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Importancia de la ideología y la pedagogía en

estudiantes de medicina.
Consideraciones a la luz de la Pedagogía de la autonomía de Paulo
Freire

Ensayo por Dra. Amy Castro


Facultad de Humanidades Universidad de San Carlos de Guatemala
Abril 2020

Paulo Freire explica en su libro “Pedagogía de la autonomía” (Freire,


2004) diversas condiciones con las cuales un individuo debe contar para
considerarse un educador progresista, entre las ideas fundamentales que
remarca en su texto se encuentran la interacción entre el educador y los
estudiantes, la certeza de que transferir conocimiento no es lo mismo que
enseñar y finalmente la afirmación de que únicamente es el ser humano
quién puede aprender y enseñar.

A través de los años el ser humano ha evolucionado y se ha


convertido en un ser consciente de su lugar en el mundo como un sujeto y no
como un objeto más, que simplemente existe.

Las exigencias que Freire considera en su texto ayudan a cualquier


educador a mejorar su práctica pero ésta no debe desligarse de la teoría.

A menudo Freire presenta dicotomías, como la teoría y la práctica, la


docencia y la discencia, las palabras y el ejemplo, el riesgo y el compromiso,
reflexiones y crítica, curiosidad inocente y curiosidad epistémica. A
independencia de las dicotomías que representa existe una reflexión
importante que posiblemente se deja de lado.

En la formación de todo médico y cirujano existen dos niveles


importantes. Por un lado el nivel de formación general, (fase preclínica) y por
otro lado el nivel de formación específica-profesional (fase clínica). En cada
una de estas fases, se presentan un sinnúmero de situaciones

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problemáticas, en el presente ensayo me atreveré a abordar un problema
para cada una de las fases, por un lado el análisis del riesgo de presentar la
ideología del docente ante el estudiante de los primeros años de la carrera
de medicina en el nivel de formación general y por otro lado demostrar el
riesgo ante la ausencia de la pedagogía en el nivel de formación específica-
profesional de los estudiantes de los últimos años de la carrera.

Freire asegura que es necesario que el educador tenga criterio, que


reconozca los conocimientos que posee y los que no posee, con humildad.
Que reconozca su buen juicio, los derechos de sus estudiantes, la convicción
de que el cambio es posible, además de establecer la importancia entre
saber cuándo ser autoridad y cuando dar más libertad.

Algo importante que menciona Freire es la capacidad que el educador


debe tener para demostrar su ideología. Pero ¿existen riesgos en presentar
una ideología ante los estudiantes de los primeros años de la carrera de
medicina?

Reconocer que la educación es ideológica es fundamental según


Freire, porque la educación no debe ser neutral, el compartir al estudiante la
ideología del educador puede significar un riesgo para las próximas
generaciones, tanto como puede ser un riesgo no manifestar ninguna
ideología, porque entonces se le estaría dando la razón a la educación
bancaria en que solamente se provee información que será utilizada en algún
momento pero no necesariamente con un criterio propio.

Históricamente se ha demostrado que la Universidad de San Carlos


(USAC) particularmente ha influido en la toma de decisiones de estudiantes
de las diversas facultades de esta casa de estudios, para confrontar directa o
indirectamente a las agresiones que se dan en la sociedad. No es extraño
encontrar mártires en las diferentes facultades de la USAC, que se han dado
como producto de la intervención de los estudiantes jóvenes e indignados
ante la injusticia social que se estaba dando en un momento determinado,

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estos estudiantes, estos mártires tanto alumnos como maestros fueron
sacrificados en las décadas de los 70 y 80, hacia el final del siglo 20.

Cuántos de estos estudiantes con un futuro prometedor se


encontraron frente a una bala debido a ser incapaces de permanecer
indiferentes, cuantos más no fueron insensibles ante el sufrimiento de los
más desfavorecidos y expresaron valientemente su posición en contra de un
gobierno qué humillaba, lastimaba, quitaba la libertad a los ciudadanos.

Ideas como las de Freire parecen ser representantes de una ideología


que marcó una era en la ensangrentada Guatemala. La inquietud ante la
transmisión de la ideología del educador a los estudiantes, se enmarca en
determinar sí ¿es ético promulgar una ideología que llegue a sensibilizar a
los estudiantes de tal manera que generen la rabia suficiente para ponerse
en pie y decidir ir en contra de todo lo nefasto qué se da en nuestra
sociedad?

¿Es realmente ético lanzar a los estudiantes jóvenes llenos de vigor,


llenos de ideales, llenos de esperanzas de tener un mundo mejor, hacia el
ambiente hostil que no es capaz de entender que el diálogo es la mejor
manera de resolver los conflictos y que los acallará de maneras violentas y
sangrientas?

