Sei sulla pagina 1di 9

La exclusión de accionistas en una

Sociedad Anónima Cerrada


Publicado por  Yataco Arias Abogados at  mayo 21, 2018
Categorias 
Etiquetas 
5
 
 
0
 
 
0
 

En el asesoramiento legal del día a día siempre surge la


interrogante de algún cliente de que si es posible excluir a un
accionistas de una Sociedad Anónima Cerrada. Al respecto,
debemos señalar que la exclusión de socios tiene un carácter
general y con peculiaridades, sus principios son aplicables a
todas las formas societarias en la que el comportamiento y las
condiciones particulares de los socios afectan la consecución
del fin social.
Las clausulas de exclusión están formalmente permitidas dentro del
régimen legal de la Sociedad Anónima Cerrada. Por ello, podemos
señalar que las causas de exclusión admitidas en el estatuto son
distintas a la mora en el aporte, figura consentida y regulada por el
artículo 80 de la Ley General de Sociedades.
La exclusión podría estar admitida como sanción aplicable por
infringir, por ejemplo, el deber genérico de fidelidad entre accionistas
y entre los accionistas y la sociedad (atentar gravemente contra un
socio, cometer actos dolosos en perjuicio de la sociedad), por haber
incumplido una obligación libremente asumida distinta al pago del
aporte y esencial para la consecución del fin social (una prestación
accesoria), o por haber perdido deliberadamente las condiciones
individuales que determinaron el ingreso y la permanencia del
accionista en la sociedad (ser condenado penalmente y perder el
prestigio profesional y personal), o en general, como un remedio
alternativo a la disolución de la sociedad para la solución de conflictos
intrasocietarios graves y permanentes entre la mayoría leal al fin
común y la minoría beligerante o descontenta.
En ocasiones se ha observado que la exclusión es configurada como
una sanción a la decisión del accionista de no ejercer determinados
derechos. Por ejemplo, estableciendo en el estatuto que el accionista
será excluido de la sociedad si falta a tres reuniones consecutivas de
las junta general, o aplicando la misma sanción al accionista que se
abstiene de votar sobre determinadas materias. Claramente se trata
de disposiciones nulas y desprovistas de todo efecto jurídico, aun
cuando hayan pasado el filtro notarial y del registro público.
Si la exclusión está regulada en el estatuto como una sanción, es
absurdo que la causal o causales se funden en la decisión del
accionista de no ejercer los derechos que la ley y el estatuto lo
reconocen. Esa decisión pertenece al ámbito privado del accionista y
no puede ser impuesta ni condicionada por la mayoría.
Si la exclusión ha sido prevista como un remedio para la solución de
conflictos internos graves e insostenibles entre la mayoría leal al fin
social y una minoría beligerante o descontenta debe concurrir un
justo motivo, es decir, un comportamiento o circunstancia especial
convergente en el accionista que, valorando las circunstancias del
caso, haga imposible o ponga en peligro la continuación de la
sociedad. Acordada la exclusión, la sociedad debe entregar el
accionista el valor de su participación en dinero, al menos que algo
diferente se pacte en el estatuto.
https://www.yatacoarias.com/2018/05/21/la-exclusion-de-accionistas-en-una-sociedad-
anonima-cerrada/

