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Martín E.

Juillerat 1
Escuela de Viena: Ludwig Wittgenstein

Papi, ¿te puedo hacer una pregunta?

Si m’hijito, ¿qué necesitás?

¿Quién ganó las elecciones en Buenos Aires?

1º salió Macri y 2º Filmus ¿por qué lo preguntás?

Porque este lunes leí en La Nación declaraciones de Filmus diciendo que ganó…

Lo que pasa es que acomoda la realidad al discurso que él quiere. De hecho le ganó al 3º por
ejemplo.

Eso es un problema papi, porque dicen una cosa, que ciertamente no es falsa pero la realidad es
otra… de hecho verificamos que perdieron.

Si es cierto, y esta relación entre lenguaje con la realidad fue lo que preocupó tanto a Wittgenstein.
¿Entendés?

Ah… papi, ¿y quién fue Wittgenstein?

Ludwig Wittgenstein

Ludwig Wittgenstein nació en 1889 en Viena. Su padre, Karl Wittgenstein, de ascendencia judía
fue uno de los negociantes pioneros de la industria del acero del Imperio Austrohúngaro. La madre
de Ludwig era católica y por eso fue bautizado en la Iglesia, de la que nunca se sintió parte.

En vida publicó solamente un libro: el Tractatus logico-philosophicus. Tiempo después, el


Tractatus fue severamente criticado por el propio Wittgenstein en sus Cuadernos azul y marrón y
en sus Investigaciones filosóficas, ambas obras póstumas. Fue discípulo de Bertrand Russell en
Cambridge, donde también llegó a ser profesor.

Murió en Cambridge en 1951, tras negarse a recibir tratamiento médico contra el cáncer que sufría.

Círculo de Viena

La publicación en 1922 de su Tractatus logico-philosophicus influyó en los trabajos del Círculo de


Viena, fundado a comienzos de la década del ’20 y constituido por un grupo de intelectuales,
científicos y filósofos quienes tenían como principales objetivos liberar a la ciencia de la
metafísica y crear un programa de la ciencia unificada el cual permitiera la interacción entre todas
las disciplinas científicas independiente de sus contenidos particulares. Esto por poseer un lenguaje
común que debía ser elaborado por la filosofía basándose en el lenguaje de la física, por ser ésta la
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disciplina científica de mayores avances (donde tuvieron gran influencia: la teoría de la relatividad
de Einstein y la física quántica de Planck).

La expansión de la Escuela en las distintas regiones de Europa y América fue favorecida por
la diáspora judía suscitada por las leyes nazistas, sobre todo a partir de 1933.

El círculo de Viena se disolverá producto de la presión política y ascenso del nacionalsocialismo en


Austria. En 1936 Moritz Schlick sería asesinado por un estudiante Nazi.

Pensamiento de Ludwig Wittgenstein


Objeto principal de Wittgenstein es ofrecer una teoría del “simbolismo” del lenguaje. (Indicar las
condiciones para obtener un lenguaje perfecto desde el punto de vista lógico).
No se trata de:
o Describir el proceso descriptivo de nuestra mente.
o Describir las relaciones entre conceptos o proposiciones.
o Juzgar la verdad o falsedad de las proposiciones.
Entonces la cuestión será la siguiente:
o ¿Qué relación debe haber entre un hecho (una proposición, por ejemplo) y otro hecho para
que el primero sea capaz de ser un símbolo del segundo?
Tesis principal de Wittgenstein
La tarea esencial de un lenguaje es afirmar o negar hechos y, dada la sintaxis de una lengua, el
significado de una proposición se determina apenas se conozca el significado de las palabras que la
componen. Luego, para que una proposición pueda afirmar un hecho es necesario que el lenguaje
esté de tal modo construido que haya algo común entre la estructura de la proposición y la
estructura del hecho.
Venimos hablando de hechos pero ¿qué son los hechos para W.?. Se dan pues, «hechos
elementales» a los que les corresponden proposiciones atómicas (por ej. “Pedro es sabio”). Y
«hechos compuestos de hechos elementales» a los que corresponden proposiciones moleculares
(por ej. “Pedro es sabio y Martín es su discípulo”). El hecho, conviene aclarar, es una combinación
inmediata de “objetos”; éstos son elementos simples de los hechos y ulteriores, por lo que no son en
sí, sino que se presentan dentro de los hechos según una determinada estructura. Entonces lo que
importa para la verdad de las proposiciones son los hechos.
El fundamento de la verdad de las proposiciones está en la «verificación» de los hechos.

