Alcance /
SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Pruebas: admisibilidad Rad: 46814 | Fecha:
27/06/2018 | Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Versiones rendidas
antes del juicio: como prueba de referencia, requisitos / SISTEMA PENAL
ACUSATORIO - Versiones rendidas antes del juicio: como prueba de
referencia, derecho de confrontación / DERECHO A LA NO
AUTOINCRIMINACIÓN - Alcance / SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Pruebas:
admisibilidad

RELEVANTE

Sala de Casación Penal


M. PONENTE : FERNANDO ALBERTO CASTRO
CABALLERO
NÚMERO DE PROCESO : 52073
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP3637-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Cartagena
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 29/08/2018
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Alteración de resultados electorales
ACTA n.º : 288
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de 1991
art. 29 / Acto Legislativo 01 de 2018 / Ley
906 de 2004 art. 7, 180, 181, 184, 381 y
402

TEMA: DEMANDA DE CASACIÓN - Principio de corrección material:


obligación de que corresponda a la realidad procesal / ALTERACIÓN DE
RESULTADOS ELECTORALES - Configuración / ALTERACIÓN DE

73
RESULTADOS ELECTORALES - Modus operandi / COAUTORÍA -
Demostración

Tesis:

«[…] el libelista asevera que el ad-quem analizó la responsabilidad de todos los


procesados de manera colectiva y no individual, por lo que se desconoce el
grado de participación y la responsabilidad de cada uno de los encartados en
el delito por el que fueron condenados. 

Tal afirmación resulta contraria al principio de corrección material, en virtud


del cual las razones, los fundamentos y el contenido del ataque deben
corresponder en un todo con la verdad procesal. El Tribunal individualizó la
responsabilidad de los procesados atendiendo el rol, por demás común, que
cada uno de ellos desempeñaba, esto es, como miembros de las comisiones
escrutadoras de los municipios de […], […] y […]; dado que, en tal condición,
alteraron los resultados de las votaciones y luego los consignaron en los
formularios E-24, los cuales fueron por todos ellos suscritos, con el único de
fin de favorecer a un candidato en particular.

Finalmente, el recurrente sostiene que el juez colegiado, de manera


equivocada, pretende “demostrar la coautoría bajo una supuesta división de
trabajo entre quienes amañan a mano los formularios y quienes digitan la
información electoral en digital…”, pese a que los digitadores no fueron
vinculados al proceso penal.

Lo anterior no resulta conforme con la realidad procesal, pues, no es cierto


que el Tribunal haya predicado la existencia de la coautoría entre los aquí
procesados y los digitadores, sencillamente, porque estos últimos no estaban
en posibilidad de modificar los formularios E-14.

Lo que encontró el Ad-quem es que los implicados, esto es, TEOQ, DLM,
LCGG, GPV, XGG, PVGO, RJCS y EGGR, en su condición de miembros de las
diferentes comisiones escrutadoras, actuaron de manera mancomunada para
favorecer a una candidatura en particular. Para ello, alteraron los resultados
electorales de la contienda llevada a cabo el 14 de marzo del 2010, y luego los
consignaron en los formularios E-24, logrando su propósito criminal conjunto,
consistente en favorecer a los candidatos HP y JPM, para que salieran elegidos
como congresistas de la república.

[…]

No puede explicarse sino a través del fenómeno de la coautoría, que confluyan


respecto de los comicios llevados a cabo el 14 de marzo de 2010, el mismo
interés evidente e inocultable por favorecer a dos candidatos en particular,
sumado a la similar calidad de los acusados, quienes en la misma fecha, y en
su condición de miembros de las comisiones escrutadoras de los municipios
de […], […] y […], a través de un modus operandi sofisticado y común a todos,
ejecutaran el ilícito. 

74
En efecto, el modus operandi empleado da cuenta de la necesidad de
adelantar una preparación anterior, que vinculase a los co procesados con
una actuación concreta de modificar los formularios E-14 y E-24, implicando
ello no solo el actuar material conjunto, sino la voluntad conciente dirigida
por quien o quienes gobernaron el acto criminal.

Por todo lo expuesto, las falencias en las que incurrió el recurrente conducen
a inadmitir el libelo, como previamente se anunció».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 21321 | Fecha: 30/06/2006 |


Tema: REGLAS DE LA EXPERIENCIA - Técnica en casación Rad: 37667 |
Fecha: 07/09/2011 | Tema: REGLAS DE LA EXPERIENCIA - Técnica en
casación Rad: 32488 | Fecha: 15/09/2010 | Tema: FALSO RACIOCINIO -
Leyes de la ciencia Rad: 46901 | Fecha: 26/04/2017 | Tema: FALSO
RACIOCINIO - Leyes de la ciencia

Sala de Casación Penal


M. PONENTE : FERNANDO ALBERTO CASTRO
CABALLERO
NÚMERO DE PROCESO : 50711
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP3645-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Cundinamarca
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 29/08/2018
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Homicidio
ACTA n.º : 288
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 180

TEMA: NON BIS IN IDEM - Alcance y significado / NON BIS IN IDEM -


Circunstancias de agravación y formas de participación / CIRCUNSTANCIAS
DE MAYOR PUNIBILIDAD - Obrar en coparticipación criminal: no viola el
principio de doble incriminación / TENTATIVA - Concepto / COAUTORÍA -
Elemento amplificador del tipo / PARTÍCIPES - Elemento amplificador del
tipo

Tesis: 

«[…] la precaria fundamentación de la demanda bastaría para su inadmisión,


sin que, además, se encuentre motivo que amerite superar sus defectos para

75
asegurar el cumplimiento de las garantías fundamentales del procesado, en
concreto, sobre la prohibición de doble incriminación, respecto de lo cual la
Sala ha señalado, entre las hipótesis de aplicación, que «de una misma
circunstancia no se pueden extractar dos o más consecuencias en contra del
procesado o condenado. Se le conoce como prohibición de la doble o múltiple
valoración», cuyo fundamento es la necesidad de la seguridad jurídica y la
efectividad del derecho material, en forma que, encontrándose legitimado el
Estado para sancionar los delitos o las faltas disciplinarias, dictada «una
decisión definitiva sobre el hecho constitutivo del delito o de la falta y sobre la
responsabilidad o inocencia del implicado, no puede retomar nuevamente ese
hecho para someterlo a una nueva valoración y decisión» (Corte
Constitucional T-537 de 2002).

[…]

En el asunto que se estudia, ese triple componente no se presenta, pues no se


trata de una misma situación concurrente que da lugar a doble incriminación
o doble valoración sobre una misma causa en detrimento del acusado. La
autoría y la participación —en sus diversas modalidades— como componente
del tipo, o por el dispositivo amplificador del mismo, determinan el vínculo
entre la acción delictiva y el sujeto que la realiza o que contribuye en su
ejecución; en consecuencia, delimita la condición en la que el procesado habrá
de responder penalmente. En ese aspecto, cada tipo penal establece los
límites mínimo y máximo de punibilidad referente, en principio, al autor,
generándose una variación que depende del grado de contribución o de
intervención en el delito, más no por la cantidad de personas que integran el
sujeto activo de la conducta, de acuerdo con lo previsto en el artículo 30 del
Código Penal, tema sobre el cual se volverá más adelante. 

En correspondencia con lo dicho, la Corte recuerda que en relación con las


causales de mayor punibilidad el criterio imperante señala que deben estar
determinadas jurídicamente en la acusación para que puedan deducirse en la
sentencia. Por ello, en concreto, para diferenciar la calidad en la que se
atribuye la conducta al sujeto de la agravante genérica del artículo 58,
numeral 10, del Código Penal, esta Sala ha indicado, que la expresión de
participación plural de personas en la conducta, sin imputación específica de
la causal indicada, no es suficiente para que pueda modificarse el cuarto de
movilidad, toda vez que:

“(…) con acusar a una persona de haber realizado la conducta punible a título
de, por ejemplo, coautor, cómplice, autor mediato o determinador, no es
posible asegurar que se está atribuyendo para efectos de la punibilidad
circunstancia de agravación alguna…, sino tan solo se está sustentando
jurídicamente una forma de participación que sirve como base para argüir
que, en atención del respeto al derecho penal de acto o principio del hecho, el
implicado debe responder por el injusto, a pesar de que sólo lo perpetró de
manera parcial, o determinó a otro a hacerlo, o no fue su ejecutor material, o
se valió de otro individuo como instrumento (o como parte de una cadena de

76
mando), o su aporte no fue esencial para la consumación del delito, o no
reunía las calidades especiales requeridas para el sujeto activo, etcétera.

En otras palabras, dado que equívoco significa “[q]ue puede entenderse o


interpretarse en varios sentidos, o dar ocasión a juicios diversos”, cualquier
valoración de unos hechos en la providencia acusatoria, de la que se
desprenda que en la realización del injusto participaron varios sujetos activos,
de ninguna manera constituye desde el punto de vista jurídico una
imputación atinente a la circunstancia prevista en el numeral 10 del artículo
58 de la ley 599, anterior numeral 7 del artículo 66 del anterior Código Penal,
pues ésta bien puede ser vista como un señalamiento a título de coautor,
autor mediato, cómplice o determinador, según sea el caso, sin que
necesariamente implique la atribución de una circunstancia merecedora de
un mayor reproche punitivo. (CSJ SP, 20 feb. 2008, rad. 21731). (Negrillas
fuera de texto).”

De manera que, como se anunció, ni de la descripción de la conducta delictiva


en cada tipo penal, ni por virtud de los dispositivos amplificadores
relacionados con formas de participación en el hecho, la norma establece un
criterio modificador de la punibilidad por la pluralidad de sujetos activos, que
haga inconciliable la imputación de “coparticipación criminal” como motivo de
mayor punibilidad a los coautores o copartícipes, pues la situación resulta
completamente ajena a la prohibición de doble incriminación. 

En refuerzo de lo anterior, se debe indicar que los dispositivos amplificadores


del tipo tienen por fin colmar las carencias en la definición del delito,
resultantes, no de una confusa o incompleta descripción, sino de las variables
que pueden darse al enfrentar el juicio de tipicidad del hecho en concreto
sobre la ejecución de la conducta o respecto del sujeto que la ejecuta —
generalmente expresado con el singular “el que”, “el servidor público que”—en
orden a evitar una innecesaria exhaustividad en la definición de todas las
hipótesis realizables en cada tipo delictivo de la parte especial del Código
Penal, e impedir la impunidad de acciones que estando dirigidas a la
producción del resultado prohibido y atentando efectivamente contra el bien
jurídico protegido, no se perfeccionan o no se ajustan estrictamente a todas
las elementos caracterizados por la norma.

Para ello, en la parte general del código se prevé, de una lado, la figura de la
tentativa (artículo 27), aplicable cuando se da inicio a “la ejecución de una
conducta punible mediante actos idóneos e inequívocamente dirigidos a su
consumación, y esta no se produjere por circunstancias ajenas” a la voluntad
del sujeto activo; en tanto que el concurso de personas (artículo 28), se prevé
para los delitos en los que, siendo monosubjetivos y/o de sujeto activo
calificado, concurre en su realización un número plural de personas como
partícipes (determinador, cómplice e interviniente - artículo 30).

Así entonces, la pena para quien realiza el delito como autor —singular o
plural—, se encuentra determinada en el tipo penal de la parte especial. En la
parte general, a fin de dar el tratamiento correspondiente a esas situaciones

77
que no están contenidas en la descripción de los elementos de cada delito,
tratándose de los partícipes, establece que el determinador incurre en la pena
prevista para la infracción; al cómplice se le disminuye de una sexta parte a la
mitad; y al interviniente se le rebaja en una cuarta parte.

En conclusión, es claro que la ley no fija una sanción penal más grave a la
prevista en el tipo básico o en los calificados o agravados cuando se da la
condición plural de autores o partícipes; luego la imputación de la conducta
delictiva en cualquiera de esas modalidades de participación (coautores,
determinadores, cómplices, intervinientes), bien puede confluir con la
circunstancia de mayor punibilidad del artículo 58 de Estatuto Punitivo, por
haber obrado en “coparticipación criminal”, sin incurrir en la prohibición de
doble incriminación, que aplica para todos los delitos o todos los partícipes,
además porque la “coparticipación criminal” tampoco se encuentra prevista
como causal de agravación en el delito de homicidio.

En suma, la Sala reitera que además de no encontrar que la demanda se


baste a sí misma para demostrar una vulneración trascendental del debido
proceso por un vicio de garantía, tampoco se precisa la necesidad de resolver
de fondo para cumplir alguno de los fines del extraordinario recurso, por lo
que se inadmitirá la demanda».

Sala de Casación Penal


M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 49811
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP3649-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Buga
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 22/08/2018
DECISIÓN : NO CASA / CASA PARCIALMENTE
DELITOS : Trafico, fabricación, o porte de
estupefacientes
ACTA n.º : 274
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 29 Y 51 / Ley 906 de
2004 art. 381, 402, 403 Y 404

TEMA: FALSO RACIOCINIO - Diferente al falso juicio de


identidad / CONOCIMIENTO PARA CONDENAR - Requisitos: convencimiento
más allá de toda duda / IN DUBIO PRO REO - Cuando no se logra la certeza
racional / COAUTORÍA - Concepto: elementos, configuración / COAUTORÍA -
Demostración / FALSO JUICIO DE IDENTIDAD - Por tergiversación: no se
configura / TESTIMONIO - Apreciación probatoria / FALSO RACIOCINIO -

78
No se configura / TESTIMONIO - Apreciación probatoria: el juez puede
acogerlo parcialmente

Tesis: 

«En atención a que los cargos propuestos por la Fiscalía se orientan a la


misma finalidad, esto es, a revocar la absolución de los hermanos J y JAR
dispuesta por el Tribunal para, en su lugar, confirmar la condena dictada en
el fallo de primera instancia, procede la Sala a analizarlos conjuntamente.

[…]

Los cargos planteados, se recuerda, los hizo consistir la recurrente en que el


Tribunal valoró erradamente el testimonio de JEAC. Primero porque aplicó
una regla de la experiencia que no ostenta los requisitos para ser tenida como
tal y con apoyo en ella desestimó la afirmación del testigo según la cual
observó cuando YSAR ultimó a JM Yepes. Segundo porque tergiversó esa
declaración al colegir que cuando JAR se abalanzó sobre el «Nene», lo hizo
para impedir que se consumara el crimen, cuando sólo pretendía que no se
cometiera al interior de su vivienda.

Aunque los reparos se identifican con el falso raciocinio y no con el falso juicio
de identidad denunciado, la Sala resolverá el problema jurídico propuesto por
cuanto la demanda fue declarada ajustada a derecho desde el punto de vista
formal.

De acuerdo al artículo 29 del Código Penal, «son coautores los que, mediando
un acuerdo común, actúan con división del trabajo criminal atendiendo la
importancia del aporte».

Como el artículo 381 de la Ley 906 de 2004 exige para condenar que el juez, a
partir de las pruebas debatidas en el juicio, adquiera conocimiento más allá
de toda duda sobre el delito y la responsabilidad del acusado, cuando se
impute la coautoría de un hecho punible, los citados elementos deben estar
acreditados probatoriamente. De no ser así, prevalece el principio de in dubio
pro reo y, consecuentemente, procede la absolución de los procesados. 

El fallador, por ende, debe constatar tanto el asentimiento expreso o tácito de


los sujetos conforme al plan común como su decidida participación en la
ejecución del delito, a partir de las pruebas practicadas en el juicio. 

En este evento, como estableció el Tribunal, no se demostró más allá de toda


duda que los hermanos AR hubiesen acordado con JJC, alias «N» y JMGS el
homicidio de JM y de JEAC, pues la forma como se desenvolvieron los
acontecimientos no devela la existencia de un pacto para atentar contra la
vida de los citados ciudadanos. Indica, por el contario, que la agresión se
produjo como consecuencia del altercado suscitado entre alias «Nene» y JM
por la pretensión de éste de vender marihuana en la zona dominada por
aquél.

79
Es así que antes del altercado los hermanos AR compartieron con JM y JEA el
consumo de estupefacientes y luego se dirigieron a la casa de habitación de J
a esperar la llegada de alias «N», jefe del tráfico en la zona de Coronado, para
hablar sobre la participación de Mosquera en el negocio de venta de
marihuana, lo cual denota una relación de camaradería, impropia de quienes
planean un crimen como el investigado.

[…]

Aún más, AC declaró que no vio a los hermanos AR portando armas de fuego
y que las únicas personas que las llevaban eran alias «N», JMG y la víctima
JM. Y aunque es cierto que el occiso recibió 16 impactos, a partir de esa
información no se puede colegir, como hace el Ministerio Público, que fueron
percutidos por J y J.

Con mayor razón cuando las armas no fueron recuperadas, no se elaboró


estudio balístico ni se determinó si los disparos adicionales se hicieron por la
recarga de los artefactos de alias «N» y de JMS, hecho que es posible
atendiendo el lapso transcurrido entre la agresión inicial y la realizada cuando
el cuerpo estaba en el antejardín, o si se usaron otras armas o la que portaba
la propia víctima, dado que en la inspección técnica al cadáver no fue hallada
y el testigo declaró que la llevaba en el bolsillo del pantalón.

Y si bien JEA sostuvo que en su huida pudo observar cuando sacaron de la


casa el cuerpo de JM y cuando J le disparó, su versión en este aspecto se
torna inverosímil porque las condiciones de visibilidad no le permitían percibir
lo sucedido, pues en el contrainterrogatorio reconoció que la zona a la que
huyó «estaba muy oscura» ya que el altercado se suscitó después de las seis
de la tarde.

[…]

El Tribunal no tergiversó, por ende, el testimonio de JEAC al concluir que la


única intervención en los hechos de JAR fue abalanzarse contra el «N» para
evitar que disparara contra JM, pues no es cierto como aduce la recurrente,
que el testigo dijera que lo hizo para evitar que el delito no se cometiera al
interior de la casa sino afuera. En ninguna parte del audio se advierte esa
afirmación.

Sin otro elemento de juicio que ampliara la información sobre el


comportamiento desplegado por JAR en el crimen, el Tribunal sólo halló
dudas sobre su participación, pues «sin una prueba diferente al testimonio de
JEA es imposible para la Sala, determinar quién de los tres sujetos que se
quedaron con J (J, J o Nene) fue quien lo ultimó en la calle, cuando en
principio pudiera pensarse que terminara con dicha acción el jefe del
microtráfico, alias […], quien se vio amenazado por el reclamo del occiso y
porque además el mismo testigo presencial, nunca les vio armas a J ni a J

80
mientras esperaron a N y a JM. Si éste último salió en su persecución, la
primera inferencia es que quien los remató fue N».

La absolución en segunda instancia, se recuerda, se produjo porque el


fallador colegiado no obtuvo conocimiento más allá de toda duda sobre la
responsabilidad de los hermanos AR, conclusión razonable si en cuenta se
tiene que el único testigo de la participación de los implicados en los hechos
presenta una versión que contradice las reglas de la experiencia. 

[…] 

Para la Corte, entonces, la apreciación de la declaración de JEAC efectuada


por el Tribunal no infringió los principios contenidos en los artículos 402, 403
y 404 del Código de Procedimiento Penal, relativos al conocimiento personal
del testigo, la impugnación de credibilidad y la apreciación del testimonio.
Tampoco omitió la sana crítica ni aplicó una regla de la experiencia
inexistente, como adujo la demandante.

Por el contrario, revisó con detenimiento cada uno de los hechos referidos por
el declarante y los contrastó con las circunstancias que expuso, con lo cual
satisfizo la obligación de tener en cuenta «lo relativo a la naturaleza del objeto
percibido, el estado de sanidad del sentido o sentidos por los cuales se tuvo la
percepción, las circunstancias de lugar, tiempo y modo en que se percibió, los
procesos de rememoración, el comportamiento del testigo durante el
interrogatorio y el contrainterrogatorio, la forma de sus respuestas y su
personalidad», como lo exige el citado artículo 404.

A diferencia de la primera instancia que sin ningún reparo acogió las


afirmaciones del testigo, el Tribunal realizó una valoración crítica a partir de
la cual otorgó crédito a los hechos que el declarante estaba en condiciones de
percibir y desestimó los que consideró inverosímiles. 

Con ese proceder el Tribunal cumplió con la obligación de aplicar las reglas de
apreciación probatoria contenidas en las normas de procedimiento penal
nacional, pues «no es posible desatender que cuando del análisis de lo
expuesto por los testigos se trata, el juez está en libertad de determinar las
materias que resultan inverosímiles, separándolas de aquellos elementos que
sí deben ser aceptados. Para ello se procede analizando en su particularidad
la narración de cada testigo confrontándola con la universalidad del cúmulo
probatorio, y por medio de los ejercicios de credibilidad se establece lo que se
aproxima a la verdad y lo que trata de desvirtuarla o generar confusión sobre
lo ocurrido y que es objeto de reconstrucción en el proceso penal» (CSJ AP
2/5/11, rad. 34976)». 

NOTA DE RELATORÍA: Se aclara que la fecha correcta de la presente


providencia es 15 de agosto y el número de acta corresponde al 268

81
JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 34976 | Fecha: 02/05/2011 |
Tema: TESTIGO - Apreciación probatoria Rad: 36544 | Fecha: 02/11/2011 |
Tema: REGLAS DE LA EXPERIENCIA - Concepto / REGLAS DE LA
EXPERIENCIA - Configuración

Sala de Casación Penal


M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 50394
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP2981-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 25/07/2018
DECISIÓN : NO CASA
DELITOS : Fabricación, tráfico, porte o tenencia de
armas de fuego, accesorios, partes o
municiones
ACTA n.º : 246
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 29 núm. 2, 28, 30
núm. 3 y 57 / Ley 906 de 2004

TEMA: COAUTORÍA - Concepto / COAUTORÍA IMPROPIA - Diferencia con la


coautoría propia / COAUTORÍA IMPROPIA - División del
trabajo / COMPLICIDAD - Concepto / COAUTORÍA - Diferencia con la
complicidad / COAUTORÍA IMPROPIA - Principio de imputación recíproca

Tesis: 

«Ha dicho la Corte que la figura de la coautoría comporta el desarrollo de un


plan previamente definido para la consecución de un fin propuesto, en el cual
cada persona involucrada desempeña una tarea específica, de modo que
responden como coautores por el designio común y los efectos colaterales que
de él se desprendan, así su conducta individual no resulte objetivamente
subsumida en el respectivo tipo penal, pues todos actúan con conocimiento y
voluntad para la producción de un resultado.

Respecto del concurso de personas en la comisión delictiva se ha precisado


que existen diferencias entre la coautoría material propia y la impropia. La
primera ocurre cuando varios sujetos, acordados de manera previa o
concomitante, realizan el verbo rector definido por el legislador, mientras que
la segunda, la impropia, llamada coautoría funcional, precisa también de
dicho acuerdo, pero hay división del trabajo, identidad en el delito que será
cometido y sujeción al plan establecido, modalidad prevista en el artículo 29-2

82
del Código Penal, al disponer que son coautores quienes, “mediando un
acuerdo común, actúan con división del trabajo criminal atendiendo la
importancia del aporte”; se puede deducir, ha dicho la Sala, de los hechos
demostrativos de la decisión conjunta de realizar el delito. 

La Corte ha precisado que en dicha modalidad de intervención criminal rige el


principio de imputación recíproca, según el cual, cuando existe una
resolución común al hecho, lo que haga cada uno de los coautores se extiende
a todos los demás conforme al plan acordado, sin perjuicio de que las otras
contribuciones individualmente consideradas sean o no por sí solas
constitutivas de delito.

Por su parte, el artículo 30-3 de la Ley 599 de 2000 preceptúa que es cómplice
“quien contribuya a la realización de la conducta antijurídica o preste ayuda
posterior, por concierto previo o concomitante a la misma”.

Se caracteriza porque la persona contribuye a la realización de la conducta


punible de otro, o presta una ayuda posterior cumpliendo promesa anterior,
de modo que no realiza el comportamiento descrito en el tipo, ni tiene dominio
en la producción del hecho, porque su conducta no es propiamente la causa
de un resultado típico, sino una condición del mismo.

En suma, únicamente quien tiene el dominio del hecho puede tener la calidad
de coautor, mientras que el cómplice es aquél que se limita a prestar una
ayuda o brinda un apoyo que no es de significativa importancia para la
realización de la conducta ilícita, es decir, participa sin tener el dominio
propio del hecho». 

COAUTORÍA IMPROPIA - División del trabajo: prueba para


condenar / COAUTORÍA IMPROPIA - Configuración / COAUTORÍA
IMPROPIA - Principio de imputación reciproca

Tesis: 

«Si como fue señalado al establecer la conducta por la cual fue acusado y
condenado en las instancias PGR, acordó con su hijo OGP ir hasta la
residencia de LAGR y una vez allí, permaneció cerca del sitio, armado con un
revólver y pendiente de lo que ocurriera, en una labor de “respaldo o
aseguramiento del propósito criminal que los movía”, esto es, causar la
muerte a su hermano, advierte la Corte que el reclamo del demandante no
está llamado a prosperar.

En efecto, no es procedente reconocer en la conducta desplegada por el


acusado PG una situación propia de complicidad concomitante, pues en el
contexto en el cual su hijo O disparó sobre LA, su aporte no fue insignificante
o intrascendente, por el contrario, mediando concierto previo, que como lo
señaló el defensor, es común tanto a la complicidad como a la coautoría,
acordó a través de la división de trabajo permanecer cerca del lugar de los
hechos, armado y pendiente de asegurar el éxito de su propósito, esto es,

83
tomar venganza por la muerte violenta de sus hijos P y MGP por parte de
JELH, miembro de la banda delincuencial de […], liderada por LAGC, ([…]),
hijo de LAGR, contra quien se dirigió la agresión que culminó con el homicidio
investigado en estas diligencias.

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 19697 | Fecha: 27/05/2004 |


Tema: COAUTORÍA - Concepto Rad: 12384 | Fecha: 30/05/2002 | Tema:
COAUTORÍA - Concepto Rad: 38725 | Fecha: 22/01/2014 | Tema:
COAUTORÍA IMPROPIA - División del trabajo Rad: 23438 | Fecha:
02/07/2008 | Tema: COAUTORÍA IMPROPIA - División del trabajo Rad:
12376 | Fecha: 21/09/2001 | Tema: COMPLICIDAD - Concepto Rad: 48086 |
Fecha: 25/10/2017 | Tema: COAUTORÍA - Diferencia con la complicidad Rad:
22327 | Fecha: 09/03/2006 | Tema: COAUTORÍA - Diferencia con la
complicidad Rad: 46413 | Fecha: 19/08/2015 | Tema: IRA O INTENSO
DOLOR - La ira es diferente al intenso dolor Rad: 22783 | Fecha: 13/02/2008
| Tema: IRA O INTENSO DOLOR - Elementos que se deben tener en cuenta
para su reconocimiento Rad: 33163 | Fecha: 30/06/2010 | Tema: IRA O
INTENSO DOLOR - Elementos que se deben tener en cuenta para su
reconocimiento Rad: 34614 | Fecha: 11/05/2011 | Tema: IRA O INTENSO
DOLOR - Elementos que se deben tener en cuenta para su reconocimiento

RESERVA

Sala de Casación Penal


M. PONENTE : JOSÉ FRANCISCO ACUÑA VIZCAYA
NÚMERO DE PROCESO : 52418
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP3044-2018
PROCEDENCIA : Corte Suprema de Justicia Sala de Casación
Penal
CLASE DE ACTUACIÓN : ÚNICA INSTANCIA
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 19/07/2018
DELITOS : Concierto para delinquir
ACTA n.º : 243
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de 1991
art. 235 num. 3 / Acto Legislativo 01 de
2018 / Ley 599 de 2000 art. 390 / Ley 600
de 2000 art. 39, 297, 356, 357, 363, 395, y
399 / Ley 1864 de 2017 art. 6, 8, y 12

TEMA: CORRUPCIÓN DE SUFRAGANTE - Configuración / COAUTORÍA -


Demostración / DOCUMENTO PÚBLICO - Certificación laboral:
concepto / CORRUPCIÓN DE SUFRAGANTE - Elementos: promesa,
alcance / CORRUPCIÓN DE SUFRAGANTE - Modus operandi
84
Tesis: 

«El delito de corrupción al sufragante

Este tipo penal se encuentra descrito en el artículo 390 de la Ley 599 de 2000,
modificado por el artículo 6° de la Ley 1864 de 2017 […].

[…]

Como se analizó en acápites anteriores, la ex - congresista AMR hacía parte de


una organización delictiva conformada por políticos y particulares, cuyo
designio era la compra de votos para los candidatos que hacían parte del
grupo criminal. 

Se sabe que esta “organización criminal electoral” estaba conformada por


coordinadores y líderes que reclutaban ciudadanos a quienes se les entregaba,
como contraprestación, una suma aproximada a los $50.000 por la compra
del voto en favor de la candidata AMR. Del mismo modo, cada líder recibía
una bonificación de $10.000 por cada sufragio que lograra conseguir para la
candidata y otra suma más por los demás gastos que representara la
consecución de cada votante.

En la actuación existe tanto prueba testimonial como documental que


acreditan la ocurrencia de los hechos y la probable responsabilidad de la
funcionaria en dicho acontecer delictivo, en su calidad de coautora.

Según el testigo FRPB, en el devenir delictivo, los coordinadores y líderes se


encargaban de ubicar sufragantes en diferentes zonas o barrios en la ciudad
de Barranquilla, en municipios cercanos y otros departamentos, ofreciéndoles
dinero para que otorgaran su voto en favor de la candidata. 

Para las elecciones del 11 de marzo de 2018, el acuerdo consistió en pagar por
cada voto $50.000. Inicialmente recibían $15.000, luego de sufragar,
regresaban a la sede política en donde entregaban el certificado electoral, al
que se le adhería un sticker con el logo “gracias por tu apoyo”, momento en el
cual recibían el resto del dinero prometido correspondiente a $35.000

[…]

[…] el investigador experto de la fiscalía en asuntos electorales NPM, contó


que dentro del material incautado estaban listas con nombres de sufragantes,
su número de cédula de ciudadanía, fotocopias de dichos documentos y
certificados de votación que venían grapados con la contraseña, nombre del
líder y el logo de la campaña. 

Por su naturaleza de instrumentos públicos, los certificados electorales son


expedidos por la Registraduría Nacional del Estado Civil y entregados
exclusivamente al sufragante una vez cumple el deber democrático de votar

85
por el candidato de su preferencia, luego ninguna razón, distinta a la indicada
por el testigo PB, se ofrece para que se hallaran dichos certificados en la sede
política de la investigada.

No debe olvidarse que los certificados electorales son intransferibles, deben


ser conservados por el sufragante para ser utilizado en distintos beneficios por
participar en la justa electoral.

Ninguna razón válida justifica el hallazgo de grandes cantidades de dichos


documentos en la sede política de la investigada, lo cual conduce a deducir
que tal y como lo afirmó el testigo PALENCIA BORRERO se encontraban allí
para controlar la compra de los sufragios a través de las listas de votantes
hallados igualmente en el registro del inmueble, pues dicho documento
permite contrastar ese nombre con los listados de electores que también se
encontraron en poder de la organización 

[…]

[…] para la consumación del punible de corrupción del sufragante, basta con
desplegar la conducta corruptora sobre un ciudadano apto para votar, es
decir, prometer, ofrecer, pagar el beneficio o la dádiva. No se requiere por
tanto que la promesa efectivamente se cumpla o que el destinatario de ésta
vote en la forma propuesta o deje de hacerlo. 

La conducta delictiva puede ejecutarse con anterioridad o de manera


concomitante con la votación pública. De hecho, debido a que muchas veces
concursan los delitos de fraude en inscripción de cédulas y corrupción de su
fragante, este último suele consumarse antes de que se cierre el proceso de
inscripción de cédulas. En todo caso, lo importante es que con el ofrecimiento
económico, con la promesa o el pago de dinero se menoscaba el libre ejercicio
del sufragio por parte del ciudadano.

En esas condiciones, existen declaraciones, documentos e indicios graves que


respaldan la ocurrencia de los hechos y compromete seriamente la
responsabilidad de la acusada en la compra de votos realizados en la
campaña del 11 de marzo de 2018 cuando aspiró y ganó una curul al Senado
de la República.

Por eso la ex - congresista AMR debe ser acusada como coautora del delito de
corrupción al sufragante, conforme lo establece el artículo 390 del Código
Penal, inciso 4º, modificado por el artículo 6° de la Ley 1864 de 2017 que
establece una pena de cuatro (4) a ocho (8) años de prisión y un aumento de
una tercera parte a la mitad cuando la conducta es realizada por un servidor
público, a quien entregue, como en este caso, dinero o dádiva a un ciudadano
o extranjero habilitado por la ley con el propósito de sufragar por un
determinado candidato o partido o corriente política».

86
JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 39768 | Fecha: 31/01/2018 |
Tema: FUERO - Congresista: competencia de la Corte Suprema Rad: 48965 |
Fecha: 17/01/2018 | Tema: FUERO - Congresista: competencia de la Corte
Suprema Rad: 50969 | Fecha: 01/02/2018 | Tema: FUERO - Congresista:
competencia de la Corte Suprema Rad: 37395 | Fecha: 07/02/2018 | Tema:
FUERO - Congresista: competencia de la Corte Suprema Rad: 51580 | Fecha:
12/02/2018 | Tema: FUERO - Congresista: competencia de la Corte Suprema
Rad: 23754 | Fecha: 06/03/2008 | Tema: INSTRUCCIÓN - Término Rad:
36046 | Fecha: 11/02/2013 | Tema: INSTRUCCIÓN - Término Rad: 40054 |
Fecha: 22/01/2014 | Tema: INSTRUCCIÓN - Término Rad: 35691 | Fecha:
19/03/2014 | Tema: INSTRUCCIÓN - Término Rad: C-241 | Fecha:
20/05/1997 | Tema: CONCIERTO PARA DELINQUIR - Se configura Rad:
17089 | Fecha: 25/06/2002 | Tema: CONCIERTO PARA DELINQUIR - Se
configura Rad: 19712 | Fecha: 23/10/2003 | Tema: CONCIERTO PARA
DELINQUIR - Se configura Rad: 22626 | Fecha: 22/06/2005 | Tema:
CONCIERTO PARA DELINQUIR - Se configura Rad: 28362 | Fecha:
15/07/2008 | Tema: CONCIERTO PARA DELINQUIR - Se configura

RELEVANTE

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 51773
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP2772-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Medellín
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 11/07/2018
DECISIÓN : NO CASA
DELITOS : Concierto para delinquir
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 340 y 342

TEMA: CONCIERTO PARA DELINQUIR - Concepto / CONCIERTO PARA


DELINQUIR - Delito permanente / COAUTORÍA - Diferencia con el concierto
para delinquir / CONCIERTO PARA DELINQUIR - Puede ser para cualquier
clase de delito / CONCIERTO PARA DELINQUIR - Delito de mera
conducta / COAUTORIA - Elementos / CONCIERTO PARA DELINQUIR -
Elementos

Tesis: 

«El delito de concierto para delinquir tiene lugar cuando varias personas se
asocian con el propósito de cometer delitos indeterminados, ya sean
homogéneos, como cuando se planea la comisión de una misma especie de
punibles, o bien heterogéneos, caso en el cual se concierta la realización de
ilícitos que lesionan diversos bienes jurídicos; desde luego, su finalidad
trasciende el simple acuerdo para la comisión de uno o varios delitos
87
específicos y determinados, en cuanto se trata de la organización de dichas
personas en una sociedad con vocación de permanencia en el tiempo.

En efecto, la indeterminación en los delitos objeto del concierto para delinquir


apunta a ir más allá de la comisión de punibles específicos en un espacio y
tiempo determinados, pues en este caso se estaría en presencia de la figura de
la coautoría, en cuanto es preciso para configurar aquel delito el carácter
permanente de la empresa organizada, generalmente especializada en
determinadas conductas predeterminables, pero no específicas en tiempo,
lugar, sujetos pasivos, etc., es decir, “sin llegar a la precisión total de cada
acción individual en tiempo y lugar”, de modo que cualquier procedimiento
ilegal en procura de la consecución del fin es admisible y los comportamientos
pueden realizarse cuantas veces y en todas aquellas circunstancias en que
sean necesarios.

En cuanto a la comisión del referido comportamiento es suficiente acreditar


que la persona pertenece o formó parte de la empresa criminal, sin importar si
su incorporación se produjo al ser creada la organización o simplemente
adhirió a sus propósitos con posterioridad, y tampoco interesan las labores
que adelantó para cumplir los cometidos delictivos acordados.

Contrario a lo expuesto por algún sector de la doctrina patria, tal como se


advierte sin dificultad en el desarrollo legislativo del concierto para delinquir,
no se encuentra circunscrito al acuerdo de voluntades sobre la comisión de
delitos contra el bien jurídico de la seguridad pública, pues por voluntad del
legislador que no distinguió, el pacto puede recaer sobre una amplia gama de
delincuencias lesivas de ese u otros bienes jurídicos, e inclusive respecto de
punibles de la misma especie.

Es un delito de mera conducta, pues no precisa de un resultado; se entiende


que el peligro para la seguridad pública tiene lugar desde el mismo momento
en que los asociados fraguan la lesión de bienes jurídicos. 

No necesariamente el simple y llano concurso de personas en la comisión de


uno o varios delitos, o el concurso material de dos o más punibles estructuran
un concierto para delinquir, pues tales circunstancias pueden ser también
predicables del instituto de la coautoría, motivo por el cual se impone precisar
el ámbito de ambas figuras a fin de evitar que se viole el principio non bis in
ídem al asumir indebidamente a los coautores de cualquier delito como
sujetos activos del concierto para delinquir, temática central de la demanda
de casación promovida por la defensa en este asunto.

En efecto, tanto en la coautoría material como en el concierto para delinquir


media un acuerdo de voluntades entre varias personas, pero mientras la
primera se circunscribe a la comisión de uno o varios delitos determinados
(Coautoría propia: Todos realizan íntegramente las exigencias del tipo. O
Coautoría impropia: Hay división de trabajo entre quienes intervienen, con un
control compartido o condominio de las acciones), en el segundo se orienta a
la realización de punibles indeterminados, aunque puedan ser determinables.

88
A diferencia del instituto de la coautoría material, en el que la intervención
plural de individuos es ocasional y se circunscribe a acordar la comisión de
delitos determinados y específicos, en el concierto para delinquir, a pesar de
también requerirse de varias personas, es necesario que la organización tenga
vocación de permanencia en el objetivo de cometer delitos indeterminados,
aunque se conozca su especie. V.g. homicidios, exportación de
estupefacientes, etc.

No es necesaria la materialización de los delitos indeterminados acordados


para que autónomamente se entienda cometido el punible de concierto para
delinquir, mientras que en la coautoría material no basta que medie dicho
acuerdo, pues si el mismo no se concreta, por lo menos, a través del comienzo
de los actos ejecutivos de la conducta acordada (tentativa), o bien, en la
realización de actos preparatorios de aquellos que por sí mismos comportan la
comisión de delitos (como ocurre por ejemplo con el porte ilegal de armas), la
conducta delictiva acordada no se entiende cometida (principio de
materialidad y proscripción del derecho penal de intención), es decir, el
concierto para delinquir subsiste con independencia de que los delitos
convenidos se cometan o no, mientras que la coautoría material depende de
por lo menos el comienzo de ejecución de uno de los punibles convenidos.

Adicionalmente, en tanto la coautoría no precisa que el acuerdo tenga


vocación de permanencia en el tiempo, pues una vez cometida la conducta o
conductas acordadas culmina la cohesión entre los coautores, sin perjuicio de
que acuerden la comisión de otra delincuencia, caso en el cual hay una nueva
coautoría, en el concierto para delinquir la durabilidad de los efectos del
designio delictivo común y del propósito contrario a derecho, se erige en
elemento ontológico dentro de su configuración, al punto que no basta con el
simple acuerdo de voluntades, sino que es imprescindible su persistencia y
continuidad.

En la coautoría material el acuerdo debe ser previo o concomitante con la


realización del delito, pero nunca puede ser posterior. En el concierto para
delinquir el acuerdo o adhesión a la empresa criminal puede ser previo a la
realización de los delitos convenidos, concomitante o incluso posterior a la
comisión de algunos de ellos; en este último caso, desde luego, sólo se
responderá por el concierto en cuanto vocación de permanencia en el
propósito futuro de cometer otros punibles, sin que haya lugar a concurso
material con las conductas realizadas en el pasado.

Por antonomasia el concierto para delinquir es ejemplo de delito de carácter


permanente, pues comienza desde que se consolida el acuerdo de voluntades
para cometer delitos indeterminados y se prolonga en el tiempo hasta cuando
cesa tal propósito ilegal.

A diferencia del anterior, por regla general la coautoría material al ser de


índole dependiente de la realización del delito pactado, comienza y se agota
con la comisión de dicho punible.

89
En suma, el delito de concierto para delinquir requiere: Primero: Un acuerdo
de voluntades entre varias personas; segundo: Una organización que tenga
como propósito la comisión de delitos indeterminados, aunque pueden ser
determinables en su especie; tercero: La vocación de permanencia y
durabilidad de la empresa acordada; y cuarto: Que la expectativa de
realización de las actividades propuestas permita suponer fundadamente que
se pone en peligro la seguridad pública».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 17089 | Fecha: 23/09/2003 |


Tema: COAUTORÍA - Diferencia con el concierto para delinquir

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 51653
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP1326-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 09/05/2018
DECISIÓN : CASA PARCIALMENTE / REVOCA
SENTENCIA CONDENATORIA
DELITOS : Trafico, fabricación, o porte de
estupefacientes
FUENTE FORMAL : Convención Americana sobre Derechos
Humanos. art. 8 núm. 2 lit. b / Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Polìticos
art. 14 núm. 3 lit. a / Ley 599 de 2000 art.
376 núm. 1 / Ley 600 de 2000 art. 206 y
404

TEMA: PRINCIPIO DE CONGRUENCIA - Congruencia personal, fáctica y


jurídica: La congruencia fáctica y personal es absoluta / PRINCIPIO DE
CONGRUENCIA - Acusación y sentencia: no se pueden incluir hechos no
contemplados en la acusación / COAUTORÍA - Demostración

Tesis: 

«En este asunto la revisión detallada y objetiva de las piezas procesales


anteriores a las atrás recapituladas, permite constatar que desde cuando se
ordenó vincular a VZ y NC , el motivo de ello fue la pertenencia de ambos a un
grupo de personas dedicadas a traficar con alucinógenos, y el haber
intervenido cada uno con ocasión de esa asociación, específicamente, el
primero, en el envío de cocaína el 2 de febrero de 2005 a Miami - La Florida
(Estados Unidos), y el segundo en la remisión de igual clase de narcótico el 26
de febrero de ese año a Bruselas (Bélgica), mismos supuestos fácticos por los
90
que uno y otro fueron expresamente interrogados en sus respectivas injuradas
, y por los cuales les fue resuelta la situación jurídica.

Luego si desde el inicio de la imputación penal se le comunicó a los precitados


la realización de acciones que configuraban, por una parte, el delito de
concierto para delinquir con fines de narcotráfico, y de otro, un solo hecho
constitutivo de tráfico, fabricación o porte de estupefacientes, circunscrito a
los aludidos decomisos, cargos que fáctica y jurídicamente fueron reiterados
en la acusación, como quedó establecido párrafos atrás, surge ostensible el
desacierto de la sorpresiva atribución de hechos distintos a los que en su
momento les fueron explícitamente comunicados y endilgados en el pliego de
cargos.

Para empezar, es menester puntualizar que el acto de acusación de primera


instancia, ninguna modificación válida sufrió con el pronunciamiento del
superior funcional al desatar el recurso de apelación presentada por los
procesados, como que en tal decisión de segunda instancia, en virtud de la
garantía y prohibición de reforma en peor , y del principio de limitación ,
conforme a decantada doctrina de esta Sala, no podía agravar la condición de
los impugnantes únicos, ni extender su análisis a aspectos diferentes a los
censurados.

Ahora bien, no solo por lo anterior deviene ineficaz lo afirmado por el fiscal ad-
quem al resolver la apelación, en el sentido de que la responsabilidad de los
procesados, entre ellos los aquí demandantes, no se contrae únicamente a los
puntuales casos en los que se concretó su participación, con base en que por
el lenguaje cifrado, en clave o de sobre entendidos que usaban en las
abundantes comunicaciones telefónicas interceptadas, fluía el agotamiento de
un sin número de operaciones ilegales realizadas entre aquéllos, por el común
designio que los unía y bajo distribución de tareas.

Sino que el carácter genérico, abstracto, gaseoso de una tal atribución en


relación con el delito de tráfico, fabricación o porte de estupefacientes, riñe
con las exigencias legales y constitucionales más atrás precisadas frente a la
concreción que debe tener la acusación, y por lo tanto carece de idoneidad
para sostener que al resolver la apelación del pliego de cargos el fiscal de
segunda instancia endilgó a los acusados, frente a uno cualquiera de los otros
decomisos de droga investigados, responsabilidad por coautoría impropia,
pues en parte alguna de la aludida decisión fue individualizado el aporte
objetivo y sustancial por distribución de tareas en relación con los demás
hechos constitutivos del punible en cuestión, y menos señaló o específico un
rol funcional de cada uno de los procesados dentro de la estratificación de la
organización con base en lo cual fuera sustentable la imputación de
responsabilidad en otros o en todos los demás sucesos al amparo de otras
teorías como, por ejemplo, la que alude a la cadena de mando en aparatos
organizados de poder.

En últimas la imposibilidad del fiscal ad-quem de circunscribir un aporte


concreto de los procesados frente a los otros hechos de tráfico de

91
estupefacientes investigados, determinó que le impartiera confirmación
integral, sin adiciones, a la acusación de primera instancia, en la que a VZ y
NC se les atribuyó un único delito de tráfico, fabricación o porte de
estupefacientes en relación con los sucesos explícitamente referenciados por
el fiscal de primer grado».

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : PATRICIA SALAZAR CUELLAR
NÚMERO DE PROCESO : 46146
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP1322-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Popayán
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 04/04/2018
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Secuestro extorsivo
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 18, 180, 181 y 184

TEMA: DEMANDA DE CASACIÓN - Principio de corrección material:


obligación de que corresponda a la realidad procesal / FALSO JUICIO DE
IDENTIDAD - Por supresión: no se configura / VIOLACIÓN DIRECTA DE LA
LEY SUSTANCIAL - Diferente a la violación indirecta de la ley
sustancial / COAUTORIA - Diferencia con la complicidad

Tesis: 

«En el cargo subsidiario, el impugnante alega falso juicio de identidad por el


cercenamiento de los testimonios de MTC y GWAZ, de quienes, manifiesta, no
indicaron que LAVR hubiese participado en el secuestro de JMRB “en hechos
ocurridos el 11 de julio de 2011 a eso de las 18 horas a las afueras de
Popayán en la vía que conduce hacia la ciudad de Cali”, sino “en (…) actos
ideativos (sic) (…) y de planeación o actos preparatorios”, y “colaboró con un
aporte económico para esa finalidad”; descripción fáctica que de haber sido
observada, no debía ser calificado como coautoría, sino como complicidad.

[…]

[…] el cargo examinado carece de corrección material, pues los jueces en las
instancias no desconocieron o cercenaron lo declarado por los testigos CN y
AZ, en el sentido de que LAVR, ideó, planeó, y pagó dinero para el secuestro
de JMRBO; como tampoco la sentencia les atribuyó haber señalado contra el
acusado alguna participación material llevada a cabo “a eso de las 18 horas a
las afueras de Popayán en la vía que conduce hacia la ciudad de Cali”.

Cosa diferente es que, el juez colegiado calificó el actuar de VR como


“coautoría” […].
92
[…]

En este orden de ideas, si alguna inconformidad tenía el demandante con la


aplicación del anterior cimiento dogmático-jurídico de la sentencia, le
correspondía formular su cuestionamiento por la senda de la violación directa,
no la indirecta. 

De otra parte, la demanda soslaya la real dimensión de los fundamentos


fácticos de la sentencia, la cual no se contrae a señalar simplemente que el
procesado ideó, planeó y “colaboró” con un aporte económico. Concretamente
el Tribunal calificó como “coautoría” la participación de VR en el secuestro
extorsivo de JMRBBO, -cuyo hecho no fue objeto de discusión-, fundado en
que aquél (i) “planeó el plagio” de éste; (ii) participó en “4 de las 5 reuniones
en casa de MA” llevadas a cabo para distribuir funciones y, en cuyos
encuentros, (iii) entregó información del paradero de la víctima con el fin de
privarlo de su libertad ilegítimamente; (iv) se comprometió a conseguir el
dinero para acceder a las armas con las que se realizó el acto ilegal y (v) pagó
$450.000 a GW, por su labor consistente en recoger y trasladar al
secuestrado.

Acciones en conjunto dirigidas, no a colaborar, como lo indica el impugnante,


sino a conseguir la realización y consumación de la conducta delictiva
imputada, con dominio o control funcional del hecho. 

Además, las premisas en las que se funda la coautoría fueron fijadas no sólo a
partir de los testimonios de CN y AZ -aludidos por el censor-, sino con base en
su valoración conjunta con otras pruebas, entre las que se cuentan: (i) el
testimonio del investigador MC, -quien dijo que CN, después de su captura,
señaló a los que participaron en el secuestro con nombres, descripciones,
horas, fechas y vehículos en que se movilizaban, obteniendo así la
individualización, entre otros, de LAVR, identificado por el capturado como la
persona que planeó la actividad ilícita, aportó el dinero para conseguir las
armas y suministró la información relacionada con la víctima-; (ii) la
declaración de CBO, en punto de lo que, previo al juicio, relató sobre el
comportamiento anormal del acusado “para con su hermano JM desde antes
de su secuestro”; manifestación sobre la cual fueron testigos ALI y JAL y se
introdujo al juicio la correspondiente acta, y (iii) el análisis de las llamadas
entrantes y salientes entre GWAZ, LAVR, MTC N y MAMV.

En el mismo cargo subsidiario el demandante nuevamente dice haber sido


omitidas las declaraciones de RB, CB, ZD y MG, en el sentido de que VR
“estuvo todo el día en el almacén […], ubicado en el centro de la ciudad de
Popayán en la […], desde las ocho de la mañana hasta las siete y treinta de la
tarde, sin que se hubiese retirado en ningún momento”. 

Esta censura parte de supuestos sobre la actuación que no le corresponden,


como se demostró en el numeral 4.2.2., a cuyas razones se atiene la Sala.

93
Con esa manera de “sustentar”, el libelista desconoce tanto la naturaleza del
recurso de casación como los reales fundamentos del fallo impugnado y
pretende que la Sala convalide su lectura subjetiva o reexamine todas las
cuestiones que menciona, sin asumir la carga de demostrar la existencia
cierta de algún error trascendente en la providencia impugnada, en
detrimento de las presunciones de acierto y legalidad que la cobijan.

Pasa por alto el demandante que, en sede de casación, se está obligado a


desvirtuar las mencionadas presunciones, lo cual impone el deber de
desarrollar un ejercicio de deconstrucción objetiva de los fundamentos de la
sentencia.

De manera que los reproches examinados carecen de la autonomía, claridad,


objetividad y desarrollo necesarios para ser resueltos de fondo en casación por
vía de la infracción indirecta de la ley sustancial».

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : EYDER PATIÑO CABRERA
NÚMERO DE PROCESO : 46040
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP1036-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Buga
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 14/03/2018
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Homicidio
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 7 y 29 inc. 1 / Ley 906
de 2004 art. 180, 181,184-2 y 184 inc. 3

TEMA: NULIDAD - Técnica en casación / SENTENCIA - Defectos de


motivación: técnica en casación / DEMANDA DE CASACIÓN - Principio de
corrección material: obligación de que corresponda a la realidad
procesal / DEMANDA DE CASACIÓN - Idoneidad formal e idoneidad
sustancial / COAUTORIA - Configuración / INDICIO - Apreciación
probatoria: convergencia y concordancia de los datos

Tesis:

«La acreditación de las nulidades está atada a la comprobación cierta de


yerros de garantía o de estructura insalvables que hagan que la actuación y la
decisión de segunda instancia pierdan toda validez formal y material, por lo
que corresponde al libelista expresar con nitidez los razones de censura,
señalar, conforme al principio de taxatividad, la irregularidad sustancial que
afecta el proceso, determinar la forma en que ellas rompen la estructura de la
actuación o afectan las garantías de los sujetos procesales y la fase en la que
se produjeron.
94
Igualmente, la fundamentación del ataque se debe hacer a la luz de los
postulados que rigen la declaración de las nulidades, esto es, los de
convalidación, protección, instrumentalidad de las formas, trascendencia y
residualidad, pues si se avizora que el defecto denunciado no afecta en grado
sumo el desarrollo de la actuación, ni altera lo decidido en el fallo censurado,
no hay lugar a decretarlo.

Además, si son varias las presuntas anomalías, la crítica se debe proponer en


capítulos separados, estableciendo cuál de ellas se invoca como principal y
cuál(es) como subsidiaria(s) en tanto fueren excluyentes.

Si el vicio denunciado corresponde a una violación del proceso debido, es


necesario que el actor identifique la falencia que alteró el rito legal, pero, si
afecta el derecho de defensa, debe especificar el acto que lesionó esa garantía;
en cada hipótesis, la argumentación debe estar acompañada de la solución
respectiva.

Así mismo, no cabe duda que los defectos de motivación, bien sea por
ausencia absoluta, deficiencia sustancial o ambigüedad, conllevan a la
trasgresión de los derechos al debido proceso y a la defensa y pueden ser
atacados por la vía de la nulidad; sin embargo, la postulación específica de
uno u otro tipo de error no es homogénea, pues la argumentación que los
soporta es diversa en cada caso, en tanto el primero apunta a la categórica
falta de fundamentación fáctico jurídica del fallo, la segunda, a la ausencia
parcial de elementos de juicio suficientes de orden probatorio o legal que lo
tornan incompleto y la última, a la confusa, contradictoria, ambigua,
imprecisa o dilógica proposición de los argumentos de la decisión que la hace
ininteligible. El cuarto defecto de motivación, que no corresponde a un error
in procedendo sino a uno de juicio, denominado falsa motivación, en cambio,
se ataca por la vía de la causal tercera.

Aunque el censor aduce que la motivación en torno al grado de participación


atribuido a su representada: coautoría, fue deficiente o incompleta, falta al
principio de corrección material porque las sentencias exhiben una realidad
diversa.

Mientras la queja del recurrente se concreta en que no se demostró con medio


de prueba alguno la mencionada teoría de la participación criminal y tampoco
se fijaron sus alcances suasorios, la Corte advierte que el libelista
menosprecia apartes centrales de los fallos, inherentes, justamente, a la
sustentación de la coautoría endilgada.

En verdad, el casacionista inadvirtió momentos descriptivos y explicativos de


gran valía, que agotaron dicha imputación, por ejemplo, cuando expusieron
toda la secuencia o cadena delictual generada por la procesada en su
condición de sujeto activo de cara a los demás coautores hasta el desenlace
criminal perpetrado por el autor material.

95
El mayor yerro se condensa en el hecho que el litigante aísla o deja sin
comunicación probatoria todo el concurso fáctico. Ese cerco teórico le permite
asumir una postura de participación criminal de cómplice, cuestión que se
sale de contexto, en la medida que los hechos muestran una unidad de
intención y acción que es indivisible y no puede fraccionarse, para extraer
conclusiones dogmáticas a favor de la enjuiciada.

En este punto, es cuando la ausencia de idoneidad de la demanda se


correlaciona con la infracción del principio de corrección material. Obsérvese
que, el censor ataca las sentencias de instancia porque, a su juicio, adolecen
de motivación suficiente, pero excluye de frente la prueba indiciaria con la que
se fundamentó la coautoría, hasta el punto de llegar a desconocer su
existencia en el plenario. Si ello es así, entonces, partió de una base
argumentativa incorrecta, porque las instancias fincaron la atribución,
precisamente, en el acuerdo común de voluntades para acabar con la vida del
esposo de la procesada.

La ausencia de motivación o su incompleta explicación probatoria y dogmática


no puede argumentarse so pretexto del desconocimiento palpable de la
construcción indiciaria, para afirmar que la acusada solamente tuvo como
función la de informadora […].

[…] el autor material, VP, desde el inicio de la narración de los hechos, refirió
a una mujer que le estaba informando a un tercero, -paso a paso- los
movimientos de la víctima; igualmente, para identificarla aseguró que vivía en
el mismo edificio que DD, que para esa fecha estaba acompañándolo al cine y
que andaba con un niño, datos exactos, con base en los cuales se ejecutó el
ilícito contra la vida de aquél.

[…]

El iter criminis fue demarcado en la narración que de los hechos hizo el autor
material del homicidio, tanto que con precisión ubicó a su víctima manejando
la motocicleta descrita por los otros coautores, le disparó en la cabeza en
varias oportunidades y huyó pensando que había finiquitado su misión
sicarial.

[…]

Estos hechos fueron aceptados por las instancias como jurídicamente


relevantes, para atribuirle a la procesada la calidad de coautora.

En este punto, la Sala debe advertir que los requerimientos dogmáticos del
recurrente no pueden -para su validez- ser textuales a los sugeridos en la
demanda, puesto que la coautoría además de manifestarse fácticamente,
también tuvo una elocuente estructuración lingüística en las sentencias, sin
que se deba recurrir a una nulidad para reclamar su adecuación.

[…]

96
[…] no se requería de ingentes esfuerzos argumentativos, como los requiere el
demandante, para desarrollar el concepto dogmático de la coautoría como
reproche penal contra su mandante MM.

Como se dijo atrás, y se reafirma ahora, el demandante fragmenta la unidad


fáctica para, a partir de ahí elaborar su tesis de contraste, cuando asegura,
por ejemplo, que si ella era una informante, la respuesta adecuada de la
jurisdicción ha debido ser a título de una contribuyente al delito, más no
como coautora, toda vez que, en su criterio, en los fallos de condena nunca se
dijo que ella hubiera desplegado actos de co-dominio funcional del hecho, ni
actos de ejecución mancomunada con el autor material. Sin embargo, pasa
por alto el libelista, los presupuestos dogmáticos trazados por la instancia
inferior, los que para él no son importantes, en la medida que allí no se
esgrimen sus mismas o idénticas palabras, lo cual desborda cualquier sentido
de fundamentación de un determinado ataque en casación.

[…]

En estas circunstancias, la redacción de las sentencias y la conceptualización


de sus argumentos, validada por la prueba legalmente aportada al plenario,
deja sin piso el ataque que pretende acreditar una supuesta motivación
deficiente del grado de participación atribuido a la enjuiciada, pues, en
cambio, aparecen debidamente descritas y sopesadas las circunstancias de
tiempo, modo y lugar del injusto y debidamente deducida la responsabilidad
en contra de la acusada con fundamento en prueba inferencial que dio cuenta
de las conversaciones vía celular entre ella y alias “El Viejo”, 10 días antes de
ocurrir el homicidio tentado.

[…]

No es cierto, entonces que la referencia de los sentenciadores al acuerdo


común entre los copartícipes fuera simplemente enunciativo, ni que se haya
obviado el principio de necesidad de la prueba, ya que desconoce que tanto
juez como tribunal basaron sus valoraciones probatorias, en la narración
primigenia que hiciera el autor material del hecho, en el de la víctima y en la
de los investigadores.

En ese orden, igualmente falaz resulta la afirmación del abogado en el sentido


que los jueces cognoscentes le atribuyeron responsabilidad penal a su
prohijada, por el solo hecho de arribar ella a su casa momentos antes de la
ejecución de la conducta criminal, porque no había prueba de la coautoría, ni
se habló de la transcendencia de su aporte, o se estimó algún medio suasorio,
habida cuenta que los proveídos impugnados muestran todo lo contrario. El
juicio de reproche no provino de ese devenir fáctico aislado sino de los indicios
que surgieron de las llamadas entre la procesada y quien contrató al sicario y
el dicho de éste según el cual la mujer que i) vivía con el ofendido en el mismo
edificio, ii) había ido con él a cine, iii) se transportaba en un vehículo Mazda 3
gris y iv) llevaba un niño con el que entraría a su residencia por el lado

97
opuesto al de aquél, era quien lo iba entregar, persona que no es otra que
VAMM.

[…]

Por último, el cómo, cuándo y dónde se perfeccionó el acuerdo, fue uno de los
aspectos abordados por el Tribunal, quien infirió a partir de la comunicación
mantenida por la inculpada con alias “El Viejo”, 10 días antes del homicidio
tentado, su participación activa en estos hechos, con fechas, horas, enlaces
link, objetivo del victimario, contraprestación, personas involucradas,
información veraz para perpetrar el delito, descripción de lugares, transportes
y personas, hasta llegar al resultado determinado por la mujer, como
concluyeron los falladores.

En ese orden, por insustancial, no procede la admisión del reproche examinado». 

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : PATRICIA SALAZAR CUELLAR
NÚMERO DE PROCESO : 46361
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP722-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Única de Mocoa
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 14/03/2018
DECISIÓN : SI CASA / CONDENA
DELITOS : Homicidio / Concierto para delinquir
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de 1991
art. 35 y 235 / Decreto Ley 100 de 1980 /
Ley 40 de 1993 / Ley 599 de 2000 art. 61,
63 y 104 núm. 7 / Ley 600 de 2000 art.
82 / Ley 1709 de 2014 art. 23 / Acto
Legislativo 01 de 2018 art. 7 núm. 3

TEMA: VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL - No se


configura / COAUTORÍA - Acuerdo: análisis probatorio de las circunstancias

Tesis: 

«El demandante reprocha que el fallador desconociera que la acusación


formulada en contra de AGL, se hizo a título de coautor impropio de los
homicidios de MAEG y MHVO, para lo cual erró en el examen “de la prueba,
en general, y concretamente los testimonios y versiones de GS”

El simple enunciado muestra que la discusión no es eminentemente jurídica o


de orden dogmático, sino que penetra en el ámbito de los errores de juicio, con
lo cual se excluye la violación directa de la ley.

98
En efecto, el fallo no desconoce que son coautores los que actúan mediando
un acuerdo común con división de trabajo criminal atendiendo la importancia
del aporte, solo que, luego de examinar las pruebas concluyó que existe duda
acerca de la participación de AGL en los homicidios de la pareja, bien como
coautor al haber intervenido en las labores de inteligencia, o como autor
material que hizo parte del grupo de hombres que sacaron de su vivienda a
MAE y MHV para asesinarlos».

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 46412
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP063-2018
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Única de Santa Rosa
de Viterbo
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 31/01/2018
DECISIÓN : NO CASA
DELITOS : Concusión / Destrucción, supresión u
ocultamiento de documento público
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de 1991
art. 24 / Ley 1042 de 1978 art. 83 / Ley
599 de 2000 art. 29 / Ley 769 de 2002 art.
2 / Ley 906 de 2004 art. 21 núm. 1 /
Decreto 1042 de 1978 art. 83

TEMA: FALSO JUICIO DE IDENTIDAD - Por distorsión: no se


configura / COAUTORÍA IMPROPIA - División del trabajo / COAUTORÍA -
Acuerdo puede ser antecedente o concomitante al
comportamiento / COAUTORÍA IMPROPIA - Configuración

Tesis: 

«Según los censores, el yerro recayó sobre los testimonios de CAAQ y ALRG y
los documentos incorporados por ésta al juicio oral y suscritos por el
procesado JMUR.

Los defensores de BMP y ANPR adujeron que AQ no declaró, como lo afirmó el


Tribunal, que ellos realizaron actos constitutivos de la concusión. El de UR
argumentó que el testimonio de RG y los documentos antes mencionados
demuestran que éste no fue quien solicitó a la víctima la utilidad indebida. Y
el de EFPN sostuvo que de las declaraciones, cuya distorsión denuncia, no se
puede extraer prueba acerca de la existencia del delito de concusión bajo la
modalidad de inducir ni tampoco de la autoría en el delito de falsedad por
destrucción, supresión u ocultamiento de documento público.

99
Ciertamente, el testigo AQ no afirmó que MP y PR realizaron directamente los
actos de inducción que llevaron a los propietarios o tenedores de los vehículos
inmovilizados a entregar el dinero requerido para autorizar su salida de los
patios del Instituto de […]. Tampoco la declarante RG hizo lo propio respecto
de UR. Esa situación, igualmente, no aparece registrada en los documentos
suscritos por éste e introducidos por la citada testigo al juicio oral.

Pero es que el Tribunal no les atribuyó tales contenidos a esas pruebas. En


realidad, a partir de su valoración integral, concluyó que los acusados
actuaron bajo la modalidad de la coautoría impropia, en desarrollo de la cual
con división de trabajo y de común acuerdo ejecutaron las conductas punibles
de concusión y destrucción, supresión u ocultamiento de documento público.

La Corporación judicial, en efecto, con fundamento en el testimonio de AQ,


reseñó cómo, después de la inmovilización del camión Kodiak, RP se desplazó
al hospital con su conductor para que le practicaran la prueba de embriaguez
y, posteriormente, MP habló con PN, comandante de la policía de tránsito de
[…], para que le devolviera el automotor a su propietario, como en efecto
ocurrió, a cambio de lo cual éste entregó un dinero. Situación similar, destacó
el ad quem, sucedió con la camioneta Mazda y, al final, se repartieron el
producto de lo recibido, participando de ello también el agente UV, como
resultado de lo cual los exámenes practicados a los conductores se ocultaron,
sin que se les impusieran los comparendos de rigor, según así lo declaró
ALRN.

[…]

Como lo refirió el delegado de la Fiscalía, la jurisprudencia de la Sala tiene


dicho que el acuerdo constitutivo de la coautoría impropia puede ser expreso
o tácito y surgir en forma previa a la comisión del delito o concomitante a su
ejecución […].

[…] 

Un acuerdo tácito y concomitante a los hechos fue el que ocurrió en el


presente evento. Ciertamente, a partir del interés de los propietarios o
tenedores de obtener la devolución de sus automotores, PN optó por
inducirlos a entregar una suma de dinero, como condición para obtener ese
cometido. Para el caso del camión Kodiak, conforme se infiere del testimonio
de AQ -especialmente de lo expresado en la entrevista que le dio a la Policía
Judicial, introducida al juicio oral a través del mecanismo de impugnación de
credibilidad — la exigencia se la hizo saber a través de MP, quien de esa
manera y con el recibo subsiguiente de la referida utilidad, que entregó
posteriormente a PN, se integró a la empresa criminal. 

A ella también se sumaron PR y UV, cuyo aporte a la misma consistió en


abstenerse de dar a conocer a las autoridades administrativas respectivas el
resultado de las pruebas de embriaguez para efectos de imponer las
correspondientes multas, a cuya función estaban obligados aquéllos, como

100
quiera que los dos conocieron el asunto relacionado con el Kodiak, mientras el
segundo se hizo cargo del atinente al Mazda. 

En el caso de ese otro vehículo, como se deduce de la declaración del citado


testigo, fue el propio PN quien indujo a los interesados a la entrega del
dinero. 

A cambio de los aportes por ellos prestados, realizados -se insiste— en


desarrollo del acuerdo común, PN, según se desprende del testigo AQ, entregó
a M y U, después de concretarse la devolución de los rodantes, la parte del
dinero que les correspondió por su intervención en la empresa criminal.

Es cierto, el referido declarante dijo no haber visto que le haya hecho entrega
también a PR de otra porción de ese capital. Sin embargo, no hay duda que
éste también se sumó al acuerdo, pues, de una parte, el propio testigo dijo
que, en el caso del Mazda, PÑ solicitó el dinero para distribuirlo entre cinco,
incluido AQ, resultando claro que los restantes cuatro correspondían a los
aquí procesados, dado que eran quienes tenían relación con los dos vehículos
inmovilizados. Y, de la otra, porque sólo así se explica que no haya reportado
el procedimiento realizado, incluyendo el resultado de la prueba de
embriaguez y, por el contrario, hubiese contribuido a la desaparición de ese
documento.

Como, en consecuencia, los procesados actuaron en coautoría impropia,


deben responder por la totalidad de las conductas cometidas, incluida la
falsedad por destrucción, supresión u ocultamiento de documentos, sin que
haya lugar a predicar la realización por parte de MP que UV obró en condición
de cómplice, por cuanto sus comportamientos no pueden apreciarse
individualmente sino conectados al plan común que tácitamente acordaron. 

Conforme se señaló, a esa empresa criminal se sumó también PR de manera


que la pretensión de la defensa, orientada a obtener su absolución por
aplicación del principio in dubio pro reo, no es de recibo.

Desde luego, tampoco se acogerá la argumentación del defensor de PÑ, según


la cual de las pruebas allegadas a la actuación no se puede extraer la
existencia del delito de concusión bajo la modalidad de inducir ni tampoco de
la autoría en el delito de falsedad por destrucción, supresión u ocultamiento
de documento público.

[…]

Y, atendido el contexto en el cual ocurrieron los hechos, es decir, dentro de los


patios del […], en cuyo lugar se encontraba inmovilizado el automotor, y que
la suerte del mismo dependía en ese momento nada menos que del
comandante de tránsito de esa localidad, no puede menos que concluirse que
la expresión “colaborarle” llevaba ínsito el requerimiento de una utilidad para
lograr su salida de allí y para, consecuentemente, omitir dar traslado a la
autoridad respectiva los resultados de la prueba de embriaguez.

101
En lo que se refiere a la camioneta Mazda, menos discusión existe frente a la
configuración de la concusión, pues de acuerdo con el testimonio de A, tan
pronto la persona (una dama) interesada en su devolución le preguntó a PN
cómo hacía para sacarlo de allí, éste le respondió que debía entregarle
$170.000 para “la gente del hospital” y adicionalmente $30.000 para cada
uno de los que estaban allí, haciendo así explícita la condición que impuso
para proceder en el aludido sentido. 

Tampoco prosperan los cargos analizados en este acápite».

NOTA DE RELATORÍA: El decreto 1042 del año 2978 relacionado en la


página 23 realmente corresponde al año 1978.
La sentencia referenciada dentro de la providencia como C-401 de 2008,
corresponde realmente al año 1998(C-401 de 1998)

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : JOSÉ LUIS BARCELÓ CAMACHO
NÚMERO DE PROCESO : 48086
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP7084-2017
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : SEGUNDA INSTANCIA
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 25/10/2017
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Homicidio / Hurto calificado
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000 art. 220 y 220-6

TEMA: COAUTORÍA - Elementos / COAUTORIA - Diferencia con la


complicidad / COAUTORÍA IMPROPIA - Concepto / COAUTORÍA
IMPROPIA - Elementos

Tesis: 

«[…] la tesis de la Corte sobre la coautoría impropia y su distinción respecto


de la complicidad ha sido, en general, constante. 

[…]

[…] más recientemente ha insistido en la diferencia entre coautoría y


complicidad, de la siguiente manera (CSJ, SP, 1º de julio de 2015, rad.
42293): 

“Para dilucidar el asunto, en primer lugar, se hará referencia a los conceptos


de coautoría y complicidad”.
102
“En una sentencia del 18 de junio de 2004 (CSJ SP, 18 Junio de 2014, rad.
43772), la Sala evocó, con el fin de reiterar el criterio, una jurisprudencia que
con toda claridad explica en qué consiste la coautoría y cómo se configura”:

“Se predica la coautoría, cuando plurales personas son gregarias por voluntad
propia de la misma causa al margen de la ley, comparten conscientemente los
fines ilícitos propuestos y están de acuerdo con los medios delictivos para
lograrlos, de modo que cooperan poniendo todo de su parte para alcanzar esos
cometidos, realizando cada uno las tareas que le corresponden, coordinadas
por quienes desempeñen a su vez el rol de liderazgo”.

“En tales circunstancias, quienes así actúan, coparticipan criminalmente en


calidad de coautores, aunque no todos concurran por sí mismos a la
realización material de los delitos específicos; y son coautores, porque de
todos ellos puede predicarse que dominan el hecho colectivo y gobiernan su
propia voluntad, en la medida justa del trabajo que les correspondiere
efectuar, siguiendo la división del trabajo planificada de antemano o acordada
desde la ideación criminal (CSJ SP, 7 mar. 2007, rad. 23825)”.

“De ese concepto se desprende que para la estructuración de la coautoría


deben concurrir elementos de orden subjetivo y objetivo”. 

“Los primeros, se refieren al acuerdo expreso o tácito, en razón del cual cada
coautor se compromete a desarrollar la tarea que le corresponde en la
ejecución del plan criminal, lo cual implica que cada uno debe ser consciente
de que voluntariamente comparte la misma causa, el mismo propósito ilícito y
los medios que se emplearán para alcanzar tales fines”.

“Los objetivos, aluden a que la contribución de cada coautor debe ser esencial
(“división del trabajo criminal atendiendo la importancia del aporte”, Código
Penal, art. 29, inc. 2), aspecto que necesariamente remite al denominado
“dominio funcional del hecho”, en virtud del cual cada sujeto domina el
acontecer total en cooperación con los demás”. 

“Son precisamente esos los elementos que ha tenido en cuenta la Sala (CSJ,
SP, 22 de enero de 2014, rad. 38725), al precisar que la coautoría funcional se
puede deducir de los hechos que demuestran la decisión conjunta de realizar
el delito”:

“Es sabido que para la coautoría funcional el acuerdo del plan criminal no
requiere de un pacto detallado, pues se deduce de los actos desencadenantes,
de los hechos demostrativos de la decisión conjunta de su realización”. 

“Según la teoría del dominio del hecho, autor es quien domina el hecho y para
efectos de la coautoría lo decisivo es tener un dominio funcional del hecho,
pues cada sujeto controla el acontecer total en cooperación con los demás, no
tiene en sí mismo un control parcial, ni tampoco global, sino que éste se
predica de todos”.

103
“A su turno, de acuerdo con la definición prevista en el artículo 29 de la Ley
599 de 2000 relacionada con que “Son coautores los que, mediando un
acuerdo común, actúan con división del trabajo criminal atendiendo la
importancia del aporte”, la Corte Suprema de Justicia ha enfatizado en la
necesaria presencia de los siguientes elementos: i) un acuerdo o plan común;
ii) división de funciones y iii) trascendencia del aporte en la fase ejecutiva del
ilícito”.

“Lo anterior implica al operador judicial sopesar tanto el factor subjetivo


relacionado con el asentimiento expreso o tácito de los sujetos conforme al
plan común y su decidida participación en tal colectividad con ese propósito
definido, como factores objetivos dados por la conducta desplegada por cada
uno como propia de una labor conjunta o global y la entidad de tal aporte”.

“Pero, lo concerniente a la participación -en este caso la complicidad- excluye


la ejecución de la acción típica por parte del partícipe, porque lo que éste hace
es una contribución al injusto doloso que otro comete: “Si se busca una
característica general para todas las manifestaciones o formas de aparición de
la autoría que la delimite de la participación, se ha de decir: el autor es la
figura central en la realización de la acción ejecutiva típica. El partícipe es una
figura marginal o personaje secundario…” (Roxin, Claus; Derecho Penal, Parte
General, Tomo II, parágrafo 25-10)”. 

“Tal concepto ha sido claramente explicado por la doctrina en vigor de la Sala


(CSJ, AP, 26 de febrero de 2014, rad. 42428)”: 

“Tanto el artículo 30 de la Ley 599 de 2000, como el artículo 24 del Decreto


100 de 1980, (…), establecen que el cómplice es la persona que contribuye a
la realización de la conducta antijurídica o presta una ayuda posterior, por
concierto previo o concomitante a la misma”. 

“Lo anterior permite entender que ese partícipe accesorio no realiza la


conducta típica, sólo contribuye de manera más o menos eficaz, sin tener
dominio en la producción del hecho. Por eso, como no realiza el verbo rector,
su conducta no puede ser la causa del resultado antijurídico sino una
condición del mismo”.

“En síntesis, “…sólo quien domina el hecho puede ser tenido como autor;
mientras que el cómplice es aquél que simplemente presta una ayuda o
brinda un apoyo que no es de significativa importancia para la realización de
la conducta ilícita, es decir, participa sin tener el dominio propio del hecho.”
(CSJ, SP, 9 de marzo de 2006, rad. 22327)”.

En lo que tiene que ver con la coautoría impropia, ha reiterado lo siguiente


(CSJ, SP, auto del 18 de junio de 2014, rad. 43772): 

104
“De antaño ha explicado la jurisprudencia de esta Corporación (CSJ SP, 7
mar. 2007, Rad. 23825) en qué consiste la coautoría y cómo se configura a
pesar de que no todos concurran a la ejecución del hecho”: 

“Se predica la coautoría, cuando plurales personas son gregarias por voluntad
propia de la misma causa al margen de la ley, comparten conscientemente los
fines ilícitos propuestos y están de acuerdo con los medios delictivos para
lograrlos, de modo que cooperan poniendo todo de su parte para alcanzar esos
cometidos, realizando cada uno las tareas que le corresponden, coordinadas
por quienes desempeñen a su vez el rol de liderazgo”.

“En tales circunstancias, quienes así actúan, coparticipan criminalmente en


calidad de coautores, aunque no todos concurran por sí mismos a la
realización material de los delitos específicos; y son coautores, porque de
todos ellos puede predicarse que dominan el hecho colectivo y gobiernan su
propia voluntad, en la medida justa del trabajo que les correspondiere
efectuar, siguiendo la división del trabajo planificada de antemano o acordada
desde la ideación criminal”.

“Ese criterio fue recientemente confirmado por la Sala (CSJ SP, 22 ene. 2014,
Rad. 38725), al precisar que la coautoría funcional se puede deducir de los
hechos que demuestran la decisión conjunta de realizar el delito”:

“Es sabido que para la coautoría funcional el acuerdo del plan criminal no
requiere de un pacto detallado, pues se deduce de los actos desencadenantes,
de los hechos demostrativos de la decisión conjunta de su realización”.

“Según la teoría del dominio del hecho, autor es quien domina el hecho y para
efectos de la coautoría lo decisivo es tener un dominio funcional del hecho,
pues cada sujeto controla el acontecer total en cooperación con los demás, no
tiene en sí mismo un control parcial, ni tampoco global, sino que éste se
predica de todos”.

“A su turno, de acuerdo con la definición prevista en el artículo 29 de la Ley


599 de 2000 relacionada con que “Son coautores los que, mediando un
acuerdo común, actúan con división del trabajo criminal atendiendo la
importancia del aporte”, la Corte Suprema de Justicia ha enfatizado en la
necesaria presencia de los siguientes elementos: i) un acuerdo o plan común;
ii) división de funciones y iii) trascendencia del aporte en la fase ejecutiva del
ilícito”.

“Lo anterior implica al operador judicial sopesar tanto el factor subjetivo


relacionado con el asentimiento expreso o tácito de los sujetos conforme al
plan común y su decidida participación en tal colectividad con ese propósito
definido, como factores objetivos dados por la conducta desplegada por cada
uno como propia de una labor conjunta o global y la entidad de tal aporte”.

Así, la reseña jurisprudencial precedente, extensa pero pertinente, contenida


en precedentes que se reiteran unos a otros, deja ver a las claras que la

105
postura de la Sala sobre el alcance de las figuras de la coautoría y la
complicidad ha sido constante. Más aun: al contrario de lo que sugiere el
accionante, se diría que la postura de la jurisprudencia de la Sala se orienta
cada vez más a involucrar a los intervinientes en el delito como coautores,
más que como cómplices».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 17457 | Fecha: 09/03/2006 |


Tema: COAUTORÍA - Elementos / COAUTORIA - Diferencia con la complicidad
/ COAUTORÍA IMPROPIA - Concepto / COAUTORÍA IMPROPIA - Elementos
Rad: 22327 | Fecha: 09/03/2006 | Tema: COAUTORÍA - Elementos /
COAUTORIA - Diferencia con la complicidad / COAUTORÍA IMPROPIA -
Concepto / COAUTORÍA IMPROPIA - Elementos Rad: 17457 | Fecha:
22/05/2003 | Tema: COAUTORÍA - Elementos / COAUTORIA - Diferencia con
la complicidad / COAUTORÍA IMPROPIA - Concepto / COAUTORÍA IMPROPIA
- Elementos Rad: 22327 | Fecha: 09/03/2006 | Tema: COAUTORÍA -
Elementos / COAUTORIA - Diferencia con la complicidad / COAUTORÍA
IMPROPIA - Concepto / COAUTORÍA IMPROPIA - Elementos Rad: 23825 |
Fecha: 07/03/2007 | Tema: COAUTORÍA - Elementos / COAUTORIA -
Diferencia con la complicidad / COAUTORÍA IMPROPIA - Concepto /
COAUTORÍA IMPROPIA - Elementos Rad: 38725 | Fecha: 22/01/2014 |
Tema: COAUTORÍA - Elementos / COAUTORIA - Diferencia con la complicidad
/ COAUTORÍA IMPROPIA - Concepto / COAUTORÍA IMPROPIA - Elementos
Rad: 42428 | Fecha: 26/02/2014 | Tema: COAUTORÍA - Elementos /
COAUTORIA - Diferencia con la complicidad / COAUTORÍA IMPROPIA -
Concepto / COAUTORÍA IMPROPIA - Elementos Rad: 43772 | Fecha:
18/06/2014 | Tema: COAUTORÍA - Elementos / COAUTORIA - Diferencia con
la complicidad / COAUTORÍA IMPROPIA - Concepto / COAUTORÍA IMPROPIA
- Elementos Rad: 42293 | Fecha: 01/07/2015 | Tema: COAUTORÍA -
Elementos / COAUTORIA - Diferencia con la complicidad / COAUTORÍA
IMPROPIA - Concepto / COAUTORÍA IMPROPIA - Elementos Rad: 40208 |
Fecha: 11/07/2013 | Tema: ACCIÓN DE REVISIÓN - Cambio de
jurisprudencia

RELEVANTE

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : FERNANDO LEÓN BOLAÑOS PALACIOS
NÚMERO DE PROCESO : 48321
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP16915-2017
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 18/10/2017
DECISIÓN : CASA DE OFICIO / REVOCA
DELITOS : Peculado por apropiación
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000

106
TEMA: COAUTORÍA - Acuerdo: análisis probatorio de las
circunstancias / COAUTORÍA - No se configura / FALSO JUICIO DE
IDENTIDAD - Por supresión: se configura

Tesis: 

«[…] ni siquiera en esas manifestaciones previas del Tribunal atinentes a que


la procesada debería conocer la corrupción rampante en la entidad y además
verificar a fondo el contenido de la conciliación, se inserta algún tipo de
demostración o argumentación referida al actuar doloso -la consciencia y
voluntad se infieren después por vía inferencial-mucho menos puede
concluirse el fenómeno de la coautoría.

Nada dentro del contexto argumental utilizado por el fallador de segundo


grado remite a la existencia de acuerdo previo o concomitante con otras
personas, que tampoco se mencionan, cabe destacar, para de allí extractar un
actuar específico que unido a otros trascendentes, condujeran a la
materialización del delito y, específicamente, de la comunidad criminal
atribuida a la acusada.

No se entiende, así, que del examen del comportamiento de la acusada,


referido en los acápites anteriores por la Corte, se siga indefectible, o siquiera
posible en términos estrictamente argumentales “que actuó como coautora del
ilícito”, cuando, se repite, apenas se hablaba de incumplimiento de sus
deberes y ni siquiera se referencia actuación concreta de otra persona
específica.

Ya en torno de la coautoría endilgada a la acusada, para la Corte es claro que


al proceso no fue allegado algún elemento de juicio en el cual pueda fundarse
esa particular forma de participación en el punible, en tanto, las verificaciones
probatorias adelantadas por las instancias se dirigieron siempre a demostrar
que debió ella haber examinado a fondo la conciliación, detectar la
irregularidad y, en consecuencia, abstenerse de firmar la formalización
adelantada ante el inspector del trabajo.

Solo por ello se coligió, sin más, que existió una especie de contubernio
criminal, se supone, con otro funcionario o funcionarios, para facilitar el pago
de las acreencias laborales. 

Sin embargo, se recalca, ningún elemento de juicio, así fuese adjetivo,


determinó la materialidad del pacto criminal previo, ni tampoco se argumentó
sobre el particular, dejando huérfana de soporte la insular afirmación.

[…]

[…] incurre el Tribunal en un error de hecho por falso juicio de identidad por
cercenamiento, en tanto, deliberadamente pasa por alto que varios de los
declarantes, funcionarios de la entidad, detallan esa actividad como normal.

107
Baste citar, para el efecto, lo referido por MMV y NJBG -cuyas declaraciones
nunca fueron controvertidas o tachadas por las instancias e incluso se
transcribieron en el fallo de segundo grado-, claros en expresar como normal y
adecuado que previo a todo el trámite se hiciera esa reunión inicial de
conciliación, lo que explica que luego de las verificaciones necesarias, la
presentación del acta con su contenido solo representara un trámite formal.

Es por ello, precisamente, que NJBG, advierte que se trataba, lo acordado


entre el director y el trabajador, de un “proyecto de conciliación” sujeto, para
su efectivización ante el inspector de trabajo, a los controles subsecuentes. 

De esta manera, para la Sala se ofrece incontrastable que el rechazo a la


explicación ofrecida por la acusada, en términos del Ad quem: “que no tuvo
oportunidad de revisar el documento porque fue sorprendida por el encargo
del jefe de la oficina y creyó en la licitud del proceder de los empleados a cargo
de las liquidaciones y controles actuando bajo un mandato u orden del
director”, se funda en una premisa errada, atinente a que la procesada sabía
que el acuerdo conciliatorio obedecía a “una fórmula pactada por el gerente,
pues, como se vio, ese pacto previo nada de irregular o ilegal contiene, en lo
que al aspecto formal compete».

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : EYDER PATIÑO CABRERA
NÚMERO DE PROCESO : 49322
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP6456-2017
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 27/09/2017
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Homicidio / Fabricación, tráfico, porte o
tenencia de armas de fuego, accesorios,
partes o municiones
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 180, 181, 184 - 2 y
404

TEMA: FALSO RACIOCINIO - Técnica en casación / FALSO RACIOCINIO -


No se configura por desacuerdo en la valoración probatoria / TESTIMONIO -
Apreciación probatoria / DEMANDA DE CASACIÓN - Principio de corrección
material: obligación de que corresponda a la realidad
procesal / COAUTORIA - Acuerdo: análisis probatorio de las
circunstancias / PRESUNCIÓN DE INOCENCIA - Toda duda se debe resolver
a favor del procesado

Tesis:

108
«El falso raciocinio, dentro de la vertiente del error de hecho, se configura
cuando una prueba, legalmente incorporada a juicio, es considerada por el
juzgador en inobservancia de “la sana crítica”, esto es, de “las reglas de la
lógica, las máximas de la experiencia o las leyes de la ciencia”.

En ese contexto, le compete al demandante el deber de indicar el elemento de


convicción sobre el cual recae la incorrección, denotar su contenido objetivo y
el mérito asignado por el Tribunal, e, igualmente, reseñar las reglas de la
lógica, las máximas de la experiencia o las leyes de la ciencia, que se creen
infringidas en el proceso de valoración y el alcance correcto, con expresa
indicación de la trascendencia e incidencia en la providencia, a partir de lo
cual, finalmente, ha de demostrar que, de no haberse incurrido en el defecto,
el sentido de la decisión adversa habría sido sustancialmente opuesto.

Ahora, en el caso bajo examen, si bien el opositor aduce el abandono de los


parámetros de la sana crítica por parte del juzgador, el contenido del recurso
se centra en prolongar la controversia en el campo de la evaluación probatoria
en relación con el testimonio de AJPP, aduciendo que no se le otorgó crédito a
sus manifestaciones, toda vez que reconoció participar en el hurto que originó
el desenlace fatal.

El reclamante sugiere que el Tribunal se equivocó al descartar el compromiso


que emergía de esa versión en contra de FRAR y EDC. Pero, la postulación
yace desprovista de desarrollo y sin el poder de incidir efectivamente en los
fundamentos del fallo.

Con el propósito de rebatir el valor suasorio otorgado al testimonio de AJP P,


formula sus propias reglas de la experiencia, conforme al personal criterio de
inferencia que le asiste, se limita a consignar difusos y vagos enunciados
referentes a que no todo criminal miente, sin colmar la carga que le otorgue la
categoría de pauta y la aptitud para ser aplicada en términos generales y
abstractos, con pretensión de universalidad 

Ciertamente, las expresiones del delegado de la fiscalía no son más que la


continuación de sus argumentos de instancia, según los cuales, FRAR y EDC
fueron vistos por AJPP al momento en el que las conductas atribuidas eran
cometidas y que el móvil del homicidio obedeció a que junto con la víctima
hurtaron una bicicleta de propiedad de EDC.

Lo anterior, con exclusivo soporte del relato de PP, razón por la cual, el
Tribunal elevó el rigor del examen de su testimonio, no tachándolo de
sospechoso, como equivocadamente lo señaló el recurrente en contravía del
principio de corrección material, sino, examinando con extremo cuidado su
versión para auscultar en la búsqueda de la verdad.

En este estadio, es pertinente precisar que, de acuerdo con los criterios de


apreciación testimonial establecidos en el artículo 404 de la Ley 906 de 2004,
de forma expresa el ad quem infirió que la testigo participó junto a C CBC en

109
un hurto relacionado con el curso de los hechos, pero, aun así, fue la única
fuente de conocimiento del homicidio.

Encuentra la Corte, al contrastar las censuras propuestas con la sentencia,


que Ana Jazmín Pelayo Parra manifestó que junto con su novio fueron
abordados por cuatro hombres, los cuales recriminaron a su pareja el hurto
de la bicicleta y en el momento en que lo iban a agredir ella corrió por ayuda,
pero, se devolvió y observó que una moto llegó, un sujeto se bajó y procedió a
dispararle “a la distancia” a CCBC.

Aseveró luego que, la víctima llevaba un cuchillo con el que se defendió


porque lo golpearon con “puños, patadas y puñal”, no obstante, el homicida
fue alguien diferente a los primeros que iniciaron la discusión.

[…]

A partir de lo anterior, dedujo que la declarante no tuvo conocimiento directo


de acción alguna, en concreto, desplegada por parte de los procesados en la
materialización del crimen y la versión ostentó inconsistencias que suscitaron
duda en relación con la responsabilidad de los mismos.

En cambio, el fallo relievó que los acusados renunciaron a su derecho a


guardar silencio y explicaron que, si bien tuvieron conocimiento del hurto de
la bicicleta, no participaron en el homicidio e incluso al momento de los
hechos se encontraban en lugares distintos.

[…]

El día de los hechos, a las 4:30 p.m., se reunieron John,” […] “, su novia y
JDC, éste llevó una navaja y un revolver que le pasó a la compañera de “[…]”
para evitar a la policía, luego, se ubicaron en una panadería cercana hasta
después de las 9 p.m., cuando un hombre salió de la casa con la bici, la
identificaron y lo siguieron, en la esquina lo tomó del hombro derecho, lo bajó
de la cicla y le dijo “usted le robó la cicla a mi hermano”, esa persona le
respondió “no y sacó un cuchillo”, J le “echó mano ”y con su navaja le propinó
varias puñaladas, en “el brazo y la cabeza”, “la novia de […]” le pasó el
revólver y le propinó un tiro de frente, intentó huir y le dio otro por la espalda
y cuando cayó le disparó en la cara y se fue del lugar.

Al cotejar esa versión con el informe pericial de necropsia, resaltó el ad quem


que el dictamen describió una herida cortopunzante en la cabeza, varias de
defensa en las manos, oblaciones y tres impactos con arma de fuego: uno en
la región parietal izquierda, otro en la escapular izquierda de la espalda y el
último en el antebrazo del mismo lado, por lo que encontró identidad en la
detallada descripción del atentado a CCBC, por parte de JDC, con las
conclusiones del dictamen médico legal.

[…]

110
Frente a esa realidad probatoria, el libelista no concreta confrontación alguna
y solo trata de anteponer su óptica apreciativa con el objetivo de prolongar el
debate agotado en las instancias, desconociendo que el proceso concluyó con
el fallo de segundo grado y que a esta sede llega bajo el amparo de la doble
presunción de acierto y legalidad.

[…]

Por último, en lo pertinente a la proposición de condena con base en la


condición de coautores materiales, precisó que, AJPP no percibió,
puntualmente, la presunta intervención de los procesados en el hecho y
señaló que la persona que disparó y causó la muerte de CCBC no era ninguno
de los dos inculpados. 

Subraya de igual forma que, la fiscalía incurrió en una deficiencia al


prescindir de sustentar los factores necesarios para la estructuración de esa
forma de participación, al punto que, durante el trámite nunca refirió siquiera
a un acuerdo anterior ni concomitante, así fuera tácito entre los motociclistas
y los acusados, con el agravante de que la testigo de cargo ofrecida no logró
“de manera directa y confiable, percibir el desarrollo” de los hechos, con lo
cual, se concluyó que, no existe prueba convincente y suficiente para emitir
condena.

Lo anterior, aunado a la suma de discordancias halladas en lo dicho por A


JPP, impactan en la construcción del juicio de reproche, aun dando por
descontado la versión de JDC, a quien el Tribunal le compulsó copias para
que fuera investigado por la eventual responsabilidad que le corresponde en
los hechos. Empero, no dejó de señalar el fallador que lo declarado por éste
último, junto con JJCM, ofrece mayor duda acerca de si en realidad FRA y
EDC participaron en la agresión y posterior homicidio de CCBC.

[…]

En ese orden de ideas, más allá de los defectos formales de la demanda, que
por sí solos resultan suficientes para desestimar la pretensión, desconoce el
suplicante que la estimación expuesta en la sentencia arriba a esta sede
dotada de la presunción de acierto y legalidad, de donde emerge inútil
confrontar la sentencia con los alegatos de la defensa y no con un auténtico
principio de la sana crítica, con lo cual, yace sin desarrollo el supuesto error
formulado 

Los reparos del actor, en evidente desmedro de las exigencias propias del
recurso, carecen de incidencia, porque sin enfrentar los argumentos del
fallador, pretende superponer la percepción del testimonio de AJPP, desde su
particular entendimiento, el cual no tuvo acogida en la instancia».

SALA DE CASACIÓN PENAL

111
M. PONENTE : PATRICIA SALAZAR CUELLAR
NÚMERO DE PROCESO : 47133
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP5744-2017
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 30/08/2017
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Homicidio / Secuestro simple
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 29-2, 30 y 30-3 / Ley
600 de 2000 art. 206, 207 y 212 / Decreto
100 de 1980 art. 176

TEMA: VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL - Parte de la


aceptación plena de los hechos / VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY
SUSTANCIAL - Modalidades: técnica en casación / DEMANDA DE
CASACIÓN - Principio de corrección material: obligación de que corresponda a
la realidad procesal / COAUTORÍA - Configuración / PROCESO PENAL - Se
fundamenta en las normas nacionales

Tesis: 

«Propone el censor, como cargo principal, la violación directa de la ley, que


presupone la aceptación plena de los hechos y la apreciación probatoria
efectuada en el fallo objeto del recurso. La carga del demandante que plantea
la violación de la ley por esta vía, consiste en demostrar un yerro del ad quem
en la selección o comprensión de una norma específica, bien sea por (i) falta
de aplicación, cuando se ignora la norma llamada a regular el caso; (ii)
aplicación indebida al ajustarse en forma incorrecta el supuesto fáctico a una
norma que no corresponde, o, (iii) interpretación errónea cuando se le asigna
al precepto elegido de manera adecuada, un efecto contrario a su contenido o
un sentido jurídico del cual carece.

En el caso que ocupa a la Sala, el libelista encamina su reproche a la indebida


aplicación del inciso 2º del artículo 29 del Código Penal, en cuanto define a
quienes se considera autores y coautores de la conducta punible, reclamando,
a cambio, la falta de aplicación del artículo 176 del Decreto 100 de 1980, que
tipifica el delito de favorecimiento.

En orden a fundamentar su tesis, aduce que a pesar de que el fallo concluye


que CC es un partícipe, al mismo tiempo reconoce que no existe prueba de
que disparó su arma contra las víctimas, siendo su única intervención el estar
presente en una reunión celebrada días después de perpetrados los
secuestros y posteriores homicidios.

Tal manifestación desconoce lo declarado en la sentencia recurrida, faltando


al principio de corrección material […].

112
[…]

[…] el impugnante no acepta que los hechos fijados y declarados probados


ubican a CC como coautor, toda vez que a pesar de no existir prueba que lo
señale como uno de los hombres que accionó el arma en contra de las
víctimas, sí se estableció su intervención directa en el operativo ilegal que
culminó con el homicidio de las seis personas cuyo seguimiento había sido
dispuesto por este procesado en su condición de jefe del ‘Blanco subversión’
del grupo de la DIJÍN armados ilegales.

No significa lo anterior, como lo quiere hacer ver el demandante, que el


juzgador hubiera afirmado que el procesado no tuvo conocimiento de la
perpetración de las conductas delictivas y que su única intervención consistió
en participar en una reunión convocada varios días después de ocurridos los
hechos, con el único fin de hacer ‘un pacto de silencio’.

[…]

Entonces, las razones, los fundamentos y el contenido del ataque no


corresponden con la realidad procesal, por cuanto no es cierto que el fallo
hubiera sostenido que la única participación de HECC se contrae a una
reunión con los integrantes del grupo de la DIJÍN en la que se hizo un pacto
de silencio. Por el contrario, el fallador colegiado señaló de manera detallada
que el procesado actuó directamente en el operativo ilegal en el que se
aprehendió a los hombres que pertenecían a la red urbana de las FARC.

[…]

Lo anterior pone en evidencia que el recurrente se aparta por completo de las


pruebas y los hechos que se declararon probados en el fallo, mostrando ello,
que la crítica del recurrente no se circunscribe a evidenciar la violación
directa de la ley por indebida aplicación del inciso 2º del artículo 29 del
Código Penal, sino a insistir, en contra de los hechos fijados y la apreciación
de los testimonios, que HECC no intervino como coautor.

Para concluir sus argumentaciones, el demandante solicita a la Sala variar la


jurisprudencia nacional, para acoger la postura que, según dice, es la
admitida en España, cuando se está frente al encubrimiento ‘previamente
pactado’, petición que desde luego no será objeto de examen dado que el
análisis debe ceñirse a los tipos penales y formas de responsabilidad
establecidas en las codificaciones nacionales, siendo extraña a éstas el delito
de ‘favorecimiento previamente pactado’. 

Lo antes expuesto cobra vigencia para inadmitir el cargo subsidiario, según el


cual la sentencia contiene un quebrantamiento directo de la ley sustancial, en
cuanto se aplicó indebidamente el inciso 2º del artículo 29 del Código Penal,
excluyéndose el artículo 30 ejusdem». 

113
COAUTORÍA - Demostración / COAUTORIA - Diferencia con la
complicidad / VIOLACIÓN DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL - No se
configura por la discrepancia de criterios

Tesis: 

«[…] no sobra advertir que el señalamiento concreto del testigo consistió en


que el teniente HECC “ejecutó” el operativo ilícito junto con el capitán NF y
por lo menos nueve hombres más que integraban el grupo de ‘armados
ilegales’ de la DIJÍN, tal como se lee en la transcripción del aparte pertinente
de la sentencia.

Ahora bien, si el juzgador de primer grado utilizó la expresión ‘participación’


para referirse a la actuación de CC en la comisión de las conductas punibles
de homicidio y secuestro, no puede derivarse de allí que calificó su
intervención como cómplice, en los términos del artículo 30 del Código Penal,
pues sin ninguna ambigüedad el fallo determina que “la retención y el deceso
de los antes mencionados fue producto de la actuación de varios miembros de
la Policía Nacional, entre ellos, el señor HECC.” 

Cuando el fallador se refiere a que CC participó en el hecho, no utiliza la


locución en su acepción jurídica en los términos del artículo 30 del Código
Penal, sino que lo hace en sentido genérico para aludir a la intervención del
procesado en los secuestros y homicidios ocurridos el 6 y 7 de septiembre de
1996.

De manera que el tribunal y el juez A quo (no se olvide que los fallos
pronunciados en el mismo sentido constituyen unidad inescindible),
concluyeron que efectivamente CC participó en los secuestros y homicidios,
específicamente al “ejecutar” el operativo ilícito en el cual el oficial que lo
coordinó llevó los vehículos del grupo de armados ilegales “pues lo mandó a
recoger [a CC] en una camioneta Luv, doble cabina, roja, conducida por los
agentes FF y CM y se encontró con el Capitán NF en un barrio cercano a
ciudad salitre, quien concurrió uniformado al igual que el mayor CC y otro
grupo de hombres”; es decir, como coautor y no como cómplice.

Fue explícito el juzgador al analizar la intervención de CC en los hechos,


cuando expresó que:

[S]in dubitación alguna, tal como lo denotó la primera instancia, HECC


ubicado en su calidad de Jefe del Blanco de Subversión del Grupo de Armados
Ilegales de la DIJÍN, en un punto alto de la línea de mando, con total dominio
funcional del hecho, participó en las acciones de retención y posterior
asesinato de las víctimas, y, por ende, resulta acertada la imputación que en
el pliego de cargos se le hizo a título de coautor de los delitos de secuestro
agravado y homicidio agravado en concurso.

Razonamiento que se identifica con la noción de coautoría prevista en el inciso


2º del artículo 29 del Código Penal, cuya divergencia con la complicidad

114
(inciso 3º, art. 30 ibídem) ha sido precisada de tiempo atrás por esta
Corporación (CSJ SP 9 mar. 2006, rad. 22327).

Así las cosas, aunque el demandante enuncia la norma que considera


aplicada indebidamente y la que juzga inaplicada, no muestra el error en el
que incurrió el sentenciador ni confronta los razonamientos y relaciones
argumentativas contenidas en el fallo, a partir de la cuales se concluyó que
HECC es coautor de las conductas punibles de homicidio y secuestro. Por el
contrario, desvía su discurso al desconocimiento de la situación fáctica que se
dio como probada por el fallador. 

En síntesis, la demanda debe ser inadmitida porque el impugnante (i) no


acredita la existencia de un error en los fundamentos que sirvieron de
sustento a la condena impuesta en contra de HECC, como coautor de los
delitos de homicidio y secuestro agravados, y (ii) desconoce la situación fáctica
que se dio como probada en el fallo, cuestionamiento que no es propio de la
causal primera, cuerpo primero del artículo 207 de la Ley 600 de 2000».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 22327 | Fecha: 09/03/2006 |


Tema: COAUTORIA - Diferencia con la complicidad

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : EYDER PATIÑO CABRERA
NÚMERO DE PROCESO : 47937
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP5775-2017
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Antioquia
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 30/08/2017
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Homicidio en persona protegida
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000 art. 212-3

TEMA: COAUTORÍA - Acuerdo puede ser expreso o tácito / COAUTORÍA -


División del trabajo

Tesis: 

«[…] afirma que si la responsabilidad es individual, el fallador se sustrajo de


determinar el actuar de cada uno de los procesados, precisando cuáles fueron
las acciones, retenes y requisas, los acuerdos y divisiones de trabajo que
llevaron al juzgador a concluir con la muerte de PNV. 

Empero, ese escueto reclamo, que no traduce algún yerro de apreciación


probatoria, se contrapone a la figura de la coautoría, en cuanto implica la
realización de un hecho de manera conjunta, que no requiere de la existencia
115
de un pacto específico, sino que se deduce del accionar colectivo de los
participantes, el cual permite atribuirles la totalidad del acontecer, con
independencia del aporte que cada uno haya realizado.

En ese sentido, el juez plural precisó que los procesados actuaron de manera
concertada y realizaron los aportes suficientes y necesarios para lograr su
cometido criminal, el que planearon y ejecutaron cada uno de ellos, con
dominio del hecho, tal como lo apuntó en su decisión.

[…]

En tales condiciones, el reparo surge infundado». 

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : FERNANDO ALBERTO CASTRO
CABALLERO
NÚMERO DE PROCESO : 49154
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP4702-2017
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de San Gil
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 27/07/2017
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Hurto / Homicidio / Falsedad personal
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 / Ley 906 de 2004 art.
180, 181-3, 182, 183, 184 y 184-2

TEMA: FALSO JUICIO DE IDENTIDAD - No se configura / TESTIMONIO -


Credibilidad / COAUTORÍA - Acuerdo: análisis probatorio de las
circunstancias

Tesis: 

«[…] el impugnante insistentemente argumenta que los indicios fueron


derivados de la adición, cercenamiento o distorsión de la prueba testimonial,
específicamente porque se sostuvo por los juzgadores que era falaz la coartada
presentada a través de las declaraciones de JEE sobre la manera como éste
conoció ese día de los hechos a la acusada, con la intención por parte del
declarante de mostrarla como una persona completamente extraña a los
demás involucrados que aceptaron la responsabilidad penal preacordada con
la Fiscalía, conclusión a la cual se habría llegado mediante una expresión
ajena a las declaraciones del testigo.

Sin embargo, reitera la Sala, esa crítica realizada por el censor alude solo a
una parte de la apreciación del testimonio en cuestión, pues si bien el a quo,
al referirse a lo dicho por EC, lo consideró “mendaz, abiertamente
parcializado, como que incurre en protuberantes contradicciones e
116
inconsistencias [y] trae una historia totalmente inverosímil de que recogieron
accidentalmente a [VB] como alguien que se encontraba a la vera del camino,
habida cuenta que la prueba de cargo desvirtúa este aserto”, (aspecto
resaltado fuera de texto que por ninguna parte consta en la declaración del
testigo, según lo pone de manifiesto el defensor), las circunstancias en las
cuales supuestamente habría conocido apenas ese día a la procesada no fue
la única manifestación que hizo el testigo y que se apreció en el fallo.

En efecto, los juzgadores tomaron en consideración, igualmente, la situación


relatada por JE a partir de su viaje desde Barranquilla con tres personas más,
entre ellos, NJFH, el hombre que logró evadirse de la casa donde cometían el
asalto, y FHO, capturado esa misma tarde, después de los hechos, cuando iba
por la vía hacia Bucaramanga, saliendo de San Gil, en el carro Nissan blanco,
en compañía de VB.

Sobre esos datos y la apreciación que de los mismos se hizo en la sentencia,


para deducir la responsabilidad penal de la inculpada, no se dice nada en la
demanda, tendiente a evidenciar que se encuentren afectados por la censura
postulada.

De otra parte, no fue el testimonio de JE la única prueba fundante de la


sentencia condenatoria contra la acusada, pues, además, se tuvieron en
cuenta manifestaciones de cuestionable credibilidad y, por tanto, tenidas
como una coartada falsa, como que ésta había viajado “en una de las busetas
de COOTRASANGIL…”; así mismo, que por “estar en prisión domiciliaria en
Girón a la una de la tarde, como lo certifican las autoridades del INPEC al
ejercer dicho control… no podía estar en el lugar de los hechos, [destacando
que] no se probó que hubiera abordado la buseta, tampoco que se hubiera
bajado en el terminal y menos aún que hubiera ido al hotel en San Gil…
dizque para verse con quien le solucionaría su difícil situación económica”.

[…]

A lo anterior se agrega que la versión de JEEC —que claramente no solo se


refirió a la forma en que dijo haber conocido a VU, sino a todo el trayecto que
hizo desde Barranquilla hasta llegar a San Gil, pasando por Bucaramanga—
permitió a los juzgadores inferir que, como es de común ocurrencia en esta
forma delincuencia, hubo un acuerdo entre los asaltantes, quienes se
distribuyeron tareas; por lo mismo, que el testimonio de JE, en cuanto tuvo
por finalidad aprovechar la ocasión para intentar hacer creer que la acusada
estaba completamente al margen del plan delictivo, fue un intento fallido y
falaz de favorecerla». 

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : JOSÉ LUIS BARCELÓ CAMACHO

117
NÚMERO DE PROCESO : 44248
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP8072-2017
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Barranquilla
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 07/06/2017
DECISIÓN : NO CASA
DELITOS : Peculado por apropiación
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 32-10, 38B, 68A y
397 / Ley 600 de 2000 art. 178, 194 y 232 /
Ley 1709 de 2014 art. 23 y 32 / Decreto
2282 de 1989 art. 85-1, 85-4 y 85-5 /
Decreto 1400 de 1970 art. 303

TEMA: INTERPRETACIÓN ERRÓNEA DE LA LEY - No se


configura / COAUTORÍA - División del trabajo / PECULADO POR
APROPIACIÓN - Coautoría / PECULADO POR APROPIACIÓN -
Disponibilidad jurídica: jueces como custodios de títulos
judiciales / COAUTORÍA - Diferencia con la complicidad

Tesis: 

«Tratándose del cargo primero subsidiario del libelo presentado a nombre de


ZV, en el que se denuncia violación directa de la ley por interpretación errónea
del artículo 397 del Código Penal, la crítica no se acompasa con el modo en
que los sentenciadores plasmaron los hechos y decantaron el mérito
persuasivo de las pruebas allegadas a la actuación. Ahora, pese a que este
aspecto por cuenta de la admisión de la demanda parecería superado en su
cariz formal, no deja de constituir una imprecisión lógica que repercute en la
adecuada postulación del presunto yerro desde su perspectiva sustancial, en
la medidaque se asume, de forma equívoca, que el juicio de reproche elevado
al escribiente consistió en que fue quien dio la orden de entregar los títulos
judiciales en comento, en condiciones precarias de legalidad.

Sin embargo, cotejando el marco teórico decantado por el ad quem y en


consonancia con la conceptualización efectuada en precedencia, la injerencia
de ZV en la cadena de sucesos reseñados -por la aludida división de labores
en el Juzgado Tercero Civil Municipal de Barranquilla- no fue catalogada a
título de autor ni de cómplice del delito de peculado por apropiación, sino de
coautor [...].

[...]

[...] aun cuando la configuración de la mayoría de estos indicios, según el


examen ya agotado, resulta discutible, por ejemplo, en cuanto a que a este
procesado le concernía verificar el certificado de existencia y representación de
la entidad demandante, que tenía injerencia en la notificación del demandado,

118
que los títulos judiciales debían salir a nombre del I.S.S. y no de sus
apoderados; subsisten otros que mantienen la estructura del sentido de la
decisión, y pese a que en uno de los apartes de la sentencia por vaguedad se
haga mención de ZV como cómplice, tal yerro es irrelevante.

Lo anterior, porque al escribiente se le atribuyó en el fallo de condena ser el


encargado en el despacho de todo lo atinente al trámite de títulos judiciales y
así, en el organigrama del diseño criminal, le correspondía su anómala gestión
coadyuvando todas las irregularidades aludidas. Entonces, abstenerse de
reconocerle personería jurídica a los abogados que los recibieron o la
situación en la que se dieron los embargos, como algunas de las variables
que, sumadas a otras, no se ofrecen resultado del azar o de la desidia dentro
de la unidad de acción con la que se esquilmó el erario, evidencian su
compromiso penal por la permanente actividad que mostró hacia la
consecución de aquella finalidad. En ese orden, en la actuación fulgen
múltiples hechos indicadores que si bien no se relacionaron de manera
sistemática por el Tribunal, remiten hacia esa conclusión una vez cotejada la
incidencia material y funcional de ZV dentro del contexto específico descrito,
cobrando relevancia en ese entorno, verbi gratia, el hecho de que el reparto
del proceso ejecutivo se direccionó para que se asignara al Juzgado Tercero
Civil Municipal de Barranquilla, conforme quedó acreditado en la foliatura
mediante informe del CTI n.º 580788 del 2 de febrero de 2011.

[...]

En este aspecto valga recalcar, una vez más, que cada una de estas
situaciones aisladamente considerada se ofrece inane para efectos de arribar a
la certeza demandada por el artículo 232 de la Ley 600 de 2000, pero todas
ellas concatenadas dentro del iter criminis examinado permiten develar, se
subraya, la división de labores que dio lugar a la defraudación dolosa del
patrimonio del I.S.S. y en el que el escribiente BEZV era pieza fundamental,
para de consuno con la juez librar los títulos judiciales de manera irregular.
Esquema criminal en el que los abogados que los reclamaron aceptaron el rol
de determinadores de estos servidores públicos quienes contaban con la
disponibilidad jurídica y material de los bienes estatales sustraídos en virtud
de la referida labor funcional compartimentada, según se plasmó en las
sentencias condenatorias dictadas en su contra [...].

[...]

Y es que la injerencia funcional de carácter primordial que tenía ZV en la


elaboración de los títulos fue ratificada por la titular del despacho [...].

[...]

[...] los involucrados en el trámite de los títulos pretenden difuminar su real


participación en los acontecimientos objeto del proceso atribuyéndose de
manera recíproca la responsabilidad en su elaboración, cuando lo que se
observa es que, por la división de funciones con la cual se gestionaban, cada

119
unotenía roles definidos en esa labor compuesta y en la que se pasaron por
alto las más mínimas verificaciones por el dolo que acompañó su emisión
irregular, propiciándose el apoderamiento del erario por abogados que
comparecieron al proceso ejecutivo de manera que no solo debió generar
suspicacia sino en especial, la oposición a sus pretensiones, todo dentro del
específico ámbito de competencia de esos servidores públicos por razón de las
múltiples y ostensibles falencias sustanciales y además formales que
trascendían a la llana documentación falsaria. 

[...]

[...] una vez llegado al cargo otra juez y de cara a ulteriores embargos que
solicitaron ser aclarados, el expediente se extravió temporalmente, hecho que,
de nuevo, no tendría que generar mayor recelo de no ser por el cúmulo de
circunstancias anómalas a las que ya se ha hecho referencia y que confluyen
hacia el convencimiento al cual arribó el Tribunal con respecto a la figura de
la coautoría en cuanto al rol del escribiente, funcionario que no puede
catalogarse cómplice, pues, dentro de la división de labores en comento, su
actividad era fundamental para la anómala gestión de los títulos judiciales,
sinella, no se hubiese logrado su expedición y entrega. Por contera, al margen
de la disponibilidad jurídica de los dineros públicos, a ZV, en virtud del
principio de imputación recíproca que rige la coautoría, le es endilgable el
resultado traducido en el peculado por apropiación al ser definitiva su
injerencia como servidor público en la consumación del delito. 

En consecuencia, el cargo en cuestión no prospera al partir, según se


examinó, de presupuestos errados con relación al título de imputación
endilgado y acreditado en este asunto concreto». 

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 46307
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP2904-2017
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Manizales
CLASE DE ACTUACIÓN : REVISIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 05/05/2017
DECISIÓN : NO REPONE
DELITOS : Fabricación, tráfico, porte o tenencia de
armas de fuego, accesorios, partes o
municiones
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004

TEMA: RECURSO DE REPOSICIÓN - Finalidad / RECURSO DE


REPOSICIÓN - Sustentación / COAUTORIA - Concepto
120
Tesis:
«El recurso de reposición tiene como fin obtener que el mismo funcionario o
corporación judicial que emitió una decisión examine nuevamente el asunto y,
bajo una óptica distinta, varíe total o parcialmente el criterio con sustento en
el cual adoptó el pronunciamiento inicial, o simplemente lo aclare o lo
adicione. 

Desde luego, en el caso de pretenderse la modificación de la determinación, es


necesario que el impugnante suministre suficientes y poderosos elementos de
juicio que conduzcan a infirmar o desvirtuar los fundamentos de la
providencia, pues sólo de esa manera resultará exitosa la censura.

En el evento materia de análisis, el defensor insiste en señalar que la


sentencia de la Corte proferida el 15 de febrero de 2012 dentro del radicado
36299 varió el criterio jurídico aplicado en el fallo condenatorio, a cuya
revisión aspira, pero lo hace desconociendo, una vez más, los presupuestos
fácticos que se dieron por demostrados en este último y, además,
pretendiendo acreditar, sin sustento alguno, que son asimilables a los
considerados en el nuevo pronunciamiento.

[…]

[…] se advierte que el abogado también persiste en pretermitir el criterio


jurídico aplicado en los fallos condenatorios, al pretender hacer ver que la
intervención de CG constituye actos preparatorios, pese a que en esas
decisiones se llegó a la conclusión de que se trató de típicos actos ejecutivos,
como se puso de manifiesto en la providencia objeto del recurso de reposición.

Y es que, por demás, esa pretensión resulta de suyo contradictoria porque si


la participación del sentenciado hubiese ocurrido en la fase preparatoria no
tendría por qué buscar se le condene a título de cómplice. De elemental
conocimiento jurídico es que ese tipo de actos, salvo casos excepcionales que
no vienen al caso, no son punibles, como lo recordó la Corte en la decisión 2
de septiembre de 2009 (rad. 29221), citada en la sentencia invocada por el
impugnante como fundamento de la demanda de revisión, al expresar: 

“Desde la teoría del delito, se entiende que los itinerarios puramente ideativos
de los comportamientos ilícitos no son punibles, porque ello traduciría
penalizar las expresiones del pensamiento, por ello, un apoyo en esta etapa no
constituye coautoría, tampoco cuando se evidencia en actos preparatorios”.

En consecuencia, como el defensor no desvirtúa los fundamentos con los


cuales se profirió la decisión inadmisoria, la Sala se abstendrá de reponerla».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 29221 | Fecha: 02/09/2009 |


Tema: COAUTORIA - Concepto

121
SALA DE CASACIÓN PENAL
M. PONENTE : EYDER PATIÑO CABRERA
NÚMERO DE PROCESO : 46965
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP2649-2017
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Medellín
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 26/04/2017
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Homicidio / Hurto / Concierto para
delinquir
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 242 / Ley 906 de 2004
art. 180, 181 y 184 inc. 3

TEMA: COAUTORIA - Apreciación probatoria / COAUTORIA - Configuración

Tesis: 

«[…] la lectura atenta de las sentencias permite establecer, sin dificultad


alguna que, contrario a lo argüido por el recurrente, MEGA, alias “[…]” no solo
participó de principio a fin en el hurto del camión conducido por BR y de las
mercancías que transportaba, sino que se involucró activamente en el
secuestro y posterior homicidio de la víctima.

[…]

[…] se confirma que, distinto a lo señalado por el abogado, la encausada es


coautora de todos los ilícitos por los que fue sentenciada porque aportó a la
consumación de cada uno de ellos de manera eficiente y esencial». 

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : EYDER PATIÑO CABRERA
NÚMERO DE PROCESO : 48544
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP3764-2017
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Armenia
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 15/03/2017
DECISIÓN : NO CASA
DELITOS : Hurto
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de 1991
art. 29 / Ley 270 de 1996 art. 55 / Ley 599

122
de 2000 art. 29 / Ley 906 de 2004 art. 162

TEMA: COAUTORÍA IMPROPIA - División del trabajo: prueba para


condenar / COAUTORÍA - Acuerdo puede ser expreso o
tácito / COAUTORÍA - Concepto: elementos, configuración

Tesis:
«[…] a partir de la prueba indiciaria -admisible en el sistema procesal penal
regido por la Ley 906 de 2004- la colegiatura, dedujo que HR actuó
“mancomunadamente” con otra persona para lograr apoderarse de los bienes
de Amparo Benavides Hoyos. Infirió así la existencia de un plan criminal, el
que se puso en marcha el día de los sucesos, con la consecuente división de
funciones, y en el que aquél tenía el dominio del hecho.

La defensa echa de menos la prueba directa del acuerdo, sin embargo, pasa
por alto que el mismo puede ser expreso o tácito y que, tal como lo ha
sostenido la jurisprudencia de la Sala, para demostrar la alianza criminal no
se requiere que la fiscalía lleve al juicio un documento escrito que así lo
constate, sino que se puede deducir de los hechos que acrediten la decisión
conjunta de cometer el ilícito. Así, en CSJ SP151-2014, rad. 38725 se afirmó:

“Es sabido que para la coautoría funcional el acuerdo del plan criminal no
requiere de un pacto detallado, pues se deduce de los actos desencadenantes,
de los hechos demostrativos de la decisión conjunta de su realización.

Según la teoría del dominio del hecho, autor es quien domina el hecho y para
efectos de la coautoría lo decisivo es tener un dominio funcional del hecho,
pues cada sujeto controla el acontecer total en cooperación con los demás, no
tiene en sí mismo un control parcial, ni tampoco global, sino que éste se
predica de todos.

A su turno, de acuerdo con la definición prevista en el artículo 29 de la Ley


599 de 2000 relacionada con que “Son coautores los que, mediando un
acuerdo común, actúan con división del trabajo criminal atendiendo la
importancia del aporte”, la Corte Suprema de Justicia ha enfatizado en la
necesaria presencia de los siguientes elementos: i) un acuerdo o plan común;
ii) división de funciones y iii) trascendencia del aporte en la fase ejecutiva del
ilícito.

Lo anterior implica al operador judicial sopesar tanto el factor subjetivo


relacionado con el asentimiento expreso o tácito de los sujetos conforme al
plan común y su decidida participación en tal colectividad con ese propósito
definido, como factores objetivos dados por la conducta desplegada por cada
uno como propia de una labor conjunta o global y la entidad de tal aporte”». 

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 22041 | Fecha: 28/10/2006 |


Tema: SENTENCIA - Motivación: deber de fundamentar la pena Rad: 11279 |
Fecha: 25/03/1999 | Tema: SENTENCIA - Motivación: deber de fundamentar
la pena Rad: 35787 | Fecha: 20/01/2016 | Tema: SENTENCIA - Motivación:
123
ausencia absoluta de motivación, nulidad Rad: 38725 | Fecha: 22/01/2014 |
Tema: COAUTORÍA - Concepto: elementos, configuración

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : PATRICIA SALAZAR CUELLAR
NÚMERO DE PROCESO : 38307
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP2819-2017
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Medellín
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 01/03/2017
DECISIÓN : CASA / CONFIRMA SENTENCIA
CONDENATORIA
DELITOS : Homicidio en persona protegida
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000 art. 232 y 277

TEMA: AUTORÍA - Demostración / COAUTORÍA - Acuerdo: análisis


probatorio de las circunstancias / REGLAS DE LA EXPERIENCIA - No se
configura: los falsos positivos corresponden a una operación improvisada de
algunos miembros de la fuerza pública que desean obtener algún
reconocimiento profesional con el sacrificio del vidas humanas para hacer
aparecer tal hecho como sucedido en combate / COAUTORÍA - Concepto:
elementos, configuración / CASO FALSO POSITIVO - Contexto en que se
presenta / COAUTORÍA IMPROPIA - Principio de imputación
reciproca / COAUTORÍA - División del trabajo

Tesis:
«[…] como se plantea en el fallo demandando, que la determinación de las
personas vinculadas jurídicamente al proceso penal se produjo, al parecer,
con fundamento en el informe de orden de operaciones 081 de 2002, suscrito
por ST. DGGP, Comandante de la operación, en el que bajo el título de
“Personal destacado” se relacionaron los nombres de ST. D GGP, SP. LGAD,
SLR. WAJ, SLR. HAGH, SS. CRM, SS. WDP, CP. BRD, CS. IARM y SLR. YAAM
y SLR. JDTC (fls. 222, c.1).

Bajo ese entendido, decretada la apertura de la investigación el 7 de marzo de


2006, se ordenó la vinculación mediante indagatoria de las mismas personas
mencionadas en el referido informe (fls. 222, c. 1), con lo que no se hizo lo
propio con los demás militares que hacían parte de la misión militar. 

Sin embargo, ese fenómeno irregular de carácter procesal ninguna relación


puede tener con la determinación de la responsabilidad individual de los
procesados que sí fueron vinculados legalmente a la instrucción penal, por lo
que carece de sentido la consideración ofrecida en el fallo del Ad quem, al
estimar como un vacío de la investigación, con incidencia en la declaratoria de

124
responsabilidad del juez de primera instancia, que se haya vinculado a un
grupo de soldados y a otros no.

Precisamente, esa circunstancia atinente a la definición individual de la


responsabilidad penal, es la que explica que no obstante haberlo vinculado
mediante diligencia de indagatoria, la Fiscalía decretó la preclusión de la
investigación en favor de SLR. JDTC, al establecerse que no intervino en la
realización de la conducta punible por no haber hecho parte del grupo de
soldados destacados para esa misión.

Ahora bien, se aduce, además, en el fallo de segunda instancia, que no era


posible deducir la responsabilidad penal de los acusados, toda vez que no se
reúnen en este caso los requisitos de la llamada “coautoría impropia”, en
especial referencia a un acuerdo previo de voluntades y a la división del
trabajo criminal, lo cual se descarta por el juzgador ensayando una máxima
de la experiencia expresada en el sentido de que la actuación militar en los
denominados “falsos positivos”, corresponde a “una “operación” improvisada,
de algunos miembros de la fuerza pública que desea (sic) obtener algún
reconocimiento profesional con el sacrificio de vidas humanas para hacer
aparecer tal hecho como sucedido en combate”.

Dicha máxima de la experiencia, expresa el Tribunal, excluye la posibilidad de


dar crédito a los testigos porque en este caso la operación “Jalón” se planificó
con meses de anticipación, se trató de una misión institucional y, en
consecuencia, no es factible inferir que sus miembros se hayan puesto de
acuerdo para la obtención de un resultado ilícito.

De nuevo, la proposición presentada como máxima de la experiencia por el Ad


quem como sustento de su tesis, está lejos de revelarse como un enunciado
universal, general y abstracto, que permita asumir como un acontecimiento
cotidiano que la planificación y la institucionalidad en una actuación militar,
excluyan la posibilidad, per se, de una ejecución extrajudicial.

[…]

Error de trascendencia para la declaración de justicia emitida en el fallo que


obedece a la desatención probatoria de la dinámica de los acontecimientos,
con lo que se desconoció que en materia de coautoría la responsabilidad penal
individual se establece a partir de la presencia de un requisito de carácter
subjetivo, relacionado con la decisión conjunta de realizar la conducta
punible; y, otro de carácter objetivo, atinente al co-dominio del hecho, de tal
manera que todos los intervinientes dominen los acontecimientos, y, además,
que su aportación se produzca en la fase ejecutiva.

El notable yerro en que se encamina la argumentación del Tribunal, lleva al


desconocimiento de circunstancias modales suficientemente acreditadas y que
denotan la existencia de una serie de datos convergentes y concordantes que
señalan la intervención como coautores de los miembros de la tropa militar,
en el sentido de haber actuado de consuno en el cometido criminal.

125
En esa medida, como lo precisó de manera adecuada el juez de primera
instancia, los procesados ST. DGGP, SP. LGAD, SLR. WAAJ, SLR. HAGH,
hacían parte del pelotón militar que en conjunto irrumpió en el barrio Ocho de
Marzo para aprehender a DGM y, sin que mediara ningún combate, lo
ejecutaron, con lo que quedó suficientemente definido que cada uno de ellos
dominó tales acontecimientos y ofreció su aporte en la fase ejecutiva.

[…]

En esta perspectiva, difícilmente podría admitirse que la conducta reprochable


respondió a la voluntad de una parte del pelotón, mientras que quienes se
encontraban en la retaguardia de la formación militar, no prestaron su
concurso voluntario y consciente para el resultado desencadenado.

Al respecto, es importante precisar que en materia de coautoría rige el


principio de imputación recíproca, de acuerdo con el cual a cada uno de los
partícipes se les imputa la totalidad del hecho con independencia de la
concreta aportación que haya prestado para la consecución del fin lesivo,
siempre y cuando aquella responda al principio de esencialidad en un plan
común, lo que atiende a la idea de que realizan un hecho propio, siendo de
igual relevancia para el resultado acciones tales como la prestación de
seguridad de unos miembros del pelotón, la aprehensión de la víctima por
otros y su posterior ejecución por quien realizó el disparo que produjo su
muerte.

Tales aportaciones, deben ser objeto de escrutinio de manera particular, en


relación con cada uno de los partícipes, a fin de determinar, como ya se ha
precisado, su conocimiento de los hechos, su decisión de realizar de manera
conjunta la conducta punible, su dominio funcional de los acontecimientos y
su aportación en la fase ejecutiva del delito.

En lo que concierne a los aquí procesados, precisa la Sala, se tiene


demostrado que el ST. DGGP era el comandante del pelotón militar; el SP. L
GAD, comandante de la primera escuadra y marchaba al frente del pelotón; el
SLR. WAJ, hacía parte de la misma primera escuadra; y, el SLR. HAGH,
conformaba la cuarta escuadra, encargada de asegurar el área y prestar
vigilancia en la retaguardia.

Su intervención en la misión militar es reconocida por todos los acusados y


aunque los tres primeros hacían parte de la escuadra puntera y el último de
la escuadra de retaguardia, su aporte individual resultaba esencial para la
consecución del resultado lesivo. Aunque no es posible la determinación de la
acción desplegada por cada uno de los intervinientes, pues ninguno de los
testigos se encontraba en condiciones de concretar la identidad de quienes
ingresaron al billar y sacaron a la víctima, todos reconocen que el grupo
marchó de manera compacta hasta el lugar donde se presume que fue
producida su muerte.

126
Así las cosas, quedó establecido que no obstante la disposición estratégica de
los integrantes de la tropa, dependiendo de sus rangos y de las funciones
precisas que tácticamente les fueron asignadas, resulta evidente que a
sabiendas de lo sucedido, todos prestaron su contribución esencial, llevando a
cabo una actuación conjunta, con la que de manera objetiva determinaron el
curso del suceso.

Imposible, por demás, resulta saber quién, de todos los militares participantes
en la operación, fue el encargado de disparar el arma de baja velocidad que
ocasionó la muerte de DGM. Esa acción final resulta indeterminada desde el
punto de vista probatorio por la misma dinámica de los acontecimientos, pues
se sabe que para su ejecución la víctima fue trasladada hasta un lugar
incierto, procurándose la impunidad del hecho, donde cualquiera de los
militares estuvo en condiciones de descerrajar el arma de fuego, no obstante
lo cual se presentó una decisión conjunta dominada por el dolo en cada uno
de los partícipes». 

COAUTORÍA - Acuerdo: análisis probatorio de las


circunstancias / COAUTORÍA - Configuración
Tesis:
«[…] lo anterior sirve de respuesta a la consideración hecha por el delegado del
Ministerio Público, quien, en el traslado de la demanda, aboga por la
absolución del SLR. HAGH, […].

El error en el razonamiento del representante de la Procuraduría estriba en


omitir que la acción desplegada por el pelotón de soldados no correspondió a
una actividad legítima, propia del servicio militar, esto es, que las unidades
militares no obedecían en este caso a un despliegue táctico que enfrentó una
ofensiva armada, como fue justificado el episodio, sino a una actuación
criminal, donde la participación de cada uno de sus miembros lejos de
llevarse a cabo en el marco de un combate, se presentó como la aportación a
la comisión de un delito, por lo que las razones referidas a la función
institucional no se correspondían con los hechos acaecidos.

La función asignada a los miembros del pelotón, entre ellos al SLR. G H, no


eran propias de una misión constitucional y, en consecuencia, no eran ajenos
a la ejecución delictiva, quedando establecido con toda claridad que todos los
integrantes de la unidad militar actuaron como coautores del delito de
homicidio, incluso con prescindencia de la posición interna que cada
individuo tuviera sobre la esencialidad de su aporte para la consecución del
propósito común». 

RELEVANTE

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : FERNANDO ALBERTO CASTRO
CABALLERO

127
NÚMERO DE PROCESO : 46893
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP1483-2017
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Antioquia
CLASE DE ACTUACIÓN : SEGUNDA INSTANCIA
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 08/02/2017
DECISIÓN : NIEGA NULIDAD / CONFIRMA SENTENCIA
CONDENATORIA
DELITOS : Concierto para delinquir
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de 1991
art. 91 / Ley 906 de 2004 art. 12, 32-3, 381
/ Decreto Ley 100 de 1980 art. 29-2

TEMA: COAUTORIA - Concepto / COAUTORIA - División del trabajo

Tesis:
«La acusada no hizo ninguna consideración respecto de la importancia de la
supuesta función de prestar seguridad a la tropa que dice haber desempeñado
el soldado JJJD durante el patrullaje en que se perpetró el homicidio de DFA,
tampoco valoró que tuvo conocimiento del propósito criminal desde antes de
salir de la sede militar, no manifestó oposición, ejerció la labor que se le
asignó y al inicio de la investigación ayudó a sostener la falsa historia de que
el occiso era un guerrillero que intentó atacar al escuadrón con una granada,
situaciones que claramente estructuraban la figura de la coparticipación
criminal. Por lo tanto, persistía la calidad de coautor del homicidio aunque se
aceptara la errada conclusión de que alias “[…]” no accionó el fusil.

Del tema, esta Sala ha explicado:

“…en los casos en que varias personas proceden en una empresa criminal,
con consciente y voluntaria división del trabajo para la producción del
resultado típico, todos los partícipes tienen la calidad de autores, así su
conducta vista en forma aislada no permita una subsunción en el tipo, porque
todos están unidos en el criminal designio y actúan con conocimiento y
voluntad para la producción del resultado comúnmente querido o, por lo
menos, aceptado como probable.

En efecto, si varias personas deciden apoderarse de dinero de un banco, pero


cada una de ellas realiza un trabajo diverso: uno vigila, otra intimida a los
vigilantes, otra se apodera del dinero y otra conduce el vehículo en el que
huyen, todas ellas serán autoras del delito de hurto. Así mismo si a esa
empresa criminal van armados porque presumen que se les puede oponer
resistencia o porque quieren intimidar con el uso de las armas y como
consecuencia de ello se producen lesiones u homicidio, todos son coautores
del hurto y de los atentados contra la vida, aun cuando no todos hayan
llevado o utilizado armas, pues han participado en el común designio, del cual
podrían surgir esos resultados que, desde luego, han sido aceptados como

128
probables desde el momento mismo en que se actúa en una empresa de la
cual aquellos se podían derivar”». 

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 47666 | Fecha: 15/06/2016 |


Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Estipulaciones probatorias:
valoración, anexos de la estipulación Rad: 43868 | Fecha: 28/10/2015 |
Tema: COAUTORÍA - Concepto / COAUTORÍA - División del trabajo Rad: C-
578 | Fecha: 19/05/1995 | Tema: CAUSALES DE AUSENCIA DE
RESPONSABILIDAD - Orden legítima de autoridad competente: caso de orden
ilícita

RELEVANTE

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : FERNANDO ALBERTO CASTRO
CABALLERO
NÚMERO DE PROCESO : 44312
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP16905-2016
PROCEDENCIA : Corte Suprema de Justicia Sala de Casación
Penal
CLASE DE ACTUACIÓN : ÚNICA INSTANCIA
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 23/11/2016
DECISIÓN : NIEGA NULIDAD / CONDENA
DELITOS : Concierto para delinquir / Homicidio
FUENTE FORMAL : Decreto 625 de 1994 art. 1b / Decreto Ley
100 de 1980 art. 22, 44, 64-1, 66-7, 66-11 y
186 / Decreto 180 de 1988 art. 7 y 29 /
Decreto 2266 de 1991 art. 4 / Constitución
Política de Colombia de 1991 art. 235 núm.
4 / Ley 599 de 2000 art. 29, 31, 60, 61, 61-
3, 40, 103 y 104-8 / Ley 600 de 2000 art.
75-6, 233, 237 y 277 / Resolucón 56 de
2001 / Resolucón 83 de 2001 / Ley 906 de
2004 art. 20, 32, 161, 176, 179, 179b, 194
y 481

TEMA: HOMICIDIO - Agravado: con fines terroristas,


demostración / COAUTORÍA - Demostración

Tesis:
«[…] se ha realizado el análisis de la prueba directa, especialmente la de
carácter testimonial, con el propósito de determinar si en MAMM concurre
responsabilidad penal en el delito de homicidio con fines terroristas imputado
(ordinal 5.2). En desarrollo de esa labor se demostró lo siguiente: 

129
(i) Que la orden de ultimar a LCGS provino de PEEG, por lo que tras
frustrarse un primer atentado en la ciudad de Medellín, se realizaron varias
reuniones para planear otro, así que en una de ellas, con la asistencia de EG
y GRG, se decidió que este último fuera el encargado de la ejecución material
del homicidio, quien a su vez, aprovechando que era el principal financiador
de las autodefensas del Magdalena medio, comandadas por HJPD, le
encomendó a éste esa misión, gracias a la logística delincuencial que poseía,
el cual a su vez designó a JERR para que en efecto llevara a cabo el ataque;

(ii) Que en el inmediato pasado las autodefensas del Magdalena medio habían
atentado contra la vida de los miembros del movimiento Nuevo Liberalismo
orientado por LCGS, a raíz de las ideas políticas que difundían y que
particularmente se dirigían a combatir la corrupción, el crimen organizado y el
narcotráfico;

(iii) Que JERR tenía conexiones directas con el DAS para obtener información
sobre la actividad pública de LCGS, a fin de poder ejecutar exitosamente el
atentado;

(iv) Que parte del plan para atentar contra LCGS consistía en cambiarle y
debilitarle su escolta, por lo que se debía contar con la participación del DAS,
organismo encargado de su seguridad;

(v) Que LCGS había recibido amenazas contra su vida y que el DAS estaba en
el deber legal de garantizarle la seguridad;

(vi) Que MAMM injustificadamente cambió al jefe del esquema de seguridad de


LCGS y en su reemplazo directamente designó a JATM;

(vii) Que LCGS nunca solicitó al DAS el cambio de su jefe del esquema de
seguridad, pues solo pidió que se le reforzara su protección y se le mejorara la
dotación a sus escoltas;

(viii) Que JATM no tenía la capacitación necesaria para ejercer la función de


jefe de un esquema de seguridad y además había sido investigado penal y
disciplinariamente por faltas graves cuando fue oficial de la Policía Nacional;

(ix) Que no obstante que LCGS le pidió directamente a MAMM que le


reintegrara al anterior jefe de su esquema de seguridad, MM le manifestó que
JATM era su “hombre de confianza” así que “pondría las manos por él en el
fuego”;

(x) Que JERR, autor material del atentado contra LCGS, se conocía con JATM,
al punto que como el primero fue capturado dentro la investigación que se le
adelantó por la muerte de GS, le pidió a TM que le hiciera un favor cuando
estaba en la cárcel;

(xi) Que JATM no coordinó con las autoridades de Soacha la seguridad de


LCGS para el día de los hechos; así mismo, envío dos de los escoltas del

130
político al municipio de Villeta, donde al día siguiente daría un discurso
público; intentó cambiar a los escoltas más antiguos de GS; no subió a la
tarima donde éste fue atacado, a pesar de que era su deber hacerlo por
tratarse del jefe del esquema de seguridad; momentos antes del ataque se
alejó de dicho sitio; tras haber sido herido G, se mantuvo pasivo en lugar de
auxiliarlo y; por último, el informe inicial que presentó para reportar sus
actividades el día del atentado no reflejó lo que en realidad había sucedido;

(xii) Que el día de los hechos JATM alardeó de que en Soacha tenía toda la
seguridad de LCGS bajo absoluto control;

(xiii) Que MAMM tenía conocimiento del atentado que se iba a perpetrar
contra LCGS y;

(xiv) Que MAMM desvió la investigación que se adelantó por la muerte de


LCGS sindicando a personas inocentes e impidiendo que se judicializaran a
los verdades responsables.

Así las cosas, de los hechos hasta aquí demostrados se extraen de manera
lógica las siguientes conclusiones:

(i) Que la orden de asesinar a LCGS fue impartida por PEEG y que el
encargado de materializarla fue GRG, el cual para el efecto echó mano de
HJPD, quien a su vez designó a JERR para que ejecutara el atentado;

(ii) Que JATM fue impuesto por MAMM como jefe del esquema de seguridad de
LCGS, no obstante la inconformidad frente a tal nombramiento, así expresada
y transmitida por el propio político y su esposa; sino que el Jefe del DAS
persistió en ese nombramiento, pasando por alto la falta de idoneidad y
capacidad de TM para ese encargo, sumado al comportamiento el día de los
hechos, el cual evidenció el incumplimiento de sus funciones;

(iii) Que MAMM tenía conocimiento del atentado que se haría contra LCGS y
que tras concretarse el homicidio desvió las investigaciones sindicando a
personas inocentes y evitó que se conociera la identidad de los verdaderos
responsables.

En esa medida, hasta aquí no hay prueba directa que señale a MAMM como
coautor del delito de homicidio con fines terroristas en la persona de LCGS.

No obstante, de los hechos antes reseñados se extrae que MM realizó algunas


conductas y que tuvo vínculos con personas relacionadas con el homicidio de
LCGS.

Por tanto, corresponde examinar si del comportamiento de MAMM y de la


manera como se consolidaron sus vínculos con algunas personas relacionadas
con el homicidio del líder político, es posible deducirle responsabilidad en el
homicidio de LCGS, para lo cual se acudirá a la prueba indiciaria, sin que en

131
esa labor se pierdan de vista los medios de convicción directos, por lo que se
hará la valoración conjunta de unos y otros.

Al efecto, inicialmente resulta necesario recordar que una vez PEEG tomó la
decisión de dar muerte a LCGS, se encargó de esa tarea, como ya se dijo, a
GRG, quien de inmediato delegó esa misión a HJPD, comandante de la
autodefensas del Magdalena medio, el que presto escogió a JERR para
materializarla.

Al respecto importa mencionar, conforme se dejó plasmado al analizar la


responsabilidad de MAMM en el delito de concierto para delinquir agravado
por promover las autodefensas del Magdalena medio, que éste tuvo una
estrecha relación con HJPD, su comandante.

Sobre esa relación se refirieron AJBA, alias […], al manifestar que a PD y MM


los unía el interés de combatir a la subversión; JAHV, alias […], también puso
de presente ese nexo, particularmente porque presenció una reunión entre los
mismos y conoció que M le brindaba información a P sobre los operativos
judiciales y órdenes de captura en contra de los miembros de su organización
ilegal para evitar que fueran judicializados o privados de la libertad.

Por su parte, IRDG, alias […], y DFMB, alias […], coincidieron en afirmar que
dada la “amistad” entre MAMM y HJPD, el grupo al margen de la ley de este
último no era perseguido; en tanto que WJP, hermano de PD, dio cuenta que
presenció encuentros entre éste y M.

A partir de la anterior prueba testimonial queda demostrado el hecho


indicador de que para la época del homicidio de LCGS, entre HJP, quien
estaba al margen de la ley, y MAMM, Director del DAS, existía un vínculo
estrecho.

En esa medida, como MAMM, en su condición de Director del DAS, se prestó


para filtrarle información a HJPD, reconocido delincuente, para frustrar los
operativos diseñados por las autoridades con el objetivo de darle captura
junto a los demás miembros de su organización, se infiere que MM estaba en
disposición de ayudarlo a materializar otros planes criminales, como
finalmente lo hizo para llevar a cabo el atentado contra LCGS.

Cabe agregar que lo anterior concuerda con el hecho demostrado según el


cual para asesinar al doctor LCGS, sus enemigos habían previsto como
necesario contar con la colaboración del DAS.

[…]

Así las cosas, se observa que a la estrecha relación que existió entre MAMM,
como Director del DAS, con HJPD, comandante de las autodefensas del
Magdalena medio, lo que permitió concluir que el primero tenía la disposición
de ayudar al último, sin importarle que estaba al margen de la ley, se agrega
el hecho de que JERR, ejecutor material del atentado contra LCGS, fue

132
escogido por el propio PD para que cumpliera ese cometido porque además
tenía “amistades” con “los del DAS”.

Ahora, volviendo al plan criminal que se fraguó para atentar contra LCGS, se
tiene que como parte de él estaba el cambiarle la escolta.

[…]

Al respecto se observa que MAMM, para la época de los hechos, directa y


unilateralmente designó a JATM en reemplazo de VJC, como el nuevo jefe del
esquema de seguridad de LCGS.

[…]

En esa medida, si bien es cierto que MAMM le cambió el jefe del esquema de
seguridad a LCGS, ese solo hecho no demuestra la participación del primero
en la muerte del segundo. Empero, del material probatorio surgen hechos y
circunstancias adicionales que analizados en conjunto llevan a la certeza de
que MM es responsable del homicidio con fines terroristas del que fuera
víctima GS.

[…]

A lo que hasta aquí se ha dicho en torno a JAT, es decir, su reprochable


desempeño profesional anterior y carencia de idoneidad para desempeñarse
como jefe de escoltas, se debe agregar que MAMM lo referenció como “persona
de confianza”, según lo refirió GP, esposa de GS, el hijo de éstos, CF, y LPS,
secretaria del político, quien añadió que MM dijo que “pondría las manos por
él en el fuego” 

Entonces, si MAMM nombró a JATM como jefe de escoltas de LCGS porque


según él era su “persona de confianza” y “pondría las manos por él en el
fuego”, esto quiere decir que MM conocía a TM muy bien al punto de
recomendarlo de manera tan incondicional.

En esa medida, la conducta de JATM no puede considerarse negligente, sino


claramente dirigida a desproteger al candidato para que fuera fácil blanco de
sus enemigos, por tanto, no se trató de una falta de idoneidad de TM, sino de
su evidente compromiso con el plan criminal y cuyo éxito MAMM quiso
asegurar poniendo al frente de la protección del objetivo a una persona de su
plena confianza comprometida con el resultado.

En otras palabras, es claro que MAMM en modo alguno quería que LCGS
contara con la mejor escolta en aras de garantizarle su seguridad, pues no
puede perderse de vista que GS era una de las personas más amenazadas del
país, situación plenamente conocida por MM.

A lo anterior se suma, como quedó demostrado, que el día del homicidio de


LCGS, JAT no subió a la tarima donde fue abaleado el político en cita, según

133
lo refirieron los escoltas PNAB, LAC y BSV, precisando este último que por el
contrario TM se alejó del lugar instantes previos al atentado, a pesar de que
era su deber estar al lado de la persona protegida para garantizar su
seguridad como lo puso de presente AB. De esto se sigue que TM sabía que se
iba a llevar a cabo el ataque y por eso se alejó en protección de su propia
integridad personal, dejando solo a GS.

Por tanto, se constata que no solo JATM tenía un pasado cuestionado y


carecía de idoneidad, con lo cual es patente que no era prenda de garantía
para velar por la seguridad de LCGS, contrario a lo afirmado por MAMM, sino
que sabía del plan fraguado para asesinarlo, el cual también era de
conocimiento de MM.

Del conocimiento que tenía MAMM del plan para atentar contra la vida de GS
dio cuenta REHG, […].

Pero REHG no fue el único que hizo referencia a la circunstancia de que


MAMM tuvo conocimiento de la maquinación encaminada a ultimar a GS,
sino que de ello hizo alusión MRO, […].

Sobre el mismo particular, es decir, que MM sabía del plan para atentar
contra LCGS, se ofrece oportuno recordar que IRDG, alias […], en declaración
del 28 de abril de 2009, al referirse a lo que le confesó Jaime Eduardo Rueda
Rocha, autor material del asesinato de Galán Sarmiento, sostuvo que éste le
“mencionó un señor TORREGROZA del DAS como su cómplice en el
magnicidio y al entonces director del DAS, general ALFREDO MAZA
MÁRQUEZ, quien según… RUEDA ROCHA, había acordado con el señor
HENRY PÉREZ, la vuelta, refiriéndose al homicidio del doctor LUIS CARLOS
GALÁN”.

[…]

A la prueba que se acaba de rememorar con el propósito de constatar que


MAMM tenía conocimiento del atentado fraguado contra LCGS, se suma otro
hecho no menos indicativo de su compromiso penal.

[…]

[…] del hecho plenamente demostrado que MAMM desvió las investigaciones y
que conscientemente culpó a un inocente, se infiere que tenía la intención de
encubrir al verdadero autor material del asesinato del doctor G, frente al que
sabía su identidad y, si ello fue así, era porque estaba comprometido en la
realización del crimen.

De todo lo analizado se concluye sin dificultad, que MAMM, Director del DAS,
como se demostró suficientemente, tenía tratos con HJPD, comandante de las
autodefensas del Magdalena medio.

134
Así mismo, que MM se conocía con JATM, al punto que lo calificó como su
“persona de confianza” y respecto del cual “pondría las manos por él en el
fuego”, a quien designó como jefe del esquema de seguridad de LCGS.

También se demostró que JATM se conocía con JERR, quien fue el autor
material del homicidio de LCGS.

Además, se comprobó que tanto MAMM como JATM, sabían del plan que
existía para atentar contra la vida de LCGS.

Igualmente, se demostró que parte esencial del plan para asesinar a LCGS
consistía en cambiarle la escolta y debilitársela, lo que en efecto realizó
MAMM, a través de JATM, quien de manera sistemática, efectuó una serie de
acciones dirigidas a propiciar la desprotección del político en su salida
proselitista en Soacha, toda vez que para la fecha del evento el hombre por el
cual MM “pondría las manos… en el fuego”, ordenó una avanzada a otro sitio
reduciendo la escolta, no asumió el liderazgo del esquema de protección
durante todo el día, tampoco coordinó, contrario a lo que sostuvo, la presencia
de la Policía Nacional en la plaza del municipio de Soacha, no acompañó en la
tarima a GS como era su deber, pues se alejó convenientemente momentos
antes del accionar sicarial y después afirmó, en contra de lo probado, que
había intervenido activamente en el momento del atentado para defender a su
protegido.

Esto, por tanto, permite afirmar que el encargo de HJPD —comandante de las
Autodefensas del Magdalena medio—, de debilitar el esquema de seguridad de
LCGS, según lo sostuvo AJBA, alias […], se cumplió al pie de la letra por
MAMM, pues recuérdese que JATM fue puesto como jefe del esquema de
seguridad por aquél y, según se expuso ampliamente en precedencia, cumplió
esa tarea a cabalidad.

A su vez, para asegurar la impunidad de los verdaderos antores materiales,


MM desvió la investigación sindicando a inocentes, tanto ante los medios de
comunicación como frente a las autoridades judiciales y administrativas.

Los anteriores elementos probatorios, directos e indirectos, analizados en


conjunto conforme a las reglas de la sana crítica, brindan a la Corte el
convencimiento más allá de toda duda razonable, de que el acusado MAMM,
es responsable a título de coautor del homicidio con fines terroristas
perpetrado contra la humanidad del líder político LCGS, pero también, en las
personas del concejal JCPS y los escoltas SCJ y PNAB—este último en el
grado de tentativa—, por consiguiente, se le impartirá sentencia condenatoria
por este hecho.

[…]

En conclusión, frente al asunto que convoca la atención de la Sala, quedó


demostrada la existencia de un acuerdo común entre las autodefensas del
Magdalena medio y MAMM, para que éste se sumara a la consecución de los

135
protervos fines de tal organización criminal, entre ellos, la muerte de LCGS,
siendo su aporte significativo, el cual constituye la base para predicar la
coautoría impropia, la ayuda que brindó para debilitar su esquema de
seguridad del político, contribución sin la cual no se hubiera logrado
consumar tal crimen».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA:  Rad: 22698 | Fecha: 09/11/2006 |


Tema: COAUTORÍA IMPROPIA - Concepto / COAUTORÍA IMPROPIA -
Elementos

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 48484
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP7446-2016
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Medellín
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 26/10/2016
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Fabricación, tráfico y porte de armas y
municiones de uso restringido, de uso
privativo de las Fuerzas Armadas o
explosivos.
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 183 y 184

TEMA: COAUTORIA - Diferencia con la complicidad / VIOLACIÓN DIRECTA


DE LA LEY SUSTANCIAL - Parte de la aceptación plena de los hechos

Tesis:
«[…] a través de un yerro de juicio del Tribunal respecto de la categoría de la
coautoría, pretende mudar el fallo de condena adoptado en contra del
procesado al degradarlo al de complicidad, pero sin la contundencia necesaria
para denotar el error de selección normativa. 

Además, no respeta los hechos y las pruebas como fueron aprehendidas y


estimadas por el juzgador y cae a no dudarlo en una infracción indirecta de la
ley de carácter sustancial cuando pregona que los testigos coinciden en
afirmar que el menor recibió inicialmente la ayuda de un motociclista y luego
del conductor del Renault Twingo». 

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : EUGENIO FERNÁNDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 48213

136
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP7135-2016
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Cali
CLASE DE ACTUACIÓN : REVISIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 19/10/2016
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Homicidio / Fabricación, tráfico, porte o
tenencia de armas de fuego, accesorios,
partes o municiones
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000 art. 75-2, 220 y 222 /
Decreto 2700 de 1991 art. 1 y 3

TEMA: ACCIÓN DE REVISIÓN - Demanda: requisitos / ACCIÓN DE


REVISIÓN - Hecho y prueba nuevos: deben ser relevantes para cambiar el
sentido del fallo / COAUTORÍA - Configuración

Tesis:
«De conformidad con lo establecido en el artículo 222 del estatuto procesal
penal, constituyen presupuestos formales para la admisión de la demanda: i)
se determine la actuación procesal cuya revisión solicita, con la concreción del
despacho que profirió el fallo; ii) el delito o delitos que motivaron la actuación
procesal; iii) la causal que se invoca y los fundamentos de hecho y de derecho
en que se apoya la solicitud; iv) la relación de las pruebas que fundamentan la
petición; v) el aporte de copia de las sentencias de primera y segunda
instancia y de casación, según el caso; y, vi) constancia de su ejecutoria,
exigencias frente a las cuales ninguna objeción admite la demanda
instaurada. 

No obstante lo anterior, se observa una falencia en relación a las causales en


que pretende apoyar su requerimiento el libelista, pues adujo como prueba
nueva el documento suscrito por MH, recibido en febrero de la anualidad por
su representada en el establecimiento carcelario donde se encuentra recluida
y en el que señala la manera como aparentemente cometió el homicidio,
puntualizando indubitablemente la inocencia de AG en la perpetración del
mismo.

Por tanto, tratándose del motivo contemplado en el numeral 3º, el accionante


no debe limitarse a enunciar la causal e indicar las pruebas ex novo, sino que
dentro del desarrollo del mismo le compete poner de presente con la mayor
suficiencia y claridad, que tal prueba de haber sido conocida antes de emitirse
el fallo, tenía la virtualidad de modificar la decisión adoptada e inducir por
supuesto a proferir una diametralmente distinta, para el caso concreto, mutar
la declaración de condena contenida en la sentencia por una de carácter
absolutorio.

[…]

137
Es decir, se exige una postulación encaminada a acreditar, con apoyo en las
pruebas allegadas y asumidas como “nuevas” que la verdad formalmente
declarada en el fallo no corresponde a la realidad, esto es, que la sentencia
atacada se muestra materialmente injusta, empero, en el asunto, surge
diáfanamente paradójico tener como prueba nueva un documento como el
allegado, pues el mismo no logra derruir la responsabilidad de EAG en los
punibles de homicidio en concurso con fabricación, tráfico y porte de armas
de fuego.

En el caso sub examine, se advierte que el desarrollo argumentativo de la


causal aducida es prácticamente inexistente, pues lo que pretende el
demandante es convalidar la inocencia de EAG atendiendo la manifestación
hecha por una tercera persona que se incrimina, pero que a su vez resalta su
pretensión de no asumir la responsabilidad penal por tales hechos.

Tal aseveración a juicio de esta Sala resulta tanto desacertada como


improcedente, atendiendo a que en las diferentes etapas de la actuación
penal, se tuvo conocimiento de la participación de dos personas en la
ejecución de las conductas punibles, lo que origina que la prueba nueva
allegada por el demandante, de ninguna manera logra remover la
responsabilidad penal en calidad de coautora de AG». 

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
NÚMERO DE PROCESO : 46775
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP7074-2016
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Única de San
Andrés, Providencia y Santa Catalina
CLASE DE ACTUACIÓN : REVISIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 18/10/2016
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Trafico, fabricación, o porte de
estupefacientes
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 376 y 384-3 / Ley 906
de 2004 art. 192-6 // Ley 890 de 2004 art.
14 / Ley 1121 de 2006 art. 26

TEMA: ACCIÓN DE REVISIÓN - Causales: demostración / COAUTORÍA -


División del trabajo

Tesis: 

«[…] los argumentos expuestos por la apoderada judicial de BV, no buscan


demostrar el cumplimiento de la causal invocada, sino que apuntan a

138
controvertir la legalidad de los fallos de instancia, cuya enmienda no
corresponde a la acción rescisoria. 

En efecto, no señaló cuál es la prueba falsa que soportó el fallo objeto de


revisión, toda vez que se limitó a controvertir la labor realizada por los
funcionarios que adelantaron la investigación y la responsabilidad colectiva
endilgada a los acusados, aduciendo que no fue imputado el delito de
concierto para delinquir, por cuya razón no podía atribuírseles la totalidad de
la droga incautada. Sin embargo, olvida que se les condenó a título de
coautores del punible de tráfico, fabricación y porte de estupefacientes
agravado (Art. 376 y Art. 384-3 del Código Penal), al encontrarse que actuaron
en forma mancomunada y con división de trabajo».

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : JOSÉ LUIS BARCELÓ CAMACHO
NÚMERO DE PROCESO : 45627
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP3177-2016
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Cali
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 25/05/2016
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Homicidio
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 340, 373, 377, 379,
380, 381, 382,402, 437, 438 y 441 / Ley
270 de 1996 art. 54

TEMA: COAUTORÍA - Acuerdo puede ser antecedente o concomitante al


comportamiento

Tesis: 

«La concomitancia de voluntades orientada a maltratar físicamente a JPHR.


junto con la decisión de no trasladarlo con prontitud para que fuera auxiliado
cuando los vejámenes llegaron a su cenit, hacen que el juicio de reproche por
el resultado les sea imputado recíprocamente. Ahora, es desacertado predicar
que para deducir aquel dispositivo amplificador del tipo era imprescindible
acreditar la existencia de un plan criminal producto de la reflexión, la
preparación o la ponderación, al ser factible que se genere en un convenio
repentino o tácito, conforme lo ha admitido la jurisprudencia (CSJ AP, 27 Feb
2013, Rad. 40719) y de acuerdo con las actitudes y circunstancias objetivas
de las que dieron cuenta los sentenciadores que no constituyen prejuicios,
tampoco obedecen al capricho y mucho menos consultan la arbitrariedad».

139
RELEVANTE

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : JOSÉ LUIS BARCELÓ CAMACHO
NÚMERO DE PROCESO : 43007
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP4129-2016
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Cali
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 06/04/2016
DECISIÓN : CASA
DELITOS : Contrabando / Corrupción de alimentos,
productos médicos o material profiláctico
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de 1991
art. 29,33 / Ley 6 de 1971 / Ley 7 de
1991 / Ley 170 de 1994 / Ley 599 de 2000
art. 319 y 372 / Ley 906 de 2004 art. 8-A,
8-B, 8-C, 15, 16, 277, 356-3, 362, 374,377,
378, 379,381-1, 429, 438 / Ley 1220 de
2008 art. 5 / Ley 1453 de 2011 art. 63,
431 / Decreto 2685 de 1999 art. 104-E,
117, 121, 126, 192 a 203, 496-3-3 y 3-7 /
Decreto 1470 de 2008 art. 9 / Decreto 1440
de 2008 art. 11 / Decreto 1232 de 2001 art.
43 / Resolucón 2201 de 2005 art. 6

TEMA: RESPONSABILIDAD PENAL - Es personal e


intransferible / COAUTORIA - Acuerdo: análisis probatorio de las
circunstancias / CORRUPCIÓN DE ALIMENTOS PRODUCTOS MÉDICOS O
MATERIAL PROFILÁCTICO - Demostración

Tesis:
«Se sostiene en el fallo impugnado que los glucómetros fueron importados con
el propósito de comercializarlos, toda vez que “el planteamiento defensivo,
relacionado con la finalidad altruista para ingresar los elementos al país
deviene absurdo, por dos razones: no es admisible donar elementos
caducados y de producción imperfecta, destinados a la destrucción y además,
el producto de un delito en el extranjero y, segunda, tampoco resulta
razonable que para efectos de donación se hayan pretermitido todos los
controles exigidos administrativamente para el ingreso al país de tales
elementos”.

La Corte advierte que la defensa de ZM no alegó que los glucómetros serían


destinados a actividades filantrópicas. De acuerdo con la prueba practicada,
tal planteamiento fue esgrimido por ÁMR al señalar que es miembro de la
organización denominada “El Reino de Dios”, a través de la cual presta
servicios a las comunidades de bajos recursos, por lo cual pensaba utilizar los
140
equipos en unas brigadas médicas que pretendía realizar en el sur del país. Es
decir, en ningún momento se alegó por el testigo y, menos aún, por el
enjuiciado, que los dispositivos iban a ser donados (que sería,
indudablemente, una manera de suministrarlos).

Por tanto, el que se le dé o no credibilidad a RM sobre la finalidad altruista


que tuvo para importar los dispositivos al país, no tiene ninguna incidencia en
este caso, porque aquí no se está juzgando la conducta de dicho testigo sino la
de EZM, quien fue reiterativo en sostener que su conducta se contrajo a
permitir que su cuñado los mandara a su casa.

Así pues, advierte la Corte que para desvirtuar el principio de presunción de


inocencia que ampara al procesado, el Tribunal le deriva responsabilidad con
base en el comportamiento de un tercero no vinculado a este proceso (R M),
desconociendo el principio de autorresponsabilidad, en virtud del cual cada
individuo debe responder por sus propias acciones y no por la conducta de los
demás.

En segundo lugar, el juez colegiado no tuvo en cuenta que los dispositivos


médicos fueron adquiridos el 8 de mayo de 2008, esto es, más de tres meses
antes de que venciera la vida útil de las tirillas, por lo cual no es descabellado
pensar que RM los pudo haber utilizado en las brigadas médicas a las que
alude. Por tanto, el argumento traído para sustentar el fallo impugnado no
tiene la fuerza suficiente para infirmar las manifestaciones del deponente. 

En tercer lugar, ya quedó visto que, contrario a lo sostenido por el ad quem,


no hay ningún elemento suasorio que permita sostener que los dispositivos
fueran “de producción imperfecta, destinados a la destrucción y además, el
producto de un delito en el extranjero”, habida consideración que no se
demostró, con elementos materiales probatorios o evidencia física legalmente
aducidos al juicio, ni el presunto hurto, ni la presunta intención de
destruirlos por haber sido producidos de manera imperfecta.

En cuarto lugar, lo referente a que el único destino que se les iba a dar a los
glucómetros era su comercialización, porque se pretermitieron los controles
para su ingreso al país, no pasa de ser una simple conjetura. Muchos pueden
ser los motivos que tuvo ÁMR -y no el procesado- para actuar de esa manera:
venderlos clandestinamente (como lo supusieron los falladores de instancia al
acoger la pretensión de la Fiscalía), utilizarlos en la práctica de brigadas
médicas (como lo alegó RM), dotar clínicas clandestinas de la guerrilla o
clínicas donde se practican actividades ilícitas, etc.

[…]

Por último, la Corte considera que aún en el evento en que, como lo sostuvo el
Tribunal, el propósito de ÁR fuera el de comercializar los dispositivos en
Colombia, tal conducta no puede ser trasladada al procesado para deducirle
responsabilidad, habida consideración que no se demostró, por ningún medio
de conocimiento, la existencia de un acuerdo entre ellos para hacer la

141
importación de los dispositivos y demás equipos médicos y, menos aún, sobre
el destino que se les daría, sin que pueda la judicatura presumirlo, máxime
cuando hay prueba en contrario.

[...]

Debe tenerse en cuenta, así mismo, que la prueba documental allegada en


legal forma al proceso es demostrativa de que el enjuiciado no se ha dedicado
a la comercialización de glucómetros ni de dispositivos médicos, ni de
productos para la salud, lo que permite inferir que no tenía ningún interés en
prestar su concurso y voluntad para importar los dispositivos y
comercializarlos. Tales documentos demuestran que se ha dedicado a
actividades deportivas como futbolista y a la compraventa de propiedad raíz y
enlucimiento de interiores, labores que nada tienen que ver con la
importación, distribución o comercialización de dispositivos médicos, por lo
cual la Corte da credibilidad a sus afirmaciones.

Para desvirtuar el argumento defensivo, consistente en que el procesado


simplemente autorizó a RM a remitir a su casa los dispositivos y demás
equipos médicos, sostuvo el juez colegiado: “Si la encomienda o favor
solicitado por R no era más que guardarlos entre tanto llegara él de los
Estados Unidos, no resulta suficientemente explicado que el procesado haya
tomado los glucómetros y los hubiera puesto en venta”.

Tal aserto, además de no tener respaldo probatorio, porque no hay ninguna


prueba que acredite que ZM puso en venta los glucómetros, riñe con las reglas
de la lógica y el sentido común. 

Considera la Corte que si la intención del enjuiciado era la de comercializar


los glucómetros, no existe razón atendible para que durante cuatro meses
hubiera guardado, en el estudio de su casa, el 97% de tales elementos, sin
hacer ninguna gestión encaminada a lograr el objetivo que se le atribuye.
Menos aún resulta lógico que esperara a que vencieran las tirillas para poner
los equipos en venta, poniendo en riesgo la presunta empresa criminal en la
que presuntamente, según el ad quem, se había embarcado. Si ello fuere así,
lo más razonable es que se apresurara a hacer la venta antes del 31 de agosto
de 2008.

La lógica no permite entender que un comerciante invierta su dinero en


comprar un stock de inventarios para tenerlo quieto, máxime cuando los
bienes están sujetos a una fecha de vencimiento, corriendo el riesgo
innecesario de perder su inversión o, por lo menos, de disminuir
ostensiblemente sus ganancias. 

Afirma el ad quem que “a poco andar” ZP “se destinó a la comercialización y


distribución del producto”, planteamiento que no tiene asiento en las pruebas
legalmente recaudadas en el debate público, si se tiene en cuenta que se
probó de manera fehaciente que cuatro meses después de haber recibido los
dispositivos, fueron hallados 1.942 glucómetros con sus cintillas, de 2000 que

142
le fueron enviados, lo que significa que no había realizado ninguna actividad
para “destinarse a la comercialización y distribución” y menos aún que tales
labores las hubiera realizado “a poco andar”, expresión que significa “con
celeridad, con presteza”.

