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UNIVERSIDAD DE CALDAS

REFLEXIONES SOBRE LA INDUSTRIA COLOMBIANA


(documento en construcción Edgar Serrano1 2019)
Desde los años cincuenta el modelo desarrollista latinoamericano se centró en la industrialización,
esto condujo a países como Argentina y Brasil a configurar industrias pesadas entrados los años
setenta, y en el área andina a Colombia y Chile con una industria liviana.

El modelo industrial colombiano inicia su consolidación bajo el Modelo de Sustitución de


Importaciones (MSI) caracterizado en su primera etapa en la producción de bienes de consumo una
estructura ideal según Garay (1998) “para el estrecho mercado nacional”. El MSI se consolida bajo
políticas de protección, que “obedecieron a criterios pragmáticos, más que a la aplicación de teorías
como las Keynesianas o las desarrolladas por CEPAL” (Garay,1998).

El modelo que defendió la CEPAL revestía una mezcla de estrategias intervencionistas de estado que
se aplicaron en la década de los cincuentas y sesentas en el cono sur inicialmente y un poco más tarde
en el área andina, la estrategia de política busco “racionalizar la sustitución de importaciones como
una serie de … plataformas de transición de los nuevos sectores de exportación hacia los mercados
mundiales” (Ocampo, 2004), el desarrollo de zonas francas, los estímulos tributarios y la capacitación
de operarios fueron otros procesos.

La creación de instituciones e instrumentos de promoción de exportaciones busco diversificar la


producción dirigida a la exportación, posteriormente algunos países buscaron, “la racionalización
parcial de la compleja estructura de protección arancelaria y para-arancelaria, la eliminación y
simplificación de los regímenes de tipo de cambio múltiple, … la incorporación de esquemas de
devaluación gradual en la economías con tradición inflacionaria (Ffrench-Davis, Muñoz y Palma,
1998; Ocampo, 2004 y 2008) y acompañados de los mencionados procesos de promoción de
exportaciones vía subsidios o exenciones tributarias o arancelarias. Sin embargo, los objetivos
buscados presentaron en los países resultados diversos. La crisis económica producto de la moratoria
de deuda externa sello la posibilidad de seguir con las políticas industrializadoras, y a mediados de
los años ochenta del siglo XX los procesos se vieron truncados, el nuevo modelo liberal de desmonte
del estado benefactor y que favorecía el librecambio tomo fuerza y cambio el rumbo de las políticas
industrializadoras, hasta la CEPAL tuvo que cambiar sus argumentaciones sobre los procesos
industrializadores.

Los procesos de internacionalización de la economía colombiana2 fueron impulsados en las políticas


del consenso de Washington (1988), las medidas se tomaron en la primera mitad de la década de los
noventa del siglo XX, y generaron un impacto sustancial en el cambio de la estructura productiva del
país, el modelo industrializador se sustituyó por uno que estaba sustentado en la internacionalización
vía incremento de las exportaciones.

En este contexto los sectores industriales se vieron afectados por el cambio de política, los efectos del
proceso no fueron homogéneos y la transformación de los sectores económicos a los nuevos

1
Docente U.Caldas Profesor titular. P.h. D en Ciencias Económicas.
2
La inevitabilidad de encontrarse en un mundo de capitalismo global en donde se han acelerado condiciones
de competencia y estructura como “la internacionalización de los procesos de producción, la renovación del
patrón de especialización, la reconfiguración en los procesos productivos a nivel regional” (Garay(1998)).
requerimientos de la economía internacional no fueron de tipo simétrico, los ritmos de transformación
de las ramas industriales y de sus subsectores fueron diferentes y el impacto final, en tanto
transformación en las empresas que les permitiera ser sostenibles o sobrevivir.

La pérdida de participación del PIB industrial en el total del PIB nacional venia presentándose desde
los años setenta, época en que la industria se mostró como la principal fuente de crecimiento de la
economía colombiana junto al café, en los sesenta el crecimiento anual estuvo situado en el 5,9% con
una tasa promedio del 5,2%. La relación, crecimiento de la industria (5,1) y crecimiento de la
economía (5,5) fue similar en la década de los años setenta, y allí la participación del PIB industrial
en el PIB total llego a su punto más alto con el 25% real entre 1975 y 1977. Durante la siguiente
década (ochenta) la industria presento un menor crecimiento frente a la década anterior (3,5%) pero
similar al de la economía total, eso en el contexto de la crisis de deuda externa Latinoamericana) pero
luego de la apertura la relación entre el crecimiento industrial y el crecimiento de la economía
disminuyó y la industria se sumió en una fuerte crisis. La economía creció al 2,5% y la industria lo
hizo al 1,2%. En esta década los servicios tuvieron un crecimiento promedio del 3,2%. En el siglo
XXI la industria creció a una tasa promedio del 1,3% mientras que la economía creció
aproximadamente al 5,0% promedio.