Según lo dicho, veamos ahora algunos aforismos y cómo es desterrada la causalidad…


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1.1 El mundo es la totalidad de los hechos, no de las cosas.


1.2 El mundo se divide en hechos
2.01 El hecho atómico es una combinación de objetos. (¡!)
2.061 Los hechos atómicos son independientes entre sí. (¡!)
En estas proposiciones atómicas se encuentra el significado de lo real en cuanto a ellas compete
la verdad. Y que así sea nos lo revela la experiencia, a la que pueden directamente referirse.

El criterio de prueba que atestigua la verdad de las proposiciones implica dos constataciones:
o Las leyes físicas son tratadas como proposiciones moleculares, de tal modo que sirven como
guías para la formación de las proposiciones que se refieren al mundo real.
o Toda proposición susceptible de prueba (con la experiencia o por reducción a otras
proposiciones fundadas en la experiencia) es verdaderamente “significativa”.

Por tanto, las proposiciones, que por definición trascienden la experiencia, como es el caso de
la causalidad (en definitiva la metafísica), son, no falsas o contradictorias como pensaba Hume,
Kant y el escepticismo clásico, sino “carentes de sentido”.

Wittgenstein desarrolla en todos sus momentos el “principio de la imagen” y descubre en ella el


momento clave del “conocimiento válido”.

2.1 Nosotros nos hacemos las imágenes de los hechos.

2.223 Para saber si la imagen es verdadera o falsa, debemos confrontarla con la realidad.

Esta estructura de la imagen en la esfera lógica, constituye el pensamiento. ¿cuál es la razón de


semejante afirmación? “todo pensamiento conocido por nosotros ha tenido que expresarse en un
lenguaje para poder comunicarse”1

3 La imagen lógica de los hechos es el pensamiento.

La proposición expresa la realidad, en cuanto que su estructura es una “proyección” de la


estructura de las cosas.

El pensamiento se identifica con el “significado” de la proposición y, por tanto, su consistencia


significativa depende de la proyección de la misma proposición en la experiencia que tiene su
expresión en el lenguaje.

4 El pensamiento es la proposición significativa.

4.001 La totalidad de las proposiciones es el lenguaje.

1
Gilson, Ettiene; Lingüística y filosofía; 203; 1974, Gredos
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4.01 La proposición es la imagen de la realidad.

Por eso tantos filósofos se complacen en crear un lenguaje que les sea propio, como si hablar de
otra manera y pensar de otra fuesen lo mismo. “No nos gustaría pensar que la realidad dada en la
experiencia, la misma para todos, puede ser correctamente dicha en términos tan diferentes. La
realidad contiene todo lo que sirve de base al lenguaje con que hablamos, pero no consta de
unidades elementales que se correspondan con los términos que usamos para hablar. Analizar el
lenguaje no es analizar la realidad que éste expresa”.2

Russel en su introducción al Tratactus… afirma: “Wittgenstein sostiene que todo aquello que es
propiamente filosófico pertenece a lo que sólo se puede mostrar, es decir: a aquello que es común al
hecho y a su figura lógica. Según este criterio se concluye que nada correcto puede decirse en
filosofía”3.

En rigor, no se puede decir que el lenguaje filosófico sea verdadero o falso, sino más bien
carente de sentido, porque no satisface las reglas del análisis lógico del lenguaje; la única forma
significativa del lenguaje se da cuando las proposiciones reflejan inmediatamente la realidad.