[…]

La experiencia enseña que todos los comerciantes, de productos lícitos o


ilícitos, hacen estudios de mercado antes de embarcarse en una empresa
fallida, máxime si son inescrupulosos delincuentes, a quienes solo les interesa
obtener lucro en la ejecución de actividades ilícitas. En esta medida, no
resulta lógico que tanto tiempo después ZM conservara en su propia casa la
mayor parte de los glucómetros que, según el Tribunal, importó al país para
vender».

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : JOSÉ LUIS BARCELÓ CAMACHO
NÚMERO DE PROCESO : 44670
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP1677-2016
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Manizales
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 30/03/2016
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Homicidio
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 184, 205

TEMA: CASACIÓN - Demanda: requisitos formales, enunciación de causal y


formulación del cargo / SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Escrito de
acusación: imputación fáctica y jurídica / COAUTORÍA - Acuerdo: análisis
probatorio de las circunstancias

Tesis:
«La argumentación esbozada en el cargo principal, que ni siquiera indica cuál
es la causal de casación que lo soportaría, es insuficiente para develar a la
Sala la necesidad de invalidar las diligencias como mecanismo extremo de
solución, al circunscribirse la denuncia del presunto yerro a la crítica acerca
de la validez que al recurrente le merece, desde una interpretación subjetiva,
el método narrativo y jurídico empleado por la Fiscalía cuando sintetizó tales
aspectos en el escrito de acusación, el cual, por sí mismo, no se avizora lesivo
de garantías fundamentales.

Lo anterior, porque esa pieza procesal contiene la descripción pormenorizada


de los acontecimientos por los que se convocaba a juicio a los implicados, su
desarrollo causal y de manera expresa señaló que era la coautoría el título de
imputación endilgado.
143
[…]

Entonces, no se vislumbra cuál sería el asidero de la incertidumbre alegada,


en virtud a que el relato de los sucesos materia de investigación y juzgamiento
plasmado en la acusación, incluso replicado en las decisiones de instancia en
el acápite de hechos, detalla sin perplejidades los antecedentes que dieron
lugar a que un grupo de jóvenes provenientes de Pradera se trasladaran hasta
inmediaciones de Manizales a un sitio preconcebido donde se les tendió una
celada, en la que los militares relacionados en precedencia procedieron a
“dispararles sin mediar provocación que justifique tal acción y seguir con una
serie de actos tendientes a aparentar la ocurrencia de un combate o una
agresión de parte de las víctimas, misma que no ocurrió".

Así las cosas, no hay imprecisión ni indefinición de ningún tipo al fulgir


diáfano el compromiso penal atribuido, como la calificación jurídica
respectiva, sin que fuesen necesarias mayores disquisiciones acerca de la
coautoría por cuanto la reseña en comento evidencia que la contribución de
aquellos en la producción del resultado, tentado en el caso de JDMC quien “se
salvó de morir ya que el soldado encargado de eliminarlo se le encascaró el
proyectil, situación que aprovechó para huir de la emboscada”, confluía
relevante y, en esa secuencia, era viable predicar un acuerdo previo orientado
a su consecución, la distribución de roles y el dominio del hecho. Por
consiguiente, se insiste, no era imprescindible que la Fiscalía se extendiera en
la explicación dogmática del instituto, como lo reclama el demandante, porque
fue clara, argumentativa y jurídicamente, al ilustrar las razones por las que
los llamaba a juicio». 

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : LUIS GUILLERMO SALAZAR OTERO
NÚMERO DE PROCESO : 38445
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP3331-2016
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Villavicencio
CLASE DE ACTUACIÓN : REVISIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 16/03/2016
DECISIÓN : DECLARA INFUNDADA CAUSAL DE
REVISIÓN
DELITOS : Homicidio / Secuestro simple / Fabricación,
tráfico, porte o tenencia de armas de fuego,
accesorios, partes o municiones
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 321

TEMA: COAUTORÍA - Diferencia con el concierto para delinquir

144
Tesis:
«Acerca del argumento del demandante relativo a que su poderdante fue
absuelto por el delito de concierto para delinquir, eventualidad que en su
opinión acredita que “…no pertenecía a la banda criminal que dio muerte al
señor Raúl Oswaldo Cifuentes Montenegro…”, necesario resulta hacer
claridad respecto a que tal comportamiento se diferencia sustancialmente de
la figura de la coautoría, y en consecuencia, nada impide que no obstante no
haberse acreditado la existencia del punible de concierto para delinquir, se
deduzca responsabilidad criminal contra varias personas en calidad de
coautores.

Lo anterior si se tiene en cuenta que el concierto para delinquir se configura


cuando varias personas se asocian con el propósito de cometer delitos
indeterminados, ya sean homogéneos, como cuando se planea la comisión de
una misma especie de punibles, o bien heterogéneos, caso en el cual se pacta
la realización de ilícitos que lesionan diversos bienes jurídicos. Su finalidad
trasciende el simple acuerdo para la comisión de uno o varios delitos
específicos y determinados, pues, como es bien sabido, se está ante la
organización de dichas personas en una societas sceleris, con vocación de
permanencia en el tiempo.

Implica lo anterior que la indeterminación en los delitos diferencia el concierto


para delinquir de la comisión de punibles específicos en un espacio y tiempo
determinados, caso que configura la coautoría y, además, el acuerdo de
voluntades propio del concierto para delinquir, puede tener corta duración,
pero es preciso que su propósito de comisión plural de delitos indeterminados
tenga vocación de permanencia, esto es, que se proyecte en el tiempo.

[…]

Así las cosas, no necesariamente el simple y llano concurso de personas en la


comisión de uno o varios delitos, o el concurso material de dos o más punibles
estructuran un concierto para delinquir, pues tales circunstancias pueden ser
también predicables del instituto de la coautoría.

En efecto, tanto en la coautoría material como en el concierto para delinquir


media un acuerdo de voluntades entre varias personas, pero mientras la
primera se circunscribe a la comisión de uno o varios delitos determinados
(Coautoría propia: Todos realizan íntegramente las exigencias del tipo. O
Coautoría impropia: Hay división de trabajo entre quienes intervienen, con un
control compartido o codominio de las acciones), en el segundo se orienta a la
realización de punibles indeterminados, aunque puedan ser determinables.

Por consiguiente, a diferencia de la figura jurídica de la coautoría material, en


la que la intervención plural de individuos es ocasional y se circunscribe a
acordar la comisión de delitos determinados y específicos, en el concierto para
delinquir, pese a que también exige la participación de varias personas, es
necesario que la organización tenga vocación de permanencia en el objetivo de
cometer delitos indeterminados, aunque se conozca su especie. 

145
En este caso según se dijo, se condenó por un acuerdo común con división de
trabajo criminal, esto es, se trata de una coautoría impropia, de modo que la
absolución por concierto para delinquir no la desvirtúa.

Como quiera entonces que las pruebas que se aducen para sustentar la
acción rescisoria, carecen de la aptitud requerida para propiciar el
decaimiento de las conclusiones fácticas de los fallos de instancia, lo
procedente es declarar infundada la causal de revisión invocada».

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : FERNANDO ALBERTO CASTRO
CABALLERO
NÚMERO DE PROCESO : 47430
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP2092-2016
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : MIXTA
FECHA : 24/02/2016
DECISIÓN : INADMITE / CASA PARCIALMENTE Y DE
OFICIO
DELITOS : Contrato sin cumplimiento de requisitos
legales / Peculado por apropiación
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 83, 86, 400, 410 / Ley
600 de 2000

TEMA: COAUTORÍA - Demostración

Tesis:
«Es incontrastable que el reparo de la defensora se orienta a patentizar que el
Tribunal incurrió en error de hecho por falso juicio de existencia por
suposición en punto de la prueba que demostraba que el procesado actuó en
coparticipación criminal con las demás personas vinculadas a este proceso y,
por tanto, eliminado ese yerro, se le debe absolver del delito de peculado por
apropiación.

Con tal postura desconoce las bases del fallo, en el cual la prueba documental
y pericial, preferentemente, sirvió para reconstruir las particularidades de la
licitación del contrato de los morrales escolares, a partir de la que,
“inferencialmente” se concluyó que todo el trámite licitatorio estuvo orientado
a favorecer al acusado LJTP.

[…]

146
Recordado lo que el juzgador de segundo grado señaló en punto de la
responsabilidad del procesado LJTP, se evidencia que fue a partir de prueba
indiciaria que concluyó que el citado, junto con los restantes servidores
públicos allí anotados, actuó mancomunadamente para lograr la adjudicación
de la licitación e, igualmente, el provecho ilícito en contra del erario del
departamento del Meta.

En efecto, mírese como todo el entramado de circunstancias que se


presentaron confluyeron a facilitarle el camino a la empresa del acusado para
que resultara favorecida con la licitación. Adjudicación que habría sido
imposible si desde el mismo pliego de condiciones no se hubieran establecido
unos requisitos que solo podía cumplir la compañía del implicado, constituye
así un indicio de favorecimiento.

A lo anterior se suma que lograda la adjudicación sobrevinieron adicionales


privilegios para el contratista, pues no era suficiente con habérsele favorecido
con la licitación, sino que como en realidad no contaba con la capacidad
operativa para cumplir el contrato, se le concedieron todo tipo de gabelas por
fuera de la ley contractual para que finalmente se le hiciera el pago, todo lo
cual constituye un indicio de obtención del resultado.

Así las cosas, no es cierto que el Tribunal hubiese supuesto la prueba de que
el procesado LJTP actuó en coparticipación criminal con los servidores del
departamento del Meta, sino que a través de la prueba indiciaria arribó a esa
conclusión.

Así las cosas, cabe recordar que desde el inicio de esta decisión se dejaron
plasmadas las bases para atacar la prueba indiciaria en sede de casación,
labor argumentativa que es totalmente ignorada por la libelista por la
elemental razón de que no se percató de la existencia del medio de
conocimiento indirecto utilizado por el Tribunal».

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : LUIS GUILLERMO SALAZAR OTERO
NÚMERO DE PROCESO : 35787
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP136-2016
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Montería
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 20/01/2016
DECISIÓN : CASA
DELITOS : Homicidio
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000 art. 170-4

TEMA: COAUTORÍA - División del trabajo

147
Tesis:

«Tampoco es admisible el reparo relacionado con la falta de concreción de la


modalidad de intervención en el delito de homicidio a título de la cual se
dedujo responsabilidad en contra de los militares procesados, toda vez que,
acorde con la sentencia de primer grado (confirmada integralmente en
relación con la totalidad de acusados, salvedad hecha de A A), dicha
participación se atribuyó como coautores así: 

“Finalmente, para el Despacho es claro, que en el presente caso se está frente


a una coautoría impropia o funcional, donde, no todos los que planificaron el
crimen necesariamente vieron finalmente a las víctimas, donde cada autor
responde por el acuerdo común y por lo que salga de ese plan criminal, que
hay que tomar la conducta colectiva, sin necesidad que su contribución
concluya en un delito típico de homicidio, tan autor es quien dispara, como
aquél que pidió que se trajera a los jóvenes asesinados, lugar donde se
ejecutaría la conducta y demás datos, todos conjuntamente realizan la
conducta penal, cada cual por su lado aporta a un mismo fin, pues coautores
son todos aquellos que toman parte en la ejecución del delito, codominando el
hecho, ejecutando la parte que le corresponde en la división del trabajo para
obtener el resultado criminal, o sea que mancomunadamente ejecutan el
hecho punible […]"».

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 35543
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP17063-2015
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 10/12/2015
DECISIÓN : NO CASA
DELITOS : Homicidio
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de 1886
art. 163 / Constitución Política de Colombia
de 1991 art. 29 / Ley 600 de 2000 art. 170,
237, 306-2

TEMA: SENTENCIA - Falta de motivación: no se configura / HOMICIDIO -


Soporte probatorio / COAUTORÍA - Configuración

Tesis: 

«Como acerca de la falsa motivación respecto de los hechos supuestamente


probados, asevera el impugnante se dio por acreditado sin estarlo, que
148
durante los operativos de la Brigada Móvil No. […] se produjo la retención
ilegal de personas, entre quienes estaban las víctimas en este proceso, e
igualmente se declaró que las muertes no se produjeron en combate, sino
como ejecuciones, considera la Sala que el demandante se sustrae del recaudo
probatorio obrante en la actuación.

[…]

Las pruebas recaudadas permiten colegir que el 15 de febrero de 1993,


miembros del Ejército nacional retuvieron sin orden judicial alguna, entre
otros, a LH y REQR, y NESV y RESP, los cuales aparecieron muertos tres días
después y se reportaron como subversivos que al atacar a la Compañía […],
fueron dados de baja; en tal sentido, la inconformidad del demandante no
cuenta con soporte probatorio.

Ahora, acerca de que en el fallo atacado se dio por sentado que no existió
combate, advierte la Colegiatura que en particular la presencia de tatuaje
alrededor de las heridas producidas por proyectiles de arma de fuego a una de
las víctimas, descarta de plano la existencia de una contienda, en especial
porque adujeron los militares junto con el procesado que luego de ser
atacados por cinco hombres con armas cortas, procedieron a perseguirlos,
dando de baja a cuatro, pues uno huyó. 

[…]

A lo anterior se adiciona que los orificios de entrada a los cuerpos aparecen


tanto en la parte anterior como en la posterior, todo lo cual descarta la
existencia del alegado combate. 

[…]

Si bien la responsabilidad penal es individual, sin que el comandante de una


compañía esté llamado a responder por todos los comportamientos ilegales de
los hombres bajo su mando, el cuadro conjunto observado por la Corte
corresponde a la planeación que involucró al entonces Subteniente FCG y los
otros miembros del Ejército que realizaron la operación, unos ocupándose de
dar visos de legalidad al procedimiento, otros coordinando las retenciones
ilegales de inermes ciudadanos campesinos en sus parcelas o sitios de
trabajo, para luego causarles la muerte y reportarlos como guerrilleros dados
de baja en un enfrentamiento armado.

En tal contexto, no hay duda que CG sabía acerca de las retenciones ilegales,
de las muertes, de la escenificación de la contienda y del falso reporte de bajas
en las filas de la subversión, para lo cual, como Comandante de la Compañía
[…], debió coordinar cada una de las fases del cruento resultado, pues no de
otra manera se explica que contrario a las pruebas recaudadas haya
pretendido aducir la existencia de un combate en cuyo desarrollo se causó la
muerte a LH y REQR, y NE SV y RESP.

149
Como también el defensor manifiesta que en la zona se encontraban cerca de
trescientos veinte militares, sin que se pueda sindicar a su asistido por el
único hecho de estar allí presente, encuentra la Corte que es precisamente lo
expuesto por el mismo CG en su injurada y en el juicio, lo que permite
descartar su ajenidad con los hechos, pues él refirió que obtuvo información
de “un viejo” acerca de la presencia de cinco o diez guerrilleros en la parte alta
del cañón de la quebrada San Juan, hacia donde se dirigió y tuvo lugar el
enfrentamiento con quienes llama “bandoleros”.

[…]

Asiste razón al demandante al afirmar que no se identificó a quienes


dispararon contra las víctimas, no obstante, ello no desvirtúa la coautoría de
[…] en tales sucesos, pues resulta innegable colegir que si en su condición de
Comandante de la referida compañía reportó una situación ajena a los hechos
acreditados probatoriamente, es porque no sólo acordó las retenciones, sino
porque intervino activamente en los ilegales procedimientos ulteriores, y
culminó con el falso reporte de tener a las víctimas como subversivos dados de
baja en combate.

En otras palabras, si la contienda bélica no existió, carecería de sentido que


FC mintiera sobre el particular al reportar las “bajas”, como no fuera para dar
visos de legalidad al complejo proceder ilegal en el cual estaba involucrado».

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : JOSÉ LUIS BARCELÓ CAMACHO
NÚMERO DE PROCESO : 45034
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP16235-2015
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Cartagena
CLASE DE ACTUACIÓN : SEGUNDA INSTANCIA
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 25/11/2015
DECISIÓN : MODIFICA SENTENCIA IMPUGNADA
DELITOS : Concierto para delinquir / Falsedad
ideológica en documento público
FUENTE FORMAL : Código Civil art. 669, 745, 756, 759, 2495 /
Ley 599 de 2000 art. 340 / Ley 906 de 2004
art. 32-3 / Estatuto Tributario art. 839

TEMA: CONCIERTO PARA DELINQUIR: Se configura / CONCIERTO PARA


DELINQUIR - Delito de mera conducta / CONCIERTO PARA DELINQUIR -
Delito autónomo / COAUTORÍA - Diferencia con el concierto para delinquir

Tesis: 

150
«Según el artículo 340 del Código Penal, el concierto para delinquir se
configura “cuando varias personas se concierten con el fin de cometer
delitos...”. 

Se trata de un delito de mera conducta que no demanda un resultado, atenta


contra la seguridad pública, se concreta desde momento en que los asociados
fraguan la lesión de bienes jurídicos y se consuma con independencia de la
realización efectiva de los comportamientos pactados. Por ello, es de carácter
autónomo, de manera que si estos se cometen, concursan materialmente con
el concierto para delinquir. 

Pues bien, la Sala confirmará la sentencia absolutoria proferida por el


Tribunal por este delito porque si bien se observa la existencia de un grupo de
funcionarios y particulares empeñados en apropiarse de un bien estatal
mediante la comisión de varios hechos punibles (falsedades, prevaricatos,
peculado), dicho acuerdo no se enmarca dentro de los precisos parámetros del
concierto para delinquir sino en los de la coparticipación criminal y el
concurso delictivo. 

La diferencia entre una y otra figura jurídica fue explicada con suficiencia en
sentencia del 25 de septiembre de 2013, radicado 40545, la cual se transcribe
en lo pertinente en atención a su claridad. 

“No necesariamente el simple y llano concurso de personas en la comisión de


uno o varios delitos, o el concurso material de dos o más punibles estructuran
un concierto para delinquir, pues tales circunstancias pueden ser también
predicables del instituto de la coautoría, motivo por el cual se impone precisar
el ámbito de ambas figuras a fin de evitar que se viole el principio non bis in
ídem al asumir indebidamente a los coautores de cualquier delito como
sujetos activos del concierto para delinquir.

En efecto, tanto en la coautoría material como en el concierto para delinquir


media un acuerdo de voluntades entre varias personas, pero mientras la
primera se circunscribe a la comisión de uno o varios delitos determinados
(Coautoría propia: Todos realizan íntegramente las exigencias del tipo. O
Coautoría impropia: Hay división de trabajo entre quienes intervienen, con un
control compartido o con dominio de las acciones), en el segundo se orienta a
la realización de punibles indeterminados, aunque puedan ser determinables.

A diferencia del instituto de la coautoría material, en el que la intervención


plural de individuos es ocasional y se circunscribe a acordar la comisión de
delitos determinados y específicos, en el concierto para delinquir, a pesar de
también requerirse de varias personas, es necesario que la organización tenga
vocación de permanencia en el objetivo de cometer delitos indeterminados,
aunque se conozca su especie. V.g. homicidios, exportación de
estupefacientes, etc.

No es necesaria la materialización de los delitos indeterminados acordados


para que autónomamente se entienda cometido el punible de concierto para

151
delinquir, mientras que en la coautoría material no basta que medie dicho
acuerdo, pues si el mismo no se concreta, por lo menos, a través del comienzo
de los actos ejecutivos de la conducta acordada (tentativa), (…), es decir, el
concierto para delinquir subsiste con independencia de que los delitos
convenidos se cometan o no, mientras que la coautoría material depende de
por lo menos el comienzo de ejecución de uno de los punibles convenidos.

Adicionalmente, en tanto la coautoría no precisa que el acuerdo tenga


vocación de permanencia en el tiempo, pues una vez cometida la conducta o
conductas acordadas culmina la cohesión entre los coautores, sin perjuicio de
que acuerden la comisión de otra delincuencia, caso en el cual hay una nueva
coautoría, en el concierto para delinquir tal elemento de durabilidad en punto
de los efectos del designio delictivo común y del propósito contrario a derecho,
se erige en elemento ontológico dentro de su configuración, al punto que no
basta con el simple acuerdo de voluntades, sino que es imprescindible su
persistencia y continuidad.

En la coautoría material el acuerdo debe ser previo o concomitante con la


realización del delito, pero nunca puede ser posterior. En el concierto para
delinquir el acuerdo o adhesión a la empresa criminal puede ser previo a la
realización de los delitos convenidos, concomitante o incluso posterior a la
comisión de algunos de ellos; en este último caso, desde luego, sólo se
responderá por el concierto en cuanto vocación de permanencia en el
propósito futuro de cometer otros punibles, sin que haya lugar a concurso
material con las conductas realizadas en el pasado.

Aunque indistintamente la doctrina y la jurisprudencia utilizan la expresión


“empresa criminal” para referirse tanto a la coautoría material como al
concierto para delinquir, lo cierto es que si se define la empresa (del latín
emprendere) como una unidad económico - social de personas, bienes
materiales y técnicos, y recursos financieros, con ocasión de la cual varios
individuos se unen con el fin común de perdurar y consolidarse, mediante el
desarrollo de actividades colectivas organizadas para obtener beneficios, es
claro que resulta más apropiado utilizar tal vocablo para aludir al concierto
para delinquir, en cuanto supone estabilidad, permanencia y durabilidad, y
no a la coautoría material que como se dijo se agota en cada delito realizado.
(...)

Por antonomasia el concierto para delinquir es ejemplo de delito de carácter


permanente, pues comienza desde que se consolida el acuerdo de voluntades
para cometer delitos indeterminados, y se prolonga en el tiempo hasta cuando
cesa tal propósito. Bien puede ocurrir que los asociados deciden finalizarlo
porque consiguieron sus objetivos o se ha dificultado la realización de los
delitos propuestos; las autoridades desmantelan la empresa criminal; o por
otra razón que cierra la vocación de permanencia del propósito ilegal.

A diferencia del anterior, por regla general la coautoría material al ser de


índole dependiente de la realización del delito pactado, comienza y se agota
con la comisión de dicho punible, salvo que se trate de una conducta

152
permanente, como ocurre con el secuestro, caso en el cual se prolongará por
todo el tiempo de duración de dicho delito, pero es claro que la realización de
otro ilícito configura una nueva coautoría.

Puede afirmarse que mientras un concierto para delinquir tiene la virtud de


cobijar la más variada y pactada comisión de delitos indeterminados, aunque
posiblemente determinables, la coautoría es única respecto de cada punible,
de modo que habrá tantas coautorías como delitos definidos se hayan
cometido o comenzado a ejecutarse; dicho de otra manera, no hay lugar a una
coautoría para cometer múltiples delitos, en cuanto cada uno de ellos precisa
de una coautoría si es que su comisión fue producto de un acuerdo de
voluntades.

En suma, el delito de concierto para delinquir requiere: Primero: Un acuerdo


de voluntades entre varias personas; segundo: Una organización que tenga
como propósito la comisión de delitos indeterminados, aunque pueden ser
determinables en su especie; tercero: La vocación de permanencia y
durabilidad de la empresa acordada; y cuarto: Que la expectativa de
realización de las actividades propuestas permita suponer fundadamente que
se pone en peligro la seguridad pública”. 

La aplicación de este marco conceptual permite excluir la existencia del delito


de concierto deprecado por la Fiscalía por cuanto no se observa el ánimo de
cometer delitos indeterminados sino el despliegue de acciones delictivas
concretas orientadas a obtener un específico fin: apropiarse de un bien
público, en procura de lo cual sus plurales autores perpetraron varios delitos,
situación que apareja un fenómeno de coautoría y/o coparticipación criminal,
así como un concurso de delitos, más no el de concierto para delinquir.

Y aunque están presentes algunos elementos del punible contra la seguridad


pública como la pluralidad de autores, su propósito, de acuerdo con lo
demostrado por la Fiscalía, se circunscribió a apropiarse del inmueble de (…),
situación que excluye el concierto criminal, pues el acuerdo no comprendió la
comisión de delitos indeterminados en un lapso indefinido y prolongado,
característica esencial del tipo penal citado.

La ausencia de ese elemento impide considerar que en su actuar OLPO


incurrió en el punible de concierto para delinquir». 

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 40545 | Fecha: 25/09/2013 |


Tema: COAUTORÍA – Diferencia con el concierto para delinquir

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 42264
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP15099-2015

153
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 04/11/2015
DECISIÓN : CASA PARCIALMENTE / ABSUELVE
DELITOS : Hurto / Fabricación, tráfico, porte o
tenencia de armas de fuego, accesorios,
partes o municiones
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 29, 365 Y 366

TEMA: COAUTORÍA - Concepto / COAUTORIA - División del trabajo

Tesis: 

«Según el artículo 29 del Código Penal son coautores los que, mediando un
acuerdo común, actúan con división del trabajo criminal atendiendo la
importancia del aporte, y aquí los juzgadores acogiendo los criterios
jurisprudenciales de la teoría del dominio del hecho, en la que para efectos de
la coautoría lo decisivo es tener un dominio funcional del hecho, en donde
cada sujeto domina el acontecer total en cooperación con los demás, pues no
tiene en sí mismo un dominio parcial, ni tampoco global, sino que éste se
predica de todos, determinaron la coautoría de los enjuiciados.

Bajo esa arista se determinó la contribución objetiva de los incriminados a la


obtención del resultado común perseguido cuando en primer lugar ingresaron
a la bodega en apoyo de los tres sujetos y luego cuando neutralizaron a DC a
fin de que no diera aviso a las autoridades, sin que la Sala advierta yerros en
el proceso intelectivo del fallador que contraríen los postulados de apreciación
racional probatoria».

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 44132
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP6343-2015
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 28/10/2015
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Peculado por apropiación
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000 art. 213

TEMA: COAUTORÍA IMPROPIA - Configuración / COAUTORÍA - Concepto

154
Tesis: 

«En manera alguna se acepta en forma expresa e inequívoca que el delito aquí
investigado se concretó previo acuerdo común y división de funciones en pos
del resultado típico, que es lo que caracteriza la coautoría impropia que
reclama el demandante; por el contrario, el pronunciamiento es reiterativo en
que el acusado, con voluntad y conocimiento de su obrar contrario a derecho,
instigó la materialización de la conducta punible reprochada.

La pretensión del censor, en esencia, descansa, en el entendimiento o alcance


que le da a la palabra “contubernio”, la cual equipara a “coautoría”; empero,
lo cierto es que en el contexto en el que la misma fue usada por el Tribunal,
solo puede entenderse la misma como el asentimiento o aquiescencia de los
funcionarios de FONCOLPUERTOS para, mediante la Resolución Nº (…) de (…)
de (…) de (…), acceder al reconocimiento y orden de pago del ilegal factor
salarial reivindicado por los extrabajadores, apadrinados por el aquí acusado.

Es que contubernio significa “alianza o liga vituperable”; aliar, por su parte,


implica “Dicho de una persona o entidad: unirse o coligarse con otra para un
mismo fin”, y vituperable, equivale a ejecutar una acción “que causa afrenta o
deshonra”, y en la concreta situación fáctica debatida, eso es justamente lo
que ocurrió en la determinación criminal aducida desde el pliego de cargos y
declarada en las instancias, pues, los funcionarios de FONCOLPUERTOS —en
quienes descansaba en forma exclusiva el dominio del hecho— se plegaron,
ligaron o adhirieron a la realización de la conducta punible propuesta por el
procesado, consistente en el reconocimiento indebido de un factor salarial
inventado: la llamada “prima sobre prima”, y de esa forma concretaron la
vulneración, en los términos conocidos, al patrimonio económico del Estado».

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 43868
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP14845-2015
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Yopal
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 28/10/2015
DECISIÓN : NO CASA / CASA PARCIALMENTE / CASA
PARCIALMENTE Y DE OFICIO
DELITOS : Homicidio / Hurto / Fabricación, tráfico,
porte o tenencia de armas de fuego,
accesorios, partes o municiones
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 / Ley 599 de 2000 art.
31,49, 60, 61 365 / Decreto 100 de 1980
art. 26, 31

TEMA: COAUTORÍA - Concepto / COAUTORÍA - División del trabajo


155
Tesis: 

«Desde la entrada en vigor de la legislación penal sustantiva de 1980 (Decreto


Ley 100), ha sido criterio unánime y reiterado en la jurisprudencia de esta
Sala, aquél según el cual, cuando en la realización de los tipos penales
previstos por el legislador en la Parte Especial del Código interviene más de
una persona, es necesario acudir a los llamados “amplificadores del tipo”
consagrados en la Parte General del mismo, pues: 

“El fenómeno de la coparticipación criminal, entendido como realización


conjunta del hecho punible, comprende la intervención de autores, coautores
y cómplices…Son coautores aquellos autores materiales o intelectuales que
conjuntamente realizan un mismo hecho punible, ya sea porque cada uno de
ellos ejecuta simultáneamente con los otros o con inmediata sucesividad
idéntica conducta típica (Pedro, Juan y Diego hacen sendos disparos de
revólver sobre Juan y lo matan), ora porque realizan una misma y compleja
operación delictiva con división de trabajo, de tal manera que cada uno de
ellos ejecuta una parte diversa de la empresa común.

…serán coautores quienes a pesar de haber desempeñado funciones que por


sí mismas no configuren el delito, han actuado como copartícipes de una
empresa común —comprensiva de uno o varios hechos— que, por lo mismo, a
todos pertenece como conjuntamente suya…”

Y desde entonces doctrina y jurisprudencia,

“…han aceptado que en los casos en que varias personas proceden en una
empresa criminal, con consciente y voluntaria división del trabajo para la
producción del resultado típico, todos los partícipes tienen la calidad de
autores, así su conducta vista en forma aislada no permita una subsunción
en el tipo, porque todos están unidos en el criminal designio y actúan con
conocimiento y voluntad para la producción del resultado comúnmente
querido o, por lo menos, aceptado como probable.

En efecto, si varias personas deciden apoderarse de dinero de un banco, pero


cada una de ellas realiza un trabajo diverso: uno vigila, otra intimida a los
vigilantes, otra se apodera del dinero y otra conduce el vehículo en el que
huyen, todas ellas serán autoras del delito de hurto. Así mismo si a esa
empresa criminal van armados porque presumen que se les puede oponer
resistencia o porque quieren intimidar con el uso de las armas y como
consecuencia de ello se producen lesiones u homicidio, todos son coautores
del hurto y de los atentados contra la vida, aun cuando no todos hayan
llevado o utilizado armas, pues han participado en el común designio, del cual
podrían surgir esos resultados que, desde luego, han sido aceptados como
probables desde el momento mismo en que se actúa en una empresa de la
cual aquellos se podían derivar”.

[…]

156
Lo anterior es demostrativo de que el aporte de GL dentro del plan concebido
era esencial para la concreción del designio criminal, y que la cabal ejecución
de la tarea encomendada a aquél en función del objetivo global, por supuesto
también dependía de las labores atribuidas y desarrolladas por los otros
compañeros de causa, como que todos ingresaron a un mismo tiempo de
manera repentina y violenta a un predio ajeno, mediante el empleo de armas
de fuego para someter a sus moradores, como en efecto lo hicieron, por lo que
desde tal perspectiva el aludido acusado tiene la calidad de coautor del hurto,
con sujeción a los lineamientos jurisprudenciales atrás recapitulados».

COAUTORÍA IMPROPIA - Principio de imputación recíproca / COAUTOR - Es


realmente un autor / COAUTORÍA - La utilización de armas de fuego en el
delito de hurto crea un riesgo jurídicamente desaprobado que a todos
corresponde asumir / COAUTORÍA - Crimen organizado

Tesis: 

«La problemática se circunscribe a establecer si tales conductas punibles


deben ser atribuidas a los aquí enjuiciados en virtud del llamado “principio de
imputación recíproca” inherente a la coautoría, el cual, como lo tiene sentado
la Sala, se presenta debido a que “cuando existe una resolución común al
hecho, lo que haga cada uno de los coautores es extensible a todos los demás,
sin perjuicio de que las otras contribuciones individualmente consideradas
sean o no por sí solas constitutivas de delito”.

Tal axioma deriva de la naturaleza misma de la coautoría en donde cada uno


de los intervinientes realiza una parte del delito (aporte) cuya articulación
permite alcanzar el designio propuesto en el acuerdo común, por lo que “a
cada uno de los agentes no sólo se le imputa como propio aquello que ejecuta
de propia mano, sino también la conducta de los demás intervinientes. Por lo
tanto, en esta forma de realización del delito, las diferentes aportaciones al
hecho se engloban en un único hecho contrario a deber, del que responde
cada uno de los coautores como si lo hubiera cometido solo”.

Este principio, a su turno, se resquebraja cuando el interviniente desborda los


términos del acuerdo, cuando se excede respecto de lo pactado inicialmente,
en cuyo caso, como lo advierte la doctrina, el perpetrador “obra como autor
único directo o, si se sirve de un compañero que nada sabe, como autor
mediato”.

La Sala ya ha puntualizado que indudablemente el fundamento de la


“imputación recíproca” frente a las conductas punibles que son materializadas
por un colectivo de personas que actúa con división funcional de tareas en
pos de un concreto fin delictivo, descansa, necesariamente, en que tales
resultados hayan hecho parte del acuerdo común o hayan sido aceptados
como lógica y probable consecuencia de las labores que cada uno debía
desplegar como parte del designio criminal para asegurar el objetivo querido,
pues, como también lo destaca un sector de la doctrina: “Cada coautor

157
responde del hecho, siempre que éste permanezca en el ámbito de la decisión
común acordada previamente”.

Dicho de otra manera: cuando en una empresa criminal se presenta un


comportamiento típico adicional, que no es fruto del común acuerdo, ni
resultado lógicamente derivable de las funciones que cumple cada uno de los
complotados, será responsable de ese hecho delictivo quien o quienes lo
hayan ejecutado.

De acuerdo con lo anterior, atendida la realidad fáctica del caso analizado, la


Sala coincide con el criterio de la Delegada de la Fiscalía General de la Nación
y del Agente del Ministerio Público, pues en efecto los resultados típicos que
rechazan cada uno de los censores, sí les son atribuibles a sus prohijados,
pues es evidente que cuando se ingresa a un predio ajeno, habitado, con el
propósito de saquearlo o apoderarse de los objetos de valor que allí se hallen,
y para tal fin algunos de los intervinientes en esa faena criminal van provistos
de armas de fuego sin el respectivo salvoconducto, el porte o tenencia ilegal de
esos instrumentos es atribuible a quienes no las llevaban o portaban, pues
igual eran determinantes y necesarias para el fin perseguido.

Así mismo, fluye de la dinámica del suceso aquí debatido, que la razón para el
empleo de instrumentos bélicos por parte de los autores era someter y obligar
a los moradores que no se opusieran al saqueo, de donde resultaba también
lógico y probable que ante la resistencia de éstos o de un extraño que
interfiriera con el plan, las armas serían empleadas y con ellas se podría
ocasionar lesiones o la muerte de personas.

En este caso ocurrieron los dos supuestos: se sabe que JDGS, se opuso y no
cooperó con los asaltantes, y por ello fue abatido con un disparo en la nuca, y
al ser sorprendidos los ejecutores del robo por agentes de la SIJIN que
llegaron al predio alertados del posible saqueo, se produce un intercambio de
disparos entre los bandidos y los representantes de la ley, hecho este último
del que se deduce, sin lugar a dudas, que los maleantes iban resueltos a usar
las armas de las que se proveyeron, sin que pudieran ignorar las
consecuencias eventuales de tal comportamiento, por lo que los resultados
típicos concretados en ese proceder les son imputables a todos en calidad de
coautores.

Además porque la prueba demuestra que los aquí acusados en ningún


momento se desvincularon del actuar criminal, esto es, para responder al
cuestionamiento del apoderado de GL, éste fue conocedor y consciente del
empleo de armas de fuego por parte de sus compañeros de empresa ilícita,
máxime que con el uso de ellas se respaldaba y aseguraba el cumplimiento de
su tarea, situación que igual cabe predicar de MQ, quien incluso era uno de
los partícipes que estaba provisto de un arma de fuego con la que prestaba
vigilancia en la parte exterior del inmueble, artefacto con el que fue capturado
al día siguiente y por cuyo porte ilegal fue condenado en procesado separado.

158
Finalmente dígase que así no se hubiese establecido cuál de los ejecutores de
la empresa delictiva fue quien agotó el homicidio en la persona de JDGS, ello
en nada exime de responsabilidad a los sentenciados, pues como quedó
explicado párrafos atrás, el principio de imputación recíproca permite afirmar
que cuando existe una resolución común al hecho, lo que haga cada uno de
los coautores es extensible a todos los demás sin perjuicio de que las otras
contribuciones individualmente consideradas sean o no por sí solas
constitutivas de delitos». 

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 10987 | Fecha: 10/10/1998 |


Tema: CONCURSO - Dosificación punitiva: criterios a tener en cuenta Rad:
17403 | Fecha: 12/09/2002 | Tema: COAUTORÍA – Concepto Rad: 18856 |
Fecha: 24/04/2003 | Tema: CONCURSO - Dosificación punitiva: criterios a
tener en cuenta Rad: 15868 | Fecha: 15/05/2003 | Tema: CONCURSO -
Dosificación punitiva: criterios a tener en cuenta Rad: 23438 | Fecha:
02/07/2008 | Tema: COAUTORÍA IMPROPIA - Principio de imputación
recíproca Rad: 30804 | Fecha: 2/12/2008 | Tema: ACUMULACIÓN JURIDICA
DE PENAS - Dosificación punitiva / ACUMULACIÓN JURÍDICA DE PENAS -
Noción y finalidad Rad: 26631 | Fecha: 18/03/2009 | Tema: COAUTORÍA
IMPROPIA - Principio de imputación recíproca Rad: 28289 | Fecha:
09/11/2009 | Tema: COAUTORÍA IMPROPIA - Principio de imputación
recíproca Rad: 33458 | Fecha: 25/08/2010 | Tema: CONCURSO -
Dosificación punitiva: criterios a tener en cuenta Rad: 31748 | Fecha:
09/08/2010 | Tema: COAUTORÍA - Acuerdo: cumplimiento, sus excesos no
son atribuibles a los demás participes

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 38154
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP12540-2015
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Yopal
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 16/09/2015
DECISIÓN : CASA PARCIALMENTE / ABSUELVE
DELITOS : Extorsión / Concierto para delinquir
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000 / Ley 599 de 2000 art. 340

TEMA: COAUTORIA - Diferencia con el concierto para delinquir

Tesis: 

«El defensor recurrente, a su turno, como lo observó la Sala al declarar


ajustada la demanda, acató las exigencias de la causal relacionada con la
violación directa de la ley sustancial, y el argumento que gobierna su
inconformidad por esa senda, consiste, básicamente, en que los juzgadores
159
equipararon el acuerdo de voluntades del acusado y otros dos probables
involucrados (sólo uno de ellos vinculado y condenado mediante el trámite de
sentencia anticipada) para cometer un delito de extorsión, con la
estructuración de una connivencia, convenio o pacto predicable para la
configuración de la conducta punible de concierto para delinquir, y por lo
tanto aplicaron de manera indebida la norma sustancial que consagra esa
hipótesis delictiva, con lesión, en consecuencia, de la garantía de non bis in
ídem que no fue atendida por las instancias (exclusión evidente).

El tema no ha sido ajeno a la jurisprudencia de esta Corporación, y por


resultar necesario para la definición cabal de la queja se hace menester
rememorar el criterio decantado sobre tal aspecto.

En sentencia SP 25 sep. 2013, rad. 40545, la Sala puntualizó lo siguiente :

"No necesariamente el simple y llano concurso de personas en la comisión de


uno o varios delitos, o el concurso material de dos o más punibles estructuran
un concierto para delinquir, pues tales circunstancias pueden ser también
predicables del instituto de la coautoría, motivo por el cual se impone precisar
el ámbito de ambas figuras a fin de evitar que se viole el principio non bis in
ídem al asumir indebidamente a los coautores de cualquier delito como
sujetos activos del concierto para delinquir.

En efecto, tanto en la coautoría material como en el concierto para delinquir


media un acuerdo de voluntades entre varias personas, pero mientras la
primera se circunscribe a la comisión de uno o varios delitos determinados
(Coautoría propia: Todos realizan íntegramente las exigencias del tipo. O
Coautoría impropia: Hay división de trabajo entre quienes intervienen, con un
control compartido o condominio de las acciones), en el segundo se orienta a
la realización de punibles indeterminados, aunque puedan ser determinables.

A diferencia del instituto de la coautoría material, en el que la intervención


plural de individuos es ocasional y se circunscribe a acordar la comisión de
delitos determinados y específicos, en el concierto para delinquir, a pesar de
también requerirse de varias personas, es necesario que la organización tenga
vocación de permanencia en el objetivo de cometer delitos indeterminados,
aunque se conozca su especie. V.g. homicidios, exportación de
estupefacientes, etc.

No es necesaria la materialización de los delitos indeterminados acordados


para que autónomamente se entienda cometido el punible de concierto para
delinquir, mientras que en la coautoría material no basta que medie dicho
acuerdo, pues si el mismo no se concreta, por lo menos, a través del comienzo
de los actos ejecutivos de la conducta acordada (tentativa), o bien, en la
realización de actos preparatorios de aquellos que por sí mismos comportan la
realización de delitos (como ocurre por ejemplo con el porte ilegal de armas), la
conducta delictiva acordada no se entiende cometida (principio de
materialidad y proscripción del derecho penal de intención), es decir, el
concierto para delinquir subsiste con independencia de que los delitos

160
convenidos se cometan o no, mientras que la coautoría material depende de
por lo menos el comienzo de ejecución de uno de los punibles convenidos.

Adicionalmente, en tanto la coautoría no precisa que el acuerdo tenga


vocación de permanencia en el tiempo, pues una vez cometida la conducta o
conductas acordadas culmina la cohesión entre los coautores, sin perjuicio de
que acuerden la comisión de otra delincuencia, caso en el cual hay una nueva
coautoría, en el concierto para delinquir tal elemento de durabilidad en punto
de los efectos del designio delictivo común y del propósito contrario a derecho,
se erige en elemento ontológico dentro de su configuración, al punto que no
basta con el simple acuerdo de voluntades, sino que es imprescindible su
persistencia y continuidad.

En la coautoría material el acuerdo debe ser previo o concomitante con la


realización del delito, pero nunca puede ser posterior . En el concierto para
delinquir el acuerdo o adhesión a la empresa criminal puede ser previo a la
realización de los delitos convenidos, concomitante o incluso posterior a la
comisión de algunos de ellos; en este último caso, desde luego, sólo se
responderá por el concierto en cuanto vocación de permanencia en el
propósito futuro de cometer otros punibles, sin que haya lugar a concurso
material con las conductas realizadas en el pasado.

(...)

Por antonomasia el concierto para delinquir es ejemplo de delito de carácter


permanente, pues comienza desde que se consolida el acuerdo de voluntades
para cometer delitos indeterminados, y se prolonga en el tiempo hasta cuando
cesa tal propósito. Bien puede ocurrir que los asociados deciden finalizarlo
porque consiguieron sus objetivos o se ha dificultado la realización de los
delitos propuestos; las autoridades desmantelan la empresa criminal; o por
otra razón que cierra la vocación de permanencia del propósito ilegal.

A diferencia del anterior, por regla general la coautoría material al ser de


índole dependiente de la realización del delito pactado, comienza y se agota
con la comisión de dicho punible, salvo que se trate de una conducta
permanente, como ocurre con el secuestro, caso en el cual se prolongará por
todo el tiempo de duración de dicho delito, pero es claro que la realización de
otro ilícito configura una nueva coautoría.

Puede afirmarse que mientras un concierto para delinquir tiene la virtud de


cobijar la más variada y pactada comisión de delitos indeterminados, aunque
posiblemente determinables, la coautoría es única respecto de cada punible,
de modo que habrá tantas coautorías como delitos definidos se hayan
cometido o comenzado a ejecutarse; dicho de otra manera, no hay lugar a una
coautoría para cometer múltiples delitos, en cuanto cada uno de ellos precisa
de una coautoría si es que su comisión fue producto de un acuerdo de
voluntades.

161
En suma, el delito de concierto para delinquir requiere: Primero: Un acuerdo
de voluntades entre varias personas; segundo: Una organización que tenga
como propósito la comisión de delitos indeterminados, aunque pueden ser
determinables en su especie; tercero: La vocación de permanencia y
durabilidad de la empresa acordada; y cuarto: Que la expectativa de
realización de las actividades propuestas permita suponer fundadamente que
se pone en peligro la seguridad pública .

Los anteriores presupuestos, tal y como lo indica el demandante, no


encuentran correspondencia en las precisiones plasmadas por los falladores
de primero y segundo grado en relación con los hechos declarados y, por el
contrario, de las mismas resulta apenas predicable una connivencia de
voluntades para la ejecución del único delito de extorsión acreditado, el cual
se configuró en modalidad agravada, y en grado de tentativa.

(...)

Observadas las consideraciones de las sentencias de primera y segunda


instancia, no cabe duda que la razón está del lado del demandante, dado que
en ambas decisiones los funcionarios de manera artificiosa hicieron depender
la configuración del delito contra la seguridad pública de los mismos
supuestos de hecho en los que esta erigida la imputación al acusado como
coautor del único delito de extorsión del cual se ocupó el presente asunto.

El a-quo, en una ambivalente motivación, primero dio por estructurado el


punible de concierto para delinquir en la manifestación hecha por el aquí
acusado en su injurada, en el sentido de que perteneció a las llamadas
“Autodefensas Unidas de Colombia”, para luego aceptar que tras la
desmovilización de esa organización al margen de la ley, el procesado
conformó el clan ilegal “Águilas Negras” para realizar la extorsión aquí de
cantada, sin embargo, en ultimas reconoce que tal agrupación es inexistente y
que su invocación no fue más que un medio de presión para, de una parte,
imprimirle verosimilitud a la exigencia económica formulada a la víctima, y de
otra, desviar o desorientar la eventual intervención de las autoridades .

Por lo demás, en parte alguna de las precisiones fácticas o jurídicas


consignadas en al fallo de primer grado aparece indicación de los elementos
que de acuerdo con las jurisprudencias rememoradas (supra 10) permiten
predicar la configuración del delito de concierto para delinquir en la
modalidad atribuida en el pliego de cargos.

A su turno el fallador de segundo grado reconoció la equivocada


argumentación del a-quo para sustentar la condena por la señalada conducta
punible, pero tampoco remedio el entuerto».

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : GUSTAVO ENRIQUE MALO FERNÁNDEZ

162
NÚMERO DE PROCESO : 46547
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP5124-2015
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Antioquia
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 09/09/2015
DELITOS : Homicidio
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000 art. 95, 96, 206, 310-1,
310-3, 322 y 324 / Ley 599 de 2000 art. 9 y
29 / Ley 522 de 2000 art. 451 y 454

TEMA: VIOLACIÓN INDIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL - Técnica en


casación / CASACIÓN - La simple discrepancia en la apreciación probatoria
no constituye yerro demandable / COAUTORÍA - División del trabajo

Tesis:
«Es evidente la inadmisibilidad de los dos cargos planteados, por el mismo
defensor y en términos muy similares, por la senda de la violación indirecta de
la ley sustancial, toda vez que aquél incumplió, frente a ambos, con los
presupuestos mínimos de su acreditación: 

En primer lugar, no especificó la prueba o pruebas sobre las cuales recaería el


vicio; por el contrario, se refirió de manera indeterminada la distorsión de los
medios de convicción obrantes en la actuación y, más que a ello, a las
conclusiones de la apreciación probatoria en torno a la particular situación de
MAAV y de WASP. La indiscriminación en la censura que se dirige contra los
resultados del ejercicio de valoración racional de la prueba efectuada por los
juzgadores, revela su esencia de alegato de instancia destinado a persuadir
con base en la sola argumentación y no en la existencia de concretos errores
judiciales. 

En segundo lugar, más allá de su opinión personal sobre el valor acertado del
conjunto probatorio, el censor no mostró la incongruencia o la disonancia que
existiría entre el contenido objetivo de una específica prueba y aquél que,
como tal, fue declarado en la sentencia. Ese cotejo nunca se realizó y, a
cambio, tan solo se advierte en la sustentación del cargo la diferencia de
criterios entre el impugnante y la sentencia, confrontación dialéctica ésta que
puede ser suficiente para fundar un recurso ordinario, más nunca el
extraordinario de casación que parte de la doble presunción de acierto y
legalidad del fallo, la cual solo puede cuestionarse a partir de uno de los
específicos errores reconducibles por la vía de las taxativas causales de
casación. 

Y, por último, no se acreditó la trascendencia del cargo, pues si, en gracia de


discusión, las premisas expuestas fuesen ciertas, olvida el demandante que el
título de imputación por el cual se condenó a los procesados (coautoría) no se
excluye porque algunos de éstos no estuviesen en el lugar exacto de los
hechos o porque no hubiesen disparado sus armas de fuego. Por el contrario,

163
la coautoría puede materializarse a través de una distribución de funciones
heterogéneas, tal y como dispone el artículo 29 del C.P. 

En ese orden, la labor de MAAV consistente en liderar la avanzada de la tropa


y, en desarrollo de ello, ubicar a las víctimas y el sitio en que serían
ejecutadas, o la de WASP consistente en ejercer la vigilancia activa del lugar
de los hechos mientras éstos ocurrían y aún después, sin dejar de lado que en
su condición de cabo segundo también ejercía mando sobre los soldados allí
presentes; resultaron esenciales a la comisión de los homicidios de JACP y
CHO. La esencialidad de este aporte no fue rebatida por los recurrentes, de
allí que sus reclamos resulten intrascendentes».

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : GUSTAVO ENRIQUE MALO FERNÁNDEZ
NÚMERO DE PROCESO : 39607
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP9795-2015
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Yopal
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 29/07/2015
DECISIÓN : CASA
DELITOS : Homicidio / Peculado por uso
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000 art. 217 / Ley 599 de 2000
art. 38, 55, 38 y 398 / Ley 1709 de 2014
art. 38B

TEMA: COAUTORIA - Configuración
Tesis:
«Las pruebas acreditan que ÁFRM fue coautor del homicidio de AHC porque
ejecutó tareas de vigilancia del sector en que el mismo ocurriría, esperó al
autor de los disparos mortales, lo recogió garantizando su escape del lugar de
los hechos y realizó disparos con su arma de dotación para evitar
persecuciones como la que emprendió DBH y/o para dispersar potenciales
testigos. Además, utilizó para tal efecto su investidura de detective del (...) y
un vehículo de dicha institución, para desviar la atención, primero, de la
comunidad y, luego, de las autoridades judiciales, como se pudo comprobar.
Su actuación, entonces, se evidencia como previamente concertada y fue de
una importancia tal que sin ella las posibilidades de éxito en el operativo
criminal hubiesen sido menores, es más fue la conducta del procesado la que
ha determinado que hasta hoy día no se conozca ni la identidad ni la
ubicación del agresor directo».

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : GUSTAVO ENRIQUE MALO FERNÁNDEZ
NÚMERO DE PROCESO : 42293

164
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP8346-2015
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Ibagué
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 01/07/2015
DECISIÓN : NO CASA
DELITOS : Rebelión

ASUNTO: 
El problema jurídico radica en determinar si por haberle informado al
comandante del frente 25 del grupo guerrillero f.a.r.c. (alias Bertil), acerca de
la situación económica de JEAM de quien dijo que era colaborador de los
paramilitares, EBB debe responder por la contribución en la realización de la
conducta antijurídica de rebelión o por la comisión, junto con otros sujetos,
de los delitos de rebelión, secuestro y homicidio

TEMA: COAUTORIA - Elementos / AUTORIA - Teoría del dominio del hecho

Tesis: 

«Para la estructuración de la coautoría deben concurrir elementos de orden


subjetivo y objetivo. 

Los primeros, se refieren al acuerdo expreso o tácito, en razón del cual cada
coautor se compromete a desarrollar la tarea que le corresponde en la
ejecución del plan criminal, lo cual implica que cada uno debe ser consciente
de que voluntariamente comparte la misma causa, el mismo propósito ilícito y
los medios que se emplearán para alcanzar tales fines. 

Los objetivos, aluden a que la contribución de cada coautor debe ser esencial
("división del trabajo criminal atendiendo la importancia del aporte"), aspecto
que necesariamente remite al denominado "dominio funcional del hecho", en
virtud del cual cada sujeto domina el acontecer total en cooperación con los
demás. 

Son precisamente esos los elementos que ha tenido en cuenta la Sala, al


precisar que la coautoría funcional se puede deducir de los hechos que
demuestran la decisión conjunta de realizar el delito: 

"Es sabido que para la coautoría funcional el acuerdo del plan criminal no
requiere de un pacto detallado, pues se deduce de los actos desencadenantes,
de los hechos demostrativos de la decisión conjunta de su realización. 

Según la teoría del dominio del hecho, autor es quien domina el hecho y para
efectos de la coautoría lo decisivo es tener un dominio funcional del hecho,
pues cada sujeto controla el acontecer total en cooperación con los demás, no

165
tiene en sí mismo un control parcial, ni tampoco global, sino que éste se
predica de todos. 

A su turno, de acuerdo con la definición prevista en el artículo 29 de la Ley


599 de 2000 relacionada con que "Son coautores los que, mediando un
acuerdo común, actúan con división del trabajo criminal atendiendo la
importancia del aporte", la Corte Suprema de Justicia ha enfatizado en la
necesaria presencia de los siguientes elementos: i) un acuerdo o plan común;
ii) división de funciones y iii) trascendencia del aporte en la fase ejecutiva del
ilícito(...) "».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 43772 | Fecha: 18/06/2014 |


Tema: COAUTORIA - Elementos Rad: 23825 | Fecha: 07/03/2007 | Tema:
COAUTORIA - Elementos Rad: 38725 | Fecha: 22/01/2014 | Tema: AUTORIA
- Teoría del dominio del hecho Rad: 42428 | Fecha: 26/02/2014 | Tema:
COMPLICIDAD - Diferencia con la coautoría Rad: 22327 | Fecha:
09/03/2006 | Tema: COMPLICIDAD - Diferencia con la coautoría Rad: 23893
| Fecha: 26/01/2006 | Tema: REBELION - Condición de rebelde Rad: 33558
| Fecha: 07/07/2010 | Tema: REBELION - Condición de rebelde

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : EYDER PATIÑO CABRERA
NÚMERO DE PROCESO : 45805
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP7317-2015
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Valledupar
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : MIXTA
FECHA : 10/06/2015
DECISIÓN : INADMITE / CASA PARCIALMENTE Y DE
OFICIO
DELITOS : Homicidio en persona protegida
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000 art. 216

TEMA: COAUTORÍA - Acuerdo puede ser expreso o tácito / COAUTORÍA -


Acuerdo puede ser antecedente o concomitante al comportamiento

Tesis:
«Conviene recordarle al actor que pasó desapercibido que ese acuerdo de
voluntades puede ser expreso o tácito y previo o concurrente a la comisión del
ilícito (CSJ SP, 2 sep. 2009, rad. 29221), por lo que, por regla general, no se
constata con una prueba directa o con un documento, sino por razonamientos
lógicos de naturaleza inferencial (CSJ SP, 3 jul. 2003, rad. 19563)».
JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 29221 | Fecha: 02/09/2009 |
Tema: COAUTORÍA - Acuerdo puede ser expreso o tácito / COAUTORÍA -
Acuerdo puede ser antecedente o concomitante al comportamiento Rad:

166
26967 | Fecha: 12/09/2007 | Tema: CASACIÓN OFICIOSA - No requiere de
traslado previo al Ministerio Público

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : EYDER PATIÑO CABRERA
NÚMERO DE PROCESO : 45398
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP2821-2015
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Manizales
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 25/05/2015
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Trafico, fabricación, o porte de
estupefacientes
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 180, 183 y 184

TEMA: COAUTORIA - Se puede establecer por razonamientos lógicos de


naturaleza inferencial

Tesis: 

«En relación con el reproche del censor, en torno a que no se demostró la


coautoría, basta recordarle que ese acuerdo puede ser expreso o tácito y
previo o concurrente a la comisión del ilícito (CSJ SP, 2 sep. 2009, rad.
29221), por lo que, por regla general, no se constata con una prueba directa o
con un documento, sino por razonamientos lógicos de naturaleza inferencial
(CSJ SP, 3 jul. 2003, rad. 19563). Precisamente, ello fue lo que acaeció en este
caso, pues el ad quem afirmó la coautoría de PD, no sobre la base de una
prueba directa que evidenciara que él y su compañero ya sentenciado
sostuvieron una reunión previa para acordar voluntades, sino por la forma en
que ocurrieron los hechos, la sucesión de los actos desplegados y la actitud
adoptada».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA:  Rad: 29221 | Fecha: 02/09/2009 |


Tema: COAUTORIA - Se puede establecer por razonamientos lógicos de
naturaleza inferencial Rad: 19563 | Fecha: 03/07/2003 | Tema: COAUTORIA
- Se puede establecer por razonamientos lógicos de naturaleza inferencial

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : PATRICIA SALAZAR CUELLAR
NÚMERO DE PROCESO : 43126
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP2579-2015
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Cartagena

167
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 20/05/2015
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Homicidio
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000 art. 212 y 213

TEMA: COAUTORIA - Apreciación probatoria

Tesis: 

«Si bien en el diseño metodológico del fallo, el Tribunal no se ocupó de


argumentar en un acápite especial los elementos que integran el instituto de
la coautoría, entendida como la pluralidad de personas que mediando un
acuerdo común, actúan con división de trabajo criminal atendiendo la
importancia del aporte, como lo reclama la demandante, verifica la Sala, que
este presupuesto de debida motivación y acreditación probatoria sí se llevó a
cabo con base en los elementos de juicio allegados al expediente.

En efecto, el Tribunal declaró probada la participación de todos los acusados


a título de coautores a partir del análisis en conjunto de los medios de prueba
que reseñó aducidos de manera debida y oportuna al expediente.

Se precisó en la sentencia que la materialidad del homicidio de EBR se


acreditaba con el acta de levantamiento del cadáver; y que la participación de
los acusados en la ejecución del delito, estaba demostrada con las
indagatorias y ampliaciones rendidas.

(...)

También señaló como prueba de la coautoría, los testimonios de ASl y RGV,


quienes inicialmente fueron reportados, el primero, como informante de la
fuerza pública, el segundo, como un civil que fue retenido antes y cerca de la
escena, quienes dieron cuenta de la participación de los procesados en los
acontecimientos en que se le causó la muerte a EBR, relatos, que al tamiz de
la sana crítica, el fallador les otorgó credibilidad.

(...)

Entonces, en la comisión del delito de homicidio por el que fueron condenados


los acusados, el Tribunal sí declaró la coautoría como forma de participación y
para ello, se fundó en la prueba que la misma recurrente reporta aducido al
expediente, a lo largo del cargo único planteado en la demanda».

SALA DE CASACIÓN PENAL

168
M. PONENTE : PATRICIA SALAZAR CUELLAR
NÚMERO DE PROCESO : 41462
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP2581-2015
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Medellín
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 20/05/2015
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Homicidio / Fabricación, tráfico, porte o
tenencia de armas de fuego, accesorios,
partes o municiones
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 181 y 184

TEMA: COAUTORIA - Concepto

Tesis: 

«Resulta falsa su afirmación referida a que el fallador de primera instancia


condenó por una indefinida coparticipación criminal, cuando bien puede
advertirse que en el fallo se hizo clara alusión a la condición de coautores,
reservando aquella circunstancia relacionada con la pluralidad de sujetos
activos de las infracciones como factor de mayor punibilidad (artículo 58 - 10
del Código Penal).

La confusa comprensión que el demandante tiene sobre las figuras de la


autoría y la participación delictual, lo llevan a aventurar conclusiones
distorsionadas en relación con la concurrencia de los procesados en los
hechos punibles y el concepto amplio y circunstancial de la coparticipación
criminal, ignorando que ésta hace alusión a todas las formas plurales de
intervención, mientras que la complicidad y la determinación son modalidades
propias de la participación. 

Por lo tanto, evidente resulta para el efecto que la condena emitida en contra
de los procesados no lo fue a título de cómplices o determinadores, sino de
coautores de los delitos de Homicidio, cometido en circunstancia de
agravación punitiva, y Fabricación, tráfico o porte de armas de fuego, en
concurso de conductas punibles».

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 43974
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP940-2015
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Ibagué
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO

169
FECHA : 25/02/2015
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Extorsión
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 28, 29 / Ley 600 de
2000 art. 213

TEMA: COAUTORIA - Técnica en casación

Tesis:
«La orientación de la queja resulta contradicho con la inicial y expresa
afirmación del actor en el sentido de que no hay duda de la realización de la
señalada conducta punible, en modalidad de tentativa, siendo evidente de las
subsiguientes manifestaciones del libelista que su inconformidad radica en el
compromiso penal deducido a su prohijado en el delito, luego para construir
una adecuada proposición jurídica debió empezar por citar como
indebidamente aplicadas las normas inherentes a la autoría y participación,
esto es, los artículos 28 y 29 de la Ley penal Sustantiva».

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : JOSÉ LUIS BARCELÓ CAMACHO
NÚMERO DE PROCESO : 42904
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP875-2015
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 25/02/2015
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Homicidio
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 183 y 184

TEMA: COAUTORÍA - Acuerdo puede ser expreso o tácito

Tesis:
«Este equivocado entendimiento del recurso extraordinario se replica en lo
concerniente al debate que se pretende suscitar tratándose de la coautoría
impropia deducida por el Tribunal, ya que con críticas que se enmarcarían en
la propuesta metodológica que orientaría la acreditación de la violación directa
de la ley sustancial, se desconoce que la jurisprudencia ha contemplado que,
para la materialización de este dispositivo amplificador del tipo, es suficiente
verificar el escenario fenoménico y las variables objetivas concurrentes en la
acción si plasman un convenio no expreso, sino tácito, como aquí se hizo. En
consecuencia, de ninguna manera es necesario demostrar, por ejemplo, algún
tipo de conversación explicita o un sopesado intercambio de pareceres entre
quienes co-dominan el hecho, para concluir en la vigencia de esta figura (Cfr.
CSJ AP, 27 Feb 2013, Rad. 40719). Así, en virtud de la misma, el resultado,
170
en este caso tentado, le es endilgable a sus protagonistas aun cuando cada
uno de los comportamientos visto en forma aislada no permita la subsunción
en un tipo penal concreto, al conjugarse sus voluntades hacía un único
designio».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: CSJ-AP 40431 | Fecha:


24/04/2013 | Tema: FALSO RACIOCIONIO - Técnica en casación Rad: CSJ-
AP 40719 | Fecha: 27/02/2013 | Tema: COAUTORÍA - Acuerdo puede ser
expreso o tácito

RELEVANTE

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : JOSÉ LEONIDAS BUSTOS MARTÍNEZ
NÚMERO DE PROCESO : 36306
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP1481-2015
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Cali
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : MIXTA
FECHA : 18/02/2015
DECISIÓN : CASA PARCIALMENTE Y DE OFICIO /
CESA PROCEDIMIENTO
DELITOS : Secuestro extorsivo / Homicidio
FUENTE FORMAL : Ley 282 de 1996 / Ley 600 de 2000 / Ley
599 de 2000 art. 83 y 86

TEMA: COAUTORIA - División del trabajo / COAUTORIA - Configuración

Tesis:
«Las conductas investigadas (secuestro y homicidio) fueron ejecutadas por
una organización criminal que actuaba de común acuerdo y distribución de
funciones, pues no de otra manera se explica que sus voluntades coincidieran
en la realización del objetivo alcanzado y que actuaran en la forma
mancomunada como lo hicieron. 

También muestran que el acusado DFRO cumplía un papel protagónico


dentro del grupo, no solo por la libertad con que se desplazaba en las
dependencias principales del inmueble, sino por el hallazgo en su poder del
huellero y las hojas firmadas en blanco, evidencias que lo vinculaban
directamente con los actos de imposición de la huella y de estampación de la
firma por parte de la víctima.

Ninguna incorrección, por tanto, se advierte en la conclusión que se cuestiona, pues las pruebas, como
se ha dejado visto, respaldan la imputación que se le hace a título de coautor en ambos delitos. Y si
bien es cierto el Tribunal terminó descartando por duda su presencia en la operación de secuestro del
abogado VV realizada en la finca (...), esto no excluye su participación en este delito, porque está
probado que hacía parte del plan criminal, y que horas más tarde se integró al grupo secuestrador en

171
la calle Loyola, donde continuó coejecutando la conducta de secuestro, situación que lo ubica como
coautor indiscutible del hecho». 

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : EYDER PATIÑO CABRERA
NÚMERO DE PROCESO : 43863
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP7585-2014
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Barranquilla
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 10/12/2014
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Concusión
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000 art. 212

TEMA: COAUTORIA - Demostración

Tesis:
«El censor únicamente adujo que el juez plural inventó la prueba de la
coautoría, como si se estuviera ante una de naturaleza directa, pero no indicó
cuál fue ella, por lo que el cargo quedó huérfano de demostración. 

Pasó por alto que ese acuerdo puede ser expreso o tácito y previo o
concurrente a la comisión del ilícito (CSJ SP, 2 sep. 2009, rad. 29221), por lo
que, por regla general, no se constata con una prueba directa o con un
documento, sino por razonamientos lógicos de naturaleza inferencial (CSJ SP,
3 jul. 2003, rad. 19563). Precisamente, ello fue lo que acaeció en este caso,
pues el ad quem afirmó la coautoría de (...) no sobre la base de una prueba
directa que evidenciara que él y su compañero involucrado sostuvieron una
reunión previa para acordar voluntades, sino por la forma en que ocurrieron
los hechos, la sucesión de los actos desplegados cuando atendieron el
accidente de tránsito que suscitó la discusión y su cohesión en torno al
mismo propósito -solicitud y obtención indebida de dinero ».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 29221 | Fecha: 02/09/2009 |


Tema: COAUTORIA - Acuerdo puede ser expreso o tácito Rad: 19563 | Fecha:
03/07/2003 | Tema: COAUTORIA - Acuerdo puede ser expreso o tácito

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 35083
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP7406-2014
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Cúcuta
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN

172
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 02/12/2014
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Secuestro simple
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000

TEMA: COAUTORÍA - Elementos

Tesis:
«El censor no le demostró a la Corte cuál era, en ambos reproches, la
trascendencia de su postura, de acuerdo con la cual GMM no participó a
título de coautor en el secuestro del cual AC fue víctima porque (i) no tenía
conocimiento acerca de la acción que LRTC iba a emprender y (ii) manifestó
su desacuerdo a que el sujeto pasivo fuera golpeado o maltratado.

Ninguna de tales aserciones, aun en el evento de ser ajustada a la realidad de


los hechos, tendría valor suficiente para derruir la decisión adoptada por los
jueces, puesto que (i) el acuerdo en la coautoría no sólo puede darse de
manera previa y expresa, sino también en forma concomitante y tácita a la
realización del delito; (ii) el aporte consistente en manejar el vehículo en el
cual AC fue retenido contra su voluntad fue esencial para la producción del
resultado típico; (iii) cualquier manifestación de oposición a todo acto violento
perpetrado en detrimento de la víctima no lo exoneraría de su responsabilidad
penal frente al delito atribuido, simplemente no quería que los demás
atentaran contra la integridad física del secuestrado».

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : EYDER PATIÑO CABRERA
NÚMERO DE PROCESO : 40087
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP16201-2014
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Bucaramanga
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 20/11/2014
DECISIÓN : NO CASA
DELITOS : Homicidio / Concierto para delinquir /
Fabricación, tráfico y porte de armas y
municiones de uso restringido, de uso
privativo de las Fuerzas Armadas o
explosivos.
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 30.3

TEMA: COAUTORÍA - Concepto / COAUTORÍA IMPROPIA - Principio de


imputación recíproca / COAUTORÍA IMPROPIA - Configuración

173
Tesis: 

«De tiempo atrás, la jurisprudencia de la Sala tiene decantado que la figura de


la coautoría comporta el desarrollo de un plan previamente definido para la
consecución de un fin propuesto, donde cada uno de los partícipes
desempeña una tarea específica, de forma tal, que responden como coautores
por el designio común y los efectos colaterales que de él se desprendan, así su
conducta individualmente considerada no se muestre subsumida en el
respectivo tipo penal, pues todos actúan con conocimiento y voluntad para la
producción de un resultado .

En punto de la participación plural de personas, la Corte ha precisado las


diferencias entre la coautoría propia, que ocurre cuando varios sujetos acuden
a la ejecución del injusto, donde cada acción es suficiente para producir por sí
sola un resultado, y la impropia o funcional, que es la prevista en el aludido
artículo 29-2 del Código Penal, en cuanto tiene como coautores a quienes,
«mediando un acuerdo común, actúan con división del trabajo criminal
atendiendo la importancia del aporte».

Dicho fenómeno se estructura a partir de tres elementos, a saber, i) una


decisión común al hecho; ii) una división o reparto de funciones y iii) una
contribución trascendente en la fase ejecutiva del injusto.

La Corte también ha precisado que en esa forma de participación impera el


principio de imputación recíproca, según el cual, cuando existe una
resolución común al hecho, lo que haga cada uno de los coautores es
extensible a todos los demás, sin perjuicio de que las otras contribuciones
individualmente consideradas sean o no por sí solas constitutivas de delito.

(...)

Como bien quedó evidenciado en los fallos de instancia, la participación del


encartado en el atentado contra los funcionarios del INPEC, resultó
trascendente para el logro del fin propuesto, porque su misión de conducir a
los alias (...) y (...) frente a la cárcel y mantener comunicación telefónica
acerca de los movimientos de la víctima que allí se encontraba de visita, para
dar aviso de la salida de ésta, permitió que finalmente se ejecutara el hecho,
por parte de quienes fungieron como sicarios.

(...)

En esa división de tareas de los miembros del grupo, dirigida al común


propósito de ejecutar la orden del mando superior, donde unos prestaron
vigilancia en los alrededores del sector, otros fungieron como conductores de
las motos, otros como sicarios y otros como campaneros y choferes de los
vehículos utilizados, el aporte del encartado operó esencial, con dominio del
hecho y con posibilidad de interrumpir el decurso de la acción, puesto que sin

174
la información ofrecida a los demás copartícipes, se habría afectado la
realización del reato.

De esa manera, se consolida el instituto de la coautoría, porque, en virtud del


principio de imputación recíproca, la porción armónicamente realizada por
cada uno de los intervinientes es extensible a los restantes y, por ende,
conlleva a la atribución de responsabilidad, para todos, de los ilícitos, como si
los hubiese perpetrado uno solo de ellos».

COAUTORÍA - Acuerdo puede ser antecedente o concomitante al


comportamiento

Tesis: 

«El demandante, pese a admitir la pertenencia de su defendido a la banda


delincuencial, pretende desarticular esos juicios, afirmando, en
contraposición, que se le debió tener como cómplice, porque «contribuyó a la
comisión del ilícito» y ninguno de los testigos de cargo refirió que quienes
participaron se hubiesen reunido previamente para planear el atentado
criminal «donde se hubiera acordado en el contexto de la figura jurídica de la
coautoría, realizar, planear concretamente» la muerte de los funcionarios del
INPEC.

No atiende que la realización conjunta de los hechos delictivos, no requiere de


un acuerdo previo, en cuanto éste se puede evidenciar de los efectos causados
por las plurales conductas coordinadamente ejecutadas por los distintos
sujetos.

(...)

Por manera que, conforme al criterio de los delegados de la Fiscalía y del


Ministerio Público, no se precisaba de la asistencia del procesado a las
reuniones donde se planeaban los ilícitos porque, según se puso de presente
por los testigos de cargo, la coordinación de tales cometidos le era transmitida
por los mandos de la organización, a través de una llamada telefónica».

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 37074
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP14005-2014
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 15/10/2014
DECISIÓN : NO CASA
DELITOS : Peculado por apropiación
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 29, 30 y 83 / Ley 600

175
de 2000 art. 398

TEMA: COAUTORÍA IMPROPIA - Configuración / COAUTORÍA - Acuerdo


puede ser expreso o tácito

Tesis:
«Para la coautoría funcional el acuerdo del plan criminal no requiere de un
pacto detallado, pues se deduce de los actos desencadenantes de los hechos
demostrativos de la decisión conjunta de su realización, además, en ese
designio común ninguno de los participantes realiza íntegramente el tipo
penal, ya que cada uno de ellos hace su aporte, sólo que el delito se les
imputa de manera integral.

Según la teoría del dominio del hecho, autor es quien domina el hecho y para
efectos de la coautoría lo decisivo es tener un dominio funcional del hecho.
Cada sujeto domina el acontecer total en cooperación con los demás, no tiene
en sí mismo un dominio parcial, ni tampoco el dominio global, sino que éste
se predica de todos.

A partir de la definición prevista en el artículo 29 de la Ley 599 de 2000; «Son


coautores los que, mediando un acuerdo común, actúan con división del
trabajo criminal atendiendo la importancia del aporte», la Corte Suprema de
Justicia ha enfatizado en la necesaria presencia de los siguientes elementos: i)
un acuerdo o plan común; ii) división de funciones y iii) trascendencia del
aporte en la fase ejecutiva del ilícito.

(...)

Para atribuirles jurídicamente el comportamiento a título de coautoras, se


acudió entonces a situaciones objetivas que denotaban su connivencia con
funcionarios de la empresa de puertos para llevar a cabo conciliaciones
globales con el fin de esquilmar el patrimonio estatal.

No se trató de un actuar ajustado a la buena fe o que frisara en lo ingenuo al


dejarse llevar por lo que les presentaban los abogados, sino que denotaba un
comportamiento consciente y voluntario orientado a favorecer la postura de
los demandantes en detrimento de la parte demandada y, sobre todo, de los
recursos de ésta. No de otra forma se entiende como en un mismo formato, un
mismo día y hora se comprometieron astronómicas cifras, sin reparar qué
objeto representaban o a cuántos trabajadores beneficiaba».

RELEVANTE

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : MARÍA DEL ROSARIO GONZÁLEZ MUÑOZ
NÚMERO DE PROCESO : 40401
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP13290-2014

176
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Cartagena
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 01/10/2014
DECISIÓN : CASA / CANCELA MEDIDAS
DELITOS : Terrorismo
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia art. 29 /
Ley 599 de 2000 art. 9, 21, 27, 343 y 345 /
Decreto Ley 180 de 1988 art. 1 / Decreto
2266 de 1991 art. 4 / Decreto Ley 100 de
1980 art. 187

TEMA: COAUTORÍA - Impropia: supone al menos que se haya iniciado la


comisión del delito / TERRORISMO - Se configura

Tesis: 

«Olvida el Tribunal que aún para sancionar la coautoría material impropia es


indeclinable que el suceso, por lo menos, haya tenido comienzo de ejecución,
esto es, que se haya configurado su entidad tentada, pues de lo contrario
únicamente pueden ser sancionados aquellos actos de ideación o preparación
que autónomamente por voluntad del legislador dentro de su libertad de
configuración normativa hayan sido tenidos como delitos, como ocurre, por
ejemplo, respectivamente, con el concierto para delinquir que sanciona la
simple y llana concertación para cometer delitos, o el tráfico de sustancias
para procesamiento de narcóticos que hace punible la importación o
exportación ilegal, transporte o tenencia de elementos que sirvan para el
procesamiento de cocaína o de cualquier otra droga que produzca
dependencia, tales como éter etílico, acetona, amoníaco, permanganato de
potasio, carbonato liviano, ácido clorhídrico, ácido sulfúrico, diluyentes,
disolventes.

En este asunto se constata que el comportamiento de transportar los


elementos incautados a la procesada, de una parte, no permite avizorar en
concreto la división de trabajo que advera el ad quem como para proceder a
verificar la posibilidad de un delito de terrorismo, siquiera en grado de
tentativa y de otra, no comporta en sí mismo un acto preparatorio de aquellos
que independientemente sanciona el legislador, es decir, no es punible el
transporte de dispositivos como los encontrados en poder de AB». 

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : FERNANDO ALBERTO CASTRO
CABALLERO
NÚMERO DE PROCESO : 43895
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP5012-2014

177
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Medellín
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 27/08/2014
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Homicidio en persona protegida
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000 art. 207 y 212

TEMA: COAUTORIA - División del trabajo

Tesis: 

«Los casacionistas se limitan a insistir en el argumento acerca de que se


desconoce quién accionó las armas contra los civiles, como si el resultado
antijurídico solo fuera posible atribuirlo a quien ejecuta materialmente el
hecho, cuando en la coautoría por dominio funcional aquel también le es
imputable a quien producto de un acuerdo común y con división de trabajo,
hace un aporte importante en la realización de la conducta punible, aun
cuando éste individualmente considerado, no constituya una infracción
penal».

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : LUIS GUILLERMO SALAZAR OTERO
NÚMERO DE PROCESO : 38426
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP4221-2014
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de
Cundinamarca
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 30/07/2014
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Hurto / Hurto calificado / Concierto para
delinquir / Fabricación, posesión y tráfico
ilegal de armas de fuego, municiones y
explosivos
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004

TEMA: COAUTORIA - Técnica en casación

Tesis:
«Si lo pretendido en el cargo primero era cuestionar la legalidad de la
adecuación típica, en lo atinente al concurso de personas en el delito, le
correspondía acudir a la causal primera o tercera de casación y demostrar la
valoración equivocada de los fallos, ya fuese a partir de una óptica netamente

178
dogmática o desde el ataque a la producción y valoración de la pruebas y
cómo se habían aplicado, inaplicado o erróneamente interpretado las normas
relacionadas con tal tópico». 

RELEVANTE

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : LUIS GUILLERMO SALAZAR OTERO
NÚMERO DE PROCESO : 41406
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP7759-2014
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Única de Florencia
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 18/06/2014
DECISIÓN : NO CASA / DECLARA PRESCRITA LA
ACCIÓN PENAL / ABSTENERSE / CESA
PROCEDIMIENTO
DELITOS : Peculado por apropiación
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 20, 22, 30, 80, 83, 84
y 86 / Constitución Política de Colombia art.
123

TEMA: PECULADO POR APROPIACIÓN - Coautoría / COAUTORÍA -


Concepto, elementos, configuración

Tesis: 

«En torno a la queja del casacionista respecto a que la condena se


fundamenta en una actuación administrativa de la cual no puede surgir el
concepto de participación criminal en la modalidad de coautoría, es de anotar
que aun cuando el delito de peculado exige un sujeto activo cualificado,
también lo es que un tal comportamiento puede ser realizado por pluralidad
de sujetos, quienes podrán actúan mancomunadamente con o sin división de
trabajo para lograr un objetivo común.

Ha de manifestarse que ninguna razón asiste en el planteamiento del


Libelista, pues deja en el olvido que nuestro Estatuto Sustantivo, al definir la
coautoría, toma parte por un concepto funcional fundamentado en una
concepción personal del injusto típico, lo cual permite considerar como
coautor a aquella persona que realiza una parte necesaria de la ejecución del
plan general, aunque no sea un acto típico en sentido estricto, pero debe
participar, en todo caso, de la idéntica resolución delictiva, “mediando un
acuerdo común”, con la advertencia que han de realizar los actos ejecutivos
que le correspondan funcionalmente, es decir, se trata de la ejecución de un
comportamiento punible en el cual participan voluntaria y conscientemente
varias personas, de acuerdo con una división de funciones de índole
necesaria.

179
En consecuencia, no necesariamente los partícipes en el delito debían tener
pleno conocimiento de todos y cada uno de los detalles de su ejecución, pero
no por ello dejan de ser responsables por las tareas ejecutadas en virtud de la
previa división de trabajo». 

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : GUSTAVO ENRIQUE MALO FERNÁNDEZ
NÚMERO DE PROCESO : 43772
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP7753-2014
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Cali
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 18/06/2014
DECISIÓN : CASA DE OFICIO / CONDENA / DECLARA
EXTINGUIDA LA ACCIÓN PENAL
DELITOS : Homicidio / Concierto para delinquir /
Fabricación, tráfico, porte o tenencia de
armas de fuego, accesorios, partes o
municiones
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000 art. 39, 232, 283, 306, 309
y 310 / Ley 599 de 2000 art. 37, 83, 86 y
291

TEMA: COAUTORÍA - Concepto, elementos, configuración / AUTORÍA -


Concepto de dominio del hecho / COAUTORÍA - Complicidad: diferencias

Tesis: 

«De antaño ha explicado la jurisprudencia de esta Corporación (CSJ SP, 7


mar. 2007, Rad. 23825) en qué consiste la coautoría y cómo se configura a
pesar de que no todos concurran a la ejecución del hecho: 

Se predica la coautoría, cuando plurales personas son gregarias por voluntad


propia de la misma causa al margen de la ley, comparten conscientemente los
fines ilícitos propuestos y están de acuerdo con los medios delictivos para
lograrlos, de modo que cooperan poniendo todo de su parte para alcanzar esos
cometidos, realizando cada uno las tareas que le corresponden, coordinadas
por quienes desempeñen a su vez el rol de liderazgo.

En tales circunstancias, quienes así actúan, coparticipan criminalmente en


calidad de coautores, aunque no todos concurran por sí mismos a la
realización material de los delitos específicos; y son coautores, porque de
todos ellos puede predicarse que dominan el hecho colectivo y gobiernan su
propia voluntad, en la medida justa del trabajo que les correspondiere

180
efectuar, siguiendo la división del trabajo planificada de antemano o acordada
desde la ideación criminal.

Ese criterio fue recientemente confirmado por la Sala (CSJ SP, 22 ene. 2014,
Rad. 38725), al precisar que la coautoría funcional se puede deducir de los
hechos que demuestran la decisión conjunta de realizar el delito.

(...)

En consecuencia, el hecho de que el señalamiento que hizo EEMM de la


víctima, fuera anterior al homicidio, no le quita importancia al aporte ni lo
inscribe como un acto preparatorio que deba castigarse, a lo sumo, como una
contribución a la realización de la conducta antijurídica, como pretende
hacerlo creer el demandante, porque no se trataba de un tema de simple
colaboración o complicidad, sino de una decisión común de la banda criminal
y en la que cada uno tomó parte haciendo su aporte necesario. 

Es igualmente errónea la tesis del demandante al asegurar que su asistido


debe responder apenas como cómplice, porque se trató de una ayuda anterior
a la ejecución del homicidio que consistió en individualizar a la víctima, pues,
es evidente que no podía cumplirse esa específica función en otro momento
porque el ejecutor material del homicidio ignoraba quién era la víctima, y sin
ese dato no era posible que le diera muerte, atendiendo a que desde cuando se
puso en marcha el plan criminal con la consecuente división de funciones, ya
habían pasado de la fase preparatoria a la ejecutiva con la que todos estaban
de acuerdo y, en consecuencia, todos tenían el dominio del hecho.

Precisamente, son coautores aunque no todos concurran a la realización del


delito, porque lo importante en últimas es que de todos pueda predicarse el
dominio del hecho, que todos dirijan su voluntad a que se lleve a cabo con
estricto acogimiento de la división del trabajo».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA:  Rad: 38376 | Fecha: 09/04/2014 |


Tema: INDAGATORIA - Cargos a terceros: No se invalidan por la falta de
juramento Rad: 23825 | Fecha: 07/03/2007 | Tema: COAUTORÍA -
Concepto, elementos, configuración / AUTORÍA - Concepto de dominio del
hecho / COAUTORÍA - Complicidad: Diferencias Rad: 38725 | Fecha:
22/01/2014 | Tema: COAUTORÍA - Concepto, elementos, configuración /
AUTORÍA - Concepto de dominio del hecho / COAUTORÍA - Complicidad:
Diferencias

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : JOSÉ LUIS BARCELÓ CAMACHO
NÚMERO DE PROCESO : 43678
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP2831-2014

181
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Valledupar
CLASE DE ACTUACIÓN : REVISIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 28/05/2014
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Homicidio en persona protegida
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 192

TEMA: COAUTORÍA - Acuerdo puede ser expreso o tácito

Tesis:
«Era indiferente individualizar el tipo de arma que causó el deceso o que el rol
de MP se hubiese circunscrito a “disparar al aire”, porque ese
comportamiento, según el devenir indiciario plasmado en las sentencias,
obedeció a un plan criminal -que no debe ser indefectiblemente producto de la
reflexión, la preparación o la ponderación al ser factible que se genere en un
convenio repentino o tácito (CSJ AP, 27 Feb 2013, Rad. 40719)-, que estuvo
encaminado a ocultar las condiciones reales en que se ejecutó el homicidio.
Por ende, cobró relevancia la significativa cantidad de munición que el citado
empleó el día de los acontecimientos, toda vez que ello reveló el ánimo de
mimetizar una oprobiosa acción de agentes del estado, “un falso positivo”,
bajo el amparo del uso legítimo de la fuerza que nunca hubo necesidad de
desplegar. A esta conclusión arribaron los juzgadores, luego de retomar, en
particular, el entorno inusual en que se halló el cadáver de la víctima».

RELEVANTE

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : JOSÉ LUIS BARCELÓ CAMACHO
NÚMERO DE PROCESO : 43237
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP2226-2014
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal Justicia y Paz
de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : SEGUNDA INSTANCIA
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 30/04/2014
DECISIÓN : DECRETA NULIDAD PARCIAL / MODIFICA
SENTENCIA IMPUGNADA / ACLARA /
ABSTENERSE
FUENTE FORMAL : Ley 975 de 2005 art. 26 / Ley 906 de 2004
art. 32 / Ley 1448 de 2011 art. 3 par. 2 /
Ley 1592 de 2012 art. 23-25

TEMA: COAUTORÍA - División del trabajo

Tesis: 

182
«Los elementos de juicio así presentados permiten inferir razonablemente que
el postulado, junto con otros miembros del grupo, realizó las conductas
imputadas, a modo de una división funcional de tareas, desde donde surge
que los hechos fueron cometidos por esa agrupación y debe cargarse a esta,
sin importar que individualmente cada uno de sus integrantes no hubiese
recorrido todos los elementos del tipo penal. Cada uno de ellos, y por tanto el
sindicado, será coautor de ese comportamiento. Así se modificará el fallo del
Tribunal». 

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : FERNANDO ALBERTO CASTRO
CABALLERO
NÚMERO DE PROCESO : 42135
NÚMERO DE PROVIDENCIA : AP194-2014
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Santa
Marta
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 29/01/2014
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Homicidio
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 180 183 y 448 / Ley
906 de 2004 art. 184 núm. 2,3

TEMA: COAUTORÍA - Configuración

Tesis: 

«No menos intrascendente se reputa la glosa del impugnante referida a la


supuesta falta de congruencia entre la acusación y la sentencia, en concreto
fundada en que al procesado se lo llevó a juicio en calidad de autor del delito
de homicidio, mientras que en la sentencia se le dedujo una coautoría en
dicha infracción, pues de antaño se ha señalado que este último modo de
intervención en la conducta punible no es mas que una formade autoría en
donde se lleva a cabo el hecho junto con otro u otros ». 

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 17403 | Fecha: 12/09/2002 |


Tema: COAUTORÍA - Configuración Rad: 25007 | Fecha: 13/09/2006 |
Tema: SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Presencia del incriminado: En la
actuación procesal, juicio oral

SALA DE CASACIÓN PENAL

183
M. PONENTE : EUGENIO FERNANDEZ CARLIER
NÚMERO DE PROCESO : 38725
NÚMERO DE PROVIDENCIA : SP151-2014
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 22/01/2014
DECISIÓN : NO CASA
DELITOS : Homicidio en persona protegida / Concierto
para delinquir / Desaparición forzada /
Tortura en persona protegida / Secuestro
extorsivo / Hurto calificado / Cohecho por
dar u ofrecer / Fraude procesal
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000 art. 398 núm. 1,3 / Ley
600 de 2000 art. 404 / Ley 599 de 2000 art.
29 / Ley 270 de 1996 / Constitución
Política de Colombia art. 257 núm. 1

TEMA: AUTORÍA - Concepto de dominio del hecho / COAUTORÍA -


Concepto, elementos, configuración

Tesis:
«Es sabido que para la coautoría funcional el acuerdo del plan criminal no
requiere de un pacto detallado, pues se deduce de los actos desencadenantes,
de los hechos demostrativos de la decisión conjunta de su realización. 

Según la teoría del dominio del hecho, autor es quien domina el hecho y para
efectos de la coautoría lo decisivo es tener un dominio funcional del hecho,
pues cada sujeto controla el acontecer total en cooperación con los demás, no
tiene en sí mismo un control parcial, ni tampoco global, sino que éste se
predica de todos.

A su turno, de acuerdo con la definición prevista en el artículo 29 de la Ley


599 de 2000 relacionada con que «Son coautores los que, mediando un
acuerdo común, actúan con división del trabajo criminal atendiendo la
importancia del aporte», la Corte Suprema de Justicia ha enfatizado en la
necesaria presencia de los siguientes elementos: i) un acuerdo o plan común;
ii) división de funciones y iii) trascendencia del aporte en la fase ejecutiva del
ilícito.

Lo anterior implica al operador judicial sopesar tanto el factor subjetivo


relacionado con el asentimiento expreso o tácito de los sujetos conforme al
plan común y su decidida participación en tal colectividad con ese propósito
definido, como factores objetivos dados por la conducta desplegada por cada
uno como propia de una labor conjunta o global y la entidad de tal aporte».

184
RELEVANTE

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : JOSÉ LEONIDAS BUSTOS MARTÍNEZ
NÚMERO DE PROCESO : 42412
NÚMERO DE PROVIDENCIA : CP008-2014
PROCEDENCIA : Estados Unidos de América
CLASE DE ACTUACIÓN : EXTRADICIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : CONCEPTO
FECHA : 22/01/2014
DECISIÓN : CONCEPTÚA FAVORABLEMENTE
DELITOS : Concierto para delinquir / Trafico,
fabricación, o porte de estupefacientes
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 493 y 502 /
Constitución Política de Colombia art. 35 /
•Convención de las Naciones Unidas contra
el tráfico ilícito de estupefacientes y
sustancias sicotrópicas. Viena, 20 de
diciembre de 1988

TEMA: EXTRADICIÓN - Principio de doble incriminación: Concierto para


delinquir / EXTRADICIÓN - Principio de doble incriminación: Tráfico,
fabricación o porte de estupefacientes / COAUTORÍA - Diferencia con el
concierto para delinquir

Tesis:
«De conformidad con lo establecido por el artículo 493-1 C.P.P. de 2004, para
conceder la extradición es requisito indispensable que el hecho que la motiva
también esté previsto en Colombia como delito y reprimido con sanción
privativa de la libertad cuyo mínimo no sea inferior a cuatro años.

(...)

En la legislación colombiana, por su parte, los delitos de que tratan los


CARGOS UNO y DOS de la acusación No. (...), proferida el (...) de (...) de (...),
encuentran equivalencia típica, en primer lugar, en el artículo 340 del Código
Penal, modificado por el artículo 8º de la Ley 733 de 2002, y últimamente por
el artículo 19 de la Ley 1121 de 2006, que define el delito de «concierto para
delinquir».

(...)

En segundo lugar, en el artículo 376 del Código Penal, modificado por el


artículo 11 de la Ley 1453 de 2011, que define el delito de tráfico, fabricación
o porte de estupefacientes.

(...)

185
Como en este caso las autoridades judiciales de los Estados Unidos de
América acusan a (...) y a otros de haberse concertado, junto con otras
personas, ilícita e intencionalmente para distribuir y poseer con la intención
de distribuir un kilogramo, o más, de heroína, así como para importar dicha
sustancia a los Estados Unidos de América, es de concluirse que en relación
dichos cargos se cumple el presupuesto relativo a la doble incriminación para
extraditar, pues en la legislación penal colombiana tales comportamientos
también se hallan definidos como delito, y por su realización prevé pena
mínima superior a cuatro años de prisión.

Cabe destacar, que las conductas imputadas tienen relación con delitos de
concierto para la distribución, posesión e importación de heroína, no
únicamente con la participación en un acto ilícito determinado, mediante la
realización de varios actos diferenciados en circunstancias de modo, lugar y
tiempo, como se destaca en la acusación proferida y en las declaraciones
juradas rendidas por el Fiscal Auxiliar de la Fiscalía de los Estados Unidos
para el Distrito Sur de(...) y el Agente Especial de la Administración para el
Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) en la ciudad de (...).

De manera que la imputación no consiste simplemente en atribuirle


coparticipación criminal en un solo hecho delictivo, sino que se funda en el
acuerdo de personas asociadas en la preparación y ejecución de programas
para llevar a cabo una pluralidad de punibles en cuanto planes criminales
relacionados con la posesión y distribución de sustancias estupefacientes, que
es precisamente lo que otorga autonomía al tipo de concierto para delinquir en
tales delitos. 

Es de concluir, entonces, que se satisface el requisito en mención».

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : LUIS GUILLERMO SALAZAR OTERO
NÚMERO DE PROCESO : 34930
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 21/10/2013
DECISIÓN : CASA PARCIALMENTE
DELITOS : Peculado por apropiación
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia art. 122
inc. 5 / Ley 599 de 2000 art. 30 / Código
Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social
art. 69

TEMA: COAUTORÍA - Se puede establecer por razonamientos lógicos de


naturaleza inferencial

Tesis:

186
«Resulta apenas obvia la genérica imposibilidad material de hallar prueba del
sustrato que subyace a la determinación o a la coautoría, pero eso no impide
que por labor inferencial, como ha sucedido en este evento, se establezca
jurídicamente una u otra forma de participación delictual ».

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : JULIO ENRIQUE SOCHA SALAMANCA
NÚMERO DE PROCESO : 40719
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 27/02/2013
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Homicidio / Homicidio
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 184

TEMA: COAUTORÍA - Acuerdo puede ser expreso o tácito

Tesis:
«El acuerdo entre los coautores puede ser expreso o tácito. Esto último
significa que de ninguna manera es necesario demostrar algún tipo de
conversación o intercambio de palabras entre quienes co-dominan el hecho».

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : JULIO ENRIQUE SOCHA SALAMANCA
NÚMERO DE PROCESO : 39349
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Medellín
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 10/10/2012
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Falsedad ideológica en documento público /
Concusión / Privación ilegal de la libertad
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 43, 180 y 181

TEMA: COAUTORÍA - Acuerdo puede ser expreso o tácito / COAUTORÍA –


División del trabajo / AUTORÍA - Teoría del dominio del hecho

Tesis:
«Deviene diáfano que para la coautoría funcional el acuerdo del plan criminal
no requiere de un pacto detallado, pues se deduce de los actos
desencadenantes de los hechos demostrativos de la decisión conjunta de su

187
realización, además, en ese designio común ninguno de los participantes
realiza íntegramente el tipo penal, ya que cada uno de ellos hace su aporte,
sólo que el delito se les imputa de manera integral.

Según la teoría del dominio del hecho, autor es quien domina el hecho y para
efectos de la coautoría lo decisivo es tener un dominio funcional del hecho,
pues cada sujeto controla el acontecer total en cooperación con los demás, no
tiene en sí mismo un dominio parcial, ni tampoco global, sino que éste se
predica de todos.

A su turno, de acuerdo con la definición prevista en el artículo 29 de la Ley


599 de 2000 relacionada con que “Son coautores los que, mediando un
acuerdo común, actúan con división del trabajo criminal atendiendo la
importancia del aporte”, la Corte Suprema de Justicia ha enfatizado en la
necesaria presencia de los siguientes elementos: i) un acuerdo o plan común;
ii) división de funciones y iii) trascendencia del aporte en la fase ejecutiva del
ilícito.

Lo anterior implica al operador judicial sopesar tanto el factor subjetivo


relacionado con el asentimiento expreso o tácito de los sujetos conforme al
plan común y su decidida participación en tal colectividad con ese propósito
definido, como factores objetivos dados por la conducta desplegada por cada
uno como propia de una labor conjunta o global, y la entidad de tal aporte». 

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : LUIS GUILLERMO SALAZAR OTERO
NÚMERO DE PROCESO : 32636
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Medellín
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 26/09/2012
DECISIÓN : NO CASA
DELITOS : Favorecimiento
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000

TEMA: COAUTORÍA IMPROPIA - Configuración: relevancia de la presencia


en el lugar de los hechos, análisis probatorio / COAUTORÍA - Acuerdo:
Análisis probatorio de las circunstancias

Tesis: 

«Aún haciendo eco al ejercicio de valoración probatoria que en esta sede hizo
la Delegada, no podría estimarse próspera la censura, porque si bien es cierto
y de modo objetivo el procesado estuvo presente en el operativo militar que
produjo la muerte de dos civiles, no menos lo es que su presencia obedeció al
hecho de que probablemente y por información de sus superiores, se iba a

188
entrar en combate real y que como consecuencia de ello eventualmente se
producirían bajas que serían repartidas entre los dos grupos militares que
intervenían en la operación. 

En ese orden, la confesión a que alude el recurrente ni siquiera podría tener el


carácter de tal si se tiene en cuenta que al ser precisado el acusado en
posteriores ampliaciones de indagatoria, luego de que admitiera que los
hechos realmente habían obedecido a un montaje, no dejó entrever que
previamente supiera que se iba a dar muerte a supuestos delincuentes, sino
que de haber bajas éstas serían distribuidas entre las dos unidades que
participaron en el operativo. 

Por eso mismo, su participación en el acto fue marginal en el sentido de que


no estuvo en el sitio donde fueron muertos los civiles, tampoco disparó su
arma en contra de ellos, no intervino para ponerles los camuflados ni en la
plantación de armas como evidencia de que se trataban de guerrilleros en
combate.

(...)
En esas condiciones, si hubo un acuerdo con los miembros de la AFEUR, no
fue para dar muerte a civiles inermes, sino para entrar en un operativo militar
real que tenía por fin capturar o repeler a miembros de la guerrilla que
asaltaban y extorsionaban a personas que transitaban por aquél
corregimiento».

RELEVANTE

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : LUIS GUILLERMO SALAZAR OTERO
NÚMERO DE PROCESO : 38250
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal Justicia y Paz
de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : SEGUNDA INSTANCIA
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 26/09/2012
DECISIÓN : CONFIRMA
DELITOS : Homicidio / Desplazamiento forzado
FUENTE FORMAL : Ley 100 de 1980 art. 187 / Ley 100 de 1980
art. 324 núm. 8 / Ley 599 de 2000 art.
347 / Ley 599 de 2000 art. 167, 168,358,
359, / Decreto 2535 de 1993 / Ley 599 de
2000 art. 165 / Ley 599 de 2000 art. 31,
178, 265 / Decreto 100 de 1980 art. 66 /
Ley 906 de 2004 / Ley 975 de 2005 / Ley
975 de 2005 art. 18

TEMA: COAUTORÍA - Concepto: elementos, configuración

189
Tesis: 

«Ha sido ampliamente decantada la posición de la Corporación con relación a


los elementos estructurantes de la coautoría, figura que se extrae del artículo
23 del Decreto Ley 100 de 1980 y del inciso 2° del artículo 29 de la Ley 599 de
2000. Ha sostenido la Corte lo siguiente: 

“De la lectura del artículo 29.2, como quedó finalmente, se desprenden, es


obvio, los mismos requisitos: para afirmar coautoría se necesitan acuerdo
común, división del trabajo y observación del peso del aporte. 

- Acuerdo significa conformidad, asentimiento, reflexión y madurez de


determinación. 

- División quiere decir separación, repartición. 

- Aportar, derivado de “puerto”, equivale a llegar o presentarse a un lugar,


hacer algo en pro de un fin común.

[...]

Observado el fenómeno de otra forma, para hablar de coautoría son


indispensables dos exigencias, una subjetiva y una objetiva. 

El aspecto subjetivo de la coautoría significa que: 

Uno. Los comuneros se pongan de acuerdo, planifiquen la comisión del ilícito


y, de consuno, decidan su perpetración. 

Dos. Cada uno de los comprometidos sienta que formando parte de una
colectividad con un propósito definido, el hecho es suyo, pero incluido dentro
de una obra mayor, global, es decir, perteneciente, imbricada, realizada por
todos los concurrentes o, dicho con otras palabras, la persona debe sentir que
cumple tareas en interdependencia funcional. 

La fase objetiva comprende: 

Uno. El co-dominio funcional del hecho, entendiendo por tal que los varios
individuos, sin sometimiento, dependencia o subordinación de uno o unos de
ellos a otro u otros de ellos, se dirijan a la misma finalidad con un
comportamiento esencial, mirado no en términos absolutos sino relativos. 

Por conducta esencial se debe entender, primero, que sin ella es imposible
cometer el hecho; o, segundo, que si una de las personas se opone o entra en
divergencia con las otras, pueda hacer fracasar el plan, molestarlo o variarlo
en su desarrollo; o, tercero, que la intrusión de las personas no debe ser
meramente casual, accidental o secundaria. 

190
Dos. Aporte significativo durante la ejecución del hecho, es decir, prestación
de algo trascendente para su comisión, servicio importante que cada uno de
los concurrentes presta a la gesta delictiva.

[...]

Conforme con lo dicho, se predica coautoría frente a la responsabilidad del


procesado cuando se demuestran los siguientes elementos: I) desde el aspecto
subjetivo, la existencia de un acuerdo común y el convencimiento sobre el
dominio del hecho, y II) en la fase objetiva, el codominio funcional de la acción
criminal y el aporte significativo del implicado. 

Se tiene demostrado que (...) se vinculó al grupo de autodefensas en (...) de


(...), momento en el que fue encargado como patrullero de la organización,
calidad que mantuvo hasta (...) de (...) cuando fue elegido comandante del
recién nombrado frente (...). 

De acuerdo con lo anterior, los 37 cargos que no fueron legalizados, objeto de


impugnación por la fiscalía y los representantes de víctimas, comparten dos
características principales, pues tienen relación con hechos acontecidos
durante el lapso en que el postulado se desempeñó como simple patrullero, y
en los que éste no fue el ejecutor material de la conducta punible. 

Así las cosas, para acceder a la petición de legalización de cargos elevada por
la fiscalía, se debe verificar la existencia de los requisitos antes citados en las
actuaciones objeto de pronunciamiento, de modo que si los mismos no están
presentes, se deberá confirmar la decisión del a-quo. 

Dicho lo anterior, es menester resaltar que la representante del ente acusador,


durante la sustentación del recurso de apelación, centró su intervención en
demostrar la existencia de elementos materiales probatorios y evidencia física
que acredita el modus operandi de la organización delictiva, la realización de
reuniones en donde se enumeraban la misiones y víctimas de su actuar ilícito,
y las formas en que se producía el resultado final. 

Insistió en la presencia de numerosos elementos de convicción, los cuales


permiten atribuir la autoría de los hechos al frente ‘William Rivas’ del Bloque
Norte de las Autodefensas Unidas de Colombia, afirmación que la Sala
encuentra acertada. 

Sin embargo, lo anterior no significa que la totalidad de hechos delictivos


puedan ser imputados a (...) en calidad de coautor, pues la actuación
desplegada por el postulado no cumple con las exigencias previstas en la ley
para endilgársele responsabilidad penal. 

En efecto, es admisible sostener, como lo hace la fiscalía, que entre los


patrulleros de la compañía ‘Walter Uzuaga’ existía un acuerdo previo para la
comisión de los homicidios, toda vez que en las reuniones detalladas por el

191
ente acusador se enlistaban las víctimas y misiones que debían llevarse a
cabo. 

Bajo el mismo parámetro, se puede afirmar que entre los miembros de la


organización existía una conciencia sobre el dominio del hecho, ya que
cualquiera de ellos podía llevar a cabo el acto criminal, condiciones que
permiten verificar la presencia del elemento subjetivo de la coautoría. 

A pesar de ello, no es posible predicar lo mismo del elemento objetivo de la


coautoría, pues el implicado no tenía el co-dominio funcional de los hechos
impugnados ni realizó un aporte esencial a la comisión de los mismos. 

De los hechos narrados por el ente acusador, se colige que el postulado no


tuvo ningún tipo de participación concreta y cierta en la comisión material de
los hechos citados; por el contrario, se observa que (...) conoce poco o nada
sobre las circunstancias de tiempo, modo y lugar en que se llevaron a cabo los
homicidios. 

[...]

Es necesario señalar que el procesado no tuvo dominio funcional del hecho ni


tampoco realizó un aporte esencial a la consumación del mismo, conclusión
que permite afirmar la ausencia de los requisitos objetivos para atribuir al
postulado responsabilidad penal en calidad de coautor. 

De acuerdo con lo expuesto, la Sala contrario a lo solicitado por la Fiscalía


General de la Nación y la representante de víctimas, confirmará el numeral 4°
de la providencia impugnada».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 32022 | Fecha: 21/09/2009 |


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HOMICIDIO AGRAVADO - Con fines terroristas: Diferencias con el terrorismo

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : AUGUSTO J. IBÁÑEZ GUZMÁN
NÚMERO DE PROCESO : 37760
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala 001 Penal de Cali
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 30/05/2012
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Apoderamiento de hidrocarburos, sus

192
derivados, biocombustibles o mezclas que
los contengan
FUENTE FORMAL : Ley 153 de 1887 art. 40 / Ley 906 de 2004
art. 180 y 184

TEMA: COAUTORÍA - Modalidades: propia e impropia, tienen los mismos


efectos punitivos

Tesis: 

«Si bien el Tribunal no precisó si los procesados debían responder a título de


coautores propios o impropios, la verdad es que el demandante no solo omitió
demostrar que algún perjuicio se causó con ello a su representado o la
ruptura del principio de legalidad, sino que de un lado, es posible predicar
que lo fueron como coautores propios pues no les fueron atribuidos los 40
eventos investigados y de otro, en cualquier caso, el Código Penal no exige
hacer diferenciación alguna en la atribución de responsabilidad entre esas dos
categorías dogmáticas doctrinales, amen que el grado de participación
concebido en el estatuto punitivo es exactamente el de coautoría». 

RELEVANTE

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : MARÍA DEL ROSARIO GONZÁLEZ MUÑOZ
NÚMERO DE PROCESO : 36299
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Florencia
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 15/02/2012
DECISIÓN : CASA / REDOSIFICA
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004

TEMA: COAUTORÍA - Elementos

Tesis:
« De la definición legal en mención la jurisprudencia y la doctrina han
extractado los siguientes elementos de la coautoría: (i) acuerdo común, (ii)
división de funciones y (iii) trascendencia del aporte durante la ejecución del
ilícito.

Como lo ha expresado la Sala, “acuerdo significa conformidad, asentimiento,


reflexión y madurez de determinación. A su turno, “división quiere decir
separación, repartición”. Finalmente, “aportar, derivado de “puerto”, equivale
a llegar o presentarse a un lugar, hacer algo en pro de un fin común”.

193
En relación con el tercero de los mencionados presupuestos, tradicionalmente
se ha discutido sobre si es necesario que el aporte se preste durante la
ejecución del delito, es decir, antes de producirse su consumación o si
también resulta dable hablar de coautoría frente a contribuciones posteriores
a la realización del punible.

Así, esta Corporación inicialmente sostuvo que si el sujeto activo está ligado
finalísticamente a la ejecución de la conducta, en forma que el aporte
posterior es producto de un compromiso objetivo y subjetivo con sus
resultados, es perfectamente dable predicar la existencia de la coautoría en
esos casos. Así lo señaló en la sentencia del 22 de mayo de 2003
(...)
La misma línea de pensamiento trazada en la precitada decisión guió la
definición del caso juzgado en la sentencia del 17 de agosto de 2005
(...)
Un giro parcial en relación con el tema dio la Corte en la decisión del 26 de
octubre de 2006, en cuanto en esta ocasión se sostuvo que solamente
constituía coautoría el aporte prestado durante la ejecución del hecho. »

COAUTORÍA - Concepto

Tesis:
« La Sala, por tanto, ha de reiterar aquí el criterio según el cual solamente es
dable reputar como coautores a quienes intervienen en la fase ejecutiva del
delito, no así quienes actúan con posterioridad a la consumación del mismo. »

RELEVANTE

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : AUGUSTO J. IBÁÑEZ GUZMÁN
NÚMERO DE PROCESO : 34703
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Santa
Marta
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 14/12/2011
DECISIÓN : CASA
DELITOS : Secuestro extorsivo / Fabricación, tráfico,
porte o tenencia de armas de fuego,
accesorios, partes o municiones
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004

TEMA: COAUTORÍA - Configuración

Tesis:
«Entonces, como con acierto lo consideró el a quo en postura que la Corte
comparte, dentro del plan urdido por los captores, no está en duda que
acogieron acciones propias y riesgos que compartieron; por eso iban armados,

194
dispuestos a los resultados que se alcanzaran, ya que constituía la finalidad
última el secuestro, para lo cual acordaron el uso de las armas con tal
propósito; luego si se pactan unos fines, se asumen los medios para
obtenerlo. 

La intervención de varias personas en la ejecución de determinada conducta


punible, obedece inequívocamente al dominio del hecho; ello, por cuanto los
individuos, de común acuerdo, planifican y ejecutan el suceso, y es que, el
fenómeno de la coautoría está íntimamente ligado con la división de trabajo. 

No es atinado sostener que en los delitos cometidos por un número plural de


personas, que han actuado bajo un designio común, la acción se divida para
responsabilizar a cada interviniente sólo por la fracción de hecho que haya
ejecutado materialmente. De ahí que para estos efectos el acto colectivo debe
apreciarse en su conjunto» .

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : AUGUSTO J. IBÁÑEZ GUZMÁN
NÚMERO DE PROCESO : 34031
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Cúcuta
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : AUTO INTERLOCUTORIO
FECHA : 21/09/2011
DECISIÓN : INADMITE
DELITOS : Trafico, fabricación, o porte de
estupefacientes
FUENTE FORMAL : Ley 906 de 2004 art. 347

TEMA: COAUTORIA - Acuerdo puede ser antecedente o concomitante al


comportamiento

Tesis:
«No se advierte cómo la falta de apreciación del fallo por
cuyo medio se condenó a otro de los copartícipes tenga
relevancia para modificar la decisión condenatoria impartida
contra la señora (...)pues muy a pesar de que en
esa decisión judicial pudiera haberse establecido -así lo dice el
actor- que el ingreso del camión transportador de la marihuana y
posterior almacenamiento en una de las habitaciones de la
vivienda-parqueadero se realizó el 8 de abril de 2009 en horas de
la noche, cuando -se asegura- la enjuiciada no estaba en ese
sitio, además que las pruebas debida y legalmente descubiertas e
incorporadas en el debate oral en el proceso seguido contra
(...) son las que debían ser objeto de
apreciación por los juzgadores, es diáfano que en las sentencias
de instancia, la responsabilidad penal se le atribuyó a ésta por
prestar su decidida colaboración en el alquiler de dicho recinto y

195
no, por ser la persona encargada de abrir el garaje y descargar la
sustancia estupefaciente, a tal grado que la participación en el
delito se le endilgó a título de coautoría.».

RELEVANTE

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : YESID RAMÍREZ BÁSTIDAS
NÚMERO DE PROCESO : 29221
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 02/09/2009
DECISIÓN : CASA PARCIALMENTE
DELITOS : Secuestro extorsivo / Hurto calificado
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 337.4,344,346 Y 357 /
Ley 599 de 2000 art. 29,30 / Constitución
Política de Colombia de 1991 art. 29 Y 230

TEMA: COAUTORÍA - Concepto

Tesis: 

«De conformidad con el artículo 29.2 de la ley 599 de 2000, son “coautores los
que, mediando un acuerdo común, actúan con división del trabajo criminal
atendiendo la importancia del aporte”.

Lo característico de ésta forma plural está dado en que los intervinientes


despliegan su comportamiento unidos por una comunidad de ánimo, esto es,
por un plan común, además, se dividen las tareas y su contribución debe ser
relevante durante la fase ejecutiva pues no cabe la posibilidad de ser coautor
después de la consumación de la conducta punible».

COAUTORIA - Diferencia con la complicidad

Tesis: 

«Por oposición al apoyo funcional así considerado, suelen darse los


accidentales, secundarios o subsidiarios en cuyo evento no puede hablarse de
coautoría sino de complicidad.

La sola posibilidad de evitar la conducta punible no se erige como


presupuesto fundamental de la forma de intervención tratada, pues ésta
circunstancia al igual se le puede presentar al mero partícipe o incluso a
terceras personas que se encuentran en el escenario a través de una voz de
alerta a los vecinos o a la policía. De aceptarse el criterio en cita se corre el
peligroso riesgo por demás contrario a la estricta legalidad de hacer extensiva
la figura de la autoría compartida hacia personas que no cumplen con esa
calidad.

196
(v).- Una de las maneras de hacer efectivo y concreto el juicio de valor acerca
de si el aporte es importante o no en los términos establecidos en el artículo
29.2 ejusdem, consiste en hacer un ejercicio de abstracción y excluirlo del
escenario funcional del evento objeto de juzgamiento. 

Si el comportamiento delictuoso no se produce o bien reduce de manera


significativa el riesgo de su logro, se puede llegar sin dificultad a la existencia
de la coautoría, y si al apartarlo aquel de todas formas se consumaría, la
valoración a la que se puede arribar es que se está ante la presencia de una
complicidad. 

(vi).- La contribución de esa calidad la que implica intervención de la persona,


debe darse durante la fase ejecutiva del delito, valga decir, entre el momento
en que se inicia la realización del verbo rector que caracteriza la conducta
punible de que se trate, esto es, la fase tentada y el instante de su
consumación.

Desde la teoría del delito, se entiende que los itinerarios puramente ideativos
de los comportamientos ilícitos no son punibles, porque ello traduciría
penalizar las expresiones del pensamiento, por ello, un apoyo en esta etapa no
constituye coautoría, tampoco cuando se evidencia en actos preparatorios. 

En igual sentido, por su obviedad no puede hablarse de autoría compartida


más allá de la consumación o del último acto constitutivo de tentativa de la
conducta punible».

RELEVANTE

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : MARÍA DEL ROSARIO GONZÁLEZ DE
LEMOS
NÚMERO DE PROCESO : 29418
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 23/02/2009
FUENTE FORMAL : Ley 600 de 2000 art. 277

TEMA: HOMICIDIO - Imposibilidad de identificar la víctima / COAUTORIA -


Crimen organizado

Tesis: 

«Es pertinente señalar que si también el ad quem basó la sentencia de


absolución en la imposibilidad de identificar a las víctimas cuyos restos
fueron hallados en los sitios señalados por el testigo (…), baste señalar que tal
argumento carece de lógica, pues es claro que si en la necropsia se estableció

197
que de manera previa a su muerte, aquellas fueron sometidas a torturas e
inclusive mutiladas, todo indica que en sí, sus identidades, resultan
irrelevantes en punto de la comisión de los delitos investigados, es decir, tal
imposibilidad de identificarlos no guarda relación alguna con la pretensión de
desvirtuar la comisión de dichos delitos o con la responsabilidad penal de los
acusados.

Una vez reconstruido el anterior cuadro conjunto a partir de la debida


valoración de las pruebas obrantes en la actuación, considera la Sala que si
(…) (alias “(…)”) y (…) (alias “(…)”) ostentaron la condición de comandantes de
facciones de las AUC en el Departamento del Caquetá, en ejercicio de la cual
dieron la orden de cometer los delitos de homicidio y tortura por los cuales
fueron acusados, es claro que no procedía absolverlos, sino que, por el
contrario, se imponía condenarlos en calidad de coautores materiales
impropios por división de trabajo de dichos crímenes.

En efecto, como ya lo ha dicho la Sala, “En tales circunstancias, quienes así


actúan, coparticipan criminalmente en calidad de coautores, aunque no todos
concurran por sí mismos a la realización material de los delitos específicos; y
son coautores, porque de todos ellos puede predicarse que dominan el hecho
colectivo y gobiernan su propia voluntad, en la medida justa del trabajo que
les correspondiere efectuar, siguiendo la división del trabajo planificada de
antemano o acordada desde la ideación criminal”».

RELEVANTE

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : AUGUSTO JOSÉ IBÁÑEZ GUZMÁN
NÚMERO DE PROCESO : 22076
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 02/09/2008
DECISIÓN : NO CASA / CASA PARCIALMENTE Y DE
OFICIO
DELITOS : Homicidio
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de 1886
art. 16 y 29 / Decreto Ley 100 de 1980 art.
24, 323 y 324 / Decreto 2700 de 1991 art.
180, 250 y 294 / Ley 599 de 2000 art. 30 y
170 / Ley 600 de 2000 art. 235 y 277

TEMA: CÓMPLICE - Concepto / COMPLICIDAD - Clases: necesaria y


accesoria / COAUTORÍA - Concepto

Tesis: 

«Por su parte, la complicidad ha sido entendida como la colaboración o


contribución a la realización del la conducta mediando un acuerdo previo. Así

198
el artículo 30 de la Ley 599 de 2000, norma que no difiere en mayor medida
del artículo 24 del Decreto-Ley 100 de 1980, vigente para la fecha de los
hechos, prevé que el cómplice es la persona que contribuye a la realización de
la conducta antijurídica o presta una ayuda posterior, por concierto previo o
concomitante a la misma. 

En este orden, el cómplice no realiza la conducta, sólo contribuye de manera


más o menos eficaz, de ahí que tradicionalmente la doctrina la divida en
complicidad necesaria cuando la colaboración que conscientemente se presta
es de tal entidad que sin ella no se habría podido cometer el comportamiento y
complicidad accesoria si es de poca magnitud sin la cual de todas formas se
habría realizado el comportamiento.

La anterior división fue superada desde el Código Penal de 1980, por ello el
cómplice por no realizar la acción descrita en el tipo, no tiene dominio en la
producción del hecho, su conducta no puede ser la causa del resultado
antijurídico sino una condición del mismo.

Legislaciones de otras latitudes sí establecen la división en cómplice primario


y secundario haciendo énfasis en la fase del iter criminis en el cual se realiza
el aporte, así será cooperador necesario cuando en la etapa de preparación del
hecho contribuye o da un aporte significativo sin el cual el delito no hubiera
podido ejecutarse, en este orden, no puede tomar parte en la fase ejecutiva
pues se convertiría en autor.

De acuerdo con la teoría del dominio del hecho, si la participación del sujeto
en la conducta es de tal entidad que la determina o configura, no queda duda
que se le debe tratar como coautor». 

RELEVANTE

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : JULIO ENRIQUE SOCHA SALAMANCA
NÚMERO DE PROCESO : 23898
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 30/01/2008
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 174

TEMA: AUTORIA - Diferente a participación: teorías / AUTORIA - Concepto


de dominio del hecho / AUTOR MEDIATO - Concepto / COAUTORÍA -
Concepto

Tesis:
«En orden a resolver el conflicto que plantea la intervención de varias
personas en la realización de una conducta prohibida, la dogmática
jurídicopenal hace distinción entre autoría y participación, para lo cual se ha

199
empleado surtidas pautas de las cuales se desprenden diversas teorías, entre
las que sobresalen las siguientes:

a. La objetivo-formal, conforme con la cual es autor quien realiza el acto


ejecutivo del delito.

b. La subjetiva, fundamentada en el ánimo que el delincuente tenga en la


ejecución del delito, de modo que si actúa con voluntad de autor adquiere tal
condición, con prescindencia de su contribución material al delito, y si actúa
con la de partícipe, adquiere esta designación con la consecuente atenuación
de la punibilidad de acuerdo con el sistema jurídicopenal patrio. Dicho de otro
modo, si en la ejecución del hecho, a pesar de la intervención de un número
plural de sujetos, asume la conducta como propia, es autor, pero si tiene el
convencimiento de que participa en un hecho ajeno, solamente será partícipe.

Como ha sido decantado por la jurisprudencia y la doctrina, el conocimiento


del agente acerca de que los hechos en los cuales interviene, como autor o
partícipe, son constitutivos de infracción penal, no es elemento que sirva para
hacer distinción de cuando se quiere el hecho como propio o ajeno, por lo que
la diferencia indispensablemente debe escudriñarse en el aspecto objetivo-
material de la contribución al delito, desarrollado en otras latitudes bajo el
concepto de dominio del hecho, conforme con el cual es autor quien domina
finalmente la realización del delito, abarcando las hipótesis de la autoría
mediata y coautoría.

La primera hace referencia al "hombre de atrás" quien aprovecha la comisión


del hecho de otra persona quien desconoce durante la realización del curso
causal la relevancia jurídico-penal de su actuación o es compelida a realizar la
conducta prohibida, respecto de quien aquél ostenta superioridad a través de
la cual domina el hecho, como si lo estuviera ejecutando de propia mano.

En tanto que la segunda, representa la cooperación de varios intervinientes en


la ejecución del ilícito, en quienes deben concurrir: a) la decisión común y
anterior de realizar el hecho; b) la aportación objetiva de una contribución
trascendente en la ejecución de la conducta delictiva y, c) que ese aporte no se
encuentre en el ámbito de los actos preparatorios».

COAUTORÍA - Concepto
Tesis:
«En el caso concreto, los defensores de MR y RC niegan que estos sean
coautores del delito de secuestro extorsivo por el que se les acusó. Así, el de
aquél manifiesta que el delito atribuible es el de privación ilegal de la libertad
(artículo 174 de la ley 599 de 2000), en tanto que el de éste, asiente que la
privación de la libertad de locomoción de RB apenas constituye delito de
secuestro simple.

Para demostrar las aludidas hipótesis se involucran en el análisis de los


hechos escindiéndolos en dos episodios a partir de los cuales afirman que los
procesados en mención, en su condición de investigadores del C.T.I. de la

200
Fiscalía General de la Nación, participaron en el primero, comprendido desde
el momento en que el señor RB fue sustraído de su entorno hasta cuando se
bajaron del vehículo particular que contrataron para movilizarse, en el sitio
“La Violeta” de la vía que comunica a Chinchiná con Manizales, entregándolo
a CGF y desentendiéndose de su suerte.

Sin embargo, omiten los libelistas que las circunstancias en las cuales se
desarrolló el suceso ilustran que, de comienzo a fin, se trató de una empresa
criminal en la cual, de manera consciente y voluntaria, los codelincuentes,
previo acuerdo, se distribuyeron roles en orden a obtener la producción del
resultado típico, el cual se materializó desde cuando se produjo la privación
de la libertad de la víctima, conservando cada uno el dominio funcional del
hecho en la fase en que intervino y que la conducta ejecutada por los aludidos
investigadores del C.T.I. de la Fiscalía General de la Nación, fue trascendente
para la obtención del resultado perseguido.

Las pruebas recogidas en el expediente muestran que se trató de un plan


concertado por los codelincuentes, en cuyo desarrollo cada uno ejecutó el rol
previamente definido. Así MR y RC en su condición de investigadores del
C.T.I. con lugar de trabajo en Manizales, se trasladaron hasta la ciudad de
Armenia, se presentaron en la bodega “Frutas y Verduras RR” de propiedad de
RDRB y simulando que actuaban en cumplimiento de sus funciones legales y
reglamentarias, lo requirieron para que los acompañara con el argumento de
que sería interrogado por un fiscal acerca de un hurto de ganado.

Solicitud a la cual accedió manifestando que iba a aclarar su situación porque


no tenía nada que ver, sin saber que con tal argumento los procesados lo
estaban sustrayendo con fines ilícitos de su órbita laboral y familiar para
retenerlo en el fundo donde permaneció encadenado y bajo constante
vigilancia por el término de quince días, al cabo del cual fue liberado por
agentes del grupo Gaula.

De lo anterior se desprende que la participación de MR y RC fue determinante


para la ejecución del secuestro del señor RB y las exigencias económicas que
ulteriormente le hicieron relacionadas con el supuesto hurto de ganado que de
acuerdo con lo manifestado por CGF quien fungía como administrador de la
finca en la cual aquél fue confinado, se trataba de otro hecho contra el
patrimonio económico en cuya consumación éste no tuvo ninguna injerencia».

RELEVANTE

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : ALFREDO GÓMEZ QUINTERO
NÚMERO DE PROCESO : 26411
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
FECHA : 08/11/2007
FUENTE FORMAL : Constitución Política de Colombia de 1991

201
art. 29 / Ley 600 de 2000 art. 306 y 310 /
Ley 906 de 2004 art. 23, 181, 232, 275,
376, 379, 380, 382, 383, 392, 424, 445, 456
y 457

TEMA: FLAGRANCIA - Apreciación probatoria / COAUTORÍA -


Concepto / COAUTORÍA - Apreciación probatoria

Tesis:
«
[…] ambos sentenciados fueron capturados en flagrancia, agazapados en la
misma casa que les sirvió de madriguera, cuando pretendieron deshacerse de
una de las armas incriminadas, instantes después de cometer el múltiple
atentado y bajo la sindicación de numerosas personas que señalaron a los
Agentes el lugar del refugio. En ese contexto -salvo una paradoja- la captura
en flagrancia no puede desconocerse bajo ningún punto de vista.

Por manera que no es cierta la afirmación del recurrente cuando sostiene, en


una especie de alegación abierta, sin técnica de ninguna especie que, si -en
gracia de discusión- se otorga credibilidad parcial al dicho de la señora CG,
sólo debería condenarse a(..........) a. "M" a quien increpó directamente del
homicidio de su esposo, porque la testigo no incriminó a (.....) (a. N).

Es claro para la Sala que la determinación de responsabilidad contra éste, no


depende de la versión de la señora LMC sino de la apreciación conjunta de su
comportamiento y de la captura flagrante, de donde se dedujo que (....)
participó en las conductas punibles.

en nada incide el hecho de que el menor CHP no haya rendido su testimonio,


pues la decisión de mérito se funda en prueba suficiente (aducida
legítimamente a la audiencia de juicio oral), que de ningún modo desdibuja el
compromiso penal del sentenciado (...........) (a. N) como coautor impropio de
los homicidios.

Frente a la coautoría vale la pena nuevamente recordar que no es atinado


sostener que en los delitos cometidos por un número plural de personas, que
han actuado bajo un designio común, la acción se divida para responsabilizar
a cada interviniente sólo por la fracción de hecho que haya ejecutado
materialmente. 

De ahí que para estos efectos el acto colectivo debe apreciarse en su conjunto
y como lo ha dicho la Corte, "en los casos en que varias personas proceden a
una empresa criminal, consciente y voluntaria división del trabajo para la
producción del resultado típico, todos los partícipes tiene la calidad de
autores, así su conducta vista en forma aislada no permita una directa
subsunción en el tipo, porque todos están unidos en el criminal designio y
actúan con conocimiento y voluntad para la producción del resultado
comúnmente querido o, por lo menos, aceptado como probable". 

202
En esas condiciones específicas, dada la captura en flagrancia, la conclusión
no puede ser diversa a que los dos asumieron la empresa criminal en
coautoría como lo dedujo el sentenciador, pues la evidencia técnica, científica
y testimonial los compromete en iguales circunstancias temporales y modales
como asunción conjunta de una conducta delictiva». 

RELEVANTE

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : MARÍA DEL ROSARIO GONZÁLEZ DE
LEMOS
NÚMERO DE PROCESO : 25974
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Penal de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 08/08/2007
DECISIÓN : NO CASA
DELITOS : Rebelión
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 art. 27 / Ley 599 de 2000
art. 27,29,30

TEMA: COAUTORÍA IMPROPIA - Concepto / COAUTORÍA IMPROPIA -


Concepto / COAUTORIA - División del trabajo

Tesis: 

«Incluye el legislador la coautoría material propia y la impropia. La primera se


presenta cuando varios individuos mediante acuerdo previo o concomitante
realizan la conducta, pero todos actualizan el verbo rector definido en el tipo,
como cuando cada uno de los coautores hiere letalmente y con el propósito de
causar la muerte a la víctima.

La otra, la coautoría material impropia, tiene lugar cuando entre las personas
que concurren a la comisión del delito media división de trabajo, figura
también denominada “empresa criminal”, pues todos realizan una parte del
delito, incluso algunos efectúan comportamientos objetivamente
intrascendentes o atípicos, como cuando alguien finge ser víctima de un
ataque dentro de las instalaciones de un banco y distrae la atención de los
vigilantes, mientras sus compañeros toman poder de la situación y consiguen
apropiarse ilícitamente de dinero.
A su vez, dentro de la misma preceptiva puede efectuarse un cotejo entre la
determinación y la autoría mediata. En aquella se establece una relación
persona a persona a partir de una orden, consejo, acuerdo de voluntades,
mandato o coacción superable entre el determinador y el determinado (autor
material), dado que ambos conocen de la tipicidad, antijuridicidad y
culpabilidad del comportamiento realizado, pero sólo éste tiene dominio del

203
hecho, motivo por el cual, también ambos responden penalmente de la
conducta hasta la fase en que se haya cometido». 

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: 23815 | Fecha: 07/03/2007 |


Tema: AUTORIA MEDIATA - Momento en que se presenta / APARATO
ORGANIZADO DE PODER - Autoría mediata: concepto / APARATO
ORGANIZADO DE PODER - Coautoría: por cadena de mando

RELEVANTE

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : JAVIER ZAPATA ORTÍZ
NÚMERO DE PROCESO : 23825
PROCEDENCIA : Juzgado Penal de Circuito Especializado de
Antioquia
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 07/03/2007
DECISIÓN : CASA PARCIALMENTE
DELITOS : Homicidio / Concierto para delinquir /
Rebelión
FUENTE FORMAL : Ley 599 de 2000 / Decreto 100 de 1980 art.
36,52

TEMA: COAUTORÍA - Concepto / APARATO ORGANIZADO DE PODER -


Coautoría: por cadena de mando
Tesis:
«El Juez colegiado dejo de lado todos los desarrollos doctrinarios y
jurisprudenciales (hoy legales en el Código Penal, Ley 599 de 2000) relativos a
la coautoría impropia por división del trabajo.

Se predica la coautoría, cuando plurales personas son gregarias por voluntad


propia de la misma causa al margen de la ley, comparten conscientemente los
fines ilícitos propuestos y están de acuerdo con los medios delictivos para
lograrlos, de modo que cooperan poniendo todo de su parte para alcanzar esos
cometidos, realizando cada uno las tareas que le corresponden, coordinadas
por quienes desempeñen a su vez el rol de liderazgo. 

En tales circunstancias, quienes así actúan, coparticipan criminalmente en


calidad de coautores, aunque no todos concurran por sí mismos a la
realización material de los delitos específicos; y son coautores, porque de
todos ellos puede predicarse que dominan el hecho colectivo y gobiernan su
propia voluntad, en la medida justa del trabajo que les correspondiere
efectuar, siguiendo la división del trabajo planificada de antemano o acordada
desde la ideación criminal.

204
En el presente caso, donde subversivos del ELN, de distintas jerarquías,
sumaron sus voluntades libres para dinamitar el oleoducto cercano a
Machuca, en cumplimiento de las políticas de ataque terrorista a la
infraestructura petrolera, compartidas por todos ellos, es evidente que los
directivos de esa organización criminal no actuaron como determinadores de
los ejecutores materiales, sino en calidad de coautores, porque no es cierto, al
menos las pruebas no lo indican así, que dichos directivos hubiesen hecho
nacer la idea criminal en los milicianos rasos y menos que dominaran la
voluntad de éstos; pues, por el contrario, lo que se verifica razonablemente es
que los guerrilleros del ELN implicados en la destrucción de la tubería
desplegaron la conducta que les correspondía, con acuerdo previo, por
convicción propia, por compartir las "políticas" del grupo armado ilegal,
directrices que conocían y a las cuales habían adherido con antelación, en un
proceso paulatino de reclutamiento, diseño de estrategias, entrenamientos,
aprendizaje de doctrinas y estandarización de modos de actuar.

Mediando, como en el presente asunto, ideologías compartidas, voluntades


concurrentes e intervención con aportes concretos según la división
preacordada del trabajo criminal, se afirma que todos son coautores
globalmente de la conducta delictiva realizada y responsables por sus
consecuencias. No es, como suele entenderse, que cada uno sea autor sólo de
la parte que le corresponde en la división del trabajo; ya que en este género de
manifestaciones del crimen organizado se gesta un conocimiento común y una
voluntad que también es común y por ello, el delito que recaiga en ese marco
de acción, pertenece a todos como a sus autores.

Quizá, un entendimiento equivocado de esa temática, llevó al Tribunal


Superior a concluir erróneamente que los integrantes del Comando Central
del ELN son responsables únicamente por trazar "políticas" de ataques
terroristas a la infraestructura petrolera, pero no así de las voladuras
concretas de los oleoductos, que, serían atribuibles sólo a sus ejecutores. Y tal
conclusión es incorrecta, porque parte de suponer que los directivos del grupo
armado ilegal se limitan a trazar líneas de pensamiento político, como si
ignorase que tales directrices también son de acción delictiva; y que para su
materialización consiguen recursos, los administran, los adjudican a los
planes operativos concretos y asignan prioridades a las gestiones de ataque al
"enemigo" o simplemente para el adoctrinamiento o la supervivencia cotidiana
del grupo».

RELEVANTE

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR
NÚMERO DE PROCESO : 13608
PROCEDENCIA : Tribunal Nacional
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN

205
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 14/02/2002
DECISIÓN : NO CASA
DELITOS : Homicidio
FUENTE FORMAL : Decreto 2700 de 1991 art. 333

TEMA: COAUTORÍA - Demostración

Tesis:
«Para el libelista no es posible que se atribuya ninguna responsabilidad a su
representado a titulo de coautor ni de cómplice, si los verdaderos autores
estaban dentro de la hacienda, en el sitio real de los hechos y (...) en un lugar
distante, cuidando los vehículos y desconociendo lo que estaba ocurriendo.
Que, entonces, por las características del dolo de ímpetu y la no
comunicabilidad de circunstancias es imposible la existencia de
responsabilidad por parte de su patrocinado.

El argumento así propuesto, no solamente evade a toda costa los argumentos


del fallo de instancia, sino que es totalmente extraño a lo que en derecho
penal implica la figura de la participación criminal. De manera amplia los
juzgadores han dedicado muchos argumentos a explicar cómo, por las
circunstancias que rodearon los hechos y la actividad desplegada por cada
procesado, es que se está en presencia de este fenómeno.

Resulta apenas lógico que la realización mancomunada de un hecho delictivo


compromete la responsabilidad de los partícipes como si cada uno hubiese
realizado la totalidad del hecho y no por la parte que le correspondió ejecutar
y que debió ser indispensable para la realización del plan previamente
acordado».

RELEVANTE

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : CARLOS AUGUSTO GÁLVEZ ARGOTE
NÚMERO DE PROCESO : 14851
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 08/03/2001
DECISIÓN : NO CASA
DELITOS : Homicidio / Incendio / Utilización ilegal de
uniformes e insignias
FUENTE FORMAL : Decreto 2700 de 1991 art. 23

TEMA: VIOLACIÓN INDIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL - Falso juicio de


convicción / COAUTORÍA - Configuración

Tesis:

206
«Es cierto que el testigo en mención, en el cual está sustentado el fallo
condenatorio, al referirse al ahora recurrente, afirmó que "se desempeñaba
como jefe de inteligencia, alias cinco, participó en lo de Pueblo Bello, ayudó en
el secuestro, no en la ejecución, al menos no me consta, yo lo conocí como
HVO" y que -como se dijo- era a quien le correspondió individualizar a las
personas simpatizantes o relacionadas con los grupos guerrilleros, pero
igualmente corresponde a lo afirmado por este declarante, que los delictivos
hechos objeto de su delación, entre los que se cuenta la toma de Puerto Bello,
no fueron ejecutados por individuos que actuaran en forma separada, sino,
por el contrario, que actuaron como miembros de un grupo paramilitar
debidamente jerarquizado, con un jefe, con específicas finalidades y con
planes previa y debidamente preestablecidos, en el que para su ejecución las
actividades a desarrollar se encontraban debidamente asignadas a cada uno
de ellos, sin que esta división de trabajo signifique que jurídicamente pueda
discendirse frente al resultado obtenido con las acciones individualmente
cumplidas, pues trátase de una real unidad delictiva en la que cada uno de
los integrantes de la organización intervino en lo necesario para lograr el fin
común propuesto, admitiendo como suyas no exclusivamente las acciones
previamente planeadas sino, igualmente, las que dentro de la complejidad del
objetivo propuesto debían ejecutarse, ya porque así estuviese previsto o
porque en su desarrollo a ello había que recurrir para asegurar el objetivo
propuesto.
....

En efecto, como ya es sabido, el referido testigo EM refiriendo a OP, en punto


de la toma de Pueblo Bello, afirmó que éste había actuado como jefe de
inteligencia estableciendo los nombres de las personas que tenían algún
vínculo o simpatía con la guerrilla, pero desconocía este individuo había
participado en su ejecución. A esta manifestación testifical el Tribunal le dio
credibilidad, compendiándola en todo su contexto, esto es, no valorando
frases sueltas de la exposición, distantes del ámbito y circunstancias en que
sucedieron los hechos, su ámbito de acción, teniendo en cuenta, como en
efecto fue corroborado, que no era fruto de la fantasía sino que lo narrado
correspondía a las propias vivencias del testigo, como miembro que había sido
del grupo paramilitar comandado por CG, lo cual precisamente le permitió
explicar la estructura jerárquica de la organización, los nombres de varios de
sus mandos, los hechos delictivos realizados, las circunstancias de tiempo,
modo y lugar en que se habían desenvuelto estas acciones, hasta llegar a
precisar el sitio donde habían enterrado a algunas de las víctimas secuestras
en la toma de Pueblo Bello, conforme lo corroboraron las autoridades
respectivas.

Entonces, es bajo este contexto que el ad quem procedió a valorar las


afirmaciones de EM en relación con la sindicación que le hizo a (...),
apreciando en su plena extensión su contenido, sin desconocerlo sino
ubicándolo y dimensionándolo dentro del complejo fáctico reseñado por el
mismo testigo, esto es, bajo el entendimiento de que se trataba de un
organización criminal, la cual entre sus diversas actividades planeó
debidamente la toma a Pueblo Bello con un fin determinado, como fue la de

207
darle muerte a todas aquellas personas que creyeran estaban vinculadas con
la guerrilla, y es dentro de ese específico objetivo que el delator señaló a (...)
como "el jefe de inteligencia", a quien le correspondió establecer quiénes eran
esos pobladores, procediéndose, seguidamente, a aprehender a esas personas,
secuestrarlas, amordazarlas, llevarlas hasta las orillas del río Sinú a uno de
las propiedades de su jefe Castaño, torturarlas, darles muerte y
posteriormente sepultarlas en ocultos sitios para que no fueran descubiertos
sus cuerpos y por ende, dejar todo en la impunidad. 

Así, el hecho de que hubiese sido "(…)" quien materializó el hecho de


aprehender a las personas previamente señaladas por (...), en nada elimina su
participación en el plan delictivo, en el que la "labor de inteligencia" fue, sin
lugar a dudas, la tarea inicial básica, clave, para su ejecución, como que sin
ella su materialización no se hubiese podido adelantar, ya que de no saberse
cuáles eran las personas a que iban a matar, es apenas obvio, que el plan
delictivo carecía de objeto, o si se quiere, la conducta ideada no podía ni
siquiera llegar a la etapa de la preparación, menos a la ejecución y desde
luego, a su consumación, en últimas, perdía la posibilidad de ser
exteriorizada.

De esta magnitud fue la intervención de (...) en la realización de los hechos de


Pueblo Bello, así la entendió el Tribunal, lejos de una simple ayuda en
términos de un cómplice, sino como un coautor en el que por la clara división
de trabajo incuestionable frente a la función que le fue asignada; de ahí que
extraño resulte cuestionar la apreciación probatoria que hizo el ad quem de
este testimonio de cargo atribuyéndole un presunta distorsión en contenido
material, pues nada tiene que ver con el hecho de que (...) no haya estado
presente en la toma ni que ME lo excluya como "ejecutor" para que no le sea
imputable ese grado de participación criminal. Muy por el contrario, con pleno
respeto a ella, es que el ad quem la valoró, sin que pueda confundirse su
contenido fáctico con la relievancia jurídica que en punto de la interpretación
de las normas sustantivas del ordenamiento penal le corresponda. Que era el
jefe de inteligencia del grupo paramilitar, en ningún momento se ha
desconocido, como tampoco que en cumplimiento de esa función fue quien
determinó cuáles de los habitantes de Pueblo Bello eran los que debían
aprehender en el operativo; cosa distinta es que para el demandante esta
actividad delictiva carezca de trascendencia frente a la autoría, en la medida
en que el concepto que predica como único en el derecho penal, es el de la
autoría material aún para aquellos eventos, como el presente, en que los
sujetos activos intervinientes en el proceso delictual sean múltiples y bajo un
plan previamente fijado se distribuyan las tareas para cumplir con el fin
propuesto. 

Ha confundido, entonces el demandante, la problemática de la valoración de la prueba no únicamente


en cuanto a los límites en que puede ser atacada frente a las diversas posibilidades fácticas para
hacerlo en casación, sino hasta su independencia con los motivos que amparan la violación directa de
la ley en cuanto a los reproches que recaigan sobre la aplicación de las normas sustanciales
reguladoras de la autoría y la complicidad, aparentando una presunta distorsión probatoria, cuando en
verdad todo tiende, contradictoriamente, es a avanzar hacia el falso juicio de convicción vedado en

208
casación respecto de los medios de prueba no tarifados, como es el caso de la prueba testimonial,
cuando en el fondo de lo que en verdad se trata es de discrepar sobre con el contenido y alcance dado
por el Tribunal al instituto de la coautoría a la hora de interpretar el artículo 23 del Código Penal».
RELEVANTE

SALA DE CASACIÓN PENAL


M. PONENTE : NILSON ELÍAS PINILLA PINILLA
NÚMERO DE PROCESO : 13558
CLASE DE ACTUACIÓN : CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 14/04/2000
DECISIÓN : NO CASA
DELITOS : Lesiones personales / Homicidio /
Fabricación, tráfico, porte o tenencia de
armas de fuego, accesorios, partes o
municiones
FUENTE FORMAL : Decreto Ley 100 de 1980 art. 324 núm. 8 /
Ley 81 de 1993 art. 9

TEMA: COAUTORÍA - Concepto / COAUTORÍA - Configuración

Tesis:
«"Es verdad que doctrina y jurisprudencia han aceptado que en los casos en
que varias personas proceden en una empresa criminal, con consciente y
voluntaria división del trabajo para la producción del resultado típico, todos
los partícipes tienen la calidad de autores, así su conducta vista aisladamente
no permita una directa subsunción en el tipo, porque todos están unidos en el
criminal designio y actúan con conocimiento y voluntad para la producción
del resultado comúnmente querido o, por lo menos, aceptado como probable…
Así mismo, si a esa empresa criminal van armados porque presumen que se
les puede oponer resistencia o porque quieren intimidar con el uso de las
armas y como consecuencia de ello se producen lesiones u homicidios, todos
serán coautores de hurto y de la totalidad de los atentados contra la vida y la
integridad personal, aún cuando no todos hayan llevado o utilizado armas,
pues participaron en el común designio, del cual podían surgir estos
resultados que, desde luego, se aceptaron como probables desde el momento
mismo en que actuaron en una empresa de la cual se podían derivar."

La segunda parte de la determinación transcrita, reiterada mediante decisión


de fecha 10 de marzo de 1993, M. P. Ricardo Calvete Rangel, despeja la
inquietud del libelista sobre la coautoría en el homicidio endilgado, lo cual ya
fue objeto de esclarecimiento en la respuesta dada a otra de las demandas.
Así se ha refrendado en varias determinaciones más, como en la sentencia de
casación del 12 de septiembre de 1995, radicación 9240, M. P. Jorge Enrique
Valencia M., en situación fáctica muy similar a la ahora estudiada:

209
"Los codelincuentes, armados por lo menos dos de ellos, asumieron el riesgo
de enfrentar posibles oposiciones y por ello se equiparon debidamente, sin
dudar en disparar ante la primera dificultad seria.

El procesado al estar dentro de la banda como parte integrante en la ejecución


del injusto, (dominio funcional del hecho) adquiere con su participación la
calidad de coautor. Sobre esto no hay la menor incertidumbre y el acierto del
Tribunal sobre el particular es indudable."».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Fecha: 28/02/1985 | Tema: HOMICIDIO


AGRAVADO - Con fines terroristas / HOMICIDIO - Agravado: contra servidor
público con ocasión del cargo Rad: 9240 | Fecha: 12/09/1995 | Tema:
COAUTORÍA - Concepto / COAUTORÍA – Configuración

PARTE II

COAUTORIA IMPROPIA

Las consecuencias de la omisión de la práctica de algunas pruebas, lo


demuestran las mismas pruebas impetradas y su capacidad de oponerse con
éxito a las recaudadas en el expediente. Si su carácter es secundario se
tratará frente a una irregularidad. Si, por el contrario, contiene la posibilidad
de generar un viraje sustancial a la investigación, el vicio es estructural y se
impone la nulidad como única manera de reparar la afrenta infringida al
petente. /Lo que doctrina denomina coautoria impropia, el partícipe realiza
comunitariamente, con varias personas, una misma conducta típica,
respondiendo a un reparto funcional de la acción delictiva, en el que se
distribuyen entre los criminales las tareas de ideación, dirección y
coordinación de las diversas conductas encaminadas a conseguir el fin ilícito
o, guardando la unidad de designio criminoso.

PONENTE(S) : DR.JORGE ENRIQUE VALENCIA MARTINEZ


Sentencia de Casación
FECHA : 18/11/1992
DECISION : Casa Parcialmente
DELITOS : Hurto calificado y agravado
PROCESO : 6211
PUBLICADA : Si

10/03/1993

COAUTORIA-Aclaración de voto

La coautoría consiste en la ejecución mancomunada de un hecho punible,


mediante la colaboración consciente y voluntaria de varios participes, quienes,
desde distinta perspectiva, realizan la totalidad de la acción típica. Los actos
que por cuenta propia o aislada realiza un coautor con exceso doloso sobre el

210
acuerdo típico no le son imputables a los restantes coautores, ni tal conducta
puede gravitar sobre las espaldas de los otros intervinientes.

PONENTE(S) : DR.RICARDO CALVETE RANGEL

Aclaración de Voto
FECHA : 10/03/1993
PROCESO : 6996
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : DR.JORGE ENRIQUE VALENCIA MARTINEZ -
Aclaración de voto

VIOLACION DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL/ COAUTORIA/ EXCESO EN


LA JUSTIFICANTE

1. ) Cuando se invoca la violación directa de la ley sustancial se aceptan los


hechos y las pruebas tal como fueron aportadas por el Juez, centrando el
reproche en la selección o la interpretación de la norma o normas que se
estimen violadas.

2. ) La afirmación de que existió acuerdo de voluntades y realización de actos


esenciales para la producción del resultado, constituye la base fáctica de la
declaración de coautoria, lo cual al no compartirse, debe ser impugnada por
su sustento probatorio.

3. ) En los casos de coautoría del exceso responde quien se ha excedido.

PONENTE(S) : DR.RICARDO CALVETE RANGEL


Sentencia Casación
FECHA : 10/03/1993
DECISION : No Casa
DELITOS : Hurto calificado, Porte ilegal de armas,
Homicidio agravado
PROCESO : 6996
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : DR.JORGE ENRIQUE VALENCIA MARTINEZ -
Aclaración de voto

06/07/1993

DEMANDA DE CASACION/ INSPECCION JUDICIAL/ COAUTORIA

1- ) El demandante debe demostrar que la prueba cuya práctica fue omitida


tenía capacidad para modificar el fallo, pues de lo contrario la irregularidad es
intranscendente.

211
2- )Cabe precisar que la diligencia de inspección judicial con reconstrucción
de los hechos es facultativa para el juez, luego le está permitido prescindir de
ella cuando evidencie que no hay necesidad de fijar certidumbre sobre
algunos aspectos, ni establecer homogeneidad testimonial, porque los
elementos de convicción obrantes en los autos ofrecen la certeza suficiente.

3- ) Una cosa es que de u grupo de personas no se tenga certeza respecto a


quienes participaron en el hecho, y otra muy diferente, que exista seguridad
de que un hecho fue producido por la acción conjunta de un grupo de
individuos, pues en este último evento la imprecisión de los detalles no altera
la responsabilidad que como coautores les es imputable a todos.

PONENTE(S) : DR.RICARDO CALVETE RANGEL

Sentencia Casación
FECHA : 06/07/1993
DECISION : Casa parcialmente
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 7446
PUBLICADA : Si

11/05/1994

TERMINO/ CIERRE DE INVESTIGACION/ COAUTORIA IMPROPIA/


PRINCIPIO DE NO CONTRADICCION/ FALSO JUICIO DE LEGALIDAD/
ERROR DE HECHO

Tratando de cumplir razonablemente los términos, la investigación ha de


cerrarse cuando al menos ya se hayan aportado las pruebas esenciales. Así, el
funcionario debe tratar de evacuar rápidamente los principales elementos de
juicio que en su momento le sirvan para calificar de una u otra manera el
sumario. Lo importante es que no falten las pruebas cruciales, de cara al
proferimiento del respectivo fallo. Al respecto, el funcionario debe tener en
cuenta que unos son los requisitos que la ley exige para acusar, y otros los
necesarios para condenar: frente a esa contemplación conceptual, el
funcionario debe ser cuidadoso en la etapa del juicio.

Coautoría impropia quiere decir, de manera general, que los sujetos activos
del punible actúan típicamente cada uno por su lado, pero todos colaborando
con los demás en el propósito común, razón por la cual se refiere la doctrina a
una "división de trabajo".

Todo hace ver que el casacionista se confunde al afirmar que existe nulidad
por "imputación de cargos con violación al principio de no contradicción" pues
este principio lo que implica es que se vulnere la lógica alegando al mismo
tiempo y sobre el mismo aspecto, cosas excluyentes u opuestas. Precisamente
es a este principio a que alude el artículo 225 del Código de Procedimiento

212
Penal, cuando dentro de los requisitos formales de la demanda impide que se
hagan dentro de un mismo cargo, reproches excluyentes.

La contradicción probatoria, que tiene que ver estrechamente con la


publicidad de la prueba, y que en términos generales consiste en que al
respectivo sujeto procesal se le conceda la oportunidad de rebatir las
imputaciones en su contra.

El yerro de derecho por falso juicio de legalidad consiste en que determinada


prueba se practique o allegue con pretermisión de los requisitos legales
esenciales, cosa que la hace inexistente y por lo tanto no analizable desde
ningún ángulo.

El no evaluar la prueba sistemáticamente o en conjunto, viene a conformar un


yerro de hecho. Es menester que el casacionista establezca y pruebe a la Corte
los errores cometidos en los análisis de cada prueba por causa de no haber
tenido en cuenta otros datos probatorios, omisión ésta que, tiene que ser
esencial para que afecte el cuadro probatorio.

PONENTE(S) : DR.GUILLERMO DUQUE RUIZ

Sentencia Casación
FECHA : 11/05/1994
DECISION : No Casa
DELITOS : Tentativa de homicidio, Homicidio
PROCESO : 8513
PUBLICADA : Si

06/04/1995

COPARTICIPACION/ COAUTORIA/ NULIDAD/ TEORIA DEL DOMINIO DEL


HECHO

El fenómeno jurídico de la coparticipación criminal entendida como la


realización conjunta de un hecho punible, comprende la intervención de
diversas personas, ya como autores, coautores, cómplices o determinadores,
siendo autor material la persona que realiza la conducta típica descrita en el
verbo rector como delito

Son coautores todos aquellos que toman parte en la ejecución del delito,
codominando el hecho, ejecutando la parte que les corresponde en la división
del trabajo para obtener el resultado criminal, o sea que mancomunadamente
ejecutan el hecho punible.

De acuerdo con el art. 308 del C. de P.P., quien alegue la nulidad debe
demostrar no sólo que la irregularidad es sustancial, sino además que "...ésta
afecta garantías de los sujetos procesales, porque desconoce las bases
fundamentales de la instrucción y el juzgamiento...".

213
PONENTE(S) : DR.NILSON PINILLA PINILLA
Sentencia Casación
FECHA : 06/04/1995
DECISION : No Casa
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 8951
PUBLICADA : Si

12/09/1995

COAUTORIA

El procesado al estar dentro de la banda como parte integrante en la ejecución


del injusto,(dominio funcional del hecho) adquiere con su participación la
calidad de coautor.

PONENTE(S) : DR.JORGE ENRIQUE VALENCIA


MARTINEZ

Sentencia Casación
FECHA : 12/09/1995
DECISION : No Casa
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Homicidio
agravado
PROCESO : 9240
PUBLICADA : Si

21/02/1996

COAUTORIA

"En verdad que doctrina y jurisprudencia han aceptado que en los casos en
que varias personas proceden en una empresa criminal, con consciente y
voluntaria división del trabajo, para la producción del resultado típico, todos
los partícipes tienen la calidad de autores, así su conducta vista en forma
aislada no permita una directa subsunción en el tipo, porque todos están
unidos en el criminal designio y actúan con conocimiento y voluntad para la
producción del resultado comúnmente querido o, por lo menos, aceptado
como probable."

PONENTE(S) : DR.NILSON PINILLA PINILLA

Sentencia Casación
FECHA : 21/02/1996

214
DECISION : Desestima la demanda, casa parcial en cuanto
a la pena accesoria
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Porte ilegal de
armas, Homicidio agravado
PROCESO : 9457
PUBLICADA : Si

06/05/1998

COAUTORIA

En tratándose de la participación criminal se parte del supuesto que la


actividad de las diversas personas que intervienen en el hecho no lo ejecutan
integralmente pero sí contribuyen a ese fin. Frente a la coautoría cada
participante realiza, en unión con otros, la conducta típica, previa celebración
de un acuerdo en virtud del cual se busca una contribución objetiva en la que
cada uno tiene el dominio del hecho de tal manera que la tarea asumida
individualmente, se torna indispensable para la total realización del plan.

Frente a ese panorama no resulta indispensable que cada interviniente realice


totalmente el hecho, como tampoco se puede responsabilizar a cada partícipe
por la fracción del hecho realizada, tal como lo sugiere el libelista, porque la
figura en estudio no tendría ninguna razón de ser .

PONENTE(S) : DR.CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR


Sentencia Casación
FECHA : 06/05/1998
DECISION : No Casa
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Porte ilegal de
armas, Homicidio agravado
PROCESO : 9890
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : Véase también en - Internet

13/05/1998

CASACION/ COAUTORIA

1. Recuérdese que el recurso de casación es el medio de impugnación que


permite demostrar la ilegalidad de la sentencia por uno cualquiera de los
motivos consagrados en la ley, mediante argumentos técnico- jurídicos
orientados a la corrección del fallo y no, como ocurre en este caso, el
mecanismo mediante el cual se pueda cuestionar el análisis allí contenido, por
no coincidir éste con la apreciación que de los hechos y las pruebas presente
el recurrente.

215
La coautoría implica que luego del acuerdo criminal, el trabajo se divide entre
cada uno de los integrantes, a efectos de que con ese aporte se logre la
consumación del hecho criminoso.

El fenómeno de la coparticipación criminal no se desvanece en el hipotético


caso de que el objeto material del ilícito resulte distinto al que inicialmente fue
acordado, siempre que dicho desvío no pueda atribuirse a un exceso de
alguno de los partícipes.

En el contexto de la figura que se analiza, lo imprescindible es el acuerdo de


voluntad de los integrantes y la división de trabajo, aspecto éste que redunda
en una eficaz y voluntaria contribución para la ejecución del plan criminal.
Quienes en él intervienen, despliegan una serie de actividades que llevan a
concluir la voluntad inequívoca de propiciar el ilícito y que resultan
importantes a la hora de determinar su grado de contribución.

El autor intelectual - calidad que le fue atribuida por el Tribunal a (...) - es


aquél que no ejecuta directa o materialmente la acción contenida en el verbo
rector, sino en quien nace la idea delictuosa y organiza, dirige y maneja su
realización por parte de los demás intervinientes, siendo posible incluso la
ejecución de aportes materiales al hecho. Ello significa que su participación
en el hecho punible puede exteriorizar con o sin contribución a los actos
materiales, descritos en el tipo, concurriendo además con su voluntad, con la
actividad de planificar la idea criminosa y con otras actividades que
trascienden el plano interno y conforman, con las demás , el complejo
comportamental de la figura típica.

PONENTE(S) : DR.CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR


Sentencia Casación
FECHA : 13/05/1998
DECISION : No Casa
DELITOS : Tentativa de homicidio, Tentativa de hurto
calificado y agravado
PROCESO : 10281
PUBLICADA : Si
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20/05/1998

VIOLACION DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL/ COAUTORIA/ IN DUBIO


PRO REO

Si la finalidad de la recurrente era establecer que no se probó la


responsabilidad del procesado, o que la prueba no era suficiente para llegar a
la certeza sobre su coautoría, no ha debido escoger como vía para este cargo
la violación directa, donde no se controvierten los hechos ni las pruebas;
dicho de otra manera, la violación directa de la ley sustancial sólo se debe
invocar cuando se comparte la apreciación probatoria realizada por el fallador

216
y únicamente se disiente sobre la aplicación o la interpretación del precepto
sustancial.

Tiene dicho de antaño la jurisprudencia que si bien la inaplicación de los


principios universales de presunción de inocencia e in dubio pro reo (C. de P.
P., art. 445) es posible demandarla por violación directa, para ello es necesario
que en la sentencia se haya admitido la duda trascendental y sin embargo la
decisión sea condenatoria, duda que sugiere la demandante desde su
particular perspectiva, pero alejada de las conclusiones asumidas por los
juzgadores, que viene provistas de la doble presunción de acierto y legalidad.

PONENTE(S) : DR.NILSON PINILLA PINILLA


Sentencia Casación
FECHA : 20/05/1998
DECISION : No Casa
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 9723
PUBLICADA : No
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04/02/1999

DEMANDA DE CASACION/ COAUTORIA

1.- Repetidamente la doctrina de esta Corte ha sostenido que cuando se


denuncia la transgresión directa de la ley sustancial, es de cargo del actor
precisar el sentido de la violación, e indicar, en cada caso, si esto ocurrió
porque el juzgador dejó de aplicar determinado precepto sustancial, lo aplicó
indebidamente, o no obstante haber acertado en su selección, lo interpretó
erróneamente haciéndole producir efectos que la norma no establece, sin que
resulte lógicamente posible aducir más de una modalidad de error respecto
del mismo precepto.

De igual modo, la jurisprudencia ha repetido que la selección por el actor del


primer cuerpo de la causal primera como vía de ataque al fallo de segundo
grado, excluye toda posibilidad de introducir cuestionamientos relacionados
con la apreciación probatoria, puesto que partiendo de aceptar los hechos y
los medios que los prueban, tal y como fueron declarados por el juzgador en la
sentencia, la censura ha de apuntar exclusivamente a controvertir el aspecto
jurídico, discrepando sólo de lo relacionado con la aplicación o interpretación
de determinado precepto o preceptos sustanciales.

Pero además, ha sido insistentemente dicho que es de la esencia en esta clase


de denuncias, integrar completamente la proposición jurídica, indicando todas
las normas sustanciales que regulan el caso concreto, con señalamiento de
aquellas aplicadas indebidamente, las que debieron haber sido aplicadas, o
precisando las erróneamente interpretadas, de cara siempre a la declaración

217
de justicia contenida en el fallo, pues resulta inútil proponer la configuración
de uno o varios de tales desaciertos sin demostrar su repercusión en la parte
resolutiva de la sentencia que se impugna, como es igualmente improcedente
denunciar la transgresión de un precepto general del Código Penal, sin
incidencia en un específico tipo definido como delito en la parte especial del
mismo, o en estatutos punitivos especiales.

2.- Mayor soporte tiene lo que viene de ser expuesto, si se considera la cita
jurisprudencial que hace el Tribunal de una providencia fecha febrero 28 de
1985 con ponencia del Magistrado LUIS ENRIQUE ALDANA ROZO, reiterada
en la sentencia proferida el diez de marzo de mil novecientos noventa y tres
con ponencia del doctor RICARDO CALVETE RANGEL, en la cual sobre el
tema de la coautoría se precisó:

"En verdad que doctrina y jurisprudencia han aceptado que en los casos en
que varias personas proceden en una empresa criminal, con consciente y
voluntaria división de trabajo para la producción del resultado típico, todos
los partícipes tienen la calidad de autores, así su conducta vista en forma
aislada no permita una directa subsunción en el tipo, porque todos están
unidos en el criminal designio y actúan con conocimiento y voluntad para la
producción del resultado comúnmente querido o, por lo menos, aceptado
como probable. En efecto, si varias personas deciden apoderarse de dinero de
un banco pero cada una de ellas realiza un trabajo diverso: Una vigila, otra
intimida a los vigilantes, otra se apodera del dinero y otra conduce el vehículo
en que huyen, todas serán autores del delito de hurto. Así mismo, si a esa
empresa criminal van armados porque presumen que se les puede oponer
resistencia o porque quieren intimidar con el uso de las armas y como
consecuencia de ello se producen lesiones u homicidios, todos serán
coautores del hurto y de la totalidad de los atentados contra la vida y la
integridad personal, aun cuando no todos hayan llevado o utilizado las armas,
pues participaron en el común designio , del cual podían surgir estos
resultados que, desde luego, se aceptaron como probables desde el momento
mismo en que actuaron en una empresa de la cual se podían derivar".

PONENTE(S) : DR.FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL


Sentencia Casación
FECHA : 04/02/1999
DECISION : No Casa y expide copias
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Porte de armas de
uso privativo de las F.M., Homicidio agravado, Cohecho, Concierto para
delinquir
PROCESO : 11609
PUBLICADA : Si
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11/02/1999

218
COAUTORIA

Tal como lo ha dicho la Sala, "en tratándose de la participación criminal se


parte del supuesto que la actividad de las diversas personas que intervienen
en el hecho no lo ejecutan integralmente pero sí contribuyen a ese fin. Frente
a la coautoría cada participante realiza, en unión con otros, la conducta
típica, previa celebración de un acuerdo en virtud del cual se busca una
contribución objetiva en la que cada uno tiene el dominio del hecho de tal
manera que la tarea asumida individualmente, se torna indispensable para la
total realización del plan.

"Frente a este panorama no resulta indispensable que cada interviniente


realice totalmente el hecho, como tampoco se puede responsabilizar a cada
partícipe por la fracción del hecho realizada (…) porque la figura en estudio no
tendría ninguna razón de ser" *
__________________
*.- Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal. Sentencia de casación
No. 9890. 6 de mayo de 1998. Magistrado Ponente: Carlos E. Mejía Escobar.

PONENTE(S) : DR.CARLOS EDUARDO MEJIA


ESCOBAR
Auto Colisión de Competencias
FECHA : 11/02/1999
DECISION : Dirime colisión, declarando el conocimiento al
Juzgado 1 P. del C. de Medellín
DELITOS : Receptación
PROCESO : 15073
PUBLICADA : Si
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23/03/1999

COMPETENCIA/ CONEXIDAD/ CIERRE DE INVESTIGACION/ COAUTORIA

1.- El artículo 89 del Código del Código de Procedimiento Penal, modificado


por el 13 de la ley 81 de 1993, al precisar la competencia por razón de la
conexidad y el factor subjetivo, establece que cuando se trate de conexidad
entre hechos punibles de competencia del juez regional y cualquier otro
funcionario judicial, corresponderá el juzgamiento al juez regional, regulación
que además coincide con el texto original de la norma.

Como puede verse, el mandato de la disposición normativa es perentorio, no


siendo dable, por consiguiente, pretender desconocer su contenido
introduciendo exigencias distintas de las que ella establece, como serían el
orden de comisión de los delitos, o la mayor o menor entidad de los mismos.
Para que la competencia quede radicada en la justicia regional, basta que uno
de los delitos cometidos sea de su conocimiento, y entre ellos exista

219
conexidad, es decir que estén sustancialmente relacionados por vínculos de
carácter ideológico, consecuencial u ocasional, o de cualquier otra índole.

2.- Las consideraciones en torno a la aplicación en el presente caso del


artículo 39 del Decreto 99 de 1991, que establecía la inimpugnabilidad del
auto que ordenaba el cierre de la investigación, son desde luego equivocadas,
y en esto le asiste razón al demandante. Cierto es que este artículo fue
incorporado a la legislación permanente por el artículo 4º del Decreto 2271 de
1991, pero no es menos verdad que para el 6 de septiembre de 1993, fecha en
que se produjo el cierre, ya se encontraba vigente el nuevo Código de
Procedimiento Penal, que admite el recurso de reposición en contra de esta
clase de pronunciamientos (arts.199 y 438, modificado por el 56 de la ley 81
de 1993).

3.- La Corte, en doctrina que los juzgadores transcriben, y que los


demandantes no discuten, ha sido clara en sostener que cuando varias
personas conciertan libre y voluntariamente la realización de un resultado
típico, con distribución de funciones, todos tienen la calidad de coautores, así
su conducta vista en forma aislada no permita una directa subsunción en el
tipo, porque todos están unidos en el criminal designio, en una empresa
criminal, y actúan con conocimiento y voluntad para la producción del
resultado comúnmente querido, o por lo menos aceptado como probable.

PONENTE(S) : DR.FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL


Sentencia Casación
FECHA : 23/03/1999
DECISION : No Casa
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Porte de armas de
uso privativo de las F.M., Homicidio agravado, Homicidio, Concierto para
delinquir
PROCESO : 14617
PUBLICADA : Si
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25/04/2000

INVESTIGACION INTEGRAL-Límites/ VIOLACION DIRECTA DE LA LEY


SUSTANCIAL-Técnica en casación/ COAUTORIA IMPROPIA-Concepto

1. Conforme a la estructura lógica del proceso y a los principios de economía y


celeridad que lo rigen, la propia ley ha facultado al funcionario judicial para
decretar, bien sea de oficio o a petición de los sujetos procesales, solo la
práctica de aquéllas pruebas conducentes, pertinentes y útiles para los fines
de la investigación y formación de su convencimiento, por lo que la omisión de
diligencias dilatorias o inútiles no constituyen ninguna afrenta al derecho de
defensa o al debido proceso.