El crecimiento industrial ha presentado una fuerte correlación (72%) con el crecimiento total de la
economía. En los años sesenta la industria fue quizá la principal fuente de crecimiento de la economía
colombiana, el crecimiento anual fue del 5,9% y registró una tasa promedio del 5,2%. Una relación
parecida se presentó en la década de los años setenta.

5,9%

5,5% PIB Industrial PIB total


5,2%
5,1%
5,0%
4,7%

3,5%
3,2% 3,2%

2,5%

1,3%
1,2%

1965 - 1970 1970 - 1980 1980 - 1990 1991 - 2000 2001 - 2009 2010 – 2012
PIB COLOMBIA SECTORES

2016 2017
Part. %
Ene-Sep Trim IV Año Trim I Trim II Trim III Ene-Sep
Agropecuario 6,5 -0,1 2,2 0,5 7,8 4,0 7,1 6,3
Café 0,7 -2,6 6,4 -0,3 11,3 -17,9 21,2 4,0
Otros agrícolas 3,6 -1,1 5,7 0,6 12,3 12,4 6,0 10,2
Pecuario 1,9 2,1 -2,5 0,9 2,9 3,3 5,0 3,7
Madera, pesca 0,4 0,1 -2,5 -0,5 -2,0 -6,8 -2,0 -3,6
Minería 5,4 -6,0 -8,3 -6,5 -9,1 -5,7 -2,1 -5,7
Carbón 1,1 3,5 13,2 5,7 3,8 -6,5 -10,6 -4,8
Petróleo 3,5 -9,9 -14,6 -11,1 -12,2 -5,3 1,4 -5,6
Industria Manufacturera 11,5 3,6 1,0 3,0 0,4 -3,4 -0,6 -1,2
Refinación de petróleo 2,1 26,1 15,5 23,2 9,6 4,6 2,2 5,3
Electricidad, gas y agua 3,5 0,3 -0,6 0,1 -0,5 1,3 1,9 0,9
Construcción 9,4 4,4 3,1 4,1 -0,8 0,3 -2,1 -0,9
Edificaciones 5,3 8,1 0,3 6,0 -7,1 -7,7 -15,9 -10,3
Obras Civiles 4,0 1,4 5,2 2,4 4,0 7,0 8,8 6,6
Comercio, restaurantes y hoteles 12,5 1,8 1,8 1,8 -0,4 1,0 1,4 0,7
Transporte, comunicaciones 6,4 -0,1 -0,2 -0,1 -0,8 0,7 0,2 0,0
Finanzas, servicios a las empresas 19,6 4,8 5,4 5,0 4,7 3,8 3,2 3,9
Servicios sociales, comunales, personales 16,6 2,7 0,9 2,2 2,8 2,9 3,2 3,0
Gobierno 9,3 2,4 0,2 1,8 3,6 4,1 4,9 4,2
PIB Total 100,0 2,1 1,7 2,0 1,3 1,2 2,0 1,5
Andi:2017

Para los ochenta, la economía y el sector industrial crecieron a una tasa del 3,5%, en los noventa el
crecimiento industrial y el crecimiento de la economía se vio afectada por la crisis hipotecaria y
financiera que afecto la industria, la economía creció un 2,5% y la industria lo hizo al 1,2%. En años
recientes, la situación es diferente, la industria creció a una tasa promedio del 1,3% mientras que la
economía creció aproximadamente al 5,0% (Santamaria, M et al, 2013, DNP).

En 2017, el crecimiento de la economía se sostuvo en el sector agropecuario, los servicios


financieros, y los servicios sociales, comunales y personales. El sector minero, la industria
manufacturera (-1,2) y la construcción registraron tasas negativas. El PIB industrial solo tuvo
un leve crecimiento en el primer trimestre, para el segundo y tercer trimestre presentó tasas
negativas, donde subsectores como bebidas, hilatura, vehículos y otros tipos de equipos de
transporte registran caídas cercanas o superiores al 6,5%.

Para Echavarría (1990) la dinámica industrial de los setenta se vio frenada por la falta de
inversión y de un marginal sector financiero, lo que afectó la rentabilidad industrial, en los
años ochenta la situación tomo un sendero diferente, las políticas industriales no respondieron
a la dinámica de un mundo cambiante que exigía en su momento transformaciones
tecnológicas profundas en la producción industrial, diversificación e innovación en un mundo
que se abría más a la competencia de las manufacturas y al desarrollo de los servicios y
productos personales de alta tecnología
El proceso acelerado de deslocalización industrial de los países desarrollados impuso nuevas reglas
del juego a las cuales no se le dio respuesta de forma oportuna ni en Latinoamérica ni en nuestro país,
quedando las estructuras económicas en desventaja. No se generó un proceso de reconversión
industrial interno que permitiera cambiar el patrón de producción por uno más competitivo, ni se
tomaron las acciones de política estatal en torno a infraestructura y logística, acorde con los procesos
que sucedían internacionalmente, allí se perdió la posibilidad de desarrollar economías de escala que
permitieran disminuir los costos de producción, y generar mayor productividad y competitividad.

