Sei sulla pagina 1di 25

180197360007CO*

Exp: 18-019736-0007-CO

Res. Nº 2019002130

SALA CONSTITUCIONAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. S.J., a las nueve horas quince minutos del ocho de febrero de dos mil diecinueve .
Recurso de amparo interpuesto por FRANGGI BETHZAIDA NICOLÁS SOLANO, cédula de identidad No. 0112940506, en su condición de Diputada; contra el

MINISTERIO DE HACIENDA.

Resultando
1. Por escrito recibido en la Secretaría de la S. el 06 de diciembre de 2018, la
recurrente interpone recurso de amparo contra el Ministerio de Hacienda, y manifiesta
que: el 03 de octubre de 2018 suscribió el oficio No. FNS-l63-2018, dirigido a la Ministra
de Hacienda, en el que le solicitó que le informara lo siguiente: “(...) con relación al
proyecto de Ley 20.580 “Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas”, cuáles son
las personas físicas y/o jurídicas que serían beneficiadas y en qué montos, con lo
propuesto en el Transitorio VI de dicho proyecto (...) con relación a lo propuesto en el
Transitorio XXXVIII de dicho proyecto de Ley, le agradecería me informe cuáles son
todas las entidades bancarias y financieras a las que se le declara una “amnistía
tributaria por motivos de interés público (...)” (documento aportado como prueba).
Señala que mediante el oficio No. DVMI-0267-2018 del 11 de octubre de 2018, el
Viceministro de Hacienda le solicitó una prórroga para dar respuesta. Manifiesta que, a
través del oficio No. DM-2391-2018 del 19 de octubre de 2018, la recurrida le contestó su
petición; sin embargo, en cuanto a la primera consulta, le indicó que era imposible
determinar quiénes son las personas que se acogerán al instrumento e invocó el artículo
117 del Código de Normas y Procedimientos Tributarios –que establece el carácter
confidencial de la información tributaria de los contribuyentes– para responder la
segunda pregunta. Sostiene que aunque la ministra accionada cumplió con brindarle
una respuesta en tiempo, es más que evidente que omitió proporcionar la información
requerida, en detrimento de sus derechos fundamentales. Agrega que se puso a su
disposición una plataforma en línea para consultar la lista de contribuyentes morosos,
pero ese link la dirige a un sitio web que no está en funcionamiento o, bien, tiene un
error que hace imposible acceder a la información. Solicita, en consecuencia, la
intervención de la S..
2. Informa bajo juramento M.d.R.A.M., en su condición de Ministra de Hacienda, que “(…)
En primer término es menester señalar que este Despacho no violentó el derecho de petición
y respuesta de la recurrente como ella lo quiere hacer ver pues mediante DM-2391-2018 de
fecha 19 de octubre 2018, se atendió la solicitud presentada, otorgándole la información que
no resultaba ser de carácter confidencial. Dicho oficio fue notificado mediante correo
electrónico el 24 de octubre del presente año. No obstante lo anterior, este Despacho
procederá a realizar una serie de manifestaciones en torno al tema que nos ocupa, en los
siguientes términos: La Dirección General de Tributación ha emitido varios
pronunciamientos sobre el manejo y traslado a terceros de información de carácter
tributario, resulta importante mencionar la Directriz No. DGT-D- 014-2018 de fecha 10 de
mayo de 2018, denominada “Documentación de la Administración Tributaria que debe ser
considerada confidencial o no y que puede ser trasmitida o intercambiada con las
Dependencias del propio Ministerio y demás Instituciones” De conformidad con el artículo
115 del Código de Normas y Procedimientos Tributarios, Código Tributario, será de acceso
público la información sobre los nombres de las personas físicas y jurídicas que tienen
deudas tributarias con la Hacienda Pública, así como el monto de dichas deudas (sujetos
morosos). “Artículo 115.- Uso de la información. La información obtenida o recabada solo
podrá usarse para fines tributarios de la propia Administración Tributaria, la cual está
impedida para trasladarla o remitirla a otras oficinas, dependencias o instituciones públicas
o privadas, salvo el traslado de información a la Caja Costarricense de Seguro Social, de
conformidad con el artículo 20 de la Ley N.o 17, de 22 de octubre de 1943, y sus reformas.
La información y las pruebas generales obtenidas o recabadas como resultado de actos
ilegales realizados por la Administración Tributaria no producirán ningún efecto jurídico
contra el sujeto fiscalizado. Sin embargo, será de acceso público la información sobre los
nombres de las personas físicas y jurídicas que tienen deudas tributarias con la Hacienda
Pública y el monto de dichas deudas. Se faculta a la Administración Tributaria para publicar
las listas de las personas deudoras con la Hacienda Pública y los montos adeudados, así
como los nombres de las personas físicas o jurídicas que no han presentado sus
declaraciones o que realizan actividades económicas sin haberse inscrito como
contribuyentes”. Sin perjuicio del deber de sigilo dispuesto en el primer párrafo de este
artículo, así como en el artículo 117 de este Código, cuando la Administración Tributaria, en
el ejercicio de las potestades legales que tiene atribuidas para la aplicación del sistema
tributario, llega a conocer transacciones encaminadas a legitimar capitales está facultada a
comunicarlo al Ministerio Público, para los fines que procedan. Por otra parte, el artículo
117 del Código Tributario establece el carácter confidencial de las informaciones, señalando
que es confidencial aquella información obtenida por la Administración Tributaria de los
contribuyentes, responsables y terceros informantes, por cualquier medio, necesaria para
ejercer las funciones designadas por ley (control tributario, gestión y fiscalización de los
tributos), que solo podrá usarse para fines tributarios de la propia Administración
Tributaria, estando impedida para trasladarla a otras oficinas, dependencias o instituciones
públicas o privadas, salvo las excepciones que contempla la misma ley. “Artículo 117.-
Carácter confidencial de las informaciones. Las informaciones que la Administración
Tributaria obtenga de los contribuyentes, responsables y terceros, por cualquier medio,
tienen carácter confidencial; y sus funcionarios y empleados no pueden divulgar en forma
alguna la cuantía u origen de las rentas, ni ningún otro dato que figure en las declaraciones,
ni deben permitir que estas o sus copias, libros o documentos, que contengan extractos o
referencia de ellas sean vistos por otras personas que las encargadas en la Administración
de velar por el cumplimiento de las disposiciones legales reguladoras de los tributos a su
cargo. No obstante lo dispuesto en el párrafo anterior, el contribuyente, su representante
legal, o cualquier otra persona debidamente autorizada por aquel, pueden examinar los
datos y anexos consignados en sus respectivas declaraciones juradas, lo mismo que
cualquier expediente que contemple ajustes o reclamaciones formuladas sobre dichas
declaraciones. La prohibición que señala este artículo no impide la inspección de las
declaraciones por los Tribunales Comunes. Tampoco impide el secreto de las declaraciones,
la publicación de datos estadísticos o del registro de valores de los bienes inmuebles, así
como de la jurisprudencia tributaria conforme a lo previsto en el artículo 101 (*) de este
Código, o el suministro de informes a los personeros de los Poderes Públicos, siempre que se
hagan en tal forma que no pueda identificarse a las personas. Las prohibiciones y las
limitaciones establecidas en este artículo alcanzan también a los miembros y empleados del
Tribunal Fiscal Administrativo, así como a los servidores de los bancos del Sistema Bancario
Nacional, las sociedades financieras de inversión y crédito especial de carácter no bancario
y las demás entidades reguladas por la Auditoría General de Entidades
Financieras.”Igualmente preceptúa que los funcionarios y empleados de la Administración
Tributaria no puedan divulgar en forma alguna la cuantía u origen de las rentas, ni ningún
otro dato que figure en las declaraciones, ni deben permitir que éstas o sus copias, libros o
documentos, que contengan extractos o referencias de ellas sean vistos por otras personas
que las encargadas de velar por el cumplimiento de las disposiciones legales reguladoras de
los tributos a su cargo. En concordancia con lo anterior, el artículo 45 del Reglamento del
Procedimiento Tributario concretiza y delimita la información del sujeto pasivo que la
Administración Tributaria debe proteger como confidencial, estableciendo que es aquella
referida a los datos y documentos que reflejan el estado económico y financiero
individualizado del contribuyente. Ahora bien, de acuerdo dicha normativa, la información
confidencial puede ser trasladada a entes distintos a la Dirección de Tributación, que
ostenten la condición de Administración Tributaria, delimitada a aquella que sirva para las
funciones propias de gestión, fiscalización y control de los tributos que administren, o a un
ente público que no sea Administración Tributaria, pero que esté expresamente autorizado
por ley especial. En cuanto a los jueces, de los juzgados, tribunales y salas de la Corte
Suprema de Justicia en los casos que se encuentran bajo su estudio y trámite, tienen acceso a
la información tributaria, asimismo la información obtenida por medio del Acuerdo de
Intercambio de Información Tributaria (siglas en inglés TIEA) la cual estará sujeta a lo que
disponga el respectivo convenio. Cuando la facultad sea otorgada por ley especial, la norma
legal debe incurrir en alguno de los supuestos de excepción que a la vez establece el artículo
24 de la Constitución Política. Entre ellos, vale citar la autorización dada por la norma
constitucional para la revisión de documentos por otros órganos de la Administración
Pública en el cumplimiento de sus competencias de regulación y vigilancia para lograr los
fines públicos, delegando en la ley el establecer en qué casos procede esa revisión de
documentos privados.
Por su parte el artículo 24 de la Constitución Política consagra el derecho fundamental a la
intimidad. Se trata de un fuero de protección a la vida privada de los ciudadanos.
“ARTÍCULO 24. Se garantiza el derecho a la intimidad, a la libertad y al secreto de las
comunicaciones. Son inviolables los documentos privados y las comunicaciones escritas,
orales o de cualquier otro tipo de los habitantes de la República”.
Sobrada jurisprudencia ha señalado que el derecho a la intimidad se encuentra formado por
aquellos fenómenos, comportamientos, datos y situaciones de una persona que normalmente
están sustraídos al conocimiento de extraños y cuyo conocimiento por éstos puede turbarla
moralmente por afectar su pudor y su recato, a menos que esa misma persona asienta a ese
conocimiento. De esta manera los derechos constitucionales de inviolabilidad del domicilio,
de los documentos privados y de las comunicaciones existen para proteger dicha intimidad,
que es un derecho esencial de todo individuo. Así las cosas, la ley determinará en cuáles
casos podrán los Tribunales de Justicia ordenar que se intervenga cualquier tipo de
comunicación e indicará los delitos en cuya investigación podrá autorizarse el uso de esta
potestad excepcional y durante cuánto tiempo. Asimismo, indicará en qué casos procede esa
revisión. Sobre el derecho de acceso a la información pública, el artículo 30 de la
Constitución Política garantiza el derecho de toda persona, a tener acceso a las oficinas
públicas, ya sea personalmente o por medio de solicitud escrita, para obtener información
sobre asuntos de interés público, siempre que no se trate de un secreto de Estado. Esta
información a la que puede accesar cualquier administrado, se refiere fundamentalmente a
la actividad de los funcionarios públicos en el desempeño de sus funciones y a la forma en
que se administran los fondos públicos en general, con la única salvedad de que se trate de
un secreto de Estado o que la información sea suministrada a la Administración por
particulares confidencialmente, para gestiones determinadas, pues en estos casos se
conservará la confidencialidad siempre y cuando ésta se encuentre constitucional o
legalmente protegida. El interés público de la información guardada en una oficina del
Estado, evidentemente tiene relación con la actividad ordinaria del ente del Estado en
relación con los aspectos propios de la función administrativa, excluyéndose los datos sobre
actividades privadas desplegadas en relación con el ente público. Así las cosas, puede existir
información que sólo interesa al ciudadano que ha contratado o en alguna forma
interactuado con el Estado o con una de sus dependencias, y que fue suministrada
únicamente con un fin determinado, más no para ser difundida a terceros. Resulta
importante recordar que el supra citado artículo 117 del Código de Normas y
Procedimientos Tributarios tiene sustento en una protección constitucional que es el artículo
24 que resguarda la confidencialidad de la información a la cual se ve compelida el sujeto
pasivo a entregar a la Administración Tributaria, sobre la cual incluso caben
responsabilidades penales para dichos funcionarios en caso de su incumplimiento. En el
caso concreto, mediante DM-2391-2018 se le indicó a la señora N.S., que la amnistía
tributaria es un mecanismo extraordinario, que se aplica durante un periodo de tiempo
determinado y que le permite a los contribuyentes de forma voluntaria, pagar las
obligaciones tributarias pendientes. Las amnistías pueden ser generales, cuando se le otorga
la oportunidad de acogerse a la totalidad de los contribuyentes, o específicas cuando se
encuentra dirigida a un grupo definido y delimitado, y de igual forma, pueden recaer sobre
la totalidad de lo adeudado, o sobre las obligaciones accesorias, o parte de ellas. En ese
orden de ideas, la Ley 9635 contiene dos tipos de amnistía, la primera contenida en el
transitorio VI, es de aplicación general, sea para la totalidad de los contribuyentes, y la
segunda, contenida en el transitorio XXXVIII, que está restringida a las instituciones que
forman parte del Sistema Bancario Nacional. Ambas, establecen que a los contribuyentes
que decidan acogerse a este mecanismo, se les exime del pago de los intereses generados, y
dependiendo del momento en que hagan uso del derecho, se rebajará un porcentaje de las
sanciones que existiesen en relación con el tributo. No obstante tratándose de un mecanismo
de voluntario, es imposible poder determinar quiénes son las personas físicas o jurídicas que
se acogerían a este instrumento, ya que ésto dependerá de la disposición y valoración que
realicen los propios contribuyentes. Conforme lo anterior y lo dispuesto en los artículos 115
y 117 del Código de Normas y Procedimientos Tributarios, este Despacho se encuentra
imposibilitado para atender la solicitud de la recurrente en los términos por ella planteados,
“un listado de las personas físicas y jurídicas que en atención a lo dispuesto en los
transitorios VI y XXXVIII, podrían optar por acogerse a la amnistía tributaria, y los montos
en los que se verían rebajados sus adeudos por concepto de intereses y sanciones”. No
obstante lo anterior, es posible indicarle que en caso de que se ingresara un 15% de los
montos que, según se establece en los artículos de cita, están sujetos a la amnistía, la
recaudación estimada por dicho concepto rondaría el 0.54% del PIB, o lo que es igual a
186.770,8 millones de colones. Finalmente en aplicación de lo que establece el artículo 18
bis del Código de Normas y Procedimientos Tributarios, el Ministerio de Hacienda tiene a
disposición general, un sistema de consulta de contribuyentes morosos, el cual puede ser
consultado en la siguiente dirección electrónica:
https://atv.hacienda.go.cr/ATV/frmConsultaSituTributaria.aspx, la cual está en perfecto
funcionamiento”. Solicita se declare sin lugar el recurso.
3. En los procedimientos seguidos se han observado las prescripciones legales.