220
Como lo recuerda el agente del Ministerio Público, aunque es un imperativo
para los funcionarios judiciales realizar la investigación integral, ello no
significa que ante cualquier coartada del procesado deba disponer de todo el
aparato investigativo del Estado para demostrar o intentar demostrar
situaciones que ninguna incidencia tienen en el establecimiento de la verdad
de los hechos.

2. El reproche formulado, independientemente de la validez o no de la tesis


propuesta, no tiene vocación de prosperidad, pues aunque se afirma que se
orienta por la vía directa, presenta hechos distintos a los considerados
probados por las instancias.

Es oportuno que la Sala recuerde que cuando la censura se enruta por estos
senderos se deben aceptar los hechos tal como fueron presentados y las
pruebas tal como fueron apreciadas por el fallador, debiéndose, por ende,
centrar las argumentaciones en demostrar que la norma aplicada y que
regulaba el caso, fue erróneamente interpretada, o que la seleccionada no era
la llamada a gobernarlo, que en el caso que ocupa la atención de la Corte
sería, según el demandante, la atinente a la complicidad y no la concerniente
a la coautoría.

3. Aún suponiendo que los hechos que pretende subsumir en la complicidad


fueron los mismos que sustentaron la sentencia, resulta ilógico e injurídico
responsabilizar a cada interviniente por la parcial tarea por él cumplida, lo
que haría imposible la configuración de la coautoría impropia, ya que ésta
emerge de un plan común, del dominio colectivo del suceso, de la distribución
de funciones, cada una de las cuales es una pieza de la realización del
resultado comúnmente querido, la que, como tal, no puede ser considerada
aisladamente, pues podría aparecer como despreciable o ineficaz y, por ende,
impune, y que solo adquiere relevancia en el conjunto y con relación al plan
criminal propuesto.

PONENTE(S) : DR.JORGE E. CORDOBA POVEDA


Sentencia Casación
FECHA : 25/04/2000
DECISION : No casa
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Porte de armas de
defensa personal, Homicidio agravado
PROCESO : 11925
PUBLICADA : Si
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15/12/2000

DERECHO DE DEFENSA-Defensa técnica, defensa material/ DEFENSOR-


Oportunidad procesal para intervenir/ PODER-Terminación:Deber de
comunicar al poderdante/ COAUTORIA IMPROPIA-Elementos

221
1. El derecho de defensa en el campo penal, como las demás garantías de
estricta aplicación procesal, tiene indiscutible raigambre constitucional y
entre nosotros dicho origen se enmarca en el artículo 29 de la Carta Política,
en su doble manifestación de defensa material y técnica; aquélla referida,
como bien se ha dicho y conoce, a los actos que directamente realiza el
sindicado en beneficio propio dentro del trámite adelantado en su contra y
ésta última, como la necesaria expresión del deber que tiene el Estado de
salvaguardar los intereses jurídicos del sujeto pasivo de la acción punitiva,
asegurándose de que la persona a quien se atribuye la violación de la ley
cuente con un letrado designado por ella, o nombrado de oficio.

La defensa, en sentido general, debe pues estar garantizada en forma plena y


permanente, es decir, durante todo el desarrollo del proceso, aun cuando su
ejercicio depende en mucho, de una parte y frente a la autodefensa o defensa
material del imputado, de la actividad del sujeto investigado, esto es, de los
actos que por sí mismo despliegue en procura de hacer valer las condiciones
favorables a su situación procesal y de otra, de la estrategia que el
profesional del derecho utilice en procura de obtener los mejores resultados
frente a la asistencia jurídica que le ha sido encomendada, cuya fuente de la
investidura puede serlo bien a través de un mandato de representación
celebrado con el propio imputado (defensor de confianza), bien ope legis o por
efecto mismo del nombramiento que el Estado le ha deferido (defensor de
oficio) o, bien, como consecuencia de un contrato de prestación de servicios
pactado con la Defensoría del Pueblo (defensor público), siendo beneficiario
quien requiera de asesoría profesional en derecho.

2. En relación con el defensor de confianza, su intervención en el trámite


penal puede producirse en cualquier acto del procedimiento en que su
poderdante manifieste ante la autoridad judicial de conocimiento dicha
voluntad, directamente o por presentación personal ante una autoridad que
tenga función certificadora, o adjuntando ante cualquiera de ellas el
respectivo poder, cuyo nombramiento siempre deberá provenir del sujeto
directamente interesado o de quien tenga capacidad legal para representarlo,
prolongándose el mismo en el tiempo, en tanto no medie una causal legal o
contractual que implique la terminación del encargo.

3. En relación con la terminación del poder, entre los motivos más frecuentes
suele presentarse el caso de su expresa revocación, o el del nombramiento de
un defensor de confianza y la posterior designación de otro defensor en
iguales condiciones, evento este último que se ha solucionado legal y
doctrinariamente, reconociendo que debe así considerarse implícitamente
revocado el nombramiento del primer defensor, por hacerse de este modo
manifiesta la voluntad del sujeto. Pero también, se ha previsto el de la
renuncia del apoderado, evento en el cual se ha entendido que la producción
de los efectos inherentes a esta determinación del letrado está sujeta, no
solamente al deber de esperar que el funcionario judicial profiera la decisión
que la admita, sino a que la misma sea debidamente notificada, hipótesis que
si bien corresponde promigeniamente al procedimiento civil, resulta

222
plenamente aplicable por principio de integración en el procedimiento penal,
al no existir en este Código norma expresa que las contemple, y no oponerse a
su naturaleza, pues por el contrario viene constituir la manifestación de una
máxima garantía a los intereses de los sujetos procesales y específicamente
del procesado, para que no quede desprotegida su defensa técnica, mientras
designa su reemplazo.

Así, el artículo 69 de dicho Estatuto (Modificado por el D.E. 2282/89, art. 1°,
num.25), dispone:

"Terminación del poder. Con la presentación en la secretaría del despacho


donde curse el asunto, del escrito que revoque el poder o designe nuevo
apoderado o sustituto, termina aquél o la sustitución, salvo cuando el poder
fuere para recursos o gestiones determinados dentro del proceso.

...

La renuncia no pone término al poder ni a la sustitución sino cinco días


después de notificarse por estado el auto que la admita, y se haga saber al
poderdante o sustituidor por telegrama dirigido a la dirección denunciada
para recibir notificaciones personales...".

Como se advirtiera, dada la naturaleza y características del proceso penal y la


especial condición que dentro del mismo tiene la persona imputada, así como
el deber que corresponde al Estado de precaver por su derecho a la defensa de
manera contínua y permanente, la renuncia al poder que el defensor de
confianza presenta no puede producir efecto alguno ni por lo mismo poner
término al poder, entre tanto no sea enterado de dicha decisión al procesado,
bien personalmente si se encuentra detenido o mediante el envío de la
respectiva comunicación a la dirección que aparezca registrada en el
expediente con miras a que manifieste si es su voluntad designar otro
defensor de confianza, o si debe proveérsele con uno de oficio, lo cual deberá
hacerse dentro de los cinco días después de efectuarse la notificación por
estado del respectivo auto en que se admita la renuncia.

4. Resulta característico de la denominada coautoría impropia que cada uno


de los sujetos intervinientes en el hecho punible realicen la conducta típica de
manera conjunta pero con división de trabajo, por ello es inherente a esta
figura la concurrencia de por lo menos dos elementos: uno subjetivo que
generalmente es previo o concurrente con la comisión del hecho, consistente
en la existencia de un acuerdo expreso o tácito para su acometimiento y uno
objetivo, que se manifiesta en la realización de actos orientados a su ejecución
como cometido común, siéndoles por ello imputables a todos los partícipes el
delito o delitos que típicamente se configuren.

PONENTE(S) : DR.CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE


Sentencia Casación
FECHA : 15/12/2000

223
DECISION : No casa
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Tentativa de
homicidio agravado
PROCESO : 11471
PUBLICADA : Si
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27/02/2001

DEFENSA TECNICA-La inactividad ostensible del defensor genera nulidad/


DEFENSA TECNICA-Silencio como estrategia defensiva/ COAUTORIA-Actuan
todos con dolo consumativo/ HOMICIDIO-Agravante numeral 7° del art.324
del C. P./ DEFENSA TECNICA/ COAUTORIA/ HOMICIDIO/
CIRCUNSTANCIAS DE AGRAVACION PUNITIVA

1. Constitucionalmente la defensa, material y técnica, está prevista como una


garantía imperturbable durante todo el proceso, resulta necesario evaluar lo
ocurrido en dicha materia diferenciadamente en cada una de las fases de
investigación y juzgamiento, pues la misma Carta Política prevé la distinción
formal de las mismas, la delimitación por un acto intermedio de calificación y
la obligación judicial de investigar tanto lo favorable como lo desfavorable al
imputado (arts. 29, 250 y 252).

Así, la Corte ha determinado que no basta una defensa técnica nominal o


figurativa, en el sentido de que aparezca un profesional del derecho
reconocido como defensor (aunque este requisito es insustituible), sino que lo
corriente es que éste haga oposición a la pretensión punitiva del Estado
mediante la presentación de pruebas, la contradicción de las que existen en
contra del sindicado y la impugnación de las decisiones adversas, todo dentro
de una concepción jurídica que aparezca como razonable propuesta frente al
ejercicio de la acusación por la Fiscalía. De modo que la inactividad
ostensible del defensor, así esté reconocido y tenga vigencia su nombramiento,
puede traducirse en una falta de defensa técnica repudiable por la vía de la
nulidad.

2. El silencio del defensor no siempre puede interpretarse abiertamente como


abandono de sus deberes, porque, en el contexto de una concreta
investigación, a veces no hacer nada puede ser la mejor manera de defender,
habida cuenta que en el proceso penal los vacíos probatorios o jurídicos sólo
pueden aprovechar al imputado, quien se halla asistido de la presunción de
inocencia y dotado del in dubio pro reo.
...

Frente a este contexto probatorio en la instrucción, nutrido favorablemente


por la coartada que prepararon los sindicados y el cumplimiento por el
funcionario fiscal del principio de investigación integral, el silencio del
defensor puede interpretarse más como una estrategia defensiva que como el
abandono ostensible de la labor técnica encomendada. Aducir en abstracto

224
que el defensor pudo solicitar una inspección judicial al lugar de los hechos o
una prueba de absorción atómica, sin demostrar una finalidad orientada en
su interés o el favor concreto y cierto que le sobrevendría a su condición ya
enrarecida por el hallazgo de las armas en el vehículo y las conclusiones del
dictamen de balística (fs. 158), sería pretender absurdamente que la mejor
defensa es la que solicita pruebas sin prever sus resultados.

Ahora bien, respecto de la falta de impugnación de decisiones como la


situación jurídica y la acusación, indudablemente adversas a los procesados,
no es fácil declarar un abandono de la misión defensiva por parte del
profesional, porque se recordará que el procesado (...) mantuvo la coartada
durante toda la investigación (sólo cambió la versión en la fase del juicio) y, de
cara a las imputaciones que surgían del informe policial, la ratificación por los
agentes intervinientes y las declaraciones de los familiares de la víctima que
algo observaron de los hechos, no sería absurdo que el defensor ex ante (en
ese momento) haya proyectado una defensa que le permitiera pasar
rápidamente a la siguiente fase del juzgamiento y allí poder explotar la
presunción de inocencia y el in dubio pro reo.

Se dice lo anterior para el ámbito propio de la especificidad de la estructura


del proceso penal colombiano, que contempla una etapa instructiva que puede
ser preparatoria del juzgamiento o que agota el proceso prematuramente si no
hay lugar a la acusación, porque de todas maneras, si se avanza a la segunda
fase indicada, el silencio del defensor no puede pervivir como estrategia
defensiva, pues el debate manifiesto entre acusación y defensa, el despliegue
de tesis y antítesis, el equilibrio de las partes y la oralidad están expresamente
contemplados como ingredientes de construcción de la audiencia pública.

Claro que la idoneidad de la defensa técnica no puede medirse por los


resultados, o por hechos posteriores, sino por la razonabilidad del medio
desplegado (activo u omisivo) al momento de su realización, pues, de otra
manera, siempre habría algo que objetar a una defensa que, verbigracia, se
empecinara en una preclusión o absolución del sindicado dentro de un
proceso que finalmente termina con sentencia condenatoria. Por ello, la
renuncia ulterior del defensor, después de su prolongado silencio durante la
investigación, no indica que eso era lo previsto por él y no el propósito de
enfrentar el juicio en otras condiciones, máxime que quedó constancia de que
al cierre de investigación se le llamó telefónicamente para la notificación y
entonces no expresó su deseo de renunciar al poder (fs. 185v.).

3. El juzgado concluyó en una coautoría impropia de los procesados (...) y


(...), debido a que con los dos autores materiales realizaron conjuntamente el
homicidio, actuando todos con dolo consumativo, mediante la repartición del
trabajo criminal. En efecto, conscientes de la necesidad de contar con un
medio de transporte para poder cometer el homicidio en una población
retirada y después huir con posibilidades de éxito, los dos acusados
contrataron el taxi conducido por (...); recogieron y llevaron a los autores
materiales hasta el escenario del crimen; primero se bajaron ellos del vehículo
e hicieron un contacto en la heladería "Taboga", regresaron y le ordenaron a

225
los autores materiales que se apearan para realizar el hecho punible
propuesto; estuvieron pendientes de los resultados a corta distancia,
esperaron a los ejecutores físicos y los recibieron en el mismo automotor para
facilitar la huida; intercambiaron las camisetas en el interior del vehículo con
los realizadores materiales, con el fin de disuadir a eventuales testigos; fueron
capturados en flagrancia con los autores materiales y dentro de un carro en el
que se llevaban las armas recientemente disparadas; en la cárcel pagaron a
los ejecutores físicos el precio de su trabajo criminal; y, finalmente, ilustraron
al conductor del taxi sobre la forma como debía declarar para sostener una
coartada favorable a sus intereses.

De modo que los dos acusados exteriorizaron con creces el dominio del hecho,
porque tenían el control y la dirección sobre el curso de los acontecimientos,
además hicieron un aporte funcional y objetivo sin cuya presencia no se
habría podido consumar el delito. En efecto, si se hace abstracción del
contrato del taxi, la movilización de los autores materiales al escenario del
crimen, el presupuesto de la huida en el mismo vehículo y el incentivo de la
paga a aquéllos, conductas atribuibles enteramente a los procesados (...) y
(...), sin imaginar otras alternativas que no corresponden a la realidad del
hecho concreto, no hay duda que el delito de homicidio no habría podido
cometerse por ausencia de conductas imprescindibles para el plan. He ahí la
relevancia del aporte de los acusados y el dominio del desarrollo causal de los
hechos, que da lugar a la coautoría y no una mera complicidad.

4. Ahora bien, esta posibilidad de contraofensiva del atacado, que por lo


imaginaria la poseería cualquier agredido aún no caracterizado como violento,
no tiene el mérito de excluir la agravante, porque de ninguna manera (objetiva
ni subjetivamente) se está actuando con justificación total o parcial, pues, el
temor a la reacción no desdibuja la conciencia de la condición inferior del
atacado sino que, contrario sensu, la potencializa en la búsqueda de logros en
la empresa criminal.

Mientras la agresión pueda calificarse de antijurídica, la común previsibilidad


de una reacción de la víctima, por más que ésta pueda calificarse de peligrosa,
no significa ausencia sino presencia de conocimiento de la situación de
indefensión o inferioridad de la víctima que se propicie o se aproveche, pues,
de otra manera, el derecho no se aplicaría por las condiciones objetivas y
subjetivas que se hayan probado, sino que anticipadamente, con base en
situaciones ideales, decretaría que los sujetos peligrosos sólo pueden ser
víctimas de homicidio simple y nunca cualificado por la indefensión.

PONENTE(S) : DR.JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO


Sentencia Casación
FECHA : 27/02/2001
DECISION : No casa
DELITOS : Porte de armas de defensa personal, Homicidio
agravado
PROCESO : 13736

226
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : Véase también en - Internet

16/07/2001

COPARTICIPACION/ COAUTORIA IMPROPIA-Concepto/ DOLO/ HOMICIDIO-


Ley 40 de 1993/ SECUESTRO/ PENA ACCESORIA-Debida motivación/
EJECUTORIA-Providencia que resuelve la casación

1. Asegura el casacionista que la sentencia se fundamenta "sobre una


suposición deducida, pero no sobre una prueba contundente", porque, según
él, no existe ningún elemento probatorio que acredite el "previo acuerdo" a que
hace alusión el Tribunal y en virtud del cual infirió la responsabilidad de su
defendido como coautor de los delitos de hurto agravado, homicidio agravado
y porte ilegal de armas. Esta afirmación es contraria a la versión suministrada
por su representado, quien relató detalladamente todo el desenvolvimiento de
los hechos desde el mismo momento en que se fraguó el plan delictuoso.
...

La Sala Penal de la Corte, ocupándose del fenómeno de la coparticipación


criminal en el delito, ha dicho*:

"Es verdad que doctrina y jurisprudencia han aceptado que en los casos en
que varias personas proceden en una empresa criminal, con consciente y
voluntaria división del trabajo para la producción del resultado típico, todos
los partícipes tienen la calidad de autores, así su conducta vista aisladamente
no permita una directa subsunción en el tipo, porque todos están unidos en el
criminal designio y actúan con conocimiento y voluntad para la producción
del resultado comúnmente querido o, por lo menos, aceptado como probable…
Así mismo, si a esa empresa criminal van armados porque presumen que se
les puede oponer resistencia o porque quieren intimidar con el uso de las
armas y como consecuencia de ello se producen lesiones u homicidios, todos
serán coautores de hurto y de la totalidad de los atentados contra la vida y la
integridad personal, aún cuando no todos hayan llevado o utilizado armas,
pues participaron en el común designio, del cual podían surgir estos
resultados que, desde luego, se aceptaron como probables desde el momento
mismo en que actuaron en una empresa de la cual se podían derivar."

2. Si bien estos reproches fueron formulados en capítulos separados, en


esencia constituyen una iteración del primero. No solamente presentan los
mismos desatinos técnicos por ausencia de claridad, precisión y
fundamentación, sino que parten de idéntica premisa: que Téllez García sólo
actuó con dolo de hurtar y "jamás quiso, no se representó siquiera la
eventualidad de un delito de la magnitud del homicidio, ni se representó
subjetiva ni objetivamente el delito de porte de armas" y, por lo tanto,
solamente podía ser juzgado y sentenciado por el punible de hurto calificado y

227
agravado, porque no tuvo "nexo de culpabilidad" con los otros delitos (Fls.
318 y 321, C.5)

La Sala también ha dicho que "Resulta ilógico e injurídico pretender que se


responsabilice a cada interviniente en una empresa criminal únicamente por
la tarea parcial que le correspondió cumplir, pues ello haría imposible la
configuración de la coautoría impropia, ya que ésta emerge de un plan común,
del dominio colectivo del suceso, de la distribución de funciones, cada una de
las cuales es una pieza de la realización del resultado comúnmente querido, la
que, como tal, no puede ser considerada aisladamente, pues podría aparecer
como despreciable o ineficaz y, por ende, impune, y que solo adquiere
relevancia en el conjunto y con relación al plan criminal propuesto"** .

Al igual que en el primer cargo, el censor no demostró ningún yerro de


apreciación probatoria que pudiera conducir a la violación de las normas
sustanciales invocadas. Se limitó nuevamente a presentar sus personales
opiniones sobre los conceptos de culpabilidad, causalidad y dolo,
pretendiendo con ello vanamente desvirtuar los razonamientos serios,
fundamentados y lógicos en virtud de los cuales los falladores establecieron la
participación criminal de los procesados.

3. A pesar de que dice que "acepta y da por probados todos los fundamentos
fácticos que sustentan la sentencia", seguidamente afirma que "lo que no
comparte es la interpretación probatoria que se le dio a los mismos y que
culminó con la forma de culpabilidad que se le dio al homicidio".

Es evidente la falta de cimientos de la censura sugerida. Olvidó el defensor


que para la correcta propuesta del cargo no es suficiente la confrontación de
criterios personales acerca de la forma como debió ser valorada la prueba. Es
necesario que el demandante precise de qué manera la valoración hecha por
el juzgador desconoce los principios que informan la sana crítica, y cómo en
relación con el conjunto probatorio, el error desquicia la decisión impugnada.
...

Precisamente por ser el dolo un fenómeno psicológico que escapa


directamente a la percepción de los sentidos, los juzgadores desentrañaron su
presencia de la suma de circunstancias que rodearon la acción delictiva. Para
su deducción tuvieron en cuenta la forma ponderada como se planificó la
empresa criminal, el afán que mostraron los procesados por conseguir un
arma de fuego para realizarla, el ánimo lucrativo perseguido, el hecho de que
la víctima conociera a uno de los asaltantes y la situación de indefensión en
que se encontraba el sujeto pasivo que hacía innecesario el accionar del
revólver.

4. Le asiste la razón al Procurador Delegado cuando indica que el contenido y


redacción del artículo 30 de la ley 40 de 1993 son diáfanos y no ofrecen
motivos de interpretación. De acuerdo con su tenor, fácilmente se aprecia que
de manera alguna su aplicación se encuentra supeditada a la figura del
secuestro exclusivamente, como de forma equivocada lo sostiene el actor,

228
especialmente si se mira que ello resulta nítido de la lectura desprevenida del
mismo título de la citada ley: "Por la cual se adopta el estatuto nacional contra
el secuestro y se dictan otras disposiciones".

Sobre la solución de este aparente problema, bastante repetida por la Corte,


dijo la Sala:***

"No es cierto que la ley 40 de 1993 se refiera exclusivamente al tema del


secuestro, o que el legislador haya pretendido limitar la aplicación de sus
artículos 29 y 30 a los casos en los cuales el homicidio guarde algún nexo con
el citado delito contra la libertad individual".

"La mencionada ley, en su enunciado, además de noticiar la adopción del


estatuto nacional contra el secuestro, anuncia la expedición de otras
disposiciones, dejando de esta manera en claro que el tema del secuestro
constituía materia dominante, pero no única".

"3. El capítulo relativo al "aumento de penas", en donde se establecen los


incrementos punitivos para los delitos de homicidio y extorsión, surgió de la
necesidad de adoptar una política criminal coherente, que armonizara las
nuevas penas previstas para el secuestro con el esquema punitivo básico del
Código Penal, y con las establecidas para hechos punibles que, como la
extorsión o el homicidio, comprometen bienes jurídicos de igual o mayor
valor. Esto explica las modificaciones paralelamente introducidas a los
artículos 28 y 44 del Código Penal".

"Cierto es que el proyecto inicial ingresó al Congreso sin estas reformas, pero
en el curso de los debates se planteó la necesidad de incluirlas para darle
coherencia, como se desprende del contenido de la ponencia en la Cámara,
donde se dijo: "En el curso de la fecunda discusión que esta iniciativa ha
tenido en el Senado se planteó, no sin razón, que no podría tratarse
punitivamente la conducta del secuestro con mayor severidad que la del
homicidio. Ello condujo a que se adoptaran decisiones legislativas, agravando
también las penas para el homicidio que mantuvieran principios universales
de la ´dosimetría penal´ " (Gaceta del Congreso de nov.18/92)".

"4. El texto de los artículos 29, 30 y 32 es de tal claridad que cualquier


pretensión encaminada a limitar o ampliar su sentido resulta un
despropósito. La expresión "quedará así", utilizada sistemáticamente por el
legislador para anunciar las nuevas disposiciones, no permite abrigar dudas
sobre la subrogación de los artículos 323, 324 y 355 del Código Penal, ni la
autonomía de los nuevos preceptos".

"5. Un estudio sistemático-teleológico del citado estatuto devela igualmente la


inconsistencia de la tesis que propugna por una aplicación limitada de los
artículos 29, 30 y 32, pues el numeral 11 del artículo 3º ejusdem, recoge
como circunstancia de agravación punitiva para el secuestro extorsivo, la
hipótesis del concurso con los delitos de homicidio y lesiones, no siendo por
tanto de recibo la afirmación de que la pena prevista en los citados artículos

229
solo puede ser aplicada en casos de conexidad. Absurdo sería, ha dicho la
Sala, "considerar que, en un mismo estatuto legal, el legislador fije dos penas
bien diversas para unos mismos hechos, ésta que acaba de señalarse de un
máximo de 60 años, y la otra de un tope de 40 del artículo 29, lo que por
fuerza de la razón conduce, fatalmente, a la certidumbre de que la pena en
este último artículo erigida, para nada demanda la correlación con el
secuestro, sino que es definitivamente independiente de tal circunstancia" ".

5. De otra parte, como sin ningún sentido y, por supuesto, sin


fundamentación alguna, el juzgado impuso como pena accesoria a los tres
procesados la suspensión de la patria potestad, durante 15 años, "...si la
tuvieren..." -y el Tribunal la admitió al confirmar el fallo en todo lo demás-, la
Sala, casará la sentencia en cuanto a éste tópico, de manera oficiosa, con
base en el artículo 228 del estatuto procesal penal.

6. Por último, la Sala debe precisar lo siguiente: en esta sentencia se ha


decidido, de una parte, no casar el fallo impugnado; y, de la otra, cesar
procedimiento por razones eminentemente objetivas, la prescripción de la
acción penal por el delito de porte ilegal de armas, y restar una pena accesoria
inmotivadamente impuesta, también con causas objetivas. Esto implicó,
naturalmente, redosificar la pena de prisión siguiendo los lineamientos
trazados por los jueces. De aquí se desprende que como no se sustituye o
reemplaza el fallo impugnado, con las palabras del artículo 197 del Código de
Procedimiento Penal, esta decisión queda ejecutoriada el mismo día de su
expedición. Esta es postura pacífica de la Sala, como se percibe, por ejemplo,
en sentencias del 2 de noviembre y del 18 de diciembre del año 2000 y del 31
de mayo del 2001, Ms. Ps. Nilson Pinilla Pinilla, Carlos Eduardo Mejía
Escobar y Alvaro Orlando Pérez Pinzón, respectivamente.
____________________________________
* Sentencia del 28 de febrero de 1985. M.P. Luis Enrique Aldana Rozo.
** Sentencia del 25 de abril de 2000. M.P. Jorge Enrique Córdoba Poveda.
*** Sentencia del 21 de noviembre de 1995. M.P. Carlos Augusto Gálvez Argote

PONENTE(S) : DR.ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON


Sentencia Casación
FECHA : 16/07/2001
DECISION : Desestima, casa parc. y of., declara prescrip.,
declara cesación y ajusta penas
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Porte de armas de
defensa personal, Homicidio agravado
PROCESO : 10600
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : Véase también en - Internet

18/07/2001

230
GRABACIONES MAGNETOFONICAS/ COPARTICIPACION/ COAUTORIA/
CONCUSION-Diferencias con el cohecho/ PRESCRIPCION-Empleado oficial/
CONCUSION/ COHECHO/ GRABACIONES MAGNETOFONICAS-Valor
probatorio como documento privado

1. Adicionalmente a la credibilidad que acertadamente otorgó el a quo a las


declaraciones de (...) y (...), quienes claramente incriminan al doctor (...), no
sólo como uno de los partícipes activos en la reunión en el Hotel del Llano,
llevada a cabo en la noche del jueves 10 de febrero de 1994, sino en las
exigencias de dinero para "arreglar" la situación del primero en los procesos
que se le seguían en las Fiscalías Regionales de esta capital, no encuentra la
Sala reparo acerca de la constatación de la videocinta sobre tal encuentro,
cuando quien estaba siendo constreñido y su colaborador (...) consintieron en
que se filmara y, en consecuencia, no se requerían formalidades adicionales.

En efecto, esta corporación desde el 16 de marzo de 1988, M. P. Lisandro


Martínez Zúñiga, asunto de 2ª instancia, radicación 1.634, ha sostenido sobre
grabaciones similares lo siguiente:

"Pero, cuando una persona, como en el caso concreto, es víctima de un hecho


punible y valiéndose de los adelantos científicos, procede a preconstituir la
prueba del delito, para ello de modo alguno necesita de autorización de
autoridad competente, precisamente porque con base en ese documento
puede promover las acciones pertinentes. Esto por cuanto quien graba es el
destinatario de la llamada.

Y es que no puede predicarse ilicitud en la conducta de quien acude a los


cuerpos secretos y de seguridad en busca de protección y descubrimiento de
quienes por vía telegráfica (cartas o mensajes) o telefónica son víctimas de
delincuentes que pretenden extorsionar o chantajear a un ciudadano, bien
sea entregándoles los escritos recibidos o demandando la intercepción de
sus propias líneas telefónicas para la ubicación del sitio de donde provienen.
Tal actitud, no requiere de autorización de autoridad competente…"

Este criterio fue reiterado, entre otras oportunidades, el 22 de octubre de


1996 (sentencia de única instancia, rad. 9.579, M. P. Fernando Arboleda
Ripoll), así:

"Con la actual prefiguración constitucional del Estado como Social de Derecho


-fundado en el respeto por la dignidad humana-, la libertad y autonomía
individuales cobran especial relevancia al punto de garantizarse a la persona
natural el ejercicio de sus facultades "sin más limitaciones que las que
imponen los derechos de los demás y el orden jurídico" (art. 16 C. N.).

Siendo ello así, mal podría esgrimirse impedimento alguno o exigir


autorización judicial para que las personas graben su propia voz o su imagen,
o intercepten su línea telefónica, si estas actividades no se hallan
expresamente prohibidas. Este aserto resulta avalado si se tiene en cuenta
que quien así actúa es precisamente el afectado con la conducta ilícita, y por

231
ende, eventualmente vulneradora de sus derechos fundamentales, por lo que
su proceder se constituye en un natural reflejo defensivo.

Los registros históricos así obtenidos, naturalísticamente tienen vocación


probatoria, pues corresponden a medios de demostración de los hechos,
según el reconocimiento que al efecto hace el legislador, a los cuales les da
la categoría de documentos privados aptos para ser apreciados judicialmente,
conforme lo precisa en los artículos 225 del C. P. y 251 del C. de P. C., cuyo
valor depende de la autenticidad, la forma de aducción al proceso, la
publicidad del medio y la controversia procesal del mismo, así en él queden
adicionalmente impresas voces o imágenes ajenas."

En el presente caso, tanto la videocinta que muestra la reunión de Víctor


Manuel Carranza con el doctor (...) y otras personas, en el Hotel del
Llano en Villavicencio, como los casetes de las grabaciones telefónicas,
además de sus transcripciones, fueron aportados al proceso desde el inicio de
la investigación preliminar (fs. 3 a 21 y 36 a 52 cd. 1 Fisc.) y conocidos por los
sindicados y sus defensores desde el momento de ser vinculados mediante
indagatoria, es decir, fueron oportunamente aducidos al proceso, con amplia
posibilidad de controversia por los involucrados. Con las anteriores
consideraciones quedan absueltas las críticas de la defensa y la preocupación
de la señora Procuradora Delegada ante esta corporación, en cuanto a que
tales grabaciones no pudieren ser consideradas probatoriamente.

El Fiscal que adelantó la instrucción y la calificó, aclara que de ninguna


manera existió manipulación en lo registrado, ante cuya evidencia el doctor
(...) se allanó a admitir que sí había estado con (...), cuando en fecha anterior
había negado de plano conocerlo, y tampoco pudo explicar razonadamente su
presencia y su intervención en tal sitio, mucho menos anunciando que ya
había hecho el favor que le habían pedido, como se ha venido analizando.

Resulta reprobable que un servidor público judicial tenga semejantes citas o


encuentros, así fuere por la pretendida muestra de amistad con uno u otro
abogado que pudiese asistirle en alguno de los procesos. Como acertadamente
señaló la señora Procuradora Delegada ante esta corporación, tal improbidad
no puede aceptarse, ni siquiera como muestra de la personalidad extrovertida
propia de alguna región de Colombia, según también se adujo.

2. Indiferente resulta, en los términos en que están probados los actos


constrictivos realizados por (...), con los cuales contribuyó positivamente a
compeler a Carranza a prometer pagar determinada cantidad de dinero, que
con ellos se hubiese beneficiado o no, en forma directa o indirecta, de parte
de los 15 millones de pesos recibidos por (...), para predicar su coparticipación
criminal.

Sobre el grado de participación criminal imputado al procesado, ha sostenido


la Corte, por ejemplo el 4 de abril de 1995, Magistrado Ponente quien funge
como tal en esta decisión (rad. 8.951):

232
"Armonizando la jurisprudencia y la doctrina y el precepto legal, se puede
afirmar que son coautores todos aquellos que toman parte en la ejecución
del delito, codominando el hecho, ejecutando la parte que les corresponde en
la división del trabajo para obtener el resultado criminal, o sea que
mancomunadamente ejecutan el hecho punible."

3. En ese orden de ideas, resulta claro que en el presente proceso concurren


debida y suficientemente acopiados los medios probatorios que conducen a
la demostración ostensible del delito de concusión, por el cual fue convocado
a juicio el ex Fiscal Regional de Bogotá (...), así como su responsabilidad
dolosa, requerimientos exigidos por la ley (art. 247 C. de P. P.), sin que de otra
parte puedan admitirse las alegaciones presentadas por su abogado defensor
en el acto público de sustentación oral de este recurso de apelación, respecto
de la inexistencia probatoria de la filmación que se hiciera durante la noche
del 10 de febrero de 1994 en el Hotel del Llano de Villavicencio, por las
razones ya expresadas, ni la supuesta alusión a que a dicha reunión su
defendido hubiera llevado el documento extorsivo, aseveración que no obra en
el proceso ni en la sentencia recurrida.

Tampoco ofrece discusión la selección del tipo penal en el cual se encuadró la


conducta de los procesados, pues el error de apreciación alegado por la
defensa, para invocar la indebida calificación e insinuar nulidad por la
supuesta existencia de un cohecho por dar u ofrecer y no la concusión que
se imputó en el enjuiciamiento, carece de sustento probatorio.

Se estableció, desde las primarias insinuaciones acompañadas de la amenaza


de abuso o desvío del poder del que estaban investidos por su condición de
Fiscales Regionales, que se llevó al destinatario de la presión a prometer
entregas de dinero; irrelevantes sobre la calificación resultan los actos
posteriores de (...), que cataloga el defensor como cohecho, en virtud de que
su finalidad no fue diferente a develar el constreñimiento, informando y
colaborando con la autoridad respectiva.

La diferencia entre la concusión y el cohecho por dar u ofrecer, ha sido


delimitada por esta corporación en reiteradas sentencias, de las cuales puede
destacarse el siguiente aparte:

"Ningún yerro podría atribuirse a las decisiones impugnadas cuando


acogieron la calificación provisional contenida en la resolución de acusación
atribuyéndoles a los acusados la comisión de un delito de concusión y no
uno de cohecho, pues si bien una y otra infracción... refieren a conductas
contrarias al interés de la Administración Pública en cuanto en esta generan
desmoralización y desorden con desvío de los precisos fines que la
Constitución y la ley expresamente le señalan, mostrando de común la
ocurrencia de un abuso funcional que se incentiva en la voluntad de
acrecentar el patrimonio o de obtener un servicio o satisfacción de cualquier
otra naturaleza como beneficios legalmente no debidos pero que guardan
relación con la investidura propia del cargo cuando no con las funciones que
al desleal servidor le han sido oficialmente encomendadas, entre una y otra

233
figura típica median marcadas diferencias que con nitidez deslindan sus
ámbitos de aplicación, pues mientras en la concusión el funcionario genera
con su acto de abuso el temor o el error de la víctima llevándola a dar o
prometer mediante el constreñimiento, la inducción o la sola solicitud lo que
no debe; de la cosa que indebidamente se da u ofrece en el cohecho, se
desprende el particular por su libre voluntad, sin subordinaciones ni temores,
sino a manera de contraprestación dentro de un acuerdo corrupto en el que
ya se pactaron bilaterales compromisos -el del funcionario para proferir la
decisión que le compete o una que contraría su deber, y el particular la de
lucrarse o darle recompensas- cuando menos y con la misma libertad (artículo
210 C. P. M.), a su exclusiva iniciativa da u ofrece regalos o expectativas de
lucro para desviar al funcionario de la decisión debida, para conseguirla a
toda costa en su favor, para inhibirle secuelas de adversidad o de demora, o
aún para halagar o congraciarse al menos con el servidor oficial." (Casación
rad. 7.768, octubre 8 de 1993, M. P. Juan Manuel Torres Fresneda).

4. Finalmente, ante la posición disidente de uno de los Magistrados de la Sala,


que sostiene que ha operado en este asunto la prescripción de la acción penal,
debe recordarse que sobre tal aspecto ha existido jurisprudencia constante de
esta corporación, considerando que el término mínimo de prescripción de la
acción en esta clase de proceso es de 6 años y 8 meses, como se corroboró
una vez más en auto de fecha 21 de septiembre de 1999, radicación 11.361,
M. P. Fernando E. Arboleda Ripoll:

"Reiteradamente la Corte ha sostenido que el incremento del término


prescriptivo establecido en el artículo 82 del Código Penal, cuando el delito ha
sido cometido dentro del país por empleado oficial en ejercicio de sus
funciones, o de su cargo o con ocasión de ellos, opera por igual en el sumario
como en la causa, y que su aplicación, por tanto, debe hacerse de manera
autónoma en cada uno de los referidos estadios procesales.

En el sumario, sobre el término de prescripción señalado en el artículo 80 del


referido estatuto, sin exceder de 20 años. En el juicio, sobre el monto
establecido en el artículo 84 ejusdem, que como se sabe, en ningún caso
puede ser inferior a cinco (5) años. De allí que la Corte haya insistentemente
sostenido que el tiempo de prescripción en los casos contemplados en el
artículo 82 del Código Penal, jamás podrá ser inferior a seis (6) años y ocho (8)
meses, cualquiera sea el estado del proceso (Cfr. Casación abril 28/92,
Magistrado Ponente Dr. Torres Fresneda; Auto diciembre 6/95, Sent. revisión
sep. 23/98,… entre otras) ".

PONENTE(S) : DR.NILSON PINILLA PINILLA


Sentencia Segunda Instancia
FECHA : 18/07/2001
DECISION : Confirma integramente sentencia condenatoria
DELITOS : Concusión
PROCESO : 14661
PUBLICADA : Si

234
NOTAS ACLARATORIAS : Véase también en - Internet
DR.EDGAR LOMBANA TRUJILLO -
Salvamento de Voto

01/08/2001

COAUTORIA IMPROPIA/ VIOLACION INDIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL-


Falso juicio de existencia: Por suposición/ CASACION-No es una tercera
instancia

1. Si el censor acusa la sentencia de haber incurrido en error de hecho por


falso juicio de existencia, debe demostrar que el fallador incurrió en yerros
protuberantes en la contemplación de la prueba y que ello condujo a una
sentencia totalmente diversa de la que habría resultado si se hubiera
observado el medio preterido.

El defensor no cumplió con esa carga, pues como bien anota la Procuraduría
se limitó a oponer a los argumentos de las sentencias de primero y segundo
grados, su personal modo de valorar las pruebas.

Las sentencias de primera y segunda instancias, que conforman una unidad,


se refirieron de manera expresa a los aspectos que la defensa considera
pretermitidos, con lo cual se desvirtúa la pretendida omisión, en la que
además no se podía ocurrir porque ese tópico siempre fue propuesto por la
defensa en los estudios previos a la sentencia de primer grado y en la
sustentación a la apelación interpuesta contra ella.

2. A la tesis defensiva de que el señor Saldaña no propinó el disparo mortal, el


juzgador agregó que la absolución no podía prosperar porque la
responsabilidad no es exclusiva del autor material, sino que debe adjudicarse
"por igual, y en idénticos términos de participación, a los involucrados en el
diseño y ejecución de un mismo plan criminal" (fl. 380); de tal forma, acotó,
que así se demostrase que el disparo mortal provino del arma del difunto
TORRES, o de la de quien se fugó, por ese resultado igual debía responder el
condenado a título de coautoría impropia.

3. La Sala, al compartir el criterio de la Procuraduría Delegada, encuentra sin


soporte la censura que acusa a la sentencia de un falso juicio de existencia
por suponer la presencia del sindicado en el sitio de los hechos, cuando lo que
surge de los medios de prueba reseñados es la demostración plena de esa
situación fáctica, además de que el argumento de que Saldaña bien pudo salir
de la panadería antes de los disparos, no solo no deja de ser una simple
conjetura del demandante, que no cuenta con respaldo alguno, sino que
obran pruebas válidamente aportadas que demuestran lo contrario.

En consecuencia, no se está ante suposición alguna por parte de los


falladores de instancia. Por el contrario, quien acude a ese medio especulativo
es el defensor en su demanda, como que imagina que Fermín Saldaña bajó las

235
escaleras y alcanzó la calle antes de que se iniciaran los disparos, cuando tal
hipótesis no aparece comprobada en el expediente.

4. La Sala debe insistir en que para acceder a la casación no basta la simple


enunciación de eventuales errores ni la mera oposición personal del
demandante a la valoración probatoria efectuada por el fallador. El recurso
extraordinario no constituye una tercera instancia para que en su desarrollo
el libelista pueda formular de manera libre y subjetiva los reparos que a bien
tenga respecto de la estimación probatoria judicial, máxime si ellos han sido
objeto de postulación y decisión en las dos instancias procesales, puesto que
no se está ante una tercera instancia, adicional a las dos permitidas por la
Constitución y la ley procesal.

Admitir que en sede de casación se acuda a ese expediente desvirtuaría la


razón de ser de ese recurso extraordinario y se convertiría en una inocua y
adicional confrontación de los criterios del demandante con los más
autorizados del Tribunal que siempre llegan a esta sede precedidos de la doble
presunción de acierto y legalidad.

PONENTE(S) : DR.ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON,


DR.NILSON PINILLA PINILLA
Sentencia Casación
FECHA : 01/08/2001
DECISION : No casa
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Porte de armas de
defensa personal, Homicidio agravado
PROCESO : 15062
PUBLICADA : No
NOTAS ACLARATORIAS : DR.ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON -
Salvamento Parcial de Voto
DR.HERMAN GALAN CASTELLANOS -
Salvamento Parcial de Voto

31/08/2001

DEBIDO PROCESO-Concepto/ PRINCIPIO DE LEGALIDAD/ NULIDAD-


Resolución de acusación o de la sentencia, por falta de motivación/
COPARTICIPACION/ COAUTORIA/ VIOLACION DIRECTA DE LA LEY
SUSTANCIAL

1. La demanda formula tres cargos, uno de nulidad, uno de violación indirecta


y uno de violación indirecta, todos dentro del mismo escrito, sin señalar
ninguno como principal o como subsidiario, y con elementos comunes de
sustentación.

La confusión de los términos de la demanda se patentiza en la solicitud final


de la misma, al proponerle a la Corte la variación de todos sus antecedentes

236
jurisprudenciales para que en lugar de estudiar en primer lugar el cargo de
nulidad, asuma antes los de violación directa e indirecta que conducen -
según el censor - a la inocencia del procesado. Semejante propuesta pasa
por alto que esos antecedentes jurisprudenciales no son otra cosa que la
expresión de la Constitución y la Ley en cuanto una y otra señalan el debido
proceso como derecho fundamental, que no significa otra cosa que el respeto a
las formas propias de cada juicio. Esto es que la responsabilidad o inocencia
de una persona vinculada a una actuación del Estado no puede declararse
sino dentro de un proceso adelantado con respeto de la ley. La ordenación de
las expresiones "legalidad y acierto" de cuya presunción se amparan las
sentencias dictadas por los Jueces en las instancias, no es arbitraria, sino que
corresponde al principio constitucional de legalidad y debido proceso: Primero,
la actuación debe ser legal; y, segundo, solo cuando ello se concluya así,
puede asumirse el estudio de su acierto. Si un proceso no se ha ajustado a la
legalidad - como lo reclama aquí el censor - hay que declarar esa ilegalidad,
pues ella impide la realización del juicio de certeza.

2. El primer ataque formulado en la demanda es por la afectación al debido


proceso (numeral 2º del artículo 306 (articulo 304 anterior) del Código de
Procedimiento Penal) que constituye la causal tercera de casación (nulidad),
concretado en la supuesta falta de motivación de la sentencia en cuanto a la
forma de responsabilidad por la que fue condenado el procesado (...).

No obstante que la enunciación de la causal y la formulación del cargo son


entendibles, no lo es así su fundamentación. Ello ocurre porque el censor no
logra precisar en la argumentación cuál es el verdadero propósito de su
demanda.

Si pretendía alegar que hubo una falta absoluta de motivación, así debió
plantearlo y demostrarlo. Probando además la incidencia que ese tipo de
error tuvo en el desarrollo del proceso. Si como lo advierte al final de la
demanda, la falta de motivación dificultó su derecho de defensa, ha debido
comprobarlo y en consecuencia desplazar el cargo de nulidad, a la causal 3ª
como error de garantía, abandonando la 2ª, que corresponde a errores de
estructura, dentro del artículo procesal correspondiente.

Olvidó igualmente el demandante que el objeto de la casación es el fallo del


Tribunal, para dedicar la mayor parte de su argumentación a criticar la
resolución de acusación, por incurrir "en laconismo propio de empleado de
telégrafos". Y aunque acusa la sentencia del mismo defecto, no logra ilar una
argumentación clara y precisa en los términos del ordinal 3º del artículo 212
del Código de Procedimiento Penal (225 del anterior) de la que pueda saberse
con exactitud cuál es el defecto jurídico o fáctico en que incurrieron los
Jueces de instancia.

La confusión la genera el censor no solo por dedicar la mayor parte del tiempo
a criticar la resolución de acusación, sino porque lo que anuncia como un
defecto de falta de motivación, lo convierte en un supuesto error de falta de
motivación suficiente. Ello desvirtúa el carácter objetivo del error demandable

237
en casación pues hace derivar el aparente yerro de la mera opinión del censor,
que se manifiesta no sobre lo que ocurrió - sí hubo motivación - sino sobre lo
que a su juicio debió ocurrir - que esa motivación no fue suficiente.

Un solo párrafo es suficiente para ilustrar la confusión del casacionista. El


estima, refiriéndose a la acusación, que no tienen ninguna clase de
fundamentación "por que partiendo del hecho que mi poderdante realizó las
operaciones ya conocidas mediante el uso del datáfono junto con otras
personas que poseían tarjetas débito y crédito con la banda magnética
clonada, concluyen en que es coautor de los delitos motivo de juzgamiento
(...)". En esa cita, traída por el propio demandante están todos los elementos
de la coparticipación y de la coautoría. Allí se advierte de la connivencia entre
varias personas para cometer un fraude. Unas que poseían las tarjetas
magnéticas adulteradas y otra - el procesado - que mediante el uso de un
datáfono permitía las transacciones fraudulentas. Es tan inexistente la falta
de motivación anunciada, que el propio discurso de quien lo alega, lo que hace
es poner de presente la motivación del fallo.

3. En el cargo de violación directa se queda en la mera enunciación del


mismo, sin avanzar hacia la demostración e insiste en el mismo error que es
común a todas las causales y cargos presentados, el de alegarlos con
referencia a la resolución de acusación y no a los fallos de instancia. Pero
aquí además pasa por alto la naturaleza de la causal - directa - y sin que la
presente como subsidiaria, sino como parte de la misma demanda en la que
se han alegado otros cargos contradictorios, entonces termina reconstruyendo
su propia versión fáctica, sin respeto por la de los fallos de instancia. Esa es
una sustentación incompatible con la causal, pues en la violación directa debe
aceptarse la intangibilidad de la estimación de las pruebas y de la
reconstrucción de los hechos realizada en consecuencia. Esos son requisitos
inexcusables cuando se pretende plantear un debate que como el de la
violación directa es de pura estirpe jurídica. Al no respetarse esa regla por el
actor, debe inadmitirse su demanda.

PONENTE(S) : DR.CARLOS EDUARDO MEJIA


ESCOBAR

Auto Casación
FECHA : 31/08/2001
DECISION : Inadmite la demand y declara desierto el
recurso
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Estafa, Concierto
para delinquir
PROCESO : 15734
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : Véase también en - Internet

16/05/2002

238
FAVORABILIDAD-Su alegación en casación procede por la causal primera/
CASACION-Finalidades/ HOMICIDIO-Ley 40 de 1993: Constitucionalidad/
COAUTORIA IMPROPIA/ CONEXIDAD/ COAUTORIA

1. Ese planteamiento de inaplicación de la favorabilidad, que es una de las


garantías fundamentales sustanciales, debió encauzarlo, si tuviere
fundamento, por la causal primera.

Más aún, este cargo no aparece dirigido realmente contra la actuación


judicial, pues es al legislador a quien cuestiona por aumentar la pena para el
homicidio, en la ley 40 de 1993, sin sustentarse la presencia del conflicto de
dos leyes aparentemente aplicables al caso concreto, donde deba
seleccionarse la más beneficiosa para los sindicados.

2. Confunde el recurso de casación, que busca corregir las posibles falencias


en que pudo incurrir el juzgador al proferir la sentencia y que tiene como fines
primordiales, entre otros, la efectividad del derecho material y la preservación
de las garantías debidas a los intervinientes en el proceso, de conformidad con
el artículo 206 del Código de Procedimiento Penal, con la acción de
inconstitucionalidad que cualquier ciudadano puede ejercer contra una ley,
por su contenido o vicios de forma, cuya competencia radica en la Corte
Constitucional, según el artículo 241-4 de la Carta.

3. Los artículos 29 y 30 de la ley 40 de 1993, que modificaron los artículos


323 y 324 del decreto 100 de 1980, fueron declarados exequibles, mediante
sentencia de la Corte Constitucional, de fecha diciembre 7 de 1993, que hizo
tránsito a cosa juzgada, con efectos erga omnes, sin que pueda ser
desconocido ese fallo.

4. El demandante no demostró que el Tribunal hubiere errado al colegir la


coautoría impropia, en donde es sabido que las fases preparatoria, ejecutiva y
de aseguramiento del producto del ilícito y de la impunidad, están repartidas
entre los integrantes del grupo delictivo y es posible que algunos de ellos no
realicen actos ejecutivos, ni consumativos, coautoría que implica un pacto
ilícito, en donde hubo asignación de tareas.

5. Se evidencia así que su responsabilidad en el delito contra la vida


surge del convenio para cometer los ilícitos, conexos sustancialmente de
medio a fin, donde hubo distribución de funciones de preparación,
ejecución y aseguramiento de la mercancía hurtada, por ese previo acuerdo.

Recuérdese lo que sobre el punto ha reiterado esta corporación, por ejemplo el


23 de marzo de 1999, radicación N° 14.617, con ponencia del Magistrado
Fernando Arboleda Ripoll:

"Cuando los miembros de una banda criminal resuelven utilizar armas para la
realización de sus propósitos delictivos, están admitiendo la posibilidad de su
uso. Su entrega o decisión de llevarlas consigo, es consecuencia de esa
previsión, y si aceptan una tal posibilidad, es apenas obvio que deban

239
responder de los delitos contra la vida y la integridad personal que de su uso
se deriven, y que deban hacerlo en calidad de coautores, pues habiéndose
representado anticipadamente como probable el resultado, nada hicieron en
procura de evitarlo, en nítida manifestación de voluntad hacia su producción."

PONENTE(S) : DR.NILSON PINILLA PINILLA


Sentencia Casación
FECHA : 16/05/2002
DECISION : Declara prescrip. de un delito, redosifica pena,
no casa
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Porte de armas de
defensa personal, Homicidio agravado
PROCESO : 11798
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : Véase también en - Internet

30/05/2002

FVIOLACION INDIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL-Falso juicio de existencia/


COAUTORIA IMPROPIA

Del contexto de la demanda parece derivarse que la libelista radica el


endilgado falso juicio de existencia por omisión, no conforme a su específica
manifestación o naturaleza, cuando se ignora un medio de prueba
materialmente incorporado en el proceso, sino de la inconformidad que le
asiste con la coautoría que los juzgadores predicaron de los dos asaltantes del
vehículo de servicio público en los delitos cometidos en esa empresa criminal,
en relación con la cual afirma, apartándose incluso de la realidad procesal,
que los juzgadores la supusieron en los análisis esbozados en las decisiones
conclusivas de las instancias.
...

Resulta claro que la enunciación del falso juicio de existencia le sirve de


pretexto a la actora para pretender de la Corte la reapertura del debate
probatorio agotado en las instancias, pues sin intentar demostrar
equivocación alguna del fallador en la apreciación de las pruebas,
simplemente expone sus conclusiones sobre la coautoría en la comisión del
concurso de conductas punibles objeto de las presentes diligencias, para las
cuales reclama preeminencia, desconociendo que un discurrir de este talante
refulge por completo ajeno a la sede extraordinaria, como quiera que la
sentencia impugnada llega amparada por la doble presunción de acierto y
legalidad, de manera que el criterio del juzgador prevalece salvo que se
acredite que incurrió en errores in iudicando o in procedendo verdaderamente
trascendentes.

PONENTE(S) : DR.EDGAR LOMBANA TRUJILLO

240
Sentencia Casación
FECHA : 30/05/2002
DECISION : No casa
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Homicidio
agravado
PROCESO : 14997
PUBLICADA : No

NULIDAD-Legitimidad/ NULIDAD-Debido proceso: Técnica en casación/


NULIDAD-Derecho de defensa: Técnica en casación/ INDIVIDUALIZACION/
SENTENCIA/ LIBERTAD PROVISIONAL-Causal 4ª/ PRUEBA-Libertad
probatoria/ TESTIMONIO-Credibilidad/ COAUTORIA

1. Si las nulidades procesales pueden ser parciales, en vista de la vigencia de


la regla de su carácter de remedio extremo y alternativo (C. P. P., art. 310-5),
en principio un sujeto procesal, concretamente el defensor, carece de interés
para reclamar por los vicios que aparentemente afectan a otro sujeto procesal
de cometidos diferentes a los suyos dentro del proceso penal o a un procesado
que no es su defendido.

2. El demandante confunde los conceptos de debido proceso y derecho de


defensa, puesto que si bien en ambos casos es la nulidad la solución que el
ordenamiento ofrece en el evento de encontrarse transgredida cualquiera de
estas dos garantías de rango constitucional, también lo es que cada cual
obedece a fundamentos de distinta naturaleza, poseen diverso alcance, y por
tanto ameritan postulación, desarrollo y demostración autónoma en sede de
casación, en punto a estar contempladas en el artículo 304 del Código de
Procedimiento Penal vigente a la sazón (hoy artículo 306 de la ley 600 de
2000) como motivos de invalidación distintos.

3. De conformidad con la preceptiva contenida en el numeral 2º del artículo


180 del anterior Código de Procedimiento Penal, reproducida en el mismo
numeral del artículo 170 del nuevo estatuto procesal, el procesado debe estar
individualizado o identificado para el momento de la sentencia, exigencia que
se justifica porque la responsabilidad penal y sus consecuencias son
personales del autor y del partícipe, de donde debe existir certeza sobre la
persona respecto de quien se formula el juicio de responsabilidad. Pero
lo importante para el juicio de reproche es la determinación física del
procesado, esto es, que aquél ha intervenido en la realización de un ilícito y es
posible distinguirlo de los demás individuos.

La mencionada normatividad instituye así la suficiencia de la


individualización para proferir sentencia, de tal manera que el proceso puede
ser tramitado sin necesidad de que el sindicado aparezca plenamente
identificado, pero sí individualizado.
...

La apreciación del demandante, en el sentido de que el proceso de


individualización e identificación del imputado, debe apoyarse en su cartilla

241
decadactilar, porque es allí donde aparecen registrados los rasgos y
características físicas de la persona, es equivocada.

La normatividad procesal penal no hace esta clase de exigencias. En esta


materia rige el principio de libertad probatoria, de acuerdo con el cual
cualquier medio de prueba es apto para la demostración de los diferentes
aspectos de la investigación, salvo que la ley expresamente requiera uno
especial.

4. Tampoco le asiste razón al demandante cuando asevera que se vulneró el


debido proceso y el derecho de defensa porque no se garantizó la libertad de
los procesados, al no hacerse efectiva la concedida provisionalmente por la
Fiscalía 45 Delegada en resolución del 20 de junio de 1995 con base en la
causal del numeral 4º del artículo 415 del anterior Código de Procedimiento
Penal.

Sea lo primero advertir que la pretendida irregularidad, así realmente tuviese


respaldo fáctico y legal, en ningún momento podría ser constitutiva de un
vicio de tales características como para generar la afectación de la estructura
fundamental del proceso y tenerla como motivo de su invalidación, menos aún
cuando se trataría de un hecho consolidado en el tiempo sin ninguna
significancia en esta etapa del proceso, máxime cuando la referida causal de
excarcelación perdió su eficacia desde el momento mismo en que se profirió la
resolución acusatoria que puso fin al término transcurrido en detención
preventiva sin calificación del mérito del sumario.

5. El desarrollo de las censuras se orienta a atacar la credibilidad otorgada


por el sentenciador a los testimonios de cargo rendidos por (...), sin acatar,
como lo ha reiterado la Sala, que no es posible demandar en esta sede el
grado de valoración otorgado o negado por el sentenciador a los medios de
convicción, toda vez que en nuestro sistema procesal, como norma general, no
rige el sistema de la tarifa legal para la apreciación probatoria, sino el de la
sana crítica o persuasión racional, en la que el juzgador goza de libertad para
determinar el mérito que le asigna a los elementos de juicio, sólo limitada por
los principios de la lógica, las leyes de la ciencia o las reglas de la experiencia,
cuya vulneración debe demostrarse por la vía del error de hecho por falso
raciocinio.

6. Y en cuanto a la retractación de las dos testigos de cargo, cabe advertir que


la Sala ha reiterado que ésta no es por sí misma razón para desvirtuar la
credibilidad de un testimonio, pues el juzgador goza de un prudente arbitrio
para sopesar, con base en las reglas de la sana crítica, las versiones
encontradas y acoger la que le parezca digna de credibilidad procurando
desentrañar el verdadero motivo de la retractación.

"En esta materia, como en todo lo que atañe a la credibilidad del testimonio,
hay que emprender un trabajo analítico de comparación y nunca de
eliminación, a fin de establecer en cuáles de las distintas y opuestas
versiones, el testigo dijo la verdad. Quien se retracta de su dicho ha de tener

242
un motivo para hacerlo, el cual podrá consistir ordinariamente en un reato de
conciencia, que lo induce a relatar las cosas como sucedieron, o en un interés
propio o ajeno que lo lleva a negar lo que sí percibió. De suerte que la
retractación solo podrá admitirse cuando obedece a un acto espontáneo y
sincero de quien lo hace y siempre que lo expuesto a última hora por el sujeto
sea verosímil y acorde con las demás comprobaciones del proceso" (Cfr.
Casación de abril 21/55 y noviembre 9/93, entre otras).

7. Para la Sala, resulta apenas lógico que la realización mancomunada de un


hecho delictivo compromete la responsabilidad de los partícipes como si cada
uno hubiese realizado la totalidad del hecho. Precisamente, la Corte
interpretando el precepto que contenía el artículo 23 del Código Penal de
1980, bajo cuya vigencia se falló este caso, sostuvo que:

"... Son coautores aquellos autores materiales que conjuntamente realizan un


mismo hecho punible, ya sea porque cada uno de ellos ejecuta
simultaneamente con los otros o con inmediata sucesividad, idéntica
conducta típica... ora porque realizan una misma y compleja operación
delictiva con división del trabajo, de tal manera que cada uno de ellos ejecuta
una parte diversa de la empresa común..." ( Sentencia de casación de
septiembre 9 de 1980, M. P. Alfonso Reyes Echandía).

Más adelante, en la sentencia de casación de fecha abril 6 de 1995, se


reafirma que son coautores "todos aquellos que toman parte en la ejecución
del delito, codominando el hecho, ejecutando la parte que les corresponde en
la división del trabajo para obtener el resultado criminal, o sea que
mancomunadamente ejecutan el hecho punible" (Rad. No. 8951, M. P. Nilson
Pinilla Pinilla).

Este concepto jurisprudencial se recoge ahora en el artículo 29 del nuevo


Código Penal (Ley 599 de 2000), al definir que "son coautores los que,
mediante un acuerdo común, actúan con división del trabajo criminal
atendiendo la importancia del aporte".
...

No es un aporte "accesorio" o "secundario", como lo predica el Procurador,


sujetar a una persona para facilitar que otro le dispare certeramente,
procurando así darle mayor seguridad al ataque. Fue un acto esencial para la
realización del delito, razón por la cual su conducta quedó debidamente
enmarcada en los parámetros de la coautoría.

PONENTE(S) : DR.JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO


Sentencia Casación
FECHA : 30/05/2002
DECISION : No casa
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 12958
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : Véase también en - Internet

243
INDAGATORIA-Cargos a terceros/ COAUTORIA IMPROPIA/ HOMICIDIO-Ley
40 de 1993/ LEGALIDAD DE LA PENA

1. En reiteradas decisiones* la Sala ha sostenido que la omisión de


juramentar al indagado que hace cargos a terceros, no torna inexistente la
indagatoria. Sobre este tema, señaló en sentencia del 22 de octubre de 1998,
radicado 10.934, con ponencia del magistrado CARLOS EDUARDO MEJÍA
ESCOBAR:

"El sentido del juramento en el curso de la indagatoria, en cuanto su


imposición se exige del hecho de declarar en contra de otro, tiene que ver con
la responsabilidad personal de quien hace la incriminación, con la no-
impunidad total de sus aseveraciones, la cual sólo lo protege hasta el
momento en que las explicaciones que realice en su defensa no signifiquen la
atribución de un hecho delictivo a otra persona, caso en el cual el juramento
tiene por objeto convertirlo en testigo respecto de esa afirmación y en
consecuencia en eventual autor de falso testimonio en el caso de no resultar
cierta su incriminación".

"No obstante, reitera la Sala, la omisión del juramento en la hipótesis


examinada en ninguna forma hace nugatoria la posibilidad del examen
integral de la indagatoria como medio de prueba y obviamente la de ser
tomada como fundamento de cualquier determinación dentro del proceso
penal, incluidas naturalmente la acusación y la sentencia. Lo único que
propicia tal tipo de irregularidad, ya se dijo, es la imposibilidad de derivar
responsabilidad penal en contra de quien incrimine falsamente a otro en el
marco de dicha diligencia de vinculación procesal".

2. Aceptada como fue por los procesados la comisión previamente convenida


del atentado patrimonial, la mutua imputación del herimiento resulta
intrascendente en punto a la determinación de la responsabilidad por el
homicidio, no precisamente porque se acuda a la ya inexistente figura de la
complicidad correlativa que consagraba el Código Penal de 1936, sino en
virtud de lo que se ha dado en llamar coautoría impropia, según la cual "en
los casos en que varias personas proceden en una empresa criminal, con
consciente y voluntaria división del trabajo para la producción del resultado
típico, todos los partícipes tienen la calidad de autores, así su conducta vista
aisladamente no permita una directa subsunción en el tipo, porque todos
están unidos en el criminal designio y actúan con conocimiento y voluntad
para la producción del resultado comúnmente querido o, por lo menos,
aceptado como probable. Así mismo, si a esa empresa criminal van armados
porque presumen que se les puede oponer resistencia o porque quieren
intimidar con el uso de las armas y como consecuencia de ello se producen
lesiones u homicidios, todos serán coautores de hurto y de la totalidad de los
atentados contra la vida y la integridad personal, aún cuando no todos hayan
llevado o utilizado armas, pues participaron en el común designio, del cual
podían surgir estos resultados que, desde luego, se aceptaron como probables

244
desde el momento mismo en que actuaron en una empresa de la cual se
podían derivar."**

3. Reiterada y unánime ha sido la jurisprudencia de la Corte en torno a la


aplicación del incremento punitivo previsto en la Ley 40 de 1993 para el delito
de homicidio independientemente de que guarde conexidad con el atentado
contra la libertad individual. Bastará en consecuencia, para responder la
inquietud expuesta por el libelista, reiterar lo que dijo la Sala en sentencia del
4 de febrero de 1998, radicado 9.765, con ponencia del magistrado
FERNANDO ENRIQUE ARBOLEDA RIPOLL:

"2. No es cierto que la ley 40 de 1993 se refiera exclusivamente al tema del


secuestro, o que el legislador haya pretendido limitar la aplicación de sus
artículos 29 y 30 a los casos en los cuales el homicidio guarde algún nexo con
el citado delito contra la libertad individual."

"La mencionada ley, en su enunciado, además de noticiar la adopción del


estatuto nacional contra el secuestro, anuncia la expedición de otras
disposiciones, dejando de esta manera en claro que el tema del secuestro
constituía materia dominante, pero no única."

"3. El capítulo relativo al "aumento de penas", en donde se establecen los


incrementos punitivos para los delitos de homicidio y extorsión, surgió de la
necesidad de adoptar una política criminal coherente, que armonizara las
nuevas penas previstas para el secuestro con el esquema punitivo básico del
Código Penal, y con las establecidas para hechos punibles que, como la
extorsión o el homicidio, comprometen bienes jurídicos de igual o mayor valor.
Esto explica las modificaciones paralelamente introducidas a los artículos 28
y 44 del Código Penal."

"Cierto es que el proyecto inicial ingresó al Congreso sin estas reformas, pero
en el curso de los debates se planteó la necesidad de incluirlas para darle
coherencia, como se desprende del contenido de la ponencia en la Cámara, en
donde se dijo: "En el curso de la fecunda discusión que esta iniciativa ha
tenido en el Senado se planteó, no sin razón, que no podría tratarse
punitivamente la conducta del secuestro con mayor severidad que la del
homicidio. Ello condujo a que se adoptaran decisiones legislativas, agravando
también las penas para el homicidio que mantuvieran principios universales
de la ´dosimetría penal´" (Gaceta del Congreso de nov.18/92)."

"4. El texto de los artículos 29, 30 y 32 es de tal claridad que cualquier


pretensión encaminada a limitar o ampliar su sentido resulta un
despropósito. La expresión "quedará así", utilizada sistemáticamente por el
legislador para anunciar las nuevas disposiciones, no permite abrigar dudas
sobre la subrogación de los artículos 323, 324 y 355 del Código Penal, ni la
autonomía de los nuevos preceptos."

"5. Un estudio sistemático-teleológico del citado estatuto devela igualmente la


inconsistencia de la tesis que propugna por una aplicación limitada de los

245
artículos 29, 30 y 32, pues el numeral 11 del artículo 3º ejusdem, recoge
como circunstancia de agravación punitiva para el secuestro extorsivo, la
hipótesis del concurso con los delitos de homicidio y lesiones, no siendo por
tanto de recibo la afirmación de que la pena prevista en los citados artículos
solo puede ser aplicada en casos de conexidad. Absurdo sería, ha dicho la
Sala, "considerar que, en un mismo estatuto legal, el legislador fije dos penas
bien diversas para unos mismos hechos, ésta que acaba de señalarse de un
máximo de 60 años, y la otra de un tope de 40 del artículo 29, lo que por
fuerza de la razón conduce, fatalmente, a la certidumbre de que la pena en
este último artículo erigida, para nada demanda la correlación con el
secuestro, sino que es definitivamente independiente de tal circunstancia"
(Casación de 21 de noviembre de 1995, Magistrado Ponente Dr. Gálvez
Argote)."
__________________________________
* Cfr. sentencias del 25 de octubre de 1989, radicado 3.510, M.P. Rodolfo
Mantilla Jácome; 28 de junio de 1994, radicado 8.539, M.P. Jorge Enrique
Valencia Martínez y 7 de abril de 1997, radicado 8.708, M.P. Guillermo Duque
Ruiz, entre otras.
** Corte Suprema de Justicia, sentencia del 28 de febrero de 1985. M.P. Luis
Enrique Aldana Rozo.

PONENTE(S) : DR.ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON


Sentencia Casación
FECHA : 30/05/2002
DECISION : No casa
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 12384
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : Véase también en - Internet

11/07/2002

PROCESO PENAL/ FALTA DE MOTIVACION DE LA SENTENCIA/


SENTENCIA-Falta de motivación/ APELACION-Competencia limitada del
superior/ COAUTORIA IMPROPIA

El carácter dialéctico y contradictorio que el proceso penal ostenta en un


Estado social y democrático de derecho como el que en nuestro medio se
encuentra en proceso de construcción, exige que su adelantamiento se sujete
estrictamente a los principios y valores establecidos por la Carta Política, y a
las reglas y ritualidades que para su trámite la ley prevé como presupuesto de
validez de los actos que lo componen, entre los cuales se incluye el derecho de
defensa en su doble dimensión, técnica y material, y como manifestaciones de
éste el de aportar y controvertir pruebas, de impugnar las decisiones que se
consideren lesivas de su interés jurídico, y de acudir a la segunda instancia,
salvo las excepciones normativamente previstas.

246
En orden a facilitar el ejercicio de tales garantías, el artículo 180 del Decreto
2700 de 1991 (reproducido por el artículo 170 de la ley 600 de 2000),
establece los requisitos que debe contener la sentencia, entre los que se
incluye el deber para el juzgador de expresar las razones fácticas y jurídicas
que sustentan su decisión, pues si ésta es inmotivada, incompleta, ambigua,
equívoca, dilógica, o ambivalente, no sólo dificulta el conocimiento claro de la
declaración del derecho sino a las partes comprender las razones en que se
fundamenta, e imposibilitar su controversia mediante el ejercicio de los
recursos pertinentes y, por dicha vía, transgredir el debido proceso, que como
motivo de ineficacia de los actos procesales, en el código derogado aparecía
establecido en el artículo 304-2 y hoy en día en el artículo 306-2 de la ley 600
de 2000, denunciable en sede extraordinaria a través de la causal tercera de
casación.

Esto por cuanto si la sentencia carece absolutamente de motivación sobre un


elemento del delito, la responsabilidad del acusado, o en relación con una
específica circunstancia de agravación, o la individualización de la pena, o no
empece tener motivación la misma es ambigua o contradictoria, o se
fundamenta en supuestos fácticos o racionales inexistentes, y en tal medida
las consideraciones del juzgador no podrían ser fundamento legal y razonable
de la decisión contenida en la parte resolutiva, la nulidad se erige como la
única vía plausible de solución.

En este evento, el actor acusa la sentencia del Tribunal de carecer de


fundamentación respecto de los medios probatorios en que se basó para llegar
a la conclusión de responsabilidad penal de los acusados a título de coautoría
impropia, pero no toma en cuenta, en primer lugar, que el fallo de segunda
instancia conforma una unidad jurídica inescindible con el de primera en
aquellos aspectos que no hayan sido objeto de modificación con ocasión de la
alzada interpuesta; en segundo término, deja de considerar, asimismo, que de
conformidad con la normativa vigente para cuando se resolvió el recurso, art.
217 del decreto 2700 de 1991, modificado por el artículo 34 de la ley 81 de
1993, y hoy día por el artículo 204 de la ley 600 de 2000, la competencia del
superior se halla restringida a revisar únicamente los aspectos impugnados.
...

El motivo de impugnación contra la sentencia de primera instancia no estuvo


en manera alguna referido al aspecto probatorio, y ni siquiera a la declaración
de los hechos que hiciera el a quo, sino a las consecuencias jurídicas de esos
hechos declarados debidamente probados en la actuación, siendo éste
precisamente, en cuanto identifica nítidamente la pretensión de los
recurrentes, el límite que se le impuso al juzgador de alzada en consideración
a que sólo se le permite revisar los aspectos impugnados, según lo disponía el
artículo 217 del decreto 2700 de 1991 y ahora el artículo 204 de la ley 600 de
2000, como en tal sentido ha sido reiteradamente declarado por la
Jurisprudencia de la Corte en varios pronunciamientos entre los que merecen
destacarse los proferidos el 25 de marzo de 1999 con ponencia del Magistrado

247
Mejía Escobar (Rad. 11279) y 2 de mayo de 2002 con ponencia de quien aquí
cumple igual cometido (rad. 15262), entre otros.

...

Los actuales desarrollos dogmáticos y jurisprudenciales se orientan por


reconocer como característica de la denominada coautoría impropia, que cada
uno de los sujetos intervinientes en el hecho punible no ejecutan integral y
materialmente la conducta definida en el tipo, pero sí lo hacen prestando
contribución objetiva a la consecución del resultado común en la que cada
cual tiene dominio funcional del hecho con división de trabajo, cumpliendo
acuerdo expreso o tácito, y previo o concurrente con la comisión del hecho,
sin que para la atribución de responsabilidad resulte indispensable que cada
interviniente lleve a cabo o ejecute la totalidad del supuesto fáctico contenido
en el tipo o que sólo deba responder por el aporte realizado y desconectado del
plan común, pues en tal caso, una teoría de naturaleza objetivo formal, por
ende, excesivamente restrictiva, sin duda muy respetuosa del denominado
principio de legalidad estricto, no logra explicar la autoría mediata ni la
coautoría, como fenómenos expresamente reconocidos en el derecho positivo
actual (art. 29 de la ley 600 de 2000), los cuales a pesar de no haber sido
normativamente previstos en la anterior codificación, no pueden dar lugar a
entender que no fueron objeto de consideración o que el sistema construyó un
concepto de autor distinto del dogmáticamente establecido.

PONENTE(S) : DR.FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL


Sentencia Casación
FECHA : 11/07/2002
DECISION : No casa
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Homicidio
agravado
PROCESO : 11862
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : Véase también en - Internet

18/07/2002

SENTENCIA-Presupuestos para condenar/ COAUTORIA

1. Lo que la ley vigente para la fecha en que se profirió el fallo recurrido


(artículo 247 del Decreto 2.700 de 1.991) y la actual (inciso segundo de la Ley
600 de 2.000) le exige la funcionario para condenar, es la certeza sobre la
existencia de la conducta punible y la responsabilidad, lo cual implica que el
fallador ha de estar en un grado de convencimiento tal, que los hechos solo
pudieron ocurrir de determinada manera y entre concretas personas. Eso,
desde luego, no significa que no exista la obligación para el funcionario
judicial de exponer cuáles son los referentes probatorios que le reportan ese
estado sicológico para decidir y cuáles las razones para que los mismos le
ofrezcan esa seguridad.

248
En este estado de cosas, no es muy compleja la labor cuando existe prueba
directa -la que reclaman la defensa y el Procurador-, pues en esos casos lo
que corresponde es sopesarla en conjunto y decidir si es o no creíble o cuál es
su capacidad demostrativa de los aspectos históricos que permiten traer al
proceso la reproducción sobre los hechos.

Sin embargo, cuando lo que sucede es que no habiendo elementos de juicio


que de manera inequívoca indiquen al juzgador qué fue lo ocurrido en el
asunto sometido de decisión, pero a contrario, la investigación revela una
serie de vestigios, o como lo llaman algunos autores, piezas sueltas que
aisladamente no tienen mayor significación pero que a partir de un proceso de
razonamiento lógico permiten inferir la ocurrencia de hechos o situaciones
relevantes para construir la verdad, cobra importancia el indicio como medio
indirecto válido, legal y autónomo de prueba. Y aunque en estos casos la tarea
resulta de mayor complejidad, eso no quiere decir que no pueda una condena
fundarse en esta clase de demostración indirecta.

Esa, precisamente, es la situación acontecida en el presente caso, en donde


tal vez se ha confundido la pluralidad de elementos de convicción con certeza
y la certeza con la prueba directa, ya que si bien, sin ningún temor se puede
afirmar que evidentemente la aquí recaudada no es ni mucho menos
abundante, es evidente que la aportada permite estructurar sin deficiencia
demostrativa alguna, indicios capaces de servir de soporte a la condena
impartida.

2. Una cosa es que no se tenga certeza sobre quién, dentro un grupo de


personas, fue la que cometió el delito y otra muy distinta, es que exista
seguridad de que un hecho se cometió por la acción conjunta de varios
individuos (Rad. 7446, sentencia del 6 de julio de 1.993, M.P., Dr. Ricardo
Calvete Rangel). Además, teniendo en cuenta las circunstancias
concomitantes y posteriores a la ejecución del delito, la duda probatoria que
aducen demandante y Procurador para solicitar la absolución del procesado
no enfrenta los presupuestos jurídicos de la coparticipación criminal,
concretamente de la coautoría impropia, pues es claro que si la testigo solo
escuchó unos disparos momentos después de que (...) y un desconocido se
encontraban con su esposo en la habitación, no significa que por no existir un
señalamiento directo sobre cuál de esas dos personas accionó el arma deba
resolverse el asunto por la vía de la duda probatoria, ya que en tales
condiciones habría de llegarse al extremo de absolverlos a ambos. No, a la
postre esa verificación resulta irrelevante si se tiene en cuenta que tal y como
con acierto lo analizó el Tribunal la actitud asumida por (...) no fue
precisamente la de quien se vio sorprendido por el comportamiento
inesperado del acompañante no identificadp, puesto que una vez producida la
agresión salió con él como si nada hubiera sucedido, por eso, el fallo
impugnado consideró que "si en verdad nada tuvo que ver con la ejecución del
crimen y si la actuación intencional de su compañero lo tomó por sorpresa, su
actuación lógica siguiente habría sido presentarse ante las autoridades a
explicar su situación jurídica" (f. 223).

249
PONENTE(S) : DR.CARLOS AUGUSTO GALVEZ
ARGOTE
Sentencia Casación
FECHA : 18/07/2002
DECISION : No casa
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 10696
PUBLICADA : No

12/09/2002

COAUTORIA/ COAUTORIA IMPROPIA

1. Desde la expedición del Decreto 100 de 1980, la jurisprudencia de la Sala,


de manera pacífica, dejó sentado que cuando en la ejecución de los tipos
penales previstos en su Parte Especial intervenía más de una persona, era
necesario acudir a los "amplificadores" relacionados en la General. Ello, por
cuanto para imputar al sindicado la condición de autor o cómplice no
resultaba indispensable que tomara parte en la totalidad de las fases de
preparación o ejecución del delito, sino que era suficiente con que existiendo
unidad de propósito participara en cualquiera de las etapas del recorrido
criminal, de lo cual surgía si se trataba de un colaborador o de un autor,
condición última que, a la vez, podía ser cargada no sólo al que cumpliera el
acto material, sino a quien por tener tanta responsabilidad como éste,
resultaba ser un coautor.

En oposición a lo que estima el recurrente, el concepto de coautor no


constituye una creación jurisprudencial, porque si a voces del diccionario, por
tal se debe entender al "Autor o autora con otro u otros", es incuestionable
que no se trata de una invención, ni de que la Sala legislara, porque, en
ultimas, el coautor es un autor, sólo que lleva a cabo el hecho en compañía de
otros. Así, es claro que no hubo omisión legislativa alguna y que el artículo 23
del Estatuto Penal de 1980 previó, dentro del concepto de autoría, la
realización de la conducta por parte de una o varias personas. El sentido
natural y obvio de las palabras no tornaba indispensable que en la disposición
se incluyera la definición de coautor, cuando quiera que es una variable de la
de autor.

La Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia ha sido concreta, explícita y


reiterada sobre el punto. Así, por ejemplo, en decisión del 9 de septiembre de
1980, expresó:

"El fenómeno de la coparticipación criminal, entendido como realización


conjunta del hecho punible, comprende la intervención de autores, coautores
y cómplices…Son coautores aquellos autores materiales o intelectuales que
conjuntamente realizan un mismo hecho punible, ya sea porque cada uno de
ellos ejecuta simultáneamente con los otros o con inmediata sucesividad

250
idéntica conducta típica (Pedro, Juan y Diego hacen sendos disparos de
revólver sobre Juan y lo matan), ora porque realizan una misma y compleja
operación delictiva con división de trabajo, de tal manera que cada uno de
ellos ejecuta una parte diversa de la empresa común".

"…serán coautores quienes a pesar de haber desempeñado funciones que por


sí mismas no configuren el delito, han actuado como copartícipes de una
empresa común -comprensiva de uno o varios hechos- que, por lo mismo, a
todos pertenece como conjuntamente suya" (M. P. Alfonso Reyes Echandía)
(resalta la Sala, ahora).

Esta posición de la Corporación, expresada cuando comenzaba la vigencia del


Código Penal de 1980, ha sido mantenida y repetida en forma unánime. Con
el tiempo, al primer supuesto (Pedro, Juan y Diego hacen sendos disparos de
revólver sobre un tercero y lo matan), se lo denominó "coautoría propia", en
tanto que al segundo (los agentes activos realizan una misma actividad ilícita
con reparto de tareas) se lo llamó "coautoría impropia", en atención a que
cada cual actúa por su lado, pero todos colaboran con los demás en el
propósito común. Por esta circunstancia, se hacía, y hace, referencia a la
"división funcional de trabajo" (Confrontar, por ejemplo, la sentencia del 11 de
mayo de 1994, radicado 8.513, M. P. Guillermo Duque Ruiz).

El criterio no varió. Por el contrario, se insistió en que el mismo, a pesar de la


redacción del artículo 23 del Decreto 100 de 1980, estaba incluido dentro de
la definición de autor. Y la descripción expresa que de coautores introdujo el
inciso segundo del artículo 29 del actual Estatuto represor (Ley 599 de 2000)
no permite la interpretación que intenta la defensa, pues si la acepción de
coejecutores parte y se apoya en una pluralidad de autores, el concepto ya
quedaba contenido en la primera disposición.

Y precisamente con recientes palabras de la Corte se puede responder a la


principal preocupación del casacionista.

Dijo la Sala el 11 de julio de 2002, dentro del proceso radicado con el número
11.862:

No se puede "dejar de recordar que los actuales desarrollos dogmáticos y


jurisprudenciales se orientan por reconocer como característica de la
denominada coautoría impropia, que cada uno de los sujetos intervinientes en
el hecho punible no ejecutan integral y materialmente la conducta definida en
el tipo, pero sí lo hacen prestando contribución objetiva a la consecución del
resultado común en la que cada cual tiene dominio funcional del hecho con
división de trabajo, cumpliendo acuerdo expreso o tácito, y previo o
concurrente a la comisión del hecho, sin que para la atribución de
responsabilidad resulte indispensable que cada interviniente lleve a cabo o
ejecute la totalidad del supuesto fáctico contenido en el tipo o que sólo deba
responder por el aporte realizado y desconectado del plan común, pues en tal
caso, una teoría de naturaleza objetivo formal, por ende, excesivamente
restrictiva, sin duda muy respetuosa del denominado principio de legalidad

251
estricto, no logra explicar la autoría mediata ni la coautoría, como fenómenos
expresamente reconocidos en el derecho positivo actual (art. 29 de la ley 599
de 2000), los cuales a pesar de no haber sido normativamente previstos en la
anterior codificación, no pueden dar lugar a entender que no fueron objeto de
consideración o que el sistema construyó un concepto de autor distinto del
dogmáticamente establecido" (M. P. Fernando Arboleda Ripoll).

PONENTE(S) : DR.ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON


Sentencia Casación
FECHA : 12/09/2002
DECISION : No casa
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Porte de armas de
defensa personal, Homicidio agravado, Utilización ilegal de uniformes de uso
priv.
PROCESO : 17403
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : Véase también en - Internet

26/09/2002

COAUTORIA IMPROPIA-Elementos/ DELITO PERMANENTE/ LEGALIDAD DE


LA PENA/ REFORMATIO IN PEJUS/ HOMICIDIO-Ley 40 de 1993/
FAVORABILIDAD

1. Resulta ilógico pretender que quien participa en la ejecución de un delito


perfeccionado el mismo día que se inició, no está vinculado a las
consecuencias jurídicas de lo que suceda posteriormente. Contrario a la
opinión del Delegado del Ministerio Público, lo que debe considerarse es el
fenómeno del concurso de personas en la conducta punible, dentro de las
normas y los criterios imperantes al tiempo de proferirse la sentencia atacada:

"Es verdad que doctrina y jurisprudencia han aceptado que en los casos en
que varias personas proceden en una empresa criminal, con consciente y
voluntaria división del trabajo para la producción del resultado típico, todos
los partícipes tienen la calidad de autores, así su conducta vista aisladamente
no permita una directa subsunción en el tipo, porque todos están unidos en el
criminal designio y actúan con conocimiento y voluntad para la producción
del resultado comúnmente querido o, por lo menos, aceptado como probable…
Así mismo, si a esa empresa criminal van armados porque presumen que se
les puede oponer resistencia o porque quieren intimidar con el uso de las
armas y como consecuencia de ello se producen lesiones u homicidios, todos
será coautores de hurto y de la totalidad de los atentados contra la vida y la
integridad personal, aun cuando no todos hayan llevado o utilizado armas,
pues participaron en el común designio, del cual podían surgir estos
resultados que, desde luego, se aceptaron como probables desde el momento
mismo en que actuaron en una empresa de la cual se podían derivar."
(Sentencia de febrero 28 de 1985, M. P. Luis Enrique Aldana Rozo).

252
"Resulta ilógico e injurídico pretender que se responsabilice a cada
interviniente en una empresa criminal únicamente por la tarea parcial que le
correspondió cumplir, pues ello haría imposible la configuración de la
coautoría impropia, ya que esta emerge de un plan común, del dominio
colectivo del suceso, de la distribución de funciones, cada una de las cuales es
una pieza de la realización del resultado comúnmente querido, la que, como
tal, no puede ser considerada aisladamente, pues podría aparecer como
despreciable o ineficaz y, por ende, impune, y que solo adquiere relevancia en
el conjunto y con relación al plan criminal propuesto." (Sentencia de abril 25
de 2000, rad. 11.925, M. P. Jorge Enrique Córdoba Poveda).

"… resulta característico de la denominada coautoría impropia que cada uno


de los sujetos intervinientes en el hecho punible realicen la conducta típica
de manera conjunta pero con división de trabajo, por ello es inherente a esta
figura la concurrencia de por lo menos dos elementos: uno subjetivo que
generalmente es previo o concurrente con la comisión del hecho, consistente
en la existencia de un acuerdo expreso o tácito para su acometimiento y uno
objetivo, que se manifiesta en la realización de actos orientados a su ejecución
como cometido común, siéndoles por ello imputables a todos los partícipes el
delito o delitos que típicamente se configuren." (Sentencia de diciembre 15 de
2000, rad. 11.471, M. P. Carlos Augusto Gálvez Argote).

Al ejecutar (...) el secuestro, tomando parte activa y directa en la retención


inicial y acaeciendo este delito día a día, durante todo el tiempo que duró la
criminal privación de la libertad, es incuestionable que como continuaba
cometiéndose al momento de entrar en vigencia la ley 40 de 1993, y seguir así
durante algunos meses más, esta es la preceptiva aplicable y no la que dejó de
regir cuando la conducta punible aún no cesaba.

2. Es clara la vigencia del criterio rememorado por el ad quem, sobre la


aplicación de la ley cuando los delitos son de ejecución permanente, en la
medida en que "continúan perfeccionándose en tanto el sujeto agente persista
en mantener en el tiempo las circunstancias que permiten estructurar la
conducta a la descripción abstracta que de ellos ha realizado el legislador",
durante cuya ejecución, eventualmente, "pueden ser objeto de modificación en
su quantum punitivo con motivo de la vigencia de leyes posteriores" (agosto
12 de 1993, M. P. Edgar Saavedra Rojas).

Si bien, la acción inicial del secuestro se ejecutó el 6 de diciembre de 1992, en


vigencia del decreto 2266 de 1991, que convirtió en legislación permanente el
artículo 6° del decreto 2790 de 1990, no se puede desconocer que, dada su
naturaleza, se renovó durante todo el tiempo que la víctima permaneció en
cautiverio, hasta el 5 de abril de 1993.

No tenía el superior alternativa diferente a actuar como lo hizo, pues a partir


de la vigencia de la ley 40 de 1993 se tornaba obligatoria la imposición de la
pena legalmente establecida allí para el delito de secuestro, cometido bajo su
vigencia y sin que mediare un subsiguiente factor de favorabilidad, cuando de

253
antaño ha sostenido esta Sala que la pena que corresponde, "depende
exclusivamente de la ley aplicable y el juzgador no puede variarla pues, de
hacerlo, estaría quebrantando el principio de legalidad de la pena, que prohibe
imponer sanción que no se encuentre establecida en norma vigente" (cfr.
sentencia de casación de julio 25 de 1996, rad. 9.577, con ponencia de quien
aquí cumple igual función).

Posteriormente ha reiterado la corporación (v. gr., sentencia de casación de


noviembre 19 de 2001, rad. 10.154, igual ponente), también frente a la
aplicación de la ley 40 de 1993, que la necesidad de imponer la sanción
preestablecida no significa desconocimiento de la prohibición de reformar en
perjuicio para el procesado, pues lo único que procura el ad quem es
preservar la legalidad de la pena, a lo cual está constitucionalmente obligado:

"El ajuste a la penalidad instituida en la Ley 40 de 1993, lo dispuso el ad


quem para restablecer el principio constitucional de legalidad, quebrantado
por el a quo al aplicar la original del artículo 324 del Decreto 100 de 1980, ya
inexistente en la normatividad.

Desconoció, en otros términos, que a nadie se le puede imponer una pena que
legalmente no preexista al acto que se le imputa. Esa Ley 40, por mandato de
su artículo 40, entró a regir a partir de su promulgación, que se produjo en el
Diario Oficial N° 40.726, del 20 de enero de dicho año, empezando a imperar
el día siguiente y, en consecuencia, ya estaba en vigor… siendo ineludible su
aplicación.

Aunque los servidores públicos que, como sujetos procesales, actuaban en


representación de la Fiscalía y del Ministerio Público, no hubieran cumplido
con su obligación de impugnar esa grave conculcación de la legalidad, y sólo
hubiera recurrido la defensa, obviamente para otro propósito, el Tribunal…,
estaba en el deber de corregir el ostensible error judicial (art. 13 D. 2700 de
1991, entonces vigente) y así lo hizo, con apoyo en la reiterada posición
entonces unánime y hoy altamente mayoritaria de esta corporación.

Transcribió el Tribunal apartes de las dos providencias anteriormente citadas,


quedando sin cabida alguna la hipotética violación de la proscripción de la
reformatio in pejus, como lo reconoció tácitamente el casacionista, que ningún
enfoque dirigió en ese sentido.

Diferente es que, por el principio de favorabilidad, una ley posterior, para el


caso la actualmente vigente 599 de 2000, artículo 104, se aplique de
preferencia por contemplar una pena menos severa, frente a lo cual ha venido
señalando la Sala que el ajuste punitivo que pudiera derivarse, debe ser
determinado por el correspondiente Juez de Ejecución de Penas y Medidas de
Seguridad (art. 79-7 L. 600 de 2000)."

No tiene por qué aplicarse, en consecuencia, la preceptiva que erradamente


refieran los servidores judiciales, incluida la punibilidad, pues un yerro de
referencia carece de potencialidad para reformar la ley vigente, siendo ésta la

254
única que puede imponerse, tal como lo hizo el Tribunal en el asunto
sometido a estudio.

PONENTE(S) : DR.NILSON PINILLA PINILLA


Sentencia Casación
FECHA : 26/09/2002
DECISION : No casa
DELITOS : Secuestro extorsivo agravado
PROCESO : 11885
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : Véase también en - Internet
DR.ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON -
Salvamento Parcial de Voto

12/12/2002

CASACION-Legitimidad/ DICTAMEN PERICIAL-Traslado/ COAUTORIA


IMPROPIA/ CONSONANCIA/ CASACION-Interés: Pretensión más gravosa al
recurrente

1. El cargo esbozado por el defensor de (...) dentro del cuarto acápite del libelo,
se ha expuesto precisamente en favor de (...), aduciendo presuntas
irregularidades en las notificaciones de diversos actos y proveídos con
posterioridad al proferimiento de la resolución acusatoria con desmedro de
sus garantías, pretensión ésta para la cual, según se ha reseñado, resulta
evidente que el demandante carece en forma absoluta de legitimación dentro
del proceso, dado que su intervención está legalmente autorizada para actuar
sólo en beneficio de quien representa, esto es, del imputado (...).

2. La omisión de traslado de una prueba pericial ni siquiera configura un vicio


que pueda afectar la validez del proceso - salvedad hecha en el caso que se
demuestre que el conocimiento del mismo fue vedado y que resultaba
incidente en la decisión adoptada -, pues se trata de una simple irregularidad,
inane para la actuación cumplida, máxime cuando resulta perfectamente
factible la objeción de la pericia hasta antes de que haya finalizado la
audiencia pública.

3. Se está clarificando cómo los imputados obraron dentro de los lindes de la


doctrinariamente conocida como coautoría impropia, esto es, que fueron
vistos en desarrollo de una conducta común, que necesariamente obedecía a
un reparto funcional de la misma acción delictiva, siendo compartido
inescindiblemente el designio criminal que la orientaba y los motivó a actuar.

4. Esta censura está promovida acusando la falta de consonancia existente


entre el fallo y la resolución de acusación, concretamente en cuanto hace a la
específica agravante contemplada en el num.7 del art. 324 del C.P.

255
(modificado por el art. 30 de la Ley 40 de 1.993), dado que en el calificatorio
de segunda instancia proferido el 21 de enero de 1.998 (fl.278) en forma
expresa la Fiscalía Delegada ante el Tribunal Superior de Medellín excluyó la
misma del pliego de cargos, pese a lo cual los falladores de primera y segunda
instancia la tuvieron en cuenta al momento del proferimiento de la sentencia.

Aun cuando plena razón asiste al casacionista en las afirmaciones que sirven
de sustento teórico a este reparo, omitió el actor evidenciar la razón por la
cual mas allá de la demanda del injusto en su objetivo aspecto, el yerro
alegado ha traído como consecuencia un agravio para los derechos del
imputado, única alternativa que posibilitaría aceptar la existencia de un
interés para recurrir de su parte.
...

La pretensión del actor según la cual debería eliminarse la aludida


circunstancia, se hace de espaldas al teleológico supuesto inherente a la
casación, pues el hecho de haberse mencionado en la sentencia sin que la
misma comportara un efecto nocivo para las aspiraciones del libelista, implica
falta de interés para aducirla, dado que su reconocimiento ninguna
consecuencia favorable aparejaría para el procesado.

PONENTE(S) : DR.CARLOS AUGUSTO GALVEZ


ARGOTE
Sentencia Casación
FECHA : 12/12/2002
DECISION : No casa
DELITOS : Porte de armas de defensa personal, Homicidio
agravado, Tentativa de hurto calificado y agravado
PROCESO : 15785
PUBLICADA : No

24/04/2003

AUTOR/ AUTOR-Delitos cometidos por un número plural de personas:


Designio común/ COAUTORIA IMPROPIA/ COPARTICIPACION/ DOLO
EVENTUAL

Desde la expedición del Decreto 100 de 1980, la jurisprudencia de la Sala, de


manera pacífica, dejó sentado que cuando en la ejecución de los tipos penales
previstos en la parte especial del Código Penal intervenía más de una persona,
era necesario acudir a los "amplificadores" establecidos en su parte general.

Lo anterior, porque para imputar al sindicado la condición de autor o


cómplice, no resultaba indispensable que tomara parte en la totalidad de las
fases de preparación o ejecución del delito, pues que era suficiente que,
existiendo unidad de propósito, participara en cualquiera de las etapas del
recorrido criminal, de lo cual surgiría si se trataba de un colaborador o de un
autor, condición última que, a la vez, podía ser cargada no sólo al que

256
cumpliera el acto material, sino a quien por tener tanta responsabilidad como
éste, resultaba siendo coautor.

En oposición a lo que estiman los recurrentes, el concepto de coautor no


constituye una creación jurisprudencial, porque si con palabras del
diccionario, por tal se debe entender al "Autor o autora con otro u otros", es
incuestionable que no se trata de una invención, ni de que la Sala legislara,
porque, en ultimas, el coautor es un autor, sólo que lleva a cabo el hecho en
compañía de otro u otros autores.

En esas condiciones, es claro que no hubo omisión legislativa alguna y que el


artículo 23 del Estatuto Penal de 1980 previó, dentro del concepto de autoría,
la realización de la conducta por parte de una o varias personas. El sentido
natural y obvio de las palabras no tornaba indispensable que en la disposición
se incluyera la definición de coautor, cuando quiera que es una variable de la
de autor.

La Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia ha sido concreta, explícita y


reiterada sobre el punto. Así, por ejemplo, en decisión del 9 de septiembre de
1980, expresó:

"El fenómeno de la coparticipación criminal, entendido como realización


conjunta del hecho punible, comprende la intervención de autores, coautores
y cómplices…Son coautores aquellos autores materiales o intelectuales que
conjuntamente realizan un mismo hecho punible, ya sea porque cada uno de
ellos ejecuta simultáneamente con los otros o con inmediata sucesividad
idéntica conducta típica (Pedro, Juan y Diego hacen sendos disparos de
revólver sobre Juan y lo matan), ora porque realizan una misma y compleja
operación delictiva con división de trabajo, de tal manera que cada uno de
ellos ejecuta una parte diversa de la empresa común".

"…serán coautores quienes a pesar de haber desempeñado funciones que por


sí mismas no configuren el delito, han actuado como copartícipes de una
empresa común -comprensiva de uno o varios hechos- que, por lo mismo, a
todos pertenece como conjuntamente suya" (M. P. Alfonso Reyes Echandía)
(resalta la Sala, ahora).

Esta posición de la Corporación, expresada cuando comenzaba la vigencia del


Código Penal de 1980, ha sido mantenida y repetida en forma unánime. Con
el tiempo, al primer supuesto (Pedro, Juan y Diego hacen sendos disparos de
revólver sobre un tercero y lo matan), se le denominó "coautoría propia", en
tanto que al segundo (los agentes activos realizan una misma actividad ilícita
con reparto de tareas) se le llamó "coautoría impropia", en atención a que
cada cual actúa por su lado, pero todos aportan para el propósito común. Por
esta circunstancia, se hacía, y se hace, referencia a la "división funcional de
trabajo" (Confrontar, por ejemplo, la sentencia del 11 de mayo de 1994,
radicado 8.513, M. P. Guillermo Duque Ruiz).

257
El criterio no varió. Por el contrario, se insistió en que el mismo, a pesar de la
redacción del artículo 23 del Decreto 100 de 1980, estaba incluido dentro de
la definición de autor. Y la descripción expresa que de coautores introdujo el
inciso segundo del artículo 29 del actual Estatuto represor (Ley 599 de 2000)
no permite la interpretación que intentan los defensores, pues si la acepción
de coejecutores parte y se apoya en una pluralidad de autores, el concepto ya
quedaba contenido en la primera disposición.

Y precisamente con recientes palabras de la Corte se puede responder a la


principal preocupación de los casacionistas.

Dijo la Sala el 11 de julio del 2002, dentro del proceso radicado con el número
11.862:

No se puede "dejar de recordar que los actuales desarrollos dogmáticos y


jurisprudenciales se orientan por reconocer como característica de la
denominada coautoría impropia, que cada uno de los sujetos intervinientes en
el hecho punible no ejecutan integral y materialmente la conducta definida en
el tipo, pero sí lo hacen prestando contribución objetiva a la consecución del
resultado común en la que cada cual tiene dominio funcional del hecho con
división de trabajo, cumpliendo acuerdo expreso o tácito, y previo o
concurrente a la comisión del hecho, sin que para la atribución de
responsabilidad resulte indispensable que cada interviniente lleve a cabo o
ejecute la totalidad del supuesto fáctico contenido en el tipo o que sólo deba
responder por el aporte realizado y desconectado del plan común, pues en tal
caso, una teoría de naturaleza objetivo formal, por ende, excesivamente
restrictiva, sin duda muy respetuosa del denominado principio de legalidad
estricto, no logra explicar la autoría mediata ni la coautoría, como fenómenos
expresamente reconocidos en el derecho positivo actual (art. 29 de la ley 599
de 2000), los cuales a pesar de no haber sido normativamente previstos en la
anterior codificación, no pueden dar lugar a entender que no fueron objeto de
consideración o que el sistema construyó un concepto de autor distinto del
dogmáticamente establecido" (M. P. Fernando Arboleda Ripoll).
...

Es cierto -como dicen los recurrentes- que los fallos no imputaron propósito
directo respecto de los delitos de homicidio y de uso de armas. Pero ocurre
que, en términos del artículo 36 del Decreto 100 de 1980, la conducta
también es dolosa cuando el autor acepta la realización del hecho,
"previéndola al menos como posible".

Este concepto es el que corresponde al denominado "dolo eventual", en el


entendido de que al agente activo se atribuye intención de causar daño, no
sólo cuando en forma directa quiere el resultado, sino igualmente cuando la
realización de su conducta implica el riesgo de causar otro u otros, sin que la
probable producción de los últimos sea óbice para que siga adelante con su
comportamiento.

258
En casos como el que ahora estudia la Sala, el procesado se percata de que
alcanzar la meta perseguida puede ocasionar diversos resultados unidos a ella
de manera eventual y, como no obstante tal situación, no se detiene en su
actuar, asume los últimos como propios. Se representa la probabilidad de una
consecuencia no querida en un comienzo, a pesar de lo cual realiza la
conducta deseada. Y con ello hace suya la contingencia y, por consiguiente,
se compromete con ella.

PONENTE(S) : DR.ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON


Sentencia Casación
FECHA : 24/04/2003
DECISION : No casa
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Porte de armas de
defensa personal, Homicidio agravado
PROCESO : 17618
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : Véase también en - Internet

15/05/2003

CASACION-Técnica: No es un fin en sí mismo/ CASACION-Prevalencia del


derecho sustancial frente a lo formal/ SENTENCIA-De primera y segunda
instancia constituyen un todo jurídico/ COAUTORIA IMPROPIA/
DOSIFICACION PUNITIVA/ JUSTICIA PENAL MILITAR/ FAVORABILIDAD/
HOMICIDIO

1. A partir de lo dispuesto por el Decreto 2.651 de 1991, declarado exequible


por la Corte Constitucional en la sentencia C-586 de 1992, a cuya decisión el
fallo C-804 del 2000 ordenó estar, poco a poco se ha venido eliminando el
excesivo formalismo que antaño truncaba las pretensiones del recurrente
luego de admitida la demanda e impedía hacer siquiera el análisis de la
censura, lo cual no implica en modo alguno, debe advertirse, que se pretenda
abolir la técnica, tan necesaria en aspectos fundamentales para que el
impugnante presente un escrito claro, lógico y argumentativamente
impecable.

En esa dirección apunta el artículo 51 del citado decreto, según el cual:

"Sin perjuicio de lo dispuesto en los respectivos códigos de procedimiento


acerca de los requisitos formales que deben reunir las demandas de casación,
cuando mediante ellas se invoque la infracción de normas de derecho
sustancial se observarán las siguientes reglas:

"1. Será suficiente señalar cualquiera de las normas de esa naturaleza que,
constituyendo base esencial del fallo impugnado o habiendo debido serlo, a
juicio del recurrente haya sido violada, sin que sea necesario integrar una
proposición jurídica completa.

259
"2. Si un cargo contiene acusaciones que la Corte estima han debido
formularse separadamente, deberá decidir sobre ellas como si se hubieran
invocado en distintos cargos.

"3. Si se formulan acusaciones en distintos cargos y la Corte considera que


han debido proponerse a través de uno solo, de oficio los integrará y resolverá
sobre el conjunto según corresponda.

"4. No son admisibles cargos que por su contenido sean entre sí


incompatibles. Si se presentan y adolecen de tal defecto, la Corte tomará en
consideración los que, atendidos los fines propios del recurso de casación por
violación de la ley, a su juicio guarden adecuada relación con la sentencia
impugnada, con los fundamentos que le sirven de base, con la índole de la
controversia específica mediante dicha providencia resuelta, con la posición
procesal por el recurrente adoptada en instancia y, en general, con cualquiera
otra circunstancia comprobada que para el propósito indicado resultare
relevante."

También la Sala ha dicho que "la técnica de la casación no puede apreciarse


como un fin en sí mismo" (sentencia del 28 de julio del 2000, radicado 13.223,
reiterada el 7 de marzo del 2002, radicado 14.043, ambas con ponencia del
doctor Jorge Aníbal Gómez Gallego) ni constituirse "en una camisa de fuerza
que impida advertir … la postulación de un ataque casacional apto para
inducir a la Corte en la constatación de si la sentencia demandada fue
respetuosa o no de la juridicidad" (sentencia del 20 de febrero del 2003,
radicado 17.580, M. P. Jorge Aníbal Gómez Gallego); que la omisión en
señalar la modalidad del error no constituye un defecto sustancial de la
demanda siempre que del contenido y desarrollo del reproche se entienda "sin
dificultad que el casacionista optó de manera coherente por una de las
opciones propias del quebranto indirecto de una norma sustancial" (sentencia
del 28 de febrero del 2002, radicado 15.266); que es admisible que una
demanda "no encasillada en conceptos formales rígidos, pero con clara
exposición y demostración de los errores aducibles por este medio
impugnatorio, logre acceso a la consideración del juez extraordinario, en
cuanto alude a lo sustancial del reparo" (sentencia del 28 de mayo de 1998,
radicado 9.623, M. P. Dídimo Páez Velandia).

De manera semejante puede afirmarse ahora, frente a la equivocación en que


incurre la demandante al denominar falso juicio de existencia uno que en
realidad lo es de identidad porque la prueba no ha sido ignorada o supuesta
por el juzgador sino que la apreció fragmentariamente, que tal defecto no es
trascendente pues se sabe con certeza a qué se refiere la libelista y el
desarrollo de los cargos se hizo en forma adecuada. Por lo tanto, admitiendo la
prevalencia del derecho sustancial sobre el formal, la Sala abordará el examen
de las censuras propuestas.

2. "Cuando las sentencias de primera y segunda instancia integran una


unidad jurídica inescindible por los aspectos en que ambas coinciden de
manera explícita o tácita no solo en lo que a la parte motiva concierne sino

260
también a la parte resolutiva, las consideraciones y examen de la realidad
probatoria agotados por el Juez de primer grado se entienden incorporados a
la sentencia de segunda instancia en todo aquello en que no se desvirtúe o
modifique, así tales análisis o argumentaciones no se hayan reproducido en el
fallo acusado" (sentencia del 22 de septiembre de 1993, radicado 8.003, M. P.
Jorge Enrique Valencia Martínez).

3. Ella presupone "que cada uno de los sujetos intervinientes en el hecho


punible no ejecutan integral y materialmente la conducta definida en el tipo,
pero sí lo hacen prestando contribución objetiva a la consecución del
resultado común en la que cada cual tiene dominio funcional del hecho con
división de trabajo, cumpliendo acuerdo expreso o tácito, y previo o
concurrente con la comisión del hecho, sin que para la atribución de
responsabilidad resulte indispensable que cada interviniente lleve a cabo o
ejecute la totalidad del supuesto fáctico contenido en el tipo o que sólo debe
responder por el aporte realizado y desconectado del plan común", como tuvo
oportunidad de decirlo la Corte en la sentencia del 11 de julio del 2002,
radicado 11.862, con ponencia del magistrado Fernando Enrique Arboleda
Ripoll.

3. Y precisamente, como en esa oportunidad no se les dedujo a los procesados


la 6ª. circunstancia de agravación punitiva que consagra el artículo 260 del
Código Penal Militar, la indefensión de la víctima, se procederá por el delito de
homicidio simple. En consecuencia, en razón de la favorabilidad que reporta el
artículo 259 del Código Penal Militar, vigente para la fecha de comisión de los
hechos y por lo mismo aplicable a este caso no obstante la posterior
inexequibilidad declarada por la Corte Constitucional mediante sentencia C-
358 de 1997, cuyos efectos sólo pueden producirse hacia el futuro porque esa
Corporación no excepcionó la regla general contenida en el artículo 45 de la
Ley 270 de 1996, para la dosificación de la pena se tendrá en cuenta la escala
punitiva prevista en aquella disposición, es decir, entre 10 y 15 años de
prisión. Para su individualización, sin embargo, se atenderá el sistema
previsto en el nuevo Código Penal, pues la inexistencia de circunstancias de
agravación le reporta al procesado la favorable consecuencia de impedir que
se le imponga una pena que exceda el cuarto mínimo, como lo señala el inciso
2º. del artículo 61 de ese estatuto.

Divididos en cuartos los 5 años que constituyen el ámbito punitivo de


movilidad, cada uno equivale a 1 año y 3 meses, de manera que, limitada al
cuarto mínimo, la pena habrá de fijarse dentro del intervalo comprendido
entre 10 años y 11 años y 3 meses.

PONENTE(S) : DR.ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Sentencia Casación
FECHA : 15/05/2003
DECISION : Casa parcialmente, condena
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 17081

261
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : Véase también en - Internet

22/05/2003

COAUTORIA-Complicidad: Diferencias/ COAUTORIA/ COAUTORIA


IMPROPIA/ AUTOR/ COMPLICE/ INDICIO-Inferencia lógica/ INDICIO-
Técnica en casación

Partiendo de la existencia legal de la coautoría y con el ánimo de distinguir


entre autores materiales y cómplices, dijo el 9 de septiembre de 1980:

"Serán coautores quienes a pesar de haber desempeñado funciones que por sí


mismas no configuren el delito, han actuado como copartícipes de una
empresa común -comprensiva de uno o varios hechos- que, por lo mismo, a
todos pertenece como conjuntamente suya; y serán cómplices quienes, sin
haber realizado acción u omisión por sí misma constitutiva de delito o delitos
en que participan, prestan colaboración o ayuda en lo que consideran hecho
punible ajeno" (M. P. Alfonso Reyes Echandía). (Destaca la Sala, ahora).

Poco tiempo después, volvió a decir:

"Cuando son varias las personas que mancomunadamente ejecutan el hecho


punible, reciben la calificación de "coautores", en cuyo caso lo que existe,
obviamente, es una pluralidad de autores. Por manera que llamar autores a
los coautores no constituye incongruencia alguna, ni sustancial error" (11 de
agosto de 1981, M. P. Alfonso Reyes Echandía).

Unos años más tarde, hizo hincapié en la presencia de la coautoría en el


Código Penal de 1980, cuando afirmó que

"La coautoría en el ámbito de la participación criminal no puede entenderse


como fenómeno jurídico que integre hasta confundir en uno solo los actos
ejecutados por los diversos autores...El coautor sigue siendo autor,
auncuando hipotéticamente se suprima otra participación..." (23 de
noviembre de 1988, M. P. Lisandro Martínez Zúñiga) (resalta la Sala).

Por si existieran dudas, la Corte fue aún más enfática el 10 de mayo de 1991:

"Las legislaciones que dan preferente acogida a la teoría del dominio de la


acción (para otros, por diferente camino pero confluyendo al mismo objetivo,
la causa eficiente o la conditio sine qua non, etc) suelen destacar esta
vocación con términos que la dan a entender (vgr. cooperar a la ejecución del
hecho con un acto sin el cual no se hubiera efectuado). Pero quien lea
nuestros artículos 23... y 24... no podrá encontrar esa connotación, pues el
articulado se muestra más favorable a incluir un número mayor de partícipes,
en calidad de autores, que los que usualmente sus intérpretes piensan o
imaginan. La tesis restrictiva de la autoría (solo son tales los que ejecutan
directamente la acción típica mandada por la ley), nunca ha encontrado

262
respaldo en nuestra doctrina y jurisprudencia nacionales. Por el contrario
impera la extensiva, la que no pretende, como su nombre bien lo indica,
disminuir el número de autores, sino ampliarlo...Con esta tendencia nuestro
estatuto se adscribe a la corriente legislativa y hermenéutica que trata de
imperar en el mundo actual del derecho penal: la complicidad secundaria se
bate en retirada bajo la consideración, en especial, "de integrar en la autoría
todas las actividades dimanantes de un mutuo acuerdo o plan, que genera ...
una responsabilidad "in solidum" de todos los partícipes, cualquiera que fuese
el acto de su intervención" " (M. P. Gustavo Gómez Velásquez).

Esta tradición jurisprudencial no ha variado. Y no ha variado, porque es


lógica frente al Código Penal de 1980. Por ello, recientemente repitió esa
tradición, con estas palabras:

"En oposición a lo que estima el recurrente, el concepto de coautor no


constituye una creación jurisprudencial, porque si a voces del diccionario, por
tal se debe entender al "Autor o autora con otro u otros", es incuestionable
que no se trata de una invención, ni de que la Sala legislara, porque, en
últimas, el coautor es un autor, sólo que lleva a cabo el hecho en compañía de
otros. Así, es claro que no hubo omisión legislativa alguna y que el artículo 23
del Estatuto Penal de 1980 previó, dentro del concepto de autoría, la
realización de la conducta por parte de una o varias personas. El sentido
natural y obvio de las palabras no tornaba indispensable que en la disposición
se incluyera la definición de coautor, cuando quiera que es una variable de la
de autor" (Sentencia del 12 de septiembre del 2002, radicación número
17.403). (Negrillas inclinadas de la Corte, hoy).

Alrededor de la diferenciación entre coautoría y complicidad, especialmente


cuando los copartícipes intervienen en el momento consumativo del hecho
punible, como en el caso objeto de examen, en veces algunos letrados
encuentran dificultades. Dígase:

En principio, pareciera que la acción u omisión de esta especie de partícipes


no se adecua al tipo penal. Si el hecho punible fue consumado por otra
persona -se argumenta-, no resulta razonable atribuirle la calidad de autor a
quien presta una ayuda posterior al directo realizador de la conducta. Lo
sensato -se piensa- es asimilar su actuación, por cuanto no fue esta persona
la que realizó el verbo rector del supuesto legal, a la del cómplice.

Basta, sin embargo, para despejar el equívoco y dejar en claro la objetividad


legal de la distinción, precisar, en uno y otro caso, si el actor se halla ligado
finalísticamente o no a la realización de la conducta. En la primera hipótesis,
cuando brinda colaboración posterior a un hecho punible del cual hace parte,
por razón de su compromiso objetivo y subjetivo con sus resultados, se trata
de un coautor. Pero si esa ayuda es de mera coadyuvancia externa a los fines
de los integrantes de la empresa común, despojada de alianza anímica con los
propósitos últimos de sus autores directos, quien así actúa es cómplice del
hecho punible.
...

263
El casacionista ha realizado un importante estudio del tema y se ha
sustentado, sobre todo - aparte del análisis del derecho comparado-, en la
historia reciente del Código Penal de 1980, para lo cual ha acudido al
Anteproyecto de Código Penal de 1974 y, desde luego, al pasado inmediato del
Estatuto mencionado. Bastaría responderle la inquietud, con palabras
autorizadas, así:

Como el propio censor lo recuerda, la intervención del comisionado Reyes


Echandía fue interesante. Este importante tratadista, desde siempre sostuvo
la tesis de la coautoría en el Código Penal de 1980 y, desde luego, también la
de la coautoría impropia. En la edición número 11 de su Obra "Derecho Penal"
(Bogotá, Temis, 1996, págs. 133/4), posterior a su intervención en el Comité
creado en 1972, dice:

"Cuando varios sujetos actúan como autores en la realización de un mismo


hecho típico, surge el fenómeno de la coautoría. Según la naturaleza
intrínseca de la participación individual, la coautoría puede ser propia o
impropia; se da la primera cuando cada uno de los copartícipes desarrolla
integral y simultáneamente la misma conducta típica acordada por ellos...; es,
en cambio, impropia la coautoría cuando un mismo hecho típico es realizado
comunitariamente y con división del trabajo por varias personas que lo
asumen como propio, aunque la intervención de cada una de ellas tomada en
forma separada no se adecue por sí misma al tipo, como cuando Pedro, Juan
y Diego deciden robar un almacén y lo hacen de tal manera que el primero
distrae al vigilante, el segundo rompe la cerradura de las puertas y el tercero
se apodera de la mercancía".

Para el doctrinante, entonces, sí existen en el Código Penal de 1980, tanto la


coautoría, como la coautoría impropia o funcional.

Como igualmente el actor ha estudiado los antecedentes recientes del mismo


Código, concretamente lo debatido en la comisión de 1979, he aquí las
palabras del Presidente de la misma, el también tratadista Federico Estrada
Vélez, plasmadas en la Relación Explicativa del Proyecto que fuera
confeccionado para el Gobierno:

"El capítulo tercero trata lo relativo a la participación criminal. El artículo 25


define los autores en forma clara, y en esta norma quedan incluidos, desde
luego, los que en el código vigente se denominan "cómplices necesarios",
puesto que si prestan al autor una ayuda o colaboración sin la cual el delito
no habría podido cometerse..., no cabe duda alguna de que realizan una parte
del tipo, una fracción del hecho punible, y son por consiguiente, coautores,
puesto que tomaron parte en la fase ejecutiva del delito..." (página 24 de la
edición oficial del Código Penal de 1980, Bogotá, Ministerio de Justicia, 1980).

2. La acusación de la inferencia lógica por violar los principios de la sana


crítica, supone la aceptación de la prueba del hecho indicador. No hacerlo
-error mayúsculo en que ha incurrido el censor-, constituye un contrasentido.

264
La inferencia lógica es el resultado de un proceso intelectual valorativo. Si no
se acepta la validez de la prueba del hecho que la genera, mal puede
cuestionarse por ilógica la inferencia que a partir de esa base se haga, dado
que de este modo se rompe la concordancia entre los puntos de referencia del
sentenciador y del recurrente. A partir de dos premisas distintas -la que
acepta la prueba del hecho indicador y la que la rechaza-, es un imposible
lógico construir una misma inferencia.

3. La Sala, en forma reiterada, ha indicado didácticamente de qué modo ha de


procederse en los casos en que se pretende cuestionar la prueba indiciaria. En
uno de sus pronunciamientos, dijo lo siguiente:

"Cuando se pretende atacar la prueba indiciaria, es carga del actor precisar si


el yerro se cometió respecto del hecho indicador, la inferencia lógica o de la
forma en que se relaciona con los restantes medios de prueba. Si opta por el
hecho indicador, le compete señalar, en relación con las pruebas que se tuvo
por demostrado, si se está ante un error de hecho o de derecho y la modalidad
en cada caso: de existencia, identidad, raciocinio, legalidad o convicción. Si lo
que se ataca es la deducción lógica, el actor, previa aceptación de la forma en
que se probó el hecho indicador, debe demostrar que se incurrió en un falso
raciocinio porque se atentó contra las leyes de la ciencia, la lógica o la
experiencia" (Sentencia del 11 de octubre de 2001, radicación número
15.385).

PONENTE(S) : DR.ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON


Sentencia Casación
FECHA : 22/05/2003
DECISION : No casa
DELITOS : Porte de armas de defensa personal, Homicidio
agravado
PROCESO : 17457
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : Véase también en - Internet

03/07/2003

COAUTORIA-Se puede establecer por razonamientos lógicos de naturaleza


inferencial

A partir de la declaración de estos hechos, afirmaron la coautoría en los


ilícitos, no sobre la base de que existía prueba directa que demostraba que los
funcionarios involucrados habían mantenido reuniones previas para ponerse
de acuerdo, sin ser ello cierto, como pareciera sugerirlo en actor al sostener
que hubo suposición de prueba en este punto, sino porque consideraron que
este encadenamiento secuencial de actos, y su cohesión en torno al mismo
propósito, solo podía ser el resultado de una concertación delictual. Dicho en
términos mucho más expeditos, a la conclusión de la existencia de la

265
coautoría se llegó, no a través de pruebas supuestas, sino de razonamientos
lógicos de naturaleza inferencial, que el actor no ataca.

PONENTE(S) : DR.MAURO SOLARTE PORTILLA


SentenciaCasación
FECHA : 03/07/2003
DECISION : No casa
DELITOS : Falsedad material empl. of. en doc. publico,
Cohecho propio, Cohecho por dar u ofrecer
PROCESO : 19563
PUBLICADA : Si
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06/08/2003

COAUTORIA IMPROPIA-Se presenta/ COAUTORIA IMPROPIA-Elementos/


CARGOS EXCLUYENTES-Técnica/ INDICIO-Técnica en casación

1. La coautoría impropia, de acuerdo con criterio decantado por la


jurisprudencia y la doctrina se presenta cuando una conducta punible es
realizada en forma comunitaria y con división de trabajo por varias personas
que la asumen como propia, aunque la intervención de cada una de ellas
tomada en forma separada no ejecute en forma total el supuesto de hecho
contenido en el respectivo tipo penal. Sobre esta temática, el criterio de la Sala
que ahora se reitera, tiene precisado que:

"No se puede "dejar de recordar que los actuales desarrollos dogmáticos y


jurisprudenciales se orientan por reconocer como característica de la
denominada coautoría impropia, que cada uno de los sujetos intervinientes en
el hecho punible no ejecutan integral y materialmente la conducta definida en
el tipo, pero sí lo hacen prestando contribución objetiva a la consecución del
resultado común en la que cada cual tiene dominio funcional del hecho con
división de trabajo, cumpliendo acuerdo expreso o tácito, y previo o
concurrente a la comisión del hecho, sin que para la atribución de
responsabilidad resulte indispensable que cada interviniente lleve a cabo o
ejecute la totalidad del supuesto fáctico contenido en el tipo o que sólo deba
responder por el aporte realizado y desconectado del plan común, pues en tal
caso, una teoría de naturaleza objetivo formal, por ende, excesivamente
restrictiva, sin duda muy respetuosa del denominado principio de legalidad
estricto, no logra explicar la autoría mediata ni la coautoría, como fenómenos
expresamente reconocidos en el derecho positivo actual (art. 29 de la ley 599
de 2000), los cuales a pesar de no haber sido normativamente previstos en la
anterior codificación, no pueden dar lugar a entender que no fueron objeto de
consideración o que el sistema construyó un concepto de autor distinto del
dogmáticamente establecido""*.

266
2. Igualmente, en relación con los elementos de la coautoría impropia se tiene
dicho que "Resulta característico de la denominada coautoría impropia que
cada uno de los sujetos intervinientes en el hecho punible realicen la
conducta típica de manera conjunta pero con división de trabajo, por ello es
inherente a esta figura la concurrencia de por lo menos dos elementos: uno
subjetivo que generalmente es previo o concurrente con la comisión del hecho,
consistente en la existencia de un acuerdo expreso o tácito para su
acometimiento y uno objetivo, que se manifiesta en la realización de actos
orientados a su ejecución como cometido común, siéndoles por ello
imputables a todos los partícipes el delito o delitos que típicamente se
configuren."**
...

Quienes acuerdan realizar un delito para cuya ejecución utilizan armas de


fuego con el fin de ejercer violencia sobre las personas, responderán por la
conducta punible inicialmente acordada y por las consecuencias del riesgo
que implica la comisión del primero.

3. Si bien el estatuto procesal penal (artículo 225, numeral 4°, Decreto 2700
de 1991, artículo 212, Ley 600 de 2000) permite al recurrente en casación la
formulación de cargos excluyentes en el cuerpo de una misma demanda, exige
que se haga separadamente y de manera subsidiaria, requisito técnico que si
se omite implica el fracaso de las diversas pretensiones.

Lo anterior porque como lo tiene establecido la jurisprudencia de la Corte,


entre otros en el antecedente a que alude el Procurador Delegado y que se
integra a este pronunciamiento en aras de la claridad, tal omisión resulta
"insuperable para la Sala en virtud del principio de limitación que gobierna la
casación, pues a la Corte no le es dable corregir tales deficiencias, ni escoger
entre los motivos contradictorios propuestos el que ha de examinar"*** .

4. Es deber del demandante precisar si el yerro se cometió respecto del hecho


indicador, la inferencia lógica o de la forma en que se relaciona con los
restantes medios de prueba. Si se opta por el primer estadio de la prueba
indiciara, le corresponde señalar, en relación con las pruebas con las que se
tuvo por demostrado, si se está ante un error de hecho o de derecho y la
modalidad (de existencia, identidad, raciocinio, legalidad o convicción). Si lo
que se ataca es la inferencia lógica, el libelista, previa aceptación de la forma
como se comprobó el hecho indicador, debe demostrar que se incurrió en un
falso raciocinio porque se atentó contra las leyes de la ciencia, la lógica o la
experiencia.
-------------------------------
* Sent.Cas.Jul.11/2002, rad. 11.862, M. P. Fernando E. Arboleda Ripoll y
Abr.24/2003, rad. 17.618 M. P. Álvaro Orlando Pérez Pinzón, entre otras.
** Sent. Cas.Dic.15/2000, rad. 11.471, M. P. Carlos A. Gálvez Argote.
*** Sent. Cas.15/01/2001, rad. 11.175, M. P. Mauro Solarte Portilla.

PONENTE(S) : DRA.MARINA PULIDO DE BARON

267
Sentencia Casación
FECHA : 06/08/2003
DECISION : No casa
DELITOS : Porte de armas de defensa personal,
Homicidio, Tentativa de hurto calificado y agravado
PROCESO : 17396
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : Véase también en - Internet

21/08/2003

COAUTORIA/ COAUTORIA IMPROPIA/ COAUTORIA-Elementos

Sobre el punto, y en relación con ese código, la Corte ha tenido muchas


oportunidades de pronunciarse. Así, por ejemplo, ha dicho que:

. Son coautores quienes a pesar de haber desempeñado funciones que por sí


mismas no configuran delito, actúan como copartícipes en una empresa
común, comprensiva de uno o varios hechos (9 de septiembre de 1980, M. P.
Alfonso Reyes Echandía).

. Cuando varias personas ejecutan mancomunadamente el hecho punible


reciben el nombre de coautoras, caso en el cual existe pluralidad de autores
(11 de agosto de 1981, mismo ponente).

. La "complicidad necesaria" no existe en el Código Penal de 1980 pero ahora


equivale a autoría (2 de febrero de 1983, M. P. Fabio Calderón Botero).

. Cuando varias personas proceden en una empresa criminal, con consciente


y voluntaria división del trabajo para la producción del resultado típico, todos
los partícipes tienen la calidad de autores, así su conducta vista en forma
aislada no permita una subsunción en el tipo, porque todos están unidos en
el criminal designio y actúan con conocimiento y voluntad para la producción
del resultado comúnmente querido o, por lo menos, aceptado como probable
(28 de febrero de 1985, M. P. Luis Enrique Aldana Rozo).

. Si a una empresa criminal los intervinientes concurren armados porque


presumen que se les puede oponer resistencia o porque quieren intimidar con
el uso de las armas y como consecuencia de ello se producen lesiones u
homicidio, todos son coautores del hurto y de los atentados contra la vida,
aun cuando no todos hayan llevado o utilizado armas, pues han participado
en el común designio, del cual podrían surgir esos resultados que, desde
luego, han sido aceptados como probables desde el momento mismo en que se
actúa en una empresa de la cual aquellos se podían derivar (ibídem).

268
. Si todas las personas toman parte en la ejecución del hecho típico,
responden a título de coautoras (16 de septiembre de 1992, M. P. Juan
Manuel Torres Fresneda), etc.

Y estas palabras, así como otras de la Sala en torno al tema, que no han sido
modificadas, fueron retomadas y resumidas de la siguiente forma por la Corte,
en casación del 12 de septiembre del 2002, dentro del proceso radicado con el
número 17.403:

"Desde la expedición del Decreto 100 de 1980, la jurisprudencia de la Sala,


de manera pacífica, dejó sentado que cuando en la ejecución de los tipos
penales previstos en su Parte Especial intervenía más de una persona, era
necesario acudir a los "amplificadores" relacionados en la General. Ello, por
cuanto para imputar al sindicado la condición de autor o cómplice no
resultaba indispensable que tomara parte en la totalidad de las fases de
preparación o ejecución del delito, sino que era suficiente con que existiendo
unidad de propósito participara en cualquiera de las etapas del recorrido
criminal, de lo cual surgía si se trataba de un colaborador o de un autor,
condición última que, a la vez, podía ser cargada no sólo al que cumpliera el
acto material, sino a quien por tener tanta responsabilidad como éste,
resultaba ser un coautor".

"3… el concepto de coautor no constituye una creación jurisprudencial,


porque si a voces del diccionario, por tal se debe entender al "Autor o autora
con otro u otros", es incuestionable que no se trata de una invención, ni de
que la Sala legislara, porque, en ultimas, el coautor es un autor, sólo que lleva
a cabo el hecho en compañía de otros. Así, es claro que no hubo omisión
legislativa alguna y que el artículo 23 del Estatuto Penal de 1980 previó,
dentro del concepto de autoría, la realización de la conducta por parte de una
o varias personas. El sentido natural y obvio de las palabras no tornaba
indispensable que en la disposición se incluyera la definición de coautor,
cuando quiera que es una variable de la de autor".

"La Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia ha sido concreta, explícita y


reiterada sobre el punto. Así, por ejemplo, en decisión del 9 de septiembre de
1980, expresó:"

"´El fenómeno de la coparticipación criminal, entendido como realización


conjunta del hecho punible, comprende la intervención de autores, coautores
y cómplices…Son coautores aquellos autores materiales o intelectuales que
conjuntamente realizan un mismo hecho punible, ya sea porque cada uno de
ellos ejecuta simultáneamente con los otros o con inmediata sucesividad
idéntica conducta típica (Pedro, Juan y Diego hacen sendos disparos de
revólver sobre Juan y lo matan), ora porque realizan una misma y compleja
operación delictiva con división de trabajo, de tal manera que cada uno de
ellos ejecuta una parte diversa de la empresa común´".

"´…serán coautores quienes a pesar de haber desempeñado funciones que por


sí mismas no configuren el delito, han actuado como copartícipes de una

269
empresa común -comprensiva de uno o varios hechos- que, por lo mismo, a
todos pertenece como conjuntamente suya" (M. P. Alfonso Reyes Echandía)
(resalta la Sala, ahora)´".

"Esta posición de la Corporación, expresada cuando comenzaba la vigencia del


Código Penal de 1980, ha sido mantenida y repetida en forma unánime. Con
el tiempo, al primer supuesto (Pedro, Juan y Diego hacen sendos disparos de
revólver sobre un tercero y lo matan), se lo denominó "coautoría propia", en
tanto que al segundo (los agentes activos realizan una misma actividad ilícita
con reparto de tareas) se lo llamó "coautoría impropia", en atención a que
cada cual actúa por su lado, pero todos colaboran con los demás en el
propósito común. Por esta circunstancia, se hacía, y hace, referencia a la
"división funcional de trabajo" (Confrontar, por ejemplo, la sentencia del 11 de
mayo de 1994, radicado 8.513, M. P. Guillermo Duque Ruiz)".

"El criterio no varió. Por el contrario, se insistió en que el mismo, a pesar de la


redacción del artículo 23 del Decreto 100 de 1980, estaba incluido dentro de
la definición de autor. Y la descripción expresa que de coautores introdujo el
inciso segundo del artículo 29 del actual Estatuto represor (Ley 599 de 2000)
no permite la interpretación que intenta la defensa, pues si la acepción de
coejecutores parte y se apoya en una pluralidad de autores, el concepto ya
quedaba contenido en la primera disposición".

"Y precisamente con recientes palabras de la Corte se puede responder a la


principal preocupación del casacionista".

"Dijo la Sala el 11 de julio de 2002, dentro del proceso radicado con el número
11.862:"

"No se puede ´dejar de recordar que los actuales desarrollos dogmáticos y


jurisprudenciales se orientan por reconocer como característica de la
denominada coautoría impropia, que cada uno de los sujetos intervinientes en
el hecho punible no ejecutan integral y materialmente la conducta definida en
el tipo, pero sí lo hacen prestando contribución objetiva a la consecución del
resultado común en la que cada cual tiene dominio funcional del hecho con
división de trabajo, cumpliendo acuerdo expreso o tácito, y previo o
concurrente a la comisión del hecho, sin que para la atribución de
responsabilidad resulte indispensable que cada interviniente lleve a cabo o
ejecute la totalidad del supuesto fáctico contenido en el tipo o que sólo deba
responder por el aporte realizado y desconectado del plan común, pues en tal
caso, una teoría de naturaleza objetivo formal, por ende, excesivamente
restrictiva, sin duda muy respetuosa del denominado principio de legalidad
estricto, no logra explicar la autoría mediata ni la coautoría, como fenómenos
expresamente reconocidos en el derecho positivo actual (art. 29 de la ley 599
de 2000), los cuales a pesar de no haber sido normativamente previstos en la
anterior codificación, no pueden dar lugar a entender que no fueron objeto de
consideración o que el sistema construyó un concepto de autor distinto del
dogmáticamente establecido" (M. P. Fernando Arboleda Ripoll)´".

270
En estas decisiones la Corte no ha hecho más que reiterar el espíritu de los
juristas que confeccionaron el código mencionado, pues éstos tuvieron en
cuenta que siempre ha existido la preocupación por distinguir los autores -y
coautores- de los cómplices. Basta recordar algunas de las frases de la
Relación Explicativa del Proyecto que luego fuera ese código:

"El capítulo tercero trata lo relativo a la participación criminal. El artículo…


define los autores en forma clara, y en esta norma quedan incluidos, desde
luego, los que en el código vigente (el de 1936, agrega la Corte) se denominan
´cómplices necesarios´, puesto que si prestan al autor una ayuda o
colaboración sin la cual el delito no habría podido cometerse…no queda duda
alguna de que realizan una parte del tipo, una fracción del hecho punible, y
son, por consiguiente, coautores, puesto que tomaron parte en la fase
ejecutiva del delito (cursivas de la Sala). De igual manera, se incluyen en la
norma los instigadores o determinadores para regular en el art. 24
(Cómplices, precisa la Sala) la colaboración que se realiza en otras fases
menos importantes causalmente del proceso delictual".

Es claro, entonces, que desde hace tiempos se tiene que si una persona actúa
en comunidad dentro de la ejecución del hecho, es coautora y no cómplice. Y
que no puede quedar exenta de responsabilidad.
...

De la historia reciente del fenómeno, se desprenden las siguientes


conclusiones:

. La coautoría es una forma de autoría.

. Para que exista coautoría se requieren tres elementos: acuerdo común,


división de funciones y trascendencia del aporte durante la ejecución del
ilícito.

. Para la determinación de la coautoría es menester analizar tanto lo objetivo


como lo subjetivo de la injerencia de la persona en el hecho.

. Como según la importancia del aporte se distingue entre coautor y cómplice,


el funcionario judicial debe hacer el estudio correspondiente frente al caso
concreto y razonadamente sustentar su decisión.

c) De la lectura del artículo 29.2, como quedó finalmente, se desprenden, es


obvio, los mismos requisitos: para afirmar coautoría se necesitan acuerdo
común, división del trabajo y observación del peso del aporte.

Acuerdo significa conformidad, asentimiento, reflexión y madurez de


determinación.

División quiere decir separación, repartición.

271
Aportar, derivado de "puerto", equivale a llegar o presentarse a un lugar, hacer
algo en pro de un fin común.

d) Las anteriores exigencias coinciden con las generalmente adosadas, antes y


ahora, a la coautoría, vale decir, acuerdo y decisión plural; sentimiento de
actuar en una obra propia inserta en una labor global, común;
comportamiento signado por esa directriz, o co-dominio del hecho; y aporte de
algo importante durante la ejecución del delito, todo ello, desde luego, mirado
objetiva y subjetivamente.

Observado el fenómeno de otra forma, para hablar de coautoría son


indispensables dos exigencias, una subjetiva y una objetiva.

El aspecto subjetivo de la coautoría significa que:

Uno. Los comuneros se pongan de acuerdo, planifiquen la comisión del ilícito


y, de consuno, decidan su perpetración.

Dos. Cada uno de los comprometidos sienta que formando parte de una
colectividad con un propósito definido, el hecho es suyo, pero incluido dentro
de una obra mayor, global, es decir, perteneciente, imbricada, realizada por
todos los concurrentes o, dicho con otras palabras, la persona debe sentir que
cumple tareas en interdependencia funcional.

La fase objetiva comprende:

Uno. El co-dominio funcional del hecho, entendiendo por tal que los varios
individuos, sin sometimiento, dependencia o subordinación de uno o unos de
ellos a otro u otros de ellos, se dirijan a la misma finalidad con un
comportamiento esencial, mirado no en términos absolutos sino relativos.

Por conducta esencial se debe entender, primero, que sin ella es imposible
cometer el hecho; o, segundo, que si una de las personas se opone o entra en
divergencia con las otras, pueda hacer fracasar el plan, molestarlo o variarlo
en su desarrollo; o, tercero, que la intrusión de las personas no debe ser
meramente casual, accidental o secundaria.

Dos. Aporte significativo durante la ejecución del hecho, es decir, prestación


de algo trascendente para su comisión, servicio importante que cada uno de
los concurrentes presta a la gesta delictiva.

Esa contribución común en pro del mismo fin puede ser material o moral
-"espiritual"-, por ejemplo cuando, en esta última hipótesis, la presencia
definida de uno de los comuneros refuerza o estimula el cumplimiento del
plan trazado, presiona y multiplica las energías de los otros, apoya al resto,
reduce las defensas de la víctima, aumenta la intimidación padecida por ésta,
incrementa la agresividad de los otros autores o comporta una mayor
seguridad para estos en cuanto, vgr., la cantidad de sujetos intensifica el
amedrantamiento que sufre la persona objeto de la acción, etc.

272
Y el aporte durante la ejecución del hecho quiere decir que la prestación que
hace la persona debe ocurrir, total o parcialmente, entre el momento en que
se inicia la realización del verbo rector que guía la conducta criminal y el logro
de la consumación. De esta manera, el comportamiento frente a la pura
ideación delictiva o a los actos preparatorios, no constituye coautoría, como
tampoco aquél subsiguiente a la consumación o al último acto en materia de
tentativa de delito.

PONENTE(S) : DR.ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON


Sentencia Casación
FECHA : 21/08/2003
DECISION : No casa
DELITOS : Homicidio agravado, Tentativa de hurto
calificado y agravado
PROCESO : 19213
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : Véase también en - Internet
DR.HERMAN GALAN CASTELLANOS -
Salvamento Parcial de Voto

23/09/2003

CONGRESISTA-Licencia no remunerada/ FUERO-Congresista/


COLABORACION EFICAZ-No descarta per se al testigo/ PRUEBA
TRASLADADA/ CAMARA DE REPRESENTANTES-Mesa directiva: Gestión
Fiscal/ CONSEJO DE ESTADO-Sala de Consulta/ CONTRATACION
ADMINISTRATIVA-Contratación directa/ CONTRATACION ADMINISTRATIVA-
Facultad de delegar para celebrar contratos/ CONTRATACION
ADMINISTRATIVA-Disponibilidad Jurídica del Presupuesto/ ENTIDADES
OFICIALES-Austeridad en el gasto/ CONCIERTO PARA DELINQUIR-Delito
autónomo/ COAUTORIA/ CONTRATO SIN CUMPLIMIENTO DE REQUISITOS
LEGALES-Aspecto objetivo del delito: Tipo penal en blanco/ PECULADO POR
APROPIACION-Disponibilidad jurídica/ PECULADO POR APROPIACION-Pago
de anticipos/ RESPONSABILIDAD FISCAL-Es independiente de la
responsabilidad penal/ CULPA/ PECULADO CULPOSO/ CIRCUNSTANCIAS
DE AGRAVACION PUNITIVA-Posición distinguida del procesado/
INTERVINIENTE/ COMPLICE/ INHABILIDAD PARA EL EJERCICIO DE
DERECHOS Y FUNCIONES PUBLICAS-Autónoma con carácter sancionatorio

1. "La jurisprudencia en las distintas especialidades (penal, administrativa y


constitucional) ha sido unánime en declarar que durante la separación
temporal del servicio en virtud de una licencia no remunerada, la calidad de
servidor público y el vínculo con la función pública permanece vigente."

"Igual lo ha entendido la jurisprudencia de la Corte Constitucional al referirse


a la naturaleza de la situación administrativa denominada licencia:"

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"La licencia, es una de las situaciones administrativas en las que se puede
encontrar un empleado del sector público, y consiste en la separación
temporal de las funciones laborales que habitualmente ejerce o, lo que es lo
mismo, el retiro transitorio del cargo que ocupa en determinada entidad del
Estado, sin que por ello cese su vínculo laboral con la empresa u órgano
estatal respectivo. Si durante el periodo de licencia no se pierde el status de
empleado público, es apenas lógico que sigan siendo aplicables a quienes
gozan de ese derecho, las normas que regulan la función pública,
concretamente el régimen de las incompatibilidades, en este caso, para los
empleos de la Fiscalía General de la Nación." (Sentencia C-558 del 6 de
diciembre de 1994, M.P. Dr. Carlos Gaviria Díaz).

2. La colaboración eficaz con la justicia, en los términos de los artículos 369-A


y siguientes del Código de Procedimiento Penal, Decreto 2700 de 1991, como
fue modificado por la Ley 81 de 1993 y por la Ley 365 de 1997, es una
posibilidad lícita y exequible*, a la cual podía a acudir un procesado, a cambio
de un beneficio traducido en la rebaja de la pena que le correspondiere,
siempre y cuando contribuyera, entre otras cosas, "al éxito de la investigación
en cuanto a la determinación de autores o partícipes de delitos."

De igual manera, bajo el régimen procesal vigente, Ley 600 de 2000, es


factible que un procesado forme parte de un proceso de colaboración eficaz,
como es reglamentado en los artículos 413 y siguientes.

De suerte que la inscripción en un programa de colaboración eficaz no


descalifica per se a un testigo, y no lo convierte en sospechoso, ni le resta
mérito, salvo cuando se demuestre lo contrario, acudiendo a la crítica
probatoria normal o general, como debe hacerse de cara a cualquier
declarante.

3. En el ámbito del Código de Procedimiento Penal, la prueba trasladada debe


apreciarse de acuerdo con las reglas indicadas en dicha normatividad, es
decir, con arreglo a los postulados de la sana crítica, igual que ocurre con
todos los medios probatorios.

4. Los miembros de la Mesa Directiva también desempeñan gestión fiscal. Por


ello, en cuanto tales, fueron sujeto pasivo en el proceso de responsabilidad
fiscal y pueden cometer el delito de peculado, precisamente, porque la ley les
atribuye funciones relacionadas con el manejo, la disposición jurídica y
control del presupuesto de la Cámara de Representantes.

5. La Sala de Consulta y Servicio Civil del Consejo de Estado es un "cuerpo


consultivo del gobierno en asuntos de administración ", no adopta decisiones
de carácter jurisdiccional, sus opiniones no tienen fuerza vinculante , ni
siquiera para la autoridad que solicita el concepto; y en este evento, dicha
consulta absuelve algunos interrogantes relacionados exclusivamente con el
Senado de la República, no con la Cámara de Representantes; se concentra en
desentrañar cuál es la autoridad que tiene la facultad de contratar en el

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Senado, mas no en el análisis de otras funciones de gestión, control y
vigilancia sobre el presupuesto de esa Corporación.

6. La contratación directa es una de las excepciones. En términos del artículo


24 de la Ley 80 de 1993, es aquella que las entidades estatales pueden hacer,
por vía de excepción, prescindiendo de licitación o concurso públicos, única y
exclusivamente en los eventos que dicha norma establece, entre ellos cuando
se trata de objetos catalogados como de menor cuantía.

El concepto de menor cuantía es definido por la misma norma:

"Se entenderá por menor cuantía los valores que a continuación se relacionan,
determinados en función de los presupuestos anuales de las entidades a las
que se aplica la presente ley, expresados en salarios mínimos legales
mensuales".

Para las entidades que tengan un presupuesto anual superior o igual a


250.000 e inferior a 500.000 salarios mínimos legales mensuales, la menor
cuantía será hasta 400 salarios mínimos legales mensuales.
...

La contratación directa, que se caracteriza por ser más rápida y ágil, en


manera alguna puede sustraerse a los principios generales de la función
pública (artículo 209 de la Carta), ni a los principios de la contratación
administrativa, previstos en el artículo 23 de la Ley 80 de 1993.

7. La Ley 80 de 1993, en su artículo 11 establece que "la competencia para


ordenar y dirigir la celebración de licitaciones o concursos y para escoger
contratistas será del jefe o representante de la entidad, según el caso". En el
Congreso tal atribución radica en cabeza del Presidente de cada Cámara.

No obstante el artículo 12 de ese estatuto señala que:

"Los jefes y los representantes legales de las entidades estatales podrán


delegar total o parcialmente la competencia para celebrar contratos,
desconcentrar la realización de licitaciones o concursos en los servidores
públicos que desempeñen cargos de nivel directivo o ejecutivo o en sus
equivalentes."

Similares disposiciones contiene el artículo 112 del Decreto Ley 111 de 1996,
antes transcrito, de donde se infiere que el representante legal está autorizado
por la ley para delegar la facultad de ordenar el gasto para efectos de la
contratación administrativa.

8. Una cosa es ser el ordenador del gasto o tener la facultad de suscribir los
contratos en virtud de la delegación de funciones y otra muy distinta es tener
la iniciativa o potestad para decidir qué se debe contratar y qué se deja de
contratar. Sin embargo, este conjunto de atribuciones diferenciables no son
actuaciones completamente aisladas e independientes, sino que conforman

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aquel conjunto complejo de manifestaciones de poder y decisión que
confluyen en la noción de disponibilidad jurídica del presupuesto.

9. Los deberes y obligaciones de las entidades públicas en punto de la


austeridad están contenidos en varias disposiciones jurídicas, mandatos
perentorios que si dejan de aplicarse, con la intención reflexiva de derivar
provecho particular, como lo hicieron los miembros de la Mesa Directiva de la
Cámara de Representantes, generan como efecto de reacción la
responsabilidad penal, disciplinaria y fiscal en cuanto resultaren culpables.

10. La acción incriminada consiste en concertarse para cometer delitos, que


se traduce en la existencia de un acuerdo de voluntades para la realización de
actos delictivos indeterminados, que en manera alguna puede ser
momentáneo u ocasional, esto es, debe ostentar continuidad y permanencia,
entendidas no como una duración ilimitada de ese designio delictivo común,
sino como la permanencia en el propósito contrario a derecho por parte de los
concertados, que se proyecta y renueva en el tiempo mientras la asociación
para delinquir persista.
...

No se desvirtúa la existencia del delito de concierto para delinquir, por el


hecho de que pasado algún tiempo la sociedad criminal se disuelva, debido a
que este fenómeno puede obedecer a múltiples razones, por ejemplo: el logro
de los objetivos finales, porque la organización es desmantelada por las
autoridades, por circunstancias ajenas a los asociados, porque deciden
voluntariamente no continuar, etc.

En relación con el bien jurídico tutelado, la seguridad pública, el concierto


para delinquir es un delito autónomo y de peligro, que se entiende derivado de
la realización misma de la conducta incriminada; y respecto de su contenido,
de mera conducta, por cuanto se reprime el simple comportamiento de
concertarse con la finalidad indicada en él, es decir, "de cometer delitos", sin
que sea necesaria la producción de un resultado y menos aún, la
consumación de un ilícito que concrete el designio de la asociación criminal.

El delito se consuma por el simple acuerdo, y la reacción punitiva se da "por


ese sólo hecho", como se expresa en la descripción típica, de suerte que el
delito de concierto para delinquir concursa con las conductas punibles que
sean perpetradas al materializarse el elemento subjetivo que lo estructura.
...

Tanto en el concierto para delinquir como en la coautoría y las demás formas


de participación de varias personas en la comisión del delito se requiere de un
número plural de agentes, pero contrario a lo que acontece en éstas últimas,
donde esa concurrencia es puramente eventual, tratándose del concierto tiene
el carácter de necesario, sin que la norma que lo tipificaba al momento de su
comisión, como lo tipifica ahora, exija un número específico de concertados.

276
En el concierto, la acción incriminada consiste en asociarse para cometer
delitos, que se traduce en la existencia de un acuerdo de voluntades con
permanencia en el tiempo. En la coautoría esa arreglo voluntario puede ser
momentáneo u ocasional; pues la comisión del ilícito constituye la
consecuencia de un querer colectivo que se manifiesta en la decisión y
realización conjunta de la acción típica determinada de antemano en toda su
especificidad, bien concurriendo cada uno de los plurales agentes a realizar de
manera integral y simultánea el comportamiento reprimido en la ley
-coautoría propia-, o mediante una división de trabajo con un control
compartido del hecho o con su codominio, de manera que cada coautor al
brindar un aporte objetivo a la ejecución del delito realiza la voluntad
colectiva.

11. La Sala de Casación Penal en reiterada jurisprudencia ha venido


sosteniendo lo contrario, es decir, que los principios constitucionales y legales
que conforman el estandarte jurídico de la contratación administrativa se
integran materialmente a los tipos penales que amparan la administración
pública, como parte trascendental del bien jurídico protegido, para garantizar
el cumplimiento de los fines del Estado social, democrático y de derecho.

Al abordar el estudio del artículo 146 del Código Penal, Decreto 100 de 1980,
"contrato sin cumplimiento de requisitos legales", esta Corporación, en
sentencia del 19 de diciembre de 2000 (radicación 17088, M.P. Dr. Álvaro
Orlando Pérez Pinzón)
...

Los principios rectores irradian toda la materia de que tratan en la ley o


código donde estén contenidos; y si son constitucionales, abarcan toda la
legislación nacional. Por ello, sí es factible para efectos de tipicidad en el ilícito
de contrato sin cumplimiento de requisitos legales, desentrañar cuáles son
esos requisitos legales esenciales con apoyo en los principios de la
administración pública consagrados en el artículo 209 de la Carta y en los
principios de la Ley 80 de 1993 (estatuto de la contratación pública).

-. La constitucionalización del derecho penal es de doble vía. Exige verificar


todas las garantías que la Carta contempla en el curso de cada actuación
procesal penal, pero también implica la inclusión de los bienes jurídicos
constitucionales en el ámbito de protección de los tipos penales; y si éstos son
en blanco, con mayor razón, la primera, imprescindible y más segura fuente
para complementarlos en sus ingredientes normativos es la Norma Superior.
De lo contrario, la vigencia y acatamiento de los preceptos constitucionales
sería subalterna de una ley que los mencionara, enlistara o reprodujera
expresamente; y ello es inaceptable.

-. Los principios rectores son el alma de los bienes jurídicos que involucran y
por ende son parte del tipo; su consideración como tales garantiza y delimita
el principio de antijuridicidad material. Así, por ejemplo, la selección objetiva
es un bien jurídico en sí mismo, y es un requisito esencial de los contratos de
la administración pública, pues propende por la participación democrática en

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condiciones de lealtad e igualdad, por la moralidad y la transparencia de la
función pública.

La existencia de invitación a ofertar, la evaluación técnica imparcial, la


acreditación de experiencia y la concesión de un puntaje justo a los
concursantes son factores integrantes del principio de selección objetiva.
Cuando se promueve la ausencia o la manipulación de tales exigencias, con
conocimiento y voluntad inteligentemente dirigidos al desconocimiento del
principio de selección objetiva, entonces se está ante un evento típico de
contrato sin el cumplimiento de requisitos legales esenciales.

12. La teoría compleja de la disponibilidad jurídica sobre el presupuesto


aceptada pacíficamente por la doctrina y la jurisprudencia, incluida la de esta
Sala, implica que no sólo el ordenador del gasto puede ser autor de peculado
por apropiación, sino también el titular de la iniciativa en materia del gasto, y
otros funcionarios como por ejemplo el auditor, el revisor fiscal y el pagador,
siempre que hubieren tenido el deber de actuar en algún eslabón del acto
complejo y que hubiesen sustituido por su voluntad dolosa los postulados de
la ley, decreto, resolución, reglamento, manual de funciones, procedimientos
institucionalizados no escritos, etc., que contemplen tal deber.

No se debe confundir la disponibilidad material o física sobre el presupuesto


de la Cámara de Representantes, posibilidad que puede recaer en un
funcionario exclusivo y determinado, como el ordenador del gasto y el
almacenista entre otros, con la disponibilidad jurídica del mismo, pues éste
concepto amplio no solo involucra a los anteriores sino que se extiende a
todos aquellos que deben intervenir de manera imprescindible para que el
compromiso de la erogación nazca a la vida jurídica.

13. Siempre que un porcentaje del valor entregado al adjudicatario a manera


de "amparo de anticipo o pago anticipado" se desviaba de su destino jurídico
natural, cual es la ejecución del contrato, y terminaba en las manos del
"doliente" o de un tercero, se cometía el delito de peculado, porque, sin lugar a
dudas, el ciento por ciento de ese valor continúa perteneciendo al Estado, y no
ingresa, como se ha sugerido, al peculio privado del contratista.

14. No es apropiado exigir prejudicialidad en materia fiscal o administrativa


con posibilidad de enervar la iniciación o la continuidad de la acción penal, ni
tiene asidero reclamar la aplicación del principio constitucional non bis in
ídem, frente a la tramitación simultanea o sucesiva de los procesos penal,
disciplinario y fiscal.
...

Cuando la Contraloría no detecta la presencia de un daño patrimonial,


archiva el expediente o cesa el procedimiento fiscal, sin que el servidor público
sea declarado fiscalmente responsable. No obstante, ello no significa
indefectiblemente que el daño no exista o no haya existido, pues la falta de
comprobación puede obedecer a diversos factores, entre ellos, el reintegro, la
caducidad, la prescripción, la ausencia de certeza o duda a favor del

278
investigado (artículo 16 Ley 610 de 2000), la defectuosa investigación fiscal,
inducción en error, prueba falsa, etc.

15. La culpa en materia penal supone un juicio normativo en el que concurre


un elemento intelectual constituido por un juicio razonable, objetivo, que
permite la previsibilidad de un resultado, también objetivo, y otro de carácter
valorativo, que permite establecer qué es lo contrario al deber de cuidado, vale
decir, cuándo la acción puede quedar por debajo de lo que el cuidado objetivo
exigía.

16. Aunque la redacción del artículo 137 del Código Penal no incluye dentro
de los elementos constitutivos de la estructura del tipo la necesidad de la
intervención dolosa de terceros en relación con los bienes extraviados,
perdidos o dañados es evidente que el influjo de dichos terceros no puede
despreciarse por completo en materia probatoria.

17. Una cosa es la calidad de servidor público que se torna indispensable


como elemento estructurante del tipo en los delitos de sujeto activo calificado,
calidad que puede recaer inclusive en cargos y personas modestos,
subalternos y sin poder de decisión; y otra muy diferente es el factor de mayor
culpabilidad, por merecer un más acentuado juicio de reproche, constituido
por la posición distinguida que el implicado ocupa en la sociedad, por su
cargo, situación económica, ilustración, poder, oficio o ministerio.

18. En Sentencia del 8 de julio de 2003, (radicación 20.704, M.P. Dr. Carlos
Augusto Gálvez Argote), la Sala explicó que ni el determinador ni el cómplice
respondían a la categoría de interviniente, concepto que únicamente puede
predicarse del coautor, cuando no reúne las calidades especiales exigidas en
el tipo penal.

19. En tratándose de una pena principal, la interdicción de derechos y


funciones públicas también debe graduarse dependiendo de la cuantía a la
que ascienda lo apropiado.

De tal suerte, si lo apropiado supera los 200 salarios mínimos, la interdicción


tendrá una duración entre 6 años y 22 años más 6 meses; si lo apropiado es
mayor de 50 salarios mínimos, la interdicción será de 6 a 15 años; y si el
peculado es inferior a 50 salarios mínimos, la interdicción oscilará entre 18
meses y 7 años más 6 meses.
...

Lo anterior, sin perjuicio de que la interdicción para el desempeño de


funciones públicas, será impuesta de manera intermporal, con arreglo al
artículo 122 de la Constitución Política, según pasa a explicarse.

El inciso final del artículo 122 de la Constitución Política, que se refiere a la


función pública, es del siguiente tenor:

279
"Sin perjuicio de las demás sanciones que establezca la ley, el servidor público
que sea condenado por delitos contra el patrimonio del Estado, queda
inhabilitado para el desempeño de funciones públicas."

Quiere ello decir que a partir de la entrada en vigencia de la Constitución


Política de 1991** , los servidores públicos que fueren condenados por delitos
contra el patrimonio del Estado, quedan inhabilitados para el desempeño de
funciones públicas; y a partir de la promulgación de la Norma Superior ello
era así cuando estaba vigente el anterior Código Penal y sigue siéndolo con el
que ahora rige.
...

La expresa consagración de la inhabilidad de rango constitucional en el nuevo


Código Penal, no significa que dicha sanción sea aplicable únicamente contra
los condenados a partir de su entrada en vigor (25 de julio de 2001), pues,
como viene de explicarse, es procedente a partir de la promulgación de la
Carta Política de 1991, ocurrida el 4 de julio de ese año.

Es que la obligatoriedad de aplicar la sanción establecida en la mencionada


norma de la Carta, ya se había recordado en la ley de tiempo atrás. En efecto,
la Ley 190 de 1995*** introdujo un artículo nuevo al Código Penal (Decreto
100 de 1980). Ese artículo es el 59A, y su redacción literal era la siguiente:

"Inhabilidad para el desempeño de funciones públicas. Los servidores públicos


a que se refiere el inciso 1° del artículo 123 de la Constitución Política,
quedarán inhabilitados para el desempeño de funciones públicas cuando sean
condenados por delitos contra el patrimonio del Estado, sin perjuicio del
derecho de rehabilitación que contempla el Código de Procedimiento Penal y
en concordancia con el inciso final del artículo 28 de la Constitución Política."

El tema de la inhabilidad constitucional de carácter sancionatorio para los


servidores públicos que sean condenados por delitos que atenten contra el
patrimonio del Estado, fue desarrollado con amplitud por la Sala de Casación
Penal en la Sentencia del 24 de septiembre de 2002 (radicación 17392, M.P.
Dr. Fernando Arboleda Ripoll).

-----------------------------
* La Corte Constitucional, con la sentencia C-394 de 1994, declaró exequible
el inciso final del artículo 369 del Código de Procedimiento Penal (Decreto
2700 de 1991), relativo a la colaboración eficaz en la fase instructiva, cuando
a la vez se solicitaba sentencia anticipada.
** Proclamada por la Presidencia de la Asamblea Nacional Constituyente, el 4
de julio de 1991.
*** Ley 190 de 1995, "Por la cual se dictan normas tendientes a preservar la
moralidad en la Administración y se fijan disposiciones con el fin de erradicar
la corrupción administrativa".

PONENTE(S) : DR.EDGAR LOMBANA TRUJILLO


Sentencia Unica Instancia

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FECHA : 23/09/2003
DECISION : Condena, condena en perjuicios, no concede
subrogado, absuelve a otro, comunica
DELITOS : Peculado por apropiación, Celebración
indebida de contratos, Concierto para delinquir
PROCESO : 17089
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : Véase también en - Internet
DR.ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON -
Salvamento Parcial de Voto
DR.CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE -
Salvamento Parcial de Voto
DR.HERMAN GALAN CASTELLANOS -
Salvamento Parcial de Voto
DR.YESID RAMIREZ BASTIDAS - Salvamento
Parcial de Voto
DRA.MARINA PULIDO DE BARON -
Salvamento Parcial de Voto

02/10/2003

AUTORIA/ COAUTORIA

Ese dispositivo es del siguiente tenor:

"Autores. El que realice el hecho punible o determine a otro a realizarlo,


incurrirá en la pena prevista para la infracción."

Desde luego, como lo destaca el señor agente del Ministerio Público, no ofrece
conclusiones satisfactorias abordar el problema a partir de los meros
referentes lingüísticos y gramaticales incorporados en la norma de que se
trata, porque si se toma la definición que del vocablo autor trae el Diccionario
de la Lengua Española: "El que es causa de alguna cosa", según su primera
acepción, y si se considera la de realizar: "Efectuar, llevar a cabo algo o
ejecutar una acción", habría de concluirse que aquel dispositivo tiene como
autor nada más que a quien, según los términos del casacionista, ejecuta la
acción de manera directo corporal.

Sin embargo, como las categorías de autoría, coautoría o participación no son


una creación del derecho penal o del legislador, sino que son fenómenos que
ocurren en la vida práctica, como la actuación simultánea o sucesiva de
varias personas dirigida a la obtención de una finalidad antijurídica, las
normas que las consagran tienen vocación omnicomprensiva ya que
configurar dispositivos legales que abarquen las múltiples posibilidades de
realización de las conductas ilícitas sería empeño harto engorroso.

281
Expresado de otro modo, la ley penal no crea las conductas ni modifica los
fenómenos de la naturaleza; apenas, en su pretensión de proteger los más
vitales intereses jurídicos para la sociedad estatuye normas generales que
señalan a los asociados su ámbito de libertad.

Por eso, el hecho de que el artículo 23 del Decreto 100 de 1980 considere
autores, según la nomenclatura asignada, a "El que realice el hecho punible o
determine a otro a realizarlo", no significa que deje al margen de protección
las conductas que constituyen codelincuencia o eventos de solidaridad
criminal, en especial frente a casos en los que hay división de tareas en la
búsqueda mancomunada de un resultado ilícito, ni que todos estos
fenómenos tengan que ser tratados conforme a la figura de la complicidad,
como aspira el censor, porque eso significaría que quedaran sin tutela
comportamientos que no encuentran perfecto acomodo en la ley penal, pero
que fueron causa de lesión o efectiva puesta en peligro de bienes jurídicos
amparados por el ordenamiento jurídico.

La determinación de a quién se considera autor, dependerá, entonces, como


así también lo sostiene el Delegado, de la concepción de la causalidad que se
acepte: si es la de la equivalencia de las condiciones, es autor todo aquél que
ponga una causa en la obtención del resultado; en caso de admitirse la de la
causalidad adecuada, será autor el que haya puesto una causa eficiente; o
también será autor el que tenga el dominio del hecho, o "quien crea un riesgo
jurídicamente desaprobado que se concreta en la realización del resultado
típico".

Bajo esta perspectiva, ya la Corte se había ocupado del tema al señalar que:

"…resulta apenas lógico que la realización mancomunada de un hecho


delictivo compromete la responsabilidad de los partícipes como si cada uno
hubiese realizado la totalidad del hecho. Precisamente, la Corte interpretando
el precepto que contenía el artículo 23 del Código Penal de 1980, bajo cuya
vigencia se falló este caso, sostuvo que:

"... Son coautores aquellos autores materiales que conjuntamente realizan un


mismo hecho punible, ya sea porque cada uno de ellos ejecuta
simultaneamente con los otros o con inmediata sucesividad, idéntica
conducta típica... ora porque realizan una misma y compleja operación
delictiva con división del trabajo, de tal manera que cada uno de ellos ejecuta
una parte diversa de la empresa común..." ( Sentencia de casación de
septiembre 9 de 1980, M. P. Alfonso Reyes Echandía).

Más adelante, en la sentencia de casación de fecha abril 6 de 1995, se


reafirma que son coautores "todos aquellos que toman parte en la ejecución
del delito, codominando el hecho, ejecutando la parte que les corresponde en
la división del trabajo para obtener el resultado criminal, o sea que
mancomunadamente ejecutan el hecho punible" (Rad. No. 8951, M. P. Nilson
Pinilla Pinilla)." (Sentencia del 10 de mayo de 2002, radicación 12958, con
ponencia de quien ahora cumple igual labor).

282
Obsérvese, entonces, que el aspecto de la coautoría pudo ser imputado con
base en la regulación legal genéricamente prevista para los autores, porque
tanto jurisprudencia y doctrina han entendido que autor no es sólo el que
ejecuta físicamente la acción típica, sino también quien ha aportado para
obtener el fin propuesto, quedando comprendidos dentro de la definición legal
de autores que preveía el artículo 23 del derogado Código Penal, tanto el autor
material, el determinador y el coautor -propio o impropio-.

PONENTE(S) : DR.JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO


Sentencia Casación
FECHA : 02/10/2003
DECISION : No casa
DELITOS : Tentativa de homicidio, Hurto calificado y
agravado, Porte de armas de defensa personal, Homicidio
PROCESO : 19114
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : Véase también en - Internet

NULIDAD-Técnica en casación/ DEFENSA TECNICA-Se debe demostrar la


trascendencia de la inactividad/ DEFENSOR-Goza de total iniciativa/
INDICIO-Técnica en casación/ COAUTORIA IMPROPIA-Concepto

1. La Sala ha señalado reiteradamente que, si bien las censuras postuladas al


amparo de la causal tercera de casación, no requieren de formalidades
específicas en cuanto a su proposición y desarrollo, la demanda, sin embargo,
no es un escrito de libre confección, como parece entenderlo el actor, pues al
igual que en las otras causales, debe ajustarse a los parámetros lógicos, de
modo que se comprendan con claridad y precisión los motivos de la nulidad,
las irregularidades sustanciales alegadas, la manera cómo se quebrantó la
estructura del proceso o se conculcaron las garantías de los sujetos
procesales y la trascendencia que tuvo en la sentencia impugnada.

2. Que el defensor no haya solicitado pruebas o intervenido en ellas, no


implica, de suyo, la afectación de la garantía fundamental de defensa, por ello,
se torna en un deber de inaplazable cumplimiento, por parte del actor,
demostrarle a la Corte la trascendencia de dicha inactividad, entendiendo por
ello explicar de qué manera hubiera cambiado la situación del procesado con
una actitud contraria o distinta de la defensa, puesto que la experiencia
enseña que en no pocas ocasiones la defensa se vale de la pasividad del
instructor o del juzgador en la etapa de pruebas, para luego alegarlo en
audiencia como deficiencia probatoria o defecto del "onus probandi".

3. La violación del derecho de defensa no se puede edificar a partir de la


personal visión u orientación que el casacionista tenga de cómo ha debido

283
plantearse la defensa**, y menos aún construir un cargo sobre la forma o los
términos en que debió confeccionarse un escrito, pues cada profesional del
derecho plantea su estrategia defensiva de acuerdo a su personal apreciación
que tenga sobre los hechos y el conjunto probatorio, que bien puede
distanciarse de la opinión que tenga el nuevo defensor, que tal vez sin
quererlo reproduce la sentencia de MAUROIS "lo que está de acuerdo con
nuestro deseo personal parece razonable, lo que está en desacuerdo nos
enfurece" sentencia de la cual el hombre no ha logrado librarse totalmente.

