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Donna J.

Haraway

Ciencia, cyborgs y mujeres


La reinvención de la naturaleza

Prólogo a la edición española de Jorge Arditi,


Fernando García Selgas y Jackie Off

EDICIONES CÁTEDRA
UNIVERSJTAT DE VALENCIA
INSTITUTO DE LA MUJER
Feminismos
Consejo asesor:

Giulia Colaizzi: Universidad de Minnesota / Universitat de V~lencia


María Teresa Gallego: Universidad Autónoma de.: M,adnd
Isabel Martínez Benlloch: Universitat de ,valencIa
Mercedes Roig: Instituto de la MUjer
Mary Nash: Universidad Central de Barcelona
Verena Stolcke: Universidad Autónoma de ~arcelona
Ameba Valcárcel: Universidad de Oviedo
OIga Quiñones: Instituto de la Mujer Prólogo a la edición española
Dirección y coordinación: Isabel Morant Deusa: Universitat de Valencia

La obra de Donna 1. Haraway es un auténtico cruce de ca-


minos. En ella confluyen diferentes disciplinas académicas
Título original de la obra: (Biología, Antropología, Historia), diversas tecnologías (Foto-
Simians, Cyhorgs and Women. The Reinvention ofNature grafia, Manipulación Genética, Agricultura) y variadas vías de
construcción de la experiencia (Turismo, Doctorados, Partidos
cultura Libre Políticos). Sus ensayos son simultáneamente historia de la
ciencia, análisis cultural, investigación feminista y postura po-
Traducción de Manuel Talens
Diseño de cubierta: Carlos Pérez-Bermúdez
lítica. Están escritos con la intención de que quien se aproxime
Ilustración de cubierta: Cyborg, Lynn Randolph. Foto D. Caras a ellos desde una de estas perspectivas llegue a encontrarse ca-
minando por las otras, ya que ninguna de ellas es suficiente
para captar las matizaciones de unos textos tan polifónicos.
La riqueza, novedad y riesgo que caracterizan los traba-
Reservados todos los derechos. De c?nfonnidad ~{)n lo .dis~uesto
en el arto534-bis del Código Penal VIgente. po~ran ser castigados jos de Haraway hacen de su encuentro una experiencia ine-
con penas de multa y privación de libertad q~¡enes. repr~d~Jeren xorablemente enriquecedora para gentes afincadas en dife-
o plagiaren, en todo o en parte, un.a o~ra Iíteraría, arttsuca
o científica fijada en cualqUler.tlIJ<? de soporte rentes tradiciones científicas, literarias o políticas. Nadie lo-
sin la preceptiva autorización. gra salir intacto de la lectura de este libro, y muy pocos
podrán evitar su relectura.
Para facilitar e invitar a esa experiencia es para lo que
N.I.P.O.: 378-95-040-2 hemos elaborado una presentación abierta y polifónica, que
© Donna J. Haraway, 1991
First published in the United Kingdom.by Free.Association Books Ltd.,
desbroce algunas de las principales vias de acceso al subyu-
London. Represented by the Cathy Miller Rlghts Agency. London gante mundo de Donna Haraway. Son tres entradas conflu-
Ediciones Cátedra, S. A., 1995 yentes y complementarias'.
Juan Ignacio Luca de Tena, 15.28027 Madrid
Depésito legal: M. 41.829-1995
I.S.B.N.: 84-376-1392-2 1 El profesor Jorge Arditi y la investigadora Jackie Orr, ambos de la
Prl",.d in Spain Universidad de Berkeley (California), han elaborado sus aportaciones a
Impreso en Or6f100. Rógar, S.A.
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CAPíTUW 5

«Género» para un diccionario marxista:


la política sexual de una palabra

En 1983, Nora Ráthzel, del colectivo femenino autóno-


mo del diario marxista independiente de la antigua Alema-
nia Occidental Das Argument, me escribió pidiéndome que
escribiese una «entrada» para un nuevo diccionario marxis-
ta. Un grupo editorial de Das Argument había iniciado un
ambicioso proyecto para traducir al alemán el Dictionnaire
Critique du Marxisme (Labica et Benussen, 1985) y para
preparar asimismo un suplemento separado alemán que tra-
tase de los nuevos movimientos sociales que no habían sido
tratados en la edición francesa l. Esos movimientos han dado

1 El proyecto resultó tan intimidante que el «suplemento» fue divi-


dido y pasó, de la traducción inicial, a ser un trabajo en dos volúmenes,
el Marxistisches Worterbuch, bajo las órdenes editoriales de Wolfgang
F. Haug del Institut für Philosophie, Freie Universitiit, Berlín, con cien-
tos de contribuyentes alemanes y de otros países. Tornadas de una lista
compilada en 1985, algunas de las palabras incluidas, de interés para las
feministas, íncluyen: Diskurs, Dritte Welt, Familie, Feminismus, femi-
nistische Theologie, Frauen, Frauenbewegung, Geschlecht, Homose-
xualitdt, Kulturarbeit, Kybemetik, Luxemburgismus, Marxismus-Femi-
nismus, Natur; Okologie, Patriarchat, Postmodemismus, Rasse, Rassis-
mus, Reprdsentation, Sex/gender system, Sexismus, Sexpol, Sisterhood,

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lugar a una revolución internacional en la teoria social du- marxismo y del imperialismo amenazaban con ser grandes
rante los últimos veinte años, produciendo además (y sien- en la lista. Cada palabra heredaría tales historias.
do en parte producidos por) revoluciones en el lenguaje po- Al menos yo sabía que lo que estaba pasando con sex y
lítico. Tal como lo expresaba Rathzel, «Nosotras, es decir, con gender en inglés no era lo mismo que lo que estaba ocu-
las mujeres del grupo editorial, vamos a sugerir algunas pa- rriendo con género, con genre y con Geschlecht. Las histo-
labras que faltan y queremos que otras sean escritas de nue- rias específicas del movimiento femenino en las enormes
vo, porque las mujeres no aparecen donde debieran» (comu- áreas globales donde esas lenguas formaban parte de las lu-
nicación personal, 2 de diciembre de 1983). Esta amable chas políticas eran la razón principal de las diferencias. Los
frase identificaba un importante terreno de la lucha feminis- viejos gramáticos hegemónicos -incluyendo a los sexólo-
ta: la canonización del lenguaje, de la política y de las narra- gos- habían perdido el control del género y de sus geme-
tivas históricas en las prácticas editoriales, incluyendo a las los proliferantes. Ni Europa ni América del Norte podían
obras de referencia. empezar a disciplinar el destino que sus lenguajes imperia-
«Las mujeres no aparecen donde debieran». Las ambi- lizantes alcanzarian en el siglo xx. Sin embargo, no tenia la
güedades de la frase eran poderosas y tentadoras. Aquí tenía menor idea de cómo abordar el problema del sexo/género en
yo la oportunidad de participar en la producción de un texto ruso o en chino. De manera progresiva fui viendo con clari-
de referencia. Me pedían hasta cinco folios mecanografia- dad que tampoco tenía las ideas muy claras sobre cómo ha-
dos sobre sexo/género. Sin pensarlo dos veces, acepté. cerlo en inglés, en los Estados Unidos y, mucho menos, en
Existía un problema inmediato: soy anglófona, con co- el mundo anglófono. Existen tantos ingleses sólo en mi país,
nocimientos someros de alemán, francés y españoL Estas que de repente todos ellos me parecieron alemán al afrontar
renqueantes habilidades lingüísticas reflejan mi situación estos cinco folios para un diccionario marxista alemán que
política en un mundo social distorsionado por los proyectos se estaba separando de su padre francés con vistas a ocupar-
hegemónicos de los Estados Unidos y la culpable ignoran- se de nuevos movimientos sociales. Mi inglés estaba marca-
cia de sus ciudadanos, especialmente los blancos. El inglés, do por la raza, la generación y el género (1), la región, la cla-
sobre todo el de los Estados Unidos, hace la distinción entre se social, la educación y la historia política. ¿Cómo iba a ser
sexo y género, la cual ha costado sudor y lágrimas en mu- este inglés la matriz necesaria para el sexo/género en gene-
chos terrenos sociales, tal como se verá en las páginas que ral? ¿Existía, incluso de palabra, algo parecido a sexo/géne-
siguen. El alemán tiene una sola palabra, Geschlecht, que no ro en general? Estaba claro que no. Estos no eran problemas
significa lo mismo que las inglesas sex (sexo) o gender (gé- nuevos para contribuyentes de diccionarios, sino, pensé, una
nero). Más aun, el proyecto del diccionario de traducir las patata políticamente caliente. Pero el tiempo pasa y se acer-
entradas de contribuyentes extranjeros al alemán, proponia caba el momento de entregar mi trabajo. Ya era hora de sa-
dar cada una de las palabras en alemán, chino (caracteres car la pluma y escribir. Después de todo, a finales del si-
chinos y occidentales), inglés, francés, ruso (sólo en carac- glo xx todos estamos literalmente inmersos escribiendo tec-
teres occidentales) y españoL Las historias mezcladas del nologías. Esto forma parte de la implosión del género en el
sexo y en el lenguaje, en la biología y en la sintaxis, favore-
technologische Rationaliuit, weibliche Ásthetik. y weibliche Bildung. No
cido por la tecnociencia occidentaL
era éste, por supuesto, el vocabulario que Marx y Engels utilizaban cada En 1985 me animé un poco al saber que lo que preten-
día, pero no puede estar ausente en un díccionario marxista de finales díael grupo editorial era una entrada a propósito del sistema
del siglo xx. del sexo/género. Era un respiro. Existía un lugar textual para
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la primera utilización del término: el impresionante ensayo buenas intenciones, las declaraciones de las autoras y las
que Gayle Rubin escribió cuando era estudiante de gradua- puntuaciones en los prefacios, la teoría feminista raramente
ción en la Universidad de Michigan (1975), «The traffic in ha incluido juntos, analíticamente, a la raza, al sexo/género
women: notes on the political economy of sex» [El tráfico y a la clase. Además, las feministas tienen tantas razones
en las mujeres: notas para la economia política del sexo]. Yo para hablar de un sistema de raza/género como de sexo/gé-
podría rastrear el destino del «sistema del sexo/género» en nero, y requieren diferentes estrategias analíticas. Pero, ¿qué
la explosión de la escritura feminista marxista y socialista pasa con la clase? La evidencia apunta hacia la necesidad de
debida a Rubin, 10 cual me consolaba. Primeramente, los una teoría de la «diferencia» cuyos paradigmas, geometría y
editores querían que cada «palabra clave» fuese situada en lógica rompan los pares binarios, la dialéctica y los modelos
relación con el corpus de Marx y Engels, hubiesen o no usa- sobre naturaleza/cultura de la clase que sean, pues en caso
do éstos la palabra. Supongo que Marx habría sonreido al contrario los tríos se reducirán siempre a dúos, que a su vez
ver avanzar el cursor en la pantalla del ordenador. En segun- se convertirán rápidamente en uno, solitario en la vanguar-
do lugar, aquellas que adoptaron la fórmula de Rubin 10 hi- dia. Y nadie aprende a contar hasta cuatro. Todo esto es po-
cieron debido a muchas causas, incluidos los intereses polí- líticamente importante.
ticos y académicos. Las feministas socialistas blancas de los También, incluso si Marx y Engels --o Gayle Rubin-
Estados Unidos habían escrito la mayoría de las publicacio- no se adentraron en la sexologia, en la medicina o en la bio-
nes necesarias para rastrear el «sistema de sexo/género» en logía en sus discusiones sobre el sexo/género de la cuestión
su sentido menos amplio. Este hecho era un problema com- femenina, yo sabia que tendría que hacerlo. Al mismo tiem-
plejo en sí mismo, no una solución. La mayoría de la teoría po, estaba claro que las otras grandes corrientes de la mo-
feminista más provocativa de los últimos veinte años ha in- derna escritura feminista sobre el sexo, la sexualidad y el
sistido en los lazos que unen el sexo y la raza de una mane- género se enlazaban constantemente con la más modesta in-
ra que problematizaba los dolores de parto del sistema de terpretación de mi encargo. La mayoría de ellas, quizás, so-
sexo/género dentro de un discurso centrado, sobre todo, en bre todo, las corrientes literarias y psicoanalíticas feministas
el entrelazamiento del género con la clase. Salvo por las francesas y británicas, no aparecen en mi definición de
Geschlecht que, en general, se centra en los escritos de las
2 Aquí salta a la vista un curioso problema lingüístico: no existe
feministas estadounidenses, lo cual no es un escándalo tri-
«marca» que distinga la raza biológica de la cultural, como la que pue- vial',
de haber para distinguír sexo biológico y género cultural, incluso si los
pares binarios natura1eza/cultura y biología/sociedad impregnan el dis-
curso racial occidental. La situación lingüística destaca la reciente y de- piación. Aqui es donde los sujetos y los objetos nacen y son constante-
sigual entrada del género en el léxico político como opuesto al gramati- mente reencarnados.
cal. La no-naturalidad de la raza -siempre ha sido una construcción 3 Aunque no exclusivos el uno del otro, el lenguaje del «género» en
cultural totalmente arbitraria- puede ser destacada a causa de la falta el discurso feminista euroestadounidense es el de la «posición del suje-
de marcador lingüístico. Pero igualmente fácil, lingüístícamente, resulta to sexuado», mientras que en la escritura europea es el de la «diferencia
el colapso absoluto de la categoria raza en lo biológico. Todos estos te- sexual», Para el feminismo marxista británico, a propósito del «sujeto
mas continúan dependiendo del funcionamiento aún no reexaminado de sexuado en el patriarcado», véase Kulm and Wolpe (1978), Marxist-Fe-
la lógica produccionista aristotélica, tan fundamental para el díscurso minist Literature Collective (1978), Brown and Adams (1979) y la re-
occidental. En la matriz lingüística, política e histórica, en la materia y vista m/f Barrett (1980). Las posiciones socialistas feministas alemanas
en la forma, en el acto y en el poder, en la materia prima y en el produc- sobre la sexualización han destacado la dialéctica de la función auto-
to terminado inciden los enormes dramas de la producción y de la apro- constructora de la mujer, de las determinaciones sociales estructuradas

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Por lo tanto, lo que sigue muestra los saltos constantes tanteo, con esperanza, de manera polivocal y finita. Al ter-
de continuas reconstrucciones durante seis años. Las sepa- minar, mi definición excedía los cinco folios y la «patata»
raciones y los bordes mal acabados, así como la forma ge- había sido pelada. El cuerpo se había convertido en texto y
nérica de una definición de enciclopedia, deberían llamar la el instrumento de la inscripción no era un cuchillo, sino un
atención sobre los procesos de modelización convenciona- ratón de ordenador. Los nuevos genitales de la escritura le
les y políticos. Probablemente los pasajes más ligeros son proporcionarán al analista sus metáforas mientras el siste.ma
los más reveladores, pues simplemente cubren un terreno de sexo/género se metamorfosea en otros mundos de dife-
muy discutido. Quizás yo sólo necesitaba una lección con- rencia cargada de poder.
creta sobre lo problemática que debe ser cualquier defini-
ción, pero sospecho que mis hermanas y otras camaradas
también a veces han tendido a creer que miraban en una PALABRA CLAVE: GÉNERO
obra de referencia, en vez de recordar que esta forma de es- Gender (inglés), Geschlecht (alemán),
cribir es un proceso más de habitar mundos posibles, como Genre (francés), Género (español)

[La raíz de las palabras inglesa, francesa y española es


y de las reestructuraciones parciales. Esta literatura examina de qué ma-
nera las mujeres se construyen a sí mismas como estructuras existentes,
el verbo latino generare, engendrar, y el prefijo latino ge-
buscando cómo seria posible cambiar. Si las mujeres son teorizadas ner-, raza o clase. Una significación anticuada en inglés de
como víctimas pasivas del sexo y del género como un sistema de domi- <<1:0 gender» es «to copulate» ---copular- (Oxford English
nación, no será posible una teoria de la liberación. Por eso, el construc- Dictionary). Los sustantivos «Geschlecht», «gender», «gen-
cionismo social sobre el género no deberá convertirse en una teoria de re» y «género» se refieren a la noción de surtido, especie y
determinismo cerrado (Haug, 1980, 1982; Haug el al., 1983, 1987;
Mouffe, 1983). Buscando una teoria de la experiencia, de cómo las mu-
clase. En inglés, «gender» ha sido utilizado en su sentido
jeres se encarnan a sí mismas activamente, la mujer en la escritura co- «genérico» continuamente al menos desde el siglo XlV. En
lectiva de las publicaciones Frauenformen insistia en una práctica des- francés, alemán, español e inglés, estas palabras se refieren
criptiva/teórica que mostrase <das maneras en las que víviroos en térmi- a categorías gramaticales y literarias. Las modernas pala-
nos corporales» (Haug el al., 1987, pág. 30). Desarrollaron un método bras inglesa y alemana, «gender» y «Geschlecht», se refie-
llamado «trabajo de memoria» que pone el énfasis en las narrativas es- ren de manera muy intima a conceptos de sexo, sexualidad,
critas y colectivamente criticadas sobre un «extranjero», un yo pasado
«recordado», mientras problematizaban las autoengañadoras asuncio- diferencia sexual, generación, engendrar, etc., mientras las
nes de autobiografía y otros temas. El problema es cómo dar testiroonio francesa y española parecen no hacerlo de manera tan evi-
de la emergencia de <do sexual en tanto que proceso que produce la in- dente. Palabras cercanas a «gender» se hallan implicadas en
serción de las mujeres en determinadas prácticas sociales y su subordi- conceptos de parentesco, raza, taxonomia biológica, lengua-
nación a ellas» (pág. 33). Irónicamente las mujeres, autoconstituidas
como sexualizadas, como mujeres, no pueden ser responsables por sí
je y nacionalidad. El sustantivo «Geschlecht» posee signifi-
mismas (pág. 27). Como todas las teorias sobre el sexo, la sexualidad y cados de sexo, linaje, raza y familia, mientras que el adjeti-
el género examinadas en este esfuerzo por escribir para una obra de re- vo «geschlechtlich» significa sexual como genérico en su
ferencia que, inevitablemente, termina por canonizar algunos significa- traducción inglesa. La palabra «gender» se halla en el eje de
dos por encima de otros, las versiones de Frauenformen insisten en el las construcciones y de las clasificaciones de los sistemas
género como un verbo, no como un nombre sustantivo. Para las feminis-
tas, género significa hacer y deshacer «cuerpos» en un mundo contesta-
de diferencia. La compleja diferenciación y la unión de los
ble; un concepto del género es una teoria de la experiencia como encar- términos de «sex» y de «gender» forman parte de la historia
nación significante y significadora. política de ambas palabras. En inglés, de manera progresiva
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durante el siglo xx, los significados médicos relacionados versiones euroestadounidenses de la teoría feminista (Strat-
con «sex» se acumulan en «gender», Todos los significados hern, 1988). El valor de una categoría analítica no queda ne-
médicos, zoológicos, gramáticos y literarios han sido con- cesariamente anulado por la conciencia crítica de su especi-
testados por los feminismos modernos. Los significados ca- ficidad histórica y sus límites culturales. Pero los conceptos
tegóricos sexuales y raciales de género apuntan hacia las en- feministas de género plantean de forma aguda los proble-
trelazadas historias modernas de opresiones coloniales, ra- mas de comparación cultural, de traducción lingüistica y de
cistas y sexuales en los sistemas de producción y de solidaridad política.]
inscripción corporal y hacia sus consecuentes discursos li-
b.eratorio):' opositivo. La dificultad para acomodar las opre-
siones raciales y sexuales en las teorías marxistas sobre la Historia
clase es paralela en la historia de las propias palabras. Estos
antecedentes son esenciales para comprender las resonan- Articulación del área del problema en los escritos de
cias del concepto teórico del «sistema de sexo/género» Marx y Engels. En sentido crítico y político, el concepto de
construido por las feministas anglófonas occidentales en los género fue articulado y progresivamente contestado y teori-
años setenta", En todas sus versiones, las teorías feministas zado, en el contexto de los años posteriores a la segunda
sobre el género tratan de articular la especificidad de la guerra mundial, por los movimientos de liberación de la
opresión de las mujeres en el contexto de culturas que dis- mujer. El moderno concepto feminista de género no se halla
tmguen entre sexo y género. Esta distinción depende de un en Marx y Engels, aunque los escritos de éstos, y los de
sistema relacionado de significados agrupados en tomo a otros en la tradición marxista, han proporcionado herra-
una familia de pares binarios: naturaleza/cultura, naturale- mientas importantes, así como barreras, para la posterior
za/historia, natural/humano, recurso/producto. Esta interde- politización y teorización del género. A pesar de sus impor-
pendencia en un terreno político-filosófico occidental clave tantes diferencias, todos los significados feministas moder-
de oposiciones binarias ~ya se entienda éste desde los pun- nos de género parten de Simone de Beauvoir y de su afir-
tos de vista funcional, dialéctico, estructural o psicoanalíti- mación de que «una no nace mujer» (de Beauvoir, 1949;
co-- problematiza los intentos de aplicabilidad universal de 1952, pág. 249) Y de las condiciones sociales posteriores a
los conceptos en tomo al sexo y al género; este tema forma la segunda guerra mundial que han permitido las construc-
parte del debate actual sobre la importancia cultural de las ciones de mujeres como un sujeto-en-proceso colectivo his-
tórico. Género es un concepto desarrollado para contestar la
4 loan Scott (1988, págs. 28-50) escribió un incisivo ensayo sobre el naturalización de la diferencia sexual en múltiples terrenos
desarrollo del género como una categoría teórica en la disciplina de la de lucha. La teoría y la práctica feministas en tomo al géne-
historia. Señaló la larga historia del juego con la diferencia genérica gra-
~atical al cre~ imágenes alusivas al sexo o al carácter (pág. 28). Scott
ro tratan de explicar y de cambiar los sistemas históricos de
Citaba que la msistencia del Fowler's Dictionary of Modern English diferencia sexual, en los que «los hombres» y «las mujeres»
Usage en utilizar el género para significar el sexo masculino o el feme- están constituidos y situados socialmente en relaciones de
nino era o una equivocación o una broma. La ironías de esta clase abun- jerarquia y de antagonismo. Puesto que el concepto de gé-
dan. Uno de los beneficios de la herencia de los usos feminístas del gé- nero se halla relacionado de manera tan íntima con la distin-
nero a partir de la gramática es que, en este campo, «el género es com-
prendido como una manera de clasificar fenómenos, como un sistema ción occidental entre naturaleza y sociedad o naturaleza e
consensuado de distinciones, en vez de como una descripción objetiva historia, a través de la distinción entre sexo y género, la re-
de rasgos inherentes» (pág. 29). lación de las teorías feministas sobre el género con el mar-
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xismo está ligada al destino de los conceptos de naturaleza turales en las actividades reproductoras de hombres y muje-
y trabajo en el canon marxista y, de manera más amplia, en res en la familia, y para la incapacidad consecuente de situar
la filosofía occidental. a las mujeres en sus relaciones con los hombres ambigua-
'Los enfoques tradicionales marxistas no condujeron a mente al lado de la historia y de lo totalmente social. En The
un concepto político de género por dos importantes razones: Economics and Philosophic Manuscripts 011844 [Los ma-
primero, las mujeres, así como las gentes «tribales», exis- nuscritos económicos y filosóficos de 1844], Marx se refie-
tían de manera inestable en los límites de lo natural y de lo re a la relación del hombre con la mujer como <da relación
social en los escritos de Marx y Engels, de forma que sus es- más natural del ser humano con el ser humano» (Marx,
fuerzos para dar testimonio de la posición subordinada de 1964b, pág. 134). Esta afirmación persiste en el primer vo-
las mujeres fueron estorbados por la categoría de la división lumen del Capital (Marx, 1964a, pág. 351). Esta incapaci-
natural sexual del trabajo, basada en una heterosexualidad dad total para historiar el trabajo de la mujer resulta paradó-
natural aceptada como tal; y segundo, Marx y Engels teori- jica en vista del propósito de La ideología alemana y de
zaron la relación con la propiedad económica como el ori- obras subsiguientes para situar a la familia centralmente en
gen de la opresión de las mujeres en el matrimonio, de tal la historia como el sitio de donde surgen las divisiones so-
forma que la subordinación de las mujeres podia ser exami- ciales. La dificultad inicial era una incapacidad para histo-
nada en términos de relaciones capitalistas de clase, pero no rizar el sexo; al igual que la naturaleza, el sexo funcionaba
en términos de una política sexual específica entre hombres analíticamente como una materia prima para el trabajo de la
y mujeres. La clásica localización de este argumento es The historia. Basándose en la investigación de Marx sobre la es-
Origins 01 the Family, Private Property and the State [Los critura etnográfica (1972), en Origins [Orígenes] (1884),
orígenes de la familia, Propiedad privada y Estado] de En- Engels sistematizó la visión de Marx sobre las transiciones
gels (1884), en donde la prioridad analítica de la familia relacionadas de familia, formas de propiedad, organización
como una formación mediadora entre las clases y el Estado de la división del trabajo y Estado. Engels casi estableció
«subsume cualquier consideración separada de la división una base para teorizar las opresiones específicas de la mujer
de los sexos como una división antagónica» (Coward, 1983, en su breve disertación de que un análisis completamente
pág. 160)5. A pesar de su insistencia en la variabilidad his- materialista de la producción y de la reproducción de la vida
tórica de las formas familiares y de la importancia del tema inmediata revela un carácter doble: la producción de los me-
de la subordinación de las mujeres, Marx y Engels no po- dios de existencia y «la producción de los seres humanos
dian historizar el sexo y el género desde una posición de he- mismos» (1884; 1972, pág. JI). Una exploración de este úl-
terosexualidad natural. timo carácter ha sido el punto de partida de muchas feminis-
La ideología alemana (primera parte, Tesis sobre Feuer- tas marxistas euroestadounidenses en sus teorías sobre la di-
bach) es el lugar más importante para la naturalización que visión sexual-genérica del trabajo".
hacen Marx y Engels de la división sexual del trabajo, en su La «cuestión femenina» fue ampliamente debatida en
aceptación de una división presocial del trabajo en el acto muchos partidos marxistas europeos a finales del siglo XIX y
sexual (coito heterosexual) y de sus supuestos corolarios na- a principios del xx. En el contexto del Partido socialdemó-

