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Como identificar a las iglesias y los pastores que han convertido sus
congregaciones en empresas o negocios.
Cuando hablamos de la Iglesia, nos referimos a la asamblea de los
redimidos con la sangre de Cristo que forma una comunidad, cuyo fin
supremo es extender el reino de Dios a toda criatura, para dar
cumplimiento al mandato del divino maestro en Mateo 28:19 en donde
ordenaba; “ir y hacer discípulos <o seguidores de Jesús> a todas
las naciones”.
Ellos tenían bien presente el mandato del apóstol que decía; “Ninguno
que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar
a aquel que lo tomó por soldado. Y también el que lucha como
atleta, no es coronado si no lucha legítimamente” 2 Tim 2:4-5.
Cuando Jesús llamó a sus discípulos les obligo abandonar todos los
trabajos seculares para seguirle. Mateo dejo la Mesa donde cobraba los
tributos del estado (Mr 2:14), Pedro y Andrés dejaron las redes (Mt
4:17-20) y así cada uno de sus discípulos rompieron “con los negocios
de este siglo”. Fue después del año 313 que la iglesia se adaptó al
sistema político existente.
¿Cómo es esto? Pues hay que invertir en evangelizar de forma tal que
obtengamos del trabajo buenos dividendos. Uno afirmaba que había que
levantar una iglesia en un barrio de gente media alta y rica, porque en
los barrios pobres, las posibilidades de tener buenas entradas se hacen
imposible, y no tiene sentido (según ellos) gastar tanto, sin beneficio
inmediato.
Esto refleja como el evangelio se ha mercantilizado. Es por ello que
existen iglesias para los pobres, e Iglesia para los ricos, lo que choca
frontalmente con las enseñanzas de Santiago 2:1-4.
No hablo por hablar, sino porque tengo pruebas de lo que digo. Una vez
un pastor me comento en cierta ocasión: “para que invertir tanto
dinero y esfuerzo en drogadictos y delincuentes que nada te
pueden dar, lo mejor es montar un complejo educativo que con
el tiempo se financiara, y dejara ingresos para la iglesia”.