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INTELIGENCIA EMOCIONAL

“INTELIGENCIA EMOCIONAL”

INTELIGENCIA EMOCIONAL

Objetivo General: Al finalizar el módulo de aprendizaje, las personas


participantes serán capaces de identificar fortalezas y oportunidades esenciales
para el mejoramiento de la inteligencia emocional para una vida más efectiva y
productiva en el ámbito laboral y personal.
Duración: 10 Hrs

Resultados esperados: Realizados los ejercicios propuestos desarrollar las


habilidades de la inteligencia emocional que les permitan: Conocer sus propias
emociones y sus efectos, sus fuerzas, debilidades y posibilidades, de manera
que pueda mejorar con facilidad su interacción con los demás a través de los
principios de la Inteligencia Emocional.

Contenido:

Conceptualización: la inteligencia, la inteligencia emocional, las


emociones
El origen de la inteligencia emocional
El valor de las emociones
El lenguaje corporal y las emociones

LOS CINCO PILARES DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL, LAS


COMPETENCIAS EMOCIONALES

o vinculados con la relación consigo mismo:


Autoconciencia:
o Concepto
o Conciencia emocional:
o Correcta autovaloración:
o Autoconfianza:

Autocontrol
o Concepto
o El estrés y la activación emocional:
o Cambie sus emociones.
o El poder de la risa
o Autocontrol:
o Confiabilidad:
o Conciencia:
o Adaptabilidad:
o Innovación:

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Automotivación:
o Concepto
o Importancia
o Impulso de logro:
o Compromiso:
o Iniciativa:
o Optimismo:

– vinculados con la relación con los demás:

Empatía
o Concepto
o Distinción entre la empatía y la simpatía.
o Comprensión de los otros:
o Desarrollar a los otros:
o Servicio de orientación:
o Potenciar la diversidad:
o Conciencia política:

Habilidades Sociales y la comunicación

o Concepto
o Tipos de habilidades sociales
o Influencia:
o Comunicación:
o Manejo de conflictos:
o Liderazgo:
o Catalizador del cambio:
o Colaboración y cooperación:
o Capacidades de equipo:
o Manejo de las relaciones
o El costo personal y social de la ira
o El estallido emocional
o El buen ánimo se recupera más rápido de lo que creemos

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CONCEPTUALIZACIÓN:

LA INTELIGENCIA es la capacidad de asimilar, guardar, elaborar información


y utilizarla para resolver problemas, cosa que también son capaces de hacer
los animales e incluso los ordenadores. Pero el ser humano va más allá,
desarrollando una capacidad de iniciar, dirigir y controlar nuestras operaciones
mentales y todas las actividades que manejan información.

INTELIGENCIA EMOCIONAL es una forma de interactuar con el mundo que


tiene muy en cuenta los sentimientos, y engloba habilidades tales como el
control de los impulsos, la autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la
perseverancia, la empatía, la agilidad mental, etc. Ellas configuran rasgos de
carácter como la autodisciplina, la compasión o el altruismo, que resultan
indispensables para una buena y creativa adaptación social.

Las personas con habilidades emocionales bien desarrolladas también tienen


más probabilidades de sentirse satisfechas y ser eficaces en su vida.

LAS EMOCIONES son los estados anímicos que manifiestan una gran
actividad orgánica, que refleja en los comportamientos externos e internos.

Las emociones son una combinación compleja de aspectos fisiológicos,


sociales, y psicológicos dentro de una misma situación polifacética, como
respuesta orgánica a la consecución de un objetivo, de una necesidad o de una
motivación.

EL ORIGEN DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

El término Inteligencia Emocional se refiere a la capacidad humana de sentir,


entender, controlar y modificar estados emocionales en uno mismo y en los
demás.

Inteligencia emocional no es ahogar las emociones, sino sentirlas,


dirigirlas y equilibrarlas en su manifestación.

El concepto de Inteligencia Emocional, aunque esté de actualidad, tiene un


claro precursor en el concepto de Inteligencia Social del psicólogo Edward
Thorndike (1920) quien la definió como "la habilidad para comprender y
dirigir a los hombres y mujeres, muchachos y muchachas, y actuar
sabiamente en las relaciones humanas".

Un ilustre antecedente cercano de la Inteligencia Emocional lo constituye la


teoría de ‘las inteligencias múltiples’ del Dr. Howard Gardner, de la
Universidad de Harvard, quien plantea ("Frames of Mind", 1983) que las
personas tenemos 7 tipos de inteligencia que nos relacionan con el mundo.