Redacta la Magistrada E.R.; y,

Considerando:
I. Objeto del recurso. La recurrente reclama la vulneración a su derecho al acceso a la
información, pues acusa que el 03 de octubre de 2018 remitió un oficio dirigido al Ministerio
de Hacienda, en el que requirió dos aspectos relacionados con los transitorios establecidos en
el proyecto de Ley No. 20.580 “Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas”, sean: a) las
personas físicas y/o jurídicas que serían beneficiados y en que montos y b) cuáles serían las
entidades bancarias y financieras a las que se les declararía una amnistía por motivos de
interés público. Sin embargo, la autoridad recurrida no le brindó la información solicitada.
II. Hechos probados. De importancia para la decisión de este asunto, se estima como
debidamente demostrados los siguientes hechos:
a. El 03 de octubre de 2018, la recurrente emitió el oficio No. FNS-163-2018, en
el que requirió lo siguiente: “(…) cuáles son las personas físicas y/o jurídicas que serían
beneficiadas y en que montos, con lo propuesto en el Transitorio VI de dicho proyecto(…)
Por otra parte, con relación a lo propuesto en el Transitorio XXXVIII de dicho proyecto de
Ley, le agradecería me informe cuáles son todas las entidades bancarias y financieras a las
que se les declara una ´amnistía tributaria´por motivos de interés público, para condonar
los intereses asociados a las sumas determinadas en el impuesto sobre la renta por la
Dirección General de Tributación en los procedimientos de fiscalización iniciados para los
períodos fiscales 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2015, 2016 y 2017”, permitiéndoles pagar
en lugar de ello, ´el principal, reconociendo expresamente para su cálculo todos los cargos
correspondientes” (véase prueba aportada por la recurrente).
b. El 03 de octubre de 2018, la recurrente remitió el oficio No. FNS-163-2018 al
correo electrónico salasql@hacienda.go.cr (hecho no controvertido).
c. El 11 de octubre de 2018, el Viceministro de Ingresos del Ministerio de
Hacienda, mediante oficio No. DVMI-0267-2018, le solicitó una solicitud de prórroga a
la recurrente, en donde se le señaló que la información estaría a más tardar el jueves 18
de octubre de 2018 (véase prueba aportada por la recurrente).
d. El 19 de octubre de 2018, mediante oficio No. D2391-2018, la Ministra de
Hacienda le brindó respuesta a la recurrente, en los siguientes términos: “(…) En primera
instancia, es importante hacer de su conocimiento que la amnistía tributaria es un
mecanismo extraordinario, que se aplica durante un período de tiempo determinado y que
le permite a los contribuyentes de forma voluntaria, pagar las obligaciones tributarias
pendientes. Las amnistías pueden ser generales, ello ocurre cuando se le otorga la
oportunidad de acogerse a la totalidad de los contribuyentes, o e específicas cuando se
encuentra dirigida a un grupo definido y delimitado, y de igual forma, pueden recaer sobre
la totalidad de lo adeudado, o sobre las obligaciones accesorias o parte de ellas. Como bien
usted lo ha indicado, el proyecto de ley No. 20.580, contiene dos tipos de amnistía, la
primera contenida en el transitorio VI, es de aplicación general, sea para la totalidad de los
contribuyentes, y la segunda, contenida en el transitorio XXXVIII, que está restringida a
las instituciones que forman parte del Sistema Bancario Nacional. Además, se debe
rescatar, establecen que a los contribuyentes que decidan acogerse a este mecanismo, se les
exime del pago de los intereses generados, y dependiendo del momento en que hagan uso
del derecho, se rebajará un porcentaje de las sanciones que existiesen en relación con el
tributo. Ahora bien, para contestar las interrogantes por usted planteadas, en primera
instancia se debe indicar que, al ser este mecanismo de acogimiento voluntario, es
imposible poder determinar quiénes son las personas físicas o jurídicas que se acogerían a
este instrumento, y que en consecuencia, se beneficiarían del mismo, en el tanto dependerá
de la disposición y valoración que realicen los propios contribuyentes. En igual sentido,
también es importante señalar que el artículo 117 del Código de Normas y Procedimientos
Tributarios, establece que la información tributaria de los contribuyentes tiene carácter
confidencial, y en consecuencia, impide divulgar la cuantía u origen de las rentas o datos
que figuren en las declaraciones presentadas. La norma en cuestión dicta: Artículo 117.-
Carácter confidencial de las informaciones. Las informaciones que la Administración
Tributaria obtenga de los contribuyentes, responsables y terceros, por cualquier medio,
tienen carácter confidencial; y sus funcionarios y empleados no pueden divulgar en forma
alguna la cuantía u origen de las rentas, ni ningún otro dato que figure en las
declaraciones, ni deben permitir que estas o sus copias, libros o documentos, que
contengan extractos o referencia de ellas sean vistos por otras personas que las encargadas
en la Administración de velar por el cumplimiento de las disposiciones legales reguladoras
de los tributos a su cargo.
No obstante lo dispuesto en el párrafo anterior, el contribuyente, su representante legal, o cualquier otra persona debidamente autorizada por aquel, pueden

examinar los datos y anexos consignados en sus respectivas declaraciones juradas, lo mismo que cualquier expediente que contemple ajustes o reclamaciones

formuladas sobre dichas declaraciones.

La prohibición que señala este artículo no impide la inspección de las declaraciones por los Tribunales Comunes. Tampoco impide el secreto de las

declaraciones, la publicación de datos estadísticos o del registro de valores de los bienes inmuebles, así como de la jurisprudencia tributaria conforme a lo

previsto en el artículo 101 (*) de este Código, o el suministro de informes a los personeros de los Poderes Públicos, siempre que se hagan en tal forma que no

pueda identificarse a las personas.

Las prohibiciones y las limitaciones establecidas en este artículo alcanzan también a los miembros y empleados del Tribunal Fiscal Administrativo, así como a

los servidores de los bancos del Sistema Bancario Nacional, las sociedades financieras de inversión y crédito especial de carácter no bancario y las demás

entidades reguladas por la Auditoría General de Entidades Financieras.

En razón de lo anterior, este Ministerio se encuentra imposibilitado de brindarle un listado de las personas físicas y jurídicas que en atención a lo dispuesto en

los transitorios VI y XXXVIII, podrían optar por acogerse a la amnistía tributaria, y los montos en que se verían rebajados sus adeudos por concepto de

intereses y sanciones. No obstante lo anterior, es posible, indicarle que en caso de que se ingresara un 15% de los montos que, según se establece en los

artículos de cita, están sujetos a la amnistía, la recaudación estimada por dicho concepto rondaría el 0.54% del PIB, o lo que es igual a 186.770,8 millones de

colones. No se omite señalar que, en aplicación de lo que establece el artículo 18 bis del Código de Normas y Procedimientos Tributarios, el Ministerio de

Hacienda tiene a disposición general, un sistema de consulta de contribuyentes morosos, el cual puede ser consulta do en la siguiente dirección electrónica:

https://atv.hacienda.go.cr/ATV/frmConsultaSituTributaria.aspx” (véase prueba aportada por la recurrente).