5 Véase Coward (1983, capítulos 5 y 6) para una discusión detalla- 6 Rubin (1975), Young and Levidow (1981), Harding (1983,1986),
da de los conceptos de familia y de la cuestión femenína en el pensa- Hartsock (1983 a, b), Hartmann (1981), ü'Brien (1981), Chodorow
miento marxista desde 1848 a 1930. (1978), Jaggar (1983).

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crata alemán se escribió el segundo tratamiento marxista gía bíoquímíca y físíológíca a partir de los años veinte; la
más influyente sobre la posición de las mujeres: Woman un- psicobiología de las diferencias de sexo surgidas de la psi-
der Socialism [La mujer bajo el socialismo] de August Be- cología comparativa; las hipótesis múltiples sobre el dímor-
bel (1883; orig. Women in the Past, Present and Future [Las fismo sexual hormonal, cromosómíco y neural convergen-
mujeres en el pasado, el presente y el futuro] 1878). Alexan- tes en los años cincuenta; y las primeras cirugías de cambio
dra Kollontai se basó en Bebel para sus luchas por la eman- de sexo alrededor de 1960 (Liden, 1981). La política femi-
cipación femenina en Rusia y en la Unión Soviétíca y, den- nista de la «segunda ola» en tomo al «determinismo bioló-
tro de la socialdemocracia alemana, Clara Zetkin, una líder gico» frente al «construccionismo social» y la biopolítica de
del Movimiento femenino de la Internacional socialista, de- las diferencias del sexo/género tienen lugar dentro de cam-
sarrolló la postura de Bebel en su trabajo de 1889 «The pos discursivos preestructurados por el paradigma de la
Question of Women Workers and Women at the Present identidad del género cristalizado en los cincuenta y sesenta.
Time» [La cuestión de las trabajadoras y de las mujeres en El paradigma de la identidad del género era una versión fun-
el presente r. cionalista y una versión esencializante de la frase de Simo-
ne de Beauvoir «una no nace mujer». De forma significati-
va, la construcción de lo que podría pasar por una mujer
Problemática actual (o un hombre) se convirtió en un problema para los funcio-
nalistas burgueses y los existencialistas prefeministas en el
El paradigma de la identidad del género. La historia de mismo periodo histórico posbélico en el que las bases so-
las nuevas formulaciones políticas del género por parte de ciales de las vidas de las mujeres en un sistema mundial ca-
las feministas occidentales posteriores a 1960 deberá pasar pitalista y dominado por el hombre estaba siendo reformu-
a través de la construcción de significados y de tecnologías ladas.
del sexo y del género en las ciencias biológícas normaliza- En 1958 fue establecido el Gender Identity Research
doras, liberales, intervencionistas y terapéuticas, empíricas Project [Proyecto de investigación sobre la identidad genéri-
y funcionalistas, sobre todo en los Estados Unidos, inclu- ca] en el centro médico de la Universidad de California en
yendo a la psicología, al psicoanálisis, a la medicina, a la Los Ángeles (VCLA), para el estudio de intersexuales y de
biología y a la sociología. El género estaba situado firme- transexuales. El trabajo del psicopatólogo Robert Stoller
mente en una problemática individualista dentro de la am- (1968,1976) discutió y generalizó los hallazgos del proyec-
plia «incitación al discurso» (Foucault, 1976) sobre la se- to. Stoller (1964) introdujo el término «identidad genérica»
xualidad característico de la sociedad burguesa, controlada en el Congreso Psícoanalítíco Internacional de Estocolmo
por el hombre y racista. Los conceptos y tecnologías de la en 1963. Formuló el concepto de identidad genérica dentro
«identidad del género» fueron formados con varios compo- del entramado de la distinción entre biología y cultura, de tal
nentes: una lectura instintualista de Freud; el énfasis en la manera que el sexo fue relacionado con la biología (hormo-
somática sexual y en la psícopatología por parte de los gran- nas, genes, sistema nervioso, morfología) y el género con la
des sexólogos del siglo XIX (Krafft-Ebing, Havelock Ellis) y cultura (psícología, sociología). El producto de la cultura in-
de sus seguidores; el continuo desarrollo de la endocrinolo- cidiendo en la biología era la persona acabada y generizada:
un hombre o una mujer. A principios de los cincuenta, el
7 Véase The Woman Question (1951); Marx and Aveling (1885-6); psicoendocrinólogo John Money, últimamente en la base
Kollontai (1977). institucional de la Gender Identity Cliníc [Clínica de identi-
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dad genérica] en la Facultad de Medicina John Hopkins (es- gentes sobre las «diferencias en el sexo» en las escuelas, en
tablecida en 1965), con su colega Anke Ehrhardt desarrolló las casas editoriales, en las clínicas, etc. Fatahnente, en este
>: popula~z? la versión interactiva del paradigm;de la iden- clima político reprimido, aquellas críticas tempranas no se
tidad genenca, en el que la mezcla funcionalista de causas centraron en historizar ni en revitalizar culturalmente las ca-
biológicas y sociales crearon el espacio para una miríada de tegorías «pasivas» de sexo y de naturaleza. Así, las formu-
programas terapé~ticos y. de investigación sobre las «dife- laciones de una identidad esencial como mujer o como
rencias de sexo/ge~ero», incluyendo a la cirugía, a las pau- hombre permanecieron analíticamente intocadas y siguie-
tas de comportamiento, a los servicios sociales, etc. Man ron siendo políticamente peligrosas.
and Woman, Boy and Girl [Hombre y mujer, niño y niña] de En el esfuerzo político y epistemológico para sacar a las
Money y Ehrhardt (1972) se convirtió en libro de texto am- mujeres de la categoría naturaleza y colocarlas en la cultura
pliamente utilizado en las universidades. como objetos sociales construidos y que se autoconstruyen
La -:ersión de l~ distinción entre naturaleza y cultura en dentro de la historia, el concepto de género ha tendido a per-
el paradigma de la I~en~ldad genérica, formaba parte de una manecer en cuarentena para protegerse de las infecciones
ampha reformulación hberal de la vida y de las ciencias so- del sexo biológico. En consecuencia, las actuales construc-
CIales. e~ el despojamiento de las interpretaciones del racis- ciones de lo que pasa por sexo o por mujer han resultado
mo biológico antenor a la guerra, presente en las élites oc- muy difíciles de teorizar, excepto como «mala ciencia» en
cldentale~ gobernantes y profesionales tras la segunda gue- la que la mujer emerge como naturalmente subordinada. La
rra mundial, ~~tas reformulaciones no lograron interrogar a «biología» ha tendido a denotar el propio cuerpo, en vez de
la histona político-social de las categorias binarías como na- un discurso social abierto a la intervención. Por lo tanto, las
turaleza/cultura y sexo/género en el discurso colonialista feministas se han alzado contra el «determinismo biológi-
occidental. Este discurso estructuraba el mundo como un co» y a favor de un «construccionismo social» y, de camino,
objeto del conocimiento en términos de apropiación de los han sido menos enérgicas en la deconstrucción de cómo los'
recursos de la naturaleza por parte de la cultura. Muchas li- cuerpos, incluidos los sexualizados y racializados, aparecen
teraturas opositivas y liberatorias recientes han criticado como objetos del conocimiento y sitios de intervención en
esta dimensión epistemológica y lingüística etnocéntrica de la «biología». De manera alternativa, las feministas han
la dominación de aquellos que habitan categorías «natura- afirmado a veces las categorías de naturaleza y cuerpo
les» o qu.e viven en los ~ímites binarios (mujeres, gentes de como sitios de resistencia contra las dominaciones de la his-
color, ~Imales, el medio ambiente no humano) (Harding, toria, pero las afirmaciones han tendido a oscurecer el as-
1986, pa~~. 163-96; Fee, 1986). Las feministas de la segun- pecto categórico y supradeterminado de «naturaleza» o de
da ola cnticaron pronto la lógica binaría de la pareja natura- «cuerpo femenino» como recurso ideológico opositivo. En
leza/cultura, incluyendo a las versiones dialécticas de la his- vez de eso, parecía que la naturaleza estaba simplemente
toria marxista-humanista de la dominación, de la apropia- ahí, como reserva a salvaguardar de las violaciones de la ci-
ción o de la mediación de la «naturaleza» por el «hombre» vilización en general. En vez de marcar categóricamente un
a través del «trabajo». Pero aquellos esfuerzos dudaron en polo determinado, la «naturaleza» o el «cuerpo femenino»
extender del todo su crítica a la distinción derivativa de significan demasiado fácilmente el núcleo salvador de la
sexo/género, la cual era demasiado valiosa para combatir realidad distinguible de las imposiciones del patriarcado,
los omnipresentes detenrumsmos biológicos constantemen- del imperialismo, del capitalismo, del racismo, de la historia
te desplegados contra las feministas en luchas políticas ur- y del lenguaje. Esta represión de la construcción de la cate-
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goria «naturaleza» puede ser y ha sido usada tanto por te, que el hombre se hace a sí mismo), era intrinseco a las
como contra los esfuerzos de las feministas por teorizar la formulaciones occidentales de sexo y género. Strathern afir-
posición y el funcionamiento de las mujeres como sujetos maba que los hombres y las mujeres Hagen no existen en
sociales. estados permanentes como sujetos y objetos dentro de los
Judith Butler (1989) sostuvo que el discurso sobre la marcos aristotélico, hegeliano, marxísta o freudiano. El fun-
identidad del género es intrinseco a las ficciones de cohe- cionamiento de los Hagen posee una geometria y una diná-
rencia heterosexual y que las feministas necesitan aprender mica diferente. Para los occidentales, es una consecuencia
a producir legitimidad narrativa para una gran colección de fundamental de los conceptos de diferencia genérica que
géneros no coherentes. El discurso de la identidad genérica una persona pueda ser convertida por otra en un objeto y
es también intrinseco al racismo feminista, que insiste en la que se le pueda robar su estatuto de sujeto. El estado norm~1
no reductibilidad y en la relación antagonista de las mujeres de una persona occidental es poseer su yo, tener una identi-
y de los hombres coherentes. La tarea consiste en «descali- dad como se tiene una posesión, la cual puede estar hecha
ficar» las categorias analíticas, como sexo y naturaleza, que de varios materiales a través del tiempo, es decir, puede ser
conducen a la univocidad. Esta maniobra podria exponer la una producción cultural, o se puede nacer con ella. La iden-
ilusión de un foco genérico organizativo interior y producir tidad genérica es una posesión asi. No tener la prop~e<;lad del
un terreno de diferencia de raza y de género abierto a la re- yo es no ser un sujeto y no tener influencia. Esta última SI-
significación. Muchas feministas se han opuesto a manio- gue diferentes caminos para los Hagen, que como personas
bras como la que recomienda Butler, temiendo perder un «se componen de muchas partes generizadas o de muchas
concepto de funcionamiento para mujeres mientras que el personas generizadas, interactuando como donantes y reci-
concepto del sujeto se marchita bajo el ataque contra las pientes en el mantenimiento del flujo de elementos por el
identidades centrales y sus ficciones constitutivas. Butler, cuerpo» (Douglas, 1989, pág. 17). La dominación sexista
no obstante, señaló que la acción es una práctica instituida entre personas puede ocurrir y lo hace de manera sistemáti-
en un terreno de dificultades permitidas. Un concepto de un ca, pero no puede ser rastreado o tratado por las mismas ma-
yo interior coherente, logrado (cultural) o innato (biológi- niobras analíticas que serian apropiadas en muchos terrenos
co), es una ficción reguladora innecesaria -más aun, inhi- sociales occidentales de significación (Strathern, 1988,
bitoria-para los proyectos feministas que producen y afir- págs. 334-9). Curiosamente, Butler podria utilizar los argu-
man el funcionamiento complejo y la responsabilidad. mentos etnográficos de Strathern para ilustrar una manera
Una «ficción reguladora» básica para los conceptos oc- de dispersar la coherencia del género sin perder el poder de
cidentales de género insiste en que la maternidad es natural influir.
y la paternidad cultural: las madres hacen bebés de forma Así, la corriente utilidad táctica de la distinción sexo/gé-
natural y biológica. La maternidad se ve, la paternidad se nero en la vida y en las ciencias sociales ha tenido conse-
deduce. Analizando conceptos de género y prácticas entre cuencias calamitosas para gran parte de la teoria feminista,
los melanesios Hagen, Strathern (1988, págs. 311-39) en- ligándola al paradigma liberal y funcionalista a pesar de es-
contró grandes dificultades para mostrar tanto la calidad et- fuerzos repetidos para trascender esos límites en un concep-
nocéntrica de la autoevidente afirmación occidental de que to del género completamente politizado e historizado. El
«las mujeres hacen bebés» como el carácter supuesto de fracaso se debe en parte a no haber historizado y relativiza-
toda la visión. Mostró que el núcleo produccionista de la do el sexo y las raíces histórico-epistemológicas de la lógi-
creencia de que las mujeres hacen bebés (y su acompañan- ca del análisis implicado en la distinción sexo/género y en
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cada miembro de la pareja. En este nivel, la moderna limita- binario de sexo/género se introdujo en la literatura feminis-
ción feminista para teorizar y luchar por la vida empírica y ta en estos debates. Este escepticismo se debía en parte a un
por las ciencias sociales se asemeja a la incapacidad de aumento de la oposición al racismo en los movimientos fe-
Marx y Engels para escapar de la natural división sexual del ministas euroestadounidenses, de manera que algunas de las
trabajo en la heterosexualidad, a pesar de su proyecto para raíces racistas y coloniales de la trama fueron puestas en
historizar la familia. evidencia8.
El discurso de las diferencia de sexo y género explotó en
la literatura sociológica y psicológica de los Estados Unidos El sistema del sexo/género. Otra corriente de la teoría y
durante los setenta y los ochenta. (Esto se ve, por ejemplo, de la política feminista del sexo/género vino a través de
en la aparición de la palabra género como palabra clave en apropiaciones de Marx y Engels, leídos a través de Lacan y
los resúmenes de artículos indiciarios en Sociological Abs- Lévi-Strauss, en una brillante fórmula del «sistema del
tracts [de Oveces entre 1966 y 1970 a 724 veces entre 1981 sexo/género» hecha por Gayle Rubin (1975). Su trabajo
y 1985], Y en Psychological Abstracts [de 50 veces des- apareció en la primera antología de la antropología feminis-
de 1966 a 1970 a 1326 desde 1981 a 1985].) La explosión ta socialista/marxista en los Estados Unidos. Rubin y todas
forma parte de una vigorosa contestación política y científi- aquellas influidas por su teorización adoptaron una versión
ca sobre la construcción de sexo y género como categorías de la distinción entre naturaleza y cultura, pero que surgía
y como realidades históricas emergentes, en la que la escri- menos de la vida empiricista y de la ciencia social estadou-
tura feminista se hace prominente a mediados de los seten- nidense y más del psicoanálisis y del estructuralismo fran-
ta, más que nada en las críticas del «determinismo biológi- cés. Rubin examinaba la «domesticación de las hembras
co» y de la ciencia y la tecnología sexistas, sobre todo la humanas», en la cual éstas eran la materia prima de la pro-
biología y la medicina. Situadas dentro del entramado bina- ducción social de las mujeres, a través de sistemas de inter-
rio epistemológico de naturaleza/cultura y sexo/género, mu- cambios de parentesco controlados por hombres en la insti-
chas feministas (incluidas las socialistas y las marxistas) se tución de la cultura humana. Definía el sistema del sexo/
apropiaron de la distinción sexo/género y del paradigma in- género como el sistema de relaciones sociales que transfor-
teractivo para defender la primacía de cultura-género sobre maba la sexualidad biológica en productos de actividad hu-
biología-sexo en una panoplia de debates en Europa y en los mana y en el que se encuentran las resultantes necesidades
Estados Unidos. Estos debates trataban, entre otras cosas, sexuales históricamente específicas. Pedía luego un análisis
de las diferencias genéticas en la habilidad matemática de marxiano de los sistemas del 'sexo/género como productos
niños y niñas, de la presencia y la significación de las dife- de la actividad humana que pueden ser cambiados median-
rencias de sexo en la organización neural, de la relevancia te la lucha política. Rubin veía la división sexual del trabajo
de la investigación animal para el comportamiento humano, y la construcción psicológica del deseo (sobre todo la for-
de las causas de la dominación masculina en la organización mación edípica) como las bases de un sistema de produc-
de la investigación científica, de las estructuras sexistas y
del uso de modelos en el lenguaje, de sociobiología, de lu-
8 Para ver los usos y críticas, véase Sayers (1982), Hubbard el al.
chas a propósito de los significados de las anormalidades de
(1982), B1eier (1984, 1986), Fausto-Sterling (1985), Kessler and
los cromosomas sexuales, de las similitudes del racismo y McKenna (1978), Thorne and Henley (r975), West and Zinnnennann
del sexismo, etc. Hacia mediados de los ochenta, una des- (1987), Morawski (1987), Brigbton Women and Science Group (1980),
confianza creciente de la categoría de género y del carácter Lowe and Hubbard (1983), Lewontin el al. (1984).
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ción de seres humanos que inviste a los hombres con dere- ye a una mujer es una específica relación de apropiación por
chos sobre las mujeres que no tienen sobre ellos mismos.
Para sobrevivir materialmente donde los hombres y las mu-
parte de un hombre. Al igual que la raza, el sexo. es for- un.a
mación «imaginaria» de las que producen realidad, mclu-
jeres no pueden hacer el trabajo del otro y para satisfacer es- yendo los cuerpos, que son percibidos como anteriores a
tructuras profundas de deseo en el sistema del sexo/género toda construcción. La «mujer» sólo existe como esta clase
donde los hombres cambian mujeres, es obligatoria la hete- de ser imaginario, mientras que las mujeres son el producto
rosexualidad. La obligatoriedad heterosexual es, pues, fun- de una relación social de apropiación, naturalizada como
damental para la opresión de las mujeres. sexo. Una feminista es alguien que lucha por las mujeres en
tanto que clase y por la desaparición de esa clase. La lucha
Si el sistema de propiedad sexual fuese reorganizado clave busca la destrucción del sistema social de la heterose-
de manera que los hombres no tuvieran derechos sobre xualidad, porque el «sexo» es la categoria política naturali-
las mujeres (si no hubiera intercambio de mujeres) y si
no existiese el género, el drama edipico al completo sería zada en la que se basa la sociedad heterosexual. Todas las
unareliquia. En unas palabras, el feminismo debe buscar ciencias sociales basadas en la categoría «sexo» (la mayoría
una revolución del parentesco. (Rubin, 1975, pág. 199.) de ellas) deben ser derrocadas. Desde este punto de vista,
las lesbianas no son «mujeres», ya que están fuera de la eco-
Adrienne Rich (1980) teorizó también que la heterose- nomía política de la heterosexualidad. La sociedad lesbiana
xualidad obligatoria era la base de la opresión de las muje- destruye a las mujeres como grupo natural (Wittig, 1981).
res. Rich dio forma al «continuo lesbiano» como potente Así, teorizada de tres formas diferentes, la retirada del
metáfora que diera lugar a una hermandad femenina. Para matrimonio era el centro de las visiones políticas de Rubin,