A grandes rasgos, estas inteligencias son:

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Inteligencia Lingüística: Es la inteligencia relacionada con nuestra


capacidad verbal, con el lenguaje y con las palabras.
Inteligencia Lógica: Tiene que ver con el desarrollo de pensamiento
abstracto, con la precisión y la organización a través de pautas o
secuencias.
Inteligencia Musical: Se relaciona directamente con las habilidades
musicales y ritmos.
Inteligencia Visual-Espacial: La capacidad para integrar elementos,
percibirlos y ordenarlos en el espacio, y poder establecer relaciones de tipo
metafórico entre ellos.
Inteligencia Kinestésica: Abarca todo lo relacionado con el
movimiento tanto corporal como el de los objetos, y los reflejos.
Inteligencia Interpersonal: Implica la capacidad de establecer
relaciones con otras personas.
Inteligencia Intrapersonal: Se refiere al conocimiento de uno mismo
y todos los procesos relacionados, como autoconfianza y automotivación.

En 1990, dos psicólogos norteamericanos, el Dr. Peter Salovey y el Dr. John


Mayer, acuñaron un término cuya fama futura era difícil de imaginar. Ese
término es ‘inteligencia emocional’.

Daniel Goleman, investigador y periodista del New York Times, llevó el tema al
centro de la atención en todo el mundo, a través de su obra ‘La Inteligencia
Emocional’ (1995).

El nuevo concepto, investigado a fondo en esta obra y en otras que se


sucedieron con vertiginosa rapidez, irrumpe con inusitado vigor y hace
tambalear las categorías establecidas a propósito de interpretar la conducta
humana (y por ende de las ciencias) que durante siglos se han dedicado a
desentrañarla: llámense Psicología, Educación, Sociología, Antropología u
otras.

Para comprender la inteligencia emocional debemos ver la relación entre


emoción y motivación.

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La emoción es una tendencia a actuar, y se activa con frecuencia por alguna


de nuestras impresiones grabadas en el cerebro, o por medio de los
pensamientos cognoscitivos, lo que provoca un determinado estado fisiológico
en el cuerpo humano.

La primera forma de conceptuar el vínculo entre emoción y motivación es


proponer que las emociones son un tipo de motivo especial. Las emociones
encajan en la definición de un motivo en el sentido de que energizan y dirigen
la conducta.

La motivación y la emoción son dos caras de la misma moneda en el sentido


de que los motivos funcionan para mantener las condiciones corporales
necesarias para sostener la vida y las emociones funcionan como un ‘informe
de progresos’ constante sobre lo bien que esos motivos están siendo
sostenidos.

El valor de las emociones

Nuestras emociones pueden proporcionarnos información valiosa sobre


nosotros mismos, sobre otras personas y sobre determinadas situaciones.

 El haber descargado nuestro mal humor sobre un compañero de


trabajo puede indicarnos que nos sentimos abrumados por un exceso
de trabajo.
 Sentir ansiedad ante una próxima exposición puede ser una señal de
que necesitamos preparar mejor nuestros datos y cifras.
 La frustración ante un cliente podría indicar que nos convendría
encontrar otras formas de transmitir el mensaje.
 En el caso del arranque de cólera, por ejemplo, podríamos ver la
importancia de tomar medidas para reducir nuestra carga de trabajo o
para regular el proceso del mismo.

Si escuchamos la información que nos proporcionan las emociones,


podremos modificar nuestras conductas y pensamientos con el fin de
transformar las situaciones. Como se aprecia, las emociones desempeñan un
papel importante en el ámbito laboral.

De la ira al entusiasmo, de la frustración a la satisfacción, cada día nos


enfrentamos a emociones –propias y ajenas– en el trabajo.

La clave está en utilizar las emociones de forma inteligente, que es


precisamente lo que queremos decir con inteligencia emocional: hacer,
deliberadamente, que nuestras emociones trabajen en beneficio propio,
de modo que nos ayuden a controlar nuestra conducta y nuestros
pensamientos para obtener mejores resultados.

Cada emoción prepara al cuerpo para una clase distinta de respuesta:

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 Ira: la sangre fluye a las manos y así resulta


más fácil tomar un arma o golpear un enemigo, el
ritmo cardíaco se eleva, lo mismo que el nivel de
adrenalina, lo que garantiza que se podrá cumplir
cualquier acción vigorosa.
 Miedo: la sangre va a los músculos
esqueléticos, en especial a los de las piernas, para
facilitar la huida. El organismo se pone en un
estado de alerta general y la atención se fija en la
amenaza cercana.
 Felicidad: aumenta la actividad de los centros
cerebrales que inhiben los sentimientos negativos y pensamientos
inquietantes. El organismo está mejor preparado para encarar cualquier
tarea, con buena disposición y estado de descanso general.
 Amor: se trata del opuesto fisiológico al estado de "lucha o huye" que
comparten la ira y el miedo. Las reacciones parasimpáticas generan un
estado de calma y satisfacción que facilita la cooperación.
 Sorpresa: el levantar las cejas permite un mayor alcance visual y mayor
iluminación en la retina, lo que ofrece más información ante un suceso
inesperado.
 Disgusto: la expresión facial de disgusto es igual en todo el mundo (el
labio superior torcido y la nariz fruncida) y se trataría de un intento
primordial por bloquear las fosas nasales para evitar un olor nocivo o
escupir un alimento perjudicial.
 Tristeza: el descenso de energía tiene como objeto contribuir a
adaptarse a una pérdida significativa (resignación).