III. Sobre el derecho a la información. La S. se ha ocupado de manera extensa en la


definición de la naturaleza, alcance, contenido, sujetos y límites del derecho y el acceso a la
información de las dependencias públicas. Especialmente ilustrativa sobre este tema y para
el caso concreto, resulta la sentencia de esta S. número 2003-136, en la que se desarrolla y
establece:
“I.- TRANSPARENCIA Y PUBLICIDAD ADMINISTRATIVAS. En el marco del Estado Social y Democrático de Derecho, todos y cada uno de los entes y órganos

públicos que conforman la administración respectiva, deben estar sujetos a los principios constitucionales implícitos de la transparencia y la publicidad que deben ser

la regla de toda la actuación o función administrativa. Las organizaciones colectivas del Derecho Público –entes públicos- están llamadas a ser verdaderas casas de

cristal en cuyo interior puedan escrutar y fiscalizar, a plena luz del día, todos los administrados. Las administraciones públicas deben crear y propiciar canales

permanentes y fluidos de comunicación o de intercambio de información con los administrados y los medios de comunicación colectiva en aras de incentivar una

mayor participación directa y activa en la gestión pública y de actuar los principios de evaluación de resultados y rendición de cuentas actualmente incorporados a

nuestro texto constitucional (artículo 11 de la Constitución Política). Bajo esta inteligencia, el secreto o la reserva administrativa son una excepción que se justifica,

únicamente, bajo circunstancias calificadas cuando por su medio se tutelan valores y bienes constitucionalmente relevantes. Existen diversos mecanismos para

alcanzar mayores niveles de transparencia administrativa en un ordenamiento jurídico determinado, tales como la motivación de los actos administrativos, las formas
de su comunicación –publicación y notificación-, el trámite de información pública para la elaboración de los reglamentos y los planes reguladores, la participación

en el procedimiento administrativo, los procedimientos de contratación administrativa, etc., sin embargo, una de las herramientas más preciosas para el logro de ese

objetivo lo constituye el derecho de acceso a la información administrativa.

II.- EL DERECHO DE ACCESO A LA INFORMACIÓN ADMINISTRATIVA. El ordinal 30 de la Constitución Política garantiza el libre acceso a los

“departamentos administrativos con propósitos de información sobre asuntos de interés público”, derecho fundamental que en la doctrina se ha denominado derecho

de acceso a los archivos y registros administrativos, sin embargo, la denominación más acertada es la de derecho de acceso a la información administrativa, puesto

que, el acceso a los soportes materiales o virtuales de las administraciones públicas es el instrumento o mecanismo para alcanzar el fin propuesto que consiste en que

los administrados se impongan de la información que detentan aquéllas. Es menester indicar que no siempre la información administrativa de interés público que

busca un administrado se encuentra en un expediente, archivo o registro administrativo. El derecho de acceso a la información administrativa es un mecanismo de

control en manos de los administrados, puesto que, le permite a éstos, ejercer un control óptimo de la legalidad y de la oportunidad, conveniencia o mérito y, en

general, de la eficacia y eficiencia de la función administrativa desplegada por los diversos entes públicos. Las administraciones públicas eficientes y eficaces son

aquellas que se someten al control y escrutinio público, pero no puede existir un control ciudadano sin una adecuada información. De este modo, se puede establecer

un encadenamiento lógico entre acceso a la información administrativa, conocimiento y manejo de ésta, control ciudadano efectivo u oportuno y administraciones

públicas eficientes. El derecho de acceso a la información administrativa tiene un profundo asidero en una serie de principios y valores inherentes al Estado Social y

Democrático de Derecho, los cuales, al propio tiempo, actúa. Así, la participación ciudadana efectiva y directa en la gestión y manejo de los asuntos públicos resulta

inconcebible si no se cuenta con un bagaje importante de información acerca de las competencias y servicios administrativos, de la misma forma, el principio

democrático se ve fortalecido cuando las diversas fuerzas y grupos sociales, económicos y políticos participan activa e informadamente en la formación y ejecución

de la voluntad pública. Finalmente, el derecho de acceso a la información administrativa es una herramienta indispensable, como otras tantas, para la vigencia plena

de los principios de transparencia y publicidad administrativas. El contenido del derecho de acceso a la información administrativa es verdaderamente amplio y se

compone de un haz de facultades en cabeza de la persona que lo ejerce tales como las siguientes: a) acceso a los departamentos, dependencias, oficinas y edificios

públicos; b) acceso a los archivos, registros, expedientes y documentos físicos o automatizados –bases de datos ficheros-; c) facultad del administrado de conocer los

datos personales o nominativos almacenados que le afecten de alguna forma, d) facultad del administrado de rectificar o eliminar esos datos si son erróneos,

incorrectos o falsos; e) derecho de conocer el contenido de los documentos y expedientes físicos o virtuales y f) derecho de obtener, a su costo, certificaciones o copias

de los mismos.

III.- TIPOLOGIA DEL DERECHO DE ACCESO A LA INFORMACIÓN ADMINISTRATIVA. Se puede distinguir con claridad meridiana entre el derecho de

acceso a la información administrativa (a) ad extra –fuera- y (b) ad intra –dentro- de un procedimiento administrativo. El primero se otorga a cualquier persona o

administrado interesado en acceder una información administrativa determinada –uti universi- y el segundo, únicamente, a las partes interesadas en un

procedimiento administrativo concreto y específico –uti singuli-. Este derecho se encuentra normado en la Ley General de la Administración Pública en su Capítulo

Sexto intitulado “Del acceso al expediente y sus piezas”, Título Tercero del Libro Segundo en los artículos 272 a 274. El numeral 30 de la Constitución Política,

evidentemente, se refiere al derecho de acceso ad extra, puesto que, es absolutamente independiente de la existencia de un procedimiento administrativo. Este derecho

no ha sido desarrollado legislativamente de forma sistemática y coherente, lo cual constituye una seria y grave laguna de nuestro ordenamiento jurídico que se ha

prolongado en el tiempo por más de cincuenta años desde la vigencia del texto constitucional. La regulación de este derecho ha sido fragmentada y sectorial, así, a

título de ejemplo, la Ley del Sistema Nacional de Archivos No. 7202 del 24 de octubre de 1990, lo norma respecto de los documentos con valor científico y cultural de

los entes y órganos públicos –sujetos pasivos- que conforman el Sistema Nacional de Archivos (Poderes Legislativo, Judicial, Ejecutivo y demás entes públicos con

personalidad jurídica, así como los depositados en los archivos privados y particulares sometidos a las previsiones de ese cuerpo legal).

IV.- SUJETOS ACTIVO Y PASIVO DEL DERECHO DE ACCESO A LA INFORMACIÓN ADMINISTRATIVA. El sujeto activo del derecho consagrado en el

artículo 30 de la Carta Magna lo es toda persona o todo administrado, por lo que el propósito del constituyente fue reducir a su mínima expresión el secreto

administrativo y ampliar la transparencia y publicidad administrativas. Independientemente de lo anterior, el texto constitucional prevé, también, un acceso

institucional privilegiado a la información administrativa como, por ejemplo, del que gozan las comisiones de investigación de la Asamblea Legislativa (artículo 121,

inciso 23, de la Constitución Política) para el ejercicio de su control político. Debe advertirse que el acceso institucional privilegiado es regulado por el

ordenamiento infraconstitucional para otras hipótesis tales como la Contraloría General de la República (artículos 13 de la Ley Orgánica No. 7428 del 26 de agosto
de 1994; 20, párrafo 2º, de la Ley sobre el Enriquecimiento Ilícito de los Servidores Públicos, No. 6872 del 17 de junio de 1983 y sus reformas), la Defensoría de los

Habitantes (artículo 12, párrafo 2º, de la Ley No. 7319 del 17 de noviembre de 1992 y sus reformas), las comisiones para Promover la Competencia y Nacional del

Consumidor (artículo 64 de la Ley No. 7274 del 20 de diciembre de 1994), la administración tributaria (artículos 105, 106, y 107 del Código de Normas y

Procedimientos Tributarios), etc.. En lo tocante a los sujetos pasivos del derecho de acceso a la información administrativa, debe tomarse en consideración que el

numeral 30 de la Constitución Política garantiza el libre acceso a los “departamentos administrativos”, con lo que serán sujetos pasivos todos los entes públicos y sus

órganos, tanto de la Administración Central –Estado o ente público mayor- como de la Administración Descentralizada institucional o por servicios –la mayoría de

las instituciones autónomas-, territorial –municipalidades- y corporativa –colegios profesionales, corporaciones productivas o industriales como la Liga

Agroindustrial de la Caña de Azúcar, el Instituto del Café, la Junta del Tabaco, la Corporación Arrocera, las Corporaciones Ganadera y Hortícola Nacional, etc.-. El

derecho de acceso debe hacerse extensivo, pasivamente, a las empresas públicas que asuman formas de organización colectivas del derecho privado a través de las

cuales alguna administración pública ejerce una actividad empresarial, industrial o comercial e interviene en la economía y el mercado, tales como la Refinadora

Costarricense de Petróleo Sociedad Anónima (RECOPE), la Compañía Nacional de Fuerza y Luz Sociedad Anónima (CNFL), Radiográfica de Costa Rica Sociedad

Anónima (RACSA), Correos de Costa Rica Sociedad Anónima, la Empresa de Servicios Públicos de Heredia Sociedad Anónima (EPSH), etc., sobre todo, cuando

poseen información de interés público. Por último, las personas privadas que ejercen de forma permanente o transitoria una potestad o competencia pública en virtud

de habilitación legal o contractual (munera pubblica), tales como los concesionarios de servicios u obras públicas, los gestores interesados, los notarios, contadores

públicos, ingenieros, arquitectos, topógrafos, etc. pueden, eventualmente, convertirse en sujetos pasivos cuando manejan o poseen información –documentos- de un

claro interés público.

V.- OBJETO DEL DERECHO DE ACCESO A LA INFORMACIÓN ADMINISTRATIVA. El texto constitucional en su numeral 30 se refiere al libre acceso a los

“departamentos administrativos”, siendo que el acceso irrestricto a las instalaciones físicas de las dependencias u oficinas administrativas sería inútil e insuficiente

para lograr el fin de tener administrados informados y conocedores de la gestión administrativa. Consecuentemente, una hermenéutica finalista o axiológica de la

norma constitucional, debe conducir a concluir que los administrados o las personas pueden acceder cualquier información en poder de los respectivos entes y

órganos públicos, independientemente, de su soporte, sea documental –expedientes, registros, archivos, ficheros-, electrónico o informático –bases de datos,

expedientes electrónicos, ficheros automatizados, disquetes, discos compactos-, audiovisual, magnetofónico, etc..