4.003 La mayor parte de las proposiciones y cuestiones sobre temas filosóficos no son falsas, sino
sin sentido… la mayor parte de las proposiciones y cuestiones de los filósofos no tienen otra razón
de ser que nuestra ignorancia de la lógica de nuestro lenguaje.

4.0031 Toda la filosofía se reduce a “lógica del lenguaje”.

El criterio de la verdad se resuelve se resuelve en la estructura de las proposiciones atómicas.

Esto nos interesa porque del hecho de que nada puede deducirse de una proposición atómica
puede aplicarse a la causalidad. En la lógica de Wittgenstein no puede haber nada semejante al nexo
causal. «Los acontecimientos del futuro», dice, «no podemos inferirlos de los del presente.
Superstición es la creencia en el nexo causal.» Que el sol vaya a salir mañana es una hipótesis. No
sabemos, realmente, si saldrá, ya que no hay necesidad alguna para que una cosa acaezca porque
acaezca otra. Por tanto el problema de la Causalidad 4 no es cuestión de ciencia y las demás
cuestiones metafísicas carecen de sentido.

Si bien puede sonar –y efectivamente, así ha sido interpretado por la Escuela de Viena – a una
crítica radical de la metafísica, propiamente no es sino la crítica de las metafísicas de tipo
idealista y del positivismo materialista.

2
Gilson, Ettiene; Lingüística y filosofía; 207; 1974, Gredos; Madrid.
3
Bertrand Russell; Introducción al Tractatus Logico-Philosophicus; 1922, Routledge & Kegan; London.
4
Cf. Tratactus Logicus-philosophicus… 5.1361 Los eventos futuros no pueden ser reducidos de los presentes. La fe en
el nexo causal es superstición.
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Revisión crítica del positivismo lógico: inconsistencia del método

El nudo de la controversia está, pues, en el principio metodológico impuesto, según el cual no


puede haber conocimiento válido fuera de las ciencias de experiencia.

Así, la orientación fundamental que Wittgenstein dio a la Escuela de Viena, como se ha visto,
según el principio de que toda “proposición significativa” debe ser reducida, si quiere ser tal, a
“proposiciones elementales”, no solo aniquila la metafísica, sino también a la ciencia natural:
tampoco las leyes naturales se pueden lógicamente reducir a proposiciones elementales de
experiencia, ni las teorías pueden verificarse por vía empírica. El “método inductivo” puro es
abandonado en cuanto pretende remontarse de los principios particulares a universales y de los
hechos a los principios. Se le sustituye por la “metódica deductiva de la prueba”.

Semejante método procede de este modo. A diferencia tanto del racionalismo que procede por
deducción de los principios abstractos, (Kant) como del viejo positivismo, (Hume) que apela a la
inducción empírica, Wittgenstein defiende el método de la comprobación o verificación; las
conclusiones se deducen por la vía lógico-deductiva de la coincidencia, de la hipótesis, etc. A esas
mismas conclusiones se las confrontan entre sí hasta establecer qué relaciones lógicas (por ej. De
equivalencia, de derivabilidad, de integración, de contradicción) pueden darse entre ellas.

La prueba consiste en:

a. La confrontación lógica de las proposiciones entre sí. (para ver que no haya contradicción).

b. La investigación de la “forma lógica” de la teoría (para ver que no es tautológica).

c. La confrontación con otras teorías (para ver si hay progreso en la ciencia).

d. Mediante la prueba empírica de las consecuencias deducidas.

También este último paso es deductivo, ya que se debe establecer si el elemento nuevo que la
teoría afirma puede mantenerse en práctica, bien con los experimentos científicos o distintas
aplicaciones técnicas.

Este principio metódico (de que la realidad se reduce a los datos sensibles de la experiencia
actual) termina negando el concepto y la objetividad de una realidad objetiva.

Esta actitud negativa de Wittgenstein respecto de la metafísica pretende ampararse en la ciencia


que se contenta con “medidas”, con las cuales construye las fórmulas científicas que expresan las
“constantes” físicas; pero como toda medida supone un observador, se concluye que el contenido de
toda proposición científica es inseparable del observador y, por lo mismo, pierde todo sentido nada
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más que se intente prescindir del observador y de ver, más allá del mismo y de su medición, algo
real independiente de él.