El comportamiento de la industria manufacturera nacional entre 1967-94 como participante del PIB
giró en torno al 20%, la mayor participación estuvo en el periodo 1990-94 con 19.65% en el periodo
1967-96 el crecimiento anual promedio fue del 4.1%.

Es la demanda interna la que explica, de forma cíclica el crecimiento del PIB, el sector agropecuario
ha mostrado cada vez menor participación en el PIB, en tanto el heterogéneo sector servicios crece
de forma permanente, e incluso para algunos analistas se hipertrofia por la participación de
subsectores de baja productividad como el de los servicios personales. Es importante analizar como
la contribución del sector servicios a la economía en la década de los 90´s, sector que en su
composición tiene varios subsectores de no transables, se muestra como un contrasentido frente a lo
que buscaba la apertura. La dinámica exportadora en Colombia ha sido jalonada por las exportaciones
menores,

“su diversificación y la competitividad comercial de las exportaciones manufactureras han sido


claramente insuficientes como para penetrar con dinamismo y variedad los mercados internacionales”
(Garay et, al, 1998).
En los años sesenta y setenta, el ritmo de crecimiento de la industria colombiana se asemejo al del
sector servicios, por encima del crecimiento del sector minero, la industria fue la principal fuente de
crecimiento de la economía colombiana, el crecimiento anual fue del 5,9% y registró una tasa
promedio del 5,2%, una relación parecida se presentó en la década de los años setenta. En los años
ochenta, la economía y el sector industrial crecieron a una tasa común del 3,5%. pero en los años
ochenta, con los yacimientos de hidrocarburos de Caño Limón en Arauca y de carbón en el Cerrejón,
la minería creció en promedio al 17%, en tanto la industria y los servicios lo hicieron a tasas del 3,2%
y del 2,9% respectivamente. (Perfetti, et al, 2014)

Gráfica 1. Crecimiento del PIB industrial


vs minería y servicios

20%

17,1%

PIB Industrial
15%
PIB total
Servicios
Mineria

10%
Crecimiento

6,4%
5,9% 5,8%
5,2% 5,5%
5,1% 5,0% 5,0%
4,7%
5%
3,6% 3,9% 3,9%
3,2%3,5% 3,2% 3,2% 3,2%
2,9%
2,5%

1,2% 1,3%
0,5%

0%

-1,8%

-5%
1965 - 1970 1970 - 1980 1980 - 1990 1991 - 2000 2001 - 2009 2010 - 2012

Para 2001-2010 la industria creció en promedio un 3,2% anual, y los servicios un 3,9%, al igual que
la minería, y la economía total tuvo un crecimiento del 4,7% por la recuperación del sector de la
construcción de obras civiles y edificaciones. Entre 2010–2012, el crecimiento anual del PIB
industrial fue del 1,3%, menos de la mitad del de servicios que aumentó en promedio por año el 3,2%,
y menos de tres veces que la minería cuyo crecimiento promedio fue del 6,4%.(Perfetti, et al, 2014).

En los años sesenta la industria tenía una participación cercana al 15% en el PIB, ésta crece al 17%
en la década de los setenta por el crecimiento de la construcción. En el periodo entre ochenta e
inicios de los noventa la industria mantuvo una participación del 15% en el PIB, para caer al 12% por
la crisis de fines de los noventa, la revaluación , y la incidencia de la apertura en algunos sectores,
además de la burbuja inmobiliaria de la época. Entre 2001 y 2007 se recupera, la participación se
elevó al 14,2%.

La crisis internacional que inicia en 2008, contrajo la participación del PIB industrial al 12%. Entre
2000-2010, la participación de la industria se ha caracterizado por un comportamiento en forma de U
invertida y no es posible señalar que la tendencia generalizada sea un decrecimiento (o un
crecimiento) de la participación de la industria en la producción total de la economía. (Perfetti, et al,
2014)
Entre 1929 (5 nuevas plantas) y 1984 (762 nuevas plantas) se crearon en promedio unas 130 plantas
por año, pero el número descendió paulatinamente, especialmente durante los 1990s; apenas se
crearon 57 nuevas plantas en 2001. (Echavarria, et,al, 1999,2005).

Las políticas de corte liberal, adoptadas para la internacionalización económica en los noventa se
asumieron discrecionalmente, se esperaba que el manejo de política aperturista por si solo diera
cuenta de una transformación de la industria que se presumía ingenuamente no requería si no de este
tipo de medidas de desmontes arancelarios y competencia externa, para “modernizarse y tornarse en
una industria competitiva”. A los factores descritos se suma un elemento primordial, que también
generó transformaciones importantes en algunos sectores de la producción, “El cambio tecnológico
(que) ha generado transformaciones sustanciales en los procesos productivos y en su gestión, esto ha
propiciado un reacomodamiento de los procesos productivos y generado demandas de Recurso
Humano Especializado” (Garay, 1998).