El lenguaje corporal y las emociones

Las emociones se comunican por medio de: El lenguaje corporal, que expresa
lo que estamos sintiendo en ese momento.

Cuando nos comunicamos, utilizamos siempre dos tipos de comunicación:


Verbal o lógico y no verbal o analógico. La comunicación verbal es el
contenido de la comunicación, lo que decimos. La comunicación no verbal
alude al lenguaje del cuerpo, o sea de qué manera nos sentimos cuando lo
decimos.

El nivel de importancia de los dos tipos de comunicación se puede expresar


en el siguiente porcentaje:

 Verbal.............................10%
 No Verbal.......................90%

El hombre siempre envía mensajes, aunque no tenga conciencia de ello, o


aunque voluntariamente no quiera comunicarse. Y esto es porque el cuerpo
habla otro lenguaje.

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Por ejemplo: cuando están dos individuos en su casa, y uno está leyendo
atentamente el periódico, este último está diciendo ‘ahora no quiero hablar,
prefiero leer el periódico’, y cuando el compañero de butaca del teatro
bosteza continuamente, y de vez en cuando mira el reloj, entendemos ‘está
aburrido, la obra no le gusta’.

Si estamos a disgusto en una reunión, es fácil decir que estamos cómodos,


pero nuestra cara y nuestro cuerpo reflejaran en algún momento el disgusto,
a través de cambios constantes por la tensión muscular existente.

La complejidad de la comunicación humana, la polisemia de los mensajes


(cada mensaje no tiene un solo significado, sino varios) hace que podamos
incurrir en error al interpretar el mensaje, dando lugar a malentendidos, con
importantes repercusiones en las relaciones humanas.

Interpretar como desprecio una señal que no lo es, malentender un


comentario crítico que no era personal, permitirnos iniciativas amorosas
cuando no hay razón para ello, puede ponernos en situaciones difíciles.

Sin embargo, estando muy atentos o empleando ciertas técnicas, puede


suceder que descifremos correctamente el mensaje, aun éste sea
contradictorio, confuso o paradójico.

El lenguaje de la cara:

La cara posee una capacidad comunicativa. Es fundamental en la


comunicación de los estados emocionales, nos suministra datos abundantes en
las relaciones interpersonales y debido a su gran visibilidad se le presta
especial atención. El rostro es un sistema de multi-mensajes, y es capaz de
enviar mensajes muy diversos y en muchas ocasiones contradicción a lo que
estamos diciendo.

LOS CINCO PILARES DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL,


COMPETENCIAS EMOCIONALES:

1. Autoconciencia:

La conciencia es vigilancia o estado de alerta y coincide con la participación del


individuo en los acontecimientos del ambiente que le rodea.

La autoconciencia no es una función tan simple y directa como pudiera parecer


a primera vista, y menos respecto a nuestras emociones. Si digo, por ejemplo,
que estoy enojado/a, quizá lo esté, pero puede que también esté equivocado/a.
Puede que en realidad tenga miedo, esté celoso/a, o que sienta las dos cosas.
¿Cómo hacemos para tener una conciencia exacta de lo que nos está
pasando (en el cuerpo) y qué estamos sintiendo (en la mente)?

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A esta pregunta responde el principio de la autoconciencia, primer paso de la


Inteligencia Emocional, porque ésta sólo se da cuando la información afectiva
entra en el sistema perceptivo.
Por ejemplo, para poder controlar nuestra irritabilidad debemos ser conscientes
de cuál es el o los agentes desencadenantes, y cuál es el proceso por el que
surge tan poderosa emoción; sólo entonces podremos aprender a aplacarla y a
utilizarla de forma apropiada. Para evitar el desaliento y motivarnos, debemos
ser conscientes de la razón por la que permitimos que ciertos hechos o las
afirmaciones negativas sobre nosotros afecten nuestro ánimo.

Para ayudar a otros a ayudarse a sí mismos, debemos ser conscientes de


nuestra implicación emocional en la relación.

Junto con los sentimientos o las emociones aparecen manifestaciones físicas


como transpirar, respirar con dificultad, la tensión o la fatiga. Y también hay
manifestaciones cognitivas (p. ej.: de emociones angustiantes), como una falta
de concentración, conducta motriz o física desacelerada, congelación o
abarrotamiento y bloqueo de los procesos del pensamiento, tales como el
olvido o la confusión.

Una herramienta clave de la autoconciencia es la toma de conciencia del propio


cuerpo y de sus señales de excitación.

Tenemos que llegar a ser capaces de describir nuestro cuerpo y nuestra mente
con vívido detalle, incluida la respiración, la transpiración, el desasosiego, la
falta de concentración, los pensamientos inquietantes, el contenido de esos
pensamientos (p/Ej.: en el caso de miedo o preocupación, los peligros
específicos que promueven esos estados anímicos).

