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ESTRATEGIA INTERSEMESTRAL

Nicolás Alberto Benavides Meneses

María José Mejía Benavides

El Experimento, una perspectiva psicológica.

La intención del presente texto no es resaltar ni dar mención a la película en sí, sino hablar
sobre detalles y situaciones que se presentan en diferentes personajes a través de una perspectiva
psicológica y cómo influye en ellos los diferentes roles asignados, en donde se privilegia y priva
de derechos a los participantes. Les presentamos nuestra opinión sobre este experimento y claro
les expresaremos los riesgos que se corre en el momento de experimentar con seres humanos
desde el ámbito psicológico.

En la película, se puede evidenciar que la investigación fue de tipo experimental, basada en


un enfoque cuantitativo, que de acuerdo con Hernández, Fernández y Baptista (2014) consiste en
“recolectar datos para probar hipótesis con base en una medición numérica y un análisis
estadístico, con el fin de establecer pautas de comportamiento y probar teorías” (p.4).

Lo anterior se refleja en el proceso que se llevó a cabo con el experimento: primero, con la
pregunta hipotética ¿cuál sería el comportamiento de las personas al estar encerrados asumiendo
diferentes roles? Segundo, con la selección del personal, con un total de 20 voluntarios; 8
guardias y 12 prisioneros, siendo estas las variables, que según Peters (2014), Creswell (2013) y
Iversen (2003) son “una propiedad que puede fluctuar y cuya variación es susceptible de medirse
u observarse” (citado por Hernández, Fernández y Baptista, 2014, p 105) para el primer caso, los
guardias serían una variable independiente y el segundo, dependiente, así el investigador, a
través de las variables podía controlar la situación para obtener resultados. De esta manera el
objetivo principal de este experimento era observar y analizar el comportamiento de las personas
en una cárcel.

En “El Experimento”, se puede apreciar cómo se conforma una comunidad, pues con sus
participantes se genera un espacio en donde se manifiestan ideas, pensamientos necesidades,
cooperación, intereses e incluso una estructura normativa. Tonnies (1979) define comunidad en
función de características ideales, tales como trabajo en común, apoyo social, participación,
consenso, cooperación, vida colectiva y sentimiento de fraternidad entre otros, incluyendo la
posesión y el goce de bienes comunes y el placer mutuo, coincidiendo con Weber (1964)
afirmando que existe la idea de comunidad como unión de intereses que conlleva cooperación y
solidaridad (citado por Krause, 2001, p. 51).

De esta manera, en la participación de cada uno de los integrantes de esta comunidad, se


puede apreciar su comportamiento, demostrando cómo el poder y los roles asignados pueden
revelar en realidad lo que la persona es, modificando y/o reforzando todo tipo de conductas
reprimidas que en la cotidianidad se mostrarían con dificultad; tal es el caso del autoproclamado
líder de los guardias quien no ha experimentado la sensación de poder con anterioridad (teniendo
en cuenta que en la cotidianidad de su casa, la madre tenía poder sobre él), que desde una
perspectiva organizacional se genera un poder coercitivo, haciendo que la mayoría de presos
asuman un papel de sumisión, pues según en la Teoría de las Bases del Poder de French y Raven
(1959) lo denominan también como “un poder de castigo que está basado en el uso de sanciones,
coerción, castigo y costo de respuesta” (citado por Meliá, Oliver y Tomás, 1993, p.140). Además
se puede apreciar en él la erotización del poder, pues presenta una erección después de
experimentar el poder que por consiguiente termina en la humillación del prisionero 77 quien
experimenta la castración, pues se le corta el cabello y es orinado por los guardias.

Desde una mirada humanista se puede deducir que el autoproclamado líder los guardias
experimenta un proceso de autorrealización al experimentar el poder, que para Maslow (1954) la
autorrealización es:

Una potencialidad fundamental de la naturaleza humana que se encuentra en todo


individuo desde su nacimiento. Su desarrollo requiere, más que unos rasgos característicos de
la personalidad, una vivencia más o menos profunda de encuentro con uno mismo y con el
otro. (Citado por Rosal, 1986, p.71)

¿A caso el dinero y el poder nos hace asumir roles de sumisión o reforzar el poder sobre
nosotros?, ¿el asumir los diferentes roles en condiciones de cotidianidad nos podría generar un
desborde emocional, y conductual? Esto nos hace reflexionar sobre la confusión en la que
vivimos actualmente en la sociedad, pues el ser humano tiene la tendencia a cambiar la forma de
comportarse frente a la organización que se encuentra, depende de cada uno de nosotros asumir
adecuadamente los roles que desempeñamos ante la comunidad en un “Aquí –Ahora”.
Referencias
Hernández, R., Fernández, C. y Baptista, P. (2014). Metodología de la investigación (6ª ed.).
México: McGrwall Hill Education. Recuperado de
http://observatorio.epacartagena.gov.co/wp-content/uploads/2017/08/metodologia-de-la-
investigacion-sexta-edicion.compressed.pdf

Krause, J. (2001). Hacia una redefinición del concepto de comunidad -cuatro ejes para un
análisis crítico y una propuesta-. Revista de Psicología, X (2), p. 49 – 60. Recuperado
de: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=264/26410205

Meliá, J. L., Oliver, A., y Tomás, J. M. (1993). El poder en las organizaciones y su medición. El
cuestionario de poder formal e informal. Revista Latinoamericana de Psicología, 25(2),
139-155. ISSN: 0120-0534. Disponible en:
https://www.redalyc.org/pdf/805/80525201.pdf

Rosal, R. (1986). El crecimiento personal (o autorrealización): meta de las psicoterapias


humanistas. Anuario de psicología, 34, p. 66-84. Disponible en:
https://revistes.ub.edu/index.php/Anuario-psicologia/article/view/9456/12236

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