Sobre La Exclusión De Accionistas De Una Sociedad Anónima


Uno de los criterios o principios rectores que informaron a la Comisión
Redactora de la Ley General de Sociedades (en adelante, LGS), consiste en
otorgar a la autonomía privada un margen de maniobra mayor al que permitía,
por ejemplo, la anterior Ley General de Sociedades, sin que ello implique que
la actual LGS no contenga normas imperativas y, en palabras de Elías
Laroza, “…sin desdeñar en absoluto las instituciones esenciales para la
fiscalización de los administradores y la salvaguarda de los derechos de los
accionistas minoritarios y de terceros”.[1]
La importancia del estatuto como norma fundamental que regula las relaciones
entre los accionistas y entre éstos y la sociedad, ha sido y es reconocida de
manera unánime por la doctrina, legislación y jurisprudencia comparadas.
En efecto, según los tratadistas españoles Joaquín Garrigues y Rodrigo Uría,
los estatutos de una sociedad son la “…norma constitucional de la sociedad
que rige su vida interna en todo aquello que no constituya Derecho legal
coactivo”.[2]
En el Perú, el doctor Julio Salas Sánchez señala que: “La sola lectura del
artículo 55° que establece el contenido mínimo obligatorio del estatuto, permite
apreciar la importancia que tiene para la sociedad anónima. La LGS cuida ese
aspecto cuando, ampliando el ámbito de la normativa anterior, dispone que
toda forma societaria por ella regulada debe tener un estatuto social; cuando
exige que su modificación derive de un acuerdo de la Junta General de
Accionistas adoptado con requisitos y formalidades especiales; que conste en
escritura pública y se inscriba en el respectivo registro público. El citado
artículo 8° dispone la preeminencia del pacto social y del estatuto sobre el
convenio entre los socios o entre éstos y terceros, si hubiera contradicción
entre éstos y aquellos, constituyendo así un límite taxativo a la libre voluntad
de las partes. Finalmente, el artículo 38° dispone en su segundo párrafo que
“son nulos los acuerdos adoptados por la sociedad en conflicto con el pacto
social o el estatuto, así cuenten con la mayoría necesaria, si previamente no se
ha modificado el pacto social o el estatuto con sujeción a las respectivas
normas legales y estatutarias”, subordinando así la voluntad soberana de la
Junta a los referidos instrumentos”.[3]
Por otro lado, cabe mencionar que, donde las cualidades subjetivas del socio
tengan la relevancia como para que una circunstancia que se manifieste, afecte
de manera grave la colaboración debida en virtud del pacto social, la exclusión
societaria será admisible. Por ello, no es necesario que la sociedad acuerde
remedios que requieran un incumplimiento imputable al socio, cuando la ley
hace referencia a “sanción”; sino a cualquier consecuencia jurídica negativa
que derive del dato objetivo del incumplimiento o falta.
Es así que, la pérdida de la condición de socio no afecta a la existencia de las
acciones, sino a la titularidad de ellas; pues las acciones perduran pese a la
salida de un socio de la sociedad. Toda vez que, por ejemplo, en los casos en
que las acciones son adquiridas por la sociedad para su amortización, esta
operación se realiza con posterioridad a la salida del socio.
En ese sentido, la LGS otorga amplia discrecionalidad para fijar “sanciones”.
Las sanciones más usuales son (de menos a más): la imposición de cláusulas
penales, compensatorias o moratorias, la venta forzosa de las acciones a la
sociedad o a la persona que esta designe, y la exclusión del socio, sanción
más drástica y que tiene como efecto el retirar fondos patrimoniales con cargo
al capital, para amortizar las acciones del incumplido, con la consiguiente
reducción del capital social.[4]
En cuanto a la amortización de la participación social del excluido, según Víctor
Herrada Bazán, “es la última alternativa a la cual la sociedad puede acudir para
aprobar el pago al excluido dentro de su propia estructura. Tomándose como
referencia al artículo 104º de la LGS, cuando la sociedad adquiere
participaciones con el fin de eliminarlas, podrá hacerlo también con cargo a los
beneficios y reservar libres (inciso 1) o, incluso, con cargo al patrimonio
vinculado al capital social (1º párrafo). En este último caso, deberá verificarse
necesariamente una reducción de esta cifra de retención”.[5]
Debido a los intereses que una reducción de capital social implica, se aconseja
que la amortización de participaciones con cargo a esta cifra se realice
solamente cuando la sociedad carezca de beneficios o reservas libres con los
que pueda pagarse al socio excluido; en otras palabras, solo cuando la
amortización de las participaciones sea la única alternativa disponible.[6]
http://agnitio.pe/articulo/sobre-la-exclusion-de-accionistas-de-una-sociedad-anonima/
Las personas
cuando deciden realizar actividades económicas, muchas veces lo
hacen con la participación de uno o más socios, constituyendo así
algún tipo de sociedad de los regulados en la Ley General de
Sociedades N°26887, en adelante la ley. Si bien la sociedad nace con
un compromiso inicial asumido por todos los socios, con el devenir del
tiempo pueden ocurrir distintas situaciones.
Algún socio puede dedicarse, por cuenta propia o ajena, al mismo género de
negocio que constituye el objeto social, tener intereses contrarios a la sociedad,
cometer actos dolosos contra la sociedad, no terminar de cancelar el aporte al
cual se comprometió y aún así rehusarse a separarse de la sociedad. En el
presente artículo, abordaremos el procedimiento de exclusión que se puede
llevar a cabo frente a estas situaciones en las sociedades anónimas,
sociedades anónimas cerradas y las sociedades comerciales de
responsabilidad limitada.