ella, la resistencia al matrimonio en un barrido a través de la Rich y Wittig en los setenta y a principios de los ochenta. El
historia era una práctica definitoria que constituía el conti- matrimonio encapsulaba y reproducía la relación antagonis-
nuo lesbiano. Monique Wittig (1981) desarrolló un argu-
mento independiente en donde la opresión de las mujeres Nouvelles questionsféministes y Feminist Issues, y lacorriente comple-
también se basaba en la obligación fundamental de la hete- jamente asociada con el grupo «Psychanalyse et Politique» y/o con Ju-
lia Kristeva, Luce Irigaray, Sarah Kofman y Helene Cixous han terudo
rosexualidad. En una exposición que sus autoras veían gran influencia enel desarrollo feminista internacional sobre los temas
como la explicación de la decisiva ruptura con el tradicional de la diferencia sexual (para resúmenes introductores, véanse Marks
Mouvement marxiste pour la Libération des Femmes and de Curtieron, 1980; Gallop, 1982; Moi, 1985; Duchen, 1986). Estas
(MLF), el grupo asociado con Wittig señalaba que todas las corrientes merecen tratamientos más amplios e individuales, pero enel
mujeres pertenecen a una clase constituida por la relación contexto de esta entrada, dos contribuciones a las teorías del «género»
de estas escritoras, profundamente opuestas entre si, dehen ser señala-
social jerárquica de la diferencia sexual que da a los hom- das. Primero están los argumentos de Wittig y de Delphy enfavor de un
bres poder económico, político e ideológico sobre ellas feminismo materialista, que insiste enque setrata de «dominación» no
(Editoras de Questionsféministes, 1980)9. Lo que constitu- de «diferencia». Segundo, tenemos las diferentes maneras con las que
Irigaray, Kristeva y Cixous -situadas intertextualmente en rela~ión con
Derrida, Lacan y otros- insisten enque el sujeto, que esquizas mejor
9 Varias corrientes delos feminismos europeos (algunas no aceptan la
abordado mediante laescritura ylatextualidad, está siempre enproceso,
denominación) nacieron antes de los acontecimientos de mayo de 1968. siempre desorganizado, que la idea de la mujer permanece siempre no
La que proviene de las formulaciones de Simone de Beauvoir, espe- cerrada y múltiple. A pesar de su importante oposición dentro de las co-
cialmente los trabajos de Monique Wittig, Monique Plaza, Colette rrientes francófonas, todas estas teóricas poseen proyectos de desnatura-
Guillaumin y Christine Delphy, publicadas en Questions féministes, lización dela «mujer» imperfectos, contradictorios y criticos.
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ta de los dos grupos sociales coherentes, hombres y muje- en la seguridad de cualquier diferencia particular. (Lor-
res. En las tres formulaciones, tanto la binaria de naturale- de, 1982, pág. 226.)
za/cultura como la dinámica del produccionismo permitían
análisis subsecuentes. La retirada de las mujeres de la eco- Este concepto de diferencia dio lugar a mucha teoriza-
nomía del matrimonio era una poderosa figura y una políti- ción feminista multicultural sobre el género en los Estados
ca para retirarse de los hombres y, por lo tanto, para la cons- Unidos a finales de los ochenta.
titución de las mujeres como sujetos personales e históricos El sistema del sexo/género de Rubin ha sido utilizado y
fuera de la institución de la cultura por los hombres en el in- criticado de diversas maneras. En un articulo crucial en gran
tercambio y en la apropiación de los productos de las muje- parte del debate feminista euroestadounidense y socialista,
res (incluidos los bebés). Ser un sujeto, en sentido occiden- Hartman (1981) insistía en que el patriarcado no era sólo
tal, significaba reconstituir a las mujeres fuera de las rela- una ideología, tal como Juliet Mitchell parecía decir en su
ciones de objetificación (como regalo, articulo de consumo, seminal trabajo «Women: the Longest Revolution» [Muje-
objeto de deseo) y de apropiación (de bebés, sexo, servi- res: la revolución más larga] (1966) y su ampliación en Wo-
cios). La relación categorizadora de los hombres y de las men»s State [El estado del las mujeres] (1971), sino un sis-
mujeres en objetificación, intercambio y apropiación, que tema material que podría ser definido como «una panoplia
era la clave teórica de la categoria «género» en los corpus de relaciones sociales entre los hombres, que tiene una base
más importantes de la teoría feminista de las mujeres blan- material y que, aunque jerárquico, establece o crea interde-
cas en este periodo, fue una de las maniobras que logró que pendencia y solidaridad entre los hombres, lo cual les per-
la comprensión de los sistemas del sexo/género o de mite dominar a las mujeres» (Hartman, 1981, pág. 14).
raza/género y que las barreras de la «hermandad femenina» Dentro de este marco, Hartman trataba de explicar la aso-
interracial fuese dificil de aprehender analíticamente para ciación del patriarcado y del capital y el fracaso de los mo-
las feministas blancas. vimientos obreros socialistas dominados por los hombres
No obstante, estas formulaciones tuvieron la poderosa para dar prioridad al sexismo. Hartman utilizaba el concep-
virtud de dar base y legitimación al lesbianismo en el cora- to de Rubin de sistema del sexo/género para pedir una com-
zón del feminismo. La figura de la lesbiana ha estado repe- prensión del modo de producción de los seres humanos en
tidamente en el disputado y generativo centro del debate fe- las relaciones sociales patriarcales a través del control de los
menino (King, 1986). Audre Lorde coloca a la lesbiana ne- hombres sobre el poder laboral de las mujeres.
gra en el centro de su comprensión de la «casa de la En el debate que siguió a la tesis de Hartman, Iris Young
diferencia»: (1981) criticó los enfoques en «sistemas duales» del capital
y del patriarcado, que los convertían en aliados en las opre-
, Que las mujeres estuviesen juntas no era bastante. siones de clase y de género. A notar que la raza, incluida
Eramosdiferentes. Que fuéramos muchachas gay no era una puesta en tela de juicio del posicionamiento racial blan-
bastante. Eramos diferentes. Que fuésemos negras y es- co, continuó siendo un sistema sin explorar en estas formu-
tuviésemos juntas no era bastante. Éramos diferentes.
Que fuéramos, mujeres negras y estuviésemos juntas no laciones. Young afirmaba que «las relaciones patriarcales
era bastante. Eramos diferentes. Que fuéramos marico- están relacionadas internamente con las relaciones de pro-
nas negrasno erabastante. Éramosdiferentes... Tuvo que ducción como un todo» (1981, pág. 49), de tal manera que
pasarun tiempoantesde que nos diéramos cuentade que centrarse en la división genérica del trabajo podría revelar la
nuestro lugarestaba en la casa de la diferencia en vez de dinámica de un sistema de opresión. Además del trabajo re-
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munerado, la división del trabajo incluía también las catego- del sexo/género porque daba demasiada ímportancia al ~i~­
rías de trabajo excluidas y no historiadas por Marx y Engels, tema de íntercambío de parentesco a expensas de un análi-
es decir, tener y criar hijos, cuidar enfermos, cocinar, hacer sís materialista del proceso del trabajo, que creaba la base
las labores de la casa y los trabajos relacionados con el sexo, para la construcción potencial por parte de las mujeres de un
como la prostitución, si se quería traer el género y la especí- punto de vista revolucionario. Hartsock se ba.saba en versio-
fica situación de las mujeres al centro del análisis materia- nes del humanismo marxista ancladas en la histona de la au-
lista histórico. En esta teoría, puesto que la división genéri- toformación de las sensuales mediaciones de naturaleza y
ca del trabajo era asimismo la primera división del trabajo, humanidad a través del trabajo. Al mostrar cómo las vidas
una debe hacer un estado de cuentas del nacimiento de la de las mujeres diferían sistemáticamente de las de los hom-
sociedad de clases a partir de los cambios en la división ge- bres , trataba de establecer las bases de
. un
., punto de. vista
., ma-
nérica del trabajo. Tal análisis no propone que todas las mu- terialista feminista que sería una posicton y una vrsion com-
jeres tienen una situación común y unificada, pero sitúa en prometidas, desde las cuales las relaciones r~ales de domi-
el centro las posiciones históricamente diferenciadas de las nación podrían ser desenmascaradas y p~?ria lucharse ~or
mujeres. Si el capitalismo y el patriarcado son un sólo siste- una realidad liberadora. Pedía la exploración de las relacio-
ma, llamado patriarcado capitalista, entonces la lucha contra nes entre la abstracción del intercambio y la masculinidad
las opresiones de clase y de género debe ser unificada. La abstracta en los sistemas hostiles de poder que caracterizan
lucha es la obligación de hombres y mujeres, aunque la or- a los mundos falocráticos. Otras feministas marxistas han
ganización autónoma de éstas continuaría siendo una nece- contribuido a versiones entrelazadas e independientes de la
sidad práctica. Esta teoría es un buen ejemplo de los enfo- teoría del punto de vista feminista, en donde el debate sobre
ques modernistas fuertemente racionalistas, para los que las la división del trabajo según el sexo/género es un punto cen-
maniobras «posmodemas» de desmembramiento de las me- tral. Muy importante para este debate es una progre~lva pro-
táforas de sistemas sencillos a favor de complejos terrenos blematización de la categoría trabajo, o sus extensiones en
abiertos de juegos entrecruzados de dominación, de privile- significados marxisto-feministas de reproducción, como es-
gio y de diferencia parecen muy amenazadores. El trabajo fuerzos por teorizar la función activa y la posición de la mu-
de Young (1981) fue asimismo un buen ejemplo del poder jer como sujetos en la historia!". Collins (1989a) adaptó la
de los enfoques modernistas en circunstancias específicas teoría del punto de vista para caracterizar.las bases de~ pen-
para proporcionar una dirección política. samiento feminista negro en la autodefinida perspectIva de
Al explorar las consecuencias epistemológicas de un las mujeres negras sobre su propia opres!ó~. . .
materialismo histórico feminista, Nancy Hartsock (1983a, Sandra Harding (1983) vio el florecimiento teon?~ fe-
b) se centró también en las categorías que el marxismo no minista como un reflejo del auge de contradicciones VIVIdas
había sabido historizar: (a) el sensual trabajo de las mujeres en el sistema del sexo/género, de tal manera que ahora pue-
al hacer seres humanos mediante la educación de los hijos y de lucharse por cambios fundamentales. Extendiendo el en-
(b) todos los distintos trabajos de cuidado y subsistencia foque con que abordaba el sistema de .s.exo/géne~o a. The
realizados por las mujeres. Pero Hartsock rechazaba la ter- Science Question in Feminism [La cuestión de la CIenCIa en
minología de la división genérica del trabajo en favor de di- el feminismo] (1986), Harding resaltó tres elementos del
visión sexual del trabajo, con vistas a poner en evidencia las
dimensiones corporales de la actividad de las mujeres. Hart- 10 Smith (1974), F1ax (1983), ü'Brien (1981), Rose, H. (1983,
sock criticaba también la formulación de Rubín del sistema 1986), Harding (1983).
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género variadamente interrelacionados: (1) una categoría nografia, definida como violencia contra las mujeres y/o
fundamental a través de la cual se otorga significado a todo como una violación de los derechos civiles de éstas, es de-
(2) una manera de ~rganizar las relaciones sociales y (3) ~ cir, como una negación que se hace a las mujeres -a través
estructura de Identidad personaL El desmembramiento de de su construcción como tales- de la categoría de ciudada-
estos tres elementos ha formado parte del entendimiento de nas. MacKinnon vio la construcción de la mujer como la
la complejidad y del valor p~oblemático de la política basa- construcción materíal e ideológíca del objeto del deseo de
da en las Identidades genencas. Utilizando el sistema del otros. Así, las mujeres no son solamente alienadas del pro-
sexo/género para explorar las políticas de identidad sexual ducto de su trabajo. Al mismo tiempo que existen como mu-
en lo~ movimientos g~y posteríores a la segunda guerra jeres, es decir, como objetos sexuales, no son ni siquiera su-
mundial Jeffrey Escoffier (1985) señaló la necesidad de teo- jetos histórícos en potencia. «Para las mujeres no existe la
nzar el surgimiento y las limitaciones de nuevas formas de distinción entre objetificación y alienación, porque no he-
subjetivida~ pol.ític~, con vistas a desarrollar una política mos creado las objetificaciones, sino que somos las objeti-
comprometida sin cierres metafisicos de identidad El «Ma- ficaciones» (1982, págs, 253-4). Las consecuencias episte-
nifiesto para cyborgs» de Haraway (1985)* desarr~lló argu- mológicas y políticas de esta posición llegan lejos y han
mento~ s.lmllare.s, .tratando de explorar una política marxis- creado gran controversia. Para MacKinnon, la producción
to-feminista dirigida a los posicionamientos femeninos en de las mujeres es la de una ilusión muy material, «la mujer».
los sistemas técnicos, culturales y sociales multinacionales Desenmascarar esta ilusión material, que es la realidad vivi-
en los que interviene la ciencia y la tecnología. da por las mujeres, requiere una política de concienciación,
En otro planteamiento teórico influido por el marxismo que es la forma específica del marco de la política feminis-
aun9ue crítico.hacia éste y h~cia el lenguaje del género, Ca~ ta de MacKinnon. «La sexualidad determina el género» y
thenne MacKinnon (1982, pago 515) señalaba: «la sexualidad femenina es su utilización, de la misma ma-
nera que nuestra feminidad es su alteridad» (pág. 243). Al
La sexualidad es al feminismo lo que el trabajo es al igual que las formulaciones independientes en los feminis-
marxismo: que.cuanto más es de una, más se la arreba- mos lacanianos, la posición de MacKinnon ha dado fruto en
!a?'" La sexuahd}ld es ese proceso social que crea, orga- los procesos teorizantes de la representación, en los que «el
mza, expresa y dirigeel deseo, creando a los seres socia- poder de crear el mundo desde el propio punto de vista es
les que conocemos como mujeres y hombres, mientras poder en su forma masculina» (pág. 249).
que sus relaciones crean a la sociedad... Asi como la ex- En un análisis de la generización de la violencia que
p~opiación organizada del trabajo de algunos en benefi-
simpatiza con el de MacKinnon, pero que se basa en recur-
CIO de otr?,S defme a una clase -los trabajadores-, la
expropracton organizada de la sexualidad de algunas sos políticos y teóricos diferentes, el enfoque que Teresa de
para el uso de otro defme al sexo, a la mujer. Lauretis hace de la representación (1984, 1985) la condujo
a considerar el género como el trágíco fallo, nunca exami-
La posici~n de MacKinnon ha sido fundamental para nado, de las teorías modernas y postmodernas de la cultura,
los controve~dos enfoques de la acción política en gran cuyo defecto es el contrato heterosexual. De Lauretis defi-
parte del movmuento de los Estados Unidos contra la por- nió el género como la construcción social de la «mujer» y
del «hombre» y la producción semiótica de la subjetividad.
El género tiene que ver con «la historia, con las prácticas y
• Véase el capítulo 6 de este libro. (N del T.). con la imbricación de significado y experiencia», es decir,
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con «los efectos mutuamente constitutivos en semiosis del nidad en el patriarcado. La preferencia de un psicoanálisis
mundo externo de la realidad social con el interno de la sub- de las relaciones con el objeto, en vez de la versión lacania-
jetividad» (1984, págs. 158-86). De Lauretis se basó en las na, se debe a la vecindad de conceptos como el de «identi-
teorías semióticas de Charles Peirce para desarrollar un en- dad genérica», con su red de significados sociales empíri-
foque de la «experiencia», una de las nociones más proble- cos, más que con la «adquisición de posiciones de subjetivi-
máticas del feminismo moderno, que tiene en cuenta tanto dad sexuada», con su inmersión conceptual en la teoría
la íntima encarnación de la experíencia como su mediación cultural/textual continental. Aunque criticada como una
a través de prácticas significantes. La experiencia no es nun- esencialización de la mujer-como-algo-relacional, la teoría
ca inmediatamente accesible. Sus esfuerzos han ayudado de las relaciones del objeto feminista de Chodorow ha teni-
mucho a la comprensión y a la contestación de las inscrip- do una inmensa influencia y ha sido adaptada para explorar
ciones del género en el cine y en otros terrenos, en los que un amplio espectro de fenómenos sociales. Basándose, aun-
la idea de que el género es una diferencia semiótica hecha que criticándola al mismo tiempo, en las teorías neokantianas
carne resulta fundamental y poderosa. Diferenciando clara- de Lawrence Kohlberg, Gillian (1982) se expresó también a
mente las tecnologías del género de la formulación foucaul- favor de una mayor conciencia y resistencia contextual de las
tiana de tecnologías del sexo, de Lauretis identificó una po- mujeres frente a las abstracciones universalizantes, por ejem-
sición sobre el sujeto con género específicamente feminista plo, en el razonamiento moral.
dentro de los sistemas del sexo/género. Su formulación se Evelyn Keller desarrolló una versión de la teoría de las
hacía eco de la descripción que hiciera Lorde de la habitan- relaciones con el objeto para teorizar el dominio masculino
te de la casa de la diferencia: «El sujeto feminista es cons- epistemológico sistemático, psíquico y organizativo de la
truido a través de una multiplicidad de discursos, posiciones ciencia natural (Keller, 1985). Keller desenmascaró la equi-
y significados, a menudo en conflicto entre ellos e inheren- vocación lógica de igualar mujeres con género", El género
temente (históricamente) contradictorios» (de Lauretis, 1987, es un sistema de relaciones sociales, simbólicas y psíquicas
págs. ix-x). en el que los hombres y las mujeres son situados de manera
Al ofrecer una teoría de la conciencia y de la producción diferente. Tomando la expresión del género como una expe-
de significados muy diferente de las de MacKinnon o de riencia cognitiva en la que la individuación psíquica mascu-
Lauretis, la exploración que hizo Hartsock (1983a) de la di- lina invierte en la impersonalidad, en la objetificación y en
visión laboral del trabajo se basaba en versiones anglófonas la dominación, Keller describió su proyecto como un es-
del psicoanálisis que eran especialmente importantes en la fuerzo por comprender el «sistema de la ciencia/género»
teoría feminista estadounidense, es decir, la teoría de las re- (pág. 8). Haciendo énfasis en la construcción social y con-
laciones del objeto tal como las desarrollara sobre todo centrándose en los aspectos psicodinámicos de esta cons-
Nancy Chodorow (1978). Sin adoptar las teorías lacanianas trucción, Keller tomó como sujeto.cno las mujeres per se, o
de Rubin sobre la subjetividad sexuada siempre fragmenta- incluso las mujeres y la ciencia: se trata de la creación de los
ria, Chodorow adoptó el concepto del sistema del sexo/gé- hombres, de las mujeres y de la ciencia o, de manera más
nero en su estudio de la organización social de la progenie,
que producía más mujeres que hombres capaces de una
11 De manera similar, es un error igualar«raza» con gente de color;
relación no hostil, pero que asimismo perpetuaba la posi- la blancuraes tambiénuna construcción racial,invisible como tal debido
ción subordinada de las mujeres a través de su producción a que, al igualque el hombre, ocupa una categoríano marcada (Franken-
en tanto que personas que están estructuradas para la mater- berg, 1988; Carby, 1987,pág. 18; Haraway, 1989b, págs. 152,401-2).