4. Al abordar el análisis de los medios de convicción, pese a anunciar el


sentido de la violación con la que pretende demostrar el yerro atribuido a los
juzgadores de instancia, no logra concretar la infracción ni exponer
coherentemente el yerro denunciado, habida consideración de que al ocuparse
de la prueba indiciaria, el recurrente no respeta la metodología técnica que el
cargo entraña, pues se echa de menos el señalamiento del tipo de error en el
cual incurrieron los juzgadores, su modalidad y si el mismo se predica del
hecho indicador, de la inferencia lógica o de la manera como los indicios se
articulan entre sí, es decir su convergencia, concordancia y fuerza de
convicción por su análisis conjunto, requisitos imprescindibles teniendo en
cuenta que su cuestionamiento debe estar orientado de manera diferente, por
ejemplo: si la equivocación se dice del hecho indicador y se toma en
consideración que debe estar demostrado con otro medio de prueba, los
errores susceptibles de plantearse son tanto de hecho como de derecho; si el
error se encuentra en la inferencia lógica la vía apropiada para su ataque por
constituir transgresión a los principios de la sana crítica, lo es al amparo del
falso raciocinio demostrando que el juzgador realizó un juicio de valor
contrario a las leyes de la ciencia, los principios de la lógica o de las reglas de
la experiencia.

5. Ubicando el grado de coparticipación en la coautoría, por lo tanto, resulta


ilógico pensar que quien participa en la ejecución de un delito no está
vinculado a las consecuencias jurídicas, es decir, lo que debe considerarse es
el fenómeno del concurso de personas en la conducta punible, dentro de las
normas y los criterios imperantes al tiempo de proferirse la sentencia atacada.

Al respecto la Sala ha señalado:

"Resulta ilógico e injurídico pretender que se responsabilice a cada


interviniente en una empresa criminal únicamente por la tarea parcial que le
correspondió cumplir, pues ello haría imposible la configuración de la
coautoría impropia, ya que esta emerge de un plan común, del dominio
colectivo del suceso, de la distribución de funciones, cada una de las cuales es
una pieza de la realización del resultado comúnmente querido, la que, como
tal, no puede ser considerada aisladamente, pues podría aparecer como
despreciable o ineficaz y, por ende, impune, y que solo adquiere relevancia en
el conjunto y con relación al plan criminal propuesto.***
---------------------------
* CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. M. P. Dr. GALÁN CASTELLANOS, Herman.
Sentencia, octubre 10 de 2002

284
** CORTE SUPREMA DE JUSTICIA M. P. Dr. PÉREZ PINZÓN, Álvaro Orlando.
Sentencia, octubre 18 de 2000
*** CORTE SUPREMA DE JUSTICIA M. P. Dr. CÓRDOBA POVEDA, Jorge.
Sentencia, abril 25 de 2000

PONENTE(S) : DR.HERMAN GALAN CASTELLANOS


Sentencia Casación
FECHA : 02/10/2003
DECISION : No casa
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 16522
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : Véase también en - Internet

16/10/2003

ERROR EN LA CALIFICACION JURIDICA-Técnica en casación/ VIOLACION


INDIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL-Falso juicio de identidad: Técnica en
casación/ COAUTORIA-Diferencia con la complicidad/ COAUTORIA/
COMPLICIDAD/ CONFESION-Reducción de pena: Confesión simple y
calificada

1. Desde el punto de vista técnico y de acuerdo con el estatuto procesal penal


vigente cuando se dicto la sentencia (Decreto 2700 de 1991), hizo bien el
libelista al elegir la causal tercera de casación, para denunciar que se calificó
como secuestro extorsivo agravado una conducta constitutiva de omisión de
informes. Hoy en día, de conformidad con la estructura del sistema
consagrado en el nuevo Código de Procedimiento Penal (Ley 600 de 2000), un
yerro de tal naturaleza, ya no debe plantearse y remediarse con fundamento
en la causal tercera de casación y desarrollarse conforme a la técnica de la
primera, sino formularse y demostrarse por esta última, en la medida que se
trata de un error de juicio que ya no trasciende a la estructura del proceso*.

2. Se presenta cuando el juzgador, al apreciar el medio de prueba, distorsiona


su contenido o expresión fáctica, porque lo adiciona, cercena o altera,
poniéndole a decir lo que materialmente no expresa. En tal evento el yerro es
de carácter objetivo, contemplativo, y su demostración implica evidenciar dos
aspectos: 1) Que los fallos apreciaron la prueba contrariando su texto o
literalidad. 2) Que este desacierto condujo a una decisión contraria a la ley.

3. En relación con la coautoría y su diferencia con la complicidad, la Corte en


reciente pronunciamiento realizó recuento histórico sobre las posiciones
jurisprudenciales de la Sala sobre tales temas relacionados con los preceptos
pertinentes del Decreto 100 de 1980, normatividad vigente al momento de
proferirse el fallo impugnado.
"(...) partiendo de la existencia legal de la coautoría y con el ánimo de
distinguir entre autores materiales y cómplices, dijo el 9 de septiembre de
1980:

285
"Serán coautores quienes a pesar de haber desempeñado funciones que por sí
mismas no configuren el delito, han actuado como copartícipes de una
empresa común -comprensiva de uno o varios hechos- que, por lo mismo, a
todos pertenece como conjuntamente suya; y serán cómplices quienes, sin
haber realizado acción u omisión por sí misma constitutiva de delito o delitos
en que participan, prestan colaboración o ayuda en lo que consideran hecho
punible ajeno" (M. P. Alfonso Reyes Echandía). (Destaca la Sala, ahora).

"Poco tiempo después, volvió a decir:

"Cuando son varias las personas que mancomunadamente ejecutan el hecho


punible, reciben la calificación de "coautores", en cuyo caso lo que existe,
obviamente, es una pluralidad de autores. Por manera que llamar autores a
los coautores no constituye incongruencia alguna, ni sustancial error" (11 de
agosto de 1981, M. P. Alfonso Reyes Echandía).

"Unos años más tarde, hizo hincapié en la presencia de la coautoría en el


Código Penal de 1980, cuando afirmó que:

"La coautoría en el ámbito de la participación criminal no puede entenderse


como fenómeno jurídico que integre hasta confundir en uno solo los actos
ejecutados por los diversos autores...El coautor sigue siendo autor,
auncuando hipotéticamente se suprima otra participación..." (23 de
noviembre de 1988, M. P. Lisandro Martínez Zúñiga) (resalta la Sala).

"Por si existieran dudas, la Corte fue aún más enfática el 10 de mayo de 1991:

"Las legislaciones que dan preferente acogida a la teoría del dominio de la


acción (para otros, por diferente camino pero confluyendo al mismo objetivo,
la causa eficiente o la conditio sine qua non, etc) suelen destacar esta
vocación con términos que la dan a entender (vgr. cooperar a la ejecución del
hecho con un acto sin el cual no se hubiera efectuado). Pero quien lea
nuestros artículos 23... y 24... no podrá encontrar esa connotación, pues el
articulado se muestra más favorable a incluir un número mayor de partícipes,
en calidad de autores, que los que usualmente sus intérpretes piensan o
imaginan. La tesis restrictiva de la autoría (solo son tales los que ejecutan
directamente la acción típica mandada por la ley), nunca ha encontrado
respaldo en nuestra doctrina y jurisprudencia nacionales. Por el contrario
impera la extensiva, la que no pretende, como su nombre bien lo indica,
disminuir el número de autores, sino ampliarlo...Con esta tendencia nuestro
estatuto se adscribe a la corriente legislativa y hermenéutica que trata de
imperar en el mundo actual del derecho penal: la complicidad secundaria se
bate en retirada bajo la consideración, en especial, "de integrar en la autoría
todas las actividades dimanantes de un mutuo acuerdo o plan, que genera ...
una responsabilidad "in solidum" de todos los partícipes, cualquiera que fuese
el acto de su intervención" (M. P. Gustavo Gómez Velásquez).

286
"Esta tradición jurisprudencial no ha variado. Y no ha variado, porque es
lógica frente al Código Penal de 1980. Por ello, recientemente repitió esa
tradición, con estas palabras:

"En oposición a lo que estima el recurrente, el concepto de coautor no


constituye una creación jurisprudencial, porque si a voces del diccionario, por
tal se debe entender al "Autor o autora con otro u otros", es incuestionable
que no se trata de una invención, ni de que la Sala legislara, porque, en
últimas, el coautor es un autor, sólo que lleva a cabo el hecho en compañía de
otros. Así, es claro que no hubo omisión legislativa alguna y que el artículo 23
del Estatuto Penal de 1980 previó, dentro del concepto de autoría, la
realización de la conducta por parte de una o varias personas. El sentido
natural y obvio de las palabras no tornaba indispensable que en la disposición
se incluyera la definición de coautor, cuando quiera que es una variable de la
de autor" (Sentencia del 12 de septiembre del 2002, radicación número
17.403). (Negrillas inclinadas de la Corte, hoy).

"Alrededor de la diferenciación entre coautoría y complicidad, especialmente


cuando los copartícipes intervienen en el momento consumativo del hecho
punible, (...), en veces algunos letrados encuentran dificultades. Dígase:

"En principio, pareciera que la acción u omisión de esta especie de partícipes


no se adecua al tipo penal. Si el hecho punible fue consumado por otra
persona -se argumenta-, no resulta razonable atribuirle la calidad de autor a
quien presta una ayuda posterior al directo realizador de la conducta. Lo
sensato -se piensa- es asimilar su actuación, por cuanto no fue esta persona
la que realizó el verbo rector del supuesto legal, a la del cómplice.

"Basta, sin embargo, para despejar el equívoco y dejar en claro la objetividad


legal de la distinción, precisar, en uno y otro caso, si el actor se halla ligado
finalísticamente o no a la realización de la conducta. En la primera hipótesis,
cuando brinda colaboración posterior a un hecho punible del cual hace parte,
por razón de su compromiso objetivo y subjetivo con sus resultados, se trata
de un coautor. Pero si esa ayuda es de mera coadyuvancia externa a los fines
de los integrantes de la empresa común, despojada de alianza anímica con los
propósitos últimos de sus autores directos, quien así actúa es cómplice del
hecho punible."

4. La Sala interpretando el artículo 299 del Decreto 2700 de 1991, modificado


por el artículo 38 de la Ley 81 de 1993, norma vigente para cuando se profirió
el fallo impugnado, venía sosteniendo que para que operara la reducción
punitiva allí prevista, era indispensable que la confesión se constituyera en el
fundamento de la sentencia***.

La exigencia concerniente a que la confesión sea el fundamento del fallo,


quedó establecida en el actual artículo 283 de la Ley 600 de 2000, precepto
que determina: "A quien, fuera de los casos de flagrancia, durante su primera
versión ante el funcionario judicial que conoce de la actuación procesal
confesare su autoría o participación en la conducta punible que se investiga,

287
en caso de condena, se le reducirá la pena en una sexta (1/6) parte, si dicha
confesión fuere el fundamento de la sentencia."

Antes de la reforma penal de 2000, la jurisprudencia admitió la posibilidad de


rebaja de pena en casos de confesión calificada, cuando la misma resultara de
utilidad decisiva para la justicia. Es por ello que consideró que "en algunos
casos, pese a tratarse de confesiones calificadas en donde se acepta la autoría
pero se niega su antijuridicidad o culpabilidad, es posible reconocer la rebaja
de pena por confesión si gracias a ella fue que se pudo establecer quién fue el
autor del hecho"****.

En reciente pronunciamiento la Sala consideró que la rebaja de pena es


factible frente a los dos tipos de confesión (simple y calificada),
condicionándola al hecho de que se constituya en el fundamento de la
sentencia condenatoria y por tanto de "decisiva utilidad para justicia."

"Sin perder de vista que la razón para disminuir la sanción con sustento en la
confesión es la colaboración con la justicia y el ahorro consecuencial de
esfuerzo jurisdiccional en la reconstrucción de lo sucedido, esos mismos
efectos, así sea excepcionalmente, se obtienen cuando una persona confiesa
su autoría o participación en su primera versión ante el funcionario judicial y
aunque aduce una circunstancia de exclusión de responsabilidad, sin esa
confesión no hubiera podido ser condenada. Piénsese, por ejemplo, en todos
aquellos casos en los cuales se desconocen los autores o partícipes de la
conducta punible y donde la investigación preliminar, que tiene como una de
sus finalidades recaudar las pruebas indispensables para lograr su
individualización o identificación, no ha logrado ese cometido. Y que en tales
circunstancias, mucho después del cometimiento del hecho y quizás ya
archivado el caso por falta de pistas para seguir, una persona se presenta
ante el Fiscal y confiesa la autoría del crimen, aduciendo una circunstancia
excluyente de responsabilidad. El funcionario, ceñido a lo dispuesto por el
artículo 281 del Código de Procedimiento Penal, practica las diligencias
pertinentes para determinar la veracidad de ese relato y averiguar las
circunstancias de la conducta punible, arribando a la conclusión a través de
medios de prueba logrados gracias a la confesión, de que la persona -en
efecto- realizó la conducta típica y que, además, es responsable penalmente de
ella.

"Es indiscutible que en un evento así la confesión calificada ha sido "de


decisiva utilidad para la justicia" en cuanto ha permitido su realización y
resultaría injusto en tales circunstancias, por ende, no rebajarle la pena a
quien sin duda alguna ha prestado una colaboración definitiva para la
solución del caso. Y esta posibilidad, como se advirtió, no la impide el actual
artículo 283 del Código de Procedimiento Penal, en el cual no quedó limitada
la rebaja de pena a la denominada confesión simple, sino que la permite
igualmente frente a la confesión calificada, a condición, eso sí, en los dos
casos, que sea el fundamento de la sentencia. De esta manera la corporación
recoge los antecedentes en contrario, debiendo entenderse que se opera un
cambio de jurisprudencia en los precisos términos aquí expuestos.

288
"Esta última exigencia, que finalmente es la que determina la concesión de la
rebaja punitiva cuando se reúnen las demás exigencias legales, merece una
aclaración. Que la confesión sea el fundamento de la sentencia no significa,
como a veces se entiende, que constituya su soporte probatorio determinante.
Si así fuese, la norma de la reducción punitiva sería virtualmente inaplicable
pues si la ley impone verificar el contenido de la confesión (art. 281 cpp), es
normal que al hacerlo se logren otros medios de prueba con la aptitud
suficiente para fundamentar el fallo. El significado de la exigencia legal está
vinculado es, como lo ha señalado la Corte, a la utilidad de la confesión. Y si
se considera que su efecto reductor de la pena se condiciona a que tenga
ocurrencia en la primera versión y en casos de no flagrancia, la lógica indica
que fundamenta la sentencia si facilita la investigación y es la causa
inmediata o mediata de las demás evidencias sobre las cuales finalmente se
construye la sentencia."*****
-------------------------------
* Sent. Cas. 12/09/2002, rad. 12.262, M. P. Jorge E. Córdoba Poveda.
** Sent. Cas. mayo22/03, rad. 17457, M. P. Álvaro Orlando Pérez Pinzón.
*** Entre otras, Sent. Cas. mar.3/00, rad. 12.225, M. P. Carlos E. Mejía
Escobar; jun.6/00; rad. 11.303, M.P. Nilson E. Pinilla Pinilla y jul.24/01, rad.
11.165, M.P. Herman Galán Castellanos.
**** Sent. Cas. nov.20/96, rad. 9869, M P. Ricardo Calvete Rangel.
***** Sent. Cas. abr.10 /03, rad. 11.960, M. P. Yesid Ramírez Bastidas.

PONENTE(S) : DR.JORGE LUIS QUINTERO MILANES

Sentencia Casación
FECHA : 16/10/2003
DECISION : Declara una prescripción, no casa
DELITOS : Enriquecimiento ilícito, Secuestro extorsivo
agravado, Concierto para delinquir-secuestro
PROCESO : 16774
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : Véase también en - Internet
DR.ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON -
Salvamento Parcial de Voto

26/11/2003

COAUTORIA IMPROPIA-Elementos

En efecto, sobre ella se tiene precisado, lo siguiente:

"No se puede "dejar de recordar que los actuales desarrollos dogmáticos y


jurisprudenciales se orientan por reconocer como característica de la
denominada coautoría impropia, que cada uno de los sujetos intervinientes en
el hecho punible no ejecutan integral y materialmente la conducta definida en
el tipo, pero sí lo hacen prestando contribución objetiva a la consecución del

289
resultado común en la que cada cual tiene dominio funcional del hecho con
división de trabajo, cumpliendo acuerdo expreso o tácito, y previo o
concurrente a la comisión del hecho, sin que para la atribución de
responsabilidad resulte indispensable que cada interviniente lleve a cabo o
ejecute la totalidad del supuesto fáctico contenido en el tipo o que sólo deba
responder por el aporte realizado y desconectado del plan común, pues en tal
caso, una teoría de naturaleza objetivo formal, por ende, excesivamente
restrictiva, sin duda muy respetuosa del denominado principio de legalidad
estricto, no logra explicar la autoría mediata ni la coautoría, como fenómenos
expresamente reconocidos en el derecho positivo actual (art. 29 de la ley 599
de 2000), los cuales a pesar de no haber sido normativamente previstos en la
anterior codificación, no pueden dar lugar a entender que no fueron objeto de
consideración o que el sistema construyó un concepto de autor distinto del
dogmáticamente establecido""**.

Además, en punto de los elementos que deben concurrir para que tal forma de
participación puede atribuirse a un procesado, se tiene dicho que "Resulta
característico de la denominada coautoría impropia que cada uno de los
sujetos intervinientes en el hecho punible realicen la conducta típica de
manera conjunta pero con división de trabajo, por ello es inherente a esta
figura la concurrencia de por lo menos dos elementos: uno subjetivo que
generalmente es previo o concurrente con la comisión del hecho, consistente
en la existencia de un acuerdo expreso o tácito para su acometimiento y uno
objetivo, que se manifiesta en la realización de actos orientados a su ejecución
como cometido común, siéndoles por ello imputables a todos los partícipes el
delito o delitos que típicamente se configuren"***.
...

El dominio del hecho en relación con el homicidio del vigilante, como también
lo consideró acertadamente el Procurador Delegado, es consecuencia del
riesgo creado por los intervinientes, el cual surge de la contribución que todos
hicieron en el delito de hurto calificado y agravado, pues para su realización
los coautores acordaron llevar consigo armas de fuego de uso privativo de las
Fuerzas Armadas y de defensa personal que serían utilizadas para vencer
actos de resistencia y lograr el apoderamiento de los bienes ajenos, de manera
que la imputación en las conductas punibles no se deriva de la efectiva
intervención de (...) en el homicidio sino de los actos que conformaron el
riesgo que finalmente se materializó en el resultado (muerte) cuya concreción
se dejó al azar.

De otra parte, resulta contradictoria la posición del demandante, pues si


aceptó la coautoría de su defendido en los delitos de hurto calificado y
agravado tentado y porte ilegal de armas de fuego de uso privativo de las
Fuerzas Militares y de defensa personal, mal puede discutirla en el homicidio
del celador (...) que se perpetró con esas armas que el grupo había convenido
llevar consigo para realizar la conducta punible.

-------------------------

290
* Sent.Cas.Jul.11/2002, rad. 11.862, M. P. Fernando E. Arboleda Ripoll y
Abr.24/2003, rad. 17.618 M. P. Álvaro Orlando Pérez Pinzón, entre otras.
** Sent. Cas.Dic.15/2000, rad. 11.471, M. P. Carlos A. Gálvez Argote.

PONENTE(S) : DRA.MARINA PULIDO DE BARON


Sentencia Casación
FECHA : 26/11/2003
DECISION : No casa
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Homicidio
agravado, Fabricación, trafic. y port. de armas de F.M.
PROCESO : 20218
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : Véase también en - Internet

VIOLACION INDIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL/ ERROR DE HECHO-


Modalidades: Técnica en casación/ CASACION-Legitimidad/ SECUESTRO-
Delito de conducta permanente/ COAUTORIA/ AUDIENCIA ESPECIAL-
Discrecionalidad del Fiscal/ REFORMATIO IN PEJUS-Técnica en casación/
REFORMATIO IN PEJUS-Consulta: Legalidad de la pena/ CONSULTA

1. Este consiste en la incongruencia entre la prueba que existe y no existe y la


idea contraria del juez. Yerro que lo generan tres falsos juicios, a saber:

-. Falso juicio de existencia, según el cual, el juzgador, al momento de valorar


individual y mancomunada las pruebas supone un medio de convicción que
no obra en el diligenciamiento o excluye uno, el que, según el caso, tenía la
capacidad de probar circunstancias que eliminan, disminuyen o modifican la
decisión absolutoria o de condena.

-. Falso juicio de identidad, en el que incurre el juzgador cuando en la


apreciación de una determinada prueba le hace decir lo que ella objetivamente
no reza, erigiéndose en una tergiversación o distorsión por parte del contenido
material del medio probatorio, bien porque se le coloca a decir lo que su texto
no encierra o haciéndole expresar lo que objetivamente no demuestra.

-. Falso raciocinio, cuando el juzgador se aparta, al momento de apreciar los


medios de convicción, de los postulados de la sana crítica, es decir, de las
leyes de la lógica, de la ciencia o de las máximas de la experiencia.*

2. Ante todo recuérdese que, como regla general, están legitimados los sujetos
procesales reconocidos en la actuación penal para impugnar las providencias
que les sean adversas a aquellas pretensiones propias de acuerdo con los
derechos que representan. Como lo ha dicho la Sala, en tratándose del
recurso de casación esta postura comporta idénticos efectos, esto es, que el
fallo de segundo grado necesariamente debe agraviar a uno de los sujetos
procesales en cualquiera de los extremos de la relación jurídico procesal para
que se ostente este presupuesto de procedibilidad.

291
3. El punible de secuestro es de aquellos que la doctrina y la jurisprudencia
han denominado de conducta permanente, es decir, que el comportamiento no
se consuma con sólo arrebatar a la víctima, sino que se prolonga por todo el
tiempo en que se le mantenga privada de la libertad de tal manera que puede
incurrir en él quien cometa cualquiera de los otros verbos rectores que
integran el tipo penal, tales como sustraer, retener u ocultar.

4. Frente a la coautoría cada sujeto realiza en unión con otros la conducta


típica previa celebración de un acuerdo en virtud del cual se busca una
contribución objetiva en la que cada uno tiene el dominio del hecho de tal
manera que la tarea asumida, de manera individual, se torna indispensable
para la total realización del plan.

5. El instituto de audiencia especial procedía una vez que la resolución que


definía la situación jurídica del procesado se encontraba ejecutoriada y hasta
cuando la providencia que clausuraba el ciclo investigativo adquiría firmeza.
Del mismo modo, el fiscal, el procesado y su defensor podían disponer, en
caso del primero, y solicitar, respecto de los dos restantes, la celebración de
dicha forma de terminación anormal del proceso. Así mismo, la misma tenía
como objetivo discutir y consensuar aquellos aspectos referidos sobre la
adecuación típica, las circunstancias del delito, la pena y la condena de
ejecución condicional, la preclusión por otros comportamientos sancionados
con pena menor, a cambio de un beneficio punitivo, siempre y cuando hubiera
duda probatoria sobre su existencia.

Vistas así las cosas y distinto a lo que sucede con la sentencia anticipada, es
claro que, como lo destaca la Procuradora Delegada, la petición elevada por el
procesado o su defensor de acogerse al trámite de audiencia especial, no
imponía el imperativo de su celebración, toda vez que si a juicio del fiscal no
había la duda probatoria frente a los citados aspectos, la misma no tenía
razón de ser.

6. Cuando el ataque en casación tiene que ver con la vulneración del principio
contenido en el citado artículo 31, desarrollado en el 217 del Decreto 2700 de
1991 (hoy 204 de la Ley 600 de 2000), esto es, el de la no reforma en perjuicio
cuando se trate de apelante único, se impone acudir a la causal primera, a
través de la violación directa de la ley sustancial, y no a la tercera o de
nulidad, pues se trata de un error in iudicando que nada tiene que ver con el
procedimiento, ni con la valoración de los hechos o de las pruebas, y que
afectaría únicamente la legalidad de la sentencia en lo que tiene que ver con
todos aquellos aspectos que implican pena.

En otras palabras, la prohibición de la reformatio in pejus es una garantía que


se instituye a favor del procesado, pero que tiene un hondo contenido
sustancial en la medida que protege al imputado frente a los desmanes que se
presenten en la aplicación de normatividad sustancial, como es toda la que
tiene que ver con la punibilidad y si esta es su naturaleza necesariamente se

292
tiene que entender que el marco lógico de ataque es el que enmarca la causal
primera que es instituida para resolver los vicios in iudicando.

De otro lado, como se analizará más adelante, tampoco se advierte violación


de dicho derecho fundamental, ya que, como la ha dicho la Sala de manera
mayoritaria, cuando el fallo era de aquellos en los que operaba el grado
jurisdiccional de la consulta, así se tratara de apelante único, el superior
podía agravar la situación del procesado sin que ello implicara vulneración del
artículo 31 de la Constitución Política.

7. Es claro para la Sala, tal como lo afirma la Procuradora Delegada y lo


establece nuestra Constitución Política, que cuando el condenado es apelante
único no es posible desmejorar su situación porque ello conduciría a la
violación de la garantía fundamental de la prohibición de reformatio in pejus;
sin embargo el caso que nos ocupa es de aquellos que conforme al artículo
206 del Decreto 2700 de 1991 está sometido al grado jurisdiccional de
consulta que le confiere al superior una competencia ilimitada.

No comparte la Sala la postura de la Procuradora Delegada, según la cual, la


apelación hace residual la consulta, aduciendo que del tenor literal del citado
artículo 207 se tiene que la no interposición del recurso es la condición para
que ésta proceda, ya que si bien es cierto que de la expresión "son
consultables cuando no se interponga recurso alguno", se puede llegar a esa
interpretación, también es claro que la naturaleza de la institución de la
consulta y la teleología de la norma nos obligan a arribar a la conclusión
hermenéutica de que el superior funcional tiene la obligación de revisar
oficiosamente y en su integridad las providencias que se indican, sin
necesidad de esperar que le lleguen como consecuencia de la interposición de
un recurso ordinario, es decir, aún cuando no se interponga recurso alguno.

Lo anteriormente expuesto obedece a que la consulta no es un medio de


impugnación sino que es un mecanismo de revisión de la legalidad de
determinadas decisiones judiciales y, por lo tanto, no es algo potestativo de
los sujetos procesales sino un mandato de ley que debe cumplir el superior
jerárquico en aras de salvaguardar el principio de legalidad. Así las cosas, tal
como lo ha sostenido la Sala de manera reiterada, no puede acogerse el
planteamiento de que la simple interposición del recurso de apelación contra
una decisión consultable, cualquiera sea el aspecto impugnado, enerve la
posibilidad de que el superior entre a considerar los aspectos que no han sido
objeto de tacha por el recurrente de tal manera que "este nivel de revisión
opera por mandato legal, y no puede depender de la voluntad de las partes,
de suerte que baste la interposición del recurso de alzada para que el superior
deba inhibirse de revisar los aspectos no atacados, quedando circunscrita su
competencia funcional al examen de los que lo fueron. Admitirlo, sería
entronizar un mecanismo de burla de la ley, y permitir que el interés general
que fundamenta la consulta ceda paso al particular de los sujetos
procesales"*.

293
Ahora bien, en cuanto a que la prohibición de la reforma peyorativa es una
garantía de tipo constitucional, al lado del principio de la doble instancia,
debe decirse que ésta no consagra un derecho absoluto y sin excepción alguna
al punto de llegar a inaplicar un mecanismo de protección especial de la
legalidad, así, "la Sala ha sido reiterativa en determinar que la prohibición de
la reformatio in pejus no tiene lugar cuando la sentencia materia del recurso
de apelación ha desconocido el principio de legalidad"**

-----------------------------
* Casación del 22 de octubre de 1997. M. P. Dr. Ricardo Calvete Rangel.
** Ver entre otras, casación del 27 de marzo de 2003. M. P. Dr. Carlos
Augusto Gálvez Argote.
---------------------------
* Ver entre otras, casación del 22 de octubre de 2003. M.P. Dr. Jorge Luis
Quintero Milanés. Rad. 15977.

PONENTE(S) : DR.JORGE LUIS QUINTERO MILANES


Sentencia Casación
FECHA : 26/11/2003
DECISION : No casa
DELITOS : Secuestro extorsivo agravado
PROCESO : 14066
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : DR.MAURO SOLARTE PORTILLA - Aclaración
de voto
Véase también en - Internet
DR.ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON -
Salvamento de Voto
DR.HERMAN GALAN CASTELLANOS -
Salvamento Parcial de Voto

18/02/2004

VIOLACION DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL-Técnica en casación/


COAUTORIA IMPROPIA-Principios a tener en cuenta dentro de esta
coparticipación criminal/ DOLO EVENTUAL/ DOLO

1. Empero, las irregularidades anotadas, no impiden el análisis de fondo que


la postulación del cargo demanda, pues es imprescindible, en ocasiones, que
el actor aluda a los hechos como fueron presentados por el juzgador, porque
la discusión, así tenga un carácter preponderantemente jurídico por razón de
la falta de aplicación o de la aplicación indebida o de la errada interpretación
en que incurrió el juez de los preceptos sustanciales pertinentes al caso, su
validez depende de la veracidad del hecho sobre el cual se pretende la
acertada adecuación típica.

294
2. El tema de la "coautoría impropia" que el recurrente considera inexistente
en el ordenamiento jurídico colombiano, al punto de sostener que su
aplicación por vía jurisprudencial llegaría a derogar tácitamente el fenómeno
jurídico de la complicidad, ha sido objeto de esmerados estudios por parte de
esta Corporación dentro de la vigencia del Código Penal de 1980 y que dieron
lugar a reiterados pronunciamientos*.

En efecto, la Corte ha sostenido y reiterado, de antiguo, que cuando varias


personas conciertan libre y voluntariamente la realización de un mismo hecho
(conducta) punible, con distribución de funciones en una idéntica y compleja
operación delictiva, de tal manera que cada uno de ellos ejecuta una parte
diversa de la empresa común**, todos tienen la calidad de coautores, por ello
actúan con conocimiento y voluntad para la producción del resultado
comúnmente querido o por lo menos aceptado como probable.

Es cierto que el concepto así expresado, como se dijo en algunos salvamentos


de voto, podría conducir a involucrar al cómplice dentro de un ampliada
comprensión del término "autor", dado que también interviene en el hecho
común, en virtud de un acuerdo previo, inclusive con "dominio" de su propia
intervención, que forma parte de la empresa total.

Es en este punto en el que el censor centra su argumento, cuando afirma que


el sólo concierto previo no permite configurar la coautoría. Empero, de la
posición asumida por la Corte, se destaca la afluencia de varios principios
para entender el concurso de personas dentro de la institución de la
coparticipación criminal, a saber, el de la ejecutividad, entendida ésta como la
exteriorización de la conducta, mínimo hasta el grado de la tentativa, de la
identidad, de manera que en torno a una misma empresa delictiva se
aglutinen los partícipes, la convergencia dolosa, el cual supone el acuerdo de
voluntades y de la división de trabajo como efecto de lo concertado y
concretado. Si de la intervención así convenida, se podía deducir la
"realización de una misma y compleja operación delictiva", esta forma de
participación tenía que ser calificada como de autor, dado que el artículo 23
de la codificación anterior consideraba como autor al que realizara el hecho
punible, como así también lo establece el código actual (Ley 599/2000) .

Por lo expuesto, no puede afirmarse con certeza que la Corte legisló o, como lo
insinúa el demandante, que se "inventó" la figura de la coautoría impropia,
puesto que su comprensión dependió de la interpretación en vía de
jurisprudencia, de la disposición legal a la cual dio dicho sentido y que el
censor considera indebidamente aplicado.

Empero, es preciso determinar que de ese principio de convergencia debe


distinguirse, primero, si la participación no tuvo la relievancia o intensidad
indispensable para estimar al partícipe como autor, sino como cómplice,
dificultad que la ley actual supera y aclara "atendiendo la importancia del
aporte", de tal manera que si el aporte no es importante, se debe entonces
remitir a la figura de la complicidad y, segundo, si uno de los participantes
actuó por fuera de lo pactado, lo cual conduce al exceso y la prohibición de

295
regreso, pues en tal evento, la responsabilidad la asume el respectivo
concurrente.***
Es en este aspecto en el que se debe reflexionar, pues el recurrente considera
indebidamente aplicado el artículo 23, anterior, por cuanto que, dice, el
homicidio cometido no se le debe imputar a su representado ya que en su
realización no tenía dominio ni para ello medió "su contribución objetiva".

Es factible que la teoría objetivo-formal de la "realización" del hecho o de la


conducta punible, resulte adecuada para resaltar al autor unitario, no así al
plural, puesto que en muchos casos de coautoría el coautor no interviene en
actos de ejecución, en el sentido objetivo-formal, como sucede , por ejemplo,
con el organizador de un plan delictivo que está presente en la dirección de la
ejecución, pero no materialmente en ella. Su colaboración y aporte es de vital
importancia, sin duda, pero no es ejecutiva desde el punto de vista objetivo-
formal. Sin embargo, es un coautor, porque dentro de la división de trabajo
que complementa el concepto de autor, su participación es importante,
porque está comprendida dentro del plan de autor, como así lo admite la
doctrina, tanto nacional como comparada. En la vigencia del código anterior,
el determinador se consideraba autor, así, claro está, no interviniera en la
ejecución material del reato

Tratándose entonces de un delito planificado, es elocuente que no todos los


partícipes realizan todos los elementos del tipo, mas , el hecho de no haber
realizado directamente el tipo doloso, no descarta que quien haya tenido el
dominio funcional del hecho o conducta pueda ser considerado como coautor
porque su aportación es esencial, mediando el acuerdo previo y la ejecución
común, dada la distribución de funciones o actividades en el aludido plan.

Quiere decir lo anterior, que la teoría del dominio del hecho no puede
entenderse, como así parece ser el caso del recurrente, dentro de un estrecho
concepto objetivo-formal, puesto que es evidente que la ejecución o realización
material, no constituye la única forma de manifestarse el dominio.

3. No resulta, entonces, cuestionable el análisis probatorio llevado a cabo por


los funcionarios de instancia, a partir de una bien diseñada planificación de la
conducta ilícita que llevaron a cabo con las consecuencias sabidas, adecuaron
la forma de culpabilidad en el dolo eventual atendiendo la representación del
resultado sin que estuviera acompañada de una actitud orientada a eludirlo,
dado que, se asumió y aceptó como posible el resultado, máxime cuando,
como ya se anotó los disparos efectuados fueron hechos a través de una
puerta que se cerraba con la esperanza de que protegiera la vida e integridad
de las personas que se escondían tras de ellas, con el infortunio que los
disparo que segaron la existencia de (...), según la necropsia, tuvieron como
orificios de entrada su parte posterior.

4. Sigue siendo cierto que " lo malicioso es lo contrario de lo imprudente desde


el punto de vista cognoscitivo ", por consiguiente, si el sujeto conoce la
posibilidad de que su acción realiza el tipo, y no obstante ejecuta la acción, es
porque quiere el resultado previsto, lo cual implica el tipo subjetivo

296
factorizado por el dolo eventual. La ley actual (art. 22) considera que es dolosa
la conducta cuando la realización de la infracción penal ha sido prevista como
probable, en tanto que la norma vigente para el hecho (Dcto. 100/80, art. 36)
estimó dolosa la conducta cuando el agente acepta el hecho como posible,
juicio éste más amplio si se tiene en cuenta que lo posible es una modalidad
de un hecho o proceso que se estima, en abstracto o en términos generales,
como real o necesario, puesto que la realidad se encuentra siempre en el
ámbito de la posibilidad. En tanto, un juicio de probabilidad, que es
posibilidad concreta, es de índole gnoseológica, en cuanto implica lo cierto o lo
verdadero, dependiendo de los grados de su mayor o menor acercamiento a la
certidumbre.

---------------------------
* CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. M.P. Dr. REYES ECHANDÍA, Alfonso.
Agosto 11 de 1981. Dr. MARTÍNEZ ZÚÑIGA, Lizandro. Noviembre 23 de 1988,
Dr. TORRES FRESNEDA, Juan Manuel. Septiembre 16 de 1992. Dr.
ARBOLEDA RIPOLL, Fernando. Marzo 23 de 1999. Dr. PÉREZ PINZÓN,
Álvaro. Abril 24 de 2003. Dra. PULIDO DE BARÓN, Marina. Junio 8 de 2003,
entre otros.
** Sala de Casación Penal. C.S.J. Septiembre 8/80. M.P. ALFONSO REYES
ECHANDÍA
*** Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Penal. Febrero 28/95. y
marzo 10/93

PONENTE(S) : DR.HERMAN GALAN CASTELLANOS


Sentencia Casación
FECHA : 18/02/2004
DECISION : No casa
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Porte de armas de
defensa personal, Homicidio
PROCESO : 17252
PUBLICADA : No

17/03/2004

COAUTORIA IMPROPIA-Se presenta/ ERROR EN LA CALIFICACION


JURIDICA-Técnica en casación: Causal primera

1. La coautoría impropia como forma de participación se presenta, como bien


se sabe, cuando varios individuos realizan de manera conjunta y con división
de trabajo uno o varios hechos punibles, sin que deba tomarse en cuenta el
porcentaje de intervención que cada uno tiene en su ejecución, sino la
totalidad de reato o reatos realizados que, entonces, le son imputables a
todos. Para ello, por tanto, es indispensable la existencia de un acuerdo previo
que puede manifestarse en forma expresa o tácita y el consiguiente aporte al
hecho o hechos delictivos comunitarios, de manera tal que todos los
intervinientes deben responder por el total delictivo acumulado.

297
2. La Sala aborda su estudio en el orden que el actor le diera y no haciendo
prevalecer su carácter prioritario, bajo la consideración de que con
posterioridad al proferimiento de la sentencia 12.262 del 12 de septiembre de
2.002 (M.P: Dr. Jorge Enrique Córdoba Poveda) -y con referencia al nuevo
estatuto procesal penal- hubo de clarificarse que un ataque de tal naturaleza
debe formularse y demostrarse conforme a la técnica propia de la primera
causal de casación, por no comprometer la estructura del proceso, a
diferencia de lo que ocurría en el anterior estatuto, bajo cuya vigencia un
yerro de esta naturaleza se alegaba por la causal tercera y se desarrollaba con
la técnica de la primera.

3. Ha variado, pues, la causal que debe esgrimirse cuando de alegar un tal


vicio in iudicando se trata, mas no así la técnica que en procura de su
demostración debe seguirse, toda vez que resulta imperativo señalar la vía de
quebranto a la ley sustancial, si directa o indirecta, caso este último en el que
debe fijarse la naturaleza del yerro cometido, si de hecho o de derecho y el
falso juicio que lo determinó (identidad, existencia, raciocinio, legalidad o
convicción), precisando entonces las pruebas sobre las que materialmente
recae y la trascendencia del desacierto en las determinaciones de la sentencia.

PONENTE(S) : DR.ALFREDO GOMEZ QUINTERO


Sentencia Casación
FECHA : 17/03/2004
DECISION : No casa
DELITOS : Falsedad material de particular en doc. púb.,
Estafa
PROCESO : 18033
PUBLICADA : No

25/03/2004

COAUTORIA-Elementos/ VIOLACION INDIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL/


ERROR DE HECHO-Modalidades: Técnica en casación

1. Ahora bien, frente al fenómeno de la coautoría la Sala, en providencia del


21 de agosto de 2003, entre otras cosas, dijo:

"De la historia reciente del fenómeno, se desprenden las siguientes


conclusiones:

". La coautoría es una forma de autoría.

". Para que exista coautoría se requieren tres elementos: acuerdo común,
división de funciones y trascendencia del aporte durante la ejecución del
ilícito.

298
". Para la determinación de la coautoría es menester analizar tanto lo objetivo
como lo subjetivo de la injerencia de la persona en el hecho.

". Como según la importancia del aporte se distingue entre coautor y


cómplice, el funcionario judicial debe hacer el estudio correspondiente frente
al caso concreto y razonadamente sustentar su decisión.

"c) De la lectura del artículo 29.2, como quedó finalmente, se desprenden, es


obvio, los mismos requisitos: para afirmar coautoría se necesitan acuerdo
común, división del trabajo y observación del peso del aporte.

"Acuerdo significa conformidad, asentimiento, reflexión y madurez de


determinación.

"División quiere decir separación, repartición.

"Aportar, derivado de "puerto", equivale a llegar o presentarse a un lugar,


hacer algo en pro de un fin común.

"d) Las anteriores exigencias coinciden con las generalmente adosadas, antes
y ahora, a la coautoría, vale decir, acuerdo y decisión plural; sentimiento de
actuar en una obra propia inserta en una labor global, común;
comportamiento signado por esa directriz, o co-dominio del hecho; y aporte de
algo importante durante la ejecución del delito, todo ello, desde luego, mirado
objetiva y subjetivamente.

"Observado el fenómeno de otra forma, para hablar de coautoría son


indispensables dos exigencias, una subjetiva y una objetiva.

"El aspecto subjetivo de la coautoría significa que:

"Uno. Los comuneros se pongan de acuerdo, planifiquen la comisión del ilícito


y, de consuno, decidan su perpetración.

"Dos. Cada uno de los comprometidos sienta que formando parte de una
colectividad con un propósito definido, el hecho es suyo, pero incluido dentro
de una obra mayor, global, es decir, perteneciente, imbricada, realizada por
todos los concurrentes o, dicho con otras palabras, la persona debe sentir que
cumple tareas en interdependencia funcional.

"La fase objetiva comprende:

"Uno. El co-dominio funcional del hecho, entendiendo por tal que los varios
individuos, sin sometimiento, dependencia o subordinación de uno o unos de
ellos a otro u otros de ellos, se dirijan a la misma finalidad con un
comportamiento esencial, mirado no en términos absolutos sino relativos.

299
"Por conducta esencial se debe entender, primero, que sin ella es imposible
cometer el hecho; o, segundo, que si una de las personas se opone o entra en
divergencia con las otras, pueda hacer fracasar el plan, molestarlo o variarlo
en su desarrollo; o, tercero, que la intrusión de las personas no debe ser
meramente casual, accidental o secundaria.

"Dos. Aporte significativo durante la ejecución del hecho, es decir, prestación


de algo trascendente para su comisión, servicio importante que cada uno de
los concurrentes presta a la gesta delictiva.

"Esa contribución común en pro del mismo fin puede ser material o moral
-"espiritual"-, por ejemplo cuando, en esta última hipótesis, la presencia
definida de uno de los comuneros refuerza o estimula el cumplimiento del
plan trazado, presiona y multiplica las energías de los otros, apoya al resto,
reduce las defensas de la víctima, aumenta la intimidación padecida por ésta,
incrementa la agresividad de los otros autores o comporta una mayor
seguridad para estos en cuanto, vgr., la cantidad de sujetos intensifica el
amedrentamiento que sufre la persona objeto de la acción, etc.

"Y el aporte durante la ejecución del hecho quiere decir que la prestación que
hace la persona debe ocurrir, total o parcialmente, entre el momento en que
se inicia la realización del verbo rector que guía la conducta criminal y el logro
de la consumación. De esta manera, el comportamiento frente a la pura
ideación delictiva o a los actos preparatorios, no constituye coautoría, como
tampoco aquél subsiguiente a la consumación o al último acto en materia de
tentativa de delito"*.

2. Como lo destaca el Procurador Delegado, el cargo carece de la técnica


requerida en su formulación y desarrollo. Veamos:

En primer término, dígase que el error de hecho consiste en la incongruencia


entre la prueba que existe y no existe y la idea contraria del juez. En otros
términos, "el error de hecho en materia probatoria subyace una actitud frente
a lo descriptivo, en el sentido de que se transgrede la información
suministrada por la prueba o se finge la que ella puede suministrar" .

Ese error de hecho lo generan tres falsos juicios, a saber:

a) Falso juicio de existencia, según el cual, el juzgador, al momento de valorar


individual y mancomunadamente las pruebas, supone un medio de convicción
que no obra en el diligenciamiento o excluye uno, los que tenían la aptitud
suficiente para probar circunstancias que eliminan, disminuyen o modifican
la decisión absolutoria o de condena.

b) Falso juicio de identidad, en el que incurre el sentenciador cuando en la


apreciación de una determinada prueba le hace decir lo que ella objetivamente
no reza, erigiéndose en una tergiversación o distorsión por parte del contenido
material del medio probatorio, bien por que se le coloca a decir lo que su texto
no encierra o haciéndole expresar lo que objetivamente no demuestra.

300
c) Falso raciocinio, cuando el juzgador se aparta, al momento de valorar los
elementos de juicio, de los postulados de la sana crítica, es decir, de las leyes
de la lógica, de la ciencia o de las máximas de la experiencia.

----------------------------
* Magistrado Ponente Dr. Álvaro Orlando Pérez Pinzón. Rad. 19.213.

PONENTE(S) : DR.JORGE LUIS QUINTERO MILANES


Sentencia Casación
FECHA : 25/03/2004
DECISION : No casa
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 18308
PUBLICADA : No

PRESCRIPCION-Servidor público/ CASACION-No es una tercera instancia/


ERROR EN LA CALIFICACION JURIDICA-Técnica en casación/ CASACION-
Errores en la apreciación de las pruebas/ VIOLACION INDIRECTA DE LA LEY
SUSTANCIAL/ ERROR DE HECHO-Modalidades: Técnica en casación/
ERROR DE DERECHO-Modalidades: Técnica en casación/ INDICIO-Técnica
en casación/ COAUTORIA IMPROPIA/ SECUESTRO-Delito de conducta
permanente/ INTERDICCION DE DERECHOS Y FUNCIONES PUBLICAS-
Legalidad de la pena/ FAVORECIMIENTO

1. El máximo de pena imponible para el primer delito (falsedad ideológica en


documento público) frente a las normas aplicadas en la acusación sería de
diez años (artículo 219 del Decreto 100 de 1980). Para el segundo (uso de
documento público falso), de ocho (8) años. Pero como dichas conductas se
imputan realizadas a servidor público, en la fase de instrucción el término
prescriptivo se incrementa en la tercera parte, y en la del juicio se reduce a la
mitad.

Al efecto es de recordar que la posición tradicional de la Sala fundada en la


interpretación de los artículos 80, 82 y 84 del Código Penal de 1980, siempre
entendió que el término prescriptivo de la acción penal, bien en la etapa de la
investigación o del juicio, teniendo por sujeto activo a un servidor público, en
ningún caso podría ser inferior a seis (6) años y ocho (8) meses, lapso que se
mantenía constante al calcular su monto a partir del tope fijo mínimo legal de
cinco (5) años que para todos los hechos punibles preveía el primero de los
preceptos en mención, más la tercera parte correspondiente al monto que
debía incrementarse el mismo cuando las conductas delictivas eran realizadas
por esta clase de sujetos calificados.

Con la entrada en vigencia de la Ley 599 de 2000, las normas que ahora
regulan el fenómeno prescriptivo frente a los servidores públicos imponen
una nueva hermenéutica, implicando a su vez una variación del método para

301
el cálculo de dicho lapso, en la medida en que por la forma como está
redactado el artículo 83 del nuevo estatuto, la tercera parque que aumenta el
término extintivo debe establecerse directamente sobre el máximo de la pena
señalada para el delito en el tipo penal que lo define, con la misma
modificación consistente en que durante el período del juicio, debe contarse
pero en la mitad a partir de la ejecutoria de la resolución acusatoria o su
equivalente.

2. Reiteradamente ha sido dicho por la Corte, que la casación no es instancia


adicional en la que puedan ser presentados informalmente argumentos de
disentimiento contra los fallos de segunda instancia, ni constituye una
prolongación del juicio donde resulte posible continuar el debate fáctico y
jurídico propio del trámite regular del proceso.

Su postulación ha de obedecer a la denuncia y demostración de haber sido


transgredida la ley con el fallo, y el escrito a través del cual se ejerce debe
cumplir rigurosos requisitos de forma y contenido, establecidos por el Código
de procedimiento penal, entre los que se encuentra la obligación de presentar
precisa y claramente los fundamentos fácticos y jurídicos del motivo de
casación que se aduce.

3. Deja de tomar en cuenta que a esta clase de desaciertos se llega por


haberse incurrido en vicios in iudicando -aunque con concreción en la
constitución del proceso-, sea directamente por errores en el plano estricto del
raciocinio jurídico que determinaron aplicación indebida, exclusión evidente o
interpretación errónea de disposiciones de derecho sustancial, o de modo
indirecto a través de la errada apreciación probatoria.

Sobre la forma como su demostración debe asumirse, la jurisprudencia tiene


establecido que la censura por este motivo de casación es de fundamentación
mixta, puesto que debe formularse al amparo de la causal tercera pero
desarrollarse siguiendo los lineamientos técnicos de la primera, optando por
una de las dos vías establecidas para ella. Si se escoge la directa es deber
indicar las disposiciones que el juzgador aplicó indebidamente y las que
correlativamente dejó de aplicar, o aquellas en las que se equivocó en fijar su
contenido o alcance y las razones jurídicas de este desacierto, sin que por
dicha vía resulte procedente controvertir la apreciación probatoria.

4. Si la transgresión a la ley se originó en errores de apreciación de las


pruebas, es deber concretar cada uno de ellos, si de hecho o de derecho, la
prueba o pruebas sobre las que recae y demostrar su trascendencia o
incidencia en la violación de la ley, y, por ende, la errada calificación jurídica
de la conducta con compromiso de la validez del juicio.

5. Los errores de hecho se presentan cuando el juzgador se equivoca al


contemplar materialmente el medio; porque omite apreciar una prueba que
obra en el proceso; porque la supone existente sin estarlo (falso juicio de
existencia); o cuando no obstante considerarla legal y oportunamente
recaudada, al fijar su contenido la distorsiona, cercena o adiciona en su

302
expresión fáctica, haciéndole producir efectos que objetivamente no se
establecen de ella (falso juicio de identidad); o, porque sin cometer ninguno de
los anteriores desaciertos, existiendo la prueba es apreciada en su exacta
dimensión fáctica, y al asignarle su mérito persuasivo transgrede los
postulados de la lógica, las leyes de la ciencia o las reglas de experiencia, es
decir, los principios de la sana crítica como método de valoración probatoria
(falso raciocinio).

Cuando la censura se orienta por el falso juicio de existencia por suposición


de prueba, compete al casacionista demostrar el yerro mediante la indicación
correspondiente del fallo donde se aluda a dicho medio que materialmente no
obra en el proceso; y si lo es por omisión de ponderar prueba que material y
válidamente obra en la actuación, es su deber concretar en qué parte del
expediente se ubica ésta, qué objetivamente se establece de ella, cuál el mérito
que le corresponde siguiendo los postulados de la sana crítica, y cómo su
estimación conjunta con el arsenal probatorio que integra la actuación, da
lugar a variar las conclusiones del fallo, y, por tanto modificar la parte
resolutiva de la sentencia objeto de impugnación extraordinaria.

Si lo pretendido es denunciar la configuración de errores de hecho por falsos


juicios de identidad en la apreciación probatoria, el casacionista debe indicar
expresamente, qué en concreto dice el medio probatorio, qué exactamente dijo
de él el juzgador, cómo se le tergiversó, cercenó o adicionó haciéndole producir
efectos que objetivamente no se establecen de él, y lo más importante, la
repercusión definitiva del desacierto en la declaración de justicia contenida en
la parte resolutiva del fallo.

Si se denuncia falso raciocinio por desconocimiento de los postulados de la


sana crítica, se debe indicar qué dice de manera objetiva el medio, qué infirió
de él el juzgador, cuál mérito persuasivo le fue otorgado, señalar cuál
postulado de la lógica, ley de la ciencia o máxima de experiencia fue
desconocida, y cuál el aporte científico correcto, la regla de la lógica
apropiada, la máxima de la experiencia que debió tomarse en consideración y
cómo; finalmente, demostrar la trascendencia del error indicando cuál debe
ser la apreciación correcta de la prueba o pruebas que cuestiona, y que habría
dado lugar a proferir un fallo sustancialmente distinto y opuesto al ameritado.

6. Los errores de derecho, entrañan, por su parte, la apreciación material de


la prueba por el juzgador, quien la acepta no obstante haber sido aportada al
proceso con violación de las formalidades legales para su aducción, o la
rechaza porque a pesar de estar reunidas considera que no las cumple (falso
juicio de legalidad); también, aunque de restringida aplicación por haber
desaparecido del sistema procesal la tarifa legal, se incurre en esta especie de
error cuando el juzgador desconoce el valor prefijado a la prueba en la ley, o la
eficacia que ésta le asigna (falso juicio de convicción), correspondiendo al
actor, en todo caso, señalar las normas procesales que reglan los medios de
prueba sobre los que predica el yerro, y acreditar cómo se produjo su
transgresión.

303
7. Cuando la denuncia se orienta hacia la apreciación de la prueba indiciaria,
el censor tiene por deber informar si la equivocación se cometió respecto de
los medios demostrativos de los hechos indicadores, la inferencia lógica, o en
el proceso de valoración conjunta al apreciar su articulación, convergencia y
concordancia de los varios indicios entre sí, y entre éstos y las restantes
pruebas, para llegar a una conclusión fáctica desacertada.

De manera que si el error radica en la apreciación del hecho indicador, dado


que necesariamente éste ha de acreditarse con otro medio de prueba de los
legalmente establecidos, necesario resulta postular si el yerro fue de hecho o
de derecho, a qué expresión corresponde, y cómo alcanza demostración para
el caso.

Y si el error se ubica en el proceso de inferencia lógica, ello supone partir de


aceptar la validez del medio con el que se acredita el hecho indicador, y
demostrar al tiempo que el juzgador en la labor de asignación del mérito
suasorio se apartó de las leyes de la ciencia, los principios de la lógica o las
reglas de experiencia, haciendo evidente en qué consiste y cual es la operancia
correcta de cada uno de ellos, y cómo en concreto esto es desconocido.

Si lo pretendido es denunciar error de hecho por falso juicio de existencia de


un indicio o un conjunto de ellos, lo primero que debe acreditar el censor es la
existencia material en el proceso del medio con el cual se evidencia el hecho
indicador, la validez de su aducción, qué se establece de él, cuál mérito le
corresponde, y luego de realizar el proceso de inferencia lógica a partir de
tener acreditado el hecho base, exponer el indicio que se estructura sobre él,
el valor correspondiente siguiendo las reglas de experiencia, y su articulación
y convergencia con los otros indicios o medios de prueba directos.

Además, dada la naturaleza de este medio de prueba, si el yerro se presenta


en la labor de análisis de la convergencia y congruencia entre los distintos
indicios y de éstos con los demás medios, o al asignar la fuerza demostrativa
en su valoración conjunta, es aspecto que no puede dejarse de precisar en la
demanda. Se debe concretar el tipo de error cometido, demostrar que la
inferencia realizada por el juzgador transgrede los postulados de la sana
crítica, y acreditar que la apreciación probatoria que se propone en su
reemplazo, permite llegar a conclusión diversa de aquella a la que arribara el
sentenciador. En efecto, no se trata en casación de dar lugar a anteponer el
particular punto de vista del actor al del fallador, ya que en dicha
eventualidad primará siempre éste, en cuanto la sentencia se halla amparada
por la doble presunción de acierto y legalidad, siendo carga del demandante
desvirtuarla con la demostración concreta de haberse incurrido en errores
determinantes de violación en la declaración del derecho.

Es en este sentido que el demandante debe indicar en qué momento de la


construcción indiciaria se produce el yerro, si en el hecho indicador, o en la
inferencia por violar las reglas de la sana crítica, para lo cual ha de señalar
qué en concreto dice el medio demostrativo del hecho indicador, cómo hizo la

304
inferencia el juzgador, en qué consistió el yerro, y qué grado de trascendencia
tuvo éste por su repercusión en la parte resolutiva del fallo.

En todo caso, la misma naturaleza rogada que la casación ostenta, impone al


demandante el deber de abordar la demostración de cómo habría de corregirse
el yerro probatorio que denuncia, modificando tanto el supuesto fáctico como
la parte dispositiva de la sentencia.

Esta tarea comprende un nuevo análisis del acervo probatorio, valorando las
pruebas omitidas, cercenadas o tergiversadas, o apreciando acorde con las
reglas de la sana crítica aquellas en cuya ponderación fueron transgredidos
los postulados de la lógica, las leyes de la ciencia o los dictados de
experiencia; y excluyendo las supuestas o ilegalmente allegadas o valoradas.
Claro que esta labor no puede hacerse de manera insular, sino en
confrontación con lo acreditado por las acertadamente apreciadas, tal como lo
ordenan las normas procesales establecidas para cada medio probatorio en
particular y las que refieren el modo integral de valoración. Todo en orden a
hacer evidente la falta de aplicación o la aplicación indebida de un concreto
precepto de derecho sustancial, pues es la demostración de la errada
calificación jurídica de la conducta con incidencia en el debido proceso, la
finalidad de este motivo de casación.

Solamente luego de efectuado este raciocinio, si la calificación jurídica de los


hechos que se propone conlleva a determinar la equivocación del fallador con
repercusión negativa en el debido proceso, puede plantearse la nulidad por
este concepto, siendo necesario indicar, además, el estado en que quedaría la
actuación y el funcionario a que habría de remitirse el diligenciamiento para
la reposición de lo actuado (Cfr. Sent. Casación de julio 24/2003. Rad.
16162).

8. Los actuales desarrollos dogmáticos y jurisprudenciales se orientan por


reconocer como característica de la denominada coautoría impropia, que cada
uno de los sujetos intervinientes en el hecho punible no ejecutan integral y
materialmente la conducta definida en el tipo, pero sí lo hacen prestando
contribución objetiva a la consecución del resultado común en la que cada
cual tiene dominio funcional del hecho con división de trabajo, cumpliendo
acuerdo expreso o tácito, y previo o concurrente con la comisión del hecho,
sin que para la atribución de responsabilidad resulte indispensable que cada
interviniente lleve a cabo o ejecute la totalidad del supuesto fáctico contenido
en el tipo o que sólo deba responder por el aporte realizado y desconectado del
plan común, pues en tal caso, una teoría de naturaleza objetivo formal, por
ende, excesivamente restrictiva, sin duda muy respetuosa del denominado
principio de legalidad estricto, no logra explicar la autoría mediata ni la
coautoría, como fenómenos expresamente reconocidos en el derecho positivo
actual (art. 29 de la ley 600 de 2000), los cuales a pesar de no haber sido
normativamente previstos en la anterior codificación, no pueden dar lugar a
entender que no fueron objeto de consideración o que el sistema construyó un
concepto de autor distinto del dogmáticamente establecido (cfr. cas. agosto
2/01. Rad. 11862).

305
9. Tampoco puede pasarse por alto, como sí lo hace el recurrente, que el
secuestro es un delito de conducta permanente que se prolonga en el tiempo
mientras la víctima se halle privada del derecho a la libertad.

10. En la sentencia de primera instancia, se condenó, entre otros procesados,


a (...) a treinta (30) años de prisión y la accesoria de interdicción de derechos y
funciones públicas por tiempo igual al de la pena privativa de la libertad.

El Tribunal, por su parte, no obstante advertir que de conformidad con la ley


la referida pena accesoria no puede superar el máximo de diez años, y reducir
la pena principal de este procesado a veinticinco años de prisión, omitió hacer
pronunciamiento alguno sobre dicho particular en la parte resolutiva y por el
contrario decidió "CONFIRMAR en los demás aspectos la sentencia de fecha 4
de diciembre de 1998, emitida por un Juez Regional de la ciudad de Cali,
motivo del recurso de alzada", con lo cual dejó de aplicar el precepto
sustancial cuya transgresión denuncia el censor.

Dada, entonces, la prosperidad del cargo, la Corte casará parcialmente la


sentencia recurrida en cuanto a la pena de interdicción de derechos y
funciones públicas impuesta al procesado (...), para ajustarla al máximo legal
de diez (10) años.

En virtud del principio de aplicación extensiva (artículos 243 del Decreto


2700/91 y 229 del actual Estatuto Procesal), igual determinación se adoptará
en relación con los demás procesados no recurrentes que en dicha materia
resultaron afectados con la sentencia del Tribunal, según precisión que se
hará en la parte resolutiva de este pronunciamiento.

11. Para que se configure el tipo de favorecimiento cuya aplicación el censor


reclama, es indispensable que quien lo realiza no haya participado en el hecho
punible y a pesar de tener conocimiento de éste, ayuda a eludir la acción de la
autoridad o a entorpecer la investigación que se adelante.

PONENTE(S) : DR.HERMAN GALAN CASTELLANOS,


DR.MAURO SOLARTE PORTILLA
Sentencia Casación
FECHA : 25/03/2004
DECISION : Declara una prescripción, reajusta pena, casa
de oficio pena accesoria, no casa,
DELITOS : Falsedad en documento público, Homicidio
preterintencional, Secuestro extorsivo agravado
PROCESO : 18383
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : Véase también en - Internet
DR.MAURO SOLARTE PORTILLA - Salvamento
Parcial de Voto

306
21/04/2004

DEFENSA TECNICA-Facultad de ejercer distintas alternativas/ DEFENSA


TECNICA-La inactividad ostensible del defensor genera nulidad/
INVESTIGACION INTEGRAL-Técnica para alegar su vulneración/
RECONOCIMIENTO EN FILA DE PERSONAS-Parte integrante del testimonio/
PROCESO PENAL-Objeto/ NULIDAD-Vinculación de otros partícipes/
UNIDAD PROCESAL-Ruptura/ SENTENCIA ANTICIPADA-El anterior defensor
no la solicitó ello de por sí no constituye nullidad/ COAUTORIA IMPROPIA-
Principios a tener en cuenta dentro de esta coparticipación criminal

1. El perfil de la mejor defensa no implica el ejercicio de habilidades bajo las


cuales se pretende ocultar la verdad real que logró establecerse en el proceso,
de ahí que no puedan prohijarse los argumentos del censor, como el que
compara el número de páginas que comprende el resumen de las alegaciones
de la defensa y el Fiscal en la audiencia pública, para deducir ausencia de
defensa técnica, el cual es meramente especulativo y carente de utilidad para
el proceso.

La discrepancia con la estrategia defensiva cumplida, bien sea respecto de los


medios empleados, las tesis expuestas, la conducta procesal asumida o por
los resultados obtenidos, no es razón por sí misma valedera y suficiente para
fundamentar la violación del derecho de defensa del procesado.

2. Las omisiones del apoderado que dan lugar a invalidar un proceso, por falta
de defensa técnica, lo ha reiterado la Sala, no pueden identificarse con la
ausencia de algunos actos procesales. La nulidad sobreviene como
consecuencia del incumplimiento irresponsable de sus deberes.

3. Los cuestionamientos que se hacen al ad quem de haber desconocido el


principio de investigación integral, implicaban abordar la identificación de las
citas no verificadas, de las pruebas no evacuadas, la conducta de los
operadores de justicia al respecto, señalar racionalmente su contenido y
pertinencia, haciendo la confrontación con la totalidad de la prueba
recaudada, y precisar la trascendencia, en este caso, de manera específica
determinar si tales medios conducían por lo menos a una situación jurídica
más benévola para el procesado.

Cuando el ataque se enmarca en la violación al principio de investigación


integral, es indispensable que se sugiera en términos racionales el alcance
probatorio de la prueba omitida, sólo así se puede hacer la relación de
pertinencia de la evidencia con lo que se pretende demostrar y por ende
establecer la incidencia en la decisión adoptada.

4. Además, debe tenerse en cuenta que conforme a la jurisprudencia de la


Sala, en estos casos, el testimonio y el reconocimiento deben evaluarse como
una unidad probatoria.

307
5. Téngase presente que el propósito del proceso penal no es la abundancia ni
la repetición innecesaria de pruebas, sino la incorporación de medios
necesarios y útiles para obtener certeza sobre lo ocurrido.

6. Debido a que la responsabilidad penal es personal, ha dicho la Corte, el


sólo hecho de no vincular a un posible implicado en la etapa de instrucción no
constituye causal de nulidad, máxime si no se demuestra, como en este caso
ocurrió, que tal omisión comprometió seriamente la estructura del proceso
penal, ni socavó las garantías de los sujetos procesales.

7. El Código de Procedimiento Penal (Decreto 2700 de 1991) al regular figuras


como la conexidad y la unidad procesal, en los artículos 87 y 88, señalaba
como norma general que se adelantará una sola investigación, pero
expresamente establecía que en cuanto no se afectaran las garantías
constitucionales, su rompimiento no generaba nulidad. El mismo régimen de
procedimiento consagraba situaciones en las cuales podía romperse la unidad
procesal, sin incidencia alguna en la validez de la actuación, y sin atentar
contra los derechos de los sujetos procesales, por ejemplo en los eventos de
sentencia anticipada, audiencia especial, colaboración eficaz y cierres
parciales de la investigación, que autorizaban válida y legalmente adelantar
proceso en contra de algunos de los implicados, y separadamente continuar
con el trámite que correspondiere respecto de los demás.

La situación anterior no varía en el régimen actual (Ley 600 de 2000), cuyo


artículo 89, estipula que "La ruptura de la unidad procesal no genera nulidad
si no afecta garantías constitucionales".

8. No cabe duda que la sentencia anticipada, la audiencia especial y la


reducción de pena por colaboración eficaz constituyen opciones de defensa en
los procesos penales, pero tales alternativas, en un caso dado, están
determinadas por el criterio y la estrategia del profesional del derecho que
asuma la defensa. De modo que, acudir a la nulidad porque en su momento el
defensor no acudió a tales mecanismos, sin demostrar que dicha omisión
constituye una conducta arbitraria, caprichosa, es atiborrar el proceso con
pretensiones carentes de sustento, máxime que, como ocurre en este proceso,
la postura de los abogados cuyas conductas se censuran, resultan coherentes
con las tesis esgrimidas en las instancias, en el sentido de que se abogó por la
absolución y hubiese rayado con lo contradictorio haber admitido la viabilidad
de mecanismos, como los sugeridos por el casacionista, que parten del
supuesto de la responsabilidad penal en los delitos imputados.

No siempre la omisión sobre un pedimento constituye nulidad y será


imperativo analizar en cada caso su relevancia, de la que en este caso carece
del proceder reprochado por el casacionista a sus colegas que actuaron en las
instancias.

9. El tema de la "coautoría impropia" que el recurrente considera inexistente


en el ordenamiento jurídico colombiano, para proponer la absolución de (...)
por los delitos de homicidio y porte ilegal de arma de fuego de defensa

308
personal, ha sido objeto de esmerados estudios por parte de esta Corporación*
dentro de la vigencia del Código Penal de 1980, uno de tales
pronunciamientos, con ponencia de quien ahora cumple igual misión en esta
providencia**, resuelve a cabalidad los cuestionamientos hechos a la
sentencia proferida por el Tribunal de Medellín, por lo que en lo pertinente se
transcribe seguidamente:

"En efecto, la Corte ha sostenido y reiterado, de antiguo, que cuando varias


personas conciertan libre y voluntariamente la realización de un mismo hecho
(conducta) punible, con distribución de funciones en una idéntica y compleja
operación delictiva, de tal manera que cada uno de ellos ejecuta una parte
diversa de la empresa común***, todos tienen la calidad de coautores, por
ello actúan con conocimiento y voluntad para la producción del resultado
comúnmente querido o por lo menos aceptado como probable".

"Es cierto que el concepto así expresado, como se dijo en algunos salvamentos
de voto, podría conducir a involucrar al cómplice dentro de un ampliada
comprensión del término "autor", dado que también interviene en el hecho
común, en virtud de un acuerdo previo, inclusive con "dominio" de su propia
intervención, que forma parte de la empresa total".

"Es en este punto en el que el censor centra su argumento, cuando afirma que
el sólo concierto previo no permite configurar la coautoría. Empero, de la
posición asumida por la Corte, se destaca la afluencia de varios principios
para entender el concurso de personas dentro de la institución de la
coparticipación criminal, a saber, el de la ejecutividad, entendida ésta como la
exteriorización de la conducta, mínimo hasta el grado de la tentativa, de la
identidad, de manera que en torno a una misma empresa delictiva se
aglutinen los partícipes, la convergencia dolosa, el cual supone el acuerdo de
voluntades y de la división de trabajo como efecto de lo concertado y
concretado. Si de la intervención así convenida, se podía deducir la
"realización de una misma y compleja operación delictiva", esta forma de
participación tenía que ser calificada como de autor, dado que el artículo 23
de la codificación anterior consideraba como autor al que realizara el hecho
punible, como así también lo establece el código actual (Ley 599/2000)" .

"Por lo expuesto, no puede afirmarse con certeza que la Corte legisló o, como
lo insinúa el demandante, que se "inventó" la figura de la coautoría impropia,
puesto que su comprensión dependió de la interpretación en vía de
jurisprudencia, de la disposición legal a la cual dio dicho sentido y que el
censor considera indebidamente aplicado".

"Empero, es preciso determinar que de ese principio de convergencia debe


distinguirse, primero, si la participación no tuvo la relievancia o intensidad
indispensable para estimar al partícipe como autor, sino como cómplice,
dificultad que la ley actual supera y aclara "atendiendo la importancia del
aporte", de tal manera que si el aporte no es importante, se debe entonces
remitir a la figura de la complicidad y, segundo, si uno de los participantes
actuó por fuera de lo pactado, lo cual conduce al exceso y la prohibición de

309
regreso, pues en tal evento, la responsabilidad la asume el respectivo
concurrente".

"Es en este aspecto en el que se debe reflexionar, pues el recurrente considera


indebidamente aplicado el artículo 23, anterior, por cuanto que, dice, el
homicidio cometido no se le debe imputar a su representado ya que en su
realización no tenía dominio ni para ello medió "su contribución objetiva".

"Es factible que la teoría objetivo-formal de la "realización" del hecho o de la


conducta punible, resulte adecuada para resaltar al autor unitario, no así al
plural, puesto que en muchos casos de coautoría el coautor no interviene en
actos de ejecución, en el sentido objetivo-formal, como sucede, por ejemplo,
con el organizador de un plan delictivo que está presente en la dirección de la
ejecución, pero no materialmente en ella. Su colaboración y aporte es de vital
importancia, sin duda, pero no es ejecutiva desde el punto de vista objetivo-
formal. Sin embargo, es un coautor, porque dentro de la división de trabajo
que complementa el concepto de autor, su participación es importante,
porque está comprendida dentro del plan de autor, como así lo admite la
doctrina, tanto nacional como comparada. En la vigencia del código anterior,
el determinador se consideraba autor, así, claro está, no interviniera en la
ejecución material del reato".

"Tratándose de un delito planificado, es elocuente que no todos los partícipes


realizan todos los elementos del tipo, mas , el hecho de no haber realizado
directamente el tipo doloso, no descarta que quien haya tenido el dominio
funcional del hecho o conducta pueda ser considerado como coautor porque
su aportación es esencial, mediando el acuerdo previo y la ejecución común,
dada la distribución de funciones o actividades en el aludido plan".

"Quiere decir lo anterior, que la teoría del dominio del hecho no puede
entenderse, como así parece ser el caso del recurrente, dentro de un estrecho
concepto objetivo-formal, puesto que es evidente que la ejecución o realización
material, no constituye la única forma de manifestarse el dominio".

----------------------------
* CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. M.P. Dr. REYES ECHANDÍA, Alfonso.
Agosto 11 de 1981. Dr. MARTÍNEZ ZÚÑIGA, Lizandro. Noviembre 23 de 1988,
Dr. TORRES FRESNEDA, Juan Manuel. Septiembre 16 de 1992. Dr.
ARBOLEDA RIPOLL, Fernando. Marzo 23 de 1999. Dr. PÉREZ PINZÓN,
Álvaro. Abril 24 de 2003. Dra. PULIDO DE BARÓN, Marina. Junio 8 de 2003,
entre otros.
** Sala de Casación Penal C.S. de J., Radicado 17252, 18 de febrero de 2004,
M.P. Herman Galán Castellanos.
*** Sala de Casación Penal. C.S.J. Septiembre 8/80. M.P. ALFONSO REYES
ECHANDÍA

PONENTE(S) : DR.HERMAN GALAN CASTELLANOS


Sentencia Casación

310
FECHA : 21/04/2004
DECISION : No casa
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Porte de armas de
defensa personal, Homicidio agravado
PROCESO : 18007
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : Véase también en - Internet

27/05/2004

TERRITORIALIDAD/ PRINCIPIO DE TERRITORIALIDAD/


EXTRATERRITORIALIDAD/ UNIDAD PROCESAL-Ruptura/ COAUTORIA
IMPROPIA-Concepto/ SENTENCIA-Violación del debido proceso y el derecho
de defensa/ SENTENCIA-Falta de motivación

1. El artículo 13 del anterior Código Penal, así como del 14 del estatuto
vigente que preserva su contenido, referidos al principio de territorialidad para
la aplicación de la ley penal, estatuyen que la conducta punible se considera
realizada "En el lugar donde se desarrolló total o parcialmente la acción"
(negrillas fuera de texto).

Si ello es así, la interpretación correcta para el caso sometido a estudio es


que las autoridades judiciales colombianas que adelantaron las fases de
instrucción y de juzgamiento estaban plenamente revestidas de jurisdicción y
competencia, pues en cuanto a uno de los delitos, como viene de verse, la
totalidad de los actos constitutivos de la conducta se perpetraron dentro del
territorio nacional y, en cuanto al otro, la mayoría tuvo lugar en nuestro país.

Es más, cuando el principio aludido refiere que la conducta punible se


considera realizada en el lugar donde se desarrolla parcialmente, no precisa
un patrón cuantitativo para su determinación, lo cual permite inferir que así
uno solo de los actos se realice en Colombia, tal situación abre la posibilidad
para que las autoridades nacionales asuman su conocimiento, con mayor
razón, por consiguiente, cuando en su mayoría se llevaron a cabo en el país y
todavía más si son todos.

2. Ahora bien, consecuente con entender que la conducta no tuvo realización


fuera del país, tampoco tiene asidero la aplicación del principio de
extraterritorialidad al tenor de lo normado en el artículo 15 del anterior
estatuto penal, y que hoy reproduce el 16 del vigente, en cuyo caso se requiere
para la iniciación de la acción penal, que medie querella de parte o petición
especial del Procurador General de la Nación, de modo que el adelantamiento
oficioso en el asunto sometido a consideración de la Sala, no generó ninguna
irregularidad que tenga la entidad de resquebrajar la validez de la totalidad
del proceso.

311
3. Sin embargo, contrario a lo que estima el censor, se debe precisar, que la
responsabilidad penal es de carácter individual y ello, en principio, impide de
acuerdo con la postura que en forma reiterada y pacífica ha mantenido esta
Sala, que la ruptura de la unidad procesal originada en la orden de investigar
por separado a un posible autor o partícipe, genere la invalidez de la
actuación procesal, salvo que dicha situación entrañe vulneración a las
garantías de los sujetos procesales, lo cual exigirá siempre del interesado que
la auspicie, aportar la argumentación encaminada hacia esa propósito*.

4. La coautoría implica que para la consecución del fin propuesto cada uno de
los coautores desempeña un rol específico dentro de un plan previamente
definido, en donde todos responden por el designio común querido y por los
actos colaterales que de él se desprendan, en la medida en que tengan
dominio del hecho, salvo que se trate de conductas que se cometan por fuera
del marco del acuerdo, evento en el cual la responsabilidad se atribuye a título
individual**.

Significa lo anterior, que la responsabilidad de uno cualquiera de los


coautores, cuya contribución a la conducta fue diversa a la de los demás, no
tiene porqué incidir en la demostración de los aportes ajenos.

5. No se remite a duda que cuando en la sentencia se hace abstracción del


análisis y valoración de las pruebas, así como de los presupuestos fácticos y
jurídicos que soportan la decisión, no sólo se viola desde el punto de vista
formal el imperativo legal consagrado en el artículo 180 del anterior estatuto
procesal, que se reproduce en el 170 del actual, sino que se afecta de manera
grave el debido proceso y el derecho de defensa, al impedir a los sujetos
procesales acceder a los argumentos en que se basa la determinación
adoptada, con lo cual se hace nugatorio el derecho a contradecir y a
impugnar.

6.
"Sin embargo, es claro, que una tal exigencia, no sólo puede cumplirse con el
tratamiento individual de los fenómenos objeto de análisis o de los respectivos
medios de prueba, sino que igualmente puede lograrse con un análisis general
de diversas situaciones concurrentes en una investigación, sin que ello
signifique el soslayamiento de la prueba de cargo, su sustento legal y su
consiguiente conceptualización jurídica frente a cada uno de los conflictos por
resolver, sino que ante las concretas condiciones probatorias que se presenten
en la realización de un hecho en el que intervienen diversos autores o
partícipes, su propio modus operandi haga que la prueba se vincule de forma
tal que, contrario sensu, su separación impida su verdadera comprensión
histórica y, por ende, su real trascendencia jurídica, en la medida en que la
propia complejidad e interrelación de los intervinientes delictuales, en casos
como el presente, se pueda explicar la unidad de fin propuesto, lo cual,
opuesto a lo que se cree, posibilita idóneamente la contradicción jurídica de
los diversos conflictos por decidir, pues, una tal forma de argumentar no está
significando su ausencia, su anfibología, su ambigüedad, su equivocidad, o en
forma general, la ausencia de motivación, sino su global análisis, que no es,

312
tampoco, igual a superficialidad o no concreción, es su valoración universal de
lo sucedido, integral, es decir, sin evadir las individualidades, se integren
convergente y coherentemente"***

-----------------------
* Entre otras ver radicado 17005, sentencia de diciembre 11 de 2003, M.P.
Mauro Solarte Portilla; radicado 16818, sentencia del 2 de mayo del mismo
año M.P. Dr. Álvaro Orlando Pérez Pinzón y radicado 13936, sentencia del 10
de octubre de 2002, M.P. Dr. Álvaro Orlando Pérez Pinzón.
** Entre otras véanse sentencias de febrero 28 de 1985, M.P. Dr. Luis Enrique
Aldana Rozo, de noviembre 21 de 1995, M.P. Dr. Carlos A. Gálvez Argote y de
abril 25 de 2000, M.P. Dr. Jorge E. Córdoba Poveda, rad. 19987.
*** Radicado 18364. Sentencia de julio 4 de 2002, M.P. Dr. Carlos A. Gálvez
Argote.

PONENTE(S) : DRA.MARINA PULIDO DE BARON


Sentencia Casación
FECHA : 27/05/2004
DECISION : No casa
DELITOS : Falsedad material de particular en doc. púb.,
Estafa
PROCESO : 19697
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : Véase también en - Internet

21/07/2004

NULIDAD-Debido proceso: Técnica en casación/ NULIDAD-Derecho de


defensa: Técnica en casación/ INDAGATORIA-Interrogatorio/ COAUTORIA
IMPROPIA

1. Para acreditar la existencia de una nulidad en sede de casación, es


necesario que el impugnante indique de manera clara y precisa los
fundamentos mediante los cuales demuestre el menoscabo a las garantías de
los sujetos procesales o de las bases fundamentales de la instrucción o del
juzgamiento, con identificación precisa de las irregularidades ocurridas a lo
largo del proceso y su incidencia en la sentencia recurrida.

La Sala ha sido insistente en señalar que si el motivo invalidante de la


actuación lo constituye el debido proceso, debe acreditarse la existencia de
una irregularidad con capacidad de socavar las bases de la actuación. En
cambio, si se trata de la violación del derecho a la defensa material o técnica,
es indispensable determinar los defectos que lesionaron esta garantía y que
por su gravedad y trascendencia resulta inevitable su declaratoria, sin que sea
admisible invocar el desconocimiento de ambas garantías sobre un mismo
supuesto de hecho porque cada una implica la presencia de vicios de diferente
contenido y alcance.

313
2. Es cierto que el artículo 360 del anterior Código de Procedimiento Penal,
vigente para el momento en que (...) rindió sus descargos, determinaba que el
imputado fuera interrogado en relación con los hechos que originaron su
vinculación en orden a obtener las explicaciones que estimara necesarias
acerca de su comportamiento y así garantizarle el ejercicio de su derecho a la
defensa, pero sin implicar ese mandato que el funcionario agotara en ese
mismo instante todas las preguntas acerca de las circunstancias en las cuales
sucedieron los hechos materia de investigación porque era finalidad que
dependía en gran parte de la postura que asumiera el indagado, quien podía
mostrarse completamente ajeno a la ilicitud o simplemente negarse a
suministrar los datos que fueran de su conocimiento.

PONENTE(S) : DR.YESID RAMIREZ BASTIDAS


Sentencia Casación
FECHA : 21/07/2004
DECISION : No casa
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 15455
PUBLICADA : No

28/07/2004

CASACION-Interés para recurrir/ COAUTORIA IMPROPIA

1. Aclárese, en principio, que al apoderado del señor Ángel María Cerón Zárate
le asiste interés para recurrir en casación, a pesar de no haber impugnado la
sentencia de primera instancia, por cuanto el fallo del Ad quem desmejoró su
situación.

2. La sentencia de segunda instancia imputó la conducta delictiva a título de


la denominada coautoría impropia. Y en este grado de participación poco
interesa el hecho concreto llevado a cabo por cada integrante del grupo, pues
que la actividad de cada uno es predicable de los varios intervinientes, porque
la organización la asume como propia.

Si de la demanda se desprende que el delito fue realizado con división


funcional de tareas, el reproche se debió dirigir a desvirtuar tal fenómeno, con
independencia de quién había percutido el arma que causó el deceso.

PONENTE(S) : DR.ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON


Auto Casación
FECHA : 28/07/2004
DECISION : Inadmite la demanda presenta
DELITOS : Homicidio agravado, Tentativa de hurto
calificado y agravado
PROCESO : 22454
PUBLICADA : No

314
04/08/2004

INDAGATORIA-Imputación jurídica/ INDAGATORIA-Interrogatorio/


COAUTORIA IMPROPIA

Los artículos 359 y 360 del Decreto 2700 de 1.991 señalaban las reglas que
regían su recepción y dentro de ellas, respecto al sustento fáctico de la
investigación, prescribían que "…el funcionario judicial interrogará al
imputado en relación con los hechos que originaron su vinculación", a
diferencia de la actual previsión hecha en el artículo 338 de la Ley 600 de
2.000 donde no basta el cuestionamiento sobre los sucesos de los que emana
el compromiso del sindicado, sino que además es necesario ponerle "de
presente la imputación jurídica provisional".
...

Además -ha dicho la Sala- "el artículo 360 del anterior Código de
Procedimiento Penal, precepto bajo cuya vigencia el sentenciado rindió sus
descargos, exigía que al imputado se le interrogara "en relación con los hechos
que originaron su vinculación", con la finalidad de que explicara su conducta.
En estos casos, sostuvo reiteradamente la Corte que la indagatoria no era una
diligencia de formulación de cargos, como lo entendió el demandante, sino
una forma de vinculación al proceso y un medio de defensa a través del cual
el sindicado puede suministrar las explicaciones que a bien tenga sobre las
circunstancias en que se desarrolló el acontecimiento objeto de imputación.

"No se precisaba entonces de fórmulas sacramentales, ni de pautas concretas


para el desarrollo del respectivo interrogatorio, o de etiquetamientos
específicos para realizar preguntas y procurar respuestas en determinado
sentido, y menos sujetar a esos inexistentes catálogos la validez o eficacia de
las decisiones que tengan por sustento la indagatoria del implicado, por
cuanto, como ya se advirtió, el referido artículo 360 simplemente exigía que el
imputado fuera interrogado con la finalidad de que explicara su conducta, con
lo cual se le garantizaba el ejercicio del derecho de defensa y el de
contradicción.

"Ha de considerarse además que el interrogatorio que debe desarrollar el


funcionario judicial depende, como es apenas obvio, de la postura que asuma
el indagado en la diligencia, no de fórmulas abstractas preconcebidas.

"Otra cosa muy distinta es que el fiscal no hubiere insistido sobre tópicos que
de antemano se sabía ningún resultado positivo arrojarían, dada, se reitera, la
postura asumida por el indagado en el interrogatorio al que se le sometió, de
donde cualquier pregunta sobre su participación en la tentativa de homicidio,
a más de insubstancial, resultaba inconducente atendida la persistencia de
aquél en sostener su coartada. Cuando así se procede, no es dable aducir
atentados al derecho de defensa o menoscabo de la estructura básica del
proceso, con el expediente de que quien tozudamente niega su participación

315
en los hechos no fue interrogado en debida forma sobre ellos" (M.P., Dr. Jorge
Aníbal Gómez Gallego, sentencia del 22 de agosto de 2.002, rad. 14.719)."
...

El fallador fue bastante explícito al considerar que si bien Escalante Fuentes


no participó directamente en la ejecución del apoderamiento ello no
descartaba su intervención a título de autor pues entonces se trataba de la
figura de coautoría impropia en la que, por razón de la división de trabajo, a él
simplemente le correspondió asegurar el producto del ilícito y procurar la
impunidad utilizando para su transporte un vehículo que ciertamente no fue
usado al momento mismo del asalto.
...

Es que caracterizándose la citada forma de intervención delictual en que cada


uno de los sujetos que concurren a la ejecución de la conducta punible
realizan la descripción típica de manera conjunta pero con división de trabajo,
es por ello inherente a aquella la concurrencia de un elemento subjetivo
consistente en la existencia de un acuerdo expreso o tácito para su
acometimiento y otro objetivo, que se traduce en la realización de actos
orientados a su ejecución como objetivo común, siéndoles por ello imputables
a todos los intervinientes el delito o delitos que típicamente se configuren.
...

Es verdad -ha dicho la Sala- "que doctrina y jurisprudencia han aceptado que
en los casos en que varias personas proceden en una empresa criminal, con
consciente y voluntaria división del trabajo para la producción del resultado
típico, todos los partícipes tienen la calidad de autores, así su conducta vista
aisladamente no permita una directa subsunción en el tipo, porque todos
están unidos en el criminal designio y actúan con conocimiento y voluntad
para la producción del resultado comúnmente querido o, por lo menos,
aceptado como probable… Así mismo, si a esa empresa criminal van armados
porque presumen que se les puede oponer resistencia o porque quieren
intimidar con el uso de las armas y como consecuencia de ello se producen
lesiones u homicidios, todos será coautores de hurto y de la totalidad de los
atentados contra la vida y la integridad personal, aun cuando no todos hayan
llevado o utilizado armas, pues participaron en el común designio, del cual
podían surgir estos resultados que, desde luego, se aceptaron como probables
desde el momento mismo en que actuaron en una empresa de la cual se
podían derivar". (Sentencia de febrero 28 de 1985, M. P. Luis Enrique Aldana
Rozo).

Por eso deviene ilógico e injurídico pretender que se responsabilice a cada


interviniente en una empresa criminal solamente por la tarea parcial que
aisladamente le correspondió ejecutar, pues ello haría imposible la
configuración de la coautoría impropia, cuando claramente se acepta su
constitución por la elaboración de un plan común, el dominio colectivo en su
realización y la distribución de actividades, y la importancia del reporte, cada
una de las cuales, concurriendo indudablemente a la concreción del resultado
comúnmente querido, no pueden ser consideradas de forma aislada -como lo

316
pretende el recurrente- pues ello conduciría al inaceptable extremo de tenerlas
como accesorias, intrascendentes y consecuentemente carentes de
punibilidad cuando en verdad adquieren importancia para el derecho penal
sólo en tanto sean puestas en conjunto y en función de un plan delictivo
común a quienes en él intervienen.

PONENTE(S) : DR.ALFREDO GOMEZ QUINTERO


Sentencia Casación
FECHA : 04/08/2004
DECISION : No casa
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Porte de armas de
defensa personal, Violencia contra empleado oficial
PROCESO : 17947
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : Véase también en - Internet

22/09/2004

NORMA SUSTANCIAL-Normas que por su naturaleza ostentan dicha calidad/


NORMA INSTRUMENTAL/ VIOLACION INDIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL-
Falso juicio de existencia: Por omisión/ COAUTORIA IMPROPIA

1. En este sentido la Sala ha precisado:

"Por esto, cuando se acude a la causal primera en cualquiera de sus formas,


sea para denunciar violación directa o indirecta de disposiciones de derecho
sustancial, deben citarse las que a criterio del censor resultaron transgredidas
de manera inmediata, o mediatamente a través de la apreciación probatoria.

"Sin que se quiera desconocer la discusión doctrinal que existe sobre el punto,
y sin la pretensión de elaborar una lista excluyente, tradicionalmente ha sido
entendido que en materia penal tienen carácter de sustanciales aquellas
disposiciones que definen, privilegian o califican las conductas delictivas y las
que regulan la punibilidad en todos sus aspectos, esto es estableciendo el
mínimo y máximo, las circunstancias de mayor y de menor punibilidad, las
rebajas, la prohibición de la reforma en peor, la favorabilidad y el in dubio pro
reo, entre otras, independientemente del estatuto donde se encuentren
consignadas. También las que se refieren al pago de perjuicios (cfr. cas. feb.
4/98. Rad. 10388).

"Por el contrario, se tienen como instrumentales, aquellas disposiciones de


derecho procesal relativas a las formas y al método de comprobación de los
elementos que integran el delito y sus consecuencias, así como a las clases de
pronunciamientos judiciales, la manera de darlos a conocer, y los recursos
que proceden, entre otros aspectos (cfr. cas. mayo 14/97 Rad. 12995).

317
"De este modo, si el artículo 232 del Código de Procedimiento Penal se refiere
a la necesidad de la prueba sobre el hecho punible y la responsabilidad del
procesado, y el 238 ejusdem al método de la sana crítica para apreciar los
medios de convicción, es claro que indudablemente se trata de preceptos
instrumentales y no sustanciales.

"En cambio, contienen disposiciones sustanciales, entre otros, los artículos


29, 31, 103 y 104 de la Ley 599 de 2000, relativos a la autoría y
determinación, el concurso de conductas punibles, y el homicidio agravado
por el que se condenó al procesado en concurso homogéneo, los cuales han
debido ser mencionados por el recurrente como objeto de violación indirecta
debido a errores en la apreciación probatoria, si la pretensión era demostrar
la configuración de la causal primera, apartado segundo, de casación, por
parte del fallo de segunda instancia" (cfr. Cas. de agosto 9/04. Rad. 20681).

2. La recurrente no advierte que cuando se acude al error de hecho por falso


juicio de existencia por omisión, el censor tiene el deber de indicar la parte del
expediente donde se ubica el medio que extraña, la validez de su recaudo, el
contenido de aquél y qué se establece de él, el mérito que le corresponde
siguiendo las reglas de la sana crítica, y de qué manera su ponderación
conjunta con el arsenal probatorio que integra la actuación, permite arribar a
la modificación de los sustentos fácticos del fallo y la parte resolutiva de éste
en sentido favorable a los intereses que representa.

Tampoco se percata que este tipo de error no tiene cabida cuando la prueba
que se dice omitida ha sido apreciada o analizada de alguna manera por el
juzgador en la sentencia, pues en tales eventos lo que corresponde denunciar
es la configuración de falsos juicios de legalidad, convicción, identidad o
raciocinio, nunca falsos juicios de existencia por omisión, toda vez que un tal
planteamiento caería en el vacío por carencia de fundamento.

3. No pudiendo resultar desconocido que al procesado se le imputó


responsabilidad en el hecho materia de investigación y juzgamiento a título de
coautoría impropia, cualquier consideración en torno a sostener que el
procesado (...) materialmente no disparó en contra de la víctima, o que debe
creérsele cuando dice que los residuos de disparo hallados en sus manos
obedecen a haber manipulado el día anterior la referida arma, resulta inane
frente a las conclusiones del fallo, toda vez que aún de llegar a demostrarse
una tal proposición, de todos modos la declaración de responsabilidad penal
se mantiene, pues su intervención en el desarrollo de los sucesos, resulta
inocultable.

Esto en razón a que los actuales desarrollos dogmáticos (art. 29 de la ley 599
de 2000) establecen como característica de la coautoría que cada uno de los
sujetos intervinientes en el comportamiento punible, eventualmente actúa con
división del trabajo cumpliendo acuerdo común, expreso o tácito, previo o
concomitante a la ejecución de la conducta, y puede no llevar a cabo la
totalidad del supuesto fáctico definido en el tipo, pero sí lo hace prestando
una contribución objetiva e importante la consecución de la finalidad

318
propuesta en la que cada cual tiene dominio funcional del hecho, sin que
para efectos de establecer el grado de compromiso penal sea necesario que
cada interviniente realice la totalidad de la conducta definida en el tipo o que
sólo deba responder por el aporte realizado sin consideración al plan
conjuntamente trazado, como en este caso pareciera ser la pretensión del
recurrente.

PONENTE(S) : DR.MAURO SOLARTE PORTILLA


Sentencia Casación
FECHA : 22/09/2004
DECISION : No casa
DELITOS : Homicidio agravado, Tentativa de hurto
calificado y agravado
PROCESO : 19070
PUBLICADA : No

20/10/2004

DERECHO DE DEFENSA-Inactividad del defensor: Se debe explicar en qué


aspectos se concretan las omisiones/ TERMINACION ANTICIPADA DEL
PROCESO-Antes de todo el procesado debe evaluar si la situación probatoria
así lo aconseja/ COAUTORIA

1. El núcleo de esta garantía radica en la prerrogativa que tiene el procesado


de estar asistido en forma permanente por un profesional que lo asesore y
represente para enfrentar las imputaciones punitivas de manera continua y
unitaria, en aras de la efectiva protección de sus intereses, tal como lo
estipula el artículo 29 de la Carta Política.

Su desconocimiento no se puede determinar a través de una mera postura


crítica de la actividad desplegada por el respectivo abogado porque,
atendiendo al carácter liberal de esta profesión, es apenas lógico que cada
defensor aborde el asunto desde su propia óptica y según la estrategia
defensiva que considere más apropiada, sin que la diferencia de opiniones al
respecto sea un criterio suficientemente válido para anular el proceso.

Tampoco es posible hacer ese juicio de valor sobre la base de la inactividad del
defensor porque lo realmente importante para la viabilidad del cargo, es
acreditar cómo, a consecuencia de esa pasividad, se dejaron de cumplir
algunos actos que habrían determinado un resultado favorable al procesado.
...

El cargo elevado implica demostrar que la actitud pasiva asumida


efectivamente, lesionó los intereses del implicado al punto de conducir a un
resultado que se habría podido evitar o, por lo menos, mitigar en sus efectos
gravosos, pero en el caso subexámine se advierte que si bien durante la etapa
instructiva los únicos actos materiales de defensa se concretaron a la
asistencia en la diligencia de indagatoria, no puede afirmarse abandono de la

319
gestión encomendada porque existieron actos de vigilancia y control del
proceso a través de la solicitud de copias de lo actuado que les permitía
enterarse de lo que estaba ocurriendo e intervenir en cualquier momento que
lo consideraran indispensable.

En relación con los actos defensivos que según el demandante se dejaron de


realizar, debe señalarse que para la declaratoria de una nulidad por este
aspecto resulta necesario acreditar la importancia del acto o actos que se
reclaman con respecto a la realidad procesal, en virtud del principio de
trascendencia que rige en esta materia porque, como medida extrema y
excepcional, la invalidez del proceso se decreta frente a concretos perjuicios
que no puedan remediarse de otra manera.

El casacionista no cumplió con esta labor demostrativa porque, si bien es


cierto que el defensor de oficio no solicitó la práctica de pruebas, no intervino
en la práctica de algunas, no presentó alegatos precalificatorios y no impugnó
las principales decisiones de fondo, la verdad es que el libelista no trasladó la
utilidad de estas actividades al escenario procesal en aras de acreditar su
capacidad para quebrantar la actuación, pues no explica en qué medida
habría beneficiado a la situación procesal de su representado.

2. Igual sucede cuando se lamenta de que a (...) no se le asesoró acerca de la


posibilidad de acogerse a la terminación anticipada del proceso pues, no
obstante que en el encabezado de la diligencia de indagatoria aparece
consignado que al imputado se le puso de presente, entre otros aspectos, la
normatividad concerniente a este instituto, lo que hace presumir que sí tuvo
conocimiento de esa alternativa, lo cierto es que antes de tomar una decisión
en ese sentido resulta indispensable evaluar si la situación probatoria así lo
aconseja o si por el contrario, se vislumbra como posible una preclusión de
investigación, de suerte que la sola expectativa de obtener una rebaja de pena
no siempre constituye el mejor consejo ni la mejor estrategia defensiva porque
todo depende de las características propias de la respectiva actuación
procesal.

3. Con esa pretensión arrasa con la figura jurídica surgida de la situación en


la que varias personas realizan mancomunadamente un hecho punible con
división de tareas, caso en el cual responden penalmente a título de coautores
como si cada uno hubiese ejecutado la totalidad de la conducta sin que para
ese efecto interese el rol específico de cada interviniente en la consecución del
fin propuesto sino el aporte efectuado a la empresa criminal, a la que acuden
consciente y voluntariamente para la obtención de un resultado típico
previamente concebido o por lo menos aceptado como probable.
...

Evidenciado entonces que (...) fue visto con su hermano en el desarrollo de los
acontecimientos y que orientados por el mismo designio criminal llevaron a
cabo una conducta común con división de funciones en la misma acción
delictiva, lo jurídicamente predicable era su participación a título de coautor y
en consecuencia su responsabilidad frente al concurso de conductas punibles,

320
así como lo consideró el sentenciador, de manera que la sanción punitiva
impuesta al procesado guarda plena correspondencia con las señaladas
determinaciones porque el incremento fue producto del concurso delictivo que
se le imputó.

PONENTE(S) : DR.YESID RAMIREZ BASTIDAS


Sentencia Casación
FECHA : 20/10/2004
DECISION : No casa
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 16805
PUBLICADA : No

06/04/2005

SENTENCIA-Motivación/ SENTENCIA-Falta de motivación/ COAUTORIA/


PECULADO POR APROPIACION-Alcance del término "apropiación"

1. Es claro que el juez no puede proferir decisiones sin expresar de manera


precisa las razones que soportan su posición. De los arts. 29* y 31** de la
Constitución se desprende que los pronunciamientos judiciales requieren
motivarse a fin de facilitar con ello el derecho de contradicción y la posibilidad
de sustentar los recursos de ley.

El art. 170 del C. de P.P., en desarrollo de esa exigencia, establece en su num.


3 que en la redacción de la sentencia se incluya, entre otras cosas, un
resumen de los alegatos presentados por los sujetos procesales; y en su num.
4 que se incorpore un análisis de los mismos y una valoración jurídica de las
pruebas.

Cuando la norma hace alusión a un "resumen", implica que no se requiere


una trascripción textual de lo alegado por las partes, sino una síntesis de lo
que se argumente. Cumplida esa fase de síntesis, prosigue el análisis de los
planteamientos del sujeto procesal.

En otros términos, al fallador no se le puede exigir una respuesta palabra por


palabra de lo consignado por la parte sino un esfuerzo por presentar un
análisis lógico de las posturas esenciales que se le formulan.

2. La supuesta falta de motivación que extraña el actor no es cierta. Se


recalca, el texto de la sentencia no puede ser rígido, en el sentido de recoger
en toda su extensión los alegatos y de analizar cada frase de su contenido;
basta con que frente a un buen resumen de la propuesta formulada por la
parte correspondiente se consigne por el juez una argumentación que permita
arribar a una respuesta positiva o negativa a la solicitud o solicitudes
elevadas.

321
Lo anterior, desde luego, sin caer en el simple formalismo, de dar respuestas
genéricas, abstractas o sin respaldo probatorio, pues en ese caso la
motivación sí que estaría en entre dicho.

3. No es que se deba exigir, como lo pretende el actor, que los otros coautores
se encuentren debidamente individualizados e incluso condenados. No, lo
importante es que se avizore que otra u otras personas podrían están también
involucradas con la comisión del delito.
...

Recuérdese que el delito se cometió bajo la vigencia del Código Penal anterior
(Dcto. Ley 100 de 1.980), y éste en el art. 23*** no hacía distinción, para los
efectos penológicos, entre autor y determinadores. Así mismo, tampoco desde
el punto de vista gramatical se hacía alusión a los autores, sino sólo al autor;
pero ese texto no impedía reconocer que la coautoría estaba involucrada en la
definición formativa.

De ese modo, con base en la interpretación teleológica del texto legal se


asumió siempre que en la disposición en cita se incluían todos los conceptos
de autoría (entre ellos, coautoría y autoría mediata, por ejemplo).

Es entonces en el nuevo Código Penal (Ley 599 de 2.000), art. 29, en donde se
incluyen por parte del legislador los elementos que extraña el recurrente,
como son: el acuerdo común y la división del trabajo, dentro del cual habría
que atender la importancia del aporte. Pero de todas maneras se advierte que,
en cualquiera de sus diversas modalidades, el autor incurre en la pena
prevista para la conducta punible.

4. Cuando la norma alude a la apropiación, lo que quiere significar es que el


servidor público siendo garante de los recursos del Estado, esto es de su
correcta utilización y destinación, es la única persona que puede consumar el
punible pues si la apropiación la hace un tercero, vale decir alguien ajeno a la
administración o al menos sin incidencia funcional sobre los recursos, lo que
cometería sería otra figura delictual como un hurto o una estafa.

Es la disponibilidad directa que se tiene sobre los bienes, lo que permite al


legislador hacer uso de la partícula "se", para significar que la apropiación
debe hacerla el servidor público y para ello no requiere que los recursos
ingresen materialmente a sus arcas, sino que, con clara lesión al bien jurídico
de la administración pública, se destinen sin más a las de terceros.

-----------------------------------------
* Art. 29 :- (...) Quien sea sindicado tiene derecho a (...) presentar pruebas y a
controvertir las que se alleguen en su contra; a impugnar la sentencia
condenatoria (...).
** Art.31.- Toda sentencia judicial podrá ser apelada o consultada, salvo las
excepciones que consagre la ley.
*** Art. 23.- Autores. El que realice el hecho punible o determine a otro a
realizarlo, incurrirá en la pena prevista para la infracción.

322
PONENTE(S) : DR.MAURO SOLARTE PORTILLA

Sentencia Casación
FECHA : 06/04/2005
DECISION : No casa
DELITOS : Peculado por apropiación
PROCESO : 20400
PUBLICADA : Si
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17/08/2005

HURTO CALIFICADO-Con violencia sobre las personas o las cosas: Concursa


con secuestro/ COAUTORIA-Complicidad: Diferencias/ COAUTORIA/
COMPLICE

1. La jurisprudencia de la Sala ha sido coherente en torno al tema del


concurso delictivo entre el hurto calificado y el secuestro simple, para precisar
que el atentado contra la libertad individual se presenta siempre que la
violencia que traduce la retención de la persona a la que se pretende despojar
de un bien sea separable de la ejecutada para la apropiación, de manera que
si es apenas la necesaria para afectar el patrimonio, el concurso será sólo
aparente porque se presenta el fenómeno de la consunción.

También en la sentencia que el libelista invocó como antecedente para sacar


avante su tesis, la Corte, contrario al entendimiento que de ella tuvo aquél,
reiteró esa línea jurisprudencial como se explicó en el fallo del 26 de enero del
año en curso, radicado 21.474:
...

"2. La decisión que aquí se tomará sigue la línea jurisprudencial trazada por
la Corte, a través de la cual - sin establecer reglas generales - ha venido
analizando puntualmente cada uno de los casos que las demandas de
casación en forma o los conflictos de competencia han traído a su
conocimiento, encontrando en algunos eventos que el concurso de los tipos
penales de hurto calificado y agravado y secuestro simple es apenas aparente,
y, en otros, que es real e incluso, en ocasiones, los hechos han demostrado
que se avanza por parte de ciertas bandas delincuenciales hasta el secuestro
extorsivo. Al efecto y sobre el primer tópico, baste relacionar, entre otras, las
decisiones del 4 de junio de 1986 y de 30 de mayo de 2001; y, sobre el
segundo, del 4 de junio y 26 de noviembre de 2002"* .
...

La postura que esta Sala ha brindado para la mayor parte de los casos, como
se vio de acuerdo con el recuento jurisprudencial previo, ha sido la de que sin
atender al factor temporal de la privación de libertad a que se someta al
tenedor, poseedor o detentador del objeto material del hurto, toda aquélla que

323
sobrevenga al doblegamiento de su voluntad y a la facultad de disposición que
logra el sujeto activo sobre el objeto material del ilícito, es innecesaria o
superflua para la consumación del delito y estructura un atentado contra la
libertad personal que debe ser sancionado como secuestro.

2. "En principio, pareciera que la acción u omisión de esta especie de


partícipes no se adecua al tipo penal. Si el hecho punible fue consumado por
otra persona -se argumenta-, no resulta razonable atribuirle la calidad de
autor a quien presta una ayuda posterior al directo realizador de la conducta.
Lo sensato -se piensa- es asimilar su actuación, por cuanto no fue esta
persona la que realizó el verbo rector del supuesto legal, a la del cómplice.

Basta, sin embargo, para despejar el equívoco y dejar en claro la objetividad


legal de la distinción, precisar, en uno y otro caso, si el actor se halla ligado
finalísticamente o no a la realización de la conducta. En la primera hipótesis,
cuando brinda colaboración posterior a un hecho punible del cual hace parte,
por razón de su compromiso objetivo y subjetivo con sus resultados, se trata
de un coautor. Pero si esa ayuda es de mera coadyuvancia externa a los fines
de los integrantes de la empresa común, despojada de alianza anímica con los
propósitos últimos de sus autores directos, quien así actúa es cómplice del
hecho punible." (Sentencia del 22 de mayo del 2003, radicado 17.457).

____________________________________
* Radicación 13745, decisión de fecha julio 12 de 2002; M.P. Dr. Yesid
Ramírez Bastidas.

PONENTE(S) : DR.ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON


Sentencia Casación
FECHA : 17/08/2005
DECISION : No casa
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Secuestro simple
PROCESO : 21382
PUBLICADA : Si
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28/02/2006

COAUTORIA IMPROPIA-Configuración/ CASACION OFICIOSA-Dosificación


punitiva: Favorabilidad

1. La coautoría impropia como forma de participación criminal ha sido objeto


de ponderados estudios por parte de la Sala en vigencia del Código Penal de
1980 y de la actual normatividad, Ley 599 de 2000, señalando que cuando
varias personas se conciertan de manera voluntaria para la realización de un
comportamiento considerado como punible, con distribución de funciones en
una misma operación delictiva, en la que cada uno lleva a cabo una parte
diversa de la empresa común, todos tienen la calidad de coautores de los

324
diversos resultados que se produzcan, independientemente de que cada uno
de los actos ejecutados por los concertados se subsuma de manera plena en
los tipos de delito acordados o en aquellos que en desarrollo de la empresa
criminal tengan ocurrencia.

(....)

Postura que ha sido reiterada por la Sala* , para concluir en que la coautoría
impropia se caracteriza por la existencia de un acuerdo previo de los sujetos
intervinientes, la identificación de voluntades en la realización de un
propósito delictivo común y la división del trabajo, de manera tal que los
coautores no son juzgados por el aporte individual, sino por la totalidad del
supuesto fáctico llevado a cabo por quienes hicieron parte de la empresa
criminal, en virtud a un designio común.

La coautoría impropia fue reconocida expresamente por el articulo 29 de la


ley 599 de 2000 señalando como uno de sus elementos "la importancia del
aporte" efectuado a la empresa criminal, previsión que no desvirtúa en modo
alguno el concepto ya forjado sobre el particular por la doctrina y la
jurisprudencia.

2. Sobre el particular, se observa que el Juzgado 3º Penal del Circuito de


Buga partió del mínimo previsto para el homicidio agravado bajo el Código
Penal de 1980 y su ley reformatoria, es decir, de 40 años de prisión y
aumentó 12 años 6 meses por el homicidio simple, lo que representa un
porcentaje del 31.25%. Sin embargo, el Tribunal al readecuar la pena por el
tránsito legislativo favorable, señaló que partía de 25 años por el homicidio
agravado, pena que incrementó en 12 años 6 meses, aumento que no
corresponde 31.25% por lo que desconoce el principio de favorabilidad, yerro
que corregirá la Corte determinando que el aumento de pena por el concurso
es de 7 años 9 meses y 22 días, es decir, que a (...) le corresponde una pena
definitiva de 32 años 9 meses y 22 días de prisión.
______________________________
*Sentencias 11471 del 15 de diciembre de 2000, 11885, del 26 de septiembre
de 2002., 11885 del 26 de noviembre de 2003. Igualmente, el radicado 17252
del 18 de febrero de 2004.

PONENTE(S) : DR.JAVIER DE JESUS ZAPATA ORTIZ

Sentencia Casación
FECHA : 28/02/2006
DECISION : Desestima, casa parcial y de oficio, reajusta
pena
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 21707
PUBLICADA : Si
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325
09/03/2006

COAUTOR-Cómplice

1. En la sentencia de casación del 22 de mayo de 2003, radicado No. 17.457,


la Sala realizó un pertinente recuento histórico sobre las posiciones
jurisprudenciales que se han sostenido durante más de dos décadas para
diferenciar los conceptos de coautoría y complicidad, recuento que por su
pertinencia para dilucidar el caso que se debate, se rememora en esta
oportunidad:

"(...) partiendo de la existencia legal de la coautoría y con el ánimo de


distinguir entre autores materiales y cómplices, dijo el 9 de septiembre de
1980:

""Serán coautores quienes a pesar de haber desempeñado funciones que por


sí mismas no configuren el delito, han actuado como copartícipes de una
empresa común -comprensiva de uno o varios hechos- que, por lo mismo, a
todos pertenece como conjuntamente suya; y serán cómplices quienes, sin
haber realizado acción u omisión por sí misma constitutiva de delito o delitos
en que participan, prestan colaboración o ayuda en lo que consideran hecho
punible ajeno" (M. P. Alfonso Reyes Echandía).

"Poco tiempo después, volvió a decir:

""Cuando son varias las personas que mancomunadamente ejecutan el hecho


punible, reciben la calificación de "coautores", en cuyo caso lo que existe,
obviamente, es una pluralidad de autores. Por manera que llamar autores a
los coautores no constituye incongruencia alguna, ni sustancial error" (11 de
agosto de 1981, M. P. Alfonso Reyes Echandía).

"Unos años más tarde, hizo hincapié en la presencia de la coautoría en el


Código Penal de 1980, cuando afirmó que:

"La coautoría en el ámbito de la participación criminal no puede entenderse


como fenómeno jurídico que integre hasta confundir en uno solo los actos
ejecutados por los diversos autores...El coautor sigue siendo autor, aun
cuando hipotéticamente se suprima otra participación..." (23 de noviembre de
1988, M. P. Lisandro Martínez Zúñiga).

"Por si existieran dudas, la Corte fue aún más enfática el 10 de mayo de 1991:

""Las legislaciones que dan preferente acogida a la teoría del dominio de la


acción (para otros, por diferente camino pero confluyendo al mismo objetivo,
la causa eficiente o la conditio sine qua non, etc) suelen destacar esta
vocación con términos que la dan a entender (vgr. cooperar a la ejecución del
hecho con un acto sin el cual no se hubiera efectuado). Pero quien lea

326
nuestros artículos 23... y 24... no podrá encontrar esa connotación, pues el
articulado se muestra más favorable a incluir un número mayor de partícipes,
en calidad de autores, que los que usualmente sus intérpretes piensan o
imaginan. La tesis restrictiva de la autoría (solo son tales los que ejecutan
directamente la acción típica mandada por la ley), nunca ha encontrado
respaldo en nuestra doctrina y jurisprudencia nacionales. Por el contrario
impera la extensiva, la que no pretende, como su nombre bien lo indica,
disminuir el número de autores, sino ampliarlo... Con esta tendencia nuestro
estatuto se adscribe a la corriente legislativa y hermenéutica que trata de
imperar en el mundo actual del derecho penal: la complicidad secundaria se
bate en retirada bajo la consideración, en especial, "de integrar en la autoría
todas las actividades dimanantes de un mutuo acuerdo o plan, que genera ...
una responsabilidad "in solidum" de todos los partícipes, cualquiera que fuese
el acto de su intervención" (M. P. Gustavo Gómez Velásquez).

"Esta tradición jurisprudencial no ha variado. Y no ha variado, porque es


lógica frente al Código Penal de 1980. Por ello, recientemente repitió esa
tradición, con estas palabras:

""En oposición a lo que estima el recurrente, el concepto de coautor no


constituye una creación jurisprudencial, porque si a voces del diccionario, por
tal se debe entender al "Autor o autora con otro u otros", es incuestionable
que no se trata de una invención, ni de que la Sala legislara, porque, en
últimas, el coautor es un autor, sólo que lleva a cabo el hecho en compañía de
otros. Así, es claro que no hubo omisión legislativa alguna y que el artículo 23
del Estatuto Penal de 1980 previó, dentro del concepto de autoría, la
realización de la conducta por parte de una o varias personas. El sentido
natural y obvio de las palabras no tornaba indispensable que en la disposición
se incluyera la definición de coautor, cuando quiera que es una variable de la
de autor" (Sentencia del 12 de septiembre del 2002, radicación número
17.40)"".

2. En esa misma oportunidad* , también destacó la Corte la dificultad que a


nivel doctrinal se había evidenciado alrededor de los criterios para diferenciar
la coautoría de la complicidad, especialmente cuando los copartícipes
intervienen en el momento consumativo del hecho punible, como sucede en el
caso que hoy examina la Sala, aspecto sobre el cual se clarificó que:

"(...) Basta, sin embargo, para despejar el equívoco y dejar en claro la


objetividad legal de la distinción, precisar, en uno y otro caso, si el actor se
halla ligado finalísticamente o no a la realización de la conducta. En la
primera hipótesis, cuando brinda colaboración posterior a un hecho punible
del cual hace parte, por razón de su compromiso objetivo y subjetivo con sus
resultados, se trata de un coautor. Pero si esa ayuda es de mera coadyuvancia
externa a los fines de los integrantes de la empresa común, despojada de
alianza anímica con los propósitos últimos de sus autores directos, quien así
actúa es cómplice del hecho punible."

327
De acuerdo con esta última conclusión, que hoy reitera la Sala, bastará
conjugar elementos objetivos y subjetivos en la consumación de la conducta,
para diferenciar la coautoría y la complicidad, en la medida en que para que
una persona pueda ser considerada coautora de un delito, no sólo se exige su
voluntad incondicional de realizarlo, sino también su contribución objetiva, es
decir, la importancia de su aporte en la fase ejecutiva, pues ello es lo que en
últimas determina el llamado "codominio del hecho", entendiendo como
"hecho" el proceso causal que con la conducta se pone en marcha.

Precisamente, como lo recuerda el Procurador Delegado en su concepto, de


acuerdo con la llamada "teoría del dominio del hecho", de gran utilidad para
diferenciar las dos formas de participación, es autor aquél que se encuentra
en capacidad "(...) de continuar, detener o interrumpir, por su
comportamiento, la realización del tipo" . Por lo tanto, cuando son varios los
sujetos que preacordados concurren a la realización de la conducta
antijurídica, para que el aporte configure coautoría se requiere que sea
esencial, y que se materialice durante la ejecución típica.

De allí que sólo quien domina el hecho puede ser tenido como autor; mientras
que el cómplice es aquél que simplemente presta una ayuda o brinda un
apoyo que no es de significativa importancia para la realización de la conducta
ilícita, es decir, participa sin tener el dominio propio del hecho.
_____________________________________
*Fallo de casación 17.457 del 22 de mayo de 2003.

PONENTE(S) : DR.SIGIFREDO ESPINOSA PÉREZ


Sentencia Casación
FECHA : 09/03/2006
DECISION : Casa parcialmente reajustando la pena
DELITOS : Violación a la Ley 30/86
PROCESO : 22327
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : Véase también en - Internet

06/04/2006

SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Violación indirecta de la Ley sustancial: Falso


juicio de identidad; técnica en casación/ COAUTORIA-Configuración

1. Impera precisar, en primer término, que la demanda plantea técnicamente


y en forma clara y precisa un eventual error de hecho en la modalidad
indicada. Ello, dado que de acuerdo con la reiterada jurisprudencia de la Sala
el desacierto que se atribuye al fallo impugnado deriva de un defecto en la
contemplación objetiva de la prueba, el cual apunta a la apreciación de los
testimonios que si duda alguna fundamentaron el reproche de
responsabilidad.

328
2. No resulta imprescindible que cada uno de los intervinientes ejecute la
conducta en su totalidad, pues dicha forma de participación obedece a un
plan preconcebido de distribución funcional, en donde cada uno de ellos
efectúa un aporte a su realización, que aisladamente considerado no
necesariamente debe recorrer íntegramente los elementos del tipo penal
respectivo.

ACLARACION DE VOTO
DR, Yesis Ramírez Bastidas

Acudo en ejercicio del derecho fundamental a disentir razonadamente, a


puntualizar mis discrepancias con el óbiter dicta de la decisión de mayoría en
lo referente a que el sistema procesal penal colombiano adoptado mediante
Acto Legislativo No. 03 de 2002 y la Ley 906 de 2004, es sólo de "tendencia
acusatoria".

Estimo que ese sistema acusatorio perfilado desde la Carta Política,


desarrollado por la normatividad legal atinente y que se está acabando de
estructurar por la jurisprudencia y la doctrina nacionales, reuniendo los
estándares internacionales mínimos requeridos para la consagración de una
tal sistemática, ha recibido la importantísima influencia del pensamiento
jurídico raizal, vr. gr., creándose figuras de clara estirpe nacional -como la
audiencia de formulación de la imputación-, ha conservado casi de manera
insular en el mundo la institución de la Procuraduría General de la Nación, ha
adoptado según la conveniencia nacional la primacía del principio de
legalidad sobre el de oportunidad -como se hace en el submodelo continental
europeo- y la filosofía del plea bairgaining (regateo) angloamericano a través
de la figura global del acuerdo (que trae las especies de allanamientos,
preacuerdos y acuerdos), y ha repudiado las reglas ilímites de la inmediación
probatoria -materializándola con las excepcionales prueba anticipada y
prueba de referencia- y de la negativa a las pruebas de oficio, atendiendo a la
premisa más alta según la cual, antes que a superar el procedimiento penal
nacional juicios de "pureza sistemática" mejor debe atemperarse al respeto de
los derechos esenciales de todos los residentes en el país.

PONENTE(S) : DRA.MARINA PULIDO DE BARON

Sentencia Casación
FECHA : 06/04/2006
DECISION : No Casa
DELITOS : Tráfico, fabricación o porte de estuperf.
PROCESO : 24533
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : DR.YESID RAMIREZ BASTIDAS - Aclaración
de voto
Véase también en - Internet

26/04/2006

329
VIOLACION DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL-Técnica en casación/
COAUTORIA IMPROPIA-Concepto

1. Tiene dicho la Sala que cuando se opta por atacar el fallo de segundo grado
a través de la causal primera de casación, apartado primero, como acá
sucede, es necesario que los fundamentos del cargo se dirijan a demostrar el
yerro del sentenciador en la aplicación de la ley sustancial, bien porque a
partir de la ponderación de los hechos objeto de juzgamiento no resolvió al
asunto a través de la disposición que regulaba la situación en concreto -falta
de aplicación o exclusión evidente-, ora porque realizó una equivocada
adecuación de los hechos probados a los supuestos que contempla el precepto
-aplicación indebida-, o ya porque pese a seleccionar adecuadamente el
precepto legal le atribuyó un sentido que no tiene o le asignó efectos diversos
o contrarios a su contenido -interpretación errónea-.

Por ello, la premisa insoslayable para fundamentar adecuadamente este tipo


de reproche es la de respetar y acoger la reconstrucción de los hechos
juzgados contenida en la sentencia, así como la estimación probatoria que allí
se efectuó, para a partir de esa realidad declarada poner en evidencia el error
en las consecuencias jurídicas otorgadas a dicha situación de hecho,
determinante del distanciamiento entre lo fallado y la ley sustancial.

2. La coautoría impropia se presenta cuando una conducta punible es


realizada en forma comunitaria y con división de trabajo por varias personas
que la asumen como propia, aunque la intervención de cada una de ellas
tomada en forma separada no ejecute en forma total el supuesto de hecho
contenido en el respectivo tipo penal, sin que sea supuesto para su
estructuración que se trate de ciertos y determinados delitos complejos que
obliguen a la distribución de actividades, como parece entenderlo el
demandante.

POENTE(S) : DRA.MARINA PULIDO DE BARON


Auto Casación
FECHA : 26/04/2006
DECISION : Inadmie la demanda presentada
DELITOS : Tentativa de extorsión
PROCESO : 25222
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : Véase también en - Internet

16/05/2007

COAUTOR-Cómplice

330
En la sentencia de casación de 9 de marzo de 2006 -radicado 22.327-, la Sala
recordó el examen histórico que realizó sobre la coautoría y complicidad en
otro momento: (4) (...) partiendo de la existencia legal de la coautoría y con el
ánimo de distinguir entre autores materiales y cómplices, dijo el 9 de
septiembre de 1980:

Serán coautores quienes a pesar de haber desempeñado funciones que por sí


mismas no configuren el delito, han actuado como copartícipes de una
empresa común -comprensiva de uno o varios hechos- que, por lo mismo, a
todos pertenece como conjuntamente suya; y serán cómplices quienes, sin
haber realizado acción u omisión por sí misma constitutiva de delito o delitos
en que participan, prestan colaboración o ayuda en lo que consideran hecho
punible ajeno" (M. P. Alfonso Reyes Echandía).

Poco tiempo después, volvió a decir:

Cuando son varias las personas que mancomunadamente ejecutan el hecho


punible, reciben la calificación de "coautores", en cuyo caso lo que existe,
obviamente, es una pluralidad de autores. Por manera que llamar autores a
los coautores no constituye incongruencia alguna, ni sustancial error" (11 de
agosto de 1981, M. P. Alfonso Reyes Echandía).

Unos años más tarde, hizo hincapié en la presencia de la coautoría en el


Código Penal de 1980, cuando afirmó que:

La coautoría en el ámbito de la participación criminal no puede entenderse


como fenómeno jurídico que integre hasta confundir en uno solo los actos
ejecutados por los diversos autores...El coautor sigue siendo autor, aun
cuando hipotéticamente se suprima otra participación..." (23 de noviembre de
1988, M. P. Lisandro Martínez Zúñiga).

Por si existieran dudas, la Corte fue aún más enfática el 10 de mayo de 1991:

Las legislaciones que dan preferente acogida a la teoría del dominio de la


acción (para otros, por diferente camino pero confluyendo al mismo objetivo,
la causa eficiente o la conditio sine qua non, etc) suelen destacar esta
vocación con términos que la dan a entender (vgr. cooperar a la ejecución del
hecho con un acto sin el cual no se hubiera efectuado). Pero quien lea
nuestros artículos 23... y 24... no podrá encontrar esa connotación, pues el
articulado se muestra más favorable a incluir un número mayor de partícipes,
en calidad de autores, que los que usualmente sus intérpretes piensan o
imaginan. La tesis restrictiva de la autoría (solo son tales los que ejecutan
directamente la acción típica mandada por la ley), nunca ha encontrado
respaldo en nuestra doctrina y jurisprudencia nacionales. Por el contrario
impera la extensiva, la que no pretende, como su nombre bien lo indica,
disminuir el número de autores, sino ampliarlo... Con esta tendencia nuestro
estatuto se adscribe a la corriente legislativa y hermenéutica que trata de
imperar en el mundo actual del derecho penal: la complicidad secundaria se
bate en retirada bajo la consideración, en especial, "de integrar en la autoría

331
todas las actividades dimanantes de un mutuo acuerdo o plan, que genera ...
una responsabilidad "in solidum" de todos los partícipes, cualquiera que fuese
el acto de su intervención" (M. P. Gustavo Gómez Velásquez).

Esta tradición jurisprudencial no ha variado. Y no ha variado, porque es


lógica frente al Código Penal de 1980. Por ello, recientemente repitió esa
tradición, con estas palabras:

En oposición a lo que estima el recurrente, el concepto de coautor no


constituye una creación jurisprudencial, porque si a voces del diccionario, por
tal se debe entender al "Autor o autora con otro u otros", es incuestionable
que no se trata de una invención, ni de que la Sala legislara, porque, en
últimas, el coautor es un autor, sólo que lleva a cabo el hecho en compañía de
otros. Así, es claro que no hubo omisión legislativa alguna y que el artículo 23
del Estatuto Penal de 1980 previó, dentro del concepto de autoría, la
realización de la conducta por parte de una o varias personas. El sentido
natural y obvio de las palabras no tornaba indispensable que en la disposición
se incluyera la definición de coautor, cuando quiera que es una variable de la
de autor" (Sentencia del 12 de septiembre del 2002, radicación número
17.40).

…para diferenciar la coautoría y la complicidad, en la medida en que para que


una persona pueda ser considerada coautora de un delito, no sólo se exige su
voluntad incondicional de realizarlo, sino también su contribución objetiva, es
decir, la importancia de su aporte en la fase ejecutiva, pues ello es lo que en
últimas determina el llamado "codominio del hecho", entendiendo como
"hecho" el proceso causal que con la conducta se pone en marcha.

De allí que sólo quien domina el hecho puede ser tenido como autor; mientras
que el cómplice es aquél que simplemente presta una ayuda o brinda un
apoyo que no es de significativa importancia para la realización de la conducta
ilícita, es decir, participa sin tener el dominio propio del hecho.

De cara a los presupuestos fácticos de este caso, no existe la menor duda de


que el procesado es coautor de los delitos de secuestro simple y hurto
calificado y agravado. Se probó que intervino en la ilicitud con previo
conocimiento de causa y voluntad. Su intervención excede la complicidad
pues los hechos que se declararon como probados en la sentencia impugnada,
descartan que la intervención del procesado fuese secundaria o accesoria.

3. No se olvide que la doctrina constitucional y la jurisprudencia de la Sala


tiene establecido que la apelación siempre se entiende interpuesta en lo
desfavorable. Por tanto, el Ad quem solo está autorizado a conocer de los
asuntos que, a través del recurso, se someten a su estudio.

El artículo 31 de la Carta indica que en todo caso donde existe un apelante


único, que impugna una decisión sancionatoria, el superior no está
autorizado para agravar su situación.

332
La Corte, tras no pocas dificultades hermenéuticas, consideró que cuando el
procesado es apelante único, el juez de segunda instancia y el juez de
casación no pueden desmejorar su situación, (5) más allá de que se trate de
una sentencia o de cualquier otra decisión judicial que deba conocer el Ad
quem por virtud de la impugnación exclusiva del interesado.

Nótese que la instancia de primer grado tiene una competencia sancionatoria


diferente a la de segundo grado; la primera tiene una función instructora o
juzgadora, según el caso, encaminada a la búsqueda de la verdad procesal en
general, la segunda adquiere competencia cuando los sujetos procesales
autorizados activan su función a través del recurso de apelación, el que limita
su función y prohíbe que actúe ex officio en los procesos sancionatorios. (6)

La cita para indicar que si bien el acto de compulsación de copias no se


corresponde con el presupuesto desde el cual prospera el reclamo de reforma
en peor -no agrava la condena- la interpretación amplificada del principio
constitucional indica que la ciudadana sí fue desmejorada con la sentencia del
Ad quem, pues pese a ser apelante único -y sólo para efectos de que se
reconsiderara la pena de interdicción de derechos y funciones públicas-, la
orden de la instancia de segundo grado podría obligarla a afrontar un nuevo
proceso penal, pese a que recae sobre el mismo factum que mereciera la
declaratoria de responsabilidad por el delito de favorecimiento, y desde
razonamientos que fueron analizados y descartados por el acusador y por el
sentenciador de primer grado.

4. Atendiendo la pauta de la Corte Constitucional sobre la cosa juzgada, (7) el


acto procesal discutido vulnera el non bis in ídem porque confrontados los
presupuestos teóricos de la institución -eadem persona, eadem res y eadem
causa pretendi- se tiene que con la misma identidad fáctica, a la misma
persona, y desde el análisis judicial a los mismos medios de prueba, se la
coloca en la eventualidad se volver a ser investigada por los mismo.

La confrontación del hecho que dio lugar a las sentencias condenatorias de


primer y segundo grado, y el factum por el cual se ordena la nueva
investigación son idénticos, y cómo se anotó en precedencia, incluso la
acusación y el análisis judicial de la sentencia del A quo abordaron la
probabilidad delictiva y la desecharon.

Se trata de un control al ejercicio del ius puniendi del Estado, como


reiteradamente lo reconoce la jurisprudencia constitucional, con estas frases:

La prohibición del non bis in ídem no acarrea la imposibilidad de que unos


mismos hechos sean castigados por autoridades de distinto orden; tampoco
que esos hechos sean apreciados desde perspectivas distintas. Pero sí conlleva
que autoridades del mismo orden y mediante procedimientos diversos
sancionen repetidamente la misma conducta, como quiera se produciría una
inadmisible reiteración del ius puniendi del Estado, y de contera, un flagrante
atentado contra la presunción de inocencia . (8)

333
Si bien no se trata de un valor absoluto, el asunto que se decide no es de
aquellos respecto de los cuales deba aplicarse la excepción a ésta garantía.

Sigue.

El principio constitucional del non bis in ídem no tiene carácter absoluto,


puesto que desde la perspectiva del derecho interno existen motivos de orden
superior que justifican su atenuación, cuando se trata de defender intereses
de inapreciable valor para la sociedad como son los relacionados con la
soberanía nacional, la existencia y la seguridad del Estado, en cuya
promoción está comprometido el mismo Estado.

Artículo 8°. Prohibición de doble incriminación. A nadie se le podrá imputar


más de una vez la misma conducta punible, cualquiera sea la denominación
jurídica que se le dé o haya dado, salvo lo establecido en los instrumentos
internacionales.

....

3.7. En el campo del derecho penal el principio del non bis in idem se
encuentra amparado bajo la fórmula procesal de la cosa juzgada, en los
términos del artículo 19 de la Ley 600 de 2000 (Código de Procedimiento
Penal):

La persona cuya situación jurídica haya sido definida por sentencia


ejecutoriada o providencia que tenga la misma fuerza vinculante, no será
sometida a una nueva actuación por la misma conducta, aunque a ésta se le
dé una denominación jurídica distinta . (9)

Es una limitación a los jueces, quienes no pueden tramitar y decidir procesos


judiciales con objeto y causa idénticos a los de juicios de la misma índole
previamente finiquitados por otro funcionario judicial; (10) equivale, en
materia sancionatoria, a la prohibición de someter dos veces a juicio penal a
una persona por un mismo hecho, independientemente de si fue condenada o
absuelta; (11) es una circunstancia que se erige en el impedimento
fundamental que a jueces y funcionarios con capacidad punitiva impone el
principio non bis in ídem." (12)

Se diría que la simple compulsación de copias, por asunto idéntico, no


supone el sometimiento a un juicio. Sin embargo, si un juez anticipa la
vulneración de un principio, como ocurre en éste caso, mal haría en esperar el
menoscabo de la garantía para retrotraer sus efectos. Es por eso que la Sala
ha decidido pronunciarse en éste asunto.

Sostener que la sentencia condenatoria no se agravó con la decisión de la


instancia de segundo grado es una verdad a medias, porque si de sus
consideraciones y resoluciones se anticipa la vulneración de una garantía
judicial que inescindiblemente deviene como consecuencia de una análisis en
el cuerpo de la misma decisión, materialmente sí hay un menoscabo, una

334
desmejora al apelante, que fue sorprendido por la actuación ex officio del
sentenciador.
________________________________
(1) Sentencia de 25 de mayo de 2006, radicado 20.326.
(2) Ibídem .
(3) Sentencia del 26 de enero del 2005. Radicación 21474.
(4) Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, decisión del 9 de
marzo de 2006, radicación 17.457.
(5) Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, radicación 23.496 de
2006.
(6) Corte Constitucional, Sentencia T-099 de 1.994.
(7) Corte Constitucional. Sentencia C-544 de 2001.
(8) Corte Constitucional, Sentencia C-554 de 2001.
(9) Ibídem.
(10) Corte Constitucional. Sentencia C-096 de 1.993.
(11) Corte Constitutional S.T-575/93. También las Sentencias C-479 de
1992 ; ST-520 de 1992; SC-543 de 92 ; ST-368 de 1993; SC-214 de 94; SC-
264 de 1995; y ST-652 de 1996.
(12) T-168 de 1992.

TESIS CONTINUA POR FAVOR LEER PROVIDENCIA COMPLETA


PONENTE(S) : DR.ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON
Sentencia Casación
FECHA : 16/05/2007
DECISION : No Casa la sentencia condenatoria
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Secuestro simple
PROCESO : 23934
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : DR.SIGIFREDO ESPINOSA PÉREZ -
Aclaración de voto
DR.YESID RAMIREZ BASTIDAS - Aclaración
de voto
DR.MAURO SOLARTE PORTILLA - Salvamento
Parcial de Voto

28/09/2006

COAUTORIA/ COAUTORIA IMPROPIA/ COAUTORIA-La utilización de armas


de fuego en el delito de hurto crea un riesgo jurídicamente desaprobado que a
todos les corresponde asumir

Frente a la coautoría vale la pena nuevamente recordar que no es atinado


sostener que en los delitos cometidos por un número plural de personas, que
han actuado bajo un designio común, la acción se divida para responsabilizar
a cada interviniente sólo por la fracción de hecho que haya ejecutado
materialmente.

335
De ahí que para estos efectos el acto colectivo debe apreciarse en su conjunto
y como lo ha dicho la Corte, "en los casos en que varias personas proceden a
una empresa criminal, consciente y voluntaria división del trabajo para la
producción del resultado típico, todos los partícipes tiene la calidad de
autores, así su conducta vista en forma aislada no permita una directa
subsunción en el tipo, porque todos están unidos en el criminal designio y
actúan con conocimiento y voluntad para la producción del resultado
comúnmente querido o, por lo menos, aceptado como probable"*.

Así mismo, en decisión del 11 de julio de 2002, la Corte también precisó:

"No se puede dejar de recordar que los actuales desarrollos dogmáticos y


jurisprudenciales se orientan por reconocer como característica de la
denominada coautoría impropia, que cada uno de los sujetos intervinientes en
el hecho punible no ejecutan integral y materialmente la conducta definida en
el tipo, pero sí lo hacen prestando contribución objetiva a la consecución del
resultado común en la que cada cual tiene dominio funcional del hecho con
división de trabajo, cumpliendo acuerdo expreso o tácito, y previo o
concurrente a la comisión del hecho, sin que para la atribución de
responsabilidad resulte indispensable que cada interviniente lleve a cabo o
ejecute la totalidad del supuesto fáctico contenido en el tipo o que sólo deba
responder por el aporte realizado y desconectado del plan común, pues en tal
caso, una teoría de naturaleza objetivo formal, por ende, excesivamente
restrictiva, sin duda muy respetuosa del denominado principio de legalidad
estricto, no logra explicar la autoría mediata ni la coautoría, como fenómenos
expresamente reconocidos en el derecho positivo actual (art. 29 de la Ley 599
de 2000), los cuales a pesar de no haber sido normativamente previstos en la
anterior codificación, no pueden dar lugar a entender que no fueron objeto de
consideración o que el sistema construyó un concepto de autor distinto del
dogmáticamente establecido "**.

De otro lado, como también lo ha dicho la Corte, cuando varias personas


deciden cometer un delito de hurto y para su realización utilizan armas de
fuego, están creando un riesgo jurídicamente desaprobado que a todos les
corresponde asumir en la medida de su intervención, pues la decisión de
incorporar a la tarea delictiva las armas se atribuye a todos y por tanto
también será de todos la responsabilidad por los delitos que se cometan con el
empleo de esa armas en desarrollo de la conducta punible convenida***.

En consecuencia, el hecho de que uno de los procesados hubiese ejecutado


materialmente la descripción típica consagrada en las conductas punibles,
ello en manera alguna conlleva a que se sustraiga a los terceros de su
condición de autor. El sustento de este aserto radica en que este tercero, así
no hubiera disparado, dentro de la división de funciones cumplía de hecho el
rol, derivado del acuerdo común y previo, orientado a neutralizar, por un
efecto grupal intimidante, la eventual reacción de la víctima.

336
Dicho de otra manera, dada la naturaleza colectiva de ese influjo sobre el
ánimo defensivo del agraviado, resulta inaceptable desligar, para convertirla
en tarea accesoria, la intervención trascendente de quien no ejecutó la
específica acción de portar ilegalmente el arma de fuego y de causar el
resultado muerte. Dentro de la división del trabajo, su participación
intangible, por cuanto ella no introdujo ningún tipo de ruptura en la unidad
de causa y fines, fue tan esencial, aunque su manifestación al mundo exterior
hubiera sido distinta, como la de sus compañeros de empresa delictiva.
____________________________________________________________
* Providencia del 28 de febrero de 1985 citada en el fallo del 24 de enero de
2001. Rad. 12993.
** Radicación11.862.
*** Sentencia del 23 de septiembre de 2003. Rad. 19712.

PONENTE(S) : DR.JORGE LUIS QUINTERO MILANES


Sentencia Casación
FECHA : 28/09/2006
DECISION : No casa, Casa parcialmente y de oficio,
Redosifica pena accesoria
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Porte de armas de
defensa personal, Homicidio agravado, Tentativa de hurto
PROCESO : 20662
PUBLICADA : No

05/10/2006

VIOLACION INDIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL-Falso raciocinio: Técnica en


casación/ COAUTORIA IMPROPIA-Elementos/ COAUTORIA-Elementos
estructurantes de esta forma de intervención en la conducta punible

1. Cuando en sede de casación se ataca la sentencia por transgresión


indirecta de la ley sustancial por error de hecho proveniente de falso
raciocinio, esto es, por desconocimiento de los postulados de la sana crítica,
tiene establecido la jurisprudencia de la Sala que se debe indicar qué dice de
manera objetiva el medio, qué infirió de él el juzgador, cuál mérito persuasivo
le fue otorgado, señalar cuál postulado de la lógica, ley de la ciencia o máxima
de la experiencia fue desconocida, debiéndose indicar cuál es el aporte
científico correcto, la regla de la lógica apropiada, la máxima de la experiencia
que debió tomarse en consideración y cómo, y finalmente, demostrar la
trascendencia del error indicando cuál debe ser la apreciación correcta de la
prueba o pruebas que cuestiona, y que habría dado lugar a proferir un fallo
sustancialmente distinto y opuesto al ameritado*.

2. En la denominada coautoría impropia cada uno de los intervinientes en la


conducta punible la realizan de manera conjunta pero con división de trabajo,

337
"por ello es inherente a esta figura la concurrencia de por lo menos dos
elementos: uno subjetivo que generalmente es previo o concurrente con la
comisión del hecho, consistente en la existencia de un acuerdo expreso o
tácito para su acometimiento y uno objetivo, que se manifiesta en la
realización de actos orientados a su ejecución como cometido común,
siéndoles por ello imputables a todos los partícipes el delito o delitos
cometidos que típicamente se configuren"**.

3. "Para que exista coautoría se requieren tres elementos: acuerdo común,


división de funciones y trascendencia del aporte durante la ejecución del
ilícito.

. Para la determinación de la coautoría es menester analizar tanto lo objetivo


como lo subjetivo de la injerencia de la persona en el hecho.

. Como según la importancia del aporte se distingue entre coautor y cómplice,


el funcionario judicial debe hacer el estudio correspondiente frente al caso
concreto y razonadamente sustentar su decisión.

...De la lectura del artículo 29.2, como quedó finalmente, se desprenden, es


obvio, los mismos requisitos: para afirmar coautoría se necesitan acuerdo
común, división del trabajo y observación del peso del aporte.

Acuerdo significa conformidad, asentimiento, reflexión y madurez de


determinación.

División quiere decir separación, repartición.

Aportar, derivado de "puerto", equivale a llegar o presentarse a un lugar, hacer


algo en pro de un fin común.

...Las anteriores exigencias coinciden con las generalmente adosadas, antes y


ahora, a la coautoría, vale decir, acuerdo y decisión plural; sentimiento de
actuar en una obra propia inserta en una labor global, común;
comportamiento signado por esa directriz, o co-dominio del hecho; y aporte de
algo importante durante la ejecución del delito, todo ello, desde luego, mirado
objetiva y subjetivamente.

Observado el fenómeno de otra forma, para hablar de coautoría son


indispensables dos exigencias, una subjetiva y una objetiva.

El aspecto subjetivo de la coautoría significa que:

Uno. Los comuneros se pongan de acuerdo, planifiquen la comisión del ilícito


y, de consuno, decidan su perpetración.

Dos. Cada uno de los comprometidos sienta que formando parte de una
colectividad con un propósito definido, el hecho es suyo, pero incluido dentro
de una obra mayor, global, es decir, perteneciente, imbricada, realizada por

338
todos los concurrentes o, dicho con otras palabras, la persona debe sentir que
cumple tareas en interdependencia funcional.

La fase objetiva comprende:

Uno. El co-dominio funcional del hecho, entendiendo por tal que los varios
individuos, sin sometimiento, dependencia o subordinación de uno o unos de
ellos a otro u otros de ellos, se dirijan a la misma finalidad con un
comportamiento esencial, mirado no en términos absolutos sino relativos.

Por conducta esencial se debe entender, primero, que sin ella es imposible
cometer el hecho; o, segundo, que si una de las personas se opone o entra en
divergencia con las otras, pueda hacer fracasar el plan, molestarlo o variarlo
en su desarrollo; o, tercero, que la intrusión de las personas no debe ser
meramente casual, accidental o secundaria.

Dos. Aporte significativo durante la ejecución del hecho, es decir, prestación


de algo trascendente para su comisión, servicio importante que cada uno de
los concurrentes presta a la gesta delictiva.

Esa contribución común en pro del mismo fin puede ser material o moral
-"espiritual"-, por ejemplo cuando, en esta última hipótesis, la presencia
definida de uno de los comuneros refuerza o estimula el cumplimiento del
plan trazado, presiona y multiplica las energías de los otros, apoya al resto,
reduce las defensas de la víctima, aumenta la intimidación padecida por ésta,
incrementa la agresividad de los otros autores o comporta una mayor
seguridad para estos en cuanto, vgr., la cantidad de sujetos intensifica el
amedrantamiento que sufre la persona objeto de la acción, etc.

Y el aporte durante la ejecución del hecho quiere decir que la prestación que
hace la persona debe ocurrir, total o parcialmente, entre el momento en que
se inicia la realización del verbo rector que guía la conducta criminal y el logro
de la consumación. De esta manera, el comportamiento frente a la pura
ideación delictiva o a los actos preparatorios, no constituye coautoría, como
tampoco aquél subsiguiente a la consumación o al último acto en materia de
tentativa de delito"***.
________________________________________________________________________
* CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sents. de casación del 26 de junio de
2002, rad. 11.451 y 10 de noviembre de 2005, rad. 23451, entre otras.
** CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sent. Cas. Diciembre 15 de 2000, rad.
11471.
*** CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sent.- Cas. Agosto 21 de 2003, rad.
19213.

PONENTE(S) : DR.YESID RAMIREZ BASTIDAS

Sentencia Casación
FECHA : 05/10/2006
DECISION : No casa la sentencia impugnada

339
DELITOS : Homicidio, Porte de armas de defensa personal
PROCESO : 22358
PUBLICADA : Si

18/10/2006

VIOLACION DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL-Técnica en casación/


COAUTORIA IMPROPIA-Configuración

1. Insistentemente ha señalado la Sala que cuando se acude en esta sede a


elevar censuras contra el fallo de segundo grado con apoyo en la causal
primera de casación, apartado primero, no resulta admisible que el
demandante controvierta los hechos que se declararon demostrados en la
sentencia o la apreciación que los juzgadores hicieron de las pruebas, puesto
que esta forma de infracción de la ley sustancial presupone conformidad
absoluta con dichos aspectos.

El debate, en consecuencia, cuando tal modalidad de violación de la ley


sustancial se plantea, debe ser de contenido estrictamente jurídico, no
probatorio y, debe necesariamente abordarse a partir del supuesto de que los
juzgadores acertaron en la demostración de las conclusiones fácticas, pero se
equivocaron al determinar la valoración jurídico sustantiva del asunto, bien
porque aplicaron una norma equivocada, porque dejaron de aplicar la
correcta, o porque habiendo acertado en su selección, le dieron un significado
distinto del que legalmente corresponde.

2. De acuerdo con el criterio decantado por la jurisprudencia y la doctrina, la


coautoría impropia se presenta cuando una conducta punible es realizada en
forma comunitaria y con división de trabajo por varias personas que la
asumen como propia, aunque la intervención de cada una de ellas tomada en
forma separada no ejecute en forma total el supuesto de hecho contenido en el
respectivo tipo penal, sin que sea supuesto para su estructuración que las
actividades efectivamente desarrolladas correspondan a las de dirección o
coordinación de la actividad criminal, como parece entenderlo el casacionista.

PONENTE(S) : DRA.MARINA PULIDO DE BARON


Auto Casación
FECHA : 18/10/2006
DECISION : Inadite la demanda presentada
DELITOS : Tráfico, fabricación o porte de estuperf.,
Concierto para delinquir-narcotráfico
PROCESO : 26145
PUBLICADA : No

26/10/2006

FALTA DE MOTIVACION DE LA SENTENCIA-Variables: Vía de ataque en


casación/ DECISIONES JUDICIALES-Motivación: Función endoprocesal y

340
extraprocesal/ MOTIVACION DE LA SENTENCIA/ COAUTORIA IMPROPIA-
Elementos/ COAUTORIA-Complicidad: Diferencias

1. En relación con la falta de motivación y su vía de ataque la Sala ha


precisado

"cuatro variables relacionadas con la motivación: la carencia total de la


misma; la incompleta o deficiente; la ambivalente, oscura o dilógica; la falsa o
sofística, contraria a la verdad revelada probatoriamente. Las tres primeras
son susceptibles de alegarse a través de la causal de nulidad por reportar un
error in procedendo, mientras que la última lo será por la vía del error in
indicando, si éste es producto del manifiesto desconocimiento de las reglas de
producción y apreciación de las pruebas sobre las cuales se ha fundado la
sentencia, o por violación de la ley sustancial debida a error de hecho o de
derecho, según el sistema procesal dentro del cual fue emitido el fallo.

Pero la Corte también ha precisado que la presentación del reproche debe


dejar al descubierto la falta absoluta de motivación, o explicar por qué es
incompleta, confusa o ambivalente, si se quiere alcanzar el cometido de la
invalidez de la sentencia, puesto que el ejercicio demostrativo del reproche no
se satisface con la selección de un segmento de la misma para presentar las
razones del desacuerdo por considerarse simplemente que son equivocadas
las consideraciones allí plasmadas o para que se suplan con otras diferentes,
porque el "fallo es una unidad que, si permite integralmente su comprensión y
explica su contenido, debe tenerse por suficientemente motivado
independientemente de pequeños vacíos, incongruencias o contradicciones
que pudiera contener " ".

Si la motivación del fallo existe, pero es equivocada debido a errores de


intelección en la aplicación o interpretación de las normas constitucionales o
legales llamadas a regular el caso, cuando esto último ocurre la vía adecuada
de ataque es la causal primera de casación.

2. Frente a la motivación de la sentencia la Sala en reciente pronunciamiento


sostuvo:

Consecuente con el Estado Democrático y Social de Derecho, a efectos de


controlar la arbitrariedad judicial, se ha instituido el derecho a la motivación
de la sentencia como una garantía que tiene el procesado, y que constituye un
componente del derecho fundamental al debido proceso y de defensa.

El principio de motivación de las decisiones judiciales desempeña una doble


función: (i) endoprocesal: en cuanto permite a las partes conocer el
pronunciamiento sirviendo de enlace entre la decisión y la impugnación, a la
vez que facilita la revisión por el tribunal ad quem; y (ii) función general o
extraprocesal: como condición indispensable de todas las garantías atinentes
a las formas propias del juicio, y desde el punto de vista político para
garantizar el principio de participación en la administración de justicia, al
permitir el control social difuso sobre el ejercicio del poder jurisdiccional .

341
3. El derecho de motivación de la sentencia se constituye en un principio de
justicia que existe como garantía fundamental derivada de los postulados del
Estado de Derecho, en tanto que el ejercicio jurisdiccional debe ser racional y
controlable (principio de transparencia), asegura la imparcialidad del juez y
resguarda el principio de legalidad.

Para el cabal ejercicio del derecho de contradicción, se demanda del


funcionario judicial la motivación de sus decisiones para conocer debidamente
sus argumentos que le sirven de sustento y así poder con mejor facilidad
emprender la tarea de su contradicción bien sea controvirtiendo la prueba que
le sirvió de soporte, allegando nuevos elementos de juicio que le desvirtúen o,
en últimas, impugnando la providencia correspondiente.

Las decisiones que tome el juez, que resuelven asuntos sustanciales dentro
del proceso -v.gr. una sentencia-, deben consignar las razones jurídicas que
dan sustento al pronunciamiento; se trata de un principio del que también
depende la cabal aplicación del derecho al debido proceso pues, en efecto, si
hay alguna justificación en la base de las garantías que reconocen la defensa
técnica, el principio de favorabilidad, la presunción de inocencia, el principio
de contradicción o el de impugnación -todos reconocidos por el art. 29 Const.
Pol.-, ha de ser precisamente la necesidad de exponer los fundamentos que
respaldan cada determinación, la obligación de motivar jurídicamente los
pronunciamientos que profiere el funcionario judicial .

Esta garantía fue prevista en una norma positiva expresa en nuestro


ordenamiento constitucional anterior , ahora el art. 55 de la Ley 270 de 1996,
Estatutaria de la Administración de Justicia, impone al juez el deber de hacer
referencia a los hechos y asuntos esgrimidos por los sujetos procesales, al
igual que lo hacen los arts. 3 de la Ley 600 de 2000 que en cuanto a sus
normas rectoras establece que el funcionario judicial "deberá motivar" las
medidas que afecten derechos fundamentales de los sujetos procesales, y 170
y 171, pues la providencia judicial no puede ser una simple sumatoria
arbitraria de motivos y argumentos, sino que requiere una arquitectura de
construcción argumentativa excelsa, principal muestra de lealtad del juez
hacia la comunidad y hacia los sujetos procesales.

Configura uno de los pilares fundamentales del Estado Democrático y Social


de Derecho, al garantizar que una persona investida de autoridad pública y
con el poder del Estado para hacer cumplir sus decisiones, resuelva, de
manera responsable, imparcial, independiente, autónoma, ágil, eficiente y
eficaz, los conflictos que surjan entre las personas en general, en virtud de los
cuales se discute la titularidad y la manera de ejercer un específico derecho,
consagrado por el ordenamiento jurídico vigente ,

De manera que puede que sea concebida desde este enfoque como la
contrapartida del derecho constitucional del libre acceso a la jurisdicción
efectiva en virtud del cual todas las personas tienen derecho a obtener tutela
judicial material que concluya con una decisión final motivada, razonable y

342
fundada en el sistema de fuentes (art. 230 Const. Pol.), presentando desde
luego pretensiones legítimas pues no resulta suficiente la posibilidad formal
de llegar ante los jueces con la simple existencia de una estructura judicial
lista a atender las demandas de los asociados, porque su esencia reside en la
certeza que en los estrados judiciales se surtirán los procesos a la luz del
orden jurídico aplicable, con la objetividad y la suficiencia probatoria que
aseguren un real y ponderado conocimiento del fallador acerca de los hechos
materia de su decisión .

Una sana argumentación es la explicación de las razones que conducen a


adoptar una determinación y permite el control de la legalidad de la principal
manifestación del Poder Judicial propio de todo Estado Democrático. Así se
somete la providencia al escrutinio de los sujetos procesales y de la sociedad
pues si bien el pronunciamiento jurisdiccional tiene un efecto inter-partes,
también concita el interés general, amén del fin pedagógico que demuestra y
persuade que se trata esa de la mejor solución posible, no la expresión cruda
del ejercicio de una competencia sino el caro fruto de la lógica y la razón.
Desde otra perspectiva, la respuesta judicial genera un elemento de estudio y
doctrina para casos similares, creando jurisprudencia y una fuente de
Derecho.

La sentencia judicial es un acto de comunicación del Estado con la sociedad,


en ella se da cuenta de cómo se ejerce la autoridad en su nombre, no se trata
de sojuzgar o subordinar al ciudadano por la sola investidura que la sociedad
ha prestado a órganos accidentales de una misión trascendental para la
sociedad. La majestad de la justicia supone un ejercicio magisterial que
demanda una preocupación permanente por comunicarse con el individuo,
por mostrarse racional y coherente en la decisión, cuando esta no es
comprendida por el destinatario, el epílogo del proceso arroja un saldo de
agresión y no el plus pedagógico necesario para legitimar la función ejercida .

Es decir, como lo afirma (.......)

El contenido de la motivación no es otro que resolver con razones que se


justifiquen sin esfuerzo dialéctico. Debe existir una ponderación jurídica que
acompañe el proceso lógico de aplicación normativa, con el sentimiento
implícito de hacer justicia que ésta sea perceptible a quien se dirige y, en
dimensión, a toda la sociedad.

Dicho en otros términos, como lo hace Farell: la circunstancia de que los


jueces deban juzgar de acuerdo con razones excluye también la posibilidad de
que ellos decidan con base en la simple expresión de sus preferencias. Los
jueces emiten juicios basados en razones, y tratan de alcanzar una "verdad",
entendida en este caso como una buena interpretación del Derecho vigente.

En torno a la ponderación del aspecto fáctico y su incidencia en la aplicación


del derecho como factores trascendentes de la motivación de la sentencia,

343
Debe recordarse que a la fijación del aspecto fáctico se llega a través de la
elaboración de juicios de validez y de apreciación de los medios de convicción,
orientados éstos últimos por las normas de la experiencia, de la ciencia o de la
lógica, o de las reglas que les asignan o niegan un determinado valor. El
mandato constitucional impone que la fundamentación de la sentencia debe
comprender el correspondiente juicio sobre los elementos probatorios y que el
mismo sea expreso y asertivo y no hipotético, toda vez que si el fallo no es
explícito o determinante sino que se manifiesta de manera imprecisa, remisa o
contradictoria, o se limita a enunciar las pruebas, omitiendo su debida
evaluación y discusión y, por ende, el debido mérito persuasivo o conclusivo,
necesariamente el acto jurisdiccional es defectuoso en cuanto no es posible su
contradicción por parte de los sujetos procesales.

Precisados los hechos prosiguen las consecuencias jurídicas, escenario en el


que igualmente la fundamentación se constituye en una exigencia de orden
constitucional, pues al juez se le impone el deber de expresar sin ambigüedad
tanto los argumentos jurídicos de sus conclusiones como la obligación de
responder de manera clara, expresa y suficiente los planteamientos
presentados por los sujetos procesales.

Por consiguiente,

Una propuesta de nulidad en casación por falta de motivación de la sentencia


debe encontrarse vinculada a la insuficiente o nula fundamentación del
supuesto fáctico que concluyó probado el juez o de su encuadramiento
jurídico, que son los aspectos que estructuran la sustancialidad de la
sentencia .

4. Frente a la coautoría impropia es pertinente recordar que cada uno de los


intervinientes en la conducta punible la realizan de manera conjunta pero con
división de trabajo,

Por ello es inherente a esta figura la concurrencia de por lo menos dos


elementos: uno subjetivo que generalmente es previo o concurrente con la
comisión del hecho, consistente en la existencia de un acuerdo expreso o
tácito para su acometimiento y uno objetivo, que se manifiesta en la
realización de actos orientados a su ejecución como cometido común,
siéndoles por ello imputables a todos los partícipes el delito o delitos
cometidos que típicamente se configuren" .

En relación con los elementos estructurantes de esta forma de intervención en


la conducta punible, la jurisprudencia de la Sala ha precisado:

". Para que exista coautoría se requieren tres elementos: acuerdo común,
división de funciones y trascendencia del aporte durante la ejecución del
ilícito.

344
. Para la determinación de la coautoría es menester analizar tanto lo objetivo
como lo subjetivo de la injerencia de la persona en el hecho.

. Como según la importancia del aporte se distingue entre coautor y cómplice,


el funcionario judicial debe hacer el estudio correspondiente frente al caso
concreto y razonadamente sustentar su decisión.

… De la lectura del artículo 29.2, como quedó finalmente, se desprenden, es


obvio, los mismos requisitos: para afirmar coautoría se necesitan acuerdo
común, división del trabajo y observación del peso del aporte.

Acuerdo significa conformidad, asentimiento, reflexión y madurez de


determinación.

División quiere decir separación, repartición.


Aportar, derivado de "puerto", equivale a llegar o presentarse a un lugar, hacer
algo en pro de un fin común.

Las anteriores exigencias coinciden con las generalmente adosadas, antes y


ahora, a la coautoría, vale decir, acuerdo y decisión plural; sentimiento de
actuar en una obra propia inserta en una labor global, común;
comportamiento signado por esa directriz, o co-dominio del hecho; y aporte de
algo importante durante la ejecución del delito, todo ello, desde luego, mirado
objetiva y subjetivamente.

Observado el fenómeno de otra forma, para hablar de coautoría son


indispensables dos exigencias, una subjetiva y una objetiva.

El aspecto subjetivo de la coautoría significa que:

Uno. Los comuneros se pongan de acuerdo, planifiquen la comisión del ilícito


y, de consuno, decidan su perpetración.
Dos. Cada uno de los comprometidos sienta que formando parte de una
colectividad con un propósito definido, el hecho es suyo, pero incluido dentro
de una obra mayor, global, es decir, perteneciente, imbricada, realizada por
todos los concurrentes o, dicho con otras palabras, la persona debe sentir que
cumple tareas en interdependencia funcional.

La fase objetiva comprende:

Uno. El co-dominio funcional del hecho, entendiendo por tal que los varios
individuos, sin sometimiento, dependencia o subordinación de uno o unos de
ellos a otro u otros de ellos, se dirijan a la misma finalidad con un
comportamiento esencial, mirado no en términos absolutos sino relativos.

Por conducta esencial se debe entender, primero, que sin ella es imposible
cometer el hecho; o, segundo, que si una de las personas se opone o entra en
divergencia con las otras, pueda hacer fracasar el plan, molestarlo o variarlo

345
en su desarrollo; o, tercero, que la intrusión de las personas no debe ser
meramente casual, accidental o secundaria.

Dos. Aporte significativo durante la ejecución del hecho, es decir, prestación


de algo trascendente para su comisión, servicio importante que cada uno de
los concurrentes presta a la gesta delictiva.

Esa contribución común en pro del mismo fin puede ser material o moral
-"espiritual"-, por ejemplo cuando, en esta última hipótesis, la presencia
definida de uno de los comuneros refuerza o estimula el cumplimiento del
plan trazado, presiona y multiplica las energías de los otros, apoya al resto,
reduce las defensas de la víctima, aumenta la intimidación padecida por ésta,
incrementa la agresividad de los otros autores o comporta una mayor
seguridad para estos en cuanto, vgr., la cantidad de sujetos intensifica el
amedrantamiento que sufre la persona objeto de la acción, etc.

Y el aporte durante la ejecución del hecho quiere decir que la prestación que
hace la persona debe ocurrir, total o parcialmente, entre el momento en que
se inicia la realización del verbo rector que guía la conducta criminal y el logro
de la consumación. De esta manera, el comportamiento frente a la pura
ideación delictiva o a los actos preparatorios, no constituye coautoría, como
tampoco aquél subsiguiente a la consumación o al último acto en materia de
tentativa de delito. "

5. Para diferenciar los conceptos de coautoría y complicidad, particularmente


cuando los protagonistas actúan en el momento consumativo de la conducta
punible la Sala ha precisado:

"… Basta, sin embargo, para despejar el equívoco y dejar en claro la


objetividad legal de la distinción, precisar, en uno y otro caso, si el acto se
halla ligado finalísticamente o no a la realización de la conducta. En la
primera hipótesis, cuando brinda colaboración posterior a un hecho punible
del cual hace parte, por razón de su compromiso objetivo y subjetivo con sus
resultados, se trata de un coautor. Pero si esa ayuda es de mera coadyuvancia
externa a los fines de los integrantes de la empresa común, despojada de
alianza anímica con los propósitos últimos de sus autores directos, quien así
actúa es cómplice del hecho punible ".

PONENTE(S) : DR.YESID RAMIREZ BASTIDAS


Sentencia Casación
FECHA : 26/10/2006
DECISION : No casa sentencia impugnada
DELITOS : Homicidio agravado, Falsa denuncia, Porte
ilegal de arma de fuego de defensa pers
PROCESO : 22733
PUBLICADA : No

346
09/11/2006

COAUTORIA IMPROPIA-Noción/ CASO MASACRE COLOMBIA - HUILA

La intervención delictiva de (...) lo fue en la modalidad de coautoría impropia,


en tanto esta forma de realización mancomunada de la conducta punible
supone la participación de múltiples sujetos activos en el delito cuyo actuar
típico se consolida en la intervención colectiva de todos ellos y en desarrollo de
un cometido común, es decir, que la ejecución punible se acomete con
división de trabajo existiendo para el efecto un acuerdo de voluntades previo o
coetáneo -expreso o tácito-.

Por lo tanto, es común a esta forma de participación criminal que en la


producción del resultado típico los distintos intervinientes en la empresa
criminal desarrollen cierta parte del trabajo delictivo, aun cuando la misma
aisladamente valorada pareciera no subsumirse en el tipo penal respectivo,
pues no se trata de verificar la realización material que cada cual en la
proporción de su actuar lleva a cabo, sino en la medida en que coadyuva en la
consolidación del resultado integral de la acción cumplida por todos.

14. En múltiples oportunidades la doctrina de la Sala ha tenido ocasión de


sistematizar su pensamiento sobre este particular, resaltado cómo carece de
cualquier seriedad jurídica en orden a la imputación que en estos casos debe
hacerse por la integralidad de las conductas realizadas, que se pudiese tomar
aisladamente el aporte material que cada uno de los copartícipes hace en
desarrollo de la acción delictiva común a todos, cuando en su consecución se
ha prestado la voluntad para la totalidad del devenir criminal.

Así, hubo la Sala de precisarlo al señalar cómo:

"Resulta ilógico e injurídico responsabilizar a cada interviniente por la parcial


tarea por él cumplida, lo que haría imposible la configuración de la coautoría
impropia, ya que ésta emerge de un plan común, del dominio colectivo del
suceso, de la distribución de funciones, cada una de las cuales es una pieza
de la realización del resultado comúnmente querido, la que, como tal, no
puede ser considerada aisladamente, pues podría aparecer como despreciable
o ineficaz y, por ende, impune, y que solo adquiere relevancia en el conjunto y
con relación al plan criminal propuesto" (Cas. 11 925, 25 de abril de 2.000).

PONENTE(S) : DR.ALFREDO GOMEZ QUINTERO


Sentencia Casación
FECHA : 09/11/2006
DECISION : No casa
DELITOS : Rebelión, Homicidio, Terrorismo
PROCESO : 22698
PUBLICADA : Si

347
18/04/2007

TESTIMONIO-Apreciación probatoria/ COAUTORIA-Noción/ COAUTORIA-


Principios/ HURTO CALIFICADO-Con violencia sobre las personas o las cosas:
Concursa con secuestro/ CIRCUNSTANCIAS DE AGRAVACION PUNITIVA-
Formulación fáctica y jurídica en la acusación/ HURTO CALIFICADO-Con
violencia sobre las personas o las cosas: Concursa con secuestro; salvamento
parcial de voto

1. Es cierto que los hechos que ocupan la atención de la Corte y en tal sentido
se constata con los registros que se incorporaron al proceso, que en las horas
de la noche del 18 de agosto de 2005, cuatro personas, - tres hombres y una
mujer -, abordaron el vehículo conducido por (...) que responden a los
nombres de (...), (...), (...) y (...) quienes fueron capturados al norte de la
ciudad, luego de que (...) fuera víctima de actos que atentaron contra su
libertad individual, patrimonio económico, todo ello bajo inminente amenaza
de un arma de fuego que exhibieron los actores de las conductas ilícitas.

Sostiene el recurrente que en la sentencia de segundo grado, el Tribunal


conculcó la regla de la experiencia, según la cual no es cierto que la víctima
por el hecho de ser maltratada en su integridad física y limitada en su libertad
de locomoción y autodeterminación, pierda su contacto con la realidad, a tal
punto, que le impida percatarse de lo que ocurre en el mundo circundante a
través de los sentidos, dado que, el ser humano aún en las circunstancias
más adversas y mientras esté consciente está en capacidad de aprehender sus
vivencias para posteriormente evocarlas con serenidad.

En el presente caso, el Tribunal en la sentencia de segunda instancia, le restó


toda credibilidad al testimonio de la víctima (...)tildándola de "magnificada,
porque psicológicamente es entendible, para agravar la situación de sus
agresores"; sin embargo, contrario a lo considerado por el Tribunal, la Sala al
examinar el testimonio rendido por el conductor del taxi en el curso de la
audiencia del juicio oral, observa que hizo un relato pormenorizado de lo
ocurrido a partir del momento en que en ejercicio de su oficio accedió a
trasladar a las cuatro personas, - tres hombres y una mujer -, desde la calle
51 con carrera 7ª hasta el norte de la ciudad y que a la altura de la calle 192
con la autopista norte, le coartaron su libertad individual, toda vez que le
colocaron un revólver en la cabeza, despojándolo de la dirección del vehículo
y, además, lo expropiaron de sus pertenencias. Frente a esta realidad narrada
por la víctima de la agresión, no es atinado señalar que su relato se sustrae de
la realidad de los acontecimientos que se presentan a su alrededor, a tal
punto que se encuentre en incapacidad absoluta para expresar lo que a través
de sus sentidos captó o que sus afirmaciones riñan con la verdad y, menos
aún, que sean tildadas de "magnificadas", con el ingrediente negativo de
agravar las situación de sus potenciales victimarios.