Empezar a mirar las manifestaciones exteriores de excitación interior, como


absolutamente naturales y comunes. Comprender que no matan, y saber
positivamente que la conciencia les va quitando el poder a esas señales.

Si una persona tiene poca autoconciencia o conocimiento de sí mismo/a,


ignorará sus propias debilidades y carecerá de la seguridad que brinda el tener
una evaluación correcta de las propias fuerzas.

Las personas que tienen autoconciencia también pueden ser capaces de


energizar a los demás, de comprometerse y confiar en quienes desarrollan
una tarea con ellos.

Ahora, debemos ser cuidadosos, porque no todo lo que vemos es cierto, pues
nuestra mente nos puede engañar por efecto de experiencias en situaciones
pasadas, lo que nos hace vernos, de acuerdo a informaciones internalizadas
con anterioridad y que nada tiene que ver con el presente.

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Las competencias emocionales que dependen de la autoconciencia son:

- Conciencia emocional: identificar las propias emociones y los efectos que


pueden tener.
- Correcta autovaloración: conocer las propias fortalezas y sus limitaciones.
- Autoconfianza: un fuerte sentido del propio valor y capacidad.

2. Autocontrol-Control emocional-Autorregulación:

La segunda habilidad práctica de la Inteligencia Emocional es el control de los


estados anímicos.
Forma parte de la sabiduría universal el hecho de que los sentimientos
alteran el pensamiento: cuando estamos ‘ciegos de rabia’, ‘enfurecidos como
un toro de lidia’ o ‘locamente enamorados’, el propio lenguaje indica que la
razón y el pensamiento, en tales situaciones, no tienen la más mínima
oportunidad de éxito.
Un aspecto importante del autocontrol lo constituye la habilidad de moderar la
propia reacción emocional a una situación, ya sea esa reacción negativa o
positiva (por ejemplo: no sería conveniente expresar excesiva alegría ante
otras personas, colegas o amigos, que están pasando en ese momento por
situaciones problemáticas o desagradables).
Controlar o manejar nuestro estrés poniendo en práctica algunas técnicas
para relajarnos, por ejemplo, puede ayudarnos a controlar nuestros estados
anímicos y responder de manera adecuada ante la situación de manera que
nuestra reacción lleve a resultados positivos.

El estrés y la activación emocional:

El estrés es la respuesta no específica del organismo a cualquier exigencia... El


calor, el frío, la alegría, la tristeza, el esfuerzo muscular, las drogas y las
hormonas provocan respuestas altamente específicas... Sin embargo, todos
esos agentes tienen un común denominador: le exigen al organismo que
aumente su capacidad de adaptación para restablecer la normalidad.

El sueño y el descanso pueden ayudarnos a recuperar la resistencia y la


adaptabilidad, pero, a la larga, la máquina se descompone. De manera que
tarde o temprano el organismo humano termina por desgastarse como
resultado del exceso de estrés.

Los factores causales, es decir, los estresores pueden ser de tres clases:
físicos, sociales y psicológicos.

Entre los estresores físicos están el ruido, la radiación, las toxinas y todas las
demás substancias concretas que pueden ejercer algún impacto en nuestro
organismo. A menos que sean muy severos, con el tiempo tendemos a
adaptarnos a la mayoría de los estresores físicos.

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Los estresores sociales provienen de nuestra interacción con las demás


personas o con grupos humanos de nuestro entorno. Algunos acontecimientos,
como la pérdida de un ser humano, pueden producir efectos agudos y
sumamente perjudiciales. Los conflictos con los demás constituyen otra fuente
de estrés bastante común.

Los estresores psicológicos tienen lugar en el interior de nuestra psique y


comprenden todas las emociones como frustración, ira, odio, celos, miedo,
ansiedad, tristeza, autocompasión y sentimientos de inferioridad.

La activación emocional es uno de los efectos más frecuentes del estrés y


cuando el estado emocional negativo es crónico e intenso, puede ser más
dañino para nuestra salud que los estresores físicos.

Cuando estamos estresados, nuestro organismo concentra sus energías y


suspende el flujo energético a otras funciones corporales menos necesarias en
ese momento para la supervivencia. El sistema nervioso simpático se activa y
libera hormonas del estrés: adrenalina, noradrenalina y cortisona. El organismo
se prepara para luchar o para huir del estresor.

Los efectos fisiológicos a nivel del sistema nervioso simpático son variados y
afectan a la digestión, la respiración, la dinámica y la química de la sangre, los
nervios, los músculos, las glándulas, los órganos sensoriales, la saliva, las
hormonas y las respuestas al dolor y la infección. Todos estos efectos, medidos
por el sistema nervioso simpático, preparan al organismo para una vigorosa
actividad física.

Cambie sus emociones

"Sabemos demasiado y sentimos muy poco. Al menos, sentimos muy


poco de esas emociones creativas de las que surge una buena
vida".