¿Cuál es el papel del educador frente a las injusticias que observa a


menudo en la sociedad y su capacidad, su derecho e incluso su obligación
de denunciar estos ataques en frente de sus estudiantes, sabiendo que
puede tener como consecuencia un cambio total en el pensamiento de estos
jóvenes?

¿El educador debería mantenerse al margen, debería guardar sus


ideas, guardar sus comentarios, para evitar que un grupo de jóvenes
estudiantes fortalecidos por la rabia que produce la indiferencia de unos
cuantos ante las injusticias, tomen cartas en el asunto o lo que es peor la
justicia por sus propias manos?
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A la luz de la historia de nuestro país, de esos jóvenes mártires que
sacrificaron su vida por un ideal y de aquellas familias que quedaron
devastadas y desintegradas ante esa violencia social que destruyó la trama
completa de la sociedad guatemalteca, es imperativo realizar el análisis de
nuestro comportamiento como docentes.

Freire sin duda alguna nos invita a reconocer qué la educación


necesita tener una ideología, no cruzarse de brazos como un elemento
neutral, y nos obsequia en todo momento en su texto, su actitud como
educador democrático, establece claramente su postura, y promueve la
seguridad de los estudiantes.

Pero, como educadores, debemos recordar que no es únicamente


tomar en consideración que la educación no puede ser neutral, es pensar
que hay consecuencias derivadas de la vehemencia del discurso que provee
el educador frente a sus estudiantes, que como líder, quiéralo o no se
manifiesta de una manera su ideología y puede convencer de sus ideas a
grupos de estudiantes llenos de vida de vigor, llenos de valentía que le da su
juventud y llenas muchas veces también de imprudencia. Lo que puede
generar la comisión de actos que si bien parecen necesarios y urgentes en
contra de los delitos de la injusticia, de la depravación, de la corrupción,
también los acerca cada vez más al riesgo en contra de su vida.

Exponer a los estudiantes a la violencia de una sociedad que no


admite reproches es innecesario. No debería ser permitido que como adultos
en calidad de líderes seamos imprudentes en el manejo y la vehemencia con
que manifestamos nuestra ideología.

No obstante, no es raro escuchar comentarios de personas que


lucharon durante los años del conflicto armado en Guatemala, refiriéndose a
que las actuales juventudes no poseen el mismo vigor, la misma sed de
justicia que tuvieron ellos en esos años de cruel guerra, se asegura que la
juventud actual es indiferente, se asegura que la generación Millenials está

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interesada únicamente en poseer tecnología y alejarse cada vez más de la
realidad, pero debemos recordar que en Guatemala no necesariamente esta
generación se corresponde directamente a la que existe en otros lugares del
mundo.

En Guatemala hay una mezcla sui generis de generaciones: X,


Millenials, Centenials, que coexisten y que actualmente tratan de establecer
relaciones tanto de trabajo como de familia y de amistad, la actual juventud
cobarde entre comillas a la que se refieren los entonces jóvenes luchadores
de los 80, son el reflejo de una trama social que fue violentada y cuya ruptura
dejó miles de huérfanos, viudas, familias desintegradas presas del pánico por
la violencia que existió en aquellos aciagos años, muchas de esas familias
tuvieron que emigrar y muchas otras ocultar su pasado, incluso a sus propios
miembros, con la finalidad de no buscar revanchismo, venganza por aquellos
a quienes asesinaron vilmente.

“La mayor parte de los universitarios muertos o desaparecidos fueron


víctimas de la violencia institucional, aunque es difícil evidenciar
concretamente quién era el responsable de cada caso” (Pérez, 2020).
Cuántos de estos estudiantes universitarios fueron aniquilados en el tiempo
de la guerra civil y cuántas familias murieron junto con ellos, aunque no
fueran en lo físico. Freire asegura que enseñar exige querer bien a los
educandos por lo tanto ese querer bien, debe manifestarse a través del
cuidado que se debe tener de que los estudiantes no se involucren en
problemas derivados de la ideología del educador.

Este autor expresa muchas veces la necesidad de la ética, la


necesidad de la no discriminación, de la alegría, de la esperanza, de la
convicción de que el cambio es posible, pero algo que remarca es que
debemos estar conscientes de las tomas de decisiones que hacemos.

Es por eso que la reflexión hacia la postura ideológica de los


educadores debe ser hecha con sumo cuidado, un predicar que no enajene a
los estudiantes y se les convierta en mártires. Antes de enviarlos a un mundo

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que necesita dejar de ser neutral e indiferente, es preciso darles las
herramientas necesarias para que aprendan a dialogar y a través de un
diálogo sensato, se logre conseguir cambios, que a través de las actitudes
logren modificar el entorno en el que se desenvuelven. Una ideología basada
en el amor, el servicio y la dignidad, es la que propongo.

Este discurso teórico, debe complementarse con la “corporificación”,


con el ejemplo puesto en práctica, para que los estudiantes de la carrera de
medicina aprendan a mantener un contacto con los pacientes que llegan a su
cargo, de manera humanizada, con respeto, con sensibilidad.