240 241
precisa, de cómo la creación de hombres y mujeres ha afec- nes de mediados de los setenta fuesen permanentemente la
tado la creación de la ciencia» (pág. 4). Su objetivo era tra- teoría antropológica feminista que creaba autoridad, en vez
bajar para la ciencia como un pro~ecto humano, no mascu- de un nudo discursivo en un momento político-histórico-
lino. Expresó su pregunta de la siguiente manera: «¿Es el disciplinario específico.
sexo para el género lo que es para la ciencia la naturaleza?» El poder universalizante del sistema del sexo/género y
(Keller, 1987). la separación analítica entre lo público y lo privado fueron
El trabajo inicial de Chodorow se desarrolló en el con- también muy criticados políticamente, sobre todo P?r las
texto de una serie afin de artículos sociológicos y antropo- mujeres de color, como formando parte de las tendencias et-
lógicos que teorizaban unpapel clave para ~a división pú- nocéntricas e imperializantes de los feminismos europeos y
blica/privada en la subordinación de las mujeres (Rosaldo euroestadounidenses. La categoría del género oscurecía o
and Lamphere, 1974). En esa colección, Rosaldo señalaba subordinaba a las «demás». Los esfuerzos por utilizar con-
la magnitud universal de la limitación de las mujeres al rei- ceptos de género occidentales o «blancos» para caracterizar
no doméstico, mientras que el poder se circunscribía al es- a la «mujer del Tercer Mundo» daban lugar a menudC! a.re-
pacio habitado por los hombres, llam~d? .público. Sherry producciones del discurso orientalista, racista y colonialista
Ortner conectó este enfoque con su análisis estructuralista (Mohanty, 1984; Amos et al., 1984). Más aun,. el ~érmino
de la proposición de que las mujeres son a la naturaleza lo «mujeres estadounidenses de color», que en SI mls~o ~s
que los hombres a la cultura: Muchos esfue~zos f~ministas una construcción política compleja y contestada de Identi-
euroestadounidenses por articular la posrcion social de las dades sexuadas, dio lugar a teoría crítica sobre la produc-
mujeres que siguió a Woman, Culture and Society [Mujer, ción de sistemas de diferencias jerárquicas en la que la raza,
cultura y sociedad] y a Toward an Anthropology 01 Women la nacionalidad, el sexo y la clase están entrelazados, tanto
[Hacia una antropología de las mujeres] (Reiter, 1975), en el siglo XIX como a principio del xx y desde los comie~­
ambos publicados estratégicamente a mediados de los se- zos de los movimientos femeninos nacidos de los moví-
tenta, estuvieron profundamente influenciados por las po- mientos de los años sesenta contra la guerra y a favor de los
derosas teorías universalizantes del sexo y del género de derechos civiles 12. Estas teorías del posicionamiento social
aquellas tempranas colecciones. En la antropología como de las mujeres sientan las bases y organizan la teoría femi-
disciplina, las críticas y otras excrecencias de las. formula- nista «genérica», en la que conceptos como «la casa de la
ciones iniciales eran de una gran riqueza y condujeron tan- diferencia» (Lorde), «conciencia oposítíva» (Sandoval),
to al estudio extenso intercultural de los simbolismos del «mujerismo» (Walker), «desplazamiento desde el centro a
sexo como al rechazo fundamental de la aplicabilidad uni- los márgenes» (Spivak), «feminismo del Tercer Mundo»
versal de la pareja naturaleza/~ultura. Dentr? de. las disc!- (Moraga y Smith), «el mundo ~~o» (An~lzúa y ~oraga),
plinas había una cre~iente ~rítIca de las eXI?lIcaclOnes 1;1111- «la mestiza» (Andalzúa), «capitalismo patriarcal racialmen-
versalizantes como mstancia para confundir la herramien-
ta analítica por la realidad (MacCormack and Strathem, 12 Véase, por ejemplo, Ware (1970); Combahee River Collective
1980' Rosaldo, 1980; Ortner and Whitehead, 1981; Rubin, (1979)" Bethe1 and Smith (1979); Joseph and Lewis (1981); hooks (1981,
1984). Conforme la antropología feminista se separaba de 1984);'Moraga and Anzaldúa (1981); Davis (1982); Hul1 el al. (1982);
sus formulaciones iniciales, continuaba no obstante la per- Lorde (1982, 1984); Aptheker (1982); Moraga (1983); Walker (1983);
sistencia en gran parte del discurso feminista fuera de los Smith (1983); Bulkin el al. (1984); Sandoval (s.f.); Chrislian (1985);
Giddings (1985); Anza1dúa (1987); Carby (1987); Spillers (1987); Co-
círculos disciplinarios antropológicos, como si las posicio- llins (l989a), 1989b); Hurtado (1989).
242 243
te estructurado» (Bhavnani y Coulson, 1986) y «el otro ina- Carby clarificó de qué manera en el Nuevo Mundo y,
decuado» (Trinh, 1986-7, 1989) estructuran el campo del dis- sobre todo, en los Estados Unidos, las mujeres negras no
curso feminista conforme éste descodifica lo que suele en- fueron constituidas como «mujeres» de la misma manera
tenderse por «mujer» tanto dentro como fuera del «femi- que lo fueron las blancas. En vez de eso, y de manera simul-
nismo». Asimismo han surgido metáforas complejamente tánea, las mujeres negras fueron constituidas racial y se-
relacionadas en la escritura feminista de las «mujeres blan- xualmente -marcadas como hembra (animal, sexualizada
cas»: «clases político-sexuales» (Sofoulis, 1987), «cyborg» y sin derechos), pero no como mujer (humana, esposa en
(Haraway), 1985 y capítulo 6 de este libro); yel sujeto mu- potencia, transmisora del nombre del padre}- en una insti-
jer del feminismo (de Lauretis, 1987). tución específica, la esclavitud, que las excluía de la «cultu-
A principios de los ochenta fue establecida, en Nueva ra» definida como la circulación de signos a través del sis-
York la editorial Kitchen Table: Women of Color Press, y tema del matrimonio. Si el parentesco investía a los hom-
empezó a publicar la teoria critica y otros escritos de muje- bres con derechos sobre las mujeres que ellas no tenían, la
res radicales de color, lo cual debe ser estudiado en el con- esclavitud abolía el parentesco para un grupo en un discur-
texto de la publicación internacional, en diversos géneros, so legal que producía grupos enteros de personas como pro-
por parte de mujeres que escribian sus historias desde la piedad enajenable (Spillers, 1987). MacKinnon (1982, 1987)
concienciación, desestabilizando así los cánones del femi- definíó a la mujer como una figura imaginaria, el objeto del
nismo occidental y los de otros muchos discursos. Confor- deseo de otro hecho realidad. Las figuras «imaginarias» he-
me las posiciones sobre el sujeto heterogéneo y critico «mu- chas realidad en el discurso de la esclavitud eran objetos en
jer de color» iban siendo elaboradas en diversas prácticas otro sentido, que las hacía diferentes tanto de la figura mar-
editoriales, la posición de «blanca» o de «occidental» era xista de la trabajadora enajenada como de la figura feminís-
siendo percibida como contestable y no como un destino ta «no modificada» de objeto del deseo. Las mujeres libres
inescapable de raza o de etnicidad. Así, las mujeres «blan- en el patriarcado blanco de los Estados Unidos eran inter-
cas» podrían ser consideradas responsables de sus posicio- cambiadas en un sistema que las oprimía, pero las mujeres
namientos activos. blancas heredaban a los hombres y a las mujeres negras. Tal
La teoria de Rubin (1975) sobre el sistema del sexo/gé- como señaló Hurtado (1989, pág. 841), en el siglo XIX, las
nero explicaba la complementaridad de los sexos (heterose- feministas prominentes blancas estaban casadas con hom-
xualidad obligatoria) y la opresión de las mujeres por los bres blancos, mientras que las feministas negras pertene-
hombres a través de la premisa fundamental del intercambio cían a los hombres blancos. En un patriarcado racista, la
de las mujeres en el establecimiento de la cultura a través del «necesidad» que tienen los hombres blancos de una descen-
parentesco. Pero, ¿qué ocurre con este enfoque cuando las dencia racialmente pura colocaba a las mujeres libres y a las
mujeres no se encuentran en posiciones similares en la insti- no libres en espacios sociales incompatibles y simbólica-
tución del parentesco? En particular, ¿qué ocurre con la idea mente asimétricos.
del género si grupos enteros de mujeres y de hombres están La mujer esclava estaba marcada por esas diferencias en
situados juntos fuera de la institución del parentesco, pero el sentido más literal: la carne estaba vuelta como un calce-
relacionados con el sistema de parentesco de otro grupo do- tín, «añadiendo una dimensión léxica a las narrativas de la
minante? Carby (1987), Spillers (1987) y Hurtado (1989) in- mujer en la cultura y en la sociedad» (Spiders, 1987, pági-
dagaron el concepto de género mediante una exploración de nas 67-8). Tales diferencias no terminaron con la emancipa-
la historia y de las consecuencias de estos temas. ción formal, sino que han tenido consecuencias definitivas
244 245
hasta finales del siglo xx y continuarán teniéndolas hasta forzado, esterilización coercitiva, alojamiento inadecuado,
que termine el racismo como institución fundacional del educación racista o toxicomanía (Hurtado, 1989, pág. 853).
Nuevo Mundo. Spillers llamó «gramática estadounidense» Para una mujer blanca, el concepto de propiedad de sí mis-
a esas relaciones fundacionales de cautividad y de mutila- ma, de su propio cuerpo, en relación con la libertad repro-
ción literal (pág. 68). Bajo las condiciones de la conquista ductora, se ha centrado más en el terreno de lo que sucede en
del Nuevo Mundo, de la esclavitud y de sus consecuencias, la concepción, el embarazo, el aborto y el parto, porque el
y hasta el presente, «el léxico de la reproducción, del deseo, sistema de patriarcado blanco gira en tomo al control de los
del nombrar, de la maternidad, de la paternidad, etc., caye- hijos legitimo s y de la consecuente constitución de mujeres
ron en una crisis extrema» (pág. 76). «La generización, en blancas como mujeres. Tener hijos o no, por lo tanto, se con-
su referencia contemporánea a la mujer afroestadounidense, vierte literalmente en una elección definitoria como sujeto
insinúa un rompecabezas implícito y no resuelto tanto dentro para la mujer. Las mujeres negras en particular -y las que
del discurso feminista como de las comunidades discursivas fueron sometidas en la conquista del Nuevo Mundo en gene-
que investigan las problemáticas de la cultura» (pág. 78). ral- se enfrentaron a un campo más amplio de ausencia de
Spillers puso de manifiesto el hecho de que los hombres libertad reproductora, en el que sus hijos no heredaban la po-
y las mujeres libres heredasen su apellido del padre, el cual sición de humanos en los discursos hegemónícos fundacio-
a su vez tenía derechos sobre los hijos menores y sobre la nales de la sociedad estadounidense. El problema de la ma-
mujer que éstos no poseían sobre sí mismos, pero sin po- dre negra en este contexto no es simplemente su propia posi-
seerlos en el sentido completo de propiedad enajenable. Los ción como sujeto, sino también la de sus hijos y la de sus
hombres y mujeres no libres heredaban su condición de la compañeros sexuales, tanto masculinos como femenínos.
madre, la cual a su vez no controlaba específicamente a su Con razón las imágenes de edificar la raza y del rechazo de
hijo. No tenían apellido en el sentido teorizado por Lévi- la separación categórica de hombres y mujeres ---sin retroce-
Strauss o por Lacan. Las madres esclavas no podian trans- der ante un análisis de la opresión sexista blanca y de color-
mitir un apellido, ní podían ser esposas, porque estaban fue- han sido importantes en el discurso feminista negro del Nue-
ra del sistema de intercambio matrimonía1. Los esclavos no vo Mundo (Carby, 1987, págs. 6-7; hooks, 1981, 1984).
tenían lugar en un sistema de apellidos. Eran, de forma es- Los posicionamientos de la mujer afroestadounidense no
pecífica, desplazables y desechables. En tales marcos dis- son los mismos que los de otras mujeres de color. Cada con-
cursivos, las mujeres blancas no eran totalmente humanas dición de opresión requiere un análisis específico que recha-
legal o simbólicamente, pero las negras no lo eran de ningu- za las separaciones, pero insiste en las no identidades de
na manera. «En esta ausencia de una situación como sujeto, raza, sexo y clase. Estos temas dejan bien claro por qué una
las sexualidades capturadas proveen una expresión física y teoria feminista sobre el género adecuada debe ser simultá-
biológica de la "otredad?» (Spillers, 1987, pág. 67). Dar la neamente una teoria de la diferencia racial en condiciones
vida sin poseer la libertad a los herederos de la propiedad no históricas específicas de producción y de reproducción. De-
es lo mismo que darla a la propiedad (Carby, 1987, pág. 53). jan claro asimismo por qué una teoría y una práctica de la
Esta pequeña diferencia forma parte del razonamiento hermandad no puede basarse en posicionamientos comparti-
de que los «derechos reproductores» de las mujeres de color dos en un sistema de diferencia sexual, y en el antagonísmo
en los Estados Unídos dependen principalmente del control estructural intercultural entre categorías coherentes llamadas
de los hijos: por ejemplo, su libertad de ser destruidos me- mujeres y hombres. Finalmente, dejan claro por qué la teoría
diante linchamiento, prisión, mortalidad infantil, embarazo feminísta producida por las mujeres de color ha construido
246 247
discursos alternativos de feminidad que alteran el humanis- promiso de un cambio social transformador, momento de
mo de muchas tradiciones discursivas occidentales. esperanza incrustado en las teorías feministas sobre el gé-
nero y en otros discursos emergentes sobre la ruptura de la
.Nuestra tarea consiste en hacerle sitio a este sujeto subjetividad autorítaria y la emergencia de «otros» ina-
social diferente. Al hacerlo, estamos menos interesadas decuados (Trinh, 1986-87, 1989).
en incorporarnos a las filas de la feminidad generizada Las múltiples raíces académicas e institucionales de la
que en conquistar el terre~o insurgente como sujetos so- categoría literal (escrita) del «género», feminista o de otra
ciales femenmos. Es decir, proclamar la monstruosidad clase, que han sido esquematizadas en este texto han forma-
de una mujercon la posibilidad de «nombrar»... Después do parte del sistema de relaciones jerárquicas de raza que
de todo, «Sapphire» puede reescribir un texto radical- oscurecen las publicaciones de las mujeres de color a causa
mentediferente del alcance del poderpor parte de la mu- de su origen, de su lenguaje, de su género, en unas palabras,
jer. (Spillers, 1987, pág. 80.)
la «marginalidad», la «alteridad» y la «diferencia» vistas
desde posiciones «no marcadas» de teoría (oblanca») impe-
Al mismo tiempo que contribuye fundamentalmente a rializante y hegemónica. Pero la «alteridad» y la «diferen-
la ruptura de la localización de cualquier sujeto autorita- cia» son precisamente de lo que trata «gramaticalmente» el
rio, la política de la «diferencia» que surge de ésta o de «género», un hecho que constituye al feminismo como una
otras reconstrucciones de conceptos de subjetividad social política definida por su terreno de contestación y de recha-
y de sus prácticas asociadas de escritura, se opone profun- zos repetidos de las teorías dominantes. El «género» fue de-
damente a los relativismos niveladores. La teoría no femi- sarrollado como una categoría para explorar lo que suele en-
nísta en las ciencias sociales ha tendido a ídentificar la tenderse por «mujer», para problematizar lo que había sido
ruptura de la subjetividad autoritaria o «coherente» como tomado como regla inamovible. Si las teorías feministas del
I~ (~muert~ del sujeto». Al igual que otras en las nuevas po- género a partir de la tesis de Simone de Beauvoir, que dice
SICIOnes inestablemente subyugadas, muchas feministas que «una no nace mujer», con todas las consecuencias inhe-
rechazan esta formulación del proyecto y cuestionan su rentes a esta introspección, a la luz del marxismo y del psi-
surgimiento como el momento en el que los portavoces ra- coanálisis, sirvieron para comprender que cualquier sujeto
cialízados/sexuados/colonizados empiezan «por primera finalmente coherente es una fantasía y que la identidad co-
vez», es decir; reclaman una autoridad oríginal para repre- lectiva y personal es reconstituida socialmente de manera
sentarse a sí mismos en prácticas editoriales institucionali- precaria y constante (Coward, 1983, pág. 265), entonces
zadas y en otras clases de prácticas de autoconstitución. Ain»t I a Woman [¿Acaso no soy una mujer?], título del pro-
Las deconstrucciones feministas del «sujeto» han sido vocativo libro de bell hooks, que sirve de homenaje a la gran
fundamentales y no sienten nostalgia de la coherencia feminista y abolicionista negra del siglo XIX Sojourner
dommante. Al contrario, las necesarias referencias políti- Truth, se eriza con ironía, ya que la identidad de la «mujer»
cas de nuevas construcciones, tales como las teorías femi- es simultáneamente reclamada y deconstruida. La lucha a
nistas de las subjetividades raciales genéricas, deben tener propósito de los agentes, de las memorias y de los términos
en cuenta de manera afirmativa y crítica las subjetividades de estas reconstituciones se encuentra en el meollo de la po-
sociales emergentes, diferenciadoras, autorrepresentadas y lítica feminista del sexo/género.
contradictorias, con sus proclamas a propósito de la ac- Por lo tanto, la negativa a convertirse o a seguir siendo
ción, del conocimiento y del deseo. Esto incluye el com- un hombre o una mujer «generizados» es una insistencia
248 249
eminentemente políticaen salir de la pesadillade la narrati-
va imaginaria -demasiado real- del sexo y de la raza.
Para terminar, irónicamente, el poder político y explicativo
de la categoría «social» del género depende de la forma de
historíar de las categorías de sexo, carne, cuerpo, biología,
raza y naturaleza, de tal manera que la oposición binaría
universalizante que engendró el concepto del sistema del
sexo/género en un momento y en un lugar dados en la teo-
ría feminista, implosiona en teorías de la encarnación arti-
culadas, diferenciadas, responsables, localizadas y conse-
cuentes, en las que la naturaleza ya no es imaginada o pues-
ta en marcha como un recurso para la culturao el sexopara CAPíTULO 6
el género. Ésta es mi posición para una utópica intersección
de teorías feministas sobre el género, multiculturales, «occi- Manifiesto para cyborgs:
dentales» (de color, blancas, europeas, americanas, asiáti- ciencia, tecnología y feminismo socialista
cas, africanas, del Pacífico), incubadas en extraños paren- a finales del siglo XXi
tescos con heredados dualismos binarios contradictorios,
hostiles y fructuosos. El falogocentrismo era el óvulo libe-
rado por el sujeto dominante, la gallina que empollaba los
UN SUE1'IO IRÓNICO DE UN LENGUAJE coMúN
polluelos permanentes de la historia. Pero en el nido,junto
PARA LAS MUJERES EN EL CIRCUITO INTEGRADO
con ese huevo literal, ha sido colocado el germen de un fé-
nix que hablará todas las lenguas de un mundo puestopatas
arriba. Las páginas que siguen son un esfuerzo blasfematori?
destinado a construir un irónico mito político fiel al femi-
nismo al socialismo y al materialismo. La blasfemia requie-
re que'una se tome las cosas muy en serio y, para mí, es el

1 Este capítulo fue realizado con la ayuda económica de ~ Acade-


mic Senate Faculty Research Grant de la Universidad de Cahforrn~ en
Santa Cruz (VCSC). Una versión inicial del trabajo sobre la m&e~lería
genética apareció en «Lieber Kyborg als Góttin: für eine sozialistisch-
feministische Unterwanderung der Gentechnologie» en Bernd-Peter
Lange and Anna Marie Stuby, eds., Berlin: Argumen~-Sonderband 105,
1984, págs. 66-84. El manifiesto ¡:>~ cybo'lfs SUIj;IO de mi «New ma-
chines, new bodies, new commumnes: political dilemmas ?f a cyborg
feminist» [Nuevas máquinas, nuevos cuerpos, nuevas comunidades; dile-
mas políticos de una feminista cybo/X], «The Scholar andthe Feminist X:
The Question ofTechnology» [L~ académica y la fC1lliffi~ta X: La cues-
tión de la tecnología], Conferencia, Bamard College, abn11983.
251
250
CAPÍTIJLü 7

Conocimientos situados:
la cuestión científica en el feminismo
y el privilegio de la perspectiva parcial!