Las inferencias realizadas por el Tribunal, en la sentencia de segunda


instancia, con base en la valoración probatoria del testimonio de(...), no se

348
ajustan a la realidad procesal, pues de haberse realizado un ejercicio
argumentativo de su versión junto con el restante acervo probatorio, se
llegaría a la indefectible conclusión que las cuatro personas que abordaron el
vehículo en la carrera 7ª con la calle 51 de Bogotá D. C., actuaron de común
acuerdo para cometer los ilícitos perpetrados en contra de la autonomía
individual de (...) y sobre sus pertenencias dentro del ámbito de la
intimidación de un arma de fuego. Recuérdese, adicionalmente, que a una de
las tres personas que abandonaron precipitadamente el vehículo le fueron
incautados por la Policía Nacional algunos elementos de propiedad del
conductor del taxi, entre los que se relacionan: el radio teléfono del
automotor, $15.700 en dinero efectivo, una licencia de conducción a nombre
de (...) , los cuales fueron objeto de la estipulación número 2.

2. La coautoría ha sido objeto de esmerados estudios por parte de esta


Corporación dentro de la vigencia del Código Penal de 1980 y que dieron lugar
a reiterados pronunciamientos, en los que la Corte ha sostenido que cuando
varias personas conciertan libre y voluntariamente la realización de un mismo
hecho - conducta ilícita -, con distribución de funciones en una idéntica y
compleja operación delictiva, de tal manera que cada uno de ellos ejecuta una
parte diversa de la empresa común , todos tienen la calidad de coautores, por
ello actúan con conocimiento y voluntad para la producción del resultado
comúnmente querido o por lo menos aceptado como probable.

3. Los referentes jurisprudenciales en torno a la mencionada figura jurídica,


destacan la afluencia de varios principios para entender el concurso de
personas dentro de la institución de la coparticipación criminal; a saber: el de
la "ejecutividad", entendida ésta como la exteriorización de la conducta,
mínimo hasta el grado de la tentativa, de la "identidad", de manera que en
torno a una misma empresa delictiva se aglutinen los partícipes, la
"convergencia" dolosa, el cual supone el acuerdo de voluntades y de la
"división de trabajo" como efecto de lo concertado y concretado .

Si de la intervención así convenida, se podía deducir la "realización de una


misma y compleja operación delictiva", esta forma de participación tenía que
ser calificada como de autor, dado que el artículo 23 de la codificación
anterior consideraba como autor al que "realizara" el hecho punible, como así
también lo establece el código actual (Ley 599 de 2000).

Así mismo, es preciso determinar que de ese principio de convergencia debe


distinguirse: primero, si la participación no tuvo la relievancia o intensidad
indispensable para estimar al partícipe como autor, sino como cómplice,
dificultad que la ley actual supera y aclara "atendiendo la importancia del
aporte", de tal manera que si el aporte no es importante, se debe entonces
remitir a la figura de la complicidad; y, segundo, si uno de los participantes
actuó por fuera de lo pactado, lo cual conduce al "exceso" y la prohibición de
regreso, pues en tal evento, la responsabilidad la asume el respectivo
concurrente.

349
Es en este aspecto en el que se debe reflexionar, pues atendiendo el grado de
participación de los procesados (...) y (...), según lo referido por la víctima, es
incuestionable que la misma fue producto de un acuerdo previo en el cual
cada uno cumpliría una labor dentro del esquema de la división del trabajo
criminal.

Es factible que la teoría objetivo-formal de la "realización" del hecho o de la


conducta punible, resulte adecuada para resaltar al autor unitario, no así al
plural, puesto que en muchos casos de coautoría, el coautor no interviene en
actos de ejecución, en el sentido objetivo-formal, como sucede, por ejemplo,
con el organizador de un plan delictivo que está presente en la dirección de la
ejecución, pero no materialmente en ella. Su colaboración y aporte es de vital
importancia, sin duda, pero no es ejecutiva desde el punto de vista objetivo-
formal; empero, es un coautor, porque dentro de la división de trabajo que
complementa el concepto de autor, su participación es importante, porque
está comprendida dentro del plan de autor, como así lo admite la doctrina,
tanto nacional como comparada.

Tratándose, entonces, de un delito planificado, es evidente que no todos los


partícipes complementan los elementos del tipo, más, el hecho de no haber
realizado directamente el tipo doloso, no descarta que quien haya tenido el
dominio funcional del hecho o conducta pueda ser considerado como coautor
porque su aporte es esencial, mediando el acuerdo previo y la ejecución
común, dada la distribución de funciones o actividades en el aludido plan.

Significa lo anterior, que la teoría del dominio del hecho no puede entenderse,
dentro de un estrecho concepto objetivo-formal, puesto que es evidente que la
ejecución o realización material, no constituye la única forma de manifestarse
el dominio.

3. En torno al concurso de delitos de hurto calificado con violencia contra las


personas o las cosas con secuestro, la Sala ha abordado su estudio de
manera reiterada en criterios jurisprudenciales que permanecen inalterables,
en los siguientes términos.

"En orden a abordar la temática propuesta en la demanda de casación que


ocupa la atención de esta Sala impera señalar, en primer término, que sobre
los criterios que han de orientar la solución del posible concurso entre los
delitos de hurto calificado por la violencia y secuestro, la jurisprudencia de
esta corporación ha tenido buen cuidado de no formular reglas generales e
inflexibles como método para resolver tal problemática, optando en cambio
por hacer notar cómo cada caso puede ofrecer diversas particularidades que
son las que deben ponderarse en concreto para brindar la respuesta que en
derecho corresponda.

Ello explica que al efectuar un seguimiento sobre los pronunciamientos de


esta Sala en relación con el tema, puedan ser hallados precedentes en los
cuales se ha concluido que la dual tipicidad de delitos de hurto calificado por

350
la violencia sobre las personas y secuestro, que en esos eventos venía
deducida por las instancias, correspondía sólo a un concurso aparente de
tipos penales, como acontece precisamente en la sentencia de casación del 30
de mayo de 2001 que es citada por la actora, así como en otros fallos
proferidos con posterioridad a esa fecha -Cfr. Radicados 13475 del 12 de
diciembre de 2002 y 15225 del 15 de septiembre de 2005-.

Mas, también se advierte que esta Sala ha llegado en muchos otros de sus
pronunciamientos a la conclusión contraria, esto es, la de reconocer que se ha
verificado el concurso material de hurto calificado por la violencia sobre las
personas y secuestro -Cfr. Radicados 13662 del 5 de febrero de 2002, 12768
del 4 de agosto de 2003, 21520 del 28 de julio de 2004, 21474 del 26 de enero
de 2005 y 20676 del 9 de febrero de 2006, entre otros-, cuando quiera que la
privación de libertad a que es sometido el tenedor, poseedor o detentador del
objeto material del hurto, sobreviene al doblegamiento de su voluntad y a la
facultad de disposición que logra el sujeto activo sobre el objeto material del
ilícito, razón por la cual esa retención, así sea temporal, se revela como
innecesaria o superflua para la consumación del delito contra el patrimonio y
estructura un atentado contra la libertad personal que debe ser sancionado
como secuestro.

Significa lo anterior que para resolver la problemática puesta de presente por


la actora, es preciso regresar sobre las precisas circunstancias en las cuales
se verificó la retención y privación temporal de la libertad del propietario del
vehículo hurtado, con el fin de precisar si esos actos resultan razonablemente
escindibles de los que materializaron la violencia ejercida sobre él para lograr
el apoderamiento del bien mueble o si, en cambio, la retención se efectuó de
manera concomitante con el acto de apoderamiento de dicho bien mueble
integrándose por ello al delito contra el patrimonio.

Así las cosas, como bien lo precisa la Procuradora Delegada en su concepto,


en el presente evento resulta indudable que unos fueron los actos de violencia
ejercidos sobre el propietario del vehículo para lograr hacerse a él y a su
carga, verificados cuando fue alcanzado por una motocicleta y amenazado por
uno de sus tripulantes con un arma de fuego quien seguidamente abordó la
camioneta y obligó a la víctima a desviar su rumbo hasta dejarla estacionada
en un punto de la ruta que el asaltante eligió y otros, perfectamente
separables, los que subsiguieron cuando el señor (...) fue impelido a ubicarse
en un vehículo de servicio público bajo custodia que ejerció el mismo
asaltante, quien en este interregno lo seguía intimidando con el arma de
fuego, automotor que era seguido de cerca por el procesado(...) a bordo de la
motocicleta utilizada para perpetrar el hurto, hasta cuando, por la rápida
acción de la policía del sector que fue alertada por otro taxista que se percató
de lo sucedido, se logró el pronto rescate del propietario del vehículo, la
captura tanto del menor que lo custodiaba en el interior del taxi, como del
señor (...) y la recuperación del automotor objeto del hurto.

Advertido lo anterior, no cabe duda que en el caso de la especie la retención


del conductor fue absolutamente innecesaria para la ejecución de la conducta

351
punible contra el patrimonio pues, como es natural entender, quienes
participaron en su realización utilizando arma de fuego para intimidar y
doblegar la voluntad de propietario del bien, ya había eliminado cualquier
posibilidad de resistencia suya dirigida a evitar el despojo del vehículo o de su
carga, de suerte que fue ésa la violencia calificante del hurto y otra la
conducta consistente en trasladar a la víctima a bordo de un vehículo de
servicio público, bajo la doble custodia de quien dentro de éste lo vigilaba y
del otro asaltante que los seguía en la motocicleta, comportamiento último
que sin duda se erige como lesivo de la libertad personal y concursa de
manera real y efectiva con el delito patrimonial.

De otra parte, menester es resaltar que la circunstancia de haberse verificado


esa retención por espacio aproximado de veinte minutos, no desvirtúa su
carácter típico.

En primer término porque el hecho de que la retención no se hubiere


prolongado por más tiempo sólo está vinculado en el presente asunto a la
rápida reacción de las autoridades y en segundo lugar, por cuanto, como ha
tenido ocasión de precisarlo la Sala "El legislador no previó como elemento
estructurante de la conducta punible de secuestro simple el factor de la
"temporalidad" de la acción, sino la efectiva limitación de la libertad de
locomoción y de las posibilidades de autodeterminación de los afectados. Por
lo tanto, el hecho de que en el presente caso sólo se hubiese retenido a los
afectados por un breve lapso -40 minutos según el dicho del ciudadano
holandés- tal circunstancia, por sí sola, no es óbice para descalificar el
secuestro imputado en el acta de formulación de cargos, pues, se reitera, la
vigilancia ejercida sobre las personas no fue circunstancial, sino que se
prolongó a la que habría sido suficiente o necesaria para el despojo de sus
haberes, tiempo en el que las víctimas no tuvieron oportunidad de obrar con
libre albedrío" -Cfr. Sentencia del 30 de abril de 2002, radicado 19.394

4. Como quiera que el juzgador de primer grado precisa, equivocadamente,


que las circunstancias de mayor punibilidad son de exclusivo resorte del
juzgador; por oportuno, al caso debe recordarse el precedente jurisprudencial
atinente a la preceptiva del artículo 448 del Código de Procedimiento Penal,
pues la congruencia se predica respecto de los hechos que consten y en los
delitos por los cuales se solicita la condena.

"...Y ya en providencia anterior sobre el mismo tema, al examinar la Corte la


nueva normatividad en torno de las imputaciones fácticas y jurídicas, había
sentado que "le está vedado al juez agregar hechos nuevos, suprimir las
atenuantes que se le hayan reconocido al acusado, adicionar agravantes y, en
general, hacer más gravosa la situación".

Y es que, en el campo punitivo dentro del código actual, las circunstancias


genéricas de agravación, tienen una repercusión importante, tanto cualitativa
como cuantitativa en la pena, que en el régimen anterior podría no tener la
misma connotación, dada la discrecionalidad concedida al juez para aumentar
la pena dentro de los límites de la norma que tipificaba el tipo y la pena

352
aplicables. Empero, conforme al artículo 61 actual, el ámbito punitivo puede
moverse hasta los cuartos medios y aun al cuarto máximo, cuando sólo
concurran circunstancias de mayor punibilidad, lo cual eleva
considerablemente la pena cuando por la naturaleza de la conducta punible,
la pena principal es significativamente alta. Por esta razón, la acusación debe
ser lo suficientemente explícita, cuando al concretar al autor aluda a
circunstancias tales como la posición distinguida, el motivo abyecto, los
móviles de intolerancia o discriminación o cualquiera otro de los mencionados
en el artículo 58, pues estas no surgen de la discrecionalidad, puesto que
para que cumplan sus efectos, deben estar supeditadas a la apreciación
probatoria y, sobretodo, a la discusión, contradicción y debate.

Lo anterior es conveniente precisarlo en este caso concreto, para expresar,


que si en la resolución de acusación y en la acusación en general, no se le
imputó expresamente al procesado la circunstancia de agravación prevista en
el artículo 58.9 del C.P., tampoco se tendrá en cuenta en la sentencia, en
respeto de la aludida congruencia, que es estructural en el debido proceso. Si
bien la resolución de acusación y la etapa del juicio, en el presente caso,
tuvieron cumplimiento dentro de la vigencia del código de procedimiento penal
anterior, es claro que ante determinada circunstancia, el solo enunciado en la
resolución de acusación del supuesto fáctico que la configura, no es suficiente
para que pueda ser deducida en la sentencia, ya que, como ya se ha dicho, se
requiere inequívoca imputación jurídica, sin que ello implique que figure en la
parte resolutiva de la acusación, ni que se le identifique por su denominación
jurídica o por la norma que la consagre. Implica, pues, valorada atribución, de
tal suerte consignada en cualquiera de las fases de la acusación, que no se
abrigue duda acerca de su imputación. Sentido y criterio, ya admitidos por la
Sala, antes y después de la ley 600 de 2000."

Es evidente, entonces, que el juzgador de instancia aplicó circunstancias que


no fueron previstas en la acusación realizada por la Fiscalía General de la
Nación, razón por la cual, en garantía del principio de congruencia, tendrá la
Sala que redosificar la pena para ajustarla a la imputación jurídica, es decir,
excluyendo las causales de mayor punibilidad, que dedujera el a-quo y que
conllevó a que la dosificación punitiva partiera del primer cuarto medio, con
claro efecto nocivo a los intereses de los procesados.

SALVAMENTO PARCIAL DE VOTO


DRA. MARINA PULIDO

Con el respeto que siempre he profesado por las opiniones y el criterio ajenos,
procedo a consignar las razones que me llevaron a salvar parcialmente mi voto
en cuanto a la decisión referida al delito de secuestro simple adoptada dentro
de la presente causa que se sigue en contra de los procesados (...) y (...).

Tal como lo expuse durante los debates de Sala, teniendo en cuenta las
circunstancias espacio temporales y modales en que la conducta de los
procesados irrumpió en el mundo de los fenómenos, en mi sentir no resultaba

353
procedente reconocer con efectos jurídicos la concurrencia de los de delitos de
hurto calificado y agravado y secuestro simple, porque precisamente a partir
del factum de que da cuenta el proceso, lo que queda claro es que la violencia
que los procesados ejercieron sobre la víctima no trascendió la propia del
delito contra el patrimonio económico, como para haber dado lugar a la
configuración de un atentado contra su libertad individual.

Se trató, como acertadamente lo anotó el Procurador Cuarto Delegado para la


Casación Penal durante su intervención en la audiencia de sustentación del
recurso de casación, de una retención que ha debido "ser estudiada como una
circunstancia de incremento punitivo y no como el delito de secuestro simple,
dado que, la doctrina ha distinguido entre el hurto violento propiamente dicho
y el hurto violento impropio que hace consistir en el empleo de la violencia o
amenaza inmediatamente después del apoderamiento del objeto para asegurar
para si o para otro su consumación o para lograr la impunidad del
comportamiento delictual de sus autores".

En este particular asunto, se imponía partir de la situación fáctica para


concluir en la concurrencia o no de los referidos delitos, como así lo ha
señalado la jurisprudencia de la Sala al precisar que en punto de actualizar o
no un posible concurso entre hurto calificado por la violencia y secuestro, no
se pueden señalar reglas generales e inflexibles, "optando en cambio por hacer
notar cómo cada caso puede ofrecer diversas particularidades que son las que
deben ponderarse en concreto para brindar la respuesta que en derecho
corresponda".

Y las particularidades de la situación que ocupó la atención de la Corte


son las que, en mi criterio, debían haber conducido a la absolución de los
procesados por el delito de secuestro simple, dado, repito, que la violencia de
que se da cuenta, en modo alguno trascendió la propia del atentado contra el
patrimonio económico y menos con virtud o fuerza suficiente como para
configurar un atentado contra la libertad individual que reclamara la
condigna sanción.

Además, también se imponía tener en cuenta en el desideratum de


resolver lo relativo al delito de secuestro simple, que los coprocesados (...) y
(...) celebraron preacuerdo con la Fiscalía en los términos previstos en el
artículo 350 de la Ley 906 de 2004, que incluyó la eliminación de imputación
por el delito de secuestro simple. Lo anterior porque, si bien es verdad
inconcusa que la responsabilidad penal es individual, también lo es que
tratándose en este caso de un mismo contexto de acción donde participaron
varias personas de quienes por lo menos el proceso no pone evidencia
comportamiento alguno que tornara diferente su situación, no resultaría
consecuente con un concepto de justicia material permitir que para unos se
diera absolución por un delito y para otros fallo de condena, sólo porque los
primeros preacordaron el fallo y los segundos no.

354
PONENTE(S) : DR.JAVIER DE JESUS ZAPATA ORTIZ
Sentencia Casación
FECHA : 18/04/2007
DECISION : Casa sentencia impugnada, modificando pena
impuesta
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Porte ilegal de
armas, Secuestro simple
PROCESO : 26388
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : DRA.MARINA PULIDO DE BARON -
Salvamento Parcial de Voto

26/04/2007

DEFENSA TECNICA-Pasividad del defensor/ PRUEBA TRASLADADA/


INTERES PARA RECURRIR/ VIOLACION INDIRECTA DE LA LEY
SUSTANCIAL-Falso juicio de identidad: Técnica en casación/ DELITOS DE
COMISION POR OMISION/ COAUTORIA IMPROPIA/ DELITOS DE COMISION
POR OMISION-Concierto para delinquir y terrorismo/ VIOLACION INDIRECTA
DE LA LEY SUSTANCIAL-Técnica en casación/ CONCIERTO PARA
DELINQUIR-Alcance de la Ley 1121 de 2006/ CIRCUNSTANCIAS DE
AGRAVACION PUNITIVA-Formulación fáctica y jurídica en la acusación/
CASO MASACRE DE MAPIRIPAN

1. La falta de asistencia técnica no puede edificarse a partir de una visión a


posteriori elaborada por un nuevo defensor con fundamento en su orientación
particular sobre aquello que habría podido ser la estrategia defensiva
plausible, pues son múltiples y variadas las posturas defensivas que en un
momento determinado puede asumir el letrado, razón por la cual la simple
diversidad de criterios del último defensor no logra constituir fuerza suficiente
para censurar un proceso con base en la ausencia de defensa técnica* .

No puede perderse de vista que la defensa técnica suele realizarse a través de


actos de contradicción, solicitud probatoria, notificación, impugnación,
postulación y alegación, que pueden ser ejercidos todos o algunos de ellos, o
preferirse un control expectante de la actuación procesal, según los
conocimientos, las circunstancias, el caudal probatorio recopilado, el estilo y
la táctica que asuma el abogado, sin que optar por la actitud aparentemente
pasiva constituya falta de ejercicio de las facultades de la defensa** .

Por lo tanto, la actitud pasiva del defensor no es en sí misma indicativa de


irregularidad, pues hay casos donde la mejor defensa puede ser dejar que el
Estado asuma toda la iniciativa para el acopio de pruebas, al no convenir
pedirlas en cuanto se aprecie que perjudicarían al procesado; ni aparecer
prudente recurrir, por el acierto o benevolencia del instructor o fallador. En
tales casos, más vale al defensor asumir una posición expectante, como
comportamiento estratégico que no puede tildarse de abandono***

355
(...)

El demandante no demostró que esa actividad defensiva fue en extremo


precaria atendiendo la situación procesal del implicado. La discrepancia con
la estrategia defensiva cumplida, bien sea respecto de los medios empleados,
las tesis expuestas, la conducta procesal asumida o por los resultados
obtenidos, como ya se dijo, no es por sí misma razón valedera y suficiente
para fundamentar la violación del derecho de defensa del procesado, como lo
pretende en este caso el recurrente.

2. Como en el desarrollo del segundo cargo el demandante se refiere


nuevamente al testimonio del citado funcionario insinuando la supuesta
ilegalidad del mismo, debido a su falta de contradicción por tratarse de una
prueba trasladada, que dice, requiere de ratificación dentro del proceso al cual
se allega para que se cumpla el ejercicio del contra-interrogatorio, anticipa la
Sala a esta alegación que tanto el artículo 255 del decreto 2700 de 1991,
vigente para cuando se cumplió la actuación cuestionada por el demandante,
hoy artículo 239 de la ley 600 de 2000 que rige el presente caso, establecía
que las "pruebas practicadas válidamente en una actuación judicial o
administrativa dentro o fuera del país, podrán trasladarse a otra en copia
auténtica y serán apreciadas de acuerdo con las reglas previstas en este
Código", condiciones que se cumplieron en este caso para el testimonio al que
alude el censor.

De acuerdo con el citado precepto, el traslado de la prueba es plenamente


válido en el proceso penal con el sólo desplazamiento de un proceso a otro,
siempre que el medio esté revestido de legalidad en la actuación de origen,
pues ni antes ni ahora la legislación procesal penal colombiana ha exigido
como presupuesto de validez de la prueba trasladada la ratificación o
repetición que echa de menos el censor.

3. En la actuación penal, ha dicho la Sala**** , por regla general, todos los


sujetos procesales tienen la facultad para controvertir las decisiones emitidas
en el curso de la misma a través de la interposición de los recursos legalmente
establecidos; sin embargo, como los medios de impugnación se erigen en
mecanismos concebidos para corregir los errores de actividad, de lógica
jurídica o de valoración probatoria cometidos por los funcionarios judiciales
en cuanto perjudican a una o varias de las partes, las providencias sólo
pueden ser censuradas por quienes derivan de ellas un concreto agravio, al
cual se vincula el interés jurídico para recurrir, por razón del cual la
pretensión del impugnante debe encaminarse a obtener entonces la
reparación del perjuicio causado con el pronunciamiento respectivo.

Este requisito, desde ninguna óptica es ajeno a la casación atendida su


propia naturaleza de medio extraordinario de impugnación; menos aún, al
advertir que tiene entre otros fines, por disposición del legislador y
precisamente, la reparación de los agravios inferidos a las partes con la
sentencia objeto de la misma.

356
4. El aducido yerro de hecho, ha dicho la Sala ***** , teóricamente consiste en
una intensificación o reducción material del contenido de la prueba, como
actitud meramente descriptiva y no prescriptiva del juzgador, quien se limita a
invocar datos relevantes que no pertenecen a la realidad de las declaraciones,
o a soslayar otros igualmente determinantes que sí hacen parte de facticidad
del medio probatorio.

Pero una cosa es cercenar o incrementar materialmente el contenido de la


prueba y, conforme con esa distorsión inicial, derivarle una significación que
le es extraña, y otra, muy distinta, tomar el medio probatorio en toda su
entidad fáctica y derivar de él conclusiones distintas a las pretendidas por la
parte interesada, con base en un proceso inferencial ajustado a las pautas de
la sana crítica.

5. Al analizar la situación del entonces Sargento Segundo (...) y otros


procesados militares en iguales condiciones, la sentencia consideró que los
delitos a ellos imputados -homicidio y secuestro agravados, terrorismo y
concierto para delinquir- se avenían "de manera inobjetable a la omisión
prevista en el inciso segundo del artículo 21 de la Ley 100 de 1980, en cuanto
el resultado antijurídico se causó y materializó por la vía de la abstención
consciente y voluntaria de no impedirlo, pudiendo hacerlo".

A esa conclusión arribó tras considerar que los miembros de las fuerzas
militares son garantes de protección frente a los eventuales transgresores de
los derechos fundamentales de las personas, máxime cuando los mismos
prestan sus funciones en zonas de alto conflicto. Por lo tanto, cuando eluden
deliberadamente el cumplimiento de esos deberes de seguridad o protección,
consintiendo la producción de su lesión, o en otras palabras, no actúan
permitiendo que se ocasionen resultados graves y dañinos, tales conductas de
inactividad e indiferencia se colocan al margen del ordenamiento superior, y
sus responsables sujetos a la sanción prevista en el delito de acción, porque
el artículo 21 de la ley 100 de 1980, reproducido con mayor riqueza
descriptiva en el artículo 25 de la Ley 599 de 2000, equipara, mediante un
juicio de equivalencia puramente hipotético, la acción con la omisión.

Es cierto que los llamados delitos de omisión impropia o de comisión por


omisión, son los que emanan del incumplimiento de las obligaciones
impuestas al hombre por la Constitución y/o por la ley y que en su estructura
dogmática, como lo advierte el Procurador, se considera como un tipo
eminentemente abierto, en el que el deber jurídico y la posición de garante
que generan la equiparación de la omisión al hacer activo descrito en un tipo
penal, son elementos normativos.

No obstante, encuentra la Sala que aunque en el presente caso la imputación


contra los militares involucrados, entre ellos (....) surgió, de un lado, como
consecuencia del incumplimiento de las obligaciones impuestas por la
Constitución y la ley que les compelía a resguardar los bienes jurídicos de los
pobladores de Mapiripán y sus cercanías, especialmente por la grave situación

357
de orden público que para la época de los hechos se vivía la región, de otro, no
puede desconocerse que la omisión de tales deberes se tradujo en verdaderas
acciones positivas encaminadas a prestar una importante contribución para
que los actos criminales planeados por el grupo armado al margen de la ley
involucrado en este proceso contra la población de Mapiripán y sus
alrededores, pudiera llegar a término, como en efecto ocurrió.

6. Surge evidente el equívoco del fallador al dejar de lado el análisis de la


coautoría impropia por división del trabajo criminal, pues los militares
procesados y condenados en las instancias, compartieron conscientemente los
fines ilícitos propuestos por el grupo de hombres armados al margen de la ley
que arribaron en la fecha de los acontecimientos a la región, y que, por
supuesto, estuvieron de acuerdo con los medios delictivos para lograrlos,
realizando cada uno de ellos la tarea asignada en el rol que les correspondía
de acuerdo con sus funciones.

Así, por ejemplo, (....), como comandante de la unidad militar que prestaba
servicios de vigilancia en el aeropuerto de San José del Guaviare, omitió
cualquier control sobre el arribo de las dos aeronaves que transportaba a los
paramilitares y la carga pesada, permitiendo que entraran a la pista de
aterrizaje los camiones en los cuales se transportaron hasta el lugar de
encuentro con otros paramilitares, y que salieran del terminal aéreo sin que
fueran requeridos para el registro correspondiente. Sólo de esta manera el
grupo de paramilitares que arribó al aeropuerto en cuestión pudo llegar hasta
la población que había sido declarada como objetivo militar por el líder de la
organización criminal.

Véase cómo esa cooperación del procesado se corresponde íntegramente con


los elementos de la coautoría impropia, que de acuerdo con reiterada
jurisprudencia de la Sala, se predica cuando plurales personas son gregarias
por voluntad propia de la misma causa al margen de la ley, comparten
conscientemente los fines ilícitos propuestos y están de acuerdo con los
medios delictivos para lograrlos, de modo que cooperan poniendo todo de su
parte para alcanzar esos cometidos, realizando cada uno las tareas que le
corresponden, coordinadas por quienes desempeñen a su vez el rol de
liderazgo******

Por lo tanto, los militares que así actuaron en este caso, coparticiparon
criminalmente en calidad de coautores por acción, porque al incumplir con
sus deberes permitiendo el paso de los paramilitares en la forma en que lo
hicieron, colaboraron materialmente con la ejecución de la acción criminal de
acuerdo al rol que cada uno desempeñaba, en lo que se vislumbra como una
clara división de un trabajo criminal planificado de antemano o acordado
desde su ideación, pues de no ser por esa cooperación, como se admite en el
fallo demandado, nunca se habría logrado el arribo del grupo criminal a la
población de Mapiripán y menos su sometimiento en la forma como ocurrió.

De esa forma, mediaron en este caso las voluntades concurrentes de


miembros de las fuerzas armadas, quienes intervinieron materialmente con

358
aportes concretos según la división de un trabajo criminal previamente
planificado y acordado, y por tanto, son coautores por acción de las conductas
ejecutadas y responsables por sus consecuencias.

7. En lo que respecta al delito de concierto para delinquir, igualmente se


advierte que de no ser por esa omisión deliberada de sus funciones de control,
vigilancia y defensa de la población, el grupo armado involucrado no habría
podido organizarse en la forma que lo hizo para cometer los actos
degradadores de la dignidad humana, que son objeto de este juzgamiento,
pues basta recordar que los miembros de la organización criminal llegaron de
varias regiones del país, concentrándose en un punto específico cercano a una
de las guarniciones militares que funcionaban en la región, para luego
apoderarse por cinco días del control total del municipio azolado,
concentración y permanencia que sólo fue posible gracias a la actividad de la
fuerza pública.

Ahora bien, en la resolución de acusación dictada el 7 de abril de 1999, la


fiscalía acusó a (....), como coautor de los delitos de concierto para delinquir,
homicidio agravado, secuestro agravado y terrorismo, "al haber omitido sus
deberes", forma de participación que fue confirmada en segunda instancia
bajo las siguientes consideraciones:

"En cuanto a la modificación de la calificación jurídica provisional respecto de


(....) y (.....), considera esta Delegada que la adecuación que hiciera el
funcionario instructor está conforme a los cargos que les fueron imputados en
sus indagatorias; del caudal probatorio allegado al proceso se desprende que
(....), como Comandante del puesto militar ubicado en el aeropuerto de San
José del Guaviare con su actuar omisivo, permitió, todo indica que previo
acuerdo, que por ese sitio entraran los sujetos que iban a reforzar al grupo
armado ilegal que entre el 15 y 20 de julio de 1997, masacró a varias decenas
de personas en las localidades de la Cooperativa y Mapiripán (Meta).

"(...) tenía la obligación jurídica de actuar, al no registrar a los pasajeros de los


dos vuelos, uno comercial y otro privado, así como la carga que estos
transportaban, contribuyó de esa manera a la verificación o ejecución del
hecho punible investigado"

De allí que aunque la acusación no hizo alusión específica al artículo 21,


inciso 2º del Código Penal entonces vigente (Decreto 100 de 1980), el Juez de
Primera instancia y el Tribunal, entendieron que esa forma de participación
-"por omisión de deberes"- se refería a la llamada acción por omisión, y sobre
esa base entraron a dictar la sentencia impugnada.

Para la Sala, lo relevante es que en el cuerpo de la resolución acusatoria se


hayan especificado correctamente los fundamentos fáctico jurídicos de la
coautoría impropia para los implicados, independientemente de que la
participación se haya concretado a la "omisión de sus deberes", pues, como
ya se advirtió, fue ese el aporte determinante ofrecido por los procesados para
alcanzar los fines buscados por la empresa criminal.

359
En el contexto de los presupuestos fácticos y jurídicos de la imputación,
atendiendo las circunstancias que rodearon la ejecución de los hechos, no es
esencial en este caso la distinción entre acción y omisión, porque, como lo
advierte el Delegado, no es extraña a la doctrina la pretensión dogmática que
busca asimilar esas formas de participación en los llamados delitos de acción
por omisión. En ese sentido, resulta pertinente traer a colación la puntual cita
que al respecto trae el Delegado en su concepto:

"Desde la perspectiva de la causación intencional, escribe Tomas S. Vives


Antón, el que omite en ciertas situaciones de deber, mata como el que aprieta
el gatillo. Y, de este modo, porque puede resultar causalmente equivalente a
cualquier acción positiva la omisión puede adquirir un sentido de acción
positivo y vulnerar, con ello, una norma prohibitiva" *******.

La Sala comparte esta posición doctrinal, que incluso ha sido avalada por la
jurisprudencia constitucional, que se refirió al punto al resolver la acción de
tutela que se interpuso en relación con el conflicto de competencia que se
suscitó en otro apéndice de este mismo caso, en los siguientes términos:

"(…) si una persona tiene dentro de su ámbito de competencia deberes de


seguridad en el tráfico o de protección frente a determinados bienes jurídicos,
en el juicio de imputación es totalmente accesorio precisar si los quebrantó
mediante una conducta activa […] o mediante una omisión […]. En una grave
violación a los derechos fundamentales, la conducta del garante que
interviene activamente en la toma de una población, es similar a la de aquel
que no presta la seguridad para que los habitantes queden en una absoluta
indefensión.
"(…)
"Los hechos conocidos como la masacre de Mapiripán constituyen uno de los
momentos más tristes de la historia colombiana. La situación de terror a la
cual fue sometida la población de Mapiripán, los actos atroces de tortura
general e individual, degradación de la condición humana y homicidios, son
conocidos por la opinión pública. En los antecedentes de esta sentencia se […]
da cuenta, en forma sintética - más no por ello, carente de suficiente
capacidad descriptiva -, de las conductas realizadas en dicha zona del país,
clasificadas como actos totalmente ajenos a cualquier sentimiento mínimo de
humanidad.

"Los relatos denotan la inusitada gravedad de los hechos, degradadores de


manera absoluta del principio de dignidad humana y abiertamente contrario a
la Constitución, además de su clarísima nota violatoria de los derechos
constitucionales fundamentales de los asociados. Estas conductas, conforme
a la jurisprudencia antes analizada, únicamente pueden ser objeto de
investigación por parte de la jurisdicción ordinaria, por cuanto no guardan
relación alguna con la misión propia de los integrantes de las fuerzas
militares. En efecto, si los dos miembros de la Fuerza Pública tenían una
posición de garante, que los obligaba a proteger la población, al imputárseles
por omisión (comisión por omisión) las graves violaciones a los derechos

360
humanos, es claro que se trata de un comportamiento que no tiene relación
con el servicio.

"Las anteriores consideraciones deberían bastar para que se hubiera


dispuesto que la Fiscalía General de la Nación debía mantener la competencia
para investigar la responsabilidad de (…) y (…). Sin embargo, estos oficiales no
participaron directamente en tales actos de barbarie, sino que fueron
vinculados al proceso penal por supuestas conductas omisivas.
[…]
"Como se ha destacado antes, en Mapiripán se violó de manera flagrante el
deber de respeto por la dignidad humana, por parte de un grupo que disputa
el monopolio del uso de la fuerza en manos del Estado. Es decir, se violaron
los principios fundamentales del orden constitucional, cuya preservación
estaba encargada a los investigados. Su posición de garante les exigía
intervenir para evitar la ocurrencia de los hechos degradadores de la
humanidad y perseguir a los usurpadores del poder estatal. Debido a las
gravísimas consecuencias derivadas de su omisión, no puede considerarse
que exista relación alguna con el servicio…" ******** (Se ha resaltado).

De este modo, la precisión terminológica que promueve la Sala en torno a la


forma de participación de los procesados militares en las conductas delictivas
que se juzgan, no genera una violación a la consonancia que debe existir entre
la resolución de acusación y el fallo, pues ninguna repercusión tiene ello
sobre el derecho a la defensa de los procesados cobijados en la acusación del
7 de abril de 1999, pues la imputación sigue siendo la misma.

La anterior conclusión, por sustracción de materia, releva a la Sala de


analizar la queja del recurrente en cuanto a que era un imposible jurídico
imputar por "omisión" los delitos de concierto para delinquir y terrorismo,
pues, la participación de los militares involucrados se dio por la vía de la
autoría impropia, y bajo ese concepto es viable jurídicamente la imputación de
tales conductas.

8. La violación directa de la ley sustancial no se da nunca por razón de la


discrepancia de la prueba de cualquiera de los elementos constitutivos del
tipo o de la responsabilidad del procesado, sino que, por el contrario,
aceptando estos como probados, se discute, en puro derecho, si las normas en
que se funda la decisión eran las aplicables al caso, pero siempre
manteniéndose al margen de los hechos que se declararon probados.

En la estructura del discurso jurídico, el juez al dictar sentencia tiene que


elaborar un proceso lógico para inducir de los hechos que encuentra
probados, los hechos abstractos que tiene que confrontar con los supuestos
normativos para hacer la correspondiente subsunción. Por lo tanto, para que
el juez pueda afirmar que X persona es responsable de un homicidio, tiene
que establecer en el mundo de lo concreto si esa persona mató a otra y las
condiciones en que se dio su participación.

361
El hecho de considerar probada la conducta y la responsabilidad del autor,
independientemente de la forma en que su participación se haya dado,
indudablemente debe llevar a una declaración de responsabilidad. Por
consiguiente, el error en que pudiera incurrir el fallador al estudiar la prueba
que lo llevó a considerar como responsable a quien no lo fue, implica una
violación indirecta de la ley sustancial, pero nunca una violación directa.

En el caso sometido a estudio de la Sala, de lo que en el fondo se duele la


casacionista es que la responsabilidad de su cliente se haya sustentado en la
llamada acción por omisión, caso en el cual debió atacar las bases probatorias
en que se fundó el fallador para arribar a esa conclusión, o demostrar que los
hechos declarados como probados no se adecuaban a los elementos
normativos de esa figura.

CONTINUA TESIS FAVOR VER PROVIDENCIA COMPLETA


_____________________________________
* Sentencia de casación del 22 de junio de 2000, radicado No. 12.297
** Sentencia de casación del 21 de febrero de 2001, radicado No. 14.140
***Ver, entre otras, sentencia del 29 de agosto de 2002, radicado No. 12.3000
****Auto del 11 de febrero de 2003, radicado No. 18.566
*****Sentencia de casación del 3 de mayo de 2001, radicado No. 13.762
******Casación del 7 de marzo de 2007, radicado No. 23.825, entre otros.
******* Catedrático de Derecho Penal, Universidad de Valencia, Memorias XX
Jornadas Internacionales de Derecho Penal, Universidad Externado de
Colombia, Página 324.
******** Sentencia de la Corte Constitucional SU-1184 de 13 de noviembre de
2001.

PONENTE(S) : DR.ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON,


DR.SIGIFREDO ESPINOSA PÉREZ
Sentencia Casación
FECHA : 26/04/2007
DECISION : Niega la extinción de la acción penal, declara
prescrita acción penal, no casa
DELITOS : Homicidio, Concierto para delinquir,
Terrorismo, Secuestro agravado
PROCESO : 25889
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : DR.JORGE LUIS QUINTERO MILANES -
Salvamento Parcial de Voto
DR.SIGIFREDO ESPINOSA PÉREZ -
Salvamento Parcial de Voto
DR.YESID RAMIREZ BASTIDAS - Salvamento
Parcial de Voto

30/05/2007

362
COAUTORIA IMPROPIA-Noción

El fundamento de la condena contra (..) no radica en saber quién fue la


persona que fulminó a las víctimas, pues de ello no hay duda y(...) reveló la
identidad de los autores: (...) y (...), quienes también fueron sentenciados (63
- 69 / 2). El real soporte de la condena contra el recurrente radica en haber
sido coautor impropio de las conductas; y la coautoría impropia se funda
aquí en que hizo parte del grupo de persecución y captura de los jóvenes, y
después de capturados se hizo partícipe de la decisión de eliminarlos, o al
menos nada hizo por impedir que les dieran muerte, de suerte que cooperó
conscientemente en la comisión de las conductas delictivas.

"...la intervención delictiva de ... lo fue en la modalidad de coautoría impropia,


en tanto esta forma de realización mancomunada de la conducta punible
supone la participación de múltiples sujetos activos en el delito cuyo actuar
típico se consolida en la intervención colectiva de todos ellos y en desarrollo de
un cometido común, es decir, que la ejecución punible se acomete con
división de trabajo existiendo para el efecto un acuerdo de voluntades previo o
coetáneo -expreso o tácito-.

Por lo tanto, es común a esta forma de participación criminal que en la


producción del resultado típico los distintos intervinientes en la empresa
criminal desarrollen cierta parte del trabajo delictivo, aun cuando la misma
aisladamente valorada pareciera no subsumirse en el tipo penal respectivo,
pues no se trata de verificar la realización material que cada cual en la
proporción de su actuar lleva a cabo, sino en la medida en que coadyuva en la
consolidación del resultado integral de la acción cumplida por todos.

...carece de cualquier seriedad jurídica en orden a la imputación que en estos


casos debe hacerse por la integralidad de las conductas realizadas, que se
pudiese tomar aisladamente el aporte material que cada uno de los
copartícipes hace en desarrollo de la acción delictiva común a todos, cuando
en su consecución se ha prestado la voluntad para la totalidad del devenir
criminal"(1)

(1) Cfr. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sala de casación penal, sentencia


del 09/11/2006, rad. 22698, conc. 05/10/2006, rad. 22358, entre otras.

PONENTE(S) : DR.ALFREDO GOMEZ QUINTERO


Sentencia Casación
FECHA : 30/05/2007
DECISION : No casa sentencia impugnada
DELITOS : Homicidio agravado, Porte ilegal de arma de
fuego de defensa pers
PROCESO : 23655
PUBLICADA : No

363
11/07/2007

VIOLACION INDIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL-Errores en la apreciación


probatoria: Técnica en casación/ COAUTORIA IMPROPIA

1. Con total razón destacó el señor Delegado que el ataque del libelista dista
de la fundamentación de cualquier sentido de quebranto indirecto de la ley
sustantiva, en tanto, no demostró ni la existencia ni la trascendencia de
ninguna modalidad de error in iudicando en la apreciación de las pruebas del
proceso, pues más allá de los posibles falsos juicios de existencia (por
omisión, suposición), falso juicio de identidad o falso raciocinio que enuncia
de manera deshilvanada en la propuesta de cargo, lo que presentó fue una
insular apreciación del conjunto probatorio con la expectativa de que la Corte
entre -como si fuese juez ordinario de instancia- a apreciar por tercera vez y
de manera íntegra las pruebas del proceso (tanto las de cargo como las de
descargo), expectante de que "por fin" La Corte avale la estrategia defensiva.

2. Como la censura (subsidiaria) parte de que el sentenciado "...ayudó al


homicida para realizar su conducta", baste con recordar que a nivel normativo
y por definición "son coautores los que, mediando un acuerdo común actúan
con división del trabajo criminal, atendiendo la importancia del aporte"(1) y
no es ayuda minúscula sino MAYÚSCULA conducir la motocicleta en la
ejecución de un crimen por esbirros(2) .

El acuerdo aceptado de forma expresa por el casacionista, al asumir que su


defendido "...ayudó al homicida para realizar su conducta" indica un designio
conjunto, indica una contribución mancomunada de primer nivel, del nivel de
autor y no una actividad accesoria que merezca algún decremento punitivo,
pues el sentenciado también hizo "suya" la conducta punible.

___________________________________
(1)Artículo art.29, inciso 2º, de la Ley 599 de 2000
(2)Cfr. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sala Penal, sentencia del
07/03/2007, rad. núm. 23825; sentencia de 05/10/2006, rad. núm. 22358;
sentencia del 09/11/2006, rad. núm. 22698, entre otras.

PONENTE(S) : DR.ALFREDO GOMEZ QUINTERO


Sentencia Casación
FECHA : 11/07/2007
DECISION : No Casa Sentencia impugnada
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 27438
PUBLICADA : No

12/09/2007

TESTIMONIO-Apreciación probatoria: Víctima/ DERECHO INTERNACIONAL


HUMANITARIO-Noción de dolo, dolo específico,dolo eventual, conivencia y

364
aquiescencia/ COAUTORIA-Crimen organizado/ DOLO EVENTUAL/ DOLO
EVENTUAL-Concordancia con los estándares internacionales/ CONCIERTO
PARA DELINQUIR-Asociación para conformar grupos de justicia privada/
CASO MASACRE DE LA GABARRA

1. Los jueces no sólo desconocieron esos aspectos, puestos de presente por


pruebas directas, porque fueron descritos por testigos que los presenciaron,
sino que para deslegitimarlos, para restarles eficacia, acudieron a expresiones
genéricas, como que tenían interés porque parientes suyos habían sido
víctimas de la masacre, o personalmente habrían recibido heridas; que tenían
animadversión en contra del Ejército y que el horror de lo padecido los llevaba
a tergiversar lo acaecido.

De resaltar es que ese análisis resulta sesgado, pues que el mismo rasero no
fue aplicado cuando se trató de criticar los testimonios de soldados y oficiales
aportados en respaldo de la tesis exculpativa, pues independientemente de la
confiabilidad o no de estos, era un deber del juzgador valorar aspectos como
la "solidaridad de cuerpo", propia de instituciones militares, y, respecto del
mayor (...), quien corroboró que un ataque a la base militar impidió al teniente
(...) acudir en apoyo de la población civil, que precisamente estaba siendo
investigado penalmente por similares hechos, acaecidos en Tibú días
anteriores, y en donde (...) presentó idéntica explicación.

Ese razonamiento global, además, vulnera la sana crítica, en tanto solamente


algunos de los declarantes ((...), (...), (...)o, (...), (...), (...), (...)) tenía nexos de
parentesco con personas masacradas, o sus parientes o personalmente
recibieron disparos en sus cuerpos, circunstancias que, en la línea del
razonamiento de las instancias, apuntaría a que los demás testigos habrían
relatado la verdad.

Pero es que el nexo con los afectados, como la residencia en el lugar del
acontecimiento, no puede ser parámetro único, como lo tuvieron los jueces,
para apreciar la credibilidad de un testimonio. En el contexto propuesto,
resultaría imposible determinar lo realmente acaecido en espacios exclusivos
como las cárceles o establecimientos de prostitución, por citar algunos
ejemplos, en donde evidentemente los testigos de lo acaecido tienen que ser
los delincuentes, las prostitutas y sus clientes, personas que, por regla
general, no serían "santas".

Por el contrario, en supuestos como el investigado resulta incontrastable que


quienes estaban en mejores condiciones para percatarse de lo acaecido eran
precisamente los pobladores, las personas arraigadas en la región, máxime
que los hechos no se concentraron exclusivamente al día en que se causaron
las muertes, como así quisieron entenderlo equivocadamente los juzgadores,
sino a días antecedentes y posteriores a esa situación.

Nótese cómo, en los tópicos resaltados, los testigos expresan que


determinados acontecimientos fueron presenciados, observados, percibidos
personalmente por ellos. Esta circunstancia permite inferir fundamente la

365
sinceridad de los relatos, porque, como contrapartida, en punto de la
participación del acusado en la ejecución de las muertes, los mismos
declarantes no aventuran expresiones de percepción personal, sino, ahí sí,
solamente alusiones a "me comentaron, la gente decía, se rumoraba".

La confrontación de las dos posturas permite concluir, con el sentido común,


que en los apartes en donde se afirmó la observación personal, se narra la
verdad, pues, por oposición a la conclusión de los fallos, si los relatos estaban
animados por la finalidad de causar daño al Ejército en general, y al
procesado en particular, esa lógica comportaría que en punto de la ejecución
de los asesinatos igualmente se hubiese descrito haber visto directamente la
participación del oficial en esos actos.

2. En el marco de los valores y principios que resalta y pone de presente el


Estado Social de Derecho, así como en atención a la tutela y respeto irrestricto
de los Derechos Humanos, al deber de cumplir y hacer cumplir los
compromisos internacionales, en especial, los relacionados con el Derecho
Internacional Humanitario, resalta, en primer orden, la constitucionalización
del Derecho Penal (1) y, por tal vía, la aplicación e interpretación de las
normas conforme a los mandatos de los instrumentos internacionales
ratificados por Colombia(2) , que conforman el comúnmente llamado "Bloque
de Constitucionalidad" . En consecuencia, el debate sobre el dolo, el dolo
específico, el dolo eventual, la connivencia y la aquiescencia, no deja de llamar
la atención en la hora actual de la globalización e impone la obligación de
guardar el estándar internacional. (LA TESIS #2 NO SE ENCUENTRA
COMPLETA POR FAVOR VER PROVIDENCIA)

3. La Corte concluye, en consecuencia, que sobre la participación del


procesado en los homicidios cometidos, la incertidumbre fue despejada, en el
entendido que tácita y expresamente permitió que las AUC actuaran como a
bien tuvieran, como lo venían anunciando, y se comprometió, y así lo hizo
saber, a no combatirlas y a dejar que hicieran lo que quisieran con la
población civil, porque "el que la debe, que la pague".

Los antecedentes conocidos del grupo criminal y sus manifestaciones públicas


de que se "tomarían La Gabarra" para matar a los ciudadanos por ser
guerrilleros o colaborar con la subversión, ejecutando previamente muertes
selectivas para dar validez a las amenazas, son circunstancias que
permitieron al oficial procesado conocer con antelación la comisión de los
múltiples homicidios, no obstante lo cual hizo expresa su intención,
finalmente cumplida, de no defender a los civiles y de no combatir al grupo
ilegal.

Es claro, entonces, que con conciencia y voluntad cohonestó esas acciones y


su contribución a tal resultado consistió en esos actos concretos.

Por tanto, esa consecuencia debe serle imputada a título doloso, como que por
todos los medios fue enterado, sabía, de la masacre por venir y no hizo nada
para evitarla, siendo ese su deber constitucional y legal.

366
Esta imputación coincide con los estándares internacionales. Así, en relación
con el artículo 30 del Estatuto de la Corte Penal Internacional, se tiene dicho
que en punto del "resultado" o la "consecuencia" de la conducta, hay lugar a
deducir dolo, así:

"deben serle imputados al autor los resultados intermedios o secundarios


necesarios para el resultado final, que sean prácticamente seguros ("a virtual
certainty") y que no se basen en un acontecimiento fuera de lo normal ("wholly
improbable supervening event"). Por ejemplo, si el autor hace saltar por los
aires una aeronave para obtener la suma del seguro (objetivo final), entonces
se corresponde con el "curso normal de los acontecimientos" que también
mueran allí los pasajeros (resultado intermedio o secundario).

Para la imputación basta por tanto con el conocimiento de la producción del


resultado fundado en la experiencia general de la vida; el conocimiento
necesario es objetivado por medio del criterio del "curso normal de los
acontecimientos". Tales consecuencias secundarias pueden considerarse
también como "queridas", porque el autor cuenta con seguridad con su
producción. En todo caso, con esto se exige más que el dolus eventualis, pues
allí el tener seriamente por posible la producción del resultado se funda en
una base fáctica insegura, mientras que aquí se puede partir de un modo
relativamente seguro de la producción del resultado. Este criterio se
corresponde más bien con el propuesto en Noruega y Finlandia de la
"conciencia" de "que la acción realice con seguridad o con alta probabilidad
("sikkert eller mest sansynlig") los elementos del tipo". También habla de
considerar suficiente el dolo eventual el hecho de que tal concepto había sido
suprimido ya antes de la Conferencia de Roma".(3)

Sobre "el elemento intencional", en el marco del derecho penal internacional


se tiene dicho, en traducción libre:

"XI. Artículo 30. Elemento de intencionalidad.(4)

Este artículo fue, en principio, uno de los temas de mayor dificultad en el


debate, por las diferencias conceptuales entre los sistemas legales ("dolo
eventual" contra "probable necesidad", "imprudencia temeraria" contra la
"negligencia temeraria"), pero finalmente resultó bastante fácil llegar a un
acuerdo. El texto definitivo esta basado en un anteproyecto Canadiense.

Otra dificultad la encontramos en el enlace del "elemento mental" y el


"elemento material", y en el asunto relacionado con el rol que jugaría la
omisión en el "elemento material". Este tema se resolvió reemplazando "acto u
omisión" por "conducta". Se entendió que la cuestión relacionada con la
omisión sería resuelta junto con la propuesta de un artículo especial sobre
"actus reus", proposición que posteriormente fue abandonada.

El único tema que realmente faltó abarcar sobre el "elemento mental" durante
la Conferencia de Roma, fue el de evaluar la necesidad de definir la

367
"imprudencia temeraria" (o de algún concepto similar). Allí se acordó que, en
principio, todos los crímenes de competencia de la Corte requerirían intención
y conocimiento, salvo que específicamente se previera lo contrario. Después,
se señaló que la palabra "imprudencia temeraria" no aparecía por ninguna
parte en la definición de crimen, y se acordó que era innecesaria. El artículo
entonces fue adoptado.

Debía adicionarse, sin embargo, el concepto de "imprudencia temeraria",


aunque no el término en sí mismo, existe en el artículo 28 del Estatuto de
Roma, que fue negociado después del artículo 30"(5)(6) .

Desde luego que no se trata de aplicar un instrumento que para la fecha de


los hechos no se encontraba vigente. Lo que se quiere significar es que la
disposición del dolo, como dolo eventual y, que aplicamos en el derecho
interno, coincide con el estándar antes señalado.

En las condiciones dichas, se demuestran, con grado de certeza, los tipos


objetivo y subjetivo del homicidio agravado por haberse cometido con fines
terroristas, que la acusación ubicó en los artículos 323 y 324 del Código Penal
de 1980, que rezan:

"Artículo 323. Modificado por la Ley 40 de 1993, artículo 29. Homicidio. El


que matare a otro incurrirá en prisión de veinticinco (25) a cuarenta (40)
años".

"Artículo 324. Modificado por la Ley 40 de 1993, artículo 30. Circunstancias


de agravación punitiva. La pena será de cuarenta (40) a sesenta (60) años de
prisión, si el hecho descrito en el artículo anterior se cometiere: (...)
8. Con fines terroristas...".

En aplicación del principio y derecho constitucional fundamental de la


favorabilidad, deben aplicarse retroactivamente los artículos 103 y 104.8 del
Código Penal del 2000, Ley 599, que dejan los topes de 25 a 40 años. Estas
conductas se cometieron en concurso homogéneo y sucesivo, en los términos
del artículo 31 del Estatuto penal, como que con cada muerte se recorrió en
su integridad el tipo penal del homicidio.
________________________________
(1)"Primero. Con la Constitución Política de 1.991 explícitamente se ha
constitucionalizado todo el derecho, ya que la Constitución es su hilo
conductor, por el artículo 4º, que establece que ésta es norma de normas y no
hay área jurídica inmune al derecho constitucional.

Por tanto, con la Carta Fundamental de 1.991 se ha "constitucionalizado" el


derecho penal en particular. Igualmente, con la misma Carta se ha
internacionalizado el derecho penal a partir del ius cogens.

Hubo pues un doble marco de constitucionalización del derecho penal en la


nueva Constitución Política". Corte Constitucional. Sentencia C-127, marzo
30 de 1993.

368
(2)"ARTICULO 93. Los tratados y convenios internacionales ratificados por el
Congreso, que reconocen los derechos humanos y que prohíben su limitación
en los estados de excepción, prevalecen en el orden interno.
Los derechos y deberes consagrados en esta Carta, se interpretarán de
conformidad con los tratados internacionales sobre derechos humanos
ratificados por Colombia.

<Incisos 3 y 4 adicionados por el artículo 1 del Acto Legislativo No. 2 de 2001.


El nuevo texto es el siguiente:>

El Estado Colombiano puede reconocer la jurisdicción de la Corte Penal


Internacional en los términos previstos en el Estatuto de Roma adoptado el 17
de julio de 1998 por la Conferencia de Plenipotenciarios de las Naciones
Unidas y, consecuentemente, ratificar este tratado de conformidad con el
procedimiento establecido en esta Constitución.

La admisión de un tratamiento diferente en materias sustanciales por parte


del Estatuto de Roma con respecto a las garantías contenidas en la
Constitución tendrá efectos exclusivamente dentro del ámbito de la materia
regulada en él."

(3)Kai Ambos, "La parte general del Derecho Penal Internacional", traductor
Ezequiel Malarino, Temis, 2005, páginas 397 y siguientes. En el mismo
sentido, confrontar: Revista Española de Derecho Militar, número 75, enero a
junio del 2000, Ministerio de Defensa, Madrid, página 419.

(4)El artículo 30 del Estatuto de Roma se ocupó de cuestionarse acerca del


elemento de intencionalidad, y estableció, entre otros, que, salvo pacto en
contrario, una persona será penalmente responsable y podrá ser penada por
un crimen de la competencia de la Corte únicamente si actúa con intención y
conocimiento de los elementos materiales del crimen. Intención y
conocimiento están definidos en ese artículo.

(5) The Interntional Criminal Court, The making of the Rome Statute, Edited
by Roy S. Lee., página 205.

(6)El Texto en Inglés: "XI. Article 30, Mental element [°]

This article was originally the subject of rather difficult discussions, because
of conceptual differences between legal systems (dolus eventualis versus a
probability requirement, recklessness versus gross negligence); but it proved
quite easy to agree in the end. The final text is based on a Canadian draft.

Another initial difficulty arose from the link between the mental and the
material element and the question of the role that omissions would play in the
material element. That issue was resolved by replacing "act or omission" with
the word "conduct". It was understood that the issue of omission would be

369
resolved in connection with the proposal for a special article on actus reus, a
proposal which was later dropped.

The only outstanding issue regarding the mental element during the Rome
Conference was whether a definition of recklessness (or some similar concept)
was needed. There was agreement that, in principle, all the crimes within the
jurisdiction of the Court would require intent and knowledge unless
specifically provided otherwise. After it was pointed out that the word
recklessness did not appeared anywhere in the definitions of crimes, it was a
agreed that a definition of that concept was unnecessary. The article was
adopted.

It should be added, however, that the concept of recklessness, thought not the
term itself, exists in the Rome Statute, i.e., in Article 28, which was negotiated
after Article 30".

[°]Article 30 of the Rome Statute deals with the question of mental element,
which provides, inter alia, that unless otherwise provided, a person shall be
criminally responsible and liable for punishment for a crime within the
jurisdiction of the Court only if the material elements are committed with
intent and knowledge. Intent and knowledge are then defined in that article.
& Recklessness:( (imprudencia temeraria)]. Cf. inconsiderate driving, careless
driving, dangerous driving, drunk driving. Diccionario de términos jurídicos,
inglés-español. Enrique Alcaraz Varó y Brian Hughes. Editorial Ariel.2002.

PONENTE(S) : DR.AUGUSTO JOSE IBAÑEZ GUZMAN


Sentencia Casación
FECHA : 12/09/2007
DECISION : Si casa, condena, niega subrogado, ordena
captura
DELITOS : Homicidio con fines terroristas, Concierto para
delinquir agravado
PROCESO : 24448
PUBLICADA : Si

26/09/2007

COAUTORIA/ CASACION-Principio de congruencia

El cargo que por el delito de contrato sin cumplimiento de requisitos legales se


imputó a (...) fue a título de coautor, en tanto que la complicidad sólo estaba
referida al delito de peculado, como así se desprende de la trascripción hecha
en precedencia, cuyo contenido emerge no solo de la pieza acusatoria sino
también del seguimiento que debe hacerse a toda la actuación, máxime
cuando la segunda instancia de la fiscalía concretó la conducta del procesado
en dicho grado de participación, el cual resulta consecuente con el acontecer
fáctico y, a demás, con las conclusiones que arrojó la investigación.

370
Y ello es así, toda vez que el Alcalde de Armenia y el aquí procesado Andrade
Rosero, en su condición de Gerente de la Cooperativa de Municipios del Sur,
acordaron y, finalmente, suscribieron el cuestionado contrato, conductas que
llevan necesariamente inferir que ambos tenían el control y el domino del
negocio jurídico, resultando, entonces, un absurdo pretender que el
comportamiento de este último se le catalogue, como lo demanda el
casacionista, como una de simple ayuda y, de esa manera, arribar a la
deseada complicidad.

Por el contrario, las condiciones que rodearon la suscripción del contrato lleva
a concluir que ambos procesados incumplieron, de manera dolosa, las normas
que rigen la contratación estatal, situación que necesariamente los ubica
como coautores de la ilicitud por la que fueron acusados y condenados.

(....)

Para la Corte es claro que en este evento no se puede predicar que hay
incongruencia entre la resolución de acusación y la sentencia, en la medida
en que al procesado Alejandro Moisés Andrade Rosero se le condenó por el
grado de participación de coautor, de acuerdo a como se le había acusado,
siendo ese el motivo por el cual se le determinó la sanción impuesta.

No sobra recordar que la resolución de acusación se erige en la pieza procesal


mediante la cual se le señala al acusado el acontecer fáctico y jurídico por los
que deberá defenderse en el juicio, en tanto que fija los límites en que se
desarrollará el mismo, motivo por el cual la imputación tiene que ser clara y
expresa.

En el supuesto que ocupa la atención de la Corte, de la resolución de


acusación se pueden advertir los cargos fácticos y jurídicos atribuidos al
acusado recurrente, concluyéndose que la sentencia de segunda instancia no
desbordó dichos límites que lleve a predicar la demandada incongruencia.

PONENTE(S) : DR.JORGE LUIS QUINTERO MILANES


Sentencia Casación
FECHA : 26/09/2007
DECISION : No casa la sentencia impugnada
DELITOS : Contrato sin cump. de requisitos legales
PROCESO : 23658
PUBLICADA : No

28/11/2007

VIOLACION INDIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL-Errores en la apreciación


probatoria: Técnica en casación/ COAUTORIA-Noción/ VIOLACION
INDIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL-Falso raciocinio: Técnica en casación/

371
VIOLACION INDIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL-Falso juicio de identidad:
Técnica en casación

1. Quien acude a la casación para cuestionar la sentencia por errores de


apreciación probatoria, no puede limitarse a enunciar la existencia del
supuesto yerro, sino que tiene la carga de demostrar su ocurrencia y
trascendencia, desvirtuando todos los fundamentos probatorios del fallo.

En esta ocasión el demandante postula una serie de errores de hecho, pero en


la demostración de cada uno de ellos dejó de considerar que la apreciación en
conjunto de las pruebas fue la que permitió a los juzgadores establecer la
responsabilidad de los procesados a título de coautores. De manera que el
ataque insular a cada elemento de juicio en desconexión con el soporte
probatorio de la condena, no sirve para desvirtuar la legalidad de la sentencia,
máxime cuando en el discurso que elabora el recurrente se percibe una clara
oposición a los juicios y valoraciones de los juzgadores para hacer prevalecer
las que a su juicio son las correctas.

2. Cuando la imputación se hace a título de coautoría, carece de incidencia la


actividad que cada uno de los integrantes haya ejecutado, pues todos deben
responder por lo que cada uno hizo, incluyendo, obviamente, los actos
colaterales que se desprendan del designio común.

Si en este caso acordaron hurtar las oficinas del inmueble aludido y para ese
efecto se aprovisionaron de armas de fuego, se deriva que su intención es
remover cualquier obstáculo que se les presente en el camino para el logro
del objetivo principal. Y si utilizaron las armas, deben responder por las
consecuencias de esa actividad, que en este caso se concreta en el homicidio
del vigilante, en tanto lo aceptaron como probable.

3. Esta modalidad de error, como se sabe, impone al casacionista la


necesidad de acreditar que los juzgadores se apartaron ostensiblemente de los
postulados de la lógica, la ciencia o la experiencia, y que por virtud de esa
situación se declaró una verdad distinta a la que revela el proceso.

De los argumentos expuestos por el libelista, se observa que el ataque a la


valoración efectuada por el sentenciador al estudio balístico de comparación
no radica, precisamente, en la contradicción a esos parámetros de
apreciación, sino en la oposición a la estimación judicial, en tanto dejó de
comprobar la manera como resultaron transgredidos los principios lógicos, las
reglas de la ciencia a las máximas de la experiencia, como criterios
componentes de ese sistema de valoración.

4. Si el falso juicio de identidad comporta la necesaria confrontación entre el


contendido material de la prueba y lo expresado por el sentenciador, para
establecer la imprecisión ocurrida, no resulta admisible que en vez de cumplir
con esa carga el libelista desvíe la atención de la Sala para insistir,
nuevamente, en el compromiso penal de su representado sólo respecto del

372
atentado contra el patrimonio económico, máxime cuando los juzgadores
descartaron de plano esa posibilidad, luego de analizar la prueba en conjunto:

Es decir, aquí se presenta una labor mancomunada donde cada uno realizaba
el plan acordado: conversaron sobre el delito contra el patrimonio económico
fuera de la edificación, ingresaron a ella juntos y portando revólveres, se
escondieron en un baño en espera de que salieran los parroquianos y dueños
de oficina, empleados y estuviese distraído el centinela, estaban en el mismo
piso esculcando oficinas, (...) se guarda un dinero que se encuentra en una de
ellas, se descerraja objetos letales desde ese despacho siendo que se ocultó
uno de los delincuentes, y el revólver que dio al traste con la vida del centinela
de esa edificación atracada con armas de fuego no pudo ser hallada y sale (....)
con revólver en forma amenazante, pero no fue él únicamente quien disparaba
desde ese bufete como lo dejó diáfanamente establecido la prueba documental
y testimonial legalmente recopilada en estas fojas, (....) se queda escondido y
del arma homicida, valga decirlo, se desconocía su existencia hasta la
peritación que explicó que la hallada a (....) no era la que había detonado la
bala asesina, no presentan los sindicados (.....) y (.....), auxilio a los heridos ni
permite Ruiz que lo haga el sereno (....) pues despectivamente coge el revólver
del sacrificado y se marcha de ese lugar llevando por la fuerza e intimidando a
Ovidio; Orjuela se encubre y hace caso omiso de los lastimados, los ignora,
trata de salir de allí como ingresó pero desarmado y solo alrededor de 8 o 9
horas después, y pretende hacerse pasar como un usuario cualquiera
desconocedor de los graves hechos allí acaecidos, pero también ignorando ya
que los agentes y el personal de vigilancia de dicha empresa agraviada, tenían
información de que un tercer pillo estaba allí refugiado pues que (....) lo
comunicó a los uniformados cuando estaba con ellos en el carro oficial
retenido y por ello, luego de no toparlo cuando fue buscado, se custodió sobre
quien entraba y salía de allí. Los encausados conjuntamente asaltaban la
edificación de marras, tenían el dominio del hecho y armas de fuego con qué
cubrirse dado el caso .

La labor demostrativa que asume el actor es inaceptable porque no enfrenta


los juicios del sentenciador que sirvieron de sustento a la decisión
condenatoria que critica, sino que desde sus personales consideraciones,
elabora un discurso tendiente a prolongar un debate probatorio, como si se
tratara de una instancia ordinaria, en total desconocimiento de los criterios
que deben caracterizar un juicio a la sentencia, por la vía del error de hecho
por distorsión del contenido fáctico de la prueba.

PONENTE(S) : DR.AUGUSTO JOSE IBAÑEZ GUZMAN


Sentencia Casación
FECHA : 28/11/2007
DECISION : No casa la sentencia recurrida
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Porte ilegal de
armas, Homicidio agravado
PROCESO : 23772
PUBLICADA : No

373
05/12/2007

VIOLACION INDIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL-Falso juicio de identidad:


Técnica en casación/ COAUTORIA IMPROPIA-Elementos/ COAUTORIA-La
utilización de armas de fuego en el delito de hurto crea un riesgo
jurídicamente desaprobado que a todos les corresponde asumir

1.Al abordar la Sala la naturaleza del error de ponderación probatoria


invocado por el casacionista, de manera insistente ha señalado que se verifica
cuando el juzgador tergiversa o distorsiona el contenido objetivo de la prueba.
En tal dirección, resulta indispensable efectuar un cotejo objetivo entre la
valoración del juzgador y lo que en verdad contiene la prueba, con el fin de
corroborar si en realidad hubo supresión o agregación de su expresión fiel,
circunstancias indicadoras de su alteración.

De la propuesta del casacionista se colige que la prueba indicada, esto es, el


testimonio del menor de edad Sebastián Restrepo Restrepo, rendido durante el
proceso en dos ocasiones, habría sido tergiversada por el Tribunal tanto por
agregación, según dice porque en ella no se alude a la existencia de un
acuerdo entre los intervinientes orientado a suprimir la vida de Gonzalo
Rudas, como por supresión, porque el testigo fue enfático en advertir que no
hubo convenio en ese sentido, manifestaciones que no fueron debidamente
valoradas.

En torno a las exigencias argumentativas imprescindibles para que una tal


propuesta salga avante, también ha dicho la Sala que debe recaer sobre
prueba determinante, como en general lo exige respecto de cualquier yerro de
índole probatoria atribuible al fallo. Dicho de otro modo, sobre aquella que
ostente la entidad de mutar lo decidido

2.ha menester recordar los elementos de la denominada coautoría impropia,


sobre los cuales discurrió recientemente esta Sala:

" Para que exista coautoría se requieren tres elementos: acuerdo común,
división de funciones y trascendencia del aporte durante la ejecución del
ilícito.

. Para la determinación de la coautoría es menester analizar tanto lo objetivo


como lo subjetivo de la injerencia de la persona en el hecho.

. Como según la importancia del aporte se distingue entre coautor y cómplice,


el funcionario judicial debe hacer el estudio correspondiente frente al caso
concreto y razonadamente sustentar su decisión.

… De la lectura del artículo 29.2, como quedó finalmente, se desprenden, es


obvio, los mismos requisitos: para afirmar coautoría se necesitan acuerdo
común, división del trabajo y observación del peso del aporte.

374
Acuerdo significa conformidad, asentimiento, reflexión y madurez de
determinación.

División quiere decir separación, repartición.

Aportar, derivado de "puerto", equivale a llegar o presentarse a un lugar, hacer


algo en pro de un fin común.

… Las anteriores exigencias coinciden con las generalmente adosadas, antes y


ahora, a la coautoría, vale decir, acuerdo y decisión plural; sentimiento de
actuar en una obra propia inserta en una labor global, común;
comportamiento signado por esa directriz, o co-dominio del hecho; y aporte de
algo importante durante la ejecución del delito, todo ello, desde luego, mirado
objetiva y subjetivamente.

Observado el fenómeno de otra forma, para hablar de coautoría son


indispensables dos exigencias, una subjetiva y una objetiva.

El aspecto subjetivo de la coautoría significa que:

Uno. Los comuneros se pongan de acuerdo, planifiquen la comisión del ilícito


y, de consuno, decidan su perpetración.

Dos. Cada uno de los comprometidos sienta que formando parte de una
colectividad con un propósito definido, el hecho es suyo, pero incluido dentro
de una obra mayor, global, es decir, perteneciente, imbricada, realizada por
todos los concurrentes o, dicho con otras palabras, la persona debe sentir que
cumple tareas en interdependencia funcional.

La fase objetiva comprende:

Uno. El co-dominio funcional del hecho, entendiendo por tal que los varios
individuos, sin sometimiento, dependencia o subordinación de uno o unos de
ellos a otro u otros de ellos, se dirijan a la misma finalidad con un
comportamiento esencial, mirado no en términos absolutos sino relativos.

Por conducta esencial se debe entender, primero, que sin ella es imposible
cometer el hecho; o, segundo, que si una de las personas se opone o entra en
divergencia con las otras, pueda hacer fracasar el plan, molestarlo o variarlo
en su desarrollo; o, tercero, que la intrusión de las personas no debe ser
meramente casual, accidental o secundaria.

Dos. Aporte significativo durante la ejecución del hecho, es decir, prestación


de algo trascendente para su comisión, servicio importante que cada uno de
los concurrentes presta a la gesta delictiva.

Esa contribución común en pro del mismo fin puede ser material o moral
-"espiritual"-, por ejemplo cuando, en esta última hipótesis, la presencia

375
definida de uno de los comuneros refuerza o estimula el cumplimiento del
plan trazado, presiona y multiplica las energías de los otros, apoya al resto,
reduce las defensas de la víctima, aumenta la intimidación padecida por ésta,
incrementa la agresividad de los otros autores o comporta una mayor
seguridad para estos en cuanto, vgr., la cantidad de sujetos intensifica el
amedrantamiento que sufre la persona objeto de la acción, etc.

Y el aporte durante la ejecución del hecho quiere decir que la prestación que
hace la persona debe ocurrir, total o parcialmente, entre el momento en que
se inicia la realización del verbo rector que guía la conducta criminal y el logro
de la consumación. De esta manera, el comportamiento frente a la pura
ideación delictiva o a los actos preparatorios, no constituye coautoría, como
tampoco aquél subsiguiente a la consumación o al último acto en materia de
tentativa de delito.(1)

3.sobre la utilización de este tipo de artefactos por parte de empresas


criminales cuyo fin es el hurto, resulta ilustrativo traer a colación el
precedente citado de manera atinada por el Ministerio Público, en cuanto una
tal actitud eleva los niveles del riesgo hasta tal punto que si se desprenden
otros resultados colaterales a su uso apenas previsibles, los coautores
también deben responder por esas conductas:

"De otro lado, como también lo ha dicho la Corte, cuando varias personas
deciden cometer un delito de hurto y para su realización utilizan armas de
fuego, están creando un riesgo jurídicamente desaprobado que a todos les
corresponde asumir en la medida de su intervención, pues la decisión de
incorporar a la tarea delictiva las armas se atribuye a todos y por tanto
también será de todos la responsabilidad por los delitos que se cometan con el
empleo de esa armas en desarrollo de la conducta punible convenida.

En consecuencia, el hecho de que uno de los procesados hubiese ejecutado


materialmente la descripción típica consagrada en las conductas punibles,
ello en manera alguna conlleva a que se sustraiga a los terceros de su
condición de autor. El sustento de este aserto radica en que este tercero, así
no hubiera disparado, dentro de la división de funciones cumplía de hecho el
rol, derivado del acuerdo común y previo, orientado a neutralizar, por un
efecto grupal intimidante, la eventual reacción de la víctima" .(2)

-----------------------------------------------------------
(1)Sentencia de fecha agosto 21 de 2003, rad. 19213.
(2)

PONENTE(S) : DRA.MARIA DEL ROSARIO GONZALEZ


DE LEMOS

Sentencia Casación
FECHA : 05/12/2007
DECISION : No casa la sentencia impugnada

376
DELITOS : Homicidio agravado, Fabricación de
Municiones, Fabric. y tráf. de armas fuego de def.persona
PROCESO : 26753
PUBLICADA : Si

03/01/2008

TESTIGO-Identificación: Documento de identificación o huella dactilar/


COAUTORIA-División del trabajo/ DOLO EVENTUAL-Configuración

1. El numeral 1 del artículo 276 de la ley 600 de 2000 establece como


presupuesto para la práctica y recepción del testimonio que el declarante,
además de estar presente, haya sido identificado.

De la interpretación de dicha norma, que también ha sido consagrada en


términos idénticos o similares en anteriores ordenamientos procesales, la
Sala, de vieja data, ha establecido que la exhibición de un documento de
identidad por parte del testigo no constituye requisito indispensable para la
validez del medio probatorio. Por ejemplo, en la sentencia de 12 de febrero de
1991(1) , sostuvo la Corte lo siguiente:

"No dice en ninguna parte el Código de Procedimiento Penal que el testigo


deba ser identificado con su cédula de ciudadanía, ni menos que deba serlo
exclusivamente con ese documento, y, por consiguiente, tampoco establece
por parte alguna que si no se identifica de esa forma al testigo, la declaración
de éste se torne inexistente, como lo sugiere el censor

"[…]

"En síntesis, como la exhibición de la cédula de ciudadanía del testigo no es


requisito esencial del testimonio, el aquí rendido por […] conserva por ese
aspecto toda su validez, condiciones en las cuales es obvio que el cargo
propuesto no está llamado a salir adelante".

En el fallo de 22 de noviembre de 2001(2) , se adujo:

"La expresión "[p]resente e identificado el testigo" del Código de Procedimiento


Penal se refiere a la individualización de la persona que va a declarar, con los
datos básicos que permiten reconocerla como única y diferenciarla de los
demás, lo que incluye normalmente el aporte de su documento oficial de
identidad cuando fuere posible que el testigo lo exhiba.

"Sin embargo, en ausencia de aquel documento, se satisface la exigencia de


identificar al testigo con la anotación en el acta de los detalles que permitan
individualizarlo y reconocerlo inequívocamente como una persona
determinada, distinta de las demás, pues, de lo contrario, estarían
descalificados de antemano los testimonios provenientes de personas que por

377
alguna circunstancia no posean el documento de identidad en el instante que
su declaración deba tomarse"(3) .

En la providencia de 12 de agosto de 2003(4) , la Sala también señaló que la


ausencia de identificación de testigo (no sólo presentando la cédula de
ciudadanía, sino también en cualquier otra modalidad) no constituye
irregularidad, en la medida en que no existe duda acerca de que la persona
que declaró sea la misma de cuyo testimonio se pretendía practicar:

"En todo caso, la falta de identificación de la testigo en la forma anhelada por


el demandante -cédula de ciudadanía, descripción morfológica o huella
dactilar- no alcanza a constituir un vicio que afecte la validez de la prueba y,
por lo tanto, el yerro deviene intrascendente, pues basta que para el
funcionario judicial no exista duda de que la persona que declaró es la misma
que se mencionó en el informe de policía judicial como conocedora de unos
hechos que habría de revelar, y que en efecto expuso, para que su identidad
se tenga por establecida.

"[…]

" Se reitera, entonces, que es intrascendente para efectos de la validez de la


prueba la falta de exhibición del documento de identidad o el error respecto de
su numeración o la no inserción en el acta de la descripción morfológica del
testigo o de la huella dactilar, pues lo realmente importante es que, como lo
reconoce el demandante, quien declaró en el proceso es la misma persona que
antes les había dado a los investigadores las informaciones que luego
ratificaría ante el fiscal".

En el asunto que centra la atención de la Sala, el demandante cuestionó la


validez de las declaraciones de (...) y (...), que figuran en la actuación
trasladada por el organismo instructor, con el argumento de que, para efectos
de su identificación, no exhibieron cédula de ciudadanía ni se les tomó huella
dactilar alguna.

Tal como lo consideró el Ministerio Público en su concepto, dicha omisión ni


siquiera se puede predicar en el caso del testigo (...), pues esta persona, en la
declaración rendida el 5 de septiembre de 2003(5) , se identificó de la forma
que el demandante reclama, es decir, mediante la exhibición de la cédula de
ciudadanía, tal como consta en el acta correspondiente(6) .

Y en lo que al testimonio del (...) respecta, es cierto que, en la copia del acta de
fecha 24 de febrero de 2001 , aparece esta persona como indocumentada y no
figura que el funcionario instructor le haya tomado una huella dactilar.

Lo anterior, sin embargo, es intrascendente en lo que a la validez del


testimonio brindado por la testigo de cargo concierne, no sólo porque de
acuerdo con la línea jurisprudencial acabada de exponer ninguno de los
requisitos que extraña el defensor de (...) constituye presupuesto cuya
ausencia impida apreciar desde el punto de vista probatorio el contenido de lo

378
declarado, sino que además en dicha diligencia fueron consignados otros
datos de la testigo que permiten diferenciarla de sus semejantes (como su
nombre, edad, dirección, teléfono, estado civil, profesión y relación con las
partes(7), e incluso, como también lo destacó la Procuradora Delegada, no hay
motivo razonable alguno para suponer que dicha persona fue suplantada o
que afirmó ser quien no era.

2. En un confuso argumento, el demandante sostuvo que el Tribunal, en el


fallo impugnado, no debió haber tenido en cuenta la versión de los hechos que
en diligencia de indagatoria suministró (...), por cuanto "no atañe a la
señalización que se le endilga a (...), pues el anterior se acogió a sentencia
anticipada y aceptó […] haber sido la persona que había disparado el arma
con la cual se segó la vida del señor(...)"(8) .

Antes que todo, es menester aclarar que la Sala no encontró dentro del
expediente, más allá de la afirmación del defensor en este sentido, pieza
procesal alguna de la que se pueda extraer que (...) aceptó cargos como
mecanismo de terminación anticipada del proceso, toda vez que, de acuerdo
con lo que se analizó en precedencia (supra 2), obra copia de la actuación que
se adelantó en contra de esta persona hasta el momento en que se le calificó
el mérito del sumario como presunto coautor responsable de los delitos de
homicidio agravado y fabricación, tráfico y porte de armas de fuego o
municiones(9).

Por otra parte, si lo que quería plantear el profesional del derecho en este
sentido era que a raíz de la aludida y no demostrada aceptación de cargos se
configuraba una especie de prohibición de valoración probatoria respecto de la
versión de los hechos que (...) brindó en indagatoria (en la que adujo haber
obrado en legítima defensa y ser el único que disparó en contra de la vivienda
de (...)(9), no hay que olvidar que, como tantas veces lo ha reiterado la
Sala(10) , dicha diligencia no sólo es medio de defensa, sino también medio de
prueba, y, por lo tanto, del contenido de la misma es posible colegir
circunstancias que afecten la situación jurídica tanto del interrogado como de
otras personas involucradas en los hechos, sin perjuicio del trámite procesal
que se surta con posterioridad a la vinculación.

Y si lo que quería aducir el demandante era que con la formulación de cargos


para sentencia anticipada no podía endilgársele a (...) participación alguna en
los hechos, es necesario recordar que la atribución a título de coautor (que
con base en el artículo 29 de la ley 599 de 2000 planteó la Fiscalía en la
resolución de acusación) implica, además del acuerdo de voluntades, un
aspecto objetivo, consistente en el aporte esencial realizado por cada uno de
los agentes que intervienen en el hecho, y, en el presente caso, el Tribunal
estimó que la contribución de (...), al igual que la de su acompañante, radicó
en haber disparado en contra de la residencia situada en la carrera 19
número 51-04 del barrio Nueva Floresta de Cali, independientemente de que
sólo uno de los proyectiles haya impactado en la humanidad de (...), o que
haya sido (...) quien diera en el blanco.

379
TESIS CONTINUA: VER PROVIDENCIA COMPLETA
________________________________
(1) Radicación 4865.
(2) Radicación 10690.
(3) En el mismo sentido, sentencias de 18 de julio de 2002, radicación 11766,
y 19 de junio de 2003, radicación 18483, entre otras. Radicación 20634.
(4) Folios 75-76 del cuaderno principal.
(5) Folio 75 ibídem.
(6) Folio 10 ibídem.
(7) Ibídem.
(8) Folio 240 ibídem.
(9) Folios 61-63 ibídem.
(10) Folios 21-22 ibídem.
(11) Cf., entre otras, sentencia de 13 de febrero de 2008, radicación 21844.

PONENTE(S) : DR.JULIO ENRIQUE SOCHA SALAMANCA


Sentencia Casación
FECHA : 03/01/2008
DECISION : No casa
DELITOS : Homicidio agravado, Fabric. y tráf. de armas
fuego de def.persona
PROCESO : 23624
PUBLICADA : No

12/03/2008

RESOLUCION DE ACUSACION-Imputación fáctica y jurídica/ VARIACION DE


LA CALIFICACION JURIDICA-Ley 600 de 2000/ CONGRUENCIA DE LA
SENTENCIA-Fundamentos y alcance del principio/ AUTOR/ COAUTORIA/
COAUTOR-Es realmente un autor y procede la misma pena/ SENTENCIA-
Ejecutoria/ SENTENCIA DE CASACION-Al no existir sustitución del fallo
queda ejecutoriada el día de su firma

1. En la sistemática de la ley 600 de 2000, en cuyo imperio se adelantó el


proceso, la Sala ha reiterado que la congruencia como garantía y postulado
estructural del proceso, implica que la sentencia debe guardar armonía con la
resolución de acusación o el acta de formulación de cargos, en los aspectos
personal, fáctico y jurídico. En el primero, debe haber identidad entre los
sujetos acusados y los indicados en el fallo; en el segundo, identidad entre los
hechos y circunstancias plasmadas en la acusación y los fundamentos de la
sentencia; y, en el tercero, correspondencia entre la calificación jurídica dada
a los hechos en la acusación y la consignada en el fallo.

La congruencia personal y fáctica es absoluta y la jurídica es relativa porque


el juez puede condenar por una conducta punible diferente a la imputada en

380
el pliego de cargos, siempre y cuando no agrave la situación del procesado con
una pena mayor(1).

2. Con la instauración del instituto de la variación de la calificación jurídica


provisional de la conducta punible prevista en el artículo 404 de la ley 600 de
2000, la Corte desde el auto del 14 de febrero de 2002, radicación 18457,
estableció los siguientes parámetros, que desde entonces ha venido reiterando
de manera uniforme, y que aquí se evocan en cuanto no ha surgido motivo
para reformarlos:

(…) La modificación del calificatorio puede ser hecha como consecuencia de


prueba sobreviniente, pero también de la antecedente, cuando el fiscal se
equivoca en la elaboración del pliego de cargos.

(…) Solamente es necesaria cuando se hace más gravosa la situación del


procesado.

(…) El juez, al proferir la sentencia, puede degradar la responsabilidad del


sindicado, porque si está habilitado para absolverlo, también lo está para
atenuar su situación, siempre que respete el núcleo central de la imputación
fáctica o conducta básica.

(…) Si el fiscal considera que se debe proferir sentencia condenatoria pero por
un comportamiento menos grave que el deducido en el calificatorio, no es
menester seguir estrictamente el trámite establecido en la ley para la
variación. Simplemente, de manera expresa e indudable, lo hace saber al juez
durante su intervención.

(…) El fiscal puede hacer la mutación con base en su propia iniciativa o por
insinuación del juez, pues continúa con su función acusadora en el juicio. La
opinión del juez, admitida o no por la fiscalía, tiene que ser objeto de debate
para efectos de la congruencia.

(…) La resolución acusatoria, su variación y las manifestaciones del juez, no


se excluyen para efectos del principio de consonancia. Por tanto, la sentencia
puede ser armonizada con cualquiera de esas posturas e, incluso, con una
conducta diferente, siempre que sea respetado ese núcleo básico y sea
benéfica al acusado, pues nada impide al juez disminuir la responsabilidad.

(…) La función acusatoria, exclusiva de la fiscalía, finaliza con el cambio de la


calificación o con la oposición del fiscal a las manifestaciones del juez en ese
sentido.

(…) El juez respeta la congruencia si condena con base en la imputación


fáctica y jurídica de la resolución acusatoria, o en la variación, o en la
hipótesis que él mismo ha formulado en la audiencia, o en una conducta
atenuada. Pero le está vedado agregar, porque sí, hechos nuevos o, de
cualquier forma, agravar la situación del procesado, a quien lo más

381
desventajoso que le puede pasar es que sea condenado por los cargos que le
fueron definitivamente acreditados en el debate público.

(…) La Corte también ha afirmado lo siguiente:

Dentro del esquema procesal implementado por la Ley 600 del 2000, la
resolución de acusación hace parte del acto jurídico complejo de la acusación,
caracterización que, entre otras cosas, implica su mutabilidad dentro de la
fase de juzgamiento. Tal naturaleza es necesaria dentro de un sistema
procesal diseñado como acusatorio y que intenta priorizar la fase oral de
juzgamiento otorgando al Juez plenos poderes de control sobre la acusación
en aras de obtener la realización del principio constitucional de prevalencia
del derecho sustancial como única manera de que un Estado definido como
social de derecho garantice la convivencia pacífica y la vigencia de un orden
justo.

Pero la naturaleza compleja del acto jurídico de acusación, que es la que da


cabida a su mutabilidad, no puede pasar por alto dos aspectos esenciales del
sistema: que la función de investigar y acusar es exclusiva de la Fiscalía
General de la Nación; y, que es necesaria una oportunidad en que la
acusación sea definitiva.

Esta última característica tiene a su vez dos extremos: el inicio de la


acusación, marcado por la resolución de tal categoría expedida por la Fiscalía
General; y, la consolidación del acto jurídico complejo de la acusación,
determinado por la variación que haya tenido conforme lo dispone la ley. Esa
fijeza, inicial y final, es absolutamente necesaria para que la fase de
juzgamiento transite purgada de vicios y pueda adoptarse un fallo que
merezca las presunciones de legalidad y acierto(2) .

(…) El estatuto procesal penal del 2000 despojó a la resolución acusatoria de


aquella connotación tradicional de "ley del proceso", entendiendo por ésta el
acto invariable, intocable en el juzgamiento, respecto de la conducta. Y le
restó esa característica sencillamente porque de manera expresa autoriza
varias oportunidades que permiten su variación(3).

Es claro, entonces, que la providencia que califica un sumario con acusación


ya no es "ley" inmodificable para el juicio. Constituye solamente un objeto más
de ese posible acto complejo que es la "acusación", conformado -cuando es del
caso- por esa resolución y por las diversas situaciones que se presentan en el
incidente de variación de la calificación jurídica(4).

En otras palabras: la variación en el juicio de la calificación provisional de la


conducta punible por error en la resolución de acusación, solo es necesaria
cuando se pretenda hacer más gravosa la situación jurídica del procesado,
esto es, cuando se trate de imputarle una especie delictiva más grave o una
modalidad comportamental más severa, no cuando la nueva imputación es
más benigna o se revele equivalente en términos punitivos, siempre que al

382
dictarse la sentencia se respete por el juez el núcleo central de la imputación
fáctica.

3. la Sala ha precisado que la congruencia no implica perfecta armonía o


identidad entre el acto de acusación y el fallo, sino señalamiento de un eje
conceptual fáctico-jurídico para garantizar el derecho de defensa y la unidad
lógica y jurídica del proceso, de manera que no se desconoce la consonancia,
si el juez, al decidir sobre los cargos imputados, condena en forma equivalente
en cuanto a la punibilidad o de manera atenuada, por la razón de que si
puede absolver, también puede atemperar, siempre y cuando se respete el
núcleo básico de la conducta imputada.

En ese sentido habrá congruencia si al condenar, la conducta se califica con


la denominación jurídica que se le dio en la resolución de acusación, en la
variación, o por la propuesta por el juez como objeto de debate y no admitida
por el fiscal, o por una figura atenuada con relación a ellas(5) .

4. la actuación procesal demuestra que en la resolución de acusación (...) fue


considerado como autor material directo de la conducta punible de homicidio
simple de que fuera víctima (...); en la audiencia pública el Fiscal luego de
criticar la preclusión que en la providencia calificatoria se dispuso a favor de
(...), le imputó coautoría porque así se lo indicaba no solo una valoración
diferente de las pruebas, sino que las practicadas en la fase probatoria del
juicio lo señalaban de tal manera; y también que el Tribunal al revocar la
sentencia absolutoria dispuesta en primera instancia por el Juzgado 6° Penal
del Circuito de Bucaramanga, tuvo al acusado como coautor (autor
intelectual).

De esas posturas no es factible sostener que afectaron el debido proceso y las


demás garantías debidas al procesado porque, en primer lugar, como bien lo
destaca el Procurador Delegado así hubiese sido condenado como autor
directo de homicidio en lugar de autor intelectual o de coautor, desde el punto
de vista de la punibilidad ninguna diferencia habría significado, en la medida
que el art. 29 cp al tratar quiénes son autores, dentro de los que incluye a los
coautores, en su inciso final señala que el "autor en sus diversas modalidades
incurrirá en la pena prevista para la conducta punible."

Dada la naturaleza de la causal segunda de casación la pretensión del censor


cuando pide que la Corte case la sentencia para que profiera la de reemplazo
-que como antes se dijo no puede ser absolutoria- denota la falta de interés
jurídico, en tanto que de prosperar la petición del impugnante la solución
sería que el acusado fuese condenado como autor directo de homicidio simple,
forma a la que corresponde la misma pena que al autor intelectual o coautor,
según así lo enseña el precepto que se acaba de citar.

________________________________________________
(1) CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sala de Casación Penal, Auto junio 30
de 2004, rad. 20.965.

383
(2) CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sala de Casación Penal, Auto del 21 de
enero del 2003, radicado 20.161.
(3) CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sala de Casación Penal, Sentencia del
20 de marzo del 2003, radicado 19.960.
(4) CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sala de Casación Penal, Sentencia del 1°
de enero de 2007, rad. 23.540.
(5) CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sala de Casación Penal, autos de 14 de
febrero y 12 de marzo de 2002, radicados 18.457 y 19.013384

PONENTE(S) : DR.SIGIFREDO ESPINOSA PÉREZ


Setencia Casación
FECHA : 12/03/2008
DECISION : No casa
DELITOS : Homicidio, Porte ilegal de armas
PROCESO : 28158
PUBLICADA : No

08/04/2008

VIOLACION INDIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL-Falso juicio de identidad:


Técnica en casación/ VIOLACION INDIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL-Falso
juicio de existencia: Técnica en casación/ COAUTORIA-Elementos/
VULNERACION DE GARANTIAS FUNDAMENTALES-Trámite oficioso de la
Corte/ REFORMATIO IN PEJUS-Apelante único: Prima la reformatio in pejus
sobre el principio de legalidad/ CONSULTA

1. Los falsos juicios de identidad tienen lugar por errores al adelantar la


apreciación y valoración probatoria, y recaen sobre el hecho que revela la
prueba o sobre el contenido material de ésta. De manera que surgen cuando
se le distorsiona, desfigura, tergiversa, o se le cercena una parte, se le agrega,
sectoriza o parcela.

Para demostrar en forma acertada ese yerro es necesario que el censor


identifique en forma clara y precisa las expresiones literales objetivas de los
medios de prueba sobre los cuales éste ha recaído, y establezca, en
consecuencia, cuál fue la supresión, el agregado o la distorsión en que
incurrió el fallador.

Adicionalmente, es imperioso señalar cuál es la trascendencia del error, esto


es, cómo por virtud de esa deformación del elemento probatorio, la sentencia
debe variar a favor de los intereses del actor.

En esta ocasión, es palmario que la censura propuesta no satisface los


requerimientos referidos, pues el libelista construye el cargo sólo a partir de
su oposición a las deducciones que, de los informes, extrajo el fallador de
segunda instancia, pero no demostró cuál fue el aparte cercenado, mutilado o
tergiversado. Su discurso va dirigido a atacar el juicio que el Tribunal
Superior hizo sobre su responsabilidad, pero no a partir de una posible

384
distorsión del elemento probatorio, sino de las inferencias resultantes de su
estricto contenido. En consecuencia, se encuentra en desacuerdo con la
valoración judicial que estimó equivocada.

... Una cosa es distorsionar o tergiversar la prueba para ponerle a decir lo que
no dice, y otra, muy distinta, es la inferencia que de ella hace el juez.

Lo que busca cuestionar el casacionista no es en modo alguno la posible


cercenación o parcelación de su contenido sino el razonamiento lógico del
fallador. Debió, entonces, escoger la vía del falso raciocinio e indicar cuál fue
la regla de la experiencia, el principio de la ciencia o el postulado de la lógica
omitido o indebidamente aplicado y que condujo al Tribunal a otorgarle un
mérito persuasivo distinto al que en realidad le correspondía. Una vez
precisado lo anterior, sí establecer cuáles de esas reglas se debieron aplicar y
por último demostrar la trascendencia del yerro en el sentido de la sentencia

2. El falso juicio de existencia se presenta cuando el juez omite valorar una


prueba que materialmente se halla dentro de la actuación o supone una que
no obra en la misma.

El censor debe demostrar, no solo que se materializó esa omisión valoratoria


de la prueba, sino además que, de no haberse incurrido en el yerro, tanto las
imputaciones fácticas como jurídicas del fallo habrían sido distintas.

De los antecedentes hechos por el propio demandante surge que la mayoría de


los testimonios a que se refiere fueron rendidos por personas que aparecen
como titulares de las tarjetas simuladas, los que, a diferencia de lo sostenido
en el libelo, sí fueron tenidos en cuenta por el juzgador. Dentro del material
probatorio relacionado en el fallo de primera instancia, que conforma una
unidad inescindible con el de segundo grado, se encuentran claramente
relacionados, y en la providencia recurrida se reconoció que al proceso se
allegaron tales declaraciones

3. Contrario a lo sostenido por el libelista, esta Corporación, de manera


reiterada, ha estimado que el Código Penal de 1980 preveía en su artículo 23
tanto la autoría como la coautoría, porque este último en realidad es autor
que actúa en compañía de otro u otros, al punto que tienen el mismo
tratamiento punitivo.

Dijo así la Corte en la sentencia del 21 de agosto de 2003 (radicado 19.213):

" Para la época en que sucedieron los hechos, regía el Código Penal de 1980,
que preveía en su artículo 23 la autoría y, desde luego, la coautoría, con estas
palabras:

"El que realice el hecho punible o determine a otro a realizarlo, incurrirá en la


pena prevista para la infracción".

385
Sobre el punto, y en relación con ese código, la Corte ha tenido muchas
oportunidades de pronunciarse. Así, por ejemplo, ha dicho que:

Son coautores quienes a pesar de haber desempeñado funciones que por sí


mismas no configuran delito, actúan como copartícipes en una empresa
común, comprensiva de uno o varios hechos (9 de septiembre de 1980, M. P.
Alfonso Reyes Echandía).

Cuando varias personas ejecutan mancomunadamente el hecho punible


reciben el nombre de coautoras, caso en el cual existe pluralidad de autores
(11 de agosto de 1981, mismo ponente).

La "complicidad necesaria" no existe en el Código Penal de 1980 pero ahora


equivale a autoría (2 de febrero de 1983, M. P. Fabio Calderón Botero).

. Cuando varias personas proceden en una empresa criminal, con consciente


y voluntaria división del trabajo para la producción del resultado típico, todos
los partícipes tienen la calidad de autores, así su conducta vista en forma
aislada no permita una subsunción en el tipo, porque todos están unidos en
el criminal designio y actúan con conocimiento y voluntad para la producción
del resultado comúnmente querido o, por lo menos, aceptado como probable
(28 de febrero de 1985, M. P. Luis Enrique Aldana Rozo).

Si a una empresa criminal los intervinientes concurren armados porque


presumen que se les puede oponer resistencia o porque quieren intimidar con
el uso de las armas y como consecuencia de ello se producen lesiones u
homicidio, todos son coautores del hurto y de los atentados contra la vida,
aun cuando no todos hayan llevado o utilizado armas, pues han participado
en el común designio, del cual podrían surgir esos resultados que, desde
luego, han sido aceptados como probables desde el momento mismo en que se
actúa en una empresa de la cual aquellos se podían derivar (ibídem).

Si todas las personas toman parte en la ejecución del hecho típico, responden
a título de coautoras (16 de septiembre de 1992, M. P. Juan Manuel Torres
Fresneda), etc.

Y estas palabras, así como otras de la Sala en torno al tema, que no han sido
modificadas, fueron retomadas y resumidas de la siguiente forma por la Corte,
en casación del 12 de septiembre del 2002, dentro del proceso radicado con el
número 17.403:

"Desde la expedición del Decreto 100 de 1980, la jurisprudencia de la Sala,


de manera pacífica, dejó sentado que cuando en la ejecución de los tipos
penales previstos en su Parte Especial intervenía más de una persona, era
necesario acudir a los "amplificadores" relacionados en la General. Ello, por
cuanto para imputar al sindicado la condición de autor o cómplice no
resultaba indispensable que tomara parte en la totalidad de las fases de
preparación o ejecución del delito, sino que era suficiente con que existiendo
unidad de propósito participara en cualquiera de las etapas del recorrido

386
criminal, de lo cual surgía si se trataba de un colaborador o de un autor,
condición última que, a la vez, podía ser cargada no sólo al que cumpliera el
acto material, sino a quien por tener tanta responsabilidad como éste,
resultaba ser un coautor".

"... el concepto de coautor no constituye una creación jurisprudencial, porque


si a voces del diccionario, por tal se debe entender al "Autor o autora con otro
u otros", es incuestionable que no se trata de una invención, ni de que la Sala
legislara, porque, en ultimas, el coautor es un autor, sólo que lleva a cabo el
hecho en compañía de otros. Así, es claro que no hubo omisión legislativa
alguna y que el artículo 23 del Estatuto Penal de 1980 previó, dentro del
concepto de autoría, la realización de la conducta por parte de una o varias
personas. El sentido natural y obvio de las palabras no tornaba indispensable
que en la disposición se incluyera la definición de coautor, cuando quiera que
es una variable de la de autor".

"La Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia ha sido concreta, explícita y


reiterada sobre el punto. Así, por ejemplo, en decisión del 9 de septiembre de
1980, expresó:"

"El fenómeno de la coparticipación criminal, entendido como realización


conjunta del hecho punible, comprende la intervención de autores, coautores
y cómplices... Son coautores aquellos autores materiales o intelectuales que
conjuntamente realizan un mismo hecho punible, ya sea porque cada uno de
ellos ejecuta simultáneamente con los otros o con inmediata sucesividad
idéntica conducta típica ((...) hacen sendos disparos de revólver sobre ...() y lo
matan), ora porque realizan una misma y compleja operación delictiva con
división de trabajo, de tal manera que cada uno de ellos ejecuta una parte
diversa de la empresa común".

"´...serán coautores quienes a pesar de haber desempeñado funciones que por


sí mismas no configuren el delito, han actuado como copartícipes de una
empresa común -comprensiva de uno o varios hechos- que, por lo mismo, a
todos pertenece como conjuntamente suya" (M. P. Alfonso Reyes Echandía)
(resalta la Sala, ahora)´.

"Esta posición de la Corporación, expresada cuando comenzaba la vigencia del


Código Penal de 1980, ha sido mantenida y repetida en forma unánime. Con
el tiempo, al primer supuesto (Pedro, Juan y Diego hacen sendos disparos de
revólver sobre un tercero y lo matan), se lo denominó "coautoría propia", en
tanto que al segundo (los agentes activos realizan una misma actividad ilícita
con reparto de tareas) se lo llamó "coautoría impropia", en atención a que
cada cual actúa por su lado, pero todos colaboran con los demás en el
propósito común. Por esta circunstancia, se hacía, y hace, referencia a la
"división funcional de trabajo" (Confrontar, por ejemplo, la sentencia del 11 de
mayo de 1994, radicado 8.513, M. P. Guillermo Duque Ruiz)".

"El criterio no varió. Por el contrario, se insistió en que el mismo, a pesar de la


redacción del artículo 23 del Decreto 100 de 1980, estaba incluido dentro de

387
la definición de autor. Y la descripción expresa que de coautores introdujo el
inciso segundo del artículo 29 del actual Estatuto represor (Ley 599 de 2000)
no permite la interpretación que intenta la defensa, pues si la acepción de
coejecutores parte y se apoya en una pluralidad de autores, el concepto ya
quedaba contenido en la primera disposición".

"Y precisamente con recientes palabras de la Corte se puede responder a la


principal preocupación del casacionista".

"Dijo la Sala el 11 de julio de 2002, dentro del proceso radicado con el número
11.862:"

"No se puede ´dejar de recordar que los actuales desarrollos dogmáticos y


jurisprudenciales se orientan por reconocer como característica de la
denominada coautoría impropia, que cada uno de los sujetos intervinientes en
el hecho punible no ejecutan integral y materialmente la conducta definida en
el tipo, pero sí lo hacen prestando contribución objetiva a la consecución del
resultado común en la que cada cual tiene dominio funcional del hecho con
división de trabajo, cumpliendo acuerdo expreso o tácito, y previo o
concurrente a la comisión del hecho, sin que para la atribución de
responsabilidad resulte indispensable que cada interviniente lleve a cabo o
ejecute la totalidad del supuesto fáctico contenido en el tipo o que sólo deba
responder por el aporte realizado y desconectado del plan común, pues en tal
caso, una teoría de naturaleza objetivo formal, por ende, excesivamente
restrictiva, sin duda muy respetuosa del denominado principio de legalidad
estricto, no logra explicar la autoría mediata ni la coautoría, como fenómenos
expresamente reconocidos en el derecho positivo actual (art. 29 de la ley 599
de 2000), los cuales a pesar de no haber sido normativamente previstos en la
anterior codificación, no pueden dar lugar a entender que no fueron objeto de
consideración o que el sistema construyó un concepto de autor distinto del
dogmáticamente establecido" (M. P. Fernando Arboleda Ripoll)"".

4. Aunque en forma mayoritaria la Sala había sostenido que cuando se


advierte vulneración de alguna garantía fundamental que imponga a la Corte
su inevitable intervención para corregir el error, debía previamente correr
traslado al Ministerio Público para concepto, en reciente oportunidad varió su
posición y consideró que, en aras de dar aplicación a los postulados de
eficacia en la administración de justicia, ello no es necesario y debe proceder a
subsanarlo de inmediato (1) .

5. Aunque repetidamente se ha sostenido por mayoría de la Sala que cuando


se interpone la apelación contra una providencia sujeta al grado de consulta,
la interposición del recurso no compromete la potestad del ad-quem, derivada
de la ley, de poder reformar sin limitación alguna la decisión consultada, aún
en los aspectos que han sido materia de impugnación y en perjuicio del
procesado así éste sea apelante único, es palmario que en esta oportunidad la
consulta sólo era aplicable para la determinación absolutoria, como en efecto
lo fue para (...). En tal virtud, el superior podía pronunciarse únicamente
respecto de él en forma ilimitada.

388
Empero, la decisión condenatoria -se reitera- no era consultable, por expreso
mandato de la ley. De donde se concluye que el superior debía limitarse a
analizar los aspectos objeto de impugnación y a los inescindiblemente
vinculados a ella, pero en ningún caso podía agravar la sanción impuesta,
salvo que también hubiesen recurrido el fiscal, el Ministerio Público o la parte
civil, con interés, lo que no ocurrió.

Por consiguiente, dado que el recurso de apelación solamente fue formulado


por los defensores de los condenados, al Tribunal le estaba vedado agravar su
situación, porque, de hacerlo, sin duda desconocería el principio
constitucional (artículo 31) de no reformatio in pejus.

En torno al tema relativo a la confrontación entre los principios de legalidad


de la pena y prohibición de reforma peyorativa, importa recordar que antes de
la providencia del 18 de mayo de 2005 (radicación 22.323) esta Corporación
daba prevalencia al primero. Se afirmaba que, al conocer de la alzada o de la
casación, el superior funcional tenía que corregir los yerros contenidos en los
fallos relacionados con fijación de penas por debajo de los límites legales o la
falta de imposición de las sanciones establecidas, así con ello se ocasionara
un mayor perjuicio al apelante único.

Pero a partir de esa decisión se modificó el criterio para otorgar primacía a la


prohibición de reforma en peor.

.... A pesar de que en la sentencia de 22 de junio de 2005 (radicación 14.464)


la Sala, regresó a su tesis inicial argumentando razones de seguridad jurídica,
igualdad y justicia material, con posterioridad, el 22 de noviembre del mismo
año (radicación 24.066), retomó su postura relativa a que en ningún caso al
apelante único se le puede agravar la pena. Dijo así la Sala, cuya posición ha
permanecido invariable (2):

"No cabe duda, el criterio es pacífico al respecto, que la legalidad de la pena y


la prohibición de la reforma peyorativa son expresiones del debido proceso.

Si ello es así, su diferencia no es de género sino de especie, el primero (la


legalidad) es la regla y el segundo (la reformatio in peius) la excepción a ésta, a
ambos les son comunes los postulados esenciales del debido proceso, de los
que se apropian, siendo las premisas en las que se estructura su existencia
las que marcan sus diferencias y justifican las soluciones a las que conducen,
así formalmente -que no sustancialmente- presenten una contradicción. En
estas condiciones, dada la naturaleza y relación señalada para los citados
mecanismos, ambos pertenecen al mismo valor y principio, al debido proceso,
por tanto no es propio asignarles prevalencia o carácter absoluto, porque ello
implica desconocer los supuestos en los que los fundamentó no solamente el
legislador sino también el constituyente.

La precisión hecha puntualiza la estructura sobre la cual se construyen las


razones para admitir que el superior funcional, sin excepción, en sede de

389
apelación o de casación, no puede agravar la pena impuesta cuando el
condenado sea apelante único, premisas que se nutren de los salvamentos de
voto a la decisión proferida por la Corte en el proceso radicado 14.464 y la
jurisprudencia contendida en los fallos proferidos en los procesos con
radicación 22.323 y 22.150.

La prohibición de la reforma en peor tiene respaldo normativo del orden


constitucional, es una garantía fundamental, su aplicación como excepción a
la regla de punibilidad se apoya en razones de seguridad jurídica y de justicia
dentro del marco jurídico establecido.

Además, la sistemática del procedimiento penal establecido para materializar


las decisiones judiciales se resquebraja en el momento en que se abordan
competencias que no otorga al superior funcional el objeto de la impugnación,
por lo que la oficiosidad para ajustar la pena a la legalidad en estos casos
agrede el sistema que representa el valor constitucional del debido proceso y
que en el caso concreto se expresa a través de la prohibición de la reforma en
peor.

Correlativa a la limitación señalada en el acápite anterior para el operador de


la justicia son los principios que rigen el derecho de impugnación, entre ellos,
el que exige al recurrente como interés la búsqueda de la reparación de un
perjuicio irrogado, el procurar mejorar su situación jurídica, por tanto, es un
argumento de lógica, de interpretación sistemática, finalística o teleológica y
de equidad, el que el aparato judicial promovido a instancia del incriminado
no pueda agravar su situación jurídica, máxime cuando el Estado, la sociedad
y el interés general están asistidos por el Ministerio Público y la Fiscalía
General de la Nación, quienes entre sus deberes tienen a cargo la protección
del orden jurídico, el que deben promover a través del derecho de
impugnación. La no reforma en peor es solamente uno de los beneficios
reconocidos por la ley y la Constitución al apelante único, en los procesos
exentos de vicios que invaliden lo actuado".

--------------------------------------------------------------------------
(1). Providencia del 12 de septiembre de 2007 (radicado 26.967).
(2). De manera reciente, se puede consultar la providencia del 11 de agosto de
2007 (radicado 15.904).

PONENTE(S) : DR.AUGUSTO JOSE IBAÑEZ GUZMAN


Sentencia Casación
FECHA : 08/04/2008
DECISION : Casa oficiosa y parcialmente modificando
pena. Concede suspensión condicional
DELITOS : Falsedad ideológica en ejercicio de funciones
PROCESO : 28277
PUBLICADA : Si
NOTAS ACLARATORIAS : DR.JORGE LUIS QUINTERO MILANES -
Salvamento de Voto

390
DR.SIGIFREDO ESPINOSA PÉREZ -
Salvamento de Voto
DR.YESID RAMIREZ BASTIDAS - Salvamento
de Voto
DRA.MARIA DEL ROSARIO GONZALEZ DE
LEMOS - Salvamento de Voto

09/04/2008

REGLAS DE LA EXPERIENCIA-Noción/ SANA CRITICA-Regla de experiencia/


COAUTORIA-Noción/ DELITO COMPLEJO-Diferente al concurso/ DELITO
COMPLEJO-Noción/ PRINCIPIO DE NO CONTRADICCION/ TESTIMONIO-
Credibilidad

1. Acerca de esta materia la Corte ha decantado una pacífica y reiterada


doctrina, de acuerdo con la cual tiene puntualizado que,

"La experiencia es una forma específica de conocimiento que se origina por la


recepción inmediata de una impresión. Es experiencia todo lo que llega o se
percibe a través de los sentidos, lo cual supone que lo experimentado no sea
un fenómeno transitorio, sino un hecho que amplía y enriquece el
pensamiento de manera estable.

"Del mismo modo, si se entiende la experiencia como el conjunto de


sensaciones a las que se reducen todas las ideas o pensamientos de la mente,
o bien, en un segundo sentido, que versa sobre el pasado, el conjunto de las
percepciones habituales que tiene su origen en la costumbre; la base de todo
conocimiento corresponderá y habrá de ser vertido en dos tipos de juicios, las
cuestiones de hecho, que versan sobre acontecimientos existentes y que son
conocidos a través de la experiencia, y las cuestiones de sentido, que son
reflexiones y análisis sobre el significado que se da a los hechos.

"Así, las proposiciones analíticas que dejan traslucir el conocimiento se


reducen siempre a una generalización sobre lo aportado por la experiencia,
entendida como el único criterio posible de verificación de un enunciado o de
un conjunto de enunciados, elaboradas aquéllas desde una perspectiva de
racionalidad que las apoya y que llevan a la fijación de unas reglas sobre la
gnoseología, en cuanto el sujeto toma conciencia de lo que aprehende, y de la
ontología, porque lo pone en contacto con el ser cuando exterioriza lo
conocido.
(...)
"Atrás se dijo que la experiencia forma conocimiento y que los enunciados
basados en ésta conllevan generalizaciones, las cuales deben ser expresadas
en términos racionales para fijar ciertas reglas con pretensión de
universalidad, por cuanto, se agrega, comunican determinado grado de validez
y facticidad, en un contexto socio histórico específico.

391
"En ese sentido, para que ofrezca fiabilidad una premisa elaborada a partir de
un dato o regla de la experiencia ha de ser expuesta, a modo de operador
lógico, así: siempre o casi siempre que se da A, entonces sucede B"(1).

2. La Sala igualmente tiene señalado que proposiciones formuladas a partir


del conocimiento obtenido por vivencias, para que puedan erigirse como reglas
de la experiencia, y por ende tenidas en cuenta como pautas de la sana
crítica, es necesario que puedan ser sometidas a contraste y trasciendan su
confrontación, ya que de lo contrario, a pesar de ostentar una conformación
lógica, sólo constituirán situaciones hipotéticas e inciertas (2); además es
indispensable que sean aceptadas en forma general con pretensiones de
universalidad por la colectividad, más no que obedezcan a lo que el individuo
haya aprehendido en su particular cotidianeidad, pues, esto si bien puede ser
importante frente a procesos racionales internos, no es fundamento serio para
estructurar axiomas empíricos de aceptación dentro de un conglomerado, en
determinado contexto social y cultural, con la aspiración de ser esgrimidos
para desvirtuar el reproche de responsabilidad que se hace en materia penal
(3).

3. El obrar de los procesados, como se puntualizó en la acusación y en los


fallos atacados, se enmarca dentro de la figura que tanto la doctrina como la
jurisprudencia denomina coautoría, y que se presenta cuando entre varias
personas existe un acuerdo de voluntades para la ejecución de un delito,
como en efecto en el presente evento se dio entre los enjuiciados y los otros
intervinientes no vinculados al proceso en atención a su minoría de edad,
para realizar los injustos de hurto y homicidio por los que fueron condenados.

De sobra está puntualizar que el ordenamiento penal sustantivo, vigente para


la época de los hechos (Ley 599 de 2000), consagra esa forma de concurso de
personas, al señalar en su artículo 29, inciso segundo, que "Son coautores los
que, mediante un acuerdo común, actúan con división del trabajo criminal
atendiendo la importancia del aporte."

Acerca de esta forma de participación, tiene dicho la jurisprudencia que:

"Para que exista coautoría se requieren tres elementos: acuerdo común,


división de funciones y trascendencia del aporte durante la ejecución del
ilícito.

"Para la determinación de la coautoría es menester analizar tanto lo objetivo


como lo subjetivo de la injerencia de la persona en el hecho.

"Como según la importancia del aporte se distingue entre coautor y cómplice,


el funcionario judicial debe hacer el estudio correspondiente frente al caso
concreto y razonadamente sustentar su decisión.

"De la lectura del artículo 29.2, como quedó finalmente, se desprenden, es


obvio, los mismos requisitos: para afirmar coautoría se necesitan acuerdo
común, división del trabajo y observación del peso del aporte.

392
"Acuerdo significa conformidad, asentimiento, reflexión y madurez de
determinación.

"División quiere decir separación, repartición.

"Aportar, derivado de "puerto", equivale a llegar o presentarse a un lugar,


hacer algo en pro de un fin común.

"Las anteriores exigencias coinciden con las generalmente adosadas, antes y


ahora, a la coautoría, vale decir, acuerdo y decisión plural; sentimiento de
actuar en una obra propia inserta en una labor global, común;
comportamiento signado por esa directriz, o co-dominio del hecho; y aporte de
algo importante durante la ejecución del delito, todo ello, desde luego, mirado
objetiva y subjetivamente.

"Observado el fenómeno de otra forma, para hablar de coautoría son


indispensables dos exigencias, una subjetiva y una objetiva.

"El aspecto subjetivo de la coautoría significa que:

"Uno. Los comuneros se pongan de acuerdo, planifiquen la comisión del ilícito


y, de consuno, decidan su perpetración.

"Dos. Cada uno de los comprometidos sienta que formando parte de una
colectividad con un propósito definido, el hecho es suyo, pero incluido dentro
de una obra mayor, global, es decir, perteneciente, imbricada, realizada por
todos los concurrentes o, dicho con otras palabras, la persona debe sentir que
cumple tareas en interdependencia funcional.

"La fase objetiva comprende:

"Uno. El co-dominio funcional del hecho, entendiendo por tal que los varios
individuos, sin sometimiento, dependencia o subordinación de uno o unos de
ellos a otro u otros de ellos, se dirijan a la misma finalidad con un
comportamiento esencial, mirado no en términos absolutos sino relativos.

"Por conducta esencial se debe entender, primero, que sin ella es imposible
cometer el hecho; o, segundo, que si una de las personas se opone o entra en
divergencia con las otras, pueda hacer fracasar el plan, molestarlo o variarlo
en su desarrollo; o, tercero, que la intrusión de las personas no debe ser
meramente casual, accidental o secundaria.

"Dos. Aporte significativo durante la ejecución del hecho, es decir, prestación


de algo trascendente para su comisión, servicio importante que cada uno de
los concurrentes presta a la gesta delictiva.

"Esa contribución común en pro del mismo fin puede ser material o moral
-"espiritual"-, por ejemplo cuando, en esta última hipótesis, la presencia

393
definida de uno de los comuneros refuerza o estimula el cumplimiento del
plan trazado, presiona y multiplica las energías de los otros, apoya al resto,
reduce las defensas de la víctima, aumenta la intimidación padecida por ésta,
incrementa la agresividad de los otros autores o comporta una mayor
seguridad para estos en cuanto, vgr., la cantidad de sujetos intensifica el
amedrantamiento que sufre la persona objeto de la acción, etc.

"Y el aporte durante la ejecución del hecho quiere decir que la prestación que
hace la persona debe ocurrir, total o parcialmente, entre el momento en que
se inicia la realización del verbo rector que guía la conducta criminal y el logro
de la consumación."(4).

4.La situación fáctica debatida ilustra la ocurrencia o configuración de un


concurso material heterogéneo de conductas punibles, y desde tal perspectiva
fue acertada la deducción de la circunstancia de agravación en relación con el
delito de homicidio, sin que pueda considerarse que se está frente a un delito
complejo.

En efecto, este último supone, como lo ha sostenido la Sala, que las distintas
conductas estructuran un sólo hecho punible, mientras que el concurso de
delitos implica la configuración de varios hechos delictivos, jurídicamente
autónomos, pero conexos ideológica, consecuencial u ocasionalmente.

No resultaría válido sostener que la imputación del delito de hurto agravado a


los acusados queda comprendida en la de homicidio, en razón de que la
tipicidad de esta última se compuso en modalidad también agravada, al
considerar justamente la realización del atentado contra el patrimonio
económico, pues resulta claro que, en tratándose de delito complejo, lo que
ocurre es que dos tipicidades se combinan como elementos estructurales de
un tipo penal autónomo, o uno de ellos constituye circunstancia especial de
agravación del mismo pero sin trascender, en este último caso, el agravio al
bien jurídicamente tutelado que ampara la conducta básica.

5. En relación con el delito complejo y el hecho posterior copenado, tiene


dicho la Corte que:

"Respecto del criterio de consunción como solución al concurso aparente de


delitos, y especialmente en cuanto se refiere al denominado hecho típico
acompañante, de lo que se trata es que el juicio de desvalor de uno de los
comportamientos en aparente concurso, consume el juicio de desvalor del otro
delito, dado que la entidad de este último no trasciende ni cobra autonomía
en punto de la lesión al bien jurídico tutelado, en la medida que su punición
ya ha sido establecida por el legislador al tipificar el otro comportamiento (5).

"Recuérdese que el hecho posterior copenado, según el cual, el primer delito


no tiene sentido para el agente sino en la medida que cometa el segundo,
como ocurre con el delito de hurto y la receptación, en el cual, el
apoderamiento de la cosa mueble ajena interesa al autor del delito, sólo en la
medida que pueda enajenarla y concretar el provecho ilícito pretendido, esto

394
es, agotar el delito, y por ello el legislador descartó como autor del ilícito de
receptación a quien haya tomado parte en la conducta punible inicial (6).

"Similar situación se da en el hurto calificado por violación de morada ajena y


el delito de violación de habitación ajena, pues el legislador ha recogido en la
primera de las normas los varios órdenes de agravio al derecho ajeno, de
donde se tiene que debe existir preferencia por el tipo más rico
descriptivamente que lo es el delito complejo, porque los elementos
adicionales de las formas agravadas y atenuadas marcan la diferencia con el
tipo básico y conducen a su desplazamiento (7) .

"Así las cosas, el delito complejo sólo existirá en la medida en que un hecho
delictivo forme parte de otra conducta típica, bien como elemento integrante
de éste o como circunstancia de agravación punitiva (8) . Los hechos
apreciados aisladamente, si ello fuere posible, constituiría por sí mismos
delitos. En aquella clase de delito unitario, el complejo, el legislador fusiona o
reúne en una tipicidad penal o prevé como agravante de la misma hechos y
situaciones objetivas de variada índole, de modo que se excluye la pluralidad
de infracciones, vale decir, el concurso de delitos; el hecho que aislado
configuraría una infracción se convierte por voluntad de la ley en elemento de
una figura delictiva especial o en circunstancia de agravación de la misma,
perdiendo el carácter de ente jurídico autónomo, pues de no ser así se violaría
el principio non bis in ídem (9).

"Es conveniente advertir que no se deben confundir el delito complejo con los
delitos conexos. El primero supone que las distintas conductas estructuran
un sólo hecho punible y los segundos la configuración de varios,
jurídicamente autónomos, pero conexos ideológica, consecuencial u
ocasionalmente (10). Además, la noción de delito complejo supone algo más
que un delito pluriofensivo o de ofensa múltiple. El primero implica que la
estructura de un tipo reúne en una unidad dos o más tipos. El segundo no
necesariamente exige un delito complejo, sino sólo una pluralidad de bienes
jurídicos afectados (11)."

6. El principio de no contradicción permite juzgar como falsas aquellas


proposiciones que respecto de un objeto o asunto encierran una
contradicción. De manera simple puede ilustrarse señalando que un
determinado enunciado no puede ser verdadero y falso al la vez, y que
tampoco puede ocurrir que una proposición no sea ni verdadera ni falsa.

La jurisprudencia de la Corte en reciente decisión tuvo oportunidad de


discurrir acerca de la naturaleza de este principio de la lógica clásica o formal,
precisando al respecto que éste permite valorar como no verdadero todo lo que
encierra una contradicción, en la medida en que, respecto de un tema y
situación idénticos, es imposible afirmar que algo sea y no sea de manera
simultánea (12).

El desconocimiento del aludido principio lógico no se estructura o acredita,


enfrentando manifestaciones que provienen de distinta fuente, como en este

395
caso lo hace el demandante al confrontar los relatos de los dos testigos de
marras, toda vez que este vicio o desaguisado lógico argumental consiste en
que un individuo, respecto de determinado asunto u objeto, formula
proposiciones que a la vez niegan y afirman una misma condición o
característica del asunto u objeto estudiado.

7. Los hechos están formados de momentos y cuando éstos son observados


por distintas personas, cada una los registra desde sus propias
circunstancias, y cada una igualmente, al relatarlos judicialmente, rememora
esas vivencias desde las singularidades de cómo las percibió y las específicas
de cuando narra, lo cual irremediablemente lleva a que, por regla general, los
observadores de un mismo episodio nunca cuenten exactamente lo mismo, no
obstante coincidir en aspectos esenciales (13).
-----------------------------------------------------
(1). Sentencia de 21 de noviembre de 2002, Rad. Nº 16472, y auto de 14 de
febrero de 2006, Rad. Nº 24611.
(2). Sentencia de 6 de agosto de 2003, Rad. Nº 18626.
(3). Auto de 14 de julio de 2004, Rad. Nº 21210
(4). Sentencias de 21 de agosto 21 de 2003, Rad. Nº 19213, y 26 de octubre de
2006, Rad. Nº 22733
(5). Sentencias de 26 de enero de 2005, radicación 21474 y 28 de julio de
2004, radicación 21520.
(6). Sentencia de 9 de junio de 2004, Rad. Nº 22415
(7).Sentencia de 22 de agosto de 1989. Similar situación se presenta en el
concurso aparente que se da entre hurto y secuestro. Véase las sentencias de
casación de 26 de enero de 2005, Rad. Nº 21474 y 17 de agosto de 2005, Rad.
Nº 21382.
(8). Sentencia de 15 de septiembre de 1983, radicación 22415.
(9). Sentencias de 4 de octubre de 1968 y 3 de septiembre de 1971, citadas
por LUIS CARLOS PÉREZ, Derecho penal. Partes general y especial, Tomo V,
Bogotá, Editorial Temis, 1986, p. 209-210
(10). Sentencias de 4 de febrero de 1999, Rad. Nº 11837 y 27 de agosto de
1999, Rad. Nº 13433, entre otras
(11). Sentencia de 25 de julio de 2007, Rad. Nº 27383
(12). Sentencia de 13 de febrero de 2008, Rad. Nº 21844.
(13). Sentencia de 14 de febrero de 2002, Rad. Nº 14693

PONENTE(S) : DR.JULIO ENRIQUE SOCHA SALAMANCA


Sentencia Casación
FECHA : 09/04/2008
DECISION : No casa la sentencia impugnada
DELITOS : Hurto agravado, Homicidio agravado
PROCESO : 22548
PUBLICADA : No

15/05/2008

396
DEFENSA TECNICA-Silencio como estrategia defensiva/ PRUEBA-
Conducencia y pertinencia/ SENTENCIA ANTICIPADA-Solicitud concreta/
AUDIENCIA ESPECIAL-Discrecionalidad del Fiscal/ SENTENCIA
ANTICIPADA-Voluntad del procesado/ CONFESION-Captura en flagrancia: No
permite rebajas de pena/ CIRCUNSTANCIAS DE AGRAVACION PUNITIVA-
Haber cometido el hecho para ejecutar otro/ COAUTORIA IMPROPIA-
Configuración/ JUEZ DE EJECUCION DE PENAS-Competencia para resolver
sobre el principio de favorabilidad

1. la Sala ha señalado, en relación con el silencio o la inactividad del defensor


como estrategia defensiva, que en determinadas ocasiones "la contundencia
de la prueba de cargo, plena y hermética, impide aprovechar por inexistente la
más mínima incoherencia para edificar, a partir de ella, un trabajo
defensivo"(1).

(...)

Por el contrario, la Sala encuentra tras examinar el expediente que, tal como
lo precisó la Procuraduría General de la Nación en su concepto, al defensor
que asistió a (...) a partir de la diligencia de indagatoria le resultaba muy
difícil plantear una estrategia defensiva distinta a la propia inactividad
probatoria y a la verificación del respeto de los derechos fundamentales del
procesado durante el devenir de la actuación procesal.

En efecto, la Fiscal que dio inicio a la actuación realizó una inspección judicial
al sitio en donde se encontró el cadáver de (...) y allí practicó las declaraciones
de los menores F. P. G. y M. G. S (2). , testigos que presenciaron los hechos.
El último de ellos señaló que vio cuando los agentes de policía capturaron a la
persona que se quedó dentro del bus de placas SCD-660, quien era el que
manejaba el vehículo ("los agentes detuvieron fue al conductor, no es
más"(3) ). Y el primero afirmó que observó a la víctima mientras era agredida
en el autobús y el vehículo estaba siendo conducido ("vi cuando le estaban
pegando al señor que está muerto ahí en el bus, el bus bajó despacio, frenó en
la curvita y paró, venían cuatro personas en el bus y cinco con el muerto, uno
venía al rincón, uno manejando y dos que le iban pegando al señor, el señor
gritaba"(3) ).

Posteriormente, (...) cuando fue vinculado mediante diligencia de indagatoria,


en la que de manera previa se le informaron los derechos que tenía a guardar
silencio y a no incriminarse(4) , confesó su participación en los hechos de la
siguiente manera:

"Quiero manifestarle a la Fiscalía que deseo confesar el hecho de manera libre


y voluntaria, confieso que sí, en la realidad, yo mandé hacer ese crimen, por lo
tanto, lo hago porque el señor era demaciado [sic] grocero [sic], lo ultrajaba a
uno, era totalemnte [sic] grosero [sic] con la persona" .

Ese mismo día, declaró (...), yerno de la víctima, quien confirmó que el día de
los hechos su pariente salió a cobrar un dinero que le adeudaba una persona

397
que al parecer se apellidaba (...) ("se iba a recoger una plata que le iban a
pagar […] creo que el señor que le debía la plata es de apellido (...)" ).

Igualmente, (...), sostuvo que el motivo de la cita entre (...) y su señor padre
consistía en el pago de una deuda que aquél le debía a éste, de suerte que el
día de su muerte se llevó consigo todos los documentos que acreditaban la
existencia de dicha obligación:

"Tengo idea que fue por la plata que se le debía a mi padre de arreglo de un
bus, del cual se le debía todo, tenía como soporte de esa deuda letras,
cheques y un contrato, el día que salió llevaba todo, sé que él tenía una cita
con el señor (..), que no sé concretamente el nombre […] Él tenía los recibos,
letras y cheques y demás documentos en la agenda que él llevaba, él tiene en
la casa letras y cheques de otra gente que él le prestaba, pero del señor ZIPA
no hay anotado nada, él llevaba todo eso ese día" .

Y, por último, (...), hermano de (...), sostuvo que la deuda que tenía (...) con
éste ascendía aproximadamente a los "cinco millones de pesos"(6) .

Con estos medios de prueba (que fueron utilizados por el organismo instructor
para proferir la medida de aseguramiento (7)), resultaba muy complicado,
desde el punto de vista de lo razonable y del respeto por el principio de
lealtad, exigirle al defensor de (...) que asumiera una actitud probatoria
distinta a la pasiva, o que impugnara la mencionada resolución con el fin de
cuestionar la configuración de la circunstancia de agravación prevista en el
numeral 2 del artículo 324 del anterior Código Penal, o que interrogara a unos
testigos que habían sido enfáticos y consistentes en sus deposiciones, o que
en general adoptara una estrategia diferente a la de velar para que no se
ignoraran los derechos fundamentales de su protegido.

3. La supuesta irregularidad que en este punto aduce el demandante tuvo su


origen al finalizar la diligencia de indagatoria, cuando confesó su
participación en la muerte de Plinio Jiménez Alarcón y manifestó su deseo de
"colaborar con la justicia":

"PREGUNTADO. Dígale a la Fiscalía si desde agregar, corregir o enmendar


algo más a su indagatoria. CONTESTÓ. Que me siento culpable de los hechos
y quiero colaborar con la justicia. PREGUNTADO. ¿En qué sentido quiere
colaborar? CONTESTÓ. En gente que deba algo con la justicia, en lo que más
se pueda. PREGUNTADO. ¿Va a colaborar para la identificación e
individualización de los otros partícipes del hecho investigado? CONTESTÓ.
Pues sí, ypues [sic] eso sí no sé cómo se llamarán, ni en dónde viven, no había
visto antes a los otros dos. PREGUNTADO. Concrétele a la Fiscalía en qué
consistió su participación o autoría en el homicidio. CONTESTÓ. Totalmente
yo contraté, no toqué al occiso para nada"(8) .

Del interrogatorio anterior, no se puede establecer que el procesado haya


expresado su deseo de acogerse a los beneficios por colaboración eficaz
contemplados en los artículos 369A y 369C del entonces Código de

398
Procedimiento Penal vigente, decreto 2700 de 1991, pues como bien lo
sostuvo la Procuradora Delegada, la expresión utilizada por el procesado
podía entenderse como una simple manifestación de la voluntad de confesar
y, en todo caso, la funcionaria instructora le preguntó acerca de la posibilidad
de determinar a los otros partícipes en la muerte de (...), sin que aportara dato
alguno que fuese de interés para el éxito de la colaboración. Así mismo, el
demandante tuvo todas las facultades para haber asesorado a su protegido, y
haber llegado a un acuerdo en ese sentido, desde el momento en que asumió
durante la etapa de instrucción la defensa de sus intereses.

Igualmente, es contrario a la lógica y a la razón suponer que lo que quiso


decir (...) al finalizar la diligencia de vinculación era que quería someterse a
mecanismos anticipados de terminación del proceso, como la sentencia
anticipada o la audiencia especial previstos en los artículos 37 y 37A del
referido ordenamiento adjetivo.

4. si se trataba de lo primero, la jurisprudencia de la Sala ha establecido de


manera pacífica y reiterada que, en vigencia del Código de Procedimiento
Penal anterior, el funcionario instructor no está obligado a convocar a la
audiencia especial, así la práctica de la misma hubiera sido solicitada
expresamente por el procesado o su defensor:

"En efecto, dentro de la dinámica que le es propia al mecanismo procesal de la


audiencia especial, ésta puede ser convocada a iniciativa del Fiscal o del
procesado; pero, como se trata precisamente de un instrumento transaccional
"sobre la adecuación típica, el grado de participación, la forma de
culpabilidad, las circunstancias del delito, la pena y la condena de ejecución
condicional, la preclusión por otros comportamientos sancionados con pena
menor, siempre y cuando exista duda probatoria sobre su existencia" el
mismo ordenamiento (art. 37 A parágrafo 2°, inciso 2° del C. de P.P.) dispone
que, "el fiscal no estará obligado a concurrir a la audiencia cuando advierta
que existe prueba suficiente en relación con los aspectos sobre los cuales
puede versar el acuerdo", lo cual significa que no es imperativo del Fiscal
convocar o asistir a la audiencia.

"Tratándose entonces de audiencia especial queda a la discrecionalidad del


Fiscal, y sólo de él, porque no hay posibilidad alguna de realizarla en el juicio,
concurrir a ella o dejar de hacerlo; pero esa potestad de no asistir a dicho acto
se sujeta a la consideración de que la transacción no tendría ningún objeto
por existir prueba suficiente sobre los aspectos referidos en el artículo 37 A
como materia de acuerdo.

5. En el presente asunto, el hoy demandante solicitó durante la etapa del


juicio que se adelantara una diligencia de aceptación de cargos para sentencia
anticipada, en la medida en que -según su criterio- la había solicitado
durante la instrucción .

En dicha diligencia, sin embargo, el procesado no aceptó los cargos que se le


imputaron en la resolución de acusación:

399
"PREGUNTADO: ¿EL ACUSADO (...) SÍ ACEPTA LA RESPONSABILIDAD
PENAL QUE SE LE DERIVA EN SU CONTRA POR LOS CARGOS
FORMULADOS POR LA FISCALÍA 17 Y QUE SE LE ACABAN DE LEER?
CONTESTÓ: NO ACEPTO LOS CARGOS(9)" (negrillas en el original).

6. De acuerdo con el artículo 283 del Código de Procedimiento Penal (anterior


artículo 299 del decreto 2700 de 1991), la reducción de la pena por confesión
del hecho procede cuando la misma se presente durante la primera versión
del imputado ante el funcionario judicial y no se trata de una situación de
flagrancia.

5.2. En el presente caso, (...) fue capturado el 2 de septiembre de 1998 por


agentes de la Policía Metropolitana de Bogotá dentro del bus de placas SCD-
660 y al lado del cuerpo sin vida de (...), quien momentos antes había sido
visto por el menor F. P. G., persona que a su vez dio aviso a las autoridades
mientras la víctima era atacada por varios individuos en el vehículo en
mención:

"[…] el señor gritaba duro porque nosotros lo escuchamos […], el bus duró allí
como tres minutos y yo subí a la carretera y llamé a la policía y la policía paró
y me dijo "qué pasó, mijo" y yo le dije que allí están matando un señor, ellos
bajaron en una patrulla de la policía, y la patrulla encerró al bus y fueron a
mirar qué estaba pasando y hasta ahí fue"(10) .

Adicionalmente, los uniformados encontraron al procesado con rastros de


sangre en su ropa y manos, tal como lo reconoció (...) en la diligencia de
vinculación ("cuando le pegaron con una varilla en la cabeza salió el chisguete
de sangre que me untó toda la camisa de sangre, […] él voltió [sic] la cabeza
hacia la parte tracera [sic] cogiéndome las manos, llenándomelas de
sangre"(11) ).

En este orden de ideas, para la Sala no hay duda alguna de que hubo una
situación de flagrancia, según lo dispuesto en el numeral 3 del artículo 346 de
la ley 600 de 2000 (anterior artículo 370 del decreto 2700 de 1991), que
señala que dicha figura se configura cuando la persona es "sorprendida y
capturada con objetos, instrumentos o huellas de las cuales aparezca
fundadamente que momentos antes ha cometido una conducta punible o
participado en ella", como ocurrió en este caso.

Lo anterior resulta suficiente para concluir, como lo hizo la representante del


Ministerio Público, que a favor de (...) no procede la rebaja por confesión.

7. Tampoco viene al caso tener en cuenta las circunstancias bajo las cuales el
procesado admitió su participación en la muerte de (...), como en determinado
momento lo sugirió el demandante, pues, en primer lugar, el móvil señalado
por (...), en el sentido de que organizó el plan para matar a la víctima porque
ésta se comportaba en forma muy grosera con él, fue desvirtuado por las
declaraciones de (...), con las cuales los operadores jurídicos llegaron a la

400
certeza de que la muerte obedeció al propósito de cometer el delito de
destrucción, supresión y ocultamiento de documento privado, respecto de los
papeles que acreditaban la deuda que por la suma de cinco millones de pesos
había contraído el sujeto activo con el sujeto pasivo de la conducta, tal se
reseñó en precedencia (supra 2.2).

8. también resulta intrascendente establecer si la concreta participación de


(...) durante la ejecución del hecho se redujo a conducir el vehículo de placas
SCD-660 o también a agredir directamente a (...) hasta el punto de quedar con
manchas de su sangre, pues ambos comportamientos se tratan de aportes
esenciales que bajo un mismo designio común configuran la modalidad de la
coautoría impropia o funcional, contemplada actualmente en el inciso 2º del
artículo 29 del Código Penal.

8. como las sentencias de primera y segunda instancia fueron proferidas en


vigencia del anterior ordenamiento sustantivo (decreto ley 100 de 1980)(12) ,
el cual establecía para la conducta punible de homicidio agravado una pena
de cuarenta a sesenta años de prisión, y como en la actualidad dicha pena
oscila de veinticinco a cuarenta años de prisión según lo prevé el artículo 104
de la ley 599 de 2000, le corresponderá al juez de ejecución de penas y
medidas de seguridad, conforme a lo dispuesto en el numeral 7 del artículo 79
del Código de Procedimiento Penal, reconocer en virtud de ese tránsito
legislativo la aplicación del principio de la ley penal más favorable.

_______________________________________
(1)Sentencia de 27 de octubre de 2004, radicación 22305.
(2) La Sala se abstiene de dar el nombre completo de estas personas, en
atención a lo dispuesto en el numeral 8 del artículo 47 de la ley 1098 de 2006,
Código de la Infancia y la Adolescencia.
(3) Folio 13 del cuaderno I de la actuación principal.
(4) Folio 9 ibídem.
(5) Folio 24 ibídem.
(6) Folio 47 ibídem.
(7) Folio 37 ibídem.
(8) Folios 59 y 60 ibídem.
(9) Folio 57 ibídem.
(10) Folios 65-74 ibídem.
(11) Sentencia de 20 de marzo de 2003, radicación 17130.
(12)Cf. folios 33 del cuaderno III de la actuación principal y 31 del cuaderno
del Tribunal.

PONENTE(S) : DR.JULIO ENRIQUE SOCHA SALAMANA


Sentencia Casación
FECHA : 15/05/2008
DECISION : No casa la sentencia impugnada
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 18114
PUBLICADA : Si

401
SENTENCIA-De primera y segunda instancia constituyen un todo jurídico/
INDICIO-Mentira/ COAUTORIA IMPROPIA-Concepto/ PRINCIPIO DE
PROGRESIVIDAD/ PROCESO PENAL-Principio de progresividad

1. Se advierte que la sentencia del A quo no excluyó ninguno de los medios de


prueba de cargo o descargo incorporados a la actuación, sino que por el
contrario, fue cuidadoso en estudiar con juicio ponderado cada uno de los
elementos de convicción para concluir a partir de ellos, la responsabilidad
penal del enjuiciado.

Ahora bien, aunque el fallo de segundo grado, no elaboró similar examen


probatorio, dejando de pronunciarse sobre algunos medios de prueba que
echa de menos el recurrente -la resolución de preclusión de la investigación
que favoreció al actor frente al delito de falsedad en documento privado, los
testimonios de (...)- y las indagatorias rendidas por (...)-, lo cierto es que ello,
no tiene la entidad de atentar contra las referidas presunciones pues cuando
los fallos de primera y segunda instancia, no se contraponen sino que se
complementan, configuran una unidad jurídica inescindible que constituyen
un todo, frente al cual no es válido cuestionar la falta de apreciación de un
medio probatorio por no haber sido expresamente considerado en el fallo de
segundo grado.

2. En este punto, es del caso precisar que contrario a lo sostenido por el


recurrente, no es cierto que la fiscalía o los juzgadores hayan determinado que
en todas las negociaciones civiles, sea obligatorio autenticar las firmas o que
el seguro deba ser adquirido por el mismo propietario del vehículo. Nada más
lejano a las consideraciones plasmadas por los funcionarios judiciales en las
decisiones impugnadas, porque ellas de manera alguna inhabilitan la
posibilidad de acudir a los contratos consensuales o a la costumbre mercantil
que lógicamente prevé que quien compra un vehículo no necesariamente hace
el traspaso correspondiente ante la oficina respectiva o que la póliza de seguro
sea adquirida a nombre de la persona que concurra como tomador, sujeto que
no forzosamente es el propietario.

Lo que los funcionarios judiciales hicieron, fue develar las inconsistencias


surgidas de las versiones de los sujetos contractuales derivadas del supuesto
desconocimiento mutuo del tomador de la póliza y de la falta de
correspondencia entre la fecha de expedición de la misma y la estipulada en el
contrato como momento de la transacción.

Como se viene anunciando, resulta atinado pensar, respetando el criterio de


los juzgadores, que el negocio jurídico de compraventa presuntamente
celebrado entre (...) y (...) nunca existió porque en un comienzo, de forma
coincidente, al ser interrogados sobre el documento que soportaba la
negociación, cada uno en su declaración, se refirió exclusivamente al contrato
en forma minerva -que luego aportó el primero y fue reconocido por el

402
segundo-, sin hacer alusión alguna al que supuestamente suscribieron en
hoja sin formato y manuscrito, en el momento de celebración del negocio.

(...)

También constituye indicio de mentira el que en un principio, (...) señalara


que el contrato original lo había suscrito en su compraventa en la Calle 6ª
antigua No. 15 A -78 donde trabaja, pero luego, para justificar el no haber
utilizado un formato -como era su costumbre- señalara que lo suscribió en
horas de la noche en un establecimiento público cercano a la compraventa
donde estuvo departiendo cervezas con el comprador (...).

Así mismo, en su declaración inicial dijo que conoció a (...) en la compraventa


de su propiedad, el día de celebración del negocio, pero después indicó que lo
había conocido en la central de abastos.

3. La valoración sistemática de los elementos de juicio precedentes llevan a la


Corte a concluir que en el momento consumativo del hecho punible, (...) era el
verdadero propietario y poseedor del camión Ford identificado con placa WDJ-
526, pues nunca celebró el negocio jurídico de compraventa que hizo aparecer
en los contratos -en forma minerva y sin formato- aportados a la actuación, de
tal manera que de forma concertada con el grupo criminal aportó el vehículo
para adelantar la empresa delictiva, concretamente para el transporte de las
sustancias químicas controladas que serían entregadas a las FARC en el
Caquetá. En ese orden, es coautor penalmente responsable del delito de
Tráfico de sustancias para procesamiento de narcóticos.

Al respecto ha de recordarse que la coautoría impropia ha sido definida por


esta Corporación como la conducta punible "realizada en forma comunitaria y
con división de trabajo por varias personas que la asumen como propia,
aunque la intervención de cada una de ellas tomada en forma separada no
ejecute en forma total el supuesto de hecho contenido en el respectivo tipo
penal, sin que sea supuesto para su estructuración que se trate de ciertos y
determinados delitos complejos que obliguen a la distribución de actividades
(…)"(1) .

No cabe duda, que la conducta desplegada por (...) se adecua a la coautoría


impropia, pues para la consecución del fin propuesto por todos los partícipes,
esto es, el tráfico de sustancias para el procesamiento de narcóticos,
desempeñó el rol específico de poner a disposición de los capturados, el
camión de su propiedad, a fin de que pudieran ser transportadas hasta su
lugar de destino.

4. Tampoco le asiste razón al censor cuando estima que no es posible


deducirle la coautoría impropia a CARRILLO ALVARADO por cuanto no fue
capturado en flagrancia. Evidentemente, las premisas planteadas no tienen
relación consecuencial alguna, pues la aplicación sustancial de la aludida
figura no devino de la captura o no en flagrancia del acusado, sino que como
se viene sosteniendo, fue adecuada por los juzgadores al caso concreto

403
conforme a los elementos probatorios indicativos del actuar típico de los
procesados, consolidado por la intervención colectiva de todos ellos, en
desarrollo del cometido común de traficar las sustancias controladas.

Además, en sentido contrario, la Sala tampoco puede aceptar la construcción


de una regla que indique que, del estado de captura en flagrancia se pueda
deducir necesariamente la coautoría impropia, pues en virtud del principio de
progresividad a medida que se adelanta la investigación y el juzgamiento con
la correspondiente práctica y valoración probatoria por parte de los
operadores judiciales, se avanza de un grado de ignorancia (ausencia de
conocimiento), pasando por la duda, hasta llegar al de certeza, estados de
convicción en los que puede o no tener relevancia que la captura del sindicado
se haya obtenido en flagrancia.

_____________________________________
(1) Ver auto del 26 de abril de 2006. Radicado 25.222.

PNENTE(S) : DR.AUGUSTO JOSE IBAÑEZ GUZMAN


Sentencia Casación
FECHA : 15/05/2008
DECISION : No casa el fallo impugnado
DELITOS : Tráfico de sustancias para proc. narcóticos
PROCESO : 25785
PUBLICADA : Si

IN DUBIO PRO REO/ PREVARICATO-Providencia manifiestamente contraria a


la Ley/ FRAUDE PROCESAL-Noción/ COAUTORIA-Noción

1. Dados los contenidos de los anteriores medios de convicción en los que se


revela una serie de inconsistencias referidas a las verdaderas causas de la
muerte de un N.N. a quien posteriormente se lo hizo identificar como (...), se
puede concluir que el delito de falsedad ideológica en documento público
consumado en el acta de inspección de cadáver No 046-2003 de noviembre 29
de 2003, la cual fue suscrita por el aquí procesado, es una evidencia clara, sin
que para el caso tenga cabida posibilidad alguna con la que se pueda intentar
una hipótesis de in dubio pro reo, como lo insinúa el defensor.

Este apotegma es un estadio cognoscitivo en el que en la aprehensión de la


realidad objetiva concurren circunstancias que afirman y a la vez niegan la
existencia del objeto de conocimiento de que se trate. En los supuestos de
duda se plantea una relación probatoria de contradicciones en la que
concurren pruebas a favor y en contra, de cargo y descargo, de afirmaciones y
negaciones, las cuales como fenómenos proyectan sus efectos de
incertidumbre respecto de alguna o algunas categorías jurídico-sustanciales

404
en discusión dentro del singular proceso de conocimiento penal objeto de
examen.

En igual sentido se integran aspectos objetivos y subjetivos desde los cuales


se puede inferir que el in dubio pro reo no se materializa por los simples
efectos unilaterales de los dilemas relacionados con lo subjetivo o con lo
objetivo dados en los fenómenos en contradicción.

Con lo anterior se significa que en orden a la consolidación de este instituto y


su correlativa aplicación, la labor fundamental no está dada ni puede
quedarse simplemente en identificar las circunstancias de perplejidad, sino
que por el contrario habrá de procederse a discernir hacia dónde se inclina la
balanza de exclusiones, es decir, se habrá de formular la pregunta y resolverla
determinando si los contenidos probatorios de cargo tienen la capacidad de
excluir de manera total o parcial los de descargo o a la inversa, aspectos de
los cuales no se ocupó el impugnante, ni desde la prevalencia del derecho
sustancial se observan lagunas en orden a su aplicación oficiosa respecto de
este delito en especial.

Resulta pertinente recordar que la Sala ha señalado desde antaño que la


aplicación del in dubio pro reo no es un ejercicio libre de exigencias:

Un tal principio corresponde no únicamente a un imperativo constitucional y


legal, sino precisamente, a uno de los postulados máximos que gobiernan la
valoración probatoria y en general el proceso penal.

Pero, claro está, que el reconocimiento de un tal principio probatorio, en


ninguna forma está significando que para su aplicación sea suficiente su sola
afirmación, desconociendo que la contradicción subyacente en el proceso de
valoración probatoria se quede en la dinámica primaria de su aducción, ya
que, precisamente, su máxima expresión dialéctica se encuentra es en el
juicio que de ellas debe hacer el juzgador, quien como titular de la jurisdicción
es el que debe confrontar en su integridad los elementos probatorios allegados
legalmente al proceso, para con fundamento y límite en la sana crítica,
excepción hecha de aquellos casos en los que eventualmente la ley les
reconozca tarifa legal, colija cuáles ameritan probar un hecho y cuáles no,
labor intelectual esta que le impone una apreciación, inicialmente individual,
pero, acto seguido, como en todo proceso analítico, confrontativa con el
universo probatorio válidamente aportado al proceso, única forma de
establecer la verdad procesal, pues el grado de certeza no puede ser abstracto
sino referido a un objeto determinado, esto es, que el juicio probatorio
imprescindiblemente debe fundamentarse en los medios de prueba
dinamizados en la correspondiente actividad procesal, resultando
intrascendente la sola afirmación de certeza o duda, según el caso, pues lo
que importa es su demostración.

Este procedimiento, impone, entonces, la elaboración de un juicio probatorio,


que de suyo, conlleva un raciocinio, una conclusión, que en el campo
valorativo viene a significar la convicción que se tenga sobre la existencia de

405
un hecho o su negación, con el ítem de que en punto de la actividad
probatoria procesal, su apreciación no puede partir de hipótesis, sino de
hechos probados, los que contradictoriamente valorados, permitan o que
todos los medios obtenidos para su demostración conduzcan a una sola
verdad o que, por el contrario, su conjunto haga que, de la misma forma, con
base en la lógica, la ciencia y la experiencia común, unos de ellos sucumban
frente al objeto por demostrar, o que quedando los dos extremos en igual
grado de credibilidad, imposibiliten llegar a la certeza sobre la existencia de
una determinada conducta, de un hecho o de un preciso fenómeno, pudiendo,
entonces, llegarse a uno de los dos extremos viables, o la certeza o la duda
de su inexistencia.

En todo caso, sea que el sujeto cognoscente llegue a uno y otro grado de
credibilidad, lo que no puede ser jurídicamente admisible es que, a priori, se
pueda privilegiar el valor de una determinada prueba, dejando de lado la
imprescindible confrontación que se impone concretar con la integridad de su
conjunto, ya que cada una de ellas puede contener una verdad, o más
precisamente, dar origen a un criterio de verdad, que como tal debe estar
predispuesto a ser confrontado con los demás, para que en su universo,
integrados todos, sea dable deslindar los que puedan calificarse de lógicos, no
contrarios a la ciencia ni a la experiencia, y descartar aquellos que se escapan
a estos cánones exigidos por la ley para efectos de la apreciación probatoria, y
así, de ellos, sí inferir la conclusión que irá a producir una determinada
relevancia jurídica, tanto en lo sustantivo como en lo procesal, por haberse
llegado a la certeza sobre el objeto que se pretende demostrar, o por el
contrario, a la duda sobre el mismo (1).

De otra parte, resulta inane a los fines de plantear una inexistencia del
punible en mención por distanciamiento del dominio de la conducta punible
plantear, como lo hiciera la defensa técnica, que el Fiscal sí firmó el acta de
inspección de cadáver "pero que ignora quién la llenó", habiendo de esa forma
ceñido su conducta a "las funciones que le otorgaba la misma ley" con un
comportamiento "ajustado a derecho" en el que a su juicio no se vislumbra el
haber callado en todo o en parte la verdad.

Debe recordarse que si se trataba de un acta de inspección referida a un


cadáver los deberes funcionales del Fiscal (...) estaban dados en inspeccionar
al mismo y constatar de manera inmediata y objetiva los rastros de heridas,
huellas, efectos o resultados de lesiones revelados en el cuerpo humano objeto
de su visión como funcionario público y máxime cuando con referencia a esos
fenómenos visibles le correspondía adelantar una investigación penal
orientada a esclarecer la muerte de esa persona, que inicialmente se la tuvo
como no identificada y posteriormente se la hizo aparecer como (...)

Pretender hacer aparecer al procesado como ajeno a la ejecución del punible


de falsedad ideológica en documento público argumentando de manera
enunciativa que sí firmó dicho documento público, pero que ignoró cuál fue la
persona que se encargó de llenar los espacios, traduce un desdén con la
propia verdad correspondiente con el cadáver objeto de inspección consignada

406
en esa acta y esas expresiones, antes que excluirlo del punible en mención,
por el contrario, lo hace mas incurso pues los funcionarios públicos, y para el
caso un fiscal, responden no solo por su firma de manera exclusiva sino de los
contenidos que con su rúbrica certifican, máxime cuando con fundamento en
dicha acta se iba a adelantar un proceso penal, razones por las que se deberá
confirmar la sentencia en lo que dice relación con este delito.

Debe agregarse como respuesta al censor que los cuestionamientos que


efectúa la defensa por el hecho de no haberse decretado por parte de la
primera instancia la ampliación de los testimonios de (............), en la
finalidad de haber verificado lo expresado por los mismos en las declaraciones
extrajudiciales rendidas ante Notario, en donde afirmaron que colocaron su
rúbrica en el acta que recogió sus manifestaciones sin haber leído sus
expresiones y que al final de la diligencia recibieron de parte del Fiscal (...)
una botella de wisky objeto de una promesa anterior, si bien es cierto habría
sido de utilidad escucharlos, en rigor no constituye una violación al principio
de investigación integral con la fuerza necesaria para llegar a desestabilizar la
estructura de la actual investigación, ni con la potencialidad de generar una
nulidad, pues desde el punto de vista sustancial, la autoría responsable y el
dominio del delito de falsedad derivado, se soporta sin derruirse con los otros
medios de convicción.

2. Del delito de prevaricato por acción.-

La imputación es este rubro es clara pues sin duda al haber dispuesto el


Fiscal (...) la apertura de unas diligencias previas a fines de investigar las
causas de la muerte en accidente de tránsito del denominado (...) con base en
un acta de inspección de cadáver afectada en sus manifestaciones de verdad,
ello implica una prevaricación pues de la apariencia de la muerte de la citada
víctima no era dable haber abierto una investigación penal la cual culminó en
una decisión inhibitoria.

Es claro que todos los actos procesales de contenidos sustanciales o los de


instrucción y conocimiento incluido el de apertura de investigación previa,
deben estar revestidos del principio de legalidad, categoría esta que no es de
índole exclusivamente formal sino que al interior de la misma se ligan sus
contenidos materiales de verdad concreta y singular, de lo cual se infiere que
al haber procedido a proferir ese acto con fundamento en un acta de
inspección de cadáver cuyas descripciones estaban afectadas con expresiones
no correspondientes a la verdad objetiva, y las cuales a la vista de los expertos
reflejaban muchos vacíos, lagunas e inconsistencias, se afectó el bien jurídico
de la administración pública, pues de esa manera se profirió una resolución
contraria a la ley.

3. No obstante que el impugnante se abstuvo de desarrollar argumentos en


contra de la atribución del delito de fraude procesal, desde la perspectiva de la
prevalencia del derecho sustancial tienen cabida las siguientes
consideraciones.

407
Como su propio nombre lo indica, dicho delito es intra-procesal,
entendiéndose como una actuación judicial o administrativa en la que haya
discusión de derechos de alguna persona determinada, de donde se infiere
que su autoría está radicada de manera exclusiva en los sujetos procesales
que intervienen como partes al interior de un trámite de ese carácter.

La conducta material que caracteriza esta especie de delito está dada en


inducir por cualquier medio fraudulento en error a un servidor público para
obtener sentencia, resolución o acto administrativo contrario a la ley. De lo
anterior se sigue una consideración adicional como es la referida al hecho que
dichos efectos al ser proferidos al interior de un proceso judicial o
administrativo son susceptibles de algún recurso, pues con ese resultado el
funcionario público pone fin tanto desde el punto de vista procesal como
sustancial a la discusión del derecho debatido de que se trate.

La imputación fáctica atribuida al aquí procesado se radicó en la sentencia de


primer grado por el hecho de haber sido remitido el 10 de diciembre de 2003
el oficio N° 823 a la doctora (...), Notaria del Círculo de Plato (Magdalena), una
solicitud de inscripción en el libro de actas de defunción del nombre de (...),
oficio que de manera singular no fue suscrito por el Fiscal (...) sino por el (...)
en su calidad de Asistente Judicial I de la Fiscalía en donde se adelantaban
las diligencias previas orientadas a esclarecer el fallecimiento de la persona en
mención.

Con la conducta así revelada podría llegar a decirse que con dicho oficio de
manera objetiva se consumó una inducción en error, pero el resultado de
inscripción en el libro de defunciones de una persona, como acto en sí, no
tiene la entidad, la naturaleza ni la fuerza equiparada de sentencia, resolución
ni menos de acto administrativo.

Además, en el juicio de adecuación típica, debe necesariamente tenerse en


cuenta el bien jurídico al cual pertenece o hace parte, y para el caso cuando
se consuma un fraude procesal, el que resulta afectado es el de la eficaz y
recta impartición de justicia. Los actos notariales de anotación en alguno de
los libros de nacimiento, estado civil o defunciones, si bien producen efectos
jurídicos, no son propiamente actos de impartición de justicia en los términos
inequívocos de que trata el Titulo XVI del Código Penal, razones mas que
suficientes por las que se absolverá al procesado por este delito para el evento
inexistente.

4. Del Delito de Estafa.-

En la actuación se tiene como un hecho cierto que a la señora (...) la


compañía de Seguros Bolívar S.A. en la fecha del 26 de junio de 2004 le
canceló por intermedio de su abogado la suma de $40.000.000.oo por
concepto del pago de la póliza GR 50000 de la cual era beneficiaria en un
100% y había sido tomada por (...), efecto que en la primera instancia fue
valorada como "un montaje diseñado entre el procesado (...................),
habiéndose afirmado que se trató de una "clara distribución de tareas en esta

408
empresa delictiva", consideraciones que condujeron a una imputación de
coautoría en el delito de estafa.

En esta figura se integran aspectos subjetivos y objetivos, identificados los


primeros en una comunidad de ánimo o acuerdo común de orientado a la
realización final del delito de que se trate y, los segundos en la división del
trabajo y la importancia de los aportes.

En la coautoría el dominio de la conducta injusta no la ejerce una sola


persona sino todos los actores y por ello se habla de co-dominio funcional del
hecho. Los coautores dominan en parte y en todo, de manera funcional e
instrumental, la realización del delito siempre que el hecho de cada uno
constituya una contribución consciente de importancia a la realización del
objetivo criminal. La contribución de cada coparticipe debe valorarse objetiva
y subjetivamente, y no solo de manera objetivada -simple suma de los aportes
concurrentes-, sino desde el punto de vista subjetivo valorando la manifiesta
comunidad de ánimos, aspecto que es imprescindible evaluar, mas no
simplemente atribuirlo de forma enunciativa.

En la coautoría por virtud del co-dominio funcional de la conducta típica cada


coautor domina todo el suceso en colaboración armónica e instrumental con
los otros intervinientes, quienes están agrupados subjetivamente por el
acuerdo de voluntades orientado a la realización del delito o delitos en
singular, mas no indeterminados ni en general pues cuando esto último
ocurre lo que se vislumbran son los requisitos dogmáticos del concierto para
delinquir.

En la realización de un delito dependiendo de sus alcances, envergadura o


complejidad, cuando se trata de seleccionar los medios a fin de su
consumación, convergen uno o varios aspectos objetivos los que valorados a
posteriori puede decirse de ellos que se trata de fenómenos necesarios en la
dinámica causal.

Pero la sola concurrencia de esos fenómenos necesarios en el decurso causal y


ligados a una persona determinada, no traduce de por sí que se hubiese
tratado de una colaboración consciente necesaria, ni de una división acordada
del trabajo en los aportes de importancia.

En el asunto objeto de examen desde el punto de vista objetivo concurrieron


varios sucesos necesarios y secuenciales, los cuales finalmente condujeron a
que Seguros Bolívar cancelara a (...) la suma de $40.000.000.oo, valor cuya
reclamación la tramitó ante esa empresa a través de un apoderado de
confianza.

Después de la consumación de los delitos de falsedad ideológica en


documento público y prevaricato por acción tuvieron ocurrencia otros
comportamientos realizados por diferentes personas, hechos que integrados
condujeron a la reclamación de la suma mencionada, de lo cual se puede
inferir que las conductas engañosas del procesado se constituyeron en

409
presupuesto material de los actos siguientes desplegados por terceros,
habiéndose conformado un conjunto a través del cual se indujo en error a
Seguros Bolívar, empresa que mediante la orden de pago N° 1510004799, de
junio 26 de 2004, canceló por intermedio de abogado a la señora (...) la suma
de $40.000.000.oo.

Teniendo una visión integrada sobre el co-dominio funcional de la conducta


de estafa puede afirmarse que los comportamientos realizados en forma
directa por el aquí procesado, sus acciones no fueron aislados sino que por el
contrario proyectaron su relación de causa a efecto hacia otros que se
tradujeron en aportes de importancia como necesarios en la materialización
de la estafa, al punto que sin aquellos no habría sido posible su consumación,
aspectos convergentes de los cuales se puede llegar a inferir en forma
razonada el acuerdo de voluntades expresada en una relación de coautoría
dolosa en lo que a este delito se refiere, razones suficientes por las que se
deberá confirmar la sentencia respecto de este hecho punible.
----------------------------------------------------------------------------
(1). Véase Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, sentencia de
única instancia, 4 de septiembre de 2002, radicación 15884 y sentencia de
casación, 26 de enero de 2005, radicación 15834.

PONENTE(S) : DR.YESID RAMIREZ BASTIDAS

Sentencia Segunda Instancia


FECHA : 15/05/2008
DECISION : Confirma parcialmente, absolviendo por un
delito, reajusta pena.....
DELITOS : Prevaricato por acción, Falsedad ideológica en
documento público
PROCESO : 28980
PUBLICADA : Si

10/06/2008

DEMANDA DE CASACION-Su admisión no conlleva el éxito forzoso de la


demanda/ COAUTORIA-Concepto, elementos, configuración/ TEORIA DEL
DOMINIO DEL HECHO-Noción/ CORTE SUPREMA DE JUSTICIA-Sus fallos se
fundamentan en la Constitución, la Ley y la jurisprudencia, entre otros/
COAUTORIA-División del trabajo/ CASACION OFICIOSA/ INHABILIDAD PARA
EL EJERCICIO DE DERECHOS Y FUNCIONES PUBLICAS-Limite máximo

1- La Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, es competente


para resolver de las solicitudes de cambio de radicación de procesos penales
de un distrito judicial a otro durante la etapa de juzgamiento, al tenor de lo
dispuesto en el numeral 8º del artículo 75 de la Ley 600 de 2000.

410
2- De conformidad con la previsión contenida en el artículo 85 del mismo
ordenamiento, el cambio de radicación procede cuando se presenten
circunstancias que puedan afectar: (i) el orden público, (ii) la imparcialidad o
independencia de la administración de justicia, (iii) las garantías procesales,
(iv) la publicidad del juzgamiento y (v) la seguridad o integridad personal de
los sujetos procesales o de los funcionarios judiciales.

3- El propósito de dicha medida es resguardar el proceso de factores externos


que perturben su desarrollo, asegurando que el fallo sea proferido por un juez
ajeno a esas circunstancias que afectan la recta, cumplida y eficaz
administración de justicia.

4- Por la naturaleza residual y extrema que la gobierna, no puede ceder ante


cualquier situación de riesgo. Es necesario que exista prueba palpable del
peligro inminente denunciado y que, una vez establecido, se advierta su
incidencia concreta en el juzgamiento de una determinada conducta, o que, a
la inversa, ese procesamiento, por alguna circunstancia especial, esté
actuando como factor de perturbación de la tranquilidad ciudadana(1) .

5- Si bien este mecanismo tiende a preservar la independencia e


imparcialidad de la administración de justicia, los supuestos fácticos que
puedan llegar a afectar estas garantías deben hacer referencia a factores
externos, esto es a condiciones del medio en que se desarrolla el juicio, y no a
situaciones subjetivas u objetivas del fallador, pues si se trata de cuestionar
la imparcialidad, idoneidad o probidad del funcionario encargado del trámite
del proceso, para contrarrestar sus efectos la ley ofrece a los sujetos
procesales la posibilidad de recusarlo (artículo 105 y ss., Código de
Procedimiento Penal).
___________________________________________________
(1) Consultar, entre otros, autos del 18 de febrero y del 5 de mayo de 2004,
radicados No. 21.982 y 22.280, respectivamente.