Las sociedades generalmente al momento de su constitución aprueban su


estatuto, el cual contiene las reglas fundamentales de la estructura y
funcionamiento de la sociedad, reglas acordadas en forma voluntaria por los
socios dentro de los parámetros legales y que puede ser modificado
posteriormente cuando los socios lo decidan cumpliendo el procedimiento
legal. En él se pueden establecer causales de exclusión de los socios,
existiendo también otras causales previstas en la Ley.

Pero ¿qué significa exclusión, cómo se realiza y qué consecuencias tiene? La


exclusión es el procedimiento legal, por el cual el órgano máximo de una
sociedad- la junta general- adopta la decisión de separar a uno o más socios,
por causa o causas previamente establecidas en la ley o en el estatuto,
cumpliendo los requisitos legales para su validez. En ese sentido, se ha
pronunciado el órgano de segunda instancia de los Registros Públicos-el
Tribunal Registral- a través de acuerdo plenario aprobado en el XCIII Pleno
realizado el 02 y 03 de agosto de 2012: “No es inscribible el acuerdo de
junta general relativo a la exclusión de un socio en el que no se haya
invocado causal prevista en la ley o el estatuto”. Vemos pues, que la
exclusión principalmente significa una sanción al socio que ha incumplido
obligaciones sociales importantes, y que en cada caso es evaluada y
ponderada por la sociedad congregada en junta general.

El cumplimiento de los requisitos legales para su validez implica que la junta


general sea debidamente convocada e instalada y adoptado el acuerdo con el
quórum dispuesta por la ley. Para un mejor entendimiento la junta general
estará correctamente instalada y el acuerdo estará válidamente adoptado si
concurren el número de socios necesarios y se obtiene el número de votos
exigidos, conforme a lo dispuesto por la ley y el estatuto de la sociedad, para
este tipo de acuerdo.

En el caso delas sociedades anónimas la convocatoria es a través de


publicación y en las sociedades anónimas cerradas y las sociedades
comerciales de responsabilidad limitada la convocatoria es a través de medio
de comunicación que permita obtener constancia de recepción, existiendo al
respecto precedente de observancia obligatoria aprobado por el Tribunal
Registral en el X Pleno realizado los días 8 y 9 de abril del 2005, que es de
obligatorio cumplimiento para los Registradores. En la convocatoria realizada
por quien corresponda según cada tipo de sociedad, debe indicarse en forma
expresa como tema de agenda la exclusión del socio y debe convocarse al
socio cuya exclusión será discutida para que pueda ejercer su derecho
fundamental de defensa. Asimismo debe convocarse con la anticipación
prevista en el estatuto y en la ley.

Ahora bien, no siempre la exclusión es decidida por la sociedad a través de la


junta general. El artículo 22 de la ley permite la exclusión del socio moroso que
no ha cumplido con aportar a la sociedad lo que se comprometió. Dicha
exclusión se realiza a través de un proceso sumarísimo, es decir se debe
recurrir al Poder Judicial. Mayoritariamente se entiende que sólo por la causal
mencionada correspondería excluir a un socio de una sociedad anónima
ordinaria, dado que ésta se caracteriza por ser eminentemente capitalista, es
decir la presencia de los socios se debe a su aporte de capital y no a sus
cualidades personales.. Sin embargo existen resoluciones del Tribunal
Registral que entienden posible pactar además otras causales de exclusión,
entre ellas tenemos la Resolución N°104-2001-ORL/TR y la Resolución N°747-
2014-Sunarp-Tr-L.-En la sociedad anónima cerrada, que es una sociedad
principalmente personalista, el proceso de exclusión se lleva a cabo conforme a
las causales y reglas que se hayan pactado en el estatuto, a falta de pacto
sobre quórum y mayoría se aplican supletoriamente los artículos 126 y 127 de
la Ley.
Respecto de las sociedades .anónimas ordinarias. y sociedades anónimas
cerradas,es importante recordar que no es un acto inscribible la exclusión de
socios, porque la transferencias de acciones no se inscriben en el Registro,
sino en el libro matrícula de acciones que corresponder llevar a la sociedad. Es
decir, para saber quién es el propietario titular de una acción o socio de este
tipo de sociedades, esa información no la obtendré de Registros Públicos. En la
partida sólo va a constar el dato histórico de quienes fueron los socios
fundadores. Esa información la debo solicitar a la sociedad. Siendo así las
cosas, mal podría el Registro calificar la exclusión de un socio, si no tiene la
información de quien es socio en el momento que se presente la exclusión. En
este tipo de sociedades lo que el Registro va a calificar son los actos
posteriores que se deriven como consecuencia de la exclusión: reducción de
capital, modificación del estatuto. Al calificar un acuerdo de junta general de
este tipo de sociedades, el Registrador no solicita el libro matrícula de
acciones, sólo compara el número de acciones en que está dividido en el
capital social inscrito con el número de acciones concurrentes a la junta,
conforme al precedente de observancia obligatoria aprobado por el Tribunal
Registral en el II Pleno realizado el 29 y 30 de Noviembre del 2002. La
responsabilidad del libro matrícula de acciones recae sobre el Gerente General.