La investigación académica y el activismo feminista han


tratado repetidamente de ponerse de acuerdo sobre lo que
significaba para nosotras el curioso término de «objetivi-
dad». Hemos utilizado toneladas de tinta tóxica y gastado
miles de árboles convertidos en papel para desacreditar lo
que ellos han dicho y para dejar claro el daño que nos ha
causado. Ese imaginado ellos representa a la invisible cons-
piración de científicos y de filósofos masculinistas que go-
zan de laboratorios y de abundantes subvenciones y, el nos-
otras, a «las otras», esas mujeres a quienes -fuera de nues-
tros limitados círculos, en los cuales el periódico más
vendido sólo puede alcanzar unos cuantos miles de lectoras,

1 Este capítulo fue iníciado como un comentario sobre Hardíng


(1986) en la reuníón de la Western Division de la American Philosophi-
cal Association, San Francisco, en marzo de 1987. El Alpha Fund del
Institute for Advanced Study, Princeton, New Jersey, suministró una ge-
nerosa ayuda económica para su escritura. Mi agradecimiento a Joan
Scon, Rayna Rapp, Judy Newton, Judy Buder, Lila Abu-Lughod y Do-
rinne Kondo.

313
la mayoría de ellas opuestas a la ciencia- se nos prohibe no
p~es~o a nu~stro alcance un poderoso argumento construc-
tener un cuerpo o poseer un punto de vista o un prejuicio en
c~omsta SOCial par~ todos los temas del conocimiento, espe-
cualquier discusión. Esc~ndidos tras algunas amargas refle-
xiones publicadas con rru nombre en la literatura feminista cialmentelos .clentI~cos2. En estas seductoras posiciones no
sobre la historia de la filosofia de la ciencia, yo confieso se ve privilegiada nmguna perspectiva interna, ya que todos
guardar estos rencores paranoicos y académicos. Nosotras los esquemas que limitan el conocimiento son teorizados
las feministas de los debates sobre la ciencia y la tecnología: como actitudes de poder y no como actitudes que buscan la
somos los «g;rupos de interés especial» de la era de Reagan verdad. Por lo tanto, desde la perspectiva construccionista,
en el enrarecido mundo de la epistemología, donde tradicio- ¿por qué deberíamos sentimos intimidadas por las descrip-
nalmente lo que tiene la etiqueta de conocimiento es contro- ciones de los CIentíficos sobre sus actividades y sus logros?
lado por los filósofos que codifican la ley del canon cogni- Tanto ellos como sus patrones tienen un enorme interés en
trvo. Por,supuesto: un grupo de interés especial es, según la lanza:nos arena a los ojos. Cuentan parábolas a propósito de
definición reagamana, cualquier sujeto histórico colectivo la objetividad y d~l método científico a los alumnos de pri-
que se atreve a desafiar el desnudo atomismo de la postmo- mer curso, pero m uno solo de los que practican el elevado
derna ciudadanía de la Guerra de las Galaxias, del hiper- arte científico podría ser sorprendido actuando como dicen
mercado y de la falsedad de los medios de comunicación. los libros. Los construccionistas sociales dejan bien claro
Max Headroom no tiene cuerpo y, por lo tanto, él por sí so- que I~s ideologías oficiales sobre la objetividad y el método
lo ve todo en el gran imperio del comunicador* de la Red científico son malos mentores sobre cómo el conocimiento
Global de Comunicaciones. Con razón Max posee un senti- científico es practicado en realidad. Al igual que nos suce-
do mgenuo del humor y una especie de sexualidad feliz- de a todos, entre lo que los científicos creen o dicen que ha-
me~te regresiva y preedipica, una sexualidad que nosotras,
cen y lo que hacen de verdad hay un abismo.
haciendo gala de ambivalencia -y equivocándonos peli- Los únicos 9ue terminan creyendo y actuando según las
grosamente- creíamos que estaba reservada a las ocupan- doctnnas ideológicas de la descamada objetividad encerra-
tes de cuerpos fememnos colonizados y, quizás también a da en los libros de texto elementales y en la literatura cien-
los navajeros informáticos de raza blanca confinados en 'su
soledad electrónica. 2 Por ejemplo, véase Knorr-Cetina and Mulkay (1983); Bijker el al.
Me ha pare.c!do que las feministas, de forma selectiva y (1987); y especialmente, Latour (1984, 1988). Inspirándose en Vendredi
flexible, han utilizado y se han visto atrapadas en dos polos ~e MICheI Tournier (1967), la brillante y enloquecedora polémica afo-
nstIca de Latour c.ontratodos los reduccionismos, logra el consejo esen-
de tentadora dicotomía a propósito de la cuestión de la ob- cial para las feministas: «No os fiéis de la pureza, es el vitriolo del
jetividad. Desde luego, y en lo que a mí respecta, sugiero alt;n'.'" (Latour, 1984, pág. 1,71). Latour no es, por otro lado, un notable
que existe un discurso colectivo sobre estos asuntos. Por una teonco feminista, pero podria ser convertido en uno con lecturas tan per-
parte, estudios recientes sobre la ciencia y la tecnología han versas como las que hace del laboratorio, esa gran máquina de cometer
grandes errores con más rapidez que nadie, obteniendo así el poder del
mundo que cambia. El laboratorio, para Latour, es la industria del ferro-
• Ronald Reagan fue conocido durante su presidencia como «el caml de la epistemología, en donde los hechos pueden solamente ser
gran comunicador». En cuanto a Max Headroom, se trata del personaje encamlados desde dentro hacia afuera. Aquellos que lo controlan, con-
del episodio piloto de un senal futunsta inglés de televisión con el mis- trolan el temtono de alrededor. ¿Cómo podíamos haberlo olvidado?
mo título (Max Headroom, 1985), dirigido por Rocky Morton y Auna- Pero ahora no es la bancarrota del ferrocarril lo que necesitamos, sino la
bel Jankel. (N. del T) de la red de comunicaciones por satélite. Los hechos circulan estos días
por haces de luz.
314
315
tífica, son los no científicos y unos pocos filósofos que se lo práctica consiste en persuadir y todo está enfocado hacia la
creen todo. Por supuesto, si hablo así de este último grupo práctica. Todo conocimiento es una condensación en un te-
se debe al chauvinismo disciplinario residual que me hace rreno de poder agonístico. El programa fuerte en sociología
identificarme con los historiadores de la ciencia y también a del conocimiento se une con las hermosas y obscenas herra-
las muchas horas pasadas, de joven, mirando al microscopio mientas de la semiología y de la deconstrucción para insis-
en una especie de momento disciplinario poético, preedípi- tir en la naturaleza retórica de la verdad, incluida la verdad
co y modernista, cuando las células parecian ser células y, científica. La Historia es un cuento con el que los mentiro-
los organismos, organismos. Apenas Gertrude Stein. Pero sos de la cultura occidental engañan a los demás; la ciencia,
luego vino la ley del padre y resolvió el problema de la ob- un texto discutible y un campo de poder; la forma es el con-
jetividad con referentes siempre vacíos, con significados di- tenido". Punto finaL La forma en la ciencia es la retórica so-
feridos, con sujetos desdoblados y con el juego interminable cial creadora de artefactos que configuran el mundo mundo
de los significantes. ¿Quién, con esta «ayuda», no se hubie- en objetos efectivos. Es una práctica de persuasiones que
ra corrompido? El género, la raza, el propio mundo, todos cambian el mundo y que se disfrazan de maravillosos nue-
parecen ser efectos creados para escurrirse en el juego de vos objetos, tales como los microbios, los quarkes y los
los significantes dentro de un terreno de fuerzas cósmicas. genes.
Todas las verdades se convierten en efectos retorcidos en un Pero tengan o no la estructura y las propiedades de obje-
espacio suprarreal de simulación. Pero no podemos permi- tos retóricos, las entidades científicas de finales del siglo xx
tirnos estos juegos de palabras, ya que los proyectos de po- -vectores infecciosos (microbios), partículas elementales
ner a punto conocimientos creíbles a propósito del mundo (quarkes) y códigos biomoleculares (genes)-- no son obje-
«natural» no pueden dedicarse al género de la ciencia fic- tos románticos o modernistas con leyes internas de coheren-
ción cínica o paranoica. Para los políticos, el construccio- cía". Son huellas momentáneas enfocadas por campos de
nismo social no puede deteriorarse en emanaciones radian-
tes de cinismo.
J Para una elegante explicación de una versión de este argwnento,
En cualquier caso, los construccionistas sociales po- véase White (1987). Pero aún deseo más, y el deseo no satisfecho pue-
drían mantener que la doctrina ideológica del método cien- de ser una poderosa semilla para cambiar las historias.
tífico. y toda la palabrería filosófica sobre la epistemología 4 En su análisis que explora la falla entre el modernismo y el post-
fueron ideadas para distraer nuestra atención y para evitar modernismo en la etnografia y en la antropología ---en el que lo más im-
que conozcamos el mundo con efectividad mediante la prác- portante es la autorización o la prohibición de asentar el conocimiento
comparativo a través de las «culturas», desde algunos puntos ventajosos
tica de las ciencias. Desde este punto de vista, la ciencia epistemológicamente situados ya dentro ya fuera, o en relación dialógi-
---que es el asunto verdadero donde debemos intervenir- ca con cualquier unidad de análisis- Marilyn Strathern (1987a) hizo la
es retórica, es decir, la persuasión que tienen los actores so- observación fundamental de que no es la etnografia escrita lo que va en
ciales importantes de que el conocimiento manufacturado paralelo a la obra de arte como objeto del conocimiento, sino la cultura.
que uno tiene es un camino hacia una forma deseada de Los objetos del conocimiento naturales y técnicos del romanticismo y
del modernismo, en la ciencia y en otras prácticas culturales, se sitúan a
poder objetivo. Tales certezas deben tener en cuenta la es- un lado de esta linea divisoria. La formación postrnodernista está en un
tructura de hechos y de artefactos, así como a los actores lin- lado, con su «antiestética» de «objetos» del conocimiento y su práctica
güísticamente mediados que interpretan el juego del conoci- permanente desdoblados, en retroceso y relegados, incluidos los signos,
miento mediante el lenguaje. Aquí, los artefactos y los he- los organismos, los sistemas, los yoes y las culturas. La «objetividad» en
chos forman parte del poderoso arte de la retórica. La un marco postrnodernista no puede tratar de objetos no problemáticos,

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fuerza o son vectores informativos en una semiosis escasa- terreno militar de alta tecnología, una especie de académico
mente encamada y altamente cambiante, ordenada por actos campo de batalla automatizado, en el que los destellos de
de reconocimiento y de error. La naturaleza humana, codi- luz piden a los contendientes que se desintegren entre ellos
ficada en su genoma y en sus prácticas de escritura, es una (¡vaya metáfora!) para poder permanecer en el juego del co-
vasta biblioteca digna del laberinto secreto imaginado por nocimiento y del poder. La tecnociencia y la ciencia ficción
Umberto Eco en El nombre de la rosa (1980). La estabiliza- se enfrentan en el sol de su radiante (ir)realidad: la guerra'f!
ción y el almacenamiento del texto de la naturaleza humana No deberiamos necesitar décadas de teoria feminista para
promete costar más que su escritura, lo cual es un terrible descubrir al enemigo. Nancy Hartsock (1983b) lo dejó bien
panorama de la relación entre el cuerpo y el lenguaje para claro con su concepto de la masculinidad abstracta.
aquellas de nosotras que aún quisiéramos hablar sobre la Yo, entre otras, inicié mi andadura deseando un podero-
realidad con más confianza de la que le prestamos a la dis- so utensilio que deconstruyese los aspavientos de verdad de
cusión cristiana de la segunda venida del Mesías y del ser la ciencia hostil y mostrase la especificidad histórica radical
Salvador de la destrucción final del mundo. Quisiéramos y, por lo tanto, la contestabilidad de todas las construcciones
creer que nuestra petición de un mundo real es algo más que científicas y tecnológicas. Al final, todas hemos terminado
una sacudida para escapar del cinismo y un acto de fe como con una especie de terapia de electrochoque que, lejos de
los de cualquier otro culto, seacual sea el espacio que gene- acomodamos en los lugares preferentes del juego de contes-
rosamente le demos a las ricas e históricamente específicas tar verdades públicas, nos expulsa de ese juego con múlti-
mediaciones a través de las cuales nosotras, y todos, debe- ples trastornos de la personalidad que, para colmo, nos he-
mos conocer el mundo. mos autoinfligido. Queriamos un camino para mostrar la
Así, cuanto más avanzo en la descripcíón del programa parcialidad de la ciencia (cosa que, de todas formas, fue
construccionista social radical y de una versión particular bastante fácil de lograr) y para separar el buen cordero cien-
del postrnodernismo asociada con las ácidas herramientas tífico de las malas cabras de la parcialidad y del error. Nues-
del discurso critico en las ciencias humanas, más nerviosa tra empresa parecía prometedora a causa del poderosísimo
me pongo",tomo todas las neurosis, la mía remonta hasta el argumento construccionista que no dejaba resquicios para
problema de la metáfora, es decir, el de la relación entre los reducir los temas a parcialidad contra objetividad, a buen
cuerpos y el lenguaje. Por ejemplo, la imagineria de las ma- uso contra mal uso o a ciencia contra pseudo ciencia. De-
niobras en los campos de fuerza del totalmente textualizado senmascaramos las doctrinas de la objetividad porque ame-
y codificado mundo es la matriz de muchos argumentos so- nazaban nuestro embrionario sentido de la subjetividad y de
bre la realidad socialmente negociada para el sujeto postrno- la función colectiva histórica y nuestras definiciones de ver-
derno. Este mundo-como-un-código es, para comenzar, un dad, y terminamos con una excusa más para no aprender

s Zoe Sofoulis (1988) ha llevado a cabo un deslumbrante (perdón


sino de prótesis específicas y traducción. La objetividad, que en sus rai- por la metáfora) tratamiento teórico de la tecnociencia, del psicoanálisis
ces ha tratado de la puesta a punto del conocimiento comparativo (cómo de la cultura de la ciencia ficción y de las metamorfosis del extraterrito-
nombrar las cosas para que sean estables y corno las demás), se convier- rialismo, incluido un maravilloso estudio de las ideologías y de las filo-
te en una cuestión de la política de redistribución de los límites para po- sofías de la luz, de la iluminación y del descubrimiento en los mitos oc-
der mantener conversaciones y conexiones no inocentes. De 10 que se cidentales de la ciencia y de la tecnología. Mi ensayo fue revisado dia-
trata en los debates sobre el modernismo y el postrnodemismo es el tipo logando con los argumentos y con las metáforas que utilizaba Sofoulis
de relación entre cuerpos y lenguaje, y dentro de éstos. en su disertación de doctorado.

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ninguna de las fisicas posteriores a Newton y una razón más bién con las utilizaciones feministas de los recursos marxia-
para dejar caer las viejas prácticas feministas de reparar nos para llegar a una teoría de la ciencia que continúe insis-
nuestros propios cochea/Son sólo textos, de todas formas, tiendo en los significados legítimos de objetividad y que
así que dejemos a los muchachos que los recojan, Por otro siga siendo impúdica hacia un constructivismo radical con-
lado, estos mundos textualizados postmodernos dan miedo jugado con la semiología y con la narratología (Harding,
y nosotras preferimos nuestra propia ciencia ficción para ser 1986, págs. 24-6, 161-2). Las feministas tienen que insistir
un poco más utópicas, quizás como Women on the Edge of en una mejor descripción del mundo; no basta con mostrar
Time [Mujeres al borde del tiempo] o como Wanderground. la contingencia histórica radical y los modos de construc-
Algunas de nosotras tratamos de no perder el juicio. ~n ción para todo. Aquí, nosotras, como feministas, nos encon-
estos tiempos de armar y desarmar, buscando una version trarnos perversamente en conjunto con el discurso de mu-
feminista de la objetividad. Aquí, motivadas por los mismos chos científicos practicantes que, cuando todo se ha dicho y
deseos políticos, se encuentra el otro fin seductor del pro- se ha hecho, creen estar describiendo y descubriendo cosas
blema de la objetividad. El marxismo humanista estaba po- mediante sus construcciones y sus argumentaciones. Evelyn
lucionado en su origen por su teoría ontológica estructuran- Keller ha insistido mucho sobre este asunto fundamental, y
te de la dominación de la naturaleza en la autoconstrucción Harding llama al objetivo de estos enfoques una «ciencia
del hombre y por su íntimamente relacionada impotencia del sucesor», Las feministas han apostado por un proyecto
para historiar cualquier cosa que hiciesen las mujeres que de ciencia del sucesor que ofrece una versión del mundo
no tuviese relación con un salario. Pero el marxismo era to- más adecuada, rica y mejor, con vistas a vivir bien en él y en
davía un recurso prometedor bajo la forma de una higiene relación crítica y reflexiva con nuestras prácticas de domi-
mental epistemológica feminista que buscaba nuestras pro- nación y con las de otros y con las partes desiguales de pri-
pias doctrinas de visión objetiva. Las posiciones iniciales vilegio y de opresión que configuran todas las posiciones.
marxistas ofrecían herramientas para alcanzar nuestras ver- En las categorías filosóficas tradicionales, se trata quizás
siones de las teorías sobre el punto de vista, sobre la insis- más de ética y de política que de epistemología.
tente encamación, y poseía también una rica tradición de Así, creo que mi problema y «nuestro» problema es
críticas de la hegemonía sin relativismos ni positivismos li- cómo lograr simultáneamente una versión de la contingen-
mitadores del poder, así como teorías matizadas de la me- cia histórica radical para todas las afirmaciones del conoci-
diación. Algunas versiones del psicoanálisis fueron de gran miento y los sujetos conocedores, una práctica crítica capaz
ayuda para este enfoque, sobre todo la teoría anglófona de de reconocer nuestras propias «tecnologías semióticas» para
las relaciones del objeto, que posiblemente hizo más por el lograr significados y un compromiso con sentido que consi-
socialismo feminista estadounidense durante un tiempo que ga versiones fidedignas de un mundo «real», que pueda ser
cualquier cosa escrita por Marx y Engels, por Althus~er o parcialmente compartido y que sea favorable a los proyectos
por cualquiera de los últimos pretendientes a la herencia de globales de libertad finita, de abundancia material adecua-
tratar el sujeto de la ideología y de la ciencia", da, de modesto significado en el sufrimiento y de felicidad
Otro enfoque, el «empirismo feminista», converge tam- limitada. A este deseo múltiple y necesario Harding lo lla-
ma necesidad de un proyecto de ciencia del sucesor e insis-
6 Fundamentales para esta discusión son Harding (1986), Keller tencia postmoderna en la diferencia irreductible y en la muJ-
(1985), Hartsock (1983a, 1983b), F1ax (1983, 1987), Keller and Gront- tiplicidad radical de los conocimientos locales. Todos los
kowski (1983), H. Rose (1986), Haraway (1985) y Petchesky (1987). componentes del deseo son paradójicos y peligrosos y su
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combinación es a la vez contradictoria y necesaria. Las fe- textos. Se aplica a las ciencias exactas, naturales, sociales
ministas no necesitan una doctrina de la objetividad que y humanas, a pesar de las resbaladizas ambigiiedades de las
prometa trascendencia, una histeria que pierda la ~ista de palabras objetividad y ciencia conforme avanzamos en
sus mediaciones en donde alguien pueda ser considerado el terreno discursivo. En nuestros esfuerzos por trepar por el
responsable de algo, ni un poder instrumental ilimitado. No engrasado poste que conduce a una doctrina utilizable de
queremos una teoría de poderes inocentes para representar la objetividad, yo, junto con muchas feministas inmersas en
el mundo, en la que el lenguaje y los cuerpos vivan el éxta- el debate, nos hemos agarrado, simultánea o alternativa-
sis de la simbiosis orgánica. Tampoco queremos teonzar el mente, a ambos lados de la dicotomía. Es lo que Harding
mundo y, mucho menos, actuar sobre él en términos de Sis- describe como proyectos de la ciencia del sucesor, en oposi-
tema Global, pero necesitamos un circuito universal de co- ción a las versiones postmodernas de la diferencia, que yo he
nexiones incluyendo la habilidad parcial de traducir los esquematizado en este capítulo como constructivismo radi-
conocimientos entre comunidades muy diferentes y diferen- cal en oposición a empirismo critico feminista. Por supuesto,
ciadas a través 'del podel:lNecesitamos el poder de las teo- resulta dificil trepar cuando una se agarra simultánea o alter-
rías críticas modernas sobre cómo son creados los significa- nativamente a los dos extremos de un poste, debido a lo cual,
dos y los cuerpos, no para negar los significados y los cuer- ya va siendo hora de cambiar de metáforas.
pos, sino para vivir en significados y en cuerpos que tengan
una oportunidad en el futuro.,
Las ciencias naturales, sociales y humanas han estado LA PERSISTENCIA DE LA VISTA?
siempre implicadas en esperanzas como ésta. La ciencia ha
tratado siempre de una búsqueda de la traducción, de la con- Quisiera continuar otorgándole confianza metafórica a
vertibilidad, de la movilidad de los significados, y de la uni- un sistema sensorial muy vituperado en el discurso feminis-
versalidad, a la que yo llamo reduccionismo si un lenguaje ta: la vista. La vista puede ser buena para evitar oposiciones
(adivínese cuál) es implantado como norma para todas las binarias. Quisiera insistir en la naturaleza encamada de la
traducciones y conversiones. Lo que el dinero h~ce. en los
órdenes de intercambio del capitalismo, el reduccionismo lo 7 El relato de ciencia ficción de John Varley titulado «The Persis-
hace en las poderosas órdenes mentales de las ciencias glo- tence ofVision- [La persistencia de la vista] forma parte de las influen-
bales: al sólo existe una ecuación. Esta es la fantasía mortal cias de este capítulo. En él, Varley construye una utópica comunidad di-
que las feministas y otros han identificado en algunas ver- señada y construida por ciegos sordos. Luego, explora las tecnologías y
siones de doctrinas de la objetividad al servicio de ordena- los otros medios de comunicación de éstos y sus relaciones con niños y
con visitantes que gozan de visión (Varley, 1978). En «Blue Champa-
mientos positivistas de lo que se considera conocimiento. gne» [Champaña azul], Varley (1986) altera el tema para interrogar las
Ésta es una de las razones por las que importan los debates políticas de intimidad y de tecnología de una joven parapléjica cuya pró-
sobre la objetividad, metafóricamente y de otras maneras. teSIS, el «gitano de oro», le permite total movilidad. Pero como el carísi-
La inmortalidad y la omnipotencia no son nuestros fines, mo aparataje es propiedad de un imperio intergaláctico de comunicacio-
pero podríamos utilizar versiones creíbles y aplicables de nes y artistas para el que ella trabaja como agente de prensa buscando
adeptos, puede gozar de su compañero tecnológico, que le permite ser
cosas que no se reduzcan a maniobras. de poder, a ju~g?S otra a cambio de su complicidad en la comercialización de todas las ex-
agonísticos de retórica o a arrogancia científica y POSItIvIS- periencias. ¿Cuáles son sus límites en la reinvención de la experiencia
ta. Esto se aplica ya estemos hablando de genes, de clases con el fin de venderla?, ¿se encuentra lo político personal bajo el signo
sociales, de partículas elementales, de géneros, de razas o de de la simulación? Una manera de leer las repetidas investigaciones de