PONENTE(S) : DR.JAVIER DE JESUS ZAPATA ORTIZ

Sentencia Casación
FECHA : 10/06/2008
DECISION : Casa parcialmente y de oficio en el sentido de
imponer pena accesoria
DELITOS : Porte ilegal de armas, Homicidio agravado,
Tentativa de hurto calificado y agravado
PROCESO : 23033
PUBLICADA : Si

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18/06/2008

INDICIO-Pruebas circunstanciales/ VIOLACION INDIRECTA DE LA LEY


SUSTANCIAL-Indicio/ COAUTORIA-División del trabajo/ CONGRUENCIA-
Acusación y sentencia/ CIRCUNSTANCIAS DE AGRAVACION PUNITIVA-
Formulación fáctica y jurídica en la acusación/ DOSIFICACION PUNITIVA-
Homicidio/ CASACION OFICIOSA/ INHABILIDAD PARA EL EJERCICIO DE
DERECHOS Y FUNCIONES PUBLICAS-Tope máximo

1. El demandante pretende sembrar la duda acerca de la responsabilidad


penal que se predicó del enjuiciado cuando resalta que no se podía afirmar
categóricamente que las vainillas recuperadas se constituían en huellas
materiales del delito, por cuanto no se sabe el motivo que lo llevó a accionar
su arma de fuego y sí lo hizo hacia un objetivo específico, no obstante, es
juicioso el análisis judicial que evidenció la división de tareas indispensables
para la producción del fin pretendido de la pérdida de la vida de (...) y el
atentado de que fue víctima (...) permitía con criterio jurídico ubicar al
procesado como coautor, pese a que los proyectiles recuperados en la
respectiva diligencia de necropsia no guardaban correspondencia con el arma
que le fue hallada en su poder, dado que no sucedía lo mismo con las vainillas
encontradas en el automotor.

Además, el razonamiento judicial encuentra pleno respaldo lógico y probatorio


toda vez que tuvo en cuenta otras pruebas circunstanciales que permitían
predicar la directa participación y responsabilidad de (...) en los hechos
investigados.

Ciertamente, para la prueba construida o indiciaria se llega mediante un


proceso lógico deductivo. A partir de una regla de la experiencia y la
comprobación de un hecho indicador, se infiere la existencia de otro, de ahí
que no resulte adecuado dirigir el embate casacional de manera aislada contra
esta prueba, por cuanto la valoración probatoria es de conjunto, y es allí
donde también se debe dirigir el ataque a fin de derribar toda la base de
convicción del fallador.

Por lo expuesto, evidencia la Sala que el recurrente no se ocupa de atacar toda


la base probatoria, y por ello no tiene en cuenta que la decisión de condena
también se soportó en los indicios de oportunidad material para delinquir, ya
que la captura de (...) se produjo en el sector donde se cometieron los hechos
delictivos , de huída cuando precisamente se le vio correr con una pistola en
sus manos, y de manifestaciones posteriores al delito dada la mendacidad del
procesado, su intento de sobornar a los policiales y pretender otra fuga una
vez fue capturado.

Así, la coartada exhibida por el procesado relacionada con que observó a dos
personas armadas al interior del colectivo y desarmó a una de ellas
produciéndose los disparos, se derruyó ante el hecho de que si pretendía
actuar conforme con un deber ciudadano de evitar un delito, dada su
condición de ex miembro de la Policía -ya que laboró en esa institución

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durante once años-, no resultaba acorde con tal actitud que huyera del lugar,
tratara de evitar su captura por parte de los miembros de la autoridad, les
ofreciera incluso a éstos dinero y el arma que portaba a cambio de que lo
dejaran ir y se escabullera nuevamente al despojarse de la chaqueta negra
que llevaba, prenda reportada por la ciudadanía como característica de uno
de los agresores.

Además de lo anterior, el taxista que lo transportó tras su huída, (...)o afirmó


en su declaración que el procesado tan solo se subió a su automotor y le dijo
"dele" sin indicarle que era ex oficial de la policía, que había intentado detener
la comisión de un ilícito, o que avisara por radio lo sucedido, aspectos
propios, si su actuar hubiera sido en su función como expolicial, y que
contrariamente denotan su compromiso penal.

En ese orden, fue la gravedad, convergencia y concordancia de la prueba


circunstancial la que permitió al juzgador llegar a la certeza sobre la
responsabilidad del procesado en el atentado contra el bien jurídico de la vida
de los hermanos (...).

2. El impugnante pone en cuestión el grado atribución de responsabilidad a


título de coautor de su representado, porque según estima, se limitó a la de
simple cómplice, no obstante, resulta diáfano que bajo el ropaje de una
violación directa de la ley sustancial por la exclusión evidente del precepto
amplificador del tipo por razón de la participación accesoria y la indebida
aplicación del que rige para la principal, cae el censor, a no dudarlo, en una
infracción indirecta.

Efectivamente, se opone a los hechos tal y como fueron plasmados por el


fallador cuando, como si se tratara de un error de hecho por falso juicio de
existencia, añora en el diligenciamiento elementos probatorios que dieran
cuenta del conocimiento y acuerdo previo del procesado con los otros dos
sujetos que intervinieron en los hechos delictivos, el aporte en el trabajo
criminal conjunto y su calificación de esencial para conseguir el resultado o
para establecer si su actuar pudo haber hecho fracasar o variar el plan
criminal.

Contrario a demostrar el error de selección normativa del juzgador por no


coincidir los presupuestos legales con los hechos probados y la correlativa
falta de aplicación de la disposición que subsume cabalmente el supuesto
fáctico, no se detiene a demostrar la labor de colaboración de su defendido y
sólo enfatiza en que su presencia en el lugar de los hechos fue meramente
casual y que por alguna razón accionó su arma de fuego, sin que haya
causado la muerte o las heridas a las víctimas, queriendo así en vez de
denotar su participación accesoria, demostrar su total ajenidad con los
comportamientos delictivos.

El libelista sólo pretende deducir conclusiones ajenas a los fallos y anhela la


modificación fáctica al resaltar que fueron otros los ejecutores; sin embargo,
es claro que para la coautoría funcional, el acuerdo del plan criminal no

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requiere de un pacto detallado, pues se deduce de los actos desencadenantes
del ilícito que demuestran la decisión conjunta de su realización, además, en
ese designio común ninguno de los participantes realiza íntegramente el tipo
penal, ya que cada uno de ellos hace su aporte, sólo que el delito se les
imputa de manera integral.

La Sala encuentra que tal y como lo dedujo el Tribunal, el acuerdo previo y la


realización mancomunada del hecho punible que se predica de (...)
corresponde a la realidad procesal ya que diáfanamente se estableció la
división de tareas por su presencia en el teatro de los acontecimientos la cual
no obedeció a una desafortunada coincidencia; de un lado se acreditó que
como pasajero hizo detener el rodante al llamar a su conductor luego de lo
cual emprendió la huída de manera conjunta con otros dos sujetos, y de otro
lado, según el dicho del conductor del rodante Hernando (...), así como de los
Policías (...) y (...), uno de los ejecutores tenía una chaqueta negra, prenda que
efectivamente portaba el sujeto (...) cuando fue capturado luego que abordara
y se apeara de un taxi, hallando en su poder un arma de fuego de 9
milímetros sin alguna seguridad, esto es, con el gatillo montado, dispuesta así
a ser accionada.

Con acierto jurídico los falladores desecharon por inverosímil la exculpación


que ofreció el procesado relacionada con que desarmó a uno de los autores,
puesto que precisamente dada su condición de expolicial, como que
perteneció a tal institución durante 11 años, de ser cierta su ajenidad con los
atentados contra el bien jurídico de la vida de los hermanos Romero, no
resultaba comprensible que al tener casi dominada la situación al desarmar a
uno de los agresores, saliera también huyendo y no propiamente en su
persecución, en un comportamiento propio de quien ha cometido una ilicitud.

Además, judicialmente de la declaración de (...), conductor del colectivo de


servicio público, quien observó a tres sujetos huir, se determinó que la carrera
emprendida por (...) no resultaba de su actitud de dar alcance a los
asaltantes, sino de escapar simultáneamente al punto que tomaron rumbos
diferentes para distraer la atención de los miembros de la policía, aspecto que
claramente demuestra el acuerdo previo y configura un dominio conjunto del
hecho en el que cada acción fue necesaria para lograr el fin propuesto.

La participación principal del procesado fue deducida por los sentenciadores


de las actitudes del procesado con posterioridad a los hechos, específicamente
por la excusa dada a los miembros de la autoridad policial acerca de que
acababa de atracar a una señora, cuando no fue reportado un asalto de esa
especie por las inmediaciones del lugar, además, por el intento de soborno al
ofrecerles dinero y el arma que portaba para que no fuera judicializado y por
escapar nuevamente despojándose de la chaqueta de cuero precisamente para
ocultar la vestimenta característica reportada como la que llevaba uno de los
agresores.

No se trató por lo tanto de un una contribución secundaria, porque es nítida


la realización mancomunada de los tres copartícipes, sin que ella se mine por

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la no individualización de los otros dos sujetos, pues (...) tuvo el dominio del
hecho en una labor objetiva indispensable para la consecución del resultado
muerte y afrenta contra la vida de los hermanos (...).

Si bien no obra prueba específica para acreditar el conocimiento o trato previo


con los otros dos ejecutores, puesto que no fue posible la individualización o
identificación de éstos, los presupuestos fácticos que llevaron a los juzgadores
a considerarlo coautor al basarse no sólo por su presencia en el lugar,
armado, accionando su arma de fuego y sus actitudes posteriores al intentar
huir conjuntamente con ellos, eludir a toda costa la acción de las autoridades
hasta el punto de incurrir en otro ilícito al ofrecer dinero a los policiales para
que omitieran un acto propio de sus funciones como era capturarlo y su
ulterior fuga, permiten establecer claramente el acuerdo con los otros y la
asunción de tareas específicas.

3. La inclusión de circunstancias de mayor o menor punibilidad en la


resolución de acusación, siempre que no hayan sido previstas de otra manera,
tiene clara trascendencia, no sólo por su necesaria discusión y contradicción
en desarrollo del proceso, sino porque ellas se reflejarán en el proceso de
dosificación punitiva, pues fijados los límites mínimos y máximos del delito en
los que se ha de mover el fallador teniendo en cuenta las circunstancias
modificadoras de tales extremos (v.gr. causales de agravación específicas),
establecerá según la concurrencia de causales de mayor o menor punibilidad,
el cuarto o cuartos dentro de los que deberá determinar en concreto la pena a
través de la ponderación de los factores concernientes a la mayor o menor
gravedad de la conducta, el daño real o potencial causado, la naturaleza de
las causales que agraven o atenúen la punibilidad, la intensidad del dolo, la
preterintención o la culpa concurrentes, la necesidad de pena y la función que
ella ha de cumplir en el específico caso.

La precisión de la acusación impide al juez agravar la responsabilidad del


acusado al adicionar hechos nuevos, suprimir atenuantes reconocidas en la
acusación o incluir agravantes no contempladas en ella o en la variación de la
calificación jurídica, so pena de infringir el denominado principio de
congruencia integrado por la correspondencia entre lo imputado, lo juzgado y
lo sentenciado.

La acusación se constituye así en el marco conceptual, fáctico y jurídico de la


pretensión punitiva del Estado, sobre la cual se soportará el juicio y el fallo,
garantía que se refleja en el derecho de defensa ya que el procesado no podrá
ser sorprendido con circunstancias que no haya tenido la oportunidad de
conocer y menos de controvertir.

En este caso, el juzgador consideró la concurrencia de la causal de mayor


punibilidad relacionada con haber obrado en coparticipación criminal,
prevista en el numeral 10° del artículo 58 del Código Penal, situación que a la
postre lo hizo ubicar dentro del ámbito de movilidad en los cuartos medios,
cuando correspondía no sobrepasar el primero, por cuanto en la resolución de
acusación no se advierte la inclusión de la nomenclatura legal de tal causal de

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intensificación punitiva, ni se puede establecer del recuento fáctico que el
propósito del ente acusador haya sido atribuirla al incriminado.

4. En lo que atañe con la sanción accesoria impuesta de inhabilitación para el


ejercicio de derechos y funciones públicas la Sala también advierte que la Ley
599 de 2000, en sus artículos 51 y 52 estableció que accede a la pena de
prisión por un tiempo igual y hasta por una tercera parte más, pero
respetando en todo caso el mínimo de cinco (5) años y el máximo de veinte
(20) años salvo lo dispuesto en el inciso 5° del artículo 122 de la Constitución
Política respecto de los delitos contra el patrimonio del Estado.

Aquí es palmario el error de los juzgadores, porque al determinar la pena


accesoria en una duración igual a la de la sanción principal de prisión
incurrieron en flagrante violación de las garantías fundamentales del
procesado, específicamente a la legalidad de la pena, pues con su fijación en
cuatrocientos sesenta y cinco (465) meses dejaron de aplicar el tope máximo
legalmente establecido de veinte (20) años, esto es, 240 meses.

En consecuencia, corresponde a la Corte restaurar tal garantía y por ello


dispondrá casar de oficio y parcialmente el fallo en cuanto atañe también a la
pena accesoria impuesta al procesado (...), para en su lugar establecer su
duración en veinte (20) años.

PONENTE(S) : DR.JULIO ENRIQUE SOCHA


SALAMANCA

Sentencia Casación
FECHA : 18/06/2008
DECISION : No casa, casa parcial y oficiosamente y
condena
DELITOS : Hurto agravado, Tentativa de homicidio
agravado
PROCESO : 24755
PUBLICADA : No

02/07/2008

CASACION-Finalidades/ DEMANDA DE CASACION-Admisión: Derechos que


genera/ VIOLACION INDIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL-Falso juicio de
identidad/ TESTIMONIO-Apreciación probatoria: Fallas en el lenguaje/
COAUTORIA-Jefes de grupos armados al margen de la ley/ COAUTORIA
IMPROPIA-Principio de imputación recíproca/ TESTIMONIO-Retractación/
TESTIMONIO DEL MENOR-Recuerdo de hechos ocurridos a temprana edad/
VIOLACION INDIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL-Falso juicio de existencia:
Por omisión y por suposición/ HOMICIDIO AGRAVADO-Situación de
indefensión o inferioridad/ HOMICIDIO AGRAVADO-Con fines terroristas

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1. Teniendo en cuenta que la demanda presentada por el representante de la
Fiscalía General de la Nación fue declarada formalmente ajustada a derecho,
la Sala estima que a esta altura del trámite procesal el recurrente adquirió el
derecho a que se le analicen de fondo los problemas jurídicos traídos a
colación en la sustentación correspondiente, en armonía con los fines de la
casación de garantizar la efectividad del derecho material, respetar las
garantías mínimas de las personas que intervienen en la actuación, buscar la
reparación de los agravios inferidos a los sujetos procesales y unificar la
jurisprudencia, tal como lo establece el artículo 206 de la ley 600 de 2000.

2. Cuando se alega al amparo de la causal primera de casación un error de


hecho por falso juicio de identidad en la apreciación de la prueba, lo que se
pretende expresar es que el Tribunal, al emitir el fallo que se impugna en sede
de este extraordinario recurso, distorsionó o tergiversó el contenido fáctico de
determinado medio de prueba, haciéndole decir lo que en realidad no dice,
bien sea porque realizó una lectura equivocada de su texto, o bien porque le
agregó aspectos que no contiene, o bien porque omitió tener en cuenta partes
importantes del mismo.

La existencia de una distorsión o tergiversación de semejante índole, sin


embargo, no es suficiente para efectos de la prosperidad del recurso, pues
también resulta indispensable establecer la trascendencia del yerro, por lo
que el mismo debe ser confrontado con las restantes premisas mediante las
cuales el ad quem construyó la sentencia atacada, en aras de encontrar la
vulneración, por la vía indirecta, de una norma de derecho sustancial.

3. Y si bien es cierto que (...) se valió tanto en el informe de levantamiento del


cadáver como en la declaración de varias oraciones que en gramática se
conocen como impersonales (es decir, las que carecen de sujeto y tienen el
verbo en la tercera persona del singular: "se lo mató […] se lo mandó […] se
comprobó […]"), también es cierto que no es válido plantear incertidumbres a
partir de la estricta sintaxis de frases de ese estilo, como lo hizo el Tribunal, ni
tampoco de las limitaciones que en la narración de sucesos complejos tenga
una persona, cuando del contexto de su dicho sea posible extraer, como
sucede en este asunto, que las distintas acciones y circunstancias a que hizo
mención fueron atribuidas, de manera inequívoca, a un solo individuo o
sujeto en particular (en este caso, al frente 29 de las FARC).

4. La Sala, en lo atinente a la responsabilidad penal de los jefes de los grupos


armados al margen de la ley, ha contemplado que éstos actúan a título de
coautores

"aunque no todos concurran por sí mismos a la realización material de los


delitos específicos […], ya que en este género de manifestaciones del crimen
organizado se gesta un conocimiento común y una voluntad que también es
común y, por ello, el delito que recaiga en ese marco de acción pertenece a
todos como sus autores"(1) .

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Así mismo, la Corte ha señalado que las conductas de los directivos dentro de
este tipo de organizaciones (que son de estructura jerárquica y de corte
militar) no "se limitan a trazar líneas de pensamiento político" (2), sino que
"tales directrices también son de acción delictiva" (3) y, por lo tanto,

"para su materialización consiguen recursos, los administran, los adjudican a


los planes operativos concretos y asignan prioridades a las gestiones de
ataque al "enemigo" o simplemente para el adoctrinamiento o la supervivencia
cotidiana del grupo"(4) .

En este orden de ideas, si puede predicarse en contra de quien dijo ser el


comandante del frente 29 de las FARC que la organización que representa le
quitó la vida a una persona tras haber constatado que realizó un delito contra
la libertad sexual (que es lo que ocurrió en el presente caso), también es viable
atribuirle la acción en comento a título de coautor, pues como cabecilla de
una estructura organizada de poder no sólo tiene la misma voluntad y
conocimiento achacable a todos los partícipes, sino que además, y en razón de
dicha condición, le es imputable el que, por lo menos, haya fijado la directriz
que condujo a la realización del resultado típico, si es que no participó
materialmente en la conducta criminal.

Lo anterior es consecuencia del llamado principio de imputación recíproca,


según el cual, cuando existe una resolución común al hecho, lo que haga cada
uno de los coautores es extensible a todos los demás, sin perjuicio de que las
otras contribuciones individual-mente consideradas sean o no por sí solas
constitutivas de delito.

Por lo tanto, el Tribunal distorsionó el alcance del contenido material del


relato brindado por Roberto Melo Álvarez cuando sostuvo en la providencia
impugnada que el testigo jamás había hecho en contra de quien se identificó
con el alias de Joaquín Posada un señala-miento concreto acerca de la muerte
de Laureano Ipuján Anama, que además fuese susceptible de compaginarse
con el principio del hecho y el de responsabilidad individual.

5. Lo anterior es consecuencia del llamado principio de imputación recíproca,


según el cual, cuando existe una resolución común al hecho, lo que haga cada
uno de los coautores es extensible a todos los demás, sin perjuicio de que las
otras contribuciones individual-mente consideradas sean o no por sí solas
constitutivas de delito.

Por lo tanto, el Tribunal distorsionó el alcance del contenido material del


relato brindado por Roberto Melo Álvarez cuando sostuvo en la providencia
impugnada que el testigo jamás había hecho en contra de quien se identificó
con el alias de Joaquín Posada un señala-miento concreto acerca de la muerte
de Laureano Ipuján Anama, que además fuese susceptible de compaginarse
con el principio del hecho y el de responsabilidad individual.

6. Ahora bien, lo verdaderamente relevante ante el fenómeno de la


retractación, como tantas veces ha insistido la Sala, radica en que la

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credibilidad de un testigo no se desvirtúa por ese solo hecho, sino que
depende del análisis de la prueba en conjunto, sujeta en todo momento al
sistema de persuasión racional, en aras de establecer cuándo el declarante
habló con la verdad y cuándo no (5).

En este orden de ideas, la versión de los hechos rendida por Roberto Melo
Álvarez el 2 de abril de 1993 no sólo se muestra verosímil, explícita y
detallada (tal como se puede apreciar de la transcripción que de la misma
aparece supra 2.2), sino que además varias de las circunstancias que allí
aparecen están respaldadas en otros medios probatorios, como la declaración
de M. J. Y. (de la cual se analizará infra 2.3.3.).

En la versión de 28 de octubre de 1996, por el contrario, el testigo de ninguna


manera justificó el porqué de su segunda versión, es decir, no explicó desde
un punto de vista razonable los motivos por los cuales había afirmado tanto
en el informe de levantamiento del cadáver como en su primera declaración
que, al contrario de lo por él aducido en la última diligencia, la persona del
grupo armado que lo abordó se le presentó como el comandante del frente 29
de las FARC y le comentó, incluso con la presentación de un documento, el
motivo por el cual habían ajusticiado a Laureano Ipuján Anama.

Tampoco explicó las razones por las que, en la primera versión, describió al
autor de la nota manuscrita de una forma que coincide con los rasgos
morfológicos del aquí procesado ("el tipo era alto, delgado, cabello pelado […],
con bigote" (6); "se trata de un hombre de aproximadamente 1"82 de estatura
[…], cabello de color negro con entradas pronunciadas […], al momento de la
diligencia presenta bigote" (7), mientras que, en la segunda, no sólo se refirió a
características completamente distintas ("[e]ra regularcito, más bien bajo,
negro, no moreno […], era koven [sic] de unos veinte años, hablaba
comúnmente como la gente de acá de Samaniego" (8), sino que incluso
destacó tales diferencias para seguir sugiriendo que se había presentado una
suplantación ("para mí no era porque a veces se hacen pasar por él […] yo
preguntando decían que don Joaco era alto y acá era bajito" (9).

Adicionalmente, la segunda declaración rendida por Roberto Melo Álvarez ni


siquiera contribuye a respaldar la versión brindada por (...) y, por el contrario,
tanto en la una como en la otra se aprecia una franca contradicción, pues el
procesado en la indagatoria afirmó que envió la nota con unos campesinos al
municipio de Samaniego, mientras que el testigo sostuvo que dicho
documento fue escrito en su presencia.

De ahí que ni siquiera resulta viable contemplar la posibilidad de que el aquí


procesado hubiere sido víctima de un montaje urdido por otros actores del
conflicto armado que, valiéndose de la nota por él escrita, hayan pretendido
incriminarlo injustamente de la muerte de Laureano Ipuján Anama, cuando lo
único que se desprende de la segunda versión de Roberto Melo Álvarez es un
ánimo de favorecer a (...), o de no comprometerse de manera alguna con los
hechos materia de juicio, que cualquiera que haya sido la razón que lo
hubiere suscitado no desvirtúa la conclusión probatoria a la que llegó la

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primera instancia y que fuera desestimada por el Tribunal, en el sentido de
que, durante la primera declaración, fue cuando el testigo de cargo habló con
la verdad.

7. El Tribunal desestimó el alcance probatorio de esta declaración con los


argumentos de que M. J. Y. se estaba refiriendo a hechos que ocurrieron
cuando tenía una muy temprana edad y que además narró nueve años
después. Así mismo, sostuvo que las circunstancias que aludió acerca del
examen médico practicado y de la conducta asumida por Doris Cadena y alias
Chava debieron haber sido aclaradas con la declaraciones de dichas personas.

Tal postura no puede ser compartida por la Sala, pues, por un lado, si bien es
cierto que el tiempo es un factor que podría incidir en la apreciación racional
de un testimonio, en el presente caso, ni el que haya transcurrido más de
nueve años entre la fecha en que se presentaron los hechos y la época en que
la deponente rindió su versión, ni el que ésta se refiriera a sucesos ocurridos
cuando tan solo tenía ocho años de edad, constituyen por sí solos motivos
válidos para rechazar el contenido del mismo, sobre todo cuando M. J. Y. se
refirió a circunstancias tan traumáticas como violentas que bien pudieron
haber quedado consignadas en la memoria y que, como en su momento lo
consideró el a quo, fueron relatadas de manera clara, precisa y debidamente
detallada.

Adicionalmente, como ha considerado la Sala en pretérita oportunidad, "el


dicho del menor, por la naturaleza del acto y el impacto que genera en su
memoria, adquiere gran credibilidad cuando es la víctima de abusos sexuales"
(10).

Por otro lado, el que no se hubieran practicado las declaraciones de Doris


Cadena y Chava tampoco afecta la eficacia probatoria del relato de M. J. Y.,
por cuanto la testigo explicó con suficiencia que la acción de estas personas
radicó en entregarles a la organización guerrillera ("a los señores del monte, o
sea, a la guerrilla") prueba documental acerca del acceso carnal del que fue
víctima, así como en solicitarle a tal agrupación la muerte del sujeto activo de
dicho delito.

Es más, lo que extraña el Tribunal es la práctica de los testimonios de dos


personas que en principio no estarían obligadas a declarar acerca de tales
hechos, como quiera que habrían sido partícipes de la conducta a título de
instigadoras o cómplices y, por lo tanto, les asistiría las garantías
fundamentales de guardar silencio y de no incriminarse.

Lo importante, en todo caso, es que, frente a la apreciación de la declaración


de Roberto Melo Álvarez, el relato de M. J. Y. confirma varias de las
circunstancias aludidas por el testigo de cargo en su primera versión, como
que la muerte de Laureano Ipuján Anama obedeció a la violación de una niña
de ocho años, o el adelanta-miento de una especie rudimentaria de juicio
público en la población o corregimiento conocido como la Llanada, e incluso
explicaría la presentación al primer deponente, por parte del comandante

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guerrillero, de un certificado médico que corroboraría la existencia del delito
cometido por el "ajusticiado".

8. Como consecuencia de lo hasta ahora expuesto, la Sala concluye que el


error en la apreciación de la declaración de Roberto Melo Álvarez no sólo
existió por parte del Tribunal, sino que además fue trascendente en lo que a la
decisión adoptada concierne, pues de haber estimado correctamente el
alcance del contenido material de tal prueba habría llegado a la conclusión de
que la misma, valorada en conjunto, era suficiente para desvirtuar la
presunción de inocencia en cabeza de (...) y, por lo tanto, tal yerro condujo a
la aplicación indebida de los artículos 29 inciso 3º de la Constitución Política,
7 y 232 inciso 2º de la ley 600 de 2000, así como a la no aplicación de los
artículos 103 y 104 de la ley 599 de 2000, que consagra la conducta punible
de homicidio agravado.

9.Cuando en sede de casación se invoca la violación indirecta de la ley


sustancial derivada de un error de hecho en la apreciación de la prueba por
falso juicio de existencia, lo que se pretende expresar es que el Tribunal, al
proferir el fallo impugnado, omitió valorar el contenido material de un medio
de prueba que figura en la actuación y que fue debidamente incorporado a la
misma (falso juicio de existencia por omisión), o bien le concedió valor
probatorio a un medio que nunca fue recaudado y, por lo tanto, supuso su
existencia (falso juicio de existencia por suposición).

En el asunto que centra la atención de la Sala, el demandante planteó un


falso juicio de existencia por omisión respecto de las declaraciones de Roberto
Melo Álvarez y M. J. Y.

Tal como lo señaló el representante del Ministerio Público y como se advierte


del análisis de las piezas procesales que figuran en precedencia (supra 2.2 y
2.3.3), es innegable que el ad quem no incurrió en un yerro en ese sentido,
pues apreció con profundidad los testimonios del principal testigo de cargo y
de la menor afectada con el comportamiento de la víctima, e incluso, cuando
analizaba los argumentos con los cuales la primera instancia condenó a (...),
se refirió al problema jurídico propuesto por el demandante, relacionado con
la existencia de un móvil en el delito cometido, de la siguiente manera:

"El tercer indicio relacionado con el "motivo del delito" no se explica


suficientemente en la sentencia; ese aspecto sólo o más bien se trata para
explicar los fines terroristas del homicidio y dejar así sin valor los criterios de
la defensa que se proponen para excluir esa circunstancia agravante
imputada en la resolución de acusación. Ése no es tema de la Sala, dado el
sentido absolutorio de esta providencia, como se explicó antes" (11).

En otras palabras, el Tribunal no consideró necesario examinar si la muerte


de Laureano Ipuján Anama podría ser considerada un homicidio con fines
terroristas, por cuanto lo realmente relevante en su criterio era que no había
prueba en contra del procesado con la cual pudiera imputársele ninguna
acción en concreto.

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Lo que el demandante extraña, por lo tanto, es una valoración jurídica acerca
de la circunstancia de agravación prevista en el numeral 8 del artículo 104 del
Código Penal, aspecto que a todas luces no debió haber sido abordado por el
Tribunal en razón de la naturaleza del fallo de carácter absolutorio que emitió.

Este reproche, por consiguiente, está destinado al fracaso.

10. Por último, no sobra precisar que la acción desplegada por el frente 29 de
las FARC, de la que (...) era su comandante, sí constituye un delito de
homicidio agravado de conformidad con las agravantes imputadas en la
providencia acusatoria, ya que el cadáver de Laureano Ipuján Anama no sólo
apareció amarrado tal como lo indicó el testigo Roberto Melo Álvarez ("en los
brazos estaban las señales o ronchas de la piola que lo habían amarrado, en
el pescuezo [sic] también la roncha de la piola […] los cordones que entrego
son los que había tenido manionado [sic] las manos" (12)), y por lo tanto fue
colocado en circunstancias de indefensión e inferioridad, sino que además se
trató de un acto de justicia privada, realizado por un grupo armado al margen
de la ley en franca contravía de las normas constitucionales que consagran el
debido proceso y prohíben la pena de muerte (al igual que cualquier trato
cruel, inhumano o degradante), y que llevan necesariamente tanto a una
grave perturbación del orden público y de la seguridad pública como, en
consecuencia, a la efectiva provocación o mantenimiento de un estado de
zozobra o terror en la población, o en un sector de ella (13).

_________________________________________________
(1)Sentencia de 7 de marzo de 2007, radicación 23825.
(2)Ibídem.
(3)Ibídem.
(4)Ibídem.
(5)Ibídem.
(6)Cf., entre otras, sentencia de 29 de septiembre de 2004, radicación 21939.
(7)Folio 6 del cuaderno I de la actuación principal.
(8)Folio 99 ibídem.
(9)Folio 66 ibídem.
(10)Folio 67 ibídem.
(11)Folio 323 del cuaderno del Tribunal.
(12)Folio 7 del cuaderno I de la actuación principal.
(13)Cf., en el mismo sentido, sentencia de 14 de noviembre de 2007,
radicación 28017.

PONENTE(S) : DR.JULIO ENRIQUE SOCHA


SALAMANCA

Sentencia Casación
FECHA : 02/07/2008
DECISION : Si casa, confirma la sentencia condenatoria de
primera instancia
DELITOS : Homicidio agravado

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PROCESO : 23438
PUBLICADA : Si

15/07/2008

DEMANDA DE CASACION-Admisión: Derechos que genera/ SUJETO


PROCESAL-Actos por los caules los intervinientes adquieren dicha calidad/
INVESTIGACION PREVIA-Naturaleza/ INVESTIGACION PREVIA-Derecho de
defensa/ VERSION LIBRE-Procedencia/ VERSION LIBRE-Derecho a
solicitarla/ INVESTIGACION PREVIA-Notificación de su inicio: Caso en que no
se requiere/ INVESTIGACION PREVIA-Prolongación de la investigación por
fuera del término/ ENRIQUECIMIENTO ILICITO-Maniobras de ocultamiento
de capitales ilícitos/ LAVADO DE ACTIVOS-Ocultar el origen ílicito del activo/
LENGUAJE CIFRADO-Análisis/ DEBIDO PROCESO-Derecho a presentar y
controvertir pruebas: Testimonios/ INFORME DE POLICIA JUDICIAL-Valor
probatorio/ PRUEBA-Apreciación probatoria: Constituye el acto final de la
actividad probatoria/ PERSONALIDAD-Dedicarse a actividades lícitas o
carencia de antecedentes no inciden en la veracidad o falsedad de la
imputación/ ANTECEDENTES-Efectos/ CONCIERTO PARA DELINQUIR-Se
configura/ CONCIERTO PARA DELINQUIR-No requiere del conocimiento de
todos los concertados/ IMPUTACION OBJETIVA-Noción/ TEORIA DEL
DOMINIO DEL HECHO-Noción/ CONCIERTO PARA DELINQUIR-No se puede
confundir con la coautoría/ COAUTORIA-Diferencia con el concierto para
delinquir

1.Sin embargo, lo anterior, que fue analizado con minuciosidad por parte del
Procurador Delegado, pierde relevancia a esta altura de la actuación, ya que la
Corte declaró que todas las demandas eran desde el punto de vista formal
ajustadas a la ley y, por lo tanto, los procesados adquirieron el derecho a que
se les respondiera de fondo los problemas jurídicos traídos a colación en los
escritos correspondientes, en armonía con los fines de la casación de
garantizar la efectividad del derecho material, respetar las garantías mínimas
de las personas que intervienen en la actuación, buscar la reparación de los
agravios inferidos a los sujetos procesales y unificar la jurisprudencia, tal
como lo establece el artículo 206 de la ley 600 de 2000.

2.El artículo 126 de la ley 600 de 2000, Código de Procedimiento Penal


aplicable al presente asunto, señala que la calidad de sujeto procesal (es
decir, de persona que interviene en la actuación con derechos procesales
autónomos(1) ) se adquiere con la vinculación del imputado, a quien desde ese
momento se le llamará sindicado, mediante diligencia de indagatoria o
declaratoria de persona ausente.

3.Por otra parte, el artículo 322 de la mencionada ley consagra a la


investigación previa, o indagación preliminar, como aquella etapa anterior a la
apertura formal de la instrucción que tiene como propósitos determinar si hay
lugar o no a la acción penal y recaudar las pruebas indispensables para lograr

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la individualización o identificación de los autores o partícipes en una
conducta punible, entre otros.

4.A su vez, el artículo 323 del ordenamiento adjetivo establece que, durante la
investigación preliminar, las diligencias serán reservadas, sin perjuicio de que
el defensor del imputado que haya rendido versión libre tenga derecho a
conocerlas y a que se le expidan copias de las mismas.

5.Igualmente, el artículo 324 ibídem precisa que, cuando lo considere


necesario el funcionario instructor, podrá escuchar en versión libre al
imputado, a quien en presencia de su defensor se le advertirá antes de la
diligencia acerca de los derechos que le asisten de guardar silencio, de no
incriminarse y de no declarar en contra de parientes cercanos.

6.El artículo 325 de la ley 600 de 2000 estipula que quien tenga conocimiento
que en su contra se ventilan imputaciones en una indagación preliminar (que,
por lo demás, no podrá exceder el término máximo de seis meses) tiene
derecho a solicitar y a obtener que se le escuche de inmediato en versión libre,
así como a designar un defensor que lo asista tanto en ésta como en las
demás diligencias que se adelanten.

De conformidad con la ratio decidendi de la sentencia C-475 de 1997 de la


Corte Constitucional, que había declarado exequibles los artículos 139 inciso
2º, 321 y 324 inciso 3º del decreto 2700 de 1991 -anterior Código de
Procedimiento Penal-, era ajustado a la Carta Política impedir, en razón de los
fines del Estado y del derecho a la justicia, el acceso directo al expediente de
un imputado que no hubiera sido escuchado en versión libre o en indagatoria,
sin perjuicio de que debía permitírsele la realización de tales diligencias "tan
pronto resulte posible formular, en su contra, una investigación penal"(2) .

En la sentencia C-096 de 2003, sin embargo, la Corte Constitucional modificó


su postura al respecto, a pesar de que el contenido de las normas
demandadas de la ley 600 de 2000 era idéntico a las declaradas exequibles en
la decisión anterior, y, tras considerar que se presentaba el fenómeno de la
cosa juzgada material relativa, condicionó la interpretación de la expresión
"que rindió versión preliminar" prevista en el artículo 323 del Código de
Procedimiento Penal (anterior artículo 321 del decreto 2700 de 1991), en el
entendido de que antes de la recepción de la versión preliminar debía
"informarse al investigado sobre el delito que se le imputa, así como permitirle
conocer los fundamentos probatorios de dicha imputación específica"(3) .

Así mismo, se estuvo a lo resuelto en la sentencia C-033 de 2003, que declaró


exequible el artículo 126 de la ley 600 de 2000, "en el entendido de que aún
antes de la vinculación mediante indagatoria o persona ausente, el imputado
tendrá los mismos derechos del sujeto procesal, en lo que se refiere al ejercicio
del derecho de defensa y la protección de sus derechos constitucionales"(4) .

Ahora bien, en la providencia C-096, el máximo tribunal en sede de control


constitucional precisó que la necesidad de escuchar o no al imputado en

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versión libre depende de la decisión razonable del Fiscal, de acuerdo con las
circunstancias particulares de cada caso en concreto. En palabras de la Corte
Constitucional:

"Lo anterior no significa que la Fiscalía no tenga la potestad de construir


autónomamente un expediente que refleje la realidad de lo ocurrido,
adoptando las medidas necesarias para impedir que dicha labor probatoria se
vea afectada por la destrucción u ocultamiento de pruebas sobre los hechos o
la posible responsabilidad de los implicados. El Estado, por intermedio de los
fiscales, debe poder llevar a cabo una investigación penal tendiente a
establecer los hechos punibles y la responsabilidad de sus actores, todo ello
dentro del respeto a las reglas y principios que aseguran el goce efectivo del
derecho de defensa. En consecuencia, el Estado, en cabeza de la Fiscalía,
puede construir el expediente sin necesidad de revelar inmediatamente
después de haber sido practicada el contenido de cada prueba. Pero ello no
implica que pueda sustraerse el material probatorio del conocimiento de la
defensa cuando el acceso a las pruebas es necesario para que se pueda
ejercer cabalmente el derecho de defensa. En cada caso, el correspondiente
fiscal deberá apreciar las circunstancias que han llevado a iniciar una
investigación penal de forma que decida oportunamente sobre el llamamiento
del implicado a rendir versión libre. No es posible señalar cuándo ha llegado el
momento oportuno para llamar al investigado a rendir versión preliminar. Ello
ha de ser valorado en cada caso por el funcionario judicial competente"(5) .

Esta postura de ninguna manera riñe con la interpretación que del artículo
324 de la ley 600 de 2000 ha establecido la Sala en relación con la facultad
discrecional del Fiscal de escuchar en versión libre al imputado conocido:

"La decisión de escuchar al imputado en versión libre dentro de la etapa de


indagación preliminar, cuando no media petición del interesado en tal sentido,
es potestativa del funcionario, según se desprende del contenido del artículo
322 del Decreto 2700 de 1991 [actual artículo 324 de la ley 600 de 2000],
cuyo texto es del siguiente tenor: "Cuando lo considere necesario el fiscal
delegado o la unidad de fiscalía podrá recibir versión libre al imputado".

"Esto significa que el acto de versión libre no es elemento necesario de la


liturgia procesal, ni, por ende, condición de validez de la actuación. Puede
darse, como puede no darse, y no por dejar de cumplirse puede afirmarse que
la actuación es nula, o que el funcionario violó el derecho de defensa. El fiscal,
en su autonomía, está facultado para optar por esta alternativa cuando lo
considere indispensable para el cumplimiento de los fines de la investigación
previa, o para prescindir de ella cuando lo estime innecesario" (negrillas y
cursivas en el original)(6) .

Lo importante, en todo caso, es que durante la etapa de indagación preliminar


no se adelante toda la instrucción a espaldas del imputado, sino apenas la
suficiente para atribuirle una conducta en su contra, en armonía con el
cumplimiento de los fines previstos en el artículo 322 del Código de
Procedimiento Penal.

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7.Teniendo en cuenta tanto la situación procesal referida en precedencia como
el marco teórico expuesto supra 2.1, la Sala concluye que, en el presente caso,
las autoridades jamás tuvieron el deber de informarles a los procesados
acerca de la existencia de la indagación preliminar que se adelantaba en su
contra, ni mucho menos la razonable necesidad de llamarlos a rendir versión
libre durante el transcurso de la misma.

En primer lugar, la investigación previa se agotó en este caso antes de que la


Corte Constitucional profiriera las sentencias C-033 y C-096 de 2003, por lo
que los artículos 126 y 323 de la ley 600 de 2000 debían de ser interpretados
en el sentido anunciado por la sentencia C-475 de 1997 de la mencionada
Corporación, esto es, en el entendido de que no podía permitirse el acceso al
expediente a quien no había sido escuchado en versión libre o en diligencia de
indagatoria, que fue lo que ocurrió en el presente asunto con (.....), (.....) y
(.....), personas que únicamente pudieron conocer las imputaciones en su
contra, al igual que ejercer los derechos de defensa y contracción, a partir del
momento en que adquirieron la calidad de sindicados.

En segundo lugar, incluso en el evento de que fuera aplicable la obligación de


informar al imputado acerca del delito o delitos que se le atribuyen antes de la
práctica de la diligencia de versión libre, de conformidad con lo señalado en la
sentencia C-096 de 2003 de la Corte Constitucional, le asiste la razón al
Ministerio Público cuando adujo en su concepto que en este caso no era
sensato exigirle al funcionario instructor que comunicara la existencia de una
indagación preliminar y que escuchara en declaración libre de todo apremio a
unas personas cuyas líneas telefónicas estaban siendo para esa época
interceptadas, pues con ello resultaría inocua la razón de ser de la misma
intervención.

Aunado a lo anterior, la información acerca de la plena identificación de (.....),


(.....) y (.....) fue allegada en el mes de junio de 2002, es decir, poco antes de
que se ordenara la apertura formal de la instrucción, y cuando ya se habían
obtenido las grabaciones telefónicas que a la postre se les achacó, por lo que
tampoco es posible predicar que durante la mayor parte de la indagación
previa se construyó el expediente existiendo imputados conocidos a los cuales
era factible escucharlos en versión.

Lo jurídicamente trascendente en este asunto radica en el hecho de que la


Fiscalía, cuando estableció por intermedio de las grabaciones telefónicas que
había lugar a adelantar una acción penal por conductas relacionadas con el
narcotráfico, y cuando de manera casi que simultánea obtuvo la identificación
de varios partícipes en las mismas, no adelantó cualquier otra actividad
probatoria en contra de los aquí procesados, sino que dispuso la apertura de
la instrucción, ordenó su captura y los vinculó mediante diligencia de
indagatoria.

En otras palabras, la investigación que se adelantó "a espaldas" de (.....), (.....)


y (.....) fue la apenas suficiente para agotar los fines de la indagación

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preliminar y para vincularlos a la actuación procesal, momento a partir del
cual conocieron tanto la imputación fáctica como la imputación jurídica
formuladas en su contra , así como pudieron ejercer con plenitud los derechos
de defensa y contradicción.

8.Por último, es de anotar que la única anomalía que observa la Sala dentro
del trámite de la investigación previa consiste en que la misma se excedió en
el término de seis meses contemplado por el artículo 325 de la ley 600 de
2000.

Dicha circunstancia (a la que los demandantes aludieron sin extraer ninguna


censura en concreto) no constituye por sí sola un motivo para invalidar la
actuación, tal como lo ha analizado la Sala en pretéritas oportunidades:

"[…] el solo paso del tiempo no determina irregular la actuación de la fiscalía,


ni verifica que de verdad se hayan conculcado garantías fundamentales del
procesado, entre otras razones, porque la investigación previa surge etapa si
se quiere contingente o aleatoria, únicamente cuando es necesario cumplir
algunos de los objetos de la investigación antes referenciados en la norma
citada, asomando perfectamente posible que, una vez conocida la ocurrencia
de la conducta punible, se abra instrucción formal vinculando a los posibles
autores o partícipes.

"Desde luego, como lo consigna la jurisprudencia traída a colación por el


demandante, el paso indiscriminado del tiempo sin que se opte por abrir la
instrucción, a pesar de contarse con elementos suficientes para el efecto,
puede comportar violación de garantías fundamentales y, en particular, del
derecho de defensa del procesado.

"Pero ello no surge automático, sino consecuencia de demostrar precisamente


cómo se afectó al implicado. Tarea que, por lo demás, no se agota con
significar la existencia de práctica probatoria en ese interregno -pues, emerge
obvio, es natural que así suceda si se buscan demostrar aspectos
fundamentales que faculten abrir la instrucción-, sino la imposibilidad de que
ella fuese conocida o controvertida por el procesado y el efecto que una dicha
actuación produjo sobre la tramitación posterior -vale decir, que ya abierta la
investigación, esa prueba anteladamente recopilada no pudo ser controvertida
por el acusado, o le fue imposible allegar otros medios suasorios que lo
favorezcan- y finalmente, respecto de la sentencia proferida en su contra" .

En el presente caso, teniendo en cuenta la complejidad de los hechos


sometidos a investigación (relacionados con la existencia de una estructura
organizada de connotación nacional e internacional dedicada a actividades
propias del narcotráfico), así como el número de personas involucradas con
los resultados de las intervenciones telefónicas (más de cuatro decenas de
individuos), para la Sala no es extraño ni injustificadamente dilatorio que la
etapa preliminar haya durado diez meses en lugar de los seis meses que
establece la ley, sin que por ello sea posible derivar consecuencia jurídica
alguna frente al resultado del proceso y al normal devenir de la actuación.

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9.En lo que al principio de investigación integral se refiere, la Sala ha insistido
en que, para predicar de manera acertada su vulneración, las pruebas
pretermitidas, además de ser pertinentes, conducentes y útiles para los fines
del proceso, tienen que trascender de forma significativa al ser confrontadas
con los elementos de convicción que sirvieron de fundamento a la decisión
objeto de ataque.

En el presente caso, con el aludido fundamento de salvaguardar la obligación


de investigar tanto lo favorable como lo desfavorable para los intereses de los
procesados, los medios de prueba cuya práctica extrañaron los demandantes
estaban orientados a la demostración de los siguientes aspectos: (i) la
situación financiera de cada uno de ellos, (ii) las transacciones bancarias
efectuadas durante la época de las grabaciones telefónicas; y (iii) la
"traducción" o el desciframiento, por parte de técnicos especialistas en
lenguaje cifrado, del contenido de las conversaciones interceptadas.

Ninguna de las circunstancias en comento ostenta la incidencia suficiente


para alterar en algo lo que ha sido el objeto de la actuación, ni mucho menos
para predicar la veracidad o falsedad de cualquier enunciado fáctico que fuese
importante para efectos de la referida imputación.

10.En efecto, tal como lo precisó el Ministerio Público, practicar pruebas


tendientes a demostrar desde un punto de vista formal la situación económica
y financiera de (.....), (.....) y (.....) (es decir, mediante la verificación de
propiedades a su nombre, cuentas bancarias activas, negocios lícitos
desempeñados, etc.) de manera alguna confirmaría o desvirtuaría la
imputación fáctica formulada por el organismo instructor, pues tanto la
experiencia como el sentido común nos indican que las personas que se
dedican a esta clase de actividades ilegales, para eludir los deberes
informativos de las instituciones bancarias y tributarias, así como las
eventuales acciones de la administración de justicia, disfrazan su verdadero
patrimonio mediante el empleo de las más diversas estrategias, como la
utilización de los llamados "testaferros", la creación de empresas "fachada" e
incluso el ocultamiento de grandes sumas de dinero en inmuebles.

11.A su vez, el análisis experto de técnicos especializados en lenguaje


criptográfico o codificado resulta a todas luces innecesario cuando de las
conversaciones telefónicas interceptadas se aprecia que para valorar su
contenido no se necesita de una traducción propiamente dicha, al contrario de
lo sostenido por los demandantes, sino de una interpretación a la luz de la
experiencia y el recto entendimiento humano de las cosas, que no le
corresponde a otro sino al juez al momento de apreciar la prueba en conjunto.

En sustento de su postura, el defensor de (.....) y (.....) trajo a colación los


problemas que las autoridades estadounidenses han tenido a la hora de
descifrar los diálogos sostenidos por personas que se comunican en dialectos
tan extraños a la cultura occidental como los que sostienen los habitantes del
Oriente Medio.

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Tal comparación es inaceptable, pues como bien ha quedado establecido en
los más recientes estudios semióticos acerca del tema una cosa es la
traducción interlingüística, en la cual algunos signos verbales son trasladados
a aquellos pertenecientes a cualquier otro idioma, y otra cosa muy distinta es
la interpretación intralingüística, en la que dentro de un solo lenguaje el
mismo contenido es expresado mediante el uso de sustancias diferentes .

Esto último fue lo que ocurrió con la valoración probatoria del Tribunal acerca
del contenido de las grabaciones telefónicas interceptadas. Por ejemplo, en los
diálogos en los que los interlocutores eran V, el ad quem interpretó los
términos "tela" y "consignación", entre otros, en los sentidos de
"estupefacientes" y "envío o cargamento de droga", respectivamente,
correspondencias a las que llegó aduciendo razones de lógica y sentido común
, como se analizará más adelante (infra 5.2).

FALTA TESIS, VER PROVIDENCIA COMPLETA


_________________________________________________
1-.Cf. Roxin, Claus, Derecho procesal penal, Ediciones del Puerto, Buenos
Aires, 2000, p. 208. En el mismo sentido, Corte Constitucional, sentencia C-
033 de 2003.
2-Corte Constitucional, sentencia C-475 de 1997.
3-Corte Constitucional, sentencia C-096 de 2003.
4-Corte Constitucional, sentencia C-033 de 2003.
5-Corte Constitucional, sentencia C-096 de 2003.
6-Sentencia de 10 de agosto de 2005, radicación 21809.

PONENTE(S) : DR.JULIO ENRIQUE SOCHA


SALAMANCA
Sentencia Casación
FECHA : 15/07/2008
DECISION : No casa
DELITOS : Concierto para delinquir
PROCESO : 28362
PUBLICADA : No

DEBIDO PROCESO-Noción/ DECISIONES JUDICIALES-Motivación:


Manifestación del debido proceso/ NULIDAD-Motivación de la sentencia/
COAUTORIA-Concepto

1.Comiéncese por recordar que emanando el debido proceso de la juridicidad


característica del Estado de derecho en orden a garantizar la justicia y la
seguridad jurídica, con miras a tal cometido se han destacado como las
expresiones más consolidadas y que lo regentan, los principios de legalidad,
del juez natural independiente e imparcial, favorabilidad, inocencia, defensa,

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publicidad y cosa juzgada, todos los cuales al tiempo que conducen a limitar
el poder punitivo en el campo penal, estructuran aquellos presupuestos
objetivos para un juzgamiento legítimo y procuran de este modo la realización
del derecho material en todos y cada uno de dichos ámbitos.

2.Una de las dimensiones más exaltadas del debido proceso está en la que se
ha denominado motivación de las decisiones judiciales, toda vez que
comprende el derecho que les "asiste a los sujetos procesales de conocer los
supuestos fácticos, las razones probatorias concretas y los juicios lógico
jurídicos sobre los cuales el fallador construye la declaración de justicia
contenida en su decisión, prerrogativa que a su vez hace posible ejercer
control sobre el proceso, pues permite identificar los puntos que son motivo
de discrepancia, a efectos de dinamizar los mecanismos de impugnación
establecidos por el legislador" (Cas. 24108. 30-05/07).

Sin duda, la debida motivación de las decisiones judiciales configura además


un imperativo mecanismo de control sobre el fundamento que en cada caso
tiene el juez para valorar de cierta forma los hechos y aplicarles
consiguientemente preceptos de derecho, toda vez que además de tener una
fuente originaria constitucional (art.29), involucra al juez en el deber de
expresar las razones de sus decisiones y al ciudadano el derecho de conocer
en todo su detalle el contenido y alcance de las mismas.

De ahí que la doctrina de la Sala para ponderar el carácter teleológico de la


sentencia, haya relevado que implica

"…un juicio sobre los hechos y sobre el derecho. Pero la fijación de los hechos
implica una tarea que está más allá de su consideración histórica dada la
circunstancia de que a ellos se llega a través de los medios de prueba y que
sobre éstos han de hacerse juicios de apreciación o valoración jurídicos
(guiados por normas de experiencia, ciencia o lógica, o reglas que les asignan
o niegan un determinado valor) o juicios de legalidad o validez. La
fundamentación apunta precisamente a que el documento en que se recoge el
acto de jurisdicción, o sea la sentencia, comprenda ambas clases de juicios de
modo que de la manera más explícita posible sea asertiva, afirmativa y que no
hipotetice. De ahí que cuando la sentencia no es expresa o terminante, o se
manifiesta de manera ambigua o contradictoria, o se estructura de manera
simplemente enunciativa con referencia a los actos de prueba y prescindiendo
del thema probandi, se constituye en acto procesal defectuoso, vicio de
actividad éste imposible de subsanar en la dinámica de las instancias, como
tampoco susceptible de remedio en casación a través de su reemplazo, dado
que con ello el superior terminaría trastocando la estructura del proceso por
instancias o grados. " (Cas. 11279. 25-03/99).

3.Dada entonces su fisonomía y la muy destacada significación que en el


ámbito del proceso y juzgamiento penal tienen aquellos desajustes de una
debida motivación judicial, se han concebido como irregularidades
sustanciales en forma determinante a tal punto que generalmente configuran
causal de nulidad.

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Trátase por tanto de un defecto u omisión en el pronunciamiento que puede
concurrir o expresarse de distintas maneras: por ausencia total de motivación,
motivación deficiente, motivación anfibológica -todas cuantas han de atacarse
por vía de nulidad en casación- y motivación falsa o sofística -que es sin duda
una modalidad de la segunda, pero cuyo reparo en esta sede se ha sujetado a
la causal primera-.

4.Posibilita entender los hechos enmarcados en lo que la doctrina y


jurisprudencia han entendido como coautoría impropia, esto es, cuando
varias personas proceden en función de una auténtica empresa criminal, en
forma tal que para llevar a cabo la conducta proceden en una distribución
estratégica de funciones en procura de obtener un resultado típico común,
pudiendo en condiciones semejantes afirmarse de todos que tenían dominio
del hecho comunitario, asumido por ende como propio por cada uno de los
agentes que en él intervienen.

PONENTE(S) : DR.ALFREDO GOMEZ QUINTERO


Sentencia Casación
FECHA : 02/09/2008
DECISION : No Casa
DELITOS : Lesiones personales, Porte ilegal de armas
PROCESO : 29259
PUBLICADA : No

17/09/2008

DEMANDA DE CASACION-Requisitos/ VIOLACION DIRECTA DE LA LEY


SUSTANCIAL-Técnica en casación/ SECUESTRO-La Liberación dentro de los
15 días siguientes debe ser voluntaria/ COAUTORIA-Configuración

1. El recurso extraordinario de casación no constituye sede adicional para


continuar el debate probatorio sobre los hechos investigados y la
responsabilidad del procesado el cual se cumplió en las instancias y concluyó
con el fallo de segundo grado, por el contrario, exige para la admisión de la
demanda que el sujeto procesal recurrente tenga presente las exigencias
formales previstas en la ley en el propósito de demostrar a través de un juicio
técnico-jurídico que la declaración de justicia allí contenida, la cual llega a
esta sede amparada de la dual presunción de acierto y legalidad, se sustentó
en errores de hecho o de derecho ostensibles y relevantes o se profirió en un
juicio viciado, ocurrencias una y otra que reclaman para sí el necesario
correctivo.

Por tanto, cuando en el libelo impugnatorio se desatienden los requisitos


señalados en la normatividad llamada a regular el caso concreto (artículo 212
de la Ley 600 de 2000), y fundamentalmente cuando se soslaya aquélla
exigencia relacionada con la adecuada formulación del cargo y se omite

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señalar con la claridad y precisión debidas sus fundamentos, la consecuencia
procesal inmediata no puede ser otra que su inadmisión según así lo establece
la referida norma.

2. En la violación directa de la ley sustancial, el error del juez es de juicio o in


iudicando al momento de aplicar o interpretar la ley llamada a regular el caso
a resolver, y puede acontecer por uno de estos sentidos:

- falta de aplicación -error de existencia-, cuando se ignora que la norma


existe, se considera que no está vigente o se estima que está vigente, pero no
es aplicable.

- aplicación indebida -error de selección-, cuando la norma escogida y


aplicada no corresponde al caso concreto. E,

- interpretación errónea -error de sentido-, cuando la norma seleccionada es


la correcta, pero el juez no le da el alcance que tiene o lo restringe.

Frente a esta causal la jurisprudencia viene enseñando que el demandante


debe aceptar los hechos y la valoración probatoria tal y como fueron
plasmados por los jueces de instancia en la sentencia, debiendo proponer una
discusión eminentemente jurídica en la cual demuestre el error o errores del
intelecto al momento de aplicar o interpretar la ley y la consecuente
trascendencia del yerro en el sentido del fallo.

2.3. Cuando se demanda una sentencia por violación directa de la ley


sustancial -que es lo que evocan los libelistas en el cargo único- en cualquiera
de sus tres modalidades (falta de aplicación, aplicación indebida o
interpretación errónea), el casacionista debe demostrar, sin desconocer los
hechos plasmados en el fallo y sin discrepar de la forma como el juzgador los
declaró probados, que entre las partes motiva y resolutiva de la providencia no
existe armonía.

3. En relación con la demanda presentada a nombre de (....) es de ver que el


artículo 171 de la ley 599 de 2000, establece que si dentro de los quince (15)
días siguientes al secuestro, se dejare voluntariamente en libertad a la
víctima, sin que se hubiere obtenido alguno de los fines previstos para el
secuestro extorsivo, la pena se disminuirá hasta en la mitad. Y,

En los eventos de secuestro simple habrá lugar a la disminución de la pena si


el secuestrado, dentro del mismo término, fuere dejado voluntariamente en
libertad.

Al tratar la mencionada circunstancia de atenuación punitiva, la Corte ha


sostenido lo que aquí reitera:(1)

(......)

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Bajo el contexto que se acaba de tratar, la liberación del secuestrado no fue
voluntaria por sus captores sino que con la finalidad de obtener la tarjeta
débito y dejar libre de compromiso a los plagiarios retenidos -entre ellos el
aquí recurrente (.....)- se le liberó bajo la amenaza de atentar contra su vida y
la de su familia de incumplir lo exigido, razonamiento ponderado frente al
cual el demandante se limitó a exteriorizar que fue desatinado, confuso y
contradictorio, sin precisar el por qué de sus manifestaciones que en nada
acreditan el desacierto del intelecto atribuido.

4. En el asunto tratado, los jueces de instancia de acuerdo con lo probado


llegaron a la conclusión razonada que la intervención del procesado (.....) fue a
título de coautor, en la medida que acordó con los integrantes de la banda
conformada con seis personas más para realizar el "paseo millonario", fines
para los cuales suministró el taxi que conducía y en el cual se retuvo a la
víctima, quedando de reunirse con los mismos para recibir parte del botín
obtenido, de manera que contribuyó en forma eficaz en la realización de un
tipo penal suyo con división de trabajo, luego su participación no fue
secundaria o accesoria como lo pretende su defensor. (2), (3), (4)
____________________________________
1. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sala de Casación Penal, Sent. octubre 2
de 2003, rad. 15898.
2. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sala de Casación Penal, Sent marzo 9 de
2006, rad 22237.
3. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sala de Casación Penal, Sent mayo 16 de
2007, radicado 23934.
4. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sala de Casación Penal, Sent octubre 26
de 2006, radicado 22733

PONENTE(S) : DR.YESID RAMIREZ BASTIDAS


Auto Casación
FECHA : 17/09/2008
DECISION : Inadmite la Demanda
DELITOS : Secuestro extorsivo agravado
PROCESO : 29810
PUBLICADA : No

VIOLACION INDIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL-Modalidades/ COAUTORIA


IMPROPIA-Configuración: Jefes de organizaciones/ NON BIS IN IDEM-
Noción/ VIOLACION INDIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL-No la constituye la
discrepancia de la apreciación probatoria

1. Cuando se acude a denunciar la violación de la ley sustancial mediada por


yerros de apreciación o valoración probatoria compete al demandante precisar
si los falladores erraron al apreciar la prueba, bien sea porque pese a obrar en

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el diligenciamiento no fue valorada (falso juicio de existencia por omisión); ya
porque sin figurar en la actuación supusieron que allí aparecía y la tuvieron
en cuenta en su decisión (falso juicio de existencia por suposición); ora porque
al considerarla distorsionaron su contenido cercenándola, adicionándola o
tergiversándola (falso juicio de identidad); también, cuando sin incurrir en
alguno de los yerros referidos derivaron del medio probatorio deducciones que
contravienen los principios de la sana crítica, esto es, los postulados de la
lógica, las leyes de la ciencia o las reglas de la experiencia (falso raciocinio).

2. Tácitamente añora la prueba que da cuenta de la ejecución por parte de su


defendido de la acción típica del delito de terrorismo, desconociendo con ello
que para la imputación jurídico penal de un comportamiento, cuando se trata
de organizaciones criminales o grupos con estructura de poder y mando, de
las cuales surge el plan de realizar comportamientos punibles, el moderno
derecho penal no exige la intervención directa en la ejecución de los delitos,
pues tratándose de los miembros de tales organizaciones se castiga también a
quienes planean o asumen un poder de control o dirección.

Por lo mismo fue que el juzgador estableció el dominio de la voluntad en


virtud de estructuras de poder organizadas, especialmente porque además de
la condición de mando o dirección del procesado se verificó que las órdenes
para la ejecución de los varios atentados terroristas investigados provinieron
de su parte.

3. Es sabido el derecho a no ser juzgado dos veces por el mismo hecho


demanda la concurrencia de i) identidad de sujeto, ii) identidad de objeto y iii)
identidad de fundamento, (conocido bajo el aforismo latino eadem persona,
eadem res y eadem causa), esto es, que respecto del mismo procesado se le
impute más de una vez la misma conducta por un mismo marco fáctico,
estando con ello vedada la bifurcación de la actuación penal respecto del
mismo sujeto pasivo de la acción penal judicial y por los mismos hechos.

4. La Sala ha insistido en que la mera oposición con la valoración probatoria


empleada por los juzgadores no es suficiente para motivar el análisis de la
legalidad del fallo, en cuanto tal ataque debe sujetarse a los parámetros
establecidos para probar la existencia de yerros manifiestos y esenciales, con
incidencia en el sentido de la decisión y aquí la postura sofística y alejada de
la realidad procesal le impide al demandante desarrollar una argumentación
lógica que permita advertir el error de juicio del Tribunal y por ende la
ilegalidad del fallo, circunstancia adicional para advertir que el reparo no
puede ser admitido, en cuanto su postulación y desarrollo comportan
falencias que no corresponde enmendar a la Sala en virtud del principio de
limitación que rige esta impugnación extraordinaria de conformidad con lo
establecido en el artículo 213 de la Ley 600 de 2000.

434
PONENTE(S) : DR.JULIO ENRIQUE SOCHA
SALAMANCA
Auto Casación
FECHA : 17/09/2008
DECISION : Inadmite la Demanda
DELITOS : Rebelión, Terrorismo, Concierto para
secuestrar, Fabricación, trafic. y port. de armas de F.M.
PROCESO : 29950
PUBLICADA : No

INDICIO-Para condenar no se requiere únicamente de indicios necesarios/


INDICIO-Se clasifican en necesarios y contingentes/ INDICIO-Los
contingentes se clasifican en graves o leves/ INDICIO-No existe tarifa para
establecer su credibilidad/ INDICIO-Importancia de que sean convergentes y
concordantes/ FALSO RACIOCINIO-Técnica en casación/ FALSO JUICIO DE
EXISTENCIA-Por omisión de la prueba/ FALSO JUICIO DE EXISTENCIA-
Técnica en casación/ PRINCIPIO DE CONGRUENCIA-Noción/ NON BIS IN
IDEM-Técnica en casación/ VIOLACION DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL-
Non bis in ídem: Técnica en casación/ VIOLACION DIRECTA DE LA LEY
SUSTANCIAL-Cosa juzgada: Técnica en casación/ CONCIERTO PARA
DELINQUIR-No se puede confundir con la coautoría/ COAUTORIA-Diferencia
con el concierto para delinquir/ SENTENCIA-Motivación: Basta que cumpla
con los fines de la decisión/ APELACION-Competencia limitada del superior:
Alcance/ FALSO JUICIO DE EXISTENCIA-Técnica en casación/ FALSO
JUICIO DE IDENTIDAD/ FALSO RACIOCINIO-Técnica en casación

1. Para abordar esa temática comiéncese por advertir que el fundamento de la


crítica elaborada por la casacionista no es acertado en el sentido de que
únicamente ofrecen credibilidad para determinar la responsabilidad penal los
llamados indicios necesarios y que por no revestir esa connotación el indicio
construido por el Tribunal, reitérese de "efecto derivado de la alteración y
ocultamiento de las cosas", no puede servir para sustentar el juicio de
reproche en contra de su defendido.

(....)

Como se puede apreciar, entonces, carece de fundamento jurídico el


cuestionamiento contenido en esta censura, por partir de la base errónea
según la cual los únicos indicios que revisten de credibilidad son los
necesarios, circunstancia por sí sola determinante para colegir su
improsperidad, pues bajo esa errónea convicción se dedujo el desconocimiento
de reglas de la sana crítica..

2. En la clasificación de los indicios, tanto por la doctrina especializada como


por la jurisprudencia de la Sala, tradicionalmente se ha apelado al concepto
de indicios necesarios y contingentes.

435
3. A su vez, en correspondencia con la doctrina especializada, la Sala ha
puntualizado que los indicios contingentes pueden ser graves o leves, según el
grado de probabilidad que ostenten para inferir el hecho indicado.

4. De lo expuesto refulge con total nitidez que la Sala nunca ha establecido


tarifa alguna para descalificar la credibilidad de los indicios contingentes, a
diferencia de lo expuesto por la demandante. Al contrario, les reconoce valor a
partir de su análisis conjunto, en tanto resulten convergentes y concordantes.

5. De lo expuesto refulge con total nitidez que la Sala nunca ha establecido


tarifa alguna para descalificar la credibilidad de los indicios contingentes, a
diferencia de lo expuesto por la demandante. Al contrario, les reconoce valor a
partir de su análisis conjunto, en tanto resulten convergentes y concordantes,
como se ha expresado, entre otras, en la siguiente decisión, cuyos apartes
pertinentes conviene transcribir:

"...(L)a fuerza persuasiva de los indicios emana de su apreciación conjunta, ya


que cada uno, tomado individualmente, salvo que fuera necesario, carece de
suficiencia demostrativa para llevar a la certeza, y sin que el demandante
hubiera asumido la carga de evidenciar que apreciados mancomunadamente y
teniendo en cuenta su articulación, convergencia y concordancia, no
conducían a ella" (subrayas fuera de texto).

Postura que, además, concilia con la tesis mayoritaria de la doctrina


especializada, como lo ha señalado uno de sus más reconocidos exponentes:

"Tratándose de indicios de esta clase, que hemos calificado de vehementes, y


que algún autor llama necesarios, basta, pues, uno solo, para establecer
ciertamente un hecho. Cuando los indicios no revisten este carácter se
necesitará el concurso de varios para llegar a la certeza, no pudiéndose
racionalmente fijar número alguno mínimo, necesario y suficiente para
producir la convicción. Ese número variará según las circunstancias de cada
caso, según la fuerza o peso de los indicios que entran en la combinación, la
regla aplicable en este punto es la misma que se formula respecto de los
testigos; los indicios se pesan, más que se cuentan; y la mejor prueba de ello
es que un solo indicio infirmativo, el alibi o negativa loci, destruye por
completo todo un sistema de cinco o más indicios graves, precisos y
concordantes" (subrayas fuera de texto).

6. Empero, ese no es el único aspecto que conduce hacia esa misma


conclusión, pues resulta igualmente significativo que la casacionista no se
haya ocupado de la totalidad de los medios de prueba sustento del fallo de
responsabilidad penal en contra de su prohijado y ni siquiera lo haya hecho
en relación con los de carácter indiciario.

Es así como, tan sólo frente a la sentencia de segundo grado, se tiene que esta
decisión también se basó en el mérito otorgado a las declaraciones de Sosmery

436
Cadavid Taborda, John Jairo Muñoz Zapata, Ninfa Zuluaga Quintero,
Heriberto de Jesús Londoño Sánchez, Martha Lilián David Girón y Jaime de
Jesús Cañaveral quienes, según el Tribunal, presenciaron directamente el
secuestro de los más adelante masacrados al punto de erigirse esta
comprobación, para esa Corporación, en "el centro de gravedad o espina
dorsal de todo el debate por la necesaria relación de causalidad que ella tiene
con su muerte violenta posterior", máxime cuando uno de los dos plagiados
liberados, concretamente John Jairo Muñoz Zapata, informó acerca de la
sentencia de muerte para quienes continuaron cautivos, como a la postre así
ocurrió no sin antes someterlos a torturas, conforme aparece demostrado en
el plenario, descartando, de paso, junto con el único medio de prueba
discutido por la libelista en este reparo, la pretextada muerte ocurrida en el
fragor de un combate con miembros de la subversión, como se hizo ver ante la
opinión pública.

De la misma forma, el ad-quem arribó al juicio de responsabilidad de los


sindicados merced a la valoración del dictamen de necropsia que reportó un
orificio de entrada de proyectil de arma de fuego en la humanidad del occiso
José Evelio con presencia de tatuaje y restos de pólvora, ratificado
ulteriormente por el facultativo Fermín Reynel Gallego Blandón, incompatible
con lesiones producidas en combate, y con fundamento en el indicio de
hallazgo de residuos en los estómagos de los obitados que permitió al juzgador
ad-quem inferir que recibieron alimentos durante su cautiverio.

Los anteriores elementos de convicción no fueron objeto de ataque por la


censora en este cargo, lo cual conspira contra la prosperidad del cargo en
punto de su trascendencia, pues para tal efecto es preciso, como de antaño lo
tiene dicho la Sala, atacar todos los fundamentos del fallo como única forma
de obtener su derrocamiento.

7. Como bien lo pregona la Procuradora Delegada, los fallos de instancia


analizaron de formal integral los medios de prueba aducidos legalmente al
proceso, sin que constituyeran excepción las atestaciones del mayor Javier
Parada Contreras, de los sargentos Lewis Parra Flores y John Jairo Lozano
Díaz, del teniente Luís Quiroga Cubillos y del cabo primero Ignacio Montañez
Ibáñez, sobre las cuales la demandante edifica la causal de violación indirecta
de la ley sustancial derivada de un error de hecho por falso juicio de
existencia por omisión.

Al respecto, téngase en cuenta que las versiones de estos uniformados,


pertenecientes al Grupo Mecanizado Juan del Corral del Ejército Nacional,
forman parte del bloque probatorio a través del cual se pretendió demostrar la
inocencia pregonada por los procesados (....) y (...) en el secuestro y postrer
muerte violenta de quienes en vida respondieron a los nombres de José Evelio
Gallo Gallo y Uberney Giraldo Castro, cuya credibilidad quedó rebatida con el
análisis conjunto de la prueba aportada al proceso.

En efecto, los medios de prueba sobre los cuales gravita el yerro propuesto,
contrario sensu a lo afirmado por la casacionista, fueron apreciados tanto en

437
el fallo de primer grado, el cual erige unidad inescindible con el impugnado,
como en el proferido por el Tribunal, tal cual se extrae de los siguiente apartes
de tales providencias.

8. De las anteriores transcripciones surge diáfano que los juzgadores


valoraron efectivamente las probanzas sobre las cuales la casacionista edifica
el yerro de apreciación atribuido y una cosa muy distinta es que no comparta
las conclusiones extraídas a partir de esa apreciación, para lo cual ha debido
intentar una modalidad diversa de error en su valoración.

9. Si como de manera pacífica la Sala ha sostenido que el fenómeno de la


incongruencia se presenta cuando se afecta la estructura lógica del proceso,
en cuanto el fallo introduce nuevas conductas punibles, agrega circunstancias
específicas o genéricas de agravación, desconoce las específicas de atenuación
tenidas en cuenta al momento de calificar o hace más gravosa la forma de
intervención en el delito, en cuyo caso se impone uno nuevo que se sujete al
marco fáctico y jurídico de la acusación, no queda duda alguna que ello
ninguna relación guarda con el argumento sustento del reparo propuesto por
esta última defensora, conforme al cual el sentenciador para fundamentar su
responsabilidad penal por los delitos de homicidio y secuestro se basó en un
hecho constitutivo del delito de concierto para delinquir por el cual
previamente había precluido investigación mediante determinación que cobró
ejecutoria.

10. Si como de manera pacífica la Sala ha sostenido que el fenómeno de la


incongruencia se presenta cuando se afecta la estructura lógica del proceso,
en cuanto el fallo introduce nuevas conductas punibles, agrega circunstancias
específicas o genéricas de agravación, desconoce las específicas de atenuación
tenidas en cuenta al momento de calificar o hace más gravosa la forma de
intervención en el delito, en cuyo caso se impone uno nuevo que se sujete al
marco fáctico y jurídico de la acusación, no queda duda alguna que ello
ninguna relación guarda con el argumento sustento del reparo propuesto por
esta última defensora, conforme al cual el sentenciador para fundamentar su
responsabilidad penal por los delitos de homicidio y secuestro se basó en un
hecho constitutivo del delito de concierto para delinquir por el cual
previamente había precluido investigación mediante determinación que cobró
ejecutoria.

Tal circunstancia, vale decir, a lo sumo revela una eventual vulneración del
principio de cosa juzgada, el cual esta demandante considera violado sólo
como consecuencia de la incongruencia pero que compagina con los precisos
términos propuestos por la defensora de (...), esto es, por la vía de la violación
directa de la ley sustancial, en este caso por falta de aplicación del
multimencionado artículo 8° del Código Penal y la correlativa aplicación
indebida del 29 ibídem, así como de las normas contentivas de las conductas
punibles endilgadas.

Lo anterior porque, según las casacionistas, a sus patrocinados no obstante


habérseles precluido investigación por el delito de concierto para delinquir

438
mediante determinaciones adoptadas al momento de calificar el mérito del
sumario, las cuales ya han hecho tránsito a cosa juzgada, en el fallo atacado
se les revivió esa imputación para justificar su responsabilidad penal por los
delitos de homicidio y secuestro.

11. Evidente deviene que cuando el ad- aquem refiere en los anteriores
apartes a la pertenencia de los procesados (...) y (...) a la empresa criminal a la
cual contribuyeron con aportes de importancia, de modo alguno hace alusión
a la supuesta asociación entre los miembros del Ejército Nacional -y
específicamente el comando operativo al cual pertenecían- y las denominadas
autodefensas para cometer, ente otras conductas indeterminadas, el secuestro
y postrer homicidio de los señores José Evelio Gallo y Uberney Giraldo,
imputación que se dedujo inicialmente en contra los procesados hasta la
calificación del sumario cuando se les precluyó investigación por el concierto
para delinquir, sino que refiere a su específica intervención en tales conductas
como coautores.

Así mismo, cuando el Tribunal, para fundamentar el fallo condenatorio, alude


al concepto de empresa criminal no lo hace, a diferencia de lo que señalan las
casacionistas, con el fin de establecer su pertenencia a una organización
estructurada por miembros de la Fuerza Pública y grupos armados al margen
de la ley, sino, se reitera, por el cumplimiento de roles para ejecutar el
secuestro y ulterior homicidio de José Evelio Gallo y Uberney Giraldo,
conductas concretas por las cuales se los condenó en la decisión impugnada.

Si ello es así, resulta evidente que no existe identidad de materia entre los
hechos sobre los cuales se fundó la preclusión de investigación y los que
fincan ahora su responsabilidad penal, circunstancia ésta que excluye de
cualquier consideración la vulneración del principio de cosa juzgada de
acuerdo con los argumentos expuestos en esta censura.

12. Tal como lo precisa el Tribunal, no es cierto que la sentencia de primera


instancia adolezca de insubsanables defectos en punto de su fundamentación
que determinen el decreto de nulidad por vulneración del derecho de defensa.

Una revisión objetiva de esa decisión permite arribar a la misma conclusión


consignada por el Tribunal en el sentido de que aun cuando el sentenciador
de primer grado opta marcadamente por la reiterada trascripción de la
prueba, práctica que, dicho sea de paso, hizo demasiado extensa la
providencia, no olvida el análisis jurídico y probatorio, hasta tal punto de que,
como ya se adujo, el fallador de segundo grado sostiene, por una parte, que
sirvió de norte en su tarea valorativa y, por otra, si no hubiere existido no se
explicaría el vehemente ataque emprendido por los representantes de la
defensa a los planteamientos allí contenidos.

13. Mucho menos resulta válida la tercer premisa expuesta por la libelista
para sustentar la censura según la cual el Tribunal por remediar las
incorrecciones de su inferior dejó de lado su labor consistente en resolver los

439
recursos de apelación interpuestos, supuesto esencial para darle cabida a su
tesis de violación del principio de la doble instancia.

Nada más distante de la realidad. El escrutinio detenido del fallo de segunda


instancia conduce a una inferencia totalmente opuesta a la referida por la
demandante.

Sobre el particular, téngase en cuenta que los reclamos elevados por quienes
fungieron como apelantes giraron principalmente en derredor de la
apreciación probatoria de la sentencia de primera instancia y por ello el
Tribunal necesariamente debió acometer su análisis, sin que por ello pueda
decirse que suplantó a su inferior en esa labor.

Además, fácil se observa que el juzgador de segunda instancia de manera


metódica resolvió los reparos elevados por los impugnantes, razón de más
para inferir que no hubo vulneración de los principios de la doble instancia y
del debido proceso como se plantea en la demanda.

14. En relación con el falso juicio de existencia planteado por la libelista


derivado de la omisión de las declaraciones del mayor Javier Antonio Parada
Contreras, del subteniente Luís Mesías Quiroga Cubillos, del cabo primero
Lewis Parra Flórez, del cabo primero Ignacio Antonio Montañez Carvajal y de
la señora Teresa de Jesús Londoño, unánimes en indicar que para el 23 de
enero de 2000, fecha en que ocurrieron los hechos atribuidos a los procesados
(...) y (...) no salieron de la base en Rionegro, la Sala remite a lo expuesto
frente a la primera censura formulada en la demanda de casación a nombre
de este último, en donde, ante una propuesta igual, se demostró que estas
probanzas fueron efectivamente apreciadas por los falladores de instancia,
siguiéndose de ello, entonces, la improcedencia del error propuesto.

15. En cuanto al supuesto error de la misma naturaleza que según la actora


se suscitó frente a las declaraciones de las víctimas, porque "deben analizarse
con una sospecha objetiva de parcialidad, porque … han tenido una inevitable
intervención pasiva en el hecho punible", ninguna acotación especial ameritan
bajo el entendido de que con ese argumento no se alega su desconocimiento
sino que se apunta a cuestionar su credibilidad, situación que no encaja en la
modalidad de error valorativo de las pruebas propuesto por la vía del falso
juicio de existencia por omisión.

16. En lo tocante con la misma clase de error respecto de las declaraciones del
coronel Miguel Ángel Sierra Santos, subteniente Luís Mesías Quiroga Cubillos,
Yamil Enrique Escorcia Espalza, Carlos Alirio Buitrago Bedoya, Jhon Jairo
Giraldo Sánchez, Alfonso Mercado Altamar, Diego de Jesús Quiceno Cardona,
Ricardo López Betancur, Emigdio González Paternina, Enrique Zapa Tapias,
Ubaldo Enrique Quintero Marín, Marco Tulio Ortega Ramírez y Fred Hoyos
Ortiz, dirigidas a demostrar la existencia del combate, valga señalar que, como
bien lo precisa el Ministerio Público, no es dable pregonar su desconocimiento
en la medida en que la mayor parte del discurso argumentativo de los
falladores tuvo por fin precisamente desvirtuar la ocurrencia de las muertes

440
de José Evelio Gallo Gallo y Uberney Giraldo Castro en desarrollo de un
enfrentamiento armado con unidades del grupo mecanizado "Juan del Corral"
apostado en Rionegro, del cual hacían parte los aquí acusados.

17. En lo que versa con el falso juicio de identidad la Sala no encuentra


tergiversación del dictamen de necropsia, como lo señala la demandante, por
no tener en cuenta su ampliación, a través del cual se habría controvertido el
protocolo inicial frente a la presencia en el cadáver de José Evelio Gallo Gallo
de tatuaje en orificio de entrada de proyectil de arma de fuego encontrado en
región preauricular izquierda, al aclarar que el mismo es incompatible con el
fenómeno de explosión de piel descrito en el protocolo inicial del 20 de enero
de 2000.

A diferencia de lo aseverado por la casacionista, la Sala no encuentra


tergiversación alguna del dictamen sólo por el hecho de que en su ampliación
posterior se aclararon algunas imprecisiones que contenía, tales como la
advertida por la censora, por cuanto de su contenido no se descarta
definitivamente la presencia del tatuaje en la lesión descrita(1) , cuya
existencia contribuye, entre otros elementos de juicio, a minar credibilidad a
la tesis de la muerte producida en desarrollo de un combate, como de manera
uniforme lo concluyeron los juzgadores de instancia.

18. La casacionista no logra demostrar que las inferencias lógicas de los


indicios de responsabilidad anteriores construidos por el Tribunal quebrantan
reglas de la sana crítica, toda vez que las presuntas máximas de la
experiencia desconocidas no ostentan el carácter universal y general que de
ellas se exige para considerarlas como tales.

De ese modo, que se hayan encontrado residuos de alimentos en los


estómagos de los occisos ingeridos poco antes de su deceso no descarta el
propósito de los autores de mantenerlos en cautiverio para de inmediato
suprimir su existencia, sin que sea válido aceptar, con carácter general, que
ese solo hecho suprime la posibilidad del secuestro y abre paso a la muerte
producida en combate. En ese orden de ideas, el argumento del Tribunal no
resulta abiertamente contrario a las reglas de la sana crítica, como tampoco
logra así demostrarlo la casacionista a través de este reparo.

19. Respecto del segundo yerro de esta índole planteado por la libelista en
relación con el indicio estructurado con base en el interés de los militares en
desaparecer los cadáveres, es poco lo que se puede indicar ante la evidente
confusión de la demandante, pues antes que demostrar el desconocimiento
evidente de pautas de la sana crítica se entrevera en la omisión del testimonio
de Heriberto de Jesús Londoño quien habría advertido que los occisos
tuvieron mando dentro de las filas de la subversión, de donde surgiría el
interés de los subversivos y no de los militares por recuperarlos.

_______________________________
(1)Fol. 53 del c. No. 10.

441
PONENTE(S) : DRA.MARIA DEL ROSARIO GONZALEZ
DE LEMOS

Sentencia Casación
FECHA : 17/09/2008
DECISION : No Casa
DELITOS : Homicidio agravado, Secuestro extorsivo
PROCESO : 24212
PUBLICADA : Si

29/10/2008

VIOLACION DE LA LEY SUSTANCIAL-Modalidades: Técnica en casación/


COAUTORIA-Configuración

1. Es sabido que la violación directa de la ley de carácter sustantivo versa


exclusivamente sobre un yerro de juicio en el cual incurre el juzgador
respecto de la disposición que se ocupa del supuesto fáctico en concreto.
Dicho error puede ser de selección normativa al radicar en la existencia del
precepto (falta de aplicación o exclusión evidente), por una equívoca
adecuación de los hechos probados a los supuestos que contempla la norma
(aplicación indebida), o bien, de carácter hermenéutico por darle a la
disposición un sentido que no tiene o errar en su significado (interpretación
errónea).

Al recaer el yerro de los juzgadores de manera directa sobre la normatividad,


el debate se ha de circunscribir netamente a lo jurídico para de esa manera
evidenciar que se dejó de lado el precepto que regula la situación específica
demostrada, que tal hecho se ajusta a otra disposición normativa, o que se
desbordó el alcance de la norma aplicada al caso concreto, lo cual exige
necesariamente aceptar la apreciación y declaración de los hechos realizada
por los juzgadores.

En cambio, cuando la discrepancia radica en relación con la actividad


probatoria y la valoración por parte de los falladores, la vía de ataque
legalmente adecuada es la indirecta, ya que a la infracción de la ley sustancial
se llega a través de la infracción de las normas que regulan el ámbito
probatorio.

2. En la coautoría funcional el acuerdo del plan criminal y la decisión


conjunta de su realización, no es necesario que los participantes realicen
íntegramente el tipo penal, ya que cada uno de ellos hace su aporte, sólo que
el delito se les imputa de manera integral.

PONENTE(S) : DR.JULIO ENRIQUE SOCHA


SALAMANCA

442
Auto Casación
FECHA : 29/10/2008
DECISION : Inadmite la Demanda
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Porte de armas de
defensa personal, Secuestro simple
PROCESO : 30062
PUBLICADA : No

NULIDAD-Técnica en casación/ COAUTORIA-Configuración/ FALSO


RACIOCINIO-Concepto/ SENTENCIA-Unidad juridica inescindible/ DERECHO
SUSTANCIAL-Prevalencia/ SENTENCIA ANTICIPADA-Solicitud no tiene
formalidad/ NULIDAD-Principio de residualidad/ CIRCUNSTANCIAS DE
AGRAVACION PUNITIVA-Deben aparecer en la resolución de acusación tanto
las genéricas como las específicas fáctica y jurídicamente/ CIRCUNSTANCIAS
DE AGRAVACION PUNITIVA-Obrar en complicidad con otros/ CONFESION-
Requisitos para tener derecho a la reducción/ SENTENCIA ANTICIPADA-
Aplicación por favorabilidad de la Ley 906 de 2004 art.351/ SENTENCIA
ANTICIPADA-Rebaja punitiva hasta la mitad: Dosificación/ INHABILIDAD
PARA EL EJERCICIO DE DERECHOS Y FUNCIONES PUBLICAS-Máximo
Código Penal 1980/ SENTENCIA ABSOLUTORIA-Prevalencia frente a la
prescripción/ SENTENCIA ANTICIPADA-Aplicación de la favorabilidad:
Salvamento parcial de voto

1.La Sala ha sido enfática y reiterativa al señalar que cuando al amparo de la


causal tercera de casación se pretende la nulidad por afectación de las formas
propias del juicio o por vulneración de las garantías judiciales, el demandante
tiene la carga procesal de demostrar que la irregularidad invocada le
representó un daño real y concreto que devino en detrimento de sus intereses
dentro del desarrollo de la actuación.

2.Lo anterior carece de cualquier fundamento jurídico, como quiera que el


hecho de que una persona admita haber realizado materialmente la acción
que produjo el resultado típico de ninguna manera excluye la posibilidad de
que otros individuos hayan contribuido de manera esencial para la obtención
del mismo, como ocurre en este caso con (.....), quien acordó recoger a la
víctima en el vehículo de su propiedad, lo condujo mientras la víctima era
agredida por su compañero y, finalmente, lo ayudó a deshacerse del cadáver.

Es más, incluso en el acta de formulación de cargos correspondiente, el


representante del organismo acusador hizo alusión, dentro de la imputación
realizada en contra de (.....), a la participación y móvil que (.....) tenía para la
realización del injusto:

"También hay evidencia de que los hechos se produjeron por un motivo


abyecto o fútil, si se tiene en cuenta la presunta discusión existente entre el
hoy occiso y el sindicado aquí presente, además de que existe evidencia de

443
que, al parecer, los hechos se originaron por la deuda existente entre el señor
(.....) y el señor (.....)" .

Con lo anterior, la Fiscalía quiso enfatizar que, a pesar de que (.....) admitió
haber jalado del gatillo, no descartaba la intervención de otros partícipes,
pues consideró que la muerte de (.....) obedeció a los intereses económicos de
(.....), quien justamente participó desde un punto de vista objetivo en el
desarrollo de los hechos de la forma como lo señalaron los procesados en sus
respectivas versiones y, por lo tanto, su acción fue determinante para la
obtención del resultado contemplado en la norma.

3.Cuando en sede de casación se plantea un error de hecho por falso


raciocinio, la Sala ha dicho que para que prospere la censura es menester
verificar que el Tribunal, al valorar el mérito persuasivo de los medios de
prueba, desconoció postulados de la sana crítica que lo llevaron a adoptar
una decisión diferente a la que revelaba el proceso y, debido a ello, el
demandante tiene la carga procesal de señalar cuáles fueron las leyes
científicas o los principios lógicos o las máximas de la experiencia que se
vulneraron, de qué manera se presentó dicha afectación y cuál fue su
trascendencia frente al fallo adoptado.

4.La juez a quo (cuya decisión, al haber sido confirmada por el Tribunal, ha
quedado integrada para efectos de este recurso con la del ad quem en una
unidad jurídica imposible de escindir) no sólo valoró la relación comercial
entre los sujetos activos y el sujeto pasivo de la conducta, al igual que los
vínculos de éstos con (.....) , sino que además trajo a colación, entre otros
aspectos, (i) la salida de (.....) del archipiélago de San Andrés, horas después
de haber ocurrido los hechos ; (ii) el que fuera el taxista (.....), y no cualquiera
de los otros dos ocupantes del vehículo, quien buscara a Álvaro Mario
Mosquera García en la recepción del hotel Sol Caribe Centro ; (iii) las huellas
de sangre que se encontraron en el interior del vehículo, que de manera
infructuosa habían intentado borrarse en la madrugada siguiente al hecho ;
(iv) el sitio en donde fue hallado el cadáver ; (v) la confidencia que (.....)
compartió con un amigo por sentir que mantenía económicamente tanto al
hermano de Luz Dary Heredia Ortiz como a su antiguo esposo ; (vi) la
experiencia de (.....) en el manejo de armas de fuego y la mala explicación que
dio acerca de su viaje y presencia en el archipiélago ; (vii) la presentación
voluntaria de los procesados ante las autoridades, que se dio cuando ya
estaba reunida la mayor parte de los elementos de juicio para vincularlos ; y
(viii) la ubicación de la víctima y de quien disparó en la parte trasera del
vehículo, cuando lo lógico era que alguien se hubiera sentado al lado del
conductor .

5.El principio de prevalencia del derecho sustancial consagrado en el artículo


228 de la Constitución Política es una manifestación directa de los fines y
cometidos del Estado Social de Derecho, según el cual el papel que cumple el
juez dentro de la interpretación de la ley no puede estar supeditado a la
estricta observancia de los requisitos y exigencias literales contenidas en la
norma, sino a la materialización del valor de justicia emanada de ella, aspecto

444
que implica alcanzar una efectiva comunicación entre el derecho y la realidad
social, de conformidad con las circunstancias particulares de cada asunto.

De ahí que la labor del funcionario judicial para aplicar la ley no obedece a
una actividad mecánica y desligada de su entorno, sino que, por el contrario,
implica la necesidad de adaptar, restringir, hacer extensivos los efectos o
incluso acondicionar, mediante su intervención interpretativa, el contenido
material de los preceptos legales llamados a regular el caso, para de esta
manera llegar a soluciones "justas", es decir, a posturas que estén en armonía
con los fines del Estado Social de Derecho, así como el conjunto de principios
y valores que integran el ordenamiento jurídico.

En palabras de la Corte Constitucional, esta forma de interpretar el derecho


obedece a la "pérdida de la importancia sacramental del texto legal, entendido
como emanación de la voluntad popular" a favor de una "mayor preocupación
por la justicia material y por el logro de soluciones que consulten la
especificidad de los hechos" .

6.Tanto el inciso 1º del artículo 40 de la ley 600 de 2000, actual Código de


Procedimiento Penal, como el inciso 1º del artículo 37 del decreto 2700 de
19991, anterior ordenamiento adjetivo, establecen que "el procesado podrá
solicitar que se dicte sentencia anticipada".

Como quiera que esta figura implica la renuncia al derecho de que se agote de
manera ordinaria el trámite del proceso, la razón de ser de esta disposición,
en el sentido de que sea el mismo procesado y no cualquier otro sujeto
procesal quien solicite acogerse al mecanismo, responde a la necesidad de
garantizar que en todos y cada uno de los casos esa renuncia sea, sin lugar a
equívocos, producto de una voluntad libre de todo tipo de apremios, presiones
o engaños. Así lo ha entendido de tiempo atrás la jurisprudencia de la Sala:

"La terminación anticipada del proceso, en su especie genérica recogida por el


artículo 37 del Decreto 2700 de 1991, y la sentencia anticipada y la audiencia
especial de que tratan los artículos 3º y 4º de la ley 81 de 1993, y 11 de la ley
365 de 1997, (artículo 40 de la ley 600 de 2000), constituyen actos de
disposición del desarrollo de la acción penal, en cuanto permiten al sindicado
renunciar a parte del juicio de responsabilidad penal, obteniendo, a cambio,
una sustancial rebaja de pena que no lograría por los trámites ordinarios del
proceso, pues se trata de instituciones jurídicas que se fundan en la
conveniencia que el procesado pueda tomar parte en la definición de su
responsabilidad, asintiendo la acusación o conviniendo los términos de la
condena, según el caso, y renunciando a la actuación procesal subsiguiente al
acto de aceptación con el fin de que el juez proceda a dictar sentencia.

"Siendo entonces, por ministerio del rito que estos instrumentos le permiten al
procesado participar activamente en las decisiones que lo afectan, es a este
sujeto procesal a quien corresponde hacer explícita de manera inequívoca,
diáfana y voluntaria la manifestación de querer renunciar a la controversia
fáctica y jurídica por los hechos punibles que le han sido imputados en la

445
providencia por la cual se le impuso medida de aseguramiento, o se le convocó
a responder en juicio, según la etapa en la que el proceso se encuentre al
momento de la solicitud, para expresar allanamiento libre y voluntario a los
cargos que se le formulen, y aceptar de esta manera su responsabilidad penal
por el hecho atribuido" .

Lo anterior, sin embargo, no implica que la manifestación o solicitud por parte


del procesado de acogerse a sentencia anticipada constituya un requisito
imprescindible o absolutamente necesario en aquellos casos en los que se
verifique la observancia al fin último que persigue el legislador, consistente en
que la renuncia del directa-mente interesado al derecho de continuar con el
trámite ordinario de la actuación haya sido real, libre y voluntaria.

De ahí que la Sala haya estimado en pretérita oportunidad que la intención


del procesado de acogerse a sentencia anticipada puede ser ratificada de
distintas maneras, incluso con la actuación posterior a la solicitud
correspondiente tanto de él como de su defensor:

"Además de que la intención del procesado de acogerse a sentencia anticipada


surge clara de la manifestación que hizo en la indagatoria, su voluntad de
hacerlo aparece después ratificada por la actitud de conformidad y
acatamiento que asumió frente a la decisión de la Fiscal de fijar el 13 de
marzo de 1998 para la realización de la diligencia de formulación anticipada
de cargos, y por la actitud asumida por su defensor antes y después de ella,
pues fijada la fecha para llevarla a cabo no se opuso a su celebración, y
después presentó un memorial dirigido al Juez competente, donde solicitaba
el otorgamiento del subrogado penal de la "libertad condicional"" .

En consecuencia, el trámite para llevar a cabo la sentencia anticipada como


mecanismo efectivo de terminación abreviada del proceso depende de que en
cada situación en particular se demuestre que la intención del procesado era
la de acogerse libre y voluntariamente a esta figura, sin perjuicio de que haya
sido expresamente solicitada por él mismo o tan solo por su defensor.

En este orden de ideas, cuando el Juzgado Penal del Circuito de San Andrés
interpretó el alcance del artículo 27 del decreto 2700 entonces vigente (actual
artículo 40 de la ley 600 de 2000), ignoró el principio de prevalencia de lo
sustancial sobre las formas previsto en el artículo 228 de la Carta Política, ya
que invalidó la diligencia de formulación y aceptación de cargos para
sentencia anticipada con el argumento de que la solicitud expresa por parte
del procesado era un requisito indispensable, sin tener en cuenta que la
misma actuación evidenciaba de manera inequívoca que su voluntad siempre
fue la de que se lo condenara anticipadamente.

En efecto, tal como se observa en precedencia (supra 2.2.1), (.....) no sólo


había manifestado su intención de acogerse a la diligencia de audiencia
especial prevista en el artículo 37-A del anterior Código de Procedimiento
Penal y, ante la negativa del funcionario instructor, su defensor señaló que la

446
voluntad de su protegido consistía, entonces, en acogerse a la figura de la
sentencia anticipada.

En otras palabras, aunque en este caso la solicitud para acogerse a sentencia


anticipada provino del defensor y no del procesado, aquél dejó en claro que
contaba con la anuencia de éste.

Adicionalmente, les asiste la razón tanto a la demandante como al


representante del Ministerio Público cuando adujeron que, de cualquier
forma, la diligencia de formulación y aceptación de cargos no sólo ratifica la
voluntad de(.....) de someterse a este mecanismo de terminación abreviada del
proceso, sino que además demuestra que la misma fue libre, consciente,
asesorada, debidamente informada y sin ningún tipo de coacciones, presiones
o engaños.

Por lo tanto, no había motivo jurídicamente atendible que impidiera el normal


devenir del trámite de sentencia anticipada para este asunto, por lo que el a
quo, a pesar de que manifestó obrar en defensa del debido proceso y demás
garantías judiciales, lo único que hizo con su decisión fue afectar de manera
trascendente el derecho que el procesado había adquirido en forma legítima de
obtener la rebaja punitiva prevista para estos efectos y, de paso, menoscabar
el interés de la administración de justicia en ahorrar recursos y esfuerzos
para la solución eficaz de los conflictos.

7.La corrección de semejante error de actividad, sin embargo, no radica en


declarar la invalidez de lo actuado, como lo pretende la demandante, en la
medida en que uno de los principios que rigen a la declaratoria de nulidad es
el de la naturaleza residual de la misma, según la cual se trata de una medida
extrema que únicamente puede decretarse cuando no existe otro mecanismo
procesal para subsanar la irregularidad.

8.En aras de salvaguardar el principio de congruencia dentro del proceso de


dosificación punitiva, la Sala ha establecido una línea jurisprudencial a partir
de la sentencia de 23 de septiembre de 2003, según la cual el funcionario no
podrá reconocer circunstancia genérica de agravación alguna si no ha sido
imputada clara e inequívocamente desde un punto de vista jurídico en la
resolución de acusación o su equivalente (acta de formulación de cargos o
diligencia de variación de la calificación jurídica de la conducta), como quiera
que tales agravantes inciden de manera directa en la determinación del
ámbito de movilidad en el que se individualiza la sanción, según el sistema
previsto en la ley 599 de 2000:

9.Así mismo, la Corte ha precisado que el señalamiento en la acusación de


determinada forma de participación plural de personas para la realización de
la conducta punible (coautoría, complicidad, determinación, etc.) no
constituye por sí mismo una inequívoca imputación jurídica de la
circunstancia genérica de agravación consagrada en el numeral 10 del
artículo 58 de la ley 599 de 2000, que se refiere al "[o]brar en coparticipación
criminal":

447
En el presente asunto, (.....) no sólo se presentó voluntariamente ante las
autoridades con el fin de confesar su participación en la muerte de Álvaro
Mario Mosquera García, sino que además tal admisión, aunque no constituyó
el único sustento probatorio de las providencias, le resultó útil a la
administración de justicia en aras de establecer la acción concreta realizada
por cada uno de los procesados, así como para corroborar las circunstancias
concretas que rodearon a la muerte de la víctima. En palabras del a quo:

10.En este sentido, es menester recordar que la mayoría de la Sala, en


reciente decisión , ha reconocido para los asuntos sometidos bajo la ley 600
de 2000 la aplicación retroactiva del inciso 1º del artículo 351 de la ley 906 de
2004, Código de Procedimiento Penal para el sistema acusatorio, que
establece lo siguiente:

"Artículo 351-. Modalidades. La aceptación de los cargos determinados en la


audiencia de formulación de la imputación comporta una rebaja hasta de la
mitad de la pena imponible, acuerdo que se consignará en el escrito de
acusación".

Así mismo, la Sala ha precisado que para efectos de la dosificación punitiva la


determinación de la rebaja que comporta el "hasta la mitad de la pena
imponible" depende del mayor o menor desgaste en recursos humanos y
técnicos que le haya ahorrado a la administración de justicia en el caso
concreto:

"Si bien el citado artículo 351 no consagra directriz que sirva de guía para
encontrar cuál es la proporción de reducción sobre la pena finalmente
impuesta a la conducta punible realizada por el imputado, sí está implícita en
la misma naturaleza del instituto, que busca reconocerle el mérito por su
conducta procesal, es decir, un premio por optar un camino que significa
materializar los principios de celeridad, eficacia y eficiencia insertos en el de
lograr pronta y cumplida justicia que orienta la función pública de
administración de justicia.
"De esa forma, el fiscal, si decide llegar a un acuerdo con el imputado a raíz de
la aceptación de los cargos en la audiencia preliminar, o el juez al dictar
sentencia si no se celebra pacto al respecto, deberán sopesar el significado del
allanamiento en términos de la oportunidad y rapidez con qué se hizo, la
magnitud del ahorro de esfuerzos y recursos investigativos que esa conducta
post delictual significó, con el fin de establecer el porcentaje de disminución
de la pena que se fijó para la conducta punible realizada, que por tal razón
merezca el procesado" .

En este asunto, como la Sala advierte que la aceptación de cargos para


sentencia anticipada se produjo cuando el organismo instructor ya había
reunido la mayoría de los elementos de juicio, distintos a la confesión
calificada de (.....), que utilizó en contra de éste y del otro procesado, sólo le
reconocerá al monto de doscientos cincuenta y ocho meses y diez días de
prisión la rebaja de la tercera parte de que trata el artículo 40 de la ley 600 de

448
2000 (equivalente a ochenta y seis meses y tres días), aumentada en dos
meses y siete días, para una pena final que equivale a ciento setenta meses de
prisión o, lo que es lo mismo, catorce (14) años y dos (2) meses de prisión.
_________________________________________________

FALTA TESIS VER PROVIDENCIA COMPLETA

PONENTE(S) : DR.JULIO ENRIQUE SOCHA


SALAMANCA

Sentencia Casaciòn
FECHA : 29/10/2008
DECISION : Casa Parcial y de Oficio
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 22047
PUBLICADA : No
NOTAS ACLARATORIAS : DR.JORGE LUIS QUINTERO MILANES -
Salvamento Parcial de Voto
DR.SIGIFREDO ESPINOSA PÉREZ -
Salvamento Parcial de Voto
DR.YESID RAMIREZ BASTIDAS - Salvamento
Parcial de Voto
DRA.MARIA DEL ROSARIO GONZALEZ DE
LEMOS - Salvamento Parcial de Voto

02/12/2008

INIMPUTABILIDAD-Obligación de determinarla/ INIMPUTABILIDAD-


Experticio/ INIMPUTABILIDAD-Relación con la conducta delictiva/
VIOLACION DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL-Concepto/ VIOLACION
INDIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL-Concepto/ TEORIA DEL DOMINIO DEL
HECHO-Noción/ COAUTORIA-Elementos/ DOLO-Noción/ DOLO-Prueba

1.No desconoce la Sala que el valor esencial de la persona humana,


reconocido desde el texto constitucional, impone la obligación a los
funcionarios judiciales, como garantes de los derechos fundamentales, que si
algún dato procesal o las mismas manifestaciones del sindicado permite
vislumbrar la situación de minusvalía relacionada con las facultades de
comprensión y determinación en sus comportamientos, se disponga lo
necesario para ofrecerle el tratamiento judicial, punitivo y aún clínico
adecuado.

2.Igualmente, resulta diáfano que para el juicio sobre la capacidad mental de


la persona se ha de acudir a las ciencias auxiliares a fin de que expertos
médicos, sicólogos o siquiatras determinen científicamente la eventual
alteración de las facultades cognoscitivas, intelectivas o volitivas del
procesado, además de su clase y entidad que puedan conllevarle la limitación

449
para reconocer la ilicitud de la conducta y de determinarse de acuerdo con la
comprensión que de ello tenga, luego de lo cual corresponderá la valoración
jurídica sobre la relación modal y temporal de fenómeno mental con el
comportamiento delictivo objeto de estudio a fin de predicarle la calidad de
inimputable con miras a prodigarle la atención terapéutica de rehabilitación o
curación que amerite.

3.Así mismo, la Corte ha precisado que falta de la prueba técnica, como medio
idóneo para determinar el trastorno mental del que adolezca el procesado,
puede socavar las bases estructurales del debido proceso; sin embargo, es
este caso es patente que la falta de trascendencia del cargo anunciado le resta
la idoneidad necesaria para su admisión toda vez que el procesado sí fue
valorado psiquiátricamente y se concluyó que no estaban alteradas sus
facultades mentales y por lo tanto tenía la capacidad de comprender la ilicitud
del comportamiento y de autorregularse de acuerdo con esa comprensión.

4.Es sabido que violación directa de la ley sustancial versa exclusivamente


sobre un yerro de juicio respecto del precepto que se ocupa de regular el
supuesto fáctico en concreto. Dicho error puede ser de selección normativa al
radicar en la existencia de la disposición (falta de aplicación o exclusión
evidente), por una equivocada adecuación de los hechos probados a los
supuestos que contempla la norma (aplicación indebida), o bien, de carácter
hermenéutico al darle a la disposición un sentido que no tiene o errar en su
significado (interpretación errónea).

Al recaer el yerro de los juzgadores de manera directa sobre la normatividad,


el debate se circunscribe netamente a lo jurídico para de esa manera
evidenciar que se dejó de lado el precepto regulador de la situación específica
demostrada, que tal hecho se ajusta a otra disposición normativa, o que se
desbordó el alcance de la norma aplicada al caso concreto, lo cual exige
necesariamente aceptar la apreciación y declaración de los hechos realizada
por los juzgadores.

5.En cambio, cuando la discrepancia versa sobre la actividad probatoria y la


valoración por parte de los falladores, la vía de ataque legalmente adecuada es
la indirecta, ya que a la infracción de la ley sustancial se llega de manera
mediata, esto es, a través de la infracción directa de las normas que regulan el
ámbito probatorio.

6.Según la teoría del dominio del hecho, autor es quien domina el hecho y
para efectos de la coautoría lo decisivo es tener un dominio funcional del
hecho, pues cada sujeto domina el acontecer total en cooperación con los
demás, no tiene en sí mismo un dominio parcial, ni tampoco el dominio
global, sino que éste se predica de todos.

7.De acuerdo con la definición prevista en el artículo 29 de la ley 600 de 2000


relacionada con que "Son coautores los que, mediando un acuerdo común,
actúan con división del trabajo criminal atendiendo la importancia del aporte",
la Corte Suprema de Justicia ha enfatizado en la necesaria presencia de los

450
siguientes elementos: i) un acuerdo o plan común; ii) división de funciones y
iii) trascendencia del aporte en la fase ejecutiva del ilícito.

Lo anterior implica al operador judicial sopesar el factor subjetivo relacionado


con el asentimiento expreso o tácito de los sujetos conforme al plan común y
su decidida participación en tal colectividad con ese propósito definido, así
como factores objetivos dados por la conducta desplegada por cada uno como
propia de una labor conjunta o global y la entidad de tal aporte, siempre y
cuando tal contribución se haya dado en la fase ejecutiva del comportamiento,
de ahí que las situaciones relacionadas con la ideación o con los actos
preparatorios, o posteriores a su consumación no constituyan couatoría.

8.De acuerdo con el artículo 22 de la Ley 599 de 2000, la conducta es dolosa


cuando el agente conoce los hechos constitutivos de la infracción penal y
quiere su realización (dolo directo), y también cuando la realización de la
infracción penal ha sido prevista como probable y su no producción se deja
librada al azar (dolo eventual). En este último el sujeto se representa una
probabilidad concreta de realizar una conducta punible que no hace parte de
su propósito criminal pero la asume al no intentar evitarla y dejar su no
producción encomendada a la suerte.

9.La Sala ha enfatizado en que para la determinación procesal del dolo


aunque es factible que a través de la confesión del procesado, respaldada por
los demás elementos de prueba, se logre acreditar, en ocasiones se debe
establecer a partir del examen de las circunstancias externas que rodearon los
hechos, ya que tanto la intencionalidad en afectar un bien jurídico, o la
representación de un resultado ajeno al querido por el agente y su asunción al
no hacer nada para evitarlo, al ser aspectos del fuero interno de la persona se
han de deducir de los elementos objetivos que arrojan las demás probanzas.

PONENTE(S) : DR.JULIO ENRIQUE SOCHA


SALAMANCA

Auto Casación
FECHA : 02/12/2008
DECISION : Inadmite demanda
DELITOS : Homicidio agravado, Secuestro extorsivo,
Tentativa de hurto calificado y agravado, Secuestro extorsivo agravado, Porte
ilegal de arma de fuego de defensa pers
PROCESO : 27677
PUBLICADA : Si

27/02/2009

SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Casación: Naturaleza y fines/ SISTEMA


PENAL ACUSATORIO-Casación: Demanda, requisitos/ SISTEMA PENAL
ACUSATORIO-Nulidad: Técnica en casación/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-

451
Nulidad: Debido proceso, técnica en casación/ SISTEMA PENAL
ACUSATORIO-Nulidad: Derecho de defensa, técnica en casación/ SISTEMA
PENAL ACUSATORIO-Principio de imparcialidad/ JUEZ NATURAL-Noción/
INDEPENDENCIA JUDICIAL-Concepto/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Juez
imparcial/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Recusación: Técnica en casación/
SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Impedimento: Haber participado dentro del
proceso/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Violación indirecta de la Ley
sustancial: Falso raciocinio; técnica en casación/ SISTEMA PENAL
ACUSATORIO-Violación directa de la Ley sustancial: Técnica en casación/
HOMICIDIO-Con sevicia/ COAUTORIA-Concepto

1. La Sala ha venido abordando el tema del recurso extraordinario de casación


en el marco del sistema acusatorio colombiano y lo ha definido como un
mecanismo de control constitucional y legal que procede contra las sentencias
proferidas en segunda instancia por los Tribunales Superiores en los procesos
adelantados por delitos, independientemente de la pena con la cual los
sancione el legislador, cuando se afectan derechos o garantías fundamentales
(artículo 181 de la ley 906 de 2004), cuya materialización se debe cumplir a
través de una demanda que no es de libre elaboración porque debe ceñirse a
rigurosos parámetros lógicos y a causales taxativas, no obstante la gran
flexibilidad permitida, acorde con la estructura del Estado Constitucional de
Derecho acogido por el constituyente (1).

2. En relación con los requisitos de la demanda que sustente la impugnación


extraordinaria, ha señalado que si bien el nuevo estatuto procesal no enumera
rigurosamente los requisitos que debe cumplir un libelo de casación como lo
hacía el anterior artículo 212, de los artículos 183 y 184 se pueden deducir
los siguientes:

1. Que se señalen de manera precisa y concisa las causales invocadas.

2. Que se desarrollen los cargos, esto es, que se expresen sus fundamentos
o se ofrezca una sustentación mínima. Y,

3. Que se demuestre que el fallo es necesario para cumplir algunas de las


finalidades del recurso.

Esto porque de conformidad con lo establecido en el inciso 2° del artículo


últimamente citado, no será seleccionada la demanda que se encuentre en
cualquiera de los siguientes supuestos:

(i). Si el demandante carece de interés jurídico.

(ii). Si prescinde de señalar la causal.

(iii). Si no desarrolla los cargos de sustentación, y

(iv). Cuando de su contexto se advierta fundadamente que no se precisa del


fallo para cumplir algunas de las finalidades del recurso.

452
3.Temática frente a la cual la Sala ha sostenido que ella está referida a los
defectos sustanciales de garantía o de estructura aptos para invalidar las
actuaciones, lo cual implica que la sentencia se haya dictado en juicio viciado,
con la prevención que no cualquier irregularidad conspira contra la vigencia
del proceso pues la afectación debe ser esencial y estar vinculada en calidad
de medio para socabar algún derecho fundamental de los sujetos procesales, y
si bien la demanda correspondiente no exige formas específicas para su
proposición, sustentación y desarrollo, tampoco es un escrito de libre factura
porque igual que en las otras causales, debe ajustarse a ciertos parámetros
lógicos de modo que se comprenda con claridad y precisión los motivos de
ataque, las irregularidades sustanciales alegadas y la manera como se
quebranta la estructura del proceso o se afectan las garantías de los
intervinientes.

4.Los motivos que generan esta causal son específicos, como lo señala el
principio de taxatividad (art. 458), y son: la nulidad derivada de la prueba
ilícita y la cláusula de exclusión (arts. 23 y 455); la nulidad por incompetencia
del juez (art. 456); y, la nulidad por violación a garantías fundamentales:
derecho a la defensa y debido proceso, en aspectos sustanciales (art. 457).

5.Cuando se denuncia la vulneración del debido proceso, corresponde al


demandante determinar en cuál de los diferentes eslabones concatenados y
subsiguientes que lo estructuran se presenta el irremediable defecto, vr. gr.,
en la formulación de la imputación, en la formulación de la acusación, en el
juicio oral, en alguna de las audiencias de obligatoria realización o en los
fallos de instancia.

También le corresponde al censor demostrar que la irregularidad cometida


durante el desarrollo del proceso e inadvertida en el fallo, incide de tal manera
que para remediarla no queda ninguna alternativa distinta a invalidar las
diligencias y por eso quien así alega debe indicar con precisión el momento
procesal al que han de retrotraerse las actuaciones una vez excluidas las
alcanzadas por los vicios.

Si la nulidad se vincula a la vulneración del derecho de defensa por ausencia


de esta garantía o porque el profesional a cargo de la misma dejó de solicitar
pruebas o no interpuso los recursos de ley, o si la causa generadora de
invalidez se refiere al desconocimiento del principio de imparcialidad o a la
deficiencia en materia probatoria, para la correcta formulación de la censura,
corresponde al demandante ocuparse de cada uno de esos tópicos
demostrando la trascendencia directa que el error in procedendo refleja o se
recoge en el fallo y demostrar que de no haberse consolidado la irregularidad
denunciada, el desarrollo de la actuación como probabilidad habría podido ser
otro y distintos los extremos de lo resuelto, al punto que sólo así se torna
dable acreditar que el vicio sustancial propuesto únicamente se puede
enmendar a través del remedio extremo y garantista de la nulidad.

453
6.Al postular el recurrente que el fallo se dictó con transgresión del principio
de imparcialidad, ha de recordarse que éste rige la actuación de los
funcionarios judiciales, el cual se deriva por interpretación del de igualdad
(artículo 13 Const. Polt.), es un postulado que se integra a la categoría general
de debido proceso en lo que corresponde al principio de juez natural el que
además de gozar de autonomía deberá actuar con transparencia, criterios que
constituyen regulaciones funcionales que en la ley 906 de 2004 se recogen en
el artículo 5° (2) ejusdem.

7.El concepto de Juez natural como imperativo constitucional se erige en una


garantía formal y material en orden a que los ciudadanos en desarrollo del
principio de igualdad no puedan llegar a ser sometidos a persecuciones por
parte del Estado por razones políticas, raciales, ideológicas o de cualquier otra
índole, conjurando que el aparato jurídico-penal se pueda llegar a ejercer de
manera arbitraria o ilegal.

Por juez natural se entiende al funcionario judicial preexistente a las


conductas objeto de investigación y juzgamiento penal, instituido por la
Constitución o la ley con competencias singularmente establecidas, quien a
su vez deberá pronunciarse de manera imparcial, es decir, sin sometimiento,
ni dependencia ideológica, discursiva, ni conceptual de ningún otro órgano o
funcionario de la rama ejecutiva, legislativa, incluidos sus inmediatos
superiores. Estos reglados de autonomía de igual se aplican a los funcionarios
de la Fiscalía General de la Nación(3) , quienes no podrán tener ninguna clase
de incidencia personal ni corporativa en las decisiones cuando de efectuar
pronunciamientos se trate.

8.No obstante se afirme por algunos que no es dable establecer diferentes


tipos de independencia judicial en la medida que, ésta expresión se utiliza con
referencia a las subordinaciones de hecho y como una categoría de derecho,
es posible considerar que en los contextos históricos y materiales de la
sociedad colombiana la que en efecto es particular y diferenciada, es dable
comprender la independencia judicial desde las siguientes relaciones:

a.- Respecto de la rama ejecutiva y legislativa, no sólo en lo relativo a la


autonomía en la toma de decisiones.

b.- Independencia de los jueces con relación a sus inmediatos superiores. En


efecto, si bien es cierto en el poder público de la rama jurisdiccional existen
unos funcionarios que desde el punto de vista funcional se erigen como de
mayor rango, debe tenerse absoluta claridad que éstos por mandato
constitucional están vedados para tener incidencia personal o corporativa en
las decisiones judiciales adoptadas por los jueces de menor jerarquía y que el
hacerlo los puede hacer incursos en presuntos injustos penales o
disciplinarios.

c.- Independencia de los jueces respecto de los medios de control informal, en


especial en relación con los grupos económicos hegemónicos en el poder y de
los consorcios de comunicación quienes a la postre y de hecho se han

454
convertido en el cuarto poder, con ejercicios unas veces de manera abierta,
otras de manera velada de constreñimiento, enjuiciamiento y censura respecto
de las determinaciones de los funcionarios judiciales(5) .

Al colocarse de presente que una de las características del juez natural está
dada en haber sido instituido con sus debidas competencias y facultades de
manera preexistentes a las conductas que deba investigar o juzgar, de contera
se constituye en una garantía de imparcialidad en orden a que al Estado se le
impida designar jueces especiales a posteriori de la ocurrencia de los hechos.

La independencia judicial como elemento inherente a la categoría de juez


natural, debe mirarse en concreto en la práctica aplicada, toda vez que se
relaciona directamente con la debida competencia y con el principio de
legalidad, es decir, con las formas propias de cada juicio.

Aquella en materia procesal, se fija de manera preexistente a las conductas


objeto de interés penal, se constituye en la delegación funcional que recibe un
juez del Estado en orden a facultarlo constitucional y legalmente para resolver
singulares desvalores de acto y de resultado.

En esa medida, deberá ser precisa y determinada por la constitución o por la


ley procesal. Lo anterior, traduce que no puede fijarse a través de actos
administrativos, decretos, resoluciones o circulares internas. Así se evita la
posibilidad de instituir jueces ex post facto, es decir, funcionarios judiciales
designados con posterioridad a la materialización de los comportamientos
objeto de investigación y juzgamiento.

La independencia judicial de juez competente hace parte de la legalidad del


procedimiento y se liga a las formas propias del juicio, al punto que las
falencias o irregularidades o violación al factor competencia genera nulidad en
los términos del artículo 456 de la Ley 906 de 2004 (6).

El principio en comento es complejo o mejor integrativo, pues el juez, además,


de ser natural o preexistente a las conductas de su debida competencia e
interés penal, deberá ser autónomo, independiente e imparcial y en sus
providencias solo estará sometido al imperio de la ley .

Debe observarse que el artículo 29 constitucional en cita sólo hace referencia


a la característica de la debida competencia al instituir que "nadie podrá ser
juzgado sino conforme a leyes preexistentes al acto que se le imputa ante juez
o tribunal competente" y en los artículos 228 y 230 ejusdem se hace mención
a las categorías de autonomía e independencia, sin dejar de advertir que la
equidad, la jurisprudencia, los principios generales del derecho y la doctrina
son criterios auxiliares del derecho, pero sin hacer referencia al elemento de
imparcialidad cuya existencia constitucional se deduce de los dictados del
artículo 13 de la Carta Política.

Téngase en cuenta que los artículos 228 y 230 en cita los que consagran la
independencia judicial, en sus textos hacen un llamado normativo a los otros

455
órganos y funcionarios del poder público incluidos los judiciales a no
inmiscuirse en las decisiones jurisdicciones.

A su vez, se hace necesario puntualizar que la independencia judicial no es un


dictado constitucional de contenidos absolutos o ilimitados que pueda
confundirse con discrecionalidad, ni mucho menos con arbitrariedad, pues
por esa vía normativa no se conceden al juez facultades abiertas o
desbordadas de actuación, valoración probatoria, ni de disposiciones
incondicionadas o sin ninguna clase de referentes normativos, dogmáticos,
doctrinarios o jurisprudenciales incluidos los de la Sala Penal de la Corte
Suprema de Justicia.

Por el contrario, en las determinaciones que se profieran en primera instancia


o en segundo grado, como revocar, confirmar, anular, modificar o apartarse de
las decisiones tomadas por los funcionarios judiciales de menor rango según
el mandato del artículo 230, el juez sea este individual o corporativo estará
sometido en un todo al imperio de la ley, categoría que no es escueta, ni se
refiere de manera exclusiva o residual a las regulaciones formales del
respectivo texto legal observado en una visión exegética. El imperio de la ley se
constituye en un postulado integrativo o complejo en el cual se incluyen el
valor normativo de las decisiones proferidas por la Sala Penal de la Corte
Suprema de Justicia y desde luego de la Corte Constitucional, precedentes
jurisprudenciales de los que se podrá apartar el juez, estando obligado a
exponer razonadamente los fundamentos jurídicos, en los eventos en que a
pesar de existir similitudes entre el caso que se debe resolver y el resuelto con
anterioridad, existan diferencias no considerados en el primero que impiden
igualarlos, o cuando la doctrina ha sido adecuada a una situación social
determinada que no responda a los cambios posteriores, o cuando el juez
considere que aquella resulta errónea por ser contraria a los valores,
principios y derechos del ordenamiento jurídico, o cuando se hubiesen dado
cambios constitucionales o legales novedosos no tratados en la providencia
considerada como precedente.

::::::
_________________________________________________
1. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sala de Casación Penal, Autos del 24 de
noviembre de 2005, rad. 24.323; del 14 de febrero de 2006, rad. 24.611; y del
23 de marzo de 2006, rad. 25.197, entre otros.
2. Imparcialidad. Art. 5°. En ejercicio de las funciones de control de
garantías, preclusión y juzgamiento, los jueces se orientarán por el imperativo
de establecer con objetividad la verdad y la justicia.
3. Corte Constitucional. Sentencia C-1260 del 5 de diciembre de 2005. M.P.
Dra. Clara Inés Vargas Hernández.
4. "Por todo ello, no cabe en puridad establecer diferentes tipos de
independencia tomando como referencia los sujetos cuya conducta pudiera
originar subordinaciones de hecho, si la independencia se entiende en
términos jurídicos. Las clasificaciones tradicionales que hablan de una
independencia frente a las partes, frente a la sociedad, frente a los restantes
órganos del Estado o frente a los demás órganos jurisdiccionales, únicamente

456
tienen sentido si se especifica que la expresión <independencia> se utiliza con
referencia a las subordinaciones de hecho y no como una categoría de
derecho, ya que en éste último sentido la independencia sólo opera frente a
los productos normativos que pueden ser elaborados por aquellos sujetos en
tanto que titulares de órganos del Estado, es decir, frente a normas jurídicas.
Por todo lo anterior, dentro del concepto general de independencia es preciso
distinguir con nitidez entre independencia en sentido jurídico y en sentido no
jurídico, utilizándose en estas páginas las expresiones <independencia> e
<imparcialidad> para referirse a cada uno de aquellos" JUAN LUÍS REQUEJO,
Jurisdicción e Independencia Judicial, Centro de Estudios Constitucionales,
Madrid, 1989, pág. 97.
5 "Los factores objetivos de influencia. (…) La presión de la opinión pública
actúa hoy fundamentalmente a través de la creación de determinadas
expectativas sobre una decisión judicial aportando informaciones sobre el
hecho o sobre las partes en el proceso, e incluso opiniones concretas sobre el
sentido que debería adoptar. Esta forma de actuación requiere siempre el
concurso de los medios de comunicación, aunque éste puede llegar a
producirse de modo complejo. Un ejemplo: un responsable político declara
antes de la decisión judicial que sobre los acusados ha de recaer todo el peso
de la ley. En este caso, es claro que la presión procede del responsable
político, que escoge los medios de comunicación y, por tanto, a la opinión
pública como vía para ejercerla (…) El problema no se encuentra sólo, sin
embargo, en la posibilidad de informaciones tendenciosas, aunque éstas
agravan el riesgo de que la presión pueda conducir a una decisión injusta (…)
Sin duda, se puede plantear aquí si existe un conflicto entre la libertad de
expresión e información y la independencia judicial; pero no puede olvidarse
de nuevo que la actividad del juez es el centro del sistema jurídico, y que, en
la medida que la libertad de expresión e información supone un recorte
efectivo de la independencia judicial, la decisión debe optar por el bien de
mayor valor para el sistema jurídico, que es la independencia judicial (…) "
Carlos Pérez del Valle, Estudios sobre la independencia judicial y el proceso
penal, Editora Jurídica Grijley, Primera edición: enero 2005, pág. 30.
6. Ley 906 de 2004.- Art. 456.- Nulidad por incompetencia del juez.- Será
motivo de nulidad el que la actuación se hubiere adelantado ante juez
incompetente por razón del fuero, o porque su conocimiento esté asignado a
los jueces penales de circuito especializados.
7. "La idea del estado de derecho celebra su mayor triunfo en la
independencia de las decisiones judiciales (…) Las palabras de Max Grünhut
(…) y que el propio Eb. Schmidt esgrimía al decir que no eran en absoluto una
exageración, permiten entender la forma en la que, en la sociedad moderna,
ha sido contemplada la necesidad de independencia del juez. La comprensión
de la independencia judicial no se ha reducido a la visión común -porque la
independencia de la función judicial está ya contenida como aspecto esencial
en el mismo concepto de juez (…)- que, por vulgar, es tan susceptible de ser
manejada de modo mediocre y malintencionadamente. La idea de la
independencia judicial ha sido objeto de su consideración en un sentido
integral; en su visión del problema, la independencia del juez no se limita a la
liberación superficial de prejuicios, sino que abarca y profundiza en la
decisión sobre el método de determinación del derecho. La explicación es muy

457
sencilla: si las constituciones insisten en referir como garantía de la
independencia la vinculación del juez a la ley y al derecho, es preciso delimitar
las relaciones entre ley y derecho (…) La razón de esta referencia a la ley es
muy clara: la ley es la más importante fuente de conocimiento jurídico de los
juristas en la modernidad (…) Pero no existe el juez que se introduce en el
caso concreto como un autómata y que produce una decisión de acuerdo con
una cuidadosa suma de datos en el cerebro (…) El juez no puede ser de
ningún modo -nunca puede serlo- "la bouche qui prononce les paroles de la
loi" (…) de la que hablaba Montesquieu, porque cada precepto de ley positiva
es insuficiente para determinar por sí solo su contenido normativo, lo que se
acrecienta en el derecho de las sociedades modernas, presentado como un
sistema de normas de extraordinaria complejidad. Los riesgos que este
contexto representa para la independencia judicial son, desde luego muy
diversos, porque únicamente el texto de la ley positiva no permite conocer con
certeza el contenido del derecho. La lapidaria afirmación de Feuerbach en el
sentido de que el juez no ha de servir a otro señor que la justicia ni seguir otra
voluntad que la ley no es una conclusión, sino la formación de un problema a
resolver (…) ¿Cómo se puede llegar a afirmar que un juez no ha sido
independiente en la realización del derecho? La respuesta puede ser
formulada sólo a partir de una aproximación al contenido de la decisión
judicial y a su posición en el sistema jurídico (…) " Cfr. Carlos Pérez del Valle,
ps. 43, 44 y 45.
_________________________________________________

FALTA TESIS, VER PROVIDENCIA COMPLETA

PONENTE(S) : DR.YESID RAMIREZ BASTIDAS

Auto Casación
FECHA : 27/02/2009
DECISION : Inadmite demanda
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 31198
PUBLICADA : Si

11/03/2009

NULIDAD-Técnica en casación/ DEFENSA TECNICA-Nulidad: Técnica en


casación/ DEFENSOR DE OFICIO-Designación/ ABOGADO-Licencia
provisional/ DEFENSA TECNICA-Defensor con licencia temporal/ VIOLACION
DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL-Técnica en casación/ COAUTORIA-
Configuración

1. La doctrina de la Sala en materia de casación sentada desde antiguo ha


precisado en constante reiteración, que tratándose de la causal tercera de
ataque a la sentencia ante esta sede, esto es, bajo el argumento de
encontrarse el fallo impugnado afectado de nulidad por vicios derivados de su

458
propio contenido o de la actuación procesal que condujo a su emisión, se
impone -al igual que en todas las demás- el deber de no solamente indicar la
pretendida irregularidad acusada, sino además señalar el real y concreto
menoscabo o perjuicio que la misma ha generado para el derecho de defensa o
el debido proceso, según el mismo se exprese con predominio en desmedro de
uno u otro, esto es, fijar si se deterioraron sus garantías o las bases
fundamentales del juzgamiento.

2. Si el reparo casacional afirma vulneración al derecho de defensa y


concretamente está referido a la técnica, que como bien se sabe es aquella que
se ejerce a través de persona letrada que asiste al incriminado, ha de
demostrarse que la misma no existió en tanto tratándose de un derecho
irrenunciable no se contó en forma permanente con un profesional escogido
por el imputado o con uno nombrado por el Estado, o por cuanto
materialmente no se expresó en la realización de actos de defensa en procura
de los intereses encomendados.

4. De esta manera, el derecho de defensa técnica obra en interés del


sindicado, quien debe en principio nombrar directamente a un procurador
judicial que lo represente, toda vez que de no hacerlo es imperativo para el
Estado designarle uno de oficio o perteneciente a la Defensoría Pública,
poniéndose así a salvo la indefensión que no contar con un abogado podría
significarle al procesado.

3. Es para la Corte extremadamente fácil constatar que la misma carece de


fundamento, propósito para el cual basta con observar que en la fecha en que
debía rituarse la indagatoria, aquél simplemente expresó que tenía abogado
pero que en dicho momento no se encontraba presente para cumplir con la
diligencia.

Programada por la Fiscalía para ese día 13 de agosto de 2004 su vinculación


procesal mediante el acto solemne referido, todo cuanto hizo la autoridad
judicial en orden a mantener indemne la garantía de defensa fue proceder a
designarle un profesional del derecho que lo representara, visto como está que
el abogado seleccionado no se encontraba presente para asistirlo.

De modo que este caso no evidencia la imposición lesiva de los derechos del
imputado al proveerlo de un abogado que lo acompañara en el acto de su
indagatoria, sino el cumplimiento del imperativo de garantía que para el
Estado representa que toda persona cuente con una persona letrada en el
derecho al momento de ser vinculada a un proceso penal.

(.......)

Bien vale la pena reseñar que cuatro días después de surtida esta diligencia el
incriminado otorgó poder a una defensora de confianza y que con su
asistencia -los días 18 de agosto y 22 de septiembre posteriores- fue ampliada,

459
contando con plena posibilidad de avocar su defensa -dado el silencio
exhibido en la primera de ellas- con la estrategia concebida para dichos
momentos, aspecto que por demás explica justificadamente la razón por la
cual la designación de defensor de oficio inicial lo fue con exclusividad para
salvaguardar los derechos del imputado en ese sólo acto.

4. A tenor del artículo 18 del Decreto 196 de 1971, corresponde a los


Tribunales expedir Licencia Provisional (L.P.), a quienes ya siendo abogados
titulados y por cumplir con todos los requisitos para el efecto están en espera
de que les sea entregada la Tarjeta Profesional -como documento definitivo-
para ejercer el derecho. Se trata, por tanto, de profesionales que pueden
actuar sin limitación alguna en el ejercicio de la abogacía.

7. Siendo ello así, emerge también como ostensiblemente infundado el


cuestionamiento que el censor hace a la circunstancia de haberse identificado
quien asistió en desarrollo de la indagatoria al imputado con "L.P 012 del
Tribunal Superior" y afirmar que bajo dicha denominación no era
comprensible y menos aceptable que ejerciera la asistencia en leyes, toda vez
que, en efecto, una tal abreviatura está nominando y comporta que quien ya
posee documento en dicho orden expedido es persona letrada y autorizada por
la ley para cumplir sin limitación jerárquica alguna con la representación
judicial, con mayor razón sin reparo la que en el caso concreto le fue
discernida.

5. Acorde con el precepto en mención, la persona que haya terminado y


aprobado los estudios reglamentarios de derecho podrá ejercer la profesión de
abogado sin haber obtenido el título respectivo hasta por dos años en asuntos
tales como:

"a) En la instrucción criminal y en los procesos penales, civiles y laborales de


que conozcan en primera o única instancia los jueces municipales o laborales,
en segunda, los de circuito y, en ambas instancias, en los de competencia de
los jueces de distrito penal aduanero..." (Se subraya) (Declarada exequible en
sentencia 025-98).

3. Precisamente la defensora de confianza designada por el procesado hubo de


intervenir en el trámite del presente proceso exclusivamente durante la
instrucción, como que su activa participación llegó hasta incoar el recurso de
apelación contra la resolución calificatoria de primer grado.

6. Debe la Corte recordar que cuando se acusa el fallo por quebranto directo
de la ley -este es un parámetro por décadas reafirmado en la jurisprudencia-,
se impone al casacionista el deber de acatar en forma estricta la secuencia
fáctica y la valoración de las pruebas en los términos en que la decisión
impugnada lo ha hecho, sin que puedan controvertirse dichos extremos de la

460
providencia para por esta vía pretender abrir paso a una afirmada aplicación
indebida, falta de aplicación o interpretación errónea de preceptos legales.

Son ciertamente profusas las oportunidades en que la Sala ha precisado que


cuando se acude a esta vía de quebranto a la ley sustancial debe el censor
respetar el análisis de los diversos medios de convicción en los términos en
que aparece en la sentencia limitándose el debate en forma exclusiva al
contenido y alcance de los preceptos sustanciales cuya vulneración se debe
entonces afirmar en los sentidos indicados.

7. Cabe en este asunto concluir que si bien los agentes activos del concurso
punible actuaron típicamente cada uno por su lado, colaboraron en esfuerzo
compartido en un propósito que era común a ambos, de manera conjunta
pero con división de trabajo en la realización del resultado típico que, en
condiciones semejantes, los hace coautores por obedecer a un mismo designio
criminal.

PONENTE(S) : DR.ALFREDO GOMEZ QUINTERO

Sentencia Casación
FECHA : 11/03/2009
DECISION : No casa
DELITOS : Porte ilegal de armas, Homicidio agravado,
Tentativa de hurto calificado y agravado
PROCESO : 25611
PUBLICADA : No

18/03/2009

CASACION-Principio de prioridad/ DEFENSA TECNICA-Alcance/


RESOLUCION DE ACUSACION-Notificación: Falta de hacerlo al defensor/
DEFENSA TECNICA-Etapa del juicio/ DEFENSA TECNICA-Nulidad: Técnica
en casación/ NULIDAD-Principio de protección/ DECISIONES JUDICIALES-
Motivación/ NULIDAD-Falta de motivación: Técnica en casación/
RESOLUCION DE ACUSACION-Requisitos: Motivación/ RESOLUCION DE
ACUSACION-Falta de motivación: Técnica en casación/ COAUTORIA-
Concepto/ DERECHOS HUMANOS-Defensores de derechos humanos/
PRINCIPIO DE CONGRUENCIA-Acusación y sentencia/ DERECHO A LA
PRUEBA-Noción/ PRINCIPIO DE PRECLUSION-Concepto/ ACCION DE
REVISION-Hecho y prueba nuevos/ VIOLACION INDIRECTA DE LA LEY
SUSTANCIAL-Errores en la apreciación probatoria: Técnica en casación/
VIOLACION INDIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL-Falso juicio de existencia/
INDICIO-Técnica en casación

1.Por lo tanto, la Sala partirá del análisis del vicio de garantía que funda por
la falta de defensa, para seguidamente abordar el de la afección del debido
proceso, falta de congruencia y la oposición a la práctica probatoria en la

461
segunda instancia, en un orden que se acomoda al radio invalidante o de
restauración procesal que se precisa en las pretensiones.

2.La Sala con anterioridad ha insistido en que el derecho a la asistencia


jurídica cualificada durante la investigación y juzgamiento, escogida por el
procesado o provista por el Estado, se encuentra consagrada como garantía
fundamental en el artículo 29 del texto constitucional, así como también en
los artículos 8.2 literales d) y e) de la Convención de San José de Costa Rica
(Ley 16 de 1972) y 14.3 del Pacto de Nueva York (Ley 74 de 1968).

Esa constitucionalización del derecho a la defensa lo eleva a garantía material


y efectiva imponiendo a los funcionarios judiciales la obligación de velar por
su ejercicio, lo cual no se basta con la designación sucedánea cuando el
procesado no cuenta con un abogado de confianza o cuando se provee en caso
de no lograr su comparecencia con la declaratoria de persona ausente, sino
que se prolonga al vigilar la gestión a fin de que la oposición a la pretensión
punitiva del Estado se amolde a los parámetros de diligencia debida en pro de
los intereses del incriminado.

3.También la Corte ha precisado que resulta vana la simple presencia formal


del defensor, pues ha de ser latente la actuación en beneficio del procesado,
sin embargo, no siempre el optar por no pedir pruebas o no participar en su
práctica, como tampoco elevar solicitudes o impugnar las decisiones
desfavorables significa la orfandad defensiva o un descuido manifiesto de una
adecuada defensa, porque la postulación o ejercicio de tales actuaciones no
responde a una carga ineludible para la defensa.

Ciertamente, la aparente pasividad del abogado en alguna fase del proceso o


la ausencia de actos positivos de gestión no puede considerarse de manera
fatal como infracción del derecho de defensa, pues también puede colegirse
que una tal postura obedece a que se considere oportuno su no ejercicio.

Si los iniciales representantes judiciales designados de oficio no presentaron


alegaciones precalificatorias, ni impugnaron la resolución de acusación
adoptada en su contra no puede asumirse como una lesión efectiva al derecho
de defensa, porque también una actitud simplemente vigilante con la
notificación o enteramiento de las decisiones que lo afectaron constituye una
expresión válida del ejercicio defensivo, estrategia en modo alguno comparable
con la inactividad nugatoria de posibilidades de oposición a la pretensión
punitiva del Estado.

Desde el mismo momento procesal en que se hizo exigible al Estado garantizar


la presencia de un abogado que velara por sus derechos, esto es, al declararlo
persona ausente contó con asistencia calificada, profesional con quien se
surtió la notificación de la providencia con la cual se le resolvió la situación
jurídica, otra decisión de traslado de un dictamen grafológico y la orden de
práctica probatoria.

462
También, una vez se emitió la resolución de acusación, para preservar la
debida diligencia profesional, se reemplazó el defensor inicialmente designado
y si bien no hay constancia de habérsele notificado personalmente la
resolución de acusación, -irregularidad que no fue planteada por el
demandante-, tal situación no generaría la intervención oficiosa de la Corte en
aras de la protección de garantías, por cuanto, como con anterioridad se ha
precisado: "En materia de nulidad también impera el postulado de
convalidación, según el cual, cuando el acto de postulación discrecional deja
de ejercerse, no por voluntad de la parte, sino porque se la priva
irregularmente de la oportunidad de hacerlo, los efectos invalidatorios del
vicio no solo dependerán de su trascendencia, sino de la circunstancia de no
haber sido saneada con motivo de la actitud procesal asumida por la parte
afectada, como acontece cuando guarda silencio frente a la irregularidad,
pues, entonces, habrá entenderse, con fundamento además en el art. 308.4
del estatuto procesal, (hoy artículo 310. 4 de la Ley 600 de 2000) que dispone
del derecho que le fue socavado, renunciando a su eventual ejercicio".

De acuerdo con lo expuesto resulta claro que el defensor de confianza del


procesado no invocó en la etapa del juicio algún motivo de nulidad procesal
convalidado con su actuación tal situación, sin que tampoco se avizore que la
falta de la notificación personal del acusatorio hubiera afectado las garantías
procesales de (.....), por cuanto es claro que las fallas de asistencia letrada
generan violación del derecho de defensa, siempre y cuando hayan causado
algún perjuicio al procesado, de otra manera la protección de esa garantía
sería meramente formal. Si la asistencia cualificada es garantía material y
efectiva en aras de proteger los derechos de contradicción e igualdad y
asegurar el equilibrio entre las partes, su inobservancia debe ser también
material, en el sentido de tener aptitud para producir siquiera potencialmente
un perjuicio material y no simplemente formal.

4.La Sala enfatiza en que la obligación del órgano judicial de garantizar tanto
la defensa material, como cualificada, se hace más patente en el momento
crucial del debate público, esencia de la fase del juicio y espacio propio para
garantizar el ejercicio del contradictorio al materializar las facultades
defensivas. Si se compara la labor desplegada por el abogado de confianza en
el juicio desde la solicitud de pruebas, intervención en las audiencias y
presentación de alegaciones en pleno ejercicio del derecho de contradicción,
así como luego del de impugnación al apelar de la sentencia, son notables los
actos positivos de gestión es beneficio del procesado.

5.Fácil se advierte que corrobora la improsperidad de la nulidad procesal


solicitada la falta de acreditación de la relación causal o de medio a fin entre
la falencia en el ejercicio del derecho de defensa y la decisión judicial, nexo
que debe tener entidad y capacidad de demostrar que de no haber existido el
vacío en la defensa, la decisión habría sido diversa, asunto no abordado por el
libelista, ni tampoco se infiere de la actuación procesal surtida, pues aún con
la presentación de alegatos precalificatorios la evaluación del mérito sumarial
habría arrojado de todas formas la resolución de acusación al apuntar en ese
sentido de recaudo probatorio, sin que tampoco se note la incidencia de no

463
haber recurrido esa decisión, que según el defensor era "fácilmente atacable",
precisamente por los fundamentos jurídicos y probatorios que le dieron piso.

La Sala reitera que en virtud del principio de protección que rige la


declaratoria de las nulidades, el sujeto procesal que haya dado lugar al motivo
de anulación no puede aducirlo en su beneficio, por lo tanto, si el procesado
decidió no comparecer para ser escuchado en diligencia de indagatoria en la
fase de investigación, él mismo se privó de ese principal medio de defensa
como oportunidad propicia para dar sus explicaciones y aportar pruebas en
su favor, sin que se pueda ahora alegar la falta de defensa material como
factor invalidante del trámite judicial.

Además, se ha destacado que no resulta viable la protección por el orden


jurídico de eventuales deficiencias defensivas cuando, como en este caso, la
actitud evasiva del declarado ausente obedece a su clara intención de evadir
los efectos de la acción judicial tras conocer de la existencia del proceso en su
contra.

Por lo tanto, no se vislumbra quebranto de la garantía de defensa o la


cristalización de situaciones que de manera objetiva favorecieran la situación
del enjuiciado, lo que lleva a la improsperidad de la censura.

6.No desconoce la Corte que el soporte argumentativo de la decisión judicial la


legitíma y le otorga fuerza vinculante como clara manifestación del debido
proceso, lo cual viabiliza el ejercicio defensivo a través de los derechos de
contradicción e impugnación.

Precisamente por ello, legalmente se han previsto exigencias formales y


materiales ora para la emisión de una resolución de acusación, o para la
sentencia, que responden a la claridad y precisión acerca de lo decidido
haciendo un análisis de los supuestos fácticos y la argumentación jurídica y
probatoria de los mismos que lleven a la aplicación o no de determinada
disposición normativa.

El deber de los funcionarios judiciales de valorar jurídicamente las pruebas,


sopesar los alegatos presentados por los intervinientes y en general de
fundamentar sus decisiones, implica no solo dar respuesta a los alegatos de
las partes, sino valorar jurídicamente las pruebas en que ha de fundarse la
determinación.

Tratándose de la resolución de acusación el artículo 442 del Decreto 2700 de


1991, bajo el cual se adoptó tal decisión, indica que debe contener i) la
narración sucinta de la conducta investigada, con todas las circunstancias de
modo, tiempo, lugar que la especifiquen; ii) la indicación y evaluación de las
pruebas allegadas a la investigación; iii) la calificación jurídica provisional, y
iv) las razones por las cuales comparte o no los alegatos de las partes, entre
otros requisitos.

464
Y en lo referido a la sentencia, el artículo 55 de la Ley Estatutaria de la
Administración de Justicia establece el deber de abarcar todos los hechos y
asuntos planteados en el proceso por los sujetos procesales, obligación
reproducida y ampliada en el artículo 170 del Código Penal de 2000, (artículo
180 del Decreto 2700 de 1991) al exigir, entre otros aspectos, el análisis de los
alegatos presentados por los sujetos procesales y la valoración jurídica de las
pruebas en que ha de fundarse la decisión.

7.La Sala ha precisado que un reproche de esta naturaleza, para tener la


entidad de vicio procesal esa carencia de argumentación o ambivalencia del
razonamiento judicial ha de impedir entender cabalmente la forma como se
arribó a la parte dispositiva del fallo, esto, cuando hay ausencia absoluta de
motivación, es incompleta o deficiente o se muestra dilógica.

En consecuencia, no basta la simple oposición a la valoración hecha en la


sentencia o la inconformidad con las razones del juzgador porque desde la
arista del opugnante se consideren desacertadas y contrarias a sus
pretensiones, lo adecuado será demostrar que el fallo carece de fundamentos
tanto de orden probatorio, como jurídico, que es tan precaria la motivación
que impide identificar el soporte de la decisión o que la contradicción en los
argumentos dificulta desentrañar su verdadero sentido.

En esta línea de pensamiento la Corte ha identificado las situaciones


relacionadas con la falta de motivación de la sentencia consideradas como
errores in procedendo generadores de nulidad cuando i) hay ausencia
absoluta de motivación, por no exponer el juzgador las razones de orden
probatorio ni los fundamentos jurídicos en los cuales sustenta su decisión ii)
la motivación es incompleta o deficiente que impide identificar las bases en las
cuales ella se sustenta y, iii) la motivación es ambivalente o dilógica ante
contradicciones que no dejan desentrañar su verdadero sentido o las razones
expuestas en la parte motiva contravienen la determinación finalmente
adoptada en la resolutiva. Otra posibilidad se presenta cuando la
argumentación es falsa, en cuyo caso al configurarse un vicio de juicio ha de
ser atacable por la vía de la causal primera de casación por apartarse
abiertamente la motivación del fallo de la verdad probada.

8.La resolución de acusación, se repite, debe contener los cargos imputados


con la inclusión de todas las circunstancias de la conducta, en sus
dimensiones fáctica y jurídica, como referente del juicio posibilitando la
planeación de la estrategia defensiva por parte del enjuiciado y su
representante judicial, de ahí que también la indeterminación de los hechos o
la falta de precisión de su adecuación legal, las contradicciones en los
supuestos fácticos y normativos, así como la falta de claridad sobre la
imputación fáctica o jurídica, se constituyen en trabas que dificultan e
imposibilitan su oposición, lo que obviamente redunda en la afectación de las
garantías procesales.

9.Cuando como en este caso se cuestiona la deficiencia argumentativa de la


acusación, compete al demandante demostrar la dificultad o imposibilidad

465
que en concreto tuvo para el ejercicio del derecho, para lo cual ha de hacer el
examen de la actividad defensiva desplegada en el juicio encaminada a
oponerse a la imputación, como única manera de acreditar la incidencia
negativa en el derecho de defensa.

Bajo este entendimiento, el censor no resaltó los obstáculos defensivos


generados por la precariedad argumentativa del pliego acusatorio, ni explicó la
falta de precisión de la clase de intervención en el comportamiento delictivo,
como autor material, determinador, o cómplice, según la legislación vigente
para el momento en que se profirió judicialmente tal proveído o si la vaguedad
se asentó en la imputación de tipo subjetivo respecto de las formas
conductuales del dolo, la culpa o la preterintención.

10.Se predicó su clara participación como coautor, dada la necesaria división


de trabajo al interior de la empresa criminal para prever todos los momentos
previos y concomitantes encaminados a la consumación y perfeccionamiento
de los delitos.

En los fallos se lo tomó como coautor de los delitos dolosos al establecerse


mediante prueba construida o circunstancial que tuvo el dominio del hecho

11.En múltiples Instrumentos Internacionales se señala al Estado como el


principal responsable en la promoción y protección de los derechos humanos,
como lo ratificó la Conferencia Mundial de Derechos Humanos celebrada en
Viena en junio de 1993 al estimar que: "Los derechos humanos y las
libertades fundamentales son patrimonio innato de todos los seres humanos;
su promoción y protección es responsabilidad primordial de los gobiernos.",
sin embargo, no se puede desconocer la labor filantrópica de los individuos y
organizaciones no gubernamentales dedicadas a su promoción y protección.

La ocupación de Defensor de los derechos humanos, entendido como la


persona, individualmente o en asocio de otras, dedicada a la divulgación y
promoción de los derechos humanos en aras de su debida realización y
protección, ha sido reconocida formalmente por la Asamblea General de las
Naciones Unidas mediante la "Declaración sobre el Derecho y el Deber de los
Individuos y las Instituciones de la Sociedad de Promover y Proteger los
Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales Universalmente
Reconocidos", aprobada el 9 de diciembre de 1998, conocida también como
"Declaración sobre los Defensores de los Derechos Humanos".

Con ello se pretende también proteger a esos defensores de los derechos


humanos en su misión esencialmente pacífica que no sólo se contrae al
análisis, sino a las propuestas y aún denuncias de las violaciones, pues en
ocasiones son objeto de persecuciones, amenazas, desapariciones forzadas
etc., y como en este caso, con la materialización de las amenazas al acabar
con sus vidas.

La Declaración consagra una serie de principios y derechos encaminados a


brindar apoyo y protección a los defensores, predicando unos deberes a

466
cumplir por parte de los Estados, como el no solo promover, proteger y hacer
efectivos los derechos humanos, sino de garantizar, apoyar la creación y el
desarrollo de instituciones encargadas de su promoción y protección,
otorgando a la par el derecho a los defensores de derechos humanos de
recabar y obtener información, debatir ideas, promover su respeto y
aceptación, así como presentar a las organizaciones gubernamentales
propuestas encaminadas a corregir actos que impidan la realización de los
derechos humanos o también a denunciar las políticas o acciones oficiales
atentatorias de los mismos.

12.Resulta palmario la posición jurisprudencial acerca de la necesaria


congruencia como relación de conformidad personal, fáctica y jurídica, que
debe mediar entre la resolución de acusación y la sentencia.

El pliego acusatorio debe contemplar inequívocamente la imputación fáctica,


entendida como la atribución de la conducta objeto de reproche con la
inclusión de todas sus circunstancias, como la imputación jurídica, esto es, el
señalamiento de las normas típicas que prevén esos condicionamientos
fácticos.

La resolución de acusación delimita así el marco conceptual, fáctico y jurídico


del juicio, pero en el ordenamiento bajo el cual se emitió en este caso la
resolución de acusación (Decreto 2700 de 1991) se permitía cierta movilidad
al exigirse sólo la calificación jurídica provisional del comportamiento con el
señalamiento del capítulo dentro del título correspondiente del Código Penal,
facultando al juzgador para que sin salirse del género delictivo por el que se
acusó, fallara por una especie delictual diferente, siempre que no hiciera más
gravosa la situación del procesado.

Por lo mismo, al fallador le estaba vedado incluir nuevos comportamientos


punibles o adicionar circunstancias específicas o genéricas de agravación
punitiva, desconocer causales de atenuación reconocidas, ni modificar en
perjuicio del enjuiciado su forma de participación o el grado de culpabilidad.

También con la Ley 600 de 2000 jurisprudencialmente se ha hecho énfasis en


que la imputación fáctica y jurídica ha de ser inequívoca preservando la
limitación al juez para no agravar la responsabilidad del acusado al adicionar
hechos nuevos, suprimir atenuantes reconocidas en la acusación o incluir
agravantes no contempladas, pudiendo absolver o degradar la responsabilidad
al condenar de manera atenuada respetando el núcleo central de la
imputación por ostentar el carácter de intangible e indisponible.

_________________________________________________

FALTA TESIS, VER PROVIDENCIA COMPLETA

PONENTE(S) : DR.JULIO ENRIQUE SOCHA


SALAMANCA
Sentencia Casación

467
FECHA : 18/03/2009
DECISION : No casa
DELITOS : Homicidio agravado, Tentativa de homicidio
agravado
PROCESO : 23974
PUBLICADA : No

CASACION-La Corte, una vez admitida la demanda, entra a decidir de fondo/


NULIDAD-Falta de motivación: Hipótesis para alegar su vulneración/
SENTENCIA-Motivación: Extensión del fallo/ SENTENCIA-Motivación: Basta
que cumpla con los fines de la decisión/ SENTENCIA-Motivación en segunda
instancia/ PRUEBA-Principio de selección probatoria/ VIOLACION
INDIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL-Falso juicio de identidad/ COAUTORIA
IMPROPIA-Principio de imputación recíproca/ CASO FALSO POSITIVO

1. Dado que las demandas presentadas por los defensores fueron declaradas
desde el punto de vista formal ajustadas a derecho, la Sala considera que no
viene al caso pronunciarse acerca del cumplimiento o no de los requisitos de
lógica y debida argumenta-ción en los escritos correspondientes, pues a esta
altura los procesados adquirieron el derecho a que se les analicen de fondo los
problemas jurídicos traídos a colación en las respectivas sustentaciones, en
armonía con los fines de la casación de garantizar la efectividad del derecho
material, respetar las garantías mínimas de las personas que intervienen en la
actuación, buscar la reparación de los agravios inferidos a los sujetos
procesales y unificar la jurisprudencia, tal como lo establece el artículo 206 de
la ley 600 de 2000, Código de Procedimiento Penal vigente para este asunto.

2. De acuerdo con una postura reiterada y pacífica de la Sala,(1) la


vulneración al principio de motivación de las sentencias judiciales (y, en
general de toda providencia interlocutoria, es decir, de toda aquella que
resuelva "algún incidente o asunto sustancial", según lo señalado en el
numeral 2 del artículo 169 de la ley 600 de 2000, Código de Procedimiento
Penal vigente para este asunto) suscita la nulidad de lo actuado cuando los
argumentos utilizados en la decisión judicial que se cuestiona devienen en
imposibles de aprehender, bien sea por (i) ausencia absoluta de motivación,
que se presenta cuando no obran en ésta los fundamentos fácticos o jurídicos
que la integran; (ii) motivación incompleta, que ocurre cuando el funcionario
deja de analizar, o aborda en forma precaria, cualquiera de estos dos
aspectos; y (iii) motivación ambivalente, es decir, cuando los fundamentos son
abiertamente ilógicos o contradictorios.

La transgresión en cualquiera de estas modalidades siempre tendrá que


estudiarse a la luz de la función principal que desempeña la motivación de las
providencias dentro de la garantía fundamental del debido proceso, cual es la
de avalar un efectivo control en el ejercicio de la actividad judicial.

468
3. Con fundamentar desde los puntos de vista fáctico y jurídico las decisiones
judiciales, el funcionario, a partir de la lógica de lo razonable, no sólo intenta
convencer tanto a los sujetos procesales como a la comunidad en general de
que la providencia por él proferida fue materialmente correcta o conforme a
derecho (y que, por lo tanto, no hubo arbitrariedad), sino que además deja
abierta la posibilidad para que, en el interior del proceso, la justificación
empleada en la providencia, en tanto contenga argumentos susceptibles de
ser verificados o refutados para el ejercicio del derecho de contradicción, sea
objeto de los recursos de ley y, dado el caso, conocida en sede de segunda
instancia, así como del extraordinario recurso de casación.

En la doctrina, ya sea en materia procesal penal como en la teoría del


derecho, hay unanimidad al respecto:

"La fundamentación de la sentencia tiene varios significados:

"a) Debe mostrar a los participantes que se ha administrado justicia.

"b) Coloca a las personas autorizadas para impugnar en condiciones de emitir


un juicio correcto sobre la interposición de recursos.

"c) Hace posible que la instancia superior examine la sentencia".(2)

"[...] el deber de motivar las providencias tiene como razón fundamental la de


posibilitar el control de la actividad jurisdiccional, tanto por otros Tribunales
distintos mediante los recursos como por las partes y el resto de la sociedad.
Si el Tribunal explica las razones de su decisión, es posible controlar si
efectivamente la actividad judicial se ha movido dentro de los parámetros de
la lógica-racional y la legalidad o si, por el contrario, dicha decisión es
consecuencia de una pura arbitrariedad".(3)

"Es por la motivación como las decisiones judiciales resultan avaladas y, por
tanto, legitimadas por aserciones, en cuanto tales verificables y refutables,
aunque sea de manera aproximativa [...] Precisamente, la motivación permite
la fundamentación y el control de las decisiones tanto en derecho, por
violación de la ley o defectos de interpretación o subsunción, como en hecho,
por defecto o insuficiencia de pruebas o bien por inadecuada explicación del
nexo entre convicción y pruebas. Y no sólo en apelación sino también en
casación".(4)

"La concepción de la motivación como justificación racional del juicio, válida


en línea general también por otras muchas razones, encuentra un apoyo
particular en la exigencia de control que deriva de la discrecionalidad del juez
en la utilización y en la valoración de las pruebas: así concebida, la
motivación cumple precisamente la función de control de aquella
discrecionalidad, obligando al juez a justificar sus propias elecciones y
haciendo posible un juicio posterior sobre ellas, en el proceso y fuera del
proceso.

469
"[....]

"La motivación es, pues, una justificación racional elaborada ex post respecto
de la decisión, cuyo objetivo es, en todo caso, permitir el control sobre la
racionalidad de la propia decisión".(5)

En este orden de ideas, si la motivación debe responder a la función de


garantizar la actividad judicial permitiendo el conocimiento de la racionalidad
de la providencia, es evidente que, en la práctica, ésta tendrá que contener
argumentos mínimos para poder justificarse de manera objetiva, es decir,
deberá fundarse en criterios deducidos de las pruebas obrantes en la
actuación, cuya profundidad y extensión variará, siguiendo a la doctrina, de
acuerdo con el contexto y complejidad de cada asunto en cuestión:

"[....] consideramos justificada una tesis cuando el razonamiento que la


justifica, infiriéndola a partir de otras tesis que, por una u otra razón,
consideramos justificadas, alcanza un mínimo de profundidad. No estimamos
necesario, para considerar que una tesis está o ha sido justificada, que el
razonamiento que la justifica se prolongue indefinidamente, y ni siquiera
mucho más allá de los primeros niveles. En general, ese nivel mínimo de
profundidad del razonamiento justificatorio, que exigimos para que una tesis
sea justificada, depende de la plausibilidad de la tesis, en sí misma, y del
contexto en que tiene lugar la justificación".(6)

4. A la hora de interpretar el alcance del numeral 4 del artículo 170 de la ley


600 de 2000 (que consagra para todo fallo la obligación de incluir un análisis
de los alegatos de los sujetos procesales, además de la valoración jurídica de
las pruebas en que ha de fundarse la decisión), es viable concluir que al juez,
en virtud del principio de motivación, no le corresponde atender
puntualmente todos y cada uno de los alegatos que los sujetos procesales
puedan efectuarle, sino tan solo explicar desde un punto de vista racional la
decisión proferida respecto de los aspectos objeto de debate, mediante la
inclusión de fundamentos fácticos y jurídicos deducidos del material
probatorio que figura en la actuación.

Por lo tanto, el análisis que debe otorgar el funcionario en la sentencia a los


alegatos de los sujetos procesales tendrá que estar circunscrito a la cuestión,
ya sea fáctica o jurídica, que de manera conglobada haya sido propuesta por
éstos, y no necesariamente a estimaciones extensas y pormenorizadas acerca
de cada uno de los argumentos usados en los respectivos discursos, sin
perjuicio de que el juez vaya más allá de esa garantía mínima de motivar de
manera suficiente la decisión judicial y opte por realizar una sustentación
más profunda (esto es, mediante el uso de más tesis), en aras de convencer a
los distintos auditorios a los que está dirigida la providencia.

Tampoco es esencial para estos efectos que la decisión judicial comprenda


tanto la individualización como la valoración de todas y cada una de las
pruebas incorporadas al proceso, pues, como tantas veces lo ha precisado la
Sala, el juzgador, en virtud del principio de selección probatoria, no está

470
obligado a hacer un examen exhaustivo de las mismas, ni de sus extremos
asertivos, sino de las que considere jurídicamente relevantes para la
sentencia, pues de lo contrario ésta devendría en interminable.(7)

5. Cuando se trata de la motivación del fallo de segunda instancia, la Corte ha


señalado, en primer lugar, que la misma está sujeta al principio de limitación
previsto en el artículo 204 del Código de Procedimiento Penal, según el cual la
decisión del superior en la apelación sólo podrá extenderse a los asuntos
vinculados al objeto de impugnación que sean imposibles de escindir, y, por lo
tanto, la justificación emitida por el ad quem tendrá que circunscribirse la
cuestión fáctica o jurídica que le proponga el recurrente.

La razón de ser de dicho principio ha sido explicada por la Sala(8)

(......)

Por consiguiente, responder a las cuestiones fácticas y jurídicas planteadas


por el apelante constituye el eje central de la motivación de la sentencia de
segunda instancia, tal como lo ha reconocido la Corte en pretéritas
oportunidades(9)

(.......)

No obstante, la Sala también ha precisado que, para motivar adecuadamente


el fallo del superior, es válido que el ad quem haga una remisión a los
argumentos expuestos en otras providencias o intervenciones, como la
resolución de acusación o incluso a los alegatos presentados por los sujetos
procesales(10)

(.......)

Dicha postura no riñe con la doctrina que acerca del concepto de


razonabilidad en la motivación de las providencias ha desarrollado la
jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (en adelante,
TEDH), que aunque carece de fuerza vinculante alguna en el ordenamiento
jurídico colombiano no sólo ha desarrollado sus conceptos en forma armónica
con las decisiones adoptadas por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, sino que además ha sido referente para la evolución de las mismas.
(11)

En efecto, según el TEDH, una decisión razonablemente fundada (aparte de


que su extensión o amplitud no puede depender sino de la complejidad y las
determinadas características del caso concreto, ni puede incluir una
respuesta detallada a todos y cada uno de los argumentos presentados
durante el proceso) admite como variante la modalidad de "motivación por
remisión", según la cual es posible acudir a la exposición de los fundamentos
jurídicos de otra providencia, como cuando un tribunal de apelación confirma
la sentencia impugnada haciendo suyos, a modo de sustentación, los
argumentos proferidos por el a quo.(12)

471
Lo anterior se encuentra en perfecta armonía con el principio de unidad
jurídica que rige en materia de casación, según el cual, cuando la segunda
instancia confirma la decisión dictada por la primera, los argumentos
contenidos tanto en una como en otra decisión deberán analizarse como un
todo.

Por lo tanto, una providencia del Tribunal está racionalmente justificada


cuando ratifica los fundamentos que respaldaron la decisión objeto de
impugnación.

(......)

Es cierto que el Tribunal no analizó en forma puntual los alegatos de la


apelación allegados por los profesionales del derecho, en los que plasmaron
consideraciones acerca del alcance de varios testimonios que figuraban en el
expediente,(13) pero lo jurídicamente relevante en relación con una
motivación suficiente de la providencia radica en que, como se ha dicho, el ad
quem haya respondido de manera conglobada el objeto de impugnación, es
decir, que haya analizado la cuestión fáctica o jurídica en últimas fuera
propuesta en las respectivas sustentaciones.

(......)

En este orden de ideas, el ad quem sí otorgó respuesta al problema fáctico


expuesto por los abogados, mediante un análisis que derivó directamente del
contenido de las pruebas que figuran en la actuación, por lo que, al descartar
la existencia de un combate armado entre los sujetos de la conducta, ni
siquiera tuvo que abordar el problema jurídico implícito a tal enunciado.

En segundo lugar, no era necesario ni tampoco razonable exigirle al Tribunal


que individualizara y estimara el alcance probatorio de cada una de las
pruebas obrantes en el proceso, pues ello no sólo contradice al principio de
selección probatoria de que se trató con anterioridad (máxime cuando, en este
caso, el expediente cuenta con treinta cuadernos originales), sino que incluso
desconoce lo dispuesto en el inciso final del artículo 55 del Estatuto Orgánico
de la Administración de Justicia, ley 270 de 1996, que consagra como factor
esencial para los jueces y magistrados en la elaboración de las providencias
judiciales "la precisión y la concreción de los hechos materia de los debates y
de las pruebas que los respaldan".

Por último, que el Tribunal haya hecho expresa remisión en el fallo a la


valoración probatoria efectuada por el funcionario de primer grado, como se
aprecia en la transcripción realizada en precedencia (al igual que en otros
apartes del fallo(14) ), no afecta de manera trascendente la exigencia de una
justificación mínima, pues, aunque lo lógico e ideal hubiera sido que el
superior desarrollase el discurso argumentativo por sí solo (así llegase a la
misma conclusión que el a quo), ambos textos quedaron integrados en virtud
del principio de unidad jurídica y, por consiguiente, era viable para los sujetos

472
procesales ejercer el control de la actividad jurisdiccional atacando la
racionalidad de tales decisiones, ya fuere mediante el reclamo de errores in
iudicando existentes en las mismas, así como de errores in procedendo
ocurridos en el decurso de la actuación.

6. Cuando se alega al amparo de la causal primera de casación un error de


hecho por falso juicio de identidad en la apreciación de la prueba, lo que se
pretende expresar es que el Tribunal, al emitir el fallo que se impugna en sede
de este extraordinario recurso, distorsionó o tergiversó el contenido fáctico de
determinado medio de prueba, haciéndole decir lo que en realidad no dice,
bien sea porque realizó una lectura equivocada de su texto, o bien porque le
agregó aspectos que no contiene, o bien porque omitió tener en cuenta partes
importantes del mismo.

La existencia de una distorsión o tergiversación de semejante índole, sin


embargo, no es suficiente para efectos de la prosperidad del recurso, pues
también resulta indispensable establecer la trascendencia del yerro, por lo
que éste debe ser confrontado con las restantes premisas mediante las cuales
el ad quem construyó la sentencia atacada, en aras de encontrar la
vulneración, por la vía indirecta, de una norma de derecho sustancial.

