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FRATERNIDAD MARIANA DE TERESITA DE LISIEUX

+Olavarría+

RETIRO ANUAL 2017


Retiro de consagración

meditación Iv
“las dos coronas” (TRABAJO)
Maximiliano maría kolbe

En esta iglesia de San Mateo, donde un evento tan fundamental en la vida de quien es hoy
San Maximiliano Kolbe, pero que en ese momento era simplemente Raimundo, un niño
inquieto, un niño con dificultades, igual que todos los niños. En esta Iglesia se sucede una
intervención materna de la Santísima Virgen que viene, viene a irrumpir en la historia de
Raimundo; todas las apariciones marianas son una irrupción, una entrada de la Virgen en
la historia; como el pasaje de la Visitación, en el cual la Virgen entra en la casa de Zacarías
y de Isabel y al entrar en esta casa, nos dicen las Escrituras en el Evangelio de San Lucas:
Isabel quedó llena del Espíritu Santo. ¿ Y qué le pasa a San Juan Bautista? Salta de gozo en
el vientre de su madre. Por lo tanto todas las intervenciones de la Virgen, en la historia de
las naciones, en la historia del mundo y también en las historias personales, causan un
salto en el corazón humano, y esto es lo que le pasa a San Maximiliano, a Raimundo, que
estaba portándose no tan bien, ¡escuchen niños! San Maximiliano no se estaba portando
tan bien; y viene la gran pregunta de su madre, de su mamá: ¿Raimundo qué va a ser de
ti? Ahora, que hermoso que ante aquella pregunta, Raimundo corra a la Iglesia, que
hermoso que los niños de hoy, ante sus preguntas, ante sus inquietudes, ante sus miedos,
tuviesen la misma inclinación de ir a buscar las respuestas, ¿A dónde? A la Iglesia. Aquí a
mano derecha en ese icono que contemplamos, ahí es donde está Raimundo rezando
cuando la Virgen se aparece enfrente de ese icono y le ofrece las dos coronas. Y la Virgen
interrumpe, la Virgen irrumpe, entra en la vida de Raimundo ¿Para qué? Para llamarle a lo
que sería su camino de reconciliación y de penitencia y por lo tanto su camino de
santidad.

Creo que debemos estar claros, que la santidad requiere una constante jordana de
reconciliación, de penitencia para que el fruto de esa jornada sea la santidad.
Precisamente hoy el lema del día es la purificación del corazón, manifestada a través de
las dos coronas: la roja, a quine la Virgen le llamo martirio y nosotros según nuestro
carisma le llamamos amor oblativo, y la corona blanca que la Virgen le ofrece que es la
pureza y nosotros le llamamos pureza fecunda. Este día es el día de meditar, reflexionar,
incluso de hacer opciones para marcar un camino de reconciliación de penitencia y de
santidad, para cada uno de nosotros.

Con las dos coronas, la Virgen inicia en la vida de San Maximiliano, todo un camino
penitencial, un camino que le marcaba la senda, un mapa que le marcaba los detalles de
su jornada para llegar a ser San Maximiliano Kolbe. Hoy que el lema es purificar el corazón
estamos meditando la exhortación apostólica del venerable Juan Pablo II , la exhortación
apostólica Reconciliación y Penitencia. Ahora, el Santo Padre nos dio esta exhortación
apostólica en 1984, podríamos decir que esta exhortación Reconciliación y Penitencia, es
el fruto de dos eventos, podemos decir dos coronas, y verdaderamente no lo había
pensado, pero son dos coronas; el 25 de marzo de 1984 Juan Pablo II consagró al mundo
al Inmaculado Corazón de María y coronó la estatua de la Virgen de Fátima en la plaza de
San Pedro; en ese mismo año, en el verano del 84, concluía el año de la Redención, el cual
él había promulgado del 83 al 84, o sea que la Consagración al Inmaculado Corazón ocurre
dentro del contexto del año de la Redención, en el cual el Santo Padre quiso dirigir la
mirada de los fieles al corazón traspasado de Cristo fuente de la Redención, por lo tanto
esta exhortación apostólica es el fruto de la mirada al corazón traspasado de Cristo y de la
consagración al corazón materno de la Virgen; y la coronación. Si, el Santo Padre dio a la
Iglesia dos coronas, una roja y una blanca. Dio la corona de la mirada al redentor y dio la
corona de la mirada a la Madre del Redentor. Y fruto de todo ese año y de todas las
gracias fue esa exhortación y creo y ahora entiendo en este momento porque en este
documento el Santo Padre habla tanto del Corazón Inmaculado; y él no dice: “Os invito al
mismo tiempo a dirigirse conmigo al Corazón Inmaculado de María, Madre de Jesús, en la
que se realizó la reconciliación de Dios con la humanidad” Que hermoso hermanos que en
el Corazón de la Virgen, el Corazón Inmaculado, en el corazón puro sin pecado original ni
personal, ese corazón abierto totalmente abierto a Dios, ese corazón que no tenía ningún
movimiento irregular, ningún sentimiento que se opone al amor, en ese Corazón es
precisamente y por esa pureza que se reconcilia Dios con la humanidad, o sea que el
camino de reconciliación, es el camino de la pureza de corazón. Dios puede estar
plenamente reconciliado conmigo y yo con Él, cuando en mi corazón no hay nada que se
me opone, cuando en mi no hay movimientos irregulares que contradicen y se oponen a
su voluntad, cuando toda mi disposición interior es hacia Dios y hacia los hombres.
Ella por estar llena de gracia, por haber recibido el don inmenso y singular de ser
Inmaculada, o sea, plenamente llena de gracia, en virtud del sacrificio redentor de su Hijo,
ella se ha convertido -dice Juan Pablo- en la “Aliada de Dios”.