Las siguientes son las típicas emociones que podemos sentir en una semana:

Tensión, Frustración, Enojo, Inseguridad, Soledad, Aburrimiento, Felicidad,


Alivio, Sentirse querido, Estímulo, Sentirse miserable, Alegría.

Se trata de un menú muy reducido de elecciones emocionales si se consideran


los miles de tentadores estados de ánimo de que se dispone. Aprovechemos
todo lo que está a nuestra disposición, intentemos cosas nuevas y cultivemos
un paladar refinado. ¿Qué le parece experimentar más?...

¿Por qué no crearse una lista propia?

Puede experimentar cualquiera de esos estados de ánimo cambiando


simplemente la forma que tiene de usar su cuerpo. Puede sentirse fuerte, o
sonreír, o cambiar cualquier cosa en un instante mediante el simple acto de
reír.

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El poder de la risa ¡¿Qué poder tiene la risa?!

Si desea realmente mejorar su vida, aprenda a reír. Practique sus cinco


sonrisas diarias, échese a reír por nada, tres veces al día durante siete
días, sabrá lo que es capaz de hacer la risa para el cuerpo físico.
¿Cómo? Creando energía por la forma de pensar en algo una y otra vez, y de
ese modo habrá cambiado las sensaciones que vincula a esa situación en el
futuro.

Si usa repetidamente su cuerpo de forma hábil, si deja caer los hombros


habitualmente, si camina de un lado a otro como si se sintiera cansado.
¿Cómo podría hacerlo de modo distinto? Su cuerpo dirige sus emociones.

El estado emocional en el que se encuentra empieza por afectar


a su cuerpo, y la situación se transforma en una especie de círculo vicioso:
observe cómo está sentado ahora mismo. Ahora, siéntese recto, y cree más
energía en su cuerpo al mismo tiempo que continúa leyendo y domina estos
principios.

¿Cuáles son algunas cosas que puede hacer inmediatamente para cambiar
su estado de ánimo y, en consecuencia, la forma en que se siente y actúa?
· Respire profundamente por la nariz y exhale el aire con fuerza por la boca.
· Ponga en su rostro una enorme sonrisa, y sonríale a la persona que tiene al
lado.

Si quiere cambiar realmente, comprométase a pasar un minuto, cinco veces al


día durante los próximos siete días, sonriendo de oreja a oreja ante el espejo.

Le parecerá algo increíblemente estúpido, pero recuerde que con ese sencillo
acto físico estará poniendo en constante funcionamiento esta parte de su
cerebro, y creando un camino neurológico hacia el placer que poco a poco se
irá haciendo habitual. Así, pues, ¡hágalo y se divertirá!

· Póngase a saltar, en lugar de correr. Saltar es una forma poderosa de


cambiar su estado de ánimo, porque con ello logra cuatro cosas:

1. Es un gran ejercicio,
2. Tendrá en su cuerpo menos tensión que si corre,
3. No podrá mantener una expresión seria en su rostro, y
4. Distraerá a todo aquel que pase a su lado, así que también cambiará el
estado de ánimo de los demás, haciéndoles reír.

Las competencias emocionales que dependen del autocontrol son:

- Autocontrol: mantener vigiladas las emociones perturbadoras y los impulsos.


- Confiabilidad: mantener estándares adecuados de honestidad e integridad.
- Conciencia: asumir las responsabilidades del propio desempeño laboral.

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- Adaptabilidad: flexibilidad en el manejo de las situaciones de cambio.


- Innovación: sentirse cómodo con la nueva información, las nuevas ideas y
las nuevas situaciones.

3. La motivación/automotivación:

Es una habilidad intrapersonal de la Inteligencia Emocional. En realidad, esta


tercera habilidad participa justamente de ambas habilidades prácticas: la
intrapersonal y la interpersonal, en el sentido de que podemos hablar de la
capacidad de motivarnos (interna, o automotivación) y la capacidad de
motivar (cuando motivamos a los demás, saber motivar a otras personas o
cuando nos motivan otras personas).
Por razones prácticas se considera a la motivación formando parte del primer
grupo (habilidades intrapersonales, junto con la autoconciencia y el control
emocional) pero en términos de exactitud, como se acaba de decir, puede ser
vista en sus dos aspectos: una habilidad interna y una habilidad externa o de
relación.
Motivación y motivo son términos estrechamente ligados. Estas palabras
derivan del verbo latino movere que significa “moverse”, “poner en
movimiento” “estar listo para la acción”.
Otro aspecto de la motivación es que se trata de “una predisposición general
que dirige el comportamiento hacia la obtención de lo que se desea”.

La base de toda motivación, es, pues, el deseo. Y la obtención de lo que se


desea es, para el grueso de los seres humanos, un sinónimo de felicidad.

Las emociones son una fuente de motivación emocional. Desde un punto de


vista técnico, la motivación es la capacidad para enviar energía en una
dirección específica con un propósito específico.

En el contexto de la Inteligencia Emocional significa usar nuestro sistema


emocional para catalizar todo el sistema y mantenerlo en funcionamiento.