En Colombia el manejo macroeconómico fue el paradigma de política económica de los gobiernos


de turno en los últimos 40 años, desde el ajuste del gobierno Betancur, este tipo de regulación
agregada se consideraba una condición necesaria para generar señales positivas a los agentes
económicos, y en particular confianza a los inversionistas pero es claro que no es un elemento
suficiente por si solo para garantizar el buen funcionamiento de las organizaciones productivas
(Garay,1998).

En 2003 el premio Nóbel de economía Joseph Stiglitz (2003), mostró como en el caso latinoamericano
unas políticas macroeconómicas de austeridad fiscal y manejo monetario (políticas del FMI) no
garantizaban una senda de crecimiento, y ni siquiera se configuraban como parte del camino para
este.

Por otra parte la competitividad3, como variable fundamental para sobrevivir en entornos
globalizados, depende de múltiples agentes económicos e instituciones que influyen en los procesos
productivos, por lo que no es fácil de manejar con simples políticas de fomento o intervención, estatal
que permitan crear condiciones en donde se consigan mejoramientos de esta.

Pero ese manejo de políticas fue débil para enfrentar el ciclo económico, el país, en épocas de auge
económico por exportaciones de productos tradicionales, ha presentado simultáneamente poco
crecimiento o caída de la industria. Un ejemplo de esto fue la bonanza cafetera de 1976-1979, y la
del petróleo entre 2006 y 20012, durante el cual el crecimiento industrial fue bajo en comparación
con otras épocas durante las cuales el sector industrial tuvo aportes significativos al PIB.

En Colombia frente a los países líderes de la industrialización latinoamericana, el papel del estado
fue activo, se trató de ajustar la dinámica interna en la producción agrícola, todo en búsqueda de un
mejor uso de recursos y apoyo al desarrollo de la industria. Entre 1969 y 1972 las políticas
comerciales e industriales mostraron sus resultados positivos, en el proceso de sustitución de
importaciones y en el de diversificación estructural del comercio exterior vía promoción de
exportaciones, se presenta la época del crecimiento de las denominadas exportaciones no

3 El problema de la competitividad no es un asunto solo de costos de producción, cambio tecnológico productividad y precios (tasas de cambio, salarios reales).
tradicionales con un efecto exitoso para flores y banano, un cambio que se colocara como el último
significativo del siglo XX y que luego de cincuenta años es el que sigue sosteniéndose en las
exportaciones no tradicionales de forma significativa.

A finales de los años sesenta en Colombia se produjo un estancamiento estructural de la industria


manufacturera, que fue de la mano de varios fenómenos económicos que se inician con el freno de
exportaciones debido a la crisis petrolera de 1972, la enfermedad holandesa producto de la bonanza
cafetera y la liberación del sector financiero comenzando los años ochenta del siglo XX.

La crisis económica se fragua en el momento de auge económico de la administración Gaviria; el


crecimiento sostenido del PIB 5.3% en 1993, 5.7 en 1994 y 5.8 en 1995 no se sostenía en el corto
plazo dado que el crecimiento se sostenía en la demanda agregada interna (Garay et, al 1998) por el
alto gasto público que creció del 11.2% del PIB en a990 al 16.4% en 1994. La revaluación de la tasa
de cambio tuvo efectos negativos en las administraciones Samper y Pastrana.

La naturaleza de los cambios que se han producido en la industria colombiana a lo largo de los últimos
35 años, inicio con la promoción y diversificación de exportaciones en el marco del MSI, terminan
con la consolidación de una nueva estructura productiva surgida de la apertura: i) la pérdida de peso
de las industrias tradicionales intensivas en mano de obra. Este proceso se inicia desde los 70, pero
que se acelera durante la apertura, ii) el acelerado crecimiento de las industrias de transformación de
insumos agropecuarios (alimentos, bebidas, tabaco, textiles…) y las de transformación de recursos
naturales, que aumentaron su participación en el total de la producción manufacturera en 10 puntos
después de la apertura, iii) la pérdida de dinamismo de la industria metalmecánica, particularmente
las ramas de mayor complejidad tecnológica y mejores perspectivas para crear dinámicas de
innovación tecnológica local, y iv) el ligero crecimiento de la industria automotriz en los últimos 20
años frenado por la revaluación.