Que hermoso hermanos. Porque a veces, generalmente usamos la palabra aliada para los
que hacen el mal: “Éste se alío con alguien para desbancar al banco”. No. Juan Pablo nos
enseña que el corazón Inmaculado de la Virgen es el corazón que está aliado plenamente
con Dios, ¿Para qué? Para la obra de la Reconciliación. Entonces ¿Que pasa aquí?...Hay un
niño que no sabemos exactamente que hizo, una travesura, dice su mamá, no sabemos el
contenido de la travesura, y no sabemos los efectos de la travesura, pero hizo una
travesura; hizo algo lo suficientemente equivocado para que esa madre le dijera: ¡Pero
niño mío! ¿Qué va a ser de ti? Yo solo pensaba también en la pureza del corazón de la
madre de Raimundo, que por esa travesura le hace tan fundamental pregunta: ¿Qué va a
ser de ti? Y ante ese cuestionamiento ese niño tiembla e iva a buscar en la Madre de Dios
su respuesta, vino a reconciliarse con Dios, consigo mismo y con su mamá, en el Corazón
Inmaculado de María. La Virgen está aliada a Dios en la obra de la reconciliación y la
conversión. Y ahora me recuerdo que en Fátima, a la primera aparición a los niños la
Virgen les dice: “Porque Dios me ha confiado la conversión del mundo” Ese es el trabajo
de la Virgen, lograr que los corazones de sus hijos se tornen a Dios, acepten el sacrificio
Redentor de su Hijo, que su sangre no se desperdiciada, que su sacrificio no sea ignorado,
no sea bofeteado, que su sacrificio ejerza su poder redentor en el corazón humano; pues
la Virgen está aliada con Dios para nuestra conversión y eso es precisamente lo que
sucede aquí, es la Virgen la que irrumpe en la historia de ese niño y lo llama a la
reconciliación y lo llama a un camino penitencial, o sea, a un camino con dirección clara,
de renuncia a todo lo que se opone al amor, es el pecado, y avanzar por la senda de todo
lo que construya en él, el amor oblativo y la pureza.

Estábamos en la ciudad de la Inmaculada y decíamos: “Aquí se formó la elección, aquí con