‘Estar motivado es sacar lo que está adentro’, dice el famoso autor Zig Ziglar,
uno de los mejores motivadores del mundo.

La motivación es el combustible que nos permite llevar a cabo lo que nos


proponemos. Las personas motivadas tienen empuje, dirección y resolución.

Hasta aquí, todo lo descrito puede ser llamado automotivación, para


distinguirlo del hecho de motivar a otra persona.

Puesto en otros términos, existe una diferencia entre estar motivado y


motivar.

Motivar es lograr un cambio en la conducta de otro, dirigido a un fin. En todos


los órdenes de la vida la motivación es la clave de cualquier logro y progreso.

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Pero en la vida laboral, hoy es la esencia del éxito. A tal punto que uno de los
más grandes dirigentes empresarios de este siglo, Lee Laccocca, expresó:

‘NADA HAY MAS IMPORTANTE EN LA GESTION EMPRESARIAL COMO


EL SABER MOTIVAR A LA GENTE’.

Una motivación vale por diez amenazas, dos presiones y seis memorandos.

Motivación se refiere a las tendencias emocionales que guían o facilitan el


cumplimiento de las metas establecidas.

Las competencias emocionales que dependen de la motivación son:

- Impulso de logro: esfuerzo por mejorar o alcanzar un estándar de


excelencia laboral.
- Compromiso: matricularse con las metas del grupo u organización.
- Iniciativa: disponibilidad para reaccionar ante las oportunidades.
- Optimismo: persistencia en la persecución de los objetivos, a pesar de los
obstáculos y retrocesos que puedan presentarse.

4. Empatía:

Implica tener conciencia de los sentimientos, necesidades y preocupaciones


de los otros.
La empatía es la capacidad de percibir, compartir y/o inferir los sentimientos,
pensamientos y emociones de los demás, basada en el reconocimiento del
otro como similar, es decir, como un individuo similar con mente propia. Es
por esto que es vital para la vida social.
¿Reconoce usted los sentimientos de las demás personas? ¿Comprende por
qué los demás se sienten así? Esta es la habilidad de ‘sentir con los
demás’, de experimentar las emociones de los otros como si fuesen propias.
Cuando desarrollamos la empatía (la cuarta de las habilidades prácticas de la
Inteligencia Emocional) las emociones de los demás resuenan en nosotros.
Sentimos cuáles son los sentimientos del otro, cuán fuertes son y qué cosas
los provocan. Esto es difícil para algunas personas, pero en cambio, para
otras, es tan sencillo que pueden leer los sentimientos tal como si se tratase
de un libro.
Es importante aquí hacer una distinción entre la empatía y la simpatía.
La simpatía es un proceso que nos permite sentir los mismos estados
emocionales que sienten los demás, los comprendamos o no.
La empatía es algo diferente: involucra nuestras propias emociones, y por
eso entendemos cabalmente los sentimientos de los demás, porque los
sentimos en nuestros corazones además de comprenderlos con
nuestras mentes.

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Pero además, y fundamentalmente, la empatía incluye la comprensión de


las perspectivas, pensamientos, deseos y creencias ajenos.
La simpatía es un pobre sustituto de la empatía, si bien en algunos casos,
en los cuales las personas no pueden sentir empatía respecto de algunas
emociones, la simpatía es mejor que nada.
Para avanzar al siguiente estadio de la conciencia emocional, se requiere
verdadera empatía.
Ser una persona altamente empática puede tener sus desventajas. Una
persona empática es muy consciente de todo un complejo universo de
información emocional, a veces dolorosa e intolerable, que otros no perciben,
por eso también debemos tener límites.

Las personas que tienen empatía están mucho más adaptadas a las sutiles
señales sociales que indican lo que otros necesitan o quieren.

Esto los hace mejores en profesiones tales como la enseñanza, las ventas y
la administración.

Las competencias emocionales que dependen de la empatía son:

- Comprensión de los otros: darse cuenta de los sentimientos y perspectivas


de los compañeros de trabajo.
- Desarrollar a los otros: estar al tanto de las necesidades de desarrollo del
resto y reforzar sus habilidades.
- Servicio de orientación: anticipar, reconocer y satisfacer las necesidades
reales del cliente.
- Potenciar la diversidad: cultivar las oportunidades laborales a través de
distintos tipos de personas.
- Conciencia política: ser capaz de leer las corrientes emocionales del grupo,
así como el poder de las relaciones entre sus miembros.

5. Habilidades sociales y la comunicación:

Las habilidades sociales son el conjunto de estrategias de conducta y las


capacidades para aplicar dichas conductas que nos ayudan a resolver una
situación social de manera efectiva, es decir, aceptable para el propio sujeto y
para el contexto social en el que está. Implica ser un experto para inducir
respuestas deseadas en los otros.

Las habilidades sociales en psicología son un conjunto de conductas y


hábitos observables, y de pensamientos y emociones que fomentan la
comunicación eficaz, las relaciones satisfactorias entre las personas y el
respeto hacia los demás, hecho que lleva a un mejor sentimiento de bienestar.