VI.- LÍMITES INTRÍNSECOS Y EXTRÍNSECOS DEL DERECHO DE ACCESO A LA INFORMACIÓN ADMINISTRATIVA. En lo relativo a los límites

intrínsecos al contenido esencial del derecho de acceso a la información administrativa, tenemos, los siguientes: 1) El fin del derecho es la “información sobre

asuntos de interés público”, de modo que cuando la información administrativa que se busca no versa sobre un extremo de tal naturaleza el derecho se ve enervado y

no se puede acceder. 2) El segundo límite está constituido por lo establecido en el párrafo 2º del ordinal 30 constitucional al estipularse “Quedan a salvo los secretos

de Estado”. El secreto de Estado como un límite al derecho de acceso a la información administrativa es reserva de ley (artículo 19, párrafo 1º, de la Ley General de

la Administración Pública), empero, han transcurrido más de cincuenta años desde la vigencia de la Constitución y todavía persiste la omisión legislativa en el

dictado de una ley de secretos de estado y materias clasificadas. Esta laguna legislativa, obviamente, ha provocado una grave incertidumbre y ha propiciado la

costumbre contra legem del Poder Ejecutivo de calificar, por vía de decreto ejecutivo, de forma puntual y coyuntural, algunas materias como reservadas o

clasificadas por constituir, a su entender, secreto de Estado. Tocante el ámbito, extensión y alcances del secreto de Estado, la doctrina es pacífica en aceptar que

comprende aspecto tales como la seguridad nacional (interna o externa), la defensa nacional frente a las agresiones que atenten contra la soberanía e independencia

del Estado y las relaciones exteriores concertadas entre éste y el resto de los sujetos del Derecho Internacional Público (vid. artículo 284 del Código Penal, al

tipificar el delito de “revelación de secretos”). No resulta ocioso distinguir entre el secreto por razones objetivas y materiales (ratione materia), referido a los tres

aspectos anteriormente indicados (seguridad, defensa nacionales y relaciones exteriores) y el secreto impuesto a los funcionarios o servidores públicos (ratione

personae) quienes por motivo del ejercicio de sus funciones conocen cierto tipo de información, respecto de la cual deben guardar un deber de sigilo y reserva (vid.

artículo 337 del Código Penal al tipificar y sancionar el delito de “divulgación de secretos). El secreto de Estado se encuentra regulado en el bloque de legalidad de

forma desarticulada, dispersa e imprecisa (v. gr. Ley General de Policía No. 7410 del 26 de mayo de 1994, al calificar de confidenciales y, eventualmente, declarables

secreto de Estado por el Presidente de la República los informes y documentos de la Dirección de Seguridad del Estado –artículo 16-; la Ley General de Aviación

Civil respecto de algunos acuerdos del Consejo Técnico de Aviación Civil –artículo 303-, etc.). El secreto de Estado en cuanto constituye una excepción a los

principios o valores constitucionales de la transparencia y la publicidad de los poderes públicos y su gestión debe ser interpretado y aplicado, en todo momento, de
forma restrictiva. En lo concerniente a las limitaciones o límites extrínsecos del derecho de acceso a la información administrativa tenemos los siguientes: 1) El

artículo 28 de la Constitución Política establece como límite extrínseco del cualquier derecho la moral y el orden público. 2) El artículo 24 de la Constitución Política

le garantiza a todas las personas una esfera de intimidad intangible para el resto de los sujetos de derecho, de tal forma que aquellos datos íntimos, sensibles o

nominativos que un ente u órgano público ha recolectado, procesado y almacenado, por constar en sus archivos, registros y expedientes físicos o automatizados, no

pueden ser accedidos por ninguna persona por suponer ello una intromisión o injerencia externa e inconstitucional. Obviamente, lo anterior resulta de mayor

aplicación cuando el propio administrado ha puesto en conocimiento de una administración pública información confidencial, por ser requerida, con el propósito de

obtener un resultado determinado o beneficio. En realidad esta limitación está íntimamente ligada al primer límite intrínseco indicado, puesto que, muy,

probablemente, en tal supuesto la información pretendida no recae sobre asuntos de interés público sino privado. Íntimamente ligados a esta limitación se encuentran

el secreto bancario, entendido como el deber impuesto a toda entidad de intermediación financiera de no revelar la información y los datos que posea de sus clientes

por cualquier operación bancaria o contrato bancario que haya celebrado con éstos, sobre todo, en tratándose de las cuentas corrientes, ya que, el numeral 615 del

Código de Comercio lo consagra expresamente para esa hipótesis, y el secreto industrial, comercial o económico de las empresas acerca de determinadas ideas,

productos o procedimientos industriales y de sus estados financieros, crediticios y tributarios. Habrá situaciones en que la información de un particular que posea un

ente u órgano público puede tener, sobre todo articulada con la de otros particulares, una clara dimensión y vocación pública, circunstancias que deben ser

progresiva y casuísticamente identificadas por este Tribunal Constitucional. 3) La averiguación de los delitos, cuando se trata de investigaciones criminales

efectuadas por cuerpos policiales administrativos o judiciales, con el propósito de garantizar el acierto y éxito de la investigación y, ante todo, para respetar la

presunción de inocencia, el honor y la intimidad de las personas involucradas.”

Este pronunciamiento de la S. ha sido igualmente desarrollado por la jurisprudencia posterior de este órgano, precisando cómo se relaciona este derecho con los

principios de razonabilidad, proporcionalidad y oportunidad, y cómo inciden en él el desarrollo de las nuevas tecnologías. Así, mediante sentencia número 2014-4037,

reiterada, entre otras, por sentencia número 2015-15074, señaló la S. que:

“El acceso a la información pública que se encuentra en manos de la Administración ha sido reconocido como derecho constitucional en reiterados fallos de este

Tribunal. Su raigambre constitucional se encuentra en el artículo 30 de la Constitución, amén que también ha recibido reconocimiento en el derecho convencional.

De esta forma, instrumentos básicos del Derecho Internacional lo han reconocido como un componente del derecho de información que se encuentra a su vez

asociado a la libertad de expresión. Así, la Declaración Universal de Derechos Humanos señala en su artículo 19 que “Todo individuo tiene derecho a la libertad de

opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones (…)”. De la misma

manera, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos indica en el artículo 19 inciso 2): “2. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión; este

derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole (…)” (El subrayado es agregado. Véase asimismo el artículo IV de la

Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre). (…)

El derecho a acceder a la información pública se encuentra matizado en ocasiones por la materia: por ejemplo, hay áreas que se encuentran excluidas del derecho

(verbigracia, los secretos de Estado) y, por el contrario, campos en los que explícitamente se debe promover el acceso (por ejemplo, en materia ambiental según el

principio 10 de la Declaración de Río sobre el medio ambiente y el desarrollo).

En la actualidad, el derecho de acceso a la información también se ha visto moldeado por el desarrollo de las nuevas tecnologías y los medios de comunicación.

Dicha evolución no ha pasado desapercibida para algunas legislaciones nacionales, como el Freedom of Information Act británico o la española Ley de acceso

electrónico de los ciudadanos a los Servicios Públicos. La comunidad internacional en general también ha hecho reparo en él. Así, la Organización de Estados

Americanos (OEA) ha alentado en múltiples ocasiones a sus Estados Miembros a que “…a través de su respectiva legislación nacional y otros medios apropiados,

adopten las medidas necesarias para facilitar la disponibilidad electrónica de la información pública.” (Véanse las resoluciones AG/RES. 2418 (XXXVIII-O/08),

AG/RES. 2057 (XXXIV-O/04) y AG/RES. 1932 (XXXIII-O/03), tituladas Acceso a la Información Pública: Fortalecimiento de la Democracia).

De hecho, la OEA ha llegado a incluir en su Ley Modelo de Acceso a la Información Administrativa el deber de la Administración de publicar anualmente y cuando

sea posible en forma electrónica o digital, un informe sobre el desarrollo de sus funciones (artículo 11) y la posibilidad de entregar al administrado la información

solicitada de forma electrónica (artículo 15), entre otros.


Sin perjuicio de los límites que afectan al derecho de acceso a la información pública, ya analizados en diferentes ocasiones por esta S., y haciendo hincapié en el

carácter progresivo de su desarrollo, la S. reconoce que tal derecho conlleva en la sociedad de la información una ampliación de las obligaciones estatales, las que

ahora van más allá de la simple respuesta a una solicitud de información.

Como se puede inferir de la Ley Modelo citada y las resoluciones de la OEA, hoy en día, la Administración está obligada a informar al administrado acerca de sus

actuaciones y progresivamente hacer accesible la información que se encuentra en su poder mediante los medios tecnológicos que tenga a su alcance.

En este desarrollo ideal del derecho al cual el Estado debe aspirar a que la información que sea puesta de oficio al alcance de los administrados por vías

informáticas, debe ser completa, actual, ordenada, accesible, en la medida de lo posible, mediante programas o interfases de uso común, sin que se impongan

barreras injustificadas. El usuario tiene derecho a saber cómo ha sido recolectada la información administrativa y la fuente de la que proviene. El cumplimiento de

estos lineamientos permite que se potencie el carácter instrumental del derecho de acceso a la información pública y, en consecuencia, el ejercicio de otros derechos

fundamentales, como la libertad de prensa.

De este modo, el Estado debe procurar poner a disposición del público, la información de la manera más actual y completa posible, eso sí observando límites como el

requerido resguardo de aquellos datos privados que son recopilados por la Administración, conforme a la Ley 8968, Protección de la Persona frente al tratamiento de

sus datos personales.

Asimismo, cuando la información se encuentra digitalizada, los formatos en que se suministren deben procurar la aplicación de paquetes informáticos de uso muy

común, incluso aquellos libres pues la disminución de costos por software facilita enormemente el acceso a la información pública. Tales medidas dependen, claro

está, de condicionantes financieras y tecnológicas, toda vez que no toda Administración Pública está posibilitada para suministrar la información de la manera más

óptima, amén que razones de seguridad informática, de fundada conveniencia tecnológica y presupuestaria pueden determinar el tipo de software por utilizar. Así, la

digitalización de la información pública demanda una adaptación progresiva acorde a las posibilidades presupuestarias, tecnológicas y de recursos humanos de cada

Administración, no sea que por digitalizar toda la información pública o entregarla en un determinado formato, se descuiden otros aspectos esenciales del servicio

público que se brinda a la población en general.

De manera que criterios de razonabilidad y proporcionalidad deben ser aplicados en esta materia, lo que no obsta para subrayar desde ya el escenario ideal al que el

Estado debe acercarse paulatinamente a fin de satisfacer de modo pleno el derecho fundamental al acceso a la información pública.

El respeto a estos parámetros posibilita que la información sea utilizada de manera efectiva por el administrado y, con ello, se fomenta tanto la participación

informada de las personas en el gobierno, como la transparencia y control de las actuaciones de las autoridades. Más aún, la actuación proactiva de la

Administración en el suministro de la información redunda en su beneficio, pues conforme esta sea puesta a disposición de manera general y accesible, se tornará

innecesario plantear y responder solicitudes particulares."

IV. Sobre el secreto tributario y su relación con la información de carácter público. En el


ordenamiento jurídico costarricense, el pretendido secreto tributario deviene del desarrollo
que del artículo 24 de la Constitución Política realizan los artículos 115 y 117 del Código de
Normas y Procedimientos Tributarios, que en lo conducente señalan que:
“Artículo 115.- Uso de la información

La información obtenida o recabada solo podrá usarse para fines tributarios de la propia Administración Tributaria, la cual está impedida para trasladarla o remitirla a

otras oficinas, dependencias o instituciones públicas o privadas, salvo el traslado de información a la Caja Costarricense de Seguro Social, de conformidad con el

artículo 20 de la Ley N.º 17, de 22 de octubre de 1943, y sus reformas.

La información y las pruebas generales obtenidas o recabadas como resultado de actos ilegales realizados por la Administración Tributaria no producirán ningún efecto

jurídico contra el sujeto fiscalizado.