7. Que el a quo hubiera contemplado la posibilidad de que hayan tenido


participación en los hechos personas distintas a los aquí procesados, tal como
se desprende del discurso transcrito, de ninguna manera exonera a estos
últimos de responsabilidad, al contrario de lo estimado por el demandante,
pues en este caso opera el principio de imputación recíproca propio de la
coautoría, según el cual "cuando existe una resolución común al hecho, lo que
haga cada uno de los coautores es extensible a todos los demás, sin perjuicio
de que las otras contribuciones individualmente consideradas sean o no por sí
solas constitutivas de delito".(15)

____________________________________________
(1). Cf., entre otras, sentencia de 12 de noviembre de 2003, radicación 19192.
(2). Roxin, Claus, Derecho procesal penal, Ediciones del Puerto, Buenos Aires,
2000, pp. 425-426.
(3). López Barja de Quiroga, Jacobo, Tratado de derecho procesal penal,
Editorial Aranzadi, Navarra, 2005, p. 1371.
(4). Ferrajoli, Luigi, Derecho y razón. Teoría del garantismo penal, Editorial
Trotta, 2001, p. 623.
(5). Taruffo, Michele, La prueba de los hechos, Editorial Trotta, 2002, pp. 435-
436.
(6). Hernández Marín, Rafael, Las obligaciones básicas de los jueces, Editorial
Marcial Pons, Madrid, p. 167.
(7). Cf., entre otras, sentencias de 29 de octubre de 2003, radicación 19737, 8
de noviembre de 2007, radicación 27388, y 8 de noviembre de 2007,
radicación 24965.
(8). Sentencia de 20 de octubre de 2005, radicación 21816.

473
(9). Sentencia de 25 de marzo de 1999, radicación 11279. En el mismo
sentido, sentencias de 28 de septiembre de 2001, radicación 15997, 17 de
marzo de 2004, radicación 18743, y 10 de mayo de 2006, radicación 22082,
entre otras.
(10). Sentencia de 13 de octubre de 2004, radicación 20944.
(11). Cf., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, casos
Sequiera Mangas contra Nicaragua (1997) y Bámaca Velásquez contra
Nicaragua, § 19 (2000): "En igual sentido, la Corte Europea ha señalado que
se deben considerar los procedimientos como un todo, incluyendo las
decisiones de los tribunales de apelación, y que la función del tribunal
internacional es determinar si la integralidad de los procedimientos, así como
la forma en que fue producida la prueba, fueron justos".
(12). Cf., entre otros, casos Ruiz Torija contra España, sentencia de 9 de
diciembre de 1994; Hiro Balani contra España, sentencia de 9 de diciembre de
2004; Higgins y otros contra Francia, sentencia de 19 de febrero de 1998,
García Ruiz contra España, sentencia de 21 de enero de 1999; Hirvisaari
contra Finlandia, sentencia de 27 de septiembre de 2001.
(13). Cf. folios 239-259, 260-270 y 275-297 del cuaderno VII de la causa.
(14). Por ejemplo: "En esa determinación, el funcionario de instancia valoró
todos y cada uno de los elementos de juicio legalmente aportados, y dentro de
ese análisis efectuado controvierte las argumentaciones de los representantes
judiciales de los procesado [sic], demostrando que ellas no tiene [sic] soporte
probatorio, llegando a la conclusión sobre la responsabilidad de todos [y] cada
uno de los procesados frente al cargo de doble homicidio, descartando la
existencia del secuestro" (folio 29 del cuaderno del Tribunal). "Comparte la
Corporación los planteamientos esbozados por el juzgador de instancia en el
fallo impugnado en todo [sic] su [sic] determinaciones" (folio 34 ibídem).
(15). Sentencia de 2 de julio de 2008, radicación 23438.

PONENTE(S) : DR.JULIO ENRIQUE SOCHA


SALAMANCA

Sentencia Casación
FECHA : 18/03/2009
DECISION : No casa
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 26631
PUBLICADA : Si

14/04/2009

DEMANDA DE CASACION-Causal: Se debe indicar en forma clara y precisa su


fundamento/ INDICIO-Técnica para atacarlo en casación/ COAUTORIA-
Concepto, elementos, configuración: Imputación del resultado/
DOSIFICACION PUNITIVA-Pasos a seguir para la dosificación de la pena:
Cuando la descripción típica contiene los límites punitivos

474
1. Debe hacerse hincapié en cómo la Corte, de manera pacífica y reiterada ha
advertido la necesidad de que la demanda de casación comporte un mínimo
rigor lógico jurídico y argumental, pues, no se trata de hacer valer una especie
de tercera instancia que sirva de escenario adecuado a la controversia ya
superada por los falladores de primero y segundo grados, en la cual se
pretende anteponer el particular criterio o valoración probatoria, a aquel que
sirvió de soporte a la decisión de los jueces A quo y ad quem, entre otras
razones, porque a esta sede arriba la decisión judicial con una doble
connotación de acierto y legalidad.

Se faculta, por ello, que la dicha presunción sea quebrada a través de criterios
claros, lógicos, coherentes y fundados, derivados del compromiso de
demostrar la violación en la cual incurrió el fallador, suficiente para echar
abajo el contenido de verdad de la sentencia, en el entendido de que, de no
haberse materializado el yerro, otra hubiese sido la decisión y precisamente
así se ofrece trascendente recurrir al mecanismo extraordinario de
impugnación.

2. En concreto lo atacado es el valor dado a los indicios por el Tribunal, pero


soslaya referirse a ese específico medio -eludiendo encaminar técnicamente su
discurso, para lo cual era necesario precisar, como ya pacíficamente lo tiene
establecido la Sala,(1) si el yerro opera sobre los hechos demostrativos de los
hechos indicadores, la inferencia lógica o el proceso de valoración conjunta al
preciar la articulación, convergencia y concordancia de los varios indicios
entre sí- y en lugar de ello, a través de especulaciones carentes de soporte
trata de desvirtuar el efecto de las inferencias realizadas por el Ad quem, con
lo cual desnaturaliza completamente la esencia y teleología de la casación,
pues, lejos de definir la existencia de protuberantes yerros en el trabajo
evaluativo de la segunda instancia, convierte el escenario excepcional en un
simple debate de criterios.

3. Resulta, en un plano estrictamente jurídico, que en la generalidad de los


casos, como ya pacíficamente lo tiene decantado la Corte, el plan criminal no
puede expresamente delimitar todas y cada una de las contingencias que
operan durante su desarrollo. Pero, a través de los medios utilizados es
factible prever si esas contingencias fueron o no tácitamente aceptadas, como
cuando, para citar un tema paradigmático, los latrocidas, que tienen como
finalidad básica obtener el beneficio económico, utilizan armas de fuego, en
cuyo caso, así expresamente no lo pacten, está claro que asumen los
resultados propios de tener que utilizarlas.

De esta forma lo ha planteado la Sala (2)

(......)

De igual manera, fenómenos como los del dolo eventual y la llamada aberratio
ictus, o error en el golpe, inciden fundamentalmente al momento de verificar

475
cómo el resultado debe atribuirse a título de dolo, no solo al autor directo,
sino a los demás partícipes.(3)

4. Sucede, sin embargo, que el delito de homicidio agravado posee una


delimitación típica completa, vale decir, al supuesto de hecho se sigue la
consecuencia específica, en términos concretos de la pena a aplicar.

Entonces, al momento de dosificar la sanción los parámetros mínimo y


máximo ya vienen establecidos por la norma, artículo 104 del C.P., sin que
sea menester algún tipo de consideración en torno de ella, pues, se repite no
constituye la agravante despejada, en sí misma, un factor que permita
modificar esos extremos punitivos, como sí sucedería, por ejemplo, con los
dispositivos amplificadores del tipo -dígase, la tentativa o la complicidad-.

De esa manera, cuando ya de antemano se tienen establecidos, porque la


norma típica directamente los consagra, esos baremos inferior y superior, la
tarea argumentativa o motiva que se pide del funcionario judicial, en ese
específico acápite dosificatorio, es la de delimitar el cuarto donde se ubicará y
luego especificar la pena concreta a imponer, de conformidad con lo
establecido en los artículos 59, 60 y 61 de la Ley 599 de 2000.

Porque, debe relevarse, respecto de los elementos concretos del delito


-tipicidad, antijuridicidad y culpabilidad-, ya antes del momento de
procederse a la dosificación hubo de pronunciarse el juez.

(.....)

En el texto del fallo atacado, es esta la delimitación concreta de lo ocurrido y,


luego de los análisis correspondientes en punto del delito y la participación
del acusado, cuando ya se busca dosificar la pena, claramente, en
seguimiento de lo deducido previamente, se consigna la ubicación típica del
ilícito de homicidio consumado, dentro del numeral 7° del artículo 104 del
C.P., a efectos e que la pena allí descrita sirva de parámetro dosificador y no,
como lo reclama el impugnante, porque de nuevo deba recabarse sobre el
punto.

(......)

Se reitera, para el caso concreto la circunstancia de agravación, siempre


despejada durante todo el proceso, hace parte integral del delito de homicidio
consumado. En consecuencia, si se dice que no hubo fundamentación de ella,
tiene que aducirse, en sana lógica, que tampoco se motivó el hecho de sangre,
afirmación que riñe, como se dijo, con lo que fue el texto del fallo de segundo
grado.
_____________________________________
(1). Sentencia del 26 de junio de 2002, radicado 11. 451
(2). Sentencia del 10 de junio de 2008, radicado 23033
(3). Véase, al respecto, Sentencia del 18 de julio de 2002, radicado 12764

476
PONENTE(S) : DR.SIGIFREDO ESPINOSA PÉREZ

Sentencia Casación
FECHA : 14/04/2009
DECISION : Inadmite demanda
DELITOS : Lesiones personales, Tentativa de homicidio,
Homicidio agravado, Porte ilegal de arma de fuego de defensa pers
PROCESO : 31350
PUBLICADA : No

06/05/2009

ACCION DE REVISION-Demanda: Requisitos/ ACCION DE REVISION-


Carácter rogado de la acción/ ACCION DE REVISION-Demanda: Requisitos;
anexos/ COAUTORIA IMPROPIA-Elementos/ ACCION DE REVISION-Prueba
Falsa

1. En materia de requisitos formales, la demanda de revisión exige


formalidades específicas e insoslayables (Art. 222 de la Ley 6000 de 2000, ib.
Art. 194 de la ley 906 de 2004)

· Determinar la actuación procesal cuya revisión se demanda, con la


identificación del despacho que produjo el fallo,
· Identificación del delito (s) que motivó la decisión
· Invocar la causal de revisión que se alega, los fundamentos de hecho y
derecho en que se apoya la solicitud,
· Relación de pruebas que se alleguen o soliciten,
· Acompañar al escrito copia de las decisiones de instancia con constancia de
su ejecutoria.

La acción de revisión es una actividad posterior a la culminación del proceso


ordinario, que comprende la elaboración del libelo según precisos requisitos
formales, la invocación de concretas causales legales, el correcto señalamiento
de los fundamentos jurídicos y fácticos, la relación de las pruebas que se
aportan para demostrar los hechos básicos de la petición, y una adecuada
sustentación compatible con la naturaleza de la causal que se invoca.(1)

2. No puede la Sala iniciar el trámite cuando se omite el cumplimiento de los


presupuestos para iniciar la acción de revisión, bajo el entendido de que se
trata de un ejercicio de naturaleza esencialmente rogativa que persigue
remover la firmeza de la cosa juzgada.

3. Como el demandante no aportó constancia de ejecutoria del fallo de


primera instancia, la Sala encuentra que la acción propuesta no satisface
aquel requisito mínimo establecido legalmente y por ello no puede admitir la

477
demanda para su estudio. El documento del 9 de febrero de 2009, expedido
por la Secretaría del Juzgado Segundo Penal del Circuito del Espinal - Tolima
no certifica en manera alguna la ejecutoria de la sentencia. (Folio 41).

4. En relación con la causal primera, orientada a demostrar que el delito no


pudo ser cometido sino por una persona o por un número menor de los
sentenciados, es pertinente recordar al actor que se trató de una obra
mancomunada -coautoría impropia- en la que varias personas, entre ellas el
sentenciado, asumieron hurtar doce ovejas y nueve gallinas que la víctima
cuidaba en la finca donde fue atacado y que para la ejecución del plan
propuesto llevaron un arma de fuego y con ella ocasionaron la muerte al
aparcero.

La forma de participación por la que fue sentenciado el señor (.......), admite la


participación de un número plural de complotados que trazan un objetivo
ilícito y asumen el riesgo de la criminal empresa, sin importar -en este caso-
que se determine quién de ellos tiró del gatillo, pues, todos responden de
forma mancomunada por los delitos que se cometan.

"...la coautoría impropia... emerge de un plan común, del dominio colectivo del
suceso, de la distribución de funciones, cada una de las cuales es una pieza
de la realización del resultado comúnmente querido, la que, como tal, no
puede ser considerada aisladamente, pues podría aparecer como despreciable
o ineficaz y, por ende, impune, y que solo adquiere relevancia en el conjunto y
con relación al plan criminal propuesto".(2)

5. Para que proceda la acción de revisión por la causal quinta aludida es


necesario en todo caso que con posterioridad a la sentencia el impugnante
demuestre que el fallo cuya ejecutoria pretende remover se fundamentó en
prueba falsa, acreditada como tal por medio de fallo ejecutoriado.

Cuando el demandante afirma que el fallo objeto de revisión se fundamentó en


una(s) prueba(s) falsa(s) está conminado a demostrarlo, lo que implica que con
la demanda debe presentar prueba documental inequívoca de la decisión
judicial en firme que demuestre que era falsa la prueba que fundamentó -de
manera nuclear- la sentencia objeto de la acción de revisión; de lo contrario
no puede levantar el amparo de la cosa juzgada que protege la decisión
ejecutoriada.

Dicha exigencia (acreditar la prueba falsa) es un requisito formal de la


demanda de revisión, y al demandante corresponde relacionar las pruebas
(falsas) que demuestran la censura; no aportarlas acarrea el fracaso de la
impugnación.(3)
_____________________________________________________
(1). Cfr. Auto del 6 de diciembre de 2001, rad. núm. 18520.
(2). CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sentencia Casación del 25 de abril de
2000, rad. núm. 11925.

478
(3). CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sala Penal, auto del 30 de septiembre de
1997.

PONENTE(S) : DR.ALFREDO GOMEZ QUINTERO

Acción de Revisión
FECHA : 06/05/2009
DECISION : Reconoce apoderado , inadmite demanda
DELITOS : Homicidio agravado, Porte ilegal de arma de
fuego de defensa pers
PROCESO : 31243
PUBLICADA : Si

DERECHO DE CONTRADICCION-No se limita al sólo contrainterrogatorio/


FUERO MILITAR-Conductas en relación con el servicio/ CASACION-Interés
para recurrir: No existe cuando se puede agravar la situación del procesado/
INDAGATORIA-Imputación jurídica: No era obligatoria en el Decreto 2700 de
1991/ COAUTORIA IMPROPIA-Configuración/ FISCALIA GENERAL DE LA
NACION-Comision de fiscales

1. El actor también reprocha el hecho de no permitirse contrainterrogar al


testigo, cuyo ataque se corresponde más con una propuesta de nulidad por
violación al derecho de defensa, pues no se trata ese de un presupuesto de
validez de la prueba. Tal circunstancia, de todas maneras, no quebranta la
referida garantía cuando, conforme ocurrió en el presente caso, el procesado y
su representante judicial pudieron a lo largo del proceso controvertir la
declaración a través de otros medios de defensa, como solicitar pruebas
orientadas a rebatir su poder persuasivo o impugnar las providencias
sustentadas con base en dicho testimonio.(1)

2. Tanto la jurisprudencia constitucional como la de la Sala de Casación


Penal de la Corte Suprema de Justicia coinciden en enfatizar el carácter
excepcional de la competencia asignada a la justicia Penal Militar para juzgar
a los miembros de las fuerzas armadas, señalando que la expresión "servicio"
contemplada en los artículos 221 y 250 de la Constitución Política se refiere a
las actividades concretas que, de acuerdo con la misma codificación superior,
se orienten a cumplir o realizar las finalidades propias de las fuerza militares
y de la Policía Nacional, como son, en el primer caso, la defensa de la
soberanía, la independencia, la integridad del territorio nacional y el orden
constitucional y, en el segundo, el mantenimiento de las condiciones
necesarias para el ejercido de los derechos y libertades públicas y la
convivencia pacífica.(2)

En ese sentido, también se ha dicho por la jurisprudencia, para admitir


configurado el fuero penal militar se requiere la existencia de un vínculo
próximo y directo entre el delito y la actividad del servicio, en tal forma que el

479
primero corresponda a una extralimitación o abuso de poder. Por
consiguiente, el nexo no puede ser hipotético o abstracto y, en todo caso, se
rompe cuando el agente desde el inicio actúa con propósitos criminales.(3)

Resulta indudable que la vinculación a una empresa criminal conformada con


la finalidad de introducir a un avión sustancia estupefaciente para sacarla
luego del país, así el sujeto activo pertenezca a las fuerzas militares, desborda
por completo las funciones que la Constitución Política asignó a ese
estamento oficial, pues esa actividad ninguna relación tiene con la defensa de
la soberanía, la independencia, la integridad del territorio nacional y el orden
constitucional.

Más aún, el hecho mismo de formar parte de una empresa delincuencial de


esa envergadura conduce a concluir que el comportamiento del procesado fue
ab initio criminal, lo cual, como ya se dijo, descarta de suyo la concurrencia
del fuero penal militar y traslada la competencia del asunto a la justicia
ordinaria.

Se procedió correctamente, por tanto, cuando en su oportunidad la Fiscalía


General de la Nación asumió la investigación por el hallazgo en el vuelo FAC
1005 de la droga ilícita, como incluso, lo solicitó la propia justicia Penal
Militar, según así lo recuerda el Ministerio Público.

3. Lo primero a destacar es la falta de legitimación del actor cuando incluye


dentro del ataque el delito de concierto para delinquir, no obstante la
sentencia absolutoria proferida en favor del procesado por ese punible. Como,
en consecuencia, ningún agravio recibió el censor en el fallo impugnado en lo
atinente a dicho ilícito, la Sala se abstendrá de hacer referencia a ese
particular reparo.

4. El Código de Procedimiento Penal de 1991 expedido mediante Decreto 2700


de ese año, vigente cuando se surtió la injurada, lo cual aconteció el 9 de
marzo de 1999,(4) no exigía formular al indagado la imputación jurídica,
bastando solamente concretarle los hechos constitutivos del tipo penal objeto
de investigación, es decir, ponerle de presente la imputación fáctica, como
surgía de lo dispuesto en el artículo 360 del mencionado ordenamiento
procesal.

Así lo tiene precisado la Sala, como se extracta del siguiente aparte


jurisprudencial(5)

(.....)

El instructor enteró suficientemente al imputado la situación fáctica por razón


de la cual se produjo su vinculación al proceso, única exigencia contemplada
en la normatividad procesal en vigor cuando se practicó la indagatoria, con
todo lo cual -es de advertir- en el curso de la mencionada diligencia el

480
interrogador también le puso de presente el tipo penal en el cual encuadraban
los hechos, al precisarle que la Fiscalía lo investigaba "por su presunta
participación en las conductas descritas en el artículo 17 de la Ley 365 de
1997, que modificó el artículo 33 de la Ley 30 de 1986, en concordancia con el
numeral 3º del artículo 38 de la Ley 30 de 1986".(6)

Tal precisión, es de entender, tuvo como fin abundar en garantías, pero no


implica que, además, el interrogador estaba obligado en ese momento a
encajar el comportamiento del imputado en la concreta conducta alternativa
presuntamente cometida por éste, pues, se insiste, para la norma procesal de
entonces bastaba, en orden a posibilitar el ejercicio adecuado del derecho de
defensa, con puntualizar al indagado los hechos por razón de los cuales se le
vinculó a la investigación.

5. La imputación se sustentó en una coautoría impropia, de modo que el


delito se cometió con división de tareas en donde la participación del
procesado no requirió un contacto material de la sustancia estupefaciente,
pero cuyo fin era trasladarla a los Estados Unidos, comportamiento éste que
el fiscal de segunda instancia de manera expresa enmarcó en el vocablo
exportación.(7) Y si bien esa acción no está taxativamente contemplada en el
artículo 33 de la Ley 30 de 1986, modificado por el 17 de la Ley 365 de 1997,
no se requiere mayores elucubraciones para entender, como lo destaca el
Procurador Delegado, que la misma encierra el significado de "sacar del país",
conducta ésta sí prevista en forma alternativa en la norma sustantiva en
mención.

6. La integración de comisiones de fiscales constituye un acto administrativo


de la Fiscalía General de la Nación dirigido a obtener una mayor eficiencia y
celeridad en las investigaciones, pero sin que ese pronunciamiento implique la
introducción de un requisito de validez de las providencias judiciales,
adicional a los previstos en el Código de Procedimiento Penal, que en esa
materia solamente exige la intervención individual de un fiscal, con la única
condición de ostentar competencia para decidir, de acuerdo con los factores
establecidos en la ley, frente a lo cual la Sala no advierte inobservancia alguna
ni el impugnante la refiere.

Visto, de esa manera, que la adición se pronunció al amparo de las


disposiciones legales respectivas, ninguna relevancia tiene el hecho de que el
fiscal ad quem se hubiera abstenido de emitir pronunciamiento sobre la
solicitud de nulidad presentada ante esa instancia por la defensa con
sustento, precisamente, en el alegado proferimiento irregular de la adición,
según reparo final que expuso el actor en desarrollo del reproche objeto de
examen.
_________________________________________
(1). Cfr. Sentencias del 2 de octubre de 2001. rad. 15285, 1º de junio de 2005,
rad. 22893 y 19 de julio de 2006, rad. 21592, entre otras.

481
(2). Cfr. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sala de Casación Penal. Sentencia
del 9 de febrero de 20005, radicación 20222.
(3). Cfr. CORTE CONSTITUCIONAL, Sentencia C-358 de 1997.
(4). Folios 115 a 136 cd. original # 6.
(5). CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, auto del 25 de mayo de 2003, rad. N°
20684; en el mismo sentido, sent. del 29 de octubre de 2003, rad. N° 19138.
(6). Fl. 131 ídem.
(7). Pág. 18 providencia del 7 de abril de 2000.

PONENTE(S) : DRA.MARIA DEL ROSARIO GONZALEZ


DE LEMOS

Sentencia Casación
FECHA : 06/05/2009
DECISION : No casa
DELITOS : Tráfico de Estupefacientes Agravado
PROCESO : 25702
PUBLICADA : Si

22/05/2009

LEY DE JUSTICIA Y PAZ-Competencia de la Corte para conocer del recurso de


apelación/ LEY DE JUSTICIA Y PAZ-Apelación: Competencia del superior/
LEY DE JUSTICIA Y PAZ-Recurso de apelación: Desistimiento/ LEY DE
JUSTICIA Y PAZ-Audiencia de formulación de la imputación: Imputación
parcial, no libera del deber de hacer una confesión completa y veraz/
DESPLAZAMIENTO FORZADO-Delito de carácter permanente/
DESPLAZAMIENTO FORZADO-Aplicación a hechos ocurridos antes de la Ley
599 de 2000/ LEY DE JUSTICIA Y PAZ-Medidas de aseguramiento: Pueden
presentarse los mismos medios de conocimiento que para la formulación de
imputación/ COAUTORIA-Jefes de grupos armados al margen de la ley:
Ideólogo o jefe político

1. La Sala es competente para resolver el presente asunto, pues de


conformidad con lo previsto en el inciso segundo del artículo 26 de la ley 975
de 2005, en concordancia con el numeral 3º del artículo 32 de la Ley 906 de
2004, le asiste para conocer de los recursos de apelación interpuestos contra
los autos que resuelven asuntos de fondo, adoptados durante el desarrollo de
las audiencias y contra las sentencias dictadas en el trámite de los procesos
adelantados por virtud de la Ley de Justicia y Paz.

2. En relación con el mismo tema, es necesario precisar que la Corte, a efectos


de resolver las alzadas, se ocupará de los aspectos objeto de impugnación
extendiéndose a aquellos que les resulten inescindiblemente vinculados, tal
como opera en los estatutos procesales penales vigentes, esto es, Ley 600 de
2000 (art. 204) y Ley 906 de 2004,(1) a cuyo contenido se acude por

482
complementariedad, a tenor de lo previsto en el artículo 62 de la Ley 975 de
2005, para todo lo no dispuesto en ella.

3. Como ni en el texto de la Ley 975, sus decretos reglamentarios,(2) ni en la


Ley 906 de 2004 se regula esta materia, ha menester acudir, para llenar el
vacío, como lo ha precisado la Sala en reiteradas oportunidades,(3) al
principio de integración previsto en la Ley 906 de 2004, acudiendo a las
disposiciones del Código de Procedimiento Civil. De esa forma se tiene que,
conforme al artículo 344 de dicha normatividad, se autoriza a las partes a
"desistir de los recursos interpuestos".

Pues bien, como quien desiste del recurso en este caso es uno de los
intervinientes procesales que lo interpuso -el defensor del postulado (......)-, no
se encuentra obstáculo alguno para aceptar su manifestación en ese sentido
durante la audiencia de sustentación, como así se decidirá en la parte
resolutiva de esta providencia.

4. Desde sus decisiones del 28 de mayo de 2008(4) y del 23 de julio del


mismo año,(5) la Corte dio vía libre al instituto de las imputaciones parciales,
previsto en el parágrafo del artículo 5º del Decreto 4760 de 2005, con el objeto
de imprimirle celeridad a los trámites seguidos bajo el imperio de la Ley 975
de 2005 y porque encontró que con su aplicación se protegían en mayor
medida los derechos de la víctimas, dado que se avanza en el proceso de su
reparación, sin que tal solución comporte menoscabo del derecho de defensa
del desmovilizado y, además, en tanto facilita la labor investigativa de la
fiscalía dentro de estos trámites.(6), (7)

(........)

Significa lo anterior que no porque se hubiere franqueado el paso a esta


solución con el objetivo de agilizar el proceso de justicia y paz, así como para
garantizar los fines perseguidos con esta especial legislación, en procura de la
reincorporación de miembros de grupos armados al margen de la ley y de la
consecución de la paz nacional, auspiciándose para ello la ruptura de la
unidad procesal -proceder consecuente con la admisión de las imputaciones
parciales- y de proseguir, por cuerda separada, los diferentes trámites en la
medida en que la fiscalía posea elementos probatorios, evidencia física o
información legalmente obtenida de la cual se pueda inferir razonablemente
que el postulado puede ser autor o partícipe de alguna conducta delictiva, se
garantiza el beneficio de la pena alternativa previsto en la citada ley.

En efecto, el corolario normal de la prosecución del trámite con imputaciones


parciales, como ya lo ha anunciado la Sala, es el de que, si se aceptan los
cargos en la audiencia de formulación de cargos ulterior, se proferirá condena
en contra del postulado, en donde se reconocerá la pena alternativa a la cual
tiene derecho el desmovilizado en virtud de su sometimiento a los

483
lineamientos de la Ley 975 de 2005, en la medida en que cumpla con la
totalidad de los presupuestos en ella estipulados.

Sin embargo, haber aceptado cargos derivados de imputaciones parciales no


exime al postulado, en los términos precisados por la Corte Constitucional en
la sentencia C-370 de 2006, de su deber de rendir una confesión completa y
veraz, tanto en relación con cada uno de los hechos delictivos individualmente
considerados -y respecto de los cuales se surte trámite independiente por
razón de la imputación parcial, cuando ella se hubiere suscitado-, como de
todos ellos en su integridad.

Dicho de otro modo, de llegar a establecerse, por cualquier medio legal, que el
postulado dejó de confesar alguna conducta ilícita cometida durante o con
ocasión de su pertenencia al grupo armado ilegal, se impone su exclusión del
régimen de justicia y paz y la pérdida de los beneficios que la normatividad
especial consagra, particularmente el de acceder a la pena alternativa, así se
hubiera reconocido mediante sentencia previa.

Recuérdese que, de conformidad con el artículo 3° de la Ley 975 de 2005, se


entiende por alternatividad el beneficio consistente en suspender la ejecución
de la pena determinada en la respectiva sentencia, reemplazándola por una de
naturaleza alternativa que se concede por la contribución del beneficiario a la
consecución de la paz nacional, la colaboración con la justicia, la reparación a
las víctimas y su adecuada reinserción social, cuya concesión se otorga según
las condiciones establecidas en la misma ley.

Por su parte, el artículo 29 de la misma ley dispone que una vez la Sala
competente del Tribunal Superior de Distrito Judicial haya reconocido que el
condenado ha cumplido las condiciones previstas en la ley, le impondrá una
pena alternativa que consiste en privación de la libertad por un período
mínimo de cinco (5) años y no superior a ocho (8), tasada de acuerdo con la
gravedad de los delitos y su colaboración efectiva en el esclarecimiento de los
mismos, a la cual tendrá derecho el condenado siempre y cuando se
comprometa a contribuir con su resocialización a través del trabajo, estudio o
enseñanza durante el tiempo que permanezca privado de la libertad, y a
promover actividades orientadas a la desmovilización del grupo armado al
margen de la ley al cual perteneció.

También se ordena en esta misma preceptiva legal que cumplida la pena


alternativa y las condiciones impuestas en la sentencia, se otorgará la libertad
a prueba por un término igual a la mitad de la pena alternativa impuesta,
período durante el cual el beneficiado se compromete a no reincidir en la
comisión de delitos.

En el último inciso de esta disposición, se prevé, igualmente, que cumplidas


las anteriores obligaciones y transcurrido el referido período de prueba, se
declarará extinguida la pena principal y que, en caso contrario, se revocará la
libertad a prueba y se deberá cumplir la pena inicialmente determinada, sin
perjuicio de los subrogados previstos en el Código Penal que correspondan.

484
Sin embargo, la Corte Constitucional, en la aludida sentencia C-370 de 2006,
declaró la exequibilidad condicionada de este inciso "en el entendido de que
también se revocará el beneficio cuando haya ocultado en la versión libre su
participación como miembro del grupo en la comisión de un delito relacionado
directamente con su pertenencia al grupo".

De lo dicho se desprende que así el postulado haya alcanzado el beneficio de


la pena alternativa reconocido mediante sentencia, está expuesto a la
revocatoria de esa gracia de llegarse a comprobar que en su versión no
confesó todos los hechos relacionados con su pertenencia directa al grupo
armado al margen de la ley, lo cual incluye, desde luego, los trámites seguidos
por razón de imputaciones parciales, pues su compromiso con la verdad
continúa vigente, hasta cuando se hayan revelado todas las conductas en las
cuales haya intervenido como autor o partícipe.

5. De acuerdo con esta argumentación, lo primero que se debe establecer es la


viabilidad de imputar jurídicamente la conducta de desplazamiento forzado,
bajo la consideración de que el hecho imputado se remonta al 10 de marzo de
2000, día en el cual se produjo el desplazamiento de los 663 habitantes del
corregimiento de Mampuján en el municipio de Marialabaja, departamento de
Bolívar, por un grupo combinado de aproximadamente 150 miembros de los
Bloques Héroes Montes de María y Norte de las Autodefensas Unidas de
Colombia (AUC), fecha para la cual estaba vigente el Decreto Ley 100 de 1980
que no reprimía tal conducta.

En efecto, fue solo con el artículo 1° de la Ley 589 de 2000(8) que se


adicionaron al entonces vigente Código Penal varias conductas punibles, entre
ellas, la de desplazamiento forzado.

(.............)

Sin embargo, como bien lo precisa la fiscalía, el tema no ofrece ninguna


dificultad por razón de la naturaleza de esta conducta. Ciertamente, el delito
de desplazamiento forzado es de carácter permanente, cuyo último acto de
ejecución, en este caso, tuvo lugar el 14 de julio de 2005, esto es, cuando el
postulado se desmovilizó, fecha para la cual estaba reprimido en el
mencionado artículo 180 de la Ley 599 de 2000, demostrado como está,
además, que las víctimas no han podido regresar a su lugar de asentamiento.

6. Para tal efecto pueden ser tenidos en cuenta, indistintamente, los


elementos de juicio ofrecidos para formular imputación y para sustentar la
solicitud de medida de aseguramiento, en sentido contrario a lo planteado por
el Magistrado de Control de Garantías, para quien "no se pueden apreciar los
medios de conocimiento destinados a establecer la relevancia de los hechos
por investigar con los requeridos para sustentar la medida de aseguramiento".

485
Entre otras razones porque, como se adujo en el auto del pasado 9 de febrero
dictado dentro de este mismo asunto,(9) respondiendo a la sistemática
empleada en la Ley 975, en especial por lo previsto en sus artículos 13 y 18:

"[s]urge claro que tanto la solicitud de la Fiscalía en relación con la imposición


de medida de aseguramiento, como la decisión del funcionario de control de
garantías acerca de su procedencia, se profieren en la misma audiencia
preliminar de formulación de imputación, sin que ninguna otra preceptiva de
esta ley regule, con carácter especial, aspectos tales como las clases de
medidas de aseguramiento, sus requisitos, procedencia y la posibilidad de
sustitución o revocatoria" (subraya fuera de texto).

Ello, además, porque tales actos están definitivamente entrelazados en cuanto


a su objeto y fines, por exigir, en uno y otro caso, la inferencia razonable de
probable autoría o participación en la conducta punible atribuida.(10)

7. Bien se analicen tales elementos de juicio de manera autónoma, esto es,


valorando independientemente los aportados para formular la imputación de
los presentados para sustentar la medida de aseguramiento deprecada, ora de
forma conjunta, ninguna duda asiste para colegir (i) la materialidad del
desplazamiento en la fecha señalada, (ii) su ejecución por parte de una acción
combinada entre miembros de los bloques Norte y Héroes de los Montes de
María de las AUC, (iii) la condición actual de desplazamiento de los pobladores
del corregimiento de Mampuján y (iv) el rango de comandante político o
ideológico del postulado ... del bloque Montes de María de las AUC.

A partir de estas premisas, como acertadamente lo expone la fiscalía, se


infiere su probable coautoría en la conducta, pues en su condición de
comandante político, como él mismo se proclama, debía conocer de las
diversas acciones "militares" desarrolladas para cumplir con los fines trazados
por la organización, diseñados por sus promotores ideológicos.

_______________________________________________________
(1). Cfr. sentencias del 11 de abril de 2007, rad. 26128 y del 18 de julio del
año, rad. 26255, en donde se establece que aun cuando no hay regulación
expresa de este aspecto en la Ley 906 de 2004, se aplica igualmente para los
recursos de apelación tramitados en el sistema penal acusatorio.
(2). En su orden cronológico: Decretos 4760 del 20 de diciembre de 2005; 690
de marzo 7, 2898 de agosto 29, 3391de septiembre 29 y 4417 de diciembre 7
de 2006; 315 de febrero 7, 423 de febrero 16 y 551 del 28 de febrero de 2007
y Decreto 176 de enero 24 de 2008.
(3). Entre otros, auto del 4 de marzo de 2009, rad. 31332 y del 23 de
septiembre de 2008, rad. 30344.
(4). Radicación 29560.
(5). Radicación 30120.
(6). Cfr. en ese sentido, autos del 9 y 18 de febrero, rads. 30955 y 30755,
respectivamente, y del 11 de mayo rad. 312909, todos de 2009.
(7).Rad. 30120.
(8). Publicada en el Diario Oficial No. 44.703 del 7 de julio de 2000.

486
(9). Rad. 30942.
(10). Cfr. auto del 23 de julio de 20088, rad. 30120, en cuanto el grado de
conocimiento necesario para formular imputación.

PONENTE(S) : DRA.MARIA DEL ROSARIO GONZALEZ


DE LEMOS

Auto Segunda Instancia


FECHA : 22/05/2009
DECISION : Acepta desistimiento, revoca parcialmente,
dicta medida de aseguramiento
DELITOS : Homicidio agravado, Secuestro,
Constreñimiento ilegal, Desplazamiento forzado, Concierto para delinquir
agravado
PROCESO : 31582
PUBLICADA : Si

08/07/2009

COAUTORIA IMPROPIA-Configuración/ COAUTORIA IMPROPIA-No es


necesario que los coautores se conozcan/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-
Casación: Principio de unidad jurídica inescindible, sentencias de primera y
segunda instancia/ INHABILIDAD PARA EL EJERCICIO DE DERECHOS Y
FUNCIONES PUBLICAS-Máximo Ley 599/ ACCESO CARNAL VIOLENTO-
Coautoría/ ACCESO CARNAL VIOLENTO-Coautoría impropia/ COAUTORIA
IMPROPIA-Acceso carnal violento

1.Es necesario recordar el contenido del instituto de la coautoría impropia


conforme lo ha fijado la Sala, pues resulta indispensable a fin de determinar
si en este caso, estudiados los yerros de hecho denunciados por el actor, se
debe descartar su presencia y, por ende, la responsabilidad del procesado en
los delitos por los cuales fue acusado.

En esa medida, prevé el inciso 2º del artículo 29 del Código Penal: "Son
coautores los que, mediando un acuerdo común, actúan con división de
trabajo criminal atendiendo la importancia del aporte".

Al respecto es oportuno precisar, en relación con el número plural de


personas que concurren a la realización de la conducta punible, que resulta
indiferente conocer tanto su cantidad exacta(1) como la identidad de todas,
pues lo importante es tener certeza sobre la efectiva participación de varias.
A su vez, debe señalarse que la contribución en la empresa criminal debe ser
consciente y voluntaria, en orden a producir un resultado típico comúnmente
querido o por lo menos aceptado como probable, "sin que para la atribución
de responsabilidad resulte indispensable que cada interviniente lleve a cabo o
ejecute la totalidad del supuesto fáctico contenido en el tipo(2) .

487
Ahora, la coautoría impropia se edifica sobre tres requisitos, es decir, la
existencia de un acuerdo común, la división de tareas y la esencialidad del
aporte, sobre los cuales la Sala ha expresado:

"Acuerdo significa conformidad, asentimiento, reflexión y madurez de


determinación.

División quiere decir separación, repartición.

Aportar, derivado de "puerto", equivale a llegar o presentarse a un lugar, hacer


algo en pro de un fin común.

d) Las anteriores exigencias coinciden con las generalmente adosadas… a la


coautoría, vale decir, acuerdo y decisión plural; sentimiento de actuar en una
obra propia inserta en una labor global, común; comportamiento signado por
esa directriz, o co-dominio del hecho; y aporte de algo importante durante la
ejecución del delito, todo ello, desde luego, mirado objetiva y subjetivamente.
Observado el fenómeno de otra forma, para hablar de coautoría son
indispensables dos exigencias, una subjetiva y una objetiva.

El aspecto subjetivo de la coautoría significa que:

Uno. Los comuneros se pongan de acuerdo, planifiquen la comisión del ilícito


y, de consuno, decidan su perpetración.

Dos. Cada uno de los comprometidos sienta que formando parte de una
colectividad con un propósito definido, el hecho es suyo, pero incluido dentro
de una obra mayor global, es decir, perteneciente, imbricada, realizada por
todos los concurrentes o, dicho con otras palabras, la persona debe sentir que
cumple tareas en interdependencia funcional.

La fase objetiva comprende:

Uno. El co-dominio funcional del hecho, entendiendo por tal que los varios
individuos, sin sometimiento, dependencia o subordinación de uno o unos de
ellos a otro u otros de ellos, se dirijan a la misma finalidad con un
comportamiento esencial, mirado no en términos absolutos sino relativos.

Por conducta esencial se debe entender, primero, que sin ella es imposible
cometer el hecho; o, segundo, que si una de las personas se opone o entra en
divergencia con las otras, pueda hacer fracasar el plan, molestarlo o variarlo
en su desarrollo; o, tercero, que la intrusión de las personas no debe ser
meramente casual, accidental o secundaria.
Dos. Aporte significativo durante la ejecución del hecho, es decir, prestación
de algo trascendente para su comisión, servicio importante que cada uno de
los concurrentes presta a la gesta delictiva.

Esa contribución común en pro del mismo fin puede ser material o moral
-"espiritual"-, por ejemplo cuando, en esta última hipótesis la presencia

488
definida de uno de los comuneros refuerza o estimula el cumplimiento del
plan trazado, presiona y multiplica las energías de los otros, apoya al resto,
reduce las defensas de la víctima, aumenta la intimidación padecida por ésta,
incrementa la agresividad de los otros autores o comporta una mayor
seguridad para estos en cuanto, v. gr., la cantidad de sujetos intensifica el
amedrantamiento que sufre la persona objeto de la acción, etc.

Y el aporte durante la ejecución del hecho quiere decir que la prestación que
hace la persona debe ocurrir, total o parcialmente, entre el momento en que
se inicia la realización del verbo rector que guía la conducta criminal y el logro
de la consumación. De esta manera, el comportamiento frente a la pura
ideación delictiva o a los actos preparatorios, no constituye coautoría, como
tampoco aquél subsiguiente a la consumación o al último acto en materia de
tentativa de delito".

Importa especificar igualmente, por lo dicho en precedencia, que el acuerdo


común puede ser previo o concomitante y, a su vez, expreso o tácito(3) .

Es bien sabido que en sede de casación, en virtud del principio de unidad


jurídica inescindible, los fallos de primera y segunda instancia forman un sólo
cuerpo, razón por la cual para desvirtuar la presunción de acierto y legalidad
de la sentencia es necesario proceder a quebrantar todos y cada uno de sus
fundamentos probatorios, pues si alguno se mantiene en pie con suficiente
entidad, el ataque extraordinario se reputa intrascendente.

2.En estas condiciones, lo anterior revela pacíficamente que el acusado y los


demás partícipes formaron parte de una colectividad con un propósito
definido, quienes asumieron como propio el hecho cumpliendo tareas
interrelacionadas funcionalmente y de allí que carezca de asidero el error de
hecho pregonado con fundamento en la prueba aludida y, por ende, el efecto
que se le quiso derivar.

3.Observa la Sala la violación de las garantías fundamentales del procesado al


imponer la pena accesoria de inhabilitación para el ejercicio de derechos y
funciones pública, por cuanto su quantum excedió del máximo legal
permitido.

De acuerdo con lo dispuesto en el inciso 3º del artículo 52 del Código Penal,


"la pena de prisión conllevará la accesoria de inhabilitación para el ejercicio de
derechos y funciones públicas, por un tiempo igual al de la pena a que accede
y hasta por una tercera parte más, sin exceder del máximo fijado en la ley".

A su vez, el artículo 51 de la Ley 599 de 2000 consagra que "La inhabilitación


para el ejercicio de derechos y funciones públicas tendrá una duración de
cinco (5) a veinte (20) años".

Así las cosas, es claro que el límite máximo de duración de la pena accesoria
en cita no puede ser mayor de 20 años, no obstante, en el caso particular se
observa que si bien el Tribunal redujo la pena de prisión a 270 meses y 18

489
días, no hizo manifestación alguna en relación con la referida sanción
accesoria, la cual se determinó por el Juez Unipersonal "por un periodo igual
al de la pena privativa de la libertad".

Se observa, entonces, que la sanción de prisión equivale a más de 20 años y


por tal razón se debe entrar a ajustar la pena accesoria de inhabilitación para
el ejercicio de derechos y funciones públicas al límite máximo previsto en el
artículo 51 del Código Penal para restablecer el principio de legalidad.

_____________________________________________
(1) Sentencia del 18 de julio de 2002, Radicado No. 10696.
(2) Sentencia del 11 de julio de 2002, Radicado No. 11862.
(3) Sentencia del 11 de julio de 2002, Radicado No. 11.862.

PONENTE(S) : DRA.MARIA DEL ROSARIO GONZALEZ


DE LEMOS
Sentencia Casación
FECHA : 08/07/2009
DECISION : No casa la sentencia impugnada, casa oficiosa
y parcialmente fallo de segundo g
DELITOS : Acto sexual violento, Acceso carnal abusivo
con incapaz de resistir, Acceso carnal violento agravado
PROCESO : 31085
PUBLICADA : No

14/09/2009

SENTENCIA-Falta de motivación/ COAUTORIA-Configuración

1.La Sala ha venido abordando el tema del recurso extraordinario de casación


en el marco del sistema acusatorio colombiano y lo ha definido como un
mecanismo de control constitucional y legal que procede contra las sentencias
proferidas en segunda instancia por los Tribunales Superiores en los procesos
adelantados por delitos, independientemente de la pena con la cual los
sancione el legislador, cuando se afectan derechos o garantías fundamentales
(artículo 181 de la ley 906 de 2004), cuya materialización se debe cumplir a
través de una demanda que no es de libre elaboración porque debe ceñirse a
rigurosos parámetros lógicos y a causales taxativas, no obstante la gran
flexibilidad permitida, acorde con la estructura del Estado Constitucional de
Derecho acogido por el constituyente (1).

2.En relación con los requisitos de la demanda que sustente la


impugnación extraordinaria, ha señalado que si bien el nuevo estatuto
procesal no enumera rigurosamente los requisitos que debe cumplir un libelo
de casación como lo hacía el anterior artículo 212, de los artículos 183 y 184
se pueden deducir los siguientes:

490
1. Que se señalen de manera precisa y concisa las causales invocadas.

2. Que se desarrollen los cargos, esto es, que se expresen sus fundamentos o
se ofrezca una sustentación mínima. Y,

3. Que se demuestre que el fallo es necesario para cumplir algunas de las


finalidades del recurso.

Esto porque de conformidad con lo establecido en el inciso 2° del artículo


últimamente citado, no será seleccionada la demanda que se encuentre en
cualquiera de los siguientes supuestos:

(i). Si el demandante carece de interés jurídico.

(ii). Si prescinde de señalar la causal.

(iii). Si no desarrolla los cargos de sustentación, y

(iv). Cuando de su contexto se advierta fundadamente que no se precisa del


fallo para cumplir algunas de las finalidades del recurso.

3. Cuando se trata de formular reparo al fallo al amparo de la causal


segunda del artículo 181 de la ley 906 de 2004, referida a los defectos
sustanciales de garantía o de estructura aptos para invalidar las actuaciones,
el casacionista debe tener en cuenta que la sentencia se haya dictado en juicio
viciado, con la prevención que no cualquier irregularidad conspira contra la
vigencia del proceso porque la afectación debe ser esencial y estar vinculada
en calidad de medio para socabar algún derecho fundamental de los sujetos
procesales, y si bien la demanda correspondiente no exige formas específicas
para su proposición, sustentación y desarrollo, tampoco es un escrito de libre
factura porque igual que en las otras causales, debe ajustarse a ciertos
parámetros lógicos de modo que se comprenda con claridad y precisión los
motivos de ataque, las irregularidades sustanciales alegadas y la manera
como se quebranta la estructura del proceso o se afectan las garantías de los
intervinientes.

3.2. Los motivos que generan esta causal son específicos, como lo señala el
principio de taxatividad (art. 458), y son: la nulidad derivada de la prueba
ilícita y la cláusula de exclusión (arts. 23 y 455); la nulidad por incompetencia
del juez (art. 456); y, la nulidad por violación a garantías fundamentales:
derecho a la defensa y debido proceso, en aspectos sustanciales (art. 457).

3.3. Cuando se denuncia la vulneración del debido proceso -como lo hizo el


recurrente en la primera parte de este reparo-, corresponde al demandante
determinar en cuál de los diferentes eslabones concatenados y subsiguientes
que lo estructuran se presenta el irremediable defecto, vr. gr., en la
formulación de la imputación, en la formulación de la acusación, en el juicio
oral, en alguna de las audiencias de obligatoria realización o en los fallos de
instancia.

491
También le corresponde al censor demostrar que la irregularidad cometida
durante el desarrollo del proceso e inadvertida en el fallo, incide de tal manera
que para remediarla no queda ninguna alternativa distinta a invalidar las
diligencias y por eso quien así alega debe indicar con precisión el momento
procesal al que han de retrotraerse las actuaciones una vez excluidas las
alcanzadas por los vicios.

Si la nulidad se vincula a la vulneración del derecho de defensa por ausencia


de esta garantía o porque el profesional a cargo de la misma dejó de solicitar
pruebas o no ejerció el derecho de contra interrogar a los testigos o no
interpuso los recursos de ley o si la causa generadora de invalidez se refiere al
desconocimiento del principio de imparcialidad o a la deficiencia en materia
probatoria, para la correcta formulación de la censura, corresponde al
demandante ocuparse de los siguientes aspectos:

- Especificar las fases procesales en que se careció de defensa, las pruebas,


actuaciones y decisiones que así se cumplieron.

- Indicar cuáles son aquellos medios probatorios cuya ausencia extraña, por
ejemplo, documentos, testimonios, experticios e inspecciones.

- Explicar razonadamente que tales medios de convicción eran procedentes


por estar admitidos en la legislación procesal penal; conducentes, por
relacionarse directamente con el objeto de la investigación o del juzgamiento;
y, factibles de practicar, puesto que ni los abogados defensores ni los fiscales
están obligados a intentar la realización de lo que no es posible lógica, física ni
jurídicamente.

- Indicar cuál o cuáles eran las preguntas que en ejercicio del derecho a
interrogar o contrainterrogar se debieron formular a los declarantes, si los
objetivos de éstas últimas apuntaban a controvertir la credibilidad personal
del testigo por sus influencias y prejuicios, sus intereses y motivos, sus
convicciones o sus antecedentes personales (art. 403-3, cpp); la credibilidad
del testimonio en cuanto a las manifestaciones sobre los hechos en su
naturaleza inverosímil o increíble (art. 403-1 cpp); la capacidad del declarante
para percibir, recordar o comunicar cualquier asunto sobre la declaración
(art. 403-2 cpp); las manifestaciones anteriores del testigo, incluidas aquéllas
hechas a terceros (art. 403-4); la conducta del testigo en cuanto a la
mendacidad (art. 403-5); y, las contradicciones en el contenido de la
declaración (art. 403-6).

- Así el libelista debe aproximarse al contenido material de las pruebas


omitidas o de los contra interrogatorios dejados de cumplir para brindarle a la
Corte la oportunidad de confrontar el aporte de aquellos elementos de juicio
con las motivaciones del fallo y así poder concluir si en realidad se han
vulnerado las garantías fundamentales del procesado.

492
- Además, es preciso que el recurrente se ocupe acerca de la manera como las
pruebas dejadas de practicar por la postura negligente del anterior defensor o
los contra interrogatorios omitidos por el procesado o su defensor o por la
falta al deber de objetividad de la fiscalía (arts. 115 y 142), tenían capacidad
de incidir favorablemente en la situación del acusado, aspecto que se
configura cuando

evidentemente se han omitido algunos medios de convicción con la fuerza


suficiente para demostrar la inocencia del procesado o para acreditar una
situación favorable a sus intereses, caso en el cual se vulnera el derecho a la
defensa(2) ,

tópicos que deben abordarse separadamente debido a que su comprobación


implica desarrollo y sustentación específicos, con la observación crítica que no
toda situación que se mencione en el proceso debe ser objeto de prueba
indefectiblemente y la omisión de cualquier diligencia o contra interrogatorio
no constituye quebrantamiento automático de la garantía fundamental de la
defensa ni del principio de objetividad, si se tiene en cuenta el respeto por la
iniciativa o la estrategia de la defensa, y que el fiscal en sana crítica debe
seleccionar únicamente los medios conducentes al esclarecimiento de la
verdad, de tal manera que la omisión de diligencias inconsecuentes,
dilatorias, inútiles o superfluas, o el ejercicio del derecho de contradicción sin
aproximación a su contenido y trascendencia están bien lejos de menoscabar
los derechos a la defensa o al debido proceso.

- En relación con la trascendencia del vacío dejado por la prueba cuya


práctica se omitió o la impugnación de la credibilidad del testimonio que no se
ejerció, la posibilidad de declarar la nulidad no deriva de la prueba en sí
misma considerada o dejada de controvertir sino de su confrontación lógica
con las que sí fueron tenidas en cuenta por el juzgador como soporte del fallo,

para a partir de su contraste evidenciar que las extrañadas, de haberse


practicado, derrumbarían la decisión, erigiéndose entonces como único
remedio procesal la invalidación de la actuación censurada a fin de que esos
elementos que se echan de menos puedan ser tenidos en cuenta en el
proceso(3) .

- Si la vulneración del derecho a la defensa por la inactividad del defensor se


hace consistir en no haber interpuesto recursos ordinarios contra las
providencias, no es suficiente con postular esta clase de manera genérica sino
que resulta indispensable que el demandante individualice las decisiones que
era necesario recurrir, que en cada caso identifique los argumentos que en su
criterio podían rebatirse y que exponga las razones por las cuales la decisión
adoptada tenía que ser sustancialmente más favorable a los intereses que
representa.

3.4. Cuando se trata de formular reparo al fallo por violación al derecho de


defensa, derivado de inactividad del letrado en una o en todas las fases de la

493
actuación, para la prosperidad del mismo no resulta suficiente con mencionar
la irregularidad que genera el vicio, sino que se debe tener en cuenta que la

inactividad en la labor de asistencia profesional no puede determinarse con


fundamento en lo que el defensor hizo o dejó de hacer en un determinado
frente de la compleja actividad defensiva, sino en lo que hizo o dejó de hacer
en el contexto de su gestión, comprensiva de múltiples aspectos
(intervenciones en la producción de la prueba, peticiones, impugnaciones,
alegaciones, debates, etc), pues solo frente al análisis global de su actividad
defensiva (activa o pasiva), podría adelantarse un juicio objetivo en torno a la
eficiencia de su labor, y determinarse si realmente se presentó inactividad
reprobable, y si ésta incidió en el derecho de defensa .

En otras palabras se tiene que para otorgar claridad y precisión a la


propuesta casacional pero también para procurarle una adecuada
fundamentación, se impone al sujeto procesal que acude a este extraordinario
recurso como condición lógica, exhibir la trascendencia de la inactividad del
letrado, demostrando que en realidad se trató de una omisión lesiva de los
intereses del sujeto procesal, sin que para el efecto resulte válido presentar
una estrategia profesional diferente, porque una óptica distinta no significa
restricción de la garantía fundamental. Lo anterior, por cuanto la idoneidad de
la defensa técnica no puede medirse a partir de los resultados del proceso,
sino de la razonabilidad de las posiciones activas u omisivas de la defensa(4).

De manera que al denunciar una falta de actividad probatoria, además de


indicar cuáles fueron las pruebas no solicitadas, se requiere demostrar cuál
fue la incidencia de esa omisión en la situación del sujeto procesal que se
representa, ilustrar sobre los elementos de prueba que se habían podido
recaudar a favor de los intereses en custodia. Y si lo que se critica es la falta
de contradicción, aparece indispensable puntualizar los aspectos sobre los
cuales se habría podido contra interrogar a los testigos.

TESIS CONTINUA, ver providencia completa


_________________________________________________

(1)CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sala de Casación Penal, Autos del 24 de


noviembre de 2005, rad. 24.323; del 14 de febrero de 2006, rad. 24.611; y del
23 de marzo de 2006, rad. 25.197, entre otros.

(2) CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sala de Casación Penal, Sent., marzo 3


de 2004, rad 16403.

(3)CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sala de Casación Penal, auto marzo 12 de


2001, rad. 16463.

(4) CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sala de Casación Penal, Sent.,


feb.18/2004, rad. 20597.

494
PONENTE(S) : DR.JULIO ENRIQUE SOCHA
SALAMANCA
Auto Casación
FECHA : 14/09/2009
DECISION : Inadmite la demanda presentada
DELITOS : Homicidio agravado, Secuestro extorsivo
agravado
PROCESO : 32098
PUBLICADA : No

DEMANDA DE CASACION-Formulación de los cargos/ VIOLACION


INDIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL-Modalidades/ VIOLACION INDIRECTA
DE LA LEY SUSTANCIAL-Falso juicio de identidad/ VIOLACION INDIRECTA
DE LA LEY SUSTANCIAL-Falso raciocinio: Técnica en casación/ PRESUNCION
DE INOCENCIA-No es derecho absoluto/ VIOLACION DE LA LEY
SUSTANCIAL-Precisión del término "sustancial"/ COAUTORIA-Técnica en
casación/ COAUTORIA-Elementos/ CASACION-Principio de inescindibilidad:
Sentencias de primera y segunda instancia, unidad jurídica

1.Conforme a lo dispuesto en el artículo 212 de Código de Procedimiento


Penal, el libelo debe contener unas condiciones mínimas para que la Corte
pueda abordar su estudio de fondo. Esa formalidad encuentra sustento en la
naturaleza misma de la casación, en cuanto no constituye una instancia más
a las ordinarias, en la cual se pueda seguir debatiendo de manera libre sobre
las pruebas, no es el escenario propicio para continuar la discusión fáctica y
jurídica que se surtió durante las instancias, ni un recurso por cuyo conducto
se pueda hacer toda clase de cuestionamientos en forma abierta y
desordenada.

Su esencia es la de ser una herramienta extraordinaria destinada a adelantar


un juicio a las sentencias sobre la base de argumentos lógicos, concatenados,
sólidos y coherentes en la que, con fundamento en los motivos expresamente
señalados por el legislador, se esbocen en forma ordenada y clara los errores
de juicio o de procedimiento en que pudo incurrir el fallador de segundo grado
y se resalte su trascendencia. Su propósito es el de realizar un control jurídico
sobre la sentencia que puso fin a la actuación, a efectos de verificar si se
ajusta o no al ordenamiento y, en consecuencia, hacer efectivo el derecho
material, el respeto de las garantías de los intervinientes y la reparación de los
agravios inferidos a éstos.

En ese orden, es preciso que el censor postule sus argumentos con claridad,
precisión y contundencia. Su discurso debe ser lógico, jurídico y
suficientemente sustentado de modo que demuestre la afectación de derechos
o garantías fundamentales, la configuración de la causal o motivo de casación
que invoca, además de indicar los sujetos procesales, el fallo cuestionado,
relatar en forma sumaria los hechos materia de juzgamiento y la actuación
procesal, enunciar en forma clara la causal que escoge, formular
adecuadamente el cargo, indicando sin ambigüedades sus fundamentos y las

495
normas que estima infringidas, así como, la necesidad de intervención de la
Corte Suprema de Justicia.

2.Cuando se censura una sentencia por violación indirecta, es necesario que


identifique cuál es el error ostensible y manifiesto en que incurrió en fallador,
cuál su trascendencia, esto es, demostrar cómo de no haberse incurrido en el
mismo la sentencia habría sido totalmente distinta y a favor del procesado.
Asimismo, debe ser claro en precisar cuál es la forma del yerro que invoca,
esto es, si el error fue de hecho o de derecho y en qué estriba el mismo.

Tratándose del primero de ellos -el de hecho al que se acudió- es menester


que en forma estructurada y sin ambigüedades señale si ello tuvo lugar por
falso juicio de existencia, por falso juicio de identidad o por falso raciocinio.
Cada uno de estos yerros difiere sustancialmente del otro, y resulta
inadmisible -como sucedió en este caso- que bajo un mismo cargo se
confundan unos con otros.

3.Frente al juicio de identidad, el elegido por el censor, la Sala tiene dicho que
surge cuando el juzgador al apreciar el medio probatorio legal y
oportunamente producido distorsiona su expresión fáctica, lo recorta o
adiciona en su contenido literal poniéndolo a decir lo que materialmente no
dice. Es de carácter objetivo, contemplativo, y su demostración implica hacer
evidente no sólo que los fallos apreciaron la prueba contrariando su
materialidad, sino que este desacierto condujo a una decisión contraria a la
ley, su repercusión definitiva en la declaración de justicia contenida en el
fallo. El recurrente está obligado a cumplir los siguientes pasos:

i) Individualizar o concretar la prueba sobre la cual recae el supuesto yerro.


ii) Señalar de qué forma esa valoración tergiversa o distorsiona su contenido
material, esto es, puntualizar la supresión o agregación de su contexto real
para de allí inferir que en realidad se alteró su sentido.
iii) Establecer la trascendencia del yerro frente a lo declarado en el fallo, es
decir, concretar por qué la sentencia debe mutarse favorablemente al
demandante, ejercicio que lleva inmerso al obligación de demostrar por qué el
fallo impugnando no se puede mantener con fundamento en las restantes
pruebas que lo sustenta, y,
iv) Demostrar que con el defecto de apreciación se vulnera una ley sustancial
por falta de aplicación o aplicación indebida.

La Sala insiste, no es el criterio personal que se tenga acerca del análisis y


estimación de los medios de prueba lo que configura el yerro, sino la
distorsión del contenido material.

4. Diferente es que el censor esté en desacuerdo con el ejercicio intelectivo


realizado por los juzgadores para deducir de los aludidos medios de convicción
la responsabilidad penal del encausado en su calidad de coautor, valoración
que tal como se ha venido sosteniendo, debió ser intentada acudiendo a la
demostración de falsos raciocinios, indicando con exactitud el medio de
prueba en el que habría recaído el yerro, lo que expresamente dice y se dedujo

496
de aquel, el mérito persuasivo otorgado por el juzgador, el postulado lógico, la
ley científica o la máxima de la experiencia que fueron desconocidos junto con
los que a su turno, debieron considerarse, la norma de derecho sustancial que
indirectamente resultó excluida o indebidamente aplicada y, por último, la
trascendencia del error en el fallo, de tal manera que sea posible llegar a la
convicción de que de haber sido valorado de manera diversa, la decisión
habría sido sustancialmente diferente.

5.Suficiente se ofrece recordar que la presunción de inocencia es principio que


se va desvaneciendo conforme los elementos probatorios van soportando la
responsabilidad del encausado en los hechos investigados, presunción que
culmina abolida con absoluta determinación, en la sentencia de carácter
condenatorio( Ver sentencia de casación del 3 de agosto de 2005, radicado
19.641.).

Bien está destacar que el actor concreta el quebranto de la ley sustancial a


normas que no tienen tal categoría -artículos 266, 276, 277 y 238 del Código
de Procedimiento Penal, con lo cual olvida que de conformidad con la
preceptiva contenida precisamente en la primera de las normas que estima
violada, la casación procede "cuando la sentencia sea violatoria de una norma
de derecho sustancial" (subrayas fuera de texto), cuya cita resulta
imprescindible (numeral 3º del artículo 212 ejusdem).

Como faltó al principio de claridad que se predica en casación, el que de


manera alguna puede enmendar la Sala por virtud del principio de limitación
que rige esta impugnación extraordinaria, podría deducirse que la
trascendencia del supuesto vicio denunciado descansa sobre el grado de
responsabilidad en que fue llamado Oscar Leonardo Medina Quiroga, esto es,
coautoría impropia, la que se le atribuyó por parte de los funcionarios de
instancia; luego erró en la causal escogida pues para tal efecto debió acudir
al cuerpo primero de casación, violación directa de la ley sustancial, y más
específicamente citar como norma expresamente vulnerada el articulo 29 del
Código Penal.

El libelista sólo pretende deducir conclusiones ajenas a los fallos y anhela la


modificación fáctica al resaltar que su patrocinado no participó en la conducta
punible, que fue ajeno a la misma, que se limitó a cumplir con la labor propia
de su cargo, que no existió un acuerdo previo en la realización del reato, de
donde resulta diáfano que para efectos de la coautoría el acuerdo del plan
criminal (el que echa de menos el casacionista) no requiere de un pacto
detallado, pues aquel se deduce y así lo efectuó el Tribunal de los actos
desencadenantes de los hechos que demuestran la decisión conjunta de su
realización; además, en ese designio común ninguno de los participantes
realiza íntegramente el tipo penal, ya que cada uno de ellos hace su aporte,
sólo que el delito se les imputa de manera integral.

Según la teoría del dominio del hecho, autor es quien domina el hecho y para
efectos de la coautoría lo decisivo es tener un dominio funcional del hecho,
pues cada sujeto domina el acontecer total en cooperación con los demás, no

497
tiene en sí mismo un dominio parcial, ni tampoco el dominio global, sino que
éste se predica de todos.

6.De acuerdo con la definición prevista en el artículo 29 de la ley 599 de 2000:


"Son coautores los que, mediando un acuerdo común, actúan con división del
trabajo criminal atendiendo la importancia del aporte". Es por ello, que la
Corte Suprema de Justicia ( Entre otras, sentencia de casación de 21 de
agosto de 2003. Rad. 19213.) ha enfatizado en la necesaria presencia de los
siguientes elementos: i) un acuerdo o plan común; ii) división de funciones y
iii) trascendencia del aporte en la fase ejecutiva del ilícito.

Como la Sala lo tiene dicho( Casación 18255, 21 de febrero de 2007.) , los


fallos de primera y segunda instancia constituyen una unidad jurídica, no
solo en la parte motiva sino la resolutiva, ello significa que las consideraciones
y el examen de la realidad probatoria agotados por el a-quo se entienden
incorporados a la sentencia de segunda instancia en todo aquello en que no se
desvirtúe o modifique, así tales análisis o argumentaciones no se hayan
reproducido en el fallo acusado.

Apreciación válida en cuanto si el error planteado es de apreciación probatoria


es deber ineludible del demandante estudiar ambos fallos con el fin de
integrar sus argumentos, ya que de no hacerlo, reduce sus posibilidades al
tener como elementos de juicio apenas los de la porción que haga materia de
su estudio, dejando sin reproche y por tanto incólumes las valoraciones
omitidas que por el principio de inescindibilidad se integran al fallo censurado

PONENTE(S) : DR.AUGUSTO JOSE IBAÑEZ GUZMAN


Auto Casación
FECHA : 14/09/2009
DECISION : Inadmite la demanda presentada
DELITOS : Concusión
PROCESO : 31616
PUBLICADA : Si

23/09/2009

APELACION-Competencia de la Corte Suprema/ APELACION-Competencia


limitada del superior/ PRUEBA TRASLADADA-Procedencia/ COPIAS-
Expedición/ FUNCIONARIO JUDICIAL-Le corresponde la calificación jurídica
de las conductas/ COAUTORIA IMPROPIA-Configuración/ TENTATIVA-
Clases/ TENTATIVA-Desistida/ TENTATIVA-Acabada/ TENTATIVA-Incabada/
TENTATIVA DE HOMICIDIO-Se presenta independientemente de las heridas
producidas/ DOLO-Fin que no se persigue desde un principio, momento
volitivo menos intenso respecto del dolo directo/ PREVARICATO POR
ACCION-Se configura/ MOVIL-Alcance de su demostración/ PREVARICATO
POR ACCION-Decisión manifiestamente contraria a la ley/ PREVARICATO
POR ACCION-Antijuridicidad de la conducta

498
1.Acorde con el numeral 3º del artículo 75 del de la Ley 600 de 2000,
corresponde a la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia
conocer de las apelaciones interpuestas en los procesos que en primera
instancia conocen los tribunales superiores de distrito judicial, en este caso el
adelantado en contra del doctor (...) ex Fiscal 52 Seccional de la Unidad de
Fiscalías Delegadas del Espinal por hechos relacionados con el ejercicio de
sus funciones cuando aún hacía parte de la Fiscalía General de la Nación,
como está acreditado con el acto administrativo de nombramiento y la
certificación expedida por el Analista de la Sección de Desarrollo Humano de
la Dirección Seccional Administrativa y Financiera de Ibagué, Tolima(1).

En consecuencia, la Sala desatará el recurso interpuesto dentro de los límites


que señala el artículo 204 ibídem, es decir, concretando su actuación a lo que
constituye objeto de impugnación y a los aspectos inescindiblemente
vinculados al mismo.

El artículo 239 de la Ley 600 de 2000 dispone que "Las pruebas practicadas
válidamente en una actuación judicial o administrativa dentro o fuera del
país, podrán trasladarse a otra en copia auténtica y serán apreciadas de
acuerdo con las reglas previstas en este código".

2.Ese procedimiento, observado por el secretario de la Unidad de Fiscalías


Delegadas ante el Tribunal Superior de Ibagué, constituyó una solución viable
a la situación expuesta por su homólogo de la Unidad de Fiscalías Seccionales
del Espinal, de suerte que su actuación no fue diferente a obtener las copias y
dejar constancia de manera fehaciente, de acuerdo con la función legalmente
atribuida a los secretarios, que las mismas coinciden con el original que tuvo
a la vista, sin que tal circunstancia afecte su aptitud probatoria, pues
previamente fueron ordenadas por el funcionario judicial que tenía a cargo el
proceso y autorizadas por el secretario respectivo, quien ante la imposibilidad
física de obtenerlas envió el expediente para dichos fines a la autoridad
solicitante.

Tampoco tuvo en cuenta el recurrente que cuando la Fiscalía Delegada ante el


Tribunal de Ibagué revocó la resolución mediante la cual su defendido varió la
calificación de la conducta de homicidio en la modalidad de tentativa por
lesiones personales en el proceso adelantado contra el presunto Sandoval
Albarracín, ordenó expedir las copias que originaron esta actuación, las
cuales fueron debidamente autenticadas(2).

Asimismo, desconoce que el doctor (...), tanto en la versión libre como en la


indagatoria, hizo alusión a la variación de la calificación jurídica provisional
de homicidio en grado de tentativa a lesiones personales y a las pruebas en
las que la fundamentó, las cuales obran en las copias expedidas, cuya
incorporación al proceso no descubre irregularidad alguna que genere un vicio
de estructura o de garantía, pues, para los fines perseguidos, sólo bastaba su
incorporación al proceso y permitir a las partes su controversia, como
efectivamente ocurrió.

499
3.En consecuencia los reparos del defensor acerca de la autenticidad de las
copias no alcanzan trascendencia jurídica alguna.

La calificación jurídica de la conducta delictiva es un juicio de valor exclusivo


del funcionario judicial.

En la aplicación del dispositivo amplificador de la tentativa, doctrinal y


jurisprudencialmente se asiente en varias clasificaciones. Así, se denomina
simple o inacabada aquella en la cual la ejecución de la conducta delictiva que
se ha propuesto se interrumpe cuando apenas principia su ejecución por la
interposición de un factor ajeno a la voluntad del agente, que le impide su
consumación; acabada o frustrada cuando el agente ha cumplido con todos
los actos que estaban a su alcance pero el resultado no se produce por
circunstancias extrañas a su querer; y desistida aquella en la cual el agente
después de haber iniciado la ejecución de la conducta delictiva o de haberla
completado, de manera voluntaria resuelve poner fin a su empresa y evita que
el resultado se produzca.

El ex fiscal consideró que en el caso que investigaba no se configuraba el


delito de homicidio en la modalidad de tentativa porque el proyectil disparado
solamente interesó el ojo derecho de la víctima causándole una herida que no
tuvo carácter mortal, de modo que el supuesto (...) solamente debía responder
por el delito de lesiones personales que, según su criterio, fue el que se
concretó; además, si hubiera tenido la intención de matar tuvo oportunidad
para efectuarle otros disparos al conductor del camión, según lo manifestado
por él a (...).
Sin embargo, omitió que la conducta de los asaltantes fue plena, es decir, que
se llevó a cabo la fase ejecutiva del homicidio sin alcanzar el resultado,
constituyendo por consiguiente una auténtica tentativa sin que la actitud
posterior a los disparos la degrade a la de lesiones personales, porque como
atentado contra la vida se agotó, a pesar de que, teniendo oportunidad, no
efectuaran más disparos a la víctima, esto bajo la reflexión del ex funcionario
de que el arma contenía más cartuchos.

4.Al respecto, téngase en cuenta que el señor (...) narró ante el acusado que
varios individuos que iban en un vehículo marca Willis de color amarillo,
adelantaron el camión que él conducía atravesándosele en la vía, pero como el
continuó la marcha acelerando el camión, cuando los alcanzaba
desenfundaron sendas armas de fuego haciéndole uno de ellos "un disparo"
que lo hirió y lo obligó a parar.

Igualmente refiere que cuando los sujetos subieron al camión le expresaron


"hágale, hágale que esto es un atraco y si no lo matamos", y el ayudante les
dijo que cómo iban a hacer si él estaba herido, sucesos que ocurrieron de
manera rápida(3).

Esa actuación de los salteadores lleva al entendimiento que previamente


acordaron la realización tanto del hurto como de las conductas necesarias

500
para lograr el plan criminal. Aspecto que encuentra comprobación en la forma
en que el conductor y el ayudante del camión relatan lo sucedido, versiones de
las cuales se extracta que la agresión contra la vida del conductor del camión
fue prevista por ellos, por eso cuando aquél se negó a parar y continúo la
marcha acosándolos para abrirse paso, sin dudarlo desenfundaron las armas
que portaban y uno de ellos le efectuó el disparo que le impacto en el ojo
derecho [en la denuncia, el señor (...) dijo que fueron varios los disparos],
asumiendo cada uno las consecuencias jurídicas de esa actuación(4,5,6).

5.Las pruebas que obraban en el referido proceso revelan que cuando los
asaltantes esgrimieron las armas y uno de ellos disparó a la cabina del
camión apuntando al lugar donde se sabe que normalmente va el conductor,
sin duda querían la muerte de éste aunque la misma no fuera el fin que
perseguían desde el inicio, lo cual se traduce en un "momento volitivo" menos
intenso respecto del dolo directo o "de primer grado"(7), que no transmuta la
conducta delictiva en una de menor reproche punitivo.

La Sala tiene establecido que el delito de prevaricato se estructura cuando


ante la solución jurídica prevista por el ordenamiento legal para resolver el
problema jurídico planteado, el funcionario judicial antepone su voluntad o
capricho eludiendo el contenido de la norma jurídica concreta que por
conocerla está obligado a aplicarla correctamente, generando con ello un
evidente distanciamiento entre el derecho aplicable y el usado en el caso
concreto, lesionando el bien jurídico de la administración pública, traducido
en el sometimiento del Estado al imperio de la ley en sus relaciones con los
particulares, en virtud del cual, los asuntos de conocimiento de sus servidores
deben ser resueltos con fundamento en la normatividad que los rige,
garantizando de esta forma la vigencia del ordenamiento y la pacífica
convivencia del colectivo social.

6.En otras palabras, debe coexistir el conocimiento de la manifiesta ilegalidad


de la decisión y la conciencia que con ella se vulneraba injustamente el bien
jurídico de la recta definición del conflicto puesto en conocimiento del servidor
público, quien podía y debía pronunciarse con sujeción a la ley y a la justicia,
sin que sea de su naturaleza la demostración de una especial finalidad, la que
si bien puede ser relevante en la determinación de la culpabilidad, su falta de
acreditación no conduce a declarar la irresponsabilidad del procesado.

Vale recordar que la Corte viene insistiendo en que cuando se comprueba una
motivación en concreto, ello facilita la demostración del móvil, pero si esto no
se logra, no implica que el conocimiento y la voluntad de transgredir la ley
desaparezca.

La evidente contradicción de lo resuelto con la norma debe observarse en el


entramado fáctico-jurídico de la providencia, en el sentido de identificar qué
tan cerca o qué tan lejos se estuvo de aquella, sin perjuicio, desde luego, de
respetar la interpretación autónoma de que goza el funcionario judicial para
tomar la decisión (artículo 228 de la Constitución Política), la cual no puede
rayar en la emancipación absoluta frente a la ley, esto es, en el alejamiento

501
total de su sentido, porque, entonces, se cae en la arbitrariedad y en el
capricho.

7.Luego la lesión al bien jurídico de la administración pública refulge evidente


y clara, pues el doctor (...) contrariando sus deberes oficiales profirió decisión
contraria a derecho generando desconfianza entre los asociados respecto de la
integridad de administración de justicia.

__________________________________________
(1) Folios 42 y 43 del c.o. 1
(2) Folios 1 a 29 del c.o. 1
(3) Folio 100 del cuaderno anexo
(4) Sentencia del 7 de marzo de 2007. radicación 23815, reiterada en
sentencia de 8 de agosto de 2007, radicación 25974
(5) Sentencia de casación de 17 de julio de 2003, radicación 18768
(6) Se refiere a los delitos de "fabricación, tráfico y porte de armas de fuego o
municiones, tentativa de hurto calificado y tentativa homicidio" Folio 60 del
cuaderno anexo.
(7) Cfr. ROXIN, Claus, Derecho Penal, Parte General, Tomo I, Fundamentos.
La Estructura de la Teoría del Delito. Traducción de Diego Manuel Luzón
Peña. Miguel Díaz y García Conlledo y Javier de Vicente Remesal, Civitas,
1997, pág. 412 y ss.

PONENTE(S) : DR.JULIO ENRIQUE SOCHA


SALAMANCA
Sentencia Segunda Instancia
FECHA : 23/09/2009
DECISION : Confirma sentencia condenatoria
DELITOS : Prevaricato por acción
PROCESO : 30877
PUBLICADA : No

30/09/2009

VIOLACION DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL-Aplicación indebida/


PECULADO POR APROPIACIÓN-Consumación: Independientemente de la
legalidad de los actos administrativos por los cuales tuvo lugar/
CONGRUENCIA-Acusación y sentencia/ PECULADO POR APROPIACION-Se
configura/ VIOLACION INDIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL-Técnica en
casación/ VIOLACION DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL-Noción/
DETERMINADOR-Delitos contra la administración pública/
DETERMINADOR-Diferencia con el interviniente/ INTERVINIENTE-Diferencia
con el determinador/ DETERMINADOR-Diferencia con el coautor/
COAUTORIA-Diferencia con la determinación/ DETERMINADOR-
Configuración/ VIOLACION INDIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL-Falso juicio
de existencia/ INDEMNIZACION DE PERJUICIOS-El juez los liquidará con
base en lo demostrado en el proceso/ PECULADO POR APROPIACION-
Reintegro de lo apropiado: Parcial

502
1.La violación directa de la ley sustancial por aplicación indebida a la cual
acude el actor en esta censura, comporta una equivocada apreciación de los
hechos probados a los supuestos que contempla el precepto, de manera que
implica un error de selección de la norma aplicada que no es la llamada a
regular la cuestión debatida.

De esa manera, sin lugar a dudas, la conducta por la cual se condenó al


demandante tuvo real ocurrencia, a pesar que la Ley 30 de 1988 sancionara
con nulidad los actos administrativos de adjudicación de tierras baldías
adelantados con violación de las normas previstas en dicha ley. De un lado,
porque los predios y los dineros oficiales que recibió el procesado Botero
Botero contribuyeron a aumentar su patrimonio y, por otro, por cuanto los
títulos que le otorgaron propiedad mantienen plena vigencia hasta tanto sean
declarados nulos por la jurisdicción contencioso administrativa o revocados
en forma directa por la administración afectada.

2.En forma ilusoria el censor sostiene que la apropiación nunca se presentó


porque, de antemano, la ley cataloga nulos los actos de adjudicación de
baldíos que se aparten de las previsiones legales.

Con tal afirmación desconoce que los actos administrativos son obligatorios
mientras no hayan sido anulados o suspendidos por la jurisdicción de lo
contencioso administrativo, o cuando pierden su fuerza ejecutoria en los
casos previstos en el artículo 66 del Código Contencioso Administrativo; por
esa razón la misma ley agraria expresamente dispone frente a los actos
irregulares de adjudicación de baldíos, que son susceptibles a la revocatoria
directa de la administración o de que se declare su nulidad por parte de los
jueces competentes.

De acuerdo con lo anterior y con lo demostrado en el proceso, le asiste razón a


la Procuradora Delegada cuando refiere que las decisiones de la
administración que beneficiaron ilegalmente al procesado Botero Botero
produjeron verdaderos efectos jurídicos, lo cual significa que sí se produjo la
apropiación de bienes del Estado y por consiguiente la conducta punible que
se examina, de manera que el sentenciador aplicó en debida forma el artículo
133 del Decreto 100 de 1980 que tipifica el delito de peculado que se le
imputó en condición de determinador.

3.Sobre esta temática la Corte tiene precisado que la resolución de acusación


constituye el presupuesto y el límite del juzgamiento, porque así como con ella
se da inicio al juicio penal también es la pieza procesal mediante la cual se
concreta la imputación al procesado de la conducta en sus aspectos fáctico y
jurídico; lo cual obliga al juez a proferir el fallo en consonancia con los cargos
allí formulados, sin que pueda entonces condenar por fuera de los límites allí
previstos, si resultan contrarios a los intereses del acusado.

De igual modo, ha precisado que en la incongruencia entre la resolución de


acusación o la variación de la calificación y la sentencia, se pueden presentar

503
algunas hipótesis como estas: (i) Se incluyen en el fallo nuevas conductas
punibles; (ii) Se adicionan circunstancias específicas o genéricas de
agravación; (iii) Se desconocen circunstancias de atenuación reconocidas, o
(iv) Se modifica desfavorablemente las modalidades de la conducta punible
(dolosa, culposa o preteritencional) o la forma de participación en el delito (de
cómplice a autor).

Eventos en los cuales, según puede observarse, se rompe la necesaria


concordancia que debe existir entre los aludidos actos procesales, y generan
desequilibrio a la defensa, porque se la ubica en situación de enfrentar cargos
distintos o adicionales que no pudo controvertir.

La desigualdad que pretende precaver la causal segunda de casación de las


previstas en el artículo 207 del Código de Procedimiento Penal, no se presenta
en el caso analizado, pues como acertadamente señala la Procuradora
Delegada, no se condena al acusado por hechos o por delitos distintos a los
que se consignan en el pliego de cargos, o por comportamientos ilícitos de los
que no se hizo mención fáctica ni jurídica en la resolución de acusación; a los
comportamientos consignados en el llamamiento a juicio no se le adicionaron
en el fallo causales genéricas o específicas de agravación punitiva; tampoco el
sentenciador suprimió motivos concretos o generales de disminución de la
pena, reconocidos al momento de formularse acusación en contra del
procesado.

4.En conclusión, ni por acción ni por omisión el fallo recurrido desbordó los
límites de la acusación, los cuales generan motivo para considerar que a la
defensa se le sorprendió con cargos improvisados imposibles de controvertir.

En forma adicional, la situación que denuncia el censor carece de existencia


en el proceso, pues si bien es cierto en la resolución de acusación se hace
mención expresa al hecho de que el acusado Botero Botero logró que se le
adjudicara en forma ilegal el predio Corea, también lo es que el Tribunal
Superior de Cali revocó la absolución general que dispuso el juez a-quo, para
condenarlo únicamente por las conductas constitutivas de peculado
relacionadas con la adjudicación de los baldíos La Querencia y La Sorpresa y
con la venta del predio Corea, sin afectar, en consecuencia los restantes
aspectos favorables al procesado que adoptó el juez de primer grado; todo lo
cual conduce a predicar que el cargo no prospera.

Para que exista delito de peculado por apropiación es indispensable que los
bienes se encuentren bajo la administración, custodia o tenencia del servidor
público que decide apropiárselos, y que se trate de bienes del Estado, o de
empresas o instituciones en que éste tenga parte, o de bienes o fondos
parafiscales, o de bienes de particulares, que le hayan sido confiados por
razón de sus funciones o con ocasión de ellas (artículos 133 del Código Penal
de 1980, modificado por el 19 de la ley 190 de 1995, y 397 del estatuto
vigente).

504
5.La respuesta a este cargo impone recordar que cuando el reproche se
postula por la vía de la infracción mediata de la ley sustancial, al demandante
le corresponde demostrar la existencia de errores de apreciación probatoria,
de hecho o de derecho, señalando su naturaleza específica. Pero, más allá de
ello, debe acreditar la trascendencia del desacierto en las conclusiones del
fallo recurrido, esto es, comprobar que de no haberse incurrido en el error
otro sería el sentido de la decisión.

Frente a esta censura la Corte debe insistir en que la falta de aplicación de un


precepto sustancial por vía directa, tiene lugar cuando el juzgador en la
sentencia acepta y reconoce la existencia de institutos sustanciales aplicables
a la conducta objeto de juzgamiento, relacionados con las valoraciones de
adecuación típica aplicables, las excluyentes de responsabilidad, las
circunstancias que afectan la dosificación punitiva, es decir, las atenuantes o
los beneficios que puedan mejorar la suerte del procesado; no obstante los
desconoce en la medida que no materializa su aplicación en la resolución del
asunto, porque omite la normativa sustancial que los contiene.

Se advierte con claridad que fáctica y jurídicamente el sentenciador estableció


que (...) actuó en condición de determinador del tipo penal de peculado por
apropiación y profirió, en consecuencia, la condena correspondiente prevista
para esa infracción.

Desde ningún punto de vista podía considerarlo coautor del peculado, porque
fue llamado a responder en juicio como determinador de esa conducta.
Además, no podía tener tal condición en la medida que no ejecutó
directamente la conducta y tampoco reunía las calidades que se exigen al
sujeto agente de esa ilicitud, pues se trata de un particular, no de un servidor
público a quien por razón de sus funciones se le hubiere encomendado la
administración, tenencia o custodia de los bienes apropiados.

En este orden de ideas, como el Tribunal reconoció en Botero Botero la


condición exclusiva de determinador, no podía beneficiarlo con la disminución
de pena que reclama el demandante.

TESIS CONTINUA, ver providencia completa.

PONENTE(S) : DR.JOSÉ LEONIDAS BUSTOS


MARTÍNEZ

Sentencia Casación
FECHA : 30/09/2009
DECISION : Desestima cargos de casación, casa oficiosa y
parcialmente a fin de aplicar desc
DELITOS : Peculado por apropiación
PROCESO : 27231
PUBLICADA : Si

505
09/11/2009

DEMANDA DE CASACION-Formulación de los cargos/ CASACION-Aplicación


trámite Ley 600 2000/ HURTO-Consumación/ SECUESTRO-No es elemento
estructurante del tipo el factor temporalidad/ COAUTORIA IMPROPIA-
Principio de imputación recíproca/ COAUTORIA-Concepto, elementos,
configuración/ SENTENCIA ANTICIPADA-Aplicación por favorabilidad de la
Ley 906 de 2004 art.351: Dosificación punitiva/ CASACION-Principio de
crítica vinculante/ CASACION-Principio de sustentación suficiente/
CASACION-Principio de coherencia

1. La Sala, de tiempo atrás, ha sostenido que la casación es un recurso de


ámbito restringido en el que la pretensión de examinar la legalidad y
constitucionalidad del fallo que se impugna no puede limitarse a un escrito de
libre formulación, sino que debe apoyarse en un contenido mínimo de claridad
y coherencia que permita entender el vicio o los vicios que se denuncian, así
como la identificación de sus consecuencias.

De ahí que la demanda de casación nunca podrá equipararse a un alegato de


instancia, pues tal como se deriva de lo señalado en los artículos 212 y 213 de
la ley 600 de 2000, Código de Procedimiento Penal vigente para este asunto,
requiere de una presentación lógica y adecuada a cada una de las causales
legalmente establecidas en el artículo 207 ibídem, así como el respectivo
desarrollo de los cargos que por los vicios in procedendo (de mero trámite o
actividad) o in iudicando (de juicio) haya propuesto el recurrente, con la
respectiva demostración de su trascendencia para efectos de la decisión
adoptada.

2. El profesional del derecho, simplemente, hizo alusión a los numerales 1 y 2


de la ley 906 de 2004, así como a una violación por aplicación indebida de la
ley sustancial (sin mencionar cuál), olvidando que la Sala no sólo ha
rechazado la aplicación retroactiva de las normas concernientes al trámite de
la casación previstas en el Código de Procedimiento Penal vigente para el
sistema acusatorio (1) , sino que además, en una y otra legislación, se hubiera
llegado a idéntica conclusión con un asunto como el aquí planteado.

3. Esto último, por cuanto es posible desestimar los problemas jurídicos


traídos a colación por el demandante sin tener que analizar de fondo la
actuación. En primer lugar, la Sala ha precisado que la conducta punible de
hurto se agota "en el momento en que la cosa se extrae de la esfera
patrimonial o de custodia de quien antes la tenía" (2) , sin importar que el
responsable pierda luego el dominio del bien, o tan solo lo tenga en su poder
durante breves instantes.

Situación similar ocurre con la configuración del delito de secuestro extorsivo,


pues la Corte también ha precisado al respecto que "el término que dure la

506
privación de la locomoción […] resulta un dato que no desquicia el juicio de
adecuación típica (3)" .

4. Tampoco es relevante que la participación de (") se haya circunscrito a la


conducción del vehículo de placas ZIJ-421, y de ninguna manera a gestionar
el pago del rescate o a hacer exigencia alguna para la liberación de la víctima,
pues en este asunto es predicable el principio de la imputación recíproca,
según el cual "cuando existe una resolución común al hecho, lo que haga
cada uno de los coautores es extensible a todos los demás, sin perjuicio de
que las otras contribuciones individualmente consi-deradas sean o no […]
constitutivas de delito (4)" .

5. En lo que a la interpretación del artículo 351 de la ley 906 de 2004 se


refiere, la Sala ha estimado que la rebaja "no puede estar condicionada a los
criterios legales para mensurar la retribución justa (artículo 4 del Código
Penal) del comportamiento punible"(5) , sino a la "magnitud del ahorro de
esfuerzos y refuerzos investigativos que esta conducta post delictual significó"
(6).

Y a pesar de que la Sala también ha dicho que el descuento de que trata la


norma en comento "no puede ser inferior a la tercera parte, es decir, debe ser,
por lo menos, la tercera parte más un día"(7) , el demandante no argumentó
en este caso por qué se le estaría ocasionando un perjuicio relevante a (") si,
respetando el criterio de las instancias, la sanción impuesta debería ser
reducida únicamente en un día.

6. . Con fundamento en lo analizado, la Corte concluye que el abogado se alejó


de los principios de sustentación suficiente, crítica vinculante y coherencia,
que no sólo encuentran arraigo en el carácter dispositivo del recurso, sino que
además implican que la argumentación debe bastarse por sí misma para
propiciar, por lo menos teóricamente, el derrumbamiento del fallo.

---------------------------------------------------------------------
(1)Cf., entre otras, providencias de 23 de febrero de 2006, radicación 24109,
29 de junio de 2006, radicación 25499, y 26 de marzo de 2008, radicación
25550.
(2)Sentencia de 31 de octubre de 2002, radicación 15612, citando al fallo de
29 de octubre de 1986.
(3) Sentencia de 26 de enero de 2005, radicación 21474.
(4)Sentencia de 2 de julio de 2008, radicación 23438.
(5) Sentencia de 4 de mayo de 2006, radicación 24531
(6) Ibídem.
(7)Sentencia de 29 de junio de 2006, radicación 24529.

PONENTE(S) : DR.JULIO ENRIQUE SOCHA


SALAMANCA

Auto Casación
FECHA : 09/11/2009

507
DECISION : Inadmite demanda de casación
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Secuestro
extorsivo agravado
PROCESO : 28289
PUBLICADA : No

09/12/2009

SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Acción de revisión: Demanda, formulación de


los cargos/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Acción de revisión: Condena
contra dos o más personas por delito que no pudo cometer sino una o un
número menor de las sentenciadas/ COAUTORIA IMPROPIA-Configuración

1. Además de los requisitos formales previstos en el artículo 194 de la ley 906


de 2004, es claro que al actor corresponde, de conformidad con el numeral 3°
ibídem, demostrar los fundamentos de hecho y derecho en que se apoya la
solicitud de revisión de la sentencia, y lo evidente es que el actor presentó a la
Sala una alegación que dista mucho de probar que evidentemente fueron
condenadas dos (2) o más personas por un mismo delito que no podía ser
cometido sino por una o por un número menor de las sentenciadas.

Es sabido que la acción de revisión es una actividad posterior a la


culminación del proceso ordinario, que comprende la elaboración del libelo
según precisos requisitos formales, la invocación de concretas causales
legales, el señalamiento de los fundamentos jurídicos y fácticos que prueban
el fundamento de la de revisión que se alega, en orden a demostrar la
trascendencia del motivo por el que se pide la revisión del fallo ejecutoriado,
cuya remoción de la firmeza de la cosa juzgada se persigue.

2. La causal primera de revisión está orientada a demostrar que el delito no


pudo ser cometido sino por una persona o por un número menor de los
sentenciados; sin embargo, como se argumentó con suficiencia en las
sentencias tanto del Juzgado Quinto Penal del Circuito de Medellín, como del
Tribunal, es pertinente recordar al actor que la determinación de
responsabilidad penal y la consecuente condena en contra de (") por los
delitos de homicidio agravado, uno consumado y otro tentado, se fundamentó
en el hecho de que asumió deliberadamente las consecuencias que pudiera
acarrear la criminal empresa que -ciertamente- tenía por objetivo el hurto del
dinero que López Vásquez había retirado del banco poco antes.

En el proceso penal se demostró sin equívocos que se trató de una obra


mancomunada en la que varias personas, entre ellas el sentenciado,
asumieron hurtar el dinero de la víctima y para la ejecución del plan
propuesto llevaron arma(s) de fuego con la(s) que ocasionaron la muerte de la
niña que acompañaba al tenedor del dinero, contra quien también dispararon
lesionándolo.

508
En esas precisas condiciones (fundamento fáctico) resulta legítima la
deducción de responsabilidad penal contra ("), como coautor (2) (fundamento
jurídico), porque la manera como participó en el plan delictivo admite la
cooperación de un número plural de complotados que trazan un objetivo
ilícito (hurtar el dinero que porta la víctima utilizando armas de fuego para
minimizar la reacción previsible) y asumen deliberadamente la criminal
empresa y las consecuencias que ella pueda acarrear.

Luego, la definición de responsabilidad penal como coautor, ya impropio, ya


conjunto (3) del conductor de la motocicleta deviene ajustada a derecho, sin
importar que se determine con certeza -como en este caso- que él no disparó
el arma de fuego contra los López, pues, todos son penalmente responsables
porque de forma mancomunada acordaron y se distribuyeron las funciones
para la comisión de los delitos que propusieron desde el inicio y los que
eventualmente se cometieran, cuando para ello dispusieron el uso potencial
de armas de fuego.

De manera que quien en motocicleta siguió al bus donde se transportaba la


víctima, en procura de asegurar el éxito del delito y la huída de sus
compañeros de delincuencia, también es penalmente responsable de los
homicidios que allí se cometieron, porque en el plan inicial estaba previsto el
uso de armas de fuego para atentar contra la vida de quienes eventualmente
se opusieran. El papel del motociclista era precisamente el de asegurar el
botín y la huída de los ejecutores materiales.

"…la coautoría impropia… emerge de un plan común, del dominio colectivo


del suceso, de la distribución de funciones, cada una de las cuales es una
pieza de la realización del resultado comúnmente querido, la que, como tal, no
puede ser considerada aisladamente, pues podría aparecer como despreciable
o ineficaz y, por ende, impune, y que solo adquiere relevancia en el conjunto y
con relación al plan criminal propuesto (4)" .

-------------------------------------------------------------------
(1)En la página 10 de la sentencia, el Tribunal precisó que no es propiamente
un "coautor impropio", sino que es un "autor conjunto" de las conductas que
atentaron contra la vida de las víctimas.
(2)Discusión que no altera las consecuencias punitivas.
(3) CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sentencia Casación del 25 de abril de
2000, rad. núm. 11925.

PONENTE(S) : DR.ALFREDO GOMEZ QUINTERO


Acción de Revisión
FECHA : 09/12/2009
DECISION : Inadmite demanda de revisión
DELITOS : Homicidio agravado, Tentativa de homicidio
agravado
PROCESO : 32288
PUBLICADA : No

509
14/12/2009

FUERO-Congresista: Conservación de competencia en caso de renuncia/


CONCIERTO PARA DELINQUIR- Agravado: Con fines de paramilitarismo,
alianzas con políticos/ CONCIERTO PARA DELINQUIR-Autoría, aporte de
cada miembro de acuerdo con sus condiciones, congresista/ CONCIERTO
PARA DELINQUIR-Promover grupo ilegal/ CONCIERTO PARA DELINQUIR-
Evolución legislativa/ CONCIERTO PARA DELINQUIR-Diferencias entre el
simple y el agravado/ CONCIERTO PARA DELINQUIR-Asociación para
conformar grupos de justicia privada, Tolima/ PRUEBA-Principio de
permanencia/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Pruebas: Producción y
aducción de los medios de prueba/ PRUEBA-Apreciación probatoria/
SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Pruebas: Apreciación de las legalmente
aportadas/ PRUEBA-Finalidad/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Pruebas:
Finalidad/ TESTIMONIO-Apreciación probatoria/ TESTIMONIO-Retractación:
Apreciación probatoria/ CONCIERTO PARA DELINQUIR-Pactos electorales,
Tolima/ INSUPERABLE COACCION AJENA-Concierto para delinquir agravado
con fines de paramilitarismo, alianzas con políticos/ CONCIERTO PARA
DELINQUIR- Agravado: Con fines de paramilitarismo, alianzas con políticos,
insuperable coacción ajena/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Actuación de
agentes encubiertos/ AGENTE ENCUBIERTO-Actuación/ DELITOS DE LESA
HUMANIDAD-Compromisos internacionales de Colombia para no tolerarlos/
CONCIERTO PARA DELINQUIR- Agravado: Con fines de paramilitarismo,
alianzas con políticos, deben responder como los jefes o comandantes por los
delitos cometidos por la organización/ COAUTORIA-Por cadena de mando/
COAUTORIA-Por cadena de mando: Aparato organizado de poder/
CONCIERTO PARA DELINQUIR-Conformación de grupos "paramilitares":
Organización/ CORTE PENAL INTERNACIONAL-Puesta en su conocimiento de
actos que puedan significar la promoción de la impunidad/ CONCIERTO
PARA DELINQUIR-Agravado: Con fines de paramilitarismo, alianzas con
políticos, deben responder como los jefes o comandantes por los delitos
cometidos por la organización/ CORTE PENAL INTERNACIONAL-Intervención
en caso de falta de juzgamiento de delitos de lesa humanidad/
ORGANIZACION CRIMINAL-Clases/ ORGANIZACION CRIMINAL-Aparatos
organizados de poder estatales/ ORGANIZACION CRIMINAL-Criminalidad
organizada/ PENA-Motivación/ MULTA-Dosificación punitiva/ CONCIERTO
PARA DELINQUIR-Dosifiocación punitiva/ PRISION DOMICILIARIA-Factor
objetivo: Su ausencia libera de analizar el subjetivo/ SUSPENSION
CONDICIONAL DE LA EJECUCION DE LA PENA-Factor objetivo/ FUERO-
Congresista: Conservación de competencia en caso de renuncia (Aclaración de
voto)/ PARAPOLITICA

PONENTE(S) :

Sentencia Unica Instancia


FECHA : 14/12/2009

510
DECISION : Condena a Gonzalo García Angarita, no
condena por daños,líbrese orden de captura
PROCESO : 27941
PUBLICADA : No

FUERO-Congresista: Conservación de competencia en caso de renuncia/


CONCIERTO PARA DELINQUIR- Agravado: Con fines de paramilitarismo,
alianzas con políticos/ CONCIERTO PARA DELINQUIR-Autoría, aporte de
cada miembro de acuerdo con sus condiciones, congresista/ CONCIERTO
PARA DELINQUIR-Promover grupo ilegal/ CONCIERTO PARA DELINQUIR-
Evolución legislativa/ CONCIERTO PARA DELINQUIR-Diferencias entre el
simple y el agravado/ CONCIERTO PARA DELINQUIR-Asociación para
conformar grupos de justicia privada, Tolima/ PRUEBA-Principio de
permanencia/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Pruebas: Producción y
aducción de los medios de prueba/ PRUEBA-Apreciación probatoria/
SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Pruebas: Apreciación de las legalmente
aportadas/ PRUEBA-Finalidad/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Pruebas:
Finalidad/ TESTIMONIO-Apreciación probatoria/ TESTIMONIO-Retractación:
Apreciación probatoria/ CONCIERTO PARA DELINQUIR-Pactos electorales,
Tolima/ INSUPERABLE COACCION AJENA-Concierto para delinquir agravado
con fines de paramilitarismo, alianzas con políticos/ CONCIERTO PARA
DELINQUIR- Agravado: Con fines de paramilitarismo, alianzas con políticos,
insuperable coacción ajena/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Actuación de
agentes encubiertos/ AGENTE ENCUBIERTO-Actuación/ DELITOS DE LESA
HUMANIDAD-Compromisos internacionales de Colombia para no tolerarlos/
CONCIERTO PARA DELINQUIR- Agravado: Con fines de paramilitarismo,
alianzas con políticos, deben responder como los jefes o comandantes por los
delitos cometidos por la organización/ COAUTORIA-Por cadena de mando/
COAUTORIA-Por cadena de mando: Aparato organizado de poder/
CONCIERTO PARA DELINQUIR-Conformación de grupos "paramilitares":
Organización/ CORTE PENAL INTERNACIONAL-Puesta en su conocimiento de
actos que puedan significar la promoción de la impunidad/ CONCIERTO
PARA DELINQUIR-Agravado: Con fines de paramilitarismo, alianzas con
políticos, deben responder como los jefes o comandantes por los delitos
cometidos por la organización/ CORTE PENAL INTERNACIONAL-Intervención
en caso de falta de juzgamiento de delitos de lesa humanidad/
ORGANIZACION CRIMINAL-Clases/ ORGANIZACION CRIMINAL-Aparatos
organizados de poder estatales/ ORGANIZACION CRIMINAL-Criminalidad
organizada/ PENA-Motivación/ MULTA-Dosificación punitiva/ CONCIERTO
PARA DELINQUIR-Dosifiocación punitiva/ PRISION DOMICILIARIA-Factor
objetivo: Su ausencia libera de analizar el subjetivo/ SUSPENSION
CONDICIONAL DE LA EJECUCION DE LA PENA-Factor objetivo/ FUERO-
Congresista: Conservación de competencia en caso de renuncia (Aclaración de
voto)/ PARAPOLITICA

1. La Sala, de acuerdo con los artículos 235 ordinal 3º de la Constitución


Política y 75 numeral 7º de la ley 600 de 2000, es competente para investigar

511
y juzgar al ("), competencia que ahora se extiende para proferir la sentencia a
partir de los autos de primero y quince de septiembre del presente año,
mediante los cuales la Sala Penal reasumió las investigaciones y procesos
seguidos contra miembros del Congreso de la República que hubieran
renunciado al fuero o perdido la investidura, cuando la infracción imputada
es de aquellas que se deducen del desarrollo de la función, de las actividades
desplegadas en el ejercicio del cargo, como en los procesos fundados en el
concierto para delinquir agravado, se dispuso que la fijación definitiva de la
competencia, reglamentada en la Constitución, la realizaría la Corte Suprema
de Justicia, como órgano máximo de la jurisdicción ordinaria, en cada caso
particular.

El análisis consignado en el auto de primero de septiembre fue


emprendido por la Sala en providencia del primero de octubre de 2009, en la
que se tuvieron en cuenta los hechos que motivaron la investigación, la
prueba allegada y la imputación fáctica y jurídica que la Corte había realizado
en las providencias que resolvieron la situación jurídica y la calificación del
mérito probatorio del sumario, así como la imputación hecha por el Fiscal
Delegado en la audiencia pública, en la que hizo expresa mención al ejercicio
de la actividad política del acusado (") como alcalde del municipio de Valle de
San Juan en dos oportunidades y luego cuando accedió a la curul en la
Cámara de Representantes por el departamento del Tolima.

Como expuso la Corte Suprema en auto de ocho de octubre del presente


año, por el cual se decretó la nulidad del fallo absolutorio proferido por el
Juzgado Segundo Penal del Circuito Especializado de Ibagué, para el primero
de septiembre de 2009 todavía no se había dictado sentencia en el proceso
seguido contra el ex congresista ("), como que sólo hasta el ocho de septiembre
se produjo, se generó la incompetencia de quien hasta ese momento ostentaba
la categoría de juez natural, para dar paso a la inmediata entrega a la Sala
Penal de la Corte Suprema de Justicia de las diligencias, para que fuera ésta
la que procediera a dictar la sentencia, etapa procesal que indicaba la
finalización del juicio y el inicio del término contemplado en el artículo 410 de
la ley 600 de 2000.

Así, el debido proceso penal, entendido como un método dialéctico que


busca el respeto a las garantías de los sujetos procesales, la aproximación
racional a la verdad y la efectividad del derecho sustancial supone en el marco
del principio de legalidad que el juez competente, en este caso la Sala Penal de
la Corte Suprema de Justicia, decida materialmente la situación jurídica del
acusado dentro del respeto a las formas previamente definidas en el
ordenamiento superior.

2. El delito por el cual la Sala Penal acusó al ex congresista (") el cuatro de


agosto del año anterior fue el de concierto para delinquir agravado,
consagrado en el inciso segundo del artículo 340 de la ley 599 de 2000, según
el cual el acuerdo de voluntades que describe el tipo básico, en la modalidad
agravada la teleología descansa en "organizar, promover, armar o financiar

512
grupos armados al margen de la ley", lo cual conlleva a un mayor agravio al
bien jurídico de la seguridad pública y por ende la variada respuesta punitiva.

El artículo 340 de la ley 599 de 2000, antes de las reformas


introducidas por las leyes 890 de 2004 y 1121 de 2006, disponía:
ARTICULO 340. CONCIERTO PARA DELINQUIR. Cuando varias personas se
concierten con el fin de cometer delitos, cada una de ellas será penada, por
esa sola conducta, con prisión de tres (3) a seis (6) años.
Cuando el concierto sea para cometer delitos de genocidio, desaparición
forzada de personas, tortura, desplazamiento forzado, homicidio, terrorismo,
tráfico de drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias sicotrópicas, secuestro,
secuestro extorsivo, extorsión, enriquecimiento ilícito, lavado de activos o
testaferrato y conexos, o para organizar, promover, armar o financiar grupos
armados al margen de la ley, la pena será de prisión de seis (6) a doce (12)
años y multa de dos mil (2.000) hasta veinte mil (20.000) salarios mínimos
legales mensuales vigentes.
La pena privativa de la libertad se aumentará en la mitad para quienes
organicen, fomenten, promuevan, dirijan, encabecen, constituyan o financien
el concierto para delinquir.

La Corte Suprema de Justicia, en ejercicio de su función unificadora de la


jurisprudencia señaló en su oportunidad la senda para proceder a interpretar
el inciso segundo de la norma referida, al considerar que no se presentaba
cambio de tipicidad de concierto para delinquir agravado a simple, ni
atipicidad sobreviniente, pues lo que ocurrió fue un cambio de ubicación
típica y su agravación punitiva respecto de esas conductas, entre ellas la de
promover, pues de ser una circunstancia agravante (inciso segundo del
artículo 340 original), pasó a ser una conducta punible autónoma (art. 345 de
la ley 599 de 2000, modificado por el artículo 16 de la ley 1121 de 2006).
Lo que corresponde lógica y jurídicamente, como en el caso del ex congresista
(")es adecuar la conducta por la cual se acusó, por favorabilidad, a la norma
vigente para el momento de los hechos (artículo 340 modificado por el artículo
8° de la ley 733 de 2000), que fija una pena de 6 a 12 años de prisión.

El artículo 340 del Código Penal define diversas formas de ataque al bien
jurídico que denotan la manera progresiva como se atenta contra la seguridad
pública. Así, en el inciso segundo, es el acuerdo de voluntades para promover,
organizar, financiar o armar grupos armados al margen de la ley, lo que le da
sentido al injusto, en el contexto de una modalidad muy propia de los tipos de
peligro; y en el tercero, desde la óptica de la efectiva lesión, se sanciona la
conducta de armar, financiar o promocionar a tales grupos. Eso implica que
se describen comportamientos secuenciales en escala de menor a mayor
gravedad, cuya lesividad se refleja precisamente en el tratamiento punitivo,
como corresponde al principio de proporcionalidad.

Desde ese punto de vista y teniendo en cuenta la teleología del tipo penal -que
excluye cualquier visión concursal- es claro que quien arma, financia,
organiza o promociona grupos armados al margen de la ley, previamente
acuerda la ejecución de ese tipo de finalidades, lo cual significa que la

513
modalidad progresiva de ataque al bien jurídico permite afirmar que su
efectiva ejecución asume el desvalor de los pasos secuenciales que le dan
origen y sentido a la conducta; y de otra parte, que allí en donde no se logra
consolidar de manera efectiva la promoción, organización o financiación, de
todas maneras el injusto persiste, porque mediante la anticipación de la
barrera de protección de bienes jurídicos basta el acuerdo para tener por
satisfecho el injusto.

3. Con ese propósito se analizará la conducta en el estadio histórico en que se


manifiesta y se verificará si en esas condiciones, la certeza que exige el
artículo 232 de la ley 600 de 2000, sobre la demostración de la existencia del
hecho y la responsabilidad del procesado, se satisfacen.

III. La presencia de las autodefensas en el departamento del Tolima

El contexto histórico, político y geográfico en el que surgió el llamado Bloque


Tolima como una facción de las Autodefensas Unidas de Colombia en esa
región del país, ha sido tema desarrollado en todas las providencias en las
cuales se ha analizado la responsabilidad del doctor (") porque de su
aparición, expansión e incluso hasta la desmovilización, se constituye en un
referente obligado que le permite a la Corte Suprema ubicar en una realidad
los vínculos que se tejieron entre clase política y miembros del grupo al
margen de la ley.

Como se expuso en la resolución de acusación: "A partir de 2001 se registra la


presencia de esos grupos de autodefensa sobre el piedemonte occidental de la
cordillera oriental y hacia el valle de la Magdalena, la cual cobra fuerza a
partir de la ruptura de las negociaciones entre el Gobierno nacional y las
FARC en 2002, con especial énfasis en la zona últimamente mencionada por
encontrarse allí las mayores inversiones del narcotráfico, como ya se había
indicado en la providencia mediante la cual se resolvió situación jurídica del
doctor (") conforme con lo destacado por el Programa Presidencial de Derechos
Humanos y Derecho Internacional Humanitario".

Según lo señalado por ex miembros del Bloque Tolima, la conformación del


mismo no se dio en el año 2001, pues aseguran que aproximadamente desde
los años 1998 y 1999, por voluntad de (") , se reunieron ("), hicieron
inteligencia en la zona, escogieron algunos miembros de las Convivir de
Puerto Saldaña y reclutaron otras personas, que hicieron limpieza social, para
luego asentarse allí debidamente armados y entonces presentarse como
autodefensas que garantizarían la seguridad en la región, reclamando a
cambio "colaboración" de los ganaderos, finqueros y políticos, hasta lograr un
control territorial en vastas zonas del departamento, como así lo sostienen (")
alias ", (") alias ", ("), alias ("), alias ".

Como se reseñó en la providencia calificatoria, fueron varios los testimonios


de habitantes del municipio de Valle de San Juan que depusieron sobre la
presencia de los miembros del Bloque Tolima en la zona rural y urbana de los
municipios, entre ellos San Luis y Valle de San Juan, en las veredas que

514
forman parte de ellos, en las que se les veía portando armas y ropa
camuflada.

En el desarrollo de la audiencia pública, el Fiscal Delegado, el


Procurador, el acusado y su defensor, expresaron que la presencia de
miembros del Bloque Tolima en los municipios de San Luis y Valle de San
Juan era una realidad imposible de desconocer; por el contrario, no solo
pasaban por allí, sino que fueron formando parte del conglomerado social,
compartiendo en las fiestas de las poblaciones, adquiriendo víveres y artículos
en el comercio, además del control que tenían sobre las autoridades civiles y
militares, como así lo destaca la mayoría de los testigos.

Por tanto, este aspecto histórico y de ubicación en la zona del


departamento no admite refutación alguna, se constituye en un hecho
compartido por todos los sujetos procesales, por lo que volver sobre ese
proceso de evolución y expansión resulta innecesario cuando, como se
expuso, ha sido objeto de mención en forma extensa y en el actual momento
procesal existe suficiente claridad sobre este punto.

4. La entrada en vigencia del sistema penal con tendencia acusatoria le ha


permitido a la jurisprudencia hacer un contraste, basado en la legislación,
entre la prueba "con vocación de permanencia", propia de la ley 600 de 2000,
y la solicitada o presentada en la audiencia preparatoria, la que deberá
practicarse, salvo lo dispuesto en el inciso final del artículo 357 ibídem, en el
momento correspondiente del juicio oral y público.

Esa "vocación de permanencia" es lo que la Sala ha estimado como el


punto de partida del análisis de la prueba practicada en la audiencia pública,
bajo las disposiciones de la ley 600 de 2000, porque en la ley 906 de 2004, la
exposición y valoración se diseñan como una actividad transitiva de las partes
al juez y no como una actitud reflexiva del funcionario , razón por la cual el
código de procedimiento penal señala que "la prueba tiene por fin llevar al
conocimiento del juez, mas allá de duda razonable, los hechos y
circunstancias materia del juicio y los de la responsabilidad penal del acusado
como coautor o partícipe". Así entonces, de acuerdo con esta concepción,
probar significa convencer al juez por medio de un acto completamente
externo a él, en relación con la certeza de la existencia de un hecho delictivo y
la responsabilidad del acusado, a diferencia del sistema de la ley 600, en el
cual, el juez debe contrastar, reflexionar y valorar la prueba "con vocación de
permanencia", con la prueba practicada en el debate oral y público en la
búsqueda de la verdad material, además de que podrá decretar pruebas de
oficio para evitar la impunidad, el error judicial o aclarar aspectos que estima
son de importancia para proferir la sentencia.

5. En la dinámica del desarrollo del proceso penal, el legislador ha dispuesto


como medio de prueba el testimonio y ha determinado las formalidades y
requisitos para su valoración por parte del operador jurídico, pero por tratarse
de un acto cuya esencia está fincada en la evocación, la rememoración y la
exposición de situaciones vividas que estuvieron rodeadas de circunstancias

515
de tiempo, modo y lugar, el análisis posterior y la confrontación con todo el
caudal probatorio, resulta ser un ejercicio de la mayor complejidad para
desentrañar de una postura testimonial el aporte a la verdad que pretende
probarse en el proceso penal.

Como el deponente en el transcurso del proceso penal puede acudir al


llamado en una o varias oportunidades, la información suministrada en cada
una de ellas pueden variar dependiendo de las preguntas, de las respuestas
dadas que lo llevan a recordar aspectos olvidados o que se estimaban no eran
de importancia, así como la cita de fechas, lugares, personajes que pueden ser
de mayor o menor riqueza descriptiva, son, por decirlo, aspectos que no
pueden pasar inadvertidos para el funcionario judicial a cuyo cargo está la
dirección del proceso, y llevar todo esa información al contexto histórico y
temporal del desarrollo de los hechos investigados.

6. Ese acto de retractación que en la audiencia pública hicieron los miembros


del Bloque Tolima, obliga al juez de instancia a confrontar las dos
declaraciones e identificar cuál de ellas ofrece mayor credibilidad, por lo que
no es propio aseverar, como lo han hecho los sujetos procesales, que ante esta
situación quedan sin validez las anteriores declaraciones; no es cierto que la
retractación sea vinculante, sobre todo cuando entraña motivos que repugnan
a los objetivos mismos de la Administración de Justicia: la libertad, la
igualdad, la justicia material, la paz, a la vigencia del orden justo; el juez tiene
la carga de develar la espontaneidad de la retractación para otorgarle la
validez que realmente tiene (véase, Preámbulo, Artículos 1° y 2° de la
Constitución Política) .

(......) Como lo ha sostenido la Corte Suprema de Justicia de tiempo atrás:

La retractación, ha juzgado la Corte, "no es por sí misma una causal que


destruya de inmediato lo sostenido por el testigo en sus afirmaciones
precedentes. En esta materia, como en todo lo que atañe a la credibilidad del
testimonio, hay que emprender un trabajo analítico, de comparación, a fin de
establecer en cuál momento dijo el declarante la verdad en sus opuestas
versiones. Quien se retracta de su dicho ha de tener un motivo para hacerlo, y
este motivo debe ser apreciado por el Juez, para determinar si lo manifestado
por el testigo es verosímil, obrando en consonancia con las demás
comprobaciones del proceso (….) si el testigo varía el contenido de una
declaración en una intervención posterior, o se retracta de lo dicho, ello en
manera alguna traduce que la totalidad de sus afirmaciones deben ser
descartadas. No se trata de una regla de la lógica, la ciencia o la experiencia,
en consecuencia, que cuando un declarante se retracta, todo lo dicho en sus
distintas intervenciones pierda eficacia demostrativa…" (Cfr. Casación, mayo
25 de 1999, Rad. 12.855).

(......)El hecho de que un testigo se retracte de sus afirmaciones iniciales, no


desvirtúa por sí mismo el contenido de lo expresado inicialmente, versión que
no se desvirtúa por ese sólo hecho, sino que depende del análisis de la
prueba en conjunto, sujeta en todo momento al sistema de persuasión

516
racional, en aras de establecer cuándo el declarante habló con la verdad y
cuándo no .

Para la Sala es claro que el análisis valorativo de la prueba, en especial la


practicada en la audiencia pública, debe realizarse de conformidad con el
mecanismo establecido en la ley, en conjunto y de acuerdo con las reglas de la
sana crítica (artículo 238 de la ley 600 de 2000), que orienta a una revisión
conjunta y no al análisis aislado de la prueba, hecho que puede desembocar
en un análisis equivocado que termine por ocultar la verdad.

7. Como se comprende, en esta hipótesis subyace la idea de la coacción como


causal de exclusión de la responsabilidad, razón por la cual hay que convenir,
primero, en que la exculpante "supone la existencia de un riesgo, mal o
peligro, la inminencia o actualidad del riesgo, la protección de un derecho
propio o ajeno y la no evitabilidad del daño por otro procedimiento menos
perjudicial" , y en segundo lugar que el juicio de exigibilidad es personal y
social, pues se "es responsable en un contexto histórico concreto y en función
de una gama de condiciones de diverso orden que inciden en el
comportamiento individual"

Sin desconocer la concreta influencia de los grupos armados al margen de la


ley en el departamento del Tolima, en los municipios de San Luis y Valle de
San Juan, la situación del doctor (") debe analizarse a partir de una
interpretación dogmática.

La asistencia a la reunión por parte del sindicado (") no sólo fue voluntaria,
sino que con ella se generó un peligro para la seguridad pública.

Aparte de esos contenidos objetivos, la Sala ha dicho, como debe ser,


que el juicio de exigibilidad no puede hacerse por fuera de las concretas
condiciones históricas en las que la conducta se manifiesta. En ese sentido, si
bien la violencia en el departamento del Tolima incidió en todos los órdenes
de la vida social, incluida la política, ha de entenderse que esa circunstancia
puede afectar la voluntad de las personas si en concreto le genera un riesgo
contra un bien jurídico determinado, que la lleva a optar por una decisión que
en circunstancias normales no habría contemplado, siempre y cuando no
hubiera una mejor manera de solventarla.

No desconoce la Sala que es bien posible que los alcaldes de los municipios de
esa zona del departamento sintieran temor porque el grupo ilegal había dado
señales de que sus órdenes tenían que cumplirse en los términos que ellos
decían; sin embargo, esa situación no puede llevar a que se acepte, como lo
solicitan el Fiscal Delegado, el Ministerio Público y la defensa del doctor (") un
estado de coacción general que permita reconocer la exculpante que se
sugiere, la cual exige la inminencia de un riesgo concreto contra un bien
jurídico, el que sólo es posible salvar mediante el sacrificio de otro, requisitos
de los cuales la situación adolece.
Es más, el sacrificio del bien jurídico para salvar otro supone que no existe
alternativa diferente a esa opción. El doctor (")intuyó que de no acudir al

517
llamado del comandante podían sobrevenir peligros en el futuro, su condición
de Alcalde le permitía denunciar las presiones y solicitar la protección
indispensable ante las autoridades de policía y militares, pero sólo se limitó a
poner en conocimiento del Gobernador los hechos como la Masacre del Neme,
pero no existe denuncia o información concreta acerca del "secuestro" del que
fue víctima en la vereda Luisa García; por el contrario, el testimonio de los
habitantes lleva a concluir, como ya se expuso, que la connivencia con los
miembros del Bloque Tolima era el normal vivir de los habitantes y quienes
allí laboraban, como al parecer se desprende de las declaraciones de los
contratistas quienes nunca percibieron situaciones anormales, ni vieron
paramilitares, ni nunca hicieron aportes, ni jamás les fue solicitado dinero o
cuotas para el sostenimiento de las Autodefensas Unidas de Colombia.

Toda esta situación se resume en una frase que describe perfectamente


la vivencia de Valle de San Juan y que fue expresada por (") en la declaración
de 30 de noviembre de 2007 ante la Corte Suprema de Justicia: "era un
pueblo donde nadie sabía nada".

Los elementos de juicio indicados, demuestran que el doctor (")


concurrió libremente a las reuniones que se llevaron a cabo con los miembros
del Bloque Tolima, en las que se comprometió a hacer aportes, los que
efectivamente hizo, regalos, fondos con los cuales las autodefensas buscaban
afianzarse en la región y lograr su expansión. Además de la entrega de dinero
y regalos al Bloque Tolima, existen testimonios que dan cuenta del trato
especial que el alcalde de Valle de San Juan tenía con los miembros del grupo
al margen de la ley cuando por su intervención ante el comando de la Policía,
vía telefónica, había logrado fueran puestos en libertad, hecho que en las
primeras declaraciones así fue reconocido pero luego, en la audiencia pública
los declarantes llegaron a la situación de decir que "un alcalde" había
llamado, pero que no tenían seguridad de quién se trataba. Entonces, a pesar
de la retractación o de la nueva versión ofrecida en el debate público, lo cierto
es que no podría ser otra persona distinta a (") quien hizo las gestiones
arguyendo su condición de primer mandatario municipal para lograr por su
conducto evitar la privación de la libertad de militantes de esa facción armada
ilegal.

(tesis continua ver providencia.............)

PONENTE(S) : SALA DE CASACION PENAL

518
Sentenia Unica Instancia
FECHA : 14/12/2009
DECISION : Condena al Procesado , no hay lugar a
condena por daños y perjuicios,
DELITOS : Concierto para delinquir agravado
PROCESO : 27941
PUBLICADA : Si

27/01/2010

HOMICIDIO AGRAVADO-En persona protegida internacionalmente distinta de


las contempladas en el Título II del Libro II del Código Penal/ PERSONA
INTERNACIONALMENTE PROTEGIDA-Concepto/ HOMICIDIO EN PERSONA
PROTEGIDA-Se configura/ HOMICIDIO-En persona protegida por el derecho
internacional humanitario/ PERSONAS Y BIENES PROTEGIDOS POR EL
DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO-Concepto/ COMBATE-Concepto/
CONFLICTO ARMADO-Concepto/ CONFLICTO ARMADO INTERNACIONAL-
Principio de distinción/ CONFLICTO ARMADO INTERNO-Principio de
distinción/ CONFLICTO ARMADO INTERNO–Difiere del reconocimiento del
estado de beligerancia/ TESTIMONIO-Apreciación probatoria: Complementado
en varias versiones/ COAUTORIA IMPROPIA-Se presenta/ HOMICIDIO EN
PERSONA PROTEGIDA-Dosificación punitiva/ CONCURSO-Dosificación
punitiva/ MULTA-Dosificación punitiva/ MULTA-Determinación: Concurso de
conductas punibles/ INHABILIDAD PARA EL EJERCICIO DE DERECHOS Y
FUNCIONES PUBLICAS-Máximo Ley 599/ COAUTORIA IMPROPIA-
Configuración: Jefes de organizaciones/ CASO MASACRE ATANQUEZ

1. Esta causal específica de agravación del homicidio fue incorporada por el


legislador en la Ley 99 de 2000, sin especificarse allí el sujeto pasivo
cualificado de la conducta atentatoria contra la vida. Se precisa sí que la
persona internacionalmente protegida es "… diferente a las contempladas en
el Título II de este Libro y agentes diplomáticos, de conformidad con los
Tratados y Convenios Internacionales ratificados por Colombia".

Por manera que para determinar el ámbito de aplicación de aquella agravante


del homicidio, se impone la remisión a las disposiciones legales en las cuales
se define el concepto de persona internacionalmente protegida.

A ese respecto, como lo ha precisado la Sala y así se desprende de sus


antecedentes legislativos, el sujeto pasivo calificado incluido en el numeral 9º
del artículo 104, se halla precisado en las leyes 169 de 1994 y 195 de 1995,
aprobatorias, en su orden, de la "Convención sobre la prevención y el castigo
de delitos contra personas internacionalmente protegidas, inclusive los
agentes diplomáticos"(1) y el "Convenio para prevenir y sancionar los actos de
terrorismo configurados en delitos contra las personas y la extorsión conexa
cuando éstos tengan trascendencia internacional"(2) , como así se dejó
señalado en la ponencia para primer debate ante el Senado de la República

519
del proyecto de ley 040 de 1998, a la postre sancionado como Ley 599 de
2000. (3) .

Así, de conformidad con el artículo 1, numeral 1, de la ley 169 de 1994, son


"persona internacionalmente protegida" las siguientes:

"… a) Un Jefe de Estado, incluso cada uno de los miembros de un órgano


colegiado, cuando, de conformidad con la constitución respectiva, cumpla las
funciones de Jefe de Estado, un Jefe de Gobierno o un Ministro de Relaciones
Exteriores, siempre que tal persona se encuentre en un Estado extranjero, así
como los miembros de su familia que lo acompañen;

b) Cualquier representante, funcionario o personalidad oficial de un Estado o


cualquier funcionario, personalidad oficial u otro agente de una organización
intergubermamental que, en el momento y en el lugar en que se cometa un
delito contra él, sus locales oficiales, su residencia particular o sus medios de
transporte, tengan derecho, conforme al Derecho Internacional, a una
protección especial contra todo atentado a su persona, libertad o a dignidad,
así como los miembros de su familia que formen parte de su casa."

De acuerdo con la anterior clasificación, fácil se colige que los miembros de la


etnia Kankuama que perdieron su vida por el accionar de miembros de las
Autodefensas Unidas de Colombia el 8 de diciembre de 2002 en el
Corregimiento de Atánquez, no pertenecen a alguna de las categorías de
personas internacionalmente protegidas, pues ni se trata de jefes de Estado
de visita en el país, ni son autoridades de similar jerarquía, familiares de
éstos, o agentes diplomáticos.

En consecuencia, surge evidente el yerro del sentenciador en la aplicación de


la causal 9ª de agravación del homicidio consagrada por el artículo 104 del
Código Penal, decisión que bien está precisar no estuvo acompañada en los
fallos de primera o segunda instancia, de análisis alguno acerca de las
personas a las cuales hace referencia la expresión contenida en la norma
aplicada.

De haber efectuado los falladores tan elemental ejercicio de remisión a las


normativas que regulan el tema, con el fin de complementar aquel tipo penal
en blanco inmerso en el numeral 9° del artículo 104 del Código Penal, habría
advertido la abierta impertinencia de aplicarlo a los hechos materia de este
proceso.

2. El homicidio en persona protegida

El homicidio en persona protegida fue incorporado a la legislación nacional a


través del artículo 135 de la Ley 599 de 2000, en su Título II, correspondiente
a los "Delitos contra personas y bienes protegidos por el derecho internacional
humanitario", bajo la siguiente descripción típica:

520
"El que, con ocasión y en desarrollo de conflicto armado, ocasione la muerte
de persona protegida conforme a los Convenios Internacionales sobre Derecho
Humanitario ratificados por Colombia, incurrirá en prisión de treinta (30) a
cuarenta (40) años, multa de dos mil (2.000) a cinco mil (5.000) salarios
mínimos legales mensuales vigentes, e inhabilitación para el ejercicio de
derechos y funciones públicas de quince (15) a veinte (20) años.

Parágrafo. Para los efectos de este artículo y las demás normas del presente
título se entiende por personas protegidas conforme al derecho internacional
humanitario:

1. Los integrantes de la población civil.


2. Las personas que no participan en hostilidades y los civiles en poder de la
parte adversa.
3. Los heridos, enfermos o náufragos puestos fuera de combate.
4. El personal sanitario o religioso.
5. Los periodistas en misión o corresponsales de guerra acreditados.
6. Los combatientes que hayan depuesto las armas por captura, rendición u
otra causa análoga.
7. Quienes antes del comienzo de las hostilidades fueren considerados como
apátridas o refugiados.
8. Cualquier otra persona que tenga aquella condición en virtud de los
Convenios I, II, III y IV de Ginebra de 1949 y los Protocolos Adicionales I y II
de 1977 y otros que llegaren a ratificarse.".

Acerca de las personas y bienes protegidos por el derecho internacional


humanitario, se recordará cómo tales conceptos remiten a los cuatro
Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949, suscritos por la comunidad
internacional dada la creciente necesidad que surgió por aquella época, en
orden a adaptar las reglas preexistentes para la regulación de los
enfrentamientos bélicos, cuyo marco fue desbordado con los actos atroces
acaecidos en la segunda guerra mundial, Convenios posteriormente
adicionados a través del Protocolo I que regula específicamente la protección
de las víctimas de los conflictos armados internacionales y del Protocolo II que
se ocupa de la protección de las víctimas de los conflictos armados no
internacionales.

Para el caso Colombiano, la incorporación de dispositivos penales específicos


en orden a brindar protección a las personas y bienes amparados por el
D.I.H., no sólo se vincula al cumplimiento de los compromisos adquiridos por
el Estado Colombiano en el concierto internacional con la suscripción de los
cuatro Convenios de Ginebra y los dos Protocolos adicionales, sino además,
por la inaplazable necesidad de establecer un marco jurídico específico que
regulara desde la perspectiva del control penal punitivo, los graves atentados
contra la población civil en desarrollo del conflicto armado no internacional
que enfrenta la Nación desde hace ya varias décadas, como consta en la
exposición de motivos del proyecto de ley 040 de 1998, hoy Código Penal de
2000, así:

521
"… En la situación de conflicto armado interno que padece Colombia, muchas
de las conductas vulneratorias o amenazadoras de Derechos Humanos,
constituyen a la vez infracciones al derecho internacional humanitario. Son
ellas actuaciones u omisiones con las cuales quienes participan directamente
en las hostilidades -los combatientes- incumplen los deberes o quebrantan las
prohibiciones que les ha impuesto el artículo 3 común a los cuatro Convenios
de Ginebra y el Protocolo II Adicional. […]

En la propuesta legislativa se incluye un capítulo especial denominado


"Conductas punibles contra personas y bienes protegidos por el derecho
internacional humanitario", que agrupan una serie de tipos penales que
describen y penalizan aquellos comportamientos que representan las más
graves infracciones a esa normatividad internacional que Colombia se
comprometió a respetar y a aplicar. […]

Las razones de conveniencia y necesidad para la creación de estas conductas


punitivas emergen en forma ostensible del agudo conflicto bélico que afronta
el país".

En el caso que concita la atención de la Sala, no se remite a duda que las


víctimas del múltiple homicidio fueron miembros del resguardo indígena
Kankuamo que habitan el Corregimiento de Atánquez, ubicado en
proximidades de Valledupar. Se sabe además, conforme a los hechos
probados en las instancias, cómo esos ciudadanos no pertenecían a ningún
grupo armado ilegal, habitaban en una zona de la geografía nacional azotada
por acciones armadas de grupos de guerrilla y paramilitares que se
disputaban el control territorial y no ofrecieron resistencia alguna ante la
incursión acaecida el 8 de diciembre de 2002.

Desde tal perspectiva, es claro que las víctimas ostentan la calidad de


personas protegidas por el D.I.H., en los términos del parágrafo único,
numeral 1° del artículo 135 del Código Penal y no la de personas
internacionalmente protegidas, como equivocadamente se afirmó en la
sentencia materia de este recurso.

A su vez, encuentra la Sala que pese a la negativa de los sentenciadores a


reconocer que los homicidios se produjeron en el contexto de esa inocultable
realidad -el conflicto armado no internacional-, las circunstancias fácticas
puestas de presente en los fallos permiten afirmar que sí medió tal vínculo, el
cual sin duda obligaba a sancionar los atentados contra la vida con apoyo en
las previsiones del homicidio en persona protegida, por ser esta la norma que
de manera más exacta recoge los hechos acaecidos el 8 de diciembre de 2002,
en el Corregimiento de Atánquez, Cesar.

En ese sentido, véase cómo las sentencias de primera y segunda instancia,


pese a encontrar probatoriamente demostrado que los homicidios de los
cuatro miembros de la etnia Kankuama fueron realizados por integrantes de
las Autodefensas Unidas de Colombia, en desarrollo de una de sus
incursiones armadas a la referida población y con ocasión de la colaboración

522
presunta de algunos miembros de esa comunidad a la guerrilla,
argumentaron en sentido inverso a esa realidad demostrada, afirmando que
tales hechos no aparecían vinculados al conflicto armado no internacional

Examinadas las anteriores posturas, encuentra la Sala que la inaplicación del


artículo 135 del Código Penal a los hechos juzgados, devino en virtud de
varios supuestos errados como son:

(i) Que el ámbito de aplicación de tal dispositivo se restringe a las muertes


causadas en desarrollo de un combate, desconociéndose así que lo
demandado en el tipo penal es que éstas acaezcan en desarrollo o con
ocasión del conflicto armado y que recaiga sobre persona protegida por el
D.I.H.

En efecto, las expresiones de "combate" y "conflicto armado", aparecen


mencionadas en los fallos como sinónimas, cuando lo cierto es que cada una
tiene distinto significado.

El combate, conforme lo ha expresado la Sala en múltiples determinaciones


una de las cuales es citada por el A Quo, comporta una acción militar entre
bandos opuestos determinable en tiempo y espacio. El Conflicto armado, en
cambio, es de mayor cobertura: en términos del artículo 1° del Protocolo
Adicional II a los Convenios de Ginebra de 1949, corresponde al
enfrentamiento al interior de un Estado entre sus fuerzas armadas y fuerzas
armadas disidentes o grupos armados organizados, o entre éstos entre sí, que
bajo la dirección de un mando responsable, ejerzan sobre una parte de dicho
territorio un control tal que les permita realizar operaciones militares
sostenidas y concertadas.

En ese escenario, es claro que el conflicto armado se desarrolla a través de


distintas manifestaciones, una de ellas el combate entre las fuerzas armadas
que protagonizan las hostilidades, no siendo esa su única forma de
materialización. Así, las acciones militares "sostenidas y concertadas"
incluyen labores de patrullaje y todas aquellas dirigidas a ejercer control sobre
ciertos sectores de la población o la restricción de su movilización, entre otras,
siendo a partir de la constatación de su presencia que puede predicarse
precisamente la existencia de un control territorial.

Naturalmente, cualquiera sea la manifestación del conflicto, subsiste para los


miembros de las organizaciones armadas ilegales la obligación de mantener al
margen de su accionar a las personas y bienes protegidas por el D.I.H..

En el presente caso, el proceso da cuenta de manera prolija acerca de las


circunstancias en las cuales se produjo el homicidio múltiple de miembros de
la Etnia Kankuama el 8 de diciembre de 2002, esto es, en medio de una
operación militar llevada a cabo por más de sesenta hombres armados
pertenecientes a las Autodefensas Unidas de Colombia, como lo hallaron
probado las instancias.

523
Pero además, las pruebas también revelan que ese accionar no fue un caso
aislado: son múltiples las referencias procesales en cuanto a la existencia de
otras incursiones armadas al mismo Corregimiento de Atánquez y a sitios
aledaños al mismo por parte de las Autodefensas Unidas de Colombia, como
la presencia permanente de sus miembros en dicha zona, quienes efectuaban
control sobre la población y retenes en los caminos, ocasiones en las cuales
tras identificar a quienes presuntamente colaboraban con la guerrilla,
procedían a darles muerte, accionar coincidente en cuanto a su modalidad y
tiempo con los homicidios materia de esta actuación.

Así las cosas, las circunstancias antecedentes y concomitantes a los hechos


materia de este proceso, no permiten en modo alguno calificarlos de aislados a
la situación de conflicto que se presentaba en la región para la época en que
ocurrieron, sino que aparecen claramente vinculados con las acciones
militares realizadas por el ejército irregular autoproclamado como de
"autodefensa" que durante un prolongado lapso se disputó tal territorio con la
subversión.

Por lo demás, no puede dejar de mencionarse que la cita jurisprudencial


efectuada en el fallo de primera instancia para descartar la relación entre los
homicidios de los indígenas Kankuamos y el conflicto armado, no pudo ser
más desafortunada.

En efecto, en dicho precedente (4) examinaba la Sala si era factible la


aplicación ultractiva del artículo 127 del Decreto Ley 100 de 1980, que como
se recordará regulaba la exclusión de pena a favor de rebeldes y sediciosos
respecto de "los hechos punibles cometidos en combate"(5) , determinándose
cómo para ese caso concreto resultaba improcedente su reconocimiento por
cuanto el acontecer juzgado no había tenido lugar dentro de una
confrontación armada entre contrarios, esto es, en un combate.

Ninguna relación, entonces, puede predicarse entre el concepto de combate


allí concretado y el correspondiente al conflicto armado no internacional
desarrollado por las normas del D.I.H. y complementario de los tipos penales
referidos a las violaciones contra personas y bienes protegidos.

Se imponía entonces acudir a estas últimas disposiciones, contenidas en


especial en el Protocolo II adicional a los cuatro Convenios de Ginebra, para
determinar, de cara a la realidad procesal, si mediaba o no el vínculo entre los
delitos juzgados y el conflicto armado no internacional, ejercicio que no
implica un simple discurso teórico, como se afirma en el fallo del Tribunal
Superior de Valledupar.

(ii) Que entre la guerrilla y las autodefensas no hay combates sino un frío
matrimonio de intereses ilegales, lo cual impide calificar los hechos como
acaecidos en desarrollo de un conflicto armado:

Acerca de estos supuestos, encuentra la Sala que en su elaboración se


desconoce una verdad incontrastable, como es la existencia de grupos

524
armados organizados que bajo la forma de aparatos militares irregulares,
llevan a cabo operaciones de esa misma naturaleza disputándose el control
territorial de vastas zonas del país, entre ellas, donde tuvieron lugar las
muertes acá investigadas.

No puede dejarse de lado que el Estado Colombiano ha reconocido por


diferentes vías la existencia del conflicto armado no internacional, como
también a los grupos guerrilleros y de autodefensa como parte del mismo, con
ocasión de la expedición de leyes como la 782 de 2002 y la 975 de 2005.

En tal sentido, acerca del ámbito de aplicación de los tipos penales contra
personas y bienes protegidos por el D.I.H., precisó la Sala en reciente
decisión(6) :

"[…] Para la aplicación de los delitos tipificados en el Título II de la parte


especial del Código Penal de 2000, se requiere, en primer lugar, la
concurrencia de un elementos normativo especial, a saber, la existencia de
una situación que pueda ser calificada como "conflicto armado" no
internacional, porque todos los tipos penales allí consagrados requieren que la
conducta se ejecute en desarrollo o con ocasión del mismo. […]

No desconoce la Sala que el reconocimiento de la existencia de un conflicto


armado es un acto político de complicadas consecuencias, que no corresponde
declarar a la judicatura, pero esa situación no impide que … el operador
judicial, al momento de investigar y juzgar las conductas que pueden encajar
en las descripciones típicas de los "delitos contra personas y bienes protegidos
por el derecho internacional humanitario", verifique la existencia de esa
situación en aras de salvaguardar los valores protegidos por el derecho
internacional humanitario, que están por encima de cualquier consideración
política.

En este sentido, la verificación judicial de que ciertos comportamientos se


encuentran vinculados con el conflicto armado, se halla legitimada en el
contexto de la Ley 975 de 2005, precisamente porque el acto político ya ha
sido consignado expresamente dentro de los fundamentos de la norma, en
particular, cuando allí se establecen como fines de la misma la consecución
de la paz y la reconciliación nacional, significando de entrada que la
desmovilización que allí se consagra opera respecto de miembros de grupos
armados al margen de la ley, cuyo accionar no podría desvincularse del
D.I.H."

TESIS CONTINUA, VÉASE PROVIDENCIA COMPLETA

PONENTE(S) : DR.JOSÉ LEONIDAS BUSTOS


MARTÍNEZ

Sentencia Casacion
FECHA : 27/01/2010

525
DECISION : Casa parcialmente modificando denominación,
reajusta pena, oficia a fiscalia ...
DELITOS : Homicidio en persona protegida, Concierto
para delinquir agravado
PROCESO : 29753
PUBLICADA : Si

17/02/2010

INVESTIGACION INTEGRAL-Alcance/ DERECHO A LA PRUEBA-Límites/


INVESTIGACION INTEGRAL-Técnica en casación/ INDICIO-Técnica en
casación/ COAUTORIA-Elementos

1. La pretermisión del deber de investigación integral por parte de los


funcionarios judiciales es un vicio de estructura en cuanto se constituye
legalmente en pilar fundamental del debido proceso ante el carácter
teleológico de la investigación de establecer la verdad real de los hechos, lo
cual sólo se logra mediante un ejercicio imparcial y objetivo a fin de recopilar
elementos de juicio necesarios para acreditar la realidad de lo acontecido,
yerro que necesariamente trasciende al derecho de defensa al coartar las
posibilidades de contrarrestar la embestida del poder punitivo estatal.
En relación con tal principio la Corte ha resaltado su consagración en el
artículo 250 de la Constitución Política de Colombia -antes de la reforma del
Acto Legislativo Nº 03 de 2002-, y su desarrollo legal,
"…como obligación a cargo de los funcionarios, y no como mera facultad o
discrecionalidad, además que en el régimen procesal por el que se adelantó
esta causa igualmente fue consagrado como norma rectora obligatoria y
prevalente, y como fundamento de interpretación del ordenamiento penal
adjetivo (Ley 600 de 2000, artículo 20 y 24).
"Dicha garantía constitucional y principio rector de la Ley 600 de 2000, se
encuentra íntimamente ligado con el de imparcialidad del funcionario en la
búsqueda de la prueba y con el de oficiosidad, de acuerdo con los cuales el
operador judicial (fiscal o juez), en la determinación de la verdad real (artículo
234), está compelido a ordenar la incorporación de los medios de convicción
que tengan la capacidad de ofrecerle el conocimiento cierto acerca de lo que es
objeto de debate en el proceso, actividad en cuyo desarrollo debe dilucidar con
igual celo tanto los aspectos favorables como los desfavorables a los intereses
del procesado.
"El principio de investigación integral además de estar vinculado con el de
oficiosidad en la práctica de pruebas, también lleva implícito, como expresión
de la garantía de defensa, el derecho a la prueba, de rango constitucional,
toda vez que quien es sindicado de una conducta punible, entre otras
prerrogativas, le asiste la de presentar pruebas y controvertir las que se
alleguen en su contra (artículo 29), derecho igualmente consagrado en la
Carta Internacional de Derechos Humanos (artículo 11), el Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos (artículo 14-3, b, c y e), en la Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (artículo XXVI) y en la
Convención Americana de los Derechos Humanos (artículo 8).

526
"Esas son las razones por las que el incumplimiento del principio de
investigación integral, desde la perspectiva de la Constitución y del sistema de
investigación y enjuiciamiento de la Ley 600 de 2000, puede constituir
irregularidad sustancial que atenta contra el debido proceso, por desacato de
los servidores del referido mandato superior (artículo 250 C. P.) y de las
normas que, haciendo parte del Bloque de Constitucionalidad, lo desarrollan,
así como de lo señalado en los artículos 20 y 234 del Código de Procedimiento
Penal (Ley 600 de 2000), en los cuales se hace énfasis en que al funcionario
judicial le corresponde buscar la "verdad real", para lo cual le corresponde
averiguar con igual celo tanto "las circunstancias que demuestren la
existencia de la conducta punible, las que agraven, atenúen o exoneren de
responsabilidad al procesado y las que tiendan a demostrar su inocencia"."(1)
2. Además de lo anterior, el derecho a la prueba no es ilimitado en cuanto está
supeditado a criterios de racionalidad relacionados con que las pruebas a
practicar sean conducentes, pertinentes y útiles a la investigación a fin de
representar lo sucedido, así como de posibilidad encaminado a que su
realización sea factible.
3. Por ello, cuando en sede de casación se denuncia la infracción del principio
de investigación integral, si bien es dable que el demandante acuda a
argumentos especulativos para mostrar la otra arista de lo que pudo haber
sido con la inclusión de los elementos de convicción dejados de practicar, sus
proposiciones (premisas que fundamenten conclusiones) han de mantener
una identidad formal y de contenido con miras a motivar la intervención de la
Corte.
En efecto, para valorar la contundencia del argumento y advertir
preliminarmente que los elementos de convicción dejados de practicar tenían
la capacidad de modificar el estado fáctico y probatorio de la actuación y por
ende trastocar el sentido de la decisión, el demandante debe realizar la
confrontación de lo que ellos arrojarían frente a las motivaciones del fallo y
evidenciar así la vulneración de las garantías del procesado.
Por lo mismo, no es suficiente enumerar las pruebas cuya práctica se
considera omitida, sino que es preciso señalar su fuente, conducencia,
pertinencia y utilidad, sin desatender la posible incidencia favorable a los
intereses del incriminado, pues tal situación no puede ser catalogada en sí
misma como una irregularidad sustancial si se avizora que tales pruebas eran
inconducentes, dilatorias, inútiles o superfluas, o también cuando pese a ser
relevantes para la demostración de los hechos, su ausencia es intrascendente
al estar suplidas a través de otros medios de convicción.
También, para una tal pretensión de invalidez de la actuación por carencia
probatoria se han de atender los principios que gobiernan las nulidades al
señalar la específica causal que legalmente la consagra, argumentar según el
principio de instrumentalidad de las formas en dónde se origina la falencia de
actividad y si ésta no cumplió con la finalidad para la que estaba prevista,
además objetivar y demostrar que el vicio afectó las garantías o las bases
fundamentales de la instrucción y el juzgamiento conforme al principio de
trascendencia, pero principalmente, acreditar que el sujeto procesal no
coadyuvó con su conducta a la configuración de la actuación irregular de
acuerdo al principio de protección, ni que lo hubiese convalidado con su

527
consentimiento según el principio de convalidación, siempre que se hubiesen
observado las garantías fundamentales.
4. A este respecto, la Corte insiste en que el ataque casacional de la prueba
circunstancial dada su compleja construcción (se acude a un proceso lógico
deductivo, a partir de una regla de la experiencia y la comprobación de un
hecho indicador, para inferir la existencia de otro hecho), requiere claridad
acerca del momento o paso en el cual recae.
Efectivamente, se ha de identificar si la equivocación judicial se cometió
respecto de los medios demostrativos de los hechos indicadores, la inferencia
lógica, o en el proceso de valoración conjunta al apreciar la articulación,
convergencia y concordancia de los varios indicios entre sí, o entre éstos y las
restantes pruebas.
Si el error radica en la apreciación del hecho indicador, como debe
acreditarse con otro medio de prueba, se ha de establecer si se trata de un
yerro de hecho o de derecho y con su modalidad (falso juicio de existencia, de
identidad o raciocinio; o falso juicio de legalidad o de convicción, en uno y
otro caso), pero si el yerro se ubica en el nexo inferencial, se ha de aceptar la
validez del medio con el que se acredita el hecho indicador y demostrar que el
juzgador en su apreciación se apartó de las leyes de la ciencia, los principios
de la lógica o las reglas de la experiencia, para seguidamente señalar en qué
consiste y cuál es su operancia correcta, así como su trascendencia en la
decisión impugnada.
5. Ciertamente, de acuerdo con la teoría del dominio del hecho, es autor quien
domina el hecho y para efectos de la coautoría lo decisivo es tener un dominio
funcional del hecho, pues cada sujeto domina el acontecer total en
cooperación con los demás, no tiene en sí mismo un dominio parcial, ni
tampoco el dominio global, sino que éste se predica de todos, por eso de
acuerdo con la definición prevista en el artículo 29 de la Ley 600 de 2000 "Son
coautores los que, mediando un acuerdo común, actúan con división del
trabajo criminal atendiendo la importancia del aporte".
La Corte Suprema de Justicia acerca de ese típico ha enfatizado en la
necesaria presencia de los siguientes elementos: i) un acuerdo o plan común;
ii) división de funciones y iii) trascendencia del aporte en la fase ejecutiva del
ilícito.
-------------------------------------------------------------------------------------------
1) Corte Suprema de Justicia, sentencia de casación de 10 de febrero de 2010.
Radicación 29755.
Entre otras, sentencia de casación de 21 de agosto de 2003. Rad. 19213.

PONENTE(S) : DR.JULIO ENRIQUE SOCHA


SALAMANCA

Auto Casacion
FECHA : 17/02/2010
DECISION : Inadmite demenda de casacion
DELITOS : Peculado por apropiación
PROCESO : 33321
PUBLICADA : No

528
21/02/2010

SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Mecanismo de insistencia: No es para


complementar o corregir la demanda/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-
Mecanismo de insistencia: Naturaleza/ COMPLICIDAD-Características/
COAUTORIA-Elementos/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Mecanismo de
insistencia: Naturaleza

MEDIO MAGNETICO NO DISPONIBLE

PONENTE(S) : DR.JOSÉ LEONIDAS BUSTOS


MARTÍNEZ

Mecanismo de Insistencia
FECHA : 21/02/2010
DECISION : No consede mecanismo de insistencia
DELITOS : Porte ilegal de armas, Homicidio agravado
PROCESO : 32647
PUBLICADA : No

23/02/2010

FUERO-Congresista: Conservación de competencia en caso de renuncia/


FUERO-Congresista: Factor personal y funcional/ CONCIERTO PARA
DELINQUIR- Agravado: Con fines de paramilitarismo, alianzas con políticos/
CONCIERTO PARA DELINQUIR-Diferencias entre el simple y el agravado/
CONCIERTO PARA DELINQUIR-Se configura/ COAUTORIA-Por cadena de
mando: Aparato organizado de poder/ COAUTORIA-Por cadena de mando:
Aparato organizado de poder, ejecución material con instrumentos
responsable/ CONGRUENCIA-Acusación y sentencia: Modificación en la
sentencia de determinador a coautor/ INTERCEPTACION DE
COMUNICACIONES-Vigilancia del espectro electromagnético: Comunicaciones
incidentales/ DOCUMENTO PRIVADO-Autenticidad/ INTERCEPTACION DE
COMUNICACIONES-Apreciación probatoria/ DETERMINADOR-Delitos contra
la administración pública/ TESTIMONIO-Apreciación probatoria:
Contradicciones/ TESTIMONIO-Apreciación probatoria/ PRUEBAS-
Apreciación de las legalmente aportadas/ HOMICIDIO-Favorabilidad/
HOMICIDIO AGRAVADO-Servidor público/ HOMICIDIO AGRAVADO-Causal
8a. del artículo 324 del C.P./ PENA-Dosificación/ MULTA-Dosificación
punitiva/ DOSIFICACION PUNITIVA-Favorabilidad: Decreto Ley 100 de 1980 y
Ley 599 de 2000/ HOMICIDIO AGRAVADO-Dosificación punitiva/
DOSIFICACION PUNITIVA-Sistema de cuartos: Movilidad en los cuartos
medios/ PENA-Motivación/ CONCURSO-Dosificación punitiva/ PENA-Fines/
MULTA-Dosificación punitiva/ MULTA-Motivación de la pena/ MULTA-
Determinación: Concurso de conductas punibles/ MULTA-Amortización a
plazos/ INHABILITACION PARA EL EJERCICIO DE DERECHOS Y

529
FUNCIONES PUBLICAS-Motivación/ INHABILITACION PARA EL EJERCICIO
DE DERECHOS Y FUNCIONES PUBLICAS-Dosificación punitiva/
INHABILITACION PARA EL EJERCICIO DE DERECHOS Y FUNCIONES
PUBLICAS-Dosificación punitiva: Concurso/ INDEMNIZACION DE
PERJUICIOS-El juez los liquidará con base en lo demostrado en el proceso/
SUSPENSION CONDICIONAL DE LA EJECUCION DE LA PENA-Factor
objetivo/ PRISION DOMICILIARIA-Factor objetivo: Su ausencia libera de
analizar el subjetivo/ DESPLAZAMIENTO FORZADO-Evolución legislativa/
FUERO-Congresista: Conservación de competencia en caso de renuncia
(Aclaración de voto)/ CASO MASACRE DE MACAYEPO/ PARAPOLITICA

1. De conformidad con lo previsto por el ordinal 3° del artículo 235 de la


Constitución Política, la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de
Justicia es el juez competente para investigar y juzgar al sindicado ("), como
quiera que para la fecha de la comisión de los hechos materia de investigación
ostentaba la condición de congresista y se infiere la presunta ejecución de las
conductas punibles objeto de valoración, relacionadas con la función oficial
desempeñada por el procesado, según precisó esta Corporación en el auto del
pasado 15 de septiembre(1) , por cuyo medio varió su inicial postura en torno
a ese tema.

En el presente caso, (") fue llamado a responder en juicio criminal como


probable autor de los delitos de concierto para delinquir agravado, homicidios
agravados y simple y peculado por apropiación, los que pese a su evidente
heterogeneidad no pueden observarse como hechos aislados sino como
eslabones de una cadena causal propia de estructuras criminales organizadas
y concertadas de modo previo. (tesis continua ver providencia....................)

2. Acerca de las diversas modalidades de trasgresión al bien jurídico de la


seguridad pública contempladas en el artículo 340 del Código Penal de 2000,
la Corte ha trazado una línea jurisprudencial que destaca cómo allí subyacen
varios tipos de prohibición autónomos, referidos bien al acuerdo para la
comisión de delitos indeterminados -inciso primero-, o dirigidos a la
promoción, financiamiento o conformación de grupos al margen de la ley, o
para armarlos -inciso 2°-, destacando en la parte final de la disposición el
mayor grado
injusto para quienes efectivamente ejecutan, y no sólo acuerdan, cualquiera
de las conductas últimamente indicadas -inciso 3°- .(tesis continua ver
providencia..................)

3. Esa evidencia, de cuya legalidad, autenticidad y contenido se ocupará luego


la Sala, aparece como un elemento de juicio que aunado a otro, no menos
importante, como es que los homicidios se produjeron por el accionar de la
estructura paramilitar en cuya organización intervino el procesado, permite
atribuible responsabilidad a título de autor mediato.

En efecto, como ya ha tenido ocasión de referirlo la Corte , el aforado estaba


en la cúpula de una estructura criminal integrada por un número plural de
personas articuladas de manera jerárquica, quienes mediante división de

530
tareas y concurrencia de aportes -los cuales pueden consistir en órdenes en
secuencia y descendentes-, realizaron conductas punibles, fenómeno que es
factible comprenderlo a través de la metáfora de la Cadena .(3) (tesis continua
ver providencia..........)

4. Partiendo del anterior marco de referencia, debe precisarse que la


grabación de la cual se desprendió el llamamiento a juicio de (") por los
homicidios acaecidos en la incursión paramilitar ya relatada, constituye un
elemento de juicio concreto que permite entender su previo conocimiento de la
incursión y de qué manera, en su condición de organizador del grupo, convino
con su ejecución .

Sobre tal grabación, varios fueron los reparos planteados por la defensa, con
miras a atacar su legalidad y autenticidad, argumentándose que esa
conversación fue producto de una ilícita interceptación, como también que es
técnicamente imposible haberla captado accidentalmente a través de la
frecuencia 843,910 MHz, como lo sostuvo el Comandante del Departamento
de Policía de Sucre. (tesis continua ver providencia................)

5. Otro aspecto argumentado por la defensa para presumir la no autenticidad


de la conversación es la supuesta falta de coherencia entre los temas que allí
se escuchan. A efectos de aclarar este tópico, debe retomarse la explicación
brindada por el perito del CTI relativa a que en ocasiones se puede captar toda
la conversación y otras veces sólo algunos de sus apartes, aspecto inherente a
las condiciones técnicas y a otros imponderables de la tecnología utilizada
para ese momento -año 2000-, aserto pericial de suma importancia para
comprender mejor el motivo de la ruptura en la secuencia de un mismo
diálogo. Además, la experiencia cotidiana enseña que en una conversación se
pueden abordar varios temas, y en el presente caso, este hecho se observa al
leer el escrito de la trascripción o al escuchar el audio.

En consecuencia, a la Sala no le asiste ninguna duda sobre la fecha de la


grabación, que fue la efectivamente consignada en el informe de inteligencia
de la Sipol, aspecto además confrontado con las varias declaraciones rendidas
por (") -en la Corte, en la Procuraduría, en la Unidad de Derechos Humanos- y
las también múltiples versiones juradas de ("), todo lo cual permite reconstruir
el procedimiento realizado el 6 de octubre de 2000 por el organismo de
inteligencia.

Así las cosas, conforme al anuncio hecho en precedencia, puede la Sala


concluir en grado de certeza que en el proceso se estableció la autenticidad del
contenido del diálogo y de la grabación misma, así las experticias acústicas no
arrojaran resultados positivos en este aspecto.

6. No se concluye que (") se haya apropiado de los recursos, pues verídico


resulta que no tuvo contacto ni jamás ostentó la disposición funcional con
éstos. A pesar de su calidad de servidor público, frente a los recursos objeto
de desvío era un verdadero extraneus por no existir relación alguna funcional
entre su cargo o posición y el deber de custodia, tenencia, cuidado o

531
administración de los mismos. La solución jurídica que se impone -como se
dijo- es imputarle el peculado por apropiación a título de determinador, figura
dogmática sobre el nivel de intervención criminal en un hecho que es
plenamente compatible.

7.En Montreal ese declarante modificó el contexto en el cual escuchó la


decisión criminal, al mencionar que la misma no fue en una reunión sino que
(") la emitió vía telefónica, eso no hace gran diferencia debido al paso de los
años que habían transcurrido desde el momento del hecho y la declaración
que hizo desde esa ciudad. No todas las personas guardan en su memoria la
representación de un hecho y sus detalles de la manera objetivamente exacta
como sucedió. Basta hacer el ejercicio, incluso en un mismo día y
sucesivamente, de poner a alguien a contar un acontecimiento que acaba de
presenciar para comprobar que va nutriendo el relato de nuevos detalles,
suprimiendo deliberadamente otros por creerlos o hallarlos intrascendentes,
olvidando algunos que mencionó al comienzo y que va agregando puntos de
vista e interpretaciones. Al final, el último relato será significativamente
distinto del inicial y sólo permanecerá fijo el "hecho" y no los "detalles".

Es cierto, como lo precisó el defensor del ex Senador que en 2001 (") refirió
que de manera personal (") dio la orden de muerte en presencia de Salvador
Arana, Joaquín García y el mismo testigo, mientras que en su declaración de
Canadá, al volver sobre el tema señaló que telefónicamente (") le hizo el pedido
de aquél hecho de sangre al ganadero.

No comparte la Sala, sin embargo, que esa variación en el relato acredite que
el declarante es mentiroso. Cuando algo así pasa, no se discute, es mayor la
cautela en la crítica sobre el medio de prueba, lo cual no lleva a tacharlo de
mendaz de entrada por la presencia de aquellas divergencias circunstanciales
de los relatos. En este caso, ha de tenerse en cuenta que (") rindió alrededor
de cincuenta o más declaraciones sobre diferentes temas y ante variadas
autoridades, unidas estas circunstancias al transcurso del tiempo -hechos de
1997 se retomaron en el 2007-.(tesis continua ver providencia...............)

8.Es evidente en este caso, respecto a la prueba testimonial, que es el dicho


de Castillo Peralta el que compromete la responsabilidad penal de (") en el
presente hecho. Debe la Corte reafirmar que de conformidad con la normativa
probatoria penal, nada se opone a que sea un sólo testimonio el que resulte
relevante para definir responsabilidad. Las reglas de la sana crítica lo que
obligan es a que, tal como se ha hecho en esta ocasión, ese dicho sea
contrastado con los demás medios de prueba, entre los que se cuentan los
indicios. No es un asunto de cantidad sino de calidad en el testimonio, por lo
que bien se ha dicho que los testimonios no se cuentan sino que se sopesan.

9.Tal conducta está tipificada en el artículo 103 del Código Penal de 2000 con
sanción de prisión entre 13 y 25 años, la cual resulta aplicable por
favorabilidad, ya que la que regía para el momento de los hechos, el artículo
323 del Código Penal de 1980 -con el aumento de punibilidad introducido por
la Ley 40 de 1993-, establecía como pena entre 25 y 40 años de prisión.

532
10. Tal como se dejó analizado en la providencia de llamamiento a juicio, el
homicidio no fue perpetrado con la consideración de que la víctima era
servidora pública, por lo que no cabría imputar la causal octava del artículo
324 del Código Penal de 1980. Como lo aclaró el artículo 104-9 del Código
Penal de 2000, acogiendo la reiterada interpretación jurisprudencial sobre el
particular, el homicidio se agrava cuando se cometa en persona que tenga la
condición de servidor público, siempre y cuando la conducta se realice en
razón de ello.

11.Vistas las distintas penas correspondientes a las conductas por las que se
juzgó al procesado y teniendo en cuenta que son más favorables los criterios
de dosimetría penal consagrados en la Ley 599 de 2000, se procederá a
graduar la pena de prisión, la de multa y la de interdicción de derechos y
funciones públicas a través del sistema de cuartos, partiendo de la que le
corresponde al delito más grave, para aumentarla hasta en otro tanto según
los lineamientos del artículo 31 ibidem, y, siguiendo las reglas de la tasación
para el caso de concurso de conductas punibles.

12.La pena se tasará dentro de los extremos punitivos consagrados para el


delito de homicidio agravado, por contemplar la sanción más severa, esto es,
veinticinco (25) a cuarenta (40) años de prisión.

Partiendo de los extremos punitivos mínimo y máximo establecidos para el


delito de homicidio agravado, corresponde en primer término establecer los
cuartos de movilidad en los cuales habrá de fijarse la pena de prisión por este
delito.

Los cuartos de movilidad se conforman así: (i) cuarto mínimo, de veinticinco


(25) a veintiocho (28) años, nueve (9) meses; (ii) los cuartos medios de
veintiocho (28) años, nueve (9) meses, un (1) día a treinta y seis (36) años, tres
(3) meses; y (iii) el cuarto máximo de treinta y seis (36) años, tres (3) meses
un (1) día a cuarenta (40) años.

Como en la acusación fue deducida la circunstancias de mayor punibilidad


consagrada en el artículo 58, numeral 9° del Código Penal, relativa a la
posición distinguida ostentada por el procesado y, a su turno, concurre una
de menor punibilidad relativa a la carencia de antecedentes penales -artículo
55, numeral 1°, Código Penal-, corresponde fijar la pena de prisión dentro de
los límites de los cuartos medios, esto es, de veintiocho (28) años, nueve (9)
meses, un (1) día hasta treinta a treinta y seis (36) años, tres (3) meses.

Partiendo de dicho ámbito de punibilidad y de cara a los criterios para la


determinación final de la pena de prisión , debe tomarse en consideración que
el procesado, como miembro de la organización armada ilegal que ayudó a
conformar y financió, conoció de la incursión paramilitar hacia Macayepo días
antes que ésta se llevase a cabo y, de manera consciente y voluntaria advirtió
y aceptó sus consecuencias, denotando una mayor intensidad del dolo.(tesis
continua ver providencia)

533
13. La referida sanción penal pecuniaria, sólo aparece prevista como pena
principal para los delitos de concierto para delinquir agravado, oscilando entre
dos mil (2.000) y veinte mil (20.000) salarios mínimos legales mensuales
vigentes y para el peculado por apropiación, en donde corresponderá al valor
de lo apropiado.

En tal medida, atendiendo los parámetros del artículo 39, numeral 4° del
estatuto penal sustantivo, corresponde tasar la correspondiente a cada delito
y luego proceder a su sumatoria, sin que, en todo caso, pueda ser superior a
cincuenta mil (50.000) salarios mínimos legales mensuales, así:

2.1. Concierto para delinquir agravado

Como ya se dijo, ante la concurrencia de una causal de mayor punibilidad


-artículo 58-9 del Código Penal referida a la posición distinguida del
procesado dentro de la sociedad-, amén de concurrir la de menor punibilidad
relativa a la carencia de antecedentes -artículo 55-1 ibidem-, para efectos de
tasar la pena han de atenderse los cuartos medios, en concordancia con lo
previsto en el artículo 61 inciso segundo de la Ley 599 de 2000 y tomando en
cuenta "… el daño causado con la infracción, la intensidad de la culpabilidad,
el valor del objeto del delito o el beneficio reportado por el mismo, la situación
económica del condenado, deducida de su patrimonio, ingresos, obligaciones y
cargas familiares, y las demás circunstancias que indiquen su posibilidad de
pagar" -artículo 39-3 del Código Penal-.
(tesis continua ver providencia...........)

14.De manera preliminar se observa que esta sanción sólo acompaña los
delitos concursantes de homicidio simple y agravado y el de concierto para
delinquir en calidad de pena accesoria, en cambio, respecto del peculado por
apropiación fue prevista como pena principal, tanto en el artículo 133 del
decreto Ley 100 de 1980, como en el actual artículo 397 de la Ley 599 de
2000.

En tal medida, ante la concurrencia de un ilícito que contempla esta sanción


como principal y no como simplemente accesoria, corresponde su tasación
acudiendo a los límites punitivos consagrados en la descripción legal del delito
de peculado por apropiación, por el cual se procede.

En esa dirección, establece el artículo 133 del Decreto Ley de 1980, con las
modificaciones introducidas por la Ley 190 de 1995, que en caso de peculado
el servidor público será inhabilitado para ejercer derechos y desempeñar
cargos públicos por un término de seis (6) a quince (15) años.

Los criterios para la dosificación de esta pena serán los mismos referidos con
antelación, de tal manera que corresponde dosificar esta sanción dentro de los
límites de los cuartos medios, esto es, de ocho (8) años, tres (3) meses y un (1)
día a hasta doce (12) años, nueve (9) meses.