En otras palabras, se trata de un conjunto pautas de funcionamiento de las


personas que les ayudan en sus relaciones y en el respeto hacia los
derechos de los demás y de los propios.

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Tipos de habilidades sociales


1. Habilidades sociales básicas
Las habilidades sociales básicas son las primeras habilidades que adquieren
las personas, y son fundamentales para poder iniciar una comunicación y para
mantenerla. Algunas de estas habilidades son: saber iniciar, mantener y
finalizar una conversación, saber formular preguntas, etcétera.
2. Habilidades sociales avanzadas
Estas son las habilidades que las personas aprenden una vez adquiridas las
habilidades sociales básicas anteriores. Entre las habilidades sociales
complejas, podemos encontrar: saber compartir una opinión, asertividad,
saber pedir ayuda, saber disculparse, dar y seguir instrucciones, entre otros.
3. Habilidades sociales emocionales
Estas habilidades se caracterizan por estar estrechamente vinculadas al
manejo y la identificación de los sentimientos y las emociones. Podemos
encontrar: identificar y expresar sentimientos y emociones, empatía, respeto,
entre otros.
4. Habilidades sociales negociadoras
Son aquellas habilidades sociales que fomentan la gestión de los conflictos de
una manera adecuada. Encontramos habilidades como las siguientes:
negociación, resolución de conflictos, altruismo, compartir con los demás,
etcétera.
5. Habilidades sociales organizadoras
Estas habilidades resultan beneficiosas para poder organizar el día a día de las
personas de una manera correcta evitando provocar estrés, ansiedad y otros
aspectos de carácter negativo. Dentro de esta tipología de habilidades sociales,
podemos distinguir: capacidad de toma de decisiones, capacidades
organizativas, entre otros.

Las competencias emocionales que dependen de las destrezas sociales


son:

– Influencia: idear efectivas tácticas de persuasión.


– Comunicación: Saber escuchar abiertamente al resto y elaborar mensajes
convincentes.

Las competencias emocionales que dependen de la comunicación son:

- Manejo de conflictos: saber negociar y resolver los desacuerdos que se


presenten dentro del equipo de trabajo.
- Liderazgo: capacidad de inspirar y guiar a los individuos y al grupo en su
conjunto.
- Catalizador del cambio: iniciador o administrador de las situaciones nuevas.
- Constructor de lazos: alimentar y reforzar las relaciones interpersonales
dentro del grupo.
- Colaboración y cooperación: trabajar con otros para alcanzar metas
compartidas.

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- Capacidades de equipo: ser capaz de crear sinergia para la persecución de


metas colectivas.

Manejo de las relaciones

La importancia de la destreza en las relaciones humanas –o habilidades


sociales- no hace falta explicarla. Pero sí conviene definir hasta qué punto
son ellas determinantes en todos los aspectos de nuestra vida, o sea, en
nuestra salud física y mental, y en nuestro desarrollo social y económico.
Por ejemplo, estudios realizados por la Fundación Carnegie, y reafirmados
por el Instituto Carnegie de Tecnología, demostraron que aun en ramos
técnicos como la ingeniería, CERCA DEL QUINCE POR CIENTO DEL ÉXITO
FINANCIERO de cada profesional se debe al conocimiento técnico, y
alrededor del OCHENTA Y CINCO POR CIENTO se debe a la habilidad en
ingeniería humana: A LA PERSONALIDAD Y LA CAPACIDAD PARA
TRATAR CON LAS PERSONAS.
Una vida plena y exitosa se construye gradualmente a partir de una serie de
interacciones cotidianas con otros seres humanos, en las que algunos
intercambios son vitales y otros triviales; sin embargo, ninguno deja de tener
consecuencias. De hecho, el índice del éxito profesional y personal estará
determinado, casi infaliblemente, por la forma más o menos eficaz en que
maneje dichas interacciones.
Los demás son muy importantes. En definitiva, sea cual sea el aspecto bajo
el que lo miremos, siempre que lo hagamos sanamente, no hay nada en el
mundo que sea tan importante como las personas.

El costo personal y social de la ira

El costo personal y social de la ira es enorme. La ira, y la baja tolerancia a la


frustración que la provoca, es en muchas ocasiones causa directa de asesinatos
y uno de los elementos que explican la violencia contra los niños y contra grupos
étnicos minoritarios.

La ira es la causa directa de muchas rupturas matrimoniales y otras relaciones


íntimas que de otro modo podrían haber continuado felizmente. La ira a veces es
literalmente mortal, puede desencadenar un ataque de corazón a las personas
con problemas cardiovasculares.

Las frustraciones son una experiencia para todos nosotros. Si no sintiéramos


grandes deseos de alcanzar nuestros objetivos y de obtener lo que queremos en
la vida, la frustración de nuestros deseos no sería un problema. Pero si no
tuviéramos deseos, tampoco podríamos sobrevivir, ni como individuos ni como
especie.