Sin embargo, será de acceso público la información sobre los nombres de las personas físicas y jurídicas que tienen deudas tributarias con la Hacienda Pública y el

monto de dichas deudas. Se faculta a la Administración Tributaria para publicar las listas de las personas deudoras con la Hacienda Pública y los montos adeudados, así

como los nombres de las personas físicas o jurídicas que no han presentado sus declaraciones o que realizan actividades económicas sin haberse inscrito como

contribuyentes.

Sin perjuicio del deber de sigilo dispuesto en el primer párrafo de este artículo, así como en el artículo 117 de este Código, cuando la Administración Tributaria, en el

ejercicio de las potestades legales que tiene atribuidas para la aplicación del sistema tributario, llegue a conocer transacciones encaminadas a legitimar capitales está

facultada a comunicarlo al Ministerio Público, para los fines que procedan. (…)

Artículo 117.- Carácter confidencial de las informaciones.

Las informaciones que la Administración Tributaria obtenga de los contribuyentes, responsables y terceros, por cualquier medio, tienen carácter confidencial; y sus

funcionarios y empleados no pueden divulgar en forma alguna la cuantía u origen de las rentas, ni ningún otro dato que figure en las declaraciones, ni deben permitir

que estas o sus copias, libros o documentos, que contengan extractos o referencia de ellas sean vistos por otras personas que las encargadas en la Administración de

velar por el cumplimiento de las disposiciones legales reguladoras de los tributos a su cargo.

No obstante lo dispuesto en el párrafo anterior, el contribuyente, su representante legal, o cualquier otra persona debidamente autorizada por aquel, pueden examinar

los datos y anexos consignados en sus respectivas declaraciones juradas, lo mismo que cualquier expediente que contemple ajustes o reclamaciones formuladas sobre

dichas declaraciones.

La prohibición que señala este artículo no impide la inspección de las declaraciones por los Tribunales Comunes. Tampoco impide el secreto de las declaraciones, la

publicación de datos estadísticos o del registro de valores de los bienes inmuebles, así como de la jurisprudencia tributaria conforme a lo previsto en el artículo 101 (*)

de este Código, o el suministro de informes a los personeros de los Poderes Públicos, siempre que se hagan en tal forma que no pueda identificarse a las personas.

Las prohibiciones y las limitaciones establecidas en este artículo alcanzan también a los miembros y empleados del Tribunal Fiscal Administrativo, así como a los

servidores de los bancos del Sistema Bancario Nacional, las sociedades financieras de inversión y crédito especial de carácter no bancario y las demás entidades

reguladas por la Auditoría General de Entidades Financieras.” –énfasis añadidos-

De tal forma, son bastante claros los supuestos previstos por el legislador para el denominado secreto tributario, circunscribiéndolo a aquél tipo de información que las

administraciones tributarias obtengan de los contribuyentes –por ejemplo, a través de las declaraciones-, y no a la información elaborada por la propia administración

respecto de las obligaciones tributarias de los contribuyentes, de donde resulta válido concluir que a este último tipo de información sí es plausible reconocerle carácter

público y, por tanto, la obligación de ser suministrada cuando así llegare a requerirse por parte de alguna persona interesada. Así lo ha reconocido la jurisprudencia de

esta S., cuando al pronunciarse sobre la aplicación del citado artículo 117 del Código de rito, señaló en la sentencia 2001-12894 que:

“En el caso que nos ocupa, estima la S. que la información solicitada a la Administración Tributaria por parte del recurrente es de carácter público, pues estamos en

presencia de un estudio realizado por la misma Administración que fundamentó la promulgación de un decreto ejecutivo, es decir, una disposición general que afecta la

actividad del sector que la empresa amparada representa. De manera que existe, por parte de la entidad recurrida, una mala interpretación de la confidencialidad de las

informaciones a las que se refiere el artículo citado, pues el mismo se refiere a los datos que figuren en las declaraciones. Consecuentemente, se estima violentado en
perjuicio del accionante, lo dispuesto tanto en el artículo 27, como en el artículo 30 de la Constitución Política, por cuanto no se dan ninguna de las limitaciones

indicadas en el considerando segundo de esta sentencia, para no proporcionar la información requerida.”

V. SOBRE EL OBJETO DE LA RECAUDACIÓN TRIBUTARIA. En relación con este tema, la S. Constitucional expresó, en la sentencia No. 309-2009 de las

15:17 horas del 14 de enero del 2009, reiterado, entre otras, en la sentencia No. 4940-2012 de las 15:37 horas del 18 de abril de 2012, lo siguiente: “En general, y

refiriéndose al tema tributario, el Tribunal ha manifestado que el propósito inmediato que lleva al Estado a establecer los impuestos es contar con recursos para

satisfacer las erogaciones que demanda la prestación de los servicios públicos; ni el Estado ni el mercado, pueden por sí solos, solventar las necesidades sociales de sus

habitantes. Por tal razón, es indispensable que los miembros de una sociedad colaboren económicamente para cumplir aquellos fines sociales que son de interés de

todos, motivo por el cual es preciso que dichos recursos lleguen al fisco en forma oportuna. El pago constituye, entonces, el medio natural para la extinción de la

obligación fiscal; al abonar el dinero del monto de la deuda tributaria, satisfaciendo el total respectivo según la liquidación que se ajuste a la ley y en la oportunidad que

ella prevé, el contribuyente se libera de las consecuencias que tal obligación fiscal implica”.

El cumplimiento de las obligaciones tributarias es esencial para alcanzar los fines del Estado Social de Derecho. No solo el cumplimiento de la obligación

consistente en sumas de dinero, también aquellas que se refieren al suministro de información sin la cual la Administración Tributaria no podría cumplir sus fines de

control, garantía del cumplimiento de la obligación principal por los sujetos pasivos. En ese sentido, las sentencias citadas, expresan:

“(…) la obligación constitucional de contribuir a las cargas públicas supone no solo el efectivo pago de impuestos, sino también el deber de suministrar a la

Administración información atinente a su situación fiscal, de manera que aquélla cuente con elementos suficientes para corroborar el correcto cumplimiento de las

obligaciones tributarias. Ahora bien, pueden presentarse casos en los que la Administración Tributaria considere que la información aportada por el contribuyente en

cuanto a su situación tributaria no es cierta o esté incompleta. En tales supuestos, aquella puede aplicar determinados criterios objetivos que le permitan presumir con

razonabilidad, la verdad real de la cuantía de la deuda, o bien, su inexistencia. Sobre este aspecto, la S. ha señalado:

“(…) existe un evidente interés público consistente en que los contribuyentes cumplan en forma exacta y ajustada a la ley con sus obligaciones

tributarias, siendo de esta manera, el pago justo de los impuestos, un principio de acatamiento obligatorio para los habitantes y el Estado. Las razones

expuestas justifican el deber de los contribuyentes de proveer la información necesaria con el objeto de acreditar las situaciones jurídicas tributarias que les conciernan.

Por otra parte, el orden constitucional dispone y tutela los principios esenciales y las garantías fundamentales de los contribuyentes. Lo anterior también determina un

equilibrio en el orden público, en el cual, justo pago, buena fe, legalidad, objetividad, técnica y razonabilidad, entre otros, son parámetros que no sólo protegen a las

personas, sino que además, aseguran la existencia del sistema tributario como fuente de recursos para la realización de los intereses de la sociedad y la democracia. La

Administración debe contar con medios efectivos de control, pues de lo contrario, la evasión y no el pago sería la regla, con el eventual perjuicio para toda la sociedad”.

(Sentencia de la S. Constitucional No. 4940-2012 de las 15:37 horas del 18 de abril de 2012). (el resaltado no es del original).

VI. Precedentes. En diversas ocasiones, esta S. Constitucional ha conocido diversos asuntos en el que se discute la relación entre el acceso a la información y el

secreto tributario. A modo de ejemplo, en la sentencia No. 2005-14519 de las 12:04 hrs. del 21 de octubre de 2005, esta S. declaró que era contrario al Derecho de la

Constitución denegar información sobre cuentas incobrables. En esa oportunidad, el Tribunal resolvió

“V.- Partiendo de lo anterior, estima esta S. que en el caso concreto sí se produjo una
violación evidente a lo dispuesto en el artículo 30 de la Constitución Política, toda vez que la
información solicitada por el recurrente reviste un evidente interés público. En efecto, no
justifica esta S. que la Administración Tributaria se niegue a facilitar información sobre las
cuentas declaradas incobrables, pues sólo de esa manera los particulares pueden realizar
una adecuada fiscalización de las finanzas públicas, determinando si la Administración
Tributaria adoptó o no las medidas necesarias para afrontar los problemas de morosidad.
Si bien la autoridad recurrida se ampara en lo dispuesto en el artículo 117 del Código de
Normas y Procedimientos Tributarios, considera esta S. que se encuentra realizando una
interpretación errónea de la confidencialidad que declara ese numeral, pues si bien es claro
que las declaraciones presentadas por los particulares no pueden ser divulgadas por el tipo
de información que contienen, no ocurre lo mismo cuando ya una deuda ha sido declarada
incobrable, pues existe un evidente interés público en determinar la forma en que la
Administración se condujo en un caso como ese. Es claro que el incumplimiento de
obligaciones de carácter tributario deriva en un detrimento de la Hacienda Pública, por lo
que resulta de interés de todos el conocimiento de aquellas deudas no honradas, toda vez
que solo de esta forma puede determinarse si la Administración ha actuado con la
diligencia suficiente en la recuperación del patrimonio público. Así las cosas, estima esta S.
que la información pretendida por el recurrente en cuanto al nombre de las personas y
empresas declaradas como incobrables, la fecha en que inicia la morosidad, la fecha de
declaratoria de incobrabilidad, la cantidad de dinero declarado incobrable, el motivo de la
declaratoria, el tipo de tributo, así como la demás información que requirió el primero de
junio de dos mil cinco, reviste de un evidente interés público, motivo por el cual no resulta
aceptable que la autoridad recurrida se niegue a suministrarla. En atención del deber de
transparencia que debe caracterizar la función pública, según dispone el artículo 11
constitucional, no puede la Administración negar el acceso a la información que revista
interés público, cuando tales datos puedan revelar un irregular manejo de fondos que son de
todos los y las costarricenses, como en el caso concreto. En consecuencia, el recurso debe
acogerse, con las consecuencias que se dirán en la parte dispositiva de esta sentencia”.
Asimismo, en la sentencia No. 2006-17511 de las 09:38 hrs. del 01 de diciembre de 2006, este Tribunal ordenó a la Caja Costarricense de Seguro Social la

obligación de mantener actualizado la información contenida respecto a los patronos morosos con esa institución. Sobre lo anterior, se resolvió en lo que interesa:

“En este caso, el recurrente reclama que la información publicada por la Caja Costarricense de Seguro Social en su página web respecto a los patronos

morosos no se encuentra actualizada, aspecto sobre el cual las autoridades recurridas omitieron referirse en el informe rendido a este Tribunal, de modo que de

acuerdo al artículo 45 de la Ley de la Jurisdicción Constitucional se debe tener por cierto el alegato del recurrente. Así las cosas y tomando en consideración la

relevancia que tiene que la información pública sea de acceso a los administrados, consecuentemente ello requiere que la misma sea veraz o sea esté

actualizada, si la administración dispuso al público el acceso de la información vía Internet, debe procurar entonces que la misma sea veraz y en ese caso

respecto a los patronos morosos, tiene el deber de mantenerla actualizada. Dicho deber, aunado al hecho de que se tuvo por cierto que la administración no

actualiza la información, por no haberse referido respecto a este hecho en el informe, amerita declarar con lugar el recurso por violación al artículo 30 de la

Constitución Política, como en efecto se ordena”.