Desde finales del siglo XX hasta el año 2005 el PIB industrial creció a una tasa superior al conjunto
de la economía, cosa no vista desde 1977. Durante la década del 90, la tasa anual de crecimiento
promedio del sector manufacturero fue de sólo 0,43% frente a un PIB global que creció a una tasa
promedio anual de 3,2%, mientras en el lapso 2000-2004, la industria manufacturera creció a una tasa
promedio anual de 5,6% frente a un crecimiento global de la economía del 3,0%. (Misas IEPRI), pero
se consiguió esta dinámica menor volumen de empleo, este pasó de 630.588, en 1997, a 587.300, en
el 2005. Concomitante con la reducción del empleo, la participación de los salarios en el valor
agregado cayó cerca de 10 puntos y la remuneración real de los trabajadores se estancó mientras la
productividad laboral aparente se multiplica por 2,62.
Los efectos de la apertura económica de inicios de los noventa se pueden ver en el periodo posterior
entre 1996-2005 se produjo un cambio en la estructura productiva, la tasa de variación decenal de
esta fue de 7,4 para el periodo 1990 – 1995 y alcanzó 11,4 entre 1996 y 2005.
Cambios Regionales. El cambio en la estructura productiva y en las regiones es la clave para entender
las mutaciones profundas por las que ha atravesado la industria manufacturera colombiana y para
encontrar una explicación acerca de la evolución de algunas variables claves, como el empleo y la
productividad.
En 1953 Cundinamarca había desplazado a Antioquia en la producción industrial del país, participaba
del 26% de la producción industrial colombiana, Antioquia del 24.7% y el Valle del 19% (Naciones
Unidas,1957, p.270). Se observa que existía concentración a favor de los tres departamentos en el
periodo 1953-1975, luego se produciría una relativa desconcentración en el periodo 1975 y 2000,
este proceso fue provocado por la industria petroquímica en la costa caribe, pero si se excluye este
sector, se observa que el peso relativo de las otras regiones disminuye.

Al tipificar la concentración industrial en las 8 mayores ciudades colombianas, se observa que


Cartagena ganó 6.3 puntos en participación entre 1975 y 2000 (por la influencia de la petroquímica),
y Medellín había ganado 1.3 puntos. Cali (pérdida de -3.4 puntos) y Barranquilla (-2.3 puntos) La
participación de Bogotá, Bucaramanga, Pereira y Manizales se ha mantuvo relativamente estable en
el período. (Echavarria, 2005)

El inició de un proceso de desindustrialización del Atlántico, en la última década del siglo XX, se
explicaba según Bonet (2005) en el proceso de aglomeración regional del país que favoreció a las
regiones más prosperas industrialmente hablando (Bogotá, Antioquia y Valle), en el Caribe la baja
formación del recurso humano, la deficiente infraestructura portuaria del momento y aligual en
servicios y logística, y la poca vinculación de la industria con los mercados externos afecto a
Barranquilla (Lopez,2010), sin embargo en los últimos 10 años el proceso se había revertido
favoreciendo el aumento de la participación de la ciudad.

El aumento de 12 puntos en la participación de las industrias transformadoras de insumos


agropecuarios y recursos naturales en el PIB manufacturero hizó de esta agrupación industrial, la de
más alto crecimiento en el lapso posterior a la apertura económica, este grupo de industrias se
caracterizó por los elevados tamaños de planta (superiores al promedio nacional), la alta intensidad
de capital por trabajador, las estructuras oligopólicas de mercado, los elevados niveles de
productividad, que producían commodities de uso difundido, con una vocación exportadora más
marcada que el resto de sectores, la presencia de empresas transnacionales y procesos fuertes de toma
de empresas nacionales por firmas extranjeras.
El efecto de las importaciones en el valor agregado antes y después de la apertura no fue el mismo.
Antes de la apertura un crecimiento de 1% en las importaciones producía un incremento positivo del
valor agregado de 0, 08%, que quizás obedeció a las importaciones de bienes de capital y materias
primas necesarias para la industria, esto debido a la alta dependencia de la industria nacional de las
importaciones. Después de la apertura el efecto del crecimiento inusual de las importaciones, como
consecuencia de esta afectó el crecimiento del valor agregado en −0, 04%, lo que incidió en la cuenta
mencionada. Esto generó un cambio estructural de efecto negativo en el crecimiento del valor
agregado industrial después de 1990 cuando se profundiza la política aperturista, el crecimiento de
las importaciones industriales en el periodo de liberalización también tuvo un efecto negativo en el
crecimiento de la industria nacional.

