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PENSAMIENTO DEL ADOLESCENTE

En la adolescencia se producen numerosos cambios que afectan todas las facetas


de la vida. Por una parte, se desencadenan una serie de cambios físicos que
condicionan y modifican las relaciones con los iguales, a la vez que repercuten en
la imagen que construyen de sí mismos. Por otra, aparecen nuevas operaciones
lógicas y formas de pensamiento que inciden en la concepción del mundo, de los
otros y de uno mismo. De estas nuevas formas de pensar, quizá una de las que
más repercusiones en la capacidad de pensamiento abstracto. Gracias a esta
nueva habilidad, el adolescente ya puede pensar en lo posible, en lo que podría
ser o en cómo podrían ser las cosas, el idealismo, así, el adolescente se vuelve
idealista porque ya puede concebir cómo podrían ser las cosas o cómo le gustaría
que fuesen y puede, además, comparar su visión ideal con la real. Por ejemplo,
los conflictos propios de esta etapa que se dan entre los adolescentes y sus
padres tienen mucho que ver con la capacidad del adolescente para imaginar
cómo le gustaría que fuesen sus padres, su relación con ellos, etc. Del mismo
modo, en esta época comienzan a adoptarse posiciones políticas o sociales que
muchas veces son precisamente calificadas de idealistas por los adultos. La base
para adquirir estas posiciones políticas o sociales se encuentra también en esa
capacidad para concebir otro mundo posible. La comparación entre la realidad y la
posibilidad de una realidad diferente hace que el adolescente idealice e incluso se
rebele contra lo establecido. Por otra parte, el adolescente experimenta durante
unos años unos sentimientos extraños: se suele sentir incomprendido por los
adultos, solo, pero con la sensación de que podría comerse el mundo y muy
observado y juzgado por los demás. Muchas de estas sensaciones tienen que ver
con un rasgo propio del pensamiento adolescente denominado egocentrismo.
Recuerdo haber sentido estas sensaciones y sentimientos, mi adolescencia se
desencadeno tal cual como se expresa anteriormente el texto, yo adopté nuevas
formas de pesar y creía que en todo yo era la única que estaba en lo correcto,
esto me trajo muchos inconvenientes con mi familia, me molestaba estar al lado
de mis hermanos porque notaba según yo, una preferencia hacia ellos y en
especial tuve muchos problemas con mis padres, casi a diario discutíamos y yo
me centraba en no hablar con ellos, reprimir todo eso internamente, y sentía
constantemente el sentimiento de depresión, de no querer estar en mi casa y
buscar aprobación de mis pares en el colegio, conseguir el afecto o atención de
algún chicho que me atrajera.
La familia es un contexto fundamental en el desarrollo de las personas, y esto no
cambia en la etapa adolescente. Muy al contrario, es un entorno básico para
superar tareas del desarrollo características de la adolescencia, tales como la
formación de la identidad, la adquisición de autonomía o el ajuste psicosocial, si es
necesario que en esta etapa de adolescencia haya una distancia para crear
nuevos vínculos sociales, pero en mi caso fue aún más complicado. En mi infancia
no existió un apego tan grande con mis padres, tuve muchos hermanos, mi Padre
no permanecía en casa y la crianza para mi madre era demasiado complicada,
tenia todo lo necesario materialmente pero emocionalmente no.
Hijos que demandan autonomía, que cuestionan normas, con cambios de humor y
padres que se resisten a estos cambios. Sin embargo, un análisis en profundidad
y teniendo en cuenta más dimensiones nos muestra que, a pesar de estos
conflictos, los adolescentes siguen considerando a su familia como fundamental
en sus vidas.
Si en mi niñez yo hubiese recibido de mis padres este apego emocional, en mi
adolescencia tendría un vínculo más fuerte manteniendo ese mismo tipo de
apego, podría expresar mi cariño, podría obtener consejos, conversaciones más
amenas, en vez de discutir podría involucrarme en sus asuntos, expresar lo que
sentía, compartir más, bromear con ellos y no discutir tanto como en esa época.
Aquellas familias que mejor se ajustan a la transición adolescente de sus hijos,
son las que previamente mantenían relaciones más cálidas con ellos. A pesar de
que las muestras de afecto explícito disminuyan y de que al principio de la
adolescencia aparezcan algunos conflictos, sólo el 5 % de los niños que durante la
infancia mantienen relaciones positivas con sus padres se convierten en
adolescentes conflictivos (Steinberg, 2001), En la actualidad mantengo una
relación muy amena con mis padres, aprendo mucho de ellos ya que ahora yo soy
madre, lleno a mi hijo de mucho amor y cultivo en el un vinculo muy grande para
cuando el pase por adolescente.
Referencias

 Hernández, Oscar g. (2017) documento explicativo curso “psicología de la


infancia y la adolescencia”. recuperado de hernández, oscar g. (2017)
documento explicativo curso “psicología de la infancia y la adolescencia”.

 Begoña, D. (2009). Psicología del desarrollo: desde la infancia a la vejez.


Volumen 2.. Capítulo 14 “El desarrollo del pensamiento” Madrid, ES: McGraw-
Hill España.Recuperado de Begoña, D. (2009). Psicología del desarrollo: desde
la infancia a la vejez. Volumen 2.. Capítulo 14 “El desarrollo del pensamiento”
Madrid, ES: McGraw-Hill España.

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