las elecciones diarias se forjó el Fiat final de San Maximiliano Kolbe” y aquí se inicia con
esas dos coronas, y hay que imaginarse a ese niño viendo a la Virgen con dos coronas,
martirio y pureza. ¿Qué experimentaríamos nosotros de adultos, si la Virgen se nos
aparece y nos dice: te ofrezco estas dos coronas, martirio y pureza? Y creo que San
Maximiliano no podía elegir una, y la razón es, porque sin disponibilidad al sacrificio, sin
disponibilidad al martirio diario es imposible alcanzar la pureza del corazón; sin un camino
concreto de penitencia, de renuncia, de muerte al yo, de negación del yo y de inclinación
pecaminosas, es imposible alcanzar pureza. Y si no se alcanza pureza, corremos el riesgo
de no recibir la promesa que esta dada a la pureza: bienaventurados los puros de corazón
porque ellos verán a Dios. Solo los que tienen el corazón puro ven a Dios, ven su voluntad,
leen su Palabra y la entienden, la desgranan; solo los que tienen el corazón puro saben
leer en la basura donde se puede levantar un templo, solo los que tienen la mirada pura
pueden contemplar pureza, solo los puros entienden a los puros. ¿No se dan cuenta
hermanos que vivimos en una época donde los gestos de amor y pureza se mal
interpretan? Pero eso ya lo vemos desde los Evangelios. Creo que fue hace dos domingos,
el domingo de la Pasión, cuando María Magdalena le pone perfume a los pies del Señor,
hubo una voz que se le burló, una voz que mal interpretó y lo hizo lucir como un
desperdicio de los bienes de los pobres. ¿Cómo podía un corazón impuro entender un
gran acto de pureza y de amor? Y así pasa en nuestro tiempo, si alguien es muy entregado,
es que esta desbalanceado, si alguien quiere ser todo para Dios, es que tiene problemas
sicológicos; ahora son nombres mas sofisticados, pero siempre el demonio maquina,
burlándose del amor que se entrega con pureza. Si alguien se da todo, ¡Ah! Es que tiene
alguna agenda sobre mi. Cuanto le cuesta al impuro entender la pureza y por eso el Señor
no invita y a través de la experiencia de Maximiliano y a través de esta palabra del
magisterio de la Iglesia dada a nosotros a través de Juan Pablo II, a entrar en una senda
de penitencia y reconciliación porque dice Juan Pablo que Él le ha confiado a las manos de
la Madre, y se la he confiado repetidamente toda la humanidad turbada por el pecado,
estrechada por el pecado. Que palabra! Turbada, ¿Qué cosa es algo que turbado? En
tormenta en remolino, como en tornado, no sabe donde empieza ni donde acaba, la
humanidad está así, turbada, atormentada, desorientada por el pecado, pero también
hermanos está estrechada por el pecado, porque el efecto clarísimo del pecado en las
dimensiones del corazón es la estrechez y el corazón que se va purificando se va
ensanchando, se va haciendo un hogar amplio. Pues a esa humanidad estrechada,
atormentada, desorientada por el pecado, Juan Pablo dice que se la ha confiado a la
Madre de Dios y a esa maternidad le he pedido- dice- que la Virgen les dirija a descubrir y
a recorrer el camino de la penitencia, el único que podrá conducirlo a la plena
reconciliación. Hermanos, la penitencia no es solo para cuaresma, así como los
medicamentos van directo al mal, no tomes antibióticos para el oído si lo que tienes
enfermo es la lengua, no importa si dejaste de comer dulces, si no dejaste el teléfono a
través del cual chismeas; la penitencia no es tomar antibiótico por tomar, la penitencia es
ejecutar un bisturí en aquellas areas que se oponen al amor y a la pureza de corazón, esas
areas que ofenden a Dios y ofenden al hermano y me ofenden a mi propia dignidad como
hijo de Dios. Si la penitencia no es solo de 40 días, por que hay mas de 200, 320 mas en el
año, la penitencia es una jornada, es una peregrinación diaria hasta el fin de nuestra vida;
es ir eligiendo con sabiduría, con dirección el camino necesario para mi santidad, para
verdaderamente alcanzar la santidad. Es necesario hacernos la pregunta que la mamá de
Maximiliano le hizo, ¿Qué va a ser de mi? Tengo treinta años batallando con la envidia,
¡Señor! ¿Qué va a ser de mi? Y ¿Sabes lo que va a pasar? Que la Virgen se te va a aparecer
en tu corazón y te va a decir: “¡Ah! ¿Tu tienes treinta años con envidia? Te voy a dar dos
coronas, ¿Cuál quieres? Ocupa el último lugar y no te fijes en lo que te dan a los demás.” Y
¿Qué hay que decirle? Necesito las dos. Ahí Señor hace quince años queriendo ser la lider
de mi grupo, y no me ponen, y yo que soy tan inteligente, yo que tengo tantos dones
espirituales, yo que trabajo mas que los demás… y mi corazón ya está resentido, y la