En ese mismo orden de ideas, en la sentencia No. 2016-12520 de las 09:05 hrs. del 02 de septiembre de 2016, este Tribunal dispuso que:

“… no constituye información confidencial la relativa a la identidad de las personas físicas y jurídicas que se mantienen morosas con la Administración

Tributaria. Lo anterior, debido a que, de acuerdo con el criterio del Tribunal Constitucional, estos datos revisten un innegable interés público, en virtud del

impacto que la evasión y morosidad en el pago de los tributos puede tener en las finanzas públicas. Esto por cuanto le asiste el derecho a toda persona de conocer
la forma en que las instituciones encargadas de esta tarea la llevan a cabo, así como saber cuáles personas, físicas o jurídicas, no se encuentran al día en sus

obligaciones, ya que, en una verdadera democracia, la transparencia y rendición de cuentas frente a la ciudadanía deben ser la regla, y no la excepción”.

En la sentencia No. 2016-4676 de las 10:30 hrs. del 08 de abril de 2016, el Tribunal conoció de un recurso de amparo promovido contra la Municipalidad de

San Pablo de Heredia, en el que el recurrente requirió una certificación del pago de impuestos y servicios municipales realizados por la Alcaldesa Municipal. La

corporación recurrida le negó la información, pues alegó que la misma era confidencial. A propósito de ello, este Tribunal Constitucional resolvió:

“Sobre el particular, habiéndose ya señalado lo indicado en el considerando precedente, advierte la S. que la información solicitada por el recurrente dista de ser

información confidencial, pues, por el contrario, tiene un importante carácter público. N. cómo lo requerido por el amparado no es la declaración de impuestos o

información suministrada por un contribuyente, que bajo los parámetros jurisprudenciales o del Código de Normas y Procedimientos Tributarios deba quedar

fuera del escrutinio público, sino que se trata de información que debe constar en los acervos municipales sobre los rubros, conceptos y montos pagados por un

contribuyente a la hacienda municipal en un momento determinado, lo cual, según lo indicado, sí resulta información pública, más aún cuando el

contribuyente es un jerarca institucional, obligado a respetar en todo momento el principio de transparencia y probidad en el ejercicio de la función pública , y

demostrar con sus actos no solamente el pleno cumplimiento de sus deberes ciudadanos, sino de acreditar también el respeto de los derechos fundamentales de

las demás personas. En este sentido, lo actuado por las autoridades municipales recurridas, además de vulnerar de forma concreta el derecho de acceso a la

información de carácter público, constituye la perpetuación o mantenimiento de un bloqueo o la violación general del mismo derecho, tal como se indicó en la

comentada sentencia 2015-18815. Esto resulta particularmente relevante en un contexto general que propende a brindar cada vez mayor protección al acceso a la

información de carácter público, y donde existen ya sendos pronunciamientos internacionales que resguardan el acceso a la información como una herramienta de

particular utilidad para garantizar la transparencia de la actividad administrativa –ver, entre otros, la Carta Democrática Interamericana, aprobada por la

Asamblea General de la Organización de Estados Americanos el 11 de setiembre de 2001, y los artículos 10 y 13 de la Convención de Naciones Unidas contra la

Corrupción, adoptada por resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas número 58/4, de 31 de octubre de 2003-, y que reconocen un ligamen

inescindible entre al acceso a la información y la libertad de expresión –ver, en este sentido, de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso C.R. y otros

vs. Chile, sentencia de 19 de setiembre de 2006, serie C, No. 151, párr. 76 y 77; y los Principios sobre el Derecho a la Información, adoptados por resolución del

Comité Jurídico Interamericano de la Organización de Estados Americanos número CJI/RES.147, de 7 de agosto de 2008-, bajo el entendido que la información

resulta vital e imprescindible para la oportuna expresión de ideas, pensamientos, comentarios e investigaciones”.

En la resolución No. 2016-17074 de las 09:05 hrs. del 18 de noviembre de 2016, la S. Constitucional conoció de un recurso de amparo promovido contra la

Municipalidad de Grecia, en el que la parte recurrente solicitó que se suministrara una lista completa de los deudores morosos de ese cantón (con su número de

identificación), los períodos y montos adecuados, intereses y multas, así como el folio real en el que se encuentra inscrito el inmueble que origina la deuda y el valor

fiscal que sirven de base al cálculo de ese impuesto. La Municipalidad recurrida le negó la información al ciudadano, ya que consideró que la misma era confidencial y

se requería la autorización de cada uno de los morosos. En cuanto a esto, la S. sí verificó la infracción al derecho al acceso a la información del recurrente, en los

siguientes términos:

“Conforme ha reconocido este Tribunal, lo relativo a la identidad de las personas físicas y jurídicas que se mantienen morosas con la Administración Tributaria no es

información confidencial, habida cuenta reviste un innegable interés público, en virtud del impacto que la evasión y morosidad en el pago de los tributos puede tener

en las finanzas públicas y que a toda persona le asiste el derecho de conocer la forma en que las instituciones encargadas de esta tarea la llevan a cabo, así como

saber cuáles personas, físicas o jurídicas, no se encuentran al día en sus obligaciones, en virtud que, en una verdadera democracia, la transparencia y rendición

de cuentas frente a la ciudadanía deben ser la regla, y no la excepción, en virtud del “ (…) derecho a toda persona de conocer la forma en que las instituciones

encargadas de esta tarea la llevan a cabo” (…) (entre otras, sentencia No. 2011015538 de las 10:51 hrs. de 11 de noviembre de 2011). Aunado a lo anterior, tal y

como lo afirmó la S. en la sentencia 2010-10982, “(…) datos como la identidad de las personas morosas no son confidenciales ni dañan la intimidad de estas (…)”.

Bajo esta inteligencia, se impone la estimatoria del amparo, como al efecto se ordena”.
No menos importante, en un recurso de amparo tramitado bajo el expediente No. 18-16441-0007-CO, un grupo de ciudadanos requirieron al Ministerio de

Hacienda, que se les proporcionara el nombre, número de cédula jurídica de cada una de las empresas contribuyentes que en los últimos diez años han reportado

pérdidas o cero ganancias. A propósito de ello, los recurrentes acudieron en amparo, puesto que el Ministerio de Hacienda les negó dicha información. En atención a

los elementos del caso, la S. comprobó la infracción al derecho al acceso a la información del recurrente y resolvió:

“SOBRE EL FONDO. Del estudio de los autos, se encuentra idónea y fehacientemente


acreditado que a los amparados se le negó la información requerida el día 04 de octubre de
2018, donde solicitaron “que se nos proporcione el nombre y número de cédula jurídica de
cada una de esas empresas grandes contribuyentes que en los últimos 10 años han reportado
pérdidas o cero ganancias, desglosado por el año fiscal respectivo”. Ahora bien, a pesar que
los recurrentes solicitaron específicamente, se les indicara, únicamente,"(...) el nombre y
número de cédula jurídica de cada una de esas empresas grandes contribuyentes que en los
últimos 10 años han reportado pérdidas o cero ganancias, desglosado por el año fiscal
respectivo(…)” y no pidieron “(…) copia de la declaración de impuestos de esas empresas, ni
sus libros de contabilidad, ni sus comprobantes de pagos, gasto y deducciones, ni ninguna
información cubierta por el secreto tributario (…)”, mediante oficio N° DGCN-474-2018 de 16
de octubre de 2018, la autoridad recurrida les informó que “ (...) de conformidad con lo
instituido en los numerales 115 y 117 del Código de Normas y Procedimientos Tributarios y 45
del Reglamento de Procedimiento Tributario, en observancia del principio de legalidad
consagrado en el artículo 11 tanto de la Ley General de la Administración Pública como de la
Constitución Política, esta Dirección se encuentra impedida de proporcionar la información
requerida pues esta reviste el carácter de confidencial, siendo que nuestros funcionarios están
impedidos de divulgar en forma alguna la cuantía u origen de las rentas así como ningún otro
dato que figure en las declaraciones de los contribuyentes, por ello, revelar el nombre de las
empresas que han tenido utilidad cero o pérdida en el impuesto de utilidades, violenta el sigilo
profesional y vulneraría la confidencialidad que ostentan las declaraciones juradas presentadas
por los obligados, siendo que la información perseguida se fundamenta en éstas últimas. (...)".
Sobre el particular y en lo correspondiente al derecho de acceso a la información solicitada, lo
que interesa es que la información tenga interés público y no se trate de un secreto de Estado,
ni que medie una declaratoria de confidencialidad sobre ella, lo cual no se da en el presente
caso, pues, lo pedido tiene relación con las empresas grandes contribuyentes que han
reportado perdidas o cero ganancias en relación a los tributos cancelados en los años
anteriores, lo cual es de evidentemente interés público, y de allí la obligación de ser
suministrada por parte de la autoridad accionada, cuando –como en este caso- le ha sido
requerida por parte del interesado. En este sentido, mediante Sentencia N° 2016017074 de las
09:05 horas del 18 de noviembre de 2016, esta sala dispuso sobre el particular lo siguiente:

“IV.- Sobre el secreto tributario y su relación con la información de carácter público.


En el ordenamiento jurídico costarricense, el pretendido secreto tributario deviene del
desarrollo que del artículo 24 de la Constitución Política realizan los artículos 115 y 117 del
Código de Normas y Procedimientos Tributarios, que en lo conducente señalan que:

“Artículo 115.- Uso de la información

La información obtenida o recabada solo podrá usarse para fines tributarios de la


propia Administración Tributaria, la cual está impedida para trasladarla o remitirla a otras
oficinas, dependencias o instituciones públicas o privadas, salvo el traslado de información a la
Caja Costarricense de Seguro Social, de conformidad con el artículo 20 de la Ley N.º 17, de 22
de octubre de 1943, y sus reformas.

La información y las pruebas generales obtenidas o recabadas como resultado de actos


ilegales realizados por la Administración Tributaria no producirán ningún efecto jurídico
contra el sujeto fiscalizado.

Sin embargo, será de acceso público la información sobre los nombres de las personas
físicas y jurídicas que tienen deudas tributarias con la Hacienda Pública y el monto de dichas
deudas. Se faculta a la Administración Tributaria para publicar las listas de las personas
deudoras con la Hacienda Pública y los montos adeudados, así como los nombres de las
personas físicas o jurídicas que no han presentado sus declaraciones o que realizan actividades
económicas sin haberse inscrito como contribuyentes.

Sin perjuicio del deber de sigilo dispuesto en el primer párrafo de este artículo, así como
en el artículo 117 de este Código, cuando la Administración Tributaria, en el ejercicio de las
potestades legales que tiene atribuidas para la aplicación del sistema tributario, llegue a
conocer transacciones encaminadas a legitimar capitales está facultada a comunicarlo al
Ministerio Público, para los fines que procedan. (…)

Artículo 117.- Carácter confidencial de las informaciones.

