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Cristo en casa de Marta. (1618) The Trustees of the National Gallery.

Londres
Cuadro interesante de la primera época de Velázquez con influencias de Pacheco en la vieja que
recuerda al mismo modelo de “Vieja friendo huevos” (es posible que use de modelo a su suegra si
vemos el retrato de Pacheco y su mujer del Museo de Sevilla). La escena es un “bodegón” con el
trabajo en la cocina en primer término con la inserción de una imagen religiosa, el dedo de la
vieja nos lleva a un episodio religioso que vemos a través de una ventana. La escena es del
evangelio de San Lucas 10, 38-42, en la que Jesús entra en la casa de Marta y de María. Es
importante conocer el episodio para comprender el cuadro: Marta recrimina a Jesús que su hermana
María no le ayude en las tareas (en la cocina), y que esté escuchándolo sin hacer nada. La respuesta
de Jesús es: “Marta, Marta, andas inquieta y preocupada por muchas cosas, cuando en realidad una
sola es necesaria. María ha escogido la mejor parte y no se la quitarán.” Se deduce que la vieja le
está recordando a la joven el evangelio, es decir, que deje de estar tan atareada y deje de
preocuparase. Está tranquilizándola, aconsejándola. En el rostro de la joven se ve el enfado y la
preocupación. Los mofletes enrojecidos de la joven, junto con el agarre del mortero con fuerza
hasta enrojecer la mano muestran la rabia y el enfado. La vieja le recuerda que hay “cosas” más
importantes aludiendo al pasaje bíblico. La luz viene del ángulo superior izquierdo, como
evocándonos que la sabiduría está en la vieja que sabe aconsejar (en la madurez). Aunque ya se nota
maestría, se ven imperfecciones en los colores y las figuras, por ejemplo, la escena bíblica está
bastante definida, después, Velázquez hará las figuras lejanas más disfuminadas, más insinuadas. El
rostro de la vieja con sus arrugas demasiado dibujadas. Las ropas de las mujeres también están muy
definidas. Después, Velázquez va ganando maestría en una suerte de “impresionismo” que lo va
haciendo genial. Los objetos de la cocina tienen mucho protagonismo. Se podría decir que están
muy definidos. Parece que quiere el pintor mostrarnos su capacidad de pintar bodegones. En este
periodo se nota una importancia del componente nórdico, escenas de Pieter Aertsen grabadas por
Jacob Matham como la cocina con Cristo en Emaús aunque Velázquez transfigura los personajes de
forma personal y les da un baño de realidad. Quiere tratar un episodio de la vida vulgar
sevillana en el que el espectador se siente interpelado gracias a la mirada hacia fuera de la joven.

1
La adoración de los Magos (1619) Museo del Prado. Madrid
Primer cuadro fechado (1619), un año después de casarse con la hija de su maestro Pacheco. Esto
hace suponer que Velázquez utilizara personajes reales familiares como modelos al estilo de
Caravaggio. La Virgen podría ser su esposa Juana, el Niño Jesús su hija Francisca, Melchor sería
Pacheco; Gaspar Velázquez. Aunque no está comprobado, sin duda empleó modelos vivos. Se ven
marcados los claroscuros típicos de esta primera etapa sevillana y posiblemente de influencia de
Caravaggio (recuerda mucho el cuadro al estilo de Caravaggio). Aunque es un tema religioso, los
personajes no están idealizados, están tomados del natural, refleja la realidad y una perfecta
descripción de las calidades de los objetos. Se concentra en la expresión y los rasgos de las
figuras que están situadas en primer plano provocando que el espectador se sienta dentro del cuadro.
Los personajes parecen esculturas que dan una sensación estática a la escena, acentuada por el niño
que está inmovilizado por la envoltura del lienzo blanco. Éste puede tener un doble significado: La
envoltura recuerda la mortaja, la futura muerte de Jesús y la reflexión de su madre que lo mira
meditativa es el anticipo del sufrimiento que vendrá. Esta figura inmovilizada del Niño ya había
sido utilizada por algunos pintores anteriormente como Giotto (El nacimiento, 1303-1305, en la
Capilla de los Scrovegni, Padua), o Mantegna (Presentación en el Templo, 1455, Gemäldegalerie,
Berlín, Alemania); la luminosidad del manto blanco podría referirse a la resurrección futura.
La luz procede de dentro del cuadro, del lateral superior izquierdo, provocando sombras en los
rostros de los personajes y resaltando a María y el Niño por su luminosidad frontal. Las figuras
emergen de las tinieblas del fondo al estilo caravaggiesco.

2
Felipe IV (1628) Museo del Prado. Madrid
Muchas circunstancias cambian para Velázquez tras su marcha a Madrid. Ser el pintor de la corte lo
convierte principalmente en retratista del rey, al que pintará en numerosas ocasiones, y de los
personajes de la corte, muy distintos de los personajes de sus bodegones sevillanos. Descubre las
pinturas de los mejores pintores que se encuentran en Madrid, sobre todo Tiziano. La banda roja del
rey nos evoca las pinturas de Tiziano. Conoce a Rubens y su pintura, y se advierten rasgos de él
en la armadura, en sus reflejos y en la luminosidad de la encarnadura colorista del rostro del
rey.
El retrato está pintado sobre un fondo indeterminado, pero denota gran realismo. La pincelada,
aunque más suelta que en el periodo sevillano, se nota aún apretada y concisa.

3
Los borrachos o El triunfo de Baco. (1628-1629) Museo del Prado. Madrid.
Pintado en las vísperas de su primer viaje a Italia. La primera vez que pinta una fábula
mitológica. Mantiene tonos de color, estilo naturalista, tipos de personajes vulgares de la época
sevillana, aunque se advierten avances en la composición magnífica y cuidada.
El personaje de Baco es uno de los primeros desnudos masculino; la luz que destaca en el cuerpo
y las vestiduras del personaje lo convierten en el centro de la composición. Esta luminosidad es
novedosa con respecto a las obras sevillanas. El sátiro desnudo de la izquierda contrasta con los
rostros expresivos y realistas de la derecha que parecen recogidos de la calle. El mendigo
arrodillado y coronado por Baco recuerda al peregrino arrodillado de la Virgen de Loreto de
Caravaggio, al igual que la extensión del brazo desnudo de Baco con la postura del brazo del Niño
Jesús del cuadro de Caravaggio. Aparecen también los elementos de los bodegones que recuerdan a
los sevillanos: jarra, vasos de vino…
El lenguaje naturalista llega a expresar un tema mitológico mezclando una fábula clásica con
contenidos y personajes cotidianos distanciándose del idealismo que caracterizo a estos temas.

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