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vista para proclamar que el sistema sensorial ha sido utiliza- pios electrónicos, de escáneres para tomografias guiados
do para significar un salto fuera del cuerpo marcado hacia por ordenador, de técnicas para hacer resaltar el color, de
una mirada conquistadora desde nmguna parte. Esta es la sistemas de vigilancia por satélite, de cámaras para cual-
mirada que míticamente inscribe todos los cuerpos marca- quier cosa, capaces de filmar desde la mucosa intestinal de
dos, que fabrica la categoria no marcada que reclama el po- un gusano marino que habita las profundidades hasta he-
der de ver y no ser vista, de. r~presentar.Y. de evitar la repre- misferios planetarios en cualquier lugar del sistema solar.
sentación. Esta mirada significa las posiciones no marcadas La vista en esta fiesta tecnológica se ha convertido en gloto-
de Hombre y de Blanco, uno de los muchos tonos obscenos nería incontenible. Cualquier perspectiva da lugar a una vi-
del mundo de la objetividad a oídos feministas en las socie- sión infinitamente móvil, que ya no parece mítica en su ca-
dades dominantes científicas y tecnológicas, postmdustna- pacidad divina de ver todo desde ninguna parte, sino que ha
les militarizadas racistas y masculinas, es decir, aquí, en la hecho del mito una práctica corriente. Y como truco divino,
p~a del monstruo,. en los Estados !lnidos de finales de los este ojo viola al mundo para engendrar monstruos tecnoló-
años ochenta. Yo quisiera una doctrm~ de la objetividad en- gicos. Zoe Sofoulis (1988) lo llama el ojo caníbal de los
carnada que acomode proyectos de c!encla feminista para- proyectos masculinistas extraterrestres para un segundo par-
dójicos y críticos: la objetividad feminista significa, senci- to excrementicio.
llamente, conocimientos situados. . .. Como tributo a esta ideología de la visión directa, devo-
Los ojos han sido utilizados para significar J!lla1?erver- radora, generadora y sin límites, cuyas mediaciones tecno-
sa capacidad, refinada hasta la p.erfecclOn en la hlsto~a de la lógicas son símultáneamente celebradas y presentadas
ciencia -relacionada con el militarismo, el capitalismo, el como totahnente transparentes, el volumen que celebra el
colonialismo y la supremacía masculirIa- para distanciar el centenario de la National Geographic Society termina el re-
sujeto conocedor que .se está por co~ocer de todos y d~ tod? corrido por su revista, efectuado mediante fotografias in-
en interés del poder sin trabas. Los instrumentos de visuali- creíbles, con dos capítulos contrapuestos. El primero trata
zación en la cultura multinacionalista y postmoderna han del «Espacio», introduciéndolo con el exergo «La elección
compuesto esos significados de des-enc~ac~ón. Las t~c­ es entre el universo o nada» (Bryan, 1987, pág. 352). No
nologías de visualización no parecen tener limites. Los ojos hay duda. Este capítulo cuenta las hazañas de la carrera del
de cualquier primate ordinario como nosotros puede~ ser espacio y muestra las fotografias --con el color realzado--
mejorados sin fin mediante ~istemas d~ sonografia, d~ ima- de planetas lejanos recibidas mediante señales dígitalizadas
ginería de resonancia magne~ca, ~e sls.t~~as de manipula- transmitidas a través del espacio infinito para hacer que el
ción gráfica basados en inteligencia artificial, de microsco- lector sienta la «experiencia» del momento del descubri-
miento con una visión inmediata del «objetos". Estos obje-
Varley de encarnaciones siempre limitadas, de seres diferentemente a¡;-
tos fabulosos nos llegan simultáneamente como prueba in-
tos, de tecnologías protésicas y de encuentros cyborglO,nos, con su f~l­ dudable de lo que sencillamente existe y como una fiesta
quitud a pesar de su extraordinaria trascendencia de ordene~ «orgam- heroica de producción tecnocientífica. El siguiente capítulo
cos» es encontrar una alegoria para lo personal y de lo político en, el es el gemelo del espacio exterior: el «Espacio interior», in-
tiempo mítico histórico de finales del siglo xx, la era de la tecnopolíti-
ca. La prótesis se convierte en una categoria fundamentalpara el con?-
cimiento de nuestro yo más íntimo. La prótesis es se1!1lOsls, la creacion 8 Debo la comprensión de la experiencia de estas fotografias a Jim
de significados y de cuerpos, no para la trascendencia SIOO para la co- Clifford, de la Universidad de California en Santa Cruz, que identificó
municación que otorga poder. su efecto de «¡tierra a la vista!» sobre el lector.

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troducido con el exergo «El polvo de estrellas a su.alcance» ideologías de las relaciones de eso que llamamos mente y
(Bryan, 1987, pág. 454). ~q~, el lector ~s condu~ld~ al re,l- cuerpo, de la distancia y de la responsabilidad, inmersas
no de lo infinitesimal, obJetIf1cado mediante radiación mas dentro de la cuestión científica en el feminismo. La objeti-
allá de las longitudes de onda que «normalmente» son pe~­ v!dad femi.nista trata de la localización limitada y del cono-
ceptibles por los primates homínidos, es ~ecIr, por rayos la- CImiento situado, no de la trascendencia y el desdoblamien-
ser y microscopios electrórucos, cuyas senales son proce~a­ to del sujeto y el objeto. Caso de lograrlo, podremos respon-
das dentro del mundo maravilloso y a todo color de los lin- der de lo que aprendemos y de cómo miramos.
focitos defensores T y los virus invasores. . Estas son lecciones que aprendi en parte paseando a mis
Pero, por supuesto, esta visión de lo infinito es un~ ilu- perros y preguntándome cómo sería el mundo sin una fóvea
sión un truco de los dioses. Yo quisiera sugenr de que ma- y 'unas pocas células retinianas para la visión en color pero
nera' nuestra insistencia metafórica en la particularidad y en sí con una enorme área sensorial para procesar los olores.
la encarnación de toda la visión (no necesariamente una.en- Se trata de una lección fácil de aprender en las imágenes de
carnación orgánica que incluya una mediación tecnológica) cómo el mundo mira los ojos compuestos de un insecto, o
y nuestro no ceder ante los mitos tenta~ores de la VISIon incluso en el objetivo de la cámara de un espía satélite o en
como un camino hacia la des-encarnaclOn Y un ~Iace~ de las imágenes transmitidas digitalmente de las diferencias
nuevo, nos permiten construir una doctrina de ~a obJetIv~~d percibidas por los vehículos espaciales «cerca» de Júpiter,
utilizable, pero no inocente. Yo busco una escntura feminis- todas ellas transformadas en fotografías en color. Los
ta del cuerpo que, metafóricamente, acentúe de nuevo la VI- «ojos» disponibles en las modernas ciencias tecnológicas
sión, pues necesitamos reclamar ese sentido 'paraencontrar pulverizan cualquier idea de visión pasiva. Estos artefactos
nuestro camino a través de todos los trucos visualizadores y protésicos nos enseñan que todos los ojos, incluidos los
de los poderes de las ciencias y de las tecnologías !?odernas nuestro~, son sistemas perceptivos activos que construyen
que han transformado los debates sobre la objetividad. Ne- traducciones y maneras específicas de ver, es decir, formas
cesitamos aprender en nuestros cuerpos, flroVIstas ~e color de vida. No existen fotografías no mediadas ni cámaras os-
primate y visión estereoscópica, cómo hgar el obJetl~o a curas pasivas en las versiones científicas de cuerpos y má-
nuestros escáneres políticos y teóricos para n?mbrar donde quinas, sino solamente posibilidades visuales altamente es-
estamos y dónde no, en dimensiones de espacro m~ntal y fí- pecífi~as, cada una de ellas con una manera parcial, activa y
sico que difícilmente sabemos cómo nombrar. ASI,. de ma- maravillosamente detallada de mundos que se organizan.
nera no tan perversa, la objetividad dejará de refenr~e ~ la Todas estas facetas del mundo no deberían ser alegorías de
falsa visión que promete trascendencIa de todos lo~ limites movilidad e in~ercambiabilidad infinitas, sino de especifici-
y responsabilidades, para dedicarse a una encamación parti- dad y diferencia elaboradas, y la gente de buen corazón de-
cular y específica. La moraleja ~s.•sencilla: solamente la beríil; ponerse a aprender cómo ver fielmente desde el punto
perspectiva parcial promete una VISIon objetiva. Se trata de de VIS.ta del otro, mcluso cuando ese otro es nuestra propia
una visión objetiva que pone en marcha, en vez. d~ cerrar, el máquma. No se trata de distancia alienadora, sino de una
problema de la responsabilidad para la.generatividad de to- posible alegoría para versiones feministas de la objetividad.
das las prácticas visuales. La perspectiva parcial puede ser Comprender de qué manera esos sistemas visuales funcio-
tenida como responsable de sus monstruos prometedores y nan técnica, social y psíquicamente podría ser una manera
de sus monstruos destructivos. Todas las narrativas cultura- de encarnar la objetividad femenina.
les occidentales sobre la objetividad son alegorias de las Muchas corrientes en el feminismo tratan de teorizar
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rias formas ~el relativismo com~ las más explícitas y totali-
motivos para confiar por encima de todo en las posiciones zadoras versiones de las pretensiones de autoridad científi-
ventajosas de los subyugados. Existe una buena razón para ca; P~ro la alternativa al relativismo no es totalización y vi-
creer que la visión es mejor desde abajo que desde las bri- sion uruca, que es siempre fmalmente la categoría no mar-
llantes plataformas de los poderosos (Hartsock, 1983a; San- c~da cl;lJ:0 poder depende de una estrechez y oscurecimiento
doval, n.d.; Harding, 1986; Anzaldúa, 1987). Unido a tal sl~tematIcos.fLa alternativa al relativismo son los conoci-
sospecha, este capítulo argumenta a favor de los conoci- fi.l1~~tOS parciales, .localizables y críticos, que admiten la po-
mientos situados y encarnados y contra las formas variadas sibilidad de conexiones llamadas solidaridad en la política y
de declaraciones de conocimiento irresponsable e insitua- c<:mversaclOnes compartidas en la epistemología. El relati-
ble. Úrr~ponsable significa incapaz de dar cuentas de algo. vismo es I;ffia manera de no estar en ningún sitio mientras se
Hay un premio para el establecimíento de la capacidad de pretende .igualmente estar en todas partes. La «igualdad»
ver desde la periferia y desde las profundidades. Pero aquí del ~oslclOn~~nto es una. negación de responsabilidad y
existe el serio peligro de romantizar y/o de apropiarse de la de busqueda cntica. El relativismo es el perfecto espejo ge-
visión de los menos poderosos al mismo tiempo que se mira melo de ~a totalización en las ideologías de la objetividad.
desde sus posiciones. Mirar desde abajo no se aprende fácil- ~bos megan las apuestas en la localización, en la encarna-
mente y tampoco deja de acarrear problemas, incluso si cron.Y .en la perspectiva parcial, ambos impiden ver bien. El
«nosotras» habitamos «naturalmente» el gran terreno subte- relativismo y la totalización son ambos «trucos divinos»
rráneo de los conocimientos subyugado~as posiciones de que prometen, al mismo tiempo y en su totalidad, la visión
los subyugados no están exentas de re-examen crítico, de desde todas las ,POSICIOnes y desde ningún lugar, mitos co-
descodificación, de deconstrucción ni de interpretación, es munes en la ret~nca que rodea ~ la Ciencia. Pero es precisa-
decir, de los dos modos hermenéuticos y semiológicos de mente e~ la política y en la epistemología de las perspecti-
investigación crítica. Los puntos de vista de los subyugados vas parcI~le.s donde se encuentra la posibilidad de una bús-
no son posiciones «inocentes». Al contrario, son preferidos queda objetiva, sostenida y racional.z
porque en principio tienen menos posibilidades de permitir Por lo tanto yo,. con otras muchas feministas, quiero lu-
la negación del núcleo interpretativo y crítico de todo cono- char por una doctrma Y. una práctica de la objetividad que
cimiento. Comprenden los modos de negación mediante la f~~or~zca. la contestación, la deconstrucción, la construc-
represión, el olvido y los actos de desaparición, todos ellos cion apasionada, .las conexiones entrelazadas"y que trate de
maneras de no estar en ninguna parte mientras se afirma ver ~sformar los sistemas del conocimiento y las maneras de
de manera comprensiva! tos subyugados tienen una decen- nurar. Pero no podrá lograrlo cualquier perspectiva parcial
te posibilidad de estar del lado del truco de los dioses y de Debemos se~ hostiles a los relativismos fáciles y a los holis~
todas sus deslumbrantes -y, por lo tanto, cegadoras- ilu- ~os con~~dos a b~se de destacar y subsumir las partes. La
minaciones. Los puntos de vista «subyugados» son preferi- «lmparcI~lI~d apasionada» (Kulu\ 1982) requiere más q1!e
dos porque parecen prometer versiones transformadoras una parcialidad a~umlda y autocrítica. Debemos asimismo
más adecuadas, sustentadas y objetivas del mundo. Pero buscar la perspectiva desde puntos de vista que nunca cono-
cómo mirar desde abajo es un problema que requiere al me- cer~mos de antemano, que prometen algo extraordinario es
nos tanta pericia con los cuerpos y con el lenguaje, con las decir, el poderoso conocimiento para construir mundos ~e­
mediaciones de la visión, como las «más altas» visualiza- nos orgaruzados en tomo a ejes de dominación. Desde este
ciones técnico-científicas. punto de VISta, la categoría no marcada desaparecería de
Una posición privilegiada como ésta es tan hostil a va-
329
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verdad, lo cual es muy diferente de la simple ~epetición de A esta duda generativa, prefiero llamarla apertura de suje-
un acto que desaparece. Lo imaginario y lo racional-e-Ia VI- tos, de agentes y de territorios narrativos no isomórficos,
sión visionaria y objetiva- rondan juntos. Creo que ~I.de­ inimaginable desde el lugar ventajoso del ojo ciclópeo y au-
seo de Harding de una ciencia del sucesor y de sensibilida- tosatisfecho del sujeto dominante. El ojo occidental ha sido
des postmodernas debe ser leído para afirmar que este toque sobre todo un ojo vagabundo, una lente viajera. Estas pere-
cercano del elemento fantástico de esperanza en el conocí- grinaciones han sido a veces violentas e insistentes en espe-
miento transformador y en la severa verificación y el estímu- jos para un yo conquístador, pero no siempre. Las feministas
lo de la búsqueda crítica sostenida, son conjuntamente la occidentales heredan también una capacidad para aprender a
base de cualquier pretensión creíble de objetividad o de ra- participar en la nueva visualización de mundos puestos patas
cionalidad, no cargada de negaciones desalentadoras y de re- arriba en los ataques transformadores contra los puntos
presiones. desalentadoras. Resulta incluso posible leer la his- d~ yista de los amos. No todo hay que hacerlo desde el prin-
toria de las revoluciones científicas en los términos de esta CipiO.
doctrina feminista de la racionalidad y de la objetividad. La El yo dividido y contradictorio es el que puede interro-
ciencia ha sido utópica y visionaria desde el principio, y ésa gar los posicionamentos y ser tenido como responsable, el
es una de las razones por la que «nosotras» la necesitamos. que puede construir y unirse a conversaciones racionales e
El firme compromiso de los posicionamientos móviles imaginaciones fantásticas que cambien la historia". La divi-
y de las desvinculaciones apasionadas d~en~e de la impo- sión, el no ser, es la imagen privilegiada de las epistemolo-
sibilidad de la política inocente de la «Identidad» y de las gías feministas del conocimiento científico. La «división», en
epistemologías como estrategias que buscan ver d~sde los este contexto, debería tratar de multiplicidades heterogéneas
puntos de vista de los subyugados p~a poder ver bien..Una que son simultáneamente necesarias e incapaces de ser api-
no puede «ser» una célula o una molecula ~ una mujer, o ñadas en niveles isomórficos de listas acumulativas. Esta
una persona colonizada o una trabajadora. e!c.- si trata de geometría se encuentra dentro y entre los sujetos. La topo-
ver y de ver críticamente desde estas posiciones. «SeD> es grafía de la subjetividad es multidimensional, y también la
mucho más problemático y contingente. Asimismo, una no visión. El yo que conoce es parcial en todas sus facetas,
se puede situar de nuevo en ningún puesto ventajoso sin ser nunca terminado, total, no se encuentra simplemente ahi y
responsable de ese desplazamiento. L~ ,visión es ~iemp~e
una cuestión del «poder de ver» y, quizás, de la violencia 9 Joan Scott me recordó que Teresa de Lauretis (1986a, págs. 14-15)
implícita en nuestras prácticas visualizadoras. ¿Con la ~an­ lo dice así:
gre de quíén se crearon mis ojos? Estos temas se aplican
Las diferencias entre las mujeres pueden ser mejor com-
también al testimonio desde la posición del «yo». No esta- prendidas como diferencias dentro de las mujeres ... Pero una
mos presentes de inmediato p~a nosotras mis~as. El ??~O­ vez comprendidas en su poder constilutivo -una vez sabido
cimiento de una misma requiere una tecnología sermonea que estas diferencias no solamente constiluyen la conciencia y
que enlace los significados con los cuerpos. La autoidenti- los límites subjetivos de cada mujer, sino que definen el sujeto
dad es un mal sistema visual. La fusión es una mala estrate- femenino del feminismo en su especificidad, en su contradic-
ción inherente y, por ahora, irreconciliable- estas diferencias,
gia de posicionamiento. Los muchachos de las ciencias hu- por lo tanto, no pueden de nuevo ser colapsadas en una identi-
manas han denominado «la muerte del sujeto» a esta duda dad fija, en una igualdad de todas las mujeres como Mujer, en
de la presencia de uno mismo, a este punto ordenador de la una representación del Feminismo como una imagen coheren-
voluntad y de la conciencia, lo cual a mí me parece extraño. te y asequible.