Las informaciones que la Administración Tributaria obtenga de los contribuyentes,


responsables y terceros, por cualquier medio, tienen carácter confidencial; y sus funcionarios y
empleados no pueden divulgar en forma alguna la cuantía u origen de las rentas, ni ningún
otro dato que figure en las declaraciones, ni deben permitir que estas o sus copias, libros o
documentos, que contengan extractos o referencia de ellas sean vistos por otras personas que
las encargadas en la Administración de velar por el cumplimiento de las disposiciones legales
reguladoras de los tributos a su cargo.

No obstante lo dispuesto en el párrafo anterior, el contribuyente, su representante legal,


o cualquier otra persona debidamente autorizada por aquel, pueden examinar los datos y
anexos consignados en sus respectivas declaraciones juradas, lo mismo que cualquier
expediente que contemple ajustes o reclamaciones formuladas sobre dichas declaraciones.
La prohibición que señala este artículo no impide la inspección de las declaraciones por
los Tribunales Comunes. Tampoco impide el secreto de las declaraciones, la publicación de
datos estadísticos o del registro de valores de los bienes inmuebles, así como de la
jurisprudencia tributaria conforme a lo previsto en el artículo 101 (*) de este Código, o el
suministro de informes a los personeros de los Poderes Públicos, siempre que se hagan en tal
forma que no pueda identificarse a las personas.

Las prohibiciones y las limitaciones establecidas en este artículo alcanzan también a los
miembros y empleados del Tribunal Fiscal Administrativo, así como a los servidores de los
bancos del Sistema Bancario Nacional, las sociedades financieras de inversión y crédito
especial de carácter no bancario y las demás entidades reguladas por la Auditoría General de
Entidades Financieras.” –énfasis añadidos-

De tal forma, son bastante claros los supuestos previstos por el legislador para el
denominado secreto tributario, circunscribiéndolo a aquél tipo de información que las
administraciones tributarias obtengan de los contribuyentes –por ejemplo, a través de las
declaraciones-, y no a la información elaborada por la propia administración respecto de las
obligaciones tributarias de los contribuyentes, de donde resulta válido concluir que a este
último tipo de información sí es plausible reconocerle carácter público y, por tanto, la
obligación de ser suministrada cuando así llegare a requerirse por parte de alguna persona
interesada. Así lo ha reconocido la jurisprudencia de esta S., cuando al pronunciarse sobre la
aplicación del citado artículo 117 del Código de rito, señaló en la sentencia 2001-12894 que:

“En el caso que nos ocupa, estima la S. que la información solicitada a la


Administración Tributaria por parte del recurrente es de carácter público, pues estamos en
presencia de un estudio realizado por la misma Administración que fundamentó la
promulgación de un decreto ejecutivo, es decir, una disposición general que afecta la actividad
del sector que la empresa amparada representa. De manera que existe, por parte de la entidad
recurrida, una mala interpretación de la confidencialidad de las informaciones a las que se
refiere el artículo citado, pues el mismo se refiere a los datos que figuren en las declaraciones.
Consecuentemente, se estima violentado en perjuicio del accionante, lo dispuesto tanto en el
artículo 27, como en el artículo 30 de la Constitución Política, por cuanto no se dan ninguna de
las limitaciones indicadas en el considerando segundo de esta sentencia, para no proporcionar
la información requerida.” –el destacado no es del original- (ver en sentido similar la sentencia
N° 2017002927 de las 09:30 horas del 24 de febrero de 2017)”.

VII. Análisis del caso. Después de analizar los elementos probatorios aportados, este Tribunal verifica la vulneración a los derechos fundamentales de la recurrente,

por las razones que a continuación se expondrán. Primeramente, resulta imperativo delimitar el objeto del recurso, de conformidad con el escrito de interposición, pues

la accionante pretende con este proceso de amparo que el Ministerio de Hacienda le señale “(…) cuáles son las personas físicas y/o jurídicas que serían beneficiadas y

en que montos, con lo propuesto en el Transitorio VI de dicho proyecto(…) Por otra parte, con relación a lo propuesto en el Transitorio XXXVIII de dicho proyecto de

Ley, le agradecería me informe cuáles son todas las entidades bancarias y financieras a las que se les declara una ´amnistía tributaria´ por motivos de interés
público, para condonar los intereses asociados a las sumas determinadas en el impuesto sobre la renta por la Dirección General de Tributación en los procedimientos

de fiscalización iniciados para los períodos fiscales 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2015, 2016 y 2017”, permitiéndoles pagar en lugar de ello, el principal,

reconociendo expresamente para su cálculo todos los cargos correspondientes”. De previo a continuar con el análisis de este recurso de amparo, resulta imperativo

señalar cuáles son las amnistías que establece la actual Ley No. 9635 de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, en donde en la parte transitoria se establece:

“TRANSITORIO VI. Los sujetos pasivos de tributos administrados por la Dirección


General de Tributación, la Dirección General de Aduanas, el Instituto de Desarrollo Rural
(Inder), incluyendo casos pendientes del Instituto de Desarrollo Agrario (IDA), el Instituto de
Fomento y Asesoría Municipal (IFAM) y el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) podrán
cancelar, a partir de la publicación de esta ley y hasta por un plazo de tres meses, con
exoneración total de intereses, las deudas correspondientes a las obligaciones tributarias
devengadas en los periodos antes del 1 de octubre de 2017.
De igual manera, podrán acogerse a una reducción de las sanciones asociadas a sus
obligaciones tributarias hasta en un ochenta por ciento (80%) si realizan el pago del monto
adeudado durante el primer mes. La reducción en el pago de la sanción será de un setenta
por ciento (70%), si el pago se realiza durante el segundo mes y de un sesenta por ciento
(60%), si se realiza durante el tercer mes, o de un cuarenta por ciento (40%), en caso de que
acogiéndose a la amnistía durante los tres meses de cita se formalice un fraccionamiento de
pago, cuyo plazo para la cancelación delos montos no podrá superar los seis meses, y en
cuyo caso el fraccionamiento deberá respaldarse con aval o garantía bancaria.
La amnistía establecida en este artículo será aplicable siempre que:

a) En cumplimiento de la legislación aplicable se hayan autoliquidado mediante las respectivas declaraciones, sin que hayan ingresado las cuotas tributarias

correspondientes.

b) Voluntariamente se autoliquiden mediante la presentación de las declaraciones que se hayan omitido en su oportunidad y que se presenten dentro del periodo

establecido en este artículo.

c) Como producto de las declaraciones rectificativas que se hayan presentado o que se presenten dentro del plazo establecido en este artículo, originen cuotas

tributarias adicionales a las declaradas originalmente. Las declaraciones rectificativas podrán presentarse por el sujeto pasivo, sin necesidad de autorización,

por parte de la Administración Tributaria correspondiente, aunque exista un proceso de fiscalización abierto, o se encuentre en fase recursiva en sede

administrativa.

Para tales efectos, los procesos de fiscalización corresponderán a tributos devengados en los periodos anteriores al 1 de octubre del año 2017.

d) Haya liquidado, según corresponda, ante la Administración Tributaria respectiva, en cumplimiento de la legislación aplicable, o aquellas que se encuentren

firmes en vía administrativa, o adquieran esa condición dentro del plazo establecido en este artículo, así como las que hayan surgido por el desistimiento expreso

de los sujetos pasivos ante los órganos que las tengan para resolución, en cualquiera de las instancias de revisión administrativa definidas legalmente,

incluyendo al Tribunal Fiscal Administrativo.

e) Las obligaciones que se deriven de la aceptación del sujeto pasivo de la regularización que formulen las administraciones tributarias indicadas en el párrafo

primero.

f) Las deudas originadas en procesos administrativos, por tributos administrados por las administraciones tributarias, definidas en el párrafo primero, y que se

encuentren en discusión ante la sede contencioso administrativa y que no hayan sido pagadas por el sujeto pasivo, pese a su firmeza en sede administrativa. En

este caso, se requerirá la aceptación de los cargos por parte del contribuyente.
g) Los contribuyentes que tomen la decisión de registrarse ante la Administración Tributaria podrían declarar y registrar incrementos no justificados de

patrimonio, con lo cual deberán reconocer una tarifa única del quince por ciento (15%), cuya base imponible será el valor de mercado del patrimonio, pudiendo

la Administración Tributaria verificar el valor de los bienes que se están regularizando.

No podrán regularizar incrementos injustificados de patrimonio provenientes de actividades ilícitas, en todo caso dichos incrementos podrán ser fiscalizados y

denunciados ante las autoridades correspondientes.

h) Las que habiéndose trasladado al Departamento de Cobro Judicial, no tengan demanda presentada.

Una vez que el sujeto pasivo se acoja a la amnistía y cancele el monto adeudado por el tributo en cuestión, se dará por extinta cualquier obligación en cuanto a

ese tributo, sus intereses, sanciones y multas. Lo dispuesto en este transitorio no se aplicará cuando se haya denunciado el caso o sean denunciables ante el

Ministerio Público”.

“TRANSITORIO XXIV. Se declara una amnistía tributaria por motivos de interés público, para condonar los intereses asociados a las sumas determinadas en
el impuesto sobre la renta por la Dirección General de Tributación en los procedimientos de fiscalización iniciados para los periodos fiscales 2010, 2011, 2012,
2013, 2014, 2015, 2016 y 2017, a las instituciones del Sistema Bancario Nacional, de conformidad con la definición establecida en el artículo 1 de la Ley
N.°1644, Ley Orgánica del Sistema Bancario Nacional, de 26 de setiembre de 1953. En lugar de ello, dichas instituciones pagarán el principal reconociendo
expresamente para su cálculo todos los cargos correspondientes.

