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10 De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas,
sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador.
2
Más el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es.
3
A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y
las saca.
4
Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le
siguen, porque conocen su voz.
5
Más al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los
extraños.
6
Esta alegoría les dijo Jesús; pero ellos no entendieron qué era lo que les decía.
7
Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las
ovejas.
8
Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron
las ovejas.
9
Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará
pastos.
10
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan
vida, y para que la tengan en abundancia.
En contexto, los corrales fueron hechos para que el pueblo, en comunidad, le diera uso para
el rebaño de sus ovejas y fueran compartidos por los diferentes pastores. Los pastores
trabajaban durante largas jornadas, soportaban cualquier clima, incluso cuando era
inclemente; ellos no contaban con áreas específicas para descansar, cubrirse del clima o
incluso, para sus necesidades básicas.
Cada mañana los pastores acudían al corral donde el portero dejaba entrar solamente a los
pastores que tenían su rebaño allí, cada pastor llamaba a sus ovejas y solamente las que
eran suyas reconocían su voz y lo seguían.
El portero solamente dejaba entrar a los dueños de las ovejas porque ellos eran los únicos
que tenían el privilegio y la autoridad para entrar. Jesús, no solamente es la puerta que
protege a las ovejas, sino que Él es el pastor también, porque Él es el único con la autoridad
sobre sus hijos. Jesús nos protegió enfrentando la muerte, rescatándonos del poder del
pecado y del infierno.
La puerta representa seguridad, salvación. (El arca de Noé, el redil, mi casa). Podemos
entender la puerta como un elemento que nos da seguridad un elemento que nos separa
del peligro y ese es Jesús, es nuestra seguridad, Él mismo es quien cuida de nosotros y nos
protege. Él mismo dijo, “el que por mí entrare, será salvo”.
La puerta representa el único acceso al Padre. El tabernáculo tenía una sola puerta por la
cual el sacerdote tenía que entrar si quería presentarse delante de la presencia de Dios.
Ef 2:18. “Porque por medio de Él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo
Espíritu al Padre”
Como todo en el Reino de Dios, entrar por la puerta es una decisión no una obligación “El
que por mí entrare”.