La apertura económica no consiguió como política el objetivo explícito de lograr una mayor
industrialización del país a través del incentivo de la libre competencia, aunque en algunas regiones
hay señales de que cierto nivel de industrialización es posible con apertura.
Desindustrialización.
La desindustrialización experimentada a nivel mundial en décadas recientes se observa en la perdida
de participación de la manufactura en el valor agregado de las naciones, y en el empleo generado por
la industria. En el caso de la participación en el PIB, en Inglaterra por ejemplo esta descendió cerca
de 14 puntos del PIB (desde 31.0% en 1970 a 17.4% en 2001), y cerca de 11 puntos en América
Latina desde 26.9% en 1970 a 15.6% en 2001(Echavarria,2005). El proceso fue especialmente
marcado, en su orden, en Brasil (15.3 puntos: 29.3% en 1970 y 14.0% en 2001), Argentina (14.6
puntos: 31.5% y 17%), Chile (10.1 puntos: 25.9% y 15.8%), Ecuador (5.8 puntos: 17.6% y 11.7%),
Colombia (5.6 puntos: 21.2% y 15.5%) y Perú (3.8 puntos: 21.8% y 16.0%).
Solo unos pocos países como Costa Rica (20.6% y 21.6%) y Bolivia (14.1% y 15.2%) no se
desindustrializaron en el período. El nivel de participación en Colombia o América Latina no distaba
mucho hacia el primer lustro del siglo XXI al de los países de la OECD (18.6%) o al de la economía
mundial (18.8%). (Echavarria,2005)
La participación de la industria en el empleo comenzó a caer desde finales de los años sesenta y
comienzos de los setenta en los países industrializados, y en los ochenta en los países menos
desarrollados, principalmente en el Asia. Según The Economist (Octubre 15, 2005, p.69) la
participación en el empleo cayó 21 puntos en Inglaterra entre 1970 (34%) y 2003 (13%), 18 puntos
en Alemania (40% y 22%) y 15 puntos en Estados Unidos (25% y 10%), con descensos también
pronunciados en Italia, Japón, Francia y Canadá. Rowthorn & Ramaswamy,1999, reportaban que la
participación del empleo había caído en los países industrializados desde 28% en 1970 a 18% en
1994. El número absoluto de trabajadores empleados por la industria, que se había mantenido
relativamente constante entre 1970 y la primera parte de los noventa también comenzó a caer. Desde
1996 ha caído cerca de 20% en Estados Unidos, Inglaterra y Japón. (Echavarria,2005)
En el caso de Colombia, la industria como generadora de empleo perdió protagonismo desde finales
de los años ochenta, en términos absolutos, se empleaba un número similar de trabajadores en el año
2000 que en el año1970. En 2001 la participación del empleo industrial apenas explicaba el 2.1% del
empleo total en el país, y el 2.7% del empleo total no agrícola. (Echavarria,2005)

La reducción de la participación de las industrias intensivas en mano de obra en el PIB industrial ha


ido acompañada de modestos incrementos en la productividad laboral, que no les ha permitido a las
industrias pertenecientes a este grupo ser generadoras de empleo, como en el pasado.
Algunas empresas se han convertido en expulsoras netas de mano de obra y dadas las condiciones de
competencia externa que enfrentan (textiles, confecciones y calzado…) con países, caracterizados por
sus bajos salarios, como China, Tailandia o Filipinas, en medio de una revaluación sistemática del
peso, las empresas le han apostado a una estrategia de romper con los compromisos
institucionalizados que habían suscrito con sus trabajadores en el pasado: el cambio de los convenios
colectivos por los acuerdos colectivos, el predominio de los contratos a término definido que conlleva
prácticamente la desaparición de los convenios a duración indeterminada, la terciarización de la
producción y la subcontratación, particularmente de los servicios industriales, con PYMES y
cooperativas de trabajadores, lo que se ha traducido en la reducción del salario real de los trabajadores
de estas industrias.
Los altos niveles de producción no se han traducido en nuevos empleos por los fuertes crecimientos
en productividad que se han presentado en estas industrias e incluso en buena parte de ellas se ha
visto una reducción en los niveles de empleo. En esta agrupación el tamaño óptimo de planta, en el
que se minimizan los costos de producción, particularmente en la transformación de recursos
naturales, son cada vez más elevados, lo que hace que la búsqueda de economías de escala, básicas
para la supervivencia de las empresas, conlleve nuevas formas de adhesión a un régimen internacional
de comercio.

La drástica reducción de la participación de la industria metalmecánica en el PIB manufacturero


(41%) a lo largo de la última década del siglo XX fue el resultado de la desaparición de muchas de
las firmas pertenecientes a la fabricación de electrodomésticos, maquinaria y equipo, calderería
metálica. Es un sector claramente expulsor de mano de obra calificada. Esta mutación en la estructura
industrial explica las razones por las que los mayores volúmenes de producción no han ido
acompañados de más y mayores empleos, sino de todo lo contrario, de un menor empleo y de
reducciones de los salarios reales de una gran parte de los trabajadores industriales.
La apertura económica de inicios de los años noventa, llevada a cabo en medio de una profunda
revaluación y con la drástica reducción de las tasas de crecimiento del sector manufacturero, dio lugar
a nuevas transformaciones del sector productivo. Los productores de bienes transables de mayor
intensidad tecnológica (metalmecánica, equipo de transporte, maquinaria y equipo…) se vieron
obligados a reemplazar valor agregado interno por valor agregado externo, importar insumos y
componentes y especializarse en pocas líneas de producción. Esto llevó a muchos a abandonar el
sector y a otros, a convertirse en ensambladores y, en no pocas ocasiones, en importadores de los
bienes que antes producían.
Este procesos se ha traducido en una dinámica de desintegración vertical que se refleja en la reducción
del valor agregado en el producto industrial y en un mayor valor de los insumos importados en el
total de insumos utilizados. Las industrias transformadoras de insumos agropecuarios remplazaron
en gran medida insumos nacionales por insumos importados. Mientras en el lapso 1997-2005 el valor
agregado y la producción bruta se multiplicaron por 2,44 y 2,57 respectivamente (en términos
corrientes), el consumo intermedio se multiplicó por 2,68, cifra que no fue más elevada gracias a la
revaluación del peso.