Esta actitud del “Círculo de Viena” ha sido sobre este punto demasiado drástica y resuelta, ya
que como vemos termina negando la existencia de una realidad en sí. Las críticas sobre este punto
crucial donde la investigación científica exige la separación de la metafísica, fueron surgiendo,
incluso dentro de la misma escuela.

La respuesta la vamos a encontrar para sorpresa nuestra, en el fundador de la física cuántica,


Max Panck, que ha desmentido hasta el fin y con gran energía las negaciones del neopositivismo,
incluso reforzando nuestra idea sobre la causalidad.

Inevitabilidad del fundamento metafísico de la ciencia

Es verdad que la ciencia tiene por objeto el mundo de los sentidos, las impresiones que entran
en la conciencia a través de los órganos de la vista, el oído, del tacto… partiendo de estas
impresiones el hombre ha ido formando, a través de los siglos y con enormes fatigas, el edificio de
la ciencia. Lo que significa que nuestro conocimiento procede del exterior al interior de las cosas y
que no se funda en el conocimiento científico ni se reduce al conocimiento inmediato sin más, como
pretendiera Wittgenstein.

Planck afirma con energía que la posición de realidad metafísica, en la que entra el principio de
Causalidad, más que ser extraña y nociva a la ciencia, es requerida y convalidada por la ciencia
contemporánea; más allá del mundo real de la experiencia inmediata está el mundo todavía más
real. Así como “detrás de” toda impresión sensorial se halla un objeto, así “detrás de” todo dato real
de la experiencia hay una realidad metafísica.

Y a la objeción de los neopositivistas de que decir aquí “detrás” no tiene sentido, porque decir
detrás de la experiencia es salirse del campo de la ciencia, responde Planck que aquí “detrás”
significa “en”; Lo real metafísico no está detrás del dato experimental, sino que constituye su
núcleo central.

Y frente al principio cardinal del neopositivismo, según el cual “toda proposición tiene sentido
sólo si es verificable” (y de forma inmediata por la experiencia), Planck nos sostiene que el hombre
no es el autor de las leyes físicas, sino únicamente su descubridor. A este propósito el fundador de
la física quántica recuerda el fenómeno de la desviación de los rayos luminosos a través de un
medio transparente, por ejemplo el agua. Sabiamente se revela la sencilla razón del fenómeno, en
cuanto la luz en el agua se propaga más lentamente que en el aire. Así también “la curvatura” de los
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rayos luminosos, que parten por ejemplo, de una estrella, para llegar hasta nosotros realiza el
camino más breve, a fin de emplear así el menor tiempo. Podemos concluir que los fotones del rayo
luminoso se conducen como una especie de naturaleza racional: entre todas las curvas posibles,
eligen siempre la que les lleva más pronto al fin.

El principio puede extenderse a todos los fenómenos naturales y constituye el “principio de la


acción mínima” y que ha dado nombre al cuanto elemental de acción.

Concluye Planck que mediante este principio físico, se introduce en el concepto de causalidad
una idea enteramente nueva; a la causa eficiente, que desde el presente influye en el futuro y explica
las situaciones subsiguientes como condicionadas por las precedentes, se suma la causa final, que
por el contrario, presupone un fin determinado a que tender.

Hay que admitir, por tanto, que los progresos más sorprendentes de la física moderna han
llevado inesperadamente a una formulación de la causalidad física de carácter expresamente
teleológico, pero sin introducir por ello algo nuevo o en contraste con las leyes de la naturaleza.

Vemos por tanto, la importancia de la causalidad en el ámbito científico. He aquí el punto donde
confluyen metafísica y ciencia.

Para el hombre religioso, Dios, está al comienzo de su conducta; para el científico, al fin de sus
reflexiones. Allí es el fundamento, aquí el coronamiento. Pero siempre el mismo Dios, causa
primera de todo lo creado.

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