En las sociedades comerciales de responsabilidad limitada caracterizadas por


su elemento personalista, si se inscribe en el Registro la transferencia de
participaciones, la exclusión se realiza conforme a las causales pactadas en el
estatuto y las legales, se acuerda con el voto favorable de la mayoría de las
participaciones sociales, sin considerar las del socio cuya exclusión se discute,
debe constar en escritura pública y se inscribe en el Registro. Si la sociedad
sólo tiene dos socios, la exclusión de uno de ellos sólo puede ser resuelta por
el Juez, mediante demanda en proceso abreviado.
Una vez adoptado el acuerdo la exclusión, se van a generar consecuencias
para la sociedad y para el socio excluido.

Toda sociedad debe tener un capital social, el mismo que está integrado por los
aportes económicos que han efectuado los socios al momento de la
constitución de la sociedad o al momento de aumentar el capital. La acción
(denominada así en las sociedades anónimas) o participación (denominada así
en las sociedades comerciales de responsabilidad limitada) representan partes
alícuotas de esa capital y normalmente se entregan a cambio del aporte
realizado. Entonces ante una exclusión, la sociedad debe tomar decisiones en
relación a las acciones o participaciones de propiedad del socio excluido.

Lamentablemente existe en la Ley un vacío legal en relación al destino de las


acciones o participaciones del socio excluido. Ante esta situación, la sociedad
puede acordar mecanismos que permitan el reembolso al socio excluido del
valor de su acción o participación, y la regularización del capital.

En relación al socio excluido, tiene dos garantías: debe ser correctamente


convocado a la junta general en la cual se discutirá su exclusión a fin de que
ejerza su derecho de defensa y puede impugnar u oponerse judicialmente a
dicho acuerdo conforme a los artículos 248 y 293 de la Ley. La exclusión no
significa pérdida inmediata de los derechos de propiedad del socio. Es posible
que el órgano jurisdiccional decida dejar sin efecto el acuerdo y ordenar la
restitución del socio excluido, así como dictar medidas cautelares que
garanticen dicho resultado. Ante este panorama, la mayoría de sociedades
optan por reducir su capital, amortizando – eliminando- las acciones o
participaciones del socio excluido.

Asimismo, si bien puede pactarse que se devuelva al socio excluido el valor


nominal de su acción o participación, también podría acordarse que se le
reembolse el valor real, el valor en libro o cualquier otro valor, estableciéndose
la forma cómo y quién lo va a realizar, pudiendo descontarse los conceptos que
el socio adeudara a la sociedad.
Si bien para las sociedades comerciales de responsabilidad limitada la
inscripción de la exclusión no necesita que previa o simultáneamente se
inscriba la regularización de capital, para  la inscripciones de actos posteriores
referidos al capital, en todas las sociedades mencionadas, será necesario que
previamente se regularice el capital, conforme se ha establecido en el acuerdo
plenario aprobado en el XCIII Pleno del Tribunal registral realizado el 02 y 03
de Agosto del 2012: “Para la inscripción de todo acto- posterior a la
exclusión de un socio- que tenga incidencia en el capital de la sociedad,
tales como aumento, transformación, reorganización, excepto
transferencia de participaciones, se requiere del previo acuerdo de
regularización del capital.”ola

https://revistalagenciana.pe/web/ya-no-te-quiero-como-socio/

Potrebbero piacerti anche