Cuando algo impide que se realicen nuestros deseos, de forma momentánea o


durante períodos prolongados, es natural que nos sintamos molestos o

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“INTELIGENCIA EMOCIONAL”

disgustados. Nuestro disgusto nos motiva a actuar de forma positiva para


eliminar los obstáculos que impiden que se realicen nuestros deseos. En este
sentido, es sano y racional porque contribuye a la supervivencia y la consecución
de futuras alegrías. El problema se presenta cuando los deseos y preferencias
crecen hasta convertirse en imperativos de que nuestra voluntad se cumpla. La
ira proviene comúnmente de las exigencias desproporcionadas, del orgullo y de
las actitudes infantiles.

La ira ocasionalmente nos permitirá hacer que se cumpla nuestra voluntad


cuando logremos provocar en los demás miedo suficiente como para que nos
den paso franco, pero antes o después acabará con nosotros.

No podemos controlar lo que los demás piensan o sienten, pero sí es posible


controlar –y cambiar- nuestra forma de pensar y sentir.

El estallido emocional

Todos hemos tenido, tenemos y tendremos reacciones extremas que no se


encuentran bajo nuestro control, a esto se le conoce como ‘estallido
emocional’.

Estos pueden ser tanto momentos de crisis (una pérdida, una agresión, un
susto) como de gran disfrute (una buena noticia, un beneficio inesperado, el
encuentro con un ser querido, etcétera.).

El resultado es que actuamos antes de pensar, a veces para beneficio


nuestro y otras para perjuicio.

En los estallidos emocionales se producen también fenómenos expresivos


como gritos y sollozos. Se perturba el tono afectivo habitual, se altera el ritmo
de los pensamientos y se pierde, en algunos casos, el control de los actos. En
las emociones muy violentas, se liberan los sentimientos reprimidos,
reaparecen modos primitivos donde el sujeto puede expresar palabrotas y
hasta realizar gestos brutales

El buen ánimo se recupera más rápido de lo que creemos

"La felicidad humana no es producto de los grandes acontecimientos de


la vida, sino de las pequeñas vivencias cotidianas", escribió Benjamin
Franklin en su autobiografía.

 Relacionándose con los demás. Numerosos estudios han demostrado


que la gente que busca a otra gente, es en realidad la más feliz, y es
también la que menos probabilidades tiene de sufrir una depresión.

 Sintiéndose cómodo en el trabajo. "Las personas que trabajan en


profesiones creativas que permiten aportaciones personales para
conseguir objetivos son, en general, mucho más positivas", afirma César

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“INTELIGENCIA EMOCIONAL”

Díaz-Carrera. "Lograr los retos que nos planteamos en el trabajo es una


forma constante de superación", añade "y la superación es una de las
bases del optimismo". Por este motivo, se aconseja plantearse retos en
todos los niveles de la vida.

 Con autoestima. "Todos somos lo que creemos ser", afirma Andrew


Matthews en su libro ‘Por favor, sea feliz’. Nuestra propia imagen
determina exactamente cómo nos comportamos. "Si nos aborrecemos,
también aborreceremos a los demás; cuando nos encanta ser
quienes somos, todo el mundo nos resulta maravilloso".

 Teniendo autocontrol. Séneca escribió: "El más poderoso es aquél que


tiene poder sobre sí mismo", las personas que creen que consiguen las
cosas por su propio esfuerzo apenas les afecta las predicciones
negativas de los demás.

 Siguiendo una dieta equilibrada. Los diferentes tipos de alimentos


contienen sustancias que nos ayudan a mantener nuestra energía
equilibrada por lo tanto debemos ingerirlos de forma equilibrada.

 Sonriendo. Se sabe que una sonrisa puede resultar contagiosa y mejorar


todavía más un buen estado de ánimo. Por ello se recomienda este
sencillo ejercicio cuando se pasen momentos difíciles: mirarse al espejo
y sonreír. Esta expresión facial genera la emoción correspondiente,
de forma que si vemos el reflejo de una sonrisa, comenzaremos a
sentirnos mejor.

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Referencias bibliográficas

Goleman, Daniel (2000). La inteligencia emocional. Javier Vergara Editor, 32


ediciones, México.
Goleman, Daniel (2001). La práctica de la inteligencia emocional. Editorial
Kairos, Barcelona, España.
Ministerio de educación y ciencia, (2009). La inteligencia se construye
usándola. Ciudad universitaria. Madrid, España.
Enlaces recomendados:
http://www.psicologia-online.com/autoayuda/iemocional/index.shtml
http://www.degerencia.com/tema/inteligencia_emocional
http://www.materiabiz.com/mbz/gurues.vsp?nid=22574
http://www.trabajo.com.mx/inteligencia_emocional.htm
http://www.psicopedagogia.com/definicion/inteligencia%20emocional
http://www.capitalemocional.com/articulos/iemoet.htm

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