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en estado original. Está siempre construido y remendado de discursos filosóficos y científicos occidentales/Ocupar un
manera imperfecta y, por lo tanto, es capaz de,unirse a otro, lugar implica responsabilidad en nuestras prácticas.Bigue a
de ver junto al otro sin pretender ser el otro. Esta es la pro- aquello que da base a las luchas políticas y éticas por los de-
mesa de la objetividad: un conocedor científico busca la po- bates sobre lo que será considerado conocimiento racional,
sición del sujeto no de la identidad, sino de la objetividad, es es decir, querámoslo o no, lo que da base a las luchas políti-
decir, de la conexión parcial. No hay manera de «estar» si- cas y éticas sobre los proyectos del conocimiento en las
multáneamente en todas, o totalmente en algunas de las po- ciencias exactas, naturales, sociales y humanas. En otras pa-
siciones privilegiadas (subyugadas) estructuradas por el gé- labras, la racionalidad es sencillamente imposible, una ilu-
nero, la raza, la nación y la clase. Y ésta es sólo una corta sión óptica proyectada de manera comprensiva desde ningu-
lista de posiciones criticas. La búsqueda de una posición na parte. Las historias de la ciencia pueden ser poderosa-
«llena» y total como ésta es la del perfecto sujeto fetichiza- mente contadas como historias de las tecnologías, las cuales
do de la historia opositiva que a veces aparece en la teoría son formas de vivir, órdenes sociales, prácticas de visualiza-
feminista como la esencializada Mujer del Tercer Mundo ción: las tecnologías son prácticas habilidosas. ¿Cómo ver?
(Mohanty, 1984). La subyugación no es una base para una ¿Desde dónde ver? ¿Qué limita la visión? ¿Para qué mirar?
ontología. Podría ser una clave visual. La visión requiere ¿Con quién ser? ¿Quién logra tener más de un punto de vis-
instrumentos visuales; una óptica es una política del posi- ta? ¿A quién se ciega? ¿Quién se tapa los ojos? ¿Quién in-
cionamiento. Los instrumentos de visión hacen de interme- terpreta el campo visual? ¿Qué otros poderes sensoriales
diarios entre puntos de vista. No existe visión imnediata deseamos cultivar además de la visión? El discurso moral y
desde los puntos de vista de los subyugados. La identidad, político debería ser el paradigma del discurso racional en la
incluida la autoidentidad, no produce ciencia El posiciona- imaginería y en las tecnologías de la visión. La afirmación,
miento crítico sí, es decir, la objetividad. Sólo aquellos que o la observación, que hace Sandra Harding de que los movi-
ocupan posiciones de dominación son autoidénticos, no mar- mientos de la revolución social han contribuido grandemen-
cados, des-encamados, no mediados, trascendentes, nacidos te a las mejoras de la ciencia, debería ser leída como una
de nuevo. Desafortunadamente, es posible para el subyugado afirmación sobre las consecuencias para el conocimiento de
desear e incluso introducirse en esa posición del sujeto y, lue- las nuevas tecnologías del posicionamiento. Pero me hubie-
go, desaparecer de la vista. El conocimiento desde el punto de se gustado que Harding dedicara más tiempo a recordar que
vista del no marcado es verdaderamente fantástico, distorsio- las revoluciones sociales y científicas, incluso si siempre
nado y también irracional. La única posición desde la cual la han sido visionarias, no siempre han sido libertadoras. Qui-
objetividad no podría ser practicada ni alabada es el punto de zás esta idea pudiera ser aprehendida en otra frase: la cues-
vista del amo, del Hombre, del Dios Uno, cuyo Ojo produce, tión de la ciencia en lo militar. Las luchas sobre lo que será
se apropia y ordena todas las diferencias. Nadie acusó nunca considerado como versiones racionales del mundo son lu-
a Dios de monoteísmo de la objetividad, solamente de indi- chas sobre cómo ver. Los términos de la visión: la cuestión
ferencia. El truco divino es autoidéntico y lo hemos confun- de la ciencia en el colonialismo; la cuestión de la ciencia en
dido c~n I~ creatividad y el conocimiento, incluso con la el exterminismo (Sofoulis, 1988); la cuestión de la ciencia
omnisciencia. en el feminismo.
Ocupar un lugar es, por lo tanto, la práctica clave que da El fin de los ataques políticamente comprometidos con-
base al conocimiento organizado en tomo a la imaginería de tra los varios empiricismos, reduccionismos u otras versio-
la visión, de la misma manera que están organizados tantos nes de la autoridad científica no debería ser el relativismo,
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sino la situación. Un esquema dicotómico que expresara te. La objetividad no puede tratar de una visión fija cuando
esto podría ser de la siguiente manera: 10 que cuenta como objeto es precisamente de 10 que termi-
na por versar la historia del mundo.
racionalidad universal etnofilosofías ¿Cómo debería una situarse para ver en esta situación de
lenguaje común heteroglosia tensiones, de resonancias, de transformaciones, de resisten-
nuevo sistema deconstrucción cias y de complicidades? Aquí, la visión primate no es ín-
teoría unificada de campos posicionamiento opositivo mediatamente una poderosa metáfora o una tecnología para
sistemamundial conocimientos locales la clarificación política y epistemológica feminista, puesto
teoría del amo relaciones interconectadas que parece presentar a la conciencia temas ya procesados y
objetificados. Las cosas parecen ya fijas y distanciadas.
Pero un esquema dicotómico representa pobremente de Pero la metáfora visual le permite a una ir más allá de las
manera crítica las posiciones de la objetividad encarnada apariencias fijas, que son únícamente los productos finales.
que yo trato de apuntar. La principal distorsión consiste en La metáfora nos ínvita a ínvestigar los variados aparatos de
la ilusión de simetría que hace que cada posición aparezca, la producción visual, incluidas las tecnologías protésicas co-
primero, como alternativa y, segundo, cOmO mutuamente nectadas con nuestros ojos y cerebros biológicos. Y aquí en-
excluyente. Un mapa de tensiones y de resonancias entre los contramos maquinarias altamente especializadas para pro-
fínes fijos de una dicotomía cargada representa mejor las cesar regiones del espectro electromagnético en nuestras re-
poderosas políticas y epistemologías de la objetividad en- presentaciones del mundo. Es en los entresijos de estas tec-
carnada y, por eso mismo, responsable. Por ejemplo, los co- nologías de la visualización en que estamos inmersas donde
nocimientos locales han estado también en tensión con las encontraremos metáforas y medios para comprender e inter-
estructuraciones productivas que fuerzan traducciones desi- venir en los modelos de objetificación dentro del mundo, es
guales e intercambios -materiales y semióticos- entre las decir, en los modelos de realidad de los que seremos respon-
marañas de conocimiento y de poder. Las marañas pueden sables. En tales metáforas encontramos medios para apre-
tener la propiedad de la sistematicidad o, incluso, de los sis- ciar simultáneamente 10 concreto, el aspecto «real» y el de
temas globales estructurados centralmente con profundos la semiosis, y la producción en eso que llamamos conoci-
filamentos y tenaces zarcillos incrustados en el tiempo, el miento científico.
espacio y la conciencia, las dimensiones de la historia del Lucho a favor de políticas y de epistemologías de la lo-
mundo. La responsabilidad feminista requiere un conoci- calización, del posicionamiento y de la situación, en las que
miento afinado con la resonancia, no con la dicotomia. El la parcialidad y no la universalidad es la condición para que
género es un campo de diferencia estructurada y estructu- sean oídas las pretensiones de lograr un conocimiento racio-
rante, donde los tonos de extrema localización, del cuerpo nal. Se trata de pretensiones sobre las vidas de la gente, de
íntimamente personal e individualizado, vibran en el mismo la visión desde un cuerpo, siempre un cuerpo complejo,
campo con emisiones globales de alta tensión. La encarna- contradictorio, estructurante y estructurado, contra la visión
ción femínista, por 10tanto, no trata de una localización fija desde arriba, desde ninguna parte, desde la simpleza. Úni-
en un cuerpo reificado, femenino o de otra manera, sino de camente está prohibido el truco divino. He aquí un criterio
nudos en campos, inflexiones y orientaciones y de respon- para decidir la cuestión de la ciencia en el militarismo, la
sabilidad por la diferencia en campos material-semióticos ciencia y tecnología soñadas por el lenguaje perfecto, la co-
de significados. La encarnación es una prótesis significan- municación perfecta, el orden fínal.
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El feminismo ama otra ciencia: las ciencias y las políti- tiva, crítica y parcial. He aqui un terreno para la conversa-
cas de la interpretación, de la traducción, del tartamudeo y ción, para la racionalidad y la objetividad, que sea sensible
de lo parcialmente comprendido. El-feminismo trata de las al poder, no pluralista. No se trata ni siquiera de los dibujos
ciencias del sujeto múltiple con (como minimo) doble vi- míticos de la fisica y de las matemáticas ~incorrectamente
sión. El femínismo trata de una visión crítica consecuente caricaturizados en la ideología anticientífica como exactos,
con un posicionamiento crítico en el espacio social generi- como conocimientos super simples-e- que han representado
zado no homogéneo 10. La traducción es siempre interpreta- al otro hostil para con los modelos paradigmáticos feminis-
tas del conocimíento científico, sino de los sueños de lo per-
fectamente conocido en los permanentemente militarizados
10 Harding (1986, pág. 18) sugirió que el género tiene tres dimen-
posicionamientos y producciones científicas de la alta tec-
siones, cada una de las cuales históricamente específica: el simbolismo
genérico, la división socio-sexual del trabajo y los procesos de construc- nología, en los trucos divinos del paradigma de la Guerra
ción de la identidad individual generizada. Yo agrandarla su visión para de las Galaxias del conocimiento racional. Por lo tanto, la
señalar que no hay razón para esperar que estas tres dimensiones varien localización trata de vulnerabilidad y se opone a las políti-
o sean determinadas entre si, al menos no directamente. Es decir, puede cas de clausura, de finalidad o, tomando prestadas palabras
que las diferencias muy agudas entre términos contrastantes en el sim- de Althusser, la objetividad feminista resiste la «simplifica-
bolismo genérico no se relacionen directamente con divisiones socio-se-
xuales muy claras del poder social o laboral, pero sí que se relacionen
íntimamente con una estratificación racial extrema o con cualquier otra ticamente entre sí. Dentro de cada término expreso o explícito pueden
cosa. De manera similar, los procesos de formación de sujetos sexuados excavarse otros desdoblamientos asimétricos, como desde género, mas-
pueden no estar directamente iluminados por el conocimiento de la di- culino a femenino, y desde ciencia, ciencias puras y ciencias aplicadas.
visión sexual del trabajo o del simbolismo del género en la situación his- Se trata de que recordemos cómo funciona una herramienta analítica
tórica particular que esté bajo examen. Por otro lado, deberíamos supo- particular, quiera o no quiera, lo pretenda o no. El esquema refleja los
ner la existencia de relaciones mediadas entre las dimensiones. Las me- aspectos ideológicos comunes del discurso sobre la ciencia y el género
diaciones pueden girar en diferentes ejes sociales de organización de y puede ser de provecho como herramienta analítica para romper unida-
simbolos, de práctica y de identidad, tales como la raza, y viceversa. Yo des mistificadas como la Ciencia o la Mujer.
sugeriría también que la ciencia, así como el género y la raza, podrían
ser divididos en un esquema múltiple de simbolismo, de práctica social Género Ciencia
y de posición del sujeto. Surgen más de tres dimensiones cuando se tra-
zan paralelismo. Las diferentes dimensiones de, por ejemplo, el género, sistema simbólico sistema simbólico
la raza y la ciencia podrían mediar relaciones entre dimensiones de un división social del trabajo división social del trabajo
esquema paralelo, es decir, las divisiones raciales del trabajo podrían (por sexo, raza, etc.) (por hechura, lógica industrial o
mediar los patrones de conexión entre conexiones simbólicas y forma- postindustrial)
ción de las posiciones del sujeto individual en los esquemas de la cien- identidad individual/posición del identidad individual/posición del
cia o del género. O formaciones de subjetividad genérica o racial po- sujeto sujeto
drían mediar las relaciones entre la división social científica del trabajo (deseante/deseado; (conocedor/conocido;
y los esquemas simbólicos científicos. El esquema que sigue comienza autónomo/relacionado) científico/otro)
con un análisis por disecciones paralelas. En él (¿yen la realidad?), tan- cultura material cultura material
to el género como la ciencia son analíticamente asimétricos, por ejem- (parafernalia genéricay tecnologías (laborntorios: losestrechos caminos
plo, cada término contiene y oscurece una pareja binaria estructurada je- diarias genéricas: los estrechos ca- por donde avanzan los hechos)
rarquizante, sexo/género y naturaleza/ciencia. Cada pareja binaria orde- minos por los que avanza la dife-
na el término silencioso mediante una lógica de la apropiación, como de rencia sexual)
recurso a producto, de naturaleza a cultura, de potencial a actual. Am- dialéctica de la construcción y del dialéctica de la construcción y del
bos polos de la pareja binaria están construidos y se estructuran dialéc- descubrimiento descubrimiento

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ción en última instancia». Esto se debe a que la encamación tada. No buscamos la parcialidad porque sí, sino por las co-
feminista se opone a la fijación y es ,insaci~bleme~te cm: o- nexiones y aperturas inesperadas que los conocimientos si-
sa a propósito de las redes del ~oslcIonamlento diferencial. tuados hacen posibles. La única manera de encontrar una vi-
La posición feminista no es única, porque nuestros. mapa~ sión más amplia es estar en algún sitio en particular. La
requieren demasiadas dimensiones p~a que esa metáfora de cuestión de la ciencia en el feminismo trata de la objetividad
base a nuestras visiones. Pero la finahdad de una epistemo- como racionalidad posicionada. Sus imágenes no son el
logía y una política de los posicio~amientos responsables y producto de la huida y de la trascendencia de los limites de
comprometidos que buscan las teoncas del punto de VIS1;a la visión desde arriba, sino la conjunción de visiones parcia-
feminista sigue siendo emmentemente poderosa. La finah- les y voces titubeantes en una posición de sujeto colectivo
dad es que haya mejores versiones del mundo, es decir, la que prometa una visión de las maneras de lograr una conti-
«ciencia». nua encarnación finita, de vivir dentro de limites y contra-
Por encima de todo, el conocimiento racional no preten- dicciones, de visiones desde algún lugar.
de dejar de ser comprometido: situarse desde toda;s partes y,
por lo tanto, desde ningún lugar, liberarse de la interpreta-
ción de ser representado, ser totahnente autocontenido o OBJElDS COMO AClDRES:
fo~alizable. El conocimiento racional es un proceso de EL APARATO DE LA PRODUCCiÓN CORPORAL
continua interpretación critica entre «c~pos» d~ intérpre-
tes y de descodificadores. El conocimiento racional es la A través de esta reflexión a propósito de la «objetivi-
conversación sensible al poder (King, 1987a): dad», me he negado a resolver las ambigüedades que con-
lleva el referirse a la ciencia sin diferenciar su extraordina-
conocúrllento: cOlllunidad:: conocinliento:poder rio abanico de contextos. A través de su insistente ambigüe-
hermenéutica: semiología:: interpretación crítica: códigos. dad, he puesto al descubierto un campo de temas comunes a
las ciencias exactas, fisicas, naturales, sociales, políticas,
Descodificación y transcodificación J?Íls .traducció~ y biológicas y humanas, y he ligado ese mundo heterogéneo
critica. Todas son necesarias para que la ciencia se,convier- de producción institucionalizada del conocimiento, acadé-
ta en el modelo paradigmático no de lo cerrado, s~o de lo mica y también industrial (por ejemplo, en la publicidad, en
que es contestable y contestado, para que se~ .el nuto no de el mercado de armas y en el de productos farmacéuticos), a
lo que escapa a la capacidad y a la responsabl1l?ad humanas un concepto de la ciencia que insista en su capacidad para
en el terreno que está por encima de la lucha;sm? de la res- las luchas ideológicas. Pero, en parte para dar juego a las es-
ponsabilidad en las traducciones y en las solidaridades que pecificidades y a los enormemente permeables limites de
enlazan las visiones cacofónicas y las voces visionanas que los significados en el discurso sobre la ciencia, quisiera su-
caracterizan los conocimientos de los subyugados. Un des- gerir una solución para una ambigüedad. A través del terre-
doblamiento de los sentidos, una confusión de voz y visión, no de los significados que constituyen la ciencia, una de las
en vez de ideas claras y diferenciadas, se convierte en la me- cosas comunes trata del modelo de cualquier objeto del co-
táfora para el terreno de lo.racional. No buscamos l~s reglas nocimiento y de las pretensiones relacionadas con él a pro-
conocidas del falogocentrismo (que son la nostalgia de.un pósito de la fiabilidad de nuestras versiones a un «mundo
Mundo único y verdadero) ni la visión des-encamada, ~m? real», sea cual sea su mediación con nosotros y sin tener en
las que están regidas por la visión parcial y por la voz limi- cuenta lo complejos y contradictorios que puedan ser esos