La desindustrialización es un fenómeno que se repite en las diversas investigaciones y en la


información disponible. Para Anif, la pérdida de participación de la industria en la economía, 12
puntos entre 1975 y 2012, el fuerte descenso del empleo industrial, del 29% del empleo total entre
1975 y 1980, a sólo 13,1% entre 2005 y 2008, con una caída de 12,3%; son una muestra del deterioro
que registra este sector productivo.

Al mirar la participación de la industria en las exportaciones colombiana destacan la industria


alimentaria y de bebidas, la producción textil, la fabricación de productos químicos, productos de la
refinación del petróleo, productos en cuero y calzado, la fabricación de productos de caucho y
plástico, la fabricación de productos metalúrgicos y productos en papel y cartón. Cuando se hace un
análisis de la actual composición de las exportaciones y las importaciones colombianas, resalta a la
vista el gran rezago que tiene el sector industrial en Colombia en cuanto a su peso porcentual en el
valor agregado.
Cuadro 1. Composición de las exportaciones y las importaciones de Colombia para el 2012.
Participación en las Participación en las
exportaciones (%) importaciones (%)
Sector agropecuario, ganadería, caza y
4,35 4,54
silvicultura
Sector minero 56,86 0,31
4
Sector Industrial 38,58 95,10
Fuente: Elaboración propia con datos del DANE.

La transformación de la industria manufacturera a raíz de la apertura dio lugar a una disminución del
empleo en el sector manufacturero, el estancamiento en la remuneración real de los trabajadores, la
precarización de las relaciones laborales, fuertes procesos de desintegración vertical, caídas en el
ritmo de crecimiento de la industria metalmecánica y de las industrias intensivas en mano de obra y
rápida expansión de las industrias transformadoras de recursos naturales, caracterizadas por empresas
de menor tamaño, de carácter oligopólico, que utilizan tecnologías de punta y niveles elevados de
productividad. Frente a una marcada tendencia a incrementar sus exportaciones, el mercado interno
pierde importancia para las empresas transformadoras de recursos naturales. Igualmente, se han
presentado drásticos cambios organizacionales en las empresas líderes; la terciarización, el
outsourcing y la subcontratación están a la orden del día.
El camino seguido por Colombia es el mismo recorrido por Argentina, Brasil, México o Chile, como
bien lo ha demostrado Katz (2000). Es una expansión sustentada en las ventajas competitivas
estáticas. La gran pregunta era si este patrón de crecimiento industrial era sostenible en el largo plazo,
cuando los países centrales y los países de nueva industrialización, como Corea, basan su crecimiento
manufacturero en la creación de ventajas dinámicas, la respuesta después de casi dos décadas es que
no.

Colombia actualmente tiene una desaceleración marcada de la industria, tal como sucedió en la época
durante la cual el café explicó gran parte de la vida económica del país y muchos de los atrasos que
sufrió la industria Colombiana. Estábamos en un momento en el que el sector minero-energético era
el de mayor participación en el crecimiento del PIB, (un 8%), con una participación de la inversión
extranjera directa del 65% y un dinamismo sin precedentes en la historia del país.
La industria: después de tres décadas pasó de representar el 25% del PIB a un 13% y de explicar el
24% del empleo, a solo un 13% en una década. Una de las explicaciones que ha tomado mayor fuerza
es la evidente "reprimarización de la economía" . (Perfetti, et,al. 2014)

4
El sector industrial, según el DANE, compone: Productos alimenticios y bebidas, Productos de tabaco,
Fabricación de productos textiles, Fabricación de prendas de vestir, Cuero y sus derivados, Industria
maderera, Papel, cartón y sus productos, Fabricación de productos de la refinación del petróleo, Fabricación
de sustancias y productos químicos, Fabricación de productos de caucho y plástico, Fabricación de productos
metalúrgicos básicos, Productos elaborados de metal, Fabricación de maquinaria y equipo, Fabricación de
maquinaria de oficina, Fabricación de maquinaria y aparatos eléctricos, Fabricación de equipos de
telecomunicaciones, Fabricación de instrumentos médicos, Fabricación de vehículos, Fabricación de otros
tipos de transporte y Fabricación de muebles.
Lo que más preocupa es que ésta evolución no es consecuencia de cambios estructurales al interior
de la economía que han dado lugar a procesos de reconversión industrial y modernización productiva,
que por lógica natural, no sólo permiten un acelerado crecimiento de la productividad a través del
avance de nuevos sectores industriales, agroindustriales y de servicios, intensivos en tecnología; sino
también, como resultado de la innovación, nuevos empleos industriales a partir de una mayor
utilización de mano de obra calificada.