534
A partir de este ámbito de punibilidad, para establecer la inhabilitación no
puede dejar de considerarse que el procesado fue uno de los gestores en la
consolidación de los grupos armados ilegales en su departamento; además, les
brindó apoyo constante por diferentes medios en calidad de Senador de la
República durante los años de permanencia del grupo en el departamento,
gestiones que por supuesto obedecieron a intereses mutuos, entre otros,
asegurar su poder político, convirtiéndose en una persona importante para el
desarrollo de las políticas de las autodefensas y así, en parte de la estructura.
(tesis continua ver providenca)

15. Finalmente, no se condenará al procesado al pago de perjuicios de orden


civil, como quiera que no se demostraron en el proceso.

16. Como la pena principal impuesta al sentenciado supera ampliamente los


tres años de prisión, se declarará que éste no tiene derecho a la suspensión
condicional de la ejecución de la pena, consagrada por el artículo 63 de la Ley
599 de 2000.

17. A su vez, en torno a la procedencia de la prisión domiciliaria, bien está


precisar que de conformidad con el artículo 38 del Código Penal, ésta procede
cuando el delito o delitos por los cuales es declarado penalmente responsable
el procesado tiene consagrada pena cuyo mínimo sea igual o inferior a cinco
años de prisión y siempre que, además, el desempeño personal, laboral,
familiar o social del sentenciado permita el pronóstico serio, fundado y
motivado, en el sentido de ausencia de peligro para la comunidad y de
garantía de cumplimiento de la pena.

En el presente caso, por el factor objetivo, no hay lugar a sustituir la prisión


intramural por domiciliaria, habida cuenta de que uno de los delitos por los
cuales se profiere este fallo de condena, el homicidio agravado, apareja una
pena cuyo mínimo es de veinticinco (25) años de prisión, aspecto que releva a
la Sala de efectuar cualquier análisis en torno a la concurrencia o no del
ingrediente subjetivo del instituto jurídico en mención.

18. El examen de las piezas procesales que componen estas diligencias


permite advertir cómo la incursión paramilitar ocurrida entre el 9 y el 16 de
octubre de 2000 en la región de los Montes de María, no sólo dejó como saldo
los homicidios por los cuales se ha declarado penalmente responsable al
procesado a título de autor mediato.

Tales hechos también involucraron, de manera grave, el desplazamiento


forzado de un número considerable de familias de esa región, conducta que
para la época de los hechos se hallaba tipificada como delito, pues como se
recordará fue incorporada a la legislación nacional a través de la Ley 589 de
2000 que entró a regir el 7 de julio de 2000 .

Por ello, se expedirá copia de esta decisión para que esta Corporación inicie la
correspondiente investigación en contra del ex Senador (") por dicha conducta.
------------------------------------------------------------------------------------

535
PONENTE(S) : SALA DE CASACION PENAL
Sentencia Unica Instancia
FECHA : 23/02/2010
DECISION : Condena por varios delitos, absuelve por otros,
niega subrogados, compulsa copia
DELITOS : Peculado por apropiación, Homicidio agravado,
Homicidio, Concierto para conformación de grupos armados
PROCESO : 32805
PUBLICADA : No
NOTAS ACLARATORIAS : DR.JAVIER DE JESUS ZAPATA ORTIZ -
Aclaración de voto
DR.JORGE LUIS QUINTERO MILANES -
Aclaración de voto

10/03/2010

SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Casación: No es una tercera instancia/


SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Falso raciocinio: Técnica en casación/
SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Casación: Alcance de la presunción de acierto
y legalidad/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Casación: La simple discrepancia
de criterios no constituye yerro demandable/ COAUTORIA IMPROPIA-
Configuración

1) Estructurada así la demanda, corresponde a la Sala insistir en que el


recurso de casación no tiene por finalidad plantear indefinidamente la
controversia (teoría del caso vencida legítimamente en las instancias
ordinarias):

El carácter "extraordinario" del recurso de casación obedece a que es


inmediata y fundamentalmente un control de acto, cuya finalidad se orienta a
demostrar a la Corte que la sentencia (el acto de administración de justicia) es
ilegal, es inconstitucional, y a ello se deben orientar la(s) censura(s).
2) El error de hecho por falso razonamiento implica demostrar, en serio, que el
juzgador confeccionó la sentencia al margen del razonamiento correcto a la
hora de contemplar la evidencia probatoria; en virtud de ello, al libelista le
corresponde probar el absurdo razonamiento, el disparate en la apreciación de
pruebas por parte del juez (individual y colectivo).
3) Cuando la censura extraordinaria se presenta lisa y llanamente como la
negación del compromiso penal del acusado, a la Sala le corresponde precisar
que tal manera de argumentar no compromete la legalidad del fallo objeto del
recurso extraordinario, porque a la sentencia la ampara el doble amparo
presuntivo de legalidad (en tanto formalmente emitida), y acierto (en la medida
que la contemplación de la evidencia fue correcta en las instancias).
4) El objeto del recurso de casación es demostrar a la Corte que el fallo es
ilegal / inconstitucional, bien por errores de procedimiento que comprometan
la estructura del proceso (errores in procedendo de estructura), bien por

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desconocimiento de garantías defensivas (errores in procedendo de garantía),
ora por errores en la aplicación de la ley o en la contemplación material o
jurídica de las pruebas (errores in iudicando de hecho o de derecho) con
entidad para comprometer la legalidad del fallo.

La mera discrepancia de criterios entre el demandante y el juez colegiado no


habilita a la Corte para que examine el fondo de la materia(1) , porque no se
trata -el extraordinario recurso- de presentar una nueva alegación, indefinida,
opuesta a la verdad que revela la decisión del juez cuando acertó en la
contemplación de la prueba.
5) En esas precisas condiciones (fundamento fáctico) resulta legítima la
deducción de responsabilidad penal de (...) como coautor impropio(2) del
secuestro (fundamento jurídico), porque la ejecución del plan delictivo admite
la cooperación de un número plural de conspiradores que trazan un objetivo
ilícito (hurtar el camión) y para el éxito de la criminal empresa, asumen
deliberadamente retener, secuestrar al(os) pasajero(s).

En suma, la definición de responsabilidad penal como coautor impropio (del


secuestro) fue ajustada a la realidad y al derecho, sin importar que (...) no
hubiese ejecutado materialmente actos de propios de aquella conducta
(retener al conductor de la tracto mula).

Como secuestrar al camionero fue una decisión presupuestada, previsible,


preordenada, preorganizada por los concertados, mal puede alegarse ahora
que "excedió la finalidad del hurto", pues, para el caso, todos son penalmente
responsables de uno y otro comportamientos:

Es responsable del secuestro quien comandó el vehículo articulado, tanto


como responsables del hurto son quienes ejecutaron la retención del
camionero, porque unos y otros emprendieron mancomunadamente la ilícita
conducta y para ello se distribuyeron funciones desde el principio:

A (...) le correspondió, como lo admite el libelista con total claridad…


"transportar el automotor al lugar convenido con los demás partícipes".

De manera que también es responsable del secuestro:

"…la coautoría impropia… emerge de un plan común, del dominio colectivo


del suceso, de la distribución de funciones, cada una de las cuales es una
pieza de la realización del resultado comúnmente querido, la que, como tal, no
puede ser considerada aisladamente, pues podría aparecer como despreciable
o ineficaz y, por ende, impune, y que solo adquiere relevancia en el conjunto y
con relación al plan criminal propuesto"(3) .

-----------------------------------------------------------------------------------------------
1) Cfr. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Auto del 15 de diciembre de 2008,
rad. núm. 30665; en el mismo sentido, del Auto del 20 de abril de 2005, rad.
núm. 23517; auto del 24 de noviembre de 2005, Rad. 23897; auto del 23 de
marzo de 2006, rad. núm. 24065, entre otras.

537
2) En la página 10 de la sentencia, el Tribunal precisó que no es propiamente
un "coautor impropio", sino que es un "autor conjunto" de las conductas que
atentaron contra la vida de las víctimas.
3) CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sentencia de revisión del 9 de noviembre
de 2009, rad. núm. 32288; ib. Casación del 25 de abril de 2000, rad. núm.
11925, entre otras.

PONENTE(S) : DR.ALFREDO GOMEZ QUINTERO


Auto Casación
FECHA : 10/03/2010
DECISION : Inadmite la demanda de Casación, procede
mecanismo de insistencia
DELITOS : Secuestro simple
PROCESO : 33237
PUBLICADA : No

05/05/2010

SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Casación: Naturaleza y fines/ SISTEMA


PENAL ACUSATORIO-Demanda de casación: Formulación de los cargos/
SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Demanda de casación: Inadmisión/ SISTEMA
PENAL ACUSATORIO-Violación directa de la Ley sustancial: Modalidades,
técnica en casación/ COAUTORIA IMPROPIA-Principio de imputación
recíproca/ PORNOGRAFIA CON MENORES-Análisis de acuerdo con el
ordenamiento jurídico interno y los compromisos internacionales de
Colombia/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Mecanismo de insistencia/
SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Ejecutoria sentencia segunda instancia

1) De conformidad con lo establecido en el artículo 181 de la ley 906 de 2004,


Código de Procedimiento Penal vigente para este asunto, el recurso de
casación es un mecanismo de control tanto constitucional como legal que
procede contra las sentencias proferidas en segunda instancia y que, de
acuerdo con lo señalado en el artículo 180 del mismo ordenamiento, tiene
como propósitos lograr la efectividad del derecho material, el respeto de las
garantías fundamentales, la reparación de los agravios inferidos y la
unificación de la jurisprudencia.

2) Dada la naturaleza extraordinaria de este recurso, quien acude a la


casación tiene que ceñirse a determinados requerimientos sistemáticos
basados en la razón y en la lógica argumentativa, atinentes a la observancia
de coherencia, precisión y claridad en el sustento de cada uno de los reparos
efectuados, que debe desarrollar conforme a las causales de procedencia
previstas en el artículo 181 del estatuto procesal.

3) A su vez, el inciso 2º del artículo 184 de la ley 906 de 2004 señala que no
será admitida la demanda de casación "cuando de su contexto se advierta
fundadamente que no se precisa del fallo para cumplir alguna de las
finalidades del recurso", lo que puede darse cuando la Corte advierta que la

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controversia jurídica planteada no tiene incidencia alguna en relación con lo
decidido en el caso concreto, o que podrá responder a los planteamientos del
recurrente sin tener que efectuar valoraciones de fondo acerca de lo que
ocurrió en la actuación.

4) Cuando en sede de casación se formula la violación directa de la ley


sustancial, tal como lo hizo el demandante en el único cargo por él planteado,
la Corte ha sido enfática y reiterativa al señalar que a éste le asiste la carga
procesal de demostrar que el Tribunal incurrió en un yerro en la selección o
comprensión de la ley finalmente aplicada, bien sea porque no reconoció la
norma llamada a regular el caso (falta de aplicación), o ajustó de manera
incorrecta el supuesto fáctico a lo que contempla otra disposición (aplicación
indebida), o le asignó al precepto adecuadamente elegido un sentido o efecto
contrario a su contenido (interpretación errónea).

Así mismo, una censura en cualquiera de estas modalidades le impone a


quien la postula la obligación de aceptar tanto la apreciación probatoria
efectuada en el fallo impugnado como la situación fáctica que se declaró
probada a raíz de tal valoración.

5) En virtud del principio de la imputación recíproca, de acuerdo con el cual,


cuando existe una resolución común al hecho, lo que haga cada uno de los
partícipes es extensible a todos los demás, sin que sea necesario que la
contribución individual sea, por sí sola, constitutiva del delito (1).

6) Como si lo anterior fuese poco, el demandante olvidó que la adecuación


típica del delito de pornografía con menores de que trata el artículo 218 del
Código Penal debe analizarse no sólo a la luz de los artículos 44 y 45 de la
Constitución Política (según los cuales los niños "serán protegidos contra toda
forma de abandono, violencia física o moral, secuestro, venta, abuso sexual,
explotación laboral o económica y trabajos riesgosos" y "el adolescente tiene
derecho a la protección y a la formación integral"), sino además a las
obligaciones que en materia internacional el Estado colombiano ha adoptado
al respecto, y en especial en el Protocolo Facultativo de la Convención sobre
los Derechos del Niño relativo a la Venta de Niños, la Prostitución Infantil y la
Utilización de los Niños en la Pornografía, adoptado en Nueva York el 25 de
julio de 2000 y aprobado en nuestra legislación mediante la ley 765 de 2002,
que a su vez fue declarada exequible por la Corte Constitucional en la
sentencia C-310 de 2003.

Con dicho Protocolo, se pretende "la penalización en todo el mundo de la


producción, distribución, exportación, transmisión, importación, posesión
intencional y propaganda" (preámbulo) de la pornografía infantil, entendida
esta expresión como "toda representación, por cualquier medio, de un niño
dedicado a actividades sexuales explícitas, reales o simuladas, o toda
representación de las partes genitales de un niño con fines primordialmente
sexuales" (artículo 3, literal c).

539
Así mismo, prescribe que todo Estado Parte adoptará las medidas necesarias
para que, "como mínimo", los actos relacionados con la "producción,
distribución, divulgación, importación, exportación, oferta, venta o posesión"
de pornografía con menores de edad "queden íntegramente comprendidos en
su legislación penal, tanto si se han cometido dentro como fuera de sus
fronteras, o si se han perpetrado individual o colectivamente", "disposiciones
que se aplicarán también en los casos de tentativa de cometer cualquiera de
estos actos y de complicidad o participación en cualquiera de estos actos"
(artículo 3, numeral 1 literal c y numeral 2).

Lo anterior, sin que ninguna de las medidas adoptadas se entienda "en


perjuicio de los derechos del acusado a un juicio justo e imparcial, ni será
incompatible con esos derechos" (artículo 8 numeral 6).

7) Teniendo en cuenta que contra la decisión de no admitir la demanda de


casación procede el mecanismo de insistencia, según lo establece el inciso 2º
del artículo 184 de la ley 906 de 2004, es necesario aclarar que, como en la
disposición en comento no está regulado su trámite, la Sala ha precisado la
naturaleza y reglas que habrán de observarse para su aplicación de la
siguiente manera (2).
___________________________________________________________________________
1) Cf., entre otras, sentencia de 14 de octubre de 2009, radicación 26266.
2) Sentencia de 12 de diciembre de 2005, radicación 24322.

PONENTE(S) : DR.JULIO ENRIQUE SOCHA SALAMANCA


Auto Casaciòn
FECHA : 05/05/2010
DECISION : Se inadmita la demanda de casaciòn
DELITOS : Pornografía con Menores
PROCESO : 33449
PUBLICADA : Si

12/05/2010

CASACION DISCRECIONAL-Procedencia/ SANA CRITICA-Noción/ FALSO


RACIOCINIO-Técnica en casación/ COAUTORIA-Configuración

1. Para impugnar la sentencia de segunda instancia referida era necesario


acudir como en efecto se hizo a la casación excepcional que consagra el inciso
tercero del artículo 205 de la ley 600 de 2000, pues el delito que se le imputó
en la resolución de acusación y derivó en el fallo de segundo grado, hurto
calificado y agravado en concurso homogéneo fue proferida por un Juez Penal
del Circuito, evento en el cual es indiferente el monto máximo fijado como
pena en la ley.

Cuando se acude a la casación excepcional, el demandante debe cumplir dos


exigencias: (i) demostrar que la intervención de la Corte es necesaria para la
protección de las garantías fundamentales o el desarrollo de la jurisprudencia,

540
y (ii) presentar una demanda que cumpla las condiciones mínimas de forma y
contenido requeridas por la ley y la lógica casacional para su estudio.

En el primer evento, la jurisprudencia de la Sala ha venido sosteniendo que se


hace necesario que el recurrente exponga así sea de manera sucinta pero
clara qué es lo que pretende con la impugnación excepcional, debiendo
señalar el derecho fundamental cuya garantía persigue o el tema jurídico
sobre el cual considera se hace indispensable un pronunciamiento de
autoridad por parte de esta Corporación.

En relación con la casación discrecional compete al libelista expresar con


claridad y precisión los motivos por los cuales debe intervenir la Corte, ya
para proveer un pronunciamiento con criterio de autoridad respecto de un
tema jurídico especial, bien para unificar visiones conceptuales o actualizar la
doctrina, ora para abordar un tópico aún no desarrollado, con el deber de
indicar de qué manera la decisión solicitada tiene la utilidad simultánea de
brindar solución al asunto y a la par servir de guía a la actividad judicial.

Y, si lo pretendido por quien demanda es asegurar la garantía de derechos


fundamentales, tiene la obligación de demostrar la violación e indicar las
normas constitucionales que protegen el derecho invocado, así como su
desconocimiento en el fallo recurrido, circunstancias, que como ya lo ha
reiterado la Sala, deben evidenciarse con la sola referencia descriptiva hecha
en la sustentación.

Además, las razones que aduce el demandante para persuadir a la Corte sobre
la necesidad de admitir la demanda, deben guardar correspondencia con los
cargos que formule contra la sentencia. Lo anterior porque no podría
entenderse cumplido el requisito de sustentación, de manera que si se
reclama el pronunciamiento de la Sala sobre la protección de los derechos
fundamentales o un específico tema, es apenas elemental que la censura le
permita a esta Corporación examinar en concreto uno o los dos puntos que la
habilitan. En otras palabras, debe haber perfecta conformidad entre el
fundamento de la casación excepcional (desarrollo de la jurisprudencia y/o
protección de garantías fundamentales), el cargo o los cargos que se formulen
contra el fallo y, por consiguiente, el desarrollo de los mismos.

Es pertinente recordar que, en lo relacionado con el desarrollo


jurisprudencial, la Sala ha sostenido que es deber del casacionista indicar si
lo pretendido es fijar el alcance interpretativo de alguna disposición, o la
unificación de posiciones disímiles de la Corte, o el pronunciamiento sobre
un punto concreto que en la jurisprudencia no ha sido suficientemente
desarrollado, o la actualización de la doctrina, al tenor de las nuevas
realidades fácticas y jurídicas; y, además, la incidencia favorable de la
pretensión doctrinaria frente al caso y la ayuda que prestaría a la actividad
judicial, por trazar derroteros de interpretación con criterios de autoridad(1).

La segunda condición presupone cumplir con los requerimientos mínimos de


forma y contenido señalados en el artículo 212 de la ley 600 de 2000, a saber:

541
(i) identificación de los sujetos procesales y de la sentencia impugnada, (ii)
resumen de los hechos y de la actuación procesal, y (iii) demostración del
cargo, exigencia que implica señalar la causal invocada, las normas
procesales y sustanciales transgredidas, y las razones del reparo, todo dentro
del marco de los principios que rigen la casación y la lógica de la causal
planteada.

2. Desde la perspectiva de las exigencias lógico-jurídicas contundentes y


sustanciales dirigidas a socavar en forma total o parcial lo resuelto en las
instancias, debe insistirse que las impugnaciones que en casación penal se
efectúen por la modalidad del error de hecho derivado de falso raciocinio, el
cual se materializa por la violación que efectúan los juzgadores a los
postulados de la sana crítica, no pueden quedarse en el plano de lo
enunciativo como en este cargo único ha ocurrido.

La sana crítica se identifica con los ejercicios de verificabilidad del


conocimiento hacia la aprehensión de la verdad, proceso en el que los jueces
deberán ser respetuosos de las máximas generales de experiencia, leyes de la
lógica o de la ciencia que al ser correctamente aplicadas permiten efectuar
inferencias acertadas, llegar a conclusiones y otorgar credibilidad a los
distintos medios de convicción habida razón de la verosimilitud de los
mismos.

Tratándose de esta clase de censura, es decir, de los errores de hecho


derivados de falsos raciocinios, corresponde al casacionista no quedarse en
meras afirmaciones pregonando genéricamente que se violaron aquellas, sino
que por el contrario se torna obligatorio identificar con puntualidad si la
trasgresión se dio de manera específica en una máxima de experiencia, en
una ley de la lógica formal o dialéctica, en una ley de la ciencia y
determinarla, o en alguno o algunos de los criterios técnico científicos que se
han estatuido para apreciar algún medio de prueba en especial, además
penetrar en la incidencia de dichos errores en las disposiciones del fallo,
demostrando que de no haber ocurrido dichas falencias valorativas otro
habría sido o podido ser el sentido de lo sustancialmente decidido

3. Sobre esta forma de intervención en el delito la Corte ha dicho(2):

De acuerdo con las consideraciones de la doctrina penal vistas en forma


previa las cuales son criterios auxiliadores de la actividad judicial (artículo
230(3) Constitución Política), la Sala considera que se hace necesario precisar
la línea jurisprudencial plasmada en la sentencia del 21 de agosto de 2003,
Radicación 19.213:

(i).- De conformidad con los principio de "estricta reserva" y "tipicidad"


(artículos 6(4) y 10(5) de la ley 599 de 2000) aplicados a la coautoría, se
observa de manera inequívoca en el artículo 29.2 ejusdem, que para la
configuración de esta forma de intervención en la conducta punible se
requieren tres elementos: acuerdo común, división del trabajo criminal e
importancia de los aportes.

542
(ii).- Acuerdo común(6) significa conexión subjetiva entre los intervinientes, la
cual puede ser tácita o expresa. A través de aquel se genera una comunidad
de ánimo dolosa entre los mismos. Dicho nexo se da alrededor de un plan
común (no necesariamente detallado) y una resolución colectiva(7) en el
objetivo de lograr la materialización de una o varias conductas punibles
determinadas.

Cuando la concurrencia de voluntades se orienta en la finalidad de cometer


plurales (no singulares) delitos indeterminados o los específicos de que trata el
artículo 340 inciso 1º y 2º de la ley 599 de 2000, la adecuación típica se
traslada al comportamiento de concierto para delinquir.

(ii).- La división funcional del trabajo(8) criminal se consolida a través del


acuerdo de voluntades. Por virtud de éste se reparte el todo en partes, en
parcelas de esfuerzos que valorados ex ante y ex post permiten hablar de una
acción compleja o conjunta formada por segmentos articulados que vistos en
singular y por separado no se advierten suficientes para determinar la
conducta punible de que se trate, pero que unidos la explican como pluralidad
de causas o condiciones.

(iii).- La fragmentación de labores convergentes conduce a que el control del


comportamiento delictivo no lo ejerce una persona sino todos los que
concurren al designio delictivo de que se trate. Por ello los co-autores ejercen
un co-dominio funcional. En esa medida sus realizaciones parciales son
mancomunadas y recíprocas.

(iv).- Importancia del aporte.- Para la configuración del instituto se requiere en


los términos inequívocos del artículo 29.2 de la ley 599 de 2000, que el aporte
objetivo o material (pues no se puede hablar de coautoría por contribución
moral o meramente espiritual) sea esencial, valga decir, necesario para la
realización del hecho.

Se entiende por tal, aquel sin el cual el plan acordado no tiene culminación
porque al retirarlo se frustra o reduce de manera significativa el riesgo de su
materialización, o al compartirlo se lleva a cabo.

Por oposición al apoyo funcional así considerado, suelen darse los


accidentales, secundarios o subsidiarios en cuyo evento no puede hablarse de
coautoría sino de complicidad.

La sola posibilidad de evitar la conducta punible no se erige como


presupuesto fundamental de la forma de intervención tratada, pues ésta
circunstancia al igual se le puede presentar al mero partícipe o incluso a
terceras personas que se encuentran en el escenario a través de una voz de
alerta a los vecinos o a la policía. De aceptarse el criterio en cita se corre el
peligroso riesgo por demás contrario a la estricta legalidad de hacer extensiva
la figura de la autoría compartida hacia personas que no cumplen con esa
calidad.

543
(v).- Una de las maneras de hacer efectivo y concreto el juicio de valor acerca
de si el aporte es importante o no en los términos establecidos en el artículo
29.2 ejusdem, consiste en hacer un ejercicio de abstracción y excluirlo del
escenario funcional del evento objeto de juzgamiento.

Si el comportamiento delictuoso no se produce o bien reduce de manera


significativa el riesgo de su logro, se puede llegar sin dificultad a la existencia
de la coautoría, y si al apartarlo aquel de todas formas se consumaría, la
valoración a la que se puede arribar es que se está ante la presencia de una
complicidad.

(vi).- La contribución de esa calidad la que implica intervención de la persona,


debe darse durante la fase ejecutiva(9) del delito, valga decir, entre el
momento en que se inicia la realización del verbo rector que caracteriza la
conducta punible de que se trate, esto es, la fase tentada y el instante de su
consumación.

Desde la teoría del delito, se entiende que los itinerarios puramente ideativos
de los comportamientos ilícitos no son punibles, porque ello traduciría
penalizar las expresiones del pensamiento, por ello, un apoyo en esta etapa no
constituye coautoría, tampoco cuando se evidencia en actos preparatorios.

En igual sentido, por su obviedad no puede hablarse de autoría compartida


más allá de la consumación o del último acto constitutivo de tentativa de la
conducta punible.
_________________________________________________
(1) Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, Auto de 26 de febrero
de 2000, radicación 18447, entre otros.
(2) Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, Sentencia del 2 de
septiembre de 2009, Rad. 29.221.
(3) Constitución Política.- Artículo 230.- Los jueces en sus providencias, sólo
están sometidos al imperio de la ley. La equidad, la jurisprudencia, los
principios generales del derecho y la doctrina son criterios auxiliares de la
actividad judicial.
(4) Ley 599 de 2000.- Artículo 60.- Legalidad.- Nadie podrá ser juzgado sino
conforme a las leyes preexistentes al acto que se le imputa, ante el juez o
tribunal competente y con la observancia de la plenitud de las formas propias
del juicio. La prexistencia de la norma también se aplica para el reenvío en
materia de tipos penales en blanco. (...)
(5) Ley 599 de 2000.- Artículo 10.- Tipicidad. La ley penal definirá de manera
inequívoca, expresa y clara las características básicas estructurales del tipo
penal. En los tipos de omisión también el deber tendrá que estar consagrado y
delimitado claramente en la Constitución Política o en la ley.
(6) En su elaboración, además de la fase interna individual de los
correalizadores, se da otra etapa constituida por el concierto previo, que
involucra una discusión, de una confrontación y armonización de las
opiniones y criterios particulares de los que intervienen. Esta parte de la
acción colectiva es una de las diferencias que presenta con la acción

544
unipersonal, donde la fase interna y externa están claramente delimitadas y
coinciden exactamente con la parte objetiva y subjetiva de la acción. En el
quehacer de sujeto múltiple la voluntad de la acción viene a cuajar mediante
una exteriorización del pensamiento u opinión de los participantes, que es
una fase de objetivación que la ley castiga a veces como conspiración o
proposición, situaciones que no se dan en la acción individual. Mario Garrido
Montt, Etapas..., ob. cit., página 25.
(7) Lo esencial en la acción de sujeto múltiple (sic) es la existencia de una
meta a alcanzar que se sabe común a todos los que intervienen, de la
voluntad de realizar una actividad en conjunto tendiente a lograrla mediante
la distribución del trabajo que han estimado como necesario. En el plano
normativo se requiere también tener en cuenta el tipo penal de que se trate,
pues no todos ellos aceptan la posibilidad de la acción colectiva (...)
No es lo mismo que dos o más personas tengan propósitos iguales a que
tengan una meta común. Es frecuente que, independientemente, varias
personas pueden pretender un objetivo ilícito idéntico sin que estén
conectadas por vinculación alguna y desarrollen separadamente, aun
ignorando la existencia del otro, un plan tendiente a lograrlo. Pero aquí no hay
un objetivo común, pues el objetivo aparece como particular de cada uno de
los sujetos a los cuales puede serles indiferente el de los otros. (...)
El objetivo común de la acción colectiva puede no coincidir exactamente con el
que alguno de los correalizadores individualmente puede preferir, a pesar de
ello, todos lo acatan y lo hacen suyo. Esta circunstancia da peculiaridades
propias a la acción colectiva. Así, la voluntad que impulsa la actividad a
desarrollar es diferente de la de los sujetos que la realizan, porque es
resultado de una confabulación, en cuya formación se ha participado o a la
cual se ha adherido después de formada, y domina y supedita la voluntad de
cada uno de los que intervienen. Mario Garrido Montt, Etapas..., ob. cit.,
página 24.
(8) La ejecución colectiva es otra característica en esta clase de acción, en ella
hay una distribución de la actividad, determinada por los mismos actores.
Unos pueden quedar a nivel de dirección del plan, otros en el de preparación
de los medios y condiciones de ejecución y otros hacerse cargo de su ejecución
material. Pueden desarrollar unos una labor exclusivamente intelectual y
tener más importancia en el plano de la realización que el hechor (sic) directo.
Estas modalidades hacen que el iter criminis en el comportamiento de sujeto
plural sea más complejo y corresponda tratarlo con criterio diverso que al del
hacer individual. Mario Garrido Montt, Etapas..., ob. cit., página 25.
(9) El proceso de desarrollo constituye lo que los prácticos denominaban iter
criminis y corresponde al proceso psicofísico del delito, que tiene su iniciación
en la mente del hombre y que acaba con la concreción de lo que aquel se
había propuesto. Las diversas etapas pueden estar conformadas por el
planeamiento, la preparación, la ejecución, la consumación y el agotamiento.
Las figuras descritas por la ley se presentan normalmente como consumadas,
salvo excepciones en que acciones de preparación o de principio de ejecución
son descritas en sí mismas como delitos. Los delitos se reprimen desde que el
legislador lo señala, esto es desde que se comienza la ejecución -tentativa- de
manera que cada tipo del C.P. debe entenderse constiuido conforme al art. 7º

545
por su consumación y por las etapas anteriores de ejecución referidas en el
artículo citado. Mario Garrido Montt, Etapas..., ob. cit., página 46.

PONENTE(S) : DR.YESID RAMIREZ BASTIDAS


Auto Casaciòn
FECHA : 12/05/2010
DECISION : Inadmite Demanda
DELITOS : Hurto calificado y agravado
PROCESO : 33372
PUBLICADA : No

SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Casación: Competencia/ SISTEMA PENAL


ACUSATORIO-Casación: Finalidad/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Demanda
de casación: Formulación de los cargos/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-
Descubrimiento probatorio: Obligaciones del juez: No se extienden al uso que
le den los intervinientes le den/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Violación
directa de la Ley sustancial: Modalidades, técnica en casación/ CONCIERTO
PARA DELINQUIR-Diferencia entre la determinación de los fines y la
indeterminación de los delitos/ CONCIERTO PARA DELINQUIR-No se puede
confundir con la coautoría/ COAUTORIA-Diferencia con el concierto para
delinquir/ FALSEDAD EN DOCUMENTO PRIVADO-Concursa con otras
conductas para las que se use el documento/ ESTAFA-Concursa con falsedad
en documentos/ DELITO CONEXO-Noción/ DELITO COMPLEJO-Noción/
ESTAFA-Concursa con los delitos en que se incurra como medio engañoso/
SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Casación: Interés para recurrir, asunto debe
alegarse en las instancias, principio de unidad temática/ LEY 890 DE 2004-
Vigencia/ ESTAFA-Contrato: Medio idóneo para ocultar el ánimo de
defraudar/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Mecanismo de insistencia/
SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Ejecutoria sentencia segunda instancia

1. Sea lo primero advertir que a la Sala le asiste competencia para resolver


sobre los requisitos de admisibilidad de la demanda de casación, conforme la
competencia que fija el artículo 32-1 de la Ley 906 de 2004, en asocio con el
inciso 1º del artículo 184 del mismo Estatuto.

2. Ahora bien, en el nuevo el sistema procesal, la casación se concibe como un


medio de control constitucional y legal que procede contra las sentencias
dictadas en segunda instancia con ocasión de los procesos, a través de los
cuales se investigan y juzgan comportamientos punibles, cuando las
decisiones proferidas, o bien el trámite surtido, afectan derechos o garantías
procesales. Por lo mismo, ha de concluirse que este recurso extraordinario es
consecuencia natural de la función que ejerce la Corte Suprema de Justicia
como Tribunal de Casación, según lo determina el artículo 235 de la Carta, y,
por ende, guardiana de los fines primordiales contemplados en el artículo 180
del Código de Procedimiento Penal de 2004.
De acuerdo con la Ley 906 de 2004, para que la demanda sea
admitida , el libelista debe acreditar el interés que le asiste para recurrir a
esta sede extraordinaria, así como la afectación de derechos o garantías

546
fundamentales; para ello, deberá formular y desarrollar los
correspondientes cargos y, por supuesto, demostrar la necesidad de
intervención de la Corte para lograr algunos de los fines establecidos para la
casación, según lo previsto en el artículo 180 de esa normatividad, es decir, la
efectividad del derecho material, el respeto de las garantías de los
intervinientes, la reparación de los agravios sufridos por éstos y la unificación
de la jurisprudencia, propósitos que, como lo tiene dicho la jurisprudencia de
la Corte, son los mismos del proceso penal, lo que explica que las causales de
casación tengan un diseño dirigido a lograr esos fines.

Por lo tanto, "el recurso extraordinario de casación no puede ser


interpretado sólo desde, por y para las causales, sino también desde sus fines,
con lo cual adquiere una axiología mayor vinculada con los propósitos del
proceso penal y con el modelo de Estado en el que él se inscribe."

"En otros términos, las causales determinan la forma en que procede


denunciar la ilegalidad o inconstitucionalidad del fallo y de conducir el debate
en sede extraordinaria, pero ellas no son un fin en sí mismo para la
viabilidad del recurso, pues éste debe determinarse por la manifiesta
configuración de uno o varios de los motivos normativamente establecidos
para lograr el desquiciamiento de la decisión impugnada."
"Claro que por razón de esto no puede llegar a entenderse que el recurso haya
sido morigerado en extremo, al punto de quedar librado a la simple voluntad
de las partes, sin referencia a ningún parámetro legal, y que se convierta en
una fórmula abierta para controvertir sin mas las decisiones judiciales según
el albedrío del casacionista, lo cual repugna a la noción de debido proceso
constitucional, pues la admisibilidad al trámite y la prosperidad de la
pretensión queda condicionada a la demostración del interés en el censor, la
correcta selección de las causales, la coherencia de los cargos que a su
amparo pretenda aducir, y la debida fundamentación fáctica y jurídica de
éstos, además de la necesidad de acreditar cómo con su estudio se cumplirán
uno o varios de los fines de la casación"(1) .

3. En consecuencia, el recurso extraordinario no es un instrumento que


permita continuar el debate fáctico y jurídico llevado a cabo en el agotado
proceso y, por lo tanto, no es procedente realizar toda clase de
cuestionamientos a manera de instancia adicional a las ordinarias del trámite,
sino que debe ser un escrito claro, lógico, coherente y sistemático en el que, al
tenor de los motivos expresa y taxativamente señalados en la ley, se
denuncian errores, bien sea de juicio o de procedimiento en que haya podido
incurrir el sentenciador, procediendo a demostrarlos dialécticamente y
evidenciado su trascendencia, para de esa manera concluir que la sentencia
no resulta acorde con el ordenamiento jurídico, cuya desvirtuación - reitera la
Sala- compete al libelista.

4. Es necesario precisar que dada la naturaleza adversarial del sistema


acusatorio el director del juicio debe asegurar a todos los intervinientes el
acceso a la evidencia que ha de ser introducida en el juicio a fin de ser tenida
como prueba; es así como se materializa una de las aristas del principio de

547
igualdad de armas. Pero la garantía no puede avanzar hacia asegurar el uso
que el interviniente pueda hacer -o no- de la evidencia, pues eso hace parte de
autonomía que la asiste para orientar su propia gestión defensiva.

5. le permite a la Corte precisar, como de tiempo atrás lo ha decantado su


jurisprudencia, que la violación directa de la ley sustancial se relaciona con la
equivocación en que incurre el juzgador de manera inmediata, es decir, sin
mediar un yerro en la apreciación de la prueba, al realizar el juicio de derecho,
es decir, al aplicar la normatividad que corresponde a los hechos materia de
juzgamiento.
La equivocación aludida se manifiesta a través de tres variaciones, así: la
primera, denominada falta de aplicación o exclusión evidente, se presenta
cuando no se aplica la norma que corresponde porque el juez yerra acerca de
su existencia; a través de la segunda, denominada aplicación indebida, el
sentenciador efectúa una falsa adecuación de los hechos probados a los
supuestos que contempla la disposición; en la última, conocida como
interpretación errónea de la ley, los procesos de selección y adecuación al caso
en cuestión son correctos pero, al interpretar el precepto, el juez le atribuye
un sentido que no tiene, o bien le asigna efectos distintos o contrarios a su
contenido.
Así mismo, ha señalado la jurisprudencia de la Corte, de manera reiterada,
que cuando se invoca el cuerpo primero de la causal primera de casación, esto
es, violación directa de la ley sustancial, el libelista no puede discutir la
valoración de la prueba realizada por el sentenciador ni cuestionar la
declaración de los hechos consignada en el fallo, pues toda su actividad debe
estar dirigida exclusivamente a demostrar la equivocación en que incurrió el
Tribunal al aplicar o al inaplicar la normatividad al caso concreto, así como el
perjuicio irrogado por razón del yerro.

6. Al respecto, la Corporación anota que -de haber interpretado de forma


acertada el precario argumento del cargo- en ello no le asiste razón a la
togada, comoquiera que dicha postura confunde la determinación de los fines
del concierto -en este caso, la defraudación a la entidad bancaria- con la
indeterminación de los comportamientos delictivos con los cuales habría de
lograrse el propósito. Al respecto, la Sala se ha pronunciado de la siguiente
manera:

"Como el ser humano dirige su comportamiento hacia la conquista de las


metas o fines que se propone, en casi todos los casos habrá un propósito final
identificable; sin embargo, porque el fin último sea individualizable no se
desvirtúa la existencia del concierto para delinquir, siempre que (…) para
llegar a ese cometido se acepte la comisión de cuantos ilícitos indeterminados
fuesen necesarios. En este evento, el concierto para delinquir no se predica a
juzgar por la finalidad, pues, se insiste, es un delito de mero peligro, sino en
consideración a los medios para conseguirla".(2)

En la decisión citada, la Sala precisa, además, las diferencias entre el


concierto para delinquir y la figura de la coautoría, que es en lo que radica el
yerro del razonamiento que sustenta el cargo. Así se precisó:

548
"Así, se concluye que la coautoría es una modalidad de coparticipación
criminal cuyo influjo se proyecta en la responsabilidad penal y la
comunicabilidad de circunstancias, pero que nada tiene que ver con la
tipicidad de los delitos que cometen los partícipes.

Del texto penal que describe el concierto para delinquir se extractan sus
elementos estructurales, algunos coincidentes con los rasgos que caracterizan
a la coautoría, pero otros permiten diferenciarlo en todo caso de ésta, y cuya
concurrencia tratándose de la conducta reprochada a los integrantes de la
Mesa Directiva de la Cámara de Representantes surge de hechos que la Sala
encontró demostrados en lo cursado de la presente investigación y que fueron
expuestos en las motivaciones que anteceden al consignar el análisis de los
medios de convicción legalmente recaudados a esta fase del proceso.

Tanto en el concierto para delinquir como en la coautoría y las demás formas


de participación de varias personas en la comisión del delito se requiere de un
número plural de agentes, pero contrario a lo que acontece en éstas últimas,
donde esa concurrencia es puramente eventual, tratándose del concierto tiene
el carácter de necesario, sin que la norma que lo tipificaba al momento de su
comisión, como lo tipifica ahora, exija un número específico de concertados.

En el concierto, la acción incriminada consiste en asociarse para cometer


delitos, que se traduce en la existencia de un acuerdo de voluntades con
permanencia en el tiempo. En la coautoría esa arreglo voluntario puede ser
momentáneo u ocasional; pues la comisión del ilícito constituye la
consecuencia de un querer colectivo que se manifiesta en la decisión y
realización conjunta de la acción típica determinada de antemano en toda su
especificidad, bien concurriendo cada uno de los plurales agentes a realizar de
manera integral y simultánea el comportamiento reprimido en la ley
-coautoría propia-, o mediante una división de trabajo con un control
compartido del hecho o con su codominio, de manera que cada coautor al
brindar un aporte objetivo a la ejecución del delito realiza la voluntad
colectiva."

7. que la Sala ha sostenido de tiempo atrás que la estafa, como


comportamiento que afecta el bien jurídico del patrimonio económico, bien
puede concursar con otras conductas punibles que, a su vez, constituyen la
maniobra engañosa que exige el tipo. De manera reiterada, la Corporación lo
ha señalado en estos términos:

"Y en cuanto a que tampoco podía imputarse el delito de falsedad documental


porque la acción estaba dirigida a la apropiación de los dineros de
"Banagrario", careciendo de un dolo específico para adulterar documentos, es
palmaria la equivocada comprensión del concepto de acción final, la cual no
excluye que en la ejecución de actos orientados a la realización de
determinado comportamiento típico y antijurídico, con cada uno de aquellos,
el sujeto agente con conocimiento y voluntad, incurra en otras conductas
igualmente sancionadas como punibles en el ordenamiento penal sustantivo.

549
En el presente evento, la situación fáctica debatida ilustra la ocurrencia o
configuración de un concurso material heterogéneo de conductas punibles, y
desde tal perspectiva fue acertada la atribución de cargos, y posterior
condena, por los delitos de peculado por apropiación y falsedad en documento
privado, ambas en modalidad continuada." (Rad. 24184 del 23 de septiembre
de 2008)

8. Una vez más, la postura de la censora obedece la confusión entre el delito


complejo y los delitos conexos, distinción que en la misma decisión la Corte
precisó así:

"De otra parte, son igualmente infructuosas las afirmaciones del censor
acerca de la configuración de un "concurso aparente de tipos" entre el
peculado por apropiación y la falsedad en documento privado, con base en
que se trató de un delito "único o complejo", pues tal figura únicamente se
presenta,

"…en la medida en que un hecho delictivo forme parte de otra conducta típica,
bien como elemento integrante de éste o como circunstancia de agravación
punitiva(3) . Los hechos apreciados aisladamente, si ello fuere posible,
constituiría por sí mismos delitos. En aquella clase de delito unitario, el
complejo, el legislador fusiona o reúne en una tipicidad penal o prevé como
agravante de la misma hechos y situaciones objetivas de variada índole, de
modo que se excluye la pluralidad de infracciones, vale decir, el concurso de
delitos; el hecho que aislado configuraría una infracción se convierte por
voluntad de la ley en elemento de una figura delictiva especial o en
circunstancia de agravación de la misma, perdiendo el carácter de ente
jurídico autónomo, pues de no ser así se violaría el principio non bis in
ídem(4) .

"... [N]o debe confundirse el delito complejo con los delitos conexos. El primero
supone que las distintas conductas estructuran un sólo hecho punible y los
segundos la configuración de varios, jurídicamente autónomos, pero conexos
ideológica, consecuencial u ocasionalmente(5) . Además, la noción de delito
complejo supone algo más que un delito pluriofensivo o de ofensa múltiple. El
primero implica que la estructura de un tipo reúne en una unidad dos o más
tipos. El segundo no necesariamente exige un delito complejo, sino sólo una
pluralidad de bienes jurídicos afectados."(6)

9. principio de unidad temática que debe existir entre las razones de la


impugnación del fallo de primer grado y los motivos aducidos en sede
extraordinaria de casación. Significa lo anterior que el interviniente deja ver
su acuerdo con aquellos puntos del fallo que no hayan sido objeto de recurso
ordinario, de manera tal que no le está dado denunciar por la vía
extraordinaria aquello sobre lo cual el juzgador ad-quem no tuvo oportunidad
de pronunciarse (Cfr. Sentencia del 11 de abril de 2007, con referencia 26297)

550
10. Así mismo, esta Sala ha precisado que los incrementos punitivos fijados
en la Ley 890 de 2004 "rigen en cada distrito judicial a partir del momento en
que entre a operar el sistema acusatorio de la Ley 906 de 2004"(7) .

11. contradice los claros criterios que la Sala ha fijado y reiterado de largo
tiempo atrás sobre la tesis que aquí defiende la impugnante:
"(...) la Corte ha reiterado que hay eventos en que el negocio jurídico
constituye el medio más idóneo para hacer incurrir a la víctima en error y, por
consiguiente, vulnerar el bien jurídico tutelado del patrimonio económico,
pues a través de este acto se le da visos de legalidad a un acuerdo de
voluntades que está regido para una de las partes en la obtención de un
provecho ilícito. Es así como en decisión del 10 de agosto de 2000, se dijo:

"…en que nada impide y por el contrario es un mecanismo inductivo en error


para la comisión de esta delincuencia contra el patrimonio económico de muy
frecuente empleo, que el agente se valga como medio de engaño de la
celebración de negocios jurídicos, típicos o atípicos, que si bien como es
natural entender están respaldados en normas de derecho o en todo caso son
admitidas en la cotidiana práctica comercial, se utilizan para viciar el
consentimiento de la víctima, conforme bien lo pone de presente el Procurador
Delegado aconteció en este proceso, pues si bien como lo alega el libelista, en
principio las partes involucradas en el contrato de compraventa lo
suscribieron libremente, es esta una circunstancia aparente si se tiene en
cuenta que nada distinto perseguía el timador con su celebración, que obtener
un provecho, que en efecto se ha calificado ilícito, en la medida en que para
dicho cometido no solo se valió de una impostura económica y moral, sino que
primó en sus actos posteriores el deseo de hacer suyo el inmueble objeto del
acto negocial a sabiendas y sobre esa base de no cancelar ningún emolumento
como contraprestación…"(8) .

En providencia del 29 de agosto de 2002, se reiteró:

"…la permisibilidad de un contrato lícito no descarta la existencia de artificios


o engaños, pues nada impide que la inducción o el mantenimiento en error
tengan origen precisamente en la aparente sinceridad y legalidad de que se
revista ese acuerdo de voluntades. Por eso, ha reiterado la Sala que el
contrato en muchos casos resulta utilizado como medio idóneo para ocultar el
verdadero ánimo de defraudar. Así por ejemplo en decisión de agosto 5 de
1992 con ponencia del magistrado Juan Manuel Torres Fresneda se dijo que:

"…lejos de excluir el artículo 356 del Código Penal los contratos como medio
de artificio o engaños que utilizados por el timador como simple apariencia de
obligarse pueden generar error esencial en el ofendido, tanto la doctrina como
la jurisprudencia admiten la posibilidad de su empleo como parte de los
medios defraudatorios, destacando justamente en aquellos la sutileza del
ardid y su no infrencuente uso, al punto de sostener que:

""… pasan al campo penal la mentira o el silencio cuando recaen sobre


elementos fundamentales del contrato, por ejemplo, la existencia de una

551
contraprestación, porque esta es la causa misma del acto o contrato según el
derecho civi.l
"" Si una parte engaña a la otra, por ejemplo, sobre su capacidad de pagar,
haciéndole creer que la tiene cuando, en realidad, carece de ella, bien sea de
modo absoluto o en forma que, de saber su situación, la otra no hubiera
contratado, o cuando calla estando obligado a manifestar su incapacidad de
pagar, ya no se trata de un silencio o de una mentira lícitos, sino plenamente
delictuosos"" (Sentencia de casación del 23 de junio de 1982).(9)

Finalmente, entre otras, en sentencia del 12 de junio de 2003, se insistió:

"Es verdad que en ocasiones "... pasan al campo penal la mentira o el silencio
cuando recaen sobre elementos fundamentales del contrato, por ejemplo, la
existencia de una contraprestación, porque es la causa misma del acto o
contrato según el derecho civil", pero la actividad inductora en error no se
reduce sólo a no decir la verdad sino que la mentira o el silencio hacen parte
de una compleja situación vivencial, a la que nada hay que añadir para que se
produzca el efecto patrimonial deseado por el timador. Es, por decirlo de otra
forma, el aprovechamiento de las circunstancias concretas en que se establece
o permanece una relación social, personal o comercial específica, que le dan
respaldo y hacen creíble la mentira.

"Téngase en cuenta que para la tipificación del delito de estafa no se requiere


únicamente que se induzca o mantenga a otro en error sino que además se
precisa que a este estado se llegue "por medio de artificios o engaños" (artículo
356 del Código Penal de 1980, que corresponde al 246 del actual estatuto).
Tal la razón para que se le califique como "delito de inteligencia para lograr el
engaño", como en alguna oportunidad lo recordó la Sala.

"Pero ciertamente, como lo señala la Delegada en su estudio, haciendo eco a la


teoría de la imputación objetiva, "se considera que no todo engaño que
pudiera concebirse causal respecto del resultado perjudicial permite la
imputación del resultado a la conducta del autor, pues, de acuerdo con el
argumento victimológico, la víctima debe acudir a los mecanismos de
autotutela exigibles, porque será entonces punible el comportamiento capaz
de sobrepasar la barrera de contención que supone la actitud diligente del
perjudicado(10)".

12. Habida cuenta que contra la decisión de inadmitir la demanda de casación


presentada a nombre del procesado (...) procede el mecanismo de insistencia
de conformidad con lo establecido en el artículo 186 de la Ley 906 de 2004, es
necesario precisar que como dicha legislación no regula el trámite a seguir
para que se aplique el referido instituto procesal, la Sala ha definido las reglas
que habrán de seguirse para su aplicación.

____________________________________________________________

(1)Casación 24026 del 20 de octubre de 2005, casación 24610 del 12 de


diciembre de 2005, entre otras.

552
(2) Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, sentencia de única
instancia del 23 de septiembre de 2003, radicación No. 17089.

3Sentencia de 15 de septiembre de 1983, radicación 22415.


4Sentencias de 4 de octubre de 1968 y 3 de septiembre de 1971, citadas por
LUIS CARLOS PÉREZ, Derecho penal. Partes general y especial, Tomo V,
Bogotá, Editorial Temis, 1986, p. 209-210.
5Sentencias de 4 de febrero de 1999, Rad. Nº 11837 y 27 de agosto de 1999,
Rad. Nº 13433, entre otras.
6. Sentencias de 25 de julio de 2007 y 9 de abril de 2008, radicaciones Nº
27383 y 22548, respectivamente.
7. Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, sentencia del 21 de
marzo de 2007, radicación No. 26065.
8. Radicación No. 13247.
9 Rad. 15248. La decisión del 23 de junio de 1982, a su vez fue reiterada por
la Corte en la sentencia del 15 de septiembre de 2004, Radicación No. 20559

PONENTE(S) : DR.JORGE LUIS QUINTERO MILANES

Auto Casación
FECHA : 12/05/2010
DECISION : Inadmite demanda
DELITOS : Falsedad en documento privado, Concierto
para delinquir, Estafa agravada por la cuantía
PROCESO : 32411
PUBLICADA : No

14/07/2010

FALSO JUICIO DE IDENTIDAD-Por supresión/ CASACION-Finalidades/


DERECHO A LA NO AUTOINCRIMINACION-No presupone el derecho a
mentir/ INDICIO-Apreciación/ COAUTORIA-División del trabajo/ FALSO
RACIOCINIO-Noción/ TESTIMONIO DE OIDAS-Valoración probatoria/
TESTIGO DE OIDAS-Indirecto, de referencia, de oídas o ex audfitu/
TESTIMONIO-Apreciación probatoria: Recuerdo de hechos ocurridos tiempo
atrás/ HOMICIDIO-Agravado:Evolución legislativa/ PENA-Límite máximo
prisión/ PRISION-Límite máximo/ INHABILITACION PARA EL EJERCICIO DE
DERECHOS Y FUNCIONES PUBLICAS-Máximo Código Penal 1980/
CONGRUENCIA-Acusación y sentencia: Coautor y determinador/
CONGRUENCIA-Acusación y sentencia: Modificación en la sentencia de
determinador a coautor/ DETERMINADOR-AUTOR-Tienen el mismo grado de
punibilidad

553
1. No es cierto, como lo destaca la Delegada, que todas las pruebas
enunciadas fueron omitidas por el fallador de segunda instancia, pues como
se deduce claramente de la lectura del fallo, muchas de ellas sí fueron
consideradas, pero lo que sucede es que en su análisis se dejaron por fuera
apartes trascendentes, por lo que el yerro no es configurativo, en estricto
sentido, de un falso juicio de existencia por omisión, sino de un falso juicio de
identidad por cercenamiento parcial de la prueba, modalidades del error de
hecho que claramente ha distinguido la jurisprudencia de la Sala.

2. Pero como el aspecto técnico está superado con la admisión de la demanda,


la Sala se adentra de una vez en el estudio de fondo de los yerros de
valoración probatoria advertidos, en armonía con los fines de la casación en el
sistema que rige este proceso, a saber, la efectividad del derecho material, el
respeto de las garantías mínimas de las personas que intervienen en la
actuación, la reparación de los agravios inferidos a los sujetos procesales y la
unificación la jurisprudencia, tal como lo establece el artículo 206 de la ley
600 de 2000.

3. Comportamiento que se torna altamente sospechoso y del que ciertamente


se deriva un indicio de mentira, que es válido configurar en contra de los
procesados, pues en punto de valoración probatoria, la jurisprudencia de la
Sala tiene decantado que el derecho a la no autoincriminación, no presupone
el derecho a mentir, sino que sólo implica que el procesado no puede ser
constreñido, de ninguna manera, a decir la verdad, y por esta razón se le
exime de juramento, pero esto no quiere decir que si falta a ella, su actitud no
pueda ser tenida como indicio de responsabilidad en el hecho investigado
cuando se cumplen las exigencias de orden fáctico y jurídico en su
deducción(1).

4. Cabe recordar en este punto de la argumentación, que la eficacia probatoria


a los indicios, como ocurre con los medios de convicción en general, depende
de su confrontación o cotejo con el conjunto del acervo probatorio y de su
gravedad, concordancia, convergencia y relación con las pruebas recolectadas
en el proceso(2)

5. Los hechos juzgados están indisolublemente ligados a la existencia de una


organización criminal que coordinaban algunos agentes de Policía de la
Estación Primera de Usaquén, cuyo proceder se dirigía a organizar pequeñas
bandas de menores delincuentes para desarrollar distintas acciones delictivas,
entre ellas, la comercialización de estupefacientes incautados y uso de armas
de fuego, tal como se declaró probado en el fallo de primera instancia y no se
debatió en el de segunda, contexto en el cual cabe admitir que el modus
operandi está determinado, en la mayoría de los casos, por una división del
trabajo criminal, con beneficio común, de tal forma que lo importante para
efectos de la imputación penal, es el acuerdo de voluntades, siendo indiferente
quién ejecuta una u otra parte del plan de acción.

6. El desconocimiento de los dictados de la sana crítica en la valoración de la


prueba, configura un error de hecho por falso raciocinio y no un falso juicio de

554
identidad(3), aspecto que sin embargo, ha sido superado con la admisión de la
demanda, por las razones que se consignaron con antelación.

7. Lo primero que cabe señalar respecto de la manifestación del Tribunal es


que el hecho de que el señor Félix Zetuaín sea un testigo de oídas no
constituye motivo para desvirtuarlo de plano, pues la jurisprudencia de la
Sala tiene decantado que en la sistemática de la Ley 600 de 2000:

"El llamado testimonio indirecto, de referencia, de oídas, o ex auditu,


atendiendo la sistemática procesal que rigió esta actuación (Ley 600 de 2000),
conforme lo ha precisado la jurisprudencia, es susceptible de estimación por
el juzgador de manera conjunta y con arreglo a las pautas de la sana crítica,
en particular, sin desatender los criterios específicos para apreciar el
testimonio (Ley 600 de 2000, artículos 238 y 277), en orden a recrear, de la
manera más aproximada posible, la verdad histórica que origina la
controversia, toda vez que en ese régimen instrumental -y en los anteriores,
Decreto 2700 de 1991 y 050 de 1987- el Legislador no contempló veda en
algún sentido respecto de aquél medio de conocimiento, como, contrario
sensu, sí lo hizo en la Ley 906 de 2004, al definir qué se entiende por "prueba
de referencia" y regular su excepcional admisibilidad, así como al limitar el
poder suasorio de la misma, prohibiendo que la sentencia condenatoria esté
soportada "exclusivamente en pruebas de referencia" (artículos 437 a 441 y
381, inciso segundo)"(4).

En segundo término, la Sala admite con la Delegada, que el declarante Félix


Zetuaín no ofrece un testimonio coherente en sus distintas intervenciones
proporcionadas, aspecto que sin embargo no es razón suficiente para
desechar todo su dicho, como lo hace el Tribunal, pues ha de entenderse que
se trata del padre de una de las víctimas y perfectamente él, como así lo
señaló en una de sus declaraciones, posee pleno interés en que se descubra y
sancione a quienes dieron muerte a su hijo.

Por ello, en principio, resulta desatinado suponer que gratuitamente pueda


acusar a quienes ninguna vinculación tienen con ese hecho, facultando, por
contera, la impunidad de los verdaderos ejecutores del crimen.

Todo hace suponer, conforme a la dinámica que tuvieron las informaciones


suministradas por el testigo, que éste contaba con alguna fuente o desarrolló
sus particulares pesquisas, de ahí que no se conozca claramente el origen o
razón de sus dichos, en lo que atiende, específicamente al directo
señalamiento vertido en contra del procesado (...), como se verá a
continuación.

Pero no puede soslayar la judicatura cómo esos señalamientos con sus


especificidades se compadecen perfectamente con lo que por vía indiciaria ha
sido demostrado en la foliatura, tal cual se determinó en líneas precedentes.

Es que, fácilmente se puede advertir cómo el declarante, en sus primeras


atestaciones se guardó información pertinente, debido a que la misma

555
afectaba directamente a su hijo, porque como lo aceptó con posterioridad, su
hijo adolescente fue miembro de esa banda criminal liderada por los agentes
del orden, razón poderosa, aún con vida su hijo, para omitir relatar todo
aquello que podía perjudicarlo penalmente.

Pero, la muerte de Oscar liberó ese prejuicio y pudo dar rienda suelta a ese
conocimiento que ya, huelga resaltar, no podía afectarlo.

Es esa la explicación para que la información haya sido suministrada a


cuenta gotas, sin que de buenas a primeras pueda desnaturalizarse en su
totalidad la credibilidad del declarante, aunque desde luego, algunas de sus
manifestaciones carecen de soporte o explicación lógica y por ello deben ser
desechadas. Pero otras, como lo advierte la Delegada, no sólo son creíbles sino
que cuentan con respaldo probatorio en la foliatura.

Por lo demás, no puede perderse de vista que dentro del proceso de


reconstrucción de unos hechos sucedidos con mucha anterioridad a la fecha
en que el testigo da fe de ellos (en este proceso el padre de la víctima
compareció ante la justicia en múltiples ocasiones, durante un poco más de
ocho años, buscando que el crimen de su hijo no quedara impune).

8. Es lógico que las versiones de quienes aseveren o nieguen las


circunstancias relevantes de un hecho, en la búsqueda de la verdad que se
intenta descubrir, no contengan con precisión absoluta todos los detalles del
hecho que conocieron desde años atrás. Por eso, cada testigo sólo puede
representar para el juzgador una forma de aproximarse a la verdad, más no la
verdad misma.

9. Para la fecha de los hechos, esto es, el 20 de agosto de 1997, estaba


vigente el artículo 324 del decreto 100 de 1980, modificado por el artículo 30
de la Ley 40 de 1993, que consagraba para el homicidio agravado una pena de
cuarenta (40) a sesenta (60) años de prisión, mientras que el artículo 44 del
mismo Código Penal, modificado por el artículo 3º de la Ley 365 de 1997,
establecía un máximo de duración de sesenta (60) años para la pena de
prisión.

No obstante, con la entrada en vigencia de la Ley 599 de 2000, la pena para el


homicidio agravado consagrado en el artículo 104, oscilaba entre veinticinco
(25) a cuarenta (40) años de prisión, mientras que el artículo 37 de la misma
normatividad estableció que la pena de prisión tendría una duración máxima
de cuarenta (40) años.

Estas penas se incrementaron con la entrada en vigencia de la ley 890 de


2004 que previó un aumentó para los delitos en general de una tercera parte
en el mínimo y en la mitad en el máximo, razón por la cual la pena para el
homicidio agravado quedó entre 400 y 720 meses, con un máximo de
duración de cincuenta (50) años, excepto en los casos de concurso.

556
De allí que, entre las tres normatividades que han tocado el caso, la más
favorable para los procesados es la Ley 599 de 2000, sin la modificación de la
Ley 890, en cuanto fija una pena de veinticinco (25) a cuarenta (40) años, que
fue la que precisamente escogió el Juzgado. Sin embargo, como lo advierte la
Delegada, al hacer la tasación por el concurso y sumarlo a la pena inicial, fijó
la pena en 600 meses de prisión, que equivalen a cincuenta (50) años,
quantum que resulta más desfavorable porque como ya se dijo, bajo el
régimen de la Ley 599 la pena máxima de prisión a imponer a un procesado
no puede exceder los cuarenta (40) años.

En consecuencia, se hace necesario disminuirse el quantum punitivo por el


concurso a ese máximo legal de cuarenta (40) años de prisión, aspecto en el
cual se modificará la sentencia de primera instancia.

También se advierte que el Juzgado impuso a los procesados la pena


accesoria de inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones públicas
por el mismo término de la pena principal, es decir 600 meses que equivalen a
cincuenta (50) años, monto que sobrepasaba en mucho el máximo señalado
en la norma vigente para la fecha de los hechos, que entre otras, resulta más
favorable frente a aquellas que le continuaron.

10. En efecto, conforme con lo establecido en los artículos 44 y 52 del Decreto


100 de 1980, la pena de prisión conllevaba la interdicción de derechos y
funciones públicas, por un lapso igual a la pena principal, sin que en ningún
caso pudiera superar el límite máximo de diez (10) años, precepto más
favorable frente al contenido en los artículos 51 y 52 de la Ley 599 de 2000 en
cuanto eleva ese monto máximo a 20 años.

Por esa razón, en aras de la preservación del principio de legalidad de la pena,


la Sala adecuará la sanción accesoria a la establecida en la norma vigente
más favorable, esto es, a diez (10) años.

11. Finalmente, los hechos que arriba tan ampliamente se analizaron,


permiten concluir que el actuar criminal se dio dentro de la vinculación de
todos los intervinientes a una banda criminal y fue la voluntad conjunta de
estos, en razón al mal que pretendían enervar con la muerte de los potenciales
testigos, la que impulsó su actuar, razón por la que debe precisar la Corte que
la definición de responsabilidad penal en lo que toca con (...) y (...) opera a
título de coautoría, y no, como lo pregonó la primera instancia, en calidad de
autor para el primero de ellos, y determinador para el segundo.

Desde luego la precisión que hace la Sala sólo busca delimitar adecuadamente
los hechos y sus consecuencias, sin que ello afecte positiva o negativamente la
condición sub judice de los condenados, evidente como se hace que en todas
las condiciones referenciadas la sanción opera dentro de los mismos límites
punitivos.
____________________________________________________
(1) Ver, entre otras, casación del 22 de julio de 2009, radicado No. 27.277.
(2) Casación del 7 de julio de 2008, radicado No. 29.374.

557
(3) El primero surge cuando el juzgador, al hacer la valoración de la prueba,
se aparta de uno o varios de los elementos que informan la sana crítica, esto
es, la ciencia, la lógica o la experiencia. En el segundo, el proceso de
apreciación de la prueba afecta su contenido literal ya sea por
fraccionamientos o cercenamientos, lo que conlleva a la desfiguración de la
prueba en su sentido material.
(4) Casación del 21 de mayo de 2009, radicado No. 22.825.

PONENTE(S) : DR.SIGIFREDO ESPINOSA PÉREZ

Sentencia Casación
FECHA : 14/07/2010
DECISION : Si casa, revoca y deja en firme sentencia
condenatoria de 1a instancia
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 26414
PUBLICADA : Si

28/07/2010

CASACION-La Corte, una vez admitida la demanda, entra a decidir de fondo/


INVESTIGACION INTEGRAL-Vinculación a terceros/ COAUTORIA IMPROPIA-
Principio de imputación recíproca/ INVESTIGACION INTEGRAL-Vinculación a
terceros: Principio de imputación recíproca/ CASO FORTUITO-Aplicación/
IMPUTACION OBJETIVA-Elementos para su existencia/ CAUSALIDAD-
Relación de causalidad/ ABUSO DE AUTORIDAD ESPECIAL-Tipo penal
subsidiario

1) Dado que la demanda presentada por el abogado de FERNANDO ANDRÉS


BERNATE RUIZ fue declarada desde el punto de vista formal ajustada a
derecho, la Sala considera que no viene al caso pronunciarse en este asunto
acerca del cumplimiento o no de los requisitos para su admisión, pues el
procesado adquirió el derecho a que se le analicen de fondo los problemas
jurídicos propuestos en el escrito correspondiente, en armonía con los fines de
la casación de garantizar la efectividad del derecho material, respetar las
garantías mínimas de las personas que intervienen en la actuación, buscar la
reparación de los agravios inferidos a los sujetos procesales y unificar la
jurisprudencia, tal como lo establece el artículo 206 de la Ley 600 de 2000,
Código de Procedimiento Penal vigente para este asunto.

2) En lo que respecta a los efectos de la no vinculación de los otros


uniformados que participaron en la agresión sufrida por Jhon Jairo Díaz
Sánchez, es de destacar, además de la condena en calidad de autor (supra 2),
que incluso ante la imposibilidad de establecer quién fue la persona que de
manera concreta golpeó en el estómago a Jhon Jairo Díaz Sánchez, en todo
caso le sería aplicable el principio de la imputación recíproca, en lugar del
principio de la necesidad de la relación o el aporte causal (propio de figuras
como la autoría o la coautoría) que fue reconocido por las instancias.

558
Acerca de lo anterior, la Sala ha precisado lo siguiente:

"Si bien es cierto que el inciso 2º del artículo 29 de la Ley 599 de 2000, actual
Código Penal, tan solo consagra como coautoría aquella en la que los sujetos
activos de la conducta, "mediando un acuerdo común, actúan con división del
trabajo criminal atendiendo la importancia del aporte", también lo es que,
tradicionalmente, la Sala ha distinguido dos clases de participación plural de
personas en la realización de la conducta punible.

"La primera, que la Corte ha denominado coautoría propia, ocurre cuando


convergen varios sujetos en la ejecución del tipo, pero se considera que cada
una de las acciones individuales fue suficiente para producir por sí sola el
resultado:

""Son coautores aquellos autores materiales o intelectuales que


conjuntamente realizan un mismo hecho punible, ya sea porque cada uno de
ellos ejecuta simultáneamente con los otros o con inmediata sucesividad
idéntica conducta típica (Pedro, Juan y Diego hacen sendos disparos de
revólver sobre Juan y lo matan) [sentencia de 24 de abril de 2003, radicación
17618, citando a la decisión de 9 de septiembre de 1980]".

"Y la segunda, que ha sido denominado por la Sala coautoría impropia, es la


contemplada en la norma en comento y en ella concurren (i) una decisión
común al hecho, (ii) una división o repartición de funciones y (iii) una
contribución trascendente en la fase ejecutiva del injusto.

"Una de las diferencias fundamentales entre ambas figuras radica en que, por
un lado, en la coautoría propia aún es predicable el principio de necesidad,
propio de las teorías de la participación de corte objetivo-material, según la
cual es autor (o, en el evento de una pluralidad de sujetos agentes, coautor)
quien realiza una aportación imprescindible y causal al resultado típico, sin la
que éste jamás se hubiera podido concretar.

"En la coautoría impropia o funcional, por el contrario, lo que impera es el


principio de la imputación recíproca, ya referido por la Corte en anteriores
providencias, de acuerdo con el cual

""[...] cuando existe una resolución común al hecho, lo que haga cada uno de
los coautores es extensible a todos los demás, sin perjuicio de que las otras
contribuciones individualmente consideradas sean o no por sí solas
constitutivas de delito [sentencia de 2 de julio de 2008, radicación 23438]".

"De esta manera, salta a la vista que en la figura de que trata el inciso 2º del
artículo 29 del Código Penal no es posible aplicar el principio de necesidad de
la aportación causal, en la medida en que cada uno de los coautores necesita
la intervención de los demás en aras de la obtención del fin común. En otras
palabras, el dominio del hecho es conjunto, porque existe una
interdependencia funcional entre los partícipes (1)" .

559
3) Si bien es cierto que la causalidad (en tanto ley, fenómeno empírico o hecho
natural) ha sido cuestionada desde los albores del siglo XX en razón del
desarrollo del conocimiento científico (tanto en el ámbito de las partículas
subatómicas -física cuántica- como en el del cosmos -teoría de la relatividad),
también lo es que ello no ha sido obstáculo para que, en la vida cotidiana, su
importancia continúe vigente. Por el contrario, constituye el primer paso,
necesario mas no suficiente, para efectos de atribuir el resultado previsto en el
tipo como obra o consecuencia de la conducta de determinada persona.

De ahí que el epígrafe del artículo 23 del Código Penal Militar defina a la
causalidad como un "presupuesto mínimo de imputación", o que el cuerpo
final del inciso 1º del artículo 9 de la Ley 599 de 2000 señale que ésta "por sí
sola no basta para la imputación jurídica del resultado", o que incluso en la
doctrina se sostuviese que "el primer presupuesto de la realización del tipo es
siempre que el autor haya causado el resultado"(2) .

Lo anterior implica que no toda afectación a un bien jurídico causada por el


comportamiento humano tiene repercusiones penales. Por ejemplo, en el
hipotético caso de quien manda a otra persona al bosque cuando se aproxima
una tormenta y con la esperanza de que lo fulmine un rayo(3) , es correcto
afirmar que, si se produce la muerte, la acción de enviar concurrió como
"causa", pero el tipo objetivo no podría ser atribuido, toda vez que en el
resultado no fue trascendente la causalidad, sino la simple casualidad o, lo
que es lo mismo, el caso fortuito(4) , figura acerca de la cual la Corte ha
sostenido lo siguiente:

"Cuando se hace alusión a un caso fortuito, lo que se quiere expresar [...] es


que la lesión o puesta en peligro del bien jurídico no se puede determinar en
el ámbito de competencia de persona alguna, entendida ésta como la
portadora de un rol socialmente comprensible, o bien la imposibilidad de
establecer una relación entre el sujeto activo y el resultado típico para que se
le pueda atribuir al primero como "obra suya" lo segundo. Es decir, el caso
fortuito se refiere directamente a circunstancias en las que desde el punto de
vista dogmático se presenta una ausencia de acción (5)" .

En este orden de ideas, la imputación al tipo objetivo tan sólo se configura


cuando, establecida la relación de causalidad, es viable predicar en el sujeto
agente (i) la creación de un peligro para el objeto de la acción que sea
jurídicamente desaprobado y (ii) la realización de dicho riesgo en el resultado
obtenido.

4) en relación con la adecuación típica de la conducta punible, vale decir que


la Corte comparte el criterio del representante del Ministerio Público, en el
sentido de que, por un lado, la conducta punible de abuso de autoridad
especial es de naturaleza subsidiaria, tal como se advierte de la simple lectura
del precepto ("[e]l que fuera de los casos especialmente previstos como delitos
[…]"); y que, por otro lado, a FERNANDO ANDRÉS BERNATE RUIZ, según lo
acabado de analizar (supra 4), le es atribuible el tipo de lesiones personales

560
previsto en los artículos 111, 112 inciso 2º y 113 inciso 2º del Código Penal
ordinario.
________________________________
(1) Sentencia de 14 de octubre de 2009, radicación 26266.
(2) Roxin, Claus, Derecho penal. Parte general. Tomo I. Fundamentos. La
estructura de la teoría del delito, Civitas, Madrid, 1997, § 11, 1.
(3) Formulado en principio por Traeger, era presentado como la conducta del
tío que con la intención de heredarlo envía a su sobrino a una colina llena de
árboles para que muera por un rayo, pero en la actualidad se formula como la
del sobrino que convence a su tío de hacer lo propio. Cf. Schünemann, Bernd,
Temas actuales y permanentes del derecho penal después del milenio, Tecnos,
Madrid, 2002, p. 73.
(4) Es de anotar que la solución del caso de la tempestad varía dependiendo
del esquema de la teoría del delito que se maneje. En el finalismo, se resolvía
negando la "voluntad homicida", o el dolo de matar (Welzel, Hans, Derecho
penal alemán, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1970, p. 97). De acuerdo
con la teoría de la imputación al tipo objetivo, faltaría la creación de un peligro
no abarcado por el riesgo permitido (Roxin, Op. cit., § 11, 45).
(5) Sentencia de 5 de diciembre de 2007, radicación 26513.

PONENTE(S) : DR.JULIO ENRIQUE SOCHA


SALAMANCA
Sentencia Casación
FECHA : 28/07/2010
DECISION : No casa el fallo de segunda Instancia
DELITOS : Lesiones personales
PROCESO : 33116
PUBLICADA : No

09/08/2010

VIOLACION DIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL-Parte de la aceptación plena


de los hechos: La mera referencia probatoria no implica caer en la violación
indirecta de la ley/ COAUTORIA IMPROPIA-Principio de imputación
recíproca/ COAUTORIA-El secuestro crea el riesgo de muerte jurídicamente
desaprobado que a todos corresponde asumir

1- Por otro lado, las posteriores referencias probatorias del actor están
dirigidas a corroborar los términos de dicho acuerdo, coincidiendo en ello con
la ponderación de los juzgadores, pues recuérdese que, como lo ha dicho la
Sala, la mera referencia probatoria no implica necesariamente fijar la
controversia en lindes de la violación indirecta de la ley sustancial.

2- bien está recordar sus elementos a luz de la jurisprudencia de la Sala, es


decir, la existencia de un acuerdo común, la división de tareas y la
esencialidad del aporte, coincidiendo al respecto con la doctrina mayoritaria
autorizada:

561
"Acuerdo significa conformidad, asentimiento, reflexión y madurez de
determinación.

División quiere decir separación, repartición.

Aportar, derivado de "puerto", equivale a llegar o presentarse a un lugar, hacer


algo en pro de un fin común.

... Las anteriores exigencias coinciden con las generalmente adosadas, antes y
ahora, a la coautoría, vale decir, acuerdo y decisión plural; sentimiento de
actuar en una obra propia inserta en una labor global, común;
comportamiento signado por esa directriz, o co-dominio del hecho; y aporte de
algo importante durante la ejecución del delito, todo ello, desde luego, mirado
objetiva y subjetivamente.

Observado el fenómeno de otra forma, para hablar de coautoría son


indispensables dos exigencias, una subjetiva y una objetiva.

El aspecto subjetivo de la coautoría significa que:

Uno. Los comuneros se pongan de acuerdo, planifiquen la comisión del ilícito


y, de consuno, decidan su perpetración.

Dos. Cada uno de los comprometidos sienta que formando parte de una
colectividad con un propósito definido, el hecho es suyo, pero incluido dentro
de una obra mayor, global, es decir, perteneciente, imbricada, realizada por
todos los concurrentes o, dicho con otras palabras, la persona debe sentir que
cumple tareas en interdependencia funcional.

La fase objetiva comprende:

Uno. El co-dominio funcional del hecho, entendiendo por tal que los varios
individuos, sin sometimiento, dependencia o subordinación de uno o unos de
ellos a otro u otros de ellos, se dirijan a la misma finalidad con un
comportamiento esencial, mirado no en términos absolutos sino relativos.

Por conducta esencial se debe entender, primero, que sin ella es imposible
cometer el hecho; o, segundo, que si una de las personas se opone o entra en
divergencia con las otras, pueda hacer fracasar el plan, molestarlo o variarlo
en su desarrollo; o, tercero, que la intrusión de las personas no debe ser
meramente casual, accidental o secundaria.

Dos. Aporte significativo durante la ejecución del hecho, es decir, prestación


de algo trascendente para su comisión, servicio importante que cada uno de
los concurrentes presta a la gesta delictiva.

Esa contribución común en pro del mismo fin puede ser material o moral
-"espiritual"-, por ejemplo cuando, en esta última hipótesis, la presencia
definida de uno de los comuneros refuerza o estimula el cumplimiento del

562
plan trazado, presiona y multiplica las energías de los otros, apoya al resto,
reduce las defensas de la víctima, aumenta la intimidación padecida por ésta,
incrementa la agresividad de los otros autores o comporta una mayor
seguridad para estos en cuanto, vgr., la cantidad de sujetos intensifica el
amedrantamiento que sufre la persona objeto de la acción, etc.

Y el aporte durante la ejecución del hecho quiere decir que la prestación que
hace la persona debe ocurrir, total o parcialmente, entre el momento en que
se inicia la realización del verbo rector que guía la conducta criminal y el logro
de la consumación. De esta manera, el comportamiento frente a la pura
ideación delictiva o a los actos preparatorios, no constituye coautoría, como
tampoco aquél subsiguiente a la consumación o al último acto en materia de
tentativa de delito" (1) .

Ahora bien, como en el caso que se somete a estudio ningún reparo surge en
cuanto a que (...) actuó como verdadero coautor en el delito de secuestro
perpetrado en la persona de Germán Ortiz Novoa, tópico que pacíficamente
acepta el casacionista tras resultar incontrastable la existencia de un acuerdo
común en tal sentido, la distribución de tareas para lograr ese designio y la
importancia de su aporte, ninguna disquisición se efectuará sobre ese
particular, debiendo centrarse la atención exclusivamente en determinar si
resulta válido imputarle responsabilidad en el delito de homicidio agravado de
la víctima, el que fuera materialmente cometido poco después por los también
integrantes de esa empresa criminal a cuya custodia quedó el plagiado en una
cancha de tejo cercana de donde fue sustraído.

La problemática planteada, entonces, se circunscribe a establecer si esa


conducta debe ser atribuida a (...) en virtud del principio de imputación
recíproca inherente a la coautoría, el cual opera, como lo tiene sentado la
Sala, "cuando existe una resolución común al hecho, lo que haga cada uno de
los coautores es extensible a todos los demás, sin perjuicio de que las otras
contribuciones individualmente consideradas sean o no por sí solas
constitutivas de delito". (2)

El principio se deriva de la naturaleza misma de la coautoría en donde cada


uno de los intervinientes realiza una parte del delito (aporte) cuya articulación
permite alcanzar el designio propuesto en el acuerdo común, por lo que "a
cada uno de los agentes no sólo se le imputa como propio aquello que ejecuta
de propia mano, sino también la conducta de los demás intervinientes. Por lo
tanto, en esta forma de realización del delito, las diferentes aportaciones al
hecho se engloban en un único hecho contrario a deber, del que responde
cada uno de los coautores como si lo hubiera cometido solo" . (3)

Este principio, a su turno, se resquebraja cuando el interviniente desborda los


términos del acuerdo, cuando se excede respecto de lo pactado inicialmente,
en cuyo caso, como lo advierte el profesor Roxín, el perpetrador "obra como
autor único directo o, si se sirve de un cocompañero que nada sabe, como
autor mediato" . (4)
_________________________________________

563
(1) Sentencia de fecha agosto 21 de 2003, rad. 19213.
(2) Sentencia de 2 de julio de 2008, rad. 23438. En el mismo sentido
sentencia de 18 de marzo de 2009, rad. 26631 y auto de 9 de noviembre del
mismo año rad. 28289
(3) URS KINDHÄUSER, Cuestiones fundamentales de la coautoría, traducción
de Manuel Cancio Melía, Bogotá, Universidad Externado de Colombia, 2002,
pág. 7. (4) CLAUS, ROXÍN, Autoría y dominio del hecho en Derecho Penal,
Marcial Pons, Ediciones Jurídicas y Sociales, S.A., Madrid, 1998, pág. 315.

PONENTE(S) : DRA.MARIA DEL ROSARIO GONZALEZ DE


LEMOS
Sentencia Casaciòn
FECHA : 09/08/2010
DECISION : No casa
DELITOS : Hurto agravado, Secuestro extorsivo
PROCESO : 31748
PUBLICADA : Si

22/09/2010

SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Casación: Naturaleza y fines/ SISTEMA


PENAL ACUSATORIO-Demanda de casación: Formulación de los cargos/
SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Demanda de casación: Inadmisión cuando no
se precisa del fallo/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Nulidad: Técnica en
casación/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Derecho a la prueba/ SISTEMA
PENAL ACUSATORIO-Defensa técnica: Designación/ SISTEMA PENAL
ACUSATORIO-Investigación objetiva/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-
Investigación integral/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Indagación preliminar:
Intervención del investigado/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Testigo: Debe
estar a disposición del juez/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Pruebas: El Juez
puede alterar el orden de su práctica/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-
Reconocimiento en la audiencia/ ERROR DE JUICIO/ ERROR DE GARANTIA/
SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Descubrimiento probatorio: Prueba no pedida
ni descubierta oportunamente/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Audiencias:
Control por quienes las presiden/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Falso juicio
de identidad: Técnica en casación/ TESTIMONIO-Apreciación probatoria:
Contradicciones/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Testigo: Impugnación de
credibilidad/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Falso raciocinio: Técnica en
casación/ COAUTORIA-Acuerdo puede ser expreso o tácito/ COAUTORIA-
Acuerdo puede ser antecedente o concomitante al comportamiento/ SISTEMA
PENAL ACUSATORIO-Mecanismo de insistencia/ SISTEMA PENAL
ACUSATORIO-Ejecutoria sentencia segunda instancia

1) De conformidad con lo establecido en el artículo 181 de la Ley 906 de 2004,


Código de Procedimiento Penal vigente para este asunto, el recurso de
casación es un mecanismo de control tanto constitucional como legal que
procede contra los fallos proferidos en segunda instancia y que, de acuerdo

564
con lo señalado en el artículo 180 ibídem, tiene como propósitos lograr la
efectividad del derecho material, el respeto de las garantías fundamentales, la
reparación de los agravios inferidos y la unificación de la jurisprudencia.

2) Dada la naturaleza extraordinaria de este recurso, quien acude a la


casación tiene que ceñirse a determinados requerimientos sistemáticos,
basados en la razón y en la lógica argumentativa, así como guardar
coherencia, precisión y claridad en el sustento de cada uno de los reparos,
que debe desarrollar conforme a las causales previstas en el artículo 181 del
referido estatuto.

3) A su vez, el inciso 2º del artículo 184 del ordenamiento procesal señala que
no será admitida la demanda de casación "cuando de su contexto se advierta
fundadamente que no se precisa del fallo para cumplir alguna de las
finalidades del recurso", lo que puede darse cuando la Corte encuentre a la
controversia planteada carente de incidencia alguna frente a lo decidido en el
caso concreto, o cuando pueda responder a los planteamientos del recurrente
sin tener que efectuar valoraciones de fondo acerca de lo que ocurrió en la
actuación.

4) La Sala ha sostenido que si bien es cierto en la Ley 906 de 2004 no aparece


de forma expresa una disposición que fije los parámetros para la solicitud y
declaratoria de las nulidades (al contrario de lo que sucede con la Ley 600 de
2000 -artículo 310), también lo es que tal ausencia de ninguna manera
implica la desaparición de los principios que la rigen (1) , razón por la cual
continúa vigente la estricta observancia de requisitos como el de
trascendencia, según el cual la parte interesada en solicitar la invalidez de lo
actuado tiene la carga procesal de demostrar la afectación real de garantías de
las que es titular, o bien la efectiva conculcación de las bases fundamentales
del procedimiento.

5) Tal argumento es a todas luces insostenible, pues el artículo 119 del Código
de Procedimiento Penal (mencionado por el demandante en apoyo de su
postura) establece de manera clara e inequívoca que la elección del asistente
letrado "deberá hacerse desde la captura si hubiere lugar a ello" (inciso 1º), e
incluso que el "presunto implicado en una investigación podrá designar
defensor desde la comunicación que de esa situación le haga la Fiscalía"
(inciso 2º).

Así mismo, la Corte Constitucional declaró exequible la expresión "una vez


adquirida la condición de imputado" de que trata el inciso 1º del artículo 8 de
la Ley 906 de 2004 (2), después de analizar respecto del tema que nos ocupa
lo siguiente:

"[...] la correcta interpretación del derecho de defensa implica que se puede


ejercer desde antes de la imputación. Así lo establece el propio Código por
ejemplo desde la captura o inclusive antes, cuando el investigado tiene
conocimiento de que es un presunto implicado en los hechos. Por ello, la
limitación establecida en el artículo 8 de la Ley 906 de 2004, si se interpreta

565
en el entendido de que el derecho de defensa sólo se puede ejercer desde el
momento en que se adquiere la condición de imputado, sería violatoria del
derecho de defensa.

"Por tal motivo, esta Corporación condicionará la exequibilidad de la expresión


acusada, sin perjuicio del ejercicio oportuno, dentro de los cauces legales, del
derecho de defensa por el presunto implicado o indiciado en la fase de
indagación e investigación anterior a la formulación de la imputación (3)" .

Por su parte, la Sala ha sostenido que el actual régimen "comporta una noción
adversarial de partes gobernada por el principio de objetividad establecido en
el artículo 115 de la Ley 906 de 2004 (4)" y, por lo tanto, "no es posible
reprochar en el proceso acusatorio [...] omisiones en materia probatoria (5)" ,
sobre todo cuando, a la luz de los parámetros internacionales,

"[...] es en el procesado, y no en la Fiscalía, en quien reside tanto el derecho


como la facultad de

""[...] (i) interrogar o hacer interrogar a los testigos de cargo, (ii) interrogar o
hacer interrogar a cualquier otra persona que como testigo o perito pueda
arrojar luz acerca de los hechos y (iii) obtener la comparecencia de todos ellos
para que sean interrogados en igualdad de condiciones a los testigos de la
acusación (6)"" .

Es más, en la doctrina nacional se ha indicado que "la Fiscalía no tiene que


investigar aquello que le es favorable a la defensa (7)" . Y, en la de otros
países, también se ha sostenido que el proceso de adversarios no es
compatible con la obligación de investigar lo que le beneficie al procesado:

"[...] en el Derecho procesal alemán rige el principio de investigación [...], que


excluye, desde un comienzo, que la fiscalía y la defensa dispongan sobre la
materia procesal. De manera distinta a aquello que sucede en el Derecho
inglés, tampoco se puede calificar al proceso penal alemán como "proceso
contradictorio de partes". Una caracterización semejante sería incorrecta no
sólo porque no son las "partes" las que dominan el proceso en las etapas
decisivas, sino, sobre todo, porque la fiscalía alemana no está limitada al
papel de acusador de cargo, sino que está obligada a la imparcialidad en
virtud de la ley y también a la averiguación de las circunstancias de descargo
(8)" .

Incluso se ha planteado que la tendencia de mejorar la capacidad de


participación de la defensa en la fase investigativa de la actuación iría en
detrimento del principio de averiguación de la verdad:

"Pues quien realiza las investigaciones, ya sea el fiscal o el juez de instrucción,


para examinar eficazmente la sospecha que existe contra un inculpado (que
conforme a la naturaleza de la persecución penal impondrá todos los
obstáculos posibles), necesita un espacio libre para la investigación secreta y
sin intervenciones, que dependa de su poder discrecional. Por eso, una etapa

566
procesal de instrucción que posibilite la participación destruiría justamente la
verdadera instrucción [...], el imputado tendría todas las posibilidades de
hacer uso de sus derechos de participar no para averiguar la verdad, sino
para impedir una averiguación (9)" .

En este orden de ideas, si lo que quería el demandante era convencer a la Sala


de la procedencia de la investigación integral en el presente asunto, jamás
podía hacerlo con una postura de tal índole, ya que, en principio, la obligación
de investigar lo favorable al reo no opera para sistemas de partes como el de la
Ley 906 de 2004.

6) La Corte advierte que el inciso final del artículo 393 del Código de
Procedimiento Penal establece que el testigo "deberá permanecer a disposición
del juez durante el término que éste determine"; o que, en virtud del artículo
384 ibídem, la defensa puede solicitar medidas especiales para asegurar la
presencia de los testigos, en el evento de que se negaren a comparecer.

7) Adicionalmente, la Sala ha señalado que no hay vulneración al debido


proceso si el funcionario dispone lo que considere pertinente respecto del
orden en el que habrán de practicarse las pruebas decretadas en la audiencia
preparatoria:

"En legislaciones foráneas que han sido fuentes de consulta, no sólo para la
estructuración del modelo acusatorio acogido mediante la Ley 906 de 2004,
sino, también, para aclarar los casos dudosos presentados durante su
implementación, se consagra como regla que "El juez que preside un juicio o
vista tendrá control y amplia discreción sobre el modo en que la evidencia es
presentada y los testigos son interrogados [...] en la forma más efectiva posible
para el esclarecimiento de la verdad, velando por la mayor rapidez de los
procedimientos y evitando dilaciones innecesarias", prerrogativa que
"descansa en la sana discreción del tribunal de instancia" [...]

"En conclusión, con respaldo en autorizada doctrina, puede afirmarse que "el
orden de incorporación de la prueba, en principio, es un asunto que le
compete al presidente del tribunal, pero debe satisfacer los principios del fair
trial", esto es, el de igualdad de armas(10)" .

TESIS CONTINUA VER PROVIDENCIA COMPLETA


----------------------------------------------------------
1) Cf., entre muchos otros, autos de 4 de abril de 2006, radicación 24187, y
15 de mayo de 2008, radicación 28716. En el mismo sentido, sentencia de 30
de marzo de 2009, radicación 30710.
2) Artículo 8-. Defensa. En desarrollo de la actuación, una vez adquirida la
condición de imputado, este tendrá derecho, en plena igualdad respecto del
órgano de persecución penal, en lo que aplica a: [...] (cursivas de la Sala).
3) Corte Constitucional, sentencia C-799 de 2005.
4) Auto de 29 de julio de 2008, radicación 30081. Es de agregar que el
artículo 115 del Código de Procedimiento Penal consagra que "[l]a Fiscalía
General de la Nación, con el apoyo de los organismos que ejerzan funciones de

567
policía judicial, adecuará su actuación a un criterio objetivo y transparente,
ajustado jurídicamente para la correcta aplicación de la Constitución Política
y la ley".
5) Auto de 30 de septiembre de 2009, radicación 32616.
6) Ibídem, citando a las sentencias de 28 de mayo de 2008, radicaciones
22476 y 22726.
7) Bernal Cuellar, Jaime, y Montealegre Lynett, Eduardo, El proceso penal,
Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 5ª Edición, 2004, p. 150. Y
añaden, no obstante, que el organismo acusador "tampoco tiene potestad
alguna para omitir la evidencia que descargue la posible responsabilidad del
imputado".
8) Roxin, Claus, Derecho procesal penal, Editores del Puerto, Buenos Aires,
2000, p. 123.
9) "Cuestiones básicas de la estructura y reforma del procedimiento penal bajo
una perspectiva global" (conferencia pronunciada en Bogotá en el año 2004),
en Schünemann, Bernd, Obras. Tomo II, Rubinzal-Culzoni, 2009, pp. 417-
418.
10)Auto de 28 de noviembre de 2007, radicación 28656, citando a Reglas de
evidencia de Puerto Rico y Federales, Regla 43 (c); y Chiesa Aponte, Ernesto
L., Tratado de derecho probatorio, Publicaciones JTS, Estados Unidos, 2005,
Tomo II, p. 325; y Roxin, Op. cit., p. 359, respectivamente.

PONENTE(S) : DR.JULIO ENRIQUE SOCHA SALAMANCA


Auto Casación
FECHA : 22/09/2010
DECISION : Se inadmite la demanda por unos cargos y se
admite por otros
DELITOS : Homicidio, Fabric. y tráf. de armas fuego de
def.persona
PROCESO : 34614
PUBLICADA : Si

20/10/2010

SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Demanda de casación: Formulación de los


cargos/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Demanda de Casación: Requisitos/
SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Demanda de casación: Inadmisión/ SISTEMA
PENAL ACUSATORIO-Violación directa de la Ley sustancial: Modalidades,
técnica en casación/ COAUTORIA-Configuración/ SISTEMA PENAL
ACUSATORIO-Mecanismo de insistencia/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-
Ejecutoria sentencia segunda instancia

1- El recurso extraordinario de casación entendido como control de


constitucionalidad y legalidad de las sentencias proferidas en segundo grado
se halla des-formalizado en lo relativo a las exigencias rigurosas de debida
técnica que en el pasado se demandaban, a las que ahora no se les debe
otorgar tanta preponderancia toda vez que ello implicaría contrariar el
principio constitucional de prevalencia de lo sustancial sobre lo formal.

568
No obstante, se debe resaltar que la des-formalización no convierte a la
casación penal en una tercera instancia para prolongar en libre discurso los
debates dados en las instancias sobre un presunto error por indebida
aplicación del artículo 29 inciso 2º de la ley 599 de 2000, argumento que de
manera aparente y descontextualizada de los hechos se desarrolló en la
demanda.
En esta sede extraordinaria a efecto de la prosperidad de los cargos antes que
exigencias formales de debida técnica lo que se demandan son requerimientos
lógico-jurídicos contundentes en la finalidad de demostrar con efectiva
trascendencia sustancial que la declaración de justicia objeto de impugnación,
la cual llega a esta sede extraordinaria amparada por el principio de la doble
presunción de acierto y legalidad, se fundó en vicios in iudicando o se profirió
al interior de un juicio viciado por irregularidades sustanciales que afectaron
la estructura o la garantía del debido proceso o del derecho de defensa,
falencias claramente diferenciadas en sus alcances que reclaman el
correspondiente control legal o constitucional y los necesarios correctivos.
(…)
Tratándose de una demanda de casación presentada contra una sentencia
proferida que corresponda al sistema acusatorio, la Sala ha precisado de
manera reiterada que el censor debe orientar lo acusado en orden a demostrar
con trascendencia argumentativa que en el trámite instrumental o en el fallo
de segundo grado se afectaron principios, derechos o garantías fundamentales
de incidencia sustancial o procesal, para lo cual habrá de invocar la causal de
que se trate para el caso señalándola de manera singular, e indicar las
razones con las cuales estima se ha materializado la modalidad de error o
violación, sin olvidar de referirse así sea de manera abreviada pero puntual
cuál de los fines consagrados para la casación en los términos del artículo 180
ejusdem amerita necesaria la intervención de la Corte, valga decir, si se hace
indispensable para lograr la efectividad del derecho material, el respeto de las
garantías de los intervinientes, la reparación de los agravios inferidos a ellos,
o lo relativo a la unificación de la jurisprudencia.
Como la casación penal es rogada y por esencia se constituye en un juicio
objetivo y lógico-jurídico con el que se pretende la ruptura sustancial total o
aminorada o la invalidación procesal que se eleva contra las sentencias objeto
de control de constitucionalidad y legalidad, resulta de utilidad metodológica
que el impugnante acoja los lineamientos dados por la jurisprudencia de la
Sala Penal los cuales tienen fuerza vinculante y se incorporan al postulado de
imperio de la ley en los términos de la Sentencia C-836 de 2001, para de esa
forma adentrarse en ésta sede extraordinaria en el desarrollo y sustentación
de los diferentes motivos de casación consagrados en el artículo 181 ibídem,
pautas que como eslabones armónicos se constituyen en un conjunto de
directrices orientados a conseguir que el casacionista argumente los objetos
de censura de acuerdo con unos dictados mínimos que sean lógicos y
coherentes, más no en libre discurso, anteponiendo sus criterios de valoración
a los efectuados por el Tribunal, como aquí ha ocurrido.

2- En lo que corresponde a los fundamentos que debe cumplir la demanda


con la que se sustenta la impugnación extraordinaria, se ha señalado que si
bien el nuevo estatuto procesal no enumeró las exigencias que debe cumplir la

569
misma como en efecto lo hacía el anterior artículo 212, se observa que de los
artículos 183 y 184 de la Ley 906 de 2004 se derivan las siguientes:
(i).- Que se señalen de manera precisa y concisa las causales invocadas, (ii).-
Desarrollen los cargos, expresen sus fundamentos o se ofrezca una
sustentación mínima, y, (iii).- Demuestre que el fallo es necesario para
cumplir algunas de las finalidades del recurso.

3- Lo anterior porque de correspondencia con lo establecido en el 184 inciso


2°, no será seleccionada la demanda que se encuentre en cualquiera de los
siguientes supuestos:
(i).- Si el demandante carece de interés jurídico, (ii).- Prescinde de señalar la
causal, (iii).- No desarrolla la sustentación de los cargos, iv).- Cuando de su
contexto se advierta fundadamente que no se precisa del fallo para cumplir
algunas de las finalidades del recurso.

4- En la violación directa de la ley sustancial, el error del juez es de juicio o in


iudicando al momento de aplicar o interpretar la ley llamada a regular el caso
a resolver, y se consolida por uno de estos sentidos:
(i).- falta de aplicación, cuando se ignora que la norma existe, se considera
que no está vigente o se estima que está vigente, pero no es aplicable.
(ii).- aplicación indebida, cuando la norma escogida y aplicada no corresponde
al caso concreto. E,
(iii).- interpretación errónea, falencia que se constituye en un error de
hermenéutica, cuando la norma seleccionada es la correcta, pero el juez
debiéndola aplicar no le da el alcance que tiene haciéndole comportar
consecuencias extensivas o restrictivas.
Frente a esta causal la jurisprudencia ha enseñando de manera reiterada que
el demandante debe aceptar los hechos y la valoración probatoria tal y como
fueron plasmados por los jueces de instancia en la sentencia, debiendo
proponer una discusión en estricto jurídica en la cual demuestre el error o
errores al momento de aplicar o interpretar la ley y la correspondiente
trascendencia del yerro en los sentidos del fallo.
En esa medida, cuando se demanda una sentencia por violación directa de la
ley sustancial, como el propio concepto lo denota, la censura deberá centrarse
en razones de derecho, por errores de los jueces dados en la sentencia en los
sentidos de falta de aplicación, aplicación indebida o interpretación errónea,
modalidades en las que no tienen cabida la discusión de los hechos, ni
controversia alguna sobre los medios de convicción en la forma como fueron
producidos o valorados por el juzgador, falencias para las cuales el legislador
ha dispuesto el sendero de la violación indirecta por errores de hecho o de
derecho.

5- En lo que corresponde a la coautoría, la Sala en reciente decisión en la que


se hizo precisión a la línea jurisprudencial referida a esa forma de
intervención, dijo:
(i).- De conformidad con los principio de "estricta reserva" y "tipicidad"
(artículos 6 y 10 de la ley 599 de 2000) aplicados a la coautoría, se observa de
manera inequívoca en el artículo 29.2 ejusdem, que para la configuración de
esta forma de intervención en la conducta punible se requieren tres

570
elementos: acuerdo común, división del trabajo criminal e importancia de los
aportes.
(II).- ACUERDO COMÚN(1) significa conexión subjetiva entre los
intervinientes, la cual puede ser tácita o expresa. A través de aquel se genera
una comunidad de ánimo dolosa entre los mismos. Dicho nexo se da
alrededor de un plan común (no necesariamente detallado) y una resolución
colectiva(2) en el objetivo de lograr la materialización de una o varias
conductas punibles determinadas.
Cuando la concurrencia de voluntades se orienta en la finalidad de cometer
plurales (no singulares) delitos indeterminados o los específicos de que trata el
artículo 340 inciso 1º y 2º de la ley 599 de 2000, la adecuación típica se
traslada al comportamiento de concierto para delinquir.
(ii).- LA DIVISIÓN FUNCIONAL DEL TRABAJO(3) criminal se consolida a
través del acuerdo de voluntades. Por virtud de éste se reparte el todo en
partes, en parcelas de esfuerzos que valorados ex ante y ex post permiten
hablar de una acción compleja o conjunta formada por segmentos articulados
que vistos en singular y por separado no se advierten suficientes para
determinar la conducta punible de que se trate, pero que unidos la explican
como pluralidad de causas o condiciones.
(iii).- La fragmentación de labores convergentes conduce a que el control del
comportamiento delictivo no lo ejerce una persona sino todos los que
concurren al designio delictivo de que se trate. Por ello los co-autores ejercen
un co-dominio funcional. En esa medida sus realizaciones parciales son
mancomunadas y recíprocas.
(iv).- IMPORTANCIA DEL APORTE.- Para la configuración del instituto se
requiere en los términos inequívocos del artículo 29.2 de la ley 599 de 2000,
que el aporte objetivo o material (pues no se puede hablar de coautoría por
contribución moral o meramente espiritual) sea ESENCIAL, valga decir,
NECESARIO para la realización del hecho.
Se entiende por tal, aquel sin el cual el plan acordado no tiene culminación
porque al retirarlo se frustra o reduce de manera significativa el riesgo de su
materialización, o al compartirlo se lleva a cabo.
Por oposición al apoyo funcional así considerado, suelen darse los
accidentales, secundarios o subsidiarios en cuyo evento no puede hablarse de
coautoría sino de complicidad.
La sola posibilidad de evitar la conducta punible no se erige como
presupuesto fundamental de la forma de intervención tratada, pues ésta
circunstancia al igual se le puede presentar al mero partícipe o incluso a
terceras personas que se encuentran en el escenario a través de una voz de
alerta a los vecinos o a la policía. De aceptarse el criterio en cita se corre el
peligroso riesgo por demás contrario a la estricta legalidad de hacer extensiva
la figura de la autoría compartida hacia personas que no cumplen con esa
calidad.
(v).- Una de las maneras de hacer efectivo y concreto el juicio de valor acerca
de si el aporte es importante o no en los términos establecidos en el artículo
29.2 ejusdem, consiste en hacer un ejercicio de abstracción y excluirlo del
escenario funcional del evento objeto de juzgamiento.
Si el comportamiento delictuoso no se produce o bien reduce de manera
significativa el riesgo de su logro, se puede llegar sin dificultad a la existencia

571
de la coautoría, y si al apartarlo aquel de todas formas se consumaría, la
valoración a la que se puede arribar es que se está ante la presencia de una
complicidad.
(vi).- La contribución de esa calidad la que implica intervención de la persona,
debe darse durante la fase ejecutiva(4) del delito, valga decir, entre el
momento en que se inicia la realización del verbo rector que caracteriza la
conducta punible de que se trate, esto es, la fase tentada y el instante de su
consumación.
Desde la teoría del delito, se entiende que los itinerarios puramente ideativos
de los comportamientos ilícitos no son punibles, porque ello traduciría
penalizar las expresiones del pensamiento, por ello, un apoyo en esta etapa no
constituye coautoría, tampoco cuando se evidencia en actos preparatorios.
En igual sentido, por su obviedad no puede hablarse de autoría compartida
más allá de la consumación o del último acto constitutivo de tentativa de la
conducta punible(5) .

6- La declaratoria de inadmisibilidad anunciada tan sólo admite el "recurso de


insistencia presentado por alguno de los Magistrados de la Sala o por el
Ministerio Público", según lo dispuesto en el inciso segundo del artículo 184
ejusdem.
En el citado ordenamiento procesal no fue incluida la manera concreta de
utilizar dicho instituto, razón por la cual la Sala, previa definición de su
naturaleza, se vio impelida a establecer las reglas que habrán de seguirse
___________________________________________________
(1)En su elaboración, además de la fase interna individual de los
correalizadores, se da otra etapa constituida por el concierto previo, que
involucra una discusión, de una confrontación y armonización de las
opiniones y criterios particulares de los que intervienen. Esta parte de la
acción colectiva es una de las diferencias que presenta con la acción
unipersonal, donde la fase interna y externa están claramente delimitadas y
coinciden exactamente con la parte objetiva y subjetiva de la acción. En el
quehacer de sujeto múltiple la voluntad de la acción viene a cuajar mediante
una exteriorización del pensamiento u opinión de los participantes, que es
una fase de objetivación que la ley castiga a veces como conspiración o
proposición, situaciones que no se dan en la acción individual. MARIO
GARRIDO MONTT, Etapas de ejecución del delito. Autoría y Participación,
Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 1984, p. 25.
(2)Lo esencial en la acción de sujeto múltiple (sic) es la existencia de una meta
a alcanzar que se sabe común a todos los que intervienen, de la voluntad de
realizar una actividad en conjunto tendiente a lograrla mediante la
distribución del trabajo que han estimado como necesario. En el plano
normativo se requiere también tener en cuenta el tipo penal de que se trate,
pues no todos ellos aceptan la posibilidad de la acción colectiva (...)
No es lo mismo que dos o más personas tengan propósitos iguales a que
tengan una meta común. Es frecuente que, independientemente, varias
personas pueden pretender un objetivo ilícito idéntico sin que estén
conectadas por vinculación alguna y desarrollen separadamente, aun
ignorando la existencia del otro, un plan tendiente a lograrlo. Pero aquí no hay

572
un objetivo común, pues el objetivo aparece como particular de cada uno de
los sujetos a los cuales puede serles indiferente el de los otros. (...)
El objetivo común de la acción colectiva puede no coincidir exactamente con el
que alguno de los correalizadores individualmente puede preferir, a pesar de
ello, todos lo acatan y lo hacen suyo. Esta circunstancia da peculiaridades
propias a la acción colectiva. Así, la voluntad que impulsa la actividad a
desarrollar es diferente de la de los sujetos que la realizan, porque es
resultado de una confabulación, en cuya formación se ha participado o a la
cual se ha adherido después de formada, y domina y supedita la voluntad de
cada uno de los que intervienen. MARIO GARRIDO MONTT, Etapas…, ob. cit.,
p. 24.
(3)La ejecución colectiva es otra característica en esta clase de acción, en ella
hay una distribución de la actividad, determinada por los mismos actores.
Unos pueden quedar a nivel de dirección del plan, otros en el de preparación
de los medios y condiciones de ejecución y otros hacerse cargo de su ejecución
material. Pueden desarrollar unos una labor exclusivamente intelectual y
tener más importancia en el plano de la realización que el hecho directo. Estas
modalidades hacen que el iter criminis en el comportamiento de sujeto plural
sea más complejo y corresponda tratarlo con criterio diverso que al del hacer
individual. (...) Etapas…, ob. cit., p. 25.
(4)El proceso de desarrollo constituye lo que los prácticos denominaban iter
criminis y corresponde al proceso psicofísico del delito, que tiene su iniciación
en la mente del hombre y que acaba con la concreción de lo que aquel se
había propuesto. Las diversas etapas pueden estar conformadas por el
planeamiento, la preparación, la ejecución, la consumación y el agotamiento.
Las figuras descritas por la ley se presentan normalmente como consumadas,
salvo excepciones en que acciones de preparación o de principio de ejecución
son descritas en sí mismas como delitos. Los delitos se reprimen desde que el
legislador lo señala, esto es desde que se comienza la ejecución -tentativa- de
manera que cada tipo del C.P. debe entenderse constiuido conforme al art. 7º
por su consumación y por las etapas anteriores de ejecución referidas en el
artículo citado. (..), Etapas…, ob. cit., p. 46.
(5)Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, sentencia del 2 de
septiembre de 2009, Radicado 29.221

PONENTE(S) : DR.SIGIFREDO ESPINOSA PÉREZ

Auto Casación
FECHA : 20/10/2010
DECISION : Se inadmite la demanda, advertir que es viable
mecanismo de insistencia
DELITOS : Homicidio agravado, Fabricación, trafic. y port.
de armas de F.M.
PROCESO : 34244
PUBLICADA : No

573
DEMANDA DE CASACION-Formulación de los cargos/ SANA CRITICA-
Noción/ FALSO RACIOCINIO-Técnica en casación/ COAUTORIA-
Configuración/ SENTENCIA-Motivación/ SENTENCIA-Falta de motivación/
SENTENCIA-Falsa motivación/ ESTAFA-Engaño con brujería

1.- El recurso extraordinario de casación entendido como un control


constitucional y legal de las sentencias proferidas en segundo grado se halla
des-formalizado en lo relativo a las exigencias rigurosas de debida técnica que
en el pasado se demandaban, a las que ahora no se les debe otorgar
preponderancia pues ello implicaría desconocer el principio constitucional de
prevalencia de lo sustancial sobre lo formal, en la medida que los controles de
referencia no recaen sobre lo formalmente demandado sino sobre el proceso
en sí y lo sustancialmente decidido en las instancias.

El anterior postulado se extiende incluso para las impugnaciones que se


efectúen contra los fallos de segundo grado proferidos en vigencia de la Ley
600 de 2000, pero la relativa ausencia de formas rígidas no convierte a la
casación penal en una tercera instancia para prolongar en libre discurso los
debates concluidos en las decisiones de instancia sobre un presunto error de
hecho derivado de falso raciocinio y supuesta irregularidad por motivación
deficiente, aspectos que se enunciaron de manera ligera en la demanda y sin
ninguna trascendencia.

En esta sede extraordinaria a efecto de la admisión y viabilidad de los cargos


antes que exigencias formales de debida técnica lo que se demandan son
requerimientos lógicos y jurídicos que sean desarrollados con razones
suficientes en la finalidad de evidenciar a la Corte con efectiva trascendencia
sustancial que la declaración de justicia objeto de impugnación, la cual llega a
esta sede extraordinaria amparada por el principio de la doble presunción de
acierto y legalidad, se fundó en errores de hecho o de derecho objetivos o se
profirió al interior de un juicio viciado por irregularidades que afectaron la
estructura o la garantía del debido proceso o del derecho de defensa, errores
in iudicando o in procedendo diferenciados en sus contenidos y alcances que
reclaman el correspondiente amparo legal, convencional o constitucional y los
necesarios correctivos sustanciales o procesales de que se trate.

- Por tanto, cuando en la demanda de casación se omiten las exigencias


relacionadas con una adecuada formulación del cargo y se deja de señalar con
claridad y precisión debida sus fundamentos o cuando lo acusado se queda
sin demostración ni incidencias reales de infirmación ni de mutación total o
parcial de lo resuelto en la segunda instancia, la consecuencia procesal
inmediata no puede ser otra que la inadmisión según así lo estatuye el
artículo 213 de la Ley 600 de 2000.

2- debe insistirse que las impugnaciones que en casación penal se efectúen


por la modalidad del error de hecho por falso raciocinio, el cual se materializa
por la violación que efectúan los juzgadores a los postulados de la sana
crítica, no pueden quedarse en el plano de lo enunciativo como en este cargo

574
único ha ocurrido, en el cual de manera simple se pregonó que la motivación
efectuada por el ad quem era incompleta pues carecía de razones suficientes.

La sana crítica se identifica con los ejercicios de verificabilidad del


conocimiento hacia la aprehensión de la verdad, proceso en el que los jueces
deberán ser respetuosos de las máximas generales de experiencia, leyes de la
lógica o de la ciencia que al ser correctamente aplicadas permiten efectuar
inferencias acertadas, llegar a conclusiones y otorgar credibilidad a los
distintos medios de convicción habida razón de la verosimilitud de los
mismos.

Tratándose de esta clase de censura, es decir, de los errores de hecho


derivados de falsos raciocinios, corresponde al casacionista no quedarse en
solitarias afirmaciones aduciendo genéricamente que se violaron las reglas de
la sana crítica, sino que por el contrario se torna obligatorio identificar con
puntualidad si la trasgresión se dio de manera específica en una máxima de
experiencia, en una ley de la lógica formal o dialéctica, en una ley de la ciencia
o en un criterio técnico o científico de apreciación de un medio de convicción
especial y determinarla, además, corresponde penetrar en la incidencia de
dichos errores en las disposiciones del fallo, demostrando que de no haber
ocurrido dichas falencias valorativas otro habría sido o podido ser el sentido
de lo sustancialmente decidido.

4- En lo que corresponde a la coautoría, la Sala en reciente decisión en la que


se hizo precisión a la línea jurisprudencial referida a esa forma de
intervención en el delito, dijo:

(i).- De conformidad con los principio de "estricta reserva" y "tipicidad"


(artículos 6 y 10 de la ley 599 de 2000) aplicados a la coautoría, se observa de
manera inequívoca en el artículo 29.2 ejusdem, que para la configuración de
esta forma de intervención en la conducta punible se requieren tres
elementos: acuerdo común, división del trabajo criminal e importancia de los
aportes.

(II).- ACUERDO COMÚN significa conexión subjetiva entre los intervinientes,


la cual puede ser tácita o expresa. A través de aquel se genera una comunidad
de ánimo dolosa entre los mismos. Dicho nexo se da alrededor de un plan
común (no necesariamente detallado) y una resolución colectiva en el objetivo
de lograr la materialización de una o varias conductas punibles determinadas.

Cuando la concurrencia de voluntades se orienta en la finalidad de cometer


plurales (no singulares) delitos indeterminados o los específicos de que trata el
artículo 340 inciso 1º y 2º de la ley 599 de 2000, la adecuación típica se
traslada al comportamiento de concierto para delinquir.

(ii).- LA DIVISIÓN FUNCIONAL DEL TRABAJO criminal se consolida a través


del acuerdo de voluntades. Por virtud de éste se reparte el todo en partes, en
parcelas de esfuerzos que valorados ex ante y ex post permiten hablar de una
acción compleja o conjunta formada por segmentos articulados que vistos en

575
singular y por separado no se advierten suficientes para determinar la
conducta punible de que se trate, pero que unidos la explican como pluralidad
de causas o condiciones.

(iii).- La fragmentación de labores convergentes conduce a que el control del


comportamiento delictivo no lo ejerce una persona sino todos los que
concurren al designio delictivo de que se trate. Por ello los co-autores ejercen
un co-dominio funcional. En esa medida sus realizaciones parciales son
mancomunadas y recíprocas.

(iv).- IMPORTANCIA DEL APORTE.- Para la configuración del instituto se


requiere en los términos inequívocos del artículo 29.2 de la ley 599 de 2000,
que el aporte objetivo o material (pues no se puede hablar de coautoría por
contribución moral o meramente espiritual) sea ESENCIAL, valga decir,
NECESARIO para la realización del hecho.

Se entiende por tal, aquel sin el cual el plan acordado no tiene culminación
porque al retirarlo se frustra o reduce de manera significativa el riesgo de su
materialización, o al compartirlo se lleva a cabo.

Por oposición al apoyo funcional así considerado, suelen darse los


accidentales, secundarios o subsidiarios en cuyo evento no puede hablarse de
coautoría sino de complicidad.

La sola posibilidad de evitar la conducta punible no se erige como


presupuesto fundamental de la forma de intervención tratada, pues ésta
circunstancia al igual se le puede presentar al mero partícipe o incluso a
terceras personas que se encuentran en el escenario a través de una voz de
alerta a los vecinos o a la policía. De aceptarse el criterio en cita se corre el
peligroso riesgo por demás contrario a la estricta legalidad de hacer extensiva
la figura de la autoría compartida hacia personas que no cumplen con esa
calidad.

(v).- Una de las maneras de hacer efectivo y concreto el juicio de valor acerca
de si el aporte es importante o no en los términos establecidos en el artículo
29.2 ejusdem, consiste en hacer un ejercicio de abstracción y excluirlo del
escenario funcional del evento objeto de juzgamiento.
Si el comportamiento delictuoso no se produce o bien reduce de manera
significativa el riesgo de su logro, se puede llegar sin dificultad a la existencia
de la coautoría, y si al apartarlo aquel de todas formas se consumaría, la
valoración a la que se puede arribar es que se está ante la presencia de una
complicidad.

(vi).- La contribución de esa calidad la que implica intervención de la persona,


debe darse durante la fase ejecutiva del delito, valga decir, entre el momento
en que se inicia la realización del verbo rector que caracteriza la conducta
punible de que se trate, esto es, la fase tentada y el instante de su
consumación.

576
Desde la teoría del delito, se entiende que los itinerarios puramente ideativos
de los comportamientos ilícitos no son punibles, porque ello traduciría
penalizar las expresiones del pensamiento, por ello, un apoyo en esta etapa no
constituye coautoría, tampoco cuando se evidencia en actos preparatorios.

En igual sentido, por su obviedad no puede hablarse de autoría compartida


más allá de la consumación o del último acto constitutivo de tentativa de la
conducta punible(1) .

4- La sentencia constituye el acto más importante del debido proceso pues


extingue la relación sustancial y, como acto primordial del debate, requiere de
solidez y correspondencia entre las imputaciones fácticas y jurídicas, de
donde se infiere que esos elementos incluyen el estudio de la realidad
probatoria que acredita la realización de los hechos delictivos y su atribución
al procesado. En esa medida, se entiende que el postulado en cita hace parte
de aquel, y por ende, se trata de un principio que merece respeto y protección.

5- La jurisprudencia de la Sala ha identificado cuatro eventos que traducen la


falta de motivación de la sentencia, tres de los cuales se consideran como
errores in procedendo generadores de invalidez y por ende atacables a través
de la causal tercera, a saber: 1- cuando hay ausencia absoluta de motivación,
2.- cuando aquella es incompleta o deficiente, y, 3.- cuando es dilógica o
ambivalente, y 4.- La denominada falsa motivación que a diferencia de las
anteriores se la considera como un vicio in iudicando censurable por la vía de
la causal primera, cuerpo segundo del artículo 207 de la ley 600 de 2000.

Con referencia a la primera causa, ha dicho la Sala, se presenta cuando los


jueces de instancia no exponen las razones de orden probatorio ni los
fundamentos jurídicos en los cuales sustenta la atribución sustancial
derivada. La segunda, cuando se omiten análisis respecto de algunos de los
temas sustanciales tratados o los fundamentos son precarios para identificar
las causas que ella refiere. La tercera, se materializa por virtud de las
contradicciones o ambigüedades excluyentes de las motivaciones que impiden
discernir su verdadero sentido o las razones expuestas en ella son contrarias
a la determinación finalmente adoptada en la resolutiva; y, la cuarta cuando
la motivación del fallo se aparta abiertamente de la verdad probada(2) .
______________________________________________
(1)CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sala de Casación Penal, sentencia del 2
de septiembre de 2009, Radicado 29.221
(2)Cfr. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sala de Casación Penal, Sentencia
del 4 de septiembre de 2003, Radicado No. 17.257 y CORTE SUPREMA DE
JUSTICIA, Sala de Casación Penal, Sentencia del 2 de julio de 2008, Rad.
28.441.

PONENTE(S) : DR.SIGIFREDO ESPINOSA PÉREZ


Auto Casación
FECHA : 20/10/2010

577
DECISION : Se inadmite la demanda de casación
DELITOS : Estafa agravada
PROCESO : 35084
PUBLICADA : No

17/11/2010

SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Casación: Naturaleza y fines/ SISTEMA


PENAL ACUSATORIO-Casación: Interés para recurrir, apelación/ SISTEMA
PENAL ACUSATORIO-Demanda de casación: Inadmisión/ SISTEMA PENAL
ACUSATORIO-Demanda de casación: Superación de sus defectos por la
Corte/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Nulidad: Vicios de garantía y vicios de
estructura/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Juicio oral: Alegato del acusado/
SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Casación: La simple discrepancia de criterios
no constituye yerro demandable/ COAUTORIA IMPROPIA/ SISTEMA PENAL
ACUSATORIO-Mecanismo de insistencia/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-
Ejecutoria sentencia segunda instancia

1. El recurso de casación lo concibió el Constituyente como un control


constitucional y legal que procede contra las sentencias proferidas en segunda
instancia por los Tribunales Superiores en los procesos adelantados por
delitos cuando afectan derechos o garantías fundamentales. Su carácter es el
de ser un recurso(1) , como que resulta válido su interposición para
controvertir la sentencia de segundo grado antes de que adquiera firmeza
material, pero extraordinario, al surtirse por fuera de las instancias propias
del proceso.
Conforme a las previsiones de la Ley 906 de 2004, la casación propende por la
efectividad del derecho material, el respeto de las garantías de los
intervinientes y la reparación de los agravios inferidos a estos, de donde se
colige que es indispensable que el censor demuestre la necesidad de
intervención de la Corte a través de un discurso lógico jurídico, con suficiente
claridad y precisión.

2. Frente a la legitimidad del recurrente, ha de decirse que le asiste interés al


acusado para acudir en casación ya que el fallo condenatorio le frustra sus
expectativas de obtener uno favorable y, además, porque existe identidad
temática con la controversia que planteara en sede de apelación ante el
Tribunal Superior.

3. En relación con los requisitos de la demanda que sustente la impugnación


extraordinaria, de los artículos 183 y 184 se pueden deducir tales exigencias,
lo que guarda perfecta armonía con lo establecido en el inciso 2° del artículo
últimamente citado, donde se precisa que no será seleccionada la demanda
que se encuentre en cualquiera de los siguientes supuestos: (i) si el
demandante carece de interés jurídico; (ii) si prescinde de señalar la causal;
(iii) si no desarrolla los cargos de sustentación, y, (iv) cuando de su contexto
se advierta fundadamente que no se precisa del fallo para cumplir algunas de
las finalidades del recurso.

578
4. aun cuando la demanda no contenga las exigencias de orden lógica o
argumentativa exigidos para su admisibilidad, en el evento en que la Sala
advierta la necesidad de proferir un fallo de fondo con el objeto de garantizar
sus fines, sería del caso superar la deficiencia y adentrarse en el estudio de
fondo, sin que éste sea el caso.

5. Frente a la causal consagrada en el numeral 2 del artículo 181 de la Ley


906 de 2004, se tiene dicho que la nulidad deviene por: (i) desconocimiento
del debido proceso por afectación sustancial de su estructura (yerro de
estructura) o, (ii) violación de las garantías debidas a cualquiera de las partes
(yerro de garantía). En tales eventos la jurisprudencia de la Sala ha sido
constante en señalar que las causales de nulidad son taxativas y que su
denuncia comporta precisas causas demostrativas(2) .

6. Nada se oponía, al contrario, se ofrecía perfectamente legítimo que el juez le


permitiera al acusado presentar sus alegatos, si esa era su intención, como
que ello constituye una muestra palmaria del respeto a su defensa material en
la audiencia del juicio oral, así como que se le brindara al momento de
proferir el fallo respuesta a los mismos, lo que constituye un imperativo.
7. Ese procedimiento, que eventualmente puede resultar admisible en las dos
instancias que conforman la estructura básica de un proceso como es debido,
resulta extraño e inviable en sede del recurso extraordinario, como que éste
no es una tercera instancia, la Corte no cumple como superior funcional de
los jueces y, por consecuencia, no se puede acudir a él con escritos de libre
factura que solamente pretenden reabrir un debate probatorio ya superado,
toda vez que, en esencia, la casación es un juicio de control constitucional y
legal contra el fallo del Tribunal, en donde al demandante corresponde
demostrar que de manera manifiesta, patente, frontal, ostensible, el juzgador
desconoció la Constitución y/o la ley, lo que se logra, no a partir de presentar
una forma de valoración diferente, sino desde la enunciación y demostración
de precisos errores en la forma señalada por el legislador y la jurisprudencia.
La exigencia tiene sentido, toda vez que cuando los registros llegan al Tribunal
de casación, se han superado dos instancias (que son las que conforman la
estructura básica de un debido proceso) con la intervención activa de las
partes, de donde surge válido inferir que las posibles irregularidades
cometidas han sido debidamente corregidas, circunstancia que comporta que
las decisiones de los jueces lleguen precedidas con la doble presunción de
acierto y legalidad.

8. Habida cuenta que contra la decisión de inadmitir la demanda de casación


presentada por la defensa procede el mecanismo de insistencia de
conformidad con lo establecido en el artículo 184 de la Ley 906 de 2004,
impera precisar que como dicha legislación no regula el trámite a seguir para
que se aplique el referido instituto procesal, la Sala ha definido las reglas que
habrán de seguirse para su aplicación(3) , como sigue:

(I) La insistencia es un mecanismo especial que sólo puede ser promovido por
el demandante, dentro de los cinco (5) días siguientes a la notificación de la

579
providencia por cuyo medio la Sala decida inadmitir la demanda de casación,
con el fin de provocar que ésta reconsidere lo decidido. También podrá ser
propuesto oficiosamente dentro del mismo término por alguno de los
Delegados del Ministerio Público para la Casación Penal -siempre que el
recurso de casación no hubiera sido interpuesto por un Procurador Judicial-,
el Magistrado disidente o el Magistrado que no haya participado en los
debates o suscrito la providencia inadmisoria.

(II) La solicitud de insistencia puede elevarse ante el Ministerio Público a


través de sus Delegados para la Casación Penal, ante uno de los Magistrados
que haya salvado voto en cuanto a la decisión mayoritaria de inadmitir la
demanda o ante uno de los Magistrados que no haya intervenido en la
discusión.

(III) Es potestativo del Magistrado disidente, del que no intervino en los


debates o del Delegado del Ministerio Público ante quien se formula la
insistencia, optar por someter el asunto a consideración de la Sala o no
presentarlo para su revisión, evento último en que informará de ello al
peticionario en un plazo de quince (15) días.

(IV) El auto a través del cual se inadmite la demanda de casación trae como
consecuencia la firmeza de la sentencia de segunda instancia contra la cual se
formuló el recurso de casación, salvo que la insistencia prospere y conlleve a
la admisión de la demanda, o que la Corte proceda a casar de oficio.
______________________________________________________________
1. Casación 24323, 24 de noviembre de 2005.
2. Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, radicación 24.323,
auto del 24 de noviembre de 2005.
3. Providencia del 12 de diciembre de 2005. radicación 24322.

PONENTE(S) : DR.AUGUSTO JOSE IBAÑEZ GUZMAN


Auto casación
FECHA : 17/11/2010
DECISION : Se inadmite la demanda de casación
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 33824
PUBLICADA : No

SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Casación: Naturaleza y fines/ SISTEMA


PENAL ACUSATORIO-Demanda de casación: Formulación de los cargos/
SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Demanda de casación: Inadmisión/ SISTEMA
PENAL ACUSATORIO-Nulidad: Requisitos/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-
Impedimento: El no separse del conocimiento no acarrea nulidad/
COAUTORIA IMPROPIA-Vinculación a terceros: Principio de imputación
recíproca

580
1. De conformidad con lo establecido en el artículo 181 de la Ley 906 de 2004
(Código de Procedimiento Penal vigente para este asunto), el recurso de
casación es un mecanismo de control tanto constitucional como legal que
procede contra los fallos proferidos en segunda instancia y que, de acuerdo
con lo señalado en el artículo 180 ibídem, tiene como propósitos lograr la
efectividad del derecho material, el respeto de las garantías fundamentales, la
reparación de los agravios inferidos y la unificación de la jurisprudencia.

2. Dada la naturaleza extraordinaria de este recurso, quien acude a la


casación tiene que ceñirse a determinados requerimientos sistemáticos,
basados en la razón y en la lógica argumentativa, así como guardar
coherencia, precisión y claridad en el sustento de cada uno de los reparos,
que debe desarrollar conforme a las causales previstas en el artículo 181 del
referido estatuto.

3. A su vez, el inciso 2º del artículo 184 del ordenamiento procesal señala que
no será admitida la demanda de casación "cuando de su contexto se advierta
fundadamente que no se precisa del fallo para cumplir alguna de las
finalidades del recurso", lo que puede darse cuando la Corte encuentre a la
controversia planteada carente de incidencia alguna frente a lo decidido en el
caso concreto, o cuando pueda responder a los planteamientos del recurrente
sin tener que efectuar valoraciones de fondo acerca de lo que ocurrió en la
actuación.

4. La Sala ha sostenido que si bien es cierto en la Ley 906 de 2004 no aparece


de manera expresa una disposición que fije los parámetros para la solicitud y
declaratoria de las nulidades (al contrario de lo que sucede con el artículo 310
de la Ley 600 de 2000), también lo es que tal ausencia de ninguna manera
implica la desaparición de los principios que la rigen(1), razón por la cual
continúa vigente la estricta observancia de requisitos como el de
trascendencia (según el cual quien solicita la invalidez de lo actuado tiene la
carga de demostrar la afectación real de garantías en cabeza de las partes, o
bien la efectiva conculcación de las bases fundamentales del procedimiento) o
el de convalidación (en virtud del cual, si el interesado no pide la anulación
del acto irregular en su oportuno momento, pierde el derecho a reclamarla).

5. Frene a esa argumentación, cabe destacar que, por un lado, la Corte ha


sostenido en reiterada y pacífica jurisprudencia que "si el funcionario judicial
no se declara impedido, teniendo el deber de hacerlo, esa situación no vicia de
nulidad la actuación"(2), pues "si en su momento los sujetos procesales no
recusaron al funcionario, es claro que con su silencio convalidaron la
irregularidad"(3).

Y, por otro lado, la Sala también ha especificado en anteriores proveídos que


el simple hecho de que un cuerpo colegiado haya conocido o examinado la
situación jurídica relativa a un partícipe en los mismos hechos atribuidos al

581
procesado no es razón suficiente para configurar causal de impedimento
alguna, pues una postura en tal sentido:

"[…] no sólo parte del inaudito supuesto de que todas las personas que son
acusadas como coautores tendrían que ser declaradas penalmente
responsables si sólo a una de ellas se la hallase como tal, sino que además
desconoce que a cada uno de los implicados se le deberá probar de manera
individual un aporte trascendente a la realización del resultado típico"(4).

6. La Corte tiene dicho que cuando se plantea en sede de casación un error en


la producción o apreciación de la prueba (que es la causal a la que alude el
numeral 3 del artículo 181 de la Ley 906 de 2004) el demandante tiene la
carga procesal de determinar si se trata de un yerro de derecho o uno fáctico.
El primero recae sobre el proceso de formación del elemento probatorio, así
como la fuerza persuasoria que en condiciones especiales es asignada o
excluida por la ley, mientras que el segundo se deriva de la incongruencia
predicable entre la prueba y la apreciación del juez, de modo que vulnera,
ignora o altera la información suministrada por el medio probatorio, o supone
la que puede brindar.

Acerca de esto último, la Sala ha sostenido que en tales eventos también le


asiste el deber de precisar la clase de error fáctico que invoca, así como
demostrar en el caso concreto su ocurrencia, que puede obedecer a tres tipos:

(i) Falso juicio de existencia, que se presenta cuando el ad quem omite valorar
el contenido material de un medio probatorio debida-mente incorporado a la
actuación, o le concede valor a uno que jamás fue recaudado y, por
consiguiente, supone su existencia; (ii) falso juicio de identidad, que consiste
en la tergiversación o distorsión por parte del juez plural del contenido
sustantivo de determinado medio de prueba, haciéndole decir lo que en
realidad no dice, bien sea porque realiza una lectura equivocada de su texto, o
porque le agrega aspectos que no contiene, o porque omite tener en cuenta
partes importantes del mismo; y (iii) falso raciocinio, que ocurre cuando la
segunda instancia se aleja al momento de valorar los elementos de convicción
de los postulados de la sana crítica, es decir, de las leyes científicas, los
principios de la lógica o las máximas de la experiencia.
_________________________________________
(1) Cf., entre muchos otros, autos de 4 de abril de 2006, radicación 24187,
y 15 de mayo de 2008, radicación 28716. En el mismo sentido, sentencia de
30 de marzo de 2009, radicación 30710.
(2) Sentencia de 27 de enero de 2010, radicación 29674. En el mismo
sentido, sentencias de 19 de enero de 2006, radicación 20769; 27 de marzo de
2007, radicación 26066; 1º de noviembre de 2007, radicación 28482; 26 de
marzo de 2008, radicación 25610; 6 de mayo de 2009, radicación 29328;
entre otras.
(3) Ibídem.
(4) Auto de 14 de noviembre de 2007, radicación 28633.

582
PONENTE(S) : DR.JULIO ENRIQUE SOCHA
SALAMANCA
Auto Casación
FECHA : 17/11/2010
DECISION : Inadmite demanda de casación, procede
mecanismo de insistencia
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Tentativa de
homicidio agravado, Fabric. y tráf. de armas fuego de def.persona
PROCESO : 35051
PUBLICADA : Si

09/12/2010

DETERMINADOR-Punibilidad/ COAUTORIA-Punibilidad/ AUTOR-


Punibilidad/ INVESTIGACION INTEGRAL-Concepto/ INVESTIGACION
INTEGRAL-Nulidad/ DERECHO DE CONTRADICCION-No se limita al sólo
contrainterrogatorio/ FALSO RACIOCINIO-Técnica en casación/
TESTIMONIO-Apreciación probatoria: Contradicciones

1- A este respecto basta recordar que la tipología adoptada por el Código Penal
divide la intervención de diversas personas en la conducta punible, esto es, la
coparticipación criminal, en autores y partícipes, clasificando a su vez entre
los primeros al autor inmediato o individual, al autor mediato y al coautor, en
tanto que en los segundos comprende a los cómplices y determinadores.

Tratándose por tanto del instigador, esto es, de quien determina a otro a
realizar la conducta punible, político-criminalmente el Estatuto represor ha
punido con la misma intensidad a éste copartícipe y al autor. Es así que el
art. 30 dispone que corresponde a "quien determina a otro a realizar la
conducta antijurídica...la pena prevista para la infracción", esto es,
consecuentemente, la misma en que estaría incurso el autor, sin que valga
decir -que dada la independiente regulación legal-, se pueda confundir desde
el punto de vista de su diversa esencia y contenido dogmático uno y otro.
De hecho, el consecuente punitivo se equiparó en el Código para autores,
coautores y determinadores, existiendo una disminución de la sanción para
los cómplices.

2- oportuno es reiterar cómo dentro de los supuestos de la otrora norma


rectora prevista en el art. 20 ibídem, la doctrina y la jurisprudencia
reconocieron en la investigación integral -dada la fisonomía del proceso penal
adelantado dentro de su vigencia-, un deber del Estado jurisdiccional dirigido
a salvaguardar no solamente el debido proceso, sino en la mayoría de los
casos el derecho de defensa.

Hipótesis distintas en la concepción teórica de su quebranto han servido para


explicar su concurrencia, como aquellos eventos en que se omite la práctica

583
de pruebas cuya procedencia y trascendencia aparece imperiosa dentro de la
actuación procesal por conducir a la demostración de la verdad real de los
hechos, o cuando la no aportación de un medio de convicción al proceso es
efecto de una arbitraria, injustificada e inmotivada negativa por parte del
servidor judicial, caso este último, precisamente, que es en modo alguno
equiparable a aquéllos en que la no realización de la prueba deprecada se ha
debido a un rechazo en la orden de su práctica por resultar ilegal,
impertinente, inconducente y/o superflua, esto es, cuando es ostensible su
inidoneidad legal y fáctica.

3- culmina por abandonar el deber de señalar la idoneidad real de la prueba


echada de menos, es decir, su particular relevancia dentro del proceso,
supuesto que exige definir cuál es su conducencia y verdadera utilidad, única
manera de observar su trascendencia por traer al expediente un conocimiento
más real sobre los hechos que, tratándose de ampliaciones a testimonios
reiterados, no asoma por parte alguna.

4- en tanto además de llamar la atención -como profusamente lo hace la


doctrina de la Sala (28681/08, entre otras)- sobre las restricciones que
evidencia el concepto de contradicción, toda vez que su ejercicio no se limita a
la intervención directa de la defensa al momento de la práctica de las pruebas,
contando esa dinámica probatoria con diversas oportunidades para concretar
su ejercicio, como lo es la valoración crítica de las mismas y la presentación
de elementos que a su turno rechacen las incriminaciones que pueden
contener.

5- Como ha quedado definido desde hace un par de lustros por la Corte, bajo
el concepto de falso raciocinio -pues tratándose de un ejercicio errado de
raciocinio se excluyó en su dogmática presentación denominarlo "falso
juicio"-, se impone al demandante el deber de evidenciar de qué forma y cuál
de los elementos que integran el método o sistema de la sana crítica en la
valoración de las pruebas, ha sido transgredido por el juzgador, esto es, que le
corresponde al casacionista indicar el fundamento que avala el
desconocimiento de las reglas propias de la lógica, la ciencia o la experiencia
común de que el mismo emana, resultando por ello absolutamente etéreo y
generalizado, simplemente acusar por falso raciocinio como suele hacerse, con
el confuso entendido de que dicho vicio se refleja a través de un elemental
enunciado de inconformidad valorativa de las pruebas.

6- como lo advierte con propiedad el concepto de la Procuradora "el sólo


cambio de versión de las declaraciones y las contradicciones existentes entre
ellas, no permite restarle toda credibilidad a los dichos de los condenados,
como lo pretende el censor, pues justamente en virtud de los principios que
entrañan la sana crítica el juzgador goza de discrecionalidad, cuando se trata
de versiones contradictorias, para determinar que ninguna es creíble, o que
todas son en parte verosímiles, o que alguna tiene aptitud para mostrar
verdad".

PONENTE(S) : DR.ALFREDO GOMEZ QUINTERO

584
Sentencia Casación
FECHA : 09/12/2010
DECISION : No casa la sentencia impugnada
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 29943
PUBLICADA : No

31/08/2011

LEY DE JUSTICIA Y PAZ-Recurso de apelación: Sustentación/ LEY DE


JUSTICIA Y PAZ-Recurso de apelación: Declaratoria de desierto/ LEY DE
JUSTICIA Y PAZ-Obligación de hacer la construcción histórica de la verdad/
LEY DE JUSTICIA Y PAZ-Derecho a la verdad: Formas de hacerlo efectivo,
colectivas; comisiones de la verdad/ LEY DE JUSTICIA Y PAZ-Derecho a la
verdad: Alcance/ LEY DE JUSTICIA Y PAZ-Audiencia de legalización de
cargos: Trámite/ LEY DE JUSTICIA Y PAZ-Audiencia de legalización de
cargos: Competencia de los magistrados de conocimiento, control material/
LEY DE JUSTICIA Y PAZ-Audiencia de legalización de cargos: Competencia de
los magistrados de conocimiento, control, alcance en cuanto a verdad, justicia
y reparación/ LEY DE JUSTICIA Y PAZ-Sentencia: Declaración en cuanto a
verdad, justicia y reparación/ LEY DE JUSTICIA Y PAZ-Concierto para
delinquir: Delitos de lesa humanidad/ JURISPRUDENCIA-Precedente:
Condiciones/ JURISPRUDENCIA-Precedente: Variación/ LEY DE JUSTICIA Y
PAZ-Recurso de apelación: Trámite, Ley 1395 de 2010/ LEY DE JUSTICIA Y
PAZ-Incidente de reparación integral: Trámite/ LEY DE JUSTICIA Y PAZ-
Incidente de reparación integral: Diferencias con la pretensión resarcitoria en
las leyes 600 y 906/ LEY DE JUSTICIA Y PAZ-Víctimas: Papel preponderante/
LEY DE JUSTICIA Y PAZ-Finalidad/ LEY DE JUSTICIA Y PAZ-Diferencia con
el sistema penal ordinario/ LEY DE JUSTICIA Y PAZ-Víctimas: Derechos de
verdad, justicia y reparación/ LEY DE JUSTICIA Y PAZ-Incidente de
reparación integral: Apertura en la audiencia de legalización de cargos/ LEY
DE JUSTICIA Y PAZ-Audiencia de legalización de cargos: Apertura incidente
de reparación integral/ LEY DE JUSTICIA Y PAZ-Sentencia: Reparación
integral/ LEY DE JUSTICIA Y PAZ-Aplicación Acto legislativo 03 de 2002 y
otros códigos/ LEY DE JUSTICIA Y PAZ-Pena: Individualización, oportunidad
para los intervinientes pronunciarse/ PENA-Individualización: Oportunidad
para los intervinientes pronunciarse/ PENA-Individualización: Oportunidad
para las partes pronunciarse/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-
Individualización de la pena/ LEY DE JUSTICIA Y PAZ-Audiencia de
legalización de cargos: Individualización de la pena/ LEY DE JUSTICIA Y PAZ-
Pena: Individualización, audiencia de legalización de cargos/ LEY DE
JUSTICIA Y PAZ-Situación judicial del justiciable: Acumulación de procesos
contra el desmovilizado/ LEY DE JUSTICIA Y PAZ-Audiencia de legalización
de cargos: Acumulación de procesos/ DELITOS DE EJECUCION
PERMANENTE-Hechos materia de juzgamiento y sentencia/ CONCIERTO
PARA DELINQUIR-Delito permanente. Cometido en épocas diferentes/
COAUTORIA IMPROPIA-Configuración/ LEY DE JUSTICIA Y PAZ-Audiencia
de formulación de cargos: Aceptación de cargos, prevalece voluntad del

585
desmovilizado sobre defensor/ LEY DE JUSTICIA Y PAZ-Beneficios: Exclusión,
falta de aceptación de cargos/ LEY DE JUSTICIA Y PAZ-Audiencia de
formulación de cargos: Aceptación de cargos, debe ser completa/
DESPLAZAMIENTO FORZADO-Vinculación con el conflicto armado/ LEY DE
JUSTICIA Y PAZ-Concierto para delinquir: Pertenencia al grupo armado ilegal,
concurso con porte ilegal de armas/ PORTE ILEGAL DE ARMAS-No concursa
con pertenencia con concierto para delinquir, pertenencia al grupo armado
ilegal, Ley de Justicia y Paz/ CONCIERTO PARA DELINQUIR-Pertenencia a
grupo armado ilegal, no concursa con porte de armas, Ley de Justicia y Paz

1. Sobre el particular, ha de advertirse que la Sala no ignora la naturaleza sui


generis del trámite procesal consagrado en la Ley 975 de 2005, atendidas sus
finalidades y, particularmente, la necesidad de respetar y hacer actuantes los
derechos de verdad, justicia y reparación que asisten a las víctimas.

Empero, si se trata de controvertir una decisión judicial en la cual se plasman


motivaciones jurídicas y probatorias, lo menos que puede esperarse de la
sustentación del recurso, es que se expongan de manera clara y suficiente las
razones por las cuales no se comparte lo decidido, los yerros que ello
comporta y, en punto de trascendencia, el efecto nocivo o daño que apareja
para la parte que impugna.

El debate dialéctico, entonces, se produce por la tensión entre dos extremos:


los fundamentos de la decisión y los argumentos en contrario presentados
por el recurrente.

A partir de allí, no es posible obtener que lo decidido se revoque o modifique,


si no ha sido cabalmente demostrado el yerro o falencia y, a la par, verificado
que sus efectos fueron nocivos.

Así la segunda instancia, encargada de dirimir el debate, podrá conocer no


sólo el motivo de la inconformidad, sino la naturaleza de la medida que debe
tomarse para restañar el daño.

2. Acerca de la verdad en el proceso de Justicia y Paz, y la forma de llegar a


ella, ya bastante se ha dicho, advirtiéndose las dificultades que en tratándose
de delitos ejecutados por grupos al margen de la ley, comporta la
reconstrucción histórica de los hechos en términos que satisfagan las
legítimas aspiraciones de las víctimas, pues, en ocasiones estas exigencias
riñen también con la naturaleza y finalidades de un proceso que a más de
procurar por cubrir los derechos de esas víctimas, también ha de erigir
mínimos procesales y probatorios encaminados a determinar la
responsabilidad del postulado.

Precisamente, en atención a tantas cuantas limitaciones se ofrecen en el


cometido básico de conocer lo ocurrido dentro de todo su contexto, se señaló
que la investigación de los hechos debe ofrecer cierta laxitud, conforme los
estándares internacionales establecidos para juzgar la macrocriminalidad, e

586
incluso se advirtió cómo, finalmente, esa tensión entre lo procesal y la verdad
histórica requerida por las víctimas, torna necesario acudir a mecanismos
complementarios, ajenos a la intervención judicial, tal cual sucede con las
llamadas Comisiones de la Verdad.

"(…)" Auto del 21 de septiembre de 2009, radicado 32022.

3. No en vano, también se reitera, ya la Sala ha propuesto la creación de una


comisión de la verdad u organismo que haga sus veces, en clamor que,
incluso, ha sido escuchado por el Gobierno Nacional, al punto que el artículo
144 y siguientes de la Ley 1448 de 2011 (Ley de Víctimas y de Restitución de
Tierras), determinó para esos efectos la creación del Centro de Memoria
Histórica, ya reglamentado por el Decreto 2244 de 2011.

4. Se repite, los criterios de racionalidad que han de gobernar la auscultación


de un tan complejo aspecto como el de la verdad, impelen, exclusivamente
para lo que corresponde al proceso regulado en la Ley 975 de 2005, que con la
confesión del postulado, verificada en su credibilidad y efectos por la
necesaria contextualización que haga la Fiscalía, se delimiten los hechos en
concreto, una vez determinado que el desmovilizado narró en su totalidad lo
que conoce, que la Fiscalía adelantó una tarea investigativa suficiente para
corroborarlo y que, desde luego, lo referido no ha sido contradicho con
argumentos serios o elementos suasorios suficientes.

5. Debe precisar la Corte, en primer lugar, que lo postulado en la decisión del


21 de septiembre de 2009, dentro de este asunto, no constituye una camisa
de fuerza a partir de la cual advertir que necesaria y exclusivamente deben
seguirse, en el trámite de la audiencia de legalización de cargos, los pasos allí
propuestos, so pena de que la más leve variación conduzca indefectiblemente
a que se anule lo actuado en la diligencia, o sea necesario rehacerla.

Las precisiones efectuadas por la Sala partieron tanto de consultar lo que la


ley dispone sobre el particular, como de buscar materializar los principios
tutelares de la Ley 975 de 2005, en particular, la necesidad de que todos los
intervinientes y especialmente las víctimas, participen en la búsqueda de la
verdad.

6. La manifestación final acerca de la tríada de verdad, justicia y reparación,


representa el objeto fundamental de la sentencia, entre otras razones, porque
sólo a partir de esa verificación de mínimos estándares es factible atender a la
posibilidad de que el postulado acceda al mecanismo alternativo de pena, eso
sí, en el entendido que no necesariamente todas y cada una de las
expectativas de las víctimas, como antes se anotó, deben ser satisfechas para
verificar cumplidos unos dichos estándares, dado que, debe reiterarse, tales
cometidos, en el caso concreto, están supeditados necesariamente a lo que el

587
desmovilizado conoce y la Fiscalía está en capacidad de investigar, para no
hablar de los medios económicos o patrimoniales con los cuales pueda ser
satisfecha la pretensión resarcitoria.

En este sentido, es prudente significar que uno solo de los procesos, dígase el
que ahora se tramita, apenas constituye fragmento del todo ejecutado por el
grupo criminal y, en general, por las organizaciones armadas al margen de la
ley, por manera que no resulta posible exigir de la parte virtudes
omnicomprensivas, únicamente pasibles de adquirir cuando la totalidad de
los procesos culminen y se haya reconstruido lo más exhaustivamente posible
el accionar, finalidades, hechos, daños y víctimas de ese tipo de violencia.

Por ello, el horizonte de verificación judicial necesariamente ha de comprender


esas limitaciones, precisamente consagradas por la ley cuando del postulado
exige, para acceder a los beneficios de alternatividad punitiva, apenas que
diga todo lo que sabe y entregue los bienes destinados a la reparación.

Así las cosas, como se anotó ya, cuando el Tribunal, y la Corte en segunda
instancia, deben hacer el correspondiente pronunciamiento respecto al
cumplimiento de los objetivos de la audiencia de legalización de cargos, han
de verificar, en concreto, si el postulado efectivamente narró todo lo por él
conocido, si la Fiscalía adelantó al respecto una investigación juiciosa
encaminada a corroborar o desvirtuar lo narrado, si se tomaron en
consideración las controversias y elementos de juicio aportados por los demás
intervinientes, especialmente las víctimas y, finalmente, si la denominación
típica de los hechos es la adecuada.

"(…)" Ello se anotó en el Auto del 28 de mayo de 2008, radicado 29560.


"(…)" Para el efecto, conforme se señala en el Auto del 31 de julio de 2009,
radicado 31.539, debe establecer: "si se cumple el presupuesto de verdad en
la revelación de los hechos, si se satisfacen los requisitos de elegibilidad (…)
constatará la pertenencia de….a la organización armada ilegal y, de contera,
la comisión de los hechos delictivos durante y con ocasión de esa militancia".

7. Para responder las inquietudes del funcionario lo primero que debe


significar la Sala es que a partir de manifestaciones meramente insulares,
descontextualizadas y carentes de rigor jurídico, resulta imposible derrumbar
o, cuando menos, suscitar inquietud acerca de la posibilidad de modificar una
doctrina estructurada a partir del análisis profundo de normas
internacionales y nacionales completamente pertinentes.

Tampoco puede tener buen suceso, en el cometido abordado por el


impugnante, sustentar su petición en meras razones de conveniencia, como si
aspectos basilares a la vida misma de la nación y la necesaria protección de
las víctimas, pudieran soslayarse sólo por el prurito de encontrar una salida
práctica a la imposibilidad de tabular tantas investigaciones o procesos
penales, cuantos desmovilizados rasos han sido contabilizados.

588
En este sentido, el que no haya superado mínimos raseros constitucionales
una legislación anterior que propugnaba por favorecer casi automáticamente
a estos desmovilizados con el principio de oportunidad, lejos de sustentar la
necesidad de variar la posición de la Corte, advierte de cómo ella es acertada,
pues, delitos graves o de lesa humanidad no pueden pasar indemnes por
raseros de impunidad que además de abjurar, para el país, los compromisos
internacionales suscritos, representan ostensible vulneración de caros
derechos de las víctimas, resumidos en verdad, justicia y reparación.

La Corte, entonces, permanece invariable en su doctrina, así resumida en


providencia anterior (1):

"(…)"Se sigue lo expuesto por M. CHERIF BASSIOUNI, Crimes against


Humanity in International Criminal Law, 2a. Ed, La Haya, Kluwer Law
International, 1999, p. 385, citado por JUAN CARLOS MAQUEDA, voto
particular, Corte Suprema de la Nación Argentina, sentencia de 24 de agosto
de 2004, causa N° 259.

8. Como se ve, para responder al apelante, el único argumento que se utilizó


no fue el de la inclusión del delito en el Estatuto de Roma, y en el texto se
explica perfectamente a qué se debe la extensión interpretativa de sus
preceptos.

Ahora bien, señala el recurrente que la Corte presuntamente varió su


posición, en auto del 22 de abril de 2009, dentro del radicado 31145.

Sobre el particular, la Sala entiende necesario destacar que el auto en


cuestión representó inadmitir una demanda de casación, respecto de hechos
ejecutados por una facción paramilitar en el mes de abril de 2001, en la
cuenca del río Naya.

Es cierto que allí se dispuso, de manera oficiosa, decretar prescrita la acción


penal respecto de algunas conductas, entre ellas el delito de concierto para
delinquir agravado.

Sin embargo, la simple revisión del auto en cuestión advierte que allí sólo se
acudió a criterios objetivos, remitiendo a lo que las normas sustanciales
detallan para contabilizar esos términos, sin que se hiciera algún tipo de
evaluación, así fuese accesoria, respecto a la naturaleza del delito, la
connotación de lesa humanidad que lo acompaña, o los efectos que ello tiene
en punto de prescripción.

Ello significa, ni más ni menos, que el pronunciamiento prescriptivo operó por


mera inadvertencia y no en atención a que quisiera cambiarse el criterio
consolidado de la Sala o siquiera se tuviese una nueva perspectiva al respecto.

Sobre el tema, en la sentencia C-836 de 2001, la Corte Constitucional, bajo el


interrogante ¿Cómo resultan vinculantes las decisiones judiciales?, reseñó:

589
"Si la parte de las sentencias que tiene fuerza normativa son los principios y
reglas jurídicas, ello significa que no todo el texto de su motivación resulta
obligatorio. Para determinar qué parte de la motivación de las sentencias
tiene fuerza normativa resulta útil la distinción conceptual que ha hecho en
diversas oportunidades esta Corporación entre los llamados obiter dicta o
afirmaciones dichas de paso, y los ratione decidendi o fundamentos jurídicos
suficientes, que son inescindibles de la decisión sobre un determinado punto
de derecho. (2) Sólo estos últimos resultan obligatorios, mientras los obiter
dicta, o aquellas afirmaciones que no se relacionan de manera directa y
necesaria con la decisión, constituyen criterios auxiliares de la actividad
judicial en los términos del inciso 2º del artículo 230 de la Constitución. Por
supuesto, la definición general de dichos elementos no es unívoca, y la
distinción entre unos y otros en cada caso no resulta siempre clara. Sin
embargo, la identificación, interpretación y formulación de los fundamentos
jurídicos inescindibles de una decisión, son labores de interpretación que
corresponden a los jueces, y principalmente a las altas Cortes. La ratio
decidendi de un caso, por supuesto, no siempre es fácil de extraer de la parte
motiva de una sentencia judicial como tal, y por lo tanto, su obligatoriedad no
implica la vinculación formal del juez a determinado fragmento de la sentencia
descontextualizado de los hechos y de la decisión, aun cuando resulta
conveniente que las altas Cortes planteen dichos principios de la manera más
adecuada y explícita en el texto de la providencia, sin extender ni limitar su
aplicabilidad, desconociendo o sobrevalorando la relevancia material de
aquellos aspectos fácticos y jurídicos necesarios para su formulación en cada
caso concreto".

Ahora, no se trata apenas de que la ratio decidendi de una determinada


decisión por sí misma constituya precedente jurisprudencial, pues para que
tal suceda, es necesario combinar criterios cuantitativos y cualitativos.

Los primeros dicen relación con la existencia de un conjunto de decisiones


que de manera reiterada y pacífica aborden a profundidad un tema de derecho
y lo desarrollen, entendiéndose que esa reiteración implica ya una decantada
posición que reclama de los operadores judiciales asumirla o continuarla.

A su turno, el aspecto cualitativo remite a la trascendencia y consecuencias


de esas decisiones, ora porque efectivamente asume el estudio detallado de
una cuestión problemática, ya en atención a que se busca que esa solución
hallada sirva de guía o norte para que casos similares se resuelvan de igual
manera.

Nada de lo anteriormente detallado se contiene en el auto inadmisorio


expedido por la Corte el 22 de abril de 2009, razón suficiente para desechar la
hipótesis referida a que allí se estableció algún tipo de hito jurisprudencial o
se modificó la tesis que respecto del delito de concierto para delinquir
agravado sostenía y sostiene invariable la Sala a partir de la decisión del 10 de
abril de 2008, dentro del radicado 29472.

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1. Auto del 10 de abril de 2008, radicado 29472.
2. Sobre los conceptos de ratio decidendi y obiter dicta ver las siguientes
providencias: SU-168/99, (M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz), SU-047/99 (M.P.
Alejandro Martínez Caballero), SU-640/98 (M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz),
T-961/00 (M.P. Alfredo Beltrán Sierra), T-937/99 (M.P. Alvaro Tafur Galvis),
Auto A-016/00 (M.P. Alvaro Tafur Galvis), T-022/01 (M.P. Cristina Pardo
Schlesinger), T-1003/00 (M.P. Alvaro Tafur Galvis).

PONENTE(S) : DR.SIGIFREDO ESPINOSA PÉREZ

Auto Segunda Instancia


FECHA : 31/08/2011
DECISION : Declara desierto recurso de apelación, niega
nulidades, confirma impugnación
DELITOS : Extorsión, Secuestro simple, Concierto para
delinquir, Fabricación, trafic. y port. de armas de F.M., Fabric. y tráf. de
armas fuego de def.persona, Desplazamiento forzado, Homicidio en persona
protegida
PROCESO : 36125
PUBLICADA : Si

28/09/2011

SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Demanda de casación: Formulación de los


cargos/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Violación directa de la Ley sustancial:
Técnica en casación/ COAUTORIA-La utilización de armas de fuego en el
delito de hurto crea un riesgo jurídicamente desaprobado que a todos
corresponde asumir/ COAUTORIA-Concepto, elementos, configuración:
Imputación del resultado/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Falso juicio de
existencia: Técnica en casación/ SISTEMA PENAL ACUSATORIO-Casación: La
simple discrepancia de criterios no constituye yerro demandable

1. Se ha asumido con elocuente equivocación, que con la entrada a regir de la


Ley 906 de 2.004 y la consiguiente implementación progresiva del sistema
procesal penal con tendencia acusatoria, el recurso de casación perdió
aquellas características propias que lo hacen un mecanismo de impugnación
extraordinario.

Este mal entendido proviene seguramente de interpretar la casación dentro de


su nueva fisonomía -que por demás no era en modo alguno desapercibida en
los anteriores estatutos que se aprobaron con posterioridad a la Constitución
de 1991-, como un medio de control constitucional protector de los derechos

591
contemplados en la Carta Política y los tratados de derechos humanos -bloque
de constitucionalidad- de aquellos sujetos que intervienen dentro del proceso
penal.

2. No se ha consultado, sin embargo, que el recurso de casación continúa


siendo un medio de oposición reglado y para el cual se han previsto serios y
lógicos presupuestos se postulación y propuesta de reproches, sin que pueda
entenderse liberado absolutamente de aquellos requisitos ante cuya falencia
surge inadmisible o, en todo caso, inepto para desvirtuar los principios de
acierto y legalidad que respaldan las sentencias judiciales.

Por ello se insiste en que además del interés jurídico para recurrir, un libelo
casacional implica que las razones expuestas sean jurídica y fácticamente
presentadas con fundados motivos inherentes a cada causal y con miras a la
realización de alguno los fines consagrados en el artículo 180 del C. de P.P.,
esto es, la efectividad del derecho material, el respeto a las garantías de los
intervinientes, la reparación de los agravios inferidos y la unificación de la
jurisprudencia, teleológicos cometidos todos que en todo caso deben estar
enmarcados por la valoración ab initio que la Sala hace de que se precise el
fallo de fondo en orden a materializar alguna de esas destacadas finalidades.

2. Vía propicia de ataque la directa, en evidente desafuero metodológico, no


eludió el demandante -por el contrario en forma reiterada lo hace-, realizar
una confrontación probatoria -que como se sabe desdice del sentido
anunciado-, dentro de cuyos presupuestos está como de singular relevancia
aceptar los hechos y las pruebas que los acreditan en los términos en que lo
ha reseñado la sentencia, con reparos que inclusive comprende la propia
intervención del incriminado en el lugar de los hechos.

3. Las sentencias de primera y segunda instancia, en criterio compartido,


evidenciaron como incontrovertible que (…) acordó con los demás actores la
ejecución de un plan criminal orientado al desapoderamiento patrimonial,
para el que convinieron su colectiva realización, en forma tal que cada
interventor hacía parte en la empresa y designio de todos, siendo la actuación
de cada cual esencialmente significativa en ostensible interdependencia
armónica en los medios y los fines a lograr; propósito para el cual, no sólo
previeron el vehículo en que se movilizarían para llegar y huir del sitio del
asalto, sino el empleo de armas de fuego, bajo el entendido de estar
dispuestas para su utilización y el carácter letal que es inherente a la índole
de las mismas.

La armonía en el desarrollo de este designio común en la empresa delictiva


urdida y todo cuanto en desarrollo de esa dinámica preconcebida desplegó
cada uno como rol específico, les fue imputado a todos los demás, en tanto
emergía inaudito compartimentar el cometido colectivo en las fracciones de
intervención de cada cual en orden a que por esa recurrente fragmentación se
pudiera diluir la responsabilidad que, debiendo en casos análogos crear una

592
interdependencia en el juicio de responsabilidad, debe ser lógica y
jurídicamente, como lo fue en este caso, predicable de todos.

4. Inherentes a este sentido de quebranto, en donde la suposición probatoria


implica señalar con claridad y precisión cuáles elementos de persuasión
fueron inventados por el sentenciador, o lo que es igual, cuáles pruebas
determinaron el sentido del fallo, sin haberse aportado al juicio oral.

No se trata, como infructuosamente lo postula en este caso el libelista, de


anteponer una valoración de los elementos allegados y en epílogo de tal
ejercicio sostener que la prueba es insuficiente para declarar la
responsabilidad penal.

5. Como es muy evidente, si el actor casacional se ve precisado a ocupar el


lugar del sentenciador en el análisis de los elementos aportados y difieren sus
conclusiones de las de aquél, en tanto no esté en posibilidad de demostrar el
yerro fáctico o jurídico acusado, un esfuerzo semejante resulta inaceptable en
esta sede, por quedar reducida a procurar anteponer un juicio conclusivo de
análisis propio a aquel contenido en el fallo que no procede y que muy
excepcionalmente se ha aceptado, pero en los casos en que el sentenciador
incurre en errores de hecho derivados de falso raciocinio, esto es, cuando
atenta contra las pautas que fundan el método de valoración bajo los
principios de la sana crítica, sin que por demás esto signifique, en todo caso,
abrir un espacio para que cualquier análisis con anuncio de la violación de los
mismos haga propicio el ataque.

PONENTE(S) : DR.ALFREDO GOMEZ QUINTERO

Auto casación
FECHA : 28/09/2011
DECISION : Inadmite la demanda
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Homicidio
agravado
PROCESO : 35006
PUBLICADA : No

21/11/2011

DEMANDA DE CASACION-Idoneidad formal e idoneidad sustancial/


DEMANDA DE CASACION-Corrección material: Obligación de que
corresponda a la realidad procesal/ COAUTORIA-Omisión de mencionarla en
la parte resolutiva pero sí en la considerativa de la acusación/ FALSO JUICIO
DE IDENTIDAD-Técnica en casación

593
1. La Corte ha sido insistente en sostener que la demanda de casación,
además de cumplir los requisitos mínimos de orden formal que la
normatividad establece, debe superar los juicios de corrección material e
idoneidad sustancial, aspectos que implican, en su orden, que las
afirmaciones en que se sustentan los cargos coincidan con la verdad que el
proceso revela y que cumpla los presupuestos mínimos requeridos para la
realización de los fines del recurso.

2. La circunstancia de que en la parte resolutiva de la acusación no se


hubiera hecho precisión sobre la forma de participación que le era imputable
al procesado (...), no entraña ninguna irregularidad sustancial, porque en las
motivaciones de la decisión se dejó claramente especificado que el cargo se
presentaba en condición de coautor, y así lo entendieron la defensa y los
demás sujetos procesales en el curso del juicio.

3. La Corte tiene dicho que el error de hecho por falso juicio de identidad es
un error de contemplación, que se presenta cuando el juzgador, al apreciar el
contenido material de la prueba, realiza una lectura equivocada del mismo,
poniéndole a decir lo que ella no dice, situación a la que puede llegarse por
tres motivos, (i) porque le hace adiciones a su contenido, (ii) porque omite
tener en cuenta apartes importantes del mismo, o (iii) porque altera su
expresión literal.
También ha precisado que este error se demuestra confrontando el contenido
material de la prueba con lo que el juzgador afirma que ella dice, para
evidenciar que entre uno y otro no existe correspondencia, y mostrando que
por causa del mismo se llegó a una decisión equivocada, porque influyó en la
definición de su sentido o en la aplicación de las consecuencias jurídicas.

PONENTE(S) : DR.JOSÉ LEONIDAS BUSTOS


MARTÍNEZ

Auto Casación
FECHA : 21/11/2011
DECISION : Inadmite demanda
DELITOS : Hurto agravado, Porte ilegal de arma de fuego
de defensa pers
PROCESO : 35108
PUBLICADA : No

27/02/2012

FALSO RACIOCNIO-Técnica en casación/ CASACION-Principio de autonomía/


ERROR DE PROHIBICION/ FALSO JUICIO DE IDENTIDAD-Modalidades/
PRUEBA-Valoración probatoria/ COAUTORIA IMPROPIA-Configuración (...)
COAUTORIA-Actuan todos con dolo consumativo/ PRINCIPIO DE
TRASCENDENCIA/ RECURSO DE CASACION-Presupuestos procesales

594
1. No se percató el defensor, respecto al cargo aludido, que con sólo
enunciarlo no suple la debida argumentación ni se entiende vulnerada la ley
sustancial; además de ello, es su deber constatar que los medios probatorios
allegados al proceso legalmente, al ser sopesados por los falladores en su
exacta dimensión fáctica, le asignaron un mérito persuasivo en total
transgresión a los postulados de la lógica (aceptados como tales por esta
disciplina del saber con exclusión de creaciones individuales con el fin de
resolver el caso a su favor, como aquí sucedió) de la ciencia o pautas de la
experiencia.
Habida consideración, tendrá como meta didáctica el demandante
determinar: i) qué dice de manera objetiva el medio, ii) qué infirió de él el
juzgador, iii) cuál valor persuasivo le fue otorgado, iv) indicar la regla de la
lógica omitida o apropiada al caso, v) o señalar la máxima de la experiencia
que debió valorarse, con el objetivo de probar que el fallo motivo de
impugnación tuvo que ser sustancialmente opuesto.
Por último, es deber intelectual del profesional del derecho mostrar cuál es el
aporte científico correcto y, por supuesto, la trascendencia del error, para lo
cual tiene que presentar un nuevo panorama fáctico, contrario al declarado en
instancias.

2. (...) Postulado de autonomía que rige el recurso extraordinario, en tanto, en


un mismo ataque no se pueden combinar diversos motivos, como por ejemplo,
mezclar el falso raciocinio con el falso juicio de existencia.

3. Cuarto: por otro lado, con la exclusiva mención que a sus pupilos jurídicos
les aplica el numeral 10 del artículo 32 de la Ley 599 de 2000, jamás se
demuestra el supuesto desafuero elevado contra el fallo de segundo nivel y,
menos aún, si dejó de trabajar aquellos presupuestos dogmáticos que le dan
vida al error de prohibición que pretendió encumbrar el defensor, olvidando,
como es su costumbre, referirse a los conceptos que lo sustentan, su
adecuación al caso en estudio, detenerse en la invencibilidad, el cual se
exhibe cuando el agente desconoce la normatividad vigente, positiva y
aplicable a su acto ilegal, el que cree estar ajustado a derecho, cuando de
suyo se encuentra infringiendo la ley penal.

4. Debe ser motivado teniendo en cuenta, precisamente, la identidad de las


pruebas; las que -por esta vía- pueden socavarse de tres formas distintas e
incompatibles: a) por falso juicio de identidad por tergiversación, al cambiarle
el juzgador el sentido literal al medio probatorio, b) falso juicio de identidad
por adición, consistente en que se le añade a la prueba aspectos fácticos no
comprendidos en ella, c) falso juicio de identidad por cercenamiento,
exteriorizándose cuando se exime del contexto probatorio hechos o
circunstancias esenciales -incluidos , como es obvio, objetivamente en el
medio- que al haber sido suprimidos, desquician la decisión del juzgador.

PONENTE(S) : DR.JAVIER DE JESUS ZAPATA ORTIZ


Auto Casación
FECHA : 27/02/2012

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DECISION : Inadmite demanda de casación
DELITOS : Hurto agravado
PROCESO : 35270
PUBLICADA : Si

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