Virgen se te va aparecer y te a decir: “Te ofrezco dos coronas: te conviertas en el servidor
silente y escondido de los lideres y nunca desees un puesto” ¿ Qué corona tenemos
que escoger? Las dos. Señor tengo toda un vida hablando mal del otro, es compulsivo
Señor, y la Virgen se te va aparecer y te a decir: “Te ofrezco dos coronas: que le ofrezcas
un voto privado al Señor de vida nunca decir una palabra si no es para habar el bien de los
demás y la otra corona, ve y de todas esas personas que has hablado mal y dedícate un
año entero a hablar solo el bien de ellas, dedícate a levantar su imagen donde la
destruiste. Eso hermanos es un camino penitencial concreto, encarnado. Como los que
dice: Pero si yo estoy rezando por la virtud de la paciencia, Madre no sucede nada…como
no, claro que sucedió, pediste la virtud de la paciencia, pues el Señor te dio la gracia pero
al salir de la capilla y encontrate con la señora que te impacienta tu no la practicaste.
Camino de penitencia. Si la señora que lee en la Misa de cinco me desespera, más que
nunca voy a ir a la Misa de cinco. Camino penitencial…hay que hacernos esa pregunta:
¿Qué va a ser de mi? Y permitirle a la Virgen aparecerse. Hoy ninguno podemos salir de
aquí sin que la Virgen se nos haya aparecido en el corazón y a esas áreas donde se te
puede preguntar o tu mismo preguntarte ¿Qué va a ser de mi? Que la Virgen te ofrezca
dos coronas, pero dos coronas concretas…pureza y sacrificio…como es la pureza en tu
vida, en tu realidad en tu pecado, en tu imperfección. San Maximiliano eligió las dos y las
eligió al mismo tiempo. Otra enseñanza, oh no, no estoy listo para abrazar el martirio, voy
a prepararme, voy pasar unos años; hermanos, las cosas de Dios no caminan a nuestro
tiempo, nosotros debemos entrar en el tiempo de Dios, no hacer a Dios caminar a nuestro
tiempo. Maximiliano tomo las dos al mismo tiempo. La Virgen le ofrece las dos al mismo
tiempo, no le dijo: mira te traigo una corona y dentro de diez años me voy a volver a
aparecer y te ofrezco la segunda, no, le ofreció las dos al mismo tiempo, ese era su
momento de fiat, y Maximiliano lo dio. En la historia la mamá nos dice que ella no supo lo
que había pasado, pero desde el momento que Maximiliano regresó a su casa, hubo un
cambio extraordinario de conducto; ustedes saben que han entrado verdaderamente en
un camino penitencial cuando después que se les ha ofrecido la gracia después que han
tenido este dialogo con la Madre de Dios y nuestra madre, después que ha aceptado
concretamente donde van a vivir las coronas y qué coronas, se note, se perciba el cambio
extraordinario de conducta en esas áreas; es a veces inmadurez decir: “Me estoy
convirtiendo” pero nadie lo nota, la verdadera conversión se nota, la chismosa que deja
de chismear se le nota, la prepotente que deja de tener cara erguida, se le nota, la
conversión es notable y debe ser notable.
Ella dice que ese niño tenía plena conciencia de lo que le había sucedió, un niño que había
meditado, que había ponderado en la experiencia que tuvo y que su rostro cuando
hablaba de ello se ponía radiante, cuando una persona se ha enamorado del camino
penitencial que la Virgen le ha presentado, esa persona se ilumina al hablarlo. Una
persona que dice: imagínate, estaba en el Santísimo y el Señor me dijo que tengo que
olvidarme de lo que me hizo la vecina…imaginate tengo que olvidarlo…” eso no es haber
entrado en un camino penitencial, el que sale del Santísimo y dice: “Me va a costar, pero
he recibido una gran noticia, el Señor quiere que yo perdone, quiere que yo me lance
hacia delante, hacia la libertad.” Esa persona, aunque su proceso sea difícil, se ha
enamorado del camino penitencial que se le presento.

A partir de este momento toda la vida de Maximiliano tuvo dirección, ¿Hacia dónde iba?
Hacia la pureza y el martirio. Qué tenía que elegir todos los días? Actos de pureza y de
sacrificio, tenia que ir colocando a diario los ladrillos que lo llevaran a la meta del camino
que fue Auswitch. Desde Nepokalenow hasta Auswitch, construyendo a diario su camino
penitencial, construyendo a diario con opciones de pureza y sacrificio su camino de
santidad.

Como estamos en el año de amor y responsabilidad y el amor es siempre una tarea, les
doy una tarea, que se dibujen dos coronas y que le pidan a la Virgen hoy cuales son esas
dos coronas, cuales son las de ustedes…para que salgamos de aquí igual que Raimundo
salio, con dos coronas en sus manos, con una dirección clara de construcción de nuestra
santidad.

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