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mundos. Las feministas y otros que han sido muy activos para ser apropiado, en el que un objeto del conocimiento no
como críticos de las ciencias, de sus pretensiones y de sus es más que materia para el poder seminal --el acto-s- del
ideologías asociadas, se han separado de las doctrinas de la que conoce. Aquí, el objeto garantiza y refresca el poder del
objetividad científica en parte a causa de la sospecha de que conocedor, pero a cualquier estatus como agente en la pro-
un «objeto» del conocimiento es una cosa pasiva e inerte. ducción del conocimiento debe negársele el objeto. En bre-
Descripciones de tales objetos pueden parecer, o bien apro- ve, el mundo debe ser objetificado como cosa, no como
piaciones de un mundo determinado y fijo, reducido a re- agente. Debe ser la materia para la autoformación del único
curso para los proyectos instrumentalistas de las destructi- ser social en la producción del conocimiento, el conocedor
vas sociedades occidentales, o bien máscaras de intereses, humano. Zoe Sofoulis (1988) identificó la estructura de este
generalmente dominantes. modo de conocer en la ciencia tecnológica como «recur-
Por ejemplo, el «sexo» como objeto del conocimiento san>, el segundo nacimiento del Hombre mediante la homo-
biológico aparece normalmente bajo la forma de determi- geneización de todo el cuerpo del mundo como un recurso
nismo biológico, amenazando el frágil espacio del construc- para sus perversos proyectos. La naturaleza es sólo la mate-
cionismo social y de la teoría crítica, con sus posibilidades ria prima de la cultura, apropiada, reservada, esclavizada,
acompañantes de intervención activa y transformadora, exaltada o hecha flexible para su utilización por parte de la
puestas a punto por conceptos feministas del género como cultura en la lógica del colonialismo capitalista. De manera
diferencia social, histórica y semióticamente situada. Y, sin similar, el sexo es únicamente la materia del acto del géne-
embargo, el hecho de perder la versión biológica autoritaria ro. La lógica produccionista parece inevitable en las tradi-
del sexo, que pone en marcha tensiones productivas a causa ciones binarias occidentales. A esta lógica narrativa analíti-
de su pareja binaria --el género->, parece ser mucho per- ca e histórica se debe mi nerviosismo sobre la distinción del
der, parece ser perder no sólo poder analítico dentro de una sexo/género en la historia reciente de la teoría feminista. El
tradición occidental, sino el propio cuerpo, que no es sino sexo es «convertido en recurso» para su re-presentación
una página en blanco para inscripciones sociales, incluidas como género, que «nosotras» podemos controlar. Ha pareci-
las del discurso biológico. El mismo problema de pérdida do prácticamente imposible evitar la trampa de una lógica
atañe a la «reducción» radical de los objetos de la fisica o de apropiacionista de dominación construida dentro de la pare-
cualquier otra ciencia para los asuntos efímeros de la pro- ja bmana naturaleza/cultura y de su linaje generativo, inclu-
ducción discursiva y de la construcción socia}! l. yendo la distinción sexo/género.
Pero la dificultad y la pérdida no son necesarias. Deri- Parece claro que versiones feministas de la objetividad y
van en parte de la tradición analítica que tanto debe a Aris- de la encamación --es decir, de un mundo-- tales como las
tóteles y a la historia transformadora del «patriarcado capi- que han sido esquematizadas en este capítulo requíeren una
talista blanco» (¿de qué otra manera podríamos llamar a esa maniobra decepcionantemente sencilla dentro de las here-
Cosa escandalosa?), que transforma todo en un recurso apto dadas tradiciones analíticas occidentales, una maniobra ini-
ciada en la dialéctica, pero que no llega a efectuar las nece-
sarias revisiones. Los conocimientos situados requíeren que
11 Evelyn Keller (1987) insiste sobre las importantes posibilidades
que se abren con la construcción de la intersección entre sexo y género,
el objeto del conocimiento sea representado como un actor
por un lado, y naturaleza y ciencia por el otro. Insiste asimismo en la ne- y como un agente, no como una pantalla o un terreno o un
cesidad de mantener alguna base no discursiva en el «sexo» y en la «na- recurso, nunca como esclavo del amo que cierra la dialécti-
turaleza», quizás lo que yo llamo «cuerpo» y «mundo». ca en su autoría del conocimiento «objetivo». El tema está
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paradigmáticamente claro en los enfoques críticos de las Quizás hayan sido las ecofeministas quienes más han insis-
ciencias humanas y sociales, en las que la actuación de la tido en una versión del mundo como sujeto activo, no como
gente estudiada transforma todo el proyecto de producción recurso para ser roturado y apropiado en proyectos burgue-
de teoría social. Más aun, llegar a un arreglo con la actua- ses, marxistas o masculinistas. Reconocer la intervención
ción de los «objetos» estudiados es la única manera de evi- del mundo en el conocimiento deja espacio para otras posi-
tar un grave error y un falso conocimiento en las ciencias. bilidades, que incluyen un sentido del independiente sentido
Pero lo mismo debe aplicarse a los otros proyectos del cono- del humor del mundo. Tal sentido del humor no resulta con-
cimiento llamados ciencias. Un corolario de la insistencia fortable para los humanistas y para los que se dedican al
con que la ética y la politica, abierta o encubiertamente, pro- mundo como un recurso. Existen imágenes muy evocadoras
porcionan las bases de la objetividad en las ciencias como de las visualizaciones del mundo como un agente irónico.
un todo heterogéneo, y no sólo en las ciencias sociales, es el No es necesario que nos detengamos en la de la madre pri-
hecho de dar el carácter de agente/actor a los «objetos» del maria que se resiste a ser considerada un recurso. El Coyote
mundo. Los actores aparecen bajo muchas y muy maravillo- o el Correcaminos, encarnados en relatos de los indios del
sas formas. Las versiones de un mundo «real» no dependen, sudoeste de los Estados Unidos, sugiere nuestra situación
por lo tanto, de una lógica de «descubrimiento», sino de una cuando abandonamos la destreza pero conservamos la bús-
relación social de «conversación» cargada de poder. El queda de la fidelidad, a sabiendas de que seremos burlados.
mundo no habla ni desaparece a favor de un amo descodifi- Creo que éstos son mitos útiles para los científicos que po-
cador. Los códigos del mundo no están quietos, a la espera drían ser aliados nuestros. La objetividad feminista permite
de ser leídos. El mundo no es materia prima para la huma- las sorpresas y las ironías en el meollo de toda producción
nización. Los ataques contra el humanismo, otra rama del del conocimiento. No estamos al cuidado del mundo, sola-
discurso de la «muerte del sujeto», han aclarado bien este mente vivimos aquí y tratamos de entablar conversaciones
punto. En sentido crítico, esto está crudamente insinuado no inocentes por medio de nuestros aparatos protésicos, que
por la torpe categoría de lo social o de la intervención, el incluyen nuestras tecnologías de vísualización. No resulta
mundo encontrado en los proyectos del conocimiento es una extraño que la ciencia ficción haya sido una práctica de es-
entidad activa. Mientras que una versión científica ha sido critura tan rica en la reciente teoría feminista. Yo quisiera
capaz de encaminar esta dimensión del mundo como objeto ver a la teoría feminista como un discurso reinventado del
del conocimiento, el conocimiento fidedigno puede ser Coyote dedicado a las fuentes que le permiten su existencia
imaginado y puede reclamarnos algo. Pero ninguna doctrina mediante muchas versiones heterogéneas del mundo.
de la representación o ninguna descodificación o ningún Otra rica práctica feminista en la ciencia durante las dos
descubrimiento garantiza nada. El enfoque que yo reco- últimas décadas ilustra particularmente bien la «activación»
miendo no es una versión del «realismo», que ha demostra- de las anteriormente pasivas categorías de objetos de cono-
do ser una manera bastante pobre de ocuparse de la inter- cimiento. La activación problematiza permanentemente las
vención activa del mundo. distinciones binarias como el sexo y el género, pero sin eli-
Mi maniobra, sencilla y puede que ingenua, no es, por minar su utilidad estratégica. Me refiero a las reconstruccio-
supuesto, nueva en la filosofía occidental, pero tiene un ses- nes en primatología, en general, pero no exclusivamente, a
go feminista especial en relación con la cuestión científica la práctica de las mujeres como primatólogas, biólogas evo-
en el feminismo y con las cuestiones asociadas del género lucionistas y ecologistas del comportamiento, de lo que
como diferencia situada y de la encarnación de la mujer. puede considerarse sexo, especialmente sexo femenino en
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las versiones científicas (Haraway, 1989b). El cuerpo, el ob- mujeres con las tecnologías de la escritura (King, 1987b).
jeto del discurso biológico, se convierte en U? ~e~ muy Yo quisiera adaptar su trabajo para comprender la genera-
atractivo. Las pretensiones del determinismo biológico ya ción -la producción y reproducción actuales- de cuerpos
nunca serán igual que antes. Cuando el «sexo» d~ la mujer y de otros objetos de valor en los proyectos científicos del
ha sido tan extensamente re-teonzado y re-visualizado que conocimiento. A primera vista, existe una limitación en el
emerge como algo indistinguible de ~a «mente».' es q~e algo esquema de King, inherente a la «elaborabilidad» de~ dis-
básico les ha sucedido a las categonas de la biología. A la curso biológico, algo que no posee el discurso literario en
hembra biológica que puebla las versio~es actuales del sus pretensiones de conocimiento. ¿Son «producidos» o
comportamiento biológico no le quedanyracncamente pro- «generados» los cuerpos biológicos de la misma manera
piedades pasivas. Es estructurante y activa en todos !os as- que los poemas? Desde los inicios del romanticismo en el
pectos, el «cuerpo» es un agente, no un ~ecurso. La diferen- siglo XIX, muchos poetas y biólogos han creído que la poe-
cia es teorizada biológicamente como situacional, no como sía y los organismos son hermanos. Frankenstein puede ser
intrínseca, a todos los niveles, desde el gen al ~~delo fo:ra- leído como una meditación de esta propuesta. Yo sigo creyen-
jero cambiando de manera fundamental la política biológi- do en ella, de una manera postmodema y no romántica. Qui-
ca del cuerpo. Las relaciones entre sexo y género han de ser siera traducir las dimensiones ideológicas de la «facticidad» y
reformadas categóricamente dentro de est?s marcos de co- de «lo orgánico» en una incómoda entidad llamada «actor
nocimiento. Quisiera sugerir esta tendencia ?e la~ estrate- material semiótico». Este abultado término trata de poner de
gias explicativas en biología como ur:'-a ~l~gona de Interven- manifiesto el objeto del conocimiento como un eje activo,
ciones fieles a los proyectos de objetividad fe~ml~ta., L.a generador de significados del aparato de producción corpo-
cuestión no es que estos nuevos retratos de la mujer biológi- ral, sin implicar de ninguna manera la presencia inmediata
ca sean simplemente verdaderos o no aptos para la contesta- de tales objetos o, lo que es lo mismo, su determinación fi-
ción y para la conversación, al co~tr~o. Pero hacen surgir nal o única de lo que puede ser considerado como objeto del
el conocímiento como conversación Situada en cada uno de conocimiento en un momento particular histórico. Al igual
los niveles de su articulación. La frontera entre animal y hu- que los objetos de King llamados «poemas», que son luga-
mano es uno de los desafios de esta alegoria, así como lo es res de producción literaria donde el lenguaje es también un
la que existe entre máquina y organismo. ,., . actor independiente de intenciones y de autores, los cuerpos
Por lo tanto, voy a terminar con un.a categon~ fmal útil como objetos de conocimiento son nudos generativos mate-
para una teoría feminista de los conocllmen~~s. situados: el riales y semióticos. Sus fronteras se materializan en interac-
aparato de la producción corporal, En su anal~sls d~ la pro- ción social. Las fronteras son establecidas según prácticas
ducción del poema como un obJet~ de valor literario, Katie roturadoras. Los objetos no existen antes de ser creados, son
King ofrece herramientas q~e. c~anfican asuntos en lo~ d~­ proyectos de frontera. Pero las fronteras cambian desde den-
bates feministas sobre la objetividad. King sugiere el term~­ tro, son muy engañosas. Lo que contienen provisionalmen-
no «aparato de producción literaria» para poner de mani- te permanece siendo generativo, productor de significados y
fiesto el surgimiento de lo que t?ma cuerpo cO,mo literatura de cuerpos. Implantar (y ver) fronteras es una práctica
en la intersección de arte, negocios y tecnología. El ap~ato arriesgada.
de producción literaria es la matriz de ~a que nace la «litera- La objetividad no busca abandonar el compromiso, sino
tura». Centrándose en el poderoso objeto de valor ,llamado la estructuración mútua y habituahnente desigual, el arries-
«poema», King aplica su marco analítico a la relación de las garse en un mundo donde «nosotras» somos permanente-
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mente mortales, es decir, donde nunca poseemos el control
«final». No tenemos ideas claras y bien establecidas. Los
varios cuerpos biológicos en liza emergen en la intersección
de la investigación biológica y de la escritura, de las prácti-
cas médicas o de otro tipo y de la tecnología, tales como las
visualizaciones tecnológicas señaladas como metáforas en
este capítulo. Pero asimismo invitada en este nudo de inter-
sección se halla la analogía de los lenguajes vivos que se
mezclan activamente en la producción del valor literario: el
Coyote y las encamaciones proteicas de un mundo como
agente y actor irónico. Quizás el mundo se resiste a ser re-
ducido a mero recurso, porque no es ni madre, ni materia, ni CAPÍTULo 8
murmullo, sino un Coyote, una imagen para el siempre pro-
blemático y siempre poderoso enlace entre significados y La biopolítica de los cuerpos postmodernos:
cuerpos. La encamación feminista, las esperanzas feminis- constituciones del yo en el discurso
tas de parcialidad, de objetividad y de conocimientos situa- del sistema inmunitario'
dos se vuelven conversación y códigos en este poderoso
nudo en terrenos de cuerpos y significados posibles. Aquí es A Robert Filomena (1949-1986),
donde la ciencia, la fantasía de la ciencia y la ciencia ficción que amaba la paz y murió de Sida.
convergen en la cuestión de la objetividad del feminismo. Si los postuladosde Koch deben ser cumplidospara
Quizás nuestros deseos de responsabilidad, de política, de identificar unaenfermedad con el microbio que la cau-
sa, quizás seria provechoso, al reescribir el texto del
ecofeminismo, terminen por visualizar de nuevo el mundo Sida, tener en cuenta los «postuladosde Turner»(1984,
como un engañoso codificador con quien tenemos que pág. 209): a) la enfermedad es un lenguaje;b) el cuerpo
aprender a conversar. es una representación y e) la medicina es una práctica
política.
AIDS, homophobia, and biomedical discourse:
an epidemics 01 signification
[Sida, homofobia y discursobiomédico: una
epidemia de significación]
Paula Treichler, 1987

1 Mi agradecimiento especial a Scott Gilbert, Rusten Hogness, Jaye


Miller, Rayna Rapp y Joan Scott. La investigación y la escritura de este
proyecto recibió una subvención del Alpha Fund y del Institute for Ad-
vanced Study, Princeton, NJ; becas de investigación del Academic Se-
nate FacuIty of the University of California at Santa Cruz y del Silicon
Valley Research Project, VCSe. Crystal Gray fue una magnífica ayu-
dante investigadora. Con la ayuda de los comentarios de mucha gente,
este articulo fue presentado primeramente en la Wenner Gren Founda-
tion's Conference on Medical Anthropology, Lisboa, Portugal, del 5
al 13 de marzo de 1988.

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No-yo: término que cubre todo lo que es detectable- algo fijo y permanente, inmerso en plástico y preparado
mente distinto de los componentes propios de un ani-
mal. para ser puesto en laminillas y observado al microscopio
por el historiador o el crítico. La autoridad cultural y mate-
Immunology at a Glance rial de las producciones biomédicas de cuerpos y de «yoes»
[La inmunología de un vistazo] es más vulnerable, más dinámico, más evasivo y más pode-
J. H. L. Playfaír, 1984
roso que eso.
Pero si ha habido reconocimiento de los lenguajes con-
El sistema inmunitario debe reconocer el yo de al- tra, para, anti o extracientíficos acompañantes a la biomedi-
guna forma si quiere reaccionar contra algo extraño. cina que estructuran la semiosis encamada de la mortalidad
Immunology: A Synthesis en el mundo industríalizado, es mucho menos frecuente que
[Inmunología: Una síntesis] se dé importancia a los múltiples lenguajes que se encuen-
Edward S. Golub, 1987 tran dentro del territorio que, a menudo y con sospechosa
facilidad, se llama científico, Lo que «dice la ciencia» es re-
presentado como un lenguaje unívoco. Sin embargo, inclu-
DISCURSOS DESIGUALES Y LOS CUERPOS DESNATURALIZADOS so el carácter desdoblado de las poderosas palabras de la
DE LA BIOLOGÍA Y DE LA MEDICINA «ciencia» indican una heterogeneidad escasamente conteni-
da e inarmónica. Las palabras que se utilizan en discursos
Se ha convertido en algo frecuente poner de manifiesto solapados y en sus objetos de conocimiento y en los abstrac-
los múltiples y específicos dialectos culturales entrelazados tos nombres corporativos de los lugares concretos en donde
en cualquier negociación social que trate sobre la enferme- se lleva a cabo el trabajo constructor del discurso, sugieren
dad en los mundos contemporáneos marcados por la inves- tanto los rudos escorzos de los enfoques técnicos de la co-
tigación biológica, por la biotecnología y por la medicina munícación como las presiones incontenibles y las confu-
científica. El lenguaje de la biomedicina no se encuentra siones en los límítes fronterizos de los significados dentro
nunca solo en el terreno de los significados que proporcio- de la ciencia: biotecnología, biomedicina, psiconeuroinmu-
nan poder, y éste no surge de un consenso sobre los símbo- nología, inmunogenética, inmunoendocrinología, neuroen-
los y de las acciones frente al sufrimiento. La excelente fra- docrinología, anticuerpos monoclónicos, hibridomas, inter-
se de Paula Treichler (1987) en el encabezamiento de su en- leucinas, Genentech, Embrex, Immunetch, Biogen...
sayo sobre los constantemente disputados significados del Este capítulo explora algunos de los lenguajes populares
Sida, que describe este síndrome como una «epidemia de la y técnicos en liza que construyen los cuerpos y los yoes bio-
significación», podría ser aplicada ampliamente al texto so- médicos y biotécnicos en la cultura postrnodema de los Es-
cial de la enfermedad. El poder del lenguaje biomédico tados Unidos de los años ochenta. Los discursos científicos
---con sus artefactos increíbles, sus imágenes, sus arquitec- son «escabrosos», contienen y ponen en escena de manera
turas, sus formas sociales y sus tecnologías- para dar for- condensada las luchas por los significados y las prácticas.
ma a la desigual experiencia de la enfermedad y de la muer- El objeto principal de mi atención será el potente y polimor-
te de millones de personas es un hecho social que se deriva fo objeto de fe, de conocímíento y de práctica llamado sis-
de continuos procesos sociales heterogéneos. El poder de la tema inmunitario. Mi tesis consiste en que éste es un icono
biomedicina y de la biotecnología es constantemente repro- elaborado para importantes sistemas de «diferencia» simbó-
ducido, ya que, si no, cesaría de existir. Este poder no es lica y material en el capitalismo tardío. Como objeto del si-
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glo xx, el sistema inmunitario es un mapa diseñado para ser- El sistema inmunitario es tanto un objeto icónico mítico
vir de guía en el reconocimiento y en la confusión del yo y en la cultura de la alta tecnologia como un sujeto de investi-
del otro en la dialéctica de la biopolítica occidental, es decir, gación y de práctica médica de primera importancia. Mito,
es un plan de acción para construir y mantener las fronteras laboratorio y clinica están íntimamente entrelazados. Esta
de lo que se entiende por «el yo» y por «el otro» en el im-
portante terreno de lo normal y de lo patológico. El sistema bución de sistemas en quimioterapia (Véase la figura sobre «aplicacio-
inmunitario es un terreno históricamente específico en el nes de anticuerpos monoclónicos en imnunología y en dísciplinas afi-
que interactúan, con una intensidad quizás solamente igua- nes», Nicholas, 1985, pág. 12). Los Research Briefings de 1983 del
lada en la biopolítica del sexo y de la reproducción, las si- Office of Science and Technology Policy federal y de otros varios de-
guientes fuerzas: la política global y local, la investigación partamentos y agencias identificaron a la imnunología, junto con la in-
teligencia artificial y con la ciencia cognitiva, con las ciencias del suelo,
dirigida hacia la obtención del Premio Nobel, las produccio- con el diseño y con la manufactura de ordenadores y con los campos de
nes culturales heteroglósicas, que van desde las prácticas la química, como terrenos de investigación que «probablemente produ-
dietéticas populares, la ciencia ficción feminista, la imagi- jeran los mayores dividendos científicos como resultado del incremento
nería religiosa y los juegos infantiles, a las técnicas fotográ- de la inversión federal» (Committee on Science, Engineering, and Pu-
ficas y la teoría estratégica militar; la práctica clínica médi- blic Policy, 1983). No se espera que los dividendos en tales terrenos sean
simplemente «científicos». «En estos términos, lo que más promete es,
ca; las estrategias inversoras de capital de riesgo, los avan- sin duda alguna, la tecnologia del hibridoma y su subproducto principal,
ces cambiantes a nivel mundial en los negocios y en la el anticuerpo monoclónicos (Nicholas, 1985, Prefacio). (3) El campo de
tecnología y las más profundas experiencias personales y la inmunología es en sí mismo una industria de crecimiento internacio-
colectivas de encarnación, vulnerabilidad, poder y morta- nal. El primer congreso internacional de imnunología tuvo lugar en
Iidad/, Washington, DC, en 1971, Y a él asistieron los mejores investigadores
del mundo en la materia, unos 3500 de 45 paises. Más de 8000 asistie-
ron al cuarto en 1980 (Klein, 1982, pág. 623). El número de revistas so-
bre la materia ha ido aumentando desde 1970 desde unas doce a más de
2 Incluso sin tener muy en cuenta las cuestiones de conciencia y de ochenta en 1984. El total de libros y monografias subieron de 1000
cultura, la enorme importancia del discurso inmunológico y de los arte- en 1980. Las caracteristicas colaboraciones de la nueva biotecnología
factos tiene muchos signos diagnósticos: (1) el primer premio Nobel de entre la industria y la universidad impregnan el mundo de la inmunolo-
medicina en 190I fue otorgado a causa de un descubrimiento original, gía y de la biologia molecular, con la que se entrecruza a menudo, como
el uso de la toxina antidiftérica. Con muchos premios intercalados, el sucede, por ejemplo, con el Babel Institute for Immunology, enteramen-
rittno de los premios Nobel en imnunología desde 1970 es impresionan- te fmanciado por Hoffman-LaRoche, pero que goza de todos los bene-
te y cubre los trabajos sobre la generación de la diversidad de los anti- ficios de la práctica académica, incluida la libertad editorial. La Interna-
cuerpos, del sistema de histocompatibilidad, de los anticuerpos mono- tional Union of Immunological Societies empezó en 1969 con diez so-
clónicos y de los hibridomas, de la red de hipótesis de la inmunorregu- ciedades nacionales y aumentó a treinta y tres en 1984 (Nicholas, 1985).
lación y del desarrollo del sistema de radioinmunoensayo. (2) Los La inmunología estará en años futuros en el centro de la desigualdad
productos y los procesos de la inmunología forman parte de prácticas biotecnológica global y de las luchas por las «transferencias de tecnolo-
industriales médicas, farmacéuticas y de otro orden, pasadas y presen- giro>. Su importancia se acerca a la de la tecnología de la información en
tes. Esta situación queda ejemplificada por los anticuerpos monoclóni- las ciencias politicas globales. (4) Las maneras de escribir sobre el sis-
cos, que pueden ser utilizados corno herramientas muy específicas para tema imnunitario son también maneras de determinar qué enfermeda-
identificar, aislar y manipular a los componentes de la producción a es- des -y qué interpretacíones de ellas- prevalecerán en los tribunales,
cala molecular y luego pasar a una escala industrial con increíble espe- en los hospitales, en las agencias internacionales de financiación, en
cificidad y pureza, en un amplio espectro de empresas, que se ocupan de las políticas nacionales y en los tratamientos de los veteranos de gue-
las tecnologías para añadir sabor a los productos alimenticios, del dise- rra y de las poblaciones civiles, etc. Véanse, por ejemplo, los esfuer-
ño y de la manufactura de productos químicos industriales o de la distri- zos de los grupos de oposición, corno los sindicatos o las asociaciones

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