Una hipótesis que refuerza la desindustrialización es el dinamismo del sector minero, que se ha visto
traducido en el auge de las exportaciones de hidrocarburos y en el boom de la inversión extranjera, el
cual, a más de explicar los problemas de la revaluación, le ha restado protagonismo a las
exportaciones de productos industriales y agrícolas a través del fenómeno de la enfermedad
holandesa. Este panorama inquieta teniendo en cuenta las perspectivas del país con los TLCs, debido
a la mayor exposición que tendrá la industria a la competencia mundial y a la necesidad de diversificar
la oferta exportable diferente a las de productos primario-extractivo. Necesitamos con urgencia una
locomotora o en su defecto un vagón con una estrategia clara de reindustrialización, en donde la
actividad se estimule para satisfacer las demandas locales y externas

El país afronto hasta 2014 el vertiginoso avance del sector de hidrocarburos,


Como consecuencia, el país enfrento de nuevo el efecto de la "Enfermedad holandesa": un
desplazamiento de recursos productivos de otros sectores, entre ellos el industrial, explicado
principalmente por el auge minero-energético, que entre otras, atrae y genera una cantidad importante
de divisas que ayuda a la revaluación del peso, haciendo perder competitividad vía precio a las
exportaciones manufactureras (antes el 50 por ciento de las exportaciones totales, hoy solo el 30 por
ciento) lo que revierte en el deterioro del empleo y en el aporte del PIB que tienen las empresas de
este sector.

Los aumentos del PIB industrial han coincidido con choques negativos externos que casi siempre se
traducen en una devaluación de la moneda. ¿Puede un país como Colombia esperar este escenario
para el mejoramiento de la industria? En caso que la respuesta sea afirmativa, sería muy preocupante
el futuro del país. Es evidente, que en el mundo la industria se ha visto desplazada por la proliferación
del sector servicios, pero sin lugar a dudas, los países que mejor preparados están para el futuro son
los que tienen claro que el sector servicios y el sector industrial son interdependientes, y por eso le
apuestan a una política industrial moderna. Tal es el caso de los países asiáticos, donde la innovación,
la ciencia y la tecnología son los ejes de la transformación económica, con una infraestructura
adecuada y articulada con las necesidades sectoriales.

Es un error pensar que Colombia, solo con la explotación de sus ventajas comparativas, alcanzará los
niveles de desarrollo deseados. Se necesitan ventajas competitivas transversales, para no depender de
la demanda externa y del precio internacional de los bienes primarios, si no de una industria mejor
estimulada, protagonista e innovadora, direccionada eso sí, por una política industrial digna de
pertenecer al siglo XXI.

Dinámica (%) de los sectores industriales (producción ) Contribución de los 10 más dinámicos

• De acuerdo a su contribución al crecimiento de la producción real del sector industrial los


subsectores más dinámicos durante el periodo febrero de 2013 - enero de 2014 fueron: Otros
productos alimenticios (8,1%), ingenios, refinerías de azúcar y trapiches (9,3%), productos lácteos
(8,1%), otros tipos de equipo transporte (11,6%), refinación de petróleo (2,4%), fabricación de
productos de metal (3,8%), industria de bebidas (0,9%), industria de sustancias químicas básicas y
fibras sintéticas (0,8%), equipos de radio, televisión y de comunicaciones (18,3%) y productos de
tabaco (12,8%).

• Estos 10 subsectores aportaron 1,5 puntos porcentuales a la variación de la industria en el periodo


febrero de 2013enero de 2014.

De acuerdo a la contribución a la producción real del sector industrial, los subsectores que más
impactaron negativamente su crecimiento durante el periodo febrero de 2013 - enero de 2014, fueron:
Lo vehículos automotores y sus motores (-22,6%), las actividades de edición, impresión y servicios
relacionados (-15,1%), papel, cartón y sus productos (-6,3%), la fabricación de otros productos
químicos (-1,9%), industrias de metales preciosos y no ferrosos (-12,9%), industrias básicas de hierro
y acero (-6,2%), productos elaborados de plásticos (-3,2%), y partes, piezas y accesorios (-22,8%)
prendas de vestir y confecciones (-3,7%), productos minerales no metálicos (-1,6%). Estos diez
subsectores manufactureros restaron -2,6 puntos porcentuales al crecimiento industrial durante el
periodo febrero de 2013 - enero de 2014.

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