Desafortunadamente esto no se presenta en los encargados de la


docencia de los estudiantes de la carrera de medicina que se encuentran en
el “practicum”, es decir en el área de externado e internado, que pertenecen
a la fase clínica de su formación profesional. Y no me refiero a los docentes
contratados por la universidad.

Como muestra del tiempo que los estudiantes pasan al lado de sus
docentes encargados de parte de la Facultad de Ciencias Médicas, según el
programa de estudios de la Unidad Didáctica Externado Medicina Interna,
(Facultad de Ciencias Médicas Universidad de San Carlos de Guatemala,
2019) las horas teóricas que están programadas para el estudiante son 323,
divididas en una rotación de cuatro meses (17 semanas), es
aproximadamente 3 horas y media por día junto a sus docentes de la
facultad. Mientras que 1,036 horas son dedicadas a la práctica, por lo que el
encargado de brindar el acompañamiento a los estudiantes en sus horas de
práctica, está a su lado más de 8 horas al día.

Este encargado es “el médico asistencial que tutela y acompaña al


estudiante mientras realiza la práctica” (Universidad Autónoma de Barcelona,
2020), actividad que realizan principalmente los médicos residentes, quienes
tienen a su cargo la mayor parte de la educación de los estudiantes del
externado e internado de los hospitales.

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Los médicos residentes de cada especialidad, no tienen conciencia de
qué significa ser un educador. No comprenden que educar no es transferir
únicamente parte del conocimiento con violencia, sino entregar con respeto a
la autonomía del ser educado los conocimientos necesarios, las habilidades
requeridas y los valores entregados con el ejemplo propio, para que los
educandos sean unos mejores profesionales.

Aunque podría creerse que cualquiera puede enseñar y que


cualquiera puede aprender, la pedagogía nos ha enseñado que hay una
manera de acompañar al educando en la apropiación del conocimiento de las
capacidades necesarias para desenvolverse en el futuro, ya no como un
aprendiz sino como un profesional.

Entonces no cualquiera puede enseñar correctamente, no a cualquier


persona se le debería dejar la potestad y el derecho de enseñar a los que
vienen detrás, habría que hacer una justa y adecuada selección del personal
ideal para proveer esta educación a los futuros profesionales.
Específicamente de las ciencias médicas, para conseguir realmente que los
estudiantes sean formados de manera adecuada, para responder con buen
conocimiento, buenas habilidades y buenas actitudes a los retos
profesionales de su futuro.

Una obra como la de Paulo Freire puede ser leída por profesionales
de la educación, pero también valdría la pena que de una manera sintética
todo aquel que vaya a ser designado como educador de un grupo de
estudiantes tenga la oportunidad de familiarizarse con la obra de este
personaje.

No concuerdo al 100% con todo lo que Freire menciona, cómo lo


mencioné inicialmente, la imprudencia de dar abiertamente nuestra ideología
a nuestros estudiantes puede acarrearles más problemas, pero el riesgo
aumenta con el desconocimiento de cómo proveer y facilitar los
conocimientos necesarios para el desarrollo de los seres humanos que

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habitan en cada estudiante, porque finalmente los estudiantes aprenden más
de nuestros ejemplos que de nuestras palabras.

Si nuestro discurso teórico no va de la mano con nuestro actuar en el


ejercicio de nuestra profesión, no sólo estamos actuando como hipócritas
irresponsables, sino estamos enseñando un actuar de manera fría,
desinteresada, desconfiada y deshumanizada a nuestros estudiantes de
medicina.

Como maestros en docencia universitaria es imprescindible compartir


los conocimientos en relación a la pedagogía de manera ética, con la
prudencia en relación a la forma en que compartimos nuestra visión e
ideología, que alcance a los estudiantes en todos los niveles de formación
académica. Para garantizar que en el futuro estemos otorgando
profesionales competentes para interactuar en la sociedad humanizada que
deseaba Freire.

Bibliografía
Facultad de Ciencias Médicas Universidad de San Carlos de
Guatemala. (2019). Ciencias Clinicas. Recuperado el 12 de 04 de 2020, de
Programa Medicina Interna:
http://medicina.usac.edu.gt/cienciasclinicas.html#acc6

Freire, P. (2004). Pedagogía de la Autonomía. Sao Paulo: Paz e Terra


SA.

Pérez, P. (2020). Listado de Mártires de La Usac. Recuperado el 12


de 04 de 2020, de https://es.scribd.com/doc/253513531/Listado-de-Martires-
de-La-Usac

Universidad Autónoma de Barcelona. (2020). Facultad de Medicina.


Recuperado el 2020 de 04 de 12, de Prácticum Grado Medicina:
https://www.uab.cat/web/estudiar/grados/practicum-de-los-grados/practicum-
grado-medicina-1345754187038.html

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