En caso de hacer tal reconocimiento, se acogerán a una reducción de la sanción en los siguientes términos:
a) En el primer mes de entrada en vigencia de esta ley, la sanción será rebajada en un ochenta por ciento (80%).
b) En el segundo mes de entrada en vigencia, la sanción será rebajada en un setenta por ciento (70%).
c) En el tercer mes, la sanción será rebajada en un sesenta por ciento (60%).
Dicha amnistía rige únicamente para los procesos tributarios iniciados con anterioridad a la entrada en vigencia de la presente ley, y se podrán acoger a ella
únicamente durante los tres meses siguientes a la publicación de esta ley.
Las instituciones del Sistema Bancario Nacional se comprometen a pagar dichos montos de manera inmediata; sin embargo, se les autoriza a diferir tal gasto en
sesenta meses, todo a partir de la promulgación de la presente ley. Alternativamente, se autoriza a las instituciones que no opten por este diferimiento, para que
reconozcan el efecto acumulado de dichos montos, por una única vez, y al momento de promulgación de la presente ley, como un ajuste al saldo de las utilidades
acumuladas de ejercicios anteriores.
En ese orden de ideas, se verifica que el Ministerio de Hacienda mediante el oficio No. DM-2391-2018 del 19 de octubre de 2018, procedió a responder en forma

definitiva la solicitud de información realizada por la diputada recurrente. En el citado oficio, la autoridad recurrida le señaló la imposibilidad de determinar quiénes

serían las personas físicas o jurídicas que se acogerían a la amnistía y que se beneficiarían del mismo. Así, también se le indicó que de conformidad con el artículo 117

del Código de Normas y Procedimientos Tributarios, la información requerida era confidencial. No debe perderse de vista que la información que persigue el recurrente

está relacionada con una amnistía fiscal que se dispuso en la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas No.9635, esto es el perdón o remisión –en un período de

tiempo determinado- al pago de multas o intereses a la Hacienda Pública. Según se señaló en el considerando IV de esta sentencia, existe la necesidad y obligación de

que los miembros de la sociedad colaboren económicamente para cumplir con los fines sociales del Estado, por lo cual es preciso que dichos recursos lleguen al fisco

de manera oportuna. Así, en la sentencia No. 2012-4940 de las 15:37 hrs. del 18 de abril de 2012, este Tribunal sostuvo que existe un evidente interés público

consistente en que los contribuyentes cumplan en forma exacta y ajustada a la ley con sus obligaciones tributarias, siendo de esta manera, el pago justo de los

impuestos, un principio de acatamiento obligatorio para los habitantes y el Estado. Ahora bien, como se indicó líneas atrás, el Estado –específicamente el Poder

Legislativo- dispuso de una amnistía fiscal, es decir, una política tributaria excepcional que busca que personas con una condición tributaria irregular formalicen su

situación con el Estado. De ahí que esa información sin duda reviste de interés público, en el sentido que con la figura de la “amnistía” se exime a los contribuyentes al

pago de multas o intereses, que en principio debían ingresar al erario público, a propósito del incumplimiento por parte de los obligados tributarios a cancelar de forma

oportuna los tributos o por no aportar la información correspondiente a la Hacienda Pública. Del análisis de la respuesta otorgada al recurrente mediante el oficio No.
DGH-548-2018 del 25 de octubre de 2018, emitido por la Ministra de Hacienda, se comprueba que ésta –sin una debida justificación- le da un carácter confidencial a

todos los contribuyentes que se acogerían a la amnistía fiscal establecida en el proyecto de ley, restándole el evidente interés público que tiene esa información, en el

sentido que con ello se permite un verdadero control ciudadano tanto sobre el ejercicio de la potestad recaudatoria de la Administración Tributaria, así como de los

contribuyentes que no pagan oportunamente o que mantienen una situación irregular con la Hacienda Pública. En ese orden de ideas, téngase presente que las

Administraciones Públicas deben incentivar una mayor participación directa y activa en la gestión pública y de actuar bajo los principios de evaluación de resultados y

rendición de cuentas, consagrado en el artículo 11 de la Constitución Política. Véase que a la diputada recurrente le asiste un derecho al acceso a la información

garantizado por el artículo 30 de la Constitución Política y para limitar el mismo, la fundamentación debe ser exhaustiva. No obstante, se desprende que la respuesta

carece de una adecuada fundamentación para limitar ese derecho fundamental a la interesada. Por otro lado, la solicitud realizada por la recurrente versaba sobre dos

aspectos: las personas físicas y/o jurídicas que serían beneficiadas con la amnistía dispuesta en el transitorio VI del proyecto y en que montos, así como las entidades

bancarias y financieras a las que se les declara una amnistía, de conformidad con el transitorio XXXVIIII del proyecto de ley. De ahí que en cuanto al nombre de los

potenciales beneficiarios, es decir, los administrados que cumplen los requisitos para ser beneficiarios de la amnistía fiscal, resulta evidente que la Administración no

podría afirmar –por ser un hecho futuro e incierto- cuáles serían los contribuyentes que voluntariamente se acogerían a la amnistía, empero, sí podía confrontar los

transitorios y sus respectivos supuestos, con la información que conste en los registros de ese Ministerio y determinar cuáles contribuyentes serían los potenciales

beneficiarios de esa amnistía. A modo de ejemplo, uno de los supuestos establecidos para ser beneficiario de la amnistía tributaria, son los casos de personas que fueron

trasladados al Departamento de Cobro Judicial que no tengan demanda presentada, es decir, esa información perfectamente podía ser constituida por la Administración.

Así las cosas, la autoridad recurrida debió referirse a cada uno de los supuestos establecidos por la parte transitoria del proyecto de ley e indicarle a la parte recurrente,

si era materialmente posible o imposible –mediante la verificación de los registros que se lleven en el Ministerio de Hacienda- brindarle la lista de los contribuyentes

para cada uno de los supuestos. N. que la información requerida es únicamente el nombre del contribuyente, el cual no constituye información confidencial o sensible,

pues adviértase que el artículo 115 del Código de Normas y Procedimientos Tributarios, dispone que:

“Sin embargo, será de acceso público la información sobre los nombres de las personas físicas y jurídicas que tienen deudas tributarias con la Hacienda Pública y

el monto de dichas deudas. Se faculta a la Administración Tributaria para publicar las listas de las personas deudoras con la Hacienda Pública y los montos

adeudados, así como los nombres de las personas físicas o jurídicas que no han presentado sus declaraciones o que realizan actividades económicas sin haberse

inscrito como contribuyentes”.

En esa línea de ideas, en cuanto a los montos que se verían beneficiados los contribuyentes que se someterían a la amnistía tributaria, lo cierto es que –como se indicó

líneas atrás- los montos condonados (multas e intereses) debían formar parte del erario público, sin embargo, por una situación de carácter excepcional, como lo es la

amnistía tributaria, esos fondos no entran a las arcas del Estado. En consecuencia, al tenor de los precedentes supra señalados y el mismo artículo 115 del Código de

Normas y Procedimientos Tributarios, el monto de las deudas de los contribuyentes morosos es información pública y por ende, lo adeudado por concepto de multas e

intereses también lo es, pues precisamente se parte de que el administrado no cumplió con su obligación de cumplir con sus obligaciones tributarias. De ahí que esta S.

considera que la Administración debió haber entregado los montos de los potenciales contribuyentes a los cuáles se les estaría perdonando, eso sí, siempre al tenor de lo

dispuesto por la jurisprudencia constitucional, en el sentido que:

“De lo expuesto, y la jurisprudencia parcialmente transcrita, la S. estima que en el presente caso también se está dando una interpretación errónea de la

confidencialidad que contempla el citado artículo 117 y por tanto la información negada lesiona el artículo 30 de la Constitución Política. N. que los datos referentes

a los montos y períodos adeudados al fisco por personas físicas y jurídicas impide que la ciudadanía pueda ejercer control y fiscalización de las finanzas públicas,
situación que menoscaba el principio de transparencia y el interés público que debe imperar, en lo que tiene relación con los fondos públicos y su recaudación. No

obstante, respecto de los montos adeudados por las personas físicas o jurídicas presuntamente morosas, debe indicarse que dichos montos podrán ser

suministrados a cualquier ciudadano, siempre y cuando tales montos hayan sido establecidos de manera definitiva en sede administrativa o jurisdiccional. Lo

anterior por cuanto, el contribuyente tiene pleno derecho de discutir en la vía administrativa y, eventualmente, en la sede jurisdiccional cuál es, en definitiva el

quantum de sus obligaciones tributarias. Consecuentemente si se está discutiendo la cuantificación ante la administración tributaria o ante el Tribunal Fiscal

administrativo y no existe resolución firme y definitiva no se podrá suministrar esa información sobre ese extremo. Si el contribuyente decide acudir a la

jurisdicción contencioso-administrativa, en ejercicio del derecho a la tutela judicial efectiva, artículos 41 y 49 constitucional, tampoco se podrá suministrar el

monto hasta que haya sentencia con autoridad de cosa juzgada material. Por lo expuesto, lo procedente es declarar con lugar el recurso, en los términos

indicados” (véase sentencia No. 2012-12625 del 07 de septiembre de 2012).

Por último, en cuanto a las entidades bancarias y financieras a las que se les declararía una amnistía tributaria, esta S. es del criterio que la petición de la recurrente

versa únicamente esas instituciones que cumplen los requisitos para acogerse a la supra citada amnistía y no está requiriendo las declaraciones o información sensible

sobre el manejo de dichas entidades. En consecuencia, el recurso debe ser declarado con lugar. Por lo anterior, esta S. es del criterio que la lista de los potenciales

beneficiarios de la amnistía fiscal es de interés público, ya que como se indicó se están perdonando dineros que les correspondía ingresar a las arcas del Estado, de ahí

que los montos perdonados en multas e intereses también revisten un claro interés público. En consecuencia, lo que procede es ordenarle a la autoridad recurrida que

proceda a emitir una nueva respuesta y se analice cada uno de los supuestos de amnistía, tal como se indicó en esta sentencia, con el objetivo de que se le brinde al

recurrente la lista de potenciales beneficiarios de la amnistía y los respectivos montos que se condonaran.

VIII. DOCUMENTACIÓN APORTADA AL EXPEDIENTE. Se previene a las partes que de haber aportado algún documento en papel, así como objetos o pruebas

contenidas en algún dispositivo adicional de carácter electrónico, informático, magnético, óptico, telemático o producido por nuevas tecnologías, estos deberán ser

retirados del despacho en un plazo máximo de 30 días hábiles contados a partir de la notificación de esta sentencia. De lo contrario, será destruido todo aquel material

que no sea retirado dentro de este plazo, según lo dispuesto en el "Reglamento sobre Expediente Electrónico ante el Poder Judicial", aprobado por la Corte Plena en

sesión N° 27-11 del 22 de agosto del 2011, artículo XXVI y publicado en el Boletín Judicial número 19 del 26 de enero del 2012, así como en el acuerdo aprobado por

el Consejo Superior del Poder Judicial, en la sesión N° 43-12 celebrada el 3 de mayo del 2012, artículo LXXXI.

Por Tanto

Se declara con lugar el recurso. En consecuencia, se ordena a M.d.R.A.M., en su calidad de Ministra de Hacienda, o a quien ocupe ese cargo, que tome todas las

acciones que estén dentro del ámbito de sus competencias, para que en el plazo improrrogable de DIEZ DÍAS, contado a partir de la notificación de esta sentencia, se

brinde respuesta a la solicitud planteada por la recurrente mediante oficio No.FNS-163-2018 del 03 de octubre de 2018, de conformidad con las consideraciones

emitidas en la presente sentencia, eso sí resguardando la confidencialidad de los datos sensibles que allí se encuentren. Se advierte a la autoridad recurrida que, de

conformidad con lo establecido por el artículo 71 de la Ley de la Jurisdicción Constitucional se impondrá prisión de tres meses a dos años o de veinte a sesenta días

multa, a quien recibiere una orden que deba cumplir o hacer cumplir, dictada dentro de un recurso de amparo y no la cumpliere o no la hiciere cumplir, siempre que el

delito no esté más gravemente penado. Se condena al Estado, al pago de las costas, daños y perjuicios ocasionados con los hechos que sirven de base a esta declaratoria,

los que se liquidarán en ejecución de sentencia de lo contencioso administrativo. N. en forma personal a la autoridad recurrida.

F.C.V.a.

P.R.L. N.H.L.F.. S.A. J.A.G.E.E.R. M.C.J.


Documento Firmado Digitalmente

-- Código verificador --

*8G7NJOSFDNK61*

8G7NJOSFDNK61

Potrebbero piacerti anche